Arye Rupestre. Luis Bate

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PRIMERAS INVESTIGACIONES SOBRE EL ARTE RUPESTRE

DE LA PATAGONIA CHILENA (*)

Por LUIS FELIPE BATE P. (**)

Esta información pretende dar a conocer en forma resumida los


descubrimientos de sitios de arte rupestre que se han realizado en la
Patagonia chilena.
Cuando se iniciaron mis exploraciones el año 1963 en la provincia
de Aisén, en busca de vestigios arqueológicos, ésta era absolutamente
desconocida para los investigadores de esta ciencia, así como aún lo es
en muchas otras áreas de la investigación. Y en toda la Patagonia chilena
no había ningún estudio acerca del arte rupestre, manifestación cultural

que debe ser considerada en la investigación de la prehistoria y evolución


sociocultural de los pueblos aborígenes de la región, a pesar de que hace
bastante tiempo se iniciaron las investigaciones arqueológicas en la pro
vincia de Magallanes por parte de investigadores extranjeros hoy de
prestigio internacional.
Tales trabajos, que han arrojado importantes resultados en el cono
cimiento de la antigüedad del poblamiento de Sud América, sólo han
mencionado de paso la existencia de pinturas rupestres, abocándose prin
cipalmente al estudio de restos culturales fechables en posición estrati-
gráfica.
Sin embargo, estimamos que es imprescindible complementar todos
los estudios, ya que una cultura es la configuración integral de todos los
diferentes aspectos de la ideología y actividad de un grupo social que,
para el investigador de la prehistoria, se reflejan en mayor o menor
grado en la transformación material del medio ambiente que el grupo
ha realizado.
En la Patagonia continental, dadas las condiciones de humedad y la
poca diversidad de la creación material de los pueblos que la habitaron,
en comparación con la de otros, son escasos los elementos a partir de
los cuales podemos pretender reconstruir las culturas desaparecidas. Los
restos de que disponemos son fundamentalmente la industria lítica, la
ósea, las osamentas de los animales cazados o de los hombres que los
cazaron, escasas y rudimentarias construcciones de piedras y el arte
rupestre. En la costa tenemos además los basurales de conchas. (1).
Como antecedente objetivo inmediato, tanto el lítico como los huesos
nos proporcionan informaciones generales sobre la economía y, si están

(*) Este trabajo se refiere al proyecto de investigación "Inventario y descripción


de las pinturas y grabados rupestres de la Patagonia Chilena".
(**) Investigador asociado, Depto. de Historia y Geografía.
(1) Hay antecedentes etnohistóricos para pensar en la existencia de arte rupestre
de los pueblos canceros.

16 —

en la posición estratigrafía, la posibilidad de su ubicación cronológica


relativa o absoluta, es decir, el momento en el desarrollo histórico en que
encontramos a ese grupo cultural. Del mismo modo, el arte rupestre per
mite con mayor facilidad la determinación de la dispersión geográfica
de sus autores. A partir de estos puntos de vista muy generales se inicia
una serie de estudios de técnicas, formas, funciones, distribución espacial

relativa y otras consideraciones auxiliares indispensables (ecología,


an

sobre los diversos elementos cuya re


tropología física, estadística, etc.)
lación está dada por la condición de existencia en el pasado de los hombres
hacer deducciones o inferencias,
que los crearon. De este modo podemos
acerca de la existencia de grupos culturales diferentes,
de formas de
relación al medio ambiente, de algunas
organización de la economía en
relaciones sociales, sobre los criterios de división del trabajo, sobre el
sentido de las actividades mágicas, etc. , ,

Y en este sentido, el arte rupestre, en relación a los otros vetigios


Por
arqueológicos, ofrece algunos aportes importantes de considerar.
relativamente menos dependiente de las contingencias
ejemplo, por ser
de la vida económica que otros elementos, como las armas e instrumentos
utilitarios, las técnicas y estilos en el arte rupestre parecen tener un
ritmo de cambio más lento que aquellos otros aspectos, sirviendo así por
en la
su mayor persistencia en el tiempo como un testigo de continuidad
evolución de los elementos que cambian más aceleradamente. También
permite con mayor facilidad la detección de contactos entre distintos
ele
grupos y cambios por aculturación, además de ser uno de los pocos
mentos que permite inferir hipótesis acerca de los grandes cambios si
cológicos en el modo de simbolizar, interpretar y valorar el medio am
biente natural o económico, las relaciones sociales o las creaciones ima
ginarias del pensamiento.
Pero si bien es cierto que una arqueología como mera técnica prolija
de obtención, clasificación y sistematización de datos no tiene una fina
lidad ni sentido por sí misma, sino en la medida que nos permite aclarar
el conocimiento de algunas constantes que rigen la historia, evolución y
transformaciones de las culturas de sociedades anteriores a las nuestras,
es preciso que las técnicas arqueológicas y métodos de investigación sean
acuciosas y en lo posible exhaustivas, por cuanto toda teoría acerca de los
diversos procesos sociales se hace válida en cuanto corresponde realmen
te a los hechos históricamente dados que pretende interpretar. Esto sig
nifica de paso que, así como no es válido hacer inferencias sobre datos
no bien probados, tampoco es legítimo tratar de encajar los hechos que
estudiamos en esquema de evolución social o cultural prefijados de acuer
do a criterios de necesidad no específicamente fundamentados, porque
de hecho ésta no se rige por procesos estandarizados y teóricamente uni-
versalizables a base de unos pocos casos observados. Lo adecuado es que,
sobre la base de nuestros esquemas de referencia teóricos, fundamental
mente metodológicos, investiguemos las formas y dinámica particulares
que han seguido en su desarrollo los grupos que poblaron las regiones que
estudiamos.
Y en este sentido debemos reconocer que tenemos ciertas limitacio
nes metodológicas ya que, a pesar de la importancia del complemento del
arte rupestre con los demás restos culturales, es muy difícil establecer
asociaciones categóricamente válidas entre estas manifestaciones artís
ticas y. por ejemplo, los materiales en posición estratigráfica del mismo
sitio. Encontrar estas pruebas categóricas de asociación, generalmente
indirectas, requiere cierta dosis de buena suerte, variable que se puede
manejar, por ley de probabilidades, aumentando la cantidad de antece
dentes sistemáticamente obtenidos. En concreto, relevamiento de los mo
tivos y excavación de la mayor cantidad posible de arte rupestre, aparte
de todos los otros tipos de sitios que se pueden relacionar.
Esta es la primera etapa necesaria para iniciar, cualquiera inferen-
LA NUMERACIÓN J)£l
Sector Rio I&añez. (m)
CORRESPONDE A LA DL
los sitios uevceiros.-

A. CUEVA BE LA LE.01A
3. CUEVA FELL -

USH AIKE
C. HIO CHICO -1
D. HORRO CHICO
E. RIO CHACABUCO -
1
f. QUEBRADA HONDA
6. Punta del monte -3

17 —

cia o estudio más amplio de nuestras culturas aborígenes. Y es


acerca
esta etapa inicial en encontramos en la Patagonia, como hemos
la que nos

visto, por el reducido número de trabajos realizados en tan extensa re


gión geográfica, por la necesidad de aprovechar al máximo la escasa
cantidad de datos culturales de que disponemos así como por la necesidad
de establecer claras e inseparables relaciones entre estos elementos para
una adecuada reconstrucción de nuestra prehistoria.
De aquí la razón y la finalidad del proyecto convenido en febrero
de este año con el Instituto de la Patagonia para el "Inventario y descrip
ción de las pinturas y grabados rupestres de la Patagonia Chilena", que
incluye la relación de éstos con otros restos y antecedentes arqueológicos
adyacentes.
Este artículo es una breve información de los antecedentes de que
ahora disponemos y que tiene el mérito de ser la primera publicación al
respecto. (2).

PROVINCIA DE AISEN

He puesto a disposición de este proyecto el resultado de mis explora


ciones e investigaciones realizadas con anterioridad del establecimiento
del convenio de estudio con el Instituto de la Patagonia, las cuales se han
encontrado exclusivamente en la provincia de Aisén. Posteriormente, es
te año hemos realizado nuevos trabajos en la misma provincia y hemos
realizado en agosto el relevamiento sistemático de los sitios ya conocidos
por los investigadores pero cuyo estudio se ha limitado a la excavación
de los restos materiales del piso, en la provincia de Magallanes.
Para esta descripción sumaria mantenemos la nomenclatura pro
puesta por Osvaldo Menghin (3) para la clasificación en estilos de arte
rupestre patagónico, por ser, hasta la fecha el más adecuado a este fin.
La denominación de los sitios es personal, aunque para algunos ya hemos
utilizado la sigla del sistema interamericano.
En la provincia de Aisén, el sector que más hemos explorado ubican
do la mayor parte de los sitios es la ribera del río Ibáñez, que desemboca
en la margen norte del lago General Carrera. Sin embargo, hay otros
sectores en los que sólo hemos efectuado someros reconocimientos y que
presentan amplias posibilidades en este campo.

Sitios

RI-1 (Sector del río Ibáñez Sitio 1). Alero rocoso en la ribera sur
-

del río Ibáñez, frente a la villa Castillo, en los terrenos del Sr. Honorato
Chacano a unos 300 metros al SO de las casas.
Los motivos son casi exclusivamente manos en negativo y en positi
vo, predominando ampliamente las primeras. Se encuentran en un núme
ro próximo a las 250. Hace excepción un motivo que
interpreto como
negativo de placa grabada (Figs. 1 a 3). El color más abundante es el
rojo en una tonalidad vino o en otra tendiente al bermellón. Hay también
bastante blanco y algo de verde y amarillo. Se superpone blanco sobre
rojo y viceversa
(rojo oscuro), rojo claro (bermellón) sobre verde, y
verde sobre rojo y hay mezcla de rojo y amarillo.
oscuro
Rl-i Oquedad rocosa a unos 150 metros del sitio RI-1, hacia el SE

(2) Resultados parciales de las investigaciones hechas en la provincia de Aisén han


sido presentados a los Congresos Nacionales de Arqueología N° IV (1967 en
Concepción) y V (1969 en La Serena).
(3) Menghin, Osvaldo: Estilos del arte rupestre de Patagonia.
Acta Prehistórica I. Buenos Aires, 1957.

18 —

en la terraza inmediatamente superior (4). El único motivo que puede


observarse es una guanaca amamantando a su cría, en color rojo oscuro.
El resto de las paredes y del techo están completamente desmoronados,
por lo que puede suponerse que hubiera habido más pinturas (Fig. 4).
RI-2 Ribera sur del río Ibáñez, en el campo del Sr. Manuel Cea. Hay
improntas de pies humanos en rojo.
727-3 Ribera sur del río Ibáñez, directamente al sur del morro deno
minado La Lomita; a unos 4 metros del suelo en la pared rocosa se en
cuentran cinco manos izquierdas en negativos de color rojo. A unos me
tros de distancia en la misma pared hay un negativo aislado del mismo
color (Fig. 5).
727-5 Ribera sur del río Ibáñez. Campo del Sr. Antonio Antrillao, a
unos 2 Kms. del puente del Ibáñez; hay una oquedad en que sólo se dis
tingue claramente un negativo de mano en rojo. En la superficie apare
cen algunas lascas de obsidiana.

727-6 Alero rocoso de 150 metros de la casa de la Sra. Serafina An


trillao, camino al lago Lapparent. Hay cerca de un centenar de manos
en negativo, de color rojo y blanco, predominando las primeras; se su

perponen indistintamente. La única excepción la hace un panel de más


de 1 metro cuadrado, pintado con un fondo rojo, al que se superpone un
motivo reticular en negro.
RI-1 Pared rocosa que se encuentra a la orilla de una laguna a unos
400 metros sobre el río Ibáñez y a 7 Kms. del mismo. El único motivo que
se distingue es un negativo de mano en rojo, habiendo otros ya totalmente
deslavados por la acción de la lluvia y la nieve.
727-8 Pared rocosa en la ribera oeste de la segunda laguna que se
encuentra en la senda entre las casas de la Sra. Serafina Antrillao y de
don Francisco Calderón. Se trata de un sitio muy singular en la Pata
gonia por cuanto las pinturas, entre las que difícilmente se aprecian, aun
que sin lugar a dudas, cinco negativos de manos en color rojo muy des
vanecidas, se encuentran en una pared frente a una saliente rocosa na
tural que semeja una mesa, la cual está rodeada, guardando cierto espa
cio, por una construcción de piedra sin mortero (muralla de poco menos
de un metro de espesor) que forma un recinto rectangular con una en
trada central (Fig. 6).
727-9 Pared rocosa pintada uniformemente de rojo con algunos mo
tivos indistinguibles a unos 50 metros al sur de la casa del Sr. Isidoro Cea.
727-10 Negativos de manos bastante borrosos al pie de un alero fren
te a la laguna que está al lado de la casa de don Isidoro Cea, en su ex
tremo SE.
727-1 1 Paredes rocosas a 500 metros al sur de la senda entre las
casas de don Isidoro Cea y de don Nazario Cea, frente a un bosque
pan
tanoso. Hay más de cien negativos de manos rojas y blancas superpuestas
indistintamente, predominando siempre el rojo. Hace excepción el motivo
de los negativos de ambas caras de un objeto rectangular de esquinas
romas y lados algo convexos, y que he interpretado como negativos de
placa grabada. Un pequeño pozo de sondeo al pie de las pinturas arrojó
algunas esquirlas, desechos de talla y un fragmento de hueso con pintu
ra roja.
727-13 y 14 Pared rocosa detrás de la casa del Sr. Amoldo Fuentes.
Son dos grupos separados por unos cuarenta metros uno del otro; el gru
po más cercano de la casa presenta varios motivos que, a pesar de conser
varse nítidamente son muy difíciles de interpretar, salvo algunos
peque-
ños_ positivos de manos. El otro grupo presenta solamente manos de ta
maño regular, en positivo y negativo. Todos los motivos están en rojo
(Fig. 7).

(4) La geomorfología de la cuenca del río Ibáñez es producto de la erosión glacial


y fluvial.
Fig. 2. —

Negativo y positivos de manos. RI-1.

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Fig. 1. —

Negativos de manos. RI-1

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Fig. 4. —
Guanaca amamantando a la cría. Color rojo. RI-4.

Fig. 3. —

Negativo de placa grabada y


manos. RI-1.
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Fig. 5. —

Negativos en rojo. RI-3.

Fig. 6. —
Construcción rectangular de piedra
frente a una pared con negativos de
manos. RI-8.

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Fig. 7. —
Motivos en rojo con algunos positivos de manos,
RI-14.

Fig. 8. —
Punteados y líneas en rojo con

color pardo sobrepuesto. RI-16.


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Figs. 9 a 12. —
Grecas en rojo del sitio RI-12.
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Figs. 13 a 15. —

Signos geométricos, RAiCo-3. Punta del Monte.

Fig. 16. —

Negativo blanco sobre fondo rojo. RAiCo-3.


Fig. 17. —

Antropomorfos en color negro. Cueva de la Leona.


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Fig. 18. —
Motivos geométricos en rojo y negro. Cueva de la
Leona.

19 —

727-16 Caverna de 12 metros de profundidad y a cerca de 400 metros


de altura sobre el Río Ibáñez, en la ladera del cerro que queda al sur
de la casa de don Amoldo Fuentes, aproximadamente frente a la con
fluencia del río Claro con el Ibáñez. En las deterioradas paredes y techo
de roca aglomerada que forma la caverna, se conservan aún 16 figuras
entre las cuales hay guanacas preñadas y signos geométricos simples con
punteados y lineales (Fig. 8). Los colores usados son el rojo y un negro
vinoso o pardo. Al fondo de la caverna hay en el techo una mancha di
fusa de color rojo, pardo y azul. En la convergencia del techo con el piso,
al fondo, hay sobre una piedra una húmeda colonia de musgos que pro
porcionan la pintura color pardo. Existen también tierras de colores
verde claro y oscuro.
727-12 Puerto Ibáñez. Se trata de las únicas pinturas indígenas co
nocidas en la provincia antes de iniciarse mis investigaciones. Se en

cuentran en un alero rocoso a 2 Kms. al NO de Puerto Ibáñez, en un lu


claramente
gar bastante conocido. En él se encuentran motivos de grecas
definidos, en color rojo y sólo unas pocas líneas en negro (Figs. 9 a 12).
A 50 metres de este alero siguiendo la misma pared rocosa, prácticamen
te al nivel del suelo actual, hay bajo una pequeña saliente, otra pictogra
fía de grecas descubiertas hace seis años.
En la región del río Ibáñez hay además abundantes sitios en que en
contramos material lítico, casi todos pequeños paraderos. En un sitio
(RAiCO-10) a 3,5 Kms. de RI-12 hacia el norte, sobre la terraza que
rodea por el norte a Pto. Ibáñez, se encuentran abundantes trozos de ma
teria primas para preparar pintura roja, manos para molerla y algunos
cantos al parecer decorados intencionalmente. También hemos encontrado
cantos con pintura roja probablemente usados en la molienda de la ma
teria prima, en los sitios RAiCO-11, una larga extensión en la ribera
sur del Ibáñez, frente a la balsa y próximos a RI-13 y 14, lo mismo que en
RAiCO-12 a la orilla del río Claro, junto a la casa de don Rosamel Mu
ñoz (5).
Además, en un paradero frente a la desembocadura del Ibáñez, en el
lago General Carrera, encontramos una placa grabada (fragmentos) con
franjas de reticulado incisas. Este motivo es clasificado por Bórmida (6)
como motivo arcaico de tipo b.
PM-3 (RAiCO-3) Lugar del sector de Punta del Monte denominado
La Casa de Piedra (7), en los terrenos del Sr. Luis Donoso. Se trata
de un afloramiento de toba volcánica socavado en su base por un ria
chuelo adyacente al sitio, formándose cuatro oquedades que presentan un
frente de 40 metros y que han sido ocupadas encontrándose en ellas arte
rupestre y en el piso materia] lítico, fogones, algunas osamentas, etc. Las
pinturas que quedan no deben representar más del 30% de las originales,
ya que la mayoría se ha perdido por descascaramiento natural de la roca.
Los motivos que aparecen son guanacos, negativos de manos, signos sim
ples (punteados, lineales, rectos y ondulados, escaleriformes, sol, etc.) y
algunos más complejos (figs. 13 a 15), pisadas esquemáticas y miniatu
ras. Se observa la superposición de las miniaturas a los símbolos comple
jos geométricos. Casi todas las pinturas son de color rojo de distintos
tonos e intensidades, habiendo sólo un par de negativos en negro, ama
rillo y blanco. Aparecen superpuestos al rojo, el amarillo y el blanco
(Fig. 16).

(5) Bate, Felipe: Panorama de la investigación arqueológica en Aisén. V Co;

de La Serena 1969.
Arqueología. //S>
(6) Bormida, Marcelo: Pámpidos y Australiodes. Coherencias míticas y e
Rev. Etnos. Bs. As. 1949.
(7) Los pobladores de la Patagonia denominan "casas de piedra" a las
aleros rocosos, por lo que no es raro encontrar sitios con este no:
literatura arqueológica.

20 —

Los sondeos hechos en el piso, si bien el agua ha arrasado práctica


mente toda la estatigrafía, indican continuas ocupaciones esporádicas.
Aún debajo de los últimos pisos ocupacionales, seguramente
muy tardíos,
aparecen junto con el material de acarreo fluvial, fragmentos de roca
desprendida del techo, con pintura roja.
RCH-1 (Sector del Río Chacabuco, afluente del Baker). Al sur del
Lago Gutiérrez, donde se encuentran varios paraderos con material lítico,
en las bardas de los cerros aparecen algunos negativos en
rojo.
Cabe mencionar, dentro de la provincia de Aisén, el relevamiento
hecho a comienzos de 1969 por el arqueólogo don Hans Niemeyer, de
un sitio ubicado en Quebrada Honda, al sur de Chile Chico, donde apa
recen negativos de manos, guanacos y signos geométricos (comunicación
personal) .

PROVINCIA DE MAGALLANES

Los sitios de la provincia de Magallanes que relevamos en agosto de


este año, nos han aportado importantes antecedentes para el conocimien
to del arte rupestre patagónico. Todos ellos han sido observados o re
conocidos por investigadores extranjeros (8) aunque no se ha dado la
debida importancia a las manifestaciones artísticas.

Sitios

Cueva de la Leona. Está ubicado al sur de la laguna Blanca en las


paredes y aleros horadadas por un arroyo en rocas de textura floja (se
dimentos lagunares consolidados). Las pinturas se concentran en uno de
los aleros de esta formación, aun cuando en los otros se encuentran tra
zos ocasionales. Los motivos constituyen una novedad para la Patagonia
Chilena. Son todos dibujos lineales; aparecen franjas rojas, bordeadas
de negro, con un ancho de unos 4 cms. Son abundantes las figuras an
tropomorfas esquematizadas. Estas aparecen en color negro, rojo, y en
un par de casos de rejo bordeado de negro. El tamaño
promedio de estas
figuras es de 10 cms., aunque destaca una que no alcanza a los 3 cms. y
también hay algunas de cerca de 20 cms. Aparecen las series de líneas
rectas paralelas en rojo o rojo y negro alternadas, con una longitud va
riable de 10 a 20 cms. con un ancho promedio de 1 cm. Hay un par de
motivos en rojo claro muy borrosos en que se distinguen algunos antro
pomorfos. La estructura de este motivo es muy similar a la "escena de
baile" del río Pinturas hay también, pero en negro un posible antropo
y
morfo casi idéntico al ilustrado por Menghin para la Cueva N° 5 de Los
Toldos (Figs. 17) (9). Hay además una serie de dibujos lineales en negro,
muy difíciles de interpretar lo mismo que algunos grupos en rojo y negro
(Figs. 18 a 20). Aparecen series de puntos y un signo "rastro de aves
truz", también en negro. En una oquedad, hacia la derecha de este alero,
encontramos una serie de líneas negras perpendiculares a una raya roja
y una estarcido en rojo delimitado por un borde recto. Esta es la misma
técnica empleada para los negativos.
Los colores predominantes son el rojo oscuro (aunque
diluido) v el
negro humo. Hay además negro carbón y rojo ocre, además de un mo
tivo en amarillo pálido. Es probable que algunos dibujos en carbón sean

(8) Tanto Cueva de la Leona como Cueva Fell han sido estudiadas por Anette
Lamming-Emperaire y Junius Bird. Ush Aike también fue excavado por Mme.
Emperaire.
(9) Op. Cit. Figs. 8 y 9 págs. 64 y 65.
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Figs. 19 y 20. —

Antropomorfos esquemáticos y otros motivos


geométricos. Colores negro y rojo. C. de la Leona.

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Fig. 21.— Motivo en negro. C. de la Leona. Fig. 22.— Motivo en rojo Morro Chico a)

Fig. 23. —
Motivo en rojo. Morro Chico c) 2. Fig. 24. —

Motivo en rojo ocre sobre rojo vinoso.


Morro Chico c) 1.

21 —

actuales, pero no todos. Las superposiciones que se observan son de negro


carbón sobre amarillo y de éste sobre rojo oscuro, negro carbón sobre
en los mismos mo
negro humo. El negro humo suele aparecer combinado
tivos con el rojo oscuro. El único motivo en rojo ocre es la "escena de bai
le" y no aparece en superposiciones. Dada la mala calidad de la roca, se
ha perdido una gran cantidad de pinturas.

Morro Chico

escasísimos
Este morro fue prolijamente recorrido, encontrándose
la presencia aborigen. A la
motivos, pero que sirven para constatar allí
acceso occidental al morro encontramos dos paneles.
Uno en
derecha del
más arriba
el frente de la cresta de prismas basálticos y el otro, algo
en

una pequeña oquedad que denominamos b y a respectivamente.


Panel El motivo más llamativo es un círculo rojo en cuyo períme
a.

tro aparecen trece trazos radiales y cuatro pequeños círculos yuxtapues


lineas ver
tos (Fig. 22). Hay además un signo "rastro de avestruz", dos
18 varios trazos lineales cortos y difusos y una mancha
ticales de cms.
de contorno indistinguible. Todo en color rojo.
Panel b. Todos los motivos que aparecen, en color rojo, son cinco pa
res de líneas de unos 6 cms. un signo "rastro de avestruz" y un grupo de
cinco líneas en desorden. Las pinturas están muy diluidas.
MCH-c. Son dos grupos ubicados a! pie de las bardas en la ladera
norte del morro. Las pinturas prácticamente han desaparecido por la
acción del tiempo y del clima, quedando casi sólo las manchas rojas con
los contornos muy lavados. El primer "grupo" son tres manchas, de los
cuales solo uno muestra contornos de antiguos trazos (Fig. 24), obser
vándose superposición de rojo ocre sobre rojo vinoso. El segundo grupo,
a 6 metros a la izquierda del primero sólo permite distinguir unos trazos
lineales en rojo ocre absorbidos por la pátina de la roca (Fig. 23).

Sector del Río Chico

Hemos estudiado varios sitios ya conocidos en la ribera sur del Río


Chico y que describimos abreviadamente de este a oeste.
Ush Aike. (Conocido como Oosin Aike). Todos los motivos son linea
les simples; aparecen series de líneas paralelas cortas en número varia
bles y abundan las líneas en pares aislados, del ancho de un dedo o más
finas. Generalmente tales series son de líneas verticales, o ligeramente
oblicuas, aunque las hay también horizontales. Algunas series están atra
vesadas por una línea perpendicular. Hay campos formados por trazos
de diferentes longitudes y grosores. Aparecen círculos de 5 cms. de diá
metro, una "flecha", tres motivos en arcos como "ojivas" en trazos para
lelos de blanco y rojo. Hay cuatro posibles antropomorfos, tres en rojo y
uno en blanco. Hay dos motivos algo más complejos (Fig. 28).
Los colores son rojo y blanco sucio, superpuestos indistintamente. El
blanco es escaso.
Unos metros más abajo y a la izquierda al pie de la ladera en que
se encuentra el alero de Ush Aike y a la derecha de Cueva Fell, hay otra

pequeña oquedad que muestra también varios lineales rojos.


Cueva Fell. Este sitio, bastante conocido, presenta cinco niveles ocu-
pacionales, teniendo el más antiguo una fecha cercana a los 11.000 años
(con la nueva estimación de la vida media del O 14), presentan también
en sus paredes y el techo, restos de pinturas indígenas. Son todos trazos
lineales cortos pintados en los cantos del aglomerado volcánico y los más
bajos forman una línea a nivel de los 120 cms. del piso del primer nivel.

22 —

Todos los trazos son en rojo, prácticamente lo mismo que aparece en Ush

Aike, pero mucho menor cantidad.


en
Poco más de 1 Km. al este de cueva Fell hay una pequeña oquedad,
subiendo por la ladera de la ribera del río, casi al borde de la terraza
superior donde encontramos escasos trazos también con pintura roja.
A mitad de camino entre Cueva Fell y la casa de la estancia Brazo
Norte, en cuyos terrenos se ubican todos estos sitios, hay unas paredes
rocosas en que también aparecen algunos motivos en pintura roja, entre
ellos trazos finos apareados.
Río Chico -1. La denominación de este sitio es provisoria, ya que no
tiene otra conocida. Se trata de una larga barda a la orilla del río, a po
co menos de 2 Kms. de las casas de la estancia, aguas abajo. Existen pin
turas a lo largo de toda esta barda que hemos dividido por grupos cen
trados en los puntos de mayor concentración para facilitar su estudio.
Siendo los motivos más comunes los trazos lineales en series y otros
lineales simples, en color rojo, mencionaremos sólo algunos de los moti
vos que hacen excepción. Estos son los pocos antropomorfos simples en

rojo, (Fig. 27) una especie de sol con una cruz central, las series lineales
de rojo alterno con negro, un signo simple similar a una herradura (de
7 cms.), (Fig. 26) comparable con los motivos de Punta Gualichú (10),
pero más simple, un motivo de seis círculos concéntricos en blanco, al
que se superpone una serie de seis trazos en rojo y algunas otras figuras
de difícil interpretación, siempre en rojo.
Él color blanco sucio seguramente se ha obtenido a partir de un
polvo de arcilla incluida en el aglomerado volcánico que forma la base
de las bardas. En un pozo de sondeo pequeño en uno de los abrigos de la
barda, además de abundantes instrumentos y desechos líticos y huesos
de animales, encontramos un trozo de materia prima para pintura roja.
directamente asociada con un fogón a 75 cms. de produndidad. (11)

CONCLUSIONES E HIPÓTESIS

Los resultados de estos trabajos iniciales en el estudio del arte ru


pestre de la Patagonia Chilena nos permiten hacer algunas observacio
nes muy generales y aventurar algunas hipótesis o comentarios que de
berán ser confirmadas por nuestros futuros trabajos.
a) Las manifestaciones de arte rupestre en la Patagonia chilena son
muy abundantes ya que, a pesar de la geomorfología del terreno que es

sumamente compleja, haciendo muy difíciles las exploraciones intensi


vas, la labor de descubrimiento de estos sitios es fructífera y, sin lugar
a dudas, los sitios hasta ahora descubiertos son una ínfima parte de los

que quedan por descubrir.


b) Los motivos del arte rupestre en la Patagonia chilena son exacta
mente los mismos que aparecen en la argentina correspondiendo, por lo
tanto, al área de dispersión de los mismos pueblos de cazadores nómades,
con sólo algunas posibles diferencias culturales, apreciables fundamen
talmente en algunos elementos líticos y atribuibles a la falta de más in
vestigaciones o a formas de adaptación a las manifiestas diferencias eco
lógicas.

(10) Vignati, M. Alejo: Resultados de una excursión por la margen sur del Río
Santa Cruz. Notas Prel. Mus. de La Plata II. Buenos Aires, 1934.
(11) Existen referencias de otros sitios con pictografías en Magallanes, lago Sofía
y lago Sarmiento, ambos ubicados en la zona de Ultima Esperanza. Por otra
parte en una excursión realizada en el mes de octubre por el Depto. de Historia
y Geografía se descubrió un nuevo sitio en el área del río Gallegos Chico
(N. del E.).
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23 —

c) Los motivos de este arte rupestre pueden incluirse en la nomen


clatura de clasificación en estilos propuesta por Menghin, encontrándo
se los siguientes estilos presentes: a) Negativos; b) Pisadas; c) Esce
nas; d) Signos complicados y simples; e) Grecas y f) Miniaturas.
Es decir, solo falta el estilo de paralelas, que, incluso dentro de Ar
gentina, tiene una dispersión muy restringida y que guarda más relación
con sitios de la zona central cordillerana de Chile que con otros sitios de
la Patagonia.
d) Hasta ahora, las técnicas conocidas para el arte rupestre en Pa
tagonia chilena son solamente las de pinturas. No han aparecido aún pe-
troglifos, aunque el descubrimiento reciente en río Mayo, Argentina, por
parte del investigador Carlos Gradin, de una nueva técnica de grabados
de rayados superficial sobre pintura con motivos indiscutiblemente au
tóctonos (comunicación personal), nos permiten atribuir origen indígena
a algunos signos geométricos ejecutados en la misma forma en los sitios
RI-1 y en el alero contiguo a RI-5.
En este sentido es necesario aclarar que la mención de pisadas he
cha en el punto anterior no corresponde a ese estilo propiamente tal,
sino vinculadas a otros estilos (negativos y signos complicados).
e) Los recientes estudios de los sitios de la provincia de Magallanes
y en especial, por su abundancia, los de río Chico y Cueva de La Leona,
nos permiten postular como hipótesis la existencia independiente, por lo
menos en alguna etapa cronológica, de un estilo más o menos definido que
hasta ahora aparece englobado bajo el término de "estilo de símbolos
complicados" en la clasificación de Menghin (op. cit.). Citamos^ algunos
párrafos suyos cuando se refiere a este estilo: "El problema más difícil
del arte rupestre de Patagonia, lo presentan por de pronto la cronología
y pertenencia estilística de los signos simbólicos. Sencillos signos geomé
tricos aparecen en conexión con obras de varios períodos y estilos, si bien
a veces diferenciados por el color y otras peculiaridades. Sin embargo la
dilucidación de su origen y desarrollo exigiría muchas más observaciones
y comparaciones de las que pude hacer hasta la fecha. Ya mencioné que
algunos signos geométricos muy elementales tal vez se remonten a la fase
más antigua del estilo de negativos. Por otro lado, sobrevivieron indu
dablemente hasta tiempos muy recientes. Por supuesto, figuras como
series de rayas, zig-zag, cruces, círculos simples y concéntricos, cuadra
dos, etc., podrían ser adoptados siempre de nuevo, sin alguna conexión
histórica, lo que dificulta mucho su estudio desde el punto de vista crono
lógico y evolutivo." (p. 77). "Todavía no es posible sistematizar las pro
ducciones tan variables de esta clase, pero a pesar de la disparidad de su
muestrario nos faltan ciertos elementos comunes como son : la predilec
ción por motivos arqueados, el empleo de puntos, rayas y otras entida
des geométricas para formar muestras ornamentales, la ocurrencia de
rastros de animales, sobre todo de pisadas de avestruz, y el policromis
mo. Parece que también figuras humanas extremadamente esquematiza
das se combinan con este estilo", (p. 80).
Uno de los principales factores que han impedido la diferenciación
cronológica y estilística de los diferentes grupos de elementos de este
complejo estilo de Menghin, aparte de que perfectamente pueden apare
cer en forma independiente y espontánea en diversas culturas, está en que
casi nunca han aparecido solos, sino que constantemente acompañando a
otros estilos en los mismos sitios. Sin embargo, en estos sitios menciona
dos de Magallanes aparecen los motivos geométricos sin ninguna conta
minación de los otros estilos definidos para la Patagonia, lo que no in
dica de que haya un estilo puro (es decir, que pertenezcan al mismo gru
po),ya que podría haber "subestilos" superpuestos.
Este estilo que postulamos (aunque Menghin lo ha aceptado adecua
damente) podría estar definido por los siguientes elementos: punteados;

24 —

trazos lineales cortos apareados, del ancho de un dedo o más finos; series
de trazos lineales en número variable y de longitudes también variables,
en un solo color; series de paralelas relativamente largas de colores alter

nados, rojo con negro (podrían ser otros colores), de trazos del ancho de
un dedo; franjas anchas (3 a 6 cms.) de rojo bordeado de negro o vice

versa; campos formados por trazos paralelos de diferentes longitudes;


series de trazos paralelos atravesados por una perpendicular; figuras an
tropomorfas muy simples y esquematizadas y ocasionalmente zoomorfas
en el mismo estilo ; algunos
signos simples o concéntricos ; círculos radia
dos; círculos o cuadrados con cruz interior; cuadrados en series; arcos
ojivales; signo en forma de herradura; pisadas esquemáticas tipo "rastro
de avestruz"; algunos trazos largos y anchos y escasos signos lineales
compuestos, probablemente, de inspiración espontánea. Seguramente se
escaparán otros posibles elementos característicos pero que no es dable
definir por el momento.
Los colores serían fundamentalmente rojo y negro, encontrándose en
menores proporciones otros como el blanco.
Este estilo tuvo un desarrollo independiente y probablemente su ori
gen en el extremo meridional de Patagonia y, al parecer, es el que se en
cuentra en la Patagonia Argentina en sitios como Punta Gualichú, super
puestos a negativos de manes y se puede aislar en Río Pinturas, donde sería
posterior a los estilos de manos en negativo y de escenas (12). En muchos
otros sitios encontramos elementos de este estilo, lo que no quiere decir
que todos los signos geométricos (fuera de las grecas y miniaturas), per
tenezcan a él, aunque pudieran haber derivado de él.
Cronológicamente podríamos postular su origen no posterior al ni
vel III de Cueva de Fell en la estratigrafía cultural de Junius Bird, por
cuanto los niveles superiores cubren las pinturas más bajas de esta cueva.
Los materiales de este nivel corresponden a los encontrados por Anette
Lamming-Emperaire en el nivel inferior de Ush Aike. Por otro lado tene
mos dos sitios en que aparece como posterior a las manos e incluso a las
escenas.

f) El hecho de encontrar las figuras antropomorfas interpretadas


como bailarines aislados, así como las posibles "escenas de baile" sepa
radas de los otros elementos del estilo de escenas, nos hace pensar que
aquellos serían independientes, por lo menos temporalmente de este esti
lo. Pero sin duda este problema no es tan simple, ya que estos bailarines
aislados parecen pertenecer, por lo menos en Cueva de la Leona, al estilo
que describimos en el punto anterior. Sin embargo, en este sitio, se man
tiene la diferencia descrita por Menghin entre estos bailarines
y las
"escenas de baile" en cuanto a la expresión del movimiento, siendo ade
más la posible "escena de baile" la única de un color diferente al del resto
de las pinturas.
Creemos que es posible afirmar, por lo menos,
que los bailarines
aislados, los de la Cueva N° 5 de Los Toldos, no pertenecen al esti
como
lo de escenas que incluye las escenas de la caza, o
simples representacio
nes zoomorfas, pudiendo
pertenecer o derivar del estilo del extremo sur
de Patagonia.
g) El hecho de encontrar varios motivos entre los
signos simples que
acompañan alos estilos de distribución meridional
y que aparecen como
característica del estilo de grecas-soles, cruces
escaleriformes, meandros,
etc., podría indicar que el origen de éste estaría en el contacto de elemen
tos traídos del noreste argentino
y elementos geométricos aportados pol
los pueblos meridionales tardíos.

(12) Gradin, Carlos. Las Pictografías del Río Pinturas.


Barcelona. 1967.

25 —

h) Hemos hecho la interpretación de un motivo aproximadamente


rectangular en negativo, como negativos de placas grabadas, a base de la
existencia el sitio RI-6 de dos motivos similares que evidentemente co
en

rresponden las dos caras del mismo objeto, cuyos lados y esquinas son
a

ligeramente asimétricos. La exacta correspondencia de una figura y la


otra invertida nos indica además que se trataba de un objeto más o menos
plano. Por otro lado los únicos objetos arqueológicos que hasta ahora co
nocemos en Patagonia y que corresponden perfectamente a esta descrip
ción, son las placas grabadas, que, además, por su significado cultural po
demos relacionar con el arte rupestre.
i) La presencia del estilo de grecas claramente definido en la ribera
del lago General Carrera señala el punto más austral conocido hasta la
fecha para este estilo, trasladando en más de 400 kilómetros el límite me
ridional de extensión para este tipo de pictografías.

SUMMARY

Rupestrian painting constitutes an insufficiently investigated featu-


re of the Chilean past. This is especially true concerning Chilean Patago
nia pictographies, the manifestation of which has proved to be common
and interesting.
Chilean Patagonia rupestrian partings have up to now been located
in the provinces of Aisén and Magallanes. Four áreas, cióse to the Ar
gentinian border, are known in Aisén. These are located at Punta del
Monte, Río Ibáñez, Río Chacabuco, and Quebrada Honda. The richest área
in sites is the Río Ibáñez valley and Lake General Carrera.
The motifs are hand impressions, simple signs, zoomorphs, and grecas.
The discovery of grecas is a contribution to the knowledge of aboriginal
culture. It extends their área four geographic degrees southward from the
most meridional pictographic known reference.
The sites discovered up to now in Magallanes are located at the áreas
of Morro Chico, Cueva de la Leona and vallev of Río Chico. In this last
área the first human settlement of Southern Patagonia has been reported

(Bird, 1938 -

1946).
The pictographic motifs are different from those in Aisén. The abun
dance of anthropomorphs and complicated signs permits the postulation
of the hypothesis of a definite and independent style for the área. The
elements which could define this new style are short paired lines; series
of parallel lines variable in number and lengenth; anthropomorphic and
zoomorphic aschematic figures; concentric circles; ogival archs, etc.

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