Psicologia Individual
Psicologia Individual
Psicologia Individual
Alfred Adler nació en Viena en 1870. Hijo de un comerciante de cereales de origen judío, tuvo una
infancia desgraciada pues, al igual que el personaje antes mencionado, Adler fue un niño
sumamente enfermizo (Brennan, 1999). Cuando pequeño, sufría de raquitismo, su más temprano
recuerdo reportado fue a la edad de dos años, vendado de tal manera que apenas podía moverse,
mientras que su hermano mayor deambulaba libre. Su niñez, según él mismo, fue muy triste. A la
edad de cinco años escuchó a un médico decirle a su padre que muy probablemente moriría
debido a la gravidez de la neumonía que sufría (Cloninger y otros, 2003). En el año 1895 recibió su
título de médico en la universidad de Viena y para 1902 asistía con regularidad a las reuniones
semanales de Freud. Poco después de graduarse comienza su especialidad médica como
oftalmólogo, sin embargo, no tarda mucho en cambiarse a la práctica general, estableciendo su
consulta en los barrios bajos de Viena, luego, en 1810 inicia sus prácticas psiquiátricas (Boeree,
2005). Adler, siendo uno de los primeros seguidores de la teoría del Psicoanálisis, es nombrado
presidente de la Sociedad Analítica de Viena, y en 1909 acompaña a Freud a los Estados Unidos,
donde publica una serie de artículos y libros en los cuales se nota una separación cada día más
pronunciada de las teorías de Freud. Ya para el año 1912, funda su propia asociación
psicoanalítica independiente (Brennan, 1999). Durante su estadía en America, se destacó por ser
un orador excelente, dictando numerosas conferencias y estableciéndose definitivamente en este
país en 1934, año en que se hizo profesor en el Colegio de Medicina de Long Island. A partir de
entonces, continuó con sus conferencias a las cuales atrajo mucho público por su personalidad
magnética y dinámica (Brennan, 1999). El 28 de Mayo de 1937 muere súbitamente de un ataque al
corazón mientras daba clases en la Universidad de Aberdeen, Escocia, durante una de sus giras
por Europa (Schultz, 2002).
PSICOLOGÍA INDIVIDUAL
La teoría de la Psicología Individual fue propuesta como una alternativa al pensamiento de Freud.
Su tesis, proporcionó ideas de sumo interés y relevancia (Martorell, 2002). Adler construyó un
modelo teórico en el cual el ser humano no aparece como victima de los instintos y conflictos del
pasado, y por lo tanto, no esta predestinado por las experiencias de la niñez (Schultz, 2002). Una
de las principales diferencias entre dicha teoría y el Psicoanálisis clásico, radica en que este último
estudia al individuo desde un punto de vista analítico, es decir, intenta desglosar la personalidad en
los subsistemas que la componen, usando el patrón estructuralista, mientras que, en la tesis
propuesta por Adler, se busca estudiar a la persona como una entidad ontológica, que no puede
ser comprendida sino en su totalidad. En este sentido, se asemeja mucho al enfoque de la Gestalt
(Brennan, 1999). Otra de las discrepancias entre Freud y Adler fue, que el primero sigue para sus
explicaciones un enfoque causalista, mientras que el otro sostiene un enfoque finalista o
teleológico (organización de lo actual en torno a un objetivo futuro). (Martorell, 2002). La Psicología
Individual, llamada así porque se centra en la individualidad de cada persona, y niega la
universalidad de las metas y los motivos biológicos, considera a cada ser humano sobre todo como
un ser social cuya personalidad ha tomado forma a partir de las interacciones y los ambientes
sociales únicos en que se ha visto envuelto (Schultz, 2002). Pozzuto (citado por Cloninger, 2003),
señala que la teoría de Adler ofrece perspectivas sobre la psicohistoria y la psicobiografía que, más
que el Psicoanálisis, reconocen la influencia mutua del individuo y la sociedad. Además, pone
énfasis en la lucha consciente de los individuos por mejorar sus vidas, ofreciendo conceptos que
permiten comprender a la gente que, a través de un arduo trabajo, tiene éxito, y haciendo
responsables a su vez, de sus propios fracasos a quienes no hacen el esfuerzo necesario para
superar las adversidades. Adler postula en su teoría una sola pulsión o fuerza motivacional
subyacente a todas nuestras conductas. Con el tiempo, este instinto básico fue llamado Afán de
Perfeccionismo, el cual constituye ese deseo de desarrollar al máximo nuestros potenciales con el
fin de llegar cada vez más cerca de nuestro ideal (Boeree, 2005). Según Cloninger y otros (2003),
“El motivo fundamental de la teoría de Adler es el esfuerzo sin fin para moverse a una mejor
manera de vivir. La lucha toma diferentes formas para diferentes personas y parece imposible para
algunos, los que se resignan a la derrota”. (p. 110). Es decir, Todo el sistema teórico desarrollado
por Adler, descansa en la premisa de que la mente humana tiende a luchar por la superioridad y
por alcanzar la perfección.
Estilo de vida
Toda conducta, según la Teoría Adleriana, tiene un propósito. La meta última de cada persona es
la superioridad o perfección, pero cada individuo expresa esa lucha de manera distinta,
desarrollando un patrón único de características, comportamientos y hábitos. Este patrón, es lo que
se denomina Estilo de Vida (Schultz, 2002). El estilo de vida empieza como un proceso
compensatorio, producto del esfuerzo por eliminar o, al menos, ocultar las debilidades físicas o
psicológicas que presenta la persona. A medida que el sujeto compensa su “inferioridad”, la
personalidad muestra una mayor consistencia (Cloninger y otros, 2003). Según Cloninger y otros
(2003), “El concepto de Estilo de Vida, además de la meta, incluye los conceptos individuales
acerca del sí mismo y del mundo y su manera única de esforzarse hacia la meta personal en ese
mundo”. (p. 114). Schultz (2002), lo define como la “Estructura única de carácter o patrón de
conductas y características personales mediante las cuales cada uno de nosotros se esfuerza por
lograr la perfección”. (p. 127). Según Schultz (2002), Adler describió varios problemas universales y
los agrupó en tres categorías: 1.- Problemas que implican nuestra conducta hacia los demás, 2.-
Problemas ocupacionales y, 3.- Problemas amorosos. Propuso cuatro estilos básicos de vida para
afrontar esos problemas: 1.- El tipo dominante, 2.- El tipo de logro, 3.- El tipo evasivo, y 4.- El tipo
socialmente útil. Sin embargo, no todos los estilos de vida son deseables. En ocasiones, las
personas desarrollan en la edad temprana estrategias para afrontar sus problemas que a la larga
muestran ser adaptativamente malas (Cloninger y otros, 2003). Adler definió los tres primeros tipos
mencionados como Estilos de Vida Errados. El Primero de ellos, el tipo dominante, es aquel que,
como su nombre lo indica, busca dominar a los demás. Pueden confrontar activamente los
problemas de la vida de una manera egoísta, volverse delincuentes, tiranos o sádicos. (Cloninger y
otros, 2003). El tipo de logro, que es el más común de todos, es aquel que espera recibir
satisfacción de los demás y llega a depender de ellos (Schultz, 2002). Y por último, el tipo evasivo,
es aquel que no hace intentos por enfrentar los problemas de la vida, pues al evadir las
dificultades, la persona evita cualquier posibilidad de fracaso (Schultz, 2002). Así mismo, se define
como Estilo Sano de Vida, al tipo socialmente útil, el cual es un estilo de vida adaptativo que se
caracteriza por una conducta benéfica para con los demás (Cloninger y otros, 2003).
Como se mencionó anteriormente, una de las grandes diferencias entre la Psicología Adleriana
respecto al psicoanálisis clásico, es su enfoque finalista o teleológico (Martorell, 2002). Para Freud,
las cosas que ocurrieron en la primera infancia del individuo determinan lo que este es en el
presente. Para Adler por otro lado, la motivación es una cuestión de movimiento hacia el futuro. En
vez de ser motivado mecánicamente por el pasado, el ser humano es impulsado hacia sus metas,
propósitos e ideales. A todo esto, se le llama teleología (Boeree, 2005). Un autor que influyó
mucho en el pensamiento de Adler, fue el filósofo Hans Vaihinger, autor del libro The Philosophy
of “As if”, obra en la que postula la tesis de que la verdad última está siempre más allá del sujeto y
es para este inalcanzable, razón por la cual el hombre necesita crear verdades parciales con las
cuales guiarse en la vida (Boeree, 2005). El estado actual de la persona está conducido por sus
expectativas de perfección, las cuales a su vez están conformadas por creencias que son
aceptadas “como sí” fuesen reales. Estas expectativas fueron llamadas Finalismo ficticio, por el
hecho de que no son asequibles, pero operan como la expresión colectiva de las metas de toda la
vida (Brennan, 1999). Un ejemplo que puede ser señalado, y que permite comprender mejor estos
conceptos, es el hecho de que muchas personas se comportan “como sí” hubiera un cielo o un
infierno en su futuro, lógicamente, podría haberlos, pero nadie puede saberlo con seguridad, por lo
cual puede decirse que dicha postura es una ficción en el sentido adleriano.
Interés social
Adler creía que la primera tarea a la que se enfrenta el ser humano en la vida es llevarse bien con
los demás. Propuso el concepto de Interés Social, definiéndolo como el potencial innato del
individuo para cooperar con otra gente a fin de lograr las metas personales y sociales. El término
original usado en idioma alemán es Gemeinschaftsgefuhl, que puede traducirse como “sentimiento
comunitario”, una capacidad con la que nace el individuo pero que puede perderse con el pasar del
tiempo por la acción de los estilos de vida errados. (Schultz, 2002). Nadie puede desprenderse por
completo de la sociedad, ya que el hombre es por definición un ser social, y requiere del apoyo de
los demás para su existencia y realización. La primera persona con la que el niño entra en
contacto, es decir, la madre, funge un papel sumamente importante en la vida del infante, ya que le
enseña a este cooperación y empatía. Si un pequeño no recibe los cuidados necesarios de su
progenitora esto podría generar en él una neurosis, llevándolo a desconfiar de la sociedad y a
desarrollar estilos de vida errados (Schultz, 2002). En la Psicología Individual, se piensa que todo
trastorno, como las neurosis, psicosis, criminalidad, alcoholismo, suicidio, perversiones y
prostitución, por nombrar algunos, se deriva de una falta de interés social, por lo cual la terapia se
basa, primero en la comprensión del estilo de vida del paciente, una vez que el terapeuta logra
esto ha de facilitarle esta comprensión al individuo y por último apoyarlo para el cambio a un estilo
de vida sano (Martorell, 2002). Un mal entendido muy común es la tendencia occidental a
considerar al interés social propuesto por Adler como una forma de ser amigable para con los
demás, brindándoles una sonrisa y un buen trato, sin embargo, aunque muchas personas
muestran su interés o sentimiento social de esta manera, mucho otros también hacen esto con
intereses egoístas, por lo que el concepto de interés social no se ha de entender como un
comportamiento en particular, sino más bien, a un sentido más amplio de cuidado por el prójimo,
por la familia, comunidad y humanidad en general (Boeree, 2005).
Inferioridad
Aunque las personas son motivadas hacia la consecución de sus metas y expectativas, existe un
algo que les frena en esta tarea. Según la Psicología adleriana esto sucede cuando hay falta de
interés social. El complejo de inferioridad, desarrollado en la niñez, hace que el individuo se centre
en sí mismo, impidiéndole así desarrollar o mantener el interés social necesario para su realización
personal (Schultz, 2002). Existe una diferencia entre sentimiento de inferioridad y el llamado
complejo de inferioridad. El primero hace referencia a una sensación de imperfección que las
personas desarrollan, producto de tres fuentes distintas, la inferioridad orgánica, el mimo excesivo
y la negligencia (Schultz, 2002). La inferioridad orgánica, es aquella que se da como consecuencia
de defectos de tipo orgánicos, como son las enfermedades congénitas u otras desarrolladas en la
niñez y que conllevan una desventaja respecto a los niños sanos. El mimo excesivo por su
parte, puede generar en un sujeto el sentimiento de inferioridad, por el hecho de que este se
siente inútil, debido a que no se le permite hacer nada por sí mismo. Además, la negligencia
también es una fuente generadora de sentimientos de inferioridad, puesto que, un niño que no
recibe los cuidados necesarios de parte de su progenitora, tiende a dudar de su propia valía
(Boeree, 2005). Todos estos casos, pueden de alguna forma ser compensados por el individuo que
los vive, ya sea a través del desarrollo del órgano débil, o esforzándose por destacar en alguna
área en que sea bueno, como sucedió con Theodore Roosevelt y con el mismo Adler, sin embargo,
de no lograrse esta compensación, se desarrolla el complejo de inferioridad, el cual es, según
Cloninger y otros (2003), “un exagerado sentido de inferioridad aceptado como una precisa auto
descripción” (p. 112). De acuerdo con Adler, aun las personas no neuróticas tiene sentimientos de
inferioridad, pero solamente en su forma más pronunciada, cuando sobrepasa los intentos de
moverse hacia el sentimiento más alto y estancan el crecimiento, se dice que tienen un complejo
(Cloninger y otros, 2003).
Superioridad