3 El Valor Posicional 1 Er Ciclo Broitman PDF
3 El Valor Posicional 1 Er Ciclo Broitman PDF
3 El Valor Posicional 1 Er Ciclo Broitman PDF
El valor posicional.
Reflexiones y
propuestas para
su enseñanza
Claudia Broitman
Verónica Grimaldi
Héctor Ponce
0 +
95
:
2
2
-
5
x5 ?
2 ?
9 0
7 * 9 3%9
4
%
00 7 2 0
2
1
4 5 35
9
+
5
2x /
0 :
? 95
9 1
9
3
5 +
CUADERNOS DE APOYO DIDÁCTICO
El valor posicional.
5HÀH[ionHs \
propuestas para
su enseñanza
Claudia Broitman
Verónica Grimaldi
Héctor Ponce
Broitman, Claudia
El valor posicional : reflexiones y propuestas para su enseñanza / Claudia
Broitman ; Verónica Grimaldi ; Héctor Ponce. - 1a ed. 3a reimp. - Ciudad
Autónoma de Buenos Aires : Santillana, 2014.
48 p. ; 19x13 cm. - (Cuadernos de apoyo didáctico)
ISBN 978-950-46-2528-5
1. Matemática. 2. Guía del Docente. I. Grimaldi, Verónica II. Ponce, Héctor III.
Título
CDD 371.1
ISBN: 978-950-46-2528-5
Queda hecho el depósito que dispone la Ley 11.723
Impreso en Argentina. Printed in Argentina.
Primera edición: enero de 2012.
Tercera reimpresión: noviembre de 2014.
INTRODUCCIÓN .......................................................................................... 7
CAPÍTULOS
Bibliografía .................................................................................................... 45
5
INTRODUCCIÓN
7
reconociendo su escondida complejidad. Recuperamos además
una mirada psicológica que nos permite contemplar mejor la
construcción de los conocimientos por parte de los niños y nos
obliga a interpelar a la enseñanza más clásica. Luego de estos
aspectos, finalmente proponemos algunas clases de problemas
estudiados en investigaciones y experiencias didácticas, que se
han relevado como fértiles para promover avances en las concep-
tualizaciones de los niños acerca del valor posicional.
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
15
“treinta y cuatro”, apoyándose en su conocimiento acerca de
la escritura convencional del 30.
4. Esta idea es válida en otros sistemas de numeración que no son posicionales. Al tomar al número
100 como valor “completo”, sin considerar el valor de la posición de cada cifra, se procede como en el
sistema romano, en el que el símbolo (en este caso, C) indica el valor total del número.
16
de los niños, de conceptualizaciones originales acerca del siste-
ma de numeración.
CAPÍTULO III
17
y 3 no portan el valor de esas potencias de 10 (lo que revela que
ese 5 es 500 es su ubicación), sino que indican por cuánto hay
que multiplicar cada potencia. Es decir, es posible representar un
conjunto de unidades con una sola cifra en cada posición. Por
ejemplo, en este caso, usando el símbolo 5 estamos indicando
que hay 5 grupos de 100.
5. Durante los años ‘80 se llamó “ataditos” a grupos de 10 o 100 fósforos unidos con una soguita, que
servían para representar materialmente las equivalencias entre órdenes.
18
Manipular, experimentar antes que simbolizar, pasar de lo concre-
to a lo gráfico y de lo gráfico a lo abstracto parecía ser el modo
idóneo de introducir a los alumnos en la actividad matemática.6
Gran cantidad de investigaciones han demostrado que la acción
de manipular objetos no es un requisito para el aprendizaje de
los números ni de otros contenidos matemáticos. Si bien es posi-
ble que los alumnos tengan éxito en las actividades de manipula-
ción y composición, eso no implica necesariamente que las tareas
desarrolladas les permitan acceder a las razones que sostienen el
funcionamiento del sistema de numeración.
– Aun sabiendo que una decena tiene diez unidades y que los
algoritmos de suma y resta se resuelven empezando por las uni-
dades, los niños siguen produciendo errores sistemáticos en
relación con todo aquello que ya se les enseñó. Por ejemplo:
s es usual que sumen por un lado las unidades y por otro las
decenas, sin considerar los agrupamientos; por ejemplo,
para 18 + 25, realizan 8 + 5 = 13 y lo escriben en la columna
de las unidades, y luego suman las decenas, obteniendo
313.
7. En el ejemplo ya citado, en el que un alumno inventa la regla me llevo el más chico y escribo el más
grande, si se tratara sólo de cálculos en los que “se lleva 1”, podría decirse que este alumno aprendió
el procedimiento. Sin embargo, se pone de manifiesto que esto no es así cuando se le plantea un
cálculo diferente: el procedimiento que lleva a cabo es equivalente a la regla que le han enseñado
solo en algunos casos puntuales.
21
Las “remediaciones” que sugería la enseñanza para superar
estos errores tenían los mismos inconvenientes que las pro-
puestas de enseñanza: ejercitar más solo ayuda a afianzar un
conocimiento si este ha sido comprendido. Cuando se trata de
mecanismos desvinculados de otros conocimientos que puedan
servir de apoyo y de control, la práctica repetitiva fracasa por las
mismas razones que fracasó la enseñanza en primer término.
Hasta aquí hemos analizado dos ideas que han orientado la
enseñanza del sistema de numeración: una de ellas, vinculada
a la explicitación de los agrupamientos; la otra, en relación con
los algoritmos de suma y resta. Sin embargo, las objeciones que
hemos desplegado sobre algunas ideas muy extendidas en la
enseñanza del sistema de numeración se condensan en una crí-
tica más estructural y profunda. Se trata, en definitiva, de una dis-
cusión acerca de cómo se concibe el aprendizaje: desde nuestra
perspectiva, aprender no es “mirar” (los agrupamientos) y descu-
brir a través de los sentidos, sino tener la posibilidad sostenida de
interactuar con cierto objeto. Se trata, también, de una discusión
acerca de cómo se concibe el sistema de numeración: como un
código con el que se transcriben cantidades o como un sistema de
representación en el que las relaciones no están establecidas de
antemano (como en el código) sino que, justamente, deben ser
desentrañadas.
CAPÍTULO IV
9. Utilizamos aquí el término “comprender”, con la convicción de que no es lo mismo “poder usar”
que “haber aprendido”. Si bien muchos niños logran utilizar con cierto éxito estas descomposicio-
nes, dicho éxito es local: la mayoría puede usar este conocimiento escolar para resolver problemas
algorítmicos de descomposición, pero no logran reutilizarlo a propósito de otros problemas, por
ejemplo, en aquellos que implican decidir cuántos billetes de $1 y de $10 hay en $423, o bien, como
hemos analizado, producen errores de cálculo en los que aparece una pérdida de significación.
24
permiten que los niños no pierdan de vista las cantidades con las
que operan en cada parte del cálculo. El estudio de los algoritmos
puede abordarse posteriormente, cuando el control sobre esos
mecanismos no esté dado, como se ha discutido anteriormente,
por la memorización de sus reglas de uso sino por la compren-
sión de los cálculos que se realizan en cada paso, vinculados a
estos otros procedimientos. Por ejemplo, al resolver 17 + 24 en
una cuenta vertical, podrán recurrir a procedimientos que invo-
lucren descomposiciones aditivas para tratar de interpretar el
mismo cálculo, ahora escrito de otra manera, y por lo tanto ana-
lizar sus reglas apoyándose en conocimientos disponibles. Está
claro que, para que los alumnos puedan operar de este modo,
resulta necesario propiciar un trabajo sobre procedimientos de
cálculo mental que involucre el uso de sus conocimientos acerca
del sistema de numeración.
CAPÍTULO V
10. Problema extraído de la prueba para tercer grado tomada por la Dirección de Investigaciones de
la Secretaría de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, año 2003.
26
Este problema exige a los alumnos componer el 1.000 de
1.345 sin tener disponibles billetes de esa cantidad, lo cual propi-
cia la aparición de agrupamientos de a 100.
29
– puede tratarse de una simple equivocación, olvidando un
cero al escribir “3 de 10$”;
30
Otra de las producciones vuelve a mostrar un error que ya ha
sido analizado en el problema anterior:
11. Extraídas de: Dirección de Educación General Básica (2001). Orientaciones didácticas para el tra-
bajo con los números en los primeros años de la EGB. La Plata. Disponible en www.abc.gov.ar.
32
ARMAR Y DESARMAR NÚMEROS PARA RESOLVER
CÁLCULOS MENTALES
La resolución de sumas y restas sin hacer “la cuenta” involucra
–en general de manera implícita– el reconocimiento y uso del
valor posicional. Desde primer grado es posible proponer cálcu-
los horizontales en los que se promuevan las descomposiciones
aditivas en términos de cuántos dieces y cuántos unos hay en
los números, para luego agrupar de modos diversos. También
es posible proponer cálculos en los que se pueda redondear los
números en juego y luego considerar la diferencia agregada.
Como ya mencionamos, la relación entre la numeración escri-
ta y la numeración oral permite instalar un trabajo de reflexión
en torno al valor posicional de las cifras dentro del número. Los
alumnos podrían apoyarse en el nombre de los números para
producir descomposiciones; por ejemplo, en la resolución de
23 + 18, algunos niños podrían establecer que en 23 hay un 20 y
hay un 3, “porque decís veintitrés”, y proceder de manera similar
con el 18, para luego agrupar 20 + 10 = 30 y 3 + 8 = 11, entonces
30 + 11 = 41. Progresivamente, podrán prescindir de este apoyo
en el nombre e identificar cuántos cienes, dieces y unos hay
según la posición que cada cifra ocupa dentro de la escritura.
Algunas situaciones que podrían plantearse en este sentido
son las siguientes:
s Si ya sabés que 10 + 10 = 20, ¿cuánto será 11 + 12?
s Si ya sabés que 15 + 15 = 30, ¿cuánto será 15 + 14?
s Si 200 + 200 = 400, ¿cuánto será 230 + 210?
s Resolvé mentalmente 4900 + 2900 (en la que se apunta a
que utilicen, por ejemplo, el cálculo 5.000 + 3.000, y luego
descuenten 200).
A continuación presentamos algunas producciones de niños
de primer grado,12 que dan cuenta del uso de descomposiciones
aditivas para la resolución de cálculos:
12. Ídem nota 11.
33
Resulta interesante notar que las descomposiciones a las que
se alude en cada caso son diferentes; por ejemplo, para 15 + 16
algunos usan el resultado memorizado 15 + 15, mientras que
otros identifican el 10 y el 5 del 15, y el 10 y el 6 del 16.
13. Problemas adaptados de Lerner, D. (2005). “¿Tener éxito o comprender? Una tensión constante
en la enseñanza y el aprendizaje del sistema de numeración”. En Alvarado, M. y Brizuela, B. (comp.).
Haciendo números. México, Paidós. Reproducido en Revista 12(ntes).
34
“de atrás” sumen 9 o menos, que ponen en evidencia lo que ocurre
en las decenas cuando se acumulan 10 o más unidades.
56 + 22
56 + 25
54 + 26
1.000 + 300 + 40 + 2=
500 + 30 + 8=
5 + 200 + 70 =
10 + 4 + 200 =
15. En este libro, hemos decidido conservar las palabras “unidades”, “decenas”, “centenas”, etc. cuando
dialogamos con los docentes lectores. Por el contrario, si se trata de explicitar lo que los chicos dicen,
o cómo nos referimos a la posicionalidad cuando nos dirigimos a ellos, utilizamos los términos “unos”,
“dieces”, “cienes”, etcétera.
36
y reconocen que deben restar 40, ya que el número se lee
“trescientos cuarenta y cinco”. En cualquiera de estas estrategias,
erróneas o correctas, por tanteo o por anticipación, el uso de
la calculadora favorece la autonomía de los alumnos: es un
instrumento que les permite entrar en el juego matemático,
explorar otras respuestas cuando no se hayan obtenido los
resultados esperados, y generalizar la regla en el caso de que
hayan resuelto el problema con éxito.
16. Extraídos de: Dirección de Educación General Básica (2001). Orientaciones didácticas para el tra-
bajo con los números en los primeros años de la EGB. La Plata. Disponible en www.abc.gov.ar.
37
restarlo. Al no llegar al resultado esperado, continúan analizando
por qué restar 5 no les permitió obtener el número buscado.
Veamos cómo analizan algunos niños, a partir de dicho error, el
valor de ese 5.
38
En cambio, esta otra alumna explica, en ambos problemas, el
análisis que hizo del valor según la posición:
332
985
1.547
s Completá la serie:
483
3 x 10 = 3 x 20 = 3 x 30 = 3 x 40 =
4 x 20 = 4 x 200 = 40 x 2 = 400 x 2 =
42
de hacer. Se trata fundamentalmente de someter esos nuevos
conocimientos a la consideración de toda la clase y de asumir la
responsabilidad de argumentar, ofreciendo razones que sosten-
gan esos conocimientos. En el caso particular del valor posicional,
conocer las razones está asociado al establecimiento de relacio-
nes en el marco de las operaciones aritméticas y al progreso en la
interpretación de la información de una escritura numérica.
43
PALABRAS FINALES
44
BIBLIOGRAFÍA
45
– Dirección de Educación General Básica (2001). Aportes didácticos
para el trabajo con la calculadora en los tres ciclos de la EGB. Gabinete
Pedagógico Curricular-Matemática. La Plata. Disponible en www.abc.
gov.ar.
46
– Ponce, H. y Wolman, S. (2010). “Numeración oral−numeración escrita.
Tres perspectivas de análisis que abordan esta relación”. En Revista del
Instituto para el Estudio de la Educación, el Lenguaje y la Sociedad.
Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional de La Pampa.
– Scheuer, N., Sinclair, A., Merlo de Rivas, S., y Tieche Chrisitinat, Ch.
(2000). “Cuando ciento setenti y uno se escribe 10071: Niños de 5 a 8
años produciendo numerales”. En Infancia y Aprendizaje, nº 90.
47
Buenos Aires
Av. Leandro N. Alem 720
C1001AAP
Ciudad de Buenos Aires
Tel.: (011) 4119-5000
infoar@santillana.com
Córdoba
Esquiú 267
X5000ESD
Barrio General Paz, Córdoba
Tel./Fax: (0351) 421-4769
cordoba@santillana.com
Mendoza
Rioja 1713
M5500AMI
Mendoza
Tel./Fax: (0261) 429-3135
cuyo@santillana.com
Rosario
San Juan 621
S2000BDG
Rosario, Santa Fe
Tel./Fax: (0341) 447-4005
litoral@santillana.com
Tucumán
24 de Septiembre 1014
T4000CNV
San Miguel de Tucumán
Tel./Fax: (0381) 430-5943
noa@santillana.com