Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano 2018 PDF
Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano 2018 PDF
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Constitucional Latinoamericano
Anuario2018
24° año
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Sin embargo –como lo demuestran los análisis de varios autores de esta publica-
ción–, en algunos casos la carente voluntad política, las restricciones presupuestales,
las polémicas políticas de austeridad y los conceptos morales anticuados que aún
hacen eco en Latinoamérica, inciden en el hecho de que, en muchos países, el Go-
bierno, el legislador y la administración no cumplan con el orden jurisprudencial
de las altas cortes; lo hacen solo parcialmente o con significativas demoras en su
defecto. En este caso, el derecho se queda en el papel.
Esta brecha en la implementación ocasionada por el desequilibrio entre los
avances normativos y jurisprudenciales en materia de derechos humanos es abis-
mal y preocupante, prohíbe la efectiva materialización y, por ende, el pleno goce
de estos derechos por el justiciable en la mayoría de las naciones latinoamericanas.
La gravedad del incumplimiento de las sentencias varía en frecuencia y magnitud,
lo que puede obedecer a factores de orden político o técnico. Los primeros tienen
que ver con las tensiones que prevalecen en la división de poderes en el interior de
los Estados y el control recíproco (o su ausencia) entre quienes los componen. Por
otro lado, las dificultades técnicas están relacionadas con la compleja articulación
entre las diferentes esferas de protección de los derechos. La implementación de las
decisiones sobre derechos fundamentales sigue siendo un desafío, lo que promueve
la impunidad y rasguña violentamente la legitimidad del sistema judicial. Reduce
el Estado de derecho al absurdo.
Las sentencias de los tribunales regionales de protección de los derechos huma-
nos, sobre todo las de la Corte IDH, no solo se ubican en un constante campo de
tensión entre los poderes político y judicial a nivel horizontal, sino que están en-
frentadas, además, a un número creciente de diferentes formas de resistencia por
parte de sus Estados miembros a nivel vertical, especialmente si en sus casos tratan
asuntos políticamente sensibles o que tocan el núcleo de prerrogativas de soberanía
estatal. En este sentido, las investigaciones de algunos autores sobre la situación, de
cara al cumplimiento de las sentencias de estos tribunales, evidenciaron resistencias
con fuertes y legendarios escudos estatales.
Mientras que el grado o la naturaleza de la resistencia tiene mucho que ver con
el tipo de medida de reparación otorgada, si se trata de medidas estructurales o de
una reparación integral, el incumplimiento de una sentencia se debe en la mayoría
de los casos a factores políticos o institucionales, tales como el reparto de competen-
cias entre los diferentes niveles administrativos del Estado, la intención de proteger
a funcionarios o representantes estatales, el grado de institucionalidad o, simple-
mente, la voluntad política gubernamental. De igual forma, los artículos muestran
que las resistencias judiciales están identificadas en la interpretación hecha por un
alto tribunal de un Estado sobre la vinculación o no de las decisiones del tribunal
regional de derechos humanos.
Por esto, parte de las discusiones y temas de los textos aquí publicados cubrieron
la importancia de pensar y analizar las medidas adecuadas y ciertos mecanismos
idóneos de implementación, como los usados por la Corte IDH y otros tribunales
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 13
Para el próximo año proponemos una convocatoria sobre dos grandes temas:
1) avances, cambios y desafíos en materia constitucional en los últimos 25 años, y
2) conmemoración de los 70 años de la Ley Fundamental de Alemania y sus resonan-
cias en Latinoamérica, una edición especial del Anuario de Derecho Constitucional
Latinoamericano para celebrar sus 25 años de existencia y contribución al discurso
académico constitucional en la región.
Para el primer eje de esta edición especial del Anuario nos gustaría motivar con-
tribuciones dirigidas a hacer un inventario constitucional de los últimos 25 años del
Estado constitucional de derecho y a compartir sus reflexiones, analizando cómo el
desarrollo constitucional latinoamericano ha mantenido vigentes los debates globa-
les sobre derechos fundamentales y, al mismo tiempo, los ha aterrizado desde nocio-
nes muy propias. Los proyectos jurídicos que se plantean en las constituciones de los
países de la región han buscado responder a problemas específicos que emergen en
sus ámbitos, y cuya trascendencia histórica solo es comparable con la fuerza de las
transformaciones políticas, económicas y sociales que han sacudido al continente.
En 25 años, impulsos caudillistas y movimientos reformistas han surgido al mis-
mo tiempo que tribunales y cortes constitucionales. En ese proceso, dos factores han
sobresalido específicamente en la consolidación de los textos constitucionales de la
región: derechos fortalecidos y poderes ejecutivos sólidos. El renombrado constitu-
cionalista Roberto Gargarella ha señalado que las constituciones latinoamericanas
que sucedieron la década de los ochenta han estado conectadas con el fortalecimien-
to o no del presidencialismo como régimen político, en respuesta a la modulación
requerida para determinar la concentración del poder en equilibrio. A los aspectos
que definen los nuevos marcos constitucionales de esta oleada de constituciones,
el también renombrado constitucionalista Rodrigo Uprimny ha agregado la inten-
ción de querer superar el carácter confesional de las mismas, heredado de preceptos
decimonónicos, y abrir la puerta a grupos humanos históricamente discriminados.
Es posible añadir que también se ha consolidado un espacio para la inclusión de
otros grupos de derechos, como los llamados desca, y su naturaleza participativa.
En ese orden, la importancia de prever marcos normativos explícitos para una
ciudadanía omnicomprensiva, no está alejada de un modelo de organización con-
centrada del poder, por paradójico que parezca. No obstante, el relacionamiento
de estos aspectos no ha sido unívoco, y su comprensión, por el contrario, puede
verse fortalecida desde la visualización comparada de las tendencias de los países
latinoamericanos.
Otro aspecto fundamental en el desarrollo del constitucionalismo latinoameri-
cano durante estos últimos 25 años ha sido la conformación de tribunales, cortes o
salas específicas para la interpretación y el amparo de los preceptos constitucionales.
Las salas, cortes y tribunales constitucionales, como continuadores o guardianes
de las cartas políticas, han asumido roles considerados por unos como imperantes
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 15
y necesarios, y por otros como abusivos. Algunos han afirmado que las sentencias
constitucionales han dado lugar a una suerte de “activismo judicial” en el que pre-
ceptos progresistas no han tenido eco en mecanismos formales de ejecución de
medidas, desatendiendo reglas fiscales, por ejemplo, a la hora de plantear órdenes
de ejecución. Del mismo modo, se ha afirmado que esas manifestaciones han res-
tado competencias a órganos del legislativo y del ejecutivo para la proposición y el
desarrollo de políticas públicas. Se ha afirmado y evidenciado que los jueces se han
convertido en actores políticos.
Desde esta perspectiva, sigue siendo pertinente evaluar el rol y la responsabilidad
del juez constitucional. La teoría jurídica plantea que la de los jueces es una labor que
se subsume ante las acciones del legislador. No obstante, su quehacer como creador
jurídico en un contexto como el latinoamericano también es parte de la tarea de
pronunciar el derecho que dirime una controversia; en términos planteados por
Diego López, el juez resuelve una disputa, buscando apelar a criterios rigurosos que
reafirmen su legitimidad a través de la consistencia de sus decisiones.
Sin duda, la interpretación de la constitución ha sido un ejercicio complejo,
y aspectos como la ampliación de los sujetos de derecho y de los mecanismos de
participación entran en constante relacionamiento para dar forma a las decisiones
constitucionales que han cambiado los rumbos de los países de la región. Por esta
razón, conocer la influencia del precedente judicial en el trabajo del juez constitu-
cional sigue siendo una de las temáticas que ha adquirido mayor relevancia durante
los últimos 25 años en el continente. La consideración y aplicación de criterios juris-
prudenciales, que algunos han llamado el “derecho de los jueces”, como fuente del
derecho e instrumento judicial para la promoción del cambio político aún requiere
su proyección histórica y comparada. Los frutos que se pueden desprender de estos
análisis son más que relevantes para determinar la perspectiva social del derecho
constitucional.
En el segundo eje de esta edición especial para el Anuario 2019 queremos cele-
brar los 70 años que cumplirá el próximo mayo la Ley Fundamental (Grundgesetz),
carta política de la República Federal de Alemania. Una excelente oportunidad para
reflexionar sobre el impacto de las constituciones, y en particular esta germánica, en
los niveles nacional e internacional, especialmente en Latinoamérica. Aunque actual-
mente es evidente que los artículos de la carta fundamental forman la constitución
de Alemania, la meta del grupo de especialistas que hace siete décadas formuló los
primeros 146 artículos en 95 páginas fue muy diferente.
En 1948, durante el gobierno militar del país por los EE. UU., Francia, Reino
Unido y Rusia y la división en cuatro sectores, los aliados occidentales decidieron
que había llegado el momento de la reunificación de los bloques occidentales de
Alemania y la recreación de un Estado alemán occidental. Así lo ordenaron el 1
de julio de 1948 los 11 ministros de los estados federales occidentales con el fin de
convocar una asamblea constituyente y dar origen a una nueva constitución. Del 8
al 10 de julio del mismo año, los ministros discutieron la posibilidad y concluyeron
16 PRESENTACIÓN
que sería imposible cumplir esta demanda de los aliados. Los políticos estaban de
acuerdo con que la separación en oriente y occidente debía terminar, y rápidamente
rechazaron la idea de una constitución para un Estado alemán occidental. En su lu-
gar, querían formular una carta fundamental en un sentido provisorio para impedir
la consolidación de la división alemana. Confrontaron a los aliados occidentales con
su propuesta y lograron su aceptación. Después de esto, encargaron la redacción de
esta solución provisional a un grupo de 30 especialistas políticos y jurídicos. En 14
días, durante agosto de 1948, este grupo elaboró, en el castillo de Herrenchiemsee,
una propuesta para la nueva carta fundamental. Finalmente, esta primera versión
de la constitución alemana fue promulgada solo con pocas adaptaciones el 23 de
mayo 1949.
La constitución alemana debe su carácter amplio y general, pero, a la vez, breve
y al punto, a esta historia de su creación. Sin el objetivo de hacerlo, en 1949 el grupo
de especialistas escribió la base de una constitución que hasta hoy en día garantiza
un Estado de derecho sólido y verdadero en Alemania, que contempla un catálogo
de derechos humanos realista, que el ciudadano ve materializado, y asegura el orden
liberal democrático del país. Desde entonces, el carácter general de la constitución
ha facilitado el desarrollo constante de su alcance por el Tribunal Constitucional
Federal de Alemania, y no es exagerado decir que, en su esencia, todavía es moder-
na y eficaz. Es atemporal en sus fundamentos. No obstante, en los últimos años, en
atención al desarrollo digital, por ejemplo, aparecieron nuevos desafíos que provocan
el planteamiento de reformas importantes y necesarias.
No solo por esto, sino también por su concepción rigurosa de la separación de
poderes y su contemplación de una justicia independiente, la constitución alemana
ha servido de referencia y fuente de inspiración para procesos de reorientación de-
mocrática que han implicado la adopción de nuevas constituciones en todo el mun-
do, incluso en Latinoamérica. La constitución y el derecho constitucional brasileros
son solo un prominente ejemplo. Sin embargo, desde la perspectiva latinoamericana
también ha sido objeto de crítica, entre otros, por la falta de constitucionalización
de desca. Por esto, nos gustaría que el aniversario del próximo año motive valiosas
reflexiones y análisis comparativos, igual que críticas constructivas, con profundas
y visionarias ideas sobre cómo la Ley Fundamental puede seguir siendo referente de
modernidad y eficacia en el futuro y sobre formas fructíferas de “cross-fertilization”
con las constituciones y la dogmática constitucional de Latinoamérica.
Conclusión
*
Francisco J. Campos Zamora (Costa Rica)
ZUSAMMENFASSUNG
Der Beitrag legt zunächst einige Legitimationsprobleme von politischen Entschei-
dungsprozessen dar. Sodann unterzieht er die Diskursethik von Jürgen Habermas und
seine Grundlegung des Übergangs von der subjektiven zur intersubjektiven Ethik in
der Theorie des kommunikativen Handelns dahingehend einer kritischen Betrach-
tung, ob sie einen Beitrag zu den genannten Problemen leisten und als Parameter
für eine Normenkorrektur dienen kann. Abschließend erfolgt eine kurze Bestandsauf-
nahme der möglichen realen Auswirkungen von politischen Partizipationsprozessen.
*
Profesor de la Universidad de Costa Rica. Doctorando de la Christian-Albrechts-
Universität zu Kiel, República Federal de Alemania. fcocampos@gmail.com
SUMMARY
This work first discusses some of the problems with the legitimation of decision-
making at the political level. It then critically examines whether the discursive ethics of
Jürgen Habermas, who makes the leap from a subjective ethics to an inter-subjective
ethics based on his theory of communicative action, can contribute something with
regard to the problems discussed and serve as a parameter of normative correction.
Finally, it gives a brief account of the possible real effects of political participation
processes.
Introducción
¿Qué retos y beneficios presenta la utilización de mecanismos de participación
ciudadana en la toma de decisiones trascendentales para un país? ¿Son realmente
el desencadenante de reformas democráticas? O ¿resultan simplemente inocuos,
cuando no distorsionadores de los procesos políticos? Estas son cuestiones fun-
damentales que siguen, en gran medida, sin respuesta. Los efectos asociados a los
procesos participativos no siempre son claros, es difícil determinar a priori hacia
dónde pueden dirigirse y cuáles decisiones pueden poner en movimiento, eso que
se ha denominado comúnmente como voluntad popular. Los mecanismos de parti-
cipación política son reformas institucionales que buscan ampliar las oportunidades
de los ciudadanos para influir en las decisiones públicas. Entre las justificaciones
para su implementación a menudo encontramos argumentos sobre una posible
profundización democrática, así como una sana política de división del poder entre
distintos actores sociales. En este sentido, los mecanismos de participación política
se consideran herramientas para fortalecer la sociedad civil, el empoderamiento de
los grupos asociativos y el establecimiento de pautas de interacción con el Estado
basadas en la autonomía.
Los procesos de participación ciudadana favorecen la percepción en donde las
instituciones son determinantes de la política. De manera optimista, las reformas
participativas se consideran como herramientas para transformar las relaciones de
poder entre la sociedad civil y las autoridades, redistribuyendo el poder. No obstan-
te, algunos autores tienden a mostrarse escépticos acerca de sus efectos democra-
tizadores y consideran, por el contrario, que los dispositivos participativos pueden
responder a estrategias de mantenimiento del establishment, reforzando patrones
basados en la exclusión o instrumentalizando a los actores sociales para beneficio
de unos pocos. En este artículo se presentará, en un primer momento, la relación
entre las nociones de democracia y participación ciudadana, así como algunos de
los problemas de legitimación político-normativa. En un segundo momento se
analizarán las líneas fundamentales de la filosofía política de Jürgen Habermas,
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 23
1
William Rehg, “The place of consensus in democratic legitimation: A recomendation”,
en Werner Krawietz y Gerhard Preyer (eds.), Rechtstheorie, System der Rechte, demokratis-
cher Rechtsstaat und Diskurstheorie des Rechts nach Jürgen Habermas, edición especial sobre
Habermas, vol. 27, núm. 3, Berlin, Duncker&Humblot, 1996, p. 467.
2
Ernst Wolfgang Böckenförde, Estudios sobre el Estado de derecho y la democracia, Ma-
drid, Trotta, 2000, p. 83.
3
Karl Larenz, Derecho justo. Fundamentos de ética jurídica, Madrid, Civitas, 1985, p. 132.
24 MENOS HABERMAS Y MÁS REALPOLITIK. ¿QUÉ TAN EFICACES SON LOS... / FRANCISCO J. CAMPOS ZAMORA
El Estado se encuentra con cada uno de sus miembros en una relación jurídica,
que origina derechos y deberes.4 Este es un punto que ya había anticipado Jellinek
en su célebre System der subjektiven öffentlichen Rechte (Sistema de los derechos pú-
blicos subjetivos).5 En el marco de ese sistema, esboza la tesis de que cada individuo
se encuentra en una relación específica con el Estado, de acuerdo con sus propias
características, relación que denomina Status.6 Aquí lo que nos interesa es descubrir
si existiría, siguiendo a Jellinek, un status activae civitatis caracterizado, esencial-
mente, por la competencia política otorgada a un individuo. Para que el sujeto se
encuentre en dicha posición jurídica deben otorgársele capacidades ubicadas fuera
de su libertad natural, competencias que, en primer término, deberían corresponder
únicamente al Estado en el ejercicio de sus “potestades de imperium”. La condición
de ciudadano implica, a partir de allí, un protagonismo en la determinación de la
política, y se materializa en una cesión de competencias que le permiten participar
en la construcción de la voluntad estatal.
Pero basta de utopías. Sostener que los conceptos de democracia y participación
ciudadana funcionan al estilo de casos paradigmáticos no parece tener correlato
con los datos de la experiencia diaria. Lejos de la participación ciudadana, muchas
decisiones estatales se toman de espaldas a la ciudadanía y caen en lo que podría
denominarse como “síndrome de Moisés”:
Esa misma historia se repite en el contexto jurídico. Al igual que en esa época, se
retira el legislador del pueblo –quien irónicamente será los obligado por la norma–
y se ve poseído por el “espíritu de la ley”. En su retiro no debe ser perturbado por
4
Ibid., p. 133.
5
Georg Jellinek, System der subjektiven öffentlichen Rechte, Aalen, Scientia, 1919; Francisco
Sosa Wagner, Maestros alemanes del derecho público, Madrid, Marcial Pons, 2002, p. 169.
6
Según Jellinek, existen cuatro tipos de relaciones ciudadano-Estado, que dan origen,
a su vez, a cuatro status: un status subiectionis, un status libertatis, un status civitatis y, por
último, un status activae civitatis. Analizaremos aquí únicamente este último por ser el que
concierne directamente a la participación política.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 25
2. Participación ciudadana
como manifestación de discursividad
Kant ha tomado el cielo por asalto, ha ajusticiado a toda la guarnición ([Er] hat den
Himmel gestürmt, er hat die ganze Besatzung über die Klinge springen lassen).8 Mien-
tras los franceses tomaban la Bastilla, en Alemania tenía lugar una revolución de
orden intelectual. En su deseo de acabar con las contradicciones metafísicas, Kant
propone un llamado a la razón para emprender la tarea del autoconocimiento, ins-
tituir un tribunal que garantice sus pretensiones legítimas y sea capaz de establecer
un orden mediante leyes eternas e invariables provenientes de la razón.9 Ese desa-
rrollo, llevado al campo de la moral, se concreta en el imperativo categórico, esto es,
cuando menos en su formulación más conocida, actúa solo según aquella máxima
por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal.10 Con
ello intenta elevar a ley moral el principio de imparcialidad y fundamenta la ley en
la razón como máxima que todo ser humano encuentra en sí mismo. Su mérito
radica en separar el contenido de las normas jurídico-morales de una presunta ley
natural eterna. La autonomía ética del ser humano se basa en la razón práctica como
autolegisladora, pues la razón solo reconoce aquellas normas que ella misma se ha
7
Juan Marcos Rivero, (¿Muchas?) nueces... ¡poco ruido! Reflexiones sobre el estado actual
del discurso jurídico penal costarricense, San José, Editorial Jurídica Continental, 2002, p. 62.
8
Heinrich Heine, “Schriften über Deutschland”, Werke, vol. 4, Frankfurt am Main, Insel
Verlag, 1968, p. 132.
9
Immanuel Kant, Kritik der reinen Vernunft, Hamburg, Nikol Verlag, 2014, p. 119.
10
Immanuel Kant, Grundlegung zur Metaphysik der Sitten, Berlin, Ausgabe der Preußis-
chen Akademie der Wissenschaften, 1900, p. 421.
26 MENOS HABERMAS Y MÁS REALPOLITIK. ¿QUÉ TAN EFICACES SON LOS... / FRANCISCO J. CAMPOS ZAMORA
11
Immanuel Kant, Grundlegung zur Metaphysik der Sitten, Berlin, Suhrkamp Verlag, 2007,
pp. 88-90.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 27
12
Jürgen Habermas, Theorie des kommunikativen Handelns, vol. I, Berlin, Suhrkamp
Verlag, 2011, p. 122.
13
Idem.
14
Ibid., p. 124.
28 MENOS HABERMAS Y MÁS REALPOLITIK. ¿QUÉ TAN EFICACES SON LOS... / FRANCISCO J. CAMPOS ZAMORA
buscan entenderse sobre una situación para poder coordinar sus planes. Si bien se
persigue un acuerdo de intereses (y en ese sentido sería un concepto teleológico de
acción), los agentes no se orientan primariamente al éxito, sino que persiguen sus
intereses a condición de que puedan llegar a un entendimiento con los otros sobre
sus respectivos planes. El punto central se refiere, primordialmente, a la negociación
y búsqueda de consensos.15
En la interacción se enfrenta a situaciones de controversia, y cuando lo que se
problematiza son las pretensiones de verdad o corrección, se produce el paso desde
la acción comunicativa hacia el discurso, donde se busca la veracidad de las aser-
ciones o bien la corrección de normas. La pretensión de verdad da lugar al discurso
“teórico de constatación”, la de corrección al discurso “práctico regulador”. Ambos
persiguen un consenso basado en la fuerza de los argumentos, pero mientras el
discurso teórico se rige por el “principio de inducción”, el discurso práctico lo hace
por el “principio de universalización”.
La ética del discurso se sirve del concepto de acción en su variante comunicativa y
desde allí busca el consenso para determinar la corrección de las normas éticas. Kant
acertó al señalar que la conciencia autolegisla la ley moral, sin embargo, esa ley debe
ser consensuada socialmente, y ello solo se puede alcanzar mediante la comunica-
ción. Así, es transformada en una disciplina que reinterpreta las condiciones univer-
sales de la racionalidad como condiciones de interacción pragmático-lingüística.16
La pragmática universal habermasiana se enfoca en el estudio de las condiciones
del consenso mediante la comunicación, mismas que facilitan un posible entendi-
miento (Verständigung), y a partir de allí un acuerdo (Einverständnis) que deter-
mine conocimiento compartido y confianza mutua. Esa situación no solo expresa
las instituciones de una determinada cultura o época, sino que poseería validez
universal.17 La comunicación no es estática en la medida en que sus intervinientes
son –idealmente– seres libres y racionales que actúan lingüísticamente y están dis-
puestos a escuchar la réplica a sus argumentos.18 Ello vendría a ser posible gracias al
supuesto de una “situación ideal del habla” (Ideale Sprechsituation), por la cual cada
interviniente posee las mismas posibilidades de participación.
La justificación de normas no puede hacerse apelando a unos principios accesi-
bles por vía de intuición. Esos principios materiales no existen como lo evidencia el
pluralismo de los grupos sociales contemporáneos. Quedan descartados autorita-
rismos, y la pregunta acerca de qué es lo moralmente correcto podrá determinarse
15
Ibid., p. 136.
16
Luis Sáez, Movimientos filosóficos actuales, Madrid, Trotta, 2001, p. 385.
17
Jürgen Habermas, Erläuterungen zur Diskursethik, Frankfurt am Main, Suhrkamp,
1991; Faktizität und Geltung. Beiträge zur Diskurstheorie des Rechts und des demokratischen
Rechtsstats, Frankfurt am Main, Suhrkamp, 1992.
18
Ulrich Schroth, “Probleme und Resultate der Hermeneutik-Diskussion”, en A. Kauf-
mann y W. Hassemer (eds.), Einführung in Rechtsphilosophie und Rechtstheorie der Gegenwart,
Heidelberg-Karlsruhe, Müller Juristicher Verlag, 1997, p. 192.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 29
solo mediante un diálogo entre todos los afectados por la norma en cuestión. El
diálogo al que se hace referencia no es de cualquier clase, sino que debe someterse
a determinadas reglas en su condición de “discurso práctico”, y en él se debe brindar
tutela también al elenco de derechos ciudadanos.
19
Hans Albert, Traktat über kritische Vernunft, Stuttgart, JCB Mohr UTB, 1991, pp. 25-26.
20
Ota Weinberger, “Diskursive Demokratie ohne Diskursphilosophie”, en Krawietz y
Preyer, op. cit., p. 428,
21
Robert Alexy, Teorie der juristischen Argumentation, Frankfurt am Main, Suhrkamp
Verlag, 1978, p. 131.
30 MENOS HABERMAS Y MÁS REALPOLITIK. ¿QUÉ TAN EFICACES SON LOS... / FRANCISCO J. CAMPOS ZAMORA
La idea del consenso como tercera objeción ha sido puesta en entredicho por
distintos autores. Tuori denuncia el arrogante fin que busca el consenso, y revela un
problema de “condicionamiento cultural”. Este resulta familiar como consecuencia
de las acusaciones de etnocentrismo que se dirigen contra el concepto de racio-
nalidad comunicativa utilizado en la ética del discurso. En la sociedad moderna,
dicho problema está conectado con la diferenciación de culturas, y el análisis de
las concepciones ético-jurídicas no puede limitarse a las estructuras generales de la
conciencia en una única visión de mundo, antes bien, debe considerar las diferentes
respuestas que brinda cada cultura. Kern enfatiza las dificultades metodológicas del
consenso. Se afirma que este se formará alrededor del mejor argumento, empero,
no se ofrece ninguna indicación acerca de aquello que lo caracteriza, ni del método
para alcanzarlo, lo cual conduce a un principio vacío.22 Una última crítica a la idea
de consenso es aquella que pone en tela de juicio su eficacia. Alexy refiere que la
posibilidad de engañarse sobre la medida de su cumplimiento muestra que ningún
consenso producido tácticamente es una garantía de validez en los resultados de un
discurso. Las reglas señaladas no indican cómo debe, por ejemplo, resolver un jurista
un caso determinado convirtiéndolo en un bello ideal que sirve de muy poco en la
práctica de la argumentación moral cotidiana y en la jurisprudencia.23
22
Lucian Kern, “De Habermas a Rawls. El discurso práctico y el modelo del contrato:
una comparación desde la lógica de la decisión”, Lucian Kern (comp.), La justicia: ¿discurso o
mercado? Los nuevos enfoques de la teoría contractualista, Barcelona, Gedisa, 2000, p. 142.
23
Alexy, op. cit., p. 137.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 31
han pretendido convertir su ética del discurso en una teoría del todo a nivel del
fenómeno político, olvidando así que dicho aporte se refiere a las condiciones de
la participación política, y no tanto a sus efectos reales.24 A partir de lo anterior se
ofrece aquí una tipología acerca de cuatro posibles efectos de los procesos de par-
ticipación ciudadana: la hipótesis del mantenimiento del statu quo, la hipótesis del
arrecife de coral, la hipótesis del empoderamiento de la sociedad civil y la hipótesis
del cambio en las relaciones de poder.25
Los procesos participativos han sido concebidos como una forma de equilibrar los
juegos del poder que, usualmente, atañen solo a los poderes político-gubernamen-
tales, a fin de involucrar en los procesos de toma de decisiones a sectores histórica-
mente marginados, así como de facilitar cambios sociales producto de reacciones
normativas provenientes de la sociedad civil.
Sin embargo, las expectativas expresadas parecen lejos de cumplirse en la prácti-
ca. El escenario más común es el de la resistencia y la continuidad de las relaciones
de poder establecidas.26 Se ha denunciado que en muchos procesos la selección de
los participantes se lleva a cabo de acuerdo con las afinidades del partido oficialista.27
Igualmente, se ha demostrado que algunos procesos de participación se abren a los
ciudadanos no organizados como estrategia para excluir a los sectores más críticos
mejor estructurados.28
24
Para un estudio más profundo acerca de los efectos puede consultarse Patricia García-
Espín y Manuel Jiménez Sánchez, “Los procesos participativos como potenciadores de la
democracia. Explorando los efectos, mecanismos y evidencias en la sociedad civil”, Revista
de Estudios Políticos, núm. 177, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2017,
p. 120.
25
Se descarta aquí la que podría ser una quinta hipótesis, a saber, que los procesos no
producen ningún efecto en la práctica por cuanto en política –así como en sus distintas
formas de manifestación– todo comunica. Así las cosas, un proceso participativo puede ser:
1) un potenciador democrático real; 2) un aparente potenciador democrático que en realidad
persiga el mantenimiento del statuo quo; 3) un no-potenciador (en el sentido de los efectos
originarios que se pretendían) que ante su aparente inocuidad desemboque en frustración
participativa.
26
Ernesto Ganuza, Héloïse Nez y Ernesto Morales, “The struggle for a voice: Tensions
between associations and citizens in participatory budgeting”, International Journal of Urban
and Regional Research, vol. 38, núm. 6, 2014; Edward Walker, Michael McQuarrie y Caroline
Lee, “Rising Participation and Declining Democracy”, en Caroline W. Lee, Michael McQuarrie
y Edward Walker (eds.), Democratizing Inequalities: Dilemmas of the New Public Participation,
New York, NYU Press, 2015.
27
Clemente Navarro, El sesgo participativo, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, 1999.
28
John Parkinson, “Why deliberate? The encounter between deliberation and new public
managers”, Public Administration, vol. 82, núm. 2, 2004.
32 MENOS HABERMAS Y MÁS REALPOLITIK. ¿QUÉ TAN EFICACES SON LOS... / FRANCISCO J. CAMPOS ZAMORA
29
Yves Sintomer y Ernesto Ganuza, Democracia participativa y modernización de los
servicios públicos: una investigación sobre las experiencias de presupuestos participativos en
Europa, Ámsterdam, Paris TNI/La Découverte, 2011.
30
Nina Eliasoph, Avoiding politics: How Americans produce apathy in everyday life, Cam-
bridge, Cambridge University Press, 1998.
31
García-Espín y Jiménez-Sánchez, op. cit., p. 120.
32
Gianpaolo Baiocchi, Patrick Heller y Marcelo Silva, Bootstrapping democracy: Trans-
forming local governance and civil society in Brazil, Stanford, CA, Stanford University Press,
2011.
33
Peter Evans, “Government action, social capital and development: Reviewing the evi-
dence on synergy”, World Development, vol. 24, núm. 6, 1996.
34
García-Espín y Jiménez-Sánchez, op. cit., p. 124.
35
Albert Hirschman, Exit, voice and loyalty. Responses to decline in firms, organizations,
and states, Cambridge, Harvard University Press, 1982.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 33
Desde una perspectiva estructural, los procesos participativos como medio de em-
poderamiento pueden dar origen a tres tipos de efectos. En primer lugar, pueden
conllevar variaciones en el acceso a recursos organizativos, ya sean recursos mate-
riales o cognitivos, o acceso a funcionarios de la administración y autoridades po-
líticas. Los efectos más importantes están relacionados con los recursos cognitivos,
especialmente los que conciernen al funcionamiento de la administración pública.
También se activan mecanismos de legitimación, según los cuales las autoridades
reconocen a las asociaciones como interlocutores legítimos.38
En segundo lugar, los cambios pueden desencadenar dinámicas asociadas con
procesos de consolidación organizativa. Estos pueden ser detectados como cambios
en el funcionamiento interno y en la comunicación con sus bases sociales, sus obje-
tivos y sus actividades externas. Este tipo de efecto se refiere, principalmente, a las
tendencias organizativas a largo plazo, por lo cual es difícil de poner en marcha.39
En tercer lugar, puede apuntarse un favorecimiento de la burocratización. La
participación institucionalizada puede estimular la organización jerárquica, debilitar
las conexiones con las bases sociales y desplazar las demandas políticas por objetivos
de supervivencia de la propia organización. Sin embargo, también puede llevar a las
asociaciones a abrirse hacia sus comunidades de referencia. La participación puede
36
García-Espín y Jiménez-Sánchez, op. cit., p. 125.
37
Ibid., p. 128.
38
Doug McAdam, Sidney Tarrow y Charles Tilly, Dynamics of contention, Cambridge,
Cambridge University Press, 2001.
39
García-Espín y Jiménez Sánchez, op. cit., p. 130.
34 MENOS HABERMAS Y MÁS REALPOLITIK. ¿QUÉ TAN EFICACES SON LOS... / FRANCISCO J. CAMPOS ZAMORA
40
Idem.
41
Ibid., p. 133.
42
Baiocchi et al., op. cit.
43
Esther Hernández-Medina, “Social inclusion through participation: The case of the
participatory budget in São Paulo”, International Journal of Urban and Regional Research, vol.
34, núm. 3, 2010.
44
Monika Bauhr y Marcia Grimes, “Indignation or resignation: The implications of trans-
parency for societal accountability”, Governance, vol. 27, núm. 2, 2014.
45
Elena Fagotto y Archon Fung, “Empowered participation in urban governance: The
Minneapolis neighborhood revitalization program”, International Journal of Urban and Re-
gional Research, vol. 30, núm. 3, 2006.
46
García-Espín y Jiménez-Sánchez, op. cit., p. 134.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 35
Conclusiones
La mejor forma de arrojar luz acerca del pensamiento de un autor consiste en es-
tudiarlo (estudiar su obra) en el marco de problemas concretos, con el objetivo de
determinar si sus tesis inciden en la realidad, o si se mantienen como simple “juego
académico”. Al iniciar este ensayo nos propusimos reseñar las ideas principales de
Habermas y su ética discursiva, con el objetivo de determinar su validez al intentar
examinar los posibles efectos de los procesos de participación política.
Habermas aporta algunas ideas interesantes en el campo de la fundamentación
ética al ir más allá del imperativo categórico e intentar sustituirlo por un supuesto
de intersubjetividad. En el plano jurídico, su mérito descansa en la denuncia de los
problemas de legitimidad normativa y en ser un mecanismo de control –a nivel
47
Ganuza et al., op. cit.
48
García-Espín y Jiménez-Sánchez, op. cit., p. 134.
49
Ibid., p. 137.
50
Joshua Cohen, “Deliberation and Democratic Legitimacy”, en Alan Hamlin y Philip
Pettit (eds.), The Good Polity: Normative Analysis of the State, New York, Blackwell, 1989.
36 MENOS HABERMAS Y MÁS REALPOLITIK. ¿QUÉ TAN EFICACES SON LOS... / FRANCISCO J. CAMPOS ZAMORA
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ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 37
ZUSAMMENFASSUNG
Lateinamerika zeichnet sich durch ein hohes Ungleichheitsniveau aus. Dies kommt
vor allem darin zum Ausdruck, dass einige gesellschaftliche Gruppen hinsichtlich der
Möglichkeiten, von ihren wirtschaftlichen, sozialen und kulturellen Rechten Gebrauch
zu machen, gegenüber anderen im Vorteil sind. Die Bürgerbeteiligung kann eine
entscheidende Rolle bei der Wahrnehmung der genannten Rechte durch besonders
gefährdete Bevölkerungsschichten spielen und damit zur Reduzierung der Ungleich-
heit beitragen. Dazu bedarf es umfassender, offener und inklusionsorientierter Parti-
zipationsangebote, deren Wahrnehmung von bestimmten Annahmen, Elementen
und Faktoren abhängt, die im Text analysiert werden. An erster Stelle steht dabei das
notwendige Gleichgewicht zwischen Regierungshandeln und Bürgerbeteiligung.
*
Especialialista en Derecho Procesal y Parlamentario, Universidad Católica Andrés Bello-
Universidad de Salamanca. Profesor de pregrado y posgrado en Derecho Procesal, Derecho
Civil y Derecho de Familia y Menores, Universidad Católica Andrés Bello.
hfernandez@afalegal.net
SUMMARY
There is a high level of inequality in Latin America. This is clearly evidenced by the
relative ability of some social groups to exercise economic, social and cultural rights
(ESCR) with respect to more advantaged groups. Citizen participation can be key for
the enforcement of the ESCR of the most vulnerable sectors, thereby reducing inequa-
lities. Achieving this requires broad, open and inclusive participatory offers, which
depend on certain assumptions, elements and factors that are analyzed in the text.
The first: the necessary balance between government action and citizen participation.
Introducción
1
La Cepal ha denotado los altos niveles de desigualdad social que se registran en los
países de América Latina. Al respecto ha advertido que esa situación debe ser atendida con
seriedad, para no sucumbir en el intento de consecución de los Objetivos de la Agenda 2030
para el Desarrollo Sostenible, adoptada por la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas. Además, la Cepal destacó que la igualdad de derechos, asumida como la
plena titularidad para el ejercicio de los DESC, constituía el eje primordial de la igualdad (Co-
misión Económica para América Latina y el Caribe - Cepal, Estudio económico de América
Latina y el Caribe, 2016 (LC/G.2684-P), Santiago, Cepal, 2016).
2
Rodolfo Canto aclara que sobre la participación ciudadana existen diversos conceptos
y enfoques, las más de las veces contradictorios entre sí. Destaca el autor dos distinciones; una
primera que distingue los enfoques gerencial y democrático de la participación ciudadana; y
una segunda, que distingue el enfoque democrático del pluralista.
Bajo el enfoque democrático, señala que “los ciudadanos dejan de ser simples receptores,
usuarios o clientes de políticas públicas y son vistos propiamente como ciudadanos, es decir,
como miembros de una comunidad política, con poder de decisión. Para que la participación
sea realmente democrática debe dar lugar a decisiones vinculantes, de cumplimiento obligato-
rio para las agencias públicas” (“Gobernanza y democracia: de vuelta al río turbio de la política”,
Gestión y Política Pública, vol. 21, núm. 2, 2012, p. 16. Disponible en: http://www.gestionypo-
liticapublica.cide.edu/num_anteriores/Vol.XXI_No.II/02_Rodolfo_Canto(333-374).pdf).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 41
desde hace tiempo. De allí este texto de reflexión que, bajo una perspectiva político-
constitucional, presento a consideración de los lectores.
Sobre el mismo gravita la idea del tipo de oferta participativa que ha de formu-
larse para que se pueda lograr la inclusión social a través de la participación ciuda-
dana. En tal sentido, se predica que esta debe ser abierta, amplia e inclusiva, en los
términos que más adelante se plantean, sin incurrir en excesos. Esto último para
que la participación ciudadana no degenere en trivial, con la consecuente parálisis
del Estado3 o el retroceso hacia estadios ya superados de democracia pura o de au-
togobierno, como la ejercida en la Atenas clásica, con su tendencia al faccionalismo
y su proclividad hacia la tiranía, de la que han advertido desde Platón hasta por lo
menos James Madison, “padre de la Constitución” norteamericana.4
Así las cosas, lo que corresponde es la búsqueda del equilibrio entre la acción de
gobierno y la injerencia ciudadana en la gestión pública, tarea muy difícil de lograr.
Esto a causa de la tensión siempre presente entre las formas clásicas del Gobierno
representativo y los procedimientos y mecanismos de la participación pública, que
ocasionan no pocos problemas de operatividad y funcionalidad institucional. Con
todo, se trata de un desafío político que al derecho constitucional le corresponde
acompañar y que se hace preciso superar, para lograr estabilidad institucional y
desarrollo social.
Tres factores pueden ser determinantes para alcanzar ese trascendental equilibrio
entre la acción de gobierno y la participación ciudadana, a saber: i) el compromiso
serio, firme y ético del Estado con la generación de condiciones institucionales que
favorezcan la efectividad de la participación; ii) un dinámico y fluido proceso de
comunicación bidireccional entre el ciudadano de a pie y sus funcionarios, sobre
todo los más cercanos, que aproveche las soluciones tecnológicas actuales y se dis-
tinga por ser abierto y transparente; y iii) un entramado social favorable a la parti-
cipación ciudadana, en especial a la de los grupos más vulnerables de la población.
En tal sentido, se denota la importancia de la colaboración de la sociedad civil para
la construcción de ese entorno, la cual se debe comprometer a ello no solo por los
Sobre el enfoque gerencial explica que “es un medio para mejorar la gestión pública; sus
modalidades y alcances dependerán del fin buscado en cada caso. Aunque en principio este
enfoque incluye todo el continuo de participación (información, comunicación, consulta,
debate y decisión) lo común es que no incluya la decisión” (p. 17).
Y por lo que respecta al enfoque pluralista, comenta el citado autor, que bajo el mismo la
participación “es vista básicamente como la intervención de diversos sujetos sociales y co-
lectivos en los asuntos públicos, para incidir en los procesos de la política pública en función
de sus intereses, objetivos o valores específicos, y también del poder y recursos que tienen o
son capaces de reunir” (p. 17).
3
Luis Salamanca, “La Constitución de 1999 y la participación de la sociedad civil en
el Poder Legislativo”, Coromoto Renaud (coord.), La participación de la sociedad civil en la
Constitución de 1999, Caracas, ILDIS, 2002.
4
Erwin Robertson, “¿Fue la democracia ateniense una democracia directa?”, Tercer Con-
greso Internacional de Estudios Griegos: Grecia y nuestro futuro, Santiago, Iter, 2013.
42 EL NECESARIO EQUILIBRIO ENTRE LA ACCIÓN DE GOBIERNO Y LA... / HÉCTOR FERNÁNDEZ VÁSQUEZ
5
Sobre tal crisis de representatividad y su relación con la vigencia actual del principio
de participación ciudadana y sus instrumentos, María Laura Eberhardt expresa lo siguiente:
“Frente a la pérdida de credibilidad tanto de los gobernantes elegidos a través del voto popular
como respecto del funcionamiento de los órganos representativos tradicionales, fueron los
propios mandatarios quienes decidieron adoptar otros canales institucionales que habilitasen
una mayor participación ciudadana en la discusión, acuerdo e implementación de las políticas
públicas. El fin que perseguían era el de corresponsabilizar a los ciudadanos en tales decisiones
y aumentar su nivel de aceptación y legitimidad en la sociedad” (“Democracias representativas
en crisis. Democracia participativa y mecanismos de participación ciudadana como opción”,
Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades, año 17, núm. 33, 2015, p. 84. Dis-
ponible en: https://revistascientificas.us.es/index.php/araucaria/article/view/712).
6
Al respecto, resulta ilustrativa la sentencia progresista y de avanzada de la Corte Cons-
titucional de la República de Colombia, C-313 de 2014, que en sus partes pertinentes reza lo
siguiente: “el principio democrático que la Carta prohíja es a la vez universal y expansivo. Se
dice que es universal en la medida en que compromete variados escenarios, procesos y lugares
tanto públicos como privados y también porque la noción de política que lo sustenta se nutre
de todo lo que vitalmente pueda interesar a la persona, a la comunidad y al Estado y sea por
tanto susceptible de afectar la distribución, control y asignación del poder social. El principio
democrático es expansivo pues su dinámica, lejos de ignorar el conflicto social, lo encauza a
partir del respeto y constante reivindicación de un mínimo de democracia política y social
que, de conformidad con su ideario, ha de ampliarse progresivamente conquistando nuevos
ámbitos y profundizando permanentemente su vigencia, lo que demanda por parte de los
principales actores públicos y privados un denodado esfuerzo para su efectiva construcción”.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 43
7
Leonardo García utiliza esta expresión de Estado westfaliano para referirse al Estado
perfectamente dividido entre fronteras cuyos países son soberanos y casi completamente
independientes (“Escalas de justicia, de Nancy Fraser”, Ámbito Jurídico, núm. 16, 2018, p. 21).
8
Entendida la gobernabilidad, con José Arias et al., como la capacidad política para
intermediar intereses entre la sociedad y el Estado (“La participación ciudadana en la imple-
mentación de las políticas educativas en Colombia”, Cuadernos de Administración Universidad
del Valle, vol. 31, núm. 53, 2015).
9
Sobre los orígenes de los Estados modernos occidentales durante el Renacimiento, y
sobre sus atributos distintivos (monopolio de la fuerza legítima, territorio delimitado, pobla-
ción amalgamada por una identidad común, soberanía, orden jurídico exclusivo y uniforme
aplicable a un gran territorio, burocracia pública, existencia de ejércitos permanentes y de
una hacienda pública) puede consultarse Jaime Cárdenas, “Del Estado absoluto al Estado
neoliberal”, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas - UNAM, 2017). Pero los modernos
Estados occidentales en su evolución han variado en sus contenidos y orientaciones, y actual-
mente se asientan, como lo observa José María Aznar, sobre la base de democracias sólidas,
con instituciones competentes, con división de poderes, con constituciones que garantizan
y defienden los derechos de sus ciudadanos (“América Latina: una agenda de libertad”, GGC
Georgetown University – Universia, vol. I, núm. 1, 2007, pp. 116-124).
10
Bajo ese membrete se engloban los cambios constitucionales que tuvieron lugar desde
los años ochenta y que abarcan a países como Brasil (1988), Costa Rica (1989), Colombia (1991),
México (1992), Paraguay (1992), Perú (1993), Venezuela (1999), Ecuador (1998 y 2008) y Bo-
livia (2009), entre otros, porque existen rasgos que son comunes a muchos de estos procesos
constitucionales, y les confieren cierto aire de familia. Al respecto puede consultarse Pedro
Salazar Ugarte, “El nuevo constitucionalismo latinoamericano (una perspectiva crítica)”, en L.
González y D. Valades (comps.), Constitucionalismo contemporáneo: homenaje a Jorge Carpizo,
Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2013.
44 EL NECESARIO EQUILIBRIO ENTRE LA ACCIÓN DE GOBIERNO Y LA... / HÉCTOR FERNÁNDEZ VÁSQUEZ
En cuanto al ámbito interno, hay que decir que en la mayoría de las constitu-
ciones latinoamericanas contemporáneas la participación ciudadana se concibe,
no solo como un principio normativo, sino también como un derecho11 y un deber
ciudadano,12 y hasta como una forma de Gobierno13 y un fin del Estado.14
Asimismo, como ya fue adelantado, en tales cartas constitucionales se encuen-
tran previstos diversos instrumentos directos y semidirectos de deliberación, cola-
boración, consulta y control, diseñados para dar cumplimiento a los desiderátum
de democracia participativa y participación ciudadana, conceptos que aun cuando
suela confundírseles no tienen el mismo significado.15 A tales instrumentos se les
conoce como “mecanismos de participación ciudadana”.
En efecto, en diversos ordenamientos jurídicos latinoamericanos, el propio cons-
tituyente ha diseñado e implementado estos mecanismos directos y semidirectos. En
11
V. gr., el artículo 62 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en el
cual se consagra el derecho ciudadano a la participación pública, así: “Todos los ciudadanos
y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente en los asuntos públicos, directamente
o por medio de sus representantes elegidos o elegidas”.
12
Luis Salamanca, refiriéndose a la carta magna venezolana de 1999, afirma que el Cons-
tituyente venezolano (por órgano de la Asamblea Nacional Constituyente), “redactó un texto
permeado a todo lo largo por el principio de la participación ciudadana en la gestión pública,
como derecho y como deber ciudadano” (Salamanca, op. cit., p. 47).
13
Así, por ejemplo, en el artículo 11 de su Constitución Política, el Estado Plurinacional
de Bolivia adopta para su Gobierno la forma democrática, participativa y representativa. Del
mismo modo, en el artículo 1º de la carta magna colombiana se define a Colombia como “un
Estado social de derecho organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con
autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista”.
14
En el artículo 2 de la Constitución Política de Colombia de 1991, por citar un ejemplo, se
incluye entre los fines esenciales del Estado, facilitar la participación de todos los ciudadanos
en las decisiones que los afecten.
15
En la literatura sobre la materia se registran diversas propuestas de distinción entre la
democracia participativa y la participación ciudadana. Entre tales propuestas merecen ser
destacadas las siguientes: 1. La de Alfredo Ramírez cuando señala: “Desde estas líneas, sa-
biendo que es una propuesta entre otras posibles, se propone una diferenciación conceptual
entre democracia participativa y participación ciudadana que haga girar la diferencia entre
una y otra. En la primera, la participación de los ciudadanos implica la toma de decisiones
(vinculantes o no; inicien el proceso legislativo o lo terminen); en la segunda, la participa-
ción de los ciudadanos no supone necesariamente la toma de decisiones (puede limitarse su
ejecución al intercambio de información con el poder político por ejemplo)” (“Participación
ciudadana e interpretación de la Constitución. Análisis de la jurisprudencia de la Corte Cons-
titucional colombiana en materia de democracia participativa”, Revista del Instituto de Ciencias
Jurídicas de Puebla A.C., vol. X, núm. 37, enero-junio 2016, p. 6). 2. La de Rodolfo Canto, al
señalar: “Probablemente sea apropiado hablar de democracia participativa cuando se trata
de modalidades que convocan a amplios conjuntos de ciudadanos o incluso a todos, como
los referendos o los presupuestos participativos; pero tal vez sea menos apropiado cuando se
trata de grupos acotados de ciudadanos; por ejemplo, las partes interesadas en algún asunto
particular. Lo cierto es que, bajo el concepto de participación ciudadana se cobijan las más
variadas prácticas de intervención de personas y de grupos en los asuntos públicos, desde la
ciudadanía en su conjunto hasta las más selectas élites” (Canto, op. cit., p. 8).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 45
16
Artículo 103 de la Constitución Política: “Son mecanismos de participación del pueblo
en ejercicio de su soberanía: el voto, el plebiscito, el referendo, la consulta popular, el cabildo
abierto, la iniciativa legislativa y la revocatoria del mandato. La Ley los reglamentará.
El Estado contribuirá a la organización, promoción y capacitación de las asociaciones pro-
fesionales, cívicas, sindicales, comunitarias, juveniles, benéficas o de utilidad común no gu-
bernamentales, sin detrimento de su autonomía con el objeto de que constituyan mecanismos
democráticos de representación en las diferentes instancias de participación, concertación,
control y vigilancia de la gestión pública que se establezcan”.
17
Artículo 70 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: “Son medios
de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo político; la
elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocatoria del mandato, la
iniciativa legislativa constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciuda-
danos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter vinculante, entre otros; y en lo social y
económico, las instancias de atención ciudadana, la autogestión, la cogestión, las cooperati-
vas en todas sus formas incluyendo las de carácter financiero, las cajas de ahorro, la empresa
comunitaria y demás formas asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y
solidaridad. La Ley establecerá las condiciones para ele efectivo funcionamiento de los medios
de participación previstos en este artículo”.
18
Artículo 85 de la Constitución de la República de Ecuador: “La formulación, ejecución,
evaluación y control de las políticas públicas y servicios públicos que garanticen los derechos
reconocidos por la Constitución, se regularán de acuerdo con las siguientes disposiciones:
1. Las políticas públicas y la prestación de bienes y servicios públicos se orientarán a hacer
efectivos el buen vivir y todos los derechos, y se formularán a partir del principio de solidaridad.
2. Sin perjuicio de la prevalencia del interés general sobre el interés particular, cuando los
efectos de la ejecución de las políticas públicas o prestación de bienes o servicios públicos
vulneren o amenacen con vulnerar derechos constitucionales, la política o prestación deberá
reformularse o se adoptarán medidas alternativas que concilien los derechos en conflicto.
3. El Estado garantizará la distribución equitativa y solidaria del presupuesto para la eje-
cución de las políticas públicas y la prestación de bienes y servicios públicos.
En la formulación, ejecución, evaluación y control de las políticas públicas y servicios pú-
blicos se garantizará la participación de las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades”.
19
A la CADH también se le conoce como Pacto de San José, por haber sido suscrita en
San José de Costa Rica el 22 de noviembre de 1969. De dicha Convención son Estados par-
te: Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Dominica, Ecuador,
El Salvador, Granada, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá,
Paraguay, Perú, República Dominicana, Suriname y Uruguay. Venezuela la denunció en
septiembre de 2012.
46 EL NECESARIO EQUILIBRIO ENTRE LA ACCIÓN DE GOBIERNO Y LA... / HÉCTOR FERNÁNDEZ VÁSQUEZ
20
Asdrúbal Aguiar, Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre
la Democracia 1987-2012, Buenos Aires-Caracas, Observatorio Iberoamericano de la Demo-
cracia, 2012. Disponible en: http://www.corteidh.or.cr/tablas/30537.pdf
21
Idem.
22
Al respecto puede consultarse Simon Horblower, quien advertía que “cualquier dis-
cusión sobre la democracia ateniense ha de empezar definiendo rápidamente la palabra de-
mocracia: el demos votante era un grupo de élite, del que estaban excluidos los esclavos, las
mujeres y los aliados” (El mundo griego 479-323 AC, Barcelona, Crítica, 1985, pp. 147-148).
23
Salamanca, op. cit., p. 53.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 47
24
Ángel Iglesias, “Gobernanzas y redes de acción pública”, Cuarto Seminario Interna-
cional sobre Gobierno y Políticas Públicas, 2015. Disponible en: www.sinaloa.gob.mx/nR/
rdonlyres/054BB14-B81D-4D60-86345d35A081D4A7/0/AngelIglesias.pdf
25
En este sentido, Rodolfo Canto observa lo siguiente: “el carácter representativo de las
democracias modernas se asume como imprescindible en los grandes espacios nacionales
contemporáneos y hoy está fuera de duda o de discusión razonable. También quedan pocas
dudas sobre las claras insuficiencias de la representación para asegurar la participación de
los ciudadanos en muchos asuntos que les conciernen de manera directa. En este sentido, la
democracia participativa se perfila como la alternativa imprescindible. Naturalmente, ambas
formas de democracia son impensables sin la participación de la ciudadanía: a través del voto
en el primer caso y a través de la activa participación ciudadana en los asuntos públicos, en el
segundo caso. Por lo demás, existe un amplio consenso sobre el carácter complementario de
ambos modelos” (Canto, op. cit., p. 80).
26
De hecho, Marie-Hélène Bacqué define a la democracia participativa como “la articu-
lación de las formas clásicas del gobierno representativo con procedimientos de democracia
semidirecta y directa” (“La democracia participativa: ¿un nuevo paradigma de la acción
pública?”, en Manuel Canto Chac (comp.), Participación ciudadana en las políticas públicas,
México, Siglo XXI, 2012, p. 7).
48 EL NECESARIO EQUILIBRIO ENTRE LA ACCIÓN DE GOBIERNO Y LA... / HÉCTOR FERNÁNDEZ VÁSQUEZ
en los asuntos públicos toca una cuestión que es tan propia e inherente del derecho
constitucional, como la cesión de competencias públicas a favor de la participación.
Así las cosas, se hace preciso la formulación e implementación de políticas que
establezcan parámetros de control racionales –de monitoreo, fiscalización y fre-
nos– al ejercicio por parte de los ciudadanos de las competencias estatales cedidas,
configurando sus instituciones, marcos y contextos, reglas y procedimientos.
Lo anterior con miras a: i) garantizar gobernanza eficiente; ii) preservar la lega-
lidad y constitucionalidad de las actuaciones ciudadanas ejecutadas en uso de los
poderes que por antonomasia corresponden a los órganos del Estado; y iii) el cum-
plimiento del parámetro de la vigencia, el respeto y la promoción de los derechos
fundamentales.
No obstante, hay que advertir que estas políticas de racionalización (que no de
disminución) del poder traspasado a quienes normalmente son los destinarios del
mismo y no sus detentadores, deben diseñarse e implantarse con suma prudencia
y ponderación. Esto con la finalidad de que puedan cumplir con su cometido, pero
sin desestimular, frustrar o inviabilizar las actitudes y las experiencias participativas
populares que, por el contrario, y aun cuando parezca una dicotomía, tales políti-
cas deben alentar, promover y facilitar. El ejercicio de hermenéutica constitucional
tendría también que ser orientado bajo esa perspectiva.
Además, para lograr que los esfuerzos de articulación traigan como frutos ges-
tión eficiente, inclusión social y mayor democracia, se requiere la formulación de
una oferta de participación que sea amplia, abierta e inclusiva, en los términos que
a continuación se desarrollan.
En el marco del Estado social de derecho que proclaman buena parte de las cons-
tituciones latinoamericanas, y que “hunde sus raíces en el principio de solidaridad
social”, ha de procurarse un mayor involucramiento de los grupos menos favorecidos
en la formulación, implementación, ejecución, evaluación y control de las políticas
públicas. Esto en orden a garantizar tanto el goce efectivo de sus DESC como la
ampliación de su realización. Lo último por virtud del principio de progresividad.27
Este fundamental desafío ha sido reconocido en el Preámbulo de la Carta Ibe-
roamericana de Participación Ciudadana en la Gestión Pública (CIPC):28 “El mayor
27
Principio consagrado en el artículo 26 de la CADH, y desarrollado con mayor precisión
en el Protocolo Adicional de San Salvador.
28
La Carta Iberoamericana de Participación Ciudadana en la Gestión Pública fue aproba-
da por la IX Conferencia Iberoamericana de Ministros de Administración Pública y Reforma
del Estado, en Lisboa (Portugal), el 25 y 26 de junio de 2009. Fue adoptada por la XIX Cumbre
Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en Estoril (Portugal), los días 30
de noviembre y 1º de diciembre de 2009, y quedó plasmada en la Resolución 38 del “Plan de
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 49
30
En el Preámbulo de la CIPC se declara que “resulta un compromiso fundamental la
presencia del enfoque de género en los procesos de participación ciudadana”.
31
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en la “Estrategia mundial Salud para
todos en el año 2000”, aprobada en la 34ª Asamblea Mundial de la Salud, elaboró el concepto
de participación en los sistemas sanitarios, reiterando la importancia de la participación en
los procesos de salud. Disponible en: http://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/198289/
WHA34_R36_spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y.
32
La Ley 100 de 1993 en Colombia, por la cual se crea el sistema de seguridad social in-
tegral, establece como uno de los principios de tal sistema el de participación. Ello en estos
términos: “Participación: es la intervención de la comunidad a través de los beneficiarios de
la seguridad social en la organización, control, gestión y fiscalización de las instituciones y
del sistema en su conjunto”.
33
El artículo 79 de la Constitución Política de Colombia reza: “Todas las personas tienen
derecho a gozar de un ambiente sano. La ley garantizará la participación de la comunidad
en las decisiones que puedan afectarlo”. Con base, entre otras, en esta norma, un grupo de 25
niños y jóvenes entre los 7 y 25 años intentaron una acción de tutela ante la Corte Suprema
de Justicia de Colombia, con la que buscaban frenar la degradación del ambiente a causa de
la desforestación de la selva amazónica. En la decisión que resolvió la tutela, la Corte ordenó
a la Presidencia de la República y a otras autoridades, formular un plan de acción para con-
trarrestar la tasa de deforestación en la Amazonia colombiana, reconociéndola como entidad
“sujeto de derecho” (Corte Suprema de Justicia, Sentencia T-3460, de 5 de abril de 2018).
34
El caso británico de la participación ciudadana en la evaluación de servicios públicos.
Este mecanismo es una práctica habitual en muchos municipios británicos, que permite ir
conociendo la valoración ciudadana sobre la prestación de dichos servicios. Al respecto puede
consultarse Joan Font, “Participación ciudadana y decisiones públicas: conceptos, experiencias
y metodologías”, en Alicia Ziccardi, (coord.), Participación ciudadana y políticas sociales del
ámbito local, México, Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autó-
noma de México, 2004.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 51
35
Sherry Arnstein,“A ladder of citizen participation”, Journal of the American Planning
Association, vol. 35, núm. 4, 1969, pp. 216-224.
36
En esa misma sintonía, Alejandro Linares apunta lo siguiente: “Es preciso advertir que
participar no garantiza tener poder de influencia en tanto que muchos pueden participar
pero las decisiones pueden ser tomadas por unos pocos y en circunstancias opacas” (“Acceso
y participación ciudadana. Una actualización de indicadores para la democratización de las
comunicaciones”, Intercom – RBCC, São Paulo, vol. 39, núm. 33, 2016, p. 6).
52 EL NECESARIO EQUILIBRIO ENTRE LA ACCIÓN DE GOBIERNO Y LA... / HÉCTOR FERNÁNDEZ VÁSQUEZ
[…] los ciudadanos ordinarios no han sido formados para afrontar los
problemas públicos, no dedican tiempo a informarse y evaluar objetivamen-
te a los responsables políticos y hacen gala de una inexperiencia que ellos
criticarían con indignación si la vieran en su esfera profesional. La idea de
que la democracia consiste en el poder del pueblo es por tanto peligrosa para
la eficacia política, ya que permitiría que individuos no competentes tengan
poder de decisión.37
a quitarle espacio a este flagelo”.40 Sin embargo, ninguna de las preguntas alcanzó a
superar el umbral de votos requeridos para su aprobación.41
40
El Tiempo, “Un clamor ciudadano”, 07 de junio de 2018, p. 1.12.
41
La consulta popular anticorrupción, respaldada por 4.313.963 firmas ciudadanas que
recogieron sus promotores, y que fue aprobada por el Senado de la República luego de fuertes
presiones por parte de varios sectores de la opinión pública, las redes sociales y los jóvenes, se
llevó a cabo el día 26 de agosto de 2018. Los puntos consultados a los ciudadanos colombianos
fueron: 1) la reducción del salario de los miembros del Congreso; 2) el fin de los beneficios
de los cuales, en materia de reclusión, actualmente gozan los condenados por corrupción;
3) la obligatoriedad de los pliegos tipo en todas las instancias público-administrativas; 4) la
definición de las prioridades de inversión de los entes nacionales y territoriales por medio de
audiencias públicas; 5) la obligatoriedad de rendición de cuentas por parte de los parlamen-
tarios; 6) la posibilidad de imponer sanciones de extinción de dominio a quienes se apropien
de recursos públicos; 7) limitar a tres el número de periodos para los que pueden ser elegidos
los miembros de corporaciones públicas. Sin embargo, ninguna de estas preguntas alcanzó el
umbral de los 12.140.342 (33,33%) votos requeridos y en consecuencia no fueron aprobadas.
42
Pilar Moraga, “La definición de nuevos estándares en materia de participación ciuda-
dana en el sistema de evaluación de impacto ambiental chileno”, Derecho del Estado, núm. 38,
2017, pp. 177-198. Disponible en: https://doi.org/10.18601/01229893.n38.07
43
La información pública es un derecho humano fundamental, consagrado en el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y en el artículo 13 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (CADH). Sobre dicho artículo, la Corte Interamericana
de Derechos Humanos (2010) explica lo siguiente: “el artículo 13 de la Convención, al estipular
expresamente los derechos a buscar y a recibir información, protege el derecho que tiene toda
persona a solicitar el acceso a la información bajo el control de Estado, con las salvedades
permitidas bajo el régimen de restricciones de la Convención […] dicho artículo ampara el
derecho de las personas a recibir dicha información y la obligación positiva del Estado de
suministrarla”.
54 EL NECESARIO EQUILIBRIO ENTRE LA ACCIÓN DE GOBIERNO Y LA... / HÉCTOR FERNÁNDEZ VÁSQUEZ
potente, que incluso algunos autores han observado que las ventajas que ofrecen las
nuevas tecnologías permitirían el renacimiento de la democracia directa al más puro
estilo de la ejercida en la polis ateniense. Así, han hecho afirmaciones como esta:
44
Daniel Raisbeck, “La democracia actual es oligárquica: hay que reconsiderar la atenien-
se”, Ámbito Jurídico, 21 de mayo al 03 de junio de 2018, p. 21.
45
Este término hace referencia a los diversos espacios comunicacionales: servicios au-
diovisuales, de banda ancha y de comunicación telefónica fija o móvil de calidad.
46
Sobre la importancia de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación
(TIC) para la participación ciudadana, puede consultarse a Abelardo del Prado, “Gobierno
abierto para una democracia robusta”, Revista Utopías, núm. 23, 2017, pp. 1-8. Disponible en:
www.pcient.uner.edu.ar/index.php/utopias/article/download/.../289
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 55
Freire, que el diálogo constituía una forma de encuentro con los otros y de insertarse
en la realidad para conocerla y transformarla mejor, para actuar sobre ella.47
Por otra parte, en el caso particular de los sectores sociales más débiles, es deter-
minante poder contar con información relevante de carácter técnico en el momento
de trazar las políticas públicas encaminadas a canalizar, dar respuesta o ampliar sus
DESC. Además, como certeramente se establece en el artículo 22 literal e) de la CIPC,
“se deben prever mecanismos de participación especiales para incluir a todo ciuda-
dano que por su lengua, condición social y cultural, discapacidad, ubicación geo-
gráfica u otras causas, tenga dificultades para comunicarse con la Administración”.
47
Paulo Freire, Pedagogía del oprimido, Madrid, Siglo XXI, 1975.
48
El de la escasa cultura participativa de la ciudadanía es ciertamente un aspecto que no
pasa desapercibido en los trabajos de investigación que miden la participación. La misma se
encuentra cimentada, en buena parte, por la idea de los ciudadanos, de que es mínimo su
margen de actuación e influencia en la toma de decisiones y que las mismas corresponden a
otras personas ((María Eugenia Gómez et al., “Análisis de las buenas prácticas de participación
ciudadana en las unidades de gestión clínica del Servicio Andaluz de Salud”, 2017. Disponible
en: https:www. http://eds.b.ebscohost.com/eds/detail/ detail?vid=4&sid=f879f75a-c85c-4c32-
80e8-8222f0f62a34%40sessionmgr104& bdata=Jmxhbmc9ZXMmc2l0ZT1lZHMtbGl2ZQ%3
d%3d#AN=S0213911116301 248&db=edselp). ).
49
Sobre este principio se puede leer lo siguiente en el Preámbulo de la CIPC: “La Partici-
pación Ciudadana se tiene que orientar por el principio de corresponsabilidad social, por el
cual los ciudadanos y las ciudadanas, individualmente o agrupados en colectivos, tienen que
contribuir al bien común o interés general de la sociedad. En tal sentido, debería entenderse
la correlación existente entre los derechos y deberes que conlleva el ejercicio efectivo de la
ciudadanía para el fortalecimiento de la democracia participativa”.
50
Que a la luz del artículo 93, numeral 2 del inciso 2º, de la Constitución Política de la
República de Colombia, es un deber social.
56 EL NECESARIO EQUILIBRIO ENTRE LA ACCIÓN DE GOBIERNO Y LA... / HÉCTOR FERNÁNDEZ VÁSQUEZ
dispuesto en el artículo 32.1 de la CADH, “toda persona tiene deberes para con la
familia, la comunidad y la humanidad”.
Particularmente, la sociedad civil debe trabajar en la concientización y sensibili-
zación sobre el valor del elemento humano, con sus actitudes y capacidades, presente
en los sectores vulnerables. Y también en la promoción del empoderamiento de
estos grupos, entendido por tal el poder de incidir efectivamente en la toma de las
decisiones. Esto en orden a su movilización constante y al uso de los mecanismos
participativos, en pro de la consecución de condiciones materiales de existencia que
aseguren una vida digna y justa a sus integrantes. En palabras de la Corte Consti-
tucional de la República de Colombia, para “vivir como quiera”, para “vivir bien” y
para “vivir sin humillaciones”.51
No obstante esa responsabilidad indisociable, que obliga al Estado y a la so-
ciedad civil a trazar líneas de colaboración a través del diálogo democrático, en
una especie de “public-private partnership”,52 el derecho constitucional debe seguir
pendiente de continuar imputando al Estado los resultados de la realización de los
DESC de los sectores sociales más vulnerables.
Y es que el Estado es responsable de la garantía y el respeto de los DESC de los
sectores más desfavorecidos, y de hacer lo necesario para llevar a cabo su cumpli-
miento. A ello se comprometió desde el mismo momento en que se asumió como
“social de derecho”, siendo, como lo es, “una característica esencial e ineludible de tal
tipo de Estado, velar por la materialización de los derechos reconocidos”.53 Además,
se trata de un compromiso ineludible e inaplazable para los Estados que son parte
del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Pidesc)
(1966) y el Protocolo de San Salvador (1988).54
Reflexiones finales
51
En efecto, la máxima guardiana de la carta magna colombiana ha empleado esas ilus-
trativas expresiones al referirse al concepto de la dignidad humana: “la Sala ha identificado
a lo largo de la jurisprudencia de la Corte, tres lineamientos claros y diferenciables: i) la dig-
nidad humana entendida como autonomía o como posibilidad de diseñar un plan vital o de
determinarse según sus características (vivir como quiera). ii) la dignidad humana entendida
como ciertas condiciones materiales concretas de existencia (vivir bien). Y iii) La dignidad
humana entendida como intangibilidad de los bienes no patrimoniales, integridad física e
integridad moral (vivir sin humillaciones) (Sentencia T-881 de 2002).
52
José Gómes Canothilo, Estudios Brancosos e Intersconstitucionalidade Itinerarios dos
Discursos sobre a Historicidade Constitucional, 2.a ed., Coimbra, Almedina, 2008.
53
Corte Constitucional, Sentencia C-313/2014.
54
En efecto, los Estados americanos se comprometieron a proteger estos derechos de
índole social, a través del Protocolo de San Salvador de 1988.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 57
eficacia de la acción de gobierno. Frente a ello, la buena noticia es que existen ejem-
plos exitosos en el mundo de como tal forma de incidencia ciudadana en la formu-
lación de las políticas públicas, así como en la ejecución, control y evaluación de
estas, confiere legitimidad al gobierno; promueve la cultura democrática; hace más
eficaz la decisión y gestión pública; y favorece la inclusión de los sectores sociales
más vulnerables, en orden a asegurar el adecuado reconocimiento de sus DESC.
Entre tales ejemplos, la doctrina autorizada cita los siguientes: los consejos ve-
cinales de gobierno de Chicago; las reformas de Panchayat y de los estados de Ben-
gala Occidental y Kerala, en India; las formas de planeación para la conservación
del hábitat en los Estados Unidos; y entre los más emblemático, los presupuestos
participativos de Porto Alegre.55
Con todo, como se advirtió, hay que cuidar que esa redistribución del poder
político hacia la ciudadanía, por medio de mecanismos semidirectos y directos de
democracia participativa, no degenere en trivial y conduzca a estadios ampliamente
superados de democracia directa o autogobierno, con su tendencia al faccionalismo
y a la tiranía, o a la parálisis del Estado.
De allí que haya que agotar esfuerzos –que el derecho constitucional debe acom-
pañar– para lograr el necesario equilibrio entre representación y participación; o,
lo que es lo mismo, entre la acción de gobierno y la injerencia ciudadana en la di-
mensión decisorio-deliberativa de las políticas públicas, de manera que arroje como
resultados estabilidad institucional y desarrollo social.
Se requiere además, para que así ocurra, un dinámico y fluido proceso de comu-
nicación bidireccional entre la gente del común y sus funcionarios, sobre todo los
más cercanos, que utilice las soluciones tecnológicas actuales y se caracterice por ser
abierto y transparente; así como un entramado social favorable a la participación.
Finalmente, se recalca la importancia de que el Estado actúe en sinergia con la
sociedad civil y sus fuerzas organizadas, en una especie de public-private partnership,
en la empresa de hacer efectivos los DESC de los grupos menos favorecidos, lo que
propende hacia la consecución real y efectiva de la inclusión y la igualdad social.
Bibliografía
55
Canto, op. cit.
58 EL NECESARIO EQUILIBRIO ENTRE LA ACCIÓN DE GOBIERNO Y LA... / HÉCTOR FERNÁNDEZ VÁSQUEZ
ZUSAMMENFASSUNG
Der Beitrag untersucht, inwiefern die partizipative Verfassungsgebung (engl. consti-
tutional crowdsourcing) die Legitimität der Verfassungsgestaltungsprozesse stärken
*
Magistrado de la Corte Constitucional de Colombia.
carloslb@corteconstitucional.gov.co
**
Este artículo fue traducido por María Fernanda Barraza, asistente judicial de la Corte
Constitucional de Colombia y profesora de la Universidad Externado de Colombia. El texto
original en inglés será publicado en Hanna Lerner y David Landau, Comparative Constitution
Making, Cheltenham, Edward Elgar, en prensa.
***
N. del T. En este artículo, la expresión constitution-making se traduce como “construc-
ción constitucional”. En inglés, este concepto describe los procesos de creación constitucional
ex nihilo (por ejemplo, aquellos que ocurren cuando se funda un nuevo Estado) y de reemplazo
constitucional, es decir, el proceso mediante el cual finaliza la validez de una constitución con
la expedición de una nueva.
****
N. del T. En este artículo, la expresión constitutional crowdsourcing se traduce como
“colaboración constitucional abierta”.
könnte. Eine solche Mitwirkung ist mit Chancen und Herausforderungen verbunden;
sie eröffnet Möglichkeiten zur Mitwirkung von Einzelpersonen und Gruppen, die von
den Beratungen ausgeschlossen sind, aber auch zur Bekundung von politischen
Präferenzen und bei der Entscheidungsfindung; und sie kann einen Beitrag zu mehr
Autonomie, Gleichheit und Transparenz leisten. Mit diesen Strategien ist allerdings
die Herausforderung verbunden, bestimmte Einschränkungen vorzunehmen, um
eine aussagekräftige Partizipation sicherzustellen und so die Legitimität der Verfas-
sungsgestaltung zu stärken.
ABSTRACT
This paper assesses how constitutional crowdsourcing can enhance legitimacy in
processes of constitution-making and amending in stable democracies. Constitu-
tional crowdsourcing gives rise to opportunities and challenges. It opens up fresh
possibilities for participation by individuals and groups previously excluded from
constitution-making deliberation, expression of political preferences, and decisions.
It may also increase autonomy, equality, and transparency. However, at the same time,
these kinds of strategies create the challenge of establishing constraints for secur-
ing these possibilities and ensuring that the relevant agents engage in a meaningful
way. Legitimacy qua justifiability about constitution-making processes depends on
overcoming this challenge.
1
Hélène Landemore, “Inclusive Constitution-Making: The Icelandic Experiment”, The
Journal of Political Philosophy, vol. 2, núm. 23, 2015, p. 174.
2
Ibid., p. 176.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 63
3
Nahed Eltantawy y Julie B. Wiest, “Social Media in the Egyptian Revolution: Reconsi-
dering Resource Mobilization Theory”, International Journal of Communication, núm. 5, 2011,
pp. 1207-1224.
4
Tofigh Maboudi y Ghazal P. Nadi, “Crowdsourcing the Egyptian Constitution: Social
Media, Elites, and the Populace”, Political Research Quarterly, vol. 4, núm. 69, 2016, p. 717.
5
Idem.
6
John Mukuna y Melvin L. M. Mbao, “‘We the people’: On Popular Participation and
the Making of the 2010 Constitution of Kenya”, Mediterranean Journal of Social Sciences, vol.
5, núm. 20, 2014, p. 91; Jason Gluck y Brendan Ballou, “New Technologies in Constitution
Making”, Washington, United States Institute of Peace, 2014. Disponible en: https://www.usip.
org/sites/default/files/SR343_New-Technologies-for-Constitution-Making.pdf
7
Eoin Carolan, “Ireland’s Constitutional Convention: Behind the Hype of Citizen-Led
Constitutional Change”, International Journal of Constitutional Law, vol. 3, núm. 13, 2015, pp.
733-748.
8
Silvia Suteu, “Constitutional Conventions in the Digital Era: Lessons from Iceland and
Ireland”, Boston College International & Comparative Law Review, núm. 38, 2015, p. 267.
64 ¿PUEDE LA COLABORACIÓN ABIERTA FORTALECER LA LEGITIMIDAD EN LOS PROCESOS DE... / CARLOS BERNAL
9
Alberto Coddou Mc Manus y Pablo Contreras, “Nueva Constitución y Asamblea Cons-
tituyente. La experiencia de ‘Marca tu voto’”, Anuario de derecho público UDP, 2014, p. 121.
10
Disponible en: https://www.unaconstitucionparachile.cl
11
Idem.
12
Disponible en: www.constitucionario.cl
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 65
13
Disponible en: https://www.unaconstitucionparachile.cl/#bases-ciudadanas.
14
Disponible en: http://www.gob.cl/2015/10/13/infografia-conoce-las-etapas-del-proceso-
constituyente/
15
Keith S. Rosenn, “Conflict Resolution and Constitutionalism. The Making of the Bra-
zilian Constitution of 1988”, en Laurel E. Miller y Louis Aucoin (eds.), Framing the State in
Times of Transition, Washington, United States Institute of Peace, 2010, p. 445.
16
Manuel José Cepeda Espinosa y David Landau, Colombian Constitutional Law, Oxford,
Oxford University Press, 2017, p. 6.
17
Carolina Jiménez Martín, “Momentos, escenarios y sujetos de la producción consti-
tuyente. Aproximaciones críticas al proceso constitucional de los noventa”, Análisis Político,
núm. 18, 2006, p. 146.
66 ¿PUEDE LA COLABORACIÓN ABIERTA FORTALECER LA LEGITIMIDAD EN LOS PROCESOS DE... / CARLOS BERNAL
18
Hassen Ebrahim, The Soul of a Nation-Constitution-Making in South Africa, Oxford,
Oxford University Press, 1998, pp. 248 y ss.
19
Claude Klein y András Sajó, “Constitution-Making: Process and Substance”, en Michel
Rosenfeld y András Sajó, The Oxford Handbook of Comparative Constitutional Law, Oxford,
Oxford University Press, 2012, p. 429.
20
Zachary Elkins, Tom Ginsburg y James Melton, “A Review of Iceland’s Draft Cons-
titution”, The Comparative Constitutions Project, núm. 14, 2012, p. 11. Disponible en: www.
comparativeconstitutionsproject.org/reports-and-other-publications/
21
N. del T. La expresión constitutional crowddrafting se traduce aquí como “redacción
colaborativa constitucional”.
22
Manuel Castells, The Rise of the Network Society, Oxford, Blackwell, 2000, p. 17.
23
Becky P. Y. Loo, The E-Society, New York, Nova, 2012, p. 1.
24
Cheryl Saunders, “Constitution-Making in the 21st Century”, International Review of
Law, núm. 4, 2012, p. 8. Un interesante proceso de redacción colaborativa constitucional a
nivel local es el que se ha puesto en marcha para la creación de la nueva constitución para
Ciudad de México. Disponible en: https://www.change.org/m/voces-ciudadanas-en-la-nueva-
constitución-de-la-cdmx
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 67
25
Saskia Sassen, “Electronic Networks, Power, and Democracy”, en Robin Mansell, Chri-
santhi Avgerou, Danny Quah y Roger Silverstone, The Oxford Handbook of Information and
Communication Technologies, Oxford, Oxford University Press, 2007, pp. 339-361.
26
Richard David, The Web of Politics: The Internet’s Impact on the American Political Sys-
tem, Oxford, Oxford University Press, 1999.
27
Manuel Castells, Networks of Outrage and Hope: Social Movements in the Internet Age,
Cambridge Polity Press, 2012.
28
Landemore, op. cit., pp. 168, 172, 176 y 180.
29
Ibid., p. 182.
30
Idem.
31
Anne Meuwese, “Popular Constitution-Making: The Case of Iceland”, en Denis J. Ga-
lligan y Mila Versteeg (eds.), Social and Political Foundations of Constitutions, Cambridge,
Cambridge University Press, 2013, p. 483.
32
Ibid., pp. 483-485.
33
Suteu, op. cit., pp. 251-276.
68 ¿PUEDE LA COLABORACIÓN ABIERTA FORTALECER LA LEGITIMIDAD EN LOS PROCESOS DE... / CARLOS BERNAL
34
Ibid., pp. 254 y ss.
35
Ibid., pp. 269 y ss.
36
Perfil de Facebook del Consejo Constitucional, 15 de junio de 2011. Para un análisis al
respecto, ver Bjarki Valtysson, “Democracy in Disguise: The Use of Social Media in Reviewing
the Icelandic Constitution”, Media, Culture and Society, núm. 36, 2014, p. 63.
37
Suteu, op. cit., p. 262.
38
Björg Thorarensen, “The People’s Contribution to Constitutional Changes. Writing,
advising or approving? – Lessons from Iceland”, en Xenophon Contiades y Alkmene Fotia-
dou (eds.), Participatory Constitutional Change. The People as Amenders of the Constitution,
London, Routledge, 2017, p. 118.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 69
39
Enrique Estellés-Arolas y Fernando González Ladrón de Guevara, “Towards an inte-
grated crowdsourcing definition”, Journal of Information Science, núm. 38, 2012, pp. 189-200.
40
Jeff Howe, “The rise of crowdsourcing”, Wired, vol. 6, núm. 14, 2006. Disponible en:
https://www.wired.com/2006/06/crowds/.
41
Paul Whitla, “Crowdsourcing and its Application in Marketing Activities”, Contemporary
Management Research, vol. 1, núm. 5, 2009, pp. 15-28.
42
Maja Vukovic, “Crowdsourcing for enterprises”, en Proceedings of the 2009 Congress on
Services, Washington D. C., IEEE Computer Society, 2009, pp. 686-692.
43
Gabriella Kazai, “In Search of Quality in crowdsourcing for Search Engine Evaluation”,
en Paul Clough, Colum Foley, Cathal Gurrin, Gareth J. F. Jones, Wessel Kraaij, Hyowon Lee
y Vanessa Mudoch (eds.), Advances in Information Retrieval, Berlín y Heidelberg, Springer,
2011, pp. 165-176.
44
Thierry Buecheler, Jan Henrik Sieg, Rudolf M. Füchslin y Rolf Pfeifer, “Open Innovation
and Collective Intelligence in the Scientific Method: A Research Agenda and Operational
Framework”, en Harold Fellermann, Mark Dörr, Martin M. Hanczy, Lone Ladegaard Laursen,
Sarah Maurer, Daniel Merkle, Pierre-Alain Monnard, Kasper Støy y Steen Rasmussen (eds.),
Artificial Life XII, Boston, MIT Press, 2010, pp. 679-686.
45
Jeff Howe, Crowdsourcing: How the Power of the Crowd is Driving the Future of Business,
New York, Random House, 2009.
46
Yochai Benkler, The Wealth of Networks: How Social Production Transforms Markets
and Freedom, New Haven, CT, Yale University Press, 2006, p. 60.
47
Landemore, op. cit., p. 179.
70 ¿PUEDE LA COLABORACIÓN ABIERTA FORTALECER LA LEGITIMIDAD EN LOS PROCESOS DE... / CARLOS BERNAL
48
Sobre la estrategia de convocar a un grupo aleatorio de personas para que participen
en la deliberación, ver James S. Fishkin, When the People Speak: Deliberative Democracy and
Public Consultation, Oxford, Oxford University Press, 2009, cap. 4.
49
Jon Elster, “Forces and Mechanisms in the Constitution Making Process”, Duke Law
Journal, núm. 45, 1995, p. 364. Estas también cuentan como circunstancias o escenarios en los
cuales se emplea la redacción colaborativa constitucional, aplicable a cualquier circunstancia
referida a la promulgación ex nihilo de una constitución, el reemplazo, la revisión o la reforma
constitucional.
50
Sobre algunas de estas etapas, ver Tom Ginsburg, Zachary Elkins y Justin Blount, “Does
the Process of Constitution-Making Matter?”, Annual Review of Law and Social Science, núm.
5, 2009, p. 204. De manera más breve, Cheryl Saunders explica las tres etapas clave: “fijar la
agenda, en cuanto al contenido y al proceso; diseño, redacción y aprobación; e implementa-
ción” (op. cit., pp. 1 y ss.).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 71
Como sucede en el caso chileno, la redacción colaborativa puede tener lugar antes
de la elección del cuerpo de redacción, verbigracia una asamblea constituyente. Me
referiré a este tipo de colaboración abierta como “redacción colaborativa constitu-
cional en la etapa fundacional”. Sus elementos son los siguientes:
51
Bruce Ackerman, We the People: Transformations, Cambridge, Mass., Harvard Univer-
sity Press, vol. 2, 2000, pp. 11-13.
52
Mattias Kumm, “Constituent power, cosmopolitan constitutionalism, and post-posi-
tivist law”, International Journal of Constitutional Law, vol. 3, núm. 14, 2016, pp. 697 y ss.
72 ¿PUEDE LA COLABORACIÓN ABIERTA FORTALECER LA LEGITIMIDAD EN LOS PROCESOS DE... / CARLOS BERNAL
53
Daniel Elazar, “Constitution-Making: the Pre-eminently Political Act”, en Keith G.
Banting y Richard Simeon (eds.), Redesigning the State: The Politics of Constitutional Change
in Industrial Nations, London, Macmillan, 1985, pp. 232-248.
54
N. del T. La expresión crowdvoting es traducida aquí como “votación colaborativa
abierta”.
55
N. del T. La expresión crowdcontests es traducida aquí como “competencia creativa
abierta.”
56
N. del T. La expresión micro-tasks crowdsourcing es traducida aquí como “microtareas
colaborativas”.
57
N. del T. La expresión crowdsearching es traducida aquí como “investigación colabo-
rativa”.
58
N. del T. La expresión crowdfunding es traducida aquí como “micromecenazgo colabo-
rativo”.
59
Karim R. Lakhani, “The Antidote to HiPPOs: Crowd Voting”, Harvard Business Review,
núm. 2, 2016. Disponible en: https://hbr.org/2016/02/the-antidote-to-hippos-crowd-voting.
60
Disponible en: http://californiareportcard.org
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 73
61
Herbert L. Roitblat, Anne Kershaw y Patrick Oot, “Document Categorization in Legal
Electronic Discovery: Computer Classification vs. Manual Review”, Journal of the American
Society for Information Science and Technology, vol. 1, núm. 61, 2010, pp. 70-80.
62
Disponible en: https://www.unaconstitucionparachile.cl
63
Sobre el concepto prima facie, ver Robert Alexy, A Theory of Constitutional Rights,
Oxford, Oxford University Press, 2002.
74 ¿PUEDE LA COLABORACIÓN ABIERTA FORTALECER LA LEGITIMIDAD EN LOS PROCESOS DE... / CARLOS BERNAL
• El iniciador. Los iniciadores son los redactores que llevan a cabo una convo-
catoria abierta a la multitud. Los iniciadores pueden estar organizados como
un comité de expertos (como en Kenia), pueden ser solo un grupo de ciuda-
danos seleccionados al azar (como en Irlanda) o pueden instituirse como un
cuerpo electo: una convención constituyente, una asamblea constituyente,
una mesa redonda o el parlamento.64
• La tarea. En este modelo, la multitud puede llevar a cabo por lo menos cua-
tro tareas específicas en línea: i) votar sobre el contenido de las disposicio-
nes constitucionales propuestas, ii) deliberar sobre los motivos a favor y en
contra de la adopción de esas disposiciones, iii) dar retroalimentación a los
redactores sobre propuestas o preferencias específicas, y iv) hacer sugerencias
abiertas sobre propuestas existentes o nuevas.
• El proceso. En un escenario ideal, este tipo de colaboración abierta debería
institucionalizar un diálogo entre los redactores y el pueblo. El modelo debe
prever mecanismos para que los redactores respondan oportunamente a las
votaciones, las deliberaciones, los comentarios y las sugerencias provenientes
de la multitud. Las respuestas deben ser de fondo. El borrador del texto cons-
titucional debería adaptarse y, de esta manera, reflejar la opinión de la multi-
tud. Desde el principio, el iniciador debe establecer claramente los requisitos
64
Sobre este tipo de órganos redactores ver Andrew Arato, “Conventions, Constituent
Assemblies, and Round Tables: Models, Principles and Elements of Democratic Constitution-
making”, Global Constitutionalism, vol. 1, núm. 1, 2012, pp. 173-200; Saunders, op. cit., pp. 6-7.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 75
65
Sobre el rol de las cortes constitucionales en los procesos de construcción constitucional,
ver Andrew Arato, “Redeeming the Still Redeemable: Post Sovereign Constitution Making”,
International Journal of Politics, Culture and Society, núm. 22, 2009, p. 433; Andrew Arato, Post
Sovereign Constitution-Making: Learning and Legitimacy, Oxford, Oxford University Press,
2016, p. 92; Nathan J. Brown y Julian G. Waller, “Constitutional courts and political uncer-
tainty: Constitutional ruptures and the rule of judges”, International Journal of Constitutional
Law, año 4, núm. 14, 2016, pp. 817-850.
76 ¿PUEDE LA COLABORACIÓN ABIERTA FORTALECER LA LEGITIMIDAD EN LOS PROCESOS DE... / CARLOS BERNAL
3. El fortalecimiento de la legitimidad
Desde un punto de vista normativo, la pregunta principal que plantean los procesos
de redacción colaborativa constitucional se refiere a cómo estos pueden fortalecer
la legitimidad en los procesos de construcción constitucional. Para dar respuesta a
esta pregunta es necesario usar un concepto de legitimidad que sirva como criterio
para evaluar estos procesos.
En la teoría jurídica y la filosofía política ha habido un amplio debate sobre el
concepto de legitimidad.67 Hay al menos tres concepciones de “legitimidad”: una
jurídica, una sociológica y una normativa.68 En sentido jurídico, la legitimidad es
una característica de las normas que se refiere a la validez, es decir, a la existencia o
fuerza vinculante que resulta de su producción conforme al ordenamiento jurídico.69
66
Jon Elster, “The optimal design of a constituent assembly”, en Helen Landemore y Jon
Elster (eds.), Collective Wisdom: Principles and Mechanisms, Cambridge, Cambridge University
Press, 2012, p. 169.
67
Para un análisis crítico de este debate, ver Fabienne Peter, “Political Legitimacy”, Stanford
Encyclopedia of Philosophy, 2016. Disponible en: https://plato.stanford.edu/entries/legitimacy/
68
David Beetham, The Legitimation of Power, New Jersey, Humanities Press International,
1991, pp. 4-5. Igualmentre, Richard Fallon identifica tres nociones de legitimidad: legal, moral
y sociológica (“Legitimacy and the Constitution”, Harvard Law Review, vol. 6, núm. 118, 2005,
pp. 1794 y ss.).
69
Hans Kelsen, “Der Begriff der Rechtsordnung”, Logique et Analyse, núm. 3-4, 1958,
p. 94.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 77
70
Max Weber, The Theory of Social and Economic Organization, Nueva York, Free Press,
1964, p. 382.
71
Fallon, op. cit., p. 1790.
72
Saunders, op. cit., p. 2.
73
Ernest A. Young, “The Constitution Outside the Constitution”, The Yale Law Journal,
núm. 117, 2007, pp. 448-473; Ernest A. Young, “The Constitutive and Entrenchment Functions
of Constitutions: A Research Agenda”, Journal of Constitutional Law, vol. 2, núm. 10, 2008,
pp. 399-411.
74
Zachary Elkins, Tom Ginsburg y James Melton, The Endurance of National Constitutions,
Cambridge, Cambridge University Press, 2009.
75
Algunos escritos de Hobbes, Rousseau y Kant desarrollaron este concepto de legitimidad
(Peter, op. cit., p. 63).
78 ¿PUEDE LA COLABORACIÓN ABIERTA FORTALECER LA LEGITIMIDAD EN LOS PROCESOS DE... / CARLOS BERNAL
76
Sobre la función de las constituciones respecto de la regulación de las interacciones
políticas futuras, ver William Parlett y Zim Nwokora, “The Foundations of Democratic Dua-
lism: Why Constitutional Politics and Ordinary Politics are Different”, manuscrito en poder
del autor, p. 7.
77
H.L.A. Hart, The Concept of Law, Oxford, Clarendon Press, 1994, pp. 81 y 94.
78
Bruce Ackerman, We the People: Foundations, Cambridge, Mass., Harvard University
Press, 1991, p. 9.
79
Sobre la relación entre legitimidad de una autoridad y el deber de obediencia, ver John
Rawls, A Theory of Justice, Cambridge, Harvard University Press, 1999, p. 343.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 79
al poder político de otro sin su propio consentimiento”.80 Rawls se refiere a este tipo
de consentimiento como “consentimiento originario”,81 y sostiene que este debe ser
explícito. En la misma línea, Simmons señala que la legitimidad de las autoridades
políticas “depende del consentimiento” de quienes se sujetan a ellas.82 En un análisis
crítico de las teorías relevantes, Raz distingue entre hacer de esos consentimientos
de los gobernados “una condición necesaria para la legitimidad de la autoridad po-
lítica” y entre concebir que “el consentimiento no es directamente una condición
para la legitimidad, sino que las condiciones para la legitimidad de la autoridad son
tales que solo la autoridad política que goza del consentimiento de los gobernados
puede cumplirlos”.83 Por su parte, Barnett afirma que la legitimidad constitucional
depende del “consentimiento real y unánime de los ciudadanos a que quien hace
las leyes tenga jurisdicción”.84
Debido a la dificultad de obtener un consentimiento real unánime e imparcial a
sujetarse a las autoridades políticas y a las normas que ellas profieren, algunos filó-
sofos políticos sostienen que la legitimidad depende de otras características. Según
Kant, la característica que crea la legitimidad no es el consentimiento real, sino si las
personas pudieron tener la posibilidad de haber consentido las normas que deben
obedecer.85 Esto depende, al menos en parte, de la calidad de los procesos en los
que se crean las normas pertinentes. De manera similar, Waldron habla sobre una
forma calificada de “consentimiento hipotético”,86 y conceptualiza la legitimidad
de las decisiones políticas en términos de si las decisiones relevantes se toman de
acuerdo con los procedimientos correctos.87 Además, según Barnett, la legitimidad
exige que los procedimientos para la creación de las normas “aseguren que estos
no sean injustos”.88
Es dudoso que el consentimiento tácito, hipotético, o la confianza en procedi-
mientos correctos o justos sean condiciones suficientes para asegurar la legitimidad
80
John Locke, Second Treatise on Civil Government [1690], Indianapolis, Hackett, 1990,
p. 52.
81
John Rawls, Lectures on the History of Political Philosophy, Cambridge, Mass., Harvard
University Press, 2007, p. 124.
82
A. John Simmons, Justification and Legitimacy: Essays on Rights and Obligations, Cam-
bridge, Cambridge University Press, 2001, p. 137.
83
Joseph Raz, Ethics in the Public Domain: Essays in the Morality of Law and Politics,
Oxford, Clarendon Press, 1995, p. 356.
84
Randy E. Barnett, “Constitutional Legitimacy”, Colum. L. Rev., núm. 103, 2003, p. 111.
85
Immanuel Kant, “On the Common Saying: ‘This May be True in Theory, but it does not
Apply in Practice’”, en Hans Reiss (ed.), Kant: Political Writings, trad. HB Nisbet, Cambridge,
Cambridge University Press, 1991, pp. 75-76.
86
Jeremy Waldron, “Theoretical Foundations of Liberalism”, The Philosophical Quarterly,
vol. 37, núm. 147, 1987, pp. 127-150.
87
Jeremy Waldron, “Rights and Majorities: Rousseau Revisited”, en John W. Chapman y
Alan Wertheimer (eds.), Majorities and Minorities, New York, New York University Press, 1990.
88
Barnett, op. cit., p. 111.
80 ¿PUEDE LA COLABORACIÓN ABIERTA FORTALECER LA LEGITIMIDAD EN LOS PROCESOS DE... / CARLOS BERNAL
89
Jean-Jacques Rousseau, On the Social Contract 1762, Indianapolis, Hackett, 1988, pp.
II:4 y I:3. En este contexto, las referencias a la noción de voluntad son equivalentes al consen-
timiento.
90
Joel I. Colón-Ríos, Weak Constitutionalism. Democratic legitimacy and the question of
constituent power, London and New York, Routledge, 2012, p. 108.
91
Idem. Colón-Ríos añade otras condiciones de la legitimidad democrática: la posibilidad
de “reconstruir democráticamente” la sociedad.
92
Joshua Cohen, “Procedure and Substance in Deliberative Democracy”, en Seyla Ben-
habib (ed.), Democracy and Difference: Contesting the Boundaries of the Political, Princeton,
Princeton University Press, 1996, p. 95.
93
Saunders, op. cit., p. 2.
94
Sobre la relevancia de la deliberación pública, ver Thomas Christiano, The Rule of the
Many, Boulder, Co., Westview Press, 1996, p. 35.
95
Sobre la relación “razonabilidad” e “inclusión”, de una parte, y legitimidad, de la otra,
ver Fabienne Peter, Democratic Legitimacy, Nueva York, Routledge, 2008.
96
Ginsburg, Elkins y Blount, op. cit., p. 205.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 81
3.2. Oportunidades
97
Colón-Ríos, op. cit., pp. 7, 13, 57 y ss.
98
Julie Uldam y Anne Vertergaard, “Introduction: Social Media and Civil Engagement”,
en Julie Uldam y Anne Vertergaard (eds.), Civic Engagement and Social Media. Political Par-
ticipation Beyond Protest, New York, Palgrave-Macmillan, 2015, p. 1.
82 ¿PUEDE LA COLABORACIÓN ABIERTA FORTALECER LA LEGITIMIDAD EN LOS PROCESOS DE... / CARLOS BERNAL
medio de los cuales se puede lograr una movilización política más amplia y más
profunda, y una mayor participación en procesos políticos”.99 Asimismo, permiten
a las personas conectarse con sus pares para respaldar intereses comunes mediante
la construcción de redes sociales y comunidades en línea.100 Además, Collin y Ward
muestran cómo las redes sociales y las tecnologías digitales se volvieron rápidamente
indispensables para involucrar a los jóvenes en los procesos democráticos y rom-
per las tendencias de apatía política.101 Vromen comparte esta opinión, en lo que
concierne al contexto australiano.102 Además, Gould amplía esta conclusión frente
a segmentos de la población que tradicionalmente han tenido una representación
deficiente o han estado excluidos de los procesos democráticos. Según esta autora, las
nuevas tecnologías incluso abren posibilidades para la “interconexión emancipado-
ra”, es decir, para otorgarle a cualquier persona el poder de iniciar cambios políticos
y jurídicos en dimensiones sin precedentes, y conectarse con otras personas para
la defensa de intereses comunes,103 a pesar de que entre estos agentes no exista una
relación. La participación en línea también puede dar voz a los que no la tienen y,
gracias a su capacidad para facilitar el anonimato, puede garantizar la libertad de
expresión sin restricciones.104
En tercer lugar, la redacción colaborativa constitucional fortalece la igualdad y
la transparencia en los procesos de construcción constitucional. Los mecanismos
de participación democrática digital ponen a los individuos y a los políticos en una
posición de igualdad en las deliberaciones, en la que lo que cuenta es lo que cada
uno expresa, y no quién es quién.105 Además, internet contribuye al reconocimiento
de todos los participantes como iguales.106 La redacción colaborativa constitucional
genera un espacio en el que todos los ciudadanos pueden reconocerse a sí mismos
y a otros como coautores de su constitución. Las estrategias de este tipo, junto con
99
Emmanuelle Avril, “Social Networks and Democracy. Fightbacks and Backlashes in
the World-Wide Agora”, en Emmanuelle Avril y Johann N. Neem, Democracy, Participation
and Contestation. Civil Society, Governance and the Future of Liberal Democracy, London and
New York, 1995, p. 223.
100
Ibid., pp. 224-225.
101
Philippa Collin, Young Citizens and Political Participation in a Digital Society. Addressing
the Democratic Disconnect, New York, Palgrave Macmillan, 2015, pp. 11, 130 y ss.; Janelle Ward,
“Reaching Citizens Online: How Youth Organizations are Evolving their Web Presence”, en
Brian D. Loader y Dan Mercea, Social Media and Democracy. Innovations in Participatory
Politics, London and New York, Routledge, 2012, pp. 150 y ss.
102
Ariadne Vromen, “Constructing Australian youth online: empowered but dutiful citi-
zens?”, Information, Communication & Society, vol. 14, núm. 7, pp. 959-980.
103
Carol C. Gould, Interactive Democracy. The Social Roots of Global Justice, Cambridge
Cambridge University Press, 2014, pp. 213-214.
104
Ibid., p. 224.
105
Brian D. Loader y Dan Mercea, “Networking Democracy?, en Loader y Mercea, op. cit.,
p. 1.
106
Gould, op. cit., p. 224.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 83
107
Zizi Papacharissi, A Private Sphere: Democracy in a Digital Age, Cambridge, Polity Press,
2010, pp. 51 y ss.
108
Peter Neijens y Claes de Vreese, “Helping Citizens Decide in Referendums: The Modera-
ting Effect of Political Sophistication on the Use of the Information and Choice Questionnaire
as a Decision Aid”, Public Opinion Quarterly, vol. 3, núm. 3, 2009, pp. 521-536.
109
Todd Davies y Reid Chandler, “Online Deliberation Design: Choices, Criteria, and
Evidence”, en Tina Nabatchi, John Gastil, G. Michael Weiksner, y Matt Leighninger (eds.),
Democracy in Motion. Evaluating the Practice and Impact of Deliberative Civic Engagement,
Oxford, Oxford University Press, 2012, p. 104.
84 ¿PUEDE LA COLABORACIÓN ABIERTA FORTALECER LA LEGITIMIDAD EN LOS PROCESOS DE... / CARLOS BERNAL
110
Colón-Ríos, op. cit., p. 3.
111
Kevin A. Hill y John E. Hughes, Cyberpolitics: Citizen Activism in the Age of the Inter-
net, London, Rowman & Littlefield Publishers, 1998, p. 182. Ver también Brian D. Loader y
Dan Mercea, “Networking Democracy? Social media innovations in participatory politics”,
Information, Communication and Society, vol. 6, núm. 14, 2011, pp. 757-769.
112
Daniel Thalmann y Soraia Raupp Musse, Crowd Simulation, Dordrecht, Springer, 2013,
p. 114.
113
Sobre este fenómeno, ver Eitan D. Hersh, Hacking the Electorate. How Campaigns
Perceive Voters, Cambridge, Cambridge University Press, 2015, p. 19.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 85
114
Sobre este riesgo de la democracia electrónica, ver Avril, op. cit., p. 224.
115
Sobre este riesgo de la democracia electrónica, ver Evgeny Morozov, The Net Delusion.
The Dark Side of Internet Freedom, New York, Public Affairs, 2011.
116
Kim Lane Scheppele, “Unconstitutional Constituent Power”, en Roger Smith y Richard
Beeman (eds.), Constitution Making, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, en prensa.
117
Sobre el riesgo de utilizar tecnologías de internet para alcanzar determinados fines,
ver Stephen Jeffares, Interpreting Hashtag Politics: Policy Ideas in an Era of Social Media, New
York, Palgrave Macmillan, 2014, pp. X, 105 y ss.
118
Sobre este punto, relacionado con la democracia electrónica, ver Ian McLoughlin y Rob
Wilson (with Mike Martin), Digital Government @ Work, Oxford, Oxford University Press,
2014, pp. 10 y ss.
86 ¿PUEDE LA COLABORACIÓN ABIERTA FORTALECER LA LEGITIMIDAD EN LOS PROCESOS DE... / CARLOS BERNAL
119
Sobre este riesgo, ver Gould, op. cit., p. 224.
120
Sobre el problema de la falta de confianza en el gobierno en línea, ver Ruth Halperin y
James Backhouse, “Identifying Online Citizens. Understanding the Trust Problem”, en Vis-
hanth Weerakkody y Christopher G. Reddick (eds.), Public Sector Transformation through E-
Government. Experiences from Europe and North America, London and New York, Routledge,
2013, pp. 107 y ss.
121
Por razones de protección de la intimidad, esta posibilidad no está disponible para
aparatos de Apple. Disponible en: https://support.apple.com/en-au/HT204587
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 87
Conclusiones
debería tener fuerza obligatoria prima facie. Esto significa que debe vincular al
órgano redactor de la constitución a menos que existan razones más sólidas que
justifiquen decisiones opuestas.
La redacción colaborativa constitucional en el proceso de deliberación com-
prende un marco de discusión en línea y el diálogo entre el cuerpo de redacción y la
multitud sobre los contenidos del proyecto del texto constitucional. Los elementos
de este tipo de colaboración abierta son los mismos que en la redacción colaborativa
en la etapa fundacional con algunas excepciones. El iniciador es el órgano redactor
que lanza una convocatoria abierta a la multitud. La multitud puede llevar a cabo al
menos cuatro tareas específicas en línea: i) votar sobre el contenido del borrador de
las disposiciones, ii) deliberar sobre las razones a favor y en contra de la adopción de
dichas disposiciones, iii) dar retroalimentación al cuerpo de redacción sobre pro-
puestas o preferencias específicas, y iv) hacer sugerencias abiertas sobre propuestas
nuevas o existentes. Con respecto al proceso, debería haber mecanismos para que el
órgano redactor responda oportunamente a la votación, la deliberación, los comen-
tarios y las sugerencias de la multitud. La respuesta debe ser sustancial. Además, el
borrador de la constitución debería evolucionar y reflejar sucesivamente la opinión
de la multitud. Desde el principio, el iniciador debe establecer con claridad las exi-
gencias y las vías de participación, y el calendario y las condiciones para el diálogo. El
iniciador debe proporcionar a la multitud el conocimiento constitucional básico que
califica a cualquier persona para participar en el ejercicio de colaboración abierta.
Al final del diálogo, el iniciador debe cotejar, analizar y sistematizar los aportes de
la audiencia y explicar cómo el cuerpo de redacción respondió a ella y su relevancia
última para el borrador de la constitución.
En fin, en la redacción colaborativa constitucional antes de la refrendación, el
iniciador podría ser el cuerpo de redacción u otra institución política que actúe como
supervisor del proceso. En este modelo, las principales tareas que la multitud debe
llevar a cabo son votar sobre el contenido del borrador de las disposiciones y hacer
sugerencias sobre posibles mejoras y enmiendas a las propuestas existentes o sobre
nuevas ideas. El proceso tiene básicamente dos fases: una fase en la cual el público
brinda retroalimentación al órgano redactor, y otra en la que este órgano incorpora
los comentarios en la propuesta final del texto constitucional. Naturalmente, en el
referendo, la gente tendrá la última palabra sobre el proyecto de constitución.
Estos tres modelos de redacción colaborativa pueden mejorar la legitimidad
en los procesos de construcción constitucional. En este contexto, la legitimidad se
entiende como una virtud de un proceso constitucional que consiste en generar
aceptación o justificación de las normas constitucionales resultantes como ley supe-
rior o, en otros términos, como normas que crean instituciones políticas, regulan la
interacción política futura, la producción jurídica y la interpretación de las fuentes
del derecho, y limitan el ejercicio del poder público en la política ordinaria. Ade-
más, se entiende que el consentimiento de los ciudadanos contribuye a legitimar un
proceso de constitución. Igualmente, la legitimidad democrática en la elaboración
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 89
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94 ¿PUEDE LA COLABORACIÓN ABIERTA FORTALECER LA LEGITIMIDAD EN LOS PROCESOS DE... / CARLOS BERNAL
ZUSAMMENFASSUNG
Der vorliegende Beitrag evaluiert die zur Zeit in Lateinamerika und Kolumbien gül-
tigen Umweltschutznormen und arbeitet die Instrumente heraus, die im Rahmen
der Bürgerpartizipation als wirksame Alternativen zur Lösung der aufgedeckten
institutionellen Defizite zur Anwendung gekommen sind und die sich vor allem auf
gerichtliche Entscheidungen stützen.
SUMMARY
This article evaluates the environmental protection standards existing in the Latin
American and Colombian context, and it highlights the tools that citizen participation
*
Abogado, especialista en Derecho Procesal de la Universidad Libre. Miembro de la
Asociación Colombiana de Derecho Procesal Constitucional. andressc94@gmail.com
**
El presente artículo busca aportar soluciones para la protección del medio ambiente,
en procura de erradicar la pobreza y las condiciones infrahumanas en las que son obligadas
a vivir las personas asentadas en territorios cercanos a proyectos de explotación minera y
petrolera.
has used as the only effective alternative for addressing the institutional deficiencies
found, finding the pronouncements of the courts as the main support.
Introducción
1
Según la encuesta Brújula Minera del año 2017, solo el 36% de las personas tienen
una opinión favorable de las empresas mineras y sus instituciones. Al respecto, ver Santiago
Urdinola, “#MineríaBienHecha, única opción para Colombia”, Ruta Minera: un camino a la
minería bien hecha, vol. 1, 2018, pp. 24-25.
2
El rechazo generalizado frente a los proyectos de explotación de recursos naturales no
renovables también se evidencia en los resultados de las consultas populares, resumidos en
el numeral 2.3 de este escrito.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 99
1. Contexto internacional
Aunque en Latinoamérica hay una tendencia jurídica que procura por el bienestar
ecológico y el respeto a los recursos naturales, enmarcada en un “constitucionalismo
social”, lo cierto es que el marcado antropocentrismo ha permitido que la economía
extractivista siga teniendo un gran impacto negativo en el medio ambiente.3
Por ejemplo, en Ecuador se puede participar en decisiones del medio ambiente
a través de tres mecanismos: a) la consulta prelegislativa, como requisito que con-
diciona la constitucionalidad de cualquier medida legislativa; b) la consulta previa,
cuando exista la posibilidad de actividades de exploración y explotación, y c) la
consulta ambiental, la cual se convoca cuando se expide cualquier decisión de una
autoridad estatal que pueda afectar el medio ambiente.4
Dentro de este marco se demandó la Ley de Minería ecuatoriana, dado que no se
realizó una consulta prelegislativa para su expedición; pese a que la autoridad cons-
titucional no accedió a la demanda, se destaca que en el pronunciamiento judicial se
estableció que los resultados de mecanismos como la consulta previa no son vincu-
lantes, aunque aboga por la búsqueda del consenso entre autoridades y ciudadanos,
lo cual se puede interpretar como la creación de un acto administrativo consensual.5
En Chile se permite la participación de indígenas o de la comunidad en general
frente a las decisiones y consideraciones plasmadas en estudios de impacto am-
biental. Esta participación comprende la consulta del expediente administrativo, la
posibilidad de formular observaciones y el derecho a obtener una respuesta frente
a las mismas; vale aclarar que aunque los procedimientos pueden variar entre sí, es
válido que respecto de un mismo estudio de impacto ambiental participen tanto los
indígenas como la comunidad en general.6
Pese a la promoción de la participación ciudadana, en Chile se ha aplicado la
llamada doctrina Frei, que subordina la regulación ambiental al modelo económico
3
David Esborraz, “El modelo ecológico alternativo latinoamericano entre protección
del derecho humano al medio ambiente y reconocimiento de los derechos de la naturaleza”,
Derecho del Estado, núm. 36, enero-junio, 2016, pp. 93-129.
4
Santiago Machuca, “Análisis de la sentencia n.º 001-10-SIN-CC. Casos n.º 0008-09-IN
y 0011-09-IN sobre acción de inconstitucionalidad en contra de la Ley de Minería y efectos
posteriores”, Revista de Derecho, núm. 21, 2014, pp. 129-149.
5
Idem.
6
Juan Leppe, “Consulta indígena y procedimiento de evaluación de impacto ambiental.
Análisis de una relación normativa”, Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica
de Valparaíso, núm. XLIV, 2015, pp. 369-384.
100 LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA COMO PRINCIPAL MECANISMO... / ANDRÉS EDUARDO SALCEDO CAMACHO
extractivista y se tiene como consigna que “ninguna inversión puede detenerse por
motivos ambientales”, relegando a la ciudadanía a un papel de mero observador.7
En México, la minería ha traído diversos inconvenientes ambientales, lo cual se
agrava por normatividades laxas con las empresas mineras, un Gobierno que no es
estricto con dichas empresas y mecanismos deficientes de participación popular,
pues, en la práctica, la participación de los indígenas no siempre es tenida en cuenta,
y no hay un mecanismo que garantice la participación de campesinos u otros gru-
pos de ciudadanos, lo cual ha llevado a que la comunidad se entere de los proyectos
cuando observan el establecimiento de empresas mineras en el sector, sin importar
que se trate de territorios sagrados o áreas protegidas.8
El papel de las comunidades en Perú también ha sido limitado, pues a pesar de
que las consultas tienen un desarrollo legal en virtud del Convenio 169 de la Organi-
zación Internacional del Trabajo (OIT), esta ley también sirvió para brindar validez
a licencias preexistentes, sin que importaran las falencias jurídicas de las mismas.9
En resumen, el panorama latinoamericano no es muy alentador, pues la pro-
tección normativa es insuficiente y los pronunciamientos populares, si bien tienen
cierta importancia formal, materialmente son muy limitados, lo cual lleva a que
existan numerosos daños al medio ambiente.
7
Alejandro Pelfini y Rodrigo Mena, “Oligarquización y extractivismo. Cerrojos a la de-
mocratización de la política ambiental en Chile”, Perfiles Latinoamericanos, vol. 25, núm. 49,
2017, pp. 251-276.
8
Luisa Paré, “La megaminería tóxica y el derecho a consulta. Caballo Blanco y la expe-
riencia latinoamericana”, Nueva Sociedad, núm. 244, 2013, pp. 97-112.
9
Idem.
10
Cfr. Corte IDH, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua,
Sentencia de 31 de agosto de 2001, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 79, párr. 148;
Caso de los Pueblos Indígenas Kuna de Madungandí y Emberá de Bayano y sus Miembros vs.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 101
los Estados deben adoptar medidas de prevención a través de una adecuada regu-
lación, supervisión y fiscalización, de conformidad con el principio de precaución.15
En este pronunciamiento también se destacó la importancia de la participación
pública derivada del derecho de acceso a la información “relacionada con posibles
afectaciones al medio ambiente”.16
En suma, la protección del medio ambiente por parte de la Corte IDH ha sido
por vía refleja o indirecta, a través de interconexión con la garantía de otros dere-
chos fundamentales,17 especialmente los derivados de las comunidades indígenas,
cuando se demuestra la vulneración de los derechos de propiedad, vida, integridad
personal, acceso a la información, entre otros. Empero, se considera que todavía
hay carencias en el sistema de protección interamericano respecto de decisiones que
protejan el medio ambiente de forma autónoma, sin que las consideraciones sobre
otros derechos sean el pilar fundamental para emitir órdenes a los Estados.
2. Contexto colombiano
15
Con base en el principio de precaución, los Estados deben adoptar medidas eficaces
para prevenir daños graves o irreversibles al medio ambiente, aun cuando no exista certeza
científica. Al respecto, ver la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo,
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, Río de Janeiro,
3-14 de junio de 1992, principio 15.
16
Corte IDH, Opinión Consultiva OC-23/17 del 15 de noviembre de 2017, solicitada por
la República de Colombia.
17
Gustavo Moreira y Valerio Mazzuoli, “Protección jurídica del medio ambiente en la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, Revista Internacional de
Derechos Humanos, núm 5, 2015, pp. 19-50.
18
Sobre el rechazo a los proyectos mineros, ver Nubia González, “La concesión minera
en Colombia: un análisis desde el marco normativo y regulatorio frente a los principios de
seguridad y estabilidad jurídica”. Disponible en: http://repository.urosario.edu.co/bitstream/
handle/10336/8987/52378961-2014.pdf?sequence=1. En diversas comunidades también se
han rechazado proyectos extractivistas, como se establece en Diana Murcia, Mecanismos de
participación ciudadana en defensa del ambiente y los territorios, Bogotá, Censat Agua Viva,
Amigos de la Tierra-Colombia, 2014.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 103
19
Uclés Aguilera, “El valor económico del medio ambiente”, Ecosistemas, vol. 15, núm. 2,
2006, pp. 1-6.
20
Ángela La Rotta y Mauricio Torres, “Explotación minera y sus impactos ambientales
y en salud. El caso de Potosí en Bogotá”, Saude Debate, Rio de Janeiro, vol. 41, núm. 112, 2017,
pp. 77-91.
21
Ana Ibáñez y Mariana Laverde, “Los municipios mineros en Colombia: características e
impactos sobre el desarrollo”, en Insumos para el desarrollo del Plan Nacional de Ordenamiento
Minero, 2014, pp. 203-297.
22
Varios autores concuerdan con una disminución de la calidad de vida de la población
cercana a actividades mineras. Por ejemplo, sobre las afectaciones al tejido social, ver An-
drés Idárraga, “Exploración en La Colosa: entre ingenuidades e insinuaciones”. Disponible
en: http://censat.org/es/analisis/exploracion-en-la-colosa-entre-ingenuidades-e-insinua-
ciones-179; en el mismo sentido, sobre la disminución de la calidad de vida en poblaciones
mineras de Boyacá se puede consultar José Cely, Juan García y Fred Manrique, “Calidad
de vida relacionada con la salud en población minera de Boyacá”, Revista de Salud Pública,
vol. 19, núm. V, 2017, pp. 362-367.
104 LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA COMO PRINCIPAL MECANISMO... / ANDRÉS EDUARDO SALCEDO CAMACHO
23
Cfr. Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-035/2016, M. P. Gloria Stella Ortiz
Delgado.
24
Por la cual se expide el Código de Minas y se dictan otras disposiciones.
25
La Rotta y Torres, op. cit., pp. 77-91.
26
Javier Toro, Renson Martínez y Gabriela Arrieta, “Métodos de evaluación de impacto
ambiental en Colombia”, Revista de Investigación Agraria y Ambiental, vol. 4, núm. 2, pp. 43-53.
27
Carlos Uribe, “De la minería, la consulta pública, el medio ambiente, el desarrollo y el
derecho”, Vniversitas, núm. 134, 2017, pp. 11-19.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 105
28
Mario Montoya, Ana Vásquez y Nataly Montoya, “Coexistencia y uso estratégico de los
modelos de participación política en los procesos de transformación urbana en Colombia. El
caso de Medellín”, Estudios de Derecho, núm. 72, 2016, pp. 217-242.
29
Kristina Dietz, “Consultas populares mineras en Colombia: condiciones de su reali-
zación y significados políticos. El caso de La Colosa”, Colombia Internacional, núm. 93, 2018,
pp. 93-117.
106 LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA COMO PRINCIPAL MECANISMO... / ANDRÉS EDUARDO SALCEDO CAMACHO
obligatorio, sino también por la “Constitución verde”30 y las obligaciones que tiene
el Estado en torno al medio ambiente sano.
Esta ambivalencia de posturas, matizada por criterios medianamente uniformes
de la Corte Constitucional, no deja de crear un clima de incertidumbre entre empre-
sarios, inversionistas, ciudadanos, comunidades indígenas, afrodescendientes, ONG,
entre otros, lo cual puede conllevar efectos económicos, políticos y sociales adversos.
No se puede dejar de lado que la preferencia por las consultas populares como
forma de participación no es una situación aislada respecto del tema de la mine-
ría en particular, o que solo corresponda a Colombia por su contexto político y
social específico.
30
La Corte Constitucional colombiana ha señalado que la Carta de 1991 es una Consti-
tución verde, dado que la protección al medio ambiente es un principio que irradia todo el
ordenamiento jurídico, otorgando a los ciudadanos el derecho a un medio ambiente sano y
al Estado deberes calificados de protección. Al respecto se pueden consultar, entre otras, las
siguientes sentencias de la Corte Constitucional: C-245/2004, M. P. Clara Inés Vargas Her-
nández; T-622/2016, M. P. Jorge Iván Palacio Palacio.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 107
31
María Eberhardt, “Democracias representativas en crisis. Democracia participativa y
mecanismos de participación ciudadana como opción”, Revista Iberoamericana de Filosofía,
Política y Humanidades, núm. 33, 2015, p. 83-106.
32
José Ruano, “Contra la participación: discurso y realidad de las experiencias de par-
ticipación ciudadana”, Política y Sociedad, vol. 47, núm. 3, 2010, pp. 93-108. En Colombia se
han adoptado diversas iniciativas para procurar la participación ciudadana y el acceso a la
información, como las plasmadas en el programa de “Gobierno en Línea”.
33
Juana Ruiloba, “¿Es el gobierno local un nuevo espacio para la participación ciudadana?
El punto de vista de los alcaldes. El caso español”, Estudios Políticos, núm. 44, 2014, pp. 55-73.
34
Isabel Báez, “Disfunciones de la democracia directa en la Unión Europea: corporativis-
mo y ausencia de ciudadanía. El caso particular de la iniciativa ciudadana europea”, Revista
de Derecho UNED, núm. 18, 2016, pp. 151-189.
35
Carlos Piedra, “Crisis de partidos políticos en la Argentina: aproximación a un diag-
nóstico de su situación actual”, en Gerardo Ancarola et al., Calidad institucional o decadencia
republicana, Buenos Aires, Lajouane, 2007.
108 LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA COMO PRINCIPAL MECANISMO... / ANDRÉS EDUARDO SALCEDO CAMACHO
Con base en los anteriores apartados se pudo concluir que la explotación de recursos
naturales en Colombia ha traído problemas sociales y sanitarios a la población, y
que dicha problemática no ha podido ser solucionada a través de las estructuras de
participación indirecta, hecho que ha producido un gran malestar en la población, y
provocado que ella misma busque la forma de manifestar su inconformidad a través
de un procedimiento electoral como la consulta popular.
Pese a los resultados contundentes de las consultas populares, lo cierto es que la
discusión, lejos de finalizarse, se ahonda, pues el Gobierno se ve obligado a enfren-
tarse a los entes territoriales en los cuales se realizaron dichas consultas, debido a
que requiere que se permita la explotación de recursos, no solo para favorecer la
economía, sino también para garantizar la inversión extranjera a largo plazo.
La inconformidad del Gobierno lleva a que muchas veces ignore tanto a los
alcaldes de los municipios donde se va a realizar la explotación de recursos, como
a los contundentes resultados de las consultas populares. Ante ello, la ciudadanía,
agotada de ver cómo su objetivo fracasa en otras instancias institucionales, acude
a la rama judicial.
Cuando los ciudadanos colombianos requieren un pronunciamiento judicial
para procurar la protección del medio ambiente, generalmente optan por una de las
siguientes alternativas: la acción popular, la acción de tutela o la acción de inconsti-
tucionalidad; respecto de la primera, en la mayoría de las ocasiones la decisión final
la toma el Consejo de Estado, mientras que las otras dos alternativas tienen como
órgano de cierre la Corte Constitucional.
En torno a las acciones populares se debe mencionar que las mismas no han si-
do tan utilizadas desde que el Congreso de la República, en una decisión no exenta
de críticas,36 decidió eliminar el incentivo para los actores.37 Respecto del objeto de
litigio en estas acciones, muchas se enfocaban en salubridad pública, contaminación
visual, entre otros.
Pese a que el Consejo de Estado ha tenido importantes pronunciamientos, para
efectos de este escrito se enfatizará en las providencias de la Corte Constitucional,
por tres razones: i) es la intérprete auténtica de la Constitución,38 ii) sus decisiones
36
Cfr. Ángela Páez, Everaldo Lamprea y Catalina Piedrahíta, “Medio ambiente y acciones
populares en Colombia: un estudio empírico”, Vniversitas, núm. 134, 2017, pp. 209-248.
37
Si bien las acciones populares se siguen utilizando por parte de los ciudadanos, su uso
fue menor cuando se eliminó el incentivo. Al respecto se puede consultar: Luz Vega, “Elimi-
nación del incentivo económico de las acciones populares: constitucional pero inconveniente”,
Iter Ad Veritatem, núm. 13, 2015, pp. 199-227.
38
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-386/1996, M. P. Alejandro Martínez
Caballero.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 109
son vinculantes para todas las autoridades, lo cual genera un mayor impacto, tanto
mediático como jurídico, y iii) en la parte resolutiva de sus sentencias propende a la
adopción de soluciones definitivas a la problemática planteada, es decir, que no solo
sean para el caso en concreto, sino que se puedan extender a situaciones análogas.
La Corte Constitucional, en constante jurisprudencia, ha tomado decisiones en
procura de la defensa del medio ambiente y, en general, los derechos colectivos, por
medio de sentencias de control de constitucionalidad y de tutela, donde además se
ha exhortado a entidades del orden ejecutivo a tomar medidas en procura de pro-
teger el medio ambiente.
En tratándose del control de constitucionalidad, los pronunciamientos de la
Corte han sido motivados por demandas en contra del Código Minero y los planes
nacionales de desarrollo, debido a que algunos de los lineamientos estipulados en
dichas legislaciones no son acordes con la llamada “Constitución ecológica”39 esta-
blecida en 1991.
A partir de esta Constitución ecológica se han definido principios, derechos
y deberes que garantizan un desarrollo sostenible, y la figura del medio ambiente
sano como un derecho del ciudadano y un deber del Estado. No obstante, la Corte
ha aclarado que la protección del medio ambiente no es absoluta, toda vez que no
se adopta una posición “puramente conservacionista respecto del medio ambiente”,
lo cual obliga a conciliar, en cada caso particular, este derecho con derechos como
la libertad económica.
Los deberes del Estado en torno al medio ambiente se pueden sintetizar de la
siguiente forma:
39
La Corte Constitucional de Colombia utiliza la expresión “Constitución ecológica”
como sinónimo de “Constitución verde”.
40
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-259/2016, M. S. Luis Guillermo Gue-
rrero Pérez.
110 LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA COMO PRINCIPAL MECANISMO... / ANDRÉS EDUARDO SALCEDO CAMACHO
41
Idem.
42
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-666/2010, M. P. Juan Carlos Henao
Pérez.
43
El principio pro actione es una figura jurídica utilizada en las acciones de inconstitucio-
nalidad colombianas, el cual establece que en caso de duda en torno al cumplimiento de los
requisitos legales de la demanda, se debe resolver a favor del accionante, procurando un fallo
de fondo respecto de la demanda refererida. Ver Corte Constitucional de Colombia, Sentencia
C-346/2017, M. P. Gloria Stella Ortiz Delgado.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 111
44
Sandra Hincapié, “Extractivismo, consultas populares y derechos políticos. ¿El re-
nacimiento de la democracia local en Colombia?”, Reflexión Política, vol. 19, núm. 37, 2017,
pp. 86-99.
45
Corte Constitucional de Colombia, sentencias C-894/2003, C-554/2007, C-462/2008.
46
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-894/2003, M. P. Rodrigo Escobar Gil.
112 LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA COMO PRINCIPAL MECANISMO... / ANDRÉS EDUARDO SALCEDO CAMACHO
47
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-769/2009, M. P. Nilson Pinilla Pinilla.
48
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-1045A/2010, M. P. Nilson Pinilla Pinilla.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 113
pudiesen acudir a acciones de tutela por hechos similares, como los expuestos a
través de la Sentencia T-348/2012,49 donde una comunidad de pescadores se vio
afectada por la construcción de una obra pública que se inició sin previo aviso, o la
plataforma fáctica mostrada en la Sentencia T-294/2014,50 donde varias comunida-
des protestaron por la imposición de un relleno sanitario cerca a sus viviendas sin
que mediara un adecuado espacio informativo. En ambos casos, la Corte amparó
los derechos fundamentales de los accionantes.
En la Sentencia T-361/201751 se abordó la temática tratada, pero desde una óptica
distinta, pues en este caso la tutela se interpuso debido a que para la elaboración del
acto administrativo que delimitaba el páramo de Santurbán (y, en consecuencia,
señalaba las áreas en las cuales no se podía realizar la minería) no se realizaron au-
diencias públicas para escuchar a las comunidades. Este páramo tiene una extensión
aproximada de 142.000 hectáreas y es uno de los más reconocidos en el país, lo cual
genera un interés de toda la ciudadanía por la posible afectación de los recursos
naturales que de él dependen.
De este proceso se destaca la posición de las empresas mineras: la empresa Eco
oro Mineral Corp, directamente interesada por el resultado del acto administrativo
demandado, notificó al Estado colombiano que iba a realizar una reclamación de
arbitraje por la vulneración del Acuerdo de Libre Comercio suscrito con Canadá,
mientras que la Sociedad Minera La Elsy señaló que las actividades mineras generan
un impacto ambiental mínimo.
En ese caso la Corte amparó el derecho a la participación pública de los accio-
nantes y dejó sin efectos el acto administrativo demandado, aunque dicha decla-
ratoria solo entró a regir un año después de la decisión judicial, ordenando que se
delimitara nuevamente el páramo de Santurbán, a fin de garantizar la participación
de la comunidad.
La Corte también tuvo la posibilidad de decidir sobre la constitucionalidad de las
preguntas que se les formulaban a los ciudadanos en el marco de una consulta popu-
lar. En la Sentencia T-445/2016,52 la Corte recalcó la importancia de la participación
y la protección del medio ambiente, así como la autonomía de los entes territoriales
para regular el uso del suelo, pero consideró que la pregunta era inconstitucional,
por cuanto inducía al votante a señalar una respuesta determinada,53 lo cual impidió
que se realizara la consulta popular programada.
49
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-348/2012, M. P. Jorge Ignacio Pretelt
Chaljub.
50
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-294/2014, M. P. María Victoria Calle
Correa.
51
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-361/2017, M. P. Alberto Rojas Ríos.
52
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-445/2016, M. P. Jorge Iván Palacio
Palacio.
53
La pregunta puesta a consideración era la siguiente: “¿Está usted de acuerdo, sí o no,
con que en el municipio de Pijao se ejecuten actividades que impliquen contaminación del
114 LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA COMO PRINCIPAL MECANISMO... / ANDRÉS EDUARDO SALCEDO CAMACHO
Conclusiones
57
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-035/2016, M. P. Gloria Stella Ortiz
Delgado.
116 LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA COMO PRINCIPAL MECANISMO... / ANDRÉS EDUARDO SALCEDO CAMACHO
hechos cuya ocurrencia y permanencia en el tiempo son de difícil control, aun para
la autoridad encargada de interpretar y proteger la carta política.
En resumen, la discusión, lejos de agotarse, está a la espera de nuevos capítulos y
escenarios donde los interesados manifiesten sus puntos de vista y lleguen a puntos
de encuentro, más aún cuando se evidencia que una postura radical sobre la protec-
ción del medio ambiente puede implicar un estancamiento económico y demandas
de las empresas privadas que ejecutan este tipo de actividades.
Naturalmente, la solución no será fácil de encontrar, pues depende de cambios
estructurales, como un compendio normativo acorde con la jurisprudencia de la
Corte Constitucional, procedimientos administrativos que le brinden seguridad a la
ciudadanía sobre la veracidad de los estudios de impacto ambiental efectuados, or-
ganismos de vigilancia y supervisión competentes y con herramientas para proteger
eficazmente el medio ambiente, y la búsqueda de formas alternativas de producción
que le permitan al Estado dejar de lado la explotación de recursos no renovables
para acudir a otras fuentes de ingreso, igual o más rentables.
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renacimiento de la democracia local en Colombia?”, Reflexión Política, vol. 19,
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ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 117
ZUSAMMENFASSUNG
Die Verfassungsbestimmungen über Jugendpartizipation wurden im Einklang mit
dem Paradigma des französischen Mai von 1968 als Versuch eingeführt, das Aufbegeh-
ren der Jugend in institutionelle Bahnen zu lenken. Sie haben jedoch symbolischen
Charakter und keine materiellrechtliche Wirkung. Angesichts der neuen Realitäten,
vor denen die Jugend steht, hat heute die notwendige sozioökonomische Inklusi-
on oberste Priorität. Dafür ist ein neues Verfassungsparadigma erforderlich, das die
Jugend über ihre Partizipation tatsächlich integriert.
*
Abogado. Docente adscrito, Universidad Nacional de Rosario; secretario de Gestión
de Unidad Fiscal en el Ministerio Público de la Acusación de Santa Fe, Argentina. fmenin@
mpa.santafe.gov.ar
**
Abogada, Universidad Nacional de Rosario. Profesora Superior en Derecho, Universidad
Católica Argentina; docente. jaquelinacinalli@hotmail.com
SUMMARY
The constitutional norms governing the participation of young people were estab-
lished under the paradigm of the French May 1968, seeking to institutionally pros-
ecute youthful turmoil, but its content was symbolic and insubstantial. The reality of
young people has changed, and today the need for socioeconomic inclusion prevails,
which demands a new constitutional paradigm that truly integrates young people
through participation.
Introducción
Desde el inicio de la era industrial la sociedad ha vivido diversos cambios que de-
terminaron la constitución de la juventud como una nueva etapa de la vida, que se
caracteriza por ser el tránsito entre la niñez y la adultez, y por poseer característi-
cas específicas que la constituyen en un grupo social con necesidades particulares,
diferentes de los menores y los adultos. En general, los procesos constitucionales
de organización del Estado le vedaron a la juventud la posibilidad de participación
mediante disposiciones que establecieron límites etarios para ocupar cargos electi-
vos. Por este motivo, la participación de la juventud en los procesos públicos quedó
reducida naturalmente a expresiones secundarias y colaterales.
El mayo francés de 1968, y los sucesos vinculados, demostraron a los estamentos
gubernamentales que la juventud se había constituido en una parte relevante de la
sociedad que demandaba ser escuchada. En consecuencia, los textos constitucio-
nales posteriores receptaron expresiones vagas sobre la participación juvenil en un
intento tímido de encauzar sus necesidades en un marco institucional. Las décadas
pasaron y la situación de la juventud cambió radicalmente, para constituirse en una
etapa de la vida donde priman la vulnerabilidad y la potencialidad de exclusión del
entramado social. Sin embargo, los textos constitucionales no han sido aún recep-
tivos a la nueva realidad, y se mantienen sujetos al paradigma del mayo francés en
lo relativo a la participación. El presente trabajo tiene la intención de abordar estas
circunstancias y abrir un espacio de debate sobre las necesidades actuales de parti-
cipación de la juventud en Iberoamérica.
1. Nociones previas
1.1. La juventud
a la juventud como una brecha temporal entre la niñez y la vida adulta, y como tal
su existencia en las diversas etapas de la historia humana se encuentra determinada
por la presencia o carencia de factores socioeconómicos y culturales que la propicien
o desfavorezcan. Como tendencia general, la mayor complejidad de las sociedades,
de sus sistemas productivos y la generación de excedentes económicos favorecieron
la emergencia de una etapa asimilable a la juventud.1 Bajo estos factores determi-
nantes se presentaron antecedentes de juventud en Grecia, Atenas y Roma, pero su
emergencia como forma social masiva en el mundo occidental se produjo a partir
de la era industrial. A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, la primera
Revolución Industrial, su consecuente modernización social y política, la con-
solidación de los Estados burocráticos nacionales, y la expansión de la educación
propiciaron la masificación de un periodo de vida entre la niñez y la juventud, que
se consolidó de forma definitiva en el siglo XX.2
Las ciencias sociales, durante los siglos XIX y XX, identificaron los cambios y
elaboraron múltiples construcciones teóricas que arribaron a diversas posturas sobre
el fenómeno social de la juventud, en función de sus preconceptos y los cambios
socioeconómicos que abordaron en cada etapa de la historia.
En el marco de la sociología se presentan visiones que niegan la existencia de la
juventud y visiones que la aceptan y establecen una explicación al fenómeno social.
Entre las visiones negativas sobre la juventud se destaca la posición marxista grams-
ciana del Centro para los Estudios Culturales Contemporáneos de la Universidad de
Birmingham, que puso el acento en la relación entre clases, y denunció que la noción
de juventud es un conglomerado interclasista que oculta la dominación de clase
subyacente en las sociedades.3 Asimismo, Pierre Bourdieu, desde una concepción
constructivista, planteó que tanto la juventud como la vejez no son categorías abso-
lutas, sino posiciones sociales que se producen y modifican con base en dinámicas
de relaciones de poder, y sirven como herramienta para imponer límites, distribuir
el poder y producir un orden determinado.4 Por su parte, entre las visiones positi-
vas, una primera postura es el enfoque de los ciclos vitales, que entiende que la vida
de las personas y su pertenencia a unidades familiares se estructura en ciclos, y la
juventud en particular es conceptuada como una etapa de espera, una moratoria,
en pos de la adquisición de las pautas de la vida adulta.5 Otra posición es el enfoque
conflictualista de la generación, que se basa en el conflicto de jóvenes y adultos,
1
Carles Feixa, De jóvenes, bandas y tribus – Antropología de la Juventud, 2nd ed., Barce-
lona, Ariel, 1999, p. 27.
2
Sandra Souto Kustin, “Juventud, teoría e historia: la formación de un sujeto social y de
un objeto de análisis”, HAOL Historia Actual Online, núm. 13, 2007, p. 172.
3
Martín Criado, Producir la juventud, Madrid, Ediciones Istmo, 1998, p. 33.
4
Pierre Bourdieu, Sociología y cultura, México, D.F., Grijalbo, 2002, pp. 162 y 163.
5
Joaquín Casal et al., “Aportaciones teóricas y metodológicas a la sociología de la juventud
desde la perspectiva de la transición”, Papers: Revista de Sociología, núm. 79, 2006, pp. 24 y 25.
122 JUVENTUD Y PARTICIPACIÓN EN IBEROAMÉRICA: EN BUSCA... / FRANCISCO J. MENIN, JAQUELINA G. CINALLI
dinámica en la cual los jóvenes representan los valores vinculados al cambio social,
y poseen una tendencia a la anomia y al narcisismo.6
Finalmente, la concepción de la sociología de la transición entiende que la ju-
ventud es un proceso socialmente estructurado y articulado de itinerarios de tran-
sición entre la niñez y la vida adulta. El proceso de transición se produce en todos
los aspectos de la vida de una persona, pero son determinantes la transición de la
educación al trabajo y del hogar de origen al hogar propio, y en particular adquieren
especial relevancia los límites y las dificultades que el joven enfrenta en la transi-
ción, como el desempleo o la imposibilidad de constituir un hogar.7 Asimismo, esta
postura establece la delimitación de la juventud desde la emergencia de la pubertad
física hasta la adquisición de la emancipación familiar y laboral plena,8 por lo cual,
el comienzo tiene un carácter biológico que permite una relativa estandarización,
pero no es posible establecer un límite temporal para la emancipación definitiva
porque los itinerarios personales son heterogéneos.
La psicología, en su concepción freudiana, planteaba que la pubertad fisiológica
era el elemento determinante que separaba los niños de los adultos, por lo cual no
se presentaba receptiva a estadios de vida intermedios. En desarrollos posteriores,
la corriente de la psicología evolutiva o del desarrollo estableció la posibilidad de
fragmentar la vida del ser humano en función de otras circunstancias y analizar
otras facetas. En este marco teórico se destaca la teoría del desarrollo psicosocial
de Erik Erikson, que fragmenta la vida en etapas en función de una particular ca-
racterística psicosexual y una crisis psicosocial básica. Para Erikson, el estadio del
joven comienza con la culminación de la madurez psicosexual de la adolescencia,
y su crisis psicosocial básica es la tensión entre la fuerza positiva de la intimidad
que lo lleva a confiar en alguien para relacionarse afectivamente y la fuerza negativa
del aislamiento afectivo.9 Es, por tanto, una etapa donde se desarrolla la capacidad
de establecer una relación sexual saludable con otra persona amada con quien
se pueda compartir confianza mutua y regular y proyectar.10 También resulta de
interés la postura de Kenneth Keniston, desarrollada en el marco de las protestas
juveniles de finales de la década de los sesenta, que postula que lo que caracteriza a
la juventud como estadio psicológico es la falta de resolución de las cuestiones que
definen a la adultez, a saber: las relaciones con la sociedad existente, la vocación, el
6
Ibid., pp. 26 a 28.
7
Ignasi Brunet y Alejandro Pizzi, “La delimitación sociológica de la juventud”, Última
Década, núm. 38, 2013, p. 15.
8
Joaquín Casal et al., “Pasado y futuro del estudio sobre la transición de los jóvenes”,
Papers: Revista de Sociología, núm. 96/4, 2011, pp. 1150 y 1151.
9
Erik Erikson, El ciclo de vida completado, trad. E. Prieto, México, Paidós Mexicana S.A.,
1988, pp. 90 y 91.
10
Nelson Bordignon, “El desarrollo psicosocial de Eric Erikson. El diagrama epigenético
del adulto”, Revista Lasallista de Investigación, vol. 2, núm. 2, 2005, p. 57.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 123
rol social y el estilo de vida.11 Por su parte Jeffrey Arnett, a principios del siglo XXI,
desarrolló la teoría de la adultez emergente, y señala que se trata de un espacio de
la vida donde se exploran las diferentes direcciones posibles en el amor, el trabajo
y las visiones del mundo.12
11
Kenneth Keniston, “Youth: A ‘New’ Stage of Life”, American Scholar, vol. 39, núm. 4,
1970, pp. 633 y 634.
12
Jeffrey Arnett, “Emerging Adulthood: A Theory of Development from the Late Teens
through the Twenties”, American Psychologist, vol. 55, núm. 5, 2000, p. 469.
13
Real Academia Española, Diccionario de la lengua española. Disponible en: http://dle.
rae.es/?id=S09ab8h
14
Oscar Oszlak y Guillermo O’Donnell, “Estado y políticas estatales en América Latina:
hacia una estrategia de investigación”, Redes, vol. 2, núm. 4, 1995, pp. 112 y 113.
15
Sherry Arnstein, “A Ladder of Citizen Participation”, Journal of the American Planning
Association, núm. 35: 4, 1969, pp. 218 a 219.
16
Ibid., pp. 219 a 221.
124 JUVENTUD Y PARTICIPACIÓN EN IBEROAMÉRICA: EN BUSCA... / FRANCISCO J. MENIN, JAQUELINA G. CINALLI
17
Ibid., pp. 221 a 224.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 125
18
Pablo Barragán, “El Movimiento de 1968”, Alegatos, núm. 70, 2008, p. 312.
19
Kate Doyle, “Los muertos de Tlatelolco”, Proceso, núm. 1561, 2006, p. 17.
20
Juan Sánchez Prieto, “La historia imposible del Mayo Francés”, Revista de Estudios Po-
líticos – Nueva Época, núm. 112, 2001, p. 110.
21
Yanko González y Carles Feixa, La construcción histórica de la juventud en América
Latina: bohemios, rockanroleros & revolucionarios, Santiago de Chile, Editorial Cuarto Propio,
2013, p. 98.
22
Ibid., p. 97.
126 JUVENTUD Y PARTICIPACIÓN EN IBEROAMÉRICA: EN BUSCA... / FRANCISCO J. MENIN, JAQUELINA G. CINALLI
23
Organización de las Naciones Unidas, Resolución Asamblea General A/
RES/2497(XXIV), Los jóvenes, su educación en el respeto de los derechos humanos y las liber-
tades fundamentales, sus problemas y necesidades, y su participación en el desarrollo nacio-
nal, 28 de octubre de 1969. Disponible en: http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/
RES/2497(XXIV)
24
Jorge Miranda, “La Constitución de 1976 en el ámbito del constitucionalismo portugués”,
Revista de Estudios Políticos, núm. 60-61, 1988, p. 597.
25
Artemi Rallo Lombarte, “La juventud como sujeto titular de derechos constitucionales”,
Cuadernos de la Cátedra Fadrique Furió Ceriol, núm. 1, 1992, p. 111.
26
Ibid., p. 107.
27
Reino de España, Constitución Española, artículo 48, “Participación de la juventud.
Los poderes públicos promoverán las condiciones para la participación libre y eficaz de la
juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural”.
28
Rallo Lombarte, op. cit., p. 113.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 127
29
Congreso de los Diputados, Trabajos parlamentarios de la Constitución Española, 2nd ed.,
Madrid, Dirección de Estudios, Análisis y Publicaciones, pp. 157, 434, 2766, y 2865. Disponible
en: http://www.congreso.es/est_consti/
30
Juan Manuel Goig Martínez y María Acracia Núñez Martínez, “El fomento de la ju-
ventud participativa. Tratamiento constitucional, desarrollo legislativo y políticas públicas”,
Revista de Estudios de Juventud, núm. 94, 2011, p. 34.
31
Tribunal Constitucional de España, Sentencia 18/1984 de 7 de febrero. Disponible en:
http://hj.tribunalconstitucional.es/HJ/es/Resolucion/Show/271
32
Tribunal Constitucional de España, Sentencia 6/1981 de 16 de marzo. Disponible en:
http://hj.tribunalconstitucional.es/HJ/es/Resolucion/Show/6. Goig Martínez y Núñez Mar-
tínez, op. cit., p. 35.
33
República de Colombia, Constitución Política de Colombia, artículo 45, “El adolescente
tiene derecho a la protección y a la formación integral. El Estado y la sociedad garantizan la
128 JUVENTUD Y PARTICIPACIÓN EN IBEROAMÉRICA: EN BUSCA... / FRANCISCO J. MENIN, JAQUELINA G. CINALLI
En 1973 se produjo la crisis del petróleo que provocó un aumento desmesurado del
precio de la energía y conllevó cambios económicos en las sociedades occidentales. El
aumento de los costos puso un límite al modelo económico del Estado de bienestar,
participación activa de los jóvenes en los organismos públicos y privados que tengan a cargo
la protección, educación y progreso de la juventud”.
34
República de Paraguay, Constitución de la República, artículo 56, “De la juventud. Se
promoverán las condiciones para la activa participación de la juventud en el desarrollo polí-
tico, social, económico y cultural del país”.
35
República Bolivariana de Venezuela, Constitución, artículo 79, “Los jóvenes y las jóvenes
tienen el derecho y el deber de ser sujetos activos del proceso de desarrollo. El Estado, con
la participación solidaria de las familias y la sociedad, creará oportunidades para estimular
su tránsito productivo hacia la vida adulta y, en particular, para la capacitación y el acceso al
primer empleo, de conformidad con la ley”.
36
República del Ecuador, Constitución, artículo 39, “El Estado garantizará los derechos de
las jóvenes y los jóvenes, y promoverá su efectivo ejercicio a través de políticas y programas,
instituciones y recursos que aseguren y mantengan de modo permanente su participación e
inclusión en todos los ámbitos, en particular en los espacios del poder público.
El Estado reconocerá a las jóvenes y los jóvenes como actores estratégicos del desarrollo del
país, y les garantizará la educación, salud, vivienda, recreación, deporte, tiempo libre, libertad
de expresión y asociación. El Estado fomentará su incorporación al trabajo en condiciones
justas y dignas, con énfasis en la capacitación, la garantía de acceso al primer empleo y la
promoción de sus habilidades de emprendimiento”.
37
Estado Plurinacional de Bolivia, Constitución Política, Artículo 59.V, “El Estado y la
sociedad garantizarán la protección, promoción y activa participación de las jóvenes y los
jóvenes en el desarrollo productivo, político, social, económico y cultural, sin discriminación
alguna, de acuerdo con la ley”.
38
República Dominicana, Constitución, artículo 55.13, “Se reconoce el valor de los jóve-
nes como actores estratégicos en el desarrollo de la Nación. El Estado garantiza y promueve
el ejercicio efectivo de sus derechos, a través de políticas y programas que aseguren de modo
permanente su participación en todos los ámbitos de la vida nacional y, en particular, su ca-
pacitación y su acceso al primer empleo”.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 129
39
González y Feixa, op. cit., p. 102.
40
Andy Furlong y Fred Cartmel, Young people and social change. New Perspectives, 2nd ed.,
Berkshire, McGraw-Hill, 2007, p. 1.
41
González y Feixa, op. cit., pp. 106 y 107.
42
Furlong y Cartmel, op. cit., pp. 1 a 10.
43
Ibid., p. 11.
130 JUVENTUD Y PARTICIPACIÓN EN IBEROAMÉRICA: EN BUSCA... / FRANCISCO J. MENIN, JAQUELINA G. CINALLI
44
Denise Vargas, Manual de Direito Constitucional, São Paulo, Editora Revista Dos Tri-
bunais, 2010, p. 723.
45
República Federativa Do Brasil, Constituição, artículo 227, “É dever da família, da so-
ciedade e do Estado assegurar à criança, ao adolescente e ao jovem, com absoluta prioridade,
o direito à vida, à saúde, à alimentação, à educação, ao lazer, à profissionalização, à cultura,
à dignidade, ao respeito, à liberdade e à convivência familiar e comunitária, além de colocá-
los a salvo de toda forma de negligência, discriminação, exploração, violência, crueldade e
opressão. […] 8º A lei estabelecerá: I - o estatuto da juventude, destinado a regular os direitos
dos jovens; II - o plano nacional de juventude, de duração decenal, visando à articulação das
várias esferas do poder público para a execução de políticas públicas”.
46
República Federativa Do Brasil, Estatuto da Juventude, artículo 2, “O disposto nesta
Lei e as políticas públicas de juventude são regidos pelos seguintes princípios: […] II – va-
lorização e promoção da participação social e política, de forma direta e por meio de suas
representações”.
47
República Federativa Do Brasil, Estatuto da Juventude, artículo 3, “Os agentes públicos
ou privados envueltos com políticas públicas de juventude devem observar as seguintes dire-
trizes: […] II – incentivar a ampla participação juvenil em sua formulação, implementação e
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 131
Conclusión
El rol de la juventud y las concepciones sobre ella han variado durante los siglos
XX y XXI. Los sucesos ocurridos en 1968 establecieron un paradigma bajo el cual
la juventud fue entendida como un elemento disruptivo y naturalmente conflictivo
para los sistemas sociales y políticos occidentales. Pueden observarse preconceptos
de conflictividad en las concepciones sociológicas de Bourdieu o la corriente con-
flictualista de la generación, o en la postura de Keniston en el marco de la psicología.
La apertura de canales para la participación de la juventud fue una estrategia de los
estamentos gubernamentales para contener la ebullición juvenil, pero las normas
constitucionales que las expresaron fueron vagas y vacías de contenido, y pueden
intuirse intensiones simbólicas destinadas a no ser cumplidas de forma efectiva.
A medida que avanzaron las décadas de los ochenta, noventa y 2000, la concep-
ción sobre la juventud cambió nuevamente, y puso el foco en la complejidad creciente
de la transición a la vida adulta por factores económicos, sociales y culturales. Sin
embargo, los cambios en la juventud no tuvieron un correlato constitucional en lo
referente al derecho a la participación, lo que constituye una deuda normativa. El
marco general de vulnerabilidad de la juventud requiere nuevas estructuras cons-
titucionales de participación que logren integrarla al entramado social, económico
y político mediante la participación. La constitución de espacios efectivos de par-
ticipación juvenil, que se acerquen a los escalones más altos planteados por Arns-
tein, como intenta realizar el Estatuto de Juventud de Brasil, constituye el camino
adecuado para integrar a la juventud a los sistemas sociales y políticos, y otorga
vitalidad a la democracia, reduce la conflictividad social, y genera un sentimiento
de pertenencia entre los jóvenes.
Bibliografía
ZUSAMMENFASSUNG
Die effektive Bürgerpartizipation ist eine wesentliche Komponente beim Aufbau einer
gesunden demokratischen Zivilgesellschaft. Angesichts der technologischen Fort-
schritte können wir feststellen, dass die Mittel und Wege für die Mitwirkung der Bürger
exponenziell zugenommen haben, disese Mechanismen jedoch je nach Sichtweise
*
Abogado de la Universidad Santa María; especialista en Derecho Procesal Constitu-
cional de la Universidad Monteávila, primero en su promoción. Director de Culturajuridica.
org; director del Centro de Cultura Digital; miembro del Consejo Editorial de la Revista Elec-
trónica de Investigación y Asesoría Jurídica de la Asamblea Nacional de Venezuela; miembro
de la Asociación Mundial de Justicia Constitucional. rguia90@gmail.com
**
Abogado de la Universidad Católica Andrés Bello; magíster en Derecho Económico
Europeo de la Université de Droit, d’Economie et des Sciences D’Aix-Marseille; especialista
en Derecho Procesal Constitucional de la Universidad Monteávila; maestrando en Derecho
Procesal Constitucional, Universidad Nacional Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires
(Argentina); maestrando en Estado de Derecho Global y Democracia Constitucional, titula-
ción conjunta Universidad de Girona y Universidad de Génova. rhungc@gmail.com
auch als unzureichend gelten können. Deshalb soll im Folgenden dargelegt werden,
welchen Beitrag Kryptowährungen und Blockchain zum Aufbau der Bürgerbeteili-
gung 3.0 bzw. einer selbstbestimmten Gesellschaft leisten können. Zugleich wird
aber auch aufgezeigt, wie die neuen Technologien tyrannischen Regimen dienen,
die sie heute zum Aufbau von Diktaturen 3.0 nutzen.
SUMMARY
Effective citizen participation is a fundamental piece for the construction of a healthy
democratic civil society. We can say that technological advances have exponentially
increased the means by which citizens can participate, but, depending on one’s per-
spective, these new mechanisms may be considered to be insufficient. Therefore, we
will discuss how cryptocurrencies and blockchain can help to create Citizenship 3.0
or a self-governed society, as well as how new technologies can serve the tyrannies
that are using technology today to create Dictatorships 3.0.
Introducción
Las tecnologías avanzan a un ritmo vertiginoso, al punto que parece que las fron-
teras de los Estados poco a poco se van difuminando para dar paso a una nueva
nación global; el lenguaje de programación se perfila como la forma de comuni-
cación universal. Gracias a las evoluciones tecnológicas escuchamos más seguido
que internet es un “país” o una “nación”, que hoy día ya cuenta con dinero propio,
las criptomonedas, que fluyen dentro de este y, de cierta forma, fuera de él, al punto
que impactan las maneras en que hoy en día nos relacionamos en lo económico y
lo político.
La evolución que sobre estos temas permite la tecnología parece a simple vista ir
siempre un paso adelante del derecho, ya que no existen posiciones de consenso en lo
jurídico, situación que puede ser consecuencia de las pocas fuentes de investigación
dirigidas a los juristas que no cuentan con conocimientos previos de funcionamiento
tecnológico, lo que puede resultar una desventaja para la creación de doctrina. Sin
embargo, ello no constituye obstáculo alguno, así que podemos afirmar ubi societas,
ibi ius: donde hay sociedad, hay derecho, y en el entorno tecnológico ambas con-
vergen; es allí, entonces, donde los principios generales del derecho, así como los
derechos humanos, nos brindan, gracias a su amplitud, espacios para argumentar
en pro de la tecnología y la libertad de innovar.
Por ello resulta de mucho interés el estudio de la tecnología blockchain o cade-
na de bloques, nueva tecnología que se perfila para lograr cambios sustanciales en
muchos aspectos de nuestras vidas, que abarcan desde lo económico, pasando por
lo laboral, sanitario y, por lo visto, lo político, donde se espera que se produzcan
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 137
1
Existen antecedentes de criptomonedas, que incluso el creador de Bitcoin los cita en su
ensayo.
2
Satoshi Nakamoto, Bitcoin.org. Disponible en: https://bitcoin.org/files/bitcoin-paper/
bitcoin_es_latam.pdf
138 PERSPECTIVAS DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA A... / RUBÉN A. GUÍA CHIRINO, ROBERTO HUNG CAVALIERI
bancos privados, que hacen el manejo de la tecnología muy engorroso y que además
presentaban muchos inconvenientes de seguridad y privacidad.
A grandes rasgos, la propuesta de Satoshi es que todas las operaciones que ocu-
rran –en el caso de bitcoin, ya que cada criptomoneda posee su propia blockchain
con esquemas de funcionamiento distinto– pasen por un tercero confiable distinto
a la banca tradicional, en este caso suplantado por algoritmos y computadoras que
le dan vida a la blockchain, la cual funciona de la siguiente manera: cada transacción
se debe almacenar en un bloque que ha de cerrar en promedio cada diez minutos;
una vez que se cierra cada bloque, junto con todas las transacciones que se den en
ese periodo de tiempo, es necesario identificarlo mediante un hash basado en el
algoritmo SHA256; ese identificador ha de ser develado por los nodos “mineros”
mediante la resolución de un desafío matemático, que en definitiva está diseñado
para que su “descubrimiento” ocurra de forma probabilística.
Una vez que se da con el identificador hash, dicha operación debe ser validada
por el resto de los nodos, cuando ya se cuenta con la validación de la red, inicia el
proceso nuevamente, en el que el identificador hash previamente develado sirve
para calcular el identificador hash del siguiente bloque, y así se crea un encade-
namiento de los bloques entre sí; de allí es que la tecnología toma el nombre de
blockchain o cadena de bloques. Con este proceso se solucionan de cierta manera
los problemas del doble gasto (double-spending), y de “los generales bizantinos”,3 y
se deja de lado a los terceros que son necesarios para crear confianza en las opera-
ciones on line, y así estas pueden realizarse de forma más directa.
Ya identificado y validado el bloque por la red –resto de los mineros–, el nodo
que resolvió el desafío matemático es recompensado con una cantidad de bitcoins
correspondiente al momento; actualmente (marzo de 2018) esa recompensa es de
12,5 bitcoins, que se reducirá a la mitad cada 210.000 bloques; es decir en un pro-
medio de cuatro años.
De cada una de las operaciones almacenadas en los bloques encadenados se
conserva en cada uno de los servidores de la red una copia inmodificable, con el fin
de que sea casi imposible, en la práctica, destruir esa información y con ello la red,
ya que en el momento en que se escriben estas líneas, la red blockchain de bitcoin
cuenta con alrededor de 12.000 nodos4 que conservan la información de las tran-
sacciones, con una capacidad de cómputo que ronda los 26.000.000 de Terahash
por segundo (TH/s).5
3
El problema de los generales bizantinos consiste en una alegoría mediante la cual se
procura una solución por consenso en un ambiente limitado e inseguro en el que pudiendo
haber múltiples órdenes, incluso contradictorias y adversas –en el caso de un escenario de gue-
rra con generales en los que pudiese existir algún traidor–, se asegure que todos los generales
leales acuerden un mismo plan de acción (Lamport, Shostak et al,, The Byzantine Generals
Problem, 1982. Disponible en: http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.12.1
697&rep=rep1&type=pdf
4
Dato que se puede verificar en tiempo real. Disponible en: https://bitnodes.earn.com/
5
Dato auditable en tiempo real. Disponible en: https://blockchain.info/es/charts/hash-rate
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 139
6
Los nodos maestros son aquellos que solo guardan la información de la cadena de
bloques y no colaboran para la realización de transacciones como los nodos mineros.
140 PERSPECTIVAS DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA A... / RUBÉN A. GUÍA CHIRINO, ROBERTO HUNG CAVALIERI
7
Juan Germán Roscio, “El patriotismo de Nirgua y Abuso de los Reyes”, en Obras, ts. I,
II y III, Caracas, Publicaciones de la Secretaría General de la Décima Conferencia Interame-
ricana, 1953.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 141
8
Referido por Pablo Fernández Burgueño en múltiples ponencias sobre blockchain.
Fernández Burgueño es profesor y abogado especializado en blockchain, ciberseguridad y
derecho aplicado a los modelos de negocio basados en el uso de smart contracts, DAO, ICO
y tokens. pablo@nevtrace.com
142 PERSPECTIVAS DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA A... / RUBÉN A. GUÍA CHIRINO, ROBERTO HUNG CAVALIERI
2. La participación ciudadana
a la luz de las criptomonedas y la blockchain
9
Roberto Hung Cavalieri, ponencias en el Programa Criptomonedas, Blockchain y Ne-
gocios en la Nueva Economía, Oportunidades y Retos para la Gerencia y la Empresa, Caracas,
IESA, julio-septiembre de 2018.
10
Elena García Guitián, “Democracia digital. Discursos sobre participación ciudadana y
TIC”, Revista de Estudios Políticos, núm. 173, 2016, pp. 169-193.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 143
11
Feenstra, Ramón, Democracia monitorizada en la nueva era de la nueva galaxia mediá-
tica, Barcelona, Icaria Editorial, 2012.
144 PERSPECTIVAS DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA A... / RUBÉN A. GUÍA CHIRINO, ROBERTO HUNG CAVALIERI
hacerlos valer; en qué medida se cumplen las decisiones de los ciudadanos, y qué tan
deliberativos son estos, bien sea en entornos digitales o convencionales, para así tener
un panorama correcto de cuál es la situación real de la democracia y la e-democracy.
El caso venezolano de años recientes, en especial los dos últimos años, es de especial
relevancia para el estudio de los retos de la participación ciudadana. Para contex-
tualizar de forma breve una larga historia, podemos decir que a raíz de los cambios
políticos producidos en el año 2015, que poco favorecen al régimen de turno, en
Venezuela se ha suprimido desde el propio Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y el
Consejo Nacional Electoral (CNE), uno de los más esenciales fundamentos de la
participación ciudadana, el voto.
Ello ha llevado a una serie de demostraciones de descontento por una parte de la
población, a lo cual ha respondido el régimen autoritario y dictatorial con represión
feroz, tanto generalizada como particularizada; se han implementado controles en
las redes sociales, se ha interrumpido de forma conveniente el servicio de internet,
entre otras tropelías al legítimo derecho de manifestación de los ciudadanos, tan-
to en las calles como en las redes. En definitiva, el régimen ha optado por coartar
cualquier tipo de participación de los ciudadanos en la política.12
Pero todos esos atropellos son de esperarse en un régimen que tiene más de dos
décadas desconociendo la voluntad del soberano pueblo venezolano; lo que parece
inconcebible es que por parte del sector que se define a sí mismo como oposición
democrática, ocurra un fenómeno similar y de magnitud igual a las tropelías del
régimen.
El 16 de julio de 2017 la Asamblea Nacional, órgano que hasta ese momento con-
taba con una legitimidad democrática indiscutible, convocó a una consulta popular,
dentro de los términos de los artículos 62,13 7014 y, en especial, el artículo 186, núm. 4,
de la Constitución, el cual establece: “Corresponde a la Asamblea Nacional: […] Nº 4
12
Tal como se observa en el Informe de la Secretaría General de la Organización de los
Estados Americanos (OEA) y en el Panel de Expertos Internacionales Independientes sobre
la posible comisión de crímenes de lesa humanidad en Venezuela. Disponible en: http://www.
oas.org/documents/spa/press/Informe-Panel-Independiente-Venezuela-ES.pdf
13
“Artículo 62. Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libre-
mente en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes elegidos o
elegidas”.
14
“Artículo 70. Son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de
su soberanía, en lo político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular,
la revocación del mandato, las iniciativas legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo
abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter vinculante,
entre otros; y en lo social y económico: las instancias de atención ciudadana, la autogestión,
la cogestión, las cooperativas en todas sus formas incluyendo las de carácter financiero, las
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 145
cajas de ahorro, la empresa comunitaria y demás formas asociativas guiadas por los valores
de la mutua cooperación y la solidaridad”.
15
V. Buterin, “What is Ethereum?”, Ethdocs.org, 27 de marzo de 2018. Disponible en:
http://www.ethdocs.org/en/latest/introduction/what-is-ethereum.html#a-next-generation-
blockchain
146 PERSPECTIVAS DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA A... / RUBÉN A. GUÍA CHIRINO, ROBERTO HUNG CAVALIERI
16
Christoph Jentzsch, “Decentralized autonomous organization to automate governance
final draft”, en Github. Disponible en: https://download.slock.it/public/DAO/WhitePaper.pdf
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 147
Jentzsch17 reconoce que esto puede ser un problema conocido como majority
robs minority attack, es decir, que si una persona posee una cantidad superior a la
mitad requerida de tokens puede manipular a su antojo y voluntad los destinos de
la asociación. Para ello se propone un mecanismo de separación de la asociación
que proteja a los propietarios minoritarios conocido como el Split o separación, el
cual ha de ser propuesto por los disidentes y, de ser aceptado, dará origen a otra
asociación distinta; ahora, cada DAO poseerá sus particulares características y me-
canismos de protección de minorías.
Hasta aquí hemos visto el funcionamiento general de las asociaciones digita-
les; pero resulta de interés para este estudio el funcionamiento de la DAO de otra
criptomoneda llamada Dash, la cual cuenta con una asociación digital mucho más
sofisticada y definida que la de bitcoin u otras criptomonedas. En el caso particular
de Dash están bien definidos los mecanismos de participación, así como sus condi-
ciones, que básicamente se desarrollan de la siguiente manera: en su red existe un
grupo denominado nodos maestros, que ha de demostrar que posee mil unidades
de esa criptomoneda –Proof-of-Stake–, lo cual le da derecho a tomar decisiones va-
rias, pero existe una votación en particular, que da la posibilidad de escoger en qué
se invierte el dinero obtenido de la “minería” de esa criptomoneda.
El proceso de participación funciona, de manera muy general, como sigue:
cualquier persona que quiera desarrollar un proyecto relacionado con esa cripto-
moneda puede, una vez pagada una comisión, proponer a la asociación un plan que,
a su juicio, ayude a promover o evolucionar dicha criptomoneda, punto en el que
se abre un periodo deliberativo sobre los proyectos propuestos; una vez culminada
esa fase, se procede a la votación. Al proyecto que es aprobado se le otorga la can-
tidad de criptomoneda solicitada; pero esto no queda allí, existe un mecanismo de
“control político o social” del uso de los fondos otorgados, mediante el cual todos
los miembros de la comunidad, del ecosistema, pueden abiertamente verificar el fiel
cumplimento de las etapas del plan, desde su preparación hasta la ejecución final.
De esa manera se fortalecen y expanden a más y más proyectos, de toda índole,
que van desde actividades comerciales tradicionales hasta causas benéficas y de las
denominadas de responsabilidad social, siendo prácticamente infinitos los tipos de
proyectos que pueden ser implementados, aprobados y ejecutados, todos ellos con
la debida transparencia que demanda esta clase de actividades.
Todo lo anterior ocurre gracias a los algoritmos y códigos de la DAO, apalancado
además por la participación de quienes tienen intereses en la asociación. Pero ahora
imaginemos que esto se pueda reproducir a escala de las organizaciones político-
territoriales de cada Estado, donde la participación ciudadana tendría una efecti-
vidad mucho mayor a la actual ya que estaría disponiendo de fondos de manera
directa y bajo un sistema que permite una transparencia total, que además brinda
facilidades de participación y toma de decisiones en tiempos reducidos y a bajos
17
Idem.
148 PERSPECTIVAS DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA A... / RUBÉN A. GUÍA CHIRINO, ROBERTO HUNG CAVALIERI
De las diversas obras que han sido escritas sobre sociedad civil y su alcance, bien
merece detenernos en una en particular, del autor australiano John Keane,20 y que
inspira el título de esta sección.
18
Ver información del autor en: http://johanngevers.com/ y http://johanngevers.com/
19
Johann Gevers, The Four Pillars of a Decentralized Society and the Age of CryptoFinance.
Disponible en: https://youtu.be/8oeiOeDq_Nc
20
John Keane, La sociedad civil global y el gobierno del mundo, Barcelona, Hacer Editorial,
2008.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 149
21
Página web del Sydney Democracy Network. Disponible en: http://sydney.edu.au/arts/
sdn/
22
The life and death of the democracy, Violence and democracy, Democracy and Media
Decadence, así como en entrevistas y seminarios en “Vida y muerte de la democracia. The
Life and Death of Democracy”, Fondo de Cultura Económica, México. 2018; “Democracy and
Medias Decadence”. Cambridge University Press, Cambridge 2013; “Violence and Democracy”,
Cambridge University Press, Cambridge 2004.
23
Keane, 2008, cit., p. 94.
24
Keane, ibid., p. 8-17.
150 PERSPECTIVAS DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA A... / RUBÉN A. GUÍA CHIRINO, ROBERTO HUNG CAVALIERI
25
Marlies Glasius es profesora de Relaciones Internacionales del Departamento de Política
de la Universidad de Ámsterdam, y entre sus áreas de investigación se encuentran, además del
derecho penal internacional, la sociedad civil global y la legislación autoritaria. Su más reciente
proyecto de investigación es sobre autoritarismo en la era global. Disponible en: http://www.
uva.nl/profiel/g/l/m.e.glasius/m.e.glasius.html
26
Marlies Glasius, The International Criminal Court: A Global Civil Society Achievement,
Oxford, Routledge, 2006. Glasius es investigadora del programa Global Governance, y pro-
fesora del Center for Civil Society en London School of Economics and Political Science.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 151
Estado de bienestar general se sitúa muy por encima de las etiquetas usuales, y los
derechos particulares y sociales, no solo no se contradicen, sino que, por el contra-
rio, todo el sistema interrelacionado de derechos sirve para que efectivamente se
garanticen aquellos de primer orden como los de la vida, la libertad y la propiedad
de todos los miembros de la sociedad, pero como advertimos, este es un tema que
escapa al presente estudio.
En el ámbito de la política y participación ciudadana la historia no es muy dis-
tinta. Por lo menos en sociedades que pretendemos llamar civilizadas, podemos
hacernos una idea general de la política 1.0, en la que las decisiones son impuestas
por la autoridad, que originariamente era la de un hombre, todo lo cual ha ido
evolucionando mediante nuevas versiones, actualizaciones o mejoras, pasando a la
idea del Estado en contraposición al poder personal. Este Estado, por medio de sus
instituciones, permite, o debería permitir, que los ciudadanos, con sus opiniones,
cada día tengan mayor incidencia en la formación de la voluntad común. Así, se
llega a la idea de los partidos políticos como una forma, aún muy básica, de parti-
cipación ciudadana, en la que si bien muchas son las bondades demostradas en el
enfrentamiento contra los sistemas absolutistas, como todo sistema, ha de tender
a su evolución, que en el caso de la política se ha visto asistida por las nuevas tec-
nologías, en especial las redes sociales, pero con el grave peligro de que en vez de
que sirvan para su evolución a formas de participación ciudadana 2.0, 3.0 y así en
adelante, más bien sean utilizas como instrumentos de enquistamiento de políticas
partidistas 1.0 y hasta para servir de sustento a nuevas formas de totalitarismo que
bien pudiéramos denominar neotiranías 3.0, ya que utilizan las tecnologías como
herramientas para hacerse del poder, afianzarse indefinidamente en el mismo e
imponer su voluntad al resto de la sociedad, lo que es todo lo contrario a la idea de
democracia y participación ciudadana.
En cuanto a los avances de la ciencia y su reconocimiento como elemento esencial
en el dominio de poder político y, en consecuencia, para la participación ciudadana,
bien merece la pena destacar lo que el filósofo Bertrand Russell27 afirmó sobre la
importancia de la ciencia:
27
Bertrand Russell, El poder. Un nuevo análisis social, Barcelona, RBA Libros, 2011, pp. 13,
128-129.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 153
Con las nuevas tecnologías, como ocurre con todo instrumento de poder, surgen
nuevos riesgos y peligros; así sucedió en tiempos antiguos y sucede en la actualidad.
28
De alguna manera similar a la de Satoshi Nakamoto.
29
Diego Beas, La reinvención de la política. Obama, internet y la nueva esfera pública,
Caracas, Ediciones Puntocero, 2010.
154 PERSPECTIVAS DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA A... / RUBÉN A. GUÍA CHIRINO, ROBERTO HUNG CAVALIERI
A modo de conclusión
Bibliografía
ZUSAMMENFASSUNG
Anhand der theoretischen Überlegungen in diesem Beitrag sollen die Zusammen-
hänge zwischen politischen Parteien, Regierbarkeit und Machtkontrolle als Bedin-
gungen für das optimale Funktionieren eines Verfassungssystems unter idealen
Bedingungen untersucht werden. Dabei wird dargelegt, dass als Folge der Fragmen-
tierung des Parteiensystems eine Situation entstehen kann, in der eine demokratische
Regierungsausübung unmöglich wird und die zur Annullierbarkeit der Kontrollsys-
teme führen kann. Daraus folgt die Notwendigkeit einer vertiefenden Revision mit
den daraus folgenden unaufschiebbaren Verfassungsreformen.
SUMMARY
This work is offered as a reflexive theoretical investigation that aspires to demonstrate
the interrelationship between political parties, governability and control of power
as requirements for the optimal functioning of a constitutional system in an ideal
*
Director general del Centro de Liderazgo Democrático Impulso (Celidi). Investigador
académico. viloriachirinosluisalfonso@gmail.com
Introducción
1
Diego Valadés, El control del poder, 3a ed., México, Editorial Porrúa - Universidad Na-
cional Autónoma de México, 2006, p. 63.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 159
4. Los partidos políticos han sido afectados por las transformaciones sociales
y económicas que han producido un cambio por lo menos en cuanto a la
composición de los diversos sectores sociales.
4
Ibid., p. 4.
5
Idem.
6
Alfredo Ramos, La construcción del orden democrático. Burocracia, tecnocracia y meri-
tocracia, Mérida, Centro de Investigaciones de Política Comparada ULA, 2014, p. 33.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 161
Visto desde esta óptica, no hay lugar a dudas de que el Estado tiene una tridi-
mensionalidad. Por un lado, su dimensión normativa debe asentarse, dado que
en él opera el monopolio de la generación de leyes de carácter general y estricto
cumplimiento, que configuran la actuación y el desempeño tanto del sistema de
7
Valadés, op. cit., p. 35.
8
Ibid., p. 32.
9
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, La democracia en América Latina.
Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Washington, D. C., PNUD, 2004.
162 PARTIDOS POLÍTICOS GOBERNABILIDAD Y CONTROL DEL PODER / LUIS A. VILORIA CH.
10
Ramos, op. cit., p. 29.
11
Idem.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 163
a) Desprofesionalización de la dirigencia
b) Transfuguismo político
En España, el Tribunal Constitucional opina que esta situación puede ser acep-
tada en virtud de que, una vez elegidos, los representantes no lo son de quienes los
votaron sino de todo el cuerpo electoral y titulares, por tanto, de una función pública
a la que no pueden poner término decisiones de entidades que no son órganos del
Estado, en el sentido más amplio del término. La permanencia en el cargo no que-
da subordinada a ningún poder que no emane de la voluntad popular (Sentencia
10/1983 de 21 de febrero).
Según Cansino:
en: http://www.derecho.uba.ar/publicaciones/pensar-en-derecho/revistas/3/el-transfuguismo-
politico-como-elemento-distorsionador-de-la-representacion-politica.pdf
13
César Cansino, “El transfuguismo en México y otras patologías”, en L.E. Ríos Vega
(coord.), El transfuguismo electoral: el caso de México, México, Universidad Autónoma de
Coahuila, 2012. Disponible en: http://politicaparaciudadanos.blogspot.com/2012/02/el-
transfuguismo-en-mexico-y-otras.html
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 165
Una de las grandes paradojas modernas surge del hecho de la afirmación demo-
crática discursiva, por un lado, y su negación en el espacio interno, por el otro. La
ausencia de democracia interna en las organizaciones partidistas supone la impo-
sibilidad de renovación de su dirigencia y, por ende, de su proyecto de poder. La
ciudadanía que vota para un determinado cargo también pretende ser protagonista
de la configuración de la fórmula que enarbole el proyecto con el que se identifica,
a fin de ir en búsqueda de la obtención del poder.
La construcción de una democracia interna, aún hoy ausente en no pocos casos,
ha sido una victoria que se ha venido perfilando durante un largo proceso histórico.
Su consagración permitió sortear la claudicación frente al caudillo mesiánico, que
dominó en buena medida parte del siglo XX.
El proceso de democratización interna de los partidos caló a tal punto que su
consagración obtuvo rango constitucional, y dejó en claro de esta manera su valor
para la salud del sistema político. En ese sentido, diversos países, fundamentalmente
europeos, dado el predominio de organización parlamentaria en dicho continente,
han asumido esa línea constitucional. Alemania, por ejemplo, es uno de los países
donde el valor de la democracia interna de un partido se consagra en la Constitu-
ción de 1949. En materia de los partidos políticos se establece que “su organización
interna debe ceñirse a los principios democráticos” (art. 21, párr 1). La Constitución
española de 1978, por su parte, establece: “Los partidos políticos expresan el pluralis-
mo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son
166 PARTIDOS POLÍTICOS GOBERNABILIDAD Y CONTROL DEL PODER / LUIS A. VILORIA CH.
2. La gobernabilidad democrática:
un proceso inacabado en Iberoamérica
El funcionamiento del Estado y la sociedad en condiciones óptimas de generación
de bienestar requiere el cumplimiento de determinados parámetros, tales como vi-
gencia, respeto y promoción de derechos fundamentales; funcionamiento de insti-
tuciones sólidas y eficaces; regulaciones macroeconómicas que otorguen desarrollo
financiero y propendan al crecimiento humano; operatividad del sistema de controles
en garantía de las libertades de los gobernados. Modernamente, a esas condiciones
de estabilidad institucional y desarrollo social en su conjunto se les conoce como
gobernabilidad, gobernanza inteligente o gobernanza eficiente; es la concreción del
derecho al buen gobierno.
Contrario a posiciones antiquísimas, ya no basta un mero Estado de derecho for-
mal, por cuanto “la gobernabilidad no se agota por el origen y la actuación apegada
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 167
a derecho de los titulares del poder; su finalidad es asegurar las condiciones para
satisfacer las demandas de la sociedad”,14 ello, por cuanto la gobernabilidad es:
En ese sentido, existe una superación del mero legalismo formal, que ha sufrido
una transmutación para llenarlo de contenido y sustancia; no basta, por ende, cum-
plir con los aspectos procedimentales, sin tomar en cuenta su finalidad y su impacto
material en el desarrollo de las relaciones sociales.
Según Valadés,16 las respuestas constitucionales para la gobernabilidad incluyen,
por lo menos, cinco grandes rubros:
14
Diego Valadés, “Consideraciones sobre gobernabilidad y constitucionalismo. Estudio
introductorio”, en Diego Valadés (ed.), Gobernabilidad y constitucionalismo en América La-
tina, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas UNAM, 2005, p. XVII.
15
Ibid., p. XVI.
16
Ibid., p. XV.
168 PARTIDOS POLÍTICOS GOBERNABILIDAD Y CONTROL DEL PODER / LUIS A. VILORIA CH.
la acción de gobierno o, dicho en otras palabras, qué tan bien puede ser este ma-
nejado, encauzado y dirigido por parte de quien es responsable de su ejercicio”. De
manera tal que, al hablar de gobernabilidad, nos referimos al conjunto de contextos
que permiten la operatividad del sistema como un todo, mediante el cumplimiento
de deberes. Por ende, “para que un sistema político pueda ser calificado de gober-
nable, debe ser capaz tanto de satisfacer las exigencias de prestaciones, servicios y
atención que provienen de sus gobernados como de enfrentar diversas situaciones
de crisis que se le presentan”.17
Por tanto, hay que destacar el papel central que deben ocupar los partidos po-
líticos en la construcción de una gobernabilidad permanente o, al menos, estable
por cuanto es por medio de las organizaciones partidistas que se pueden canalizar
de forma fluida las demandas y expectativas sociales en el momento de “interpelar”
al Estado en búsqueda de respuestas. Con ello, las disfunciones que se ofrecen en
el sistema de partidos repercuten de forma inexorable en el orden constitucional.
Este último, al no tener sincronía con las expectativas ciudadanas, puede incurrir
en una fase de ingobernabilidad producida por una marcada parálisis institucional,
fruto de una sobrecarga de demandas que evidencie la incapacidad para procesar-
las o generar consensos en su resolución, o bien, simplemente, porque el Estado se
halle rebasado en sus posibilidades para dar respuestas. Esta serie de circunstancias
permite el surgimiento de un malestar general con la clase política y gobernante,
lo que puede dar pie a procesos de aletargamiento y desmovilización ciudadana,
desencanto y desconfianza, que compelen a un reacomodo político-institucional.
Como se expresa en la Declaración de Santiago sobre Democracia y Confianza
Ciudadana: un nuevo compromiso de gobernabilidad para las Américas, “el forta-
lecimiento de los partidos políticos como intermediarios de las demandas de los
ciudadanos en una democracia representativa es esencial para el funcionamiento
del sistema político democrático”, por cuanto la gobernabilidad requiere la parti-
cipación responsable de todos los actores de la sociedad en la construcción de los
consensos para el fortalecimiento de nuestras democracias. Este motivo implica
“la profundización de los procesos de modernización del Estado, incorporando las
nuevas tecnologías, con el fin de elevar los niveles de eficiencia, probidad y trans-
parencia en la gestión pública”.
No hay duda de que la crisis de legitimidad que aqueja a nuestros partidos ha sido,
en buena medida, la génesis de evidentes procesos de ingobernabilidad en algunos
países iberoamericanos y caribeños, cuya consecuencia en casos sui generis como
Venezuela o Haití puede concluir en procesos de desconstitucionalización, con sus
consecuentes implicaciones. Dada la configuración del sistema presidencialista a lo
largo de América Latina, a su sombra se han exacerbado liderazgos personalistas y
17
Lorenzo Córdova, “Repensar la gobernabilidad de las democracias”, en Diego Valadés
(ed.), Gobernabilidad y constitucionalismo en América Latina, México, Instituto de Investiga-
ciones Jurídicas UNAM, 2005, p. 104.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 169
caudillistas de cuño autoritario y populistas que, una vez asumido el poder, transmu-
tan las excesivas facultades presidenciales otorgadas por los textos constitucionales
en facultades metaconstitucionales, ejercidas al margen de las formas y los procedi-
mientos demandados por una democracia funcional, lo que impone la superación
o atenuación del sistema presidencialista. La parlamentarización de dicho sistema,
y la construcción de gobiernos de gabinete o coaliciones se ofrece como la fórmula
más inmediata a esos fines, con el propósito de hacer materialmente palpable el
proceso de control sobre el Gobierno.
18
César Cansino, La muerte de la ciencia política, 2ª ed., México, Debate, 2010, p. 37.
19
Diego Valadés, Constitución y democracia, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas
UNAM, 2002, pp. 5-28.
170 PARTIDOS POLÍTICOS GOBERNABILIDAD Y CONTROL DEL PODER / LUIS A. VILORIA CH.
20
Valadés, op. cit., 2006, p. 7.
21
Karl Loewenstein, Teoría de la constitución, 2ª ed., trad. de Alfredo Gallego Anabitarte,
Barcelona, Ariel, 1976, p. 26.
22
Valadés, op. cit., 2002, p. 175.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 171
23
Loewenstein, op. cit., p. 27.
24
Valadés, op. cit., 2002, p. 180.
172 PARTIDOS POLÍTICOS GOBERNABILIDAD Y CONTROL DEL PODER / LUIS A. VILORIA CH.
del poder”.25 Siguiendo su línea argumental, esto solo es posible mediante el so-
metimiento a determinadas reglas y procedimientos por parte de los detentadores
del poder en el ejercicio del poder político, es decir, el establecimiento de controles
que sirvan como barrera de contención a las pretensiones omnívoras del poder.
Por ende, el valor de la carta en el Estado constitucional contemporáneo puede
apreciarse en al menos cinco temas o rasgos distintivos:
Puede parecer una perogrullada, sin embargo, ahí donde reside un poder sin
límites ni coto, este tiende a desbordarse y excederse. Montesquieu lo resumió en
una frase excepcional: “Es una experiencia eterna, decía, que todo hombre que tiene
poder tiende a abusar de él, hasta que encuentra límites […] es por eso que por la
disposición de las cosas es necesario que el poder limite al poder”. Su postulado sirvió
como cimiento para la construcción del esquema de separación de poderes adoptado
por las grandes revoluciones de los siglos XVII y XVIII; su recepción terminó siendo
un hecho definitorio de toda constitución democrática y, por ende, de la democra-
cia misma, pero además permitió dar sustento al naciente constitucionalismo, por
cuanto “limitar el poder político quiere decir limitar a los detentadores del poder;
esto es el núcleo de lo que en la historia antigua y moderna de la política aparece
como el constitucionalismo”.27 En efecto, “mientras más se divida racionalmente el
poder, más se garantiza la libertad de los ciudadanos”,28 aun cuando dicha división
solo se exprese en el campo imaginativo de las consideraciones.
En su proceso inicial, el esquema de separación de poderes fue concebido con
un criterio de estricta rigidez. En el constitucionalismo contemporáneo esa rigi-
dez se ha venido superando con el reconocimiento de la colaboración de poderes,
por medio del cual los órganos de poder interactúan entre sí con el propósito
de materializar los fines del Estado. De esa interacción se derivan relaciones de
25
Loewenstein, op. cit., p. 151.
26
Arturo Hoyos, “El valor de la constitución en el Estado de derecho actual: instrumento
para proteger y desarrollar la democracia, medio de consagrar y tutelar los derechos fundamen-
tales, controlar el poder político, base del desarrollo económico y modelo para las relaciones
internacionales”, en Peter Häberle y Domingo García (coords.), El control del poder. Homenaje
a Diego Valadés, t. 1, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, 2011, pp. 780 y ss.
27
Loewenstein, op. cit., p. 29.
28
José Peña, Lecciones de derecho constitucional general, vol. 1, t. 2, Caracas, Universidad
Central de Venezuela, 2008, p. 198.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 173
carácter bidireccional, en las que los controles juegan un papel equilibrante para
su materialización.
En Venezuela, el proceso constituyente de 1999 generó un nuevo esquema de
interacción entre los detentadores del poder, al punto que se pasó de la tradición tri-
partita (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) al añadido de dos nuevos poderes: ciuda-
dano y electoral (Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, art. 136).
La razón de esta novedad constitucional se entiende “en un contexto social y político
en el cual se deben dar signos claros del respeto a la independencia y autonomía
funcional de la que deben gozar los órganos encargados de desarrollar las funciones
respectivas, para facilitar la recuperación de la legitimidad perdida en terrenos tan
delicados como el de los procesos electorales; así como de la función contralora y
la defensa de los derechos humanos” (Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, Exposición de motivos).
Es preciso destacar que el poder público es una expresión “omnicomprensiva
de la potestad estatal, que es una sola y única, sustentada en la soberanía, y poderes
públicos, o poder público, en singular, como complejo orgánico, al cual le corres-
ponde realizar una función propia o típica”.29 Lo distintivo del caso venezolano es
que la concepción del sistema de equilibrios resulta excesivamente distorsionada
en relación con la superposición del Ejecutivo sobre la Asamblea Nacional (Poder
Legislativo) y de esta sobre el resto de los poderes, en tanto esta no solo nombra sino
que también remueve a sus titulares. La superposición de un poder sobre otro es
un hecho sintomático, que sugiere una patología generadora de claras distorsiones
en el sistema.
A pesar de las bondades que ofrecen los controles, existen quienes afirman su
inutilidad o fracaso en sus esquemas, que puede obedecer a múltiples factores:
i) nominalidad de los controles, ii) inacción por parte de los titulares con responsa-
bilidad de controlar, iii) ausencia de contextos adecuados para su encuadramiento,
iv) desviación de su finalidad o, v) excesivo obstruccionismo en su aplicación. La
ingeniería constitucional debe evitar en todo momento que los procesos de con-
trol terminen en bloqueo/autobloqueo por parte de las instituciones, lo que genera
parálisis e incapacidad de respuestas a las demandas sociales. La construcción de
un sistema de controles errado opera en contrasentido a la finalidad que procura y
merma la calidad democrática. Esto permite la producción de factores de desencanto
con la democracia y puede desembocar en una lucha contra el poder mismo en la
contienda política. Un sistema de controles desatendido “conduce a la indiferencia,
en que nadie se preocupa por lo que hacen los demás, o la complicidad, donde to-
dos encubren los desaciertos propios con los ajenos”.30 Curiosamente, el sistema de
controles aparenta, por un lado, ser un constructo sencillo, pero su materialización
29
Peña, op. cit., p. 209.
30
Diego Valadés, “El poder de controlar”, en Liber ad honorem Sergio García Ramírez, t.
1, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, 1998, p. 673.
174 PARTIDOS POLÍTICOS GOBERNABILIDAD Y CONTROL DEL PODER / LUIS A. VILORIA CH.
ofrece todo lo contrario. Loewenstein infirió que el mecanismo de control del po-
der político más eficaz consistía en la atribución de distintas funciones a diversos
detentadores que ejercieran su función con autonomía y responsabilidad, sin obviar
que debían cooperar en la viabilidad de la voluntad estatal. Lo anterior significaría
para cada uno de ellos una limitación, pero, a su vez, un control por medio de los
cheks and balances (frenos y contrapesos).31
El sistema de controles, por tanto, debe ser capaz de alcanzar un estado óptimo
de resiliencia que le permita enfrentar activamente las circunstancias del contexto
normativo y social en el que se desempeña, a efectos de lograr el resultado procu-
rado, esto es, consolidar equilibrios institucionales que garanticen la libertad de los
destinatarios del poder.
Para la consolidación democrática de un Estado de derecho óptimo, apegado a
los valores de justicia e igualdad, se requiere un sistema de manejo del poder que
garantice la prevalencia de los derechos de la totalidad de los integrantes del Esta-
do. Es decir, el abandono de las viejas tesis mayoritarias, en reconocimiento de las
minorías, o, mejor aún, en la construcción incluyente de una sociedad participa-
tiva. Ello es posible no solamente en el deseo utópico sino en la realidad palpable,
mediante la construcción de sistemas inteligentes que refuercen el desempeño del
poder en el marco de parámetros prefijados, maximicen su eficiencia y minimicen
su nocividad en la esfera de libertades del individuo.
No se trata, empero, de la reducción del Estado, ni del abandono de sus funciones
tradicionales o relativamente modernas, sino, por el contrario, de su funcionamien-
to en mejores contextos de desempeño que hagan factible el ejercicio de su poder,
garantizando resultados transparentes y verificables.
El control político, presente en la totalidad de los Estados constitucionales con-
temporáneos, ofrece una gama de posibilidades excepcionales en la disminución de
las asimetrías entre gobernados y gobernantes, pero, a su vez, permite la interacción
efectiva, sin intromisiones indebidas, entre los diversos detentadores del poder, lo
que se traduce en su clara racionalización.
La racionalización del ejercicio del poder es un imperativo propio de toda so-
ciedad secularizada; su traducción más inmediata es el desempeño de las respon-
sabilidades contenidas en la norma por parte de los distintos órganos de poder, de
manera controlada y responsable. De esa forma, ofrece relaciones de equilibrios que
procuren estabilidad y predictibilidad en la acción estatal del sistema, sin merma en
la eficacia, en resguardo de las libertades públicas.
Si bien el constitucionalismo contemporáneo ha materializado distintas formas
de frenar el poder a lo largo del desarrollo histórico, ninguna ha tenido mayor cala-
do y perseverancia que el control político, por cuanto su acción no es remediadora
sino, por el contrario, contenedora. En ese sentido, a diferencia de, por ejemplo, la
acción de control de constitucionalidad, ejercida por un tribunal constitucional en
31
Loewenstein, pp. 68-69.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 175
Conclusiones
Bibliografía
Cansino, César, La muerte de la ciencia política, 2ª ed., México, Debate, 2010.
_____, “El transfuguismo en México y otras patologías”, en L. E. Ríos Vega (coord.),
El transfuguismo electoral: el caso de México, México, Universidad Autónoma
de Coahuila, 2012. Disponible en: http://politicaparaciudadanos.blogspot.
com/2012/02/el-transfuguismo-en-mexico-y-otras.html
Córdova, Lorenzo, “Repensar la gobernabilidad de las democracias”, en Diego
Valadés (ed.), Gobernabilidad y constitucionalismo en América Latina, México,
Instituto de Investigaciones Jurídicas UNAM, 2005.
176 PARTIDOS POLÍTICOS GOBERNABILIDAD Y CONTROL DEL PODER / LUIS A. VILORIA CH.
ZUSAMMENFASSUNG
Diese Untersuchung befasst sich mit der Bürgerbeteiligung und der Politik zur Kor-
ruptionsbekämpfung im chilenischen Modell der demokratischen Konsolidierung
und vertritt die Auffassung, dass eine substanzielle Bürgerbeteiligung an der Anti-Kor-
ruptionspolitik ein legitimierendes Element darstellt, das ihre Effektivität steigern und
einen positiven Beitrag zum Aufbau einer gefestigten Demokratie leisten kann, die
der politischen Korruption durch Kontrollen und vorbeugende Maßnahmen wirk-
sam begegnet. Ausgehend von dieser Hypothese und den in Chile auf dem Gebiet
der Bürgerbeteiligung gesammelten Erfahrungen werden einige Maßnahmen vor-
geschlagen, die mit dem Ziel umgesetzt werden könnten, die Bürgerbeteiligung in
unserer noch im Aufbau begriffenen Demokratie zu stärken.
*
Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales y Doctor en Derecho (Universidad de
Chile). Académico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Presidente de
la Fundación Diálogo Jurisprudencial Iberoamericano. cnash@derecho.uchile.cl
SUMMARY
This study discusses citizen participation and anti-corruption policies under the Chil-
ean model of democratic consolidation. It maintains that the substantive exercise
of citizen participation in anti-corruption policies is a requirement of legitimacy and
effectiveness that cannot be missing if we want to make progress in the construc-
tion of a solid democracy that effectively controls and prevents political corruption.
Based on this hypothesis, and the experience of citizen participation in Chile, the study
develops some of the measures that can be taken to strengthen citizen participation
in our democracy, still under construction.
Introducción
1. Contexto de la discusión
1
Giovanni Sartori, ¿Qué es la democracia?, México, Tribunal Federal Electoral – Instituto
Federal Electoral, 1993.
180 DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y CORRUPCIÓN. ALGUNAS LECCIONES... / CLAUDIO NASH ROJAS
2
Nuria Cunill Grau, Repensando lo público a través de la sociedad. Nuevas formas de
gestión pública y representación social, Caracas, Centro Latinoamericano de Administración
para el Desarrollo (CLAD), Editorial Nueva Sociedad, 1997.
3
Para un estudio interesante sobre medidas concretas de participación a partir del caso
ecuatoriano, ver Juan Carlos Benalcázar, Participación ciudadana y control de la corrupción.
UNAM, Tercer Congreso Iberoamericano y Cuarto Mexicano de Derecho Administrativo,
México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2011. Disponible en: http://derecho.
posgrado.unam.mx/congresos/congreibero/ponencias/juancarlosbenalcazar.pdf
4
Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH), Promoción,
protección y efectividad del derecho a participar en los asuntos públicos en el contexto del
derecho vigente de los derechos humanos: mejores prácticas, experiencias y obstáculos y
medios de superarlos, A/HRC/30/26, 23 de julio de 2015, pp. 40-50.
5
Julie Massal y Marcelo Bonilla, “Introducción”, en Los movimientos sociales en las de-
mocracias andinas, Lima, Flacso, 2005. Disponible en: http://books.openedition.org/ifea/3670
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 181
6
Joaquín Alberto Aldao, “Populismos latinoamericanos en el siglo XX. Apuntes para la
actualización de un debate”, Historia Caribe, vol. VIII, núm. 23, 2013, pp. 149-169.
7
Stephan Launay, “Democracia representativa y democracia participativa. Comentarios
alrededor de la comparación entre la Colombia y la Venezuela contemporáneas”, Revista De-
safíos, vol. 24, núm. 1, 2012, pp. 155- 174.
8
Luisa Cano, “La participación ciudadana en las políticas públicas de lucha contra la cor-
rupción: respondiendo a la lógica de gobernanza”, en Estudios Políticos, núm. 33, 2008, p. 166.
9
Ibid., pp. 154-159.
10
Rodolfo Canto, “Participación ciudadana, pluralismo y democracia”, Tla-Melaua, Re-
vista de Ciencias Sociales, núm. 41, 2017, pp. 54-75.
11
Artículo 21: “1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directa-
mente o por medio de representantes libremente escogidos. 2. Toda persona tiene el derecho
de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país. 3. La voluntad del
pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elec-
ciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual, y
por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto”.
12
Artículo 25: “Todos los ciudadanos gozarán, sin ninguna de las distinciones menciona-
das en el artículo 2, y sin restricciones indebidas, de los siguientes derechos y oportunidades:
182 DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y CORRUPCIÓN. ALGUNAS LECCIONES... / CLAUDIO NASH ROJAS
17
Corte IDH, Caso Castañeda Gutman vs. Estados Unidos Mexicanos, Excepciones Pre-
liminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 6 de agosto de 2008, Serie C, núm. 184,
párr. 141.
18
Corte IDH, Caso Castañeda Gutman vs. Estados Unidos Mexicanos, Excepciones Pre-
liminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 6 de agosto de 2008, Serie C, núm. 184,
párr. 146.
19
Corte IDH, Caso Chitay Nech y otros vs. Guatemala, Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas, Sentencia de 25 de mayo de 2010, Serie C, núm. 212, párr. 107. En el
mismo sentido, Corte IDH, Caso López Lone y otros vs. Honduras, Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 5 de octubre de 2015, Serie C, núm. 302, párr. 162.
En ela perspectiva del derecho a la participación como un derecho instrumental para
el sistema democrático, ver OACDH, op. cit., pp. 66-67.
20
Corte IDH, Caso López Lone y otros vs. Honduras, Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas, Sentencia de 5 de octubre de 2015, Serie C, núm. 302, párr. 163.
21
Corte IDH, Caso Defensor de Derechos Humanos y otros vs. Guatemala, Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 28 de agosto de 2014, Serie C, núm.
283, párr. 185.
22
OACDH, op. cit., p. 73.
184 DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y CORRUPCIÓN. ALGUNAS LECCIONES... / CLAUDIO NASH ROJAS
control social que se puede ejercer con dicho acceso”.23 El ejercicio de este derecho
tiene un impacto vital en la efectividad de la participación cuando el acceso es expe-
dito, la información se entrega en forma oportuna, dicha información es pertinente
y se brinda en un formato accesible.24
En definitiva, el derecho a la participación en los asuntos públicos es un dere-
cho humano ampliamente reconocido en los instrumentos internacionales. Los
alcances de este derecho no se agotan en los derechos políticos-electorales, sino
que abarcan espacios más amplios de influencia, que el Estado está obligado a
respetar y garantizar en condiciones de igualdad, como debe hacerlo en relación
con todos los derechos consagrados internacionalmente. Para ello, las autoridades
públicas deben organizar todo el aparato de poder público para permitir el pleno
ejercicio de estos derechos y, en caso de grupos en situación de discriminación,
deben tomarse medidas efectivas de acción afirmativa para permitir su partici-
pación real y no meramente simbólica.
23
Corte IDH, Caso Claude Reyes y otros vs. Chile, Fondo, Reparaciones y Costas, Sen-
tencia de 19 de septiembre de 2006, Serie C, núm. 151, párr. 86.
24
Claudio Nash, Gina Chacón y Macarena Rodríguez, Estudio comparado sobre el impacto
que tienen las instituciones que resguardan el acceso a la información pública en Chile y México
sobre los Derechos Humanos en la ciudadanía, Chile, Centro de Derechos Humanos, Facultad
de Derecho de la Universidad de Chile, 2016. Disponible en: http://www.uchile.cl/publicacio-
nes/130631/impacto-de-instituciones-que-resguardan-informacion-publica-sobre-ddhh
25
Transparencia Internacional, Guía de lenguaje claro sobre la lucha contra la corrupción,
2009. Disponible en: https://transparencia.org.es/wp-content/uploads/2014/10/Gu%C3%ADa-
de-lenguaje-claro-sobre-lucha-contra-la-corrupción.pdf
26
Jorge Malem, La corrupción: aspectos éticos, económicos, políticos y jurídicos, Barcelona,
Gedisa, 2014.
27
Robert Klitgaard, Controlando la corrupción, La Paz, Editorial Quipus, 1990.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 185
28
Susan Rose-Ackerman y Bonnie Palifka, Corruption and Government Causes, Conse-
quences and Reform, 2nd ed., Cambridge University Press, 2016.
29
Michael Johnston, Corruption and Reform: One Size Does Not Fit All, International
Anti-Corruption Summer Academy Publication (Iacsa), 2012.
30
Frédéric Boehm y Johann Graf, “Corrupción y anticorrupción: una perspectiva neo-
institucional”, Revista de Economía Institucional, vol. 11, núm. 21, 2009, pp. 45-72.
186 DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y CORRUPCIÓN. ALGUNAS LECCIONES... / CLAUDIO NASH ROJAS
31
William Gallo, “La participación ciudadana en el combate contra la corrupción: un
análisis desde la carga de prevenir el daño en el panorama jurídico colombiano”, Revista de
Derecho Público, núm. 86, 2017, pp. 31-52.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 187
En la praxis, la sociedad civil en Chile no ha ido mucho más allá de los límites nor-
mativos. En el periodo de transición y consolidación democrática no ha sido una
constante una sociedad civil activa y vigilante de la actividad del Estado. El gran
quiebre en este sentido se da desde el año 2011, cuando en el marco de las protestas
estudiantiles en materia de educación se abrieron las puertas a una serie de temas
“ciudadanos” como la preocupación por el medio ambiente, la diversidad sexual,
los derechos reproductivos, hasta las demandas feministas de este último año, entre
otros.
En materia de lucha contra la corrupción el panorama tampoco es muy distinto.
En efecto, los casos más importantes de los últimos años con referencia a corrupción,
captura del Estado y tráfico de influencias no han surgido en el marco de denuncias
ciudadanas fruto de una sociedad civil atenta y vigilante respecto de la actividad del
Estado. Para destapar estos casos ha sido fundamental la denuncia de los propios
involucrados32 o han surgido en el marco de investigaciones sobre delitos tributarios
32
A modo de ejemplo el caso Penta, relativo al financiamiento ilegal de la política, sur-
ge de la denuncia de un exejecutivo de la empresa porque no le pagaron el finiquito laboral
al que él aspiraba. Información sobre el caso disponible en: https://ciperchile.cl/especiales/
financiamiento-irregular-politica/
188 DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y CORRUPCIÓN. ALGUNAS LECCIONES... / CLAUDIO NASH ROJAS
33
El caso de la empresa Soquimich (SQM) es un claro ejemplo de esto, ya que en la inves-
tigación sobre fraude con boletas y facturas de un político, surge una arista de financiamiento
ilegal que ha involucrado a buena parte de la clase política chilena. Información sobre el caso
disponible en: https://ciperchile.cl/especiales/financiamiento-irregular-politica/
34
Un caso excepcional que sí surgió de una investigación periodística (Revista Qué Pasa)
es el destape del caso Caval, que involucraba al entorno familiar de la expresidenta Bachelet.
Disponible en: http://www.quepasa.cl/articulo/actualidad/2015/02/1-16218-9-un-negocio-
caval.shtml/
35
Es un dato entregado por uno de los estudios de opinión más influyentes en Chile: la
Encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), agosto de 2016. Disponible en: http://www.
cepchile.cl/cep/site/artic/20160818/asocfile/20160818165239/encuestacep_julio_agosto2016.pdf
36
Un caso emblemático fue la elección en la municipalidad de Santiago, la más impor-
tante políticamente en Chile, donde la alcaldesa no fue reelegida luego de verse directamente
involucrada en financiamiento ilegal de su partido (PPD). Este caso es muy relevante ya que
este es un partido de centroizquierda que buscó financiamiento en una empresa privatizada
por la dictadura y cuyo dueño es exyerno del general Pinochet.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 189
ciudadanía eligió presidente a Sebastián Piñera quien era apoyado por los principales
partidos involucrados en el financiamiento ilegal de la política y, él mismo, ha sido
cuestionado en más de una ocasión por casos de conflictos de interés.
Sin perjuicio del escenario de concentración de medios existente en Chile, no
hay duda de que, a la fecha, los principales casos de corrupción se han mantenido
vigentes a partir de investigaciones periodísticas. Estas investigaciones se ven en el
marco de un periodismo investigativo aún muy incipiente en el país. Cabe destacar,
en este contexto, el rol que están jugando los medios digitales, que con menores cos-
tos y sin el grave problema de la distribución física, están ampliando el espectro de
medios de información relevantes en Chile. Hasta ahora, estos medios han servido
para mantener las noticias vigentes, pero aún sin capacidad investigativa propia.37
37
Es de justicia destacar al principal medio de investigación periodística hoy en Chile: el
Centro de Investigación Periodística (Ciper) (www.ciper.cl).
38
El informe completo se puede encontrar en: http://consejoanticorrupcion.cl/wp-con-
tent/uploads/2015/04/Consejo_Anticorrupcion_Informe_Final.pdf
39
Una asociación de dos ONG que dan seguimiento a los proyectos que surgieron del
informe señala que a julio de 2018 se han concretado un 63 % de las propuestas del Consejo
Asesor. Disponible en: https://observatorioanticorrupcion.cl//
40
A la fecha en que se escribe este artículo (julio de 2018), un grupo de parlamentarios ha
iniciado los trámites constitucionales para la destitución del fiscal nacional, precisamente por
no dar garantías suficientes de su compromiso por investigar los casos de corrupción política.
190 DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y CORRUPCIÓN. ALGUNAS LECCIONES... / CLAUDIO NASH ROJAS
46
Si bien el Código Procesal Penal (arts. 229 y ss.) no contempla explícitamente la po-
sibilidad de reformalizar, en la práctica sí se ha aceptado para garantizar los derechos del
imputado cuando se amplían los hechos de la investigación. Ver Diego Falcone, “Apuntes
sobre la formalización de la investigación desde la perspectiva del objeto del proceso penal”,
Revista de Derecho (Coquimbo), vol. 21, núm. 2, 2014, pp. 183-224. Disponible en: https://dx.doi.
org/10.4067/S0718-97532014000200006
47
La presidente del Consejo de Defensa del Estado señaló: “Aquí hay una interpre-
tación torcida de la ley”. Disponible en: http://impresa.elmercurio.com/Pages/NewsDetail.
aspx?dt=2018-07-07&dtB=07-07-2018%200:00:00&PaginaId=10&bodyid=3
48
Esta idea está arraigada en la ausencia de la corrupción diaria o cotidiana, y los buenos
índices comparados de Chile han llevado a políticas muy débiles en materia de corrupción.
Ello, pese a la evidencia de que esta se dio a gran escala en la dictadura, y que los primeros
signos de corrupción en las altas esferas de la política se dieron muy al comienzo de los go-
biernos de la concertación en el momento de recuperarse la democracia. Ver Claudio Nash,
“Dictadura, transición y corrupción. Algunas lecciones del caso chileno”, Revista Electrónica
de Investigación y Asesoría Jurídica (Rediaj), núm. 8, 2017, pp. 353-408.
192 DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y CORRUPCIÓN. ALGUNAS LECCIONES... / CLAUDIO NASH ROJAS
Asumir una perspectiva de derechos humanos implica adoptar todas las medidas en
el ámbito interno para permitir el pleno goce y ejercicio de los derechos. En materia
de participación, el enfoque de derechos humanos parte de dar un alcance amplio a
la participación ciudadana para que esta no se agote en el ejercicio de los derechos
políticos-electorales.49 En esta línea, parece que un primer paso en Chile tiene rela-
ción con asumir este enfoque en materia de derechos políticos.
Si la participación es un derecho humano de amplio alcance, se deben tomar
medidas para que el Estado respete y garantice sin discriminación cada una de estas
facetas. Por ello, nos parece adecuado citar a la Corte Constitucional colombiana en
la materia, la cual ha sostenido que la autoridad debe tomar diversas medidas para
garantizar el derecho a la participación política, entre ellas, “implementar medidas
que procuren optimizar el desarrollo de las diversas formas de participación y que,
al mismo tiempo, eviten retroceder injustificadamente en los niveles de protección
alcanzados”.50
Lo que se traduce, a juicio de la Corte colombiana, en medidas concretas que
deben ser adoptadas a nivel estatal:
49
OACDH, op. cit., pp. 70 y ss.
50
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-150 de 2015, M. P. Mauricio González
Cuervo.
51
Idem.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 193
52
Organización de las Naciones Unidas (ONU), Acción mundial contra la corrupción. Los
documentos de Mérida, Viena, Oficina contra la Droga y el Delito, 2005, p. 45.
194 DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y CORRUPCIÓN. ALGUNAS LECCIONES... / CLAUDIO NASH ROJAS
53
Ibid., p. 46.
54
Nash et al., op. cit.
55
ONU, op. cit., p. 107.
56
Para un estudio interesante sobre el interés colectivo que se ve afectado por la corrup-
ción (aunque con un enfoque civil y no penal), ver Gallo, op. cit., pp. 31-52.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 195
No hay duda alguna de que en Chile debe mejorarse el control social de la corrup-
ción. Esto implica fortalecer el periodismo de investigación para que pueda afrontar
el desafío de transformarse en un verdadero “cuarto poder” con capacidad de entrar
en los temas de fondo y aportar luces sobre lo que sucede, principalmente cuando
no hay voluntad política de investigarlos.58
Por su parte, la sociedad civil debe fortalecerse a través de la presión ciudadana,
y ver en la corrupción una amenaza cierta a la democracia y al Estado de derecho.59
Además, debe asumirse que esta práctica viola los derechos humanos y también
permite o facilita dicha violación.60 En este sentido, la academia tiene un rol esencial
para desarrollar marcos conceptuales y formular propuestas que tengan incidencia
en el debate social sobre corrupción.
57
Durante 2017 se recibieron un total de 9508 denuncias y sugerencias de fiscalización,
ingresadas a través del Portal de Contraloría. Disponible en: https://www.contraloria.cl/docu-
ments/451102/11514766/Cuenta+2017/63913698-bd1b-2f3f-6add-d34df479b187
58
ONU, op. cit., p. 70.
59
Idem.
60
Programa Estado de Derecho, Fundación Konrad Adenauer e Instituto de Democracia
y Derechos Humanos (Idehpucp), Conclusiones Conversatorio: Estado democrático de derecho,
sistema interamericano de DD.HH. y lucha contra la corrupción, Lima, Perú, 12 y 13 de octubre
de 2017.
196 DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y CORRUPCIÓN. ALGUNAS LECCIONES... / CLAUDIO NASH ROJAS
Conclusiones
Bibliografía
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nible en: http://derecho.posgrado.unam.mx/congresos/congreibero/ponencias/
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Revista de Ciencias Sociales, año 10, núm. 41, 2017, pp. 54-75.
198 DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y CORRUPCIÓN. ALGUNAS LECCIONES... / CLAUDIO NASH ROJAS
ZUSAMMENFASSUNG
Der Beitrag befasst sich mit den Nutzeffekten und Spannungen, die sich aus der
demokratischen Mitwirkung an Verfassungsänderungsprozessen durch Volksent-
scheide ergeben. Dazu geht er auf die Verfassungsbestimmungen ein, mit denen die
Grundsätze der direkten demokratischen Partizipation in Ekuador geregelt werden,
und stellt sie ihrer praktischen Umsetzung anlässlich der Entscheide von 2011 und
2018 gegenüber. Ziel der Untersuchung ist es herauszufinden, ob die genannten
Mitwirkungsprozesse an der Verfassungsänderung mit den partizipationsbezogenen
Verfassungsgrundsätzen im Einklang stehen, insbesondere hinsichtlich der Förderung
der öffentlichen Debatte.
*
Doctor en Derecho Constitucional, Universidad de Sevilla; abogado Pontificia Univer-
sidad Católica de Ecuador. Decano y profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
de la Universidad UTE, Quito; profesor contratado de la Universidad Andina Simón Bolívar,
sede Ecuador. benavidesordonez@yahoo.es
SUMMARY
The article discusses the benefits and tensions in democratic participation via refer-
endum in constitutional reform processes. It analyzes the constitutional norms that
govern the principles of direct democratic participation in Ecuador, and their practical
implementation through the experience of the 2011 and 2018 referendums. The pur-
pose of the analysis is to determine whether or not these participatory constitutional
reform processes were carried out in harmony with the constitutional principles that
govern participation, particularly those that promote public deliberation.
Introducción
1
Ernst Wolfang Böckenförde, Estudios sobre el Estado de Dderecho y la democracia, Ma-
drid, Trotta, 2000, p. 47.
2
La innovación en términos de derechos se observa, por ejemplo, en la incorporación
de la noción andina de sumak kawsay o buen vivir, respecto de los derechos sociales, así co-
mo del modelo de desarrollo (Agustín Grijalva, “Panorama básico de la nueva Constitución.
Principales innovaciones en la Constitución del Ecuador de 2008”, en Constitucionalismo en
Ecuador, Quito, Centro de Estudios/Corte Constitucional Ecuador, 2012, pp. 27-28).
3
Jürgen Habermas, Facticidad y validez. Sobre el derecho y el Estado democrático de de-
recho en términos de teoría del discurso, Madrid, Trotta, 2010, pp. 193-194.
204 PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA Y REFORMA CONSTITUCIONAL. UN ANÁLISIS... / JORGE BENAVIDES ORDÓÑEZ
4
Mauro Barberis, Ética para juristas, Madrid, Trotta, 2012, p. 58.
5
Javier Pérez Royo, La reforma constitucional inviable, Madrid, Catarata, 2015, p. 54.
6
Jorge Benavides Ordóñez, “La reelección presidencial indefinida en Ecuador. Una lectu-
ra crítica del dictamen de la Corte Constitucional que la permite vía enmienda constitucional”,
Memoria XII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional. El diseño institucional del
Estado democrático, t. II, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2017, pp. 158-159.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 205
7
La consulta popular puede, a su vez, comportar o bien la forma de referéndum, esto es,
para la adopción de un texto normativo concreto, o la forma de plebiscito, considerada una
consulta para la adopción de una decisión política. Una particularidad del referéndum es
que en la Constitución se contempla exclusivamente el de tipo constitucional, en tanto que el
referéndum relativo a temas de legalidad es regulado por la Ley Orgánica Electoral, Código
de la Democracia, promulgada en el año 2009.
206 PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA Y REFORMA CONSTITUCIONAL. UN ANÁLISIS... / JORGE BENAVIDES ORDÓÑEZ
8
Corte Constitucional del Ecuador, Dictamen 001-13-DCP-CC, de 25 de septiembre de
2013, p. 8.
9
Diario el Universo, “Desde el 2010 seis alcaldes fueron destituidos mediante revoca-
torias en Ecuador”, 30 de junio de 2018. Disponible en: https://www.eluniverso.com/noti-
cias/2018/06/30/nota/6835490/2010-seis-alcaldes-fueron-destituidos-mediante-revocatorias
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 207
10
Corte Constitucional del Ecuador, Sentencia 001-10-SIN-CC, de 18 de marzo de 2010.
11
Para un estudio empírico sobre el uso de los mecanismos de democracia directa con-
templados en la Constitución ecuatoriana de 2008, en el periodo 2009 a 2012, ver Franklin
Ramírez (coord.), Nuda Política. Participación, democracia y conflictos, Ecuador 2009-2012,
Quito, FES-Ildis, Flacso-Ecuador, 2013.
208 PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA Y REFORMA CONSTITUCIONAL. UN ANÁLISIS... / JORGE BENAVIDES ORDÓÑEZ
12
“La enmienda de uno o varios artículos de la Constitución que no altere su estructura
fundamental, o el carácter y elementos constitutivos del Estado, que no establezca restricciones
a los derechos y garantías, o que no modifique el procedimiento de reforma de la Constitución,
se realizará: 1. Mediante referéndum solicitado por la presidenta o presidente de la República,
o por la ciudadanía con el respaldo de al menos ocho por ciento de las personas inscritas en
el registro electoral. 2. Por iniciativa de un número no inferior a la tercera parte de los miem-
bros de la Asamblea Nacional. El proyecto se tramitará en dos debates; el segundo debate se
realizará de modo impostergable en los treinta días siguientes al año de realizado el primero.
La reforma solo se aprobará si obtiene el respaldo de las dos terceras partes de los miembros
de la Asamblea Nacional”.
13
“La reforma parcial que no suponga una restricción en los derechos y garantías cons-
titucionales, ni modifique el procedimiento de reforma de la Constitución tendrá lugar por
iniciativa de la presidenta o presidente de la República, o a solicitud de la ciudadanía con el
respaldo de al menos el uno por ciento de ciudadanas y ciudadanos inscritos en el registro
electoral, o mediante resolución aprobada por la mayoría de los integrantes de la Asamblea
Nacional. La iniciativa de reforma constitucional será tramitada por la Asamblea Nacional
en al menos dos debates. El segundo debate se realizará al menos noventa días después del
primero. El proyecto de reforma se aprobará por la Asamblea Nacional. Una vez aprobado el
proyecto de reforma constitucional se convocará a referéndum dentro de los cuarenta y cinco
días siguientes. Para la aprobación en referéndum se requerirá al menos la mitad más uno de
los votos válidos emitidos. Una vez aprobada la reforma en referéndum, y dentro de los siete
días siguientes, el Consejo Nacional Electoral dispondrá su publicación”.
14
“La asamblea constituyente solo podrá ser convocada a través de consulta popular.
Esta consulta podrá ser solicitada por la Presidenta o Presidente de la República, por las dos
terceras partes de la Asamblea Nacional, o por el doce por ciento de las personas inscritas en
el registro electoral. La consulta deberá incluir la forma de elección de las representantes y
los representantes y las reglas del proceso electoral. La nueva Constitución, para su entrada
en vigencia, requerirá ser aprobada mediante referéndum con la mitad más uno de los votos
válidos”.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 209
los tres, está prevista para cambiar el procedimiento de reforma, así como en caso
de una modificación restrictiva de los derechos constitucionales.
El procedimiento de rigidez gradual explicado arriba está directamente relacio-
nado con menores o mayores niveles de participación ciudadana, respecto de cada
procedimiento. Se debe tener presente que, de modo general, la iniciativa para refor-
mar la Constitución les corresponde al presidente de la República, a los asambleístas
y a los ciudadanos, es decir, que cualquiera de los mencionados puede proponer
una enmienda, una reforma parcial o la convocatoria, por medio de una consulta
popular, a una Asamblea Constituyente. Así, respecto a la iniciativa ciudadana, el
artículo 441, que regula la enmienda, exige el respaldo de un porcentaje no menor
del 8% de los inscritos en el registro electoral. Por su lado, el artículo 442, que de-
sarrolla la reforma parcial, es un procedimiento en el que, si bien el porcentaje de
respaldo exigido para su iniciativa es menor al de la enmienda, toda vez que se sitúa
en el 1% de los inscritos en el registro electoral, la iniciativa de reforma en todos
los casos debe ser tramitada en sede parlamentaria. Posteriormente, en caso de ser
aprobada la reforma por los dos tercios de los miembros de la Asamblea Nacional,
se procederá a ratificarla por medio de referéndum. La Asamblea Constituyente,
por último, está contemplada en el artículo 444, el cual determina que aquella de-
berá nacer necesariamente de la consulta popular, solicitada por al menos el 12%
de los inscritos en el registro electoral, para que una vez aprobada la Constitución
por parte de la Asamblea Constituyente, el texto sea ratificado por los ciudadanos
a través de referéndum. Así las cosas, el referéndum previsto en el artículo 442 que
regula la reforma sería constitucional en la medida en que operaría para introducir
modificaciones no dirigidas a cambiar el núcleo esencial del texto constitucional.
Mientras tanto, el del artículo 444, respecto al texto aprobado por el poder consti-
tuyente originario, por el contrario, daría cuenta de un referéndum constituyente,
toda vez que su finalidad es la adopción de una nueva Constitución.
Es necesario señalar, por otra parte, que tanto el referéndum del artículo 442,
como el del artículo 444 son obligatorios, esto es, tienen lugar por imperativo cons-
titucional, sin que medie la voluntad previa de ninguno de los legitimados para
convocarlos,15 a saber: el Ejecutivo, el Legislativo y la ciudadanía.
De lo manifestado es fácil colegir la importancia otorgada por parte del consti-
tuyente ecuatoriano de 2008 a la participación popular en los procesos de reforma
a la Constitución. La plausible intención devela, por un lado, la preocupación por
fortalecer la legitimidad democrática de los cambios a una Constitución que entró
en vigencia luego de referéndum ratificatorio, y, por otro, que marca diferencia res-
pecto de otros importantes ordenamientos constitucionales de la región como el
15
Pedro Cruz Villalón, “El referéndum consultivo como modelo de racionalización cons-
titucional”, en La curiosidad del jurista persa, y otros estudios sobre la Constitución, Madrid,
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2006, p. 263.
210 PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA Y REFORMA CONSTITUCIONAL. UN ANÁLISIS... / JORGE BENAVIDES ORDÓÑEZ
16
La excepción es cuando, vía plebiscito, el presidente de la República pone a consideración
de la ciudadanía la decisión final sobre la implementación de reformas constitucionales, si en
el trámite no se llegó a poner de acuerdo con el Legislativo (Constitución de Chile, art. 117).
17
José Luis Martí, La república deliberativa. Una teoría de la democracia, Madrid, Marcial
Pons, 2006, p. 308.
18
Stephen Tierney, Constitutional Referendums. The Theory and Practice of Republican
Deliberation, Oxford, Oxford University Press, 2012, pp. 23 y ss.
19
Conrado Hübner Mendes, Constitutional Courts and Deliberative Democracy, Oxford,
Oxford University Press, 2013, p. 14.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 211
del Consejo de la Judicatura, esto es, de nueve miembros electos por concurso de
méritos y oposición, pasaba a tener cinco.20
Respecto a las enmiendas constitucionales aprobadas el 4 de febrero de 2018,
iniciativa del presidente Lenin Moreno, diremos que versaban sobre los más di-
versos temas, desde aspectos de lucha contra la corrupción, la reinstauración de la
prohibición de reelección por más de una ocasión para todo dignatario de elección
popular, o cambios a un poder del Estado, o la protección a la niñez, hasta temas
alusivos a recursos naturales como la minería.
Estos cambios se concretaron en cinco preguntas. La pregunta número uno de la
iniciativa de enmienda implicó cambios legales y constitucionales –como al artículo
233 del texto fundamental–, cuya finalidad era que quienes hubieran sido sanciona-
dos con sentencia ejecutoriada por delitos de corrupción fueran inhabilitados para
la vida política y perdieran sus bienes. Al respecto vale comentar que la medida
parecería desproporcionada, toda vez que no solo inhabilitaba al sentenciado por
corrupción para postularse como candidato de elección popular, o para ingresar a
la función pública y contratar con el Estado, medidas aceptables constitucionalmen-
te. Por el contrario, la iniciativa suponía la pérdida de todos los derechos políticos,
lo cual contradice principios constitucionales como la razonabilidad de los fines
perseguidos con la enmienda. La pregunta número dos trató el tema de mayor re-
levancia, pues recuperó la intención del constituyente contemplada originalmente
en los artículos 114 y 144 de la Constitución, en el sentido de prohibir la reelección
por más de una ocasión de cualquier autoridad de elección popular, incluido el
presidente de la República. Esta prohibición fue enmendada en el 2015 con motivo
de una reforma constitucional en sede parlamentaria, promovida por la bancada
legislativa a la que pertenecía el expresidente Correa.
La tercera pregunta aludió a la implementación de un Consejo de Participa-
ción Ciudadana y Control Social transitorio21 que reemplazara al Consejo que en
ese momento se encontraba en ejercicio de funciones, con el fin de que el Conse-
jo transitorio evaluara y, de ser el caso, diera por terminados los periodos de los
funcionarios de control designados por el Consejo cesado. Además, la iniciativa
contemplaba una forma distinta de designación de los consejeros que integran ese
20
Al respecto, ver Corte Constitucional del Ecuador, Dictamen 001-11-DRC, de 15 de
febrero de 2011.
21
El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social es un organismo que con-
juntamente con la Contraloría, la Defensoría del Pueblo y las Superintendencias, integran
la Función de Transparencia y Control Social, que junto al Ejecutivo, Legislativo, Judicial y
Electoral, conforman los cinco poderes del Estado contemplados en la Constitución. Desde
su origen fue polémica su implementación, puesto que se trata de una instancia que, a través
del Consejo de Participación, persigue estatizar la participación ciudadana. Es por ello que
en este artículo no nos hemos referido a las funciones que cumple este Consejo respecto de
la promoción de la participación, toda vez que se aleja de la visión común que entiende a la
participación como aquellas interacciones que surgen desde la sociedad hacia el poder público,
y no al revés.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 213
organismo, esto es, por medio de voto popular. En este sentido, supuso la reforma de
los artículos 112 y 207 de la Constitución. La iniciativa descrita estribó en un reclamo
generalizado de la sociedad ecuatoriana acerca del incumplimiento de funciones por
parte del Consejo, en cuanto a los malos resultados obtenidos en materia de lucha
contra la corrupción, de promoción de la participación y, sobre todo, por la desig-
nación, por vía de concursos, de las autoridades de control, que a la postre fueron
seriamente cuestionadas por su vinculación a casos de corrupción. Finalmente, las
preguntas cuatro y cinco aludieron, por un lado, a la imprescriptibilidad del ejercicio
de la acción penal, así como de la pena en los delitos sexuales en contra de menores,
y, en consecuencia, modificó el artículo 46 del texto constitucional; por otro, a la
prohibición de la minería metálica en todas sus etapas en zonas protegidas, intan-
gibles y urbanas, modificando el artículo 407 de la Constitución.
Luego de la descripción de las enmiendas se comenzará por señalar que, en el
ámbito de las semejanzas, tanto la enmienda constitucional de 2011 como la de 2018
tuvieron su origen en la iniciativa de los presidentes de la República Rafael Correa
y Lenin Moreno, respectivamente, facultad adelantada por ambos mandatarios a
través del procedimiento de enmienda vía referéndum.22 Otra coincidencia es que
ambas iniciativas resultaron vencedoras; sin embargo, se debe precisar que se trató,
más que de un respaldo per se a los contenidos de las preguntas del referéndum, de
una suerte de apoyo al régimen de turno. Por el lado de las diferencias se podría es-
grimir, desde una perspectiva política, que se trató de coyunturas distintas pues en
el caso de las enmiendas de 2011 tenían como objetivo ulterior un acrecentamiento
del poder del Ejecutivo, vía su intervención en el Poder Judicial, en tanto que el
propósito de las enmiendas de 2018 era reinstitucionalizar el país, matizando los
efectos perniciosos de la reelección sin límite del presidente de la República.
Desde la arista jurídica también existieron variaciones, de ahí que, por ejemplo,
respecto al control constitucional previo obligatorio de las iniciativas de enmienda,
en 2011 la Corte Constitucional sí efectuó dicho control, aunque este fue bastante
discutible en la medida en que modificó las preguntas formuladas por el presiden-
te de la República para que pudieran pasar el examen de constitucionalidad, tarea
para la cual la Corte Constitucional no tenía facultad ni legal ni constitucional.23
Para el referéndum de 2018, la Corte Constitucional guardó silencio respecto a la
constitucionalidad o no de las preguntas formuladas por el Ejecutivo, en tanto no
22
En ambos escritos de petitorio de enmiendas, los presidentes de la República, de
conformidad con el artículo 443 de la Constitución y los artículos 99 y 100 de la LOGJCC,
solicitaron a la Corte Constitucional que señalara cuál de los procedimientos correspondía
aplicar a cada modificación del texto constitucional, así como dictar sentencia respecto de la
constitucionalidad de la convocatoria a referendo, y de las consideraciones y preguntas que
debían ser conocidas por el electorado.
23
Jorge Benavides, “El control de la reforma constitucional. Una aproximación a las nor-
mas que lo regulan en Ecuador”, Revista Ecuatoriana de Derecho Constitucional, núm. 2, 2018,
p. 21.
214 PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA Y REFORMA CONSTITUCIONAL. UN ANÁLISIS... / JORGE BENAVIDES ORDÓÑEZ
se pronunció dentro del término previsto por el artículo 105 de la Ley Orgánica de
Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional, esto es, 20 días. Esta inacción
trajo como consecuencia que las preguntas incluidas en la iniciativa se tuvieran
como constitucionales, toda vez que ese efecto le atribuye el mencionado artículo
105. En cualquier caso, ya sea por la emisión de un muy discutible dictamen que
viabilizó los cambios constitucionales de 2011, o por la omisión de pronunciarse
dentro del término legal, la actuación de la Corte Constitucional ecuatoriana dejó
mucho qué desear en cuanto a la defensa de la supremacía constitucional, así como
en garantizar las condiciones adecuadas para la deliberación pública respecto a la
conveniencia o no de los cambios constitucionales. Sobre todo, si se tiene en cuenta
que el objetivo del control previo de constitucionalidad, por mandato normativo,
es que precisamente se garantice la libertad del elector y la constitucionalidad de
lo que se vaya a preguntar a la ciudadanía. Estos objetivos, por otra parte, deben
ser interpretados de modo integral a la luz de los principios constitucionales de la
participación comentados en líneas precedentes.
Ciertamente, hay conciencia acerca de la complejidad que suponen los procesos
de reforma constitucional vía referéndum, principalmente por la dificultad que im-
plican los temas que se ponen a consideración de los ciudadanos. Ahora bien, esta
complejidad no comporta suficiente razón para que el poder público –sobre todo si
se tiene en consideración que se trató de iniciativas nacidas desde el Ejecutivo– deje
de realizar el mayor esfuerzo posible a fin de garantizar las condiciones adecuadas
para la participación informada y la consiguiente deliberación de la ciudadanía.
En definitiva, al hacer un balance de la participación de los ecuatorianos en los
referéndums constitucionales analizados, se diría que en el caso de 2011, tanto de
parte del Ejecutivo como de la Corte Constitucional, no se promovió la calidad del
debate democrático en la medida en que, a partir de un sencillo análisis, es muy
difícil defender la constitucionalidad de lo que se preguntó, situación que se vería
agravada por el hecho de que no se garantizó la debida libertad del elector respecto
de las preguntas, los considerandos y los anexos puestos a su consideración. De ahí
que sea difícil sortear la objeción teórica que esgrimía que en los referéndums las
élites suelen plantear los temas de tal manera que se obtenga el resultado por ellas
esperado. Respecto del referéndum de 2018, si bien en principio varias de las ini-
ciativas fueron plausibles, el silencio de la Corte Constitucional en relación con su
obligación de emitir el correspondiente dictamen sobre la constitucionalidad de las
preguntas no contribuyó a la calidad del debate democrático y puso, por otra parte,
en entredicho la función del órgano como guardián de la Constitución.
Conclusiones
Bibliografía
ZUSAMMENFASSUNG
In den vergangenen Jahren hat der Oberste Gerichtshof Argentiniens auf der Grund-
lage seiner Verfahrensvereinbarung 30/2007 insbesondere bei Strukturreformen
betreffenden Streitfällen im Vorfeld seiner Entscheidungen öffentliche Anhörungen
durchgeführt. Der Beitrag analysiert dieses Vorgehen aus der Perpektive des dialogo-
rientierten Konstitutionalismus. Öffentliche Anhörungen sind im Sinne partizipativer
institutioneller Mechanismen dazu geeignet, den demokratischen Dialog zwischen
den öffentlichen Gewalten anzuregen und den Bürgern Mitsprachemöglichkeiten
*
Abogado de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), especialista en Derecho
Constitucional de la Universidad de Salamanca. brunovendraminn@gmail.com
**
Este artículo comenzó a gestarse en el Seminario de Derecho Constitucional de la Facul-
tad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, impartido durante agosto y noviembre
de 2017. Agradezco al profesor Andrés Rossetti por las cálidas discusiones y sugerencias allí
dadas.
bei Entscheidungen einzuräumen, die ihre Grundrechte berühren, und zugleich die
Legitimität der Urteile des Gerichtshofs zu stärken.
SUMMARY
In recent years, the Supreme Court of Justice of the Argentine Nation has, through
Decree 30/2007, held various public hearings for rendering its decisions, especially in
litigation involving structural reforms. This article analyzes this phenomenon under
the theory of dialogic constitutionalism. Public hearings, as participatory institutional
mechanisms, can generate a democratic dialogue between public powers, provide
citizens with an opportunity to be heard when decisions that will affect their fun-
damental rights will be made, and grant greater legitimacy to the decisions issued
by the Court.
Introducción
1
Miguel Ángel Benedetti y María Jimena Sáenz, Las audiencias públicas de la Corte
Suprema. Apertura y límites de la participación ciudadana en la justicia, Buenos Aires, Siglo
Veintiuno Editores, 2016, p. 14. Este estudio contiene un fino y exhaustivo análisis sobre las
audiencias públicas llevadas adelante por la Corte Suprema desde 2004 hasta 2014.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 219
con una larga y asentada tradición en la Corte Suprema de Justicia de los Estados
Unidos.
En este artículo quisiera interpretar el fenómeno de las audiencias llevadas ade-
lante por la Corte a la luz de la teoría del constitucionalismo dialógico.2 Las audien-
cias públicas configuran una alternativa innovadora, singular y progresista de parti-
cipación democrática, y generan un diálogo entre los poderes públicos. La teoría del
constitucionalismo dialógico ha producido, en los últimos años, un debate teórico
novedoso. Nombres como Friedman, Balkin, Tushnet, Rodríguez Garavito, Garga-
rella, Linares y otros buscan, con perspectivas diferentes e intereses dísimiles, dejar
atrás la concepción rígida del checks and balances, que históricamente caracterizó
–y, en buena medida, lo sigue haciendo– a la mayoría de las democracias occiden-
tales, generando un escaso, cuando no nulo, diálogo entre los poderes públicos del
Estado y entre los ciudadanos con la estructura estatal. Además, le proporcionan al
Poder Judicial mayor legitimidad democrática, en virtud de que el judicial review,
institución clásica destinada a garantizar la supremacía constitucional y resguardar
los derechos fundamentales, se convierte en este modelo en un promotor de la deli-
beración pública, generando un diálogo democrático entre los poderes y otorgándole
mayor espacio a la ciudadanía a la hora de tomar decisiones sobre sus derechos.3
Con base en dicha línea teórica, primero estudio el fenómeno de las audiencias
sucedido en la Corte argentina en los últimos años y examino la Acordada4 30/2007
2
Sobre el constitucionalismo dialógico puede verse la valiosa compilación de ensayos
contenidos en Roberto Gargarella (comp.), Por una justicia dialógica. El poder judicial como
promotor de la deliberación pública, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2014.
3
La relevancia del constitucionalismo dialógico y lo promisorio de sostener esta teoría
estriba en que –como sostiene Gargarella– permite que “los distintos poderes de gobierno
alcancen acuerdos ‘conversacionales’ ahuyenta los temores y las críticas relacionadas con la
imposición de soluciones ‘desde arriba’ […] las soluciones dialógicas prometen terminar con
las tradicionales objeciones democráticas a la revisión judicial, basadas en las débiles cre-
denciales democráticas del Poder Judicial, o los riesgos de que al imponer la última palabra,
se afecte el sentido y objeto de la democracia constitucional (en donde las mayorías deben
mantenerse en el centro de la creación normativa)” (Roberto Gargarella, “El nuevo consti-
tucionalismo dialógico, frente al sistema de los frenos y contrapesos”, 2014. Disponible en:
http://www.derecho.uba.ar/academica/posgrados/2014-roberto-gargarella.pdf. Este artículo
también está incluido en Gargarella, op. cit., pp. 119-159.
4
Se entiende por “acordada” o “acuerdo” las resoluciones que dicta la Corte Suprema en
uso de sus atribuciones legales a los fines de una buena administración de justicia. Son, como
bien dice la palabra, “acuerdos” de los jueces sobre diversas cuestiones. El artículo 18 de la
Ley 48, sobre jurisdicción y competencia de los tribunales nacionales argentinos, establece
la facultad de la Corte Suprema de dictar los reglamentos necesarios para la ordenada trami-
tación de los juicios; al mismo tiempo, el artículo 113 de la Constitución Nacional argentina
permite al alto tribunal dictar su reglamento interno y nombrar a sus empleados. En este
sentido, la Corte Suprema permanentemente echa mano de las acordadas (ya que además
son obligatorias y vinculantes para los juzgados, fiscalías, demás órganos del Poder Judicial
en su conjunto y para el personal de la planta de dicho poder): así, este instrumento admi-
nistrativo práctico le permite resolver al tribunal cuestiones de todo tipo, relacionadas con
220 LAS AUDIENCIAS PÚBLICAS EN EL ÁMBITO DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA... / BRUNO VENDRAMIN
del mencionado tribunal –la que estableció y reglamentó dicho mecanismo par-
ticipativo– para luego revisar las limitaciones de este mecanismo, a los fines de
ver qué medidas pueden tomarse para mejorar su perfectibilidad y superar los
déficits que las afectan.
la fijación de las políticas judiciales, como las audiencias públicas o los amici curiae; asuntos
de recursos humanos y personal, tales como designaciones, licencias, pagos, liquidaciones,
sanciones disciplinarias, bonificaciones, gastos y viáticos, etc.; temas de ejecución presupues-
taria y financiera; habilitación de ferias en los juzgados de todo el país, y otros asuntos que le
permiten resolver cuestiones de administración de justicia de todos los días.
5
Jürgen Habermas, Conciencia moral y acción comunicativa, Barcelona, Península, 1985,
p. 116.
6
Como escribió Robert Dahl: “Solo la concepción democrática, nunca la del tutelaje,
puede brindar la esperanza de que, al participar en el gobierno de sí mismos, todos los inte-
grantes de un pueblo, y no únicamente unos pocos, aprendan a actuar en forma moralmente
responsable como seres humanos” (La democracia y sus críticos, Barcelona, Paidós, 1992, p.
100).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 221
7
El segundo considerando de la Acordada 30/2007 de la Corte dice que este mecanis-
mo institucional “permitirá poner a prueba directamente ante los ojos del país, la eficacia y
objetividad de la administración de justicia que realiza este Tribunal”.
8
Jürgen Habermas, Facticidad y validez, Madrid, Trotta, 1998, p. 447.
9
Ibid., p. 376.
222 LAS AUDIENCIAS PÚBLICAS EN EL ÁMBITO DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA... / BRUNO VENDRAMIN
anuales para el Poder Judicial en su conjunto y las audiencias públicas.10 Esto ocu-
rrió, entre otras razones, por los nuevos magistrados que integran la Corte y, sobre
todo, por la gran crisis que sacudió al sistema político-institucional argentino en el
año 2001. El Poder Judicial no fue ajeno al “que se vayan todos” de las jornadas de
diciembre de aquel año.11 Es que la Corte gozaba de escasa legitimidad por aquellos
años (además, venía del periodo de la mayoría automática de los noventa, por lo
que una de las tareas principales de la nueva Corte fue la de recuperar la legitimidad
institucional perdida). De hecho, una de las ideas centrales del discurso “Políticas
de Estado para el Poder Judicial”, ofrecido por Ricardo Lorenzetti –presidente del
Supremo Tribunal– en el marco de la II Conferencia Nacional de Jueces (Salta,
septiembre de 2007),12 fue la de “reconstruir los deteriorados vínculos entre el Po-
der Judicial y la sociedad”. En esta dirección, las audiencias fueron utilizadas como
puente entre la Corte y la ciudadanía.
Es en este contexto de las audiencias públicas donde el Poder Judicial asume un
rol muy activo en la configuración y resolución en los litigios de reformas estruc-
turales. Así, las audiencias públicas en la Corte argentina –y también en otros
tribunales– se dieron preferentemente en litigios de reforma estructural, por la
magnitud, relevancia y sensibilidad de los casos y los derechos allí implicados. Estos
litigios son caracterizados como procesos en donde los intereses y las relaciones ju-
rídicas trascienden a los reclamados estrictamente por las partes procesales. Como
10
En una conferencia impartida en la Universidad di Tella, Lorenzetti hizo hincapié en
la necesidad de que las políticas del Poder Judicial fomenten la cultura pública; en esta nueva
configuración, las audiencias cumplen un rol fundamental: la “construcción de un lenguaje
común nos refiere a una estructura de principios, de consensos básicos en la sociedad que
permita el desarrollo de la diversidad, del conflicto, pero tiene que haber una base común. Al-
guna vez he citado a John Rawls que tiene un libro muy importante sobre los consentimientos
cruzados –El liberalismo político–. Rawls habla de consensos cruzados. Es decir, cuando hay
entrecruzamiento en algún punto coincidimos y creo que esta es tal vez la razón última de
por qué uno debería hacer una audiencia pública en un caso de trascendencia institucional.
Es mostrar un escenario en el cual la sociedad interactúe, haya argumentos, contraargumen-
tos, existan puntos en los cuales uno diga ‘en esto puede haber una base común, en esto hay
disenso’” (Ricardo Lorenzetti, “Las audiencias públicas y la Corte Suprema”, Revista Argentina
de Teoría Jurídica, vol. 14, diciembre de 2013, pp. 7-8).
11
El mismo Ricardo Lorenzetti admitió que la crisis de 2001 también le tocó las puertas al
Poder Judicial: “El Poder Judicial ha sufrido los efectos de la crisis nacional del año 2001/2002,
que agravó y puso en evidencia problemas preexistentes. Entre los años 2002 y 2006 hubo
un periodo que puede denominarse de ‘transición’, que permitió administrar los efectos de
la crisis y continuar brindando el servicio de justicia, lo que permitió evitar una debacle ins-
titucional” (“Políticas de Estado para el Poder Judicial”, 2007. Disponible en: http://www.cij.
gov.ar/politicas-de-estado-para-el-poder-judicial.pdf).
12
En el marco de esta conferencia, y como conclusión de la misma, la Corte emitió un
documento que detalla los objetivos de las nuevas políticas públicas en materia judicial, el
plan de trabajo de la Corte, el rol y el nuevo liderazgo público del Poder Judicial, distintos
proyectos de gestión y comunicación institucional y propuestas futuras (Disponible en: https://
www.eldial.com/publicador/comodin/imagenes/DocumentodeTrabajo.pdf).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 223
bien dice Mariela Puga, “la expresión ‘litigio estructural’ o ‘caso estructural’, califica
a intervenciones judiciales que expanden el territorio de lo justiciable más allá de los
intereses de las partes procesales”.13 En Argentina comienzan a tomar forma luego
de la Reforma Constitucional de 1994, por la incorporación de nuevos derechos
–principalmente los colectivos– a la carta magna. Cuestiones que atañen a la salud
pública, al medioambiente, a las comunidades indígenas, el sistema penitenciario,
etc., son algunos ejemplos donde se han presentado casos de litigio estructural.
Además, son claramente procesos de activismo judicial, es decir, las decisiones de
los jueces afectan a diversos grupos sociales y obligan a distintos órganos del Poder
Ejecutivo a tomar determinadas políticas públicas encaminadas al cumplimiento
de las sentencias. Así, el proceso ya no se enmarca en el paradigma adversarial de
resolución de conflictos, sino, antes bien, en el debate entre las partes para que el juez
fije directrices que solucionen los problemas allí ventilados: “Menos preocupado por
determinar a quién darle la razón, o a quién reprocharle una conducta, el decisorio
estructural se empeña en encontrar pautas regulatorias a una situación que imbrica
de formas complejas diversos intereses, y a la que se intenta modificar”.14 Sebastián
Linares afirma que aquí “la Corte asume una verdadera dimensión política, erigién-
dose en un agente con poder de agenda, al llamar la atención a los representantes
políticos, convocar audiencias públicas, obligarlos a tomar decisiones bajo ciertos
parámetros, y controlar todo el proceso de decisión y ejecución”.15
Respecto de los derechos constitucionales puestos en juego en los casos some-
tidos a audiencias, el abanico es amplio; abarca derechos públicos y privados, y, so-
bre todo, los nuevos derechos incorporados en la Reforma Constitucional de 1994:
derechos ambientales –la audiencia más importante y significativa fue Mendoza,
Beatriz Silvia y otros c/ Estado Nacional y otros s/ daños y perjuicios (daños deri-
vados de la contaminación ambiental del Río Matanza - Riachuelo)–,16 derechos de
las comunidades indígenas, derechos colectivos, derecho al acceso a la información
pública, derechos laborales y sociales, libertad de expresión, derecho a la intimidad,
derecho a la libertad religiosa, y derechos entre competencias y atribuciones de los
poderes públicos del Estado en sus tres niveles (nacional, provincial y municipal).
Como se ve, la mayoría de los casos son litigios donde el interés público prevalece,
principal guía para que la Corte llame a audiencias públicas, y se caracterizaron
como litigios de reforma estructural.
13
Mariela Puga, “El litigio estructural”, Revista de Teoría del Derecho de la Universidad de
Palermo, año I, núm. 2, 2014, p. 43.
14
Ibid., p. 76.
15
Sebastián Linares, “El diálogo democrático entre las cortes y las instituciones represen-
tativas”, Revista Mexicana de Sociología, vol. 70, núm. 3, 2008, p. 9.
16
Para un buen análisis del caso Mendoza, ver Paola Bergallo, “La causa Mendoza: una
experiencia de judicialización cooperativa sobre el derecho a la salud”, en Gargarella, op. cit.,
pp. 245-293.
224 LAS AUDIENCIAS PÚBLICAS EN EL ÁMBITO DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA... / BRUNO VENDRAMIN
2. La Acordada 30/2007
17
Corte Suprema de Justicia de la Nación, Acordada 30/2007, Expte. 3805/2007, Adm. Gral.
Disponible en: http://www.cpacf.org.ar/files/acordadas/ac_csjn_3007.pdf. Cabe agregar que,
luego de esta Acordada, los tribunales supremos de Corrientes, Neuquén y Mendoza también
implementaron las audiencias públicas.
18
Corte Suprema de Justicia de la Nación, Penjerek, Norma Mirta s/rapto y homicidio s/
incidente de recusación.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 225
19
Benedetti y Sáenz, op. cit., p. 70.
20
Marilena Chaui, “El discurso competente”, Nombres. Revista de Filosofía, año XXII,
núm. 28, 2014, pp. 113-125. Disponible en: https://revistas.unc.edu.ar/index.php/NOMBRES/
article/view/12023.
21
En casos excepcionales como Santa Fe, Provincia de c. Estado Nacional s. acción decla-
rativa de inconstitucionalidad y Catamarca, Provincia de c. Estado Nacional y otros. Acción
declarativa de certeza, litigios referidos a coparticipación, la Corte dio lugar a réplicas.
226 LAS AUDIENCIAS PÚBLICAS EN EL ÁMBITO DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA... / BRUNO VENDRAMIN
tiempo de exposición libre a unos pocos minutos y a controlar casi por completo
el rumbo de la conversación de las jornadas”.22 Producto de la relación asimétrica
que existe entre las partes, el control absoluto de la dinámica dialógica por parte del
Alto Tribunal deja escaso espacio para un diálogo fluido y libre.23
Uno podría pensar que más de 20 audiencias24 –las que fueron convocadas por
la Corte desde 2004 hasta la fecha– son pocas causas. Es cierto. Para el gran volu-
men de fallos que se someten a consideración del Máximo Tribunal, dos docenas de
audiencias son escasas (no obstante, hay que tener presente que, naturalmente, no
pueden someterse al proceso de audiencias todos los casos de litigio estructural, por
razones temporales y materiales). Desde el aspecto temporal, los procesos judiciales
sometidos a audiencias públicas han durado meses y a veces hasta dos o tres años,
generando un desgaste administrativo y procesal considerable, por la cantidad de
actores involucrados y la complejidad de las causas. Por ejemplo, la causa Mendoza,
Beatriz Silvia y otros c/ Estado Nacional y otros s/daños y perjuicios (daños deriva-
dos de la contaminación ambiental del Río Matanza – Riachuelo) duró cuatro años,
comenzó en 2004, y la Corte dictó la sentencia el 8 de julio de 2008. Por otra parte,
y desde el punto de vista material, la Corte Suprema argentina interviene y recibe
muchas causas judiciales por año, por lo que en las condiciones actuales se ve im-
posibilitada de proceder a la apertura de audiencias públicas de forma permanente,
22
Benedetti y Sáenz, op. cit., p. 161.
23
Una de las excepciones notables e interesantes fue el caso de las comunidades indígenas
(Comunidad Indígena Toba La Primavera - Novogoh c/ Formosa, Provincia de s/ incidente
de medida cautelar), donde diversos líderes tomaron la palabra y expusieron su visión de los
hechos cuando por primera vez ingresaron a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
24
Los casos en los que la Corte convocó a audiencias públicas son los siguientes, desde
el año 2004 hasta 2017: Verbitsky, Horacio s. hábeas corpus; Mendoza, Beatriz Silvia y otros
c. Estado Nacional y otros s. daños y perjuicios; Defensor del Pueblo de la Nación c. Estado
Nacional y otra (Provincia del Chaco) s. proceso de conocimiento; Patitó, José Ángel y otro
c. diario La Nación y otros; Gentini, Jorge Mario y otros c. Estado Nacional – Ministerio de
Trabajo y Seguridad s. part. Accionariado obrero; Halabi, Ernesto c. PEN – Ley 25873 – dto.
1563/2004 s. amparo ley 16986; “AFIP c. Intercorp S.R.L. s. ejecución fiscal“; Colegio Público
de Abogados de la Capital Federal c. EN – PEN – Ley 25414 dto. 1204/2001 s. amparo; Salas,
Dino y otros c. Salta, Provincia de y Estado Nacional s. amparo; Sánchez, Carlos Próspero c.
Auditoría General de la Nación; Pellejero, María Mabel s. amparo s. apelación; Schroder, Juan
c. INVAP SE y EN s. amparo; Santa Fe, Provincia de c. Estado nacional s. acción declarativa de
inscontitucionalidad; Catamarca, Provincia de c. Estado nacional y otro s. acción declarativa
de certeza; Comunidad Indígena Toba La Primavera-Navogoh c. Formosa, Provincia de s.
incidente de medida cautelar; Comunidad Aborigen de Santuario Tres Pozos y otros c. Jujuy,
Provincia de y otros s. amparo; Asociación Derechos Civiles c. EN-PAMI s. amparo; Grupo
Clarín S.A. y otros c. PEN y otro s. acción meramente declarativa; Rodríguez, María Belén c.
Google Inc. s. daños y perjuicios; Sindicato Policial Buenos Aires c. Ministerio de Trabajo s.
Ley de Asociaciones Sindicales; Orellano, Francisco Daniel c. Correo Oficial de la República
Argentina S.A. s. juicio sumarísimo; La Pampa, Provincia de c/ Mendoza, Provincia de s/ uso
de aguas; Castillo, Carina Viviana y otros c/ Provincia de Salta – Ministerio de Educación de
la Prov. de Salta s/ amparo; CSJ 528/2000 (36-B)/CS1 - Buenos Aires, Provincia de c/ Santa Fe,
Provincia de s/ sumarísimo-derivación de aguas.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 227
por la escasez de recursos, infraestructura y personal para hacer frente a este tipo
de procesos. Ahora bien, es necesario remarcar que antes de que la Corte Suprema
llamara a audiencias y las instituyera de manera formal, literalmente no había nada.
Antes de la puesta en marcha y de la apertura de las nuevas técnicas democráticas
dialógicas, la situación era mucho peor, porque directamente los poderes públicos
no dialogaban, no existían las audiencias, la ciudadanía no tenía acceso ni participa-
ción en la toma de decisiones (configuradas estas situaciones bajo el rígido modelo
del checks and balances). Es así como las audiencias constituyen un claro avance
respecto del estado de cosas anterior.
3. Consideraciones finales
En el presente artículo vimos cómo las audiencias públicas constituyen una herra-
mienta novedosa de participación ciudadana en el ámbito de la Corte, y las leímos
a la luz de la teoría del constitucionalismo dialógico. Desarrollamos el contexto en
el que surgieron, con la nueva integración del alto tribunal desde el año 2004, que
inició una nueva visión institucional y, posteriormente, su formalización, concre-
tada mediante la Acordada 30/2007. Por otra parte, y como expusimos, el manejo
de esta herramienta institucional, en la práctica, queda casi totalmente librado a la
discrecionalidad del tribunal. También vimos la notoria asimetría entre las partes
intervinientes, configurándose una relación de jerarquía entre jueces-abogados y
afectados-amici curiae-terceros, con un fuerte tecnicismo discursivo y guionado,
que deja poco espacio a un diálogo fluido y libre.
Para mejorar las audiencias públicas en el país, sería deseable que el Congreso
de la nación sancionara una ley, constituyéndola en mecanismo de participación
ciudadana en el ámbito del Poder Judicial, en ciertos casos, y con las reglamenta-
ciones y los requerimientos particulares que precisa la regulación de las audiencias.
Creo que una buena iniciativa sería rescatar y otorgar estado parlamentario a los
proyectos presentados en 2009 y 2011,25 o que algún miembro o bloque del Congreso
confeccione y presente, de manera íntegra y aprovechando las experiencias y los an-
tecedentes de las audiencias públicas en Argentina, un nuevo proyecto para regularlas,
mediante ley. Como esta situación en principio es difícil que se concrete o implica
un largo tiempo –ya que depende de la voluntad de los miembros del Congreso y de
otros factores políticos, sociales y jurídicos–, es de esperar que en los próximos años
la Corte siga efectuando audiencias públicas de manera más reiterada e insistente.
Otra medida beneficiosa que podría tomarse es que las cortes supremas de las
provincias o los tribunales superiores también instauren y propulsen las audien-
cias públicas mediante resoluciones o acordadas, ya que de las 24 provincias solo
25
Presentados en su momento por el diputado nacional Hugo Prieto, perteneciente al
partido Concertación del Neuquén.
228 LAS AUDIENCIAS PÚBLICAS EN EL ÁMBITO DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA... / BRUNO VENDRAMIN
Bibliografía
Benedetti, Miguel Ángel y María Jimena Sáenz, Las audiencias públicas de la Corte
Suprema. Apertura y límites de la participación ciudadana en la justicia, Buenos
Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2016.
26
El filósofo italiano Roberto Espósito afirma que “lo que entrevemos en el resurgimien-
to de los movimientos de protesta que hoy llenan las plazas de gran parte del mundo es la
inevitable expansión de las instituciones de la democracia más allá de sus confines clásicos y
modernos” (Las personas y las cosas, Buenos Aires, Katz, 2016, p. 19).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 229
*
Doctorando en Derecho en la Universidad Pompeu Fabra, España. Profesor e Investi-
gador de tiempo completo de la Escuela de Derecho de la Universidad Eafit, Colombia. http://
orcid.org/0000-0002-6354-5708. agomezv1@eafit.edu.co
**
Doctoranda en Geografía en la Pontificia Universidad Católica de Chile, becaria Doc-
torado Nacional Conicyt-OEA, año 2017. Profesora e investigadora de la Escuela de Derecho
de la Universidad Eafit, Colombia. nmontoy5@eafit.edu.co
***
Magíster en Derecho y Medio Ambiente de la Universidad de Huelva, España. Profe-
sor de la Universidad de Antioquia y la Universidad Eafit, Colombia. czapat24@eafit.edu.co
****
Este artículo es resultado parcial de las investigaciones “Ordenamiento territorial en
Colombia: el caso de los embalses para la generación de energía” y “La colaboración armónica
interorgánica como presupuesto para el cumplimiento de los fines del Estado”, proyectos de
investigación con financiación interna 2012-2015, del Grupo de investigación Derecho y Poder
de la Escuela de Derecho de la Universidad Eafit.
ZUSAMMENFASSUNG
Der Artikel nimmt eine positiv-rechtliche Betrachtung der Ausgestaltung von Mitwir-
kungsrechten nicht-ethnischer Gemeinschaften im kolumbianischen Rechtssystem
vor, die von Entwicklungsvorhaben betroffen sind. Dazu werden die wichtigsten in
Frage kommenden Rechtsquellen herausgearbeitet und ihrer Rangordnung entspre-
chend geordnet, um aus den Präzedenzfällen sowie aus den gesetzlichen und ver-
fahrensrechtlichen Bestimmungen Regeln ableiten zu können, die eine Skizzierung
der Anatomie des Rechts und seiner daraus folgenden Anwendung ermöglichen.
SUMMARY
This article takes a positive-law approach to the configuration of a right of non-ethnic
communities affected by development projects to participate in the Colombian legal
system. It identifies the main normative sources in a hierarchical consideration, such
that the rules that delineate the anatomy of the right and its consequent application
are extracted from jurisprudential precedent and legal and regulatory provisions.
Introducción
1
Yulieth Teresa Hillón, “La consulta previa en la solución de conflictos socio-ambien-
tales”, Revista de Derecho, núm. 41, 2014; Jimena Sierra, “La importancia de decolonizar el
derecho internacional de los derechos humanos. El caso de la consulta previa en Colombia”,
Revista Derecho del Estado, núm. 39, 2017.
2
Josefina Méndez y Danelia Cutié, “La participación popular en el nuevo constitucio-
nalismo latinoamericano. Una mirada desde la perspectiva de los derechos”, IUS. Revista del
Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla, núm. 25, 2010, pp. 94-115.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 233
1. El derecho a la participación
en el canon constitucional positivo
En tanto Colombia se organiza como un Estado democrático y constitucional, la
Constitución Política se erige como norma fundamental dentro del sistema jurídico
colombiano. En este sentido, tal y como lo dispone el artículo 4º de la carta vigente,
la Constitución es la “norma de normas”, y por tanto, es la fuente principal y suprema
de validez del sistema jurídico colombiano. En este orden de ideas, para comenzar
la indagación por la pregunta de si existe un derecho en el sistema jurídico colom-
biano a la participación de los miembros de las comunidades no étnicas que serán
afectadas por un proyecto de desarrollo, se hace necesario consultar lo dispuesto
sobre el particular por la misma Constitución.
En este sentido, la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha sostenido
que el canon constitucional colombiano se compone, por un lado, del articulado
3
Fernando Landini, “Racionalidad económica campesina”, Mundo Agrario, vol. 12, núm.
23, 2011; David Ibarra y Alicia Acosta, “El dilema campesino”, Investigación económica, vol.
LXII, núm. 245, julio-septiembre, 2003, pp. 151-220; Carmen Rivera, “La insistente práctica
campesina”, El Hombre y la Máquina, núm. 33, julio-diciembre, 2009, pp. 22-33; Hillón, op. cit.
234 EL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN DE LOS... /ALEJANDRO GÓMEZ V., NATALY MONTOYA R., CRISTIAN ZAPATA C.
consignado en el texto constitucional, y, por otro, de las normas que hacen parte del
bloque de constitucionalidad. Así las cosas, en este primer apartado se hará referen-
cia a las normas que en el articulado positivo de la Constitución guardan relación
con el interrogante mencionado.
Para comenzar con este ejercicio es necesario afirmar que no existe en las dispo-
siciones constitucionales una norma que explícitamente consagre la existencia de
un derecho de participación tan preciso como por el que se indaga, lo cual se debe
en gran parte a la técnica normativa propia de las constituciones contemporáneas.
En ellas, antes que la existencia de reglas constitucionales precisas que sean de cum-
plimiento absoluto, las constituciones de la segunda mitad del siglo XX se caracte-
rizan por recurrir a la consagración de principios constitucionales. Estas normas
se caracterizan por su grado de generalidad, abstracción y “textura abierta”, y, por
tanto, su cumplimiento es gradual. En este sentido, Robert Alexy ha definido a los
principios como “normas que ordenan que algo sea realizado en la mayor medida
posible, dentro de las posibilidades jurídicas y reales existentes. Los principios son
mandatos de optimización, que están caracterizados por el hecho de que pueden
ser cumplidos en diferente grado”.4
Una vez establecido el punto de partida, se encuentran una serie de principios
constitucionales que guardan una estrecha relación con el derecho a la participación
de los miembros de comunidades afectadas por la implementación de un proyec-
to de desarrollo. En este sentido, resulta importante destacar que desde el mismo
preámbulo del texto constitucional se señala como uno de los fines de la organi-
zación política el disponer de un “marco jurídico, democrático y participativo que
garantice un orden político, económico y social justo”.
Precisando lo anterior, el artículo segundo del texto constitucional incluye
dentro de los fines esenciales del Estado el “de facilitar la participación de todos
en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa
y cultural de la Nación”. Posterior a ello, el artículo 40 constitucional aborda el
catálogo de los derechos políticos y al hacerlo señala expresamente que “todo ciu-
dadano tiene el derecho de participar en la conformación, ejercicio y control del
poder político”, y a continuación señala que para hacer efectivo este derecho todo
ciudadano podrá: “2. Tomar parte en elecciones, plebiscitos, referendos, consultas
populares y otras formas de participación democrática”. Luego de esta disposición,
encontramos el artículo 79 que será central en el asunto de que se analiza, en tanto
dispone que
4
Robert Alexy, Teoría de los derechos fundamentales, Madrid, Centro de Estudios Políticos
y Constitucionales, 2012, p. 63.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 235
2. El derecho a la participación
en el bloque de constitucionalidad
En concordancia con lo señalado en el anterior apartado, es importante resaltar
que la Constitución no está compuesta exclusivamente por su articulado positi-
vo, sino que deben considerarse los dispositivos amplificadores que la misma ha
previsto, a saber: el bloque de constitucionalidad y la Cláusula Mártens o cláusula
de derechos innominados.5 Por tanto, si se quiere responder a la cuestión de si
existe un derecho constitucional a la participación de los miembros de comuni-
dades locales que no se reconocen o no son reconocidas como pertenecientes a
algún grupo étnico, pero serán, son o fueron afectadas por la implementación
de un proyecto de desarrollo, debe acudirse a este otro componente del canon
constitucional.
Adicional a ello, es también cardinal recordar, como se hizo anteriormente,
que contrario a lo que ocurre con las normas de jerarquía legal, las respuestas que
puede ofrecer el ordenamiento jurídico en el nivel constitucional no son respuestas
de sí o no, de blanco o negro, y que, por tanto, el canon constitucional es flexible y
cambiante; la anterior característica se debe a que la mayoría de normas que com-
ponen dicho nivel son principios y no reglas, por lo que están abiertas a múltiples
interpretaciones.6 Dicha condición puede verse de dos maneras: como un obstáculo
a la seguridad jurídica o como la posibilidad que tiene el ordenamiento jurídico de
adaptarse a las condiciones de la realidad que pretende regular. Estas posibilidades
no son dicotómicas y, por tanto, es posible encontrar en ese carácter flexible y cam-
biante la oportunidad de realizar interpretaciones pertinentes de la Constitución que
ayuden a darle sentido y a hacer funcional, a la luz de los derechos y los principios,
el resto de normas del ordenamiento jurídico. En últimas, no se trata de afirmar
que el canon constitucional puede decir cualquier cosa o que puede ser modificado
radicalmente, pues en este nivel la seguridad jurídica consiste en garantizar que las
interpretaciones que se hagan garanticen en mayor y mejor medida los derechos de
las personas y ayuden a cumplir las finalidades del Estado.7
5
Rodrigo Uprimny, “El bloque de constitucionalidad en Colombia: un análisis juris-
prudencial y un ensayo de sistematización doctrinal”, Bogotá, Dejusticia, 2005. Disponible
en: https://www.dejusticia.org/el-bloque-de-constitucionalidad-en-colombia-un-analisis-
jurisprudencial-y-un-ensayo-de-sistematizacion-doctrinal/; Hernán Alejandro Olano, “El
bloque de constitucionalidad en Colombia”, Estudios Constitucionales, vol. 3, núm. 1, 2005,
pp. 231-242; Vanessa Suelt-Cock, “El bloque de constitucionalidad como mecanismo de inter-
pretación constitucional. Aproximación a los contenidos del bloque en derecho en Colombia”,
Vniversitas, núm. 133, 2016; Irvin Uriel López, “Significación del bloque de constitucionalidad
en la temática de derechos humanos en el ordenamiento jurídico mexicano”, Letras Jurídicas,
núm. 31, 2015.
6
Alexy, op. cit.
7
Uprimny, op. cit.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 237
8
Corte Constitucional, Sentencia C-225 de 18 de mayo de 1995.
9
Corte Constitucional, Sentencia C-018 de 21 de enero de 2015.
10
Corte Constitucional, Sentencia C-228 de 30 de marzo de 2009; ver Suelt-Cock, op. cit.,
p. 370.
11
Alejandro Gómez, “The ‘constitutionalization’ process of the international environ-
mental law in Colombia”, Revista de Derecho, núm. 45, 2016.
12
Corte Constitucional, Sentencia T-135 de 13 de marzo de 2013.
238 EL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN DE LOS... /ALEJANDRO GÓMEZ V., NATALY MONTOYA R., CRISTIAN ZAPATA C.
13
Hillón, op. cit., p. 56.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 239
por este tipo de decisiones, y que es probable que en un futuro próximo, en dichas
instancias se empiecen a crear reglas de interpretación al respecto; de hecho, el 10
de diciembre de 2013, la Asociación de Afectados por el Proyecto Hidroeléctrico El
Quimbo (Asoquimbo) y el Centro de Estudios para la Justicia Social Tierra Digna,
presentaron ante el sistema interamericano de derechos humanos una solicitud de
medidas cautelares para proteger los derechos humanos a la vida e integridad de la
población afectada por este proyecto situado en el departamento del Huila, sobre
el cauce del río Magdalena.
Como se anticipó, si se analizan las anteriores normas del bloque de constitu-
cionalidad, puede evidenciarse que se refieren a la participación política, es decir, a
los mecanismos de participación democrática directa e indirecta como el voto, los
referendos y las consultas populares; sin embargo, en el caso de los actores afecta-
dos por proyectos de desarrollo, la Corte ha tomado distancia explícita de dichos
mecanismos formales o electorales de participación, y de la participación de los
grupos étnicos, es decir, del derecho fundamental a la consulta previa que se ha in-
corporado a través del Convenio 169 de la OIT, norma que forma parte también del
bloque de constitucionalidad en sentido estricto.14 Al tomar distancia de estas dos
posibles aproximaciones, es como ha venido apareciendo la necesidad de configu-
rar las dimensiones del derecho de participación de los grupos no étnicos afectados
por dichos proyectos, tal y como quedó establecido en la Sentencia T-348/2012; de
acuerdo con lo anterior, parece claro en este nivel, que dicho derecho desborda o
es algo más que los tradicionales derechos políticos a los que se refieren los instru-
mentos de derecho internacional mencionados.
Así pues, en el caso particular que nos interesa, dado que en la acepción estric-
ta de bloque no se encuentran disposiciones contundentes que permitan dotar de
contenido el ya aludido derecho de participación, la Corte Constitucional ha consi-
derado necesario recurrir a otras fuentes normativas. Así, para entender cómo están
conformadas las poblaciones afectadas, cuáles son sus pretensiones, sus afectacio-
nes e intereses, en los últimos años, y a partir de la Sentencia T-135/2013, la Corte se
ha visto en la necesidad de acudir a la noción del bloque de constitucionalidad en
sentido lato para integrar al análisis declaraciones y documentos que sirven como
parámetro y que tienen especial relevancia constitucional. Ello, en la medida en la
que estas nuevas fuentes brindan criterios y pautas que permiten responder a las
mencionadas preguntas y alcanzar una mejor comprensión acerca de los impactos
sociales y ambientales que generan los proyectos sobre las comunidades.
Es preciso aclarar que, dado que dichas declaraciones hacen parte del bloque
de constitucionalidad en sentido lato, estas no tienen valor normativo vinculante
y, por sí mismas, resultan insuficientes para fundamentar una decisión judicial o
administrativa. Así, pues, su utilidad es estrictamente interpretativa y, de hecho, en
términos de la Corte Constitucional, “constituyen una declaración de principios y el
14
Suelt-Cock, op. cit., p. 340.
240 EL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN DE LOS... /ALEJANDRO GÓMEZ V., NATALY MONTOYA R., CRISTIAN ZAPATA C.
15
Corte Constitucional, Sentencia T-135 de 13 de marzo de 2013.
16
Corte Constitucional, Sentencia T-772 de 8 de septiembre de 2006.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 241
17
Diego Eduardo López, El derecho de los jueces, Bogotá, Legis, 2006, p. 42.
242 EL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN DE LOS... /ALEJANDRO GÓMEZ V., NATALY MONTOYA R., CRISTIAN ZAPATA C.
Hechos: en esta sentencia se conoció la acción de tutela presentada por una comuni-
dad de pescadores y campesinos agrupados en la Asociación de Productores para el
Desarrollo Comunitario de la Ciénaga Grande de Lorica (Asprocig), quienes recla-
maban estar afectados como consecuencia de la disminución de los recursos ícticos
del río Sinú debido a la construcción de la hidroeléctrica Urrá I y a la desecación de
cuerpos de agua para ampliar el espacio de tierra cultivable. Entre los derechos que
se consideraban afectados, además del derecho al medio ambiente sano, se afirmó
vulnerado el derecho a la participación.
Decisión: la Corte decidió tutelar, entre otros, el derecho a la participación de
los ciudadanos afectados por el proyecto hidroeléctrico.
Reglas jurisprudenciales: a partir de lo considerado, y de la decisión adoptada en
la sentencia, pueden abstraerse las siguientes reglas jurisprudenciales:
Hechos: en esta sentencia se revisó la acción de tutela interpuesta por los miembros
de una asociación de pescadores de Cartagena que afirmaban estar afectados por
la construcción de una vía pública que les privaba del acceso a la playa en la que
ejercían su actividad económica. Debido a esta situación, los accionantes invocaron
como vulnerados el derecho a la participación, además al trabajo, a la alimentación,
entre otros.
Decisión: la Corte tuteló el derecho fundamental a la participación.
Reglas jurisprudenciales: a partir de lo decidido y de la ratio decidendi expuesta
en la sentencia, pueden abstraerse las siguientes reglas jurisprudenciales:
19
Corte Constitucional, Sentencia T-348 de 15 de mayo de 2012.
244 EL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN DE LOS... /ALEJANDRO GÓMEZ V., NATALY MONTOYA R., CRISTIAN ZAPATA C.
20
Corte Constitucional, Sentencia T-447 de 20 de junio de 2012.
21
Corte Constitucional, Sentencia T-135 de 13 de marzo de 2013.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 245
• Regla 8. En tanto los impactos que generan los proyectos de desarrollo son
dinámicos, el derecho fundamental a la participación de las comunidades
igualmente lo será. En este sentido, las personas y comunidades afectadas por
la ejecución de proyectos de desarrollo tienen derecho a que su condición sea
reconocida en el momento en que se manifieste el impacto correspondiente
y a obtener una adecuada compensación por los daños. Por tanto, la partici-
pación en el proceso de elaboración de los censos de afectados deberá ser a
lo largo de toda la realización del proyecto.
• Regla 9. El derecho a la participación efectiva de la comunidad afectada por
el desarrollo de un megaproyecto es la garantía para la protección de sus de-
rechos en razón del estado de indefensión en que se encuentra en relación
con la entidad ejecutora del proyecto.
• Regla 10. La acción de tutela procede para lograr el reconocimiento de la
condición de afectado y ser incluido en los censos correspondientes. Para
ello debe tenerse en cuenta que, en virtud del principio de buena fe, deben
darse como ciertos los hechos aducidos por quien se considera afectado por
el proyecto. En caso que se actúe en el sentido contrario al enunciado se vul-
nerará el derecho fundamental a la participación.
Hechos: en esta sentencia se revisa la acción de tutela interpuesta por varios habi-
tantes del municipio de Ciénaga de Oro, quienes consideran violados sus derechos
al medio ambiente sano, participación y consulta previa, entre otros, por la cons-
trucción de un relleno sanitario en cercanías a su lugar de vivienda.
Decisión: a partir de los considerandos, la Corte procede a conceder el ampa-
ro solicitado, incluyendo la tutela del derecho a la participación de la comunidad
afectada.
Reglas jurisprudenciales: a partir de lo decidido por la Corte, y de las razones que
justifican dichas decisiones, pueden abstraerse las siguientes reglas jurisprudenciales:
22
Corte Constitucional, Sentencia T-294 de 22 de mayo de 2014.
246 EL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN DE LOS... /ALEJANDRO GÓMEZ V., NATALY MONTOYA R., CRISTIAN ZAPATA C.
Hechos: en esta sentencia se revisó la acción de tutela interpuesta por dos gober-
nadores indígenas quienes consideraron vulnerados sus derechos, incluido el de la
consulta previa y la participación, por los impactos generados por el funcionamiento
de la hidroeléctrica Salvajina.
Decisión: a partir de las pruebas recabadas y las consideraciones expuesta por la
Corte, esta decide tutelar, entre otros, el derecho a la consulta previa de las comu-
nidades indígenas afectadas por el funcionamiento del embalse.
Reglas jurisprudenciales: a partir de los considerandos y lo decidido por la Cor-
te puede abstraerse, para el asunto en cuestión, la siguiente regla jurisprudencial:
23
Corte Constitucional, Sentencia T-462A de 8 de julio de 2014.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 247
puede concluirse que existe un conjunto normativo claro y lineal que dispone que los
impactos sociales y económicos nocivos que sufra una comunidad con un proyecto
–indistintamente de si se trata de una comunidad étnica, raizal, o cualquier otra– se
entienden comprendidos dentro del tratamiento de los impactos ambientales por
ser considerados. De manera pues que la forma de enfrentar esos impactos socioe-
conómicos es a través de la formulación de evaluaciones en donde tenga cabida la
participación de la comunidad, previa al licenciamiento ambiental, pero también
posterior a él, por la vía de la formulación conjunta y el monitoreo de las medidas
de compensación con las que se compromete el ejecutante de la actividad.
En el anterior sentido, si se quiere alcanzar una comprensión de la relación entre
el derecho a la participación de la comunidad no étnica o raizal en materia medio
ambiental, y los instrumentos de licenciamiento ambiental existentes en nuestro
ordenamiento jurídico, como primera medida, dado que ya se ha enunciado la exis-
tencia de tal derecho a la participación, lo correcto sería intentar una delimitación
del mismo. Así, con el ánimo de sistematizar lo dispuesto por las reglas jurispru-
denciales identificadas, y de acuerdo con la interpretación del canon constitucional
al respecto, pueden sintetizarse los siguientes puntos sobre la anatomía del derecho
constitucional fundamental a la participación efectiva de los miembros de las co-
munidades locales no étnicas afectadas por un proyecto de desarrollo.
Ahora bien, en armonía con esa noción heterogénea contenida en el texto cons-
titucional, el artículo 2 de la Ley 23 de 1973 establece que “el medio ambiente es un
patrimonio común; por lo tanto, su mejoramiento y conservación son actividades
de utilidad pública en las que deberán participar el Estado y los particulares”. En
consecuencia, el Decreto 2811 de 1974, Código de Recursos Naturales, a la hora de
plantear su objeto, también enuncia ya la participación de la comunidad, y las re-
laciones sociales que surjan de la explotación ambiental como fenómenos que se
deben proteger.
En conclusión, los impactos y daños ambientales no solo se pueden presentar
en los elementos físicos y bióticos, sino también en los elementos socioeconómicos
y culturales. Así se evidencia en el Decreto 1728 de 2002, en su artículo 1, cuando
se ocupa de las definiciones de “entorno” y de “retribuir a las comunidades”, por
lo cual se sustrae del mero daño físico al medio ambiente. Igualmente, la Ley 99
de 1993, que crea el Sistema Nacional Ambiental, consagra entre sus principios
del artículo 1 que: “el manejo ambiental del país, conforme a la Constitución
Nacional, será descentralizado, democrático y participativo”. De igual manera, la
misma norma, en su artículo 57, contempla la necesidad de realizar un “estudio de
impacto ambiental” como requisito indispensable para el trámite del licenciamiento
ambiental.24 En cuanto a su objeto, este es ampliado al estudio de factores más allá
de los físicos e impone que el mismo también deba contener “información sobre la
localización del proyecto, y los elementos abióticos, bióticos, y socioeconómicos del
medio que puedan sufrir deterioro por la respectiva obra o actividad”.
La manera entonces de delimitar esos impactos socioeconómicos que tendrá
la comunidad implica ser receptivos y garantizar los espacios para recoger esa in-
formación de forma eficaz y verídica.25 Es ahí donde se resalta la importancia del
derecho a la participación, dado que si bien el proceso de licenciamiento se basa en
factores científicos y técnicos para los cuales es necesario acudir a expertos, también
con este se alude a factores sociales que solo pueden extraerse de la información e
interacción que brinden los directamente afectados.
En cuanto a los mecanismos legales para materializar ese derecho a la partici-
pación, la normatividad vigente brinda distintas herramientas dependiendo de las
calidades de la actividad para generar impactos ambientales, y de si esos mecanis-
mos tienen una naturaleza administrativa, judicial o política. Al respecto, resulta de
gran relevancia el estudio elaborado por Gloria Amparo Rodríguez y Lina Marcela
Muñoz.26
24
Macías, op. cit.
25
Gloria Amparo Rodríguez, “Proyectos y conflictos en relación con la consulta previa”,
Opinión Jurídica, vol. 10, 2011, p. 60.
26
Gloria Amparo Rodríguez y Lina Marcela Muñoz, La participación en la gestión am-
biental, Bogotá, Universidad del Rosario, 2009.
250 EL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN DE LOS... /ALEJANDRO GÓMEZ V., NATALY MONTOYA R., CRISTIAN ZAPATA C.
De otro lado, siguiendo con las herramientas para monitorear los acuerdos y la
concertación de una licencia ambiental, existe un reciente mecanismo por conside-
rar, cual es el contemplado en la Ley 1757 de 2015, “Por la cual se dictan disposiciones
en materia de promoción y protección del derecho a la participación ciudadana”, la
cual prevé en su título VIII las denominadas “alianzas para la prosperidad”, entre
los artículos 105-108. Sobre este mecanismo, la Corte Constitucional se pronunció
en Sentencia C-150/2015 donde declaró su exequibilidad. Por tanto, de lo estable-
cido hasta el momento puede afirmarse, sin lugar a dudas, que las alianzas para la
prosperidad se convierten en el mecanismo de participación ciudadana creado ex-
presamente para materializar el derecho a la participación de las comunidades que
residen en las áreas de influencia de proyectos de explotación minero-energética. En
este sentido, el mecanismo está dirigido a servir de espacio de concertación y segui-
miento de los compromisos alcanzados entre los miembros de estas comunidades
con las autoridades y la empresa responsable del proyecto. Tal y como lo explicita
el parágrafo del artículo 105 de la Ley 1757 de 2015, este mecanismo no sustituye al
de consulta previa o demás derechos de participación de las comunidades étnicas,
con lo cual se reitera que las alianzas para la prosperidad se dirigen concretamente
a la protección del derecho a la participación de los miembros de comunidades no
indígenas o tribales frente a los impactos de los proyectos de desarrollo.
A pesar de la novedad y relevancia que tiene el mecanismo de las alianzas para
la prosperidad, debe tenerse en cuenta que el mismo remite explícitamente en el
artículo 107 de la Ley 1757 de 2015 al procedimiento de licenciamiento ambiental en
los términos de lo dispuesto por la Ley 99 de 1993. Por tanto, debe enfatizarse en la
importancia de la participación en este procedimiento. Al respecto, valga recordar
que el mecanismo por excelencia que se ha plasmado para ello se consagra en los
artículos 69 y 70 de la Ley 99 de 1993.
Conclusiones
Bibliografía
Alexy, Robert, Teoría de los derechos fundamentales, Madrid, Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, 2012.
Gómez, Alejandro, “The ‘constitutionalization’ process of the international envi-
ronmental law in Colombia”, Revista de Derecho, núm. 45, 2016.
Hillón, Yulieth Teresa, “La consulta previa en la solución de conflictos socio-
ambientales”, Revista de Derecho, núm. 41, 2014.
_____, “La participación en conflictos socio-ambientales: la paradoja institucional
colombiana”, en Adolfo Eslava (ed.), Oro como fortuna: instituciones, capital so-
cial y gobernanza de la minería aurífera colombiana, Medellín, Fondo Editorial
Universidad Eafit, 2014.
Ibarra, David y Alicia Acosta, “El dilema campesino”, Investigación Económica,
vol. LXII, núm. 245, julio-septiembre, 2003, pp. 151-220.
Corte Constitucional, Sentencia T-294 de 22 de mayo de 2014.
_____, Sentencia C-225 de 18 de mayo de 1995.
_____, Sentencia T-194 de 25 de noviembre de 1999.
_____, Sentencia C-836 de 9 de agosto de 2001.
252 EL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN DE LOS... /ALEJANDRO GÓMEZ V., NATALY MONTOYA R., CRISTIAN ZAPATA C.
ZUSAMMENFASSUNG
Der Beitrag beabsichtigt eine Untersuchung des Souveränitätsbegriffs der Verfassung
des bolivianischen Staates und dessen Verhältnisses zu neuen konzeptionellen An-
sätzen bezüglich Demokratie, Staat und politischer Partizipation der Bevölkerung.
SUMMARY
This essay discusses the notion of sovereignty in the Political Constitution of the Boli-
vian State, and how it is related to new ways of thinking about democracy, the State
and the political participation of the population.
*
Abogado constitucionalista, Ph. D. en Ciencias, mención Justicia. Investigador del
proceso constituyente boliviano. Actualmente es profesor de Teoría General del Derecho y
Pluralismo Jurídico de la Universidad Mayor de San Andrés. faritrojas@gmail.com
Exergo
Introducción
Por soberanía se entiende la autoridad suprema que se instituye como poder supre-
mo respecto a las relaciones que regula.1
Una de las figuras más antiguas de la soberanía es el kurios o kuros griego, que
Benveniste2 traduce como fuerza soberana, y encuentra sus antecedentes en térmi-
nos como kuein (estar encima) o kuma (marea, fuerza). Para Benveniste existe una
relación muy fuerte entre el soberano y lo sagrado. Sura en sánscrito significa amo,
en tanto sura en castellano, proveniente del árabe, es el sustantivo con el cual nos
referimos a los capítulos del Corán. Como señala Benveniste:.
1
Para Cabanellas, soberanía es la “Suprema Autoridad. Mando Superior. Manifestación
que distingue y caracteriza al Poder del Estado, por la cual se afirma su superioridad jurídica
sobre cualquier otro, sin aceptar limitación ni subordinación que cercene sus facultades ni su
independencia dentro de su territorio y posesiones. Fuente del poder público. Independencia
Nacional. Calidad o excelencia máxima” (Guillermo Cabanellas, Diccionario enciclopédico
de derecho usual, t. VII, Buenos Aires, Heliasta, 2003, p. 457). Para el tratadista Burdeau, “la
soberanía es la cualidad de no depender de ningún otro poder político” (citado en Vladimi-
ro Naranjo Mesa, Teoría constitucional e instituciones políticas, Bogotá, Temis, 2010, p. 236);
asimismo, Esmein señala que la soberanía es “la autoridad que naturalmente no reconoce
potencia superior o concurrente en cuanto a las relaciones que ella rige” (citado en Naranjo
Mesa, op. cit., p. 236).
2
Emile Benveniste, Vocabulario de las instituciones indoeuropeas, Madrid, Taurus, 1983.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 255
La relación del soberano con lo divino se hunde en las raíces de las lenguas
indoeuropeas. Benveniste resalta que, en la deriva etimológica griega, el fe-
menino de kyrios se rehace sobre el masculino, subsumiéndose en él y depen-
diendo lingüísticamente de él. El soberano es, entonces, aquel que está encima,
encima de todo, y lleva consigo, como la marea, todo lo que sobrevuela. Todo lo
que él supera le pertenece. Es, en masculino, el amo, el señor, el jefe, el rey, pero
su poder supremo no proviene de una fuerza física sino mítica. Es la noción
de “rey” (rex) la que permite definir al rey de forma mística como el sacerdote
que está por encima de la fuerza y, desde allí, la gobierna, la hace suya.3
Atestiguando solamente en itálico, en céltico y en indio, es decir, en las
extremidades occidental y oriental del mundo indoeuropeo, rex pertenece a
un grupo antiquísimo de términos relativos a la religión y al derecho. El acer-
camiento del lat. rego con el griego orego, “extender en línea recta” (donde la
o- inicial se explica por razones fonológicas), el examen de los valores antiguos
de reg-, en latín (por ejemplo, en regere fines, e regione, rectus, rex sacrorum)
permiten pensar que el rex, más sacerdote en esto que rey en el sentido moder-
no, era el que tenía autoridad para trazar los emplazamientos de las ciudades
y determinar las reglas del derecho.4
3
Delmiro Rocha Álvarez, Dinastías en deconstrucción. Leer a Derrida al hilo de la sobe-
ranía, Madrid, Dykinson S.L., 2011, p. 63.
4
Benveniste, op. cit., p. 347.
5
Una reflexión respecto a las sociedades sin Estado y, a la vez, sin la constitución de este
poder jerárquico se encuentra en Pierre Clastres, La sociedad contra el Estado, Buenos Aires,
Derramar, 2008.
6
Bodin, citado por Scattola, en Giussepe Duso, Poder: para una historia de la filosofía
política moderna, México, Siglo XXI, 2007, p. 49.
7
Gregorio Badeni, Tratado de derecho constitucional, t. I, Buenos Aires, La Ley, 2010.
256 LA SOBERANÍA EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO DE BOLIVIA / FARIT LIMBERT ROJAS TUDELA
8
Si bien Bodin reconoce los tres sistemas de gobierno que habían planteado los griegos
y los romanos, es decir, la monarquía, la aristocracia y la democracia, él considera que hay
un vínculo natural entre la soberanía y el soberano; de esta manera señala que “si se trata de
mandar, uno solo lo hará mejor” (op. cit., p. 97).
9
Una crítica muy articulada a la idea jurídica de soberanía se puede encontrar en el curso
del año 1976, “Defender la sociedad”, de Michel Foucault (Defender la sociedad, México, Fondo
de Cultura Económica, 2002).
10
Ibid., p. 49.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 257
Durante el siglo XX, Jellinek trató de diferenciar la soberanía del Estado –titula-
ridad-de la soberanía en el Estado-ejercicio–, y le asignó una serie de características,
como ser:
Todas las características anotadas eran las que posibilitaban pensar jurídica-
mente la soberanía, sin la cual no se podía evidenciar la existencia de un Estado.
En consecuencia, la noción de soberanía definía y explicitaba el poder del Estado
como la superioridad frente a cualquier otro poder, es decir, en esta tensión con un
exterior, con un afuera al que quería eliminar, absorber, integrar; a ello debe agre-
garse la independencia de ese poder del Estado frente a cualquier voluntad externa,
generándose así la división entre una soberanía interna del Estado (imperio frente
a cualquier otro poder interno), y una soberanía externa del Estado (imperio fren-
te a cualquier otro poder externo e igualdad entre todos los Estados soberanos).
Apenas se hacía referencia a la soberanía como titularidad en su ejercicio al pue-
blo, el cual era tratado con cierta desconfianza,13 lo que generaba inmediatamente la
delegación de la soberanía a representantes para la puesta en práctica de un Gobierno
11
Ibid., pp. 49-50.
12
Jellinek citado en Badeni, op. cit., p. 526.
13
Esta desconfianza en el pueblo se la puede encontrar incluso en Jean Bodin. “Bodin nos
informa que se sintió impulsado a escribir ‘cuando percibí en todas partes que los súbditos
estaban armándose contra sus príncipes’ y que ‘estaban saliendo a la luz abiertamente libros’
que enseñaban que ‘los príncipes enviados a la raza humana por la providencia deben ser
sacados de sus reinados so pretexto de tiranía, y que los reyes deben ser elegidos, no por su
linaje, sino por la voluntad del pueblo’. Una de sus principales aspiraciones, explica, es refutar
la extendida pero traicionera opinión ‘de que el poder del pueblo es mayor que el del prín-
cipe’, lo que es ‘algo que muchas veces provoca que los propios súbditos se revelen contra la
258 LA SOBERANÍA EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO DE BOLIVIA / FARIT LIMBERT ROJAS TUDELA
1. La soberanía en el desarrollo
del proceso constituyente boliviano
obediencia que deben a su príncipe soberano, con graves consecuencias para las repúblicas’”
(Quentin Skinner, El nacimiento del Estado, Buenos Aires, Gorla, 2003, p. 58).
14
Cabanellas, op. cit., t. VII, p. 458.
15
Antonio Negri, El poder constituyente, Madrid, Editorial Libertarias Prodhufi, 1994.
16
Peter Sloterdijk, Normas para el parque humano, Madrid, Siruela, 2006, p. 32.
17
El constitucionalismo continental se refiere a la experiencia constitucional europea y
latinoamericana (hispanoamericana en términos españoles), que difiere de la experiencia an-
glosajona expresada en el Common Law y las constituciones breves, no escritas o de principios.
18
Jacques Derrida, Otobiografías. Las enseñanzas de Nietzsche y la política del nombre
propio, Buenos Aires, Amorrortu, 2009, p. 17.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 259
pensarla de otra manera y que pone en juego una condición de estatalidad distinta.
Según se puede analizar en el informe de mayoría de la Comisión 1 (Visión de País)
de la Asamblea Constituyente boliviana, así como en los proyectos de Texto Cons-
titucional aprobados tanto en Chuquisaca como en Oruro, se trató de explicitar un
ejercicio directo de la soberanía y de pluralizar a su detentador, es decir, el pueblo
boliviano es en sí una tensión que resiste a la homogeneización.
En el artículo 7, en el que se encuentra la referencia explícita a la soberanía,
se enuncia que la soberanía reside en el pueblo, y ya la categoría pueblo dinamiza,
como se verá más adelante, a una pluralidad existente incluso con anterioridad
al Estado; de esta manera, se abre el texto a tratar la soberanía ya no como un
antagónico de un exterior al Estado, es decir, de un afuera del Estado al que hay
que tratar de domesticar, humanizar y gobernar, el titular es ya plural: “Artículo 7.
La soberanía reside en el pueblo boliviano, se ejerce de forma directa y delegada. De
ella emanan, por delegación, las funciones y atribuciones de los órganos del poder
público; es inalienable e imprescriptible”.
El texto constitucional in extenso desarrolla un tratamiento muy particular de
la soberanía, no solo porque pluralice a su titular, sino porque como efecto de esta
pluralización se trata de evitar la relación de una soberanía estatal; por ello el titular
(el pueblo de composición plural) puede ejercer esta soberanía –es decir, esta au-
toridad suprema– de manera directa, pero también de manera delegada, debido a
que no hay un tejido homogéneo que sea el depositario de esta y, en consecuencia,
habría la posibilidad de un ejercicio múltiple de soberanía directa, y de un ejercicio,
llamémoslo restringido, jurídico, de soberanía delegada. Primera condición para
hablar de soberanías en plural.
La mención de una soberanía del Estado es muy escasa en el texto constitucional
(una de las pocas referencias explícitas se encuentra en el artículo 366), y lo que se
pretende es más bien descentrar la soberanía del Estado hacia una dispuesta a la plu-
ralidad constitutiva del pueblo boliviano. La soberanía no es un poder de mando, sino
un poder plural, que pone en funcionamiento una nueva condición de estatalidad,
es decir, nuevas formas de relacionar y concebir Estado y sociedad, y un descentra-
miento claro de la soberanía del Estado-nación, a una soberanía plural.
En tanto poder plural, esta pluralidad de la soberanía se desarrolla en diferentes
sectores, como en el económico, en las relaciones internacionales, los tratados inter-
nacionales, entre otros, así como respecto a los recursos naturales como el agua, los
hidrocarburos, etc. Se registra también un desplazamiento a una idea de soberanía
alimentaria que prioriza la producción y el consumo de alimentos producidos en
Bolivia. Todas las referencias parecen fortalecer la soberanía en diferentes aspectos,
presentando la defensa de esta como un deber de los bolivianos y una condición de
igualdad en el trato y frente a los Estados extranjeros.
Por otro lado, la reconfiguración de la soberanía también se refiere a la (re)cons-
trucción de lo público, puesto que al establecerse que los órganos deben cumplir el
mandato de una sociedad heterogénea, al reconocerse la existencia y participación
260 LA SOBERANÍA EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO DE BOLIVIA / FARIT LIMBERT ROJAS TUDELA
19
Alberto Acosta y Esperanza Martínez, Soberanías, Quito, Abya Yala, 2010, p. 46.
20
Conforme a lo establecido en el artículo 1 de la Constitución Política del Ecuador: “El
Ecuador es un Estado Constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano,
independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico. Se organiza en forma de repú-
blica y se gobierna de manera descentralizada”. La Constitución del Ecuador es de 2008, la de
Bolivia es de 2009, en consecuencia, el primer Estado plurinacional es Ecuador.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 261
21
Carlos Lenkersdorf, Los hombres verdaderos. Voces y testimonios tojolabales, México,
Siglo XXI, 2008, pp. 80-81.
22
Ibid., p. 81.
23
Salvador Schavelzon, La Asamblea Constituyente de Bolivia: etnografía del nacimiento
de un Estado plurinacional, Río de Janeiro, Universidad Federal do Rio de Janeiro (Tesis de
262 LA SOBERANÍA EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO DE BOLIVIA / FARIT LIMBERT ROJAS TUDELA
Doctorado), 2010. Con subjetividad moderna se hace referencia a las maneras en las que se
fue constituyendo y creando la subjetividad individual, es decir, el sujeto que se denomina a
sí mismo individuo. Para el sociólogo francés Emile Durkheim, el individuo no es un dato
natural del cual haya que partir, sino un fenómeno social que debe ser investigado, es decir,
que el individuo ha sido el resultado de la disolución de las sociedades tradicionales y el de-
sarrollo de las sociedades industriales y posindustriales.
24
Siguiendo a Schavelzon, “La Confederación Nacional de Colonizadores se funda en
1970-1971, en la apertura democrática del general Torres, a partir del descontento con la
Confederación Nacional Campesina, que era oficialista durante la dictadura de Barrientos y
apoyaba el pacto militar-campesino. Como Confederación Sindical de Colonizadores de Bo-
livia (CSCB) se afilian a la COB, con una ruptura con los militares simultánea al acercamiento
con los obreros, al igual que los kataristas por esa misma época. Después del 2000 son una de
las organizaciones que impulsan la Asamblea Constituyente, y son también fundadores del
MAS-IPSP. Por acuerdo político, la presidencia del MAS corresponde a Evo y la CSUTCB y
la vicepresidencia a los colonizadores. Era entonces parte orgánica y de la dirección política
del MAS. Contaban en la bancada del MAS con siete constituyentes salidos de sus filas, a los
que se debía sumar otros que provenían de circunscripciones donde esta organización era
importante, y por tanto acompañaban sus demandas. Durante el tiempo de la Asamblea, mo-
dificaron su nombre para el de Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de
Bolivia (CSCIB). Y esa era la forma en la que exigían ser incluidos en la definición de Pueblo
Boliviano” (op. cit., p. 87).
25
Pablo Stefanoni et al., Balance y perspectivas, La Paz, Archipiélago, 2010, p. 51.
26
Catherine Walsh, Interculturalidad, Estado, sociedad, Quito, Abya-Ayala, 2009.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 263
Siguiendo a Schavelzon,
Según señala Catherine Walsh, “los afro aparecieron puntualmente en los mo-
mentos finales de la redacción de la propuesta de la Constitución, pidiendo su
incorporación en todos los lugares del texto que hablara de las naciones y pueblos
indígenas originarios campesinos”.28
Inicialmente, este ejercicio directo de las soberanías se relaciona con las formas de
democracia directa y democracia comunitaria establecidas en el artículo 11, el cual
relaciona la democracia directa con la participativa; las instituciones más cercanas a
la democracia directa son la asamblea, el cabildo y la consulta previa. Sin embargo,
estas tres instituciones deberán ser desarrolladas conforme a ley, según la reserva
30
Foucault, op. cit., p. 38.
31
Como señala Derrida, “el derecho es siempre una fuerza autorizada, una fuerza que se
justifica o que está justificada al aplicarse […] No hay derecho sin fuerza, Kant lo recuerda
con el más grande rigor […] Es la fuerza esencialmente implicada en el concepto mismo de la
justicia como derecho, de la justicia en tanto que se convierte en derecho” (Jacques Derrida,
Fuerza de ley. El fundamento místico de la autoridad, Madrid, Tecnos, 1997, p. 16).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 265
Artículo 26.
I. Todas las ciudadanas y los ciudadanos tienen derecho a participar libre-
mente en la formación, ejercicio y control del poder político, directamente o
por medio de sus representantes, y de manera individual o colectiva. La parti-
cipación será equitativa y en igualdad de condiciones entre hombres y mujeres.
32
La Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas es
parte del bloque de constitucionalidad, reconocido en el artículo 410. Asimismo, es aplicable lo
dispuesto en el artículo 256 que señala que los instrumentos en materia de derechos humanos
que declaren derechos más favorables que los contenidos en la Constitución se aplicarán por
encima de esta.
33
Negri, op. cit.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 267
el poder a que nos referimos es al poder público, es decir aquel que se ejerce por
parte de los gobernantes”.34
Conforme a lo establecido por el artículo 11, “Bolivia adopta para su gobierno la
forma democrática participativa, representativa y comunitaria”, es decir, adopta una
forma de gobierno plural, y conforme a lo establecido por el artículo 12, “el Estado
se organiza y estructura su poder público a través de los órganos Legislativo, Ejecu-
tivo, Judicial y Electoral”. Los órganos del poder público, en consecuencia, tienen
competencias reconocidas por la Constitución Política del Estado, aunque debe
prestarse atención a la pluralidad de gobiernos, pues no solo se refiere al Ejecutivo
y Legislativo central, sino a los ejecutivos y legislativos de la pluralidad autonómica
reconocida en la Constitución.
El sistema de delegación del ejercicio de la soberanía reside en la forma de-
mocrática representativa, en el instituto de la elección de representantes por voto
universal, directo y secreto (num. 2, pará. II, art. 11); de esta manera se elige a los
órganos legislativos, al presidente y vicepresidente, gobernadores y alcaldes de los
órganos ejecutivos, y a los magistrados y consejeros del órgano judicial, así como
a los magistrados del Tribunal Constitucional. Respecto al Órgano Electoral, este
es elegido a partir de la Asamblea Legislativa Plurinacional y el presidente del Es-
tado (art. 206, pará. II), y en el caso de los tribunales electorales departamentales,
mediante la Cámara de Diputados, a través de ternas elevadas por las asambleas
legislativas departamentales (art. 206, pará. V).
Las funciones y atribuciones del poder público emanan del ejercicio de la soberanía
delegada. Para comprender esta subcategoría es necesario analizar brevemente el
artículo 12.
Conforme al artículo 12, la soberanía en tanto poder público se organiza y estruc-
tura en cuatro órganos: i) Legislativo, encargado, como su nombre lo establece, de la
legislación y conformado, como lo señala el artículo 145, por una Cámara de Diputa-
dos y una Cámara de Senadores;35 ii) Ejecutivo, encargado del gobierno de todo el
territorio boliviano, se encuentra conformado, como lo señala el artículo 165, por
la presidenta o presidente, la vicepresidenta o vicepresidente, así como por los mi-
nistros; iii) Judicial, encargado de impartir justicia en todo el territorio boliviano,
conformado, como lo señala el artículo 179, por el Tribunal Supremo de Justicia, el
Tribunal Agroambiental y el Consejo de la Magistratura; y iv) Electoral, encargado
34
Naranjo Mesa, op. cit., p. 130.
35
En el desarrollo del proceso constituyente se propuso un Legislativo unicameral; es
recién en el Proyecto de Texto Constitucional aprobado en Grande, en Detalle y en Revisión
en Oruro que se reestablece el Legislativo bicameral.
268 LA SOBERANÍA EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO DE BOLIVIA / FARIT LIMBERT ROJAS TUDELA
36
En el desarrollo del proceso constituyente el Órgano Electoral no fue considerado como
parte de la división y separación de poderes que se establece en el artículo 12. Es recién en el
Proyecto de Texto Constitucional aprobado en Grande, en Detalle y en Revisión en Oruro,
que se establece al Órgano Electoral como parte de la división y separación básica de poderes.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 269
puede ejercerse de manera directa y por medio de los representantes. En los pro-
yectos de textos aprobados en Chuquisaca y en Oruro, la soberanía solo se ejerce
de manera directa, desaparece la referencia a la delegación y a los representantes.
Los ajustes que introduce el Honorable Congreso Nacional en octubre de 2008
reestablecen la condición de ejercicio delegado de la soberanía, reorganizan los
contenidos del artículo y respetan la condición de ejercicio directo que se había
propuesto por los constituyentes.
Asimismo, cabe destacar que esta Comisión presenta dos minorías y, en conse-
cuencia, dos informes por minorías; en la primera minoría el pueblo es el soberano
y su voluntad es mayoritaria, en tanto en la segunda minoría se toma una redacción
muy similar a los textos constitucionales de 2004, 1994 y 1967.
37
René Zavaleta, La autodeterminación de las masas, Bogotá, Siglo del Hombre Editores,
2009.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 271
Bibliografía
ZUSAMMENFASSUNG
Der vorliegende Beitrag befasst sich mit der Etappe, die auf die Verkündung eines
Urteils durch einen regionalen Gerichtshof für Menschenrechte folgt. Im europäi-
schen Menschenrechtssystem ist mit dem Ministerkomitee des Europarats ein poli-
tisches Organ für die Überwachung der Urteilsumsetzung zuständig, während sie im
interamerikanischen System durch ein Justizorgan wahrgenommen wird, nämlich
*
Licenciado en Derecho por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Participó como
visitante profesional en la Corte Interamericana de Derechos Humanos y actualmente trabaja
como investigador en el Instituto Max-Planck de Derecho Público Comparado y Derecho
Internacional en Heidelberg (Alemania). sanchez@mpil.de
**
Artículo basado en la tesis de maestría Die Überwachung der Urteilsvollstreckung in den
regionalen Systemen des Menschenrechtsschutzes, presentada en la Universidad de Heidelberg.
El autor agradece los comentarios de Raffaela Kunz, Franz Ebert y Simon Hentrei.
SUMMARY
This article is focused on the stage following the issuance of a decision by a regional
human rights court. In the European human rights system, responsibility for supervi-
sing compliance with decisions lies with a political organ, the Committee of Ministers
of the Council of Europe, whereas in the Inter-American system, this responsibility lies
with a judicial organ, the Inter-American Court of Human Rights. The article analyzes
the main differences and challenges related to the organs, procedures and mecha-
nisms for supervising compliance with decisions, and it makes some proposals for
improving the effectiveness of said supervision.
Key words: Compliance with decisions, Inter-American Court of Human Rights, Eu-
ropean Court of Human Rights.
Introducción
1
Helen Keller y Cedric Marti, “Reconceptualizing the Implementation: The Judicializa-
tion of the Execution of the European Court of Human Rights’ Judgments”, European Journal
of International Law, vol. 26, núm. 4, 2016, p. 830; sobre la diferencia entre los términos “eje-
cución” y “cumplimiento”, ver Andreas von Staden, Shaping Human Rights Policy in Liberal
Democracies: Assessing and Explaining Compliance with the Judgments of the European Court
of Human Rights, Princeton, Princeton University, 2009, p. 55. Téngase en cuenta también la
distinción entre los términos “ejecución”, que se refiere a los pasos que sigue un Estado para
reparar las violaciones identificadas en sentencias contra el mismo, e “implementación”, que es
un término más amplio y también incluye las medidas adoptadas por un Estado en respuesta a
una sentencia contra otro Estado (Alice Donald y Philip Leach, Parliaments and the European
Court of Human Rights, Oxford, Oxford University Press, 2016, p. 18).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 277
2
Carlos Beristain, Diálogos sobre la reparación: qué reparar en los casos de violaciones de
derechos humanos, San José, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 2010, p. 119.
3
CE, Convenio Europeo de Derechos Humanos, Estrasburgo, 4 de noviembre de 1950,
artículo 46, y Convención Americana sobre Derechos Humanos, San José, 7-22 de noviembre
de 1969, artículo 68.
4
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, 23 de mayo de 1969, artículo 26;
Jo M. Pasqualucci, The Practice and Procedure of the Inter-American Court of Human Rights,
2nd ed., Cambridge, Cambridge University Press, 2014, p. 229.
5
Dia Anagnostou y Alina Mungiu-Pippidi, “Domestic Implementation of Human Rights
Judgments in Europe: Legal Infrastructure and Government Effectiveness Matter”, European
Journal of International Law, vol. 25, núm. 1, 2014, p. 206.
6
Steven C. Greer, The European Convention on Human Rights: Achievements, Problems
and Prospects, Cambridge, Cambridge University Press, 2006, p. 155.
7
Ver, por ejemplo, Christian M. de Vos y David C. Baluarte, From Judgment to Justice:
Implementing International and Regional Human Rights Decisions, New York, Open Society
Justice Foundation, 2010; Sabrina Vannuccini, “Member states’ compliance with the Inter-
American Court of Human Rights’ judgments and orders requiring non-pecuniary repara-
tions”, Inter-American and European Human Rights Journal, núm. 7, 2014, pp. 225-244; Kjetil
Mujezinović Larsen, “Compliance with judgments from the European Court of Human Rights”,
Nordic Journal of Human Rights, vol. 31, 2013, pp. 496-512; Christian M. de Vos, “From Rights
to Remedies: Structures and Strategies for Implementing International Human Rights Deci-
sions”, International Yearbook of Minority Issues, vol. 12, 2013, pp. 1-192.
8
Courtney Hillebrecht, Domestic Politics and International Human Rights Tribunals: The
Problem of Compliance, Cambridge, Cambridge University Press, 2014.
278 SUPERVISIÓN DE LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS. UN ANÁLISIS COMPARADO... / LUCAS SÁNCHEZ DE MIQUEL
humanos.9 Las diversas instituciones internas, como los parlamentos,10 los tribunales,11
o las instituciones nacionales de derechos humanos12 también tienen un papel im-
portante en la ejecución de sentencias internacionales.
Otro aspecto que puede influir en el cumplimiento son los mecanismos de
control internacional, es decir, la supervisión de cumplimiento de sentencias.13
Los dos sistemas regionales de derechos humanos examinados en este texto han
desarrollado diferentes formas de supervisar la ejecución de las sentencias de sus
respectivos tribunales. Mientras en el sistema europeo la supervisión es llevada a
cabo principalmente por un órgano político, el Comité de Ministros del Consejo
de Europa (CM), en el sistema interamericano esta tarea es realizada por el mismo
tribunal que emite las sentencias, la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(Corte IDH). La supervisión, especialmente desde una perspectiva comparada, es
un aspecto que a menudo permanece fuera del foco de análisis de cumplimiento. Por
ello, el objetivo de este artículo es realizar un análisis comparado de la supervisión
de la ejecución de sentencias en los sistemas europeo e interamericano de derechos
humanos. Se analizarán las principales características y desafíos de estos procesos,
y se tomará en consideración lo que cada uno de estos tribunales puede aprender
del otro en este ámbito.
Para llevar a cabo dicho análisis, este artículo se dividirá en cuatro secciones.
En la primera serán analizadas las diferencias entre las sentencias del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos (TEDH) y las de la Corte IDH. Estas diferencias
están principalmente relacionadas con las reparaciones ordenadas después de de-
terminar una violación, lo que también es de suma importancia para el proceso
de supervisión. La segunda sección se centrará en los órganos institucionales que
9
Courtney Hillebrecht, “The Domestic Mechanisms of Compliance with International
Human Rights Law: Case Studies from the Inter-American Human Rights System”, Human
Rights Quarterly, núm. 34, 2012, pp. 959-985. En este sentido, ver también Beristain, op. cit.,
p. 120; Darren Hawkins y Wade Jacoby, “Partial Compliance: A Comparison of the European
and Inter-American Courts of Human Rights”, Journal of International Law and International
Relations, núm. 6, 2010, pp. 35-85.
10
Alice Donald y Philip Leach, “The Role of Parliaments Following Judgments of the Eu-
ropean Court of Human Rights”, en Murray Hunt, Parliaments and Human Rights: Redressing
the Democratic Deficit, Oxford, Hart Publishing, 2015, pp. 59-94.
11
Eduardo Ferrer Mac-Gregor (ed.), Diálogo jurisprudencial en derechos humanos, Valen-
cia, Tirant lo Blanch, 2013. Ver, con otra perspectiva, Alexandra Huneeus, “Courts Resisting
Courts: Lessons from the Inter-American Court’s Struggle to Enforce Human Rights”, Cornell
International Law Journal, vol. 44, 2011, pp. 494-533.
12
Antoine Buyse, “The Court’s Ears and Arms: National Human Rights Institutions and
the European Court of Human Rights”, en Jan Wouters y Katrien Meuwissen (eds.), National
Human Rights Institutions in Europe, Cambridge, Cambridge Intersetia, 2013, pp. 179-186.
13
Para una definición de control internacional, ver Yolanda Gamarra y Alejandra Vicente,
“El discreto control de los órgano políticos sobre las decisiones de las instituciones judiciales:
un análisis comparado de los sistemas americano y europeo”, en Pablo Antonio Fernández
(coord.), La obra jurídica del Consejo de Europa, Sevilla, Gandulfo Ediciones, 2010, pp. 74-78.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 279
14
Ver Anne Peters y Tilmann Altwicker, Europäische Menschenrechtskonvention, 2.a ed.
München, Beck, 2012, p. 286; Irene Karper, Reformen des Europäischen Gerichts- und Re-
chtsschutzsystems, Baden-Baden, Nomos, 2010, pp. 117-118; Philip Leach, “The European
System and Approach”, en Scott Sheeran (ed.), Routledge Handbook of International Human
Rights Law, London, Routledge, 2013, p. 415.
280 SUPERVISIÓN DE LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS. UN ANÁLISIS COMPARADO... / LUCAS SÁNCHEZ DE MIQUEL
pero únicamente “si el derecho interno de la Alta Parte Contratante solo permite de
manera imperfecta reparar las consecuencias de dicha violación”.15 De esta mane-
ra, el objetivo primario es lograr la restitutio in integrum, en el caso de que ello sea
permitido por el derecho nacional respectivo. No obstante, también cabe destacar
que la práctica judicial del TEDH ha sido sometida a importantes cambios en las
últimas décadas, en las cuales este organismo ha ido indicando cada vez más a me-
nudo medidas individuales y generales en sus sentencias.16
Por un lado, a finales de los años noventa el TEDH empezó a ordenar medidas
individuales específicas para reparar la violación.17 Estas medidas individuales
normalmente son indicadas en la parte argumentativa de la sentencia en forma de
recomendación,18 aunque en algunos casos aparecen en la parte dispositiva, con-
virtiéndose así en una orden vinculante.19 Por el otro lado, poco después el TEDH
también comenzó a indicar medidas generales en sus sentencias. Esto se produjo
principalmente a través de la introducción del procedimiento de sentencias piloto,
usado por primera vez en 2004.20 En una sentencia piloto, el Tribunal identifica un
problema sistémico y puede ordenar la adopción de medidas generales para resol-
verlo.21 El TEDH puede indicar la adopción de estas de acuerdo con el artículo 46
del CEDH, siempre que un caso revele problemas de naturaleza sistémica, no solo
en las sentencias piloto.22
15
CEDH, artículo 41; ver, de forma general, Octavian Ichim, Just Satisfaction under the
European Convention on Human Rights, Cambridge, Cambridge University Press, 2015.
16
Al respecto, ver Keller y Marti, op. cit., p. 836; Peters y Altwicker, op. cit., pp. 288-289;
Philip Leach, “On the Reform of the European Court of Human Rights”, European Human
Rights Law Review, vol. 14, 2009, pp. 725-735.
17
En 1995, ordenó por primera vez una forma específica de restitución, en el Caso Papa-
michalopoulos, concretamente la devolución de una propiedad (TEDH, Papamichalopoulos
et al. v. Greece [just satisfaction], Sentencia del 31 de octubre de 1995, App. 14556/89; para
profundizar, ver Wolf Okresek, “Maßnahmen für eine effiziente Durchführung der Urteile
des EGMR”, en Armin Bammer (ed.), Rechtsschutz gestern-heute-morgen, Wien/Graz, Neuer
Wiss. Verl., 2008, pp. 633-644, especialmente p. 635.
18
El Tribunal, por ejemplo, indicó en el Caso Sejdovic vs. Italia que la reapertura de
procedimientos jurídicos internos sería la medida apropiada para cumplir con su obligación
(TEDH, Sejdovic vs. Italia, Sentencia de 10 de noviembre de 2004, App. 56581/00, párr. 55).
19
Por ejemplo, en el Caso Assanidze vs. Georgia fue ordenada la liberación de un preso,
ya que, de acuerdo con el TEDH, la naturaleza de la violación no permitía ninguna reparación
distinta (TEDH, Assanidze vs. Georgia, Sentencia del 8 de abril de 2004, App. 71503/01, párrs.
202-203 y 14 a) de la parte dispositiva).
20
TEDH, Broniowski vs. Polonia, Sentencia de 22 de junio de 2004, App. 31443/96, párr.
193; sobre el tema, ver Xavier-Baptiste Ruedin, Exécution des arrêts de la Cour européenne
des droits de l’homme: procédure, obligations des Etats, pratique et réforme, Basel, Helbing &
Lichtenhahn, 2009, p. 50.
21
Estatuto del TEDH, artículo 61.3. Ver también Leach, 2013, op. cit., p. 416.
22
Keller y Marti, op. cit., p. 838; ver también Elisabeth Lambert, “The Execution of the
Judgments of the European Court of Human Rights: Towards a Non-coercive and Participa-
tory Model of Accountability”, ZaöRV, núm. 69, 2009, pp. 471-506.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 281
23
Ver, por ejemplo, Claudio Nash, Las reparaciones ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (1988-2007), 2.a ed., Santiago de Chile, Universidad de Chile - Centro de
Derechos Humanos, 2009.
24
En este sentido, ver Thomas M. Antkowiak, “Remedial Approaches to Human Rights
Violations. The Inter-American Court of Human Rights and Beyond”, Columbia Journal of
Transnational Law, núm. 2008, pp. 351-419.
25
Esto fue declarado por la Corte IDH en su primera sentencia de reparaciones. Ver Corte
IDH, Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, Sentencia de 21 de julio de 1989, Reparaciones
y Costas, párr. 30.
26
Ver Flávia Piovesan, “Ius Constitutionale Commune latinoamericano en derechos huma-
nos e impacto del sistema interamericano: rasgos, potencialidades y desafíos”, en Armin von
Bogdandy et al. (eds.), Ius Constitutionale Commune en Derechos Humanos en América Latina,
México, D. F., Editorial Porrúa, 2013, pp. 181-206; y Gamarra y Vicente, op. cit., pp. 95-96.
27
En el mismo sentido y de forma general, ver Édgar Corzo, et al. (eds.), Impacto de las
sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, México, Tirant lo Blanch, 2013;
Douglass Cassel, “El alcance e impacto cada vez mayores de las reparaciones ordenadas por
la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, en Armin von Bogdandy et al. (eds.), La
justicia constitucional y su internacionalización, México, UNAM, 2010, pp. 215-258; Ximena
Soley, “The transformative dimension of inter-American jurisprudence”, en Armin von Bog-
dandy et al. (eds.), Transformative constitutionalism in Latin America: the emergence of a new
ius commune, Oxford, Oxford University Press, 2017.
282 SUPERVISIÓN DE LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS. UN ANÁLISIS COMPARADO... / LUCAS SÁNCHEZ DE MIQUEL
Corte IDH agrupa las reparaciones que ordena en seis categorías:28 restitución,29
rehabilitación,30 satisfacción,31 garantías de no repetición,32 obligación de investigar,
juzgar y, si procede, condenar,33 y la compensación y el reembolso de costas y gastos.34
Aunque se puede observar una progresiva aproximación de la práctica relativa a
las reparaciones en ambos sistemas, continúan existiendo importantes diferencias.
Hasta el momento, la mayoría de sentencias del TEDH sigue siendo de naturaleza
declaratoria, y le encomienda al Estado la elección de las reparaciones. Además, en
caso de que indiquen reparaciones, a menudo solamente se sugiere en qué direc-
ción deberían ir estas, o se definen a grandes rasgos, mientras que las sentencias de
la Corte IDH siempre definen las reparaciones de forma muy concreta y extensa.35
Esto también tiene un amplio impacto sobre el proceso de supervisión. El pri-
mer paso de la ejecución siempre es identificar lo que la propia sentencia exige. Por
ello, mientras la Corte IDH se limita a supervisar la implementación de las medidas
que ordenó en la fase judicial previa, una parte importante del trabajo del CM al
supervisar la ejecución está relacionada con la evaluación de medidas de reparación
escogidas por el Estado correspondiente. Cuando el CM ha aceptado estas medidas,
puede empezar la verdadera supervisión de su implementación.
28
Corte IDH, Informe Anual de 2016, San José, p. 72. Disponible en: http://www.corteidh.
or.cr/tablas/informe2016/espanol.pdf.
29
Esto incluye, por ejemplo, la liberación de presos o la readmisión de trabajadores. Ver,
siguiendo estos ejemplos, Corte IDH, Caso Kimel vs. Argentina, Sentencia de 2 de mayo de
2008, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 177, párr. 7 de la parte dispositiva; y Corte
IDH, Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, Sentencia de 2 de febrero de 2001, Fondo, Re-
paraciones y Costas, Serie C, núm. 72, párr. 7 de la parte dispositiva, respectivamente.
30
Una reparación típica de esta categoría es el pago del tratamiento médico y psicológico
de las víctimas. Ver, por ejemplo, Corte IDH, Caso de la Masacre de Las Dos Erres vs. Guate-
mala, Sentencia de 24 de noviembre de 2009, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas, Serie C, núm. 211, párr. 16 de la parte dispositiva.
31
Estas pueden ser, por un lado, medidas de carácter más bien simbólico, como poner
a una calle el nombre de las víctimas o construir un monumento en su honor, y, por el otro,
medidas que ordenan una reparación económica. Para un ejemplo de reparaciones simbóli-
cas, ver Corte IDH, Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala, Fondo, Reparaciones y Costas,
Sentencia de 25 de noviembre de 2003, Serie C, núm. 101, parte dispositiva.
32
Esta categoría incluye las reformas legislativas (incluso constitucionales), así como los
cambios en las políticas públicas o el archivo de sentencias judiciales. Para un ejemplo emble-
mático en relación con las reformas legislativas, ver Corte IDH, Caso Barrios Altos vs. Perú,
Sentencia de 30 de noviembre de 2001, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 87.
33
Esta es una categoría particular del sistema interamericano. Al respecto, ver Fernando
Basch, “The Doctrine of the Inter-American Court of Human Rights Regarding States’ Duty
to Punish Human Rights Violations and Its Dangers”, American University International Law
Review, vol. 23, 2007, pp. 196-229.
34
Normalmente, esto es ordenado en todas las sentencias y es el tipo de reparación con
la que los Estados cumplen más a menudo. Ver De Vos y Baluarte, op. cit., p. 289.
35
Sobre la redacción abstracta de las reparaciones ordenadas por el TEDH, ver Keller y
Marti, op. cit., p. 838.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 283
Algunas de las principales diferencias entre ambos sistemas están relacionadas con
los órganos que llevan a cabo la supervisión, en lo que respecta tanto a la cantidad
de órganos institucionales que participan en el proceso de supervisión, por un lado,
como a la naturaleza de dichos órganos, por el otro. Este tipo de diferencias están
vinculadas principalmente al engranaje institucional donde se sitúan ambos sistemas
de protección de los derechos humanos, es decir, el engranaje del Consejo de Euro-
pa (CE) y de la Organización de los Estados Americanos (OEA), respectivamente.
36
Greer, op. cit., pp. 160-161; ver también TEDH, Caso Oleksandr Volkov v. Ucrania,
Sentencia del 9 de enero de 2013, App. 21722/11, párrs. 194-195.
37
Otras razones están relacionadas con la posición y experiencia en el ámbito interno de
los actores nacionales, que les permiten determinar las medidas de reparación más apropiadas.
En este sentido ver, por ejemplo, Andreas Follesdal, “Exporting the Margin of Appreciation:
Lessons for the Inter-American Court of Human Rights?”, International Journal of Constitu-
tional Law, vol. 15, núm. 2, 2017, pp. 359-371.
38
Ver, en general, Lisa Martin, “Against Compliance”, en Jeffrey L. Dunoff y Mark A.
Pollack, Interdisciplinary Perspectives on International Law and International Relations, Cam-
bridge, Cambridge University Press, 2013, pp. 591-612; en relación con la Corte IDH, Soley, op.
cit., pp. 346-348.
39
Estatuto del CE, artículo 14. En la práctica, los ministros raramente están presentes; de-
legan sus responsabilidades en sus representantes. Para profundizar, ver Ruedin, op. cit., p. 5
284 SUPERVISIÓN DE LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS. UN ANÁLISIS COMPARADO... / LUCAS SÁNCHEZ DE MIQUEL
40
Leo F. Zwaak, “Effectiveness and Fulfillment of the Judgments on Human Rights: The
Experience of the European System”, Revista IIDH, vol. 46, 2007, p. 347.
41
CE-CM, Rules of the Committee of Ministers for the supervision of the execution of jud-
gments and of the terms of friendly settlements, adoptadas por el Comité de Ministros el 10 de
mayo de 2006 en la 964ª reunión de Representantes de los Ministros, Reglas 9.1, 9.2 y 9.3. Dis-
ponible en: https://search.coe.int/cm/Pages/result_details.aspx?ObjectID=09000016805d7e18
42
Hay algunas excepciones, especialmente en los casos políticamente sensibles. Ver, en
este sentido, Başak Çali y Anne Koch, “Foxes Guarding the Foxes? The Peer Review of Human
Rights Judgments by the Committee of Ministers of the Council of Europe”, Human Rights
Law Rev., vol. 14, núm. 2, 2014, p. 318.
43
CE, Mandat du Service de l’exécution des arrêts de la Cour Européenne des Droits de
L’homme. Disponible en: https://rm.coe.int/CoERMPublicCommonSearchServices/Dis
playDCTMContent?documentId=09000016805a997d
44
Ver, en general, Andrew Drzemczewski, “The Parliamentary Assembly’s Involvement in
the Supervision of the Judgments of the Strasbourg Court”, Netherlands Quarterly of Human
Rights, vol. 28, 2010, pp. 165-179; Jan Kleijssen, “The Monitoring Procedure of the Council
of Europe´s Parliamentary Assembly”, en Gudmundur Alfredsson et al. (eds.), International
Human Rights Monitoring Mechanisms: Essays in Honour of Jakob Th. Möller, Leiden, Nijhoff,
2009, pp. 523-528.
45
Traducción libre del artículo 2 del mandato del subcomité para la implementación de
sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (AS/Jur/CourDH), aprobado por el
Comité el 29 de enero de 2015.
46
Hasta el momento la PACE ha publicado nueve informes sobre la ejecución de sentencias
del TEDH, donde se consideran los problemas de Estados concretos. Ver, por ejemplo, Imple-
mentation of Judgments of the European Court of Human Rights: 9th Report, AS/Jur(2017)15, 18
de mayo de 2017. Disponible en: website-pace.net/documents/19838/.../18891586-7d6c-4297-
b5f7-4077636db28e
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 285
47
Ver, por ejemplo, Implementation of Judgments of the European Court of Human
Rights, texto adoptado por la Asamblea el 2 de octubre de 2006, Resolución 1516 (2006),
parágrafo 5. Disponible en: http://assembly.coe.int/nw/xml/XRef/Xref-XML2HTML-en.
asp?fileid=17472&lang=en; Committee on Legal Affairs and Human Rights, Implementation of
Judgments of the European Court of Human Rights. Introductory Memorandum, AS/Jur (2008)
24, 26 de mayo de 2008, parágrafo 3; Drzemczewski, op. cit., pp. 171-172.
48
Sobre este punto ver, en general, Linos-Alexander Sicilianos, “The Role of the Euro-
pean Court of Human Rights in the Execution of its own Judgments: Reflections on Article
46 ECHR”, en Anja Seibert-Fohr (ed.), Judgments of the European Court of Human Rights,
Baden-Baden, Nomos, 2014, pp. 285-315; sin embargo, esta participación del TEDH en la su-
pervisión de sus propias sentencias fue rechazada por el propio Tribunal por una mayoría de
nueve votos contra ocho en la sentencia del Caso Moreira Ferreira v. Portugal (2) (19867/12),
Sentencia del 11 de julio de 2017.
49
Por ejemplo, si el Estado no cumple, puede reabrir otros casos que hubiesen sido “con-
gelados” en el marco del procedimiento de sentencias piloto.
50
Ver Thomas Hammarberg y John Dalhuisen, “The Council of Europe Commissioner
for Human Rights”, en Alfredsson et al. (eds.), op. cit., pp. 515-521.
51
Ver, por ejemplo, Comisión de Venecia, Opinion on the Implementation of the Judgments
of the European Court of Human Rights, CDL-AD (2002) 34, 18 de diciembre de 2002. Disponi-
ble en: www.venice.coe.int/webforms/documents/default.aspx?pdffile=CDL-AD(2002)034-e
52
Ver, por ejemplo, Lambert-Abdelgawad, op. cit., pp. 488-490; Okresek, op. cit., p. 644.
53
Sobre la presión parlamentaria ejercida por la PACE, ver Drzemczewski, op. cit., p. 178.
54
Hillebrecht, 2014, op. cit., p. 25.
286 SUPERVISIÓN DE LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS. UN ANÁLISIS COMPARADO... / LUCAS SÁNCHEZ DE MIQUEL
55
Ver Leach, 2013, op. cit., p. 408.
56
Fredrik G. E. Sundberg, “Control of Execution of Decisions under the European Con-
vention on Human Rights”, en Alfredsson et al. (eds.), op. cit., pp. 478-479.
57
Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículo 65.
58
Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, Sentencia del 21 de julio de 1989,
Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 7, párr. 60.
59
Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, Sentencia de 28 de noviembre de
2003, Competencia, Serie C, núm. 104; ver también Manuel E. Ventura Robles, “La supervi-
sión del cumplimiento de sentencias en el sistema interamericano de los derechos humanos”,
Anuario Hispano-Luso-Americano de Derecho Internacional, vol. 18, Madrid, 2007, pp. 190-194;
Jan Schneider, Reparation and Enforcement of Judgments, Berlin, 2015, pp. 206-209.
60
Baena Ricardo y otros vs. Panamá, Competencia, cit., párr. 68.
61
Ibid., párr. 72.
62
Ver Hawkins y Jacoby, op. cit., pp. 64-65.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 287
63
La participación de la Corte IDH en el proceso de supervisión está determinada en el
artículo 69.1 del Reglamento de este alto tribunal.
64
Al igual que en los procedimientos judiciales, la CIDH “representa al orden público” en
los procedimientos de supervisión (Clara Sandoval, “The Inter-American System of Human
Rights and approach”, en Sheeran, op. cit., p. 431).
65
Jorge Calderón, “Fortalecimiento del rol de la CIDH en el proceso de supervisión de
cumplimiento de sentencias y planteamiento de reparaciones ante la Corte IDH”, Anuario
de Derechos Humanos, núm. 10, 2014, p. 111.
66
Schneider, op. cit., pp. 197-205.
67
Corte IDH, Informe Anual 1994, San José, pp. 18-19.
288 SUPERVISIÓN DE LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS. UN ANÁLISIS COMPARADO... / LUCAS SÁNCHEZ DE MIQUEL
los casos Aloeboetoe et al. y Gangaram Panday”.68 El Estado reaccionó y los casos
pudieron ser cerrados en 1997 y 1998, respectivamente. Esta fue la única ocasión en
que la AG participó activamente en la supervisión. En la siguiente ocasión en la que
se le requirió hacerlo, en 1998 en un caso contra Trinidad y Tobago durante cuya
ejecución dicho Estado denunció la Convención,69 la AG no hizo ninguna referencia
concreta a ello en su resolución sobre el Informe Anual. Lo mismo sucedió en 1999,
cuando Perú declaró que varios casos contra el gobierno de Fujimori eran inejecu-
tables y anunció su inminente retirada del reconocimiento de la jurisdicción de la
Corte.70 Esto llevó en 2005 a la adopción por parte de la Corte IDH de una resolu-
ción donde declaró que, en los casos reenviados a la AG en virtud del artículo 65,
abandonaría sus funciones de supervisión.71 El objetivo era presionar a la AG para
que se implicase más en el proceso de supervisión, pero no tuvo éxito. Entre 2003 y
2012, la Corte se rindió y dejó de aplicar el artículo 65 de la CADH para informar a la
AG sobre casos de incumplimiento. No obstante, en 2012, la Corte IDH reenvió
a la AG el Caso Apitz Barbera et al. v. Venezuela, cuyas medidas de reparación
fueron consideradas como “inejecutables” por la Corte Suprema de Venezuela, lo
que conllevó su posterior denuncia de la CADH.72 Pese a la falta de implicación de
la AG, la Corte realizó un nuevo intento en 2015, aplicando el artículo 65, para un
total de 13 casos relativos a 4 países.73 No obstante este reforzado ímpetu de la Corte,
la única declaración de la AG relativa a la ejecución de sentencias en sus observa-
ciones y recomendaciones sobre el Informe Anual de 2015 fue la frase habitual en la
que indica que todas las sentencias de la Corte IDH son obligatorias para los Esta-
dos que han reconocido su jurisdicción.74 Este ha sido hasta el momento su último
intento por implicar a la AG en el proceso de supervisión.
Esto ha sido criticado por la sociedad civil, resaltando que la responsabilidad es
de los Estados miembros de la OEA, que han disminuido su función como garan-
tes colectivos del sistema.75 En este sentido, una mayor interacción entre todos los
68
Corte IDH, Informe Anual 1995, p. 15.
69
Corte IDH, Informe Anual 1998, pp. 40-41. En relación con este caso, ver también Ven-
tura Robles, op. cit., pp. 72-180.
70
Robles, ibid., pp. 49-50.
71
Corte IDH, Resolución de 29 de junio de 2005, Supervisión de Cumplimiento de Sen-
tencias, Aplicabilidad del artículo 65 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/general_29_06_05.pdf
72
Corte IDH, Informe Anual 2012, p. 62.
73
Corte IDH, Informe Anual 2015, pp. 68-71.
74
OEA, Declaraciones y Resoluciones Aprobadas por la Asamblea General, Cuadragésimo
Sexto Periodo Ordinario de Sesiones, AG/doc.5557/16, 16 de junio de 2016, p. 154. Disponible
en: http://scm.oas.org/IDMS/Redirectpage.aspx?class=AG/DOC.&classNum=5557&lang=s
75
Ver, por ejemplo, Viviana Krsticevic, “Reflexiones sobre la ejecución de las decisiones
del sistema interamericano de protección de derechos Humanos”, en Viviana Krsticevic (ed.),
Implementación de las decisiones del sistema interamericano de derechos humanos, Buenos
Aires, CEJIL, 2007, pp. 15-112.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 289
órganos de la OEA para llevar a cabo la supervisión de forma coordinada, así como
un mayor diálogo entre los diferentes órganos de supervisión y otras instituciones
domésticas, como parlamentos o instituciones nacionales de derechos humanos,
sería una gran ventaja.
76
Mikael Rask Madsen, “From Cold War Instrument to Supreme European Court: The
European Court of Human Rights at the Crossroads of International and National Law and
Politics”, Law & Social Inquiry, vol. 32, núm. 1, 2007, p. 140.
77
Alexandra Huneeus, “Reforming the State from Afar. Structural Reform Litigation
at the Human Rights Courts”, Yale Journal of International Law, núm. 40, 2015, p. 9; Felipe
González, “Pasado, presente y futuro del sistema interamericano de derechos humanos”, en
Pablo Santolaya e Isabel Wences (coords.), La América de los derechos, Madrid, CEPC, 2016,
pp. 56-59.
78
Traducción libre de Çali y Koch, op. cit., p. 304.
290 SUPERVISIÓN DE LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS. UN ANÁLISIS COMPARADO... / LUCAS SÁNCHEZ DE MIQUEL
79
Ibid., p. 306.
80
Huneeus, 2015, op. cit., p. 40.
81
De acuerdo con Murray Hunt, “el enfoque actual respecto a la ejecución de sentencias
[del TEDH] deja demasiado espacio para discrepancias sobre lo que equivale a cumplimiento,
y deja cuestiones importantes de la ejecución en manos de un proceso esencialmente político”
(traducción libre de “State obligations following a Judgment of the European Court of Human
Rights”, en Theodora Christou y Juan Pablo Raymond (eds.), European Court of Human Rights:
Remedies and Execution of Judgments, London, BIICL, 2005, p. 43).
82
Sundberg, op. cit., p. 484.
83
Çali y Koch, op. cit., pp. 316-319.
84
Ver, por ejemplo, James Cavallaro y Stephanie Erin Brewer, “Reevaluating Regional
Human Rights Litigation in the Twenty-First Century: The Case of the Inter-American Court”,
Public Law & Legal Theory Working Paper Series, Harvard Law School, núm. 09-31, 2008, pp.
783-784; Pasqualucci, op. cit., p. 305; Beristain, op. cit., p. 168; Corte IDH, Caso Blanco Romero
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 291
sidente de la Corte IDH, abogó por una “europeización” del proceso de supervisión
durante su mandato, es decir, por un sistema en el cual la función de supervisar la
ejecución de sentencias no siguiese en manos de los órganos judiciales de la OEA,
sino de sus órganos políticos. Se debe destacar especialmente su propuesta de crear
un nuevo órgano subsidiario en el Consejo Permanente de la OEA, cuya función
sería la supervisión permanente de la ejecución de sentencias.85 Sin embargo, han
pasado más de diez años desde esta propuesta y no parece que en el seno de la OEA
se haya avanzado en esa dirección.86
3. El proceso de supervisión
El proceso de supervisión no difiere de forma fundamental en ambos sistemas, en el
sentido de que su objetivo consiste principalmente en la recopilación de información
de diferentes fuentes relativa a la ejecución y la posterior evaluación del estado de la
ejecución a la luz de dicha información.87 No obstante, existen algunas diferencias
importantes en la manera en que los órganos de supervisión persiguen este objetivo
en términos de procedimiento, las cuales serán analizadas a continuación. Estas se
refieren a la regulación del proceso, a su transparencia y a la participación de las
partes y de terceros.
97
CM, Interim report of the Group of Wise Persons to the Committee of Ministers,
CM(2006)88, 10 de mayo de 2006. Disponible en: https://wcd.coe.int/ViewDoc.jsp?p=&Ref
=CM%282006%2988&Language=lanEnglish&Ver=original&Site=COE&BackColorInterne
t=DBDCF2&BackColorIntranet=FDC864&BackColorLogged=FDC864&direct=true
98
Comisión de Venecia, CDL-AD(2014)036, op. cit.
99
En el sistema europeo, la sentencia es definitiva –de acuerdo con el artículo 44 del CE-
DH– cuando es emitida por la Gran Sala o por una sala y no se solicita el recurso a la Gran
Sala en un periodo de tres meses o la solicitud es rechazada. En el sistema interamericano, las
sentencias de la Corte IDH siempre son definitivas.
100
CEDH, artículo 46(2).
101
Corte IDH, Informe Anual 2015, p. 55.
102
CM, Supervision of the execution of judgments and decisions of the European Court of
Human Rights: implementation of the Interlaken Action Plan – Modalities for a twin-track
supervision system, CM/Inf/DH(2010)37, 6 de septiembre de 2010, párr. 10. Disponible en:
https://rm.coe.int/CoERMPublicCommonSearchServices/DisplayDCTMContent?docume
ntId=09000016804a327f
103
Ibid., párr. 8.
104
El uso del procedimiento reforzado también puede ser solicitado por los Estados
miembros o por el secretario general, no así por las víctimas (Ibid., párr. 9). Ver también CM,
Supervision of the execution of the judgments and decisions of the European Court of Human
Rights: implementation of the Interlaken Action Plan - Outstanding issues concerning the practical
modalities of implementation of the new twin track supervision system, CM/lnf/DH(2010)45
final, 7 de diciembre de 2010. Disponible en: https://rm.coe.int/CoERMPublicCommonSear-
chServices/DisplayDCTMContent?documentId=09000016804a3e07
294 SUPERVISIÓN DE LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS. UN ANÁLISIS COMPARADO... / LUCAS SÁNCHEZ DE MIQUEL
reuniones del CM; las propuestas o decisiones solo son tratadas en forma escrita. La
participación del CM en esta vía se limita a la aprobación de los planes o informes
de acción y a la adopción de una resolución final cuando todas las medidas nece-
sarias hayan sido adoptadas. El Departamento para la Ejecución de Sentencias de
la Secretaría del CE se encarga del resto de temas relativos a la supervisión. Esto es
diferente en el procedimiento reforzado, mediante el cual un caso puede ser llevado a
debate ante el CM. Este también puede emitir resoluciones interinas al respecto, que
usualmente contienen sus preocupaciones relativas a la ejecución.105 Por el otro lado,
en el sistema interamericano, la ejecución de todos los casos se supervisa siguiendo
el mismo procedimiento, ya que la cantidad de sentencias es considerablemente más
pequeña que en el sistema europeo.
Después de recibir la sentencia, los órganos de supervisión solicitarán al Esta-
do que presente información sobre su ejecución. En el sistema europeo, el Estado
tendrá que presentar un plan de acción, en el cual describa las medidas que tiene
intención de tomar para cumplir la sentencia –o un informe de acción, si considera
que ya ha tomado todas las medidas necesarias–106 en un plazo de seis meses.107 En el
sistema interamericano, la Corte IDH solicitará al Estado la presentación de un infor-
me donde describa el progreso en la implementación de las reparaciones ordenadas
en la sentencia. En este caso, a continuación, el informe estatal será transmitido a las
víctimas y sus representantes para que formulen las observaciones que consideren
oportunas. La CIDH también se posicionará, tanto en relación con el informe estatal
como con las observaciones de las víctimas.108 Este aspecto es diferente en el sistema
europeo, en el que no se pide la opinión de las víctimas respecto a la ejecución de la
sentencia, si bien el CM “considerará cualquier comunicación de la parte lesionada
en relación con el pago de la justa satisfacción o a la toma de medidas individuales”.109
Por lo tanto, se puede observar que en el sistema interamericano se le da un mayor
peso a las observaciones de las víctimas relacionadas con la ejecución.
En cuanto a la participación de la sociedad civil y otras instituciones nacionales,
algunos autores argumentan que esto todavía es un reto para ambos sistemas.110 La
diferencia en este sentido es que en el sistema europeo solo se permite presentar
información a las ONG y a las instituciones nacionales de derechos humanos, que
el CM “tendrá derecho de considerar”.111 Por el contrario, en el sistema interame-
ricano, la presentación de amicus curiae en el proceso de supervisión se permite
105
Ver el apartado 4.1 de este capítulo.
106
CM, CM/Inf/DH(2010)37, op. cit., párrs. 13 y 14.
107
Ibid., párr. 12.
108
Reglamento de la Corte IDH, artículo 69, párrafo 1.
109
Traducción libre de la Regla 9 de Rules of the Committee of Ministers for the supervi-
sion, op. cit.
110
Huneeus, 2015, op. cit., p. 38.
111
CM, Rules of the Committee of Ministers for the Supervision, op. cit., Regla 9.2.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 295
112
Reglamento de la Corte IDH, artículo 44, párrafo 4.
113
Ibid., artículo 69, párrafo 2.
114
Disponible en: https://www.coe.int/en/web/execution/submissions.
296 SUPERVISIÓN DE LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS. UN ANÁLISIS COMPARADO... / LUCAS SÁNCHEZ DE MIQUEL
pueden ser públicas o privadas, según el caso.115 En este sentido, y pese a que pueda
ser más difícil llegar a acuerdos públicamente que en privado, hacer que los debates
del CM y las audiencias de la Corte sean accesibles al público sería una forma de
mejorar la transparencia de los procesos de supervisión.116 Dicha transparencia no
solo es un elemento fundamental en el derecho internacional,117 sino que además es
un instrumento importante para ejercer presión sobre los Estados.118
Un mecanismo que resulta bastante similar en ambos sistemas son las resoluciones
emitidas por los órganos de supervisión. Estas resoluciones son adoptadas por el
CM y la Corte IDH para proporcionar información sobre el progreso de la ejecu-
ción o, en ocasiones, para expresar preocupación o hacer sugerencias relativas a la
ejecución. En ambos sistemas, una resolución de supervisión puede referirse a un
caso o a varios contra el mismo Estado, esto último solo si las medidas ordenadas
son de una naturaleza similar.119 Las respectivas secretarías del CE y la Corte IDH
apoyan y guían al Estado durante la fase de ejecución; sin embargo, las resoluciones
de los órganos de supervisión tienen como objetivo formalizar este apoyo y hacerlo
115
Cuando las audiencias son públicas, son grabadas y pueden ser visualizadas a través de
la página web. Disponibles en: http://www.corteidh.or.cr/galeria-multimedia.html.
116
En este sentido, ver Okresek, op. cit., p. 641.
117
Ver, en general, Anne Peters, “Towards Transparency as a Global Norm”, en Anne Peters
y Andrea Bianchi (eds.), Transparency in International Law, Cambridge, Cambridge University
Press, 2013.
118
Zwaak, op. cit., p. 384; Gamarra y Vicente, op. cit., p. 86.
119
Por ejemplo, en 2015 fueron emitidas cuatro resoluciones conjuntas en el sistema inte-
ramericano, relativas a un total de 22 sentencias (Corte IDH, Informe Anual 2015, p. 66). En
cuanto al sistema europeo ver, por ejemplo, CM, Resolución Interina CM/ResDH(2011)292,
Execution of the judgments of the European Court of Human Rights in 154 cases against the Rus-
sian Federation concerning actions of the security forces in the Chechen Republic of the Russian
Federation, adoptada por el CM el 2 de diciembre de 2011.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 297
público, así como destacar los problemas concretos para la ejecución, ejerciendo de
esta forma presión sobre el Estado.
En este caso se trata de un mecanismo comparable debido a que, en ambos
sistemas, las referidas resoluciones consisten en una evaluación, por parte de los
órganos de supervisión, del progreso efectuado en la ejecución de la sentencia y de
los aspectos que siguen pendientes para el cumplimiento integral. La única diferen-
cia en este sentido es que la Corte IDH emite una resolución de cumplimiento en
cada uno de los casos que están en la fase de supervisión, mientras que el CM solo
emite las resoluciones interinas en los casos que están siendo supervisados bajo el
procedimiento reforzado, y cuya ejecución presente problemas o preocupaciones
determinadas. Esta diferencia se debe a la cantidad de casos que se encuentran bajo
supervisión en ambos sistemas, cuyo número es mucho mayor en el sistema europeo.
120
Ver Comisión de Venecia, Opinion on the Implementation of the Judgments of the Eu-
ropean Court of Human Rights, CDL-AD (2002), párr. 43; Ruedin, op. cit., p. 30.
121
Ver Corte IDH, Informe Anual 2007, p. 42.
122
Gamarra y Vicente, op. cit., p. 97.
298 SUPERVISIÓN DE LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS. UN ANÁLISIS COMPARADO... / LUCAS SÁNCHEZ DE MIQUEL
privadas el formato es diferente, con las partes sentadas alrededor de una mesa junto
a la CIDH y la Corte IDH, y esta última hace un mayor esfuerzo por alcanzar un
compromiso entre las partes. El Estado normalmente comienza explicando el pro-
greso en la ejecución de la sentencia y a continuación esta información se contrasta
con las observaciones de los representantes de las víctimas y de la CIDH al respec-
to. La Corte, a su vez, intenta facilitar la ejecución promoviendo acuerdos entre las
partes, sugiriendo posibles alternativas o determinando plazos para la ejecución.123
La ventaja de estas audiencias es que las víctimas pueden tener voz en el proceso de
supervisión, es decir, pueden exponer sus observaciones sobre la ejecución al mismo
nivel y bajo las mismas condiciones que el Estado. Por el contrario, en los debates
del CM, ni las víctimas ni sus representantes están presentes; son celebrados a un
nivel exclusivamente intergubernamental.
La Corte IDH también introdujo otro mecanismo participativo en 2015: las visitas
in situ para la supervisión.124 En algunos casos, estas visitas pueden ser muy útiles pa-
ra hacer una mejor evaluación del progreso de la ejecución y para proponer posibles
soluciones. Este mecanismo también empodera a las víctimas en el proceso de su-
pervisión, ya que juegan un papel importante en las visitas, explicando y mostrando
a la Corte los problemas concretos relacionados con la ejecución. Hasta ahora, este
mecanismo ha sido utilizado en tres ocasiones: en casos contra Paraguay, Panamá
y Guatemala relativos a comunidades indígenas.125 No obstante, la introducción de
este nuevo mecanismo demuestra que la Corte IDH está dispuesta a incluir mejoras
en el proceso de supervisión, lo cual es posible debido a la regulación flexible de
dicho proceso, como fue mencionado.126
Los mecanismos para casos en los que el Estado incumple de forma persistente con
su obligación de cumplimiento también resultan muy diferentes. En el sistema eu-
ropeo, la incorporación de los párrafos 4 y 5 al artículo 46 del CEDH, que tuvo lugar
en 2010 con la entrada en vigor del Protocolo 14, tiene como objetivo tratar estos
casos a través de un mecanismo llamado “procedimiento de infracción”. Consiste
123
Ver Corte IDH, Informe Anual 2010, pp. 4-5.
124
Ver Corte IDH, Informe Anual 2015, p. 74.
125
Las tres diligencias judiciales in situ realizadas hasta el momento cubren un total de
seis casos. Ver al respecto Corte IDH, Informe Anual de 2017, pp. 74-77.
126
Este mecanismo es similar a las visitas in situ que lleva a cabo la PACE o el Comisario
de Derechos Humanos en el sistema europeo, a través de las cuales el CM puede obtener in-
formación sobre la ejecución de las sentencias. Sin embargo, la diferencia es que en el sistema
interamericano, el órgano principal de supervisión es el que realiza las visitas, lo cual es más
efectivo que si son hechas por un órgano subsidiario, como sucede en el sistema europeo,
donde el CM está atado a un procedimiento mucho más estricto y no puede llevar a cabo las
visitas él mismo sobre esto último (Ruedin, op. cit., p. 81).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 299
127
CEDH artículo 46.4; ver también Ruedin, op. cit., p. 409.
128
Peters y Altwicker, op. cit., p. 295.
129
CE, Rapport explicatif du Protocole n° 14 à la Convention de sauvegarde des Droits de
l’Homme et des Libertés fondamentales, amendant le système de contrôle de la Convention, 13
de mayo de 2004, parágrafo 100. Disponible en: https://rm.coe.int/CoERMPublicCommon-
SearchServices/DisplayDCTMContent?documentId=09000016800d388a.
130
En este caso fue ordenada la liberación de un activista y opositor político, encarcelado
en violación de sus garantías judiciales, y pese a varios requerimientos del TEDH y el CM,
Azerbaiyán no ha accedido a su liberación hasta la fecha.
131
Ver, por ejemplo, Julie-Enni Zastrow y Andreas Zimmermann, “Council of Europe’s
Committee of Ministers Starts Infringement Proceedings in Mammadov v. Azerbaijan: A
Victory for the International Rule of Law?”, EJIL: talk, 5 de febrero de 2018. Disponible en:
https://www.ejiltalk.org/council-of-europes-committee-of-ministers-starts-infringement-
proceedings-in-mammadov-v-azerbaijan-a-victory-for-the-international-rule-of-law/; Lize R.
Glas, “The Committee of Ministers goes nuclear: Infringement proceedings against Azerbaijan
in the case of Ilgar Mammadov”, Strasbourg Observers, 20 de diciembre de 2017. Disponible
en: https://strasbourgobservers.com/2017/12/20/the-committee-of-ministers-goes-nuclear-
infringement-proceedings-against-azerbaijan-in-the-case-of-ilgar-mammadov/.
132
En relación con la presión ejercida por la UE, ver Radio Free Europe, “EU Calls On
Azerbaijan To Carry Out Reforms”, 9 de febrero de 2018. Disponible en: https://www.rferl.
org/a/azerbaijan-eu-urges-reforms/29029950.html.
133
Déborah Forst, “The Execution of Judgments of the European Court of Human Rights:
Limits and Ways Ahead”, ICL Journal, vol. 7, 2013, p. 16; Schneider, op. cit., p. 180.
300 SUPERVISIÓN DE LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS. UN ANÁLISIS COMPARADO... / LUCAS SÁNCHEZ DE MIQUEL
Conclusiones
134
El artículo 3 del Estatuto contiene la obligación de acuerdo con la cual cada Estado
miembro debe aceptar el principio “en virtud del cual cualquier persona que se halle bajo su
Jurisdicción ha de gozar de los derechos humanos y de las libertades fundamentales”.
135
Estatuto del Consejo de Europa, artículo 8.
136
Philip Leach, “The Effectiveness of the Committee of Ministers in supervising the en-
forcement of judgments of the European Court of Human Rights”, Public Law, núm. 3, 2006,
p. 448.
137
Idem; ver también Ruedin, op. cit., p. 416.
138
En este sentido, ver también Natalia Urbina, “El proceso de supervisión de cumpli-
miento de sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos: breve recorrido por
las resoluciones emitidas entre 2013 y 2016”, Revista IIDH, vol. 65, enero-junio de 2017, pp.
329-373, especialmente pp. 347-353.
139
Con la notable excepción de la primera vez, como fue explicado anteriormente; ver
apartado 2.1 de este artículo.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 301
140
Ver apartado 4 de este artículo.
141
En este sentido, ver Huneeus, 2015, op. cit., p. 37, (“lacking strong tools to ensure imple-
mentation, perhaps the Court instead seeks to provide justice through voice in the process”).
142
En este sentido, ver Beristain, op. cit., 133-134.
302 SUPERVISIÓN DE LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS. UN ANÁLISIS COMPARADO... / LUCAS SÁNCHEZ DE MIQUEL
como lo es en el sistema europeo. Una posible solución para este problema sería
la creación de un nuevo órgano político en la estructura institucional de la OEA,
formado únicamente por representantes de los Estados que estén sometidos a la
jurisdicción de la Corte IDH y cuya función sea explícitamente encargarse de la su-
pervisión en los casos problemáticos. Esta propuesta no significa que la Corte IDH
debería abandonar sus funciones de supervisión; el nuevo órgano político solamente
complementaría el trabajo hecho por la Corte en los casos en que el Estado muestre
alguna resistencia. No obstante, la última palabra estaría en manos de la Corte IDH,
debido a su imparcialidad y experticia, así como a la naturaleza de la tarea, ya que
la determinación de si una sentencia ha sido cumplida de forma completa y efectiva
es una decisión más judicial que política.
Bibliografía
ZUSAMMENFASSUNG
In seinem Beitrag legt der Autor seine Meinung über die allgemeine Konzeption der
Kontrolle der Vertragskonformität dar, wie sie der Interamerikanische Gerichtshof für
Menschenrechte im Rahmen seiner doppelten Kompetenz – Rechtsprechung und
Begutachtung – entwickelt und umgesetzt hat.
*
Vicepresidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
**
Este artículo es una adaptación de la ponencia presentada en el marco de la celebración
de los 40 años de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En general, corresponde a
lo expresado en parte del voto individual del juez Eduardo Vio Grossi, Corte IDH, Opinión
Consultiva OC-24/17 de 24 de noviembre de 2017, solicitada por la República de Costa Rica,
Identidad de Género e Igualdad y No Discriminación a Parejas del Mismo Sexo (Obligaciones
estatales en relación con el cambio de nombre, la identidad de género y los derechos deriva-
dos de un vínculo de parejas del mismo sexo. Interpretación y alcance de los artículos 1.1, 3,
7, 11.2, 13, 17, 18 y 24 en relación con el artículo 1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos).
ABSTRACT
This text gives an account of what the author of these notes understands to be the
general conception of the control of conventionality, as developed and applied by
the Inter-American Court of Human Rights, whether exercised under its adversarial,
advisory or non-adversarial jurisdiction.
1. Antecedentes
1.1. Jurisprudencia
1
En este sentido, ver Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, Sentencia de 26 de sep-
tiembre de 2006, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 154;
Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, Sentencia de 24 de
noviembre de 2006, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm.
158; Caso La Cantuta vs. Perú, Sentencia de 29 de noviembre de 2006, Fondo, Reparaciones
y Costas, Serie C, núm. 162; Caso Boyce y otros vs. Barbados, Sentencia de 20 de noviembre
de 2007, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 169; Caso He-
liodoro Portugal vs. Panamá, Sentencia de 12 de agosto de 2008, Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 186; Caso Radilla Pacheco vs. México, Sentencia
de 23 de noviembre de 2009, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie
C, núm. 209; Caso Manuel Cepeda Vargas vs. Colombia, Sentencia de 26 de mayo de 2010,
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 213; Caso Comunidad
Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay, Sentencia de 24 de agosto de 2010, Fondo, Reparaciones
y Costas, Serie C, núm. 214; Caso Fernández Ortega y otros vs. México, Sentencia de 30 de
agosto de 2010, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 215; Caso
Rosendo Cantú y otra vs. México, Sentencia de 31 de agosto de 2010, Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 216; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña vs. Bo-
livia, Sentencia de 1 de septiembre de 2010, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 217;
Caso Vélez Loor vs. Panamá, Sentencia de 23 de noviembre de 2010, Excepciones Prelimina-
res, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 218; Caso Gomes Lund y otros (“Guerrilha
do Araguaia”) vs. Brasil, Sentencia de 24 de noviembre de 2010, Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 219; Caso Cabrera García y Montiel Flores vs.
México, Sentencia de 26 de noviembre de 2010, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas, Serie C, núm. 220; Caso Gelman vs. Uruguay, Sentencia de 24 de febrero de 2011,
Fondo y Reparaciones, Serie C, núm. 221; Caso Chocrón Chocrón vs. Venezuela, Sentencia
de 1 de julio de 2011, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 227;
Caso López Mendoza vs. Venezuela, Sentencia de 1 de septiembre de 2011, Fondo, Reparaciones
y Costas, Serie C, núm. 233; Caso Fontevecchia y D`Amico vs. Argentina, Sentencia de 29 de
noviembre de 2011, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 238; Caso Atala Riffo y Niñas
vs. Chile, Sentencia de 24 de febrero de 2012, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 239;
Caso Furlan y Familiares vs. Argentina, Sentencia de 31 de agosto de 2012, Excepciones Pre-
liminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 246; Caso Masacres de Río Negro vs.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 313
precisando los términos de esta institución que ha emergido a su amparo. Sin em-
bargo, ha sido en una resolución concerniente a la supervisión del cumplimiento
de sentencia donde se explaya sobre el tema2 y lo hace en los siguientes términos:
Se ha acuñado en la jurisprudencia interamericana el concepto del “con-
trol de convencionalidad”, concebido como una institución que se utiliza para
aplicar el derecho internacional, en este caso el derecho internacional de los
derechos humanos, y específicamente la Convención Americana y sus fuentes,
incluyendo la jurisprudencia de este Tribunal.3
Y añade:
Es posible observar dos manifestaciones distintas de esa obligación de los
Estados de ejercer el control de convencionalidad, dependiendo de si la Sen-
1.2. Concepto
4
Ibid., párrafo 67.
5
“La cuestión de si un asunto determinado corresponde o no a la jurisdicción exclu-
siva del Estado, es una cuestión esencialmente relativa, la que depende del desarrollo de las
relaciones internacionales. En el estado actual del desarrollo del derecho internacional, la
Corte es de opinión que los asuntos relativos a la nacionalidad pertenecen, en principio, a ese
dominio reservado” (Corte Permanente de Justicia Internacional, Opinión Consultiva sobre
ciertos decretos de nacionalidad dictados en la zona francesa de Túnez y Marruecos, Serie B,
núm 4, p. 24.
6
Protocole n° 15 portant amendement à la Convention de sauvegarde des Droits de
l’Homme et des Libertés fondamentales, artículo 1: “A la fin du préambule de la Convention,
un nouveau considérant est ajouté et se lit comme suit: Affirmant qu’il incombe au premier
chef aux Hautes Parties contractantes, conformément au principe de subsidiarité, de garantir
le respect des droits et libertés définis dans la présente Convention et ses protocoles, et que,
ce faisant, elles jouissent d’une marge d’appréciation, sous le contrôle de la Cour Européenne
des Droits de l’Homme instituée par la présente Convention”.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 315
2.1. Fundamento
7
Supra, notas 5 y 6.
8
En lo sucesivo, las referencias a artículos que se hacen por los Estados lo son a sus res-
pectivas constituciones.
9
Barbados, Preámbulo y artículo 1; Trinidad y Tobago, artículo 2.
10
Argentina, artículo 75, inciso 22; Brasil, artículo 5; Ecuador, artículo 163; El Salvador,
artículo 144; Guatemala, artículo 46; Haití, artículo 276.2; Honduras, artículo 18; Nicaragua,
artículo 46.
316 EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD Y LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS... / EDUARDO VIO GROSSI
2.2. Jurisprudencia
2.3. Comentarios
11
Argentina, artículo 75, inciso 22; Bolivia, artículo 13.IV y 14. III; Colombia, artículo 93;
Chile, artículo 5, inciso 2; México, artículo 133; Panamá, artículo 17; Paraguay, artículo 142;
Perú, Disposiciones finales y transitoria cuarta; República Dominicana, artículo 74.3; Uruguay,
artículo 6; Venezuela, artículo 23 (denunció la Convención).
12
Bolivia, artículo 257., I y II; Costa Rica, artículo 7.
13
Corte IDH, Caso Gelman vs. Uruguay, cit., párrafo 56.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 317
14
Ibid., párrafo 66.
15
Ibid.
318 EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD Y LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS... / EDUARDO VIO GROSSI
16
Supra, notas 5 y 6.
17
Ibid.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 319
Con relación a esta materia, lo primero que se debe recordar es que en el ordena-
miento jurídico internacional no existe una jerarquía de las fuentes autónomas,
esto es, ninguna norma establece que un tratado prima sobre otro o que el tratado
prevalece sobre la costumbre o esta sobre aquel, o uno y otra sobre los principios
generales de derecho, como, por el contrario, acontece en el ordenamiento jurídi-
co nacional, en donde la constitución se encuentra en la cúspide de la jerarquía,
seguida de las leyes, sean orgánicas, de quorums especiales u ordinarios, decretos,
resoluciones, instructivos y, finalmente, los contratos. Lo que sí considera el dere-
cho internacional es una prelación en la utilización de sus fuentes autónomas y que
algunas de sus normas, no todas, son jus cogens,18 por lo que su modificación resulta
más exigente. De suerte, entonces, que en el ordenamiento jurídico internacional
no existe un cuerpo normativo con un valor similar al que detenta la constitución
en el ordenamiento jurídico nacional.
La Convención, consecuentemente, tampoco tiene una jerarquía superior a otros
tratados. No hay, entonces, norma internacional alguna que establezca la supremacía,
en el ámbito internacional, de un cuerpo normativo internacional por sobre otros.
Por tal razón, la Corte realiza el control de convencionalidad, no para garantizar,
en el ámbito internacional, la supremacía de la Convención sobre otros tratados,
sino para, siempre en dicha esfera, hacer valer o proclamar su obligatoriedad por
parte de sus correspondientes Estados parte.
Ahora bien, la Corte puede realizar el control de convencionalidad en dos situa-
ciones: en el ejercicio de su competencia consultiva o no contenciosa, y en el de su
competencia contenciosa.
18
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, artículo 53: “Tratados que es-
tán en oposición con una norma imperativa de derecho internacional general (‘jus cogen’).
Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en oposición con una norma
imperativa de derecho internacional general. Para los efectos de la presente Convención, una
norma imperativa de derecho internacional general es una norma aceptada y reconocida por
la comunidad internacional de Estados en su conjunto como norma que no admite acuerdo
en contrario y que solo puede ser modificada por una norma ulterior de derecho internacional
general que tenga el mismo carácter”.
320 EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD Y LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS... / EDUARDO VIO GROSSI
Las normas de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados que sirven
de fundamento al control de convencionalidad ejercido por la Corte son, princi-
palmente: el artículo 26, que consagra el principio pacta sunt servanda;19 la primera
frase del artículo 27, que establece la improcedencia de invocar el derecho interno
para dejar de cumplir lo pactado,20 y el artículo 31.1, que establece, como regla fun-
damental, la interpretación de los tratados de acuerdo con la buena fe, los términos
del tratado, el contexto de los mismos y el objeto y fin de aquel.21
Por lo tanto, de conformidad con la citada Convención, que, por lo demás, co-
difica el derecho consuetudinario y que es aplicable a los tratados entre Estados,22
es decir, en el ámbito internacional, ellos deben ser interpretados considerando que
sus Estados parte los han suscrito y ratificado libremente, y han comprometido su
honor en su cumplimiento, aun cuando eventualmente podrían contradecir lo
dispuesto en su derecho interno. Asimismo, lo prescrito por la citada Convención
importa que la interpretación de los tratados debe hacerse empleando simultánea
y armoniosamente los cuatro elementos contemplados para ello, vale decir que la
voluntad de los contratantes se expresa en la intención de celebrarlos en los términos
de uso corriente en que lo hacen, salvo que le otorguen a estos un sentido especial,
en concordancia con el contexto de tales términos y teniendo en cuenta el objeto y
fin de los tratados de que se trate. Ninguno de estos elementos debe ser ni ignorado
ni sobrevaluado. Todos son igualmente necesarios para una correcta interpretación
del tratado de que se trate. No se puede prescindir ni privilegiar a ninguno de ellos.
Ellos deben ser empleados armoniosamente.
19
Ibid., artículo 26. “‘Pacta sunt servanda’. Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe
ser cumplido por ellas de buena fe”.
20
Ibid., artículo 27: “El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no
podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento
de un tratado. Esta norma se entenderá sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 46”.
21
Ibid., artículo 31.1.: “Regla general de interpretación. I. Un tratado deberá interpretarse
de buena fe conforme al sentido corriente que haya de atribuirse a los términos del tratado
en el contexto de éstos y teniendo en cuenta su objeto y fin”.
22
Ibid., artículo 1: “Alcance de la presente Convención. La presente Convención se aplica
a los tratados entre Estados”.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 321
del Estado por hechos internacionalmente ilícitos.23 Tales artículos establecen que
todo hecho ilícito acarrea responsabilidad para el correspondiente Estado,24 que la
ilicitud consiste en una acción u omisión atribuible a este último y que viola una
obligación internacional según el derecho internacional,25 con prescindencia de lo
que establezca su derecho interno,26 y que la responsabilidad la contrae el Estado
por el comportamiento de cualquiera de sus órganos.27
Estas normas, al igual que las anteriores, también son aplicables en lo que respecta
al control de convencionalidad de todo tratado y no únicamente de la Convención.
23
Comisión de Derecho Internacional, Proyecto de artículos sobre la responsabilidad del
Estado por hechos internacionalmente ilícitos, Anexo a la Resolución A/RES/56/83 de 12 de
diciembre de 2001.
24
Ibid., artículo 1: “Responsabilidad del Estado por sus hechos internacionalmente ilícitos.
Todo hecho internacionalmente ilícito del Estado genera su responsabilidad internacional”.
25
Ibid., artículo 2: “Elementos del hecho internacionalmente ilícito del Estado. Hay hecho
internacionalmente ilícito del Estado cuando un comportamiento consistente en una acción
u omisión: a) Es atribuible al Estado según el derecho internacional; y b) Constituye una vio-
lación de una obligación internacional del Estado”.
26
Ibid., artículo 3: “Calificación del hecho del Estado como internacionalmente ilícito.
La calificación del hecho del Estado como internacionalmente ilícito se rige por el derecho
internacional. Tal calificación no es afectada por la calificación del mismo hecho como lícito
por el derecho interno”.
27
Ibid., artículo 4: “Comportamiento de los órganos del Estado 1. Se considerará hecho
del Estado según el derecho internacional el comportamiento de todo órgano del Estado, ya
sea que ejerza funciones legislativas, ejecutivas, judiciales o de otra índole, cualquiera que sea
su posición en la organización del Estado y tanto si pertenece al gobierno central como a una
división territorial del Estado. 2. Se entenderá que órgano incluye toda persona o entidad que
tenga esa condición según el derecho interno del Estado”.
28
Ibid., artículo 1: “1. Los Estados miembros de la Organización podrán consultar a la Corte
acerca de la interpretación de esta Convención o de otros tratados concernientes a la protección
de los derechos humanos en los Estados americanos. Asimismo, podrán consultarla, en lo que
les compete, los órganos enumerados en el capítulo X de la Carta de la Organización de los
Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires. // 2. La Corte, a solicitud
de un Estado miembro de la Organización, podrá darle opiniones acerca de la compatibilidad
entre cualquiera de sus leyes internas y los mencionados instrumentos internacionales”.
322 EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD Y LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS... / EDUARDO VIO GROSSI
derechos humanos en los Estados, sea acerca de la compatibilidad entre sus respec-
tivas leyes y los mencionados instrumentos internacionales.
Nótese, por una parte, que la facultad de requerir una opinión consultiva le es
reconocida por la Convención a todos los Estados miembros de la OEA y no úni-
camente a los Estados parte de aquella; por la otra, que el correspondiente requeri-
miento puede versar tanto sobre la interpretación de la misma u otros tratados de
derechos humanos como acerca de la compatibilidad de las correspondientes leyes
internas de tales Estados con aquellos convenios internacionales.
También pueden recabar una opinión consultiva de la Corte en lo que les com-
pete, los órganos principales de la OEA indicados en el capítulo X de su Carta.29
En otras palabras, las opiniones consultivas de la Corte proceden para requeri-
mientos de más Estados y órganos internacionales y en más casos que lo se contem-
pla para otras instancias jurisdiccionales internacionales.30
Ahora bien y por lo señalado, las opiniones consultivas tienen ciertas caracte-
rísticas que las diferencian de las sentencias. Por el momento, no son de obligatorio
cumplimiento o vinculantes, como, por lo demás, su propia denominación lo indi-
ca.31 Ello es así, no solo porque, de lo contrario, no existiría diferencia con los fallos,
sino porque, además, en el procedimiento relativo a las opiniones consultivas no
hay partes, de donde se desprende que sería del todo injusto que una resolución de
la Corte fuese obligatoria para los que no han comparecido ante ella ni han sido de-
mandados o interpelados. Por otra parte, en la hipótesis de que se estimara que las
opiniones consultivas fuesen obligatorias para todos los Estados, no solo el derecho
de defensa se vería muy seriamente afectado, sino que los Estados que no son parte
29
Carta de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Novena Conferencia In-
ternacional Americana, Bogotá, 30 de abril de 1948, reformada por el Protocolo de Buenos
Aires del 27 de febrero de 1967, Capítulo VII: “Artículo 53. La Organización de los Estados
Americanos realiza sus fines por medio de: // a) La Asamblea General; // b) La Reunión de
Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores; // c) Los Consejos; // d) El Comité Jurídico
Interamericano; // e) La Comisión Interamericana de Derechos Humanos; // f) La Secretaría
General; // g) Las Conferencias Especializadas, y // h) Los Organismos Especializados. // Se
podrán establecer, además de los previstos en la Carta y de acuerdo con sus disposiciones, los
órganos subsidiarios, organismos y las otras entidades que se estimen necesarios”.
30
Carta de las Naciones Unidas, firmada el 26 de junio de 1945 en San Francisco, Estados
Unidos de América, al terminar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización
Internacional, y entró en vigor el 24 de octubre del mismo año, artículo 96: “1. La Asamblea
General o el Consejo de Seguridad podrán solicitar de la Corte Internacional de Justicia que
emita una opinión consultiva sobre cualquier cuestión jurídica. // 2. Los otros órganos de las
Naciones Unidas y los organismos especializados que en cualquier momento sean autori-
zados para ello por la Asamblea General, podrán igualmente solicitar de la Corte opiniones
consultivas sobre cuestiones jurídicas que surjan dentro de la esfera de sus actividades”.
31
Salvo que el respectivo Estado unilateralmente le asigne obligatoriedad, como podría
desprenderse de la decisión de la Sentencia 0421-S-90 de la Sala Constitucional de Costa Ri-
ca que señaló que la jurisprudencia de la Corte “tendrá –de principio– el mismo valor de la
norma interpretada”.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 323
3.3.2. Jurisprudencia
Ha expresado la Corte:
32
Corte IDH, Opinión Consultiva OC-21/14 de 19 de agosto de 2014, párrafo 23.
324 EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD Y LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS... / EDUARDO VIO GROSSI
3.3.3. Comentarios
33
Corte IDH, Opinión Consultiva OC-24/17 de 24 de noviembre de 2017, párrafos 26 y 27.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 325
En esa eventualidad, tal control se lleva a cabo sobre la base del carácter com-
plementario y coadyuvante que la jurisdicción interamericana tiene respecto de
la nacional,34 lo que se expresa en el cumplimiento del previo agotamiento de los
recursos internos35 o, en otras palabras, luego de que el correspondiente Estado ha
tenido la oportunidad de ejercer su propio control de convencionalidad.
34
CADH, Preámbulo, párrafo 2: “Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no
nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento
los atributos de la persona humana, razón por la cual justifican una protección internacio-
nal, de naturaleza convencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho
interno de los Estados americanos”.
35
Ibid., artículo 46.1.a): “Para que una petición o comunicación presentada conforme a
los artículos 44 ó 45 sea admitida por la Comisión, se requerirá: que se hayan interpuesto y
agotado los recursos de jurisdicción interna, conforme a los principios del Derecho Interna-
cional generalmente reconocidos”.
36
Ibid., artículo 62.3.: “La Corte tiene competencia para conocer de cualquier caso relativo
a la interpretación y aplicación de las disposiciones de esta Convención que le sea sometido,
siempre que los Estados Partes en el caso hayan reconocido o reconozcan dicha competencia,
ora por declaración especial, como se indica en los incisos anteriores, ora por convención
especial”.
37
Ibid., artículo 1: “1. Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar
los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda
persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color,
sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social. //2. Para los efectos de esta
Convención, persona es todo ser humano.
38
Ibid., artículo 2: “Deber de adoptar disposiciones de derecho interno. Si el ejercicio de
los derechos y libertades mencionados en el artículo 1 no estuviere ya garantizado por dis-
posiciones legislativas o de otro carácter, los Estados Partes se comprometen a adoptar, con
arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las
medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivo tales derechos
y libertades”.
39
Ibid., artículo 63.1: “Cuando decida que hubo violación de un derecho o libertad pro-
tegidos en esta Convención, la Corte dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su
derecho o libertad conculcados. Dispondrá asimismo, si ello fuera procedente, que se reparen
las consecuencias de la medida o situación que ha configurado la vulneración de esos derechos
y el pago de una justa indemnización a la parte lesionada”.
326 EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD Y LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS... / EDUARDO VIO GROSSI
3.4.3. Jurisprudencia
40
Ibid., artículo 67: “El fallo de la Corte será definitivo e inapelable. En caso de desacuer-
do sobre el sentido o alcance del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud de cualquiera de las
partes, siempre que dicha solicitud se presente dentro de los noventa días a partir de la fecha
de la notificación del fallo”.
41
Ibid., artículo 68: “1. Los Estados Partes en la Convención se comprometen a cumplir
la decisión de la Corte en todo caso en que sean partes.// 2. La parte del fallo que disponga
indemnización compensatoria se podrá ejecutar en el respectivo país por el procedimiento
interno vigente para la ejecución de sentencias contra el Estado”.
42
Ibid., artículo 65: “La Corte someterá a la consideración de la Asamblea General de la
Organización en cada periodo ordinario de sesiones un informe sobre su labor en el año an-
terior. De manera especial y con las recomendaciones pertinentes, señalará los casos en que
un Estado no haya dado cumplimiento a sus fallos”.
43
Corte IDH, Caso Gelman vs. Uruguay, Resolución de 20 de marzo de 2013, Supervisión
de Cumplimiento de Sentencia, párrafo 68.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 327
3.4.4. Comentarios
Sobre el particular, procede resaltar que la Corte, en los casos en que ha considerado
que alguna norma o acto del Estado es violatorio de lo prescrito en la Convención,
no ha señalado que ella tiene preeminencia en la esfera nacional sobre lo dispuesto
en el ordenamiento jurídico interno, sino que ha dispuesto que el Estado debe “de-
jar sin efecto” el respectivo acto violatorio de la misma44 o debe asegurarse de que
la norma interna “no siga representando un obstáculo para la continuación de las
investigaciones”45 o que “debe modificar su ordenamiento jurídico interno”46 o que
debe garantizar que la norma contraria a la Convención “no vuelva a representar
un obstáculo para la investigación de los hechos materia de autos y para la identifi-
cación de los hechos materia de autos y para la identificación y, si procede, sanción
de los responsables de los mismos”.47
Pero, todo ello en vista de que el correspondiente Estado deje de incurrir en un
ilícito internacional y cese, consecuencialmente, su responsabilidad internacional.
Ubica, pues, en el dominio reservado o ámbito de la jurisdicción interna, doméstica
o exclusiva del Estado, la manera o forma de dar cumplimiento a la obligación de
resultado determinada en el pertinente fallo, consistente en que la norma nacional
o la acción del órgano estatal no impida el cabal cumplimiento de lo dispuesto por
la Corte y, en consecuencia, por la Convención, a lo que, se reitera, el Estado parte
de la Convención se ha comprometido libre y solemnemente.
Por lo tanto, y al tenor de lo contemplado en las reproducidas normas y la evo-
cada jurisprudencia de la Convención, la Corte realiza el ejercicio del control de
convencionalidad conforme a su artículo 62.3., aplicando e interpretando en tanto
tratado,48 vale decir, como un acuerdo entre Estados por el que contraen obligacio-
nes exigibles entre ellos,49 entre las que se encuentran la de permitir que personas o
44
Ver Corte IDH, Caso de personas dominicanas y haitianas expulsadas vs. República
Dominicana, Sentencia de 28 de agosto de 2014, Excepciones Preliminares, Fondo, Repara-
ciones y Costas, Serie C, núm. 282.
45
Ver Corte IDH, Caso Miembros de la Aldea Chichupac y comunidades vecinas del
Municipio de Rabinal vs. Guatemala, Sentencia de 30 de noviembre de 2016, Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 328.
46
Ver Corte IDH, Caso Artavia Murillo y otros (“Fecundación in vitro”) vs. Costa Rica,
Sentencia de 28 noviembre de 2012, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas,
Serie C, núm. 257.
47
Ver Corte IDH, Caso Gelman vs. Uruguay, Sentencia de 24 de febrero de 2011, Fondo
y Reparaciones, Serie C, núm. 221.
48
Ibid., artículo 2.1.a): “Términos empleados. 1. Para los efectos de la presente Convención:
a) se entiende por ‘tratado’ un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y
regido por el derecho internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más ins-
trumentos conexos y cualquiera que sea su denominación particular”.
49
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, artículo 1: “Alcance de la pre-
sente Convención. La presente Convención se aplica a los tratados entre Estados”.
328 EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD Y LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS... / EDUARDO VIO GROSSI
50
CADH, artículo 44: “Cualquier persona o grupo de personas, o entidad no guberna-
mental legalmente reconocida en uno o más Estados miembros de la Organización, puede
presentar a la Comisión peticiones que contengan denuncias o quejas de violación de esta
Convención por un Estado parte”.
51
Ibid., artículo 33: “Son competentes para conocer de los asuntos relacionados con el
cumplimiento de los compromisos contraídos por los Estados Partes en esta Convención:
a) la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, llamada en adelante la Comisión, y
b) la Corte Interamericana de Derechos Humanos, llamada en adelante la Corte”.
52
Ibid., artículo 61.1: “Solo los Estados Partes y la Comisión tienen derecho a someter un
caso a la decisión de la Corte”.
53
Supra, notas 5 y 6.
54
Supra, nota 41.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 329
55
Comisión de Derecho Internacional, Proyecto de artículos sobre la responsabilidad del
Estado por hechos internacionalmente ilícitos, Anexo a la Resolución A/RES/56/83 de 12 de
diciembre de 2001, artículo 29: “Continuidad del deber de cumplir la obligación. Las conse-
cuencias jurídicas del hecho internacionalmente ilícito con arreglo a lo dispuesto en esta parte
no afectan la continuidad del deber del Estado responsable de cumplir la obligación violada”.
Artículo 30: “Cesación y no repetición. El Estado responsable del hecho internacionalmente
ilícito está obligado: // a. A ponerle fin, si ese hecho continúa; // b. A ofrecer seguridades y
garantías adecuadas de no repetición, si las circunstancias lo exigen”.
Artículo 31: “Reparación. 1. El Estado responsable está obligado a reparar íntegramente el
perjuicio causado por el hecho internacionalmente ilícito. // 2. El perjuicio comprende todo
daño, tanto material como moral, causado por el hecho internacionalmente ilícito del Estado”.
Artículo 34: “Formas de reparación. La reparación íntegra del perjuicio causado por el
hecho internacionalmente ilícito adoptará la forma de restitución, de indemnización y de
satisfacción, ya sea de manera única o combinada, de conformidad con las disposiciones del
presente capítulo”.
Artículo 35: “Restitución. El Estado responsable de un hecho internacionalmente ilícito está
obligado a la restitución, es decir, a restablecer la situación que existía antes de la comisión del
hecho ilícito, siempre que y en la medida en que esa restitución: // a. No sea materialmente
imposible; // b. No entrañe una carga totalmente desproporcionada con relación al beneficio
que derivaría de la restitución en vez de la indemnización”.
Artículo 36: “Indemnización. 1. El Estado responsable de un hecho internacionalmente
ilícito está obligado a indemnizar el daño causado por ese hecho en la medida en que dicho
daño no sea reparado por la restitución. // 2. La indemnización cubrirá todo daño susceptible
de evaluación financiera, incluido el lucro cesante en la medida en que éste sea comprobado”.
Artículo. 37: “Satisfacción. 1. El Estado responsable de un hecho internacionalmente ilícito
está obligado a dar satisfacción por el perjuicio causado por ese hecho en la medida en que ese
perjuicio no pueda ser reparado mediante restitución o indemnización. // 2. La satisfacción
puede consistir en un reconocimiento de la violación, una expresión de pesar, una disculpa
formal o cualquier otra modalidad adecuada. // La satisfacción no será desproporcionada con
relación al perjuicio y no podrá adoptar una forma humillante para el Estado responsable”.
Artículo 38: “Intereses. 1. Se debe pagar intereses sobre toda suma principal adeudada en
virtud del presente capítulo, en la medida necesaria para asegurar la reparación íntegra. La
tasa de interés y el modo de cálculo se fijarán de manera que se alcance ese resultado. // 2. Los
intereses se devengarán desde la fecha en que debería haberse pagado la suma principal hasta
la fecha en que se haya cumplido la obligación de pago”.
56
Supra, nota 43.
330 EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD Y LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS... / EDUARDO VIO GROSSI
que se dicta y únicamente respecto de este. En cambio, no lo es para otros casos que
le sean sometidos referentes al mismo Estado ni tampoco para los demás Estados
parte de la Convención que han aceptado su jurisdicción, pero que no han sido partes
del caso de que se trate. Ninguna norma internacional dispone que la sentencia de la
Corte tenga efectos vinculantes más allá del Estado parte del correspondiente caso.
La Convención sigue así la misma orientación de otros tribunales internacionales.57
En consecuencia, tampoco su jurisprudencia es vinculante para Estados no partes
del caso que falla, todo ello salvo que un Estado, unilateralmente, así lo establezca
en su derecho interno,58 lo que solo lo vincularía a él.
Igualmente, y de conformidad con lo que establece el citado artículo 68 de la
Convención, el Estado parte en el caso respecto del que falla es el que debe cumplir
la sentencia correspondiente, de suerte que esta no se puede ejecutar en el territorio
de aquel sin su consentimiento o participación. La Corte no fue concebida ni es un
órgano supranacional, es decir, con la facultad de dictar resoluciones directamente
aplicables o exigibles en sus Estados parte, sin la intervención del Estado afectado;
para eso se requiere siempre la participación de este último. Y es así en mérito de
que norma alguna le concede a la Corte dicha facultad; por el contrario, la Conven-
ción también sigue, sobre este particular, la regla general aplicable a los tribunales
internacionales.59
Por último, es de resaltar que cuando la Asamblea General de la OEA es infor-
mada por la Corte del incumplimiento de la sentencia por el Estado parte del caso
en que se pronuncia, este último deja de ser un asunto de la esfera jurisdiccional,
pasando a serlo de la política, en donde los señalados Estados del sistema intera-
mericano de derechos humanos deben adoptar las medidas, ciertamente de orden
diplomático, que estimen procedentes.60
57
Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, artículo 59: “La decisión de la Corte no
es obligatoria sino para las partes en litigio y respecto del caso que ha sido decidido”.
Convention Européenne des Droit de l’Homme, article 46.1.: “Les Hautes Parties contrac-
tantes s’engagent à se conformer aux arrêts définitifs de la Cour dans les litiges auxquels elles
sont parties”.
Statut de la Cour Africaine de Justice y des Droits de l´Homme, articles 46 y 3: “Force
obligatoire et exécution des décisions. 1. La décision de la Cour n’est obligatoire que pour les
parties en litige. [...]. 3. Les parties doivent se conformer aux décisions rendues par la Cour
dans tout litige auquel elles sont parties, et en assurer l’exécution dans le délai fixé par la Cour”.
58
Podría ser el caso de Costa Rica, en que la Sala Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia afirmó, en su Sentencia 0421-S-90, que la jurisprudencia de la Corte Interamericana
“tendrá –de principio– el mismo valor de la norma interpretada”.
59
Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamen-
tales o Convención Europea de Derechos Humanos (modificado por el Protocolo de reforma
14, que entró en vigor el 1 de junio de 2010), artículo 46.1: “Fuerza obligatoria y ejecución de las
sentencias. Las Altas Partes Contratantes se comprometen a acatar las sentencias definitivas
del Tribunal en los litigios en que sean partes”.
60
Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamen-
tales o Convención Europea de Derechos Humanos, modificado por el Protocolo de reforma
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 331
Procede advertir, sin embargo, que aun en esa posibilidad y dado que la Corte,
acorde con sus normas reglamentarias, supervisa el cumplimiento de la sentencia
de que se trate,61 puede resultar que su cumplimiento vuelva a la esfera nacional o
continúe en ella.
De lo afirmado se colige que el control de convencionalidad efectuado por la
Corte IDH en el ejercicio de su competencia contenciosa se asemeja más a la idea
de control de constitucionalidad existente en el orden interno, en la medida en que
efectivamente persigue y se sustenta en la obligatoriedad, en la esfera internacio-
nal, de la Convención para los Estados partes que han aceptado la competencia
de aquella. Esto es, no tiene el carácter de preventivo que caracteriza al control de
convencionalidad previo que realiza algún órgano del Estado o el que la Corte efec-
túa en el ámbito de su competencia consultiva o no contenciosa, puesto que lo que
la Corte resuelve –de acuerdo con los artículos 67 y 68 de la Convención, es decir,
de acuerdo con su competencia contenciosa– es definitivo e inapelable, además de
obligatorio para el Estado parte del caso. El efecto del control de convencionalidad
realizado por la Corte es, pues, en el ámbito internacional, de carácter vinculante.
En definitiva, pues, el cumplimiento de las sentencias de la Corte y el sistema de
responsabilidad internacional por su incumplimiento se insertan en la actual estruc-
tura jurídica internacional, en la que aquellas carecen de fuerza vinculante directa
en los Estados parte de la Convención que han reconocido su competencia, y en la
que la Corte tampoco tiene competencia, por ende, para ejecutar o hacer cumplir
lo que resuelve. De allí que el incumplimiento de sus resoluciones puede devenir, en
último término, tal como se expresó, en un asunto político o diplomático, escapando
así de la esfera propiamente judicial.
Sin duda, el control de convencionalidad ejercido bajo el amparo de la compe-
tencia contenciosa de la Corte es de utilidad para –como ella misma lo ha señala-
do– “aplicar el derecho internacional, en este caso el derecho internacional de los
derechos humanos, y específicamente la Convención Americana y sus fuentes,
14, que entró en vigor el 1 de junio de 2010, artículo 46.2.: “La sentencia definitiva del Tribunal
se transmitirá al Comité de Ministros, que velará por su ejecución”.
61
Reglamento de la Corte IDH, artículo 69: “Supervisión de cumplimiento de sentencias
y otras decisiones del Tribunal. // 1. La supervisión de las sentencias y demás decisiones de la
Corte se realizará mediante la presentación de informes estatales y de las correspondientes
observaciones a dichos informes por parte de las víctimas o sus representantes. La Comisión
deberá presentar observaciones al informe del Estado y a las observaciones de las víctimas o
sus representantes. // 2. La Corte podrá requerir a otras fuentes de información datos rele-
vantes sobre el caso, que permitan apreciar el cumplimiento. Para los mismos efectos podrá
también requerir los peritajes e informes que considere oportunos. // 3. Cuando lo considere
pertinente, el Tribunal podrá convocar al Estado y a los representantes de las víctimas a una
audiencia para supervisar el cumplimiento de sus decisiones, y en ésta escuchará el parecer de
la Comisión. // 4. Una vez que el Tribunal cuente con la información pertinente, determinará
el estado del cumplimiento de lo resuelto y emitirá las resoluciones que estime pertinentes. //
5. Estas disposiciones se aplican también para casos no sometidos por la Comisión”.
332 EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD Y LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS... / EDUARDO VIO GROSSI
Conclusiones
62
Supra, nota 5.
63
Corte IDH, Informe anual 2016, San José. Disponible en: http://www.corteidh.or.cr/
tablas/informe2016/espanol.pdf.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 333
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Indígena Mapuche) vs. Chile, Sentencia de 29 de mayo de 2014, Fondo, Repara-
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_____, Caso de personas dominicanas y haitianas expulsadas vs. República Domi-
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_____, Caso Rochac Hernández y otros vs. El Salvador, Sentencia de 14 de octubre
de 2014, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 285.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 335
ZUSAMMENFASSUNG
Der vorliegende Beitrag arbeitet die Verfahrensweisen heraus, derer sich der Intera-
merikanische Gerichtshof für Menschenrechte in der Phase der Kontrolle der Urteil-
sumsetzung bedient und die auch für inländische Gerichte hilfreich sein könnten,
die integrale Wiedergutmachungsmaßnahmen verfügen. Darüberhinaus geht er
auf die zwischen diesen Gerichten bestehenden Ähnlichkeiten ein und nimmt eine
kurze Analyse der rechtlichen Grundlagen und Funktionen des Interamerikanischen
Gerichtshofs bei der Kontrolle der Urteilsumsetzung vor.
*
Abogado de la Universidad Católica Andrés Bello (Venezuela) y LL.M. en Derecho
Internacional de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). Abogado de la Secretaría de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
EdwardPerez@corteidh.or.cr / Edward.jp@gmail.com
**
Las opiniones esbozadas en el presente trabajo de investigación son de exclusiva res-
ponsabilidad del autor y no reflejan el parecer de la Corte IDH ni de su Secretaría.
SUMMARY
This article identifies practices of the Inter-American Court of Human Rights in the
stage of supervising compliance with its judgments, which could prove useful for
domestic courts responsible for issuing comprehensive reparation measures. The
article also refers to the similarities between these courts, and briefly analyzes the
legal bases and functions of the Inter-American Court in its work of supervising com-
pliance with its judgments.
Introducción
El presente trabajo de investigación identifica algunas prácticas de la Corte In-
teramericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en la etapa de supervisión de
cumplimiento de sentencias que podrían resultar útiles para los tribunales internos
encargados de dictar medidas de reparación integral.
En este orden de ideas, en este artículo se argumenta, en primer lugar, que,
en virtud del deber convencional que tienen los tribunales internos de reparar
integralmente a las víctimas de violaciones de derechos humanos, las medidas de
reparación dictadas por ellos son similares a las que dicta la Corte IDH en ejercicio
de su mandato previsto en la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(CADH). Esta similitud permitiría argumentar que, al menos en algunos aspectos,
el proceso de seguimiento de dichas medidas de reparación por parte de todos los
tribunales referidos es semejante.
En segundo lugar, se explica el fundamento jurídico de la labor de supervisión de
cumplimiento de sentencias de la Corte IDH, y se identifican y describen las funcio-
nes ejercidas por este tribunal durante la etapa de supervisión de cumplimiento de
sentencias para procurar que se cumplan de las medidas de reparación que ordena.
En dicho proceso, se presentan ejemplos de la utilidad de dichas funciones según
sea el caso.
Finalmente, se introducen algunas características de la etapa de supervisión de
cumplimiento de sentencias de la Corte IDH que, a criterio del autor, han tenido re-
sultados positivos y que podrían, en alguna medida, ser replicadas en las jurisdiccio-
nes internas para favorecer el cumplimiento de este tipo de medidas de reparación.
1
Entre muchas otras, ver Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, Sentencia
de 21 de julio de 1989, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 7, párr. 26, y Corte IDH, Caso
Ramírez Escobar y otros vs. Guatemala, Sentencia de 9 de marzo de 2018, Fondo, Reparaciones
y Costas, Serie C, núm. 351, párr. 371.
2
Sobre las medidas de reparación integral que puede dictar la Corte IDH, ver Dinah
Shelton, Remedies in International Human Rights Law, Oxford, Oxford University Press, 2005.
3
Pablo Saavedra Alessandri, “Algunas reflexiones en cuanto al impacto estructural
de las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, en Eduardo Ferrer
Mac-Gregor et al., Ius Constitutionale Communne en América Latina. Textos Básicos para
su comprensión, Colección Constitución y Derechos, Querétaro y Heidelberg, Instituto de
Estudios Constitucionales del Estado de Querétaro y Max Planck Institute for Comparative
Public Law and International Law, 2017, p. 474.
4
Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, Sentencia de 29 de julio de 1988,
Fondo, Serie C, núm. 4, párr. 166, y Corte IDH, Caso Andrade Salmón vs. Bolivia, Sentencia
de 1 de diciembre de 2016, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 330, párr. 94.
5
Corte IDH, Caso Andrade Salmón vs. Bolivia, cit., párrs. 91 a 94.
6
Ibid., párr. 94. Debe hacerse notar que la intensidad de la potestad de ejercer el control
de convencionalidad y, en determinados casos, de dictar reparaciones integrales puede cambiar
conforme al ordenamiento jurídico interno de cada caso. Sobre los distintos grados del deber
340 LA SUPERVISIÓN DEL CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS POR PARTE DE LA CORTE... / EDWARD JESÚS PÉREZ
En seguimiento a las ideas antes esbozadas, altas cortes de varios de los Estados
integrantes del sistema interamericano han dictado medidas de reparación integral
para subsanar violaciones de derechos humanos constatadas bajo su jurisdicción. Por
ejemplo, en el Caso Luis Alberto Salinas, el Consejo de Estado de Colombia asumió
el estándar de reparación integral y ordenó no solo medidas de compensación sino
también la continuación de las investigaciones penales de la desaparición y muerte
de dos víctimas.7 La Corte Constitucional del Ecuador, por su parte, ha señalado:
Ahora bien, la reparación integral, cuando es ordenada por los tribunales nacio-
nales, conlleva los mismos retos de la reparación integral que ordena la Corte IDH en
sus fallos. Por ejemplo, las medidas de no repetición que requieren modificaciones
legislativas implican los obstáculos propios de la necesidad del debate y aprobación
por el Legislativo de las modificaciones requeridas.
En consecuencia, la aproximación de la Corte IDH y de las jurisdicciones in-
ternas para la reparación de violaciones de derechos humanos es similar, en tanto
tienen como meta la reparación integral de las víctimas. Los retos y obstáculos de la
implementación de las medidas necesarias para garantizar esa reparación integral
son igualmente similares. Ante la semejanza de las experiencias, se considera que
existen aportes que la justicia interamericana puede realizar a las jurisdicciones
internas de cada Estado, y viceversa.
En el presente trabajo se abordarán únicamente los posibles aspectos que el au-
tor considera que la supervisión de cumplimiento de sentencias de la Corte IDH
9
Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, Sentencia de 28 de noviembre de
2003, Competencia, Serie C, núm. 104, párr. 90.
342 LA SUPERVISIÓN DEL CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS POR PARTE DE LA CORTE... / EDWARD JESÚS PÉREZ
10
Ibid., párr. 72.
11
Ibid., párr. 100.
12
CADH, artículo 68.1: “Los Estados Partes en la Convención se comprometen a cumplir
la decisión de la Corte en todo caso en que sean partes”.
13
Corte IDH, Informe Anual 2017, p. 65. Disponible en: http://www.corteidh.or.cr/tablas/
informe2017/espanol.pdf.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 343
estatal de cumplir con dicha decisión. Así lo ha destacado la Corte IDH de forma
reiterada a lo largo de sus resoluciones de supervisión de cumplimiento de sentencia,
al establecer:
14
Corte IDH, Caso Cinco Pensionistas vs. Perú, Resolución de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos de 17 de noviembre de 2004, Supervisión de Cumplimiento de Sen-
tencia, considerando 5, y Corte IDH, Caso Masacres de Río Negro vs. Guatemala, Resolución
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 14 de marzo de 2018, Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia, considerando 2.
15
Entre otras, ver Corte IDH, Caso Pueblo Indígena Xucuru y sus miembros vs. Brasil,
Sentencia de 5 de febrero de 2018, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas,
Serie C, núm. 346, punto resolutivo 12, y Corte IDH, Caso Ramírez Escobar y otros vs. Gua-
temala, cit., punto resolutivo 20.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 345
Presidencia. La falta de presentación reiterada por parte del Estado de los informes
requeridos por la Corte o su Presidencia puede llevar a la Corte a dictar una reso-
lución mediante la cual se declara el incumplimiento del deber de informar. Por
ejemplo, en el Caso Fontevecchia, la Corte declaró que Argentina no había dado
cumplimiento a dicha obligación por el transcurso de casi tres años sin haber sumi-
nistrado información alguna sobre el cumplimiento de la misma.16 Debe indicarse
que en este último caso, tras la Resolución de la Corte, Argentina presentó informa-
ción sobre el cumplimiento de diversas medidas de reparación, la cual fue valorada
positivamente por la Corte.17 Por otra parte, la falta de presentación de observacio-
nes por los representantes de las víctimas puede llevar a que se cierre el proceso
de supervisión de cumplimiento de la sentencia, al menos, en lo que concierne a
aquellas medidas de reparación que no constituyen garantías de no repetición.18
Si bien el Reglamento no regula el número de oportunidades en las que se so-
licita información al Estado, la Corte o su Presidencia, periódicamente, requieren
que las partes presenten esta información al menos anualmente. En efecto, según se
desprende del Informe Anual 2017 de la Corte IDH, esta requirió información por
escrito en casi todos los casos en etapa de supervisión durante ese año,19 dinámica
que, de reiterarse, garantiza el seguimiento actualizado por parte de la Corte de las
medidas de reparación que ha ordenado.
16
Corte IDH, Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, Resolución de la Corte Inte-
ramericana de Derechos Humanos de 1 de septiembre de 2015, Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia, considerando 8. Similarmente, ver Corte IDH, Caso Fleury y otros vs. Haití,
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 22 de noviembre de 2016,
Supervisión de Cumplimiento de Sentencia, considerando 4.
17
Corte IDH, Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, Resolución de la Corte Intera-
mericana de Derechos Humanos de 22 de noviembre de 2016, Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia, considerando 3.
18
Corte IDH, Caso Goiburú y otros vs. Paraguay, Resolución de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos de 23 de mayo de 2017, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia,
considerando 3.
19
Corte IDH, Informe Anual 2017, op. cit., p. 68.
346 LA SUPERVISIÓN DEL CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS POR PARTE DE LA CORTE... / EDWARD JESÚS PÉREZ
función de relevancia para ejecutar la reparación o para exigir a nivel interno que
se ejecute”.20
En este orden de ideas, la información obtenida en virtud del artículo 69.2 del Re-
glamento debe ser objeto de control de las partes y de la CIDH. En consecuencia, en
estas oportunidades, la Corte o su Presidencia deben asegurar que las partes tengan
la oportunidad procesal de presentar observaciones a dicha información. La Corte,
posteriormente, valorará la información recabada a la luz de las observaciones de
las partes y de la CIDH, y podría realizar determinaciones fácticas y jurídicas con
base en ella. Dicha información “será valorad[a] por la Corte como ‘otra fuente
de información’ que le permita apreciar el cumplimiento de lo ordenado” y “se
entiende que esta información es distinta a la que brinda el Estado en su carácter
de parte de este proceso de supervisión de cumplimiento”.21
La Corte ha hecho uso del artículo 69.2 del Reglamento en pocas oportunida-
des. Conforme al Informe Anual de 2017, solo ha utilizado esta disposición en nueve
casos.22 No obstante, en esas excepcionales oportunidades ha favorecido en gran
medida la obtención de información sobre el cumplimiento de las medidas de re-
paración, la identificación de obstáculos en este, e incluso propuestas sobre cómo
procurar el cumplimiento de la sentencia. Por ejemplo, en el caso de Guatemala,
la participación del Ministerio Público en la supervisión conjunta de 12 casos re-
lativos a la obligación de investigar graves violaciones de derechos humanos per-
petradas durante el conflicto armado guatemalteco permitió identificar problemas
comunes a los 12 casos que constituyen obstáculos estructurales a la erradicación de
la impunidad.23 Igualmente, en el Caso Penal Castro Castro, la Corte IDH solicitó
información de forma directa al tribunal encargado de la ejecución de la medida de
reparación relativa a obstáculos en la realización de determinados pagos dispuestos
en la sentencia.24 La información que el referido tribunal remitió con posterioridad
era distinta a la proporcionada por el Estado como parte,25 lo cual permitió desvir-
tuar los alegatos que este planteaba.
20
Ibid., p. 82.
21
Corte IDH, Caso Artavia Murillo y otros (“Fecundación in Vitro”) vs. Costa Rica, Reso-
lución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 26 de febrero de 2016, Supervisión
de Cumplimiento de Sentencia, considerando 2, y Corte IDH, Caso Masacres de El Mozote y
lugares aledaños vs. El Salvador, Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
de 31 de agosto de 2017, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia, considerando 3.
22
Corte IDH, Informe Anual 2017, op. cit., p. 82.
23
Corte IDH, 12 Casos Guatemaltecos vs. Guatemala, Resolución de la Corte Interame-
ricana de Derechos Humanos de 24 de noviembre de 2015, Supervisión de Cumplimiento de
Sentencia, considerandos 23, 31 y 32.
24
Corte IDH, Caso del Penal Miguel Castro Castro vs. Perú, Resolución de la Corte In-
teramericana de Derechos Humanos de 17 de abril de 2015, Supervisión de Cumplimiento de
Sentencia, considerando 26.
25
Ibid., Resolución de 9 de febrero de 2017, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia,
considerandos 15 y 16.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 347
26
Corte IDH, Informe Anual 2017, op. cit., pp. 82 y 83.
27
Corte IDH, 12 Casos Guatemaltecos vs. Guatemala, cit.
28
Corte IDH, Casos de las Comunidades Indígenas Yakye Axa, Sawhoyamaxa y Xákmok
Kásek vs. Paraguay, Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 24 junio
de 2015, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
29
Corte IDH, Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
de 8 de febrero de 2012, Supervisión de Cumplimiento de las Medidas de Reparación sobre
Atención Médica y Psicológica Ordenadas en Nueve Casos Colombianos.
348 LA SUPERVISIÓN DEL CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS POR PARTE DE LA CORTE... / EDWARD JESÚS PÉREZ
hay mayor controversia entre las partes, y aquellos respecto de los cuales éstas
pueden lograr una mayor concertación y avance en la ejecución.30
30
Corte IDH, Informe Anual 2017, op. cit., p. 66.
31
Ibid., pp. 72 y 73.
32
Corte IDH, Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, Resolución de la Corte Inte-
ramericana de Derechos Humanos de 18 de octubre de 2017, Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia, considerando 17.
33
Corte IDH, Informe Anual 2017, op. cit., pp. 67 y 69.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 349
34
Durante 2017, de las siete audiencias de supervisión celebradas, solo una de ellas fue
pública: la correspondiente el caso Fontevecchia (Corte IDH, Caso Fontevecchia y D’Amico
vs. Argentina, cit.).
35
Corte IDH, Informe Anual 2017, op. cit., pp. 70 y ss.
36
Ibid., p. 74.
350 LA SUPERVISIÓN DEL CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS POR PARTE DE LA CORTE... / EDWARD JESÚS PÉREZ
37
Idem.
38
Corte IDH, Caso Masacre de Plan de Sánchez vs. Guatemala, Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 25 de mayo de 2017, Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia, considerando 9, y Corte IDH, Caso Masacres de Río Negro vs. Guatemala,
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 25 de mayo de 2017,
Supervisión de Cumplimiento de Sentencia, considerando 9.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 351
Según el Informe Anual de la Corte IDH, las resoluciones tienen como fin:
45
Corte IDH, Caso Apitz Barbera y Otros (“Corte Primera de lo Contencioso Adminis-
trativo”) vs. Venezuela, Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 23
de noviembre de 2012, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia, y Corte IDH, Caso López
Mendoza vs. Venezuela, Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 20
de noviembre de 2015, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
46
Corte IDH, Caso Yatama vs. Nicaragua, Resolución de la Corte Interamericana de De-
rechos Humanos de 20 de noviembre de 2015, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia,
considerando 12.
47
Ibid., considerando 14.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 353
De esta forma, se puede observar cómo esa flexibilidad procesal permitió que la
Corte IDH atendiera un obstáculo identificado para el cumplimiento de la senten-
cia desde el inicio de la supervisión. Por el contrario, un sistema más rígido podría
haber llevado a una solución a estas situaciones en un tiempo más largo, lo cual
podría dificultar incluso más el cumplimiento de la decisión.
Más aún, la mayoría de las decisiones con relación a la supervisión del cum-
plimiento de sentencias, principalmente las solicitudes de información y la con-
vocatoria de audiencias, se encuentra en la práctica delegada en el presidente del
tribunal, sin que en todos los casos se requiera que el pleno del tribunal tenga que
conocer de la totalidad de los casos. Ello es especialmente relevante dado que la
Corte no se encuentra constituida de forma permanente sino que solo se reúne y
puede emitir decisiones durante periodos de sesiones, en los que también deberán
resolver lo conducente respecto a las decisiones de fondo, medidas provisionales y
opiniones consultivas.
Esta informalidad procesal ha facilitado que las audiencias de supervisión de
cumplimiento de sentencias se celebren ante comisiones de jueces e, incluso, excep-
cionalmente, ante un solo juez por delegación del pleno de la Corte. Así, al concluir
las diligencias in situ celebradas en Panamá49 y Paraguay,50 se oficiaron audiencias
presididas por un único juez.
Es necesario precisar que esta informalidad procesal no debe entenderse como
una relajación de las garantías del derecho a la defensa de alguna de las partes. Al
contrario, la posibilidad de que las partes y la CIDH puedan exponer sus alegatos
y contraargumentos con relación a la información y observaciones presentadas es
48
Corte IDH, Caso Pueblos Indígenas Kuna de Madungandí y Emberá de Bayano y sus
miembros vs. Panamá, Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 23
de mayo de 2017, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia, considerando 4.
49
Secretaría de la Corte IDH, Comunicado de prensa, Visita a Panamá al territorio de
las Comunidades Ipetí y Piriatí de Emberá y Audiencia de Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia, 19 de octubre de 2015.
50
Secretaría de la Corte IDH, Comunicado de prensa, Corte Interamericana realiza visita
al Paraguay para supervisar cumplimiento de sentencias, 7 de diciembre de 2017.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 355
51
Corte IDH, Caso Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku vs. Ecuador, Sentencia de 27 de
junio de 2012, Fondo y Reparaciones, Serie C, núm. 245, punto resolutivo 3.
52
Corte IDH, Audiencia publicada el 6 de diciembre de 2016 del caso Pueblo Indígena
Kichwa de Sarayaku vs. Ecuador. Disponible en: https://vimeo.com/194593941
356 LA SUPERVISIÓN DEL CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS POR PARTE DE LA CORTE... / EDWARD JESÚS PÉREZ
el Estado– deberán informar a esta Corte cuáles serán los indicadores que le permi-
tirán verificar que hay un mejoramiento sustancial de la situación de las personas
defensoras de derechos humanos en Honduras”,53 con el fin de delimitar el alcance
de la referida medida de reparación.
Debe hacerse notar que la precisión en la medida de reparación tampoco debe
entenderse como inflexible. Los Estados deben contar con un margen de acción
con el fin de determinar la modalidad en la que cumplirá la medida de reparación.
La inflexibilidad de la medida de reparación puede repercutir negativamente en
su cumplimiento, puesto que hechos posteriores pueden implicar un cambio de
circunstancias que afecte de forma directa la posibilidad de ejecutar, en general, la
medida de reparación. Ello fue lo que ocurrió en el Caso Kuna, al cual se hizo refe-
rencia en la anterior sección.
En conclusión, las medidas que se dicten con el fin de garantizar una reparación
integral deben ser suficientemente precisas para que se brinde seguridad jurídica a
las partes sobre cuáles son los objetivos específicos que deben ser satisfechos para
darle cumplimiento.
Finalmente, otro aspecto relevante que resultaría útil promover para el cumpli-
miento de las medidas de reparación integral es el diálogo interinstitucional. Los
Estados están compuestos por un cúmulo de instituciones que pueden tener un rol
56
Corte IDH, Caso Familia Pacheco Tineo vs. Bolivia, Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 17 de abril de 2015, Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia, considerandos 23 y 24.
358 LA SUPERVISIÓN DEL CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS POR PARTE DE LA CORTE... / EDWARD JESÚS PÉREZ
Conclusiones
efectivas. Estas experiencias podrían, en algunos casos con muchos matices, resultar
útiles para las autoridades jurisdiccionales internas en su rol de hacer seguimiento
a las decisiones que dicten y en las que dispongan medidas de reparación integral.
Precisamente, a pesar de que son instancias jurisdiccionales de naturaleza dis-
tinta, el deber de dictar medidas de reparación integral por violaciones de derechos
humanos es común a todas ellas, al igual que el deber de velar por su efectividad.
Más aún, promover un diálogo entre tribunales internacionales y nacionales sobre
el cumplimiento de medidas de reparación puede resultar extremadamente útil,
en aras de identificar buenas prácticas que puedan ser replicadas entre todas ellas.
Bibliografía
_____, Caso del Penal Miguel Castro Castro vs. Perú, Resolución de la Corte Inte-
ramericana de Derechos Humanos de 17 de abril de 2015, Supervisión de Cum-
plimiento de Sentencia.
_____, Caso Familia Pacheco Tineo vs. Bolivia, Resolución de la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos de 17 de abril de 2015, Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia.
_____, Casos de las Comunidades Indígenas Yakye Axa, Sawhoyamaxa y Xákmok
Kásek vs. Paraguay, Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Huma-
nos de 24 junio de 2015, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
_____, Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, Resolución de la Corte Inte-
ramericana de Derechos Humanos de 1 de septiembre de 2015, Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia.
_____, Caso López Mendoza vs. Venezuela, Resolución de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos de 20 de noviembre de 2015, Supervisión de Cumpli-
miento de Sentencia.
_____, Caso Yatama vs. Nicaragua, Resolución de la Corte Interamericana de De-
rechos Humanos de 20 de noviembre de 2015, Supervisión de Cumplimiento de
Sentencia.
_____, Caso Artavia Murillo y otros (“Fecundación in Vitro”) vs. Costa Rica, Re-
solución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 26 de febrero de
2016, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
_____, Caso Masacres de El Mozote y lugares aledaños vs. El Salvador, Resolución
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 3 de mayo de 2016, Super-
visión de Cumplimiento de Sentencia.
_____, Caso “Cinco Pensionistas” vs. Perú, Resolución de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos de 20 de octubre de 2016, Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia.
_____, Caso Fleury y otros vs. Haití, Resolución de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de 22 de noviembre de 2016, Supervisión de Cumplimiento
de Sentencia.
_____, Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, Resolución de la Corte Inte-
ramericana de Derechos Humanos de 22 de noviembre de 2016, Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia.
_____, Caso Andrade Salmón vs. Bolivia, Sentencia de 1 de diciembre de 2016, Fon-
do, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 330.
_____, Audiencia publicada el 6 de diciembre de 2016 del caso Pueblo Indígena
Kichwa de Sarayaku vs. Ecuador. Disponible en: https://vimeo.com/194593941.
_____, Caso del Penal Miguel Castro Castro vs. Perú, Resolución de la Corte In-
teramericana de Derechos Humanos de 9 de febrero de 2017, Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia.
_____, Caso Pueblos Indígenas Kuna de Madungandí y Emberá de Bayano y sus
miembros vs. Panamá, Resolución de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos de 23 de mayo de 2017, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 361
RESUMEN
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, además de impartir justicia, supervisa
la ejecución de sus sentencias. Esto significa que, en el sistema interamericano, dicha
supervisión está a cargo de un órgano jurisdiccional, y no político, cuya competencia
parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, de resoluciones de
la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, de sus propias
sentencias y de su Reglamento.
ZUSAMMENFASSUNG
Der Interamerikanische Gerichtshof für Menschenrechte spricht nicht nur Recht, son-
dern kontrolliert auch die Umsetzung seiner Urteile. Damit liegt die Kontrolle über
die Umsetzung nicht bei einer politischen Instanz, sondern bei einem Rechtsorgan,
dessen Zuständigkeit sich aus der Amerikanischen Menschenrechtskonvention, den
Beschlüssen der Generalversammlung der Organisation Amerikanischer Staaten,
seiner eigenen Rechtsprechung und seiner Geschäftsordnung ergibt.
*
Licenciada en Derecho, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); máster
en Derecho Procesal Constitucional, Universidad Panamericana, y en Derecho Internacional,
Universidad de Estrasburgo (Francia). Abogada de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
lobarreras@gmail.com
1
Sergio García, las reparaciones en el sistema interamericano de protección de los derechos
humanos, San José de Costa Rica, Corte IDH, 1999, p. 129.
SUMMARY
In addition to imparting justice, the Inter-American Court of Human Rights supervises
the enforcement of its judgments. This means that the supervision of the enforcement
of judgments in the inter-American system is the responsibility of a jurisdictional, not
political, organ, whose powers derive from the American Convention on Human
Rights, resolutions of the General Assembly of the Organization of American States,
its own judgments and its Regulations.
Introducción
2
El 3 de junio de 2009, los ministros de Relaciones Exteriores de las Américas adoptaron
la Resolución AG/RES. 2438 (XXXIX-O/09), mediante la cual determinaron que la Resolución
de 1962, que excluyó al Gobierno de Cuba de su participación en el sistema interamericano,
quedaba sin efecto en la Organización de los Estados Americanos (OEA) (cfr. Organización
de los Estados Americanos, Resolución sobre Cuba AG / RES. 2438 (XXXIX-O/09). Disponible
en: http://www.latinreporters.com/OEAresolutionCuba03062009Espagnol.pdf).
3
CADH, artículo 33. “Son competentes para conocer de los asuntos relacionados con el
cumplimiento de los compromisos contraídos por los Estados parte en esta Convención: la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en adelante CIDH, y la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos, en adelante Corte IDH”.
4
Conforme al sitio web de la OEA, “La Organización de los Estados Americanos, es la
institución regional más vieja del mundo. Sus orígenes se remontan a la Primera Conferencia
Internacional Americana llevada a cabo en Washington (Estados Unidos de Norte América)
366 SUPERVISIÓN DE CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DE LA CORTE... / LORENA BARRERA SANTANA
de octubre de 1889 a abril de 1890. […] La organización tuvo como objetivo obtener en sus
Estados miembros, como lo estipula el artículo primero de la Carta, ‘un orden de paz y justi-
cia, mantener su solidaridad, reforzar su colaboración y defender su soberanía, su integridad
territorial y su independencia’” (Organización de los Estados Americanos, Quiénes somos.
Disponible en: http://www.oas.org/es/acerca/quienes_somos.asp).
5
Cfr. CADH, artículo 41.
6
Reglamento de la CIDH, artículo 39.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 367
7
CADH, artículos 62.3 y 63.1.
8
Preámbulo de la CADH. Párrafo tercero: “Reconociendo que los derechos esenciales
del hombre no nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como
fundamento los atributos de la persona humana, razón por la cual justifican una protección
internacional, de naturaleza convencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el
derecho interno de los Estados americanos”.
9
De conformidad con los artículos 46 y 47 de la CADH, así como 28 a 34 del Reglamento
de la CIDH, los requisitos de admisibilidad de las peticiones individuales son: a) agotamiento
de los recursos internos, en términos del acuerdo con lo dispuesto en la Opinión Consultiva
11/90 de la Corte IDH; b) plazo de seis meses para acudir al sistema interamericano, contado
a partir de la notificación de la decisión que agota los recursos internos; c) no duplicación
de procedimientos, que significa que la materia puesta en conocimiento no debe estar sujeta
a otro procedimiento de arreglo ante un organismo internacional y tampoco debe estar
pendiente la petición o haber sido examinada en el sistema interamericano; d) datos básicos
de identificación y ubicación del denunciante establecidas conforme al artículo 46.4 de la
CADH, tales como nacionalidad y firma; e) la petición debe exponer hechos que caractericen
una violación de derechos humanos y debe contener información o pruebas.
10
Reglamento de la CIDH, artículos 30, 37.1, 37.4 y 40.
368 SUPERVISIÓN DE CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DE LA CORTE... / LORENA BARRERA SANTANA
informe preliminar donde narrará los hechos y consignará sus conclusiones; además,
expresará las recomendaciones que juzgue pertinentes para solucionar el asunto
y fijará un plazo para su cumplimiento.11 Si, llegado el plazo, el Estado cumplió
con lo dispuesto por la Comisión, se dará por finalizado el proceso. De no haber
cumplido, podrían presentarse los siguientes escenarios: i) si el Estado ha aceptado
la competencia contenciosa de la Corte, la Comisión podrá someter el caso a la
Corte IDH; y ii) si no es posible someter el caso a la Corte, la Comisión podrá emitir
un informe definitivo con su postura, conclusiones y recomendaciones finales.12 Es
importante decir que el Reglamento de la CIDH no regula la actuación de este órgano
en el proceso de supervisión de cumplimiento de las sentencias de la Corte IDH; sin
embargo, sí tiene participación en el procedimiento, como se explicará más adelante.
11
CADH, artículo 50 y Reglamento de la CIDH, artículo 44.
12
Grupo de Monitoreo Independiente de El Salvador (GMIES), Manual básico de
litigio internacional de los derechos laborales. Disponible en: http://www.gmies.org/manual/
documentos/Manual/26procedimientoantelacomi.pdf
13
Dicha consulta debe referirse a la interpretación de tratados en los que la protección
de los derechos humanos de un Estado miembro esté directamente implicada y debe estar
orientada a fortalecer el sistema interamericano y no a desvirtuarlo. Además, la consulta
debe coadyuvar al cumplimiento de las obligaciones internacionales en lo que concierne
a la protección de derechos humanos (Corte IDH, Opinión Consultiva OC-1/82 de 24 de
septiembre de 1982).
14
CADH, artículo 64.1. “Los Estados miembros de la Organización podrán consultar a la
Corte acerca de la interpretación de esta Convención o de otros tratados concernientes a la pro-
tección de los derechos humanos en los Estados americanos. Asimismo, podrán consultarla,
en lo que les compete, los órganos enumerados en el capítulo X de la Carta de la Organización
de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires”.
15
Corte IDH, ABC de la Corte Interamericana de Derechos Humanos: el qué, cómo, cuándo,
dónde y por qué de la Corte Interamericana. Preguntas frecuentes, San José, Costa Rica, Corte
IDH, 2016, p. 11.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 369
16
Idem.
17
CADH, artículo 50.
“1. De no llegarse a una solución, y dentro del plazo que fije el Estatuto de la Comisión,
ésta redactará un informe en el que expondrá los hechos y sus conclusiones. Si el informe no
representa, en todo o en parte, la opinión unánime de los miembros de la Comisión, cualquiera
de ellos podrá agregar a dicho informe su opinión por separado. También se agregarán al
informe las exposiciones verbales o escritas que hayan hecho los interesados en virtud del
inciso 1.e. del artículo 48. // 2. El informe será transmitido a los Estados interesados, quienes no
estarán facultados para publicarlo. // 3. Al transmitir el informe, la Comisión puede formular
las proposiciones y recomendaciones que juzgue adecuadas”.
18
Reglamento de la Corte IDH, artículo 38.
19
Ibid., artículo 39.
20
Ibid., artículo 40.2.
21
Ibid., artículo 15.
22
Ibid., artículo 56.
23
Ibid., artículos 56 a 63.
370 SUPERVISIÓN DE CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DE LA CORTE... / LORENA BARRERA SANTANA
en Ilascu y otros v. Moldova y Rusia de 2004,29 la Corte EDH ordenó a los Estados
poner fin a la detención arbitraria que se actualizaba en el caso, con base en el artículo
46 de la Convención, referente a la fuerza obligatoria de sus sentencias. Aunado a lo
anterior, afirmó que la prolongación de la detención constituiría “una prolongación
grave de la violación al artículo 5º de la Convención”.30
Para determinar la(s) medida(s) de reparación correspondiente(s), la Corte IDH
efectúa un control estricto de su composición y de la forma de materializarlas en
atención a cada una de las víctimas beneficiarias, sin olvidar que son los Estados los
principales responsables de encontrar una solución a la violación de los derechos
humanos y de garantizar la no repetición.
Es frecuente que la Corte IDH otorgue diversas medidas para cada caso, conoci-
das como medidas de reparación integral, las cuales pueden ser de restitución, que
buscan devolver a la víctima a la situación anterior a la violación de sus derechos,
así como el restablecimiento de la libertad o la restitución de bienes y valores; de re-
habilitación, mediante las cuales se pretende reparar afectaciones físicas, psíquicas o
morales; de satisfacción, que buscan reintegrar la dignidad de las víctimas y reparar el
daño moral, tales como los actos públicos de reconocimiento de la responsabilidad;
de no repetición, a fin de evitar que las violaciones se vuelvan a producir; de obliga-
ción de investigar y sancionar a los responsables de la violación, y de indemnización
compensatoria, la cual incluye la valoración de daños materiales e inmateriales.31
29
CEDH, Ilascu y otros c. Moldova y Rusia, N° 48787/99, 8 de julio de 2004.
30
Sophie Chevallier, Le particularisme de la jurisprudence de la Cour Interaméricaine des
Droits de l’Homme en matière de mesures non pécuniaires de réparation et son influence sur
l’évolution récente de la jurisprudence de la Cour Européenne des Droits de l’Homme, Paris, Les
blogs pédagogiques de l’Université Paris Nanterre. Disponible en: http://blogs.u-paris10.fr/
content/le-particularisme-de-la-jurisprudence-de-la-courinteram%C3%A9ricaine-des-droi
ts-de-l%E2%80%99homme-en--0
31
Jorge Calderón, La reparación integral en la jurisprudencia de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos: estándares aplicables al nuevo paradigma mexicano. Disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/tablas/r33008.pdf
372 SUPERVISIÓN DE CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DE LA CORTE... / LORENA BARRERA SANTANA
de los Tratados de 1969, los Estados no pueden, por razones de orden interno, dejar
de atender la responsabilidad internacional establecida.32
De acuerdo con el artículo 68 de la CADH, los Estados deben cumplir las
sentencias dictadas en los casos en que sean parte, por lo que están obligados a
asegurar la implementación de las decisiones de la Corte IDH a nivel nacional.
Además, en virtud del artículo 67 de la CADH, los Estados miembros deben cumplir
las sentencias en su totalidad y de manera pronta, por lo que se vincula a todos
los poderes y órganos que los constituyen.33 Aunado a lo anterior, las sentencias
de la Corte IDH tienen carácter definitivo e inapelable,34 y solo se permite a las
partes solicitar su interpretación, sin que se suspenda la ejecución de la sentencia.35
Lo anterior significa, además, que los Estados no pueden modificar o incumplir
las reparaciones establecidas en las sentencias, las cuales determinan su alcance,
naturaleza, métodos y beneficiarios.
La obligación de cumplir se encuentra integrada a la buena fe que el Estado asume
cuando se vuelve parte de la CADH, por lo que no se trata de una nueva obligación
surgida en el momento en que se determina una violación. De este modo, una vez
que la Corte IDH señala la existencia de la violación, e indica cuáles serán las repa-
raciones y el pago de costas en un caso sometido a su jurisdicción, el Estado deberá
asumir el cumplimiento de la sentencia.
La Corte IDH también ha vinculado el acatamiento de las sentencias al principio
del effet utile, al considerar que los Estados deben garantizar el cumplimiento de la
CADH y sus efectos inherentes a nivel nacional. Aunado a lo anterior, es importante
indicar que la observancia de las sentencias por los Estados puede ser considerada
como una parte integral del derecho de acceso a la justicia,36 lo que implica que su
incumplimiento puede presumir la negación de ese derecho. En ese sentido, para
el sistema interamericano, el incumplimiento de las medidas de reparación que
establecen las sentencias de la Corte IDH implica la negación del Estado de dar
acceso a la justicia internacional a las víctimas y a sus beneficiarios.37
32
Corte IDH, Casos Bulacio vs. Argentina, Sentencia de 18 septiembre 2003, Fondo,
Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 100, párr. 117; Las Palmeras vs. Colombia, Sentencia de
26 noviembre de 2002, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 96, párrs. 68 y 69; Caracazo vs.
Venezuela, Sentencia de 29 agosto 2002, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 95, párr. 119,
entre otros.
33
Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, Sentencia de 28 noviembre 2003,
Competencia, Serie C, núm. 104, párr. 60.
34
Víctor Rodríguez, Las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, San
José, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 2009. Disponible en: https://www.iidh.
ed.cr/IIDH/media/1574/lectura_sentencias-corte-idh.pdf
35
CADH, artículo 67 y Reglamento de la Corte IDH, artículo 68.
36
CADH, artículos 8 y 25.
37
Sabrina Vannuccini, “Members States compliance with the Interamerican Court of Hu-
man Rigths. Judgments and orders requiring non pecuniary reparations”, Inter-Am. & Eur. Hum.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 373
38
Encarna Carmona, “La ejecución de sentencias del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos en España”, Seminario Internacional: impacto y desafíos de la supervisión de
cumplimiento de sentencias de los tribunales regionales de derechos humanos, Heidelberg,
Instituto Max Planck, 18 y 19 de julio de 2016, p. 5. Disponible en http://www.venice.coe.int/
webforms/documents/?pdf=CDL-LA(2016)007-spa
39
Fédération International des Ligues des Droits de l’Homme (FIDH), Guide pratique.
La Cour Africaine des Droits de l’Homme et des peuples, vers la Cour Africaine de Justice et des
Droits de l’Homme, Paris, FIDH, 2010. Disponible en: https://www.fidh.org/IMG/pdf/Guide-
CourAfricaine.pdf
40
Calogero Pizzolo, Sistema interamericano: la denuncia ante la Comisión Interamerica-
na. El proceso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Informes y jurisprudencia,
Buenos Aires, Argentina, Ediar, 2007, p. 235.
41
Osvaldo A. Gozaíni, Derecho procesal trasnacional. Los procedimientos en la Comisión
y ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, México, Tirant lo Blanch, 2014, p. 560.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 375
42
Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, cit., párr. 54, inc. c).
43
Idem.
44
Sin embargo, no debemos olvidar que en términos del artículo 46 de la CEDH, se
permite constatar a la Corte EDH la falta de cumplimiento por parte de un Estado.
376 SUPERVISIÓN DE CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DE LA CORTE... / LORENA BARRERA SANTANA
45
Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, cit., párr. 72.
46
Corte IDH, “Informe: Bases para un Proyecto de Protocolo a la Convención Americana
sobre Derechos Humanos para Fortalecer su Mecanismo de Protección (2001)”, en El sistema
interamericano de protección de los derechos humanos en el umbral del siglo XXI, t. II, 2.a ed.,
San José de Costa Rica, Corte IDH, mayo de 2003, p. 664. Citado en Vittorio Corasaniti,
“Implementación de las sentencias y resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos: un debate necesario”, Revista IIDH, vol. 49, enero-junio 2009, p. 15.
47
María Saldaña, La ejecución y cumplimiento de las decisiones de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos: un análisis a través del caso de los Estados Unidos Mexicanos, Madrid,
Universidad Complutense de Madrid, 2015, pp. 16-18.
48
García, op. cit., p. 129.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 377
49
Amelia Brenes, Supervisión de cumplimiento de sentencias. Corte Interamericana de
Derechos Humanos, Conferencia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, San José
378 SUPERVISIÓN DE CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DE LA CORTE... / LORENA BARRERA SANTANA
Actualmente, y desde 2015, la Corte IDH cuenta con una unidad encargada del
trámite de supervisión de cumplimiento de sentencias. Una vez emitida la sentencia,
con apoyo de dicha unidad, la Corte IDH supervisa el cumplimiento de sus fallos
mediante un procedimiento escrito y, si lo estima pertinente, en una o varias
audiencias, lo cual hará con base en la información presentada por las partes (Estado,
víctima o representantes de la víctima y CIDH).
En términos generales, la Corte realiza un análisis sobre el estado de cumplimiento
de las medidas de reparación dictadas en un caso y, con base en ese análisis, determina
si existe un cumplimiento total, parcial o un incumplimiento total de la sentencia.
Si la Corte considera que se cumplieron solo determinadas reparaciones
emitirá una resolución indicando que hubo cumplimiento parcial y solicitará al
Estado que presente un nuevo informe sobre las demás reparaciones pendientes
de cumplimiento. Asimismo, si la Corte estima que no cuenta con suficiente
información para emitir una resolución, y considera que lo más adecuado es
obtenerla directamente de forma oral, podrá convocar una audiencia, en la cual
comparezcan el Estado, los representantes de las víctimas y la CIDH.
En atención al cumplimiento del Estado, la Corte emitirá una o varias resolu-
ciones de supervisión de sentencia en un mismo caso, pues es posible que, en un
momento, el Estado haya cumplido la sentencia de manera parcial y se haya dicta-
do una resolución de cumplimiento parcial y, posteriormente, cumpla el resto de
las medidas y, entonces, la Corte IDH dicte el cumplimiento total de la sentencia.
Por otra parte, la Corte podrá determinar si procede aplicar estrategias de super-
visión conjunta, lo que significa que puede analizar el cumplimiento de sentencias
que tengan medidas de reparación en común, siempre y cuando sean de un mismo
Estado y no se trate de medidas de reparación pecuniarias. Lo anterior significa que
la Corte efectúa audiencias para el cumplimiento de sentencias de forma individual,
es decir, para cada caso, pero también audiencias conjuntas respecto de una misma
medida de reparación que está pendiente de ser cumplida por un mismo Estado
en varios casos.
El artículo 69 del Reglamento de la Corte IDH indica que la supervisión de
cumplimiento de sentencias y otras decisiones del tribunal se realizará mediante
la presentación de informes del Estado, de las observaciones a dichos informes
por parte de las víctimas o sus representantes legales y de las observaciones de la
CIDH a los referidos informes y observaciones de las víctimas. Además, cuando lo
considere pertinente, el tribunal podrá convocar a las partes a una audiencia para
supervisar el cumplimiento de sus decisiones. Al respecto, el Reglamento de la Corte
IDH señala que una vez que el tribunal cuente con la información pertinente, de-
terminará el estado del cumplimiento de lo resuelto y emitirá las resoluciones que
estime pertinentes.
Como se observa, la Corte IDH ha creado un mecanismo que se desarrolla
principalmente mediante el sistema de informes de los Estados,55 observaciones
de las víctimas y sus representantes,56 observaciones de la CIDH57 y audiencias,58
55
Los Estados emiten informes para comunicar a la Corte IDH el estado de cumplimiento
de la sentencia y las acciones que ha implementado para ese fin.
56
Las observaciones emitidas por las víctimas y sus representantes analizan la información
enviada por el Estado en sus informes y califican el grado de cumplimiento de la sentencia, es
decir, indican si consideran cumplidas las disposiciones inscritas en los resolutivos y envían
información complementaria.
57
A través de las observaciones emitidas por la CIDH, se hace una apreciación de la
información, a efecto de manifestarse respecto al estado de cumplimiento de la sentencia,
indicando aquella información que se considera faltante.
58
Cuando la Corte IDH lo considera necesario, a petición de la CIDH o los representantes,
puede ordenar la celebración de audiencias en las que se dirimen situaciones relacionadas con
la ejecución de sentencias.
380 SUPERVISIÓN DE CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DE LA CORTE... / LORENA BARRERA SANTANA
59
Las cartas son documentos que emite la Secretaría de la Corte por instrucciones del
presidente para requerir información adicional: aclaraciones, respuestas a cuestionamientos
concretos y muchas otras cuestiones.
60
La Corte podrá requerir a otras fuentes de información datos relevantes sobre el caso,
que permitan apreciar el cumplimiento. Para los mismos efectos podrá también requerir los
peritajes e informes que considere oportunos.
61
Corte IDH, Caso Supervisión conjunta de 11 casos vs. Guatemala, Resolución de 21 de
agosto de 2014, Supervisión de Cumplimiento de Sentencia.
62
La Corte IDH solicitó al Fiscal General de la Nación de Guatemala enviar la información
que estimara relevante, relativa a la obligación de investigar, juzgar y en su caso sancionar
a los responsables de las graves violaciones de derechos humanos ocurridas en Guatemala,
incluyendo las dificultades que estuvieran presentándose como obstáculo para cumplir.
63
CADH, artículo 65: “La Corte someterá a la consideración de la Asamblea General de
la Organización en cada periodo ordinario de sesiones un informe sobre su labor en el año
anterior. De manera especial y con las recomendaciones pertinentes, señalará los casos en
que un Estado no haya dado cumplimiento a sus fallos”.
64
Corte IDH, Informe anual 2017, San José, 2018, pp. 98 y 99. Disponible en: http://www.
corteidh.or.cr/tablas/informe2017/espanol.pdf
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 381
Para lograr efectividad en su labor de supervisión, la Corte IDH ha tenido que innovar
incluso en su organización interna; tal es el caso de la creación de una Unidad de la
Secretaría de la Corte dedicada exclusivamente a la supervisión de cumplimiento de
sentencias, ya que hasta 2015, año en que esta entró en funcionamiento, no existía
un área que se dedicara específicamente a dicha supervisión, tarea que se distribuía
entre los diferentes equipos de trabajo del área legal de la Secretaría de la Corte.65
Para analizar el cumplimiento de una sentencia, la Unidad de Supervisión toma
en consideración cuestiones como la jurisprudencia de la Corte IDH en materia de
reparaciones, el impacto de reparaciones similares en otros casos, los obstáculos
que se han presentado para el cumplimiento de las medidas de reparación, entre
muchas otras.
La creación de la Unidad de Supervisión de Cumplimiento de Sentencias significó
un avance importante, que permite identificar con mayor eficacia obstáculos, retos
y problemas estructurales en el cumplimiento de las sentencias.
También, en el año 2015, la Corte IDH realizó por primera vez audiencias de
supervisión de cumplimiento de sentencias en el territorio de los Estados condenados
internacionalmente.
En 2015 fue posible efectuar audiencias públicas en Honduras y en Panamá,
gracias a la colaboración de los Estados respecto de las sentencias de los casos
65
Corte IDH, Informe anual 2015, San José, p. 65. Disponible en: http://www.corteidh.
or.cr/tablas/informe2015/espanol.pdf
382 SUPERVISIÓN DE CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DE LA CORTE... / LORENA BARRERA SANTANA
66
Corte IDH, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras, Sentencia de 7 de junio de
2003, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 99.
67
Corte IDH, Caso López Álvarez vs. Honduras, Sentencia de 1 de febrero de 2006, Fondo,
Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 141.
68
Corte IDH, Caso Servellón García y otros vs. Honduras, Sentencia de 21 de septiembre
de 2006, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 152.
69
Corte IDH, Caso Kawas Fernández vs. Honduras, Sentencia de 3 de abril de 2009, Fondo,
Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 196.
70
Corte IDH, Caso Pacheco Teruel y otros vs. Honduras, Sentencia de 27 de abril de 2012,
Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 241.
71
Corte IDH, Caso Luna López vs. Honduras, Sentencia de 10 de octubre de 2013, Fondo,
Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 269.
72
Corte IDH, Informe anual 2015, op. cit., pp. 71 y 72.
73
Corte IDH, Caso Pueblos Indígenas Kuna de Madungandí y Emberá de Bayano vs. Pa-
namá, Sentencia de 14 de octubre de 2014, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas, Serie C, núm. 284.
74
Ibid., p. 73.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 383
Como se advierte del numeral anterior, en ese mismo año 2015, la Corte IDH realizó
una diligencia judicial en el territorio de una comunidad indígena en Panamá (visita
in loco) con el objeto de observar directamente su territorio y recibir información.75
La diligencia judicial se llevó a cabo el 15 de octubre de 2015, lo que significó que,
por primera vez, una delegación de la Corte efectuara una diligencia in situ en el
marco de la supervisión de cumplimiento de una sentencia. Dicha visita se llevó
a cabo en Panamá, específicamente, en el territorio de las comunidades Ipetí y Pi-
riatí de Emberá de Bayano, dentro de la tramitación del proceso de supervisión de
cumplimiento la sentencia del Caso de los Pueblos Indígenas Kuna de Madungandí
y Emberá de Bayano.76
Conclusiones
75
Ibid., pp. 89-102.
76
Idem.
77
Cfr. Corte IDH, Caso Yatama vs. Nicaragua, Resolución de 22 de agosto de 2013, Super-
visión de Cumplimiento de Sentencia, Serie C, núm. 127.
78
En esta lista podemos encontrar a Estados como Ecuador, Haití, Nicaragua, Trinidad
y Tobago y Venezuela (Corte IDH, Informe anual 2017, op. cit., pp. 98 y 99).
79
Idem.
384 SUPERVISIÓN DE CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DE LA CORTE... / LORENA BARRERA SANTANA
casos, es decir, en 181 de los 182 que en ese momento estaban en etapa de supervisión
de cumplimiento.80
No obstante, no deben pasar inadvertidos diversos factores que afectan el cum-
plimiento de las sentencias, tales como la reticencia de algunos Estados a cumplir,
como es el caso de Venezuela, cuyo Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Constitu-
cional, al resolver la acción de inconstitucionalidad contra la sentencia de la Corte
Interamericana en el caso Apitz vs. Venezuela, el 18 de diciembre de 2008, deter-
minó que el fallo de la Corte IDH era inejecutable y solicitó al Ejecutivo Nacional
que denunciara a la CADH en aplicación de lo dispuesto en su artículo 78.81 Cabe
indicar que si bien Venezuela se retiró de la CADH en 2013, sus obligaciones no han
desaparecido respecto de las víctimas de violaciones de derechos con relación a las
sentencias de la Corte IDH dictadas con anterioridad.
Otro factor es la falta de mecanismos apropiados por parte de los Estados para
dar cumplimiento a las sentencias de la Corte IDH. Este tribunal ha establecido que
los Estados parte en la CADH tienen el deber general de adecuar su derecho inter-
no a las disposiciones de dicho tratado para garantizar los derechos que consagra
y tomar las medidas de carácter legislativo, administrativo, judicial o de cualquier
otra índole necesarias para cumplir con los compromisos asumidos. No obstante,
los Estados no han cumplido integralmente con ese deber.
Bibliografía
80
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe anual 2016, San José. Disponible
en: http://www.corteidh.or.cr/tablas/informe2016/espanol.pdf
81
Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, Sala Constitucional, Sentencia de 18 de
diciembre de 2008, Expediente 08-1572.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 385
Cumplimiento e incumplimiento
de las sentencias de la Corte IDH en Bolivia
RESUMEN
Los Estados parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos son res-
ponsables del cumplimiento de los fallos que tienen la calidad de cosa juzgada. Con
ese mérito, las sentencias deben ser cumplidas por el Estado parte, sobre la base del
criterio de responsabilidad internacional del Estado (pacta sunt servanda), como el
principio de cumplimiento de las disposiciones convencionales y sus efectos propios
(effet utile) en el derecho interno. La Corte Interamericana de Derechos Humanos-
tiene a su cargo la supervisión del cumplimiento de sus fallos. En el caso del Estado
boliviano, faltan mecanismos jurídicos internos, políticos y otros que aseguren el
cumplimiento a cabalidad de las sentencias.
ZUSAMMENFASSUNG
Die Unterzeichnerstaaten der Amerikanischen Menschenrechtskonvention sind für
die Umsetzung der Entscheidungen verantwortlich, die rechtskräftig sind. Dements-
prechend sind die einzelnen Vertragsstaaten verpflichtet, die Urteile entsprechend
den Grundsätzen der völkerrechtlichen Verantwortung des Staates (pacta sunt ser-
vanda) und der Erfüllung der vertraglichen Bestimmungen und ihrer Wirkungen
(effet utile) im innerstaatlichen Recht umzusetzen. Der IAGMR ist für die Kontrolle
der Umsetzung seiner Entscheidungen zuständig. Im Fall des bolivianischen Staates
fehlen die innerstaatlichen rechtlichen und sonstigen Mechanismen, um die unein-
geschränkte Umsetzung der Urteile zu gewährleisten.
*
Doctora de la Universidad de Valencia (España) y magíster en Derecho Constitucional
de la Universidad Andina Simón Bolívar. Docente de posgrado de la UASB y de la Universidad
Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca. marcelaortizt@hotmail.com
SUMMARY
The States Parties to the American Convention on Human Rights are responsible for
complying with judgments that have the quality of res judicata. A State Party must
comply with such judgments based on the criterion of the State’s international re-
sponsibility (pacta sunt servanda), as well as the principle of compliance with the pro-
visions of the convention and their effects (effet utile) on domestic law. The IACtHR
is responsible for supervising the enforcement of its judgments. The Bolivian State
lacks domestic legal, political and other mechanisms for ensuring full compliance
with these judgments.
Introducción
El alcance del cumplimiento de las sentencias de la Corte se analiza a partir del hecho
de que es un órgano de protección internacional, cuyos fallos adquieren la calidad de
cosa juzgada y, por tanto, deben ser cumplidos a cabalidad por los Estados parte: “Las
sentencias de la Corte IDH dictadas en el marco de su competencia contenciosa son
de cumplimiento obligatorio para el Estado afectado, es decir, para aquel que fue
parte en el caso concreto”.1
Así, en aquellos casos en los que se ha declarado procedente una demanda, el
Estado parte de la Convención debe garantizar el cumplimiento de las decisiones
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) por parte de las
autoridades que dentro del procedimiento interno sean competentes para el efecto;2
además, la propia Corte IDH también es competente para conocer y supervisar
los asuntos relacionados con el cumplimiento de compromisos contraídos por los
Estados parte de esta Convención,3 que en cada periodo ordinario (anualmente)
someterá a consideración de la Asamblea General de la organización un informe,
donde señalará los casos en que el Estado no haya dado cumplimiento a sus fallos.4
En virtud de ello, por una parte, la propia Corte IDH tiene el papel de supervisar
que los Estados (en el marco de sus normas internas) cumplan con las obligaciones
emergentes de sus decisiones; por otra, las autoridades que ejercen jurisdicción y
1
César Alfonso, “La obligatoriedad de las decisiones de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos desde la perspectiva de distintos países de América del Sur”, en Gisela
Elsner (ed.), Sistema interamericano de protección de los derechos humanos y derecho penal
internacional, Uruguay, Konrad Adenauer Stiftung, 2010, p. 78.
2
Artículo 25.2.c, con relación al artículo 68.1 y 2 de la Convención Americana.
3
Convención Americana, artículo 33.b.
4
Ibid., artículo 65.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 391
competencia en cada uno de los Estados parte (en el marco de sus normas internas)5
tienen la competencia para asegurar la ejecución de las decisiones internacionales.
A partir de esa realidad (con base convencional), aquí se analizarán diversos tó-
picos vinculados al cumplimiento de las sentencias de la Corte IDH: el alcance del
principio de responsabilidad internacional y buena fe del Estado (pacta sunt servan-
da) con referencia al principio de cumplimiento de las disposiciones convencionales
y sus efectos (effet utile) en el plano del derecho interno; el alcance de las sentencias
declarativas y de condena que debe cumplir cada Estado parte, así como la supervi-
sión de ese cumplimiento por parte de la Corte IDH; y los mecanismos del derecho
interno en el país estudiado para determinar si se asegura o no el cumplimiento de
los fallos internacionales. Todos estos análisis se efectúan no solo en el contexto
normativo de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), sino
conforme a la manera en que la Corte entendió esas previsiones internacionales.
Debe tenerse presente que, por razones de seguridad jurídica, todo procedi-
miento judicial debe finalizar de manera necesaria, debe acabarse; esto no solo con
relación a las sentencias emitidas por autoridades jurisdiccionales dentro de un Es-
tado, sino que también alcanza a aquellos fallos pronunciados a nivel internacional.
Esta doctrina se sustenta en la “presunción de verdad que conlleva toda resolución
judicial, tanto en los hechos como en los fundamentos de derecho, y en la necesidad
de asegurar a las partes que no volverán a ser juzgadas por lo mismo”,6 es decir que
los fallos que resuelven las controversias tienen que adquirir, en algún momento,
la calidad de cosa juzgada.
Ahora bien, cuando un fallo internacional adquiere la fuerza de cosa juzgada,
conlleva la obligación de ser cumplido, y se produce así la “autoridad de cosa juzgada
internacional”, es decir que se “produce una eficacia inter partes, que consiste en la
obligación del Estado de cumplir con todo lo establecido en la sentencia interame-
ricana de manera pronta, íntegra y efectiva”.7 Asimismo se ha manifestado: “Una
vez que la sentencia interamericana es notificada a las partes, produce una eficacia
vinculante y directa hacia las mismas. En el supuesto de una sentencia estimatoria de
condena a un Estado, todos los poderes, órganos y autoridades del Estado condenado
5
Los Estados parte se comprometen a cumplir las decisiones y ejecutarlas por los pro-
cedimientos internos correspondientes, como se entiende de lo regulado por los artículos 2
y 68.2 de la Convención Americana.
6
Pablo Antonio Fernández, “Naturaleza jurídica de las sentencias del Tribunal Europeo
de los Derechos Humanos y el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas”, en Javier
García y Pablo A. Fernández (coords.), Integración europea a través de derechos fundamentales:
de un sistema binario a otro integrado, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
2009, p. 186.
7
Como reconoció el juez de la Corte IDH Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot en el voto
razonado a la resolución de supervisión de cumplimiento de sentencia de la Corte IDH de 20
de marzo de 2013 en el Caso Gelman vs. Uruguay, punto III.C3.32.
392 CUMPLIMIENTO E INCUMPLIMIENTO DE LAS SENTENCIAS DE LA CORTE IDH... / MARCELA RITA ORTIZ TORRICOS
están obligados a cumplir con la sentencia, sin que se requiera algún procedimiento
o interpretación interno o nacional para ello”.8
En consecuencia, los fallos de la Corte IDH que adquieren “autoridad de cosa
juzgada internacional” –por su carácter inimpugnable– no tienen posibilidad de
revisión, por no preverse medio alguno de impugnación en ningún ordenamiento
internacional, razón por la cual dicho fallo adquiere firmeza, como un acto jurisdic-
cional que pone fin a la controversia internacional. Además debe tenerse presente
que el contenido del fallo no solo comprende la parte resolutiva o dispositiva de la
decisión, sino que también alcanza los razonamientos, las argumentaciones u otras
consideraciones (ratio decidendi) que dan sentido y fundamento a la determinación
internacional.
El concepto de cosa juzgada de las decisiones emitidas por un órgano de protec-
ción internacional responde a dos imperativos: por un lado, se debe asegurar que
la controversia entre un Estado y un individuo tenga un final; por otro, se debe ga-
rantizar que el Estado parte de la Convención la respete. De ahí que “las sentencias
definitivas y firmes de la Corte Europea adquieren la autoridad de cosa juzgada, y
por tanto poseen carácter obligatorio”,9 tales sentencias definitivas son emitidas no
solo por la Corte Europea sino también por la Corte IDH, fallos firmes que, por los
efectos inter partes que ocasiona, corresponde su cumplimiento en el caso concreto.
1. Principios
8
Como lo señaló el mismo juez Ferrer Mac-Gregor en su voto razonado en el caso Gel-
man vs. Uruguay, punto III.B.28.
9
Héctor Fix-Zamudio, “Introducción a la protección internacional de los derechos hu-
manos”, en Eusebio Fernández (ed.), Entre la ética, la política y el derecho, Madrid, Editorial
Dykinson, S.L., 2008, p. 559.
10
Víctor García, Teoría del Estado y derecho constitucional, Lima, Editorial Palestra, 2008,
p. 533.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 393
La obligación de los Estados parte de cumplir las decisiones emitidas por la Cor-
te IDH –con calidad de cosa juzgada y efecto inter partes–, por el principio de
11
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, Viena, 23 de mayo de 1969,
artículo 27.
12
La Corte IDH, como órgano jurisdiccional del sistema interamericano de derechos
humanos, pronuncia sentencias, resoluciones, opiniones consultivas y otras. A partir de la
emisión de la CADH se desdobla un sistema dual de protección porque, por un lado, están
los Estados que han ratificado o se han adherido a la Convención y se los considera como
Estados parte, respecto a los cuales la Corte asume una competencia contenciosa (función
jurisdiccional) para conocer cualquier caso relativo a la aplicación de las disposiciones de la
Convención que le sea remitido (CADH, art. 62.3), emitiendo sentencias y resoluciones. Por
otro lado, están todos los Estados miembros de la OEA (hayan o no reconocido la competen-
cia contenciosa de la Corte). En estos casos, el alto tribunal ejerce una función consultiva o
competencia interpretativa, de manera tal que cualquier Estado puede consultarle acerca de
la interpretación de la Convención o de otros tratados concernientes a la protección de los
derechos humanos en los Estados americanos y de su compatibilidad entre cualquiera de sus
leyes internas y los instrumentos internacionales (CADH, art. 64), emitiendo lo que se conoce
como opinión consultiva (OC).
13
Corte IDH, Opinión Consultiva 14 de 9 de diciembre de 1994, Fallos y Opiniones, Serie
A, núm. 14, párr. 35; Caso Almonacid Arellano vs. Chile, Sentencia de 26 de septiembre de 2006,
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, párr. 125; Caso 19 Comerciantes vs.
Colombia, Resolución de 2 de febrero de 2006, Medidas Provisionales; Caso Ricardo Canese
vs. Paraguay, Resolución de 2 de febrero de 2006, Cumplimiento de Sentencia.
394 CUMPLIMIENTO E INCUMPLIMIENTO DE LAS SENTENCIAS DE LA CORTE IDH... / MARCELA RITA ORTIZ TORRICOS
14
Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros) vs. Chile, Sentencia de
5 de febrero de 2001, Fondo, Reparaciones y Costas, párr. 87.
15
Así se reconoció en el Caso El Amparo vs. Venezuela, Resolución de 4 de julio de 2006,
Cumplimiento de Sentencia, cons. 6.º; Caso del Tribunal Constitucional vs. Perú, Resolución
de 7 de febrero de 2006, Cumplimiento de Sentencia, cons. 6.º; Caso 19 Comerciantes vs.
Colombia, Resolución de 2 de febrero de 2006, Cumplimiento de Sentencia, cons. 6.º; Caso
Ricardo Canese vs. Paraguay, cit., cons. 6.º.
16
Artículo 1.1. con relación a los artículos 2 y 68.2 de la Convención Americana.
17
Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, Sentencia de 30 de mayo de 1999, Fondo, Repa-
raciones y Costas, párrs. 207 y 208.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 395
Los Estados son responsables del cumplimiento de los fallos que adquieren calidad de
cosa juzgada, como las sentencias declarativas y de condena (de fondo y de reparacio-
nes) que emite la Corte IDH en el ejercicio de su función contenciosa, determinando
si hubo o no violación de un derecho o de una libertad protegida por la CADH. En
caso de constatar la violación deberá: a) garantizar al lesionado el goce del derecho
o la libertad conculcada –en la medida que aquello sea posible–; b) disponer que
se reparen las consecuencias de la medida o la situación que ha provocado la vul-
neración de esos derechos o libertades, y c) indemnizar a la parte lesionada por la
vulneración que le ha ocasionado, todo ello en el marco del artículo 63 de la CADH.
Según disponga la sentencia, podrá ser de carácter declarativo cuando “en su fallo
se limita a determinar si se produjo una violación del convenio […] constata una
vulneración convencional, sin que aparezca en el fallo qué autoridad pública debe
tenerse por responsable directa”;18 pero también puede pronunciarse una sentencia
que no sea estrictamente declarativa sino también condenatoria, en la medida en que
se constata la vulneración de derechos o de libertades, emitiéndose una sentencia
de “reparaciones”, que “se ha convertido con los años en la piedra fundamental del
sistema interamericano”.19
Las sentencias de reparación (pronunciadas en forma posterior a la sentencia de
fondo) referidas a la desaparición forzada estaban destinadas a otorgar una indem-
nización pecuniaria a los familiares de las víctimas, estableciéndose la forma, la
cuantía y las modalidades de la reparación.20
Sin embargo, la propia Corte IDH va perfeccionando las formas de reparación,
abreviando la tramitación, dictando sentencia de fondo y de reparaciones al mismo
tiempo, fijando reparaciones no solamente pecuniarias sino no pecuniarias, cuando
son señalados daños de tipo moral, y estableciendo otros medios de compensación.21
Ese tipo de jurisprudencia en el ámbito de reparaciones, extensivo del ámbito
patrimonial al moral, de conceptos creados (“proyecto de vida”)22 a factores que
18
Argelia Queralt, “El alcance del efecto de cosa interpretada de las sentencias del TEDH”,
en García y Fernández, op. cit., p. 230.
19
Ezequiel Malarino, “Activismo judicial, punitivización y nacionalización. Tendencias
antidemocráticas y antiliberales de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, en Elsner,
op. cit., p. 49.
20
Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, Sentencia de 29 de julio de 1988, Fondo; Caso
Velásquez Rodríguez vs. Honduras, Sentencia de 21 de julio de 1989, Reparaciones y Costas;
Caso Godínez Cruz vs. Honduras, Sentencia de 20 de enero de 1989, Fondo.
21
Caso Bulacio vs. Argentina, Sentencia de 18 de septiembre de 2003, Fondo, Reparacio-
nes y Costas; Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala, Sentencia de 25 de noviembre de 2003,
Fondo, Reparaciones y Costas.
22
El concepto “proyecto de vida” se reconoce cuando se produce una pérdida irreparable
o grave deterioro en la oportunidad de desarrollo personal, que atiende la realización integral
396 CUMPLIMIENTO E INCUMPLIMIENTO DE LAS SENTENCIAS DE LA CORTE IDH... / MARCELA RITA ORTIZ TORRICOS
tienen incidencia en la actividad de los órganos de poder de cada uno de los Estados,
y otros que se han ido creando, resultan ser precedentes de obligatorio cumplimiento
y han dado lugar a que se manifieste:
informes sobre las medidas que asumió destinadas a asegurar el cumplimiento del
fallo; ese informe será enviado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH)26 y a las víctimas o a sus representantes, a fin de que efectúen las observa-
ciones que consideren pertinentes.
Una vez que las partes le han proporcionado la información solicitada y se han
realizado las observaciones que se han creído convenientes, la Corte IDH emite
las resoluciones de supervisión de cumplimiento de sentencias;27 asimismo, “en el
proceso de supervisión de sentencias el tribunal internacional tiene atribuciones
para verificar el cumplimiento de las modalidades reparatorias impuestas conforme
a las particularidades y situaciones por las cuales el país ha resultado inculpado”.28
Además, la Corte pasa a constatar los aspectos concretos en los que el Estado ha
dado cumplimiento o aún no lo ha hecho,29 es decir, determina cuáles aspectos de
su sentencia han sido cumplidos y cuáles están aún pendientes. Con relación a estos
últimos, se insta al Estado a adoptar las medidas necesarias; con referencia a los que
constata cumplimiento (poco comunes), la Corte reconoce que el Estado de Chile
ha dado pleno cumplimiento a la sentencia y ordena archivar el caso.30
Como muchas veces la Corte IDH se ve imposibilitada para lograr un real y
efectivo cumplimiento de una sentencia, somete a consideración de la Asamblea
General un informe sobre sus labores y en las recomendaciones señala los casos en
que un Estado no ha dado cumplimiento a un fallo,31 a fin de que este organismo
internacional establezca las medidas para el Estado parte infractor; pero durante
todo ese tiempo se ha perdido la posibilidad del cumplimiento de la protección
dispuesta, por no haber sido ejecutada de manera debida. Con relación a aquellos
26
La CIDH tiene competencias en relación con todos los Estados miembros de la OEA,
dirigidas a la promoción de los derechos humanos: formula recomendaciones, asesora a los
Estados, visita diferentes países y elabora informes especiales sobre la situación de los derechos
humanos y rinde un informe anual a la Asamblea General de la OEA (Convención Americana,
arts. 41, incs. a, b, c, d, e y g). A su vez, por su carácter cuasi jurisdiccional, tiene competen-
cias vinculadas única y exclusivamente con referencia a los Estados parte de la Convención,
como examinar las peticiones individuales que alegan violaciones por parte de un Estado de
un derecho protegido, caso en el que intentan una solución amistosa, que, de no producirse,
motiva una recomendación al Estado de las medidas que debe asumir para remediar la vio-
lación. En la eventualidad de que no siga lo recomendado, puede hacer público su informe o
incluso remitir el caso a la Corte IDH (Convención Americana, arts. 40, inc. f, 44 al 51), que,
previo procedimiento contencioso, finalmente emite las sentencias de fondo, reparaciones y
de cumplimiento.
27
Convención Americana, artículo 33.
28
Silvia B. Palacio de Caeiro, “El cumplimiento de las sentencias de la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos”, La Ley, núm. 6, 2017. Disponible en: AR/DOC/498/2017.
29
Como se entendió en la jurisprudencia, tal es el Caso El Amparo vs. Venezuela, Reso-
lución de 4 de julio de 2006, Cumplimiento de Sentencia, cons. 8.º y ss.
30
Corte IDH, Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros), Resolución
de 28 de noviembre de 2003, Cumplimiento de Sentencia.
31
Convención Americana, artículo 65.
398 CUMPLIMIENTO E INCUMPLIMIENTO DE LAS SENTENCIAS DE LA CORTE IDH... / MARCELA RITA ORTIZ TORRICOS
32
Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, Resolución de 22 de noviembre de 2002, Cum-
plimiento de Sentencia, Serie C, núm. 104, párr. 26.a).
33
Andrée Viana, “Sistemas europeo y americano de protección de derechos humanos,
coincidencias, fraccionamientos temporales y mutuas influencias”, en Miguel Revenga y
Andrée Viana (eds.), Tendencias jurisprudenciales de la Corte Interamericana y el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, Valencia, Tirant lo Blanch, 2008, p. 59.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 399
Surgen una serie de interrogantes: ¿qué mecanismos internos se han previsto en Bo-
livia para asegurar el cumplimiento de las decisiones de la CIDH y de la Corte IDH?
¿Esos mecanismos son suficientes para asegurar el cumplimiento de los fallos in-
ternacionales? o ¿son las decisiones políticas las que priman sobre las obligaciones
convencionales? A fin de responder esos y otros interrogantes con mayor precisión,
se analizan aquí los mecanismos internos establecidos en Bolivia para lograr el cum-
plimiento de las sentencias de la Corte IDH.
Los Estados parte que se encuentran obligados al cumplimiento de una sentencia
dispuesta por la Corte IDH, de reparaciones e indemnización –con autoridad de cosa
juzgada–, conforme a los principios de buena fe en el derecho internacional y de
cumplimiento en el marco de las normas internas de cada Estado, deben proceder
de manera directa a la ejecución de esos fallos.
En cuanto “las sentencias de la Corte IDH no requieren de ningún pase o exe-
quatur de derecho interno por los tribunales nacionales para ser ejecutadas por los
34
Corte IDH, Caso El Amparo vs. Venezuela, Resolución de 4 de julio de 2006, Cumpli-
miento de Sentencia, cons. 7.º.
35
Corte IDH, Opinión Consultiva de 29 de agosto de 1986, Exigibilidad del Derecho de
Rectificación, párr. 30.
400 CUMPLIMIENTO E INCUMPLIMIENTO DE LAS SENTENCIAS DE LA CORTE IDH... / MARCELA RITA ORTIZ TORRICOS
36
Carlos M. Ayala, “La ejecución de sentencias de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos”, Estudios Constitucionales, núm. 1, 2007, p. 149.
37
Reglamento de la Ley de Organización del Poder Ejecutivo, Decreto Supremo 26973 de
27 de marzo de 2003, artículos 12-I y 13 incisos c), d) y h).
38
Decreto Supremo 27420 de 26 de marzo de 2004, artículos 1, 2 y 9.
39
Así, el Decreto Supremo 26973 de 2003 ha sido implícitamente abrogado por el Decreto
Supremo 29894 de 7 de febrero 2009 y el Decreto Supremo 27420 ha sido abrogado expresa-
mente por el 29851 de 10 de diciembre de 2008.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 401
40
Decreto Supremo 29894 de 7 de febrero de 2009, artículo 17 inciso w).
41
Ibid., artículo 80 inciso d).
42
Como ocurría en la previsión de los artículos 12-I y 13 incisos c), d) y h) del Decreto
Supremo 26973 de 27 de marzo de 2003, cit.
43
Decreto Supremo 29851 de 10 de diciembre de 2008.
44
Pese al tiempo transcurrido (2018) y a las ausencias normativas que se evidencian, ese
andamiaje jurídico de 2008 y 2009, que establece la estructura organizativa del Poder Ejecutivo
del Estado Plurinacional en cuanto se refiere a las atribuciones de los ministerios de Relaciones
Exteriores y Justicia, no ha sufrido ningún cambio, complementación o modificación en los
puntos referidos.
402 CUMPLIMIENTO E INCUMPLIMIENTO DE LAS SENTENCIAS DE LA CORTE IDH... / MARCELA RITA ORTIZ TORRICOS
45
En sentido similar a la segunda parte del artículo 31 de la Constitución Política de la
República Bolivariana de Venezuela de 1999, que señala: “El Estado adoptará, conforme a
procedimientos establecidos en esta Constitución y en la ley, las medidas que sean necesarias
para dar cumplimiento a las decisiones emanadas de los órganos internacionales previstos en
este artículo”. Se debe tener presente la denuncia a la Convención Americana realizada por
Venezuela en septiembre de 2012, y que se hizo efectiva a partir del 13 de septiembre de 2013,
que trajo como consecuencia la no aceptación de la jurisdicción obligatoria de la Corte.
46
La Corte IDH tiene una plataforma activa que permite ubicar con mucha facilidad las
sentencias emitidas respecto a cada Estado. Al efecto se puede acceder a Corte IDH, Juris-
prudencia, Mapa interactivo, Estados miembros: Bolivia; ver jurisprudencia. Disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/
47
Corte IDH, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia, Sentencia de 26 de enero de 2000, Fondo.
48
Corte IDH, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia, Sentencia de 27 de febrero de 2002, Repa-
raciones y Costas, punto resolutivo XI, 1 al 6.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 403
49
Referido a la ceremonia pública para dar el nombre de la víctima a un centro educativo
y el pago de costas y gastos (Corte IDH, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia, Resolución de cum-
plimiento de sentencia de 12 de septiembre de 2005, parte declarativa, punto 1).
50
Corte IDH, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia, Resolución de supervisión de cumplimiento
de sentencia de 21 de noviembre de 2007, parte resolutiva, punto 2.
51
Corte IDH, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia, Resolución de supervisión de cumplimiento
de sentencia de 12 de agosto de 2009, punto 1.
52
Corte IDH, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia, Resolución de supervisión de cumplimiento
de sentencia de 16 de noviembre de 2009, punto 2.
53
En la Resolución de 16 de noviembre de 2009 (Supervisión de cumplimiento de sen-
tencia) se deja constancia de que se encuentran dos puntos pendientes de cumplimiento: por
una parte, localizar los restos mortales del señor José Carlos Trujillo Oroza, su exhumación
en presencia de sus familiares y su entrega; por otra, investigar los hechos que generaron las
violaciones de la Convención Americana, identificar y, en su caso, sancionar a los responsables.
54
En el caso Ticona Estrada y otros vs. Bolivia, la Sentencia de 27 de noviembre de 2008
(Fondo, Reparaciones y Costas) ha sido mencionada en la Sentencia de 1 de julio de 2009 (de
Interpretación).
404 CUMPLIMIENTO E INCUMPLIMIENTO DE LAS SENTENCIAS DE LA CORTE IDH... / MARCELA RITA ORTIZ TORRICOS
55
Decreto supremo que es “ley material” porque no emana de la Asamblea Legislativa
Plurinacional (que sanciona la “ley formal”) sino de otro órgano del Estado, como el Ejecutivo,
que emite normas jurídicas que cumplen con el requisito de contenido referente a su genera-
lidad y objeto, firmadas por el presidente del Estado Plurinacional dentro de su competencia
y por los ministros de Estado que correspondan.
56
Como el deber del Estado de ejecutar la sentencia emitida en el fuero interno, realizan-
do las diligencias pertinentes para hacer efectiva la captura del responsable de los delitos de
asesinato y otros.
57
Se fija el monto de USD 130.000 y de USD 80.000 por concepto de daño material, y de
USD 75.000 y USD 80.000 por compensación de daño inmaterial.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 405
58
Corte IDH, Caso I. V. vs. Bolivia, Sentencia de 30 de noviembre de 2016, Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, interpretada por la Sentencia de 25 de mayo de
2017.
59
Como la realización de acto público de reconocimiento de responsabilidad internacio-
nal por los hechos del caso, el pago de las cantidades fijadas en la sentencia por concepto de
indemnización por daño material e inmaterial, y el reintegro de costas y gastos.
406 CUMPLIMIENTO E INCUMPLIMIENTO DE LAS SENTENCIAS DE LA CORTE IDH... / MARCELA RITA ORTIZ TORRICOS
4. Algunas reflexiones
Nadie duda del carácter obligatorio de las sentencias de la Corte IDH; el problema
se presenta en la forma de ejecutarlas.
Cuando la Corte IDH reconoce la vulneración de un derecho convencional y
otorga la protección demandada, corresponde ejecutar el fallo de reparaciones –que
ha adquirido la calidad de cosa juzgada–; pero no siempre es así, pues estos escritos
pueden quedar en el papel, sin ningún valor real porque las normas internas de los
Estados parte no han sido suficientes para asegurar su cumplimiento. Esto ha dado
lugar a que se afirme: “El SIDH se abstiene deliberadamente de poseer un mecanismo
para la ejecución de sus propias decisiones y, en cambio abandera a los mecanismos
nacionales que en el fondo ya fueron cuestionados por ineficaces”.62
60
Con algunas excepciones, referidas al Caso Andrade Salmón vs. Bolivia o al Caso Pa-
checo Tineo vs. Bolivia.
61
Fix-Zamudio, op. cit., p. 562.
62
María Carmelina Londoño, “El cumplimiento de las sentencias de la Corte Interame-
ricana: dilemas y retos”, en Enrique Bernales (ed.), El sistema interamericano de protección de
los derechos humanos y los países andinos, Lima, Konrad Adenauer Stiftung, 2006, p. 117.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 407
Los mecanismos con los que cuentan los Estados no son suficientes por sí so-
los para el cumplimiento de las sentencias y la protección dispuesta. Sin duda, lo
anterior trae consigo un grave riesgo para el proceso de protección de los derechos
humanos en el continente americano, ya que se pierde “la justicia en el caso con-
creto, pues la víctima difícilmente tiene forma de hacer cumplir –al menos oportu-
namente– la sentencia a su favor”63 y, muchas veces, se produce un círculo del que
no puede terminar de salir.
En consecuencia, queda claro que la real ejecución de los fallos de la Corte IDH
es uno de los puntos más débiles del sistema interamericano de derechos huma-
nos, en la medida en que el control de la eficacia del cumplimiento de los fallos de
la Corte está a cargo de la voluntad de cada uno de los Estados obligados; dichos
fallos no siempre se cumplen adecuadamente porque los mecanismos internos en
algunos casos no existen, en otros no son lo suficientemente eficaces, a veces son
lentos, además de la existencia de algún Estado que simplemente no los respeta o
no ejecuta los fallos de la Corte IDH.64
Si bien algunos Estados son negligentes en la implementación de las decisio-
nes internacionales, existen otros “que organizan el ejercicio del poder público
de forma relevante, para impulsar una mejor implementación de las decisiones
interamericanas”;65 por ejemplo, en Colombia, la Corte Constitucional impulsó un
programa para que la Vicepresidencia de la República participara activamente en el
cumplimiento de las medidas provisionales dictadas por la Corte IDH.66
Si esta es la realidad respecto a la forma del cumplimiento de los fallos de la
Corte IDH, sería ideal que por lo menos los Estados de la OEA que han reconoci-
do la jurisdicción contenciosa de este alto tribunal firmen un acuerdo o consenso
político en el que: i) se comprometan a mejorar sus normas internas para asegurar
un adecuado cumplimiento; ii) establezcan el alcance de la responsabilidad interna-
cional, en caso de evidenciarse la inejecución de un fallo de la Corte IDH por alguno
63
Idem.
64
Existen casos en los que los Estados han declarado la inejecución de algún fallo de la
Corte IDH: Caso Loayza Tamayo vs. Perú, Sentencia de 27 de noviembre de 1998, Reparacio-
nes y Costas, fallo declarado inejecutable por la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte
Suprema del Perú, el 14 de junio de 1999; Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo”) vs. Venezuela, Sentencia de 5 de agosto de 2008, Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, fallo declarado inejecutable por Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, en resolución de 9 de diciembre de 2008; Caso
Gelman vs. Uruguay, Sentencia de 24 de febrero de 2011, Fondo y Reparaciones, que dio lugar
a que se promulgara la Ley 18.831, declarada inaplicable por la Suprema Corte de Justicia de
la República Oriental del Uruguay el 22 de febrero de 2013.
65
Óscar Parra, “La independencia judicial y las condiciones de los procesos judiciales in-
ternos que facilitan el cumplimiento de las decisiones interamericanas”, en Viviana Krsticevic
et al. (ed.), Implementación de las decisiones del sistema interamericano de derechos humanos.
Aportes para la administración de justicia, Buenos Aires, Cejil, 2016, p. 69.
66
Idem.
408 CUMPLIMIENTO E INCUMPLIMIENTO DE LAS SENTENCIAS DE LA CORTE IDH... / MARCELA RITA ORTIZ TORRICOS
Conclusiones
En el marco de la CADH, el fallo que emite la Corte IDH es definitivo e inapelable,
y los Estados parte de la Convención deben cumplir la decisión. A partir de allí,
nadie debe dudar de la obligatoriedad de las decisiones (sentencias, resoluciones u
otras) emitidas por la Corte IDH, que adquieren la calidad de “cosa juzgada” (res
judicata). En consecuencia, ningún otro tribunal (nacional o internacional) puede,
en juicio posterior, volver a pronunciarse sobre el objeto del proceso, que pone fin
a una controversia entre la persona y el Estado o entre Estados.
Desde el punto de vista subjetivo de las partes sujetas a controversia judicial, la
sentencia adquiere una vinculación directa y goza de efectos inter partes, porque
afecta solo a las partes del proceso o favorece a la parte en cuyo amparo se presentó
una denuncia; por lo tanto, el Estado asume la obligación de cumplir lo ordenado
de manera absoluta, vinculación que alcanza tanto la parte resolutiva del fallo co-
mo todos los argumentos o razonamientos (ratio decidendi) que fundamentan la
determinación internacional.
Los fallos emitidos por la Corte IDH deben ser adecuadamente cumplidos
por cada uno de los Estados obligados, para lo que el sistema interamericano de
derechos humanos establece los mecanismos con los que se busca asegurar ese
cumplimiento. Por un lado, las autoridades que ejercen jurisdicción en cada uno de
los Estados parte son las competentes para asegurar de buena fe la ejecución de las
decisiones internacionales, en el marco de sus normas internas, que no pueden ser
alegadas para invocar un incumplimiento. Por otro lado, la propia Corte IDH tiene
el papel de supervisar que los Estados cumplan con las obligaciones emergentes de
sus propias decisiones.
En cuanto a la existencia de normas relativas a mecanismos internos de cada Es-
tado para el cumplimiento de los fallos de la Corte IDH, en Bolivia las regulaciones
internas no son suficientemente claras y completas para asegurar el cumplimiento
de sentencias; hasta la fecha, en pocos casos se ha logrado el cumplimiento pleno
y en la mayoría se ha conseguido el cumplimiento parcial. Así, se han asegura-
do obligaciones económicas y otras, pero, pese a los años transcurridos, existen
obligaciones pendientes, como investigar y sancionar a los responsables, buscar y
entregar los restos de las víctimas, entre otras.
El procedimiento de supervisión ante la Corte IDH sirve, sobre todo, para hacer
conocer dentro del sistema los avances y efectos de sus fallos, más como un meca-
nismo de presión internacional que como un medio real para asegurar el cumpli-
miento de lo determinado.
A su vez, la obligación de los Estados de ejecutar las sentencias –conforme a sus
normas internas– tampoco es suficientemente cumplida porque los mecanismos
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 409
Bibliografía
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de sentencia de 21 de noviembre de 2007.
_____, Caso Apitz Barbera y otros vs. Venezuela, Sentencia de 5 de agosto de 2008,
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
_____, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia, Resolución de supervisión de cumplimiento
de sentencia de 12 de agosto de 2009.
_____, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia, Resolución de supervisión de cumplimiento
de sentencia de 16 de noviembre de 2009.
_____, Caso Gelman vs. Uruguay, Sentencia de 24 de febrero de 2011, Fondo y Re-
paraciones.
_____, Caso I. V. vs. Bolivia, Sentencia de 30 de noviembre de 2016, Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 411
ZUSAMMENFASSUNG
Die menschenrechtsbezogenen Verfassungsänderungen vom Juni 2011, die Ent-
scheidungen zu den Vorgängen Varios [Verschiedenes] 912/2010 und Varios 1396/2011
sowie die Widersprüche 293/2011 und 21/2011 (Angelegenheiten, die vom Plenum
des Obersten Gerichtshofs der Nation entschieden wurden) bilden den rechtlichen
und jurisprudenziellen Rahmen, innerhalb dessen die Rechtsprechung des Intera-
merikanischen Gerichtshofs für Menschenrechte ihre volle Wirkung im mexikani-
schen Normensystem entfaltet. Dieser Einfluss stützt sich nicht nur auf die vor dem
Interamerikanischen Gerichtshof für Menschenrechte verhandelten Fälle (hard law),
sondern auch auf Rechtsgutachten und einstweilige Verfügungen (soft law).
*
Candidato a maestro en Derecho Procesal Constitucional de la Universidad Panameri-
cana (sede Ciudad de México) con la tesis “La sentencia constitucional en México. El sistema
de efectos”, dirigida por José Ramón Cossío Díaz. Miembro de la Asociación Mundial de
Justicia Constitucional. adan.maldonado@hotmail.com y Twitter: @adanmaldonado
SUMMARY
The June 2011 constitutional amendments related to human rights, the decisions is-
sued in Miscellaneous 912/2010, Miscellaneous 1396/2011 and Contradiction of Theses
293/2011 and 21/2011 (matters resolved by the Full Chamber of the Supreme Court of
Justice of the Nation) constitute the legal and jurisprudential framework for the full
effectiveness in the Mexican legal system of the jurisprudence emanating from the
Inter-American Court of Human Rights. This influence is derived not only from cases
lititgated in the Inter-American Court of Human Rights (hard law), but also from that
Court’s advisory opinions and provisional measures (soft law).
Introducción
1
El Caso Almonacid Arellano sienta las líneas fundamentales del control de constitu-
cionalidad que deben seguir los jueces nacionales, a saber: inaplicación de las normas locales
opuestas a la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) y a la jurisprudencia
de la Corte Interamericana (Corte IDH, Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, Sentencia
de 26 de septiembre de 2006, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie
C, núm. 154, considerandos 124 y 125).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 415
2
En el foro jurídico mexicano, al referido expediente se le conoce coloquialmente como
“cumplimiento de la sentencia interamericana dictada el 23 de noviembre de 2009 en el Caso
Rosendo Radilla Pacheco”, a razón del oficio que giró la Secretaría de Relaciones Exteriores a
la SCJN (cfr. José Ramón Cossío, Raúl M. Mejía y Laura Patricia Rojas, El caso Radilla. Estudio
y documentos, México, Porrúa, 2013).
3
Misma que fue resuelta por el Pleno de la SCJN el 3 de septiembre de 2013.
416 LA EFICACIA DE LA JURISPRUDENCIA INTERAMERICANA EN MÉXICO / ADÁN MALDONADO SÁNCHEZ
12
Cfr. Corte Internacional de Justicia, artículo 38. // 1. La Corte, cuya función es decidir
conforme al derecho internacional las controversias que le sean sometidas, deberá aplicar:
// a. las convenciones internacionales, sean generales o particulares, que establecen reglas
expresamente reconocidas por los Estados litigantes (art. 2º de la Convención de Viena sobre
el Derecho de los Tratados); // b. la costumbre internacional como prueba de una práctica
generalmente aceptada como derecho; // c. los principios generales de derecho reconocidos
por las naciones civilizadas; // d. las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de
mayor competencia de las distintas naciones, como medio auxiliar para la determinación
de las reglas de derecho, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 59.
418 LA EFICACIA DE LA JURISPRUDENCIA INTERAMERICANA EN MÉXICO / ADÁN MALDONADO SÁNCHEZ
13
En los ámbitos regional e internacional podemos citar los siguientes órganos judicia-
les: a) la Corte Internacional de Justicia (principal órgano judicial de las Naciones Unidas),
b) el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (Unión Europea), c) el Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos y su correlativa Comisión Europea de Derechos Humanos para la Unión
Europea, así como el Consejo de Europa, d) la Corte Africana de Derechos Humanos y sus
Pueblos y su Comisión (Unión de Estados Africanos); e) la Corte IDH y su respectiva Comi-
sión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) (Organización de Estados Americanos).
14
Comités creados ex profeso por la Organización de las Naciones Unidas en los res-
pectivos instrumentos internacionales: Comité de Derechos Humanos (CCPR); Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC); Comité para la Eliminación de la Discri-
minación Racial (CERD); Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer
(Cedaw); Comité contra la Tortura (CAT); Subcomité para la Prevención de la Tortura (SPT);
Comité de los Derechos del Niño (CRC); Comité para la Protección de los Derechos de todos
los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares (CMW); Comité sobre los derechos de las
personas con discapacidad (CRPD); Comité contra las Desapariciones Forzadas (CED) y el
Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Asimismo, diversas organizaciones y organismos
como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur); Oficina
de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA); Inter-Agency Internal Displacement
Division; Organización Internacional del Trabajo (OIT); Organización Mundial de la Salud
(OMS); Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(Unesco); Programa Conjunto de la Naciones Unidas sobre HIV/AIDS (Unaids); Comité
Permanente entre Organismos (IASC); Departamento de Asuntos Económicos y Sociales
(DESA); Comisión de la Condición de la Mujer (CSW); Oficina de la Asesora Especial en
Cuestiones de Género y Adelanto de la Mujer (Osagi); División para el Adelanto de la Mu-
jer (DAW); Fondo de la Población de las Naciones Unidas (Unfpa); Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia (Unicef); Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 419
cláusulas del Pacto de San José de Costa Rica. Por ello, el Caso Almonacid constituye
el antecedente inmediato del control ex officio de convencionalidad (control interno
de convencionalidad) en sede nacional en la región interamericana.
Luego, vendrían las sentencias recaídas en los casos Radilla Pacheco vs. México,18
Cabrera García-Montiel Flores vs. México,19 y Gelman vs. Uruguay,20 las cuales apor-
taron los grandes lineamientos para el ejercicio del control de convencionalidad en
los Estados.
En lo que hace a la aportación de la sentencia del Caso Radilla Pacheco vs. México
de 23 de noviembre de 2009,21 la Corte IDH estableció que la interpretación y aplica-
ción del derecho local deben ser acordes a la referida Convención y jurisprudencia
de la Corte IDH, reiterando la doctrina del control de convencionalidad, bajo los
matices relativos a que dicho control opera de oficio y “en el marco de las respecti-
vas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes” a nivel local.
En cuanto a la resolución del Caso Cabrera García-Montiel Flores vs. México,
la Corte fijó la obligación a “los jueces y órganos vinculados a la administración
de justicia en todos los niveles”, es decir, quedó a cargo de toda la estructura del
poder judicial (federal o local). Mientras que en la sentencia al Caso Gelman vs.
Uruguay, la Corte IDH determina que el control de convencionalidad “recae sobre
cualquier autoridad pública y no solo el Poder Judicial”, en otras palabras, está a
cargo de toda la administración pública (ámbito administrativo).
18
Corte IDH, Caso Radilla Pacheco vs. México, Sentencia de 23 de noviembre de 2009,
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 209.
19
Corte IDH, Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, Sentencia de 26 de no-
viembre de 2010, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 220.
20
Corte IDH, Caso Gelman vs. Uruguay, Sentencia de 24 de febrero de 2011, Fondo y
Reparaciones, Serie C, núm. 221.
21
En ese caso se condena al Estado mexicano, entre otras cuestiones, a realizar en un plazo
razonable las adecuaciones legislativas conforme a los estándares convencionales, en un doble
aspecto: 1) por lo que respecta al tipo penal de desaparición forzada de personas establecido
en el artículo 215-A del Código Penal Federal (que restringe la autoría del delito a “servidores
públicos”), y 2) respecto al artículo 57, fracción II, inciso a), del Código de Justicia Militar,
que extiende la jurisdicción militar a aquellos delitos que no tienen estricta conexión con la
disciplina militar o con bienes jurídicos propios del ámbito castrense; en este último supuesto,
aclara que la “inconvencionalidad” no deriva del artículo 13 de la Constitución Federal, sino
del citado precepto del Código de Justicia Militar, que ha servido de interpretación a los jueces
locales y federales para extender la jurisdicción militar a supuestos no autorizados. La Corte
IDH recuerda que en múltiples ocasiones ha indicado que “cuando la justicia militar asume
competencia sobre un asunto que debe conocer la justicia ordinaria, se ve afectado el derecho
al juez natural y, a fortiori, el debido proceso, el cual, a su vez, se encuentra íntimamente ligado
al propio derecho de acceso a la justicia”.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 421
22
Sobre la historia progresiva de la implementación de las normas internacionales como
parte del bloque de constitucionalidad, y con plena eficacia en el Estado mexicano, consultar
Sergio García Ramírez, Votos particulares en la Corte Interamericana de Derechos Humanos y
reflexiones sobre el control de convencionalidad, 2ª ed., México, CNDH, 2015, pp. 56-66.
23
Disponible en: http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.
aspx?AsuntoID=121589.
24
Disponible en: http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.
aspx?AsuntoID=134051.
25
Corte IDH, Caso Radilla Pacheco vs. México, cit.
26
Corte IDH, Caso Fernández Ortega y otros vs. México, Sentencia de 30 de agosto de
2010, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 215.
27
Corte IDH, Caso Rosendo Cantú y otra vs. México, Sentencia de 31 de agosto de 2010,
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 216.
28
Disponible en: http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.
aspx?AsuntoID=129659.
29
Disponible en: http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/DetallePub.
aspx?AsuntoID=124100.
30
Al resolver la contradicción de tesis 293/2011, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación incorporó a las técnicas de interpretación y argumentación a nivel constitucional el
denominado bloque de derechos como parámetro de constitucionalidad y convencionalidad,
422 LA EFICACIA DE LA JURISPRUDENCIA INTERAMERICANA EN MÉXICO / ADÁN MALDONADO SÁNCHEZ
Ha quedado establecido que la Corte IDH genera jurisprudencia por diversas vías:
la contenciosa, la consultiva, las medidas cautelares y en supervisión del cumpli-
miento de las sentencias; sin embargo, en el presente apartado solo abordaremos los
precedentes emanados de la vía litigiosa y las opiniones consultivas.
misma que fue discutida los días 12, 13 y 15 de marzo de 2012; 26, 27, 29 de agosto; 2 y 3 de
septiembre de 2013 y resuelta el 3 de septiembre de 2013.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 423
31
El bloque de convencionalidad interamericano se encuentra integrado por la Declara-
ción Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; Convención Americana sobre De-
rechos Humanos - Pacto de San José; Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos relativo a la Abolición de la Pena de Muerte; Convención Interamericana para
Prevenir y Sancionar la Tortura; Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada
de Personas; Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en
Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, “Protocolo de San Salvador”; Con-
vención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra
las Personas con Discapacidad; Estatuto de la Comisión Interamericana de Derechos Huma-
nos; Estatuto de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; Reglamento de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos; Reglamento de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos; Convenio de Sede entre el Gobierno de Costa Rica y la Corte Interamericana de
Derechos Humanos; Carta de la Organización de los Estados Americanos; Carta Democrática
Interamericana; Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer, “Convención de Belém do Pará”; Estatuto de la Comisión Interamericana
de Mujeres; Convención Interamericana contra la Corrupción; Declaración de Principios
sobre Libertad de Expresión; Convención Interamericana sobre Concesión de los Derechos
Civiles a la Mujer; Convención Interamericana sobre Concesión de los Derechos Políticos
a la Mujer; Convención Interamericana sobre Obligaciones Alimentarias: ámbito de aplica-
ción; Convención Interamericana sobre Restitución Internacional de Menores; Convención
Interamericana sobre Conflictos de Leyes en Materia de Adopción de Menores; Conven-
ción Interamericana sobre Tráfico Internacional de Menores; Convención para prevenir y
sancionar los actos de terrorismo configurados en delitos contra las personas y la extorsión
conexa cuando estos tengan trascendencia internacional; Convención sobre asilo territorial;
Convención sobre Asilo Diplomático; Convención sobre Asilo Político; Principios y Buenas
Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas de Libertad en las Américas; Reglamento
de la Comisión Interamericana de Mujeres; Convención sobre la Nacionalidad de la Mujer.
32
Al respecto, García Ramírez y Cançado Trindade formulan importantes votos razonados
en el asunto Almonacid Arellano vs. Chile. Por una parte, el jurista mexicano aclara que el
“parámetro” de control de convencionalidad debería no limitarse a la CADH, sino a todo
el corpus iuris convencional de los derechos humanos; y también precisa que este control ad-
quiere carácter difuso al quedar en manos de todos los tribunales, lo que permite un sistema
de control extenso (vertical y general). Por su parte, el jurista brasileño, hoy integrante de
la Corte Internacional de Justicia, agrega que los jueces nacionales deben aplicar no solo
el derecho constitucional sino también el derecho internacional de los derechos humanos,
ejerciendo ex officio el control tanto de constitucionalidad como de convencionalidad,
tomados en conjunto, por cuanto los ordenamientos jurídicos internacional y nacional se
encuentran en constante interacción para la protección de la persona humana.
424 LA EFICACIA DE LA JURISPRUDENCIA INTERAMERICANA EN MÉXICO / ADÁN MALDONADO SÁNCHEZ
33
Para desarrollar la síntesis de los casos contenciosos me apoyé en Sergio García Ramírez,
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, México, Porrúa, 2007, pp. 459-643.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 425
34
El 13 de octubre de 2017, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
presentó una Solicitud de Opinión Consultiva para obtener una interpretación de la Corte
IDH que permitiera dilucidar la manera en que la CADH y el catálogo de derechos que pro-
tege, así como la Carta de la Organización de los Estados Americanos y la Declaración Ame-
ricana de Derechos y Deberes del Hombre –leídos conjuntamente con la Carta Democrática
Interamericana– ofrecen el balance necesario entre el principio de separación de poderes y el
pleno ejercicio de los derechos que protege a favor de la persona sometida a un juicio políti-
co. En ese sentido, la CIDH solicitó un pronunciamiento expreso de la Corte IDH sobre “las
implicaciones de las garantías del debido proceso y del principio de legalidad en el contexto
de juicios políticos contra presidentes/as democrática y constitucionalmente electos” (Corte
IDH, Informe Anual de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2017, San José de Costa
Rica, p. 121).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 427
35
Para la descripción de los casos me apoyé en Laura Rangel, “Sentencias condenatorias
al Estado mexicano dictadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos y sus im-
plicaciones en el orden jurídico nacional”, IUS, Revista del Instituto de Ciencias Jurídicas de
Puebla, año V, núm. 28, julio-diciembre, 2011, pp. 160-188.
36
Referido al archivo del caso por la falta de competencia ratione temporis de la Corte
IDH en relación con los presuntos actos de tortura cometidos en contra de Alfonso Martín
del Campo Dodd con el objetivo de confesar un homicidio.
37
Cfr. Sergio García y Mauricio Iván del Toro, “México y la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Veinticinco años de jurisprudencia”, en Sergio García (coord.), La ju-
risprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, vol. III, México, UNAM-IIJ,
2008, p. LI.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 429
aplicación del derecho local debe ser acorde a la referida Convención Americana
sobre Derechos Humanos y jurisprudencia de la Corte IDH, reiterando la doctrina
del control de convencionalidad, bajo los matices relativos a que dicho control ope-
ra “de oficio” y “en el marco de las respectivas competencias y de las regulaciones
procesales correspondientes” a nivel local.
Derivado de esta resolución y de su incumplimiento, la Suprema Corte de Jus-
ticia de la Nación decidió someter a consulta cuáles eran las obligaciones concretas
a cargo del Poder Judicial para su cumplimiento, lo que se resolvió en el expediente
Varios 912/2010, cuya sentencia se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el
4 de octubre de 2011.
Gracias a este expediente, en vía de cumplimiento de la sentencia interamericana,
México cambió su control preponderantemente concentrado por uno preponde-
rantemente difuso, tanto de la Constitución como de los tratados internacionales.
Como efecto natural, lo anterior provocó la solicitud de modificación de la juris-
prudencia 22/2010, en la sesión pública del Pleno de la SCJN, el 25 de octubre de
2011, cuyo rubro es: “Control difuso”, tesis aislada: P. I/2011 (10ª), SJFG, Libro III,
diciembre 2011, t. 1, así como de la jurisprudencia por contradicción 18/2012 (10.ª),
resuelta por la Primera Sala de la SCJN, cuyo rubro es: “Control de constituciona-
lidad y de convencionalidad (reforma constitucional de 10 de junio de 2011)”, SJFG,
Libro XV, diciembre de 2012, t. 1, a efecto de compatibilizar el sistema de control del
parámetro de regularidad constitucional en México, migrando de uno concentrado
a uno de carácter difuso.
e) Caso Fernández Ortega y otros vs. México y f) Caso Rosendo Cantú y otra
vs. México
Estos dos casos fueron autónomos en su paso por la Corte Interamericana; sin
embargo, los hechos de los que derivan las violaciones a la Convención Americana
sobre Derechos Humanos son muy similares por cuanto hace a la ubicación geo-
gráfica (Guerrero), a su identidad etnográfica (mujeres indígenas pertenecientes a
la comunidad indígena me’phaa), a la temporalidad (año 2002), y a los derechos
que les fueron desconocidos; ambas fueron víctimas de violación sexual cometida
por parte de agentes militares, así como de la falta de investigación y sanción de los
responsables.
Estos casos abonaron a la obligación que tenía el Estado mexicano de ajustar el
artículo 57 del Código de Justicia Militar a los estándares de las garantías judiciales
de la Convención, destacadamente en lo relativo al juez natural,38 como compo-
nente del debido proceso con enfoque en favor de las víctimas u ofendidas, y con
38
Este derecho procesal humano de alcance convencional ha sido desarrollado en los
siguientes casos: Loayza Tamayo, Castillo Petruzzi y otros, Cesti Hurtado, Caso de la masacre
de Mapiripán, Caso Palamara Iribarne, García Asto y Ramírez Rojas, Almonacid Arellano, La
Cantuta, Caso de la masacre de la Rochela, Escué Zapata y Zambrano Vélez.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 431
39
Mediante escrito presentado el 28 de noviembre de 2011 en la Oficina de Certificación
Judicial y Correspondencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Inés Fernández Or-
tega y Valentina Rosendo Cantú solicitaron al entonces ministro presidente Juan N. Silva Meza
que tuviera a bien ordenar la formación y el registro de un expediente “varios” concerniente a
evaluar las medidas para atender las sentencias y las medidas de reparación ordenadas por la
Corte IDH en las sentencias de los casos Inés Fernández Ortega y otros vs. México y Valentina
Rosendo Cantú y otra vs. México.
432 LA EFICACIA DE LA JURISPRUDENCIA INTERAMERICANA EN MÉXICO / ADÁN MALDONADO SÁNCHEZ
Conclusiones
40
Corte IDH, Ficha técnica: García Cruz y Sánchez Silvestre vs. México. Disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/cf/jurisprudencia2/ficha_tecnica.cfm?nId_Ficha=378&lang=es.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 433
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de 2006, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C,
núm. 154.
_____, Caso Radilla Pacheco vs. México, Sentencia de 23 de noviembre de 2009,
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 209.
_____, Caso Fernández Ortega y otros vs. México, Sentencia de 30 de agosto de
2010, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 215.
_____, Caso Rosendo Cantú y otra vs. México, Sentencia de 31 de agosto de 2010.
_____, Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, Sentencia de 26 de no-
viembre de 2010, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C,
núm. 220.
_____, Caso Gelman vs. Uruguay, Sentencia de 24 de febrero de 2011, Fondo y Re-
paraciones, Serie C, núm. 221.
_____, Ficha técnica: García Cruz y Sánchez Silvestre vs. México. Disponible
en: http://www.corteidh.or.cr/cf/jurisprudencia2/ficha_tecnica.cfm?nId_
Ficha=378&lang=es.
_____, Informe Anual de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2017, San
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(coord.), La jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
vol. III, México, UNAM-IIJ, 2008.
434 LA EFICACIA DE LA JURISPRUDENCIA INTERAMERICANA EN MÉXICO / ADÁN MALDONADO SÁNCHEZ
*
Doutora em Direito Público pelo Centro Universitário de Brasília. Estudos de Douto-
rado na American University Washington College of Law. Mestre em Filosofia Política pela
Universidade Federal do Rio Grande do Sul. Especialista em Direito Civil pela Universidade
Federal de Goiás. Promotora de Justiça do Ministério Público do Distrito Federal e Territórios.
Membro Associado do Programa de Mestrado e Doutorado em Direito do Centro Universi-
tário de Brasília. tes_pires@hotmail.com
ZUSAMMENFASSUNG
Der Beitrag nimmt eine kritische Analyse der Entscheidung des Interamerikanischen
Gerichtshofs für Menschenrechte (IAGMR) im Fall Artavia Murillo u.a. gg. Costa Rica
vor. In seiner Fallentscheidung hob der IAGMR eine Entscheidung des Verfassungs-
gerichtshofs von Costa Rica auf, die den Einsatz von künstlichen Befruchtungen (IVF)
im Land untersagt hatte. Zunächst soll dargelegt werden, dass der IAGMR mit dieser
Entscheidung nicht nur die universellen Freiheitsrechte mit der Familienplanung
verknüpft, sondern darüberhinaus in seiner Interpretation des Rechts auf Leben der
Autonomie der Frauen den Vorrang gibt. Die Entscheidung ist jedoch auch deshalb
bemerkenswert, weil sie auf den Grundsatz der Gender-Gleichheit in Fragen der
Familienplanung verweist. Andererseits wird betont, dass die Entscheidung noch
umfassender hätte sein können, wenn die internationalen Bestimmungen über
den Schutz der Religionsfreiheit zur Anwendung gekommen wären. Mithilfe der kri-
tisch-analytischen Methode wird dargelegt, dass ein solcher Ansatz im Einklang mit
den Menschenrechtsnormen stünde, wenn diese als ein in sich schlüssiges Ganzes
ausgelegt würden. Wie abschließend festgestellt wird, belegen sowohl die von den
Richtern im vorliegenden Fall herangezogenen Normen als auch die Präzedenzfälle
des interamerikanischen Systems die thematische Relevanz eines Ansatzes, der die
Religionsfreiheit im Kontext der Familienplanung berücksichtigt.
ABSTRACT
This essay presents a critical analysis on the decision of the Inter-American Court of
Human Rights (IACtHR) in the Artavia Murillo et alii vs. Costa Rica case. In the case
judgement, the IACtHR revoked a decision of the Constitutional Chamber of Costa
Rica that banned the use of In Vitro Fertilization (IVF) in the country. Initially, the au-
thor intends to show that through this decision the IACtHR not only clearly linked
universal rights of freedom to reproductive planning. Indeed, the IACtHR also strongly
reinforced an interpretation on the right to life that favors procreative autonomy.
Besides that, the decision is also remarkable for involving the principle of equality in
matters of reproductive planning. On the other hand, as will be argued, the decision
could have been more comprehensive if the international clauses protecting freedom
of religion had been applied to the case. As it will be concluded, both the standards
vindicated by the judges in the case, and the precedents of the Inter-American
System, demonstrate the thematic relevance of a freedom of religion approach in a
reproductive planning context.
Keywords: International Court of Human Rights: case. Artavia Murillo et alii vs. Costa
Rica. Human Rights. Reproductive planning. Gender equality and Religious Discrimi-
nation.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 437
Introdução
No ano de 2012, a Corte Interamericana de Direitos Humanos – doravante Corte
IDH – proferiu, no caso Artavia Murillo et alii. vs. Costa Rica, uma decisão que pôs
fim a uma década de proibição da Fertilização In Vitro (FIV) no Estado da Costa
Rica, o que representou importante progresso na proteção internacional do direito
ao planejamento reprodutivo das mulheres. Este trabalho apresentará uma análise
dos princípios e das razões utilizados pela Corte IDH na fundamentação de sua de-
cisão. Para se compreender a importância do caso, cabe informar que, em matéria de
direitos reprodutivos, os casos Artavia Murillo et alii. vs. Costa Rica (2012) e Attala
Ruffo vs. Chile (2012) – este último relativo aos direitos parentais dos homossexuais
– foram os dois únicos casos que passaram por todo o procedimento no sistema
interamericano, começando nas Cortes nacionais e terminando com uma decisão
da Corte IDH.1
Impõe-se esclarecer, de inicio, o contexto internacional aplicável ao julgamento
do caso Artavia Murillo. Nesse sentido, mencione-se definição veiculada pelo In-
ternational Justice Resource Center, segundo a qual:
1
Julieta Lemaitre, Rachel Sieder, “The Moderating Influence of International Courts
on Social Movements: Evidence from the IVF Case Against Costa Rica”. Health and Hu-
man Rights Journal (HHR), Junho, 2017, pp. 1-2. Disponível em: https://www.hhrjournal.
org/2017/06/the-moderating-influence-of-international-courts-on-social-movements-evi-
dence-from-the-ivf-case-against-costa-rica
2
Disponível em: http://www.ijrcenter.org/regional/inter-American-system
3
CRR - Center for Reproductive Rights, “Rights in the American System for the promo-
tion and protection of Human Rights”, 2002. Também 2018, pp. 1 a 6. Disponível em: https://
www. reproductiverights.org/.../reproductive-rights-in-the-inter-american-system
438 PLANEJAMENTO REPRODUTIVO, IGUALDADE DE GÊNERO E LIBERDADE... / TERESINHA INÊS TELES PIRES
4
Rebecca Cook, Simone Cusak, “Gender Stereotyping: Transnational Legal Perspectives”,
Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 2010, p. 45. Como descrito por esta autora,
estereótipo de gênero “é um conceito amplo que compreende o estereótipo do sexo, o sexual,
o do papel do sexo e o composto” [...]. Lembre-se que o ‘estereótipo do sexo se refere a uma
visão generalizada ou pré-concepção relativa aos atributos ou características físicas, inclusive
as biológicas, possuídas por homens e mulheres. O ‘estereótipo sexual” constitui uma visão
generalizada ou pré-concepções relativas às características ou qualidades sexuais possuídas
por homens e mulheres. O ‘estereótipo do papel do sexo” descreve uma visão normativa ou
pré-concepção, em consideração aos papéis ou comportamento apropriados para homens e
mulheres. Lembre-se, por fim, que o termo “estereótipo composto” se refere ao estereótipo de
gênero que coincide com outro tipo de estereótipo, como, por exemplo, o relacionado à raça,
idade, e/ou deficiência. (Tradução livre).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 439
enfatizado que a Corte IDH falhou ao não incluir na decisão do caso Artavia Murillo
importantes padrões relacionados especificamente com a necessidade de se com-
bater a discriminação por motivos de religião na esfera dos direitos reprodutivos.
5
Julieta Lemaitre, Rachel Sieder, “The Moderating Influence of International Courts
on Social Movements: Evidence from the IVF Case Against Costa Rica”. Health and Human
Rights Journal (HHR), junho, 2017, p. 4. Disponível em: https://www.hhrjournal.org/2017/06/
the-moderating-influence-of-international-courts-on-social-movements-evidence-from-the-
-ivf-case-against-costa-rica
6
OEA, 1969. Com essa decisão, o Estado da Costa Rica tornou-se o único país que pro-
íbe, incondicionalmente, o procedimento da FIV na América Latina. Embora a regulação
do procedimento não seja uniforme na região, na maioria dos países o status dos embriões
congelados não se compara ao status da pessoa humana. O acesso à reprodução assistida e sua
regulação são conferidos à prática médica nas legislações de países como o Brasil, o Chile, a
Argentina e o Equador. A lei mexicana impõe algumas restrições, permitindo aqueles proce-
dimentos somente diante de comprovada infertilidade, insolúvel por outros meios. O Peru,
por sua vez, proíbe a FIV somente quando a doadora do óvulo e a gestante não são a mesma
pessoa. (Vide Hevia e Herrera, abaixo).
7
Martin Hevia; Carlos Herrera Vacaflor, “The Legal Status of In Vitro Fertilization in
Latin America and the American Convention on Human Rights”, Suffolk Transnational Law
Review, Set., 2012, pp. 1, 2. Disponível: SSRN: https://ssrn.com/abstract=2160733
440 PLANEJAMENTO REPRODUTIVO, IGUALDADE DE GÊNERO E LIBERDADE... / TERESINHA INÊS TELES PIRES
8
Julieta Lemaitre; Rachel Sieder, “The Moderating Influence of International Courts
on Social Movements: Evidence from the IVF Case Against Costa Rica”. Health and Hu-
man Rights Journal (HHR), junho, 2017, p. 4. Disponível em: https://www.hhrjournal.
org/2017/06/the-moderating-influence-of-international-courts-on-social-movements-evi-
dence-from-the-ivf-case-against-costa-rica
9
Costa Rica, Inter-American Court of Human Rights (IACtHR). Artavia Murillo et al.
vs.Costa Rica, Judgement of November 2012, §§ 244, pp. 137, 143-144. Disponível em: http://
www.corteidh.or.cr/ docs/casos/articulus/seriec_257_ing.pdf
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 441
demandando cumprimento” pelas autoridades de Costa Rica, mas ainda não houve
solução final da questão.10
10
Evaldo Xavier Gomes, “The Implementation of Inter-American Norms on Freedom of
Religion in the Nation Legislation of OAS Member States”, BYU Law Review, 575, 2009, p. 593.
Disponível em: http://digitalcommons.law.byu.edu/lawreview/vol2009/iss3/5. A decisão da
Corte Constitucional, de fevereiro/2016 está disponível em: http://www.elmundo.cr/sala-iv-
-anula-decreto-que-autorizaba-la-fertilizacion-in-vitro-y-pide-a-diputados-aprobar-ley. As
ordens adicionais determinadas pela Corte IDH podem ser lidas no anexo da decisão Artavia
Murillo: “Supervisión de Cumplimiento de Sentencia”, fevereiro/2016 (apud Lemaitre, op. cit.,
pp. 16-17, notas 13 e 14). Como apontado por Evaldo Xavier Gomes, o Pacto de São José enco-
raja os “Estados Membros a adotarem os padrões dos direitos humanos em suas estruturas
legais internas”. “Como os Estados ratificaram a Convenção, eles concordam em implementar
os direitos nela esboçados e em se submeterem aos relatórios e recomendações da Comissão
e à jurisdição litigiosa da Corte”. Contudo, embora “tais medidas tornem possível o avanço
da proteção dos direitos humanos no Sistema Interamericano, a efetividade e relevância da
Comissão e da Corte ainda enfrentam desafios significativos. Dentre esses desafios destaca-se
a falta de poder para impor o cumprimento das recomendações e decisões proferidas contra
Estados específicos”. (tradução livre).
11
Martin Hevia, Carlos Herrera Vacaflor, “The Legal Status of In Vitro Fertilization in
Latin America and the American Convention on Human Rights”, Suffolk Transnational Law
Review, sept., 2012, p. 14, disponível: SSRN: https://ssrn.com/abstract=2160733
442 PLANEJAMENTO REPRODUTIVO, IGUALDADE DE GÊNERO E LIBERDADE... / TERESINHA INÊS TELES PIRES
12
Center for Reproductive Rights (CRR). “Rights in the American System for the pro-
motion and protection of Human Rights”, 2002, p. 7, disponível em: https://www. reproduc-
tiverights.org/.../reproductive-rights-in-the-inter-american-system
13
Berta E. Hernández-Truyol, “To Bear or Not to Bear: Reproductive Freedom as an
International Human Right”, University of Florida Levin College of Law Research Paper, 17
Brooklyn Journal of International Law 309, 1991, pp. 311, 324, 329. Disponível em: SSRN: https://
ssrn.com/abstract=2687505
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 443
14
CIDH, “Gretel Artavia Murillo et al. vs. Costa Rica”, 2010. Relatório 85/10, Caso 12.361,
2010. Disponível em: www.cidh.oas.gov/demandas/12.361/Eng.pdf
15
Julieta Lemaitre; Rachel Sieder, “The Moderating Influence of International Courts
on Social Movements: Evidence from the IVF Case Against Costa Rica”, Health and Hu-
man Rights Journal (HHR), junho, 2017, pp. 11, 12. Disponível em: https://www.hhrjournal.
org/2017/06/the-moderating-influence-of-international-courts-on-social-movements-evi-
dence-from-the-ivf-case-against-costa-rica
16
Costa Rica, Inter-American Court of Human Rights (IACtHR), “Artavia Murillo et
al. vs.Costa Rica, judgement of November 2012”, § 143. Disponível em: http://www.corteidh.
or.cr/ docs/casos/articulus/seriec_257_ing.pdf
444 PLANEJAMENTO REPRODUTIVO, IGUALDADE DE GÊNERO E LIBERDADE... / TERESINHA INÊS TELES PIRES
17
Conforme definidos na nota supra nº 3.
18
Costa Rica, op. cit., §§ 294 e 295. Disponível em: http://www.corteidh.or.cr/docs/ca-
sos/articulus/seriec_257_ing.pdf.
19
Costa Rica, op. cit., § 302. Disponível em: http://www.corteidh.or.cr/ docs/casos/ar-
ticulus/seriec_257_ing.pdf. Como apontado pela Corte: “esses estereótipos de gênero são
incompatíveis com as leis internacionais de direitos humanos, sendo que devem ser tomadas
medidas para elimina-los. A Corte não está validando esses estereótipos; apenas os reconhece
e os define a fim de descrever o impacto desproporcional da interferência derivada da decisão
da Corte Constitucional”.
20
Costa Rica, op. cit., § 296. Disponível em: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/arti-
culus/seriec_257_ing.pdf
21
Costa Rica, op. cit., §§ 287-288. Disponível em: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/
articulus/seriec_257_ing.pdf
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 445
Nesta última seção será adicionada ao trabalho análise específica sobre as cláusulas
internacionais que protegem a liberdade de consciência, ou religiosa, e sua influ-
ência na garantia dos direitos reprodutivos das mulheres. Como será demonstra-
do, os padrões religiosos e culturais tradicionais antagonizam com a abordagem
feminista do direito ao planejamento reprodutivo à luz do conceito de igualdade
sexual implementado pela Convenção para a Eliminação de Todas as Formas de
22
Ciara O’Connell, “Engendering Reproductive Rights in the Inter-American System”,
em: Gender, Sexuality and Social Justice: what’s law got to do with it, Part 2, Institute of De-
velopment Studies, 2016, p. 59-69.
23
Idem, “Litigating Reproductive Health Rights in the Inter-American System: what does
a winning case looks like”, Health and Human Rights Journal, Volume 16, number 2. Dez. 10,
2014, p. 4. Disponível em: https://www.hhrjournal.org/2014
446 PLANEJAMENTO REPRODUTIVO, IGUALDADE DE GÊNERO E LIBERDADE... / TERESINHA INÊS TELES PIRES
24
Nações Unidas, “Universal Declaration of Human Rights”, 1948. Disponível em: www.
un.org/en/udhrbook/pdf/udhr_booklet_en_web.pdf. “Artigo 18: todos têm o direito à liberdade
de pensamento, consciência e religião; esse direito inclui a liberdade de mudar de religião ou
crença e a liberdade de manifestar, sozinho ou em comunidade com outros, em público ou pri-
vadamente, sua religião ou crença, através de lições, práticas, cultos ou ações”. (Tradução livre).
25
Nações Unidas, “International Covenant on Civil and Political Rights”, 1966. Disponível
em: http://www.ohchr.org/en/professionalinterest/pages/ccpr.aspx. “Artigo 18: Todos devem
ter o direito à liberdade de pensamento, consciência e religião. Esse direito deve incluir a
liberdade de ter ou adotar uma religião ou crença da escolha de cada um e a liberdade de
manifestar, individualmente ou em comunidade com outros, em público ou privadamente,
sua religião ou crença, em cultos, ações, práticas e lições”. (Tradução livre).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 447
Esse dispositivo é crucial para os direitos de igualdade de gênero, já que ele pro-
tege as mulheres contra a “discriminação indireta”,27 considerando que qualquer
restrição, institucionalmente ou socialmente imposta, em bases religiosas, potencial-
mente prejudicial ao exercício das liberdades fundamentais por parte das mulheres
representa violação ilegítima às garantias a si conferidas pelo direito internacional.
Na esfera institucional, mesmo quando tal violação não constitui o propósito da lei
ou política, a restrição, no caso, pode implicar intolerância ou discriminação, com
base na religião, pelos efeitos que ela produz na vida das mulheres.
Tal definição estabelecida pelas Nações Unidas aperfeiçoa, de forma significati-
va, os parâmetros da aplicação do princípio da liberdade de religião, indo além da
simples aceitação do princípio em si mesmo para incorporar padrões relacionados
a situações particulares, invocadas nos casos submetidos às decisões jurisdicionais.
Trata-se de uma diferença importante, já que os problemas mais complexos surgem,
exatamente, na aplicação do princípio aos casos nos quais é necessário restringir o
“exercício da liberdade religiosa”, em respeito aos direitos de outras pessoas.28
26
Nações Unidas, “Declaration on the Elimination of all Forms of Intolerance and of
Discrimination Based on Religion or Belief ”, Res./36/55, 1981. Disponível em: http://www.
un.org/documents/ga/res/36/a36r055.htm
27
Costa Rica, op. cit., § 286. Discriminação indireta é aquela não derivada do próprio
texto da lei, mas dos efeitos que ela produz em determinados grupos de pessoas. A Corte
IDH explica esse conceito da seguinte forma: “Esse conceito significa que a lei ou prática, que
parece ser neutra, possui repercussões, particularmente negativas na pessoa ou grupo com
características específicas”.
28
Christian Walter, “The Protection of Freedom of Religion within the Institutional System
on the United Nations”, em: “Rights in a World Diversity – the Case of Religious Freedom”.
448 PLANEJAMENTO REPRODUTIVO, IGUALDADE DE GÊNERO E LIBERDADE... / TERESINHA INÊS TELES PIRES
Pontifical Academy on Social Sciences, Ata 17, 2012, pp. 588 a 603. Disponível em: www.pass.
va/content/dam/scienzesociali/pdf/acta17/acta17-walter.pdf
29
Frances Raday, “Culture, Religion and Gender”, em: Oxford University Press and New
York University School of Law, I. CON., Volume 1, N. 4, 2003, p. 663-715. Disponível em: http://
ssrn.com/abstract=2606788. Utiliza-se aqui o termo “cultura” e “religião” com o significado
introduzido por Raday nas páginas 655 a 667 e 669. Essa autora afirma que cultura, no sentido
ideológico “se refere ao que as pessoas pensam, valoram, acreditam e sustentam como ide-
ais”. Diz, ainda, que cultura é um “conceito macro, que subsume a religião como um aspecto
da cultura”, e que a visão da cultura que contrasta com os direitos humanos é a da cultura
tradicional. A religião tradicional, particularmente, representa “o testemunho da resistência
cultural aos direitos humanos e à igualdade de gênero”.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 449
de sua própria visão sobre o valor da vida pré-natal, bem como quanto ao balance-
amento desse valor com seu planejamento reprodutivo.
Em geral, no contexto dos sistemas constitucionais a ampla proteção à liberda-
de religiosa impõe limites à autonomia reprodutiva das mulheres. Por essa razão
costuma ser tão desafiador implementar os direitos humanos das mulheres, pro-
clamados nos tratados internacionais. Os Estados costumam interpretar os co-
mandos legais contidos na Convenção para a Eliminação de Todas as Formas de
Discriminação contra as Mulheres (Cedaw) e outros documentos, principalmente
os que se relacionam à discriminação religiosa, utilizando estritamente o padrão
da igualdade. Ao interpretarem a cláusula da igualdade de gênero – nos serviços de
saúde, por exemplo –, os Estados justificam suas práticas discriminatórias com base
no “costume ou religião”, entendendo que tais práticas não representam violação
aos direitos das mulheres.30
A tendência em atribuir primazia à religião, em comparação aos direitos das
mulheres, advém de uma intersecção histórica entre religião e cultura patriarcal.
Gila Stopler demonstra como a “moralidade religiosa patriarcal” foi incorporada
aos sistemas jurídicos da common law e da civil law, e como “leis alegadamente neu-
tras” foram usadas através da história para perpetuar a subordinação das mulheres.
Stopper também argui que a doutrina feminista não está enfatizando o papel do
poder político religioso no contexto da crescente discriminação contra as mulheres.
Os argumentos feministas em prol da igualdade frequentemente negligenciam o
desafio veiculado pela moralidade religiosa, sob a crença de que é possível assegurar
igualdade sem desenvolver esse antagonismo.31
No entanto, claramente, os direitos reprodutivos sofrem restrições, quando não
são completamente negados, em decorrência da interferência da moralidade religio-
sa no processo legislativo. Através da articulação política do discurso religioso, no
debate público sobre o direito ao planejamento familiar, a demanda pela igualdade
de gênero é solapada, em face da consideração dos interesses da vida pré-natal. Do
ponto de vista do princípio da igualdade, isso implica numa violação discriminató-
ria do exercício de uma liberdade fundamental. Como bem defendido por Frances
Raday, não há justificação para dar prioridade aos valores religiosos em comparação
30
David Guinn, “Religion, International Human Rights and Women’s Health: Synthe-
sizing Principles and Politics”, Nov. 15, 2005, p. 14. Disponível em: SSRN: https://ssrn.com/
abstract=851384
31
Gila Stopler, “A Rank Usurpation of Power—The Role of Patriarchal Religion and Culture
in the Subordination of Women”, 15 Duke Journal of Gender Law & Policy, 2008, pp. 365-398,
disponível: https://scholarship.law.duke.edu/djglp/vol15/iss1/5. Para maiores detalhes sobre
como as religiões patriarcais, na cultura ocidental, influenciaram a subordinação das mulhe-
res e criaram padrões sexuais desiguais, particularmente, na esfera reprodutiva, consulte-se
pp. 372-377.
450 PLANEJAMENTO REPRODUTIVO, IGUALDADE DE GÊNERO E LIBERDADE... / TERESINHA INÊS TELES PIRES
32
Frances Raday, Culture, “Religion and Gender”, em: Oxford University Press and New
York University School of Law, I. CON., Volume 1, N. 4, 2003, pp. 663-715. Disponível em:
http://ssrn.com/abstract=2606788. Na pág. 696, o autor examina, criticamente, três teorias
que defendem a hegemonia dos padrões religiosos sobre a igualdade. O multiculturalismo,
que suporta a supremacia da “autonomia comunitária”, como um valor suficiente para sobre-
por-se às demandas por igualdade; a “abordagem consensual”, segundo a qual o “consenso
político no sistema democrático” garante a supremacia dos valores culturais e religiosos; e
o que o autor denomina “abordagem de consentimento ou renúncia”, de acordo com a qual
o consentimento individual aos valores comunitários impõe a necessidade de respeitá-los.
Raday responde a essas três teorias, arguindo, primeiramente, que o culturalismo não pode
ser usado para construir um sistema jurídico positivo, já que ele constitui, em si mesmo, uma
abordagem relativista e pode resultar em um “niilismo moral”. Raday argui, ainda, que o con-
senso político nas sociedades tradicionalistas se baseia em uma visão patriarcal, o que limita
muito o alcance do questionamento sobre o problema da igualdade de gênero. Finalmente, o
autor afirma que, em um contexto de opressivas “normas não igualitárias”, os membros dos
grupos oprimidos não são capazes de dissentir, comprometendo a legitimidade do consenso.
Atualmente, a voz das mulheres é marginalizada no “processo do estabelecimento de normas
comunitárias” e nas demandas pela proteção da liberdade religiosa, “usadas para contrapor-se
às demandas das mulheres por igualdade de gênero – diz Raday nas páginas 696 a 697, 700,
702 e 710).
33
David Guinn, “Religion, International Human Rights and Women’s Health: Synthesi-
zing Principles and Politics”, Nov. 15, 2005, p. 5. Disponível em: SSRN: https://ssrn.com/abs-
tract=851384. A mesma análise pode ser lida em Raday, op.cit., pp. 676-680.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 451
34
Ronald Dworkin, (“Life’s Dominion: an argument about abortion, euthanasian and indi-
vidual freedom”, New York, Vintage Books, 1994, pp.150 a 162); John Paul Stevens, (“The Bill of
Rights: a century of progress”, 59 University of Chicago Law Review 13, 1992, pp. 30 a 32); e Peter
Wenz, (“Abortion Rights as Religious freedom”, Philadelphia, Temple University Press, 1992, pp.
195-200) fornecem uma maior compreensão sobre essa questão no contexto norte-america-
no. No tocante à Suprema Corte dos Estados Unidos, no caso Thornburg v. American College
of Obstetricians and Gynecologists, 476 U.S. 747 (1986), o juiz Stevens defendeu a aplicação
da cláusula constitucional da liberdade religiosa à regulamentação do aborto. Na opinião de
Stevens, “somente um argumento teológico muito poderoso” pode justificar o interesse do
Estado em proteger a vida do embrião desde o momento da fertilização. No caso Webster v.
Reproductive Health Services, 493 U.S. 490 (1989), Stevens afirmou expressamente que a vida
pré-natal não está legitimamente protegida na Constituição em todo o período da gravidez.
35
Corte Constitucional, Sentencia C-088 del 3 de Marzo de 1994, M.P.: Fabio Morón Díaz
(Apud Xiomara Loreno Romero Péres. “La libertad religiosa en el sistema interamericano
de protección de los derechos humanos (Análisis comparativo con el ordenamiento jurídico
colombiano)”, em: Revista del Derecho del Estado nº 29, jul.-dez., 2012, p. 215-232. Disponível
em: http://ssrn.com/abstract=21904555
452 PLANEJAMENTO REPRODUTIVO, IGUALDADE DE GÊNERO E LIBERDADE... / TERESINHA INÊS TELES PIRES
36
Costa Rica, op. cit., §§ 168 e 188 a 9.
37
Ronald Dworkin, “Life’s Dominion: an argument about abortion, euthanasia and indi-
vidual freedom”, New York: Vintage Books, 1994, pp. 34 a 35.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 453
38
Costa Rica, op. cit., §§128-129, 155 e 170.
39
Stopler se refere, nessas passagens, aos casos do aborto, decididos nos anos 1990 pela
Suprema Corte dos Estados Unidos, especialmente, os casos Harris v. MacRae e Gonzalez
vs. Cahart. No primeiro caso, a decisão proibiu o financiamento público dos procedimentos
abortivos; no segundo caso, a decisão proibiu um método específico de realizar o aborto, de-
nominado “partial birth abortion”, comumente utilizado no segundo trimestre da gravidez.
Segundo Stopler estabelece nas páginas 391 a 393, restou claro, em tais casos, que os cinco
votos majoritários se basearam nas “crenças religiosas” dos próprios juízes.
40
Gila Stopler, “A Rank Usurpation of Power – The Role of Patriarchal Religion and Cul-
ture in the Subordination of Women”, 15 Duke Journal of Gender Law & Policy, 2008, pp. 392
a 395. Disponível em: https://scholarship.law.duke.edu/djglp/vol15/iss1/5
454 PLANEJAMENTO REPRODUTIVO, IGUALDADE DE GÊNERO E LIBERDADE... / TERESINHA INÊS TELES PIRES
41
Costa Rica, op. cit., §§ 142 e 147.
42
Costa Rica, op. cit., § 191.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 455
43
Nesse particular, a Convenção de Belém do Pará (1994) protege o direito das mulheres
à integridade mental e moral, à dignidade e a igual proteção [Artigo 4(b), (e) e (f)], deter-
minando a obrigação dos Estados de eliminar estereótipos culturais de gênero [Artigo 8(b)].
Igualmente, a CIDH expediu recomendações aos Estados para que empreendam ações com
o intuito de erradicar padrões socioculturais que criam discriminação contra as mulheres.
44
Organização dos Estados Americanos, “Inter-American Commission on Human Ri-
ghts”, Relatório 21/07, Petição 161-02, Friendly Settlement, Paulina del Carmen Ramírez Jacinto,
México, março 9, 2007.
456 PLANEJAMENTO REPRODUTIVO, IGUALDADE DE GÊNERO E LIBERDADE... / TERESINHA INÊS TELES PIRES
Conclusão
A decisão da Corte IDH, no caso Artavia Murillo, vinculou a autonomia reprodu-
tiva aos direitos universais de liberdade e introduziu a análise dos estereótipos de
gênero no padrão do princípio da igualdade. Além disso, a Corte IDH adotou uma
compreensão restritiva em relação ao direito à vida, estreitando o significado da
expressão “em geral” utilizada no Artigo 4 (1) da Convenção Americana de Direitos
Humanos. Nesse sentido, a decisão, no caso, representou importante progresso na
proteção do direito das mulheres ao planejamento reprodutivo.
A construção de uma argumentação referencial para assegurar o exercício dos
direitos reprodutivos exige a composição de múltiplos preceitos declarados nos tra-
tados internacionais, que estruturam a primazia dos direitos humanos e liberdades
fundamentais no contexto do domínio político-jurídico dos Estados. Através da
consolidação do conceito de autonomia, bem como de sua conexão à integridade
mental e moral – como operacionalizado no caso Artavio Murillo –, o sistema in-
teramericano aperfeiçoou seus princípios e estratégias para identificar e eliminar
os aspectos discriminatórios incorporados às leis e decisões judiciais dos Estados.
De outro lado, no que pese a fundamental contribuição do caso Artavia Murillo,
a Corte IDH poderia ter avançado ainda mais seu modelo interpretativo, em con-
sideração à proteção da autonomia reprodutiva e da igual proteção perante a lei,
trazendo para o debate jurídico acerca do assunto as normas relacionadas à discri-
minação baseada na religião ou nas convicções. Diante do entendimento firmado
45
Ciara O’Connell, “Litigating Reproductive Health Rights in the Inter-American System:
what does a winning case looks like”, Health and Human Rights Journal. Volume 16, number
2, Dec. 10, 2014, p. 8. Disponível em: https://www.hhrjournal.org/2014.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 457
pela Corte no que concerne aos limites do direito à vida, seria perfeitamente possível
identificar, no bojo da decisão, razões religiosas que estão no cerne das violações ao
direito das mulheres ao planejamento reprodutivo.
De fato, mostrou-se que o reconhecimento dos direitos reprodutivos encontra
fortes obstáculos, derivados da interferência de valores religiosos tradicionalmente
incorporados à nossa cultura, especialmente nos países latino-americanos. E que,
sobretudo, o direito de as mulheres terem controle sobre o projeto reprodutivo é
costumeiramente violado pela primazia que as legislações nacionais conferem ao
interesse na preservação da vida pré-natal.
Assim, a Corte IDH perdeu a oportunidade de discutir e estabelecer um esquema
abrangente de fortalecimento dos instrumentos que proíbem a discriminação de gê-
nero associada à discriminação religiosa. Seria oportuno invocar, como fundamento
adicional da decisão, regras específicas, extraídas particularmente dos documentos
internacionais destacados na Seção III do presente trabalho, delimitadoras da obri-
gação dos Estados de eliminar padrões culturais que afetem a igualdade de gênero.
De todo modo, viu-se que a o julgamento do caso Artavia Murillo proporcionou
significativa contribuição para a proteção internacional do direito ao planejamento
reprodutivo. Igualmente, evidenciou-se a relevante preocupação da Corte IDH em
desenvolver estratégias capazes de auxiliar os Estados a alcançar nível mais avançado
na garantia dos direitos humanos em geral, em parâmetros igualitários. Ao decla-
rar um conteúdo extenso às normas fundamentais, a Corte IDH criou diretrizes,
a serem seguidas pelos Estados, no tocante à assunção de sua responsabilidade no
cumprimento dos compromissos firmados para a eliminação de toda espécie de
violação aos direitos humanos. Por todas essas razões, a decisão, no caso, representa
precedente crucial na sedimentação da garantia do direito ao planejamento repro-
dutivo, na perspectiva do gênero.
Referências
Díaz, Álvaro Paúl, “La Corte Interamericana in Vitro: Comentarios Sobre su Pro-
ceso de Toma de Decisiones a Propósito del Caso Artavia”, abril 19, 2013, Revista
Derecho Público Iberoamericano, Vol. 2, 2013. Disponível em: SSRN: https://ssrn.
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of Discrimination Based on Religion or Belief ”, Res./36/55, 1981. Disponível em:
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http://www.ohchr.org/en/professionalinterest/pages/ccpr.aspx
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mination against Women”, 2010. Disponível em: http://www2.ohchr.org/english/
bodies/cedaw/docs/CEDAW-C-2010-47-GC2.pdf
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Women” (Cedaw), 1979. Disponível em: www.un.org/womenwatch/daw/cedaw.
_____, “Universal Declaration of Human Rights”, 1948. Disponível em: www.un.org/
en/udhrbook/pdf/udhr_booklet_en_web.pdf
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 459
ZUSAMMENFASSUNG
Die vorliegende Untersuchung befasst sich mit der Interaktion zwischen den Akteu-
ren des ekuatorianischen Verfassungsgerichtshofs und den Opfern von Menschen-
rechtsverletzungen, die sich zwecks Anerkennung ihrer verfassungsmäßigen Rechte
an ihn wenden, um Gehör zu finden und Wiedergutmachungen geltend machen
zu können. Die Fallstudie geht auf die Garantien der außerordentlichen Beschwerde
gegen Grundrechtsverletzungen, der Umsetzungsklage und Klage auf Umsetzung
und Wiedergutmachung ein, die vom Verfassungsgericht verhandelt werden und
*
Doctor en Jurisprudencia (UCE) y MSc de Investigación en Derecho, mención Derecho
Constitucional (UASB-E). Docente en la Universidad Central del Ecuador.
hpaulcordova@yahoo.es
SUMMARY
This research analyzes the interaction between justice operators of the Constitutional
Court of Ecuador and victims of human rights violations who have resorted to that
court for the enforcement of a jurisdictional guarantee in order to receive attention
and reparations. The case study refers to the guarantees of the Extraordinary Action
for Protection (Acción Extraordinaria de Protección), Noncompliance Action (Acción
de Incumplimiento) and Action for Noncompliance (Acción por Incumplimiento),
which are developed by the Constitutional Court and allow one to study the state
of compliance with judicial decisions. The decisions selected were issued between
2015 and 2017.
las víctimas? ¿Acaso es suficiente con que en la audiencia puedan intervenir la(s)
víctima(s), cuando ello no garantiza que su dolor pueda ser reconocido, observado
y visto?
Existen hechos u omisiones que producen afectaciones a los derechos, y a las perso-
nas que los sufrieron se les considera como víctimas. Ante ello, el trabajo de los jueces
y los precedentes que genere la jurisprudencia deben estar orientados a construir un
margen de reparación que considere el daño sobre el cual se debe resarcir o reme-
diar el derecho. En tal sentido, el operador debe tener presente cómo configurar los
elementos que serían fundamentales para propiciar los propósitos de reparabilidad.
Para el desarrollo de aquellos propósitos, Ghersi señala que para la configura-
ción del daño deben existir algunos elementos tales que, para que una afectación
pueda ser resarcible, debe ser cierta, personal del accionante y que de ese daño se
genere una lesión a un derecho subjetivo.1 La certidumbre supondría la existencia
material y no conjetural, esto es, un verdadero impacto en la persona, incluso este
1
Carlos A. Ghersi, Accidentes de tránsito. Derechos y reparación de daños, Buenos Aires,
Editorial Universidad, 1998, p. 82.
464 UN ESTUDIO DE CASO DEL CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS SOBRE REPARACIÓN... / PAÚL CÓRDOVA VINUEZA
autor menciona que debe haber un impacto en el patrimonio del otro. En cuanto
a la personalización, Ghersi sugiere que el daño puede ser directo e indirecto, lo
cual necesariamente supondría una demanda por el daño inferido; en cuanto a la
lesión al derecho subjetivo. Este fue ampliándose hacia un interés legítimo y hacia
los intereses difusos.2
La noción de reparación a las víctimas se encuentra en la Convención Americana
sobre Derechos Humanos en el artículo 63.1 cuando obliga a la Corte a que cuando
decida que ha sido violado un derecho o libertad protegido por aquella, debe dis-
poner que se garantice al lesionado el goce del mismo y a que, si resulta procedente,
se reparen las consecuencias de la medida o situación que ha configurado la vulne-
ración de esos derechos, así como el pago de una justa indemnización.
La idea de reparación está vinculada con las responsabilidades del Estado cuando
este incumple la obligación de proteger la esfera de libertad resguardada por los ins-
trumentos regionales o internacionales correspondientes, y se constituye como actor
de gravísimas violaciones de los derechos humanos. Por ello, el relator especial de
las Naciones Unidas, Theo van Boven, expresó que la obligación de respetar y hacer
respetar los derechos humanos incluye el deber de prevenir las violaciones, inves-
tigarlas, tomar medidas apropiadas contra estas y proporcionar recursos judiciales
y reparación a las víctimas. Esta comprensión sobre los alcances de la reparación lo
expuso en los “Principios y directrices sobre el derecho de las víctimas de violaciones
graves de los derechos humanos y del derecho humanitario a obtener reparación”.3
Como puede observarse, de las disposiciones contenidas en el derecho inter-
nacional de los derechos humanos, y en las líneas jurisprudenciales creadas por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en el Caso Velásquez
Rodríguez vs. Honduras, el tribunal ha enfatizado la obligación de los Estados de
prevenir, investigar y sancionar toda violación de los derechos reconocidos en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, así como procurar el restableci-
miento, si es posible, del derecho conculcado y disponer la reparación de los daños
producidos por la violación de los derechos.4 Por lo expuesto, Alejandro Geoffroy
Lassalle señala que al haber asumido un Estado la obligación de garantía ante la
comunidad internacional, ella se distingue del deber de respetar los derechos y las
libertades consagrados en la Convención porque crea obligaciones positivas para
el Estado; aquí hace referencia al Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, cuando
la Corte IDH interpretó que el deber de garantía supone que los Estados deben
prevenir, investigar y sancionar toda violación de los derechos reconocidos por la
Convención y destaca lo siguiente:
2
Ibid., 83.
3
Alejandro Geoffroy, “Las reparaciones a víctimas de violaciones flagrantes de los derechos
humanos (síntesis analítica)”, en Celia Weingarten y Carlos A. Ghersi (dirs.), Daños. Medio
ambiente-salud-familia-derechos humanos, Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni, 2000, p. 255.
4
Ibid., p. 266.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 465
De acuerdo con los precedentes definidos por el derecho internacional de los de-
rechos humanos, existen ciertas condiciones estatales que desarrollarían la reparación
en las afectaciones de los derechos, a saber: i) ofrecer un recurso eficaz para que la
violación cese en el menor tiempo posible, ii) facilitar los medios que posibili-
ten la reparación de los daños provocados, iii) impulsar la rehabilitación de las
personas que han sido afectadas, iv) asegurar la prestación de asistencia médica
y psicológica en función de su rehabilitación, v) proveer los servicios jurídicos y
sociales que hagan falta para el cumplimiento de esos fines mencionados, vi) emitir
una declaración oficial que reivindique la dignidad, la reputación y los derechos de
las víctimas, vii) una solicitud de perdón y el reconocimiento público de los hechos.
Para autores como José García Falconí, la reparación está integrada por factores
como i) la restitución que busca restablecer la situación previa de la víctima; ii) la
indemnización que se refiere a la compensación monetaria por daños y perjuicios,
donde se incluye tanto el daño material como el físico y el moral, entendiendo por
este al miedo, las humillaciones, el estrés, los problemas mentales, la reputación y
otros; iii) la rehabilitación, que comprendería la atención médica y psicológica.6 Lo
medular, en concepto de este autor, es asociar a la reparación con la posibilidad de dar
una respuesta al sentir de las necesidades de las víctimas, lo cual está muy vinculado
con la recuperación de la dignidad de las personas en relación con el hecho dañoso.
7
Diario de campo: anotaciones realizadas el día 2 de marzo de 2018, en la Audiencia Pú-
blica del caso 0022-12-IS (Acción de Incumplimiento) en la Corte Constitucional del Ecuador.
8
Boaventura de Sousa Santos, Una epistemología del sur, México, Clacso / Siglo XXI,
2009, p. 66.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 467
[…] El poder representa la realidad física y social en una escala elegida por su
capacidad de crear fenómenos que maximicen las condiciones de reproduc-
ción del poder. La distorsión y la ocultación de las realidades es, por eso, un
presupuesto del ejercicio del poder.9
Existe una explicación de los saberes desde la episteme de cada individuo, la cual
expresaría el dominio del saber y cómo este representa la visión teórica y práctica
para la conformación del discurso. Esta teoría, desarrollada por Michel Foucault,
también la ubica desde la relación entre saber e ideología y cómo el primero se con-
vierte en práctica porque acoge un sistema de formación de sus objetos, de sus tipos
de enunciaciones, de sus conceptos y de sus elecciones teóricas.10
En lugar de recorrer el eje conciencia-conocimiento-ciencia (que no puede
ser liberado del índice de la subjetividad), la arqueología recorre el eje práctica
discursiva-saber-ciencia. Y mientras la historia de las ideas encuentra el punto
de equilibrio de su análisis en el elemento del conocimiento (hallándose así
obligada, aun en contra suya, a dar con la interrogación trascendental), la ar-
queología encuentra el punto de equilibrio de su análisis en el saber, es decir
en un dominio en que el sujeto está necesariamente situado y es dependiente,
sin que pueda figurar en él jamás como titular (ya sea como actividad trascen-
dental, o como conciencia empírica).11
9
Ibid., p. 67.
10
Michel Foucault, La arqueología del saber, Buenos Aires, Siglo XXI, 1979, pp. 304-7.
11
Ibid., p. 307.
468 UN ESTUDIO DE CASO DEL CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS SOBRE REPARACIÓN... / PAÚL CÓRDOVA VINUEZA
Aquella disquisición está situada en el centro de los saberes jurídicos que distin-
guen a los operadores judiciales porque pueden indagar la construcción de posibili-
dades que se presenten como una crítica a la homogeneidad científica del derecho.
Por ello, este debate supone revisar las epistemes que sustentan el conocimiento del
juez en el momento de la toma de decisiones, en tanto que puede estar impedido
de propiciar rupturas paradigmáticas en el momento de resolver y reparar sobre
garantías de derechos constitucionales.12
El tema para el análisis reside en cuestionar cuál es la metodología que em-
plean los operadores de justicia constitucional cuando deben argumentar y
decidir sobre los derechos de los ciudadanos. Una tendencia recurrente de los
juzgadores consiste en interpretar la realidad y los problemas iusfundamentales;
sin embargo, ello significaría reproducir las perspectivas individuales de quienes
deciden, sin dejar que las personas directamente involucradas en sus derechos
puedan ser parte de la decisión judicial.13 Entonces, pensar la epistemología de
los jueces sobre sus resoluciones supone indagar: ¿por qué no permiten los ope-
radores judiciales que sean los sujetos procesales quienes discutan y participen de
la decisión iusfundamental, en lugar de que sean los jueces los únicos sujetos pro-
cesales tendientes a dirimir las diferencias constitucionales?
Las decisiones de los jueces se condensan en cómo ellos pueden presuponer que
un derecho puede ser afectado. De esta manera, la forma de sustanciar de los jueces
en la administración de justicia constitucional utiliza conceptos y categorías donde
la autoridad judicial habla, siente y soluciona en nombre de los otros, sin permitir
que estos puedan directamente remediar y reparar su derecho violentado por otros
sujetos, sino que los sitúa como meros receptores de una determinación final.14 Así,
la intervención judicial funcionaliza los medios para una continua producción de
toma de decisiones en repertorios excluyentes, donde se apodera de los elementos
materiales que permitirían la búsqueda de alternativas dialógicas con las víctimas
de los derechos, y crea una reproducción de precedentes que constituyen un sistema
hermético y cerrado a las formas dialógicas con la ciudadanía.
El razonamiento judicial ignora una epistemología inclusiva: toda acción huma-
na, en pleno uso de sus derechos y garantías, se produce y se explica a partir de la
relación específica de cómo los individuos que intervienen en ella responden a una
particular situación que supone un tipo de protección o reparación diferenciada.
La palabra del juez lo invade todo porque lo necesita todo, y expande un razona-
miento que empieza y se agota en el operador judicial en el momento de adoptar la
última palabra. El administrador de justicia detenta un conocimiento conocido que
12
Diario de campo: anotaciones realizadas el día 2 de marzo de 2018, en la Audiencia
Pública del caso 0022-12-IS (Acción de Incumplimiento) en la CC del Ecuador.
13
Diario de campo: anotaciones realizadas el día 26 de febrero de 2018, en la Audiencia
Pública del caso 0041-17-AN (Acción por Incumplimiento) en la CC del Ecuador.
14
Diario de campo: anotaciones realizadas el día 28 de febrero de 2018, en la Audiencia
Pública del caso 0056-17-IS (Acción de Incumplimiento) en la CC del Ecuador.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 469
considera tener todos los medios adecuados para entender y concebir una forma de
comprender los problemas en torno a los derechos y, de esa forma, anula gradual-
mente las posibilidades de un pleno uso de la conciencia universal para entender
las dimensiones concretas de cada derecho.
La palabra final del juez vive en el expediente, en su pensamiento escrito, donde
se simula escuchar a los afectados para, finalmente, interpretarlos con el propósito
de conocer su dolencia. Empero, la intervención del operador tiene como finalidad
moldear y domesticar el sentir de las víctimas. Las personas que concurren a la Corte
Constitucional se presentan para impedir que sean olvidadas. Así, al converger con
la presentación de una garantía, hacen recordar al juez, desde allí, su existencia. Por
ello, la argumentación resolutiva debe habitar su dolor para mirar en esas personas
la última palabra institucional.15
Las afectaciones a los derechos que esperan un remedio constitucional convocan
al sistema desde aquella realidad que está fuera de la previsión judicial, puesto que
son situaciones en las que debe inspeccionar el juzgador para que los justiciables
sobrevivan en cada práctica judicial, y allí cobren su vida; no se trata de que los
episodios de sufrimiento se constituyan en un paréntesis dentro del extenso mo-
nólogo judicial que se rompe al no dar la voz directa y sostenida a los oprimidos
en sus derechos.
Cuando los sujetos de derecho no se sienten incorporados en la decisión de la
justicia constitucional, esta se vuelve limitada y la ambigüedad de sus propósitos
genera desconfianza. De ahí que la jurisdicción constitucional puede concebirse
como imposición, como una irrupción, como un poder no legitimado. Por tanto,
en la medida en que se logre que las decisiones más relevantes en torno a la repara-
ción de derechos se tomen colectivamente mediante prácticas institucionalizadas
que ayuden a debatir y pensar a los jueces, la jurisdicción constitucional no que-
dará confinada a un poder artificial de intereses y proyectos caracterizados por la
opacidad frente a la discusión pública. Se trata, pues, de no mantener a los jueces
constitucionales como una élite que actúa herméticamente con respecto al debate
democrático con las personas justiciables.
La judicatura constitucional es un registro de memoria y de identidad sobre el
abatimiento de las personas que sufrieron sus derechos. Por ello, al mismo tiempo,
expresan si existe o no una vertiente democrática en el saber judicial: si es que es
capaz de dar cabida a un intercambio entre el juzgador y la víctima de un derecho
para procurar la conexión de los saberes de ambos actores hacia construir una
conciencia verdadera ante los posibles escenarios de resarcimiento en el derecho
vulnerado y dotar de sentido de justicia a las profundas distorsiones que provoca el
abuso hacia un principio iusfundamental.16
15
Diario de campo: anotaciones realizadas el día 1 de marzo de 2018, en la Audiencia
Pública del caso 0040-17-IS (Acción de Incumplimiento) en la CC del Ecuador.
16
Ibid.
470 UN ESTUDIO DE CASO DEL CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS SOBRE REPARACIÓN... / PAÚL CÓRDOVA VINUEZA
La inquietud gravitante gira alrededor de cómo articular entre sí los saberes del
juez y de la víctima. Aquello situaría la discusión desde cuestionar la vigencia de
un paradigma jurídico hegemónico, que se niega a admitir su crisis y disfunciones
en su estructura lógico-formal de múltiples formas institucionalizadas, y lo hace,
precisamente, para no perder su hegemonía. Como afirma Wolkmer:
17
Antonio Carlos Wolkmer, Pluralismo jurídico. Fundamentos de una nueva cultura del
Derecho, Sevilla, MAD, 2006, p. 66.
18
Ibid., p. 69.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 471
19
Diario de campo: anotaciones realizadas el día 28 de febrero de 2018, en la Audiencia
Pública del caso 0056-17-IS (Acción de Incumplimiento) en la CC del Ecuador.
472 UN ESTUDIO DE CASO DEL CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS SOBRE REPARACIÓN... / PAÚL CÓRDOVA VINUEZA
Conclusiones provisorias
La maquinaria de la jurisdicción constitucional debería tener como propósito la po-
sibilidad de engranar los discursos de las víctimas de derechos como prácticas que
devienen en proyectos de remediación y en relacionamientos de comprensión. El
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 473
contra ella, donde el afectado es un desconocido que se encuentra solo, que debe
enfrentar tanto al aparato estatal como a la maquinaria de la jurisdicción estatal, y
hasta en condiciones de silencio y oscuridad cuando ha sido la institucionalidad la
generadora del acto o la omisión que diluyó la vigencia de un derecho.
¿Es viable evaluar en su justa dimensión los momentos del proceso de las ga-
rantías jurisdiccionales y sus alcances en la proporción de que existe una forma de
sometimiento para que la persona pueda ser aceptada en la pertenencia a ese proce-
so? En la medida en que los procedimientos empleados para atender a las garantías
jurisdiccionales puedan concebirse como los ámbitos donde los otros puedan hablar,
y se multipliquen las posibilidades para hacerlo, donde la administración de justicia
constitucional no produzca una promoción restrictiva de identidades en torno a los
sujetos y sus derechos, sino hacia la proliferación de múltiples entendimientos para
el advenimiento de un mundo normativo en común que logre intercambiar saberes
jurídicos para asumir los riesgos y las responsabilidades que implican el ejercicio
de cualquier derecho, se lograría que las políticas de reparación que surjan de las
garantías puedan generar condiciones para el acceso a los derechos de las víctimas
a la verdad, a la justicia y a la reparación.
Consiguientemente, los procedimientos deben ser herramientas que provoquen
pluralidad, voces múltiples que expresan una heterogeneidad irreductible para
entender los derechos desde discursos sin exclusiones que afiancen una raciona-
lidad cooperativa en la siguiente premisa: juntar el saber que el juez y la víctima
adquieren de sí mismos en la perspectiva de ser un saber que coincida con el
reconocimiento de sus intereses materiales y subjetivos. El desafío radica en que
ambos puedan autoposicionarse hacia seguir una evolución continua de sus saberes.
El enfoque es trazar un diálogo de intercambio de posiciones jurídicas y fácticas
para concebir una racionalidad de reparación de la subjetividad o del sujeto. Así, lo
que se buscaría es una comprensión distinta de la formación de los saberes con la
profundización de reflexiones mutuas que acogen observaciones compartidas de
los hechos en cuestión. Esta tarea consiste en promover visiones que se crean desde
dinámicas que no se encuentran jerarquizadas porque aquello supondría mantener
relaciones desiguales y de dominio.
No se trata de reposicionar dos extremos caracterizados por la acumulación y
la explotación del saber jurídico: el juez en el centro y la víctima en el margen. La
justicia constitucional no puede celebrar su funcionamiento a partir de organizar el
enfrentamiento de una parte contra la otra, hasta llegar a ser instrumentos rivales,
sino desde dos sujetos que rechazan la colonización en la formación del diálogo y
se sirven de un proyecto conversacional y de metodologías distintas para el reco-
nocimiento de configuraciones concretas para hacer justicia en el derecho sufrido.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 475
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476 UN ESTUDIO DE CASO DEL CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS SOBRE REPARACIÓN... / PAÚL CÓRDOVA VINUEZA
ZUSAMMENFASSUNG
Das Verfassungsgericht der Dominikanischen Republik ist nach den Bestimmungen
der Artikel 9 und 50 des Verfassungsgerichts- und Verfassungsgerichtsverfahrens-
gesetzes Nr. 137-11 für die Klärung der Schwierigkeiten zuständig, die sich bei der
Umsetzung seiner Entscheidungen ergeben. Die Urteilsumsetzung ist Bestandteil
der Gewährleistung eines effektiven Rechtsschutzes, ihre Missachtung kommt da-
her einer Verletzung der Verfassung gleich. Die Beseitigung der Hindernisse, die sich
aus der fehlenden Umsetzung seiner Urteile ergeben, stellen das Verfassungsgericht
daher vor große Herausforderungen, wenn es um die Wirksamkeit des Schutzes und
die Gewährleistung der entsprechenden Grundrechte geht.
*
Abogado, especialista en derecho constitucional, derechos fundamentales y libertades
públicas, argumentación jurídica, derecho societario y comercial, y derecho del trabajo y de
la seguridad social. Dirige la firma de abogados y consultores Salcedo & Astacio.
carlos30salcedo@gmail.com
SUMMARY
The Constitutional Court of the Dominican Republic has jurisdiction to resolve
problems resulting from the execution of its decisions, in accordance with Articles 9
and 50 of Law 137-11, the Organic Law of the Constitutional Court and Constitutional
Proce-dures. Compliance with a decision forms part of the series of guarantees of
effective judicial protection. Conversely, its transgression entails a violation of the
Constitution itself. Overcoming the obstacles derived from noncompliance with its
decisions consti-tutes a challenge for the Constitutional Court in effectively protect-
ing and guaranteeing the fundamental rights at stake.
Introducción
1
Constitución de la República Dominicana del 13 de junio de 2015, Gaceta Oficial, núm.
10805, artículo 184.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 479
2
Cfr. Hogla Pérez, ‘‘Instituciones del Estado no acatan sentencias del Tribunal Cons-
titucional’’, Diario Libre, 27 de junio de 2016. Disponible en: https://www.diariolibre.com/
noticias/justicia/instituciones-del-estado-no-acatan-sentencias-del-tribunal-constitucional-
DY4155849.
3
Cfr. Eduardo Jorge Prats, ‘‘Hacer ejecutar lo juzgado’’, Hoy, 18 de abril de 2013. Disponible
en: http://hoy.com.do/hacer-ejecutar-lo-juzgado.
4
Cfr. Wanda Pérez, ‘‘El presidente de TC propone crear la figura del desacato a fallos
judiciales’’, Listín Diario, 26 de enero de 2017. Disponible en: https://www.listindiario.com/
la-republica/2017/01/26/451814/el-presidente-de-tc-propone-crear-la-figura-del-desacato-a-
fallos-judiciales.
5
Eduardo Jorge Prats, Derecho constitucional, vol. I, Santo Domingo, Ius Novum, 2010,
p. 371.
6
Cfr. Rafael Ciprián, ‘‘Quintaesencia: TC, desacato y astreinte’’, El Nacional, 26 de febrero
de 2017. Disponible en: http://elnacional.com.do/quintaesencia-tc-desacato-y-astreinte/.
480 INCUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DEL TRIBUNAL ... / CARLOS RAMÓN SALCEDO CAMACHO
tutela judicial efectiva, debido proceso y efectividad del derecho fundamental conte-
nido en la decisión de la jurisdicción constitucional. En adición, el incumplimiento
de una sentencia constitucional acarrea, por igual, la violación del mandato de la
autoridad jurisdiccional del Tribunal Constitucional que quedó consagrada en el
artículo 184 de la Constitución de la República.
Precisamente, en los próximos apartes abordaré con mayor profundidad el in-
cumplimiento de las sentencias del Tribunal Constitucional por funcionarios y ór-
ganos estatales, e indicaré factores que, en mi opinión, ocasionan el incumplimiento
de la ejecución y las consecuencias que genera. Igualmente, analizaré la posición
del propio órgano jurisdiccional constitucional ante el desacato de sus decisiones y,
finalmente, las posibles soluciones para dicha problemática.
7
Tribunal Constitucional de República Dominicana, Sentencia TC-71/2013, de 7
de mayo de 2013. Disponible en: https://www.tribunalconstitucional.gob.do/consultas/
secretar%C3%ADa/sentencias/tc007113/.
8
Idem.
482 INCUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DEL TRIBUNAL ... / CARLOS RAMÓN SALCEDO CAMACHO
La decisión no fue ejecutada por el órgano estatal, aun cuando el Tribunal Cons-
titucional lo condenó a una astreinte –por su efecto conminatorio– y le otorgó un
plazo para el cumplimiento de lo ordenado. La imposición de la astreinte y del plazo
de cumplimiento se aprecia en el dispositivo de la sentencia del Tribunal Consti-
tucional dominicano TC-71/2013, en específico en los ordinales séptimo y octavo,
los cuales establecen:
9
El ordinal sexto de la sentencia TC71/2013 dispone: “Ordenar al Ministerio de Obras
Públicas y Comunicaciones (MOPC) y a la sociedad Concesionaria Dominicana de Autopistas
y Carreteras, S.A. (Codacsa), acoger y aplicar el informe técnico presentado por la Dirección
General de Tránsito Terrestre en fecha veintisiete (27) de octubre de dos mil once (2011), y,
por tanto, viabilizar a los moradores del sector Los Solares, municipio Guayacanes, provincia
San Pedro de Macorís, el ejercicio libre del derecho a transitar y a entrar y salir con la debida
facilidad a su comunidad”.
10
Tribunal Constitucional de la República Dominicana, Resolución TC-001/2018 de 5 de
marzo de 2018. Disponible en: https://tribunalsitestorage.blob.core.windows.net/media/15308/
tc-0001-18-resolucion-uses.pdf
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 483
Esta decisión versa sobre el recurso de revisión contra la Sentencia 191 de 2013, dicta-
da por la Segunda Sala del Tribunal Superior Administrativo. Este caso se contrae al
pago por parte del Ministerio de Hacienda de una deuda de RD$130.711.666,70 por
declaratoria de utilidad pública e interés social de varios bienes inmuebles propiedad
de particulares. El Tribunal Constitucional ordenó al Ministerio de Hacienda que
incluyera en la partida del Presupuesto General del Estado del año 2015, debidamen-
te aprobado por el Congreso Nacional, el pago de la suma de RD$130.711.666,70.
En la especie, el Tribunal Constitucional impuso el pago de una astreinte por su
efecto conminatorio para la ejecución de la sentencia. Sin embargo, el Ministerio de
Hacienda ha hecho caso omiso al mandato del órgano decisor. En lo que respecta
al motivo del incumplimiento de la sentencia constitucional, el órgano estatal tiene
11
Tribunal Constitucional de República Dominicana, Sentencia TC-367/14, de 23 de
diciembre de 2014. Disponible en: https://www.tribunalconstitucional.gob.do/consultas/
secretar%C3%ADa/sentencias/tc036714/
12
Pérez, 2016, op. cit.
13
Tribunal Constitucional de República Dominicana, Sentencia TC-193/14, de 25
de agosto de 2014. Disponible en: https://www.tribunalconstitucional.gob.do/consultas/
secretar%C3%ADa/sentencias/tc019314/
484 INCUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DEL TRIBUNAL ... / CARLOS RAMÓN SALCEDO CAMACHO
dos elementos que podrían incidir, pero que al ser una cuestión temporal, una vez
sobrevenido el evento, no hay factor que justifique el incumplimiento de la sentencia
por el Ministerio de Hacienda.
En concreto, los eventos que inciden en la ejecución son: i) la inclusión de la in-
demnización que el Estado dominicano adeuda al expropiado por el órgano estatal
en el presupuesto de la nación, en virtud de la Ley de Gastos Públicos y del artículo
4 de la Ley 86-11, sobre Disponibilidad de Fondos Públicos del 13 de abril de 2011;
y ii) la competencia legislativa del Congreso Nacional para aprobar el Presupuesto
Nacional, de conformidad con el artículo 128, numeral 2, literal g, de la Constitu-
ción de la República.
En lo concerniente al caso, en el Proyecto de Ley de Presupuesto General de Na-
ción del año 2015,14 aprobado posteriormente por el Congreso Nacional mediante la
Ley 527-14,15 se observa la partida presupuestaria correspondiente al Ministerio de
Hacienda. No obstante, en la ejecución del presupuesto del Ministerio de Hacienda
de 201516 no se refleja la satisfacción de los pagos adeudados por el Estado dominica-
no por concepto de indemnización, como en la especie, en la Sentencia TC-193/14,
el Tribunal Constitucional dominicano lo ordenó en virtud de la expropiación por
declaratoria de utilidad pública de los terrenos de los afectados,17 con lo que dio a
entender que el incumplimiento se ha debido a la decisión voluntarista del propio
actor estatal de no pagar la indemnización.
Así, pues, el panorama dominicano de motivos de incumplimiento de senten-
cias vislumbrado tiene como una de sus causales la decisión voluntarista de los
actores y órganos estatales de cumplir o no con lo ordenado mediante sentencia
judicial o constitucional.18 En los casos aquí analizados se destaca que los motivos
de incumplimiento pueden tener lugar sin que haya una justificación como fueron
las sentencias TC-71/2013 y TC-193/2014, o bien, con una justificación, como en el
caso de la sentencia TC-193/2014, pero son incidentes que la propia sentencia prevé,
como queda reflejado en el dispositivo de la referida sentencia TC-193/14, que en su
ordinal tercero establece:
14
Ministerio de Hacienda - Dirección General de Presupuesto, Proyecto de Ley de Presu-
puesto General del Estado 2015. Disponible en: https://www.digepres.gob.do/Publicaciones/
Presupuesto%202015/Proyecto%20de%20Ley.pdf
15
Congreso Nacional, Ley 527-14, Ley de Presupuesto General del Estado para el año 2015.
Disponible en: https://www.optic.gob.do/transparencia/phocadownload/marco_legal/leyes/
Ley%20de%20Presupuesto%20General%20del%20Estado%202015.pdf
16
Ministerio de Hacienda –Portal de transparencia. Ejecución de presupuesto de 2015.
Disponible en: http://www.hacienda.gob.do/transparencia/index.php/presupuesto/cate-
gory/2015-26
17
Tribunal Constitucional de República Dominicana, Sentencia TC-193/2014, cit. La decla-
ratoria de utilidad pública e interés social fue en contra de varios bienes inmuebles propiedad
de Olga Hillevi, Astrid Nova Muñoz y Juan Bautista Nova Muñoz.
18
Pérez, 2016, op. cit.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 485
Esto revela un serio y preocupante desacato por parte de algunos actores y ór-
ganos estatales a la decisión del órgano constitucional, a la que todo el Estado está
vinculado. A este escenario de incumplimiento se agrega la segunda causal antes
mencionada, consistente en la insuficiencia del texto de ley referente a las facultades
del juez para garantizar la ejecución plena de sus decisiones jurisdiccionales.
Es cierto que, de conformidad con el artículo 9 de la Ley 137-11 Orgánica del
Tribunal Constitucional y de los Procedimientos Constitucionales, la jurisdicción
constitucional tiene competencia para conocer de los incidentes y dirimir las di-
ficultades con relación a la ejecución de sus decisiones. Efectivamente, el artículo
50 de la referida ley pauta el marco de actuación de la jurisdicción con respecto
a la ejecución, al establecer que el Tribunal “dispondrá en la sentencia o en actos
posteriores, el responsable de ejecutarla y en su caso, resolver las incidencias de la
ejecución”.19 Esta misma disposición legal establece que el Tribunal Constitucional
resolverá de las incidencias en la ejecución, tal como lo prevé el artículo 87, el cual
establece los poderes del juez de amparo.
Así, los artículos 89 y 93 de la Ley 137-11 establecen medidas previstas para garan-
tizar la ejecución integral, disponiendo que la sentencia debe contener, en resumidas
cuentas, el señalamiento del responsable de ejecutar la sentencia, las especificaciones
para la ejecución, el plazo para cumplir lo ordenado y la sanción en caso de incum-
plimiento del mandato del órgano constitucional.20
De ahí que el órgano constitucional cuenta con los mismos mecanismos que
el juez de amparo para garantizar la ejecución integral de la sentencia, como es la
facultad de fijar astreintes para conminar a su cumplimiento.
Efectivamente, entre las medidas previstas en torno a la ejecución de la sentencia
figura la sanción en caso de incumplimiento, tratándose en efecto del mecanismo
19
Ley 137-11, cit., artículo 50.
20
El artículo 89 de la Ley 137-11 Orgánica del Tribunal Constitucional y de los Procedi-
mientos Constitucionales establece: ‘‘Artículo 89.- Dispositivo de la Sentencia. La decisión que
concede el amparo deberá contener: 1) La mención de la persona en cuyo favor se concede el
amparo; 2) El señalamiento de la persona física o moral, pública o privada, órgano o agente de
la administración pública contra cuyo acto u omisión se concede el amparo; 3) La determina-
ción precisa de lo ordenado a cumplirse, de lo que debe o no hacerse, con las especificaciones
necesarias para su ejecución; 4) El plazo para cumplir con lo decidido; 5) La sanción en caso
de incumplimiento”.
486 INCUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DEL TRIBUNAL ... / CARLOS RAMÓN SALCEDO CAMACHO
21
Tribunal Constitucional de República Dominicana, Sentencia TC-438/17 de 15 de
agosto de 2017. Disponible en: https://www.tribunalconstitucional.gob.do/consultas/
secretar%C3%ADa/sentencias/tc043817/. Ver también, Tribunal Constitucional de Repú-
blica Dominicana, Sentencia TC-0048/12, 8 de octubre de 2012. Disponible en: https://www.
tribunalconstitucional.gob.do/consultas/secretar%C3%ADa/sentencias/tc004812/.
22
De acuerdo con noticias difundidas a través de la prensa se han dado a conocer varios
casos de incumplimiento de sentencias pronunciadas por el Tribunal Constitucional Domini-
cano; además, sobre la base de datos requeridos y aportados por la Unidad de Seguimiento
de Ejecución de Sentencias del Tribunal Constitucional se sabe que en las sentencias incum-
plidas había sido impuesta la astreinte. Entre ellas se encuentran: Tribunal Constitucional
de República Dominicana, Sentencia TC-233/2013 de 29 de noviembre de 2013. Disponible
en: https://www.tribunalconstitucional.gob.do/consultas/secretar%C3%ADa/sentencias/
tc023313/; Tribunal Constitucional de República Dominicana, Sentencia TC-193/2014, cit.
23
Liliam Mateo, “Amadeo Peralta: TC debe penalizar a quien no acata sus sentencias”,
Nuevo Diario, 1 de julio de 2018. Disponible en: https://elnuevodiario.com.do/amadeo-peralta-
tc-debe-penalizar-a-quien-no-acata-sus-sentencias/
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 487
contraria a la función de una jurisdicción que no solo está supuesta a juzgar, sino
también a ejecutar lo juzgado.24
No obstante, la ejecución de las sentencias dictadas por el Tribunal Constitucio-
nal no solo concierne al beneficiario como persona física o jurídica, sino que también
involucra al propio órgano decisor por la naturaleza del derecho implicado; no se
trata de una cuestión privatista, ya que trasciende al orden público, por tratarse de
derechos fundamentales en los que el legislador ha facultado al órgano constitucio-
nal para dirimir las dificultades que se susciten en la ejecución de sus sentencias.
De tal relevancia es la completa ejecución de una sentencia constitucional que
la Corte Constitucional del Ecuador –tribunal cuya doctrina jurisprudencial ha
servido de referencia a la doctrina constitucional de la República Dominicana–25
estableció como criterio que “los procesos constitucionales no llegan a su fin con la
expedición de la sentencia, sino que culminan cuando se haya cumplido con todos
los actos que se hubiere dispuesto en ella y se hubiere llevado a cabo la reparación
integral de los derechos vulnerados, tarea cuya vigilancia corresponde a esta Corte”.26
Hay una relación entre el seguimiento del órgano decisor y el cumplimiento de
la sentencia que no puede pasar desapercibido. Consiste en que la vigilancia del
órgano decisor ejerce una influencia sobre el sujeto obligado, constituyéndose en
un mecanismo de cumplimiento.
No hay duda de que una sentencia no ejecutada constituye una tutela negativa
y que no ha sido efectiva y, por tanto, se está faltando a un “pilar fundamental de la
estructura del Estado social de derecho”, como lo son el debido proceso y la tutela
judicial efectiva.
El siguiente apartado está dedicado a las consecuencias derivadas del incumpli-
miento de una decisión constitucional.
24
Constitución Dominicana, op. cit., artículo 146, párrafo I.
25
Cfr. Tribunal Constitucional de República Dominicana, Sentencia TC-230-15 de 20
de agosto de 2015. Disponible en: https://www.tribunalconstitucional.gob.do/consultas/
secretar%C3%ADa/sentencias/tc023015/
26
Corte Constitucional del Ecuador, Sentencia 001/014/SIS/CC de 4 de marzo de 2015.
Disponible en: http://portal.corteconstitucional.gob.ec/Raiz/2015/011-15-SIS-CC/REL_
SENTENCIA_011-15-SIS-CC.pdf
488 INCUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DEL TRIBUNAL ... / CARLOS RAMÓN SALCEDO CAMACHO
27
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-288/12, de 18 de abril de 2012. Dispo-
nible en: http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2012/C-288-12.htm. Este tribunal
ha servido de referencia a la doctrina constitucional de la República Dominicana.
28
El derecho a la tutela judicial efectiva y debido proceso se consagra en el artículo 69 de
la Constitución de la República del 13 de junio de 2015. ‘‘Artículo 69.- Tutela judicial efectiva
y debido proceso. Toda persona, en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, tiene
derecho a obtener la tutela judicial efectiva, con respeto del debido proceso que estará con-
formado por las garantías mínima que se establecen’’.
29
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-318/98, de 30 de junio de 1998. Dispo-
nible en: http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1998/C-318-98.htm
30
Tribunal Constitucional de República Dominicana, Sentencia TC-127/13 de 2 de
agosto de 2013. Disponible en: https://www.tribunalconstitucional.gob.do/consultas/
secretar%C3%ADa/sentencias/tc012713/
31
Ley 137-11, cit., artículo 7, numeral 4.
32
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-270/04 de 19 de marzo de 2004. Dis-
ponible en: http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2004/t-270-04.htm
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 489
En concreto, toda sentencia dictada “en los procesos constitucionales, […] com-
prende no solo la observancia del mandato que tales decisiones puedan dirigir a
alguna autoridad, sino también el sometimiento de todos los organismos públicos
a las consecuencias jurídicas del pronunciamiento”.35
El no sometimiento de los actores y órganos estales a las consecuencias jurídi-
cas de la decisión jurisdiccional del Tribunal Constitucional acarrearía la violación
del principio de seguridad jurídica por una cuestión simple: la seguridad jurídica,
además de ser “concebida como un principio jurídico general consustancial a todo
Estado de derecho, que se erige en garantía de la aplicación objetiva de la ley, de tal
modo que asegura la previsibilidad respecto de los actos de los poderes públicos”,36
implica “la realización efectiva de los derechos”.37
Por tal motivo, la inejecución de una sentencia por parte de un actor u órgano
estatal conlleva la afectación de la efectividad del derecho fundamental contenido
33
Sentencia TC-127/13, cit.
34
Tribunal Constitucional de República Dominicana, Sentencia TC-235/17 de 19
de mayo de 2017. Disponible en: https://www.tribunalconstitucional.gob.do/consultas/
secretar%C3%ADa/sentencias/tc023517/. Cabe destacar que el Tribunal Constitucional ha
fijado el precedente en torno a la tutela judicial efectiva en la Sentencia TC-110/13 y ratificado
en la TC-339/14.
35
Franklin Concepción Acosta, El precedente constitucional en la República Dominicana.
Compilación de las sentencias del Tribunal Constitucional Dominicano y precedentes comenta-
dos, vol. I, Santo Domingo, Editora Soto, 2014, pp. 56-57.
36
Tribunal Constitucional de República Dominicana, Sentencia TC-100/13 de 20
de junio de 2013. Disponible en: https://www.tribunalconstitucional.gob.do/consultas/
secretar%C3%ADa/sentencias/tc010013/
37
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-313/13 de 23 de mayo de 2013. Disponible
en: http://www.corteconstitucional.gov.co/RELATORIA/2013/C-313-13.htm
490 INCUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DEL TRIBUNAL ... / CARLOS RAMÓN SALCEDO CAMACHO
38
Resolución TC-001/2018, cit.
39
Ibid., artículo 5.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 491
astreinte, como lo hacen los códigos o las leyes orgánicas de los mencionados orde-
namientos jurídicos de Ecuador y Perú, respectivamente.
Bien podría servir de ejemplo el artículo 92, numeral 4, literales a, b, c y d, de
la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional Español 2/1979, modificada por la
Ley Orgánica 5/2015, que como sanciones por el incumplimiento de las sentencias
constitucionales establece multas coercitivas, suspensión de funcionarios, ejecución
sustitutoria y responsabilidad penal del funcionario.40
Estas medidas se instituyen como mecanismos coercitivos que no están estatui-
dos en el ordenamiento jurídico dominicano como sanciones a la inejecución de
sentencias constitucionales por parte de los actores y órganos estatales.
En una próxima y pronta reforma requerida de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional y de los Procedimientos Constitucionales, aquellas sanciones po-
drían contemplarse en los articulados referentes a los poderes del juez o ejecución
de la sentencia.
Luego de haber agotado prácticamente este artículo, fui gratamente sorprendido
al encontrar que, en respuesta al desacato a las decisiones del Tribunal Constitu-
cional, en el Congreso Nacional está cursando un proyecto de ley sobre ejecución
de sentencias del Tribunal Constitucional de la República Dominicana, sometido
40
La Ley Orgánica del Tribunal Constitucional Español 2/1979 modificada por la Ley
Orgánica 5/2015, en su artículo 92 dispone: ‘‘1. El Tribunal Constitucional velará por el cum-
plimiento efectivo de sus resoluciones. Podrá disponer en la sentencia, o en la resolución, o
en actos posteriores, quién ha de ejecutarla, las medidas de ejecución necesarias y, en su caso,
resolver las incidencias de la ejecución. Podrá también declarar la nulidad de cualesquiera
resoluciones que contravengan las dictadas en el ejercicio de su jurisdicción, con ocasión de
la ejecución de éstas, previa audiencia del Ministerio Fiscal y del órgano que las dictó. 2. El
Tribunal podrá recabar el auxilio de cualquiera de las administraciones y poderes públicos
para garantizar la efectividad de sus resoluciones que lo prestarán con carácter preferente y
urgente. 3. Las partes podrán promover el incidente de ejecución previsto en el apartado 1,
para proponer al Tribunal las medidas de ejecución necesarias para garantizar el cumplimiento
efectivo de sus resoluciones. 4. En caso de advertirse que una resolución dictada en el ejerci-
cio de su jurisdicción pudiera estar siendo incumplida, el Tribunal, de oficio o a instancia de
alguna de las partes del proceso en que hubiera recaído, requerirá a las instituciones, autorida-
des, empleados públicos o particulares a quienes corresponda llevar a cabo su cumplimiento
para que en el plazo que se les fije informen al respecto. Recibido el informe o transcurrido
el plazo fijado, si el Tribunal apreciase el incumplimiento total o parcial de su resolución,
podrá adoptar cualesquiera de las medidas siguientes: a) Imponer multa coercitiva de tres
mil a treinta mil euros a las autoridades, empleados públicos o particulares que incumplieren
las resoluciones del Tribunal, pudiendo reiterar la multa hasta el cumplimiento íntegro de
lo mandado. b) Acordar la suspensión en sus funciones de las autoridades o empleados pú-
blicos de la Administración responsable del incumplimiento, durante el tiempo preciso para
asegurar la observancia de los pronunciamientos del Tribunal. c) La ejecución sustitutoria
de las resoluciones recaídas en los procesos constitucionales. En este caso, el Tribunal podrá
requerir la colaboración del Gobierno de la Nación a fin de que, en los términos fijados por el
Tribunal, adopte las medidas necesarias para asegurar el cumplimiento de las resoluciones.
d) Deducir el oportuno testimonio de particulares para exigir la responsabilidad penal que
pudiera corresponder’’.
492 INCUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DEL TRIBUNAL ... / CARLOS RAMÓN SALCEDO CAMACHO
41
Ley orgánica de garantías jurisdiccionales y control constitucional de Ecuador de 21
de septiembre de 2009, Oficio SAN-2009-077. ‘‘Art. 54.- Reclamo previo.- Con el propósito
de que se configure el incumplimiento, la persona accionante previamente reclamará el cum-
plimiento de la obligación a quien deba satisfacerla. Si se mantuviera el incumplimiento o la
autoridad pública o persona particular no contestare el reclamo en el término de cuarenta
días, se considerará configurado el incumplimiento’’.
42
Sentencia 001/014/SIS/CC, cit.
43
Ibid.
44
Constancia de esto es Sentencia TC-218/14 relativa al recurso de revisión constitucional
en materia de amparo, incoado por la señora Margarita María Vásquez Meléndez en contra
de la Sentencia 222, dictada por la Cámara Civil, Comercial y de Trabajo del Juzgado de
Primera Instancia del Distrito Judicial de Peravia el siete (7) de mayo de dos mil trece (2013)
(Tribunal Constitucional de República Dominicana, Sentencia TC-218/14 de 22 de septiem-
bre de 2014, pp. 36 y 37. Disponible en: https://www.tribunalconstitucional.gob.do/consultas/
secretar%C3%ADa/sentencias/tc021814/).
45
Código Procesal Constitucional de Perú, Ley 28237 de 31 de mayo de 2004.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 493
pertinente para hacer efectivo el cobro de la multa.46 Para una mayor efectividad,
en caso de persistir el incumplimiento de la decisión del Tribunal Constitucional,
el artículo 59 del referido código peruano dispone la apertura de un procedimiento
administrativo en contra del funcionario público que incumpla con la decisión
jurisdiccional del órgano constitucional, sin perjuicio de la responsabilidad penal
que podría derivarse.
De este modo, se debe procurar determinar y ampliar las medidas de las que
dispone el Tribunal Constitucional dominicano para resolver las dificultades en
la ejecución de sus decisiones. Y es que si la astreinte no resulta tan conminatoria
para los órganos públicos dominicanos, surge la imperiosa necesidad de adoptar
mecanismos mucho más efectivos para constreñir a los actores y órganos estatales
al cumplimiento de lo ordenado por la jurisdicción constitucional, como la con-
sagración legislativa de sanciones pecuniarias como las multas, sanciones penales
derivadas de la incorporación del delito por desacato de órdenes jurisdiccionales y
sanciones administrativas como la destitución del funcionario público, debiendo
quedar apercibido en la sentencia.
En lo que respecta a la figura jurídica del desacato por fallos jurisdiccionales, esta
no se encuentra aún consagrada en el ordenamiento jurídico dominicano, pero es
una cuestión que puede ser incorporada por el legislador, puesto que, al tratarse de
las decisiones jurisdiccionales como mandatos al fin, estas deben quedar blindadas
contra la desobediencia de los sujetos obligados, ya que en caso de incumplimien-
to de una sentencia dictada por el Tribunal Constitucional, el desacato no es solo
“contra la autoridad particular de un mandato judicial, sino contra la eficacia ge-
neral de los precedentes constitucionales como fuente del derecho”,47 que, además,
contienen derechos fundamentales de los que la Constitución dominicana garantiza
su efectividad.
Una referencia legislativa dominicana relativa al desacato, que indica que la fi-
gura no es ajena al ordenamiento jurídico nacional, se encuentra en el artículo 56
de la Ley 10-04, de la Cámara de Cuentas de la República Dominicana, que dispone
que los funcionarios públicos son pasibles de sanciones penales en caso de desacato
ante la negativa de cooperación con el órgano fiscalizador y la obstaculización de
auditorías realizadas por funcionarios o empleados.
Indiscutiblemente, la implementación de estos mecanismos coercitivos debe
quedar prescrita en la ley, de ahí que sean contemplados en una reforma a la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional o se instauren en el proyecto de ley sobre
ejecución de sentencias constitucionales en su artículo 7 específicamente, referente
a la dificultad de la ejecución.
46
Esto por disposición del referido artículo 22 del Código Procesal Constitucional del
Perú.
47
Méndez, 2017, op. cit.
494 INCUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS DEL TRIBUNAL ... / CARLOS RAMÓN SALCEDO CAMACHO
Conclusión
Bibliografía
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_____, Sentencia TC-438/17 de 15 de agosto de 2017. Disponible en: https://www.tri-
bunalconstitucional.gob.do/consultas/secretar%C3%ADa/sentencias/tc043817/
_____, Resolución TC-001/2018 de 5 de marzo de 2018. Disponible en: https://
tribunalsitestorage.blob.core.windows.net/media/15308/tc-0001-18-resolucion-
uses.pdf
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO
AÑO XXIV, BOGOTÁ, 2018, PP. 497-518, ISSN 2346-0849
*
Pós-Doutora em Direito pela Ruprecht-Karls Universität Heidelberg (Alemanha).
Professora e Coordenadora-Adjunta do Programa de Pós-Graduação em Direito (Mestrado e
Doutorado) da Universidade de Santa Cruz do Sul – Unisc (Brasil). Bolsista de produtividade
em pesquisa do CNPq. moniah@unisc.br
**
Mestranda no Programa de Pós-Graduação em Direito (Mestrado e Doutorado) da
Universidade de Santa Cruz do Sul - Unisc (Brasil). Bolsista Prosup/Capes. Graduada em
Direito pela Unisc. mariavalentina.23@hotmail.com
***
Este artigo é resultante das atividades do projeto de pesquisa “Dever de proteção
(Schutzpflicht) e proibição de proteção insuficiente (Untermassverbot) como critérios para o
controle jurisdicional (qualitativo) de Políticas Públicas: possibilidades teóricas e análise crí-
tica de sua utilização pelo Supremo Tribunal Federal e pela Corte Interamericana de Direitos
Humanos”, financiado pelo CNPq (Edital Universal – Edital 14/2014 – Processo 454740/2014-0)
e pela FAPERGS (Programa Pesquisador Gaúcho – Edital 02/2014 – Processo 2351-2551/14-5),
onde os autores atuam na condição de coordenadora e de participante, respectivamente. A
pesquisa é vinculada ao Grupo de Pesquisa “Jurisdição Constitucional aberta” (CNPq) e des-
envolvida junto ao Centro Integrado de Estudos e Pesquisas em Políticas Públicas – Cieppp
(financiado pelo Finep) e ao Observatório da Jurisdição Constitucional Latino-Americana
(financiado pelo Finep), ligados ao Programa de Pós-Graduação em Direito – Mestrado e
Doutorado – da Universidade de Santa Cruz do Sul – Unisc. Parte da pesquisa foi realizada,
ainda, na Universidad de Talca (Chile) em razão de Projeto de Cooperação Internacional
(Processo nº. 88887.156773/2017-00, Edital PGCI nº 02/2015), entre a Universidade de Santa
Cruz do Sul (Brasil) e Universidad de Talca - Centro de Estudios Constitucionales de Chile -
Cecoch (Chile), com recursos da Capes.
ZUSAMMENFASSUNG
Die neuen internationalen Regelungen und die Öffnung der nationalen Rechtspre-
chungen gegenüber den Entscheidungen internationaler Organe wie des Interame-
rikanischen Gerichtshofs für Menschenrechte haben erhebliche Auswirkungen auf
die nationale Rechtsordnung. Der Artikel geht deshalb der Frage nach, inwieweit der
Ermessensspielraum und der Dialog zwischen Staatsgewalten und Verfassungsge-
richten einen Beitrag zum Verständnis der Integration bzw. Souveränitätseinschrän-
kung im Namen der Menschenrechte leisten können. Auf der Grundlage einer bib-
liografischen Erhebung und Analyse von Beiträgen in- und ausländischer Autoren
wird versucht, diese Interaktion nachzuvollziehen. Dabei lässt sich feststellen, dass
das Verständnis der Theorie vom Ermessensspielraum wie auch der Dialog-Theorie
zur Verbesserung von Umsetzung und Schutz der Menschenrechte beiträgt und
dadurch eine Interaktion zwischen den Rechtsprechungen ermöglicht.
ABSTRACT
The new global arrangements and the opening of the national jurisdiction to the
international organs action such as the Interamerican Court of Human Rights have
meaningful reflects in the national legal order. Therefore, this article seeks to analyze
how both the margin of appreciation and the dialogue between State Branches and
Constitutional Courts can contribute to understand the relation to integration or
sovereignty´s limitation in the name of human rights. A bibliographic analysis and
research on national and foreign authors was used in order to understand how such
interaction has been happening. It is possible to realize that understanding both the
margin of appreciation and the dialogue theories contribute to a better protection
and concretization of human rights, thus enabling interaction between jurisdictions.
Introdução
1
Jânia Maria Lopes Saldanha e Márcio Morais Brum, «A margem nacional de apre-
ciação e sua (in)aplicação pela Corte Interamericana de Direitos Humanos em matéria de
anistia: uma figura hermenêutica a serviço do pluralismo ordenado?”, Anuario Mexicano de
Derecho Internacional, v. XV, 2015, pp. 195-238, p. 202. Esse conceito na França é conhecido
como ‘marge d’appréciation’; na Itália, como ‘marge de discrizionalità’; e na Alemanha, como
‘Ermessensspielraum’.
2
Carlos Brokmann Haro, “La Doctrina del Margen de Apreciación como instrumento
de la protección de Derechos Humanos México”, Revista del Centro Nacional de Derechos
Humanos, v. 8, 2008, pp. 59-89. Quanto à margem de apreciação, observa Roca que “su ori-
gen es oscuro. Se ha dicho que parece proceder de las técnicas de la revisión judicial propias
de los Estados, en particular del Consejo de Estado francés. Pero ha sido la Corte de Estras-
burgo la que ha desarrollado la idea con perfiles propios” em uma demanda envolvendo a
implantação de medidas emergenciais, por parte da Grécia, no Chipre. Analisa, assim, que,
no presente contexto, “el margen estaba ligado a una lógica discrecionalidad del Estado a la
hora de valorar las exigencias de una situación de emergencia, que limitaba la intensidad de
una supervisión de la Comisión cuando valorase las medidas adoptadas. Un origen trágico
o, cuando menos, dramático: una situación de emergencia y de supervisión de derechos”.
3
Javier García Roca, “La muy discrecional doctrina del margen de apreciación nacional
según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos: soberanía e integración”, Teoría y realidad
constitucional, n. 20, 2007, pp. 117-143, p. 121, grifado no original.
4
Humberto Nogueira Alcalá, “El uso de las comunicaciones transjudiciales por parte de
las jurisdicciones constitucionales en el derecho comparado y chileno”, em Humberto Nogueira
Alcalá e Liliana Galdámez Zelada, Jurisprudencia del Tribunal Constitucional ante los derechos
humanos y el derecho constitucional extranjero, Santiago, Librotecnia, 2014, p. 560.
5
Idem, p. 559.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 501
totalmente a cargo desse órgão internacional. Como colocado por esta no Caso
Castañeda Gutman vs. Estados Unidos Mexicanos, o reconhecimento dessa “mar-
gem de apreciação nacional”6 outorga aos Estados um espaço onde os mesmos
“regulen esos derechos de acuerdo a sus necesidades históricas, políticas, sociales
y culturales, las que pueden variar de una sociedad a otra, e incluso en una misma
sociedad, en distintos momentos históricos”,7 preservando alguns direitos de caráter
fundamental daquele Estado.
Lembra Arroyo8 que a margem de apreciação possibilita aos Estados “brindar
tratamiento distinto al contenido de un derecho, siempre que no se atente contra el
mínimo o el contenido esencial de un derecho”, existindo alguns padrões a serem
respeitados em termos de proteção. Importante destacar que a doutrina majoritária
reconhece a importância dessa teoria nos sistemas de proteção de direitos humanos,
sem que se configure, contudo, em uma “carta branca” que brinde os Estados com
um amplo poder de escolha e que lhes permita fazer o que bem entendam.9 Inclu-
sive, “algunos de los elementos prima facie amparados por ese margen podrían ser
revisados, si se produce un exceso que deba ser corregido”.10
Em determinados casos há um espaço de apreciação maior do que em outros, va-
riando conforme o direito a ser protegido – o que demanda a realização de um juízo
de ponderação –, existindo uma maior aderência às decisões quando se encontra em
jogo o direito à vida (menos flexível), e uma maior margem, por exemplo, em casos
como de um direito de cunho previdenciário (que contempla maiores possibilidades
6
Samyra H. Dal Farra Naspolini e Vladmir Oliveira da Silveira, “O direito internacional
dos direitos humanos e a margem nacional de apreciação: tendências da Corte Europeia”,
Cadernos do Programa de Pós-Graduação em Direito PPGDir. UFRGS, v. XI, 2016, pp. 80-92.
p. 88. No que se refere à utilização da margem de apreciação pela Corte Interamericana de
Direitos Humanos, pontuam Naspolini e Silveira que “realmente, é necessário que se reflita
se a margem nacional de apreciação não tem contribuído para uma aplicação não uniforme
e até mesmo relativa e flexibilizada de direitos consagrados na normativa internacional, dan-
do a ideia de que essas normas não possuem caráter obrigatório. Por esses motivos, a Corte
Interamericana de Direitos Humanos (“CIDH”) na Opinião Consultiva n° 4/84 demonstra
preocupação com o uso da margem de apreciação e adverte que a discricionariedade dada aos
Estados corre o risco de levar a julgamentos subjetivos e arbitrários. Assim, a CIDH pouco
tem desenvolvido e aplicado esse método”.
7
Corte Interamericana de Direitos Humanos, Caso Castañeda Gutman vs.Estados Unidos
Mexicanos, Sentencia de 6 de agosto de 2008 (Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas), São José da Costa Rica, 2008, p. 48, disponível em: http://www.corteidh.or.cr/docs/
casos/articulos/seriec_184_esp.pdf.,
8
César Landa Arroyo, Convencionalización del Derecho peruano, Lima, Palestra, 2016.
p. 106.
9
Javier García Roca, “La muy discrecional doctrina del margen de apreciación nacional
según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos: soberanía e integración”, Teoría y realidad
constitucional, n. 20, 2007, pp. 117-143, p. 125.
10
Idem, pp. 117-143, p. 127.
502 A MARGEM DE APRECIAÇÃO (NACIONAL ... /MÔNIA CLARISSA HENNIG LEAL, MARIA VALENTINA DE MORAES
11
César Landa Arroyo, op. cit., 2016. Observa Alcalá, quanto a essa diferença, que “el ‘mar-
gen de apreciación’ es bastante estrecho para las jurisdicciones nacionales, a diferencia de lo
que ocurre en el caso europeo, producto de las distintas realidades jurídicas y contextuales” e
também dos diferentes direitos que são tutelados em cada sistema. Humberto Nogueira Alcalá,
“El uso de las comunicaciones transjudiciales por parte de las jurisdicciones constitucionales
en el derecho comparado y chileno”, en Alcalá, Humberto Nogueiray Zelada, Liliana Galdá-
mez (Comps.), Jurisprudencia del Tribunal Constitucional ante los derechos humanos y el
derecho constitucional extranjero, Santiago, Librotecnia, 2014, p. 524, grifado no original.
12
Humberto Nogueira Alcalá, “El uso de las comunicaciones transjudiciales por parte de
las jurisdicciones constitucionales en el derecho comparado y chileno”, em Alcalá, Humberto
Nogueira y Zelada, Liliana Galdámez (comps.), Jurisprudencia del Tribunal Constitucional
ante los derechos humanos y el derecho constitucional extranjero, Santiago, Librotecnia, 2014,
p. 524, grifado no original.
13
Jânia Maria Lopes Saldanha e Márcio Morais Brum, op. cit., pp. 195-238, p. 203.
14
Carlos Brokmann Haro, op. cit., pp. 59-89, p. 63.
15
César Landa Arroyo, op. cit., p. 46.
16
Mônia Clarissa Hennig Leal, “Corte Interamericana de Direitos Humanos e jurisdição
constitucional: judicialização e ativismo judicial em face da proteção dos direitos humanos e
fundamentais?”, Revista Investigações Constitucionais, Curitiba, v. 1, n. 3, 2014, pp. 123-140, p. 134.
17
César Landa Arroyo, op. cit., p. 83.
18
Carlos Brokmann Haro, op. cit., pp. 59-89. p. 74.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 503
19
César Landa Arroyo,op. cit., p. 72.
20
Eréndira Salgado Ledesma, “La probable inejecución de las sentencias de la Corte In-
teramericana de Derechos Humanos”, en Cuestiones Constitucionales: Revista Mexicana de
Derecho Constitucional , 2012, p. 230.
21
Jânia Maria Lopes Saldanha e Márcio Morais Brum, op. cit., pp. 195-238, p. 212.
22
Samyra H. Dal Farra Naspolini y Vladmir Oliveira da Silveira, op. cit., pp. 80-92, p. 87.
23
Carlos Brokmann Haro, op. cit., pp. 59-89, p. 78.
24
Carlos Brokmann Haro, op. cit., pp. 59-89, p. 84.
25
Gonzalo Aguilar Cavallo, “’Afinando las cuerdas’ de la especial articulación entre el
derecho internacional de los derechos humanos y el derecho interno”. Comentario de la
Sentencia de la Corte de Apelaciones de Rancuaga en el caso del homicidio simple de Luis
Almonacid Arellano, Sentencia de fecha 14 de enero de 2013, Estudios Constitucionales, 2013,
pp. 633-654, p. 643.
26
Jânia Maria Lopes Saldanha e Márcio Morais Brum, op. cit., pp. 195-238, p. 214.
27
José Ignacio Martinez Estay, “Auto Restricción, Deferencia y Margen de Apreciación.
Breve análisis de sus orígenes y de su desarrollo”, Estudios Constitucionales: Revista del Centro
de Estudios Constitucionales, v. 1, 2014, pp. 365-396, p. 382. Em termos de atuação e de respeito à
margem de apreciação nacional, Estay observa que “asimismo, se ha entendido que el Tribunal
no puede sustituir a la opinión de los legisladores nacionales, y que la adecuada protección
504 A MARGEM DE APRECIAÇÃO (NACIONAL ... /MÔNIA CLARISSA HENNIG LEAL, MARIA VALENTINA DE MORAES
de los derechos admite diversas opciones, y que por ende no es razonable asumir que sólo la
que pueda determinar el Tribunal será la más conveniente”.
28
Ingo Venzke, “The Rol of International Courts as Interpreters and Developers of the
Law: Working Out the Jurisgenerativa Practice of Interpretation”, Loyola of Los Angeles Inter-
national and Comparative Law Review, vol. 34:99, 2011, pp. 99-131.
29
Liliana Galdámez Zelada, “El valor asignado por la jurisprudencia del Tribunal Cons-
titucional a la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, Estudios
Constitucionales, vol. 12, 2014. pp. 329-364, p. 336.
30
José Ignacio Martinez Estay, op. cit., pp. 365-396, p. 378.
31
José Ignacio Martinez Estay, Ibid., pp. 365-396.
32
José Ignacio Martinez Estay, op. cit., pp. 365-396, p. 372. Estay refere que o conceito de
deferência ou auto-restrição, sob a ótica da relação interna entre Poderes, mas que bem ilus-
tra o conceito em relação aos Tribunais e Estados, “por una parte, implica ‘que los poderes
públicos se deben una actitud remanente y recíproca de respeto y cortesía’ y, por otra, supone
‘de cada órgano del Estado el reconocimiento y respeto de las esferas competenciales en que
las autoridades tienen el derecho a tomar decisiones con relativa autonomía’”.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 505
33
Conrado Hübner Mendes, “Direitos fundamentais, separação de poderes e deliberação”,
Tese Doutorado em Ciência Política, Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas,
Universidade de São Paulo, São Paulo, 2008.
34
Idem, p. 175.
35
Araùjo, Cicero, “Representação, Retrato e Drama”, Lua Nova, v. 67, 2006, pp. 229-260,
p. 252.
36
Idem.
37
Teori Albino Zavacski, Eficácia das sentenças na jurisdição constitucional, São Paulo,
Revista dos Tribunais, 2014, p. 15. Ainda que exista a possibilidade de um controle difuso de
constitucionalidade, as relações de tensão se estabelecem principalmente quanto à atuação
do Supremo Tribunal Federal, pois, “embora tenha variado nas Constituições o elenco das
competências do STF (denominado de Suprema Corte pela Carta de 1934), em todas elas lhe
foi reservada a posição de órgão de cúpula do Poder Judiciário, detentor da palavra definitiva
nas questões constitucionais”.
38
Dimitri Dimoulis e Soraya Lunardi, Curso de Processo Constitucional: controle de
constitucionalidade e remédios constitucionais, São Paulo, Atlas, 2011, p. 320. Contudo, al-
guns autores defendem uma necessária intervenção judicial, como Dimoulis e Lunardi, que
entendem que “o Judiciário não intervém como usurpador, mas corrige a atuação dos demais
poderes, satisfazendo legítimas expectativas da população”, e também Monteiro (2010, p. 168),
o qual defende que “se um dos poderes não exerce o seu papel, compete aos outros suprimir
sua falta”. Juliana Ralo Monteiro, “Ativismo judicial: um caminho para a concretização dos
direitos fundamentais”, em Júnior, José Levi Mello do Amaral, Estado de direito e ativismo
judicial, São Paulo, Quartier Latin do Brasil, 2010.
39
Juliana Ralo Monteiro, “Ativismo judicial: um caminho para a concretização dos direitos
fundamentais”, em José Levi Mello do Amaral Júnior, Estado de direito e ativismo judicial, São
Paulo, Quartier Latin do Brasil, 2010.
506 A MARGEM DE APRECIAÇÃO (NACIONAL ... /MÔNIA CLARISSA HENNIG LEAL, MARIA VALENTINA DE MORAES
Supremo Tribunal Federal em relação aos demais Poderes, sendo que “as críticas
mais ferrenhas a este modelo de jurisdição e de controle se dão, por seu turno, sob
a égide e o argumento do paternalismo representado pela jurisprudência de valores
incorporada pelos tribunais constitucionais”.40 Nesse sentido, aponta-se, ainda, para
uma sobreposição41 do Judiciário em relação aos demais Poderes, de natureza re-
presentativa, o que acarretaria uma substituição do “poder constituinte soberano”.42
A atuação da jurisdição,43 na figura do Tribunal Constitucional alemão, também
é criticada por Maus, que aponta que não é mais a Constituição que outorga com-
petência à sua atuação, sendo que
tal competência deriva diretamente de princípios de direito suprapositi-
vos que o próprio Tribunal desenvolveu em sua atividade constitucional de
controle normativo, o que o leva a romper com os limites de qualquer “com-
petência” constitucional. O TFC submete todas as outras instâncias políticas
à Constituição por ele interpretada e aos princípios suprapositivos por ele
afirmados, enquanto se libera ele próprio de qualquer vinculação às regras
constitucionais.44
Contudo, é preciso ter-se presente que “qualquer controle judicial será uma in-
terferência na competência do Legislativo [...]. A questão não é se há ou não inter-
ferência, mas qual o peso dessa interferência”.45 A margem de apreciação46 ocupa,
nesses debates, um espaço fundamental, estabelecendo uma relação que reconheça a
primazia de atuação legislativa e nacional em determinadas questões. Internamente,
40
Mônia Clarissa Hennig Leal, Jurisdição Constitucional Aberta. Reflexões sobre a Le-
gitimidade e os Limites da Jurisdição Constitucional na Ordem Democrática, Rio de Janeiro,
Lumen Juris, 2007, p. 90.
41
Idem, p. 95. Salienta Leal a existência de duas correntes “uma substancialista, que defende
um papel destacado do Judiciário na garantia e na concretização dos direitos constitucional-
mente estabelecidos, e outra tida como procedimentalista, para quem a função daquele órgão
consiste, num sentido mais geral, em assegurar processos democráticos”.
42
Ibid.
43
Luís Roberto Barroso, “Judicialização, ativismo e legitimidade democrática”, (Syn)thesis:
caderno do centro de ciências sociais, v. 5, 2012, pp. 23-32, p. 25. Para Barroso, ainda, “a ideia
de ativismo judicial está associada a uma participação mais ampla e intensa do Judiciário na
concretização dos valores e fins constitucionais, com maior interferência no espaço de atuação
dos outros dois Poderes”.
44
Maus, Ingeborg, “Judiciário como superego da sociedade: o papel da atividade jurispru-
dencial na ‘sociedade órfã’”, Novos Estudos - Cebrap, São Paulo, v. 58, 200, pp. 193-202, p. 191.
45
Matthias Klatt, “Direitos a prestações positivas: quem deve decidir? Controle judicial
ponderado”, em Robert Alexy et al. (comps.), Dignidade humana, direitos sociais e não-posi-
tivismo inclusivo, Florianópolis, 2015, p. 241.
46
Além do reconhecimento, pelo Tribunal, da margem de apreciação do legislador, outros
mecanismos, como o apelo ao legislador, em uma auto-limitação judicial, contribuem para
uma relação de deferência entre os Poderes e de preservação dos espaços de atuação. Mônia
Clarissa Hennig Leal, op. cit.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 507
47
Patricio Zapata Larraín,Justicia constitucional, Teoría y práctica en el derecho chileno y
comparado, Santiago, Jurídica de Chile, 2008, p. 234.
48
Javier García Roca, op. cit., pp. 117-143.
49
José Ignacio Martinez Estay, op. cit., pp. 365-396.
50
Conrado Hübner Mendes, op. cit., p. 186.
51
Rosalind Dixon, “Para fomentar el diálogo sobre los derechos socioeconómicos:
una nueva mirada acerca de las diferencias entre revisiones judiciales fuertes y débiles”, em
508 A MARGEM DE APRECIAÇÃO (NACIONAL ... /MÔNIA CLARISSA HENNIG LEAL, MARIA VALENTINA DE MORAES
Gargarella, Roberto (comp.), Por una justicia dialógica: el poder judicial como promotor de la
deliberación democrática, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2014, não paginado. Dixon pontua
que “la idea de un diálogo entre Cortes y Legislaturas acerca del sentido último de las normas
constitucionales no representa ninguna novedad para los estudiosos del derecho constitucio-
nal comparado”, sendo na última década discutido em países como Canadá, Estados Unidos,
Grã-Bretanha e Austrália, por exemplo.
52
Mendes, Conrado Hübner, op. cit., p. 98.
53
Christine Anabelle Bateup, “The Dialogic Promise: Assessing the Normative Potential
of Theories of Constitutional Dialogue”, New York University Public Law and Legal Theory
Working Papers, v. 11, 2005, p. 1-88, p. 42.
54
Mark Tushnet, “Revisión judicial dialógica”, em Gargarella, Roberto, Por una justicia-
dialógica: El Poder Judicial como promotor de la deliberación democrática, Buenos Aires, Siglo
Veintiuno, 2014, não paginado.
55
Ver Mark Tushnet, “Revisión judicial dialógica”, em Gargarella, Roberto, Por una justicia
dialógica: El Poder Judicial como promotor de la deliberación democrática, Buenos Aires, Siglo
Veintiuno, 2014.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 509
56
Mark Tushnet, “Revisión judicial dialógica”, en Gargarella, Roberto, Por una justicia
dialógica: El Poder Judicial como promotor de la deliberación democrática, Buenos Aires, Siglo
Veintiuno, 2014.
57
Maitê Damé Teixeira Lemos e Thiago Heitor da Fontoura Porto, “O Projeto de Lei
8.058/2014 e a perspectiva dialogal: uma nova compreensão da relação entre Poderes?”, em
Leal, Mônia Clarissa Hennig; Alves, Fernando Roberto Schnnor; Kohls, Cleize Carmelinda
(Comps.), Jurisdição Constitucional Aberta: uma análise do PL 8.058/2014, São Paulo, Max
Limonad, v. II, 2016, p. 126.
58
Conrado Hübner Mendes, “Una división de poderes deliberativa: entre el diálogo y la
última palabra”, en Gargarella, Roberto (comp.), Por una justicia dialógica: el poder judicial
como promotor de la deliberación democrática, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2014, não pa-
ginado.
59
Rodrigo Brandão, Supremacia judicial versus diálogos constitucionais: a quem cabe a
última palavra sobre o sentido da Constituição?, Rio de Janeiro, Lumen Juris, 2012. p. 208.
60
Roberto Gargarella, “El nuevo constitucionalismo dialógico frente al sistema de los fre-
nos y contrapesos”, em Gargarella, Roberto, Por una justicia dialógica: el Poder Judicial como
promotor de la deliberación democrática, Buenos Aires: Siglo Vientiuno, 2014, não paginado.
61
Mendes, Conrado Hübner, “Direitos fundamentais, separação de poderes e delibera-
ção”, São Paulo, 2008, Tese Doutorado em Ciência Política, Faculdade de Filosofia, Letras e
Ciências Humanas, Universidade de São Paulo.
62
Mendes, Conrado Hübner, “Direitos fundamentais, separação de poderes e delibera-
ção”, São Paulo, 2008, Tese Doutorado em Ciência Política, Faculdade de Filosofia, Letras e
Ciências Humanas, Universidade de São Paulo, p. 15.
63
Constata Mendes também que “dizer que a revisão judicial não tem a última palavra,
já que as instituições estão dialogando e a história continua, não enfrenta a constatação óbvia
510 A MARGEM DE APRECIAÇÃO (NACIONAL ... /MÔNIA CLARISSA HENNIG LEAL, MARIA VALENTINA DE MORAES
judicial, vez que trabalhariam com condições ideais e não enfrentam a questão de
como os órgãos políticos responderão às decisões.64 Mostra-se imprescindível que
o diálogo seja exercido por todos os envolvidos, de boa-fé, para que o mesmo não
ocorra apenas em teoria.65
Interessante, nesse sentido, a análise de algumas decisões do Supremo Tribunal
Federal e de sua atuação a partir de uma perspectiva dialógica.
Na Ação Direta de Inconstitucionalidade n.º 5.105,66 por exemplo, defende uma
abertura ao diálogo e uma relativização da ideia de Judiciário como detentor da
última palavra – embora não o faça de fato – salientando que uma das formas de
diálogo67 ocorre quando, “verificando que alguma matéria é malversada, mas que
a correção depende de atuação do Poder Legislativo, o Supremo Tribunal [...] se
manifesta neste sentido, dando ciência ao Legislativo de que há uma mudança a ser
de que nem todos os tipos de diálogo são aceitáveis na democracia e que cada decisão cole-
tiva tem custos e efeitos que precisam de justificativa adequada”. Mendes, Conrado Hübner,
“Direitos fundamentais, separação de poderes e deliberação”, São Paulo, 2008, Tese Douto-
rado em Ciência Política. Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas, Universidade
de São Paulo, p. 17.
64
Analisa a autora que “an additional problem with all these theories as normative visions
of dialogue is that they are not sufficiently connected to how judicial review operates in prac-
tice. Even if they provide some attractive prescriptions regarding the role that judges should
play in judicial review under ideal circumstances, these prescriptions will have little worth if
they are unlikely to be realized in light of the actual positive dynamics of the constitutional
system in which judges operate. In this regard, theorists of judicial method do not grapple
sufficiently with the question of the extent to which the realization of constitutional dialogue
depends not only on judicial action, but also on how the political branches of government
respond to judicial decisions in practice”. Christine Anabelle Bateup, “The Dialogic Promise:
Assessing the Normative Potential of Theories of Constitutional Dialogue”, New York Univer-
sity Public Law and Legal Theory Working Papers, v. 11, 2005, pp. 1-88, p. 31.
65
Decisões como a relativa ao direito de antena pelos partidos (Ação Direita de Inconstitu-
cionalidade n.º 5.105), à prática da vaquejada (Ação Direta de Inconstitucionalidade nº.4.983/
CE, Lei nº. 13.364/16 e Emenda Constitucional nº. 96) e à liberação do uso e fornecimento da
fosfoetanolamina (Suspensão de Tutela Antecipada 828, Lei n. 13.269/2016 e Ação Direta de
Inconstitucionalidade n. 5.501) ilustram a questão da existência ou não de um diálogo entre
Poderes. Nesse sentido, ver Mônia Clarissa Hennig Leal e Maria Valentina de Moraes, “O
princípio da separação de poderes e a ponderação de competências: uma análise crítica a
partir da decisão sobre a fosfoetanolamina”, Revista do Direito, n. 50, 2016, pp. 34-52.
66
Brasil, Supremo Tribunal Federal, Ação Direta de Inconstitucionalidade n.º 5.105,
Relator Ministro Luiz Fux, Julgada em 01 out. 2015, Disponível em: <http://www.stf.jus.br>,
Acesso em: 03 ago. 2016. p. 89.
67
Segue o Ministro Roberto Barroso (Brasil, STF, 2015, p. 89) colocando que “a segunda
vertente do diálogo institucional, a meu ver, é a devolução da matéria pelo Supremo ao Poder
Legislativo [...]. Em vez de dar a última palavra, o Supremo estimula, incentiva o Congresso a
prover sobre uma matéria [...]. A terceira e última forma de diálogo institucional, a meu ver,
é a superação da jurisprudência, que é precisamente a discussão que nós estamos travando
aqui [...]. Devo dizer que a superação de jurisprudência, como é o caso aqui, por aprovação
de lei pressupõe que exista mais de uma interpretação constitucional possível e válida para
que o Congresso possa optar por uma diferente daquela que o Supremo optou”.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 511
feita”. Embora na prática não haja a realização desse diálogo, o reconhecimento des-
sa possibilidade já é um primeiro passo no sentido de compreender que “o sentido
futuro da Constituição é resultado de uma complexa dinâmica de interação entre
os Poderes Públicos, e entre eles e a sociedade civil”.68
Assim, “the most promising theories of dialogue are those which are able to
propose a unique judicial role that does not privilege the dialogic contributions of
judges”69 em relação às contribuições dos demais Poderes – Executivo e Legislativo.
Lembra Friedman,70 ainda, que “this process of interpretating the Constitution is
interactive. It is dialogic. Courts play a prominent role, but theirs is assuredly not
the only voice in the dialogue”. A interpretação da Constituição e, consequentemen-
te, sua concretização, não depende, nessa perspectiva dialógica, apenas de um dos
Poderes, devendo os mesmos, justamente por meio do diálogo, buscar uma melhor
interpretação, especialmente no sentido de promoção de direitos fundamentais
assegurados constitucionalmente.
Pode-se dizer que “la idea básica de la revisión judicial dialógica es alentar inte-
racciones – diálogos – entre las distintas ramas acerca de cuál de las interpretaciones
rivales razonables sobre las provisiones constitucionales es la correcta”.71 Um diálogo
ideal se caracterizaria, então, pela criação de uma lei pelo Legislativo, a sua declara-
ção de inconstitucionalidade pelo Poder Judiciário e, em razão disso, a adoção de
um novo posicionamento pelo Poder Legislativo, tanto no sentido de modificar a
lei declarada inconstitucional como de reforçar a constitucionalidade daquela lei,
de modo a buscar a melhor decisão.72
Pela teoria dialógica, embora o Poder Judiciário – aqui, o Supremo Tribunal Fe-
deral – seja o intérprete oficial da Constituição, ele não é o único, devendo ser mais
um ator nesse processo. Retira-se do Supremo Tribunal Federal eventual supremacia
em relação aos demais Poderes e, ainda, diante da existência de uma proteção in-
ternacional de direitos humanos e fundamentais, em relação às decisões proferidas
por órgãos internacionais como a Corte Interamericana de Direitos Humanos. A
articulação entre essas duas Cortes deve pautar-se também no diálogo.
Como já referido, o Brasil é signatário da Convenção Americana sobre Direitos
Humanos e reconhece a jurisdição da Corte Interamericana de Direitos Humanos,
68
Rodrigo Brandão, Supremacia judicial versus diálogos constitucionais: a quem cabe a
última palavra sobre o sentido da Constituição?, Rio de Janeiro, Lumen Juris, 2012, p. 208.
69
Christine Anabelle Bateup, “The Dialogic Promise: Assessing the Normative Potential
of Theories of Constitutional Dialogue”, New York University Public Law and Legal Theory
Working Papers, v. 11, 2005, pp. 1-88, p. 33.
70
Friedman, Barry, “Dialogue and judicial review”, The Michigan Law Review Association,
v. 91, 1993, pp. 577-682, p. 658.
71
Mark Tushnet, “Revisión judicial dialógica”, em Roberto Gargarella, Por una justicia
dialógica: El Poder Judicial como promotor de la deliberación democrática, Buenos Aires, Siglo
Veintiuno, 2014, não paginado.
72
Mark Tushnet, Idem.
512 A MARGEM DE APRECIAÇÃO (NACIONAL ... /MÔNIA CLARISSA HENNIG LEAL, MARIA VALENTINA DE MORAES
73
São elas: Caso Ximenes Lopes, com sentença em 04 de julho de 2006; Caso Escher
e outros, com sentença em 06 de julho de 2009; Caso Sétimo Garibaldi, sentença em 23 de
setembro de 2009; Caso Gomes Lund e outros, sentença em 24 de novembro de 2010; Caso
Trabalhadores da Fazenda Brasil, com sentença em 26 de outubro de 2016 e Caso Favela Nova
Brasília, com sentença em fevereiro do 2017.
74
Zlata Drnas Clément, “Corte Interamericana de Derechos Humanos: Cuarta Instancia?”,
em Zlata Drnas Clément, Se ha convertido la Corte Interamericana de Derechos Humanos en
una cuarta instancia?, Buenos Aires, La Ley, 2009, p. 5.
75
César Landa Arroyo, Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
Lima, Palestra, 2005, p. 13.
76
César Landa Arroyo, Convencionalización del Derecho peruano, Lima, Palestra, 2016,
p. 41.
77
Antonio Augusto Cançado Trindade, “Reflexiones sobre los Tribunales internacionales
contemporáneos y la búsqueda de la realización del ideal de la justicia internacional”, en Cursos
de derecho internacional y relaciones internacionales de Vitoria - Gasteiz. Thomson Reuters,
2010, p. 79.
78
César Landa Arroyo, Convencionalización del Derecho peruano, Lima, Palestra, 2016,
p. 65.
79
Valério de Oliveira Mazzuoli, O controle jurisdicional da convencionalidade das leis,
São Paulo, Revista dos Tribunais, 2011, p. 59. Mazzuoli refere que “os próprios tratados de
direitos humanos já contêm cláusulas de compatibilização das normas internacionais com
as de direito interno, as quais chamamos de “cláusulas de diálogo”, “cláusulas dialógicas” ou
“vasos comunicantes” (ou ainda “cláusulas de retroalimentação”). Tais cláusulas interligam
a ordem jurídica internacional com a ordem jurídica interna, retirando a possibilidade de
prevalência de um ordenamento sobre o outro em quaisquer casos, mas fazendo com que tais
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 513
Considerações finais
A relação entre a ordem interna e a internacional é um fator cada vez mais presente
nas jurisdições, devendo ser levada a sério na proteção de direitos fundamentais
los derechos humanos y el derecho constitucional extranjero, Santiago, Librotecnia, 2014, p. 517.
O diálogo horizontal “se desarrolla entre tribunales de un mismo nivel, donde el diálogo es
libre y espontáneo, de uso voluntario, actúan por persuasión, ya que no deriva de ninguna
obligación jurídica internacional ni constitucional”. Humberto Nogueira Alcalá, “El uso de las
comunicaciones transjudiciales por parte de las jurisdicciones constitucionales en el derecho
comparado y chileno”, em Humberto Nogueira Alcalá e Liliana Galdámez Zelada, (comps.),
Jurisprudencia del Tribunal Constitucional ante los derechos humanos y el derecho constitucional
extranjero, Santiago, Librotecnia, 2014, p. 517.
88
Víctor Bazán, El control de convencionalidad: incógnitas, desafíos y perspectivas, em
Víctor Bazán e Claudio Nash, Justicia Constitucional y Derechos Fundamentales: El control de
convencionalidad,Colombia, Unión Gráfica Ltda, 2012. pp. 17-55, p. 50. É o realizado “entre un
tribunal internacional y los tribunales nacionales que integran dicho sistema”, como sintetiza
Bazán.
89
Valério de Oliveira Mazzuoli, O controle jurisdicional da convencionalidade das leis, São
Paulo, Revista dos Tribunais, 2011, p. 141.
90
Valério de Oliveira Mazzuoli, Idem.
91
Valério de Oliveira Mazzuoli, O controle jurisdicional da convencionalidade das leis,
São Paulo, Revista dos Tribunais, 2011, p. 58. Observa também o autor que “aplicando-se o
princípio da primazia da norma mais favorável (princípio internacional pro homine) nada
disso ocorre, pois ao se atribuir aos tratados de direitos humanos ratificados pelo Brasil o
status de norma constitucional, não se pretende reformar a Constituição, mas sim aplicar, em
caso de conflito entre o tratado e o texto constitucional, a norma que, no caso, mais proteja
os direitos da pessoa humana”.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 515
Referências
_____, “El uso de las comunicaciones transjudiciales por parte de las jurisdicciones
constitucionales en el derecho comparado y chileno”, em Humberto Nogueira
Alcalá e Liliana Galdámez Zelada (comps.), Jurisprudencia del Tribunal
Constitucional ante los derechos humanos y el derecho constitucional extranjero,
Santiago, Librotecnia, 2014.
Araùjo, Cicero, “Representação, Retrato e Drama”, Lua Nova, v. 67, 2006.
Arroyo, César Landa, Convencionalización del Derecho peruano, Lima, Palestra,
2016.
_____, Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Lima, Pa-
lestra, 2005.
Barroso, Luís Roberto, “Judicialização, ativismo e legitimidade democrática”,(Syn)
thesis: caderno do centro de ciências sociais, v. 5, 2012.
Bazán, Victor, El control de convencionalidad: incógnitas, desafíos y perspectivas,
en Víctor Bazán; Claudio Nash, Justicia Constitucional y Derechos Fundamen-
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Bateup, Christine Anabelle, “The Dialogic Promise: Assessing the Normative Po-
tential of Theories of Constitutional Dialogue”, New York University Public Law
and Legal Theory Working Papers, v. 11, 2005.
Brandão, Rodrigo, Supremacia judicial versus diálogos constitucionais: a quem
cabe a última palavra sobre o sentido da Constituição?, Rio de Janeiro, Lumen
Juris, 2012.
Brasil, Supremo Tribunal Federal, Ação Direta de Inconstitucionalidade n.º
5.105, Relator Ministro Luiz Fux, Julgada em 01 out. 2015, Disponível em: <http://
www.stf.jus.br>, Acesso em: 03 ago. 2016
Cavallo, Gonzalo Aguilar, “‘Afinando las cuerdas’ de la especial articulación entre
el derecho internacional de los derechos humanos y el derecho interno. Co-
mentario de la Sentencia de la Corte de Apelaciones de Rancuaga en el caso del
homicidio simple de Luis Almonacid Arellano, Sentencia de fecha 14 de enero
de 2013”, Estudios Constitucionales, 2013.
Clément, Zlata Drnas, “Corte Interamericana de Derechos Humanos: Cuarta Ins-
tancia?”, em Zlata Drnas Clément, Se ha convertido la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en una cuarta instancia?, Buenos Aires, La Ley, 2009.
Corte Interamericana de Direitos Humanos, Caso Castañeda Gutman v. Esta-
dos Unidos Mexicanos, Sentencia de 6 de agosto de 2008 (Excepciones Prelimina-
res, Fondo, Reparaciones y Costas), São José da Costa Rica, 2008, disponível em:
http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_184_esp.pdf
Dimoulis, Dimitri e Soraya Lunardi, Curso de Processo Constitucional: controle de
constitucionalidade e remédios constitucionais, São Paulo, Atlas, 2011.
Dixon, Rosalind, “Para fomentar el diálogo sobre los derechos socieconómicos:
una nueva mirada acerca de las diferencias entre revisiones judiciales fuertes y
débiles”, em Roberto Gargarella (comp.), Por una justicia dialógica: el poder
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 517
ZUSAMMENFASSUNG
Seit einigen Jahren ist die Anzahl der beim Obersten Gerichtshof anhängigen
Verfahren wegen der fehlenden Umsetzung von Rechtsschutzentscheidungen
rückläufig. Eine Ursache dafür sind Systemänderungen, die jedoch das Phänomen
nicht vollständig erklären. Ein weiterer Grund sind die verstärkt vom Gerichtshof
verhängten Sanktionen. Ausgehend von der Spieltheorie soll daher die Korrelation
zwischen der Abnahme der Fälle und der Zunahme der Entscheidungen dargelegt
werden, in denen tatsächlich Sanktionen verhängt wurden.
*
Secretario de Estudio y Cuenta (SCJN). Licenciado en Derecho (UMSNH e ITAM);
especialista en Argumentación Jurídica (ITAM) y maestro en Derecho Constitucional y De-
rechos Humanos (UP). gabinogonzalezsantos@gmail.com
**
Agradezco los comentarios del maestro Ignacio Marván Laborde y del doctor Gilles
Serra, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), así como de los maestros
Luz Helena Orozco y Villa y Rodrigo Montes de Oca.
SUMMARY
The number of cases filed in the Supreme Court of Justice for noncompliance with
amparo decisions [for the protection of fundamental rights] has fallen in recent years.
One explanation for this derives from the change in the system, but this does not
cover the entire phenomenon. Another reason is that the Court began to impose
sanctions more frequently. Using game theory, it will be demonstrated that there is
a correlation between the reduction in these types of cases and the increase in the
number of decisions in which, in fact, sanctions have been imposed.
Introducción
Los jueces deciden disputas entre partes. La consecuencia que debería ser natural
a esta decisión es que las partes cumplan con lo ordenado en la sentencia. Por lo
menos, esa es una de las premisas básicas de la ecuación. No obstante, pueden ocu-
rrir situaciones que propicien que ello sea imposible o que, por lo menos, no pueda
hacerse conforme a los parámetros decididos por el propio juzgador.
El juicio de amparo no difiere de estas premisas que son aplicables a todos los
procesos. En el caso de México, desde la Constitución está establecido el principio
según el cual las sentencias de amparo deben cumplirse, aunque se admite también
la posibilidad de que ello pueda no hacerse o, en su caso, que eso se haga de una
manera distinta a la originalmente decidida.
522 LA AMENAZA SE HIZO CREÍBLE: INCIDENTES DE INEJECUCIÓN DE SENTENCIA / GABINO GONZÁLEZ SANTOS
1
Ernesto Martínez Andreu, “Cumplimiento de sentencia”, en J. Guadalupe Tafoya Her-
nández (coord.), Elementos para el estudio del juicio de amparo, México, Suprema Corte de
Justicia de la Nación, CDMX, 2017.
2
Disponible en: https://www.scjn.gob.mx/sites/default/files/indicadores_gestion/docu-
mento/2017-06/SGAIG%204T16_0.pdf
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 523
en estos números, hasta llegar en 2016 a un número mucho menor del observado,
por ejemplo, en el año 2009 (casi una tercera parte).
A continuación se abordarán las dos explicaciones para este cambio: por un lado,
el cambio normativo y, por otro, la modificación en la conducta de las autoridades
obligadas, más bien asociado a la percepción de la imposición de la sanción en este
tipo de casos por parte de la SCJ.
3
“XVI. Si la autoridad incumple la sentencia que concedió el amparo, pero dicho in-
cumplimiento es justificado, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de acuerdo con el
procedimiento previsto por la ley reglamentaria, otorgará un plazo razonable para que pro-
ceda a su cumplimiento, plazo que podrá ampliarse a solicitud de la autoridad. Cuando sea
injustificado o hubiera transcurrido el plazo sin que se hubiese cumplido, procederá a separar
de su cargo al titular de la autoridad responsable y a consignarlo ante el Juez de Distrito. Las
mismas providencias se tomarán respecto del superior jerárquico de la autoridad responsable
si hubiese incurrido en responsabilidad, así como de los titulares que, habiendo ocupado con
anterioridad el cargo de la autoridad responsable, hubieran incumplido la ejecutoria”.
4
Además de la regulación contenida en el Capítulo Tercero de la Ley de Amparo, deno-
minado Cumplimiento y Ejecución, el sistema de cumplimiento se encuentra regulado en el
Acuerdo General Plenario 10/2013, emitido por el Tribunal Pleno de la Corte, así como en las
jurisprudencias del Pleno, con registros del IUS números 2007915, 2007917 y 2007918.
5
Para un análisis más detallado del procedimiento de cumplimiento y ejecución en la
nueva ley de amparo y el contraste con la anterior, ver José Ramón Cossío et al., La nueva ley
de amparo, México, Porrúa, 2015.
524 LA AMENAZA SE HIZO CREÍBLE: INCIDENTES DE INEJECUCIÓN DE SENTENCIA / GABINO GONZÁLEZ SANTOS
Una vez que una sentencia en la que se concedió el amparo causa estado, es decir,
queda en firme, bien porque no fue impugnada o porque al serlo fue confirmada en
la revisión, el juez o tribunal que la emitió solicitará su cumplimiento a la autoridad
o autoridades involucradas.
En ese mismo acuerdo requerirá al superior jerárquico de dicha autoridad para
que ordene a esta que cumpla. Se les hará saber, a ambos, que en caso de no cum-
plir, se les podría imponer una multa que va de 100 a 1000 unidades de medida de
actualización,6 que equivalen aproximadamente a 8.000 pesos en la sanción mínima
y hasta 80.000 pesos en la condición más agravada, y que de persistir el incumpli-
miento se les podría separar de su cargo e iniciárseles un procedimiento penal por
la comisión del delito de incumplimiento de sentencia de amparo, que implica una
pena de prisión de 5 a 10 años, conforme a lo previsto en el artículo 267, fracción I
de la Ley de Amparo.
Es importante destacar que en este primer acto, es decir, el requerimiento de
cumplimiento, el juzgador debe precisar claramente qué debe hacer la autoridad para
cumplir con la sentencia. En la medida en que sea claro el requerimiento, se precise
lo que deberá hacer la autoridad requerida y el fundamento para ello, se evitará que
en algún momento se reponga el procedimiento para que se especifique cualquiera
de estas condiciones.
La ley prevé que se otorgue un plazo de tres días para que la autoridad cumpla
con la sentencia. Este plazo, sin embargo, puede ampliarse si el cumplimiento resulta
complejo, o reducirse si resulta urgente.
Una vez que transcurre el plazo concedido y no se cumple o, cuando menos,
no se demuestra estar en vías de cumplimiento de la sentencia, el juez debe multar,
tanto a la autoridad como a su superior jerárquico, conforme a lo señalado en los
párrafos anteriores. luego de impuesta dicha sanción, se ordenará la apertura del
incidente de inejecución, lo que implica turnar el asunto a una instancia superior
para que continúe con el procedimiento.
En este punto se debe hacer un paréntesis. Como se ha visto, este procedimiento
se instauró en la Ley de Amparo vigente a partir de abril de 2013. En la anterior ley7
no estaba prevista la imposición de multas, ni tampoco cuántas veces debía reque-
rirse el cumplimiento de la sentencia a la autoridad responsable o a la vinculada.
Ello propiciaba, por un lado, que los procedimientos fueran muy largos, ya que se
requería en demasiadas ocasiones, y, por otro, y dado que no existían multas, que no
hubiera incentivos para que las autoridades cumplieran con la sentencia de amparo.
Ahora bien, dado que existen dos tipos de juicio de amparo (indirecto y directo)
cuya tramitación es distinta, los procesos de ejecución también son diferentes. En
el caso del amparo indirecto, quien conoce y resuelve es un juez de Distrito y la re-
visión se presenta ante el Tribunal Colegiado de Circuito, quien define los aspectos
6
Artículo 258 de la Ley de Amparo.
7
Ello se encontraba regulado en los artículos 105 y ss. de la anterior Ley de Amparo.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 525
8
Robert Cooter y Thomas Ulen, Derecho y economía, México, Fondo de Cultura Econó-
mica, 2016, p. 54.
9
Cfr. VV.AA., Teoría de juegos y derecho contemporáneo, México, Editorial Porrúa, 2009,
p. 4.
528 LA AMENAZA SE HIZO CREÍBLE: INCIDENTES DE INEJECUCIÓN DE SENTENCIA / GABINO GONZÁLEZ SANTOS
jugadores son racionales y entre ellos se saben racionales y saben que saben esto, en
este sentido, no funcionan las amenazas que no son creíbles.
Ahora bien, para trasladar esta teoría al tema de estudio que nos ocupa es preci-
so establecer las condiciones del juego a través de definir los siguientes elementos:
cuáles son las decisiones de cada uno de los jugadores, cuál es la secuencia del juego,
cuáles serían las posibles combinaciones de actuaciones que podrían darse en esta in-
teracción y cuáles son las preferencias de los jugadores y, en su caso, el orden de estas.
En relación con las decisiones de los jugadores, para el caso de la SCJ, son tres las
que puede adoptar ante un caso en que se ha incumplido con la sentencia de amparo:
1) si existe alguna justificación para el incumplimiento de la sentencia de ampa-
ro, otorga un plazo para que se cumpla; 2) si el procedimiento de ejecución no
se hubiere llevado a cabo adecuadamente, debe reponerse y corregirse en algún
punto, para que la sentencia de amparo sea exigible, y 3) si no existe justificación
en el incumplimiento de la sentencia de amparo y, dado que se llevó a cabo ade-
cuadamente el procedimiento de ejecución, entonces procede aplicar la sanción
prevista en la constitución para el incumplimiento de las sentencias de amparo,
esto es, la destitución del cargo, y, en su caso, la consignación ante un juez penal,
para que se lleve a cabo el procedimiento penal por el delito previsto en el artículo
207 de la Ley de Amparo.
Por lo que hace al otro jugador involucrado, es decir, la autoridad obligada al
cumplimiento de la sentencia, sus posibilidades de acción son también tres: 1) cum-
plir con lo ordenado en la sentencia, lo que puede hacer en cualquier momento
del procedimiento, aun cuando ello le puede acarrear alguna consecuencia, como
puede ser la imposición de alguna multa; 2) puede ocurrir que lleve a cabo ciertos
actos de cumplimiento y aduzca que existe imposibilidad para cumplir la sentencia
de amparo en sus términos, o que dada su dificultad es necesario contar con más
tiempo para llevar a cabo lo exigido en la resolución; 3) la autoridad decide incumplir
con la sentencia de amparo, decisión del jugador en la que es irrelevante la razón
por la cual incumple, es decir, si ello responde al desdén, desconocimiento o, en su
caso, si la autoridad de manera consciente decide incumplir, ello tratando de llevar
el sistema a su límite, aduciendo que resulta justificado el incumplimiento y, por
tanto, que el Pleno de la Corte lo exculpará.
La secuencia del juego viene determinada por el procedimiento de cumpli-
miento de la sentencia de amparo, al cual se hizo una referencia más detallada en
al apartado anterior. Es decir, una vez que se otorga un amparo (según sea la sede,
juzgado o tribunal) se requiere el cumplimiento y, ante la falta de atención por par-
te de la autoridad, se revisa por una instancia superior tanto el procedimiento de
ejecución como el que las condiciones de exigibilidad de la sentencia sean las ade-
cuadas (determinación, por ejemplo, de una cantidad cierta en caso de que hubiere
que restituir, y, en general, que esté claramente planteado lo que tiene que hacer la
autoridad para que se considere cumplida la sentencia). Una vez llevado a cabo este
análisis, se requiere por última vez a la autoridad y a su superior jerárquico y, ante el
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 529
En cuanto a las preferencias de cada jugador, y el orden de estas, para el caso del
juzgador, son: 1) que la sentencia se cumpla de manera oportuna, 2) que se cum-
pla tras la imposición de la multa (sanción intermedia) y 3) que se imponga la
sanción más grave, es decir, que se destituya a la autoridad y que se le imponga
la sanción penal. Es este también el orden de preferencias del jugador: prefiere
que se cumpla, que ello suceda tras la imposición de una multa y, finalmente, que
se imponga la sanción más grave.
Como ejemplo de esto último veamos el caso de omisión legislativa respecto de
la emisión de la ley que regula la publicidad oficial (amparo en revisión 1359/2015,
de la Primera Sala de la SCJ). En este caso la autoridad obligada al cumplimiento de
la sentencia era el Congreso de la Unión, por lo que resulta evidente que de haber
llegado a enfrentar un procedimiento de inejecución, el costo de destituir al Con-
greso de la Unión resultaba, evidentemente, alto.
Para el caso de la autoridad, la preferencia respecto de su actuación se po-
dría reconstruir en los siguientes términos: 1) debemos considerar que aquellas
sentencias de amparo cuyo cumplimiento no implica un costo elevado para la
autoridad son cumplidas de manera inmediata, pero dado que este estudio se
basa en el incumplimiento, no serán tomadas en cuenta. Pero, respecto de aque-
llas sentencias que sí pueden implicar un coste significativo, la autoridad tiende a
aplazar el cumplimiento, y prefiere ser multada antes de ser destituida. En cualquier
caso, como se verá más adelante, todo ello va en función, además, de la creencia que
tienen sobre si el otro jugador les impondrá la sanción más grave.
En este sentido, dependerá de la predicción que la autoridad haga sobre el com-
portamiento de la SCJ para imponer la sanción, lo que determinará las condiciones
530 LA AMENAZA SE HIZO CREÍBLE: INCIDENTES DE INEJECUCIÓN DE SENTENCIA / GABINO GONZÁLEZ SANTOS
Hasta abril de 2018, en la SCJ se ha impuesto la sanción más grave por incumpli-
miento de sentencia de amparo en 42 casos.10 De estos, 40 fueron incidentes de
inejecución de sentencia, una inconformidad y un incidente de inejecución derivado
de un incidente de repetición del acto reclamado. Todos estos casos relacionados
con el incumplimiento de las sentencias de amparo, algunos de ellos respecto de las
mismas autoridades. De este universo de casos, 23 fueron bajo la aplicación de la
nueva ley de amparo, mientras que en 19 se aplicó la anterior ley. En algunos casos
se destituyó, mientras que en otros ello no resultó necesario, dado que quienes fue-
ron sancionados ya habían dejado de ocupar el cargo en el momento de la emisión
de la resolución.
Entre las autoridades sancionadas se encuentran algunas electas democrática-
mente, sobre todo municipales, y, en menor medida, locales y federales. A continua-
ción presentamos la información relativa al número de casos resueltos y el tiempo
en que se hizo.11
Hasta antes de 2011, la SCJ emitió sanciones solo en cuatro ocasiones en los años de
1990,12 1997,13 200014 y 2002.15 Desde el año 2002 y hasta finales de 2011, no se impuso
sanción a ninguna autoridad, pese al creciente número de incumplimientos. El 7 de
noviembre de 2011 se resolvieron dos casos.16 En 2012 se resolvieron nueve casos.17 Al
10
En el siguiente enlace se puede acceder a un cuadro detallado de cada uno de estos 41
asuntos: https://www.dropbox.com/s/inaee2876np099n/Tabla.doc?dl=0
11
Las versiones públicas de las resoluciones que se relacionarán pueden ser consultadas
en internet en el siguiente enlace: http://www2.scjn.gob.mx/ConsultaTematica/PaginasPub/
TematicaPub.aspx
12
Incidente de inejecución de sentencia (en adelante IIS), 7/1987.
13
IIS 31/1997.
14
IIS 163/1997.
15
IIS 210/2000.
16
IIS 889/2011 y 819/2011.
17
Inconformidad 428/2010, y los incidentes de inejecución 1109/2012, 1057/2012, 843/2012,
838/2012, 800/2012, 767/2012 y 675/2012, estos siete últimos casos respecto de una misma au-
toridad, así como el incidente 573/2012.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 531
siguiente año, en 2013, se resolvieron tres más.18 Para 2014 se resolvieron otros
tres.19
En 2015 se impuso la sanción en quince casos,20 once de los cuales eran respecto
de una misma autoridad. En el año 2016 no se presentaron casos. Al año siguiente,
en 2017, se resolvieron dos casos,21 entre ellos quizás el más relevante en cuanto a
la autoridad sancionada fue el delegado en Venustiano Carranza, en la Ciudad de
México. Finalmente, en 2018 –por lo menos hasta abril–, la SCJ ha resuelto sancionar
a las autoridades en tres casos más (tabla 2, gráfico 2).22
A partir de estos elementos podemos obtener algunas conclusiones relevantes.
Solo en el 34% de los expedientes en que se impuso sanción ello se hizo antes de la
entrada en vigor de la Ley de Amparo que preveía un sistema más rígido de cum-
plimiento. Lo anterior, en un periodo de 22 años. Solo en los años 2009, 2010 y 2011
se acumularon 3.968 expedientes de incumplimiento en la SCJ.
18
IIS 394/2013, 860/2013 y 573/2013.
19
IIS 1010/2009, 1858/2013 y 1566/2013.
20
Incidentes 580/2014, 4/2014, 117/2015, 125/2015, y respecto de la misma autoridad los
siguientes once expedientes: 65/2015, 120/2015, 667/2014, 110/2015, 180/2015, 710/2014, 752/2014,
7/2015, 99/2015, 766/2014 y 14/2015.
21
IIS 289/2015 y 296/2016.
22
IIS 105/2017, 1882/2013 y 1/2016.
532 LA AMENAZA SE HIZO CREÍBLE: INCIDENTES DE INEJECUCIÓN DE SENTENCIA / GABINO GONZÁLEZ SANTOS
El resto de los casos en los que se emitió sanción, es decir, el 66% de los expe-
dientes de sanción, se resolvieron con posterioridad a que entrara en vigor la nueva
Ley de Amparo. De acuerdo con las cifras reportadas en la tabla 1, el número de
expedientes fue creciendo hasta alcanzar un pico en el año 2012, con 2.727 asuntos;
al año siguiente, descendió un poco el número, y para el año 2014 había descendi-
do de manera radical. Así, mientras que en el año 2012 se reportaron 2.727 asuntos,
cuatro años después se presentarían 327 expedientes.
De los 41 asuntos en los que se ha impuesto la sanción más grave, el 46% fueron
tramitados bajo la vigencia de la anterior ley, mientras que el 54% se tramitaron bajo
la nueva ley. Si solo el cambio en la ley explicara el fenómeno, entonces la inmen-
sa mayoría de estos 41 casos deberían ser asuntos en los que resultara aplicable la
nueva ley. Por otro lado, advertimos que el pleno de la Corte comenzó a sancionar
con mayor frecuencia desde finales de 2011 y en 2012, es decir, antes de la entrada en
vigor de la nueva ley. En este lapso resolvió 11 casos, es decir el 26%.
Resulta igualmente revelador que entre el lapso que transcurrió del 11 de febre-
ro de 2002 hasta el 7 de noviembre de 2011, no se impuso ninguna sanción, lo que
contrasta con el hecho de que en la última parte de este lapso, es decir, entre 2009 y
2011, el número de incumplimientos crecía a un ritmo importante, según reportan
las cifras estudiadas. Lo anterior indica la existencia de una correlación entre uno
y otro comportamiento. Esto es, cuando la SCJ no sancionaba a las autoridades
omisas, creció notablemente el incumplimiento, mientras que cuando se comenzó
a sancionar –más o menos a la par de que cambió el sistema de cumplimiento por
la nueva ley–, bajó dramáticamente el número de asuntos radicados en la SCJ por
incumplimiento de sentencias de amparo.
En este sentido y volviendo a la aplicación de la teoría de juegos al caso concre-
to, se puede advertir que la amenaza de la imposición de la sanción se hizo creíble.
En consecuencia, y dado que las autoridades obligadas al cumplimiento actúan de
manera racional en esta interacción, y era evidente que podrían resultar sanciona-
das por su incumplimiento, ello propició que se cumplieran en mayor número estos
asuntos, lo que indefectiblemente condujo a la reducción de su número.
Conclusión
Bibliografía
Bloque de constitucionalidad
y control de convencionalidad en Bolivia
RESUMEN
Para verificar el desarrollo doctrinal y jurisprudencial del tema, se partirá de la premisa
esencial de que la actual configuración del bloque de constitucionalidad constituye
una reivindicación de las líneas jurisprudenciales establecidas con anterioridad por
el Tribunal Constitucional boliviano, para luego examinar el redimensionamiento
del mismo en el Estado constitucional de derecho, a la luz del pluralismo y la inter-
culturalidad como nuevos paradigmas en la interpretación, a través de la inserción
de valores plurales y principios supremos rectores del orden constitucional vigente
en el país, con especial referencia a los principales pronunciamientos del sistema
interamericano de protección de los derechos humanos.
ZUSAMMENFASSUNG
Bei der Darlegung des Themas aus der Perspektive von Lehre und Rechtsprechung
wird von der Grundprämisse ausgegangen, dass die derzeitige Zusammensetzung
des Verfassungsblocks den Anspruch erhebt, die Leitlinien der zuvor vom bolivia-
nischen Verfassungsgericht entschiedenen Rechtsprechung widerzuspiegeln. An-
schließend untersucht der Beitrag die Veränderungen im Verfassungsblock, die im
Verfassungsstaat im Einvernehmen mit den neuen Paradigmen von Pluralismus und
Interkulturalität durch die Einführung der pluralen Werte und der obersten Grund-
prinzipien der gültigen Verfassungsordnung des Landes unter besonderer Berück-
*
Especialista en Derecho Constitucional y Procedimientos Constitucionales (UMSA).
Docente de la Universidad Salesiana de Bolivia (USB). Miembro de la Academia Boliviana
de Estudios Constitucionales (www.abec.org.bo); Secretario Académico de la Asociación
Boliviana de Derecho Procesal Constitucional. alanvargas4784@gmail.com
SUMMARY
In order to verify the doctrinal and jurisprudential development of the subject, this
analysis will be based on the essential premise that the current configuration of the
constitutional block constitutes a reaffirmation of the jurisprudential lines previously
established by the Bolivian Constitutional Court. It will then examine the reconsid-
eration of those lines in the constitutional state governed by the rule of law, in light
of pluralism and interculturality as new paradigms of interpretation, through the in-
sertion of plural values and supreme guiding principles of the current constitutional
order in the country, with special reference to the principal pronouncements of the
inter-American system for the protection of human rights.
1
Francisco Rubio Llorente, El Bloque de la Constitucionalidad. Simpo-
sium franco-español de Derecho Constitucional, Universidad de Sevilla, Madrid, Civi-
tas, 1991, p. 105. Asimismo, los materiales de consulta disponibles en internet,
correspondientes a algunas de las publicaciones más importantes del profesor español Fran-
cisco Rubio Llorente (en el periodo 1958-2016), pueden verse en: https://dialnet.unirioja.es/
servlet/autor?codigo=978891
2
Germán Bidart Campos, El derecho de la Constitución y su fuerza normativa, Buenos Ai-
res, Ediar, 1995, p. 264. Una página que presenta los registros bibliográficos existentes en Dialnet,
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 537
correspondientes a publicaciones del profesor argentino Germán Bidart Campos (en el periodo
1959-2003), puede consultarse en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=272680
3
Mónica Arango Olaya, “El bloque de constitucionalidad en la jurisprudencia de la
Corte Constitucional colombiana”, Revista Precedente, 2004, p. 1. Disponible en: http://bit.
ly/1mTdiw2. La autora fundamenta su concepto de bloque de constitucionalidad en la Sen-
tencia C-225/1995, M. P. Alejandro Martínez Caballero. Posición reiterada en las sentencias
C-578-95, M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz; C-358/1997, M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz, y
C-191/1998, M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz.
4
Aunque el bloque de constitucionalidad no tenga un significado preciso generalmente
aceptado y se considere que tiene gran elasticidad semántica, en términos generales se trata
de una categoría jurídica (un concepto) del derecho constitucional comparado que se refiere
al conjunto de normas que tienen jerarquía constitucional en el ordenamiento jurídico de
cada país; así, el bloque de constitucionalidad parte del supuesto según el cual “las normas
constitucionales no son solo aquellas que aparecen expresamente en la Carta, sino también
aquellos principios y valores que no figuran directamente en el texto constitucional pero a los
cuales la propia Constitución remite”. Ello, básicamente significa que la existencia de un blo-
que de constitucionalidad implica identificar todas las normas (principios y reglas) y valores
que, pese a no estar expresamente establecidas en la constitución escrita, son materialmente
constitucionales. Es así que, dentro de tales normas y valores integrados a la Constitución (por
remisión expresa o tácita de esta), principalmente encontramos los estándares internacionales
sobre derechos humanos (cfr. Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Oficina en Mé-
xico del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh) y
Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Bloque de constitucionalidad
en México, México D.F., 2013, pp. 17-18.
5
Desde el año 2001, el Tribunal Constitucional de Bolivia, asumiendo una posición de
activismo judicial respecto a la protección de los derechos humanos, ha definido que los tra-
tados, convenciones o pactos internacionales sobre derechos humanos forman parte del bloque
de constitucionalidad, por lo que, los derechos humanos consagrados en dichos instrumentos
forman parte del catálogo de derechos fundamentales previsto por la Constitución; de manera
538 BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EN BOLIVIA / ALAN E. VARGAS
que en ese contexto pueden ser invocados por las personas y tutelados por las autoridades
(cfr. sentencias constitucionales: SC 95/2001, SC 1662/2003-R y SC 0102/2003). Cabe anotar
que una primera sistematización de la jurisprudencia constitucional más relevante (en el
ámbito tutelar), establecida por el Tribunal Constitucional de Bolivia en sus primeros años
de labor jurisdiccional (1999-2002), puede encontrarse en la obra de: Willman Durán Ribera,
Las líneas jurisprudenciales básicas del Tribunal Constitucional (en la protección de los derechos
fundamentales), Santa Cruz, Editorial El País, 2003. Asimismo, respecto al bloque de consti-
tucionalidad y su incidencia en los procesos de inconstitucionalidad, es de enorme utilidad
consultar el trabajo de Edgar Carpio Marcos, “Bloque de constitucionalidad y proceso de
inconstitucionalidad de las leyes”, Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional.
Proceso y Constitución, núm. 4, julio-diciembre 2005, pp. 79-114.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 539
6
Cfr. Allan Brewer-Carías, “El control de convencionalidad, con particular referencia a la
garantía del derecho a la protección judicial mediante un recurso sencillo, rápido y efectivo de
Amparo de los Derechos Humanos”, ponencia presentada en el evento organizado por la Sala
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, “El control de convencionalidad
y su aplicación”, San José, Costa Rica, 27-28 de septiembre de 2012. Disponible en: http://bit.
ly/2rpbzn4
542 BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EN BOLIVIA / ALAN E. VARGAS
los principios y valores constitucionales, agregando que dicha Corte analiza los actos
de los Estados que llegan a su conocimiento “en relación con normas, principios y
valores de los tratados en los que funda su competencia contenciosa”; y que si bien
“los tribunales constitucionales controlan la ‘constitucionalidad’, el tribunal interna-
cional de derechos humanos resuelve acerca de la ‘convencionalidad’ de esos actos”.7
Por otra parte, en cuanto al control de constitucionalidad que realizan los ór-
ganos jurisdiccionales internos, de acuerdo con lo expresado por el mismo García
Ramírez en la referida sentencia, estos
7
Corte IDH, Caso Tibi vs. Ecuador, Sentencia de 7 de septiembre de 2004, Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
8
Con anterioridad existen referencias al “control de convencionalidad” en algunos vo-
tos concurrentes del juez Sergio García Ramírez. Véanse sus votos en los casos Myrna Mack
Chang vs. Guatemala, Sentencia de 25 de noviembre de 2003, párr. 27; Caso Tibi vs. Ecuador,
Sentencia de 7 de septiembre de 2004, párr. 3; Caso Vargas Areco vs. Paraguay, párrs. 6 y 12.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 543
9
Corte IDH, Caso Almonacid Arellano vs.Chile, Sentencia de 26 de septiembre de 2006,
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 154, párrs. 123 a 125.
10
Eduardo Ferrer Mac-Gregor, “Interpretación conforme y control difuso de convencio-
nalidad. El nuevo paradigma para el juez mexicano”, Revista Estudios Constitucionales, año 9,
núm. 2, 2011, pp. 531-622. Disponible en: http://www.scielo.cl/pdf/estconst/v9n2/art14.pdf
11
Corte Interamericana de Derechos Humanos – Ministerio de Relaciones Exteriores de
Dinamarca y Danish International Development Agency (Danida), Cuadernillo de Jurispru-
dencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 7: Control de Convencionalidad, 2014,
p. 6. Disponible en: http://www.corteidh.or.cr/tablas/r33825.pdf
12
Corte IDH, Caso La Cantuta vs. Perú, Sentencia de 29 de noviembre de 2006, Fondo,
Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 162, párr. 173.
544 BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EN BOLIVIA / ALAN E. VARGAS
vs. Barbados (2007);13 Heliodoro Portugal vs. Panamá (2008);14 Rosendo Radilla
Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos (2009).15
Posteriormente, los alcances del control de convencionalidad fueron reiterados
en las siguientes sentencias: Manuel Cepeda Vargas vs. Colombia (2010);16 Comu-
nidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay (2010);17 Fernández Ortega y Otros
vs. México (2010);18 Rosendo Cantú y Otra vs. México (2010);19 Ibsen Cárdenas
e Ibsen Peña vs. Bolivia (2010);20 Vélez Loor vs. Panamá (2010);21 Gomes Lund y
Otros (Guerrilha do Araguaia) vs. Brasil (2010);22 Cabrera García y Montiel Flores
vs. México (2010).23
Al año siguiente, los estándares sobre el control de convencionalidad fueron
citados en los siguientes casos: Gelman vs. Uruguay (2011);24 Chocrón Chocrón vs.
Venezuela (2011);25 López Mendoza vs. Venezuela (2011);26 Fontevecchia y D’amico
vs. Argentina (2011).27
13
Corte IDH, Caso Boyce y otros vs. Barbados, Sentencia de 20 de noviembre de 2007,
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 169, párr. 79.
14
Corte IDH, Caso Heliodoro Portugal vs. Panamá, Sentencia de 12 de agosto de 2008,
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 186, párr. 180.
15
Corte IDH, Caso Rosendo Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, Sentencia
de 23 de noviembre de 2009, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie
C, núm. 209, párr. 339.
16
Corte IDH, Caso Manuel Cepeda Vargas vs. Colombia, Sentencia de 26 de mayo de
2010, Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones, Serie C, núm. 213, párr. 208, nota 307.
17
Corte IDH, Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs.Paraguay, Sentencia de 24 de
agosto de 2010, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 214, párr. 311.
18
Corte IDH, Caso Fernández Ortega y Otros vs. México, Sentencia de 30 de agosto de
2010, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 215, párr. 234.
19
Corte IDH, Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México, Sentencia de 31 de agosto de 2010,
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 216, párr. 219.
20
Corte IDH, Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña vs. Bolivia, Sentencia de 1º de septiembre
de 2010, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 217, párr. 202.
21
Corte IDH, Caso Vélez Loor vs. Panamá, Sentencia de 23 de noviembre de 2010, Ex-
cepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 218, párr. 287.
22
Corte IDH, Caso Gomes Lund y Otros (Guerrilha do Araguaia) vs. Brasil, Sentencia
de 24 de noviembre de 2010, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie
C, núm. 219, párr. 106.
23
Corte IDH, Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, Sentencia de 26 de no-
viembre de 2010, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, párr. 225.
24
Corte IDH, Caso Gelman vs. Uruguay, Sentencia de 24 de febrero de 2011, Fondo y
Reparaciones, Serie C, núm. 221, párrs. 193 y 239.
25
Corte IDH, Caso Chocrón Chocrón vs. Venezuela, Excepción Preliminar, Fondo, Re-
paraciones y Costas, Sentencia de 1 de julio de 2011, Serie C, núm. 227, párrs. 164, 165 y 172.
26
Corte IDH, Caso López Mendoza vs. Venezuela, Sentencia de 1 de septiembre de 2011,
Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 233, párrs. 226-228.
27
Corte IDH, Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina, Sentencia de 29 de noviembre
de 2011, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 238, párrs. 93, 94 y 113.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 545
28
Toda esta evolución y desarrollo jurisprudencial del control de convencionalidad
ahora puede verse ampliamente detallada en la obra de Juana María Ibáñez Rivas, Control de
convencionalidad, Colección Estándares del Sistema Interamericano de Derechos Humanos:
miradas complementarias desde la Academia, núm. 1, México, Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México – Comisión Nacional de los De-
rechos Humanos, 2017, pp. 51-68. Libro completo disponible en: https://goo.gl/dJ8KWv
546 BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EN BOLIVIA / ALAN E. VARGAS
29
Cfr. Claudio Nash Rojas, “Control de convencionalidad. Precisiones conceptuales y
desafíos a la luz de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, en
Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano, 2013, Bogotá, Fundación Konrad Ade-
nauer, 2013, pp. 489-509.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 547
realizada con gran acierto por el profesor Claudio Nash en su citado estudio sobre
el control de convencionalidad.
Se debe recordar que cuando el juez de la Corte IDH, Sergio García Ramírez, en
su voto razonado, en el Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala hace por primera vez
alusión al control de convencionalidad, se pone de relieve la importancia que tiene
para el cumplimiento de las obligaciones internacionales de los Estados el análisis
del funcionamiento del Estado en su conjunto, y que en este análisis la Corte IDH
hace un control de convencionalidad de las actuaciones del mismo.
Existe una primera etapa en que se delinearon los aspectos generales de la figura del
control de convencionalidad, ocasión en la cual se señaló que el poder judicial debe
realizar una especie de control de convencionalidad, lo que parece una posición pru-
dente y clarificadora de la naturaleza diversa que tiene esta figura de aquel ejercicio
propio del derecho constitucional. Asimismo, se avanza en indicar que este control
incluye la interpretación que ha hecho la Corte IDH de las obligaciones internacio-
nales del Estado, lo que es un dato relevante, ya que en muchos sistemas internos
esta es una cuestión muy debatida.30
En una tercera etapa de análisis, la Corte IDH va más allá y señala que el control de
convencionalidad compete a cualquier juez o tribunal que materialmente realice
funciones jurisdiccionales, incorporando lo que se había señalado anteriormente
30
Véase Corte IDH, Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, Sentencia de 26 de sep-
tiembre de 2006, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Serie C, núm. 154,
párr. 124.
31
Véase Corte IDH, Caso Trabajadores cesados del Congreso (“Aguado Alfaro y otros”) vs.
Perú, Sentencia de 24 de noviembre de 2006, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas, Serie C, núm. 158, párr. 128.
548 BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EN BOLIVIA / ALAN E. VARGAS
34
Corte IDH, Casos Barrios Altos vs. Perú, 14 de marzo de 2001, párrs. 41-44; Almonacid
Arellano y otros vs. Chile, 26 de septiembre de 2006, párrs. 105-114; La Cantuta vs. Perú, 29
de noviembre de 2006, párrs. 167 y ss.; De la Masacre de las Dos Erres vs. Guatemala, 24 de
noviembre de 2009, párrs. 129-131; Gelman vs. Uruguay, 24 de febrero de 2011, párrs. 238-239.
35
Cfr. Víctor Bazán, “Control de convencionalidad, aperturas dialógicas e influencias
jurisdiccionales recíprocas”, Revista Europea de Derechos Fundamentales, núm. 18, 2º semestre
2011, pp. 63-104. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3906378
550 BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EN BOLIVIA / ALAN E. VARGAS
con la CADH. Sin embargo, las consecuencias de este análisis dependen de las
funciones de cada agente estatal y, por tanto, esto no implica necesariamente la
facultad de expulsar normas del sistema interno. Un modelo determinado de
control de constitucionalidad o convencionalidad no podría ser impuesto por
la Corte IDH.
Teniendo claro esto –dice Claudio Nash36–, se puede afirmar que lo que sí están
obligados a hacer los jueces y todos los funcionarios del Estado es a interpretar las
normas internas de forma tal que sean compatibles con las obligaciones internacio-
nales del Estado, y que les den efectividad a los derechos consagrados interna e inter-
nacionalmente, sea por vía de preferencia de la norma internacional, mediante un
ejercicio hermenéutico, o por otras vías que pudiera establecer el derecho interno.
Entonces, considerando los ámbitos en que se puede realizar el control de con-
vencionalidad, es posible sostener que se trata de una figura que viene a concretar
la obligación de garantía, mediante un ejercicio hermenéutico que consiste en la
verificación que realizan la Corte IDH y todos los agentes estatales acerca de la ade-
cuación de las normas jurídicas internas a la CADH y a los estándares interpretativos
desarrollados en la jurisprudencia de dicho tribunal, aplicando en cada caso concreto
aquella interpretación que se ajuste a las obligaciones internacionales del Estado y
que dé efectividad a los derechos consagrados convencionalmente.
36
Nash Rojas, op. cit., p. 492.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 551
37
Cabe señalar que la SCP 0972/2014 de 27 de mayo, sobre el control de convenciona-
lidad, recoge los razonamientos de la SCP 1617/2013 de 4 de octubre, señalando que “deben
mencionarse a los arts. 13 y 256 de la CPE, que introducen dos principios que guían la in-
terpretación de los derechos fundamentales: la interpretación pro persona (pro homine) y la
interpretación conforme a los pactos internacionales sobre derechos humanos. En virtud a la
primera, los jueces, tribunales y autoridades administrativas tienen el deber de aplicar aque-
lla norma que sea más favorable para la protección del derecho en cuestión –ya sea que esté
contenida en la Constitución o en las normas del bloque de constitucionalidad– y de adoptar
la interpretación que sea más favorable y extensiva al derecho en cuestión; y en virtud a la
segunda (interpretación conforme a los pactos internacionales sobre derechos humanos),
tienen el deber de –ejerciendo el control de convencionalidad– interpretar el derecho de
acuerdo a las normas contenidas en tratados e instrumentos internacionales en materia de
derechos humanos ratificados o a los que se hubiere adherido el Estado, siempre y cuando,
claro está, declaren derechos más favorables a los contenidos en la Constitución; obligación
que se extiende, además, al contraste del derecho con la interpretación que de él ha dado la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, conforme lo ha entendido la misma Corte en
el caso Trabajadores Cesados del Congreso vs. Perú”.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 553
Conclusiones preliminares
En el desarrollo del presente trabajo se ha intentado vislumbrar la trascenden-
tal importancia del bloque de constitucionalidad que, en el caso de Bolivia, está
conformado, además del texto de la Constitución, por todos aquellos tratados, las
declaraciones y convenciones internacionales en materia de derechos humanos
que, habiendo sido ratificados por el Estado Plurinacional, estén destinados a la
promoción, protección y vigencia de los derechos humanos, lo que se constituye en
un parámetro efectivo de constitucionalidad.
Por otro lado, es importante resaltar que en el marco de la nueva visión del cons-
titucionalismo del Estado Plurinacional de Bolivia, la jurisprudencia constitucional
ha realizado un redimensionamiento del bloque de constitucionalidad y del Estado
constitucional de derecho a la luz del pluralismo y la interculturalidad, insertando
en el mismo bloque los valores plurales y los principios supremos rectores del or-
den constitucional, así como las decisiones jurisdiccionales que emanen del sistema
interamericano de derechos humanos.
En consecuencia, y como producto de una interpretación sistemática, extensiva y
acorde con el valor axiomático de la Constitución desarrollado por la jurisprudencia
38
Por último, cabe poner de relieve que la jurisprudencia interamericana en sentido es-
tricto (esto es, los criterios establecidos por la Corte IDH como intérprete de la Convención
Americana y de otros tratados de la región, que han sido acogidos por varios Estados) ha
influido crecientemente en los ordenamientos internos. Esa jurisprudencia posee carácter
vinculante inter partes, obviamente, en lo que toca a la solución específica de una controversia,
pero también erga omnes en lo que atañe a la interpretación de la norma invocada o aplica-
da, con respecto a los Estados parte en un litigio y a todos los restantes que se hallan bajo el
imperio del mismo orden convencional. La admisión de este último efecto, verdaderamente
relevante, ha sido afirmada por el propio Tribunal incluso en lo que concierne a sus opinio-
nes consultivas, cuyo carácter vinculante no fue sostenido en anteriores pronunciamientos.
Esta afirmación deriva de las observaciones expresadas por la Corte a propósito del control
de convencionalidad, en la Opinión Consultiva OC-21/14, en cuya oportunidad la Corte con-
sideró “necesario que los diversos órganos del Estado realicen el correspondiente control de
convencionalidad, también sobre la base de lo que señale en ejercicio de su competencia no
contenciosa o consultiva, la que indudablemente comparte con su competencia contenciosa
el propósito del sistema interamericano de derechos humanos, cual es ‘la protección de los
derechos fundamentales de los seres humanos’” (Corte IDH, Opinión Consultiva OC-21/14,
“Derechos y garantías de niñas y niños en el contexto de la migración y/o en necesidad de
protección internacional”, 19 de agosto de 2014, párrs. 110-114, 150, 280, 123-149. Disponible
en: http://www.Corte IDH.or.cr/docs/opiniones/resumen_seriea_21_esp.pdf. Citado por
Sergio García y Julieta Morales, “Hacia el ius commune interamericano: la jurisprudencia
de la Corte IDH en 2013-2016”, en Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional 2016,
núm. 20, pp. 433-463. Disponible en: http://dx.doi.org/10.18042/cepc/aijc.20.15).
554 BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD Y CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EN BOLIVIA / ALAN E. VARGAS
Bibliografía
ZUSAMMENFASSUNG
Das Verhältnis von Legislative und Judikative sollte auf eine harmonische Zusam-
menarbeit ausgerichtet sein, ohne dadurch die Gewaltenteilung aufzuheben. Nicht
umsonst wurden jedem Organ klar geregelte Funktionen übertragen, die es optimal
erfüllen muss. Dem widerspricht keineswegs, dass die Judikative der Legislative die
Annahme bestimmter Normen zur Erfüllung staatlicher Aufgaben empfiehlt. Der
vorliegende Text untersucht die Urteile des Verfassungsgerichtshofs, in denen der
Kongress zur Verabschiedung von Gesetzen und zur Gewährleistung ihrer Umset-
zung aufgefordert wird.
*
Estudiante de Derecho y asistente de investigación de la Universidad de los Andes
(Bogotá, Colombia). df.ospina11@uniandes.edu.co
SUMMARY
The relationship between the legislative and judicial branches should advocate for
their harmonious collaboration without eliminating the separation of powers. It is not
for nothing that each body has regulated functions, which it should perform in the
best manner. This, however, does not preclude the judicial branch from recommend-
ing that the legislative branch promulgate a certain law with a view to fulfilling the
purposes of the State. This text analyzes Constitutional Court decisions that exhort the
Congress of the Republic to legislate and to comply with what has been legislated.
Introducción
1
Constitución Política de Colombia, artículo 113.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 559
En los Estados constitucionales modernos está claro que la principal función del
legislativo es hacer leyes. Para esto, las constituciones suelen darle amplias faculta-
des y libertades, toda vez que “la ley es la expresión por excelencia de la voluntad
popular”.2 Ahora bien, parece apenas lógico que el texto de la ley no pueda ir en
contra de lo establecido en la constitución. Como bien afirma Ferrajoli, existen
reglas sustantivas (los derechos fundamentales y los derechos sociales) que estable-
cen obligaciones al legislador.3 Esto circunscribe la esfera de lo indecidible4 –lo que
no está permitido decidir– y de lo indecidible que no –lo que no está permitido no
decidir–.5 Lo que esté por fuera de estos ámbitos es lo que se entiende por libertad
de configuración legislativa.
Teniendo en cuenta lo anterior, la labor legislativa no solo tiene límites formales
como el procedimiento legislativo (en Colombia, la Ley 5 de 1992), sino sustantivos
(los derechos fundamentales recogidos en la constitución). A esto se suma una obli-
gación por parte del legislativo: garantizar los derechos fundamentales y sociales
–lo que Ferrajoli llama “lo que no está permitido no decidir”6– para materializar el
texto constitucional. Entonces, no se trata únicamente de una prohibición de vul-
nerar la constitución, sino de una obligación de regular los asuntos que contemplen
derechos constitucionales.
Hay veces, sin embargo, en las que el órgano legislativo no realiza adecuadamente
su función y sobrepasa los límites formales o sustantivos de su actuar. Por eso “se ha
conferido a los tribunales constitucionales una serie de competencias para invalidar
la disposición mediante la cual se quebrantan estos límites”.7 A través del control
de constitucionalidad de las leyes (en Colombia, la acción pública de inconstitu-
cionalidad) se ha permitido que los tribunales constitucionales revisen la constitu-
cionalidad de los actos realizados por el legislativo. Es importante mencionar que
esta no es una figura novedosa en el constitucionalismo colombiano, ya desde 19108
se contemplaba la posibilidad de que el Congreso de la República expidiera leyes
2
Diana Durán, “Funciones del Congreso de la República: ¿insustituibles y esenciales
a pesar de todo?”, en Henrik López Sterup (ed.), Manual de Constitución y Democracia: del
Estado y la protección de los derechos, vol. 2, Bogotá, Ediciones Uniandes, 2012, p. 68.
3
Luigi Ferrajoli, Principia Iuris: Teoría del derecho y de la democracia, vol. 1, Madrid,
Editorial Trotta, 2011, p. 775.
4
Idem.
5
Luigi Ferrajoli, Principia Iuris: Teoría del derecho y de la democracia, vol. 2, Madrid,
Editorial Trotta, 2011, p. 22.
6
Idem.
7
Andrea Celemín, “El exhorto al legislador: análisis de la jurisprudencia de la Corte
Constitucional colombiana”, Revista de Derecho Público, núm. 36, 2016, p. 3.
8
El artículo 40 del Acto Legislativo 03 de 1910 prevé la acción pública de inconstitucio-
nalidad.
560 EL EXHORTO AL LEGISLADOR EN COLOMBIA Y SU EFICACIA COMO... / DANIEL FELIPE OSPINA-CELIS
9
Celemín, op. cit., p. 4.
10
Ignacio Villaverde, “La inconstitucionalidad por omisión. Un nuevo reto para la justicia
constitucional”, en Miguel Carbonell (ed.), En busca de normas ausentes. Ensayos sobre la incons-
titucionalidad por omisión, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2003, p. 66.
11
Víctor Bazán, Control de las omisiones inconstitucionales e inconvencionales: recorrido
por el derecho y la jurisprudencia americanos y europeos, Bogotá, Ediciones Nueva Jurídica,
2017, p. 151.
12
Idem.
13
Ibid., p. 1005.
14
Eduardo Velandia Canosa, “Control jurisdiccional de la inconstitucionalidad e incon-
vencionalidad por omisión”, Revista Jurídica Primera Instancia, vol. 2, núm. 3, jul.-dic. 2014,
pp. 178-179.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 561
15
Al respecto, ver las siguientes sentencias de la Corte Constitucional de Colombia: C-543
de 1996, C-146 y C-407 de 1998, C-215, C-369 y C-675 de 1999.
16
Velandia, op. cit., p. 168.
17
Adolfo Murillo Granados, Las omisiones legislativas en materia penal en Colombia a
partir de 1991, Bogotá, Grupo Editorial Ibáñez, 2016, p. 228.
18
Como se mostrará más adelante, esto sucedió en el caso del matrimonio entre parejas
del mismo sexo.
19
Real Academia Española, Diccionario de la lengua española. Disponible en: http://www.
rae.es
20
Víctor Bazán, “Respuestas normativas y jurisdiccionales frente a las omisiones incons-
titucionales. Una visión de derecho comparado”, en Miguel Carbonell (ed.), En busca de las
normas ausentes. Ensayos sobre la inconstitucionalidad por omisión, México, Universidad
Nacional Autónoma de México, 2003, p. 94.
562 EL EXHORTO AL LEGISLADOR EN COLOMBIA Y SU EFICACIA COMO... / DANIEL FELIPE OSPINA-CELIS
21
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-473 de 1994, M. P. Alejandro Martí-
nez Caballero.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 563
Cuadro 1
Año de la sentencia de exhorto
en lo que va de la presente (gráfico 1). Así las cosas, mientras en los primeros años
de vida del tribunal constitucional colombiano se hizo un uso prudente del exhorto
al legislador, con el paso de los años ha aumentado su frecuencia. En la última dé-
cada, la cantidad de sentencias de exhorto es más de seis veces superior al total de
sentencias exhortativas de los años noventa.
564 EL EXHORTO AL LEGISLADOR EN COLOMBIA Y SU EFICACIA COMO... / DANIEL FELIPE OSPINA-CELIS
Gráfico 1
Sentencias de exhorto por década
30
25
25
Cantidad de sentencias
20 18
15
10
5 4
0
1992-1999 2000-2009 2010-2017
Fuente: elaboración propia.
Cuadro 2
Casos en los que el Congreso de la República ha cumplido
Gráfico 2 Gráfico 3
Cumplimiento e incumplimiento Porcentaje de cumplimiento
de las sentencias de exhorto de las sentencias de exhorto
35 33
Número de sentencias exhortativas
30
Cumple
25 30 %
20
14
15
10 No cumple
5 70 %
0
Cumple No cumple
tribunal constitucional estableció que las parejas del mismo sexo tenían derecho a
acudir ante jueces y notarios para formalizar su unión.22 El legislador, efectivamente,
no reguló el asunto y hoy las parejas del mismo sexo pueden formalizar su vínculo
amparándose en una sentencia de exhorto que contempla una consecuencia jurídica
en caso de mantenerse el silencio del legislador.
22
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-577 de 2011, M. P. Gabriel Eduardo
Mendoza Martelo.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 567
Gráfico 4
Tiempo que tarda el Congreso de la República
en cumplir una sentencia exhortativa
10
10
9
8
8
6
6
Años
4 4
4
3 3 3 3 3 3 3
2
2
0
C-221 de 1997
T-889 de 1999
T-1337 de 2001
T- 729 de 2002
T-891 de 2003
C-016 de 2004
T-1090 de 2005
C-699 de 2007
C-720 de 2007
SU-813 de 2007
C230A de 2008
C-728 de 2009
C-818 de 2011
C-871 de 2014
Fuente: elaboración propia.
años. Específicamente, ¿por qué tardó diez años en expedir una ley estatutaria sobre
la protección de la autodeterminación informática, la intimidad y el habeas data
(Sentencia T-729 de 2002), mientras que tan solo tardó dos años en regular el pa-
go de la prima de servicios para los trabajadores domésticos (Sentencia C-871 de
2014)? ¿Hay, acaso, intereses políticos que determinan i) si el Legislativo cumple
con el exhorto realizado por la Corte Constitucional, y ii) cuánto tarda en cumplir?
Cuadro 3
Casos de exhorto insistente de la Corte Constitucional
23
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-473 de 1994, M. P. Alejandro Martínez
Caballero.
24
Idem.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 569
Conclusiones
Las sentencias en las que la Corte Constitucional exhorta al Congreso de la Repú-
blica a legislar son ineficaces para cumplir los fines del Estado y remediar los vacíos
normativos existentes en la legislación colombiana. De las 47 sentencias de exhor-
to estudiadas, solo en el 30% de los casos han sido regulados adecuadamente, lo
25
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-476 de 2014, M. P. Alberto Rojas Ríos.
570 EL EXHORTO AL LEGISLADOR EN COLOMBIA Y SU EFICACIA COMO... / DANIEL FELIPE OSPINA-CELIS
cual supone que, la mayoría de las veces, el Legislativo no le presta atención a los
llamados del tribunal constitucional. En ese sentido, resulta paradójico que la
frecuencia de las sentencias de exhorto haya aumentado sin que exista un cum-
plimiento cabal de las mismas.
Debe decirse, sin embargo, que el porcentaje de cumplimiento es más alto de lo
que se esperaba. Se cree que el Congreso nunca atiende a los exhortos de la Corte y
esto tampoco es verdad. No hay un cumplimiento significativo que permita estable-
cer un compromiso del órgano legislativo con la materialización de las sentencias
de exhorto, pero tampoco hay una total inactividad. Esto ha llevado a que, en deci-
siones de suma importancia para los derechos constitucionales de las personas, la
Corte Constitucional imponga consecuencias jurídicas en caso de que el legislador
no regule la materia en un plazo determinado. Esto sucedió, por ejemplo, con el
matrimonio de parejas del mismo sexo, en el que la Corte le otorgó un plazo de dos
años al Congreso para que regulara. Una vez vencido el término sin la regulación
adecuada, las parejas del mismo sexo podían acudir ante jueces y notarios para
formalizar su unión.26
En adición, las veces en las que el Congreso efectivamente promulga una ley que
remedia la omisión legislativa detectada por el tribunal constitucional, no hay unifor-
midad en el tiempo que se tarda. Por este motivo, no es posible establecer un interés
inmediato por parte del legislador en todos los casos en los que –finalmente– reguló
la materia. Es posible, entonces, que la regulación que realiza el Legislativo se deba
más a agendas políticas que a la necesidad de cumplir con el exhorto de la Corte.
Por último, vale la pena preguntarse por qué la Corte Constitucional ha tenido
que exhortar insistentemente al Congreso para que legisle sobre determinados temas
y, también, por qué –en los casos en los que ha legislado– en algunas ocasiones se ha
demorado tres o menos años y otras más de seis. Con base en la evidencia existente,
puede decirse que las sentencias en las que el tribunal constitucional ha exhortado
al Congreso pocas veces han tenido efecto en la configuración legislativa y, cuando
lo tienen, dicho efecto tarda muchos años en materializarse. Así las cosas, la colabo-
ración armónica entre el Legislativo y el Judicial en este aspecto resulta débil, mas
no inexistente en Colombia.
Bibliografía
Asamblea Nacional Constituyente, Constitución Política de Colombia, 4 de
julio de 1991.
Bazán, Víctor, Control de las omisiones inconstitucionales e inconvencionales: reco-
rrido por el derecho y la jurisprudencia americanos y europeos, Bogotá, Ediciones
Nueva Jurídica, 2017.
26
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-577 de 2011, M. P. Gabriel Eduardo
Mendoza Martelo.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 571
ZUSAMMENFASSUNG
Gegenstand dieser Studie ist die verbindliche Grundsatzentscheidung Nr. 11, die
anhand der auf der Webseite des brasilianischen Obersten Bundesgerichts (STF) als
relevant eingestuften Grundsatzurteile vor und nach ihrer Verkündung analysiert wird.
Mithilfe von empirischen Sekundärquellen soll versucht werden, ihre tatsächliche
Wirkung nachzuvollziehen. Handelt es sich womöglich um eine Illusion, wenn die-
ser Entscheidung eine Korrekturfunktion bezüglich der Rechtskultur zugeschrieben
*
Mestrando na FFLCH-USP. Bacharel em Direito pela PUC-SP. Foi visiting researcher na
Université Paris Descartes, bolsista Capes. Especialista pelo Programa Interamericano Sobre la
Reforma a la Justicia Civil pelo Centro de Estudios de Justicia de las Américas, bolsista Global
Affairs Canada. Pesquisador do Grupo de Pesquisa em Direitos Fundamentais da PUC-SP.
Membro da Associação Brasileira de Constitucionalistas Democratas – ABCD.
jvcardoso@usp.br
**
Consultor jurídico em São Paulo. Mestre e doutorando em Filosofia do Direito pela
PUC-SP, como bolsista Capes. Pesquisador do Grupo de Pesquisa em Direitos Fundamentais
da PUC-SP. Professor convidado do curso de especialização em direito constitucional – Co-
geae. Membro da Associação Brasileira de Constitucionalistas Democratas – ABCD.
k.gerber@uol.com.br
wird? Am Beispiel von Gefangenen, die während der Wehen Handschellen trugen,
lassen sich indirekte Auswirkungen der Diskussion über das willkürliche Anlegen von
Handschellen nachweisen, die zu einem Umschwung der öffentlichen Meinung und
zur Reaktion des brasilianischen Kongresses beitrugen.
SUMMARY
The present research consists of the case study of Abstract of Judgments No. 11
through the examination of judgments prior and subsequent to its issuance indi-
cated as relevant at the STF website. With the help of empirical secondary sources,
it aims at understanding its effects on reality. Would it be a vain hope to credit this
abstract with the role of corrector of legal culture? In the case of women prisoners
handcuffed during labor, the analysis found indirect effects of the discussion on the
arbitrary use of handcuffs, contributing to changes in public opinion and to the re-
action of the National Congress.
Introdução
No Brasil, hoje os mais variados temas políticos passam pelo Supremo Tribunal
Federal (STF). O Supremo está nas manchetes. Seria cair em vala comum dizer na
atual conjuntura que o Poder Judiciário assumiu um posto de grande visibilidade
e relevância institucional. Nada obstante, tanto jornalistas quanto acadêmicos vêm
constantemente criticando a Corte, não exatamente pelo fato de esta deixar de seguir
seus próprios precedentes, mas com respeito ao veiculado “protagonismo do Poder
Judiciário”. Porém, as discussões têm cada vez mais gravitado também em torno
daquele tema e muitas críticas públicas têm-se voltado para o comportamento da
Corte ao julgar casos semelhantes de forma diversa. Neste sentido, Oscar Vilhena2
descreveu um tipo de comportamento díspar da Corte:
1
Franz Kafka, Carta a meu pai, São Paulo, Editora Hemus, 1978, p. 77.
2
Oscar Vilhena, 1994, p. 147.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 575
3
Gerald N. Rosenberg, The Hollow Hope. Can Courts Bring About Social Change?, Estados
Unidos da América, The University of Chicago, 1991.
4
Mark A. Graber, Does It Really Matter? Conservative Courts in a Conservative Era, 75
Fordham L., Rev., 2006, p. 675.
5
Idem., p. 675.
6
Gerald N. Rosenberg, The Hollow Hope. Can Courts Bring About Social Change?, Estados
Unidos da América, The University of Chicago, 1991, p. 10.
7
Idem., p. 22.
8
Michael W. McCann, Poder Judiciário e mobilização do direito: uma perspectiva dos
“usuários”, em: Revista da Escola da Magistratura Regional Federal, Tribunal Regional Federal
da 2ª Região, Cadernos Temáticos - Justiça Constitucional no Brasil: Política e Direito, dez.
2011, p. 185.
576 A SÚMULA VINCULANTE N.º 11 IMPORTA, NA REALIDADE? / JOÃO VITOR CARDOSO, KONSTANTIN GERBER
9
Idem., p. 186.
10
César Rodríguez-Garavito, “Beyond the Courtroom: the impact of judicial activism on
socioeconomic rights in Latin America”, Texas Law Review, 2011, p. 1678.
11
Michael W. McCann, Poder Judiciário e mobilização do direito: uma perspectiva dos
“usuários”, em: Revista da Escola da Magistratura Regional Federal, Tribunal Regional Federal
da 2ª Região, Cadernos Temáticos - Justiça Constitucional no Brasil: Política e Direito, dez.
2011, p. 177.
12
César Rodríguez-Garavito, “Beyond the Courtroom: the impact of judicial activism on
socioeconomic rights in Latin America”, Texas Law Review, 2011, pp. 1977-1979.
13
Idem., p. 1979.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 577
Com amparo nessas ideias, a presente pesquisa visa tecer breves comentários
acerca do estudo de caso da Súmula Vinculante n.º 11, tanto no plano doutrinário
quanto em um plano empírico. Seu desafio consiste, portanto, em estabelecer inter-
locuções com fontes secundárias de pesquisas empíricas, a fim de provocar compa-
rações com a dogmática jurídica. A análise que se expõe a seguir mapeou uma série
de acórdãos, apontando que a Súmula Vinculante n.º 11 ensejou, por vezes, efeitos
institucionais contidos ou efeitos simbólicos sutis.
1.1. O problema
14
Pedro Leonardo Summers Caymmi, “Súmula Vinculante, Segurança Jurídica e Positi-
vismo: o verdadeiro papel deste instrumento na construção democrática do discurso jurídico,”
em Reforma do Judiciário, São Paulo, Editora Saraiva, 2006, p. 190.
15
Mônica de Melo, João Vitor Cardoso, Konstantin Gerber, “Acesso à justiça no Brasil:
legislação, jurisprudência e análise comparativa com o sistema interamericano de direitos
humanos”, em CEJA, Derecho de Acceso a la justicia: aportes para la construcción de un acervo
latinoamericano, Santiago de Chile, Centro de Estudios de Justicia de las Américas, Gráfica
LOM, 2017, p. 97.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 579
sentido, Esin Örücü tem defendido que ‘todos os sistemas jurídicos são hí-
bridos’, pois, para este ilustre comparatista, ‘não existe sistema jurídico puro’.16
16
João Vitor Cardoso, “Mudança do Direito: obra da Lei ou dos Juízes?”, em: Dierle Nunes,
Aluísio Mendes, Fernando Gonzaga Jayme, A Nova Aplicação da Jurisprudência e Precedentes
No PC/2015, São Paulo, Editora Revista dos Tribunais, 2017, p. 584.
17
Arruda Alvim, Coleção de Estudos e Pareceres – Direito Processual Civil – 1, São Paulo,
Editora Revista dos Tribunais, 1995, p. 137.
18
Fredie Didier Jr., Paula Sarno Braga, Rafael Oliveira, Curso de Direito Processual Civil,
Salvador, Edições JusPODIVM, 2011, p. 401.
19
Georges Abboud, “Súmula vinculante versus precedente: notas para evitar alguns en-
ganos”, Revista de Processo, vol. 165, Revista dos Tribunais, São Paulo, 2008, p. 218.
20
Lenio Luiz Streck, Súmulas no Direito Brasileiro, Eficácia, Poder e Função, Porto Alegre,
Editora Livraria do Advogado, 1995, p. 20.
580 A SÚMULA VINCULANTE N.º 11 IMPORTA, NA REALIDADE? / JOÃO VITOR CARDOSO, KONSTANTIN GERBER
21
Humberto Theodoro Junior, “Breves Considerações sobre a Politização do Judiciário
e sobre o Panorama de Aplicação no Direito Brasileiro – Análise da Convergência entre o
Civil Law e o Common Law e dos Problemas da Padronização Decisória”, Revista de Processo
vol.189, Revista dos Tribunais, 2010.
22
João Carlos Pestana Aguiar Silva, “A Súmula vinculante como um Retrocesso Perante a
Histórica Evolução da Jurisprudência”, São Paulo, Revista dos Tribunais, 2000, p. 38.
23
Invocou também a Constituição: inciso LVII do art. 5º (presunção de inocência); inciso
LXI do art. 5º (prisão somente em flagrante ou por ordem escrita judicial competente); inciso
XLIX do art. 5º (integridades física e moral); dentre outros dispositivos, como o próprio art. 1º,
que erigiu a dignidade como fundamento basilar da República brasileira (Brasil, 2008, p. 4).
24
Este dispositivo foi editado por meio da Lei 11.689 de 2008.
25
Brasil, STF, HC 91952, Relator Ministro Marco Aurélio, Tribunal Pleno, julgamento em
7.8.2008, DJ de 19.12.2008, p. 12.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 581
É de se destacar, ainda, o voto da Min. Carmen Lúcia, que refere o art. 284 do
CPP, que veda o uso de força contra réus de ações penais, salvo se indispensável no
caso de resistência ou tentativa de fuga.26 À ocasião, consignou a respeito do uso
das algemas em relação à infâmia social:
É importante que a Corte fixe sua posição e, mais do que isso, que deixe
claras as responsabilidades do cumprimento, porque, com isso, deixaremos
explícito que o Ministério Público, o Ministério da Justiça, o Diretor do De-
partamento de Polícia Federal, Estadual, Municipal, o juiz de Direito, todos
têm responsabilidade diante do conteúdo e da eficácia da súmula.30
26
Brasil, STF, HC 89429, Relatora Ministra Cármen Lúcia, Primeira Turma, julgamento
em 22.8.2006, DJ de 2.2.2007, p. 7.
27
Ibidem., pp. 9 e 10.
28
Ibidem., p. 8
29
Ibidem., p. 11.
30
Brasil, STF, HC 91952, Relator Ministro Marco Aurélio, Tribunal Pleno, julgamento em
7.8.2008, DJ de 19.12.2008, p. 15 .
582 A SÚMULA VINCULANTE N.º 11 IMPORTA, NA REALIDADE? / JOÃO VITOR CARDOSO, KONSTANTIN GERBER
31
Artur L. Goodhart, “The ratio decidendi of a case”, The Modern Law Review, vol.22,
março de 1959, n.5, p. 212.
32
Alfred William Brian Simpson, “The ratio decidendi of a case”, The Modern Law Review,
vol.22, setembro de 1959, n.5, p. 454.
33
Conrado Hübner Mendes, “Direitos Fundamentais, separação de poderes e delibera-
ção”, Tese de Doutorado apresentada ao Departamento de Ciência Política da Faculdade de
Filosofia, Letras e Ciências Humanas, da Universidade de São Paulo, 2008, p. 66.
34
Adriana de Moraes Vojvodic, “Precedentes e argumentação no Supremo Tribunal Fe-
deral: entre a vinculação ao passado e a sinalização ao futuro”, Tese de Doutorado apresentada
à Faculdade de Direito da Universidade de São Paulo, 2012.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 583
geral se dá no continente europeu, vige a regra de que as cortes superiores não ana-
lisam fatos, adotando-se uma distinção dogmática entre matéria de fato e matéria
de direito, remanescendo a questão de como forçar o respeito de certas súmulas, se
a Corte, em rigor, não analisa os fatos.35
É dever legal do STF, conforme o art. 927, parágrafo 5º do Código de Processo
Civil, dar: “publicidade a seus precedentes, organizando-os por questão jurídica
decidida e divulgando-os, preferencialmente, na rede mundial de computadores”.
Em seu sítio eletrônico é possível aceder aos links com precedentes prévios e poste-
riores às edições das súmulas vinculantes. Por meio de um destes sítios investigamos
nosso problema, a implementação da Súmula Vinculante n.º 11, cujo verbete diz:
Só é lícito o uso de algemas em casos de resistência e de fundado receio de
fuga ou de perigo à integridade física própria ou alheia, por parte do preso ou
de terceiros, justificada a excepcionalidade por escrito, sob pena de responsa-
bilidade disciplinar, civil e penal do agente ou da autoridade, e de nulidade da
prisão ou do ato processual a que se refere, sem prejuízo da responsabilidade
civil do Estado.
Com o objetivo de analisar a maneira pela qual o STF vem garantindo a eficácia
da Súmula Vinculante n.º 11 e qual a relação dos demais poderes no contexto de sua
implementação, analisaram-se aqui quarenta acórdãos posteriores à criação da dic-
ção sumular, a fim de identificar os discursos dos Ministros a seu respeito. Dentre
os fundamentos encontrados, destacam-se:
a) Vedação à reanalise de fatos em sede de via reclamatória (7 casos),36
b) Periculosidade do acusado (7 casos),37
c) Número reduzido de policiais (6 casos),38
35
João Vitor Cardoso, “Mudança do Direito: obra da Lei ou dos Juízes?”, em: Dierle Nunes,
Aluísio Mendes, Fernando Gonzaga Jayme, A Nova Aplicação da Jurisprudência e Precedentes
No CPC/2015, São Paulo, Editora Revista dos Tribunais, 2017, pp. 594 e 595.
36
“A via reclamatória não se compatibiliza com o reexame do quadro fático ensejador
do uso de algemas, limitando-se a análise desta Corte à aferição da higidez lógico-formal da
fundamentação empregada.” (Reclamação 25.168).
37
“[...] pessoa jovem, robusta, e que tem em seu histórico uma evasão da Colônia Penal e
[...] tem destreza com a utilização de armas ou pelo menos as conhece, já que guardava uma
em sua residência.” (Reclamação 8.084).
38
“[...] a despeito da Súmula vinculante n. 11 do Supremo Tribunal Federal, determino a
manutenção das algemas no averiguado, uma vez que o número reduzido de policiais militares
que atuam nas audiências de custódias, a compleição física dos policiais, que às vezes é inferior
a dos investigados, o número de averiguados que muitas vezes é maior que o dos policiais e
o número elevado de promotores, defensores, advogados, servidores e públicos em geral que
transitam pelo local em que são realizadas as audiências de custódia, indicam a necessidade
do uso de algemas para garantir a segurança de todos e regular ordem e prosseguimento dos
trabalhos.” (Agravo Regimental na Reclamação 25.168).
584 A SÚMULA VINCULANTE N.º 11 IMPORTA, NA REALIDADE? / JOÃO VITOR CARDOSO, KONSTANTIN GERBER
39
“[...] reclamante veio a ser ‘apresentado à imprensa como se fosse um troféu’. [...] Embora
evidenciado o emprego injustificado do artefato, a providência decorreu de ato administra-
tivo da autoridade policial, situação não abarcada pelo verbete, no que alude à prática de ato
processual.” (Reclamação 7.116).
40
“[...] o uso injustificado de algemas em audiência, ainda que impugnado em momento
procedimentalmente adequado, traduziria causa de nulidade meramente relativa, de modo
que o seu eventual reconhecimento exigiria a demonstração inequívoca, pelo interessado, de
efetivo prejuízo à defesa – o que não se evidenciou no caso –, pois não se declaram nulidades
processuais por mera presunção, consoante tem proclamado a jurisprudência do Supremo
Tribunal Federal”. (Agravo na Reclamação 16292).
41
“A partir da leitura do verbete sumular, depreende-se que a retirada de algemas é a regra.
O uso constitui exceção que desafia fundamento idôneo devidamente justificado na forma
escrita. [...] Como se vê, a decisão desvirtua a lógica da Súmula. [...] Mas a ótica da Súmula é
inversa. E ótica vinculante! [...] .” (Agravo Regimental na Reclamação 22.557).
42
“O enunciado da Súmula Vinculante n.º 11 da Suprema Corte não é aplicável, face ao
uso de algemas durante a sessão, máxime quando o julgamento pelo tribunal do júri se deu
em data anterior à sua publicação.” (Agravo regimental 653964).
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 585
Fundamentação Acórdãos
Vedação à reanalise de fatos ocorridos em AG.REG. na Reclamacão 25. 168; AG.REG. na
audiência Reclamação 16.292; Reclamação 17684; Agravo
Regimental 778358; Habeas Corpus 96238;
Reclamação 15047; Reclamação 6870
Periculosidade do acusado Reclamação 8.084; EMB.DECL. no AG.REG.
na Reclamação 23.729; Reclamação 18805.
Reclamação 17575; Recurso Ordinário em
Habeas Corpus 102962-MG; Agravo Regimental
na Reclamação 8.628-SP; Reclamação 8712
Número reduzido de policiais Reclamação 19.501; Ag. Reg. na Reclamação
14.663; Reclamação 9470; Ag. Reg. na
Reclamação 9468-RJ; Habeas Corpus 103.003-
SP; Reclamação 8409 AG.REG.
Extensão subjetiva da súmula não abrange a Reclamação 7.116; Habeas Corpus 104.459;
Administracão Reclamação 7.814-RJ; Reclamação 12.484
Relativizacão da identidade perfeita Reclamação 8333; Reclamação 11845
Anulacão do interrogatório, com prejuízo de Ag. Reg. na Reclamação 22.557; e Reclamação
todos os atos processuais posteriores 1178
Fatos ocorridos anteriormente à criacão da Agravo regimental 653964
Súmula vinculante n.o 11
Foi noticiada recentemente (2018) na Folha de São Paulo a morte de Linda Brown,
“menina que pôs fim à segregação racial nos Estados Unidos”. Vale lembrar que
Linda Brown foi a parte reclamante no caso Brown v. Board of Education. Nele se
decidiu, em 31 de maio de 1955, que as cortes federais norte-americanas deveriam
dar cumprimento à determinação da dessegregação racial em todas as escolas de
ensino fundamental e médio nos Estados Unidos da América (EUA).
Contrariamente ao que se convenciona na maior parte da literatura, que compre-
ende que Brown v. Board of Education acarretou uma revolução nas relações raciais
nos EUA, contribuindo para o movimento dos direitos civis nos anos sessenta, o es-
tudo empírico conduzido por Rosenberg43 demonstra que este precedente produziu
pouco efeito na realidade e que a confiança depositada na Corte como mecanismo
43
Gerald N. Rosenberg, The Hollow Hope. Can Courts Bring About Social Change?, Estados
Unidos da América, The University of Chicago, 1991, pp. 42-49 e p. 9.
586 A SÚMULA VINCULANTE N.º 11 IMPORTA, NA REALIDADE? / JOÃO VITOR CARDOSO, KONSTANTIN GERBER
de mudança social não passava de uma “vã esperança”. O autor demonstra, ademais,
que se levaria mais de uma década para que a decisão passasse a ser cumprida pelos
poderes locais, somente ocorrendo, de forma mais substantiva, a partir da edição
de leis com impacto orçamentário pelo Congresso Americano nos anos de 1964-65.
Vale lembrar que o documento citado por Rosenberg, aprovado em março de
1956, autointitulado “Declaration of Constitutional Principles” (conhecido também
como o Manifesto Sulista), visava obter a reversão do julgamento, bem como com-
bater sua implementação. Assim, uma das mais importantes barreiras culturais e
políticas à concreção dos direitos civis nos EUA foi a existência de grupos apoiadores
da segregação racial. Cabe se referir aqui ao Ku Kux Klan, bem como aos Conselhos
de Cidadãos Brancos.
Outro estudo que importa à análise do caso em análise é aquele realizado por
Garavito,44 que defende que o reconhecimento de direitos por Cortes deve ser
acompanhado de medidas para seu cumprimento, assim como de medidas de mo-
nitoramento que possibilitem a implementação da determinação judicial. Partindo
desta premissa, o autor propõe uma avaliação do grau de impacto de uma decisão da
Corte Constitucional Colombiana. O jurista distingue entre “ativismo monológico” e
“ativismo dialógico” para fins de classificação dos efeitos produzidos pelas sentenças,
que seriam: efeitos materiais diretos (formulação de política ordenada pela Corte);
efeitos materiais indiretos (intervenção de novos atores no debate constitucional);
efeitos simbólicos diretos (mudança de percepção e da abordagem midiática sobre
o problema); e efeitos simbólicos indiretos (transformação da opinião pública pa-
ra passar a reconhecer uma violação de direito). Vale sublinhar as audiências para
monitorar o cumprimento de decisões constitucionais, a participação da sociedade
civil neste monitoramento e a necessidade de coordenação entre órgãos governa-
mentais, sobretudo no que se refere ao caso dos deslocados internos em decorrência
da guerra civil colombiana, que culminaram na criação de uma política pública com
indicadores para aferição da progressividade de sua implementação.
Tornando à análise da Súmula n.º 11: teria esta produzido efeitos simbólicos?
O desrespeito sistemático à referida súmula teria repercutido na opinião pública,
através do acompanhamento midiático, e na prática da maioria dos juízes? Neste
sentido, os dados sugerem efeitos materiais indiretos, pois a instituição da súmula
induziu o engajamento de entidades da sociedade civil que passaram a monitorar o
percentual de cumprimento (ou descumprimento) do enunciado sumular por meio
de pesquisas empíricas. Nada obstante, movimentos políticos contrários à imple-
mentação de direitos fundamentais na prática processual penal reforçam barreiras
44
César Rodríguez-Garavito, “Beyond the Courtroom: the impact of judicial activism on
socioeconomic rights in Latin America”, Texas Law Review, 2011, p. 1681, disponível em: www.
texaslrev.com/wp-content/uploads/Rodriguez-Garavito-89-TLR-1669.pdf
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 587
4. Discussão
45
Vale citar o Projeto de Decreto Legislativo (PDC) 317/16, do deputado Eduardo Bolso-
naro (PSC-SP); sustenta que a Resolução 213/15 do CNJ viola a Constituição Federal.
46
Jaime Couso, Jorge Mera, “Precedentes y Justicia Penal”, Santiago de Chile, Ediciones
Universidad Diego Portales, 2011.
47
Frederick Schauer, “Has Precedent Ever Really Mattered in the Supreme Court?”, George
State University Law Review, Vol. 24, 2007, p. 382.
48
Layza Queiroz Santos e Alice De Marchi Pereira de Souza (org.), “Vidas em luta: Cri-
minalização e violência contra defensoras e defensores de direitos humanos no Brasil”, Terra
de Direitos, Curitiba, 2018, disponível em: http://terradedireitos.org.br/acervo/publicacoes/
livros/42/vidas-em-luta-criminalizacao-e-violencia-contra-defensoras-e-defensores-de-di-
reitos-humanos-no-brasil/22548
49
G1, Anistia internacional aponta que 58 defensores de direitos humanos foram mor-
tos em 2017 no Brasil, 05 de dezembro de 2017, disponível em: https://g1.globo.com/mundo/
noticia/anistia-internacional-aponta-que-58-defensores-de-direitos-humanos-foram-mor-
tos-em-2017-no-brasil.ghtml
588 A SÚMULA VINCULANTE N.º 11 IMPORTA, NA REALIDADE? / JOÃO VITOR CARDOSO, KONSTANTIN GERBER
negras. Vale dizer: 64% da população prisional brasileira têm a pele negra.50 Daí se
pode inferir que a maioria dos afetados pelo descumprimento da Súmula n.º 11 é
de cor negra.
Por outro lado, vale lembrar, em 2015 a presidente do Supremo Tribunal Fede-
ral, ministra Carmem Lúcia, concedeu Habeas Corpus (HC 126107) a uma mulher
grávida que se encontrava presa na Penitenciária Feminina da cidade de São Paulo.
Com a decisão, inspirada nas Regras de Tóquio, a gestante restou presa preventiva-
mente, porém em seu domicílio:
Nessa esteira, de acordo com uma pesquisa da Fundação Oswaldo Cruz (2015),
em um universo de 200 presas grávidas 35% estavam algemadas durante o traba-
lho de parto, a despeito da Resolução do Conselho Nacional de Política Criminal
e Penitenciária n. 3 de 2012 e da Súmula n.º 11. Em resposta a esta constatação foi
editado o Decreto nº 8.858 de 2016, que vedou o uso de algemas “em mulheres pre-
sas em qualquer unidade do sistema penitenciário nacional durante o trabalho de
parto, no trajeto da parturiente entre a unidade prisional e a unidade hospitalar e
após o parto, durante o periodo em que se encontrar hospitalizada”. Posteriormente,
a reação parlamentar veio através da Lei 13.434/17, que veda o uso de algemas “em
mulheres grávidas durante os atos médico-hospitalares preparatórios para a reali-
zação do parto e durante o trabalho de parto, bem como em mulheres durante o
período de puerpério imediato”.
Por sua vez, a pesquisa coordenada pelo Instituto de Defesa do Direito de Defesa
(IDDD) constatou a presença de agentes policiais e penitenciários na maior parte
das audiências de custódia, conforme dados de observações realizadas em Forta-
leza (CE), Brasília (DF), Belo Horizonte (MG), Recife (PE), Rio de Janeiro (RJ) e
São Paulo (SP). Dentre 12 Estados dos quais se obteve informações, apenas em 4 se
observou a retirada das algemas.51
O que importa evidenciar é o cenário do Estado de São Paulo, em que foi diag-
nosticado que algemas foram usadas em 100% das audiências de custódia, em um
50
Brasil, Ministério da Justiça, Levantamento Nacional de Informações Nacionais Pe-
nitenciárias, Atualização, junho de 2016, p. 32, disponível em: http://depen.gov.br/DEPEN/
noticias-1/noticias/infopen-levantamento-nacional-de-informacoes-penitenciarias-2016/
relatorio_2016_22111.pdf
51
IDDD, Audiências de custódia. “Panorama Nacional pelo Instituto de Defesa do Di-
reito de Defesa”, 2017, pp. 11 e 32, disponível em: http://www.iddd.org.br/wp-content/uplo-
ads/2017/12/Audiencias-de-Custodia_Panorama-Nacional_Relatorio.pdf
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 589
52
Idem, “Monitoramento das audiências de custódia em São Paulo pelo Instituto de Defesa
do Direito de Defesa”, 2015, pp. 11 a 50, disponível em: http://www.iddd.org.br/wp-content/
uploads/2016/05/Relatorio-AC-SP.pdf
53
Idem, “Monitoramento das audiências de custódia em São Paulo pelo Instituto de De-
fesa do Direito de Defesa”, 2015, p. 49, disponível em: http://www.iddd.org.br/wp-content/
uploads/2016/05/Relatorio-AC-SP.pdf
54
Conectas, “Tortura Blindada. Como as instituições do sistema de justiça perpetuam a
violência nas audiências de custódia”, São Paulo, 2017, p. 23.
590 A SÚMULA VINCULANTE N.º 11 IMPORTA, NA REALIDADE? / JOÃO VITOR CARDOSO, KONSTANTIN GERBER
[...] internamente entre os juízes, havia uma discussão sobre abolir o uso
do instrumento. Segundo o juiz Marcos Vieira, os magistrados da DIPO, em
setembro, começavam a discutir e reavaliar o uso de algemas, primeiro pela
previsão legal, segundo porque, na visão dele, se mostrava ´como um exagero,
já que a pessoa chega ao Fórum repleta de mecanismos de vigia e, inclusive,
com escolta policial´.
Diante deste cenário, verifica-se que o STF tem sido ineficaz na produção de
reformas à justiça penal através da Súmula Vinculante n.º 11. Com efeito, os acha-
dos de pesquisa deixam claro que os temores de vozes doutrinárias contrárias a
levar as súmulas a sério, sinalizando para o risco de enrijecimento da interpretação
constitucional e dos “efeitos deletérios da vinculação do próprio Supremo Tribunal
Federal à interpretação sumulada”55 não encontram apoio nos testes empíricos, pois,
como demonstramos acima, o Supremo faz uma interpretação da Súmula Vincu-
lante n.º 11 por vezes conflitante com o conteúdo dela própria.
Verifica-se que o cumprimento da súmula confronta a cultura jurídica. O Su-
premo não analisa fatos: presume-os verdadeiros. Assim, é virtualmente impossível
fiscalizar a implementação do verbete. De tal sorte, o desenho do sistema de justiça
resta fortemente atado a poderes locais.
Afinal, qual a razão de ser de uma Súmula Vinculante cujo cumprimento sequer
em tese a Corte pode fiscalizar seu cumprimento? Seria o caso de cabimento de Ar-
guição de Descumprimento de Preceito Fundamental para que o STF e o CNJ criem
mecanismos de supervisão e monitoramento a todo o Poder Judiciário? Estas são
questões que mereceriam um estudo exploratório.
Nota final
Como apontam os achados discutidos, a existência de acusados algemados em au-
diências de custódia conforma um massivo desrespeito ao “direito sumulado” que
protege o direito à presunção de inocência no Brasil.
Neste sentido, a efetivação da Súmula Vinculante n.º 11 dependerá de intera-
ções e mobilizações institucionais coerentes com o seu sentido. Por outro lado, sua
existência exerce um relevante papel de constrangimento em outras instituições,
bem como oportuniza estratégias processuais que podem ser acionadas na justiça
penal. Assim, observam-se elementos que corroboram as críticas que Rosenberg
55
Saulo Ramos, Direito fundamental à previsibilidade do Direito brasileiro, Editora JC,
2013, p.300.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 591
sofreu, sobretudo por parte de autores como McCann, por conceber uma relação
entre direito e sociedade que se sustenta apenas nos efeitos diretos e materiais das
sentenças constitucionais.56 Com efeito, uma teoria da transformação social através
da litigância mais promissora seria aquela apelidada por Michael McCann57 de “po-
lítica de mobilização do direito”. Isto é: os tribunais podem até traçar políticas que os
demais poderes devem seguir, mas como o autor argumenta: “Indiscutivelmente, a
influência dos tribunais é menos direta e menos linear, e não está sujeita a análises
causais. Mas o seu poder indireto ainda é muito fundamental”.58
Retornando ao exame do caso das detentas algemadas durante o trabalho de
parto, é possível dizer que a Súmula Vinculante n.º 11 tem gerado efeitos indire-
tos ou simbólicos ao levantar uma discussão sobre o uso arbitrário de algemas,
que contribuiu para a mudança na opinião pública e para a reação do Congresso
Nacional e do Poder Executivo, bem como para a mobilização da sociedade civil,
conferindo-lhe novos poderes de negociação, apoiados em pesquisas que auxiliam
no monitoramento da sua implementação.
Os dados analisados nesta investigação apontam, ainda, para 7 argumentos fun-
damentais quanto à aplicação da Súmula Vinculante n.º11. Nesse aspecto, a coleta
jurisprudencial demonstrou que o verbete sumular não contribuiu para a proteção
de direitos fundamentais e tampouco para uniformizar a narrativa interna do STF
(isto é, para sua vinculação horizontal). Ao confrontar-se a pesquisa empírica com a
corrente dogmática majoritária, os resultados da comparação apontam que a busca
da ratio decidendi da Súmula n.º 11 revela uma interpretação consolidada contrária
ao seu sentido originário na própria Corte.
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Paulo, 2000.
56
César Rodríguez-Garavito, “Beyond the Courtroom: the impact of judicial activism on
socioeconomic rights in Latin America”, Texas Law Review, 2011, p. 1678.
57
Michael W. McCann, Poder Judiciário e mobilização do direito: uma perspectiva dos
“usuários”, em: Revista da Escola da Magistratura Regional Federal, Tribunal Regional Federal
da 2ª Região, Cadernos Temáticos - Justiça Constitucional no Brasil: Política e Direito, dez.
2011, p. 181.
58
Idem., Poder Judiciário e mobilização do direito: uma perspectiva dos “usuários”, em:
Revista da Escola da Magistratura Regional Federal, Tribunal Regional Federal da 2ª Região,
Cadernos Temáticos - Justiça Constitucional no Brasil: Política e Direito, dez. 2011, p. 183.
592 A SÚMULA VINCULANTE N.º 11 IMPORTA, NA REALIDADE? / JOÃO VITOR CARDOSO, KONSTANTIN GERBER
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ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 593
9. Para los títulos internos se empleará la numeración decimal (1, 1.1, 1.1.1). Es
aconsejable que no haya más de tres niveles de títulos internos.
11. Las mayúsculas se emplearán de acuerdo con las normas ortográficas vigentes.
En particular, se escribirán con minúscula los nombres de los meses y días de
la semana (noviembre, lunes), los cargos, títulos y dignidades, excepto cuan-
do aparezcan abreviados (magistrado, fiscal, doctor), así como los nombres
genéricos de entidades de cualquier clase y jerarquía (un juzgado de primera
instancia, los tribunales constitucionales).
12. Las referencias bibliográficas deben incluirse a pie de página y contener los
siguientes elementos:
a) Libros: Nombre y apellido del autor, título del libro (en cursivas), ciudad,
editorial, año de publicación (si la edición empleada no es la primera,
conviene indicarlo).
Ejemplo:
Thomas Hobbes, Leviatán, Madrid, Alianza Universidad, 1993 [1651],
p. 11.
b) Artículos o capítulos de libros: Nombre y apellido del autor, título del
artículo o capítulo (entre comillas y redondas), en nombre y apellido del
editor (ed.) o compilador (comp.), si corresponde, título del libro (en
cursivas), ciudad, editorial, año de publicación, página(s).
Ejemplo:
Douglas Durán Chavarría, “Ejecución de las sanciones penales ju-
veniles privativas de libertad”, en Mauricio González Oviedo y Carlos
Tiffer Sotomayor (comps.), De la arbitrariedad a la justicia. Adolescentes
y responsabilidad penal en Costa Rica, San José, Unicef, 2000, pp. 13-15.
c) Artículos de publicaciones periódicas: Nombre y apellido del autor, título
del artículo (entre comillas), nombre de la revista (en cursivas), número,
fecha, páginas.
Ejemplo:
Patricia Laurenzo Copello, “La discriminación por razón de sexo en
la legislación penal”, Jueces para la Democracia, núm. 34, 1999, pp. 10 y 32.
ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 597
d) Recursos de Internet: Nombre y apellido del autor (si el texto está fir-
mado); si se trata de una parte de una obra mayor, nombre de la parte
(entre comillas), nombre del sitio web o de la obra (en cursiva). Dirección
electrónica.
Ejemplo:
Ariel Dulitzky, “La censura previa en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos: el caso Martorell”, en Equipo Nizkor, Derechos huma-
nos en América Latina. Disponible en: http://www.derechos.org/koaga/
vii/du- litzky.html.
e) Es necesario incluir una bibliografía al final de cada artículo. Para ello
se utilizarán los mismos datos, anteponiendo el apellido al nombre del
autor y eliminando el número de página, excepto en los artículos de las
publicaciones periódicas.
Ejemplo:
Dulitzky, Ariel, “La censura previa en la Convención Americana
sobre Derechos Humanos: el caso Martorell”, en Equipo Nizkor. Derechos
humanos en América Latina. Disponible en: http://www.derechos.org/
koaga/vii/du-litzky.html.
Mariño Castellanos, Ángel, Danelia Cutié Mustelier y Josefina
Méndez López, “Reflexiones en torno a la protección de los derechos
fundamentales en Cuba. Propuestas para su perfeccionamiento”, en Lisette
Pérez Hernández y Martha Prieto Valdés, Temas de derecho constitu-
cional cubano, La Habana, Félix Varela, 2002.
Hobbes, Thomas, Leviatán, Madrid, Alianza Universidad, 1993 [1651].
Laurenzo Copello, Patricia, “La discriminación por razón de sexo
en la legislación penal”, Jueces para la Democracia, núm. 34, 1999.
f) Cuando la publicación citada tenga más de tres autores se usará el nombre
del que figure en primer lugar, seguido de la expresión et al.
598 INSTRUCCIONES PARA LA PRESENTACIÓN DE ARTÍCULOS