Apunte Taller 3
Apunte Taller 3
Apunte Taller 3
BOLILLA I
Concepto
Antecedentes.
Estos modos diferentes de resolver los conflictos no son excluyentes del sistema judicial,
sino que se complementan.
Métodos adversariales y no adversariales de resolución de conflictos
Métodos adversariales
Métodos no adversariales
Desde el punto de vista del abogado, las ventajas de estos métodos alternativos son
innegables, pues aunque sus honorarios de asistencia o consejo sean a veces menores,
los cobrará antes, además su actividad se limita a unas pocas semanas.
La negociación y la mediación son los medios alternativos que permiten alcanzar el ideal:
una solución mutuamente acordada. Pero si esta instancia no es eficiente, el arbitraje
puede a su vez retener aquellos casos en que, aunque no sea posible un acuerdo, exista
al menos un grado de entendimiento mínimo que les permita convenir el sometimiento de
las diferencias a juicio de un tercero imparcial, pero escogido por las partes. Si tampoco
es posible o eficaz el arbitraje, tendremos a la justicia estatal como el recurso final.
Hay tres grandes caminos para resolver un conflicto: sobre la base de los intereses, de
los derechos y del poder. En general, es menos costoso y más satisfactorio armonizar
los intereses para determinar cuál de ellas tiene el derecho. El proceso más costoso,
desde luego, es dilucidar cuál tiene más poder. Los tres métodos tienen un rol apropiado,
pero la clave se halla en la proporción. En las sociedades menos civilizadas la mayoría de
las disputas se resuelven sobre la base del poder, muchas en función de los derechos, y
las menos, conforme a los intereses.
Es preciso, pues, recapacitar sobre el rol de los tribunales, no pensando que es el primer
recurso para dirimir disputas, sino uno de los que podemos utilizar si resulta más
conveniente que otros. Un cambio de mentalidad tal, importará atribuir al sistema
adversarial público su verdadera función social y revalorizar la capacidad de los individuos
para resolver sus diferendos por medios más pacíficos, más económicos y más
satisfactorios. También con ello devolveremos al Poder Judicial el prestigio que otrora
tuvo, y rescataremos para la sociedad uno de los baluartes que garantizan la convivencia
pacífica en un estado de Derecho. No es concebible una sociedad en la que el sistema
judicial no sea lo suficientemente fuerte y respetado.
Conciliación:
Arbitraje:
El tercero neutral no auxilia a las partes para que éstas acuerden la solución, sino que
se las impone mediante el dictado de un laudo, igual en sus efectos a una sentencia
judicial.
Por cierto que tiene innumerables ventajas respecto del litigio judicial: por su origen
privado, las partes tienen la posibilidad de crear un arbitraje a la medida del caso y de
elegir a la persona del árbitro: por otro lado, es más informal, más confidencial, más
flexible, más rápido y puede tener menores costos.
Otras nuevas formas son vinculantes, pero restringen el poder de decisión del árbitro al
laudar, como el arbitraje denominado “de la última oferta”. Las partes negocian en forma
directa, y si no logran un acuerdo someten al árbitro la última y mejor concesión o
propuesta que puedan hacer; éste sólo está facultado para elegir una y otra oferta, no
pudiendo partir diferencias. El procedimiento está diseñado para instar a las partes a
negociar todo lo que puedan a fin de disponer a disposición del árbitro propuestas
razonables, pues cuanto más se alejen las posiciones de las partes, más puede perder
cada uno. Cuando el recurso al arbitraje surge de una orden judicial, éste no es
vinculante.
Mediación (clave)
Autores: Elena Highton-Gladys Álvarez
Por regla general, el mediador no propone una solución, aunque en ciertos casos puede
llegar a hacerlo siempre que las partes, como verdaderas dueñas del proceso, así lo
faculten. La principal ventaja de este método es que permite solucionar el conflicto antes
de que desemboque en una hostil confrontación, y eventualmente en un pleito judicial.
Ombudsman
La figura del Ombudsman proviene del derecho escandinavo y fue integrado al orden normativo
argentino a través de la reforma constitucional de 1994.
Mediación/arbitraje (med/arb)
Se trata de una combinación de ambas figuras y constituye una opción por la que los
contrincantes consienten la mediación pero la cláusula adicional que si la mediación no
produce un acuerdo, será seguida del arbitraje automático. La elección de la fórmula
“med/arb” da la seguridad de que quien entra a la mediación, de un modo u otro, saldrá
con su conflicto resuelto. O llega a un acuerdo, o quien luego actúe como árbitro, dictará
un laudo. Si bien puede preverse que el mediador actúe como árbitro, dictará un laudo. Si
bien puede preverse que el mediador actúe como árbitro para tomar una decisión final y
vinculante en la causa, consideramos preferible que el arbitraje se conduzca por una
persona distinta que aquella que actuó como mediador. Esto requiere una audiencia
totalmente nueva, pero elimina la posibilidad de que el mediador – convertido en árbitro-
se vea inadecuadamente influenciado por las expresiones vertidas en confianza por las
partes durante las reuniones. A la inversa, esta variante conlleva el riesgo que –sabiendo
que el mediador puede luego convertirse en árbitro con el poder de decidir el caso - las
partes no hablen libremente, manteniéndose duramente en su posición, lo que podría
frustrar la posibilidad del acuerdo propio de los contendientes.
Arbitraje/mediación (arb/med)
En forma similar, se puede pactar que el árbitro haya decidido y tenga su laudo guardado
en el bolsillo antes de comenzar una mediación ordinaria. El facilitador torna su decisión
de noche anterior y la reserva hasta el fin de la mediación. Si no hay acuerdo, abre el
sobre con el laudo y lo da a conocer. El laudo tiene carácter vinculante por pacto previo.
El minijuicio no es un juicio, sino una presentación oral efectuada por los abogados
ante los directivos de las empresas entre las que se ha suscitado una controversia,
quienes luego intentan arribar a un acuerdo. Se trata, en definitiva de un intercambio
de información entre los contendientes, utilizado para cuestiones complejas y de gran
envergadura, en que los abogados presentan los elementos más relevantes de su
argumentación y prueba de forma privada a sus propios principales y los de la contraria
en forma conjunta. Ello permite a quienes no han intervenido todavía directamente en el
conflicto (manejado hasta tal momento pos sus subordinados o departamentos legales),
tomar contacto con las dos versiones –generalmente diferentes y contrastantes- del
eventual pleito y tener un sentido de realidad sobre el futuro desarrollo del caso, al oír y
ver en ejercicio de la argumentación y presentación de pruebas, no sólo al letrado de su
empresa, al que pueden ya haber escuchado sobre la propia fuerza y razón de su parte,
sino –por primera vez, quizás viendo y evaluando otro punto de vista y la razón que
también le asiste- al de la contraria.
El procedimiento da gran resultado, por cuanto recién al oír la otra campana, los
interesados tienen un cuadro completo de la situación y se confrontan con la noción de
cómo puede aparecer “su caso” ante un tribunal.
Se considera como una herramienta ventajosa para resolver disputas entre empresarios,
siempre que los abogados estén familiarizados con el sistema, haya cierta confianza
recíproca en cuanto a la credibilidad de los profesionales y ejecutivos y el poder de
negociación sea equilibrado.
Este proceso es satisfactorio por cuanto permite a los principales de las empresas
mantener el control de la decisión, la que en la esfera de los negocios; simultáneamente,
da a los abogados, la oportunidad de “sacados los ojos” y lucirse con presentación,
haciendo aquello para lo que fueron entrenados. Combina así algunos de los mejores
elementos de los métodos adversariales y no adversariales.
Caivano-Gobbi-Padilla Pág. 62
Los abogados exponen el caso y sus argumentos –inclusive presentando la prueba que
crean necesaria- en forma resumida de acuerdo con los límites de tiempo pactados, ante
un panel de ejecutivos de ambas partes que tengan poder de decisión sobre el asunto-
normalmente gerentes generales- con la asistencia de un tercero neutral que se limita en
principio a dirigir el procedimiento. Una vez oído el planteo del caso, los ejecutivos de las
partes deben reunirse a solas para negociar un posible acuerdo. Si éste no se logra, las
partes son libres de abandonar el intento e iniciar el juicio correspondiente.
Conflicto: conceptualizaciones
Caracterización
Por tal razón es conveniente canalizar las quejas o reclamos mediante actuaciones
formales, para evitar que se conviertan en conflictos internos o que finalmente deriven en
disputas laborales.
Escalada
Estancamiento y
Desescalada.
En la primera etapa, la intensidad del diferendo tiende a acentuarse. Cada actor trata de
prevalecer, de imponer su criterio, de vencer al otro.
En la primera etapa, la intensidad del diferendo tiende a acentuarse. Cada actor trata de
prevalecer, de imponer su criterio, de vencer al otro. Ello produce ciertas consecuencias:
las cuestiones en juego suelen proliferar, se pasa de criticar una conducta específica a
enfocarse en las personalidades, se transita de las tácticas ligeras a otras más graves,
aumenta el número de personas involucradas.
Diversidad y clases:
Conflictos interpersonales.
Las actitudes de las personas protagonistas del conflicto, sus estilos (predisposición de
los actores), estrategias (intenciones y elecciones predeterminadas) y tácticas (conductas
comunicativas) han sido objeto de numerosos estudios en el campo de la psicología y
determinaron que existe un modelo de comportamiento, basado en cinco patrones:
Transigir, convenir
Suavizar, ceder
Imponer o forzar, confrontar.
Evitar la acción o retirarse y
Solucionar el problema, colaborar.
Comúnmente se piensa que las personas adoptan un determinado estilo para actuar por
igual en todas sus relaciones encontradas. Sin embargo, si analizamos los
comportamientos de un individuo en una diversidad de situaciones, veremos que no sólo
varía de estrategia según las características particulares del conflicto que protagonice,
sino que también cambia su actitud dentro del mismo incidente, según vayan
evolucionando o sucediéndose los hechos. Una persona puede preferir un estilo, pero
podrá terminar adoptando otro diferente si se dan determinadas circunstancias que lo
hacen aconsejable. Por otra parte, es común percibir que aquellos individuos que adoptan
estrategias o actitudes múltiples son más flexibles que aquellos que se comprometen con
su estilo inicial. En conclusión, adoptar uno u otro estilo dependerá de las circunstancias y
de las condiciones particulares del conflicto, lo cual exige una evaluación precisa de la
situación a fin de seleccionar la actitud más adecuada para abordarlo y resolverlo.
Conflictos en organizaciones
Evasión
Conciliación
Venganza encubierta
Disciplina
Venganza manifiesta
Movilización y
Tolerancia.
Si bien estos estilos también podrían quedar subsumidos en los cinco
originales señalados precedentemente, el aporte distintivo de esta teoría es
el reconocimiento de que los desacuerdos interpersonales son un factor
desencadenante de conflictos dentro de organizaciones. Estos desacuerdos
interpersonales afectan no sólo a los protagonistas directos, sino además a
la organización que integran. En ese sentido, cobran vital importancia los
comportamientos de movilización de terceras personas (por ejemplo
alianzas inspiradas en sentimientos de compañerismo) las reacciones
encubiertas, no manifestadas directamente o abiertamente (por ejemplo las
críticas maliciosas o habladurías) y los comportamientos de venganza
manifiesta (sabotajes y quites de colaboración) Por estos motivos, es
importante que las organizaciones contemplen vías de canalización de
conflictos interpersonales y sistemas de manejo eficiente de este tipo de
conflictos para evitar perjuicios a la convivencia en el grupo y hacer más
difícil el cumplimiento de los objetivos de la organización.
Mitos
Tres son básicamente las erróneas creencias acerca el conflicto, que influyen en la
elección de los modos de resolverlos:
De abrazar estos mitos, las respuestas a estas situaciones de conflicto serán, casi
automáticamente, evitarlo o pelear, no aprovechar la oportunidad de cambio
productivo que una gestión eficiente provee.
El cambio como causa de conflictos
Factores desencadenantes
BOLILLA 3
Negociación. Concepto.
“La negociación es un medio básico para lograr lo que queremos de otros. Es una
comunicación con el objetivo de lograr un acuerdo en base a intereses compartidos
y opuestos, de resultado mutuamente satisfactorio”. ( Fischer y Ury).
Negociación será la “ciencia y arte de procurar un acuerdo entre dos o más partes
interdependientes, que desean maximizar sus propios resultados comprendiendo
que ganarán más si trabajan juntos que si se mantienen enfrentados; buscando
una salida mejor a través de una decidida acción conjunta en lugar de recurrir a
algún otro método”. (Concepto de Kuenchle, David, profesor del curso Managing Negotiations
de la Universidad de Harvard).
Se distinguen en esta definición los elementos distintivos de lo que significa
realmente negociar:
Interdependencia
Elección del modo de gestionar el conflicto
Orientación acorde al resultado apuntado
No-confrontación
Resultado mutuamente satisfactorio (acuerdo).
Se deberá tomar conciencia de los diferentes roles que pueden ser
asumidos, como litigantes y como negociadores. Se requiere una re-
educación y formación que influya luego en nueva actitud frente a los
conflictos. Y en ello, la clarificación de lo que significa negociar es crucial.
Los abogados podemos definirnos como agentes negociadores –algo más
que meros “arregladores” comprendiendo que nuestra tarea incluye:
Diagnosticar, luego de analizado el caso
Evaluar la interdependencia de las partes y los riesgos y ventajas de cada
modo de gestión.
Identificar el modo de gestión que brinde el mejor resultado, y una vez
identificado.
La negociación, en el marco de las disputas legales, implica mucho más que
un simple intercambio comunicativo para obtener un resultado favorable al
cliente y evitar el juicio. Un verdadero proceso de negociación reconoce la
interdependencia de los actores y, por ello, propende necesariamente a la
obtención de beneficios mutuos.
Ventajas: Durante un proceso de negociación las partes aprenden a dominar sus sentimientos, de
manera tal que el objetivo ya no sea imponerse sobre el otro, sino lograr un mutuo acuerdo que
resulte en una mutua satisfacción de intereses. La negociación bien hecha colleva consigo un
resultado justo para ambas partes de modo tal que, se logre un bien común. Ayuda a establecer
prioridades, puesto que generalmente las partes deben renunciar a parte de sus intereses en la
búsqueda de una satisfacción común a todos.
Desventajas: La principal desventaja de dicho método de negociación, es que ambas partes tienen
que estar dispuestas a discutir y a sacrificar parte de sus intereses, si alguna de ellas no lo está, o
pretende imponerse sin escuchar los argumentos del contrario, la negociación no será efectiva. En
tal sentido, recomendamos este método sólo a aquellas partes que estén conscientes de que la
negociación no es fácil y que deben ceder un poco para lograr finalmente, un acuerdo que resulte
satisfactorio para todas las partes.
Elementos de la negociación
Elementos de una negociación según principios
La ética en la negociación
El éxito de la negociación dependerá, en última instancia de la capacidad de
las partes de lograr “repartir la torta” de manera que todas queden
satisfechas con el resultado. El punto central, entonces, será encontrar un
mecanismo de reparto “libre de envidias”, por el cual todas las partes
piensen que han obtenido la porción que les corresponde. En ocasiones
pueden encontrarse en el curso de una negociación personas que no
negocian de buena fe o que emplean tácticas confrontativas con el ánimo de
imponer una decisión. El repertorio de tetras y malas artes es tan amplio
como la imaginación lo permita. Algunas tácticas habituales son:
El engaño sobre el verdadero poder de decisión. Cuando después de
haberse comportado durante la negociación como el verdadero
“dueño” del problema y de la decisión, la otra parte manifiesta la
necesidad de consultar a un tercero para tomar la decisión.
La amenaza de retirarse de la mesa de negociación. Cuando todo
parecía haberse acordado, aparece una exigencia del tipo “si no me
das esto otro, no hay acuerdo”
Las conductas que tiendan a hacernos sentir incómodos: Plantear
que la negociación se lleve a cabo en lugares, horarios o situaciones
que nos pongan en cierta inferioridad.
Simular ignorancia. Para evitar tener que decidir, con la excusa de no
haber entendido.
Jugar al “bueno y el malo”: Cuando el equipo negociador está
integrado por dos o más personas, una quien amenaza y agrede
mientras que otra atempera y baja el tenor de la agresión.
Para ayudar a superar estas dificultades:
Resumen: El nuevo Código Civil y Comercial de la República Argentina contiene un capítulo que regula el
contrato de arbitraje, incorporando conceptos consagrados en todo el mundo. La tipificación del contrato de
arbitraje dentro de un código no procesal es una novedad a la que deberán ajustarse el resto de las leyes
existentes en cuanto puedan considerarse contradictorias con el texto aprobado. La redacción aprobada
incurre en serios errores que podrían ser corregidos en el plazo señalado para su puesta en vigencia.
1. Concepto de arbitraje
El arbitraje es uno de los múltiples modos de solución pacífica de conflictos previsto en nuestro
ordenamiento jurídico vigente.
Es de derecho público cuando involucra Estados o personas de derecho público; (1) es privado cuando el
conflicto se desarrolla entre personas físicas o jurídicas no estatales. Es internacional si no todas las partes
residen dentro de las fronteras de un único Estado o el pleito contiene elementos de carácter internacional.
El Código Civil y Comercial de la Nación sancionado en 2014 (CCCN) (3) no regula el arbitraje público y
tampoco se ocupa del arbitraje de inversión del CIADI. Además, son excluidos el arbitraje laboral y el
arbitraje de consumo, porque tienen legislación específica propia. El CCCN incluye como contrato tipificado
el de arbitraje privado o comercial exclusivamente (Capítulo 29, arts. 1649-1665). (4) Tampoco se ocupa
del proceso arbitral, aunque contiene pocas reglas sobre la designación de árbitros y su remuneración y
para dar solución práctica a determinadas incidencias que podrían presentarse cuando las partes no han
acordado nada al respecto, con la intención de dotar de la mayor eficacia al contrato de arbitraje.
El juicio de arbitraje se encuentra incluido dentro del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación
(CPCCN; Libro VI, arts. 736 y ss.) y en los diversos códigos de procedimientos provinciales. Los códigos
procesales establecen reglas para el proceso del juicio arbitral, pero no regulan el acuerdo de arbitraje ni los
restantes acuerdos bajo los cuales se estructura el arbitraje, tales como el acuerdo con la institución
administradora y los acuerdos con los árbitros designados. El CPCCN omite legislar el arbitraje
internacional.
Rasgos típicos del arbitraje
El arbitraje comercial privado es un acuerdo de voluntades destinado a resolver un conflicto presente o
futuro de carácter patrimonial mediante la intervención de un árbitro, que dicta una sentencia llamada laudo,
obligatoria para las partes, con efectos similares a los de una sentencia firme emanada de un juez
competente (ver art. 499 CPCCN). En palabras de la CSJN, (8) es
… la institución por la que un tercero resuelve las diferencias que enfrentan a dos o más partes, en ejercicio
de facultades jurisdiccionales conferidas por ellos mismos.
Artículo 1649. Definición. Hay contrato de arbitraje cuando las partes deciden someter a la decisión de uno
o más árbitros todas o algunas de las controversias que hayan surgido o puedan surgir entre ellas respecto
de una determinada relación jurídica, contractual o no contractual…
La definición admite críticas, incluso de técnica legislativa, ya que puede sustentarse que no es conveniente
insertar definiciones en un cuerpo de legislación que debe ser preceptivo. Sin embargo, la divulgación del
concepto tiene utilidad residual en la medida en que son frecuentes las confusiones entre mediación,
conciliación y arbitraje con las que todavía tropiezan, sin ruborizarse, legos, escribanos y abogados del foro
doméstico.
Cabe agregar que, por lo común, arbitraje también alude al procedimiento o juicio arbitral, según resulta de
la cita del fallo de la CSJN. Esta sinonimia entre acuerdo arbitral y procedimiento o juicio arbitral suele dar
lugar a confusiones.
Autor: Osvaldo Alfredo Gozaíni
Arbitraje. Concepto
La sola denominación “arbitraje”, supone para el intérprete un proceso distinto del que
simplifica el clásico encuentro de conflictos y controversias. Ya las inscripciones
babilónicas, como los relatos bíblicos y el sistema romano, tenían preferencias sobre el
arbitraje.
La palabra supone la voluntaria elección de las partes para que un tercero falle en un
negocio que los enfrenta. Por lo que se deduce que también la voz “arbitraje” o
“arbitramento” indica la autoridad o jurisdicción que adquieren los árbitros por el
compromiso, como igualmente el mismo juicio arbitral.
Naturaleza
Los árbitros no integran, por vía de principio, ninguna organización estatal; por tanto, sus
integrantes no son auxiliares de la justicia, ni funcionarios públicos.
Tiene sustento contractual (lo que no supone decir que deba regirse por disposiciones
sustanciales) porque depende del consentimiento de ambos contradictores, o del acuerdo
concertado al efecto. De todos modos, esa libertad tiene límites insuperables provenientes
del orden público centrado en ciertas materias que deviene indisponibles para los
interesados (no podrán comprometerse en árbitros, bajo pena de nulidad, las cuestiones
que no pueden ser objeto de transacción -art. 737 C.P:C.C-).
Por las formas como se desarrolla, las partes podrán concertar normas que establezcan el
criterio de valoración, supuesto por el cual el arbitraje se denomina:
Por el origen el arbitraje puede ser voluntario, si se da cuando las partes convienen su
tránsito libremente sin existir documentos que los obliguen previamente a la vía y forzoso
o necesario, que a diferencia del anterior puede ser obligatorio legal si existe una ley que
establece este camino para resolver la controversia, u obligatorio convencional, cuando
las partes se hallan constreñidas a respetar una cláusula compromisoria o un convenio
anterior de arbitraje.
Si no fuese el criterio, sino las formas las que se conciertan, el arbitraje se denomina:
formal, cuando se aplican disposiciones conocidas como las de juicio de conocimiento
ordinario y las demás solemnidades se guían por normas de derecho práctico, como es la
manera de emitir las sentencias, o apreciar la prueba producida y no formal, es decir,
cuando el procedimiento se ajusta a las modalidades que las partes acuerdan.
Las principales ventajas radican en que las partes involucradas pueden acceder a una
solución pacífica de sus conflictos patrimoniales en un plazo esencialmente más breve
que el de cualquier pleito, que perdurará años ante los tribunales estatales, y a un costo
razonable. Es mucho más simple y económico que un proceso judicial.
Desventajas: Al igual que en todos los otros métodos, las partes deben estar dispuestas a aceptar el
resultado, más aún si se trata de un arbitraje “no vinculante”, en el cual las partes no renuncian a su
derecho a una acción judicial. Se solucionaría de la misma manera que los anteriores, aplicándose
sólo en aquellos casos en los que las partes estén dispuestas a aceptar el método sin mayores
inconvenientes.
El régimen adjetivo nacional establece que “no podrán comprometerse en árbitros, bajo
pena de nulidad, las cuestiones que no pueden ser objeto de transacción” (Art. 737),
marco que condiciona el acto a un contrato cuya ejecución y desarrollo se inicia, evitando
comprometer hechos y decisiones que no tuviesen una relación conocida. Es decir, se
prohíbe concertar sobre bases conjeturales e hipotéticas.
El Fuero Juzgo, por ejemplo, requería la convención ante testigos, otros, lo establecen
escrito y debidamente suscrito por los comparecientes; la mayoría impone la escritura
pública bajo pena de nulidad; y otros exigen que el acuerdo sea homologado
judicialmente.
Problema particular resulta deducir si la cláusula requiere estar inserta en el texto del
contrato base de la relación jurídica entre las partes, o si admite cualquier expresión
fehaciente que prohíje claramente la intención del compromiso.
Alvarado Velloso, siguiendo Briseño Sierra, dice que “atento la importancia del contenido
de esta cláusula, es de pacífica doctrina que debe ser analizada con plena autonomía
respecto del contrato madre que la contiene, de tal modo, planteada la nulidad de este,
aquélla no resulta alcanzada y permanece inalterable, correspondiente al propio árbitro
resolver sobre su validez de modo independiente de los vicios que pudieren encontrarse
en el contrato principal.
Cabe aclarar que, al no ser ésta de orden público, los interesados podrán renunciar al
acuerdo en forma expresa o tácitamente. La primera manifestación surge con la
presentación de la demanda ante la justicia ordinaria, y la segunda, cuando obran ciertos
efectos procesales que permiten advertir el abandono del demandado al compromiso
celebrado..
Sin embargo, el abandono no extiende sus efectos a todos los proceso futuros,
debiéndose advertir en los actos posteriores si la parte persiste en renunciar al convenio
o, en la oportunidad, lo alega como excepción.
El compromiso arbitral
El acuerdo concreta y define la voluntad preventiva del compromiso anterior, sin que sea
menester este requisito, porque es posible constituir el convenio ante la emergencia que
padece el contrato principal, o bien, en un proceso en trámite donde las partes resuelven
ponerlo a la decisión de dichos terceros.
En tal sentido el art. 736 del Cód. Procesal dice que “toda cuestión entre partes, excepto
las mencionadas en el art. 737, podrá ser sometida a la decisión de jueces árbitros, antes
o después de deducida en juicio y cualquiera fuere el estado de éste. La sujeción a juicio
arbitral puede ser convenida en el contrato o en un acto posterior”.
El compromiso debe formalizarse por escritura pública o instrumento privado, o por acta
extendida ente el juez de la causa, o ante aquel a quien hubiese correspondido su
conocimiento (art. 739, Cód. Procesal) Bajo pena de nulidad, el compromiso debe
contener los siguientes requisitos:
Fecha, nombre y domicilio de los otorgantes. Nombre y domicilio de los árbitros, excepto
que la decisión fuese delegada a la autoridad judicial. Las cuestiones que se someten a
juicio arbitral, con expresión de sus circunstancias y la estipulación de una multa que
deberá pagar a la otra parte, la que dejare de cumplir los actos indispensables para la
realización del compromiso.
El principal efecto del convenio arbitral es el de convertirse en ley individual para las
partes, condición que porta intrínseco su acatamiento y ejecución.
La nulidad del acuerdo proviene de causas anteriores a la celebración, coetáneas con él,
o posteriores según las circunstancias de cada caso.
Según el art. 748 del Código Procesal, “el compromiso cesará en sus efectos:
por decisión unánime de los que lo contrajeron.
por el trascurso del plazo señalado en el compromiso, o del legal en su defecto
si durante tres meses las partes o los árbitros no hubiesen realizado ningún acto
tendiente a impulsar el procedimiento”.
Está en el anexo
Arbitraje internacional
Cuando se rige por convenios internacionales hay que distinguir entre los terceros
designados ad hoc de aquellos que integran instituciones que tienen reglamentos propios
y competencias específicas.
En nuestra disciplina conviene tener presente este trazado porque la pauta para discernir
cuándo habrá arbitraje y proceso internacional, o árbitros locales y procedimientos
internos, dependerá de las reglas que apliquen los tribunales constituidos. Por eso
conviene aclarar que ambas modalidades dan la idea de una “conexión internacional de
jurisdicciones” en cuyo sentido la palabra “jurisdicción” se la emplea con dos contenidos
acumulados: “primero, como poder nacional sobre una población, en un territorio;
segundo, como expresión de la situación jurídica que se caracteriza por un poder-deber
conferido a órganos imparciales, susceptible de conferir el grado máximo de certeza
oficial, excluyendo la insatisfacción jurídica, en método contradictorio” La segunda
reproduce la noción o idea de jurisdicción como potestad atribuida a jueces y árbitros.
En efecto, si conciliar es pacificación rápida, cabría colegir que en este acto estaría
ausente la justicia del caso. La decisión concertada obraría sobre la base de regateos y
conveniencias particulares ajenas absolutamente a la protección del derecho que la
jurisdicción tiene en espíritu principista.
La renuncia bilateral –voluntaria-, decía Bentham, debe ser desalentada porque el Estado
le interesa que la justicia se cumpla en toda su extensión, y la conciliación esconde, en
realidad, un mercado en donde gana quien más regatea.
Conviene clarificar las modalidades que admite la conciliación una vez establecido el
objeto que contabiliza institucionalmente.
La conciliación puede ser procesal e instalarse en el curso de un proceso en
trámite o en vías hacia ello; o ser preprocesal, y en su caso, estar fuera de la noción
jurisdiccional para meditarse como mecanismo alternativo de composición por
medio de personas e instituciones debidamente respaldadas.
Los buenos oficios que ponga el conciliador para solucionar equitativamente el conflicto
no torna lo actuado en proceso, sino que es un mero procedimiento voluntario que
persigue atenuar temperamentos extremados procurando limar sus asperezas
favoreciendo proposiciones de autocomposición. En definitiva, la solución depende
siempre de lo que las partes resuelven, y no de la fórmula que el mediador propicie.
No hay que confundir estas actitudes disuasorias con la actividad que ejercen árbitros y
amigables componedores, porque ellos tienen un ámbito diferente bosquejado desde la
formas del juicio. De alguna manera son jueces de conciencia que resuelven por su saber,
entender, prudencia y técnica dispuesta, sus pronunciados, justamente, enjuiciamientos
que los contradictores deben respetar por el sometimiento voluntario oportunamente
realizado
La conciliación procesal.
La conciliación inserta en el ámbito del proceso desenvuelve una modalidad específica de
los fines que inspira el derecho procesal: conciliar sin sacrificio de intereses.
Posicionar la conciliación como acto del proceso, oportuno y eficaz, persigue justamente
acertar ese destino de solucionar controversias sin anudar las diferencias que llevan a
proseguir el estado litigioso.
Por otra parte, la presencia del juez en la audiencia contrae sensibilidades distintas en el
ánimo de los partícipes, no es ya puro voluntarismo el que decide la composición, sino un
elemento de prudencia y consejo que, sin generar prejuzgamiento, permite conocer cierta
postura ante los hechos que afronta.
Creemos que éste es el justo camino para la conciliación, un acto poder para el juzgador,
y un derecho absolutamente dispositivo para las partes.
Avenimiento:
Según los resultados obtenidos, es posible dividir las cuestiones en dos posibilidades
diversas. En primer término corresponde atender qué efectos cursa la conciliación cuando
se frustra el objetivo tentado; y en segundo lugar, cuáles son las consecuencias que
surgen si hubo advenimiento.
Por su parte, si fuese lograda la avenencia entre las partes deberá el juez encuadrar la
figura concertada con las previstas al efecto por el Código Civil (renuncia, transacción,
quita, espera, remisión, etc.) y las que obren correspondientes en el derecho procesal
(allanamiento, desistimiento, transacción) (Ver si no hubo cambio)
Sin importar el tiempo o el lugar donde la conciliación fuese intentada, distintos matices
problematizan concretar el acto sin arriesgar su eficacia ulterior.
Cuando el avenimiento se propicia antes del proceso, parece lógico indicar que el
requisito es innecesario, a no ser que una de las partes tuviese patrocinio, en cuyo caso,
a fines de resguardar la igualdad de armas, tendría que aportarse el equilibrio restaurado.
A esta actitud de prudencia no debe ser interpretada como una modalidad de asistencia
legal basada en la condición económica de quien la necesita o requiere, sino como una
medida técnica que deviene necesaria para evitar ventajas indeseables.
En sistemas donde la audiencia se implementa como un acto anterior de la demanda la
ausencia de formas y el carácter específico que reúne la modalidad a la cual se convoca
permite sostener que los abogados no resultan teóricamente imprescindibles en tanto la
dirección y orientación parte del conciliador. Pero si afinamos el concepto y nos
despojamos de cierta ilusión teórica comprenderemos, inmediatamente, que no hay mejor
mediador que el abogado, el cual operando en su rol preventivo, consejero impide la
discusión entre ánimos caldeados por la circunstancia que los encuentra, logrando
persuadir al cliente hacia el buen entendimiento de sus ventajas y oposiciones.
La presencia personal del juez en la audiencia y la homologación del acto convenido, son
resortes que validan lo obrado y justifican la conciliación en sí misma.
El 26 de abril de 1996 se promulgó la ley 24.635, vigente a partir de abril de 1997. Esta
norma fue reglamentada por el dec. N° 1169 del 16 de octubre de 1996.
Sección 4. Procedimiento
Artículo 48
1. La Comisión, al recibir una petición o comunicación en la que se alegue la violación
de cualquiera de los derechos que consagra esta Convención, procederá en los
siguientes términos:
a) si reconoce la admisibilidad de la petición o comunicación solicitará informaciones al
Gobierno del Estado al cual pertenezca la autoridad señalada como responsable de la
violación alegada, transcribiendo las partes pertinentes de la petición o
comunicación. Dichas informaciones deben ser enviadas dentro de un plazo razonable,
fijado por la Comisión al considerar las circunstancias de cada caso;
b) recibidas las informaciones o transcurrido el plazo fijado sin que sean recibidas,
verificará si existen o subsisten los motivos de la petición o comunicación. De no existir
o subsistir, mandará archivar el expediente;
c) podrá también declarar la inadmisibilidad o la improcedencia de la petición o
comunicación, sobre la base de una información o prueba sobrevinientes;
d) si el expediente no se ha archivado y con el fin de comprobar los hechos, la Comisión
realizará, con conocimiento de las partes, un examen del asunto planteado en la petición
o comunicación. Si fuere necesario y conveniente, la Comisión realizará una
investigación para cuyo eficaz cumplimiento solicitará, y los Estados interesados le
proporcionarán, todas las facilidades necesarias;
e) podrá pedir a los Estados interesados cualquier información pertinente y recibirá, si
así se le solicita, las exposiciones verbales o escritas que presenten los interesados;
f) se pondrá a disposición de las partes interesadas, a fin de llegar a una solución
amistosa del asunto fundada en el respeto a los derechos humanos reconocidos en esta
Convención.
2. Sin embargo, en casos graves y urgentes, puede realizarse una investigación previo
consentimiento del Estado en cuyo territorio se alegue haberse cometido la violación, tan
sólo con la presentación de una petición o comunicación que reúna todos los requisitos
formales de admisibilidad.
Artículo 49
Si se ha llegado a una solución amistosa con arreglo a las disposiciones del inciso 1.f.
del artículo 48 la Comisión redactará un informe que será transmitido al peticionario y a
los Estados Partes en esta Convención y comunicado después, para su publicación, al
Secretario General de la Organización de los Estados Americanos. Este informe
contendrá una breve exposición de los hechos y de la solución lograda. Si cualquiera de
las partes en el caso lo solicitan, se les suministrará la más amplia información posible.
Apunte para tener a mano
Ventajas de la mediación
Confidencialidad e imparcialidad
El mediador debe guardar el secreto profesional de todos los hechos o circunstancias que
hayan llegado a su conocimiento a través de la mediación.
Otro orden de la confidencialidad rige durante los caucus o sesiones que el mediador
mantiene con una sola de las partes, quien puede suministrarle información que no desea
revelar a la otra parte.
Los autores no coinciden respecto de cuántas etapas identifican ni cómo se llaman. Todas
las teorizaciones al respecto son aceptables. Los más difundidos son:
Destaca a las partes que llegar a un acuerdo no es la única finalidad del proceso,
sino que éste puede colaborar para transformar la relación.
Establece la facultad de las partes de continuar o no con el proceso. Lo que
refuerza su poder de decisión.
Hace que las partes se comprometan con las reglas básicas de convivencia en el
curso de la mediación.
Corrobora hechos del pasado para determinar cómo las partes se ven entre sí y
exploran modos de obtener reconocimiento
Resume la discusión, reforzando el poder de las partes al pedirles que lo corrijan
sin no ha interpretado correctamente.
Enfoca a las partes hacia elecciones para que decidan, pero sin sugerirles cuál es
la elección más apropiada.
Explora puntos de vista y ofrece reinterpretaciones a las partes, pero revalorizando
el poder de elegir sin influir sobre ellas.
Reencuadra las diferencias entre las partes manteniendo el reconocimiento
recíproco que ha venido creándose.
Resume los términos de un acuerdo tentativo, pero dando la posibilidad de que
surjan preocupaciones o dudas de último momento.
El modelo de Lowry y Harding
Etapas de la mediación
ENFOQUE E.A.R (etapa, acción, resultado)
Etapa Acción Resultado
Convocatoria Disposición
Apertura Seguridad- esperanza
Comunicación Expresión
Negociación Innovación-flexibilidad
Clausura Decisión informada
Quien convoca: La situación ideal es aquella en la cual ambas partes deciden de común
acuerdo solicitar la asistencia de un mediador elegido también en forma conjunta. Sin
embargo, ese ideal no siempre se alcanza. En la práctica es frecuente que una de las
partes acuda a un mediador o a una organización prestadora de servicios de mediación
para que éstos se ocupen de convocar a la otra parte. Si la convocatoria es realizada
directamente por el mediador, existe el peligro de que la parte convocada considere a
éste un mero emisario al servicio de la parte convocante. En otras palabras, puede ocurrir
que el destinatario de la convocatoria considere al mediador más como “un abogado de la
otra parte” que como un tercero imparcial. Por eso resulta conveniente que el mediador
trabaje en el ámbito de algún tipo de organización que le provea el apoyo de personal
administrativo claramente diferenciado de los profesionales que prestarán el servicio: que
no sea el mismo mediador en forma personal quien deba convocar a la otra parte.
Cómo convocar
El convenio de mediación:
Oportunidad de su firma
La apertura
En esta etapa, el mediador crea el escenario propicio para que se desarrolle el proceso,
comunica las reglas de juego básicas e intenta generar confianza respecto de su persona
y esperanza respecto de la utilidad del proceso. Además, comienza ya a obtener
información a partir de la actitud corporal y gestual de las partes, que le proporcionan una
serie de datos preliminares que luego irá corroborando a lo largo de las sesiones.
La mesa es conveniente que sea ovalada o redonda antes que cuadrada o rectangular, ya
que las aristas marcan más nítidamente la diferencia de roles, con lo que se fomenta el
fenómeno del “posicionamiento” Es recomendable que las sillas puedan girar y tengan
ruedas, porque ello amplía los movimientos inconscientes que las partes van haciendo
durante el desarrollo del proceso y que proporcionan valiosa información al mediador.
Deberá asegurarse una buena aislación acústica entre las distintas salas, esencial para
que las partes tengan una sensación de privacidad en los caucus.
En la medida que ello sea posible, deberá contarse con un salón contiguo con una
computadora con procesador de textos, que eventualmente servirá para redactar un
convenio. Es recomendable también contar con algunos servicios de apoyo, que hacen al
confort y a la imagen de la actividad profesional: las partes valoran el hecho de contar con
servicio de café y agua o bebidas sin alcohol, o la posibilidad de realizar llamados
telefónicos desde algún lugar que le garantice privacidad.
Si el mediador está apoyado por una organización que le provee servicios administrativos,
es probable que no haya participado personalmente de la convocatoria, y que por lo tanto
no conozca previamente a las partes o a sus abogados. Si ello es así, deberá
presentarse.
Es recomendable que el encuentro del mediador con ambas partes sea simultáneo, para
lo cual es conveniente el uso de la sala de espera o de alguna sala auxiliar. Para que la
parte que llega en segundo término, es desagradable advertir que el mediador ya está
conversando, aunque sea informalmente, con la otra. Al ingresar a la sala donde se
desarrollará la mediación es aconsejable no indicar dónde debe sentarse cada parte,
bastará con decir “póngase cómodos”. Esto permitirá, en algunos casos ir leyendo qué
actitud van tomando los participantes (dónde se sientan, cómo se sientan, si se miran
entre sí, si están nerviosos). Si las partes preguntan al mediador dónde sentarse, es
conveniente contestar algo así como “donde ustedes quieran”. De esta forma el mediador
está demostrando con un gesto sutil, cuán informal será el proceso, y hasta dónde tienen
las partes la disposición de él.
Da la bienvenida a las partes. Es usual felicitar a las partes por la elección de este
proceso y destacar el primer acuerdo: ambos tienen un problema y desean solucionarlo a
través de un método civilizado.
Fija reglas de convivencia. Dado que no hay formas, plazos ni restricciones para
comunicarse, conviene destacar que la única regla importante es no interrumpirse y tratar
de escuchar mientras el otro habla, de manera de generar un clima de respeto mutuo.
Ofrece cierta logística. Es conveniente que el mediador haga conocer a las partes los
servicios de que pueden valerse: teléfonos, fax, computadoras, etc.
Invita a las partes informen sobre el asunto. El mediador no se ubica en una posición de
superioridad respecto de las partes, sino todo lo contrario: “uno-abajo”. Son las partes las
que deben ayudar al mediador a conocer y entender el problema.
Comunicación
Para logar una comunicación efectiva, el mediador debe tener en cuenta determinados
principios y adoptar ciertas actitudes que repasamos a continuación:
Todo mensaje transmite un contenido y define una relación entre los sujetos.
Mediante la comunicación digital es fácil transmitir contenido pero difícil definir una
relación, mediante la comunicación analógica es fácil definir una relación pero difícil
transmitir contenido. El mediador califica ambas situaciones, no sólo en los mensajes sino
también en las respuestas.
En la mediación, una de las partes debe escuchar sin interrumpir a la otra parte.
No basta con escuchar al otro, tenemos intentar sentir lo que siente. De modo que el
mediador debe: escuchar activamente, contener el impulso que lo lleva a hablar, intentar
empatía (capacidad de situarse en su lugar.
El mediador debe identificar, desde el primer contacto, el nivel de atención de cada una
de las partes. Parte de su misión es fomentar en las partes un nivel de atención plena.
Sobre todo cuando las partes son reacias a brindar información, el mediador puede
estimularlas mediante preguntas. No hay una sola forma de preguntar, y cad una de ellas
apunta a diferentes objetivos.
Preguntas abiertas: Estas preguntas tienden a generar una respuesta que exceda
los monosílabos (Si, no). Por lo general ofrecen la oportunidad de una declaración más
amplia, anticipan una contestación de tipo narrativo y permiten conocer las prioridades del
sujeto.
Ejemplos:
¿Cómo se siente?
Ejemplos:
Él no pasa un peso de alimentos: se olvidó de que tiene hijos. ¿Se trata entonces de que
los chicos cubran sus necesidades?
Siempre me maté trabajando y mi jefe nunca se dio cuenta. ¿Usted siente que los
esfuerzos que hizo no tienen suficiente reconocimiento?
Ejemplo:
Convalidación.
Consiste en hacer saber a las partes que sus actitudes son naturales y comprensibles en
determinadas circunstancias y que no deben sentirse mal por ello. Esto es lo contrario a
la censura. La convalidación permite que las partes se sientan comprendidas,
Ejemplos:
Creo que puedo comprender su enojo. Este es un asunto importante para usted, y se ve
que se lo está tomando en serio.
Parafraseo
Verificar que el mensaje emitido por una parte haya coincidido con el mensaje que
percibió la otra parte, y permitir las rectificaciones del emisor.
El mediador también realiza el parafraseo desde una posición de uno-abajo, ya que suele
comenzar del siguiente modo:
El caucus o sesión privada suele ser una eficaz herramienta para estar con una parte sin
la presencia de la otra, y comunicarse de manera más directa al amparo de
confidencialidad.
Algunos piensan que no son necesarias si hay entre las partes una comunicación
respetuosa.
Sin el caucus el mediador nunca estará seguro de haber obtenido de cada parte toda la
información relevante.
En principio, del mediador no se requiere que opine sobre el grado de razón jurídica que
asiste a las partes, a quienes tampoco puede brindar ningún tipo de asesoramiento.
Como en tantas cuestiones atinentes a la mediación, no hay reglas fijas, estilos puros ni
moldes estrictos. Por ello, en la mediación clásica lo normal es que el mediador nunca
revele su opinión sobre el fondo del asunto.
La formulación de hipótesis
Ejemplos:
Negociación y clausura
Estas son algunas de las acciones que puede realizar el mediador para cooperar
exitosamente con la negociación.
Estimular a las partes a elaborar creativamente opciones que satisfagan sus propios
intereses y también los de la otra parte.
Hacer de adentro de la realidad, explorando con las partes las alternativas que pueden
tener. Intentando que analicen con objetividad y tomando en cuenta todos los aspectos.
Logística. Lo ideal es tener salas separadas para cada parte de la mediación, además de
la sala de reuniones conjuntas.
En el caucus se persiguen algunos propósitos, entre los que destacamos los siguientes:
Permitir que pueda ser ventilado todo aquello, que, si fuera manifestado en la sesión
conjunta, podría tener efectos disruptivos.
Obtener una señal para ser llevada a la otra parte, que sea mínimamente seria y que
demuestre que se he comenzado el movimiento.
Ayudar a las partes y a los abogados que no han llegado a la mediación con la adecuada
preparación.
Con la parte que ha hablado menos durante la reunión conjunta, si el mediador intuye que
se ha reservado información útil.
Con la parte que se mostró más nerviosa o protagonizó un desborde emocional, para
permitirle un completo desahogo en privado.
Con la parte que se muestre más insatisfecha con el resultado de la sesión conjunta.
Con la parte que acaba de recibir una oferta, para ayudarla a elaborar y transmitir
adecuadamente una contraoferta.
El mediador, usualmente
Establece contacto ocular con su interlocutor y “lee” las pistas que se le dan por esa vía.
Trata de que no haya gran diferencia en el tiempo dedicado a cada una de las partes.
Hacer notar que las partes serán las verdaderas responsables del final de la mediación
Permanecer en silencio, sin dejarse vencer por la incomodidad que naturalmente ello
genera.
Mientras el proceso haya sido justo e igualitario, la responsabilidad de los términos del
acuerdo es de las partes y no del mediador. Sin embargo, éste debe asegurarse que
todas las partes hayan tenido oportunidad de:
Expresarse
Considerar alternativas
Un acuerdo parcial
Un acuerdo total
En caso de que se llegue a un acuerdo, son las partes quienes deciden el grado de
formalidad que pretenden darle. El mediador no puede obviar un repaso de los puntos
acordados, para verificar que todos los protagonistas hayan entendido lo mismo.
El mediador puede escribir los puntos centrales del acuerdo y solicitar a las partes (y sus
abogados) la firma de ese instrumento.
Si el convenio puede ser redactado en poco tiempo, corresponderá hacer una
distinción:
Tareas ulteriores
El mediador debe implementar programas de seguimiento de los acuerdos con un
doble propósito:
Verificar la calidad de lo acordado
Comunicar a las partes su disponibilidad para asistirlas ante cualquier problema
que surja en la etapa de cumplimiento.
Debe tenerse en cuenta que la tarea del mediador ha finalizado, y que cualquier
intervención ulterior requerirá del acuerdo de todas las partes.
El rol mediador
La ley 24.573 (reglamentada por el Poder Ejecutivo Nacional mediante el dec. 1021/95,
modificado luego por el dec.477/96 ha introducido, para los juicios iniciados a partir del 23
de abril de 1996, una instancia obligatoria de mediación en el ámbito de ciertos tribunales
de la ciudad de Buenos Aires, como paso previo a la demanda y como requisito de
admisibilidad de ésta. La mencionada ley no ha inventado la mediación, ni la
mediación depende de la sanción de una ley: para su utilización como instrumento de
solución de conflictos basta que las partes hayan acordado someterse voluntariamente a
un proceso en el que la permanencia y finalización es también estrictamente voluntaria.
Este decreto reglamentario de la ley 24.573 deroga los decretos: 1021/95 y 477/96
Está en el anexo
POSADAS.
La resolución alternativa de conflictos en los ámbitos judiciales viene ganado
adeptos no sólo en la provincia sino en el país todo, y la mediación es uno de los
métodos más utilizados.
“Abarca la mayoría de los fueros. En este momento nosotros tenemos actividad en
el fuero Civil, Comercial, Laboral, de Familias y en el Penal, pero sólo en algunos
aspectos. Eso es en líneas generales, con excepciones, porque eso está limitado por
el orden público, o sea lo que no es disponible por las partes, lo que es potestad del
Estado está en manos de los jueces”.
Es lo que informó el director del Centro Judicial de Mediación (Cejum), José Luis
Montoto.
En la tierra colorada se trabaja desde el año pasado con actividades en Posadas y
reuniones en Eldorado, Oberá y en Alem.
“En Alem con más fuerza porque está dentro del proyecto piloto y pertenece a la
Primera Circunscripción Judicial. En el proyecto piloto nosotros trabajamos
exclusivamente sobre cuestiones derivadas de los Juzgados de Familias, y en
temas como alimentos, régimen de visitas, cuestiones derivadas de uniones de
hecho y tenencia”, explicó.
Con relación a la obligatoriedad de este método alternativo de solución de
conflictos, el funcionario provincial manifestó que “hay que partir de la base de
que la mediación en esta provincia, tanto en el proyecto piloto como en la ley, es
voluntaria, a diferencia de la legislación nacional”.
Los orígenes
La iniciativa se concretó por disposición del Superior Tribunal de Justicia (STJ),
que en acordada Nº 60 del 2009, estableció un proyecto de prueba y éste se hace
en la Primera Circunscripción Judicial. Además se reactualizó el reglamento del
Cejum. De acuerdo a ese reglamento la misión del Centro es la difusión de los
métodos alternativos de resolución de conflictos (Ver: Las disputas... ). Esa
obligación se le impone al Cejum en la ley de resolución alternativa de conflictos,
sancionada el año pasado, el 29 de octubre de 2009 y que tiene por Número Ley
XII, Nº 19.
Sobre sus efectos positivos, destacó que “hay mayor rapidez, eso seguro. Nosotros
tenemos la experiencia, por ejemplo, de derivaciones de los juzgados, el cúmulo
de tareas que tiene el juzgado hace que se fijen audiencias a dos o tres meses; tanto
los tiempos como los costos son altísimos”.
Según el abogado, con este método ello se reduce a 15 días, con las notificaciones
incluidas.
Además los costos son más bajos, “si nos ponemos a estudiar los costos que tiene
un proceso, cuya primera audiencia se produce a los tres meses, y que la solución
del tema va a tardar aproximadamente un año, aunque se tomen medidas previas
como para asegurar el derecho de los menores, y de la madre, póngale, igual los
tiempos y los costos son altísimos por los caminos tradicionales”.
Las disputas
El Centro Judicial de Mediación del Poder Judicial tiene como misión: instalar la
mediación como método alternativo de resolución de conflictos, como un acceso
más a los servicios del Poder Judicial; promover las herramientas de resolución
alternativa de disputas, por medio de ciclos de sensibilización, divulgación y
capacitación. Entre sus funciones se destacan: tramitar los casos derivados de los
Juzgados de Familia de la Primera Circunscripción; comunicar los fines y
objetivos de la institución a fin de que el acceso a la misma sea constante y
eficiente, a integrantes del Centro, como a todos los participantes de forma directa
o indirecta en el proceso de mediación; ejecutar las políticas públicas establecidas
por el Superior Tribunal de Justicia en materia de tecnologías; preparar y presentar
periódicamente la información necesaria sobre la experiencia ejecutada; lograr el
compromiso de los recursos humanos intervinientes en este proceso, para la
implementación de dicha experiencia; propender a la formación de los Centros de
Mediación Judicial en cada Circunscripción Judicial de la Provincia de Misiones;
promover las capacitaciones, encuentros, clínicas, ateneos necesarios y continuos
tendientes a la formación del cuerpo de mediadores con el fin de prestar un
servicio de calidad: establecer los objetivos específicos en cumplimiento de los
objetivos generales de su creación; divulgar los distintos métodos alternativos de
resolución de conflictos a cargo de los responsables del Centro y de las
instituciones suficientemente acreditadas, con quienes se harán los convenios
interinstitucionales necesarios.