Jesus Camino Verda y Vida Letra Grande

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JESÚS

EL CAMINO, LAVERDAD Y LAVIDA


Edición de letra grande
s
jylp-S
180330
JESÚS
EL CAMINO,
LA VERDAD Y LA VIDA
Edición de letra grande

Un relato de la vida y el ministerio de Jesús que revela cómo era él, lo


que hizo y lo que enseñó, y muestra cómo puede eso ayudarlo a usted.

Este libro pertenece a


Esta publicación se distribuye como parte de una obra mundial de
educación bíblica que se sostiene con donativos. Prohibida su venta.
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Las citas bíblicas se han traducido de la versión en lenguaje moderno
Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras
(edición del 2013 en inglés).
Jesús: el camino, la verdad y la vida (letra grande)
Jesus—The Way, the Truth, the Life—Large Print
Impresión de marzo de 2018
Spanish ( jylp-S)
˘ 2017
Watch Tower Bible and Tract Society
of Pennsylvania
Editores
Watchtower Bible and Tract Society of
New York, Inc., Wallkill, New York, U.S.A.
´
Testigos Cristianos de Jehova
´
Ctra. Torrejon-Ajalvir, km. 5
28864 Ajalvir (Madrid)
Made in Spain
˜
Hecho en Espana
ÍNDICE
SUCESOS ANTERIORES AL MINISTERIO
1 DE JESÚS PÁGINA
1 Dos mensajes de parte de Dios 16
2 Jesús recibe honra antes de nacer 19
3 Nace el que preparará el camino 23
4 María queda embarazada sin estar casada 26
5 Dónde y cuándo nace Jesús 29
6 El niño que Dios había prometido 32
7 Unos astrólogos van a ver a Jesús 35
8 Se escapan de un gobernante cruel 38
9 Jesús crece en Nazaret 41
10 Jesús y su familia viajan a Jerusalén 44
11 Juan el Bautista prepara el camino 47

2 LOS COMIENZOS DEL MINISTERIO DE JESÚS


12 El bautismo de Jesús 52
13 Qué aprendemos de cómo enfrentó Jesús
las tentaciones 56
14 Jesús empieza a hacer discípulos 59
15 Realiza su primer milagro 63
16 Jesús demuestra su devoción
por la adoración verdadera 66
17 Nicodemo va a ver a Jesús de noche 69
18 Aumenta la obra de Jesús y disminuye la de Juan 73
19 Habla con una mujer samaritana 76
3 EL MINISTERIO DE JESÚS EN GALILEA PÁGINA
20 El segundo milagro que hace en Caná 85
21 En la sinagoga de Nazaret 88
22 Cuatro discípulos de Jesús se hacen pescadores
de hombres 92
23 Jesús hace grandes milagros en Capernaúm 95
24 Realiza su ministerio por toda Galilea 98
25 Se compadece de un leproso y lo sana 101
26 “Tus pecados quedan perdonados” 104
27 Mateo acepta la invitación de Jesús 108
28 ¿Por qué no ayunan los discípulos de Jesús? 111
29 ¿Se pueden hacer buenas obras en sábado? 115
30 Jesús revela que Jehová es su Padre 118
31 Arrancan algunas espigas en sábado 122
32 ¿Qué está permitido hacer en sábado? 125
33 Jesús cumple una profecía de Isaías 128
34 Jesús elige a 12 apóstoles 131
35 El famoso Sermón del Monte 134
36 Un centurión con mucha fe 152
37 Jesús resucita al hijo de una viuda 155
38 Juan espera una respuesta de Jesús 158
39 Jesús condena a la gente de su tiempo
por su indiferencia 162
40 Una lección sobre el perdón 166
41 ¿Quién le da a Jesús el poder
para realizar milagros? 170
PÁGINA
42 Jesús reprende a los fariseos 174
43 Jesús usa comparaciones para enseñar verdades
sobre el Reino 178
44 Jesús calma una tormenta en el mar 190
45 Jesús expulsa muchos demonios de una vez 193
46 Se cura al tocar la ropa de Jesús 197
47 Una niña vuelve a vivir 201
48 Realiza milagros, pero lo rechazan en Nazaret 204
49 Predica por Galilea y capacita a los apóstoles 208
50 Preparados para predicar aunque los persigan 212
51 Se comete un asesinato durante un cumpleaños 217
52 Alimenta a miles de personas con unos cuantos
panes y pescados 220
53 Un gobernante capaz de controlar las fuerzas
de la naturaleza 223
54 Jesús es “el pan de la vida” 226
55 Muchos se escandalizan con las palabras de Jesús 230
56 ¿Qué contamina realmente a una persona? 234
57 Cura a una niña y a un hombre sordo 238
58 Multiplica unos panes y advierte sobre la levadura 242
59 ¿Quién es el Hijo del Hombre? 246
60 Contemplan en una visión a Cristo glorificado 251
61 Jesús cura a un muchacho endemoniado 255
62 Una lección valiosa sobre la humildad 259
63 Jesús da otros consejos importantes a sus apóstoles 264
PÁGINA
64 La importancia de perdonar 269
65 Enseña mientras viaja a Jerusalén 273

4 EL MINISTERIO DE JESÚS EN JUDEA


66 La Fiesta de los Tabernáculos en Jerusalén 278
67 “¡Nunca ha hablado así ningún hombre!” 282
68 El Hijo de Dios es “la luz del mundo” 286
69 ¿Hijos de Abrahán, o del Diablo? 291
70 Jesús cura a un hombre que nació ciego 296
71 Los fariseos interrogan al hombre que nació ciego 300
72 Jesús envía a 70 discípulos a predicar 304
73 Un samaritano demuestra ser un buen prójimo 308
74 Lecciones sobre la hospitalidad y la oración 313
75 Jesús revela cuál es la fuente de la felicidad 317
76 Come con un fariseo 322
77 Da consejos sobre las riquezas 326
78 El mayordomo fiel debe estar preparado 331
79 ¿Por qué se acerca una destrucción? 336
80 El pastor excelente y los rediles 341
81 ¿En qué sentido son uno Jesús y el Padre? 346

5 EL MINISTERIO DE JESÚS AL ESTE DEL JORDÁN


82 El ministerio de Jesús en Perea 352
83 Los invitados a una comida 357
PÁGINA
84 ¿Qué implica ser discípulo de Cristo? 362
85 Hay mucha alegría cuando un pecador
se arrepiente 367
86 Regresa el hijo que estaba perdido 371
87 Hagamos planes con sabiduría práctica 379
88 El hombre rico y Lázaro 384
89 Jesús enseña en Perea de camino a Judea 393
90 “La resurrección y la vida” 398
91 Jesús resucita a Lázaro 401
92 Un leproso da las gracias por ser curado 405
93 El Hijo del Hombre será revelado 408
94 La importancia de orar y ser humildes 412
95 Lecciones sobre el divorcio y el amor
a los niños 416
96 Jesús responde a un gobernante rico 420
97 La parábola de los trabajadores de la viña 425
98 Los apóstoles de nuevo quieren prominencia 430
99 Jesús cura a dos ciegos y ayuda a Zaqueo 434
100 La parábola de las 10 minas 438

6 LA ETAPA FINAL DEL MINISTERIO DE JESÚS


101 Jesús cena en Betania, en casa de Simón 444 8 Y 9 DE NISÁN

102 El Rey entra en Jerusalén montado


en un burrito 448 9 DE NISÁN
PÁGINA
103 Vuelve a echar del templo a los comerciantes 452
10 DE NISÁN
104 Los judíos escuchan la voz de Dios,
¿tendrán fe ahora? 457
105 Usa una higuera para enseñar sobre la fe 462
106 Dos historias sobre viñas 466
107 Un rey hace un banquete de boda y llama
a sus invitados 471
108 Tratan de entrampar a Jesús,
pero no lo logran 476
109 Condena a sus adversarios religiosos 481
11 DE NISÁN
110 El último día de Jesús en el templo 485
111 Los apóstoles piden una señal 490
112 Una lección sobre mantenerse vigilantes:
las 10 vírgenes 500
113 Una lección sobre ser diligentes: los talentos 505
114 El Rey Jesucristo juzgará a las ovejas
y las cabras 510
12 Y 13
115 Se acerca la última Pascua de Jesús 514 DE NISÁN

116 Una lección de humildad en la última Pascua 518


117 La Cena del Señor 522
118 Discuten sobre quién es el mayor 525
14 DE NISÁN
119 Jesús: el camino, la verdad y la vida 530 (por la noche)

120 Cómo dar fruto y ser amigos de Jesús 535


121 “¡Sean valientes!, que yo he vencido
al mundo” 540
PÁGINA
122 La oración de conclusión de Jesús
en la habitación de arriba 545
123 Ora a su Padre en momentos
de gran angustia 551 14 DE NISÁN
(por la noche)
124 La traición de Judas y el arresto de Jesús 555
125 Se lo llevan a Anás y después a Caifás 560
126 Pedro niega conocer a Jesús 565
127 El Sanedrín lo juzga y después lo envía
a Pilato 569
128 Pilato y Herodes consideran inocente
a Jesús 574
129 Pilato declara: “¡Miren! ¡El hombre!” 578
14 DE NISÁN
130 Se llevan a Jesús al lugar de ejecución 583 (durante
el día)
131 Un rey inocente sufre en el madero 588
132 “Está claro que este hombre era
el Hijo de Dios” 593
133 Preparan el cuerpo de Jesús y lo entierran 598 15 DE NISÁN

134 La tumba está vacía: Jesús está vivo 602


135 Después de resucitar, Jesús se aparece 16 DE NISÁN

a muchos 607
136 En la orilla del mar de Galilea 613
137 Cientos de personas ven a Jesús antes
de Pentecostés 617
138 Cristo, a la derecha de Dios 622
139 Jesús trae el Paraíso y termina su misión 627
EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Seguro que a usted le gusta recibir buenas noticias.
¿Sabía que Jehová, el Creador del universo, tiene
buenas noticias para usted y su familia?
Estas se encuentran en la Biblia, una obra que
Jehová hizo que se escribiera hace muchísimos
años, especialmente en cuatro libros que llevan el
nombre de las personas que los escribieron: Mateo,
Marcos, Lucas y Juan. Pues bien, esta publicación
se centra en estos cuatro libros de la Biblia.
Mucha gente llama a estos relatos los cuatro
Evangelios. La palabra evangelio quiere decir “bue-
na noticia”, y lo cierto es que estos cuatro libros
contienen buenas noticias sobre Jesús. ¿Cuáles? Que
Jesús es el medio que Dios ha dispuesto para nues-
tra salvación y que, como Rey del Reino celestial de
Dios, traerá bendiciones eternas a todos los que de-
muestren fe en él (Marcos 10:17, 30; 13:13).
¿POR QUÉ HAY CUATRO EVANGELIOS?
Quizás nos preguntemos por qué Dios inspiró cua-
tro diferentes relatos sobre la vida y las enseñanzas
de Jesús.
10
En realidad, fue bueno que lo hiciera. Pongamos
un ejemplo. Imaginemos a cuatro hombres junto a
un profesor famoso. El que está enfrente del profe-
sor es cobrador de impuestos. El que está a su de-
recha es médico. El que está a su izquierda es pes-
cador y muy buen amigo de él. Y el cuarto hombre,
que está a su espalda, es el más joven de todos. Los
cuatro son personas sinceras, pero tienen inquietu-
des y puntos de vista diferentes. Si cada uno de ellos
escribe un relato sobre las enseñanzas y actividades
del maestro, lo más probable es que las cuatro ver-
siones recojan distintos detalles y sucesos. Al leer
los cuatro escritos teniendo en cuenta los diferentes
puntos de vista y objetivos de sus escritores, podre-
mos hacernos una idea completa de lo que el maes-
tro dijo e hizo. De la misma manera, tener cuatro
relatos de la vida de Jesús, el Gran Maestro, es una
ventaja.
Sigamos con el ejemplo. Supongamos que el co-
brador de impuestos quiere atraer a los lectores de
origen judío, así que presenta algunos sucesos y en-
señanzas para ayudar particularmente a ese grupo
de personas. En cambio, el médico prefiere destacar
11
las curaciones de enfermos y lisiados. Por eso omi-
te algunos detalles que sí incluye el cobrador de im-
puestos, o los presenta en orden diferente. Por otro
lado, el amigo del maestro se centra en las cualida-
des y sentimientos de este, mientras que la narración
del más joven es breve y concisa. Aun así, todas las
versiones son exactas. Pues lo mismo ocurre con los
Evangelios: el que haya cuatro relatos de la vida de
Jesús nos ayuda a comprender mejor sus activida-
des, sus enseñanzas y su personalidad.
La gente suele decir “el Evangelio de Mateo”, “el
Evangelio de Juan”, y así sucesivamente. Esto es
correcto, ya que cada uno de ellos contiene “las bue-
nas noticias acerca de Jesucristo” (Marcos 1:1). Sin
embargo, en el sentido más amplio, solo hay un
evangelio, y lo tenemos disponible en cuatro diferen-
tes relatos.
Muchos investigadores han comparado y ordena-
do los sucesos de los Evangelios de Mateo, Marcos,
Lucas y Juan. Eso fue lo que hizo el escritor sirio
Taciano, quien reconocía que esos cuatro libros eran
exactos y habían sido inspirados por Dios. Alrede-
12
dor del año 170 escribió el Diatessaron, una obra que
combina en un solo relato los acontecimientos de la
vida y el ministerio de Jesús.
Este libro, titulado Jesús: el camino, la verdad y la
vida, es una obra similar, pero más exacta y comple-
ta. Eso es posible porque ahora comprendemos me-
jor el significado de muchos ejemplos y parábolas
de Jesús, así como el cumplimiento de muchas de
sus profecías. Esto hace que entendamos con más
claridad lo que hizo y dijo Jesús, y el orden en el
que ocurrieron los hechos que se narran. Además,
los descubrimientos arqueológicos nos ayudan a en-
tender ciertos detalles y los puntos de vista de los
escritores. Aunque no podemos estar absolutamen-
te seguros del orden en el que sucedieron todos los
hechos, este libro los presenta en un orden lógico y
razonable.
EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Cuando leamos este libro, tengamos presente el
mensaje principal que transmite. Recordemos lo que
Jesucristo le dijo al ap óstol Tomás: “Yo soy el cami-
no, la verdad y la vida. Nadie puede llegar al Padre
si no es por medio de mí” (Juan 14:6).
13
Este libro nos ayudará a entender por qué Jesús
es sin duda “el camino”. Solo mediante Jesús pode-
mos orarle a Jehová, reconciliarnos con él y obtener
su aprobación (Juan 16:23; Romanos 5:8).
Jesús también es “la verdad”. Él dijo la verdad y
vivió de acuerdo con ella. Además, muchas profecías
llegaron a “ser sí mediante él”, lo que nos ayuda a
entender el papel fundamental que tiene en el cum-
plimiento del prop ósito de Dios (2 Corintios 1:20;
Juan 1:14; Apocalipsis 19:10).
Y, por último, Jesucristo es “la vida”. Gracias al
rescate, que pagó entregando su vida perfecta y
derramando su sangre, Cristo nos dio la posibilidad
de alcanzar “la vida que realmente es vida”, es de-
cir, “la vida eterna” (1 Timoteo 6:12, 19; Efesios 1:7;
1 Juan 1:7). Él también será “la vida” para millones
de personas que han muerto pero que resucitarán
con la esperanza de vivir para siempre en el Paraí-
so (Juan 5:28, 29).
Todos debemos entender y valorar el papel de Je-
sús en el prop ósito de Dios. Sin duda, disfrutaremos
mucho aprendiendo sobre Jesús, “el camino, la ver-
dad y la vida”.
14
SECCIÓN

1
SUCESOS
ANTERIORES
AL MINISTERIO
DE JESÚS
“ÉL SERÁ GRANDE”
(LUCAS 1:32).
1 DOS MENSAJES
DE PARTE DE DIOS
LUCAS 1:5-33

˙ EL ÁNGEL GABRIEL PREDICE EL NACIMIENTO


DE JUAN EL BAUTISTA
˙ GABRIEL LE DICE A MARÍA QUE PRONTO
NACER Á JESÚS

Podemos decir que toda la Biblia es un mensaje de


Dios. Nuestro Padre celestial nos la ha dado para
enseñarnos muchas cosas. Pero ahora hablaremos
de dos mensajes especiales que Dios transmitió
hace más de dos mil años mediante un ángel llama-
do Gabriel. La Biblia dice que este ángel “está de
pie delante de Dios” (Lucas 1:19). ¿Cuándo y dón-
de dio Gabriel estos importantes mensajes? ¿Y a
quiénes se los entregó?
Gabriel transmite su primer mensaje alrededor
del año 3 antes de nuestra era. En las montañas de
Judea, seguramente cerca de Jerusalén, vive un
sacerdote de Jehová llamado Zacarías. Él y su espo-
sa, Elisabet, ya son mayores y no tienen hijos. A Za-
16 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
carías le toca ahora servir de sacerdote en el tem-
plo de Dios, en Jerusalén. Mientras está dentro del
santuario del templo, se le aparece de repente Ga-
briel junto al altar del incienso.
Como es natural, Zacarías se asusta, pero el án-
gel lo tranquiliza con estas palabras: “No tengas
miedo, Zacarías, porque tu ruego ha sido escucha-
do. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y tienes que
llamarlo Juan”. Gabriel también le dice que su hijo
“será grande a los ojos de Jehová”. Además, le indi-
ca que Juan preparará un pueblo para Jehová (Lu-
cas 1:13-17).
A Zacarías le cuesta mucho creer lo que le anun-
cia el ángel, porque él y Elisabet ya no tienen edad
para tener hijos. Por eso, Gabriel le dice: “Te vas a
quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que
estas cosas sucedan, porque no creíste mis pala-
bras” (Lucas 1:20).
Mientras tanto, la gente fuera del santuario se
pregunta por qué tarda tanto en salir Zacarías.
Cuando por fin sale, no puede hablar. Tiene que co-
municarse haciendo señas con las manos. Está cla-
ro que ha visto algo sobrenatural en el santuario.
DOS MENSAJES DE PARTE DE DIOS 17
Tras terminar su servicio en el templo, Zacarías
regresa a su casa. Al poco tiempo, Elisabet queda
embarazada. Mientras espera a que nazca su hijo,
se mantiene lejos de la gente y no sale de su casa
en cinco meses.
Entonces, el ángel Gabriel se aparece de nue-
vo. ¿A quién? A una joven soltera llamada María
que vive en la ciudad de Nazaret —en la región
de Galilea—, al norte de Jerusalén. ¿Qué le dice?
“Cuentas con el favor de Dios. Mira, quedarás em-
barazada y darás a luz un hijo, y tienes que llamar-
lo Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Al-
tísimo [...], y él reinará sobre la casa de Jacob para
siempre. Su Reino no tendrá fin” (Lucas 1:30-33).
Seguro que para Gabriel es un gran honor entre-
gar estos dos mensajes. En los siguientes capítulos,
veremos por qué estos mensajes de Dios son tan im-
portantes.

 ¿Quién entrega dos mensajes importantes de parte


de Dios?
 ¿Quiénes reciben estos mensajes?
 ¿Por qué piensa usted que estos mensajes de parte
de Dios eran tan difíciles de creer?

18 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


2 JESÚS RECIBE HONRA
ANTES DE NACER
LUCAS 1:34-56

˙ MARÍA VISITA A SU PARIENTE ELISABET

El ángel Gabriel le acaba de decir a la joven María


que tendrá un hijo, que este se llamará Jesús y rei-
nará para siempre. Pero María le pregunta: “¿C ómo
puede ser eso, si yo no tengo relaciones sexuales
con ningún hombre?” (Lucas 1:34).
Gabriel le contesta: “Sobre ti vendrá espíritu san-
to, y el poder del Altísimo te envolverá con su som-
bra. Por eso el que va a nacer será llamado santo,
Hijo de Dios” (Lucas 1:35).
Quizás para ayudarla a creer lo que le acaba de
decir, Gabriel añade: “Mira, tu pariente Elisabet, que
ya es muy mayor, también ha concebido un hijo; la
que llamaban estéril ya está en su sexto mes, porque
para Dios no hay nada imposible” (Lucas 1:36, 37).
María demuestra con su respuesta que cree lo que
le dice el ángel: “¡Aquí está la esclava de Jehová!
Que me suceda tal como has dicho” (Lucas 1:38).
JES ÚS RECIBE HONRA ANTES DE NACER 19
Cuando Gabriel se va, María se prepara para vi-
sitar a Elisabet, quien vive con su esposo, Zacarías.
Su casa está en las montañas de Judea, cerca de Je-
rusalén. María vive en Nazaret, así que este viaje le
toma tres o cuatro días.
Cuando por fin llega a la casa de Zacarías, salu-
da a Elisabet. En ese momento, Elisabet se llena de
espíritu santo y le dice a María: “¡Bendita tú entre
las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿A qué
se debe que tenga yo este honor, que la madre de mi
Señor venga a verme? Porque, fíjate, en cuanto tu
saludo llegó a mis oídos, la criatura que llevo en el
vientre saltó de alegría” (Lucas 1:42-44).
María se siente tan agradecida que dice: “Mi alma
alaba la grandeza de Jehová, y mi espíritu no pue-
de menos que llenarse de alegría a causa de Dios,
mi Salvador, porque él se ha fijado en la humilde
condición de su esclava. ¡Y de ahora en adelante to-
das las generaciones me llamarán feliz! Porque el
Poderoso ha hecho cosas grandes por mí”. Es evi-
dente que, aunque Dios le ha concedido un gran ho-
nor, ella no se cree especial. Al contrario, solo tie-
20 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
ne palabras de alabanza para Dios. María sigue
diciendo: “Su nombre es santo. De generación en ge-
neración les tiene misericordia a quienes le temen”
(Lucas 1:46-50).
A continuación, María alaba a Dios con estas pa-
labras proféticas: “Ha hecho cosas poderosas con su
brazo; ha dispersado a los que tienen intenciones
arrogantes en el corazón. A los poderosos los ha
derribado de sus tronos y a los humildes los ha ele-
vado; a los hambrientos los ha llenado por comple-
to de cosas buenas y a los ricos los ha despedido
con las manos vacías. Ha venido a ayudar a su sier-
vo, Israel, acordándose de su misericordia a favor
de Abrahán y su descendencia para siempre” (Lucas
1:51-55).
María se queda unos tres meses con Elisabet y
seguro que la ayuda mucho durante las últimas se-
manas de su embarazo. Estas dos mujeres fieles han
quedado embarazadas con la ayuda de Dios. ¡Qué
animador debe ser para ellas estar juntas en estos
momentos!
Fíjese en la honra que recibió Jesús incluso antes
de nacer. Elisabet lo llamó “mi Señor”, y el hijo que
JES ÚS RECIBE HONRA ANTES DE NACER 21
lleva en su vientre saltó de alegría cuando llegó Ma-
ría. Este trato es muy diferente al que recibirán más
tarde María y su hijo, como veremos después.

 ¿Qué le dice Gabriel a María para ayudarla a entender


cómo quedará embarazada?
 ¿Qué honra recibe Jesús antes de nacer?
 ¿Cuánto tiempo se queda María con Elisabet,
y por qué?

22 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


3 NACE EL QUE PREPARARÁ
EL CAMINO
LUCAS 1:57-79

˙ NACE UN BEBÉ Y LO LLAMAN JUAN


˙ ZACARÍAS PREDICE LO QUE JUAN HAR Á

Elisabet está a punto de dar a luz. María ha pasado


tres meses con ella. Pero ahora ha llegado el momen-
to de decir adiós y de emprender el largo camino de
regreso a su casa, en Nazaret, al norte de Judea.
En unos seis meses ella también tendrá un hijo.
Poco después de que María se va, Elisabet da a luz,
y tanto ella como el bebé se encuentran en perfecto
estado. Elisabet y Zacarías están muy contentos.
Cuando ella les muestra el bebé a sus vecinos y pa-
rientes, todos se alegran mucho.
La Ley de Dios mandaba circuncidar a los hijos va-
rones al octavo día de su nacimiento, y ese día tam-
bién se les ponía nombre (Levítico 12:2, 3). Algunos
quieren llamar al niño Zacarías, como su padre, pero
Elisabet dice: “Se va a llamar Juan” (Lucas 1:60).
NACE EL QUE PREPARAR Á EL CAMINO 23
Recuerde que el ángel Gabriel dijo que el bebé ten-
dría que llamarse Juan.
Los vecinos y parientes no están de acuerdo, así que
dicen: “No hay nadie en tu familia que se llame así”
(Lucas 1:61). Con gestos, le preguntan a Zacarías qué
nombre quiere ponerle a su hijo. Zacarías pide que le
traigan una tablilla y escribe en ella: “Su nombre es
Juan” (Lucas 1:63).
Al instante, Zacarías recupera el habla de forma
milagrosa. Ya vimos que se había quedado mudo por-
que no creyó que Elisabet fuera a tener un hijo, como
le había dicho el ángel. Así que ahora los vecinos se
sorprenden al ver que puede hablar y se preguntan:
“¿Qué llegará a ser este niño?” (Lucas 1:66). Se dan
cuenta de que Juan ha recibido ese nombre por inter-
vención divina.
Entonces, Zacarías se llena de espíritu santo y dice:
“Alabado sea Jehová, el Dios de Israel, porque se ha
compadecido de su pueblo y lo ha liberado. Ha hecho
surgir para nosotros un poderoso salvador de la casa
de su siervo David” (Lucas 1:68, 69). Este “poderoso
salvador” será el Señor Jesús, que todavía no ha na-
cido. A continuación, Zacarías dice que Dios rescata-
24 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
rá de sus enemigos a los hijos de su pueblo y luego
les concederá, mediante este Salvador, “el privilegio
de darle servicio sagrado sin temor y con lealtad y
justicia delante de él” todos los días de su vida (Lu-
cas 1:74, 75).
Luego, Zacarías predice lo siguiente sobre su hijo:
“Tú, pequeño, serás llamado profeta del Altísimo,
porque irás delante de Jehová para preparar sus ca-
minos, para dar a su pueblo el conocimiento de la sal-
vación mediante el perdón de sus pecados debido a
la tierna compasión de nuestro Dios. Por esa compa-
sión, la luz de un amanecer nos visitará desde lo alto
para alumbrar a los que están sentados en oscuridad
y bajo la sombra de muerte, y para guiar nuestros
pies por el camino de la paz” (Lucas 1:76-79). ¡Qué
profecía tan animadora!
Mientras tanto, María ya ha llegado a su casa, en
Nazaret. Como todavía no está casada, ¿qué pasará
cuando todo el mundo se dé cuenta de que está em-
barazada?

 ¿Qué diferencia de edad hay entre Juan y Jesús?


 ¿Qué pasa cuando Juan cumple ocho días?
 ¿Qué misión le dará Dios a Juan?

NACE EL QUE PREPARAR Á EL CAMINO 25


4 MARÍA
QUEDA EMBARAZADA
SIN ESTAR CASADA
MATEO 1:18-25 LUCAS 1:56

˙ JOSÉ SE ENTERA DE QUE MARÍA ESTÁ EMBARAZADA


˙ JOSÉ SE CASA CON MARÍA

María está en su cuarto mes de embarazo. Recuer-


de que ha pasado la primera etapa de su embarazo
con Elisabet, que vive en la región montañosa de
Judea, en el sur. Pero ahora se encuentra de nuevo
en Nazaret, y pronto todo el mundo se dará cuenta
de que está embarazada. ¡Imagínese lo preocupada
que tiene que estar!
María está comprometida para casarse con un
carpintero llamado José, y eso complica mucho las
cosas. La Ley de Dios dice que, si una mujer que
está comprometida con un hombre tiene relaciones
sexuales con otro, debe morir a pedradas. Y María
lo sabe (Deuteronomio 22:23, 24). Por eso, aunque
no ha tenido relaciones con ningún hombre, es pro-
26 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
bable que se pregunte c ómo le explicará su emba-
razo a José y qué ocurrirá después.
Como ha estado fuera tres meses, sin duda José
tiene muchas ganas de verla. Cuando por fin se ven,
María le explica lo mejor que puede que ha queda-
do embarazada mediante el espíritu santo. Aun así,
podemos imaginarnos lo difícil que es para José
creer lo que ella le dice.
Él sabe que María es una buena mujer y que tie-
ne una excelente reputación. Además, la quiere mu-
chísimo. Pero las explicaciones que le da no lo
convencen. Sigue pensando que solo pudo quedar
embarazada teniendo relaciones con un hombre. Sin
embargo, no quiere que la maten a pedradas ni que
la deshonren públicamente. Por eso, decide divor-
ciarse de ella en secreto. En aquel tiempo, se veía a
las parejas que estaban comprometidas como si ya
estuvieran casadas. Para romper el compromiso, te-
nían que divorciarse.
Más tarde, mientras José sigue pensando en el
asunto, se queda dormido. Entonces, se le aparece
un ángel en un sueño y le dice: “No tengas miedo
MAR ÍA QUEDA EMBARAZADA SIN ESTAR CASADA 27
de llevarte a María tu esposa a tu casa, porque el
niño que ha sido concebido en su interior es por es-
píritu santo. Ella dará a luz un hijo, y tienes que
llamarlo Jesús porque él salvará a su pueblo de sus
pecados” (Mateo 1:20, 21).
Cuando José se despierta, se siente aliviado al ver
las cosas más claras. Inmediatamente, hace lo que
el ángel le manda y se lleva a María a su casa. Este
acto público sirve de ceremonia de boda. A la vista
de todos, José y María están ahora casados. De to-
das maneras, José no tiene relaciones sexuales con
ella mientras está embarazada.
Meses más tarde, José y María se ven obligados
a viajar lejos de su casa, que está en Nazaret. Pero
María está a punto de dar a luz. ¿Adónde tienen que
ir en un momento así?

 ¿Qué piensa José cuando se entera de que María


está embarazada? ¿Por qué piensa eso?
 ¿Puede José divorciarse de María, si aún no están
casados?
 ¿Qué hace José para que todos sepan que se ha
casado con María?

28 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


5 D ÓNDE Y CUÁNDO
NACE JESÚS
LUCAS 2:1-20

˙ JESÚS NACE EN BELÉN


˙ UNOS PASTORES VAN A VER A JESÚS
POCO DESPUÉS DE QUE NACE

El emperador romano César Augusto ha ordenado


a todo el mundo que se inscriba en un censo. Para
registrarse, José y María tienen que viajar a la ciu-
dad de Belén, al sur de Jerusalén, porque allí es
donde nació José.
Belén está llena de gente que ha ido a inscribirse.
Así que José y María no tienen más remedio que
alojarse en un establo, donde se guardan los burros
y otros animales. En este lugar es donde nace Jesús.
María lo envuelve en bandas de tela y lo acuesta en
un pesebre, una especie de cajón donde se echa la
comida para los animales.
Sin duda, Dios se ha encargado de que César Au-
gusto ordene a la gente registrarse. ¿Por qué lo
sabemos? Porque las Escrituras habían predicho
D ÓNDE Y CUÁNDO NACE JES ÚS 29
siglos atrás que sería en Belén donde nacería el go-
bernante prometido (Miqueas 5:2). Y, gracias a esa
orden, Jesús nace en Belén, la ciudad de su antepa-
sado el rey David.
Esa noche pasa algo asombroso. Afuera, en el
campo, una luz intensa resplandece alrededor de un
grupo de pastores. ¡Es la gloria de Jehová! Un án-
gel de Dios les dice: “No tengan miedo, porque, mi-
ren, les anuncio buenas noticias que le traerán una
gran alegría a todo el pueblo. Porque hoy les nació
en la ciudad de David un salvador, que es Cristo, el
Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán a un
beb é envuelto en bandas de tela y acostado en un
pesebre”. De pronto, aparecen muchos ángeles más
y proclaman: “Gloria a Dios en las alturas, y paz en
la tierra para las personas que tienen su aproba-
ción” (Lucas 2:10-14).
Cuando los ángeles se van, los pastores se dicen
unos a otros: “Vamos ahora mismo a Belén y vea-
mos lo que ha pasado, lo que Jehová nos ha hecho
saber” (Lucas 2:15). Se marchan a toda prisa para
ver al recién nacido y lo encuentran justo donde el
ángel les ha dicho. Cuando los pastores cuentan lo
30 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
que el ángel les dijo, la gente se queda muy asom-
brada. Por su parte, María graba en su corazón esas
palabras y medita en ellas.
Hoy día, muchas personas creen que Jesús nació
el 25 de diciembre. Pero, en la zona de Belén, di-
ciembre es un mes frío y lluvioso. A veces hasta nie-
va. En esa época del año, los pastores difícilmente
habrían pasado la noche en el campo con sus reba-
ños. Tampoco es probable que el emperador le hu-
biera pedido al pueblo, que ya quería rebelarse con-
tra él, que viajara durante días en pleno invierno
para registrarse. Por eso es lógico pensar que Jesús
nació en una época del año menos fría, seguramen-
te en octubre.

 ¿Por qué tienen José y María que viajar hasta Belén?


 ¿Qué suceso asombroso ocurre la noche en que nace
Jesús?
 ¿Por qué es lógico pensar que Jesús no nació el 25 de
diciembre?

D ÓNDE Y CUÁNDO NACE JES ÚS 31


6 EL NIÑO QUE DIOS
HABÍA PROMETIDO
LUCAS 2:21-39

˙ CIRCUNCIDAN A JESÚS Y LO LLEVAN AL TEMPLO

En vez de regresar a Nazaret, José y María se que-


dan a vivir en Belén. Cuando Jesús tiene ocho días,
lo circuncidan, como manda la Ley de Dios (Levíti-
co 12:2, 3). Según la costumbre, ese día también se
le pone nombre al niño. Así que ellos lo llaman Je-
sús, como el ángel les había dicho que hicieran.
Transcurre más de un mes, y Jesús ya ha cumpli-
do cuarenta días. Entonces, sus padres lo llevan al
templo, en Jerusalén, que está solo a unos cuantos
kilómetros de donde viven. La Ley indica que cua-
renta días después del nacimiento de un varón la
madre tiene que presentar en el templo una ofren-
da de purificación (Levítico 12:4-8).
Y eso es lo que hace María, quien lleva como
ofrenda dos pájaros. Esta acción revela mucho so-
bre la situación económica de José y María. Según
la Ley, la madre debe ofrecer un carnero joven y un
32 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
“LLEG Ó EL TIEMPO
PARA LA PURIFICACIÓN DE ELLOS”
Cuando las mujeres israelitas daban a luz, se las conside-
raba ceremonialmente impuras por un tiempo. Al final de
ese periodo, tenían que presentar una ofrenda quemada
como sacrificio de purificación. De esta forma, todos re-
cordaban que el pecado y la imperfección se transmitían
de padres a hijos. Aunque Jesús nació perfecto y santo,
María y José lo llevaron al templo y se purificaron, como
exigía la Ley (Lucas 1:35; 2:22).

pájaro. Pero, si no tiene dinero para un carnero,


puede presentar dos tórtolas o dos palomas. Como
María es pobre, eso es lo que ofrece.
En el templo, un hombre mayor se acerca a José
y María. Se trata de Sime ón. Dios le ha revelado
que, antes de que muera, verá al Cristo o Mesías
que Jehová ha prometido. Ese día, el espíritu santo
lo ha dirigido al templo. Cuando ve a José y María
con su hijo, toma al beb é en brazos.
En ese momento, Sime ón le da gracias a Dios y
le dice: “Señor Soberano, ahora estás dejando que
tu esclavo muera en paz, tal como dijiste, porque
mis ojos han visto el medio que usarás para traer
salvación, que has preparado a la vista de todos los
pueblos. Es una luz para quitarles el velo a las
EL NI ÑO QUE DIOS HAB ÍA PROMETIDO 33
naciones y una gloria para tu pueblo Israel” (Lucas
2:29-32).
José y María se quedan impresionados al oírle ha-
blar así. Sime ón los bendice y le explica a María que
su hijo “está designado para hacer que en Israel
muchos caigan y muchos vuelvan a levantarse”, y
que la pena la atravesará a ella como una espada
afilada (Lucas 2:34).
Ese día también está en el templo Ana, una pro-
fetisa de 84 años. Lo cierto es que ella siempre está
en el templo. Ahora se acerca a José, María y el
beb é. Empieza a darle gracias a Dios y a hablarles
de Jesús a todos los presentes.
¿Se imagina lo contentos que se ponen José y Ma-
ría con todo lo que les ha pasado en el templo? Sin
duda, aquello les confirma que su hijo es el gober-
nante que Dios ha prometido.

 Según la costumbre, ¿cuándo se le ponía nombre a un


niño israelita?
 ¿Qué tenían que hacer las madres israelitas cuarenta
días después de tener un hijo varón? ¿C ómo sabemos
que María no tenía muchos recursos económicos?
 En el templo, ¿qué dos personas se dan cuenta de
quién es Jesús? ¿C ómo reaccionan al verlo?

34 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


7 UNOS ASTRÓLOGOS
VAN A VER A JESÚS
MATEO 2:1-12

˙ UNA “ESTRELLA” GUÍA A UNOS ASTRÓLOGOS


HASTA JERUSALÉN Y LUEGO HASTA JESÚS

Un grupo de astrólogos llega de Oriente. Los astró-


logos son personas que afirman que, estudiando la
posición de las estrellas, pueden explicar por qué le
pasan ciertas cosas a la gente (Isaías 47:13). Estan-
do en su país, estos hombres han visto una “estre-
lla” y la han seguido cientos de kilómetros. Pero
esta no los guía hasta Belén, sino hasta Jerusalén.
Al llegar allí, los astrólogos empiezan a pre-
guntar: “¿D ónde está el que nació rey de los ju-
díos? Porque vimos su estrella cuando estábamos en
Oriente y hemos venido a rendirle homenaje” (Ma-
teo 2:1, 2).
Cuando Herodes, el rey de Jerusalén, se entera, se
pone muy furioso. Así que llama a los sacerdo-
tes principales y a otros líderes religiosos judíos,
y les pregunta dónde tiene que nacer el Cristo.
UNOS ASTRÓLOGOS VAN A VER A JES ÚS 35
Basándose en las Escrituras, ellos le responden: “En
Belén” (Mateo 2:5; Miqueas 5:2). Al oír eso, Hero-
des manda llamar en secreto a los astrólogos y les
dice: “Vayan y busquen al niño por todos lados.
Cuando lo encuentren, vuelvan para informarme,
que yo también quiero ir a rendirle homenaje” (Ma-
teo 2:8). Pero, en realidad, lo que Herodes quiere es
matar al niño.
Cuando los astrólogos se ponen en camino, la “es-
trella” que los ha guiado desde Oriente va delante
de ellos. Está claro que no es una estrella común y
corriente. Alguien la está usando para dirigirlos.
Los astrólogos la siguen hasta que esta se detiene
encima de la casa donde José y María viven ahora
con su hijo.
Al entrar en la casa, los astrólogos ven a María
con Jesús. En ese momento, se arrodillan delante
del niño para rendirle homenaje y le dan los rega-
los que le han traído: oro, incienso y mirra. Más tar-
de, cuando están a punto de ir a ver a Herodes, Dios
les advierte en un sueño que no lo hagan. De modo
que regresan a su país por otro camino.
36 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
¿Quién se valió de aquella “estrella” para guiar a
los astrólogos? Recuerde que no los dirigió directa-
mente a Belén, donde estaba Jesús. Los llevó hasta
Jerusalén. ¿Y con quién hablaron allí? Con Herodes.
Este rey quería matar a Jesús, y lo habría hecho si
no fuera porque Dios les prohibió a los astrólogos
que le dijeran dónde estaba el niño. No hay duda de
que fue el enemigo de Dios, Satanás, quien se valió
de la “estrella” para tratar de matar a Jesús.

 ¿Por qué sabemos que la “estrella” que vieron los


astrólogos no era una estrella común y corriente?
 ¿Dónde está viviendo Jesús cuando los astrólogos
van a verlo?
 ¿Por qué se puede decir que fue Satanás quien guió
a los astrólogos?

UNOS ASTRÓLOGOS VAN A VER A JES ÚS 37


8 SE ESCAPAN DE
UN GOBERNANTE CRUEL
MATEO 2:13-23

˙ LA FAMILIA DE JESÚS HUYE A EGIPTO


˙ JOSÉ LLEVA A SU FAMILIA A VIVIR A NAZARET

José despierta a María para contarle algo urgente.


Un ángel de Jehová se le acaba de aparecer en un
sueño y le ha dicho: “Levántate, toma al niño y a su
madre y huye a Egipto, y quédate allí hasta que yo
te diga, porque Herodes va a buscar al niño para
matarlo” (Mateo 2:13).
Así que José, María y Jesús huyen esa misma no-
che. Lo hacen justo a tiempo, porque Herodes se
entera de que los astrólogos lo han engañado. Él les
había pedido que regresaran a informarle acerca del
niño, pero, en vez de eso, se han ido directamente
a su país. Herodes se enoja muchísimo. Con el fin
de matar a Jesús, ordena asesinar a todos los niños
varones de dos años o menos que viven en Belén y
toda su región. Calcula la edad de Jesús por lo que
los astrólogos de Oriente le contaron.
38 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Lo que ordena Herodes es algo horrible. No sa-
bemos cuántos niños fueron asesinados, pero los
lamentos y llantos de las madres cumplieron una
profecía de Jeremías, un profeta de Dios (Jeremías
31:15).
Antes de que eso suceda, José y su familia ya han
huido a Egipto y se quedan a vivir allí. Pasado al-
gún tiempo, un ángel de Jehová se le vuelve a apa-
recer a José de noche en un sueño y le dice: “Leván-
tate, toma al niño y a su madre y vete a la tierra de
Israel, porque ya han muerto los que querían qui-
tarle la vida al niño” (Mateo 2:20). Al ver que ya
no hay peligro, José lleva a la familia de regreso a
su país. Esto cumple otra profecía de la Biblia, la
que dice que Dios llamaría de Egipto a su hijo
(Oseas 11:1).
Parece que José tiene la intención de volver con
su familia a Judea, quizás cerca de Belén, porque
allí es donde vivían antes de huir a Egipto. Pero se
entera de que Arquelao, el malvado hijo de Hero-
des, es ahora rey de Judea. Además, en otro sueño,
Dios le revela que es peligroso irse a vivir allí. Así
que José y su familia se van más al norte y se
SE ESCAPAN DE UN GOBERNANTE CRUEL 39
establecen en la ciudad galilea de Nazaret, lejos del
centro del judaísmo. Jesús crece en este lugar, lo
cual cumple esta profecía: “Será llamado Nazareno”
(Mateo 2:23).

 ¿Qué hace el rey Herodes al ver que los astrólogos


no regresan? ¿C ómo protege Jehová a Jesús?
 ¿Por qué no regresan José y su familia a Belén
después de salir de Egipto?
 ¿Qué profecías bíblicas se cumplen en esta etapa
de la vida de Jesús?

40 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


9 JESÚS CRECE EN NAZARET
MATEO 13:55, 56 MARCOS 6:3

˙ JOSÉ Y MARÍA TIENEN MÁS HIJOS


˙ JESÚS APRENDE UN OFICIO

Jesús crece en Nazaret, una ciudad pequeña y de


poca importancia al norte de Judea. Este lugar se
encuentra en una zona montañosa de la región de
Galilea, al oeste de un gran lago conocido como el
mar de Galilea.
Es posible que Jesús tuviera unos dos años de
edad cuando sus padres lo trajeron a esta ciudad
tras salir de Egipto. Al parecer, Jesús era hijo úni-
co en ese momento. Pero, más adelante, José y Ma-
ría tienen más hijos: Santiago, José, Simón y Judas.
Además, tienen al menos dos hijas. De modo que
Jesús tiene cuatro medio hermanos y, como míni-
mo, dos medio hermanas menores que él.
Jesús tiene más parientes. Ya conocemos a Elisa-
bet y su hijo, Juan, que viven a muchos kilóme-
tros al sur, en Judea. Pero, cerca, en Galilea, vive
JES ÚS CRECE EN NAZARET 41
Salomé, que es al parecer hermana de María y, por
tanto, tía de Jesús. Su esposo se llama Zebedeo y
sus dos hijos, Santiago y Juan, que serían, en este
caso, primos de Jesús. No sabemos cuánto tiempo
pasa Jesús con Santiago y Juan durante su infancia,
pero más adelante llegan a ser buenos amigos y
ap óstoles de él.
José es carpintero y tiene que trabajar mucho
para mantener a su numerosa familia. Puesto que
cría a Jesús como si fuera su propio hijo, todo el
mundo conoce a Jesús como “el hijo del carpinte-
ro” (Mateo 13:55). Conforme este va creciendo, José
le enseña carpintería, y él aprende bien el oficio.
De hecho, con el tiempo, la gente se refiere a Jesús
como “el carpintero” (Marcos 6:3).
Lo más importante para José y su familia es ado-
rar a Jehová. Como manda la Ley de Dios, José y
María les enseñan a sus hijos sobre Jehová en todo
momento: en casa, cuando van de viaje, al acostar-
se y al levantarse (Deuteronomio 6:6-9). Además,
hay una sinagoga en Nazaret. No hay duda de que
José lleva a su familia allí con frecuencia para ado-
42 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
rar a Dios. Más tarde, se dice que Jesús tiene la cos-
tumbre de ir a la sinagoga en sábado (Lucas 4:16).
La familia de Jesús también disfruta de los viajes
que suele hacer al templo de Jerusalén, como vere-
mos en el siguiente capítulo.

 ¿Cuántos hermanos y hermanas tiene Jesús como


mínimo?
 ¿Qué oficio aprende Jesús, y de quién lo aprende?
 ¿Qué importante educación le da José a su familia?

JES ÚS CRECE EN NAZARET 43


10 JESÚS Y SU FAMILIA
VIAJAN A JERUSALÉN
LUCAS 2:40-52

˙ CON 12 AÑOS, JESÚS LES HACE PREGUNTAS


A LOS MAESTROS EN EL TEMPLO
˙ JESÚS DICE QUE JEHOVÁ ES SU PADRE

Es primavera, época en la que la familia de José,


sus amigos y sus parientes viajan juntos a Jerusa-
lén. Van allí todos los años para celebrar la Pascua,
como manda la Ley (Deuteronomio 16:16). Nazaret
se encuentra a unos 120 kilómetros (75 millas) de
Jerusalén. Todos están ocupados y entusiasmados
con los preparativos. Jesús, que ya tiene 12 años,
está deseando acudir a la fiesta y estar de nuevo cer-
ca del templo.
Jesús y su familia pasan varios días en Jerusalén.
Después de la Pascua, se celebra la Fiesta de los Pa-
nes Sin Levadura, que dura siete días (Marcos 14:1).
Esta fiesta se considera parte de la celebración de
la Pascua. Normalmente, desde que salen de Naza-
44 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
OCASIONES FELICES
Los viajes que se hacían a Jerusalén para celebrar las tres
fiestas anuales eran ocasiones felices para todos (Deute-
ronomio 16:15). Durante estos viajes, Jesús tenía la opor-
tunidad de ver distintos lugares y paisajes del país, y de
conocer a siervos de Jehová de otras regiones. Sin duda,
eran ocasiones inolvidables.

ret hasta que regresan, suelen pasar unas dos sema-


nas. Pero este año el viaje toma algo más de tiem-
po por algo que ocurre con Jesús y que descubren
en el camino de vuelta.
Mientras se dirigen al norte, José y María dan por
sentado que Jesús está con los familiares y amigos
que van con ellos. Pero, cuando paran a pasar la
noche, no lo ven. Lo buscan entre sus compañe-
ros de viaje, pero no lo encuentran. ¡El muchacho
no aparece por ninguna parte! Así que José y Ma-
ría regresan a Jerusalén para buscarlo.
Pasan dos días enteros busc ándolo, pero no hay
ni rastro de él. Por fin, lo encuentran al tercer día
en el templo, que tiene muchas salas. Lo ven senta-
do en medio de los maestros judíos, escuchándo-
los y haciéndoles preguntas. Los maestros están
JES ÚS Y SU FAMILIA VIAJAN A JERUSAL ÉN 45
asombrados por lo bien que entiende las cosas es-
pirituales.
Al verlo, María le pregunta: “Hijo, ¿por qué nos
hiciste esto? Piensa que tu padre y yo te hemos es-
tado buscando desesperados” (Lucas 2:48).
A Jesús le sorprende que sus padres no supieran
dónde estaba. Así que les pregunta: “¿Por qué me
estaban buscando? ¿No sabían que tengo que estar
en la casa de mi Padre?” (Lucas 2:49).
Después de esto, Jesús regresa con José y María
a Nazaret y continúa obedeciéndolos y respetando
su autoridad. Sigue creciendo y haciéndose más sa-
bio, y tanto Dios como la gente lo aprecian cada vez
más. Los jóvenes de hoy en día pueden aprender
mucho del ejemplo de Jesús, quien desde niño puso
en primer lugar los asuntos espirituales y mostró
respeto por sus padres.

 ¿Qué viaje hace Jesús con su familia cada primavera,


y por qué?
 Cuando Jesús tiene 12 años, ¿de qué se dan cuenta
José y María en el viaje de regreso a su casa?
¿Dónde encuentran a Jesús?
 ¿Qué buen ejemplo les dio Jesús a los jóvenes?

46 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


11 JUAN EL BAUTISTA
PREPARA EL CAMINO
MATEO 3:1-12 MARCOS 1:1-8 LUCAS 3:1-18
JUAN 1:6-8, 15-28

˙ JUAN EMPIEZA A PREDICAR Y BAUTIZA A LOS QUE


SE ARREPIENTEN
˙ BAUTIZA A MUCHOS, PERO NO A TODOS LOS QUE
VIENEN A ÉL

Es la primavera del año 29 de nuestra era. Han pa-


sado diecisiete años desde que Jesús estuvo en el
templo haciéndoles preguntas a los maestros. Aho-
ra, muchas personas están hablando de Juan, el fa-
miliar de Jesús que está predicando en toda la zona
que queda al oeste del río Jordán.
Juan es un hombre que causa una gran impresión
en la gente por su aspecto y manera de hablar.
Va vestido con ropa de pelo de camello y lleva un
cinturón de cuero. Se alimenta de miel silvestre y
langostas, que son una clase de saltamontes o cha-
pulín. Además, predica el siguiente mensaje: “Arre-
piéntanse, porque el Reino de los cielos se ha acer-
cado” (Mateo 3:2).
JUAN EL BAUTISTA PREPARA EL CAMINO 47
El mensaje de Juan toca el corazón de quienes se
acercan a escucharle. Muchos se dan cuenta de que
necesitan arrepentirse, cambiar de actitud y de con-
ducta, y rechazar su antiguo estilo de vida. Vienen
a verlo “de Jerusalén, de toda Judea y de toda la re-
gión del Jordán” (Mateo 3:5). Muchas de estas per-
sonas se arrepienten de sus pecados y Juan las bau-
tiza sumergiéndolas en las aguas del río Jordán.
¿Por qué las bautiza?
Juan las bautiza como señal de que se han arre-
pentido sinceramente de haber pecado contra
el pacto de la Ley de Dios (Hechos 19:4). Pero
no todos cumplen con los requisitos para ser bauti-
zados. Cuando un grupo de fariseos y saduceos se
acerca a Juan, él llama a estos líderes religiosos
“crías de víboras” y les dice: “Primero produzcan
frutos que demuestren su arrepentimiento. No se
les ocurra decirse a sí mismos: ‘Nuestro padre
es Abrahán’. Porque les digo que Dios puede ha-
cer que hasta de estas piedras surjan hijos para
Abrahán. El hacha ya está junto a la raíz de los ár-
boles. Así que todo árbol que no dé buen fruto será
cortado y echado al fuego” (Mateo 3:7-10).
48 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Juan se está convirtiendo en el centro de aten-
ción. Además, proclama un mensaje muy impactan-
te y está bautizando a mucha gente. Por eso, los ju-
díos envían a unos sacerdotes y a unos levitas para
preguntarle: “¿Quién eres tú?”.
—Yo no soy el Cristo —admite Juan.
—¿Entonces qué? ¿Eres Elías?
—No, no lo soy.
—¿Eres el Profeta? —le preguntan, refiriéndose al
gran profeta que Moisés dijo que vendría (Deutero-
nomio 18:15, 18).
—¡No! —contesta Juan.
Pero ellos no se rinden y le dicen de nuevo: “Di-
nos quién eres para que les llevemos una respuesta
a los que nos enviaron. ¿Tú qué dices de ti mismo?”.
A lo que Juan responde: “Yo soy la voz de alguien
que grita en el desierto ‘¡Hagan que el camino de
Jehová quede recto!’, tal como dijo el profeta Isaías”
(Juan 1:19-23).
“Si no eres el Cristo ni Elías ni el Profeta, ¿enton-
ces por qué bautizas?”, le preguntan intrigados.
En respuesta, Juan les dice algo muy importante:
JUAN EL BAUTISTA PREPARA EL CAMINO 49
“Yo bautizo en agua. Hay alguien entre ustedes al
que no conocen. Es el que viene detrás de mí” (Juan
1:25-27).
Con estas palabras, Juan reconoce que su misión
es preparar el camino, es decir, ayudar a las perso-
nas a tener la actitud correcta para que acepten al
Mesías prometido, el que llegaría a ser Rey. Juan
dice acerca de él: “El que viene después de mí es
más poderoso que yo, y yo ni siquiera merezco qui-
tarle las sandalias” (Mateo 3:11). Y afirma: “El que
viene detrás de mí se me ha adelantado, porque
existía antes que yo” (Juan 1:15).
Sin duda, el mensaje de Juan “Arrepiéntanse, por-
que el Reino de los cielos se ha acercado” es muy
oportuno, pues sirve para anunciar que el ministe-
rio de Jesús, el futuro Rey Mesiánico, está a punto
de comenzar (Mateo 3:2).

 ¿Qué clase de hombre es Juan? ¿Qué obra realiza?


 ¿Por qué bautiza Juan a la gente?
 ¿Qué mensaje predica Juan, y por qué es oportuno?

50 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


SECCIÓN

2
LOS COMIENZOS
DEL MINISTERIO
DE JESÚS
“¡MIREN, EL CORDERO
DE DIOS QUE QUITA
EL PECADO DEL MUNDO!”
(JUAN 1:29).
12 EL BAUTISMO DE JESÚS
MATEO 3:13-17 MARCOS 1:9-11 LUCAS 3:21, 22
JUAN 1:32-34

˙ JESÚS ES BAUTIZADO Y UNGIDO


˙ JEHOVÁ DECLARA QUE JESÚS ES SU HIJO

Juan el Bautista lleva predicando unos seis meses


cuando Jesús, que ya tiene unos 30 años, va a bus-
carlo al río Jordán. Jesús no va a verlo para saber
c ómo está ni para preguntarle por los progresos de
su obra. En realidad, va para pedirle que lo bautice.
Como es natural, Juan no cree que deba hacerlo,
por eso le dice: “Soy yo el que tendría que ser bau-
tizado por ti, ¿y vienes tú a mí?” (Mateo 3:14).
Él sabe que Jesús es el Hijo de Dios. Sin duda, su
madre, Elisabet, le ha contado que él saltó de ale-
gría dentro de su vientre cuando María fue a verla
estando embarazada de Jesús. Además, seguro que,
con el tiempo, Juan se enteró de que un ángel ha-
bía anunciado el nacimiento de Jesús y de que unos
ángeles se les aparecieron a unos pastores la noche
en que nació.
52 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Juan sabe que el bautismo que realiza es para
quienes se arrepienten de sus pecados, pero Jesús
no ha cometido ninguno. A pesar de la reacción ini-
cial de Juan, Jesús le insiste: “Deja que sea así esta
vez, porque está bien que cumplamos de este modo
con todo lo que Dios ha mandado” (Mateo 3:15).
¿Por qué es apropiado que Jesús se bautice? Por-
que lo hace, no para demostrar que se ha arrepen-
tido de sus pecados, sino para indicar que se pre-
senta ante su Padre a fin de hacer Su voluntad
(Hebreos 10:5-7). Hasta ahora, Jesús ha trabajado
de carpintero, pero ha llegado el momento de que
empiece la obra que su Padre celestial le mandó ha-
cer en la Tierra. ¿Espera Juan que ocurra algo ex-
traordinario cuando bautice a Jesús?
Pues bien, Juan cuenta más tarde: “El que me en-
vió a bautizar en agua me dijo: ‘Sabrás quién es el
que bautiza en espíritu santo cuando veas que el es-
píritu baja y se queda sobre él’ ” (Juan 1:33). Así
que Juan espera que el espíritu de Dios descienda
sobre alguien a quien él bautice. Por lo tanto, cuan-
do Jesús sale del agua, puede que a Juan no le
EL BAUTISMO DE JES ÚS 53
sorprenda ver “el espíritu de Dios bajando como
una paloma y viniendo sobre Jesús” (Mateo 3:16).
Pero entonces ocurre algo más: se abren los cie-
los. ¿Qué significa eso? Probablemente significa
que, a partir de ese momento, Jesús recuerda la vida
que había tenido en el cielo como hijo espiritual de
Jehová, así como las verdades que Dios le enseñó
antes de venir a la Tierra.
Además, en el momento de su bautismo, una voz
dice desde el cielo: “Este es mi Hijo amado; él tie-
ne mi aprobación” (Mateo 3:17). ¿De quién es esa
voz? No puede ser de Jesús, porque él está allí mis-
mo con Juan. Es la voz de Dios, lo que deja claro
que Jesús no es Dios, sino su Hijo.
Mientras estuvo en la Tierra, Jesús fue un hijo
humano de Dios, igual que Adán. Después de rela-
tar el bautismo de Jesús, el discípulo Lucas escri-
be: “Cuando Jesús comenzó su labor, tenía unos
30 años. Era, según se opinaba, hijo de José, hijo de
Helí, [...] hijo de David, [...] hijo de Abrahán, [...]
hijo de No é, [...] hijo de Adán, hijo de Dios” (Lu-
cas 3:23-38).
54 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Jesús es un hijo humano de Dios, tal como lo era
Adán. Pero, en el momento de su bautismo, Jesús
se convierte también en el Hijo espiritual de Dios.
Por eso, a partir de entonces, tiene una relación es-
pecial con él. Esto significa que ahora puede trans-
mitir las verdades de Dios y mostrar el camino a la
vida. Al bautizarse, emprende un camino que lo lle-
vará a sacrificar su vida por la humanidad peca-
dora.

 ¿Por qué podemos decir que Jesús no es


un desconocido para Juan?
 ¿Por qué bautiza Juan a Jesús, si este no ha
cometido ningún pecado?
 ¿Por qué es probable que a Juan no le sorprenda
ver el espíritu de Dios descendiendo sobre Jesús?

EL BAUTISMO DE JES ÚS 55
13 QUÉ APRENDEMOS
DE CÓMO ENFRENTÓ JESÚS
LAS TENTACIONES
MATEO 4:1-11 MARCOS 1:12, 13 LUCAS 4:1-13

˙ SATANÁS TIENTA A JESÚS

Justo después de que Jesús se bautiza, el espíritu de


Dios lo dirige al desierto de Judea. Sin duda, tiene
mucho en lo que pensar, pues “los cielos se abrie-
ron” cuando se bautizó (Mateo 3:16). Así que des-
de ese momento puede recordar cosas que aprendió
e hizo en el cielo. Es obvio que necesita meditar en
todos estos asuntos.
Jesús pasa cuarenta días y cuarenta noches en el
desierto. En todo ese tiempo no come nada, así que
tiene mucha hambre. Entonces, el Diablo aprovecha
la situación para tentarlo. Se le acerca y le dice: “Si
eres hijo de Dios, diles a estas piedras que se con-
viertan en panes” (Mateo 4:3). Jesús sabe que está
mal usar su poder sobrenatural con el fin de satis-
facer sus deseos, de modo que resiste la tentación.
56 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Pero el Diablo no se da por vencido y trata de ten-
tarlo de otra manera. Le dice que se arroje desde la
parte más alta del templo para que lo salven los án-
geles. Pero Jesús tampoco cae en la tentación de ex-
hibirse así. Al contrario, cita las Escrituras para
mostrar que está mal poner a prueba a Dios de esa
manera.
Entonces, el Diablo tienta a Jesús una tercera vez.
De alguna forma, le muestra “todos los reinos del
mundo y su gloria” y le dice: “Te daré todas estas
cosas si te arrodillas y realizas ante mí un solo acto
de adoración”. Pero Jesús rechaza de plano la ofer-
ta. Le ordena: “¡Vete, Satanás!” (Mateo 4:8-10). Ven-
ce otra vez la tentación porque sabe que solamente
se debe adorar a Jehová, y él está decidido a serle
fiel.
¿Qué aprendemos de estas tentaciones del Diablo
y de c ómo reaccionó Jesús? Este relato nos enseña
que las tentaciones fueron reales y que, por tanto,
el Diablo no es simplemente la cualidad del mal,
como algunos piensan. Aunque es cierto que es
invisible, se trata de una persona real. También
QU É APRENDEMOS DE C ÓMO ENFRENT Ó JES ÚS LAS TENTACIONES 57
aprendemos que los gobiernos del mundo le perte-
necen al Diablo y que él los controla. Si no fuera
así, ¿habría sido una verdadera tentación para Jesús
la oferta de Satanás?
Además, el Diablo le dijo a Jesús que le daría to-
dos los reinos del mundo a cambio de que realizara
ante él un acto de adoración. Y lo cierto es que pue-
de tentarnos a nosotros de manera parecida, qui-
zás presentándonos grandes oportunidades de obte-
ner dinero, autoridad o una buena posición social.
Sin duda, sea cual sea la tentación que nos asalte,
lo mejor es seguir el ejemplo de Jesús y ser leales a
Dios. Asimismo, recordemos que el Diablo se alejó
de Jesús “a la espera de otro momento convenien-
te”, y tal vez haga lo mismo con nosotros (Lucas 4:
13). Por eso, nunca bajemos la guardia.

 ¿En qué medita Jesús probablemente durante


los cuarenta días que pasa en el desierto?
 ¿De qué maneras trata el Diablo de tentar a Jesús?
 ¿Qué aprendemos de las tentaciones del Diablo
y de cómo reaccionó Jesús?

58 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


14 JESÚS EMPIEZA
A HACER DISCÍPULOS
JUAN 1:29-51

˙ LO SIGUEN SUS PRIMEROS DISCÍPULOS

Jesús ha pasado cuarenta días en el desierto y aho-


ra tiene la intención de volver a Galilea. Pero, an-
tes de regresar, va de nuevo a ver a Juan, quien lo
había bautizado. Cuando Juan lo ve acercarse, lo se-
ñala y exclama ante todos: “¡Miren, el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo! Este es aquel
del que dije: ‘Detrás de mí viene un hombre que se
me ha adelantado, porque existía antes que yo’ ”
(Juan 1:29, 30). Aunque es un poco mayor que Je-
sús, Juan sabe que, antes de que él mismo naciera,
Jesús ya había vivido en el cielo.
Unas semanas antes, cuando Jesús acudió a él
para que lo bautizara, Juan no parecía estar seguro
de que Jesús fuera el Mesías, pues reconoce: “Ni si-
quiera yo lo conocía, pero la razón por la que he es-
tado bautizando en agua es esta: para que él sea re-
velado a Israel” (Juan 1:31).
JES ÚS EMPIEZA A HACER DISC ÍPULOS 59
A continuación, Juan les cuenta a sus oyentes lo
que sucedió cuando lo bautizó: “Vi el espíritu bajar
del cielo como una paloma y quedarse sobre él.
Ni siquiera yo lo conocía, pero el que me envió a
bautizar en agua me dijo: ‘Sabrás quién es el que
bautiza en espíritu santo cuando veas que el espíri-
tu baja y se queda sobre él’. Y yo eso lo vi, y he
dado testimonio de que este es el Hijo de Dios”
(Juan 1:32-34).
Al día siguiente, Juan el Bautista está con dos de
sus discípulos cuando Jesús se les acerca de nuevo.
Al verlo, Juan exclama otra vez: “¡Miren, el Corde-
ro de Dios!” (Juan 1:36). Entonces, esos dos discí-
pulos de Juan empiezan a seguir a Jesús. Uno de
ellos se llama Andrés, y lo más seguro es que el otro
sea el escritor de estos sucesos, que también se lla-
ma Juan. Parece ser que este Juan es primo de Je-
sús, ya que es hijo de Zebedeo y Salomé, quien pro-
bablemente es hermana de María.
Jesús mira atrás y, al ver que Andrés y Juan lo es-
tán siguiendo, les dice: “¿Qué buscan?”.
—Rabí, ¿dónde te estás hospedando? —le pregun-
tan.
60 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
—Vengan y verán —les responde (Juan 1:37-39).
Son cerca de las cuatro de la tarde, y Andrés y
Juan se quedan con Jesús el resto del día. Andrés
está tan emocionado que, cuando ve a su hermano
Simón, también llamado Pedro, le cuenta que han
encontrado al Mesías y lo lleva adonde él está (Juan
1:41). Aunque Juan no lo menciona en su relato, los
sucesos posteriores nos hacen pensar que él tam-
bién habla con su hermano Santiago y lo lleva a Je-
sús.
Al día siguiente, Jesús se encuentra a Felipe,
quien es de Betsaida. De hecho, Andrés y Pedro
también son de esta ciudad situada en la costa nor-
te del mar de Galilea. Al ver a Felipe, Jesús le dice:
“S é mi seguidor” (Juan 1:43).
Después, Felipe se encuentra con Natanael, tam-
bién llamado Bartolomé, y le dice: “Hemos encon-
trado a aquel de quien escribió Moisés en la Ley y
de quien se escribió en los Profetas: a Jesús hijo de
José, de Nazaret”. Pero Natanael no acaba de cre ér-
selo y le pregunta: “¿Acaso puede salir algo bueno
de Nazaret?”.
JES ÚS EMPIEZA A HACER DISC ÍPULOS 61
“Ven y verás”, le dice Felipe. Cuando Jesús ve lle-
gar a Natanael, dice: “Miren, sin duda un israelita
en quien no hay engaño”.
—¿C ómo es que me conoces? —le pregunta Na-
tanael.
—Te vi cuando estabas debajo de la higuera, an-
tes de que Felipe te llamara —le responde Jesús.
—Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de
Israel —contesta Natanael, lleno de asombro.
Pero Jesús le pregunta: “¿Crees en mí porque te
dije que te vi debajo de la higuera? Verás cosas más
grandes que estas”. Y les promete a los presentes:
“De verdad les aseguro que ustedes verán el cielo
abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando
hacia el Hijo del Hombre” (Juan 1:45-51).
Poco después de esto, Jesús y sus nuevos discípu-
los dejan el valle del Jordán y se dirigen a Galilea.

 ¿Quiénes son los primeros discípulos de Jesús?


 ¿C ómo llega Jesús a conocer a Pedro, y quizás
también a Santiago?
 ¿Qué convence a Natanael de que Jesús es el Hijo
de Dios?

62 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


15 REALIZA
SU PRIMER MILAGRO
JUAN 2:1-12

˙ SE CELEBRA UNA BODA EN CANÁ


˙ JESÚS CONVIERTE EL AGUA EN VINO

Hace tres días que Natanael se ha hecho discípulo


de Jesús. Ahora Jesús y algunos de sus primeros dis-
cípulos se dirigen al norte, al distrito de Galilea, su
lugar de origen. Los han invitado a asistir a un ban-
quete de boda en Caná, de donde es Natanael. Esta
ciudad está situada en las colinas al norte de Naza-
ret, donde se crió Jesús.
María, la madre de Jesús, también está en la
boda. Es amiga de la familia de los novios y, al pa-
recer, está ayudando a atender a los muchos invita-
dos. Enseguida se da cuenta de que el vino se
ha acabado y se lo comenta a Jesús (Juan 2:3).
En realidad, lo que María quiere es que Je-
sús haga algo al respecto. Pero él le responde
usando una expresión de la época que indica que
no le parece bien su petición: “¿Y por qué debería
REALIZA SU PRIMER MILAGRO 63
importarnos eso a ti y a mí, mujer?” (Juan 2:4).
Puesto que Jesús es el Rey nombrado por Dios, solo
su Padre celestial puede darle instrucciones, no sus
familiares ni sus amigos. María deja con prudencia
el asunto en manos de su hijo y simplemente les
dice a los que están sirviendo: “Hagan todo lo que
él les diga” (Juan 2:5).
Hay seis vasijas de piedra y cada una puede con-
tener más de 40 litros (10 galones). De modo que
Jesús manda: “Llenen de agua las vasijas”. Después
les dice: “Ahora saquen un poco y llévenselo al di-
rector del banquete” (Juan 2:7, 8).
El director del banquete se queda impresionado
por la excelente calidad del vino que están sirvien-
do, pero no sabe que lo ha hecho Jesús de forma
milagrosa. Por eso, llama al novio y le dice: “Todo
el mundo sirve primero el buen vino y luego, cuan-
do la gente ya está borracha, sirve el de peor cali-
dad. Pero tú has tenido guardado el vino bueno has-
ta ahora” (Juan 2:10).
Este milagro, que es el primero que realiza Jesús,
fortalece mucho la fe que tienen en él sus nuevos
64 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
discípulos. Después de la boda, Jesús se va con su
madre y sus medio hermanos a la ciudad de Caper-
naúm, situada en la costa noroeste del mar de Ga-
lilea.

 ¿Cuándo se celebra la boda en Caná?


 ¿Qué le dice Jesús a su madre cuando ella
le comenta que se ha acabado el vino?
 ¿Qué milagro realiza Jesús, y qué efecto tiene
en las demás personas?

REALIZA SU PRIMER MILAGRO 65


16 JESÚS DEMUESTRA
SU DEVOCIÓN POR
LA ADORACIÓN VERDADERA
JUAN 2:12-22

˙ JESÚS ECHA DEL TEMPLO A LOS COMERCIANTES

Después de la boda en Caná, Jesús va a Capernaúm


con su madre y sus medio hermanos: Santiago, José,
Simón y Judas.
Pero ¿por qué va a Capernaúm? Esta ciudad está
mejor situada geográficamente que Nazaret o Caná
y es más grande. Además, muchos de sus nue-
vos discípulos viven en ese lugar o cerca de allí.
Así, Jesús podrá darles preparación en su tierra na-
tal.
Jesús también realiza grandes obras en Caper-
naúm. De hecho, mucha gente de la ciudad y de sus
alrededores oye hablar de lo que él hace. Pero, poco
tiempo después, Jesús y sus discípulos se dirigen a
Jerusalén, como todos los judíos fieles, para cele-
brar la Pascua del año 30.
66 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Estando en el templo de Jerusalén, los discípulos
de Jesús ven una faceta de él que desconocían y que
les causa una gran impresión.
La Ley de Dios dice que los israelitas deben ofre-
cer sacrificios de animales en el templo, en Jerusa-
lén. Por otro lado, los que llegan de afuera necesi-
tan conseguir alimentos para los días que pasen
en la ciudad. La Ley permite que los que vienen
de lejos compren al llegar vacas, ovejas, cabras
y cualquier cosa que necesiten durante su estan-
cia (Deuteronomio 14:24-26). Así que los comer-
ciantes de Jerusalén se aprovechan de la situa-
ción vendiendo pájaros y otros animales en un
patio grande dentro del templo. Además, algunos de
ellos estafan a la gente poniendo precios muy ele-
vados.
Al ver lo que sucede, Jesús se enoja muchísimo.
De modo que desparrama las monedas de los que
cambian el dinero, vuelca sus mesas y los echa del
templo. Luego les dice: “¡Quiten todo esto de aquí!
¡Dejen de convertir la casa de mi Padre en un mer-
cado!” (Juan 2:16).
JES ÚS DEMUESTRA SU DEVOCI ÓN POR LA ADORACI ÓN VERDADERA 67
Cuando los discípulos de Jesús ven lo que ha pa-
sado, se acuerdan de esta profecía sobre el Hijo de
Dios: “La devoción que siento por tu casa arderá en
mi interior”. Pero unos judíos le preguntan a Jesús:
“¿Qué señal puedes mostrarnos de que tienes auto-
ridad para hacer esto?”. Él les responde: “Derriben
este templo y en tres días lo levantaré” (Juan 2:17-
19; Salmo 69:9).
Como los judíos dan por sentado que Jesús se
refiere al templo de Jerusalén, le dicen: “Tomó
46 años construir este templo, ¿y tú lo vas a levan-
tar en tres días?” (Juan 2:20). Pero, en realidad, con
la palabra templo, Jesús se está refiriendo a su cuer-
po. Tres años más tarde, cuando es resucitado, sus
discípulos recuerdan estas palabras.

 ¿A qué lugares va Jesús después de la boda en Caná?


 ¿Por qué se enoja Jesús en el templo, y qué hace
a continuación?
 Cuando Jesús habla de “este templo”, ¿a qué se
refiere, y a qué acontecimiento futuro señala?

68 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


17 NICODEMO VA A VER
A JESÚS DE NOCHE
JUAN 2:23-3:21

˙ JESÚS HABLA CON NICODEMO


˙ QUÉ SIGNIFICA “NACER DE NUEVO”

Mientras Jesús está en Jerusalén para celebrar la


Pascua del año 30, hace milagros asombrosos. Así
que muchas personas empiezan a creer en él. Nico-
demo, un fariseo y miembro del tribunal supremo
judío o Sanedrín, está impresionado. Como quiere
saber más acerca de Jesús, lo visita de noche, pro-
bablemente por temor a que otros líderes judíos lo
vean y se manche su reputación.
Nicodemo le dice: “Rabí, sabemos que eres un
maestro enviado por Dios, porque nadie puede ha-
cer los milagros que tú haces si Dios no está con
él”. Entonces, Jesús le explica que para entrar en el
Reino de Dios hay que nacer de nuevo (Juan 3:2, 3).
“¿C ómo puede alguien nacer cuando es viejo?
—pregunta Nicodemo—. No puede meterse en la
NICODEMO VA A VER A JES ÚS DE NOCHE 69
matriz de su madre y nacer por segunda vez, ¿ver-
dad?” (Juan 3:4).
No. Está claro que eso no es lo que significa na-
cer de nuevo. Jesús le explica lo que quiere decir:
“Si uno no nace del agua y del espíritu, no puede
entrar en el Reino de Dios” (Juan 3:5). Jesús nació
“del agua y del espíritu” cuando fue bautizado y des-
cendió espíritu santo sobre él. Entonces, se oyó una
voz que dijo desde el cielo: “Este es mi Hijo ama-
do; él tiene mi aprobación” (Mateo 3:16, 17). Con
esas palabras, Dios anunció que Jesús, en ese mo-
mento, se había convertido en un hijo espiritual con
la perspectiva de entrar en el Reino de los cielos.
Más tarde, en el Pentecostés del año 33, Dios ungi-
rá con espíritu santo a un grupo de cristianos bau-
tizados. De ese modo, estos nacerán de nuevo,
es decir, llegarán a ser hijos espirituales de Dios
(Hechos 2:1-4).
A Nicodemo le cuesta entender lo que Jesús le
está enseñando sobre el Reino. Por eso, Jesús le da
más detalles sobre la función especial que tiene en
la Tierra como Hijo de Dios. Le dice: “Así como
Moisés alzó la serpiente en el desierto, así tiene que
70 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
ser alzado el Hijo del Hombre para que todo el que
crea en él tenga vida eterna” (Juan 3:14, 15).
Siglos atrás, cuando unas serpientes venenosas
mordieron a algunos israelitas, estos tuvieron que
mirar a la serpiente de cobre que hizo Moisés a fin
de seguir vivos (Números 21:9). De manera similar,
todos los que deseen librarse del pecado y la muer-
te y obtener vida eterna deben demostrar fe en el
Hijo de Dios. A continuación, Jesús le explica a Ni-
codemo el papel tan importante que tiene Jehová
en todo esto: “Dios amó tanto al mundo que entre-
gó a su Hijo unigénito para que todos los que de-
muestren fe en él no sean destruidos, sino que ten-
gan vida eterna” (Juan 3:16). De modo que, aquí en
Jerusalén, unos seis meses después de empezar su
ministerio, Jesús deja claro que él es el camino a la
salvación.
Luego, le dice a Nicodemo: “Dios no envió a su
Hijo al mundo para que él juzgue al mundo”. Esto
significa que Jesús no fue enviado para condenar a
la humanidad a la muerte, sino, como él mismo de-
clara, “para que el mundo se salve por medio de él”
(Juan 3:17).
NICODEMO VA A VER A JES ÚS DE NOCHE 71
Nicodemo ha ido a ver a Jesús en la oscuridad
por temor al qué dirán. Por eso, es interesante que
Jesús concluya la conversación con estas palabras:
“Esta es la base del juicio: que la luz [que es Jesús,
con su vida y sus enseñanzas] vino al mundo y, en
vez de amar la luz, las personas amaron la oscuri-
dad, porque las cosas que hacían eran malas. Por-
que el que practica cosas malas odia la luz y no va
a la luz, para que las cosas que hace no sean pues-
tas al descubierto. Pero el que hace lo que es ver-
dadero va a la luz, para que se vea que las cosas
que hace están de acuerdo con la voluntad de Dios”
(Juan 3:19-21).
Ahora le toca a Nicodemo —este fariseo y maes-
tro de Israel— reflexionar en lo que acaba de escu-
char sobre el papel de Jesús en el prop ósito de
Dios.

 ¿Por qué va Nicodemo a ver a Jesús, y por qué


lo hace de noche?
 ¿Qué significa “nacer de nuevo”?
 ¿En qué sentido no ha venido Jesús para juzgar
al mundo?

72 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


18 AUMENTA LA OBRA
DE JESÚS
Y DISMINUYE LA DE JUAN
MATEO 4:12 MARCOS 6:17-20 LUCAS 3:19, 20
JUAN 3:22-4:3

˙ LOS DISCÍPULOS DE JESÚS BAUTIZAN


A MUCHAS PERSONAS
˙ JUAN EL BAUTISTA ES ENCARCELADO

Es primavera en Jerusalén. Después de celebrar la Pas-


cua del año 30, Jesús y sus discípulos se marchan de la
ciudad. Pero no regresan de inmediato a su hogar en
Galilea, sino que viajan por la región de Judea bauti-
zando a muchas personas. Juan el Bautista lleva un
año haciendo una obra parecida, quizás en el valle del
río Jordán, y algunos de sus discípulos aún están
con él.
En realidad, Jesús no bautiza a nadie personalmente.
Lo hacen sus discípulos siguiendo sus instrucciones.
En esta etapa del ministerio de Jesús, tanto él como
Juan dirigen su enseñanza a los judíos que están arre-
pentidos de los pecados que cometieron contra el pac-
to de la Ley (Hechos 19:4).
AUMENTA LA OBRA DE JES ÚS Y DISMINUYE LA DE JUAN 73
Los discípulos de Juan se ponen celosos y se quejan,
diciendo: “El hombre [Jesús] que estaba contigo [...]
está bautizando, y todos se están yendo con él” (Juan
3:26). Pero Juan no tiene celos de Jesús, sino todo lo
contrario. Se alegra de que le vaya bien y quiere que
sus discípulos también se alegren. Así que les recuer-
da: “Ustedes mismos son testigos de que dije: ‘Yo
no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de
él’ ”. Entonces les pone un ejemplo para que lo puedan
entender: “El que tiene a la novia es el novio. Pero el
amigo del novio, cuando está junto al novio y escucha
su voz, siente una gran alegría. Por eso ahora mi gozo
es completo” (Juan 3:28, 29).
Cuando le presentó sus discípulos a Jesús meses
atrás, Juan, como el amigo del novio, se alegró mucho.
Algunos de ellos empezaron a seguir a Jesús y con el
tiempo serían ungidos con espíritu santo. Pero Juan
quiere que los discípulos que todavía están con él ha-
gan lo mismo, que se unan a Jesús. De hecho, su mi-
sión es preparar el camino para el ministerio de Cristo.
Por eso, Juan dice: “Él tiene que seguir aumentando,
pero yo tengo que seguir disminuyendo” (Juan 3:30).
Uno de los discípulos de Jesús, que también se llama
74 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Juan, escribe más tarde sobre el origen de Jesucristo y
el papel tan importante que este tiene en la salvación
de la humanidad: “El que viene de arriba está por en-
cima de todos los demás. [...] El Padre ama al Hijo y
ha entregado en sus manos todas las cosas. El que de-
muestra fe en el Hijo tiene vida eterna, pero el que de-
sobedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios
permanece sobre él” (Juan 3:31, 35, 36). Desde luego,
es muy importante que la gente sepa esta verdad.
Poco después de que Juan el Bautista explica que su
papel y su obra deben disminuir, el rey Herodes man-
da encerrarlo en prisión. Lo hace porque se ha casado
con Herodías, la esposa de su medio hermano Filipo,
y Juan ha denunciado abiertamente su adulterio. Cuan-
do Jesús se entera de que han detenido a Juan, sale de
Judea con sus discípulos y se va a Galilea (Mateo 4:12;
Marcos 1:14).

 ¿Qué significan tanto el bautismo que realiza Juan


como el que llevan a cabo los discípulos de Jesús
durante el ministerio de este?
 ¿C ómo les explica Juan a sus discípulos que no deben
tener celos de Jesús?
 ¿Por qué encierran a Juan en prisión?

AUMENTA LA OBRA DE JES ÚS Y DISMINUYE LA DE JUAN 75


19 HABLA CON UNA MUJER
SAMARITANA
JUAN 4:3-43

˙ JESÚS LES PREDICA A UNA MUJER SAMARITANA


Y A OTRAS PERSONAS
˙ LA ADORACIÓN QUE DIOS APRUEBA

Jesús y sus discípulos salen de Judea y se dirigen al


norte, a Galilea, pero para llegar a su destino tie-
nen que atravesar el distrito de Samaria. Son cerca
de las doce del mediodía y están cansados por el via-
je. Así que se detienen a descansar cerca de la ciu-
dad de Sicar, junto a un pozo que probablemente
hizo Jacob siglos atrás, o pagó para que lo hicieran.
En la actualidad, ese pozo todavía existe y se en-
cuentra cerca de la ciudad de Nablus.
Jesús descansa junto al pozo mientras sus discí-
pulos se van a la ciudad a comprar comida. Enton-
ces, llega una mujer samaritana para sacar agua, y
él le dice: “Dame de beber” (Juan 4:7).
Debido a prejuicios muy arraigados, los judíos
no tienen trato con los samaritanos. Así que la mu-
76 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
jer, sorprendida, le pregunta: “¿C ómo es que tú, que
eres judío, me pides agua a mí, que soy samarita-
na?”. Jesús le responde: “Si supieras del regalo de
Dios y supieras quién es el que te está diciendo
‘Dame de beber’, tú le habrías pedido agua a él, y
él te habría dado agua viva”. Entonces, ella le con-
testa: “Pero, señor, si ni siquiera tienes con qué sa-
car agua, y el pozo es profundo. ¿De dónde vas a
conseguir esa agua viva? ¿Acaso eres tú superior a
nuestro antepasado Jacob? Él fue quien nos dio este
pozo, del que bebieron él, sus hijos y su ganado”
(Juan 4:9-12).
“Todo el que beba de esta agua volverá a tener
sed —le dice Jesús—. El que beba del agua que yo
le daré nunca más tendrá sed. Más bien, el agua que
yo le daré se convertirá dentro de él en un manan-
tial que brotará para dar vida eterna” (Juan 4:
13, 14). Como vemos, aunque Jesús está cansado,
habla con la mujer samaritana de verdades que pue-
den hacer que viva para siempre.
Al oír estas palabras, la mujer le dice: “Dame de
esa agua, señor, para que no vuelva a tener sed
HABLA CON UNA MUJER SAMARITANA 77
ni tenga que estar viniendo a este lugar a sacar
agua”. En ese momento, parece que Jesús cambia
de tema, y le pide: “Anda, llama a tu esposo y vuel-
ve aquí”. “No tengo esposo”, le contesta ella. A lo
que Jesús le responde: “Tienes razón al decir que
no tienes esposo, porque has tenido cinco y el hom-
bre que tienes ahora no es tu esposo” (Juan 4:15-
18). ¡Qué impresión debe causarle que Jesús sepa
tanto de ella!
Para esta mujer, esas palabras de Jesús solo pue-
den significar una cosa: “Señor, veo que eres profe-
ta”, expresa maravillada. A continuación, demuestra
que le interesan los asuntos espirituales al decir:
“Nuestros antepasados [los samaritanos] adoraban
a Dios en esta montaña [llamada Guerizim, que
no está lejos de allí], pero ustedes [los judíos] di-

 ¿Por qué le sorprende a la samaritana que Jesús hable


con ella?
 ¿Qué le enseña Jesús a la mujer sobre el “agua viva”
y el lugar donde adorar a Dios?
 ¿C ómo le revela Jesús a la samaritana quién es él,
y qué le dice sobre cómo hay que adorar a Dios?

78 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


cen que hay que adorarlo en Jerusalén” (Juan 4:
19, 20).
Sin embargo, Jesús le aclara que el lugar donde
uno adora a Dios no es lo importante: “Viene la
hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén ado-
rarán ustedes al Padre”. Y añade: “Viene la hora
—de hecho, ha llegado ya— en que los auténticos
adoradores del Padre lo adorarán con espíritu y con
verdad. Porque el Padre sin duda está buscando a
personas así para que lo adoren” (Juan 4:21, 23, 24).
De modo que lo importante para el Padre es
c ómo se le adora, no el lugar. La mujer está impre-
sionada. Reconoce: “Yo sé que va a venir el Mesías,
al que llaman Cristo. Cuando él venga, nos lo expli-
cará todo” (Juan 4:25).
Entonces, Jesús le revela algo muy importante:
“Ese soy yo, el que está hablando contigo” (Juan
4:26). ¡Increíble! Esta mujer, que ha venido al me-
diodía para sacar agua, escucha a Jesús decir clara-
mente lo que al parecer todavía no le ha dicho a na-
die: que él es el Mesías. ¡Qué gran honor le concede
Jesús!
HABLA CON UNA MUJER SAMARITANA 79
MUCHOS SAMARITANOS
SE HACEN CREYENTES
Justo en ese momento, los discípulos llegan de Si-
car con la comida que han comprado. Encuentran
a Jesús junto al pozo de Jacob, donde lo dejaron,
pero ahora lo ven hablando con una samaritana.
Entonces, ella deja su vasija de agua allí y se va a
la ciudad.
En cuanto llega a Sicar, la mujer empieza a con-
tarle a la gente lo que Jesús le ha dicho. Entusias-
mada, les dice: “Vengan para que vean a un hombre
que me dijo todo lo que yo he hecho”. Y, quizás
para despertar su curiosidad, añade: “¿No será este
el Cristo?” (Juan 4:29). Esta es una cuestión muy
importante que ha interesado a la gente desde el
tiempo de Moisés (Deuteronomio 18:18). Así que
los habitantes de Sicar se dirigen adonde está Jesús
para verlo con sus propios ojos.
Mientras tanto, los discípulos le dicen a Jesús que
coma de lo que han traído. Sin embargo, él les res-
ponde: “Yo tengo para comer un alimento del que
ustedes no saben”. Ellos se quedan extrañados y se
dicen unos a otros: “Nadie le trajo comida, ¿ver-
80 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
¿QUIÉNES ERAN LOS SAMARITANOS?
En tiempos de Jesús, se llamaba Samaria a la región situa-
da entre Judea, al sur, y Galilea, al norte.
Después de la muerte del rey Salomón, las 10 tribus del
norte de Israel se separaron de las tribus de Judá y Benja-
mín. Estas 10 tribus, que llegaron a conocerse como Sama-
ria, empezaron a adorar imágenes de becerros. Por eso,
Jehová permitió que Asiria invadiera Samaria en el año 740
antes de nuestra era. Los asirios se llevaron a muchos is-
raelitas de esa zona y la repoblaron con gente de otras par-
tes del Imperio asirio. Estos extranjeros, que adoraban a
otros dioses, se casaron con los israelitas que quedaron en
Samaria. Con el tiempo, adoptaron algunas de las creencias
y prácticas que establecía la Ley de Dios, tales como la cir-
cuncisión. Aun así, esta forma de adoración no era acepta-
ble para Dios (2 Reyes 17:9-33; Isaías 9:9).
En tiempos de Jesús, los samaritanos aceptaban los es-
critos de Moisés, pero no adoraban a Dios en el templo de
Jerusalén. Por años usaron un templo que habían hecho
en el monte Guerizim, cerca de Sicar. Aunque el templo
fue destruido, siguieron adorando a Dios en esa montaña.
En la época en la que Jesús realizó su ministerio, los sa-
maritanos y los judíos no se llevaban bien (Juan 8:48).

dad?”. Pero Jesús les explica con bondad lo que ha


querido decir, y sus palabras son muy importantes
para todos sus seguidores: “Mi alimento es hacer la
voluntad del que me envió y completar su obra”
(Juan 4:32-34).
HABLA CON UNA MUJER SAMARITANA 81
La obra de la que habla Jesús no es la cosecha de
cereales, que empezará en unos cuatro meses. Más
bien, se refiere a una cosecha espiritual. Lo sabe-
mos por lo que dice a continuación: “Levanten la
vista y miren, los campos están blancos, listos para
la cosecha. Ya el cosechador está recibiendo su paga
y recogiendo fruto para vida eterna. Así, el sembra-
dor y el cosechador pueden alegrarse juntos” (Juan
4:35, 36).
Puede que Jesús ya se dé cuenta del efecto que ha
tenido su conversación con la mujer samaritana.
Muchos habitantes de Sicar empiezan a creer en él
gracias a que ella les asegura: “Me dijo todo lo que
yo he hecho” (Juan 4:39). Por eso, cuando llegan al
pozo, le piden a Jesús que se quede para contarles
más cosas. Él acepta la invitación y pasa dos días
allí.
Al escuchar a Jesús, muchos más samaritanos
creen en él y le dicen a la mujer: “Ya no creemos
solo por lo que tú nos contaste. Lo hemos oído
nosotros mismos y sabemos que de verdad es el sal-
vador del mundo” (Juan 4:42). Sin duda, el ejemplo
82 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
que nos dejó la samaritana nos enseña c ómo dar
testimonio de Jesucristo. Igual que ella, podemos
despertar la curiosidad de las personas para que
quieran seguir aprendiendo.
Recuerde que faltan cuatro meses para que llegue
la temporada de la cosecha, seguramente la de la
cebada, que en esa región es entre marzo y abril.
Así que estos acontecimientos probablemente tie-
nen lugar en noviembre o diciembre. Eso significa
que, desde la Pascua del año 30, Jesús y sus discí-
pulos han pasado unos ocho meses predicando y
bautizando a la gente en Judea. Pero ahora se diri-
gen a su hogar, en Galilea. ¿Qué les esperará al lle-
gar?

 ¿A qué conclusión llega la samaritana sobre Jesús,


y qué hace entonces?
 ¿Qué han estado haciendo Jesús y sus discípulos
desde que terminó la Pascua del año 30?

HABLA CON UNA MUJER SAMARITANA 83


SECCIÓN

3
EL MINISTERIO
DE JESÚS
EN GALILEA
JESÚS EMPEZÓ
A PREDICAR:
“EL REINO
DE LOS CIELOS
SE HA ACERCADO”
(MATEO 4:17).
20 EL SEGUNDO MILAGRO
QUE HACE EN CANÁ
MARCOS 1:14, 15 LUCAS 4:14, 15 JUAN 4:43-54

˙ JESÚS PREDICA QUE “EL REINO DE DIOS


SE HA ACERCADO”
˙ CURA A UN MUCHACHO A DISTANCIA

Después de pasar dos días en Samaria, Jesús regresa a


Galilea, la región donde se crió. Aunque ha predicado
mucho en Judea, no vuelve para descansar. Al contra-
rio, inicia una obra aún mayor. Quizás no espera que lo
reciban bien allí, pues él mismo dice que “al profeta
no se le honra en su propia tierra” (Juan 4:44). Por su
parte, los discípulos, en vez de quedarse con él, vuelven
con sus familias y al trabajo que tenían antes.
En Galilea, Jesús empieza a predicar este mensaje: “El
Reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe
en las buenas noticias” (Marcos 1:15). Pero ¿cómo res-
ponden los galileos a su predicación? La verdad es que
muchos lo reciben bien y le dan honra, pero no solo por
el mensaje que lleva, sino porque algunos estuvieron en
Jerusalén para la Pascua unos meses antes y vieron los
hechos asombrosos que realizó allí (Juan 2:23).
EL SEGUNDO MILAGRO QUE HACE EN CAN Á 85
¿D ónde empieza Jesús el extenso ministerio que rea-
liza en Galilea? Parece que en Caná, donde una vez con-
virtió agua en vino en un banquete de boda. En esta
ocasión, Jesús se entera de que un muchacho está muy
enfermo, a punto de morir. Se trata del hijo de un fun-
cionario de Herodes Antipas, el rey que más tarde man-
dará que le corten la cabeza a Juan el Bautista. El fun-
cionario ha oído que Jesús ha salido de Judea y que
ahora está en Caná, así que viaja desde su casa en Ca-
pernaúm hasta donde está Jesús. Cuando lo encuentra,
le pide angustiado: “Señor, baja conmigo antes de que
mi niño se muera” (Juan 4:49).
Entonces, Jesús le dice: “Vuelve a tu casa, que tu hijo
está vivo” (Juan 4:50). El funcionario de Herodes debe
de quedarse asombrado al oír estas palabras. Sin em-
bargo, cree a Jesús y emprende el camino de regreso a
su casa. Antes de llegar, se encuentra con sus esclavos,
que han salido a toda prisa a buscarlo para darle la bue-
na noticia de que su hijo se ha recuperado. Tratando de
averiguar si Jesús ha tenido algo que ver, el funciona-
rio les pregunta a qué hora empezó a sentirse mejor su
hijo.
“La fiebre se le fue ayer a la hora séptima”, le con-
testan (Juan 4:52).
86 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Entonces, se da cuenta de que fue justo a esa hora
cuando Jesús le dijo: “Tu hijo está vivo”. Como resul-
tado, este hombre, con tanto dinero como para tener
esclavos, y todos los de su casa se hacen discípulos de
Cristo.
Como vemos, Jesús realiza dos milagros en Caná: pri-
mero convierte agua en vino y tiempo después cura a
un muchacho que se encuentra a una distancia de 26 ki-
lómetros (16 millas). Claro, estos no son los únicos mi-
lagros que ha hecho hasta ahora. Sin embargo, esta cu-
ración es importante porque marca el inicio de la
extensa obra que va a realizar en Galilea y muestra que
Jesús es un profeta de Dios. Pero ¿hasta qué punto lo
honrarán “en su propia tierra”?
La respuesta a esta pregunta quedará clara cuando Je-
sús llegue a Nazaret. Veamos lo que le sucede allí.

 Cuando Jesús regresa a Galilea, ¿qué mensaje


empieza a predicar, y cómo lo recibe la gente?
 Estando de nuevo en Caná, ¿qué milagro realiza
Jesús? Como resultado, ¿qué hacen un funcionario
y todos los de su casa?
 ¿Qué tiene de especial el modo en que Jesús cura
al muchacho de Capernaúm?

EL SEGUNDO MILAGRO QUE HACE EN CAN Á 87


21 EN LA SINAGOGA
DE NAZARET
LUCAS 4:16-31

˙ JESÚS LEE DEL ROLLO DE ISAÍAS


˙ LA GENTE DE NAZARET INTENTA MATAR A JESÚS

Hay un gran revuelo en Nazaret. Hace poco más de


un año, Jesús era un carpintero de esta ciudad, pero
se fue para que Juan lo bautizara y ahora todo el
mundo habla de las obras poderosas que está ha-
ciendo. Así que los habitantes de este lugar están
deseando ver algunos de sus milagros.
La expectación aumenta cuando Jesús va a la si-
nagoga, según su costumbre. En estos lugares se ora
y se leen en voz alta los escritos de Moisés todos
los sábados (Hechos 15:21). También se leen pasa-
jes de los libros de los profetas. Cuando Jesús se le-
vanta para leer, seguro que reconoce a muchos de
los presentes, pues asistió por años a esta misma si-
nagoga. A continuación, le dan el rollo del profeta
Isaías, y él busca el pasaje que habla de Aquel al
88 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
que Jehová ha ungido con su espíritu. Hoy este pa-
saje se encuentra en los versículos 1 y 2 del capítu-
lo 61 del libro de Isaías.
Jesús lee las palabras que indican que este ungi-
do predicho anunciaría que los cautivos serían libe-
rados, que los ciegos recuperarían la vista y que lle-
garía el año acepto de Jehová. Al concluir, Jesús le
da el rollo al ayudante de la sinagoga y se sienta.
Todos lo miran con atención. Entonces, después de
hablar probablemente durante un rato, hace esta
importante declaración: “Hoy se cumple este pasa-
je de las Escrituras que acaban de oír” (Lucas 4:21).
Todos se quedan asombrados por “las palabras
tan hermosas” que salen de su boca y se dicen unos
a otros: “Este es hijo de José, ¿no es cierto?”. Sin
embargo, Jesús se da cuenta de que quieren verlo
realizar milagros como los que ha hecho en otros
lugares. Por eso, añade: “Sin duda me aplicarán este
dicho: ‘Médico, cúrate a ti mismo’. Y dirán: ‘Haz
también en tu tierra las cosas que oímos que hicis-
te en Capernaúm’ ” (Lucas 4:22, 23). Según pa-
rece, los habitantes de Nazaret piensan que las
EN LA SINAGOGA DE NAZARET 89
curaciones debió realizarlas primero allí, para bene-
ficio de su propia gente, y que, al no hacerlo, los ha
tratado con desprecio.
Sabiendo c ómo piensan, Jesús menciona algunos
sucesos que forman parte de la historia de Israel.
Primero les dice que, aunque en Israel había mu-
chas viudas en los días de Elías, este no fue envia-
do a ninguna de ellas. Más bien, fue a Sarepta, un
pueblo cercano a Sidón, a la casa de una viuda que
no era israelita. Allí realizó un milagro que salvó la
vida de esta mujer y su hijo (1 Reyes 17:8-16). Je-
sús también les explica que en los tiempos de Eli-
seo había muchos enfermos de lepra en Israel, pero
el profeta solo curó a un hombre de Siria llamado
Naamán (2 Reyes 5:1, 8-14).
¿C ómo reaccionan los que están en la sinagoga al
escuchar lo que dice Jesús? Se ponen furiosos, qui-
zás porque sienten que Jesús les ha contado esos
hechos históricos para revelar su egoísmo y su fal-
ta de fe. Así que se levantan, sacan rápido a Jesús
de la ciudad y lo llevan a lo alto de la montaña so-
bre la que está Nazaret para lanzarlo desde allí. Sin
90 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
embargo, Jesús logra escaparse y baja a Capernaúm,
en la costa noroeste del mar de Galilea.

 ¿Por qué hay un gran revuelo en Nazaret, la ciudad


donde se crió Jesús?
 ¿C ómo reacciona la gente al escuchar a Jesús en
la sinagoga, y por qué se pone furiosa después?
 ¿Qué intentan hacerle a Jesús los habitantes de
Nazaret?

EN LA SINAGOGA DE NAZARET 91
22 CUATRO DISCÍPULOS
DE JESÚS SE HACEN
PESCADORES DE HOMBRES
MATEO 4:13-22 MARCOS 1:16-20 LUCAS 5:1-11

˙ JESÚS LES PIDE A SUS DISCÍPULOS QUE


LO ACOMPAÑEN A TIEMPO COMPLETO
˙ DEJAN DE PESCAR PECES PARA PESCAR HOMBRES

Después de que la gente de Nazaret intenta matar


a Jesús, él se va a vivir a la ciudad de Capernaúm,
junto al mar de Galilea o “lago de Genesaret” (Lu-
cas 5:1). Esto cumple la profecía de Isaías que de-
cía que los galileos que vivieran junto al mar verían
una gran luz (Isaías 9:1, 2).
Aquí, en Galilea, Jesús sigue anunciando que “el
Reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17).
En esta región encuentra a cuatro de sus discípulos.
Estos viajaron anteriormente con Jesús, pero, cuan-
do regresaron con él de Judea, volvieron a su nego-
cio de pesca (Juan 1:35-42). Sin embargo, ha llega-
do el momento de que lo acompañen todo el tiempo
92 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
a fin de que Jesús pueda prepararlos para seguir
con el ministerio cuando él ya no esté.
Mientras camina por la orilla del lago, Jesús ve a
Simón Pedro, a su hermano Andrés y a algunos de
sus compañeros lavando las redes. Jesús se acerca
adonde están, sube a la barca de Pedro y le pide que
la aleje un poco de la orilla. Cuando está a cierta
distancia, se sienta y comienza a enseñarles verda-
des sobre el Reino a las muchas personas que están
en la playa.
Luego, Jesús le dice a Pedro: “Rema a aguas pro-
fundas y echen allí las redes para que pesquen”.
Pero él le responde: “Maestro, trabajamos sin des-
canso toda la noche y no sacamos nada; pero, por-
que lo dices tú, bajaré las redes” (Lucas 5:4, 5).
Cuando Pedro y los que están con él lo hacen,
capturan tantísimos peces que las redes empiezan a
romperse. Rápidamente hacen señas a sus socios,
que están cerca en otra barca, para que vayan a ayu-
darlos. En poco tiempo, las dos barcas llegan a es-
tar tan cargadas que empiezan a hundirse. Al ver
esto, Pedro cae ante Jesús y le dice: “Apártate de
CUATRO DISC ÍPULOS DE JES ÚS SE HACEN PESCADORES DE HOMBRES 93
mí, Señor, porque soy un hombre pecador”. Pero
Jesús le contesta: “Ya no tengas miedo. A partir de
ahora estarás pescando hombres” (Lucas 5:8, 10).
Entonces, Jesús les dice a Pedro y a Andrés: “Sí-
ganme y yo los haré pescadores de hombres” (Ma-
teo 4:19). Además, extiende la misma invitación a
otros dos pescadores: Santiago y Juan, los hijos de
Zebedeo. Los cuatro la aceptan sin dudar. Dejan su
negocio de pesca y se convierten en los primeros
discípulos de Jesús que se dedicarán exclusivamen-
te a acompañarlo.

 ¿A qué se dedican los hombres que Jesús elige


para que lo acompañen a tiempo completo,
y cómo se llaman?
 ¿Qué milagro asusta a Pedro?
 ¿A qué tipo de pesca se dedicarán ahora los cuatro
discípulos?

94 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


23 JESÚS HACE GRANDES
MILAGROS EN CAPERNAÚM
MATEO 8:14-17 MARCOS 1:21-34 LUCAS 4:31-41

˙ JESÚS EXPULSA A UN DEMONIO EN UNA SINAGOGA


˙ CURA A LA SUEGRA DE PEDRO

Jesús ha invitado a cuatro discípulos —Pedro, An-


drés, Santiago y Juan— a ser pescadores de hom-
bres. Ahora es sábado, y van a una sinagoga de Ca-
pernaúm. Allí, Jesús empieza a enseñar y, de nuevo,
la gente se queda impactada, pues enseña como al-
guien con autoridad, y no como los escribas.
Ese día está presente en la sinagoga un hombre
endemoniado que se pone a gritar: “¿Qué tenemos
que ver contigo, Jesús el Nazareno? ¿Viniste a des-
truirnos? S é perfectamente quién eres: ¡el Santo de
Dios!”. Pero Jesús reprende al demonio que contro-
la a ese hombre, diciéndole: “¡Cállate y sal de él!”
(Marcos 1:24, 25).
En ese momento, el espíritu maligno grita muy
fuerte, hace que el hombre caiga al suelo con
JES ÚS HACE GRANDES MILAGROS EN CAPERNAÚM 95
LOS ENDEMONIADOS
Cuando uno o más demonios poseían a una persona, po-
dían hacerla sufrir mucho (Mateo 17:14-18). Pero, una vez
que salían de ella, esta volvía a su estado normal, tanto
mental como físico. Jesús demostró en muchas ocasiones
que tenía el poder de expulsar demonios gracias al espíri-
tu santo de Dios (Lucas 8:39; 11:20).

convulsiones y sale de él “sin hacerle daño” (Lu-


cas 4:35). Las personas que están en la sinagoga
no pueden creer lo que acaban de ver y preguntan:
“Pero ¿qué es esto? [...] Hasta a los espíritus malig-
nos les da órdenes con autoridad, y estos le obede-
cen” (Marcos 1:27). Como es lógico, la noticia de
este suceso tan impactante se esparce por toda Ga-
lilea.
Al salir de la sinagoga, Jesús y sus discípulos se
van a la casa de Pedro, también llamado Simón.
Una vez allí, le ruegan a Jesús que cure a la suegra
de Pedro, porque está muy enferma con fiebre. Así
que él se acerca a ella, la toma de la mano y la le-
vanta. De inmediato, la mujer se cura y comienza
a atender a Jesús y a los discípulos que están con
él, tal vez preparándoles algo de comer.
96 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Al caer la tarde, empieza a llegar a la casa tanta
gente que parece que toda la ciudad esté reunida
frente a la puerta. Le llevan a Jesús enfermos para
que los cure, y él lo hace “poniendo las manos so-
bre cada uno de ellos” (Lucas 4:40). Tal y como es-
taba predicho, Jesús los ayuda a todos, sin importar
qué enfermedad tienen (Isaías 53:4). Hasta libera a
los que están poseídos por demonios. Cuando los
demonios salen de la gente, gritan: “¡Tú eres el Hijo
de Dios!” (Lucas 4:41). Pero Jesús los reprende y
no les deja decir nada más. Ellos saben que Jesús es
el Cristo, pero él no quiere que estos espíritus ma-
lignos den la impresión de servir al Dios verdadero.

 ¿Qué pasa un sábado en una sinagoga de Capernaúm?


 Al salir de la sinagoga, ¿adónde va Jesús, y qué
hace allí?
 ¿Qué hace la gente de Capernaúm al enterarse
de lo que Jesús ha hecho en la sinagoga?

JES ÚS HACE GRANDES MILAGROS EN CAPERNAÚM 97


24 REALIZA SU MINISTERIO
POR TODA GALILEA
MATEO 4:23-25 MARCOS 1:35-39 LUCAS 4:42, 43

˙ JESÚS RECORRE GALILEA CON CUATRO DE


SUS DISCÍPULOS
˙ SU FAMA SE EXTIENDE POR TODAS PARTES

Jesús ha tenido un día muy ocupado en Capernaúm


con sus cuatro discípulos. Al anochecer, la gente de
la ciudad le ha llevado enfermos para que los cure,
así que ha tenido poco tiempo para estar solo.
A la mañana siguiente, se levanta muy temprano,
mientras todavía está oscuro. Sale y busca un lugar
solitario donde orar a su Padre. Pero no consigue
estar a solas mucho tiempo. Cuando Simón Pedro
y los que están con él se dan cuenta de que no está,
van a buscarlo. Es posible que sea Pedro quien
tome la iniciativa, pues Jesús había estado en su
casa (Marcos 1:36; Lucas 4:38).
Cuando por fin lo encuentran, Pedro le dice: “To-
dos te están buscando” (Marcos 1:37). Los habitan-
tes de Capernaúm están tan agradecidos por lo que
98 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
ha hecho Jesús que tratan de retenerlo para que se
quede con ellos (Lucas 4:42). Pero ¿vino Jesús a
la Tierra solo para hacer curaciones milagrosas?
Y, por otro lado, ¿debe limitarse a llevar a cabo su
ministerio solo en esta ciudad? Él mismo da la res-
puesta:
“Vámonos a otra parte, a los pueblos vecinos
—les dice a sus discípulos—, para que también pre-
dique allí, porque para eso he venido”. Además, le
dice a la gente que trata de retenerlo: “También ten-
go que anunciarles las buenas noticias del Reino de
Dios a otras ciudades, porque para esto fui envia-
do” (Marcos 1:38; Lucas 4:43).
Así es, una razón muy importante por la que Je-
sús ha venido a la Tierra es predicar el mensaje del
Reino de Dios. Ese Reino santificará el nombre de
su Padre y acabará de una vez por todas con los pro-
blemas de la humanidad. Pero, entonces, ¿por qué
hace curaciones milagrosas? Para dar prueba de que
es un enviado de Dios. Siglos antes, Moisés también
llevó a cabo obras asombrosas para demostrar que
Dios lo había enviado (Éxodo 4:1-9, 30, 31).
REALIZA SU MINISTERIO POR TODA GALILEA 99
Así que Jesús se va de Capernaúm para predicar
en otras ciudades, y sus cuatro discípulos van con
él: Pedro, su hermano Andrés, Juan y su hermano
Santiago. La semana anterior, Jesús los invitó a ser
sus primeros compañeros de viaje.
La predicación de Jesús y sus cuatro discípulos
por Galilea tiene mucho éxito. La fama de Jesús se
extiende por todas partes: por Siria, por la región
de las diez ciudades llamada la Dec ápolis y por los
pueblos al otro lado del río Jordán (Mateo 4:24, 25).
Grandes multitudes de estos lugares, así como de
Judea, siguen a Jesús y a sus discípulos. Muchos le
traen enfermos para que los cure, y él no los decep-
ciona. Sana a todos y libera a las personas que es-
tán controladas por espíritus malignos.

 ¿Qué pasa por la mañana, después del día tan


ocupado que tuvo Jesús en Capernaúm?
 ¿Para qué ha venido Jesús a la Tierra, y por qué
hace milagros?
 ¿Quiénes acompañan a Jesús durante su ministerio
en Galilea? ¿C ómo reacciona la gente
a su predicación?

100 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


25 SE COMPADECE DE
UN LEPROSO Y LO SANA
MATEO 8:1-4 MARCOS 1:40-45 LUCAS 5:12-16

˙ JESÚS SANA A UN LEPROSO

Jesús va “por toda Galilea predicando en las sina-


gogas” con sus cuatro discípulos, y las noticias so-
bre las cosas tan maravillosas que hace llegan a to-
das partes (Marcos 1:39). De hecho, llegan hasta la
ciudad donde vive un leproso. El médico Lucas es-
cribe más tarde que este hombre estaba “cubierto
de lepra” (Lucas 5:12). Según avanza esta terrible
enfermedad, se deforman poco a poco algunas par-
tes del cuerpo.
El hombre está muy grave y tiene que vivir apar-
tado de la gente. De hecho, para evitar que alguien
se le acerque demasiado y se contagie, la Ley dice
que debe gritar: “¡Impuro, impuro!” (Levítico 13:
45, 46). Pero ¿qué hace el leproso al ver a Jesús?
Se le acerca y le suplica de rodillas: “Señor, yo sé
que si tú quieres me puedes limpiar” (Mateo 8:2).
SE COMPADECE DE UN LEPROSO Y LO SANA 101
¡Qué fe tan grande tiene en Jesús! ¡Y qué lástima
debe dar verlo así! En estas circunstancias, ¿c ómo
reacciona Jesús? ¿Qué habría hecho usted? Jesús se
conmueve tanto que extiende la mano, toca al hom-
bre y le dice: “Sí, yo quiero. Queda limpio” (Mateo
8:3). Aunque parezca increíble, la lepra desaparece
por completo en un instante.
¿Verdad que le gustaría tener un rey así de compa-
sivo y poderoso? Por la forma en que Jesús trata a
este hombre tan enfermo, podemos estar seguros de
que, cuando reine sobre toda la Tierra, se cumplirá
esta promesa: “Sentirá compasión por el humilde y
el pobre, y a los pobres les salvará la vida” (Salmo
72:13). Así es, cuando llegue ese día, Jesús hará rea-
lidad su deseo de ayudar a todas las personas que
estén sufriendo.
Como vimos, el ministerio de Jesús ya había des-
pertado un gran interés entre la gente antes de este
milagro. Y ahora también se enterarán de que ha cu-
rado a un leproso. Pero Jesús no quiere que las per-
sonas crean en él simplemente por lo que han oído.
Conoce la profecía que dice que él no haría “oír su
102 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
voz en la calle” para darse importancia (Isaías 42:
1, 2). Por eso le dice al hombre que acaba de sanar:
“No se lo digas a nadie. Pero vete a que te vea el
sacerdote y presenta la ofrenda que Moisés mandó”
(Mateo 8:4).
Sin embargo, el hombre está tan contento por lo
que le acaba de pasar que no puede callarse. Va y
le cuenta a todo el mundo lo que Jesús ha hecho
por él, y esto hace que el interés y la curiosidad de
la gente aumenten. La situación llega a tal punto
que Jesús no puede entrar en ninguna ciudad tran-
quilamente, así que decide quedarse por un tiempo
en lugares retirados donde no vive nadie. De todas
maneras, personas de muchos sitios siguen llegando
para escucharlo y para que las sane.

 ¿Cuáles son los efectos de la lepra? ¿Qué tenían


que hacer los leprosos según la Ley?
 ¿Qué hace un leproso al ver a Jesús? ¿A qué
conclusión llegamos al ver cómo lo trata Jesús?
 ¿Qué hace el leproso después de que Jesús
lo sane? ¿C ómo reacciona la gente al enterarse
de este milagro?

SE COMPADECE DE UN LEPROSO Y LO SANA 103


26 “TUS PECADOS QUEDAN
PERDONADOS”
MATEO 9:1-8 MARCOS 2:1-12 LUCAS 5:17-26

˙ JESÚS PERDONA LOS PECADOS DE UN HOMBRE


PARALÍTICO Y LO CURA

Se habla de Jesús por todas partes. Muchas perso-


nas van incluso hasta los lugares apartados donde
está para escuchar sus enseñanzas y ver sus obras
poderosas. Pero después de algunos días Jesús re-
gresa a Capernaúm, el lugar donde pasa más tiem-
po durante su ministerio, y la noticia se esparce con
rapidez por esta ciudad costera del mar de Galilea.
De modo que muchos vienen a verlo a la casa don-
de se encuentra. Entre ellos hay fariseos y maestros
de la Ley de toda Galilea y Judea, incluida Jerusa-
lén.
Hay tanta gente en la casa que ya no cabe nadie
más, ni siquiera a la entrada. En eso, Jesús comien-
za “a predicarles el mensaje” (Marcos 2:2). A con-
tinuación, todos presenciarán algo muy importante.
104 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Lo que está a punto de ocurrir nos demuestra que
Jesús tiene el poder para quitar la causa del sufri-
miento humano y para sanar a toda persona que él
desee.
Mientras Jesús les predica, llegan cuatro hombres
con un paralítico en una camilla para que Jesús lo
cure. Pero la casa está tan llena que no pueden lle-
varlo hasta donde está Jesús (Marcos 2:4). ¡Qué de-
cepcionados deben de estar! De todas maneras,
no se dan por vencidos. Suben a la azotea de la
casa, hacen una abertura en el techo y bajan por
ella la camilla en la que está acostado el paralítico.
¿Le molesta a Jesús esta interrupción? No, todo
lo contrario. La fe de estos hombres lo conmueve
tanto que le dice al paralítico: “Tus pecados quedan
perdonados” (Mateo 9:2). Pero ¿puede Jesús per-
donar pecados? Los escribas y los fariseos creen
que no y piensan: “¿Por qué habla así este hombre?
Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados
aparte de Dios?” (Marcos 2:7).
D ándose cuenta de lo que están pensando, Jesús
les dice: “¿Por qué están razonando eso en su
“TUS PECADOS QUEDAN PERDONADOS” 105
corazón? ¿Qué es más fácil? ¿Decirle al paralítico
‘tus pecados quedan perdonados’, o decirle ‘levánta-
te, recoge tu camilla y anda’?” (Marcos 2:8, 9).
En efecto, Jesús puede perdonar los pecados del
hombre basándose en el sacrificio que hará al dar
su vida.
Entonces, les muestra a todos, incluidos los que
lo critican, que tiene autoridad para perdonar peca-
dos en la Tierra. Se vuelve hacia el paralítico y le
ordena: “Levántate, recoge tu camilla y vete a tu
casa”. Y el hombre enseguida hace lo que le dice: se
pone en pie, toma su camilla y sale caminando a la
vista de todos. La gente no puede creerlo. Inmedia-
tamente empiezan a alabar a Dios y a decir: “Nun-
ca hemos visto algo así” (Marcos 2:11, 12).
Es interesante que Jesús relaciona los pecados
con las enfermedades, y el perdón de los pecados
con la buena salud. La Biblia enseña que el primer
ser humano, Adán, pec ó y que todos hemos hereda-
do las consecuencias: la enfermedad y la muerte.
Pero, cuando el Reino de Dios gobierne, Jesús
perdonará los pecados de todos los que amen a
106 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Dios y le sirvan. Entonces, las enfermedades desa-
parecerán para siempre (Romanos 5:12, 18, 19).

 ¿Por qué cura Jesús a un hombre paralítico en


Capernaúm?
 ¿C ómo llega el hombre hasta Jesús?
 ¿Qué nos enseña este relato sobre la relación que hay
entre el pecado y las enfermedades, y qué esperanza
nos da?

“TUS PECADOS QUEDAN PERDONADOS” 107


27 MATEO ACEPTA
LA INVITACIÓN DE JESÚS
MATEO 9:9-13 MARCOS 2:13-17 LUCAS 5:27-32

˙ JESÚS LLAMA A MATEO, UN COBRADOR DE


IMPUESTOS
˙ PASA TIEMPO CON PECADORES PARA AYUDARLOS

Después de sanar al hombre paralítico, Jesús se queda


algún tiempo por el área de Capernaúm, junto al mar de
Galilea. De nuevo, muchísimas personas se le acercan, y
él les enseña. Entonces, al pasar por la oficina de los im-
puestos, ve sentado allí a Mateo, también llamado Leví,
y le hace la extraordinaria invitación: “S é mi seguidor”
(Mateo 9:9).
Lo más seguro es que Mateo esté al tanto de las obras
que Jesús ha hecho en la zona y de sus enseñanzas, como
lo estaban Pedro, Andrés, Santiago y Juan. Al igual que
estos cuatro discípulos, Mateo acepta la invitación inme-
diatamente. En su Evangelio, él mismo cuenta que “se le-
vantó y lo siguió” (Mateo 9:9). Así que deja su trabajo
de cobrador de impuestos y se hace discípulo de Jesús.
Más tarde, tal vez para mostrar agradecimiento por la
oportunidad que le ha dado Jesús, Mateo organiza un
108 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
gran banquete en su casa. Invita a Jesús, a sus discípu-
los y a varios antiguos compañeros de trabajo, otros co-
bradores de impuestos. Estos recaudan los impuestos que
impone el gobierno romano, que tanto odia el pueblo ju-
dío. Cobran impuestos, entre otras cosas, por los barcos
que llegan al puerto, por las caravanas que viajan por
los caminos principales y por los productos que se im-
portan. ¿Qué opinión tienen de ellos los demás judíos?
Por lo general los desprecian, porque a menudo estafan
a la gente cobrando más de lo debido. Además, en el ban-
quete hay pecadores, personas conocidas por llevar una
vida inmoral (Lucas 7:37-39).
Al ver que Jesús está comiendo con personas de esa
clase, los fariseos, que se creen mejores que los demás,
les preguntan a los discípulos: “¿Por qué come su maes-
tro con cobradores de impuestos y pecadores?” (Mateo
9:11). Como Jesús los oye, les dice: “Los que están sanos
no necesitan un médico, pero los enfermos sí. Así que
vayan y aprendan lo que significan estas palabras: ‘Lo
que quiero es compasión, no sacrificios’. Porque no vine
a llamar a justos, sino a pecadores” (Mateo 9:12, 13; Oseas
6:6). Aunque los fariseos llaman a Jesús “maestro”,
no creen que lo sea. Sin embargo, la realidad es que Je-
sús tiene mucho que enseñarles sobre lo que es justo.
MATEO ACEPTA LA INVITACI ÓN DE JES ÚS 109
Probablemente, Mateo ha invitado a estos cobradores
de impuestos y pecadores para que puedan escuchar a
Jesús y curarse en sentido espiritual, pues muchos de
ellos lo siguen (Marcos 2:15). Y Jesús quiere ayudarlos
para que tengan una buena amistad con Dios. A diferen-
cia de los orgullosos fariseos, él no los desprecia; más
bien, se compadece de ellos. Es como un médico al que
pueden acudir todos los que están enfermos en sentido
espiritual.
Jesús es compasivo con los cobradores de impuestos y
pecadores, pero eso no significa que apruebe sus peca-
dos, sino que siente el mismo cariño por ellos que por
los que padecen enfermedades físicas. Recuerde, por
ejemplo, cuando, totalmente conmovido, tocó a aquel le-
proso y le dijo: “Sí, yo quiero. Queda limpio” (Mateo 8:3).
¿No deberíamos nosotros esforzarnos por ser así de com-
pasivos y ayudar a quien lo necesite, sobre todo en sen-
tido espiritual?

 ¿Dónde está Mateo cuando lo ve Jesús?


 ¿Por qué desprecian los judíos a los cobradores
de impuestos?
 ¿Por qué pasa tiempo Jesús con pecadores?

110 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


28 ¿POR QUÉ NO AYUNAN
LOS DISCÍPULOS DE JESÚS?
MATEO 9:14-17 MARCOS 2:18-22 LUCAS 5:33-39

˙ LOS DISCÍPULOS DE JUAN LE PREGUNTAN A JESÚS


SOBRE EL AYUNO

Juan el Bautista fue encarcelado poco tiempo des-


pués de que Jesús celebrara la Pascua del año 30, y
sigue en prisión. Juan quería que sus discípulos se
hicieran seguidores de Jesús, pero no todos lo han
hecho.
Ahora, cerca ya de la Pascua del año 31, algunos
discípulos de Juan van a Jesús y le preguntan: “¿Por
qué nosotros y los fariseos tenemos la costumbre de
ayunar pero tus discípulos no?” (Mateo 9:14). Para
los fariseos, el ayuno es solo una costumbre religio-
sa. Más adelante, el propio Jesús cuenta una histo-
ria de un orgulloso fariseo que oraba: “Oh, Dios, te
doy las gracias porque no soy como todos los
demás [...]. Ayuno dos veces a la semana” (Lu-
cas 18:11, 12). Puede que, como este hombre, los
¿POR QU É NO AYUNAN LOS DISC ÍPULOS DE JES ÚS? 111
ENSEÑA CON EJEMPLOS Y COMPARACIONES
En esta ocasión, Jesús habla de algo tan cotidiano para
sus oyentes como la costura. Si alguien cose un trozo de
tela nueva en un manto viejo y usado, ¿qué puede pasar?
Que, cuando se lave, el parche encoja, tire de la tela vie-
ja y la rompa.
Jesús también habla de los odres en los que a veces se
guarda el vino. Con el tiempo, estos recipientes de cuero
pueden endurecerse y perder su elasticidad. Poner vino
nuevo en un odre viejo no es una buena idea. ¿Por qué?
Porque el vino nuevo puede seguir fermentando y crear
tanta presión que el odre viejo reviente.

discípulos de Juan ayunen por costumbre. O puede


que lo hagan porque lamentan que Juan esté en la
c árcel. En ese caso, quizás se pregunten por qué los
discípulos de Jesús no ayunan para mostrar tam-
bién su tristeza por lo que le ha pasado a Juan.
Jesús les responde con un ejemplo: “Los amigos
del novio no tienen por qué estar de duelo mientras
el novio está con ellos, ¿verdad? Pero llegará el día
en que les quitarán al novio, y entonces sí ayuna-
rán” (Mateo 9:15).
El “novio” es Jesús, tal y como había indicado
Juan (Juan 3:28, 29). Mientras Jesús está con sus
discípulos, estos no tienen razón para ayunar. Pero,
112 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
cuando muera, sí llorarán por él y perderán el ape-
tito. Ahora bien, cuando sea resucitado, no tendrán
por qué ayunar, pues sentirán una gran alegría.
A continuación, Jesús les pone otros dos ejem-
plos: “Nadie cose un parche de tela nueva en un
manto viejo, porque la tela nueva, al encogerse, tira
de la prenda vieja y la rotura se hace mayor. Ni na-
die pone vino nuevo en odres viejos. Si esto se hi-
ciera, el cuero reventaría, el vino se derramaría, y
los odres ya no servirían para nada. Por eso la
gente pone el vino nuevo en odres nuevos” (Ma-
teo 9:16, 17). ¿Qué es lo que quiere enseñarles Je-
sús?
Jesús quiere hacerles ver que sus discípulos
no tienen por qué seguir las antiguas costumbres
del judaísmo, como el ayuno. Él no ha venido a po-
ner parches, por así decirlo, ni a alargarle la vida a
un sistema religioso viejo y gastado que está a pun-
to de ser rechazado. Más bien, fomenta una forma
de adoración diferente al judaísmo de la época, que
está lleno de tradiciones humanas. Es evidente que
no está tratando de poner un parche de tela nueva
¿POR QU É NO AYUNAN LOS DISC ÍPULOS DE JES ÚS? 113
en un manto viejo ni vino nuevo en un odre viejo y
tieso.

 ¿Quiénes ayunan en los días de Jesús, y por qué?


 ¿Por qué no ayunan ahora los discípulos de Jesús,
y por qué tal vez lo hagan en el futuro?
 ¿Qué quiso enseñar Jesús con los ejemplos del
parche de tela nueva y del vino nuevo?

114 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


29 ¿SE PUEDEN HACER
BUENAS OBRAS
EN SÁBADO?
JUAN 5:1-16

˙ JESÚS PREDICA EN JUDEA


˙ SANA A UN HOMBRE QUE ESTÁ JUNTO
A UN ESTANQUE

Jesús ha hecho muchas cosas durante su intenso


ministerio en Galilea. Sin embargo, cuando dijo:
“También tengo que anunciarles las buenas noticias
del Reino de Dios a otras ciudades”, no estaba pen-
sando solo en las ciudades de este distrito. Por eso
también recorre Judea predicando en las sinagogas
(Lucas 4:43, 44). Es lógico que vaya a Judea, pues
es primavera y se acerca la fiesta de la Pascua, que
se celebra en Jerusalén entre marzo y abril.
Los Evangelios dicen muy poco sobre lo que Je-
sús hace en Judea en comparación con lo que cuen-
tan sobre su ministerio en Galilea. Es probable que
mucha gente lo reciba con indiferencia en Judea,
¿SE PUEDEN HACER BUENAS OBRAS EN S ÁBADO? 115
pero Jesús sigue predicando y haciendo buenas
obras por donde va.
Más tarde, se dirige a la capital de Judea, Jerusa-
lén, para celebrar la Pascua del año 31. Junto a la
Puerta de las Ovejas, en un lugar de mucho paso,
hay un estanque grande con columnas llamado Bet-
zata. Muchos ciegos, cojos y demás enfermos van
allí porque creen que si se meten en el agua cuan-
do se agita podrán curarse.
Cuando Jesús pasa por allí un sábado, ve a un
hombre que lleva enfermo treinta y ocho años. En-
tonces se le acerca y le pregunta: “¿Te gustaría po-
nerte bien?”. Y el hombre le responde: “Señor, no ten-
go a nadie que me meta en el estanque cuando el
agua se agita. Cada vez que voy a entrar, alguien se
me adelanta y baja antes que yo” (Juan 5:6, 7).
A continuación, Jesús le dice algo que, sin duda,
sorprende a este hombre y a todos los que lo escu-
chan: “¡Levántate! Recoge tu camilla y camina” (Juan
5:8). El hombre se cura inmediatamente y hace lo
que le dice Jesús: agarra su camilla y echa a andar.
Cuando los judíos lo ven, en vez de alegrarse por
el milagro que acaba de ocurrir, le dicen con desa-
116 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
probación: “Es sábado. No te está permitido cargar
la camilla”. Pero él les contesta: “El hombre que me
curó me dijo: ‘Recoge tu camilla y camina’ ” (Juan
5:10, 11). A estos judíos les parece muy mal que al-
guien esté haciendo curaciones en sábado.
“¿Quién es el hombre que te dijo: ‘Rec ógela y ca-
mina’?”, le preguntan. Pero Jesús ha desaparecido
entre la multitud, y el hombre no sabe c ómo se lla-
ma la persona que lo ha curado (Juan 5:12, 13). Sin
embargo, vuelve a encontrarse con Jesús más tarde,
en el templo, y se entera de quién es él.
Entonces, busca a los judíos que le habían pre-
guntado y les dice que ha sido Jesús quien lo curó.
Así que estos van a hablar con Jesús, no porque
quieran saber c ómo hace obras tan maravillosas,
sino para echarle en cara que las haga en sábado.
De hecho, hasta empiezan a perseguirlo.

 ¿Por qué se dirige Jesús a Judea, y qué hace allí?


 ¿Por qué va tanta gente al estanque llamado Betzata?
 ¿Qué milagro realiza Jesús en el estanque? ¿C ómo
reaccionan algunos judíos ante lo sucedido?

¿SE PUEDEN HACER BUENAS OBRAS EN S ÁBADO? 117


30 JESÚS REVELA QUE
JEHOVÁ ES SU PADRE
JUAN 5:17-47

˙ DIOS ES EL PADRE DE JESÚS


˙ JESÚS PROMETE LA RESURRECCIÓN

Cuando unos judíos acusan a Jesús de desobedecer


la ley del sábado por haber sanado a un hombre en
ese día, él les dice: “Mi Padre sigue trabajando has-
ta ahora, y yo también sigo trabajando” (Juan 5:17).
Jesús no está desobedeciendo la ley que Jehová ha
dado sobre el sábado. Al contrario, al predicar y cu-
rar enfermos cualquier día de la semana, realiza
buenas obras igual que su Padre. Así que Jesús hace
el bien todos los días. Sin embargo, la respuesta que
les da Jesús a estos judíos los enoja aún más, hasta
el punto de que planean matarlo. ¿Por qué reaccio-
nan así?
Primero, porque concluyen equivocadamente que
Jesús no respeta la ley del sábado y, segundo, porque
les ofende muchísimo que diga que es el Hijo de
118 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Dios. Creen que está blasfemando al afirmar que
Dios es su Padre, pues para ellos es como si dijera
que es igual a Dios. Pero Jesús no tiene miedo y les
da más detalles sobre la relación especial que tiene
con Dios. Les dice: “El Padre quiere al Hijo y le en-
seña todas las cosas que él mismo hace” (Juan 5:20).
El Padre es el que da la vida, y así lo demostró en
el pasado al darles poder a algunos de sus siervos
para resucitar a otras personas. Por eso, Jesús sigue
diciendo: “Al igual que el Padre resucita a los muer-
tos y les da vida, el Hijo también da vida a quien él
quiere dársela” (Juan 5:21). Esta impactante declara-
ción nos da una esperanza para el futuro. Ahora
bien, el Hijo ya está resucitando, por así decirlo, a
quienes están muertos en sentido espiritual. De ahí
que afirme: “El que oye mis palabras y cree al que
me envió tiene vida eterna y no será juzgado, sino
que ha pasado de la muerte a la vida” (Juan 5:24).
No hay constancia de que Jesús haya resucitado a
ningún muerto antes de este momento, pero les dice
a sus acusadores que esas resurrecciones literales
van a ocurrir. Promete: “Viene la hora en que todos
JES ÚS REVELA QUE JEHOVÁ ES SU PADRE 119
los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán”
(Juan 5:28, 29).
A pesar de la extraordinaria autoridad que tiene,
Jesús deja bien claro que es inferior a Dios, al de-
cir: “No puedo hacer ni una sola cosa por mi cuen-
ta. [...] No busco hacer mi voluntad, sino la volun-
tad del que me envió” (Juan 5:30). Es la primera vez
que Jesús menciona públicamente el importante pa-
pel que tiene en el cumplimiento del prop ósito de
Dios. Pero quienes lo acusan no solo cuentan con
el testimonio que da Jesús acerca de sí mismo. “Us-
tedes le han enviado mensajeros a Juan [el Bautis-
ta] —les recuerda—, y él ha dado testimonio de la
verdad” (Juan 5:33).
Seguro que saben que hace unos dos años Juan
les habló a los líderes religiosos judíos del que ven-
dría después de él, Aquel al que llamaron “el Pro-
feta” y “el Cristo” (Juan 1:20-25). Así que, recordán-
doles la gran estima que un día tuvieron por Juan,
que ahora está en prisión, Jesús les dice: “Ustedes
por un poco de tiempo estuvieron dispuestos a ale-
grarse muchísimo con su luz” (Juan 5:35). Pero el
120 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
testimonio que él les está presentando tiene más
peso que el de Juan el Bautista.
“Estas obras que yo hago [entre ellas, las curacio-
nes que acaba de realizar] [...] confirman que el Pa-
dre me envió”, dice Jesús. Y a continuación añade:
“El Padre, que me envió, él mismo es quien ha dado
testimonio acerca de mí” (Juan 5:36, 37). Un ejem-
plo de ello es lo que Dios dijo sobre Jesús el día de
su bautismo (Mateo 3:17).
Lo cierto es que estos judíos no tienen excusa
para rechazar a Jesús, ya que las Escrituras, que
ellos afirman estudiar, dan testimonio acerca de él.
“Si le creyeran a Moisés, me creerían a mí —con-
cluye Jesús—, porque él escribió sobre mí. Pero, si
no creen lo que él escribió, ¿c ómo van a creer lo
que digo yo?” (Juan 5:46, 47).

 ¿Está desobedeciendo Jesús la ley del sábado al hacer


buenas obras en ese día? Explique.
 ¿Qué dice Jesús sobre el importante papel que tiene
en el cumplimiento del prop ósito de Dios?
 ¿Qué testimonios dan prueba de que Jesús es el Hijo
de Dios?

JES ÚS REVELA QUE JEHOVÁ ES SU PADRE 121


31 ARRANCAN ALGUNAS
ESPIGAS EN SÁBADO
MATEO 12:1-8 MARCOS 2:23-28 LUCAS 6:1-5

˙ LOS DISCÍPULOS ARRANCAN ALGUNAS ESPIGAS


EN SÁBADO
˙ JESÚS ES “SEÑOR DEL SÁBADO”

Es primavera, y Jesús y sus discípulos se dirigen a


Galilea, al norte. Cierto día, mientras cruzan unos
campos llenos de grano, les da hambre, así que co-
mienzan a arrancar algunas espigas y a comer los ce-
reales. Ahora bien, es sábado, y los fariseos ven lo
que están haciendo.
Recuerde que hace poco unos judíos de Jerusa-
lén quisieron matar a Jesús por desobedecer, según
ellos, la ley del sábado. En esta ocasión, los fariseos
ven mal lo que acaban de hacer los discípulos de Je-
sús, y por eso le dicen: “¡Fíjate! Tus discípulos están
haciendo lo que no está permitido hacer en sábado”
(Mateo 12:2).
Los fariseos afirman que arrancar espigas y frotar-
las con las manos para sacar el grano es lo mismo
122 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
que segar y trillar (Éxodo 34:21). Tienen un punto
de vista tan estricto sobre lo que es trabajar que con-
vierten la ley del sábado en una carga, cuando lo que
Dios quería era que fuera un día feliz y refrescante
en sentido espiritual. Jesús los corrige poniéndoles
dos ejemplos que demuestran que Jehová nunca qui-
so que la ley del sábado se aplicara de esa manera.
Primero les habla de David y sus hombres, y de la
ocasión en que les entró hambre y se comieron los
panes de la presentación en el tabernáculo. Los úni-
cos que podían comerse esos panes eran los sacerdo-
tes, una vez que los retiraban del tabernáculo y los
sustituían por pan fresco. Sin embargo, en vista de
las circunstancias, Dios no condenó a David y sus
hombres por comérselos (Levítico 24:5-9; 1 Samuel
21:1-6).
A continuación, Jesús les pone un segundo ejem-
plo: “¿No leyeron en la Ley que los sábados los sacer-
dotes en el templo desobedecen la ley del sábado
y no por eso se hacen culpables?”. Así es, los sacer-
dotes sacrifican animales y realizan otros trabajos
en el templo aunque sea sábado. Entonces, Jesús
añade: “Pues yo les digo que tienen aquí algo más
ARRANCAN ALGUNAS ESPIGAS EN S ÁBADO 123
importante que el templo” (Mateo 12:5, 6; Números
28:9).
De nuevo, Jesús cita las Escrituras para hacerles
ver que están equivocados: “Si hubieran entendido
qué significan las palabras ‘Lo que quiero es compa-
sión, no sacrificios’, entonces no habrían condenado
a los que no son culpables”. Y concluye diciendo:
“Porque el Hijo del Hombre es Señor del sábado”.
Con estas palabras, Jesús está haciendo referencia a
su Reinado de Mil Años, que traerá paz a la Tierra
(Mateo 12:7, 8; Oseas 6:6).
Satanás ha tenido esclavizada a la humanidad por
mucho tiempo y la ha hecho sufrir llenando el mun-
do de violencia y guerras. ¡Qué distinta será la vida
cuando Cristo nos gobierne! En cierto sentido será
como un gran sábado, pues todos obtendremos el
descanso o alivio que tanto deseamos y necesitamos.

 ¿De qué acusan los fariseos a los discípulos de Jesús,


y por qué?
 ¿C ómo corrige Jesús a los fariseos?
 ¿En qué sentido es Jesús “Señor del sábado”?

124 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


32 ¿QUÉ ESTÁ PERMITIDO
HACER EN SÁBADO?
MATEO 12:9-14 MARCOS 3:1-6 LUCAS 6:6-11

˙ CURA EN SÁBADO A UN HOMBRE QUE TIENE


LA MANO PARALIZADA

De nuevo es sábado, y Jesús va a la sinagoga, pro-


bablemente ya en Galilea. Allí se encuentra a un
hombre que tiene la mano derecha paralizada (Lu-
cas 6:6). Los escribas y los fariseos no le quitan los
ojos de encima a Jesús. ¿Por qué? Se ve cuáles son
sus intenciones cuando le preguntan: “¿Está permi-
tido curar a alguien en sábado?” (Mateo 12:10).
Los líderes religiosos judíos creen que solo se pue-
de curar a alguien en sábado si su vida corre peli-
gro, por lo que no está permitido hacer cosas como
colocar un hueso en su sitio o vendar una torcedu-
ra. Está claro que a estos judíos no les preocupa
realmente el sufrimiento de ese pobre hombre, sino
que están buscando una excusa para condenar a Je-
sús.
¿QU É ESTÁ PERMITIDO HACER EN S ÁBADO? 125
Sin embargo, él conoce sus malas intenciones.
Sabe que han adoptado un punto de vista extremis-
ta y alejado de lo que dicen las Escrituras sobre lo
que se considera trabajar en sábado (Éxodo 20:8-10).
Además, no es la primera vez que lo critican injus-
tamente por sus buenas obras. A continuación, Je-
sús hace algo que acaba provocando un tenso enfren-
tamiento con ellos. Le dice al hombre: “Levántate y
ven aquí al centro” (Marcos 3:3).
Entonces, mirando a los escribas y a los fariseos,
les dice: “Si tienen una oveja y esta se cae en un hoyo
en sábado, ¿quién de ustedes no la agarra y la saca
de ahí?” (Mateo 12:11). Claro, una oveja es una fuen-
te de ingresos, así que ninguno de ellos la dejaría en
un hoyo hasta el día siguiente, pues el animal po-
dría morir, y perderían dinero. Además, las Escritu-
ras mandan cuidar de los animales domésticos (Pro-
verbios 12:10).
Siguiendo esa línea de razonamiento, Jesús afir-
ma: “¡Un hombre vale mucho más que una oveja!
De modo que está permitido hacer algo bueno en sá-
bado” (Mateo 12:12). En efecto, Jesús no estaría de-
sobedeciendo la ley del sábado si curara a ese hom-
126 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
bre. Los líderes religiosos, incapaces de contradecir
sus lógicas y compasivas palabras, se quedan callados.
Jesús mira a su alrededor indignado y dolido por
lo retorcidos que son y le dice al hombre: “Extien-
de la mano” (Mateo 12:13). Cuando la extiende, se
le cura inmediatamente. Como es lógico, el hombre
se alegra mucho, pero ¿cómo reaccionan los escri-
bas y los fariseos?
En vez de alegrarse de que el hombre se haya cu-
rado, los fariseos salen enseguida y se reúnen “con
los miembros del partido de Herodes para planear
la muerte de Jesús” (Marcos 3:6). Por lo visto, algu-
nos miembros del grupo religioso de los saduceos
pertenecen a este partido político. Los saduceos y
los fariseos están divididos en sentido religioso, pero
ahora hay algo que los une: el odio por Jesús.

 ¿En qué circunstancias se produce un enfrentamiento


entre Jesús y los líderes religiosos judíos?
 ¿Qué punto de vista equivocado tienen los líderes
religiosos judíos sobre la ley del sábado?
 ¿Qué razonamiento lógico usa Jesús para corregir
el punto de vista equivocado que tienen?

¿QU É ESTÁ PERMITIDO HACER EN S ÁBADO? 127


33 JESÚS CUMPLE UNA
PROFECÍA DE ISAÍAS
MATEO 12:15-21 MARCOS 3:7-12

˙ UNA MULTITUD SE LE ECHA ENCIMA A JESÚS


˙ SE CUMPLE UNA PROFECÍA DE ISAÍAS

Los fariseos y los partidarios de Herodes planean


matar a Jesús. Cuando él y sus discípulos se ente-
ran, se retiran al mar de Galilea. Estando allí, acu-
de a Jesús una gran multitud de gente de todas par-
tes: de Galilea, de las ciudades costeras de Tiro y
Sidón, del este del río Jordán, de Jerusalén y de Idu-
mea, que está aún más al sur. Como Jesús cura a
muchos de ellos, los que tienen enfermedades gra-
ves se le echan encima. Desean tanto curarse que
no esperan a que él los toque (Marcos 3:9, 10).
Hay tanta gente que Jesús les pide a sus discípu-
los que le consigan una pequeña barca para alejar-
se un poco de la orilla y evitar así que lo aplasten.
De esta forma, podrá hablar desde la barca y des-
plazarse por la costa para ayudar a más personas.
128 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
El discípulo Mateo indica que las obras que rea-
liza Jesús cumplen una profecía de Isaías (Mateo
12:17). ¿De qué profecía se trata?
“Miren, este es el siervo que elegí, mi siervo ama-
do; él tiene mi aprobación. Pondré mi espíritu sobre
él, y él les aclarará a las naciones lo que es la justi-
cia. No discutirá ni gritará. Y nadie oirá su voz en
las calles principales. No romperá la caña que está
quebrada ni apagará la mecha que apenas arde, has-
ta que haga triunfar la justicia. Realmente, las na-
ciones pondrán su esperanza en el nombre de él”
(Mateo 12:18-21; Isaías 42:1-4).
No hay duda de que Jesús es el siervo amado de
Dios que cuenta con su aprobación. Él le aclara a
la gente lo que es la verdadera justicia, que se ha
hecho difícil de distinguir por culpa de las tradicio-
nes religiosas falsas. Los fariseos interpretan la Ley
de Dios de una manera tan rígida e injusta que ni
siquiera ayudarían a un enfermo si es sábado. Pero
Jesús refleja la justicia de Dios y demuestra que
cuenta con su espíritu santo liberando a las perso-
nas de la carga que suponen las tradiciones injustas.
JES ÚS CUMPLE UNA PROFEC ÍA DE ISA ÍAS 129
Por esa razón, los líderes religiosos quieren matar-
lo. ¡Qué poca vergüenza!
¿C ómo se cumplen en Jesús estas palabras de
Isaías: “No discutirá ni gritará. Y nadie oirá su voz
en las calles principales”? Cuando Jesús cura a los
enfermos, les ordena tanto a ellos como a los demo-
nios que no le digan a nadie quién es él (Marcos
3:12). No quiere que la gente lo conozca por las no-
ticias distorsionadas que circulan por las calles de
boca en boca.
Jesús también lleva un mensaje de consuelo a
quienes se sienten como una caña quebrada, dobla-
da y aplastada, a quienes son como una mecha que
apenas arde, que está a punto de apagarse. No ter-
mina de aplastar ni de apagar a estas personas apa-
cibles, sino que las anima con ternura y amor. Sin
duda, las naciones pueden poner su esperanza en él.

 ¿C ómo aclara Jesús lo que es la justicia sin discutir


ni gritar en las calles principales?
 ¿Quiénes son como cañas quebradas o mechas que
apenas arden, y cómo los trata Jesús?

130 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


34 JESÚS ELIGE
A 12 AP ÓSTOLES
MARCOS 3:13-19 LUCAS 6:12-16

˙ LOS 12 AP ÓSTOLES

Ya hace un año y medio que Juan el Bautista iden-


tific ó a Jesús como el Cordero de Dios. Cuando Je-
sús comenzó su ministerio público, algunos hom-
bres se hicieron sus discípulos. Entre ellos estaban
Andrés, Simón Pedro, Juan, puede que Santiago (el
hermano de Juan), Felipe y Bartolomé (también lla-
mado Natanael). Y, con el tiempo, muchos otros se
hicieron seguidores de él (Juan 1:45-47).
Ahora ha llegado el momento de que Jesús elija
a sus ap óstoles, quienes colaborarán estrechamente
con él y recibirán una preparación especial. Pero,
antes de elegirlos, Jesús sube a una montaña, tal vez
una de las que están junto al mar de Galilea cer-
ca de Capernaúm. Allí pasa la noche entera orándo-
le a su Padre, probablemente pidiéndole sabidu-
ría y su bendición. Al día siguiente, llama a sus
JES ÚS ELIGE A 12 AP ÓSTOLES 131
discípulos y elige a 12 de ellos para que sean sus
ap óstoles.
Jesús escoge a los seis que mencionamos al prin-
cipio y a Mateo, el cobrador de impuestos. Los
otros cinco son Judas (también conocido como Ta-
deo o el “hijo de Santiago”), Simón el Cananita, To-
más, Santiago hijo de Alfeo y Judas Iscariote (Lu-
cas 6:16; Mateo 10:2-4).
Estos 12 hombres llevan tiempo viajando con Je-
sús, así que él los conoce bien. De hecho, algunos
eran parientes suyos. Santiago y Juan seguramente
eran sus primos. Si, como algunos piensan, Alfeo
era el hermano de José, el padre adoptivo de Je-
sús, entonces el hijo de Alfeo, Santiago, sería otro
primo de Jesús.
Está claro que Jesús se sabía los nombres de to-
dos. Pero ¿y usted? ¿Se acuerda de c ómo se llama-
ban los 12 ap óstoles? Algo que lo puede ayudar es
tener presente que había dos que se llamaban Si-
món, dos que se llamaban Santiago y dos que se lla-
maban Judas. Algunos ap óstoles eran hermanos: Si-
món Pedro y Andrés, por un lado, y Santiago hijo
132 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
de Zebedeo y Juan, por el otro. Con esto presente
ya podrá acordarse de los nombres de ocho de ellos.
Los cuatro que quedan son Mateo, el cobrador de
impuestos; Tomás, el que más tarde dudó; Natanael,
a quien Jesús llamó de debajo de un árbol, y Feli-
pe, un amigo de Natanael.
Once de ellos eran de Galilea, la zona donde se
crió Jesús. Natanael era de Caná. Felipe, Pedro y
Andrés eran de Betsaida, aunque con el tiempo es-
tos dos últimos se fueron a vivir a Capernaúm, don-
de al parecer vivía Mateo. Santiago y Juan también
vivían en Capernaúm o cerca de allí, y tenían un
negocio de pesca en la zona. Y Judas Iscariote,
quien más tarde traicionó a Jesús, era por lo visto
el único ap óstol de Judea.

 ¿Qué importante decisión toma Jesús después de


pasar toda una noche orando?
 ¿A quiénes elige Jesús para que sean sus ap óstoles?
¿Qué lo ayudará a usted a recordar sus nombres?

JES ÚS ELIGE A 12 AP ÓSTOLES 133


35 EL FAMOSO SERMÓN
DEL MONTE
MATEO 5:1-7:29 LUCAS 6:17-49

˙ EL SERMÓN DEL MONTE

Jesús sigue en la ladera de una montaña de Galilea,


tal vez cerca de Capernaúm, la ciudad donde suele
quedarse. Sin duda está muy cansado después de ha-
ber pasado toda la noche orando y de haber elegido
a los 12 ap óstoles. Pero aún tiene fuerzas y el deseo
de ayudar a la gente.
Muchas personas han venido a verlo desde muy le-
jos. Algunos son de Jerusalén y de otros lugares de
Judea, al sur. Otros han viajado desde las ciudades
costeras de Tiro y Sidón, al noroeste. ¿Para qué vie-
nen a ver a Jesús? “Para oírlo y para ser curados de
sus enfermedades”. Y él no los decepciona, sana a to-
dos los enfermos. ¿Se imagina? Cura absolutamente a
todos. Jesús ayuda hasta a los que están “atormen-
tados por espíritus malignos”, es decir, bajo el control
de los malvados ángeles de Satanás (Lucas 6:17-19).
134 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Después, Jesús se sienta en un lugar llano de la
montaña y la gente se reúne a su alrededor. Es pro-
bable que sus discípulos, sobre todo los 12 ap óstoles,
sean los que están más cerca de él. Todos tienen mu-
chas ganas de escuchar al maestro que es capaz de
realizar esas obras tan impresionantes, y Jesús pro-
nuncia un discurso que los ayudará mucho. Les expli-
ca con sencillez y claridad verdades espirituales pro-
fundas que han beneficiado a millones de personas
desde entonces y que también nos pueden ayudar a
nosotros. Además, Jesús les pone ejemplos de cosas
que todos conocen muy bien. Así, quienes desean una
vida mejor y agradar a Dios pueden entender bien sus
enseñanzas. ¿Por qué es tan importante este sermón?
¿QUIÉNES SON REALMENTE FELICES?
Todo el mundo quiere ser feliz, y Jesús lo sabe. Por
eso, empieza su discurso hablando de las personas
que son realmente felices. Eso llama mucho la aten-
ción de quienes lo escuchan, pero Jesús también
menciona algunas cosas que seguramente los dejan
desconcertados.
Les dice: “Felices los que reconocen sus necesida-
des espirituales, porque el Reino de los cielos es de
EL FAMOSO SERM ÓN DEL MONTE 135
ellos. Felices los que se lamentan, porque serán con-
solados. [...] Felices los que tienen hambre y sed de
justicia, porque serán saciados. [...] Felices los que
han sido perseguidos por causa de la justicia, porque
el Reino de los cielos es de ellos. Felices ustedes
cuando, por causa de mí, la gente los insulte, los per-
siga y, mintiendo, diga todo tipo de cosas malas so-
bre ustedes. Alégrense, salten de alegría” (Mateo 5:
3-12).
¿En qué sentido son esas personas “felices”? Jesús
no se refiere a la alegría que alguien siente, por ejem-
plo, cuando se está divirtiendo. Habla de algo más
profundo: de sentirse satisfecho y realizado en la
vida.
Jesús dice que solo son realmente felices aquellos
que reconocen sus necesidades espirituales, se sien-
ten tristes por ser pecadores y llegan a conocer a
Jehová y a servirle. Y son felices aunque otros los

 ¿Dónde pronuncia Jesús su discurso más famoso,


y quiénes están presentes?
 ¿Por qué es tan importante el Sermón del Monte?
 ¿Quiénes son realmente felices, y por qué?

136 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


odien o los persigan por hacer la voluntad de Dios,
pues saben que le están agradando y que él los re-
compensará con la vida eterna.
Con esto, Jesús está enseñando algo diferente a lo
que la mayoría de la gente opina. Muchos creen que
el dinero y las diversiones son la clave de la felici-
dad. Pero Jesús, usando varios contrastes, hace pen-
sar a sus oyentes. Les dice: “¡Ay de ustedes, los ricos,
porque ya han recibido todo su consuelo! ¡Ay de us-
tedes, los que ahora están saciados, porque pasarán
hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque
se lamentarán y llorarán! ¡Ay cuando todos hablen
bien de ustedes, porque eso es lo que los antepasa-
dos de ellos hicieron con los profetas falsos!” (Lucas
6:24-26).
¿Por qué acabarán lamentándose los ricos, los que
se divierten y los que buscan recibir alabanzas de
otros? Porque quienes disfrutan de estas cosas y las
valoran demasiado suelen descuidar su servicio a
Dios. Y el resultado es que dejan de ser felices.
Claro, Jesús no está diciendo que para ser feliz haya
que ser pobre o pasar hambre. Pero es cierto que, a
menudo, son las personas con pocos recursos las que
EL FAMOSO SERM ÓN DEL MONTE 137
aceptan sus enseñanzas y logran ser felices de ver-
dad.
Refiriéndose a sus discípulos, Jesús les dice: “Us-
tedes son la sal de la tierra” (Mateo 5:13). Jesús
no está hablando de la sal literal. ¿Qué quiere decir?
La sal tiene propiedades conservantes. Cerca del al-
tar de Dios en el templo se almacena una gran can-
tidad de sal para las ofrendas. La sal también repre-
senta algo que no está corrompido ni deteriorado
(Levítico 2:13; Ezequiel 43:23, 24). Jesús llama a sus
discípulos “la sal de la tierra” por el efecto que tie-
nen en las personas, ya que las ayudan a conservar
su amistad con Dios y los buenos valores morales.
Como consecuencia, quienes aceptan su mensaje po-
drán conservar la vida.
Jesús también les dice: “Ustedes son la luz del
mundo”. Una lámpara encendida no se tapa con una
canasta, sino que se pone en el candelero, para que
alumbre bien. Por eso, Jesús los anima a hacer lo si-
guiente: “Hagan brillar su luz a la vista de la gente.
Que vean sus buenas obras y así alaben al Padre de
ustedes que está en los cielos” (Mateo 5:14-16).
138 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
ENSEÑA ELEVADAS NORMAS MORALES
Los líderes religiosos judíos piensan que Jesús de-
sobedece la Ley de Dios y recientemente planearon
matarlo. Por eso, Jesús dice sin rodeos: “No piensen
que vine a anular la Ley o los Profetas. No vine a
anular, sino a cumplir” (Mateo 5:17).
Es innegable que Jesús respeta profundamente la
Ley de Dios y anima a los demás a hacer lo mismo.
De hecho, les dice: “Quien desobedezca uno de sus
mandamientos más pequeños y les enseñe a otros a
hacer lo mismo será considerado más pequeño con
relación al Reino de los cielos”. Con eso quiere de-
cir que esa persona no entrará en el Reino. “En cam-
bio —añade—, quien los obedezca y se los enseñe a
otros será considerado grande con relación al Reino
de los cielos” (Mateo 5:19).
Jesús no solo condena que alguien desobedezca la
Ley, sino las actitudes que lo pueden llevar a hacer-
lo. Por ejemplo, tras recordarles que la Ley prohíbe
el asesinato, les dice: “Tendrá que responder ante el
tribunal de justicia todo el que siga furioso con su
hermano” (Mateo 5:21, 22). Seguir enojado con otra
persona es algo grave y puede conducir al asesinato.
EL FAMOSO SERM ÓN DEL MONTE 139
Por eso, Jesús explica cuánto hay que esforzarse por
hacer las paces: “Si estás llevando tu ofrenda al altar
y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo con-
tra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete.
Primero haz las paces con tu hermano, y luego vuel-
ve y presenta tu ofrenda” (Mateo 5:23, 24).
La Ley también prohíbe el adulterio. Al respecto,
Jesús comenta lo siguiente: “Oyeron que se dijo:
‘No cometas adulterio’. Pero yo les digo que todo el
que sigue mirando a una mujer hasta el punto de
sentir pasión por ella ya ha cometido adulterio con
ella en su corazón” (Mateo 5:27, 28). Él no está ha-
blando de un pensamiento inmoral que pudiera pa-
sarle a alguien por la cabeza. Más bien, está desta-
cando que seguir “mirando” es un asunto muy grave,
pues a menudo despierta deseos sexuales inmorales.
La persona podría acabar cometiendo adulterio si
surgiera la oportunidad. ¿C ómo puede alguien evitar
que le ocurra eso? Tal vez tenga que tomar medidas
drásticas. Jesús dice: “Si tu ojo derecho te está ha-
ciendo tropezar, arráncatelo y échalo lejos. [...] Igual-
mente, si tu mano derecha te está haciendo tropezar,
córtatela y échala lejos” (Mateo 5:29, 30).
140 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Algunas personas han permitido que les corten
una pierna o un brazo gravemente infectado con tal
de salvar su vida. Pues bien, Jesús dice que es mejor
perder cualquier cosa, incluso algo tan valioso como
un ojo o una mano, que dejarse llevar por los pen-
samientos inmorales y acabar pecando. Él declara:
“Es preferible que pierdas uno de tus miembros a
que todo tu cuerpo vaya a parar a la Gehena”, un
vertedero donde se quemaba la basura fuera de las
murallas de Jerusalén y que representa la destruc-
ción eterna.
Jesús también nos da este consejo sobre cómo ac-
tuar cuando alguien nos hace daño o nos ofende:
“No le hagan frente a alguien malo. Más bien, al que
te dé una bofetada en la mejilla derecha, ofrécele

 A diferencia de los que son realmente felices,


¿quiénes acabarán lamentándose, y por qué?
 ¿En qué sentido son “la sal de la tierra” y “la luz
del mundo” los discípulos de Jesús?
 ¿Por qué podemos decir que Jesús respeta
profundamente la Ley de Dios?
 ¿Qué aconseja Jesús para eliminar de raíz aquello
que pudiera llevar al asesinato o al adulterio?

EL FAMOSO SERM ÓN DEL MONTE 141


también la otra mejilla” (Mateo 5:39). Esto no signi-
fica que no podamos defendernos si nos atacan a no-
sotros o a nuestra familia. Cuando alguien le da una
bofetada a otra persona, no es para herirla de grave-
dad o matarla, sino para insultarla. De modo que lo
que Jesús quiere decir es que, si una persona inten-
ta provocar una pelea o una discusión con nosotros,
tal vez con una bofetada o un insulto, no debemos
pagarle con la misma moneda.
Este consejo está de acuerdo con el mandato di-
vino de amar al prójimo. Por eso Jesús les pide a sus
oyentes: “Amen a sus enemigos y oren por los que
los persiguen”. Y les da esta poderosa razón para ha-
cerlo: “Así demostrarán que son hijos de su Padre
que está en los cielos, ya que él hace salir su sol so-
bre buenos y malos, y envía la lluvia sobre justos e
injustos” (Mateo 5:44, 45).
Entonces, resume esta parte de su discurso dicien-
do: “Sean perfectos, tal como su Padre celestial es
perfecto” (Mateo 5:48). Es evidente que Jesús no es-
pera que seamos perfectos en el sentido estricto de
la palabra. Pero, si imitamos a Dios, podremos amar
hasta a nuestros enemigos. En otras palabras, lo que
142 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
dice es: “Sean misericordiosos, así como su Padre es
misericordioso” (Lucas 6:36).
LA ORACIÓN Y LA CONFIANZA EN DIOS
Jesús continúa su sermón diciendo: “Cuidado con
hacer lo que es correcto delante de la gente para que
ellos los vean”. Y luego condena el que alguien haga
cosas buenas solo para dar la apariencia de ser muy
devoto: “Cuando le des ayuda a un necesitado —ex-
plica—, no vayas tocando la trompeta como hacen
los hip ócritas” (Mateo 6:1, 2). Al ayudar a alguien
necesitado, es mejor que nadie nos vea.
Después, Jesús añade: “Cuando oren, no hagan
como los hip ócritas. A ellos les gusta orar de pie en
las sinagogas y en las esquinas de las calles principa-
les para que los demás los vean. [...] En cambio tú,
cuando vayas a orar, entra en tu cuarto y, después de
cerrar la puerta, órale a tu Padre, que está en lo

 ¿A qué se refiere Jesús cuando dice que hay que


ofrecer la otra mejilla?
 ¿En qué sentido debemos ser perfectos, tal como
Dios es perfecto?
 ¿Qué dice Jesús sobre cómo debemos orar?

EL FAMOSO SERM ÓN DEL MONTE 143


secreto” (Mateo 6:5, 6). A Jesús no le parece mal
que se hagan oraciones en público, pues él mismo
las ha hecho. Lo que desaprueba es que alguien
las haga para impresionar a los demás y recibir elo-
gios.
A continuación, aconseja: “Cuando ores, no repi-
tas lo mismo una y otra vez como hace la gente de
las naciones” (Mateo 6:7). Con estas palabras, no da
a entender que esté mal orar muchas veces sobre lo
mismo. Más bien, indica que no se debe orar recitan-
do de memoria las mismas frases “una y otra vez”.
Luego, da un modelo de oración con siete peticiones
que podemos hacerle a Dios. Las tres primeras están
relacionadas con el derecho que Dios tiene a gober-
narnos y con su prop ósito: que su nombre sea santi-
ficado, que venga su Reino y que se cumpla su vo-
luntad. Debemos orarle a Jehová sobre estos asuntos
antes de pedirle cosas personales como el alimento
para cada día, que nos perdone los pecados, que
no permita que seamos tentados más allá de lo que
podamos soportar y que nos libre de Satanás.
¿Y cuánta importancia debemos darles a nuestras
posesiones? Jesús le dice a la multitud que lo escu-
144 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
LA REPETICIÓN
COMO MÉTODO DE ENSEÑANZA
De vez en cuando, Jesús repetía las enseñanzas más impor-
tantes. Por ejemplo, en el Sermón del Monte, les enseñó a
sus seguidores a orar y los ayudó a tener el punto de vista
correcto sobre las cosas materiales (Mateo 6:9-13, 25-34).
Como un año y medio más tarde, Jesús volvió a enseñar
lo mismo (Lucas 11:1-4; 12:22-31). Esto permitió que las
ideas principales se grabaran en la mente de sus discípulos
y que se beneficiaran quienes no lo escucharon la primera
vez.

cha: “Dejen de acumular para ustedes tesoros en la


tierra, donde las polillas y el óxido los echan a per-
der y donde los ladrones entran a robar”. ¡Qué con-
sejo tan sensato! Las cosas materiales no son perma-
nentes y no nos hacen más valiosos a los ojos de
Jehová. Por eso, Jesús añade: “Acumulen para uste-
des tesoros en el cielo”. ¿C ómo podemos hacerlo?
Poniendo siempre el servicio a Dios en primer lugar.
Así, nadie podrá impedir que contemos con la apro-
bación de Jehová y que, por tanto, obtengamos la
vida eterna. Sin duda, estas palabras de Jesús son
muy ciertas: “Donde esté tu tesoro, ahí también es-
tará tu corazón” (Mateo 6:19-21).
EL FAMOSO SERM ÓN DEL MONTE 145
A fin de destacar esta idea, Jesús les pone el si-
guiente ejemplo: “Los ojos son la lámpara del cuer-
po. Si tus ojos están bien enfocados, todo tu cuerpo
brillará. Pero, si tus ojos son envidiosos, todo tu
cuerpo estará oscuro” (Mateo 6:22, 23). Cuando los
ojos simb ólicos funcionan bien, son como una lám-
para para nosotros. Pero, para que eso sea así, los
ojos no pueden estar enfocados en varias cosas a la
vez. En el caso de que lo estuvieran, podríamos em-
pezar a tener un punto de vista equivocado sobre lo
que es realmente importante en la vida. Si nos cen-
tráramos en conseguir cosas materiales y no en ser-
vir a Dios, todo nuestro cuerpo estaría oscuro, es
decir, podríamos llegar a hacer cosas poco honradas
o envolvernos en actividades cuestionables.
Seguidamente, Jesús les dice algo importante: “Na-
die puede ser esclavo de dos amos, porque odiará a
uno y amará al otro, o le será leal a uno y desprecia-
rá al otro. No pueden ser esclavos de Dios y a la vez
de las Riquezas” (Mateo 6:24).
Al oír esto, es posible que algunos se pregunten
cómo deben ver sus necesidades materiales. Así que
Jesús les asegura que, si le dan prioridad al servicio
146 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
a Dios, no tendrán que preocuparse demasiado por
esas cosas. “Observen con atención las aves del cielo
—les dice—. No siembran ni cosechan ni almacenan
en graneros, pero su Padre celestial las alimenta”
(Mateo 6:26).
¿Y qué pueden aprender de los lirios que ven allí
mismo en la montaña? Jesús les dice que “ni siquiera
Salomón en toda su gloria se vistió como uno de
ellos”. Luego añade: “Si Dios viste así a la vegetación
del campo, que hoy está aquí y mañana se echa al hor-
no, ¿no los vestirá a ustedes con mucha más ra-
zón [...]?” (Mateo 6:29, 30). Por eso, les da este sabio
consejo: “Nunca se angustien ni digan: ‘¿Qué vamos a
comer?’, o ‘¿Qué vamos a beber?’, o ‘¿Qué vamos a po-
nernos?’. [...] Su Padre celestial sabe que ustedes ne-
cesitan todas estas cosas. Por lo tanto, sigan buscan-
do primero el Reino y la justicia de Dios, y entonces
recibirán también todas esas cosas” (Mateo 6:31-33).
CÓMO OBTENER LA VIDA ETERNA
Los ap óstoles y otras personas que aprecian los
asuntos espirituales quieren agradar a Dios, pero
no les resulta fácil. Por ejemplo, muchos fariseos tie-
nen la costumbre de criticar y juzgar a los demás
EL FAMOSO SERM ÓN DEL MONTE 147
con dureza. Así que Jesús da el siguiente consejo:
“Dejen de juzgar para que no sean juzgados. Porque
así como juzguen a otros serán juzgados ustedes”
(Mateo 7:1, 2).
Para explicarles lo peligroso que es dejarse guiar
por los exigentes fariseos, Jesús les hace la siguien-
te comparación: “Un ciego no puede guiar a otro cie-
go, ¿verdad? Los dos se caerían en un hoyo, ¿no es
cierto?”. Con eso quiere enseñarles que no deben te-
ner una actitud crítica hacia los demás, pues eso le
desagrada mucho a Dios. A continuación, les pregun-
ta: “¿C ómo puedes decirle a tu hermano ‘Hermano,
déjame sacarte la paja que tienes en el ojo’ si tú mis-
mo no ves la viga que hay en el tuyo? ¡Hip ócrita! Pri-
mero sácate la viga de tu ojo y entonces verás clara-
mente cómo sacar la paja que está en el ojo de tu
hermano” (Lucas 6:39-42).
¿Significa eso que los discípulos no pueden formar-
se ninguna opinión negativa de nadie? En absoluto.
De hecho, Jesús les dice: “No les den cosas santas a
los perros. Tampoco echen sus perlas delante de los
cerdos” (Mateo 7:6). Las verdades de la Palabra de
Dios son como perlas preciosas. Así que, si los discí-
148 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
pulos se encuentran con alguien que no las aprecia,
deberían irse y seguir buscando a quien sí lo haga.
Después, Jesús vuelve a hablar de la oración y des-
taca la importancia de ser insistentes. Les dice: “Si-
gan pidiendo y se les dará”. Para ayudarlos a entender
que Dios desea responder las oraciones, les pregunta:
“Si su hijo les pide pan, ¿quién de ustedes le da una
piedra? [...] Por lo tanto, si ustedes, aunque son ma-
los, saben darles buenos regalos a sus hijos, ¡con mu-
cha más razón su Padre que está en los cielos les dará
cosas buenas a quienes se las piden!” (Mateo 7:7-11).
Entonces, Jesús establece una norma de conducta
que ha llegado a ser muy famosa: “Hagan por los de-
más todo lo que les gustaría que hicieran por uste-
des”. ¿Verdad que deberíamos obedecer este manda-
to al tratar con otras personas? Sin embargo, Jesús
muestra a continuación que cumplir con esta norma
a veces es difícil: “Entren por la puerta angosta. Por-
que ancha es la puerta y espacioso es el camino que
lleva a la destrucción, y son muchos los que entran
por esa puerta; mientras que angosta es la puerta y
estrecho es el camino que lleva a la vida, y son po-
cos los que lo encuentran” (Mateo 7:12-14).
EL FAMOSO SERM ÓN DEL MONTE 149
Ahora bien, Jesús les advierte a sus discípulos que
algunas personas tratarán de apartarlos del camino
que lleva a la vida: “Cuidado con los profetas falsos,
que se les acercan disfrazados de oveja pero por den-
tro son lobos voraces” (Mateo 7:15). Entonces, les
explica que, igual que saben si un árbol es bueno o
malo por sus frutos, pueden reconocer a los falsos
profetas por sus enseñanzas y acciones. En efecto,
uno demuestra que es discípulo de Jesús no solo con
lo que dice, sino con lo que hace. Algunos afirman
que Jesús es su Señor, pero ¿qué les pasará si no ha-
cen la voluntad de Dios? Jesús les dirá: “¡Yo a uste-
des nunca los conocí! ¡Aléjense de mí, ustedes, los
que hacen el mal!” (Mateo 7:23).
Hacia el final de su discurso, Jesús explica: “Todo
el que escuche lo que he dicho y lo haga será como
el hombre prudente que construyó su casa sobre la
roca. Cayó la lluvia, crecieron las aguas, los vientos
soplaron con fuerza y golpearon contra aquella casa...,
pero la casa no se vino abajo, porque tenía los cimien-
tos en la roca” (Mateo 7:24, 25). ¿Por qué no se
derrumbó la casa? Porque el hombre “cavó muy hon-
do y puso los cimientos en la roca” (Lucas 6:48). Eso
150 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
nos enseña que no basta con escuchar a Jesús, tene-
mos que esforzarnos por hacer lo que él manda.
¿Y qué puede decirse del que oye estas cosas pero
no las hace? Que es como “el hombre insensato que
construyó su casa sobre la arena” (Mateo 7:26).
La lluvia, las inundaciones y el viento harán que su
casa se derrumbe.
Los que escuchan este discurso se quedan impac-
tados por la manera de enseñar de Jesús, porque lo
hace como alguien que tiene autoridad, a diferencia
de los líderes religiosos. Probablemente muchos de
los que están allí se hacen discípulos suyos.

 ¿Por qué son los tesoros espirituales los más valiosos,


y cómo los podemos conseguir?
 ¿Por qué no tienen razón para angustiarse los
seguidores de Jesús?
 ¿Qué dice Jesús sobre juzgar a los demás? ¿Significa
eso que no podemos formarnos ninguna opinión
negativa de nadie? Explique.
 ¿Qué más dice Jesús sobre la oración? ¿Qué norma
de conducta establece?
 ¿C ómo indica Jesús que no es fácil ser discípulo suyo
y que existe el peligro de que alguien nos aparte
del camino?

EL FAMOSO SERM ÓN DEL MONTE 151


36 UN CENTURIÓN
CON MUCHA FE
MATEO 8:5-13 LUCAS 7:1-10

˙ CURA AL ESCLAVO DE UN OFICIAL DEL EJÉRCITO


˙ DIOS BENDECIRÁ A LOS QUE TIENEN FE

Cuando Jesús termina de dar el Sermón del Monte,


se va a la ciudad de Capernaúm. Allí se le acercan
unos ancianos de los judíos que han sido enviados
por un hombre de otra nación, un oficial del ejérci-
to romano o centurión.
Un siervo muy querido de este oficial del ejército
está gravemente enfermo, a punto de morir. Tiene
parálisis y “está acostado en la casa con unos dolo-
res terribles” (Mateo 8:6). Aunque el centurión no es
judío, busca la ayuda de Jesús. Los ancianos le ase-
guran a Jesús que este hombre merece su ayuda y le
explican por qué: “Ama a nuestra nación y él fue
quien nos construyó la sinagoga” (Lucas 7:4, 5).
Jesús y los ancianos se dirigen enseguida a la casa
del oficial del ejército. Cuando ya están cerca, el ofi-
152 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
cial manda a unos amigos para que le digan a Jesús:
“Señor, no te molestes en venir, porque no merezco
que entres bajo mi techo. Tampoco me consideré
digno de presentarme ante ti” (Lucas 7:6, 7). ¡Qué
humildad demuestra este hombre acostumbrado a
dar órdenes! Con sus palabras indica, además, que
no se parece en nada a los romanos que maltratan
a los esclavos (Mateo 8:9).
El centurión sabe que los judíos evitan el trato
con las personas de otras naciones (Hechos 10:28).
Puede que por eso mande a sus amigos a decirle a
Jesús: “Da la orden y mi siervo se curará” (Lucas
7:7).
Jesús se sorprende mucho al escuchar esas pala-
bras y admite: “Les digo que ni en Israel he encon-
trado una fe tan grande” (Lucas 7:9). Cuando los
amigos del centurión regresan a la casa, se enteran
de que el esclavo se ha curado.
Jesús aprovecha esta ocasión para dejar claro
que personas que no son judías obtendrán muchas
bendiciones por tener fe. Dice: “Muchos vendrán
del este y del oeste y se sentarán a la mesa con
UN CENTURI ÓN CON MUCHA FE 153
Abrahán, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos”.
Pero ¿qué les sucederá a los judíos que no tienen
fe? Jesús menciona que “serán echados afuera, a la
oscuridad. Ahí es donde llorarán y apretarán los
dientes” (Mateo 8:11, 12).
Dios les ofrecerá primero a los judíos la oportu-
nidad de formar parte del Reino junto con Cristo,
pero los que no la acepten serán rechazados. Sin
embargo, algunas personas que no son judías se sen-
tarán, por así decirlo, a la mesa de Jesús “en el
Reino de los cielos”.

 ¿Por qué le ruegan unos judíos a Jesús que ayude a un


oficial del ejército romano?
 ¿Cuál podría ser la razón por la que el centurión
no le pide a Jesús que entre en su casa?
 ¿Qué oportunidad dice Jesús que tendrán los gentiles?

154 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


37 JESÚS RESUCITA
AL HIJO DE UNA VIUDA
LUCAS 7:11-17

˙ RESUCITA A UN MUCHACHO EN NAÍN

Poco después de curar al siervo del oficial del ej ér-


cito, Jesús sale de Capernaúm y se dirige a Naín,
que está a más de 30 kilómetros (20 millas) al su-
roeste. Pero no está solo, con él van sus discípulos
y muchas otras personas. Cuando están muy cerca
de Naín, probablemente al anochecer, se encuentran
a bastantes judíos en un cortejo fúnebre. Van car-
gando el cadáver de un joven para enterrarlo fuera
de la ciudad.
La madre del muchacho e st á totalmente
desconsolada. Es viuda y acaba de perder a su úni-
co hijo. Cuando murió su esposo, al menos le que-
dó el consuelo de tener a su amado hijo con ella, así
que debía de estar muy unida a él. Pero ahora que
ha muerto, han desaparecido todas sus ilusiones y la
garantía de tener a alguien que la cuide en el futu-
ro. ¿Quién le hará compañía y le ofrecerá su apoyo?
JES ÚS RESUCITA AL HIJO DE UNA VIUDA 155
Cuando Jesús ve el dolor de la mujer y lo triste
que es su situación, se conmueve profundamente.
Con ternura y con una seguridad que transmite con-
fianza, le dice: “No llores más”. Pero no se limita a
decirle eso. Se acerca a la camilla funeraria y la toca
(Lucas 7:13, 14). La manera en que se dirige a la mu-
jer y sus acciones impresionan tanto a los que llo-
ran la muerte del joven que se detienen. Muchos se-
guramente se preguntan por qué le ha dicho eso
Jesús y qué va a hacer.
¿Y qué pensarán los que viajan con Jesús? Ellos lo
han visto curar a muchos enfermos. Sin embar-
go, parece que nunca lo han visto resucitar a na-
die. Saben que siglos atrás algunos volvieron a la
vida, pero ¿podrá Jesús resucitar a alguien que ha
muerto? (1 Reyes 17:17-23; 2 Reyes 4:32-37). Jesús or-
dena: “Joven, yo te digo: ¡levántate!” (Lucas 7:14).
Entonces, el muchacho se incorpora y empieza a ha-
blar. A continuación, Jesús se lo entrega a su ma-
dre, que no sale de su asombro. La mujer siente una
inmensa alegría. Ya no estará sola.
Cuando la gente ve que el joven está vivo, alaba a
Jehová, la Fuente de la vida. Unos dicen: “Un gran
156 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
profeta ha surgido entre nosotros”. Otros se dan
cuenta de la importancia de lo que acaba de suce-
der y afirman: “Dios se ha acordado de su pueblo”
(Lucas 7:16). La noticia de este impresionante mila-
gro se esparce por toda la región y seguramente lle-
ga a Nazaret, donde se crió Jesús, que está a unos
10 kilómetros (6 millas). De hecho, hasta en Judea
se enteran de lo que ha ocurrido.
Juan el Bautista, que todavía está en prisión, tie-
ne mucho interés por las obras que realiza Jesús.
¿Qué hace cuando sus discípulos le hablan de estos
milagros?

 ¿Con qué se encuentra Jesús cuando está a punto


de llegar a Naín?
 ¿Qué siente Jesús al ver aquella escena, y qué hace
a continuación?
 ¿C ómo reacciona la gente al ver el milagro que Jesús
ha hecho?

JES ÚS RESUCITA AL HIJO DE UNA VIUDA 157


38 JUAN ESPERA
UNA RESPUESTA DE JESÚS
MATEO 11:2-15 LUCAS 7:18-30

˙ JUAN EL BAUTISTA QUIERE SABER CUÁL ES


EL PAPEL DE JESÚS
˙ JESÚS HABLA BIEN DE JUAN

Juan el Bautista ya lleva alrededor de un año en pri-


sión. Aun así, le llegan noticias de las obras mara-
villosas que está realizando Jesús. Imagine c ómo se
siente cuando sus discípulos le cuentan que Jesús
ha resucitado al hijo de una viuda en Naín. Ahora
bien, Juan quiere que Jesús le confirme si él es el
Mesías. Por eso llama a dos de sus discípulos para
que vayan a Jesús y le pregunten: “¿Eres tú el que
tiene que venir, o tenemos que esperar a otro?” (Lu-
cas 7:19).
¿No parece extraño que haga esta pregunta? Él es
un hombre leal a Dios. Recordemos que cuando
bautizó a Jesús, hace casi dos años, vio al espíritu
santo descender sobre él y escuchó la voz de Dios
158 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
expresando su aprobación. Así que no hay razones
para pensar que esté perdiendo la fe. Si ese fuera el
caso, Jesús no hablaría tan bien de él como lo hace
en esta ocasión. Pero, entonces, si no tiene dudas,
¿por qué hace esa pregunta?
Es posible que solo quiera que Jesús le confirme
directamente que es el Mesías, pues eso lo anima-
ría a aguantar mientras se consume en la c árcel. Sin
embargo, parece que la pregunta de Juan va más
allá. Él conoce las profecías bíblicas que dicen que
el Ungido de Dios será rey y un libertador, pero ya
han pasado muchos meses desde que bautizó a Je-
sús, y él sigue en prisión. Así que desea saber si ha-
brá otra persona, como un sucesor de Jesús, por así
decirlo, que termine de cumplir las profecías acer-
ca del Mesías.
Jesús no les confirma directamente a los discípu-
los de Juan que él es el que tenía que venir. Más
bien, les demuestra que cuenta con el apoyo de Dios
curando a mucha gente con todo tipo de enferme-
dades. Después les dice: “Vayan y cuéntenle a Juan
lo que están viendo y oyendo: ahora los ciegos ven,
JUAN ESPERA UNA RESPUESTA DE JES ÚS 159
los lisiados caminan, los leprosos quedan limpios,
los sordos oyen, los muertos vuelven a vivir y a los
pobres se les anuncian las buenas noticias” (Mateo
11:4, 5).
Juan tal vez hace esa pregunta porque espera que
Jesús haga más de lo que ha hecho hasta el momen-
to y que lo saque de la prisión. Sin embargo, Jesús
le dice que no espere nada más que los milagros que
está realizando.
Cuando los discípulos de Juan se van, Jesús le
dice a la multitud que Juan es más que un profeta.
Es el “mensajero” de Jehová predicho en Malaquías
3:1 y el profeta Elías que se predice en Malaquías
4:5, 6. Jesús explica: “Les aseguro que, entre los se-
res humanos, no ha habido nadie mayor que Juan
el Bautista. Sin embargo, el que es menor en el
Reino de los cielos es mayor que él” (Mateo 11:11).
Al decir que el menor en el Reino de los cielos es
mayor que Juan, Jesús muestra que Juan no forma-
rá parte del Reino celestial. Él preparó el camino
para la llegada de Cristo, pero morirá antes de que
este haga posible que algunas personas vayan al cie-
160 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
lo (Hebreos 10:19, 20). Aun así, es un fiel profeta de
Dios y vivirá en la Tierra cuando la gobierne el
Reino de Dios.

 ¿Por qué le pregunta Juan a Jesús si es él quien tiene


que venir, o si debe esperar a otra persona?
 Según Jesús, ¿qué profecías cumple Juan el Bautista?
 ¿Por qué no estará en el cielo con Jesús Juan
el Bautista?

JUAN ESPERA UNA RESPUESTA DE JES ÚS 161


39 JESÚS CONDENA
A LA GENTE DE SU TIEMPO
POR SU INDIFERENCIA
MATEO 11:16-30 LUCAS 7:31-35

˙ REPRENDE A CIERTAS CIUDADES


˙ OFRECE ALIVIO Y CONSUELO

Jesús tiene en alta estima a Juan el Bautista, pero


¿qué opina de él la mayoría de la gente? Jesús dice
sobre la generación de su tiempo: “Es como los ni-
ños que están sentados en las plazas de mercado y
les gritan a sus compañeros de juegos: ‘Les tocamos
la flauta, pero ustedes no bailaron; les cantamos
canciones de duelo, pero ustedes no se golpearon el
pecho de tristeza’ ” (Mateo 11:16, 17).
¿Qué quiere decir Jesús? Él explica: “Llegó Juan
sin comer ni beber, y la gente dice: ‘Tiene un demo-
nio’. Y llegó el Hijo del Hombre, que sí come y
bebe, y la gente dice: ‘¡Miren! Un glotón y un bebe-
dor de vino, que es amigo de cobradores de impues-
tos y pecadores’ ” (Mateo 11:18, 19). Por un lado,
162 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Juan lleva una vida sencilla y no bebe vino porque
es nazareo, pero la gente dice que está endemonia-
do (Números 6:2, 3; Lucas 1:15). Y, por otro lado,
Jesús vive como los demás hombres, come y bebe
con moderación, pero lo acusan de hacerlo en exce-
so. Parece imposible agradar a la gente.
Por esta razón, Jesús compara esa generación con
niños que están en las plazas de mercado y no quie-
ren bailar cuando otros tocan la flauta ni ponerse
tristes cuando los demás están de duelo. Él dice:
“En cualquier caso, la sabiduría queda demostrada
por sus resultados” (Mateo 11:16, 19). En efecto, los
“resultados”, es decir, las acciones de Juan y Jesús,
demuestran que las acusaciones contra ellos son
falsas.
Después de hablar de la indiferencia de esa gene-
ración, Jesús reprende a las ciudades de Corazín,
Betsaida y Capernaúm, donde ha hecho milagros
asombrosos. Dice que, si hubiera realizado esas
obras en las ciudades fenicias de Tiro y Sidón, los
habitantes de esos lugares se habrían arrepentido.
Es interesante que Jesús incluya a Capernaúm, la
JES ÚS CONDENA A LA GENTE DE SU TIEMPO POR SU INDIFERENCIA 163
ciudad donde ha vivido por un tiempo. Incluso allí
la mayoría de la gente no ha aceptado su mensaje.
Por eso, refiriéndose a esa ciudad, declara: “El Día
del Juicio le será más soportable a la tierra de So-
doma que a ti” (Mateo 11:24).
Entonces, Jesús alaba a su Padre porque esconde
de “los intelectuales y sabios” las preciosas verda-
des espirituales, pero las revela a los que son humil-
des como niños pequeños (Mateo 11:25). A estos,
Jesús les hace una afectuosa invitación: “Vengan a
mí todos ustedes los que trabajan duro y están so-
brecargados, que yo los aliviaré. Pónganse bajo mi
yugo y aprendan de mí, porque soy apacible y hu-
milde de corazón. Conmigo encontrarán alivio. Por-
que mi yugo es fácil de llevar y mi carga pesa poco”
(Mateo 11:28-30).
Los líderes religiosos han sobrecargado a la gen-
te con tradiciones que la esclavizan. Por ejemplo,
han puesto reglas demasiado estrictas sobre lo que
se puede hacer en sábado. Sin embargo, Jesús los
alivia enseñándoles la verdad sobre Dios libre de to-
das esas tradiciones. Además, consuela a los que se
164 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
sienten oprimidos por las autoridades políticas y a
los que se sienten mal por los pecados que han co-
metido. Les explica lo que tienen que hacer para
que sus pecados sean perdonados y puedan estar en
paz con Dios.
Quienes aceptan el yugo de Jesús, que es fácil de
llevar, pueden dedicar su vida a nuestro compasivo
Padre celestial y servirle. Algo que no es muy difí-
cil, pues los mandamientos de Dios “no son una
carga” (1 Juan 5:3).

 ¿En qué sentido son como niños pequeños


las personas de la generación de Jesús?
 ¿Por qué alaba Jesús a su Padre celestial?
 ¿Por qué se sienten sobrecargadas muchas personas,
pero qué alivio les ofrece Jesús?

JES ÚS CONDENA A LA GENTE DE SU TIEMPO POR SU INDIFERENCIA 165


40 UNA LECCIÓN
SOBRE EL PERDÓN
LUCAS 7:36-50

˙ UNA MUJER PECADORA DERRAMA ACEITE


SOBRE LOS PIES DE JESÚS
˙ JESÚS USA EL EJEMPLO DE ALGUIEN QUE DEBE
DINERO PARA ENSEÑARNOS A PERDONAR

Las personas responden a lo que Jesús dice y hace


según lo que tienen en el corazón. Un ejemplo de
esto es lo que ocurre en Galilea en la casa de un fa-
riseo llamado Simón. Este hombre invita a Jesús a
una comida, tal vez para conocer mejor a quien está
haciendo obras tan poderosas. Jesús ha comido en
otras ocasiones con cobradores de impuestos y pe-
cadores, y esta vez también acepta la invitación,
quizás con la intención de predicarles a los que es-
tén en la casa.
Sin embargo, cuando Jesús llega, no recibe el tra-
to que normalmente se les da a los invitados. En la
antigua Palestina, la gente llevaba sandalias y, al an-
dar por caminos polvorientos, los pies se ensucia-
166 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
ban y se calentaban. Por eso, cuando alguien lle-
gaba a la casa de otra persona, se le mostraba
hospitalidad lavándole los pies con agua fría. Pero,
en la casa de Simón, nadie le lava los pies a Jesús.
Tampoco le dan un beso, como era habitual. Otra
muestra de amabilidad era derramar aceite en la ca-
beza del invitado, pero eso es algo que tampoco le
hacen a Jesús. ¡Vaya recibimiento!
Llega el momento en que los invitados se reclinan
a la mesa. Mientras comen, una mujer que es “co-
nocida en la ciudad como pecadora” entra discreta-
mente sin que nadie la haya invitado (Lucas 7:37).
Es cierto que todos somos imperfectos y pecamos,
pero al parecer esta mujer lleva una vida inmo-
ral; probablemente es prostituta. Es posible que
conozca las enseñanzas de Jesús y que haya oído
que él ofrece alivio a todos los que “están sobrecar-
gados” (Mateo 11:28, 29). Tal vez por eso sale en
busca de Jesús.
Mientras Jesús está reclinado a la mesa, la mujer
se le acerca por detrás y se arrodilla a sus pies. En-
tonces, empieza a llorar y a secar con su cabello las
UNA LECCI ÓN SOBRE EL PERD ÓN 167
lágrimas que caen sobre los pies de Jesús. Además,
se los besa tiernamente y derrama sobre ellos un
aceite perfumado que ha traído. Al ver eso, Simón
piensa con desaprobación: “Si este hombre fuera
realmente un profeta, sabría quién lo está tocando;
sabría qué clase de mujer es: una pecadora” (Lucas
7:39).
Pero Jesús, que se da cuenta de lo que está pen-
sando, le dice: “Simón, tengo algo que decirte”. Y él
le responde: “¡Dime, Maestro!”. Así que Jesús pasa
a relatarle: “Dos hombres le debían dinero a cierto
prestamista; uno le debía 500 denarios, y el otro, 50.
Como no tenían con qué pagarle, los perdonó gene-
rosamente a los dos. Entonces, ¿cuál de ellos lo
amará más?”. Simón contesta, quizás con falta de
interés: “Supongo que el hombre al que le perdonó
más” (Lucas 7:40-43).
Jesús le dice que ha contestado bien y, a conti-
nuación, mirando a la mujer, añade: “¿Ves a esta
mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los
pies. Pero ella me ha mojado los pies con sus lágri-
mas y me los ha secado con su cabello. No me dis-
168 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
te un beso, pero esta mujer, desde el momento en
que entré, no ha dejado de besarme los pies tierna-
mente. No me pusiste aceite en la cabeza, pero esta
mujer derramó aceite perfumado sobre mis pies”.
Jesús puede ver que está sinceramente arrepentida
de la vida que ha llevado, por eso le dice a Simón:
“Los pecados de ella, aunque son muchos, quedan
perdonados, porque amó mucho. Pero a quien se le
perdona poco, ese ama poco” (Lucas 7:44-47).
Jesús no está justificando la inmoralidad sexual.
Más bien, está demostrando que es bondadoso y
comprensivo con quienes se arrepienten de haber
cometido pecados graves y van a él en busca de con-
suelo. No hay duda de que la mujer tiene que sen-
tirse muy aliviada al escuchar las palabras de Jesús:
“Tus pecados quedan perdonados. [...] Tu fe te ha
salvado. Vete en paz” (Lucas 7:48, 50).

 ¿Qué trato recibe Jesús en la casa de Simón?


 ¿Por qué se acerca a Jesús una mujer de la ciudad?
 ¿Qué ejemplo le pone Jesús a Simón, y qué lección
le quiere enseñar?

UNA LECCI ÓN SOBRE EL PERD ÓN 169


41 ¿QUIÉN LE DA A JESÚS
EL PODER PARA REALIZAR
MILAGROS?
MATEO 12:22-32 MARCOS 3:19-30 LUCAS 8:1-3

˙ JESÚS COMIENZA SU SEGUNDO RECORRIDO


POR GALILEA
˙ EXPULSA DEMONIOS Y HABLA DEL PECADO
IMPERDONABLE

Poco tiempo después de hablar del perdón en la casa


de Simón el fariseo, Jesús comienza a recorrer de nue-
vo Galilea predicando. Está en el segundo año de su
ministerio, y ahora van con él sus 12 ap óstoles y al-
gunas mujeres a las que ha curado “de espíritus mal-
vados y de enfermedades” (Lucas 8:2). Entre ellas es-
tán María Magdalena, Susana y Juana, la esposa del
encargado de la casa del rey Herodes Antipas.
A medida que la fama de Jesús se extiende, se inten-
sifica la polémica sobre sus actividades. Un ejemplo
de ello es lo que ocurre cuando Jesús cura a un hom-
bre que está endemoniado, ciego y mudo. Al ver que
el hombre ya no está endemoniado y que ahora puede
170 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
ver y hablar, la gente se queda impactada y pregunta:
“¿No será este el Hijo de David?” (Mateo 12:23).
Hay tanta gente alrededor de la casa donde está Je-
sús que ni él ni sus discípulos pueden siquiera comer.
Sin embargo, no todos piensan que Jesús sea el pro-
metido “Hijo de David”. Algunos escribas y fariseos
han venido desde la lejana Jerusalén, pero no para
apoyarlo ni aprender de él. Más bien, le dicen a la
gente que “está poseído por Belcebú” y que está de
parte “del gobernante de los demonios” (Marcos 3:
22). Cuando la familia de Jesús se entera del alboro-
to que se ha formado, van hasta allí para llevárselo.
¿Por qué?
Bueno, hasta este momento, los hermanos de Jesús
no creen que él sea el Hijo de Dios (Juan 7:5). Ade-
más, este Jesús, que al parecer está levantando tanto
revuelo, es muy diferente al que se crió con ellos en
Nazaret, así que llegan a la conclusión de que “se ha
vuelto loco” (Marcos 3:21).
Pero ¿qué indican los hechos? Jesús acaba de curar
a un endemoniado y ahora el hombre puede ver y ha-
blar. Como nadie puede negar eso, los escribas y los
fariseos tratan de manchar su reputación acusándolo
¿QUI ÉN LE DA A JES ÚS EL PODER PARA REALIZAR MILAGROS? 171
falsamente. Dicen de él: “Expulsa a los demonios por
medio de Belcebú, el gobernante de los demonios”
(Mateo 12:24).
Jesús sabe lo que están pensando los escribas y los
fariseos, así que les explica: “Todo reino dividido in-
ternamente va a la ruina, y ninguna ciudad o familia
dividida internamente se mantendrá en pie. De la
misma manera, si Satanás expulsa a Satanás, está di-
vidido internamente. En ese caso, ¿c ómo podrá su
reino mantenerse en pie?” (Mateo 12:25, 26).
¡Qué lógica tan aplastante! Los fariseos saben que
algunos judíos expulsan demonios (Hechos 19:13).
De modo que Jesús les pregunta: “Si yo expulso a los
demonios por medio de Belcebú, ¿por medio de quién
los expulsan los hijos de ustedes?”. En efecto, a ellos
se les podría acusar de lo mismo. Jesús sigue razo-
nando con ellos: “Pero, si yo expulso a los demonios
por medio del espíritu de Dios, es que el Reino de
Dios los ha tomado a ustedes desprevenidos” (Mateo
12:27, 28).
A continuación, Jesús les explica con un ejemplo
que él puede expulsar a los demonios porque es más
poderoso que Satanás. Les dice: “Si alguien quiere in-
172 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
vadir la casa de un hombre fuerte y robarle sus co-
sas, primero tiene que atar al hombre, ¿no les pare-
ce? Solo entonces le podrá saquear la casa. El que
no está conmigo está en contra de mí, y el que
no recoge conmigo desparrama” (Mateo 12:29, 30).
Los escribas y los fariseos están en contra de Jesús,
así que es evidente que están del lado de Satanás. Por
eso alejan a la gente del Hijo de Dios, que hace mi-
lagros gracias al poder de Jehová.
Jesús les da la siguiente advertencia a estos enemi-
gos: “A los hombres se les perdonarán todas las co-
sas, sin importar qué pecados cometan ni qué blasfe-
mias digan. Pero quien blasfeme contra el espíritu
santo jamás será perdonado. Será culpable de pecado
eterno” (Marcos 3:28, 29). Piense en lo que eso signi-
fica para quienes le están atribuyendo a Satanás lo
que claramente es obra del espíritu de Dios.

 ¿Quiénes acompañan a Jesús en su segundo recorrido


por Galilea?
 ¿Por qué va la familia de Jesús a buscarlo?
 ¿C ómo tratan de manchar la reputación de Jesús
los escribas y los fariseos? ¿C ómo les responde él?

¿QUI ÉN LE DA A JES ÚS EL PODER PARA REALIZAR MILAGROS? 173


42 JESÚS REPRENDE
A LOS FARISEOS
MATEO 12:33-50 MARCOS 3:31-35 LUCAS 8:19-21

˙ JESÚS HABLA DE “LA SEÑAL DE JONÁS”


˙ ESTÁ MÁS UNIDO A SUS DISCÍPULOS QUE A SU FAMILIA

Los escribas y los fariseos que niegan que Jesús ex-


pulse a los demonios por medio del poder de Dios
corren el riesgo de blasfemar contra el espíritu santo.
Así que deben elegir: o se ponen del lado de Dios, o
del de Satanás. Por eso Jesús les dice: “O hacen que
sea un árbol bueno y su fruto bueno, o hacen que sea
un árbol podrido y su fruto podrido. Porque el árbol
se conoce por su fruto” (Mateo 12:33).
No tiene sentido que digan que Jesús produce el
buen fruto de expulsar a los demonios porque sirve a
Satanás. Como dej ó claro Jesús en su Sermón del
Monte, un árbol podrido no puede dar frutos buenos.
Pero ¿qué demuestra el fruto de los fariseos, es decir,
su absurda acusación contra Jesús? Que están podri-
dos. De ahí que Jesús los reprenda: “Crías de víboras,
¿c ómo pueden hablar cosas buenas si son malos? Por-
174 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
que la boca habla de lo que abunda en el corazón”
(Mateo 7:16, 17; 12:34).
Eso es cierto: lo que decimos revela lo que tenemos
en el corazón, y seremos juzgados por ello. De hecho,
Jesús así lo indica al decir: “En el Día del Juicio la gen-
te tendrá que dar cuenta de cualquier cosa inútil que
diga. Porque por tus palabras serás declarado justo y
por tus palabras serás condenado” (Mateo 12:36, 37).
Jesús está haciendo milagros extraordinarios. Aun
así, los escribas y los fariseos le piden: “Maestro, que-
remos que nos des una señal”. Sea que estos líderes
judíos lo hayan visto hacer milagros o no, cuentan
con el testimonio de muchas personas que sí han vis-
to sus obras poderosas. Con razón, Jesús les dice:
“Esta generación infiel y malvada siempre anda bus-
cando una señal. Pero no se le dará ninguna, excepto
la señal de Jonás el profeta” (Mateo 12:38, 39).
A continuación, Jesús les explica qué significa lo
que acaba de decirles: “Así como Jonás estuvo en el
vientre del gran pez tres días y tres noches, el Hijo
del Hombre estará en el corazón de la tierra tres días
y tres noches”. A Jonás se lo tragó un pez enorme,
pero cuando salió vivo de él fue como si hubiera
JES ÚS REPRENDE A LOS FARISEOS 175
resucitado. De modo que, con esas palabras, Jesús
predice que él mismo morirá y será resucitado al ter-
cer día. Tiempo después, cuando eso ocurra, los lí-
deres judíos rechazarán “la señal de Jonás”, pues
no querrán arrepentirse ni cambiar (Mateo 27:63-66;
28:12-15). ¡Qué diferentes a los “habitantes de Níni-
ve”! Ellos sí se arrepintieron cuando Jonás les predi-
c ó, así que condenarán a esta generación. Jesús tam-
bién menciona a la reina de Seba, quien también los
condenará con su ejemplo. Esta reina visitó a Salo-
món para escuchar su sabiduría y se quedó impresio-
nada. Pero Jesús afirma ahora: “Aquí tienen a alguien
que es más que Salomón” (Mateo 12:40-42).
Jesús compara la situación de “esta generación mal-
vada” a la de un hombre del que sale un demonio (Ma-
teo 12:45). Como el hombre no ocupa su mente con
cosas buenas al marcharse el espíritu maligno, este re-
gresa, pero esta vez con otros siete espíritus aún peores
que él. De manera parecida, la nación de Israel había
sido purificada y renovada. Pero tiempo después recha-
zó a los profetas de Jehová y ahora también rechaza a
Jesús, quien sin duda cuenta con el espíritu de Dios.
Eso hace que su situación sea peor que al principio.
176 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Mientras Jesús está hablando, llegan su madre y sus
hermanos y se quedan detrás de toda la gente. Así que
algunos que están sentados cerca de él le avisan: “Tu
madre y tus hermanos están de pie afuera y quieren
verte”. Entonces, Jesús demuestra lo unido que está
a sus discípulos, quienes son para él como hermanos,
hermanas y madres. Señalando a sus discípulos, afir-
ma: “Mi madre y mis hermanos son estos que oyen la
palabra de Dios y la ponen en práctica” (Lucas 8:
20, 21). Así deja claro que, aunque valora los lazos fa-
miliares, el vínculo que tiene con sus discípulos es to-
davía más valioso. A nosotros también nos anima mu-
cho la estrecha amistad que nos une a nuestros
hermanos espirituales, sobre todo cuando otros po-
nen en duda nuestras intenciones o nos critican por
las cosas buenas que hacemos.

 ¿En qué sentido son los fariseos como un árbol podrido?


 ¿Qué es “la señal de Jonás”, y cómo la rechaza la nación de
Israel más tarde?
 ¿En qué sentido es la nación de Israel del siglo primero como
el hombre del que salió un demonio?
 ¿Cómo describe Jesús los lazos que lo unen a sus discípulos?

JES ÚS REPRENDE A LOS FARISEOS 177


43 JESÚS
USA COMPARACIONES
PARA ENSEÑAR VERDADES
SOBRE EL REINO
MATEO 13:1-53 MARCOS 4:1-34 LUCAS 8:4-18

˙ JESÚS HABLA DEL REINO MEDIANTE


COMPARACIONES

Seguramente Jesús está en Capernaúm cuando re-


prende a los fariseos. Más tarde, ese mismo día, sale
de la casa donde se encuentra y se dirige al cercano
mar de Galilea. Al llegar allí, las multitudes se reú-
nen a su alrededor. Él se sube a una barca, la aleja
un poco de la orilla y empieza a enseñarles sobre el
Reino de los cielos. Lo hace usando parábolas o com-
paraciones sobre cosas que la mayoría de la gente co-
noce bien para que les sea más fácil entender distin-
tas verdades sobre el Reino.
El primer ejemplo que les pone es el de un hom-
bre que está sembrando. Algunas semillas caen a
lo largo del camino, y los p ájaros se las comen.
178 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Otras caen en terreno rocoso, donde hay poca tierra.
Al brotar las plantas, estas no pueden echar raíces
profundas, de modo que cuando sale el sol se que-
man y se marchitan. Otras semillas caen entre los es-
pinos y, cuando las plantas brotan, estos las ahogan.
Por último, algunas semillas caen en la tierra buena
y producen fruto: unas, 100 veces más de lo que se
sembró, otras, 60 y otras, 30 (Mateo 13:8).
Jesús les pone otro ejemplo y les dice que el Reino
de Dios es como cuando un hombre echa semillas en
la tierra. En este caso, las semillas crecen por sí so-
las, sea que el hombre esté durmiendo o despierto,
“aunque él no sabe exactamente cómo” (Marcos 4:
27). Y las plantas que brotan producen grano, que
luego él cosecha.
A continuación, Jesús les pone un tercer ejemplo
relacionado con la siembra. Les habla de un hombre
que echa en su campo buena semilla. Pero, mientras
todos duermen, un enemigo siembra mala hierba en-
tre el trigo. Los esclavos del hombre le preguntan si
quiere que arranquen la mala hierba, pero él les res-
ponde: “No, no sea que al arrancar la mala hier-
ba arranquen también el trigo. Dejen que crezcan
JESÚS USA COMPARACIONES PARA ENSEÑAR VERDADES SOBRE EL REINO 179
juntos hasta la cosecha, y en la temporada de la co-
secha les diré a los cosechadores que primero arran-
quen la mala hierba y la aten en manojos para que-
marla y que luego recojan el trigo y lo guarden en mi
granero” (Mateo 13:24-30).
Muchos de los que están escuchando a Jesús saben
lo que es trabajar en el campo. Así que él les men-
ciona algo más que conocen bien: el diminuto grano
de mostaza. Les dice que se convierte en un árbol
tan grande que hasta los p ájaros vienen a refugiarse
entre sus ramas. Respecto a esta semilla, Jesús les
explica: “El Reino de los cielos es como un grano de
mostaza que un hombre tomó y sembró en su cam-
po” (Mateo 13:31). Con este ejemplo, no les está dan-
do una lección sobre plantas. Más bien, les está
explicando que algo muy pequeño puede crecer mu-
chísimo y convertirse en algo muy grande.
Luego, Jesús les habla de un proceso que muchos
también conocen para explicarles algo acerca del
Reino de los cielos. Compara el Reino a “la levadu-
ra que una mujer tomó y mezcló con tres grandes

 ¿Cuándo y dónde pone Jesús estos ejemplos?

180 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


medidas de harina” (Mateo 13:33). Aunque la leva-
dura no se ve a simple vista, se extiende por toda la
masa y la hace crecer; produce un crecimiento y
grandes cambios que no se ven enseguida.
Después de darles estos cinco ejemplos, Jesús des-
pide a la gente y regresa a la casa donde se está que-
dando. Entonces, los discípulos acuden a él porque
quieren saber qué es lo que ha querido decir.
¿QUIÉNES APRENDEN
DE LAS COMPARACIONES DE JESÚS?
Los discípulos de Jesús lo han oído usar compara-
ciones antes, pero nunca tantas como ahora. Por eso
le preguntan: “¿Por qué les hablas usando compara-
ciones?” (Mateo 13:10).
Una razón es para que se cumpla una profecía,
como bien reconoce Mateo en su Evangelio: “Nunca
les hablaba sin utilizar alguna comparación. Así se
cumplió lo que se había anunciado por medio del
profeta que dijo: ‘Abriré mi boca usando compara-
ciones, proclamaré cosas que han estado escondidas
desde la fundación’ ” (Mateo 13:34, 35; Salmo 78:2).
Pero Jesús también usa comparaciones o parábo-
las para dejar al descubierto los verdaderos motivos
JESÚS USA COMPARACIONES PARA ENSEÑAR VERDADES SOBRE EL REINO 181
de las personas. Muchas acuden a él solo porque les
gusta escuchar sus interesantes historias y porque
realiza milagros, pero en realidad no lo consideran
su Señor ni creen que deban obedecerlo ni seguirlo
sin esperar nada a cambio (Lucas 6:46, 47). No quie-
ren hacer cambios en su vida y manera de pensar.
Está claro que no están dispuestas a que el mensaje
les llegue al corazón.
Cuando los discípulos le preguntan a Jesús por
qué les hace tantas comparaciones, él les explica:
“Les hablo a ellos usando comparaciones, porque,
aunque ven, en realidad no ven y, aunque oyen,
en realidad no oyen ni tampoco comprenden nada.
En ellos se cumple esta profecía de Isaías: ‘[...] El co-
razón de este pueblo se ha hecho insensible’ ” (Mateo
13:13-15; Isaías 6:9, 10).

 ¿Cuáles son los cinco primeros ejemplos


que menciona Jesús?
 ¿Por qué usa Jesús comparaciones para enseñar?
 ¿Qué diferencia hay entre los discípulos de Jesús
y las multitudes?
 ¿Qué explicación da Jesús de la parábola
del sembrador?

182 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


Pero no todos los que escuchan a Jesús son así.
Él les dice a sus discípulos: “Felices los ojos de us-
tedes, que ven, y sus oídos, que oyen. Porque les ase-
guro que muchos profetas y personas justas desearon
ver las cosas que ustedes están observando, pero
no las vieron, y oír las cosas que ustedes están oyen-
do, pero no las oyeron” (Mateo 13:16, 17).
En efecto, los 12 ap óstoles y otros discípulos fie-
les tienen sincero interés en lo que Jesús enseña. Por
eso, él les dice: “A ustedes se les concede entender
los secretos sagrados del Reino de los cielos, pero a
ellos no” (Mateo 13:11). Como desean entender las
parábolas que acaban de oír, él les explica la del sem-
brador.
Comienza diciéndoles: “La semilla es la palabra de
Dios” (Lucas 8:11). Y la tierra es el corazón de las
personas. Estas dos ideas son esenciales para enten-
der la comparación.
Respecto a las semillas que caen junto al camino,
Jesús dice que son “los que oyen la palabra pero lue-
go viene el Diablo y se la quita del corazón para que
no crean y no se les salve” (Lucas 8:12). Al hablar
de las que caen sobre el terreno rocoso, Jesús se está
JESÚS USA COMPARACIONES PARA ENSEÑAR VERDADES SOBRE EL REINO 183
refiriendo a las personas que reciben la palabra con
alegría, pero esta no echa raíces profundas en su co-
razón. Por eso, cuando se les presentan “dificultades
o persecución por causa de la palabra”, enseguida
tropiezan o abandonan la fe. Y, “cuando llega una
época de pruebas”, quizás debido a oposición por
parte de la familia o de otras personas, se apartan
(Mateo 13:21; Lucas 8:13).
¿Qué hay de las semillas que caen entre los espi-
nos? Jesús dice que estas son quienes oyen la pala-
bra pero dejan que “las preocupaciones de este sis-
tema y el poder engañoso de las riquezas la ahoguen”
(Mateo 13:22). Aunque aceptan la palabra al princi-
pio, después esta se ahoga y no da fruto.
Por último, Jesús menciona la tierra buena. Esta
se refiere a las personas que escuchan la palabra y
la aceptan porque entienden el verdadero significa-
do de ella. Y, como resultado, “dan fruto”. Pero, de-
bido a circunstancias como la edad o la mala salud,
no todas producen lo mismo. Unas producen 100 ve-
ces más de lo que se sembró, otras, 60 veces más
y otras, 30 veces más. Dios bendice a “los que, des-
pués de oír la palabra con un corazón sincero y
184 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
bueno, la retienen y dan fruto con aguante” (Lucas
8:15).
Esta explicación debe impresionar mucho a los dis-
cípulos que han ido a preguntarle a Jesús sobre el
significado de sus ejemplos. Ahora los entienden mu-
cho mejor. Y Jesús quiere que comprendan bien sus
enseñanzas para que puedan transmitir la verdad a
otras personas. Les dice: “No se saca una lámpara
para luego taparla con una canasta o ponerla debajo
de la cama, ¿verdad? ¿Acaso no se saca para poner-
la en un candelero?”. Y luego les da el siguiente con-
sejo: “Todo el que tenga oídos para escuchar, que es-
cuche con atención” (Marcos 4:21-23).
JESÚS LES ENSEÑA
MÁS COSAS
Después de escuchar la explicación sobre la pa-
rábola del sembrador, los discípulos quieren seguir
aprendiendo. Por eso le piden a Jesús: “Explícanos el
ejemplo de la mala hierba en el campo” (Mateo
13:36).
Con esa petición, demuestran tener una actitud
muy diferente a la del resto de las personas que es-
taban en la playa. La gente escucha a Jesús, pero
JESÚS USA COMPARACIONES PARA ENSEÑAR VERDADES SOBRE EL REINO 185
no tiene interés por saber lo que significan sus ejem-
plos ni la lección que hay detrás. Se contentan con
entender lo básico. Jesús hace un contraste entre la
multitud de la playa y los discípulos, que sí quieren
aprender más cosas. Les dice:
“Presten atención a lo que están oyendo. La mis-
ma medida que ustedes usen será la que se use con
ustedes, y se les dará todavía más” (Marcos 4:24).
Como los discípulos están prestando atención a lo
que Jesús les cuenta y mostrando mucho interés en
sus dichos, él les enseña más cosas. Por eso, cuando
ellos le piden que les explique la parábola del trigo
y la mala hierba, Jesús les dice:
“El sembrador de la buena semilla es el Hijo del
Hombre. El campo es el mundo. La buena semilla
son los hijos del Reino. La mala hierba son los hijos
del Maligno y el enemigo que la sembró es el Dia-
blo. La cosecha es la conclusión de un sistema y los
cosechadores son los ángeles” (Mateo 13:37-39).
Después de decirles lo que significa cada elemen-
to de la parábola, Jesús les cuenta lo que pasará en
la conclusión del sistema: los cosechadores, es decir,
los ángeles, separarán a los falsos cristianos, repre-
186 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
sentados por la mala hierba, de los verdaderos “hijos
del Reino”. Estos “justos” serán recogidos y al final
“brillarán en el Reino de su Padre”. ¿Y qué pasará
con “los hijos del Maligno”? Serán destruidos, razón
por la que “llorarán y apretarán los dientes” (Mateo
13:41-43).
A continuación, Jesús les hace otras tres compara-
ciones. La primera es esta: “El Reino de los cielos es
como un tesoro que estaba escondido en un campo
y que un hombre encontró. El hombre lo volvió a es-
conder y, de la alegría que le dio, fue y vendió todo
lo que tenía y compró ese campo” (Mateo 13:44).
La segunda comparación es esta: “El Reino de los
cielos también es como un comerciante viajero que
buscaba perlas finas. Al encontrar una perla muy
valiosa, se fue y enseguida vendió todas las cosas que
tenía y la compró” (Mateo 13:45, 46).
Jesús usa estas dos comparaciones para resaltar
que hay que estar dispuestos a hacer sacrificios por
lo que de verdad vale la pena. El comerciante en-
seguida vendió “todas las cosas que tenía” para
comprar una perla muy valiosa. A los discípulos
no les cuesta entender este ejemplo. Y el hombre que
JESÚS USA COMPARACIONES PARA ENSEÑAR VERDADES SOBRE EL REINO 187
encuentra un tesoro escondido en un campo también
vende todo lo que tiene para quedarse con él. En am-
bos casos, Jesús menciona algo muy valioso que es-
tos hombres debían conseguir y apreciar. Lo que
ellos hicieron se puede comparar a los sacrificios
que tenemos que hacer todos para satisfacer nuestras
necesidades espirituales (Mateo 5:3). En el tiempo
de Jesús, algunos de los que lo están escuchando ya
han hecho muchos esfuerzos por ser verdaderos dis-
cípulos de él y por acercarse a Dios (Mateo 4:19, 20;
19:27).
Por último, Jesús compara el Reino de los cielos a
una red de pescar que recoge peces de todo tipo
(Mateo 13:47). Cuando llega el momento de separar
los peces, los buenos se guardan en recipientes y los
que no sirven se desechan. Jesús indica que en la
conclusión del sistema ocurrirá lo mismo: los ánge-
les separarán a las personas malvadas de las justas.
Cuando Jesús invitó a sus discípulos a ser “pesca-
dores de hombres”, él ya estaba pescando en sentido
espiritual (Marcos 1:17). Sin embargo, él dice que
esta comparación de la red de pescar se cumplirá en
el futuro, en la conclusión del sistema (Mateo 13:49).
188 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Así que tanto los ap óstoles como los discípulos que
están escuchando se dan cuenta de que todavía que-
dan por ocurrir cosas muy interesantes.
Estos aprenden muchas más cosas que quienes
solo escucharon a Jesús desde la playa, pues él les
explica “todo en privado” (Marcos 4:34). Jesús es
“como un hombre, el señor de la casa, que saca de
su tesoro cosas nuevas y cosas viejas” (Mateo 13:52).
No pone estos ejemplos para presumir de lo bien que
enseña, sino para explicarles a sus discípulos verda-
des que son tan valiosas como tesoros. Sin duda,
no hay otro maestro como él.

 En la parábola del trigo y la mala hierba, ¿qué


o a quiénes representan el sembrador, el campo,
la buena semilla, la mala hierba, el enemigo,
la cosecha y los cosechadores?
 Mencione otras tres comparaciones que hace Jesús
y la lección que podemos sacar de ellas.

JESÚS USA COMPARACIONES PARA ENSEÑAR VERDADES SOBRE EL REINO 189


44 JESÚS CALMA
UNA TORMENTA EN EL MAR
MATEO 8:18, 23-27 MARCOS 4:35-41 LUCAS 8:22-25

˙ JESÚS CALMA UNA TORMENTA EN EL MAR


DE GALILEA

Jesús ha tenido un día largo y agotador. Al caer la


noche, les dice a sus discípulos: “Crucemos a la otra
orilla”, refiriéndose al lado contrario de donde está
la ciudad de Capernaúm (Marcos 4:35).
En la costa este del mar de Galilea, adonde se diri-
gen, está la región de los gerasenos, que es parte de
la Dec ápolis. Las ciudades de la Dec ápolis son cen-
tros de la cultura griega, aunque también viven allí
muchos judíos.
Cuando Jesús sale de Capernaúm, la gente se da
cuenta, y otras barcas también empiezan a cruzar el
mar (Marcos 4:36). La otra orilla no queda lejos.
El mar de Galilea es un profundo lago de agua dulce
de 21 kilómetros (13 millas) de largo y unos 12 ki-
lómetros (7 millas) de ancho.
Es verdad que Jesús es perfecto, pero, como es na-
190 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
tural, está cansado después del día que ha tenido. Así
que, cuando zarpan, se acuesta en la parte posterior
de la barca, apoya la cabeza en una almohada y se
queda dormido.
Algunos ap óstoles son buenos marineros, pero no les
espera un viaje fácil. El mar de Galilea está rodeado de
montañas, y la temperatura del agua en la superficie
suele elevarse. A veces, el aire frío procedente de las
montañas baja con rapidez y entra en contacto con la
cálida superficie del agua, lo que provoca fuertes y re-
pentinas tormentas. Eso es lo que ocurre en esta oca-
sión. Las olas empiezan a golpear la barca, y esta em-
pieza a “llenarse de agua”, de modo que están en
peligro (Lucas 8:23). Aun así, ¡Jesús sigue durmiendo!
Los hombres luchan con todas sus fuerzas por con-
trolar la barca, como han hecho en otras ocasiones.
Pero esta vez la situación se les escapa de las manos.
Entrando en p ánico, se acercan a Jesús y le rue-
gan: “¡Señor, sálvanos! ¡Nos vamos a morir!” (Mateo
8:25). Los discípulos tienen miedo de ahogarse.
Cuando Jesús se despierta, les dice: “Hombres de
poca fe, ¿por qué están tan asustados?” (Mateo 8:26).
Entonces, reprende al viento y le ordena al mar:
JES ÚS CALMA UNA TORMENTA EN EL MAR 191
“¡Silencio! ¡Cállate!” (Marcos 4:39). Enseguida los
fuertes vientos se detienen y el mar se queda en cal-
ma. (Tanto Marcos como Lucas registran este impre-
sionante episodio. Primero destacan el milagro de Je-
sús y luego la falta de fe de los discípulos).
¡Imagine lo impactados que deben quedarse los dis-
cípulos! Acaban de ver a Jesús calmar una tormenta
muy fuerte. En ese instante, un gran temor se apodera
de ellos y empiezan a comentar: “¿Pero quién es este
hombre? Hasta el viento y el mar le obedecen”. Por fin,
llegan al otro lado del lago sanos y salvos (Marcos 4:41-
5:1). Probablemente, los otros barcos pudieron regresar
a la costa oeste, de donde habían salido.
Sin duda, nos tranquiliza mucho saber que el Hijo
de Dios tiene el poder de controlar las fuerzas de la
naturaleza. Cuando él reine sobre toda la Tierra, todo
el mundo vivirá en seguridad, pues ya no habrá más
catástrofes naturales.

 ¿Qué causas naturales pudieron provocar la fuerte


tormenta que se levantó en el mar de Galilea?
 ¿Qué hacen los discípulos, desesperados?
 ¿Por qué es tranquilizador saber lo que hizo Jesús?

192 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


45 JESÚS EXPULSA MUCHOS
DEMONIOS DE UNA VEZ
MATEO 8:28-34 MARCOS 5:1-20 LUCAS 8:26-39

˙ EXPULSA A UNOS DEMONIOS Y DEJA QUE ENTREN


EN UNOS CERDOS

Cuando los discípulos llegan a la orilla tras la horri-


ble experiencia que han tenido en el mar, se llevan
un enorme susto. Dos hombres muy violentos que
están poseídos por demonios salen de un cemente-
rio cercano y corren hacia Jesús. Los relatos de
Marcos y Lucas se centran solo en uno de ellos.
¿Por qué? Quizás porque es el más agresivo y por-
que es el que lleva más tiempo bajo el control de
los demonios.
Este pobre hombre va desnudo. Día y noche anda
“entre las tumbas y por las montañas gritando y
cortándose con piedras” (Marcos 5:5). Es tan vio-
lento que la gente tiene miedo de pasar por el tra-
mo del camino donde suele estar. Algunos han
intentado sujetarlo con cadenas y grilletes, pero él
JES ÚS EXPULSA MUCHOS DEMONIOS DE UNA VEZ 193
siempre los rompe. Nadie tiene fuerzas para domi-
narlo.
El hombre se acerca a Jesús y cae a sus pies. En-
tonces, los demonios que lo controlan le hacen gri-
tar con fuerza: “¿Qué tengo que ver contigo, Je-
sús, Hijo del Dios Altísimo? Júrame por Dios que
no me atormentarás”. A continuación, Jesús de-
muestra que tiene autoridad sobre los espíritus mal-
vados al decir: “Tú, espíritu maligno, sal del hom-
bre” (Marcos 5:7, 8).
En realidad, el hombre está poseído por muchos
demonios. Por eso, cuando Jesús le pregunta su
nombre, responde: “Me llamo Legión [...], porque
somos muchos” (Marcos 5:9). Una legión romana
está formada por miles de soldados, así que ese
nombre indica que son muchos los demonios que lo
controlan. Estos malvados espíritus, que disfrutan
haciendo sufrir al hombre, le suplican a Jesús que
no los mande “al abismo”. Por lo visto, saben lo que
les espera tanto a ellos como a su líder, Satanás
(Lucas 8:31).
En los alrededores hay una piara de unos
2.000 cerdos, animales que son inmundos según la
194 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Ley y que los judíos no deberían tener. De modo
que los demonios le piden a Jesús: “Mándanos con
los cerdos para que entremos en ellos” (Marcos
5:12). Como Jesús les da permiso para hacerlo, sa-
len del hombre y entran en los cerdos. En ese mo-
mento, los 2.000 animales se lanzan en estampida
por un precipicio y se ahogan en el mar.
Cuando los que cuidan los cerdos ven eso, salen
corriendo y cuentan en la ciudad y en el campo la
noticia de lo sucedido. Así que la gente acude a ver
qué ha pasado. Al llegar, se encuentran al hombre
en buen estado y en su sano juicio. Además, está
vestido y sentado a los pies de Jesús.
Quienes se enteran de lo que ha pasado o ven al
hombre se asustan mucho, pues temen lo que pue-
da hacer Jesús después. Por eso, le piden que se
marche de la región. Cuando Jesús se sube a la bar-
ca, el hombre le suplica que le deje ir con él. Pero
Jesús le dice: “Vete a tu casa. Vuelve con tus pa-
rientes y cuéntales todo lo que Jehová ha hecho por
ti y c ómo te tuvo compasión” (Marcos 5:19).
Normalmente, Jesús les dice a las personas que
sana que no se lo cuenten a nadie, porque no quiere
JES ÚS EXPULSA MUCHOS DEMONIOS DE UNA VEZ 195
que la gente saque conclusiones sobre él basándose
en informes sensacionalistas. Pero, en este caso, el
hombre que había estado endemoniado es una prue-
ba viviente del poder de Jesús y podrá darles testi-
monio a quienes tal vez no tengan la oportunidad
de escuchar a Jesús en persona. Además, su testi-
monio tal vez contrarreste las cosas negativas que
se digan por la muerte de los cerdos. Así que el
hombre se va y empieza a proclamar por toda la De-
c ápolis lo que Jesús hizo por él.

 ¿Por qué se centran los relatos de Marcos y Lucas


en uno de los hombres endemoniados?
 ¿Qué saben los demonios sobre el futuro que
les espera?
 ¿Por qué le pide Jesús al hombre que estaba
endemoniado que les cuente a otras personas
lo que hizo por él?

196 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


46 SE CURA AL TOCAR
LA ROPA DE JESÚS
MATEO 9:18-22 MARCOS 5:21-34 LUCAS 8:40-48

˙ UNA MUJER SE CURA AL TOCAR EL MANTO


DE JESÚS

La noticia de que Jesús ha regresado de la Dec ápo-


lis se extiende entre los judíos que viven en la cos-
ta noroeste del mar de Galilea. Es probable que mu-
chos se hayan enterado de que Jesús calmó el viento
y el mar durante la última tormenta y que algunos
sepan que curó a unos hombres que estaban ende-
moniados. De ahí que “una gran multitud” se reú-
na en la orilla del mar, quizás cerca de Capernaúm,
para recibir a Jesús (Marcos 5:21). Todos están
deseando ver qué más hará cuando baje de la barca.
Entre la multitud hay un hombre que está deses-
perado por ver a Jesús. Se llama Jairo y es presiden-
te de una sinagoga, tal vez en Capernaúm. Al ver-
lo, cae a sus pies y le dice una y otra vez: “Mi niña
está muy grave. Ven, por favor, y pon tus manos
SE CURA AL TOCAR LA ROPA DE JES ÚS 197
sobre ella para que se cure y siga viviendo” (Mar-
cos 5:23). ¿C ómo responderá Jesús a estas intensas
súplicas? La hija de Jairo solo tiene 12 años, y él la
quiere muchísimo (Lucas 8:42).
Mientras Jesús va de camino a la casa de Jairo,
vive otra situación muy emotiva. Lo acompañan
muchas personas que están entusiasmadas porque
piensan que lo verán realizar otro milagro. Pero en-
tre ellas hay una mujer que solo piensa en curarse
de su grave enfermedad.
Esta mujer judía lleva 12 años sufriendo hemorra-
gias. Ha ido a ver a muchos médicos y ha gastado
todo su dinero en tratamientos, pero no ha mejora-
do nada. Al contrario, ha empeorado (Marcos 5:26).
Esta enfermedad seguramente la deja muy débil.
Además, hace que se sienta humillada y avergonza-
da. Nadie que la tuviera iría por ahí contándoselo
a los demás. Por otro lado, la Ley de Moisés dice
que cualquier mujer con p érdidas de sangre es
impura y no puede adorar a Dios con otras perso-
nas. De modo que quien la toque a ella o toque su
ropa manchada de sangre tiene que lavarse y ser
198 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
considerado impuro hasta el atardecer (Levítico 15:
25-27).
Esta mujer ha oído lo que cuentan de Jesús y por
eso ha salido a buscarlo. Pero, como se encuentra
en estado de impureza, se mete entre la multitud
tratando de pasar lo más desapercibida posible.
Va pensando: “Seguro que con solo tocarle la ropa
me pondré bien”. Cuando por fin toca el borde del
manto de Jesús, siente de inmediato que ha dejado
de sangrar. ¡Se ha curado de esa “angustiosa enfer-
medad”! (Marcos 5:27-29).
Enseguida Jesús pregunta: “¿Quién me toc ó?”. ¿Se
imagina c ómo debe sentirse la mujer al oír eso?
En ese momento, Pedro, pensando que se trata de
una pregunta absurda, le contesta: “Estás rodeado
de gente y te están apretando”. Entonces, ¿por qué
hace Jesús esa pregunta? Él explica: “Alguien me
toc ó, porque sé que ha salido poder de mí” (Lucas
8:45, 46). En efecto, la mujer se ha curado gracias
al poder que salió de él.
Al darse cuenta de que no ha logrado pasar
inadvertida, la mujer cae ante Jesús asustada y
SE CURA AL TOCAR LA ROPA DE JES ÚS 199
temblando. Enfrente de todo el mundo, le confiesa
todo sobre su enfermedad y le dice que acaba de
curarse. Jesús la consuela con estas bondadosas pa-
labras: “Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y que-
da sana de tu angustiosa enfermedad” (Marcos
5:34).
Sin duda, el rey que Dios ha escogido para gober-
nar la Tierra es cariñoso y compasivo. Y, además de
interesarse por la gente, tiene el poder para ayu-
darla.

 ¿Por qué va la gente a recibir a Jesús cuando regresa


a la zona de Capernaúm?
 ¿Qué problema de salud tiene una mujer, y por qué
sale a buscar a Jesús?
 ¿C ómo se cura la mujer? ¿Qué le dice Jesús para
tranquilizarla?

200 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


47 UNA NIÑA VUELVE A VIVIR
MATEO 9:18, 23-26 MARCOS 5:22-24, 35-43
LUCAS 8:40-42, 49-56

˙ JESÚS RESUCITA A LA HIJA DE JAIRO

Jairo acaba de ver c ómo curó Jesús a la mujer que


tenía hemorragias, así que está seguro de que tam-
bién puede ayudar a su hija, aunque cree que ya
debe de estar muerta (Mateo 9:18). ¿Podrá todavía
hacer algo por ella?
Mientras Jesús aún está hablando con la mujer a
la que ha curado, llegan unos hombres de la casa de
Jairo y le dicen a Jairo: “Tu hija ya murió. ¿Para qué
molestar más al Maestro?” (Marcos 5:35).
La noticia lo deja destrozado. Este hombre, que
es alguien muy respetado en la comunidad, se sien-
te completamente impotente ante esta situación.
¡Su única hija acaba de morir! Sin embargo, Jesús,
que ha oído lo que le han dicho, lo mira y lo anima
con estas palabras: “No temas, solo demuestra fe”
(Marcos 5:36).
UNA NI ÑA VUELVE A VIVIR 201
Entonces, Jesús lo acompaña hasta su casa. Al lle-
gar, se encuentran con un gran alboroto. La gen-
te está llorando, gritando y golpeándose el pe-
cho de tristeza. Jesús entra en la casa y les dice
algo sorprendente: “La niña no ha muerto, está
dormida” (Marcos 5:39). Al oír eso, la gente em-
pieza a burlarse de él porque sabe que la niña
está muerta. No obstante, Jesús está a punto de
demostrarles que, con el poder de Dios, es posible
devolverle la vida a alguien que ha muerto, tal
y como se despierta a alguien de un sueño pro-
fundo.
Jesús hace salir de la casa a todo el mundo excep-
to a Pedro, Santiago, Juan y los padres de la niña.
Luego va con ellos hasta donde está echada la pe-
queña y, tomándola de la mano, le dice: “Tálitha
cúmi”, que significa “pequeña, te digo ‘¡Levántate!’ ”
(Marcos 5:41). Al instante, la niña se levanta y
empieza a caminar. ¡Imagínese la inmensa alegría
que sienten Jairo y su esposa! A continuación, Jesús
pide que le den a la niña algo de comer, dando así
una prueba más de que está viva.
202 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
En otras ocasiones, Jesús les pidió a las personas
a las que sanó que no le contaran a nadie lo que ha-
bía hecho por ellas, y en este caso les pide lo mis-
mo a los padres de la niña. Sin embargo, la noticia
corre “por toda aquella región” (Mateo 9:26). Cla-
ro, después de ver c ómo resucita un familiar o un
amigo, ¿quién no lo contaría? Según los Evangelios,
esta es la segunda resurrección que realiza Jesús.

 ¿Qué noticia le dan a Jairo, y cómo lo anima Jesús?


 ¿Con qué situación se encuentran Jesús y Jairo
cuando llegan a la casa?
 ¿Por qué dice Jesús que la niña solo está dormida?

UNA NI ÑA VUELVE A VIVIR 203


48 REALIZA MILAGROS,
PERO LO RECHAZAN
EN NAZARET
MATEO 9:27-34; 13:54-58 MARCOS 6:1-6

˙ JESÚS CURA A DOS CIEGOS Y A UN MUDO


˙ LA GENTE DE NAZARET NO CREE EN JESÚS

Jesús ha tenido un día muy ocupado. Después de


regresar de la región de la Dec ápolis, curó a una
mujer con hemorragias y resucitó a la hija de Jai-
ro. Sin embargo, el día aún no ha terminado. Al sa-
lir de la casa de Jairo, lo siguen dos hombres ciegos
que van gritando: “¡Ten compasión de nosotros,
Hijo de David!” (Mateo 9:27).
Al llamar a Jesús “Hijo de David”, estos hombres
demuestran que creen que Jesús es el heredero del
trono de David y, por lo tanto, el Mesías. Jesús
no hace mucho caso de sus gritos, tal vez porque
quiere ver hasta qué grado insisten en llamar su
atención. Pero ellos no se dan por vencidos. Cuan-
do Jesús entra en una casa, lo siguen. Entonces Je-
204 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
sús les pregunta: “¿Tienen fe en que yo puedo cu-
rarlos?”. “Sí, Señor”, responden con total confianza.
De modo que Jesús les toca los ojos y les dice: “Que
lo que pidieron se cumpla de acuerdo con la fe que
tienen” (Mateo 9:28, 29).
¡En ese mismo instante recuperan la vista! Como
en otros casos, Jesús les pide a los hombres que
no le cuenten a nadie lo que acaba de hacer. Pero
están tan contentos que se van y empiezan a hablar
de Jesús por toda la región.
Justo cuando estos dos hombres se van, traen a la
casa donde está Jesús a un hombre que no puede
hablar porque está poseído por un demonio. Jesús
expulsa al espíritu maligno y el mudo enseguida em-
pieza a hablar. Al ver eso, la gente se queda muy
asombrada y dice: “Nunca se ha visto algo así en Is-
rael”. También están presentes unos fariseos. Como
no pueden negar que Jesús haya hecho estos mila-
gros, vuelven a acusarlo diciendo: “Por medio del
gobernante de los demonios expulsa a los demo-
nios” (Mateo 9:33, 34).
Poco después de este suceso, Jesús se dirige con
REALIZA MILAGROS, PERO LO RECHAZAN EN NAZARET 205
sus discípulos a Nazaret, la ciudad donde se crió.
Ya hace como un año que predic ó en la sinagoga de
ese lugar. En aquella ocasión, cuando empezó a en-
señarles a los presentes, todos se quedaron impre-
sionados, pero luego se ofendieron y trataron de
matarlo. Ahora Jesús intenta de nuevo ayudar a sus
antiguos vecinos.
Al llegar el sábado, va otra vez a la sinagoga para
enseñar. Muchos de los que lo escuchan se quedan
impactados y se preguntan: “¿D ónde consiguió este
hombre esta sabiduría y el poder para hacer estos
milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su
madre la que se llama María, y no son sus herma-
nos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas,
¿no viven todas aquí con nosotros? Entonces, ¿dón-
de consiguió él todas estas cosas?” (Mateo 13:54-
56).
La gente ve a Jesús como si fuera uno más del lu-
gar. Piensan: “Pero, si lo hemos visto crecer, ¿c ómo
va a ser el Mesías?”. Así que lo rechazan, a pesar de
su gran sabiduría y sus milagros. Ni siquiera sus fa-
miliares, como lo conocen de siempre, creen en él.
206 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Por eso, Jesús reconoce: “Al profeta se le honra en
todos lados menos en su propia tierra y en su pro-
pia casa” (Mateo 13:57).
Jesús está sorprendido por la falta de fe de los
habitantes de Nazaret. De modo que no realiza allí
“ningún milagro excepto curar a unos cuantos en-
fermos poniendo sus manos sobre ellos” (Marcos 6:
5, 6).

 Al llamar a Jesús “Hijo de David”, ¿qué demuestran


los ciegos?
 ¿Qué vuelven a decir los fariseos sobre los milagros
de Jesús?
 ¿C ómo reciben a Jesús en Nazaret, y por qué?

REALIZA MILAGROS, PERO LO RECHAZAN EN NAZARET 207


49 PREDICA POR GALILEA
Y CAPACITA
A LOS AP ÓSTOLES
MATEO 9:35-10:15 MARCOS 6:6-11 LUCAS 9:1-5

˙ JESÚS RECORRE DE NUEVO GALILEA


˙ ENV ÍA A LOS AP ÓSTOLES A PREDICAR

Jesús lleva predicando intensamente unos dos años,


pero no por eso concluye que deba aflojar el paso
y descansar. Al contrario, empieza a “recorrer to-
das las ciudades y aldeas” de Galilea “enseñando en
sus sinagogas, predicando las buenas noticias del
Reino y curando todo tipo de enfermedades y todo
tipo de dolencias” (Mateo 9:35). Lo que ve durante
su ministerio lo convence de que debe predicarles
a muchas más personas. Pero ¿c ómo lo logrará?
Mientras viaja, Jesús se da cuenta de que mu-
chas personas necesitan ayuda espiritual y consue-
lo, pues son como ovejas maltratadas y abandona-
das que no tienen pastor. Jesús siente compasión
por ellas. Por eso les dice a sus discípulos: “La co-
208 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
secha realmente es mucha, pero los trabajadores
son pocos. Así que ruéguenle al Dueño de la cose-
cha que mande trabajadores a su cosecha” (Mateo
9:37, 38).
A fin de ayudar a más personas, Jesús divide a los
12 ap óstoles de dos en dos, formando seis parejas,
y los envía con estas claras instrucciones: “No va-
yan por el camino que lleva a otras naciones y
no entren en ninguna ciudad de Samaria. Más bien,
vayan vez tras vez a buscar a las ovejas perdidas de
la nación de Israel. Vayan predicando: ‘El Reino de
los cielos se ha acercado’ ” (Mateo 10:5-7).
El Reino que tienen que anunciar es el mismo que
Jesús mencionó en la oración del padrenuestro.
Este Reino “se ha acercado” en el sentido de que el
Rey elegido por Dios, Jesucristo, está allí con ellos.
Ahora bien, ¿c ómo demostrarán los discípulos que
son representantes de ese Reino? Con el poder que
les da Jesús, curarán a los enfermos y hasta resuci-
tarán a los muertos, algo que deberán hacer sin co-
brar nada. Pero, entonces, ¿c ómo conseguirán cu-
brir sus necesidades, como la de comer cada día?
PREDICA POR GALILEA Y CAPACITA A LOS AP ÓSTOLES 209
Jesús les dice que no hace falta que preparen
nada para el viaje. No deben llevar oro ni plata ni
cobre. Ni siquiera necesitarán una bolsa de provi-
siones ni prendas de vestir o sandalias extras. ¿Por
qué razón? Porque, como les dice Jesús, “el traba-
jador merece su alimento” (Mateo 10:10). Los discí-
pulos encontrarán personas que valorarán su men-
saje y los ayudarán a cubrir sus necesidades básicas.
Jesús les dice: “Cuando entren en una casa, quéden-
se allí hasta que se vayan de ese lugar” (Marcos
6:10).
Jesús también les enseña a empezar conversacio-
nes sobre el Reino al predicar de casa en casa. Les
dice: “Al entrar en una casa, saluden a los que es-
tén en ella. Si el hogar lo merece, que tenga la paz
que le desean; pero, si no lo merece, que esa paz
vuelva a ustedes. Si en alguna casa o en alguna ciu-
dad no los reciben ni escuchan sus palabras, al sa-
lir de allí sacúdanse el polvo de los pies” (Mateo
10:12-14).
Puede ser que hasta todo un pueblo o toda una
ciudad rechace el mensaje que llevan. ¿Cuáles serán
210 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
las consecuencias para la gente de ese lugar? Jesús
revela que recibirán un duro castigo. Les asegura:
“El Día del Juicio le será más soportable a la tierra
de Sodoma y Gomorra que a esa ciudad” (Mateo
10:15).

 ¿Cuándo comienza Jesús a recorrer de nuevo Galilea,


y de qué se da cuenta mientras viaja?
 ¿C ómo divide Jesús a los 12 ap óstoles, y qué
instrucciones les da para predicar?
 ¿En qué sentido “se ha acercado” el Reino?

PREDICA POR GALILEA Y CAPACITA A LOS AP ÓSTOLES 211


50 PREPARADOS
PARA PREDICAR
AUNQUE LOS PERSIGAN
MATEO 10:16-11:1 MARCOS 6:12, 13 LUCAS 9:6

˙ JESÚS CAPACITA A LOS AP ÓSTOLES Y LOS ENVÍA


A PREDICAR

Jesús acaba de dividir a los ap óstoles en parejas y


de darles instrucciones específicas sobre c ómo pre-
dicarle a la gente. Pero no se limita a eso. Con ca-
riño les advierte que algunas personas se opondrán
a su labor. Les dice: “Miren que los estoy enviando
como a ovejas en medio de lobos. [...] Cuidado con
la gente, porque los van a entregar a los tribunales
locales y les van a dar latigazos en sus sinagogas.
Y, por causa de mí, van a ser llevados ante gober-
nadores y reyes” (Mateo 10:16-18).
Así pues, los discípulos de Jesús deben esperar
que los persigan ferozmente. Sin embargo, él los
tranquiliza con estas palabras: “Cuando los entre-
guen, no se angustien pensando en lo que van a de-
212 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
cir o c ómo lo van a decir, porque cuando llegue el
momento se les indicará lo que deben decir. Y es
que no serán solo ustedes los que hablen: el espíri-
tu de su Padre hablará por ustedes”. Y añade: “El
hermano entregará a su hermano para que lo ma-
ten, y el padre a su hijo, y los hijos se volverán con-
tra sus padres y harán que los maten. Toda la gen-
te los odiará por causa de mi nombre. Pero el que
aguante hasta el fin será salvado” (Mateo 10:19-22).
Como la predicación es una obra tan importante,
Jesús les dice a sus discípulos que deben ser discre-
tos para que puedan seguir realizando esta labor
con libertad. Les aconseja: “Cuando los persigan en
una ciudad, huyan a otra; porque les aseguro que
de ninguna manera van a terminar de recorrer to-
das las ciudades de Israel antes de que llegue el
Hijo del Hombre” (Mateo 10:23).
¡Qué importantes son para los 12 ap óstoles las
instrucciones, las advertencias y el ánimo que les da
Jesús! Ahora bien, esas palabras también van dirigi-
das a los que lleven a cabo la predicación después
de la muerte y resurrección de Jesús. ¿C ómo lo
PREPARADOS PARA PREDICAR AUNQUE LOS PERSIGAN 213
sabemos? Fíjese en que Jesús dice que sus discípu-
los serían odiados por “toda la gente”, algo que
no les sucede a los ap óstoles en esta ocasión. Ade-
más, los Evangelios no dicen que ellos fueran lleva-
dos ante gobernadores y reyes durante este breve
recorrido que hacen predicando por Galilea. Tam-
poco dicen que sus familiares los entregaran para
que los mataran.
Por tanto, no hay duda de que Jesús está hablan-
do de lo que ocurrirá en el futuro. De hecho, al afir-
mar que sus discípulos no terminarán de predicar
en todas las ciudades “antes de que llegue el Hijo
del Hombre”, está indicando que no concluirán la
obra de predicar el Reino de Dios antes de que lle-
gue como Juez el glorificado Rey Jesucristo.
Los ap óstoles no deben sorprenderse de que la
gente se oponga a su predicación, pues Jesús les ex-
plica que “el estudiante no está por encima de su
maestro, ni el esclavo por encima de su amo”.
La idea está clara: él está siendo maltratado y per-
seguido por predicar el Reino de Dios, y a sus dis-
cípulos les sucederá lo mismo. No obstante, les
214 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
dice: “No teman a los que matan el cuerpo pero
no pueden matar el alma. Más bien, teman al que
puede destruir tanto el alma como el cuerpo en la
Gehena” (Mateo 10:24, 28).
Jesús nos dio un buen ejemplo al respecto. Fue
valiente y prefirió morir antes que ser desleal a
Jehová, el único que tiene poder absoluto. Solo el
Dios todopoderoso puede destruir “el alma” de una
persona, es decir, quitarle la posibilidad de volver a
vivir en el futuro. Y solo él puede resucitar a al-
guien y darle vida eterna. ¡Cuánto debe tranquilizar
a los ap óstoles este hecho!
A continuación, Jesús les explica lo mucho que le
importan ellos a Dios: “Se venden dos gorriones por
una moneda de poco valor, ¿no es cierto? Sin em-
bargo, ni uno de ellos cae a tierra sin que su Padre
lo sepa”. Y añade: “Así que no tengan miedo. Uste-
des valen más que muchos gorriones” (Mateo 10:
29, 31).
Jesús les indica también que su mensaje separará
a las familias, pues algunos lo aceptarán y otros no,
y les dice: “No piensen que vine a traer paz a la
PREPARADOS PARA PREDICAR AUNQUE LOS PERSIGAN 215
tierra”. Sin duda, hay que ser muy valiente para
aceptar la verdad de la Biblia aunque el resto de la
familia no lo haga. Jesús advierte: “El que quiere
más a su padre o a su madre que a mí no es digno
de mí; y el que quiere más a su hijo o a su hija que
a mí no es digno de mí” (Mateo 10:34, 37).
A pesar de todo, algunas personas sí recibirán
bien a los discípulos. Jesús declara: “Quien le dé
aunque sea un vaso de agua fresca a uno de estos
pequeños porque es mi discípulo de ninguna mane-
ra se quedará sin su recompensa” (Mateo 10:42).
Gracias a las instrucciones, las advertencias y el
ánimo que reciben de Jesús, los ap óstoles están bien
preparados. Así que parten y van “de aldea en aldea
anunciando las buenas noticias y curando a los en-
fermos por todas partes” (Lucas 9:6).

 ¿Qué advertencias les da Jesús a sus discípulos?


 ¿Qué les dice Jesús a sus discípulos para animarlos
y consolarlos?
 ¿Por qué podemos decir que las instrucciones de
Jesús son también para nosotros?

216 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


51 SE COMETE UN ASESINATO
DURANTE
UN CUMPLEAÑOS
MATEO 14:1-12 MARCOS 6:14-29 LUCAS 9:7-9

˙ HERODES MANDA QUE LE CORTEN LA CABEZA


A JUAN EL BAUTISTA

Mientras los ap óstoles de Jesús están predicando en


Galilea, el que preparó el camino para la llegada de
Jesús, Juan el Bautista, sigue preso. Ya lleva encarce-
lado casi dos años.
Juan condenó abiertamente el matrimonio del rey
Herodes Antipas con Herodías, pues ella era la espo-
sa de su medio hermano Filipo. Herodes afirma obe-
decer la Ley mosaica, pero al divorciarse de su prime-
ra esposa para casarse con Herodías está yendo en
contra de la Ley y cometiendo adulterio. Como Juan
denunció estos hechos, Herodes lo metió en la c árcel,
tal vez presionado por la propia Herodías.
Pero ahora no sabe qué hacer con Juan, porque la
gente lo considera un profeta (Mateo 14:5). En cam-
bio, Herodías lo tiene bien claro. Le guarda tanto
SE COMETE UN ASESINATO DURANTE UN CUMPLEA ÑOS 217
rencor que lo único que quiere es verlo muerto (Mar-
cos 6:19). Y por fin se le presenta la oportunidad que
lleva tiempo buscando.
Poco antes de la Pascua del año 32, Herodes hace
una gran fiesta para celebrar su cumpleaños. Invita a
los altos funcionarios, a los comandantes del ej ército
y a las personalidades más importantes de Galilea.
Durante la fiesta, sale a bailar la joven Salomé, hija
de Herodías y su anterior esposo, Filipo. A todos los
invitados les encanta la actuación.
Herodes también está muy contento por el espec-
táculo de su hijastra, así que le dice: “Pídeme lo que
quieras y te lo daré”. Incluso le llega a jurar: “Te daré
cualquier cosa que me pidas, hasta la mitad de mi
reino”. Pero, antes de responderle, Salomé va a su ma-
dre y le pregunta: “¿Qué le pido?” (Marcos 6:22-24).
¡Aquí está su oportunidad de oro! “La cabeza de
Juan el Bautista”, le dice Herodías sin dudar. De in-
mediato, la joven regresa a Herodes y le dice: “Quie-
ro que ahora mismo me des la cabeza de Juan el Bau-
tista en una bandeja” (Marcos 6:24, 25).
Esto entristece profundamente a Herodes. Pero los
invitados han oído el juramento que ha hecho, así que
218 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
tiene que cumplir su palabra si no quiere pasar ver-
güenza aunque para ello tenga que asesinar a un hom-
bre inocente. De modo que Herodes envía a uno de
sus guardias personales a la c árcel para que lleve a
cabo la macabra petición. Poco después, este regresa
con la cabeza de Juan en una bandeja, se la entrega a
Salomé y ella se la da a su madre.
Cuando los discípulos de Juan se enteran de lo su-
cedido, van a buscar el cadáver, lo entierran e infor-
man del asunto a Jesús.
Más tarde, cuando Herodes escucha que Jesús está
curando enfermos y expulsando demonios, se queda
muy desconcertado. Se pregunta si el hombre que
está haciendo estas cosas será en realidad Juan el
Bautista “levantado de entre los muertos” (Lucas 9:7).
De modo que ahora tiene muchas ganas de ver a Je-
sús, pero no para escuchar su mensaje. Lo que desea
es comprobar si sus temores están justificados o no.

 ¿Por qué está en prisión Juan el Bautista?


 Al final, ¿cómo consigue Herodías que Juan acabe
asesinado?
 ¿Por qué quiere Herodes Antipas ver a Jesús después
de la muerte de Juan?

SE COMETE UN ASESINATO DURANTE UN CUMPLEA ÑOS 219


52 ALIMENTA A MILES
DE PERSONAS
CON UNOS CUANTOS PANES
Y PESCADOS
MATEO 14:13-21 MARCOS 6:30-44 LUCAS 9:10-17
JUAN 6:1-13

˙ JESÚS DA DE COMER A 5.000 HOMBRES

Los 12 ap óstoles han disfrutado predicando por Ga-


lilea y a su regreso le cuentan a Jesús todas las cosas
que han hecho y enseñado. Como es natural, están
cansados. Pero ni siquiera tienen tiempo para comer
porque siempre hay mucha gente yendo y viniendo.
Así que Jesús les dice: “Vengan conmigo, vamos so-
los a un lugar retirado para que descansen un poco”
(Marcos 6:30, 31).
Entonces se suben a una barca, probablemente cer-
ca de Capernaúm, y se dirigen a un lugar retirado al
este del río Jordán, más allá de Betsaida. Sin embar-
go, muchos que los ven salir y otros que se enteran
van corriendo por la orilla y llegan allí antes que la
barca.
220 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Al bajar de la barca y ver a la multitud, Jesús se
conmueve profundamente porque son como ovejas sin
pastor. Por eso empieza a “enseñarles muchas cosas”
sobre el Reino (Marcos 6:34). Además, cura a todos
los que lo necesitan (Lucas 9:11). Al atardecer, los dis-
cípulos le dicen: “Este lugar está retirado y ya es tar-
de. Despide a las multitudes para que vayan a las al-
deas y se compren algo de comer” (Mateo 14:15).
Pero Jesús les contesta: “No hace falta que se vayan.
Denles de comer ustedes” (Mateo 14:16). Aunque él
ya sabe lo que va a hacer, pone a prueba a Felipe con
esta pregunta: “¿Dónde compraremos pan para que
esta gente coma?”. Es normal que se lo pregunte a Fe-
lipe porque él es de la zona de Betsaida. No obstante,
es imposible comprar pan para tanta gente. Allí hay
5.000 hombres y, contando a las mujeres y a los niños,
puede que en total haya más de 10.000 personas.
De modo que Felipe responde: “Ni 200 denarios de
pan alcanzarían para que cada uno comiera un poco”
(Juan 6:5-7). Imagínese, ¡un denario es lo que gana al
día un trabajador!
Quizás para mostrar que no pueden alimentarlos a
todos, Andrés dice: “Aquí hay un niño que tiene cinco
ALIMENTA A MILES DE PERSONAS CON UNOS CUANTOS PANES Y PESCADOS 221
panes de cebada y dos pescaditos. Pero ¿qué es eso
para tanta gente?” (Juan 6:9).
Como es primavera —tan solo faltan unos días para
la Pascua del año 32—, las colinas están cubiertas de
hierba. De modo que Jesús les pide a sus discípulos
que hagan que la gente se siente sobre la hierba en
grupos de 50 y de 100. A continuación, toma los cin-
co panes y los dos pescados y le da gracias a Dios.
Entonces parte los panes y se los entrega a los discí-
pulos junto con los pescados para que ellos los repar-
tan entre la gente. Por increíble que parezca, todos
comen hasta quedar satisfechos.
Después, Jesús les dice a sus discípulos: “Recojan
los pedazos que sobraron para que no se desperdicie
nada” (Juan 6:12). Ellos lo hacen y llenan hasta 12 ca-
nastas con lo que queda.

 ¿Por qué busca Jesús un lugar retirado para estar


a solas con sus ap óstoles?
 ¿Adónde van Jesús y sus discípulos, y con qué
situación se encuentran allí?
 ¿Qué le piden a Jesús sus discípulos, pero cómo
atiende él las necesidades de la gente?

222 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


53 UN GOBERNANTE
CAPAZ DE CONTROLAR
LAS FUERZAS
DE LA NATURALEZA
MATEO 14:22-36 MARCOS 6:45-56 JUAN 6:14-25

˙ LA GENTE QUIERE HACER REY A JESÚS


˙ JESÚS CAMINA SOBRE EL MAR Y CALMA EL VIENTO

La gente se queda muy impactada al ver que Jesús pue-


de alimentar de forma milagrosa a miles de personas.
Piensan que “este es el Profeta que tenía que venir al
mundo”, el Mesías, y que sin duda sería un buen rey
(Juan 6:14; Deuteronomio 18:18). Así que tienen la in-
tención de llevárselo a la fuerza y hacerlo rey.
Como Jesús sabe lo que quieren hacer con él, despide
a las multitudes y les dice a sus discípulos que regresen
a la barca y que vayan en dirección a Betsaida y luego a
Capernaúm. Pero él sube a una montaña para orar a so-
las esa noche.
Poco antes de amanecer, bajo la luz de la luna, Jesús
ve la barca a lo lejos. Se da cuenta de que las olas están
golpeando con fuerza la embarcación y de que a los
UN GOBERNANTE CAPAZ DE CONTROLAR LAS FUERZAS DE LA NATURALEZA 223
ap óstoles les está costando mucho remar porque tienen
el viento en contra (Marcos 6:48). Enseguida, Jesús baja
de la montaña y empieza a caminar por encima del mar
embravecido hacia ellos. Para este momento, los ap ósto-
les ya han remado “unos cinco o seis kilómetros [tres o
cuatro millas]” (Juan 6:19). Entonces ven a Jesús, que
parece que los va a pasar de largo, y gritan muy asusta-
dos: “¡Es un fantasma!” (Marcos 6:49).
Jesús los calma con estas palabras: “¡Ánimo! Soy yo.
No tengan miedo”. Pero Pedro le contesta: “Señor, si
eres tú, ordéname que vaya hacia ti sobre el agua”. Jesús
le dice: “¡Ven!”. Entonces, Pedro sale de la barca y se
pone a caminar sobre el agua en dirección a Jesús. Sin
embargo, al fijarse en la fuerza del viento, le da miedo
y empieza a hundirse. Por eso, grita: “¡Señor, sálvame!”.
Así que Jesús extiende la mano, lo agarra y le dice:
“Hombre de poca fe, ¿por qué te dejaste vencer por la
duda?” (Mateo 14:27-31).
Pedro y Jesús suben a la barca, y el viento se calma.
Los discípulos están muy asombrados, pero ¿tienen ra-
zón para estarlo? Si hubieran captado “el significado del
milagro de los panes” que Jesús realizó tan solo unas ho-
ras antes cuando dio de comer a miles de personas,
no debería sorprenderles ahora que pueda caminar so-
224 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
bre el agua y calmar el viento. Sin embargo, le rinden
homenaje diciendo: “Tú eres el Hijo de Dios” (Marcos
6:52; Mateo 14:33).
Poco después, se acercan a la hermosa y fértil llanura
de Genesaret, al sur de Capernaúm. Echan el ancla y ba-
jan de la barca. Quienes están allí reconocen enseguida
a Jesús, de modo que personas de toda la región le lle-
van a los enfermos. Todos ellos se curan por completo
con tan solo tocar el borde del manto que lleva puesto.
Mientras tanto, la multitud que estuvo presente cuan-
do Jesús alimentó milagrosamente a miles de personas
se da cuenta de que él se ha marchado. Así que, en cuan-
to llegan unas pequeñas barcas desde Tiberíades, la gen-
te se sube a ellas y se dirige a Capernaúm en busca de Je-
sús. Cuando lo encuentran, le preguntan: “Rabí, ¿cuándo
llegaste ac á?” (Juan 6:25). Entonces, Jesús los reprende,
y con razón, como veremos más adelante.

 Después de que Jesús alimenta a miles de personas,


¿qué planea la gente hacer con él?
 ¿Por qué no debería sorprenderles a los discípulos que
Jesús pueda caminar sobre el mar y calmar el viento?
 ¿Qué ocurre cuando Jesús llega a la orilla, cerca
de Capernaúm?

UN GOBERNANTE CAPAZ DE CONTROLAR LAS FUERZAS DE LA NATURALEZA 225


54 JESÚS ES
“EL PAN DE LA VIDA”
JUAN 6:25-48

˙ JESÚS ES “EL PAN DEL CIELO”

En la costa este del mar de Galilea, Jesús alimentó de


forma milagrosa a miles de personas y después se mar-
chó porque querían hacerlo rey. Por la noche, caminó
sobre las aguas embravecidas y rescató a Pedro, quien
también caminó sobre el mar y luego empezó a hun-
dirse porque su fe se tambale ó. Además, Jesús calmó
el viento, con lo que quizás evitó que sus discípulos
naufragaran.
Ahora Jesús está de nuevo en la costa oeste, en la re-
gión de Capernaúm. Las personas a las que alimentó
de forma milagrosa lo encuentran y le preguntan:
“¿Cuándo llegaste acá?”. Entonces, él los reprende por-
que solo lo buscan para que les dé de comer otra vez.
Los anima a trabajar por “el alimento que dura y lleva
a vida eterna” y no por “el alimento que se echa a per-
der”. Al oír esto, ellos le preguntan: “¿Qué debemos ha-
cer para realizar las obras de Dios?” (Juan 6:25-28).
226 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Con esta pregunta, tal vez estén pensando en las
obras que la Ley exige, pero Jesús les habla de algo de
mucho más valor: “Esta es la obra de Dios: que de-
muestren fe en el que él envió”. Pero la gente no tiene
fe en Jesús. A pesar de todo lo que ya ha hecho, le pi-
den que haga un milagro que los ayude a creer en él.
Le preguntan: “¿Qué obra haces tú? Nuestros antepa-
sados comieron el maná en el desierto, tal como está
escrito: ‘Les dio de comer pan del cielo’ ” (Juan 6:29-
31; Salmo 78:24).
En respuesta a su petición, Jesús les indica quién es
realmente el que hace posible estos milagros: “De ver-
dad les aseguro que Moisés no les dio el pan del cie-
lo, sino que mi Padre les da el verdadero pan del cie-
lo. Porque el pan de Dios es aquel que ha bajado del
cielo y da vida al mundo”. Pero ellos, sin entender lo
que les quiere decir, le suplican: “Señor, danos siem-
pre de ese pan” (Juan 6:32-34). Ahora bien, ¿qué re-
presenta el pan del que habla Jesús?
Él les explica: “Yo soy el pan de la vida. El que ven-
ga a mí nunca más tendrá hambre, y el que demues-
tre fe en mí nunca más tendrá sed. Pero, como ya les
dije, ustedes me han visto y aun así no creen. [...]
JES ÚS ES “EL PAN DE LA VIDA” 227
Porque no baj é del cielo para hacer mi voluntad, sino
la voluntad del que me envió. Esta es la voluntad del
que me envió: que no pierda a ninguno de todos los
que él me ha entregado, sino que los resucite en el úl-
timo día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que
todo el que reconozca al Hijo y demuestre fe en él ten-
ga vida eterna” (Juan 6:35-40).
Cuando oyen esto, los judíos se enojan y empiezan
a murmurar de Jesús. ¿C ómo es posible que diga que
es “el pan que baj ó del cielo”? (Juan 6:41). Para ellos
es solo el hijo de un matrimonio de la ciudad galilea
de Nazaret. Por eso preguntan: “¿Este no es Jesús hijo
de José? ¿Acaso no conocemos a su padre y a su ma-
dre?” (Juan 6:42).
Al ver su reacción, Jesús les dice: “Dejen de murmu-
rar entre ustedes. Nadie puede venir a mí a menos que
el Padre, que me envió, lo traiga; y a ese yo lo resucita-
ré en el último día. Está escrito en los Profetas: ‘Todos
ellos serán enseñados por Jehová’. Todo el que escucha
al Padre y aprende de él viene a mí. No es que alguien
haya visto al Padre aparte del que viene de Dios; ese sí
ha visto al Padre. De verdad les aseguro que el que cree
tendrá vida eterna” (Juan 6:43-47; Isaías 54:13).
228 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Tiempo atrás, cuando Jesús habló con Nicodemo,
relacionó la vida eterna con tener fe en el Hijo del
Hombre, es decir, el Hijo unigénito de Dios. Indic ó
que todos los que demuestren fe en él no serán des-
truidos, sino que vivirán para siempre (Juan 3:15, 16).
Pero en esta ocasión, en que se dirige a mucha más
gente, les dice que por medio de él pueden alcanzar
vida eterna, algo que ni el maná les pudo dar ni les
dará el pan que comen todos los días en Galilea. Por
eso, Jesús les recalca cuál es el medio para conseguir
la vida eterna, diciéndoles: “Yo soy el pan de la vida”
(Juan 6:48).
Esta conversación sobre el pan del cielo no termina
aquí, sino que se intensifica mientras Jesús enseña en
una sinagoga de Capernaúm.

 Teniendo en cuenta los últimos acontecimientos, ¿por


qué no es razonable que le pidan a Jesús que haga un
milagro?
 ¿C ómo reaccionan los judíos cuando Jesús dice que él
es el auténtico “pan del cielo”?
 ¿Por qué es superior el pan del que habla Jesús al
maná o al pan literal?

JES ÚS ES “EL PAN DE LA VIDA” 229


55 MUCHOS SE ESCANDALIZAN
CON LAS PALABRAS
DE JESÚS
JUAN 6:48-71

˙ JESÚS DICE QUE HAY QUE COMER SU CARNE


Y BEBER SU SANGRE
˙ MUCHOS SE OFENDEN Y DEJAN DE SEGUIRLO

Estando en una sinagoga de Capernaúm, Jesús vuel-


ve a enseñar que él es el verdadero pan del cielo.
Por lo visto, lo que menciona es una continuación
de lo que les dijo a quienes comieron los panes y
los pescados en la costa este del mar de Galilea y
regresaron de allá.
Jesús dice: “Los antepasados de ustedes comieron
el maná en el desierto y de todas maneras murie-
ron”. Y, haciendo un contraste, les explica: “Yo soy
el pan vivo que bajó del cielo. Si alguien come de
este pan, vivirá para siempre. De hecho, el pan que
yo voy a entregar para que el mundo viva es mi car-
ne” (Juan 6:48-51).
230 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
En la primavera del año 30, Jesús le dijo a Nico-
demo que Dios amó tanto al mundo que entregó a
su Hijo para salvar a la humanidad. Y ahora está in-
dicando que, para conseguir la vida eterna, es nece-
sario alimentarse de su carne, es decir, demostrar
fe en el sacrificio que él hará.
Sin embargo, la gente empieza a discutir y a pre-
guntar: “¿C ómo puede este hombre darnos a comer
su carne?” (Juan 6:52). Jesús quiere que entiendan
que lo que les está diciendo tiene un sentido simb ó-
lico, no literal. Lo que dice después lo confirma.
“Si no comen la carne del Hijo del Hombre y
no beben su sangre, no tienen vida en ustedes mis-
mos. El que se alimenta de mi carne y bebe mi san-
gre tiene vida eterna, [...] porque mi carne es ali-
mento de verdad y mi sangre es bebida de verdad.
El que se alimenta de mi carne y bebe mi sangre se
mantiene en unión conmigo” (Juan 6:53-56).
Imagínese lo ofensivas que deben ser esas pala-
bras para los judíos. Tal vez piensan que Jesús les
está proponiendo practicar el canibalismo o deso-
bedecer la ley de Dios que prohíbe consumir sangre
MUCHOS SE ESCANDALIZAN CON LAS PALABRAS DE JES ÚS 231
(Génesis 9:4; Levítico 17:10, 11). Sin embargo, Jesús
no está afirmando que haya que comer su carne y
beber su sangre de manera literal. Está diciendo que
quienes deseen vivir para siempre tienen que de-
mostrar fe en el sacrificio que hará cuando ofrezca
su cuerpo humano perfecto y derrame su sangre
hasta la muerte. Pero muchos discípulos no entien-
den lo que les está enseñando. Algunos comentan:
“Este discurso es ofensivo. ¿Quién lo puede escu-
char?” (Juan 6:60).
Como Jesús se da cuenta de que algunos de sus
discípulos están murmurando, pregunta: “¿Esto los
escandaliza? ¿Entonces qué pasaría si vieran al Hijo
del Hombre subir adonde estaba antes? [...] Las pa-
labras que les he dicho son espíritu y son vida. Pero
hay algunos de ustedes que no creen”. Al oír eso,
muchos discípulos se van y dejan de ser sus segui-
dores (Juan 6:61-64).
Así que Jesús les pregunta a los 12 ap óstoles: “Us-
tedes no quieren irse también, ¿verdad?”. Y Pedro
le contesta: “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tie-
nes palabras de vida eterna. Nosotros hemos creído
232 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
y sabemos que tú eres el Santo de Dios” (Juan 6:67-
69). ¡Qué gran muestra de lealtad! Y eso que toda-
vía ni él ni los demás ap óstoles entienden por com-
pleto lo que Jesús les está enseñando.
Aunque a Jesús le agrada la respuesta de Pedro,
dice: “Yo los elegí a ustedes, a los 12, ¿no es cierto?
Sin embargo, uno de ustedes es un calumniador”
(Juan 6:70). Se está refiriendo a Judas Iscariote.
Es posible que, para este momento, Jesús ya perciba
que Judas ha empezado a desviarse del buen ca-
mino.
Aun así, Jesús sin duda se alegra de ver que Pe-
dro y los otros ap óstoles no se dejan influir por los
demás. No piensan abandonarlo ni dejar de partici-
par en la labor de salvar vidas que él está reali-
zando.

 ¿En qué sentido da Jesús su carne a la gente, y cómo


puede alguien “comerla”?
 ¿Por qué se ofende la gente al escuchar lo que dice
Jesús sobre su carne y su sangre, pero qué quiere
resaltar él en realidad?
 Cuando muchos abandonan a Jesús, ¿cómo reacciona
Pedro?

MUCHOS SE ESCANDALIZAN CON LAS PALABRAS DE JES ÚS 233


56 ¿QUÉ CONTAMINA
REALMENTE
A UNA PERSONA?
MATEO 15:1-20 MARCOS 7:1-23 JUAN 7:1

˙ JESÚS DENUNCIA ALGUNAS TRADICIONES HUMANAS

Jesús está muy ocupado predicando en Galilea, pero, al


acercarse la fiesta de la Pascua del año 32, seguramente
se dirige a Jerusalén para celebrarla, como manda la Ley
de Dios. Eso sí, lo hace con precaución, pues los judíos
quieren matarlo (Juan 7:1). Después, regresa a Galilea.
Parece que Jesús está en Capernaúm cuando unos fa-
riseos y unos escribas vienen de Jerusalén a verlo. ¿Por
qué hacen ese viaje? Están buscando algún motivo para
acusar a Jesús de desobedecer los requisitos religiosos.
Le preguntan: “¿Por qué tus discípulos pasan por alto
las tradiciones de los hombres de tiempos antiguos? Por
ejemplo, ellos no se lavan las manos antes de comer”
(Mateo 15:2). Pero lo cierto es que Dios nunca le man-
dó a su pueblo que siguiera el ritual de lavarse “las ma-
nos hasta el codo” (Marcos 7:3). Aun así, los fariseos
piensan que no hacerlo es una falta grave.
234 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Jesús, en vez de defenderse directamente de esta acu-
sación, les indica que ellos desobedecen la Ley de Dios
a prop ósito. “¿Y por qué pasan por alto ustedes los man-
damientos de Dios por seguir sus propias tradiciones?
—les pregunta—. Por ejemplo, Dios dijo: ‘Honra a tu pa-
dre y a tu madre’. Y también dijo: ‘Al que hable irrespe-
tuosamente de su padre o de su madre se le dará muer-
te’. Pero ustedes dicen: ‘El que le diga a su padre o a su
madre “Todo lo que tengo que podría usar para ayudar-
te a ti es un regalo que está dedicado a Dios”, ese ya
no tiene ninguna obligación de honrar a sus padres’ ”
(Mateo 15:3-6; Éxodo 20:12; 21:17).
Los fariseos dicen que el dinero, una propiedad o cual-
quier otra cosa que alguien ofrezca como un regalo de-
dicado a Dios pertenece al templo y no puede usarse
para nada más. Pero la verdad es que ese regalo sigue es-
tando en manos de la persona. Por ejemplo, un hijo po-
dría decir que su dinero o sus propiedades son corbán, es
decir, un regalo que está dedicado a Dios o al templo,
como si el templo tuviera más derecho a esos bienes que
sus padres. De esta forma estaría diciendo que no puede
usar sus posesiones para ayudar a sus padres mayores y
necesitados, pero sí podría seguir usándolas para él
¿QU É CONTAMINA REALMENTE A UNA PERSONA? 235
mismo si quisiera. Así evitaría la responsabilidad que tie-
ne de cuidarlos (Marcos 7:11).
Jesús se indigna al ver cómo manipulan la Ley de Dios,
así que les dice: “Ustedes, por seguir sus tradiciones, han
anulado la palabra de Dios. Hip ócritas, con razón Isaías
dijo proféticamente de ustedes: ‘Este pueblo me honra
con los labios, pero su corazón está muy lejos de mí.
De nada sirve que me estén adorando, porque enseñan
doctrinas que son mandatos de hombres’ ”. Los fariseos
no saben cómo responder a las palabras de condena de
Jesús. Por su parte, él le pide a la multitud que se acer-
que a él y les dice: “Escuchen y comprendan lo que estoy
diciendo: lo que contamina a una persona no es lo que
entra por su boca, sino lo que sale de su boca; eso es
lo que la contamina” (Mateo 15:6-11; Isaías 29:13).
Más tarde, cuando Jesús y los discípulos están en una
casa, ellos le preguntan: “¿Sabes que los fariseos se ofen-
dieron al oír lo que dijiste?”. Él les responde: “Toda plan-
ta que no ha sido plantada por mi Padre celestial será
arrancada de raíz. Así que déjenlos. Guías ciegos es lo
que son. Y, si un ciego guía a otro ciego, los dos se van
a caer en un hoyo” (Mateo 15:12-14).
A continuación, Pedro le pide a Jesús, en nombre de
los demás discípulos, que les explique mejor qué es lo
236 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
que contamina a una persona. Jesús, al parecer sorpren-
dido, les responde: “¿No se dan cuenta de que todo lo
que entra por la boca pasa por el estómago y luego ter-
mina en la letrina? En cambio, las cosas que salen por
la boca vienen del corazón, y esas cosas contaminan a
una persona. Por ejemplo, del corazón salen razonamien-
tos malvados, asesinatos, adulterios, inmoralidad sexual,
robos, falsos testimonios y blasfemias. Estas son las co-
sas que contaminan a una persona, pero comer sin lavar-
se las manos no contamina a nadie” (Mateo 15:17-20).
Con estas palabras, Jesús no les está diciendo que las
normas habituales de higiene no sean importantes. Tam-
poco les está diciendo que preparen o consuman alimen-
tos sin lavarse las manos. Más bien, está condenando la
hipocresía de los líderes religiosos que tratan de pasar
por alto las justas normas de Dios aferrándose a tradi-
ciones humanas. En realidad, lo que contamina a una
persona son los actos malvados que nacen de su corazón.

 ¿Qué acusación lanzan los fariseos y los escribas?


 Como indica Jesús, ¿de qué forma desobedecen
deliberadamente los fariseos la Ley de Dios?
 ¿Qué cosas contaminan realmente a una persona?

¿QU É CONTAMINA REALMENTE A UNA PERSONA? 237


57 CURA A UNA NIÑA
YA UN HOMBRE SORDO
MATEO 15:21-31 MARCOS 7:24-37

˙ JESÚS CURA A LA HIJA DE UNA MUJER FENICIA


˙ CURA A UN HOMBRE SORDO QUE TAMBIÉN TIENE
DIFICULTADES PARA HABLAR

Después de denunciar las tradiciones egoístas de los


fariseos, Jesús y sus discípulos recorren muchos ki-
lómetros en dirección noroeste, hasta las ciudades
de Tiro y Sidón, en la región de Fenicia.
Je s ús encuentra aloj amiento en una c asa.
No quiere que la gente sepa dónde está, pero hasta
en este lugar siguen acudiendo a él. Una mujer de
origen griego que nació en esta zona lo encuentra y
comienza a suplicarle: “¡Ten compasión de mí, Se-
ñor, Hijo de David! Mi hija está cruelmente poseí-
da por un demonio” (Mateo 15:22; Marcos 7:26).
Después de un rato, los discípulos de Jesús le pi-
den: “Dile que se vaya, porque no deja de gritar de-
trás de nosotros”. Pero Jesús les explica por qué la
238 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
ha estado ignorando: “Solo se me envió a las ovejas
perdidas de la nación de Israel”. Aun así, la mujer
no se da por vencida. Se acerca a Jesús, cae a sus
pies y le ruega: “¡Señor, ayúdame!” (Mateo 15:23-
25).
Quizás para ver cuánta fe tiene ella, Jesús le res-
ponde haciendo alusión a la mala opinión que los
judíos tienen de las personas de otras naciones:
“No está bien quitarles el pan a los hijos para
echárselo a los perritos” (Mateo 15:26). Al decir
“perritos”, Jesús demuestra que siente compasión
por los que no son judíos. Seguro que su expresión
facial y su tono de voz también transmiten ternura.
En vez de ofenderse, la mujer aprovecha el que
Jesús haya mencionado el prejuicio de los judíos y
le responde con humildad: “Cierto, Señor, pero la
verdad es que los perritos comen de las migajas que
caen de la mesa de sus amos”. Entonces, Jesús se da
cuenta de su buena actitud y le dice: “Mujer, ¡qué
fe tan grande tienes! Que se te cumpla lo que de-
seas” (Mateo 15:27, 28). Y así sucede, aunque la hija
no está presente. Cuando la mujer regresa a su casa,
CURA A UNA NI ÑA Y A UN HOMBRE SORDO 239
se encuentra con que su niña está acostada en la
cama completamente curada y que el demonio se ha
ido (Marcos 7:30).
Jesús y sus discípulos se van de Fenicia y se diri-
gen hacia el curso alto del río Jordán. Al parecer,
cruzan el río por algún punto al norte del mar de
Galilea y se adentran en la región de la Dec ápolis.
Una vez allí, suben a una montaña, pero las multi-
tudes se enteran de dónde están y le llevan a Jesús
cojos, lisiados, ciegos y mudos. Los dejan a sus pies,
y él los cura. La gente se asombra tanto que empie-
za a alabar al Dios de Israel.
A continuación, Jesús se centra en un hombre
que es sordo y tiene dificultades para hablar. Segu-
ramente el hombre se siente muy nervioso en me-
dio de tanta gente. Tal vez por eso, Jesús lo lleva
aparte, lejos de la multitud, y ya a solas con él le
muestra lo que va a hacer. Pone sus dedos en los
oídos del hombre y, después de escupir, le toca la
lengua. Entonces, mirando al cielo, le dice “Éffatha”,
que significa “sé abierto”. En ese instante, el hom-
bre recupera la capacidad de oír y empieza a hablar
240 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
con normalidad. Jesús no quiere que se hable de
este milagro porque prefiere que las personas crean
en él por lo que ellas mismas vean y escuchen (Mar-
cos 7:32-36).
El poder que demuestra Jesús al realizar estos
milagros causa un profundo impacto en los presen-
tes, que están “maravillados a más no poder”. Di-
cen: “Es que todo lo hace bien. ¡Hasta hace oír a los
sordos y hablar a los mudos!” (Marcos 7:37).

 ¿Por qué no cura Jesús enseguida a la hija de la mujer


fenicia?
 Después de salir de la región de Fenicia, ¿adónde van
Jesús y sus discípulos?
 ¿C ómo demuestra Jesús compasión por el hombre
sordo que tiene dificultades para hablar?

CURA A UNA NI ÑA Y A UN HOMBRE SORDO 241


58 MULTIPLICA UNOS PANES
YADVIERTE SOBRE
LA LEVADURA
MATEO 15:32-16:12 MARCOS 8:1-21

˙ JESÚS ALIMENTA A 4.000 HOMBRES


˙ ADVIERTE SOBRE LA LEVADURA DE LOS FARISEOS

Jesús está en la región de la Dec ápolis, al este del


mar de Galilea. Muchas personas han acudido a él
para escucharlo y para que las cure, llevando con-
sigo canastas grandes llenas de comida.
Sin embargo, Jesús les dice a sus discípulos en
cierto momento: “Me conmueve profundamente ver
a esta multitud, porque ya llevan tres días conmigo
y no tienen nada que comer. Si los mando a sus ca-
sas con hambre, se van a desmayar por el camino.
Algunos vienen de muy lejos”. Entonces, los discí-
pulos le preguntan: “Con lo retirado que está este
lugar, ¿de dónde va a sacar alguien pan para dejar
satisfecha a tanta gente?” (Marcos 8:2-4).
Jesús les dice: “¿Cuántos panes tienen?”. A lo que
242 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
ellos le contestan: “Siete, y unos cuantos pescadi-
tos” (Mateo 15:34). Entonces, Jesús le pide a la gen-
te que se siente en el suelo. Toma los panes y los
pescados, le ora a Dios y se los va dando a los dis-
cípulos para que los repartan entre la gente. ¡Todos
comen hasta quedar satisfechos! Con lo que so-
bra, llenan siete canastas grandes, y eso que han
comido unos 4.000 hombres, además de mujeres y
niños.
Después de eso, Jesús despide a la multitud y cru-
za en barca con sus discípulos hasta Magadán, en
la costa oeste del mar de Galilea. Al llegar allí, unos
fariseos y algunos miembros de la secta de los sa-
duceos tratan de poner a prueba a Jesús pidiéndole
una señal del cielo.
Pero él se da cuenta de sus intenciones y les dice:
“Al atardecer ustedes dicen: ‘Hará buen tiempo,
porque el cielo está rojo intenso’. Y por la mañana
dicen: ‘Hoy tendremos un día frío y lluvioso, por-
que el cielo está rojo intenso pero sombrío’. Saben
interpretar la apariencia del cielo, pero no son ca-
paces de interpretar las señales de los tiempos”
MULTIPLICA UNOS PANES Y ADVIERTE SOBRE LA LEVADURA 243
(Mateo 16:2, 3). Luego les asegura que no recibirán
ninguna señal excepto la señal de Jonás.
Jesús y sus discípulos se suben a una barca y se
dirigen a Betsaida, en la orilla noreste. Mientras via-
jan, los discípulos se dan cuenta de que se les ha ol-
vidado llevar suficiente pan, solo llevan uno. Enton-
ces, Jesús les da una advertencia teniendo en cuenta
el enfrentamiento que acaba de tener con los fari-
seos y los saduceos que apoyan a Herodes: “Man-
tengan los ojos bien abiertos —les dice—. Tengan
cuidado con la levadura de los fariseos y la levadu-
ra de Herodes”. Al oír eso, los discípulos piensan de
manera errónea que ha mencionado la levadura por-
que se les olvidó el pan. Jesús, que se da cuenta de
que no le han entendido, les pregunta: “¿Por qué
discuten por no tener pan?” (Marcos 8:15-17).
Hace poco, Jesús les dio pan a miles de personas,
de modo que los discípulos deberían saber que
no está preocupado por eso. Jesús les pregunta:
“¿Es que ya no se acuerdan de cuando partí los cin-
co panes para los 5.000 hombres? ¿Cuántas canas-
tas llenas de lo que sobró recogieron?”. “Doce”, le
244 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
responden. Jesús añade: “Cuando partí los siete pa-
nes para los 4.000 hombres, ¿cuántas canastas gran-
des llenas de lo que sobró recogieron?”. A lo que
ellos le contestan: “Siete” (Marcos 8:18-20).
A continuación, Jesús les hace esta pregunta:
“¿C ómo es que no se dieron cuenta de que no les
estaba hablando de pan?”. Y luego les dice que ten-
gan cuidado “con la levadura de los fariseos y los
saduceos” (Mateo 16:11).
Por fin, los discípulos entienden lo que quiere de-
cir. La levadura se usa para fermentar la masa del
pan y hacerla subir. Así que Jesús está usando la le-
vadura como símbolo de corrupción. Con sus pala-
bras, les está advirtiendo que tengan cuidado con
las cosas que enseñan los fariseos y los saduceos,
porque corrompen a la gente (Mateo 16:12).

 ¿Por qué acude la gente a Jesús?


 Cuando Jesús menciona la levadura, ¿a qué
conclusión errónea llegan sus discípulos?
 ¿A qué se refiere Jesús al hablar de “la levadura
de los fariseos y los saduceos”?

MULTIPLICA UNOS PANES Y ADVIERTE SOBRE LA LEVADURA 245


59 ¿QUIÉN ES EL HIJO
DEL HOMBRE?
MATEO 16:13-27 MARCOS 8:22-38 LUCAS 9:18-26

˙ JESÚS CURA A UN HOMBRE CIEGO


˙ PEDRO RECIBIR Á LAS LLAVES DEL REINO
˙ JESÚS PREDICE SU MUERTE Y SU RESURRECCIÓN

Jesús y sus discípulos llegan a Betsaida. Estando


allí, le llevan un hombre ciego y le suplican que lo
toque para curarlo.
Jesús toma al hombre de la mano y lo lleva fuera
de la aldea. Luego, escupe en sus ojos y le pregun-
ta: “¿Ves algo?”. “Veo personas, pero parecen árbo-
les caminando”, le responde él (Marcos 8:23, 24).
Entonces, Jesús pone las manos sobre los ojos del
hombre y le devuelve la vista. Después lo envía a
su casa, ya sanado, y le pide que no entre en la al-
dea.
A continuación, Jesús y sus discípulos se dirigen
al norte, a la región de Cesarea de Filipo. Es un lar-
go ascenso de unos 40 kilómetros (25 millas). Esta
246 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
población se encuentra a 350 metros (1.150 pies) so-
bre el nivel del mar, y al noreste de ella se alza la
nevada cima del monte Hermón. Es probable que el
viaje les tome un par de días o más.
En cierto momento durante el trayecto, Jesús se
retira a orar. Apenas faltan nueve o diez meses para
que lo maten, y está preocupado por sus discípulos.
Últimamente, muchos han dejado de ser sus segui-
dores y otros, al parecer, se sienten confundidos o
decepcionados. Es posible que se pregunten por qué
no permitió que la gente lo hiciera rey o por qué
no les dio una señal para demostrar de una vez por
todas quién es.
Cuando sus discípulos van adonde está orando Je-
sús, él les pregunta: “Según dice la gente, ¿quién es
el Hijo del Hombre?”. Ellos le contestan: “Algunos
dicen que es Juan el Bautista. Otros dicen que es
Elías. Y otros, que es Jeremías o algún otro profe-
ta”. Así es, la gente cree que Jesús es tal vez un pro-
feta resucitado. A fin de averiguar lo que piensan,
él les hace esta pregunta a sus discípulos: “Y uste-
des, ¿quién dicen que soy?”. Pedro responde al
¿QUI ÉN ES EL HIJO DEL HOMBRE? 247
instante: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”
(Mateo 16:13-16).
Jesús le dice a Pedro que se alegre, porque Dios
se lo ha revelado, y añade: “Te digo: tú eres Pedro,
y sobre esta roca edificaré mi congregación, y las
puertas de la Tumba no la vencerán”. Jesús quiere
decir que él mismo edificará una congregación y
que, si sus miembros son fieles hasta el final de sus
días en la Tierra, ni siquiera la muerte podrá rete-
nerlos como prisioneros. Luego le promete a Pedro:
“Yo te daré las llaves del Reino de los cielos” (Ma-
teo 16:18, 19).
Jesús no está diciendo que Pedro es el ap óstol
más importante ni lo está eligiendo para que sea el
cimiento de la congregación. Jesús es la Roca sobre
la que se edificará su congregación (1 Corintios 3:
11; Efesios 2:20). Pero Pedro recibirá tres llaves.
Tendrá la responsabilidad, por así decirlo, de abrir
la puerta para que diferentes grupos de personas
entren en el Reino de los cielos.
Pedro usará la primera llave en el Pentecostés del
año 33, cuando les muestre lo que deben hacer para
248 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
salvarse a los judíos y personas convertidas al ju-
daísmo que se hayan arrepentido. Usará la segunda
llave para darles la oportunidad de entrar en el
Reino de Dios a los samaritanos que tengan fe. Y fi-
nalmente, en el año 36, usará la tercera llave para
darles esa oportunidad a quienes no son judíos,
como Cornelio y otras personas (Hechos 2:37, 38; 8:
14-17; 10:44-48).
Mientras conversan con Jesús, los ap óstoles se
entristecen mucho al escucharle predecir los sufri-
mientos y la muerte que pronto tendrá que experi-
mentar en Jerusalén. Pedro, que no entiende que Je-
sús será resucitado y regresará al cielo, lo lleva
aparte para reprenderlo: “¡Señor, no seas tan duro
contigo mismo! Nada de eso te va a pasar a ti”. Pero
Jesús le da la espalda y le dice: “¡Ponte detrás de
mí, Satanás! Eres un estorbo en mi camino, porque
no estás pensando como piensa Dios, sino como
piensa el hombre” (Mateo 16:22, 23).
Entonces, llama a la multitud y a los demás ap ós-
toles y les explica que no será fácil ser discípulo
suyo. Les dice: “Si alguien quiere ser mi seguidor,
¿QUI ÉN ES EL HIJO DEL HOMBRE? 249
que renuncie a sí mismo, que tome su madero de
tormento y me siga constantemente. Porque el que
quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda
su vida por causa de mí y de las buenas noticias la
salvará” (Marcos 8:34, 35).
En efecto, para recibir la aprobación de Jesús, sus
discípulos tienen que ser valientes y estar dispues-
tos a hacer sacrificios. Jesús dice: “Si alguien se
avergüenza de mí y de mis palabras en medio de
esta generación infiel y pecadora, el Hijo del Hom-
bre también se avergonzará de él cuando venga en
la gloria de su Padre con los santos ángeles” (Mar-
cos 8:38). Como él mismo explica, cuando venga,
“pagará a cada uno según lo que haya hecho” (Ma-
teo 16:27).

 ¿Quién creen algunas personas que es Jesús, pero qué


piensan sus ap óstoles?
 ¿Qué llaves recibirá Pedro, y cómo las usará?
 ¿Por qué corrige Jesús a Pedro, y cómo lo hace?

250 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


60 CONTEMPLAN
EN UNA VISIÓN
A CRISTO GLORIFICADO
MATEO 16:28-17:13 MARCOS 9:1-13
LUCAS 9:27-36

˙ LA VISIÓN DE LA TRANSFIGURACIÓN
˙ ALGUNOS AP ÓSTOLES ESCUCHAN LA VOZ DE DIOS

Jesús está enseñando en la región de Cesarea de Fi-


lipo, a unos 25 kilómetros (15 millas) del monte
Hermón, cuando les da este sorprendente anuncio a
sus ap óstoles: “Les aseguro que algunos de los que
están aquí de ninguna manera probarán la muerte
sin antes ver al Hijo del Hombre viniendo en su
Reino” (Mateo 16:28).
Seguramente los ap óstoles se preguntan qué
querrá decir Jesús. Alrededor de una semana des-
pués, Jesús se lleva a tres de sus ap óstoles —Pedro,
Santiago y Juan— a una montaña alta. Es proba-
ble que sea de noche, porque los tres tienen sue-
ño. Mientras Jesús está orando, cambia de aspecto
CONTEMPLAN EN UNA VISI ÓN A CRISTO GLORIFICADO 251
delante de ellos. En ese momento, los ap óstoles ven
que el rostro de él resplandece como el Sol y que
su ropa se vuelve brillante como la luz, de un blan-
co deslumbrante.
A continuación, aparecen las figuras de dos hom-
bres a quienes se identifica como “Moisés y Elías”.
Entonces, se ponen a hablar con Jesús de la parti-
da de él, que va a suceder en Jerusalén (Lucas 9:
30, 31). Con “la partida de Jesús” se refieren eviden-
temente a su muerte y resurrección, de las que él
habló hace poco (Mateo 16:21). Esta conversación
demuestra que, al contrario de lo que Pedro quería,
la muerte tan humillante que le espera a Jesús no es
algo que él deba evitar.
Los tres ap óstoles, ya completamente despiertos,
observan y escuchan muy asombrados lo que está
sucediendo. Aunque se trata de una visión, es tan
real que Pedro empieza a participar en ella, dicien-
do: “Rabí, ¡qué bueno que estemos aquí! Armemos
tres tiendas: una para ti, una para Moisés y otra
para Elías” (Marcos 9:5). ¿Dirá eso porque quiere
que la visión dure más tiempo?
252 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Mientras Pedro está hablando, una nube brillan-
te los cubre, y de ella sale una voz que dice: “Este
es mi Hijo amado; él tiene mi aprobación. Escúchen-
lo”. Al oír la voz de Dios, los ap óstoles se asustan
muchísimo y caen rostro a tierra, pero Jesús les
dice: “Levántense. No tengan miedo” (Mateo 17:
5-7). Cuando lo hacen, ya no ven a nadie más, solo
a Jesús. Ahí acaba la visión. Ya de día, mientras ba-
jan de la montaña, Jesús les manda: “No le cuenten
a nadie lo que vieron hasta que el Hijo del Hombre
sea levantado de entre los muertos” (Mateo 17:9).
Al haber contemplado a Elías en la visión, los
ap óstoles le preguntan a Jesús: “¿C ómo es que los
escribas dicen que Elías tiene que venir primero?”.
“Elías ya vino, pero ellos no lo reconocieron”, les
responde él (Mateo 17:10-12). Jesús está hablando
de Juan el Bautista, quien cumplió un papel simi-
lar al de Elías. Este preparó el camino para Eliseo,
y Juan lo preparó para Cristo.
Sin duda, esta visión fortalece muchísimo a Jesús
y a los ap óstoles, y es un anticipo de la gloria que
tendrá Cristo en su Reino. Como Jesús prometió,
CONTEMPLAN EN UNA VISI ÓN A CRISTO GLORIFICADO 253
los discípulos han visto “al Hijo del Hombre vinien-
do en su Reino” (Mateo 16:28). Han sido “testigos
de su esplendor” en la montaña. Aunque los fari-
seos querían que Jesús les diera una señal que de-
mostrara que él iba a ser el Rey elegido por Dios,
él no se la dio. Pero los discípulos más allegados de
Jesús han tenido la oportunidad de contemplar la
visión de la transfiguración, la cual confirma las
profecías sobre el Reino. Por eso, Pedro escribe más
tarde: “Tenemos más confirmada la palabra proféti-
ca” (2 Pedro 1:16-19).

 Antes de morir, algunos ap óstoles ven a Jesús


viniendo en su Reino, ¿en qué sentido?
 En la visión, ¿de qué hablan Moisés y Elías con Jesús?
 ¿Por qué fortalece a los seguidores de Jesús esta
visión?

254 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


61 JESÚS CURA
A UN MUCHACHO
ENDEMONIADO
MATEO 17:14-20 MARCOS 9:14-29 LUCAS 9:37-43

˙ HACE FALTA MUCHA FE PARA CURAR


A UN MUCHACHO ENDEMONIADO

Al bajar de la montaña, Jesús, Pedro, Santiago y


Juan se encuentran con mucha gente. Parece que
algo no anda bien. Algunos escribas están alrede-
dor de los otros discípulos y discutiendo con ellos.
Cuando la gente ve a Jesús, se sorprende mucho y
va corriendo a recibirlo. Al verlos, Jesús les pregun-
ta: “¿Qué están discutiendo con ellos?” (Marcos 9:
16).
Un hombre de la multitud se arrodilla ante él y
le explica: “Maestro, yo te traje aquí a mi hijo por-
que tiene un espíritu que lo ha dejado mudo. Cada
vez que lo ataca, lo arroja al suelo, y el muchacho
echa espuma por la boca, aprieta los dientes y se
queda sin fuerzas. Les pedí a tus discípulos que lo
JES ÚS CURA A UN MUCHACHO ENDEMONIADO 255
expulsaran, pero ellos no pudieron” (Marcos 9:
17, 18).
Al parecer, los escribas critican a los discípulos y
los dejan en ridículo porque no pudieron curar al
muchacho. Así que Jesús, en vez de responderle al
angustiado padre, le dice a la multitud: “¡Esta gene-
ración retorcida y sin fe! ¿Hasta cuándo voy a tener
que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo voy a tener
que soportarlos?”. No hay duda de que dice estas
palabras tan fuertes pensando en los escribas que
discutían con sus discípulos mientras él estaba en
la montaña. Entonces, dirigiéndose al padre, pide
que le traigan al muchacho (Mateo 17:17).
Cuando el muchacho se acerca a Jesús, el demo-
nio que tiene dentro lo arroja al suelo y le provoca
convulsiones muy fuertes. El muchacho empieza a
revolcarse y a echar espuma por la boca. “¿Desde
cuándo le pasa esto?”, le pregunta Jesús al padre.
A lo que este le dice: “Desde que era pequeño. Mu-
chas veces el espíritu lo echa en el fuego o en el
agua para matarlo”. Y luego le ruega: “Si tú puedes
hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos”
(Marcos 9:21, 22).
256 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
El padre está desesperado porque ni siquiera los
discípulos de Jesús han podido hacer nada. Así que
Jesús le responde con unas palabras que le infun-
den ánimo y confianza: “¡Eso de ‘si tú puedes’...!
Todo es posible para el que tiene fe”. Enseguida, el
padre exclama: “¡Tengo fe! ¡Pero ayúdame a tener
más fe!” (Marcos 9:23, 24).
Jesús, al darse cuenta de que una multitud viene
corriendo hacia él, reprende al demonio delante de
todos diciéndole: “Espíritu mudo y sordo, ¡te orde-
no que salgas de él y no vuelvas a entrar más!”.
Pero, antes de salir, el demonio hace gritar al joven
y le causa muchas convulsiones, tras lo cual el mu-
chacho se queda completamente inmóvil. De hecho,
muchos empiezan a decir que está muerto (Marcos
9:25, 26). Sin embargo, cuando Jesús lo toma de la
mano, se levanta, ya curado (Mateo 17:18). Como
es lógico, la gente se queda impactada al ver lo que
Jesús acaba de hacer.
Hace algún tiempo, cuando Jesús envió a los dis-
cípulos a predicar, estos pudieron expulsar demo-
nios. Así que ahora, en una casa, le preguntan en
JES ÚS CURA A UN MUCHACHO ENDEMONIADO 257
privado: “¿Por qué no pudimos expulsarlo noso-
tros?”. Jesús les explica que fue debido a su falta de
fe y les dice además: “Esta clase de espíritu solo
puede salir con oración” (Marcos 9:28, 29). Para ex-
pulsar a ese demonio tan poderoso, tenían que te-
ner mucha fe y orar a Dios para que los ayudara a
hacerlo.
Jesús concluye: “Les aseguro que, si tienen fe del
tamaño de un grano de mostaza, podrán decirle a
esta montaña ‘Muévete para allá’ y se moverá; nada
les será imposible” (Mateo 17:20). ¡Cuánto poder
tiene la fe!
Los obstáculos y dificultades que enfrentamos en
nuestro servicio a Jehová pueden parecer tan gran-
des y firmes como montañas. Pero, si cultivamos
una fe fuerte, podremos superarlos.

 ¿Con qué se encuentra Jesús al bajar de la montaña?


 ¿Por qué no pudieron los discípulos expulsar
al demonio que estaba dentro del muchacho?
 ¿Cuánto poder puede llegar a tener la fe?

258 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


62 UNA LECCIÓN VALIOSA
SOBRE LA HUMILDAD
MATEO 17:22-18:5 MARCOS 9:30-37
LUCAS 9:43-48

˙ JESÚS VUELVE A PREDECIR SU MUERTE


˙ PAGA UN IMPUESTO CON UNA MONEDA
SACADA DE LA BOCA DE UN PEZ
˙ ¿QUIÉN SER Á EL MÁS IMPORTANTE EN EL REINO?

Después de la visión de la transfiguración y de cu-


rar al muchacho endemoniado en la región de Ce-
sarea de Filipo, Jesús se dirige a Capernaúm. Viaja
solo con sus discípulos para que nadie se entere
(Marcos 9:30). Esto le da la oportunidad de seguir
preparándolos para cuando muera y para la obra
que tendrán que hacer después. Jesús les explica:
“El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos
de los hombres y lo matarán, y al tercer día será re-
sucitado” (Mateo 17:22, 23).
Esta idea no debería parecerles nueva. Jesús ya
les dijo que lo matarían, aunque Pedro se negó a
creerlo (Mateo 16:21, 22). Y tres ap óstoles lo vieron
UNA LECCI ÓN VALIOSA SOBRE LA HUMILDAD 259
cambiar de aspecto en la montaña y escucharon la
conversación sobre su “partida” (Lucas 9:31). Aho-
ra, los discípulos se ponen muy tristes por lo que
les ha mencionado Jesús, aunque no comprenden
del todo lo que les quiere decir (Mateo 17:23). Aun
así, no se atreven a preguntarle.
Más tarde, llegan a Capernaúm, el lugar donde
suele quedarse Jesús y de donde son varios de sus
ap óstoles. Allí, los hombres que cobran el impues-
to del templo se acercan a Pedro y, tal vez con la
intención de acusar a Jesús de no pagar impuestos,
le hacen una pregunta: “¿Tu maestro no paga el im-
puesto [del templo] de los dos dracmas?” (Mateo 17:
24).
Pedro les dice que sí. Ya en la casa, Jesús le saca
el tema a Pedro porque sabe lo que ha pasado: “¿Tú
qué dirías, Simón? ¿A quiénes les cobran los reyes
de la tierra impuestos y tributos? ¿A sus hijos, o a
los extraños?”. “A los extraños”, le responde Pedro.
Entonces Jesús le explica: “Eso quiere decir que los
hijos están libres de pagar impuestos” (Mateo 17:
25, 26).
260 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
El Padre de Jesús es el Rey del universo y es, ade-
más, el Dios a quien adoran en el templo. Por lo
tanto, el Hijo de Dios no está obligado legalmente
a pagar el impuesto del templo. “Pero, para no es-
candalizarlos —le dice Jesús—, vete al mar y echa
el anzuelo. Cuando abras la boca del primer pez
que saques, encontrarás una moneda de plata [un
estater o tetradracma]. Tómala y dásela a ellos por
mí y por ti” (Mateo 17:27).
Después, cuando los discípulos están juntos, van
a Jesús y le preguntan quién será el mayor en el
Reino. Antes no se atrevieron a preguntarle sobre
su muerte, pero ahora sí se atreven a preguntarle
acerca del futuro que les espera a ellos. Jesús sabe
lo que están pensando. Iban hablando de eso mien-
tras caminaban tras él de regreso a Capernaúm. Así
que les pregunta: “¿De qué iban discutiendo por el
camino?” (Marcos 9:33). A los discípulos les da ver-
güenza, y se quedan callados porque iban discutien-
do sobre quién era el más importante. Al final, le
plantean el asunto del que han estado hablando:
“¿Quién es el mayor en el Reino de los cielos?” (Ma-
teo 18:1).
UNA LECCI ÓN VALIOSA SOBRE LA HUMILDAD 261
Parece increíble que los discípulos se pongan a
discutir sobre eso después de haber observado y es-
cuchado a Jesús por casi tres años. Pero lo cierto es
que son hombres imperfectos que han crecido en
un ambiente religioso donde se da mucha importan-
cia a la posición social y a los puestos de autoridad.
Además, hace poco Jesús le prometió a Pedro que
le daría ciertas “llaves” del Reino. ¿Será que Pedro
se siente superior a los demás por eso? Y puede que
Santiago y Juan, que vieron la transfiguración, ten-
gan sentimientos parecidos.
Sea cual sea el caso, Jesús los corrige. Llama a un
niño, lo pone en medio de ellos y les dice a los dis-
cípulos: “Si no cambian y llegan a ser como niños,
nunca van a entrar en el Reino de los cielos. Por
eso, el que se haga humilde como este niño es el
mayor en el Reino de los cielos; y el que recibe a un
niño como este en mi nombre también me recibe a
mí” (Mateo 18:3-5).
¡Qué buen método de enseñanza! Jesús no se eno-
ja con ellos ni les dice que son unos codiciosos o
ambiciosos. Por el contrario, toma a un niño y les
262 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
enseña una lección. Entre los niños no hay posicio-
nes sociales ni son unos más importantes que otros.
Jesús les demuestra así que tienen que verse como
se ven los niños. Entonces, concluye diciéndoles:
“El que se porta como uno de los menores entre to-
dos ustedes es el que es mayor” (Lucas 9:48).

 Al regresar a Capernaúm, ¿qué hecho importante


vuelve a mencionarles Jesús a sus discípulos, y cómo
reaccionan ellos?
 ¿Por qué no está obligado Jesús a pagar el impuesto
del templo, pero por qué lo paga?
 ¿Qué puede llevar a los discípulos a preguntarse
quién es el más importante, y cómo los corrige Jesús?

UNA LECCI ÓN VALIOSA SOBRE LA HUMILDAD 263


63 JESÚS DA OTROS
CONSEJOS IMPORTANTES
A SUS APÓSTOLES
MATEO 18:6-20 MARCOS 9:38-50 LUCAS 9:49, 50

˙ ADVERTENCIAS SOBRE HACER TROPEZAR


˙ CUANDO UN HERMANO COMETE UN PECADO

Jesús acaba de enseñar con un ejemplo la actitud que


han de tener sus seguidores. Deberían verse como se
ven los niños, que son humildes y no se preocupan
por su posición. Además, deben imitar a Jesús de-
sarrollando cualidades como las que tienen los peque-
ños (Mateo 18:5).
Los ap óstoles han estado discutiendo acerca de
quién es el más importante, así que tienen mucho que
aprender sobre lo que Jesús les ha dicho. Ahora el
ap óstol Juan le comenta a Jesús algo que acaba de
ocurrir: “Vimos a alguien que expulsaba demonios
usando tu nombre, pero, como no anda con nosotros,
tratamos de impedírselo” (Lucas 9:49).
¿Piensa Juan que los ap óstoles son los únicos que
tienen la autoridad de curar y expulsar demonios?
264 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Si son los únicos, ¿c ómo es que este judío ha podi-
do expulsarlos? Al parecer, Juan cree que el hom-
bre no debería estar haciendo estos milagros porque
no va con Jesús y sus ap óstoles.
Para sorpresa de Juan, Jesús dice: “No traten de
impedírselo, porque nadie puede hacer un milagro en
mi nombre y al momento ponerse a hablar mal de mí.
Porque el que no está contra nosotros está a favor de
nosotros. Y les digo la verdad, quien les dé un vaso
de agua porque ustedes le pertenecen a Cristo de nin-
guna manera se quedará sin su recompensa” (Marcos
9:39-41).
De modo que el hombre no tiene por qué acompa-
ñar a Cristo en este momento para estar de su lado.
La congregación cristiana todavía no se ha formado,
así que el hecho de que no viaje con él no significa
que sea su enemigo o que esté fomentando una reli-
gión falsa. Obviamente, el hombre tiene fe en el nom-
bre de Jesús, y lo que dice Jesús indica que no se que-
dará sin su recompensa.
Pero sería algo grave que los ap óstoles, con sus pa-
labras y acciones, se convirtieran en un obstácu-
lo para el hombre. Jesús comenta: “A quien haga
JES ÚS DA OTROS CONSEJOS IMPORTANTES A SUS AP ÓSTOLES 265
tropezar a uno de estos pequeños que tienen fe, más
le valdría que le pusieran al cuello una de esas pie-
dras de molino que los burros hacen girar y lo lanza-
ran al mar” (Marcos 9:42). Jesús dice entonces que
sus seguidores deberían arrancarse algo tan impor-
tante como una mano, un pie o un ojo si alguno de
estos miembros se convirtiera en un obstáculo para
ellos o les hiciera tropezar. Es mejor entrar en el
Reino de los cielos, aunque sea sin una de esas par-
tes del cuerpo tan valiosas, que empeñarse en conser-
varla y acabar en la Gehena (el valle de Hinón).
Es muy probable que los ap óstoles hayan visto este
valle cerca de Jerusalén, donde se quema la basura,
así que entienden que representa la destrucción defi-
nitiva.
Jesús también les advierte: “Cuidado con despreciar
a uno de estos pequeños, porque les digo que sus án-
geles en el cielo siempre ven el rostro de mi Padre”.
¿Cuánto le importan al Padre “estos pequeños”? Je-
sús les cuenta la historia de un hombre que tiene
100 ovejas y se le pierde una. El hombre deja a las 99
para ir en busca de la que se ha perdido y, cuando la
encuentra, se alegra más por ella que por las otras 99.
266 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Jesús añade: “Lo mismo sucede con mi Padre que
está en el cielo: él no desea que ni uno solo de estos
pequeños se pierda” (Mateo 18:10, 14).
A continuación, Jesús les da un consejo, tal vez
pensando en la discusión que han tenido acerca de
quién es el más importante: “Tengan sal en ustedes y
mantengan la paz unos con otros” (Marcos 9:50).
La sal hace que la comida sea más sabrosa. De la
misma manera, la sal en sentido simb ólico hace que
lo que uno diga sea más agradable a los demás, lo
cual contribuye a mantener la paz, algo que no se
consigue discutiendo (Colosenses 4:6).
Ahora, Jesús explica qué hacer si alguna vez surge
un problema grave: “Si tu hermano comete un peca-
do contra ti, vete a hablar con él a solas y hazle ver
su falta. Si te escucha, habrás recuperado a tu herma-
no”. Pero ¿y si no quiere hacer caso? Jesús dice:
“Vuelve acompañado de una o dos personas más para
que todo pueda confirmarse con el testimonio de dos
o tres testigos”. Si eso no resuelve el asunto, deben
informar “a la congregación”, es decir, a ancianos que
puedan tomar una decisión. ¿Qué pasa si sigue sin ha-
cer caso? “Entonces —dice Jesús— considéralo como
JES ÚS DA OTROS CONSEJOS IMPORTANTES A SUS AP ÓSTOLES 267
alguien de las naciones y como un cobrador de im-
puestos”, personas con quienes los judíos no tendrían
trato (Mateo 18:15-17).
Los ancianos de la congregación deben guiarse por
la Palabra de Dios. Si deciden que la persona es cul-
pable y necesita disciplina, su decisión ya habrá sido
atada o tomada en el cielo. Pero, si llegan a la con-
clusión de que es inocente, su decisión ya habrá sido
desatada en el cielo. Estas instrucciones serán muy
útiles cuando se forme la congregación cristiana.
A los que tratan asuntos de peso como estos, Jesús
les asegura: “Donde están dos o tres reunidos en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:
18-20).

 ¿Por qué no deben los ap óstoles ver como un


enemigo al hombre que está expulsando demonios?
 ¿Hasta qué punto es grave que alguien se convierta en
un obstáculo para uno de los “pequeños que tienen
fe”? ¿Qué historia cuenta Jesús para mostrar cuánto
le importan a Dios estos pequeños?
 ¿Qué dice Jesús que hay que hacer cuando un
hermano comete un pecado grave?

268 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


64 LA IMPORTANCIA
DE PERDONAR
MATEO 18:21-35

˙ ¿ES SUFICIENTE PERDONAR SIETE VECES?


˙ LA PAR ÁBOLA DEL ESCLAVO SIN COMPASIÓN

Pedro acaba de oír el consejo de Jesús sobre inten-


tar resolver cara a cara los problemas que puedan
surgir entre hermanos. Ahora, al parecer, quiere sa-
ber cuántas veces debe intentarlo.
Pedro le pregunta a Jesús: “Señor, si mi hermano
peca contra mí, ¿cuántas veces tengo que perdonar-
lo? ¿Hasta 7 veces?”. Algunos líderes religiosos en-
señan que hay que perdonar a los demás un máxi-
mo de tres veces. Así que es probable que Pedro
piense que está siendo generoso al decir que perdo-
naría a un hermano “hasta 7 veces” (Mateo 18:21).
Sin embargo, la idea de llevar la cuenta del núme-
ro de veces que alguien nos ofende no está de acuer-
do con lo que enseña Jesús. Por eso, él lo corri-
ge diciéndole: “No, hasta 7 veces no, sino hasta
LA IMPORTANCIA DE PERDONAR 269
77 veces” (Mateo 18:22). En otras palabras: sin lí-
mites. Pedro debe perdonar a su hermano todas las
veces que haga falta.
A continuación, para ayudarlos a ver que tienen
que perdonar a otros, Jesús les cuenta a Pedro y a
los demás discípulos una historia. Trata sobre un
esclavo que no hizo lo mismo que su compasivo
amo. Un día, este amo, que era rey, quiso saldar
cuentas con sus esclavos. Así que le llevaron a
uno de ellos, que le debía la enorme cantidad de
10.000 talentos (60 millones de denarios). Como al
esclavo le era imposible pagar esa deuda, el rey or-
denó que los vendieran a él, a su esposa y a sus hi-
jos para que pagara así lo que debía. Al oír eso, el
esclavo cayó a los pies de su amo y le suplic ó: “Ten
paciencia conmigo y te lo pagaré todo” (Mateo
18:26).
Al rey le dio lástima y le perdonó la enorme deu-
da. Después de eso, el esclavo se encontró con un
compañero que le debía 100 denarios. Entonces, lo
agarró y comenzó a estrangularlo mientras le grita-
ba: “Paga todo lo que debes”. Pero el segundo escla-
270 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
vo cayó a los pies del que le prestó el dinero y le
rogó: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré” (Ma-
teo 18:28, 29). Sin embargo, el esclavo al que el rey
le perdonó la deuda no se comportó como su amo.
Al revés, hizo que metieran en prisión a su compa-
ñero, que debía mucho menos, hasta que pagara
todo.
Los demás esclavos vieron la falta de compasión
de este hombre y fueron a contárselo al amo, quien
se enfadó mucho, mandó llamar al esclavo y le dijo:
“¡Esclavo malvado! Yo te perdoné toda aquella deu-
da cuando me lo suplicaste. ¿No deberías haber te-
nido misericordia de tu compañero igual que yo
tuve misericordia de ti?”. El rey se indignó tanto
que entregó al esclavo cruel a los carceleros para
que lo encerraran hasta que pagara todo lo que de-
bía. Jesús concluye la historia diciendo: “Así es
como mi Padre celestial los tratará a ustedes si
no perdonan de corazón a sus hermanos” (Mateo
18:32-35).
¡Cuánto nos enseña esta historia sobre el perdón!
Cuando Dios nos perdona los pecados es como si
LA IMPORTANCIA DE PERDONAR 271
nos cancelara una enorme deuda. Por otro lado,
cualquier ofensa que cometa un hermano contra
nosotros no es nada en comparación con las que
nosotros cometemos contra Jehová. Y él no nos
perdona solo una vez, sino miles de veces. Por esa
razón, ¿no deberíamos perdonar a nuestros herma-
nos las veces que haga falta aunque tengamos mo-
tivos para quejarnos? Es como Jesús enseñó en el
Sermón del Monte: Dios nos perdonará “nuestras
deudas como nosotros también hemos perdonado a
nuestros deudores” (Mateo 6:12).

 ¿Por qué pregunta Pedro sobre el perdón, y por qué


tal vez le parezca generoso perdonar a alguien siete
veces?
 ¿Qué hace el rey cuando un esclavo le pide clemencia,
pero cómo reacciona ese esclavo al tratar con
otro esclavo?
 ¿Qué nos enseña esta historia que cuenta Jesús?

272 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


65 ENSEÑA MIENTRAS VIAJA
A JERUSALÉN
MATEO 8:19-22 LUCAS 9:51-62 JUAN 7:2-10

˙ LO QUE OPINAN DE JESÚS SUS HERMANOS


˙ ¿CUÁNTA IMPORTANCIA TIENE LA OBRA
DEL REINO?

Jesús lleva algún tiempo efectuando su ministerio


principalmente en Galilea, donde la gente ha acepta-
do su mensaje mejor que en Judea. De hecho, cuando
curó a un hombre en sábado en Jerusalén, los judíos
hicieron todo lo posible por matarlo (Juan 5:18; 7:1).
Es septiembre u octubre del año 32, y se acerca la
Fiesta de los Tabernáculos (o de las Cabañas). Esta
fiesta marca el fin del año agrícola y es una ocasión
de gran alegría en la que la gente le da las gracias a
Dios. Dura siete días, y al octavo se celebra una asam-
blea solemne.
Los medio hermanos de Jesús —Santiago, Simón,
José y Judas— le piden con insistencia: “Sal de aquí
y vete a Judea”. Jerusalén es el centro religioso de Is-
rael y se llena de gente durante las tres fiestas
ENSE ÑA MIENTRAS VIAJA A JERUSAL ÉN 273
anuales. Los hermanos de Jesús le dicen: “Cuando
uno quiere que todos lo conozcan, no hace nada en
secreto. Si tú haces estas cosas, muéstrate al mundo”
(Juan 7:3, 4).
En realidad, estos cuatro hermanos de Jes ús
no creen que él sea el Mesías. Aun así, quieren que
la gente que vaya a la fiesta vea algunos de sus mila-
gros. Pero él, consciente del peligro que corre al ir,
les dice: “El mundo no tiene motivos para odiarlos a
ustedes, pero a mí me odia porque yo declaro que las
cosas que hace son malas. Suban ustedes a la fiesta.
Yo aún no voy a subir a esta fiesta, porque mi tiem-
po todavía no ha llegado” (Juan 7:5-8).
Algunos días después de que los hermanos de Jesús
se marchan con la mayoría de los viajeros, Jesús y sus
discípulos se van en secreto, sin que nadie los vea. To-
man el camino que va más directo, a través de Sama-
ria, en vez del que la gente acostumbra tomar, que va
pegado al río Jordán. Necesitan alojarse en Samaria,
así que Jesús envía delante a unos mensajeros para
que se encarguen de todo. Pero los habitantes de cier-
ta aldea no les dan la bienvenida ni les muestran la
hospitalidad debida, porque saben que Jesús se diri-
274 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
ge a Jerusalén para celebrar la fiesta judía. Esto hace
que Santiago y Juan le pregunten enojados: “Señor,
¿quieres que mandemos que baje fuego del cielo y aca-
be con ellos?” (Lucas 9:54). Jesús los reprende por su-
gerir algo así, y continúan el viaje.
Por el camino, un escriba le dice a Jesús: “Maestro,
te seguiré vayas donde vayas”. Y él le responde: “Los
zorros tienen madrigueras y las aves del cielo tienen
nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recos-
tar la cabeza” (Mateo 8:19, 20). Así le indica al escri-
ba que enfrentará dificultades si se hace su discípu-
lo. Y, al parecer, el hombre es demasiado orgulloso
para aceptar ese estilo de vida. ¿Y nosotros? ¿Qué es-
tamos dispuestos a hacer para seguir a Jesús?
Luego, Jesús le dice a otro hombre: “S é mi segui-
dor”. Pero este le responde: “Señor, permíteme que
primero vaya a enterrar a mi padre”. Conociendo las
circunstancias del hombre, Jesús le aconseja: “Deja
que los muertos entierren a sus muertos. Pero tú, vete
y anuncia por todas partes el Reino de Dios” (Lucas
9:59, 60). Es evidente que el padre aún está vivo.
Si acabara de morir, seguramente el hijo no estaría
allí hablando con Jesús. Está claro que este hombre
ENSE ÑA MIENTRAS VIAJA A JERUSAL ÉN 275
no está preparado para poner el Reino de Dios en pri-
mer lugar en su vida.
Mientras siguen su camino rumbo a Jerusalén, un
tercer hombre le dice a Jesús: “Te seguiré, Señor,
pero deja que primero les diga adiós a los de mi
casa”. Jesús le responde: “Nadie que ha puesto la
mano en el arado y mira a las cosas que deja atrás
sirve para el Reino de Dios” (Lucas 9:61, 62).
Los que deseen ser verdaderos discípulos de Jesús
deben mantener la vista enfocada en la obra del
Reino. La persona que ara tiene que mirar siempre
hacia adelante, si no, es muy probable que el surco le
salga torcido. Y, si pone a un lado el arado para mi-
rar atrás, no terminará lo que le queda por hacer.
De igual modo, los que añoran las cosas del mundo
que dejaron atrás corren el peligro de tropezar y sa-
lirse del camino que conduce a la vida eterna.

 ¿Qué opinan de Jesús sus cuatro medio hermanos?


 ¿Por qué no reciben bien a Jesús los samaritanos,
y qué quieren hacer Santiago y Juan?
 ¿Qué tres conversaciones tiene Jesús por el camino,
y qué destaca él sobre el servicio a Dios?

276 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


SECCIÓN

4
EL MINISTERIO
DE JESÚS
EN JUDEA
“RUÉGUENLE
AL DUEÑO DE LA COSECHA
QUE MANDE TRABAJADORES”
(LUCAS 10:2).
66 LA FIESTA
DE LOS TABERNÁCULOS
EN JERUSALÉN
JUAN 7:11-32

˙ JESÚS ENSEÑA EN EL TEMPLO

Desde que se bautizó Jesús, su fama ha ido aumen-


tando. En estos años, miles de judíos han visto sus
milagros, y la gente habla de ellos por todas partes.
Ahora, en la Fiesta de los Tabernáculos (o de las Ca-
bañas), en Jerusalén, muchos lo están buscando.
Hay opiniones muy diferentes acerca de Jesús. Al-
gunos dicen que es una buena persona, pero otros di-
cen que no y que lo que hace es engañar a la multi-
tud (Juan 7:12). Durante los primeros días de la
fiesta, muchos andan cuchicheando, aunque nadie se
atreve a defender en público a Jesús porque temen la
reacción de los líderes judíos.
Como a la mitad de la fiesta, Jesús va al templo
y se pone a enseñar. Muchas personas se que-
dan impresionadas porque es un maestro excelente.
278 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Él nunca ha ido a ninguna escuela rabínica, así que
los judíos se preguntan: “¿C ómo sabe este hombre
tanto de las Escrituras si no ha estudiado en las es-
cuelas?” (Juan 7:15).
“Lo que yo enseño no es mío, sino del que me en-
vió —les explica Jesús—. Si alguien desea hacer la
voluntad de Dios, sabrá si lo que yo enseño es de
Dios, o si son mis propias ideas” (Juan 7:16, 17). Las
enseñanzas de Jesús están de acuerdo con la Ley de
Dios, así que está claro que no quiere que lo alaben
a él, sino a Jehová.
Jesús añade: “Moisés les dio la Ley, ¿no es cierto?
Pero ni uno de ustedes obedece la Ley. ¿Por qué in-
tentan matarme?”. Algunos de los que están allí, que
probablemente son de fuera de la ciudad, no se han
enterado de que ciertas personas quieren acabar con
él. Les parece increíble que quieran asesinar a un
maestro como Jesús. Por eso, piensan que debe tener
un demonio y le preguntan: “¿Quién intenta matar-
te?” (Juan 7:19, 20).
Lo cierto es que hace un año y medio los líderes
judíos quisieron matar a Jesús después de que cura-
ra a un hombre en sábado. Ahora, Jesús deja al
LA FIESTA DE LOS TABERN ÁCULOS EN JERUSAL ÉN 279
descubierto lo irrazonables que son usando un argu-
mento muy lógico. Les recuerda que, según la Ley,
todo beb é varón debe ser circuncidado ocho días des-
pués de nacer, aunque ese día caiga en sábado.
A continuación, les dice: “Si circuncidan a un varón
en sábado para no desobedecer la Ley de Moisés,
¿cómo es que se ponen tan furiosos conmigo por cu-
rar totalmente a un hombre en sábado? Dejen de juz-
gar por las apariencias: sean justos cuando juzguen”
(Juan 7:23, 24).
Los habitantes de Jerusalén que sí están bien in-
formados comentan: “Este es el hombre a quien [las
autoridades] intentan matar, ¿no es cierto? Pero,
mira, ahí está hablando delante de todos y no le
dicen nada. ¿Será que nuestros gobernantes se han
convencido de que él es el Cristo?”. Sin embargo, mu-
chos no creen que Jesús sea el Cristo. ¿Por qué? Por-
que saben de dónde es Jesús y creen que “cuando ven-
ga el Cristo nadie sabrá de dónde es” (Juan 7:25-27).
Justo ahí en el templo, Jesús les dice: “Ustedes me
conocen y saben de dónde soy. Pero yo no vine por
mi propia cuenta. El que me envió es muy real, y us-
tedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo
280 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
como representante suyo y fue él quien me envió”
(Juan 7:28, 29). Al escuchar esa declaración tan di-
recta, intentan atraparlo, quizás para ponerlo en pri-
sión o para matarlo, pero no lo logran porque toda-
vía no le ha llegado la hora de morir.
Sin embargo, muchos sí ponen su fe en Jesús por
todos los milagros que ha hecho: ha caminado sobre
el agua, ha calmado el viento, ha dado de comer a
miles de personas con tan solo unos cuantos panes
y pescados, ha curado enfermos, cojos, ciegos, lepro-
sos... ¡hasta ha resucitado muertos! De modo que se
preguntan, y con razón: “Cuando venga el Cristo, él
no va a hacer más milagros de los que ya ha hecho
este hombre, ¿verdad?” (Juan 7:31).
Cuando los fariseos escuchan a la gente decir estas
cosas, ellos y los sacerdotes principales mandan guar-
dias para arrestar a Jesús.

 Durante la fiesta, ¿qué dice la gente acerca de Jesús?


 ¿Qué argumento usa Jesús para hacerles ver que él
no está desobedeciendo la Ley de Dios?
 ¿Por qué ponen muchos su fe en Jesús?

LA FIESTA DE LOS TABERN ÁCULOS EN JERUSAL ÉN 281


67 “¡NUNCA HA HABLADO ASÍ
NINGÚN HOMBRE!”
JUAN 7:32-52

˙ MANDAN GUARDIAS PARA ARRESTAR A JESÚS


˙ NICODEMO DEFIENDE A JESÚS

Jesús sigue en Jerusalén para la Fiesta de los Taber-


náculos (o de las Cabañas). Está contento de que
muchos de los que están allí hayan puesto su fe en
él. Pero eso no les agrada nada a los líderes religio-
sos, que envían guardias bajo su mando para arres-
tarlo (Juan 7:31, 32). Aun así, él no trata de ocul-
tarse.
Al contrario, continúa enseñando abiertamente en
la ciudad, diciéndoles: “Estaré con ustedes un poco
más de tiempo antes de ir a quien me envió. Uste-
des me buscarán, pero no me encontrarán. No pue-
den ir adonde yo esté” (Juan 7:33, 34). Los judíos
no entienden a qué se refiere, así que comentan en-
tre ellos: “¿Adónde piensa ir este para que no poda-
mos encontrarlo? ¿No pensará irse con los judíos es-
parcidos entre los griegos y enseñarles a los griegos?
282 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
¿Qué quiso decir cuando dijo ‘Ustedes me buscarán,
pero no me encontrarán. No pueden ir adonde yo
esté’?” (Juan 7:35, 36). Jesús les está hablando de
cuando muera y resucite para ir al cielo, adonde sus
enemigos no podrán seguirlo.
Entonces, comienza el séptimo día de la celebra-
ción. Durante la fiesta, un sacerdote saca agua del
estanque de Siloam y la derrama sobre la base del al-
tar del templo todas las mañanas. Es probable que
Jesús le recuerde a la gente esta costumbre cuando
dice con voz fuerte: “Si alguien tiene sed, que venga
a mí y beba. El que pone su fe en mí, tal como di-
cen las Escrituras, ‘de lo más profundo de su ser sal-
drán ríos de agua de vida’ ” (Juan 7:37, 38).
Jesús está hablando de lo que sucederá cuando sus
discípulos sean ungidos con espíritu santo y sean lla-
mados para vivir en el cielo, después de la muerte de
él. A partir del Pentecostés del año siguiente, “ríos
de agua de vida” comenzarán a fluir cuando los dis-
cípulos ya ungidos con espíritu santo les hablen de
la verdad a otras personas.
Al oír a Jesús, algunos dicen: “Está claro que este
es el Profeta”, por lo visto refiriéndose al profeta
“¡NUNCA HA HABLADO AS Í NING ÚN HOMBRE!” 283
más importante que Moisés, predicho en las Escritu-
ras. Y otros afirman: “Este es el Cristo”. Sin embar-
go, hay quienes discrepan: “El Cristo no puede venir
de Galilea, ¿verdad? ¿No dicen las Escrituras que el
Cristo sería de la descendencia de David y que ven-
dría de Belén, la aldea de donde era David?” (Juan
7:40-42).
La gente no se pone de acuerdo. Aunque algunos
quieren que se arreste a Jesús, nadie le pone la mano
encima. Cuando los guardias regresan adonde los lí-
deres religiosos sin Jesús, los sacerdotes principales
y los fariseos les preguntan: “¿Por qué no lo tra-
jeron?”. Los guardias les responden: “¡Nunca ha
hablado así ningún hombre!”. Enojados, los líderes
religiosos se ponen a burlarse de ellos y a insultar-
los: “¿No se habrán dejado engañar ustedes también?
¿Acaso alguno de nuestros gobernantes o de los
fariseos ha puesto su fe en él? Pero esta multitud que
no conoce la Ley son unos malditos” (Juan 7:45-49).
Entonces, Nicodemo, un fariseo que es miembro
del Sanedrín, se atreve a defender a Jesús. Hace unos
dos años y medio, había visitado a Jesús de noche y
había demostrado que tenía fe en él. Ahora sale en
284 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
su defensa diciendo: “Según nuestra Ley, no se pue-
de juzgar a alguien sin antes escucharlo y saber bien
lo que está haciendo, ¿no es cierto?”. Y ellos le repli-
can: “¿Tú no serás también de Galilea, verdad? In-
vestiga y verás que de Galilea no puede salir ningún
profeta” (Juan 7:51, 52).
Las Escrituras no decían directamente que saldría
un profeta de Galilea. Sin embargo, sí indicaban que
el Cristo vendría de allí, pues predijeron que se ve-
ría “una gran luz” en “Galilea de las naciones”
(Isaías 9:1, 2; Mateo 4:13-17). Además, como estaba
predicho, Jesús nació en Belén y es descendiente de
David. Aunque los fariseos tal vez sepan todas estas
cosas, seguramente son ellos los que han esparcido
entre la gente muchas de las ideas erróneas que cir-
culan acerca de Jesús.

 ¿Qué palabras de Jesús quizás le recuerden a la gente


lo que se hace todas las mañanas durante la fiesta?
 ¿Por qué no arrestan los guardias a Jesús, y cómo
reaccionan los líderes religiosos?
 ¿C ómo indican las Escrituras que el Cristo saldría de
Galilea?

“¡NUNCA HA HABLADO AS Í NING ÚN HOMBRE!” 285


68 EL HIJO DE DIOS ES
“LA LUZ DEL MUNDO”
JUAN 8:12-36

˙ JESÚS EXPLICA QUIÉN ES EL HIJO DE DIOS


˙ ¿EN QUÉ SENTIDO SON ESCLAVOS LOS JUDÍOS?

El séptimo y último día de la Fiesta de los Taber-


náculos, Jesús se pone a enseñar en la parte del tem-
plo donde están “las arcas del tesoro” (Juan 8:20;
Lucas 21:1). Al parecer, este lugar se encuentra en
el atrio de las mujeres, donde la gente va a echar
sus contribuciones.
Durante la fiesta, iluminan mucho esta parte del
templo por las noches. Allí hay cuatro enormes can-
delabros con cuatro grandes tazones de aceite cada
uno. Estas lámparas emiten tanta luz que iluminan
los alrededores hasta una gran distancia. Lo que
dice Jesús a continuación tal vez les recuerde a sus
oyentes este despliegue de luz: “Yo soy la luz del
mundo. El que me siga nunca andará en la oscuri-
dad, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
286 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Los fariseos cuestionan sus palabras diciendo:
“Estás dando testimonio a favor de ti mismo. Tu tes-
timonio no es verdadero”. Pero Jesús les contesta:
“Aunque doy testimonio a favor de mí mismo, mi
testimonio es verdadero, porque yo sé de dónde
vine y adónde voy. Pero ustedes no saben de dón-
de vine ni adónde voy”. Y añade: “En la propia Ley
de ustedes está escrito: ‘El testimonio de dos perso-
nas es verdadero’. Yo soy el que da testimonio a mi
favor y también da testimonio a mi favor el Padre,
que me envió” (Juan 8:13-18).
Pero los fariseos se niegan a aceptar el argumen-
to de Jesús y le preguntan: “¿D ónde está tu Padre?”.
Jesús les da una respuesta directa: “Ustedes no me
conocen ni a mí ni a mi Padre. Si me conocieran,
conocerían a mi Padre también” (Juan 8:19). Aun-
que los fariseos siguen con la idea de arrestar a Je-
sús, nadie lo atrapa.
Entonces, Jesús dice algo que ya mencionó an-
teriormente: “Yo me voy, y ustedes me buscarán,
pero morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes
no pueden ir”. Pero los judíos malinterpretan lo que
EL HIJO DE DIOS ES “LA LUZ DEL MUNDO” 287
les ha dicho y empiezan a preguntar: “¿Será que va
a quitarse la vida y por eso dice ‘Adonde yo voy, us-
tedes no pueden ir’?”. No comprenden a Jesús por-
que no saben cuál es su origen. Él les explica: “Us-
tedes son de las regiones de abajo; yo soy de las
regiones de arriba. Ustedes son de este mundo; yo
no soy de este mundo” (Juan 8:21-23).
Jesús les está hablando de la vida que tuvo en el
cielo antes de venir a la Tierra y de que es el Me-
sías o Cristo prometido. Estos líderes religiosos de-
berían haberlo reconocido como tal. Pero, en vez de
eso, le preguntan con gran desprecio: “¿Y tú quién
eres?” (Juan 8:25).
En vista del rechazo y el odio que sienten por Je-
sús, él les dice: “¿Para qué les hablo siquiera?”.
Y, desviando la atención hacia su Padre, explica por
qué deberían los judíos escuchar al Hijo: “El que
me envió es fiel a la verdad, y yo digo en el mundo
las mismas cosas que le escuché a él” (Juan 8:
25, 26).
Las siguientes palabras de Jesús demuestran
cuánta confianza tiene en su Padre, a diferencia de
288 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
los judíos. Les dice: “Una vez que ustedes hayan al-
zado al Hijo del Hombre, entonces sabrán que yo
soy quien digo ser y que no hago nada por mi cuen-
ta, sino que digo lo que el Padre me enseñó. Y el
que me envió está conmigo; no me ha dejado solo,
porque yo siempre hago lo que a él le agrada” (Juan
8:28, 29).
Sin embargo, algunos judíos sí creen en Jesús, y
él les dice: “Si permanecen en mis enseñanzas, real-
mente son mis discípulos; conocerán la verdad, y la
verdad los hará libres” (Juan 8:31, 32).
A algunos les choca que Jesús les diga que serán
libres. Por eso responden extrañados: “Somos des-
cendientes de Abrahán y nunca hemos sido esclavos
de nadie. ¿Por qué dices ‘Serán libres’?”. Los judíos
saben que a veces han estado bajo el dominio de
otras naciones, pero se niegan a que los llamen
esclavos. No obstante, Jesús les dice que sí lo son:
“De verdad les aseguro que todo el que peca es
esclavo del pecado” (Juan 8:33, 34).
Estos judíos se ponen en una situación peligrosa
al negarse a admitir que son esclavos del pecado.
EL HIJO DE DIOS ES “LA LUZ DEL MUNDO” 289
Jesús les explica: “El esclavo no se queda para siem-
pre en la casa del amo; el hijo sí se queda para siem-
pre” (Juan 8:35). Un esclavo no tiene derechos de
herencia y puede ser despedido en cualquier mo-
mento. Solo un hijo (aunque sea adoptado) se que-
da en el hogar “para siempre”, es decir, mientras
viva.
Por lo tanto, la verdad sobre el Hijo es la verdad
que libera “para siempre” a la gente del pecado y la
muerte. Jesús concluye: “Si el Hijo los libera, serán
libres de verdad” (Juan 8:36).

 ¿Qué ocurre durante la fiesta por las noches, y qué


relación tiene eso con lo que enseña Jesús?
 ¿Qué dice Jesús sobre su origen, y qué revela eso
sobre quién es él?
 ¿En qué sentido son esclavos los judíos, pero qué
verdad los hará libres?

290 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


69 ¿HIJOS DE ABRAHÁN,
O DEL DIABLO?
JUAN 8:37-59

˙ LOS JUDÍOS ASEGURAN QUE SON HIJOS


DE ABRAHÁN
˙ JESÚS EXISTIÓ ANTES QUE ABRAHÁN

Jesús sigue en Jerusalén enseñando verdades muy


importantes durante la Fiesta de los Tabernáculos
(o de las Cabañas). Algunos judíos le acaban de
decir que son descendientes de Abrahán y nunca
han sido esclavos de nadie. Entonces, Jesús les res-
ponde: “Yo sé que son descendientes de Abrahán;
pero están tratando de matarme porque mis pala-
bras no progresan en ustedes. Yo hablo de las cosas
que vi cuando estaba con mi Padre, pero ustedes ha-
cen las cosas que le han oído decir a su padre”
(Juan 8:33, 37, 38).
Lo que Jesús les dice está claro: ellos no tie-
nen el mismo padre que él. Pero los judíos no le
entienden y vuelven a decir: “Nuestro padre es
Abrahán” (Juan 8:39; Isaías 41:8). Piensan que por
¿HIJOS DE ABRAH ÁN, O DEL DIABLO? 291
ser descendientes de Abrahán, que fue amigo de
Dios, tienen la misma fe que él.
No obstante, Jesús les da una respuesta im-
pactante: “Si fueran hijos de Abrahán, harían las
mismas obras que Abrahán”. La realidad es que
cualquier hijo trata de ser como su padre. A conti-
nuación, Jesús añade: “Pero a mí, un hombre que
les ha dicho la verdad que le escuchó a Dios, me
quieren matar. Abrahán no hizo eso”. Luego los
deja intrigados al decirles: “Ustedes hacen las mis-
mas obras que su padre” (Juan 8:39-41).
Los judíos siguen sin entender de quién les está
hablando y aseguran: “Nosotros no somos hijos ile-
gítimos; tenemos un solo Padre, Dios”. Pero ¿son de
verdad hijos de Dios? Jesús les dice: “Si Dios fuera
su Padre, ustedes me amarían, porque fue Dios
quien me envió y por eso estoy aquí. No vine por
mi propia cuenta, sino que él me envió”. Después
les hace una pregunta y la responde él mismo: “¿Por
qué no entienden lo que estoy diciendo? Es porque
no son capaces de escuchar mis palabras” (Juan 8:
41-43).
292 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Jesús ha intentado explicarles lo que les pasará si
lo rechazan, pero ahora les dice directamente: “Us-
tedes son hijos de su padre, el Diablo, y quieren
cumplir los deseos de su padre”. ¿Y c ómo es su pa-
dre? Jesús lo describe muy bien: “Él en sus comien-
zos fue un asesino. No se mantuvo fiel a la verdad
porque no hay verdad en él”. Y añade: “El que es de
Dios escucha las palabras de Dios. Por eso ustedes
no escuchan, porque no son de Dios” (Juan 8:
44, 47).
Los judíos se enojan ante esas palabras de conde-
na y le dicen: “¿No tenemos razón al decir ‘Tú
eres un samaritano y tienes un demonio’?”. Lo lla-
man samaritano en señal de desprecio. Pero Jesús
no hace caso del insulto y les dice: “Yo no tengo un
demonio. Lo que hago es honrar a mi Padre, y us-
tedes me deshonran a mí”. Para hacerles ver que
eso es un asunto serio, les asegura algo sorprenden-
te: “Si alguien obedece mis palabras, nunca verá la
muerte”. Con esto no está diciendo que los ap ósto-
les y otros seguidores suyos no morirán jamás.
Más bien, quiere decir que estos nunca sufrirán la
¿HIJOS DE ABRAH ÁN, O DEL DIABLO? 293
destrucción eterna, o “la muerte segunda”, de la que
no se puede resucitar (Juan 8:48-51; Apocalipsis
21:8).
Pero los judíos se toman de forma literal lo que
Jesús les dice, así que responden: “Ahora nos que-
da claro que tienes un demonio. Abrahán murió y
los profetas también, pero tú dices: ‘Si alguien obe-
dece mis palabras, nunca probará la muerte’. ¿Aca-
so eres superior a nuestro padre Abrahán, que
murió? [...] ¿Quién te crees que eres?” (Juan 8:
52, 53).
Jesús les está indicando que es el Mesías. Pero,
en vez de decirles directamente quién es, declara:
“Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no ser-
viría de nada. El que me glorifica es mi Padre, el
que ustedes dicen que es su Dios. Pero ustedes no lo
conocen; en cambio yo lo conozco. Y, si dijera que
no lo conozco, sería un mentiroso como ustedes”
(Juan 8:54, 55).
A continuación, Jesús vuelve a mencionar a su
fiel antepasado: “Abrahán, el padre de ustedes, se
alegraba muchísimo pensando en que vería mi día,
294 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
y lo vio y se alegró”. Así es, Abrahán tenía fe en las
promesas de Dios y deseaba con anhelo que llegara
el Mesías. Pero los judíos ponen en duda lo que les
dice Jesús: “No tienes ni 50 años, ¿y has visto a
Abrahán?”. A lo que él les contesta: “De verdad les
aseguro que yo existía antes de que Abrahán nacie-
ra”. Con esas palabras se está refiriendo a cuando
era un ángel poderoso en el cielo antes de venir a
la Tierra (Juan 8:56-58).
Al escucharlo decir que vivió antes que Abrahán,
los judíos se llenan de rabia y agarran piedras para
lanzárselas, pero él se escapa sin sufrir daño.

 ¿C ómo indica Jesús que él y sus enemigos no tienen


el mismo padre?
 ¿Por qué no se merecen los judíos ser llamados hijos
de Abrahán aunque insistan en que lo son?
 ¿En qué sentido nunca verán la muerte los seguidores
de Jesús?

¿HIJOS DE ABRAH ÁN, O DEL DIABLO? 295


70 JESÚS CURA A UN HOMBRE
QUE NACIÓ CIEGO
JUAN 9:1-18

˙ UN MENDIGO QUE NACIÓ CIEGO RECUPERA


LA VISTA

Es sábado, y Jesús está todavía en Jerusalén. Él y


sus discípulos van caminando por la ciudad cuando
ven a un mendigo que es ciego de nacimiento. En-
tonces, los discípulos le preguntan a Jesús: “Rabí,
¿quién pec ó para que este hombre naciera ciego: él,
o sus padres?” (Juan 9:2).
Los discípulos saben que el hombre no pec ó en
otra vida, pero tal vez se preguntan si una persona
puede pecar estando en el vientre de su madre. Je-
sús les responde: “No pecaron ni él ni sus padres,
pero esto pasó para que en su caso se viera clara-
mente lo que Dios puede hacer” (Juan 9:3). Así que
este hombre nació ciego, no porque él o sus padres
cometieran algún error o pecado en concreto, sino
por el pecado heredado de Adán, que hace que
296 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
todos nazcamos imperfectos y tengamos defectos,
como la ceguera. Pero la ceguera del hombre le da
a Jesús la oportunidad de demostrar el poder de
Dios, como ya ha hecho en otras ocasiones al curar
a la gente de sus enfermedades.
Jesús destaca lo urgente que es hacer estas obras.
“Tenemos que hacer las obras del que me envió
mientras sea de día —dice—. Viene la noche, cuan-
do nadie puede trabajar. Mientras yo esté en el
mundo, yo soy la luz del mundo” (Juan 9:4, 5).
En efecto, dentro de poco, la muerte lo sumergirá
en la oscuridad de la tumba, donde no podrá hacer
nada. Pero, hasta que llegue ese momento, él es una
fuente de iluminación para el mundo.
¿Curará Jesús al mendigo ciego? Y, si decide ha-
cerlo, ¿c ómo lo hará? Jesús escupe en la tierra y con
la saliva hace barro, se lo unta al hombre en los
ojos y le dice: “Ve a lavarte en el estanque de Si-
loam” (Juan 9:7). Él obedece y, cuando se lava, re-
cupera la vista. ¡Piense en la alegría que siente el
hombre al ver por primera vez en su vida!
Los vecinos y otros que lo conocen se quedan
asombrados y empiezan a preguntar: “Este es el
JES ÚS CURA A UN HOMBRE QUE NACI Ó CIEGO 297
hombre que se sentaba a pedir, ¿verdad?”. “Es él”,
responden algunos. Pero otros no creen que se tra-
te de la misma persona y dicen: “No es él, pero se
le parece”. Entonces, el mendigo mismo les confir-
ma: “Sí, soy yo” (Juan 9:8, 9).
“¿Y c ómo se te abrieron los ojos?”, le preguntan.
Y él les cuenta: “Ese hombre que se llama Jesús
hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo:
‘Vete a Siloam y lávate’. Y yo fui, me lavé y pude
ver”. Entonces le preguntan dónde está el hombre
que lo curó, y él les contesta: “No lo sé” (Juan 9:
10-12).
La gente lleva al mendigo ante los fariseos, que
también quieren saber c ómo es que ahora puede
ver. Así que él les dice: “Me puso barro en los ojos,
yo me lavé y ahora puedo ver”. Lo lógico sería que
los fariseos se alegraran de que se haya curado,
pero, en vez de eso, algunos empiezan a acusar a Je-
sús, diciendo: “Ese hombre no es de Dios, porque
no respeta el sábado”. Y otros dicen: “¿C ómo pue-
de un pecador hacer milagros así?” (Juan 9:15, 16).
De modo que no se ponen de acuerdo.
298 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Ante tantas opiniones diferentes, le preguntan al
mendigo: “Ya que fue a ti a quien le abrió los ojos,
¿qué dices tú de él?”. El hombre responde sin du-
dar: “Es un profeta” (Juan 9:17).
Pero los judíos se niegan a creerlo. Tal vez pien-
san que este hombre y Jesús han tramado un plan
para engañar a la gente. Por eso, llegan a la conclu-
sión de que para resolver el asunto es mejor pre-
guntarles a los padres del mendigo si su hijo esta-
ba ciego o no.

 ¿Por qué nació ciego el hombre, y cuál no es la razón


de su ceguera?
 Al ver que el mendigo se ha curado, ¿cómo reacciona
la gente que lo conoce?
 ¿Qué opiniones diferentes tienen los fariseos sobre
la curación del hombre?

JES ÚS CURA A UN HOMBRE QUE NACI Ó CIEGO 299


71 LOS FARISEOS
INTERROGAN AL HOMBRE
QUE NACIÓ CIEGO
JUAN 9:19-41

˙ LOS FARISEOS INTERROGAN AL HOMBRE QUE


ANTES ERA CIEGO
˙ LOS LÍDERES RELIGIOSOS ESTÁN “CIEGOS”

Los fariseos se niegan a creer que Jesús haya cura-


do al hombre que nació ciego, así que llaman a sus
padres. Los padres saben que se enfrentan a la po-
sibilidad de que los expulsen de la sinagoga (Juan 9:
22). Eso los aislaría de otros judíos y tendría graves
consecuencias sociales y económicas para la familia.
Los fariseos les hacen dos preguntas: “¿Es este su
hijo, el que ustedes dicen que nació ciego? Enton-
ces, ¿cómo es que ahora ve?”. A lo que ellos les res-
ponden: “Sabemos que este es nuestro hijo y que
nació ciego. Pero cómo es que ahora ve, no lo sabe-
mos; y quién le abrió los ojos, tampoco lo sabemos”.
Aunque su hijo tal vez les haya contado lo que pasó,
300 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
ellos miden muy bien sus palabras antes de seguir
hablando. Les dicen: “Pregúntenselo a él, que es ma-
yor de edad y debe responder por sí mismo” (Juan
9:19-21).
Así que los fariseos llaman al hombre y lo intimi-
dan afirmando que tienen pruebas contra Jesús. “Da
gloria a Dios —le ordenan—. Nosotros sabemos que
ese hombre es un pecador”. Pero él esquiva la acu-
sación y les contesta: “Si es un pecador, eso no lo
sé. Lo que sí sé es que yo era ciego y ahora veo”
(Juan 9:24, 25).
Pero los fariseos no quieren dejar ahí el asunto,
por eso le preguntan de nuevo: “¿Qué te hizo?
¿C ómo te abrió los ojos?”. El hombre se arma de va-
lor y les dice: “Ya se lo dije, pero ustedes no me
hicieron caso. ¿Por qué quieren oírlo otra vez?
No querrán hacerse discípulos de él también, ¿ver-
dad?”. Al oír esto, los fariseos se enojan mucho y lo
acusan: “Tú eres discípulo de ese hombre, pero
nosotros somos discípulos de Moisés. Sabemos que
Dios le habló a Moisés, pero este no sabemos de
dónde ha salido” (Juan 9:26-29).
LOS FARISEOS INTERROGAN AL HOMBRE QUE NACI Ó CIEGO 301
Entonces, el mendigo les dice asombrado: “Esto sí
que es increíble, que él me haya abierto los ojos y
ustedes no sepan de dónde ha salido”. Con respecto
a la gente a la que Dios escucha y aprueba, les dice
algo muy lógico: “Sabemos que Dios no escucha a
pecadores, pero el que teme a Dios y hace su volun-
tad, a ese sí lo escucha. En toda la historia, jamás
se ha oído que alguien le abriera los ojos a un cie-
go de nacimiento”. Y luego concluye: “Si este hom-
bre no fuera de Dios, no podría hacer nada” (Juan
9:30-33).
Como los fariseos no pueden demostrar que está
equivocado, se ponen a insultarlo: “Tú, que naciste
lleno de pecado, ¿pretendes darnos lecciones a noso-
tros?” (Juan 9:34). Y luego lo echan.
Cuando Jesús escucha lo que ha pasado, encuen-
tra al mendigo y le pregunta: “¿Tienes fe en el Hijo
del Hombre?”. Y él le responde: “¿Y quién es, señor?
Dímelo para que pueda tener fe en él”. A fin de que
no le quepa la menor duda, Jesús le confiesa: “Tú ya
lo has visto. De hecho, estás hablando con él” (Juan
9:35-37).
302 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Enseguida, el hombre le contesta: “Tengo fe en él,
Señor”. Lleno de fe y respeto, se inclina ante Jesús,
quien en ese momento hace esta importante decla-
ración: “He venido a este mundo para un juicio,
para que los que no ven puedan ver y los que ven
se queden ciegos” (Juan 9:38, 39).
Los fariseos, que se encuentran ahí mismo, no es-
tán ciegos. Pero ¿y en sentido espiritual? ¿Están
cumpliendo con su responsabilidad de guiar al pue-
blo? Se ponen a la defensiva y le preguntan: “Noso-
tros no estamos ciegos también, ¿verdad?”. Jesús les
dice: “Si fueran ciegos, no serían culpables de peca-
do. Pero, como ustedes dicen ‘Nosotros vemos’, su
pecado permanece” (Juan 9:40, 41). Son maestros de
Israel, pero han rechazado al Mesías, así que no tie-
nen excusa. Con todo lo que saben sobre la Ley, re-
chazar a Jesús es un grave pecado.

 ¿De qué tienen miedo los padres del mendigo cuando


los llevan ante los fariseos, y cómo responden?
 ¿Qué argumento lógico enfurece a los fariseos?
 ¿Por qué no tienen excusa los fariseos para rechazar a
Jesús?

LOS FARISEOS INTERROGAN AL HOMBRE QUE NACI Ó CIEGO 303


72 JESÚS ENVÍA A
70 DISCÍPULOS A PREDICAR
LUCAS 10:1-24

˙ JESÚS ELIGE A 70 DISCÍPULOS Y LOS ENVÍA


A PREDICAR

El año 32 está llegando a su fin, y ya hace unos tres


años que Jesús se bautizó. Él y sus discípulos han
celebrado la Fiesta de los Tabernáculos en Jerusa-
lén, y es posible que todavía estén cerca de allí (Lu-
cas 10:38; Juan 11:1). Jesús pasa la mayor parte de
los últimos seis meses de su ministerio en las regio-
nes de Judea y Perea —esta última al otro lado del
río Jordán—, pues en estas zonas también tiene que
predicar.
Hace algún tiempo, después de la Pascua del
año 30, Jesús se quedó varios meses predicando en
Judea y luego atravesó Samaria. Más tarde, alrede-
dor de la Pascua del año 31, los judíos de Jerusalén
trataron de matarlo. Después de aquello, Jesús pasó
un año y medio predicando sobre todo en Galilea,
304 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
al norte. Durante todo ese tiempo, muchos se hicie-
ron seguidores suyos. Estando en Galilea, Jesús ca-
pacitó a sus ap óstoles y luego les dio la siguiente
instrucción: “Vayan predicando: ‘El Reino de los
cielos se ha acercado’ ” (Mateo 10:5-7). Ahora, orga-
niza una campaña de predicación en Judea.
Para empezar, Jesús elige a 70 discípulos y los en-
vía de dos en dos. Así que hay 35 equipos predican-
do el Reino en la zona, donde “la cosecha realmen-
te es mucha, pero los trabajadores son pocos”
(Lucas 10:2). Jesús les dice que vayan delante de él
a los lugares adonde piensa ir. Los 70 discípulos de-
ben curar a los enfermos y difundir el mensaje que
Jesús ha estado proclamando.
Jesús no les dice que vayan a enseñar a las sina-
gogas. Más bien, les dice que vayan a predicar por
las casas y les manda: “En cualquier casa donde en-
tren, primero digan: ‘Que esta casa tenga paz’. Y, si
hay allí un amigo de la paz, la paz que le desean se
quedará con él”. ¿Qué mensaje deben llevar los dis-
cípulos? “El Reino de Dios se ha acercado a uste-
des” (Lucas 10:5-9).
JES ÚS ENV ÍA A 70 DISC ÍPULOS A PREDICAR 305
Estas instrucciones de Jesús se parecen a las que
les dio a los 12 ap óstoles cuando, más o menos un
año antes, los envió a predicar. Jesús también les
explica que no todo el mundo los recibirá bien. Pero
con sus esfuerzos prepararán el terreno para que,
cuando llegue Jesús poco después, muchos quieran
conocerlo y aprender de él.
Los 35 equipos de evangelizadores del Reino
no tardan mucho en regresar adonde está Jesús.
Cuando lo hacen, le dicen contentísimos: “Señor,
hasta los demonios quedan sometidos a nosotros
cuando usamos tu nombre”. Sin duda, a Jesús le
emociona mucho escuchar esa buena noticia, pues
les dice: “Veo a Satanás ya caído como un rayo del
cielo. Miren, les he dado autoridad para pisotear
serpientes y escorpiones” (Lucas 10:17-19).
Con eso, Jesús les está asegurando a sus seguido-
res que podrán superar situaciones peligrosas, que
serán capaces de “pisotear serpientes y escorpio-
nes”, por así decirlo. Además, les da la seguridad de
que en el futuro Satanás caerá del cielo. Jesús tam-
bién ayuda a los 70 discípulos a ver lo que es im-
306 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
portante de verdad a largo plazo, al decirles: “No se
alegren porque los espíritus quedan sometidos a us-
tedes. Más bien, alégrense porque sus nombres han
sido escritos en los cielos” (Lucas 10:20).
Jesús está muy feliz y alaba a su Padre delante de
todos por usar a estos humildes siervos de un modo
tan impresionante. Dirigiéndose a sus discípulos,
dice: “Felices los ojos que ven lo que ustedes están
viendo. Porque les digo que muchos profetas y re-
yes desearon ver las cosas que ustedes están obser-
vando, pero no las vieron, y oír las cosas que uste-
des están oyendo, pero no las oyeron” (Lucas 10:
23, 24).

 ¿Dónde predica Jesús durante los últimos seis meses


de su ministerio, y por qué?
 ¿Adónde tienen que ir los 70 discípulos para buscar
a la gente?
 Aunque los 70 discípulos tienen mucho éxito, ¿qué
dice Jesús que es más importante?

JES ÚS ENV ÍA A 70 DISC ÍPULOS A PREDICAR 307


73 UN SAMARITANO
DEMUESTRA SER
UN BUEN PRÓJIMO
LUCAS 10:25-37

˙ ¿QUÉ HAY QUE HACER PARA HEREDAR


LA VIDA ETERNA?
˙ LA PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO

Jesús todavía está en los alrededores de Jerusalén


cuando unos judíos se le acercan. Algunos quieren
aprender de él, pero otros quieren ponerlo a prue-
ba. Uno de ellos, un experto en la Ley, le pregunta:
“Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida
eterna?” (Lucas 10:25).
El hombre no ha hecho la pregunta porque quie-
ra saber la respuesta, y Jesús se da cuenta. Más
bien, parece que quiere que Jesús diga algo que
ofenda a los judíos. Como Jesús percibe que este
hombre ya tiene su propia opinión del asunto, le
hace con habilidad unas preguntas para que reve-
le lo que piensa.
308 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
“¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?”.
Este hombre ha estudiado la Ley de Dios, así que
basa su respuesta en Deuteronomio 6:5 y en Levíti-
co 19:18, al decir: “ ‘Ama a Jehová tu Dios con todo
tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas
y con toda tu mente’ y ‘a tu prójimo como te amas
a ti mismo’ ” (Lucas 10:26, 27). ¿Es esa la respuesta
acertada?
Jesús le dice: “Contestaste correctamente; sigue
haciendo esto y conseguirás la vida”. Pero la con-
versación no termina ahí. El hombre no se confor-
ma con esa respuesta. Quiere demostrar que es jus-
to, que Jesús le confirme que su forma de pensar es
correcta y que su manera de tratar a los demás es
apropiada. Así que le pregunta: “¿Quién es en reali-
dad mi prójimo?” (Lucas 10:28, 29). Esta parece una
pregunta sencilla, pero no lo es. ¿Por qué?
Los judíos creen que su prójimo es solo la perso-
na que sigue las tradiciones de ellos, y podría pare-
cer que Levítico 19:18 apoya esa idea. Hasta llega-
rían a afirmar que tener trato con personas que
no son de su misma nacionalidad va contra la ley
UN SAMARITANO DEMUESTRA SER UN BUEN PRÓJIMO 309
(Hechos 10:28). Por lo tanto, este hombre se consi-
dera justo al ser bondadoso con otros judíos, y qui-
zás algunos discípulos de Jesús piensan como él.
Pero los judíos creen que pueden tratar mal a al-
guien que no es judío con la excusa de que no es
en realidad su prójimo.
¿C ómo puede Jesús corregir la forma de pensar
de este hombre sin ofenderlo a él ni a otros judíos?
Lo hace contándole una historia: “Un hombre baja-
ba de Jerusalén a Jeric ó y cayó en manos de unos
ladrones, que le quitaron hasta la ropa y lo golpea-
ron, y se fueron dejándolo medio muerto. Dio la ca-
sualidad de que un sacerdote bajaba por ese mismo
camino; pero, cuando lo vio, pasó de largo por el
otro lado del camino. Igualmente, cuando un levita
llegó a ese lugar y lo vio, pasó de largo por el otro
lado. Pero cierto samaritano que viajaba por ese ca-
mino llegó adonde él estaba y, al verlo, se conmo-
vió profundamente” (Lucas 10:30-33).
El hombre que está hablando con Jesús sabe muy
bien que muchos sacerdotes y levitas que van a tra-
bajar al templo viven en Jeric ó. Para volver a sus
310 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
casas, tienen que bajar por un camino de unos
23 kilómetros (14 millas). Esta ruta puede ser peli-
grosa porque hay ladrones que están al acecho.
Si un sacerdote o un levita viera a otro judío en di-
ficultades, ¿verdad que debería ayudarlo? Pero, en
la historia de Jesús, ninguno de los dos lo hace.
Quien lo ayuda es un samaritano, un hombre que
proviene de un pueblo por el que los judíos sienten
un gran desprecio (Juan 8:48).
¿C ómo ayudó el samaritano al judío herido? Jesús
prosigue: “Se le acerc ó, le echó en sus heridas acei-
te y vino, y se las vendó. Luego lo montó sobre su
propio animal, lo llevó a una posada y lo cuidó.
Al día siguiente sac ó dos denarios, se los dio al due-
ño de la posada y le dijo: ‘Cuídalo, y, si gastas algo
más, te lo pagaré cuando vuelva’ ” (Lucas 10:34, 35).
Después de contarle al hombre esa historia, el
Gran Maestro, Jesús, le plantea una pregunta para
hacerlo reflexionar: “¿Cuál de los tres piensas que
se hizo prójimo del que cayó en manos de los ladro-
nes?”. Parece que al hombre le cuesta decir “el sa-
maritano”, así que responde: “El que lo trató con
UN SAMARITANO DEMUESTRA SER UN BUEN PRÓJIMO 311
compasión”. Entonces, Jesús resalta la lección de su
historia, al decirle: “Vete y haz tú lo mismo” (Lu-
cas 10:36, 37).
¡Qué buen método de enseñanza! Si Jesús se hu-
biera limitado a decirle al hombre que las personas
de otras naciones también son su prójimo, ¿habrían
aceptado esa respuesta él y los demás judíos presen-
tes? Lo más probable es que no. Sin embargo, al
contar una historia sencilla, con detalles conocidos,
la respuesta a la pregunta de “¿quién es en realidad
mi prójimo?” queda clara. La persona que demues-
tra ser un buen prójimo es la que trata a los demás
con amor y bondad, como lo manda la Biblia.

 ¿Por qué le habrá preguntado un hombre a Jesús


lo que tenía que hacer para heredar la vida eterna?
 Según los judíos, ¿quién es su prójimo, y por qué
dicen eso?
 ¿C ómo aclara Jesús quién es nuestro prójimo?

312 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


74 LECCIONES SOBRE
LA HOSPITALIDAD
Y LA ORACIÓN
LUCAS 10:38-11:13

˙ JESÚS VISITA A MARTA Y A MARÍA


˙ LA IMPORTANCIA DE SER PERSISTENTES AL ORAR

En la ladera oriental del monte de los Olivos, a unos


tres kilómetros (dos millas) de Jerusalén, se encuen-
tra la aldea de Betania (Juan 11:18). Jesús va allí a
la casa de dos hermanas: Marta y María. Ellas y su
hermano, Lázaro, son amigos de Jesús, así que lo
reciben con cariño.
Es un honor tener al Mesías en casa. Marta quie-
re que Jesús coma bien, así que se pone a preparar
una comida especial. Mientras ella está trabajando,
su hermana, María, se sienta a los pies de Jesús y
se queda escuchándolo. Después de un rato, Marta
le dice a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi her-
mana me haya dejado sola para preparar todo? Dile
que venga y me ayude” (Lucas 10:40).
LECCIONES SOBRE LA HOSPITALIDAD Y LA ORACI ÓN 313
Pero Jesús no regaña a María. Más bien, aconse-
ja a Marta por darle demasiada importancia a la co-
mida: “Marta, Marta, estás inquieta y preocupada
por muchas cosas, pero son pocas las cosas que se
necesitan, o apenas una. En cambio, María eligió la
mejor parte y no se la quitarán” (Lucas 10:41, 42).
Así, Jesús le hace ver que no es necesario pasar mu-
cho tiempo preparando varios platos. Basta con una
comida sencilla.
Marta tiene buenas intenciones, quiere ser hospi-
talaria. Pero le está dando tanta importancia a la
comida que se está perdiendo la oportunidad de
aprender del propio Hijo de Dios. Jesús destaca que
María tomó la mejor decisión, pues lo que aprenda
de él la beneficiará durante el resto de su vida.
Lo que ella hizo nos da una lección que todos ha-
cemos bien en recordar.
En otra ocasión, Jesús da una lección diferente,
pero igual de importante. Un discípulo le pide: “Se-
ñor, enséñanos a orar, así como Juan les enseñó a
sus discípulos” (Lucas 11:1). Jesús ya habló del
tema en el Sermón del Monte, alrededor de un año
314 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
y medio antes (Mateo 6:9-13). Pero puede que este
discípulo no estuviera presente en aquel momento,
de modo que Jesús repite los puntos más importan-
tes de lo que dijo. Luego cuenta una historia para
subrayar la importancia de ser persistentes al orar.
“Supongamos que uno de ustedes tiene un amigo
y va a verlo a medianoche y le dice: ‘Amigo, présta-
me tres panes, porque acaba de llegar a mi casa un
amigo mío que está de viaje y no tengo nada
que ofrecerle’. Y aquel le responde desde adentro:
‘No me molestes más. La puerta ya está cerrada con
llave y mis niños y yo ya estamos en la cama. No me
puedo levantar a darte nada’. Les digo: aunque
no se levante a darle algo por ser su amigo, seguro
que por su insistencia y atrevimiento se levantará y
le dará todo lo que necesite” (Lucas 11:5-8).
Jesús no está diciendo que Jehová no quiera con-
testar las peticiones, como el amigo del ejemplo.
Más bien, está mostrando que, si un hombre que
no quería ayudar a su amigo acaba haciéndolo por
su insistencia, nuestro amoroso Padre celestial de
seguro responderá las peticiones sinceras de sus
LECCIONES SOBRE LA HOSPITALIDAD Y LA ORACI ÓN 315
siervos fieles. Jesús añade: “Sigan pidiendo y se les
dará, sigan buscando y encontrarán, sigan tocando
a la puerta y se les abrirá. Porque todo el que pide
recibe, y todo el que busca encuentra, y a todo el
que toca a la puerta se le abrirá” (Lucas 11:9, 10).
Luego, Jesús destaca esta idea al hacer una com-
paración con los padres humanos: “¿Qué padre en-
tre ustedes, si su hijo le pide un pescado, le da una
serpiente en vez de un pescado? O, si le pide un hue-
vo, ¿le da un escorpión? Por lo tanto, si ustedes,
aunque son malos, saben darles buenos regalos a
sus hijos, ¡con mucha más razón el Padre en el cie-
lo les dará espíritu santo a quienes se lo piden!”
(Lucas 11:11-13). No hay duda: nuestro Padre quie-
re escucharnos y atender nuestras necesidades.

 ¿A qué le dio importancia Marta? ¿Y a qué le dio


importancia María? ¿Qué lección aprendemos
de esto?
 ¿Por qué repite Jesús sus instrucciones sobre
la oración?
 ¿Qué historia cuenta Jesús para destacar
la importancia de ser persistentes al orar?

316 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


75 JESÚS REVELA
CUÁL ES LA FUENTE
DE LA FELICIDAD
LUCAS 11:14-36

˙ EXPULSA A LOS DEMONIOS POR MEDIO DEL


“DEDO DE DIOS”
˙ LA FUENTE DE LA VERDADERA FELICIDAD

Jesús acaba de repetir sus instrucciones sobre la


oración, pero ese no es el único tema que se repite
más de una vez a lo largo de su ministerio. En Ga-
lilea, lo acusaron de hacer milagros con el poder
del gobernante de los demonios. Ahora, en Judea,
se enfrenta a la misma acusación.
Cuando Jesús expulsa de un hombre a un demo-
nio que lo había dejado mudo, las multitudes se
quedan impresionadas. Pero no le sucede eso a todo
el mundo. Algunos vuelven a acusarlo falsamente,
diciendo: “Expulsa a los demonios por medio de
Belcebú, el gobernante de los demonios” (Lucas
11:15). Y otros le piden que dé una señal del cielo
para confirmar su identidad.
JES ÚS REVELA CUÁL ES LA FUENTE DE LA FELICIDAD 317
Jesús, que sabe que quieren ponerlo a prueba, les
da la misma respuesta que a quienes lo criticaron
en Galilea. Les explica que todo reino dividido in-
ternamente caerá y añade: “Si Satanás está dividido
internamente, ¿cómo podrá su reino mantenerse en
pie?”. Después, Jesús les dice claramente: “Si yo ex-
pulso a los demonios por medio del dedo de Dios,
es que el Reino de Dios los ha tomado a ustedes
desprevenidos” (Lucas 11:18-20).
El que Jesús mencione el “dedo de Dios” debería
recordarles a los presentes lo que sucedió siglos
atrás en la historia de Israel. Los miembros de la
corte del faraón que vieron a Moisés hacer un mi-
lagro exclamaron: “¡Es el dedo de Dios!”. Fue tam-
bién el “dedo de Dios” el que escribió los Diez
Mandamientos en dos tablas de piedra (Éxodo 8:19;
31:18). Y es el “dedo de Dios” (su espíritu santo o
fuerza activa) el que ahora le permite a Jesús ex-
pulsar demonios y curar enfermos. Por lo tanto, el
Reino de Dios ha tomado desprevenidos a estos
enemigos porque el Rey elegido para ese Reino, Je-
sús, está realizando milagros delante de ellos.
318 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
La capacidad de Jesús para expulsar demonios de-
muestra que él es más poderoso que Satanás, como
cuando un hombre muy fuerte ataca y vence a un
hombre bien armado que vigila su palacio. Jesús
también repite el ejemplo del demonio que sale de
un hombre. Si este hombre no llena su mente de
cosas buenas, el espíritu maligno regresará con
otros siete, de modo que la situación del hombre
será peor que al principio (Mateo 12:22, 25-29, 43-
45). Eso mismo le está sucediendo a la nación de Is-
rael.
Entonces, una mujer que está escuchando a Jesús
dice con voz fuerte: “¡Feliz la matriz que te llevó y
los pechos que te amamantaron!”. Toda mujer judía
deseaba ser madre de un profeta, especialmente del
Mesías. Así que esta mujer quizás piense que Ma-
ría debe estar muy feliz por ser la madre de un
maestro como Jesús. Pero él la corrige y le explica
cuál es la fuente de la verdadera felicidad: “No, más
bien, ¡felices los que oyen la palabra de Dios y la
ponen en práctica!” (Lucas 11:27, 28). Jesús nunca
ha insinuado que haya que honrar a María de una
JES ÚS REVELA CUÁL ES LA FUENTE DE LA FELICIDAD 319
manera especial. Más bien, la verdadera felicidad de
cualquier hombre o mujer proviene de servir a
Jehová fielmente, no de ningún lazo familiar ni lo-
gro personal.
Luego, tal como hizo en Galilea, Jesús reprende
a la gente por pedir una señal del cielo. Dice que
no recibirán ninguna, excepto la de Jonás. Este pro-
feta sirvió como señal porque estuvo tres días en el
interior de un pez y porque predicó con valor, gra-
cias a lo cual los ninivitas se arrepintieron. Jesús
añade: “Pero, fíjense, aquí tienen a alguien que es
más que Jonás” (Lucas 11:29-32). Jesús también es
más que Salomón, a quien la reina de Seba fue a vi-
sitar para escuchar sus palabras de sabiduría.
Jesús continúa: “Nadie, después de encender una
lámpara, la pone en un escondite o la tapa con una
canasta, sino que la pone en el candelero” (Lucas
11:33). Quizás quiere decir que enseñar y hacer mi-
lagros delante de estas personas es como esconder
la luz de una lámpara. Como no tienen la visión
bien enfocada, no entienden con qué prop ósito hace
estas obras poderosas.
320 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Él acaba de expulsar a un demonio y de hacer que
un mudo hable. Eso debería motivar a la gente a
alabar a Dios y a contarles a los demás lo que Jeho-
vá está haciendo. Por lo tanto, Jesús da estas pala-
bras de advertencia a todo el que lo critica: “Ten
cuidado de que la luz que hay en ti no sea oscuri-
dad. Por eso, si todo tu cuerpo brilla, si ninguna
parte está a oscuras, todo estará brillante, tal como
cuando una lámpara te ilumina con su luz” (Lucas
11:35, 36).

 ¿C ómo reaccionan algunas personas de Judea cuando


Jesús cura a un hombre?
 ¿Qué es el “dedo de Dios”? ¿En qué sentido ha
tomado desprevenidos el Reino de Dios a los que
están escuchando a Jesús?
 ¿Cuál es la fuente de la verdadera felicidad?

JES ÚS REVELA CUÁL ES LA FUENTE DE LA FELICIDAD 321


76 COME CON UN FARISEO
LUCAS 11:37-54

˙ DENUNCIA LA HIPOCRESÍA DE LOS FARISEOS

Mientras Jesús sigue en Judea, un fariseo lo invita a co-


mer, seguramente durante el día, no por la noche (Lucas
11:37, 38; compare con Lucas 14:12). Antes de comer, los
fariseos se lavan las manos y los brazos hasta el codo,
pero Jesús no lo hace (Mateo 15:1, 2). Aunque lavarse así
no viola la Ley de Dios, tampoco es obligatorio.
El fariseo se sorprende al ver que Jesús no sigue esa
tradición, pero Jesús se da cuenta y le dice: “Mira, us-
tedes, los fariseos, limpian por fuera la copa y el plato,
pero por dentro están llenos de codicia y maldad.
¡Insensatos! El que hizo lo de afuera también hizo lo de
adentro, ¿no es cierto?” (Lucas 11:39, 40).
La cuestión no es tener las manos limpias antes de
comer, es la hipocresía religiosa. Los fariseos y otras
personas que se lavan las manos de esa manera ceremo-
niosa no están limpiando su corazón de la maldad. Así
que Jesús les da el siguiente consejo: “Den como ayu-
da a los necesitados las cosas que salen de adentro y,
322 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
fíjense, todo lo que tiene que ver con ustedes estará
limpio” (Lucas 11:41). ¡Cuánta razón tiene! Cuando de-
mos regalos, tenemos que hacerlo con un corazón lleno
de amor, no para impresionar a los demás ni dar la apa-
riencia de que somos buenos.
Esto no significa que aquellos hombres no den nada,
pues Jesús mismo reconoce: “Dan la décima parte de la
menta, de la ruda y de todas las otras hierbas, y sin em-
bargo descuidan la justicia de Dios y el amor a él”.
Y añade: “Tenían la obligación de hacer lo primero,
pero sin descuidar estas otras cosas” (Lucas 11:42).
La Ley de Dios exigía pagar el diezmo (la décima parte)
de los productos del campo (Deuteronomio 14:22). Eso
incluía la menta, la ruda y otras hierbas y plantas que
se utilizaban para dar sabor a las comidas. Los fariseos
pagan estrictamente el décimo de estas hierbas, pero
¿cuánta importancia dan a los requisitos más importan-
tes de la Ley, como ser justos y modestos a la vista de
Dios? (Miqueas 6:8).
Jesús continúa: “¡Ay de ustedes, fariseos, porque les en-
canta ocupar los asientos del frente en las sinagogas y
que los estén saludando en las plazas de mercado! ¡Ay de
ustedes, porque son como esas tumbas que casi no se
COME CON UN FARISEO 323
ven: la gente camina por encima y no lo sabe!” (Lucas
11:43, 44). Así es, las personas podían pisar esas tumbas
sin querer y hacerse impuras en sentido ceremonial. Je-
sús se vale de ese hecho para subrayar que la impureza
de los fariseos no se percibe a simple vista (Mateo 23:27).
Un experto en la Ley protesta: “Maestro, diciendo
esto nos insultas a nosotros también”. Pero lo cierto es
que estos hombres tienen que darse cuenta de que
no están ayudando a la gente. Jesús le responde: “¡Ay
también de ustedes, los expertos en la Ley, porque po-
nen sobre la gente cargas difíciles de llevar, pero uste-
des mismos no las tocan ni con un dedo! ¡Ay de uste-
des, porque construyen las tumbas de los profetas, pero
sus antepasados fueron los que los mataron!” (Lucas 11:
45-47).
Las cargas a las que Jesús se refiere son las tradicio-
nes orales y la interpretación que los fariseos hacen de
la Ley. Estos hombres no le están haciendo la vida más
fácil a la gente, sino que insisten en que todo el mundo
obedezca reglas que se han convertido en una carga pe-
sada. Sus antepasados mataron a los profetas de Dios, co-
menzando por Abel. Ahora, ellos quieren dar la aparien-
cia de que honran a aquellos profetas al construirles
324 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
tumbas, pero en realidad están haciendo las mismas co-
sas que sus antepasados, y con la misma mala actitud.
Hasta están buscando la manera de matar al profeta más
importante de todos. Por eso, Jesús dice que Dios consi-
derará responsable a esa generación. Sus palabras se
cumplirán treinta y ocho años más tarde, en el año 70.
Jesús prosigue: “¡Ay de ustedes, los expertos en la Ley,
porque le quitaron a la gente la llave del conocimiento!
¡Ustedes mismos no entraron y a los que están entran-
do les ponen obstáculos!” (Lucas 11:52). Ellos deberían
explicarle a la gente el significado de la Palabra de
Dios, pero, en vez de eso, le están quitando la oportu-
nidad de conocerla y entenderla.
¿Cuál es la reacción de los escribas y los fariseos?
Cuando Jesús sale de allí, se ponen muy furiosos y
empiezan a acosarlo con preguntas. Pero en realidad
no quieren aprender, lo que quieren es atraparlo en algo
de lo que diga y así tener razones para arrestarlo.

 ¿Por qué denuncia Jesús a los fariseos y a los


escribas?
 ¿Qué cargas pesadas se ve obligada a llevar la gente?
 ¿Qué les espera a los enemigos de Jesús que quieren
matarlo?

COME CON UN FARISEO 325


77 DA CONSEJOS
SOBRE LAS RIQUEZAS
LUCAS 12:1-34

˙ LA PAR ÁBOLA DEL RICO INSENSATO


˙ JESÚS HABLA DE LOS CUERVOS Y LOS LIRIOS
˙ UN “REBAÑO PEQUEÑO” ESTAR Á EN EL REINO

Mientras Jesús come en casa del fariseo, miles de


personas lo esperan fuera. Eso también le pasó en
Galilea (Marcos 1:33; 2:2; 3:9). Aquí, en Judea, mu-
chos quieren verlo y escucharlo. Sin duda, tienen
una actitud muy diferente a la de los fariseos que
están comiendo con él.
Lo primero que dice Jesús es de especial interés
para sus discípulos: “Tengan cuidado con la levadu-
ra de los fariseos, que es la hipocresía”. Jesús ha
dado esa advertencia antes, pero lo que ve durante
la comida muestra que es urgente repetir este con-
sejo (Lucas 12:1; Marcos 8:15). Puede que los fari-
seos traten de ocultar su maldad con una fachada
de devoción a Dios, pero son un peligro, y hay que
326 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
desenmascararlos. Jesús explica: “No hay nada cui-
dadosamente ocultado que no vaya a ser revelado ni
nada secreto que no vaya a conocerse” (Lucas 12:2).
Tal vez muchos de los que están alrededor de Je-
sús son judíos que no estaban presentes cuando en-
señó en Galilea. Por eso él repite las ideas más im-
portantes que ya explic ó anteriormente. Les dice a
todos: “No teman a los que matan el cuerpo y des-
pués no pueden hacer nada más” (Lucas 12:4).
Como ya hizo antes, destaca la importancia de que
sus seguidores confíen en que Jehová los cuidará.
También tienen que declararse a favor del Hijo del
Hombre y convencerse de que Dios puede ayudar-
los (Mateo 10:19, 20, 26-33; 12:31, 32).
Entonces, un hombre de la multitud saca un tema
que le preocupa en ese momento: “Maestro, dile a
mi hermano que comparta la herencia conmigo”
(Lucas 12:13). Según la Ley, el primer hijo de la fa-
milia tiene que recibir dos partes de la herencia, así
que este hombre y su hermano no deberían discu-
tir (Deuteronomio 21:17). Pero parece que el hom-
bre quiere conseguir más de lo que legalmente le
DA CONSEJOS SOBRE LAS RIQUEZAS 327
corresponde. Jesús, que es muy sabio, se niega a to-
mar partido en el asunto y le dice: “Hombre, ¿quién
me nombró juez o árbitro entre ustedes dos?” (Lu-
cas 12:14).
Luego les da a todos esta advertencia: “Manten-
gan los ojos bien abiertos y eviten todo tipo de co-
dicia, porque, por mucho que uno tenga, las cosas
que posee no le pueden dar la vida” (Lucas 12:15).
Sin importar cuánta riqueza tenga alguien, ¿verdad
que al final se morirá y dejará todo atrás? A conti-
nuación, Jesús destaca ese punto contándoles una
historia que ha llegado a ser muy conocida y que
muestra el valor de ganarse una buena reputación
ante Dios:
“El terreno de un hombre rico produjo mucho.
Por eso comenzó a razonar en su interior: ‘¿Qué voy
a hacer, ya que no tengo dónde almacenar mis co-
sechas?’. Entonces dijo: ‘Esto es lo que voy a hacer:
demoleré mis graneros y construiré otros más gran-
des, y allí almacenaré todo mi grano y todos mis
productos. Luego me diré a mí mismo: “Tienes mu-
chas cosas buenas almacenadas para muchos años;
328 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
tómatelo con calma, come, bebe, disfruta” ’. Pero
Dios le dijo: ‘Insensato, esta noche te van a recla-
mar la vida. ¿Y quién se va a quedar con las cosas
que almacenaste?’. Así le pasa a quien acumula te-
soros para sí mismo pero no es rico a los ojos de
Dios” (Lucas 12:16-21).
Los discípulos de Jesús y los demás que están es-
cuchándolo podrían caer en la trampa de esforzar-
se por obtener riquezas o acumularlas. Por otro
lado, las preocupaciones de la vida podrían distraer-
los e impedirles servir a Jehová. Así que Jesús re-
pite este excelente consejo que dio alrededor de un
año y medio antes en el Sermón del Monte:
“Dejen de angustiarse por su vida, por lo que van
a comer; o por su cuerpo, por lo que van a poner-
se. [...] Fíjense en los cuervos: no siembran ni cose-
chan, no tienen ni granero ni almacén, pero Dios los
alimenta. ¿Y acaso no valen ustedes mucho más que
las aves? [...] Fíjense en cómo crecen los lirios.
No trabajan duro ni hilan; pero les digo que ni si-
quiera Salomón en toda su gloria se vistió como uno
de ellos. [...] Por eso, dejen de andar buscando qué
DA CONSEJOS SOBRE LAS RIQUEZAS 329
comerán y qué beberán, y dejen de estar excesiva-
mente preocupados. Estas son las cosas que con tan-
to empeño buscan las naciones del mundo, pero su
Padre sabe que ustedes las necesitan. Así que, más
bien, sigan buscando el Reino y entonces recibirán
todas esas cosas” (Lucas 12:22-31; Mateo 6:25-33).
¿Quiénes buscarán el Reino de Dios? Jesús revela
que lo hará un “rebaño pequeño”, un número rela-
tivamente reducido de seres humanos fieles. Con el
tiempo se desvelará cuántos serán: solo 144.000.
¿Qué les tiene preparado Dios? Jesús les asegura:
“A su Padre le agrada darles el Reino”. Ellos no se
centrarán en acumular riquezas en la Tierra, que los
ladrones podrían robar. Más bien, pondrán su cora-
zón en tener “un tesoro inagotable en los cielos”,
donde reinarán con Cristo (Lucas 12:32-34).

 ¿Qué responde Jesús cuando un hombre le pregunta


sobre una herencia?
 ¿Por qué es importante que reflexionemos en
la historia que contó Jesús?
 ¿Qué revela Jesús sobre los que estarán en
el Reino con él?

330 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


78 EL MAYORDOMO FIEL
DEBE ESTAR PREPARADO
LUCAS 12:35-59

˙ EL MAYORDOMO FIEL DEBE ESTAR SIEMPRE


PREPARADO
˙ JESÚS HA VENIDO A CAUSAR DIVISIÓN

Jesús acaba de explicar que solo un “rebaño peque-


ño” tendrá un lugar en el Reino de Dios (Lucas
12:32). Pero los que forman este grupo no deben
considerar de poco valor esa maravillosa recompen-
sa. Por eso, él enfatiza a continuación la importan-
cia de que los que vayan a formar parte de ese
Reino tengan la actitud correcta.
Jesús les aconseja a sus discípulos que estén pre-
parados para cuando él regrese. Les dice: “Estén lis-
tos y con la ropa puesta, y tengan sus lámparas en-
cendidas; sean como hombres que esperan a que su
amo regrese de la boda para abrirle en cuanto él
venga y toque a la puerta. ¡Felices los esclavos a
quienes el amo encuentre vigilando cuando venga!”
(Lucas 12:35-37).
EL MAYORDOMO FIEL DEBE ESTAR PREPARADO 331
A los discípulos no les cuesta entender lo que les
menciona Jesús. Los sirvientes del ejemplo están
listos, esperando a que regrese el amo. Jesús expli-
ca: “Si [el amo] viene en la segunda vigilia [desde
las nueve de la noche hasta la medianoche], o has-
ta en la tercera [desde la medianoche hasta las tres
de la mañana], y los encuentra listos, ¡felices ellos!”
(Lucas 12:38).
Con esto, Jesús no les está diciendo simplemente
que deban ser buenos sirvientes o trabajadores. Eso
queda claro porque él, el Hijo del Hombre, se inclu-
ye en el ejemplo. Les dice a sus discípulos: “Tam-
bién ustedes, estén siempre preparados, porque el
Hijo del Hombre viene a la hora que menos se lo
esperan” (Lucas 12:40). Así que, en el futuro, Jesús
vendrá, y quiere que sus seguidores —en especial
los miembros del “rebaño pequeño”— estén listos
cuando llegue ese momento.
Pedro quiere entender bien lo que Jesús les expli-
ca, de modo que le pregunta: “Señor, ¿haces esta
comparación solo para nosotros, o para todos?”.
Pero Jesús, en vez de responder directamente, da
332 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
otro ejemplo relacionado con el anterior: “¿Quién es
en realidad el mayordomo fiel, el prudente, a quien
su amo pondrá a cargo de los sirvientes de la casa
para que siga dándoles su ración de alimento al
tiempo debido? ¡Feliz ese esclavo si su amo, cuan-
do venga, lo encuentra haciendo eso! Les digo la
verdad: lo pondrá a cargo de todos sus bienes” (Lu-
cas 12:41-44).
En el primer ejemplo, es evidente que “el amo”
representa a Jesús, el Hijo del Hombre. Es lógico
pensar que la expresión “el mayordomo fiel” del se-
gundo ejemplo se refiere a ciertos hombres que for-
man parte del “rebaño pequeño” y que recibirán el
Reino (Lucas 12:32). Jesús dice que algunos miem-
bros de este último grupo les darían a “los sirvien-
tes de la casa” “su ración de alimento al tiempo de-
bido”. Así que Pedro y los demás discípulos a
quienes Jesús enseña y alimenta en sentido espiri-
tual pueden concluir que el Hijo del Hombre volve-
rá en una época futura. Durante ese período, habrá
un sistema organizado para servir alimento espiri-
tual a “los sirvientes de la casa” del amo, es decir,
a los seguidores de Jesús.
EL MAYORDOMO FIEL DEBE ESTAR PREPARADO 333
Jesús destaca de otra manera por qué sus discípu-
los deben estar alerta y vigilar su actitud, ya que po-
drían descuidarse y hasta llegar a oponerse a otros
sirvientes. Dice: “Pero, si ese esclavo alguna vez lle-
ga a decir en su corazón ‘Mi amo tarda en venir’ y
se pone a golpear a los sirvientes y a las sirvientas,
y a comer, beber y emborracharse, el amo de ese
esclavo vendrá un día en que él no lo espera y a una
hora que él no sabe, y le dará el peor de los casti-
gos y lo pondrá con los infieles” (Lucas 12:45, 46).
Luego, Jesús dice que ha venido “a prender un
fuego en la tierra”. Y en cierto sentido lo ha hecho,
porque ha hablado de temas que han causado una
gran polémica y ha acabado con enseñanzas falsas
y tradiciones, como si las hubiera destruido con fue-
go. Esta situación hasta causa división entre perso-
nas que normalmente estarían unidas, pues pone a
“padre contra hijo e hijo contra padre, madre con-
tra hija e hija contra madre, suegra contra nuera y
nuera contra suegra” (Lucas 12:49, 53).
Jesús se ha dirigido principalmente a sus discípu-
los, pero ahora le habla a la multitud. La mayoría
334 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
de la gente se ha negado a aceptar las pruebas de
que es el Mesías. Por eso, él les dice: “Cuando ven
que se levanta una nube por el oeste, enseguida di-
cen ‘Viene una tormenta’, y así sucede. Y, cuando
ven que sopla el viento del sur, dicen ‘Habrá una
ola de calor’, y así pasa. Hip ócritas, saben recono-
cer el aspecto de la tierra y del cielo, ¿y c ómo es
que no saben reconocer este tiempo en particular?”
(Lucas 12:54-56). Está claro que no están listos.

 ¿Quién es “el amo”, y quién es “el mayordomo fiel”?


 ¿Por qué pueden los discípulos concluir que habrá un
mayordomo fiel en el futuro, y cuál será su función?
 ¿Por qué es tan importante el consejo de Jesús de
estar preparados?

EL MAYORDOMO FIEL DEBE ESTAR PREPARADO 335


79 ¿POR QUÉ SE ACERCA
UNA DESTRUCCIÓN?
LUCAS 13:1-21

˙ JESÚS EXPLICA LA LECCIÓN QUE SE PUEDE


APRENDER DE DOS TRAGEDIAS
˙ CURA EN SÁBADO A UNA MUJER ENCORVADA

Jesús ha hecho mucho por animar a las personas a


reflexionar en la relación que tienen con Dios. Aho-
ra, después de la conversación que ha tenido fuera
de la casa de un fariseo, aprovecha otra oportuni-
dad para volver a hacerlo.
Algunos le mencionan una tragedia que había
ocurrido. Le cuentan que el gobernador romano
Poncio Pilato mezcló “la sangre de unos galileos
con los sacrificios de estos” (Lucas 13:1). ¿De quié-
nes están hablando?
Quizás se trate de los galileos que fueron asesina-
dos cuando miles de judíos se manifestaron contra
Pilato porque usó dinero de los fondos del templo
para construir un acueducto que llevara agua a Je-
336 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
rusalén. Es posible que hubiera obtenido el dinero
con la ayuda de las autoridades del templo. Los que
le cuentan este suceso a Jesús tal vez creen que
aquellos galileos recibieron ese castigo por algún
mal cometido. Pero Jesús no está de acuerdo.
Él les pregunta: “¿Creen ustedes que esos galileos
sufrieron estas cosas porque eran más pecadores
que todos los demás galileos?”. La respuesta de Je-
sús es no. Pero utiliza ese incidente para darles una
advertencia a los judíos: “A no ser que se arrepien-
tan, todos ustedes también serán destruidos” (Lu-
cas 13:2, 3). A continuación, Jesús les habla de otra
desgracia que posiblemente ha ocurrido hace poco
y que quizás tiene que ver con la construcción de
aquel acueducto.
Jesús prosigue: “Los 18 que murieron cuando la
torre de Siloam les cayó encima, ¿creen que eran
más culpables que todos los demás habitantes de Je-
rusalén?” (Lucas 13:4). Puede que la gente pien-
se que aquellas personas murieron porque habían
hecho algo malo. Pero Jesús tampoco concuerda
con ese punto de vista. Él sabe que el “suceso
¿POR QU É SE ACERCA UNA DESTRUCCI ÓN? 337
imprevisto” puede ocurrir en cualquier momento, y
posiblemente eso es lo que pasó en aquella ocasión
(Eclesiastés 9:11). Aun así, la gente debe aprender
una lección de ese acontecimiento. Por eso, él les
advierte: “A no ser que se arrepientan, todos uste-
des también serán destruidos, igual que ellos” (Lu-
cas 13:5). ¿Por qué les da Jesús esa advertencia en
este momento?
Es debido a que se acerca el fin de su ministerio.
De hecho, lo explica con el siguiente ejemplo: “Un
hombre que tenía una higuera plantada en su viña
fue a buscar fruto en ella, pero no encontró nada.
Luego le dijo al hombre que cuidaba la viña: ‘Mira,
llevo tres años viniendo a buscar fruto en esta hi-
guera, pero no he encontrado nada. ¡C órtala! ¿Por
qué tiene que ocupar el terreno inútilmente?’. Él le
contestó: ‘Amo, déjala un año más, que voy a cavar
la tierra alrededor de ella y a echarle estiércol.
Si más adelante da fruto, perfecto; pero, si no, la
cortas’ ” (Lucas 13:6-9).
Jesús lleva más de tres años tratando de que los
judíos tengan fe. Sin embargo, como fruto de su la-
338 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
bor, relativamente pocos se han hecho sus discípu-
los. Ahora, en el cuarto año de su ministerio, está
intensificando sus esfuerzos. En cierto sentido, es
como si estuviera cavando y poniendo abono alre-
dedor de la “higuera” de la nación judía al predicar
y enseñar en Judea y Perea. ¿Cuáles han sido los re-
sultados? Solo unos cuantos judíos han respondido.
En general, la nación se niega a arrepentirse, así que
va a ser destruida.
Esa indiferencia de la mayoría se vuelve a hacer
evidente poco después. Mientras Jesús está ense-
ñando en la sinagoga en sábado, ve a una mujer que
ha estado encorvada durante dieciocho años por
culpa de un demonio. Con compasión, Jesús le dice:
“Mujer, quedas libre de tu debilidad” (Lucas 13:12).
Luego pone las manos sobre ella, y al instante ella
se endereza y comienza a alabar a Dios.
Cuando el presidente de la sinagoga ve eso, pro-
testa enojado: “Hay seis días en que se debe traba-
jar; así que vengan a ser curados en esos días, y
no en sábado” (Lucas 13:14). Este hombre no niega
que Jesús tenga poder para curar enfermos. Más
¿POR QU É SE ACERCA UNA DESTRUCCI ÓN? 339
bien, regaña a la gente por venir a que la curen en
sábado. Jesús responde con una lógica aplastante:
“Hip ócritas, ¿acaso no desata cualquiera de ustedes
su toro o su burro del pesebre en sábado y lo lle-
va a beber? Entonces, esta mujer, que es hija de
Abrahán y a quien Satanás tuvo atada durante
18 años, ¿no debía ser liberada de esta esclavitud in-
cluso en sábado?” (Lucas 13:15, 16).
En ese momento, sus adversarios empiezan a sen-
tir vergüenza, pero la multitud se alegra mucho al
ver las cosas tan maravillosas que hace Jesús. En-
tonces, él repite aquí en Judea dos comparaciones
proféticas acerca del Reino que ya mencionó cuan-
do enseñó desde una barca en el mar de Galilea
(Mateo 13:31-33; Lucas 13:18-21).

 ¿Qué dos tragedias utiliza Jesús para dar una


advertencia? ¿Cuál es la advertencia?
 En el ejemplo que pone Jesús, ¿en qué se parece
la higuera que no da fruto a la situación de
la nación judía?
 ¿De qué se queja el presidente de la sinagoga,
y qué dice Jesús para desenmascarar la hipocresía
de este hombre?

340 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


80 EL PASTOR EXCELENTE
Y LOS REDILES
JUAN 10:1-21

˙ JESÚS HABLA DEL PASTOR EXCELENTE


Y DE LOS REDILES

Jesús sigue enseñando a la gente en Judea y ahora


les habla de algo que les resulta muy familiar: de
ovejas y rediles. Pero les está hablando en sentido
figurado. Los judíos seguramente recuerdan las pa-
labras de David, quien declaró: “Jehová es mi Pas-
tor. Nada me faltará. En verdes prados me hace des-
cansar” (Salmo 23:1, 2). Y, en otro salmo, David dijo
a la nación: “Arrodillémonos delante de Jehová,
quien nos hizo. Porque él es nuestro Dios y noso-
tros somos el pueblo de su prado” (Salmo 95:6, 7).
Así que a los israelitas, que están bajo la Ley, siem-
pre se les ha comparado a un rebaño de ovejas.
Están en un “redil” en el sentido de que nacieron
en una nación que se halla bajo el pacto de la Ley
de Moisés. La Ley es como una cerca que los separa
EL PASTOR EXCELENTE Y LOS REDILES 341
de las malas costumbres que practica el resto de la
gente. Pero algunos israelitas tratan mal al rebaño
de Dios. Jesús explica: “De verdad les aseguro que
el que no entra en el redil de las ovejas por la puer-
ta, sino que trepa por otro lado, ese es un ladrón y
un saqueador. Pero el que entra por la puerta es el
pastor de las ovejas” (Juan 10:1, 2).
Estas palabras quizás hacen pensar a los que es-
cuchan a Jesús en aquellos hombres que han afir-
mado ser el Mesías o Cristo. Estos son como ladro-
nes y saqueadores, impostores a quienes el pueblo
no debe seguir. Más bien, debe seguir al “pastor de
las ovejas”, de quien Jesús dice lo siguiente:
“Es a este a quien el portero le abre, y las ovejas
escuchan su voz. El pastor llama a sus ovejas por
sus nombres y las conduce afuera. Después de sa-
car a todas sus ovejas, va delante de ellas. Las ove-
jas lo siguen porque conocen su voz. Nunca segui-
rán a un extraño, sino que huirán de él porque
no conocen la voz de los extraños” (Juan 10:3-5).
Tiempo atrás, Juan el Bautista actuó como un
“portero” cuando identific ó a Jesús como el pastor
342 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
a quien deben seguir las ovejas simb ólicas que es-
tán bajo la Ley. Algunas de ellas, tanto en Galilea
como aquí en Judea, han reconocido la voz de Je-
sús. Sin embargo, otros no entienden lo que les está
diciendo (Juan 10:6). Por eso, tal vez se preguntan:
“¿Adónde las conduce?” y “¿Qué les sucederá si lo
siguen?”.
Jesús dice: “De verdad les aseguro que yo soy la
puerta para las ovejas. Todos los que han venido ha-
ciéndose pasar por mí son unos ladrones y unos sa-
queadores, pero las ovejas no los han escuchado.
Yo soy la puerta; el que entre por mí se salvará; po-
drá entrar y salir, y encontrará pastos” (Juan 10:
7-9).
Está claro que Jesús está hablando de algo nue-
vo. Los que lo escuchan saben que él no es la “puer-
ta” al pacto de la Ley, que lleva siglos vigente.
Lo que debe querer decir es que las ovejas que “con-
duce afuera” deben entrar en otro redil. ¿Con qué
fin?
Jesús da más detalles sobre su función. Dice: “Yo
he venido para que tengan vida y la tengan en
EL PASTOR EXCELENTE Y LOS REDILES 343
abundancia. Yo soy el pastor excelente, y el pastor
excelente entrega su vida por las ovejas” (Juan 10:
10, 11). Antes, Jesús les había dado estas palabras
de ánimo a sus discípulos: “No teman, rebaño pe-
queño, porque a su Padre le agrada darles el Reino”
(Lucas 12:32). Jesús conducirá a los que son parte
del “rebaño pequeño” a un nuevo redil, a fin de que
“tengan vida y la tengan en abundancia”. ¡Qué ma-
ravilloso es pertenecer a ese rebaño!
Sin embargo, Jesús añade lo siguiente: “Tengo
otras ovejas, que no son de este redil; a esas tam-
bién las tengo que traer, y ellas escucharán mi voz.
Formarán un solo rebaño con un solo pastor” (Juan
10:16). Esas “otras ovejas” “no son de este redil”, es
decir, son de un redil diferente al del “rebaño pe-
queño”, que heredará el Reino. Cada grupo de ove-
jas tendrá un futuro distinto. Pero los dos se benefi-
ciarán del papel de Jesús. Él dice: “El Padre me ama
por esto: porque yo entrego mi vida” (Juan 10:17).
Muchos empiezan a decir: “Tiene un demonio y
ha perdido la cabeza”. Pero otros están escuchando
con atención y demuestran que quieren seguir al
344 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
“pastor excelente”, pues dicen: “Esas no son pala-
bras de un endemoniado. Un demonio no puede
abrirles los ojos a los ciegos, ¿verdad?” (Juan 10:
20, 21). Seguro que se refieren a la ocasión en que
Jesús curó a un hombre que había nacido ciego.

 ¿En qué es probable que piensen los judíos cuando


Jesús habla de ovejas y rediles?
 ¿Quién es el “pastor excelente”, y qué bendiciones
recibirán las ovejas?
 ¿A qué dos rediles conduce Jesús a las ovejas?

EL PASTOR EXCELENTE Y LOS REDILES 345


81 ¿EN QUÉ SENTIDO SON UNO
JESÚS Y EL PADRE?
JUAN 10:22-42

˙ “YO Y EL PADRE SOMOS UNO”


˙ ACUSAN A JESÚS DE CREERSE DIOS, PERO ÉL
LOS DESMIENTE

Jesús ahora va a Jerusalén para la Fiesta de la De-


dicación (o Januc á). Esta celebración conmemora
una nueva dedicación del templo. Más de un siglo
atrás, después de que los sirios conquistaran Jeru-
salén, el rey sirio Antíoco IV Epífanes construyó un
altar pagano sobre el gran altar del templo de Dios.
Más adelante, los hijos de un sacerdote judío recu-
peraron Jerusalén y dedicaron de nuevo el templo
a Jehová. Desde entonces, se celebra todos los años
esta fiesta, que comienza el 25 del mes de kislev.
Este mes judío corresponde a finales de noviembre
y principios de diciembre.
Es invierno, y en esta época del año suele hacer
frío. Jesús está en el templo, caminando por el Pór-
346 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
tico de Salomón, cuando unos judíos lo rodean y le
preguntan: “¿Hasta cuándo vas a tenernos en sus-
penso? Si eres el Cristo, dilo claramente” (Juan 10:
22-24). ¿Qué les contesta Jesús? “Ya lo dije, pero us-
tedes no lo creen”. Él no les ha dicho directamente
que sea el Cristo, como lo hizo con la samaritana
junto al pozo (Juan 4:25, 26). Pero sí ha revelado su
identidad, pues ha dicho: “Yo existía antes de que
Abrahán naciera” (Juan 8:58).
Jesús quiere que la gente llegue por sí misma a la
conclusión de que es el Cristo, y que lo hagan com-
parando las obras de él con lo que estaba predicho
que haría el Mesías. Esa es la razón por la que en
otras ocasiones les pidió a sus discípulos que no le
revelaran a nadie su identidad. Pero ahora sí les
dice claramente a estos tercos judíos: “Las obras
que hago en nombre de mi Padre dan testimonio a
mi favor. Pero ustedes no creen” (Juan 10:25, 26).
¿Y por qué no creen que Jesús sea el Cristo? Él ex-
plica: “Ustedes no creen porque no son mis ovejas.
Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas
me siguen. Yo les doy vida eterna; no van a ser
¿EN QU É SENTIDO SON UNO JES ÚS Y EL PADRE? 347
destruidas nunca, y nadie las arrebatará de mis ma-
nos. Lo que mi Padre me ha dado es más valioso
que todo lo demás”. Después, Jesús muestra la re-
lación tan profunda que tiene con su Padre al de-
clarar: “Yo y el Padre somos uno” (Juan 10:26-30).
Pero, como Jesús está en la Tierra, y su Padre, en
el cielo, no es posible que ambos sean uno en sen-
tido literal. Más bien, son uno en el sentido de que
están unidos y trabajan juntos para lograr un mis-
mo fin.
Las palabras de Jesús enfurecen tanto a los judíos
que agarran piedras para matarlo, pero él no se
asusta. Les dice: “Les he mostrado muchas buenas
obras que vienen del Padre. ¿Por cuál de esas obras
me quieren apedrear?”. Los judíos le contestan:
“No te vamos a apedrear por ninguna buena obra,
sino por blasfemar; porque tú [...] te haces a ti mis-
mo un dios” (Juan 10:31-33). Ahora bien, él nunca
ha afirmado ser un dios, así que ¿por qué lo acusan
de eso?
Pues bien, él afirma tener poderes que, según los
judíos, solo tiene Dios. Por ejemplo, con respecto a
348 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
las “ovejas”, ha asegurado: “Yo les doy vida eterna”
(Juan 10:28). Pero los judíos pasan por alto que Je-
sús ha reconocido abiertamente haber recibido su
autoridad del Padre.
Para desmentir la acusación falsa, Jesús pregunta:
“¿No está escrito en su Ley [en Salmo 82:6]: ‘Yo
dije: “Ustedes son dioses” ’? Si él llamó dioses a
aquellos contra quienes se dirigió la palabra de
Dios [...], ¿a mí —a quien el Padre santific ó y envió
al mundo— me dicen ‘blasfemas’ por decir ‘soy Hijo
de Dios’?” (Juan 10:34-36).
Las Escrituras llaman “dioses” incluso a jueces
humanos injustos. Entonces, ¿por qué condenan es-
tos judíos a Jesús por decir “soy Hijo de Dios”?
Él da un argumento que debería convencerlos: “Si
no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero,
si las hago, aunque no me crean a mí, crean por las
obras que hago. Así sabrán y nunca dejarán de sa-
ber que el Padre está en unión conmigo y yo estoy
en unión con el Padre” (Juan 10:37, 38).
Enseguida, los judíos intentan atrapar a Jesús,
pero él se escapa una vez más. Se va de Jerusalén,
¿EN QU É SENTIDO SON UNO JES ÚS Y EL PADRE? 349
cruza el río Jordán y llega a la zona donde Juan co-
menzó a bautizar casi cuatro años antes. Parece que
este lugar se encuentra al sur del mar de Galilea.
Allí, muchas personas van a ver a Jesús y comen-
tan entre ellas: “Juan no hizo ni un solo milagro,
pero todo lo que Juan dijo acerca de este hombre
era verdad” (Juan 10:41). Por lo tanto, muchos ju-
díos ponen su fe en Jesús.

 ¿Por qué le dice Jesús a la gente que se fije en


las obras que él hace?
 ¿En qué sentido son uno Jesús y su Padre?
 ¿C ómo usa Jesús los Salmos para desmentir
la acusación de hacerse a sí mismo un dios
o igual a Dios?

350 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


SECCIÓN

5
EL MINISTERIO
DE JESÚS AL ESTE
DEL JORDÁN
“MUCHOS ALLÍ
PUSIERON SU FE EN JESÚS”
(JUAN 10:42).
82 EL MINISTERIO DE JESÚS
EN PEREA
LUCAS 13:22-14:6

˙ HAY QUE ESFORZARSE POR ENTRAR POR


LA PUERTA ESTRECHA
˙ JESÚS DEBE MORIR EN JERUSALÉN

Jesús ha estado curando enfermos y predicando en


Jerusalén y en toda Judea. Después cruza el río Jor-
dán y empieza a enseñar de ciudad en ciudad en el
distrito de Perea, aunque pronto regresará a Jerusa-
lén.
En Perea, un hombre le pregunta: “Señor, ¿son
pocos los que se salvan?”. Puede que el hombre esté
al tanto de los debates entre los líderes religiosos
sobre si se salvarán muchos o pocos. Pero Jesús, en
vez de contestar su pregunta, dice lo que hay que
hacer para conseguir la salvación: “Esfuércense al
máximo por entrar por la puerta angosta”. Así que
hay que esforzarse mucho. Jesús explica la razón:
“Muchos tratarán de entrar, pero no podrán” (Lu-
cas 13:23, 24).
352 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Para destacar la necesidad de esforzarse al máxi-
mo, Jesús pone un ejemplo: “Cuando el amo de casa
se levante y cierre la puerta con llave, ustedes se
quedarán de pie afuera, tocando a la puerta y di-
ciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. [...] Pero él les dirá: ‘No sé
de dónde son ustedes. ¡Aléjense de mí, todos uste-
des, que hacen lo que es injusto!’ ” (Lucas 13:25-27).
Este ejemplo describe a una persona que llega
tarde, al parecer cuando le viene bien, y se encuen-
tra la puerta cerrada con llave. Debería haber llega-
do antes, aunque no fuera el mejor momento para
ella. Algo similar les ocurre a muchos que pueden
beneficiarse de que Jesús esté allí enseñándoles,
pero no aprovechan la oportunidad para poner la
adoración verdadera en primer lugar en su vida.
La mayoría no acepta el medio que Dios ha puesto
para la salvación. Jesús dice que estas personas “llo-
rarán y apretarán los dientes” cuando se les eche
afuera. Sin embargo, “vendrá gente del este y del
oeste, del norte y del sur”, es decir, de todas las na-
ciones, y “se sentarán a la mesa en el Reino de
Dios” (Lucas 13:28, 29).
EL MINISTERIO DE JES ÚS EN PEREA 353
Jesús explica: “Hay algunos que son últimos [por
ejemplo, los no judíos y los judíos oprimidos]
y serán primeros, y hay otros que son primeros
[los líderes religiosos que se enorgullecen de ser
descendientes de Abrahán] y serán últimos” (Lucas
13:30). Estos desagradecidos serán “últimos” en el
sentido de que no estarán en el Reino de Dios.
Entonces unos fariseos se acercan a Jesús y le
aconsejan: “Sal de aquí y vete, porque Herodes [An-
tipas] quiere matarte”. Puede que el propio rey He-
rodes haya iniciado este rumor para que Jesús aban-
done la región. Como particip ó en el asesinato de
Juan el Bautista, tal vez a Herodes le asuste tener
algo que ver con la muerte de otro profeta. Pero Je-
sús les dice a los fariseos: “Vayan y díganle a ese
zorro: ‘Mira, hoy y mañana yo voy a expulsar demo-
nios y a curar a la gente, y al tercer día terminaré’ ”
(Lucas 13:31, 32). Al llamar “zorro” a Herodes, Je-
sús quizás hace referencia a la astucia de este ani-
mal. Sin embargo, Jesús no va a dejar que Herodes
ni nadie lo manipule o presione. Piensa llevar a
cabo la tarea que su Padre le encargó, y lo hará si-
354 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
guiendo el horario fijado por Dios, no el de los
hombres.
Jesús continúa su viaje hacia Jerusalén porque,
según indica, “no puede ser que a un profeta lo ma-
ten fuera de Jerusalén” (Lucas 13:33). Puesto que
ninguna profecía bíblica menciona que el Mesías
moriría en esa ciudad, ¿por qué dice Jesús que debe
morir allí? Porque Jerusalén es la capital, donde
está el Sanedrín —el tribunal supremo, formado
por 71 miembros— y donde se juzga a los que son
acusados de ser falsos profetas. Además, los sacrifi-
cios de animales se ofrecen en Jerusalén. Por eso,
Jesús se da cuenta de que sería impensable morir
en otro lugar.
Jesús se lamenta: “Jerusalén, Jerusalén, la que
mata a los profetas y apedrea a los que son envia-
dos a ella..., ¡cuántas veces quise reunir a tus hijos
como la gallina reúne a sus pollitos debajo de sus
alas! Pero ustedes no lo quisieron. Miren, su casa
queda abandonada y se les deja a ustedes” (Lucas
13:34, 35). La nación está rechazando al Hijo de
Dios y debe sufrir las consecuencias.
EL MINISTERIO DE JES ÚS EN PEREA 355
Antes de que Jesús llegue a Jerusalén, un líder de
los fariseos lo invita a su casa a comer en sábado.
Los invitados observan atentamente a Jesús para
ver si curará a uno de los presentes que sufre de hi-
dropesía (acumulación anormal de líquido en el
cuerpo, a menudo en las piernas y los pies). Jesús
les pregunta a los fariseos y a los expertos en la Ley:
“¿Está permitido curar a alguien en sábado, o no?”
(Lucas 14:3).
Pero nadie responde. Entonces, Jesús sana al
hombre y les pregunta: “¿Quién de ustedes, si su
hijo o su toro cae en un pozo en sábado, no lo saca
inmediatamente?” (Lucas 14:5). Una vez más, su ar-
gumento tan lógico los deja a todos sin palabras.

 ¿Qué dice Jesús que hay que hacer para obtener


la salvación, y por qué muchos no la consiguen?
 ¿Quiénes son los “últimos” que serán “primeros”
y los “primeros” que serán “últimos”?
 ¿Por qué es posible que esté preocupado el rey
Herodes?
 ¿Por qué dice Jesús que morirá en Jerusalén?

356 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


83 LOS INVITADOS
A UNA COMIDA
LUCAS 14:7-24

˙ UNA LECCIÓN DE HUMILDAD


˙ LOS INVITADOS PONEN EXCUSAS

Jesús todavía está en la casa de un fariseo, donde


acaba de sanar a un hombre con hidropesía. Enton-
ces, observa que unos invitados escogen los lugares
más destacados durante la comida y aprovecha la
oportunidad para enseñar una lección sobre la hu-
mildad.
Jesús les dice: “Cuando te inviten a un banquete
de bodas, no te sientes en el sitio más destacado.
Puede que también se haya invitado a alguien más
honorable que tú. Entonces el que los invitó a los
dos vendrá y te dirá: ‘Deja tu lugar a este hombre’.
Y tendrás que irte avergonzado al último lugar”
(Lucas 14:8, 9).
Y añade: “Cuando te inviten, ve y siéntate en el
último sitio para que, cuando venga el hombre que
LOS INVITADOS A UNA COMIDA 357
te invitó, te diga: ‘Amigo, ven a un sitio superior’.
Así serás honrado delante de los demás invitados”.
No solo se trata de mostrar buenos modales; impli-
ca mucho más, pues Jesús explica: “Porque todo el
que se engrandece será humillado, pero el que ac-
túa con humildad será engrandecido” (Lucas 14:
10, 11). Como vemos, Jesús anima a quienes lo es-
cuchan a ser humildes.
A continuación, Jesús le enseña otra lección al fa-
riseo que lo ha invitado. Le explica a quién debe in-
vitar a comer para agradar a Dios: “Cuando des una
comida o una cena, no llames a tus amigos ni a tus
hermanos ni a tus parientes ni a tus vecinos ricos.
Si lo hicieras, ellos también podrían invitarte a ti,
y esto sería tu recompensa. Más bien, cuando des
un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los
cojos, a los ciegos, y serás feliz, porque ellos no tie-
nen con qué pagarte” (Lucas 14:12-14).
Claro, Jesús no quiere decir que esté mal invitar
a amigos, familiares o vecinos a una comida. Eso es
algo normal. Lo que destaca es que, al ofrecer una
comida a los necesitados, como los pobres, los lisia-
358 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
dos o los ciegos, podemos recibir muchas bendicio-
nes. Jesús le explica al fariseo: “Se te recompensa-
rá en la resurrección de los justos”. Uno de los
invitados está de acuerdo con lo que ha dicho Jesús
y afirma: “Feliz el que coma en el Reino de Dios”
(Lucas 14:15). Este hombre se da cuenta del honor
que eso supondría. Sin embargo, no todos son tan
agradecidos. Jesús lo explica con este ejemplo:
“Un hombre que iba a dar una gran cena invitó a
mucha gente. A la hora de la cena, envió a su escla-
vo a decirles a los invitados: ‘Vengan, que ya está
todo preparado’. Pero todos, uno tras otro, empeza-
ron a poner excusas. El primero le dijo: ‘Compré un
campo y tengo que ir a verlo; te ruego que me dis-
culpes’. Otro le dijo: ‘Compré cinco yuntas de bue-
yes y voy a examinarlas; te ruego que me disculpes’.
Y otro le dijo: ‘Me acabo de casar y por eso no pue-
do ir’ ” (Lucas 14:16-20).
¡Qué excusas tan malas! Normalmente se va a ver
un campo o el ganado antes de comprarlo, así que
no es urgente darle un vistazo después. El tercer
hombre no está preparando su boda. Como ya se ha
LOS INVITADOS A UNA COMIDA 359
casado, no hay razón para rechazar esta invitación
tan importante. Cuando el amo escucha estas excu-
sas, se enoja y le ordena a su esclavo:
“Sal enseguida a las calles principales y a los ca-
llejones de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los
lisiados, a los ciegos y a los cojos”. El esclavo lo
hace, pero todavía quedan sitios libres. Así que el
amo le dice: “Sal a los caminos y a los senderos, y
obliga a la gente a que entre para que mi casa se
llene. Porque les digo que ninguno de los hombres
que fueron invitados probará mi cena” (Lucas 14:
21-24).
Lo que Jesús acaba de relatar muestra c ómo Jeho-
vá, mediante Jesús, les ofrece a las personas la
oportunidad de formar parte del Reino de los cie-
los. Los judíos, especialmente los líderes religiosos,
son los primeros que reciben esta invitación. Pero,
durante el ministerio de Jesús, la mayoría la recha-
za. Ahora bien, también se invitará a otros. Jesús
indica claramente que más tarde se le ofrecerá esta
invitación a un segundo grupo de personas: los ju-
díos más desfavorecidos y los prosélitos. En tercer
360 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
y último lugar, se les dará la oportunidad a perso-
nas que los judíos creen que no merecen el favor de
Dios (Hechos 10:28-48).
Sin duda, estas palabras de Jesús confirman lo
que dijo uno de los invitados: “Feliz el que coma en
el Reino de Dios”.

 ¿C ómo enseña Jesús una lección sobre la humildad?


 ¿A quiénes debemos invitar a comer para agradar
a Dios, y por qué nos hará esto felices?
 ¿Qué lección enseña Jesús con la parábola de
los invitados que se excusan?

LOS INVITADOS A UNA COMIDA 361


84 ¿QUÉ IMPLICA SER
DISCÍPULO DE CRISTO?
LUCAS 14:25-35

˙ EL PRECIO QUE HAY QUE PAGAR POR SER


DISCÍPULO DE JESÚS

Jesús acaba de enseñar lecciones importantes du-


rante una comida en la casa de un líder de los fari-
seos. Ahora continúa su viaje hacia Jerusalén, y lo
acompaña una gran multitud de personas. ¿Por
qué? ¿De verdad quieren hacerse discípulos de él,
sin importar lo que eso implique?
En el camino, Jesús les dice algo que puede sor-
prender a algunos: “Si alguien viene a mí y no odia
a su padre, su madre, su esposa, sus hijos, sus her-
manos y hermanas, y hasta su propia vida, no pue-
de ser mi discípulo” (Lucas 14:26). ¿Qué quiere de-
cir con estas palabras?
Bueno, no está diciendo que sus seguidores ten-
gan que odiar literalmente a sus familiares. Más
bien, quiere decir que deben amarlos menos que a
él. No deberían ser como el hombre de la parábo-
362 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
la de la cena que rechazó una importante invita-
ción solo porque acababa de casarse (Lucas 14:20).
La Biblia dice que Jacob, un antepasado de los ju-
díos, odiaba a Lea y amaba a Raquel. En realidad,
lo que significa es que amaba menos a Lea que a la
hermana de esta, Raquel (Génesis 29:31).
Jesús también ha mencionado que un verdadero
discípulo debería odiar “hasta su propia vida” o
alma, es decir, que debería amar a Jesús más que a
su vida. Incluso debería estar dispuesto a morir por
él si fuera necesario. Sin duda, hacerse discípulo de
Cristo es una responsabilidad muy seria. No es una
decisión que pueda tomarse a la ligera. Por lo tan-
to, hay que pensarlo bien.
Puede que los discípulos de Jesús tengan que su-
frir dificultades y persecución, pues él añade: “El
que no carga con su madero de tormento y me si-
gue no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:27). Por
eso, un verdadero discípulo de Cristo debe estar dis-
puesto a sufrir igual que él. De hecho, Jesús ha in-
dicado que él mismo morirá a manos de sus enemi-
gos.
¿QU É IMPLICA SER DISC ÍPULO DE CRISTO? 363
Así que la multitud de personas que viaja con él
debe analizar con cuidado lo que implica ser su dis-
cípulo. Jesús destaca este punto con un ejemplo:
“¿Quién de ustedes que quiere construir una torre
no se sienta antes a calcular los gastos y ver si tie-
ne suficiente para terminarla? No sea que ponga
los cimientos pero no pueda acabarla” (Lucas 14:
28, 29). Por ello, antes de hacerse discípulos de Je-
sús, los que viajan con él a Jerusalén deben estar to-
talmente dispuestos a aceptar esa responsabilidad
con todo lo que eso supone. Para dejar más clara
esta idea, Jesús pone otro ejemplo:
“¿Qué rey, al salir a guerrear contra otro rey,
no se sienta primero y consulta si con 10.000 sol-
dados puede hacer frente al que viene contra él con
20.000? Entonces, si no puede hacerlo, envía a un
grupo de embajadores a pedir la paz mientras el
otro rey todavía está lejos”. ¿Cuál es la lección?
Jesús explica: “Igualmente, tengan la seguridad de
que ninguno de ustedes puede ser mi discípulo si
no se despide de todos sus bienes” (Lucas 14:31-33).
Por supuesto, las palabras de Jesús no solo van
dirigidas a los que viajan con él. Todos los que lle-
364 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
gan a conocerlo deben estar dispuestos a hacer lo
que acaba de mencionar: sacrificar todo lo que tie-
nen —sus pertenencias y hasta su vida— para ser
sus discípulos. Esto es algo sobre lo que hay que
meditar y orar.
A continuación, Jesús habla de algo que ya men-
cionó en el Sermón del Monte cuando dijo que sus
discípulos son “la sal de la tierra” (Mateo 5:13).
Probablemente quiso decir que, al igual que la sal
sirve para mantener en buen estado los alimentos,
sus discípulos ayudan a las personas a mantener su
amistad con Dios y los buenos valores morales.
Ahora que se acerca el fin de su ministerio, Jesús
dice: “La sal, por supuesto, es muy buena. Pero, si
la sal pierde su fuerza, ¿con qué se le devolverá su
sabor?” (Lucas 14:34). Los que escuchan a Jesús sa-
ben que no toda la sal disponible es pura, sino que
está mezclada con otros minerales y, por lo tanto,
no es muy útil.
En conclusión, Jesús muestra que incluso aque-
llos que son sus discípulos desde hace tiempo
no deben permitir que nada debilite su deseo de se-
guirlo. Si eso ocurriera, no tendrían ningún valor,
¿QU É IMPLICA SER DISC ÍPULO DE CRISTO? 365
como la sal que pierde su fuerza. El mundo po-
dría burlarse de ellos y, lo que es peor, perderían
la aprobación de Dios y deshonrarían su nombre.
No debemos dejar que esto nos suceda. Por eso, Je-
sús termina diciendo: “El que tenga oídos para es-
cuchar, que escuche con atención” (Lucas 14:35).

 ¿Qué quiere decir Jesús cuando afirma que sus


discípulos tienen que odiar a sus familiares y
“hasta su propia vida”?
 ¿Qué quiere enseñar Jesús con los ejemplos
de la construcción de una torre y del rey que
se prepara para la guerra?
 ¿Cuál es la lección de lo que Jesús comenta
sobre la sal?

366 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


85 HAY MUCHA ALEGRÍA
CUANDO UN PECADOR
SE ARREPIENTE
LUCAS 15:1-10

˙ LAS PAR ÁBOLAS DE LA OVEJA PERDIDA


Y DE LA MONEDA PERDIDA
˙ EN EL CIELO, LOS ÁNGELES SE ALEGRAN

A lo largo de su ministerio, Jesús ha destacado en


repetidas ocasiones la importancia de ser humilde
(Lucas 14:8-11). Tiene muchas ganas de encontrar a
personas que quieran servir a Dios con humildad.
Quizás a algunas de ellas todavía se las conoce por
ser pecadoras.
Los fariseos y los escribas ven que estas personas,
que ellos consideran indignas, se sienten atraídas
por Jesús y su mensaje. Por eso se quejan y dicen:
“Este hombre recibe con gusto a los pecadores y
come con ellos” (Lucas 15:2). Los fariseos y los es-
cribas se creen superiores y tratan a la gente común
como si fuera la tierra que pisan. Como muestra de
su desprecio, los líderes religiosos llaman a estas
HAY MUCHA ALEGR ÍA CUANDO UN PECADOR SE ARREPIENTE 367
personas am ha’árets, expresión hebrea que signifi-
ca “gente de la tierra”.
En cambio, Jesús trata a todos con dignidad, ama-
bilidad y compasión. Por eso, muchas personas de
las clases sociales más bajas, incluso algunas que
son conocidas por sus pecados, desean escuchar a
Jesús. Ahora bien, ¿c ómo reacciona él ante las crí-
ticas que recibe por ayudarlas?
Jesús deja claro lo que piensa poniendo un con-
movedor ejemplo, parecido a uno que ya usó en Ca-
pernaúm (Mateo 18:12-14). Compara a los fariseos
a ovejas justas que están a salvo en el rebaño de
Dios y a los más desfavorecidos a ovejas que se han
desviado y están perdidas.
Jesús explica: “¿Quién de ustedes, si tiene 100 ove-
jas y pierde una de ellas, no deja a las 99 atrás en
el campo y va a buscar a la que se perdió hasta que
la encuentra? Cuando la encuentra, la carga sobre
sus hombros lleno de alegría. Y, cuando llega a su
casa, llama a sus amigos y a sus vecinos y les dice:
‘¡Alégrense conmigo, porque encontré a mi oveja
que se había perdido!’ ” (Lucas 15:4-6).
368 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
¿Qué lección quiere enseñar Jesús? Él añade: “Les
digo que, de la misma manera, habrá más gozo en el
cielo por un pecador que se arrepiente que por
99 justos que no necesitan arrepentirse” (Lucas 15:7).
Lo que Jesús dice sobre el arrepentimiento debe
sorprender a los fariseos, quienes se consideran jus-
tos y no creen que tengan que arrepentirse. Cuan-
do algunos de ellos lo criticaron un par de años an-
tes porque comía con cobradores de impuestos y
pecadores, él les contestó: “No vine a llamar a jus-
tos, sino a pecadores” (Marcos 2:15-17). Como los
fariseos no se dan cuenta de que deben arrepentir-
se, en el cielo no hay alegría por su causa. Sin em-
bargo, ocurre todo lo contrario cuando los pecado-
res se arrepienten de corazón.
Para dejar más clara la idea de que hay mucha ale-
gría en el cielo cuando un pecador se arrepiente, Je-
sús pone otro ejemplo, tomado de algo que podría
suceder en cualquier casa: “¿O qué mujer, si tie-
ne 10 monedas de dracma y pierde una de ellas,
no enciende una lámpara y barre su casa buscándola
con cuidado hasta que la encuentra? Y, cuando la
HAY MUCHA ALEGR ÍA CUANDO UN PECADOR SE ARREPIENTE 369
encuentra, llama a sus amigas y a sus vecinas y les
dice: ‘¡Alégrense conmigo, porque encontré la mone-
da de dracma que había perdido!’ ” (Lucas 15:8, 9).
La lección que Jesús enseña es parecida a la de la
parábola de la oveja perdida: “Les digo que, de la
misma manera, los ángeles de Dios sienten gozo
cuando un pecador se arrepiente” (Lucas 15:10).
En efecto, los ángeles desean intensamente que
los pecadores se arrepientan. Esto es algo que lla-
ma mucho la atención, porque quienes se arrepien-
tan y reciban un lugar en el Reino celestial tendrán
una posición superior a la de los propios ángeles
(1 Corintios 6:2, 3). Aun así, los ángeles no sienten
envidia. Entonces, ¿c ómo deberíamos sentirnos no-
sotros cuando un pecador se arrepiente de corazón
y vuelve a Dios?

 ¿Por qué se relaciona Jesús con personas conocidas


por sus pecados?
 ¿Qué piensan los fariseos de la gente común y de que
Jesús se relacione con esas personas?
 ¿Cuál es la lección de los dos ejemplos que pone
Jesús?

370 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


86 REGRESA EL HIJO
QUE ESTABA PERDIDO
LUCAS 15:11-32

˙ LA PAR ÁBOLA DEL HIJO PERDIDO

Jesús acaba de explicar, probablemente en Perea, al


este del río Jordán, las parábolas de la oveja perdi-
da y la moneda perdida. La lección que aprendemos
de ellas es que debemos alegrarnos cuando un pe-
cador se arrepiente de corazón y vuelve a Dios. Los
fariseos y los escribas han criticado a Jesús porque
se interesa por estas personas. Pero ¿han aprendido
algo de esos dos ejemplos de Jesús? ¿Comprenden
qué siente nuestro Padre celestial por los pecadores
que se arrepienten? Jesús desea destacar esta im-
portante lección y por eso les relata una historia
muy emotiva.
Les habla de un padre que tiene dos hijos. El per-
sonaje principal es el hijo más joven. Los fariseos
y los escribas, así como los demás que están escu-
chando, deberían sacar una lección de lo que Jesús
REGRESA EL HIJO QUE ESTABA PERDIDO 371
dice sobre el hijo menor. Sin embargo, no hay que
pasar por alto lo que explica sobre el padre y el hijo
mayor, ya que también se puede aprender mucho de
las actitudes que estos demuestran. Así que pense-
mos en los tres personajes de este relato de Jesús:
“Un hombre tenía dos hijos. Y el más joven le dijo
a su padre: ‘Padre, dame la parte que me toca de la
herencia’. Así que él repartió sus bienes entre los
dos” (Lucas 15:11, 12). Como vemos, el hijo menor
no pide la herencia porque su padre haya muerto,
pues sigue vivo. Él quiere recibir ahora su parte
para independizarse y hacer lo que le plazca. ¿Y qué
hace?
Jesús explica: “Unos días después, el más joven
recogió todas sus cosas y viajó a un país lejano,
donde malgastó su herencia llevando una vida de-
senfrenada” (Lucas 15:13). En vez de quedarse en
casa, donde podía estar seguro y donde tenía un pa-
dre que cuidaba a sus hijos y les daba lo que nece-
sitaban, decide irse al extranjero. Allí malgasta toda
su herencia llevando una vida de excesos, querien-
do satisfacer sus deseos sexuales. Al quedarse sin
372 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
dinero, se encuentra en una situación muy difícil,
tal como Jesús indica:
“Cuando ya se lo había gastado todo, un hambre
terrible azotó aquel país, y él comenzó a pasar ne-
cesidad. Hasta se puso al servicio de un ciudadano
de ese país, quien lo mandó a sus campos a cuidar
cerdos. Y ansiaba matar el hambre con las algarro-
bas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada”
(Lucas 15:14-16).
Según la Ley de Dios, el cerdo era un animal
impuro; aun así, el joven se ve obligado a trabajar
cuidando cerdos. Tiene tanta hambre que hasta de-
sea comer lo que normalmente solo comen los ani-
males, como los cerdos que cuida. En medio de tan-
ta desesperación, recobra el juicio. ¿Y qué hace?
Se dice a sí mismo: “¡Cuántos trabajadores de mi
padre tienen pan de sobra, y yo aquí muriéndome
de hambre! Me iré y volveré a la casa de mi padre.
Le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra
ti. Ya no merezco ser llamado tu hijo. Trátame
como a uno de tus trabajadores’ ”. Por lo tanto, de-
cide regresar a la casa de su padre (Lucas 15:17-20).
REGRESA EL HIJO QUE ESTABA PERDIDO 373
¿C ómo reaccionará su padre cuando lo vea? ¿Se
enojará con su hijo y lo reñirá por haber cometido
la estupidez de irse de casa? ¿Lo recibirá con indi-
ferencia y frialdad? ¿Qué haría usted si se tratara de
su hijo o de su hija?
EL HIJO PERDIDO REGRESA A CASA
A continuación, Jesús explica qué siente el padre
y c ómo reacciona: “Cuando él [el hijo] todavía es-
taba lejos, su padre alcanzó a verlo y se conmovió
profundamente. Corrió a su encuentro, lo abrazó y
lo besó con ternura” (Lucas 15:20). Es posible que
el padre se haya enterado de la vida desenfrenada
que ha llevado su hijo. Pero, aun así, lo recibe con
cariño cuando regresa. Al escuchar esta historia, ¿se
darán cuenta los líderes judíos, que dicen conocer
y adorar a Dios, de lo que él siente por los pecado-
res que se arrepienten? ¿Reconocerán que Jesús ha
estado demostrando esa misma compasión?

 ¿A quiénes explica Jesús la parábola del hijo perdido,


y por qué?
 ¿Quién es el personaje principal, y qué le ocurre?

374 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


Es probable que el padre, cuando ve la tristeza en
la cara de su hijo, ya se dé cuenta de que está arre-
pentido. Pero, como el padre toma la iniciativa y
sale a su encuentro, al hijo le es más fácil confesar
sus pecados. Jesús explica lo que ocurre: “Entonces
el hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y
contra ti. Ya no merezco ser llamado tu hijo’ ” (Lu-
cas 15:21).
Al instante, el padre les ordena a sus esclavos:
“¡Rápido! Saquen una ropa larga, la mejor, y vístan-
lo. Pónganle un anillo en la mano y sandalias en
sus pies. Además, traigan el ternero engordado y
mátenlo para que comamos y celebremos su regre-
so, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto
a vivir, estaba perdido y ha sido encontrado”. En-
tonces, comienzan a celebrarlo con alegría (Lucas
15:22-24).
Mientras tanto, el hijo mayor está en el campo.
Jesús dice sobre él: “Al volver y acercarse a la casa,
oyó el sonido de la música y el baile. Por eso llamó
a uno de los sirvientes y le preguntó qué estaba pa-
sando. Él le respondió: ‘Es que tu hermano volvió
REGRESA EL HIJO QUE ESTABA PERDIDO 375
y tu padre ha matado el ternero engordado porque
recuperó a su hijo sano y salvo’. Pero el hijo mayor
se indignó y se negó a entrar. Entonces su padre sa-
lió y se puso a suplicarle que entrara. Él le contes-
tó a su padre: ‘Mira, todos estos años he trabajado
para ti como un esclavo y ni una sola vez deso-
bedecí tus órdenes, y tú nunca me diste un cabrito
para que disfrutara con mis amigos. Pero, en cuan-
to llegó ese hijo tuyo que malgastó tus bienes con
las prostitutas, por él mataste el ternero engorda-
do’ ” (Lucas 15:25-30).
¿Quiénes han actuado como el hijo mayor y han
criticado la misericordia y la atención que Jesús les
ha mostrado a la gente común y a los pecadores?
Los escribas y los fariseos. De hecho, Jesús ha ex-
plicado esta historia por su actitud tan crítica.
Y, claro, cualquiera que no vea bien la misericordia
que Dios les demuestra a los que han pecado
debe tomar buena nota de lo que nos enseña este
relato.
La historia concluye con la súplica del padre a su
hijo mayor: “Hijo mío, tú siempre has estado con-
376 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
migo, y todo lo que tengo es tuyo. Pero simplemen-
te teníamos que celebrar su regreso y alegrarnos,
porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a vi-
vir. Estaba perdido y ha sido encontrado” (Lucas
15:31, 32).
Jesús no explica qué acaba haciendo el hijo ma-
yor. Sin embargo, sabemos que, después de la muer-
te y resurrección de Cristo, “un gran grupo de
sacerdotes empezaron a aceptar la fe” (Hechos 6:7).
Es posible que algunos de ellos estuvieran presen-
tes cuando Jesús relató esta impactante parábola
del hijo perdido. Desde luego, hasta ellos tenían la
posibilidad de recobrar el juicio, arrepentirse y vol-
verse a Dios.
Desde ese día, los discípulos de Jesús pueden y
deben aprender las importantísimas lecciones que
enseñó con esta extraordinaria historia. La primera
lección es que permanecer en el pueblo de Jehová
es lo más sabio, pues él nos protege, nos cuida con
cariño y nos da lo que necesitamos. Sería un grave
error alejarnos de él buscando placeres en “un país
lejano”.
REGRESA EL HIJO QUE ESTABA PERDIDO 377
La segunda lección es que, si en algún momento
nos desviamos del camino de Dios, debemos ser hu-
mildes y regresar a nuestro Padre para tener de nue-
vo su aprobación.
Además, aprendemos una tercera lección al ver la
diferencia entre la actitud del padre, que recibe con
cariño a su hijo y está dispuesto a perdonarlo, y la
del hijo mayor, que está resentido y reacciona con
frialdad. Sin duda, los siervos de Dios queremos
perdonar y recibir a cualquiera que se arrepiente de
verdad y regresa a casa, a nuestro Padre. Debemos
alegrarnos porque nuestro hermano “estaba muerto
y ha vuelto a vivir”, y porque “estaba perdido y ha
sido encontrado”.

 ¿C ómo reacciona el padre cuando su hijo menor


regresa?
 ¿Qué nos enseña sobre Jehová y Jesús la compasión
que demuestra el padre?
 ¿En qué se parece la reacción del hijo mayor a la
actitud de los escribas y los fariseos?
 ¿Qué lecciones aprendemos de la historia que cuenta
Jesús?

378 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


87 HAGAMOS PLANES CON
SABIDURÍA PRÁCTICA
LUCAS 16:1-13

˙ LA PAR ÁBOLA DEL MAYORDOMO INJUSTO


˙ USEMOS LAS RIQUEZAS PARA HACER AMIGOS

Jesús acaba de explicar la parábola del hijo perdi-


do. Los cobradores de impuestos, los escribas y los
fariseos que la han escuchado deberían haber enten-
dido que Dios está dispuesto a perdonar a los pe-
cadores arrepentidos (Lucas 15:1-7, 11). Ahora Je-
sús se dirige a sus discípulos y les cuenta otra
historia. En esta ocasión, habla de un hombre rico
que se entera de que el administrador o mayordo-
mo de su casa no ha actuado bien.
Jesús cuenta que se acusa al mayordomo de mal-
gastar los bienes de su amo; así que este le informa
que lo va a despedir. El mayordomo se pregunta:
“¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me va a quitar
la administración de la casa? Yo no tengo fuerzas
para cavar y me da vergüenza mendigar”. Entonces
HAGAMOS PLANES CON SABIDUR ÍA PR ÁCTICA 379
se le ocurre una idea: “Ya sé lo que voy a hacer para
que, cuando me quiten la administración de la casa,
la gente me reciba en su hogar”. De inmediato, lla-
ma a los deudores y le pregunta al primero: “¿Cuán-
to le debes a mi amo?” (Lucas 16:3-5).
Él le responde: “Le debo 100 medidas de aceite
de oliva”. Esto equivale a unos 2.200 litros (580 ga-
lones) de aceite. Puede que el deudor tenga muchos
olivos o que se dedique a vender aceite. El mayor-
domo le dice: “Aquí tienes tu acuerdo escrito. Rá-
pido, siéntate y escribe 50 [1.100 litros o 290 galo-
nes]” (Lucas 16:6).
Luego le pregunta a otro: “Y tú, ¿cuánto de-
bes?”. “Le debo 100 medidas grandes de trigo [unos
22.000 litros o 20.000 cuartos de galón]”, le contes-
ta. Entonces el mayordomo le dice: “Aquí tienes tu
acuerdo escrito. Escribe 80”. Así que le reduce bas-
tante la deuda (Lucas 16:7).
Como el mayordomo todavía está a cargo de los
asuntos económicos de su amo, tiene autoridad
para reducir lo que otros le deben. Al hacerlo, se
gana la amistad de los que le pueden devolver el fa-
vor cuando pierda su empleo.
380 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Cuando el amo se entera de lo ocurrido, se que-
da impresionado por lo que ha hecho su mayor-
domo, a pesar de que ha supuesto una p érdida
económica para él. Así que alaba al mayordomo
porque, “aunque era injusto, actuó con sabiduría
práctica”. Jesús añade: “Los hijos de este sistema,
al tratar con los de su propia generación, son más
sabios en sentido práctico que los hijos de la luz”
(Lucas 16:8).
Jesús no está aprobando los métodos del mayor-
domo ni tampoco está fomentando los negocios
poco honrados. ¿Qué quiere decir entonces? Les ex-
plica a sus discípulos: “Hagan amigos usando las ri-
quezas injustas para que, cuando estas fallen, sean
recibidos en las moradas eternas” (Lucas 16:9). Esto
nos enseña que debemos ser previsores y actuar con
sabiduría práctica. Los siervos de Dios, “los hijos de
la luz”, tenemos que usar nuestras posesiones ma-
teriales de manera sabia, teniendo en cuenta el fu-
turo eterno que nos espera.
Solo Jehová y su Hijo pueden recibir a alguien en
el Reino celestial o en el Paraíso terrestre bajo este
HAGAMOS PLANES CON SABIDUR ÍA PR ÁCTICA 381
Reino. Por eso, debemos esforzarnos por forta-
lecer nuestra amistad con ellos usando nuestras
posesiones materiales para apoyar las actividades
relacionadas con el Reino. De esta manera, cuando
el oro, la plata y cualquier otra riqueza material
pierdan su valor, nuestro futuro eterno estará ga-
rantizado.
Además, Jesús dice que los que sean fieles al usar
y cuidar sus posesiones materiales también serán
fieles al atender asuntos de mayor importancia.
“Por lo tanto —añade—, si ustedes no han sido
fieles al usar las riquezas injustas, ¿quién les va
a confiar las verdaderas riquezas [como las res-
ponsabilidades que Dios da a su pueblo]?” (Lucas
16:11).
Lo que Jesús quiere enseñarles a sus discípulos es
que se les pedirá mucho para entrar “en las mora-
das eternas”. No podemos ser esclavos de Dios y, al
mismo tiempo, de las riquezas injustas. De modo
que Jesús concluye diciendo: “Ningún sirviente pue-
de ser esclavo de dos amos, porque odiará a uno y
amará al otro, o le será leal a uno y despreciará al
382 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
otro. Ustedes no pueden ser esclavos de Dios y a la
vez de las Riquezas” (Lucas 16:9, 13).

 En la historia que cuenta Jesús, ¿qué hace el


mayordomo para conseguir amigos que lo puedan
ayudar más tarde?
 ¿Qué son “las riquezas injustas”, y cómo podemos
hacer amigos mediante ellas?
 ¿Quiénes pueden recibirnos “en las moradas eternas”
si somos fieles al usar “las riquezas injustas”?

HAGAMOS PLANES CON SABIDUR ÍA PR ÁCTICA 383


88 EL HOMBRE RICO
Y LÁZARO
LUCAS 16:14-31

˙ LA PAR ÁBOLA DEL HOMBRE RICO Y LÁZARO

Jesús les ha dado a sus discípulos buenos consejos


sobre c ómo usar las riquezas. Pero no solo lo han
escuchado ellos, también están presentes algunos
fariseos, quienes deberían tomar en serio estos con-
sejos, pues aman el dinero. Sin embargo, al oír las
palabras de Jesús, empiezan a “hacerle gestos de
desprecio” (Lucas 15:2; 16:13, 14).
Jesús no se deja intimidar, sino que les dice: “Us-
tedes son los que se declaran justos delante de la
gente, pero Dios conoce sus corazones. Porque lo
que la gente considera muy valioso es repugnante
desde el punto de vista de Dios” (Lucas 16:15).
Durante mucho tiempo, la gente ha considerado
muy valiosos o importantes a los fariseos, pero ha
llegado el momento de que las cosas cambien. Quie-
nes disfrutan de una posición privilegiada, porque
384 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
son ricos y tienen influencia política y religiosa, se-
rán humillados. Por otro lado, la gente común que
se da cuenta de que necesita aprender más de Dios
será ensalzada. Jesús deja claro que se acerca un
gran cambio:
“La Ley y los Profetas llegaron hasta Juan. Des-
de entonces se anuncia el Reino de Dios como bue-
nas noticias, y todo tipo de personas sigue luchan-
do por entrar en él. En realidad, es más fácil que
desaparezcan el cielo y la tierra que no que se que-
de sin cumplir un trazo de una letra de la Ley” (Lu-
cas 3:18; 16:16, 17). ¿C ómo indican estas palabras
que la situación está a punto de cambiar?
Los líderes religiosos judíos afirman con orgullo
que siguen la Ley de Moisés. Recordemos que,
cuando Jesús le devolvió la vista a un hombre en Je-
rusalén, los fariseos dijeron orgullosos: “Nosotros
somos discípulos de Moisés. Sabemos que Dios le
habló a Moisés” (Juan 9:13, 28, 29). Uno de los ob-
jetivos de la Ley de Moisés era conducir a las per-
sonas humildes hasta el Mesías, es decir, Jesús.
Juan el Bautista lo identific ó como tal al llamarlo
EL HOMBRE RICO Y L ÁZARO 385
el Cordero de Dios (Juan 1:29-34). Desde que Juan
empezó a predicar, los judíos humildes de cora-
zón, especialmente los pobres, han oído hablar del
“Reino de Dios”. Así es, hay “buenas noticias” para
todos los que quieren que el Reino de Dios los go-
bierne y disfrutar de las bendiciones que traerá.
La Ley de Moisés ya ha cumplido su objetivo: ha
guiado a los judíos hasta el Mesías. De hecho, pron-
to será quitada. Por ejemplo, la Ley permitía el di-
vorcio por varias razones, pero ahora Jesús dice
que “todo el que se divorcia de su esposa y se casa
con otra mujer comete adulterio, y todo el que se
casa con una mujer que está divorciada de su espo-
so comete adulterio” (Lucas 16:18). Estas palabras
enojan muchísimo a los fariseos, que solo prestan
atención a la letra de la Ley.
A continuación, Jesús cuenta una historia que
destaca el enorme cambio que está teniendo lugar.
Habla de dos hombres y explica c ómo su situación
cambia por completo. Repasemos esta historia y
tengamos presente que también la escuchan los fa-
riseos, que aman el dinero y reciben muchos elogios
de la gente.
386 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Jesús relata: “Había un hombre rico que se vestía
de púrpura y lino, y llevaba una vida de placeres y
lujo. Pero solían dejar junto a su puerta a un men-
digo llamado Lázaro que estaba lleno de úlceras y
que deseaba matar el hambre con las cosas que
caían de la mesa del rico. Hasta venían los perros y
le lamían las úlceras” (Lucas 16:19-21).
No hay duda de que el hombre rico representa a
los fariseos, ya que a ellos les encanta el dinero.
A estos líderes religiosos judíos también les gusta
vestirse con ropa costosa y elegante. Sin importar
las riquezas materiales que tengan, parecen ricos
porque disfrutan de muchos privilegios y oportuni-
dades para servir a Dios. Para indicar su posición
favorecida, se les describe como un hombre vestido
de púrpura, el color de los reyes. Además, el lino

 ¿Qué diferencia hay entre la situación de los líderes


religiosos judíos y la de la gente común?
 Según las palabras de Jesús, ¿qué cambio tiene lugar
cuando Juan empieza a predicar?
 En la historia que cuenta Jesús, ¿a quiénes representa
el hombre rico, y a quiénes representa Lázaro?

EL HOMBRE RICO Y L ÁZARO 387


blanco transmite la idea de que se consideran jus-
tos (Daniel 5:7).
¿Qué piensan estos líderes ricos y orgullosos de la
gente común y pobre? La desprecian y la llaman
am ha’árets, o gente de la tierra, que no conoce la
Ley ni merece aprender de ella (Juan 7:49). Esto se
representa con la situación del “mendigo llamado
Lázaro”, que desea matar el hambre con las cosas
que caen de la mesa del rico. Tal como Lázaro está
lleno de úlceras, los fariseos consideran que la gen-
te común está enferma en sentido espiritual y la
desprecian.
Aunque esta triste situación ha existido durante
bastante tiempo, Jesús sabe que ha llegado el mo-
mento de un gran cambio para los que son como el
hombre rico y para los que son como Lázaro.
LA SITUACIÓN DEL HOMBRE RICO
Y DE LÁZARO CAMBIA
Jesús ahora explica que las circunstancias de los
dos personajes cambian totalmente: “Con el tiem-
po, el mendigo murió y los ángeles lo llevaron al
lado de Abrahán. El rico también murió y fue se-
pultado. Y en la Tumba, en medio de tormentos, le-
388 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
vantó la vista y vio a Abrahán de lejos y a Lázaro
al lado de él” (Lucas 16:22, 23).
Los que escuchan a Jesús saben que Abrahán lle-
va muerto mucho tiempo y está en la Tumba. La Bi-
blia explica claramente que nadie que esté en la
Tumba o Seol puede ver ni hablar, y lo mismo
puede decirse de Abrahán (Eclesiastés 9:5, 10). En-
tonces, ¿qué entienden los líderes religiosos con
esta historia? ¿Qué podría estar enseñando Jesús so-
bre la gente común y sobre los líderes religiosos que
tanto aman el dinero?
Jesús acaba de indicar un cambio de circunstan-
cias al decir que “la Ley y los Profetas llegaron has-
ta Juan” y que “desde entonces se anuncia el Reino
de Dios como buenas noticias”. Así que, con la pre-
dicación de Juan el Bautista y de Jesucristo, tanto
Lázaro como el hombre rico mueren, en el sentido
de que su situación cambia, y pasan a ocupar una
nueva posición ante Dios.
Las personas humildes y pobres han estado
desfavorecidas en sentido espiritual durante mucho
tiempo. Pero ahora reciben ayuda porque aceptan
EL HOMBRE RICO Y L ÁZARO 389
el mensaje del Reino, que predic ó primero Juan el
Bautista y después Jesús. Hasta entonces tenían que
sobrevivir, por decirlo así, con “las cosas que caían
de la mesa” espiritual de los líderes religiosos. Sin
embargo, ahora están siendo bien alimentadas con
las enseñanzas básicas de las Escrituras, especial-
mente las cosas tan maravillosas que Jesús está ex-
plicando. De modo que por fin están en una posi-
ción privilegiada a los ojos de Jehová.
En cambio, los líderes religiosos ricos e influyen-
tes rechazan el mensaje del Reino que Juan anun-
ció y que Jesús ha estado predicando por todo Is-
rael (Mateo 3:1, 2; 4:17). De hecho, ese mensaje los
irrita o atormenta, lo que indica que les espera un
duro castigo de parte de Dios (Mateo 3:7-12). Los
codiciosos líderes religiosos sentirían un gran alivio
si Jesús y sus discípulos dejaran de anunciar el men-
saje de Dios. Estos líderes son como el hombre rico
de la historia, que dice: “Padre Abrahán, ten compa-
sión de mí y envía a Lázaro para que moje la pun-
ta de su dedo en agua y refresque mi lengua, por-
que estoy angustiado en las llamas de este fuego”
(Lucas 16:24).
390 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Pero eso no sucederá, pues la mayoría de los lí-
deres religiosos no van a cambiar. No han querido
escuchar a Moisés ni a los Profetas. Lo que estos
escribieron debería haberles impulsado a aceptar a
Jesús como el Mesías y el Rey prometido por Dios
(Lucas 16:29, 31; Gálatas 3:24). Estos líderes tampo-
co son humildes ni se dejan convencer por las per-
sonas pobres que aceptan a Jesús y que ahora cuen-
tan con la aprobación de Dios. Los discípulos de
Jesús no pueden dejar de predicar ni cambiar la ver-
dad solo para complacer a los líderes religiosos o
para darles alivio. En su historia, Jesús describe
este hecho con las palabras que el “Padre Abrahán”
le dirige al hombre rico:
“Hijo, recuerda que en tu vida te saciaste de co-
sas buenas, pero Lázaro, por su parte, recibió cosas
malas. En cambio, ahora él está aquí recibiendo
consuelo, pero tú estás angustiado. Además de todo
esto, se ha establecido un gran abismo entre noso-
tros y ustedes, de modo que los que quieran pasar
de aquí para el lado de ustedes no puedan, ni tam-
poco pueda la gente cruzar de allá para nuestro
lado” (Lucas 16:25, 26).
EL HOMBRE RICO Y L ÁZARO 391
Sin duda, se trata de un cambio justo y apropia-
do. Ahora, las personas humildes que aceptan el
yugo de Jesús y por fin reciben consuelo y alimen-
to espiritual ocupan la posición que antes tenían los
orgullosos líderes religiosos, y al revés (Mateo 11:
28-30). Este cambio se hará todavía más evidente
dentro de unos meses, cuando el nuevo pacto susti-
tuya al pacto de la Ley (Jeremías 31:31-33; Colosen-
ses 2:14; Hebreos 8:7-13). Cuando Dios derrame es-
píritu santo en el Pentecostés del año 33, quedará
totalmente claro que quienes tienen la aprobación
de Dios no son los fariseos ni los líderes religiosos
que los apoyan, sino los discípulos de Jesús.

 ¿C ómo describe Jesús el cambio de circunstancias


del hombre rico y de Lázaro?
 ¿Cuál es la reacción de los líderes religiosos ante
el mensaje que predican Juan y Jesús? ¿C ómo lo
explica Jesús en su historia?
 ¿Qué les gustaría a los líderes religiosos que
ocurriera, pero por qué no sucederá eso nunca?
 ¿Cuándo se hará todavía más evidente el abismo
que separa a los líderes religiosos de los discípulos
de Jesús?

392 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


89 JESÚS ENSEÑA EN PEREA
DE CAMINO A JUDEA
LUCAS 17:1-10 JUAN 11:1-16

˙ HACER TROPEZAR A OTROS ES ALGO MUY GRAVE


˙ DEBEMOS PERDONAR Y TENER FE

Jesús ha estado un tiempo en Perea, “al otro lado


del Jordán” (Juan 10:40). Y ahora se dirige hacia el
sur, a Jerusalén.
Pero no va solo. Lo acompañan sus discípulos, así
como “grandes multitudes”, entre las que se encuen-
tran cobradores de impuestos y pecadores (Lucas
14:25; 15:1). Los fariseos y los escribas, que critican
todo lo que Jesús dice y hace, también están con él.
Tienen mucho en lo que meditar después de escu-
char las parábolas sobre la oveja perdida, el hijo per-
dido y el hombre rico y Lázaro (Lucas 15:2; 16:14).
Quizás pensando todavía en las críticas y el
desprecio de sus enemigos, Jesús se dirige a sus dis-
cípulos y les vuelve a hablar de algunas ideas que
ya había mencionado antes en Galilea.
JES ÚS ENSE ÑA EN PEREA DE CAMINO A JUDEA 393
Por ejemplo, les dice: “Es inevitable que vengan
cosas que hagan tropezar. Pero ¡ay de aquel por me-
dio de quien vengan! [...] Vigílense a ustedes mis-
mos. Si tu hermano comete un pecado, repréndelo.
Y, si se arrepiente, perdónalo. Aun si siete veces al
día peca contra ti y siete veces vuelve a ti diciendo
‘Me arrepiento’, tienes que perdonarlo” (Lucas 17:
1-4). Puede que esta última frase le recuerde a Pe-
dro la ocasión en la que preguntó si se debía perdo-
nar hasta siete veces (Mateo 18:21).
¿Podrán los discípulos poner en práctica las pala-
bras de Jesús? Ellos le piden: “Danos más fe”. Y él
les asegura: “Si tuvieran fe del tamaño de un grano
de mostaza, le ordenarían a este moral ‘¡Arráncate
de raíz y plántate en el mar!’, y este les obedecería”
(Lucas 17:5, 6). En efecto, con solo un poquito de
fe se pueden lograr cosas extraordinarias.
A continuación, Jesús les enseña a los ap óstoles
la importancia de ser humildes y tener una opinión
equilibrada de sí mismos: “¿Quién de ustedes, si tie-
ne un esclavo que está arando o cuidando el reba-
ño, le dirá cuando vuelva del campo: ‘Ven rápido a
394 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
la mesa para comer’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepá-
rame algo de cenar, ponte un delantal y sírveme
hasta que yo acabe de comer y beber, y ya después
comerás y beberás tú’? No le estará agradecido al
esclavo porque hizo lo que se le mandó, ¿verdad?
De la misma manera, cuando ustedes hayan hecho
todo lo que les manden hacer, digan: ‘Solo somos
esclavos y no merecemos nada. Hemos hecho lo que
teníamos que hacer’ ” (Lucas 17:7-10).
Todos los siervos de Dios deben comprender la
importancia de poner las cosas espirituales en pri-
mer lugar y recordar que es un honor adorar a Dios
y formar parte de su pueblo.
Por lo visto, poco después llega alguien con un
mensaje de María y Marta, las hermanas de Láza-
ro, que viven en Betania, en Judea. El mensajero
dice: “Señor, mira, que tu querido amigo está enfer-
mo” (Juan 11:1-3).
Cuando Jesús se entera de que su amigo Lázaro
está muy enfermo, la tristeza no lo detiene. Al con-
trario, responde: “Esta enfermedad no ha de termi-
nar en muerte, sino que servirá para la gloria de
JES ÚS ENSE ÑA EN PEREA DE CAMINO A JUDEA 395
Dios y para que el Hijo de Dios sea glorificado”.
Jesús se queda dos días más allí y entonces les dice
a sus discípulos: “Vámonos otra vez a Judea”. Pero
a ellos no les parece bien y le dicen: “Rabí, hace
poco los de Judea querían apedrearte, ¿y piensas ir
allí de nuevo?” (Juan 11:4, 7, 8).
Jesús les contesta: “El día tiene 12 horas de luz,
¿no es así? Quien camina a la luz del día no tropie-
za con nada porque ve la luz de este mundo.
Pero quien camina de noche tropieza porque la luz
no está en él” (Juan 11:9, 10). Parece que lo que Je-
sús quiere decir es que el plazo que Dios le ha dado
para realizar su ministerio todavía no ha termina-
do. Hasta que llegue ese momento, debe aprovechar
al máximo el poco tiempo que le queda.
Luego añade: “Nuestro amigo Lázaro se ha dor-
mido, pero voy para allá a despertarlo”. Como sus
discípulos creen que Lázaro simplemente está des-
cansando y que se recuperará, le dicen: “Señor, si
está durmiendo, se pondrá bien”. Entonces Jesús les
dice con claridad: “Lázaro ha muerto [...]. Vayamos
adonde está él” (Juan 11:11-15).
396 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
A pesar de que Tomás sabe que en Judea podrían
matar a Jesús, quiere estar con él y darle su apoyo.
Por eso, les dice a los demás discípulos: “Vayamos
nosotros también y muramos con él” (Juan 11:16).

 ¿Dónde ha estado predicando Jesús?


 ¿Qué lecciones repite Jesús? ¿De qué ejemplo se vale
para destacar la importancia de la humildad?
 ¿Qué mensaje recibe Jesús? ¿Por qué habla Tomás de
ir con Jesús y morir con él?

JES ÚS ENSE ÑA EN PEREA DE CAMINO A JUDEA 397


90 “LA RESURRECCIÓN
Y LA VIDA”
JUAN 11:17-37

˙ JESÚS LLEGA A BETANIA DESPUÉS DE LA MUERTE


DE LÁZARO
˙ “LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA”

Jesús viene de Perea y ya se encuentra muy cerca de Be-


tania, una aldea que está a unos tres kilómetros (dos
millas) al este de Jerusalén. Lázaro murió hace unos
días y sus hermanas, María y Marta, todavía están de
duelo por él. Muchas personas han venido para conso-
larlas.
Entonces, alguien le informa a Marta que Jesús se
acerca, y ella sale corriendo a su encuentro. Cuando lle-
ga adonde Jesús, Marta le dice algo que ella y su her-
mana quizás llevan pensando los últimos cuatro días:
“Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría
muerto”. Esto no quiere decir que ella no tenga espe-
ranza, pues añade: “S é que todo lo que le pidas a Dios,
Dios te lo dará” (Juan 11:21, 22). Ella cree que Jesús to-
davía puede hacer algo por su hermano.
398 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
A continuación, Jesús le dice: “Tu hermano se levan-
tará”. Marta piensa que habla de la futura resurrección
terrestre, la esperanza que tenían Abrahán y otros sier-
vos del pasado. Segura de que eso sucederá, le respon-
de: “Yo sé que se levantará en la resurrección, en el úl-
timo día” (Juan 11:23, 24).
¿Puede hacer Jesús algo ahora? Le recuerda a Marta
que Dios le ha dado poder sobre la muerte: “El que de-
muestre fe en mí, aunque muera, llegará a vivir; y todo
el que esté vivo y demuestre fe en mí no morirá jamás”
(Juan 11:25, 26).
Jesús no está insinuando que sus discípulos no vayan
a morir nunca. Incluso él tiene que morir, como ya les
ha dicho a sus ap óstoles (Mateo 16:21; 17:22, 23). Indi-
ca que quienes tienen fe en él pueden recibir vida eter-
na. Muchos la obtendrán después de ser resucitados.
Y puede que los siervos de Dios que estén vivos cuan-
do llegue el fin de este sistema no tengan que morir
nunca. En cualquier caso, todo el que demuestre fe en
él puede estar seguro de que nunca morirá de forma
permanente.
Pero ¿puede Jesús, que acaba de decir: “Yo soy la re-
surrección y la vida”, ayudar a Lázaro, que lleva muer-
to varios días? Él le pregunta a Marta: “¿Crees tú esto?”.
“LA RESURRECCI ÓN Y LA VIDA” 399
Ella le contesta: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cris-
to, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”.
Marta está convencida de que Jesús puede hacer algo
en ese momento. Por eso, va a casa enseguida y le dice
a su hermana en privado: “El Maestro está aquí y te lla-
ma” (Juan 11:25-28). María sale inmediatamente de la
casa y muchos la siguen, dando por sentado que se di-
rige a la tumba de Lázaro.
Sin embargo, María va adonde está Jesús, cae a sus
pies llorando y le repite lo mismo que su hermana: “Se-
ñor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría
muerto”. Al ver llorar a María y a la multitud que la si-
gue, Jesús se conmueve en lo más profundo de su ser y
se siente angustiado; incluso se le saltan las lágrimas.
Eso impresiona a los presentes. Pero algunos pregun-
tan: “Si este hombre pudo abrirle los ojos al ciego,
¿no podría haber impedido que Lázaro muriera?” (Juan
11:32, 37).

 ¿Con qué situación se encuentra Jesús al acercarse a


Betania?
 ¿Qué base tiene Marta para creer en la resurrección?
 ¿C ómo deja claro Jesús que puede hacer algo con
respecto a la muerte de Lázaro?

400 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


91 JESÚS RESUCITA A LÁZARO
JUAN 11:38-54

˙ LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO
˙ EL SANEDRÍN PLANEA MATAR A JESÚS

Después de encontrarse con Marta y María cerca


de Betania, Jesús va con ellas a la tumba de Láza-
ro, que es una cueva con una gran piedra que tapa
la entrada. Una vez allí, ordena: “Quiten la piedra”.
Marta no sabe lo que quiere hacer Jesús y expresa
su preocupación: “Señor, ya debe oler mal, por-
que han pasado cuatro días”. Pero él le pregunta:
“¿No te dije que si creías podrías ver la gloria de
Dios?” (Juan 11:39, 40).
Así que quitan la piedra. Entonces Jesús levanta la
mirada al cielo y hace una oración: “Padre, te doy las
gracias por haberme escuchado. Yo sé que tú siem-
pre me escuchas, pero lo digo por la multitud que
me rodea, para que crean que tú me enviaste”. Jesús
ora en público para que los presentes sepan que lo
que va a hacer se debe al poder de Dios. Después,
grita con fuerza: “¡Lázaro, sal!”. Y Lázaro sale. Tiene
JES ÚS RESUCITA A L ÁZARO 401
las manos y los pies atados con vendas y la cara en-
vuelta con una tela. Jesús dice: “Quítenle las vendas
y dejen que se vaya” (Juan 11:41-44).
Muchos judíos que han venido a consolar a Ma-
ría y a Marta ven este milagro y ponen su fe en Je-
sús. Pero otros van adonde los fariseos y les cuen-
tan lo que él ha hecho. Entonces, los fariseos y los
sacerdotes principales reúnen al Sanedrín, el tribu-
nal supremo judío. Uno de sus miembros es el sumo
sacerdote, Caifás. Algunos se quejan y dicen: “¿Qué
vamos a hacer? Porque este hombre hace muchos
milagros. Si dejamos que siga así, todos pondrán su
fe en él y los romanos vendrán y nos quitarán tan-
to nuestro lugar santo como nuestra nación” (Juan
11:47, 48). Ellos saben que Jesús “hace muchos mi-
lagros” porque se lo han contado personas que los
han visto con sus propios ojos. Sin embargo, no se
alegran por todo lo que Dios está realizando me-
diante Jesús. Lo que más les preocupa es mantener
su propia posición y autoridad.
La resurrección de Lázaro es un duro golpe para
los saduceos, pues ellos no creen en la resurrección.
402 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Caifás, que es saduceo, toma la palabra: “Ustedes
no entienden nada. No se dan cuenta de que les
conviene que muera un solo hombre por el pueblo
y no que toda la nación sea destruida” (Juan 11:
49, 50; Hechos 5:17; 23:8).
Caifás no menciona esto porque sea idea suya,
sino que, como es el sumo sacerdote, Dios hace que
sea él quien pronuncie esa profecía. En realidad, lo
que Caifás propone es dar muerte a Jesús para
impedir que siga debilitando la autoridad y la in-
fluencia de los líderes religiosos judíos. Sin embar-
go, la profecía de Caifás indica que Jesús, mediante
su muerte, ofrecería un rescate no solo por los ju-
díos, sino por todos “los hijos de Dios que estaban
esparcidos” (Juan 11:51, 52).
Al final, Caifás logra que el Sanedrín busque la
manera de matar a Jesús. Pero, como ya vimos, un
miembro del Sanedrín llamado Nicodemo siente
simpatía por Jesús. ¿Le advertirá de estos planes?
Sea como sea, Jesús se aleja de Jerusalén y así evi-
ta que lo maten antes del momento fijado por Dios.

JES ÚS RESUCITA A L ÁZARO 403


 ¿C ómo reaccionan quienes ven la resurrección de
Lázaro?
 ¿C ómo se pone de manifiesto la maldad de los
miembros del Sanedrín?
 A pesar de las intenciones de Caifás, ¿qué le hace
profetizar Dios?

404 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


92 UN LEPROSO
DA LAS GRACIAS
POR SER CURADO
LUCAS 17:11-19

˙ JESÚS CURA A 10 ENFERMOS DE LEPRA

El Sanedrín ha planeado matar a Jesús, pero no lo


ha conseguido porque él se ha ido a la ciudad de
Efraín, situada al noreste de Jerusalén. Se queda allí
con sus discípulos, lejos de sus enemigos (Juan
11:54). Sin embargo, como se acerca la Pascua del
año 33, Jesús no tarda en volver a viajar. Se dirige
hacia el norte, atraviesa Samaria y sube hasta Gali-
lea. Es la última vez que visitará esta región antes de
su muerte.
Poco después de salir de viaje, mientras va de al-
dea en aldea, se encuentra con 10 hombres enfermos
de lepra. En algunos casos, esta enfermedad puede
causar poco a poco la p érdida de tejidos del cuerpo,
como de los dedos o de las orejas (Números 12:10-
12). La Ley de Dios exige que los leprosos griten:
UN LEPROSO DA LAS GRACIAS POR SER CURADO 405
“¡Impuro, impuro!” y que vivan aislados (Levítico 13:
45, 46).
Por esa razón, los 10 leprosos se quedan a cierta
distancia de Jesús. Pero le gritan: “¡Jesús, Maestro,
ten compasión de nosotros!”. Al verlos, Jesús les
dice: “Vayan a que los vean los sacerdotes” (Lucas
17:13, 14). Así muestra su respeto por la Ley, que les
concede a los sacerdotes la autoridad de declarar
limpios a los leprosos que han recuperado la salud.
Después de eso, pueden volver a vivir junto a las per-
sonas sanas (Levítico 13:9-17).
Como los 10 leprosos confían en el poder de Jesús
para realizar milagros, se dirigen a ver a los sacer-
dotes aunque todavía están enfermos. Por el camino,
la fe que tienen en Jesús recibe su recompensa: em-
piezan a notar que la lepra ha desaparecido.
Nueve de los leprosos que han sido curados conti-
núan su camino. Pero uno de ellos, que es samari-
tano, regresa para buscar a Jesús. ¿Por qué hace
esto? Porque este hombre se siente profundamente
agradecido a Jesús por lo que ha ocurrido. Así que
vuelve “alabando a Dios en voz alta”, pues se da
cuenta de que, en realidad, ha sido curado gracias a
406 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Jehová (Lucas 17:15). Cuando encuentra a Jesús, cae
a sus pies y le da las gracias.
Al ver esto, Jesús les dice a los que están allí:
“Los 10 quedaron limpios, ¿no es cierto? Entonces,
¿dónde están los otros 9? ¿Nadie más volvió para ala-
bar a Dios, excepto este hombre de otra nación?”.
Y le dice al samaritano: “Levántate y vete; tu fe te
ha curado” (Lucas 17:17-19).
Al curar a los 10 leprosos, Jesús muestra que Jeho-
vá está de su parte. Además, gracias a ese milagro,
uno de ellos no solo recupera la salud, sino que pro-
bablemente encuentra el camino a la vida. En la ac-
tualidad, Dios no utiliza a su Hijo para realizar este
tipo de milagros. Sin embargo, si tenemos fe en Je-
sús, también podemos ir en el camino que lleva a la
vida eterna. ¿Estamos agradecidos por ello, como lo
estuvo el samaritano?

 ¿Adónde va Jesús para que el Sanedrín no pueda


matarlo?
 ¿Por qué se quedan a cierta distancia los 10 leprosos,
y por qué les dice Jesús que vayan a ver a los
sacerdotes?
 ¿Qué aprendemos de lo que hizo el samaritano?

UN LEPROSO DA LAS GRACIAS POR SER CURADO 407


93 EL HIJO DEL HOMBRE
SERÁ REVELADO
LUCAS 17:20-37

˙ EL REINO DE DIOS ESTÁ EN MEDIO DE ELLOS


˙ ¿QUÉ OCURRIR Á CUANDO JESÚS SEA REVELADO?

Mientras Jesús sigue en Samaria o en Galilea, los fari-


seos le preguntan cuándo vendrá el Reino. Ellos creen
que su llegada será espectacular y ostentosa. Pero Jesús
les responde: “El Reino de Dios no viene de manera que
se pueda observar claramente. Tampoco dirá la gente
‘¡Miren, está aquí!’ o ‘¡Está allá!’. Porque, fíjense, el
Reino de Dios está en medio de ustedes” (Lucas 17:
20, 21).
Tal vez algunos hayan entendido que Jesús está dicien-
do que el Reino es algo que los siervos de Dios llevan
en el corazón. Sin embargo, eso no es posible, pues Je-
sús está hablando con los fariseos, y es evidente que el
Reino no está en su corazón. Pero sí está en medio de
ellos porque Jesús, el que ha sido escogido para ser Rey
del Reino de Dios, está allí mismo entre ellos (Mateo
21:5).
408 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Cuando los fariseos probablemente ya se han ido, Je-
sús les da a sus discípulos más información sobre la ve-
nida del Reino. En primer lugar, les advierte con rela-
ción a su presencia como Rey: “Llegará el tiempo en que
desearán ver uno de los días del Hijo del Hombre, pero
no lo verán” (Lucas 17:22). Con estas palabras, Jesús les
indica que el reinado del Hijo del Hombre tendrá lugar
en el futuro. Puede que algunos discípulos estén impa-
cientes por saber cuándo empezará ese periodo, pero
tendrán que seguir esperando hasta que llegue el día que
Dios ha fijado para la venida del Hijo del Hombre.
Luego, Jesús añade: “La gente les dirá ‘¡Miren, está
allá!’ o ‘¡Miren, está aquí!’. No salgan ni corran detrás
de ellos. Porque así como el relámpago resplandece des-
de una parte del cielo hasta la otra, así será el Hijo del
Hombre en su día” (Lucas 17:23, 24). ¿Qué ayudará a sus
discípulos a no seguir a falsos mesías? Jesús les dice que
la llegada del Mesías como Rey será como un relámpa-
go, que puede verse en una zona muy extensa. Es decir,
todos los que estén atentos podrán ver con claridad las
pruebas de que Jesús gobierna.
Entonces, Jesús pone unos ejemplos de la antigüedad
que muestran qué actitud tendrán las personas en ese
EL HIJO DEL HOMBRE SER Á REVELADO 409
tiempo: “Tal como sucedió en los días de No é, así será
en los días del Hijo del Hombre [...]. También sucederá
como en los días de Lot. La gente comía, bebía, com-
praba, vendía, plantaba, construía... Pero el día en que
Lot salió de Sodoma llovió del cielo fuego y azufre y aca-
b ó con todos. Así también será en el día en que el Hijo
del Hombre sea revelado” (Lucas 17:26-30).
Jesús no quiere decir que la gente de los días de No é
y de Lot fue destruida por realizar actividades norma-
les como comer, beber, comprar, vender, plantar y cons-
truir. De hecho, No é, Lot y sus familias también hicie-
ron algunas de estas cosas. Pero los demás se dedicaron
a esas actividades sin prestar atención a la voluntad de
Dios y sin tener en cuenta el tiempo en el que vivían.
Así que Jesús les está advirtiendo a sus discípulos que
aprendan cuál es la voluntad de Jehová y se esfuercen
por cumplirla. En realidad, les indica lo que tienen que
hacer para salvarse cuando Dios destruya a los malva-
dos.
Los discípulos de Jesús deberán hacer lo posible por
no distraerse con las cosas del mundo. Jesús les dice:
“En ese día, el que esté en la azotea pero tenga sus co-
sas dentro de la casa, que no baje a recogerlas; igual-
410 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
mente, el que esté en el campo, que no vuelva a las co-
sas que dej ó atrás. Acuérdense de la esposa de Lot”
(Lucas 17:31, 32). Como sabemos, ella se convirtió en
una estatua de sal.
Jesús sigue explicando lo que pasará cuando gobier-
ne el Hijo del Hombre: “Esa noche habrá dos personas
en una cama: una será llevada, pero la otra será aban-
donada” (Lucas 17:34). Así que algunos se salvarán,
pero otros serán abandonados, es decir, morirán.
Al oír esto, los discípulos le preguntan: “¿D ónde, Se-
ñor?”. Y él les contesta: “Donde esté el cuerpo, allí tam-
bién se juntarán las águilas” (Lucas 17:37). En efecto,
algunos serán como las águilas, que tienen una visión
muy aguda. Estos discípulos identificarán al verdadero
Cristo, el Hijo del Hombre, y se reunirán donde esté él.
En ese tiempo, Jesús les enseñará a sus discípulos fie-
les la verdad que los conducirá a la salvación.

 ¿En qué sentido está el Reino en medio de los


fariseos?
 ¿En qué se parece la presencia de Cristo a un
relámpago?
 ¿Por qué deben estar alerta los discípulos de Jesús
durante la presencia del Hijo del Hombre?

EL HIJO DEL HOMBRE SER Á REVELADO 411


94 LA IMPORTANCIA DE ORAR
Y SER HUMILDES
LUCAS 18:1-14

˙ LA PAR ÁBOLA DE LA VIUDA PERSISTENTE


˙ EL FARISEO Y EL COBRADOR DE IMPUESTOS

Jesús ya contó una historia para subrayar la importan-


cia de ser persistentes en la oración (Lucas 11:5-13).
Ahora, mientras está en Samaria o en Galilea, explica
otro ejemplo para destacar que no debemos dejar de
orarle a Dios:
“En cierta ciudad había un juez que ni temía a Dios
ni respetaba a la gente. Y en aquella ciudad también ha-
bía una viuda que iba vez tras vez a verlo y le decía:
‘Que se me haga justicia en este conflicto con mi ad-
versario’. Resulta que por algún tiempo él no quiso
atenderla, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque
no temo a Dios ni respeto a la gente, como esta viuda
no deja de molestarme, me aseguraré de que se le haga
justicia para que no siga viniendo y haciéndome la vida
imposible’ ” (Lucas 18:2-5).
A continuación, Jesús explica su significado: “¡Fíjen-
se en lo que dijo el juez aunque era injusto! Entonces,
412 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
¿no se va a encargar Dios de que se les haga justicia a
los escogidos suyos que día y noche le suplican ayuda,
mientras él es paciente con ellos?” (Lucas 18:6, 7). ¿Qué
nos enseñan estas palabras de Jesús sobre su Padre?
Está claro que Jesús no quiere decir que Jehová sea
como este juez injusto. Más bien, se vale de un contras-
te para destacar la siguiente idea: si hasta un juez injus-
to responde a las súplicas constantes, sin duda Dios
también lo hará. Él es justo y bueno, y contestará
las oraciones de sus siervos si son persistentes. Jesús
deja clara esta lección al añadir: “Les digo que él se en-
cargará de que se les haga justicia rápidamente” (Lu-
cas 18:8).
Normalmente, a los pobres y a los menos favorecidos
no se los trata con justicia, mientras que a los podero-
sos y a los ricos se les da un trato especial. Pero Dios
no actúa así. A su debido tiempo, hará justicia y se ase-
gurará de que los malvados sean castigados y de que
sus siervos reciban vida eterna.
Ahora bien, ¿quiénes tienen una fe como la de la viu-
da? ¿Cuántas personas confían en que Dios “se encar-
gará de que se les haga justicia rápidamente”? Jesús
acaba de explicar la importancia de orar con constan-
cia. Pero ahora, con relación a la fe en el poder de la
LA IMPORTANCIA DE ORAR Y SER HUMILDES 413
oración, pregunta: “Cuando llegue el Hijo del Hombre,
¿encontrará realmente esa fe en la tierra?” (Lucas 18:8).
Esto significa que, cuando Cristo venga, no habrá mu-
chas personas con esa clase de fe.
Entre los que escuchan a Jesús, hay algunos que pien-
san que tienen una fe fuerte. Se creen muy justos y mi-
ran a otros con desprecio. Por eso, Jesús les relata otra
historia:
“Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fa-
riseo y el otro cobrador de impuestos. El fariseo se le-
vantó y se puso a orar en su interior. Decía: ‘Oh, Dios,
te doy las gracias porque no soy como todos los demás:
extorsionadores, injustos, adúlteros..., ni tampoco soy
como este cobrador de impuestos. Ayuno dos veces a
la semana y doy la décima parte de todo lo que obten-
go’ ” (Lucas 18:10-12).
Los fariseos son conocidos por hacer en público lla-
mativas muestras de su supuesta justicia. Lo hacen
para impresionar. Se obligan a ayunar los lunes y los
jueves, cuando los grandes mercados están llenos y los
puede ver mucha gente. También dan la décima parte
hasta de las hierbas más pequeñas (Lucas 11:42). Ade-
más, hace tan solo unos meses, demostraron su despre-
cio por la gente común cuando dijeron: “Esta multitud
414 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
que no conoce la Ley [según la interpretación de los fa-
riseos] son unos malditos” (Juan 7:49).
Jesús continúa: “Pero el cobrador de impuestos, de
pie a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a levantar
la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía:
‘Oh, Dios, ten misericordia de mí, que soy pecador’ ”.
Como el cobrador de impuestos reconoce con humil-
dad sus defectos, Jesús concluye: “Les digo que este
hombre bajó a su casa resultando ser más justo que el
fariseo. Porque todo el que se engrandece será humi-
llado, pero el que actúa con humildad será engrandeci-
do” (Lucas 18:13, 14).
De esta manera, Jesús deja claro que debemos ser hu-
mildes. Este consejo es muy práctico para sus discípu-
los, pues se han criado en una sociedad en la que los
fariseos, que se creen muy justos, dan mucha impor-
tancia a la posición social. Sin embargo, también es un
valioso consejo para todos los seguidores de Jesús.

 ¿Qué lección enseña Jesús con la historia del juez


injusto que concede a la viuda su petición?
 ¿Qué clase de fe buscará Jesús cuando llegue?
 ¿Qué actitud de los fariseos tienen que evitar los
seguidores de Jesús?

LA IMPORTANCIA DE ORAR Y SER HUMILDES 415


95 LECCIONES SOBRE
EL DIVORCIO Y EL AMOR
A LOS NIÑOS
MATEO 19:1-15 MARCOS 10:1-16 LUCAS 18:15-17

˙ JESÚS EXPLICA EL PUNTO DE VISTA DE DIOS SOBRE


EL DIVORCIO
˙ EL DON DE LA SOLTERÍA
˙ DEBEMOS SER COMO LOS NIÑOS

Jesús y sus discípulos salen de Galilea, cruzan el río


Jordán y van hacia el sur a través de Perea. La úl-
tima vez que Jesús estuvo en Perea, les explic ó a los
fariseos cuál es el punto de vista de Dios sobre el
divorcio (Lucas 16:18). Pero ahora ellos vuelven a
plantear este tema para poner a prueba a Jesús.
Moisés escribió que un hombre podía divorciarse
de su esposa si descubría “algo vergonzoso” sobre
ella (Deuteronomio 24:1). Pero hay diferentes opi-
niones sobre lo que puede justificar un divorcio. Al-
gunos creen que hasta cosas de poca importancia
pueden ser una razón para divorciarse. Así que los
fariseos preguntan: “¿Está permitido que un hom-
416 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
bre se divorcie de su esposa por cualquier motivo?”
(Mateo 19:3).
En vez de basarse en opiniones humanas, Jesús
les responde de manera extraordinaria. Les explica
el prop ósito de Dios para el matrimonio: “¿No le-
yeron que el que los cre ó en el principio los hizo
hombre y mujer y dijo: ‘Por esa razón, el hombre
dejará a su padre y a su madre, se unirá a su espo-
sa y los dos serán una sola carne’? Así que ya no son
dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios
ha unido, que no lo separe ningún hombre” (Mateo
19:4-6). De modo que, cuando Dios unió a Adán y
Eva en matrimonio, dejó claro que esa unión no de-
bía romperse.
Ahora bien, los fariseos no están de acuerdo, y le
preguntan: “Entonces, ¿por qué ordenó Moisés que
el hombre le diera un certificado de divorcio a su
esposa para despedirla?” (Mateo 19:7). Jesús les
contesta: “Moisés les hizo la concesión de que se
divorciaran de sus esposas por la terquedad de us-
tedes. Pero al principio eso no era así” (Mateo
19:8). Ese “principio” no tuvo lugar en el tiempo de
LECCIONES SOBRE EL DIVORCIO Y EL AMOR A LOS NI ÑOS 417
Moisés, sino cuando Dios dio origen al matrimonio,
en Edén.
A continuación, Jesús menciona una verdad im-
portante: “Yo les digo que todo el que se divorcie de
su esposa —a menos que sea por inmoralidad sexual
[en griego, pornéia]— y se case con otra comete adul-
terio” (Mateo 19:9). Por lo tanto, la única base bíbli-
ca para divorciarse es la inmoralidad sexual.
Los discípulos se sienten impulsados a decir: “Si
esta es la situación del hombre con su esposa, es
mejor no casarse” (Mateo 19:10). Obviamente, si al-
guien está pensando en casarse, debe ver el matri-
monio como una unión permanente.
Después, Jesús habla de la soltería y explica que
algunos nacen eunucos, es decir, no pueden tener
relaciones sexuales. A otros los hacen eunucos, y
pierden la capacidad de tener relaciones. Y algunos
contienen sus deseos sexuales para servir a Dios
más plenamente. Entonces, Jesús dice: “Quien pue-
da cumplir con esto [la soltería], que lo haga” (Ma-
teo 19:12).
En ese momento, la gente lleva a sus hijos adon-
de está Jesús. Sin embargo, los discípulos la rega-
418 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
ñan, probablemente porque no quieren que lo mo-
lesten. Al verlo, Jesús se indigna y les dice: “Dejen
que los niños se acerquen a mí. No traten de impe-
dírselo, porque el Reino de Dios es de los que son
como ellos. Les aseguro que el que no acepte el
Reino de Dios como un niño jamás entrará en él”
(Marcos 10:14, 15; Lucas 18:15).
¡Qué excelente lección! Para recibir las bendicio-
nes del Reino de Dios, debemos ser humildes y estar
dispuestos a aprender, igual que los niños. A conti-
nuación, Jesús toma en sus brazos a los niños y los
bendice, demostrando así el amor que siente por
ellos. De hecho, esto es lo que él siente por todos
los que son como los niños y aceptan el Reino de
Dios (Lucas 18:17).

 ¿C ómo ponen a prueba a Jesús los fariseos al


preguntarle sobre el divorcio?
 Según explica Jesús, ¿cuál es el punto de vista de Dios
sobre el divorcio?
 ¿Por qué deciden no casarse algunos discípulos?
 ¿Qué lección enseña Jesús con su manera de tratar
a los niños?

LECCIONES SOBRE EL DIVORCIO Y EL AMOR A LOS NI ÑOS 419


96 JESÚS RESPONDE
A UN GOBERNANTE RICO
MATEO 19:16-30 MARCOS 10:17-31
LUCAS 18:18-30

˙ UN HOMBRE RICO PREGUNTA CÓMO PUEDE


CONSEGUIR LA VIDA ETERNA

Mientras Jesús sigue viajando por Perea en direc-


ción a Jerusalén, un joven rico se le acerca corrien-
do y cae de rodillas delante de él. Es un “gober-
nante de los judíos”, quizás el presidente de una
sinagoga o uno de los miembros del Sanedrín. En-
tonces le dice: “Buen Maestro, ¿qué tengo que ha-
cer para heredar la vida eterna?” (Lucas 8:41; 18:18;
24:20).
Jesús le contesta: “¿Por qué me llamas bueno? Na-
die es bueno, excepto uno solo, Dios” (Lucas 18:19).
Puede que el joven use la expresión “Buen Maes-
tro” como un título, que es lo que hacen los rabi-
nos. Pero, aunque es cierto que enseña muy bien,
Jesús le deja claro a este hombre que solo Dios
merece el título “Bueno”.
420 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
“De todos modos, si quieres alcanzar la vida, tie-
nes que obedecer siempre los mandamientos”, le
aconseja Jesús. “¿Cuáles?”, le pregunta el joven.
Y Jesús le contesta mencionando cinco de los Diez
Mandamientos: no asesinar, no cometer adulterio,
no robar, no dar falso testimonio y honrar a los pa-
dres. A continuación, le señala otro mandamiento
aún más importante: “Ama a tu prójimo como te
amas a ti mismo” (Mateo 19:17-19).
El joven le dice: “Yo todo esto siempre lo he obe-
decido. ¿Qué me queda por hacer?” (Mateo 19:20).
Quizás piense que debe hacer alguna otra buena ac-
ción, incluso algo heroico, para obtener la vida eter-
na. Jesús se da cuenta de que su petición es sincera
y siente cariño por él (Marcos 10:21). Sin embargo,
hay algo que le impide obtener la vida eterna.
El hombre siente un gran apego por sus posesio-
nes. Por eso Jesús le dice: “Te falta una cosa: ve a
vender lo que tienes y dales el dinero a los pobres;
así tendrás un tesoro en el cielo. Luego ven y sé mi
seguidor”. El joven podría repartir su dinero a los
pobres, que no pueden recompensarle, y hacerse
discípulo de Jesús. Pero no lo hace. Entonces se
JES ÚS RESPONDE A UN GOBERNANTE RICO 421
levanta y se va muy triste, mientras Jesús lo mira,
probablemente con pena. Este hombre ama tanto
las riquezas, sus “muchas posesiones”, que no es ca-
paz de ver dónde está el auténtico tesoro (Marcos
10:21, 22). Finalmente, Jesús dice: “¡Qué difícil va a
ser para los que tienen dinero abrirse camino hasta
el Reino de Dios!” (Lucas 18:24).
Los discípulos se quedan admirados por estas pa-
labras y por lo que Jesús dice a continuación: “De
hecho, es más fácil para un camello pasar por el ojo
de una aguja de coser que para un rico entrar en el
Reino de Dios”. Al oír esto, los discípulos le pre-
guntan: “Entonces, ¿quién se podrá salvar?”. ¿Aca-
so es imposible salvarse? Jesús los mira fijamente
y les contesta: “Las cosas imposibles para los hu-
manos son posibles para Dios” (Lucas 18:25-27).
Pedro señala que ellos han hecho una elección
muy diferente a la del joven rico: “Mira, nosotros
lo hemos dejado todo por seguirte. ¿Qué vamos a
recibir?”. Jesús menciona el resultado final de su
buena decisión: “Cuando llegue el tiempo de hacer-
lo todo nuevo y el Hijo del Hombre se siente en su
trono glorioso, ustedes, los que me han seguido, se
422 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
sentarán en 12 tronos y juzgarán a las 12 tribus de
Israel” (Mateo 19:27, 28).
Es evidente que Jesús está pensando en el futuro,
cuando se haga todo nuevo y la vida en la Tierra
vuelva a ser como en el jardín de Edén. Pedro y los
demás discípulos recibirán la recompensa de reinar
con Jesús sobre la Tierra convertida ya en un paraí-
so. Esta recompensa merece cualquier sacrificio
que puedan hacer.
Sin embargo, no todas las recompensas son para
el futuro. Sus discípulos ya han recibido algunas,
como Jesús les indica a continuación: “No hay na-
die que haya dejado hogar, esposa, hermanos, pa-
dres o hijos por el Reino de Dios que no reciba mu-
cho más ahora, y en el sistema que viene, vida
eterna” (Lucas 18:29, 30).
En efecto, sin importar adónde vayan, los discípu-
los pueden disfrutar con sus hermanos en la fe de
una amistad más estrecha y valiosa que con sus pro-
pios familiares. Lamentablemente, parece que el jo-
ven gobernante rico no solo perderá esta recompen-
sa, sino también la vida en el Reino celestial de
Dios.
JES ÚS RESPONDE A UN GOBERNANTE RICO 423
Entonces Jesús añade: “Pero muchos que son
primeros serán últimos, y muchos que son últimos
serán primeros” (Mateo 19:30). ¿Qué quiere decir
con estas palabras?
El joven gobernante rico está entre los “prime-
ros” porque es uno de los líderes de los judíos.
Como obedece los mandamientos de Dios, podría
hacer muchas cosas buenas como discípulo de Je-
sús, y se podría esperar mucho de él. Pero les da
más importancia a las riquezas y a sus posesiones.
En cambio, la gente común se da cuenta de que las
enseñanzas de Jesús son la verdad y el camino a la
vida. Ellos han sido “últimos”, por así decirlo, pero
ahora serán “primeros”, pues pueden tener la espe-
ranza de sentarse en tronos en el cielo con Jesús y
reinar sobre la Tierra convertida en un paraíso.

 ¿Quién se acerca a Jesús?


 ¿Por qué no quiere Jesús que lo llamen
“Buen Maestro”?
 ¿Qué recompensas les promete Jesús a sus seguidores?
 ¿En qué sentido los “primeros” serán “últimos”,
y los “últimos” serán “primeros”?

424 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


97 LA PARÁBOLA
DE LOS TRABAJADORES
DE LA VIÑA
MATEO 20:1-16

˙ LOS “ÚLTIMOS” TRABAJADORES DE LA VIÑA SER ÁN


LOS “PRIMEROS”

Jesús sigue en Perea y acaba de decir que “muchos


que son primeros serán últimos, y muchos que son
últimos serán primeros” (Mateo 19:30). Para desta-
car esta idea, cuenta una historia sobre los trabaja-
dores de una viña:
“El Reino de los cielos es como el dueño de una
propiedad que salió muy temprano por la mañana
para contratar trabajadores para su viña. Después
de ponerse de acuerdo con los trabajadores en que
les pagaría un denario al día, los envió a su viña.
Cerca de la hora tercera volvió a salir y vio en la
plaza de mercado a otros que estaban allí de pie sin
trabajo. Así que les dijo: ‘Vayan también ustedes a
la viña, que les pagaré lo que sea justo’. Y ellos
LA PAR ÁBOLA DE LOS TRABAJADORES DE LA VI ÑA 425
fueron. Él salió de nuevo cerca de la hora sexta, y
también de la hora novena, y volvió a hacer lo mis-
mo. Finalmente, salió cerca de la hora undécima y
encontró a otros más que estaban allí parados, así
que les preguntó: ‘¿Por qué han estado aquí todo el
día sin trabajo?’. Le contestaron: ‘Porque nadie nos
ha contratado’. Él les dijo: ‘Vayan ustedes también
a la viña’ ” (Mateo 20:1-7).
Al oír “el Reino de los cielos” y “el dueño de
una propiedad”, es probable que los que lo escu-
chan piensen en Jehová. Las Escrituras lo describen
como el dueño de una viña, que representa a la na-
ción de Israel (Salmo 80:8, 9; Isaías 5:3, 4). Los que
están bajo el pacto de la Ley son como los que tra-
bajan en la viña. Pero Jesús no habla de algo que
ya ocurrió, sino de algo que sucede durante su
ministerio en la Tierra.
En teoría, los líderes religiosos —como los fari-
seos que hace poco pusieron a prueba a Jesús pre-
guntándole sobre el divorcio— trabajan para Dios,
o le sirven, todo el tiempo. De modo que son como
los trabajadores que pasan todo el día en la viña y
426 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
esperan recibir un denario, el salario que se paga
por una jornada completa.
Los sacerdotes y otros líderes religiosos creen que
los judíos comunes sirven a Dios menos que ellos,
como si trabajaran en la viña de Dios solo media
jornada. Estos son los trabajadores de la historia a
los que se contrata “cerca de la hora tercera” (las
nueve de la mañana) o más tarde: en “la hora sex-
ta”, en “la hora novena” y por último en “la hora
undécima” (las cinco de la tarde).
A los hombres y las mujeres que siguen a Jesús
se los considera “unos malditos” (Juan 7:49). Han
dedicado la mayor parte de su vida a la pesca o a
otras ocupaciones. Entonces, aproximadamente en
octubre del año 29, “el dueño de la viña” envió a Je-
sús para que llamara a estas personas humildes con
el fin de que trabajaran para Dios como discípulos
de Cristo. Son los “últimos” que menciona Jesús,
los trabajadores a los que se contrata en “la hora
undécima”.
Jesús concluye explicando lo que sucede al final
del día: “Cuando anocheció, el dueño de la viña le
dijo a su encargado: ‘Llama a los trabajadores y
LA PAR ÁBOLA DE LOS TRABAJADORES DE LA VI ÑA 427
págales. Empieza por los últimos y termina por los
primeros’. Cuando se presentaron los trabajadores
de la hora undécima, cada uno de ellos recibió un
denario. Por eso los primeros, cuando se presenta-
ron, esperaban recibir más, pero a ellos también se
les pagó un denario. Al recibirlo, empezaron a que-
jarse del dueño de la propiedad y le dijeron: ‘¡Estos
últimos han trabajado apenas una hora y tú los tra-
tas igual que a nosotros, que hemos soportado el
peso del día y el calor abrasador!’. Pero él le res-
pondió a uno de ellos: ‘Amigo, yo no me he porta-
do mal contigo. Quedamos en que te pagaría un de-
nario, ¿no es cierto? Toma lo tuyo y vete. Quiero
darle al último lo mismo que a ti. ¿Acaso no tengo
derecho a hacer lo que quiera con lo que es mío?
¿O es que tienes envidia porque soy generoso con
ellos?’. Así, los últimos serán primeros y los prime-
ros serán últimos” (Mateo 20:8-16).
Tal vez los discípulos se pregunten qué significa
la parte final de la historia. ¿En qué sentido serán
“últimos” los líderes religiosos judíos, que se consi-
deran los “primeros”? ¿Y por qué serán los “prime-
ros” los discípulos de Jesús?
428 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Los discípulos de Jesús, a los que los fariseos y
otros ven como los “últimos”, serán los “primeros”
que recibirán el salario completo. Tras la muerte de
Jesús, Dios rechazará a la nación de Israel y esco-
gerá a una nueva, “el Israel de Dios” (Gálatas 6:16;
Mateo 23:38). Juan el Bautista se refirió a los que
formarían parte de esta nueva nación cuando dijo
que en el futuro habría un bautismo con espíritu
santo. Los que han sido “últimos” serán los prime-
ros que recibirán este bautismo y el privilegio de ser
testigos de Jesús “hasta la parte más lejana de la
tierra” (Hechos 1:5, 8; Mateo 3:11). Aunque los dis-
cípulos no comprendan del todo el gran cambio del
que habla Jesús, es posible que se den cuenta de que
les espera una fuerte oposición de los líderes reli-
giosos, quienes pasan a ser “últimos”.

 ¿Por qué se puede decir que Jehová es “el dueño de


la viña”? ¿Quiénes son “los trabajadores”?
 ¿A qué gran cambio hace referencia Jesús con esta
historia?
 ¿En qué momento ocurre este cambio?

LA PAR ÁBOLA DE LOS TRABAJADORES DE LA VI ÑA 429


98 LOS AP ÓSTOLES DE NUEVO
QUIEREN PROMINENCIA
MATEO 20:17-28 MARCOS 10:32-45
LUCAS 18:31-34

˙ JESÚS VUELVE A PREDECIR SU MUERTE


˙ CORRIGE A LOS AP ÓSTOLES POR SU DESEO
DE PROMINENCIA

Jesús y sus discípulos siguen viajando por Perea hacia el


sur y ahora cruzan el río Jordán cerca de Jeric ó. Les fal-
ta poco para llegar a Jerusalén. Otras personas viajan
con ellos para la celebración de la Pascua del año 33.
Jesús va delante de los discípulos, decidido a llegar a
la ciudad a tiempo para la Pascua. Pero los discípulos tie-
nen miedo, pues no hace mucho, cuando Lázaro murió y
Jesús se disponía a ir de Perea a Judea, Tomás les había
dicho a los demás: “Vayamos nosotros también y mura-
mos con él” (Juan 11:16, 47-53). Así que ir a Jerusalén es
arriesgado, y es normal que los discípulos estén asustados.
Con el fin de prepararlos para lo que viene, Jesús lle-
va a sus ap óstoles aparte y les dice: “Estamos subiendo
a Jerusalén, y allí el Hijo del Hombre va a ser entregado
a los sacerdotes principales y a los escribas. Lo conde-
430 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
narán a muerte y lo entregarán a hombres de las nacio-
nes, que se burlarán de él, le darán latigazos y lo ejecu-
tarán en un madero; y al tercer día será resucitado”
(Mateo 20:18, 19).
Esta es la tercera vez que Jesús les habla a sus discí-
pulos sobre su muerte y resurrección (Mateo 16:21; 17:
22, 23). Pero, en esta ocasión, les menciona que lo van a
ejecutar en un madero. Aunque los discípulos lo están
escuchando, no comprenden del todo lo que Jesús les
quiere decir. Tal vez sea porque esperan que se restablez-
ca el reino de Israel y desean disfrutar de gloria y honra
en un reino terrestre con Cristo.
La madre de los ap óstoles Santiago y Juan, que proba-
blemente es Salomé, también viaja con ellos. Debido al
carácter impetuoso de estos dos ap óstoles, Jesús les ha
dado un nombre que significa “hijos del trueno” (Mar-
cos 3:17; Lucas 9:54). Hace algún tiempo que ellos de-
sean ocupar un lugar importante en el Reino de Cristo,
y su madre lo sabe. Así que ella se acerca a Jesús y se
inclina ante él para pedirle un favor en nombre de sus
hijos. Entonces Jesús le pregunta: “¿Qué es lo que quie-
res?”. Ella le responde: “Manda que mis dos hijos se sien-
ten contigo en tu Reino, uno a tu derecha y otro a tu iz-
quierda” (Mateo 20:20, 21).
LOS AP ÓSTOLES DE NUEVO QUIEREN PROMINENCIA 431
En realidad, esta petición viene de Santiago y Juan. Así
que Jesús, que acaba de describir la situación tan ver-
gonzosa y humillante que le espera, les dice: “Ustedes
no saben lo que están pidiendo. ¿Acaso pueden beber de
la copa de la que yo estoy a punto de beber?”. Ellos le
responden: “Sí podemos” (Mateo 20:22). Sin embargo, es
probable que no comprendan lo que eso implica para
ellos.
A pesar de todo, Jesús les dice: “Sí, ustedes van a be-
ber de mi copa, pero yo no soy el que dice quiénes van
a sentarse a mi derecha y a mi izquierda. Esos lugares
son para aquellos para quienes mi Padre los ha prepara-
do” (Mateo 20:23).
Al enterarse de lo que han pedido Santiago y Juan, los
otros 10 ap óstoles se molestan mucho. Quizás Santiago
y Juan expresaron sin rodeos sus ambiciones cuando los
ap óstoles discutieron anteriormente sobre quién era el
más importante (Lucas 9:46-48). Sea como sea, esta pe-
tición demuestra que ninguno de los 12 ap óstoles ha apli-
cado el consejo de Jesús de portarse como uno de los
menores. Siguen teniendo el deseo de destacar.
Así que Jesús decide corregir este desacuerdo y la si-
tuación desagradable que está creando. Llama a los
12 ap óstoles y les aconseja con bondad: “Saben que los
432 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
que parecen gobernar a las naciones dominan al pueblo
y que sus hombres importantes tienen autoridad sobre
la gente. Entre ustedes no debe ser así. Más bien, el que
quiera llegar a ser grande entre ustedes tiene que servir
a los demás y el que quiera ser el primero entre ustedes
tiene que ser el esclavo de todos” (Marcos 10:42-44).
A continuación, Jesús les menciona que deben imitar
el ejemplo que él mismo les ha puesto. Les dice: “El Hijo
del Hombre [...] no vino para que le sirvieran, sino para
servir a los demás y para dar su vida como rescate a cam-
bio de muchas personas” (Mateo 20:28). Jesús lleva unos
tres años sirviendo a los demás, y lo hará hasta el pun-
to de morir por la humanidad. De modo que sus discí-
pulos deben tener esa misma actitud. Deben estar dis-
puestos a servir en vez de que les sirvan y portarse como
uno de los más pequeños en vez de desear una posición
prominente.

 ¿C ómo prepara Jesús a sus discípulos para lo


que les espera?
 ¿Qué le piden dos ap óstoles a Jesús, y cómo
reaccionan los demás?
 ¿C ómo corrige Jesús a sus ap óstoles por su deseo
de prominencia?

LOS AP ÓSTOLES DE NUEVO QUIEREN PROMINENCIA 433


99 JESÚS CURA A DOS CIEGOS
YAYUDA A ZAQUEO
MATEO 20:29-34 MARCOS 10:46-52
LUCAS 18:35-19:10

˙ JESÚS CURA A DOS CIEGOS EN JERICÓ


˙ UN COBRADOR DE IMPUESTOS LLAMADO ZAQUEO
SE ARREPIENTE

Jesús y los que viajan con él llegan a Jeric ó, que está


aproximadamente a un día de camino de Jerusalén. Je-
ric ó está formada por dos partes: la ciudad antigua y
la ciudad nueva, que está a casi dos kilómetros (una
milla) de distancia y fue construida en la época roma-
na. Cuando Jesús y la multitud que lo sigue van de
una parte de la ciudad a la otra, dos mendigos ciegos
oyen el alboroto. Uno de ellos se llama Bartimeo.
Cuando Bartimeo y su compañero se enteran de que
Jesús está pasando por ahí, empiezan a gritar: “¡Señor,
Hijo de David, ten compasión de nosotros!” (Mateo
20:30). Algunos los regañan y les ordenan que se ca-
llen, pero ellos gritan aún más fuerte. Al oírlos, Jesús
se detiene y les pide a sus acompañantes que llamen
434 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
a estos hombres que están gritando. Ellos se acercan
a los mendigos y le dicen a uno: “¡Ánimo! Levántate,
que te está llamando” (Marcos 10:49). El ciego, emo-
cionado, se quita rápidamente el manto, se pone de
pie de un salto y va hacia Jesús.
Entonces Jesús les pregunta: “¿Qué quieren que
haga por ustedes?”. Ellos le suplican: “Señor, que se
nos abran los ojos” (Mateo 20:32, 33). Jesús se com-
padece de ellos, les toca los ojos y le dice a uno: “Vete,
tu fe te ha curado” (Marcos 10:52). En ese momento,
los ciegos recuperan la vista y de inmediato comien-
zan a glorificar a Dios. Al ver esto, todo el pueblo
también alaba a Jehová, y los dos hombres empiezan
a seguir a Jesús.
Mientras Jesús cruza la ciudad de Jeric ó, muchísi-
mas personas lo siguen. Todos quieren ver al que ha
curado a los ciegos. Pero, como Jesús está totalmente
rodeado de gente, algunos ni siquiera pueden verlo.
Esto es lo que le ocurre a Zaqueo, el jefe de los co-
bradores de impuestos de Jeric ó y sus alrededores.
Como es de baja estatura, no puede ver lo que está
pasando, así que se adelanta y se sube a un sic ómoro
o higuera moral que está en el camino por donde va
JES ÚS CURA A DOS CIEGOS Y AYUDA A ZAQUEO 435
a pasar Jesús. Desde allí, puede ver todo mejor. Cuan-
do Jesús se acerca y ve a Zaqueo subido al árbol, le
dice: “Zaqueo, baja enseguida, que hoy tengo que
quedarme en tu casa” (Lucas 19:5). Zaqueo baja y
corre a su casa para recibir a su invitado de honor.
Cuando la gente ve lo que está pasando, empieza a
murmurar. No les parece bien que Jesús vaya a la casa
de un hombre que ellos consideran pecador, ya que
Zaqueo se ha hecho rico presionando a los que les co-
bra impuestos para que le den más dinero del debido.
Al ver a Jesús entrar en la casa de Zaqueo, la gen-
te protesta: “Fue a hospedarse en la casa de un peca-
dor”. Sin embargo, Jesús cree que Zaqueo puede arre-
pentirse, y eso es precisamente lo que ocurre. Zaqueo
se levanta y dice: “Mira, Señor, les voy a dar a los po-
bres la mitad de mis bienes, y todo lo que conseguí
extorsionando a los demás lo devolveré multiplicado
por cuatro” (Lucas 19:7, 8).
Sin duda, eso es una prueba clara de que Zaqueo
está arrepentido de corazón. Parece que, por sus re-
gistros, puede calcular cuánto les ha cobrado de más
a algunos judíos y se compromete a devolverles cua-
tro veces esa cantidad. Eso es incluso más de lo que
436 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
la Ley exige (Éxodo 22:1; Levítico 6:2-5). Y no solo eso.
Zaqueo promete darles a los pobres la mitad de sus
posesiones.
Jesús se alegra de que Zaqueo demuestre que está
arrepentido y dice: “Hoy ha llegado la salvación a esta
casa, porque él también es hijo de Abrahán. Porque el
Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que esta-
ba perdido” (Lucas 19:9, 10).
No hace mucho que Jesús explic ó la parábola del
hijo perdido para referirse a la situación de quienes
se han alejado de Jehová (Lucas 15:11-24). Ahora, in-
dica que tenemos un ejemplo de la vida real de alguien
que estaba perdido pero que ha sido encontrado. Aun-
que los líderes religiosos y sus seguidores critican a Je-
sús por prestar atención a personas como Zaqueo, Je-
sús sigue buscando a estos hijos perdidos de Abrahán
para ayudarlos a arrepentirse.

 ¿Dónde encuentra Jesús a dos mendigos ciegos,


y qué hace por ellos?
 ¿Quién es Zaqueo, y cómo demuestra que está
arrepentido?
 ¿Qué aprendemos de la manera en que Jesús trata
a Zaqueo?

JES ÚS CURA A DOS CIEGOS Y AYUDA A ZAQUEO 437


100 LA PARÁBOLA
DE LAS 10 MINAS
LUCAS 19:11-28

˙ EL EJEMPLO DE JESÚS SOBRE LAS 10 MINAS

Aunque Jesús tiene la intención de ir a Jerusalén,


puede que siga con sus discípulos en la casa de Za-
queo. Ellos creen que Jesús pronto empezará a go-
bernar como Rey del “Reino de Dios” (Lucas 19:11).
Como no logran entender este asunto ni que Jesús
tiene que morir, él les pone un ejemplo para ayu-
darlos a comprender que todavía falta mucho tiem-
po para que llegue el Reino.
Les dice: “Un hombre de familia noble viajó a una
tierra lejana para asegurarse la posición de rey y des-
pués regresar” (Lucas 19:12). Un viaje así tomaría
mucho tiempo. Evidentemente, Jesús es el “hombre
de familia noble” que viaja a “una tierra lejana”, es
decir, el cielo. Allí, su Padre lo nombrará Rey.
En el ejemplo, el “hombre de familia noble” lla-
ma a 10 esclavos antes de irse y a cada uno le da
438 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
una mina de plata. Entonces les dice: “Negocien
con ellas hasta que yo venga” (Lucas 19:13). Una
mina de plata es una importante cantidad de dine-
ro, pues equivale a la paga de más de tres meses de
un agricultor.
Es posible que los discípulos se den cuenta de que
son como los 10 esclavos del ejemplo, ya que Jesús
los ha comparado antes a trabajadores de una co-
secha (Mateo 9:35-38). Claro, él no les pide que
recojan la cosecha de algún cereal. Más bien, quie-
re que hagan discípulos que también formen parte
del Reino de Dios. Para ello, los discípulos usan el
tiempo, las energías y los recursos económicos que
tienen.
¿Qué más enseña Jesús con este ejemplo? Les ex-
plica que la gente del país odiaba al hombre de fa-
milia noble “y enviaron un grupo de embajadores a
decir: ‘No queremos que este hombre llegue a ser
rey sobre nosotros’ ” (Lucas 19:14). Los discípulos
saben que los judíos no aceptan a Jesús y que algu-
nos hasta quieren matarlo. Después de que Jesús
muere y regresa al cielo, la mayoría de los judíos
LA PAR ÁBOLA DE LAS 10 MINAS 439
persiguen a sus discípulos, mostrando así lo que
opinan de él. Estos enemigos de Jesús dejan claro
que no lo quieren como Rey (Juan 19:15, 16; Hechos
4:13-18; 5:40).
¿C ómo usan los 10 esclavos las minas hasta que
el “hombre de familia noble” es nombrado rey y re-
gresa? Jesús continúa diciendo: “Cuando por fin
volvió después de asegurarse la posición de rey, reu-
nió a los esclavos a los que les había dado el dine-
ro para averiguar cuánto habían ganado haciendo
negocios. Se acerc ó el primero y le dijo: ‘Señor, tu
mina produjo 10 minas’. El rey le contestó: ‘¡Bien
hecho, buen esclavo! Como has sido fiel en un asun-
to tan pequeño, tendrás autoridad sobre 10 ciuda-
des’. Luego vino el segundo y le dijo: ‘Tu mina, Se-
ñor, produjo 5 minas’. A este le contestó igual: ‘Tú
tendrás a tu cargo 5 ciudades’ ” (Lucas 19:15-19).
Si los discípulos se dan cuenta de que son como
los esclavos que usan sus posesiones al máximo
para hacer más discípulos, pueden estar seguros de
que Jesús estará contento y premiará su duro traba-
jo. Es cierto que no todos tienen las mismas cir-
440 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
cunstancias, oportunidades o habilidades. Sin em-
bargo, Jesús, que llegará a ocupar “la posición de
rey”, tendrá en cuenta sus esfuerzos y lealtad en la
obra de hacer discípulos y los bendecirá (Mateo 28:
19, 20).
Fijémonos ahora en el contraste que hace Jesús
al concluir su relato: “Pero vino otro y le dijo: ‘Se-
ñor, aquí está tu mina, que tuve escondida en un
pañuelo. Es que yo te tenía miedo porque eres un
hombre severo; retiras lo que no depositaste y co-
sechas lo que no sembraste’. El rey le contestó:
‘Por tus propias palabras te juzgo, esclavo malvado.
¿Conque sabías que yo soy un hombre severo, que
retiro lo que no deposité y cosecho lo que no sem-
bré? Entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en el
banco? Así, al venir yo, lo habría recuperado con
intereses’. Y les dijo a los que estaban allí: ‘Quíten-
le la mina y dénsela al que tiene las 10 minas’ ” (Lu-
cas 19:20-24).
Este esclavo pierde su mina porque no se esfuer-
za por aumentar la riqueza de su amo. Los ap ósto-
les esperan que Jesús sea Rey del Reino de Dios.
LA PAR ÁBOLA DE LAS 10 MINAS 441
Por eso, al oír sus palabras sobre este último escla-
vo, probablemente entienden que, si no trabajan
duro, no formarán parte del Reino.
Sin duda, lo que dice Jesús debe animar a los dis-
cípulos fieles a esforzarse más. A continuación, aña-
de: “Les digo que a todo el que tiene se le dará
más; pero al que no tiene se le quitará hasta lo
que tiene”. Después explica que sus enemigos, que
no quieren que él llegue a ser “rey sobre ellos”, se-
rán destruidos. Entonces, Jesús sigue su viaje hacia
Jerusalén (Lucas 19:26-28).

 ¿Por qué pone Jesús el ejemplo de las minas?


 ¿Quién es el “hombre de familia noble”? ¿Qué es la
“tierra lejana” a la que viaja?
 ¿Quiénes son los esclavos? ¿A quiénes representa la
gente del país que odia al hombre de familia noble?
 ¿Qué diferencia hay entre los esclavos que son
premiados y el esclavo que pierde su mina?

442 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


SECCIÓN

6
LA ETAPA FINAL
DEL MINISTERIO
DE JESÚS
“TU REY
VIENE HACIA TI”
(MATEO 21:5).
101 JESÚS CENA EN BETANIA,
EN CASA DE SIMÓN
MATEO 26:6-13 MARCOS 14:3-9
JUAN 11:55-12:11

˙ JESÚS REGRESA A BETANIA, CERCA DE JERUSALÉN


˙ MARÍA PONE ACEITE PERFUMADO SOBRE JESÚS

Jesús sale de Jeric ó y se dirige a Betania. Para llegar


allí, hay que subir unos 20 kilómetros (12 millas) por
un terreno montañoso. Jeric ó está a unos 250 metros
(820 pies) bajo el nivel del mar, y Betania, a unos
600 metros (2.000 pies) sobre el nivel del mar. Láza-
ro y sus dos hermanas viven en la aldea de Betania,
que está en la ladera oriental del monte de los Oli-
vos, a unos 3 kilómetros (2 millas) de Jerusalén.
Muchos judíos ya están en Jerusalén para celebrar
la Pascua. Han venido con suficiente tiempo “para
limpiarse ceremonialmente” en caso de que estén
impuros por haber tocado un cadáver o por otra ra-
zón (Juan 11:55; Números 9:6-10). Algunos de los
que van llegando se reúnen en el templo y se pregun-
tan si Jesús vendrá para la Pascua (Juan 11:56).
444 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Jesús es el centro de todas las conversaciones, y al-
gunos líderes religiosos quieren apresarlo y matarlo.
De hecho, han ordenado que cualquiera que se ente-
re de dónde está debe informarles para que puedan
atraparlo (Juan 11:57). Ellos ya intentaron matarlo
después de que resucitó a Lázaro (Juan 11:49-53).
Por eso, quizás algunos dudan de que Jesús se deje
ver en público.
El viernes, “seis días antes de la Pascua”, Jesús lle-
ga a Betania (Juan 12:1). Así que termina su viaje
antes del sábado 8 de nisán, que empieza al anoche-
cer del viernes. No podría haber viajado en sábado,
es decir, desde la puesta del Sol del viernes hasta la
puesta del Sol del sábado, porque la ley judía lo
prohíbe. Probablemente, Jesús va ahora a la casa de
Lázaro, como ya ha hecho antes.
Otro hombre de Betania, llamado Simón, invita a
Jesús y sus compañeros, incluido Lázaro, a cenar en
su casa el sábado. Simón es conocido como “el lepro-
so” porque quizás tuvo esa enfermedad, y Jesús lo
curó. Marta, tan trabajadora como siempre, sirve a
los invitados. En cambio, María da una atención es-
pecial a Jesús, lo que provoca una discusión.
JES ÚS CENA EN BETANIA, EN CASA DE SIM ÓN 445
María abre una cajita o frasco de alabastro que
contiene “una libra de un aceite perfumado muy
caro, de nardo puro” (Juan 12:3). El valor de este
aceite (300 denarios) equivale aproximadamente a la
paga de un año entero. María derrama el aceite en
la cabeza y en los pies de Jesús, y luego se los seca
con su cabello. El aroma inunda toda la casa.
Al ver esto, los discípulos se enojan y preguntan:
“¿Por qué este desperdicio de aceite perfumado?”
(Marcos 14:4). Judas Iscariote se queja: “¿Por qué
no se vendió este aceite perfumado por 300 denarios
y se dio ese dinero a los pobres?” (Juan 12:5). Pero
no dice eso porque le importen los pobres, sino por-
que está robando de la caja del dinero que tiene a su
cargo.
Sin embargo, Jesús sale en defensa de María y les
dice: “¿Por qué quieren causarle problemas a esta
mujer? Ella ha hecho algo muy bueno por mí. Por-
que a los pobres siempre los tienen con ustedes, pero
a mí no me van a tener siempre. Cuando ella me
puso este aceite perfumado en el cuerpo, me estaba
preparando para mi entierro. Les aseguro que, en
todo el mundo, en cualquier lugar donde se predi-
446 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
quen estas buenas noticias, también se contará lo
que hizo esta mujer, y así será recordada” (Mateo 26:
10-13).
Jesús lleva más de un día en Betania, y se ha corri-
do la voz de que está allí. Muchos judíos van a la
casa de Simón para verlo, pero también quieren ver
a Lázaro, “a quien él [Jesús] había levantado de en-
tre los muertos” (Juan 12:9). Entonces, los sacerdo-
tes principales hacen planes para matar a Jesús y a
Lázaro, pues creen que muchas personas ponen su
fe en Jesús debido a la resurrección de Lázaro.
Es increíble lo crueles que son.

 ¿De qué hablan los judíos en el templo?


 ¿Por qué sabemos que Jesús llega a Betania el viernes
y no el sábado?
 ¿Qué acción de María provoca una discusión, y cómo
la defiende Jesús?
 ¿Qué hecho demuestra la crueldad de los sacerdotes
principales?

JES ÚS CENA EN BETANIA, EN CASA DE SIM ÓN 447


102 EL REY ENTRA
EN JERUSALÉN MONTADO
EN UN BURRITO
MATEO 21:1-11, 14-17 MARCOS 11:1-11
LUCAS 19:29-44 JUAN 12:12-19

˙ LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS EN JERUSALÉN


˙ JESÚS PREDICE LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN

Al día siguiente, el domingo 9 de nisán, Jesús y sus


discípulos salen de Betania y se dirigen a Jerusalén.
Cuando llegan a Betfagué, en el monte de los Oli-
vos, Jesús les encarga algo a dos de sus discípulos.
Les dice: “Vayan a la aldea que ven allí. Apenas
lleguen, encontrarán una burra atada y un burrito
con ella. Desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les
dice algo, contesten: ‘El Señor los necesita’. Ense-
guida dejará que se los lleven” (Mateo 21:2, 3).
En ese momento, los discípulos no se dan cuenta
de que estas instrucciones de Jesús están relaciona-
das con una profecía bíblica. Sin embargo, tiempo
después comprenden que así se cumplen las pala-
448 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
bras de Zacarías. Él predijo que el Rey prometido
por Dios llegaría a Jerusalén de manera “humilde”
y “montado en un burro, en un burrito, la cría de
una burra” (Zacarías 9:9).
Cuando los discípulos entran en Betfagué y desa-
tan a la burra y al burrito, algunos de los que es-
tán por allí les preguntan: “¿Qué están haciendo de-
satando al burrito?” (Marcos 11:5). Pero, cuando se
enteran de que los animales son para el Señor, les
dan permiso para que se los lleven. Los discípulos
ponen sus mantos encima de los dos animales, y Je-
sús se monta en el burrito.
A medida que Jesús se acerca a Jerusalén, cada
vez se encuentra con más gente. Muchos ponen so-
bre el camino sus mantos, y otros, ramas de los ár-
boles o “de los campos”. La multitud grita: “¡Salva,
rogamos! ¡Bendito el que viene en el nombre de
Jehová! ¡Bendito el Reino que viene, el Reino de
nuestro padre David!” (Marcos 11:8-10). Al oír es-
tas palabras, los fariseos que están entre ellos se
enojan y le dicen a Jesús: “Maestro, reprende a tus
discípulos”. Él les responde: “Les digo que, si ellos
EL REY ENTRA EN JERUSAL ÉN MONTADO EN UN BURRITO 449
se quedaran callados, las piedras gritarían” (Lucas
19:39, 40).
Al ver Jerusalén, Jesús empieza a llorar y dice: “Si
tú, tú misma, hubieras percibido en este día las co-
sas que tienen que ver con la paz... Pero ya han sido
escondidas de tus ojos”. Jerusalén tendrá que sufrir
las consecuencias de haber desobedecido a prop ósi-
to. Jesús predice: “Tus enemigos levantarán a tu al-
rededor un cerco de estacas puntiagudas; te rodea-
rán y te asediarán por todos lados. A ti y a tus
habitantes los derribarán al suelo, y no dejarán en
ti piedra sobre piedra” (Lucas 19:42-44). Esta profe-
cía de Jesús se cumple cuando Jerusalén es destrui-
da en el año 70.
Cuando Jesús entra en Jerusalén, la ciudad ente-
ra se alborota, y la gente pregunta: “¿Quién es
este?”. Las multitudes responden: “¡Es el profeta Je-
sús, de Nazaret de Galilea!” (Mateo 21:10, 11). Las
personas que vieron a Jesús resucitar a Lázaro les
cuentan a otros el milagro que realizó. Pero los fa-
riseos se lamentan porque no están consiguiendo
nada en absoluto. De hecho, se dicen unos a otros:
450 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
“¡Miren c ómo todo el mundo se ha ido detrás de
él!” (Juan 12:18, 19).
Tal como hace siempre que está en Jerusalén, Je-
sús va al templo a enseñar. Allí cura a los ciegos y
a los cojos. Los sacerdotes principales y los escribas
se ponen furiosos cuando ven lo que hace y cuan-
do oyen a los niños gritando en el templo: “¡Salva,
rogamos, al Hijo de David!”. Así que le preguntan
a Jesús: “¿Oyes lo que están diciendo?”. Y él les con-
testa: “¿Es que ustedes nunca leyeron esto: ‘Hiciste
que de la boca de los pequeños y de los niños de pe-
cho saliera alabanza’?” (Mateo 21:15, 16).
Jesús le echa un vistazo a lo que sucede en el tem-
plo. Pero, como ya es tarde, se va con los ap óstoles.
Antes de que empiece el 10 de nisán, regresa a Be-
tania, donde pasa la noche del domingo.

 ¿Cuándo y de qué manera entra Jesús en Jerusalén


como Rey?
 ¿C ómo se siente Jesús al ver Jerusalén? ¿Qué
profetiza sobre ella?
 ¿Qué sucede cuando Jesús va al templo?

EL REY ENTRA EN JERUSAL ÉN MONTADO EN UN BURRITO 451


103 VUELVE
A ECHAR DEL TEMPLO
A LOS COMERCIANTES
MATEO 21:12, 13, 18, 19 MARCOS 11:12-18
LUCAS 19:45-48 JUAN 12:20-27

˙ JESÚS MALDICE UNA HIGUERA Y ECHA


DEL TEMPLO A LOS COMERCIANTES
˙ JESÚS TIENE QUE MORIR PARA DAR VIDA
A MUCHOS

Jesús y sus discípulos ya han pasado tres noches en


Betania desde que llegaron de Jeric ó. Temprano por
la mañana del lunes 10 de nisán, salen hacia Jeru-
salén. Como Jesús tiene hambre, cuando ve una hi-
guera, se acerca a ella. ¿Tendrá higos?
Es marzo, y el mes está a punto de acabar, pero
la temporada de los higos no llega hasta junio.
No obstante, a esta higuera le han brotado las ho-
jas muy pronto. Jesús piensa que tal vez también
tiene fruto, pero no es así. La higuera tiene hojas,
pero, al contrario de lo que parece, no tiene ni un
solo higo. Entonces, Jesús dice: “Que nadie vuelva
452 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
a comer de tu fruto jamás” (Marcos 11:14). Al ins-
tante, el árbol empieza a secarse. Jesús explicará a
la mañana siguiente lo que eso significa.
Poco después, Jesús y sus discípulos llegan a Je-
rusalén, y él se dirige al templo, que ya había ins-
peccionado la tarde anterior. Pero hoy hace algo pa-
recido a lo que hizo tres años atrás durante la
Pascua del año 30 (Juan 2:14-16). En esta ocasión,
Jesús echa a los que venden y compran allí. Ade-
más, vuelca las mesas de los que cambian dinero y
los bancos de los que venden palomas (Marcos
11:15). Ni siquiera permite que usen el patio del
templo como atajo para llevar cosas de un lado a
otro de la ciudad.
¿Por qué hace algo tan drástico con los que
cambian dinero y venden animales en el templo?
Él dice: “¿Acaso no está escrito: ‘Mi casa será lla-
mada casa de oración para todas las naciones’? Pero
ustedes la han convertido en una cueva de ladrones”
(Marcos 11:17). Los llama ladrones porque les co-
bran demasiado dinero a los que tienen que com-
prar animales para los sacrificios. Para Jesús, eso es
un robo.
VUELVE A ECHAR DEL TEMPLO A LOS COMERCIANTES 453
Los sacerdotes principales, los escribas y las per-
sonas más importantes del pueblo se enteran de lo
que ha hecho y se esfuerzan todavía más por aca-
bar con él. Pero tienen un problema: no saben c ómo
hacerlo porque las multitudes siguen yendo adonde
él para escucharlo.
A la Pascua no solo han venido judíos de naci-
miento, sino también prosélitos, personas que se
han convertido a la religión judía. Entre ellos hay
unos griegos que han venido a adorar a Dios en la
fiesta. Estos hombres se acercan a Felipe, quizás
porque tiene un nombre griego, y le piden ver a Je-
sús. Felipe tal vez no está seguro de que sea una
buena idea, así que lo consulta con Andrés. Los dos
van a informárselo a Jesús, que al parecer todavía
está en el templo.
Jesús sabe que morirá dentro de unos días, así
que no es momento de satisfacer la curiosidad de la
gente ni de ganar popularidad. Por eso les respon-
de a los dos ap óstoles con un ejemplo: “Ha llegado
la hora para que el Hijo del Hombre sea glorifica-
do. De verdad les aseguro que, si el grano de trigo
454 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
no cae al suelo y muere, sigue siendo solo un grano.
Pero, si muere, entonces da mucho fruto” (Juan 12:
23, 24).
Un grano de trigo tal vez parezca poca cosa. Sin
embargo, si se pone en la tierra y “muere” como se-
milla, puede germinar y con el tiempo crecer hasta
convertirse en un tallo con muchas espigas. De ma-
nera parecida, Jesús es un solo hombre perfecto y,
al mantenerse leal a Dios hasta la muerte, se con-
vertirá en el medio para dar vida eterna a muchos
que tienen un espíritu de sacrificio como el de él.
De ahí que Jesús afirme: “El que ama su vida la per-
derá, pero el que odia su vida en este mundo la con-
servará para la vida eterna” (Juan 12:25).
Jesús no está pensando solo en él, pues asegura:
“Si alguien quiere servirme, que me siga, y donde
yo esté, allí también estará mi siervo. Si alguien me
sirve, el Padre lo honrará” (Juan 12:26). ¡Qué mag-
nífica recompensa! Los que reciban honra del Pa-
dre llegarán a ser compañeros de Cristo en el Reino.
Pensando en el enorme sufrimiento y la terrible
muerte que le esperan, Jesús reconoce: “Me siento
VUELVE A ECHAR DEL TEMPLO A LOS COMERCIANTES 455
angustiado. Y ¿qué podría decir? Padre, líbrame de
esta difícil hora”. Pero él quiere hacer la voluntad
de Dios, por eso dice a continuación: “Precisamen-
te para esto he llegado a esta hora” (Juan 12:27).
Jesús está de acuerdo con todo lo que forma parte
del prop ósito de Dios, lo que incluye dar su vida en
sacrificio.

 ¿Por qué piensa Jesús que la higuera tal vez tiene


higos aunque todavía no ha llegado la temporada?
 ¿Por qué tiene razón Jesús al llamar ladrones a los
que venden en el templo?
 ¿En qué sentido se compara Jesús a un grano de
trigo, y cómo se siente él al pensar en el sufrimiento
y la muerte que le esperan?

456 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


104 LOS JUDÍOS ESCUCHAN
LA VOZ DE DIOS,
¿TENDRÁN FE AHORA?
JUAN 12:28-50

˙ MUCHOS ESCUCHAN LA VOZ DE DIOS


˙ LA BASE SOBRE LA QUE SER ÁN JUZGADAS
LAS PERSONAS

Todavía es lunes 10 de nisán, y Jesús está en el


templo hablando sobre la muerte que le espera.
Le preocupa c ómo afectará a la reputación de Dios,
por eso dice: “Padre, glorifica tu nombre”. A conti-
nuación, una voz fuerte contesta desde el cielo: “Lo
he glorificado y lo volveré a glorificar” (Juan 12:
27, 28).
La gente que está cerca de él se queda desconcer-
tada. Algunos piensan que han oído un trueno, y
otros dicen: “Le ha hablado un ángel” (Juan 12:29).
Sin embargo, es Jehová quien acaba de hablar. Pero
esta no es la primera vez que se ha oído la voz de
Dios desde que Jesús comenzó su ministerio.
LOS JUD ÍOS ESCUCHAN LA VOZ DE DIOS, ¿TENDR ÁN FE AHORA? 457
Tres años y medio antes, en el bautismo de Jesús,
Juan el Bautista escuchó a Dios decir: “Este es mi
Hijo amado; él tiene mi aprobación”. Más tarde,
después de la Pascua del año 32, cuando Jesús cam-
bió de aspecto delante de Santiago, Juan y Pedro,
ellos también oyeron a Dios declarar: “Este es mi
Hijo amado; él tiene mi aprobación. Escúchenlo”
(Mateo 3:17; 17:5). Pero, esta tercera vez, muchos
han podido oír la voz de Jehová.
Entonces, Jesús explica: “Esta voz no se oyó por
mí, sino por ustedes” (Juan 12:30). Es una prueba
de que él es, sin duda, el Hijo de Dios, el Mesías
que se había predicho.
Jesús ha sido fiel a Dios toda su vida. Así ha pues-
to un ejemplo sobre c ómo debemos vivir los seres
humanos y ha confirmado que Satanás, el gober-
nante del mundo, merece ser destruido. Jesús con-
tinúa: “Ahora se está juzgando al mundo; ahora el
gobernante de este mundo será echado afuera”.
La muerte de Jesús no será una derrota, sino una
victoria. ¿Por qué? Jesús mismo da la respuesta:
“Yo, cuando sea alzado de la tierra, atraeré a mí a
458 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
todo tipo de personas” (Juan 12:31, 32). Así es, me-
diante su muerte en un madero, Jesús atraerá a
otras personas y abrirá el camino que conduce a la
vida eterna.
Cuando la gente le oye decir que va a ser “alza-
do”, le pregunta: “Sabemos por la Ley que el Cris-
to existirá para siempre. ¿C ómo es que tú dices que
el Hijo del Hombre tiene que ser alzado? ¿Quién es
este Hijo del Hombre?” (Juan 12:34). A pesar de to-
das las pruebas, incluso de haber oído la propia voz
de Dios, la mayoría de ellos no aceptan que Jesús
sea el verdadero Hijo del Hombre, el Mesías prome-
tido.
Como ya hizo anteriormente, Jesús se refiere a sí
mismo como “la luz” (Juan 8:12; 9:5). Le dice a la
multitud: “La luz estará entre ustedes un poco más.
Caminen mientras tengan la luz para que la oscuri-
dad no los venza [...]. Mientras tengan la luz, de-
muestren fe en la luz para que lleguen a ser hijos
de la luz” (Juan 12:35, 36). Después de eso, se va,
porque el 10 de nisán no es el día en que debe mo-
rir. Es en la Pascua, el 14 de nisán, cuando será
LOS JUD ÍOS ESCUCHAN LA VOZ DE DIOS, ¿TENDR ÁN FE AHORA? 459
“alzado”, es decir, colgado en un madero (Gálatas
3:13).
Al repasar el ministerio de Jesús, queda claro que
se estaba cumpliendo la profecía de que los judíos
no pondrían su fe en él. Isaías predijo que tendrían
los ojos cegados y el corazón endurecido de modo
que no regresarían para ser sanados (Isaías 6:10;
Juan 12:40). La mayoría de ellos rechazan con ter-
quedad las pruebas de que Jesús es el Libertador
predicho, el camino a la vida.
Nicodemo, José de Arimatea y muchos otros go-
bernantes ponen su fe en Jesús. Pero ¿demostrarán
que la tienen? ¿O la ocultarán, por temor a que los
expulsen de la sinagoga o por recibir “la aprobación
de la gente”? (Juan 12:42, 43).
Jesús aclara lo que implica tener fe en él: “El que
pone su fe en mí no solo pone su fe en mí, sino
también en el que me envió; y el que me ve a mí
también ve al que me envió”. Las verdades que Dios
le ha dicho que enseñe y que él sigue proclamando
son tan importantes que él declara: “El que me re-
chaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juz-
460 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
gue: las palabras que he dicho lo juzgarán en el úl-
timo día” (Juan 12:44, 45, 48).
Para concluir, Jesús dice: “No he hablado por mi
cuenta, sino que es el Padre, que me envió, quien
me ha mandado lo que tengo que decir y lo que ten-
go que hablar. Y sé que su mandamiento significa
vida eterna” (Juan 12:49, 50). Él sabe que dentro de
poco derramará su propia sangre en sacrificio a fa-
vor de los humanos que pongan su fe en él (Roma-
nos 5:8, 9).

 Desde que Jesús comenzó su ministerio, ¿en qué tres


ocasiones se ha oído la voz de Dios?
 ¿Qué gobernantes ponen su fe en Jesús, pero por qué
tal vez no lo reconocen abiertamente?
 ¿Sobre qué base serán juzgadas las personas “en el
último día”?

LOS JUD ÍOS ESCUCHAN LA VOZ DE DIOS, ¿TENDR ÁN FE AHORA? 461


105 USA UNA HIGUERA PARA
ENSEÑAR SOBRE LA FE
MATEO 21:19-27 MARCOS 11:19-33
LUCAS 20:1-8

˙ ENSEÑA SOBRE LA FE CON UNA HIGUERA


QUE SE SECA
˙ CUESTIONAN LA AUTORIDAD DE JESÚS

Jesús sale de Jerusalén el lunes por la tarde y regre-


sa a Betania, en la ladera oriental del monte de los
Olivos. Posiblemente pasa la noche en casa de sus
amigos Lázaro, María y Marta.
Al día siguiente, 11 de nisán, Jesús y sus discípu-
los se ponen de nuevo en camino a Jerusalén por la
mañana. Esta será la última vez que Jesús vaya al
templo. Es el último día de su ministerio público
antes de celebrar la Pascua, instituir la Conmemo-
ración de su muerte y enfrentarse a un juicio y a su
ejecución.
En el camino que va de Betania a Jerusalén atra-
vesando el monte de los Olivos, Pedro ve la higue-
ra que Jesús maldijo el día anterior por la mañana
462 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
y exclama: “¡Rabí, mira! La higuera que maldijiste
se sec ó” (Marcos 11:21).
Pero ¿por qué hizo Jesús que se secara la higuera?
Él da la razón: “Les aseguro que, si tienen fe y no du-
dan, no solo harán lo que yo le hice a la higuera,
sino que también le dirán a esta montaña ‘Levánta-
te y lánzate al mar’ y así pasará. Y todo lo que pidan
al orar, si tienen fe, lo recibirán” (Mateo 21:21, 22).
Así, repite algo que ya enseñó en el pasado: que la
fe es capaz de mover montañas (Mateo 17:20).
De manera que, al hacer que el árbol se seque, Je-
sús les está dando una lección sobre tener fe en
Dios. “Todas las cosas que pidan en sus oraciones,
pídanlas con fe y denlas por recibidas, y las ten-
drán”, les asegura (Marcos 11:24). ¡Qué importante
es esta lección para todos sus seguidores! Y es útil
sobre todo para los ap óstoles, ya que pronto se en-
frentarán a pruebas muy difíciles. Pero aún hay otra
relación entre la higuera que se sec ó y la cualidad
de la fe.
Al igual que ese árbol, la situación de Israel no es
lo que aparenta. Están en un pacto con Dios y
USA UNA HIGUERA PARA ENSE ÑAR SOBRE LA FE 463
pueden dar la apariencia de obedecer su Ley, pero,
en conjunto, han demostrado que les falta fe y que
son incapaces de producir buen fruto. ¡Hasta están
rechazando al propio Hijo de Dios! Por eso, al ha-
cer que se seque la higuera sin higos, Jesús está
mostrando cuál será el final de esta nación sin fe e
infructífera.
Poco tiempo después, Jesús y sus discípulos lle-
gan a Jerusalén. Como Jesús tiene por costumbre,
va al templo y se pone a enseñar. El día anterior,
echó a los comerciantes, así que tal vez por eso los
sacerdotes principales y los ancianos del pueblo le
preguntan ahora: “¿Con qué autoridad haces tú es-
tas cosas? ¿Quién te autorizó a hacer estas cosas?”
(Marcos 11:28).
Jesús les responde: “Les voy a hacer una pregun-
ta. Si ustedes me la responden, yo les diré con qué
autoridad hago estas cosas. El bautismo que Juan
realizaba, ¿venía del cielo, o venía de los hombres?
Contéstenme”. Ahora son ellos los que tienen que
dar una respuesta. Los sacerdotes y los ancianos se
ponen a consultar unos con otros sobre qué decir:
464 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
“Si le contestamos que venía del cielo, él dirá: ‘En-
tonces, ¿por qué no le creyeron?’. Pero ¿quién se
atreve a decir que venía de los hombres?”. Y es que
le tienen miedo a la multitud, porque todos piensan
que “Juan realmente había sido un profeta” (Mar-
cos 11:29-32).
A los adversarios de Jesús no se les ocurre una
buena respuesta, así que le dicen: “No lo sabemos”.
Entonces, él les contesta: “Pues yo tampoco les
digo con qué autoridad hago estas cosas” (Marcos
11:33).

 ¿Por qué es el 11 de nisán un día importante?


 ¿Qué lecciones enseña Jesús usando la higuera que
hizo que se secara?
 ¿Qué les responde Jesús a los que le preguntan con
qué autoridad hace las cosas?

USA UNA HIGUERA PARA ENSE ÑAR SOBRE LA FE 465


106 DOS HISTORIAS
SOBRE VIÑAS
MATEO 21:28-46 MARCOS 12:1-12
LUCAS 20:9-19

˙ LA HISTORIA DE UN HOMBRE QUE TENÍA


DOS HIJOS
˙ LA HISTORIA DE LOS AGRICULTORES DE UNA VIÑA

En el templo, Jesús acaba de dejar sin palabras a


los sacerdotes principales y a los ancianos del pue-
blo, quienes habían cuestionado la autoridad con la
que hace las cosas. Ahora, les cuenta una historia
que deja al descubierto la clase de gente que son.
Jesús empieza diciendo: “Un hombre que tenía
dos hijos se acerc ó al primero y le dijo: ‘Hijo, vete
a trabajar hoy en la viña’. El hijo le respondió:
‘No quiero ir’. Pero después se arrepintió y fue.
Luego el hombre se acerc ó al otro hijo y le pidió lo
mismo. Y este le respondió: ‘Sí, señor, yo voy’. Pero
después no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de
su padre?” (Mateo 21:28-31). La respuesta es obvia:
el que finalmente la hizo fue el primer hijo.
466 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Entonces Jesús les dice a sus adversarios: “Les
aseguro que los cobradores de impuestos y las pros-
titutas van delante de ustedes al Reino de Dios”.
Hay cobradores de impuestos y prostitutas que al
principio no servían a Dios. Sin embargo, como el
primer hijo, luego se arrepintieron, y ahora sí le sir-
ven. Por el contrario, los líderes religiosos son
como el segundo hijo: afirman servir a Dios, pero
no lo hacen en realidad. Jesús menciona: “Juan [el
Bautista] vino y les mostró el buen camino, pero us-
tedes no le creyeron. En cambio, los cobradores de
impuestos y las prostitutas sí le creyeron. Y ustedes
vieron esto, pero ni siquiera así se arrepintieron y
creyeron en él” (Mateo 21:31, 32).
Después de esa historia, Jesús les cuenta otra.
Esta vez, muestra que el problema de los líderes re-
ligiosos va más allá de haber descuidado su servi-
cio a Dios. La realidad es que son malvados. Les
dice: “Un hombre plantó una viña y la rode ó con
una cerca. Además, excavó un lagar y construyó
una torre. Luego les alquiló la viña a unos agricul-
tores y viajó al extranjero. A su debido tiempo,
DOS HISTORIAS SOBRE VI ÑAS 467
envió un esclavo a los agricultores para recibir de
ellos su parte de los frutos de la viña. Pero ellos lo
agarraron, le dieron una paliza y lo mandaron de
vuelta con las manos vacías. Y el dueño les envió
otro esclavo, y a este lo golpearon en la cabeza y lo
humillaron. Luego envió otro, y lo mataron. Y en-
vió muchos más; a algunos les dieron una paliza y
a otros los mataron” (Marcos 12:1-5).
¿Entenderán la historia los que están escuchando
a Jesús? Bueno, tal vez se les vengan a la mente las
palabras de censura de Isaías: “La viña de Jehová
de los ejércitos es la casa de Israel; los hombres de
Judá son la plantación que él amaba. Él esperaba
justicia, pero resultó que hubo injusticia” (Isaías
5:7). La historia de Jesús es parecida. El dueño de
la viña es Jehová, y la viña es la nación de Israel,
que está protegida por “una cerca”, la Ley de Dios.
Jehová mandó a sus profetas para enseñar al pueblo
y ayudarlo a producir buen fruto.
Sin embargo, los agricultores maltrataron y asesi-
naron a los esclavos que les habían enviado. Jesús
explica: “[Al dueño de la viña] todavía le quedaba
468 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
alguien más: un hijo amado. Así que en último lu-
gar lo envió a él, porque decía: ‘Respetarán a mi
hijo’. Pero los agricultores se dijeron unos a otros:
‘Este es el heredero. Vamos, matémoslo; así la he-
rencia será nuestra’ ”. De modo que lo agarraron y
lo mataron (Marcos 12:6-8).
Entonces, Jesús les pregunta: “¿Qué hará el due-
ño de la viña?” (Marcos 12:9). Y los líderes religio-
sos responden: “Por ser tan malos, acabará por
completo con ellos y les alquilará la viña a otros
agricultores, quienes le darán los frutos a su debi-
do tiempo” (Mateo 21:41).
Sin darse cuenta, acaban de sentenciarse a sí mis-
mos, ya que ellos se cuentan entre “los agricultores”
de “la viña” de Jehová, la nación de Israel. Jehová
tiene el derecho de esperar que estos agricultores
produzcan fruto, lo que incluye que pongan su fe
en su Hijo, el Mesías. Jesús mira directamente a los
líderes religiosos y les pregunta: “¿Es que nunca le-
yeron este pasaje de las Escrituras: ‘La piedra que
los constructores rechazaron, esa ha llegado a ser la
principal piedra angular’? ¿Y no leyeron: ‘Esta ha
DOS HISTORIAS SOBRE VI ÑAS 469
venido de Jehová y para nosotros es maravillosa’?”
(Marcos 12:10, 11). A continuación, deja claro lo
que quiere decir: “Por eso les digo que el Reino de
Dios se les quitará a ustedes y se le dará a una na-
ción que produzca los frutos esperados” (Mateo 21:
43).
Los escribas y los sacerdotes principales se dan
cuenta de que Jesús les ha contado esta historia
“pensando en ellos” (Lucas 20:19). Sus ganas de ma-
tar a Jesús, “el heredero” legítimo, son más inten-
sas que nunca. Pero temen a la gente, que conside-
ra a Jesús un profeta, así que no intentan matarlo
en ese momento.

 ¿A quiénes representan los dos hijos de la historia


que cuenta Jesús?
 En la segunda historia de Jesús, ¿a quiénes
representan “el dueño de la viña”, “la viña”,
“los agricultores”, los “esclavos” y “el heredero”?
 ¿Qué futuro les espera a “los agricultores”?

470 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


107 UN REY HACE
UN BANQUETE DE BODA
Y LLAMA
A SUS INVITADOS
MATEO 22:1-14

˙ LA PAR ÁBOLA DEL BANQUETE DE BODA

En la parte final de su ministerio, Jesús sigue usan-


do ejemplos que desenmascaran a los escribas y a
los sacerdotes principales. Por esa razón, quieren
eliminarlo (Lucas 20:19). Pero él no ha terminado
aún. Ahora les pone una comparación:
“El Reino de los cielos puede compararse a un rey
que hizo un banquete de boda para su hijo. Envió
a sus esclavos para que llamaran a los invitados al
banquete de boda, pero estos no quisieron venir”
(Mateo 22:2, 3). Así, Jesús comienza la compara-
ción mencionando el “Reino de los cielos”. Es lógi-
co concluir que el rey es Jehová. ¿Y el hijo del rey
y los invitados al banquete de boda? No es difícil
identificar al hijo del rey como el Hijo de Jehová,
UN REY HACE UN BANQUETE DE BODA Y LLAMA A SUS INVITADOS 471
el mismo que está ahí poniéndoles este ejemplo.
También es posible deducir que los invitados son
los que estarán con el Hijo en el Reino de los cielos.
¿A quiénes se invita primero? Bueno, ¿a quiénes
han estado predicando Jesús y los ap óstoles acerca
del Reino? A los judíos (Mateo 10:6, 7; 15:24). Esta
nación aceptó el pacto de la Ley en el año 1513 an-
tes de nuestra era, de modo que fueron los prime-
ros en tener la oportunidad de formar “un reino de
sacerdotes” (Éxodo 19:5-8). Pero ¿cuándo se les
ofrecería la invitación para el “banquete de boda”?
Como es lógico pensar, fue en el año 29 de nuestra
era, cuando Jesús comenzó a predicar sobre el
Reino de los cielos.
¿C ómo respondió la mayoría de los israelitas a la
invitación? Jesús dijo que “no quisieron” ir. La ma-
yor parte de los líderes religiosos y del pueblo no lo
aceptaron como el Mesías ni como el Rey elegido
por Dios.
Pero Jesús indica que los judíos tendrían otra
oportunidad: “Luego [el rey] envió a otros esclavos
más con estas instrucciones: ‘Díganles a los invita-
472 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
dos: “Miren, tengo la comida preparada. Ya han ma-
tado mis toros y mis animales engordados. Todo
está listo. Vengan al banquete de boda” ’. Pero ellos
se fueron sin hacer caso, uno a su campo, otro a
sus negocios; y los demás agarraron a los esclavos,
los maltrataron y los mataron” (Mateo 22:4-6). Eso
corresponde a lo que pasaría una vez que la congre-
gación cristiana se fundara. Para ese momento, los
judíos todavía tendrían la oportunidad de estar en
el Reino. Aun así, la mayoría rechazaría esta invita-
ción y hasta maltrataría a los esclavos del Rey
(Hechos 4:13-18; 7:54, 58).
¿Qué sucederá con la nación? Jesús dice: “Enton-
ces el rey se enfureció y envió a sus tropas; acab ó
con aquellos asesinos y quemó su ciudad” (Mateo
22:7). Eso les ocurrió a los judíos en el año 70, cuan-
do los romanos destruyeron “su ciudad”, Jerusalén.
Ahora bien, ¿invitaría el rey a alguien más? Según
la comparación de Jesús, sí. Él continúa: “Luego [el
rey] les dijo a sus esclavos: ‘El banquete de boda
está listo, pero los que fueron invitados no se lo me-
recían. Por eso, vayan a los caminos que salen de la
UN REY HACE UN BANQUETE DE BODA Y LLAMA A SUS INVITADOS 473
ciudad e inviten al banquete de boda a todo el que
encuentren’. Así que los esclavos salieron a los ca-
minos y reunieron a todos los que encontraron, tan-
to a buenos como a malos. Y la sala de bodas se lle-
nó de invitados” (Mateo 22:8-10).
Eso pasaría cuando el ap óstol Pedro empezara a
ayudar a los gentiles a hacerse cristianos verdade-
ros. (Los gentiles eran personas que no eran judías
de nacimiento ni se habían convertido al judaísmo).
En el año 36, un oficial del ejército romano llama-
do Cornelio y su familia recibieron espíritu santo.
De esta manera, se les dio la oportunidad de ocu-
par un lugar en el Reino de los cielos que Jesús
mencionó (Hechos 10:1, 34-48).
Jesús indica que al final el rey no aceptará a todo
el que vaya al banquete: “Cuando el rey entró para
ver a los invitados, se fijó en un hombre que no lle-
vaba traje de boda. Así que le dijo: ‘Amigo, ¿c ómo
te presentas aquí sin traje de boda?’. El hombre se
quedó callado. Entonces el rey les dijo a sus sirvien-
tes: ‘Átenlo de pies y manos y échenlo afuera, a la
oscuridad. Ahí es donde llorará y apretará los dien-
474 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
tes’. Porque muchos son invitados, pero pocos son
elegidos” (Mateo 22:11-14).
Los líderes religiosos quizás no entienden todo lo
que Jesús les dice ni lo que implican sus palabras.
De todas maneras, están muy molestos y más re-
sueltos que nunca a deshacerse de él por toda la
vergüenza que les está causando.

 En el ejemplo que pone Jesús, ¿quién es el rey?


¿Quién es el hijo del rey? Y ¿quiénes son los primeros
invitados al banquete de boda?
 ¿Cuándo se les ofrece la invitación a los judíos?
¿A quiénes se invita después?
 ¿Qué indica el hecho de que se invite a muchos,
pero se elija a pocos?

UN REY HACE UN BANQUETE DE BODA Y LLAMA A SUS INVITADOS 475


108 TRATAN DE ENTRAMPAR
A JESÚS,
PERO NO LO LOGRAN
MATEO 22:15-40 MARCOS 12:13-34
LUCAS 20:20-40

˙ LAS COSAS DE CÉSAR, A CÉSAR


˙ ¿SE CASAR ÁN LOS RESUCITADOS?
˙ LOS MANDAMIENTOS MÁS IMPORTANTES

Los líderes religiosos están muy enojados con Jesús


porque acaba de ponerles varios ejemplos que de-
senmascaran lo malos que son. Ahora, los fariseos
se ponen de acuerdo para entramparlo en algo de
lo que diga, y así poder entregarlo al gobernador
romano. De modo que les pagan a algunos de los
discípulos de ellos para que vayan y pongan a prue-
ba a Jesús (Lucas 6:7).
Le dicen: “Maestro, sabemos que hablas y ense-
ñas correctamente y no muestras parcialidad, sino
que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la
verdad. ¿Está permitido que le paguemos tributo a
476 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
César, o no?” (Lucas 20:21, 22). Jesús no se deja
impresionar por esos halagos porque sabe que en el
fondo son unos hip ócritas y actúan con malicia.
Si les dijera que no tienen que pagar el impuesto,
lo podrían acusar de sedición contra Roma. Pero, si
les dijera que tienen que pagarlo, la gente, que está
harta de vivir bajo el dominio romano, podría ma-
linterpretarlo y volverse contra él. ¿C ómo respon-
derá, entonces?
“Hip ócritas, ¿por qué me ponen a prueba? Mués-
trenme la moneda del impuesto”, les dice. Y ellos le
traen un denario. Él les pregunta: “¿De quién es
esta imagen y el nombre que está aquí escrito?”.
“De César”, le responden. Y enseguida él les dice:
“Entonces páguenle a César lo que es de César,
pero a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22:18-21).
Los hombres se quedan asombrados con la sabia
respuesta de Jesús. Como no saben qué contestar,
se marchan. Pero el día no termina ahí. Ellos siguen
con la idea de entramparlo. Así que, después de es-
tos fariseos, se le acercan los líderes de otro grupo
religioso.
TRATAN DE ENTRAMPAR A JES ÚS, PERO NO LO LOGRAN 477
Los saduceos, que dicen que no hay resurrección,
le hacen una pregunta que tiene que ver con ese
tema y con el matrimonio de cuñado. Le plantean
la siguiente situación: “Maestro, Moisés dijo: ‘Si un
hombre muere sin tener hijos, su hermano debe ca-
sarse con la viuda para darle descendencia al her-
mano que murió’. Pues resulta que hubo entre
nosotros siete hermanos. El primero se casó, pero
luego se murió y, como no había tenido descenden-
cia, la viuda quedó para su hermano. Lo mismo
pasó con el segundo, con el tercero... hasta llegar al
séptimo. Y, después de todos ellos, se murió la mu-
jer. Dinos, en la resurrección, ¿de cuál de los siete
será esposa? Porque todos estuvieron casados con
ella” (Mateo 22:24-28).
Jesús sabe que los saduceos aceptan los escritos
de Moisés, por eso, haciendo referencia a ellos, les
responde: “¿Acaso no es esta la razón por la que es-
tán equivocados, que no conocen ni las Escritu-
ras ni el poder de Dios? Porque, cuando se levanten
de entre los muertos, los hombres no se casarán
ni las mujeres serán entregadas en matrimonio, sino
478 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
que serán como los ángeles en los cielos. Pero, en
cuanto a que los muertos van a ser resucitados,
¿no leyeron en el libro de Moisés, en el relato de la
zarza, que Dios le dijo: ‘Yo soy el Dios de Abrahán,
el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’? Él no es Dios
de muertos, sino de vivos. Ustedes están muy equi-
vocados” (Marcos 12:24-27; Éxodo 3:1-6). Esa res-
puesta deja a la multitud impactada.
Jesús ha dejado sin palabras tanto a los fariseos
como a los saduceos, de modo que ahora algu-
nos miembros de ambos grupos se juntan para se-
guir poniéndolo a prueba. Un escriba le pregunta:
“Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante
de la Ley?” (Mateo 22:36).
Jesús le contesta: “El primero es: ‘¡Escucha, Is-
rael! Jehová nuestro Dios es un solo Jehová. Ama
a Jehová tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’.
Y el segundo es este: ‘Ama a tu prójimo como
te amas a ti mismo’. No hay ningún mandamien-
to más importante que estos dos” (Marcos 12:29-
31).
TRATAN DE ENTRAMPAR A JES ÚS, PERO NO LO LOGRAN 479
El escriba le dice: “Respondiste bien, Maestro, de
acuerdo con la verdad: ‘Él es uno solo, y no hay otro
aparte de él; y amarlo con todo el corazón, con
todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y
amar al prójimo como a uno mismo vale mucho
más que todas las ofrendas quemadas y los sacrifi-
cios”. Jesús, al ver que ha respondido con inteligen-
cia, le dice: “No estás lejos del Reino de Dios”
(Marcos 12:32-34).
Jesús lleva tres días enseñando en el templo (9, 10
y 11 de nisán). Algunas personas han disfrutado de
escucharlo, como este escriba, pero los líderes reli-
giosos, no. De hecho, ya no se atreven “a hacerle
más preguntas”.

 ¿C ómo tratan de entrampar a Jesús los fariseos?


¿C ómo les responde Jesús?
 ¿C ómo frustra Jesús los intentos de los saduceos por
entramparlo?
 Al responderle a un escriba, ¿qué destaca Jesús como
lo más importante?

480 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


109 CONDENA
A SUS ADVERSARIOS
RELIGIOSOS
MATEO 22:41-23:24 MARCOS 12:35-40
LUCAS 20:41-47

˙ ¿DE QUIÉN ES HIJO EL CRISTO?


˙ JESÚS DESENMASCARA A SUS ADVERSARIOS
HIP ÓCRITAS

Los líderes religiosos no han podido entrampar a Jesús


para entregarlo a los romanos (Lucas 20:20). El 11 de ni-
sán sigue en curso, y Jesús está todavía en el templo. Pero
ahora le da la vuelta a la situación y toma la iniciativa en
hablar sobre su identidad. Les pregunta: “¿Qué piensan del
Cristo? ¿De quién es hijo?” (Mateo 22:42). Es bien sabido
que el Cristo o Mesías sería descendiente de David. Y eso
es lo que le responden (Mateo 9:27; 12:23; Juan 7:42).
Jesús les hace otra pregunta: “Entonces, ¿cómo es que
David, guiado por el espíritu, lo llama Señor? Porque él
dijo: ‘Jehová le dijo a mi Señor: “Siéntate a mi derecha
hasta que ponga a tus enemigos bajo tus pies” ’. Si David
lo llama Señor, ¿cómo puede ser su hijo?” (Mateo 22:43-
45).
CONDENA A SUS ADVERSARIOS RELIGIOSOS 481
Los fariseos se quedan callados porque tienen la espe-
ranza de que un ser humano descendiente de David los
libere del dominio romano. Pero, basándose en las pala-
bras de David que se hallan en el Salmo 110:1, 2, Jesús
indica que el Mesías sería más que un gobernante hu-
mano: es el Señor de David y comenzará a gobernar des-
pués de sentarse a la derecha de Dios. De nuevo, la con-
testación de Jesús los deja sin palabras.
Los discípulos y muchas otras personas están escu-
chando la conversación. Ahora, Jesús se dirige a ellos y
les da una advertencia sobre los escribas y los fariseos,
quienes “se han sentado en el lugar de Moisés” al ense-
ñar la Ley de Dios. Pero Jesús les dice a los que lo escu-
chan: “Hagan y cumplan todo lo que les digan, pero
no hagan lo que ellos hacen, porque ellos dicen pero
no hacen” (Mateo 23:2, 3).
Entonces Jesús pone ejemplos de su hipocresía:
“Agrandan las cajitas con porciones de las Escrituras que
llevan como amuletos”. Algunos judíos llevaban atados a
la frente o al brazo unos pequeños estuches que conte-
nían pasajes cortos de la Ley. Pero los fariseos los hacen
más grandes para dar la impresión de que les importa
mucho la Ley. Además, “le ponen flecos más largos a su
ropa”. Los israelitas tenían que ponerle flecos a la ropa,
482 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
pero los fariseos los hacen más largos de lo normal (Nú-
meros 15:38-40). Hacen todo esto “para que la gente los
vea” (Mateo 23:5).
Los discípulos de Jesús también podrían desarrollar el
deseo de ser prominentes, por eso él les da este consejo:
“No dejen que los llamen rabí, porque uno solo es su
Maestro y ustedes son todos hermanos. Además, no lla-
men padre a nadie en la tierra, porque uno solo es su Pa-
dre, el del cielo. Tampoco permitan que los llamen líder,
porque su Líder es uno, el Cristo”. Entonces, ¿qué pun-
to de vista deben tener los discípulos sobre sí mismos y
cómo deben actuar? Jesús les dice: “Que el más grande
entre ustedes sirva a los demás. El que se engrandece será
humillado, pero el que actúa con humildad será engran-
decido” (Mateo 23:8-12).
A continuación, Jesús pronuncia una condena tras otra
contra los escribas y los fariseos hip ócritas: “¡Ay de us-
tedes, escribas y fariseos! ¡Hip ócritas! Porque le cierran
a la gente la entrada al Reino de los cielos. Ni entran us-
tedes ni dejan pasar a los que están intentando entrar”
(Mateo 23:13).
Jesús denuncia a los fariseos porque pasan por alto lo
que es más importante para Jehová, como se nota por to-
das las reglas que establecen a su antojo. Por ejemplo,
CONDENA A SUS ADVERSARIOS RELIGIOSOS 483
dicen: “Si alguien jura por el templo, eso no significa
nada; pero, si alguien jura por el oro del templo, queda
obligado a cumplir su juramento”. Así muestran lo cie-
gos que están en sentido moral, porque le dan más im-
portancia al oro del templo que al valor espiritual que
tiene el lugar donde adoran a Jehová. Además, “han
descuidado los asuntos más importantes de la Ley: la jus-
ticia, la misericordia y la fidelidad” (Mateo 23:16, 23; Lu-
cas 11:42).
Jesús llama a estos fariseos “guías ciegos, que cuelan el
mosquito pero se tragan el camello” (Mateo 23:24). Los
fariseos filtran el vino para que no tenga mosquitos, que
son insectos impuros en sentido ceremonial. Sin embar-
go, les dan poco valor a los asuntos más importantes de
la Ley. De esa manera, es como si se tragaran un came-
llo, que también es un animal ceremonialmente impuro,
pero mucho más grande (Levítico 11:4, 21-24).

 Cuando Jesús les pregunta a los fariseos acerca de las


palabras de David registradas en el Salmo 110, ¿por
qué se quedan callados?
 ¿Por qué llevan los fariseos los flecos de su ropa
más largos y cajitas más grandes de lo normal
con porciones de las Escrituras?
 ¿Qué consejo les da Jesús a sus discípulos?

484 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


110 EL ÚLTIMO DÍA DE JESÚS
EN EL TEMPLO
MATEO 23:25-24:2 MARCOS 12:41-13:2
LUCAS 21:1-6

˙ JESÚS SIGUE CONDENANDO A LOS LÍDERES


RELIGIOSOS
˙ EL TEMPLO VA A SER DESTRUIDO
˙ UNA VIUDA POBRE ECHA DOS MONEDITAS
EN LAS ARCAS DEL TESORO

Durante su última visita al templo, Jesús sigue de-


nunciando la hipocresía de los escribas y los fari-
seos; hasta los llama hip ócritas directamente. Usan-
do un lenguaje figurado, les dice: “Limpian por
fuera la copa y el plato, pero por dentro están lle-
nos de codicia y de deseos descontrolados. Fariseo
ciego, primero limpia la copa y el plato por dentro,
y así también quedará limpio lo de afuera” (Mateo
23:25, 26). Los fariseos son muy estrictos con la
limpieza ceremonial y las apariencias, pero están
descuidando lo que son por dentro y no están puri-
ficando su corazón figurado.
EL ÚLTIMO D ÍA DE JES ÚS EN EL TEMPLO 485
Se ve que son hip ócritas, porque ponen empeño
en edificar y decorar las tumbas para los profetas,
pero, por otro lado, “son hijos de los que asesina-
ron a los profetas”, como menciona Jesús (Mateo
23:31). Una prueba de ello es que también quieren
matarlo a él (Juan 5:18; 7:1, 25).
Entonces, Jesús les indica lo que les espera si
no se arrepienten: “Serpientes, crías de víboras,
¿c ómo escaparán del juicio de la Gehena?” (Mateo
23:33). Gehena significa “valle de Hinón”, un lugar
cercano que se usa para quemar basura. Es una po-
derosa imagen de la destrucción definitiva que les
sobrevendrá a los malvados escribas y fariseos.
Los discípulos de Jesús lo representarán en cali-
dad de “profetas, sabios y maestros”. ¿C ómo los tra-
tarán? Dirigiéndose a los líderes religiosos, Jesús
dice: “A algunos [de mis discípulos] los matarán y
los ejecutarán en maderos, y a otros les darán lati-
gazos en sus sinagogas y los perseguirán de una ciu-
dad a otra. Así, ustedes acabarán pagando por toda
la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra,
desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de
486 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Zacarías [...], a quien ustedes asesinaron”. Y advier-
te: “Les aseguro que esta generación tendrá que pa-
gar por todas estas cosas” (Mateo 23:34-36). Eso se
cumplió en el año 70, cuando los ejércitos roma-
nos destruyeron Jerusalén y murieron miles de ju-
díos.
Pensar en esta terrible situación angustia a Jesús,
quien dice con profunda tristeza: “Jerusalén, Jeru-
salén, la que mata a los profetas y apedrea a los que
son enviados a ella..., ¡cuántas veces quise reunir a
tus hijos como la gallina reúne a sus pollitos deba-
jo de sus alas! Pero ustedes no lo quisieron. Miren,
su casa queda abandonada y se les deja a ustedes”
(Mateo 23:37, 38). Seguro que quienes lo escuchan
decir eso se estarán preguntando a qué “casa” se re-
ferirá. ¿Será tal vez el espléndido templo de Jerusa-
lén, que parece tener la protección de Dios?
Jesús añade: “Les digo que de ahora en adelante
ustedes no me verán más hasta que digan: ‘¡Bendi-
to el que viene en el nombre de Jehová!’ ” (Mateo
23:39). Está citando las palabras proféticas de Sal-
mo 118:26: “Bendito el que viene en el nombre de
EL ÚLTIMO D ÍA DE JES ÚS EN EL TEMPLO 487
Jehová; nosotros los bendecimos desde la casa de
Jehová”. Es obvio que, cuando este templo que ven
sea destruido, ya no irá nadie a él para adorar a
Dios.
Ahora Jesús se va a una parte del templo donde
están las arcas del tesoro. La gente puede echar sus
donaciones por una pequeña abertura que tienen es-
tas arcas en la parte superior. Jesús ve a varios ju-
díos haciendo sus contribuciones y nota que los ri-
cos echan “muchas monedas”. Pero se fija en una
viuda pobre que echa “dos moneditas de muy poco
valor” (Marcos 12:41, 42). Jesús sabe muy bien
cuánto le agrada a Dios lo que esta mujer acaba de
hacer.
Entonces llama a sus discípulos y les dice: “Les
aseguro que esta viuda pobre echó en las arcas del
tesoro más que todos los demás”. ¿C ómo es eso po-
sible? Él explica: “Porque todos ellos dan de lo que
les sobra, pero ella, que es tan pobre, lo echó todo,
todo lo que tenía para vivir” (Marcos 12:43, 44).
¡Qué diferente es esta viuda de los líderes religiosos
en la manera de pensar y actuar!
488 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
El 11 de nisán va avanzando, y Jesús se va del
templo. Es la última vez que estará allí. Uno de sus
discípulos exclama: “Maestro, ¡mira qué maravilla
de piedras y de edificios!” (Marcos 13:1). Y, es cier-
to, algunas de las piedras de los muros del templo
son muy grandes, de modo que el edificio se ve fir-
me y perdurable. Por eso parece extraño que Jesús
le responda: “¿Ves estos grandes edificios? De nin-
guna manera va a quedar aquí piedra sobre piedra.
Todo será demolido” (Marcos 13:2).
Después de decir estas cosas, Jesús atraviesa el
valle de Cedrón con sus ap óstoles y sube a un lu-
gar del monte de los Olivos. En algún punto se que-
da con cuatro de los ap óstoles: Pedro, Andrés, San-
tiago y Juan. Desde allí arriba pueden contemplar
el majestuoso templo.

 ¿Qué hace Jesús la última vez que visita el templo?


 ¿Qué predice Jesús que le sucederá al templo?
 ¿Por qué dice Jesús que la viuda contribuyó más
que los ricos?

EL ÚLTIMO D ÍA DE JES ÚS EN EL TEMPLO 489


111 LOS AP ÓSTOLES
PIDEN UNA SEÑAL
MATEO 24:3-51 MARCOS 13:3-37
LUCAS 21:7-38

˙ CUATRO DISCÍPULOS PIDEN UNA SEÑAL


˙ LA PROFECÍA SE CUMPLE EN EL SIGLO PRIMERO
Y MUCHO TIEMPO DESPUÉS
˙ DEBEMOS MANTENERNOS ATENTOS

Es martes 11 de nisán por la tarde, y el día está a pun-


to de terminar. Jesús ha estado muy ocupado los úl-
timos días, y su ministerio en la Tierra también está
llegando a su fin. Durante el día, ha estado enseñan-
do en el templo y, por la noche, se ha estado alojan-
do fuera de la ciudad. Mucha gente se ha interesado
en sus enseñanzas y ha estado yendo al templo a escu-
charlo temprano por las mañanas (Lucas 21:37, 38).
Pero eso ha quedado atrás, y ahora Jesús está senta-
do en el monte de los Olivos con cuatro ap óstoles:
Pedro, Andrés, Santiago y Juan.
Los cuatro se han acercado a él en privado. Les
preocupa el templo porque Jesús ha predicho que
490 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
no quedará en él piedra sobre piedra. Pero hay algo
más que los tiene intrigados. Jesús les mandó hace al-
gún tiempo: “Estén siempre preparados, porque el
Hijo del Hombre viene a la hora que menos se lo es-
peran” (Lucas 12:40). Ytambién habló del “día en que
el Hijo del Hombre sea revelado” (Lucas 17:30). ¿Ten-
drán estos comentarios algo que ver con lo que aca-
ba de decir sobre el templo? Los ap óstoles tienen
curiosidad, así que le preguntan: “Dinos, ¿cuándo pa-
sarán esas cosas, y qué señal habrá de tu presencia y
de la conclusión de este sistema?” (Mateo 24:3).
Tal vez estén pensando en la destrucción del tem-
plo, que pueden ver a poca distancia de allí. También
le están preguntando por la presencia del Hijo del
Hombre. Probablemente se acuerdan de que Jesús
puso el ejemplo de “un hombre de familia noble” que
viaj ó “para asegurarse la posición de rey y después
regresar” (Lucas 19:11, 12). Y, por último, se están
preguntando qué implicará la conclusión del sistema.
Como parte de su respuesta detallada, Jesús les da
una señal para ayudarlos a saber cuándo llegaría a su
fin el sistema judío de su tiempo, incluido el templo.
Pero va más allá. La señal ayudaría a los cristianos
LOS AP ÓSTOLES PIDEN UNA SE ÑAL 491
del futuro a saber si estarían viviendo durante la
“presencia” de Jesús y cerca del fin del sistema mun-
dial.
Con el transcurso de los años, los ap óstoles verán
el cumplimiento de la profecía de Jesús. En efec-
to, muchas de las cosas que predijo comenzaron a
ocurrir mientras estaban vivos. Así, treinta y siete
años después, en el año 70, a los cristianos que estu-
vieron atentos no les tomó desprevenidos la destruc-
ción del templo y del sistema judío. Sin embargo,
no todo lo que Jesús predice ocurre en este período
que culmina en el año 70. Entonces, ¿cuál será la se-
ñal de que estará presente gobernando como Rey? Je-
sús les da la clave a los ap óstoles.
Les dice que habrá “guerras y noticias de guerras”
y que “peleará nación contra nación y reino contra
reino” (Mateo 24:6, 7). También anticipa que “habrá

 ¿Por qué le preguntan los ap óstoles a Jesús sobre


el futuro, y qué otra cosa los tiene intrigados?
 ¿C ómo y cuándo comienza a cumplirse la profecía
de Jesús?
 ¿Cuáles son algunos de los sucesos que marcarán
la presencia de Cristo?

492 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


grandes terremotos y, en un lugar tras otro, hambre
y epidemias” (Lucas 21:11). Además, les da esta ad-
vertencia a sus discípulos: “A ustedes los arrestarán
y los perseguirán” (Lucas 21:12). Por otra parte, apa-
recerán profetas falsos que engañarán a mucha gen-
te, la maldad aumentará y el amor de la mayoría se
enfriará. Luego dice que “las buenas noticias del
Reino se predicarán en toda la tierra habitada para
testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el
fin” (Mateo 24:14).
Aunque algunos aspectos de la profecía de Jesús se
cumplieron antes de la destrucción de Jerusalén a ma-
nos de los romanos y durante ella, ¿pudiera ser que
Jesús también se refiera a un cumplimiento posterior
y a mayor escala? ¿Percibe usted las pruebas que in-
dican que esta profecía trascendental está teniendo
un cumplimiento más importante en nuestros días?
Algo que Jesús menciona como parte de la señal de
su presencia es la aparición de “la cosa repugnante y
devastadora” (Mateo 24:15). En el año 66, esta cosa
repugnante aparecerá cuando los “ej ércitos acampa-
dos” de los romanos lleguen con sus insignias o estan-
dartes idolátricos. Los romanos rodearán Jerusalén
LOS AP ÓSTOLES PIDEN UNA SE ÑAL 493
y socavarán parte de sus murallas (Lucas 21:20).
De esta manera, “la cosa repugnante” estará en el lu-
gar que no debe, en lo que los judíos consideran “un
lugar santo”.
Jesús sigue prediciendo: “Habrá una gran tribu-
lación. Desde el principio del mundo hasta ahora,
no ha habido una tribulación igual, ni la habrá ja-
más”. En el año 70, los romanos destruirán Jerusa-
lén. Esa conquista y destrucción de la ciudad santa,
incluido el templo, será una gran tribulación, pues
morirán miles de personas (Mateo 4:5; 24:21). Será
mucho peor que cualquier destrucción que Jerusalén
y los judíos hayan sufrido antes, y pondrá fin al sis-
tema de adoración que han seguido durante siglos.
Por lo tanto, cualquier cumplimiento posterior y a
mayor escala de las palabras proféticas de Jesús ten-
drá que ser aún más terrible.
SIN MIEDO EN LOS ÚLTIMOS DÍAS
La conversación entre Jesús y sus ap óstoles acerca
de la señal de su presencia como Rey del Reino y so-
bre el fin del sistema todavía no ha concluido. Aho-
ra les da la advertencia de que vendrán “falsos cris-
494 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
tos y falsos profetas”, que tratarán de “engañar, de ser
posible, hasta a los escogidos” (Mateo 24:24). Pero
los escogidos no se dejarán engañar. Los falsos cris-
tos solo se pueden presentar de manera visible, mien-
tras que la presencia de Jesús será invisible.
Jesús pasa a indicar que una gran tribulación esta-
llará cuando el sistema de hoy en día llegue a su fin.
Les dice: “El sol se oscurecerá, la luna no dará su luz,
las estrellas caerán del cielo y los poderes de los cie-
los serán sacudidos” (Mateo 24:29). Los ap óstoles que
oyen esta descripción tan sobrecogedora no saben
exactamente c ómo se cumplirá, pero sin duda será
algo asombroso.
¿C ómo afectarán a la humanidad estos fenómenos
impactantes? Jesús señala: “La gente se desmayará
del miedo y la ansiedad por las cosas que van a venir
sobre la tierra habitada, porque los poderes de los
cielos serán sacudidos” (Lucas 21:26). Así, Jesús des-
cribe c ómo será el periodo más oscuro de la historia
humana.
Sin embargo, él anima a sus ap óstoles al asegurar-
les que no todo el mundo se lamentará cuando el Hijo
LOS AP ÓSTOLES PIDEN UNA SE ÑAL 495
del Hombre venga “con poder y gran gloria” (Mateo
24:30). Como ya dijo, Dios intervendrá “por causa de
los escogidos” (Mateo 24:22). Entonces, ¿qué debe-
rían hacer los discípulos fieles ante todos los sucesos
que menciona Jesús? Él les da estas palabras de alien-
to: “Al comenzar a suceder estas cosas, p ónganse de
pie y levanten la cabeza porque su liberación se acer-
ca” (Lucas 21:28).
Pero ¿c ómo sabrán los discípulos de Jesús que vi-
van en ese periodo si el fin está cerca? Jesús compa-
ra la situación a una higuera: “En cuanto su rama
nueva se pone tierna y echa hojas, ustedes saben que
el verano está cerca. Lo mismo ustedes, cuando vean
todas estas cosas, sepan que él está cerca, a las puer-
tas. Les aseguro que esta generación de ningún modo
desaparecerá hasta que sucedan todas estas cosas”
(Mateo 24:32-34).
De modo que, cuando sus seguidores vean cumplir-
se los diferentes elementos de la señal, deberían dar-
se cuenta de que el fin está cerca. Jesús les da la si-
guiente advertencia a los discípulos que vivan en esos
tiempos trascendentales:
496 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
“Ahora bien, del día y la hora, nadie sabe, ni los án-
geles de los cielos ni el Hijo; solo el Padre. Porque tal
como eran los días de No é, así será la presencia del
Hijo del Hombre. Porque en aquellos días antes del
Diluvio la gente comía y bebía, los hombres se casa-
ban y a las mujeres las entregaban en matrimonio...
hasta el día en que No é entró en el arca; y no hicie-
ron caso hasta que vino el Diluvio y los barrió a to-
dos. Así será en la presencia del Hijo del Hombre”
(Mateo 24:36-39). Jesús les está recordando que el
Diluvio de los días de No é tuvo un alcance global.
Así será también el fin de este sistema.
Los ap óstoles que están con Jesús en el monte de
los Olivos sin duda se dan cuenta de que deben man-
tenerse atentos. Jesús continúa: “Pero vigílense a us-
tedes mismos para que su corazón nunca llegue a es-
tar abrumado por comer en exceso y beber en exceso
y por las preocupaciones de la vida, y de repente ese
día los tome por sorpresa como una trampa. Porque
vendrá sobre todos los que habitan en la superficie
de toda la tierra. Por lo tanto, manténganse despier-
tos y rueguen todo el tiempo que logren escapar de
todas estas cosas que tienen que suceder y puedan
LOS AP ÓSTOLES PIDEN UNA SE ÑAL 497
estar de pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:
34-36).
De nuevo, Jesús les hace ver que lo que está profe-
tizando se cumplirá a gran escala. No está predicien-
do lo que ocurrirá tan solo unas décadas después con
relación a la ciudad de Jerusalén y la nación judía.
Más bien, está hablando de acontecimientos que ven-
drán “sobre todos los que habitan en la superficie de
toda la tierra”.
Dice que sus discípulos tendrán que mantenerse
atentos, ser vigilantes y estar listos. Jesús subraya
esta advertencia poniendo otro ejemplo. “Tengan en
cuenta una cosa: si el dueño de una casa supiera en
qué momento de la noche va a venir el ladrón, se que-
daría despierto y no permitiría que se metiera en su
casa. Por eso ustedes también estén preparados, por-
que el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos
se lo esperen” (Mateo 24:43, 44).
Con todo, Jesús les da a sus discípulos razones para
ser optimistas. Les asegura que, cuando se esté cum-
pliendo su profecía, habrá un “esclavo” que estará aler-
ta y muy ocupado. Entonces, les menciona una situa-
ción que a los ap óstoles se les hace fácil imaginar:
498 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
“¿Quién es en realidad el esclavo fiel y prudente a quien
su amo puso a cargo de los sirvientes de la casa para
darles su alimento al tiempo debido? ¡Feliz ese escla-
vo si su amo, cuando venga, lo encuentra haciendo eso!
Les aseguro que lo pondrá a cargo de todos sus bie-
nes”. Pero, si ese “esclavo” se hace malo y maltrata a
sus compañeros, el amo “le dará el peor de los casti-
gos” (Mateo 24:45-51; compare con Lucas 12:45, 46).
Sin embargo, Jesús no está diciendo que un grupo
de sus seguidores se volverá malo. Entonces, ¿cuál es
la lección que quiere enseñarles a sus discípulos?
Quiere que se mantengan atentos y ocupados, como
destaca a continuación en otra parábola.

 ¿De qué manera aparece “la cosa repugnante”, y qué


sucede después?
 ¿C ómo reaccionará la gente cuando vea que se está
cumpliendo la profecía de Jesús?
 ¿Qué ejemplo pone Jesús para ayudar a sus discípulos
a saber que el fin está cerca?
 ¿Qué muestra que la profecía de Jesús se cumpliría
a escala mundial?
 ¿Qué advertencia les da Jesús a los discípulos que
vivan poco antes del fin del sistema?

LOS AP ÓSTOLES PIDEN UNA SE ÑAL 499


112 UNA LECCIÓN
SOBRE MANTENERSE
VIGILANTES:
LAS 10 VÍRGENES
MATEO 25:1-13

˙ JESÚS RELATA LA PAR ÁBOLA DE LAS 10 VÍRGENES

Jesús les ha estado respondiendo a los ap óstoles la


pregunta sobre la señal de su presencia y de la con-
clusión del sistema. Con eso en mente, ahora les
pone una comparación para darles una sabia adver-
tencia. Quienes vivan durante su presencia verán
cómo se cumplen sus palabras.
Empieza diciendo: “El Reino de los cielos podría
compararse a 10 vírgenes que tomaron sus lámparas
y salieron a encontrarse con el novio. Cinco de ellas
eran insensatas y cinco eran prudentes” (Mateo 25:
1, 2).
Jesús no dice que la mitad de los discípulos que he-
redan el Reino de los cielos son insensatos y la otra
mitad, prudentes. Más bien, lo que quiere decir es
500 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
que, en lo que tiene que ver con el Reino, cada discí-
pulo tiene la opción de elegir entre estar alerta o dis-
traído. Sin embargo, Jesús no tiene ninguna duda de
que cada uno de sus siervos puede mantenerse fiel y
recibir las bendiciones de su Padre.
En la comparación, las 10 vírgenes salen a recibir
al novio y unirse al cortejo nupcial. Al llegar el
novio, las muchachas tendrían que iluminar el ca-
mino con sus lámparas para honrarlo mientras él lle-
vara a la novia a la casa preparada para ella. Pero ¿su-
cede eso en realidad?
Jesús explica: “Las insensatas tomaron sus lámpa-
ras pero no llevaron aceite, mientras que las pruden-
tes, además de sus lámparas, llevaron frascos con
aceite. Como el novio tardaba, a todas les dio sueño
y se quedaron dormidas” (Mateo 25:3-5). El novio lle-
ga más tarde de lo que esperaban. Parece que la
demora es larga, y las muchachas se quedan dormi-
das. Los ap óstoles tal vez recuerden la historia que
contó Jesús sobre un hombre de familia noble que se
fue de viaje y “por fin volvió después de asegurarse
la posición de rey” (Lucas 19:11-15).
UNA LECCI ÓN SOBRE MANTENERSE VIGILANTES: LAS 10 V ÍRGENES 501
En la parábola de las 10 vírgenes, Jesús relata lo
que sucede cuando por fin llega el novio: “Pero en
mitad de la noche se oyó un grito: ‘¡El novio ya está
aquí! ¡Salgan a recibirlo!’ ” (Mateo 25:6). ¿Estarán las
muchachas preparadas y vigilantes?
Jesús continúa: “Entonces todas las vírgenes se le-
vantaron y prepararon sus lámparas. Y las insensa-
tas les dijeron a las prudentes: ‘Dennos un poco de
su aceite, porque nuestras lámparas están a punto de
apagarse’. Las prudentes les contestaron: ‘Tal vez
no haya suficiente para nosotras y ustedes. Mejor va-
yan a quienes lo venden y cómprenselo’ ” (Mateo 25:
7-9).
Así que las cinco vírgenes insensatas no están aten-
tas ni preparadas para la llegada del novio. Les falta
aceite para sus lámparas y necesitan ir a buscar más.
Jesús prosigue: “Mientras iban a comprarlo, vino el
novio. Las vírgenes que estaban preparadas entraron
con él al banquete de boda, y la puerta se cerró. Des-
pués vinieron las otras vírgenes y dijeron: ‘¡Señor, se-
ñor, ábrenos!’. Pero él les respondió: ‘Les aseguro
que yo a ustedes no las conozco’ ” (Mateo 25:10-12).
502 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
¡Qué final más triste! Y todo por no haber estado lis-
tas ni vigilantes.
Los ap óstoles se dan cuenta de que el novio es Je-
sús, ya que él se ha comparado antes a un novio (Lu-
cas 5:34, 35). ¿Qué hay de las vírgenes prudentes? Ha-
blando del “rebaño pequeño” que recibiría el Reino,
Jesús dijo estas palabras: “Estén listos y con la ropa
puesta, y tengan sus lámparas encendidas” (Lucas 12:
32, 35). Así que ahora los ap óstoles pueden entender
que las vírgenes representan a discípulos fieles como
ellos. ¿Qué lección quiere enseñarles Jesús con esta
comparación?
Jesús no deja lugar a dudas. Concluye diciendo:
“Así que estén siempre vigilantes, porque no saben
ni el día ni la hora” (Mateo 25:13).
Por lo tanto, Jesús les aconseja a sus seguidores fie-
les que se mantengan “siempre vigilantes” durante su
presencia. Él vendrá, y tienen que estar listos y vi-
gilantes como las cinco vírgenes prudentes, para
no perder de vista su valiosa esperanza ni el premio
que pueden recibir.
UNA LECCI ÓN SOBRE MANTENERSE VIGILANTES: LAS 10 V ÍRGENES 503
 ¿Están vigilantes y listas las 10 vírgenes? Explique.
 ¿A quién representa el novio? ¿A quiénes representan
las vírgenes?
 ¿Qué lección quiere enseñar Jesús con la parábola
de las 10 vírgenes?

504 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


113 UNA LECCIÓN
SOBRE SER DILIGENTES:
LOS TALENTOS
MATEO 25:14-30

˙ JESÚS RELATA LA PAR ÁBOLA DE LOS TALENTOS

Jesús está todavía con cuatro de sus ap óstoles en el


monte de los Olivos y ahora les cuenta otra histo-
ria. Unos días antes, mientras estaba en Jeric ó, les
relató la parábola de las minas para explicar que el
Reino vendría en el futuro lejano. La comparación
que pone en esta ocasión tiene varios elementos pa-
recidos a los de esa parábola y forma parte de su
respuesta a la pregunta sobre su presencia y la con-
clusión del sistema. Además, destaca que sus discí-
pulos deben ser diligentes y esforzarse al máximo
por cuidar de las cosas que él les ha confiado.
Jesús comienza: “El Reino es también como un
hombre que, justo antes de viajar al extranjero,
mandó llamar a sus esclavos y les confió sus bienes”
(Mateo 25:14). Como Jesús ya se había comparado
UNA LECCI ÓN SOBRE SER DILIGENTES: LOS TALENTOS 505
a sí mismo a un hombre que había viajado al ex-
tranjero “para asegurarse la posición de rey”, los
ap óstoles pueden ver claramente que el hombre que
menciona Jesús ahora es él mismo (Lucas 19:12).
El hombre de la comparación viajó al extranjero,
pero, antes de irse, les confió bienes valiosos a sus
esclavos. Durante los tres años y medio de su minis-
terio, Jesús se ha concentrado en predicar las bue-
nas noticias del Reino y ha capacitado a sus discí-
pulos para realizar esa labor. Ahora él está a punto
de marcharse, pero tiene la confianza de que ellos
llevarán a cabo la obra para la que los ha prepara-
do (Mateo 10:7; Lucas 10:1, 8, 9; compare con Juan
4:38; 14:12).
En la comparación, ¿c ómo distribuyó el hombre
sus bienes entre los esclavos? Jesús relata: “Le dio
a uno cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada
uno según su capacidad, y se fue al extranjero”
(Mateo 25:15). ¿Qué harían estos esclavos con los
bienes que tienen a su cargo? ¿Serían diligentes y
conseguirían ganancias para su amo? Jesús les sigue
contando a los ap óstoles:
506 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
“El que recibió los cinco talentos enseguida fue y
negoció con ellos y ganó otros cinco. Igualmente, el
que recibió dos ganó otros dos. Pero el que recibió
solo uno se fue, cavó un hoyo en la tierra y escon-
dió el dinero de su amo” (Mateo 25:16-18). ¿Qué su-
cedería cuando el amo regresara?
Jesús continúa: “Mucho tiempo después, el amo
de aquellos esclavos vino y ajustó cuentas con ellos”
(Mateo 25:19). Los primeros dos hicieron todo lo
que pudieron, “cada uno según su capacidad”. Am-
bos fueron diligentes, trabajadores y consiguieron
ganancias sobre los bienes que se les habían en-
comendado. (En aquella época, una persona te-
nía que trabajar diecinueve años para ganar el
equivalente a un talento). Tanto el que recibió cin-
co talentos como el que recibió dos duplicaron la
cantidad que recibieron. El amo les dirigió las mis-
mas palabras de aprobación a los dos: “¡Bien hecho,
esclavo bueno y fiel! Como te encargaste fielmente
de unas pocas cosas, te pondré a cargo de muchas.
Ven y comparte la alegría de tu amo” (Mateo
25:21).
UNA LECCI ÓN SOBRE SER DILIGENTES: LOS TALENTOS 507
Sin embargo, no sucedió lo mismo con el esclavo
que recibió un talento, quien le dijo a su amo: “Yo
sabía que eres un hombre exigente, que cosechas
donde no sembraste y recoges donde no aventaste.
Por eso me dio miedo y fui a esconder tu talento en
la tierra. Mira, aquí tienes lo tuyo” (Mateo 25:
24, 25). Ni siquiera les llevó el dinero a los banque-
ros para conseguir al menos algunos beneficios.
En realidad, este esclavo fue en contra de los inte-
reses de su amo.
Por eso, el amo lo llamó “esclavo malo y perezo-
so”. Le quitó lo que tenía y se lo dio al esclavo que
estaba dispuesto a trabajar duro. Entonces el amo
estableció una norma: “A todo el que tiene se le
dará más, y tendrá en abundancia; pero al que
no tiene se le quitará hasta lo que tiene” (Mateo 25:
26, 29).
Ahora los discípulos de Jesús tienen mucho en
qué pensar, incluyendo esta comparación. Se dan
cuenta de que lo que Jesús les va a dejar a cargo
—la importante labor de hacer discípulos— es un
gran honor, y él espera que sean diligentes al reali-
508 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
zarla, pero no considera que todos deban hacer lo
mismo en la predicación. Como los esclavos del
ejemplo, sus discípulos tienen que hacer todo lo que
puedan “según su capacidad”. Pero esto de ningún
modo significa que Jesús apruebe a alguien “pere-
zoso” que no haga todo lo posible por fomentar los
intereses de su amo.
Por otro lado, ¡qué contentos deben estar los
ap óstoles con la promesa: “A todo el que tiene se le
dará más”!

 En la parábola de los talentos, ¿quién es el amo


y quiénes son los esclavos?
 ¿Qué lecciones les enseña Jesús a sus discípulos?

UNA LECCI ÓN SOBRE SER DILIGENTES: LOS TALENTOS 509


114 EL REY JESUCRISTO
JUZGARÁ A LAS OVEJAS
Y LAS CABRAS
MATEO 25:31-46

˙ JESÚS HABLA DE LAS OVEJAS Y LAS CABRAS

En el monte de los Olivos, Jesús acaba de relatar


las parábolas de las 10 vírgenes y de los talentos.
¿C ómo concluye su respuesta a la pregunta de los
ap óstoles sobre la señal de su presencia y de la con-
clusión del sistema? Con una última parábola: la de
las ovejas y las cabras.
Jesús comienza mencionando las circunstancias en
las que se desarrolla su historia: “Cuando el Hijo del
Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con
él, entonces se sentará en su glorioso trono” (Mateo
25:31). Así, deja claro que él es el personaje central,
pues a menudo se ha llamado a sí mismo “el Hijo
del Hombre” (Mateo 8:20; 9:6; 20:18, 28).
¿Cuándo se hará realidad esta parábola? Cuando
Jesús “venga en su gloria” con sus ángeles y se sien-
510 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
te “en su glorioso trono”. Él ya ha dicho que el Hijo
del Hombre vendría “en las nubes del cielo con
poder y gran gloria”, acompañado de sus ánge-
les. ¿Cuándo sucederá eso? “Inmediatamente des-
pués de la tribulación” (Mateo 24:29-31; Marcos 13:
26, 27; Lucas 21:27). De modo que esta parábola se
cumplirá cuando Jesús venga en el futuro en su glo-
ria. ¿Y qué hará entonces?
Jesús explica: “Cuando el Hijo del Hombre venga
[...,] todas las naciones serán reunidas delante de él,
y él separará a las personas unas de otras, igual que
el pastor separa a las ovejas de las cabras. Pondrá
a las ovejas a su derecha, pero a las cabras a su iz-
quierda” (Mateo 25:31-33).
¿Y qué sucederá con las ovejas? Jesús dice: “En-
tonces el Rey les dirá a los que están a su derecha:
‘Vengan ustedes, los que han sido bendecidos por
mi Padre, hereden el Reino preparado para ustedes
desde la fundación del mundo’ ” (Mateo 25:34). ¿Por
qué recibirán las ovejas la aprobación del Rey?
El Rey mismo lo explica: “Porque tuve hambre y
ustedes me dieron de comer. Tuve sed y me dieron
EL REY JESUCRISTO JUZGAR Á A LAS OVEJAS Y LAS CABRAS 511
de beber. Era un extraño y me recibieron con hos-
pitalidad. Estuve desnudo y me vistieron. Enfermé
y me cuidaron. Estuve en la c árcel y vinieron a ver-
me”. Entonces las ovejas, es decir, “los justos”, pre-
guntan cuándo hicieron esas cosas, y el Rey les con-
testa: “Todo lo que le hicieron a uno de estos
hermanos míos más pequeños me lo hicieron a mí”
(Mateo 25:35, 36, 40, 46). Estas no son buenas obras
que realicen en el cielo, porque allí nadie pasa ham-
bre y no hay enfermos. Así que deben ser las que
hacen en la Tierra a favor de los hermanos de
Cristo.
¿Qué hay de las cabras, a las que Jesús coloca a
su izquierda? Él dice: “Entonces [el Rey] les dirá:
‘Aléjense de mí, ustedes los que han sido maldeci-
dos. Váyanse al fuego eterno preparado para el Dia-
blo y sus ángeles. Porque tuve hambre, pero ustedes
no me dieron de comer. Y tuve sed, pero no me die-
ron de beber. Era un extraño, pero no me recibieron
con hospitalidad. Estuve desnudo, pero no me vis-
tieron. Estuve enfermo y en la c árcel, pero no me
cuidaron’ ” (Mateo 25:41-43). Las cabras se merecen
512 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
esta condena porque no han tratado a los hermanos
de Cristo con bondad, como deberían haber hecho.
Los ap óstoles se dan cuenta de que esta senten-
cia futura tendrá consecuencias permanentes, eter-
nas. Jesús les explica: “Entonces [el Rey] les respon-
derá: ‘Les aseguro que lo que no le hicieron a uno
de estos hermanos míos más pequeños no me lo hi-
cieron a mí’. Estos irán a la destrucción eterna, pero
los justos irán a la vida eterna” (Mateo 25:45, 46).
La respuesta de Jesús a la pregunta de sus ap ós-
toles les da a sus seguidores mucho en qué pensar
y los ayuda a analizar su actitud y sus acciones.

 En la parábola de las ovejas y las cabras, ¿quién es


“el Rey”? ¿Cuándo se hará realidad esta parábola?
 ¿Por qué recibirán las ovejas la aprobación de Jesús?
 ¿Por qué serán consideradas “cabras” algunas
personas? ¿Qué futuro les espera a las “ovejas”?
¿Y a las “cabras”?

EL REY JESUCRISTO JUZGAR Á A LAS OVEJAS Y LAS CABRAS 513


115 SE ACERCA LA ÚLTIMA
PASCUA DE JESÚS
MATEO 26:1-5, 14-19 MARCOS 14:1, 2, 10-16
LUCAS 22:1-13

˙ LE PAGAN A JUDAS ISCARIOTE PARA QUE


TRAICIONE A JESÚS
˙ DOS AP ÓSTOLES HACEN LOS PREPARATIVOS
PARA LA PASCUA

Jesús ya ha terminado de enseñar a los cuatro ap ós-


toles en el monte de los Olivos y les ha respondido
la pregunta sobre su presencia futura y la conclu-
sión del sistema.
El 11 de nisán ha sido un día muy largo. Segura-
mente de regreso a Betania para pasar la noche, Je-
sús les dice a los ap óstoles: “Como ustedes saben,
dentro de dos días es la Pascua y el Hijo del Hom-
bre va a ser entregado para que lo ejecuten en el
madero” (Mateo 26:2).
El martes, ha reprendido a los líderes religiosos y
los ha desenmascarado delante de la gente, así que
ellos están buscando la manera de acabar con él.
514 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Por eso, el miércoles 12 de nisán no aparece en pú-
blico, sino que pasa el día tranquilamente con sus
ap óstoles. No quiere que nada le impida celebrar la
Pascua con ellos al día siguiente después de la pues-
ta del Sol, que es cuando comienza el 14 de nisán.
Pero los sacerdotes principales y los ancianos del
pueblo no se quedan de brazos cruzados antes de la
Pascua. Se reúnen en el patio de la casa del sumo
sacerdote, Caifás. ¿Por qué? Están muy enojados
con Jesús porque ha denunciado las cosas malas
que hacen. De modo que se unen “para atrapar a
Jesús con astucia y para matarlo”. ¿C ómo y en qué
momento lo harán? Ellos dicen: “No durante la fies-
ta, no sea que el pueblo se alborote” (Mateo 26:
4, 5). Y es que temen a la gente porque muchos apo-
yan a Jesús.
Mientras tanto, los líderes religiosos reciben una
visita. Para su sorpresa, se trata de uno de los ap ós-
toles de Jesús: Judas Iscariote. Satanás le ha meti-
do en la cabeza la idea de traicionar a su maestro.
De modo que Judas les pregunta: “¿Qué me darán
si les entrego a Jesús?” (Mateo 26:15). Les encan-
ta la propuesta, así que acuerdan “darle dinero”
SE ACERCA LA ÚLTIMA PASCUA DE JES ÚS 515
(Lucas 22:5). ¿Cuánto? Con gusto concuerdan en
entregarle 30 piezas de plata, lo que probablemente
equivale a 30 siclos, que es el precio de un esclavo
(Éxodo 21:32). De ese modo, los líderes religiosos
demuestran que desprecian a Jesús, que lo conside-
ran de poco valor. Ahora Judas se pone “a buscar
una buena oportunidad para entregárselo a ellos”
sin que esté presente una multitud (Lucas 22:6).
El 13 de nisán comienza con la puesta del Sol del
miércoles. Esta es la sexta y última noche que Je-
sús pasa en Betania. Al día siguiente, los discípulos
tienen que hacer los preparativos para la Pascua.
Deben conseguir un cordero, matarlo y asarlo ente-
ro después que comience el 14 de nisán. ¿D ónde ce-
lebrarán la cena y quién la preparará? Jesús no ha
revelado esos detalles, de modo que Judas no se los
puede contar a los sacerdotes principales.
Probablemente el jueves después del mediodía,
mientras todavía están en Betania, Jesús envía a Pe-
dro y Juan a la ciudad y les dice: “Vayan y prepa-
ren la Pascua para que la comamos”. Ellos le pre-
guntan: “¿D ónde quieres que la preparemos?”. Jesús
les explica: “Cuando entren en la ciudad, se encon-
516 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
trará con ustedes un hombre que lleva una vasija de
barro con agua. Síganlo y entren en la casa en la
que él entre. Y díganle al dueño de la casa: ‘El
Maestro te dice: “¿D ónde está el cuarto para invi-
tados donde yo pueda comer la Pascua con mis dis-
cípulos?” ’. Y ese hombre les mostrará en la parte
alta una habitación grande amueblada. Preparen la
Pascua allí” (Lucas 22:8-12).
Sin duda, el dueño de la casa es un discípulo de
Jesús. Puede que supiera que él le iba a pedir usar
su casa para esta ocasión. Cuando los dos ap ósto-
les llegan a Jerusalén, se encuentran todo tal y
como Jesús les había dicho. Entonces, se aseguran
de que el cordero esté preparado y de que no falte
ningún detalle para que los 13 —Jesús y los 12 ap ós-
toles— celebren la cena de la Pascua.

 Al parecer, ¿qué hace Jesús el miércoles 12 de nisán,


y por qué?
 ¿Por qué se reúnen los líderes religiosos, y por qué va
a verlos Judas?
 ¿A quiénes envía Jesús a Jerusalén el jueves, y qué
hacen allí?

SE ACERCA LA ÚLTIMA PASCUA DE JES ÚS 517


116 UNA LECCIÓN
DE HUMILDAD
EN LA ÚLTIMA PASCUA
MATEO 26:20 MARCOS 14:17 LUCAS 22:14-18
JUAN 13:1-17

˙ LA ÚLTIMA CENA DE LA PASCUA DE JESÚS


CON SUS AP ÓSTOLES
˙ LES LAVA LOS PIES A LOS AP ÓSTOLES PARA
ENSEÑARLES UNA LECCIÓN

Tal como Jesús les mandó, Pedro y Juan ya han lle-


gado a Jerusalén para preparar la Pascua. Más tar-
de, Jesús y los otros 10 ap óstoles también se dirigen
hacia allá. La tarde ya está muy avanzada, y el Sol
va desapareciendo en el horizonte mientras Jesús y
sus ap óstoles descienden del monte de los Olivos.
Es la última vez que verá esta escena de día, hasta
que resucite.
En poco tiempo, llegan a la ciudad y van hacia la
casa donde celebrarán la cena de la Pascua. Una vez
allí, suben a la amplia habitación que hay en el piso
de arriba y ven que todo está preparado. Jesús que-
518 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
ría que llegara este momento, pues les dice: “He
deseado muchísimo comer con ustedes esta Pas-
cua antes de que empiece mi sufrimiento” (Lucas
22:15).
Muchos años atrás, se había adquirido la costum-
bre de pasar varias copas de vino entre quienes ce-
lebraban la Pascua. Ahora, después de aceptar una
de las copas, Jesús da gracias a Dios y luego les
dice: “Tómenla y vayan pasándola entre ustedes,
porque les digo que a partir de ahora no volveré a
beber del producto de la vid hasta que venga el
Reino de Dios” (Lucas 22:17, 18). Con estas pala-
bras, debería quedarles claro que se aproxima su
muerte.
En algún momento durante la cena, ocurre algo
inesperado. Jesús se levanta, pone a un lado su
manto y agarra una toalla. Luego pone agua en un
recipiente que tiene a mano. Normalmente, era el
anfitrión quien se aseguraba de que alguien les la-
vara los pies a los invitados, quizás uno de sus sir-
vientes (Lucas 7:44). En esta ocasión, el dueño de
la casa no está presente, así que Jesús se pone a
UNA LECCI ÓN DE HUMILDAD EN LA ÚLTIMA PASCUA 519
hacerlo. Cualquiera de los ap óstoles podría ha-
ber tomado la iniciativa, pero ninguno lo hace.
¿Será porque aún hay algo de rivalidad entre ellos?
De cualquier modo, se sienten avergonzados de que
sea Jesús quien les lave los pies.
Cuando le llega el turno a Pedro, protesta:
“No me lavarás los pies jamás”. Y Jesús le contes-
ta: “Si no te los lavo, no eres uno de los míos”. Pe-
dro le dice de corazón: “Señor, entonces no me la-
ves solo los pies, sino también las manos y la
cabeza”. La respuesta de Jesús le sorprende: “El que
se ha bañado está completamente limpio y solo ne-
cesita lavarse los pies. Y ustedes están limpios, aun-
que no todos” (Juan 13:8-10).
Jesús les lava los pies a los 12 ap óstoles, hasta a
Judas Iscariote. Después, vuelve a ponerse el man-
to, se reclina de nuevo a la mesa y les pregunta:
“¿Entienden lo que les he hecho? Ustedes me lla-
man Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy.
Por eso, si yo, el Señor y Maestro, les he lavado los
pies a ustedes, ustedes también deben lavarse los
pies los unos a los otros. Yo les he dado el ejemplo,
520 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
para que hagan lo mismo que yo les hice a ustedes.
De verdad les aseguro que el esclavo no es más que
su amo ni es el enviado más que el que lo envió.
Ahora que saben estas cosas, serán felices si las po-
nen en práctica” (Juan 13:12-17).
¡Qué lección tan conmovedora! Los seguidores
de Jesús deben servir a los demás con humildad.
No deben pensar que son los más importantes ni es-
perar que otros les sirvan. Más bien, deben seguir
el ejemplo de Jesús, pero no lavando los pies a na-
die como un ritual, sino estando dispuestos a ser-
vir a otros con humildad y sin parcialidad.

 Durante la cena, ¿qué les dice Jesús a sus ap óstoles


para indicarles que se aproxima su muerte?
 ¿Por qué sorprende que sea Jesús quien les lave
los pies a los ap óstoles?
 Al lavarles los pies a los ap óstoles, ¿qué lección
enseña Jesús?

UNA LECCI ÓN DE HUMILDAD EN LA ÚLTIMA PASCUA 521


117 LA CENA DEL SEÑOR
MATEO 26:21-29 MARCOS 14:18-25
LUCAS 22:19-23 JUAN 13:18-30

˙ JESÚS REVELA QUE JUDAS LO TRAICIONAR Á


˙ JESÚS INSTITUYE UNA CENA PARA RECORDAR
SU MUERTE

Hace un rato, Jesús les ha dado una lección de humil-


dad a sus ap óstoles al lavarles los pies. Ahora, al pa-
recer después de la cena de la Pascua, cita estas pala-
bras proféticas de David: “El hombre que estaba en
paz conmigo, en el que yo confiaba, el que comía de
mi pan, se ha vuelto en mi contra”. Después explica:
“Uno de ustedes me va a traicionar” (Salmo 41:9; Juan
13:18, 21).
Los ap óstoles se miran unos a otros y empiezan a
decir: “Señor, yo no, ¿verdad?”. Hasta Judas Iscariote
lo dice. Entonces Pedro le pide a Juan, que está al lado
de Jesús en la mesa, que averigüe de quién se trata.
Así que Juan se recuesta en el pecho de Jesús y le pre-
gunta: “Señor, ¿quién es?” (Mateo 26:22; Juan 13:25).
Jesús le responde: “Es aquel a quien le dé el pedazo
de pan que voy a mojar”. A continuación, moja un
522 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
poco de pan en un plato, se lo da a Judas y le dice: “El
Hijo del Hombre se va, tal como se escribió acerca de
él. Pero ¡ay del que va a traicionar al Hijo del Hombre!
Más le valdría no haber nacido” (Juan 13:26; Mateo
26:24). Entonces, Satanás entra en Judas. Este hom-
bre, que ya está corrompido, se somete ahora a la vo-
luntad del Diablo, y así se convierte en “el hijo de des-
trucción” (Juan 6:64, 70; 12:4; 17:12).
Jesús le dice a Judas: “Lo que estás haciendo, hazlo
más rápido”. Los demás ap óstoles se imaginan que,
como Judas tiene la caja del dinero, le está diciendo
que compre las cosas que necesitan para la fiesta o
que les dé algo a los pobres (Juan 13:27-30). Pero, en
vez de eso, Judas se marcha para traicionar a Jesús.
Después que Judas se va, Jesús instituye una cele-
bración completamente nueva. Toma un pan, hace una
oración para dar las gracias, lo parte, se lo da a sus
ap óstoles para que lo coman y les dice: “Esto repre-
senta mi cuerpo, que será dado para el beneficio de
ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí” (Lu-
cas 22:19). Los ap óstoles se pasan el pan y se lo comen.
Luego, Jesús agarra una copa de vino, le da gracias
a Dios, se la pasa a los ap óstoles y todos beben de ella.
LA CENA DEL SE ÑOR 523
Jesús les dice: “Esta copa representa el nuevo pacto,
validado con mi sangre, que va a ser derramada para
el beneficio de ustedes” (Lucas 22:20).
De este modo, Jesús establece una conmemoración
para recordar su muerte, que sus seguidores deberán
celebrar cada año el 14 de nisán. Esta celebración les
recordará lo que tanto Jesús como su Padre han hecho
para que las personas fieles puedan liberarse de la
condena al pecado y la muerte. Y logra más que la Pas-
cua para los judíos, pues destaca la verdadera libera-
ción de los seres humanos que tengan fe.
Jesús dice que su sangre “va a ser derramada para
el beneficio de muchas personas, para que sus peca-
dos sean perdonados”. Sus ap óstoles fieles y otros dis-
cípulos como ellos están entre las muchas personas
que conseguirán ese perdón. Estos son los que estarán
con él en el Reino de su Padre (Mateo 26:28, 29).

 ¿Qué profecía bíblica cita Jesús, y cómo la relaciona


con Judas?
 ¿Qué le dice Jesús a Judas que haga? ¿C ómo lo
interpretan los ap óstoles?
 ¿Qué nueva celebración instituye Jesús, y con qué
prop ósito?

524 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


118 DISCUTEN SOBRE QUIÉN
ES EL MAYOR
MATEO 26:31-35 MARCOS 14:27-31
LUCAS 22:24-38 JUAN 13:31-38

˙ JESÚS DA CONSEJOS SOBRE LA GRANDEZA


˙ PREDICE QUE PEDRO NEGAR Á CONOCERLO
˙ EL AMOR IDENTIFICA A LOS SEGUIDORES DE JESÚS

En esta última noche que Jesús pasa con sus ap ós-


toles, él les ha lavado los pies, y así les ha dado una
excelente lección sobre servir a los demás con hu-
mildad. ¿Por qué ha sido necesario? Porque han de-
mostrado que tienen un punto débil. Son leales a
Dios, pero aún están pensando en quién de ellos es
el mayor o más importante (Marcos 9:33, 34; 10:35-
37). Esa mala tendencia vuelve a surgir en el trans-
curso de la noche.
En poco tiempo, comienza “una fuerte discusión
entre los discípulos” sobre quién de ellos es el ma-
yor (Lucas 22:24). ¡Qué triste debe sentirse Jesús al
verlos discutiendo de nuevo! Pero ¿qué hace al res-
pecto?
DISCUTEN SOBRE QUI ÉN ES EL MAYOR 525
En vez de regañarlos por su actitud y su compor-
tamiento, razona pacientemente con ellos: “Los re-
yes de las naciones dominan al pueblo, y a los que
tienen autoridad sobre la gente se les llama bene-
factores. Sin embargo, ustedes no deben ser así. [...]
Porque ¿quién es mayor? ¿El que come, o el que sir-
ve?”. Entonces, les recuerda el ejemplo que él mis-
mo les ha dado siempre: “Pero yo estoy entre uste-
des como el que sirve” (Lucas 22:25-27).
A pesar de que son imperfectos, los ap óstoles han
permanecido al lado de Jesús en medio de muchas
situaciones difíciles. Por eso, él les dice: “Yo hago
un pacto con ustedes para un reino, así como mi
Padre ha hecho un pacto conmigo” (Lucas 22:29).
Estos hombres son seguidores leales de Jesús. Y él
les asegura que, gracias a este pacto que hace con
ellos, estarán en el Reino y gobernarán con él.
Aunque los ap óstoles tienen esa maravillosa espe-
ranza, todavía son humanos e imperfectos. Jesús les
dice: “Satanás los ha reclamado a todos ustedes
para sacudirlos como si fueran trigo”, que se dis-
persa al pasarlo por una criba (Lucas 22:31). Ade-
526 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
más, les advierte: “Esta noche, todos ustedes van a
fallar por mi causa, porque está escrito: ‘Heriré al
pastor y las ovejas del rebaño serán dispersadas’ ”
(Mateo 26:31; Zacarías 13:7).
Pedro dice muy confiado: “Aunque todos los de-
más fallen por tu causa, ¡yo nunca fallaré!” (Mateo
26:33). Pero Jesús le dice que, antes de que un ga-
llo cante esa noche dos veces, negará conocerlo.
No obstante, añade: “Pero yo he rogado por ti para
que tu fe no decaiga. Y tú, cuando vuelvas, fortale-
ce a tus hermanos” (Lucas 22:32). Aun así, Pedro
insiste: “Aunque tenga que morir contigo, yo nunca
negaré conocerte” (Mateo 26:35). Los demás ap ós-
toles afirman lo mismo.
Jesús sigue diciendo: “Voy a estar con ustedes un
poco más de tiempo. Me buscarán; pero lo mismo
que les dije a los judíos se lo digo ahora a ustedes:
‘No pueden venir adonde yo voy’ ”. Y añade: “Les
doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a
otros; que, así como yo los he amado, ustedes se
amen unos a otros. De este modo todos sabrán que
ustedes son mis discípulos: si tienen amor entre us-
tedes” (Juan 13:33-35).
DISCUTEN SOBRE QUI ÉN ES EL MAYOR 527
Al oír a Jesús decir que estará con ellos solo
un poco más de tiempo, Pedro le pregunta: “Se-
ñor, ¿adónde vas?”. Él le contesta: “Adonde yo voy
no puedes seguirme ahora, pero me seguirás más
tarde”. Confundido, Pedro responde: “Señor, ¿por
qué no puedo seguirte ahora? Yo daría mi vida por
ti” (Juan 13:36, 37).
A continuación, Jesús se refiere a la ocasión en la
que envió a sus ap óstoles a predicar por Galilea sin
bolsita para el dinero ni bolsa de provisiones (Ma-
teo 10:5, 9, 10). Y les pregunta: “¿Verdad que no les
faltó nada?”. Ellos contestan que no. Pero ¿qué de-
ben hacer de ahora en adelante? Jesús les manda:
“Ahora, el que tiene una bolsita para el dinero, que
la lleve, y también una bolsa de provisiones; y el que
no tiene espada, que venda su manto y compre una.
Porque les digo que tiene que cumplirse en mí esto
que está escrito: ‘Fue considerado un delincuente’.
Y esto se está cumpliendo en mí” (Lucas 22:35-37).
Jesús está hablando del momento en el que lo cla-
varán en un madero junto a malhechores o delin-
cuentes. A partir de entonces, sus seguidores se en-
528 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
frentarán a dura persecución. Ellos creen que están
listos, así que le dicen: “Señor, mira, aquí hay dos
espadas”. Él les responde: “Con eso basta” (Lucas
22:38). Más adelante, Jesús aprovechará que ellos
tienen dos espadas para enseñarles una importante
lección.

 ¿Por qué discuten los ap óstoles, y qué hace Jesús


al respecto?
 ¿Qué logrará el pacto que hace Jesús con sus
discípulos fieles?
 ¿Qué le dice Jesús a Pedro al ver su exceso de
confianza?

DISCUTEN SOBRE QUI ÉN ES EL MAYOR 529


119 JESÚS: EL CAMINO,
LA VERDAD Y LA VIDA
JUAN 14:1-31

˙ JESÚS SE VA A PREPA RARLES UN LUGAR


A SUS DISCÍPULOS
˙ LES PROMETE QUE LES DAR Á UN AYUDANTE
˙ EL PADRE ES MAYOR QUE JESÚS

Jesús todavía está con sus ap óstoles en la habita-


ción del piso de arriba. Después de la cena para
recordar su muerte, los anima diciéndoles: “Que
no se les angustie el corazón. Demuestren fe en
Dios, y demuestren fe en mí también” (Juan 13:36;
14:1).
Jesús les dice algo a sus fieles ap óstoles para que
no se preocupen demasiado por su partida: “En la
casa de mi Padre hay muchos lugares donde vi-
vir. [...] Además, cuando me haya ido y les haya pre-
parado un lugar, volveré y los recibiré en casa, a mi
lado, para que donde yo esté también estén uste-
des”. Sin embargo, los ap óstoles no entienden que
les está hablando de ir al cielo. Por eso Tomás le
530 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
pregunta: “Señor, no sabemos adónde vas. ¿C ómo
vamos a conocer el camino?” (Juan 14:2-5).
Jesús le responde: “Yo soy el camino, la verdad y
la vida”. Solo quien acepte a Jesús y sus enseñanzas,
y siga su ejemplo, puede entrar en el hogar celestial
de su Padre. Jesús explica: “Nadie puede llegar al
Padre si no es por medio de mí” (Juan 14:6).
Felipe, que está escuchando con atención, le pide:
“Señor, muéstranos al Padre, y con eso nos basta”.
Al parecer, quiere que le dé una visión de Dios,
como las que tuvieron Moisés, Elías e Isaías. Sin
embargo, los ap óstoles cuentan con algo mejor que
aquellas visiones. Jesús lo destaca al responder: “Fe-
lipe, con todo el tiempo que llevo con ustedes, ¿to-
davía no me conoces? El que me ha visto a mí ha
visto al Padre también”. Jesús es el reflejo perfecto
de la personalidad del Padre. Por lo tanto, vivir con
Jesús y observarlo es como ver al Padre. Aunque,
por supuesto, el Padre es superior al Hijo, por eso
Jesús señala: “Las cosas que yo les digo no son ideas
mías” (Juan 14:8-10). Los ap óstoles ven que Jesús le
da a su Padre todo el mérito por sus enseñanzas.
JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA 531
Ellos han visto a Jesús realizar obras maravillosas
y lo han escuchado predicar las buenas noticias del
Reino de Dios. Ahora él les dice: “El que demues-
tre fe en mí también hará las obras que yo hago.
Y hará obras más grandes” (Juan 14:12). Con esas
palabras, no se refiere a que ellos harán milagros
más importantes que los que él realizó. Sin embar-
go, sí predicarán durante mucho más tiempo, abar-
carán un territorio mucho más extenso y llegarán a
más gente.
Aunque Jesús se marche, los ap óstoles no se sen-
tirán abandonados, pues él les promete: “Si ustedes
piden algo en mi nombre, yo lo haré”. Es más, les
dice: “Yo le rogaré al Padre y él les dará otro ayu-
dante que esté con ustedes para siempre: el espíri-
tu de la verdad” (Juan 14:14, 16, 17). Así, Jesús les
garantiza que recibirán el apoyo de “otro ayudan-
te”, el espíritu santo. Eso sucede en el día del Pen-
tecostés.
Jesús continúa: “Dentro de poco el mundo ya
no me verá más, pero ustedes me verán, porque yo
vivo y ustedes vivirán” (Juan 14:19). No solo les
dice que se les aparecerá con un cuerpo humano,
532 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
sino que en el futuro los resucitará como criaturas
espirituales, y así estarán con él en el cielo.
Ahora Jesús les dice una verdad muy clara: “El
que acepta mis mandamientos y los obedece es el
que me ama. Y al que me ama, mi Padre lo amará,
y yo lo amaré y me mostraré abiertamente a él”.
A lo que el ap óstol Judas, también llamado Tadeo,
le pregunta: “Señor, ¿qué ha pasado? ¿Por qué vas
a mostrarte abiertamente a nosotros y no al mun-
do?”. Jesús le contesta: “Si alguien me ama, obede-
cerá mis palabras. Y mi Padre lo amará [...]. El que
no me ama no obedece mis palabras” (Juan 14:21-
24). A diferencia de sus seguidores, el mundo no re-
conoce a Jesús como el camino, la verdad y la vida.
Entonces, ya que Jesús va a irse, ¿c ómo podrán
recordar los discípulos todo lo que les ha enseña-
do? Él les explica: “El ayudante, el espíritu santo,
que el Padre enviará en mi nombre, ese les enseña-
rá todas las cosas y les hará recordar todo lo que
les he dicho”. Los ap óstoles ya han visto el poder
que tiene el espíritu santo, así que esa garantía los
tranquiliza. Jesús añade: “La paz les dejo; mi paz
JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA 533
les doy. [...] Que no se les angustie ni acobarde el
corazón” (Juan 14:26, 27). Los discípulos no tienen
de qué preocuparse, porque el Padre de Jesús los
dirigirá y protegerá.
Muy pronto se hará evidente esa protección de
Dios. Jesús explica: “Viene el gobernante del mun-
do, y él no tiene ningún poder sobre mí” (Juan
14:30). El Diablo fue capaz de entrar en Judas y do-
minarlo. Pero Jesús no tiene un punto débil que Sa-
tanás pueda usar para ponerlo en contra de Dios.
Satanás tampoco tiene el poder para impedir que
resucite. ¿Por qué no lo puede impedir? Jesús dice
la razón: “Hago exactamente lo que el Padre me ha
mandado”. Por eso está totalmente seguro de que
su Padre lo resucitará (Juan 14:31).

 ¿Adónde va a ir Jesús? Cuando Tomás le pregunta


cómo llegar allí, ¿qué le asegura Jesús?
 Al parecer, ¿qué quiere Felipe que le dé Jesús?
 ¿En qué sentido harán los seguidores de Jesús obras
mayores que las de él?
 El hecho de que el Padre sea mayor que Jesús,
¿qué garantía da?

534 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


120 CÓMO DAR FRUTO
Y SER AMIGOS DE JESÚS
JUAN 15:1-27

˙ LA VID VERDADERA Y SUS RAMAS


˙ CÓMO PERMANECER EN EL AMOR DE JESÚS

Jesús ha estado conversando francamente con sus


ap óstoles fieles y animándolos. Es tarde, quizás des-
pués de medianoche. Ahora les pone un ejemplo
motivador.
Comienza así: “Yo soy la vid verdadera y mi Pa-
dre es el agricultor” (Juan 15:1). Este ejemplo se pa-
rece a lo que se dijo siglos antes sobre la nación de
Israel, a la que se llamaba la vid de Jehová (Jere-
mías 2:21; Oseas 10:1, 2). Sin embargo, Jehová va a
rechazar a esa nación (Mateo 23:37, 38). Así que Je-
sús está hablando de algo nuevo. Él es la vid que su
Padre ha estado cultivando desde que lo ungió con
espíritu santo en el año 29. Pero Jesús muestra que
la vid no solo lo representa a él, pues dice:
“Él [su Padre] corta todas las ramas en mí que
no dan fruto, y todas las que dan fruto las limpia
C ÓMO DAR FRUTO Y SER AMIGOS DE JES ÚS 535
para que den más. [...] Igual que la rama no puede
dar fruto por sí sola, sino que tiene que seguir uni-
da a la vid, ustedes tampoco pueden dar fruto si
no siguen en unión conmigo. Yo soy la vid y uste-
des son las ramas” (Juan 15:2-5).
Jesús les ha prometido a sus discípulos fieles que,
después de su partida, les enviará a un ayudante, el
espíritu santo. Cincuenta y un días más tarde, los
ap óstoles y otros discípulos recibirán ese espíritu, y
así se convertirán en ramas de la vid. Y todas las
“ramas” deberán permanecer unidas a Jesús. ¿Con
qué prop ósito?
Explica: “El que se mantiene en unión conmigo,
y yo en unión con él, ese da mucho fruto. Porque,
separados de mí, ustedes no pueden hacer nada”.
Sus seguidores fieles, que son las “ramas” de la vid,
darán mucho fruto cultivando cualidades como las
de Jesús, buscando oportunidades para hablar con
otros acerca del Reino de Dios y haciendo más dis-
cípulos. ¿Y qué sucede si alguien no permanece en
unión con Jesús y no da fruto? Él lo dice: “Si al-
guien no se mantiene en unión conmigo, es dese-
536 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
chado”. Por otra parte, indica: “Si se mantienen en
unión conmigo y mis palabras permanecen en uste-
des, pidan lo que quieran y se les hará realidad”
(Juan 15:5-7).
Ahora vuelve a destacar que deben seguir sus
mandamientos, algo que ya les ha mencionado dos
veces (Juan 14:15, 21). Y les dice cuál es la manera
de demostrar que lo están haciendo. Explica: “Si
obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi
amor, así como yo he obedecido los mandamientos
del Padre y permanezco en su amor”. Sin embargo,
se requiere más que amar a Jehová y a su Hijo. Je-
sús continúa: “Este es mi mandamiento: que uste-
des se amen unos a otros tal como yo los he ama-
do. Nadie tiene amor más grande que este: que
alguien dé su vida por sus amigos. Ustedes son mis
amigos si hacen lo que les mando” (Juan 15:10-14).
Dentro de unas pocas horas, Jesús demostrará su
amor entregando su vida por todos los que tengan
fe en él. Su ejemplo debería impulsar a sus segui-
dores a tenerse el mismo amor y a estar dispuestos
a sacrificarse unos por otros. Esa clase de amor
C ÓMO DAR FRUTO Y SER AMIGOS DE JES ÚS 537
servirá para identificarlos, tal como Jesús lo decla-
ró anteriormente: “De este modo todos sabrán que
ustedes son mis discípulos: si tienen amor entre us-
tedes” (Juan 13:35).
Los ap óstoles deberían caer en la cuenta de que
Jesús los está llamando amigos. Él les explica por
qué lo son: “Los llamo amigos, porque les he con-
tado todas las cosas que le he escuchado decir a mi
Padre”. ¡Qué relación tan hermosa! Ser buenos ami-
gos de Jesús y saber las cosas que su Padre le ha
contado es algo muy especial. Pero, si quieren man-
tener esa amistad con él, deben seguir dando fruto.
Jesús les dice que, si lo hacen, “el Padre les dará
cualquier cosa que le pidan” en su nombre (Juan
15:15, 16).
El amor que se tengan sus discípulos, las “ramas”
de la vid, los ayudará a aguantar lo que les sobre-
vendrá. Él les dice que el mundo los odiará, pero
también les da estas palabras de ánimo: “Si el mun-
do los odia, sepan que a mí me odió antes que a us-
tedes. Si ustedes fueran parte del mundo, el mundo
los amaría porque serían algo suyo. Pero, como
no son parte del mundo, sino que yo los he elegido
538 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
de entre el mundo, por eso el mundo los odia”
(Juan 15:18, 19).
Luego, les da más razones por las que el mundo
los odiará: “Por causa de mi nombre, ellos les ha-
rán todas estas cosas, porque no conocen al que me
envió”. Jesús dice que sus milagros en realidad con-
denan a los que lo odian: “Si yo no hubiera hecho
delante de ellos las obras que nadie más ha hecho,
no serían culpables de pecado; pero ahora me han
visto y me han odiado a mí y también a mi Padre”.
De hecho, ese odio cumple lo que estaba predicho
(Juan 15:21, 24, 25; Salmo 35:19; 69:4).
Jesús les promete de nuevo que les enviará al ayu-
dante, el espíritu santo. Esa poderosa fuerza está a
disposición de todos sus seguidores y los puede ayu-
dar a dar fruto, es decir, a “dar testimonio” (Juan
15:27).

 ¿Quién es el agricultor, quién es la vid y quiénes son


las ramas del ejemplo de Jesús?
 ¿Qué fruto quiere Dios que produzcan las ramas?
 ¿C ómo pueden los discípulos de Jesús ser sus amigos,
y qué los ayudará a hacer frente al odio del mundo?

C ÓMO DAR FRUTO Y SER AMIGOS DE JES ÚS 539


121 “¡SEAN VALIENTES!,
QUE YO HE VENCIDO
AL MUNDO”
JUAN 16:1-33

˙ DENTRO DE POCO, LOS AP ÓSTOLES DEJAR ÁN


DE VER A JESÚS
˙ LA TRISTEZA DE LOS AP ÓSTOLES SE CONVERTIR Á
EN ALEGR ÍA

Jesús y los ap óstoles están a punto de irse de la ha-


bitación del piso de arriba, donde han celebrado la
cena de la Pascua. Él les ha dado muchos consejos
y ahora les explica: “Les he dicho estas cosas para
que no pierdan la fe”. ¿Por qué es oportuna esa ad-
vertencia? Él mismo da la respuesta: “Los van a ex-
pulsar de la sinagoga. De hecho, viene la hora en
que todo el que los mate creerá que le está hacien-
do un servicio a Dios” (Juan 16:1, 2).
Esas noticias quizás preocupen a los ap óstoles.
Aunque Jesús ya les mencionó que el mundo los
odiaría, no les había dicho tan directamente que los
matarían. ¿Por qué no? Porque todavía está con
540 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
ellos (Juan 16:4). Pero, ahora, antes de marcharse,
les está avisando, así tal vez no fallen más adelante.
Jesús continúa: “Ahora me voy al que me envió,
y ninguno de ustedes me pregunta: ‘¿Adónde vas?’ ”.
Ya esa misma noche le habían preguntado adónde
iba (Juan 13:36; 14:5; 16:5). Pero, ahora, conmocio-
nados, se quedan pensando en la persecución que
van a sufrir y centrados en su propia tristeza. Por
eso no le hacen más preguntas sobre la gloria que
le espera y lo que eso significará para los verdade-
ros siervos de Dios. Jesús les comenta: “El corazón
se les ha llenado de tristeza porque les dije estas
cosas” (Juan 16:6).
Entonces les explica: “Les conviene que me vaya.
Porque, si no me voy, el ayudante no vendrá a uste-
des; pero, si me voy, yo se lo enviaré a ustedes”
(Juan 16:7). Jesús tiene que morir e ir al cielo para
que sus discípulos reciban espíritu santo, que él
puede enviar como ayudante a sus seguidores en
cualquier parte del mundo.
El espíritu santo “le dará al mundo pruebas con-
vincentes del pecado, de la justicia y del juicio”
(Juan 16:8). Así es, la falta de fe del mundo en el
“¡SEAN VALIENTES!, QUE YO HE VENCIDO AL MUNDO” 541
Hijo de Dios quedará al descubierto. Jesús subirá al
cielo, y eso será una prueba convincente de que él
es justo y demostrará que Satanás, “el gobernan-
te de este mundo”, merece ser condenado (Juan
16:11).
A continuación, Jesús señala: “Tengo muchas co-
sas que decirles, pero ahora sería demasiado para
ustedes”. Sin embargo, cuando él derrame el espíri-
tu santo, lograrán entender “toda la verdad” y serán
capaces de vivir de acuerdo con ella (Juan 16:
12, 13).
Los ap óstoles se quedan confundidos al escuchar
a Jesús decir: “Dentro de poco ya no me verán más,
pero también dentro de poco me verán”. Se pregun-
tan unos a otros a qué se refiere. Jesús se da cuen-
ta de que quieren saberlo, así que les explica: “De
verdad les aseguro que ustedes llorarán y se lamen-
tarán, pero el mundo se alegrará; ustedes sentirán
dolor, pero su dolor se convertirá en gozo” (Juan
16:16, 20). Cuando lo maten al día siguiente por la
tarde, los líderes religiosos se alegrarán, pero los
discípulos se pondrán muy tristes. Sin embargo, su
542 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
dolor se tornará en alegría al ver que Jesús ha re-
sucitado, y seguirán sintiendo alegría cuando él
derrame sobre ellos el espíritu santo.
Jesús compara la situación de los ap óstoles a la
de una mujer que tiene dolores de parto: “Cuando
una mujer está dando a luz, siente dolor porque le
ha llegado la hora. Pero, cuando ya ha dado a luz
al niño, la alegría de que un ser humano haya veni-
do al mundo hace que se le olvide todo el sufri-
miento”. Jesús les da a los ap óstoles las siguientes
palabras de ánimo: “Lo mismo pasa con ustedes.
Ahora están dolidos; pero yo volveré a verlos, y el
corazón se les llenará de gozo y nadie les podrá qui-
tar su gozo” (Juan 16:21, 22).
Hasta ahora, los ap óstoles nunca han hecho peti-
ciones en el nombre de Jesús. Pero él les dice: “Ese
día le pedirán al Padre en mi nombre”. ¿Por qué de-
berían hacerlo? No es porque el Padre no quiera
responderles, pues Jesús les confirma: “El Padre
mismo los quiere, porque me han querido a mí y
han creído que yo vine como representante de Dios”
(Juan 16:26, 27).
“¡SEAN VALIENTES!, QUE YO HE VENCIDO AL MUNDO” 543
Quizás por esas palabras animadoras de Jesús, los
ap óstoles afirman con valor: “Por esta razón cree-
mos que viniste de Dios”. Sin embargo, esa convic-
ción pronto se verá puesta a prueba. Jesús les expli-
ca lo que va a suceder dentro de poco: “Viene la
hora —de hecho, ha llegado ya— en que ustedes se-
rán dispersados. Cada uno se irá a su propia casa y
me dejarán solo”. Aun así, les asegura: “Les he di-
cho estas cosas para que tengan paz por medio de
mí. En el mundo van a sufrir mucho. Pero ¡sean va-
lientes!, que yo he vencido al mundo” (Juan 16:30-
33). Así es, Jesús de ninguna manera los va a aban-
donar. Y está seguro de que ellos también podrán
salir vencedores, igual que él, cumpliendo fielmen-
te con la voluntad de Dios a pesar de los intentos
de Satanás y su mundo por quebrantar su lealtad.

 ¿Qué advertencia de Jesús causa preocupación


a los ap óstoles?
 ¿Por qué los ap óstoles no le hacen más preguntas
a Jesús?
 ¿Qué comparación pone Jesús para explicar que
el dolor de los ap óstoles se convertirá en alegría?

544 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


122 LA ORACIÓN
DE CONCLUSIÓN
DE JESÚS
EN LA HABITACIÓN
DE ARRIBA
JUAN 17:1-26

˙ LOS BENEFICIOS DE LLEGAR A CONOCER A DIOS


Y A SU HIJO
˙ LA UNIDAD DE JEHOVÁ, JESÚS Y LOS DISCÍPULOS

Como Jesús ama tanto a sus discípulos, los ha es-


tado preparando para cuando se vaya dentro de
poco. Ahora, alza la vista al cielo y le ora a su Pa-
dre: “Glorifica a tu hijo para que tu hijo te glorifi-
que a ti, así como le has dado autoridad sobre to-
das las personas para que él les dé vida eterna a
todos los que le diste” (Juan 17:1, 2).
Jesús reconoce claramente que lo más importan-
te es darle gloria a Dios. Pero también menciona
que la humanidad tiene la maravillosa posibilidad
de obtener vida eterna. Jesús ha recibido “autoridad
LA ORACIÓN DE CONCLUSIÓN DE JESÚS EN LA HABITACIÓN DE ARRIBA 545
sobre todas las personas”, así que puede ofrecerles
a todos los seres humanos los beneficios de su sa-
crificio. No obstante, solo unos cuantos los aprove-
charán. ¿Por qué? Porque únicamente los recibirán
quienes hagan lo que Jesús dice a continuación:
“Esto significa vida eterna: que lleguen a conocerte
a ti, el único Dios verdadero, y a quien tú enviaste,
Jesucristo” (Juan 17:3).
Así, quien quiera recibir vida eterna debe cono-
cer muy bien tanto al Padre como al Hijo y desarro-
llar una estrecha amistad con ellos. Tiene que ver
las cosas como ellos las ven. Además, debe esfor-
zarse por copiar sus magníficas cualidades al tratar
a los demás y reconocer que obtener la vida eterna
no es tan importante como darle gloria a Dios. Je-
sús vuelve a hablar de este tema:
“Yo te he glorificado en la tierra; he completado
la obra que me encargaste. Así que ahora, Padre,
glorifícame a tu lado con aquella gloria que yo te-
nía junto a ti antes de que el mundo existiera”
(Juan 17:4, 5). Jesús le está pidiendo a su Padre que
lo resucite para recibir de nuevo la gloria que ha-
bía tenido en el cielo.
546 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Sin embargo, Jesús no ha olvidado lo que ha lo-
grado en su ministerio. A continuación, dice: “Les
he dado a conocer tu nombre a quienes me diste
del mundo. Eran tuyos y me los diste, y han obede-
cido tus palabras” (Juan 17:6). Él ha ido más allá de
pronunciar el nombre de Dios, Jehová, al predicar.
También ha ayudado a sus ap óstoles a llegar a co-
nocer lo que ese nombre representa, es decir, las
cualidades de Dios y su manera de tratar con los se-
res humanos.
Los ap óstoles han llegado a conocer a Jehová, el
papel de Jesús y las cosas que este les ha enseñado.
Ahora, Jesús reconoce humildemente: “Les he dado
el mensaje que me diste y ellos lo han aceptado y
realmente han llegado a saber que vine como repre-
sentante tuyo, y han creído que tú me enviaste”
(Juan 17:8).
Luego, Jesús reconoce que sus seguidores son di-
ferentes del resto de las personas: “No pido por el
mundo, sino por los que tú me has dado, porque
son tuyos [...]. Padre santo, cuídalos por causa de tu
propio nombre —el que tú me diste— para que
sean uno así como nosotros somos uno. [...] Los he
LA ORACIÓN DE CONCLUSIÓN DE JESÚS EN LA HABITACIÓN DE ARRIBA 547
protegido, y ninguno de ellos ha sido destruido, ex-
cepto el hijo de destrucción”. Se refiere a Judas Is-
cariote, que se ha ido para traicionarlo (Juan 17:9-
12).
Jesús continúa diciendo: “El mundo los ha odia-
do”. Y luego añade: “No te pido que los saques del
mundo, sino que los protejas del Maligno. Ellos
no son parte del mundo, igual que yo no soy parte
del mundo” (Juan 17:14-16). Aunque los ap óstoles y
los demás discípulos están en el mundo —la socie-
dad humana controlada por Satanás—, deben man-
tenerse separados de ese mundo y de su maldad.
¿C ómo pueden lograrlo?
Manteniéndose santos, apartados para el servicio
a Dios. Lo pueden conseguir poniendo en práctica
las verdades que se encuentran en las Escrituras He-
breas y las que Jesús mismo les ha enseñado. Él le
pide a su Padre: “Santifícalos por medio de la ver-
dad; tu palabra es la verdad” (Juan 17:17). Con el
tiempo, y por inspiración de Dios, algunos ap ósto-
les escribirán libros que llegarán a formar parte de
“la verdad” que podrá santificar a las personas.
548 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Pero también habrá otros que acepten “la ver-
dad”. Por eso Jesús dice: “No te pido solo por ellos
[los 11 ap óstoles], sino también por los que pon-
gan su fe en mí gracias a las palabras de ellos”.
¿Y qué pide? “Que todos ellos sean uno. Tal como
tú, Padre, estás en unión conmigo y yo estoy en
unión contigo, que ellos también estén en unión
con nosotros” (Juan 17:20, 21). Jesús y su Padre
no son la misma persona. Son uno en el sentido de
que están de acuerdo en todo. Y él está orando para
que sus seguidores disfruten de esa misma uni-
dad.
Poco antes, Jesús les había dicho a Pedro y a los
demás que se iba para prepararles un lugar en el cie-
lo (Juan 14:2, 3). Y ahora retoma esa idea al pedir-
le a su Padre: “Quiero que los que me diste estén
conmigo donde yo esté para que vean la gloria que
me has dado porque me amaste antes de la funda-
ción del mundo” (Juan 17:24). Con esto confirma
que, hace mucho tiempo, incluso antes de que Adán
y Eva tuvieran hijos, Dios amó a su Hijo unigéni-
to, quien llegó a ser Jesucristo.
LA ORACIÓN DE CONCLUSIÓN DE JESÚS EN LA HABITACIÓN DE ARRIBA 549
En sus palabras finales, Jesús vuelve a destacar
tanto el nombre de su Padre como el amor que Dios
siente por los ap óstoles y por quienes acepten “la
verdad” en el futuro: “Les he dado a conocer tu
nombre —afirma—, y seguiré dándolo a conocer,
para que el amor con que tú me amaste esté en ellos
y yo esté en unión con ellos” (Juan 17:26).

 ¿Qué significa llegar a conocer a Dios y a su Hijo?


 ¿C ómo ha dado a conocer Jesús el nombre de Dios?
 ¿En qué sentido son uno el Padre, el Hijo y todos
los que de verdad adoran a Dios?

550 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


123 ORA A SU PADRE
EN MOMENTOS
DE GRAN ANGUSTIA
MATEO 26:30, 36-46 MARCOS 14:26, 32-42
LUCAS 22:39-46 JUAN 18:1

˙ JESÚS EN EL JARDÍN DE GETSEMANÍ


˙ SU SUDOR SE VUELVE COMO GOTAS DE SANGRE

Jesús termina de orar con sus ap óstoles y, “después de


cantar alabanzas”, todos se van al monte de los Olivos
(Marcos 14:26). Se dirigen hacia el este, a un lugar
adonde Jesús acostumbra ir, el jardín de Getsemaní.
Al llegar a este agradable lugar entre los olivos, deja
atrás a ocho de los ap óstoles. Quizás se quedan cerca
de la entrada del jardín, pues les pide: “Quédense aquí
sentados mientras yo voy allá a orar”. Entonces se lle-
va con él a tres ap óstoles —Pedro, Santiago y Juan—
y se adentra más en el jardín. Está bajo mucha pre-
sión, por eso les dice: “Estoy tan angustiado que sien-
to que me muero. Quédense aquí y manténganse des-
piertos conmigo” (Mateo 26:36-38).
Jesús se aparta un poco de ellos, cae al suelo y
ORA A SU PADRE EN MOMENTOS DE GRAN ANGUSTIA 551
SU SUDOR SE VUELVE
COMO GOTAS DE SANGRE
Lucas, que era médico, no explica cómo es posible que el
sudor de Jesús se volviera “como gotas de sangre” (Lucas
22:44). Puede que estuviera hablando en sentido figurado,
comparando el sudor de Jesús a la sangre que gotea de
una herida. Sin embargo, el Dr. William Edwards apunta
a otra posibilidad en The Journal of the American Medical
Association (la revista de la Asociación Médica America-
na): “Aunque se trata de un fenómeno poco común, la
mezcla de sudor y sangre (hematidrosis [...]) puede pre-
sentarse en casos de máxima tensión emocional [...]. Esto
ocurre cuando se produce una hemorragia de las glándu-
las sudoríparas, la cual provoca que la piel se debilite y
se haga más sensible”.

empieza a orar. ¿Sobre qué asuntos ora en un momen-


to tan crítico? Le ruega a Dios: “Padre, para ti todo es
posible; quítame esta copa. Pero que no se haga lo que
yo quiero, sino lo que tú quieres” (Marcos 14:35, 36).
¿A qué se refiere? ¿Acaso está renunciando a su papel
de Redentor? ¡Claro que no!
Jesús pudo ver desde el cielo el sufrimiento extremo
por el que pasaron otras personas ejecutadas por los
romanos. Y ahora él es un ser humano con profundos
sentimientos, capaz de padecer dolor. Está claro que
no desea sufrir lo que le espera. Pero hay algo más im-
552 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
portante que lo tiene angustiado. Sabe que morirá
como un delincuente despreciable y que eso le puede
traer deshonra al nombre de su Padre. Dentro de unas
cuantas horas, lo clavarán en un madero como si fue-
ra culpable de blasfemia contra Dios.
Jesús pasa un buen rato orando y, cuando vuelve, se
encuentra a los tres ap óstoles dormidos. Entonces le
dice a Pedro: “¿Es que no pudieron mantenerse des-
piertos conmigo ni siquiera una hora? Manténganse
despiertos y oren constantemente para que no caigan
en la tentación”. Jesús comprende que los ap óstoles
también han estado bajo mucha presión, y ya es tarde
por la noche. Así que añade: “Claro, el espíritu está
dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:40, 41).
Luego, Jesús se va por segunda vez y le pide a Dios
que aparte de él “esta copa”. Al volver, ve que los
ap óstoles se han dormido de nuevo, cuando deberían
haber estado orando para no caer en tentación. Jesús
se lo señala, y ellos no saben qué decirle (Marcos
14:40). Entonces, se marcha por tercera vez, se pone
de rodillas y continúa orando.
Está muy preocupado porque morir como un delin-
cuente le traerá deshonra al nombre de su Padre. Pero
ORA A SU PADRE EN MOMENTOS DE GRAN ANGUSTIA 553
Jehová está escuchando las oraciones de su Hijo y, en
un momento determinado, le envía a un ángel para
fortalecerlo. Aun así, Jesús no deja de suplicarle ayu-
da a su Padre, sino que sigue “orando todavía con más
intensidad”. La tensión emocional que siente es enor-
me. ¡Cuánta responsabilidad lleva en sus hombros!
Está en juego su propia vida eterna y la de todos los
seres humanos que adoren a Dios. Con razón su sudor
se vuelve como gotas de sangre que caen al suelo (Lu-
cas 22:44).
Al regresar por tercera vez adonde están los ap ósto-
les, de nuevo los encuentra dormidos. Les dice: “¡Es-
tán durmiendo y descansando en un momento como
este! Miren, se ha acercado la hora para que el Hijo
del Hombre sea entregado en manos de pecadores. Le-
vántense, vámonos. Miren, ya está llegando el que me
va a traicionar” (Mateo 26:45, 46).

 Después de salir de la habitación del piso de arriba,


¿adónde va Jesús con sus ap óstoles?
 ¿Qué hacen tres ap óstoles mientras Jesús ora a Dios?
 ¿Por qué se vuelve el sudor de Jesús como gotas de
sangre?

554 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


124 LA TRAICIÓN DE JUDAS
Y EL ARRESTO DE JESÚS
MATEO 26:47-56 MARCOS 14:43-52
LUCAS 22:47-53 JUAN 18:2-12

˙ JUDAS TRAICIONA A JESÚS EN EL JARDÍN


˙ PEDRO LE CORTA LA OREJA A UN HOMBRE
˙ ARRESTAN A JESÚS

Ya es más de medianoche. Los sacerdotes han acor-


dado pagarle a Judas 30 piezas de plata para que
traicione a Jesús. Así que Judas guía a un gran gru-
po de sacerdotes principales y fariseos, con el obje-
tivo de encontrar al Maestro. Los acompaña un des-
tacamento de soldados romanos y un comandante
militar.
Por lo visto, cuando Jesús le dijo que se marcha-
ra de la cena de la Pascua, Judas se fue directamen-
te a ver a los sacerdotes principales (Juan 13:27).
Ellos reunieron a sus propios guardias y a una ban-
da de soldados. Quizás Judas los haya conducido
primero a la habitación en la que Jesús y sus ap ós-
toles han celebrado la Pascua. Pero, a estas alturas,
LA TRAICI ÓN DE JUDAS Y EL ARRESTO DE JES ÚS 555
la multitud ha cruzado el valle de Cedrón y se diri-
ge al jardín. Además de armas, llevan lámparas y
antorchas, resueltos a encontrar a Jesús.
Judas dirige al grupo hacia el monte de los Oli-
vos convencido de que sabe dónde encontrar a Je-
sús. La semana pasada los ap óstoles recorrieron en
varias ocasiones el camino de Betania a Jerusalén
y se detuvieron en el jardín de Getsemaní unas
cuantas veces. Pero ahora es de noche, y puede que
Jesús se encuentre entre las sombras de los olivos
del jardín. Así que, ¿c ómo serán capaces los sol-
dados de reconocerlo, si quizás ni lo han visto an-
tes? Para ayudarlos, Judas queda en darles la si-
guiente señal: “Al que yo bese, ese es. Deténganlo
y llévenselo bien custodiado” (Marcos 14:44).
Al llegar con el grupo al jardín, Judas ve a Je-
sús y sus ap óstoles y va directamente hacia ellos.
Le dice a Jesús: “¡Hola, Rabí!” y le da un beso cari-
ñoso. Jesús le pregunta: “Amigo, ¿a qué has veni-
do?” (Mateo 26:49, 50). Pero él mismo se responde,
diciendo: “Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del
Hombre?” (Lucas 22:48). Así es, ¡Judas acaba de
traicionar a su Maestro!
556 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Entonces, Jesús da un paso al frente, se coloca a
la luz de las antorchas y lámparas, y pregunta: “¿A
quién buscan?”. Alguien de la multitud le contesta:
“A Jesús el Nazareno”. Con valor, él responde: “Soy
yo” (Juan 18:4, 5). Los hombres, que no saben qué
esperar, caen al suelo.
En vez de aprovechar el momento para escaparse
en la oscuridad de la noche, Jesús vuelve a pregun-
tarles a quién están buscando. Ellos le responden
de nuevo: “A Jesús el Nazareno”. Jesús continúa
con calma: “Ya les dije que soy yo. Si me están bus-
cando a mí, dejen que estos hombres se vayan”. In-
cluso en un momento tan crucial como este, recuer-
da lo que había dicho antes, que no perdería a
ninguno de sus ap óstoles fieles (Juan 6:39; 17:12).
De hecho, no ha perdido a ninguno, excepto a Ju-
das, “el hijo de destrucción” (Juan 18:7-9). Ahora
está pidiendo que dejen que sus seguidores leales se
marchen.
Cuando los ap óstoles ven que los soldados se le-
vantan y se acercan a Jesús, se dan cuenta de lo que
está sucediendo. “Señor, ¿atacamos con la espada?”,
preguntan (Lucas 22:49). Antes de que Jesús pueda
LA TRAICI ÓN DE JUDAS Y EL ARRESTO DE JES ÚS 557
responderles, Pedro agarra una de las dos espadas
que llevan los ap óstoles y le corta la oreja derecha
a Malco, esclavo del sumo sacerdote.
Pero Jesús le toca la oreja a Malco y le cura la he-
rida. Entonces enseña una lección importante al or-
denarle a Pedro: “Guarda tu espada, porque todos
los que usan la espada morirán a espada”. Jesús está
dispuesto a que lo arresten, pues explica: “Si hicie-
ra eso, ¿c ómo se cumplirían las Escrituras que di-
cen que es así como tiene que pasar?” (Mateo 26:
52, 54). Y añade: “¿Acaso no debo beber de la copa
que me ha dado el Padre?” (Juan 18:11). Está de
acuerdo con la voluntad de Dios para él, aunque
tenga que morir.
Jesús le pregunta a la gente: “¿Salieron con espa-
das y garrotes para arrestarme como si yo fuera un
ladrón? Día tras día me sentaba para enseñar en el
templo y ustedes no me detuvieron. Pero todo esto
ha pasado para que se cumpla lo que escribieron
los profetas” (Mateo 26:55, 56).
Los soldados, el comandante militar y los guar-
dias de los judíos atrapan a Jesús y lo atan. Al ver
558 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
esto, los ap óstoles huyen. Sin embargo, “cierto jo-
ven”, quizás el discípulo Marcos, se queda entre la
multitud con la intención de seguir a Jesús (Marcos
14:51). Pero lo reconocen y tratan de agarrarlo, de
modo que se ve obligado a dejar atrás su vestidura
de lino para escapar.

 ¿Por qué se dirige Judas al jardín de Getsemaní


a buscar a Jesús?
 ¿Qué hace Pedro para defender a Jesús? Pero ¿qué
dice Jesús al respecto?
 ¿C ómo demuestra Jesús que está de acuerdo con
la voluntad de Dios para él?
 ¿Quién se queda con Jesús cuando los ap óstoles
lo abandonan, y qué sucede entonces?

LA TRAICI ÓN DE JUDAS Y EL ARRESTO DE JES ÚS 559


125 SE LO LLEVAN A ANÁS
Y DESPUÉS A CAIFÁS
MATEO 26:57-68 MARCOS 14:53-65
LUCAS 22:54, 63-65 JUAN 18:13, 14, 19-24

˙ LLEVAN A JESÚS AL EX SUMO SACERDOTE ANÁS


˙ EL SANEDR ÍN LLEVA A CABO UN JUICIO ILEGAL

Después de atar a Jesús como si fuera un vulgar de-


lincuente, se lo llevan a Anás, quien era el sumo
sacerdote cuando Jesús era niño y dejó asombrados
a los maestros en el templo (Lucas 2:42, 47). Algu-
nos de los hijos de Anás también desempeñaron
más tarde el papel de sumo sacerdote, y ahora es su
yerno Caifás quien ocupa el puesto.
Mientras Jesús está en la casa de Anás, Caifás tiene
tiempo para convocar al Sanedrín. Este tribunal,
compuesto por 71 miembros, incluye al sumo sacer-
dote y a otros hombres que habían tenido ese cargo.
Anás interroga a Jesús “sobre sus discípulos y
sobre lo que enseñaba”. Él simplemente le respon-
de: “He hablado públicamente a todo el mundo.
560 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Siempre enseñé en las sinagogas y en el templo,
donde todos los judíos se reúnen, y no dije nada en
secreto. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a
quienes oyeron lo que les dije. Ellos saben bien lo
que dije” (Juan 18:19-21).
Uno de los guardias que está de pie allí le da una
bofetada a Jesús y lo reprende: “¿Así le contestas al
sacerdote principal?”. Pero Jesús sabe que no ha
hecho nada malo, por eso le responde: “Si he dicho
algo malo, dime qué fue; pero, si lo que he dicho es
cierto, ¿por qué me pegas?” (Juan 18:22, 23). Luego
Anás hace que se lleven a Jesús ante su yerno Cai-
fás.
A estas alturas ya están reunidos en la casa de
Caifás todos los miembros del Sanedrín: el sumo
sacerdote actual, los ancianos del pueblo y los escri-
bas. Llevar a cabo un juicio como este en la noche
de la Pascua va contra la ley, pero eso no los detie-
ne; siguen adelante con su malvado plan.
Es muy difícil que este grupo tome una decisión
imparcial. Después que resucitó a Lázaro, decidie-
ron que Jesús debía morir (Juan 11:47-53). Y, pocos
SE LO LLEVAN A AN ÁS Y DESPU ÉS A CAIFÁS 561
días antes, las autoridades religiosas tramaron un
plan para atrapar a Jesús y matarlo (Mateo 26:3, 4).
Está claro, Jesús ya está prácticamente condenado a
muerte aun antes de que empiece el juicio.
Además de llevar a cabo esta reunión de manera
ilegal, los sacerdotes principales y otros miembros
del Sanedrín están buscando testigos que aporten
pruebas falsas para montar una acusación contra
Jesús. Encuentran a muchos, pero sus testimonios
no coinciden. Al final, se presentan dos testigos que
afirman: “Nosotros le oímos decir: ‘Yo derribaré
este templo que fue hecho por la mano del hombre
y en tres días levantaré otro que no estará hecho
por la mano del hombre’ ” (Marcos 14:58). Sin em-
bargo, ni siquiera las historias de estos dos testigos
concuerdan del todo.
Caifás le pregunta a Jesús: “¿No respondes nada?
¿Qué hay de lo que estos hombres testifican contra
ti?” (Marcos 14:60). Jesús se queda callado ante
la acusación falsa montada con testimonios que
no concuerdan. Entonces Caifás cambia de estrate-
gia.
562 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Él sabe que a los judíos les irrita que alguien afir-
me ser el Hijo de Dios. En ocasiones anteriores,
cuando Jesús ha expresado que Dios es su Padre,
los judíos han querido matarlo, alegando que esta-
ba “haciéndose igual a Dios” (Juan 5:17, 18; 10:31-
39). Caifás, consciente de lo que piensan, actúa con
astucia y le manda a Jesús: “¡Te ordeno que nos di-
gas bajo juramento delante del Dios vivo si tú eres
el Cristo, el Hijo de Dios!” (Mateo 26:63). Por su-
puesto, Jesús ha reconocido antes que su Padre es
Dios (Juan 3:18; 5:25; 11:4). Y, si no lo admitiera
ahora, podría dar a entender que él niega ser el
Cristo y el Hijo de Dios. Así que responde: “Lo soy.
Y ustedes verán al Hijo del Hombre sentado a la de-
recha del poder y viniendo con las nubes del cielo”
(Marcos 14:62).
Al oír eso, Caifás se rasga sus vestiduras con un
gesto dramático y exclama: “¡Ha blasfemado! ¿Para
qué necesitamos más testigos? ¡Miren, ustedes aca-
ban de oír la blasfemia! ¿Cuál es su opinión?”. En-
tonces el Sanedrín dicta la injusta sentencia: “¡Me-
rece morir!” (Mateo 26:65, 66).
SE LO LLEVAN A AN ÁS Y DESPU ÉS A CAIFÁS 563
Ahora comienzan a burlarse de Jesús y a darle pu-
ñetazos. Otros le escupen en la cara y le dan bofe-
tadas. Luego le cubren el rostro, lo abofetean de
nuevo y le preguntan con sarcasmo: “¡Profetiza!
¿Quién es el que te pegó?” (Lucas 22:64). ¡Ahí está
el propio Hijo de Dios sufriendo maltratos en un
juicio nocturno completamente ilegal!

 ¿Adónde llevan a Jesús primero, y qué le sucede allí?


 ¿Adónde lo llevan después? ¿C ómo manipula Caifás
al Sanedrín para que decida que Jesús merece morir?
 ¿Qué maltratos sufre Jesús durante el juicio?

564 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


126 PEDRO NIEGA CONOCER
A JESÚS
MATEO 26:69-75 MARCOS 14:66-72
LUCAS 22:54-62 JUAN 18:15-18, 25-27

˙ EN LA CASA DE CAIFÁS, PEDRO NIEGA CONOCER


A JESÚS

Después del arresto de Jesús en el jardín de Getse-


maní, los ap óstoles lo abandonan por temor y esca-
pan. Sin embargo, dos de ellos dejan de huir. Son
Pedro y “otro discípulo”, por lo visto, el ap óstol
Juan (Juan 18:15; 19:35; 21:24). Puede que alcancen
a Jesús mientras lo llevan a la casa de Anás. Lue-
go, cuando Anás envía a Jesús al sumo sacerdote,
Caifás, los dos ap óstoles lo siguen de lejos. Proba-
blemente tengan una mezcla de sentimientos: por
un lado, temor por su propia vida y, por otro,
preocupación por lo que le sucederá a su Maes-
tro.
Juan conoce al sumo sacerdote y por eso logra en-
trar en el patio de la casa de Caifás. Por su parte,
Pedro espera fuera, en la puerta, hasta que Juan
PEDRO NIEGA CONOCER A JES ÚS 565
regresa y habla con la sirvienta que está de porte-
ra. Entonces ella deja entrar a Pedro.
Es una noche fría, así que los que están en el pa-
tio hacen un fuego de carb ón, y Pedro se sienta
con ellos para mantenerse caliente mientras espera.
Quiere ver en qué termina el juicio contra Jesús
(Mateo 26:58). Ahora, a la luz de la lumbre, la sir-
vienta que dejó entrar a Pedro puede verlo mejor y
le pregunta: “¿No eres tú también uno de los discí-
pulos de ese hombre?” (Juan 18:17). Y no es la úni-
ca que lo reconoce, otros también lo acusan de
acompañar a Jesús (Mateo 26:69, 71-73; Marcos
14:70).
Entonces, Pedro se pone muy alterado, porque
quiere pasar desapercibido, y se aparta hacia la en-
trada. Es más, niega que andaba con Jesús, hasta el
punto de decir: “Ni lo conozco ni entiendo de qué
me hablas” (Marcos 14:67, 68). Además, empieza “a
maldecir y a jurar” que dice la verdad. Con eso da
a entender que está dispuesto a que le caiga una
maldición y sufrir una calamidad si lo que dice
no es cierto (Mateo 26:74).
566 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Mientras tanto, el juicio contra Jesús sigue ade-
lante, quizás en una parte de la casa de Caifás más
alta que el patio. Puede ser que Pedro y los demás
que esperan abajo vean entrar y salir a los testigos
que pasan a declarar.
El acento galileo de Pedro es un indicio de que
no ha dicho la verdad. Es más, en el grupo hay un
pariente de Malco, el hombre al que Pedro le cortó
la oreja. Así que, una vez más, Pedro se encara a la
misma acusación: “¿No te vi yo en el huerto con
él?”. Pero él lo niega por tercera vez y, entonces, un
gallo canta, tal y como predijo Jesús (Juan 13:38;
18:26, 27).
En estos momentos, parece que Jesús se encuen-
tra en un balc ón con vistas al patio. El Señor se
vuelve y mira fijamente a Pedro. Seguro que al
ap óstol se le parte el corazón. Recuerda lo que Je-
sús le ha dicho apenas unas pocas horas antes en la
cena de la Pascua. ¡Imagínese c ómo tiene que sen-
tirse Pedro! La culpa por lo que ha hecho le pesa
en el corazón como una losa. Sale de ahí y rompe
a llorar desconsoladamente (Lucas 22:61, 62).
PEDRO NIEGA CONOCER A JES ÚS 567
Pero ¿c ómo ha podido pasar eso? ¿C ómo es posi-
ble que Pedro, que estaba tan seguro de su fortale-
za espiritual y lealtad, haya negado conocer a su
Maestro? En esta ocasión, se está tergiversando la
verdad y se está dando a entender que Jesús es un
despreciable delincuente. Justo en el momento en el
que Pedro podía haber defendido a un hombre ino-
cente, va y le da la espalda al que tiene “palabras
de vida eterna” (Juan 6:68).
Este triste episodio de la vida de Pedro encierra
una lección: incluso una persona con fe y devoción
a Dios puede ser vulnerable si no está bien prepa-
rada para enfrentar las pruebas o tentaciones ines-
peradas. Que la experiencia de Pedro sirva de ad-
vertencia para todos los siervos de Dios.

 ¿C ómo consiguen Pedro y Juan entrar al patio de


la casa de Caifás?
 ¿Qué sucede dentro de la casa mientras Pedro y Juan
esperan en el patio?
 ¿Qué quiere decir que Pedro empiece “a maldecir
y a jurar”?
 ¿Qué importante lección enseña la experiencia
de Pedro?

568 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


127 EL SANEDRÍN LO JUZGA
Y DESPUÉS LO ENVÍA
A PILATO
MATEO 27:1-11 MARCOS 15:1
LUCAS 22:66-23:3 JUAN 18:28-35

˙ EL SANEDR ÍN REANUDA EL JUICIO


POR LA MAÑANA
˙ JUDAS ISCARIOTE INTENTA AHORCARSE
˙ ENV ÍAN A JESÚS ANTE PILATO

La noche está a punto de acabar cuando Pedro nie-


ga a Jesús por tercera vez. Los miembros del Sane-
drín ya han concluido el juicio ilegal y se han mar-
chado. Después del amanecer del viernes, el tribunal
se reúne de nuevo, probablemente para darle cierta
apariencia de legalidad al juicio que celebraron la
noche anterior fuera de la ley. Entonces, mandan
traer de nuevo a Jesús.
Una vez más, le ordenan: “Dinos si eres el Cristo”,
a lo que él les responde: “Aunque se lo dijera, nunca
lo creerían. Además, si yo les preguntara algo, uste-
des no me responderían”. Sin embargo, se identifica
EL SANEDR ÍN LO JUZGA Y DESPU ÉS LO ENV ÍA A PILATO 569
con valor como el personaje de quien se había pro-
fetizado en Daniel 7:13, pues añade: “De aquí en ade-
lante, el Hijo del Hombre estará sentado a la pode-
rosa derecha de Dios” (Lucas 22:67-69; Mateo 26:63).
Pero ellos insisten: “Entonces, ¿eres tú el Hijo de
Dios?”. Y él les contesta: “Sí, ustedes mismos están
diciendo que lo soy”. Parece que eso les da base para
justificar la ejecución de Jesús por blasfemia. Así
que concluyen: “¿Para qué necesitamos más testimo-
nio?” (Lucas 22:70, 71; Marcos 14:64). A continua-
ción, lo atan y se lo llevan al gobernador romano
Poncio Pilato.
Es posible que Judas haya visto a Jesús mientras
se lo llevan a Pilato. Al enterarse de que han conde-
nado al Maestro, siente algo de remordimiento y de-
sesperación, pero, en vez de arrepentirse de verdad
y buscar el perdón de Dios, se va a devolver las
30 monedas de plata. Les dice a los sacerdotes prin-
cipales: “He pecado al traicionar sangre inocente”.
Ellos le responden con crueldad: “¿Y a nosotros qué
nos importa? ¡Eso es cosa tuya!” (Mateo 27:4).
Judas arroja las 30 monedas de plata en el templo
y, como si no bastara con todo lo que ha hecho, in-
570 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
EL CAMPO DE SANGRE
Los sacerdotes principales no saben qué hacer con las mo-
nedas de plata que Judas arrojó en el templo. Dicen:
“No está permitido ponerlas en el tesoro sagrado, porque
es dinero manchado de sangre”. Así que deciden usar ese
dinero para comprar el campo del alfarero con el fin de
enterrar allí a los desconocidos. A ese terreno se le llega
a conocer como “Campo de Sangre” (Mateo 27:6-8).

tenta acabar con su vida. Trata de ahorcarse, pero


parece que la rama en la que ata la soga se parte, y
su cuerpo cae a unas rocas que hay más abajo y se
revienta (Hechos 1:17, 18).
Los judíos llegan con Jesús al palacio de Poncio
Pilato temprano por la mañana. Pero ellos se niegan
a entrar, pues les parece que, si tienen contacto con
los gentiles, se contaminarán y no podrán celebrar
la comida del 15 de nisán. Ese es el primer día de la
Fiesta de los Panes Sin Levadura, que se considera
parte de la temporada de la Pascua.
De modo que Pilato sale y les pregunta: “¿De qué
acusan a este hombre?”. Ellos contestan: “Si este
hombre no fuera un delincuente, no te lo habría-
mos entregado”. Quizás Pilato se da cuenta de que
quieren presionarlo, así que les dice: “Llévenselo y
EL SANEDR ÍN LO JUZGA Y DESPU ÉS LO ENV ÍA A PILATO 571
júzguenlo ustedes según su ley”. Pero la respuesta
que le dan revela que tienen intenciones asesinas:
“A nosotros no se nos permite matar a nadie” (Juan
18:29-31).
Lo cierto es que, si los judíos mataran a Jesús du-
rante la fiesta de la Pascua, probablemente se ar-
maría un revuelo entre el pueblo. Pero, si logran que
sean los romanos quienes ejerzan su autoridad de
ejecutarlo por una acusación política, será más fácil
para ellos librarse de responsabilidad ante la gente
por la muerte de Jesús.
Los líderes religiosos no le dicen a Pilato que ellos
ya han condenado a Jesús por blasfemia. Más bien,
se inventan otros cargos: “Encontramos a este hom-
bre [1] alborotando a nuestra nación, [2] prohibien-
do pagar impuestos a César y [3] diciendo que él mis-
mo es Cristo, un rey” (Lucas 23:2).
Como representante de Roma, a Pilato le preocu-
pa la acusación de que Jesús haya afirmado ser un
rey. De manera que entra de nuevo al palacio, orde-
na que se lo traigan, y le pregunta: “¿Eres tú el rey
de los judíos?”. Es como si le preguntara: “¿Has vio-
lado la ley imperial al declararte un rey rival de Cé-
572 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
sar?”. Ahora Jesús, quizás con la intención de averi-
guar qué le han contado a Pilato sobre él, le dice:
“¿Lo preguntas porque es lo que tú piensas, o por-
que otros te han hablado de mí?” (Juan 18:33, 34).
Pilato da a entender que no conoce los hechos del
caso, pero que desea saberlos, al preguntar: “¿Acaso
soy yo judío? Tu propia nación y los sacerdotes prin-
cipales te entregaron a mí. ¿Qué fue lo que hiciste?”
(Juan 18:35).
Jesús no intenta evitar la cuestión más importan-
te, a saber, si él es rey o no. Al contrario, contesta
de una manera que sin duda deja sorprendido al go-
bernador Pilato.

 ¿Por qué vuelve a reunirse el Sanedrín


por la mañana?
 ¿C ómo muere Judas, y qué pasa con las 30 monedas
de plata?
 ¿Qué cargos inventan los judíos contra Jesús para
que Pilato lo mande ejecutar?

EL SANEDR ÍN LO JUZGA Y DESPU ÉS LO ENV ÍA A PILATO 573


128 PILATO Y HERODES
CONSIDERAN INOCENTE
A JESÚS
MATEO 27:12-14, 18, 19 MARCOS 15:2-5
LUCAS 23:4-16 JUAN 18:36-38

˙ PILATO Y HERODES INTERROGAN A JESÚS

Jesús no trata de ocultar a Pilato que realmente es rey.


Sin embargo, su Reino no es una amenaza para Roma,
pues le dice: “Mi Reino no es parte de este mundo. Si mi
Reino fuera parte de este mundo, mis ayudantes habrían
peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero
la realidad es que mi Reino no es de aquí” (Juan 18:36).
Así que Jesús deja claro que tiene un Reino, pero no es
parte de este mundo.
Pilato no se queda satisfecho con la respuesta de Je-
sús. Por eso le pregunta: “¿O sea, que tú eres rey?”. En-
tonces Jesús le dice que ha llegado a la conclusión
correcta: “Sí, tú mismo estás diciendo que yo soy rey.
Para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para
dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de
la verdad escucha mi voz” (Juan 18:37).
574 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Poco antes, Jesús le había dicho a Tomás: “Yo soy el
camino, la verdad y la vida”. En esta ocasión, hasta Pi-
lato llega a saber que Jesús vino a la Tierra para dar tes-
timonio de la verdad, en concreto, la verdad sobre su
Reino. Jesús está dispuesto a ser fiel a esta verdad aun-
que le cueste la vida. Ahora Pilato le pregunta: “¿Qué es
la verdad?”. Pero no espera la respuesta, pues considera
que ya ha oído suficiente para juzgar a este hombre
(Juan 14:6; 18:38).
Pilato se dirige de nuevo a la multitud que está espe-
rando fuera del palacio. Al parecer, Jesús está junto a él.
Entonces Pilato les dice a los sacerdotes principales y a
los que están con ellos: “Yo a este hombre no lo encuen-
tro culpable de ningún delito”. Enfurecida por estas pa-
labras, la multitud grita: “Alborota al pueblo enseñando
por toda Judea; comenzó en Galilea y ha llegado hasta
aquí” (Lucas 23:4, 5).
El fanatismo ciego de los judíos debe de llamar la aten-
ción de Pilato. Por eso, mientras los sacerdotes principa-
les y los ancianos siguen gritando, Pilato le pregunta a
Jesús: “¿Es que no oyes cuántas cosas testifican contra
ti?” (Mateo 27:13). Aun así, Jesús se queda callado. A Pi-
lato le sorprende la serenidad que Jesús muestra ante las
absurdas acusaciones de los judíos.
PILATO Y HERODES CONSIDERAN INOCENTE A JES ÚS 575
Al oír a los judíos decir que Jesús “comenzó en Gali-
lea”, Pilato descubre que Jesús es galileo. Así que se le
ocurre una idea para librarse de la responsabilidad de
juzgarlo. Pilato sabe que Herodes Antipas, el goberna-
dor de Galilea, ha venido a Jerusalén en esta época de
la Pascua. De modo que decide enviarle a Jesús. Fue He-
rodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, quien mandó
que le cortaran la cabeza a Juan el Bautista. Y, cuando
más tarde escuchó que Jesús estaba haciendo milagros,
le preocup ó que Jesús pudiera ser Juan resucitado (Lu-
cas 9:7-9).
Herodes se alegra ante la posibilidad de ver a Jesús.
Y no es porque quiera ayudarlo o esté interesado en ave-
riguar si lo que se dice contra él es cierto, sino por sim-
ple curiosidad y porque espera “verlo hacer algún mila-
gro” (Lucas 23:8). Pero Jesús se niega a satisfacer su
curiosidad. De hecho, cuando Herodes lo interroga, Je-
sús no le responde. Eso decepciona a Herodes, y él y sus
soldados lo tratan “con desprecio” (Lucas 23:11). Lo vis-
ten con una ropa espléndida y se burlan de él. Luego,
Herodes se lo envía de vuelta a Pilato. Aunque los dos
habían sido enemigos, ahora se hacen buenos amigos.
Cuando Jesús regresa, Pilato reúne a los sacerdotes
principales, a los gobernantes judíos y al pueblo, y les
576 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
dice: “Lo interrogué delante de ustedes y no encontré
ninguna base para las acusaciones que presentan contra
él. De hecho, Herodes tampoco, porque nos lo devolvió.
Miren, este hombre no ha hecho nada que merezca la
muerte. Por lo tanto, lo castigaré y lo pondré en liber-
tad” (Lucas 23:14-16).
Pilato desea liberar a Jesús porque se da cuenta de que
los sacerdotes lo han entregado solo por envidia. Ade-
más, encuentra otro motivo para hacerlo. Mientras está
sentado en el tribunal, su esposa le envía este mensaje:
“No tengas nada que ver con ese hombre justo. Hoy su-
frí mucho en un sueño [aparentemente de origen divino]
a causa de él” (Mateo 27:19).
Pilato sabe que debe liberar a este hombre inocente.
Pero ¿lo logrará?

 ¿Qué contesta Jesús cuando le preguntan si es rey?


 ¿Qué le dice Pilato a la multitud que está fuera
del palacio? ¿Qué le responde la multitud? ¿Qué hace
entonces Pilato?
 ¿Por qué se alegra Herodes Antipas de ver a Jesús?
¿Qué hace con él?
 ¿Por qué desea Pilato liberar a Jesús?

PILATO Y HERODES CONSIDERAN INOCENTE A JES ÚS 577


129 PILATO DECLARA:
“¡MIREN! ¡EL HOMBRE!”
MATEO 27:15-17, 20-30 MARCOS 15:6-19
LUCAS 23:18-25 JUAN 18:39-19:5

˙ PILATO INTENTA LIBERAR A JESÚS


˙ LOS JUDÍOS PIDEN QUE SE LIBERE A BARRABÁS
˙ SE BURLAN DE JESÚS Y LO MALTRATAN

A la multitud que está pidiendo la muerte de Je-


sús, Pilato ya le ha dicho: “No encontré ninguna
base para las acusaciones que presentan contra él.
De hecho, Herodes tampoco” (Lucas 23:14, 15).
Ahora, busca otra manera de salvar a Jesús y le dice
al pueblo: “Ustedes tienen la costumbre de que les
ponga en libertad a un preso durante la Pascua.
¿Quieren que les ponga en libertad al rey de los ju-
díos?” (Juan 18:39).
Pilato sabe que en la c árcel está un hombre lla-
mado Barrabás, que es un ladrón, un enemigo del
gobierno y un asesino. Así que pregunta: “¿A quién
quieren que les ponga en libertad: a Barrabás, o a
Jesús, al que llaman Cristo?”. El pueblo, influencia-
578 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
do por los sacerdotes principales, pide que se libe-
re a Barrabás y no a Jesús. Pero Pilato pregunta de
nuevo: “¿A cuál de los dos quieren que les ponga en
libertad?”. Y la gente responde: “¡A Barrabás!” (Ma-
teo 27:17, 21).
Decepcionado, Pilato les pregunta: “Entonces,
¿qué hago con Jesús, al que llaman Cristo?”. To-
dos contestan: “¡Al madero con él!” (Mateo 27:22).
Al pueblo le tendría que dar vergüenza pedir la
muerte de un hombre inocente. Pilato protesta:
“Pero ¿por qué? ¿Qué mal ha hecho este hombre?
Yo no he encontrado en él nada que merezca la
muerte. Por lo tanto, lo castigaré y lo pondré en li-
bertad” (Lucas 23:22).
A pesar de los esfuerzos de Pilato, la multitud en-
furecida grita: “¡Al madero con él!” (Mateo 27:23).
Los líderes religiosos han alborotado tanto al pue-
blo que este reclama sangre. Pero no se trata de la
sangre de algún criminal o asesino, sino de un hom-
bre inocente al que recibieron como rey en Jerusa-
lén hace tan solo cinco días. No sabemos si los dis-
cípulos de Jesús están presentes. Pero, si lo están,
PILATO DECLARA: “¡MIREN! ¡EL HOMBRE!” 579
LOS AZOTES
En la revista The Journal of the American Medical Associa-
tion, el Dr. William D. Edwards describe así la práctica
romana de dar azotes:
“Por lo general, el instrumento que se usaba era un lá-
tigo corto (flagelo) con varias tiras de cuero sueltas o
trenzadas, de largo diferente, que tenían atadas a interva-
los bolitas de hierro o pedazos afilados de hueso de ove-
ja. [...] Cuando los soldados romanos azotaban vigorosa-
mente vez tras vez la espalda de la víctima, las bolas de
hierro causaban contusiones profundas, y las tiras de cue-
ro con huesos de oveja cortaban la piel y los tejidos sub-
cutáneos. Entonces, a medida que se seguía azotando a la
víctima, las heridas llegaban hasta los músculos esquelé-
ticos subyacentes y producían tiras temblorosas de carne
que sangraba”.

se quedan callados y tratan de no llamar la aten-


ción.
Al ver que no consigue nada con sus peticiones,
sino que la gente está cada vez más enfurecida, Pi-
lato se lava las manos con agua delante de ellos y
les dice: “Soy inocente de la sangre de este hombre.
Ahora es cosa de ustedes”. Pero el pueblo no cam-
bia de actitud. Al contrario, responden: “¡Nosotros
y nuestros hijos nos hacemos responsables de su
muerte!” (Mateo 27:24, 25).
580 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
El gobernador prefiere complacer a la gente en
vez de hacer lo que sabe que está bien. Así que
pone en libertad a Barrabás, como le pide el pue-
blo, y ordena que le quiten la ropa a Jesús y que le
den latigazos.
Después de golpearlo de forma brutal, los solda-
dos llevan a Jesús dentro del palacio del goberna-
dor. Entonces, toda la tropa de soldados se reúne y
continúa maltratando a Jesús. Trenzan una corona
de espinas y se la colocan en la cabeza. Le ponen
una caña en la mano derecha y un manto de color
púrpura, como el que usa la realeza, y le dicen con
desprecio: “¡Viva el rey de los judíos!” (Mateo 27:
28, 29). Además, le escupen y le dan bofetadas. Lue-
go le quitan la caña y le golpean en la cabeza con
ella, de modo que las afiladas espinas de su humi-
llante “corona” se le clavan todavía más.
La extraordinaria dignidad y fortaleza de Jesús
ante este maltrato impresionan a Pilato, quien
de nuevo intenta librarse de la responsabilidad
de la muerte de Jesús. Por eso les dice: “¡Escu-
chen! Lo traigo aquí afuera para que sepan que
PILATO DECLARA: “¡MIREN! ¡EL HOMBRE!” 581
no encuentro que sea culpable de nada”. Quizás Pi-
lato piensa que el pueblo cambiará de opinión al
ver a Jesús golpeado y cubierto de sangre. Mientras
Jesús permanece de pie ante la cruel multitud, Pi-
lato declara: “¡Miren! ¡El hombre!” (Juan 19:4, 5).
Aunque Jesús está golpeado y herido, demuestra
una dignidad y serenidad que llaman la atención de
Pilato, pues sus palabras reflejan una mezcla de res-
peto y lástima.

 ¿C ómo intenta Pilato poner en libertad a Jesús


y librarse de cualquier responsabilidad?
 ¿C ómo era la práctica romana de dar azotes?
 ¿C ómo maltratan a Jesús después de azotarlo?

582 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


130 SE LLEVAN A JESÚS
AL LUGAR DE EJECUCIÓN
MATEO 27:31, 32 MARCOS 15:20, 21
LUCAS 23:24-31 JUAN 19:6-17

˙ PILATO TRATA DE LIBERAR A JESÚS


˙ CONDENAN A JESÚS Y LO LLEVAN AL LUGAR
DE EJECUCIÓN

Aunque Jesús ha sufrido burlas y un maltrato cruel,


los esfuerzos de Pilato por ponerlo en libertad
no tienen ningún efecto en los sacerdotes principa-
les ni en los que los apoyan. Ellos quieren que Je-
sús sea condenado a muerte. Por eso, siguen gritan-
do: “¡Al madero con él! ¡Al madero con él!”. Pero
Pilato les responde: “Llévenselo y ejecútenlo uste-
des, porque yo no encuentro que sea culpable de
nada” (Juan 19:6).
Los judíos no logran convencer a Pilato de que
Jesús haya cometido un delito contra el gobierno
que merezca la muerte. Así que ahora acusan a Je-
sús de desobedecer una ley religiosa. Vuelven a
acusarlo de blasfemia, tal como hicieron ante el
SE LLEVAN A JES ÚS AL LUGAR DE EJECUCI ÓN 583
Sanedrín. Afirman: “Nosotros tenemos una ley, y
según esa ley debe morir, porque se hizo a sí mis-
mo hijo de Dios” (Juan 19:7). Para Pilato, esta acu-
sación es nueva.
Él entra de nuevo en su palacio y trata de encon-
trar una manera de liberar a este hombre que ha
soportado un trato cruel y sobre el que la propia es-
posa de Pilato ha tenido un sueño (Mateo 27:19).
Esta nueva acusación de los judíos —que el prisio-
nero es “hijo de Dios”— desconcierta a Pilato.
Él sabe que Jesús es de Galilea (Lucas 23:5-7). Aun
así, le pregunta: “¿De dónde eres tú?” (Juan 19:9).
Puede que Pilato se pregunte si Jesús vivió antes en
el cielo o si era un dios.
Jesús mismo ya le ha dicho a Pilato que es rey,
pero que su Reino no es parte de este mundo.
No necesita añadir nada más, así que se queda ca-
llado. Sin embargo, Pilato se siente ofendido por el
silencio de Jesús y le dice muy molesto: “¿Te niegas
a hablarme a mí? ¿No sabes que tengo autoridad
para ponerte en libertad y autoridad para ejecutar-
te?” (Juan 19:10).
584 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
Entonces Jesús simplemente responde: “No ten-
drías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubie-
ran concedido de arriba. Por eso el pecado del hom-
bre que me entregó a ti es peor” (Juan 19:11).
Es probable que Jesús no se refiera a nadie en con-
creto. Más bien, quiere decir que Caifás, los que lo
apoyan y Judas Iscariote tienen más culpa que Pi-
lato.
Impresionado por el comportamiento y las pala-
bras de Jesús, y temiendo cada vez más que sea un
dios, Pilato intenta de nuevo ponerlo en libertad.
Sin embargo, los judíos presionan a Pilato con algo
que también debe asustarlo: “¡Si lo pones en liber-
tad, no eres amigo de César! ¡Todo el que se hace
rey se opone a César!” (Juan 19:12).
El gobernador saca afuera a Jesús una vez más, se
sienta en el tribunal y le dice al pueblo: “¡Miren!
¡Su rey!”. Pero los judíos no cambian de opinión y
gritan: “¡Fuera! ¡Fuera! ¡Al madero con él!”. Pilato
les pregunta: “¿Entonces ejecuto a su rey?”. Aun-
que los judíos llevan mucho tiempo sufriendo bajo
el dominio romano, los sacerdotes principales se
SE LLEVAN A JES ÚS AL LUGAR DE EJECUCI ÓN 585
atreven a afirmar: “No tenemos más rey que César”
(Juan 19:14, 15).
Pilato no tiene valor para llevarles la contraria a
los judíos, así que cede ante sus insistentes exigen-
cias y les entrega a Jesús para que lo maten. Los
soldados le quitan a Jesús el manto púrpura, le
vuelven a poner su ropa y se lo llevan, obligándolo
a cargar con el madero de tormento.
Esto ocurre casi al mediodía del viernes 14 de ni-
sán. Jesús lleva despierto desde la mañana del jue-
ves y ha sufrido un sinfín de maltratos. Lucha por
soportar el peso del madero, pero las fuerzas lo
abandonan. De modo que los soldados obligan a
uno de los que pasan por allí, llamado Simón de Ci-
rene (una ciudad de África), a llevar el madero
hasta el lugar de ejecución. Los sigue una gran
cantidad de gente; algunos se golpean el pecho
desconsolados y gritan lamentándose por lo que
está ocurriendo.
Jesús les dice a las mujeres que lloran: “Hijas de
Jerusalén, dejen de llorar por mí. Más bien, lloren
por ustedes mismas y por sus hijos; porque, miren,
586 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
vienen días en los que se dirá: ‘¡Felices las estériles,
las matrices que no dieron a luz y los pechos que
no amamantaron!’. Entonces comenzarán a decirles
a las montañas ‘¡Caigan sobre nosotros!’ y a las
colinas ‘¡Cúbrannos!’. Si hacen estas cosas cuando
el árbol está verde, ¿qué pasará cuando esté seco?”
(Lucas 23:28-31).
Con estas palabras, Jesús se refiere a la nación ju-
día. Es como un árbol que se está muriendo, pero
todavía no está seco del todo, porque Jesús está allí
y algunos judíos ponen su fe en él. Cuando Jesús
muera y sus discípulos abandonen la religión judía,
la nación estará espiritualmente seca, como un ár-
bol muerto. Sin duda, se derramarán muchas lágri-
mas cuando Dios use a los ejércitos romanos para
castigar a la nación.

 ¿De qué acusan a Jesús los líderes religiosos?


 ¿Por qué tiene miedo Pilato?
 ¿Qué le dicen a Pilato los sacerdotes principales para
que condene a muerte a Jesús?
 ¿Qué quiere decir Jesús cuando habla de un árbol que
primero está “verde” y después “seco”?

SE LLEVAN A JES ÚS AL LUGAR DE EJECUCI ÓN 587


131 UN REY INOCENTE SUFRE
EN EL MADERO
MATEO 27:33-44 MARCOS 15:22-32
LUCAS 23:32-43 JUAN 19:17-24

˙ CLAVAN A JESÚS A UN MADERO DE TORMENTO


˙ MUCHOS SE BURLAN DE JESÚS AL VER
EL LETRERO SOBRE SU CABEZA
˙ JESÚS OFRECE LA ESPERANZA DE VIVIR
EN UN PARAÍSO EN LA TIERRA

Los soldados conducen a Jesús a un lugar cerca de


la ciudad, donde lo ejecutarán junto con dos ladro-
nes. Este sitio, llamado Gólgota o Lugar de la Ca-
lavera, se ve “desde lejos” (Marcos 15:40).
Allí les quitan la ropa a los tres condenados y les
dan vino mezclado con mirra y con un líquido
amargo. Esta bebida es una especie de droga. Pare-
ce que las mujeres de Jerusalén la preparan, y los
romanos permiten que se les dé a los condenados a
muerte para aliviarles un poco el dolor. Pero, des-
pués de probarla, Jesús se niega a beberla porque
quiere tener el control total de sus facultades men-
588 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
tales al enfrentarse a esta importante prueba. De-
sea estar consciente y ser leal hasta la muerte.
Luego ponen a Jesús en el madero (Marcos
15:25). Los soldados le clavan las manos y los pies,
atravesándole la carne y los ligamentos, lo que le
causa un terrible dolor. Cuando levantan el made-
ro, el dolor es todavía más insoportable, ya que el
peso del cuerpo hace que se le desgarren las heri-
das. Sin embargo, Jesús no se lo reprocha a los sol-
dados. Al contrario, le pide a Dios: “Padre, perdó-
nalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).
Cuando los romanos ejecutan a un criminal, tie-
nen la costumbre de poner una inscripción con la
causa de su condena. En esta ocasión, Pilato escri-
be un letrero que dice: “Jesús el Nazareno, el rey de
los judíos”. Lo escribe en hebreo, latín y griego para
que la mayoría de la gente pueda leerlo. Este hecho
muestra el desprecio que Pilato siente por los líde-
res religiosos que tanto han insistido en que muera
Jesús. Los sacerdotes principales, indignados por
ello, protestan: “No escribas ‘El rey de los judíos’,
sino que él dijo ‘Soy rey de los judíos’ ”. Pero Pilato
UN REY INOCENTE SUFRE EN EL MADERO 589
no se deja manipular de nuevo por ellos y les res-
ponde: “Lo que he escrito, he escrito” (Juan 19:19-
22).
Como es de esperar, los que pasan por allí se bur-
lan de Jesús y lo insultan moviendo la cabeza y di-
ciendo: “¡Bah! Tú, el que iba a derribar el templo y
a construirlo en tres días, bájate del madero de tor-
mento y sálvate”. Los sacerdotes, enfurecidos, repi-
ten la acusación falsa que ya habían presentado en
el juicio ante el Sanedrín. Ellos y los escribas tam-
bién se burlan de Jesús y dicen entre ellos: “Que el
Cristo, el rey de Israel, baje ahora del madero de
tormento. Cuando lo veamos, creeremos” (Marcos
15:29-32). Hasta los ladrones que están a su derecha
y a su izquierda lo insultan, aunque él es el único
que de veras es inocente.
Los cuatro soldados romanos también se burlan
de él. Tal vez han bebido vino agrio y, ahora, para
reírse de él, le ofrecen un poco aunque saben que
no puede alargar la mano para tomarlo. Los solda-
dos, refiriéndose al letrero que está encima de la ca-
beza de Jesús, lo retan y le dicen: “Si tú eres el rey
590 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
de los judíos, sálvate a ti mismo” (Lucas 23:36, 37).
¿No es increíble? El hombre que demostró ser el ca-
mino, la verdad y la vida ahora es víctima de burlas
e insultos injustos. Aun así, Jesús soporta todo ese
sufrimiento sin reprocharle nada a nadie: ni a los
judíos que se quedan mirando ni a los soldados ro-
manos que lo ridiculizan ni a los dos delincuentes
que están colgados en maderos a su lado.
Luego, los cuatro soldados toman la ropa de Je-
sús, la dividen en cuatro partes y echan suertes para
ver qué parte se queda cada uno. Sin embargo, la
túnica o prenda de vestir interior es de mejor cali-
dad, no tiene costuras porque “estaba tejida de arri-
ba abajo”. Por eso, los soldados razonan: “No la
rompamos. Echemos suertes para ver quién se que-
da con ella”. Así se cumple el pasaje de las Escritu-
ras que dice: “Se repartieron mis prendas de vestir
y echaron a suertes mi ropa” (Juan 19:23, 24; Sal-
mo 22:18).
Poco después, uno de los delincuentes se da cuen-
ta de que Jesús realmente es un rey y reprende al
otro ladrón: “¿Acaso no le tienes ningún temor a
UN REY INOCENTE SUFRE EN EL MADERO 591
Dios, ahora que has recibido el mismo castigo?
Y, en nuestro caso, es lo justo, porque estamos re-
cibiendo nuestro merecido por lo que hicimos; pero
este hombre no ha hecho nada malo”. Entonces le
suplica a Jesús: “Acuérdate de mí cuando entres en
tu Reino” (Lucas 23:40-42).
Jesús le contesta: “Yo te aseguro hoy: estarás con-
migo en el Paraíso” (Lucas 23:43). Esta promesa es
diferente de la que él les ha hecho a sus ap óstoles.
A ellos les ha dicho que se sentarán en tronos con
él en el Reino (Mateo 19:28; Lucas 22:29, 30). Pue-
de que este delincuente judío haya oído hablar so-
bre el jardín que Jehová cre ó en el principio para
Adán, Eva y sus hijos. Ahora, este ladrón puede mo-
rir con la esperanza de vivir en el Paraíso en la
Tierra.

 ¿Por qué se niega Jesús a beber el vino que


le ofrecen?
 ¿Qué dice el letrero que ponen sobre la cabeza
de Jesús? ¿Qué hacen los judíos cuando lo ven?
 ¿Qué profecía relacionada con la ropa de Jesús
se cumple?
 ¿Qué le promete Jesús a uno de los delincuentes?

592 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


132 “ESTÁ CLARO
QUE ESTE HOMBRE ERA
EL HIJO DE DIOS”
MATEO 27:45-56 MARCOS 15:33-41
LUCAS 23:44-49 JUAN 19:25-30

˙ JESÚS MUERE EN EL MADERO


˙ DURANTE SU MUERTE OCURREN COSAS
SORPRENDENTES

Ya es “la hora sexta” o mediodía. Una extraña os-


curidad cubre toda la región “hasta la hora nove-
na”, las tres de la tarde (Marcos 15:33). Este miste-
rioso fenómeno no se debe a un eclipse solar, ya
que estos solo ocurren cuando hay luna nueva y
ahora es la época de la Pascua, cuando hay luna lle-
na. Además, un eclipse dura solo unos minutos y
esta oscuridad dura mucho más. De modo que es
Dios el que la causa.
¿Se imagina c ómo se deben de quedar los que
se están burlando de Jesús? Durante esta os-
curidad, cuatro mujeres se acercan al madero
de tormento: la madre de Jesús, Salomé, María
“ESTÁ CLARO QUE ESTE HOMBRE ERA EL HIJO DE DIOS” 593
“AL MADERO”
Los enemigos de Jesús gritaron: “¡Al madero con él!”
(Juan 19:15). La palabra griega para “madero” que se usa
en los Evangelios es staurós. El libro History of the Cross
(Historia de la cruz) explica: “Staurós significa ‘un palo
vertical’; no es ni más ni menos que un poste resistente,
como los que clavan los granjeros en el suelo para hacer
las cercas o empalizadas”.

Magdalena y María la madre del ap óstol Santiago


el Menor.
El ap óstol Juan está con la madre de Jesús “jun-
to al madero de tormento”. María está muy triste y
siente como si la atravesara “una espada larga”,
pues ve que el hijo al que amamantó y crió está su-
friendo terriblemente allí colgado (Juan 19:25; Lu-
cas 2:35). Jesús, a pesar del intenso dolor, se preo-
cupa por el bienestar de su madre. Haciendo un
gran esfuerzo, señala con la cabeza hacia Juan y le
dice a María: “¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!”. Luego,
señalando hacia María, le dice a Juan: “¡Ahí tienes
a tu madre!” (Juan 19:26, 27).
Jesús le confía el cuidado de su madre, que al pa-
recer es viuda, al ap óstol por el que siente un cariño
594 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
especial. Sabe que sus medio hermanos, los otros
hijos de María, todavía no creen en él. De modo
que se asegura de que su madre esté atendida en
sentido físico y espiritual. ¡Qué gran ejemplo!
Cerca de las tres de la tarde, Jesús dice: “Tengo
sed”. Así se cumple lo que dicen las Escrituras
(Juan 19:28; Salmo 22:15). Jesús se da cuenta de que
su Padre le ha retirado la protección para que su
lealtad sea probada hasta el límite. Entonces grita
con fuerte voz, tal vez en un dialecto del arameo
que se habla en Galilea: “Éli, Éli, ¿láma sabajtháni?”,
que significa “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?”. Algunos no le entienden muy bien y
afirman: “¡Miren, está llamando a Elías!”. Uno de
ellos corre a empapar una esponja en vino agrio, la
pone en una caña y se la acerca a Jesús para que
beba. Pero otros dicen: “¡D éjenlo! A ver si Elías vie-
ne a bajarlo” (Marcos 15:34-36).
A continuación, Jesús grita: “¡Se ha cumplido!”
(Juan 19:30). Así es, ha cumplido todo lo que su Pa-
dre le mandó hacer en la Tierra. Finalmente, Jesús
dice: “¡Padre, en tus manos confío mi espíritu!”
“ESTÁ CLARO QUE ESTE HOMBRE ERA EL HIJO DE DIOS” 595
(Lucas 23:46). De modo que Jesús está totalmente
convencido de que Jehová lo resucitará. Después de
decir estas palabras, inclina la cabeza y muere.
En ese momento, se produce un gran terremoto
que parte las rocas. Es tan fuerte que hasta algunas
tumbas que están fuera de Jerusalén se abren, y los
cuerpos que hay en ellas quedan a la vista. Las per-
sonas que ven los cuerpos fuera de las tumbas en-
tran en “la ciudad santa” y cuentan lo que acaba de
ocurrir (Mateo 27:51-53).
Cuando Jesús muere, la larga y pesada cortina
que divide el Santo del Santísimo en el templo de
Dios se rasga en dos, de arriba abajo. Este suceso
tan impresionante es una muestra de la ira de Dios
contra los que han matado a su Hijo. Además, sig-
nifica que, a partir de ese momento, algunos huma-
nos pueden entrar en el Santísimo, que representa
el cielo (Hebreos 9:2, 3; 10:19, 20).
Como es natural, la gente se asusta mucho. El ofi-
cial del ejército que se encarga de la ejecución de-
clara: “Está claro que este hombre era el Hijo de
Dios” (Marcos 15:39). Es posible que estuviera pre-
596 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
sente durante el juicio de Jesús ante Pilato, cuando
se habló de si Jesús era hijo de Dios o no. Ahora
no tiene ninguna duda de que Jesús es un hombre
justo y de que, en realidad, es el Hijo de Dios.
Otros, impactados por estos extraordinarios suce-
sos, regresan a sus casas “golpeándose el pecho”, un
gesto que indica su intenso dolor y vergüenza (Lu-
cas 23:48). Entre las personas que observan todo
esto a cierta distancia hay muchas seguidoras de Je-
sús que en ocasiones viajaban con él. Ellas también
se sienten profundamente conmovidas por estos
acontecimientos tan importantes.

 ¿Por qué sabemos que las tres horas de oscuridad


no se deben a un eclipse solar?
 ¿Qué excelente ejemplo nos da Jesús en relación con
el cuidado de los padres envejecidos?
 ¿Qué sucede cuando se produce el terremoto? ¿Qué
significa el hecho de que se rasgue en dos la cortina
del templo?
 ¿Qué efecto tienen en los presentes la muerte de Jesús
y los sucesos que ocurren justo antes y después?

“ESTÁ CLARO QUE ESTE HOMBRE ERA EL HIJO DE DIOS” 597


133 PREPARAN EL CUERPO
DE JESÚS Y LO ENTIERRAN
MATEO 27:57-28:2 MARCOS 15:42-16:4
LUCAS 23:50-24:3 JUAN 19:31-20:1

˙ BAJAN EL CUERPO DE JESÚS DEL MADERO


˙ LO PREPARAN PARA EL ENTIERRO
˙ LAS MUJERES ENCUENTRAN VACÍA LA TUMBA

El viernes 14 de nisán está a punto de terminar y, al po-


nerse el Sol, empezará el sábado 15 de nisán. Jesús ya
está muerto, pero los ladrones que están a su lado toda-
vía viven. Según la Ley, un cadáver “no debe quedarse
toda la noche en el madero”. Más bien, debe ser enterra-
do “ese mismo día” (Deuteronomio 21:22, 23).
Por otro lado, el viernes es el día de la preparación
porque el pueblo hace las comidas del día siguiente y ter-
mina cualquier otra tarea urgente que no se pueda dejar
para después del sábado. Esta vez, al ponerse el Sol,
comenzará un sábado doble o “grande” (Juan 19:31).
El 15 de nisán es el primero de los siete días de la Fies-
ta de los Panes Sin Levadura. Ese día siempre se consi-
dera un sábado, sin importar en qué día de la semana
598 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
caiga (Levítico 23:5-7). Pero, como en el año 33, el 15 de
nisán cae en sábado, se le llama un sábado “grande”.
Por esa razón, los judíos le piden a Pilato que acelere
la muerte de Jesús y de los dos delincuentes rompiéndo-
les las piernas. De esta manera, ya no podrán impulsar
su cuerpo con ellas para respirar. Los soldados les quie-
bran las piernas a los dos ladrones, pero a Jesús no, pues
parece que ya está muerto. Así se cumplen las palabras
de Salmo 34:20: “Él protege todos sus huesos; ni uno ha
sido quebrado”.
Para asegurarse de que Jesús está muerto, uno de los
soldados le clava una lanza en el costado, traspasándole
la zona del corazón. Al instante sale sangre y agua (Juan
19:34). Esto cumple la siguiente profecía: “Mirarán al
que atravesaron” (Zacarías 12:10).
En la ejecución también está presente José, “un hom-
bre rico” de la ciudad de Arimatea y miembro respeta-
do del Sanedrín (Mateo 27:57). Se dice de él que es “un
hombre bueno y justo” que espera el Reino de Dios y
“un discípulo de Jesús, aunque en secreto” porque les
tiene miedo a los judíos. De hecho, él no apoyó la deci-
sión del tribunal que juzgó a Jesús (Lucas 23:50; Marcos
15:43; Juan 19:38). En esta ocasión, José se arma de valor
PREPARAN EL CUERPO DE JES ÚS Y LO ENTIERRAN 599
y le pide a Pilato el cuerpo. Así que Pilato manda llamar
al oficial del ejército que está a cargo, quien confirma
que Jesús está muerto. A continuación, Pilato le da per-
miso a José para llevarse el cuerpo.
José baja el cuerpo de Jesús y lo envuelve en una tela
limpia de lino de calidad que ha comprado. Así lo pre-
para para el entierro. También lo ayuda Nicodemo, “el
hombre que anteriormente había ido a ver a Jesús de
noche” (Juan 19:39). Él llega con una costosa mezcla de
mirra y áloe que pesa unas 100 libras romanas (33 kilos
o 72 libras actuales). Entonces, según la costumbre que
tienen los judíos para enterrar a sus muertos, envuelven
el cuerpo en telas con esas especias aromáticas.
Luego, José, que posee una tumba nueva excavada en
la roca, pone el cuerpo de Jesús allí y hace rodar una
gran piedra a la entrada. Esto se hace a toda prisa, an-
tes de que comience el sábado. Quizás María Magdalena
y María la madre de Santiago el Menor han colaborado
también con los preparativos del entierro. Ahora, corren
a su casa porque quieren “preparar especias aromáticas
y aceites perfumados” para aplic árselos al cuerpo de Je-
sús después del sábado (Lucas 23:56).
Al día siguiente, el sábado, los sacerdotes principales
y los fariseos van donde Pilato y le dicen: “Recordamos
600 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
que, cuando aún vivía, ese impostor dijo: ‘A los tres días
seré resucitado’. Por lo tanto, manda que aseguren la
tumba hasta el tercer día, no sea que sus discípulos ven-
gan a robar el cuerpo y le digan al pueblo: ‘¡Ha sido le-
vantado de entre los muertos!’. Este engaño sería peor
que el primero”. Y Pilato les contesta: “Pueden llevarse
una guardia de soldados; vayan y aseguren la tumba lo
mejor que puedan” (Mateo 27:63-65).
El domingo, muy temprano, María Magdalena, María
la madre de Santiago y otras mujeres llevan a la tumba
especias para aplic árselas al cuerpo de Jesús. Y se dicen
unas a otras: “¿Quién nos moverá la piedra de la entra-
da de la tumba?” (Marcos 16:3). Pero resulta que ha
habido un terremoto. Además, el ángel de Dios ha hecho
rodar la piedra, los soldados que estaban haciendo guar-
dia se han ido y la tumba está vacía.

 ¿Por qué es el viernes el día de la preparación?


¿Por qué es ese sábado un sábado “grande”?
 ¿C ómo colaboran José y Nicodemo en el entierro
de Jesús? ¿Qué relación tienen ellos con Jesús?
 ¿Qué quieren los sacerdotes que se haga? ¿Qué sucede
el domingo temprano en la mañana?

PREPARAN EL CUERPO DE JES ÚS Y LO ENTIERRAN 601


134 LA TUMBA ESTÁ VACÍA:
JESÚS ESTÁ VIVO
MATEO 28:3-15 MARCOS 16:5-8
LUCAS 24:4-12 JUAN 20:2-18

˙ JESÚS HA RESUCITADO
˙ SUCESOS QUE OCURREN EN LA TUMBA DE JESÚS
˙ JESÚS SE LES APARECE A VARIAS MUJERES

Las mujeres no pueden creer lo que ven: la tumba


de Jesús parece estar vacía. Enseguida, María Mag-
dalena corre a ver a “Simón Pedro y al otro discí-
pulo, a quien Jesús quería”, el ap óstol Juan (Juan
20:2). Entonces, las otras mujeres que se quedan allí
ven a un ángel. Y, dentro de la tumba, hay otro án-
gel, “vestido con una ropa larga blanca” (Marcos
16:5).
Uno de los ángeles les dice: “No tengan miedo; sé
que buscan a Jesús, el que fue ejecutado en el ma-
dero. No está aquí, porque ha sido resucitado, tal
como él dijo. Vengan, miren el lugar donde estaba
tendido. Y ahora vayan rápido y díganles a sus dis-
cípulos: ‘Ha sido levantado de entre los muertos y,
602 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
fíjense, va delante de ustedes camino a Galilea’ ”
(Mateo 28:5-7). Al instante, “asustadas pero con
una alegría inmensa”, las mujeres corren a contár-
selo a los discípulos (Mateo 28:8).
Cuando eso ocurre, María ya se ha encontrado
con Pedro y Juan. Casi sin poder respirar, les dice:
“¡Se han llevado de la tumba al Señor, y no sabe-
mos dónde lo han puesto!” (Juan 20:2). Entonces,
Pedro y Juan salen corriendo hacia la tumba. Como
Juan es más rápido, llega antes. Mira desde fuera y
ve las vendas, pero no entra.
En cambio, cuando llega Pedro, este entra en la
tumba sin pensárselo. Allí ve los paños de lino y la
tela con la que le habían envuelto la cabeza a Jesús.
Después, Juan decide entrar, y entonces cree lo que
les ha contado María. Pero, a pesar de lo que Jesús
les había dicho, ninguno de ellos entiende que ha
resucitado (Mateo 16:21). Desconcertados, Pedro y
Juan regresan a casa. Sin embargo, María, que aca-
ba de volver a la tumba, decide quedarse allí.
Mientras tanto, las otras mujeres corren a contar-
les a los discípulos que Jesús está vivo. Por el cami-
no, Jesús se encuentra con ellas y les dice: “¡Hola!”.
LA TUMBA ESTÁ VAC ÍA: JES ÚS ESTÁ VIVO 603
Ellas caen a sus pies y le rinden homenaje. A con-
tinuación, Jesús les dice: “No tengan miedo. Vayan,
avisen a mis hermanos para que vayan a Galilea; allí
me verán” (Mateo 28:9, 10).
Antes de eso, cuando tuvo lugar el terremoto y se
aparecieron unos ángeles en la tumba, los soldados
que hacían guardia “se pusieron a temblar y queda-
ron como muertos”. Cuando se recuperan, entran
en la ciudad y les cuentan a los sacerdotes princi-
pales todo lo que ha pasado. Entonces, después de
consultar con los ancianos de los judíos, los sacer-
dotes deciden pagar una cantidad de dinero a los
soldados para que no cuenten la verdad y para que
digan: “Sus discípulos vinieron de noche y robaron
el cuerpo mientras nosotros dormíamos” (Mateo
28:3, 4, 11, 13).
Los soldados romanos pueden ser ejecutados si se
duermen mientras están de guardia. Así que los
sacerdotes les prometen: “Si esto [la mentira de
que se habían quedado dormidos] llega a oídos
del gobernador, nosotros se lo explicamos. Ustedes
no tendrán de qué preocuparse” (Mateo 28:14). Los
604 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
soldados aceptan el soborno y hacen lo que los
sacerdotes les indican. De modo que entre los ju-
díos se extiende la mentira de que han robado el
cuerpo de Jesús.
María Magdalena sigue llorando junto a la tum-
ba. Cuando se agacha para mirar adentro, ve a dos
ángeles vestidos de blanco sentados donde había es-
tado el cuerpo de Jesús: uno a la cabecera y el otro
a los pies. Entonces ellos le preguntan: “Mujer, ¿por
qué estás llorando?”. Y ella les responde: “Porque se
han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han pues-
to”. Después de decir esto, se vuelve y ve a alguien
más. Este le hace la misma pregunta que han hecho
los ángeles y añade: “¿A quién buscas?”. María, pen-
sando que es el jardinero, le dice: “Si tú te lo has
llevado, señor, dime dónde lo has puesto y yo me lo
llevaré” (Juan 20:13-15).
En realidad, María está hablando con el mismo
Jesús, pero en ese momento ella no lo reconoce. Sin
embargo, cuando él le dice: “¡María!”, se da cuenta
de que es Jesús, pues lo reconoce por su modo de
hablarle. Muy emocionada, María grita: “¡Rabbóni!”
LA TUMBA ESTÁ VAC ÍA: JES ÚS ESTÁ VIVO 605
(que significa “maestro”). Pero, como tiene miedo
de que Jesús suba al cielo en ese mismo momento,
se agarra a él. Así que él le dice: “Deja de agarrar-
te de mí, porque todavía no he subido al Padre. Vete
adonde están mis hermanos y diles: ‘Voy a subir a
mi Padre y Padre de ustedes, a mi Dios y Dios de
ustedes’ ” (Juan 20:16, 17).
María le hace caso y corre adonde están reunidos
los ap óstoles y otros discípulos. Las otras mujeres
ya les han explicado lo que ha ocurrido. Ahora, Ma-
ría les dice: “¡He visto al Señor!”, y les cuenta lo que
él le ha dicho (Juan 20:18). Sin embargo, a los pre-
sentes les parece que sus palabras son solo tonte-
rías (Lucas 24:11).

 ¿Qué hace María Magdalena cuando ve que la tumba


está vacía? ¿Qué les ocurre a las otras mujeres?
 ¿C ómo reaccionan Pedro y Juan cuando se
encuentran la tumba vacía?
 ¿A quién se encuentran las otras mujeres de camino
hacia donde están los discípulos? ¿Qué sucede
cuando María Magdalena regresa a la tumba?
 ¿Qué hacen los discípulos cuando escuchan lo que
les cuentan las mujeres?

606 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


135 DESPUÉS DE RESUCITAR,
JESÚS SE APARECE
A MUCHOS
LUCAS 24:13-49 JUAN 20:19-29

˙ SE APARECE A DOS DISCÍPULOS DE CAMINO


A EMAÚS
˙ EXPLICA CLARAMENTE LAS ESCRITURAS
EN VARIAS OCASIONES
˙ TOMÁS DEJA DE DUDAR

Todavía es domingo 16 de nisán, y los discípulos es-


tán muy desanimados. No entienden lo que signifi-
ca el hecho de que la tumba de Jesús esté vacía
(Mateo 28:9, 10; Lucas 24:11). Más tarde, ese mis-
mo día, Cleopas y otro discípulo salen de Jerusalén
y se dirigen a Emaús, que está a unos 11 kilómetros
(7 millas).
Por el camino, van hablando de lo que ha ocurri-
do. Entonces se les une un desconocido y les pre-
gunta: “¿Sobre qué van debatiendo por el camino?”.
Cleopas le contesta: “¿Es que eres un extranjero
que vives solo en Jerusalén y por eso no te has
DESPU ÉS DE RESUCITAR, JES ÚS SE APARECE A MUCHOS 607
enterado de las cosas que han pasado allí estos
días?”. “¿Qué cosas?”, les pregunta él (Lucas 24:17-
19).
Ellos le responden: “Lo que pasó con Jesús el Na-
zareno [...]. Pero nosotros esperábamos que fuera él
quien liberaría a Israel” (Lucas 24:19-21).
Cleopas y su compañero le cuentan las cosas que
han pasado durante el día. Le dicen que unas mu-
jeres que fueron a la tumba de Jesús la encontraron
vacía y presenciaron un suceso sobrenatural: se les
aparecieron unos ángeles que dijeron que Jesús está
vivo. Además, ellos le explican a este desconocido
que otros también fueron a la tumba y “encontra-
ron todo tal como las mujeres habían dicho” (Lucas
24:24).
Los dos discípulos están confusos porque no en-
tienden lo que ha pasado. Así que el desconocido
les corrige su manera de pensar equivocada que les
impide creer que Jesús ha resucitado. Les dice: “¡Ay,
qué insensatos son ustedes y qué lentos para creer
todas las cosas que dijeron los profetas! ¿Acaso el
Cristo no tenía que sufrir estas cosas y entrar en su
608 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
gloria?” (Lucas 24:25, 26). A continuación, les expli-
ca en detalle muchos relatos de las Escrituras rela-
cionados con el Cristo.
Finalmente, los tres llegan a las afueras de
Emaús. Como los dos discípulos desean oír más, le
ruegan al desconocido: “Quédate con nosotros, que
es casi de noche y el día ya está a punto de termi-
nar”. De modo que él se queda con ellos a cenar.
Después de orar, parte el pan y empieza a dárselo
a ellos. Entonces lo reconocen. Pero, en ese momen-
to, desaparece (Lucas 24:29-31). Ahora ya no tienen
ninguna duda de que Jesús está vivo.
Los dos discípulos comentan muy entusiasmados
todo lo que les ha pasado: “¿Acaso no nos ardía den-
tro el corazón cuando él venía hablándonos por el
camino, cuando nos explicaba claramente las Escri-
turas?” (Lucas 24:32). De inmediato, regresan a Je-
rusalén, y allí se encuentran con los ap óstoles y
otros discípulos. Antes de que Cleopas y su compa-
ñero puedan decir nada, los demás declaran: “¡Es un
hecho que el Señor fue resucitado y se apareció a
Simón!” (Lucas 24:34). Después, los dos cuentan
DESPU ÉS DE RESUCITAR, JES ÚS SE APARECE A MUCHOS 609
c ómo Jesús se les apareció. En efecto, ellos también
lo han visto con sus propios ojos.
De repente, Jesús se aparece en la habitación.
Cuando los discípulos lo ven, se quedan muy
impresionados, pues tienen las puertas cerradas con
llave por miedo a los judíos. Aun así, Jesús está allí
de pie en medio de ellos y les dice con calma: “Ten-
gan paz”. Pero ellos están aterrados. Como ya les
pasó en otra ocasión, se imaginan que están “vien-
do un espíritu” (Lucas 24:36, 37; Mateo 14:25-27).
Para demostrarles que no es un espíritu ni tam-
poco fruto de su imaginación, sino que es de carne
y hueso, Jesús les muestra sus manos y sus pies y
les dice: “¿Por qué están alarmados? ¿Por qué les
han surgido dudas en su corazón? Miren mis manos
y mis pies: soy yo mismo. Tóquenme y miren, por-
que un espíritu no tiene carne y huesos como ven
que tengo yo” (Lucas 24:36-39). Aunque están asom-
brados y muy contentos, todavía no se lo acaban de
creer.
Por eso, Jesús les da otra prueba de que es real.
Les pregunta: “¿Tienen por ahí algo de comer?”. En-
610 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
tonces toma un pedazo de pescado asado y se lo
come. Luego les explica: “Estas son las palabras que
les dije mientras todavía estaba con ustedes [antes
de morir], que todas las cosas escritas sobre mí en
la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos te-
nían que cumplirse” (Lucas 24:41-44).
Jesús ha ayudado a Cleopas y a su compañero a
entender las Escrituras, y ahora hace lo mismo con
los que están allí reunidos. Les dice: “Esto es lo que
está escrito: que el Cristo sufriría y se levantaría de
entre los muertos al tercer día y que, en su nombre,
en todas las naciones —comenzando por Jerusa-
lén—, se predicaría arrepentimiento para el perdón
de pecados. Ustedes tienen que ser testigos de es-
tas cosas” (Lucas 24:46-48).
Por alguna razón, el ap óstol Tomás no está allí.
Por eso, durante los días siguientes, los demás dis-
cípulos le cuentan emocionados: “¡Hemos visto al
Señor!”. Pero él les contesta: “A menos que vea en
sus manos la marca de los clavos y meta mi dedo en
la herida de los clavos y meta mi mano en su costa-
do, jamás lo voy a creer” (Juan 20:25).
DESPU ÉS DE RESUCITAR, JES ÚS SE APARECE A MUCHOS 611
Ocho días después, los discípulos se reúnen de
nuevo con las puertas cerradas con llave, y esta vez
Tomás está con ellos. En ese momento, Jesús se apa-
rece en medio de ellos con un cuerpo humano y les
saluda: “Tengan paz”. Luego le dice a Tomás: “Pon
tu dedo aquí y mira mis manos; trae tu mano y mé-
tela en mi costado. Deja de dudar y cree”. Enton-
ces Tomás exclama: “¡Mi Señor y mi Dios!” (Juan
20:26-28). Ahora a Tomás no le queda ninguna duda
de que Jesús está vivo como un ser espiritual pode-
roso y que es el representante de Dios.
Finalmente, Jesús le dice: “¿Has creído porque me
has visto? Felices los que no han visto y aun así
creen” (Juan 20:29).

 ¿Qué les pregunta un desconocido a dos discípulos


que van hacia Emaús?
 ¿Por qué les arde el corazón a estos dos discípulos?
 ¿Qué noticias emocionantes escuchan Cleopas
y su compañero cuando regresan a Jerusalén?
¿Qué sucede allí?
 ¿Qué convence a Tomás de que Jesús está vivo?

612 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


136 EN LA ORILLA DEL MAR
DE GALILEA
JUAN 21:1-25

˙ JESÚS SE APARECE EN EL MAR DE GALILEA


˙ PEDRO Y OTROS DEBEN ALIMENTAR A LAS OVEJAS

La última noche que estuvo con los ap óstoles, Jesús


les dijo: “Después de ser resucitado, iré a Galilea
antes que ustedes” (Mateo 26:32; 28:7, 10). Ahora,
muchos de sus discípulos se dirigen allí, pero ¿qué
harán en Galilea?
Allí, Pedro les dice a seis de los ap óstoles: “Me
voy a pescar”. Y los seis le contestan: “Nos vamos
contigo” (Juan 21:3). Sin embargo, no logran pescar
nada en toda la noche. Al amanecer, Jesús aparece
en la playa, pero ellos no lo reconocen. Entonces Je-
sús les grita: “Hijos míos, no tienen nada que comer,
¿verdad?”. Ellos le contestan: “No”. Así que Jesús
les dice: “Echen la red al lado derecho de la barca y
encontrarán algo” (Juan 21:5, 6). Cuando lo hacen,
la red se llena de tantos peces que no pueden sa-
carla.
EN LA ORILLA DEL MAR DE GALILEA 613
En ese momento, Juan le dice a Pedro: “¡Es el Se-
ñor!” (Juan 21:7). Enseguida, Pedro se pone la ropa,
que se había quitado para pescar. Se lanza al mar y
nada unos 90 metros (100 yardas) hasta la orilla
mientras los demás lo siguen despacio en la barca,
arrastrando la red llena de peces.
Al llegar a la orilla, ven “un fuego” y “pescado so-
bre las brasas, y pan”. Entonces Jesús les pide: “Trai-
gan algunos de los peces que acaban de pescar”.
De modo que Pedro arrastra a tierra la red, que con-
tiene 153 peces grandes. Luego Jesús les dice: “Ven-
gan a desayunar”. Ninguno se atreve a preguntarle
quién es, porque saben que es Jesús (Juan 21:9-12).
Esta es la tercera vez que Jesús se le aparece a un
grupo de discípulos.
Jesús les da a todos un poco de pan y pescado.
Después, quizás mirando a los peces que hay en la
red, le pregunta a Pedro: “Simón hijo de Juan, ¿me
amas más que a estos?”. Jesús quiere saber si para
Pedro es más importante su negocio de pesca o la
obra que él desea que haga. Pedro le responde: “Sí,
Señor, tú sabes que te quiero”. Así que Jesús le dice:
“Alimenta a mis corderos” (Juan 21:15).
614 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
A continuación, Jesús vuelve a preguntarle: “Si-
món hijo de Juan, ¿me amas?”. Tal vez desconcerta-
do, Pedro le responde sin dudar: “Sí, Señor, tú sabes
que te quiero”. Entonces, Jesús le pide algo pareci-
do a lo que le ha dicho antes: “Pastorea a mis ove-
jitas” (Juan 21:16).
Por tercera vez, Jesús le pregunta: “Simón hijo de
Juan, ¿me quieres?”. Es posible que Pedro piense
que Jesús duda de su lealtad. Por eso le contesta con
firmeza: “Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que yo te
quiero”. De nuevo, Jesús destaca lo que Pedro debe
hacer: “Alimenta a mis ovejitas” (Juan 21:17). Así es,
quienes dirigen la congregación deben servir a los
que forman parte del rebaño de Dios.
A Jesús lo arrestaron y lo mataron porque hizo lo
que Dios le había mandado. Ahora le explica a Pe-
dro que le ocurrirá algo parecido, pues le dice:
“Cuando eras más joven, tú mismo te vestías y an-
dabas por donde querías; pero, cuando envejezcas,
extenderás las manos y otro te vestirá y te llevará
adonde no quieras”. Aun así, Jesús le pide: “Conti-
núa siguiéndome” (Juan 21:18, 19).
EN LA ORILLA DEL MAR DE GALILEA 615
Entonces, Pedro ve al ap óstol Juan y le pregunta
a Jesús: “Señor, ¿y qué va a ser de este?”. ¿Qué le
ocurrirá al ap óstol por el que Jesús siente un cari-
ño especial? Jesús le responde: “Si quiero que se
quede aquí hasta que yo venga, ¿qué te importa eso
a ti?” (Juan 21:21-23). Pedro debe seguir a Jesús sin
preocuparse de lo que hagan los demás. De todos
modos, Jesús indica que Juan vivirá más que los
otros ap óstoles y tendrá una visión de la venida de
Jesús como Rey.
Por supuesto, Jesús hizo muchas más cosas, pero
no hay suficientes rollos para escribirlas todas.

 ¿C ómo sabemos que los ap óstoles no están seguros


de lo que deben hacer en Galilea?
 ¿C ómo reconocen los ap óstoles a Jesús en el mar
de Galilea?
 Según destaca Jesús, ¿qué deben hacer quienes
dirigen la congregación?
 ¿Qué dice Jesús sobre la muerte que le espera
a Pedro?

616 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


137 CIENTOS DE PERSONAS
VEN A JESÚS ANTES
DE PENTECOSTÉS
MATEO 28:16-20 LUCAS 24:50-52
HECHOS 1:1-12; 2:1-4

˙ JESÚS SE APARECE A MUCHOS


˙ ASCIENDE AL CIELO
˙ DERRAMA ESPÍRITU SANTO SOBRE UNOS
120 DISCÍPULOS

Después de resucitar, Jesús les dice a sus 11 ap ósto-


les que vayan a una montaña de Galilea para reunirse
con él. También están allí unos 500 discípulos. Algu-
nos de ellos todavía dudan que Jesús esté vivo, pero lo
que les dice a continuación los convence del todo (Ma-
teo 28:17; 1 Corintios 15:6).
Jesús les explica que Dios le ha dado toda autoridad
en el cielo y en la Tierra, y les da el siguiente manda-
to: “Vayan y hagan discípulos de gente de todas las na-
ciones. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo
y del espíritu santo. Enséñenles a obedecer todo lo que
yo les he mandado” (Mateo 28:18-20). Está claro que
CIENTOS DE PERSONAS VEN A JES ÚS ANTES DE PENTECOST ÉS 617
Jesús está vivo y sigue queriendo que se prediquen las
buenas noticias del Reino.
Todos los seguidores de Jesús —hombres, mujeres y
niños— reciben la comisión de hacer discípulos. Aun-
que sus enemigos probablemente intentarán detener la
obra de predicar y enseñar, Jesús les asegura: “Se me
ha dado toda la autoridad en el cielo y en la tierra”.
¿Qué quiere decir? Añade: “Recuerden, estaré con us-
tedes todos los días hasta la conclusión del sistema”.
No está diciendo que todos los que participen en la
obra de predicar las buenas noticias harán milagros.
Pero sí tendrán la ayuda del espíritu santo.
En total, Jesús se aparece a sus discípulos “durante
40 días”. Se presenta ante ellos con diferentes cuerpos
humanos, les da “muchas pruebas convincentes” de
que está vivo y les habla “acerca del Reino de Dios”
(Hechos 1:3; 1 Corintios 15:7).
Al parecer, mientras los ap óstoles están todavía en
Galilea, Jesús les da la instrucción de ir a Jerusalén.
Y, cuando se reúne allí con ellos, les ordena: “No se
vayan de Jerusalén. Sigan esperando lo que el Padre
ha prometido, aquello de lo que les he hablado. Por-
que Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bau-
618 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
tizados con espíritu santo dentro de pocos días”
(Hechos 1:4, 5).
Más tarde, Jesús se reúne de nuevo con sus ap ósto-
les. Entonces los lleva “a las afueras, hasta Betania”,
que está en la ladera oriental del monte de los Olivos
(Lucas 24:50). A pesar de todo lo que Jesús les ha di-
cho sobre su partida, ellos todavía piensan que su
Reino se establecerá de alguna manera en la Tierra
(Lucas 22:16, 18, 30; Juan 14:2, 3).
Por eso, los ap óstoles le preguntan: “Señor, ¿vas a
restaurar el reino a Israel en este tiempo?”. Él les con-
testa: “No les corresponde a ustedes saber los tiempos
o épocas que el Padre ha puesto bajo su propia auto-
ridad”. A continuación, vuelve a destacar la obra que
deben realizar: “Recibirán poder cuando el espíritu
santo venga sobre ustedes. Y serán mis testigos en Je-
rusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta la parte más
lejana de la tierra” (Hechos 1:6-8).
Los ap óstoles siguen en el monte de los Olivos cuan-
do, de repente, Jesús empieza a ascender al cielo. En-
seguida una nube lo oculta. Tras su resurrección, él se
ha presentado ante sus discípulos con diferentes cuer-
pos humanos. Ahora, se deshace del cuerpo con el que
se ha aparecido en esta ocasión y sube al cielo como
CIENTOS DE PERSONAS VEN A JES ÚS ANTES DE PENTECOST ÉS 619
un ser espiritual (1 Corintios 15:44, 50; 1 Pedro 3:18).
Mientras los ap óstoles están mirando c ómo Jesús se
va, “dos hombres vestidos de blanco” aparecen al lado
de ellos. Son ángeles con cuerpos humanos, que les
preguntan: “Hombres de Galilea, ¿por qué están ahí
de pie mirando al cielo? Este Jesús, que estaba con us-
tedes y fue llevado al cielo, vendrá de la misma mane-
ra en que lo han visto irse al cielo” (Hechos 1:10, 11).
Jesús se va de la Tierra sin llamar la atención.
De hecho, solo lo ven ascender al cielo sus leales
seguidores. Cuando regrese, lo hará “de la misma ma-
nera”, sin llamar la atención. Solo sus seguidores se
darán cuenta de su presencia como Rey.
Luego, los ap óstoles regresan a Jerusalén y, duran-
te los días siguientes, se reúnen con otros discípulos.
Entre ellos están “María la madre de Jesús” y “los her-
manos de él” (Hechos 1:14). Todos oran con constan-
cia. Entre otras cosas, le piden a Dios que los ayude a
elegir un discípulo que reemplace a Judas Iscariote
para que vuelva a haber 12 ap óstoles (Mateo 19:28).
Quieren que sea un discípulo que haya sido testigo de
las actividades de Jesús y de su resurrección. Así que
echan suertes para saber cuál es la voluntad de Dios.
Esta es la última vez que la Biblia menciona esta prác-
620 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
tica (Salmo 109:8; Proverbios 16:33). El que sale elegi-
do es Matías, tal vez uno de los 70 a los que Jesús en-
vió a predicar. Desde ese momento, es “añadido a los
11 ap óstoles” (Hechos 1:26).
Diez días después de que Jesús regresó al cielo, los
judíos celebran la Fiesta del Pentecostés del año 33.
En esa ocasión, unos 120 discípulos están reunidos en
una habitación que hay en el piso de arriba de una casa
en Jerusalén. De repente se oye un ruido, como el de
una fuerte ráfaga de viento, que llena toda la casa. Los
discípulos ven aparecer algo similar a lenguas de fue-
go, que se posan sobre ellos, una sobre cada uno. En-
tonces, todos los presentes comienzan a hablar en di-
ferentes idiomas. Así se cumple la promesa de Jesús
de que el espíritu santo se derramaría sobre ellos
(Juan 14:26).

 ¿A quiénes da Jesús unas instrucciones en una


montaña de Galilea? ¿Qué les dice Jesús?
 Después de su resurrección, ¿durante cuántos días
se aparece Jesús a sus discípulos? ¿Qué hace en
esas ocasiones?
 La manera en que Jesús sube al cielo, ¿qué nos enseña
sobre su regreso?
 ¿Qué sucede en el Pentecostés del año 33?

CIENTOS DE PERSONAS VEN A JES ÚS ANTES DE PENTECOST ÉS 621


138 CRISTO,
A LA DERECHA DE DIOS
HECHOS 7:56

˙ JESÚS SE SIENTA A LA DERECHA DE DIOS


˙ SAULO SE HACE DISCÍPULO DE JESÚS
˙ TENEMOS RAZONES PARA ESTAR CONTENTOS

Durante la Fiesta del Pentecostés, 10 días después


de que Jesús subió al cielo, se derramó espíritu san-
to sobre algunos discípulos. Esto demostró que él
realmente estaba en el cielo. Pero esa no fue la úni-
ca prueba. Justo antes de que el discípulo Esteban
muriera apedreado por dar testimonio de manera
fiel, exclamó: “¡Miren! Veo los cielos abiertos y al
Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios”
(Hechos 7:56).
Ya en el cielo con su Padre, Jesús tendría que
esperar una orden específica que la Palabra de
Dios había predicho. David escribió por inspiración:
“Jehová le declaró a mi Señor [Jesús]: ‘Siéntate a mi
derecha hasta que ponga a tus enemigos como ban-
quillo para tus pies’ ”. Cuando terminara ese perio-
622 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
do de espera, Jehová le ordenaría a Jesús: “Domina
en medio de tus enemigos” (Salmo 110:1, 2). Pero
¿qué haría hasta que llegara el momento de actuar
contra ellos?
En el Pentecostés del año 33, se formó la congre-
gación cristiana. Así que, desde el cielo, Jesús em-
pezó a reinar sobre sus discípulos ungidos por es-
píritu (Colosenses 1:13). Los guió en la predicación
y los preparó para el papel que tendrían en el futu-
ro. ¿De qué papel estamos hablando? Los que fue-
ran fieles hasta la muerte serían reyes con Jesús en
el cielo cuando resucitaran.
Un ejemplo destacado de alguien que llegaría a
ser un rey en el cielo es Saulo, más conocido por su
nombre romano, Pablo. Es un judío que siempre se
ha esforzado mucho por cumplir con la Ley de
Dios. Sin embargo, los líderes religiosos judíos lo
orientaron tan mal que hasta aprob ó que apedrea-
ran a Esteban. Ahora sigue amenazando a los discí-
pulos del Señor y desea asesinarlos. Incluso recibe
permiso del sumo sacerdote, Caifás, para arrestar a
los seguidores de Jesús que hay en Damasco y lle-
varlos a Jerusalén (Hechos 7:58; 9:1). Pero, por el
CRISTO, A LA DERECHA DE DIOS 623
camino, una luz brillante envuelve a Saulo y él cae
al suelo.
Entonces oye una voz que le dice: “Saulo, Saulo,
¿por qué me persigues?”. Saulo pregunta: “¿Quién
eres, Señor?”. Y la voz le responde: “Soy Jesús, a
quien tú persigues” (Hechos 9:4, 5).
Jesús le dice a Saulo que entre en Damasco y es-
pere más instrucciones, pero tienen que acompañar-
lo porque esa luz sobrenatural lo ha dejado ciego.
En otra visión, Jesús se le aparece a Ananías, uno
de sus discípulos que vive en Damasco, y le pide
que vaya a cierta casa para encontrarse con Saulo.
Al principio, Ananías tiene miedo, pero Jesús le ase-
gura: “Este hombre es un instrumento escogido por
mí para llevar mi nombre a las naciones, así como
a reyes y a los hijos de Israel”. De modo que Saulo
recupera la vista y, allí mismo, en Damasco, empie-
za a “predicar en las sinagogas acerca de Jesús,
diciendo que es el Hijo de Dios” (Hechos 9:15, 20).
Con el apoyo de Jesús, Pablo y otros evangeliza-
dores continúan con la predicación que Jesús ini-
ció. Y, gracias a la bendición de Dios, consiguen
resultados extraordinarios. Unos veinticinco años
624 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
después de la aparición de Jesús en el camino a Da-
masco, Pablo escribe que las buenas noticias del
Reino “se han predicado en toda la creación que
está bajo el cielo” (Colosenses 1:23).
Años después, Jesús le muestra a su amado ap ós-
tol Juan varias visiones, que podemos leer en el li-
bro bíblico de Apocalipsis. Así que Juan vive lo su-
ficiente para ver, mediante estas visiones, la venida
de Jesús como Rey (Juan 21:22). Por inspiración del
espíritu, Juan llega a estar “en el día del Señor”
(Apocalipsis 1:10). ¿Cuándo sería ese “día”?
Un estudio cuidadoso de las profecías bíblicas in-
dica que el “día del Señor” empezó en 1914. Ese año
comenzó la Primera Guerra Mundial. Las décadas
siguientes han estado marcadas por más guerras,
enfermedades, hambre, terremotos y otros sucesos.
Todo ello cumple a plenitud la “señal” que Jesús les
dio a sus ap óstoles sobre su “presencia” y “el fin”
(Mateo 24:3, 7, 8, 14). En la actualidad, las buenas
noticias del Reino no solo se predican en el territo-
rio del antiguo Imperio romano, sino en todo el
mundo.
CRISTO, A LA DERECHA DE DIOS 625
Juan escribió guiado por Dios lo que significan
todas estas cosas: “¡Ahora se han hecho realidad la
salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios, y la
autoridad de su Cristo!” (Apocalipsis 12:10). Así es,
el Reino celestial de Dios, del que tanto habló Je-
sús, ya está gobernando.
Sin duda, esta es una magnífica noticia para to-
dos los discípulos leales de Jesús, que pueden hacer
suyas estas palabras de Juan: “Por esta razón, ¡alé-
grense, cielos y los que viven en ellos! Pero ¡ay de
la tierra y del mar! Porque el Diablo ha bajado
adonde están ustedes lleno de furia, ya que sabe que
le queda poco tiempo” (Apocalipsis 12:12).
Así que Jesús ya no está esperando a la derecha
de su Padre. Ahora gobierna como Rey y pronto
destruirá a todos sus enemigos (Hebreos 10:12, 13).
Pero ¿qué emocionantes sucesos tendrán lugar en el
futuro?

 ¿Qué hizo Jesús después de subir al cielo?


 ¿Cuándo empezó el “día del Señor”, y qué sucedió
después?
 ¿Por qué tenemos razones para estar contentos?

626 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA


139 JESÚS TRAE EL PARAÍSO
Y TERMINA SU MISIÓN
1 CORINTIOS 15:24-28

˙ QUÉ LES PASAR Á A LAS OVEJAS Y LAS CABRAS


˙ MUCHAS PERSONAS VIVIR ÁN EN EL PARAÍSO
EN LA TIERRA
˙ JESÚS DEMUESTRA SER EL CAMINO, LA VERDAD
Y LA VIDA

Poco después de su bautismo, Jesús se enfrentó al


Diablo, que estaba decidido a hacerlo fracasar in-
cluso antes de que empezara su ministerio. Este
enemigo trató de tentar a Jesús varias veces, pero
Jesús pudo decir sobre él: “Viene el gobernante del
mundo, y él no tiene ningún poder sobre mí” (Juan
14:30).
El ap óstol Juan tuvo una visión sobre lo que le
pasaría al “gran dragón, la serpiente original, al que
llaman Diablo y Satanás”. Este feroz enemigo de la
humanidad sería expulsado del cielo y estaría “lleno
de furia” al saber que “le queda poco tiempo” (Apo-
calipsis 12:9, 12). Los cristianos tenemos razones de
JES ÚS TRAE EL PARA ÍSO Y TERMINA SU MISI ÓN 627
sobra para creer que estamos viviendo durante este
“poco tiempo” y que muy pronto “el gran dragón,
la serpiente original”, será encerrado en el abismo,
donde no podrá hacer nada por 1.000 años. Duran-
te ese periodo, Jesús gobernará como Rey del Reino
de Dios (Apocalipsis 20:1, 2).
¿Qué sucederá en nuestro hogar, la Tierra, en esos
1.000 años? ¿Quién vivirá aquí, y c ómo será la vida?
Jesús mismo dio las respuestas. En la parábola de
las ovejas y las cabras mostró el futuro que les es-
pera a los humanos obedientes que son como ove-
jas, los que tratan bien a los hermanos de Jesús y
colaboran con ellos. También dejó claro lo que les
pasará a los que hacen justo lo contrario, los que
son como cabras. Él dijo: “Estos [las cabras] irán a
la destrucción eterna, pero los justos [las ovejas]
irán a la vida eterna” (Mateo 25:46).
Estas palabras nos ayudan a entender lo que Je-
sús le dijo al delincuente que estaba colgado en un
madero a su lado. Jesús no le ofreció la misma re-
compensa a él que a sus ap óstoles fieles. A ellos les
prometió que estarían en el Reino, en el cielo. Pero
628 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
al ladrón le dijo: “Yo te aseguro hoy: estarás conmi-
go en el Paraíso” (Lucas 23:43). Así que a este hom-
bre se le dio la esperanza de vivir en el Paraíso: un
hermoso lugar parecido a un jardín o parque. Por
lo tanto, en el futuro, aquellas personas a las que
Jesús juzgue como ovejas y consigan “la vida eter-
na” también estarán en ese Paraíso.
Esto encaja con la descripción que el ap óstol
Juan hizo de c ómo será la vida en la Tierra en ese
tiempo. Él escribió: “La tienda de Dios está con la
humanidad. Él residirá con ellos y ellos serán su
pueblo. Dios mismo estará con ellos. Y les secará
toda lágrima de sus ojos, y la muerte ya no existi-
rá, ni habrá más tristeza, ni llanto, ni dolor. Las co-
sas anteriores han desaparecido” (Apocalipsis 21:
3, 4).
Para que ese delincuente pueda vivir en el Paraí-
so, tendrá que resucitar. Y él no será el único, pues
Jesús prometió: “Viene la hora en que todos los que
están en las tumbas oirán su voz y saldrán. Los
que hayan hecho cosas buenas recibirán una re-
surrección de vida y los que hayan hecho cosas
JES ÚS TRAE EL PARA ÍSO Y TERMINA SU MISI ÓN 629
malas recibirán una resurrección de juicio” (Juan 5:
28, 29).
Ahora bien, ¿qué harán los ap óstoles fieles y las
demás personas que forman el pequeño grupo que
estará en el cielo con Jesús? La Biblia dice: “Serán
sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con él
por los 1.000 años” (Apocalipsis 20:6). Los que go-
biernen en el cielo con Cristo habrán sido hombres
y mujeres que vivieron en la Tierra. Por eso, segu-
ro que serán compasivos y comprensivos con sus
súbditos humanos (Apocalipsis 5:10).
Jesús aplicará los beneficios de su sacrificio a los
humanos que vivan en la Tierra y los librará de la
maldición del pecado heredado. Además, Cristo y
los que gobiernen con él harán que los seres huma-
nos obedientes alcancen la perfección. Al fin, la hu-
manidad disfrutará de la vida tal y como Dios que-
ría al principio, cuando les dijo a Adán y Eva que
tuvieran hijos y llenaran la Tierra. Incluso la muer-
te que trajo el pecado de Adán desaparecerá.
Así, Jesús habrá completado la misión que Jeho-
vá le dio. Al final de su gobierno de 1.000 años, le
630 JES ÚS: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
entregará a su Padre el Reino y la humanidad ya
perfecta. Respecto a este extraordinario acto de hu-
mildad de Jesús, el ap óstol Pablo escribió: “Cuando
todas las cosas hayan sido sometidas a él, entonces
el Hijo mismo también se someterá a aquel que so-
metió todas las cosas a él, para que Dios sea todas
las cosas para todos” (1 Corintios 15:28).
Está claro que Jesús tiene un papel muy impor-
tante en el cumplimiento de los maravillosos pro-
p ósitos de Dios. Y, a medida que esos prop ósitos
continúen realizándose por toda la eternidad, Jesús
siempre será lo que él mismo dijo: “el camino, la
verdad y la vida” (Juan 14:6).

 ¿Qué futuro le espera al Diablo, el gran enemigo


de la humanidad?
 ¿Quiénes vivirán en el Paraíso, y cómo será la vida
allí?
 ¿Qué misión habrá completado Jesús después
de los 1.000 años, y qué hará entonces?

JES ÚS TRAE EL PARA ÍSO Y TERMINA SU MISI ÓN 631


IMITEMOS EL EJEMPLO DE JESÚS
SEAMOS COMPASIVOS
Como Jesús era perfecto, no experimentó muchos de los pro-
blemas y preocupaciones que tenemos los humanos. Sin embar-
go, se interesó de verdad en las personas y estuvo dispuesto a
hacer grandes esfuerzos por ellas. No se limitó a hacer solo lo
necesario, sino que fue más allá. Sin duda, la compasión lo mo-
tivó a ayudar a los demás. Podemos ver algunos ejemplos en
los capítulos 32, 37, 57 y 99.
SEAMOS ACCESIBLES
Personas de todas las edades —jóvenes y mayores— se sentían
con la libertad de acercarse a Jesús porque él no era distante
ni tenía aires de superioridad. Al ver el interés personal que les
mostraba, todos se sentían c ómodos con él. Fijémonos en c ómo
demostró ser accesible en los capítulos 25, 27 y 95.
OREMOS CON FRECUENCIA
Jesús hacía oraciones sinceras con regularidad, tanto en priva-
do como en presencia de quienes adoraban a Dios. Oraba en
muchas ocasiones, no solo antes de comer. En sus oraciones,
le daba gracias y alabanza a su Padre, y le pedía guía antes de
tomar decisiones importantes. Analicemos las situaciones que
se mencionan en los capítulos 24, 34, 91, 122 y 123.
SEAMOS ALTRUISTAS
En ocasiones, aunque Jesús necesitara descansar y relajarse, re-
nunció a ello para ayudar a otros. No fue egoísta. En esto tam-
bién nos puso un ejemplo que debemos seguir con atención.
Veamos c ómo mostró esta cualidad en los capítulos 19, 41 y 52.
632
PERDONEMOS A OTROS
Jesús no solo enseñó la importancia de estar siempre dispues-
tos a perdonar, también puso el ejemplo al tratar con sus dis-
cípulos y con otras personas. Veamos c ómo lo hizo en los ca-
pítulos 26, 40, 64, 85 y 131.
SIRVAMOS A DIOS CON TODO NUESTRO CORAZÓN
Las profecías decían que la mayoría de los judíos rechazarían
al Mesías y que sus enemigos lo matarían. Así que Jesús podría
haberse conformado con hacer lo mínimo. Sin embargo, se es-
forzó al máximo por promover la adoración verdadera. De esa
manera, nos puso a todos sus seguidores un ejemplo que po-
demos imitar cuando enfrentamos indiferencia o incluso opo-
sición. Meditemos en lo que explican los capítulos 16, 72 y 103.
SEAMOS HUMILDES
Jesús era superior a los humanos imperfectos en muchísimos
aspectos, como por ejemplo en conocimiento y sabiduría. Era
perfecto, así que nadie podía igualar sus capacidades físicas y
mentales. No obstante, fue humilde y sirvió a los demás. Pode-
mos aprender sobre su humildad en los capítulos 10, 62, 66, 94
y 116.
SEAMOS PACIENTES
Cuando los ap óstoles y otras personas no imitaban el ejemplo
de Jesús o no ponían en práctica sus consejos, él siempre era
paciente con ellos. Les repetía con paciencia las lecciones que
necesitaban aprender para acercarse más a Jehová. Veamos al-
gunas muestras de la paciencia de Jesús en los capítulos 74, 98,
118 y 135.
633
ÍNDICE DE TEXTOS BÍBLICOS
El número junto a la cita bíblica indica el capítulo del libro
MATEO 12:33-50 42 25:1-13 112 1:35-39 24
1:18-25 4 13:1-53 43 25:14-30 113 1:40-45 25
2:1-12 7 13:54-58 48 25:31-46 114 2:1-12 26
2:13-23 8 13:55, 56 9 26:1-5 115 2:13-17 27
3:1-12 11 14:1-12 51 26:6-13 101 2:18-22 28
3:13-17 12 14:13-21 52 26:14-19 115 2:23-28 31
4:1-11 13 14:22-36 53 26:20 116 3:1-6 32
4:12 18 15:1-20 56 26:21-29 117 3:7-12 33
4:13-22 22 15:21-31 57 26:30 123 3:13-19 34
4:23-25 24 15:32-16:12 58 26:31-35 118 3:19-30 41
5:1-7:29 35 16:13-27 59 26:36-46 123 3:31-35 42
8:1-4 25 16:28-17:13 60 26:47-56 124 4:1-34 43
8:5-13 36 17:14-20 61 26:57-68 125 4:35-41 44
8:14-17 23 17:22-18:5 62 26:69-75 126 5:1-20 45
18:6-20 63 27:1-11 127 5:21-34 46
8:18 44
18:21-35 64 27:12-14 128 5:22-24 47
8:19-22 65
19:1-15 95 27:15-17 129 5:35-43 47
8:23-27 44
19:16-30 96 27:18, 19 128 6:1-6 48
8:28-34 45
27:20-30 129
9:1-8 26 20:1-16 97 6:3 9
27:31, 32 130
9:9-13 27 20:17-28 98 6:6-11 49
27:33-44 131
9:14-17 28 20:29-34 99 6:12, 13 50
27:45-56 132
9:18-22 46 21:1-11 102 6:14-29 51
27:57-28:2 133
9:18, 23-26 47 21:12, 13 103 6:17-20 18
28:3-15 134
9:27-34 48 21:14-17 102 6:30-44 52
28:16-20 137
9:35-10:15 49 21:18, 19 103 6:45-56 53
10:16-11:1 50 21:19-27 105 MARCOS 7:1-23 56
11:2-15 38 21:28-46 106 1:1-8 11 7:24-37 57
11:16-30 39 22:1-14 107 1:9-11 12 8:1-21 58
12:1-8 31 22:15-40 108 1:12, 13 13 8:22-38 59
12:9-14 32 22:41-23:24 109 1:14, 15 20 9:1-13 60
12:15-21 33 23:25-24:2 110 1:16-20 22 9:14-29 61
12:22-32 41 24:3-51 111 1:21-34 23 9:30-37 62

634
9:38-50 63 1:57-79 3 9:7-9 51 20:20-40 108
10:1-16 95 2:1-20 5 9:10-17 52 20:41-47 109
10:17-31 96 2:21-39 6 9:18-26 59 21:1-6 110
10:32-45 98 2:40-52 10 9:27-36 60 21:7-38 111
10:46-52 99 3:1-18 11 9:37-43 61 22:1-13 115
11:1-11 102 3:19, 20 18 9:43-48 62 22:14-18 116
11:12-18 103 3:21, 22 12 9:49, 50 63 22:19-23 117
11:19-33 105 4:1-13 13 9:51-62 65 22:24-38 118
12:1-12 106 4:14, 15 20 10:1-24 72 22:39-46 123
12:13-34 108 4:16-31 21 10:25-37 73 22:47-53 124
12:35-40 109 4:31-41 23 10:38-11:13 74 22:54 125
12:41-13:2 110 4:42, 43 24 11:14-36 75 22:54-62 126
13:3-37 111 5:1-11 22 11:37-54 76 22:63-65 125
14:1, 2 115 5:12-16 25 12:1-34 77 22:66-23:3 127
14:3-9 101 5:17-26 26 12:35-59 78 23:4-16 128
14:10-16 115 5:27-32 27 13:1-21 79 23:18-25 129
14:17 116 5:33-39 28 13:22-14:6 82 23:24-31 130
14:18-25 117 6:1-5 31 14:7-24 83 23:32-43 131
14:26 123 6:6-11 32 14:25-35 84 23:44-49 132
14:27-31 118 6:12-16 34 15:1-10 85 23:50-24:3 133
14:32-42 123 6:17-49 35 15:11-32 86 24:4-12 134
14:43-52 124
7:1-10 36 16:1-13 87 24:13-49 135
14:53-65 125
7:11-17 37 16:14-31 88 24:50-52 137
14:66-72 126
7:18-30 38 17:1-10 89
15:1 127 JUAN
7:31-35 39 17:11-19 92
15:2-5 128 1:6-8, 15-28 11
7:36-50 40 17:20-37 93
15:6-19 129
8:1-3 41 18:1-14 94 1:29-51 14
15:20, 21 130
8:4-18 43 18:15-17 95 1:32-34 12
15:22-32 131
8:19-21 42 18:18-30 96 2:1-12 15
15:33-41 132
8:22-25 44 18:31-34 98 2:12-22 16
15:42-16:4 133
8:26-39 45 18:35-19:10 99 2:23-3:21 17
16:5-8 134
8:40-48 46 19:11-28 100 3:22-4:3 18
LUCAS 8:40-42 47 19:29-44 102 4:3-43 19
1:5-33 1 8:49-56 47 19:45-48 103 4:43-54 20
1:34-56 2 9:1-5 49 20:1-8 105 5:1-16 29
1:56 4 9:6 50 20:9-19 106 5:17-47 30

635
6:1-13 52 9:19-41 71 13:18-30 117 18:25-27 126
6:14-25 53 10:1-21 80 13:31-38 118 18:28-35 127
6:25-48 54 10:22-42 81 14:1-31 119 18:36-38 128
6:48-71 55 11:1-16 89 15:1-27 120 18:39-19:5 129
7:1 56 11:17-37 90 16:1-33 121 19:6-17 130
7:2-10 65 11:38-54 91 17:1-26 122 19:17-24 131
7:11-32 66 11:55-12:11 101 18:1 123 19:25-30 132
7:32-52 67 12:12-19 102 18:2-12 124 19:31-20:1 133
8:12-36 68 12:20-27 103 18:13, 14 125 20:2-18 134
8:37-59 69 12:28-50 104 18:15-18 126 20:19-29 135
9:1-18 70 13:1-17 116 18:19-24 125 21:1-25 136

ÍNDICE DE COMPARACIONES
Y PARÁBOLAS
El número indica el capítulo
10 minas 100 dos deudores 40
10 vírgenes 112 dos hijos enviados a la viña 106
agricultores que matan echar perlas delante
al hijo del dueño de la viña 106 de los cerdos 35
amigo insistente 74 esclavo fiel y prudente 111
aves y lirios 35 esclavo que no quiere perdonar 64
banquete de boda de un rey 107 esclavos listos para el regreso
buen samaritano 73 del amo 78
casa construida sobre la roca 35 esclavos que no merecen nada 89
cimientos de la casa 35 escoger los lugares
colar el mosquito, más destacados 83
tragarse el camello 109 fariseo y cobrador de impuestos 94
construir una torre 84 gallina reúne a sus pollitos 110
coser tela nueva en manto viejo 28 grano de mostaza, fe 89
demonio regresa a una persona 42 grano de mostaza, Reino 43
denario que reciben grano de trigo cae al suelo
los trabajadores de la viña 97 y muere, luego da fruto 103
636
higuera sin fruto 79 sal de la tierra 35
hijo perdido 86 sembrador 43
hombre rico y Lázaro 88 sembrador que duerme 43
invitados que ponen excusas 83 semillas que caen
invitar a los pobres en diferentes tierras 43
a un banquete 83 talentos 113
levadura de los fariseos 58 tesoro escondido
levadura mezclada con harina 43 en un campo 43
mayordomo fiel 78 trabajadores de la viña 97
mayordomo injusto 87 trigo y mala hierba 43
moneda de dracma perdida 85 vid verdadera 120
niños en el mercado 39 viga en propio ojo 35
oveja perdida 63 vino nuevo en odres viejos 28
ovejas y cabras 114 viuda persistente y juez 94
padre dispuesto
a dar cosas buenas 35
ÍNDICE DE RECUADROS
paja en el ojo de tu hermano 35
“Llegó el tiempo para
pasar un camello por el ojo la purificación de ellos” 6
de una aguja de coser 96
Ocasiones felices 10
pastor excelente 80
¿Quiénes eran los samaritanos? 19
perla muy valiosa 43
Los endemoniados 23
pescadores de hombres 22
poner la mano en el arado 65 Enseña con ejemplos
y comparaciones 28
puerta angosta 35
La repetición como método
red de pescar 43
de enseñanza 35
rey que perdona
Su sudor se vuelve
una enorme deuda 64
como gotas de sangre 123
rey que se prepara
para una guerra 84 El Campo de Sangre 127
rico insensato que construye Los azotes 129
graneros 77 “Al madero” 132
637
ALGUNAS PROFECÍAS
QUE HABLABAN DEL MESÍAS
SUCESO PROFECÍA CUMPLIMIENTO CAPÍTULO
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Nace en Belén Miqueas 5:2 Lucas 2:1-6 5, 7, 67


_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Huye a Egipto y después Oseas 11:1 Mateo 2:13-15, 8


regresa a Nazaret 19, 20
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Las madres lloran Jeremías 31:15 Mateo 2:17, 18 8


la muerte de sus hijos
cuando Herodes intenta
matar a Jesús
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Anuncia una liberación Isaías 61:1, 2 Lucas 4:17-21 21


a los cautivos
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Reside por un tiempo Isaías 9:1, 2 Mateo 4:13-17 22, 67


en Capernaúm,
en Galilea
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Sana a muchos enfermos Isaías 53:4 Mateo 8:16, 17 23


_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

No grita en las calles Isaías 42:1-4 Mateo 12:16-21 33


_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Enseña con ejemplos Salmo 78:2; Mateo 13:13-15, 43


y comparaciones Isaías 6:9, 10 34, 35
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Entra en Jerusalén Zacarías 9:9 Mateo 21:1-9 102


montado en un burrito

638
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Muchos no creen en él Isaías 6:10; 53:1 Juan 12:37, 38 104


_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Lo traiciona un amigo Salmo 41:9 Juan 13:18, 21 117


de confianza
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Los discípulos Zacarías 13:7 Mateo 26:31, 118, 124


se dispersan 54-56
y lo abandonan
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Lo odian sin causa Salmo 35:19; 69:4 Juan 15:24, 25 120


_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Los soldados Salmo 22:18 Juan 19:23, 24 131


se reparten su ropa
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Siente sed mientras Salmo 22:15 Juan 19:28 132


está en el madero
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Le atraviesan el cuerpo Zacarías 12:10 Juan 19:34, 37 133


después de su muerte
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

No le quiebran Salmo 34:20 Juan 19:36 133


ningún hueso
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

639
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