Casos Clinicos
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Casos Clinicos
Marco, de 34 años de edad, casado, sin hijos. El paciente acude a consulta porque según refiere,
hace dos años decide iniciar una empresa propia, abre una franquicia y desde entonces, “han sido
todo problemas”. Para ello, tuvo que irse a vivir a otra ciudad, y pedir un préstamo importante al
banco, dejó su anterior puesto de trabajo. Refiere haber puesto mucha ilusión, trabajo y esfuerzo
en este proyecto. Sin embargo, al cabo de unos meses de irse solo a vivir allí, empezó a sentirse
desbordado por los acontecimientos, refiere que “era demasiado trabajo para una sola persona, y
las ganancias no le permitían tener más ayuda profesional”, hasta que decidió vender el negocio.
por todo. El paciente afirma que él y su mujer llevaban una vida tranquila antes de meterse en
esta empresa. Lo habían ascendido y tenía un sueldo razonable, además se llevaba bien con sus
compañeros. Refiere que él y su mujer estaban bien y no entiende por qué tuvo que tomar esa
decisión. Su idea era abrir una franquicia y tenía previsto estar fuera de casa dos años para
después poder contratar a un encargado en quien poder confiar y poder volver a vivir con su
mujer. Pensó que no sería demasiado pesado y que, al cabo de hacerlo un tiempo, les
compensaría a ambos. Cuando pasaron unos meses, el paciente empezó a sentirse mal porque
según refiere, “no salía de la tienda, dormía allí y estaba todo el tiempo trabajando “. Además,
empezó unas obras que se retrasaron mucho y esto hacía que no pudiera atender a los clientes ni
poner en funcionamiento la tienda y de este modo no podía devolver los préstamos que debía.
Empezó a tener ataques de ansiedad y llanto a diario, hasta que finalmente, decidió vender la
tienda. Actualmente, se encuentra desempleado desde hace cuatro meses. Afirma sentirse
inestable, sensación de tristeza importante (hay días en que no se levanta), apatía, anhedonia, ha
dejado de lado la higiene general, no quiere saber nada del trabajo, afirma que le da todo igual, ha
perdido el interés por todo, también por el sexo, y según refiere, cree que las cosas no van a
mejorar. Afirma tener altibajos en el estado de ánimo. Continuamente se siente irritable, irascible,
muy sensible. Insomnio de conciliación (de 4 -5 horas). Manifiesta tener ideas de muerte e
Caso 14
Ana de 40 años, presenta una serie de síntomas depresivos y de ansiedad desde que murió su
padre hace dos años. Ana está casada y tiene dos hijos de 4 y 6 años, y trabaja en la empresa
familiar, donde realiza tareas administrativas. En este momento tiene problemas con su marido,
con su madre y en la empresa. Las desavenencias con su marido se centran en que él no la ayuda
todavía está en tratamiento, ha superado en parte, esta sintomatología. Con su madre los
problemas se centran en que ésta intenta ayudar todo lo que pueda, pero acaba siendo muy crítica
con Ana por no tener la casa perfecta, ya que Ana antes dedicaba muchas horas al trabajo y ya no
lo hace porque está metida en la cama y llorando por lo mal que se encuentra. En su trabajo no se
atreve a realizar ciertas tareas por miedo a hacerlo mal (como hablar con los proveedores y con
los clientes), y como en la empresa solo trabajan su marido y ella, él tiene que afrontar todas las
problemas citados y está pasiva, obsesiva y muy triste. Se siente culpable de no atender a sus
hijos cuando estos van a verla todos los días antes de marcharse al colegio y le preguntan cómo
se encuentra. Cuando Ana llega a consulta dice “necesito saber que me pasa, por qué y cómo
resolverlo porque estoy bastante desanimada, sin muchas esperanzas de conseguir cambiar”. Ana
señala que siempre ha sido una niña un poco triste, muy responsable y trabajadora, ya que su
madre era muy exigente y perfeccionista con ella y quería enseñarle a ser el ama de casa perfecta.
Ana recuerda no tener tiempo en su infancia para el ocio o jugar porque su madre siempre le
preguntaba cuando acababa de estudiar, si no tenía nada más que hacer y le ponía una nueva tarea
en la casa, como, por ejemplo, limpiar el mueble. El padre era un hombre afable y cariñoso, que
suponía para Ana el apoyo incondicional, pero no controlaba a la familia. La madre era la que se
Caso 18
La paciente es una mujer de 38 años, casada. Tiene dos hijos de 6 y 2 años. Motivo de consulta:
Ella comenzó a estar mal después de su segundo embarazo, hace tres años. Este embarazo no era
querido y hasta se pensó en un aborto, pero su esposo la convenció de que no lo hiciera. Se había
estado sintiendo deprimida e irritable, constantemente preocupada por las tareas del hogar y los
chicos. Se sentía insuficiente e incapaz de llevar a cabo las responsabilidades de ser madre de dos
niños. Antecedentes: La paciente creció en un pequeño pueblo. Su infancia estuvo marcada por la
enfermedad de su madre, de quien sólo se acuerda que estaba enferma. De niña, tenía que hacer
las cosas de la casa y era resentida porque los otros niños no tenían este deber. Su madre murió
cuando ella tenía 12 años y recuerda haber estado muy triste. Su padre era afectuoso con ella,
pero bebía demasiado y era violento con su mamá. Había dos hermanos en la familia -uno 20
años mayor que la paciente y el otro, 12 años mayor. Después de la muerte de la madre, el
hermano mayor se mudó con su esposa a la casa paterna. La esposa de su hermano le hizo a la
paciente la vida particularmente difícil porque le exigía cosas y la criticaba siempre por ser
perezosa. A los quince años se fue de la casa para trabajar como niñera durante dos años, hasta
que fue lo suficientemente grande para estudiar enfermería. Dos meses antes de terminar sus
estudios, y nunca los completó. Había dejado de asistir por algún tiempo por enfermedad y se le
dijo que debería repetir parte del curso. Conoció a su esposo durante este curso. Él era de otra
cultura y 13 años mayor que ella. Después de salir durante tres años se fueron a vivir juntos. No
quiso casarse en ese entonces porque él decía que no podía mantenerla al no tener un trabajo
permanente. Aparte de ello, su familia en su pueblo natal esperaba que él se case con alguien de
convenció de que se hiciera un aborto, también porque no podía mantener un niño. Después que
pasaron dos años. Su relación fue tormentosa. La paciente describió a su marido como de buen
corazón, pero poco razonable. Era autoritario, exigía que ella hiciera todo el trabajo de la casa y
no quería cuidar de los niños. Datos actuales: La paciente era una mujer delgada, limpia y prolija,
pero parecía no importarle para nada su apariencia. Estaba tensa y frecuentemente rompía en
lágrimas. Su conversación era normal en tono y forma. Respondía apropiadamente, pero hablaba
mucho. Estaba preocupada por el hecho de no poder resolver sus dificultades domésticas, y se
afligía por el futuro de sus niños, si ella muriera, como lo había hecho su propia madre. No tenía
orientada. Sus recuerdos inmediatos, y su memoria reciente y remota eran buenas. Su percepción
del problema era moderada, si bien reconocía que tenía un problema, no sabía cómo la podían
ayudar. Los exámenes físicos y las pruebas de laboratorio no revelaban nada anormal.
Caso 19
La paciente es una mujer de 33 años. Es casada y trabaja como secretaria en el estudio de
abogacía de su esposo.
Motivo de consulta: visitó una clínica especializada en ansiedad, después de leer en una revista
un artículo sobre la hipocondría. Durante los años previos se había sometido a numerosos
exámenes médicos porque creía que estaba teniendo una afección cardíaca. El problema comenzó
después de dar a luz a su único hijo. Durante una clase de gimnasia postparto de pronto notó un
incremento en los latidos de su corazón. Sentía puntadas fuertes en su pecho y tenía dificultad
para respirar. Comenzó a transpirar y temblar, se sintió mareada, sentía un hormigueo en su brazo
izquierdo y temió morir de un ataque al corazón. Inmediatamente dejó al bebé en la clase y fue a
detectaron anormalidades. Desde entonces tiene crisis de ese tipo durante 15-30 minutos
alrededor de cuatro veces por mes. Solía pedir ayuda y buscó consejo médico. Durante diez años
ha tenido demasiados exámenes médicos, cada uno asegurándole que no tenía ninguna
enfermedad física. Después de las primeras crisis, comenzó a tener miedo de tener una lejos de su
casa o estando en lugares donde no se puede conseguir asistencia médica. La paciente sólo sale
emergencia si fuera necesario. Aún de esa manera evita lugares aglomerados, shoppings y cines
donde no podría escapar rápidamente. Los ataques han continuado, pero ocurren en los lugares
donde ella más teme. Reconoce que tanto los síntomas como su manera de evitarlos son poco
razonables y excesivos, pero de todas maneras han dominado su vida. Se siente medianamente
deprimida, inquieta y tiene dificultad para dormir. Se siente insegura y también tiene dificultad
para concentrarse. Inicialmente la paciente fue tratada con una variedad de beta bloqueantes para
el “eretismo cardíaco". Su médico de familia le prescribió diazepam, y ha tomado 5mg tres veces
por día durante los últimos ocho años, pero con escaso resultado.
Antecedentes: La paciente creció en una gran ciudad. Su padre era empleado público y su madre
era maestra. Tenía un hermano dos años menor, ingeniero. Dejó la escuela secundaria para asistir
a un instituto para secretarias y más tarde trabajó como secretaria en una firma de abogados. A
los 22 años se casó con un abogado diez años mayor que ella, y al año siguiente tuvo un hijo.
Debido a sus crisis dejó su trabajo de tiempo completo y comenzó a trabajar medio día para su
La paciente se describió a sí misma como de “tipo tranquila, pero nerviosa” y aunque a veces se
sentía tensa y aprensiva en situaciones inusuales. Siempre fue tímida, sensible a las críticas y
reacia a las relaciones con otras personas, a menos que las conociera bien. Desde su infancia tuvo
temor a las situaciones de riesgo y como resultado desarrolló miedo a viajar en aviones y tuvo
dificultad para conseguir su licencia para conducir. Siempre ha sido insegura y tiene tendencia a
sentirse inferior a otras personas. Su humor ha sido inestable y con tendencia a reacciones
depresivas cuando tiene que enfrentar decepciones o críticas. Su padre fue descripto como
introvertido y con poco humor, pero no tuvo contacto con servicios psiquiátricos. Una de sus
hermanas fue internada en una sala de psiquiatría por “nervios”, los que posiblemente
constitución débil. Parecía resfriarse a menudo y tuvo gripe varias veces. Tuvo licencia por
enfermedad en repetidas ocasiones por malestares pasajeros, dolores de estómago, o dolores por
tensión en su cuello y espalda. Los exámenes médicos nunca encontraron ningún tipo de
perturbación somática. Su único embarazo fue sin complicaciones excepto por una leve
preeclampsia algo antes del parto, y que fue tratada con éxito. Su presión arterial es normal y no
si tuviera alguna urgencia. Describía sus problemas vívidamente, en forma espontánea, y parecía
querer lograr la ayuda del facultativo. Impresionaba como inteligente y no se detectaron síntomas
problema somático. Los ECG, EEG y exámenes serológicos dieron resultados normales y no se
CASO 20
La paciente es una alumna de escuela secundaria de 17 años. Motivo de consulta: Durante los
últimos seis meses, la paciente comenzó a tenerle tanto terror a la escuela que se la derivó a un
servicio de psiquiatría para la consulta externa. Cada vez que la profesora le hacía una pregunta
en la clase, se le confundía todo. Su corazón comenzaba a latir más fuerte y se mareaba tanto que
tenía la sensación de que se iba a desmayar. Dejó de participar en el coro de la escuela. Durante
cuatro meses antes de la derivación no había podido reunirse con otros estudiantes para almorzar
en la cantina porque se sentía terriblemente ansiosa. Temblaba de arriba abajo y tenía tanto miedo
de perder el control de su de su vejiga, que en ocasiones anteriores había tenido que irse en la
mitad del almuerzo. Los últimos dos meses se había sentido progresivamente infeliz y perdió
todo interés en la escuela. Se sentía muy cansada, especialmente a la mañana y le costaba mucho
concentrarse. Su nivel en la escuela decreció mucho. Dormía poco y se despertaba por lo menos
dos horas antes de lo que necesitaba para levantarse. Nunca tuvo gran apetito, pero los últimos
meses éste se había deteriorado más aún. Sentía que su futuro era deprimente y varias veces
deseó estar muerta. Su momento más feliz era la tarde cuando habían pasado los problemas
menores. Tiene dormitorio propio. Describió la relación de sus padres como armoniosa, aunque
su padre solía estar enojado de vez en cuando con su esposa porque era demasiado
mostró feliz y sociable hasta los 14 años. Desde ese entonces, pareció cambiar. Se volvió
progresivamente tímida y preocupada por saber lo que los demás pensaban de ella. Siempre se
sintió como si se estuviera escondiendo de los otros. Se sentía inferior, no tenía confianza en sí
misma y tenía miedo de actuar de forma rara o tonta. A los 15 años comenzó a asistir a una
escuela secundaria en un pueblo vecino y logró resultados razonables hasta cinco meses antes de
ser derivada al servicio de consulta externa. Desde el comienzo de la escuela secundaria se sentía
incómoda cuando debía estar con otros estudiantes. Nunca pudo hacer amigos íntimos. Siempre
fue de pequeña estatura para su edad y nunca comió muy bien. A los 15 años recibió un
tratamiento con hormonas porque sus menstruaciones eran irregulares. De acuerdo a su mamá,
una de sus tías también era muy nerviosa y tímida y fue internada en un servicio psiquiátrico
por depresión. Datos actuales: La paciente era de contextura frágil y pequeña. Al principio del
examen se sonrojó y estaba tensa, se mostraba tímida y reticente. Más tarde, sin embargo, se
volvió más segura y relajada. Impresionaba como anhedónica, pero no deprimida. No había
forma neurótica o tendencia a dramatizar. Admitió, aunque dubitativamente, que sus temores eran
excesivos. __