Jornada de Oración Por La Santificación de Los Sacerdotes
Jornada de Oración Por La Santificación de Los Sacerdotes
Jornada de Oración Por La Santificación de Los Sacerdotes
Junio 22 y 23 de 2017
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
Y
Sagrado Corazón de Jesús
22 y 23 de junio de 2017
Vivimos momentos muy difíciles en la Iglesia, se resaltan los pecados de los sacerdotes, se
revelan hechos muy dolorosos, algunos sectores de la sociedad intentan desvirtuar el estilo
de vida sacerdotal. Ante este panorama, la Iglesia nos invita a agradecer a los sacerdotes su
entrega radical, su testimonio de vida, su pasión por la Iglesia, el dejar ver a través de su ser
a la persona de Jesús.
Hoy tenemos que hablar con valentía de lo bueno y positivo del ministerio sacerdotal, del
estilo de vida sencillo, orante y caritativo del que consagra su vida en el sacerdocio
ministerial. Hoy los sacerdotes, ministros ordenados, debemos renovar e interiorizar lo que
significa “actuar en la persona de Cristo”
El material que encontrará junto con este breve mensaje, puede ayudar en el fomento de la
oración por la santificación, vida y ministerio de los sacerdotes, esperamos que cada
jurisdicción eclesiástica del país, lo replique en las comunidades parroquiales, de tal manera
que los fieles se puedan unir en la adoración eucarística, el rezo del santo rosario y la
celebración de la Eucaristía por la santificación de los ministros ordenados y el aumento de
las vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada.
Oh Jesús, que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra la obra divina de
salvar a las almas, protege a tus sacerdotes, especialmente a N.N. en el refugio de tu
Sagrado Corazón. Guarda sin mancha sus manos consagradas, que a diario tocan tu
Sagrado Cuerpo, y conserva puros sus labios teñidos con tu Preciosa Sangre. Haz que se
preserven puros sus corazones, marcados con el sello sublime del sacerdocio, y no
permitas que el espíritu del mundo los contamine. Aumenta el número de tus apóstoles, y
que tu Santo Amor los proteja de todo peligro. Bendice sus trabajos y fatigas, y que como
fruto de su apostolado obtenga la salvación de muchas almas que sean su consuelo aquí en
la tierra y su corona eterna en el cielo. Amén
De Santa Teresita del Niño Jesús
CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA
FIESTA DE JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE
“DEJEMONOS RECONCILIAR POR DIOS”
Comentario
La constitución Lumen Gentium, nos dice “el sacerdocio común de los fieles y el
sacerdocio ministerial se ordena el uno para el otro, aunque cada cual participa de forma
peculiar del sacerdocio de Cristo. Porque el sacerdocio ministerial, en virtud de la sagrada
potestad que posee, modela y dirige al pueblo sacerdotal, efectúa el sacrificio eucarístico
ofreciéndolo a Dios en nombre de todo el pueblo: los fieles, en cambio, en virtud del
sacerdocio real, participan en la oblación de la Eucaristía, en la oración y acción de gracias,
con el testimonio de una vida santa, con la
abnegación y caridad operante.
RITOS INICIALES
Amén.
Y con tu espíritu.
Hermanos nos reunimos como comunidad de fe, para seguir más a Jesucristo, por medio
de la escucha de su Palabra y de la participación en la fracción del pan, en este día de
oración por las vocaciones sacerdotales y a la vida religiosa, por las que están y las que
vendrán.
En esta celebración damos gracias a Dios por el llamado que nos ha hecho a seguirlo a
través de una especial consagración, confiriendo la dignidad del sacerdocio real a todo el
pueblo redimido y eligiendo con predilección a algunos hombres para hacerlos
sacerdotes y religiosos, pastores que nuestra Iglesia necesita para que sean testimonio de
la misericordia de Dios que desea reconciliarnos.
Que esta celebración también sea la oportunidad para tomar conciencia que nuestra vida
de cristianos, es un llamado del Señor Jesús que nos invita a seguirle, con fe firme y
renovada convicción. Por eso reconozcamos que somos pecadores e imploremos con
esperanza la misericordia de Dios, para que nuestra vida convertida y comprometida en
el Anuncio del Evangelio sea una ofrenda agradable a Dios.
Seguir al Señor Jesús debe significarnos un nuevo inicio y un nuevo impulso para seguir
esforzándonos en vivir alegres según la voluntad de Dios. Por eso, con alegría por su
llamado, unamos nuestras voces a los coros del cielo y digamos:
Oración colecta
LITURGIA DE LA PALABRA
Queridos hermanos, guiados por el Espíritu Santo, y con la alegría de ser llamados por
Dios, elevemos nuestras suplicas al Padre del cielo y pidámosle que nos dirija y nos
acompañe en la misión de anunciar el evangelio a todos. A cada una de las intenciones
responderemos cantando:
Te rogamos, óyenos
Por la Santa Iglesia, luz de Cristo en medio del mundo, para que el anuncio del
reino de Dios y su entrega a los pobres, trasforme el corazón de los hombres al
deseo de Dios y de la vida verdadera. Oremos.
Por el Santo Padre Francisco, y todos los Obispos, sacerdotes y diáconos, para que
el Señor, que los ha consagrado para trabajar en su viña, los acompañe y sostenga
en su labor de enseñar con alegría las verdades de la fe. Oremos.
Por todos los religiosos y religiosas, para que su vida consagrada a la pobreza,
castidad y obediencia, les dé un nuevo impulso hacia la santidad para una renovada
evangelización. Oremos.
Por los gobernantes de las naciones, para que iluminados por el Espíritu Santo,
promuevan espacios propicios para la reconciliación, la concordia y la libertad
religiosa. Oremos.
Por todos nosotros, para que fortalecidos por el Espíritu Santo, crezcamos en la fe y
experimentemos la alegría de ser discípulos y misioneros de Cristo, luz del mundo y
sal de la tierra. Oremos.
Padre Santo, autor de toda santidad, te suplicamos con fe que escuches las plegarias que te
hemos dirigido y nos concedas abundantes y santas vocaciones que se dediquen a llevar a
los hombres hacia Ti, para que participen plenamente de la redención. Por Jesucristo
Nuestro Señor. Amén.
ADORACIÓN EUCARÍSTICA
“DEJÉMONOS RECONCILIAR POR DIOS”
OREMOS POR NUESTROS SACERDOTES
1. Comentario Inicial: la mejor manera para “dejarnos reconciliar por Dios” (2Co 5, 20),
es la oración. Y qué mejor que hacerlo en esta fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno
Sacerdote. Es Cristo el Sacerdote por excelencia y en Él tiene
sentido el Sacerdocio ministerial. Por eso, el Sacerdote es “la parte
más amada del corazón de Cristo”, entremos en intimidad con
Jesús el Sumo Sacerdote y en oración, para que siga enviando
obreros a su mies y que cada uno de nosotros le abramos un
espacio en nuestro corazón para encontrar el camino de la propia
perfección espiritual, dando frutos de SANTIDAD en nuestra vida
Por eso queremos pedirte que recojas nuestras súplicas sinceras y fervientes, por nuestros
hermanos sacerdotes que se dedican al servicio tuyo y de la Iglesia, los cuales glorifican al
Padre Celestial y trabajan por la salvación de los hombres. Concédenos el don de la
SANTIDAD, para que impregnemos de santidad a la humanidad.
No permitas que escaseen operarios en tu mies y sigue llamando a jóvenes generosos que
con alegría opten por el ministerio sacerdotal y con su juventud sigan renovando nuestra
Iglesia y contribuyan en extensión del Evangelio en nuestras comunidades parroquiales”.
5. REFLEXIÓN
a. “El que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo”
(V.17)
Padre Santo, eso son los sacerdotes. Ellos están en ti, son una nueva creación; Tú les has
permitido pasar de lo viejo a lo nuevo y por ello te damos gracias, porque has fijado tu
mirada en estos hombres para que sean sacerdotes, para configurarse con tu Hijo Jesucristo,
para toda la eternidad en un modo totalmente gratuito e inmerecido por ellos. Sabemos que
el sacerdocio es un don tuyo para el hombre escogido y este hombre elegido, el sacerdote,
es un don del amor de Dios para los otros. Así, los sacerdotes se vuelven en un
MISTERIO de elección, un misterio de amor y de confianza de parte tuya, porque
llevan el tesoro de la gracia en vasos de barro. Eres Tú quien toma al hombre llamado para
invitarlo a ser sacerdote; para reconciliarlo contigo y hacer de Él un hombre nuevo en la
consagración. Por ello, Señor, oramos por todos los sacerdotes diciendo: Te lo pedimos,
Señor.
Señor, tu Palabra nos dice que el sacerdote es un hombre consagrado para ofrecer dones y
sacrificios por los pecados (Hb. 5, 1); un hombre elegido por Ti, para reconciliarnos
contigo; para ofrecernos Tu perdón y Tu amor. Por esto, la actividad principal del sacerdote
es la de ofrecer el sacrifico y ofrecerse en sacrificio. Es evidente que esto va más allá del
simple presidir un oficio o una ceremonia. El sacerdote debe no sólo celebrar la
Eucaristía, sino debe “Ser Eucaristía”. Por ello, Señor, nos dirigimos a ti con plena
confianza, diciendo: Reconcílianos contigo, Señor.
Para que los sacerdotes traten de hacerse perfectos como el Padre celestial es perfecto
Para que la Santa Misa sea ofrecida continuamente por la vida y necesidades del mundo
Para que podamos recibir a Jesús Eucaristía y podamos adorarlo
Para que el Evangelio sea proclamado fielmente y sin descanso
Para que podamos recibir en el Sacramento de la Confesión, el perdón de los pecados y
encontremos en él nuestra paz y felicidad
Para que los obispos y sacerdotes sean fieles hijos del Papa y lo obedezcan
Para que toda vida humana sea protegida y defendida como sagrada
Para que la misericordia de Dios se extienda a los pecadores, moribundos y difuntos
Para que la juventud tenga ayuda para crecer libre de las drogas y toda adición y sean
guiados por el buen camino
Para que los encarcelados, los ancianos y los pobres encuentren fe y esperanza en
Cristo.
Para que el amor de Cristo sane a los desamparados, huérfanos y enfermos
Para que Cristo sea la meta y el gozo de los jóvenes
Para que los que hayan oído la llamada de Dios la sigan
6. ORACIÓN: Invitar a todas las personas para que compartan su oración y finalizar
con un Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Para que los sacerdotes traten de hacerse perfectos como el Padre celestial es perfecto:
Señor, danos sacerdotes santos.
Para que la Santa Misa sea ofrecida continuamente por la vida y necesidades del mundo:
Señor, danos sacerdotes santos.
Para que podamos recibir a Jesús Eucaristía y podamos adorarlo:
Señor, danos sacerdotes santos.
Para que el Evangelio sea proclamado fielmente y sin descanso:
Señor, danos sacerdotes santos.
Para que podamos recibir en el Sacramento de la Confesión el perdón de los pecados y
encontremos en él nuestra paz y felicidad: Señor, danos Sacerdotes santos.
Para que los obispos y sacerdotes sean fieles hijos del Papa y lo obedezcan:
Señor, danos sacerdotes santos.
Para que toda vida humana sea protegida y defendida como sagrada:
Señor, danos sacerdotes santos.
Para que la misericordia de Dios se extienda a los pecadores, moribundos y difuntos:
Señor, danos sacerdotes santos.
Para que la juventud tenga ayuda para crecer libre de las drogas y toda adición y sean
guiados por el buen camino: Señor, danos sacerdotes santos.
Para que los encarcelados, los ancianos y los sin techo encuentren fe y esperanza en Cristo:
Señor, danos sacerdotes santos.
Para que el amor de Cristo sane a los desamparados, a los que guardan cama y los
enfermos: Señor, danos sacerdotes santos.
Para que Cristo sea la meta y el gozo de los jóvenes:
Señor, danos sacerdotes santos.
Para que los que han oído la llamada de Dios la sigan: Señor, danos sacerdotes santos.
b. Letanías:
c. Oración:
Primer misterio
El Bautismo de Jesús en el Jordán
Ofrecemos este misterio por los sacerdotes que contribuyen con los procesos de paz y
reconciliación, para que su trabajo redunde en frutos de perdón congregando al pueblo en la
unidad y el amor de los hijos de Dios.
"Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de
Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del
agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de
paloma, bajaba a él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú
eres mi Hijo amado, en ti me complazco.»" (Mc 1,9-11)
Padre Nuestro…
10 Ave Marías…
Gloria…
Jaculatoria:
Jesucristo, hijo de María Virgen, Sumo y Eterno Sacerdote
V. Bendice a nuestras familias y concédenos la paz
Segundo misterio
La Auto-revelación de Jesús en las Bodas de Caná
Padre Nuestro…
10 Ave Marías…
Gloria…
Jaculatoria:
Jesucristo, hijo de María Virgen, Sumo y Eterno Sacerdote
V. Bendice a nuestras familias y concédenos la paz
Tercer misterio
El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión
Ofrecemos este misterio por los sacerdotes que sufren a causa de diferentes motivos, para
que el Señor derrame su gracia sobre ellos y unidos a la cruz victoriosa de Cristo
encuentren la alegría y el consuelo.
Padre Nuestro…
10 Ave Marías…
Gloria…
Jaculatoria:
Jesucristo, hijo de María Virgen, Sumo y Eterno Sacerdote
V. Bendice a nuestras familias y concédenos la paz
Cuarto misterio
La Transfiguración
Ofrecemos este misterio por los sacerdotes que están en territorio de misión, para que a
través de su consagración den testimonio a todos los hombres de la misericordia de Dios
manifestada en Cristo.
Padre Nuestro…
10 Ave Marías…
Gloria…
Jaculatoria:
Jesucristo, hijo de María Virgen, Sumo y Eterno Sacerdote
V. Bendice a nuestras familias y concédenos la paz
Quinto misterio
La Institución de la Eucaristía
Ofrecemos este misterio por los sacerdotes que acompañan comunidades, para que
iluminados por el Espíritu Santo y mediante la predicación del Evangelio sean embajadores
de paz y reconciliación.
Padre Nuestro…
10 Ave Marías…
Gloria…
Jaculatoria:
Jesucristo, hijo de María Virgen, Sumo y Eterno Sacerdote
V. Bendice a nuestras familias y concédenos la paz
Padre Nuestro…
Ave María…
Gloria…
Oh María, Madre de Cristo y Madre de la fe, gracias por tu «Sí» a la voluntad del Padre,
dando un cuerpo de carne por la unción del Espíritu Santo al Mesías Sacerdote para que
trajera la salvación a los pobres y arrepentidos.
Oh María, Madre de la Iglesia, Reina de los Apóstoles, presenta hoy a los sacerdotes de tu
Hijo ante el Padre para su santificación y gloria, para que sean hombre de Dios, de oración,
servidores de cuantos les necesitan, de los niños, los pobres y los enfermos. AMÉN
Rendido a estos tus pies, buen Jesús mío, considerando las incontables muestras de amor
que me has dado, y las sublimes lecciones que me enseña como amigo, tu queridísimo
Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo
que contigo es puesto, y quiere hacerse digno de las gracias y bendiciones que generoso
concedes a los que de verdad te conocen, aman y sirven.
Recuerda que soy muy pobre, buen Jesús mío, y necesito de Ti, como el mendigo de la
limosna que el rico le vaya a dar. Recuerda que soy muy torpe, tu que eres mi Maestro y
necesito de tus sencillas enseñanzas para darme luz y guía en mi ignorancia.
Recuerda que soy muy débil, tu que eres poderoso refugio de los débiles, y como caigo a
cada paso, necesito apoyarme en Ti para no recaer. Te pido que seas todo para mí, Sagrado
Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, soporte de mis pasos, remedio de mis
males, auxilio en todas mis necesidades.