Anestesia en Cirugía de Tórax
Anestesia en Cirugía de Tórax
Anestesia en Cirugía de Tórax
Dr. Ignacio Garutti Martinez, Dr. Luis Olmedilla Arnal, Dra. Patricia Cruz Pardos
Servicio de Anestesia y Reanimación del HGUGM
PALABRAS CLAVES
Ventilación unipulmonar
Tubos de doble luz
Bloqueadores encobronquiales
Univent
Bloqueador endobronquial de Arndt
Bloqueador endobronquial de Cohen
Shunt intrapulmonar
Ventilación protectora
Hipoxemia
Dolor post-toracotomía
Bloqueo paravertebral torácico
Bloqueo epidural torácico
2
3.- Finalmente, la otra peculiaridad de este tipo de cirugía (toracotomía) deriva del hecho
ampliamente reconocido de que este postoperatorio se asocia con uno de los dolores
más intensos postoperatorios con el que podemos encontrarnos. Este intenso dolor
torácico hace que la respiración sea más superficial y menos efectiva. Además son
pacientes que frecuentemente padecen los efectos del tabaco sobre el parénquima
Pomona y que además han perdido intraoperatoriamente una parte del pulmón. Todo
ello hace, en opinión de la gran mayoría de los anestesiólogos, que deban ser manejados
con las técnicas analgésicas que proporcionen mayor alivio del dolor sin alterar al
centro respiratorio.
3
4
Anatomía
Los conceptos básicos anatómicos que hay que tener en mente a la hora de pensar en la
intubación endobronquial son los referidos a los bronquios principales. El bronquio
izquierdo es más estrecho (13 mm de diámetro medio) frente al derecho (16 mm) y hace
un ángulo más agudo con la carina (45 vs 30 grados). Esto significa que es
generalmente más difícil introducir un tubo en el lado izquierdo. Sin embargo el
bronquio principal izquierdo (48 ± 8 mm) es más largo que el derecho (21 ± 8 mm) y
así hay un mayor margen de seguridad para colocar los tubos de doble luz del lado
izquierdo
Broncoscopia
Aunque algunos autores no han terminado de aceptar la utilización inexcusable del
fibrobroncoscopio, la colocación del moderno tubo de PVC de doble luz usando la
auscultación y otras técnicas modernas sin visualización directa tiene una tasa de fallos
del 30% y algunas de esas malposiciones del tubo pueden ser potencialmente críticas
para determinados pacientes (2-4). Por ello, actualmente se reconoce la necesidad de
verificar la correcta colocación del TDL tanto en decúbito lateral como en decúbito
supino mediante fibrobroncoscopia.
T (Computer Tomography)
Chest x-ray o C
Al igual que todos los anestesiólogos están familiarizados con la valoración de la vía
aérea superior para estimar la posibilidad de intubación dificultosa, lo mismo debería
hacerse con la intubación endobronquial. Hay que recordar que el dato que nos permite
predecir con mayor fiabilidad la dificultad para la intubación endobronquial es la
radiografía de tórax. Las alteraciones mayores de la anatomía traqueal debida a
malformaciones congénitas, tumores, etc, habitualmente son fácilmente detectadas por
la Rx de tórax. (5,6). Los anestesiólogos deben analizar la Rx de tórax antes de la
inducción anestésica ya que ni el radiólogo ni el cirujano torácico suelen tener en cuenta
la posible presencia de alguna incidencia que dificultara el aislamiento pulmonar.
Además la CT puede detectar problemas bronquiales intraluminales que en la Rx simple
no son observados.
Dos métodos están reconocidos para facilitar la ventilación de un solo pulmón.: Tubos
5
de doble luz (TDL) o tubos de una luz (T1L) más bloqueador bronquial este último
grupo puede dividirse en los que llevan asociado el bloqueador en la pared del tubo
(p.ej Univent) o aquellos en los que el bloqueador se introduce a través de la luz del
tubo (Arndt, Cohen, Fuji).
1.- Tubos de doble luz
Los TDL que empleamos actualmente son de cloruro de polivinilo. Siguen siendo el
método de aislamiento preferido por la mayoría de los anestesiólogos. Con el tiempo
han sido perfeccionados con algunas mejoras, fundamentalmente dirigidas a facilitar la
orientación al emplear el broncoscopio para la correcta colocación del TDL. El
manguito bronquial es de un color fuerte azulado y la pared media entre los tubos es de
color blanco, que permite su fácil reconocimiento.
Los TDL (sin espolón o uña) son denominados Robert-Shaw con dos modelos, para el
bronquio izquierdo o para el derecho. Para la utilización de los del lado derecho se
requiere más experiencia, ya que fácilmente se puede bloquear la entrada al lóbulo
superior derecho. Además de consumir más tiempo para su inserción tienen una mayor
incidencia de malposiciones. Brodsky y Lemmens han publicado su experiencia en algo
más de 1100 pacientes. Ello usaron TDL izquierdos en todos los procedimientos
(bloqueo pulmón izquierdo, derecho o ambos secuencialmente) y han comunicado un
éxito del 98%. Es uno de los estudios sobre los TDL más amplios publicados y parecen
que pueda avalar el hecho de usar en todos los pacientes un TDL izquierdo, aunque en
las neumonectomías izquierdas puede ser más engorroso esta práctica. (7). Nosotros
utilizamos preferentemente los TDL izquierdos, excepto cuando existe la previsión de
realizar neumonectomía izquierda. En el caso de utilizar un TDL derecho, se hace aún
más inexcusable la utilización de la fibrobroncoscopia.
Fitzmaurice and Brodsky han revisado la iatrogenia producida por los TDL (10). Su
trabajo indica que el 50% de los casos clínicos publicados referents a daño de la vía
aérea se han descrito en la literatura Japonesa. Se dice que el exagerado tamaño del
TDL puede ser una de las causas que favorecen el daño de la vía aérea, aunque también
parece influir el retirar el estilete demasiado tarde del TDL. Algunos autores
recomiendan retirarlo cuando haya pasado el neumotaponamiento bronquial por las
cuerdas vocales, con lo que también se pierde un cierto grado de control sobre el giro
del TDL en la traquea.
6
Un método alternativo a los TDL para la V1P son los bloqueadores bronquiales (BB)
que permiten impedir la entrada de la ventilación en el área distal a su colocación.
Actualmente la tecnología de estos BB está en pleno desarrollo y cada poco tiempo
aparecen en el mercado algún nuevo tipo de BB.
Inicialmente se utilizaron los catéteres Fogarty (utilizados en las embolectomías
arteriales) para la separación pulmonar, pero actualmente han quedado relegados de la
mayoría de los quirófanos.
Este dispositivo se utiliza a través de un T1L, mayor del nº 7. Son de una longitud de 65
o 78 cm de longitud y con una luz interna de 1,4 mm. Cerca del extremo distal dispone
de una serie de agujeros que permiten desinsuflar el pulmón. Este BB tiene un
neumotaponamiento de baja presión, de forma elíptica o esferoidal. La luz interna tiene
una guía metálica que es retirada cuando se ha comprobado la correcta colocación del
BB (quizá este sea uno de los principales inconvenientes, ya que no puede ser
reintroducida y si ocurriera alguna maniobra que descolocara el globo del taponamiento
puede ser difícil recolocarlo).
Las ventajas del dispositivo incluyen su uso en pacientes que ya estuvieran intubados
con un T1L y que inesperadamente se requiriera colapsar un pulmón (P. ej trauma
torácico que requiera revisión de la cavidad torácica). También, en situaciones de
intubación dificultosa el manejo de un T1L es más sencillo que el de los TDL por lo que
tras introducir el T1L se utilizará después del BB para colapsar el pulmón. Además
puede ser usado para haber bloqueos lobares selectivos. Obviamente no precisa cambiar
al final de la intervención si se precisara ventilación postoperatoria.
Su utilidad para proporcionar ventilación unipulmonar ha sido ya contrastada en casos
clínicos aislados y en estudios clínicos comparativos con los convencionales TDL.
(13-15)
Para la utilización del Arndt existe un dispositivo con 4 adaptadores: 1.- Para unirse al
extremo proximal del T1L, 2.- Para el paso del fibrobroncoscopio, 3 para el paso del BB
7
También se han descrito complicaciones con el Arndt, estas complicaciones parecen ser
de menor importancia que las ocurridas con los TDL. Hay publicado un caso de ruptura
inadvertida del bloqueador con un stapler del cirujano y que se apreció al final de la
intervención, por lo que hubo que reoperar al paciente (16). Otro caso publicado señala
el riesgo de la migración traqueal del globo con lo que interrumpe la ventilación a los 2
pulmones (17). Con el uso de los actuales BB todavía no se ha publicado ninguna
ruptura traqueal o bronquial.
Comparaciones
Antes de iniciar el desarrollo del manejo ventilatorio durante la V1P conviene recordar
brevemente algún aspecto fisiológico de la ventilación en decúbito lateral, con el
pulmón proclive colapsado (pulmón no dependiente) y la pleura abierta. En esta
situación y debido al efecto gravitacional se produce un mayor aflujo de sangre hacia las
áreas declives (pulmón dependiente) con lo que una parte importante del shunt
intrapulmonar se reducirá únicamente por este mecanismo. Además existe un
mecanismo fisiológico que se denomina vasoconstricción pulmonar hipóxica que
consiste en un aumento de las presiones del lecho vascular de las zonas no ventiladas
del pulmón (pulmón proclive) con lo que aún se reducirá más el shunt intrapulmonar.
Por otro lado, la ventilación del único pulmón se hace más difícil que en otras
situaciones, dada la importante merma de la capacidad residual funcional debido a la
dificultad que tendrá ese pulmón para expandirse completamente derivado del hecho de
que tiene que soportar el peso del mediastino y el de las vísceras abdominales
ejerciendo presión sobre el diafragma. Además los rodillos que se colocan debajo del
tórax del paciente para mejorar la exposición quirúrgica se comportan como otro freno
añadido para la ventilación del pulmón dependiente.
Los pioneros de la anestesia torácica como Benumoff, nos han enseñado como podemos
prevenir o tratar la hipoxemia durante la ventilación unipulmonar [20]. Todas sus
recomendaciones iban dirigidas en este sentido (tabla 2).
En una reciente revisión, Gothard enfoca el problema del DPA [21]. Para él, la
ventilación unipulmonar per se produce daño pulmonar. Este problema (daño del
pulmón en un procedimiento que sirve para mejorar la función pulmonar) tiene muchas
similitudes con respecto al síndrome del distrés respiratorio del adulto (SDRA) y al
daño pulmonar asociado a la ventilación. Pues bien, existen datos para poder pensar que
el edema postneumonectomía tiene algunas vías en común con el SDRA y el DPA.
minuto para mantener una PaCO2 aceptable. Sin embargo esta estrategia de ventilación
puede ser peligrosa durante la ventilación unipulmonar.
La literatura del daño pulmonar agudo sugiere que el daño pulmonar agudo (DPA)
puede estar directamente relacionado al volutrauma (aporte de un gran Vt con altas
presiones inspiratorias) [22,23]. Esta hipótesis es directamente aplicable a los pacientes
en V1P en la cual el pulmón dependiente es ventilado con relativamente elevados Vt, a
menudo requiriendo unas altas presiones inspiratorias. El inicio de la ventilación
unipulmonar produce un aumento de la presión pico y de la plateau del 49 y 51%
respectivamente [24].
En base a todos estos estudios parece lógico el poder extrapolar las recomendaciones
mundialmente aceptadas para ventilar a los pacientes con SDRA con las
recomendaciones para la ventilación unipulmonar.
PEEP
Existe una gran cantidad de estudios que han investigado sobre los efectos de aplicar
PEEP al pulmón dependiente durante la ventilación unipulmonar para mejorar la
oxigenación arterial durante la V1P. Antiguamente, la PEEP se reservaba para los casos
en los que aparecía hipoxia durante la V1P, pero hoy en día hay justificación científica
suficiente como para proponer la utilización de PEEP desde el principio de la cirugía
como método profiláctico contra la aparición del DPA postoperatorio.
Según el manejo tradicional, la PEEP debería ser aplicada al pulmón dependiente si la
aplicación de CPAP al no dependiente ha sido inefectiva para mejorar la oxigenación
arterial. En esa situación la PEEP debería ser igual o menor que la CPAP para prevenir
la desviación del flujo sanguíneo al pulmón no dependiente. Varios estudios que
investigaron el efecto de la PEEP obtuvieron distintos resultados sobre la oxigenación
arterial durante la V1P (mejoría, empeoramiento o ineficacia) [33-35]. Esto es debido a
que el efecto neto sobre la oxigenación dependerá por un lado de la cantidad de áreas
del pulmón dependiente en las que la presión de la vía aérea supere a la de los vasos
sanguíneos (mayor shunt) y por otro lado de la proporción de la mejoría de la CRF
cuantas unidades alveolares consigamos que sean ventiladas. Slinger y cols mostraron
que la PEEP es efectiva en prevenir la aparición de atelectasias, sin embargo su valor
óptimo debe ser ajustado de forma individualizada según la curva de complianza que
presente cada paciente (llevando la PEEP lo más cercano posible al punto de inflexión
inferior). [36].
El uso de PEEP desde el comienzo de la cirugía podría disminuir el uso de CPAP para
corregir la hipoxemia durante la V1P. Durante la aplicación de PEEP, sin embargo,
11
debemos evitar el aumento de las presiones pico, lo cual será más fácilmente
conseguido con la VCP que con la VCV ya que la primera requiere menos presiones
inspiratorias para aportar el mismo Vt que la VCV [40]. Esta estrategia puede prevenir
una hiperinsuflación del pulmón ventilado y por tanto un mayor desvío de sangre hacia
áreas no ventiladas (pulmón no dependiente).
CPAP
Es un simple mecanismo que permite mejorar la oxigenación arterial, debido a que una
parte del pulmón no dependiente va a ser ventilado. El nivel óptimo es áquel que no
dificulte la manipulación quirúrgica, generalmente de 2 a 5 cm de H20. En las
toracoscopias se hace más molesto para el cirujano la aplicación de CPAP al pulmón
que está siendo intervenido. En la práctica supone una de las primeras maniobras a
aplicar para mejorar la oxigenación arterial durante la V1P. Algunos autores proponen
su uso de forma sistemática, aunque no haya hipoxemia, para permitir emplear FiO2
con menor potencial lesivo.
RECLUTAMIENTO PULMONAR
Los efectos positivos de las maniobras de reclutamiento pulmonar han sido incluidas
como maniobras terapéuticas para el SDRA. De la misma manera, se trasladan estas
maniobras a los pacientes durante la ventilación unipulmonar [41]. Estas maniobras
mejoran la oxigenación arterial por prevenir y tratar las atelectasias del pulmón
dependiente, mejorando la relación ventilación/perfusión, disminuendo la aparición de
hipoxemia y previniendo la pérdida de surfactante alveolar. Tusman describió los
beneficios de unas maniobras que mejoraban la oxigenación y disminuían el espacio
muerto [42]. Ellos encontraron que la aplicación al pulmón dependiente de altos Vt con
presiones espiratorias elevadas podría aumentar la PaO2. Ellos también notaron que el
espacio muerto disminuía y que no había efectos adversos de esta maniobra ventilatoria
limitada. En la práctica clínica de nuestro grupo, empleamos rutinariamente estas
maniobras a los 5-10 minutos de iniciar la ventilación unipulmonar. Hemos observado
como mayoritariamente mejoran la oxigenación arterial, pero este efecto es mucho más
llamativo en los pacientes con una buenas pruebas de función respiratoria preoperatoria
y una menor auto-PEEP al comenzar la ventilación unipulmonar [43]
FiO2
Fracica y cols examinaron 3 grupos de primates sometidos a una FiO2 del 1 durante 40,
12
PaO2 fue más alta con VCP y esto está correlacionado inversamente con los tests de
función pulmonar preoperatorio, los pacientes con los peores test pulmonares
preoperatorios son los que más se benefician de la PCV [56]. Además ya hemos
comentado que limitar las presiones pico y la plateau del respirador puede proteger al
pulmón. Por tanto la ventilación controlada por presión (VCP) puede aumentar una
estrategia de protección pulmonar durante la V1P.
El principal inconveniente de este modo ventilatorio es que el volumen tidal puede
variar con las maniobras quirúrgicas que dificulten la entrada del Vt a los pulmones, lo
cual hará que se requiera una monitorización más cercana de los volúmenes
pulmonares.
Barotrauma
Hipercapnia
Hiperinsuflación dinámica
14
Durante la V1P con altos VC se puede exacerbar la dificultad para la espiración de los
pulmones enfermos de manera que se produce la llamada hiperinsuflación pulmonar
dinámica o auto-PEEP[59,60]. Esta situación se potencia si el tubo es de pequeño
calibre, si se acorta el periodo espiratorio o por una PEEP excesiva. En estos casos se
puede producir una repercusión hemodinámica con disminución del retorno venoso,
disfunción del ventrículo derecho y disminución del gasto cardíaco.
Por ello, idealmente se debería monitorizar durante la V1P en todos los pacientes la
auto-PEEP, y se recomienda desconectar al paciente momentáneamente del respirador
para permitirle exhalar completamente.
Ducros y cols han estudiado la auto-PEEP bajo V2P y V1P en decúbito lateral. [61]
Pacientes con moderada enfermedad pulmonar tenían mínimo atropamiento aéreo y
desarrollaban auto-PEEP solamente en V1P, mientas que los pacientes con
enfermedades restrictivas tenían poco atrapamiento aéreo. Los pacientes con severa
enfermedad pulmonar obstructiva mostraron altos niveles de auto-PEEP y aire atrapado
con la V2P el cual aumentaba aún más en la V1P.
Líquidos intraoperatorios
También se sabe desde hace tiempo, que la mejor combinación analgésica es la de los
anestésicos locales con opiáceos. No existe una pauta preferente, aunque hoy en día las
más utilizadas son las que combinan bupivacaina (0,1-0-2%) más fentanilo (2-3
mcg/ml).
Sin embargo en los últimos años hemos recobrado un interés por el bloqueo
paravertebral torácico para el manejo del dolor asociado a la toracotomía. El bloqueo es
conseguido con un catéter colocado, por el cirujano o el anestesiólogo, en el espacio
paravertebral.
En una revisión del 2003, describimos la efectividad que en nuestra experiencia tiene el
BPVT en los pacientes sometidos a cirugía de resección del parénquima pulmonar (78).
En nuestro hospital, el BPV constituye la principal fuente de analgesia desde el inicio
de la intervención. Puncionamos el espacio paravertebral ipsilateral cuando el paciente
se encuentra anestesiado y en posición de decúbito lateral. Insertamos un catéter de los
empleados para la punción epidural y tras un test negativo de aspiración inyectamos un
bolo de 3 ml de lidocaína 0,5% con vasoconstrictor. Unos minutos más tarde se inyecta
la dosis siguiente hasta completar la cantidad de 15 a 20 ml de lidocaína al 2%
dependiendo de la estatura de los pacientes. Aproximadamente 30 minutos después se
inicia una perfusión continua de 0,5% de bupivacaína a una velocidad de 0,1 ml/kg/h.
La necesidad de mórficos intravenosos es excepcional durante toda la intervención,
excepto en el momento de la colocación de los retractores costales por parte de los
cirujanos.
Otro aspecto problemático relacionado con las técnicas del neuroeje es el referente a la
posible formación del hematoma espinal. La sangre extravasada en el espacio epidural
puede comprimir los tractos nerviosos dando como resultado final la interrupción de la
señal nerviosa. Con el BPVT la coagulopatía o presencia de anticoagulación es
considerada una contraindicación relativa, debido a la mayor distensibilidad del espacio
paravertebral, comparado con el epidural.
Cuando se inicia el cierre de la pared costal, administramos una dosis de AINEs, con el
fin de producir analgesia de otras zonas del organismo distintas a las de la incisión
(dolor de hombro, tubos de drenaje torácico). Los pacientes son extubados
habitualmente en quirófano y trasladados a la Unidad de Reanimación donde
continuamos con una perfusión continua de bupivacaína al 0,25% o ropivacaína al
0,3%. a una velocidad de infusión de 0,1-0,15 ml/kg/h.
A pesar de que la analgesia epidural torácica (AET) está considerada por muchos como
la técnica de elección para cirugía torácica, el interés por el BPV y sus ventajas ha ido
en aumento y, por lo tanto, han aparecido estudios controlados randomizados
comparando ambas técnicas.
BIBLIOGRAFÍA
1. Slinger, P. Lung isolation in thoracic anesthesia, state of the art. Can J Anesth 2001; 48:
R1–R10
2. Klein U, Karzai W, Bloos F y cols. Role of fiberoptic bronchoscopy in conjunction with the use of
double lumen tubes for thoracic anesthesia. Anesthesiology 1998: 88: 346–50.
3. Brodsky JB, Macario A, Cannon WB, Mark JBD. “Blind” placement of plastic left double-lumen
tubes. Anaesth Intensive Care 1995; 23: 583–6.
4. Alliaume BE, Coddens J, Deloof T. Reliability of auscultation in positioning of double-lumen
endobronchial tubes. Can J Anaesth 1992; 39: 687–90.
5. Saito S, Dohi S, Tajima K. Failure of double-lumen endobronchial tube placement: congenital
tracheal stenosis in an adult. Anesthesiology 1987; 66: 83–6.
6. Bayes J, Salter EM, Hadberg PS, Lawson D. Obstruction of a double-lumen tube by a
saber-sheath trachea. Anesth Analg 1994; 79: 186–8.
7. Brodsky JB, Lemmens HJ. Left double-lumen tubes: clinical experience with 1170 patients. J
Cardiothorac Vasc Anesth 2003; 17:289–298.
8. Campos J. Which device should be considered the best for lung isolation: double-lumen
endotracheal tube versus bronchial blockers. Current Opinion in Anaesthesiology 2007,
20:27–31
9. Brodsky JB, Lemmens HJ. Tracheal width and left double-lumen tube size: a formula to
estimate left bronchial width. J Clin Anesth 2005; 17:267–270.
10. Fitzmaurice BG, Brodsky JB. Airway rupture from double-lumen tubes. J Cardiothorac Vasc
Anesth 1999; 13:322–329.
11. Dougherty P, Hannallah M: A potential serious complication that resulted from improper use of
the Univent tube. Anesthesiology 1992; 77: 835-836.
12. Doi Y, Uda R, Akatsuka M, et al: Damaged Univent tubes. Anesth Analg 1998; 87: 732-733.
13. Arndt GA, DeLessio ST, Kranner PW, et al: One-lung ventilation when intubation is
difficult-presentation of a new endobronchial blocker. Acta Anaesthesiol Scan 43:356- 358,
1999.
14. Arndt GA, Buchika S, Kranner PW, et al: Wire-guided endobronchial blockade in a patient with
limited mouth opening. Can J Anesth 46:87-89, 1999.
15. Culp WC, Kinsky MP. Sequential one-lung isolation using a double Arndt bronchial blocker
technique. Anesth Analg 99:945-946, 2004.
16. Soto RG, Oleszak SP. Resection of the Arndt bronchial blocker during stapler resection of the
left lower lobe. J Cardiothorac Vasc Anesth 2006; 20: 131–132.
17. Sandberg WS. Endobronchial blocker dislodgement leading to pulseless electrical activity.
Anesth Analg 2005; 100: 1728–1730.
18. Cohen E. The Cohen flexitip endobronchial blocker: an alternative to a doublelumen tube.
Anesth Analg 2005; 101: 1877–1879.
19. Campos JH, Kernstine KH. A comparison of a left-sided BronchoCath with the torque control
blocker Univent and the wire-guided blocker. Anesth Analg 2003; 96: 283–289.
20. Benumof JL. Conventional and differential lung management of one-lung ventilation. In:
Benumof JL, editor. Anesthesia for thoracic surgery. Philadelphia: WB Saunders; 1995. pp.
406–31
21. Gothard J. Lung injury after thoracic surgery and one-lung ventilation. Current Opinion in
Anaesthesiology 2006, 19: 5–10
22. Tsuno K, Miura K, Takeya M y cols. Histopathologic pulmonary changes from mechanical
ventilation at high peak airways pressures. Am Rev Respir Dis 1991; 143: 1115-20.
23. Parker JC, Hernández LA, Peevy KJ. Mechanisms of ventilator-induced lung injury. Crit Care
Med 1993; 21: 131-143
24. Szegedi LL, Bardoczky GL, Engleman EE y cols. Airway pressure changes during one-lung
ventilation. Anesth Analg 1997; 84: 1034-7.
25. Licker M, de Perrot M, Spiliopoulos A, y cols. Risk factors for acute lung injury after thoracic
23