Derecho Constitucional - Ricardo Combellas
Derecho Constitucional - Ricardo Combellas
Derecho Constitucional - Ricardo Combellas
UNIDAD I
El Derecho Constitucional. Concepto
El derecho constitucional es la parte del Derecho Público Interno que estudia la organización
fundamental del Estado, determinando sus órganos primordiales y señalando las limitaciones de los
Poderes Públicos a los derechos sociales e individuales.
La formación del Derecho Constitucional como disciplina jurídica autónoma puede referirse en
el tiempo, al instante en que los Estados se dieron sus constituciones escritas.
El Constitucionalismo ha perseguido siempre un orden institucional, una forma de organización
social capaz de funcionar bajo el ejercicio o sumisión a la autoridad de gobierno establecida en
cualquier forma.
Quienes han abordado este tema coinciden en afirmar que el punto de partida del
Constitucionalismo clásico se da desde el momento en que los Estados asumen para su organización
jurídico-política textos constitucionales escritos, es decir codificados en un solo, fundamentalmente
del tipo rígida, consagratoria de un reparto claro y definido de competencias, inspirada en la
concepción de Montesquieu en torno a la división de los poderes, que garantice al mismo tiempo un
régimen de libertades capaz de limitar el poder del Estado brindando seguridad y confianza a los
gobernados de que sus derechos han de ser respetados y garantizados por mecanismos expeditos y
confiables.
La Constitución Norteamericana ha representado un punto de referencia en el surgimiento del
constitucionalismo clásico o moderno, que aparte de establecer una división absoluta de los poderes
contempla en la Enmienda No. 9 que “el hecho de que en la Constitución se enumeren ciertos
derechos no deberá interpretarse como una negación o menosprecio hacia otros derechos que
también son prerrogativas del pueblo”.
Esta enmienda surgió como un acto de reafirmación, de respeto y acato de los derechos
humanos por parte del Estado, y aun cuando no aparezcan expresamente indicados en la Constitución
no significa negación de los mismos.
La mayoría de los textos constitucionales latinoamericanos de este momento han preferido
incorporar en el cuerpo normativo de los mismos una enumeración pormenorizada de los derechos y
garantías no debe entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona humana, no
figuren expresamente en ella.
Para facilitar el estudio del Derecho Constitucional, se ha acometido esta labor a través de las
disciplinas que se desarrollan en el vasto ámbito que él comprende, a saber:
consiguiente, es una disciplina que agrupa la pluralidad de órdenes jurídicos constitucionales; pero el
criterio de agrupación es variable.
Conforme a esta disciplina se estudian dos o más órdenes constitucionales y se establecen los
aspectos coincidentes y las diferencias entre ellos. Tal mecanismo podría hacerse también agrupando
de un lado un grupo de Constituciones hispanoamericanas y contraponerlas a un grupo de
Constituciones europeas.
El objeto del Derecho Constitucional recae como consideran la mayoría de los autores sobre los
siguientes aspectos: 1) La Organización Jurídica fundamental de un Estado; 2) La Organización de
los Poderes de Gobierno; y, 3) La Reglamentación de las Libertades Públicas, (relaciones entre el
Estado y los individuos).
Conforme al primer aspecto interesa el estudio del Estado desde el punto de vista jurídico, no
desde una óptica social o política; y por tanto el contenido del Derecho Constitucional fija su atención
en la organización de los poderes de gobierno, debemos señalar que el estudio de la estructura de
gobierno que se haga sobre un sistema determinado es objeto de Derecho Constitucional.
La forma de gobierno que ostenta un Estado está determinada por la manera como está
concebido el ejercicio del poder del Estado.
Acepciones del término “gobierno”; El término gobierno puede ser estudiando “estricto sensu”
o “latu sensu”. En el primero de los casos se alude específicamente al órgano ejecutivo quien a través
de sus representantes ejerce las funciones propias de administración. En cambio “gobierno” en
sentido amplio significa la pluralidad de funciones que realiza el Estado a través de sus distintos
órganos, a saber: ejecutivo, legislativo y judicial.
En términos generales, “La palabra fuente da idea de un origen, una causa, un acto creador, un
fundamento, un modo de aparición del derecho”.
Para el estudio de las Fuentes del Derecho Constitucional nos acogemos al criterio de
clasificarlas en dos grandes categorías a saber: Fuentes Directas y Fuentes Indirectas.
Fuentes Directas: Las fuentes directas o inmediatas del Derecho Constitucional son por
excelencia: a) La Constitución Escrita y b) La Costumbre.
a) La Constitución Escrita: es la fuente directa por excelencia de Derecho Constitucional y si
ese instrumento organizativo del Estado goza de supremacía constitucional la eleva dentro de la
concepción Kelseniana al “nivel más alto dentro del derecho nacional”, significando con ello que el
derecho restante encuentra su fundamento en la Constitución.
Dentro de esta concepción, la Constitución, como Ley Marco de estructura organizativa del
Estado, como Ley Fundamental dentro de una jerarquía normativa que la coloca por encima de las
restantes normativas que conforman el ordenamiento jurídico de un Estado, es la vía más expedita
para nutrir el Derecho Constitucional. Es en la Constitución Escrita y en especial en la del tipo rígida
donde además de plasmarse el diseño organizativo del Estado, se incorporan los dispositivos
pertinentes para la defensa y valor jerárquico que la ostenta, y por tanto el estudio de las instituciones
del Estado, los derechos consagrados en la Carta Fundamental y toda la normativa en ella establecida.
Es la fuente que se brinda en forma directa o inmediata a nuestra disciplina jurídica.
Es necesario resaltar que en un ordenamiento jurídico que tenga su fundamento en una
Constitución escrita, puede existir leyes con rango constitucional e razón de su contenido y alcance,
estas son las llamadas “Leyes Constitucionales” que como explica Bidart Campos “el término Ley
Constitucional no está usado aquí con un sentido de adecuación a la Constitución escrita, de
conformidad con sus disposiciones, sino de ubicación en un plano jerárquicamente equiparable al
fundamental y supremo”. Ejemplo de ello lo tenemos en Francia con la Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano. En Venezuela la Ley de Descentralización, Delimitación y
Transferencia de Competencia del Poder Público Nacional de los Estados que se dictó bajo el imperio
de la Constitución del 61 y al igual que la Ley de Elección y Remoción de Gobernadores de Estado
revestían tal carácter de Ley Constitucional y por tanto estos instrumentos legales son también fuente
primaria del Derecho Constitucional.
b) La Costumbre: constituye otra categoría de fuente directa del Derecho Constitucional. La
Costumbre en su acepción general es derecho no escrito, sustentado en los dos elementos que sobre
ella se hizo descansar en el derecho romano: la inveterata consuetudo y la opinio juis et necesatis.
Podemos enfatizar que la costumbre constitucional dimana de hechos o prácticas que se dan en
sectores públicos fundamentalmente de alto nivel jerárquico que van creando una especie de modus
operandi sin existir preceptos normativos escritos que determinen ese proceder. En Venezuela bajo la
vigencia de la Constitución de 1961 se estilaba que el Presidente de la República designase como
Presidente encargado al Ministro de Relaciones Interiores en los casos de ausencia temporal por
salidas al exterior, lo que constituía una práctica o costumbre constitucional, por cuanto no estaba
obligado a hacer tal designación en el titular de ese Ministerio, ya que el artículo 188 de la
Constitución del 61, solo le imponía el deber de designar el ministro que lo supliría, que podía ser uno
cualesquiera del gabinete Ejecutivo; pero por fuerza de la práctica reiterada a lo largo de los años
resultaba extraña la ruptura del manejo de esta situación arraigada en esta materia.
Sin embargo, esta práctica constitucional quedó desechada en razón de que la Constitución de
1999 al incorporar en la estructura del órgano ejecutivo nacional la figura del Vice-Presidente,
establece que las faltas temporales del Presidente o Presidenta de la República serán suplidas por
quien ejerza la Vice-Presidencia Ejecutiva (Art. 234 de la CRBV).
Para Kelsen la costumbre no es fuente del derecho a menos que la Constitución lo establezca
expresamente y será de esta manera que la costumbre sea un hecho creador de derecho. “Si el orden
jurídico tiene una Constitución Escrita que no instituye la costumbre como procedimiento de creación
jurídica y, sin embargo, el orden jurídico contiene reglas de derecho consuetudinario al lado del
escrito, tendrá que haber normas constitucionales no escritas, es decir, una norma
consuetudinariamente establecida, de acuerdo con la cual los preceptos generales obligatorios para los
órganos encargados de aplicar el derecho, pueden ser creados por medio de la costumbre. La Ley
regula su propia creación, y el derecho consuetudinario hace lo propio”.
Fuentes Indirectas: Las Fuentes Indirectas o mediatas del Derecho Constitucional son: a) La
Jurisprudencia, b) La Doctrina y c) Derecho Comparado.
a) La Jurisprudencia: Esta fuente del Derecho Constitucional se refiere a las decisiones que
en un mismo sentido y de manera reiterada dictan los Tribunales y en especial las producidas por el
Máximo Tribunal de la República sobre materia constitucional.
La interpretación de la normativa Constitucional permite no solo aclarar el contenido o alcance
de un dispositivo, sino que facilita con ello armonizar dentro del contexto general que la Ley
Suprema, el significado que el diseñador constituyente quiso darle en su elaboración, pero que incluso
su interpretación ha de adecuarse al momento histórico, político y social que vive un colectivo
nacional.
La CRBV establece textualmente en su artículo 335 que el Tribunal Supremo de Justicia
“garantizará la supremacía y efectividad de las normas y principios constitucionales, será el máximo
y último intérprete de la Constitución y velará por su uniforme interpretación y aplicación” y
conforme a ese dispositivo constitucional –se agrega– que es a la Sala Constitucional a quien
corresponde pronunciarse sobre la interpretación, contenido o alcance de las normas y principios
constitucionales. Además de esta atribución que específicamente se le asigna a esta Sala, se establece
que las decisiones que ella produzca sobre la interpretación normativa de la Carta Fundamental son
vinculantes para las otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia y demás Tribunales de la República,
lo cual coloca a la Sala Constitucional en un rango jerárquico superior dentro de la estructura del
Máximo Tribunal de la República. Ese mecanismo de control atribuido al Órgano Judicial está
íntimamente relacionado con la previsión contemplada en el Artículo 7 de la CRBV que de manera
expresa consagra el principio de supremacía constitucional.
b) La Doctrina: Los criterios, enfoques y análisis que aportan los estudiosos del Derecho
Constitucional no solo desde una visión referida a un Estado en particular, sino también con enfoques
comparativos de las diversas instituciones que han sufrido modificaciones en diversos estados o que
han surgido o se esperan nazcan para dar un nuevo aliento a los sistemas instituidos, son valiosos
aportes que han sido tomados en cuenta tanto en Venezuela como en todos los países de influencia
democrática. Legisladores o Constituyentistas han sido orientados con sus trabajos académicos que
Grandes figuras del Constitucionalismo han asumido la tarea de agrupar en tipos o categorías
esa multiplicidad de conceptos de constitución; Carl Schmitt y García Pelayo entre otros.
Carl Schmitt distingue dentro de esa pluralidad de conceptos de Constitución a saber:
“absoluto, relativo, positivo e ideal de Constitución” que según García Pelayo esta tipología a pesar
de sus referencias históricas se mueve dentro de un campo absolutamente formal.
García Pelayo nos ofrece tres tipos de conceptos de Constitución: a) El Racional Normativo,
b) El Histórico Tradicional y c) El Sociológico.
a) Concepto Racional Normativo: De acuerdo a esta primera clasificación la Constitución se
nos presenta como un complejo normativo establecido de una sola vez y en el que de una manera
total, exhaustiva y sistemática se establecen las funciones fundamentales del Estado y se regulan los
Órganos, el ámbito de sus competencias y las relaciones entre ellos. La Constitución es un sistema de
normas.
b) Concepto Histórico Tradicional: según García Pelayo, surge en su formulación consciente
como una aptitud polémica frente al concepto racional, o dicho de un modo más preciso, como
ideología de conservatismo frente al liberalismo.
c) Concepto Sociológico: es la proyección del sociologismo en el campo constitucional.
Entendemos por tal una concepción científica y una actitud mental que de manera más o menos
intensa y extensa relativiza la política, el Derecho y la cultura a situaciones sociales. En lo que se
refiere a nuestro problema, hay coincidencias inevitables entre los conceptos histórico y sociológico
de constitución; pues, por una parte, es difícil, si no distinguir la Sociología de la Historia, sí
distinguir la realidad social de la realidad histórica, ya que aquella tiene lugar en el marco de ésta y en
un tránsito de lo precedente a lo futuro; en segundo lugar, lo que interesa a un concepto histórico de
constitución son siempre determinadas estructuras de poderes sociales concretos o de conciencias
colectivas insertas en ellos.
La constitución escrita puede ser estudiada atendiendo al carácter, significado y alcance de sus
normas, en dos partes: a) Parte Orgánica y b) Parte Dogmática.
a) Parte Orgánica: trata de la organización del Poder Público visto éste en su más amplia
acepción, es decir, como se distribuye en línea vertical y como se divide en Poder Nacional.
Comprende también aquellas normas relativas a la forma de Estado, de Gobierno, de las relaciones
entre los órganos del poder y la distribución de las funciones y competencias. De ahí entonces que los
procedimientos de elaboración de las leyes, de su aplicación, de la integración del Poder Judicial, etc.,
viene a ser parte integrante de la Orgánica Constitucional.
b) Parte Dogmática: la integran aquellas normas y principios “donde encontramos en
reconocimiento de las libertades y derechos de los hombres y de los grupos sociales, o bien de otras
actitudes políticas frete a la dignidad de la persona, según el sustrato ideológico de la Constitución y
las finalidades que se propone. La parte Dogmática representa en el fondo autolimitaciones del Poder
del Estado y la sumisión de éste a los postulados tendentes al respeto de la dignidad del hombre, la
igualdad, la justicia y la libertad. En esta parte están comprendidas también aquellas normas referidas
a los recursos de habeas corpus, amparo y habeas data.
El representa la antesala del texto constitucional y por tanto está fuera del articulado de la
constitución. Se define al preámbulo como una declaración solemne que precede al cuerpo normativo
de la Constitución, que traduce una serie de propósitos y anhelos de los Constituyentistas y en donde
por lo regular se enfatiza sobre el afianzamiento de ciertos principios fundamentales que orientan el
fin supremo del Estado, el propósito de resguardar y garantizar los valores supremos del hombre, la
libertad, el respeto a la dignidad humana, la justicia, el bien común, la efectividad de los derechos y
garantías ciudadanas, etc.
El preámbulo como indica Bielsa “no es una declaración de normas, ni siquiera de principios;
pero eso no significa que él carezca de cierto substratum jurídico subyacente”. Agrega él “que el
preámbulo no es la parte dominante de la Constitución –como erróneamente se ha dicho– ni siquiera
parte integrante de ella”. Por su parte Kelsen dice que el preámbulo “expresa las ideas políticas,
morales y religiosas que la constitución tiende a promover…, que carece de un contenido
jurídicamente importante, que tiene más bien un carácter ideológico que jurídico y que si el
La ausencia de declaración solemne que sirve de antesala a la Constitución ha dado pie para
que algunos consideren que carece de preámbulo; sería el caso –entre otros– de la Constitución
Venezolana de 1891 que únicamente menciona antes de su articulado, que fue el Congreso de los
Estados Unidos de Venezuela quien la dictó. A pesar de tal afirmación que pareciese incuestionable,
he venido defendiendo la tesis de que toda Constitución escrita tiene preámbulo y que la ausencia de
una declaración solemne de anhelos y principios, no afecta el verdadero contenido del mismo, por
cuanto el Preámbulo significa el poder por el cual se dicta la Constitución, bien sea a través de
cualquiera de los mecanismos de expresión de voluntad del poder constituyente radicado en el Pueblo
o a través de quien detente en cualquier forma el ejercicio del poder.
Clasificación de Constitución
pétreas, pero no de una constitución íntegramente pétrea. La totalidad del complejo normativo no
queda sustraída a la alteración, sino únicamente ciertas disposiciones fundamentales: la forma de
gobierno, los derechos individuales, etc.”. Conforme a esta apreciación el Artículo 6 de la CRBV
establece lo siguiente: “el Gobierno de la República… y…, es y será siempre democrático,
participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables”.
El contenido normativo de esta disposición enfatiza el sentimiento de la nación, de que el gobierno es
y será siempre como se expresa en dicha disposición, lo cual le imprime una gran fuerza política y
moral para que esos principios sean inmutables y revistan un carácter pétreo.
Constituciones Sumarias y Constituciones Desarrolladas: Las Constituciones escritas
pueden ser sumarias o desarrolladas. Las primeras, son aquellas que contienen solamente los
principios generales y fundamentales de organización de los Órganos del Estado y enuncian además
lo estrictamente necesario a su forma de Estado, de gobierno y ejercicio de la soberanía, es decir ellas
son parcas y por lo consiguiente no amplían innecesariamente sus principios básicos organizativos.
En cambio las constituciones desarrolladas se caracterizan por cuanto incorporan reglas detalladas
más propias de la legislación ordinaria.
La Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica de 1787, y la francesa de 1958 son
muestras del carácter sumario que presentan las mismas, mientras que la Constitución Venezolana del
99, la de Colombia de 1991 y la de Brasil de 1988, entre otras, son claras expresiones del carácter
desarrollado que presentan sus normas.
Constituciones Otorgadas: Según Bernaschina, como su nombre lo indica, deriva de la sola
voluntad del soberano; corresponde, en realidad a la Constitución que expide el Jefe del Estado con
poderes absolutos, el cual se desprende de parte de su poder para consignarlo en una ley a la cual él
mismo se sujeta, aun cuando algunos han pretendido que, posteriormente pueda modificar la
Constitución, también por su sola voluntad. Por ejemplo, el Emperador de Etiopía, sin que nadie lo
hubiese solicitado decretó una Constitución en 1931 y la reemplazó por otra en 1955.
Constituciones Pactadas: Es el resultado de un acuerdo entre quien detenta el poder y clases o
estamentos sociales y nacen evidentemente para solventar reclamos sociales, políticos y económicos.
Un ejemplo de este tipo de Constitución es la Carta Magna Inglesa de 1215.
Constituciones Democráticas: Son aquellas que nacen por voluntad del pueblo, es decir, es
producto del ejercicio de la soberanía popular. Por lo regular la expresión más genuina de este tipo de
Constituciones son las que nacen de una Asamblea Constituyente, es decir de un Cuerpo Colegiado
convocado especialmente para elaborar la Constitución de un Estado, la cual deberá ser ratificada por
el mismo pueblo mediante su consulta a través de un referéndum, pues de no ser así se incurriría en
los riesgos de una simple representación popular.
En la Asamblea Nacional Constituyente que se instaló el día 3 de agosto de 1999, la cual dictó
la nueva Carta Constitucional Venezolana, se partió sin tener al momento de su instalación, ningún
Anteproyecto a su alcance que sirviera de material de trabajo. La idea del grupo oficialista era el
cambio de Constitución por otra distinta, como si con ello se iba a resolver la crisis social, económica
y política en que estaba sumido el país. La Asamblea Nacional Constituyente fue una bandera política
que enarboló Chávez y sus seguidores para llegar a las bases marginales de la sociedad, carentes de
cultura política; pero ansiosas al mismo tiempo de reivindicaciones sociales y ávidas de participación
ciudadana, y de esta manera llegar a la toma del poder con una sustentación popular fuerte y vigorosa.
Preámbulo de la Constitución de 1999: El preámbulo de la actual Constitución contiene al
igual que los textos constitucionales del 61 y la del 45 y como de cualquier otra, la indicación del
poder por el cual se dictó la Constitución, que es la esencia misma del preámbulo. En efecto, éste
indica que el poder por el cual se dictó la Constitución dimana del pueblo y que la Asamblea
Nacional Constituyente fue el instrumento que sirvió para elaborar y por ende para decretar la nueva
Carta Fundamental del Estado.
Señala también la invocación que se hace de Dios, como reflejo de la influencia que de carácter
espiritual, ejerce la religión en la conciencia del pueblo venezolano.
Elocuente es la expresión que induce a mantener firme el ejemplo histórico de nuestro
Libertador Simón Bolívar, al igual que el heroísmo y sacrificio de nuestros pasados aborígenes y de
los precursores de una patria libre y soberana.
Nación no solo barreras jurídicas, sino también frenos morales los cuales ella no puede menguar y
menos aún renunciar.
La Independencia al igual que la integridad territorial y la libertad son valores consustanciados
con la esencia misma de la Nación, entendida ésta como el ente que aglutina la pluralidad de seres
humanos en una unidad, atadas por sentimientos de solidaridad.
La soberanía, otro de los derechos irrenunciables de la Nación, representa el poder supremo de
ella y conforme a la misma Constitución (Art. 5) reside en el Pueblo.
Con relación a la inmunidad, Brewer C. expresa que “la inmunidad tiene que ver con el
principio de la inmunidad jurisdiccional, en cuanto a que el Estado como organización política de la
Nación no podría ser juzgado por Tribunales que no sean de la República y conforme a las Leyes
Nacionales. Esta inmunidad jurisdiccional, sin embargo, es relativa en los términos del Artículo 151
de la Constitución cuando se trate de cuestiones comerciales del Estado”.
La autodeterminación nacional, significa que la Nación Venezolana coge como directriz no
renunciable el derecho a crear o establecer por sí misma la organización política de ella.
Los fines del Estado han de entenderse como objetivos o metas a alcanzar de acuerdo a un
programa de acciones, basados en propósitos primarios tendentes a alcanzar el bienestar colectivo
manifestado en todas aquellas áreas que la sociedad aspira disfrutar. Éstos deben responder
armónicamente con los fines de la sociedad. Al respecto, el Artículo 3 de la CRBV establece:
Carta Fundamental estuvo inspirada por las concepciones ideológicas que motivaron el diseño de la
Constitución Norteamericana y al apego de la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre.
Cierta es la afirmación de que “nunca en Venezuela pudo hablarse de una verdadera federación
por la razón muy simple, de que no han existido en ningún tiempo, verdaderos Estados o Provincias
con autonomía originaria que en virtud de un pacto o compromiso pudieron haber convenido en
renunciar a determinadas prerrogativas o derechos en beneficio de un poder superior o nacional”
(Ambrosio Oropeza).
Con eso antecedentes sobre el federalismo venezolano, la Constitución del 99 incorpora un
nuevo dispositivo relativo a la forma de Estado de Venezuela y que está contenido en el Artículo 4
que textualmente dice lo siguiente:
en el marco territorial del Estado Nacional, pues conforme a ese principio no hay cabida para una
acción separatista por parte de ninguna entidad política comprendida en el territorio nacional.
Cooperación: este principio se amplía significativamente en el Artículo 136 de la misma
Constitución que en su última parte establece: “…cada una de las ramas del Poder Público tienen sus
funciones propias, pero los Órganos a que incumbe su ejercicio colaborarán entre sí en la realización
de los fines del Estado”. Esta fórmula o régimen de colaboración entre las distintas ramas del Poder
Público corresponde a una justificable tendencia constitucional de aliviar o atenuar el criterio original
de la separación absoluta de los poderes.
Solidaridad: el Gobierno Nacional, como ente rector en las políticas nacionales ha de
involucrarse e involucrar a los otros entes en la solución de los conflictos sociales, en razón de ese
principio de solidaridad que pauta la Constitución Nacional.
Concurrencia y corresponsabilidad: éstos están estrechamente atados a los principios
anteriores, en cuanto que por razones de la colaboración que debe existir entre los distintos órganos
para el logro de los fines del Estado y la solidaridad que se establece entre los entes encargados de
poner en funcionamiento el aparato del Estado, surge indefectiblemente corresponsabilidad de las
acciones tomadas o que dejaron de tomarse sin justificación alguna.
El ejercicio “directo” de la soberanía a que se refiere el principio que se comenta se regula por
los canales que la misma Constitución establece (Artículo 70, sobre la participación ciudadana).
La Constitución del 99, al igual que la Constitución del 61 repite al referirse a los principios que
caracterizan al gobierno, la expresión “es y será siempre” para imprimirle especial énfasis a los
atributos que la norma señala en torno a la concepción del gobierno.
En efecto el Artículo 6 de la Constitución del 99 prescribe lo siguiente:
El idioma oficial es el castellano. Los idiomas indígenas también son de uso oficial para
los pueblos indígenas y deben ser respetados en todo el territorio de la República, por
constituir patrimonio cultural de la Nación y de la humanidad.
El artículo 9 es un reconocimiento a la existencia y derechos de los indígenas, en este caso, de
sus lenguas. Tendrán carácter oficial, lo cual quiere decir que un indígena, digamos del Delta
Amacuro, podrá dirigirse al gobernador del Estado en su propia lengua y éste tendrá que buscar un
intérprete si no la conoce, que es lo más probable; el documento que se expida, deberá en nuestra
opinión, estar escrito en ambas lenguas, la castellana y la indígena, si el indígena lo exige. Nos
referimos a los indígenas que viven en su hábitat natural.
En cuanto al castellano, este artículo 9 se complementa con el 13 del Código Civil que manda
usar el castellano en las oficinas públicas y en los libros de cuentas de los comerciantes, banqueros e
industriales.
El control difuso o por vía de excepción alcanzó rango constitucional con la nueva Constitución
del país que en su artículo 334 impone a los Jueces el deber de darle prioridad a la norma
constitucional en aquellos casos en que se encuentre que una ley u otra norma jurídica sea
incompatible con la Constitución, con lo cual se hace valer lo previsto en el artículo 7 de la
El control concentrado es como indica Brewer Carías otra forma de ejercicio de la justicia
constitucional. Es la potestad judicial anulatoria de las leyes, de los actos estatales con rango de ley o
dictados en ejecución directa de la Constitución. En este supuesto, sin embargo, a diferencia de los
anteriores, la Constitución atribuye tal potestad solo y exclusivamente a la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, dando origen así a la Jurisdicción Constitucional.
Con respecto a este tipo de control de constitucionalidad existe una significativa diferencia con
el control difuso, pues en vez de ser ejercido por cualquier Juez de la República, se lleva a cabo por
un solo Tribunal Constitucional, o Corte, o bien como en el caso venezolano por una Sala
Constitucional que es parte integrante del Máximo Tribunal de la República.
Este sistema de control se activa básicamente por vía de acción o por iniciativa o impulsos de
determinados funcionarios gubernamentales o del Poder Ciudadano, que expresamente soliciten el
pronunciamiento del órgano especializado, que como en el caso venezolano es el Tribunal Supremo
de Justicia, básicamente a través de la Sala Constitucional.
El artículo 334 de la vigente Constitución en su último aparte establece textualmente lo
siguiente:
Corresponde exclusivamente a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
como jurisdicción constitucional, declarar la nulidad de las leyes y demás actos de los
órganos que ejercen el Poder Público dictados en ejecución directa e inmediata de la
Constitución o que tengan rango de ley.
En base a esta disposición constitucional, se precisó el régimen del control concentrado de la
constitucionalidad de las leyes, y como dice Brewer Carías, se configuró claramente al Tribunal
Supremo de Justicia como jurisdicción constitucional.
Jurisdicción normativa
En cuanto a los numerales 1, 2, 3 y 4 del artículo 336, corresponde a esta Sala declarar –en base
al Control Concentrado que se le atribuye– la nulidad de aquellos actos que expresamente se indican
en esos numerales, cuando encontrare que coliden con la Constitución. Esta atribución anulatoria que
se asigna a la Sala Constitucional, ha de recaer sobre aquellos actos ya ejecutados que adolecen de un
vicio intrínseco o extrínseco que afecta su validez.
La doctrina incluye dentro de un tipo de control que denominan “abstracto”, a éste, que se
aplica después de ejecutado el acto y lo denomina “posterior”, para diferenciarlo de aquel que se pone
en práctica antes de entrar en vigencia el acto, y que lo denomina “previo”.
En cuanto al numeral 5 (Art. 336) como en los supuestos previstos en los artículos 203 y 214
del mismo texto constitucional, se atribuye a la Sala Constitucional ejercer un tipo de control que se
denomina “Control Previo” que se emplea antes de la entrada en vigencia del acto que ha de
someterse a él, todo con miras a verificar su constitucionalidad.
Constitución en los aspectos que sean necesarios, para lograr así la mayor armonía posible en las
relaciones entre el derecho internacional o comunitario y el derecho interno venezolano.
La potestad de activar el control preventivo de los tratados internacionales corresponderá al
Presidente de la República o a la Asamblea Nacional, siendo facultativo para su ejercicio. Se descartó
así la posibilidad de un control preventivo con carácter obligatorio, dado que podría traducirse en un
obstáculo para la fluidez y la buena marcha de las relaciones internacionales de la República”.
b) El segundo de los casos de “Control Previo”, es el que se refiere a la previsión contenida
en el artículo 203 de la Constitución, a cuyo tipo de control podríamos adicionarle el calificativo de
“automático” por cuanto de acuerdo a esta norma es requisito sine qua non que aquellas leyes que la
Asamblea Nacional haya calificado de “orgánicas”, deben ser remitidas antes de su promulgación a la
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, para que se pronuncie acerca de la
constitucionalidad de su carácter orgánico, con el entendido de que si la Sala Constitucional declara
que no es orgánica, la ley perderá este carácter.
Ha de tenerse presente que dentro del ordenamiento jurídico del Estado, las leyes orgánicas
tienen un nivel jerárquico superior a las llamadas leyes ordinarias, al punto de ser éstas consideradas
como leyes intermedias entre la Constitución y las leyes ordinarias.
c) El tercer caso de “Control Previo” atribuido a la Sala Constitucional está dado en el cuarto
aparte del artículo 214 de la Constitución de la República que permite al Presidente o Presidenta de la
República en el lapso de diez (10) días que tiene para promulgar la ley, ocurrir ante la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, para solicitar un pronunciamiento de dicha Sala,
acerca de si la Ley que le fue remitida a los fines de su promulgación, o algunos de sus artículos, es
inconstitucional.
Conforme a este dispositivo constitucional, el Tribunal Supremo de Justicia decidirá en el
término de quince (15) días contados desde el recibo de la comunicación del Presidente o Presidenta
de la República, y para el caso de que el Tribunal Supremo de Justicia no decidiere en el lapso
previsto o negare la inconstitucionalidad invocada, el Presidente de la República deberá promulgar la
ley dentro de los cinco (5) días siguientes a la decisión que niegue el recurso o del vencimiento del
lapso, si no hubiere decisión sobre el recurso interpuesto.
Con respecto a la atribución indicada en el numeral 6 del artículo 336 referida a “revisar, en
todo caso, aun de oficio, la constitucionalidad de los decretos que declare Estados de Excepción
dictados por el Presidente o Presidenta de la República”, hay que destacar que la Constitución del 99
involucró a los tres poderes tradicionales para que participen en estas situaciones excepcionales,
como son los Estados de excepción, donde se recurre a medidas extraordinarias para enfrentar
situaciones que pudieren comprometer la seguridad de la Nación, de las instituciones y de los
ciudadanos y donde los mecanismos institucionales ordinarios resultan insuficiente.
Estos Decretos deben ser revisados por la Sala Constitucional para constatar su
inconstitucionalidad; entendiéndose que la razón fundamental se hace por cuanto al declararse un
Estado de Excepción, se corren riesgos de que se vulneren los derechos y garantías ciudadanas.
El Estado de Alarma, se genera básicamente por acontecimientos o hechos naturales o bien por
factores sociales con una marcada incidencia negativa que comprometa la seguridad de la Nación o
de los diferentes estratos sociales del país.
El decreto que declare el estado de alarma, debe establecer el marco territorial donde deben
aplicarse las medidas extraordinarias para resolver los problemas surgidos y además debe precisar el
tiempo o lapso de vigencia del mismo, que conforme a la Constitución y a la Ley, no podrá exceder
de treinta días. Sin embargo, si los acontecimientos naturales o sociales generadores del problema no
pueden resolverse en ese lapso inicial, existe la posibilidad de que se conceda una prórroga por treinta
días más.
b) Estado de Emergencia Económica: Podrá decretarse cuando se susciten circunstancias
económicas extraordinarias, que afecten gravemente la vida económica en la Nación.
La disposición Constitucional señala que “la duración será de sesenta días prorrogables por un
lapso igual”, en cuyo lapso se han de tomar las medidas oportunas destinadas a resolver
satisfactoriamente la anormalidad o crisis e impedir la extensión de sus efectos.
Las medidas a tomar por el Ejecutivo Nacional, podrán ser de aplicación para todo el territorio
nacional o parte de él, de acuerdo con lo dispuesto en el Decreto de Emergencia Económica.
c) Estado de Conmoción Interior: Este tipo de estado de excepción podrá decretarse en caso
de conflicto interno que ponga seriamente en peligro la seguridad de la Nación, de sus ciudadanos y
de sus instituciones.
Conforme a la Ley de la materia, se indica que son, entre otras causas para declarar el estado de
conmoción interior, aquellas circunstancias excepcionales que impliquen grandes perturbaciones, la
del orden público interno y que signifiquen un notorio o inminente peligro para la estabilidad
institucional, la convivencia ciudadana, la seguridad pública, el mantenimiento del orden libre y
democrático; o cuando el funcionamiento de los poderes públicos estén interrumpidos.
Constitucionalmente, se ha previsto que el lapso original de duración podrá prolongarse hasta
por noventa días; pero podrá ser prorrogado por noventa días más cuando las circunstancias lo
ameriten.
Dentro de este tipo de emergencias existe una pluralidad de situaciones, muchas de ellas de
gran similitud tales como rebeliones, insurrecciones, tentativas de golpe de estado, dentro de las
cuales pueden surgir una mezcla de intereses militares y civiles, o bien en forma individualizada, las
cuales por su intensidad sean capaces de perturbar la paz y a tranquilidad de la República.
d) Estado de Conmoción Exterior: Para la declaratoria del estado de conmoción exterior es
menester que surja un conflicto externo que ponga seriamente en peligro la seguridad de la Nación,
de sus ciudadanos o de sus instituciones.
La Ley Orgánica sobre Estados de Excepción indica, que constituyen causas, entre otras para
declarar el estado de conmoción exterior, todas aqueas situaciones que impliquen una amenaza a a
Nación, la integridad del territorio o la soberanía. Ante estas situaciones el Ejecutivo Nacional, al
decretar este tipo de estado de excepción ordenará tomar las medidas más convenientes y expeditas
para defender y asegurar los intereses, los objetivos nacionales, y la sobrevivencia de la República.
La Ley Orgánica en cuestión destina en el Título I, un Capítulo (el II) para fijar una orientación
rectora que podríamos considerar como características generales, en cuanto que ha de aplicarse como
denominador común en las diferentes formas de estados de excepción.
Esas notas o características generales las podemos agrupar de la siguiente manera:
a) Supuestos fácticos para su declaración;
b) Proporcionalidad de la medida ante la gravedad del caso;
c) La temporalidad de la medida;
d) Límites a la declaratoria de los estados de excepción (restricción de garantías
constitucionales).
Con relación a los derechos humanos intangibles a que se alude en la disposición constitucional
que se comenta, Casal H. hace los siguientes comentarios: Esta alusión a los derechos humanos
“intangibles” podría generar confusión ya que tal concepto no es empleado por otras normas de la
Constitución, ni por los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos. No obstante, sí ha sido
utilizado por la doctrina para referirse a los derechos que, según tales tratados, no son susceptibles de
suspensión. Este es el sentido que ha de atribuirse a tal expresión, por lo que han de considerarse
constitucionalizados los listados formulados por los artículos 27,2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y 4,2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Conviene recordar, que entre las garantías no susceptibles de suspensión o restricción se
encuentra el amparo constitucional, conforme a la interpretación del artículo 27,2 de la Convención
Americana sentada por la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, y a lo establecido en el
artículo 27 de la Constitución de 1999. Tampoco podría afectarse el derecho a ser juzgado por los
jueces naturales, ya que forma parte de la regulación constitucional del derecho al debido proceso, el
cual ha sido excluido por el artículo 337 de la posibilidad de restricción. De ahí que ni siquiera en
estados de excepción se pueda instaurar válidamente tribunales de excepción o ad hoc, como
tampoco extender la competencia de los tribunales militares al conocimiento de delitos presuntamente
perpetrados violando derechos humanos (Art. 29 de la CRBV).
El artículo 339 de la Constitución ordena que el Decreto que declare el estado de excepción
debe ser presentado, dentro de los ocho días siguientes de haberse dictado a la Asamblea Nacional, o
a la Comisión Delegada para su consideración y aprobación.
De la redacción final del artículo en referencia que alude “para su consideración y aprobación”,
surge una justificable interrogante en torno a conocer si se trata de una simple formalidad informativa
que conlleva al mismo tiempo un imperativo de aprobación del decreto.
La heterogénea naturaleza de los acontecimientos que obligan a tomar medidas rápidas en
situaciones extraordinarias, ha de corresponder al Ejecutivo Nacional producir el decreto de estado de
excepción, que conlleva por lo regular la restricción de garantías; pero obviamente la magnitud y
alcance de las medidas a aplicar, pueden ser consideradas por parte del Poder Legislativo o incluso
estimar que el Ejecutivo Nacional se excedió en el número de garantías restringidas.
Uno de los aspectos que hay que tomar en consideración a la hora de dictar una nueva
Constitución, es incorporar algunos mecanismos relativamente flexibles que permitan hacer en el
futuro los ajustes necesarios para adecuarla a las realidades sociales, económicas y políticas de país
nacional, que con el correr del tiempo y las transformaciones que se dan en la sociedad exigen
reformulaciones en el Texto Constitucional del Estado, todo con miras a impedir una estrecha rigidez
constitucional, que por lo regular conduce a consecuencias violentas no deseables y por lo
consiguiente, para preservar a continuidad constitucional.
Nuestra Constitución a pesar de estar enmarcada dentro del tipo de Constitución rígida, en
razón de que para su reforma se implementa un mecanismo distinto al que se emplea para dictar y
reformar las leyes ordinarias, con un aditamento muy importante, como es el de tener que someter
cualquier reforma que se tramite por el poder constituido, a la consideración del pueblo, mediante un
referéndum, sin embargo, permite cierta elasticidad para ser adaptada a la realidad, a los cambios y a
las tendencias constitucionales que pudieran surgir en el futuro.
Una característica común en ambos procedimientos tendentes a su aprobación, es que en ambos
casos se requiere someter el Proyecto a referéndum, con la finalidad de que sea el pueblo
directamente en su condición de titular del Poder Constituyente quien exprese su voluntad o su
rechazo.
Procedimiento a seguir para una Enmienda
En cuanto a la iniciativa de Enmienda, se dan tres opciones para proponer las Enmiendas:
a) que parta del quince por ciento (15%) de los ciudadanos inscritos en el Registro Civil y Electoral;
b) que parta de un treinta por ciento (30%) de los integrantes de la Asamblea Nacional; y, c) que parta
del Presidente de la República en Consejo de Ministros.
En cuanto a su tramitación. Cuando la iniciativa parte de la Asamblea Nacional, el proyecto
requerirá de la aprobación de ésta por la mayoría de sus integrantes, y ha de discutirse según el
procedimiento establecido en la Constitución para la formación de las Leyes.
La Reforma Constitucional
Regulación Constitucional
d) El quince por ciento (15%) de los electores inscritos en el Registro Civil y Electoral.