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El Cortesano - Completo

Este primer libro describe la noble casa y corte del Duque de Urbino, donde tienen lugar las conversaciones del libro. Tras la cena, la Duquesa y sus invitados discuten las cualidades de un cortesano perfecto. El Conde Ludovico de Canosa es elegido para desarrollar este tema, describiendo que el cortesano ideal debe ser de buen linaje, ingenio claro, buena apariencia física y disposición.

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El Cortesano - Completo

Este primer libro describe la noble casa y corte del Duque de Urbino, donde tienen lugar las conversaciones del libro. Tras la cena, la Duquesa y sus invitados discuten las cualidades de un cortesano perfecto. El Conde Ludovico de Canosa es elegido para desarrollar este tema, describiendo que el cortesano ideal debe ser de buen linaje, ingenio claro, buena apariencia física y disposición.

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El Cortesano

Primer Libro Del Cortesano.

Resumen by La internet:

En este primer libro, después de una elogiosa descripció n de los valores y encantos de
la casa y corte de Urbino, los caballeros presentes se reúnen tras la cena con la señ ora
del palacio, la duquesa Isabel Gonzaga, esposa del duque Guidubaldo y con su cuñ ada
Emilia Pi ́a. Para abrir el coloquio se plantean varias cuestiones, sucesivamente
desechadas hasta elegir la que parece más pertinente: las cualidades que ha de tener el
cortesano perfecto. Tal cometido se encomienda a Ludovico de Canosa, quien desarrolla
la cuestión con frecuentes interrupciones de otros contertulios.

Este primer libro traza un detallado cuadro de los valores y cualidades del cortesano
ideal y alterna, como será habitual a lo largo de toda la obra con la ejemplificació n y
relato de casos y sucedidos.

También se trata el discutido tema de la época LA CUESTIÓ N DE LA LENGUA, según la


práctica de Castiglione de interpolar temas de divulgació n culta o erudita. La plática
concluye con la llegada del prefecto de Roma. Los contertulios prosiguen la velada entre
danzas y juegos hasta que, al levantarse la duquesa, se retiran los demás a sus posadas.

B. Algunas Observaciones

A pesar del tono que ya desde este primer libro se advierte como moralizante en frases
como:

"peor es dexar de hacer bien por no querer que por no saber" (p. 90)

"como en la mujer, la honestidad una vez alterada mal puede volver a su primer
estado"... (p. 95).

"muchas veces se muestra más el buen corazón en las cosas pequeñ as que en las
grandes" (p. 95).

"castigado por lo que él erró , más aún por lo que hizo errar a otros" (p. 101).

"perdonando mucho a los malos se hace perjuicio a los buenos". (p. 101); a pesar de que
en dos ocasiones incluso nombra a Dios (una cuando habla de las letras como don de
Dios, (p. 122) y otra cuando se refiere a la mú sica como algo que Dios nos da para alivio
de congoxas (p. 128), se aprecia un fondo, un modo de ver la vida en el que se excluye
la trascendencia y se va sin embargo insistiendo en el aprecio, amor, apego y
dependencia de todo lo terreno; con un consiguiente planteamiento moral —en el
mejor de los casos— relativista, cuando no dependiente de horóscopos o de signos de
astrologi ́a. (p. 80, 90, 102 y 103...)
Cabe destacar, desde el punto de vista de la educació n, la recta apreciació n de las
virtudes humanas: linaje, honor, honra (p. 91), de la positiva influencia de la familia y
del ejemplo en la educación (p.91); (102 y 10); el desprecio de la homoxesualidad (p. 97);
el elogio a la naturalidad y llaneza (p. 104 y 105); profesionalidad y cultivo del saber (p.
106), etc.

Esta visión reciamente humanista y en muchos momentos reduccionista de la vida, da


lugar a frases como "es necesario mudar a ratos y con la diversidad remediar el hasti ́o
que anda siempre envuelto en nuestra vida"... (p. 100) o "al no ser conocido por sus
obras... se duela que su valor se pierda entre la gente y hale de descubrir por fuerza en
alguna manera por no carecer de la debida honra, la cual es la verdadera satisfacció n (!)
de los virtuosos trabajos" (!) (p. 96) Las exclamaciones no están en el texto. Se subraya
siempre por tanto el afán de gloria humana (p. 123) tan propio, por otra parte de la
mentalidad de su época que comentaremos en el conjunto "Valoración doctrinal". Son
buenas las ideas sobre el modo de escribir (p. 107): "lo escrito no es otra cosa sino una
forma de hablar que queda después que el hombre ha hablado" ... "hablar de lo que se
sabe"... (p. 111 y 112) y las loas a la mú sica y a las artes ...

Resumen By Debs:
Prólogo.

“Vengamos ya, pues, a dar principio a lo que agora nos es propuesto, y si posible fuere,
formemos un cortesano tal que el príncipe que mereciere ser del servido, aunque
alcance pequeño estado, pueda llamarse muy gran señor. Yo en este libro no seguiré
una cierta orden o regla de precetos, la cual los que enseñan cualquier cosa suelen
seguir comúnmente”

Capitulo I: "En que se da noticia de la nobleza de la casa y corte del Duque


de Urbino, y cuán noble y valeroso señ or fue el duque Federico, cuya nobleza
y virtudes heredó el hijo llamado Guidubaldo, en cuya casa y corte pasaron
todas las pláticas y materias que se tratan en este libro entre los cortesanos
y damas de su palacio, y pone las causas dello."

Casi en medio de Italia, a un lado de las montañas llamadas del Apennino, hacia el golfo
de Venecia, esta la pequeña ciudad de Urbino. Tiene un aire muy sano, y una tierra muy
fertil. El duque Federico, ennoblecio y honro a toda Italia. Este señor, edificio en el
aspero asiente de Urbiño una casa, la mas hermosa de toda italia. Despues junto numero
de singulares y nuevos libros griegos, latinos, hebraicos y guarneciolos todos de oro y de
plata, considerando que esta era la mayor excelencia de todo su palacio. A los 65 años
murió. Su sucesor un solo hijo varon de 10 años, llamado Guidubaldo. Al llegar a los 20
años cayó malo de gota con malos dolores, no podia ni estar de pie, asi que su cuerpo
quedo desfigurado y perdido. Antes él con mucho valor despreciando siempre su mala
dicha, así en las enfermedades como sano y en las adversidades como bien fortunado,
con grande autoridad y reputación vivió. Fue a la guerra a servicio de los reyes de
Napoles, alfonso y fernando menor, despues con el papa alexandre VI y con venecianos
y florentines. Despues subido al pontificado Julio II, fue capitan de la iglesia. Al no poder
ejercitar la caballeria, ejercitaba las letras.

Como se iba a dormir temprano, todos tenian por costumbre pasearse en aquella misma
hora a la duquesa, adonde hallaban siempre a Emilia Pía. Siempre conversaban, y el
Narrador estaba feliz de servir al duque, pero se sentia extraño y feliz cada vez que veía
a la Duquesa. Todos podían tener una suelta conversacion con las señora de por allí.

El papa Julio II viene de visita, y se queda a comer y festejar con la duquesa como hacian
los caballeros todas las noches. Despues de que se fue el papa, cuando se reunieron de
nuevo, la Duquesa le pidio a Emilia que empezara los juegos, pero Emilia se nego. Gaspar
Pallavicino, le dijo que era su deber iniciar los juegos. La duquesa se rio y Gaspar
Pallavicino dijo bien machista y peludo “ que siempre las mujeres se escusen de fatigas,
por cierto razon seria procurar de saber a lo menos la cusa desto. Mas por no ser yo el
primero que desobedece dejare esto para otro tiempo y diré lo que agora hace al caso
y así comienzo. A mí me parece que nuestros juicios, así en amar, como en todas las
otras cosas, son diferentes, y por esto acontece muchas veces lo que el uno tiene por
muy bueno el otro lo tenga por muy malo. Pero, no embargarnte esto, todos se
conforman en seguir siempre y apreciar mucho la cosa amada.”

Cuando termino de hablar el Gaspar, Emilia le dijo a Cesar Gonzaga que hable:”nosotros,
cuando en alguno sentimos alguna ascondida fuerza de locura, tan sotilmente y con
tantas razones y consejos y artes, la desespertamos (…) Y así los unos salen locos en
hacer versos, los otros en ser muy musicos, algunos en amores, otres en danzar y bailar
(…) así tengo yo por cierto que en cada uno de nosotros hay alguna simiente de locura,
la cual si se granjea puede multplicarse casi al infinito”.

Hablan del amor, hasta que por fin se ponen a jugar y termina el capitulo del horror.

Capitulo II: "Cómo fue nombrado por Emilia dama, y confirmado por la
Duquesa, el conde Ludovico de Canosa para que tomase el cargo de formar
un perfecto Cortesano, el actual acató el cargo, y comenzando, dixo que lo
primero que le pertenece al cortesano es ser de buen linaje."

Emilia le habla al conde Ludovico de Canosa, sobre los juegos, y le dice que debe tomar
el cargo de Federico, pero “no porque yo os tenga por tan buen cortesano como
conviene para tratar delgadamente esta materia, mas porque diciendo vos muchas
cosas, y aun quiza todas, al reves de cómo se han de decir sobre esto, pienso que el
juego se hara mucho mejor, porque así forzado que cada uno os responda
condradiendoos”

El conde le responde, que nadie contradiga la verdad cuando esta ella presente, y todos
se rien. Hablan de los juegos y y las reglas, hasta que el conde dice “ esto es por la
diversidad de los juicios. Porque se hallan muchos que quieren los hombres habladores,
a estos tales llaman ellos hombres de buena conversacion.(…) asi cada uno alaba o
desalaba lo que se le antoja, encubriendo siempre la tacha con el nombre de la virtud
que le esta mas junta o la virtud con el nombre de la ams junta tacha”
“Quiero pues, cuanto a lo primero, que este nuestro cortesano sea de buen linaje;
porque mayor desproporcion tienen los hechos ruines con los hombres generosos que
con los bajos. El de noble sangre, si se desvía del camino de sus antepasados, amancilla
el nombre de los suyos, y no solamente no gana, mas pierde lo ya ganado, porque la
nobleza del linaje es casi una clara lampara que alumbra y hace que se vean las buenas
y las malas obras y enciende y pone espueñas para la virtud, así con el miedo de la
infamia, como con la esperanza de la gloria. Mas la baja sangre, no echado de si ningun
resplandor, hace que los hombres bajos carezcan del deseo de la honra y del temor de
la deshonra, y que no piensen que son obligados a pasar mas delante de donde pasaron
sus antecesores.”

Capitulo. III: "En el cual se prosigue la plática sobre lo del buen linaje, en que
hay contradicciones y hermosas réplicas, añ adiendo primero el Conde a su
cortesano que sea de claro ingenio y gentil hombre de rostro y de buena
disposición de cuerpo."

“Asi nuestro cortesano, ademas del linaje, quiero que tenga favor de la influencia de los
cielos en esto que hemos dicho, y que tenga buen ingenio, y sea gentil hombre de rostro
y de buena disposicion de cuerpo, y alcance una cierta gracia en su gesto, y un buen
sango (sangre) que le haga luego a la primera vista parecer bien y ser de todos amado”

Gaspar Pallavicino luego dice: “ no es tan necesario el buen linaje en el cortesano, antes
si yo pensase decir en esto cosa nueva, yo os traeria por ejemplo muchos, los cuales
siendo de muy alta sangre, han sido llenos de vicios, y por el contrario, otros de ruin
linaje que con su virtud han autorizado a sus descendientes.”

Ludovico habla de nuevo y sostiene que el cortesano debe venir de un buen linaje.

Capitulo IV: "En el cual, concluyendo el Conde que el cortesano ha de ser de


buen linaje, dice que le conviene ser diestro en el uso y exercicio de las armas,
y que debe huir el alabarse dello, sobre lo cual hay entre los cortesanos
diversas razones y réplicas."

“Pienso que el principal y más propio oficio del cortesano sea el de las armas, las cuales
sobre todo se traten con viveza y gallardia, y el que las tratare sea tenido por esforzado
y fiel a su señor; la fama destas buenas condiciones alcanzalla han quien hiciere en todo
tiempo y lugar las obras conformes de ellos: faltar en esto, no puede ser sin infamia. Y,
como en las mujeres la honestidad una vez alterada mal puede volver a su primer estado,
asi la reputación de un caballero que ande en cosas de caballería, si una sola vez un solo
punto se daña por cobardia o otra vileza, siempre queda dañada y con mengua. Así que,
cuanto mas escelente fuere nuestro cortesano en esto de las armas, tanto más merecerá
ser alabado por todo el mundo. “

Después Gaspar Pallavicino, le dice que todo bien con eso, pero no hay que ser
presumido. Después habla el Conde y dice “Así Alexandre, era hombre mas escelente de
estos de que agora hemos hablado. Las personas muy señaladas tienen licencia de
presumir mucho de sí, porque quienes ha de hacer grandes hechos es necesario que ose
hacellos y este de si muy confiado; no ha de ser caido ni bajo, pero ha de ser emplado
en sus palabras, mostrando menos presuncion de la que tuviere”

Despues hablan de que no es malo que el cortesano sepa nadar, casar y sea amigo de la
naturaleza, bello de rostro y un cool de las cosas trabajosas y laboriosas.

Capitulo. V: "En que se prosigue la plática de los exercicios del cortesano. Y


habiendo dicho el Conde en las pláticas pasadas que en todo lo que hiciere
el Cortesano lo haga con buena gracia y aire que a todos agrade, hace una
pregunta miser César Gonzaga sobre esta gracia. Sobre lo cual pasan
hermosas razones y réplicas."

Micer cesar dice despues de hablar con la duquesa: “pereceme señor Conde, que vos
muchas veces esta noche habeis replicado que el cortesano ha de dar lustre a todas sus
obras y palabras y ademanecer, y, en fin, a todos sus movimientos con la buena gracia.
Esta quereis que sea la sal que se haya de echar en todas las cosas para que tengan gusto
y sean estimadas. (…) y cierto creo yo que en esto sin mucha dificultad todos seran de
vuestra opinion; porque hasta la sola fuerza del vocablo prueba que el que tiene gracia
aquel agrada. Mas visto que vos habeis dicho ser esto comunmente un don de natural,
el cual cuando no es totalmente perfecto se puede con industria y diligencia mejorar.”

El conde dice: “no só yo por cierto obligado, dijo el Conde, a mostraros como habeis de
tener buena gracia; mi obligacion es agora solamente de declararos cual ha de ser un
perfecto cortesano. Mas con todo esto no penseis que yo emprenda demostraros esta
perficion de manera que seais cierto de salir con ella, en especial habiendoos dicho poco
ha que el cortesano habienda de saber luchar, voltear y muchas cosas, las cuaes si yo
nunca las aprendi, vosotros podeis ver como las sabre mostrar”

Capitulo. VI: "En el cual, prosiguiendo la plática, dice el Conde que en el


hablar y en el escribir es muy importante aviso al perfeto Cortesano huir
como de pestilencia la afectación, que es una tacha que desbarata y
destruye totalmente el lustre de la buena gracia; el cual aviso se dio en el
capi ́tulo pasado por una generali ́sima regla. Y sobre esta materia del hablar
y el escribir pasa gran disputa entre los cortesanos."

“Asi que nuestro cortesano será tenido por escelente y en todo terná gracia,
especialmente en hablar, si hueyere la afetación; en el cual error caen muchos, y algunos
nuestros lombardos alguna vez mas que otros, los cuales en estando un año fuera de
sus casas, cuando vuelven lueego hablan romano o español o frances y Dios sabe como.”

Despues habla micer Federico y dice que hay que hablar de forma mas moderna, porque
las palabras fuera de uso fatigan a quienes las oyen y no todos las entienden, pero que
son necesarias para escribir .
El conde responde: “yo no sé. Qué gracia o qué autoridad puedan dar a la escritura
aquellas palabras que se deben huir no solamente al hablar comun como agora en este
nuestro, lo cual vos mismo habeis confesado, mas aun en toda otra cosa que imaginarse
pueda (…) Paréceme luégo estraña cosa juzgar en el escribir por buenas aquellas
palabras que en ninguna suerte de hablar se sufren, y querer que lo que totalmente y
siempre peresce mal en lo que se habla, parezca bien en lo que se escribe. Porque cierto,
o a lo menos según mi opinion, lo escrito no es otra cosa sino una forma de hablar que
queda despues que el hombre ha hablado y casi una imagén o verdaderamente viva de
las palabras (…) Por eso esta claro que lo que se requiere en lo que se escribe, se requiere
tambien en lo que se habla, y aquel hablar es mejor que se parece con el mejor escribir.
Pienso asimismo que se sufre menos escribir mal que hablar mal; porque los que
escriben no estan siempre presentes a los que leen, como los que hablan a aquellos con
quien hablan. Así que, prosupuestos estos fundamentos, yo diria que el hombre
justamente con huir muchas palabras toscanas antiguas, podria usar sin miedo,
escribiendo y hablando.”

Despues el Federico le da otro sermon al respecto, pero termina metiendose don Gaspar
Pallavicino y dice: “ esta disuputa del escribir, merece ciertamente ser bien
escuchachada; mas todavia pienso que haria mas al caso mostrar al Cortesano la forma
que ha de tener en el hablar, porque a mi parecer tiene mayor necesidad dello, y mas
veces se ha de aprovechar del hablar que del escribir.”

Responde el manificio julian “ antes si vosotros queres que nuestro cortesano sea
perfecto, es necesario mostralle entrambas cosas. Y aun creo que sin estas quiza todas
las otras valdrian harto poco.”

Y HABLAN DE LO MISMO POR UN RATO LARGO MAS.

Capitulo VII: "En el cual, prosiguiéndose la plática del hablar y escribir, se


afirma el Conde en su opinión, que es que las reglas que sirven para el hablar,
sirvan para el escribir."

La duquesa dice que todo bien, pero que la corten un poco y sigan pensando en como
debe ser el cortesano. El conde dice que si, pero se empesina en lo anterior y continua
dando sermon al respecto. Y no pasa nada mas que el chabon hablando del vulgar y de
lo importante de hablar bien.

“Así que lo que mas importa y es mas necesario al cortesano para hablar y escribir, es
saber mucho. Porque el que no sabe, ni en su espiritu tiene cosa que merezca ser
entendida, mal puede decilla o escribilla. Tras esto cumple asentar con buena orden lo
que se dice o se escribe, despues esprimillo distintamente con palabras que sean
proprias, escogidas, llenas, bien compuestas y sobre todo usadas hasta del vulgo,
porque estas son las que hacen la grandeza y la majestad del hablar, si quien habla tiene
buen juicio y diligencia, y sabe tomar aquellas que mas propiamente esprimen la
sinificacion de lo que se ha de decir, y es diestrp en leventallas y dandoles a su placer
forma como a cera, las pone en tal parte como tal orden, que lueogo en
representandose den a conocer su lustr y su autoridad, como las pinturas puestas a su
proporcionada y natural claridad”

Capitulo. VIII: "En que, prosiguiendo el Conde su plática, dice que el uso es
la gui ́a del bien hablar y escribir."

El micer federico le pregunta al conde porque cree el que es mas importante el vulgar
que el latin, y el conde le responde: “Mas ántes de la una y de la otra, la costumbre es
la guía. Pero porque aquellos que tenian la latina por su lengua propria y natural, como
nosotros tenemos la vulgar, no estan ya en el mundo, esnecesario que sus escritos
aprendamos lo que ellos aprendieron del uso. Y si bien lo miraris, ninguna otra cosa
quiere decir hablar antiguo sino costumbre antigua de hablar; y así locura seria darse al
hablar antiguo, solamente por deseo de hablar como se hablaban y no como se habla.”

Capitulo. IX: "Como al perfeto Cortesano le conviene ser ornado y ataviado


en el ánima como en el cuerpo, y qué ornato debe ser éste."

“Dejando aparte las reglas de muchos sabios filosofos, que desta materian han escrito,
y declaradoque cosa es virtud de alma, y sotilmente disputado de la divinidad della.
Bastará agora para nuestro proposito hacer que sea este de quien hablamos hombre de
bien y limpio en sus costumbres; porque en solo esto se contiene la prudencia, la bondad,
el esfuerzo, la virtud, que por los filosofos es llamada temperancia, y todas las otras
calidades que a tan honrado título, como es de Cortesano, convienen. (…) Pero demas
de la bondad, el substancial y principal aderezo del alma pienso yo que sean las letras “

El conde da ejemplos de grandes hombres letrados y a la vez de batalla, Homero,


Aristoteles, Socrates, Cesar, etc. Hablan de que los franceses creen mucho en las armas
y no les caben las letras. Después de esto, deciden volver a hablar del Cortesano.

“que en todo sea prudente, y mas aina temporoso que atrevido; y guardesede darse a
entender falsamente que sepa lo que no sabe. Porque naturalente todos somos mas de
lo que conviene codiciosos de ser loados, y mayor deleite reciben nuestros oidos con la
dulzura de las palabras que se dicen en loor nuestro. (…) mas dejemos en su ceguedad
a estos ciegos y hagamos que nuestro Cortesano sea de tan buen juicio que no consienta
que le hagan de lo blanco prieto, ni presuma de si sino lo que manifiestamente conociere
ser verdad.”

Capitulo.X: "Cómo al perfeto Cortesano le pertenece ser músico, asi ́ en saber


cantar y entender el arte, como en tañ er instrumentos diversos."

Dice el Conde : “Habeis de saber, señores, que este nuestro Cortesano, a vueltas de todo
lo que he dicho, hará al caso que sea músico; y demas de entender el arte y cantar bien
por el libro, ha de ser diestro en teñer diversos instrumentos. Porque, si bien lo
consideramos, ningun descanso ni remedio hay mayor ni más honesto para las fatigas
del cuerpo y pasiones del alma que la música, en especial en las córtes de los príncipes,
adonde no solamente es buena para desenfadar, mas aún para que con ella sirvais y deis
placer a las damas, las cuales de tiernas y de blandas fácilemente se deleitan y
enternecen con ella.”

Gaspar pallavino le dice que la musica es de las mujeres. El conde le dice que no, y que
la musica era muy honrosa para los antiguos, luego empieza a dar ejemplos de esto.

Capitulo.XI: "Que al Cortesano conviene tener noticia del pintar, y sobre este
punto pasaron sotiles razones entre los cortesanos."

“Cumple que nuestro Cortesano la sepa, y es saber debujar o trazar y tener


conocimiento de la propia arte del pintar. Y no os maravilleis que yo le desee esta arte,
la cual hoy en dia quiza es tenida por mecanica, y por ventura no parece que convenga
a caballero, que yo me acuerdo haber leido que los antiguos, en especial en toda Grecia,
querian que los mancebos generosos estudiasen dentro de las escuelas y se ejercitasen
en la pintura como en cosa virtuosa y necesaria.”

“Bastara decir que conviene a nuestro Cortesano tener noticia del pintar, como de cosa
virtuosa y util y apreciada en aquellos tiempos cuando los hombres valian harto mas que
agora”

Segundo libro del Cortesano:

Resumen By La Internet:

Después del pró logo brevemente descrito, se abre de nuevo el coloquio en la velada
siguiente al libro I y la intervenció n principal corre a cargo de Federico Fragoso sobre
modos, lugares y circunstancias en los que el buen cortesano usará las cualidades y
maneras diseñ adas por Ludovico de Canosa. El tema de divagació n intercalado es el de
las burlas y gracias que ha de practicar el cortesano en la conversación. En este punto
se da la palabra a Bernardo Bibiena, quien esboza una verdadera tipologi ́a de gracias
verbales y ejemplifica abundantemente con anécdotas y cuentecillos. El libro II termina
con el problema de la "condición de las mujeres", suscitado por el asunto de las burlas
y de la diversidad de puntos de vista pro y antifemeninos. Por ello se encomienda a
Julián el Magni ́fico la tarea de trazar el retrato de la perfecta donna di palazzo, cuestión
que queda aplazada hasta la noche siguiente.

B. Algunas Observaciones

En este libro el tono es plenamente desenfadado, burdo, farragoso... y aburrido.

Se aprecia una gran falta de respeto —que roza lo blasfemo— por todo lo religioso. No
sólo con respecto a obispos y frailes sino sobre cualquier contenido religioso como votos
o promesas, devociones, etc.

Se sobrevalora el aspecto externo: trajes etc.: la picardi ́a; y se da por bien sentada la
deshonestidad, los engañ os, las faltas de fidelidad en el matrimonio...
Hay comentarios de muy mal gusto sobre la Confesión... "cuando era muchacho..."; se
presenta a los religiosos como seres que "só lo esperan la muerte".. .; se alaba el
Decamerón repetidas veces...; se destaca erradamente el "valor esencial" de las cosas
mudables...

En todo este segundo Libro sólo he podido apreciar un pasaje positivo: en la p. 149
cuando habla de la conveniencia de un recto sentido profesional y la consiguiente
seriedad de las tareas humanas...

Se puede ya adelantar que, en cuanto respecta a la educació n integral, este libro carece
de valores. Podri ́a sacarse uno genérico, la conveniencia de la alegri ́a y del sentido del
humor... pero no se puede admitir como valor educativo ninguno de los expuestos, a lo
largo de los siete capi ́tulos.

Prólogo: En el que Castiglione censura la tendencia de los viejos a la excesiva


ponderación de las cortes del pasado y vituperio de las presentes. Desautoriza asi ́ el
tó pico del elogio de cualquier tiempo pasado y exalta los valores de la corte de su época,
en especial de la de Urbino.

Capitulo. I: "En que se platica en cuál modo y manera, tiempo y sazó n deba el Cortesano
usar de sus buenas cualidades, y poner por obra todo lo que le conviene."

Capitulo. II: "En el cual, prosiguiendo miser Federico su plática, dice que tal ha de ser la
conversació n del Cortesano con el pri ́ncipe y con las otras personas".

Capitulo. III: "En que habiendo dicho miser Federico en el capi ́tulo pasado có mo debe el
Cortesano conversar con sus señ ores, dice agora en éste cómo debe conversar con sus
iguales".

Capitulo. IV: "En el cual siguiendo miser Federico su plática, da ciertos avisos y reglas
que el Cortesano debe guardar en su conversación".

Capitulo. V: "En el cual, miser Bernardo, a quien la señ ora Emilia dio la mano en el hablar,
muestra cuáles son los términos y modos que debe usar el Cortesano en el decir de las
gracias y motes para hacer rei ́r, y cómo se deben fundar".

Capitulo. VI: "En el cual, prosiguiendo miser Bernardo su plática sobre el decir de las
gracias, dice otros muchos y diversos fundamentos sobre que el Cortesano puede fundar
sus gracias y donaires."

Capitulo. VII: "Có mo habiendo ya miser Bernardo concluido en el capi ́tulo pasado su
plática sobre el decir de las gracias y sus donaires, dice agora en éste las maneras y
fundamentos de las burlas que suelen hacer los amigos unos a otros."

Tercer libro del Cortesano:

Resumen By La Internet:
Resumen By Debs:

Prólogo:

Una vez más se cantan las excelencias de la corte de Urbino valiéndose para ello de un
cuento sobre Hércules: Léese que Pitágoras halló la medida de Hércules sabiendo que
el espacio oli ́mpico de Acaya habi ́a sido medido por Hércules en 625 pies. Los otros
estadios, por toda Grecia también habi ́an sido instituidos sobre esta medida de 625 pies.
resultando más pequeñ os. Teniendo en cuenta esta proporción, fácilmente adivinó
todas las demás medidas de Hércules... Asi ́ también se puede entender cuanta ventaja
lleva la corte de Urbino a todas las demás de Italia...

Capitulo. I: "Cómo la Duquesa dio el cargo al Mani ́fico Julián de formar una
perfeta Dama con las calidades que la convienen, asi ́ como queda un
perfecto Cortesano en lo ya platicado en los dos libros pasados, el cual,
aceptándolo, comenzó su plática".

Al otro día vuelven todos a la misma hora con la Duquesa. Empiezan a hablar de lo gran
señora que es, y Micer Federico habla de las mujeres. Luego Gaspar Pallavicino, dice que
la Dama debe ser como el Cortesano. Entonces la Duquesa se rie y dice “un Cortesano
tan excelente no ha de servir a nadie; y esos otros ejercicios que vos decis, dejemoslo a
micer pietro monte que el terná cuidado de mostrallos cuando le pareciere tiempo, por
eso agora el Sr. Manífico no ha de tratar otra cosa sino desta Dama, a la cual me parece
que ya comenzais a haber miedo, y asi há rato que andais por desbaratar la platica …”

El don Manifico se niega, pero termina aceptando despues de que la Duquesa le insista
y dice “ Pues luego, señora, porque se vea claramente que cuestros mandamientos
pueden tanto en mi (…) formaré esta Dama como yo la querria, y despues que la haya
formado conforme a mi juicio, (…) Y porque el señor Gaspar ha dicho que las reglas que
aprovechan al Cortesano aprovechan tambien a la Dama, yo digo, cuanto a lo primero,
que mi opinion es muy contrario en esto de la suya; que aunque algunas calidades sean
comune entrambos, y tan necesarias al hombre como a la mujer, hay otras que conviene
más a la mujer que al hombre, y otras que cuadran a los hombres, de las cuales las
mujeres deben juir totalmente. Mas sobre todo me parece que en la manera, en las
palabras, en los ademanes, y en el aire, debe la mujer ser muy diferente del hombre,
porque asi como le conviene a él denstrar una cierta gallardia varonil, asi en ella parece
bien una delicadeza tierna y blanda, con una dulzura mujeril en su gesto, que la haga en
su andar, en el estar y en el hablar, sin ninguna semejanza a de hombre. (…) las virtudes
del alma sin necesarias en la mujer como en el hombre; y así lo son tambien la nobleza
del linaje, el huir la fetacion, el tener gracia natural en todas las cosas, el ser de buenas
costumbres, ser avisada, prudente, no soberbia, no envidiosa, no maldiciente, no vana,
no revoltosa ni porfiada, no desdonada. (…) la hermosura se ha de hacer otra cuenta,
prque es mucho más necesaria en la Dama que en el Cortesano; que ciertamente a la
mujer que no es hermosa, no poemos decir que no le falta una muy gran cosa. Debe
tambien ser mas recelosa que no el hombre en lo que toca a su honra, y tener mayor
cautela en no dar ocasión que se pueda decir mal della, y refirse de tal manera que no
solamente sea libre de culpa, mas aun de sospecha; porque la mujer no tiene tantas
armas para defenderse de lo que le levantan como el hombre…”

Capitulo. II: "En el cual, prosiguiendo el Mani ́fico Julián su plática en las
calidades de la Dama, dice los exercicios que le competen, y cómo los debe
usar; y también quiere que la Dama tenga noticia de letras, de música y del
pintar, y otras muchas calidades, sobre lo cual pasan entre los cortesanos
sotiles razones y réplicas."

“En el danzar no querria vella con unos movimientos muy vivos y levandos, ni en el
cantar o tañer me pareceria bien que usase aquellas diminuciones fuertes y refplicadas
que traen mas arte que dulzura; (…) Solamente aproveche para mostrar en ella una
vergüenza natural de mujer casta, la cual es contraria de la desverguenza; y aun su vestir
debe tambien ayudar a esto; y asi han de ser sus vestidos de manera que no la han vana
ni liviana. (…) quiero que esta Dama tenga noticia de letras, de musica, de pinturas; y
que sepa Danzar bien, y traer, como es razon a los que andan con ella de amores,
siempre con discreta templanza. “

Hablan de mil cosas de este estilo, en un momento se ponen a criticar a los religiosos
pero Emilia le corta el carro, y vuelven a hablar de la Dama.

Capitulo III: "En el cual prosiguiendo más adelante el mani ́fico Julián su
plática, cuenta en defensión de las damas, algunos notables hechos que
hicieron muy afamadas mujeres, y estos exemplos trae a consecuencia
contra las razones del Frigio y de Gaspar Pallavicino".

Medio que discuten los dos tipos porque Frigio habla mas de las mujeres y tal, pero no
pasa NADA que competa a la situacion del libro.

CAPITULO IV: como después que en el capitulo precedente el manífico Julián ha traído
muchos ejemplos de los notables hechos de mujeres, en especial de la memorable
señora doña Isabel, reina de España, agora en éste, tomando la mano en la plática micer
Cesar en su defensión de las demás, trae otros muchos ejemplos de afamadas señoras.

Micer Cersar comienza diciendo que puesto que la naturaleza de las mujeres es mas
débil, y estas son mas prestas a sus apetitos que los hombres, todo esto les ha de
merecer mas ser alabadas, cuanto su naturaleza es menos fuerte para vencer los
movimientos naturales. Si en ellas puede más la vergüenza que el apetito y por ella se
refrenan de hacer mal, es una doble virtud. Que no se puede decir lo mismo de muchos
hombres, que están enterrados en el vicio de la desvergüenza.
Se ve a menudo que son las mujeres las que administran su propia honestidad más que
nadie, porque las que son maltratadas por sus padres o maridos son a menudo menos
buenas que las que viven con más libertad. El verdadero freno para las mujeres es la
virtud y deseo de la honra.
Nunca he visto hombre que fuese requerido de mujer ninguna. Acá habla mal de los
cortesanos que después de tener una vida muy alocada, buscan obligar a la primera
mujer que encuentran a casarse y tal. Estos hombres merecen el peor castigo. Después
cuenta una historia “contemporánea”. É conocía a una moza muy linda. Ella lo quería
como “una hermana” y le contaba todos sus secretos, y le cuenta que está enamorada
de un mozo determinado. El mozo le hace cartas y la va a ver durante 2 años pero ella
es demasiado recatada para dar muestras de su amor y solamente se contenta con verlo
y dejarse ver, mas no le recibe las cartas ni le escribe nada. El padre de ella la quiere
casar con alguien más rico, aunque el mozo que ella quería era digno también de poder
casarse con ella. Al final se casa con el que le dijo el padre, pero como sigue enamorada
del otro a los 3 años se muere de tristeza.
Después da mas ejemplos de mujeres que incluso estando desnudas (por estar presas)
al lado de sus amados, mantienen “sana la flor de su limpieza”. Nada similar s e puede
decir de ningún hombre.
Después Frigio le pregunta a micer Cesar si leyó los evangelios, y el otro arranca de
nuevo a decir muchas cosas más. Da el ejemplo de Xenócrates, que era un viejo culto y
que por ser viejo prefería entregarse al vino antes que ir con alguna prostituta, que era
una señal de bajeza y le daba asquete. Despues Gaspar le hace un par de chistes con
respecto a lo que el viene diciendo. Igual micer Cesar sigue con el mismo alegato de que
es mucho mas común que los hombres descuiden su honor e incluso mancillen el honor
de las mujeres (o lo intenten) que ellas lo hagan por si mismas. Da el ejemplo de los
hombres que venden a sus hijas o los prelados que venden las cosas de la iglesia.
Gaspar le die que no existen hoy mujeres así. Micer le entra a dar ejemplos a lo pavote.
Igual Gaspar le dice que una golondrina no hace verano, que esos son ejemplos sueltos.
Micer sigue hablando y dando ejemplos del buen cortejo y del mal cortejo (el que se
hace con malicia y hasta usando nigromancias...). Gaspar sigue pensando que micer está
un poco errado y muy intenso en el tema, pero Otavian Fregoso le impide que
interrumpa a micer Cesar porque es mejor dejarlo soltar todo lo que quiere decir. Ambos
(Gaspar y Otavian) están medio riéndose.
“Hacen asimismo en la guerra ser los hombres sin miedo, y realmente yo tengo por
imposible que en corazón de un hombre donde una vez haya entrado amor pueda jamás
entrar vileza ni cobardía; porque quien ama desea siempre hacer cosas que le hagan ser
amado, y teme ordinariamente no le acaezca algo que le deslustre, por donde venga a
tenelle en poco la que él desea que le tenga en mucho; y así muy fácilmente se pone mil
veces en peligro de muerte, porque su señora conozca que él merece el amor della”
Micer Cesar dixit
También dice que incluso en la guerra de Troya los más valientes soldados estaban
enamorados de alguna dama que les daba aliento y consuelo y era el motor de todas
sus valentías. Sigue dele que dele con más ejemplos y hasta lo nombra a Petrarcha.
Llega un punto en que termina, y Gaspar dice “ciertametne ya no se puede decir más de
este tema”.

CAPITULO V: en el cual, concluyendo micer Cesar en los ejemplos de ilustres mujeres,


torna el manífico Julián a proseguir su plática en las cualidades de la Dama, y dice cómo
se ha de haber con el galán que la sigue de amores, y muestrale a saber amar.
Federico le pide a Manífico que diga alguna cosa más sobre el principal oficio de la
perfecta Dama.
Federico dice que primero la Dama tiene que saber cuales son los amores verdaderos y
cuales los fingidos. Manifico dice que el no sabe bien como es eso, porque hoy en día
los hombres están cada vez mas loquillos. Pero por cuidar de su propia Dama, tiene un
par de consejos que dar. Si el caballero llegara a hablarle con soberbia grosera y sin
tener el acatamiento que tiene que tener, ella debe decirle las palabras necesarias para
que el entienda que no puede seguir siendo así y que no se dirija a ella nunca mas. Pero
si el que se acerca es cortes y discreto, ella tendría que hacer como que no le entiende
y hacerse la boluda básicamente. Y si los términos en los que él habla son ya más
evidentes, ella lo toma a burla y le debe decir algunas palabras que no lo hagan perder
del todo la esperanza pero le bajen un toque el copete. Todo esto para que la mujer no
corra peligro de ser engañada.
Entonces Federico dice que Manífico habla como si todos los amores fueran fingidos,
pero que no es así. Porque si el amor del caballero es verdadero y la dama siguiera los
consejos de Manifico, sería una tragedia porque ella no podría demostrarle nunca al
caballero nada que le hiciera insistir. A lo que manifico responde que él no hablaba de
enamorados sino de quienes dicen estarlo por mera diversión. Que sobre el amor
verdadero ya es muy difícil hablar de reglas más que la del recato que ha de mantener
siempre la mujer.
“Cosa que trae consigo una pasión tana grande como es amar, no se puede ordenar ni
medir en los hombres ni en las mujres, acaecimientos son o dolencias que es cosa difícil
prevenillas y casi imposible curallas”.
Después Federico dice que hay muchas mujeres que son maltratadas y desatendidas por
sus maridos, o que sus padres las casan con viejos ricos, entonces naturalmente ellas
buscan amor en otra parte porque si pudieran “descasarse” lo harían. Esto a Manífico le
parece extremo, y dice que las mujeres en tal caso deben darle el corazón a otro pero
NADA MAS.
Roberto de Bari se mete a contradecirlo. Manifico sigue con la idea de que la dama
perfecta tiene que amar a alguien de su misma condición y solo a un hombre con el que
pueda casarse. La mujer solo tiene que demostrar lo suficiente para mantener el amor
pero no para hacer promesas de algo físico.
Cuando él se calla, los demás se quedan riéndose para sus adentros pensando que
realmente la mujer que pinta manífico es totalmente perfecta hasta lo imposible.
Micer Roberto de Bari sigue diciendo que igual aunque la Dama sea como la pinta
manífico, es un mal consejo el de no demostrar cariño de ningún tipo al que se acerque
a ella con intenciones enamoradas. Se siguen peleando por esto y no llegan a ningún
lado porque son todos unos papafritas.

CAPITULO VI: en el cual, prosiguiendo el manífico Julian su platica en las calidades de la


Dama, en especial en mostralle saber amar, se atraviesan hermosas disputas entre la
señora Emilia y el único Aretino y otros cortesanos sobre los medios que ha de tener el
cortesano para irle bien de amores y para saberse conservar en ellos.

La Duquesa dice “nosotras tenemos mucha razón de quedar contentas del señor
Manífico, porque ciertamente pienso que esta dama por él agora hecha se puede igualar
con el cortesano y aun llevarle ventaja, porque le ha mostrado a saber amar, lo cual no
han hecho estos caballeros a sus cortesanos”
El Unico Artenio coincide pero dice que son pocas las mujeres que pueden aprender a
amar. Que hay muchas que entienden que por ser bellas no tienen que ser buenas y se
casan con cada rufian que da asombro. El dice que no necesitó de nadie que le enseñe
a amar, sino que la hermosura de una dama que el conoce ya se lo mostró. Emilia le dice
que se explaye y el flaco mete quinta. Dice que el verdadero camino para alcanzar el
amor de las mujeres, sería servirlas siempre y tenerlas contentas. Pero que ellas tienen
que saber comunicar viste que nadie acá es adivino.
Emilia le dice ah bueno amigo, vos las tenés a todas contentas entonces. “Asi que yo
poenso que el que quiere que le amen, debe primeramente amar, y después ser tal que
merezca ser amado” Al final la que la tenía clarísima era la Emilia. “Estas dos cosas
bastan a un hombre para que le vaya bien de amores” Además le dice que él no ama tan
puramente como dice porque ha amado a muchas mujeres y “ya sabeis que los ríos
repartidos en muchas partes, vienen a traer poca agua; así también el amor que se
reparte, viene a tener poca fuerza”. El le retruca y ella le sigue dando sin asco. “Quien
comienza a amar, dijo Emilia, debe también comenzar a obeder y a conformarse
totalmente con la voluntad de la persona a quien ama, y con ella gobernar la suya, y
hacer que sus deseos sean como esclavos...”
Después se ponen a discutir sobre si está bien escribirle cartas a la amada y si el
Cortesano lo haría. Manífico argumenta que si la Dama no le da ningún indicio, el
Cortesano no va a mandarle ninguna carta porque sería aventurarse a lo desconocido.
Que el amor lo tiene que descubrir en un suspiro o una mirada de la Dama y después
ahí empezar con el cotejo. Para Manífico todo tiene que ser sutil y secreto.
Ludovico dice que “acontece alguna vez que andar enamorado públicamente no daña,
antes es una forma de disimular lo que más cumple que se disimule; porque en tal caso
muchos piensan que unos amores traídos así sin cautela no deben ser criminales, y tras
esto, negándolos tiene el hombre libertad de estar y hablar en público con su dama sin
escrúpulo, lo cual no acaece a los que andan secretos, porque hacen el negocio más
sustancial y parece que tengan mucha esperanza y estén ya muy cerca de alcanzar
alguna merced”
Manifico dice que no hay que ser muy celoso y micer Cesar dice que igual a el medio
que eso le cuesta. Para Manifico no hay que atacar al que compite por el mismo premio
(la dama) pero para Cesar hay que destruirlo pero con disimulo aunque sin engaños
(ponele).
Se ponen a divagar sobre si el Cortesano atacaría a no a los competidores en el amor de
la Dama.
Cesar se acuerda de que “en sus días” un caballero hizo una necedad al respecto de este
tema. La duquesa le dice que large toda la batata y Cesar dice bueno. Era un muchacho
que empezó a parecer tan bien a una gran señora que vino ella a amalle tanto, que le
envio a llamar que viniese secretamente a una ciudad donde ella estaba. El fue y después
de unos días ella le dice que se vaya. Y el se pone a llorar y le pide que le pague el gasto
del viaje porque él fue por el impulso de su corazón pero sin plata. Las cortesanas de la
señora y la señora se le mean de risa en la cara. Gaspar le dice que esa anécdota es
deshonrosa para con las mujeres presentes.

CAPITULO VII: en el cual concluye su platica en formar la Dama perfecta con las calidades
que le convienen y da algunos avisos para que el cortesano sepa hacer secretos sus
amores.
Manifico dice que antes de hablar de los amores secretos habría que analizar las causas
que los publican, que son muchas. La principal es la de querer ser demasiadamente
secreto y no confiarse de ninguna persona en comunicalle los sentimientos o tratos que
se ofrecen a cada paso, para que entienda el negocio y ayude en lo que pudiere.
Gaspar dice que la vanidad es la cosa que más descubre a los amores, la vanidad y la
locura y la crueldad de las mujeres “las cuales mueren por alcanzar gran suma de
servidores, y desean abrasallos todos en vivas llamas, y querrian, si fuese posible,
después de quemados y hechos ceniza, tortar a hacellos de nuevo” “Quieren que una
palabra de ellas, un buen mirar, un ademan blando, sea tenido por gran
bienaventuranza y porque todo el mundo las tenga por muy buenas, procuran que estas
su durezas o malas crianzas sean publicas, a fin que todos piensen que si tratan mal a
los hombres de bien, tratarán peor a los ruines”
Otavian Fregoso se rie y le dice que ya empezó de nuevo este pesado a decir cosas mal
de las mujeres pero que señor insoportable la verdad un cretino (bueno MAS O MENOS
DICE ESO)
Básicamente después hablan de que ya dijeron mucho sobre el Cortesano pero se
preguntan si se podría decir más y hacerlo más perfecto. Quedará para el dia siguiente
dijo la Duquesa.

CUARTO LIBRO DEL CORTESANO

En el prologo el autor habla de que mientras estaba escribiendo este libro se acordó de
las tragedias humanas y recordó que a Gaspar Pallavacino se murió joven de una
enfermedad que lo venía torturando desde hacia un tiempo. No mucho después murió
Cesar Gonzaga y eso sorprendio a muchos porque era sano. Ya había demostrado, no
obstante, su valor como hombre de letras y virtuoso. Tras él falleció micer Roberto de
Bari, cosa que causo gran pesar en todos porque era un mancebo bien criado y de
buenas costumbres, gracioso y gentil hombre. Federico Fregoso fue hecho arzobispo de
Salernos, el Conde Ludovico fue obispo de Bayous, Otavian Fregoso fue duque de
Genova, micer Bernardo fue cardenal de Santa María in Portico, micer Pietro Bembo fue
secretario del papa Leon, el manífico Julian duque de Nemours.

CAPITULO PRIMERO: en el cual, tomando la mano en la platica Otavian Fregoso, dice


cómo mediante las calidades que se le han dado al cortesano, y con las demás que se le
pueden dar, puede hacerse muy amado y privado del príncipe, y así podría inducille a
las virtudes y reprendelle de los vicios.
Lo buscan a Otavian por todos lados para continuar con la platica pero como no lo
encuentran se ponen a bailar y ya dan por terminado el tema por ese día. De pronto
aparece Otavian cuando nadie lo esperaba. Se rie de que Gaspar (que habla de las
mujeres muy mal) este bailando con una.
“Si el cortesano, con ser de buen linaje, gracioso, de buena conversación, y hábil en
tantos ejercicios cuanto aquí se le han sido dados, no hiciese otro fruto sino el ser tal
para sí mismo” “Antes diría que muchas de esas cualidades (...) serian todas liviandades
y vanidades puras, y en un hombre muy principal y de autoridad mas aina para ser
reprendidas que para ser alabadas”. “En fin luego del perfecto Cortesano, del cual hasta
ahora no se ha tratado, creo yo que sea ganar, por medio de las calidades en él puestas,
de tal manera la voluntad del príncipe a quien sirviere, que pueda decille la verdad, y de
hecho, que se la diga en toda cosa y le desengañe sin miedo ni peligro de selle cargado...”
CAPITULO II: en el cual prosiguiendo Otavian Fregoso su plática, cerca de las virtudes
que son atavío del alma, declara la diferencia que hay entre la virtud de la temperancia
y continencia, sobre lo cual pasan sutiles razones entre los cortesanos.
Dice Gaspar “A mi no me parece señor otavian, que esa bondad y esa continencia y esas
otras virtudes que vos quereis que el cortesano muestre a su príncipe, se puedan
aprender; mas pienso que a los hombres que las alcanzan hayan sido concedidas
graciosamente por mano de Dios y de la natura” Se remite a una fabula de Epimetheo,
que repartio los dones naturales entre los hombres y los dejó mejores que otros
animales. Al verlos a todos separados envio Mercurio la Justicia y la Vergüenza al mundo
a fin de que estas dos cosas ennobleciesen las ciudades y atasen en concordia y pacífico
ayuntamiento a los moradores dellas.
Otavian se le rie y le dice que está equivocado. “Yo pienso que las virtudes morales en
nosotros no sean naturales totalmente, porque ninguna cosa se puede jamás
acostumbrar a lo que naturalmente le es contraria, como lo vemos en una piedra, que
aunque nunca hiciésemos sino echalla hacia arriba, jamás ella tiraría de suyo sino hacia
abajo. Por eso, si en nosotros las virtudes fuesen tan naturales como es la graveza de la
piedra, nunca sería posible acostumbrarnos al vicio”. Tampoco se puede decir que los
vicios sean totalmente naturales. Dice que la prudencia es saber elegir bien y el vicio es
imprudencia o sea ignorancia que nos hace juzgar falsamente
Gaspar le dice que igual hay muchos que sabiendo claramente que hacen mal, no dejan
de hacerle porque les parece que les da mas placer. Otavian le dice que el verdadero
placer es bueno y el verdadero dolor malo. Que nos solemos engañar con esto. Que
justamente la mayoría de los hombres malos confunden una cosa con otra, aunque
saben que están pecando. “Pareceme que no se puede decir que los incontinentes
pequen por inorancia, ni se hade creer que ellos se engañen o que no yerren, sabiendo
ciertamente que yerran.”
A Pietro Bembo le parece bien esto pero no coincide plenamente. “Puesto que los
incontienentes yerran con esa duda y remordimiento que habéis dicho, y la razón en
ellos contradiga al apetito, y les parezca que el mal sea mal, todavía no lcanzan perfecto
conocimiento de lo que yerran, ni entienden la cosa tan enteramente como sería
necesario, sino que tienen para conocer sus errores más aína una flaca opinión que
cierta ciencia”.
Siguen hablando de esto y empiezan a hablar de las virtudes (cuales son las más
importantes)
“Yo os digo que la continencia es como un capitán que pelea valientemente y aunque
los enemigos son recios y poderosos, no deja por eso de vencellos, pero no sin gran
trabajo y peligro; más la temperancia libre de toda turbación y movimiento es semejante
al otro capitán, que sin pelea y sin contradicción vence y reina”. Esto dice Otavian, y
Gonzaga le dice bueno pero el príncipe tendría que ser una persona que no sintiera nada,
ni amor ni odio ni deseo ni rabia.
“Yo no digo que la temperancia desarraigue totalmente de nosotros las aficiones o
movimientos del alma, ni seria bien que lo hiciese (...) pero digo que aquello que en
nuestros movimientos anteriores es malo, y porfia a no dejarse domar de lo bueno, esta
virtud lo sojuzga y lo trae hasta ponerlo debajo de los pies de la razón.”
CAPITULO III: en el cual se platica cuál es mejor gobernación, la de un buen rey o la de
una buena republica, y sobre esta disputa pasan entre los cortesanos sutiles razones y
replicas.
Gaspar Pallavicino hace la pregunta a la que refiere el titulo y Otavian responde que a
el le gustraria siempre más el reino de un buen príncipe, porque es señorear más
conforme a la natura, y, si se sufre comparar las cosas pequeñas a uno y solo, gobierna
a todo el mundo. Pone de ejemplo los animales que siempre para moverse en grupo de
un lado a otro, siguen a un líder.
Pietro Bembo “Me parece que siendonos dada a todos la libertad igualmente de mano
de Dios por un don señalado y singular, no es razón que nos sea quitada, ni que uno
alcance mayor parte della que otro, lo cual acaece debajo del gobierno de los principes,
porque comúnmente tienen los vasallos apretados en estrecha sojucion” Esto no pasa
en las republicas bien fundadas y regidas, donde se guarda maravillosamente la libertad.
Y dice que el ejemplo de los animales es pedorrillo porque los ciervos y las grullas y otras
aves no siempre obedecen a uno mismo, antes mudan, y le dan el mando a uno o a otra.
No hay un líder especifico.
Otavian dice que hay tres formas de gobernar bien: la del reinar un solo rey, la del
gobierno de los buenos que eran llamados por los antiguos optímates, y la otra el
regimiento popular. Las tres tienen vicios que los vuelven contrarios a su naturaleza. El
reinar se puede volver tiranía, el gobierno de los buenos se muda en el de pocos
poderosos y no buenos, y el regimiento popular cuando es ocupado por todo el pueblo.
La del reinar es la mejor porque es contraria a la peor, que es la tiranía. Hay dos formas
entonces, de señorear. “La una es rigurosa y lleva a fuerza las cosas como es la que usan
con los esclavos sus dueños, y con esta el alma manda al cuerpo; la otra es más blanda
y sabrosa, como la que tratan los buenos principes por el camino de las leyes con sus
pueblos, y con esta manda la razón al apetito”.
“Y porque me acuerdo que habéis dicho que es más fácil cosa dañarse y hacerse malo
un solo hombre que todo un pueblo, digo que es mas fácil cosa hallarse un hombre
bueno y sabio que muchos”. “Razon es esperar que ha de ser bueno y sabio un rey
viniendo de alta sangre” “Porque en la verdad Dios recibe gran deleite y es protector de
aquellos príncipes que siguen sus pisadas y andan por parecelle, no con mostrarse muy
poderosos y hacerse adorar de los hombres, sino con ser puramente buenos y llenos de
saber”. “Asi que los pueblos son de Dios encomendados a los principes, los cuales deben
tener gran cuidado siempre de ellos por poder dar buena cuenta del cargo que les es
dado...”

CAPITULO IV: en el cual Otavian prosigue su plática cerca de las virtudes, en que pasan
ceirtas preguntas y respuestas, en especial como ha de criar y enseñar a un príncipe el
perfecto Cortesano.

Gaspar dice que quiere saber si el Cortesano debería aconsejar al rey de manera más
sutil y de a poco, sin que se de cuenta o si debería convencerlo por la razón de la calidad
del bien y del mal, y mostrarle las cosas antes de que éste se tope con ellas.
Otavian dice bueno bueno este muchacho quiere hablar largo y tendido y yo tengo leña
de sobra. Dice que el alma tiene dos partes, una es la razón y la otra el apetito. Debe
tenerse primero cuidado del cuerpo que del alma, y asimismo del apetito primero que
de la razón. El cuidado del cuerpo se ha de tener por respeto al alma y el del apetito por
respeto a la razón.
Gaspar le pregunta que cómo se hace para cuidar al cuerpo y el otro le hace un chiste.
Después Otavian habla de que el príncipe debería elegir los mejores caballeros de entre
sus vasallos, los más sabios y de mejor linaje, para comunicarse y consultarse todas las
cosas de su estado y les diese autoridad y licencia para poder decirle libremente y sin
reparo, todo lo que les pareciese. Habría de tener con ellos tal manera que todos
entendiesen del que quería ori y saber de toda cosa la verdad, y que tenia aborrecido
todo género de mentira. El le aconsejaría al príncipe que ante todo ame a Dios, que es
lo que se requiere en todos, pero mas en los príncipes “los cuales deben amarle sobre
toda otra cosa, y enderezar a él, como a verdadero fin, todas sus obras” y cita a
Xenofonte porque why not. Que sea buen cristiano, de conciencia sana y firme, no
supersticioso ni dado a las vanidades de los conjuros o ensalmos o de los adveníos;
porque de esta manera, con la prudencia + temor de Dios= buena fortuna. Debe amar
a sus deudos de grado en grado, guardando con todos en ciertas cosas, como en la
justicia y en la libertad, una igualdad medida, y llevando en otras algunas una
desigualdad puesta en razón, como en ser liberal, en renumerar los servicios, en repartir
las honras y los cargos según las diferencias y desigualdades de los méritos.
Esto haría que los súbditos lo amen y lo protejan y defiendan ante cualquier amenaza.
Es bueno que los pueblos no sean ni muy ricos ni muy pobres, porque los muy ricos se
hacen soberbios y los pobres son tramposos y apocados. Debe mantener el pueblo
contento y tranquilo, para que a éste no le entren deseos de cambiar de gobiernos...
Gaspar le dice que igual es imposible que todos los vasallos sean buenos.
Cesar Gonzaga le dice a Otavian que todo lo que dijo está muy buen, pero que el cree
que “si vos von ellos instruyéredes a vuestro príncipe, mas aina mereceríades titulo de
buen bachiller o de buen maestro de una escuela, que de buen Cortesano, y él también
mas propiamente se podría llamar buen gobernador que gran príncipe”. El le aconsejaría
mas bien de manera de fuese de verdad un príncipe al que el pueblo ame y tema. “Que
mezclase con su grandesa una mansa familiaridad, juntamente con una beninidad dulce
y aparejada a ganar el amor de sus pueblos, y que tuviese buena arte para traer
contentos a los suyos y a los extranjeros...” “Consejallia tras esto que fuese muy liberal
y suntuoso, y que diese a todos largamente, porque Dios (...) es tesorero de los principes
dadivosos y decillia que hiciese grandes y maníficos banquetes, fiestas, uegos, justas,
tornetos...”

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