Pawlik
Pawlik
Pawlik
Michael Pawlik
Albert-Ludwigs-Universität Freiburg
Abstract*
Según el Derecho penal alemán, una persona que infringe una norma penal puede ser excusada bajo las
condiciones del § 35 StGB (estado de necesidad como causa de exclusión de la culpabilidad). ¿Cuáles son
las razones para no considerar responsable en estos casos a quien ha infringido una norma, a pesar de que
pudo incluso haber causado la muerte de la víctima? En el apartado 2 de este ensayo se analizan las
respuestas usuales a esta pregunta. La conclusión es que ninguna de ellas es absolutamente convincente.
Común a todas ellas es que infravaloran la importancia del interés de la víctima en su libertad personal. En
el apartado 3 se desarrolla una interpretación propia del § 35 StGB. Esta interpretación está basada en la
distinción entre dos significados de libertad jurídica. En primer lugar, los miembros de una comunidad
jurídica están obligados a respetar la “libertad negativa” de los otros. Sobre la base de este concepto de
“libertad”, la causa de exclusión de la culpabilidad del estado de necesidad exculpante aparece como un
elemento ajeno al sistema del Derecho penal. Sin embargo, el estatus de los miembros de una comunidad
jurídica no está limitado a sus “libertades negativas”. Hasta cierto punto, el Derecho penal también
reconoce sus “libertades positivas”: el interés de cada individuo en preservar su integridad personal. La
causa de exclusión de la culpabilidad del estado de necesidad exculpante del § 35 StGB puede ser
interpretada como un reconocimiento de la “libertad positiva” de quien infringió una norma. En el
apartado final de este trabajo (4) se aplica este modelo de explicación a una serie de problemas específicos
que genera el § 35 StGB.
Im deutschen Strafrecht kann eine Person, die eine Strafrechtsnorm verletzt hat, unter den Bedingungen
des § 35 StGB entschuldigt werden (sog. entschuldigender Notstand). Wie lässt sich begründen, dass ein
solcher Täter nicht bestraft wird, obwohl er womöglich sogar den Tod seines Opfers verursacht hat? In dem
zweiten Abschnitt dieses Beitrags werden die bisherigen Antworten auf die oben erwähnte Frage
analysiert. Das Ergebnis dieser Untersuchung lautet, dass keiner der dargestellten Ansätze gänzlich zu
überzeugen vermag. Sie alle haben gemeinsam, dass sie die Bedeutung des Freiheitsinteresses des Opfers
unterschätzen. In dem dritten Abschnitt entwickelt der Autor ein eigenes Erklärungsmodell für den § 35
StGB. Dieses basiert auf die Unterscheidung zweier Bedeutungen der rechtlichen Freiheit. Zunächst sind
die Mitglieder einer Rechtsgemeinschaft dazu verpflichtet, sich gegenseitig in ihrer „negativen Freiheit“ zu
achten. Legt man jedoch lediglich ein solches Verständnis von Freiheit zugrunde, bleibt der
entschuldigende Notstand ein Fremdkörper in der strafrechtlichen Dogmatik. Denn der Status der
Mitglieder einer Rechtsordnung ist nicht auf deren „negative Freiheit“ beschränkt. Vielmehr erkennt das
Strafrecht in gewisser Weise ebenso deren „positive Freiheit“ an: Das Interesse jedes Einzelnen, seine
persönliche Integrität zu erhalten. Der entschuldigende Notstand gem. § 35 StGB kann daher als rechtliche
Anerkennung der „positiven Freiheit“ des Täters verstanden werden. Im letzten Abschnitt des Beitrags (4)
wird dieses Erklärungsmodell auf eine Reihe von konkreten Problemen angewendet, die im Rahmen des §
35 StGB hervortreten.
* Título original: «Eine Theorie des entschuldigenden Notstandes: Rechtsphilosophische Grundlagen und
dogmatische Ausgestaltung», publicado en Jahrbuch für Recht und Ethik, (11), 2003, pp. 287-315. Traducción al
español a cargo de Leandro Dias (Universidad de Buenos Aires), Marcelo D. Lerman (Universidad de Buenos
Aires, traducción realizada como becario A. v. Humboldt, programa Georg Forster) y Patricio Sabadini
(Universidad de la Cuenca del Plata). Revisión: Laura Wittmann (Universidad de Freiburg). Agradecemos
especialmente al Prof. Dr. mult., Dr. h. c. Marcelo A. Sancinetti sus valiosos comentarios.
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According to German criminal law, a person who violates a criminal law rule will be excused under the
conditions of § 35 German Criminal Code (necessity as an excuse). What are the reasons for not holding an
offender responsible in these cases although he may have even caused the death of his victim? In Section 2
of this essay, the usual answers to this question are analysed. The result is that none of them is utterly
convincing. They all have in common that they underestimate the importance of the victim’s interest in his
personal freedom. In Section 3, the author puts forward his own interpretation of § 35 German Criminal
Code. This interpretation is based on the distinction between two meanings of legal freedom. In the first
place the members of a legal community are obliged to respect the “negative freedom” of each other. On the
basis of this understanding of “freedom” the defence of necessity appears as an alien element within the
system of criminal law. However, the status of the members of a legal community is not confined to their
“negative freedom”. To some extent, the criminal law also recognises their “positive freedom”: the interest
of each individual to preserve his personal integrity. The defence of necessity in § 35 German Criminal
Code can be interpreted as acknowledging the offender’s “positive freedom”. In the final section of this
essay (4) this model of explanation is applied to a range of detailed problems raised by § 35 German
Criminal Code.
Titel: Eine Theorie des entschuldigenden Notstandes: Rechtsphilosophische Grundlagen und dogmatische
Ausgestaltung.
Title: A theory of necessity as an excuse. Legal and philosophical foundations and dogmatic structure.
Palabras clave: estado de necesidad exculpante, teoría de la libertad, libertad negativa, libertad positiva, filosofía
del derecho penal, Código Penal alemán.
Stichworte: Entschuldigender Notstand, Freiheitstheorie, negative Freiheit, positive Freiheit,
Strafrechtsphilosophie, deutsches Strafgesetzbuch.
Keywords: necessity as an excuse, theory of freedom, negative freedom, positive freedom, philosophy of criminal
law, German Criminal Code.
Sumario
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intervención
a) Primacía de las instituciones
b) Ausencia responsabilidad de quien realiza la intervención en virtud de su estado
de necesidad
c) Inminente frustración del proyecto de vida del autor
4.2. Ausencia de predominio esencial de los intereses en cuanto sujeto del interviniente
4.3. Problemas especiales en las relaciones tripartitas
5. Bibliografía
Después de una larga odisea, la idea que se ha desarrollado del estado de necesidad ha
encontrado dos puntos de apoyo en el Código Penal actual (StGB) y en las regulaciones de los §§
34 y 35.1 En la discusión contemporánea ya no hay voces que pongan en duda, en términos
generales, la legitimidad de estas disposiciones. En cambio, ahora, al igual que antes, existe
inseguridad sobre las ideas básicas que las sostienen.2 Esa inseguridad tampoco le resulta
indiferente al trabajo dogmático-penal cotidiano. Así, sería necesario que, para poder adquirir
peso sistemático, los planteamientos relativos a las preguntas dogmáticas particulares se
remitieran a fundamentos generales. Si los fundamentos son inestables, su falta de estabilidad se
trasmitirá a todos los demás componentes del edificio dogmático. Las siguientes explicaciones
están formuladas, por lo tanto, esencialmente para dar seguridad a las bases del estado de
necesidad exculpante. Además, están guiadas por un juicio que, a más tardar a partir de KANT y
HEGEL, pertenece, como bien común, a la Filosofía del derecho: el juicio relativo a que el derecho
y la libertad van inseparablemente de la mano.3 Conforme a una famosa frase de HEGEL, el
derecho no es más que la “existencia de la voluntad libre”.4 Es la idea de libertad la que
proporciona el fundamento (y además los límites en materia de legitimidad) del orden jurídico en
su conjunto y del Derecho penal en particular. Comprender adecuadamente un instituto penal
específico —como, en este caso, el estado de necesidad exculpante— significa, por lo tanto,
identificar el fundamento de su legitimidad según la teoría de la libertad.
Dicho de en términos generales, el Derecho penal concreta el deber general de respeto que los
ciudadanos tienen tanto en su relación recíproca, como en su relación con las “condiciones de
posibilidad” institucionales y naturales de su libertad, gravando con sanciones específicas las
1 Ofrece un conciso resumen de la historia de la idea de estado de necesidad KÜPER, «Notstand I», en
ERLER/KAUFMANN (eds.), Handwörterbuch zur deutschen Rechtsgeschichte, t. III, 1982, columnas 1064 ss.
2 Respecto a la correspondiente discusión sobre el estado de necesidad justificante, cfr. PAWLIK, Der rechtfertigende
Wissenschaften, 1817, § 486, p. 304 [N. del Ed.: en las citas a HEGEL, la página refiere a las respectivas versiones
publicadas en Werke in zwanzig Bänden, 1986; para más detalles cfr. el apartado de Bibliografía].
3
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infracciones reprochables a ese deber.5 Así, las reglas particulares del orden jurídico penal deben
su legitimación, según la teoría de la libertad, al hecho de que ellas pueden ser identificadas
como componentes de un sistema consistente de respeto institucionalizado. La base de este
sistema en un orden jurídico penal marcadamente liberal es el respeto de la libertad negativa de los
individuos.6 Por tal debe entenderse a la libertad consistente en que el individuo no pueda ser
molestado en la administración de su esfera de derechos, en la medida en que él, por su parte, no
perjudique la esfera de derechos de los otros.7 Al compás de un entendimiento meramente
negativo de la libertad, una injerencia de necesidad en la esfera de derechos de una persona que
no tiene ninguna responsabilidad penal por el peligro que motivó esa injerencia representa una
infracción del deber de respeto a la dignidad de aquella persona.8
Este hallazgo permite que aparezca como altamente discutible no sólo el deber de tolerancia que
está previsto para el estado de necesidad agresivo en el § 34 StGB,9 sino que, además, pone en
duda la legitimidad de una regulación como la del § 35 apdo. 1, frase 1, StGB —una regulación
que “exculpa” y, con ello, declara como no punibles acciones realizadas por necesidad que, en
casos extremos, pueden llegar hasta el homicidio del destinatario de la intervención—.10 Desde
las premisas de la comprensión meramente negativa de la libertad, falta, en este caso, un
fundamento de legitimación teórica suficiente para relevar al que realiza la intervención de su
responsabilidad penal por las consecuencias del ataque al bien jurídico. ¿Dónde debería hallarse
un fundamento tal? El destinatario de la acción no tiene responsabilidad criminal por la situación
de peligro; y el hecho de la necesidad del actuante,11 en un sistema de libertad meramente
negativo, no es adecuado per definitionem para relativizar el alcance del derecho a la libertad de los
destinatarios de la acción.12 La circunstancia de que, sin embargo, el ordenamiento jurídico penal
deje sin pena el ataque al destinatario de la intervención y, en esa medida, en última instancia sin
una contradicción normativa, significa, desde este punto de vista, que también este
ordenamiento, por su parte, priva al destinatario de la intervención del respeto correspondiente.
Pero entonces, a la vista del estado de necesidad exculpante, el Derecho penal podría perder su
5 Al respecto PAWLIK, Das unerlaubte Verhalten beim Betrug, 1999, p. 35 ss. y 127 ss.
6 El término “libertad negativa” ha sido acuñado por Isaiah BERLIN: cfr. BERLIN, «Zwei Freiheitsbegriffe», en EL
MISMO, Freiheit, Vier Versuche, 1995, pp. 201 ss. No obstante, BERLIN en esto tiene en vista, en lo esencial, a la
relación del ciudadano particular con el Estado. Para una crítica a la concepción de BERLIN, TAYLOR, «Der Irrtum
der negativen Freiheit», en EL MISMO, Negative Freiheit?, 1988, pp. 118 ss. Sobre la recepción de la diferenciación
entre libertad “positiva” y “negativa” en habla alemana, ALEXY, Theorie der Grundrechte, 2ª ed., 1994, pp. 194 ss.;
Matthias KAUFMANN, Rechtsphilosophie, 1996, pp. 282 ss.; recientemente SCHWEIDLER, Das Unantastbare, 2001, pp. 76
ss.
7 PAWLIK, Der rechtfertigende Notstand, 2002, pp. 14 ss.; EL MISMO, «Der rechtfertigende Defensivnotstand im
[Rechtslehre], 1797, p. 343 [N. del Ed.: en las citas a KANT, la página refiere a la versión publicada en Werke in zehn
Bänden, 1983; para más detalles cfr. el apartado de Bibliografía]); al respecto PAWLIK, Der rechtfertigende Notstand,
2002, pp. 18 ss.
10 La necesidad de legitimación de la circunstancia de que a la víctima en el § 35 StGB “se le quita una forma de
protección, esto es, la armadura de la pena ante un comportamiento destructivo de un tercero”, también es
subrayada por BERNSMANN, „Entschuldigung“ durch Notstand, 1989, p. 3. También cfr., ídem, pp. 236/256 ss.
11 El siguiente modelo toma la situación básica del estado de necesidad exculpante, esto es, el caso del
comportamiento de dos personas. El apartado 4.3 se ocupa de las particularidades del comportamiento de tres
personas
12 KÖHLER, AT, 1997, p. 330; PAWLIK, Der rechtfertigende Notstand, 2002, p. 2.
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Si no queremos quedarnos con este diagnóstico, hace falta una legitimación del estado de
necesidad exculpante que supere el nivel de un concepto de libertad meramente negativo. ¿Cómo
puede delinearse una legitimación tal? Esta pregunta se encuentra en el centro de las reflexiones
que siguen. En primer lugar, se analiza si los esfuerzos de fundamentación más importantes que
se han esbozado previamente son capaces de procurar una base convincente, en el ámbito de la
teoría de la libertad, para el estado de necesidad exculpante (2). Como se mostrará, éste no es el
caso. Por eso, aquí se desarrolla un modelo de legitimación (3), y se muestra que este modelo es
capaz de guiar de un modo satisfactorio la interpretación de la regla jurídico-positiva del § 35
StGB (4).
Un camino a primera vista elegante para conciliar la creencia básica de que resulta decisiva una
concepción meramente negativa de la libertad con la aceptación de la no punición incluso en caso
de intervenciones masivas de necesidad, consiste en limitar de antemano el ámbito de aplicación de
esa concepción de la libertad. El interés real del individuo en su auto-conservación que, como
hemos visto, no se puede insertar en la axiología interna del concepto de libertad meramente
negativo, retorna entonces como límite externo en la teoría. HOBBES ha fijado ese modelo de
fundamentación;13 PUFENDORF y FICHTE lo aplicaron a las cuestiones del estado de necesidad.14
Según ellos, se puede argumentar de la siguiente manera: la exigencia de obediencia al Estado
encuentra su fundamento en que el Estado sirve al interés de auto-conservación de sus
ciudadanos. A aquellos ciudadanos a los que, en una situación concreta, el Estado no puede
prestarles ese servicio fundamental que tiene a su cargo, tampoco puede continuar exigiéndoles,
por su parte, la observancia de las reglas jurídicas.
Sin embargo, esta interpretación pasa por delante del problema que genera el estado de
necesidad, pero no lo resuelve.15 A quien busca librarse del problema de la legitimación intra-
jurídica del estado de necesidad exculpante trasladando el suceso conflictivo a fuera de los portales
13 Al respecto, en particular, BERNSMANN, „Entschuldigung“ durch Notstand, 1989, pp. 267 ss.
14 Cfr. PUFENDORF, Über die Pflicht des Menschen und des Bürgers nach dem Gesetz der Natur (Bibliothek des deutschen
Staatsdenkens, t. I), 1994, p. 68; FICHTE, Grundlage des Naturrechts nach Prinzipien der Wissenschaftslehre, 1979, pp.
246 ss. Del mismo modo GROLMAN, Grundsätze der Criminalrechts-Wissenschaft, 4ª ed., 1825, §§ 23, 138 (pp. 20 ss.,
140). Dentro de la literatura más actual, sobre todo la posición de BERNSMANN cuenta con una tendencia
fuertemente hobbesiana: cfr. BERNSMANN, „Entschuldigung“ durch Notstand, 1989, p. 306. Las consecuencias
señaladas a continuación no son advertidas por Bernsmann sólo porque él, en el desarrollo de su teoría sobre
estado de necesidad, no recorre rigurosamente la radical “desnormativización” del estado de naturaleza,
específica de HOBBES (al respecto KERSTING, Thomas Hobbes zur Einführung, 1992, pp. 121 ss.). Por ejemplo, la
aprobación de Bernsmann respecto de una proporcionalidad entre el bien que se conserva y el bien que recibe la
injerencia (ídem, pp. 401 ss.) y su fundamentación del incremento de los deberes que surge de los ejemplos que
ofrece la regulación del § 35 apdo. 1, frase 2 StGB, a través del “comportamiento previo de quien (luego) se
encuentra en peligro” (ídem, p. 394), presuponen como evidente la subsistencia de la juridicidad incluso en la
situación que da lugar a un estado de necesidad.
15 Así JANKA, Der strafrechtliche Notstand, 1878, p. 88, en contra de FICHTE.
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del Derecho le queda vedada la posibilidad de aplicar cualquier clase de conceptos jurídicos. Así,
desde este punto de vista, la evaluación de una intervención “exitosa” desde la perspectiva de
quien la realiza pierde su legitimación como “exculpante”. “Exculpación” es un concepto
jurídico; por el contrario, al resultado de un acontecimiento natural podría, en todo caso,
aplicársele la definición de “no justiciable”. Quien permite a una parte del conflicto (a quien
interviene) actuar apelando meramente a sus intereses efectivos, también tiene que concederle lo
mismo a las otras partes del conflicto (los destinatarios de la intervención). La construcción de un
“estado jurídico vinculante unilateralmente” significaría, realmente, una contradictio in adjecto: le
proporcionaría un estatus de beneficio al que no está sujeto normativamente, algo inadmisible
desde el punto de vista de la igualdad, frente al que sí está sujeto normativamente. En
consecuencia, éste último, en su defensa, no debería respetar los (de todos modos ya amplios)
límites de la legítima defensa.16 Finalmente, en una visión hobbesiana, se pierde el carácter del
Derecho como un orden trans-temporal; un orden que tiene que garantizar la continuidad personal
e institucional y, por eso, además reconoce obligaciones y roles característicos de cada uno,
provenientes de su pasado. Quien asuma una comprensión del estado de necesidad
marcadamente hobbesiana se centrará, en lugar de ello, en una percepción puntualizada de los
conflictos del estado de necesidad. La consideración del individuo como algo aislado, que sólo
puede priorizar su auto-conservación actual, tiene la consecuencia de que el conflicto se separa de
su antecedente. La responsabilidad por haber generado la posición de conflicto de quien realiza la
intervención; su rol como titular de un cargo que lo obliga a soportar determinados peligros; su
estatus de ciudadano, que debe conformarse con las consecuencias de los procedimientos
estatales, incluso cuando él las considere injustas —todos estos factores no encuentran ningún
lugar en una concepción del estado de necesidad hobbesiana consecuente—.17
Al igual que HOBBES, KANT también atribuye un papel importante a la tendencia humana a la
auto-conservación. A pesar de negar la existencia de un derecho de necesidad;18 en su exposición
de la “tabla de Carneades” habla de la “no punibilidad” del autor.19 Según KANT, en este caso el
Derecho penal podría “no tener el efecto deseado”, pues la amenaza con un mal, que aun sería
incierto (la pena de muerte a través de sentencias judiciales), no podría predominar frente al
16 Esto ya era manifiesto en KÖSTLIN, System des deutschen Strafrechts, 1855, p. 113. En detalle sobre esta
consecuencia de una interpretación de la legítima defensa inspirada en HOBBES: PAWLIK, «Die Notwehr nach Kant
und Hegel», ZStW, (114), 2003, pp. 280 ss.
17 Esto ya lo reconocía WACHENFELD, Lehrbuch des deutschen Strafrechts, 1914, p. 121.
18 Véase, al respecto, nota 9.
19 KANT, Die Metaphysik der Sitten [Rechtslehre], 1797, p. 343.
6
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temor del mal certero (el ahogamiento).20 Con ello, KANT supera una visión que, en el marco del
pensamiento del contrato social, se ancla en el resurgimiento del estado de naturaleza en los
casos existenciales de necesidad, y la reemplaza por una específica motivación teórico-penal.21
FEUERBACH toma la consideración de KANT y la generaliza: en caso de actual y urgente peligro
para la vida o para otro bien irremplazable y personal, “la posible eficacia” de la ley penal se ve
neutralizada por el impulso.22 Por tanto, una acción de estado de necesidad realizada en esas
condiciones no sería imputable.23 FEUERBACH no sostiene aquí, de ningún modo, la tesis
(empíricamente insostenible) de que es propio del hombre tener una tendencia irresistible a
salvarse, literalmente, a cualquier precio, ante el peligro de su propia extinción,24 sino que extrae
las consecuencias de su teoría de la pena de la prevención general negativa, que se adaptan
perfectamente a las consideraciones de KANT que se han mencionado.25 Esa teoría de la pena se
basa en la imagen del individuo inteligente-calculador que debe ser convencido de que los delitos
no “valen la pena”.26 Pero esa fundamentación no puede ser aplicada, como lo ha mostrado la
reflexión de KANT, a un individuo que se enfrenta a un peligro existencial, y de ahí deriva la falta
de sentido de la coacción penal en esos casos.
El anclaje teórico-penal que sostiene a la teoría del estado de necesidad de FEUERBACH se pierde,
en su mayor parte, en la evolución de la discusión posterior; lo mismo puede decirse de los
fundamentos basados en la teoría del contrato social. A pesar de ello, la impunidad de la
intervención del estado de necesidad en caso de bienes existencialmente significativos se ha
fundamentado, tanto hoy como antes, en el “instinto de auto-conservación” del autor en estado
de necesidad.27 Sin embargo, esta idea ya no se asienta en consideraciones sistemático-generales,
modo TITTMANN, Handbuch der Strafrechtswissenschaft und der deutschen Strafgesetzkunde, Erster Teil, 1806, §§ 97 ss.
(pp. 239 ss.); ROßHIRT, Lehrbuch des Criminalrechts, 1821, § 25 (p. 54). En tiempos más modernos: GRAF ZU DOHNA,
«Ein unausrottbares Mißverständnis», ZStW, (66), 1954, p. 512.
23 Cfr. FEUERBACH, Lehrbuch des gemeinen in Deutschland gültigen Peinlichen Rechts, 14ª ed., 1862, § 84 (pp. 153 ss.).
24 En efecto, esta posición era defendida por algunos autores; cfr. BAUER, Lehrbuch des Strafrechtes, 2ª ed., 1833, §
129 (p. 189); en lo fundamental también GEYER, «Zur Lehre vom Nothstand», Kritische Vierteljahresschrift für
Gesetzgebung und Rechtswissenschaft, t. V, 1863, pp. 78 ss. En la literatura más moderna: BRAUNECK, «Der
strafrechtliche Schuldbegriff», GA, 1959, p. 269. Crítico al respecto HÄLSCHNER, Das gemeine deutsche Strafrecht, t. I,
1881, p. 499; WESSELY, Die Befugnisse des Nothstandes und der Nothwehr nach österreichischem Rechte, 1862, pp. 158 ss.
(a través del análisis de bibliografía especializada sobre psicología).
25 KÖSTLIN, Neue Revision der Grundbegriffe des Criminalsrechts, 1845, p. 599; HÄLSCHNER, Das Preußische Strafrecht, t.
2, 1858, p. 273; WESSELY, Die Befugnisse des Nothstandes und der Nothwehr nach österreichischem Rechte, 1862, pp. 11 y
15.
26 LESCH, «Zur Einführung in das Strafrecht: Über den Sinn und Zweck staatlichen Strafens (1. Teil)», JA, 1994, pp.
516 ss.
27 MARQUARDSEN, «Die Lehre vom Nothstande», Archiv des Criminalrechts, (segunda serie, 24), 1857, pp. 403 ss.;
WESSELY, Die Befugnisse des Nothstandes und der Nothwehr nach österreichischem Rechte, 1862, pp. 16 ss.; JANKA, Der
strafrechtliche Notstand, 1878, pp. 198 ss.; VON WÄCHTER, Deutsches Strafrecht, 1881, § 56 (p. 139); BERNER, Lehrbuch
des Deutschen Strafrechts, 18ª ed., 1898, p. 103; OETKER, «Notwehr und Notstand», en BIRKMEYER ET AL. (eds.),
Vergleichende Darstellung des deutschen und ausländischen Strafrechts, Allgemeiner Teil, t. II, 1908, p. 331;
WACHENFELD, Lehrbuch des deutschen Strafrechts, 1914, pp. 121 ss.; KOHLRAUSCH, «Die „Straftat“ im deutschen
Strafgesetzentwurf 1919», SchwZStR, (34), pp. 174 ss.
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sino que se explica como una plausibilidad de common sense —el Estado “no puede exigir un
heroísmo moral mediante la conminación penal”—,28 o se formula como un mandato de la
política criminal.29 Más adelante, el concepto normativo de culpabilidad abre nuevamente la
posibilidad de reconducir las presiones de motivación específicas derivadas del “instinto de auto-
conservación” a una figura de fundamentación intra-jurídica: la inexigibilidad.30 Sin embargo, el
domesticar a ese “instinto” en un plano terminológico no modifica la problemática en términos
materiales.31 Así, se mantiene la “puntualización” del conflicto de estado de necesidad criticada
en el punto 1, pues el instinto de auto-conservación (literalmente “natural”) surge en el
correspondiente tiempo presente.32 En especial, este camino no permite dejar de lado la protesta
del destinatario de la intervención. No existe diferencia alguna entre recurrir directamente al
instinto de auto-conservación del autor en estado de necesidad contra la posición jurídica de su
adversario y sostener que su interés por la auto-conservación hace que sea “inexigible” el respeto
de la posición jurídica de su adversario. Por consiguiente, no se ha dado ningún paso en la
profundización del análisis de la cuestión fundamental del estado de necesidad exculpante en el
ámbito de la teoría de la libertad.33
Según BOCKELMANN, la actitud manifestada por quien actúa en estado de necesidad no permite
formular un reproche de culpabilidad, pues, debido a la humana fragilitas, el instinto de auto-
conservación sería un defecto reprochable sólo en menor medida.34 Sin embargo, de esta manera
BOCKELMANN no logra subsanar el déficit en el ámbito de la teoría de la libertad de la opinión
que se acaba de mencionar. BOCKELMANN entiende que el fundamento material para considerar
que la actitud del autor del estado de necesidad no basta para ser considerada reprochable y, por
ello, prescindir de una imputación de culpabilidad contra él, radica en la fuerza del “instinto de
auto-conservación” de las personas afectadas. En el planteamiento de este autor también queda
28 Así BERNER, Lehrbuch des Deutschen Strafrechts, 18ª ed., 1898, p. 103
29 Así WESSELY, Die Befugnisse des Nothstandes und der Nothwehr nach österreichischem Rechte, 1862, pp. 16 ss.
30 Fundamental GOLDSCHMIDT, Der Notstand, ein Schuldproblem, 1913, p. 34; cfr. Además VON LISZT/SCHMIDT,
Lehrbuch des Deutschen Strafrechts, 26ª ed., 1932, pp. 283 ss.; HENKEL, «Zumutbarkeit und Unzumutbarkeit als
regulatives Rechtsprinzip», en ENGISCH/MAURACH (eds.), FS-Mezger, 1954, pp. 289 ss.; en la jurisprudencia: RGSt
66, p. 225. En la bibliografía actual: BAUMANN/WEBER/MITSCH, AT, 10ª ed., 1995, § 23, nm. 7; cercanos: HRUSCHKA,
Strafrecht nach logisch-analytischer Methode, 2ª ed., 1988, p. 267; HÖRNLE/VON HIRSCH, «Positive Generalprävention
und Tadel», en SCHÜNEMANN/VON HIRSCH/JAREBORG (eds.), Positive Generalprävention, 1998, p. 99; LUGERT, Zu den
erhöht Gefahrtragungspflichtigen im differenzierten Notstand, 1991, pp. 102 ss.
31 Así también KÖHLER, AT, 1997, pp. 332 ss.
32 Este aspecto crítico por lo general se formula a los efectos de señalar que la referencia al instinto humano de
exigibilidad la dogmática explicaría el hecho de que el reproche de culpabilidad penal requiere una evaluación
negativa no solamente desde la perspectiva de la comunidad, sino también que desde aquella del propio afectado
(FRISTER, Die Struktur des „voluntativen Schuldelements“, 1993, p. 161). Esta última no estaría presente en los
comportamientos realizados bajo “presión en la motivación” y, por lo tanto, se tendría “comprensión” por el
autor del hecho (ídem, p. 156). Sin embargo, también FRISTER deja abierta la pregunta decisiva de la teoría de la
libertad de por qué motivos la perspectiva interna del autor en estado de necesidad podría resultar relevante para
su víctima. La proclama por “comprensión” no es un fundamento.
34 BOCKELMANN, Strafrechtliche Untersuchungen, 1957, pp. 84 ss.
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sin responder la pregunta de por qué un “instinto” debe poder contraponerse a un derecho.35
GALLAS también niega que el autor en estado de necesidad tenga una actitud de “enemistad con
el derecho”; incluso un ciudadano promedio fiel al Derecho se vería desbordado en la situación
de estado de necesidad.36 Esta reflexión, al igual que la anterior, no nos lleva muy lejos. De la
afirmación de hecho según la cual la mayoría de los otros ciudadanos habrían cedido a la presión de
la situación del estado de necesidad, no se podría derivar inmediatamente la conclusión normativa
de que, en este caso, es legítimo prescindir del castigo del autor; del ser no se deriva ningún
deber ser, sino que para poder extraer la conclusión anterior se requiere una conexión
normativa.37 GALLAS no lo explicita. Lo más cercano a un enlace normativo que se encuentra en
su planteamiento es una sensata alusión a que no resulta esperable más que una medida
socialmente estándar de autocontrol. Si bien esta reflexión parece, a primera vista, bastante
plausible, una observación más atenta permite ver que no consigue cruzar la brecha entre las
afirmaciones del ser y las del deber ser. Se les sugiere a los miembros individuales de la sociedad
que ajusten sus expectativas cognitivas —es decir, sus expectativas sobre el comportamiento efectivo
de los demás seres humanos— al estándar de lo socialmente normal. En esta fundamentación
queda pendiente la petición dirigida al destinatario de la intervención realizada en estado de
necesidad de que también corrija correspondientemente sus expectativas normativas frente al
Estado con poder punitivo. Esta petición no puede fundamentarse en expectativas de tipicidad
extra-normativas, sino sólo en la lógica intra-normativa de la idea de libertad jurídica.
35 La crítica tradicional a la posición de BOCKELMANN resulta más modesta: se censura solamente la vaguedad del
estándar de la humana fragilitas (así BERNSMANN, „Entschuldigung“ durch Notstand, 1989, p. 189), no el carácter
dudoso de sus principios.
36 GALLAS, Beiträge zur Verbrechenslehre, 1968, pp. 68 ss.
37 Acertado FRISTER, Die Struktur des „voluntativen Schuldelements“, 1993, pp. 151 ss.
38 BERNSMANN, „Entschuldigung“ durch Notstand, 1989, p. 204.
39 Armin KAUFMANN, Lebendiges und Totes in Bindings Normentheorie, 1954, pp. 204 ss.; EL MISMO, Die Dogmatik der
Unterlassungsdelikte, 2ª ed., 1988, pp. 156 ss.; RUDOLPHI, «Ist die Teilnahme an einer Notstandstat i.S. der §§ 52, 53
Abs. 3 und 54 StGB strafbar?», ZStW, (78), 1966, pp. 81 ss.; EL MISMO, SK, 7ª ed., 31ª actualización, 1999, § 35, nm. 2
ss. Otros representantes de esta posición: HIRSCH, LK, 11ª ed., 13ª actualización, 1994, § 35, nm. 3 ss.;
LENCKNER/PERRON, Schönke/Schröder, 26ª ed., 2001, § 35, nm. 2; EBERT, AT, 3ª ed., 2001, pp. 106 ss.; GROPP, AT, 2ª
ed., 2001, § 7, nm. 64; JESCHECK/WEIGEND, AT, 5ª ed., 1996, § 43 III 2 b; KREY, AT, t. I, 2001, nm. 715 ss.; KÜHL, AT,
4ª ed., 2002, § 12, nm. 18 ss.; WELZEL, Das Deutsche Strafrecht, 11ª ed., 1969, pp. 178; WESSELS/BEULKE, AT, 32ª ed.,
2002, nm. 433; STRATENWERTH, AT, 4ª ed., 2002, § 20, nm. 99; KÜPER, «Noch einmal: Rechtfertigender Notstand,
Pflichtenkollision und übergesetzliche Entschuldigung», JuS, 1971, p. 477; LENCKNER, Der rechtfertigende Notstand,
1965, p. 35; ULSENHEIMER, «Zumutbarkeit normgemäßen Verhaltens bei Gefahr eigener Strafverfolgung», GA,
1972, p. 23; VOGLER, «Der Irrtum über Entschuldigungsgründe im Strafrecht», GA, 1969, p. 105.
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InDret 4/2015 Michael Pawlik
también lo suele conseguir (valor positivo de resultado).40 Pero, ¿es posible fundamentar esta
tesis convincentemente también frente al destinatario de la intervención? ¿Puede dicha tesis eliminar
la afectación que se produce en el ámbito de teoría de la libertad, tarea en la cual todas las
concepciones debatidas hasta ahora han fracasado? Existen, al respecto, dudas notables.
¿Por qué motivo una intervención en la esfera de derechos de la víctima (que bajo ciertas
condiciones puede consistir en acabar con su existencia) debe representar un ilícito menor debido
a que otro sacará provecho de ello? Sobre la base de una comprensión rigurosamente negativa del
Derecho, esa pregunta no tiene ninguna respuesta convincente; por tanto, el hecho de que el
autor en estado de necesidad consiga, a través de su intervención, la protección de sus propios
bienes resulta tan poco relevante como el punto de vista tratado anteriormente, según el cual, de
esa manera, se tiene en cuenta su interés en la auto-conservación. Por ello, la tarea de una teoría
del estado de necesidad exculpante consiste, como ya se mencionó, en demostrarle al destinatario
de la intervención el carácter deficitario de una concepción de la libertad concebida en términos
puramente negativos. La tesis de la reducción del desvalor de acción y de resultado no supera
por sí misma esta comprobación, sino que presupone que ya fue superada con éxito.41
40 Ejemplar RUDOLPHI, ZStW, (78), 1966, pp. 81 ss. Armin KAUFMANN sólo se había orientado hacia la disminución
del desvalor de la acción.
41 La observación de NEUMANN respecto del § 34 StGB de que el concepto de “desvalor de resultado” no describe
las consecuencias de la ponderación (NEUMANN, Zurechnung und „Vorverschulden“, 1985, p. 214), sino la medida de la
intervención, también se presenta como acertada a la luz de lo expuesto sobre la teoría de la doble disminución de
la culpabilidad.
42 RUDOLPHI, ZStW, (78), 1966, p. 82.
43 Fundamental: LENCKNER, Der rechtfertigende Notstand, 1965, pp. 89 ss. El déficit explicativo de este principio para
el caso del estado de necesidad justificante se explica en PAWLIK, Der rechtfertigende Notstand, 2002, pp. 34 ss.
44 PAWLIK, Der rechtfertigende Notstand, 2002, p. 40.
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InDret 4/2015 Michael Pawlik
Los enfoques orientados preventivamente rompen con el énfasis tradicional en los intereses de
auto-conservación y muestran que no son esos intereses en cuanto tales, sino la fundamentación
de su aceptación social, lo que hace posible la exculpación del autor en estado de necesidad. En
estas propuestas de fundamentación, “la sociedad” no deviene obviamente una forma ficticia de
“gran hombre” que valora sus intereses en colisión y da preferencia a la evaluación de la que
resulte, en general, el mal menor, sino que parece que aquí se ve a “la sociedad” esencialmente
como el público, cuya necesidad de lograr una estabilización de su confianza en el orden mediante
la aplicación de pena al autor —ausente en el caso estándar del estado de necesidad exculpante—
fundamenta y, también, limita la imposición de un castigo. Justamente esta división entre las
partes en conflicto y los destinatarios de la fundamentación es lo que hace imposible a las
45 La objeción de que no estarían claros los parámetros bajo los cuales debería proceder la aplicación del
mencionado principio en el caso del estado de necesidad exculpante (BERNSMANN, „Entschuldigung“ durch
Notstand, 1989, pp. 209 ss.; NEUMANN, Zurechnung und „Vorverschulden“, 1985, pp. 210 ss.; SCHNEIDER, Grund und
Grenzen des strafrechtlichen Selbstbegünstigungsprinzips, 1991, p. 96) está, otra vez, sistemáticamente subordinada a
la crítica que aquí se sostuvo respecto de la su idoneidad primordial de legitimación.
46 JAKOBS, AT, 2ª ed., 1991, 20/1 ss.; JAKOBS, Schuld und Prävention, 1976, pp. 20 ss.; MÜSSIG, MüKo, 2003, § 35, nm. 3;
GONZÁLEZ-RIVERO, Strafrechtliche Zurechnung bei Defektzuständen, 2001, pp. 204 ss.; TIMPE, Strafrechtliche
Zurechnung bei Defektzuständen, 1983, pp. 297 ss.; EL MISMO, «Grundfälle zum entschuldigenden Notstand (§ 35 I
StGB) und zum Notwehrexzeß (§ 33 StGB)», JuS, 1984, pp. 862 ss.; ACHENBACH, «Wiederbelebung der allgemeinen
Nichtzumutbarkeitsklausel im Strafrecht, JR, pp. 494 ss.; STRENG, «Schuld, Vergeltung, Generalprävention»,
ZStW, (92), 1980, p. 655. También defiende una concepción basada en los fines de la pena KINDHÄUSER, Gefährdung
als Straftat, 1989, pp. 36 ss.
47 ROXIN, AT, t. I, 3ª ed., 1997, § 22, nm. 6, pp. 11 ss.; EL MISMO, «„Schuld“ und „Verantwortlichkeit“ als
strafrechtliche Systemkategorien», en ROXIN (ed.), FS-Henkel, 1974, pp. 182 ss.; EL MISMO, «Zur jüngsten Diskussion
über Schuld, Prävention und Verantwortlichkeit im Strafrecht», en Armin KAUFMANN ET AL. (ed.), FS-Bockelmann,
1979, pp. 282 ss.; EL MISMO, «Zur Problematik des Schuldstrafrechts», ZStW, (96), 1984, p. 655; EL MISMO, «Der
entschuldigende Notstand nach § 35 StGB», JA, 1990, pp. 98 ss. En aprobación AMELUNG, «Zur Kritik des
kriminalpolitischen Strafrechtssystems von Roxin», JZ, 1982, pp. 621 ss.; SCHNEIDER, Grund und Grenzen des
strafrechtlichen Selbstbegünstigungsprinzips, 1991, pp. 96 ss.; SCHÜNEMANN, «Die deutschsprachige
Strafrechtswissenschaft nach der Strafrechtsreform im Lichte des Leipziger Kommentars und des Wiener
Kommentars», GA, 1986, p. 300.
48 JAKOBS, Schuld und Prävention, 1976, p. 20.
11
InDret 4/2015 Michael Pawlik
Si las teorías del estado de necesidad preventivamente orientadas se interpretan como intentos de
responder a esta pregunta, entonces resultan difícilmente aceptables. Así, aquéllas dirían que la
expresión de la idea de libertad jurídica consistiría en otorgar protección jurídico-penal a las
demandas del destinatario de la intervención sólo en la medida en que ello sea necesario en favor
del interés en la estabilización social. Con ello, privarían a los destinatarios de la intervención del
reconocimiento como personas independientes, que son fines en sí mismas. Esto último,
obviamente, tampoco lo afirman las concepciones basadas en el pensamiento preventivo. Ellas no
se ocupan de la reconstrucción de las condiciones de legitimidad intrínsecas de las reglas jurídico-
penales, sino del esclarecimiento de las condiciones bajo las cuales el Derecho penal puede ejercer con
éxito su función de confirmar la identidad social.49 Las teorías mencionadas se basan, así, en una
consideración extrínseca del problema: en lugar de concebir el Derecho penal como la “existencia de
la voluntad libre”, lo entienden aquí en su papel de instrumento para la consecución de otro fin.50
Está fuera de duda que esta perspectiva puede ser fundamentada desde un punto de vista teórico
y que su contenido es fecundo. Sin embargo, tampoco se debe olvidar que no aborda la pregunta
relativa a la legitimidad que motiva a la presente investigación.51
«Normative Kritik der Theorie der positiven Generalprävention», en SCHÜNEMANN/VON HIRSCH/JAREBORG (eds.),
Positive Generalprävention, 1998, p. 149; KINDHÄUSER (1995), «Rechtstreue als Schuldkategorie», ZStW, (107), 1995,
pp. 717 ss.; PAWLIK, Das unerlaubte Verhalten beim Betrug, 1999, pp. 61 ss.
51 La tradicional crítica a las teorías sobre el estado de necesidad exculpante orientadas a la prevención afirma, en
lo fundamental, lo siguiente: ese enfoque de fundamentación sería impreciso y no podría explicar adecuadamente
los numerosos pormenores de la regulación legal (ejemplificador BERNSMANN, „Entschuldigung“ durch Notstand,
1989, p. 221 ss.; LUGERT, Zu den erhöht Gefahrtragungspflichtigen im differenzierten Notstand, 1991, pp. 97 ss.). Por el
contrario, en el contexto de la discusión del estado de necesidad no se menciona la limitada idoneidad en materia
de legitimación que ofrece este tipo de teorías.
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InDret 4/2015 Michael Pawlik
3.1. Exigencias para una teoría del estado de necesidad exculpante adecuada a las
exigencias de la teoría de la libertad
¿Qué exigencias se deben proporcionar en el contexto de la mencionada crítica para una teoría
del estado de necesidad exculpante adecuada según la teoría de la libertad? Se ha demostrado
que la invocación de intereses concretos o de los motivos del autor de la intervención no puede ser
adecuada para hacer frente a la protesta normativamente fundamentada del destinatario de la
intervención. En el estado de necesidad exculpante no rige, en este tema, algo distinto de que lo
que rige en el caso del estado de necesidad justificante. En las dos clases de estado de necesidad
la consecuencia jurídica común es la impunidad de quien interviene. Por ello, también ambas
generan el reproche de que se le ha negado al destinatario de la intervención su reconocimiento,
al haber dejado sin sanción la utilización de sus bienes por otra persona. Por lo tanto, el legislador
penal sólo puede combatir eficazmente esta objeción, formulada en nombre de la libertad del
destinatario de la intervención, como se ha visto, recurriendo también por su parte al lenguaje de
la libertad.
Por este motivo el legislador debe demostrar primero, que no sólo el destinatario de la
intervención, sino también quien interviene puede apelar a un aspecto normativamente relevante
de la idea de libertad jurídica. Esto se tratará con detalle en el apartado 3.2. Ahora bien, con este
paso en la fundamentación obviamente todavía no se ha concretado la tarea. De hecho, sólo se ha
constatado que, en general, los intereses del interviniente son relevantes en el marco de una
concepción normativa de los conflictos de estado de necesidad. Además, en segundo lugar, se debe
explicar que el peso de esos intereses es lo suficientemente grande como para “soportar” la
legitimación teórica de la exculpación de quien interviene. Las explicaciones del apartado 3.3 se
dedican a este círculo de problemas.
La solución a este problema es, tras observarlo con detalle, menos complicada de lo que parece al
comienzo. El destinatario de la intervención apela a una etapa de la tematización de la libertad
13
InDret 4/2015 Michael Pawlik
jurídica, que puede denominarse, siguiendo a HEGEL, “derecho de la persona”. “En cuanto persona,
soy”, según HEGEL, “inmediatamente individuo”.52 Mi autoconciencia todavía es la de un “yo
completamente abstracto”.53 Yo me comprendo únicamente como la suma “posibilidad absoluta
de hacer abstracción de toda determinación en la cual yo me encuentro o en la cual me he
colocado”.54 Al tratar como contingente todo lo que me representa como determinado, me
comprendo en la finitud de mi existencia corporal “como lo infinito, universal y libre”.55 En esta
generalidad carente de características particulares —y sólo en ella— son “todos idénticos” para
mí.56 Conforme a esto, las expectativas respecto de una persona se formulan desde la perspectiva
de un otro generalizado; ellas concretan el mandato de limitación recíproca, que aquí es entendido
como fundamento de la coexistencia entre esferas de libertad formalmente equiparadas. Por ello,
el mandato fundamental del derecho abstracto reza: “sé una persona y respeta a los otros como
personas”.57
Sin embargo, una voluntad que esté determinada por su capacidad de poder retirarse de toda
determinación es, según HEGEL, algo parcial y, por lo tanto, insuficiente.58 El sentido común le
otorga así toda la razón: el pathos de la distancia no sirve como estilo de vida general,59 sino que
la voluntad abstracta de la persona se debe desarrollar con miras a la “autodeterminación de la
subjetividad”.60 Solamente cuando el sujeto conduce su vida, le da una forma específica. Por eso,
el sujeto es para sí “el fin en sí mismo, el concepto que en la objetividad sometida a él tiene su
medio y su realidad subjetiva; por ello, está constituido como la idea existente en sí y por sí y
como lo autónomo esencial, que frente a esta idea el mundo externo presupuesto sólo tiene el
valor de un mundo negativo y carente de autonomía”.61 Por consiguiente, solamente en la fase de
tematización del sujeto entra en consideración la perspectiva interior del individuo titular de una
esfera de derechos, que hace efectivas las necesidades concretas propias y los intereses concretos
y, por ello, el sujeto es cuidadoso de otorgar conexión y sentido a un conjunto de declaraciones de
vida. Por eso, se puede afirmar, en dicción hegeliana: el sujeto es la verdad de la persona.62 Por
defendida (cfr. recientemente GONZÁLEZ-RIVERO, Strafrechtliche Zurechnung bei Defektzuständen, 2001, pp. 118 ss.),
HEGEL tampoco entiende “persona” en su antiguo significado como “rol” (al respecto FUHRMANN, «Persona, ein
römischer Rollenbegriff», en MARQUARD/STIERLE (eds.), Identität [Poetik und Hermeneutik], 2ª ed., t. VIII, 1996, pp.
83 ss.) ésta es para él, por el contrario, el paradigma de la libertad que se distancia de toda determinación
(incluidos todos los roles). En detalle sobre el concepto de persona de HEGEL: SLEP, «Personbegriff und praktische
Philosophie bei Locke, Kant und Hegel», en EL MISMO, Praktische Philosophie im deutschen Idealismus, 1992, pp. 81
ss.; MOHR, «Der Begriff der Person bei Kant, Fichte und Hegel», en STURMA (ed.), Person, 2001, pp. 103 ss. y 131 ss.
55 HEGEL, Grundlinien der Philosophie des Rechts, 1821, § 35, p. 93.
56 HEGEL, Grundlinien der Philosophie des Rechts, 1821, § 209 A, p. 360.
57 HEGEL, Grundlinien der Philosophie des Rechts, 1821, § 36, p. 95.
58 HEGEL, Grundlinien der Philosophie des Rechts, 1821, § 6 A, p. 52.
59 Con razón señala SPAERMANN, Personen, 2ª ed., 1998, p. 232: “Nosotros vivimos ‘libres’ en especial en el
momento en el que podemos identificarnos con nosotros mismos de manera tal que la posibilidad de
distanciamiento decaiga hacia una posibilidad en un todo abstracta, remota”.
60 Cfr. HEGEL, Grundlinien der Philosophie des Rechts, 1821, § 104 A, p. 199.
61 HEGEL, Wissenschaft der Logik II, 1816, p. 480.
62 Lamentablemente la propia terminología de HEGEL no es del todo uniforme. En primer lugar, él deja en claro
que la persona debe determinarse como sujeto (cfr. HEGEL, Grundlinien der Philosophie des Rechts, 1821, § 105, p. 20)
y que de ese modo la libertad crea “un territorio más alto” (ídem, t. 7, § 106, p. 204). Por otro lado él describe al
sujeto como la pura “posibilidad de la personalidad, ya que cada ser vivo es, después de todo, un sujeto” (ídem, t.
14
InDret 4/2015 Michael Pawlik
consiguiente, la facultad para la exclusión respecto de los otros ya no constituye, para el sujeto,
un fin en sí mismo. La facultad para la exclusión negativa del titular de esferas de derechos
individuales tiene en esto más bien su sentido positivo, en tanto es por lo general indispensable
para una existencia auto-determinada de las personas involucradas.63 Aquello que en general
ofrece al individuo la oportunidad de conducir su propia vida, es decir, de mantener en sus
manos la propia representación de la forma de conducción que fue elegida por él es la certeza de
su estado de reconocimiento jurídico formal —hablando cotidianamente: del reconocimiento de
su derecho de ser dejado en paz—.64 Por consiguiente, la competencia para la exclusión continúa
siendo importante en la medida en que el concepto jurídico ya no se agota en ella.
Este fundamento se puede recapitular brevemente: la persona es la “voluntad que es para sí, o
voluntad abstracta”.65 Desprovista de toda particularidad, carece de biografía; ella se agota en sus
relaciones individuales con otras personas, por decirlo así, sin remanentes. Distinto es el caso del
sujeto: ha superado la carencia de cualidades de la persona. El hombre que ha aprendido a
comprenderse como sujeto, “quiere que él mismo esté en todo aquello que él hace”:66 él sabe que
es, y quiere ser el autor responsable por sí mismo de su proyecto de vida. Lo que le ocurre o
amenaza ocurrirle lo tematiza de forma coherente desde el punto de vista de su importancia
biográfica —que es un punto de vista inaccesible para la persona—. Por ese motivo, desde el
punto de vista del sujeto, también entran en consideración las consecuencias que generaría una
inminente pérdida de bienes en su posterior conducción de vida. Los proyectos de vida
trascienden al presente al que su creador está confinado. Su función biográfica consiste en enlazar
el pasado, el presente y el futuro entre sí: ellos deben tomar del pasado su obsolescencia, del
presente, su intangibilidad y del futuro, su contingencia.67 Desde esta perspectiva, el peligro de la
pérdida del bien jurídico fundamental —principalmente, de la vida— significa que se amenaza al
7, § 35 Z, p. 95). En vista a la diferente estimación del sujeto por parte de HEGEL, naturalmente, no debería
sobrevalorarse esta usual observación aislada de una posdata de un oyente de una clase magistral.
63 TAYLOR, en EL MISMO, Negative Freiheit?, 1988, pp. 119 ss.
64 ANGEHRN, Freiheit und System bei Hegel, 1977, p. 190; FORST, Kontexte der Gerechtigkeit, 1994, pp. 113 ss.;
HONNETH, Kampf um Anerkennung, 1994, p. 283; PAWLIK, Das unerlaubte Verhalten beim Betrug, 1999, pp. 41 ss.; EL
MISMO, Der rechtfertigende Notstand, 2002, pp. 16 ss. Si el individuo utiliza esa chance, es algo que obviamente se
deja en manos del individuo mismo; el derecho no puede obligar a nadie a conducir una vida plena de sentido.
65 HEGEL, Grundlinien der Philosophie des Rechts, 1821, § 35 Z, p. 95.
66 HEGEL, Grundlinien der Philosophie des Rechts, 1821, § 107, p. 205.
67 Una reciente corriente teórica llega incluso tan lejos como para considerar a la clásica “cuestión” filosófica de la
“identidad de uno mismo” (RICOEUR, Das Selbst als ein Anderer, 1996, p. 9), como un problema de la “identidad
narrativa” en su conjunto (fundamental RICOEUR, Zeit und Erzählung, t. 1, 1988, pp. 87 ss., y t. 3, 1991, pp. 392 ss.;
además HAKER, Moralische Identität, 1998, pp. 15 ss.; MEUTER, Narrative Identität, 1995, pp. 122 ss. y 245 ss.). Un
resumen en KRAMER, Lebensgeschichte, Authentizität und Zeit, 2001.
15
InDret 4/2015 Michael Pawlik
afectado con la posibilidad de que su futuro sea recortado y de que, de este modo, su proyecto de
vida se fragmente. Por consiguiente, no sólo se ve cuestionada su capacidad de continuar su
propia existencia como sujeto en el futuro; lo que para él está en juego es fundamentalmente el
horizonte de sentido de su existencia presente.
El interés del amenazado en la salvación de aquellos bienes propios cuya pérdida, en la opinión
de un público imparcial de sus co-sujetos, le afectaría existencialmente, debe ser reconocido por
éste último como una manifestación legítima fundamental de sus intereses en tanto sujeto. Con
ello se ha dado el primer paso de la sucesión argumental esbozada en el apartado 3.1; se ha
puesto de manifiesto que no sólo el interés del destinatario de la intervención, sino también
ciertos intereses contrarios de quien interviene, tienen en sí mismos relevancia normativa
fundamental. Sin embargo, todavía no se ha respondido a la pregunta relativa a la importancia que
tienen estos intereses contrapuestos en la situación de conflicto característica del estado de necesidad
exculpante: ¿Determinan tales intereses a que se pueda sostener la consecuencia jurídica de la
impunidad, incluso en el caso de intervenciones masivas en la esfera jurídica de un “inocente”?
Este aspecto del problema se examinará a continuación.
Con fines explicativos conviene recurrir al caso básico clásico de estado de necesidad
exculpante:68 el de dos adversarios en un conflicto de “vida contra vida” que no ha sido generado
por ellos. Si se analiza este conflicto desde el prisma del derecho puramente negativo de la
persona, se llega a la conclusión que ya sabemos: no hay ningún fundamento aceptable para
prescindir de una sanción contra quien realiza la intervención; en efecto, el azar, que desencadena
la necesidad de uno y deja de lado al otro, también tendría la última palabra en términos jurídico
penales. Otro será probablemente el juicio si se toma por base la categoría de sujeto anteriormente
delineada.
Sin embargo, este otro juicio no resulta evidente desde un principio. El sujeto pudo ser
anteriormente apostrofado como “la verdad de la persona”, sólo porque él —por principio, de la
misma manera que la persona— tiene que reconocer el estatus de igualdad, en materia de
derechos, que poseen sus co-sujetos y, por lo tanto, tiene que ajustar su comportamiento —
sometiéndose a un patrón de generalización—.69 Negar la referencia intrínseca (también) del
sujeto a los otros sería, en lugar de profundizar en la idea de libertad jurídica, una expresión a
favor del regreso a un “estado de naturaleza” pre-normativo. Si desde este trasfondo se plantea la
pregunta relativa a si puede estar permitida la salvación del propio proyecto de vida como conditio
sine qua non del sacrificio de un otro “inocente”, se impone una clara respuesta negativa; una
autorización de esta clase implicaría otorgarle un bajo valor a la biografía ajena y sería, por esa
razón, incompatible con el principio de la igualdad de todo ciudadano. Por consiguiente, el
acceso a la vida ajena “inocente” con el propósito de la conservación de la propia también resulta
ilegítimo desde el punto de vista del sujeto. Frente a esto, el destinatario de la intervención tiene
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InDret 4/2015 Michael Pawlik
Esta concepción del estado de necesidad exculpante tiene una contracara no menos importante
para su interpretación: así, este instituto jurídico no puede proceder, en primer lugar, allí donde
los intereses en cuanto sujeto de quien interviene no se encuentran en peligro de modo
considerable desde el principio. Una invocación del estado de necesidad exculpante tampoco
entra en consideración, en segundo lugar, cuando el perjuicio de los correspondientes intereses del
destinatario de la intervención es esencialmente superior a la descarga que el autor logra por
medio de la intervención. Finalmente, en tercer lugar, el uso de la categoría de sujeto plantea
70 En profundidad sobre el fundamento basado en la teoría de la libertad de este criterio PAWLIK, Der
rechtfertigende Notstand, 2002, pp. 121 ss.
71 Según KÖHLER, la situación de conflicto captada por el § 35 apdo. 1, frase 1 StGB no se produce en el nivel
sistemático de la culpabilidad; más bien demuestra “el límite del comportamiento jurídico estatal y su validez
general libre de contradicciones”. Por esa razón se trata para él solamente de una “exclusión del ilícito penal por
ausencia de una norma (penal) [nota del autor: infringida] de eficacia general” (KÖHLER, AT, 1997, pp. 329 ss.;
referencias en la p. 661). También BERNSMANN considera inadmisible sostener la impunidad del autor en estado
de necesidad, en la constelación de casos aquí tratada, sobre la base del punto de vista de la ausencia de
culpabilidad; interviene, por el contrario, una causal de exención de pena (BERNSMANN, „Entschuldigung“ durch
Notstand, 1989, pp. 379 ss.). Ninguna de estas dos interpretaciones tienen suficientemente en cuenta el peso
normativo de la posición del autor en estado de necesidad.
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InDret 4/2015 Michael Pawlik
4.1. Peligro considerable para los intereses en cuanto sujeto de quien realiza la
intervención
Así pues, la exculpación de una intervención en estado de necesidad sólo entra en consideración
si los intereses en cuanto sujeto de quien interviene peligraban de un modo normativamente
considerable. En esta exigencia radica la condición básica y también el umbral de entrada del
estado de necesidad exculpante. Por tanto, la invocación de este instituto jurídico está, en
principio, excluida allí donde se le contraponga la primacía de las instituciones.
¿Qué significa esto? Se ha dicho anteriormente que los roles de sujeto de los participantes del
conflicto pasan por encima de sus roles básicos de persona. Sin embargo, los adversarios nunca se
enfrentan el uno contra el otro como personas o sujetos “per se”. Expresado en estos términos, los
elementos de su libertad jurídica más bien se modelan nuevamente debido a su calidad de
ciudadanos de una comunidad que busca procesar las crisis y los conflictos prioritariamente a
través de caminos institucionales.72 Las instituciones establecidas para esta tarea —por ejemplo,
tribunales de justicia, autoridades policiales y de seguridad, autoridades administrativas— están
obligadas a actuar imparcialmente y tienen que observar en su actuación la diversa regulación
procesal. Por este motivo, ellas pueden hacer uso para sus fines de una medida de poder
persuasivo claramente superior a la de un ciudadano individual que actúa “por su cuenta” (y
además, principalmente, en interés propio). Por lo tanto, en estos casos, la medida en la que los
72 Al respecto, en profundidad, PAWLIK, Der rechtfertigende Notstand, 2002, pp. 179 ss.
18
InDret 4/2015 Michael Pawlik
La alegación de que las instituciones tienen primacía solamente se puede oponer a los
ciudadanos bajo la condición de que estas instituciones, por su parte, les provean de las
prestaciones que les incumben respecto de la protección de la libertad de los mencionados
ciudadanos. Especialmente, a los ciudadanos se les ha de garantizar las condiciones previas para una
vigencia organizada del Derecho (con las fuerzas de seguridad y la justicia en el centro), así como,
naturalmente, condiciones mínimas que posibiliten la existencia como sujeto (piénsese en las medidas
de protección contra catástrofes y en la asistencia médica).74 Esta interconexión cuasi-
sinalagmática sería incompatible con la posibilidad de que el titular de los respectivos roles
profesionales pudiese sustraerse de la responsabilidad, quedando sin pena, en casos de peligros
específicos, derivados de sus tareas. En este sentido, se descarta una apelación al estado de
necesidad exculpante.75
73 Esto vale incluso para el caso de una sentencia materialmente ilegítima. Del mismo modo HIRSCH, LK, 11ª ed.,
13ª actualización, 1994, § 35, nm. 60 ss.; RUDOLPHI, SK, 7ª ed., 31ª actualización, 1999, § 35, nm. 12; JAKOBS, AT, 2ª
ed., 1991, 20/14; JESCHECK/WEIGEND, AT, 5ª ed., 1996, § 44 III 3; ROXIN, AT, t. 1, 3ª ed., 1997, § 22, nm. 42. Menos
estrictos LENCKNER/PERRON, Schönke/Schröder, 26ª ed., 2001, § 35, nm. 26; MÜSSIG, MüKo, 2003, § 35, nm. 67;
NEUMANN, NK, 4ª revisión, 1997, § 35, nm. 12; KÜHL, AT, 4ª ed., 2002, § 12, nm. 79; BERNSMANN, „Entschuldigung“
durch Notstand, 1989, pp. 433 ss. También para el estado de necesidad justificante reclama la validez de la primacía
del procedimiento estatal: PAWLIK, Der rechtfertigende Notstand, 2002, pp. 218 ss.
74 Al respecto, en específico MÜSSIG, MüKo, 2003, § 35, nm. 59 ss.
75 LENCKNER/PERRON, Schönke/Schröder, 26ª ed., 2001, § 35, nm. 23; MÜSSIG, MüKo, 2003, § 35, nm. 61 ss.; NEUMANN,
NK, 4ª revisión, 1997, § 35, nm. 41; JAKOBS, AT, 2ª ed., 1991, 20/13. Por otro lado, lo mismo vale para el estado de
necesidad justificante: al respecto PAWLIK, Der rechtfertigende Notstand, 2002, pp. 215 ss.; Las personas que
asumieron deberes de protección respecto de otras personas (ejemplo: guías de montaña privados), no encuentran
lugar en este contexto, en contra de una opinión defendida por parte de la doctrina (HIRSCH, LK, 11ª ed., 13ª
actualización, 1994, § 35, nm. 53; JESCHECK/WEIGEND, AT, 5ª ed., 1996, § 44 III 2 b; NEUMANN, NK, 4ª revisión,
1997, § 35, nm. 22; MÜSSIG, MüKo, 2003, § 35, nm. 60; ROXIN, AT, t. I, 3ª ed., 1997, § 22, nm. 39; RUDOLPHI, SK, 7ª ed.,
31ª actualización, 1999, § 35, nm. 12), pues su competencia no es institucional, sino fundamentada de modo
jurídicamente abstracto. (La clasificación de figuras de fundamentos de competencias que aquí se utiliza se
encuentra desarrollada en profundidad en PAWLIK, Das unerlaubte Verhalten beim Betrug, 1999, pp. 128 ss.) Por
consiguiente, la responsabilidad de esta clase de personas, junto con la de los causantes del peligro, se encuentra
sistemáticamente en un nivel que tiene como consecuencia la posibilidad de una atenuación de la pena.
76 La técnica legislativa permite alcanzar este resultado, mediante la subsunción de los mencionados ejemplos
bajo la noción de “especial relación jurídica”; por esta razón resulta inviable la posibilidad de una atenuación de
pena a partir del § 35 apdo. 1, frase 1, segunda cláusula principal, in fine, StGB. En la literatura sobre estado de
19
InDret 4/2015 Michael Pawlik
Uno de los mayores déficits de la interpretación hobbesiana del estado de necesidad y de aquellas
interpretaciones centradas en la especial “presión en la motivación” del autor radica en que no
son capaces de justificar de modo convincente por qué la persona en cuestión tiene mayor
responsabilidad debido a sus actos de organización previos. La concepción aquí propuesta no tiene
dificultades de ese tipo. El ciudadano individual exige, como sujeto, la libertad para organizar su
propia vida, una libertad que está secundada y protegida principalmente a través de su facultad
personal de excluir a su conciudadano de su ámbito de organización. En el Derecho como un
sistema de libertades iguales no se puede llevar a cabo una primacía de organización sin una
correspondiente primacía de responsabilidad. De lo contrario, se perjudicaría a los destinatarios
de eventuales intervenciones en estado de necesidad (literalmente) “sin haberlo merecido”: ellos
participarían en los riesgos específicos de la organización ajena, sin sacar provecho de los
posibles privilegios. Por este motivo, según la concepción aquí defendida, es competente, en
especial, quien se expone a riesgos que no son ubicuos y quien no tenía motivos razonables para
asumirlos según los modelos de valoración de su sociedad. En la terminología del § 35 apdo.1,
frase 2 StGB, dicho sujeto ha “causado por sí mismo” el peligro al que está sometido y, en
consecuencia, no puede apelar al estado de necesidad exculpante.77
En el caso del estado de necesidad justificante la situación jurídica es, en este sentido, distinta, en
la medida en que en él la culpa por la situación de necesidad de quien interviene conduce por lo
general sólo a un endurecimiento de los requisitos para la justificación, pero no, además, a una
completa exclusión del derecho del estado de necesidad.78 Sin embargo, esta diferencia puede
explicarse sin problemas dentro del marco conceptual aquí propuesto. Los requisitos de
justificación en el estado de necesidad justificante son tan exigentes —especialmente, cuando
dichos requisitos aumentan a causa de la responsabilidad de quien realiza la intervención en
virtud de su estado de necesidad—, que la protección del destinatario de la intervención también
necesidad, esta decisión resulta especialmente controvertida para los deberes legales de soportar. A menudo se
clasifican estos casos en la cláusula general de exigibilidad del § 35 apdo. 1, frase 2 StGB para sostener la opción
de una atenuación de pena (FISCHER, StGB, 50ª ed., 2001, § 35, nm. 13; HIRSCH, LK, 11ª ed., 13ª actualización, 1994,
§ 35, nm. 55 ss.; JESCHECK/WEIGEND, AT, 5ª ed., 1996, § 44 III 3; KREY, AT, t. I, 2001, nm. 727; NEUMANN, NK, 4ª
revisión, 1997, § 35, nm. 52; ROXIN, AT, t. I, 3ª ed., 1997, § 22, nm. 42; por el contrario, al igual que aquí EBERT, AT,
3ª ed., 2001, p. 108; KÜHL, AT, 4ª ed., 2002, § 12, nm. 77 ss.; LENCKNER/PERRON, Schönke/Schröder, 26ª ed., 2001, § 35,
nm. 24 ss.; MÜSSIG, MüKo, 2003, § 35, nm. 67; RUDOLPHI, SK, 7ª ed., 31ª actualización, 1999, § 35, nm. 12;
STRATENWERTH, AT, t. I, 4ª ed., 2002, § 10, nm. 110.
77 Si bien la interpretación del criterio de la “causación del peligro” resulta controvertida en sus particularidades,
la doctrina mayoritaria sigue la línea aquí defendida. De ese modo, un grupo de opinión guiada por ROXIN,
requiere una “infracción de cargas” por medio de una (auto) puesta en peligro sin sentido, que podía dar lugar a
una situación de estado de necesidad “previsiblemente” (ROXIN, AT, t. I, 3ª ed., 1997, § 22, nm. 46; del mismo
modo BAUMANN/WEBER/MITSCH, AT, 10ª ed., 1995, § 23, nm. 7; HRUSCHKA, Strafrecht nach logisch-analytischer
Methode, 2ª ed., 1988, pp. 287 ss.; KINDHÄUSER, Strafgesetzbuch. Lehr- und Praxiskommentar, 2002, § 35, nm. 11; KÜHL,
AT, 4ª ed., 2002, § 12, nm. 63 ss.; NEUMANN, NK, 4ª revisión, 1997, § 35, nm. 35 ss.; OTTO, Grundkurs Strafrecht.
Allgemeine Strafrechtslehre, 6ª ed., 2000, § 14, nm. 12; similar JAKOBS, AT, 2ª ed., 1991, 20/16 [“asumir riesgos
especiales sin motivo jurídicamente razonable”]. Una posición algo más restrictiva defiende RUDOLPHI: el autor
debió haber causado el peligro en un sentido objetivamente violatorio de un deber (RUDOLPHI, SK, 7ª ed., 31ª
actualización, 1999, §35, nm. 49; MAURACH/ZIPF, AT, 8ª ed., 1992, § 34, nm. 5; WESSELS/BEULKE, AT, 32ª ed., 2002,
nm. 441).
78 PAWLIK, Der rechtfertigende Notstand, 2002, pp. 286 ss.
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InDret 4/2015 Michael Pawlik
es muy amplia, siendo así que la estrecha zona de injerencias admisibles puede basarse sin más
en una clara superioridad de aquel interés en cuanto sujeto del autor en estado de necesidad.
Cuando, por el contrario, se trata de intervenciones que incluso pueden destruir la existencia
física de otro ciudadano “inocente”, las condiciones iniciales son completamente distintas. En
este caso, los intereses en cuanto sujeto del destinatario de la intervención adquieren una
importancia extraordinariamente elevada a la luz de la suma de la potencial intensidad de la
intervención y de la “inocencia” de aquél. Para lograr una igualación con el destinatario de la
intervención (que, como se ha visto, constituye el requisito de aplicación del estado de necesidad
exculpante), quien realiza la intervención debe ser, de modo característico, ser también
“inocente” de su situación de necesidad.79
79 Si bien el peso de los intereses en cuanto sujeto del autor en estado de necesidad disminuye como consecuencia
de su responsabilidad por la creación de su situación de necesidad, estos intereses, a diferencia de lo que sucede
en el marco de las relaciones jurídico institucionales, no se deforman en su conjunto. Por ese motivo merece
aprobación la decisión de legislador de permitir la posibilidad de una atenuación de la pena para el grupo de
casos de “causación del peligro” § 35 apdo. 1, frase 2, segunda cláusula principal, in fine, StGB).
80 También este requisito vale, en principio, de igual modo para el estado de necesidad justificante que para el
estado de necesidad exculpante, debido a que se apoya en consideraciones generales sobre la relación entre
libertad personal y libertad subjetiva. Sobre el estado de necesidad justificante: PAWLIK, Der rechtfertigende
Notstand, 2002, pp. 150 ss.
81 HEGEL, Grundlinien der Philosophie des Rechts, 1821, § 127 Z, p. 240.
82 HEGEL, Grundlinien der Philosophie des Rechts, 1821, § 127, p. 240.
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InDret 4/2015 Michael Pawlik
Así como el texto de la norma del § 35, apdo. 1 StGB requiere una interpretación limitadora,
según lo expresado anteriormente el precepto resulta ya por demás restrictivo en otro punto: a
diferencia de la regulación del estado de necesidad justificante, en el § 35, apdo. 1, frase 1 StGB, la
propiedad y el patrimonio se encuentran excluidos desde el principio del círculo de los bienes
jurídicos susceptibles de quedar abarcados por un estado de necesidad exculpante.84 De todos
modos, esta estricta exclusión debe ser objeto de discusión, pues la pérdida del patrimonio o de
una cosa insustituible puede contrariar el proyecto de vida del afectado de un modo no menos
duradero que una merma en su integridad corporal o en su libertad de locomoción. No obstante,
no se debe sobrevalorar la importancia práctica de la divergencia entre el precepto relativo al
estado de necesidad exculpante y aquél relativo al estado de necesidad justificante. Las
consecuencias de la escasez de dinero son normalmente susceptibles de ser tratadas en el marco
de un procedimiento estatal y, por ese motivo, tampoco pueden fundamentar una situación de
estado de necesidad en los términos del § 34 StGB.85 No obstante, quedan casos problemáticos en
los cuales, según la interpretación propuesta en este trabajo, sería absolutamente aceptable, en
términos axiológicos, la apertura de una posibilidad de exculpación.86 Ahora bien, de todos
modos, una ampliación de estas características no resulta normativamente indispensable. La
delimitación restrictiva de los bienes susceptibles de dar lugar a un estado de necesidad del § 35
apdo. 1, frase 1, StGB conlleva la imposibilidad de exculpación por intervenciones en este grupo
de casos y se puede comprender y justificar como una concesión a la importancia de la libertad
del destinatario de la intervención. Así, a través de una estricta tipificación de los intereses aptos
para dar lugar a un estado de necesidad se debe limitar y debe resultar previsible el riesgo que
surgiría para el destinatario de la intervención a través de la admisión, por vía de principios, de
83 La dogmática tradicional es, en ese sentido, notablemente más generosa. Consecuentemente, sólo peligros
insignificantes para la integridad corporal se encuentran excluidos desde el comienzo del ámbito de aplicación
del § 35 apdo. 1 StGB (BAUMANN/WEBER/MITSCH, AT, 10ª ed., 1995, § 23, nm. 32; EBERT, AT, 3ª ed., 2001, p. 107;
JESCHECK/WEIGEND, AT, 5ª ed., 1996, § 44 I 1; KÜHL, AT, 4ª ed., 2002, § 12, nm. 32; LENCKNER/PERRON,
Schönke/Schröder, 26ª ed., 2001, § 35, nm. 6/7; MAURACH /ZIPF, AT, 8ª ed., 1992, § 34, nm. 13; OTTO, AT, 6ª ed., 2000,
§ 14, nm. 13; ROXIN, AT, t. I, 3ª ed., 1997, § 22, nm. 25; STRATENWERTH, AT, t. I, 4ª ed., 2002, §10, nm. 103). Incluso
esta posición generó críticas. Así, para NEUMANN esto no depende del peso absoluto, sino (exclusivamente) del
peso relativo de los intereses de los intervinientes: de allí que la dimensión del perjuicio a la integridad corporal
amenazado se localice en la pregunta de la proporcionalidad de la acción de salvamento (NEUMANN, NK, 4ª
revisión, 1997, § 35, nm. 15).
84 Para la doctrina absolutamente dominante, una aplicación analógica del § 35 apdo. 1, frase 1, StGB a otros
bienes jurídicos además de los allí mencionados está excluida (KÜHL, AT, 4ª ed., 2002, § 12, nm. 26;
LENCKNER/PERRON, Schönke/Schröder, 26ª ed., 2001, § 35, nm. 4; NEUMANN, NK, 4ª revisión, 1997, § 35, nm. 13;
ROXIN, AT, t. I, 3ª ed., 1997, § 22, nm. 23; RUDOLPHI, SK, 7ª ed., 31ª actualización, 1999, § 35, nm. 5.
85 PAWLIK, Der rechtfertigende Notstand, 2002, pp. 221 ss.
86 Ejemplo (extraído de TIMPE, JuS, 1984, p. 863): el autodidacta que se ve amenazado por la destrucción del
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InDret 4/2015 Michael Pawlik
4.2. Ausencia de predominio esencial de los intereses en cuanto sujeto del interviniente
Cuando, para salvar uno de sus bienes, el autor en un estado de necesidad interviene en los
bienes de un único adversario, la determinación de límites que se ha mencionado solamente
conduce a problemas en casos límite poco frecuentes.90 ¿Pero qué sucede si el autor, para salvar
87 No obstante, en casos como los mencionados está disponible la concesión de una atenuación de la pena (así
también JAKOBS, AT, 2ª ed., 1991, 20/9; TIMPE, JuS, 1984, pp. 863 ss.). STRATENWERTH y KÖHLER abogan incluso, en
ejemplos de este tipo, por una aplicación analógica del § 35 StGB (STRATENWERTH, AT, t. I, 4ª ed., 2002, § 10, nm.
104; KÖHLER, AT, 1997, 1997, p. 335).
88 Del mismo modo BERNSMANN, „Entschuldigung“ durch Notstand, 1989, p. 411.
89 Coinciden, en los resultados, BERNSMANN, „Entschuldigung“ durch Notstand, 1989, pp. 141 ss.; LUGERT, Zu den
erhöht Gefahrtragungspflichtigen im differenzierten Notstand, 1991, pp. 114 ss.; MÜSSIG, MüKo, 2003, § 35, nm. 34;
NEUMANN, NK, 4ª revisión, 1997, § 35, nm. 49. La opinión predominante amplía —con diferentes formulaciones
individuales— el circulo de la posibilidad de exculpación por estado de necesidad: se debe estar en presencia de
una “proporcionalidad segura” (LENCKNER/PERRON, Schönke/Schröder, 26ª ed., 2001, § 35, nm. 33; esencialmente
sentido idéntico KINDHÄUSER, Strafgesetzbuch. Lehr- und Praxiskommentar, 2002, § 35, nm. 5; KÜHL, AT, 4ª ed., 2002,
§ 12, nm. 87 ss.; OTTO, AT, 6ª ed., 2000, § 14, nm. 13); la acción de salvamento “no debe ser desproporcionada”
(RUDOLPHI, SK, 7ª ed., 31ª actualización, 1999, § 35, nm. 10b; STRATENWERTH, AT, t. I, 4ª ed., 2002, § 10, nm. 106),
“claramente desproporcionada” (HIRSCH, LK, 11ª ed., 13ª actualización, 1994, § 35, nm. 62), estar “fuera de toda
proporción” (ROXIN, AT, t. I, 3ª ed., 1997, § 22, nm. 54), respectivamente, en comparación con el daño ocasionado.
90 Un caso extremo de este tipo se presenta, especialmente, con la muerte de otra persona para la prevención de
un perjuicio en la integridad corporal. Que la lesión corporal amenazada debe ser grave se deduce ya de la
discusión del apartado 4.1.c). Pero con esto la cuestión no queda zanjada. A causa de la especial calidad de vida
como “totalidad de las finalidades” de su poseedor, la lesión corporal que amenaza al autor en estado de
necesidad debe dar lugar a una extraordinariamente “extensiva” frustración de sus chances de vida. Esto
regularmente se produce sólo a través de daños corporales irreparables, u otros especialmente graves (similar
HIRSCH, LK, 11ª ed., 13ª actualización, 1994, § 35, nm. 63; LENCKNER/PERRON, Schönke/Schröder, 26ª ed., 2001, § 35,
nm. 33; NEUMANN, NK, 4ª revisión, 1997, § 35, nm. 50; ROXIN, AT, t. I, 3ª ed., 1997, § 22, nm. 54; con una tendencia
23
InDret 4/2015 Michael Pawlik
su bien, debe intervenir en la esfera jurídica de varias personas? ¿Se encuentra también
exculpado, por ejemplo, aquel que, para salvar su propia vida, le quita la vida a otras cinco
personas?91 Si se sumasen los bienes destruidos, habría una buena razón para dudar, en esta
medida, de la posibilidad de una exculpación.92 Sin embargo, una forma de proceder semejante
pasaría por alto que la referencia a cada proyecto de vida individual se encuentra inscrita en el
concepto de sujeto. Sujeto —autor de su propia vida— sólo puede ser cada uno respecto de sí
mismo. Del mismo modo, la comparación de intereses en cuanto sujeto sólo puede darse, así, en
relación con dos proyectos de vida concurrentes. Conforme a esto, en el lado de los múltiples
destinatarios de la intervención no hay un interés general compacto, sino una pluralidad de
intereses individuales que se sustraen de la suma y, por lo tanto, cada uno debe ser comparado
individualmente con los intereses en cuanto sujeto del interviniente.
En este punto, la situación jurídica del estado de necesidad exculpante se diferencia de la del
estado de necesidad justificante; en esta última, a diferencia de la que nos ocupa, se presenta, por
fundamentos sistemáticos, la suma de los intereses disminuidos de los distintos propietarios de
bienes jurídicos.93 La prevención de los peligros para ciudadanos individuales no es una carga —
a excepción de posiciones derivadas de deberes especiales (por ejemplo, profesionales)— para los
conciudadanos como tales, sino que el cumplimiento de esta tarea es una carga de la comunidad
solidaria de la ciudadanía considerada en conjunto que, a ese fin, cuenta con un amplio aparato
de autoridad. Aun así, esta red institucional se muestra en el caso concreto todavía como una red
de mallas demasiado amplias. Y, por este motivo, el autor del estado de necesidad puede acceder
directamente a los bienes jurídicos de sus conciudadanos individuales, siendo así que estos
conciudadanos son los que representan en tal caso a la comunidad de solidaridad. Por ello,
cuando estos últimos sacrifican los bienes en cuestión, ello no puede entenderse sólo como
sacrificio de sus correspondientes intereses en cuanto sujetos, sino que en ello concurre también
una prestación al autor realizada por la comunidad de solidaridad en su conjunto.94 Sin embargo,
este aspecto de los presupuestos fácticos del estado de necesidad se valora debidamente si se
considera a la contribución, en ese sentido, como una unidad. En el caso de varios destinatarios
de la intervención, esto requiere una suma del sacrificio de cada uno de ellos. En cambio, la
“mera” intervención en estado de necesidad exculpante no puede interpretarse como la exigencia
de un deber de solidaridad; con este fundamento, el nivel interpretativo del “ciudadano”, que se
acaba de mencionar, permanece cerrado. Como se ha visto, sobre la base de pura(s) aflicción(es)
subjetiva(s), no puede justificarse una regla de adición.
más restrictiva BERNSMANN, „Entschuldigung“ durch Notstand, 1989, p. 412: debe ser una amenaza de “lesión
corporal que afecte el proyecto de vida un modo similar a la muerte”).
91 En las consecuencias por lo general se contesta afirmativamente a esta pregunta (BGH, NJW 1964, 730 ss.;
BERNSMANN, „Entschuldigung“ durch Notstand, 1989, pp. 408 ss.; HIRSCH, LK, 11ª ed., 13ª actualización, 1994, § 35,
nm. 63; JAKOBS, AT, 2ª ed., 1991, 20/8; LENCKNER/PERRON, Schönke/Schröder, 26ª ed., 2001, § 35, nm. 33; MÜSSIG,
MüKo, 2003, § 35, nm. 34; NEUMANN, NK, 4ª revisión, 1997, § 35, nm. 50; ROXIN, AT, t. I, 3ª ed., 1997, § 22, nm. 54.
92 Esta circunstancia se confronta, especialmente en la teoría de la doble disminución de la culpabilidad, con un
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InDret 4/2015 Michael Pawlik
Junto con los presupuestos fácticos que dan lugar a un estado de necesidad para quien se
encuentra en peligro, el § 35 apdo. 1, frase 1 StGB prevé también la exculpación de los actos de
quien presta ayuda en una situación de estado de necesidad, actuando a favor de un pariente o
de otra persona allegada. La ampliación latente en este precepto de la posibilidad de exculpar no
está, de ninguna manera, libre de problemas. Y es que una regulación de este tipo implica, para el
destinatario de la intervención, una intensificación de su riesgo, pues con la admisión de
intervenciones de terceros aumenta la posibilidad de encontrarse con adversarios contra los que
no pueda oponer resistencia.95 ¿Cómo puede legitimarse esta exigencia adicional del legislador
frente al destinatario de la intervención? También se puede responder fácilmente a esta pregunta
partiendo de las consideraciones hechas anteriormente.
Como hemos visto, la legitimidad del estado de necesidad exculpante en conjunto se basa en el
hecho de que no sólo el destinatario de la intervención, sino también quien se encuentra en
peligro puede invocar un importante elemento normativo de la idea jurídica de libertad. En el
caso del destinatario de la intervención, dicho elemento es, primariamente, el aquí llamado
derecho de la persona. Por regla general, las lesiones a este derecho pueden ser repelidas a través de
legítima defensa. En este sentido, está fuera de duda que la ayuda en la necesidad está
permitida.96 Un orden jurídico penal que prescribiera otra cosa solamente podría remitir al
portador de la posición jurídica amenazada a su poder coercitivo individual y, con ello, a una pura
dimensión fáctica que, desde el punto de vista del derecho de defensa, podría ser clasificada, en
el mejor de los casos, como perteneciente al azar. Por su parte, quien se encuentra en peligro
puede invocar, en el marco del estado de necesidad exculpante, su estatus de sujeto. Es cierto que
esta posición no le otorga, dentro del conflicto, un peso normativo idéntico al del derecho
personal del destinatario de la intervención: esto lo demuestra la facultad de legítima defensa de
éste último. Pero el estatus de sujeto de quien se encuentra en peligro fundamenta, como mínimo,
la capital relevancia en el ámbito de la teoría de la libertad del peso de estos intereses. Teniendo en
cuenta esto, sería tan insatisfactorio que, en caso de conflicto, se apelase solamente a su poder de
coercitivo físico e individual que la existencia de la misma limitación respecto del destinatario de
la intervención. Si el destinatario de la intervención puede ser ayudado por los salvadores, a
quien se encuentra en peligro, no se le puede denegar de antemano por ese motivo la posibilidad
de un apoyo de esta clase.
Ahora bien, este diagnóstico de los fundamentos no excluye que, en el último caso, el círculo de
personas que entra en consideración sea más reducido que en el supuesto del destinatario de la
intervención. Como es sabido, la ley procede de este modo: mientras que el destinatario de la
intervención puede recurrir a cualquier persona (particular) como auxiliador en legítima defensa, en
el caso del estado de necesidad exculpante, quien se encuentra en peligro está limitado a recurrir,
para que lo auxilien, a quienes tengan con él una relación especialmente cercana, con independencia
25
InDret 4/2015 Michael Pawlik
del agudo conflicto que tiene lugar.97 Esta diferencia de grados refleja el contraste entre la licitud y la
ilicitud de estas clases de asistencia: el derecho de un conciudadano de imponer la realización de
una ayuda, en un conflicto grave, no puede serle negado a ningún ciudadano. La impunidad de
la ayuda consistente en el cumplimiento de una petición ilícita (no por antonomasia, sino dentro
del conflicto en cuestión) no puede fundamentarse por medio de la fuerza de convicción de la
concreta situación de peligro como tal, precisamente debido a esa ilicitud; en tal caso, la
exculpación solamente se puede basar en la existencia de obligaciones de solidaridad previas.98
Sin embargo, este fundamento para extender la posibilidad de una exculpación no sólo a quienes
se encuentran directamente en peligro, sino también a un círculo determinado de auxiliadores en
la situación de necesidad, no modifica el diagnóstico conforme al cual el estatus de sujeto de quien
se encuentra en peligro es, a fin de cuentas, la condición para posibilitar una exculpación. Si quien se
halla en peligro no tiene posibilidades de invocar para sí mismo un estado de necesidad
exculpante —por ejemplo, porque él ha causado su situación de necesidad— esto también rige
para las potenciales personas que le podrían prestar auxilio en la situación de necesidad.99 Sin
embargo, según las consideraciones precedentes, esta constelación no genera mayores
inconvenientes. Un poco más delicado es el grupo de casos contrario. ¿Qué sucede, por ejemplo,
si el generador de la situación de necesidad no ha sido quien se encuentra en peligro, sino el
potencial asistente en la necesidad? En estos supuestos entra en consideración la pregunta
normativa decisiva de si las circunstancias mencionadas debilitan la posición en cuanto sujeto de
quien se encuentra en peligro. Esto presupondría que a quien se encuentra en peligro se le puede
atribuir la conducta precedente de quien posteriormente se encuentra dispuesto a prestar la
ayuda.100 Una imputación de este tipo es, en efecto, posible. Si quien se encuentra en peligro saca
provecho de que quien le presta auxilio tiene, invocando su estrecha relación con él, abierta la
posibilidad de una exculpación, debe, de manera inversa, tolerar que el fundamento de la
imputación de las “estrechas relaciones personales” también encuentre aplicación en su contra.
Así como la preocupación (atribuida por la ley) de las respectivas personas beneficia a quien se
encuentra en peligro, también la despreocupación puede, a la inversa, perjudicarlo. La imputación
97 Naturalmente, en el caso de parientes la existencia de esta relación de cercanía se presume sin admitir prueba
en contrario (HIRSCH, LK, 11ª ed., 13ª actualización, 1994, § 35, nm. 32; JAKOBS, AT, 2ª ed., 1991, 20/7).
98 La inclusión de personas afines en el § 35 apdo. 1, frase 1 StGB se fundamenta, la mayoría de las veces, en el
hecho de que estas personas experimentarían la necesidad de quien se encuentra en peligro de un modo tan
fuerte que sería el equivalente a una situación de necesidad propia [HIRSCH, LK, 11ª ed., 13ª actualización, 1994, §
35, nm. 30 y 34; LENCKNER/PERRON, Schönke/Schröder, 26ª ed., 2001, § 35, nm. 15; RUDOLPHI, SK, 7ª ed., 31ª
actualización, 1999, § 35, nm. 9). Pero si la referencia a la “especial presión en la motivación” del autor ya ni
siquiera era capaz de legitimar la exculpación de quien se encontraba en peligro (al respecto supra 2.2), tampoco
podría aducirse esta fundamentación adecuadamente a favor de un tercero.
99 Del mismo modo BERNSMANN, „Entschuldigung“ durch Notstand, 1989, pp. 435 ss.; JAKOBS, AT, 2ª ed., 1991,
17/75; MÜSSIG, MüKo, 2003, § 35, nm. 57; OTTO, AT, 6ª ed., 2000, § 14, nm. 14; TIMPE, JuS 1985, pp. 38 ss.; por
ejemplo también HIRSCH, LK, 11ª ed., 13ª actualización, 1994, § 35, nm. 51, 65; RUDOLPHI, SK, 7ª ed., 31ª
actualización, 1999, § 35, nm. 17. Lo mismo es aplicable para el caso del estado de necesidad justificante. En ese
sentido PAWLIK, Der rechtfertigende Notstand, 2002, pp. 296 ss. De otra opinión: BAUMANN/WEBER/MITSCH, AT, 10ª
ed., 1995, § 23, nm. 28; FISCHER, StGB, 50ª ed., 2001, § 35, nm. 11; HRUSCHKA, Strafrecht nach logisch-analytischer
Methode, 2ª ed., 1988, p. 268, nota 144; JESCHECK/WEIGEND, AT, 5ª ed., 1996, § 44 III 2 a; KREY, AT, t. I, 2001, nm.
723; LENCKNER/PERRON, Schönke/Schröder, 26ª ed., 2001, § 35, nm. 20a; MAURACH/ZIPF, AT, 8ª ed., 1992, § 34, nm.
6; NEUMANN, NK, 4ª revisión, 1997, § 35, nm. 39; ROXIN, AT, t. I, 3ª ed., 1997, § 22, nm. 51.
100 Cfr. PAWLIK, Der rechtfertigende Notstand, 2002, p. 297 (respecto de la problemática paralela en el estado de
necesidad justificante).
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Con esto se han logrado asegurar, desde la teoría de la libertad, los rasgos fundamentales de la
regulación jurídica del estado de necesidad exculpante mediante el modelo de legitimación aquí
propuesto y, además, formular respuestas justificadas sistemáticamente para una serie de
controversias dogmáticas. Todo esto ha servido, en última instancia, al fin de ilustrar la fertilidad
de los enfoques bosquejados al comienzo; además, el recurso a razonamientos propios de la
filosofía del derecho en el marco de una discusión de dogmática jurídico penal no es un lujo
(prescindible en su caso), sino que se da porque la dogmática, por la particularidad de su objeto,
está destinada a ser “la existencia de la voluntad libre”. Por este motivo, la recíproca
comprensión de la dogmática jurídico penal y de la filosofía del derecho beneficia a ambas partes:
la dogmática se beneficia porque, de ese modo, gana en coherencia interna, y la filosofía del
derecho gana porque, por estos caminos, se concreta y puede poner a prueba la capacidad de
rendimiento de sus fundamentos teóricos.
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57; TIMPE, JuS, 1984, pp. 38 ss.; probablemente también KREY, AT, t. I, 2001, nm. 723. De otra opinión: HIRSCH, LK,
11ª ed., 13ª actualización, 1994, § 35, nm. 51; JESCHECK/WEIGEND, AT, 5ª ed., 1996, § 44 III 2 a; KÜHL, AT, 4ª ed.,
2002, § 12, nm. 67; NEUMANN, NK, 4ª revisión, 1997, § 35, nm. 38; ROXIN, AT, t. I, 3ª ed., 1997, § 22, nm. 50;
RUDOLPHI, SK, 7ª ed., 31ª actualización, 1999, § 35, nm. 17.
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