Módulo 3 - Variedad y Precisión
Módulo 3 - Variedad y Precisión
Módulo 3 - Variedad y Precisión
¡No escribimos como hablamos! Es natural que en los textos hablados utilicemos el lenguaje de una manera
diferente a la de los textos escritos. Aunque parezca evidente, cuando hablamos, nuestro soporte es nuestro
cuerpo y voz. A pesar de que podemos rectificar ciertas cosas en las que consideramos que cometimos un error,
lo dicho, dicho está. En cambio, los textos escritos nos permiten planificar la exposición de nuestras ideas,
desarrollarlas con la mayor claridad posible, sin improvisar y podemos también corregir para evitar que nuestro
Profesor, es que, es que quería hablar con Estimado profesor: junto con saludarlo, le
compañeros, pero tampoco cachan bien pero ellos tampoco tienen claridad al
El primer ejemplo de texto oral contiene incluso algunas informalidades propias del español de Chile, como
“cachan”, “igual”, “así un montón”. Este registro es aceptable en contextos orales informales, pero no en contextos
formales (como en una disertación) ni al escribir. En el ejemplo “por escrito” tenemos la misma idea, pero
Como una de las marcas de un texto buen escrito es que posea una adecuada variedad y precisión léxica, es decir,
que haga uso de un vocabulario amplio y que evite el uso o repetición de ciertas expresiones inadecuadas, en este
módulo encontrarás sugerencias para lograr escribir textos con vocabulario variado y preciso.
Evita el lenguaje metafórico
En los textos de la universidad se espera que seas objetivo y directo para describir o argumentar. Por eso, en la
mayoría de las disciplinas es mal visto que uses expresiones metafóricas para crear la discusión. Las metáforas
nunca te permitirán ser preciso, porque dependen directamente de que tu lector las entienda en la forma en que
tú las pensaste. Cuando usas lenguaje común, es mucho más probable que tengas éxito.
Los ejemplos que aquí te damos son bastante generales, pero esperamos que te den una idea sobre aquello con
lo que debes guardar cuidado. Ahora bien, ten en cuenta que el lenguaje metafórico puede no ser un problema
en algunas disciplinas e, incluso, podría ser bien aceptado (como en trabajos sobre literatura, artes o periodismo).
Sin embargo, no te confíes, pues existe una clara diferencia entre aquellos trabajos que tienen una orientación
artística o sobre la forma y los textos académicos que se refieren al fondo. No dificultes la tarea de tu lector
oscureciendo el sentido.
Parte del sello de escribir “en académico” es saber utilizar palabras que tengan significados concretos y que se
alejen de expresiones demasiado vagas. Por ejemplo, se espera de ti que te alejes de verbos muy generales como
“hacer”, “tener”, “dar” o “decir”, y en su lugar busques otros que se adapten específicamente al contexto en que
los usas: realizar, desarrollar, confeccionar, poseer, contemplar, entregar, donar, repartir, plantear, sugerir…
Lo anterior no quiere decir que debes ser innecesariamente complejo, pero sí que trates de escoger verbos de
conocimiento común y significado más estrecho. Lo mismo pasa con sustantivos (como “cosa” o “tema”) y adjetivos
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(“bueno” o “malo”). Si te preocupas de esto, no solo tu texto sonará mejor, sino que te permite asegurarte un poco
“perjudicial”…
constituyentes, factores…
Básicamente, la idea es que puedas utilizar palabras que expresen con mayor precisión el significado que quieres
transmitir a tu lector. Siempre sí recuerda que el texto, aunque sea preciso, debe procurar ser simple, para que
Si estás trabajando con teoría o conceptos propios de tu disciplina, es importante que definas los que son
fundamentales y expongas claramente qué sinónimos o expresiones equivalentes usarás para referirte a ellos.
Esto va de la mano con la idea anterior, ya que deberás ser capaz de hacer referencia a estos conceptos sin que
el texto se vuelva redundante o se puedan confundir con otros conceptos si es que usaste palabras muy generales.
Evita la ultracorrección
Seguramente alguna vez te ha sucedido que te invitan a una fiesta formal y no sabes específicamente qué tipo de
ropa usar. Temes no adecuarte a la manera de vestir de los demás: puedes caer en ser demasiado casual o
demasiado formal. En ambos casos, no quieres llamar la atención del resto por los motivos incorrectos. Aunque
te parezca extraño, esto también puede ocurrir en los textos académicos, sobre todo cuando excedemos la
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formalidad y vestimos nuestro texto de ‘frac’ mientras solo requerimos de camisa y pantalón de tela: piensa
siempre en la simpleza y claridad. Esa es la impresión que debes dejar en tus lectores.
La ultracorrección, aunque pueda parecernos simpática, luego de un tiempo provoca el cansancio del interlocutor.
Esto pasa porque, como puedes apreciar en el ejemplo, es mucho más difícil comprender la idea del texto
ultracorregido, debido a que primero debes preocuparte por comprender el significado de palabras o expresiones
Simpleza y claridad no son las consignas de la ultracorrección. Esto se expresa incluso en la diferencia en la
cantidad de palabras que se utilizaron para decir la misma idea en el ejemplo. ¡Quizás un día te sientas con la
tentación de usar palabras y expresiones largas para que tu texto se vea mejor o más extenso, pero como regla
general es mejor que no lo hagas! Ahora te presentamos dos tipos generales de ultracorrección.
a) Palabras en desuso y perífrasis. A este podríamos llamarlo el estilo “Profesor Jirafales”. Nuestro lenguaje
cotidiano va siempre transformándose. Si pones atención, hace 10 años atrás no usabas las mismas palabras que
hoy en día. Cuando, para aparentar mayor bagaje cultural o sabiduría, usas palabras que ya nadie utiliza —en
desuso— o en lugar de ocupar una palabra sencilla, pero clara, usas una frase más complicada para expresar la
enriquecimiento intelectual?
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La verdad es que hay muchas personas que prefieren expresarse así porque eso les da un aire de intelectualidad.
Nuestra filosofía LEA es que tu texto debe ser comprensible por la audiencia a la que va dirigida (normalmente,
tus profesores), pero también por tus pares o por ti mismo. Si dedicas mucho tiempo a ornamentar tu trabajo,
puedes perder vista del real objetivo por el que estás escribiendo.
b) Palabras con error semántico. A este podríamos llamarlo el estilo “Cantinflas”. En ocasiones, al hacer una
ultracorrección, usamos palabras que no conocemos, pero que hemos escuchado por ahí y han llamado nuestra
atención por sonar muy cultas e inteligentes. Ten cuidado, pues a veces ni siquiera las usamos con el significado
Para no caer en error semántico, es importante que tengas definiciones claras sobre los conceptos técnicos o
teóricos con los que vas a trabajar y no los confundas con otros. Si escuchas alguna palabra que te parece
interesante y quieres agregarla, siempre asegúrate primero revisando un diccionario oficial (preferiblemente de
Para cerrar: si quieres impresionar a tus lectores, hazlo con la profundidad de tus ideas y la novedad de tus
vínculos entre distintos textos y contextos. Eso es la base de un buen texto. No recurras a la ultracorrección: no
es una buena estrategia. Lo mejor es ser siempre simple y claro. Tú, como lector de textos académicos, también
lo agradeces.
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