Herbicidas 7
Herbicidas 7
Herbicidas 7
Introducción
El enfoque principal del presente libro es sobre los métodos no químicos de manejo de
malezas, pero en muchas situaciones los herbicidas ofrecen los medios más efectivos
para el control de éstas.
En los países industrializados los herbicidas se aplican sobre el 85-100% de todos los
cultivos principales. Así, para el Reino Unido Green et al. (1987) estiman que una libra
esterlina gastada en pesticidas genera un ingreso adicional de cinco libras. Más
recientemente, este margen se habría reducido con la reducción de los subsidios de la
Comunidad Europea (CE), pero la producción agrícola en los países industrializados
continuará dependiendo grandemente del uso de los herbicidas.
En países menos desarrollados, el precio relativamente bajo obtenido por los productos
agrícolas en los mercados mundiales y el bajo costo de la mano de obra reducen los
beneficios económicos del uso de herbicidas. Finney (1988) predijo que la necesidad de la
intensificación de la agricultura, como consecuencia del alto nivel de crecimiento de la
población, aumentará el uso de herbicidas. El también indicó que en los EE.UU. los
precios de los herbicidas cayeron entre 1985-1987 debido principalmente al incremento
de la competencia por la distribución del mercado y al vencimiento de patentes. La India y
la República Popular de China están incluídos entre los primeros 12 países por ventas de
herbicidas y ambos países están fabricando y exportando herbicidas que ya tienen
patente vencida. Los precios reducidos y la producción local estimularán el uso de
herbicidas en los países menos desarrollados.
Antecedentes
Registro y aprobación
Nombres de herbicidas
Formulación, mezclas y coadyuvantes
Aplicación
Dosis reducidas y control integrado mecánico y químico
Las sales inorgánicas, tales como sulfato de cobre, se usaron para el control de malezas
de hoja ancha en cereales hacia fines del siglo 19, pero el primer herbicida orgánico:
DNOC (dinitro-ortocresol), no fue introducido hasta 1932. El uso extensivo de herbicidas
de dosis relativamente bajas (1-2 kg i.a./ha) comenzó en 1945 con el lanzamiento de los
herbicidas reguladores de crecimiento 2, 4-D y MCPA. El éxito de éstos condujo a una
intensificación de la investigación y las inversiones, lo cual, a su vez, produjo nuevos
grupos de herbicidas y compuestos en desarrollo. Se han descubierto nuevos grupos de
herbicidas mediante la selección al azar en el invernadero y la subsiguiente modificación
química (Tabla 1).
Registro y aprobación
Toxicología. Antes de que un nuevo herbicida pueda venderse en cualquier país, tienen
que suministrarse datos adecuados que demuestren que es seguro para que sea
manipulado por el operador, y que los consumidores de los cultivos tratados no están bajo
riesgo. Las toxicidades relativas se pueden comparar en forma de DL50 oral o dérmica
aguda para ratas (dosis ingerida o absorbida a través de la piel que es letal en el 50% de
un grupo de animales uniformes). Mientras que la DL50aguda para ratas es util para
establecer comparaciones generales entre compuestos, es ampliamente aceptado que
presenta limitaciones y, por lo tanto, no se puede asumir que una alta (segura) LD50 para
ratas sea segura para los humanos. Consecuentemente, también se realizan pruebas
toxicológicas con otros mamíferos, incluyendo perros y primates. Con pocas excepciones,
tal como paraquat, la mayoría de los herbicidas son de muy baja toxicidad (ver Tabla 2),
presentando muchos compuestos valores de DL50 superiores a productos comunmente
consumidos, incluyendo aspirina, cafeína y sal común. La formulación de un herbicida
puede afectar su DL50. Así, bromoxynil es más toxico que bromoxynil octanoato.
Una parte de los herbicidas que se aplican al cultivo, o al suelo en el que está creciendo,
puede estar presente en la parte cosechada del cultivo, que puede ser consumido
directamente o a través de productos animales. Se determinan los residuos del herbicida
original y sus metabolitos en los cultivos y, basado en datos de estudios a largo plazo de
alimentación animal, se estima el "nivel el nivel en que no se observa efecto alguno"
(NOEL). Este se utiliza para derivar una "ingestión diaria aceptable" (ADI). Basado en
estos datos de residuos, se establecen restricciones sobre qué cultivos que pueden ser
tratados y sobre intervalos mínimos entre tratamiento y cosecha. En muchos países existe
legislación para controlar los niveles máximos de residuos (MRL) de plaguicidas en
alimentos humanos y animales, así como en los cultivos. Los herbicidas son los
plaguicidas más usados en la Comunidad Europea, pero menos del 10% de los
plaguicidas incluídos en la legislación sobre MRL son herbicidas. Esto refleja la baja
toxicidad para los mamíferos de la mayoría de los herbicidas (Tabla 2), que son
relativamente específicos en su acción a los procesos vegetales (Tabla 6). Los herbicidas
son propensos a la descomposición en los microbios, plantas y animales y no son
comunes los problemas de residuos de herbicidas si se utilizan de acuerdo a las
instrucciones de las etiquetas.
Los estudios de campo son esenciales para las instrucciones de las etiquetas, ya que la
actividad, persistencia y movilidad del herbicida son afectados por factores climáticos,
edáficos y agronómicos.
Nombres de herbicidas
En este libro se usan los nombres comunes aprobados por BSI, WSSA o ISO.
Método de uso. Los herbicidas se pueden aplicar al follaje o al suelo. Los que se aplican
al follaje y afectan solamente la parte tratada se describen como herbicidas de contacto,
mientras que aquellos que se trasladan mera del follaje tratado hacia un punto de acción
en otro lugar de la planta se denominan herbicidas sistémicos. Los herbicidas de
aplicación al suelo que generalmente afectan la germinación de las malezas, tienen que
persistir por algún tiempo para ser efectivos y se denominan herbicidas residuales.
Algunos herbicidas residuales tienen acción de contacto y afectan las raíces y los tallos en
la medida en que emergen de la semilla, mientras que otros entran en la raíz y las partes
subterráneas de la planta y se translocan a su punto de acción.
En el caso de compuestos con baja solubilidad, el ingrediente activo puede molerse hasta
convertirlo en un polvo, mezclarlo con un portador inerte y un tensoactivo o surfactante y
ser vendido como un polvo humedecible o humectable (por ej., ver formulaciones de
simazina). Este tipo de formulación comunmente se mezcla con una pequeña cantidad de
agua para formar una mezcla pastosa, antes de echarlo en el tanque de la asperjadora.
Los polvos humedecibles han sido desplazados en gran medida por los concentrados
suspensibles, también conocidos como "flowables", en los cuales el ingrediente activo
finamente molido se mezcla con tensoactivos y, en algunos productos, con otros
solventes no tóxicos. Este tipo de formulación es más fácil y seguro de manipular que el
polvo humedecible y se mezcla más fácilmente con el agua en el tanque de la
asperjadora.
Por motivos de seguridad del operador y de impacto ambiental, se están sustituyendo los
solventes orgánicos sintéticos por concentrados emulsionables basados en aceite vegetal
y por novedosas formulaciones basadas en agua, como los "sistemas de estructurados de
tensoactivo o surfactante".
Mientras que la mayoría de los herbicidas se formulan para ser aplicados mediante
asperjadora con agua como vehículo, un limitado número de ingredientes activos se
aplican como formulaciones secas, en forma de granulados. Estos son partículas
pequeñas, generalmente de menos de 10 mm3 de tamaño, y, típicamente contienen
concentraciones de ingrediente activo entre 2% y 20%. Comunmente se usa un aplicador
de granulados tirado por tractor o de tipo mochila, pero algunos granulados son
apropiados para ser dispersados manualmente y son utiles en fincas pequeñas, donde no
hay equipos de aplicación disponibles.
Varios herbicidas (por ej., 2, 4-D) son ácidos débiles y reaccionan con bases para formar
sales y con alcoholes para formar ésteres. Las sales son solubles en agua, insolubles en
aceite y tienen baja volatilidad, mientras que los ésteres son insolubles en agua, solubles
en aceite y tienden a tener alta volatilidad. Los ésteres generalmente tienen una actividad
herbicida superior a las sales, pero su alta volatilidad puede provocar daños a plantas que
se encuentran fuera del área a tratar. Los ésteres de la mayoría de otros grupos de
herbicidas, incluyendo los ésteres de ácido ariloxifenoxialcanoico (por ej. fenoxaprop-etil)
no son volátiles.
El contenido de ingrediente activo (i.a.) se expresa sobre la etiqueta del producto como g
i.a./peso o volumen del producto y/o como % i.a. p/p (peso del i.a. como %del peso de i.a.
+ portador + formulantes). A menudo se describe el i.a. de las formulaciones de éster y sal
de ácidos débiles como e.a. (equivalente ácido), ya que el ácido es el ingrediente
fitotóxico liberado en la planta.
Mezclas. Mientras que algunos productos son formulaciones de un solo ingrediente activo
(por ej., glifosato), la mayoría de los productos formulados son mezclas de dos o más
ingredientes activos. Las mezclas aumentan el espectro de malezas controladas y/o
combinan la actividad de contacto o sistémica con la residual (por ej., 2, 4-D más
atrazina). En los productos formulados, los componentes de la mezcla han sido evaluados
por su compatibilidad física y química en el tanque de aspersión, por efectos adversos
sobre la fitotoxicidad contra las malezas y por su selectividad en los cultivos.
Aplicación
Introducción. Los herbicidas generalmente se aplican en solución o suspensión acuosa,
como una nube de gótulas dirigida hacia el objetivo de la aplicación. La concentración del
ingrediente activo en la solución de aspersión varía típicamente desde 0.1 a 10% y el
volumen de aplicación desde 100 hasta 400 1/ha, dependiendo del producto y del método
de aplicación. Sin embargo, con la aplicación mediante discos giratorios, a veces se usan
volúmenes de hasta 10 1/ha y concentraciones de hasta 50%.
Las gotas pequeñas producen muy buena cobertura y se adhieren bien a superficies que
son difíciles de mojar, como las hojas cerosas de gramíneas, pero están expuestas a la
deriva (arrastre) y se evaporan rápidamente, especialmente a baja humedad relativa. Las
gotas mayores tienden a rebotar y desprenderse de superficies "difíciles de mojar", pero,
en este caso la deriva y la evaporación son un problema menor. Gótulas menores de 100
m de diámetro caen con relativa lentitud y, por lo tanto, son arrastradas por el viento y
pueden causar daños severos a los cultivos susceptibles adyacentes y a la vegetación no
objeto de la aplicación. No existe un tamaño de gótula ideal para controlar las malezas en
el campo, ya que diferentes especies varían en las características de tamaño, hábitos,
ángulo de la hoja, superficie foliar y en su posición en la copa. Para lograr una buena
cobertura de estos objetivos diversos es mejor un amplio rango o espectro de tamaños de
gótulas y la correcta selección de las boquillas de aspersión generalmente cumple este
requisito.
Para facilitar el llenado y la limpieza, el tanque debe tener una apertura amplia (90-100
mm de diámetro), que a menudo tiene acoplado un filtro grueso. La tapa debe tener un
ajuste hermético y debe poseer un respiradero, con una válvula para evitar goteo del
líquido de aspersión.
Las mochilas accionadas por palanca las llevan por encima o por debajo del brazo. Las
primeras son más fáciles de operar cuando se camina a través de vegetación alta, que se
cruza sobre el entresurco, pero su uso es muy fatigoso y son más comunes las palancas
debajo del brazo. La palanca acciona una bomba de tipo diafragma o de pistón. Las
primeras son preferidas para bombear materiales abrasivos, como los polvos
humedecibles, y las últimas se recomiendan para aspersiones de alta presión.
El patrón no uniforme de la boquilla de abanico plano la hace inadecuada para ser usada
de forma independiente. Con asperjadoras accionadas manualmente, a menudo se usan
las boquillas de punta de "aspersión uniforme" (even spray), las cuales producen una
distribución uniforme del líquido a través de su patrón de depósito (Fig. 1). Este tipo de
boquilla es especialmente adecuada para aplicaciones en bandas. Las boquillas de
inundación, también conocidas como deflectoras o de yunque (flood-jet), poseen una
aspersión plana de ángulo ancho, que resulta de un chorro recto chocando sobre una
superficie deflectora (Fig. 1). Generalmente producen una aspersión gruesa con un
depósito bastante uniforme, y con un bajo riesgo de deriva. Estas boquillas están
diseñadas para trabajar a presiones bajas (100 K Pa) y solamente se pueden acoplar a
asperjadoras con válvula aliviadora de presión. Las boquillas de cono, usadas con
asperjadoras de mochila producen un patrón de depósito de aspersión de cono hueco y
generalmente son operadas a presiones más altas que las boquillas de abanico plano o
de tipo deflectoras (de inundación o flood-jet). Se usan principalmente con fungicidas e
insecticidas.
Las boquillas se fabrican de bronce, plástico, acero inóxidable o cerámica y este orden, de
formas ascendente, refleja su costo y resistencia al desgaste. El riesgo de tupiciones se
reduce acoplando filtros de malla fina (300 m de apertura) en el cuerpo de la boquilla.
Estas se deben inspeccionar regularmente por su desgaste y se deben sustituir al menos
anualmente.
La velocidad de traslado se debe determinar sobre una superficie con vegetación similar a
la que será tratada. Una velocidad típica de caminar asperjando es de 1 m/seg o 3.5 kph.
El caudal de la boquilla se debe determinar recogiendo y midiendo el volumen de líquido
de aspersión emitido en 1 minuto. Cuando se usan asperjadoras accionadas por palanca,
ésta se debe accionar uniformemente, con brazadas completas, con el fin de mantener
una presión lo más uniforme posible. Sí tiene acoplada válvula de regulación de presión,
ésta se de colocar en un valor adecuado para la boquilla.
por ejemplo, si la dosis del herbicida es de 2.5 1/ha de producto comercial, la capacidad
del tanque es de 20 l y el volumen de aplicación es de 1001/ha, el volumen de producto
comercial a echar en el tanque es:
Asi, se deben añadir 0.5 1 del producto a 19.5 1 de agua en el tanque de la asperjadora.
Muchas recomendaciones de herbicidas se ofrecen en dosis de ingrediente activo por
hectarea. En los cálculos anteriores, se debe multiplicar la dosis de ingrediente activo por:
para obtener el peso o volumen de producto comercial requerido.
Agite en envase del producto solamente si así lo indica la etiqueta. Vierta y mida
cuidadosamente la cantidad calculada.
Llene el tanque de la asperjadora hasta la mitad con agua limpia. Agregue el producto
medido. Enjuague el recipiente de medición y vierta éstos en el tanque. Ajuste la tapa de
la asperjadora y agite suavemente la asperjadora para mezclar su contenido. Retire la
tapa, rellene con agua hasta el nivel correcto y mezcle de nuevo.
Aspersión. Mantenga la lanza a la altura correcta sobre el objetivo para lograr el ancho
de estela requerida y un depósito uniforme. Evite asperjar cuando la velocidad del viento
esté por encima de 6 kph, ya que la deriva puede ser un problema. Además, un aire muy
quieto y condiciones soleadas pueden producir corrientes de convección que pueden
causar deriva en direcciones inpredecibles. Se puede reducir la deriva mediante una
menor altura de las boquillas, menor presión y boquillas mayores.
Una regadera podría ser el único equipo disponible para aplicación de herbicidas en
algunas fincas o predios pequeños, pero cuando se le acopla una roseta fina se puede
usar para aplicar herbicidas.
La calibración de estos equipos de aplicación lleva los mismos criterios descritos para las
asperjadoras de mochila, o sea, la velocidad de traslado, el caudal del herbicida y el
ancho de estela.
Para más información sobre todos los aspectos de la tecnología de aplicación vea a
Matthews (1992).
Las dosis recomendadas en las etiquetas se escogen para ofrecer una destrucción
confiable de las malezas y selectividad del cultivo bajo una amplia variedad de
condiciones de suelo y clima y en un rango de estadios de desarrollo. Sin embargo, la
investigación y la experiencia práctica demuestran que en estadios tempranos de
desarrollo y bajo condiciones adecuadas de suelo y de clima las dosis de muchos
herbicidas se pueden reducir hasta un 50% sin disminución en la eficacia (Kudsk 1989).
Cuando se trata una población mixta de malezas la dosis la determina la especie menos
susceptible. Metsulfuron controla Papaver rhoeas L. y Stellaria media (L.) Cyr. al 10% de
la dosis recomendada, pero se requiere la dosis completa para Galium aparine L..
Fluoxypyr es especialmente efectivo contra G. aparine y una mezcla de los dos herbicidas
asegura el control de un grupo de malezas a dosis muy bajas (Caseley et al, 1993).
Introducción
Intercepción y retención del asperjado
Penetración foliar
Disponibilidad y destino de los herbicidas en el suelo
Translocación del herbicida
Metabolismo
Puntos de acción de los herbicidas
Selectividad
Introducción
Esta sección brinda una revisión sobre la acción de los herbicidas. Para más información
vea a Hance y Holly (1990) y Devine et al. (1993).
Los herbicidas destruyen las malezas interfiriendo los procesos bioquímicos, como la
fotosíntesis, que tiene lugar en el simplasto o sistema vivo de la planta. Para que la acción
del herbicida tenga lugar deberá haber suficiente cantidad de ingrediente activo del
compuesto para que éste entre en la maleza y sea transportado hada el lugar de acción
adecuado. En la Fig. 1 se muestran algunos de los principales pasos en la acción de los
herbicidas y los factores que lo afectan.
Algunos herbicidas, como glifosato (un compuesto sistémico con movilidad a través del
floema) y paraquat (un herbicida de contacto), entran en la planta exclusivamente a través
de las partes aéreas. Sin embargo, muchos herbicidas que se aplican después de la
emergencia de las malezas tienen, tanto actividad foliar como a través del suelo.
Chlorsulfuron entra a la planta principalmente a través de la parte aérea, pero también a
través de las raíces y su actividad en el suelo controla a las malezas que germinan
después de la aplicación. El éxito de estos tratamientos foliares post-emergentes está en
dependencia que suficientes gotas del asperjado sean interceptadas y retenidas sobre el
follaje. El hábito de crecimiento plano de muchas plantas de hoja ancha ofrece una buena
proyección para las gotas de la aspersión, mientras que el de las hojas erectas y
estrechas de las gramíneas suele ser peor. El ángulo de las hojas también afecta la
retención del asperjado. Por lo general hay mayores pérdidas en un follaje más erecto,
especialmente cuando se asperjan gotas grandes.
En la medida en que las plantas crecen, su área foliar aumenta. Las gramíneas, en
especial, se convierten en mejores objetos para las gotas de aspersión en la medida que
la orientación de sus hojas se aplana y se desarrollen tallos adventicios. Por esta razón
muchos graminicidas post-emergentes se aplican a partir del estadio de desarrollo de dos
hojas en lo sucesivo. Sin embargo, la demora de la aspersión con el objeto de optimizar la
retención no debe ser la única consideración, ya que las plantas más adultas pueden
necesitar una dosis mayor de herbicida para un control efectivo y la eliminación tardía de
la maleza puede traer como consecuencia una competencia severa con el cultivo.
Las condiciones climáticas, bajo las que ha crecido la planta antes de la aspersión,
afectan la intercepción y retención del asperjado. Las plantas que han estado sometidas a
condiciones adversas de sequía o a condiciones frías, tienen hojas más pequeñas,
usualmente cubiertas con cantidades considerables de cera epicuticular, que interceptan y
retienen menos herbicida que las plantas que crecen bajo condiciones cálidas y húmedas.
El efecto de la precipitación depende de su momento e intensidad. Una cubierta de rocío
al momento de la aspersión puede aumentar la intercepción foliar mediante la alteración
del ángulo de la hoja. Lluvias intensas poco tiempo después de la aplicación pueden lavar
el herbicida de la hoja. Los compuestos solubles en agua, como glifosato, son menos
"resistentes al lavado por lluvias inmediatamente después de la aplicación" que los
herbicidas lipofílicos, como diclofop-metil, que se formulan como emulsiones.
Penetración foliar
La principal barrera para la absorción de los herbicidas es la cutícula, que cubre todas las
superficies aéreas y minimiza las pérdidas de agua de la planta. La capa externa consiste
en cera cuticular con extrusiones de cera epicuticular, que varía en forma con la edad de
la hoja y con la especie. Las ceras son no-polares, afines al aceite en su naturaleza y
repelen al agua. Debajo de la cera cuticular está la capa de cutina, que es más hidrofílica
que las ceras. Los agentes tensoactivos y otros aditivos de las formulaciones de
herbicidas juegan un papel importante en la retención y penetración del herbicida a través
de las cutículas cerosas. Los lugares preferenciales de entrada de los herbicidas son las
células de protección de los estomas, los pelos y los nervios foliares en las especies de
hoja ancha. Los estomas penetran la superficie foliar, pero la mayoría de los agentes
tensoactivos no son capaces de reducir la tensión superficial de las soluciones acuosas lo
suficientemente como para permitir la entrada de los herbicidas a través de los estomas.
Se exceptúan los tensoactivos a base de organo-silicona.
Adsorción. El herbicida al entrar en contacto con el suelo se fracciona y pasa a las fases
sólida, líquida y gaseosa. Solo el que llega a las últimas dos fases estará disponible para
su absorción por la planta. El grado de adsorción sobre las partículas de suelo depende
de su textura, el tipo de arcilla, el contenido de materia orgánica y la humedad del suelo.
Los suelos arenosos tienen partículas relativamente grandes con un área superficial
pequeña para la adsorción. Las arcillas tienen grandes áreas de superficie y alta
capacidad para adsorber los herbicidas, siendo la montmorilonita más adsortiva que la ilita
o la caolinita. La materia orgánica es regularmente el factor más importante que determina
la adsorción. De esta forma, algunos tipos de herbicidas, como las triazinas, no están
disponibles a las plantas en suelos con un alto contenido de materia orgánica. Las dosis
de los herbicidas activos en el suelo comúnmente se ajustan de acuerdo al contenido de
materia orgánica del suelo.
El agua compite con los herbicidas por los sitios de adsorción, por lo que en suelos
húmedos queda una mayor proporción del herbicida en las fases acuosas o gaseosas que
en suelos secos. En el caso de herbicidas volátiles, con baja solubilidad en agua, como
EPTC, la adsorción sobre los coloides es importante para su retención en el suelo, por lo
que la aplicación sobre suelo húmedo conduce a mayores pérdidas hacia la atmósfera.
Los herbicidas con presiones de vapor mayores a 15 m Pa, incluyendo triallate, trifluralin,
vernolate, butylate y EPTC son comúnmente incorporados mecánicamente al suelo
inmediatamente después de la aplicación para reducir las pérdidas de vapor. CDAA y
propachlor también tiene altas presiones de vapor, pero no requieren incorporación
mecánica, ya que son relativamente solubles en agua y penetran en el suelo con la lluvia
o la irrigación. En el caso de herbicidas, como simazina, que se une fuertemente a los
coloides del suelo, su aplicación sobre suelos húmedos resulta en una menor adsorción y
mayor disponibilidad para su absorción por las plantas que su aplicación sobre suelo
seco.
Los herbicidas que son ácidos o bases débiles se ionizan sólo parcialmente. A valores de
pH bajos (< 5.0) las triazinas se cargan positivamente y quedan fuertemente unidas a los
coloides del suelo, pero bajo condiciones neutras o alcalinas quedan más disponibles en
la solución del suelo. Bajo estas condiciones se comportan como moléculas descargadas
y la fuerza de enlace dependerá de propiedades como la solubilidad en agua y la presión
de vapor.
Durante lluvias intensas se produce el movimiento lateral del herbicida en solución y del
que se encuentra unido a las partículas de suelo. Este se puede lavar mediante arrastre
en la superficie del suelo, cuya cantidad dependerá de varios factores, como: la pendiente
del lugar, el tipo de suelo, la cobertura del suelo, la intensidad y duración de la lluvia, las
propiedades químicas y físicas del herbicida. El arrastre superficial es una de las causas
principales de la contaminación de las aguas superficiales con herbicidas, que también
puede producir una disminución de la eficacia del herbicida.
Para una información más completa sobre los tópicos abordados en esta sección vea a
Hance (1980), Moyer (1987) y Walker (1987).
Después de la penetración en las hojas y la absorción por las raíces, muchos herbicidas
se mueven hacia otras partes de la planta en el apoplasto y el simplasto.
El apoplasto es una red interconectada de tejido no vivo, que incluye las paredes
celulares y el xilema conductor del agua. Este está limitado externamente por la cutícula e
internamente por la membrana más externa de la célula, el plasmolema. Los herbicidas
que entran en la raíz (p.ej. atrazina), se mueven en el xilema con la corriente transpiratoria
y siguen el movimiento del agua hasta las puntas de las hojas en las monocotiledóneas, o
hasta sus márgenes, en las dicotiledóneas. Los herbicidas se acumulan donde se pierde
el agua por evaporación y ésto generalmente se refleja en la cronología y localización de
los síntomas fitotóxicos.
La pérdida de agua desde una planta está determinada por la luz, la temperatura, la
velocidad del viento y la humedad, así como por la disponibilidad de agua en el suelo. Sin
embargo, en la medida en que el agua del suelo se hace menos disponible, otros factores
pueden desplazar a aquellos más elementales que controlan la transpiración. Bajo
condiciones adversas de humedad de suelo puede ocurrir una inversión de la corriente
transpiratoria, por lo que el agua presente en las hojas será absorbida y conducida hacia
las raíces. Bajo estas condiciones, se ha observado que diquat, aplicado al follaje de la
papa como desecante, produce pudrición del extremo del tubérculo (Headford y Douglas
1967).
Un herbicida absorbido por las raíces y distribuído normalmente en el sistema del xilema,
será transportado principalmente hacia las hojas abiertas, lo cual es un patrón ideal de
distribución para cualquier compuesto inhibidor de la fotosíntesis. Por otra parte, a menos
que tenga lugar alguna redistribución posterior dentro de la planta, este patrón no es
adecuado para herbicidas, cuyo modo de acción esté asociado con los procesos de
crecimiento. En tales casos, se debe producir una redistribución del compuesto hacia los
ápices de crecimiento, proceso que involucra también al simplasto. Este último es un
sistema vivo interconectado de células vegetales, que incluye al floema, que contiene el
citoplasma metabólicamente activo, limitado en su parte externa por el plasmolema y por
la parte interna de la membrana vacuolar, el tonoplasto. Este contiene organelos, como
los cloroplastos y los mitocondrios. Los puntos de acción de todos los herbicidas están
localizados en el simplasto.
Los azúcares producidos por la fotosíntesis en los tejidos verdes de las plantas (fuentes)
son conducidos en el simplasto hacia las regiones, donde tiene lugar el crecimiento y el
almacenamiento. En la mayoría de las circunstancias los herbicidas se mueven fuera de
la hoja tratada solo a través del floema y los herbicidas o componentes de formulación
que interfieran con el transporte en el floema limitan la translocación del herbicida.
Usualmente el lento desarrollo de los síntomas fitotóxicos, como se observa por ejemplo
con glifosato, está asociado a una translocación más efectiva del herbicida. La fuerza de
la actividad de fuentes individuales cambian durante el año en respuesta a la senescencia
de las hojas y a cambios en el desarrollo de la planta, como la floración, la formación de
semillas y el desarrollo de órganos de almacenamiento. Las hojas muy jóvenes se
comportan como depósitos, por lo que resultan ser pobres objetivos para la aplicación de
herbicidas sistémicos. Las hojas que completan su desarrollo sobre plantas jóvenes
tienden a exportar azúcares (y herbicidas) principalmente hacia el ápice del tallo. En la
medida que la planta crece, el patrón de exportación se dirige más hacia las raíces y los
órganos subterráneos. Es en esta etapa que la aplicación del herbicida generalmente
produce buen control sobre especies perennes, como Imperata cylindrica (L.) Raeuschel.
Además del estadio de desarrollo de la planta, los factores del ambiente también afectan
el flujo de azúcares en el floema. Factores adversos que disminuyen la velocidad de
crecimiento de la planta, como las bajas temperaturas y la sequía, reducen el potencial de
eliminación o depósito, por lo que menos herbicida tiende a ser translocado. Otros
factores, como la baja intensidad de luminosidad, limitan la producción de azúcares en las
hojas y reducendo la actividad de generación, con lo que pueden perjudicar la acción de
herbicidas sistémicos. Por estas razones, normalmente se recomienda que los herbicidas
sistémicos se deben aplicar cuando las malezas están en una fase de crecimiento activo.
Metabolismo
La inhibición del metabolismo de los herbicidas es deseable en las malezas, pero se debe
tener cuidado de no dañar los cultivos. El control de malezas en arroz con propanil puede
causar severa fitotoxicidad en el cultivo si se aplican insecticidas carbamicos u
organofosforados inmediatamente antes o con el herbicida. Los insecticidas inhiben la
hidrólisis del propanil por la aril acrilamilasa, que es la principal vía de detoxificación que
aporta tolerancia a este herbicida en el arroz (Matsunaka 1968).
Se ha estimado que menos del 1% del herbicida que llega a la superficie de la planta
interactúa en el punto de acción, por lo que para muchos herbicidas y especies, el
metabolismo es la principal causa de pérdidas del ingrediente activo.
Herbicidas que interfieren con la fotosíntesis. Alrededor del 35% de todos los
herbicidas disponibles comercialmente interfieren con la fotosíntesis, que es el proceso
involucrado en la conversión de energía luminosa en energía química, para así producir la
liberación de oxígeno y la transformación del CO2 en azúcares.
Herbicidas del Fotosistema 1 (FS1) (Tablas 6 y 7). Estos son los compuestos
bipiridílicos, diquat y paraquat, que desvían el flujo de electrones en el extremo terminal
del Fotosistema 1. La acción de estos herbicidas es, por lo tanto, dependiente de la luz
para promover el flujo de electrones y del oxígeno para producir el superóxido fitotóxico,
peróxido de hidrógeno, y el altamente dañino radical libre: hidroxil.
Estos radicales fitotóxicos interactúan rápidamente con los lípidos de las membranas y
con los aminoácidos de las proteínas y ácidos nucléicos enzimáticos, produciendo rápida
filtración de las membranas y destrucción del tejido foliar, lo que da una apariencia de
mojado por agua, que es seguida de necrosis y desecación.
Cuando la clorofila absorbe la energía luminosa para activar el flujo de electrones desde
el agua, ésta se excita hasta un denominado "estado de singlete" (1C1). Si la energía de
excitación no es utilizada porque el flujo de electrones está detenido, puede excitar al
oxígeno a un "estado de singlete" (1O2). Esta forma altamente dañina de oxígeno puede
interactuar con los lípidos, proteínas, ácidos nucléicos y otras moléculas celulares para
causar la desorganización celular y, como consecuencia, la muerte de la planta. Esto se
refleja en la aparición de síntomas fitotóxicos, como la clorosis y la necrosis.
Inhibición de la síntesis de lípidos (Tablas 6 y 7). Los ácidos grasos y los ácidos grasos
de cadena larga son necesarios en la formación de los componentes lípidos de las
membranas y ceras cuticulares, respectivamente. Los herbicidas ariloxifenoxipropiónicos
y las oximas inhiben la enzima inicial en la biosíntesis de los ácidos grasos, la acetil
Coenzima A carboxilasa, mientras se estima, que los tiolcarbamatos bloquean la
formación de ácidos grasos de cadenas muy largas, posteriormente en esta senda. La
falta de producción de ácidos grasos conduce rapidamente al desorden de las
membranas, lo cual se refleja en el cese de la división celular y la necrosis del tejido
meristemático. A dosis sub-letales, se producen hojas con poca cera cuticular, lo que
puede afectar su respuesta a los plaguicidas y patógenos. Solamente las especies
gramíneas son afectadas por los herbicidas de ésteres de ácidos ariloxifenoxi-alcanoicos
y oximas, cuyo mecanismo de selectividad ha sido discutido por Owen (1991).
Inhibición de la division celular (Tablas 6 y 7). Varias clases de herbicidas, como las
dinitro-anilinas y los carbamatos, inhiben la división celular mediante su interacción con
los microtúbulos. La formación de microtúbulos del huso mitótico es una condición para la
separación de nuevos cromosomas. Las puntas de las raíces expuestas a dínitroanilinas y
carbamatos se abultan, la mitosis se detiene y un reducido número de microtúbulos
usualmente se observan.
Herbicidas que imitan al ácido indolacético (AIA) (Tablas 6 y 7). Casi 50 años después
de la introducción de los primeros herbicidas del "tipo auxina u hormonales", su sitio de
acción permanece desconocido. No obstante, está ampliamente aceptado que estos
actúan como si fueran auxinas persistentes que previenen las fluctuaciones normales de
los niveles de la auxina natural, ácido indolacético (ALA), que son necesarias para un
crecimiento ordenado. El exceso de ALA se degrada rapidamente en la planta, pero los
reguladores sintéticos del crecimiento, como 2, 4-D, no son afectados por los sistemas
regulatorios endógenos y, como consecuencia, se desorganiza el crecimiento.
Selectividad
Los tratamientos selectivos destruyen las malezas con poco o ningún daño al cultivo. La
selectividad puede ser a causa de las propiedades del herbicida, de atributos de la planta,
del momento de la aplicación del herbicida, de la técnica de aplicación o una combinación
de estos factores. Los tratamientos no selectivos o totales persiguen destruír todas las
especies presentes y se usan antes de la siembra del cultivo, inmediatamente antes de la
cosecha o en áreas no cultivables. Sin embargo, con frecuencia se observan respuestas
diferentes de distintas especies a bajas dosis de los herbicidas.
Los mecanismos de selectividad de los herbicidas arriba descritos para cultivos, también
se detectan en especies de malezas que no mueren con el tratamiento. El desarrollo de
biotipos resistentes a herbicidas de especies de malezas se puede reducir mediante la
rotación del uso de herbicidas con diferente composición química y modo de acción. La
rotación de cultivos, que permita la introducción de otros herbicidas y otras prácticas
culturales, como el cultivo mecánico, pueden contribuír a retrasar o evitar el surgimiento
de poblaciones de malezas resistentes a herbicidas.
Tanto las técnicas convencionales de mejoramiento genético vegetal como las de biología
molecular se han usado para aportar resistencia a las plantas cultivables, para así
explotar el incremento del metabolismo, la modificación de los nichos- objeto de acción y
la sobre-abundancia de la enzima objeto. Esto permite que herbicidas no selectivos, como
glifosato y glufosinato, sean usados en cultivos como soya y papa, para así aumentar el
grupo de cultivos en los cuales se pueden usar herbicidas como las sulfonilureas y las
imidazolinonas. Este desarrollo aumenta las opciones de uso de herbicidas, seguros para
el operador y benignos en el ambiente, así como disponibles para su inclusión en
programas de manejo integrado de malezas.
Los herbicidas no selectivos también se pueden aplicar cuando los cultivos perennes
están latentes, como glifosato en espárrago.
Para muchos cultivos la selectividad es dependiente del estadio de desarrollo. 2, 4-D daña
al trigo si se aplica antes del estadio de desarrollo de cuatro hojas o después de la
formación de nudos. En este caso la fitotoxicidad herbicida está asociada a una rápida
actividad meristemática.
Problemas. Paraquat posee una alta toxicidad para los mamíferos (DL50 oral para ratas
es de 120 mg de ión paraquat/kg de peso corporal) y su uso ha sido prohibido en un
grupo de países. Para reducir el riesgo de ingestión accidental comúnmente se formula
con un agente emético y un tinte de coloración brillante. El concentrado se debe
almacenar y manipular con gran cuidado y la solución diluída se debe aplicar con
seguridad, siempre siguiendo las instrucciones de la etiqueta y usando ropa protectora. La
toxicidad para mamíferos de diquat es menor (DL50 oral para ratas es de 230 mg de ión
diquat/kg de peso corporal) y cuando se diluye para control de malezas acuáticas tiene
una toxicidad inferior, tanto para los peces como para los mamíferos.
La afinidad de atrazina para ser adsorbida por los coloides del suelo es de moderada a
alta por lo que las dosis se deben ajustar según el tipo de suelo. En suelos de alto
contenido de materia orgánica, este herbicida solo debe usarse en post-emergencia. Su
efecto generalmente brinda control de las malezas durante todo el ciclo del cultivo.
Atrazina es el inhibidor del Fotosistema 2 más extensamente usado. Su uso se extiende a
más de 7 millones de ha de maíz a nivel mundial anualmente. Sorgo, caña de azúcar y
piña son otros cultivos beneficiados con este herbicida. Generalmente se aplica en PPI,
en pre y post-emergencia temprana (acompañado de un coadyuvante oleoso) y controla
muchas especies anuales gramíneas y de hoja ancha, pero su efecto es pobre
sobre Digitaria spp., Panicum dichotomíflorumMichx. A dosis altas se utiliza para el control
total de malezas en áreas no cultivables.
Cianazina se enlaza con menor fuerza a los coloides del suelo que la atrazina y la
tolerancia del maíz es limitada en suelos degradados, con bajo contenido de materia
orgánica. Es más activa contra gramíneas problemáticas que atrazina, pero más débil
contra Amaranthus spp. y Abutilon theophrasti Medic.. Se aplica como PPI, en pre y
postemergencia temprana en maíz y, en menor grado, en colza y trigo. En el maíz, su vida
corta en el suelo, de 7-10 semanas, le convierten en una opción ideal para reemplazar a
atrazina y simazina, sobre todo cuando le seguirán cultivos susceptibles a estos
herbicidas en la rotación.
Metribuzin. Esta triazina asimétrica posee una alta solubilidad en agua (1200 ppm), es
relativamente móvil en el suelo, donde persiste durante todo el ciclo de desarrollo de la
mayoría de los cultivos anuales. Metribuzin se usa en PPI y pre-emergencia para eliminar
malezas de hoja ancha y gramíneas en soya, papa, tomate, alfalfa y caña de azúcar.
También se usa en post-emergencia temprana en papa y tomate.
Prometrina se fija fuertemente a los coloides del suelo, con muy limitada movilidad y
persistencia en el suelo: de 1 a 3 meses. Se usa en PPI y pre-emergencia para el control
de malezas gramíneas y de hoja ancha en algodón.
Simazina se fija fuertemete a los coloides del suelo, con limitada movilidad en el suelo y
sus dosis se ajustan de acuerdo con el contenido de materia orgánica y de arcilla del
suelo. Simazina brinda control de malezas durante la mayor parte del ciclo de desarrollo
de los cultivos y sus residuos pueden dañar a cultivos susceptibles subsiguientes en la
rotación, este herbicida no se absorbe foliarmente, solo lo hace a través de las raíces y se
aplica en pre-emergencia o en post-emergencia de las malezas en combinación con un
herbicida de contacto, como paraquat. Simazina controla malezas anuales de hoja ancha
y gramíneas, incluyendo a algunas especies tolerantes a atrazina. Simazina se usa en
PPI y pre-emergencia en maíz y en cultivos perennes establecidos, p.ej. alfalfa, caña de
azúcar y especies leñosas. Se usa a dosis altas para el control total de malezas en áreas
no cultivables.
Los uracilos tienen propiedades similares a las ureas sustituídas, pero tienden a ser
lixiviados más fácilmente y son menos selectivos. Estos se usan principalmente en
cultivos perennes, como cítricos y para el control total de malezas, especialmente de
especies perennes con raíces profundas.
Diuron se fija fuertemente a los coloides del suelo y resiste la lixiviación, por lo que se
puede usar en cultivos de raíces profundas, como caña de azúcar, piña y cítricos. Este
herbicida controla malezas gramíneas y de hoja ancha, se aplica en pre-plantación o pre-
emergencia en el algodón. Se usa extensamente, a dosis altas, para el control total de
malezas.
Linuron se fija fuertemente a la materia orgánica, pero menos a las arcillas y su dosis de
uso se ajusta de acuerdo al contenido de materia orgánica del suelo. Lluvias intensas son
necesarias para lograr su actividad en el suelo. Linuron se usa en pre-emergencia en
maíz, sorgo, zanahoria, nabo, acelga, papa y soya. Posee más actividad foliar que el
diuron y su actividad pos-emergente se eleva con el uso de tensoactivos. Sin embargo, se
debe aplicar de forma dirigida para mantener la selectividad en maíz, sorgo, algodón y
soya. La zanahoria y la acelga toleran aplicaciones sobre todo el área de linuron, pero sin
añadir coadyuvante.
Linuron se usa con tensoactivo o en mezcla con glifosato o paraquat sobre malezas
emergidas antes de la plantación de soya en lechos de siembra preparados por labranza
mínima o convencional.
Fluometuron es muy similar a linuron, pero solo persiste en el suelo por alrededor de dos
meses. Se usa en pre y post-emergencia en algodón y caña de azúcar.
Norflurazon también se fija fuertemente a los coloides del suelo y se lixivia moderamente.
La dosis se ajusta de acuerdo al contenido de materia orgánica y de arcilla del suelo. El
herbicida se disipa mediante volatilización, fotodescomposición y degradación microbiana,
pero puede persistir en el suelo hasta un año. Se aplica en PPI o pre-emergencia para
controlar gramíneas, ciperáceas y algunas malezas de hoja ancha en alfalfa, algodón,
cacahuete, soya, frutales y viña.
Dalapon se aplica al follaje, pero también se absorbe en la planta por las raíces, donde se
mueve a través del apoplasto y el simplasto. Se usa como tratamiento foliar previo a la
siembra de un amplio grupo de cultivos de plantación y hortalizas, así como aspersión
dirigida en frutales. Se usa a dosis altas para el control de gramíneas en áreas no
cultivables. Los cultivos que crecen sobre suelo tratado con dalapon o TCA pueden sufrir
reducción de la cera cuticular y entonces ser más susceptibles a herbicidas de aplicación
foliar.
Butylate. Este tiolcarbamato se usa en maíz y su acción es similar a EPTC, excepto que
se lixivia menos en el suelo.
Pebulate se lixivia menos que EPTC y se usa antes del trasplante en tabaco, y en PPI y
después del trasplante, incorporado, en tomates.
Triallate tiene baja solubilidad en agua, limitada lixiviación en el suelo y persiste hasta
seis semanas. Se usa en PPI para el control de avena silvestre, muchas gramíneas
anuales y algunas malezas de hoja ancha en trigo, cebada, guisantes, frijoles y lentejas.
Además de la formulación de concentrado emulsionable para incorporación al suelo,
existen granulados que no requieren incorporación.
Butachlor tiene una baja solubilidad en agua, se fija fuertemente a los coloides del suelo
y requiere de la incorporación bajo condiciones secas. Se usa en PPI y en pre-
emergencia de las malezas en arroz de siembra directa o trasplantado, y persiste en el
suelo de 5 a 12 semanas.
CDAA. Este compuesto relativamente volátil, normalmente no requiere incorporación al
suelo, ya que tiene una solubilidad en agua de 2000 ppm y se introduce fácilmente en el
suelo mediante la lluvia. No se fija fuertemente a los coloides del suelo y es efectivo en
suelos de alto contenido de materia orgánica y arcilla, aún bajo condiciones secas.
Persiste en el suelo alrededor de 4 a 9 semanas. Los cultivos en los que se usa en pre-
emergencia son: maíz, sorgo, soya, patata dulce, caña de azúcar, frijoles, guisantes o
arvejas, repollo, tomate y cebolla. Es extremadamente irritante a la piel y los ojos.
Metolachlor tiene usos similares a alachlor, pero es más movil en el suelo y se puede
usar en el sorgo granífero con una sustancia protectora.
Propham es más volátil y lixiviable que chlorpropham y se usa bajo condiciones frías,
donde persiste en el suelo durante 5-20 días. Se usa en PPI y pre-emergencia en alfalfa,
trébol, lechuga, guisantes, lentejas, remolacha azucarera y gramíneas perennes
establecidas.
Dicamba es útil para controlar algunas especies anuales y perennes de hoja ancha no
controladas por los herbicidas ariloxi-alcanoicos, en maíz, sorgo granífero, cereales de
grano pequeño, caña de azúcar y espárrago. También se usa en el control de especies de
arbustos leñosos, enredaderas en pastos y sabanas. Se degrada rápidamente en el suelo.
Muchos cultivos de hoja ancha, como soya, algodón, viñas y árboles frutales, son
altamente susceptibles a la deriva de gotas y vapores de dicamba, que tiende a ser más
fitotóxico que de 2, 4-D y otros herbicidas ariloxi-alcanoicos.
Chloramben se aplica al suelo y tiene limitada movilidad en las plantas, donde inhibe el
desarrollo de las raíces de las plántulas. Se mueve fácilmente y es lixiviado en el suelo,
donde persiste de 6 a 10 semanas. Se usa en PPI y en pre-emergencia en maíz, soya,
cacahuete, cucurbitáceas, pimiento y girasol.
Problemas. Glifosato penetra el follaje con relativa lentitud y es vulnerable al lavado por
lluvia. Normalmente se requiere un período de seis horas sin lluvia después de la
aspersión para asegurar un efecto fítotóxico óptimo. Con dosis reducidas se requerirá un
período más largo sin lluvia. Cuando las dosis son reducidas es importante agregar un
agente tensoactivo apropiado. En los cultivos perennes se debe tener cuidado de evitar el
contacto de la aspersión con los tejidos verdes de la planta, ya que aún a dosis muy bajas
el desarrollo de los tallos y flores será afectado por vía sistémica. Bajo condiciones
húmedas, las posturas para el trasplante y las plántulas de semillas son dañadas a veces
por el contacto con el follaje de malezas tratadas con glifosato. Para información detallada
sobre el modo de acción y uso de este importante herbicida vea a Grossbard y Atkinson
(1985).
Primisulfuron-metil se usa para controlar Sorghum spp. y Elytrigia repens (L.) Nevski en
post-emergencia en maíz. También elimina a un número de malezas de hoja ancha. Es
moderadamente persistente y el riesgo de daños por residualidad a los cultivos
subsiguientes es bajo.
Thifensulfuron tiene una persistencia en el suelo relativamente corta y muy bajo riesgo
de problemas de daños por residualidad en el suelo. Controla malezas de hoja ancha en
soya, trigo y cebada. En cereales de grano pequeño a menudo se usa en combinación
con metsulfuron-metil.
Referencias
Anon 1988. BCPC Nozzle Selection Handbook. British Crop Protection Council, Farnham,
U.K. 40 pp.
Anon 1989. Herbicide Handbook of the Weed Science Society of America. 6th Edition.
Champaign, Illinois, EE.UU. 301 pp.
Introducción
El enfoque principal del presente libro es sobre los métodos no químicos de manejo de
malezas, pero en muchas situaciones los herbicidas ofrecen los medios más efectivos
para el control de éstas.
En los países industrializados los herbicidas se aplican sobre el 85-100% de todos los
cultivos principales. Así, para el Reino Unido Green et al. (1987) estiman que una libra
esterlina gastada en pesticidas genera un ingreso adicional de cinco libras. Más
recientemente, este margen se habría reducido con la reducción de los subsidios de la
Comunidad Europea (CE), pero la producción agrícola en los países industrializados
continuará dependiendo grandemente del uso de los herbicidas.
En países menos desarrollados, el precio relativamente bajo obtenido por los productos
agrícolas en los mercados mundiales y el bajo costo de la mano de obra reducen los
beneficios económicos del uso de herbicidas. Finney (1988) predijo que la necesidad de la
intensificación de la agricultura, como consecuencia del alto nivel de crecimiento de la
población, aumentará el uso de herbicidas. El también indicó que en los EE.UU. los
precios de los herbicidas cayeron entre 1985-1987 debido principalmente al incremento
de la competencia por la distribución del mercado y al vencimiento de patentes. La India y
la República Popular de China están incluídos entre los primeros 12 países por ventas de
herbicidas y ambos países están fabricando y exportando herbicidas que ya tienen
patente vencida. Los precios reducidos y la producción local estimularán el uso de
herbicidas en los países menos desarrollados.
Antecedentes
Registro y aprobación
Nombres de herbicidas
Formulación, mezclas y coadyuvantes
Aplicación
Dosis reducidas y control integrado mecánico y químico
Las sales inorgánicas, tales como sulfato de cobre, se usaron para el control de malezas
de hoja ancha en cereales hacia fines del siglo 19, pero el primer herbicida orgánico:
DNOC (dinitro-ortocresol), no fue introducido hasta 1932. El uso extensivo de herbicidas
de dosis relativamente bajas (1-2 kg i.a./ha) comenzó en 1945 con el lanzamiento de los
herbicidas reguladores de crecimiento 2, 4-D y MCPA. El éxito de éstos condujo a una
intensificación de la investigación y las inversiones, lo cual, a su vez, produjo nuevos
grupos de herbicidas y compuestos en desarrollo. Se han descubierto nuevos grupos de
herbicidas mediante la selección al azar en el invernadero y la subsiguiente modificación
química (Tabla 1).
Registro y aprobación
Toxicología. Antes de que un nuevo herbicida pueda venderse en cualquier país, tienen
que suministrarse datos adecuados que demuestren que es seguro para que sea
manipulado por el operador, y que los consumidores de los cultivos tratados no están bajo
riesgo. Las toxicidades relativas se pueden comparar en forma de DL50 oral o dérmica
aguda para ratas (dosis ingerida o absorbida a través de la piel que es letal en el 50% de
un grupo de animales uniformes). Mientras que la DL50aguda para ratas es util para
establecer comparaciones generales entre compuestos, es ampliamente aceptado que
presenta limitaciones y, por lo tanto, no se puede asumir que una alta (segura) LD50 para
ratas sea segura para los humanos. Consecuentemente, también se realizan pruebas
toxicológicas con otros mamíferos, incluyendo perros y primates. Con pocas excepciones,
tal como paraquat, la mayoría de los herbicidas son de muy baja toxicidad (ver Tabla 2),
presentando muchos compuestos valores de DL50 superiores a productos comunmente
consumidos, incluyendo aspirina, cafeína y sal común. La formulación de un herbicida
puede afectar su DL50. Así, bromoxynil es más toxico que bromoxynil octanoato.
Una parte de los herbicidas que se aplican al cultivo, o al suelo en el que está creciendo,
puede estar presente en la parte cosechada del cultivo, que puede ser consumido
directamente o a través de productos animales. Se determinan los residuos del herbicida
original y sus metabolitos en los cultivos y, basado en datos de estudios a largo plazo de
alimentación animal, se estima el "nivel el nivel en que no se observa efecto alguno"
(NOEL). Este se utiliza para derivar una "ingestión diaria aceptable" (ADI). Basado en
estos datos de residuos, se establecen restricciones sobre qué cultivos que pueden ser
tratados y sobre intervalos mínimos entre tratamiento y cosecha. En muchos países existe
legislación para controlar los niveles máximos de residuos (MRL) de plaguicidas en
alimentos humanos y animales, así como en los cultivos. Los herbicidas son los
plaguicidas más usados en la Comunidad Europea, pero menos del 10% de los
plaguicidas incluídos en la legislación sobre MRL son herbicidas. Esto refleja la baja
toxicidad para los mamíferos de la mayoría de los herbicidas (Tabla 2), que son
relativamente específicos en su acción a los procesos vegetales (Tabla 6). Los herbicidas
son propensos a la descomposición en los microbios, plantas y animales y no son
comunes los problemas de residuos de herbicidas si se utilizan de acuerdo a las
instrucciones de las etiquetas.
Los estudios de campo son esenciales para las instrucciones de las etiquetas, ya que la
actividad, persistencia y movilidad del herbicida son afectados por factores climáticos,
edáficos y agronómicos.
Nombres de herbicidas
En este libro se usan los nombres comunes aprobados por BSI, WSSA o ISO.
Clasificación de los herbicidas. Existen varias formas de clasificar los herbicidas,
incluyendo como se usan, sus propiedades químicas y su modo de acción.
Método de uso. Los herbicidas se pueden aplicar al follaje o al suelo. Los que se aplican
al follaje y afectan solamente la parte tratada se describen como herbicidas de contacto,
mientras que aquellos que se trasladan mera del follaje tratado hacia un punto de acción
en otro lugar de la planta se denominan herbicidas sistémicos. Los herbicidas de
aplicación al suelo que generalmente afectan la germinación de las malezas, tienen que
persistir por algún tiempo para ser efectivos y se denominan herbicidas residuales.
Algunos herbicidas residuales tienen acción de contacto y afectan las raíces y los tallos en
la medida en que emergen de la semilla, mientras que otros entran en la raíz y las partes
subterráneas de la planta y se translocan a su punto de acción.
En el caso de compuestos con baja solubilidad, el ingrediente activo puede molerse hasta
convertirlo en un polvo, mezclarlo con un portador inerte y un tensoactivo o surfactante y
ser vendido como un polvo humedecible o humectable (por ej., ver formulaciones de
simazina). Este tipo de formulación comunmente se mezcla con una pequeña cantidad de
agua para formar una mezcla pastosa, antes de echarlo en el tanque de la asperjadora.
Los polvos humedecibles han sido desplazados en gran medida por los concentrados
suspensibles, también conocidos como "flowables", en los cuales el ingrediente activo
finamente molido se mezcla con tensoactivos y, en algunos productos, con otros
solventes no tóxicos. Este tipo de formulación es más fácil y seguro de manipular que el
polvo humedecible y se mezcla más fácilmente con el agua en el tanque de la
asperjadora.
Por motivos de seguridad del operador y de impacto ambiental, se están sustituyendo los
solventes orgánicos sintéticos por concentrados emulsionables basados en aceite vegetal
y por novedosas formulaciones basadas en agua, como los "sistemas de estructurados de
tensoactivo o surfactante".
Mientras que la mayoría de los herbicidas se formulan para ser aplicados mediante
asperjadora con agua como vehículo, un limitado número de ingredientes activos se
aplican como formulaciones secas, en forma de granulados. Estos son partículas
pequeñas, generalmente de menos de 10 mm3 de tamaño, y, típicamente contienen
concentraciones de ingrediente activo entre 2% y 20%. Comunmente se usa un aplicador
de granulados tirado por tractor o de tipo mochila, pero algunos granulados son
apropiados para ser dispersados manualmente y son utiles en fincas pequeñas, donde no
hay equipos de aplicación disponibles.
Varios herbicidas (por ej., 2, 4-D) son ácidos débiles y reaccionan con bases para formar
sales y con alcoholes para formar ésteres. Las sales son solubles en agua, insolubles en
aceite y tienen baja volatilidad, mientras que los ésteres son insolubles en agua, solubles
en aceite y tienden a tener alta volatilidad. Los ésteres generalmente tienen una actividad
herbicida superior a las sales, pero su alta volatilidad puede provocar daños a plantas que
se encuentran fuera del área a tratar. Los ésteres de la mayoría de otros grupos de
herbicidas, incluyendo los ésteres de ácido ariloxifenoxialcanoico (por ej. fenoxaprop-etil)
no son volátiles.
El contenido de ingrediente activo (i.a.) se expresa sobre la etiqueta del producto como g
i.a./peso o volumen del producto y/o como % i.a. p/p (peso del i.a. como %del peso de i.a.
+ portador + formulantes). A menudo se describe el i.a. de las formulaciones de éster y sal
de ácidos débiles como e.a. (equivalente ácido), ya que el ácido es el ingrediente
fitotóxico liberado en la planta.
Mezclas. Mientras que algunos productos son formulaciones de un solo ingrediente activo
(por ej., glifosato), la mayoría de los productos formulados son mezclas de dos o más
ingredientes activos. Las mezclas aumentan el espectro de malezas controladas y/o
combinan la actividad de contacto o sistémica con la residual (por ej., 2, 4-D más
atrazina). En los productos formulados, los componentes de la mezcla han sido evaluados
por su compatibilidad física y química en el tanque de aspersión, por efectos adversos
sobre la fitotoxicidad contra las malezas y por su selectividad en los cultivos.
Aplicación
Las gotas pequeñas producen muy buena cobertura y se adhieren bien a superficies que
son difíciles de mojar, como las hojas cerosas de gramíneas, pero están expuestas a la
deriva (arrastre) y se evaporan rápidamente, especialmente a baja humedad relativa. Las
gotas mayores tienden a rebotar y desprenderse de superficies "difíciles de mojar", pero,
en este caso la deriva y la evaporación son un problema menor. Gótulas menores de 100
m de diámetro caen con relativa lentitud y, por lo tanto, son arrastradas por el viento y
pueden causar daños severos a los cultivos susceptibles adyacentes y a la vegetación no
objeto de la aplicación. No existe un tamaño de gótula ideal para controlar las malezas en
el campo, ya que diferentes especies varían en las características de tamaño, hábitos,
ángulo de la hoja, superficie foliar y en su posición en la copa. Para lograr una buena
cobertura de estos objetivos diversos es mejor un amplio rango o espectro de tamaños de
gótulas y la correcta selección de las boquillas de aspersión generalmente cumple este
requisito.
Para facilitar el llenado y la limpieza, el tanque debe tener una apertura amplia (90-100
mm de diámetro), que a menudo tiene acoplado un filtro grueso. La tapa debe tener un
ajuste hermético y debe poseer un respiradero, con una válvula para evitar goteo del
líquido de aspersión.
Las mochilas accionadas por palanca las llevan por encima o por debajo del brazo. Las
primeras son más fáciles de operar cuando se camina a través de vegetación alta, que se
cruza sobre el entresurco, pero su uso es muy fatigoso y son más comunes las palancas
debajo del brazo. La palanca acciona una bomba de tipo diafragma o de pistón. Las
primeras son preferidas para bombear materiales abrasivos, como los polvos
humedecibles, y las últimas se recomiendan para aspersiones de alta presión.
El patrón no uniforme de la boquilla de abanico plano la hace inadecuada para ser usada
de forma independiente. Con asperjadoras accionadas manualmente, a menudo se usan
las boquillas de punta de "aspersión uniforme" (even spray), las cuales producen una
distribución uniforme del líquido a través de su patrón de depósito (Fig. 1). Este tipo de
boquilla es especialmente adecuada para aplicaciones en bandas. Las boquillas de
inundación, también conocidas como deflectoras o de yunque (flood-jet), poseen una
aspersión plana de ángulo ancho, que resulta de un chorro recto chocando sobre una
superficie deflectora (Fig. 1). Generalmente producen una aspersión gruesa con un
depósito bastante uniforme, y con un bajo riesgo de deriva. Estas boquillas están
diseñadas para trabajar a presiones bajas (100 K Pa) y solamente se pueden acoplar a
asperjadoras con válvula aliviadora de presión. Las boquillas de cono, usadas con
asperjadoras de mochila producen un patrón de depósito de aspersión de cono hueco y
generalmente son operadas a presiones más altas que las boquillas de abanico plano o
de tipo deflectoras (de inundación o flood-jet). Se usan principalmente con fungicidas e
insecticidas.
Las boquillas se fabrican de bronce, plástico, acero inóxidable o cerámica y este orden, de
formas ascendente, refleja su costo y resistencia al desgaste. El riesgo de tupiciones se
reduce acoplando filtros de malla fina (300 m de apertura) en el cuerpo de la boquilla.
Estas se deben inspeccionar regularmente por su desgaste y se deben sustituir al menos
anualmente.
La velocidad de traslado se debe determinar sobre una superficie con vegetación similar a
la que será tratada. Una velocidad típica de caminar asperjando es de 1 m/seg o 3.5 kph.
El caudal de la boquilla se debe determinar recogiendo y midiendo el volumen de líquido
de aspersión emitido en 1 minuto. Cuando se usan asperjadoras accionadas por palanca,
ésta se debe accionar uniformemente, con brazadas completas, con el fin de mantener
una presión lo más uniforme posible. Sí tiene acoplada válvula de regulación de presión,
ésta se de colocar en un valor adecuado para la boquilla.
por ejemplo, si la dosis del herbicida es de 2.5 1/ha de producto comercial, la capacidad
del tanque es de 20 l y el volumen de aplicación es de 1001/ha, el volumen de producto
comercial a echar en el tanque es:
Asi, se deben añadir 0.5 1 del producto a 19.5 1 de agua en el tanque de la asperjadora.
Muchas recomendaciones de herbicidas se ofrecen en dosis de ingrediente activo por
hectarea. En los cálculos anteriores, se debe multiplicar la dosis de ingrediente activo por:
Agite en envase del producto solamente si así lo indica la etiqueta. Vierta y mida
cuidadosamente la cantidad calculada.
Llene el tanque de la asperjadora hasta la mitad con agua limpia. Agregue el producto
medido. Enjuague el recipiente de medición y vierta éstos en el tanque. Ajuste la tapa de
la asperjadora y agite suavemente la asperjadora para mezclar su contenido. Retire la
tapa, rellene con agua hasta el nivel correcto y mezcle de nuevo.
Aspersión. Mantenga la lanza a la altura correcta sobre el objetivo para lograr el ancho
de estela requerida y un depósito uniforme. Evite asperjar cuando la velocidad del viento
esté por encima de 6 kph, ya que la deriva puede ser un problema. Además, un aire muy
quieto y condiciones soleadas pueden producir corrientes de convección que pueden
causar deriva en direcciones inpredecibles. Se puede reducir la deriva mediante una
menor altura de las boquillas, menor presión y boquillas mayores.
Una regadera podría ser el único equipo disponible para aplicación de herbicidas en
algunas fincas o predios pequeños, pero cuando se le acopla una roseta fina se puede
usar para aplicar herbicidas.
La calibración de estos equipos de aplicación lleva los mismos criterios descritos para las
asperjadoras de mochila, o sea, la velocidad de traslado, el caudal del herbicida y el
ancho de estela.
Para más información sobre todos los aspectos de la tecnología de aplicación vea a
Matthews (1992).
Las dosis recomendadas en las etiquetas se escogen para ofrecer una destrucción
confiable de las malezas y selectividad del cultivo bajo una amplia variedad de
condiciones de suelo y clima y en un rango de estadios de desarrollo. Sin embargo, la
investigación y la experiencia práctica demuestran que en estadios tempranos de
desarrollo y bajo condiciones adecuadas de suelo y de clima las dosis de muchos
herbicidas se pueden reducir hasta un 50% sin disminución en la eficacia (Kudsk 1989).
Cuando se trata una población mixta de malezas la dosis la determina la especie menos
susceptible. Metsulfuron controla Papaver rhoeas L. y Stellaria media (L.) Cyr. al 10% de
la dosis recomendada, pero se requiere la dosis completa para Galium aparine L..
Fluoxypyr es especialmente efectivo contra G. aparine y una mezcla de los dos herbicidas
asegura el control de un grupo de malezas a dosis muy bajas (Caseley et al, 1993).
Introducción
Intercepción y retención del asperjado
Penetración foliar
Disponibilidad y destino de los herbicidas en el suelo
Translocación del herbicida
Metabolismo
Puntos de acción de los herbicidas
Selectividad
Introducción
Esta sección brinda una revisión sobre la acción de los herbicidas. Para más información
vea a Hance y Holly (1990) y Devine et al. (1993).
Los herbicidas destruyen las malezas interfiriendo los procesos bioquímicos, como la
fotosíntesis, que tiene lugar en el simplasto o sistema vivo de la planta. Para que la acción
del herbicida tenga lugar deberá haber suficiente cantidad de ingrediente activo del
compuesto para que éste entre en la maleza y sea transportado hada el lugar de acción
adecuado. En la Fig. 1 se muestran algunos de los principales pasos en la acción de los
herbicidas y los factores que lo afectan.
Intercepción y retención del asperjado
Algunos herbicidas, como glifosato (un compuesto sistémico con movilidad a través del
floema) y paraquat (un herbicida de contacto), entran en la planta exclusivamente a través
de las partes aéreas. Sin embargo, muchos herbicidas que se aplican después de la
emergencia de las malezas tienen, tanto actividad foliar como a través del suelo.
Chlorsulfuron entra a la planta principalmente a través de la parte aérea, pero también a
través de las raíces y su actividad en el suelo controla a las malezas que germinan
después de la aplicación. El éxito de estos tratamientos foliares post-emergentes está en
dependencia que suficientes gotas del asperjado sean interceptadas y retenidas sobre el
follaje. El hábito de crecimiento plano de muchas plantas de hoja ancha ofrece una buena
proyección para las gotas de la aspersión, mientras que el de las hojas erectas y
estrechas de las gramíneas suele ser peor. El ángulo de las hojas también afecta la
retención del asperjado. Por lo general hay mayores pérdidas en un follaje más erecto,
especialmente cuando se asperjan gotas grandes.
En la medida en que las plantas crecen, su área foliar aumenta. Las gramíneas, en
especial, se convierten en mejores objetos para las gotas de aspersión en la medida que
la orientación de sus hojas se aplana y se desarrollen tallos adventicios. Por esta razón
muchos graminicidas post-emergentes se aplican a partir del estadio de desarrollo de dos
hojas en lo sucesivo. Sin embargo, la demora de la aspersión con el objeto de optimizar la
retención no debe ser la única consideración, ya que las plantas más adultas pueden
necesitar una dosis mayor de herbicida para un control efectivo y la eliminación tardía de
la maleza puede traer como consecuencia una competencia severa con el cultivo.
Las condiciones climáticas, bajo las que ha crecido la planta antes de la aspersión,
afectan la intercepción y retención del asperjado. Las plantas que han estado sometidas a
condiciones adversas de sequía o a condiciones frías, tienen hojas más pequeñas,
usualmente cubiertas con cantidades considerables de cera epicuticular, que interceptan y
retienen menos herbicida que las plantas que crecen bajo condiciones cálidas y húmedas.
El efecto de la precipitación depende de su momento e intensidad. Una cubierta de rocío
al momento de la aspersión puede aumentar la intercepción foliar mediante la alteración
del ángulo de la hoja. Lluvias intensas poco tiempo después de la aplicación pueden lavar
el herbicida de la hoja. Los compuestos solubles en agua, como glifosato, son menos
"resistentes al lavado por lluvias inmediatamente después de la aplicación" que los
herbicidas lipofílicos, como diclofop-metil, que se formulan como emulsiones.
Penetración foliar
La principal barrera para la absorción de los herbicidas es la cutícula, que cubre todas las
superficies aéreas y minimiza las pérdidas de agua de la planta. La capa externa consiste
en cera cuticular con extrusiones de cera epicuticular, que varía en forma con la edad de
la hoja y con la especie. Las ceras son no-polares, afines al aceite en su naturaleza y
repelen al agua. Debajo de la cera cuticular está la capa de cutina, que es más hidrofílica
que las ceras. Los agentes tensoactivos y otros aditivos de las formulaciones de
herbicidas juegan un papel importante en la retención y penetración del herbicida a través
de las cutículas cerosas. Los lugares preferenciales de entrada de los herbicidas son las
células de protección de los estomas, los pelos y los nervios foliares en las especies de
hoja ancha. Los estomas penetran la superficie foliar, pero la mayoría de los agentes
tensoactivos no son capaces de reducir la tensión superficial de las soluciones acuosas lo
suficientemente como para permitir la entrada de los herbicidas a través de los estomas.
Se exceptúan los tensoactivos a base de organo-silicona.
Adsorción. El herbicida al entrar en contacto con el suelo se fracciona y pasa a las fases
sólida, líquida y gaseosa. Solo el que llega a las últimas dos fases estará disponible para
su absorción por la planta. El grado de adsorción sobre las partículas de suelo depende
de su textura, el tipo de arcilla, el contenido de materia orgánica y la humedad del suelo.
Los suelos arenosos tienen partículas relativamente grandes con un área superficial
pequeña para la adsorción. Las arcillas tienen grandes áreas de superficie y alta
capacidad para adsorber los herbicidas, siendo la montmorilonita más adsortiva que la ilita
o la caolinita. La materia orgánica es regularmente el factor más importante que determina
la adsorción. De esta forma, algunos tipos de herbicidas, como las triazinas, no están
disponibles a las plantas en suelos con un alto contenido de materia orgánica. Las dosis
de los herbicidas activos en el suelo comúnmente se ajustan de acuerdo al contenido de
materia orgánica del suelo.
El agua compite con los herbicidas por los sitios de adsorción, por lo que en suelos
húmedos queda una mayor proporción del herbicida en las fases acuosas o gaseosas que
en suelos secos. En el caso de herbicidas volátiles, con baja solubilidad en agua, como
EPTC, la adsorción sobre los coloides es importante para su retención en el suelo, por lo
que la aplicación sobre suelo húmedo conduce a mayores pérdidas hacia la atmósfera.
Los herbicidas con presiones de vapor mayores a 15 m Pa, incluyendo triallate, trifluralin,
vernolate, butylate y EPTC son comúnmente incorporados mecánicamente al suelo
inmediatamente después de la aplicación para reducir las pérdidas de vapor. CDAA y
propachlor también tiene altas presiones de vapor, pero no requieren incorporación
mecánica, ya que son relativamente solubles en agua y penetran en el suelo con la lluvia
o la irrigación. En el caso de herbicidas, como simazina, que se une fuertemente a los
coloides del suelo, su aplicación sobre suelos húmedos resulta en una menor adsorción y
mayor disponibilidad para su absorción por las plantas que su aplicación sobre suelo
seco.
Los herbicidas que son ácidos o bases débiles se ionizan sólo parcialmente. A valores de
pH bajos (< 5.0) las triazinas se cargan positivamente y quedan fuertemente unidas a los
coloides del suelo, pero bajo condiciones neutras o alcalinas quedan más disponibles en
la solución del suelo. Bajo estas condiciones se comportan como moléculas descargadas
y la fuerza de enlace dependerá de propiedades como la solubilidad en agua y la presión
de vapor.
Para una información más completa sobre los tópicos abordados en esta sección vea a
Hance (1980), Moyer (1987) y Walker (1987).
Después de la penetración en las hojas y la absorción por las raíces, muchos herbicidas
se mueven hacia otras partes de la planta en el apoplasto y el simplasto.
El apoplasto es una red interconectada de tejido no vivo, que incluye las paredes
celulares y el xilema conductor del agua. Este está limitado externamente por la cutícula e
internamente por la membrana más externa de la célula, el plasmolema. Los herbicidas
que entran en la raíz (p.ej. atrazina), se mueven en el xilema con la corriente transpiratoria
y siguen el movimiento del agua hasta las puntas de las hojas en las monocotiledóneas, o
hasta sus márgenes, en las dicotiledóneas. Los herbicidas se acumulan donde se pierde
el agua por evaporación y ésto generalmente se refleja en la cronología y localización de
los síntomas fitotóxicos.
La pérdida de agua desde una planta está determinada por la luz, la temperatura, la
velocidad del viento y la humedad, así como por la disponibilidad de agua en el suelo. Sin
embargo, en la medida en que el agua del suelo se hace menos disponible, otros factores
pueden desplazar a aquellos más elementales que controlan la transpiración. Bajo
condiciones adversas de humedad de suelo puede ocurrir una inversión de la corriente
transpiratoria, por lo que el agua presente en las hojas será absorbida y conducida hacia
las raíces. Bajo estas condiciones, se ha observado que diquat, aplicado al follaje de la
papa como desecante, produce pudrición del extremo del tubérculo (Headford y Douglas
1967).
Un herbicida absorbido por las raíces y distribuído normalmente en el sistema del xilema,
será transportado principalmente hacia las hojas abiertas, lo cual es un patrón ideal de
distribución para cualquier compuesto inhibidor de la fotosíntesis. Por otra parte, a menos
que tenga lugar alguna redistribución posterior dentro de la planta, este patrón no es
adecuado para herbicidas, cuyo modo de acción esté asociado con los procesos de
crecimiento. En tales casos, se debe producir una redistribución del compuesto hacia los
ápices de crecimiento, proceso que involucra también al simplasto. Este último es un
sistema vivo interconectado de células vegetales, que incluye al floema, que contiene el
citoplasma metabólicamente activo, limitado en su parte externa por el plasmolema y por
la parte interna de la membrana vacuolar, el tonoplasto. Este contiene organelos, como
los cloroplastos y los mitocondrios. Los puntos de acción de todos los herbicidas están
localizados en el simplasto.
Los azúcares producidos por la fotosíntesis en los tejidos verdes de las plantas (fuentes)
son conducidos en el simplasto hacia las regiones, donde tiene lugar el crecimiento y el
almacenamiento. En la mayoría de las circunstancias los herbicidas se mueven fuera de
la hoja tratada solo a través del floema y los herbicidas o componentes de formulación
que interfieran con el transporte en el floema limitan la translocación del herbicida.
Usualmente el lento desarrollo de los síntomas fitotóxicos, como se observa por ejemplo
con glifosato, está asociado a una translocación más efectiva del herbicida. La fuerza de
la actividad de fuentes individuales cambian durante el año en respuesta a la senescencia
de las hojas y a cambios en el desarrollo de la planta, como la floración, la formación de
semillas y el desarrollo de órganos de almacenamiento. Las hojas muy jóvenes se
comportan como depósitos, por lo que resultan ser pobres objetivos para la aplicación de
herbicidas sistémicos. Las hojas que completan su desarrollo sobre plantas jóvenes
tienden a exportar azúcares (y herbicidas) principalmente hacia el ápice del tallo. En la
medida que la planta crece, el patrón de exportación se dirige más hacia las raíces y los
órganos subterráneos. Es en esta etapa que la aplicación del herbicida generalmente
produce buen control sobre especies perennes, como Imperata cylindrica (L.) Raeuschel.
Además del estadio de desarrollo de la planta, los factores del ambiente también afectan
el flujo de azúcares en el floema. Factores adversos que disminuyen la velocidad de
crecimiento de la planta, como las bajas temperaturas y la sequía, reducen el potencial de
eliminación o depósito, por lo que menos herbicida tiende a ser translocado. Otros
factores, como la baja intensidad de luminosidad, limitan la producción de azúcares en las
hojas y reducendo la actividad de generación, con lo que pueden perjudicar la acción de
herbicidas sistémicos. Por estas razones, normalmente se recomienda que los herbicidas
sistémicos se deben aplicar cuando las malezas están en una fase de crecimiento activo.
Metabolismo
La inhibición del metabolismo de los herbicidas es deseable en las malezas, pero se debe
tener cuidado de no dañar los cultivos. El control de malezas en arroz con propanil puede
causar severa fitotoxicidad en el cultivo si se aplican insecticidas carbamicos u
organofosforados inmediatamente antes o con el herbicida. Los insecticidas inhiben la
hidrólisis del propanil por la aril acrilamilasa, que es la principal vía de detoxificación que
aporta tolerancia a este herbicida en el arroz (Matsunaka 1968).
Se ha estimado que menos del 1% del herbicida que llega a la superficie de la planta
interactúa en el punto de acción, por lo que para muchos herbicidas y especies, el
metabolismo es la principal causa de pérdidas del ingrediente activo.
Herbicidas del Fotosistema 1 (FS1) (Tablas 6 y 7). Estos son los compuestos
bipiridílicos, diquat y paraquat, que desvían el flujo de electrones en el extremo terminal
del Fotosistema 1. La acción de estos herbicidas es, por lo tanto, dependiente de la luz
para promover el flujo de electrones y del oxígeno para producir el superóxido fitotóxico,
peróxido de hidrógeno, y el altamente dañino radical libre: hidroxil.
Estos radicales fitotóxicos interactúan rápidamente con los lípidos de las membranas y
con los aminoácidos de las proteínas y ácidos nucléicos enzimáticos, produciendo rápida
filtración de las membranas y destrucción del tejido foliar, lo que da una apariencia de
mojado por agua, que es seguida de necrosis y desecación.
Cuando la clorofila absorbe la energía luminosa para activar el flujo de electrones desde
el agua, ésta se excita hasta un denominado "estado de singlete" (1C1). Si la energía de
excitación no es utilizada porque el flujo de electrones está detenido, puede excitar al
oxígeno a un "estado de singlete" (1O2). Esta forma altamente dañina de oxígeno puede
interactuar con los lípidos, proteínas, ácidos nucléicos y otras moléculas celulares para
causar la desorganización celular y, como consecuencia, la muerte de la planta. Esto se
refleja en la aparición de síntomas fitotóxicos, como la clorosis y la necrosis.
Inhibición de la síntesis de lípidos (Tablas 6 y 7). Los ácidos grasos y los ácidos grasos
de cadena larga son necesarios en la formación de los componentes lípidos de las
membranas y ceras cuticulares, respectivamente. Los herbicidas ariloxifenoxipropiónicos
y las oximas inhiben la enzima inicial en la biosíntesis de los ácidos grasos, la acetil
Coenzima A carboxilasa, mientras se estima, que los tiolcarbamatos bloquean la
formación de ácidos grasos de cadenas muy largas, posteriormente en esta senda. La
falta de producción de ácidos grasos conduce rapidamente al desorden de las
membranas, lo cual se refleja en el cese de la división celular y la necrosis del tejido
meristemático. A dosis sub-letales, se producen hojas con poca cera cuticular, lo que
puede afectar su respuesta a los plaguicidas y patógenos. Solamente las especies
gramíneas son afectadas por los herbicidas de ésteres de ácidos ariloxifenoxi-alcanoicos
y oximas, cuyo mecanismo de selectividad ha sido discutido por Owen (1991).
Inhibición de la division celular (Tablas 6 y 7). Varias clases de herbicidas, como las
dinitro-anilinas y los carbamatos, inhiben la división celular mediante su interacción con
los microtúbulos. La formación de microtúbulos del huso mitótico es una condición para la
separación de nuevos cromosomas. Las puntas de las raíces expuestas a dínitroanilinas y
carbamatos se abultan, la mitosis se detiene y un reducido número de microtúbulos
usualmente se observan.
Herbicidas que imitan al ácido indolacético (AIA) (Tablas 6 y 7). Casi 50 años después
de la introducción de los primeros herbicidas del "tipo auxina u hormonales", su sitio de
acción permanece desconocido. No obstante, está ampliamente aceptado que estos
actúan como si fueran auxinas persistentes que previenen las fluctuaciones normales de
los niveles de la auxina natural, ácido indolacético (ALA), que son necesarias para un
crecimiento ordenado. El exceso de ALA se degrada rapidamente en la planta, pero los
reguladores sintéticos del crecimiento, como 2, 4-D, no son afectados por los sistemas
regulatorios endógenos y, como consecuencia, se desorganiza el crecimiento.
Selectividad
Los tratamientos selectivos destruyen las malezas con poco o ningún daño al cultivo. La
selectividad puede ser a causa de las propiedades del herbicida, de atributos de la planta,
del momento de la aplicación del herbicida, de la técnica de aplicación o una combinación
de estos factores. Los tratamientos no selectivos o totales persiguen destruír todas las
especies presentes y se usan antes de la siembra del cultivo, inmediatamente antes de la
cosecha o en áreas no cultivables. Sin embargo, con frecuencia se observan respuestas
diferentes de distintas especies a bajas dosis de los herbicidas.
Los mecanismos de selectividad de los herbicidas arriba descritos para cultivos, también
se detectan en especies de malezas que no mueren con el tratamiento. El desarrollo de
biotipos resistentes a herbicidas de especies de malezas se puede reducir mediante la
rotación del uso de herbicidas con diferente composición química y modo de acción. La
rotación de cultivos, que permita la introducción de otros herbicidas y otras prácticas
culturales, como el cultivo mecánico, pueden contribuír a retrasar o evitar el surgimiento
de poblaciones de malezas resistentes a herbicidas.
Tanto las técnicas convencionales de mejoramiento genético vegetal como las de biología
molecular se han usado para aportar resistencia a las plantas cultivables, para así
explotar el incremento del metabolismo, la modificación de los nichos- objeto de acción y
la sobre-abundancia de la enzima objeto. Esto permite que herbicidas no selectivos, como
glifosato y glufosinato, sean usados en cultivos como soya y papa, para así aumentar el
grupo de cultivos en los cuales se pueden usar herbicidas como las sulfonilureas y las
imidazolinonas. Este desarrollo aumenta las opciones de uso de herbicidas, seguros para
el operador y benignos en el ambiente, así como disponibles para su inclusión en
programas de manejo integrado de malezas.
Los herbicidas no selectivos también se pueden aplicar cuando los cultivos perennes
están latentes, como glifosato en espárrago.
Para muchos cultivos la selectividad es dependiente del estadio de desarrollo. 2, 4-D daña
al trigo si se aplica antes del estadio de desarrollo de cuatro hojas o después de la
formación de nudos. En este caso la fitotoxicidad herbicida está asociada a una rápida
actividad meristemática.
Problemas. Paraquat posee una alta toxicidad para los mamíferos (DL50 oral para ratas
es de 120 mg de ión paraquat/kg de peso corporal) y su uso ha sido prohibido en un
grupo de países. Para reducir el riesgo de ingestión accidental comúnmente se formula
con un agente emético y un tinte de coloración brillante. El concentrado se debe
almacenar y manipular con gran cuidado y la solución diluída se debe aplicar con
seguridad, siempre siguiendo las instrucciones de la etiqueta y usando ropa protectora. La
toxicidad para mamíferos de diquat es menor (DL50 oral para ratas es de 230 mg de ión
diquat/kg de peso corporal) y cuando se diluye para control de malezas acuáticas tiene
una toxicidad inferior, tanto para los peces como para los mamíferos.
El uso repetido de los bipiridilos en cultivos perennes ha conducido al desarrollo de
biotipos tolerantes de 13 especies de malezas (LeBaron 1991).
La afinidad de atrazina para ser adsorbida por los coloides del suelo es de moderada a
alta por lo que las dosis se deben ajustar según el tipo de suelo. En suelos de alto
contenido de materia orgánica, este herbicida solo debe usarse en post-emergencia. Su
efecto generalmente brinda control de las malezas durante todo el ciclo del cultivo.
Atrazina es el inhibidor del Fotosistema 2 más extensamente usado. Su uso se extiende a
más de 7 millones de ha de maíz a nivel mundial anualmente. Sorgo, caña de azúcar y
piña son otros cultivos beneficiados con este herbicida. Generalmente se aplica en PPI,
en pre y post-emergencia temprana (acompañado de un coadyuvante oleoso) y controla
muchas especies anuales gramíneas y de hoja ancha, pero su efecto es pobre
sobre Digitaria spp., Panicum dichotomíflorumMichx. A dosis altas se utiliza para el control
total de malezas en áreas no cultivables.
Cianazina se enlaza con menor fuerza a los coloides del suelo que la atrazina y la
tolerancia del maíz es limitada en suelos degradados, con bajo contenido de materia
orgánica. Es más activa contra gramíneas problemáticas que atrazina, pero más débil
contra Amaranthus spp. y Abutilon theophrasti Medic.. Se aplica como PPI, en pre y
postemergencia temprana en maíz y, en menor grado, en colza y trigo. En el maíz, su vida
corta en el suelo, de 7-10 semanas, le convierten en una opción ideal para reemplazar a
atrazina y simazina, sobre todo cuando le seguirán cultivos susceptibles a estos
herbicidas en la rotación.
Metribuzin. Esta triazina asimétrica posee una alta solubilidad en agua (1200 ppm), es
relativamente móvil en el suelo, donde persiste durante todo el ciclo de desarrollo de la
mayoría de los cultivos anuales. Metribuzin se usa en PPI y pre-emergencia para eliminar
malezas de hoja ancha y gramíneas en soya, papa, tomate, alfalfa y caña de azúcar.
También se usa en post-emergencia temprana en papa y tomate.
Prometrina se fija fuertemente a los coloides del suelo, con muy limitada movilidad y
persistencia en el suelo: de 1 a 3 meses. Se usa en PPI y pre-emergencia para el control
de malezas gramíneas y de hoja ancha en algodón.
Simazina se fija fuertemete a los coloides del suelo, con limitada movilidad en el suelo y
sus dosis se ajustan de acuerdo con el contenido de materia orgánica y de arcilla del
suelo. Simazina brinda control de malezas durante la mayor parte del ciclo de desarrollo
de los cultivos y sus residuos pueden dañar a cultivos susceptibles subsiguientes en la
rotación, este herbicida no se absorbe foliarmente, solo lo hace a través de las raíces y se
aplica en pre-emergencia o en post-emergencia de las malezas en combinación con un
herbicida de contacto, como paraquat. Simazina controla malezas anuales de hoja ancha
y gramíneas, incluyendo a algunas especies tolerantes a atrazina. Simazina se usa en
PPI y pre-emergencia en maíz y en cultivos perennes establecidos, p.ej. alfalfa, caña de
azúcar y especies leñosas. Se usa a dosis altas para el control total de malezas en áreas
no cultivables.
Los uracilos tienen propiedades similares a las ureas sustituídas, pero tienden a ser
lixiviados más fácilmente y son menos selectivos. Estos se usan principalmente en
cultivos perennes, como cítricos y para el control total de malezas, especialmente de
especies perennes con raíces profundas.
Diuron se fija fuertemente a los coloides del suelo y resiste la lixiviación, por lo que se
puede usar en cultivos de raíces profundas, como caña de azúcar, piña y cítricos. Este
herbicida controla malezas gramíneas y de hoja ancha, se aplica en pre-plantación o pre-
emergencia en el algodón. Se usa extensamente, a dosis altas, para el control total de
malezas.
Linuron se fija fuertemente a la materia orgánica, pero menos a las arcillas y su dosis de
uso se ajusta de acuerdo al contenido de materia orgánica del suelo. Lluvias intensas son
necesarias para lograr su actividad en el suelo. Linuron se usa en pre-emergencia en
maíz, sorgo, zanahoria, nabo, acelga, papa y soya. Posee más actividad foliar que el
diuron y su actividad pos-emergente se eleva con el uso de tensoactivos. Sin embargo, se
debe aplicar de forma dirigida para mantener la selectividad en maíz, sorgo, algodón y
soya. La zanahoria y la acelga toleran aplicaciones sobre todo el área de linuron, pero sin
añadir coadyuvante.
Linuron se usa con tensoactivo o en mezcla con glifosato o paraquat sobre malezas
emergidas antes de la plantación de soya en lechos de siembra preparados por labranza
mínima o convencional.
Fluometuron es muy similar a linuron, pero solo persiste en el suelo por alrededor de dos
meses. Se usa en pre y post-emergencia en algodón y caña de azúcar.
Norflurazon también se fija fuertemente a los coloides del suelo y se lixivia moderamente.
La dosis se ajusta de acuerdo al contenido de materia orgánica y de arcilla del suelo. El
herbicida se disipa mediante volatilización, fotodescomposición y degradación microbiana,
pero puede persistir en el suelo hasta un año. Se aplica en PPI o pre-emergencia para
controlar gramíneas, ciperáceas y algunas malezas de hoja ancha en alfalfa, algodón,
cacahuete, soya, frutales y viña.
Dalapon se aplica al follaje, pero también se absorbe en la planta por las raíces, donde se
mueve a través del apoplasto y el simplasto. Se usa como tratamiento foliar previo a la
siembra de un amplio grupo de cultivos de plantación y hortalizas, así como aspersión
dirigida en frutales. Se usa a dosis altas para el control de gramíneas en áreas no
cultivables. Los cultivos que crecen sobre suelo tratado con dalapon o TCA pueden sufrir
reducción de la cera cuticular y entonces ser más susceptibles a herbicidas de aplicación
foliar.
Butylate. Este tiolcarbamato se usa en maíz y su acción es similar a EPTC, excepto que
se lixivia menos en el suelo.
Pebulate se lixivia menos que EPTC y se usa antes del trasplante en tabaco, y en PPI y
después del trasplante, incorporado, en tomates.
Triallate tiene baja solubilidad en agua, limitada lixiviación en el suelo y persiste hasta
seis semanas. Se usa en PPI para el control de avena silvestre, muchas gramíneas
anuales y algunas malezas de hoja ancha en trigo, cebada, guisantes, frijoles y lentejas.
Además de la formulación de concentrado emulsionable para incorporación al suelo,
existen granulados que no requieren incorporación.
Butachlor tiene una baja solubilidad en agua, se fija fuertemente a los coloides del suelo
y requiere de la incorporación bajo condiciones secas. Se usa en PPI y en pre-
emergencia de las malezas en arroz de siembra directa o trasplantado, y persiste en el
suelo de 5 a 12 semanas.
Metolachlor tiene usos similares a alachlor, pero es más movil en el suelo y se puede
usar en el sorgo granífero con una sustancia protectora.
Propham es más volátil y lixiviable que chlorpropham y se usa bajo condiciones frías,
donde persiste en el suelo durante 5-20 días. Se usa en PPI y pre-emergencia en alfalfa,
trébol, lechuga, guisantes, lentejas, remolacha azucarera y gramíneas perennes
establecidas.
Dicamba es útil para controlar algunas especies anuales y perennes de hoja ancha no
controladas por los herbicidas ariloxi-alcanoicos, en maíz, sorgo granífero, cereales de
grano pequeño, caña de azúcar y espárrago. También se usa en el control de especies de
arbustos leñosos, enredaderas en pastos y sabanas. Se degrada rápidamente en el suelo.
Muchos cultivos de hoja ancha, como soya, algodón, viñas y árboles frutales, son
altamente susceptibles a la deriva de gotas y vapores de dicamba, que tiende a ser más
fitotóxico que de 2, 4-D y otros herbicidas ariloxi-alcanoicos.
Chloramben se aplica al suelo y tiene limitada movilidad en las plantas, donde inhibe el
desarrollo de las raíces de las plántulas. Se mueve fácilmente y es lixiviado en el suelo,
donde persiste de 6 a 10 semanas. Se usa en PPI y en pre-emergencia en maíz, soya,
cacahuete, cucurbitáceas, pimiento y girasol.
Problemas. Glifosato penetra el follaje con relativa lentitud y es vulnerable al lavado por
lluvia. Normalmente se requiere un período de seis horas sin lluvia después de la
aspersión para asegurar un efecto fítotóxico óptimo. Con dosis reducidas se requerirá un
período más largo sin lluvia. Cuando las dosis son reducidas es importante agregar un
agente tensoactivo apropiado. En los cultivos perennes se debe tener cuidado de evitar el
contacto de la aspersión con los tejidos verdes de la planta, ya que aún a dosis muy bajas
el desarrollo de los tallos y flores será afectado por vía sistémica. Bajo condiciones
húmedas, las posturas para el trasplante y las plántulas de semillas son dañadas a veces
por el contacto con el follaje de malezas tratadas con glifosato. Para información detallada
sobre el modo de acción y uso de este importante herbicida vea a Grossbard y Atkinson
(1985).
Chlorimuron se usa para controlar muchas malezas de hoja ancha y ciperáceas en soya.
Primisulfuron-metil se usa para controlar Sorghum spp. y Elytrigia repens (L.) Nevski en
post-emergencia en maíz. También elimina a un número de malezas de hoja ancha. Es
moderadamente persistente y el riesgo de daños por residualidad a los cultivos
subsiguientes es bajo.
Sulfometuron-metil es un herbicida no selectivo usado en áreas no cultivadas.
Thifensulfuron tiene una persistencia en el suelo relativamente corta y muy bajo riesgo
de problemas de daños por residualidad en el suelo. Controla malezas de hoja ancha en
soya, trigo y cebada. En cereales de grano pequeño a menudo se usa en combinación
con metsulfuron-metil.
Referencias
Anon 1988. BCPC Nozzle Selection Handbook. British Crop Protection Council, Farnham,
U.K. 40 pp.
Anon 1989. Herbicide Handbook of the Weed Science Society of America. 6th Edition.
Champaign, Illinois, EE.UU. 301 pp.
Introducción
Control de malezas
Conclusiones
Manejo de malezas en trigo y cebada
Manejo de malezas en cereales tropicales: Maíz, sorgo y mijo
K. Moody
Introducción
La producción de arroz y el manejo de malezas son frecuentemente sinónimos; el control
de malezas es el punto central de coordinación de muchas operaciones agrícolas. Es
imposible producir arroz económicamente sin disponer de un programa de control de
malezas bien planeado. De vital importancia es la forma de preparar el terreno, el cuidado
en la siembra del cultivo y la celeridad con la que se aplique el manejo de malezas.
Las malezas pueden ser controladas ecológicamente mediante su inmersión bajo el agua,
manualmente mediante arranque manual o el uso de cultivadores rotatorios, culturalmente
al sembrar variedades competitivas a densidades óptimas y químicamente a través de la
aplicación de herbicidas. El método de control de malezas, para ser aceptado por los
agricultores, debe ser factible agronómicamente y en su manejo, y viable
económicamente.
El término "prácticas culturales" se refiere a una serie amplia de técnicas de manejo
utilizadas por los agricultores para lograr sus objetivos de producción. Las prácticas
culturales que tienen un efecto sobre el crecimiento de las malezas incluyen la
preparación del terreno, el manejo del agua, el método de siembra y el manejo de la
fertilización.
En arroz de secano, las especies principales son Ageratum conyzoides L., Amaranthus
spinosus L., Commelina benghalensis L., Cyperus rotundus L., Digitaria spp., Echinochloa
colona, Eleusine indica (L.) Gaertn., Portulaca oleracea L. y Rottboellia
cochinchinensis (Lour.) W.D. Clayton. Las especies parásitas del género Strígavan
adquiriendo importancia en Africa.
Control de malezas
Prevención
Preparación del terreno
Método de siembra
Almácigas o semilleros
Distancia de siembra
Manejo del agua
Período de desyerbe
Métodos de control manual de malezas
El control químico de malezas
Prevención
El tangueo, además de formar una capa de suelo ("hard pan") que reduce las pérdidas del
agua de irrigación y crea condiciones para la siembra de semillas pre-germinadas o
plántulas, facilita la incorporación de las semillas de malezas en las capas más profundas
del fango, donde se descomponen para formar compuestos de amonio que son retenidos
mucho mejor en el suelo que los nitratos y pueden ser utilizados directamente por los
cultivos. La incorporación de las malezas durante la preparación del terreno proporcionará
una fuente adicional de nutrientes.
Una labor de cultivo se podrá realizar después que el arroz se siembre, pero antes que las
plántulas emerjan, lo que también se le conoce como cultivo ciego. Este a veces es
practicado en arroz sembrado en suelo seco a fin de romper la costra del suelo para crear
condiciones favorables para la emergencia del arroz y eliminar plántulas de malezas. La
operación en cuestión es comúnmente realizada con una grada de punta dentada o con
otros aperos de labranza, como rejas que penetran ligeramente el suelo.
Método de siembra
Almácigas o semilleros
Las malezas pueden causar, además de daños serios a las plantaciones de arroz, serios
problemas en almácigas o semilleros de éste. Las plántulas de arroz son muy
susceptibles a la competencia de las malezas y, por consiguiente, el control de éstas es
una operación importante para garantizar una alta calidad de las posturas a plantar.
Las plántulas de Echinochloa spp. son a veces trasplantadas en el campo con plantas de
arroz, ya que resulta casi imposible diferenciarlas. Estas son altamente competitivas y
causan pérdidas apreciables de los rendimientos del cultivo. El desyerbe manual es
laborioso e inefectivo debido a las similaridades morfológicas entre las plantas de arroz y
las de Echinochloa spp. La separación manual de las plántulas de malezas de las del
arroz antes del trasplante es una operación inefectiva, laboriosa, consume tiempo y es
costosa. Sin embargo, el tratamiento de herbicida es barato (70 centavos EE.UU. o
menos para tratar 440 m2 de almácigas) y es practico para el control de las malezas en las
almácigas o semilleros de arroz (Rao y Moody 1988).
Distancia de siembra
La competencia del cultivo es uno de los métodos de control de malezas más útiles para
el agricultor. La siembra densa del arroz resulta en la reducción del peso de las malezas y
su competencia, además de crear condiciones óptimas para optar por otras medidas
adecuadas de control de malezas a integrar (Moody et al 1983). Sin embargo, la relación
costo-benefício marginal disminuirá en la medida que se eleve la norma de semilla o la
población de posturas en el caso de trasplante, a espaciamientos mas estrechos
(Estorninos y Moody 1983).
Kim y Moody (1980) comunicaron que el crecimiento de las malezas sin medida de control
causó una reducción de los rendimientos de sólo 11% cuando el arroz fue trasplantado a
10 x 10 cm de distancia comparado con una pérdida del 31% cuando se trasplantó a una
distancia de 20 x 20 cm.
Las normas de siembra en arroz sembrado húmedo son generalmente altas, dirigidas
principalmente a inhibir el crecimiento de las malezas; una alta norma de siembra de arroz
compensa parcialmente un pobre control de malezas. Moody (1977) comunicó que hubo
una disminución significativa del peso de las malezas en arroz sembrado húmedo cuando
las normas de siembra aumentaron de 50 a 250 kg/ha; el rendimiento en grano se elevó
en las parcelas no desyerbadas, pero no así en las desyerbadas, en respuesta al
aumento de la densidad de plántulas. Altas normas de siembra sólo son beneficiosas si
no se practica medida alguna de control de malezas o sólo se desarrollan parcialmente
(Guyer y Quadranti 1985).
Manejo del agua
El buen manejo del agua ha sido siempre reconocido como un medio efectivo de control
de malezas en arroz de tierras bajas. La inundación, aplicada durante los estadios
tempranos del crecimiento de las malezas, previene la germinación de muchas semillas
de éstas y tiene un efecto inhibitorio en su establecimiento, crecimiento y desarrollo. Las
poblaciones de malezas disminuyen, pero también ocurre un cambio en la población de
especies de malezas, o sea de gramíneas a especies de hoja ancha siempre que la
profundidad del agua aumente.
Un control pobre del agua contribuye a elevar las poblaciones de malezas, reduce la
eficacia de su control y de todos los métodos en práctica y eleva el tiempo a consumir en
operaciones de desyerbe. Con un manejo mejor del agua, hay también un número mayor
de opciones de otras prácticas adecuadas de control de malezas. El esfuerzo deberá
estar encaminado a mantener el campo inundado continuamente, al menos durante los
primeros 30 días después de la plantación, para así reducir el número de malezas y
también elevar las posibilidades de éxito de otras prácticas de control.
Período de desyerbe
El tiempo preciso y la duración de este período depende de muchos factores, tales como
la flora de malezas, las características de crecimiento del arroz y las malezas, prácticas
culturales y factores ambientales (Moody 1977). Es, por consiguiente, difícil decir cuando
después de la siembra del cultivo se deberá desyerbar y el número de veces a realizar
esta operación en el período de mayor competencia. Sin embargo, es sabido que durante
el período de 2 a 6 semanas después del trasplante o la emergencia es que el
rendimiento del arroz se afecta más debido a la competencia de las malezas.
Los métodos de control manual de malezas son todavía ampliamente practicados, pero
son laboriosos y caros en su costo. Un desyerbe en arroz trasplantado realizado en el
momento apropiado requiere cerca de 25 hombres/días/ha. Cuando el arroz se trasplanta
en filas o hileras, un cultivador rotatorio puede ser usado y la fuerza laboral requerida para
el desyerbe de una ha podrá ser reducida a sólo 10 días (RNAM 1983).
El control químico de malezas
En muchos casos, los herbicidas ofrecen el medio más práctico, efectivo y económico
para reducir la competencia de las malezas, las pérdidas de rendimientos y los costos de
producción. La adopción del uso de los herbicidas dependerá de su costo relativo al costo
de la fuerza laboral, el precio del arroz y de varias limitantes socio-económicas e
institucionales (Denning et al 1983). En áreas, donde la fuerza laboral es escasa y la
producción de arroz es más alta que los niveles de subsistencia, los herbicidas resultan
ser sustitutos viables de la fuerza laboral.
El uso de los herbicidas es a veces más económico que el desyerbe manual. El nivel de
costo-beneficio alcanza hasta más de 15: 1 cuando se utilizan herbicidas en arroz de
trasplante (Estorninos y Moody 1983) y en siembra directa- húmeda (Heinrichhs et
al 1987) en Filipinas, comparado con 4: 1 para el de trasplante y < 1.0 para el de siembra
directa-húmeda con prácticas de desyerbe manual.
De acuerdo a Ruthenberg (1977), para que una nueva práctica de control sea adoptada
por el agricultor el nivel de costo- beneficio marginal deberá ser, al menos, de 2: 1.
Los herbicidas de mayor uso para el control de malezas aparecen en la Tabla 1. Los
herbicidas de mayor uso en arroz trasplantado son bensulfuron-metil, pyrazosulfuron-etil,
bentazon, butachlor, pretilachlor, 2, 4-D, MCPA, piperophos+ 2, 4 D, propanil, thiobencarb,
quinclorac y fenoxaprop-etil. En arroz sembrado directo en seco en tierras bajas se ha
logrado un efectivo control de malezas con propanil, thiobencarb, butachlor, oxadiazon y
pendimetalin.
Antes de utilizar cualquier herbicida, es importante leer la etiqueta para informarse sobre
las dosis y momento de aplicación, tipo de cultivo de arroz, espectro de control sobre las
malezas y precauciones. A la hora de la aplicación, cuidado debe observarse a fin de
evitar el gasto excesivo de herbicidas, prevenir daños al personal que realiza la aplicación
y evitar cualquier problema de contaminación en el lugar.
Una mezcla de dos o más herbicidas puede combinar las ventajas de cada compuesto por
separado y reducir sus desventajas. El resultado más lógico de la mezcla es un mejor
efecto de control sobre las malezas presentes, así como una mejor tolerancia del cultivo a
los herbicidas en uso, con menos posibilidades de residuos en el suelo. Debido a los
efectos sinérgicos derivados de la mezcla, la aplicación de ésta puede resultar en el uso
de cantidades disminuidas de los compuestos en uso, muy inferiores a las dosis de cada
compuesto cuando se utiliza por separado.
Los herbicidas no deberán ser considerados como sustitutos de otras prácticas de control
de malezas, sino que su aplicación deberá ser combinada con las medidas de control
existentes. Por ejemplo, en arroz de secano sembrado en seco, los herbicidas no
persisten por tanto tiempo como para dar un efecto prolongado de control de malezas. De
no utilizarse medidas adicionales de control de malezas (desyerbe manual o mecánico),
se podrán registrar reducciones sustanciales de los rendimientos del cultivo.
0.5-1.0 Pre AS
Oxadiazon+ propanil (F) 0.5+ 1.5 Post ASS, AS
Oxyfluorfen 0.24 Pre ASS, ASH
0.48-0.72 Pre/Post AS
Pendimetalin 1.3-1.8 Pre ASS
1-1.5 Pre AT
1-1.5 Pre AS
Pendimetalin + propanil (F) 2.6 + 1.07 Post temprano ASS, ASH
Piperophos + 2, 4-D (F) 0.33-0.5 + 0.17-0.25 Pre AT
Pretilachlor 0.45-0.50 Pre AT
Pretilachlor + protector (F) 0.3-0.45 Pre ASH
Propanil 2-3.6 Post AT, ASH
3-6 Post ASS, AS
Pyrazosulfuron 0.015-0.030 Pre/Post AT, ASH
Quinclorac 0.25-0.50 Post ASS, AT, ASH
Sethoxydim 0.2 Post ASS, ASH
Thiobencarb 3-4 Pre ASS
0.9-1.5 Pre AT
0.9 Presiembra/Pre ASH
Thiobencarb + 2, 4-D (F) 0.6-1.0 + 0.2-0.3 Pre AT
Thiobencarb + propanil (F) 0.5 - 1.0 + 1.4 - 2.8 Post temprano ASS, AT, ASH
a
(F) = mezcla del fabricante.
b
Pre/Post = pre-emergente o post-emergente temprano.
c
ASS = arroz sembrado en seco (sembrado en seco en suelo seco, donde el agua se
acumula), AT = arroz de trasplante, AS = arroz de secano (sembrado seco en suelos con
drenaje libre), ASH = arroz sembrado húmedo (semillas pre-germinada sobre suelo
fangueado).
Conclusiones
Referencias
Los métodos culturales seguirán siendo parte integral de los programas de control de
malezas, los que no tan sólo ayudan a reducir el crecimiento de éstas, sino que son
igualmente beneficiosos para mejorar el establecimiento de las plántulas de arroz y su
crecimiento. Un cultivo vigoroso de arroz inhibirá muchas malezas y minimizará la
necesidad de su control.
La flora de malezas y su grado de infestación son regidos por varios factores, tales como
el método de preparación del terreno y la profundidad del agua de riego en el campo. Con
una buena preparación del terreno y un buen manejo del agua se reducirá hasta un
mínimo absoluto o no será necesario del todo una operación adicional de control de
malezas en arroz de trasplante.
Hasta la llegada de los herbicidas, las prácticas culturales y el control manual de malezas
fueron los métodos virtualmente únicos de eliminación de plantas indeseables. Estos
métodos son aún válidos e importantes, pero requieren ser integrados con el uso racional
de herbicidas a fin de mejorar el control de las malezas, la mas importante limitante de la
producción agrícola en muchos países.
Denning G.L., S.K. Jayasuriya y B.A. Huey 1983. Constraints to the adoption of new weed
control technology in rice. En "Weed Control in Rice", International Rice Research
Institute. Los Baños, Laguna, Filipinas, pp 345-361.
Estorninos L.E. Jr. y K. Moody 1983. The effect of plant spacing on weed control in
transplanted rice (Oryza sativa). Philippine Journal of Weed Science 10: 77-89.
Guyer R. y M. Quadranti 1985. Effect of seed rate and nitrogen level on the yield of direct
wet-seeded rice. Proceedíngs 10th Asian-Pacific Weed Science
SocietyConference, Chiangmai, Tailandia, pp 304-311.
Heinrichs E.A., F.V. Palis, K. Moody y G.B. Aquino 1987. The effects of timing of butachlor
application on the economics of direct-seeded rice production. Journal ofPlant Protection
in the Tropics 4: 95-100.
Kim S.C. y K. Moody 1980. Reduced plant spacing for weed suppression in transplanted
rice. Proceedíngs 1980 British Crop Protection Conference - Weeds,Brighton, Inglaterra,
pp 383-388.
Moody K. 1977. Weed control in rice. Lecture note No. 30 5th BIOTROP Weed Science
Training Course, 1977, Kuala Lumpur, Malasia, pp 374-424.
Moody K., L.E. Estorninos Jr., D.C. Navarez y L.L. Roa 1983. Effect of weed control
practices applied to transplanted rice (Oryza sativa) on succeeding
crops. Philippine Journal of Weed Science 10: 65-76.
Rao A.N. y K. Moody 1988. Weed control in rice seedling nurseries. Crop
Protection 7: 202-206.
Stone J.D. y L.P. Pedigo 1972. Development and economic injury level of the green
cloverworm on soybean in Iowa. Journal Economic Entomology 65: 197-201.
R.L. Zimdahl
Introducción
Las estrategias preventivas, primera fase del manejo de malezas, no son complejas y
constituyen la base de las buenas prácticas agronómicas. El primer paso de prevención
es idéntico para todos los cultivos de granos pequeños, o sea semillas de la planta
cultivable libre de malezas. El uso de las combinadas y la maquinaria de labranza
itinerante son fuentes de semillas de malezas y deben limpiarse antes de abandonar cada
campo o finca. Las malezas se deben controlar en las orillas o bordes de campos y
carreteras, ya que son fuentes de nuevas infestaciones en los campos. Los camiones y
carretas usados para transportar granos se deben cubrir para evitar la diseminación por el
viento de las semillas de malezas a partir de grano sin limpiar.
Control de malezas
Métodos de control
Las malezas se pueden manejar a través de métodos culturales, cuyos resultados varían
entre regiones y años. Los métodos de rotación, selección de variedades, fecha de
plantación, momento y tipo de labranza, etc., son practicados por todos los agricultores,
cuyos efectos no han sido cuantificados. Por ejemplo, existen pocos datos cuantitativos
sobre la competitividad relativa de malezas y cultivos específicos. Estos datos ayudarían a
establecer el valor de la selección del cultivo y la variedad, así como la rotación en el
manejo de malezas (Donald y Nalewaja 1990).
Por muchas razones los agricultores desean sembrar temprano, ya que la fecha de
siembra afecta el manejo de las malezas. Mientras más temprano se siembre un cultivo,
menos tiempo habrá disponible para cualquier tipo de desyerbe antes de la siembra y
mayores oportunidades para que las malezas germinen y crezcan a la par del cultivo. El
retraso de la siembra invernal de trigo hasta que las malezas emergidas se puedan
destruír mediante una labranza ligera, es una técnica no costosa de manejo de malezas.
Por otra parte, una población de cultivo de brotación rápida, vigorosa y densa es una
técnica importante de manejo de malezas. Por ejemplo, la siembra temprana de trigo
primaveral puede permitir el desarrollo del cultivo antes de que germine el rabo de zorra
(Setaria spp.).
La manipulación de la distancia entre surcos del trigo puede ser un método factible de
manejo de malezas en algunos sistemas de cultivo, ya que la disminución de la distancia
eleva su habilidad competitiva (Nalewaja 1981). En Canadá, la producción de semillas de
avena loca se redujo más cuando el trigo primaveral se sembró a 15 cm en comparación
con 30 o 60 cm de distancia entre surcos (Sharma et al 1983). La producción de semillas
de la avena loca sin competencia me de 85 g/m2, pero cuando competía con trigo
sembrado a 15 cm entre surcos me solamente de 7 g/m2.
Los datos en la Tabla 1 muestran que en la medida que la densidad del raigras o balico
italiano del centeno (Lolium multiflorum Lam.) se incrementa, el rendimiento del trigo se
reduce y las variedades semi-enanas tuvieron menos producción que las variedades de
porte alto, a la misma densidad de la maleza (Appleby et al.1976). Estos datos también
destacan la importancia de la selección de la variedad, el follaje y la competitividad del
cultivo.
Las variedades semi-enanas tienen un follaje más abierto, lo que permite que una mayor
luminosidad llegue a las malezas y que L. multiflorum sea más competitivo. Así, la altura
de la planta está correlacionada con la competitividad del trigo (Ammon 1979: Appleby et
al. 1976). Las variedades de tallos más pequeños son menos competitivas que las de
tallos más altos (Wall 1983), mientras que aquellas productoras de más tallos son más
competitivas (Challaiah et al. 1983). No obstante, existe una correlación negativa entre la
altura y el rendimiento en un grupo de variedades de trigo (Fischer y Wall 1976). Los
agricultores no escogen las variedades por el manejo de las malezas, pero su efecto no
se debe ignorar.
La rotación de cultivos rompe el ciclo de vida de las malezas y permite el uso de técnicas
de manejo adaptadas a diferentes cultivos. La rotación con otro cultivo es un medio
efectivo de manejar las gramíneas anuales de invierno en trigo invernal o gramíneas
anuales de verano en trigo primaveral (Ali y Johnson 1981). La rotación de cultivos es una
buena práctica de manejo de malezas, ya que cada cultivo tiene su propio grupo de
prácticas culturales, que crea nichos para ciertas malezas. La rotación cambia los nichos
disponibles y afecta a las malezas. Aunque no hay datos al efecto, es ampliamente
aceptado que las leguminosas en rotación incrementan el rendimiento del trigo (Donald y
Nalewaja 1990).
Métodos mecánicos
Cuando se están preparando terrenos para granos, existe una amplia opción de técnicas.
Tradicionalmente el suelo se araba, pero eso ya no es tan común y la labranza puede ser
dañina. El trigo duro rojo primaveral rindió menos después de la arada de otoño que
después de la labranza de primavera, en Dakota del Norte (Donald y Nalewaja 1990). La
secuencia y tipo de labranza de pre-siembra está influído por el tipo y condición del suelo,
estado del tiempo prevaleciente, aperos de labranza disponibles y preferencia del
agricultor. La labranza de pre-siembra consiste de la arada a 20-40 cm de profundidad,
uso del disco hasta 15 cm de profundidad, la labranza superficial a 2-5 cm de profundidad
o la no labranza y siembra directa. Cada una de estas operaciones y sus momentos de
ejecución afectan la presencia y abundancia de las malezas. La labranza de pre-siembra
es el método de control mecánico de malezas más ampliamente practicado y la base del
control cultural (Hunter et al. 1990). En climas templados, la labranza de primavera
temprana estimula la germinación de las semillas y las plántulas se pueden controlar
mediante labores posteriores. La labranza poco profunda de otoño se recomienda para
promover la germinación de las semillas y controlar las malezas anuales de invierno
(Hunter et al. 1990), sobre todo cuando abunda la humedad del suelo (Geiszler 1957).
La no-labranza y la labranza poco profunda sin inversión del suelo elevan la incidencia de
malezas perennes y reducen las anuales (especialmente las especies de hoja
ancha). Stellaria media (L.) Vill.) es una excepción de esta regla. Los métodos de no-
labranza incrementan la incidencia de malezas gramíneas anuales, como avena silvestre
(Avena spp.). Bromus spp., Poa annua L., Secale cereale L. y Aegilops cilindrica Host. La
arada y el pase de disco son apropiados para prevenir la propagación de malezas
perennes, pero ninguno de estas operaciones controla efectivamente al Cirsium
arvense (L.) Scop.. La arada es un 10-20% más efectiva que el pase de disco o labranza
poco profunda, pero su práctica trae raíces y rizomas previamente enterrados a la
superficie del suelo, donde de nuevo crecerán. Después de la arada o sin ésta, la
labranza temprana del terreno para la siembra del trigo estimula la germinación de
semillas de malezas anuales y las plántulas entonces pueden ser controladas mediante
labores posteriores.
Métodos biológicos
Métodos químicos
Los herbicidas generalmente son seguros, eficientes y rentables, pero solos no resolven
todos los problemas de malezas; estos deben ser pane de un programa de manejo total
de malezas. Para una máxima efectividad, los herbicidas se deben aplicar cuando las
malezas son jóvenes y susceptibles, y antes que reduzcan los rendimientos.
La información sobre una correcta aplicación es esencial y se tienen que cumplir las
instrucciones de las etiquetas. La mezcla de herbicidas que poseen diferente modo de
acción puede ampliar el espectro de control de malezas y reducir las dosis de uno o de
ambos componentes en la mezcla.
Para muchos problemas de malezas en trigo existen opciones de herbicidas que brindan
un buen control y seguridad para el cultivo si se aplican correctamente, en el momento y a
la dosis adecuada. La mayoría de los herbicidas de post-emergencia, absorbidos por el
follaje, requieren de malezas en activo crecimiento para un máximo de efectividad. El
crecimiento de las malezas se reduce por las temperaturas frías y por la sequía. Los
herbicidas activos en el suelo se afectan menos por la temperatura, pero su actividad se
reduce sobre suelo seco. El control exitoso de las malezas con herbicidas requiere de la
aplicación cuando las plantas son jóvenes.
Metsulfuron es más efectivo cuando se absorbe a través del follaje, pero también se
absorbe a través de las raíces. Se apuede aplicar después del estadio de dos hojas y
antes de la formación de nudos de la planta. Siempre se requiere añadir un tensoactivo a
la solución final de aspersión. Restricciones sobre cultivos en rotación pueden tener lugar
debido a que el herbicida es persistente en el suelo. Su degradación en el suelo se hace
más lenta en la medida que se eleva su pH y no debe usarse en aquéllos con pH superior
a 8.
2, 4-D se aplica después del ahijamiento y antes de la formación de nudos. Los granos
pequeños pueden dañrse con 2, 4-D, MCPA o dicamba si la aplicación se realiza
demasiado temprano o demasiado tarde. 2, 4-D y MCPA se pueden usar al comienzo de
la maduración del grano para facilitar la cosecha, sin riesgo de daños, pero el beneficio
del control de malezas es mínimo. La tolerancia al MCPA es similar a 2, 4-D y el espectro
de control de malezas es similar, pero no idéntico.
Clopyralid usualmente se aplica con 2, 4-D o MCPA, como herbicida post-emergente para
apmliar el control de especies de hoja ancha y para eliminar Cirsium arvense.
Referencias
Ali M.B. y R.G. Johnson 1981. Economics of summer fallow-wheat systems in North
Dakota. North Dakota Agricultural Experiment Station Bulletin 511. 36 pp.
Ammon H.V. 1979. Light conditions in stands of various crop plants and varieties in the
course of the vegetative period and their effect on some weeds.
En: Proceedings European Weed Research Society Symposium - The influence of
different factors on the development and control of weeds, Mainz, pp 257-264.
Appleby A.P., P.D. Olsen y D.R. Colbert 1976. Winter wheat yield reduction from
interference by Italian ryegrass. Agronomy Journal 68: 463-466.
Challaiah R.E.R., G.A. Wicks, O.C. Burnside y V.A. Johnson 1983. Evaluation of the weed
competitive ability of winter wheat cultivars. Proceedings of the North Central Weed
Control Conference 38: 85-91.
Donald W.W. y J.D. Nalewaja 1990. Northern great plains. En: W.W. Donald (Ed.)
Systems of weed control in wheat in North America. Weed Science Society of
America. Monografía No. 6. Champaign, IL, pp 90-126.
Fischer R.A. y P.C. Wall 1976. Wheat breeding in Mexico and yield increases. Journal of
the Australian Instituto of Agricultural Science 42: 139-148.
Friesen H.A. 1973. Identifying wild oat yield losses and assessing cultural control methods.
En: Let's clean up on wild oats seminar. Agriculture Canada and United Grain Growers
Ltd. Saskatoon, pp 20-25.
Geiszler G.N. 1957. Crop yields are affected by tillage practices. North Dakota Agricultural
Experiment Station Bimonthly Bulletin 14: 3-8.
Grafstrom L.D. 1982. Small grain response to propanil. Tesis de M. Sc.. North
Dakota State University, Fargo.
Hunter J.H., I.N. Morrison y D.R.S. Rourke 1990. The Canadian prairie provinces, pp 51-
89. En: W.W. Donald (Ed.) Systems of weed control in wheat in North America. Weed
Science Society of America. Monografía No. 6. Champaign, IL.
Holm F.A. y KJ. Kirkland 1986. Annual broadleaved weed control in wheat. En: A.E.
Slinkard and D.B. Fowler (Eds.). Wheat production in Canada - A review.University of
Saskatchewan, pp 375-390.
Miller S.D. y J.D. Nalewaja 1983. Fall pre-plant trifluralin (Treflan) application in
wheat. North Dakota Farm Research 41: 31-34.
Nalewaja J.D. 1981. Integrated pest management for weed control in wheat. En: D.
Pimentel (Ed.). CRC Handbook of plant management in Agriculture, Vol. III. CRC Press,
Inc., Boca Raton, FL, pp 343-354.
Sharma M.P., D.K. McBeath y W.H. Vanden Born 1983. Effect of fall and spring tillage on
wild oat germination. Canadian Journal of Plant Science 63: 561-562.
Strobel G.A. 1991. Biological control of weeds. Scientific American. Julio 72-28.
Wall P.C. 1983. The role of plant breeding in weed management in the advancing
countries. En: Improving Weed Management UN/FAO Plant production and protection
paper 44: 40-49
Introducción
Maíz (zea mays L)
Mijo Perla (Pennisetum glaucum (L.) R.Br.)
Referencias
K. Ampong-Nyarko
Introducción
El maíz, el sorgo y el mijo, junto al arroz, son los cereales más importantes para el
consumo humano en los trópicos. Los bajos rendimientos del sorgo y el mijo en los
trópicos se deben a que se cultivan principalmente en condiciones de secano en regiones
semi-áridas (Norman et al. 1984). Un mejor control de las malezas en la producción de
cereales en los trópicos se necesita, el cual tiene que estar integrado dentro del sistema
general de producción de la finca, con dependencia mínima de insumos (Shenk 1986).
Los rendimientos del maíz en países tropicales rara vez son iguales a los logrados en
climas templados, lo cual se debe a varios factores, tales como altas temperaturas
nocturnas, estado del tiempo frecuentemente nublado y consecuentemente condiciones
de baja luminosidad, así como problemas de insectos, enfermedades y malezas
(Pendleton 1979). El maíz usualmente se asocia con cultivos anuales, como ñame,
malanga o taro, arbustos y árboles perennes.
Problemas de malezas
Las malezas, tanto anuales como perennes, son un problema mundial en el cultivo del
maíz. La baja tasa de crecimiento de las plántulas de maíz y la amplio distancia entre
surcos crea un ambiente ideal para el crecimiento de las malezas. El crecimiento
descontrolado de las malezas puede provocar pérdidas de rendimiento del grano de maíz
de hasta un 85% (Nieto 1970; Ampong-Nyarko 1984). En algunos casos el uso repetido
de algunas triazinas ha estimulado el incremento de malezas gramíneas con similar
fisiología y requerimientos para el desarrollo. Ejemplos de estas malezas gramíneas
problemáticas son Rottboellia cochinchinensis (Lour) W. D.
Clayton, Brachiaria spp., Digitaría spp., Panicum spp. y Paspalum spp.. La maleza
parásita Striga es un problema grave en algunas áreas.
Control de malezas
Preparación del terreno. La preparación del terreno debe asegurar un terreno libre de
malezas para la siembra. La labranza se debe realizar hasta una profundidad adecuada y
puede ser necesaria cuando especies perennes, como Imperata cylindrica (L.) Raeuschel,
sean un problema. Los rizomas deben ser extraídos mediante pases de rastra hacía la
superficie del suelo para facilitar su desecación.
Método de siembra. La siembra en surcos, lo más temprano que permitan las lluvias,
conducirá a un buen establecimiento del cultivo y a un mejor desarrollo del follaje, lo que
contribuye a inhibir a las malezas. Las variedades mejoradas de alto rendimiento,
resistentes o tolerantes a Stríga, a barrenadores del tallo y a enfermedades habitualmente
cierran temprano su follaje y son competitivas con las malezas.
Striga spp. dañan mucho a maíz, sorgo y mijo cultivados por los agricultores pequeños de
recursos limitados (Dogget 1984). Pérdidas de rendimiento de 70% son comunes bajo
condiciones de infestación severa (Dogget 1975; Mboob 1986). En Africa las pérdidas son
mayores en las zonas del Sahel y de Savanah. Los métodos de control de Striga son los
siguientes:
Problemas de malezas
Control de malezas
Fertilizante. El fertilizante estimulará el vigor del sorgo contra las malezas. La capacidad
de respuesta del sorgo a la aplicación de nitrógeno es afectada por la humedad del suelo
y muchos otros factores, como una alta población de plantas, lo que puede causar un
temprano agotamiento de la humedad disponible en el suelo (Myers 1978).
Manejo integrado de Striga. Striga spp. causan mucho daño al sorgo cultivado por
agricultores pequeños de recursos limitados (Dogget 1984). Los métodos de control
de Striga en sorgo y mijo son similares a los del maíz. Vea la sección de Maíz arriba, así
como el Capítulo 7 sobre Malezas Parásitas.
Mijo Perla (Pennisetum glaucum (L.) R.Br.)
El mijo perla junto al sorgo fueron los cereales predominantes en la mayor parte de Africa
antes de la introducción y propagación generalizada de cultivo del maíz (Andrews et
al. 1984). Este es un cereal importante de los sistemas de cultivo en condiciones límites
de agricultura árida, en climas tropicales húmedos y secos (Norman et al. 1984). El mijo
perla se cultiva en asociación con sorgo, cacahuete, caupí y Cajanus cajan. En Africa
Occidental el sistema es más complejo, ya que se cultivan mijos tempranos no
fotoperiódicos conjuntamente con variedades fotoperiódicas, de maduración tardía.
Problemas de malezas
Control de malezas
Preparación del terreno. La preparación del terreno debe aportar un ambiente libre de
malezas para el establecimiento de las pequeñas semillas de mijo perla. La preparación
del lecho de siembra debe propiciar que el mijo domine a las malezas. Los cultivos
tempranamente establecidos se hacen más competitivos contra las malezas (Alström
1990).
Método de siembra. Como las semillas de mijo son pequeñas, éstas se deben sembrar a
menor profundidad que otros cultivos, como maíz. Un buen método de control de malezas
es sembrar el cultivo solo a la profundidad necesaria para obtener un buen ambiente de
germinación. Una plántula emergiendo de una mayor profundidad es débil y menos
competitiva contra las malezas (Alström 1991).
Fertilizante. Donde la humedad del suelo no sea un limitante, el mijo perla responderá
bien a niveles altos de nitrógeno. El vigor temprano de las plántulas, la tasa de
crecimiento y la competencia contra las malezas se afectan por el estado de fertilidad del
suelo. Cuando no se usan fertilizantes, la inclusión de un cultivo de leguminosa en la
rotación producirá efectos beneficiosos sobre la disponibilidad del nitrógeno (Egharevba
1978).
Desyerbe manual. La presencia de malezas produce la mayor parte de las pérdidas de
rendimiento desde 15 hasta 30 días para el mijo perla (Rathee y Malik 1990). De uno a
dos desyerbes manuales serán adecuados para controlar las malezas en el mijo perla. El
primer desyerbe se debe realizar tempranamente para evitar el problema de diferenciar
las malezas gramíneas de las plántulas del cultivo.
Manejo integrado de Striga. Al igual que en sorgo y maíz, Striga es una de las
principales malezas que limita la productividad del mijo perla. Esta maleza se puede
manejar de manera similar a como se ha descrito anteriormente para sorgo y maíz.
Referencias