Gaceta Judicial 4 2014

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[ 2 ]
GACETA JUDICIAL

[ 3 ]
[ 4 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

GACETA JUDICIAL

Director
Raúl Torres Kirmser
Ministro

Año 2014 – Número 4

INTERCONTINENTAL
E D I T O R A

Asunción, Paraguay
[ 5 ]
© Corte Suprema de Justicia – Instituto de Investigaciones Jurídicas.
Gaceta Judicial
Calle Alonso y Testanova, Asunción, Paraguay
Queda prohibida cualquier forma de reproducción, traansmisión o archivo en sistemas
recuperables, sea para uso privado o público por medios mecánicos, electrónicos,
fotocopiadoras, grabaciones o cualquier otro sistema de archivo y recuperación de infor-
mación total o parcial del presente ejemplar, con o sin finalidad de lucro, sin autoriza-
ción expresa por escrito.

GACETA JUDICIAL Nº 4
Corte Suprema de Justicia; Instituto de Investigaciones Jurídicas.
GACETA JUDICIAL. Asunción, Paraguay.
Primera edición 2014: 1.000 ejemplares

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.


INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS (I.I.J.)
DR. RAÚL TORRES KIRMSER, MINISTRO ENCARGADO.
ABG. CARMEN MONTANÍA, DIRECTORA DILP.

COORDINACIÓN - GACETA JUDICIAL-(I.I.J.)


ABG. PABLO COSTANTINI

EQUIPO DE ELABORACIÓN-(I.I.J.)
ABG. PABLO COSTANTINI, COORDINADOR
ABG. ROCÍO FLEITAS, INVESTIGADORA
ABG. NATALIA MARÍA MUÑOZ CARMAN, INVESTIGADORA
ABG. PATRICIA VALENTINA VERÓN MONTIEL, INVESTIGADORA
PAULA MÉNDEZ, ASISTENTE
CHRISTIAN FORTE, AUXILIAR

Contactos: revistagacetajudicial@gmail.com . Tel.: (021) 420570, interno 2790

© INTERCONTINENTAL EDITORA S. A.
Caballero 270; teléfs.: 496 991 - 449 738
Fax: (595-21) 448 721
Pág. web: www.libreriaintercontinental.com.py
E-mail: agatti@libreriaintercontinental.com.py

Diagramación: Gilberto Riveros Arce

Hecho el depósito que marca la Ley Nº 1.328/98.

ISBN: 978-99967-37-64-0

[ 6 ]
CONTENIDO

1. INDICES
– Indice Temático .......................................................................... 11
– Indice por Tribunales ................................................................. 15

2. DOCTRINA
Sociedad de un solo socio, por Juan Bautista Fiorio Giménez ... 19

3. JURISPRUDENCIA

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SOCIEDAD ANÓNIMA. Obligación de emitir acciones. Plazo de pres-
cripción. 29/05/14. (A.I. Nº 1132) ................................................ 31
IMPUESTO A LA RENTA. Actividades Agropecuarias. Renta Empre-
sarial. IMAGRO. IRACIS. Enajenación de bienes. IMPUESTO A
LA RENTA. Forma de Liquidación. CSJ. Sala Constitucional. 28/
05/12 (Ac. y Sent. Nº 380) ........................................................... 39
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL. Exoneración de la Respon-
sabilidad. CSJ. Sala Constitucional. 8/06/12 (Ac.y Sent. Nº 486) 49
SOCIEDAD. PRUEBA. Carga de la prueba. SOCIEDAD ANÓNIMA.
Acciones de sociedad anónima.CSJ. Sala Civil. 27/12/02 (Ac. y
Sent. 1579) .................................................................................. 55
PERSONAS. Personas Jurídicas. Firma social. LEY. SOCIEDAD. Ad-
ministración de la Sociedad.CSJ. Sala Civil. 20/07/05 (Ac. y Sent.
575) ............................................................................................. 61
SOCIEDAD. Derechos y obligaciones de los socios. Facultad de los
Directores. Acción societaria. MANDATO. CSJ. Sala Civil. 16/02/
07 (Ac. y Sent. N° 23) .................................................................. 74
ANALOGÍA. DAÑOS Y PEJUICIOS. Daño Moral. Pérdida de chance.
DAÑOS Y PEJUICIOS. INTERESES. Intereses moratorios. PER-

[ 7 ]
CONTENIDO

SONAS JURÍDICAS. SOCIEDAD ANÓNIMA. CSJ. Sala Civil.


11/06/07 (Ac. y Sent. N°447) ....................................................... 82
SENTENCIA. RECURSO DE NULIDAD. SOCIEDAD. PRUEBA.
Prueba de peritos. SOCIEDAD. PRUEBA. Prueba superflua.
SOCIEDAD. Bienes. LEGITIMACIÓN PROCESAL. Legitima-
ción activa. DOCUMENTO NO AUTÉNTICO. PRUEBA. Prueba
pericial. SOCIEDAD. Cuotas Sociales. CONTRATO. Compraven-
ta. PRUEBA. Validez de la prueba. FIRMA. DOCUMENTO. Pro-
ducción de documentos no auténticos. PRUEBA.CSJ. Sala Civil.
10/11/08. (Ac. y Sent. N° 1.017) .................................................. 90
SOCIEDAD. Publicidad asamblea ordinaria. SOCIEDAD. Nulidad
de la asamblea. SOCIEDAD ANONIMA. Asamblea de accionis-
tas. Derechos y obligaciones de los socios. Acciones de la sociedad
anónima. Asamblea de accionistas. Asamblea de accionistas. COS-
TAS. Costas en el orden causado. SOCIEDAD. Asamblea de ac-
cionistas. CSJ, Sala Civil y Comercial. 15/06/11 (Ac. y Sent. Nº
374) ............................................................................................. 110
DAÑOS Y PERJUICIOS. COSTAS. En el orden causado. LEGITI-
MACIÓN PROCESAL. Legitimación activa. Accion social. Acree-
dores. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL. SOCIE-
DAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Sociedad.
Responsabilidad personal del Administrador.CSJ. Sala Civil. 19/
08/11. (Ac. y Sent. N° 616) .......................................................... 140
CONTRATO. Interpretación del contrato. Autonomía de la Voluntad.
CONTRATO. PRUEBA. Prueba pericial. CONTRATO. Objeto de
contrato. CSJ. Sala Civil. 21/03/13. (Ac. y Sent. N° 82) ............. 153

TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL


SOCIEDAD ANÓNIMA. Transmisión de Acciones de la Sociedad
Anónima. Liquidación de la Sociedad Anónima. Transferencia de
Acciones. TApel. Civ. y Com. Primera Sala. 16/08/11 (Ac. y Sent.
Nº 53) .......................................................................................... 187
SOCIEDAD ANÓNIMA. Legitimación Pasiva. Presentación y Depó-
sito de Acciones. TApel. Civ. y Com. Primera Sala. 28/04/14 (Ac. y
Sent. Nº 28) ................................................................................. 197

[ 8 ]
CONTENIDO

SOCIEDAD ANÓNIMA. Asamblea de Accionistas. Gestión Adminis-


trativa. Impugnación de la Asamblea. Síndico de la Sociedad
Anónima. TApel. Civ. y Com. Segunda Sala. 27/11/09 (Ac. y Sent.
Nº 120) ........................................................................................ 216
SOCIEDAD SIMPLE. Constitución. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala
31/03/14 (A.I. Nº 131) .................................................................. 224
ACCIÓN DE AMPARO. SOCIEDADES. TApel. Civ. y Com. Tercera
Sala 29/05/00 (Ac.y Sent. Nº 77) ................................................. 229
SOCIEDADES. Representación y administración. TApel. Civ. y Com.
Tercera Sala. 27/05/09. (Ac. y Sent. Nº 47) ................................. 234
SOCIEDAD. Representación y administración de la sociedad. TApel.
Civ. y Com. Tercera Sala 11/10/10 (Ac. y Sent. Nº 110) .............. 242
SOCIEDAD. Transmisión de acciones. TApel. Civ. y Com. Tercera
Sala 10/11/10. (Ac.y Sent. Nº 125) .............................................. 246
EXCEPCIÓN DE INHABILIDAD DE TÍTULO. EXCEPCIÓN DE
NULIDAD. LITIGANTE DE MALA FE. PRINCIPIO DE BUE-
NA FE. SOCIEDAD. Acto ilícito. Mala fe. SENTENCIA. Efectos
de la sentencia. SOCIEDAD. Transformación de la sociedad.
Obligaciones. Responsabilidad. Cambio de forma jurídica. TApel.
Civ. y Com. Tercera Sala 15/03/13 (Ac.y Sent. Nº 20) ................. 253
SOCIEDADES. Confirmación de acto anulable. Lesión. Procedencia.
TApel. Civ. y Com. Tercera Sala 14/06/13 (Ac. y Sent. Nº 58)..... 262
LEGITIMACIÓN ACTIVA. MANDATO EXPRESO O TÁCITO. TA-
pel. Civ. y Com. Tercera Sala 06/09/13 (Ac. y Sent. Nº 95) ......... 294
SOCIEDAD. Administración y representación de la sociedad. DAÑOS
Y PERJUICIOS. Indemnización por daños y perjuicios. Daño
moral. Sociedades. SOCIEDAD. Administración y representación
de la sociedad. TApel. Civ. y Com. Cuarta Sala 08/06/11 “Super-
farm S.A.E.C.A. C/ Gladys Luján Ortellado de Rojas y Otros s/
Indemnización de Daños y Perjuicios” (Ac. y Sent. Nº 66) ......... 314
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA. Cesión de cuotas
en la SRL. TApel. Civ y Com. Quinta Sala. 19/08/11. (Ac. y Sent.
N° 113) ........................................................................................ 322
CONSORCIO. Legitimación procesal. PERSONA. Persona Jurídica.
TApel. Civ. y Com. Quinta Sala. 27/06/13 (Ac y Sent. N° 14) ..... 328

[ 9 ]
CONTENIDO

TRIBUNAL DE CUENTAS.
RENTA DE ACTIVIDADES COMERCIALES, INDUSTRIALES Y DE
SERVICIOS (IRACIS). Hecho Imponible. Doble imposición. Trib.
Ctas. Primera Sala. 23/12/13. (Ac. y Sent. 210) ......................... 337

TRIBUNAL DE APELACIÓN DEL TRABAJO


RESPONSABILIDAD. Responsabilidad Solidaria. TApel. Lab. 11/12/
12. (Ac. y Sent. Nº 134) ............................................................... 365
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL. Exoneración de la Respon-
sabilidad. TApel.Lab. 17/12/13. (Ac. y Sent. Nº 137) .................. 372

[ 10 ]
ÍNDICE TEMÁTICO

ACCIÓN DE AMPARO, 229


CONSORCIO, 328
Legitimación procesal, 328
CONTRATO, 153, 154
Autonomía de la Voluntad, 153, 154
Interpretación del contrato, 153, 154
Objeto de contrato, 154
COSTAS, 114, 142
Costas en el orden causado, 114, 142
DAÑOS Y PEJUICIOS, 82, 83, 141, 314
Daño moral, 82, 83, 314
Pérdida de chance, 83
Indemnización por daños y perjuicios, 314
DOCUMENTO, 91
Producción de documentos no auténticos, 91
EXCEPCIÓN DE INHABILIDAD DE TÍTULO, 254
EXCEPCIÓN DE NULIDAD, 254
IMPUESTO A LA RENTA, 39, 40
Actividades agropecuarias, 39
Enajenación de bienes, 39
IMAGRO-IRACIS, 39
Forma de Liquidación, 40
Renta Empresarial, 39
INTERESES, 83
Intereses moratorios, 83
LEGITIMACIÓN ACTIVA, 294

[ 11 ]
ÍNDICE TEMÁTICO

LEGITIMACIÓN PROCESAL, 91, 140, 141, 142


Acción social, 91, 141
Legitimación activa, 91, 140, 141, 142
LESIÓN, 262
Procedencia, 262
LEY, 61, 62
LITIGANTE DE MALA FE, 255
MANDATO, 295
Expreso o Tácito, 295
Procedencia, 295
PERSONA, 61, 62, 83, 328
Persona Jurídica, 61, 62, 82, 83, 328
Firma social, 61, 62
PRINCIPIO DE BUENA FE, 253
PRUEBA, 55, 91, 154
Carga de la prueba, 55
Prueba superflua, 91
Prueba de peritos, 91
Prueba pericial, 91, 154
RECURSO DE NULIDAD, 91
RENTA DE ACTIVIDADES COMERCIALES, INDUSTRIALES Y DE SERVI-
CIOS (IRACIS), 337
Hecho Imponible, 337
Doble imposición, 337
RESPONSABILIDAD, 365
Responsabilidad solidaria, 365
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL, 49, 372, 373
Exoneración de la Responsabilidad, 49, 372, 373
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL, 142, 142
SENTENCIA, 91, 254
Efectos de la sentencia, 254
SOCIEDAD, 55, 61, 62, 74, 91, 110, 111, 112, 113, 115, 140, 141, 142, 229, 234,
243, 246, 253, 255, 262, 314
Acción societaria, 74
Acto ilícito, 253

[ 12 ]
ÍNDICE TEMÁTICO

Administración y representación de la sociedad, 61, 62, 140, 141, 142, 234,


243, 314
Asamblea de accionistas, 112, 115, 140, 141, 142
Bienes, 91
Cambio de forma jurídica, 254
Confirmación expresa de acto anulable, 262
Confirmación tácita, 262
Cuotas Sociales, 74
Derechos y obligaciones de los socios, 74
Facultad de los Directores, 74
Mala fe, 253
Nulidad de la asamblea, 113
Obligaciones, 253, 255
Publicidad asamblea ordinaria, 110, 111, 112, 113
Responsabilidad personal del Administrador, 140, 141, 142
Responsabilidad, 253
Transformación de la sociedad, 253, 254
Transmisión de acciones, 246
SOCIEDAD ANÓNIMA, 31, 55, 83, 110, 111, 112, 113, 114, 187, 188, 198, 216,
217
Acciones de sociedad anónima, 55, 113, 188
Asamblea de accionistas, 110, 113, 114, 216
Derechos y obligaciones de los socios, 110, 111, 112
Gestión Administrativa, 217
Impugnación de la Asamblea, 217
Legitimación Pasiva, 198
Liquidación de la Sociedad Anónima, 187
Obligación de emitir acciones, 31
Plazo de prescripción, 31
Presentación y Depósito de Acciones, 198
Síndico de la Sociedad Anónima, 198
Transferencia de Acciones, 187
Transmisión de Acciones de la Sociedad Anónima, 187
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA, 322, 323
Cesión de cuotas en la SRL, 322, 323
SOCIEDAD SIMPLE, 225
Constitución, 225

[ 13 ]
ÍNDICE TEMÁTICO

[ 14 ]
ÍNDICE TEMÁTICO

ÍNDICE POR TRIBUNALES

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


Sala Constitucional
28/05/12. CSJ. Sala Constitucional. “Acción de Inconstitucionalidad:
Contra Arts. 5 y 6 Del Decreto Nº 4.305/04; ART. 2 DEL DECRE-
TO Nº 21.295/03; ART. 3 De la Resolución Nº 973/96 y ARTS. 3 y
13 de la Resolución Nº 449/05” (Ac. y Sent. Nº 380) ................... 39
8/06/12. CSJ. Sala Constitucional. “Acción de Inconstitucionalidad en
el Juicio: Patricia Carolina Cañete Warshawsky y Cristina Ma-
riel Zárate Solís c/ Embresa Wireless S.A. y Luz Marina Benítez
s/ Cobro de Guaraníes en Diversos Conceptos” (Ac. y Sent. Nº 486) 49

Sala Civil
27/12/02. CSJ. Sala Civil. “Herib Raúl González Ruiz c/Forestal Mbu-
tuy S.A. Industrial, Comercial, Ganadera y otros s/Indemniza-
ción de Daños y Perjuicios y otros” (Ac. y Sent. 1579) ................ 55
20/07/05. CSJ. Sala Civil. Arsenio Adorno Querey c/ ACE S.A.C. s/
Cumplimiento de Contrato y Otro” (Ac. y Sent. 575) ................. 61
16/02/07. CSJ. Sala Civil. “Juan Martínez Sanabria c/ Celso Ramón
Servín Pérez s/ Indemnización de Daños y Perjuicios” (Ac. y Sent.
N° 23) .......................................................................................... 74
11/06/07. CSJ. Sala Civil. “Ganadera Riera S.A. y Enrique Manuel
Riera Figueredo c/ Banco del Paraná S.A. s/ Indemnización de
Daño Moral” (Ac. y Sent. N°447) ................................................ 82
15/06/11. CSJ, Sala Civil y Comercial. “Luis Alberto Zarza Figueredo
c/ Lord Leather S.A. y otros s/ Nulidad de Asambleas y Remoción
de Administradores” (Ac. y Sent. Nº 374) ................................... 110

[ 15 ]
ÍNDICE POR TRIBUNALES

10/11/08. CSJ. Sala Civil. “Clovis Silvano Preto c/ Antonio Hilario


Baggio s/ Rendición de Cuentas y Disolución y Liquidación de la
Sociedad Comercial” (Ac. y Sent. N° 1.017). ............................... 90
19/08/11. CSJ. Sala Civil. “José Aloisio Bamberg Krein c/ Dieter Eis-
sler s/ Indemnización de Daños y Perjuicios y Daño Moral” (Ac. y
Sent. N° 616) .............................................................................. 140
21/03/13. CSJ. Sala Civil. “Reconstitución del Expdte. Hans Werner
Bentz c/ Cartones Yaguareté S.A. s/ Incumplimiento de Contrato”
(Ac. y Sent. N° 82) ...................................................................... 153
29/05/14. CSJ. Sala Civil. “Abelardo Benito Zacarías Pereira C/ Gran-
des Librerías El Colegio S.A. s/ Indemnización de Daños y Perjui-
cios Por Responsabilidad Extracontractual” (A.I. Nº 1132) ........ 31

TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL


Primera Sala
16/08/11. TApel. Civ. y Com. Primera Sala. “Mario Eugenio Schuss-
mulleer Nery c/ Marcio Schussmuller Nery s/ Disolución de la
Sociedad Comercial”. Ac.ySent. Nº 53) ....................................... 187
28/04/14. TApel. Civ. y Com. Primera Sala. “Alejandro Miller c/ Cerve-
cería Internacional S.A. y otros s/ Cumplimiento de Contrato”
(Ac. y Sent. Nº 28) ....................................................................... 197
Segunda Sala
27/11/09. TApel. Civ. y Com. Segunda Sala. “Gertraud Gotze Vda. de
Nill c/ Nill Muebles S.A. s/ Demanda Ordinaria de Nulidad de
Asambleas”. (Ac. y Sent. Nº 120) ................................................ 216
Tercera Sala
31/03/14. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala “BBVA S.A. C/ Consorcio
Diferencial Tape S/ Acción Ejecutiva” (A.I. Nº 131) .................... 224
29/05/00. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala. “Viradolce S.A. y Nicoce
S.A. c/ Giuseppe Bivona, Síndico de las Firmas Viradolce S.A. y
Nicoce S.A. s/ Amparo” (Ac. y Sent. Nº 77) ................................. 229
27/05/09. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala. “José Aloisio Bamberg Krein
c/ Dieter Eissler s/ Indemnización de daños y perjuicios” (Ac. y
Sent. Nº 47) ................................................................................. 234

[ 16 ]
ÍNDICE POR TRIBUNALES

11/10/10. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala “Beatriz María De Los An-
geles Careaga Vazquez c/ El Sol de Oro S.A. Industrial y Comer-
cial y Otros s/ Acción Ejecutiva” (Ac .y Sent. Nº 110) ................. 243
10/11/10. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala. “Julián Doncel Velázquez c/
Teófilo Morales Cocuesta y Otros s/ Oblig. Hacer Escritura Públi-
ca” (Ac.y Sent. Nº 125) ................................................................ 246
15/03/13. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala “José Carlos Quinto Rojas
Martínez c/ Empresa de transporte Cnel. Panchito López S.A.,
línea 29 s/ indem. de daños y perjuicios (Ac. y Sent. Nº 20) ....... 253
14/06/13. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala “Richard Andrés Van Hum-
beeck Romei c/ Agroganadera Gralecar S.A. Y OTRO s/ Nulidad
de Acto Jurídico” (Ac. y Sent. Nº 58) ........................................... 262
06/09/13. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala. “Abraham Zapag c/ Club
Nacional de Regatas El Mbiguá y Municipalidad de Asunción s/
Indemnización de Daños y Perjuicios” (Ac. y Sent. Nº 95) ......... 294
Cuarta Sala
08/06/11. TApel. Civ. y Com. Cuarta Sala “Superfarm S.A.E.C.A. c/
Gladys Luján Ortellado de Rojas y otros s/ Indemnización de Daños
y Perjuicios” (Ac.y Sent. Nº 66) ................................................... 314
Quinta Sala
19/08/11. TApel. Civ y Com. Quinta Sala. “Niels Francois Marais y
Otros c/ Electrotel S.R.L. y Otros s/ Resolución de Contrato” (Ac.
y Sent. N° 113) ............................................................................ 322
Sexta Sala
27/06/13. TApel. Civ. y Com. “Hidro Puertos S.R.L. c/ Consorcio Dife-
rencial Tappe s/ Acción Ejecutiva. (Ac y Sent. N° 14) ................. 328

TRIBUNAL DE CUENTAS
Primera Sala.
23/12/13. Trib. Ctas. Primera Sala. “Tape Porã S.A.E. y Otras c/ Reso-
luciones del 20 de diciembre de 2001 y Res. Fictas Dictadas por a
Subsecretaría de Estado de Tributacion” (Ac. y Sent. 210) ........ 337

[ 17 ]
ÍNDICE POR TRIBUNALES

TRIBUNAL DE APELACIÓN DEL TRABAJO


Segunda Sala
11/12/12. TApel.Lab. “Pastor Daniel Arévalos C/ Laboratorio De Alta
Estetica Dental S.R.L. S/ Reintegro y Cobro de Guaraníes” (Ac. y
Sent. Nº 134) ............................................................................... 365
17/12/13. TApel.Lab. “Francisco J. Mendieta c/ Casa Guaraní S.R.L. y
otros s/ Cobro de Guaraníes” (Ac. y Sent. Nº 137) ...................... 372

[ 18 ]
Doctrina

SOCIEDAD DE UN SOLO SOCIO

Juan Bautista Fiorio Giménez*

Sumario

En este trabajo se tratarán de fundamentar los motivos por los cuales no


serían válidas las sociedades anónimas que se constituyen bajo una supuesta
pluralidad de socios, pero que, sin embargo, en la práctica, uno de los socios
concentra y controla el 99% de las acciones de la sociedad y el otro socio apenas
el 1%. Esta es la realidad de numerosas sociedades anónimas que funcionan en
nuestro país, las cuales no cumplen con la definición de sociedad dada por el
artículo 959 del Código Civil, desde el momento en que uno de los socios (el
aparente) no tiene intención alguna de “realizar aportes para producir bienes o
servicios, en forma organizada, participando de los beneficios y soportando las
pérdidas”1.

* Juan Bautista Fiorio Giménez: Nacido en Asunción, Paraguay, el 10 de agosto de 1953.


Educación: Secundaria: Colegio Cristo Rey (1970), Universitaria: Universidad Católi-
ca, Facultad de Ciencias Jurídicas y Diplomática (Título de Abogado año 1977 – Título
de Notario año 1980 (Mejor Graduado de la Clase). Becado para el curso de 1985 del
American and Comparative Law Center, The South Western Legal Foundation. Miem-
bro: Colegio de Abogados del Paraguay, Internacional Bar Association e Instituto Para-
guayo de Derecho Bancario y Societario. Desde el año 1981, socio propietario del Estu-
dio Jurídico “Fiorio, Cardozo & Alvarado – Abogados”.
1. Código Civil Paraguayo, Ley 1183/86 vigente desde el 1º de enero de 1987, Libro Tercero,
Título II, Capítulo XI “De la Sociedad”, Sección I “Disposiciones Generales”, Parágrafo
I, Artículo 959.

[ 19 ]
JUAN BAUTISTA FIORIO GIMÉNEZ

Realidad de nuestro Código Civil. Pluralidad de Socios

Nuestro Código Civil, en estos casi treinta años de vigencia, ha probado ser
una herramienta muy útil para los abogados que nos dedicamos a la práctica del
derecho. Constituye uno de sus logros más significativos el hecho de haber
unificado en una sola ley materias del derecho civil y del derecho comercial. No
obstante esto, como toda obra humana, es perfectible y existen en algunas de
sus partes normas de difícil o imposible cumplimiento, como se da el caso cuan-
do legisla sobre las sociedades anónimas. Como ejemplo citamos el artículo 1087
que expresa: “Los directores y los gerentes no pueden votar sobre la aprobación
de los balances y demás cuentas y actos relacionados con su gestión administra-
tiva, ni en las resoluciones referentes a su responsabilidad y remoción”. ¿Qué
pasa en aquellos casos en que existen sólo dos accionistas y ambos son directores
de la sociedad? Inevitablemente sólo ellos podrán votar sobre la aprobación del
balance y demás cuentas, ya que de otra forma los negocios sociales no podrán
ser llevados adelante. Se produce, en consecuencia, una tensión entre la norma
y la realidad imperante. En este caso específico, tal norma deja de ser eficaz
desde el momento en que no puede ser cumplida por sus destinatarios. No
obstante esto, la materia de nuestro trabajo no será el artículo citado, el cual
sólo lo citamos a manera de ejemplo. Lo que deseamos analizar en estas líneas,
es el hecho de que el requisito de la2 pluralidad de socios en la práctica, se ve
frecuentemente inobservado y soslayado al momento del nacimiento de las so-
ciedades anónimas. Como consecuencia de esto, en nuestro ejercicio de la pro-
fesión de abogado, observamos que muchas veces detrás de una sociedad anó-
nima existe un sola persona, la cual recurre a un prestanombre, a quien se le
otorga una pequeñísima porción de acciones, para dar la apariencia de la plura-
lidad de socios, exigida por el artículo de nuestro Código Civil, antes citado.
3
Tal como expresa el autor Emilio F. Moro : “El tema divide como pocos a la
doctrina autoral y judicial. Ello, lejos de ser casualidad, es a todas luces razona-

2. Código Civil Paraguayo, Ley 1183/86 vigente desde el 1º de enero de 1987, Libro Tercero,
Título II, Capítulo XI “De la Sociedad”, Sección I “Disposiciones Generales”, Parágrafo
I, Artículo 959.
3. Emilio F. Moro. La Sociedad de Capital Unipersonal. Editorial Ad-Hoc, Edición No-
viembre 2006, página 38.

[ 20 ]
DOCTRINA

ble. La complejidad del tópico y la incontrovertible relevancia práctica del asun-


to no pueden llevar a otra situación”.
Volviendo al análisis del citado artículo 959 del C.C., el mismo presupone
que para que exista contrato de sociedad se necesitan “dos o más personas”, a fin
de que las mismas realicen “aportes para producir bienes o servicios... partici-
pando de los beneficios y soportando las pérdidas”. Esta definición de sociedad
brindada por nuestro Código Civil, coincide con una amplia doctrina, que indica
que la sociedad tiene como base un contrato y, por ende, para la formación del
contrato se necesita el ejercicio de dos voluntades como mínimo. Así leemos que
4
Pothier decía : “que la sociedad es un contrato mediante el cual dos o más per-
sonas ponen en común bienes para obtener ganancias, obligándose a rendir
cuenta de sus negocios”.
5
En coincidencia con esto, el artículo 673 del Código Civil, expresa que: “Son
requisitos esenciales del contrato: a) el consentimiento o acuerdo de las par-
tes…”. En consecuencia para constituir una sociedad anónima, debe haber como
mínimo dos personas que tengan la voluntad de organizarse bajo esta forma
societaria y presten su consentimiento a tal efecto. De esta forma se mantiene
satisfecho el elemento específico de la pluralidad de socios. Al respecto, no se
respeta dicha pluralidad, cuando el capital social se encuentra en manos de un
socio que tiene en su poder el 99% del capital social, entregándole la porción
insignificante que faltaría para llegar al 100% a un socio aparente o prestanom-
bre.
Observamos en Halperín, Isaac6: “…Que las sociedades comerciales en
general y las sociedades anónimas en particular constituyen instrumento de
concentración y acumulación de capitales para el desarrollo de una actividad
económica”. De este modo, en aquellas sociedades en las cuales uno sólo de los
socios acumula todo el poder de decisión, aporta el 99% del capital, monopoliza

4. Ana Isabel Piaggi De Vanossi. Estudios sobre la Sociedad Unipersonal. Editorial Depal-
ma. Edición Agosto 1997, Página 13.
5. Código Civil Paraguayo, Ley 1183/86 vigente desde el 1º de enero de 1987, Libro Tercero,
Título I “De los Contratos en General”, Capítulo I “De las Disposiciones Comunes”,
Artículo 673.
6. Isaac Halperín. Curso de Derecho Comercial. Editorial Depalma. Vol. 1, Parte general,
año 1982. Página 99.

[ 21 ]
JUAN BAUTISTA FIORIO GIMÉNEZ

el gobierno y el poder de la sociedad en todos los sentidos, tanto en reuniones de


directorio, como en las asambleas, sociedades en las que en resumen existe un
solo socio real y el o los demás son socios aparentes, no existiría sociedad en
7
puridad de verdad, ya que la concurrencia de dos o más personas “sólo se obser-
va en el plano externo-formal, pero no en el interno-sustancial”
Sigue explicando el referido autor8: “La pluralidad de socios no es cuestión
librada al campo de la autonomía de la voluntad. El recaudo de la pluralidad de
socios se enanca en la órbita del llamado “orden público societario”, esto es, en
aquel segmento de normas que –abordando la regulación de la materia societa-
ria– no resultan disponibles para las partes. Respecto de este requerimiento se
afirma, a todo evento, su carácter de requisito sustancial –y no meramente
formal– con cita de calificada doctrina que se ha pronunciado en ese sentido y
sobre el fundamento de una correcta lectura del art. 37 (L.S.C.) que, al obligar
a la realización de aportes a los socios, necesariamente está presuponiendo la
pluralidad sustantiva”.
La sociedad concebida en estos términos, 99% de acciones en poder de un
solo socio y 1% o incluso menor porcentaje, en manos de un socio aparente, no
ha sido constituida a los fines de concentrar capitales para una determinada
explotación empresaria. La verdadera sociedad comercial estaría legítimamen-
te constituida cuando exista un verdadero aporte de capitales y los socios estén
dispuestos a correr los riesgos propios de la inversión. Al decir de Ripert George,
9
en “Tratado Elemental de Derecho Comercial” , “Las empresas industriales y
comerciales exigen con frecuencia capitales que no pueden ser suministrados
por una sola persona. Los comerciantes se asocian para reunirlos o bien buscan
a quienes habitualmente colocan fondos con destino determinado y están dis-
puestos a correr los riesgos de la empresa”.

7. Emilio F. Moro. La Sociedad de Capital Unipersonal. Editorial Ad-Hoc. Edición No-


viembre 2006, Página 40.
8. Emilio F. Moro. La Sociedad de Capital Unipersonal. Editorial Ad-Hoc. Edición No-
viembre 2006, Página 44.
9. Ripert George. Tratado Elemental de Derecho Comercial. Editorial Tez. Tomo 2 – Socie-
dades. Año 1954. Página 1.

[ 22 ]
DOCTRINA

Doctrina y Jurisprudencia argentina

En la doctrina argentina, país éste del que tradicionalmente Paraguay se


ha nutrido en materia jurídica, está claro que la pluralidad de personas es
requisito esencial para la constitución de una sociedad anónima. Así leemos10:
“… Tal concepción del contrato de sociedad se mantiene vigente a la fecha en
nuestro ordenamiento positivo, en tanto la ley consagra la pluralidad de socios
como requisito esencial y específico del contrato de sociedad comercial. Al res-
pecto, es oportuno recordar, conforme autorizada doctrina nacional, que la exi-
gencia de pluralidad de personas como requisito para la existencia de una socie-
dad comercial no puede tener una función puramente formal, pues el consenti-
miento de un socio solo debe considerarse jurídicamente relevante para la for-
mación del contrato social en la medida en que tenga un contenido económico
suficiente como para implicar una voluntad verdadera de realizar aportes y
correr los riesgos de beneficios y utilidades que implica la figura de la sociedad”
También la jurisprudencia de dicho país confirma las conclusiones que
anteceden, fundamentando que11: “Las sociedades anónimas no han sido crea-
das por el legislador como instrumentos para limitar la responsabilidad de sus
integrantes ni para quebrar los principios generales de la universalidad del
patrimonio de las personas físicas, sino como contratos idóneos para la concen-
tración de capitales a los efectos de emprender negocios de gran envergadura”
12
Citamos igualmente el fallo emanado del caso: “Macoa Sociedad Anónima
y otras”, el cual constituye un precedente de similares características a lo que
estamos analizando, en donde se resolvió que la inexistencia de elementos esen-
ciales del negocio societario lo vicia desde el momento mismo del acto de su
constitución, pues la sociedad se presenta, en su faz contractual, a través de una
mera apariencia lograda por la literal observancia de las reglas fijadas en el

10. Guillermo Cabanellas de las Cuevas. Derecho Societario. Parte General. Tomo 1. Pági-
na 181.
11. C. 1ra. Civ. Com.; 11/3/1999, “Sar Sar Chia Salvador y Walter Sar Sar Chia c/ Angel
Falange sobre ejecución de honorarios”, publicado en la “Revista de las Sociedades y
Concursos” N 18, Setiembre – Octubre de 2002, Edit. Ad Hoc, Pag. 250 y ss”.
12. “Macoa Sociedad Anónima y otras” C. Nac. Com, Sala C, Mayo 21 de 1979, publicado en
LL. 1979-C-284 y ss.

[ 23 ]
JUAN BAUTISTA FIORIO GIMÉNEZ

13
ordenamiento al efecto. Se dijo en el caso citado que: “Quienes han concurrido
a constituir la sociedad anónima en estos casos no han querido formar una
sociedad entre sí ni tampoco con otras personas determinadas o a determinarse.
No han tenido voluntad de asociarse y menos aún una voluntad de colaboración
activa, jurídicamente igualitaria e interesada, es decir, carecen de “affectio so-
cietatis”, que es, en opinión aun frecuente en nuestra doctrina, un elemento
específico del contrato de sociedad”.
En este fallo la Inspección General de Justicia, le denegó a Coca Cola FE-
MSA S.A. la inscripción en el Registro Público de Comercio de la reducción de la
reserva especial constituida con la prima de emisión de acciones. Tal denegato-
ria se fundamentó en el hecho de que Coca Cola FEMSA de Buenos Aires S.A.
contaba con dos socios. Uno de los socios, era la sociedad extranjera denominada
“Administración y Asesoría Integral S.A. de Capital Variable”, que detentaba el
99,98% de las acciones, siendo el otro accionista una persona física que deten-
taba el 0,02% de las acciones, estableciéndose en dicho fallo, que de esta forma
no se mantiene satisfecha de manera sustancial el elemento específico de la
pluralidad de socios, el cual no se respeta, cuando al capital social se encuentra
en manos de un socio que tiene en su poder mas del 99% del capital social”.
En el mismo fallo se concluyó entonces, que la referida sociedad Coca Cola
FEMSA de Bs. Aires S.A. es una de las llamadas 14“sociedades de cómodo”, las
cuales, como las definiera Halperín, consisten en la utilización de la sociedad
para limitar la responsabilidad del empresario individual, finalidad que ha sido
descartada por el legislador societario, que ha requerido, con rango de exigencia
legal, la subsistencia de la pluralidad de socios reales durante la vida de la
sociedad.
Seguimos leyendo en el citado fallo, lo siguiente:15 “No es sobreabundante
recordar al respecto que es posición mayoritaria de nuestra doctrina que las

13. Material extractado del fallo recaído en el Tribunal de la Inspección General de Justicia
de la Rca. Argentina en fecha 15/12/2003, en el cual fue parte Coca Cola FEMSA de
Buenos Aires S.A.
14. Isaac Halperín. Curso de Derecho Comercial. Editorial Depalma. Vol. 1, Parte general,
Año 1982. Página 209.
15. Guillermo Cabanellas de las Cuevas. Derecho Societario. Parte General. Tomo 1. Pági-
na 183. Material extraído del fallo recaído en el Tribunal de la Inspección General de
Justicia de la Rca. Argentina en fecha 15/12/2003, en el cual fue parte Coca Cola FEMSA
de Buenos Aires S.A.

[ 24 ]
DOCTRINA

denominadas “sociedades de cómodo” se encuentran excluidas de nuestro dere-


cho, entendidas éstas, como el recurso utilizado por aquellos empresarios indi-
viduales que solo aparentemente actúan como entes societarios, sea por la vía
de la simulación de la pluralidad o por el denominado negocio indirecto”

Simulación

Así para muchos autores, la sociedad concebida en dichos términos sería


pasible de una acción de simulación. Otaegui, al hablar de este tópico (Consocios
16
Simulados) señala lo siguiente: “Sobre el punto, Salvat enseña que: “Los tra-
tadistas de derecho civil, conviene observarlo, establecen en términos generales
que la simulación es por sí misma una causa de nulidad. Esta doctrina, consa-
grada al tratar de la falsa causa de las obligaciones, debe ser interpretada en
sentido de que la simulación no es por sí misma una causa de nulidad del acto
serio, salvo, como lo agregan todos los autores, cuando este acto encierra la
violación de la ley o perjuicio a tercero”
Explica el referido autor, que:17 “Por tanto, sería nula la constitución simu-
lada de una sociedad con fingimiento de pluralidad de consocios para perjudicar
a tercero; de ello podrán encontrarse variados ejemplos en casos de derecho de
familia, cuando se recurre a la sociedad de cómodo para frustrar los derechos del
cónyuge sobre los bienes de la llamada sociedad conyugal. No obstante lo ex-
puesto, debemos recordar que se ha sostenido con autoridad que en el constitu-
ción de una persona jurídica no cabe el vicio de simulación, porque la adquisi-
ción de la personalidad jurídica está subordinada a condiciones formales que
importan una forma genérica y abstracta de reconocimiento por el Estado, y
esta actividad integrante de la autoridad excluye la posibilidad de la simulación
Sin embargo el citado autor, remata el tema, diciendo:18 “Debemos señalar
entonces que en el estado actual de nuestra doctrina preponderante y de nues-
tra jurisprudencia, la simulación en la constitución de una sociedad, medie o no

16. Salvat, R.M. Parte General, 1955, Página 665. Citado en el libro de Otaegui. Invalidez
de Actos Societarios. Editorial. Abaco. Edición 1978, página 277.
17. F. Ferrara. La simulación de los Negocios Jurídicos. Madrid. Edición 1960. Páginas 110,
123 y 124.
18. F. Ferrara. La simulación de los Negocios Jurídicos. Madrid. Edición 1960. Página 279.

[ 25 ]
JUAN BAUTISTA FIORIO GIMÉNEZ

perjuicio para terceros, comportaría la nulidad o inexistencia de la misma,


implicando un supuesto de desestimación, esto sin perjuicio de recordar la ya
citada opinión de que en los casos de simulación no hay desestimación por no
mediar personalidad”.
Hacemos mención que la doctrina argentina habla del requisito de la plu-
ralidad de personas, para la existencia de una sociedad comercial, en general,
ya que en ese país no existe la figura que tenemos en Paraguay que es la Empre-
sa Individual de Responsabilidad Limitada. En consecuencia, al comentar este
tema, los autores se refieren a todas las sociedades comerciales que existen
como forma de organización jurídica, incluyendo a la sociedad de responsabili-
dad limitada. No obstante esto, la realidad de las sociedades anónimas es dife-
rente a la de esta figura. Desde luego las sociedades anónimas tienen otros
requisitos distintos para su constitución, por ello, en el estado actual de nuestra
legislación, no puede haber sociedad anónima con un solo socio. En este sentido
el artículo 1003 del Código Civil, dice: “La sociedad se extingue: inciso e) si fuere
de dos personas, por la muerte de una de ellas….”.

De la Empresa Individual de Responsabilidad Limitada

El artículo 15 de la Ley Nº 1034 “Del Comerciante” expresa: “Toda persona


física capaz de ejercer el comercio podrá constituir empresas individuales de
responsabilidad limitada, asignándoles un capital determinado. Los bienes que
formen el capital constituirán un patrimonio separado o independiente de los
demás bienes pertenecientes a la persona física. Aquellos bienes están destina-
dos a responder por las obligaciones de tales empresas. La responsabilidad del
instituyente queda limitada al monto del capital afectado a la empresa. En caso
de dolo, fraude o incumplimiento de las disposiciones ordenadas en esta ley,
responderá ilimitadamente con los demás bienes de su patrimonio”.
La Exposición de Motivos con que el Poder Ejecutivo paraguayo remitió el
proyecto de la referida ley, dice: “Al lado de los comerciantes individuales –per-
sonas de existencia visible dedicadas profesionalmente a intermediar entre la
oferta y la demanda– y de las sociedades mercantiles formadas por personas
naturales creadoras de un ente con personalidad diferente a las de sus miem-
bros, se admite que una persona natural, sin crear un ente moral colectivo,
pueda formar una empresa que comprometa sólo parte determinada de su pa-

[ 26 ]
DOCTRINA

trimonio, sin esfumar la responsabilidad del empresario. La empresa indivi-


dual de responsabilidad limitada no es un ente moral colectivo, no es una per-
sona jurídica; no es una persona distinta de la persona física que la instituyó,
sino la misma persona que para este efecto debe llamar a la empresa por su
nombre y apellido, agregar la locución “empresa individual de responsabilidad
limitada” y el monto del capital afectado. No existen pues dos personas, la del
instituyente y la empresa. Sólo una limitación de la responsabilidad del institu-
yente.”
Comenta el autor Otaegui:19 “Como de todas formas, y sin necesidad de
perseguir un perjuicio para terceros, se recurre al negocio societario para actuar
con limitación de responsabilidad, se abogó por la adopción de la empresa indi-
vidual de responsabilidad limitada, dando como una razón para su implanta-
ción que “ya se busca lograrlo a través de la simulación de los tipos legales de
sociedad con limitación de responsabilidad (sociedades anónimas y de respon-
sabilidad limitada) e incluso la aceptación por la jurisprudencia y algunas legis-
laciones de la one man company”.

Legislación comparada

Citamos a esta figura consagrada por la Ley del Comerciante, debido a que
es útil para el debate y tiene conexión con nuestro tema. Igualmente es dable
mencionar también, que tanto en los Estados Unidos de América, como en va-
rias legislaciones europeas esta aceptada la figura de la Sociedad de un Solo
Socio. Específicamente y a manera de ejemplo, citamos algunas legislaciones
20
como la Ley Francesa y la Ley Belga, en las cuales se admite el contrato de
sociedad celebrado por un solo socio. En Francia, el artículo 1832 del Código
Civil con redacción dada por la Ley del 11 de julio de 1985 dice así: “La sociedad
es constituida por dos o varias personas que convienen por un contrato afectar
a una empresa común bienes o su industria con fin de repartir los beneficios o

19. Isaac Halperín. Curso de Derecho Comercial. Vol. 1. Edición 1979. Página 112. Otaegui
Invalidez de Actos Societarios. Editorial. Abaco. Edición 1978, página 280.
20. Material extractado de Internet de un trabajo preparado por la Abogada Rodríguez
Olivera (Uruguaya).

[ 27 ]
JUAN BAUTISTA FIORIO GIMÉNEZ

de aprovechar de las economías que de ella puede resultar. Ella puede ser cons-
tituida, en los casos previstos por la ley, por el acto de voluntad de una sola
persona. Los asociados se comprometen a contribuir a las pérdidas”. El artículo
36 quedó con la siguiente redacción: “Una persona física no puede ser asociado
único más que de una sola sociedad de responsabilidad limitada. Una sociedad
de responsabilidad limitada no puede tener asociado único a otra sociedad de
responsabilidad limitada compuesta de una sola persona”.
Por su parte, la21 Ley Belga de 1986 de “Sociedades de una persona, de
responsabilidad limitada”, modifica el Código Civil. Por el artículo 2 se dispone:
“El artículo 1832 del Libro III, Título IX del mismo código es reemplazado por
la disposición siguiente: Una sociedad puede ser constituida por dos o varias
personas que convienen poner en común cualquier cosa con fin de repartir el
beneficio que ello puede resultar o, en los casos previstos por la ley, por acto de
voluntad de una persona que afecta bienes al ejercicio de una actividad deter-
minada”. Artículo 116: “La sociedad privada de responsabilidad limitada es
aquella constituida por una o varias personas que no comprometen más que su
aporte, donde los derechos sociales no son transmisibles sino bajo ciertas condi-
ciones y que está sometida a las demás reglas contenidas en la presente sección.
Cuando la sociedad privada de responsabilidad limitada está constituida por
una sola persona, ella no puede ser sino una persona física”. Como se aprecia,
la Ley Belga adopta la solución y el esquema de las leyes francesas.

Necesidad de una reforma legislativa

Con dicha reforma a sus leyes, estas legislaciones pretendieron dar res-
puesta a los operadores económicos y tratar de esta forma, que la ley acompañe
los usos y costumbres comerciales. Por nuestra parte, en este trabajo no se trata
de desechar precisamente la figura de la sociedad de un solo socio, sino en todo
caso, de señalar la realidad que existe en nuestro derecho, el cual tolera la
constitución de sociedades anónimas en las que no se respeta el requisito de la
pluralidad de personas como base de su existencia, desde el momento en que
uno de los socios detenta el 99% de las acciones y por ende todo el poder que

21. Material extraído de Internet de un trabajo preparado por la abogada ya referida.

[ 28 ]
DOCTRINA

representan las mismas, quedando el otro socio con un ínfimo resto del capital
accionario, el 1%. Esta circunstancia hace que se agudice el divorcio entre el
modelo legal de la sociedad anónima y el funcionamiento real de este tipo de
sociedad.
En todo caso, la solución pasaría por la modificación de nuestra legislación
y que la misma permita que la sociedad anónima posea un solo socio. Ello
constituiría una práctica mas sana que la costumbre actual de concentrar todo
el capital accionario en manos de un solo socio y dejar el resto en supuesto poder
de un socio, que vendría a ser un vulgar prestanombre. Sería interesante que se
plantee la reforma legislativa, a fin de permitir la existencia de las sociedades
unipersonales, atendiendo también al hecho de que la Empresa Individual de
Responsabilidad Limitada no tuvo éxito en nuestro país y aparentemente, tam-
poco tuvo suceso en otros países. Por este motivo, Otaegui en su obra ya citada
expresa:22 “Empero, la difusión de tal institución no ha tenido eco, incluso en los
países donde esta legislada, y en este sentido no ha de olvidarse que la legisla-
ción mercantil debe acomodarse a la realidad de los negocios, siendo plenamen-
te válido en el campo del derecho comercial el viejo adagio (leges sine moribus
vanae).
Volviendo a lo que afirmamos, en cuanto que sería interesante abrir el
debate y allanar el camino a fin de que nuestra legislación permita la sociedad
unipersonal, ello es posible, pero siempre adecuando la figura del socio único a
las particularidades que posee. En sentido leemos en la obra “Estudios sobre la
Sociedad Unipersonal” que:23 “Tal como probó el derecho comparado y la prác-
tica internacional, el socio único no es óbice para la constitución y funcionamien-
to de los órganos sociales; con las limitaciones lógicas derivadas de tal situación
fáctica; v.gr., no operará el derecho de separación del socio por cambio de objeto
social o el derecho de receso; tampoco la convocatoria a asamblea, resultando
suficiente la decisión del socio único, siempre que se constituya en asamblea y
documente o protocolice sus decisiones en la forma exigida para el acuerdo
social”.

22. Otaegui. Invalidez de Actos Societarios. Editorial. Abaco. Edición 1978, página 280.
23. Ana Isabel Piaggi De Vanossi. Estudios sobre la Sociedad Unipersonal. Editorial Depal-
ma. Edición Agosto 1997, página 89.

[ 29 ]
JUAN BAUTISTA FIORIO GIMÉNEZ

24
En tal sentido leemos en la obra ya citada de Emilio F. Moro, lo siguiente:
“Acoger la unipersonalidad societaria –obvio es decirlo– pondría a la legislación
de acuerdo con la realidad económica dominante. La “marcha triunfal de la
sociedad unipersonal a lo largo del siglo XX” no ha hecho sino confirmar la
imperiosidad de esta adecuación. El vigor de las necesidades actuales del co-
mercio parece haberse erigido en el motivo esencial de todo intento de regula-
ción de la sociedad unimembre”.
Para concluir, recalcamos que la práctica actual de recurrir a un segundo
socio al sólo fin de cumplir con una mera formalidad y no para satisfacer la
justificada exigencia de lograr la pluralidad sustancial de sujetos, que como
hemos visto, requiere nuestro Código Civil, para el nacimiento de una sociedad
anónima, es una costumbre que entraña un divorcio entre la letra de la ley y la
vida real societaria, por lo cual –parecería ser– que el camino a seguir pasa por
una reforma legislativa, la cual permita la existencia de la sociedad uniperso-
nal.

24. Emilio F. Moro. La sociedad de Capital Unipersonal. Editorial Ad-Hoc, edición noviem-
bre de 2006, página 89.

[ 30 ]
Jurisprudencia

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.

AUTO INTERLOCUTORIO Nº 1.132

Cuestión debatida: Si procede o no una demanda de indemnización diri-


gida contra la sociedad por el resarcimiento del daño derivado por el incumpli-
miento de la obligación de emitir y entregar las acciones suscriptas e integradas
por los socios.
SOCIEDAD ANÓNIMA. Obligación de emitir acciones.
La obligación de emitir y entregar las acciones suscriptas e integradas por
los socios surge directamente del contrato de sociedad.
SOCIEDAD ANÓNIMA. Obligación de emitir acciones. Plazo de
prescripción.
Resulta plenamente aplicable el art. 660 inc. d) del Cód. Civ., según el cual
prescriben por cinco años las acciones para reclamar “los derechos que derivan
de las relaciones de los socios entre sí, y con la sociedad”. El cómputo debe
realizarse conforme con la regla general del art. 635 del Cód. Civ., desde el
momento en que nace el derecho de exigir. Este derecho a exigir nace, justamen-
te, desde el momento en que las obligaciones deben ser entregadas, precisamen-
te por haber sido emitidas y completamente integradas, al ser acciones al por-
tador de acuerdo al art. 1070 del Cód. Civ.
CSJ. Sala Civil. 29/05/14 “ABELARDO BENITO ZACARÍAS PEREIRA C/
GRANDES LIBRERÍAS EL COLEGIO S.A. S/ INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS
Y PERJUICIOS POR RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL” (A.I.
Nº 1132).
VISTA: La recusación sin expresión de causa deducida por el Sr. Abelardo
Benito Zacarías, por derecho propio y bajo patrocinio de abogado, contra el señor
Ministro César Antonio Garay; así como los recursos de apelación y nulidad

[ 31 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

interpuestos por el mencionado litigante, bajo patrocinio profesional, contra el


A.I. Nº 710, de fecha 7 de octubre de 2011, dictado por el Tribunal de Apelación
en lo Civil y Comercial de la Capital, Segunda Sala; y
CONSIDERANDO:
En primer término, aplicando los principios procesales de economía y con-
centración preceptuados por el art. 15, inc. f) del Cód. Proc. Civ., al no existir
obstáculo alguno para decidir conjuntamente los recursos interpuestos y la
recusación sin expresión de causa, se procederá de tal modo.
Respecto de esta última, el art. 3º, inc. g), de la Ley 609/1995, en concordan-
cia con el art. 10 de la misma ley, establecen de modo claro su inadmisibilidad,
al no permitirse tal modo de recusar ante la tercera instancia, por lo que la
recusación debe ser rechazada liminarmente, sin ulterior deliberación.
Esto merece una breve referencia a la integración de la Sala a los efectos de
la decisión de la cuestión, por cuanto el art. 10 de la Ley 609/1995 remite direc-
tamente a la normativa civil. El mismo artículo indica claramente que las Salas
conocerán en los casos de recusación, excusación e impugnación de excusación
de sus miembros. En consecuencia, hay una atribución expresa a cada Sala para
la decisión en materias como las que nos ocupa, y ciertamente no podría ser de
otra manera, por no existir ulterior instancia en la República a la cual delegar
el deber de entender en este tipo de incidencias.
En consecuencia, conforme lo previene el art. 30 del Cód. Proc. Civ., la
recusación improcedente –o inadmisible, como la que nos ocupa, ya que no
puede ser siquiera válidamente propuesta– es rechazada sin darle curso, por el
tribunal competente para conocer de ella. Esto es, liminarmente, sin ulterior
trámite.
En consecuencia, admitido que es esta Sala Civil la competente para deci-
dir acerca de la recusación de sus miembros, el rechazo sin trámite implica,
precisamente, la omisión del procedimiento previsto en el art. 31 del Cód. Proc.
Civ., según el cual, siempre que la recusación sea deducida en tiempo y forma,
es decir, que reúna las condiciones de admisibilidad, se siguen los pasos proce-
sales de rigor, que en la especie se trata de la comunicación de la recusación al
Ministro afectado por ella, procediéndose a la integración de la Corte a los
efectos de resolver el incidente. Estas son las expresiones literales utilizadas
por el artículo que nos ocupa.
De este modo, al presentarse la situación de rechazo sin tramitación previs-
ta por el art. 30 del Cód. Proc. Civ., obviamente tal tramitación no se produce,

[ 32 ]
JURISPRUDENCIA

con lo que el órgano competente, es decir, la propia Sala Civil, sin comunicar la
recusación ni integrar la Corte, la rechaza conforme con la norma en cuestión.
Desde luego, así se resuelve.
Así resuelta la cuestión liminar, pasamos al estudio de los recursos de
apelación y nulidad interpuestos por el Sr. Abelardo Benito Zacarías Pereira,
por derecho propio y bajo patrocinio de abogado, contra el A.I. Nº 710, de fecha
7 de octubre de 2011, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial
de la Capital, Segunda Sala. Allí se resolvió: “1) DECLARAR DESIERTO el
recurso de nulidad; 2) REVOCAR, con costas, el A.I. Nº 101 de fecha 22 de
febrero de 2010, dictado por el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y
Comercial 12º Turno; 3) ANOTAR...” (sic., f. 230 vlto.).
En cuanto al Recurso de:
NULIDAD: El Sr. Abelardo Benito Zacarías Pereira, al tiempo de fundar el
presente recurso por derecho propio y bajo patrocinio profesional, “dejó a cargo
de VV.EE. el estudio de dicho recurso” (f. 240). En consecuencia, no mediando
desistimiento expreso, la nulidad debe ser declarada desierta, al no advertirse
en la resolución recurrida vicios o defectos que autoricen su pronunciamiento de
oficio en los términos de los arts. 113 y 404 del Cód. Proc. Civ.
APELACIÓN: El Sr. Abelardo Benito Zacarías Pereira, por derecho propio
y bajo patrocinio de abogado, fundó este recurso conforme consta a fs. 240/241
de autos. Indica que el auto apelado cae en un error, al considerar que la acción
personal con un plazo de ejecución de hasta diez años requeriría la suma adicio-
nal de dos años, por lo que a su entender se desconoce una parte importante del
proceso como ser la ejecución de sentencia, lo que resulta crucial por cuanto
recién el 21 de junio de 2006 las acciones fueron depositadas por Roberto Zaca-
rías en el juzgado, por lo que solo desde allí podría iniciar a correr la prescrip-
ción. Alega que al tratarse de una acción personal de responsabilidad extracon-
tractual debe aplicarse el art. 659 inc. b) del Cód. Civ., con lo que la resolución
en estudio no se hallaría ajustada a derecho, por lo que solicita su revocación.
El Abg. Fernando Gadea contestó el traslado corrídole en los términos del
memorial de fs. 244/246. Sostiene la corrección del interlocutorio apelado, por
no ser el presente juicio una ejecución de sentencia, sino el resarcimiento de
daños motivados por un ilícito; sin que tenga que ver lo debatido con el juicio
sobre entrega de títulos de acciones promovido por el actor, indicando que a la
fecha de inicio de la demanda, el 15 de junio de 2009, transcurrieron íntegra-

[ 33 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

mente los dos años para que opere la prescripción liberatoria de acuerdo al art.
663 inc. f) del Cód. Civ. Por ello solicita la confirmación de la sentencia en
recurso.
La decisión del caso de autos es harto sencilla, una vez producido el correcto
encuadre jurídico de la pretensión, operación de absoluta pertinencia a tenor
del art. 158 y 159 inc. e) del Cód. Proc. Civ., según los cuales corresponde al
juzgador la calificación técnica de los reclamos de las partes. Esto se torna
necesario, además, por la falta de agudeza y escasa incisividad con la que ha
sido analizado el caso por parte de los miembros del Tribunal de Apelación, a
quienes tampoco coadyuvaron las partes, con alegaciones tan ambiguas como
las contenidas a fs. 240 vlto./241, según las cuales las acciones personales de
responsabilidad extracontractual se regirían por el plazo decenal del art. 659
inc. b) del Cód. Proc. Civ. Esta normativa prevé un supuesto completamente
distinto y ajeno al de la responsabilidad civil por acto ilícito, cuyo plazo prescrip-
cional se halla previsto en el art. 663, inc. f), del Cód. Civ.
Se torna así necesario, a los efectos de una correcta calificación técnica, el
relato de los hechos que motivaron la presente demanda, con los cuales la solu-
ción del caso adquiere pronta configuración. En el año 1999, según constancia
de cargo de f. 30, el actual actor, Abelardo Benito Zacarías Pereira, demandó a
la sociedad Grandes Librerías el Colegio S.A. –y este es un dato que debe ser
debidamente subrayado– sustancialmente para que se le reconozca la calidad
de socio y en consecuencia se le entreguen los títulos accionarios que les corres-
ponden (fs. 27/28). Relata allí que la marginación se produjo desde el año 1987,
por lo cual la demanda fue promovida, en la postulación del propio actor, a los
doce años del inicio de la aludida situación de preterición societaria y de omisión
de entrega de títulos.
La demanda tuvo curso favorable, de acuerdo a la S.D. Nº 99, del 2 de marzo
de 2001 (fs. 35/37), dictada en primera instancia. De acuerdo a los resultandos
de la S.D. Nº 1352, del 6 de octubre de 2004, dictada por la Sala Constitucional
de la Excma. Corte Suprema de Justicia (fs. 37/38), la sentencia de primera
instancia fue confirmada por la alzada, y la inconstitucionalidad planteada
contra dichas decisiones rechazada en virtud de la indicada resolución.
En virtud de ello, y tras la solicitud de ejecutar la sentencia firme (f. 55), que
condenó a la entrega de las acciones reclamadas, tal temperamento se produjo
el 21 de junio de 2006, entregándose acciones de las series D y E (f. 53). La

[ 34 ]
JURISPRUDENCIA

escritura de constitución de la sociedad indica la calidad de constituyente del


actor (f. 6 vlto.).
En estas condiciones, esta primera situación, antecedente fundamental de
la presente demanda, configura una típica demanda societaria. Es absoluta-
mente lógico que el fundador aportante es socio y como tal tiene derecho a la
entrega de las acciones, derecho que le deriva de su relación con la sociedad y en
concomitancia con la obligación de ésta de entregar las acciones. Conforme lo
previenen los arts. 1062 y siguientes del Cód. Civ., las acciones son emitidas por
la sociedad, claro está, y esto es un principio tan elemental que apenas vale la
pena recordarlo: “La palabra acción, en la práctica y en el código, se usa en el
sentido de título representativo de la participación social (2325). Esta cualidad
o aptitud es esencial para la participación social en la sociedad por acciones. La
sociedad debe emitir a favor de los socios los títulos correspondientes a las par-
ticipaciones asumidas por ellos” (Ferrara Jr., Francesco y Corsi, Francesco. Gli
imprenditori e le società. Milano, Giuffré, 11ª ed., p. 441).
Es por ello que la demanda de reconocimiento de la calidad de socio y
entrega de las acciones fue correctamente dirigida contra la sociedad anónima,
por cuanto es una obligación de la cual tal sociedad era deudora: contra integra-
ción de los aportes, las acciones deben ser emitidas por dicha persona jurídica.
Entonces, lo que aquí se demanda es la indemnización por el incumpli-
miento de dicha obligación, lo cual surge con toda evidencia del escrito inicial,
glosado a fs. 167/177, donde indica claramente que es la falta de entrega de
acciones el sustrato fáctico que motiva la pretensión a cuyo respecto se opuso
prescripción. Es más, indica, a f. 172, que la retención indebida de las acciones
que le corresponden es la que motiva la indemnización que aquí se promueve
solo para la fijación del monto. No puede ser más notorio que es el incumpli-
miento de la obligación de emisión y entrega de las acciones la que motiva la
presente demanda, que es, en consecuencia, correctamente promovida, una vez
más, contra Grandes Librerías el Colegio S.A., por cuanto se pretende el resar-
cimiento derivado de la falta de entrega de las acciones.
La propia postulación de la demanda, tal y como fue propuesta, indica que
es imposible considerar la cuestión como una ejecución de sentencia, lo que se
ve confirmado por la constatación inmediata de que resulta impropio articular
dicha pretensión por la vía ordinaria. A mayor abundamiento, la sentencia del
primer juicio jamás se pronunció sobre el deber de indemnizar daños e intereses

[ 35 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

(f. 37) por lo que evidentemente no se podría producir ejecución de sentencia


sobre artículo no condenado, de acuerdo con las previsiones de los arts. 522 y 523
del Cód. Proc. Civ.
Ahora bien, tampoco nos hallamos ante una ilicitud extracontractual, puesto
que es evidente, básico, que aquí el reclamo de entrega de las acciones surge de
una relación contractual, precisamente, el contrato de sociedad –así lo define el
art. 959 del Cód. Civ.– en cuya virtud dicha persona jurídica, conforme las
normas que mencionáramos, debe entregar las acciones a sus accionistas apor-
tantes. Ciertamente, la ilicitud aludida existe, de modo genérico, en cuanto se
traduce en el incumplimiento de la sociedad de entregar las acciones emitidas,
y es precisamente este hecho el que motiva la presente demanda de indemniza-
ción de daños.
Constatada así la existencia de una obligación derivada del contrato de
sociedad, y su incumplimiento, que debió ser subsanado mediante actividad
jurisdiccional, el reclamo de indemnización no es otro que el del art. 420 inc. c)
del Cód. Civ., en cuanto el incumplimiento de la obligación faculta al acreedor
a obtener las indemnizaciones pertinentes, derivadas, en el caso, de la inobser-
vancia de la obligación de entrega de las acciones integradas que compete a la
sociedad. En otros términos, “La calidad de socio una vez emitidos los títulos no
se vincula tanto con la posesión como con la titularidad de la acción, sin perjuicio
de las reglas específicas para las acciones nominativas, y si bien los derechos del
socio no pueden ejercerse independientemente del título, ello es así mientras el
título existe, sin que tales derechos se extingan por la pérdida o destrucción de él.
‘Pero, ¿cuál es la posición jurídica del accionista que no está en posesión de los
títulos representativos de sus acciones, porque esos títulos no han sido creados?
La cuestión, por lo que respecta al ejercicio de los derechos del socio fundador, no
suscita demasiadas dificultades. No parece que la sociedad pueda desconocer la
cualidad de socio del fundador basándose en la inexistencia de unos títulos que
ella misma está obligada a emitir’” (Verón, Alberto Víctor. Tratado de las socie-
dades anónimas. Buenos Aires, La Ley, 1ª ed., 2008, tomo II, pp. 37-38).
Esta situación, que se delinea nítidamente en autos, demuestra que no se
trata de una ejecución de sentencia –puesto que allí no se estimaron ni se
demandaron daños- ni de una acción extracontractual. Aquí la demanda de
indemnización se dirige contra la sociedad por el resarcimiento del daño deriva-
do por el incumplimiento de la obligación de emitir y entregar las acciones

[ 36 ]
JURISPRUDENCIA

suscriptas e integradas por los socios, y esto surge directamente del contrato de
sociedad. Al respecto, entonces –y aquí surge patente la poca perspicacia con la
que se decidió el caso– resulta plenamente aplicable el art. 660 inc. d) del Cód.
Civ., según el cual prescriben por cinco años las acciones para reclamar “los
derechos que derivan de las relaciones de los socios entre sí, y con la sociedad”.
Apenas vale la pena indicar que “Las ‘relaciones sociales’ mencionadas en
el art. 2949 c.c. contemplan generalmente las relaciones: a) entre sociedad y
socio; b) entre socios (siempre que sean consecuencia de su participación en la
sociedad); c) entre acreedores sociales y socios; d) entre sociedades y órganos de
la sociedad por los hechos dependientes del ejercicio de sus funciones” (Gambino,
Alberto Maria. Comentario al art. 2949 del Cód. Civ. italiano, en Vitucci, Paolo
(coordinador). La prescrizione. Milano, Giuffré, 1ª ed., tomo II, p. 209). El caso
de autos, encuadra a pleno título en tales indicaciones, y así lo ha entendido
incluso la jurisprudencia italiana, que en aplicación de norma similar decidió
un caso con aristas muy similares al que nos ocupa: “En presencia de una ins-
cripción de transferencia de cuota parte en los libros sociales, la demanda pro-
puesta, por quien resulte cedente, respecto de la sociedad y de quien resulte socio
cesionario, a los efectos de denunciar la ilegitimidad de la anotación en ausencia
de una relación subyacente, y por ende reivindicando el ‘status’ de socio y los
derechos vinculados, se comprende en la prescripción de cinco años, ya que dicha
norma se refiere a las relaciones entre socios, o entre estos y la sociedad, o por
actos sucesivos realizados por ésta en el ámbito de su vida institucional” (Cass.
11.973, del 5 de noviembre de 1992, en Repertorio Giurisprudenza Italiana,
1992, voce prescrizione e decadenza civile, n. 35).
No pueden caber dudas de que el quinquenal es el plazo prescripcional a ser
aplicado. Y su cómputo debe realizarse, conforme con la regla general del art.
635 del Cód. Civ., desde el momento en que nace el derecho de exigir. Este
derecho a exigir nace, justamente, desde el momento en que las obligaciones
deben ser entregadas, precisamente por haber sido emitidas y completamente
integradas, al ser acciones al portador (f. 56) de acuerdo al art. 1070 del Cód. Civ.
Ahora bien, en autos, al promover la demanda de entrega de acciones y
reconocimiento de la calidad de socio, indica el actor que la situación en cuestión
se produjo desde el año 1987 (f. 27), y la primera demanda, la demanda por el
reconocimiento de la calidad de socio, fue promovida en el año 1999 (f. 30). Es
decir, doce años después del momento en el cual las acciones no le fueron entre-

[ 37 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

gadas. Es evidente que el plazo de cinco años del art. 660 inc. d) del Cód. Civ. fue
más que redoblado en su transcurrir, sin que se haya producido demanda –y
obviamente esto es anterior a la notificación que interrumpe la prescripción a
norma del art. 647 inc. a) del mencionado cuerpo legal– por lo que la prescrip-
ción operó largamente, incluso a la fecha de la promoción de la demanda origi-
naria, y a mayor razón lo mismo predíquese de la presente.
A esto no obsta que el presente juicio haya sido promovido en ejecución de
la reserva de derechos formulada en el escrito inicial de la primera demanda (fs.
29/30). Allí se indicó, expresamente, que se formulaba reserva de derechos para
reclamar daños y perjuicios. Este temperamento, que admite el Cód. Proc. Civ.
en su art. 215 in fine, en concordancia con el segundo párrafo del art. 161 del
mismo cuerpo legal, en autos no sirve para anular el efecto de la prescripción,
porque esta operó, precisamente, mucho antes del inicio de ese juicio, por lo que
en sustancia se estaba reservando el derecho de una acción ya prescripta. En
consecuencia, promovido efectivamente el reclamo de daños, el actor válida-
mente opone la prescripción, ganada ya al tiempo de la promoción de la primera
demanda, y por consiguiente legítimamente deducida como excepción previa
perentoria.
Por las motivaciones indicadas, calificada la relación y el reclamo conforme
a derecho, de acuerdo al art. 159 inc. e) del Cód. Proc. Civ., corresponde, sin
dudas, juzgar que el plazo prescripcional de cinco años, derivado de la acción
entre socio y sociedad por incumplimiento de deberes que surgen del contrato,
computado desde el 1987 (f. 27), feneció con creces, incluso al tiempo de la
promoción de la primera demanda, del 15 de junio de 1999 (f. 30). Por estos
fundamentos, y no por los contenidos en el auto apelado, que contiene un enfo-
que bastante defectuoso de la cuestión, la resolución recurrida debe ser confir-
mada; con costas a la perdidosa, siendo de toda evidencia el plazo prescripcional
derivado de las acciones entre sociedad y socio, por lo que no hay mérito para la
aplicación de la exoneración de costas, con lo que se aplican los arts. 192, 203 inc.
a) y 205 del Cód. Proc. Civ.
Por tanto, la Excelentísima CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA CIVIL
Y COMERCIAL,
RESUELVE:
RECHAZAR in límine la recusación sin expresión de causa promovida
contra el señor Ministro César Antonio Garay.

[ 38 ]
JURISPRUDENCIA

DECLARAR DESIERTO el recurso de nulidad.


CONFIRMAR, por los fundamentos aquí expuestos, el auto apelado.
COSTAS a la perdidosa.
ANOTAR, registrar y notificar.
Ministros: Torres Kirmser, Pucheta de Correa y Bajac Albertini.
Ante mí: Alejandrino Cuevas, Secretario Judicial.

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 380

CUESTIÓN DEBATIDA: Se estudia en autos la constitucionalidad del


Decreto Nº 4305/04 que reglamenta la Ley 2421/04 de Reordenamiento Admi-
nistrativo y Adecuación Fiscal relativo al Impuesto a las Rentas de las Activida-
des Agropecuarias.
IMPUESTO A LA RENTA. Actividades Agropecuarias. Renta Em-
presarial
A los efectos tributarios, la definición de la “Actividad Agropecuaria” está
dada por la Ley Nº 125/91 modificada por la Ley Nº 2.421/04, esta definición no
puede coincidir con con las actividades consideradas como tales desde el punto
de vista técnico. Por ejemplo la cría de cerdos, la apicultura, la cunicultura,
entre otras son actividades agropecuarias, pero sin embargo, a los efectos tribu-
tarios son consideradas actividades comerciales o industriales y deben abonar
la Renta Empresarial.
IMPUESTO A LA RENTA. Actividades Agropecuarias. IMAGRO.
IRACIS.
Para saber si una actividad agropecuaria paga IMAGRO se debe tomar en
consideración la definición dada por la Ley 125/91 (texto actualizado). Se puede
inferir en primer lugar que la enajenación de bienes inmuebles no constituye
una “actividad agropecuaria”, por lo tanto, no se encuentra gravada por el IMA-
GRO, pero sí por la IRACIS conforme al Art. 2 Inc. b) de la Ley 125/91.
IMPUESTO A LA RENTA. Actividades Agropecuarias. Enajenación
de bienes.
El Art. 5 del Decreto Nº 4305/04 no atenta contra el Art. 137 de la Consti-
tución Nacional, pues nada más confirma que la enajenación de bienes del

[ 39 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

activo fijo e intangibles no están incluidas en el Capítulo del Impuesto a la


Renta de las Actividades Agropecuarias por no ser “Actividad Agropecuaria”, en
concordancia con lo dispuesto en el Art. 27 de la Ley 125/91 (texto actualizado).
IMPUESTO A LA RENTA. Forma de Liquidación.
La forma de liquidación de los impuestos que deberán abonar los contribu-
yentes de más de un tributo y que las sociedades comerciales que ocasionalmen-
te obtengan ingresos gravados por el Impuesto a la Renta de las Actividades
Comerciales, Industriales y de Servicios (IRACIS) estarán eximidas de la obli-
gación formal de presentar declaraciones juradas.
CSJ. Sala Constitucional. 28/05/12. “ACCIÓN DE INCONSTITUCIONA-
LIDAD: CONTRA ARTS. 5 y 6 DEL DECRETO Nº 4305/04; ART. 2 DEL DE-
CRETO Nº 21.295/03; ART. 3 DE LA RESOLUCIÓN Nº 973/96 Y ARTS. 3 y 13
DE LA RESOLUCIÓN Nº 449/05”. (Ac. y Sent. Nº 380).
Previo estudio de los antecedentes del caso, la Corte Suprema de Justi-
cia, Sala Constitucional, resolvió plantear y votar la siguiente:
CUESTIÓN
¿Es procedente la acción de inconstitucionalidad deducida?.
A la cuestión planteada la doctora BAREIRO DE MÓDICA dijo: El abogado
Daniel Cardozo, en representación de la firma “AGROPECUARIA ÑACUN-
DAY S.R.L.”, conforme al testimonio de Poder General que acompaña, promue-
ve Acción de Inconstitucionalidad contra las siguientes disposiciones:
a) Decreto Nº 4305/04 “POR EL CUAL SE REGLAMENTA EL ARTÍCULO
4° DE LA LEY N° 2421/04 “DE REORDENAMIENTO ADMINISTRATIVO Y
DE ADECUACIÓN FISCAL”, RELATIVO AL IMPUESTO A LAS RENTAS DE
LAS ACTIVIDADES AGROPECUARIAS”.
Art. 5°. Rentas no comprendidas.- Las rentas que provengan de la ena-
jenación de los bienes aplicados a la actividad agropecuaria y que no estén
comprendidas en el Art. 27 de la Ley Nº 125/91, tales como los bienes del activo
fijo e intangibles, no están incluidas en el Impuesto a la Renta de las Actividades
Agropecuarias establecido en el Capítulo II del Título I de la mencionada ley.
Quienes como consecuencia de las referidas enajenaciones se les verifique el
carácter de contribuyente del Impuesto a la Renta comprendido en el Capítulo I
de dicho Título, deberán tributar este impuesto por las rentas correspondientes.
A estos efectos la renta neta se determinará en forma presunta aplicando el
porcentaje que a tales efectos establezca la Administración, sobre los ingresos

[ 40 ]
JURISPRUDENCIA

netos devengados provenientes de las mencionadas enajenaciones, siempre que


el giro de la empresa sea exclusivamente la actividad agropecuaria.
Para el caso de enajenación de bienes del activo fijo, el contribuyente podrá
optar para determinar la renta neta por el régimen presunto de referencia o por
aplicar las disposiciones que a estos efectos establece el inciso a) del Art. 7 de la
Ley 125/91, siempre que posea una contabilidad que se ajuste a los principios
técnicos contables generalmente aceptados en la materia, respaldada por la
documentación pertinente.
La Administración establecerá las formalidades y plazos para el cumpli-
miento de la mencionada obligación.
Tampoco, las comprendidas en el Impuesto a la Renta de Actividades Co-
merciales, Industriales o de Servicios, Renta del Pequeño Contribuyente y Ren-
tas del Servicio de Carácter Personal, así como las provenientes de inmuebles
rurales de personas físicas, que en forma individual o en conjunto, no superen
una superficie agrologicamente útil total de 20 hectáreas en la Región Oriental
o de 100 hectáreas en la Región Occidental.
Art. 6°. Exclusiones. Se hallan excluidas del presente impuesto las activi-
dades que no obstante se realicen en un inmueble rural queden comprendidas en
el Impuesto a la Renta de la Actividades Comerciales Industriales o de Servicios,
Renta del Pequeño Contribuyente o Rentas del Servicio de Carácter Personal,
tales como destinadas a las actividades extractivas, cunicultura, avicultura,
apicultura, sericultura, suinicultura, floricultura y explotación forestal.
Los inmuebles del Estado, y las hectáreas pertenecientes a las empresas
públicas que sirvan como asiento de producción de los bienes que enajenan o que
prestan servicios, de las Municipalidades y los inmuebles que les hayan sido
cedidos en usufructo.
Igualmente, se hallan excluidos por su destinación, los inmuebles declara-
dos monumentos históricos nacionales.
Los inmuebles de propiedad del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de
la Tierra –INDERT– y las hectáreas efectivamente entregadas al mismo a los
efectos de su colonización, mientras no se realice la transferencia por parte del
propietario cedente de los mismos.
Los parques nacionales y las reservas de preservación ecológica declaradas
como tales por Ley, así como los inmuebles destinados por la autoridad compe-
tente como asiento de las parcialidades indígenas.

[ 41 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Las hectáreas destinadas a campos comunales reconocidas como tales por


el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra –INDERT–.
b) Decreto Nº 21.295/03 “POR EL CUAL SE DEROGAN PARCIALMENTE
LOS ARTÍCULOS 1º, 6º, 7º Y 8º DEL DECRETO Nº 10.800 DEL 3 DE OCTU-
BRE DE 1995 “POR EL CUAL SE REGLAMENTA EL IMPUESTO A LA REN-
TA DE LAS ACTIVIDADES AGROPECUARIAS” Y SE ESTABLECEN LAS
RENTAS NO COMPRENDIDAS EN LAS ACTIVIDADES AGROPECUARIAS”.
Art. 2 Rentas no comprendidas. Las rentas que provengan de la enaje-
nación de los bienes aplicados a la actividad agropecuaria y que no estén com-
prendidas en el Art. 27 de la Ley Nº 125/91, tales como los bienes del activo fijo
e intangibles, no están incluidas en el Impuesto a la Renta de las Actividades
Agropecuarias establecido en el Capítulo II del Título I de la mencionada ley.
Quienes como consecuencia de las referidas enajenaciones se les verifique el
carácter de contribuyente del Impuesto a la Renta comprendido en el Capítulo I
de dicho Título, deberán tributar este impuesto por las rentas correspondientes.
A estos efectos la renta neta se determinará en forma presunta aplicando el
porcentaje del 10% por ciento) sobre los ingresos netos devengados provenientes
de las mencionadas enajenaciones, siempre que el giro de la empresa sea exclu-
sivamente la actividad agropecuaria.
Para el caso de enajenación de bienes del activo fijo, el contribuyente podrá
optar para determinar la renta neta por el régimen presunto de referencia o por
aplicar las disposiciones que a estos efectos establece el inciso a) del Art. 7 de la
Ley 125/91, siempre que posea una contabilidad que se ajuste a los principios
técnicos contables generalmente aceptados en la materia, respaldada por la
documentación pertinente.
La Administración establecerá las formalidades y plazos para el cumpli-
miento de la mencionada obligación.
c) Resolución Nº 449/05 “POR LA CUAL SE REGLAMENTA DIVERSOS
ASPECTOS VINCULADOS CON EL IMPUESTO A LA RENTA DE LAS ACTI-
VIDADES AGROPECUARIAS”.
Art. 3º.- Contribuyentes de más de un Tributo. Las personas físicas,
jurídicas o entidades de cualquier naturaleza pública o privada, contribuyentes
de otros impuestos que administra la Subsecretaría de Estado de Tributación y
que al mismo tiempo estén comprendidos en el IMAGRO, tales como los faena-
dores y las agroindustrias, liquidarán y tributarán por cada uno de dichos

[ 42 ]
JURISPRUDENCIA

impuestos en forma independiente, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 16


numeral 1) de la Ley Nº 2421/04, pudiendo llevar anotaciones consolidadas; no
obstante, deberán separar las cuentas, de tal forma que permita identificar los
movimientos generados en cada actividad.
Art. 13. Sociedades. Las sociedades comerciales definidas en el Art. 1° del
Decreto N° 14.002/92, que obtengan rentas provenientes exclusivamente de las
actividades agropecuarias, quedan eximidas de la obligación formal de presen-
tar declaraciones juradas, cuadro de revalúo y depreciaciones y estados financie-
ros y sus anexos por el Impuesto a la Renta Comercial previsto en el Capítulo I
de la Ley N° 125/91.
No obstante, dichos contribuyentes deberán realizar el cambio de informa-
ción, de tal manera a dar de baja dicha situación.
Cuando las citadas sociedades obtengan ocasionalmente ingresos gravados
por aquel impuesto, determinarán su renta neta aplicando el 30% (treinta por
ciento) sobre el monto de los ingresos brutos devengados, salvo que determinen
el impuesto por el régimen contable, en cuyo caso podrán optar por el procedi-
miento previsto en el Art. 7° Inc. a) de la norma legal de referencia, debiendo
acreditar ante la Administración el resultado obtenido. Igual tratamiento apli-
carán las demás personas. En cualquiera de los casos el pago del impuesto
correspondiente se efectuará por medio del formulario N° 828 «Comprobante de
Pago”, la presentación y pago del impuesto se deberá efectivizar dentro de los 60
(sesenta) días hábiles siguientes al mencionado acto.
d) Resolución N° 973/96 “POR LA CUAL SE MODIFICAN LOS ARTS 3°,
4°, 6°, 17° Y 20° DE LA RESOLUCION N° 429/96, “POR LA CUAL SE REGLA-
MENTA DIVERSOS ASPECTOS VINCULADOS CON EL IMPUESTO A LA
RENTA DE LAS ACTIVIDADES AGROPECUARIAS”.
Art. 3º. Sociedades: Las sociedades comerciales definidas en el Art. 1° del
Decreto N° 14.002/92, que obtengan rentas provenientes exclusivamente de las
actividades agropecuarias, quedan eximidas de la obligación formal de presen-
tar declaraciones juradas, cuadro de revalúo y depreciaciones y balance imposi-
tivo por el Impuesto a la Renta Comercial previsto en el Capítulo I de la Ley N°
125/91. No obstante, el citado contribuyente deberá realizar el cambio de infor-
mación, de tal manera a dar de baja dicha situación.
Cuando las citadas sociedades obtengan ocasionalmente ingresos gravados
por este impuesto, determinarán su renta neta aplicando el 30% (treinta por

[ 43 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

ciento) sobre el monto de los ingresos brutos devengados, salvo que opten por el
procedimiento previsto en el Art. 7° inc. a) de la norma legal de referencia, en
cuyo caso deberá acreditar ante la Administración el resultado obtenido. En
cualquiera de los casos el pago del impuesto correspondiente se efectuará por
medio del formulario N° 828 «“Comprobante de Pago”.
FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD:
Refiere el representante convencional que las disposiciones reglamenta-
rias aquí impugnadas violan el Art. 137 de la Constitución Nacional alegando
textualmente cuanto sigue:
1) Art. 5 del Decreto Nº 4305/04: en esta disposición se establece que están
exoneradas del IMAGRO las rentas que surgen de la enajenación de bienes
aplicados a la actividad agropecuaria, tales como bienes del activo fijo (inmue-
bles, bienes muebles), pero seguidamente dispone que tales operaciones se hallan
alcanzados por el Impuesto a la Renta de las Actividades Comerciales, Indus-
triales y de Servicios (IRACIS) y dispone las formas de liquidación del impuesto,
o sea por DECRETO se está gravando un impuesto que por el Art. 2 Inc. a y b está
exonerado.
2) Art. 6 del Decreto Nº 4305/04: se consigna que las actividades alcanza-
das por el IRACIS se encuentran exentas del IMAGRO.
3) Art. 2 del Decreto Nº 21.295/03: dispone que están exonerados del
IMAGRO las rentas que provengan de la enajenación de los bienes afectados por
el IMAGRO pero consigna que dicha enajenación está alcanzada por el IRACIS
y establece la forma de determinar el impuesto.
4) Res. Nº 973/96: en la parte pertinente de esta Resolución se aclara que
cuando una sociedad obtiene ocasionalmente ingresos gravados por el IRACIS,
impone la forma de liquidación del impuesto, que resulta igual a los previstos en
los Decretos señalados más arriba y las resoluciones sobre el caso, y específi-
camente el Art. 7, Inc. a) de la Ley Nº 125/91 se refiere a la transferencia de
inmueble de donde se infiere que tal enajenación afectada por el IMAGRO se
halla alcanzado por el IRACIS, o sea que se está modificando la ley por una
Resolución Administrativa.
5) Art. 3 de la Resolución Nº 449/05: en este caso es correcta la interpre-
tación de la SET en cuanto al ejemplo consignado. Es decir, cuando un contribu-
yente del IMAGRO realiza otras actividades alcanzadas por el IRACIS, tales
como la Agroindustria o los faenadores. En tales casos, la industria y el faena-

[ 44 ]
JURISPRUDENCIA

miento se hallan alcanzados por el IRACIS. Se vuelve a referir que la transferen-


cia de inmueble se halla también gravada por el IRACIS pero cuando dicho
inmueble se halla afectado por el IMAGRO, la Ley Nº 125/91 en su Art. 2º lo
exonera expresamente.
1. En primer lugar, cabe señalar que el Decreto Nº 21.295/03 y la Resolución
Nº 973/96 ya no se encuentran vigentes, por haber sido derogados por el Decreto
Nº 4305/04 y la Resolución Nº 449/05 (Art. 34), respectivamente, por lo que han
dejado de tener eficacia jurídica. Al respecto, ya esta Excma. Corte Suprema de
Justicia se ha expedido sobre el tema señalando que: “carece de sentido cual-
quier pronunciamiento al respecto. Esta Corte ha sostenido en diversos fallos que
la sentencia debe sujetarse a la situación vigente en el momento en que se la dicta.
Y como que al presente, por las razones expuestas, los supuestos de hecho se han
alterado sustancialmente, cualquier pronunciamiento sería un pronunciamien-
to en abstracto, lo que es vedado ya que la Corte solo puede decidir en asuntos de
carácter contencioso” (Ac. y Sent. Nº 1.278 de fecha 29 de diciembre de 2005),
motivos por los cuales creo que corresponde sobreseer la acción en lo concernien-
te al Art. 2 del Decreto Nº 21.295/03 y al Art. 3 de la Resolución Nº 973/96.
2. Así las cosas, corresponde ahora analizar si los Arts. 5 y 6 del Decreto Nº
4305/04 y los Arts. 3 y 13 de la Resolución Nº 449/05 resultan o no contrarios al
Art. 137 de la Constitución Nacional.
Para dicho efecto, debemos traer a colación algunas disposiciones de la Ley
Nº 125/91 (texto actualizado), relativas al Impuesto a las Rentas de las Activi-
dades Agropecuarias (IMAGRO) e Impuesto a las Rentas de Actividades Co-
merciales, Industriales o de Servicios (IRACIS) en los siguientes términos:
“Art. 26. Rentas Comprendidas. Las rentas provenientes de la actividad
agropecuaria realizada en el territorio nacional, estarán gravadas de acuerdo
con los criterios que se establecen en este Capítulo”.
“Art. 27. Actividad Agropecuaria. Se entiende por actividad agro-
pecuaria la que se realiza con el objeto de obtener productos primarios, vegeta-
les o animales, mediante la utilización del factor tierra, capital y trabajo, tales
como:
a) Cría o engorde de ganado, vacuno, ovino y equino.
b) Producción de lanas, cuero, cerdas y embriones.
c) Producción agrícola, frutícola y hortícola.
d) Producción de leche.

[ 45 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Se consideran comprendidos en el presente concepto, la tenencia, la pose-


sión, el usufructo, el arrendamiento o la propiedad de inmuebles rurales aún
cuando en los mismos no se realice ningún tipo de actividad.
No están comprendidas las actividades que consisten en la manipulación,
los procesos o tratamientos, cuando sean realizados por el propio productor para
la conservación de los referidos bienes, como así tampoco las comprendidas
en el Impuesto a la Renta de Actividades Comerciales, Industriales o de
Servicios, Renta del Pequeño Contribuyente y Rentas del Servicio de
Carácter Personal”.
Por su parte, el Art. 2 de la Ley Nº 125/91 (texto actualizado) refiere: “Es-
tarán gravadas las rentas de fuente paraguaya que provengan de la realización
de actividades comerciales, industriales o de servicios que no sean de carácter
personal.
Se consideran comprendidas: …b) Las rentas generadas por los bienes del
activo, excluidas las que generan los bienes afectados a las actividades
contempladas en los Capítulos de las Rentas de las Actividades Agrope-
cuarias, Rentas del Pequeño Contribuyente y Rentas del Servicio de Carácter
Personal.
c) Todas las rentas que obtengan las personas o sociedades, con o sin perso-
nería jurídica, así como las entidades constituidas en el exterior o sus sucursales,
agencias o establecimientos en el país. Quedan excluidas las rentas prove-
nientes de las actividades comprendidas en el Impuesto a las Rentas de
las Actividades Agropecuarias, Rentas del Pequeño Contribuyente y Rentas
del Servicio de Carácter Personal. (Negritas y Subrayados son míos).
2.1. A los efectos tributarios, la definición de la “Actividad Agropecuaria”
está dada por la Ley Nº 125/91 modificada por la Ley Nº 2421/04. Esta definición
puede no coincidir con las actividades consideradas como tales desde el punto de
vista técnico. Por ejemplo la cría de cerdos, la apicultura, la cunicultura, entre
otras, son actividades agropecuarias, pero sin embargo, a los efectos tributarios
son consideradas actividades comerciales o industriales y deben abonar la Ren-
ta Empresarial.
Por ello, para saber si una actividad agropecuaria paga IMAGRO, se debe
tomar en consideración la definición dada por la Ley Nº 125/91 (texto actualiza-
do). En ese orden de cosas, y conforme a las disposiciones legales transcriptas en
los párrafos anteriores, podemos inferir en primer lugar que la enajenación de

[ 46 ]
JURISPRUDENCIA

bienes inmuebles no constituye una “actividad agropecuaria”, por lo tanto, no se


encuentra gravada por el IMAGRO pero sí por el IRACIS conforme al Art. 2 Inc.
b) de la Ley Nº 125/91 (T.A.). Por otro lado, no debe confundirse la tenencia de
inmuebles con la enajenación. La tenencia de los inmuebles genera una renta
comprendida en el Capítulo II, pero la enajenación ya constituye un acto dife-
rente, cuyo resultado nada tiene que ver con el Impuesto a las Actividades
Agropecuarias.
En ese sentido, la Dra. Nora Lucia Ruoti, en su obra “Lecciones para Cáte-
dra de Derecho Tributario”, Editorial AGR Servicios Gráficos, año 2006, pág.
434 comenta: ”Hemos mencionado con anterioridad que las rentas provenientes
de la enajenación de los bienes inmuebles, muebles e intangibles u otras del
activo fijo de los establecimientos agropecuarios, no son considerados como
rentas del IMAGRO, sino Renta afectada por el Impuesto a la Renta de
las Actividades Comerciales, Industriales y de Servicios “Renta Empre-
sarial”.
No se consideran rentas agropecuarias la venta de bienes del activo fijo de
los establecimientos agrícolas y ganaderos, por ejemplo la venta de tractores,
implementos agrícolas y otros, incluyendo la venta de los inmuebles rurales,
atendiendo a que los mismos son también considerados activos fijos.
Con el nuevo IMAGRO, la venta de bienes del activo fijo paga Renta Empre-
sarial, pudiendo liquidarse dicho impuesto sobre base real o presunta, de acuer-
do a lo dispuesto en el Art. 13 de la Resolución Nº 449/05, al cual nos remitimos”.
(Subrayados y Negritas son mías).
2.2. En consecuencia, y analizando el Art. 5 del Decreto Nº 4305/04, observo
que dicha disposición no atenta contra el Art. 137 de la Constitución Nacional,
pues nada más confirma que la enajenación de bienes del activo fijo e intangi-
bles no están incluidas en el Capítulo del Impuesto a la Renta de las Actividades
Agropecuarias por no ser “Actividad Agropecuaria”, en concordancia con lo dis-
puesto en el Art. 27 de la Ley Nº 125/91 (texto actualizado). Mientras que el Art.
6 del Decreto en cuestión ejemplifica otras situaciones no gravadas por el IMA-
GRO, lo cual tampoco resulta contario al orden de prelación establecido por la
Carta Magna.
3. Por su parte, los Arts. 3 y 13 de la Resolución Nº 449/05 reglamentan el
Art. 5 del Decreto Nº 4305/04, al establecer, respectivamente, la forma de liqui-
dación de los impuestos que deberán abonar los contribuyentes de más de un
tributo y que las sociedades comerciales que ocasionalmente obtengan ingresos

[ 47 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

gravados por el Impuesto a la Renta de las Actividades Comerciales, Industria-


les y de Servicios (IRACIS) estarán eximidas de la obligación formal de presen-
tar declaraciones juradas.
Sobre el Art. 3 de la Resolución Nº 449/05 el propio accionante reconoce
expresamente en su escrito de presentación que es correcta la interpretación de
la Subsecretaria de Estado de Tributación. Recordemos que a la Administración
Tributaria le corresponde fijar normas generales y dictar actos necesarios para
la aplicación, administración, percepción y fiscalización de los tributos en virtud
al Art. 186 de la Ley Nº 125/91 y en ese sentido, no se observa que dicha dispo-
sición no respete el orden de prelación establecido en el Art. 137 de nuestra ley
fundamental.
En cuanto al Art. 13 de la citada Resolución, el accionante se limitó a tras-
cribir el contenido del mismo pero no expresó el agravio concreto que supuesta-
mente le causa dicha disposición administrativa. Sobre el punto, corresponde
señalar que quien pretende promover una acción de esta naturaleza, debe acre-
ditar la titularidad de un interés particular y directo, porque no cualquier
interés califica a la parte, sino que el mismo se configura cuando el ejercicio de
un derecho constitucional de quien deduce la acción, resulta afectado por la
aplicación de la ley, decreto, resolución, etc., cuya constitucionalidad se cuestio-
na.
En consecuencia, y al no haber quebrantamiento de norma constitucional
alguna, opino que corresponde rechazar la presente Acción de Inconstituciona-
lidad por improcedente. Es mi voto.
A sus turnos los doctores NÚÑEZ RODRÍGUEZ y FRETES, manifestaron
que se adhieren al voto de la Ministra preopinante, Doctora BAREIRO DE
MÓDICA, por los mismos fundamentos.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando SS.EE., todo por ante mí,
de que certifico, quedando acordada la sentencia que inmediatamente sigue:
VISTOS: Los méritos del Acuerdo que anteceden, la CORTE SUPREMA
DE JUSTICIA, Sala Constitucional,
RESUELVE:
NO HACER LUGAR a la acción de inconstitucionalidad promovida.
ANOTAR, registrar y notificar.
FDO: Ministros VÍCTOR NÚÑEZ, GLADYS BAREIRO DE MÓDICA,
ANTONIO FRETES.
Ante mí: Abog. Héctor Fabián Escobar Díaz (Secretario Judicial I)

[ 48 ]
JURISPRUDENCIA

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 486

Cuestión Debatida: Se estudia en autos la constitucionalidad de una


Resolución que dispone condenar o no al pago de los rubros reclamados en el
Juicio, junto a la empleadora, a la codemandada que ejerce funciones de Direc-
tora Patronal.
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL. Exoneración de la Respon-
sabilidad.
Los artículos 25 y 28 del Código Laboral establecen quienes responden,
solidariamente con el empleador, de las obligaciones surgidas del contrato de
trabajo. El Art. 25 del Código Laboral establece quienes pueden ser considera-
dos como representantes del empleador pero, solo establece la responsabilidad
solidaria de “los intermediarios” con el empleador, y para el caso de que no
declaren su calidad de tales y el nombre del empleador por cuenta de quien
actúa, al celebrar contratos de trabajo.
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL. Exoneración de la Respon-
sabilidad.
Por su parte el artículo 28 del Código Laboral establece la responsabilidad
solidaria entre el empleador sustituido y el empleador sustituyente, por las
obligaciones legales o contractuales derivadas del contrato de trabajo que hu-
bieren nacido antes de la sustitución. Ninguna de las normas incluye a los
directores, gerentes, administradores, etc., quienes si bien representan al em-
pleador, el Código Laboral no los hace solidariamente responsables con el em-
pleador, de las obligaciones legales y contractuales derivadas del contrato de
trabajo.
CSJ. Sala Constitucional. 8/06/12. “ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALI-
DAD EN EL JUICIO: PATRICIA CAROLINA CAÑETE WARSHAWSKY Y
CRISTINA MARIEL ZÁRATE SOLÍS C/ EMBRESA WIRELESS S.A. Y LUZ
MARINA BENÍTEZ S/ COBRO DE GUARANÍES EN DIVERSOS CONCEP-
TOS”. (Ac. y Sent. Nº 486).
Previo estudio de los antecedentes del caso, la Corte Suprema de Justi-
cia, Sala Constitucional, resolvió plantear y votar la siguiente:
CUESTIÓN:
¿Es procedente la acción de inconstitucionalidad deducida?
A la cuestión planteada el Doctor FRETES dijo: La Sra. Luz Marina Bení-
tez Cattebeke, por derecho propio y bajo patrocinio de abogado plantea acción de

[ 49 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

inconstitucionalidad en contra del Acuerdo y Sentencia Nº 128 de fecha 17 de


setiembre de 2009, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Laboral, Segunda
Sala, en los autos caratulados: “PATRICIA CAROLINA CAÑETE WARSHAWS-
KY Y CRISTINA MARIEL ZARATE SOLIS C/ EMPRESA WIRELESS S.A. Y
LUZ MARINA BENITEZ S/ COBRO DE GUARANÍES EN DIVERSOS CON-
CEPTOS”, alegando la violación de los arts. 9 segunda parte, 16, 17 num. 1), 3),
7), 8), 9), 36; 46; 127, 131, 132, 137, 247, 248 y 256 de la Constitución, así como
los artículos 15 inc. c) del C.P.C. y 195 del C.P.L.
El auto impugnado resuelve cuanto sigue: “1.- Revocar la sentencia apelada
en el numeral 2, que desestima la demanda incoada por Patricia Carolina Ca-
ñete Warshawsky y Cristina Mariel Zarate Solís contra la firma Wireless S.A. y
Luz Marina Benítez Cattebeke, conforme a los fundamentos expuestos preceden-
temente. 2.- Modificar la sentencia apelada en el numeral tercero de la misma,
disponiendo hacer lugar a la demanda promovida por Patricia Carolina Cañete
Warshawsky y Cristina Mariel Zarate Solís contra la firma Wireless S.A. y Luz
Marina Benítez Cattebeke condenando a estas a pagar a las actoras las cantida-
des de G. 42.328.248, en la forma establecida precedentemente. 3.- Imponer las
costas de ambas instancias a la demandada. 4.- Regular los honorarios profesio-
nales del Abogado Eladio Camacho Dubarry en la cantidad de G. 4.232.824,
más G. 423.282, en concepto de I.V.A., conforme los fundamentos expuestos pre-
cedentemente. Regular los honorarios profesionales de la Abogada Christina
Melgarejo Busto en la cantidad de G. 2.116.412, más G. 211.641, en concepto de
I.V.A. conforme a los fundamentos expuestos precedentemente”.
El fallo en cuestión fue dictado a consecuencia de un recurso de apelación
interpuesto por las actoras principales contra la S.D. Nº 5 de fecha 17 de febrero
de 2009, dictada por la Juez de Primera Instancia en lo Laboral del Tercer Turno
en la que se resolvía no hacer lugar a la demanda laboral que plantearan contra
la Sra. Luz Marina Benítez Cattebeke, no así contra la firma Wireless S.A. por
un monto de Gs. 21.528.248, punto que diera pie al recurso y consecuente reso-
lución hoy atacada.
Alega la accionante que la resolución impugnada ante esta Sala resuelve la
cuestión de manera arbitraria violentando en consecuencia todos los preceptos
constitucionales citados anteriormente, en este sentido y entre otras cosas afir-
ma que los juzgadores se han apartado de las constancias de autos como así
también que se ha resuelto en forma apartada de lo que establece la ley.

[ 50 ]
JURISPRUDENCIA

Respecto de tales afirmaciones, y una vez analizados los fundamentos ex-


puestos en la sentencia impugnada surgen ciertos aspectos que llaman la aten-
ción. El primero de ellos emerge de las afirmaciones del tribunal cuando refiere
que “…la codemandada Luz Marina Benítez no opone como defensa la excepción
de falta de acción, de lo que puede inferirse la aceptación de su responsabilidad
en cuanto a la relación laboral de las actoras” (sic). En este punto cabe traer a
colación lo establecido por la Ley Nº 742/61 Código Procesal del Trabajo en su
artículo 119 cuando expresa: “Solo son admisibles como excepciones: a) la in-
competencia de jurisdicción, b) la falta de personería de las partes o sus represen-
tantes, c) la litis pendencia en otro juez o tribunal competente, d) la cosa juzgada,
e) la transacción y f) la prescripción”. Aquí llama la atención notoriamente como
el tribunal establece una presunción ante la omisión de una facultad inexisten-
te en el ordenamiento respectivo, es decir, hacer operar una presunción en
contra de una de las partes litigantes por el hecho de no haber hecho uso de una
defensa que el ordenamiento legal no le otorga.
Seguidamente reconoce que los testimonios citados por el apelante no tie-
nen la contundencia probatoria en cuanto a la conducta imputada a la Sra.
Benítez Cattebeke, en lo que hace a la administración fraudulenta de la firma-
siendo que aquellos fueron prestados en relación a una medida cautelar y no a
la cuestión principal-, pero no obstante ello, sustenta en ellos lo que a su vez es
una presunción de cumplimiento de lo prescripto por el Art. 1111 del Código
Civil que expresa: “Los directores responden ilimitada y solidariamente ante la
sociedad, los accionistas y los terceros por la inejecución o mal desempeño del
mandato, así como por violación de la ley o de sus estatutos, y cualquier otro
perjuicio ocasionado por dolo, abuso de facultades, o culpa grave”, vale decir,
reconoce su ineficacia probatoria en el tema central, pero las utiliza como sus-
tento para acreditar la viabilidad de una situación todavía más grave a la que
se suma la ambigüedad de no especificar cual de las situaciones descriptas en
la norma es la que atribuye a la Sra. Benítez, esto último se constata de lo
expresado por los mismos cuando refieren que “existen serias y graves presun-
ciones que su conducta esta encuadrada en una hipótesis prevista en el art. 1111
del C.C.” (SIC). Se desprende del artículo trascripto que pueden existir las
siguientes hipótesis: a) inejecución del mandato, b) mal desempeño de manda-
to, c) violación de la ley, d) violación de los estatutos, e) perjuicio causado por
dolo, abuso de facultades o culpa grave. De la lectura del fallo atacado, los

[ 51 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

magistrados se limitan a afirmar la presunción de incursión de la Sra. Benítez


en lo preceptuado por el artículo 1111 del C.C., más en ningún momento justi-
fican debidamente esta situación, ni en base a constancias probatorias ni espe-
cificando en cuales de las situaciones consideran ellos que haya incurrido la
impugnante.
Lo hasta aquí mencionado revela su relevancia al erigirse como sustento de
lo expresado posteriormente y que pasa a constituirse en otra de las manifesta-
ciones preocupantes por el hecho de provenir de un juzgador cuando sentencia
que “no procede, pues, descartarse sin mas, a mi juicio, la responsabilidad de
dicha persona, por el solo hecho de que por ley es considerada persona diferente
y con patrimonio independiente de la sociedad que representa (Art. 94 C.C.)”
(sic), significa ello que el juzgador considera inapropiada la consecuencia que
otorga la ley (Art. 94 C.C.) a la situación planteada en los autos principales ya
que a su criterio y en base a su íntima convicción existen presunciones de una
actitud inadecuada por parte de la demandada, esto no significa otra cosa que
ignorar lo prescripto por la ley para hacer imperar un criterio propio a su vez
basado en presunciones al momento de sentenciar.
Con relación a lo antedicho vemos en las constancias de autos que según
acta Nº 2 de fecha 1 de septiembre del 2006 obrantes a fs. 44, del directorio de
la firma Wireless S.A. la Sra. Benítez Cattebeke es designada como Directora y
Representante Legal de la misma, a esto sumamos el extremo de que la propia
accionante a fs. 115 menciona en su escrito inicial que fue contratada por la
Empresa Sur Comunicaciones o Shopping Cell S.A. y luego, ante la fusión de
esta y la firma Wireless S.A. es contratada por la demandada Benítez Cattebe-
ke, situación que en atención al acta mencionada anteriormente, debió lógica-
mente ser realizada en carácter de directora de la firma con la consecuencia
prevista en el artículo 94 del Código Civil que expresa: “Las personas jurídicas
son sujetos de derechos distintos de sus miembros y sus patrimonios son indepen-
dientes”.
Sus miembros no responden individual ni colectivamente de las obligacio-
nes de la entidad, salvo las excepciones establecidas en este Código”.
En la extensión de los fundamentos aportados por el A Quem se vislumbran
argumentaciones que justifican su decisión en forma aparente siendo que, como
se ha señalado, el mismo sustenta a su fallo en presunciones fácilmente rebati-
bles que demuestran un apartamiento del derecho vigente llegando inclusive al

[ 52 ]
JURISPRUDENCIA

caso de señalarse la preeminencia de un criterio personal por sobre lo estable-


cido por el texto legal para el caso. Respecto de situaciones como la señalada
Néstor Pedro Sagués en su obra Derecho Procesal Constitucional. Recurso Ex-
traordinario, 4ª edición Actualizada y Ampliada, Tomo II, Pág. 170, al analizar
la doctrina de la Sentencia Arbitraria se expresa sobre lo mencionado en el item
“Sentencias que desconocen o se apartan de la norma o del principio aplicable”
y refiere: “Aludimos aquí al supuesto de los fallos que no aplican la normativi-
dad en vigor, la resolución que decide la cuestión con prescindencia u omisión de
lo preceptuado en la disposición legal que rija al punto, es arbitraria y debe ser
dejada sin efecto, enseña la Corte Suprema. Tal prescindencia implica un error
de derecho, que hace funcionar la descalificación por arbitrariedad….” y agrega:
“La Corte agrega que es arbitrario el veredicto judicial que prescindió de la
consideración de una norma aplicable, que pudo ser decisiva en el caso, puesto
que tal prescindencia configura arbitrariedad y ataca el derecho de defensa en
juicio. Lo mismo pasa con el pronunciamiento que se aparta de las disposiciones
legales expresas, o el que implica un apartamiento inequívoco de la solución
normativa prevista para el caso o el que contradice un claro precepto legal”.
En atención a lo expuesto con anterioridad, cabe considerar que los funda-
mentos expuestos por el tribunal se encuentran alejados de las reglas jurídicas
regentes, violentan con ello lo dispuesto por el artículo 256, párrafo segundo, de
la Constitución Nacional: “De la forma de los juicios. …Toda sentencia judicial
deberá estar fundada en esta Constitución y en la Ley” lo que acarrea una única
consecuencia jurídica.
Por todo lo señalado, en atención a las consideraciones legales citadas y
concordantes, y visto el parecer del Ministerio Público, considero que correspon-
de hacer lugar a la presente acción y en consecuencia declarar la nulidad del
Acuerdo y Sentencia Nº 128 de fecha 17 de setiembre de 2009, dictado por el
Tribunal de Apelación en lo Laboral, Segunda Sala, en los autos caratulados:
“PATRICIA CAROLINA CAÑETE WARSHAWSKY Y CRISTINA MARIEL
ZÁRATE SOLÍS C/ EMPRESA WIRELESS S.A. Y LUZ MARINA BENÍTEZ S/
COBRO DE GUARANÍES EN DIVERSOS CONCEPTOS”, por conculcar lo
dispuesto por el artículo 256 de la Constitución Nacional, ello con el alcance de
lo establecido por el artículo 192 del Código de Procedimientos Civiles. Es mi
voto.
A su turno la doctora BAREIRO DE MÓDICA dijo: La cuestión versa sobre
si puede o no condenarse al pago de los rubros reclamados, junto a la empleado-

[ 53 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

ra, a la codemandada que ejerce funciones de la Directora de la patronal. Los


Arts. 25 y 28 del C.L. establecen quienes responden, solidariamente con el
empleador, de las obligaciones surgidas del contrato de trabajo. El Art. 25 del
C.L. establece quienes pueden ser considerados como representantes del em-
pleador pero, solo establece la responsabilidad solidaria de “los intermediarios”
con el empleador, y para el caso de que no declaren su calidad de tales y el
nombre del empleador por cuenta de quien actúan, al celebrar contratos de
trabajo. Por su parte el Art. 28 del C.L. establece la responsabilidad solidaria
entre el empleador sustituido y el empleador sustituyente, por las obligaciones
legales o contractuales derivadas del contrato de trabajo que hubieren nacido
antes de la sustitución. Ninguna de las normas incluye a los directores, geren-
tes, administradores, etc. quienes si bien representan al empleador, el Código
Laboral no los hace solidariamente responsables con el empleador, de las obli-
gaciones legales y contractuales derivadas del contrato de trabajo. En la legis-
lación laboral existen normas que regulan expresamente la cuestión por lo que
no corresponde la aplicación subsidiaria del Art. 1111 del C.C. El A. y S. Nº 128
del 17 de setiembre de 2009, dictado por el Tribunal de Apelación del Trabajo –
Segunda Sala de Asunción, es inconstitucional por arbitrario ya que se basa en
normas inexactas resolviendo así contrariamente a lo establecido en los Arts. 25
y 28 del C.L. que regulan la materia. La resolución objeto de esta acción de
inconstitucionalidad viola el Art. 256 de la C.N., por la que la acción debe ser
admitida. Costas a la perdidosa. ES MI VOTO.
A su turno el doctor NUÑEZ RODRIGUEZ manifestó que se adhiere al
voto del Ministro preopinante, doctor FRETES, por los mismos fundamentos.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando SS.EE., todo por ante
mí, de que certifico, quedando acordada la sentencia que inmediatamente
sigue:
VISTOS: Los méritos del Acuerdo que anteceden, la CORTE SUPREMA
DE JUSTICIA, Sala Constitucional
RESUELVE:
HACER LUGAR a la acción de inconstitucionalidad promovida y, en conse-
cuencia, declarar la nulidad del Acuerdo y Sentencia Nº 128 de fecha 17 de
setiembre de 2009, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Laboral, Segunda
Sala.
IMPONER las costas a la parte vencida.

[ 54 ]
JURISPRUDENCIA

ANOTAR, registrar y notificar.


FDO.: MINISTROS GLADYS BAREIRO DE MÓDICA, VÍCTOR NU-
ÑEZ Y ANTONIO FRETES.
Ante mí: Abog. Héctor Fabián Escobar (Secretario Judicial I).

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 1.579

Cuestión debatida: Constituye objeto de estudio en esta instancia, sólo los


puntos que fueran revocados por el Acuerdo y Sentencia recurrido, que son los
referentes a la indemnización daños y perjuicios, en los que fueron comprendidos
el valor de reembolso de las acciones, la retribución como promotor y la reparti-
ción de utilidades de ejercicios fenecidos.
SOCIEDAD. PRUEBA. Carga de la prueba.
El que afirma la existencia de un hecho debe aportar la prueba pertinente
que lo justifique. Es decir, la carga probatoria incumbe a la parte actora, quien
no puede pretender que el demandado pruebe que él ostentaba la calidad de
accionista.
SOCIEDAD ANONIMA. Acciones de sociedad anónima.
En cuanto al reembolso del valor de las acciones, tal petición es improce-
dente, ya que todo aporte integra y forma parte del capital social y solo es
procedente en las condiciones previstas en los Arts. 1091 y 1092 del Código Civil,
que no es el caso de autos. “...La acción no incorpora ni un derecho de crédito ni
un derecho real, sino un status al que van unidos derechos de especial natura-
leza y especiales obligaciones. Ese status abraza el conjunto de derechos, car-
gas, funciones y facultades correspondientes al socio, frente a la sociedad.
SOCIEDAD ANONIMA. Acciones de sociedad anónima.
La retribución o participación no ha sido expresamente pactada en el acto
constitutivo de la sociedad, ni la misma ha sido formada mediante suscripción
publica, lo que torna improcedente la reclamación.
SOCIEDAD ANONIMA. Acciones de sociedad anónima.
En cuanto a la participación de las utilidades, el mismo no tiene derecho a
las mismas, al no haber acreditado su calidad de accionista, tal como se refiriera
precedentemente.

[ 55 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

CSJ. Sala Civil.27/12/02. “Herib Raúl González Ruíz c/Forestal Mbutuy


S.A. Industrial, Comercial, Ganadera y Otros s/Indemnización de Daños y Per-
juicios y Otros”. (Ac. y Sent. 1579).
Previo estudio de los antecedentes del caso, la Corte Suprema de Justicia,
Sala Civil y Comercial, resolvió plantear las siguientes
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada?
En caso contrario, ¿está ella ajustada a derecho?
Practicado el sorteo de ley para determinar el orden de votación dio el
siguiente resultado: FRETES, SOSA ELIZECHE y RÍOS ÁVALOS.
A la primera cuestión planteada, el doctor FRETES dijo: El recurrente
solicitó la nulidad de oficio tanto del Acuerdo y Sentencia recurrido como de la
sentencia de primera instancia, por vicio de congruencia. Alega que la sentencia
de primera instancia, es imposible de entender, y que el Tribunal de Segunda
instancia tendría que haber declarado la nulidad, ya que una sentencia de tal
naturaleza no puede tener la fuerza o habilidad para decidir una contienda
judicial, ya sea a favor en contra de cualquiera de las partes.
Cabe destacar que el recurrente, no interpuso recurso alguno contra la
sentencia de primera instancia, habiendo manifestado al contestar el traslado
de la expresión de agravios “...que lo único que hizo el Ad-quo es hacer justi-
cia...”. Consiguientemente, mal puede en esta instancia alegar un vicio que en
la instancia pertinente fue consentido. Además no se advierten en la sentencia
en revisión defectos o vicios que justifiquen la declaración de nulidad de oficio
en los términos que autorizan los artículos 113 y 404 del Código Procesal Civil.
En consecuencia, debe declararse desierto el recurso.
A su turno, los doctores RÍOS ÁVALOS y SOSA ELIZECHE manifestaron
que se adhieren al voto que antecede por los mismos fundamentos.
A la segunda cuestión planteada, el doctor FRETES prosiguió diciendo:
Cabe recordar que este juicio fue promovido por el Sr. Herib Raúl Gonzáles
contra la firma Forestal Mbutuy S.A., Industrial, Comercial y Ganadera, y al
Presidente y Síndico de la firma, Sres. Roberto Vertuan y Giorgio Novaro, por
indemnización de daños y perjuicios, daño moral, nulidad de asamblea ordina-
ria y extraordinaria, reembolso del valor de acciones, retribución como promo-
tor y fundador de la sociedad anónima.
Con referencia a la indemnización de daños y perjuicios expresa que cons-
tituyó una sociedad anónima, con el Sr. Roberto Vertuan, denominada Forestal

[ 56 ]
JURISPRUDENCIA

Mbutuy S.A. Industrial, Comercial y Ganadera, en fecha 07 de abril de 1995,


con una duración de 99 años, con un capital integrado de Doscientos cincuenta
millones de guaraníes (G. 250.000.000), distribuidos de la siguiente forma:
Roberto Vertuan la suma de Guaraníes Doscientos veinticinco millones (G.
225.000.000), y Herib Raúl González Ruiz la suma de Guaraníes Veinticinco
millones (G. 25.000.000), habiendo sido designado como Director titular y Ad-
ministración general de la sociedad. Manifiesta igualmente que para la forma-
ción, constitución y funcionamiento de la sociedad como promotor y fundador,
realizó inversiones millonarias, siendo el perjuicio sufrido por su mandante la
suma de Guaraníes cuatrocientos cuarenta y ocho millones cuatrocientos seten-
ta mil (G. 448.470.000). En concepto de daño moral, reclama la suma de Guara-
níes Doscientos veinticuatro millones doscientos treinta y cinco mil (G.
224.235.000) y como lucro cesante la suma de Guaraníes Ochenta y nueve mi-
llones seiscientos noventa y cuatro mil (G.896904.000). El monto total asciende
a la suma de Guaraníes Setecientos sesenta y dos millones trescientos noventa
y nueve mil (G. 762.399.000), más intereses, costos y costas del juicio.
El actor solicita igualmente el reembolso del valor de las acciones, alegando
que es socio de la firma demandada con cinco acciones de Guaraníes Cinco
millones cada una, que totalizan la suma de Guaraníes Veinticinco millones y
que en oportunidad de la asamblea estuvo disconforme con la aprobación del
balance que tenía una supuesta pérdida de Guaraníes Treinta millones cuatro-
cientos veintiún mil setenta y tres (G. 30.421.073), por lo que se negó a firmar
las actas, habiendo formulado una denuncia ante el Juzgado de Paz de Simón
Bolivar. Asimismo solicito retribución como promotor y fundador de la sociedad,
conforme al Art. 1058 del Código Civil, cuyo monto deberá determinarse confor-
me a las utilidades liquidas de la sociedad, a partir de un diez por ciento y hasta
lo que la ley obliga.
Peticiona igualmente la repartición de utilidades de la sociedad, ya que en
la convocatoria de la sociedad no figuraba como orden del día la distribución de
utilidades, contraviniendo el Art. 1079 del Código Civil y que la distribución se
realice en la proporción que le pueda corresponder, conforme a las acciones que
tiene en la sociedad.
Por S.D. Nº 122 del 23 de mayo de 2001, del Juzgado de Primera Instancia
en lo Civil, Comercial, Laboral y Tutelar del Menor de la Circunscripción Judi-
cial de Caaguazú y San Pedro, se hizo lugar a la demanda de indemnización de

[ 57 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

daños y perjuicios, condenando a la demandada al resarcimiento de la suma de


Guaraníes Quinientos Veintiséis millones ciento treinta y dos mil quinientos
(G. 526.132.500), en los conceptos de reembolso del valor nominal de acciones
del actor, daño emergente, lucro cesante, remuneración como promotor, e inte-
reses moratorios; no se hizo lugar a las demanda de nulidad de la asamblea
ordinaria y extraordinaria de la firma Forestal Mbutuy S.A. Industrial, Comer-
cial y Ganadera, y daño moral resarcitorio, como tampoco se hizo lugar a la
demanda de indemnización de daños y perjuicios contra el Presidente de la
firma Forestal Mbutuy S.A. Industrial y Comercial y Ganadera, Sr. Roberto
Vertuan y del Síndico de la misma Sr. Giorgio Novaro, imponiéndose las costas
por su orden (fs. 582/590).
Por Acuerdo y Sentencia Nº 63 del 31 de octubre de 2001, del Tribunal de
Apelación en lo Civil, Comercial, Laboral y Tutelar del Menor de la Circunscrip-
ción Judicial de Caaguazú y San Pedro, Segunda Sala, se tuvo por desistido el
recurso de nulidad, se revocó, en todas sus partes la S.D. Nº 122 del 23 de mayo
de 2001, que fuera apelada e impuso las costas de ambas instancias al perdidoso
(fs. 643/646).
En esta instancia, la parte actora, al fundamentar el recurso de apelación
manifestó que el Tribunal negó la calidad de accionista de su mandante, la que
sin embargo surge de las actas de las asambleas ordinaria y extraordinaria, que
el mismo participó e incluso fue designado Secretario de las mismas, no habien-
do probado la demandada, que solo participara en carácter de Director y Admi-
nistrador, no ya como accionista, por lo que contradicen lo expresado en las
actas. Agrega que es imposible que los demandados hayan permitido a su man-
dante participar de la asamblea sin que antes el mismo haya depositado previa-
mente las acciones, presumiéndose salvo prueba en contrario, que los demanda-
dos retuvieron indebidamente las acciones de su mandante, apropiándose de
ellas en forma ilegítima. La calidad de accionista de los asistentes se prueba a
través del libro de asistencia, sin embargo, este libro no fue presentado por los
demandados en el momento que se les requirió en el expediente de diligencias
preparatorias. Manifiesta además, que a causa de haberse negado a firmar las
actas de las asambleas, los demandados ya no le entregaron sus acciones, des-
pojándolos de las mismas indebidamente.
En primer lugar cabe mencionar, que constituye objeto de estudio en esta
instancia, sólo los puntos que fueran revocados por el Acuerdo y Sentencia

[ 58 ]
JURISPRUDENCIA

recurrido, que son los referentes a la indemnización daños y perjuicios, en los


que fueron comprendidos el valor de reembolso de las acciones, la retribución
como promotor y la repartición de utilidades de ejercicios fenecidos. En lo que
hace relación a las acciones de resarcimiento de daño moral y nulidad de las
asambleas contra la firma Forestal Mbutuy S.A. Industrial, Comercial, Gana-
dera, las mismas fueron desestimadas en primera instancia, al igual que la
acción de daños y perjuicios contra el Presidente y Síndico de la sociedad Sres.
Vertuan y Novaro, no habiendo sido objeto de recurso por la actora. Consiguien-
temente, han quedado firmes, lo que impide el estudio en esta instancia.
Cabe examinar, si el actor ha demostrado o no su calidad de accionista de
la firma Forestal Mbutuy S.A. Industrial, Comercial, Ganadera. Al respecto a
fs. 337/350 se encuentra agregada la escritura pública Nº 60 del 07 de abril de
1995 autorizada por la Notaria Elvia Amarilla de Báez, en la que los Sres.
Roberto Vertuan y Herib Raúl González Ruiz constituyeron la firma denomina-
da Forestal Mbutuy, Industrial, Comercial y Ganadera S.A. con un capital sus-
cripto e integrado de Guaraníes Doscientos cincuenta millones (G. 250.000.000)
representado por una seria única de cincuenta acciones numeradas del 01 al 50
con un valor de cinco millones de guaraníes cada acción (Artículos seis y siete).
Asimismo en dicho acto constitutivo, se estableció que las acciones son indivisi-
bles y al portador, con derecho a un voto por acción y debían estar firmadas por
el Presidente del Directorio y un Director o dos Directores designados por el
Directorio y que tendrán el mismo valor, concediendo a sus tenedores los mis-
mos derechos (Artículos séptimo y octavo). Así también en el artículo decimo-
sexto se estableció que la Dirección y Administración general sería a cargo del
Sr. Herib Raúl González Ruiz.
Esta calidad de accionista que inicialmente ostentaba el actor, no ha sido
acreditada al promover la demanda de autos. En efecto, no ha acompañado las
acciones que determinan su status o calidad de socio. Tampoco ha acreditado
que al momento de realizarse las asambleas ordinaria y extraordinaria en fecha
09 de marzo de 1996, el actor ostentara tal calidad. Es decir, el accionante no es
tenedor de ninguna de las cinco acciones que invoca como propiedad. El posee-
dor de las acciones debe ser considerado como titular y su transmisión se veri-
fica por la mera tradición, conforme a la clara normativa del Art. 1517 del
Código Civil.
Sabido es que el que afirma la existencia de un hecho debe aportar la
prueba pertinente que lo justifique. Es decir, la carga probatoria incumbe a la

[ 59 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

parte actora, quien no puede pretender que el demandado pruebe que él osten-
taba la calidad de accionista. En el caso en estudio no se dan los presupuestos
de inversión de carga de la prueba, previstos en los Arts. 1842, 1843, 1846, 1847,
1853 y concordantes del Código Civil.
En cuanto al reembolso del valor de las acciones, tal petición es improce-
dente, ya que todo aporte integra y forma parte del capital social y solo es
procedente en las condiciones previstas en los Arts. 1091 y 1092 del Código Civil,
que no es el caso de autos. “...La acción no incorpora ni un derecho de crédito ni
un derecho real, sino un status al que van unidos derechos de especial natura-
leza y especiales obligaciones. Ese status abraza el conjunto de derechos, car-
gas, funciones y facultades correspondientes al socio, frente a la sociedad...”
(Carlos G. Villegas, “Tratado de las sociedades”. Pág. 373. Ed. Jurídica de Chi-
le.1995)
En lo referente a la petición de retribución en calidad de promotor y funda-
dor de la sociedad anónima, la procedencia de la misma está determinada en el
Art. 1050 del Código Civil que dispone: “El acto constitutivo indicará: h) la
participación en las utilidades eventualmente concedida a los promotores o a los
socios fundadores”. Cabe señalar además, que la participación otorgada a los
promotores, se da únicamente en el caso de las sociedades anónimas constitui-
das mediante suscripción pública (Código Civil, art. 1053).
Consiguientemente, en el caso de autos, la retribución o participación no ha
sido expresamente pactada en el acto constitutivo de la sociedad, ni la misma ha
sido formada mediante suscripción pública, lo que torna improcedente la recla-
mación.
En cuanto a la participación de las utilidades, el mismo no tiene derecho a
las mismas, al no haber acreditado su calidad de accionista, tal como se refiriera
precedentemente.
Por las consideraciones que anteceden, soy de la opinión que el Acuerdo y
Sentencia recurrido debe ser confirmado, con costas. Es mi voto.
A su turno, los Doctores RÍOS ÁVALOS Y SOSA ELIZECHE manifestaron
que se adhieren al voto del Ministro preopinante por sus mismos fundamentos.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando SS.EE., todo por ante mí,
que certifico, quedando acordada la sentencia que sigue:
VISTO: Los méritos del Acuerdo que antecede, la CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA, SALA CIVIL Y COMERCIAL

[ 60 ]
JURISPRUDENCIA

RESUELVE:
DECLARAR desierto el recurso de nulidad.
CONFIRMAR con costas, el Acuerdo y Sentencia Nº 63 de fecha 31 de
octubre de 2001, dictada por el Tribunal de Apelación en lo Civil, Comercial,
Criminal y Correccional del Menor, Segunda Sala de la Circunscripción Judicial
de Caaguazú y San Pedro.
ANOTAR, REGISTRAR Y NOTIFICAR.
Ministros: Antonio Fretes, Bonifacio Ríos Ávalos, Enrique Sosa Elizeche.
Ante mí: Alfredo Benítez Fantilli, Secretario Judicial.

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 575

Cuestión debatida: En el sub-lite la discusión gira en torno de si la perso-


na que suscribió el documento, actuó en representación de la firma demandada,
S.A.C. y, en caso afirmativo, si ella queda obligada al cumplimiento de la pres-
tación asumida en el documento.
PERSONAS. Personas Jurídicas. Firma social. LEY. SOCIEDAD.
Administración de la Sociedad.
En cuanto al uso de la firma social, el Directorio de la entidad demandada
estableció que la Gerente “podrá actuar conjuntamente con el Presidente y/o
Vicepresidente y/o cualquier otra persona autorizada especialmente”, lo cual
implica una conducta facultativa y no obligatoria.
Al respecto, cabe recordar que en el caso de las entidades mercantiles, esa
potestad es viable por disposición del Art. 55 de la Ley del Comerciante N° 1.034
que expresa: “El factor designado con cláusulas generales se reputará autoriza-
do para ejercer todos los actos inherentes a la dirección y administración del
establecimiento mercantil. El instituyente que se proponga reducir estas facul-
tades, deberá consignar expresamente en el instrumento las restricciones im-
puestas.
PERSONAS. Personas Jurídicas. Firma social. LEY. SOCIEDAD.
Administración de la Sociedad.
Como norma interpretativa general se debe tener en cuenta que la ley
presume tanto la amplitud del mandato para disponer y administrar, como que

[ 61 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

los contratos relativos al giro del establecimiento efectuados por el factor se


entienden iure et de iure, celebrados por cuenta del principal.
PERSONAS. Personas Jurídicas. Firma social. LEY. SOCIEDAD.
Administración de la Sociedad.
Estas facultades naturales del factor pueden ser restringidas por el princi-
pal, pero tales restricciones deben ser expresas y establecidas con precisión.
PERSONAS. Personas Jurídicas. Firma social. LEY. SOCIEDAD.
Administración de la Sociedad.
Se supone que una “Empresa honesta” al realizar transacciones comercia-
les con sus clientes puede y debe considerar estos detalles, cuidando de esta
manera su buena reputación en el Mercado y no esconderse detrás de una
falacia o artilugio legal para eludir su obligación y enriquecerse sin causa a
costa del perjuicio patrimonial de terceros.
CSJ. Sala Civil. 20/07/05. Arsenio Adorno Querey C/ ACE S.A.C. S/ Cumpli-
miento De Contrato Y Otro”(Ac. y Sent. 575).
Previo estudio de los antecedentes del caso, la Excelentísima Corte Supre-
ma de Justicia, Sala Civil y Comercial, resolvió plantear las siguientes
CUESTIONES:
¿Es nula la Sentencia apelada?
En su defecto, se halla ajustada a Derecho?
Practicado el sorteo de Ley para determinar el orden de votación dio el siguiente
resultado: TORRES KIRMSER, BAJAC ALBERTINI Y GARAY.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SEÑOR MINISTRO TO-
RRES KIRMSER dijo: El recurrente desistió expresamente del Recurso de
Nulidad. Por lo demás, en la Sentencia impugnada no se advierten vicios o
defectos que ameriten la declaración de Nulidad de oficio, en los términos que
autorizan los Arts. 113 y 404 del Código Procesal Civil. En consecuencia, corres-
ponde tenerle por desistido del referido Recurso. Voto, pues, en ese sentido.
A SUS TURNOS, LOS SEÑORES MINISTROS BAJAC ALBERTINI Y
GARAY DIJERON QUE: Se adhieren al voto que antecede por los mismos
fundamentos.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SEÑOR MINISTRO JOSÉ
RAÚL TORRES KIRMSER dijo: Este juicio fue promovido por el Abogado Arse-
nio Adorno Querey, por derecho propio, demandando cumplimiento de contrato
y obligación de hacer Escritura Pública. Alegó el demandante que celebró con la

[ 62 ]
JURISPRUDENCIA

Agencia Comercial Espinoza S.A.C. un contrato de compra-venta de un auto-


móvil marca Alfa Romeo, modelo 90, cuyos detalles y demás especificaciones
técnicas se encuentran en el documento que acredita la operación (f. 2). Agregó
que por el precio de venta entregó la suma de Gs.16.500.000 (DIECISEIS MI-
LLONES QUINIENTOS MIL GUARANÍES) y transfirió un automóvil marca
Toyota Corolla año 1981 y un jeep marca Willys americano, más la entrega de
Gs.5.750.000 (CINCO MILLONES SETECIENTOS CINCUENTA MIL GUA-
RANÍES) en efectivo, quedando así cancelada la obligación asumida. La citada
sociedad le entregó un automóvil marca Alfa Romeo, modelo 90, obligándose a
transferirlo a su nombre o al de la persona que designe, debiendo pagarse los
gastos de transferencia por partes iguales. Reclamó el cumplimiento de esta
obligación en razón de haber agotado todos los medios posibles para el otorga-
miento de la escritura pública.
El Juez de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del 5° Turno de la
Capital, por S.D. N° 742 de fecha 13 de julio de 2000, resolvió: “I) RECHAZAR,
con costas, la excepción de falta de acción deducida en autos, por improcedente;
II) HACER LUGAR, con costas, a la presente demanda que por cumplimiento
de contrato y obligación de hacer escritura pública, promueve el Abogado ARSE-
NIO ADORNO QUEREY contra la firma ACE SOCIEDAD ANÓNIMA CO-
MERCIAL y en consecuencia, emplazar a la firma demandada a otorgar la
correspondiente escritura pública a favor del actor, del automóvil usado, marca
Alfa Romeo, modelo 90, turbo diesel, año 1987, Chasis N° ZAR162A3000015326,
Motor N° VM81A-21460, en el plazo de diez días, bajo apercibimiento de que si
no lo hiciere lo hará el Juzgado en su nombre; III) ANOTESE …” (fs. 92/95).
Recurrida la citada resolución, el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comer-
cial, Primera Sala de la Capital, por Acuerdo y Sentencia N° 34 del 30 de Abril
de 2001, resolvió: “TENER por desistido a la recurrente del recurso de nulidad;
REVOCAR, con costas la S.D. N° 742 del 13 de julio del año 2000. ANOTAR” (fs.
114/116).
El Tribunal ad quem expresó que la Licenciada Gladys de González no
tenía atribuciones para comprometer a la accionada; que no existen registros de
tal operación y el vehículo supuestamente vendido nunca ha pertenecido a la
misma; que según los Estatutos Sociales, el uso de la firma social estará a cargo
del Presidente con un Director o un Gerente en forma conjunta; que solamente
la firma conjunta obligará a la sociedad; que en caso de ausencia o impedimento

[ 63 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

del Presidente lo reemplazará el Vicepresidente; que el Directorio determinará


el o los gerentes que tendrán el uso de la firma social” (Art. 16, f. 9). Que el
documento que sirve de base a la acción está suscripto únicamente por la Licen-
ciada Gladys de González; por consiguiente, dicho documento no puede compro-
meter a la firma demandada; que el poder otorgado por la accionada a la citada
señora (fs. 38/41), en su calidad de gerente administrativo, le faculta a realizar
prácticamente todos los actos comerciales de la sociedad, pero siempre en forma
conjunta “con el Presidente o el Vicepresidente o cualquier otra persona autori-
zada especialmente”; que en ningún párrafo se alude a una autorización o facul-
tad para cerrar trato por sí sola comprometiendo a la firma; que la operación
realizada se refiere a la comercialización de artículos que solo pueden transcri-
birse por medio de escritura pública en razón de que los automóviles son bienes
muebles registrables conforme a lo dispuesto en el Art. 2.071 del Código Civil;
que el informe pericial contable determinó que en el libro Inventario de la de-
mandada del 31 de diciembre de 1976 hasta julio de 1998 no se encontró registro
de ninguna operación de compra-venta del citado vehículo, ni tampoco hay
indicios de que la firma haya recibido un Toyota Corolla del año 1981 y una
camioneta Willys a cuenta del precio, (ninguno de estos vehículos figuran en el
patrimonio de la empresa); que en el libro Diario desde 1991 hasta Julio de 1998
tampoco hay indicios de una operación de esa naturaleza. En base a tales con-
sideraciones, concluyó que corresponde revocar la sentencia de Primera Instan-
cia haciendo lugar a la excepción de falta de acción, rechazando en consecuencia
la demanda promovida por la parte actora, con costas.
El actor apeló contra esta resolución, expresando sus agravios en los térmi-
nos del escrito obrante a fs. 120/123, alegando que los argumentos arbitrarios y
parcialistas del Tribunal son: 1) Que la Señora Gladys de González, a pesar del
poder otorgádole por la empresa, no podía con su sola firma obligar a la socie-
dad; 2) que el informe pericial contable sobre los libros de la Empresa no registra
operaciones de compra-venta del vehículo Alfa Romeo objeto de la litis. Sin
embargo, señaló que el contrato de compra-venta quedó demostrado con el ins-
trumento de fojas 2; que existe reconocimiento de la firmante de que el contrato
se realizó en nombre de la Sociedad; que la declaración testifical del gerente
comercial, Licenciado Aluis Alberto Alejandro Centurión Morínigo, ratificó lo
señalado precedentemente; y que el poder otorgado por la sociedad a la Licen-
ciada Gladys de González le facultaba a suscribir la transferencia del automóvil

[ 64 ]
JURISPRUDENCIA

en nombre de la firma; que la cláusula del Estatuto que señala que deben existir
firmas conjuntas no le puede eximir de la obligación contraída cuando el com-
prador es un tercero de buena fe (quien no sabe y no tiene por qué saber lo que
dice el Estatuto); que el informe pericial contable no puede ser analizado aisla-
damente sino, en forma conjunta con los demás elementos probatorios; tampoco
se ha negado al contestar la demanda que el automóvil, objeto de la litis, no era
de su propiedad. Finalmente, solicitó la revocación de la sentencia recurrida y,
en consecuencia, confirmar la resolución de Primera Instancia de fs. 92/95.
La parte demandada contestó tales agravios a fs. 125/128, arguyendo que
el actor no ha acreditado en forma positiva el vínculo del cual se desprende la
obligación por él pretendida; que el único documento en el cual funda su preten-
sión es el de foja 2 que carece de fecha cierta y se encuentra rubricado por una
persona que no tiene poder suficiente y válido para obligar a la firma demanda-
da, no siendo oponible a la firma ACE S.A.C. por tratarse de un acto de carácter
privado y realizado por una persona que no contaba con autorización expresa o
poder de acuerdo con los Estatutos Sociales que reglamentan su funcionamien-
to. Finalmente, solicitó se proceda a confirmar en todas sus partes el Acuerdo y
Sentencia N° 34 del 30 de abril de 2001, con expresa imposición de costas.
En primer lugar, cabe señalar que en esta instancia la validez del documen-
to obrante a foja 2 de autos no es materia de controversia, dado que ha quedado
reconocida la firma obrante en el mismo por la propia Licenciada Gladys Eliza-
beth Valiente de González, en la respuesta a la séptima pregunta de la declara-
ción testifical (f. 42) y, en consecuencia, el contenido del documento es válido
también, de conformidad con lo dispuesto en el Art. 404 del Código Civil, que
establece: “El reconocimiento judicial de la firma importa el del cuerpo del
instrumento”.
En el sub-lite la discusión gira en torno de si la persona que suscribió el
documento, la Licenciada Gladys Elizabeth Valiente de González, actuó en re-
presentación de la firma demandada, ACE S.A.C. y, en caso afirmativo, si ella
queda obligada al cumplimiento de la prestación asumida en el documento de
foja 2.
La demandada es una persona jurídica y, como tal, sus actos son los reali-
zados por sus órganos (Art. 97 del Código Civil). Dado que es una Sociedad
Anónima, el órgano encargado de la administración y representación de la mis-
ma es el Directorio (Arts. 1.102 y 1.108 del Código Civil).

[ 65 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

De acuerdo a los Estatutos Sociales, el número de integrantes del Directo-


rio que ejerce la representación de ACE S.A.C. será establecido por la Asamblea
y no será inferior a tres titulares (Art. 11).
El Art. 16 de los citados Estatutos Sociales establece: “El uso de la firma
social estará a cargo del Presidente con un Director o un Gerente en forma
conjunta; solamente la firma conjunta obligará a la sociedad. En caso de ausen-
cia o fallecimiento del Presidente, lo reemplazará el VicePresidente. El Directo-
rio determinará el o los Gerentes que tendrán uso de la firma social”.
En el caso de autos, la Licenciada Gladys Elizabeth Valiente de González,
que suscribió el documento cuyo cumplimiento pretende el actor, fue designada
Gerente Administrativa de ACE S.A.C. por Acta N° 38 del Directorio, transcrip-
ta en la Escritura Pública N° 7 del 10 de febrero de 1983 (fs. 39/41), otorgándo-
sele poder suficiente para hacer uso de la firma social conforme lo autoriza el
Art. 16 precedentemente transcripto.
El Directorio, por ese acto, designó a la Licenciada Gladys Elizabeth Va-
liente de González, en calidad de gerente o factor de la empresa demandada en
los términos del Art. 53 de la Ley N° 1.034 del Comerciante, quedando la misma
“legalmente capacitada para el ejercicio del comercio”, ya que el principal le
encargó mediante mandato el uso de la firma social y la administración de sus
negocios o la de su establecimiento comercial, a través de instrumento público
de acuerdo al Art. 54 de la mencionada leyEn efecto, en el sub – exámine, tene-
mos que el Directorio de la entidad demandada dispuso “Otorgar poder a la Sra.
Licenciada Gladys Elizabeth Valiente de González” y se estableció que “podrá
actuar conjuntamente con el Presidente y/o Vicepresidente y/o cualquier otra
persona autorizada especialmente, para abrir y cerrar cuentas corrientes…,
transferencias de inmuebles, autovehículos” (f. 40).
En cuanto al uso de la firma social, el Directorio de la entidad demandada
estableció que la Gerente Sra. Licenciada Gladys Elizabeth Valiente de Gonzá-
lez “podrá actuar conjuntamente con el Presidente y/o Vicepresidente y/o cual-
quier otra persona autorizada especialmente”, lo cual implica una conducta
facultativa y no obligatoria.
Al respecto, cabe recordar que en el caso de las entidades mercantiles, esa
potestad es viable por disposición del Art. 55 de la Ley del Comerciante N° 1.034
que expresa: “El factor designado con cláusulas generales se reputará autoriza-
do para ejercer todos los actos inherentes a la dirección y administración del

[ 66 ]
JURISPRUDENCIA

establecimiento mercantil. El instituyente que se proponga reducir estas facul-


tades, deberá consignar expresamente en el instrumento las restricciones im-
puestas”.
En ese mismo sentido la doctrina entiende que en el mandato mercantil el
principal extiende a favor del factor o gerente la autorización a realizar todos los
actos necesarios para la dirección y administración de los negocios, no sólo los
ordinarios del comercio, sino todos aquellos que accidentalmente suscite no sólo
los indispensables sino también los útiles, no sólo los actos netamente comercia-
les, sino los civiles relacionados con el ejercicio del comercio. Estas facultades
naturales del factor pueden ser restringidas por el principal, pero tales restric-
ciones deben ser expresas y establecidas con precisión. Como norma interpreta-
tiva general se debe tener en cuenta que la ley presume tanto la amplitud del
mandato para disponer y administrar, como que los contratos relativos al giro
del establecimiento efectuados por el factor se entienden iure et de iure, celebra-
dos por cuenta del principal. (Vide Fernández, Raymundo y Gómez Leo, Osval-
do. “Tratado Teórico-Práctico de Derecho Comercial”, tomo II, pág. 229).
De los argumentos anteriormente expuestos se desprende que la persona
que suscribió el documento, la Licenciada Gladys Elizabeth Valiente de Gonzá-
lez, actuó en representación de la firma demandada, ACE S.A.C., obligando a
ésta al cumplimiento de la prestación asumida en el documento de foja 2.
Por tales consideraciones, debe rechazarse la excepción de falta de acción
opuesta por la parte demandada y hacerse lugar a la presente demanda.
Por consiguiente, corresponde revocar el Acuerdo y Sentencia apelado y, en
consecuencia, hacer lugar a la demanda con costas a la parte vencida en las tres
instancias (Art. 192 Código Procesal Civil). Es mi voto.
A SU TURNO EL SEÑOR MINISTRO BAJAC ALBERTINI DIJO QUE:
Se adhiere al voto que antecede por los mismos fundamentos.
A SU TURNO EL SEÑOR MINISTRO GARAY DIJO: Respecto de la solu-
ción dada al Recurso de Apelación por quien me ha precedido en este juzgamien-
to revocando el Fallo del Tribunal de Alzada, fundamento mi posición jurídica
en los siguientes términos:
Por S.D.N° 742 de fecha 13 de julio del 2000, el Juzgado de Primera Instan-
cia en lo Civil y Comercial de Quinto Turno de la Capital, resolvió hacer lugar
a la Demanda de Cumplimiento de Contrato y Obligación de Hacer Escritura
Pública promovida por el Abog. Arsenio Adorno Querey contra la Firma ACE

[ 67 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SOCIEDAD ANÓNIMA COMERCIAL por considerar: “…Que en ese sentido,


sin temor a equívocos podemos afirmar que efectivamente el referido documento
obliga a la firma ACE SAC a su cumplimiento, pues, la relación y grado de
dependencia de la firmante del documento con la firma demandada, se halla
demostrada fehacientemente con la Escritura Pública Nº 7 de fecha 10 de Febre-
ro de 1983, inscripta debidamente en el Registro respectivo, cuya copia se halla
agregada a fs. 38/41 de autos, por la que, la Lic. Gladys de González ha sido
designada en el cargo de Gerente Administrativo, sin perjuicio de las funciones
de Contador General de la firma ACE SAC. También, de la declaración testifical
del Señor Luis Alberto Centurión Morínigo, a fs. 44 de autos, se deduce que el
mismo participó de la operación comercial de referencia en su carácter de Geren-
te Comercial y que la operación la benefició a la firma ACE SA…”.
Sin embargo, el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Primera Sala
de la Capital, por Acuerdo y Sentencia Número 34 con fecha 30 de Abril del
2.001, revocó la Sentencia más arriba individualizada argumentando: “…Del
estudio de los antecedentes del caso surge que conforme a los Estatutos Sociales,
“el uso de la firma social estará a cargo del Presidente con un Director o un
Gerente en forma conjunta; obligará a la sociedad. En caso de ausencia o impe-
dimento del Presidente lo reemplazará el Vicepresidente. El Directorio determi-
nar él o los Gerentes que tendrán el uso de la firma social” (art. 16, fs. 9). La
normativa transcripta define con claridad que ninguna persona –ni siquiera el
Presidente– puede obligar con su acción individual, a la sociedad. Se requiere en
todos los casos la firma conjunta de dos personas autorizadas por el Estatuto. En
autos, el documento que sirve de base a la acción esta suscripto únicamente por
la Lic. Gladys de González; por consiguiente, dicho documento no puede compro-
meter a la firma demandada. El poder otorgado a la citada señora (fs. 38/41) en
su calidad de Gerente Administrativo, le faculta a realizar prácticamente todos
los actos comerciales de la sociedad, pero siempre en forma conjunta “con el
Presidente o el Vice-Presidente o cualquier otra persona autorizada especial-
mente”. En ningún párrafo se alude a una autorización o facultad para cerrar
trato por si sola, comprometiendo a la firma. A la luz de los documentos, resulta
evidente que el contrato presentado a fs. 2, no tiene la virtualidad de obligar a la
empresa, porque sólo lleva una firma responsable…”.
En apariencia, y si sólo se consideraran formalmente los argumentos del
Tribunal de Apelación podría coincidir con sus apreciaciones, pero éstas deduc-

[ 68 ]
JURISPRUDENCIA

ciones se ven abatidas irremediablemente ante la verdad objetiva y real. Los


hechos se oponen férreamente a los argumentos de la Cámara de Apelación que
no han estudiado los antecedentes a la luz de la Buena Fe en los Contratos entre
particulares.
Cualquier persona pudo haber sufrido esta clase de despojo, incluyendo a
los mismos Profesionales del Foro –como se produjo en el presente Juicio– quien
hubiera pensado en el momento de la transacción o hubiera adivinado la exis-
tencia de los Estatutos Sociales y el Poder otorgado a la Funcionaria de la
Empresa.
El Demandante, confiando en una supuesta “Empresa seria” entregó sus
vehículos: 1-) Toyota Corolla 1981 y 2-) Jeep Marca Willys más la suma de Gs.
5.750.000 –hechos comprobados- y retiró un Alfa Romeo, Modelo 90, comprome-
tiéndose la Lic. Gladys de González en nombre de ACE SOCIEDAD ANÓNIMA
COMERCIAL –tal como lo indica en sello obrante sobre la firma de la misma a
fs. 2– a transferir dicho automóvil a favor del Accionante cuando el mismo lo
solicitara.
El Dr. Jorge Mosset Iturraspe considera: “…Demostrar la buena fe subjeti-
va es convencer al juez acerca de la ignorancia respecto de la antijuridicidad de
una situación o relación jurídica; demostrar que las circunstancias indujeron,
erróneamente, a creer que la situación era conforme a Derecho; que no se cono-
cieron los vicios que afectaban la relación o la adquisición ni las causas que
provocaban su extinción…La mala fe, en cambio, consiste en el conocimiento de
las vicisitudes; de los vicios o defectos que afectan el negocio de adquisición o
bien, en el caso del subadquirente, el acto que sirve de antecedente a la transmi-
sión…” (Interpretación Económica de los Contratos, ps. 224/225).
Según el libro de este mismo Autor: “…nos dice Betti que “en tal relación de
hecho entran en juego las reglas de corrección y entran en vigor, no sólo el deber
de lealtad en el negociar, sino también obligaciones específicas que pueden ser de
información o de aclaración, en razón de la posibilidad de que la esfera de
intereses de la otra parte resulte perjudicada como consecuencia de la omisión de
las informaciones y aclaraciones debidas…Es muy interesante la obra de Ga-
briel y Rubén Stiglitz sobre la responsabilidad precontractual que gira básica-
mente sobre el “deber de información”, que nosotros hemos denominado de comu-
nicación. Como síntesis de los hechos contrarios a la buena fe, en la etapa forma-
tiva del contrato, señalan los autores recordados: “a) Ocultar la realidad a través

[ 69 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

de la reticencia (dolo pasivo) b) Falsificar la realidad, mediante la disimulación


de lo verdadero c) Silenciar, por negligencia o por ignorancia culpable, la inexis-
tencia de una causa de ineficacia d) Apartarse, injustificada y arbitrariamente,
de las tratativas e) prolongar deliberada e incausadamente las tratativas, para
luego contratar con un tercero f) Actuar sin poder, o más allá de sus límites g)
revocar la propuesta, habiéndose renunciado a la facultad de retractarla, o cuando
se hubiese obligado a permanecer en ella…” (Interpretación Económica de los
Contratos, pág. 205).
Sin duda, que del cotejo del texto parcialmente trascripto, se arriba la
conclusión que esta situación jurídica se identifica con más de un inciso de la
mencionada lectura.
Se supone que una “Empresa honesta” al realizar transacciones comercia-
les con sus clientes puede y debe considerar estos detalles, cuidando de esta
manera su buena reputación en el Mercado y no esconderse detrás de una
falacia o artilugio legal para eludir su obligación y enriquecerse sin causa a
costa del perjuicio patrimonial de terceros.
En este Juicio se dan los presupuestos establecidos en el Art. 1817 del
Código Civil que establece: “El que se enriquece sin causa en daño de otro está
obligado, en la medida de su enriquecimiento, a indemnizar al perjudicado la
correlativa disminución de su patrimonio. Cuando el enriquecimiento consiste
en la adquisición de una cosa cierta, corresponderá la restitución en especie, si
existe al tiempo de la demanda”.
Estudiando puntualmente dichos requisitos, surgen con diáfana claridad
las siguientes conclusiones:
1) Enriquecimiento a Costa Ajena: Entendido como toda ventaja o aumento
susceptible de apreciación pecuniaria. En el Caso de Autos, se aprecia que el
Demandado entregó dos automóviles y dinero en efectivo a la Firma Demanda-
da.
2) Ausencia de Causa: Enriquecimiento del Demandado sin tener derecho
al mismo: Este requisito se produjo desde el momento en que la Firma Deman-
dada no transfirió el vehículo a nombre del Demandante, como lo convino inde-
pendientemente de los detalles formales.
3) Daño producido: El despojo de dos vehículos y dinero en efectivo que
pertenecían al Demandante.
4) Relación de Causalidad: El acuerdo entre las Partes autónomamente.

[ 70 ]
JURISPRUDENCIA

Cabe señalar además, que los hechos más arriba mencionados, no fueron
propiamente negados por la Empresa. Al contrario, la Parte Demandada, más
bien alegó que no se dieron los requisitos establecidos en los Estatutos Sociales
para hacer válido este Contrato Privado, una falacia formal que no debe ser
impedimento que obste a que se haga justicia.
Son hechos irrebatibles, los siguientes:
1) La transacción comercial se produjo, tal como se aprecia en el documento
privado obrante a fs. 2.
2) La persona que firmó dicho documento era Funcionaria de la Empresa
( fs. 39/41) y firmó en dicho carácter el documento (fs. 42), reconoció estos hechos
y sobre todo que la operación comercial benefició a la firma ACE SAC. En tal
sentido, también declaró Luis Alberto Alejandro Centurión Morínigo (fs. 44 y
66) agregando que estas operaciones eran habituales en dicha Firma.
En este caso, la cuestión principal no gravita en el hecho que hubo o no
firma, estuvo o no autorizada, sino en el hecho que hubo una transacción comer-
cial y la Empresa Demandada salió beneficiada.
3) El Demandante transfirió los vehículos de su propiedad a favor de la
Firma ante la Escribanía designada por la Demandada (fs. 72).
Tampoco es prueba de descargo la prueba pericial contable obrante a fs. 80,
la cual antes de establecer la inexistencia de la transacción aludida, más bien
revela la manera irregular en que la Empresa Demandada lleva sus asientos
contables y se contrapone a las manifestaciones obrantes a fs. (2/3) del Expe-
diente caratulado: “ARSENIO ADORNO QUEREY S/ DILIGENCIAS PREPA-
RATORIAS” en el cual se observa el Acta de Intimación Notarial, donde constan
las manifestaciones del Gerente de Operaciones Patricio M. Vente: “…en esta
Empresa, con la nueva administración no existe documento alguno, ni archivos
a los cuales puedan remitirse para la búsqueda de documentos, teniendo en
cuenta que la anterior administración ha desmantelado todos los documentos de
todo índole…”. Lo cual nos lleva a cuestionar de donde surgieron los documentos
contables objetos de estudio por parte del Perito.
Cabe agregar finalmente, que la Demanda se inició en fecha 29 de Diciem-
bre de 1.997 y que se dictó Sentencia Definitiva en fecha 13 de Julio del 2.000,
recurrida la Sentencia de Primera Instancia, ésta fue revocada en fecha 30 de
Abril del 2.001 y siendo ésta la fecha en que aún no ha sido resuelta, a lo cual se
debe mencionar obligatoriamente que la justicia, sólo es eficaz cuando llega a
tiempo.

[ 71 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Otro detalle que corresponde mencionar, a fs. 103 vlto. obra el informe de
los Registros Públicos donde se comunicó que el automóvil Alfa Romeo carece de
datos suficientes para establecer la condiciones de dominio. También sería in-
teresante –para aclarar aún más este caso– solicitar a los Registros Públicos, las
condiciones de dominio de los vehículos entregados por el Demandante, corro-
borando así la transferencia que el mismo manifestó haber realizado a favor de
la Empresa Demandada.
Considerando los sólidos e irrefutables elementos de convicción brindados
por las declaraciones testificales y una vez estudiados en el contexto general,
arroja la conclusión que la Empresa Demandada acostumbra realizar este tipo
de transacciones normalmente y no las registra en sus asientos contables, he-
chos que suscitan suspicacias e interrogantes que no corresponden al Fuero
Civil propiamente dicho.
Según Jorge Mosset Iturraspe: “…La Corte Suprema ha dicho, en el caso
“Colalillo, D c/ Cía de Seguros”, que cuando el caso presenta “características
singulares” es obligación de los jueces “ponderar con mayor rigor la aplicación
de los principios jurídicos pertinentes, a fin de no incurrir, con daño para la
justicia, en una aplicación sólo mecánica de esos principios”. Esa aplicación
mecánica alumbra a la justicia que denominamos “generalizada y abstracta”, y
agrega: “…es condición de validez de un fallo judicial que él sea una conclusión
razonada del Derecho vigente, con particular referencia a las circunstancias
comprobadas de la causa (…) Que la condición necesaria de que las circunstan-
cias de hecho sean objeto de comprobación ante los jueces no excusa la indiferen-
cia de éstos respecto de su objetiva verdad…”, empero aclara la Corte, “el proceso
civil no puede ser conducido en términos estrictamente formales. No se trata
ciertamente del cumplimiento de ritos caprichosos, sino del desarrollo de proce-
dimientos destinados al establecimiento de la verdad jurídica objetiva, que es su
norte”. Y glosando las facultades de que disponen los jueces, a fin de no quedar
encerrados en la “verdad formal”, concluye: “Que concordadamente con ello, la
ley procesal vigente dispone que los jueces tendrán, en cualquier estado del jui-
cio, la facultad de disponer las medidas necesarias para esclarecer los hechos
debatidos. Y tal facultad no puede ser renunciada, en circunstancias en que su
eficacia para la determinación de la verdad sea indudable. En caso contrario, la
sentencia no sería aplicación de la ley a los hechos del caso, sino, precisamente,
la frustración ritual de la aplicación del Derecho”. Este magnífico pensamiento

[ 72 ]
JURISPRUDENCIA

–olvidado por tantos jueces- es completado por una frase que es toda una senten-
cia: “…la renuncia consciente a la verdad es incompatible con el servicio de la
justicia…” (Interpretación Económica de los Contratos, ps. 90/92).
Claramente, surge de esta progresión de silogismos que en caso de recha-
zarse la Demanda, se estaría dando pie al enriquecimiento sin causa de la
Firma Demandada.
Por las razones explicitadas, considero que se dan los presupuestos de
fondo para hacer viable la pretensión del Apelante, por lo que corresponde la
REVOCACIÓN del Acuerdo y Sentencia Número 34 con fecha 30 de Abril del
2.001, recurrida e imponer las Costas a la perdidosa, de conformidad a los
Artículos 192, 203, inciso b) y 205 del Código Procesal Civil. Es mi voto.
Con lo que se dio por terminado el acto firmado S.S.E.E, todo por Ante mí,
que lo certifico quedando acordada la Sentencia que inmediatamente sigue:
Y VISTOS: Los méritos del Acuerdo que antecede, la CORTE SUPREMA
DE JUSTICIA, SALA CIVIL Y COMERCIAL
RESUELVE:
TENER por desistido al recurrente del Recurso de Nulidad interpuesto.
REVOCAR el Acuerdo y Sentencia N° 34 de fecha 30 de abril de 2001,
dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Primera Sala y, en
consecuencia, HACER LUGAR a la presente demanda, que por cumplimiento
de contrato y obligación de hacer escritura pública, promueve el abogado ARSE-
NIO ADORNO QUEREY contra la firma ACE SOCIEDD ANONIMA COMER-
CIAL y, en consecuencia, emplazar a la firma demandada a otorgar la corres-
pondiente escritura pública a favor del actor, del automóvil usado, marca Alfa
Romeo, modelo 90, turbo diesel, año 1987, Chasis N° ZAR162A3000015326,
Motor N° VM81A-21460, en el plazo de DIEZ DÍAS, bajo apercibimiento de que
si así no lo hiciere, lo hará el Juzgado en su nombre.
IMPONER las costas a la parte vencida en las tres instancias.
ANOTAR, registrar y notificar.
MINISTROS: GARAY, BAJAC ALBERTINI, TORRES KIRMSER.
ANTE MÍ: ALEJANDRINO CUEVAS, Secretario Judicial.

***

[ 73 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 23

Cuestión debatida: Se analiza si un socio de una S.A. tiene legitimación


activa para accionar individualmente contra los administradores de la misma.
SOCIEDAD. Derechos y obligaciones de los socios. Facultad de los
Directores.
Las únicas circunstancias en las que el socio de una S.A. puede accionar
individualmente contra los administradores son las siguientes: por mal desem-
peño del mandato, Arts. 1114, 1113 y concordantes del Código Civil; y por daños
ocasionados por el administrador directamente a derechos individuales del so-
cio, según el Art. 1116 del mismo cuerpo legal.
SOCIEDAD. Derechos y obligaciones de los socios. Facultad de los
Directores. Acción societaria. MANDATO.
El ejercicio de la acción por mal desempeño del mandato depende de una
decisión de la asamblea, por lo que se da en denominarla acción societaria. Tal
como establece el Art. 1114, el accionista solamente podrá promoverla cuando
“la acción no fuere iniciada dentro del plazo de tres meses, contado desde la
fecha del acuerdo”, o cuando la asamblea decida renunciar a la acción o transi-
gir, en cuyo caso “podrá ser ejercida por los accionistas que se hubieren opuesto”.
SOCIEDAD. Derechos y obligaciones de los socios.
En lo referente a la acción directa contra el administrador –Art. 1116– se
requiere que el socio “haya sido directamente perjudicado por actos culposos o
dolosos de los administradores”.
SOCIEDAD. Derechos y obligaciones de los socios. Facultad de los
Directores. Acción societaria. MANDATO.
No consta en autos que el demandante haya recurrido a la asamblea para
motivar la decisión respecto del ejercicio de la acción societaria. Por tanto, no
están dados los requisitos establecidos en el Art. 1114 para la promoción de la
acción societaria en forma individual por el demandante.
SOCIEDAD. Derechos y obligaciones de los socios. Facultad de los
Directores. Acción societaria. MANDATO.
La aprobación de los balances por la Asamblea Social sólo implica que la
Sociedad, como Persona Jurídica, no podría promover con posterioridad accio-
nes legales contra los administradores por mal desempeño del mandato o viola-
ción de la Ley o de los Estatutos o perjuicio, sea por dolo, culpa o abuso. Pero, tal
restricción no afecta al accionista en forma individual.

[ 74 ]
JURISPRUDENCIA

CSJ. Sala Civil. 16/02/07. “Juan Martínez Sanabria c/ Celso Ramón Servín
Pérez s/ Indemnización de Daños y Perjuicios”.(Ac. y Sent. N° 23).
Previo estudio de los antecedentes del caso, la Excelentísima Corte Supre-
ma de Justicia, Sala Civil y Comercial, resolvió plantear y votar las siguientes:
CUESTIONES:
¿Es nula la Sentencia apelada?
En su caso, ¿se halla ella ajustada a Derecho?
Practicado el sorteo de Ley para determinar el orden de votación dio el
siguiente resultado: BAJAC ALBERTINI, TORRES KIRMSER y GARAY.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL MINISTRO BAJAC AL-
BERTINI, dijo: Que el recurrente ha fundamentado el recurso de nulidad que
interpusiera de manera superflua no señalando los vicios o defectos de la mis-
ma, por lo que corresponde declararlo desierto no sin antes advertir que del
estudio de oficio de la resolución no se desprenden vicios o defectos de índole
procesal que provoquen su nulidad en los términos de los artículos 113 y 404 del
Código Procesal Civil.
A sus turnos los señores Ministros TORRES KIRMSER y GARAY, manifes-
taron: Adherirse al voto del señor Ministro Preopinante por sus mismos funda-
mentos.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL MINISTRO BAJAC AL-
BERTINI, dijo: El Abog. Walter R. Mendoza, en nombre y representación del Sr.
Juan Martínez Sanabria, promovió demanda de indemnización por daños y
perjuicios contra el Sr. Celso Ramón Servín Pérez, reclamando la suma de gua-
raníes Setecientos Sesenta Millones Ciento Setenta y Siete Mil Quinientos
Catorce (Gs.760.177.514), por la mala administración del demandado, en ese
entonces, Presidente de la firma Empresa de Transporte Vanguardia S.A.C.I..
Que, por S. D. Nº 482 de fecha 11 de Septiembre del 2.003, el Juzgado de
Primera Instancia en lo Civil, Comercial, Laboral y Tutelar del Menor de la
ciudad de Luque, resolvió: “Hacer Lugar, con costas, a la demanda promovida
por el Sr. Juan Martínez Sanabria contra el Sr. Celso Ramón Servín Pérez y, en
consecuencia, condenar a éste último al pago de la suma de Ciento Sesenta y
Cuatro Millones Doscientos Veinte y Un Mil Noventa y Ocho Guaraníes
(Gs.164.221.098), en concepto de indemnización por daños y perjuicios, más los
intereses legales, a partir de la promoción de esta acción, en el plazo perentorio
de diez (10) días de quedar firme la presente resolución”.

[ 75 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Que, por su parte el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Quinta


Sala, por Acuerdo y Sentencia Nº 168 de fecha 27 de Septiembre del 2.005,
revocó la sentencia dictada por el A-quo, manifestando que: “El hecho que no
estén dados los presupuestos de responsabilidad del demandado, concretamen-
te en la relación de causalidad, factor de atribución y daño, no puede admitirse
la demanda por daños y perjuicios contra el demandado…”.
Que, el apelante ha fundado sus agravios ante esta Corte en las considera-
ciones que sucintamente pasan a ser relatadas. Que las disposiciones de la ley
de Comerciante concordadas con lo dispuesto en el Código Civil los directores
son responsables ilimitada y solidariamente por los daños causados en la socie-
dad. Siendo así por la actuación del demandado negligente en forma notoria y
evidente generó balances absolutamente irreales e inexactos, situación que
privó a su representado a percibir sus utilidades. Que de la interpretación inte-
gral de las disposiciones legales referentes al tema en estudio contrariamente
a lo razonado por el Tribunal se consagra la responsabilidad personal del Pre-
sidente en fiscalizar la redacción del balance y aun cuando delegue estas funcio-
nes en otras personas, también es responsable; de manera alguna se produce el
“blanqueo” de los administradores por la aprobación del balance, eso es termi-
nante y categórico, subsiste su responsabilidad. Se ha demostrado el daño pa-
trimonial sufrido por el actor ascendente a la suma de Gs.760.177.514 suma que
debió percibir si los balances se sustentaban en las planillas diarias y no en los
libros contables carentes de documentos sustentatorios que justifiquen esos
asientos.
Que, el abogado recurrente enfatizó que la responsabilidad del demandado
se halla probada con las pericias realizadas en autos en las que se constata una
diferencia contable, constituyendo esto una negligencia grave y manifiesta que
incluso puede llegar a ser dolosa al verificarse las irregularidades reiteradas y
sistemáticamente en cada ejercicio. El presidente es el obligado a fiscalizar
personalmente el balance presentado en asamblea pues dada la importancia
del cargo que tiene y el volumen del capital social debió de extremar recursos
para que el balance responda con veracidad, objetividad y fidelidad del estado
real de la Empresa. Termina solicitando la revocación de la resolución en estu-
dio.
Que, corrido el traslado de rigor el abogado Pedro Wilson Marinoni Bolla en
representación de la demandada, lo contesta en los términos contenidos en el

[ 76 ]
JURISPRUDENCIA

escrito de fs.314/316 solicitando la confirmatoria del Acuerdo y Sentencia Nº


180 de fecha 27 de Septiembre del 2.005.
Que, en esta instancia deben ser analizados tanto el memorial de agravios
como su correspondiente contestación y a partir de allí examinar si la resolución
se ajusta o no a derecho.
Que, corresponde consecuentemente partir de la base de la correcta o inco-
rrecta instauración de la demanda promovida por el Sr. Juan Martínez Sa-
nabria en contra del Sr. Celso Ramón Servín Pérez y una vez allanado dicho
camino proceder a estudiar la determinación de la imputación de daños y per-
juicios reclamada en autos.
Que, sobre el punto surgen de las instrumentales obrantes a fs.30, 31, 32
vlto., 34, 35 vlto. y 37 de autos, que efectivamente como bien lo manifestara el
A-quem el demandado en autos Sr. Celso Ramón Servín Pérez, se desempañaba
en la firma “Empresa de Transporte Vanguardia S.A.C.I.” en su calidad de
Presidente de la misma y como tal suscribe dichas Actas Asamblearias por las
cuales se aprueban los balances objetados por el accionante en este juicio.
Que, las normativas aplicables a este tipo de situaciones se encuentran
previstas en el Art.99 del Código Civil que establece: “Los directores y admi-
nistradores son responsables respecto a la persona jurídica conforme a las nor-
mas del mandato.”… Por su parte el Art. 1112 del citado cuerpo legal establece
que: “los directores no serán responsables ante la sociedad, cuando hubieren
procedido en cumplimiento de resoluciones de la Asamblea, que no fueren con-
trarias a la ley o los estatutos. Tampoco responderán cuando sus actos fueren
aprobados por la Asamblea…”.
Que, a la luz de las citadas disposiciones, queda aclarada la situación jurí-
dica de un Presidente de una entidad como es el caso del demandado, dado que
el mismo al igual que los demás accionistas de la firma Empresa de Transporte
Vanguardia S.A.C.I., aprobaron a través de varias asambleas ordinarias los
balances presentados por los directivos de la misma, correspondientes a los
años 1995, 1996, 1997 y 1998; siendo éste último balance el único objeto de
impugnación por parte del Sr. Juan Martínez Sanabria, que no surtió efecto
alguno al ser igualmente aprobado por la mayoría, según consta a fs.36 vlto. de
autos.
Que, siguiendo los fundamentos del Tribunal, nos encontramos ante un
parámetro al cual ceñirnos como ser la promoción de la presente demanda en

[ 77 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

contra de una persona física y no así a la persona jurídica que fue supuestamen-
te la que causó el perjuicio reclamado por el actor, como lo dispone el Art.1098
del C.C. que dice: “Toda resolución de la asamblea que sea violatoria de la ley, del
estatuto o del reglamento, puede ser impugnada, por los directores, los síndicos,
los funcionarios de contralor, y por los accionistas disidentes, los que se hayan
abstenido y los ausentes…. La acción se promoverá contra la sociedad”. Queda
esclarecido, quien es el sujeto contra el cual debe proceder la correspondiente
acción para así poder realizar la repartija de las responsabilidades inherentes
a cada cargo, ya sea en forma personal o no.
Que, así mismo el Art. 1.111 del código de fondo, establece: “Los directores
responden ilimitada y solidariamente ante la sociedad, los accionistas y los
terceros por la inejecución o mal desempeño del mandato, así como por violación
de la ley o de los estatutos, y cualquier otro perjuicio ocasionado por dolo, abuso
de facultades, o culpa grave…”. De la disposición legal transcripta surge que los
directores son responsables siempre y cuando se haya probado que actuaron con
dolo, abuso de facultades o culpa grave en el ejercicio de sus funciones, cuestión
que no ha sido probada en este juicio en forma indubitada.
Que, cabe recalcar por último la presunción de buena fe en el obrar con que
debe contar el demandado, lo que tampoco fue desvirtuado por el accionante y
a lo cual los magistrados siguiendo los principios básicos de nuestro ordena-
miento jurídico debemos atenernos.
Por tanto, atento a las razones expuestas, corresponde confirmar el Acuer-
do y Sentencia recurrido, y en consecuencia no hacer lugar a la demanda de
indemnización de daños y perjuicios promovida por el Sr. Juan Martínez Sa-
nabria. En cuanto a las costas, considero que deben imponerse a la perdidosa,
conforme al principio general establecido en el Art.192 del Código Procesal
Civil. Es mi voto.
A su turno, el señor Ministro JOSÉ RAÚL TORRES KIRMSER, opinó: En
el presente caso el actor accionó directamente contra el Presidente de la Empre-
sa de Transportes Vanguardia S.A.C.I., reclamando los daños sufridos, como
consecuencia de unas supuesta administración negligente, referente a las dife-
rencias en ganancias y utilidades que la sociedad dejó de percibir durante los
ejercicios 1995 a 2000 y que debían ser distribuidas entre los socios. Alega que
a consecuencia de ello dejó de percibir individualmente la suma que reclama en
el escrito de demanda.

[ 78 ]
JURISPRUDENCIA

Las únicas circunstancias en las que el socio de una S.A. puede accionar
individualmente contra los administradores son las siguientes: por mal desem-
peño del mandato, Arts. 1114, 1113 y concordantes del Código Civil; y por daños
ocasionados por el administrador directamente a derechos individuales del so-
cio, según el Art. 1116 del mismo cuerpo legal.
El ejercicio de la acción por mal desempeño del mandato depende de una
decisión de la asamblea, por lo que se da en denominarla acción societaria. Tal
como establece el Art. 1114, el accionista solamente podrá promoverla cuando
“la acción no fuere iniciada dentro del plazo de tres meses, contado desde la
fecha del acuerdo”, o cuando la asamblea decida renunciar a la acción o transi-
gir, en cuyo caso “podrá ser ejercida por los accionistas que se hubieren opuesto”.
En lo referente a la acción directa contra el administrador –Art. 1116– se
requiere que el socio “haya sido directamente perjudicado por actos culposos o
dolosos de los administradores”.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia entienden que este perjuicio di-
recto se refiere al daño causado a un derecho individual del socio (Vide fallo del
Apelación de Turín de fecha 20 de marzo de 1947, citado por Antonio Brunetti
en su obra “Tratado del Derecho de las Sociedades”, t. II. Sociedad por Acciones,
traducido por Felipe de Solá Cañizares, U.T.E.H.A., Bs. As., 1960, pág. 498;
asimismo A.I. N° 1201 de fecha 12 de agosto de 2004 dictado por esta Corte). Así
la nota al Art. 1723 del Anteproyecto de De Gásperi –fuente del Art. 1116- refiere
cuanto sigue: “El administrador que no entregase al accionista la nota de admi-
sión a la asamblea; o si tratándose de deliberar una reducción del capital social
que ha de resolverse por sorteo, excluyese de éste la acción de un socio, o bien
que impidiese a un socio el ejercicio de un ventajoso derecho de opción, incurri-
ría en la violación de un derecho individual y ocasionaría un daño injusto al
accionista, sujeto a reparación”. A esto debe agregarse que dichos supuestos
dañosos no surgen de la inejecución o mal desempeño del mandato.
En el sub examine el actor alegó presuntos daños causados a la sociedad y
a los accionistas por el mal desempeño del director en su gestión administrativa;
sin embargo no costa en autos que el demandante haya recurrido a la asamblea
para motivar la decisión respecto del ejercicio de la acción societaria. Por tanto,
no están dados los requisitos establecidos en el Art. 1114 para la promoción de
la acción societaria en forma individual por el demandante.
Por otra parte, no se advierte un perjuicio directo o daño a un derecho

[ 79 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

individual de Juan Martínez Sanabria, causado por un acto del administrador


en los términos del Art. 1116 del Código Civil.
Por las consideraciones que anteceden, la demanda promovida debe ser
rechazada y el Acuerdo y Sentencia apelado debe ser confirmado, con costas a
la perdidosa. Es mi voto.
A su turno el señor Ministro César Antonio Garay explicitó: Una interpre-
tación mínimamente sistemática de las normas del Código aplicable –en la
materia tratada– nos permitirá advertir que el accionista (en general) se en-
cuentra legitimado para accionar contra los administradores en lo siguientes
casos:
I) En aquellos previstos en el Artículo 1116 del Código Civil en los cuales el
socio o accionista es el directamente perjudicado por actos dolosos o culposos de
los administradores. Messineo aclara que esta responsabilidad, que es contrac-
tual, afecta al socio “sin que haya habido daño para la sociedad”. No es esta la
disposición aplicable al caso en estudio.
II) En los prevenidos en el Artículo 1114 del Código Civil, disposición que -
a su vez - comprende dos vertientes disímiles, a saber: 1º) Aquella que se rela-
ciona con el Artículo 1.112 del Código Civil en cuanto a que el socio o accionista
tiene Derecho a promover Acción resarcitoria contra los administradores cuan-
do la Sociedad hubiese decidido renunciar a la Acción o transigir, siempre que
en el acto asambleario se hubiesen opuesto a la renuncia o transacción. Tampo-
co estas disposiciones son aplicables al caso en juzgamiento; 2º) Aquella (la
segunda vertiente) que se relaciona con el Artículo 1113 del Código Civil en
cuanto a que el socio o accionista tiene Derecho a promover demanda resarcito-
ria contra los adminitradores cuando la Sociedad hubiese resuelto en Asamblea
iniciar la Acción de responsabilidad y ésta (la Acción) no fuese iniciada en el
plazo de tres meses. Tampoco estas disposiciones se adecuan al sub examine.
III) Por último, queda el análisis del Artículo 1111 del Código Civil que,
según se estima, es el aplicable al thema decidendum .
Así, pues, la primera conclusión a la cual se arriba es que el accionista
puede reclamar daños y perjuicios a los administradores directamente, aún
cuando no haya promovido demanda contra la Sociedad.
En otro orden de motivaciones, teniendo en cuenta que la norma del Artí-
culo 1111 establece que los “directores responden ilimitada y solidariamente
ante la sociedad, los accionistas y los terceros”; estos nombrados en segundo

[ 80 ]
JURISPRUDENCIA

término pueden dirigir la pretensión resarcitoria contra todos o algunos de


aquellos, o contra uno sólo de los administradores. La solidaridad permite arti-
cular la pretensión en cualesquiera de tales canales, no pudiendo entenderse
que la pretensión del accionista tenga que importar una suerte de legitimación
pasiva de carácter necesario (litis consorcio).
Queda también suficientemente aclarada la circunstancia que la Sociedad
haya aprobado los balances no significa que el accionista –individualmente
considerado– no pueda promover Acción resarcitoria contra los administrado-
res por inejecución o mal desempeño del mandato, por violación de la Ley o de
los Estatutos, o bien por cualquier otro perjuicio (concepto amplio) ocasionado
por dolo, abuso de potestades o culpa grave. La Ley del Comerciante permite –
expresamente– tal pretensión. La aprobación de los balances por la Asamblea
Social sólo implica que la Sociedad, como Persona Jurídica, no podría promover
con posterioridad acciones legales contra los administradores por mal desempe-
ño del mandato o violación de la Ley o de los Estatutos o perjuicio, sea por dolo,
culpa o abuso. Pero, tal restricción no afecta al accionista en forma individual.
Razonable y verosímilmente, al parecer, se han detectado –pericialmente–
irregularidades conforme las constancias del Juicio, lo que evidencia legitima-
ción activa del accionante por causa del perjuicio sufrido, que lo invocó en tiem-
po y forma.
Tampoco puede pasarse por alto que hay en el expediente constancias de
que el Actor incluso ha formulado objeciones respecto de los balances relaciona-
dos con el año 1998, extremo que abona aún más la legitimación de las preten-
siones del mismo.
Se concluye –por estas inconmovibles razones, junto a la argumentación
legal explicitada– que corresponde admitir la demanda, revocando el Fallo del
Tribunal de Apelación, debiendo determinarse el quantum del perjuicio sufrido.
Al respecto, cabe mencionar que no se encuentra a la vista el Dictamen
pericial. Están solamente las explicaciones del Perito a fs. 181, donde concluyó
que los dividendos que debieron ser percibidos por el accionista desde el año
1995 hasta el año 2000, inclusive, ascienden a la suma de Guaraníes 389.486.048.
Se estima que debe admitirse este monto y no el del Juez de Primera Instancia
atendiendo a que este Magistrado, a diferencia del Perito, no ha consignado las
razones del guarismo admitido en la decisión final de Primera Instancia. Es mi
voto.

[ 81 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Con lo que se dio por terminado el acto firmando S.S.E.E., todo por ante mi
que lo certifico quedando acordada la sentencia que inmediatamente sigue:
Y VISTOS: Los méritos del Acuerdo que antecede, la Excelentísima COR-
TE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA CIVIL Y COMERCIAL,
RESUELVE:
NO HACER LUGAR al Recurso de Nulidad.
CONFIRMAR el Acuerdo y Sentencia Número 180 de fecha 27 de Septiem-
bre del 2.005, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial,
Quinta Sala.
IMPONER las Costas a la Parte vencida.
ANOTAR, registrar y notificar.
Ante mí:
MINISTROS: GARAY, BAJAC, TORRES KIRMSER..
ANTE MÍ: ALEJANDRINO CUEVAS.

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 447

Cuestión debatida: Se discute la suma fijada en concepto de indemniza-


ción de daño moral a favor del recurrente; la procedencia o no del reclamo de
indemnización de daño moral realizado por la S.A. y la procedencia o no de los
intereses.
PERSONAS JURÍDICAS. DAÑOS Y PEJUICIOS. Daño Moral.
Las palabras “espíritu” y “subjetividad” deben ser redimensionadas, o cuando
menos reinterpretadas. En efecto, las personas jurídicas carecen de espíritu,
pero comparten ciertos elementos que podríamos llamar inmateriales. Esto es
cierto sobre todo respecto de las personas jurídicas cuyo objeto no es patrimo-
nial, como las fundaciones, las asociaciones sin fines de lucro, las universidades,
la Iglesia, los Municipios e incluso el Estado, las cuales amén de su patrimonio
tienen una serie de intangibles que proteger. En efecto, la fama y consideración
colectivas son esenciales a la actividad de las mentadas, sobre todo de las prime-
ras.
PERSONAS JURÍDICAS. DAÑOS Y PEJUICIOS. Daño Moral.
En este sentido, podría considerarse o protegerse como “inmaterialidad” el
daño moral causado a una persona jurídica del tipo o clase referidos.

[ 82 ]
JURISPRUDENCIA

PERSONAS JURÍDICAS. DAÑOS Y PEJUICIOS. Daño Moral. SO-


CIEDAD ANÓNIMA.
El objeto de las personas jurídicas hace a su ser. Es decir, ellas son o tienen
entidad en cuanto es su objeto. Las personas jurídicas con finalidad económica
o patrimonial, como las sociedades civiles o comerciales, tienen una entidad
netamente patrimonial y por lo tanto su ámbito de acción se circunscribe a ello.
PERSONAS JURÍDICAS. DAÑOS Y PEJUICIOS. SOCIEDAD ANO-
NIMA.
Podemos decir que la accionante y recurrente es una sociedad anónima y
por lo tanto una persona jurídica de objeto y accionar neta y exclusivamente
patrimoniales.
PERSONAS JURÍDICAS. DAÑOS Y PEJUICIOS. Perdida de chan-
ce. SOCIEDAD ANONIMA.
Es lo que se conoce como pérdida de chance –puesto que no hay certeza de
que los negocios se hubieran, efectivamente, concluido, sino solo la mera even-
tualidad de ello–, lo cual lo distingue del lucro cesante, que se refiere a ganan-
cias futuras esperadas y no a simples esperanzas de futuros beneficios. Pero
sigue siendo una pérdida de chance patrimonial y no de otra índole.
PERSONAS JURÍDICAS. DAÑOS Y PEJUICIOS. Pérdida de chan-
ce. Daño moral. ANALOGIA.SOCIEDAD ANONIMA.
Ahora bien, a esta pérdida de chance le son aplicables analógicamente los
principios lógicos y argumentativos del daño moral de las personas físicas.
DAÑOS Y PEJUICIOS. Pérdida de chance
La naturaleza propia y peculiar de la “pérdida de chance”: su carácter
hipotético y eventual, y no cierto y actual. Asimismo, como no se requiere la
prueba de la concreción de los negocios efectivamente frustrados, tampoco po-
drá probarse –ni será necesario– la cuantificación exacta de las pérdidas en
pecunia derivadas de la frustración. Esto deberá deducirse razonable y pruden-
temente por el órgano juzgador.
INTERESES. Intereses moratorios.
Los intereses desde la interposición de la demanda, coincido con el Tribunal
en que los mismos no fueron reclamados en el escrito de demanda; por tanto,
vista la forma en que fue trabada la litis, dicha pretensión deviene improceden-
te. Esto sin perjuicio de los intereses moratorios que pueda generar el eventual
incumplimiento de la condena establecida en la sentencia, desde el reclamo de
pago por parte de los demandantes.

[ 83 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

CSJ. Sala Civil. 11/06/07. “Ganadera Riera S.A. y Enrique Manuel Riera
Figueredo C/ Banco Del Paraná S.A. s/ Indemnización de Daño Moral”. (Ac. y
Sent. N°447).
Previo estudio de los antecedentes del caso, la Excelentísima Corte Supre-
ma de Justicia, Sala Civil y Comercial, resolvió plantear las siguientes
CUESTIONES:
¿Es nula la Sentencia apelada?
En caso contrario, ¿se halla ajustada a Derecho?
Practicado el sorteo de Ley para determinar el orden de votación, dio el
siguiente resultado: TORRES KIRMSER, BAJAC ALBERTINI y NÚÑEZ.
CUESTIÓN PREVIA: Conviene tratar como cuestión previa la admisibili-
dad del recurso interpuesto por el Abog. Alberto Rodríguez Alcalá, en represen-
tación del Banco del Paraná S.A., contra el Acuerdo y Sentencia Número 41 del
22 de marzo de 2005, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comer-
cial, Segunda Sala de la capital.
El referido acuerdo y sentencia resolvió “Confirmar, con costas, la senten-
cia recurrida en la parte que hizo lugar a la reparación por daño moral para el
actor Enrique Manuel Riera Figueredo, con retasa en Gs. 150.000.000”, en la
parte pertinente.
El pronunciamiento así expresado modificó lo resuelto en primera instan-
cia, por S.D. Nº 419 del 18 de junio de 2004, que condenó al demandado a pagar
la suma de G. 300.000.000 (trescientos millones de Guaraníes) al accionante
Enrique Riera Figueredo.
El Art. 403 del Código Procesal Civil establece que serán recurribles en
tercera instancia las sentencias definitivas dictadas por el tribunal, que revo-
quen o modifiquen la sentencia dictada en primera instancia y, en el último
caso, el recurso será concedido con relación a lo modificado.
En el caso que nos ocupa, la responsabilidad de la entidad bancaria hoy
demandada por los daños morales causados a Enrique Riera Figueredo, ha sido
estudiada en dos instancias y confirmada por el Tribunal y, por lo tanto, se halla
firme. En lo referente al monto, debe señalarse que la suma establecida por el
Tribunal es inferior a la del pronunciamiento realizado en primera instancia;
por lo cual, debe entenderse que el monto establecido se halla firme para el
demandado, Banco del Paraná S.A., quien no tiene legitimación para recurrir
contra lo modificado, ya que la disminución del quantum indemnizatorio redun-

[ 84 ]
JURISPRUDENCIA

da en su favor. El agraviado por la modificación de la sentencia de primera


instancia es el demandante, ya que la disminución del monto indemnizatorio es
en su perjuicio y ello lo legitima a recurrir en tercera instancia.
Por lo previamente explicitado, los recursos interpuestos contra el aparta-
do 3º del acuerdo y sentencia apelado por el Abog. Alberto Rodríguez Alcalá, en
representación del Banco del Paraná S.A., deben ser declarados mal concedidos.
A SUS TURNOS, LOS SEÑORES MINISTROS BAJAC ALBERTINI Y
NÚÑEZ DIJERON: Que se adhieren al voto precedente por sus mismos funda-
mentos.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SEÑOR MINISTRO JOSÉ
RAÚL TORRES KIRMSER DIJO: La parte recurrente desistió expresamente
del recurso interpuesto. Por lo demás, no se advierten en la resolución recurri-
da, ni en el procedimiento anterior a la misma, vicios o defectos que autoricen
la declaración oficiosa de la nulidad. Por tanto, debe tenérsela por desistida del
recurso de nulidad interpuesto.
A SUS TURNOS, LOS SEÑORES MINISTROS MIGUEL OSCAR BAJAC
ALBERTINI y NÚÑEZ DIJERON: Que se adhieren al voto precedente por sus
mismos fundamentos.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SEÑOR MINISTRO JOSÉ
RAÚL TORRES KIRMSER DIJO: El presente juicio fue promovido por Gana-
dera Riera S.A. y Enrique Manuel Riera Figueredo contra el Banco del Paraná
S.A. por indemnización de daño moral emergente de la comunicación al Sistema
Financiero de la inhabilitación de la Ganadera Riera S.A. para operar en cuen-
tas corrientes bancarias por diez años, emanada de la Superintendencia de
Bancos, debido a un comunicado errado emitido por la entidad bancaria deman-
dada.
El Acuerdo y Sentencia Nº 41 del 22 de marzo de 2005, dictado por el
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Segunda Sala, resolvió: “Recha-
zar el recurso de nulidad; Revocar, con costas, la S.D. Nº 419 del 18 de junio de
2004 en cuanto hizo lugar a la demanda por daño moral respecto a Ganadera
Riera S.A.; Confirmar, con costas, la sentencia recurrida en la parte que hizo
lugar a la reparación por daño moral para el actor Enrique Manuel Riera Figue-
redo, con retasa en Gs. 150.000.000; Revocar la sentencia en cuanto impuso
intereses por dos razones: 1. No fueron pedidos. 2. No se estableció el porcentaje
ni tampoco se solicitó aclaración oportuna y debidamente; Anotar…” (sic.) (fs.
263/271).

[ 85 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

El Abog. Manuel Riera, en representación de la parte actora, expresó agra-


vios en los términos del escrito presentado a fs. 292/303 de autos. En lo atinente
a la indemnización fijada en reparación a los daños sufridos por Enrique Riera
Figueredo, señaló que la suma fijada por el tribunal no es adecuada a los perjui-
cios causados. Se agravió, además, contra el rechazo del rubro de intereses
contenido en el acuerdo apelado. En cuanto a los derechos de Ganadera Riera
S.A., solicitó que el acuerdo y sentencia apelado sea revocado.
La adversa contestó el traslado en los términos del escrito obrante a fs. 306
a 308 de autos.
En autos se discute la suma fijada en concepto de indemnización de daño
moral a favor de Enrique Riera Figueredo; la procedencia o no del reclamo de
indemnización de daño moral realizado por Ganadera Riera S.A. y la proceden-
cia o no de los intereses.
En cuanto al monto fijado por el Tribunal como indemnización de daño
moral, a la luz de la prudente estimación de las circunstancias fácticas que
envuelven al hecho sindicado como dañoso, considero adecuado aumentar a G.
200.000.000 (doscientos millones de Guaraníes) la indemnización en concepto
de reparación por el daño moral sufrido por Enrique Riera. Por tanto, la senten-
cia recurrida debe ser modificada en este punto.
Lo referente al reclamo por resarcimiento de daños producidos a una per-
sona jurídica –en la especie, una sociedad anónima– bajo el aspecto de daño
moral, nos plantea, desde luego, un viejo debate: ¿Pueden sufrir –y consiguien-
temente aducir– daño moral las personas jurídicas?
En orden de contestar esta pregunta, definitoria para el sub examine, es
pertinente hacer una serie de consideraciones previas.
En primer lugar debemos intentar definir el concepto de daño moral, dado
que de este presupuesto –es decir, del modo como se lo conciba- dependerá la
aplicabilidad de la idea de daño moral a las consecuencias perjudiciales de los
actos ilícitos y su extensión en los hechos. Existen varias teorías acerca de la
naturaleza del daño moral; algunos lo definen sobre la base de los derechos, del
bien o del interés jurídico lesionado, en contraposición a daño material. Así,
habrá daño moral toda vez que el ilícito haga relación con bienes o intereses
extrapatrimoniales. Otros van más allá y hacen depender la clase de daño del
resultado producido en el sujeto, con independencia de los derechos, intereses o
bienes a los cuales, en principio, se dirige directamente la acción dañosa. Así se

[ 86 ]
JURISPRUDENCIA

entiende por daño moral toda modificación disvaliosa del espíritu que lesione
derechos o intereses legítimos de orden extrapatrimonial.
Si nos atenemos estrictamente a esta definición, diríamos que el daño moral
como pasible de acontecer a una persona jurídica, quedaría desde ya excluido,
dado que las personas jurídicas carecen de espíritu. En efecto, la ficción que crea
el derecho al regular la existencia y desenvolvimiento de las personas jurídicas,
si bien les provee de un nombre, un domicilio, un patrimonio, y hasta incluso
una cierta reputación, no alcanza a dotarles de “espíritu” en sentido puro. Por
lo tanto, daño moral sería una minoración de la subjetividad en el sentido de lo
humano y no cabría predicarlo de las personas jurídicas. Así lo han entendido
numerosos tratadistas y un reciente fallo de la jurisprudencia argentina, ema-
nado de sus más altos órganos jurisdiccionales (ED, 73-717; LL, 1991-A-50; LL,
1991-A-51.).
No obstante esta acotación, creemos que las palabras “espíritu” y “subjeti-
vidad” deben ser redimensionadas, o cuando menos reinterpretadas. En efecto,
las personas jurídicas carecen de espíritu, pero comparten ciertos elementos
que podríamos llamar inmateriales. Esto es cierto sobre todo respecto de las
personas jurídicas cuyo objeto no es patrimonial, como las fundaciones, las
asociaciones sin fines de lucro, las universidades, la Iglesia, los Municipios e
incluso el Estado, las cuales amén de su patrimonio tienen una serie de intan-
gibles que proteger. En efecto, la fama y consideración colectivas son esenciales
a la actividad de las mentadas, sobre todo de las primeras. Los daños que po-
drían provocarse atacando ilícitamente una fundación o iglesia, no serían en
modo alguno de orden económico, sino que provocarían una lesión a intereses
metapatrimoniales y afectarían –según su mayor o menor gravedad- su propio
funcionamiento y razón de ser. En este sentido, podría considerarse o proteger-
se como “inmaterialidad” el daño moral causado a una persona jurídica del tipo
o clase referidos.
Ahora bien, es sabido que si bien poseen activos inmateriales, de éstas no
cabe hablar en cuanto a “inmateriales” en el sentido en que hemos empleado
más arriba. En efecto, los activos inmateriales como el nombre, la reputación o
incluso el posicionamiento en el mercado, si bien son incorporales, no por ello
dejan de ser activos, en su acepción más técnica. Esto es, componen parte del
patrimonio de la persona jurídica y no una parte de su subjetividad extrapatri-
monial, como el caso de las fundaciones aludido más arriba. Por ende, todo daño

[ 87 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

en estos activos inmateriales redundará en definitiva en un detrimento econó-


mico, es decir, en una pérdida patrimonial. Así, vgr., una minoración a su fama
o reputación podrá en todo caso provocar una depresión de su mercado o de la
posibilidad de captar su demanda, o ampliar o mantener su oferta. En suma, no
existen aquí lesiones a esferas que no se traduzcan en una pérdida económica.
Esto no quiere decir que a la hora de juzgar sobre daños ocasionados a las
sociedades comerciales o civiles, no se deba tomar también en consideración
cualquier lesión a aquellos activos inmateriales ya referidos. La cuestión en este
punto es cómo ha de hacerse el juzgamiento. Y aquí creemos que el análisis debe
desprenderse de la rígida y tradicional tesitura de que es al lesionado a quien
corresponde toda la tarea de probar la entidad y el quantum del daño. Esta
concepción debe ser dejada en favor de un sistema probatorio más flexibilizado,
congruente con la doctrina de las cargas probatorias dinámicas. Y de este tenor,
se deben emplear en la argumentación lógica los principios que se aplican para
el daño moral, esto es, presumir que si hay lesión a estos activos intangibles, ello
redundará siempre en un detrimento patrimonial para la persona jurídica.
Entonces, subsumiendo el caso en estudio a las conclusiones expuestas ut
supra, podemos decir que la accionante y recurrente es una sociedad anónima
y por lo tanto una persona jurídica de objeto y accionar neta y exclusivamente
patrimoniales. También debemos señalar que los daños que reclama “oportuni-
dad de negocios” -como literalmente lo refiere en su expresión de agravios (f.
300) - constituyen daños puramente patrimoniales. En efecto, dichos daños se
traducen en eventuales provechos económicos que la sociedad pudiera haber
incorporado a través de esos hipotéticos negocios, que ya no se darán a raíz del
hecho antijurídico. Es lo que se conoce como pérdida de chance –puesto que no
hay certeza de que los negocios se hubieran, efectivamente, concluido, sino solo
la mera eventualidad de ello–, lo cual lo distingue del lucro cesante, que se
refiere a ganancias futuras esperadas y no a simples esperanzas de futuros
beneficios. Pero sigue siendo una pérdida de chance patrimonial y no de otra
índole.
Ahora bien, a esta pérdida de chance le son aplicables analógicamente los
principios lógicos y argumentativos del daño moral de las personas físicas, como
ya lo hemos referido más arriba, puesto que el evento dañoso –en la especie la
inhabilitación para operar en cuenta corriente impuesta a una sociedad comer-
cial- ostensiblemente redunda en una inmediata pérdida de oportunidades co-

[ 88 ]
JURISPRUDENCIA

merciales, esto es, pérdida de chance. Ello, además, ha sido abonado indirecta-
mente con las instrumentales de fs. 146, 151, 181/2, 193/4 y 198, en las que
entidades bancarias –típicas intermediadoras del crédito y del factor capital,
esencial en el funcionamiento de las empresas- y proveedores de bienes y servi-
cios dan cuenta de que a los clientes inhabilitados normal y usualmente se les
priva de crédito. De este modo, no es necesario probar qué negocios concretos
fueron frustrados, sino solo que se ha perdido la ocasión o eventualidad de
dichos negocios. Ésta es, desde luego, la naturaleza propia y peculiar de la
“pérdida de chance”: su carácter hipotético y eventual, y no cierto y actual.
Asimismo, como no se requiere la prueba de la concreción de los negocios efec-
tivamente frustrados, tampoco podrá probarse –ni será necesario– la cuantifi-
cación exacta de las pérdidas en pecunia derivadas de la frustración. Esto debe-
rá deducirse razonable y prudentemente por el órgano juzgador, teniendo como
parámetro el volumen de los negocios y la entidad del patrimonio de la sociedad,
así como la extensión en el tiempo –o trayectoria temporal- de la empresa.
En suma, se concluye que el daño reclamado es resarcible, pero bajo el
rubro de daño patrimonial –recalificación que es de iure y se hace por aplicación
del principio iura novit curia–. Y tomando en consideración los parámetros
referidos, que surgen de la instrumental de fs. 16/17 y 24/48, se estima prudente
la cuantificación del mismo en la suma de G. 200.000.000 (doscientos millones
de Guaraníes), en la cual ha de ser fijada la condena indemnizatoria. El apar-
tado 2º de la resolución apelada debe ser revocado en este sentido.
En lo atinente a la procedencia de los intereses desde la interposición de la
demanda, coincido con el Tribunal en que los mismos no fueron reclamados en
el escrito de demanda; por tanto, vista la forma en que fue trabada la litis, dicha
pretensión deviene improcedente. Esto sin perjuicio de los intereses moratorios
que pueda generar el eventual incumplimiento de la condena establecida en la
sentencia, desde el reclamo de pago por parte de los demandantes. La resolución
apelada debe ser confirmada en este punto.
Las costas deben ser impuestas a la parte demandada y perdidosa, Banco
del Paraná S.A., en las tres instancias.
A SUS TURNOS, LOS SEÑORES MINISTROS BAJAC ALBERTINI Y
NÚÑEZ DIJERON: Que se adhieren al voto que precede, por sus mismos fun-
damentos.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando SS.EE. todo por ante mí,
de que certifico, quedando acordada la sentencia que inmediatamente sigue:

[ 89 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Y VISTOS: Los méritos del Acuerdo que antecede, la Excelentísima COR-


TE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA CIVIL Y COMERCIAL
RESUELVE:
DECLARAR mal concedidos los recursos de apelación y nulidad contra el
apartado 3º del acuerdo y sentencia apelado, interpuestos por el Abog. Alberto
Rodríguez Alcalá, en representación del Banco del Paraná S.A.
TENER por desistido al Abog. Manuel Riera del recurso de nulidad inter-
puesto en representación de Enrique Riera Figueredo y Ganadera Riera S.A.
REVOCAR el apartado 2º del acuerdo y sentencia apelado y, en consecuen-
cia, hacer lugar a la demanda de reparación de daños y perjuicios instaurada
por Ganadera Riera S.A. contra el Banco del Paraná S.A., y condenar a la
demandada al pago de G. 200.000.000 (doscientos millones de Guaraníes) a
favor de Ganadera Riera S.A., que esta Corte fija como indemnización por pér-
dida de chance.
MODIFICAR el apartado 3º del acuerdo y sentencia apelado y, en conse-
cuencia, condenar a la demandada al pago de G. 200.000.000 (doscientos millo-
nes de Guaraníes), que esta Corte fija como indemnización por el daño moral
causado a Enrique Riera Figueredo.
CONFIRMAR, el apartado 4º del acuerdo y sentencia apelado, en cuanto
rechaza la procedencia de los intereses desde la fecha en que la demanda fue
incoada.
IMPONER LAS COSTAS a la demandada y perdidosa, Banco del Paraná
S.A., en las tres instancias.
ANOTAR, registrar y notificar.
MINISTROS: TORRES KIRMSER, BAJAC ALBERTINI, NUÑEZ RODRI-
GUEZ.
Ante mí: ALEJANDRINO CUEVAS, Secretario Judicial.

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 1.017

Cuestión debatida: El reconviniente pretende que se le transfiera a su


nombre el inmueble registrado a nombre del reconvenido, ya que tal inmueble
habría sido adquirido con bienes de la sociedad. Sobre este punto, debe señalarse

[ 90 ]
JURISPRUDENCIA

que el reconviniente actúa en nombre propio, sin invocar la representación socie-


taria; es más, pretende que el inmueble le sea transferido a él mismo y no a la
sociedad.
SENTENCIA. RECURSO DE NULIDAD.
Todas las conclusiones a las que se arriban por vía de razonamiento en los
considerandos de una sentencia, deben reflejarse asertiva y expresamente en
su resuelve, pues ésta es la parte decisoria del fallo y constituye luego el título
que servirá de base para su ejecución. Cualquier imprecisión en este sentido
redundará sin duda en deficiencias que podrían obstar al cumplimiento volun-
tario o coactivo de la sentencia
SOCIEDAD. PRUEBA. Prueba de peritos.
El reconviniente debió pedir la correspondiente prueba pericial para lograr
determinar la autenticidad de los documentos presentados y que pretende que
fueron firmados por el reconvenido.
SOCIEDAD. PRUEBA. Prueba superflua.
La solicitud de una audiencia de reconocimiento de firmas para que le sean
presentados al reconvenido, documentos cuya autenticidad ya negó al contestar
el traslado del escrito de reconvención es una prueba notoriamente superflua
que por aplicación de lo dispuesto por el Art. 247, segundo párrafo, del Código
Procesal Civil no debe ser tenida en consideración al momento de dictar senten-
cia.
SOCIEDAD. Bienes. LEGITIMACIÓN PROCESAL. Legitimación
activa.
El reconviniente carece de legitimación activa, porque no ha invocado la
titularidad del interés que pretende, ni tampoco ha invocado ser acreedor del
derecho patrimonial que busca adquirir. Cabe agregar, además, que al momen-
to de la adquisición del inmueble, ya existía la sociedad, en consecuencia, si no
se aclaró que los bienes utilizados para la adquisición del inmueble eran socie-
tarios, corresponde estimar que eran bienes propios. Además, el que hayan sido
inscripto a nombre de los socios cuando ya existía la sociedad, a las claras da
cuenta que no tenían la intención de que tales inmuebles conformen el patrimo-
nio de la sociedad.
DOCUMENTO NO AUTÉNTICO. PRUEBA. Prueba pericial.
Si se negare la autenticidad del documento privado presentado, correspon-
de a la parte que pretende hacer valer la existencia del hecho controvertido

[ 91 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

demostrarlo, por medio de la correspondiente prueba pericial. Si ocurriere el


caso de silencio o respuesta evasiva de la parte a quien fue presentado el docu-
mento, se genera una presunción de autenticidad del documento.
SOCIEDAD. Cuotas Sociales. CONTRATO. Compraventa. PRUE-
BA. Validez de la prueba.
Las pruebas testificales no son idóneas para probar la existencia del con-
trato de compraventa de cuotas sociales en virtud de lo establecido por los Arts.
703, 704, 705 y 706 del Código Civil, ya que el reconviniente no alegó ni probó
la imposibilidad de obtener la prueba escrita; ni presentó ningún documento
que pueda ser tenido como principio de prueba por escrito, pues no probó que los
documentos presentados hayan emanado del adversario o que se refieran al
negocio alegado; ni ha logrado demostrar que la adversa haya recibido alguna
prestación relacionada al contrato.
FIRMA. DOCUMENTO. Producción de documentos no auténticos.
PRUEBA.
El reconocimiento de las firmas estampadas en unos documentos cuya
autenticidad ya fue atacada en el momento procesal oportuno, es una prueba a
todas luces superflua, especialmente cuando la carga de la actividad probatoria
requería que el interesado solicite la correspondiente pericia caligráfica.
CSJ. Sala Civil. 10/11/08. “Clovis Silvano Preto c/ Antonio Hilario Baggio s/
Rendición de Cuentas y Disolución y Liquidación de la Sociedad Comercial” (Ac.
y Sent. N° 1.017).
Previo estudio de los antecedentes la Excelentísima Corte Suprema de
Justicia, Sala Civil y Comercial, resolvió plantear y votar las siguientes:
CUESTIONES:
¿Es nula la Sentencia apelada?
En caso contrario, ¿está ella ajustada a Derecho?
Practicado el sorteo de Ley para determinar el orden de votación, dio el
siguiente resultado: Garay, Torres Kirmser y Bajac.
A la primera cuestión el señor Ministro César Antonio Garay dijo: El Recu-
rrente no interpuso ni fundamentó el Recurso de Nulidad contra la Resolución
recurrida. No obstante, es pertinente considerar el Fallo impugnado conforme
a lo dispuesto por el Art. 113 del Código Procesal Civil.
Se observa que en la parte dispositiva de esa Resolución se omitió mencio-
nar la decisión asumida concerniente a la demanda reconvencional.

[ 92 ]
JURISPRUDENCIA

Sin embargo, se constata de la lectura del voto del Conjuez Ruperto Maciel
Ortíz –al cual se adhirió el Magistrado José Valiente González– el rechazo de
dicha interpelación, y ello confirma el tercer apartado de la Sentencia de Prime-
ra Instancia, la cual dispuso: “NO HACER LUGAR, con costas, a la demanda
reconvencional sobre obligación de hacer escritura pública y de transferir in-
mueble deducida en autos por el señor ANTONIO HILARIO BAGGIO”.
A este respecto (ver fs. 205 vlto.) el Conjuez Maciel Ortíz refirió: “En cuanto
al punto tres de la sentencia recurrida, ella debe ser confirmada, en primer
lugar por adecuarse dicho criterio a la procedencia de la demanda principal”.
El Principio de Trascendencia determina la procedencia de la nulidad siem-
pre que exista perjuicio. Y en la situación previamente descripta no se aprecia
aquel, pues la falencia en el “resuelve” del Fallo se juzgó en su exordio.
En consecuencia, el Derecho del reconviniente no solo ha sido objeto de
estudio, también juzgamiento por lo que no existe menoscabo alguno. Debo
indicar, además, que la nulidad no pretende asegurar acatamiento irrestricto
de las formas per se, como sí el cumplimiento de las finalidades contempladas
en la Ley.
Es por ello, que pese a lo señalado, no se advierten en la Sentencia en
estudio defectos o vicios que justifiquen la declaración de nulidad de oficio en los
términos que autorizan los Artículos 113 y 404 del Código Procesal Civil. Por
ello, tendrá que declararse Desierto el Recurso de Nulidad. Así voto.
A su turno el Ministro José Raúl Torres Kirmser manifestó que: Si bien este
recurso fue fundado en forma promiscua con el recurso de apelación también
interpuesto, las disposiciones de los Arts. 420 y 113 del Código Procesal Civil
imponen su estudio de forma oficiosa, específicamente en lo referente a la obser-
vancia del principio de congruencia que debe primar en toda resolución judicial,
según el cual el órgano jurisdiccional debe pronunciarse sobre todas y cada una
de las cuestiones alegadas y probadas por las partes, conforme con el deber
establecido por el inc. d) del Art. 15 del Código Procesal Civil.
En este sentido, con anterioridad se ha dejado sentado: “Todas las conclu-
siones a las que se arriban por vía de razonamiento en los considerandos de una
sentencia, deben reflejarse asertiva y expresamente en su resuelve, pues ésta es
la parte decisoria del fallo y constituye luego el título que servirá de base para
su ejecución. Cualquier imprecisión en este sentido redundará sin duda en
deficiencias que podrían obstar al cumplimiento voluntario o coactivo de la
sentencia” (Corte Suprema de Justicia, Sala Civil, A. y S. Nº 420, 6/4/2007).

[ 93 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Ahora bien, del estudio de los escritos de promoción de demanda reconven-


cional y de expresión de agravios ante el Tribunal, así como de los considerandos
de la resolución sub examine, surge que el Tribunal de Apelaciones omitió pro-
nunciarse sobre el recurso de apelación interpuesto contra el rechazo de la
demanda reconvencional de obligación de hacer escritura pública por transfe-
rencia de cuotas sociales y de inmueble, a pesar de haber sido una cuestión
planteada al estudio de la segunda instancia y estudiada en la resolución. Por
lo demás –aun cuando se apuntó que el recurso de nulidad fue fundado en forma
promiscua con el de apelación– el recurrente, a fs. 222 y 223, formuló un agravio
concreto contra la omisión del pronunciamiento, lo que denota el interés del
mismo en subsanar el perjuicio que le fuera causado por el vicio en que incurrió
la sentencia.
Por lo tanto, el acuerdo y sentencia recurrido debe ser anulado en cuanto
omitió el pronunciamiento sobre la procedencia o no de la acción reconvencio-
nal. Por aplicación de lo dispuesto en el Art. 406 del Código Procesal Civil,
corresponde resolver el fondo de la cuestión.
En primer lugar, corresponde el estudio de la supuesta obligación de trans-
ferir un inmueble al reconviniente. Este inmueble, según consta en la propia
instrumental obrante a f. 34, fue adquirido por Clovis Silvano Preto y Antonio
Hilario Baggio como consecuencia de una compraventa de cosa ajena, celebrada
primeramente con un poseedor de inmueble, quien les cedió sus derechos a
solicitar la escrituración del inmueble al IBR. En dicha ocasión, no se especificó
en qué porción contribuyeron al precio, por lo que corresponde estimar que
concurrieron en partes iguales. Tal es así que al momento de obtener la trans-
ferencia, realizaron en forma privada la partición del inmueble, por la que la
finca adquirida quedo dividida en dos partes iguales que fueron transferidas a
cada uno de los adquirentes. Por tanto, no existe fracción en condominio, sino
dos inmuebles independientes.
Por otra parte, el reconviniente pretende que se le transfiera a su nombre
el inmueble registrado a nombre del reconvenido Clovis Silvano Preto, ya que
tal inmueble habría sido adquirido con bienes de la sociedad. Sobre este punto,
debe señalarse que el reconviniente actúa en nombre propio, sin invocar la
representación societaria; es más, pretende que el inmueble le sea transferido
a él mismo y no a la sociedad. Si el reconviniente considera que el inmueble
pertenece a la sociedad, debería invocar la representación de la misma y recla-

[ 94 ]
JURISPRUDENCIA

mar que le sea transferido a esta. En consecuencia, habiendo hecho lo diame-


tralmente opuesto –actuar a nombre propio y reclamar para sí un derecho de un
tercero– no cabe sino rechazar la pretensión de escrituración del inmueble a su
nombre como consecuencia de la notoria falta de acción. En otras palabras, el
reconviniente carece de legitimación activa, porque no ha invocado la titulari-
dad del interés que pretende, ni tampoco ha invocado ser acreedor del derecho
patrimonial que busca adquirir. Cabe agregar, además, que al momento de la
adquisición del inmueble, ya existía la sociedad, en consecuencia, si no se aclaró
que los bienes utilizados para la adquisición del inmueble eran societarios,
corresponde estimar que eran bienes propios. Además, el que hayan sido ins-
cripto a nombre de los socios cuando ya existía la sociedad, a las claras da cuenta
que no tenían la intención de que tales inmuebles conformen el patrimonio de
la sociedad. Por lo expuesto, la sentencia apelada debe ser confirmada en este
punto.
Ahora, antes de iniciar el estudio sobre la procedencia o no de la transferen-
cia de las cuotas sociales, corresponde realizar una pequeña digresión sobre los
requisitos establecidos en lo referente a la forma de los contratos en el Código
Civil. Como primer punto, tenemos que los contratos cuyo objeto constituya un
monto superior a diez jornales, deben ser instrumentados por escrito –docu-
mento privado–; de lo contrario, no podrían ser probados por otro medio, salvo
cuando concurra alguna de las situaciones excepcionales previstas por el Códi-
go, que son: imposibilidad de obtener la prueba prescripta por ley; principio de
prueba por escrito; o haber demostrado el cumplimiento propio y la otra parte
se niegue a cumplir el contrato (Art. 704 del Código Civil). La demostración de
cualquiera de estos extremos posibilita la comprobación de la existencia del
contrato por todos los medios de prueba.
Ahora bien, el supuesto contrato de compraventa de cuotas sociales tenía
por objeto una suma muy superior a los 10 jornales, por lo que debió ser celebra-
do por escrito a los efectos probatorios establecidos por el Código Civil. Como el
reconviniente alegó que ya cumplió con su prestación y ello de ser probado
justificaría la admisión de todos los medios de prueba sobre la existencia del
contrato, corresponde analizar las probanzas de autos para así determinar con
certeza si los pagos se han producido en la forma relatada por el reconviniente.
Como prueba de los supuestos pagos, el reconviniente ofreció las instru-
mentales arrimadas con el escrito de reconvención. El reconvenido ha negado

[ 95 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

en forma expresa y detallada la autenticidad de los documentos presentados,


por lo que cabía al reconviniente demostrar la autenticidad de los mismos me-
diante el procedimiento establecido por el Art. 309 del Código Procesal Civil, es
decir, por una prueba pericial cuya solicitud cabe a la parte interesada. Lo
señalado surge de la armónica integración de lo dispuesto en el Art. 404 Código
Civil, Arts. 235 inc. a), 249 y 309 del Código Procesal Civil, en el sentido de que
la parte a la que le sea presentado un documento para su reconocimiento en un
juicio, se halla obligada a declarar si el mismo es o no auténtico. Si se negare la
autenticidad del documento privado presentado, corresponde a la parte que
pretende hacer valer la existencia del hecho controvertido demostrarlo, por
medio de la correspondiente prueba pericial. Si ocurriere el caso de silencio o
respuesta evasiva de la parte a quien fue presentado el documento, se genera
una presunción de autenticidad del documento, conforme con lo establecido por
el Art. 235, inc. a) –“podrán estimarse como reconocimiento de la verdad de los
hechos pertinentes”– y el Art. 282 del Código Civil. En este sentido, la jurispru-
dencia nacional tiene establecido: “la presunción de paternidad sentada por el
art. 307 del Cód. Procesal Civil, sólo tiene eficacia mientras dicha paternidad no
se niegue, cuando así lo sea, la presunción es destruida y es parte que quiere
prevalerse del instrumento la que debe ameritar sobre su procedencia, confor-
me con el art. 309 del Cód. Procesal Civil, concordante con el art. 404, tercer
parág., del Cód. Civil. Una vez admitida la firma, se admite también el conteni-
do del instrumento, salvo la querella de falsedad prevista en el art. 308 del Cód.
Procesal Civil” (LLP 2004, 1436).
Por lo expresado, el reconviniente debió pedir la correspondiente prueba
pericial para lograr determinar la autenticidad de los documentos presentados
y que pretende que fueron firmados por el reconvenido. La solicitud de una
audiencia de reconocimiento de firmas para que le sean presentados al reconve-
nido, documentos cuya autenticidad ya negó al contestar el traslado del escrito
de reconvención es una prueba notoriamente superflua que por aplicación de lo
dispuesto por el Art. 247, segundo párrafo, del Código Procesal Civil no debe ser
tenida en consideración al momento de dictar sentencia. El artículo citado esta-
blece en lo pertinente: “No serán admitidas pruebas que fueren prohibidas por
la ley, manifiestamente improcedentes, superfluas o meramente dilatorias; si lo
hubiesen sido, no serán consideradas en la sentencia”. Vale repetirlo, pedir el
reconocimiento de las firmas estampadas en unos documentos cuya autentici-

[ 96 ]
JURISPRUDENCIA

dad ya fue atacada en el momento procesal oportuno, es una prueba a todas


luces superflua, especialmente cuando la carga de la actividad probatoria re-
quería que el interesado solicite la correspondiente pericia caligráfica.
Cabe agregar que aparte del hecho de que las instrumentales arrimadas
por el reconviniente no fueron reconocidas y no pueden ser tenidas por autén-
ticas –por no haberse solicitado la prueba pericial correspondiente–, son en su
mayoría inconducentes para demostrar el cumplimiento que alega –haber pa-
gado el precio–. En este sentido, el supuesto recibo de f. 57 –cuya traducción
obra a f. 59– es a nombre de Baggio y Cía. Lmtda. –cabe recordar que la adenda
“y compañía limitada” es la forma típica de designar una sociedad por cuotas de
responsabilidad limitada en el derecho brasileña, lugar donde supuestamente
fue emitido el documento–, una persona jurídica –cuya existencia no consta en
autos, por lo demás– distinta del reconviniente –que es una persona física–; por
lo que, aun en el supuesto de que se hallare demostrada la autenticidad del
documento, no sería idónea para demostrar que el reconviniente realizó pago
alguno.
Similar es el caso respecto del supuesto recibo de f. 58 –cuya traducción
consta a f. 60–, que, como ya se dijo, no puede ser tenido por auténtico, pero que
aun cuando así fuere, documentó un supuesto pago en concepto de una compra-
venta de una máquina aserradora, no de cuotas sociales de una persona jurídi-
ca, lo que convierte este instrumento en una prueba notoriamente inconducen-
te. Lo mismo puede decirse de la instrumental de f. 56, ya que tampoco puede
ser tenida por auténtica y, además, no contiene ningún elemento que sirva para
demostrar la realización de pago alguno en concepto de compraventa de cuotas
sociales.
La confesión judicial ficta del reconvenido tampoco es idónea por sí misma
para demostrar la existencia del cumplimiento alegado por el reconviniente, ya
que esta prueba debe ser apreciada por el órgano jurisdiccional juntamente con
las demás pruebas y de acuerdo con los principios de la sana crítica –Art. 302 del
Código Procesal Civil–. En otros términos, la autenticidad de los pocos docu-
mentos arrimados no fue demostrada por la inactividad probatoria del reconvi-
niente, ni tampoco son idóneos ya que documentan supuestos negocios y actos
distintos al que se pretende demostrar o celebrados entre distintas personas de
las que forman parte de la litis. Así las cosas, mal podría una mera presunción
formar la convicción del juzgador que analice las pruebas de acuerdo con la sana
crítica en estos autos.

[ 97 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Por lo tanto, las pruebas testificales de fs. 116 y 131 no son idóneas para
probar la existencia del contrato de compraventa de cuotas sociales en virtud de
lo establecido por los Arts. 703, 704, 705 y 706 del Código Civil, ya que el recon-
viniente no alegó ni probó la imposibilidad de obtener la prueba escrita; ni
presentó ningún documento que pueda ser tenido como principio de prueba por
escrito, pues no probó que los documentos presentados hayan emanado del
adversario o que se refieran al negocio alegado; ni ha logrado demostrar que la
adversa haya recibido alguna prestación relacionada al contrato. En consecuen-
cia, el supuesto contrato debe ser probado por escrito –dado el precio invocado
por el reconviniente como contraprestación de las cuotas sociales– y, al no existir
documento válido –el de fs. 54/5 no lo es, por carecer de firma– que así lo de-
muestre, debe tenerse por inexistente y la demanda de cumplimiento de contra-
to de compraventa de cuotas sociales debe ser rechazada –Art. 706 del Código
Civil–. La sentencia apelada debe ser confirmada en este punto.
En consecuencia, la demanda reconvencional por transferencia de inmue-
ble y cumplimiento de contrato de compraventa de cuotas sociales debe ser
rechazada y la sentencia apelada debe ser confirmada en lo atinente a este
pronunciamiento.
Conforme con lo dispuesto por el Art. 408 del Código Procesal civil, no
corresponde la imposición de costas a los jueces, ya que a f. 226 la parte deman-
dante se opuso a la declaración de la nulidad e inclusive pretendió que la omi-
sión del pronunciamiento sea interpretada como el rechazo de la demanda re-
convencional. El rechazo de esta pretensión justifica que cargue con las costas
en forma proporcional con la parte reconviniente y perdidosa en lo referente al
fondo de la cuestión –quien deberá soportar la mayor parte de las costas, dada
la entidad de su vencimiento, constituida por el rechazo de las demandas recon-
vencionales–. En consecuencia, las costas deben ser impuestas en forma propor-
cional en un 20% a la parte reconvenida y en un 80% a la reconviniente, de
conformidad con lo dispuesto por los Arts. 408 y concordantes del Código Proce-
sal Civil, por el concurso de vencimientos recíprocos en la forma indicada.
A su turno el Ministro Miguel Oscar Bajac Albertini expresó que: Si bien,
en la parte resolutiva la resolución que se pretende impugnar, no se consignó
expresamente lo referente al pronunciamiento de la demanda reconvencional;
considero igualmente que no corresponde anular el fallo, teniendo en conside-
ración que en el voto del Magistrado de la instancia inferior Ruperto Maciel

[ 98 ]
JURISPRUDENCIA

Ortiz, con la adhesión del Magistrado José Valiente González, se pueden leer los
argumentos expuestos en cuanto a este punto, que finaliza, con la confirmación
del rechazo de la reconvención promovida. Aunque no se haya consignado en la
parte resolutiva la conclusión arribada y dado que la resolución en su punto I
revoca la de primera instancia, resulta lógica la conclusión determinada en
mayoría en el fallo recurrido. Además, al no haberse interpuesto ni fundado este
recurso, me adhiero al voto del Dr. Cesar Garay. ES MI VOTO.
A la segunda cuestión planteada el señor Ministro César Antonio Garay
prosiguió diciendo: Clovis Silvano Preto promovió demanda de Rendición de
cuentas y disolución y liquidación de la sociedad comercial contra Antonio Hi-
lario Baggio con quien constituyó una firma comercial denominada “GUARANÍ
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA” en el año 1996, dedicada a
la explotación de un complejo de aserradero de duración indeterminada, siendo
el demandado socio gerente quien realizaba funciones de administración y re-
presentación de la sociedad, obligado a rendir cuentas anualmente de la gestión
realizada, sin haberlo hecho hasta la fecha, según el Actor.
Antonio Hilario Baggio –al contestar la demanda– negó los argumentos
esgrimidos, reconoció que formaron conjuntamente la Empresa GUARANÍ S.R.L.
y que el actor le vendió sus cuotas sociales y aún habiendo recibido el precio de
las mismas se negó a suscribir el acuerdo aduciendo arrepentimiento sin haber
devuelto la suma entregada en tal concepto, debiendo por estas circunstancias
clausurar las actividades de la Empresa. Finalizó demandando reconvencional-
mente al actor por obligación de transferir cuotas sociales e inmueble por escri-
tura pública.
El Actor –al contestar la demanda reconvencional– negó los términos de la
misma y redarguyó (ver fs. 85) los instrumentos obrantes a fs. 54/61.
Por S.D.N° 221, del 5 de diciembre del 2006, el Juzgado de Primera Instan-
cia en lo Civil, Comercial y Laboral de Primer Turno, de la Circunscripción
Judicial de Amambay, resolvió rechazar la demanda por disolución de sociedad
y rendición de cuentas. Igualmente, rechazó la demanda reconvencional respec-
to a obligación de hacer escritura pública, considerando: “...se tiene probado que
el actor efectivamente cedió sus cuotas sociales al demandado conforme se des-
prende las constancias en los respectivos recibos expedidos por este y agregados
a fs. 57/60... se puede válidamente deducir que al vender el actor sus cuotas
sociales lógicamente esto ha significado la enajenación de todos los bienes que

[ 99 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

en ellos se hallaban representados, o lo que resulta igual decir, el demandado ha


quedado como único dueño de la firma... dejando así de existir, para este, la
obligación de rendir cuentas a quien ha dejado de ser socio...se tiene en autos el
hecho de haber sido reconocido por la misma demandada que la actividad co-
mercial de la sociedad ya ha sido clausurada... cambiado la razón social, por lo
que carece totalmente de objeto la pretensión de la demandada...”.
El Tribunal de Apelación revocó –por mayoría– el segundo apartado de la
Resolución impugnada e hizo lugar a la Demanda de disolución y liquidación de
la Sociedad Guaraní S.R.L. y de rendición de cuentas, al discurrir: “...Pues no
existe ningún documento en el que conste una decisión de los socios que dispon-
ga con posterioridad al 30 de abril de 2003 que la actividad de la industria se
haya clausurado, y menos aún que se haya dispuesto por acuerdo entre los
socios la liquidación y disolución por Escritura Pública como lo previene el inc.
h) del art. 700 del Código Civil...Si nos atenemos a las pruebas que la parte
accionada ha presentado como justificativo de una supuesta venta de los apor-
tes del señor Clovis Silvano Preto a favor del señor Antonio Hilario Baggio, los
mismos no pueden ser admitidos como tales debido a que ninguna de las firmas
puestas al pie de los instrumentos fueron reconocidos por el demandante, los
que desde el inicio le han negado su autenticidad y no se procedió a ninguna
prueba pericial para sostener lo contrario...”. Mencionaron además que la vali-
dez de la declaración ficta debe ser apreciada en conjunto con las demás pruebas
obrantes en el Expediente y por la carencia de las formalidades dispuestas en
los Artículos 700, 979, 1.003 y 1.006 del Código Civil.
El demandado expresó “Agravios” alegando que el Tribunal se pronunció
sobre lo que no fue cuestionado en la demanda; como la decisión de vender las
cuotas sociales que debía estar asentada en el libro de Actas y que se ha probado
suficientemente la venta de dichas cuotas. Mencionó, además, que existió nego-
cio jurídico de adquisición de las cuotas sociales que no se formalizó por escritu-
ra pública debido a la negativa del actor pese a haber recibido íntegramente el
precio pactado y finalizó solicitando la revocación del Fallo recurrido.
Al contestar los “Agravios” el actor refirió que el rechazo de la demanda
reconvencional se encuentra firme y alegó que no existe venta de cuotas socia-
les. En cuanto a la disolución y liquidación de la sociedad, ante la falta de
predisposición del accionado de acceder voluntariamente a la cancelación, el
accionante se vio obligado a recurrir ante los órganos jurisdiccionales y, en
consecuencia, solicitó la confirmación de la Resolución apelada.

[ 100 ]
JURISPRUDENCIA

Previamente, debo rememorar que con sujeción a lo dispuesto por el Art.


403 del Código Procesal Civil, nos encontramos facultados a estudiar única-
mente aquello que fue objeto de modificación en la Instancia anterior. Es por ello
que cabe el estudio de la rendición de cuentas y la demanda de disolución y
liquidación de la sociedad incoadas por la Parte actora, rechazadas en Primera
Instancia y admitidas en Segunda Instancia.
La cláusula sexta de la Escritura Pública de constitución de la sociedad (fs.
1/6) estipuló que debe ser administrada y representada por ambos socios de
manera conjunta, alternada, separada o indistintamente, pero en la práctica es
el demandado el que la ha administrado individualmente hasta la fecha, sin
haber rendido balance alguno de su gestión, lo cual obligó al accionante a incoar
demanda exigiendo la rendición de cuentas para conocer la manera en que se ha
estado administrando la sociedad.
Esta situación se halla contemplada en el Art. 673 del Código Procesal
Civil, el cual establece: “La demanda por obligación de rendir cuentas tramitará
por el proceso de conocimiento sumario, a menos que se dedujese conjuntamen-
te con otras pretensiones que deban tramitarse por el conocimiento ordinario.
El traslado de la demanda se hará bajo apercibimiento de que si el demandado
no la contestare, se tendrá por admitida la obligación de rendir cuentas”.
Con referencia a esta norma, cabe indicar que a la par del pedido de rendi-
ción de cuentas se ha demandado la disolución y liquidación de la sociedad por
lo que correctamente, este Juicio ha sido tramitado ordinariamente.
Explican Fenochietto y Arazi: “...Rendición de cuentas. Concepto.- Es la
presentación que hace toda persona que haya administrado bienes o gestionado
negocios total o parcialmente ajenos, dando razón de su cometido con el detalle
de los saldos y operarios debidamente justificados. Así, la rendición de cuentas
consiste en una manifestación completa de los ingresos y egresos, con la presen-
tación de los documentos que acreditan esa partida, las explicaciones necesa-
rias para su comprensión y un informe sobre el desempeño del mandatario”.
(Carlos Eduardo Fenochietto y Roland Arazi, Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación comentado y concordado con el Código Civil y Comercial de la
Provincia de Buenos Aires, Tomo 3, 2ª Edición actualizada, páginas 246/7).
Es por ello que toda persona que administre bienes que no sean de su plena
propiedad debe rendir cuentas del resultado de su gestión. En el caso, el deman-
dado se halla constreñido a rendir su gestión por haberlo hecho individualmen-
te sin la intervención del socio demandante.

[ 101 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

La finalidad propuesta a través de este proceso consiste en declarar la


pretensión de disolver y liquidar la sociedad comercial, imponiendo al deman-
dado rendir cuentas.
Prosiguen Fenochietto y Arazi: “Las sociedades no rinden cuentas a sus
socios, sino que formulan los estados contables anuales previstos por la ley y por
el régimen estatutario. Son ésas las únicas cuentas exigibles a los socios-admi-
nistradores de una sociedad regular. De tal modo, el derecho a la acción por
rendición de cuentas nace cuando la sociedad se ha extinguido, porque mientras
subsiste cada socio tiene acceso a los libros, puede impugnar los balances y, en
su caso, pedir la remoción del administrador. Ante la carencia de otros remedios
legales cabe la rendición entre los socios de una sociedad irregular”. (Carlos
Eduardo Fenochietto y Roland Arazi, Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación comentado y concordado con el Código Civil y Comercial de la Provincia
de Buenos Aires, Tomo 3, 2ª Edición actualizada, pág. 252).
La cláusula octava de la Escritura Pública de constitución de la sociedad
(fs. 1/6) hace referencia a los estados contables y dispone: “La voluntad de los
socios en las deliberaciones de los asuntos que interesen a la sociedad, se expre-
sarán en resoluciones adoptadas en REUNIONES ORDINARIAS que se lleva-
rán a cabo una vez por año”; lo cual no se cumplió y dio origen a la presente
Acción, la que además es atendible en el marco del pedido de disolución y liqui-
dación de la sociedad.
Ahora bien, con referencia a este segundo pedido, es decir, la disolución y
liquidación de la sociedad comercial, cabe iniciar estudiando la absolución de
posiciones de Clovis Preto. Al respecto, el Art. 291 del Código de Forma contem-
pla la situación planteada y en circunstancias como ésta, el absolvente debe
conducirse de la siguiente manera: “En caso de enfermedad del que deba absol-
ver posiciones, justificada mediante certificado médico, el juez suspenderá la
audiencia. Será carga del absolvente solicitar y obtener fijación de nueva au-
diencia para absolver posiciones, la cual podrá celebrarse en el juzgado o en el
lugar donde se hallare el impedido, hasta antes de la providencia que ordenare
la entrega de los autos para alegar, sin necesidad de otro trámite”.
Fue ese requisito el que incumplió el absolvente, quien debido a su inasis-
tencia quedó obligado a solicitar nueva audiencia y al no hacerlo se dio la ficta
confessio contemplada en el Art. 302 del mismo Cuerpo Legal: “La confesión
judicial expresa o ficta, y la extrajudicial, serán apreciadas por el juez junta-

[ 102 ]
JURISPRUDENCIA

mente con las demás pruebas, y de acuerdo con los principios de la sana crítica.
La confesión espontánea que resultase de los escritos respectivos de demanda
o contestación, y que también podrá prestarse en cualquier estado del juicio,
hará plena prueba”.
Entonces, la viabilidad de la confesión ficta, sin embargo, debe ser aprecia-
da conforme a las demás pruebas producidas y a Principios de la Sana Crítica,
tal como establece el precepto legal más arriba trascripto.
En el expresado orden de probanzas, a fs. 1/6 obra la Escritura Pública Nº
78 del 25 de Mayo de 1.996 formalizada entre Antonio Hilario Baggio y Clovis
Silvano Preto a través de la cual se creó una Sociedad Comercial de Responsa-
bilidad Limitada denominada GUARANÍ S.R.L., teniendo un capital de Gs.
170.000.000 dividido en 170 cuotas sociales de Gs. 1.000.000 cada una, inte-
grando la cantidad de 85 cuotas cada socio.
Este documento, en su cláusula séptima, dice: “Se requiere común acuerdo
entre los socios para: decidir y ejecutar la contratación de préstamos, créditos o
financiamientos; constituir garantías reales sobre bienes de la sociedad; cambio
de objeto; constitución y traslado de sucursales, agencias o filiales; la fusión con
otra sociedad; negociar sobre el patrimonio global de la sociedad. Toda resolu-
ción de esta índole, deberá hacerse constar en acta asentada en el libro de actas
de la sociedad”.
Asimismo, la cláusula octava, dispone: “La voluntad de los socios en las
deliberaciones de los asuntos que interesen a la sociedad, se expresarán en
resoluciones adoptadas en REUNIONES ORDINARIAS que se llevarán a cabo
una vez por año...”.
Por otra parte, en la cláusula novena se lee: “Las resoluciones adoptadas en
las reuniones, se consideran válidas, cuando sean adoptadas por el voto favora-
ble de ambos socios...”.
La cláusula décimo séptima establece: “La disolución y liquidación de la
sociedad se regirá por las disposiciones del Código Civil”.
Como se podrá apreciar -del estudio de las constancias del Juicio- no se ha
respetado ninguna de éstas cláusulas como tampoco las disposiciones concer-
nientes del Código Civil, siendo estos argumentos demostrados a continuación:
A fs. 54/5 rola un instrumento privado sin firmar por el cual Clovis Silvano
Preto se compromete a transferir sus cuotas sociales a Antonio Hilario Baggio.
Al respecto, el Art. 399 del Código Civil, dispone: “Los instrumentos priva-
dos podrán ser otorgados en cualquier día, y ser redactados en la forma e idioma

[ 103 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

que las partes juzguen convenientes, pero la firma de ellas será indispensable
para su validez, sin que sea permitido substituirla por signos, ni por las iniciales
de los nombres o apellidos”
A fs. 57/8 se encuentran dos recibos por la suma de R$ 35.000, por pago de
la segunda cuota de la venta de la maderera GUARANÍ S.R.L. y la tercera cuota
del pago de maquinaria de aserradero en portugués, con sus respectivas traduc-
ciones al español (fs. 59/60).
Corresponde señalar que las instrumentales obrantes a fs. 56, 57 y 58
fueron supuestamente firmadas por Clovis Preto, no obstante, fueron redargüi-
das por el actor.
Asimismo, el Art. 404 del Código de Fondo, establece: “Toda persona contra
quien se presentare en juicio un instrumento privado cuya firma se le atribuye,
deberá declarar si la firma es o no suya. Los sucesores podrán limitarse a ma-
nifestar que ignoran si ella es o no la causante. Si la firma no fuere conocida, se
ordenará el cotejo de la misma, sin perjuicio de los demás medios de prueba para
acreditar su autenticidad. El reconocimiento judicial de la firma importa el del
cuerpo del instrumento”.
Además, los documentos que lucen a fs. 56/8 fueron redargüidos por el actor
y posteriormente no reconocidos en Juicio y tampoco se realizó pericia alguna
tendiente a demostrar si fueron efectivamente signados por el accionante.
Igualmente, a fs. 134 obra una certificación de firma del actor y a fs. 68 corre
una nota firmada por Clovis Preto, cuyas firmas no coinciden con los documen-
tos de fs. 56/7. Sin embargo, coinciden con la firma estampada a fs. 58 consisten-
te en un recibo firmado en concepto de la 3ª cuota de maquinaria de aserradero
y no por pago de venta de su parte de la “GUARANÍ SOCIEDAD DE RESPON-
SABILIDAD LIMITADA”.
De todo ello se advierte que los documentos que justifican la posición asu-
mida por el demandado, no cumplen con los requisitos dispuestos en los Artícu-
los 399 y 404 del Código Civil, pues algunos carecen de firma (fs. 54/5) y otros
cuyas firmas no fueron reconocidas contra quien se opuso (fs. 56/8).
En lo que concierne al reconocimiento de las presuntas rúbricas del actor
estampadas en los instrumentos privados presentados en Juicio, ambas Partes
fueron negligentes: la actora al no solicitar una nueva audiencia de absolución
de posiciones según lo dispuesto en el Art. 291 del Código Procesal Civil y la
reconviniente por no haber requerido –ante estas circunstancias– la realización

[ 104 ]
JURISPRUDENCIA

de un peritaje de las firmas redargüidas, siendo las demás probanzas, en con-


secuencia, inconducentes a los fines probatorios.
En este Juicio no se ha probado:
I) La venta de acciones por el actor, en razón a los motivos previamente
señalados.
II) La disolución y liquidación de la sociedad siguiendo los mecanismos
dispuestos en la Ley:
En el Art.700 del Código Civil leemos: “Deberán ser hechos en escritura
pública:...c) los contratos de sociedad, sus prórrogas y modificaciones, cuando el
aporte de cada socio sea mayor de cien jornales mínimos establecidos para la
capital, o cuando consista en la transferencia de bienes inmuebles, o de un bien
que deba ser registrado...h) todos los contratos que tengan por objeto modificar,
transmitir o extinguir relaciones jurídicas nacidas de actos celebrados median-
te escritura pública, o los derechos procedentes de ellos...”.
El Art. 716 del Código de Fondo reza: “Salvo estipulación contraria, los
contratos que tengan por finalidad la creación, modificación, transferencia o
extinción de derechos reales sobre cosas presentes determinadas, o cualquier
otro derecho perteneciente al enajenante, producirán esos efectos entre las partes
desde que el consentimiento se haya manifestado legítimamente”.
El Art. 965 del Código Civil dice: “Los contratos serán formalizados por
escrito. Lo serán por escritura pública en los casos previstos por este Código”.
A fs. 126 se halla la declaración testifical de Mariela Díaz Gauto, quien
ocupó el cargo de Secretaria Administrativa de la Empresa GUARANÍ S.R.L.,
desde el año 2001 hasta su clausura en Abril del 2.002, quien mencionó que le
consta la venta de las cuotas sociales en el año 2.001 y que el actor tuvo conoci-
miento del cierre de la Firma.
A fs. 131 se encuentra el testimonio de Artemio Escobar Cristaldo que se
desempeñaba como Contador de la Empresa. Y declaró que en el año 2.001
Clovis Preto vendió su cuota social a Antonio Baggio y mencionó en la octava
pregunta que Clovis Preto sabía de la clausura porque le había comunicado
personalmente y tiene un documento firmado por puño y letra del actor.
Con respecto a la pertinencia de las declaraciones testificales, el Art. 706
del Código Civil, establece: “Los contratos que tenga por objeto una cantidad de
más de diez jornales mínimos establecidos para la capital deben hacerse por
escrito y no pueden ser probados por testigos”.

[ 105 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Es así que –a consecuencia de la disolución y liquidación de la sociedad–


resulta apropiada además la rendición de cuentas, porque en principio el socio
demandante desconoce como se han administrado sus bienes, y porque debe
aclararse la situación patrimonial de la sociedad a los efectos de realizar la
distribución correspondiente de los bienes a cada socio.
Falcón refiere: “La rendición de cuentas es la operación por la cual toda
persona que actúa por cuenta de otro o en interés ajeno, le da a ésta razón de su
cometido, detallando los actos cumplidos en su nombre, mediante la exposición
de todo el proceso económico y jurídico propio de ellos y estableciendo el resul-
tado final (C. Esp. Civ. y Com., Sala 5ª, JA 1984-II-sínt.)” (Enrique M. Falcón,
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, Anotado, Concordado, Comen-
tado, Tomo IV, pág. 562).
A la luz de los razonamientos explicitados precedentemente, corresponde
confirmar el Acuerdo y Sentencia Número 22, con fecha 22 de Mayo del 2.007,
que dictó el Tribunal de Apelación en lo Civil, Comercial, Laboral y Penal de la
Circunscripción Judicial de Amambay. En lo que respecta a las Costas, se im-
pongan a la perdidosa de conformidad a los Artículos 203, inciso a), y 205 del
Código Procesal civil. Es mi voto.
A su turno el Ministro José Raúl Torres Kirmser manifestó: Los agravios
del recurrente en este punto se refirieron a la falta de acción del demandante
para pedir la disolución y liquidación de la sociedad, debido a que habría vendi-
do su cuota social y por ello no revestiría el carácter de socio, esencial para pedir
la disolución y liquidación. También agregó que no hay obligación de rendir
cuentas como consecuencia del ya mencionado contrato de compraventa y del
cierre de actividades de la persona jurídica.
La adversa, por su parte, solicitó que la resolución del Tribunal sea confir-
mada en cuanto hizo lugar a la pretensión de disolver y liquidar la sociedad y
condenar al demandado a rendir cuentas de su administración.
Como primer punto debe indicarse que la compraventa alegada por el re-
conviniente no ha sido probada en autos, conforme ya se indicó más arriba. En
consecuencia, es un hecho probado en estos autos la calidad de socio gerente de
Clovis Silvano Preto, conforme surge de las copias de las escrituras constituti-
vas de la sociedad presentadas por ambas partes –fs. 1/7–. Además, el deman-
dante expresó que Antonio Hilario Baggio, socio gerente, nunca rindió cuenta de
sus actuaciones, lo que no fue negado por el demandado.

[ 106 ]
JURISPRUDENCIA

La Ley es clara al reconocer al socio la facultad de informarse sobre la


situación patrimonial de la sociedad y la forma en que corren los negocios de la
misma, conforme lo dispone el Art. 979 del Código Civil. Además de esta facul-
tad de tipo general, también es indiscutible la facultad que tiene el coadminis-
trador de controlar lo actuado por su colega, dada la tangible posibilidad de
resultar ilimitada y solidariamente responsable respecto de la sociedad y terce-
ros por el mal desempeño de sus funciones o cualquier perjuicio causado por
dolo, abuso de facultades o culpa grave en los negocios realizados durante su
mandato. La jurisprudencia nacional tiene expresado: “En verdad, resulta de-
cisivo el hecho de que es admitido tanto por la actora y por la demandada su
calidad de socios administradores en forma conjunta. Por ende, es plenamente
aplicable aquí el art. 1174 del Cód. Civ., que extiende a los socios gerentes,
encargados de la administración de la sociedad, las disposiciones relativas a los
directores de la sociedad anónima. La normativa pertinente, contenida en los
arts. 1102 y sgtes. del Código Civil, es clara cuando en el artículo 1111 establece
la responsabilidad ilimitada y solidaria de los directores –equivalentes a los
gerentes en las sociedades de responsabilidad limitada- en los casos de mal
desempeño de sus funciones, violación de la ley o los estatutos, y cualquier otro
perjuicio ocasionado por dolo, abuso de facultades o culpa grave. Surge de ello,
evidentemente, el interés y el derecho del actor a obtener rendición de cuentas,
dado que su responsabilidad puede, eventualmente, verse comprometida en su
carácter de cogerente en los términos previstos por la norma citada […] Al ser
cogerente tiene el derecho de conocer los actos de administración realizados por
su colega o por quien sea, dado que frente a terceros la responsabilidad la tiene
él” (LLP 2005, 1319). El hecho de que se haya pedido el cese de actividades de
la empresa no altera este resultado, especialmente cuando surge que tal deci-
sión ha sido tomada en forma unilateral por el demandado, en contravención a
lo dispuesto por la cláusula 7ª de los estatutos de la sociedad, ya que tal acto
escapa a las facultades propias y usuales de la administración de una empresa
y es ajeno al giro comercial de la misma. Cabe agregar que el mentado cierre de
las actividades es a efectos tributarios y no implica una disolución o liquidación
de la sociedad, que entre las partes sigue existiendo.
En cuanto al pedido de disolución y liquidación, se hace necesaria una
digresión para determinar en forma precisa lo pedido por el actor. Así, a f. 15
expresó que tomó la decisión de pedir la disolución en los términos del inc. c) del

[ 107 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Art. 1.004 del Código Civil: “La sociedad podrá disolverse a instancia de cual-
quiera de los socios: […] c) cuando fuere de término ilimitado”, ya que no tiene
interés en continuar con la sociedad. El demandado solamente se opuso a la
pretensión de disolución y liquidación alegando que el accionante ya no revestía
la calidad de socio y que las actividades de la sociedad ya se habían suspendido
y por lo tanto no podía ser disuelta ni liquidada. Como en estos autos quedó
demostrado que el accionante todavía reviste la calidad de socio, el primer
argumento es irrelevante y en cuanto a la suspensión de actividades de la socie-
dad, debe decirse que es inocua para obstar la pretensión de disolver la sociedad
ya no implica la extinción de la persona jurídica ni la liquidación de su patrimo-
nio, sino que es tan solo una medida adoptada para evitar la generación de
débitos laborales y fiscales. Dado que la duración de la sociedad es por tiempo
ilimitado –cláusula 2ª de los estatutos– y que el demandado no alegó que la
renuncia sea intempestiva o de mala fe, sino por el contrario, en su escrito de
demanda reconoció haber realizado un acto extraordinario, cual es ordenar la
suspensión de actividades de la sociedad, sin dar participación a su colega ge-
rente y socio; no cabe otra opción que reconocer como lícito el pedido del deman-
dante de disolver y liquidar la sociedad, en los términos del Art. 1.004, inc. c) del
Código Civil.
Por lo expuesto, corresponde confirmar el acuerdo y sentencia apelado en
cuanto hizo lugar a la demanda de rendición de cuenta, aclarando que la misma
deberá producirse desde el 25 de mayo de 1996 e, igualmente, corresponde
hacer lugar al pedido de disolución y liquidación de la sociedad Guaraní S.R.L.,
debiendo declararse, en consecuencia, disuelta la sociedad Guaraní S.R.L. y
ordenar su liquidación.
Las costas de esta instancia deben ser impuestas a la parte perdidosa y
demandada.
A su turno el Ministro Miguel Oscar Bajac Albertini dijo: La sentencia
recurrida resolvió: “REVOCAR el apartado segundo de la resolución apelda en
consecuencia, HACER LUGAR a la demanda sobre Disolución y Liquidación de
la Sociedad Guaraní S.R.L. y de rendición de cuentas deducidas en autos…”.
El argumento del decisorio está sustentada en dos aspectos resaltantes;
primero, en que la sociedad, conformada por el actor y el demandado con poste-
rioridad al 30 de abril de 2003, no se hallaba clausurado al no existir acuerdo
entre los socios para disolverla, conforme lo establece el Art. 700 inc. h) del
Código Civil Paraguayo.

[ 108 ]
JURISPRUDENCIA

Por otra parte, las pruebas presentadas por el demandado en referencia a


la supuesta venta a su favor de los aportes societarios del actor, el Tribunal
entendió que eran insuficientes y no podían se admitidas como tales al no haber-
se reconocido las firmas por el accionante Sr. Clovis Silvano Preto, obrantes al
pie de los documentos y tampoco se produjo una prueba pericial para demostrar
la autenticidad de los referidos documentos.
Del análisis de la sentencia recurrida surge que las pruebas ofrecidas y
producidas en estos autos demuestran aspectos resaltantes que motivan a ad-
herirme a la conclusión del Tribunal de alzada y del preopinante Dr. César
Garay. En primer término, porque no fue acreditada que la disolución de la
sociedad comercial haya cumplido con las normas que regían para esta sociedad
contenidas en sus estatutos sociales y en especial, en lo que respecta a los
presupuestos regulados para la disolución de la sociedad comercial, y los requi-
sitos previstos en los Arts. 700 inc. c) y h), 716 y 965 del Código Civil Paraguayo.
En segundo lugar, la venta de las acciones por parte del actor, sustentada por el
Sr. Antonio Hilario Baggio, quedó desvirtuada al incumplir con las formalida-
des contenidas en los Arts. 399 y 404 del mismo cuerpo legal y obviamente, no
podía prosperar la transferencia de estas acciones por Escritura Pública. Por
último, las declaraciones testimoniales rendidas en autos, carecen de virtuali-
dad necesaria para constituirse en plena prueba como lo estatuye el Art. 706 del
Código de fondo.
En cuanto a la reconvención deducida por el Sr. Antonio Hilario Baggio, que
pretendía la transferencia a su nombre del inmueble individualizado como Fin-
ca Nº 1.430 lote 14B de la Manzana Loma Puku de la Colonia Cororo I, y que
fuera adjudicado al Sr. Clovis Silvano Preto por el Instituto de Bienestar Rural
(I.B.R.) –actualmente INDERT–; quedó suficientemente probado en el proceso
que el referido inmueble no pertenece a la sociedad ni al reconviniente, si al
actor como bien propio, por lo que no quedan dudas de este punto de la titula-
ridad del actor Sr. Clovis Silvano Preto sobre dicho inmueble. Estos argumentos
fueron confirmados por el Tribunal inferior por lo que ya no corresponde su
debate y consideración a través de este recurso conforme lo tiene previsto el Art.
403 del Código Procesal Civil.
De las argumentaciones apuntadas, la resolución recurrida debe se confir-
mada in totum por ajustarse a derecho. ES MI VOTO.
Con lo que se dio por finalizado el Acto, firmando SS.EE todo por Ante mí
de que certifico, quedado acordada la Sentencia que inmediatamente sigue:

[ 109 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Y VISTOS: los méritos del Acuerdo que antecede, la Excelentísima CORTE


SUPREMA DE JUSTICIA, SALA CIVIL Y COMERCIAL,
RESUELVE:
DECLARAR Desierto el Recurso de Nulidad.
ACUERDO Y SENTENCIA NÚMERO: Mil diez y siete.
CONFIRMAR el Acuerdo y Sentencia Número 22, con fecha 22 de mayo del
2007, que dictó el Tribunal de Apelación en lo Civil, Comercial, Laboral y Penal
de la Circunscripción Judicial de Amambay.
IMPONER Costas a la perdidosa.
ANOTAR, registrar y notificar.
FDO.: Ministros: Torres, Bajac y Garay.
Ante mí: Alejandrino Cuevas, Secretario Judicial.

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 374

Cuestión debatida: Se analiza la nulidad de la Asamblea por deficiencia


en la publicidad por no hacerlo en un diario de mayor circulación. Se estudia la
irregularidad del Balance aprobado por la Asamblea y consecuente remoción a
los Administradores por faltar a las normas establecidas en los estatutos.
SOCIEDAD. Publicidad asamblea ordinaria.
En el caso, la publicación a convocatorias de Asambleas debió ser realizada
en algún periódico de mayor entidad, tiraje de ejemplares, circulación, etc., en
la República, porque existían serios conflictos de intereses entre los socios, que
incluso llevaron a recurrir a Instancia Judicial, no sólo en el Fuero Civil: tam-
bién en el Fuero Penal. (Voto de la mayoría).
SOCIEDAD ANONIMA. Asamblea de accionistas.
La Ley (art. 1111 C.C.) protege a la Sociedad al imputar directamente a los
administradores o socios por abuso societario, salvo que las situaciones de he-
cho puedan dar la posibilidad de acumulación de acciones de responsabilidad
que pueda incluir a la Sociedad. (Voto de la mayoría)
SOCIEDAD ANONIMA. Derechos y obligaciones de los socios.
El art. 1082 del Código Civil no hace distinción de que la publicación deba
hacerse en un diario de gran circulación, sin embargo, al existir conflictos de

[ 110 ]
JURISPRUDENCIA

intereses entre los socios que obligaron a la parte actora a iniciar acciones
judiciales en el ámbito civil (Intervención Judicial) y penal (lesión de confianza)
contra los directivos de la empresa, debió publicarse en uno de gran circulación.
(Voto de la mayoría)
SOCIEDAD ANONIMA. Derechos y obligaciones de los socios.
La finalidad del Edicto es la publicidad; y para los diversos tipos de asuntos
Judiciales o Administrativos, las leyes nacionales exigen la publicación en medios
masivos de comunicación escrita, con el fin de que el mayor número de personas
que tengan interés puedan informarse y acudir ante un Juzgado, ante las de-
pendencias que ordenaron la publicación o en los lugares indicados para uno u
otro acto, para hacer efectivo sus derechos.
SOCIEDAD. Publicidad asamblea ordinaria.
La publicación de edictos de las asambleas societarias debe constituirse en
medio idóneo que asegure la debida publicidad con la mayor circulación de la
información para que todos los accionistas, puedan tener conocimiento de la
convocatoria y poder así defender sus derechos societarios.
SOCIEDAD. Publicidad asamblea ordinaria.
El Diario Correo Comercial no es de gran circulación o de venta masiva ya
que originalmente fue constituida, con los auspicios del la Corte Suprema de
Justicia, como un medio para: “defender, difundir, la verdad y la justicia en
forma exclusiva a través de la pluma y de los grandes pensadores doctrinarios
del derechos”. Puede deducirse que era de naturaleza eminentemente jurídica
y otorgaba espacio a los magistrados y profesionales del derecho a expresar sus
opiniones.
SOCIEDAD. Publicidad asamblea ordinaria.
En cuanto a su venta, el Correo Comercial no tiene el carácter de público
debido a que los puestos para el efecto se encuentran limitados a su casa central
y en sedes judiciales, que como se sabe, estas últimas, no se encuentran abiertas
al público todos los días de la semana, circunscribiéndose su tirada a la cantidad
de anunciantes.
SOCIEDAD. Publicidad asamblea ordinaria.
Los diarios de gran circulación de la República facilitan el acceso de la
información a cualquier ciudadano en los puestos de venta en innumerables
lugares así como también a través de sus distribuidores y vendedores.

[ 111 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SOCIEDAD ANÓNIMA. Asamblea de accionistas.


Las cuestiones administrativas como las convocatorias de asambleas, por
su relevancia, deben ser publicadas en diarios de gran circulación de tal suerte
de que cumpla, aunque no se consigne expresamente, con el espíritu de la nor-
ma, es decir, que las personas interesadas puedan tener acceso a la información
de tal suerte a precautelar sus intereses societarios.
SOCIEDAD ANONIMA. Asamblea de accionistas
La verdadera finalidad de la publicación de edictos es la de lograr la mayor
y más amplia difusión del acto, y los órganos jurisdiccionales deben adoptar
todas las medidas garantistas que resulten razonablemente adecuadas para
asegurar la defensa de intereses societarios partiendo de la información y el
acceso correcto a un acto importante como es la asamblea, evitando con ello, se
impida hacer efectivo la defensa de derechos societarios reconocida por ley.
SOCIEDAD ANÓNIMA. Asamblea de accionistas.
La ley tiene previsto derechos esenciales y límites necesarios de cada socio,
cuya voluntad expresada a través de la Asamblea deben encuadrarse dentro de
los márgenes del orden público propiciando la debida tutela al interés social e
individual de cada integrante de la sociedad.
SOCIEDAD ANÓNIMA. Derechos y obligaciones de los socios.
Al haberse soslayado derechos esenciales del accionante como socio y per-
judicado por las decisiones irregulares ante la falta de debida publicidad contra-
viniendo la norma del Artículo 1.082 del Código Civil y el Artículo 17 del esta-
tuto Social; deben declararse nulas las publicaciones de las convocatorias, y con
ellas, las Actas del Directorio de la sociedad y todos los actos, gestiones y deci-
siones que fueron su consecuencia, como la transferencia de los bienes conteni-
dos en el contrato de compraventa celebrado.
SOCIEDAD. Publicidad asamblea ordinaria.
La legislación civil (art. 1082 C.C.) dispone que la publicación se efectúe en
un diario, más nada. Y en ese sentido, no hallamos defectos de derecho en la
posición de los Juzgadores de Alzada, que sostuvieron que atendiendo a las
características del Correo Comercial y a que éste ya fue empleado con anterio-
ridad para los mismos efectos y por la misma sociedad, la posición sostenida por
los demandantes no podría tener asidero jurídico. (Voto en disidencia del Minis-
tro Sindulfo Blanco)

[ 112 ]
JURISPRUDENCIA

SOCIEDAD ANONIMA. Asamblea de accionistas


No podría alegarse que el medio empleado para publicar la asamblea –co-
rreo comercial– no haya podido alcanzar la finalidad de hacer saber el llamado
a la asamblea de Accionistas, cuando que sus ejemplares se hallan a disposición
de los interesados y sobre todo constituyó el medio al que se recurrió con ante-
rioridad para proceder a la publicación de convocatorias a asambleas de la
misma firma. (Voto en disidencia del Ministro Sindulfo Blanco)
SOCIEDAD. Nulidad de la asamblea.
El argumento central sostenido por el Juzgador A quo, de que a su entender,
se suscitaron disputas o diferencias entre accionistas lo que tuvo que significar
un cambio del medio usualmente empleado por la firma demandada, carece de
solidez y precisión para sustentar la nulidad del llamado, por cuanto que dicha
afirmación denota una apreciación muy subjetiva del Juzgador que colisiona
con el principio de seguridad jurídica y, a lo único que conduciría es a sobrecar-
gar de recaudos a la publicación que no son requeridos ni siquiera por la propia
Ley. (Voto en disidencia del Ministro Sindulfo Blanco)
SOCIEDAD. Publicidad asamblea ordinaria.
Lo verdaderamente relevante para el caso en estudio, es el estricto acata-
miento a la Ley y a los Estatutos de la Sociedad, no pudiendo pasar desaperci-
bido el hecho probado de que la propia Sociedad demandada ha empleado con
anterioridad dicho medio. Las pruebas producidas en el juicio confirman esta
tesis. Ciertamente, ha quedado probado el empleo del “Correo Comercial” en
otras oportunidades, para los mismos fines que hoy día se cuestionan con la
presente demanda. (Voto en disidencia del Ministro Sindulfo Blanco)
SOCIEDAD ANONIMA. Acciones de la sociedad anónima.
En cuanto a la falta de mayoría también alegada por la parte Actora, co-
rresponde señalar que el hecho de que en las actas de asambleas impugnadas
se haya mencionado que las cuestiones propuestas en el Orden del día, hayan
sido aprobadas por “unanimidad”, no demuestra ni señala que los Directores de
la firma hayan votado por la aprobación o rechazo de cuestiones societarias, de
las cuales se hallan expresamente impedidos de votar. La voz “unanimidad”
hace alusión y se aplica, al conjunto de personas que tienen la misma opinión sobre
algún punto en particular, y por lo tanto, significa una posición coincidente
entre dos o más personas, sin que se haya exteriorizado alguna opinión diferen-
te o disidente de otra persona, sobre el objeto sobre el cual se analiza o discute.
(Voto en disidencia del Ministro Sindulfo Blanco)

[ 113 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SOCIEDAD ANÓNIMA. Asamblea de accionistas.


En el caso, del empleo de la palabra unanimidad resultaría un desacierto
pretender extraer una conclusión en torno a que todos los Directores/Accionis-
tas han votado, por cuanto, que ella pudo haberse formado o construido en base
a la voluntad de quienes tenían derecho al voto, Accionistas/no directores, para
la aprobación del punto 3) de las Asambleas impugnadas, obviamente por no ser
Directores o Gerentes de la Sociedad. (Voto en disidencia del Ministro Sindulfo
Blanco)
SOCIEDAD ANÓNIMA. Asamblea de accionistas.
Lo que pueden colegirse válidamente es que a más de los Directores, se
hallaban Accionistas que sí podrían votar válidamente sobre los puntos de apro-
bación del balance y gestión de la comisión directiva. Si estos Accionistas vota-
ron por la aprobación de tales puntos, la aprobación de los puntos cuestionados,
se halla ajustada a derecho y, si lo hicieron en el mismo sentido, sin formularse
diferentes criterios, pues, habrá además “unanimidad”, es decir, que la volun-
tad de los votantes fue coincidente, sin poder sostenerse la existencia de disiden-
cias o diferencias de votos. De las actas de asamblea no surgen constancias
fehacientes de que los Directores hayan votado en este punto. En realidad, solo
consta que la Asamblea se ha constituido con un capital accionario de 50% de
votos, en el que se hallaban también incluidos directores de la Sociedad deman-
dada. (Voto en disidencia del Ministro Sindulfo Blanco)
SOCIEDAD ANÓNIMA. Asamblea de accionistas.
Los Directores sí pueden votar en algunos puntos que se mencionan como
puntos de la asamblea, “solo tendrán voto en la medida que les corresponda
como accionistas” Art. 1086 del Código Civil, sin embargo, la prohibición única-
mente atañe a que no podrán hacerlo sobre la “aprobación de los balances y
demás cuentas y actos relacionados con su gestión administrativa, ni en las
resoluciones referentes a su responsabilidad y remoción”, caso para el cual los
restantes Accionistas que se hallaban presentes en el Acto Asambleario confor-
maran la mayoría, con exclusión del porcentaje de acciones que se halla en
poder de los Directores y Gerentes de la Sociedad, inclusive. (Voto en disidencia
del Ministro Sindulfo Blanco).
COSTAS. Costas en el orden causado.
Las costas procesales, deben ser impuestas a las partes por su orden.
Se constata que tanto los Recurrentes, como los Demandados ejercieron
sus respectivas acciones y defensas, ante esta Instancia, en el convencimiento

[ 114 ]
JURISPRUDENCIA

de hallarse jurídicamente autorizados para ejercerlo, por lo que de conformidad


al Art. 193 del CPC, hallamos suficientes razones para esta forma de imposi-
ción. (Voto en disidencia del Ministro Sindulfo Blanco).
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas.
Del art. 1087 y 1089 del Código Civil se tiene que –prima facie– la publicación
de la convocatoria para Asamblea General ordinaria de accionistas no necesa-
riamente conllevaría hacer en periódico de mayor circulación en la República,
dado que la Ley no hace distinción. (Voto de la minoria)
CSJ, Sala Civil y Comercial. 15-06-2011. “Luis Alberto Zarza Figueredo c/
Lord Leather S.A. y otros s/ Nulidad de Asambleas y Remoción de Administra-
dores” (Ac. y Sent. Nº 374).
Previo estudio de los antecedentes del caso, la Excma. Corte␣Suprema de
Justicia, Sala Civil, resolvió plantear y votar las siguientes:
CUESTIONES:
¿Es nula la Sentencia apelada?
En su caso, ¿se halla ajustada a Derecho?
A los efectos del análisis correspondiente de las cuestiones a ser estudiadas
y con el objeto de establecer un orden en la emisión de los votos, se procede al
sorteo, arrojando el siguiente resultado: GARAY; BAJAC ALBERTINI Y BLAN-
CO.
A la primera cuestión planteada, el señor Ministro César Antonio Garay
dijo: El recurrente no ha fundado el Recurso y dado que tampoco se advierten
vicios que ameriten la sanción de nulidad ex officio, de conformidad a lo dispues-
to en el Artículo 113 del Código Procesal Civil, corresponde declarar Desierto
según lo establecido en el Artículo 419 del Código Procesal Civil. Es mi voto.
A SUS TURNOS LOS MINISTROS MIGUEL OSCAR BAJAC ALBERTI-
NI Y SINDULFO BLANCO, manifestaron: Que se adhieren a los fundamentos
sostenidos por el distinguido Ministro Primer Opinante.
A la segunda cuestión el señor Ministro César Antonio Garay prosiguió
diciendo: Por el Acuerdo y Sentencia Número 106, con fecha 11 de Noviembre
del 2009, el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala, en
mayoría (con sólida y enhiesta disidencia) resolvió: “DECLARAR DESIERTO el
recurso de nulidad interpuesto por los recurrentes; REVOCAR en todas sus
partesla S. D.Nº 644 de fecha 20 de agosto de 2.008, dictada por el Juzgado de
Primera Instancia en lo Civil y Comercial del Octavo Turno y consecuentemente,

[ 115 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

dejar sin valor todos sus efectos jurídicos; IMPONER las costas a la perdidosa;
ANOTESE, regístrese y remítase copia ala Excma. CorteSuprema de Justicia ”
(fs. 1.071/1.118).
Por S. D. Nº 644, dictada el 20 de Agosto del 2.008 por el Juzgado de Primera
Instancia Civil y Comercial de Octavo Turno, se resolvió: “1) NO HACER LU-
GAR, con costas, a la excepción de falta de acción planteada por la firma SEGU-
RIDAD PARAGUAYA S.A.; 2-)HACER LUGAR, con costas, a la demanda de
nulidad de las asambleas generales ordinarias de accionistas de la firma LORD
LEATHER S.A., celebrada el 14 de Abril de 2003 y el 20 de enero de 2004 y, en
consecuencia, anular todos los actos jurídicos celebrados por la empresa a partir
del 14 de Abril de 2003 hasta la fecha; 3-) HACER LUGAR, con costas, a la
demanda de nulidad de todas las actas de Directorio de la firma LORD LEA-
THER S.A., correspondientes a todas la reuniones realizadas a partir del 14 de
abril de 2003 hasta la fecha; 4) HACER LUGAR, con costas, a la demanda de
nulidad del contrato de compraventa celebrado el 2 de abril de 2003, entre la
firma LORD LEATHER S.A. y la firma SEGURIDAD PARAGUAYA S.A. (SE-
GUPAR S.A.); 5) HACER LUGAR, con costas, a la demanda de nulidad de las
escrituras públicas Nº 13 y Nº 18, autorizadas porla Esc. Nelly Isabel Acuña
Talavera del 29 de marzo y del 12 de abril de 2004, respectivamente, cancelando
sus anotaciones registrales correspondientes enla Dirección Generalde los Re-
gistros Públicos; 6) DISPONER la reivindicación a favor de la firma LORD
LEATHER S.A. dela Finca Nº 17.265 del Distrito de San Roque y dela Finca
Nº 6.893 del Distrito de Pedro Juan Caballero, y de todos los bienes muebles
individualizados en el contrato del 2 de abril de 2003, celebrado entre las firmas
LORD LEATHER S.A. y SEGURIDAD PARAGUAYA S.A., ordenando que la
firma SEGURIDAD PARAGUAYA S.A. desocupe los inmuebles reivindicados
en el contrato del 2 de abril de 2003, celebrado entre las firmas LORD LEATHER
S.A. y SEGURIDAD PARAGUAYA S.A., ordenando que la firma SEGURIDAD
PARAGUAYA S.A. desocupe los inmuebles revindicados y devuelva los bienes
muebles aludidos en el plazo no mayor a diez días civiles, contados a partir de
que la presente resolución quede firme y ejecutoriada; 7-) HACER LUGAR, con
costas, a la demanda de remoción de los administradores de la firma LORD
LEATHER S.A., señores Favio Riva Crovato, Jorge Riva Bogarín y Héctor Dol-
dàn y, en consecuencia, inhabilitarlos para administrar dicha sociedad; 8-)
LIBRAR oficio ala Dirección Generalde los Registros, una vez que quede firme

[ 116 ]
JURISPRUDENCIA

y ejecutoriada la presente resolución, para la toma de razón correspondiente que


las Escrituras Públicas Nos. 13 de fecha 29 de marzo de 2004 y Nº 18 de fecha
12 de abril de 2004, autorizadas porla Esc. NellyIsabel Acuña T alavera, fueron
declaradas nulas y sin ningún valor y que, en consecuencia deberán cancelar las
anotaciones respectivas debiendo quedar los inmuebles a nombre de su propie-
tario anterior (Lord Leather S.A.); 9-) ANOTAR….” (fs. 935/965).
La Resolución impugnada agravió a la Parte actora y a través de su escrito
de “memorial”, que corre de fs. 1131/40, sostuvo que acreditó todos los extremos
reclamados en su demanda, tales como: I) la publicación de las convocatorias no
cumplieron su función; 2) el directorio elegido, integrado por parientes y ami-
gos, vació la empresa en perjuicio de los demás accionistas (del otro 50 %),
simulando para el efecto endeudamiento irreal (entre padres y hermanos), to-
mando préstamos ficticios, a tasas usurarias, fingiendo gastos inexistentes,
vendiendo aparentemente la totalidad del patrimonio social a empresa vincula-
da (propiedad de ellos o sus parientes), como demuestra su permanencia en el
inmueble supuestamente vendido (después de venderlo, inventando alquiler
que no resiste el menor análisis), el precio irrisorio (más de 80 % menos de su
valor real), la transferencia un año después del pago supuesto del precio y la
incapacidad financiera de la compradora.
Criticó el voto (en mayoría) que estableció que no era necesario publicar en
algún Diario de gran difusión la convocatoria a Asambleas generales ordina-
rias. En tal sentido, señaló que –precisamente– porque la Sociedad era Anóni-
ma no se conocía quienes eran los Socios a los cuales convocaba la Asamblea,
siendo necesaria la publicación en Periódico de gran difusión porque además
existía conflicto de intereses entre accionistas. Señaló que el Conjuez preopi-
nante –sin ningún asidero jurídico– afirmó que su Parte se encontraba en cono-
cimiento de la realización del acto asambleario y como estrategia optó por la no
concurrencia a aquel para así atacar el valor de este y los demás actos que eran
su consecuencia. Aseveró, además, que respecto a las otras cuestiones el voto del
preopinante Nery Villalba –al cual adhirió Paiva Valdovinos– no hizo ningún
estudio adicional ya que simplemente concluyó que al ser desestimada la acción
de nulidad de Asambleas todas las demás acciones eran subsidiarias debiendo
correr la suerte de la principal y ser desestimadas. Finalmente, solicitó la con-
firmación del Fallo dictado por el Juez de Primera Instancia Civil y Comercial,
Séptimo Turno, y el voto (en minoría) del Magistrado Juan Carlos Paredes.

[ 117 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

A fs. 1.148/1.152; 1.153/56; fs. 1.157/1.164; fs. 1.166/68, los demandados


contestaron “agravios” solicitando se confirme la decisión recurrida por estar
ajustada a Derecho, según ellos.
Corresponde principiar examinando si son o no pasibles de nulidad: 1) las
Asambleas generales ordinarias de “Lord Leather S. A.” celebradas el 14 de
Abril del 2.003 (Acta Nº 2) y el 20 de Enero del 2.004 (Acta Nº 3); 2) las Actas de
Directorio de dicha Sociedad, a partir del 14 de Abril del 2.003; entre otros.
En ese orden, debe juzgarse examinando sobre la supuesta nulidad de las
mencionadas Asambleas.
Antes de iniciar dicho estudio, cabe precisar que si bien no consta en Juicio
que el accionista Luis Zarza Figueredo haya realizado cuestionamientos ante-
riores a la Asamblea de fecha 14 de abril del 2003, así como tampoco la accionis-
ta Miren Mirari Parot de Alfaro, esta circunstancia no es óbice, impedimento,
traba e inconveniente para que puedan ejercer sus Derechos de oposiciones
dado que al ser tenedores de acciones al portador (50%) tienen plenas y legíti-
mas facultades a efectuar todos los reclamos que afecten a sus Derechos socie-
tarios.
Argaña prevé esta situación e ilustra al respecto: “Se discute si puede pro-
mover la acción de nulidad el accionista que con posterioridad a la resolución
cuestionada de la asamblea hubiese adquirido la calidad de asociado mediante
la adquisición de acciones. Siburu opina afirmativamente, fundado en que la
ley, acuerda el derecho referido “a todo accionista”, sin distinción ni reserva de
ningún género; en que el ejercicio de la acción por parte del accionista es una
función social y en que será con frecuencia muy difícil establecer o probar si el
accionista protestante lo era ya en el momento en que la asamblea general adoptó
la resolución impugnada o si lo fue con posterioridad, porque siendo general-
mente al portador las acciones, la transmisión se hace sin ninguna formalidad
por la simple tradición, de los bienes. En este mismo sentido, Malagarriga: T. II,
Pág. 222” (Tratado de Derecho Mercantil, Tomo II, Editorial el Foro, 1.983,
páginas 199/200).
Villegas explicita: “Si en cambio se han violado reglas sobre competencia,
formación, convocatoria, publicación, deliberación y mayorías, los accionistas,
directores y síndicos, tienen el derecho de impugnar tales resoluciones violato-
rias de la ley o del estatuto o reglamento.Únicamente no pueden impugnar esas
resoluciones los accionistas que las hubieren votado favorablemente, salvo que

[ 118 ]
JURISPRUDENCIA

su voluntad hubiese estado viciada (por error, dolo o violencia” (Manual de


Derecho Societario, Ghersi-Carozzo Editores, Bs. As., 1987, pág. 313).
Hechas estas puntualizaciones, cabe señalar que se denunciaron dos cau-
sales de nulidad: la indebida publicación de las Convocatorias y la conculcación
de disposiciones contenidas en los Artículos 1087 y 1089 del Código Civil.
En lo concerniente a la primera de aquellas, el Artículo 1082 del Código
Civil establece el modo en que serán convocadas las Asambleas generales ordi-
narias de accionistas de la Sociedad Anónima, disponiendo: “La Asamblea será
convocada por medio de publicaciones hechas en un diario durante cinco días,
con diez días de anticipación, por lo menos y no más de treinta. Deberá mencio-
narse el carácter de la asamblea, fecha, hora y lugar de reunión, orden del día y
los requisitos especiales exigidos por los estatutos para la participación de los
accionistas. La segunda convocatoria, por no haberse llevado a cabo la asam-
blea, se hará dentro de treinta días siguientes y las publicaciones se efectuarán
por tres días con ocho días de anticipación como mínimo”.
Por el Artículo décimo séptimo del Estatuto Social de esta empresa los
Socios fundadores establecieron: “Las convocatorias se efectuarán por anuncios
que serán publicados durante cinco días en un diario de la capital, con diez días
de anticipación por lo menos y no más de treinta días a la fecha de la Asamblea.
No lográndose en una primera convocatoria el quórum requerido en este Estatu-
to, se efectuará una segunda convocatoria dentro de los treinta días siguientes
mediante anuncios que serán publicados durante tres días en un diario de la
capital, con ocho días de anticipación a la fecha dela Asamblea. El Directorio
podrá efectuar ambas convocatorias simultáneamente. En ese supuesto la Asam-
blea, en segunda convocatoria podrá celebrarse el mismo día una hora después
de la fijada para la primera. Hasta tres días hábiles antes de la fecha fijada para
la reunión de la Asamblea, los accionistas deberán presentar en la Sociedad sus
acciones o certificados Bancarios de Depósitos de las mismas para obtener el
boleto de entrada en el cual se determinará el número y clase de las acciones
depositadas”.
De las normativas citadas se tiene que –prima facie– la publicación de la
convocatoria para Asamblea General ordinaria de accionistas no necesaria-
mente conllevaría hacer en periódico de mayor circulación en la República, dado
que la Ley no hace distinción. Sin embargo, el sub lite plantea circunstancias sui
generis que no pueden ser obviadas y que sin dudas son atendibles, por las
inconmovibles motivaciones que se explicitan.

[ 119 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Del expediente intitulado: “Luis Alberto Zarza Figueredo s/ Intervención


Judicial”, agregado por cuerda, se constata que el accionista Luis Alberto Zarza
Figueredo el 31 de Julio del 2003 solicitó medida de Intervención Judicial a
“Lord Leather S.A.”, sustentado en que –a pesar de ser accionista de dicha
Sociedad– no tenía acceso a su administración ni a los papeles de comercio. En
ese sentido, manifestó que el Presidente del Directorio y representante legal de
la Sociedad, Fabio Rivas Crovato, impedía acceder a la información social de la
compañía (fs. 41/3). A tal efecto, acompañó tres telegramas colacionados de
fechas 29 de mayo del 2003 (fs. 14/5/6) por medio de los cuales solicitó convoca-
ción a Asamblea general ordinaria de accionistas con la debida entrega de la
memoria del Directorio, el balance general y el cuadro de resultados, más el
informe del Síndico correspondiente al ejercicio cerrado al 31 de diciembre del
2002, con balance de corte al 30 de mayo del 2003; existencia de materia prima
y cuero en proceso de industrialización, cantidades y calidad de productos ex-
portados y/o comercializados en plaza, compradores, precios, etc.
Por Providencia dictada en fecha 2 de agosto del 2003, el A quo decretó la
Intervención Judicial de la Sociedad y designó al Lic. Miguel Ángel Lemir Es-
pínola como Interventor, fiscalizador de la Sociedad por el plazo allí establecido,
a fin de obtener toda la información requerida por el solicitante de la medida (fs.
44).
El representante legal de la Sociedad y Presidente del Directorio, Fabio
Rivas Crovato, se presentó en fecha 28 de agosto del 2003 y recusó al A quo (fs.
46/7). Mientras, el Interventor Judicial, por informe del 1º de septiembre del
2003, dejó constancia que: “… a ciento veinte horas de habernos hecho presentes
en las instalaciones de la empresa el Sr. Favio Riva Crovato, Presidente del
Directorio de la misma, pese a su declarada predisposición de colaborar, en la
práctica, con distintas maniobras dilatorias, se mantiene renuente a dar cum-
plimiento al mandato emanado del Juzgado, fundamentalmente en lo referido
a la provisión de documentos, libros, de comercio, de bancos, de actas de direc-
torio y de asambleas, de Registros de Accionistas, etc.; lo cual me habilita a
presumir objetivamente, que no cuenta con dichos requisitos indispensables o
que los mismos no están al día y no se encuentran en orden; circunstancias que
revelan un desenvolvimiento totalmente anárquico de la empresa, con graves
riesgos para los intereses de sus accionistas” (fs. 48/51).
Siempre –en dicho proceso cautelar– cabe mencionar que en fecha 10 de
septiembre del 2003, Luis Zarza Figueredo reiteró pedido de convocatoria a

[ 120 ]
JURISPRUDENCIA

Asamblea general ordinaria de accionistas formulado anteriormente por tele-


gramas colacionados (fs. 53/4), urgido el 10 de septiembre del 2003 (fs. 55/6); 8
de octubre del 2003 (fs. 63) y 7 de mayo del 2004 (fs. 71/3). A fs. 78/9, en fecha 14
de mayo del 2004, el representante legal de la Sociedad justificó la realización
de Asambleas generales ordinarias de accionistas correspondientes a los ejerci-
cios 2002 y 2003 y, en consecuencia, solicitó el levantamiento de la medida
cautelar dispuesta en la Intervención Judicial, afirmando: “por este medio jus-
tifico fehacientemente al Juzgado, que no solamente se ha realizado la asamblea
general ordinaria correspondiente al ejercicio 2002, sino que también se ha rea-
lizado la correspondiente al ejercicio 2003 de la firma Lord Leather S.A., motivo
por el cual la presente medida cautelar no tienen ninguna razón de ser porque se
han extinguido los supuestos motivos que determinaron la aplicación de la me-
dida” (fs. 78/9).
De lo hasta aquí relatado surge irrebatible e incuestionable que desde mayo
del 2003 el accionista Luis Zarza Figueredo impugnó la administración de la
Sociedad, solicitando informes sobre los ejercicios 2002 con corte en mayo del
2003 y convocatoria a Asamblea ordinaria, primero a través de telegramas
colacionados y luego ya por vía judicial. Esta situación era perfectamente cono-
cida por el representante legal de la Sociedad quien se presentó ante Sede
Judicial y, a pesar de ello, haciendo caso omiso a dichos pedidos y a la Interven-
ción Judicial vigente al tiempo de la tercera convocatoria a Asamblea general,
convocó a la tercera Asamblea general ordinaria de accionistas, obviamente a
espaldas del accionista y del propio Órgano Jurisdiccional. Más aún que dicha
Asamblea tenía por objeto la aprobación de gestiones financieras que –a la
sazón– definían la suerte de la empresa, con grave e irreparable perjuicio a los
demás Socios no anoticiados debidamente de su convocatoria, como luego acon-
teció.
A tenor del razonamiento pergeñado surge inequívoco y palmario que la
publicación a convocatorias de Asambleas debió ser realizada en algún periódi-
co de mayor entidad, tiraje de ejemplares, circulación, etc., en la República,
porque existían serios conflictos de intereses entre los Socios, que incluso lleva-
ron a recurrir a Instancia Judicial, no sólo en el Fuero Civil: también en el Fuero
Penal, como luce en el expediente intitulado: “Favio Román Fermín Riva Cro-
vatto y otros s/ lesión de confianza”, agregado por cuerda.
Las diáfanas e irrefutables fundamentaciones explicitadas que se leen –
con demasiada facilidad– a fs. 1.114 y fs. 1.115, ilustran acabadamente el extre-

[ 121 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

mo y relevan a esta Magistratura de nuevos estudios, por la lucidez que conlle-


van a partir de la Lógica Jurídica.
Abordamos a continuación el análisis del segundo argumento esgrimido
por los accionantes como causal de nulidad, la conculcación de disposiciones
contenidas en los Artículos 1087 y 1089 del Código Civil (fs. 105/13).
Al respecto los accionantes aseveraron que en ambas Asambleas se aproba-
ron contralege la “Memoria del Directorio, Balance General y Cuenta de Ga-
nancias y Perdidas” y demás cuestiones vinculadas a la gestión del Directorio
pero sin mayoría requerida por Ley. Señalaron que los votos de Fabio Riva
Crovato, Jorge Riva Bogarín, Antonio Carlos Barrios Fernández y Héctor Dol-
dán, emitidos en las respectivas Asambleas fueron para aprobar su propia ges-
tión y –por ello– no eran válidos. Afirmando que tampoco podía sostenerse que
la gestión del Directorio haya sido aprobada con el 12 % o el 4 % restantes
respectivamente porque el Artículo 1089 exige para aprobar decisiones en se-
gunda convocatoria, mayoría absoluta de votos presentes o cuando menos el
quórum legal (fs. 113).
El Artículo 1087 del Código Civil expresa: “Los directores y los gerentes no
pueden votar sobre la aprobación de los balances y demás cuentas y actos rela-
cionados con su gestión administrativa, ni en las resoluciones referentes a su
responsabilidad o remoción”.
En tanto el Artículo 1089 dispone en lo pertinente: “…En la segunda con-
vocatoria se considera constituida cualquiera sea el capital representado. Las
resoluciones en ambos casos serán tomada por mayoría absoluta de votos pre-
sentes, salvo que los estatutos exijan otro número”.
El Artículo décimo octavo del Estatuto Social establece: “Las Asambleas
Generales Ordinarias se constituirán en primera convocatoria, con la asistencia
de Accionistas que representen la mitad más una de las acciones con derecho a
voto y cualquier número en la segunda convocatoria. Las resoluciones en todos
los casos se tomarán por mayoría absoluta de votos presentes, salvo en los casos
previstos enla Leyen que se requiera la mayoría de acciones con derecho a voto”.
En el sub lite, la Asamblea general ordinaria de accionistas del 14 de abril
del 2003 sesionó –en segunda convocatoria– con accionistas que representaban
el 50% del capital social, integrados por: Fabio Riva Crovato (37 acciones), Jorge
Riva Bogarín (2 acciones); Antonio Carlos Barrios (7 acciones); Héctor Doldán
(2 acciones) y Hugo Corrales (2 acciones), según surge del Libro de Depósito de

[ 122 ]
JURISPRUDENCIA

Acciones y Registro de Asistencia a Asambleas generales ordinarias (fs. 54,


expediente intitulado: “Luis Zarza Figueredo s/ Diligencias Preparatorias).
Entre otras cuestiones se aprobó –unánimemente– Memoria del Directo-
rio, Balance General, Cuenta de Ganancias y Pérdidas, y el informe del Síndico,
correspondiente al ejercicio cerrado al 31 de Diciembre del 2.002 (fs. 74/5, expe-
diente intitulado: “Luis Alberto Zarza Figueredo s/ Intervención Judicial”).
Teniendo que en el periodo comprendido entre octubre 2002-abril 2003,
Favio Riva Crovato y Antonio Carlos Barrios Fernández se desempeñaron como
representante legal y director titular de la Sociedad, respectivamente, (fs. 57/65
del expediente intitulado: “Luis Antonio Zarza Figueredo s/ Diligencias Prepa-
ratorias”), resulta obvio que lo aprobado en Asamblea eran sus propias gestio-
nes, lo cual estaba expresamente prohibido por el citado Artículo 1087 del Có-
digo Civil.
Verón cita Jurisprudencia –reconocida– que concierne a la materia: “El
accionista puede votarse a sí mismo para los cargos de administrador o síndico
porque su interés en tal caso no está en conflicto con el de la sociedad, pero su voto
en asuntos que le conciernen y que debe estipular con la sociedad, hace nula la
deliberación si el voto ha determinado la mayoría y, por lo tanto la formación de
la voluntad social, porque él no puede constituir con un acto de su voluntad la
voluntad de la sociedad” (Sociedades Comerciales, Tomo III, Editorial Astrea,
Bs. As., 1993, pág. 787).
Cabe señalar que las acciones de los mencionados administradores repre-
sentaban el 88% con Derecho a voto. Sin embargo, al estar legalmente inhabi-
litados para votar dejaron a la Asamblea sin quórum legal, exigido por el Artí-
culo 1089 del Código Civil y décimo octavo del Estatuto Social. Y ello es así
porque los votos restantes de Jorge Riva Bogarín (2 acciones), Héctor Doldán (2
acciones), Hugo Corrales (2 acciones), representaban solamente el 12 % de ac-
ciones con Derecho a voto.
Martorell explicita: “… La mayoría asamblearia se obtiene con el voto favo-
rable de la mitad más uno de los presentes” (Sociedades Anónimas, Editorial
Depalma, Bs. As., 1.988, pág. 258).
“Para considerar debidamente formada la voluntad social no es suficiente
haber cumplido con los recaudos de convocatoria y de comunicación de los asun-
tos a tratar, sino que además es indispensable salvaguardar dos principios esen-
ciales: el de presencia del accionista y el de adopción de las decisiones por mayo-
ría” (Ibídem, pág. 257).

[ 123 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

En relación a la Asamblea general ordinaria del 20 de enero del 2004, cabe


señalar que según Actas de Directorio obrantes a fs. 66/74 del expediente inti-
tulado: “Luis Zarza Figueredo s/ Diligencias Preparatorias”, en la Asamblea
general del 14 de abril del 2003, fueron designados como Directores Titulares:
Favio Riva Crovato, Jorge Riva Bogarín y Héctor Doldán y como Directores
suplentes: Juan Fiorotto y Luis Andrés Parcerisa Antonelli.
Del Libro de Depósito de Acciones y Registro de Asistencia a Asamblea
general ordinaria del 20 de enero del 2004, se tiene que los Socios depositaron
acciones que representaban el 50 % del capital social, resultando que Favio Riva
Crovato depositó 37 acciones, Jorge Riva Bogarín 2 acciones, Héctor Doldán 9
acciones y Juan R. Fiorotto 2 acciones. Surge, entonces, que los Directores titu-
lares y administradores de la Sociedad representaban el 96 % de las acciones
depositadas con Derecho a voto.
Tal como lo mencionáramos precedentemente dichos Socios estaban legal-
mente inhabilitados para votar la aprobación de sus propias gestiones adminis-
trativas por expresa prohibición del Artículo 1087 del Código Civil, quedando
un 4 % de acciones que no resultaba suficiente para alcanzar el quórum exigido
en el Artículo 1089 del Código Civil, en concordancia con el Artículo décimo
octavo del Estatuto Social.
Pasamos al estudio de la nulidad de las Actas de Directorio celebradas a
partir del 14 de abril del 2003, solicitada por la accionante.
A tal fin, cabe citar el Artículo 361 del Código Civil que establece en lo
pertinente: “La nulidad pronunciada por los jueces vuelve las cosas al mismo o
igual estado en que se hallaban antes del acto anulado….”.
De la comprensión de la citada normativa se concluye que la nulidad de la
Asamblea del 14 de abril del 2003 afectó a los actos que son su consecuencia. De
manera que, al ser nula la referida Asamblea que aprobó el 4º Punto del orden
del día, referente a la designación de un nuevo directorio, las actuaciones rea-
lizadas por dicho organismo son nulas por falta de legitimidad y ser contra
legem.
En lo que respecta a la acción de nulidad por simulación, cabe señalar que
la cuestión es controvertida –en Doctrina– dado que se plantea si la simulación
puede presentarse en las personas jurídicas y en particular en las Sociedades
Anónimas. Mosset Iturraspe considera que las personas jurídicas –en particu-
lar las Sociedades– son pasibles de simulación (Negocios simulados, fraudulen-
tos y fiduciarios, ed. Ediar, 1974, Tomo I, pág. 109).

[ 124 ]
JURISPRUDENCIA

El Artículo 1111 del Código Civil imputa directamente a los administrado-


res de la Sociedad por la inejecución o mal desempeño del mandato, así como por
conculcación de la Ley o de los Estatutos, y cualquier otro perjuicio ocasionado
por dolo, abuso de facultades o culpa grave.
La personalidad jurídica de la Sociedad, dice Richard, “subsiste en resguar-
do de los acreedores sociales y de los demás socios. No se anula ni se disuelve la
sociedad, ni la norma le impone responsabilidad alguna a la misma. De allí que
lo que se desestime sea la atribución de personalidad para poder exigir la respon-
sabilidad de uno o varios administradores, que abusaron de su derecho de deci-
sión o control” (Sociedad y contratos asociativos, pág. 107).
De lo expuesto surge que la Ley protege a la Sociedad al imputar directa-
mente a los administradores o socios por abuso societario, salvo que las situa-
ciones de hecho puedan dar la posibilidad de acumulación de acciones de res-
ponsabilidad que pueda incluir a la Sociedad.
“Es lícito rasgar o levantar el velo de la personería para penetrar en la
verdad que se esconde tras él y hacer prevalecer la justicia cuando se abusa de la
personería jurídica pretendiendo utilizarla para fines no queridos por la ley,
como cuando por medio de la apariencia se pretende una evasión de responsabi-
lidad frente a un tercero” (JA, t. 1.978-II, p. 222, CN Civ., Sala B, 17-V-76).
Por último, cabe referirse a la acción de remoción de administradores.
Como dijimos, según el Artículo 1111 del Código Civil, los administradores
y representantes de la Sociedad –socios o no– deben obrar con lealtad y la
diligencia del buen hombre de negocios, en observancia de la Ley y los Estatutos
Sociales. Los que faltaren a sus obligaciones son responsables en forma ilimita-
da y solidaria, por los daños y perjuicios que resultaren de su acción u omisión,
ya sea por dolo, abuso de facultades o culpa grave.
En el caso, fue probado que los administradores actuaron inobservando la
Ley y los Estatutos Sociales, causando con ello perjuicios a Socios que represen-
tan el 50 % de las acciones. En efecto, no permitieron acceder a documentos de
la empresa, obstruyendo y negando información de interés social, pese a existir
medida de Intervención Judicial. Participaron en Asambleas sin estar legal-
mente habilitados para ello (Art. 1087 del Código Civil).
“Con certeza se sostiene que la responsabilidad civil y penal de los adminis-
tradores de la sociedad anónima es un tema principal de su normativa, no por
su aplicación efectiva, sino por su acción preventiva, que contribuye a poner

[ 125 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

mayor cuidado en el manejo de los negocios sociales, a fin de no posponer los


intereses sociales a los personales, principalmente en la gran sociedad anónima
que recurre al ahorro público, problema agudizado por el hecho de que los direc-
tores pueden no ser accionistas, la ineficacia práctica del control interno y el
creciente predominio de la administración sobre la asamblea” (Halperín, Socie-
dades anónimas, págs. 447/9).
En estas condiciones, corresponde hacer lugar a la acción de remoción de
los administradores Favio Riva Crovato, Jorge Riva Bogarín y Héctor Doldán y
en consecuencia, de “Leather S.A.”.
Por las sólidas e irrefutables motivaciones explicitadas corresponde –en
estricto Derecho– revocar la Resolución impugnada, correspondiendo hacer lugar
a la acción de nulidad de Asambleas generales ordinarias de fechas 14 de abril
del 2003 y 20 de enero del 2004; ídem a la acción de nulidad de Actas de Direc-
torio celebradas a partir del 14 de abril del 2003; y admitir la acción de remoción
de administradores. En cuanto a las Costas, las mismas deben ser impuestas a
la perdidosa en atención a lo dispuesto en los Artículos 192 y 205 del Código
Procesal Civil. Así voto.
A SU TURNO EL MINISTRO MIGUEL OSCAR BAJAC ALBERTINI,
manifestó cuanto sigue: Coincido con la conclusión arribada por el Ministro
preopinante pero me permito hacer algunas consideraciones respecto al caso
sometido a estudio.
La decisión recurrida es el Acuerdo y Sentencia N°106 del 11 de noviembre
del 2009 que revocó la sentencia N° 644 del 20 de agosto del 2008 y por la cual
rechazó todas las pretensiones de la actora.
La Parte Accionante dirigió sus agravios contra los argumentos expuestos
contra el rechazo de la demanda en segunda instancia, argumentando que las
Asambleas Generales Ordinarias de Lord Leather S.A. celebradas el 14 de abril
del 2003 (Acta N° 2) y del 20 de enero del 2004 (Acta N° 3), como así también las
Actas de Directorio de dicha Sociedad, a partir del 14 de abril del 2003, deben
ser declaradas nulas al igual que todos los actos posteriores que son su conse-
cuencia, principalmente, por haberse publicado la convocatoria para la asam-
blea respectiva en un diario de poca circulación y, porque en el acto asambleario
fueron aprobados balances y otras decisiones importantes sin tener la mayoría
necesaria por la ley y peor aún –según señaló– el directorio de la sociedad fue
integrado con amigos y parientes con la intención de vaciar la empresa en

[ 126 ]
JURISPRUDENCIA

perjuicio de los demás accionistas con deudas irreales, préstamos y ventas fic-
ticias entre otros. En virtud a estos fundamentos solicitó la revocatoria de la
sentencia dictada por el Tribunal de Apelación y consecuentemente, exigió un
pronunciamiento como la dictada por el juez de la instancia originaria.
La norma contenida en el Artículo 1082 hace referencia al primer agravio,
esto en alusión a la publicación realizada en el Diario Correo Comercial. Esta
expresa: “La asamblea será convocada por medio de publicaciones hechas en un
diario durante cinco días, con diez de anticipación, por lo menos y no más de
treinta. Deberá mencionarse el carácter de la asamblea, fecha, hora y lugar de
reunión, orden del día y los requisitos especiales exigidos por los estatutos para
la participación de los accionistas. La segunda convocatoria, por no haberse
llevado a cabo la asamblea, se hará dentro de los treinta días siguientes, y las
publicaciones se efectuarán por tres días con ocho de anticipación como míni-
mo”. Esta disposición esta también en el estatuto social de la empresa en su Art.
17.
La citada regla no hace distinción de que la publicación deba hacerse en un
diario de gran circulación, sin embargo, coincido plenamente con el Ministro
preopinante, cuando refiere que la publicación debió ser realizada en algún
periódico de gran circulación en la República, al existir conflictos de intereses
entre los socios que obligaron a la parte actora a iniciar acciones judiciales en el
ámbito civil (Intervención Judicial) y penal (lesión de confianza) contra los di-
rectivos de la empresa.
Cabe acotar que la finalidad del Edicto es la publicidad; y para los diversos
tipos de asuntos Judiciales o Administrativos, las leyes nacionales exigen la
publicación en medios masivos de comunicación escrita, con el fin de que el
mayor número de personas que tengan interés puedan informarse y acudir ante
un Juzgado, ante las dependencias que ordenaron la publicación o en los luga-
res indicados para uno u otro acto, para hacer efectivo sus derechos.
Principalmente, la publicación de edictos de las asambleas societarias debe
constituirse en medio idóneo que asegure la debida publicidad con la mayor
circulación de la información para que todos los accionistas, puedan tener cono-
cimiento de la convocatoria y poder así defender sus derechos societarios.
Bien sabido es que el Diario Correo Comercial no es de gran circulación o de
venta masiva ya que originalmente fue constituida, con los auspicios del la
Corte Suprema de Justicia, como un medio para: “defender, difundir, la verdad
y la justicia en forma exclusiva a través de la pluma y de los grandes pensadores

[ 127 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

doctrinarios del derechos”. Puede deducirse que era de naturaleza eminente-


mente jurídica y otorgaba espacio a los magistrados y profesionales del derecho
a expresar sus opiniones.
Más adelante dicho medio escrito fue incorporando aditivos que correspon-
dían a un diario con el formato que todos conocemos, como publicaciones admi-
nistrativas, comerciales y judiciales incluso. También tuvo cambios en los días
de publicación que de efectuarse solo de lunes a viernes, en los últimos años, lo
hizo todos los días. No obstante, las publicaciones de las asambleas cuestiona-
das fueron realizadas en los años 2003 y 2004, cuando no se publicaban los
sábados y domingos.
En cuanto a su venta, considero, Correo Comercial no tiene el carácter de
público debido a que los puestos para el efecto se encuentran limitados a su casa
central y en sedes judiciales, que como se sabe, estas últimas, no se encuentran
abiertas al público todos los días de la semana, circunscribiéndose su tirada a la
cantidad de anunciantes.
Al respecto, la propia Excelentísima Corte Suprema de Justicia, bajo la
presidencia del Prof. Dr. José Alberto Correa, en el año 1993, había dispuesto,
a través de la resolución N° 185, en su artículo 2°, el permiso para la exposición
y venta del periódico Diario Correo Comercial en las instalaciones del Palacio de
Justicia, como en las sedes de todas las circunscripciones judiciales de la Repú-
blica. La decisión tenía sustento en el objetivo de su creación el de velar por la
libre opinión de magistrados y profesionales del derecho con tal libertad respec-
to a juicios y jurisprudencia. Dicho en otras palabras, repito, era un periódico
netamente circunscripto al ámbito judicial.
Los diarios de gran circulación de la República, a diferencia de este medio,
facilitan el acceso de la información a cualquier ciudadano en los puestos de
venta en innumerables lugares así como también a través de sus distribuidores
y vendedores. Es decir, una persona cuya actividad lo realiza fuera de las depen-
dencia del poder judicial no puede encontrar en cualquier sitio Diario Correo
Comercial, por las limitaciones que ya mencionamos, en cambio, sólo quien
concurre diariamente al Poder Judicial puede de alguna manera adquirir un
ejemplar y acceder a su información.
Por estos principales motivos, la gran mayoría de los magistrados, sostie-
nen la postura de que este medio de comunicación escrito no cumple con un
requisito esencial “su gran circulación”, por lo que, no autorizan publicaciones
judiciales en este medio.

[ 128 ]
JURISPRUDENCIA

Partiendo de las normas procesales vigentes las publicaciones de edictos


exigen realizarlos en diarios de gran circulación porque facilitan el acceso a la
información sin limitaciones, y ante la carencia del elemento importante, el
Diario Correo Comercial no puede ser utilizado para el efecto. Las cuestiones
administrativas como las convocatorias de asambleas, por su relevancia, deben
ser publicadas en diarios de gran circulación de tal suerte de que cumpla, aun-
que no se consigne expresamente, con el espíritu de la norma, es decir, que las
personas interesadas puedan tener acceso a la información de tal suerte a pre-
cautelar sus intereses societarios.
Si bien las publicaciones anteriores fueron realizadas en este diario, con la
presencia del 100% de los accionistas, no obsta a que, los accionistas que no
tuvieron conocimiento de la convocatoria y por tal motivo no asistieron a los
actos asamblearios, donde solo el 50% de los mismos estuvo presente, puedan
impugnar por este medio la irregularidad debatida partiendo de una publica-
ción que no cumplía con el fin de la norma, velar por la información y la par-
ticipación de todos los accionistas de una sociedad, más aun, que de las proban-
zas en autos, la parte actora y accionista ausente de las asambleas cuestionadas
y afectado por las decisiones posteriores, inició antes de la misma, acciones
judiciales por irregularidades de los administradores de la sociedad. Ante con-
flictos de intereses pendientes contra los directores de la sociedad, que pudieran
afectar derechos y el patrimonio de los accionistas, se debieron tomar todas las
precauciones necesarias para que todos los asociados tengan la oportunidad de
reclamar sus derechos, y principalmente, que todos sean anoticiados del acto.
En síntesis, la verdadera finalidad de la publicación de edictos es la de
lograr la mayor y más amplia difusión del acto, y los órganos jurisdiccionales
deben adoptar todas las medidas garantistas que resulten razonablemente
adecuadas para asegurar la defensa de intereses societarios partiendo de la
información y el acceso correcto a un acto importante como es la asamblea,
evitando con ello, se impida hacer efectivo la defensa de derechos societarios
reconocida por ley.
Queda claro que al no constatarse este escenario y haberse quebrantado la
debida publicidad del acto asambleario, con pruebas reveladoras de indicios
graves que nos llevan a concluir que el acto careció de seriedad y que hubo
intención de torcer la ley, consecuentemente, debe ser declarado nulo y sin valor,
conforme a la norma contenida en el Artículo 357 que dice: Es nulo el acto

[ 129 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

jurídico:... c) en caso de no revestir la forma prescripta por la ley; y su concordan-


te, Artículo 27 que reza: Los actos prohibidos por las leyes son de ningún valor,
si la ley no establece otro efecto para el caso de contravención.
Arribada a esta conclusión resulta como lógica consecuencia, la declaración
de ineficacia de las Asambleas Generales ordinarias de Lord Leather S.A. cele-
bradas el 14 de abril del 2003 (Acta N° 2) y del 20 de enero del 2004 (Acta N° 3),
como así también las Actas de Directorio de dicha Sociedad, a partir del 14 de
abril del 2003, ya que los actos nulos no producen consecuencia.
Más allá de los argumentos expuestos por los contendientes respecto a que
fueron realizadas sin tener la mayoría legal necesaria y que los señores Fabio
Riva Crovato, Jorge Riva Bogarín, Antonio Carlos Barrios Fernández y Héctor
Doldán, aprobaron con sus respectivos votos, su propia gestión vulnerando
normas consagradas en los Artículos 1.087 y 1.089 del Código Civil Paraguayo
o que ambos actos eran válidos porque fueron realizados conforme a la norma-
tiva vigente, los estatutos y con la mayoría necesaria de los socios ante la pre-
sencia de una segunda convocatoria; el acto asambleario fue producto de un acto
declarado nulo e inexistente por lo que resulta intrascendente profundizar en
las controversias aducidas. Sin embargo, resulta procedente determinar que la
nulidad, además de los actos asamblearios, afecta a todos los demás que son
consecuencia de estos: Las designaciones del Directorio de la firma Lord Lea-
ther S.A. y sus decisiones desde el 14 de abril del 2003; la nulidad de la trans-
ferencia por contrato de compraventa celebrado el 2 de abril del 2003 (fs. 136 y
sigts.), plasmadas en las escrituras N° 13 y N°18, autorizadas por la escribana
Nelly Isabel Acuña Talavera, de fecha 29 de marzo y el 12 de abril de 2004,
respectivamente, de las Fincas N° 17.265 del Distrito de San Roque y de la
Finca N° 6.893 del Distrito de Pedro Juan Caballero, además de haberse efec-
tuado por administradores, en nombre de Lord Leather S.A., cuya designación,
como se dijo fue irregular y nulo, a favor de la empresa Seguridad Paraguaya
S.A., quedó al descubierto de que fue celebrado por parientes de grado próximo
pagándose un precio por debajo de su valor de tasación así como otras que
fueron demostradas fehacientemente en el desarrollo del proceso, sin dejar de
mencionar que estos mismos directores de Lord Leather dejaron a la sociedad
sin bienes y sin posibilidad de de desarrollar la empresa o su objeto social con la
venta de todos los activos de la firma.
Por último, siguiendo la tesitura, corresponde igualmente la remoción de
los administradores Fabio Riva Crovato, Jorge Riva Bogarín y Héctor Doldán

[ 130 ]
JURISPRUDENCIA

como así también su responsabilidad por daños. En ese orden, el Artículo 1111
del Código Civil dice: “Los directores responden ilimitada y solidariamente ante
la sociedad, los accionistas y los terceros por la inejecución o mal desempeño del
mandato, así como por violación de la ley o de los estatutos, y cualquier otro
perjuicio ocasionado por dolo, abuso de facultades, o culpa grave”.
Partiendo de la publicación en un diario de poca circulación existiendo en
ese entonces, acciones judiciales contra estas personas, que posteriormente
fueron designadas en la asamblea irregular, realizando a su vez, actos nulos en
perjuicio de terceros, demostrando un actuar negligente y celebrando actos que
perjudicaron patrimonialmente a la sociedad y por ende, a sus demás socios.
Como colofón, es oportuno traer a colación la doctrina moderna al respecto
concordante con la jurisprudencia de esta máxima instancia señala que la ley
tiene previsto derechos esenciales y límites necesarios de cada socio, cuya vo-
luntad expresada a través de la Asamblea deben encuadrarse dentro de los
márgenes del orden público propiciando la debida tutela al interés social e
individual de cada integrante de la sociedad.
Resulta oportuno citar a Velázquez Guido, que en su obra titulada: “Socie-
dades Anónimas”. P. 200, comentando el Artículo 1.098 del Código Civil Para-
guayo que expresa: “Según De Gásperi, el derecho de impugnación nace como
protección de la minoría y del socio singular. El derecho de impugnación aparece
también como una garantía para las minorías; una medida contra el ‘cesarismo’
de las mayorías asamblearias en los casos de violación de la Ley, del estatuto o
del reglamento”.
Conforme a la doctrina aludida puede concluirse entonces, que al haberse
soslayado derechos esenciales del accionante como socio y perjudicado por las
decisiones irregulares ante la falta de debida publicidad contraviniendo la nor-
ma del Artículo 1.082 del Código Civil y el Artículo 17 del estatuto Social; deben
declararse nulas las publicaciones de las convocatorias, y con ellas, las Actas del
Directorio de Lord Leather S.A. y todos los actos, gestiones y decisiones que
fueron su consecuencia, como la transferencia de los bienes contenidos en el
contrato de compraventa celebrado el 2 de abril de 2003 (fs.136 y sigts.). Asimis-
mo, corresponde la procedencia de la remoción de los administradores en virtud
a lo dispuesto en el Artículo 1.111 de la norma de fondo, sustentadas todas en las
probanzas rendidas en autos, así como las documentales obrantes en las dili-
gencias preparatorias iniciado por Luis Antonio Zarza Figueredo.

[ 131 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Por las consideraciones expuestas, la sentencia recurrida debe ser revoca-


da, en consecuencia, corresponde hacer lugar a la acción de nulidad de las
Asambleas Generales ordinarias de Lord Leather S.A. celebradas el 14 de abril
del 2003 y del 20 de enero del 2.004, como así también las Actas de Directorio de
dicha Sociedad, a partir del 14 de abril del 2003 que son su consecuencia, y por
último, hacer lugar a la remoción de los administradores de Lord Leather S.A.
Favio Riva Crovato Jorge Riva Bogarín y Héctor Doldán.
En cuanto a las costas, conforme a motivaciones expuestas, deben ser im-
puestas a la perdidosa conforme las precisiones contenidas en los Artículo 192,
203 y 205 del Código de forma. Es mi voto.
A SU TURNO EL MINISTRO SINDULFO BLANCO, manifestó cuanto
sigue: El Acuerdo y Sentencia Nº 106, del 11 de noviembre de 2009, dictado por
el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala de la Capital,
dispuso: “DECLARAR DESIERTO el recurso de nulidad interpuesto por los
recurrentes; REVOCAR en todas sus partes la S.D. Nº 644, del 20 de agosto de
2008, dictada por el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del
Octavo Turno y, consecuentemente, dejar sin valor todos sus efectos jurídicos;
IMPONER las costas a la perdidosa; ANÓTESE…”.
La decisión y, específicamente, el razonamiento que expusieron los Miem-
bros del Tribunal en mayoría para sustentarla, fue puesta en crisis por repre-
sentantes convencionales de la parte Actora, quienes arguyen que la pretensión
que sostuvieron en la demanda se centró en la declaración de nulidad de las
asambleas ordinarias del 14 de abril del 2003 y del 20 de enero de 2004, debido
a que la convocatoria al acto no fue cumplida debidamente y en atención al Art.
1082 del Código Civil; que las cuentas de la sociedad “Lord Leather S.A.” fueron
aprobadas por una mayoría insuficiente y, que todas las actuaciones del direc-
torio, que sobrevinieron a dichas asambleas son nulas y así debía declararse.
Alegan que también fue demandada la nulidad de las transferencias de los
bienes que integraban el 100% del activo fijo de la sociedad, como también la
remoción de sus directores, debido al mal desempeño verificado en sus respec-
tivas funciones.
Manifiestan que la parte a la que representa, ha probado todos los extre-
mos fácticos que sostuvieron con su demanda, sobre todo, que la publicación de
la convocatoria a las asambleas ha incumplido la finalidad de hacer conocer la
realización del acto asambleario; también demostró que el directorio se integró

[ 132 ]
JURISPRUDENCIA

con amigos y parientes, quienes luego dispusieron de los bienes de la firma, en


total desmedro a los intereses de los demás accionistas y mediante el empleo de
actos jurídicos simulados, los que también han acreditado, según señala.
Objeta los argumentos que expusiera el Miembro Preopinante sobre la
validez de las publicaciones realizadas a través del “Correo Comercial” y, ade-
más del temperamento adoptado para rechazar las otras causales de nulidad
que demandó, los que según sostiene, solo recibieron el trato de planteamientos
subsidiarios o meramente supletorios al primero.
Concluye su presentación solicitando que esta Sala decrete la nulidad del
Acuerdo y Sentencia Nº 106, apelado y, confirme en todos sus términos la S.D.
Nº 644, dictada por el Juez de Primera Instancia.
Otorgado el trámite legal al recurso, se dispuso el traslado correspondiente
de los agravios y, en tal sentido, tanto la Representante de la firma “Seguridad
Paraguaya S.A.”, como también los de la firma “Lord Leather S.A.”, rechazaron
los términos del recurso, arguyendo y sosteniendo la tesis de que no fue probado
en autos la existencia de conflictos o desavenencias entre los accionistas, tal
como lo sostuvo el A quo en la S.D. Nº 644; que la publicación realizada a través
del Correo Comercial reviste de toda licitud y que inclusive ya había sido utili-
zada con anterioridad por la Firma, para el llamado a una asamblea de accionis-
tas y que inclusive comparecieron a la Asamblea el 100% de Socios; por ello no
podría sostenerse que fue utilizada este medio para ocultar algún llamado o,
bien, para que los Demandantes desconozcan el llamado, lo cual no sería posi-
ble, pues, según señalan ni siquiera conocían a estos nuevos Miembros de la
Sociedad, pues nunca habían comunicado el hecho de haber adquirido acciones
de la firma “Lord Leather”, lo cual inclusive fue confesado en juicio por los
señores Luis Alberto Zarza y Miren Mirari Parot de Alfaro, quienes declararon
que: “…jamás comunicaron al Directorio de Lord Leather S.D. el haber procedi-
do a la adquisición del 50% del paquete accionario…” .
La representante de“Seguridad Paraguaya S.A.” sostuvo que el Art. 1082
del Código Civil no refiere el tipo de diario y/o la tirada que debe tener el mismo
para la publicación; el A quo en la S.D. Nº 644 juzgó sobre si el “Correo Comer-
cial” es o no de circulación masiva, cuando que el citado artículo no exige este
requisito; agrega que con motivo del presente juicio, han quedado truncados
proyectos industriales de la firma a la que representa y que no pueden concre-
tarse hasta la fecha, pues, la demanda motivó a su vez la imposición de una

[ 133 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

medida cautelar, a su entender, superflua para garantizar los perjuicios que


ocasiona al desenvolvimiento normal de la firma.
Fabio Riva Crovato, Jorge Riva Bogarín y Héctor Doldán, bajo patrocinio
de abogado también contestaron el traslado solicitando la confirmación del
Acuerdo y Sentencia impugnado, con costas. Arguyeron que: El A quo funda-
mentó su fallo aludiendo a una supuesta circunstancia de “conflictos entre accio-
nistas” y la ineficacia de la publicación convocando a asambleas a través del
Correo Comercial. Que los demandantes –Zarza y Parot– no han comunicado al
Directorio de la firma Lord Leather el haber adquirido el 50% del paquete
accionario; que inclusive la propia Corte Suprema de Justicia, mediante el dic-
tado de resoluciones ha propiciado la utilización del Correo Comercial para la
publicación de Edictos judiciales.
El Abog. Fabio Cuevas Storm sostuvo a más de lo ya expuesto, que debe
inferirse que todos los juicios sucesorios, disoluciones de la comunidad conyu-
gal, cuyos edictos fueron publicados en el Correo Comercial, si se siguiera el
criterio del Juez de primer grado, deberán ser anulados. Agregó que la resolu-
ción del Tribunal de Apelaciones, ha dado estricto cumplimiento al Art. 15, Inc.
c) del Código Procesal Civil, por cuanto que ha corregido la decisión apelada, en
el sentido de aplicar la ley, sin juzgar del valor intrínseco de la misma, como lo
hizo erradamente el A quo.
Por su parte, Fabio Ramón Riva Bogarín y Gustavo Riva Bogarín, al eva-
cuar el traslado sostuvieron que su vinculación al juicio estriba en la circunstan-
cia de haber otorgado un préstamo a la Firma Lord Leather para la compra de
inmuebles y maquinarias; empréstito que según sostienen, fue contraído du-
rante la presidencia del Señor Miguel Angel Ibarra y, no bajo la presidencia del
titular Riva Crovato, quien ha asumido dicha calidad recién en octubre de 2002.
Coinciden todos en solicitar la confirmación del Acuerdo y Sentencia Nº
106, por señalar que sus fundamentos se ajustan a derecho.
Entablada la cuestión de la manera expuesta, es oportuno señalar que el
Art. 1082 del Código Civil, dispone: “La asamblea será convocada por medio de
publicaciones hechas en un diario durante cinco días, con diez días de anticipa-
ción, por lo menos y no más de treinta. Deberá mencionarse el carácter de la
asamblea, fecha, hora y lugar de reunión, orden del día y los requisitos especiales
exigidos por los estatutos para la participación de los accionistas. La segunda
convocatoria, por no haberse llevado a cabo la asamblea, se hará dentro de los

[ 134 ]
JURISPRUDENCIA

treinta días siguientes, y las publicaciones se efectuarán por tres días con ocho de
anticipación como mínimo”.
Analizado el fallo impugnado, advertimos que el Tribunal de Apelaciones,
no halló defectos en la publicación efectuada a través del Correo Comercial.
Efectivamente, el voto mayoritario, cuestionado por los Apelantes, sostuvo que
la convocatoria a la asamblea mediante la publicación de edictos en el Correo
Comercial, revestía de total validez, exponiendo los argumentos que sostienen
dicha afirmación. Contrariamente, el Juzgador A quo, en la S.D. Nº 644, sostu-
vo: “De ahí que el juzgado considere que –habiendo conflicto de los intereses
societarios– la convocatoria de asamblea en el Correo Comercial, por sus carac-
terísticas de publicación limitada y sin circulación masiva, no cumplió con las
formalidades legales y, por tanto, anula la citación realizada al dejar a los
accionistas ausentes en indefensión social”; este razonamiento lo llevó a inferir
que la publicación no ha cumplido o alcanzado su fin, vale decir, el de otorgar
publicidad al llamado, pues, mediante dicho medio, no se garantiza ni asegura
el conocimiento de todos los Accionistas para la concurrencia a la asamblea, los
que deben ser extremados en caso de existir “conflictos de intereses societarios”.
A esta conclusión, el voto mayoritario del Tribunal de Alzada le restó pre-
cisión y la valoró viciada y errónea. En efecto, el Tribunal, sustentó que el
Código Civil, en el Artículo 1082, solo impone que la publicación se realice en un
“diario” sin formular algún agregado o precisión sobre si éste deba tratarse de
uno determinado o que requiera ciertas cualidades en cuanto a circulación masiva
dentro del territorio nacional. Señalaron que el A quo, carece de facultades para
realizar una interpretación distinta de la palabra empleada en la disposición
del Art. 1082, pues, no se hallan configurados los presupuestos como para rea-
lizar una interpretación extensiva del texto de la ley.
Abordado el asunto, debe señalarse que no se advierte algún defecto en este
razonamiento del Tribunal. Conforme pudimos observar de la atenta lectura del
fallo puesto en crisis, como de las constancias de autos, la convocatoria a asam-
blea fue ejecutada con sujeción a lo que dispone el Art. 1082 del Código Civil y
los propias disposiciones estatutarias de la sociedad “Lord Leather S.A.”. Debe
tenerse en cuenta las pautas consagradas en el Artículo 6 del mismo cuerpo
legal, la que establece como punto de partida para la resolución de una cuestión
determinada a la “palabra” de la ley. En el particular, la legislación civil dispone

[ 135 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

que la publicación se efectúe en un diario, más nada. Y en ese sentido, no halla-


mos defectos de derecho en la posición de los Juzgadores de Alzada, que sostu-
vieron que atendiendo a las características del Correo Comercial y a que éste ya
fue empleado con anterioridad para los mismos efectos y por la misma sociedad,
la posición sostenida por los demandantes no podría tener asidero jurídico.
Además, pudimos constatar que “El Diario Correo Comercial fue constitui-
do un 12 de abril de 1984, “EN EL AÑO DEL CINCUENTENARIO DELA
DEFENSA DELCHACO P ARAGUAYO”, conforme se publica hoy día en su
página digital: www.diariocorreocomercial.com.py. La Acordada, Nº 8 del 19 de
octubre de 1983, y la resolución N° 185 del 14 de junio de 1993, indicaba: Art. 1°:
CONCEDER los altos auspicios dela Excma. CorteSuprema de Justicia al
Diario Correo Comercial, editado por Editorial El Foro. Art 2°: DISPONER el
permiso para la exposición y venta del periódico Diario Correo Comercial en las
instalaciones del Palacio de Justicia, como en las sedes de todas las circunscrip-
ciones judiciales dela República. Art. 3°: RECOMENDAR que los Magistrados
y Funcionarios del Poder Judicial proporcionen al Diario Correo Comercial, los
materiales que estimen convenientes y no contradigan a disposiciones legales,
para su posterior publicación. Fuente “Diario Correo Comercial Digital -
www.diariocorreocomercial.com 2010.
Es decir, conforme a lo dicho no podría alegarse que el medio empleado –
Correo Comercial– no haya podido alcanzar la finalidad de hacer saber el llama-
do a la asamblea de Accionistas, cuando que sus ejemplares se hallan a dispo-
sición de los interesados y sobre todo constituyó el medio al que se recurrió con
anterioridad para proceder a la publicación de convocatorias a asambleas de la
misma firma. Pudimos incluso acceder a páginas del citado medio escrito y
comprobar que obran convocatorias a asambleas de distintas sociedades, ade-
más de Edictos para la presentación a distintos juicios, ordenados por los Juz-
gados de distintas circunscripciones Judiciales del país.
El argumento central sostenido por el juzgador A quo, de que a su entender,
se suscitaron disputas o diferencias entre accionistas lo que tuvo que significar
un cambio del medio usualmente empleado por la firma Lord Leather, carece de
solidez y precisión para sustentar la nulidad del llamado, por cuanto que dicha
afirmación denota una apreciación muy subjetiva del Juzgador que colisiona
con el principio de seguridad jurídica y, a lo único que conduciría es a sobrecar-

[ 136 ]
JURISPRUDENCIA

gar de recaudos a la publicación, que a la postre, no son requeridos ni siquiera


por la propia Ley.
De seguirse con la tesis del A quo, llegaríamos al absurdo de reconocer que
cada sociedad debería realizar sus convocatorias a asamblea, en función a la
armonía o desarmonía que gobierna, en determinado momento, las relaciones
intersubjetivas de sus socios, recurriendo a uno u otro medio, según los casos.
Puntualmente, soy del criterio que lo verdaderamente relevante para el
caso en estudio, es el estricto acatamiento a la Ley y a los Estatutos de la
Sociedad, no pudiendo pasar desapercibido el hecho probado de que la propia
Sociedad “Lord Leather” ha empleado con anterioridad dicho medio. Las prue-
bas producidas en el juicio confirman esta tesis. Ciertamente, ha quedado pro-
bado el empleo del “Correo Comercial” en otras oportunidades, para los mismos
fines que hoy día se cuestionan con la presente demanda.
Por otra parte, en cuanto a la falta de mayoría también alegada por la parte
Actora, corresponde señalar que el hecho de que en las actas de asambleas
impugnadas se haya mencionado que las cuestiones propuestas en el Orden del
día, hayan sido aprobadas por “unanimidad”, no demuestra ni señala que los
Directores de la firma, hayan votado por la aprobación o rechazo de cuestiones
societarias, de las cuales se hallan expresamente impedidos de votar. La voz
“unanimidad” hace alusión y se aplica, al conjunto de personas que tienen la
misma opinión sobre algún punto en particular, y por lo tanto, significa una
posición coincidente entre dos o más personas, sin que se haya exteriorizado
alguna opinión diferente o disidente de otra persona, sobre el objeto sobre el cual
se analiza o discute. En consecuencia, del empleo de la palabra unanimidad
resultaría un desacierto pretender extraer una conclusión en torno a que todos
los Directores/Accionistas han votado, por cuanto, que ella pudo haberse forma-
do o construido en base a la voluntad de quienes tenían derecho al voto, Accio-
nistas/no directores, para la aprobación del punto 3) de las Asambleas impug-
nadas, obviamente por no ser Directores o Gerentes de la Sociedad.
Sobre el punto, el Artículo 1086 del Código Civil, textualmente dispone:
“Los directores, los síndicos y los gerentes generales tienen derecho y obligación
de asistir con voz a todas las asambleas. Solo tendrán voto en la medida que les
corresponda como accionistas, con las limitaciones establecidas en esta sección.
Es nula cualquier cláusula en contrario”.
Por otra parte, ya en torno a las limitaciones de que habla el artículo ante-
rior, el Art. 1087, establece: “Los directores y los gerentes no pueden votar sobre

[ 137 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

la aprobación de los balances y demás cuentas y actos relacionados con su ges-


tión administrativa, ni en las resoluciones referentes a su responsabilidad y
remoción”.
Ahora bien, una vez afirmado que la Asamblea de Accionistas en segunda
convocatoria, ha sido constituida legalmente, solo resta pronunciarse en torno
a la mayoría, también cuestionada. Sobre el punto, los Demandantes arguyen
que en el caso en estudio, no pudo haberse acreditado, mayoría alguna, sin que
los Directores hayan votado en la práctica sobre los puntos propuestos en el
orden del día.
El agravio sostenido sobre el particular no puede prosperar. Nótese que las
reglas de experiencia y las prácticas de las Sociedades nos señalan que en muchos
casos, el paquete Accionario mayoritario se identifica con las personas que com-
ponen el Directorio de la Sociedad. Por lo tanto, si sostuviéramos la tesis de los
Recurrentes, las gestiones de los directores y la aprobación de los balances y
memorias y demás cuentas y actos relacionados con su gestión administrativa,
nunca podrían ser aprobadas en ninguna asamblea societaria. En efecto, pién-
sese momentáneamente en esta hipótesis. Si en una sociedad determinada, el
90% de los Accionistas, fueran directores y solo el restante 10% de Accionistas
pueden, conforme a la Ley emitir su voto para la aprobación de los Balances y
de la gestión de sus Directores, NUNCA se tendría una mayoría y, por lo tanto,
tales puntos jamás serían aprobados por la Asamblea. Para estos puntos, enten-
demos debe primar la voluntad y la decisión de aquellos Accionistas que sí
tienen derecho al voto, representado por los Accionistas que conforman el quórum
para estas decisiones, es decir, del 10%, sostener lo contrario, nos conduciría a
un despropósito y al absurdo de reconocer que jamás se contaría con una mayo-
ría para la aprobación de aquellos asuntos.
En estas condiciones, lo que pueden colegirse válidamente es que a más de
los Directores, se hallaban Accionistas que si podrían votar válidamente sobre
los puntos de aprobación del balance y gestión de la comisión directiva. Si estos
Accionistas votaron por la aprobación de tales puntos, la aprobación de los
puntos cuestionados, se halla ajustada a derecho y, si lo hicieron en el mismo
sentido, sin formularse diferentes criterios, pues, habrá además “unanimidad”,
es decir, que la voluntad de los votantes fue coincidente, sin poder sostenerse la
existencia de disidencias o diferencias de votos. De las actas de asamblea no
surgen constancias fehacientes de que los Directores hayan votado en este pun-

[ 138 ]
JURISPRUDENCIA

to. En realidad, solo consta que la Asamblea se ha constituido con un capital


Accionario de 50% de votos, en el que se hallaban también incluidos directores
de la Sociedad “Lord Leather S.A.”.
Empero ello resulta totalmente lícito. Obviamente, los Directores sí pue-
den votar en algunos puntos que se mencionan como puntos de la asamblea,
“solo tendrán voto en la medida que les corresponda como accionistas” (Art. 1086
del Código Civil), sin embargo, la prohibición únicamente atañe a que no po-
drán hacerlo sobre la “aprobación de los balances y demás cuentas y actos rela-
cionados con su gestión administrativa, ni en las resoluciones referentes a su
responsabilidad y remoción”, caso para el cual los restantes Accionistas que se
hallaban presentes en el Acto Asambleario conformaran la mayoría, con exclu-
sión del porcentaje de acciones que se halla en poder de los Directores y Geren-
tes de la Sociedad, inclusive.
Con estos argumentos, entiendo que la resolución apelada se halla ajusta-
da a derecho y debe ser confirmada. Finalmente, las costas procesales, deben
ser impuestas a las partes por su orden. Se constata que tanto los Recurrentes,
como los Demandados ejercieron sus respectivas acciones y defensas, ante esta
Instancia, en el convencimiento de hallarse jurídicamente autorizados para
ejercerlo, por lo que de conformidad al Art. 193 del CPC, hallamos suficientes
razones para esta forma de imposición. Es mi voto.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando SS.EE. todo por Ante mí,
que certifico, quedando acordada la Sentencia que inmediatamente sigue:
RESUELVE: DECLARAR DESIERTO el Recurso de Nulidad interpuesto,
de conformidad a los fundamentos expuestos en el exordio de esta resolución.
REVOCAR, el Acuerdo y Sentencia N° 106 de fecha 11 de Noviembre del
2009, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala,
de conformidad a los argumentos esgrimidos en el exordio.
IMPONER las Costas en esta Instancia, a la perdidosa.
ANOTAR, notificar y registrar.
Ministros: César Antonio Garay, Oscar Bajac Albertini y Sindulfo Blanco.
Ante mí: Abog. Karinna Penoni de Bellassai.

***

[ 139 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 616

Cuestión debatida: Se analiza si la actuación del demandado en estos


autos puede ser estudiada desde la perspectiva de su responsabilidad civil por la
comisión de un hecho ilícito, ya que su actuar se desarrolló en el marco de su
actuación como órgano de una persona jurídica, en la ejecución de una decisión
asamblearia.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador.
Se ha interpretado el Art. 1111 del Código Civil como una norma de carácter
general, cuyo contenido es subsiguientemente desarrollado en las demás dispo-
siciones relativas a la materia societaria, en particular por lo dispuesto por los
Arts. 1112 al 1116 del mismo cuerpo legal, que establecen los requisitos para el
ejercicio de la acción de responsabilidad contra los administradores.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador.
El ejercicio de la acción por mal desempeño del mandato depende de una
decisión de la asamblea, por lo que se da en denominarla acción societaria. Tal
como establece el art. 1114, el accionista solamente podrá promoverla cuando ‘la
acción no fuere iniciada dentro del plazo de tres meses, contado desde la fecha
del acuerdo’, o cuando la asamblea decida renunciar a la acción o transigir, en
cuyo caso podrá ser ejercida por los accionistas que se hubieren opuesto’”. No
cualquier acto u omisión del administrador legitima a las personas detalladas
en la norma –sociedad, accionistas o acreedores– a ejercer la acción de respon-
sabilidad.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa.
La acción social tiene por legitimado activo a la propia sociedad, por lo cual
se requiere siempre una decisión de la asamblea previa a la promoción de la
demanda.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa. Acción social.
La promoción de la acción social, importa también la remoción y reemplazo
de los directores afectados y conlleva implícitamente la acción judicial de remo-

[ 140 ]
JURISPRUDENCIA

ción de los mismos, para el caso de que no hayan acatado voluntariamente tal
decisión.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa. Acción social.
El accionista individual tiene una acción de responsabilidad para el caso de
que la sociedad o sus directores le provoquen perjuicios directos, acción que será
contractual o extracontractual, según que el acto lesivo importe incumplimien-
to del contrato social, los estatutos o las relaciones sociales derivadas de la Ley;
y será extracontractual si proviene de un ilícito cometido por la sociedad contra
uno de los socios, pero no en su carácter de tal, sino como cualquier tercero. Esta
acción es siempre resarcitoria de los daños y perjuicios y no implica el derecho
de solicitar ni obtener la remoción de los directores o administradores.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa. Accion social. Acreedores.
Los acreedores terceros de la sociedad tienen acción contra los administra-
dores para conservar la intangibilidad del patrimonio social, en los términos del
Art. 1115 del Cód. Civil.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa. RESPONSABILIDAD EXTRACON-
TRACTUAL.
Hay actuación personal del administrador que causa un daño con infrac-
ción de deberes elementales de cuidado en todos los casos de producción dolosa
de los daños por parte del administrador. Encajan aquí los casos de actuación
del administrador, en el marco formal de sus competencias pero con abuso de
poder, es decir, persiguiendo su propio interés y no el de la sociedad.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa. RESPONSABILIDAD EXTRACON-
TRACTUAL.
También responde el administrador cuando él haya creado personalmente
la fuente del riesgo o lo haya incrementado. En tales casos, el deber de tomar las
precauciones necesarias para evitar el daño a terceros pesa personalmente

[ 141 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

sobre el administrador. Estos son los casos en los que, con mayor claridad, puede
afirmarse que el tort o delictum fue cometido personalmente por el administra-
dor y en los que la equiparación con la responsabilidad externa de los trabaja-
dores es absoluta.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa. RESPONSABILIDAD EXTRACON-
TRACTUAL.
Responde igualmente el administrador que realice una actividad de la que
pueda deducirse que lleva aparejada una posición de garante.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa. RESPONSABILIDAD EXTRACON-
TRACTUAL.
El mero hecho de la denuncia o su desestimación en sí no constituyen actos
ilícitos, sino tan solo cuando la denuncia haya sido notoriamente infundada,
configurando en este sentido un caso de ejercicio abusivo de un derecho o facul-
tad reconocido por el sistema jurídico, en los términos del Art. 372 del Código
Civil.
SOCIEDAD. DAÑOS Y PERJUCIOS. COSTAS. En el orden causa-
do.
El hecho de que la resolución de la cuestión sometida al órgano jurisdiccio-
nal haya requerido de una labor interpretativa importante por parte del órgano,
como consecuencia de la complejidad de la litis constituye un justificativo razo-
nable para la exoneración de las costas de la litis. Por lo tanto, corresponde
exonerar a la parte perdidosa de las costas de esta instancia, que en consecuen-
cia deben ser impuestas en el orden causado
CSJ. Sala Civil. 19/08/11. “José Aloisio Bamberg Krein c/ Dieter Eissler s/
Indemnización de Daños y Perjuicios y Daño Moral”. (Ac. y Sent. N° 616).
Previo estudio de los antecedentes, los señores Ministros de la Excma.
Corte Suprema de Justicia, Sala Civil y Comercial, resolvieron plantear las
siguientes.
CUESTIONES:
¿Es nula la Sentencia apelada?
¿Se halla ajustada a Derecho?

[ 142 ]
JURISPRUDENCIA

Practicado el sorteo de Ley, para determinar el orden de votación, dio el


siguiente resultado: TORRES KIRMSER, BAJAC ALBERTINI Y GARAY.
A la primera cuestión planteada, el Doctor Torres Kirmser dijo: El recu-
rrente no fundó el recurso de nulidad, por lo que corresponde declarar la deser-
ción del mismo, no sin antes advertir que del estudio de oficio de la resolución
apelada, no se desprenden vicios o defectos de índole formal que provoquen su
nulidad en los términos de los Artículos 113 y 404 del Código Procesal Civil.
A sus turnos los señores Ministros Bajac Albertini y Garay manifiestan que
se adhieren al voto que antecede por sus mismos fundamentos.
A la segunda cuestión, el Ministro Torres Kirmser prosiguió diciendo: Es
sometido a estudio de esta Sala, el Acuerdo y Sentencia Nº 47, de fecha 26 de
mayo de 2009, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial,
Tercera Sala. La resolución apelada resolvió: “Tener por desistida el recurso de
nulidad; Revocar en todas sus partes la sentencia recurrida, de conformidad a
los términos vertidos en la presente resolución; Imponer las costas a la parte
perdidosa; Anótese…” (sic) (f. 274).
Contra la resolución de segunda instancia se alzó la parte actora y fundó el
recurso de apelación en los siguientes términos, entre otros: “No tiene en cuenta
lo que manda la ley, y en este sentido desconoció por completo la norma del art.
1111 del Código Civil Paraguayo […] La norma señalada claramente alude a
una cierta clase de personas dentro de la estructura societaria ‘Los Directores’
[…] El señor Dieter Eissler cuando formuló la denuncia era Director de la firma
Frigorífico Independencia S.A., de manera tal que no puede existir falta de
acción alguna porque la norma establece claramente la responsabilidad de ‘Los
Directores’, frente a la sociedad, los socios y los ‘terceros’, que es el caso de mi
cliente […] Dieter Eissler al promover la acción penal lo único que hizo fue
infringir la norma citada precedentemente, y como lo dice la sentencia apelada
lo hizo en su carácter de Director de la entidad Frigorífico Independencia S.A.,
presupuesto este que está previsto en la norma del art. 1111 del Código Civil y
por el que debe responder pues dicha norma no condiciona en qué carácter haya
producido el daño (personal o en representación de otro), sino simplemente
menciona los supuestos por los cuales debe responder (violación de la ley, los
estatutos, dolo, abuso de facultades o culpa), supuestos que se dan en el caso de
autos […] No debemos olvidar –y esto lo reconoce la propia magistrado preopi-
nante- que lo que le fue facultado al señor Eissler es a encargar a un grupo de

[ 143 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

profesionales el estudio del caso de los ex administradores, para averiguar las


acciones que la sociedad tomaría, pero el señor Eissler, lejos de hacer eso, pro-
cedió a denunciar directamente a mi cliente, en su carácter de Director de la
firma, razón por la cual le es aplicable la norma del Art. 1111 del Código Civil”
(sic) (fs. 282 a 285).
La parte demandada contestó el traslado en los términos del escrito obran-
te a fs. 289 a 295. En el mentado escrito, la accionada expresó que el acuerdo y
sentencia apelado se halla ajustado a derecho y que por tal motivo el recurso
interpuesto por la adversa debe ser rechazado.
La parte recurrente en estos autos se agravia contra la resolución del Tri-
bunal que pronunció la falta de legitimación pasiva del demandado en estos
autos.
El Art. 1111 del Código Civil establece: “Los directores responden ilimitada
y solidariamente ante la sociedad, los accionistas y los terceros por la inejecu-
ción o mal desempeño del mandato, así como por violación de la ley o de los
estatutos, y cualquier otro perjuicio ocasionado por dolo, abuso de facultades o
culpa grave”. El actor pretende deducir de dicha norma una interpretación
según la cual el administrador sea solidariamente responsable con la persona
jurídica de todo daño provocado por la actividad societaria. Ello implica recono-
cer la existencia de un deber de buen ejercicio de la administración de la socie-
dad a cargo del administrador exigible no solo por la sociedad, sino también por
los terceros y por ende, que dicho deber de buena ejecución del mandato o cargo
estaría establecido a favor de los mismos.
De esta manera, debería concederse acción directa contra el administrador,
ante el evento de la mala ejecución del mandato o de cualquier daño provocado
por la persona jurídica.
Es indiscutible que nuestro código imputa a las personas jurídicas las con-
secuencias de los actos realizados en ejercicio de sus funciones por sus órganos,
como claramente surge de la redacción de los Arts. 97 y 98 del Código Civil.
Ahora bien, es necesario plantearse si de tal conclusión es posible aventurar que
por cualquier conducta atribuida al ente societario, el individuo que actúe como
órgano pueda ver comprometida su responsabilidad personal, en forma solida-
ria a la de la persona jurídica respecto de los terceros.
Tal interpretación merece reparos, puesto que constituye, en primer térmi-
no, una contradicción respecto del fin primero de la adopción de la personalidad

[ 144 ]
JURISPRUDENCIA

jurídica de las sociedades, cual es la separación patrimonial y la subsiguiente


limitación de la responsabilidad a los efectos de fomentar la inversión. Si el
administrador de una persona jurídica debiese responder en la extensión seña-
lada, las diferencias entre su patrimonio y el patrimonio de la persona jurídica
se harían prácticamente imperceptibles en cuanto a la esfera pasiva, ya que
ante cualquier obligación de la sociedad podría ser atacado el patrimonio del
director, al invocarse el concurso de alguna de las causales citadas en el artículo
comentado y que dicho sea de paso, no son pocas.
Por ello, se ha interpretado el Art. 1111 del Código Civil como una norma de
carácter general, cuyo contenido es subsiguientemente desarrollado en las de-
más disposiciones relativas a la materia societaria, en particular por lo dispues-
to por los Arts. 1112 al 1116 del mismo cuerpo legal, que establecen los requisitos
para el ejercicio de la acción de responsabilidad contra los administradores. En
este sentido, la doctrina española, ha sentado al interpretar el Art. 133 de la Ley
de Sociedades Anónimas –cuya redacción es muy similar a la de nuestro artícu-
lo–: “Dicho precepto afirma, como es sabido, que los administradores ‘responde-
rán frente a la sociedad, frente a los accionistas y frente a los acreedores por el
daño que causen por actos contrarios a la ley o a los estatutos o por los realizados
sin la diligencia con la que deben desempeñar el cargo’ interpretándose la refe-
rencia a los ‘accionistas’ y a los ‘acreedores’ como una confirmación de la respon-
sabilidad no solo interna –frente a la sociedad– sino también externa de los
administradores por su administración negligente o desleal. Pero esta interpre-
tación no es necesaria. No es necesaria porque la referencia a accionistas y
acreedores se explica, sencillamente, por el hecho de que el artículo 134 LSA
atribuye la legitimación activa para interponer la acción social de responsabi-
lidad tanto a la propia sociedad como a los accionistas como a los terceros (Arts.
134.4 y 134.5 LSA). Consecuentemente, es perfectamente correcto el tenor lite-
ral del artículo 133 LSA al afirmar que los administradores responden de los
daños que causen a la sociedad tanto si lo exigen, subsidiariamente los accionis-
tas y los terceros” (Águila-Real, Jesús Alfaro. La llamada acción individual de
responsabilidad contra los administradores sociales.http://www.uam.es/centros/
derecho/privado/mercanti/investigacion/jaar%20-%20individual.pdf -14/07/
2010-. Pág. 9).
Criterio similar al desarrollado por la doctrina citada ha sido empleado por
la jurisprudencia de la Corte en el Ac. y Sent. Nº del 16 de febrero de 2007,

[ 145 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

dictado por la Sala Civil: “El ejercicio de la acción por mal desempeño del man-
dato depende de una decisión de la asamblea, por lo que se da en denominarla
acción societaria. Tal como establece el art. 1114, el accionista solamente podrá
promoverla cuando ‘la acción no fuere iniciada dentro del plazo de tres meses,
contado desde la fecha del acuerdo’, o cuando la asamblea decida renunciar a la
acción o transigir, en cuyo caso podrá ser ejercida por los accionistas que se
hubieren opuesto’”. En este fallo se aprecia claramente que la interpretación
hecha del Art. 1111 se adecua a lo explicitado más arriba, en el sentido de que
no cualquier acto u omisión del administrador legitima a las personas detalla-
das en la norma –sociedad, accionistas o acreedores- a ejercer la acción de res-
ponsabilidad, sino que los requisitos para el ejercicio de dicha acción son desa-
rrollados en los artículos subsiguientes.
En sentido idéntico, en otro fallo nacional se ha establecido: “Los directores
y administradores de una sociedad anónima responden de su gestión en diver-
sos ámbitos, de conformidad con los Arts. 1.111, 1.112, 1.113 y 1.114 del Cód.
Civil. Así se pueden configurar distintos supuestos de responsabilidad de acción
social contra los directores por mal desempeño o inejecución de sus obligaciones,
violación de la ley o los estatutos y cualquier otro perjuicio causado al patrimo-
nio o a los intereses sociales. La acción social tiene por legitimado activo a la
propia sociedad, por lo cual se requiere siempre una decisión de la asamblea
previa a la promoción de la demanda. El socio, considerado individualmente,
tiene derecho de promover esta acción social ut singuli, pero sujeto a determi-
nados condicionamientos, a saber: que la acción social no se hubiera iniciado en
el plazo de tres meses de tomada la decisión o acuerdo asambleario y para el
supuesto de los accionistas que se han opuesto al quitus, vale decir, a la renuncia
o transacción de la acción, en la deliberación de la asamblea. La promoción de
la acción social, por cualquiera de estas dos vías, importa también la remoción
y reemplazo de los directores afectados y conlleva implícitamente la acción
judicial de remoción de los mismos, para el caso de que no hayan acatado volun-
tariamente tal decisión. Fuera de estos dos supuestos que representan en forma
directa a los intereses sociales, el accionista individual tiene una acción de
responsabilidad para el caso de que la sociedad o sus directores le provoquen
perjuicios directos, acción que será contractual o extracontractual, según que el
acto lesivo importe incumplimiento del contrato social, los estatutos o las rela-
ciones sociales derivadas de la Ley; y será extracontractual si proviene de un

[ 146 ]
JURISPRUDENCIA

ilícito cometido por la sociedad contra uno de los socios, pero no en su carácter
de tal, sino como cualquier tercero. Esta acción es siempre resarcitoria de los
daños y perjuicios y no implica el derecho de solicitar ni obtener la remoción de
los directores o administradores. Por último, los acreedores terceros de la socie-
dad tienen acción contra los administradores para conservar la intangibilidad
del patrimonio social, en los términos del Art. 1115 del Cód. Civil” (Ac. y Sent.
N° 02 del 06/02/2001. Trib. de Ap. Civ. y Com. Tercera Sala).
Así, pues, el Art. 1111 del Código Civil debe ser interpretado conjuntamente
con los Arts. 1116 y 1833 del mismo cuerpo legal, en cuanto a la atribución de
responsabilidad externa del administrador, en forma solidaria a la responsabi-
lidad extracontractual que la sociedad pueda tener respecto de un tercero. Esto
quiere decir que la responsabilidad del administrador se hallará comprometida
en tanto y cuanto exista un acto ilícito, culposo o doloso, realizado por el admi-
nistrador que comprometa su responsabilidad respecto de tercero perjudicado.
En este sentido, autorizada doctrina tiene sentado: “Estamos en condicio-
nes de determinar cuándo responde extracontractualmente el administrador.
Así, hay actuación personal del administrador que causa un daño con infracción
de deberes elementales de cuidado en todos los casos de producción dolosa de los
daños por parte del administrador. La justificación es obvia: el artículo 1902 CC
impone un deber a todos y frente a todos de no causar daño voluntariamente al
patrimonio ajeno […] Encajan aquí los casos de actuación del administrador, en
el marco formal de sus competencias pero con abuso de poder, es decir, persi-
guiendo su propio interés y no el de la sociedad […] También responde el admi-
nistrador cuando él haya creado personalmente la fuente del riesgo o lo haya
incrementado. En tales casos, el deber de tomar las precauciones necesarias
para evitar el daño a terceros pesa personalmente sobre el administrador. Estos
son los casos en los que, con mayor claridad, puede afirmarse que el tort o
delictum fue cometido personalmente por el administrador y en los que la equi-
paración con la responsabilidad externa de los trabajadores es absoluta […]
Responde igualmente el administrador que realice una actividad de la que
pueda deducirse que lleva aparejada una posición de garante” (Águila-Real,
Jesús Alfaro, obra citada, págs. 30,31).
El actor de la presente demanda no produjo ninguna prueba tendiente a la
demostración de una supuesta conducta dolosa del demandado, orquestada con
la intención de provocarle algún perjuicio en su patrimonio o a su imagen y

[ 147 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

reputación. Tampoco logró demostrar que haya sido el hoy accionado quien
haya tomado la iniciativa de investigar la gestión administrativa del deman-
dante, o que su voto haya sido decisivo en la asamblea que tomó dicha determi-
nación. De más está decir que el mero hecho de ejercer la administración de una
persona jurídica no constituye a la persona física que ejerza el cargo en un
garante respecto de los terceros que tengan algún tipo de relación con la persona
jurídica. Al respecto, doctrinariamente se ha establecido: “Así la existencia de
una competencia o un deber jurídico general de actuación no son bastantes para
fundar la imputación objetiva de un resultado dañoso puesto en marcha por un
tercero y que el titular de la competencia o sujeto del deber no ha evitado o
aminorado” (InDret. Revista para el análisis del Derecho. El guardián del via-
jero: la posición de garante de las empresas de transporte. Gómez Pomar, Fer-
nando. Barcelona, mayo de 2005. Pág. 6).
Por tanto, la actuación del demandado en estos autos no puede ser estudia-
da desde la perspectiva de su responsabilidad civil por la comisión de un hecho
ilícito, ya que su actuar se desarrolló en el marco de su actuación como órgano
de una persona jurídica, en la ejecución de una decisión asamblearia.
Una vez establecidos estos puntos, corresponde hacer una breve reseña
sobre el acto que el demandante reputa como el ilícito que justificaría su preten-
sión resarcitoria.
En estos autos, la conducta que agravió al accionante es una denuncia ante
el Ministerio Público. La denuncia o puesta en conocimiento a la autoridad
competente sobre la posible comisión de un hecho punible, es un derecho y una
obligación de las personas. Por ello, el mero hecho de la denuncia o su desesti-
mación en sí no constituyen actos ilícitos, sino tan solo cuando la denuncia haya
sido notoriamente infundada, configurando en este sentido un caso de ejercicio
abusivo de un derecho o facultad reconocido por el sistema jurídico, en los tér-
minos del Art. 372 del Código Civil.
El titular del derecho o facultad es la única persona que puede decidir sobre
la modalidad o forma en que pretende ejercer dicho derecho o facultad y, por
ende, es la única persona que puede ser pasivamente legitimada a responder
por las consecuencias que dicha conducta abusiva haya podido generar. En el
caso de autos, la denuncia fue promovida en ejecución de un mandato de la
máxima expresión de la voluntad societaria, es decir, en ejecución de un man-
dato asambleario. Por ende, el demandado no fue quien decidió o motivó dicho

[ 148 ]
JURISPRUDENCIA

proceder, sino que se limitó a su actuación como órgano del ente. Por tanto, al no
reunirse elementos que denoten una conducta ilícita propia del demandado, el
mismo no es el sujeto pasivamente legitimado a estar en juicio para responder
a las pretensiones del actor por los daños sufridos como consecuencia de la
denuncia planteada por la persona jurídica.
Por todo lo expuesto, surge que la parte actora carece de acción contra los
codemandados, ya que debió dirigir su pretensión de indemnización de daños
contra la persona jurídica y no contra el administrador a título personal.
Por lo previamente expuesto, el acuerdo y sentencia apelado debe ser con-
firmado.
En cuanto a las costas de esta instancia, el Art. 193 del Código Procesal
Civil autoriza al órgano jurisdiccional a exonerar al litigante vencido de las
costas del proceso, siempre que encontrare razones para ello. Conteste con la
línea ya expuesta en fallos anteriores, el hecho de que la resolución de la cues-
tión sometida al órgano jurisdiccional haya requerido de una labor interpreta-
tiva importante por parte del órgano, como consecuencia de la complejidad de la
litis constituye un justificativo razonable para la exoneración de las costas de la
litis. Por lo tanto, corresponde exonerar a la parte perdidosa de las costas de esta
instancia, que en consecuencia deben ser impuestas en el orden causado.
A su turno el señor Ministro Bajac Albertini dijo:
Me adhiero al voto que antecede y me permito agregar cuanto sigue: En el
caso traído a estudio, el actor reclamó indemnización de daños y perjuicios al
Director de una empresa a raíz de la denuncia penal que éste último realizó, lo
cual, alega le causó los daños esbozados en el escrito inicial.
El Tribunal de Apelaciones decidió revocar la sentencia de Grado, al expre-
sar la falta de legitimación pasiva del demandado en autos. El actor recurrente
pide la revocatoria de dicho Acuerdo y Sentencia, basándose en la aplicabilidad
del Art. 1.111 del Código Civil.
Así las cosas, coincido plenamente con la postura asumida por mi predece-
sor en el uso de la palabra y avalada en reiteradas ocasiones por esta Corte, en
donde se refiere que las normas contenidas en el Código Civil Paraguayo deben
ser interpretadas –más aún si son del mismo capítulo– en forma conjunta y no
aislarlas; específicamente, vemos la interrelación existente entre el citado artí-
culo y los subsiguientes, dando el primero, el marco rector global en el que luego
se van desarrollando las especificidades que hacen a la responsabilidad del
administrador, según sea el caso.

[ 149 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Vemos pues –yendo al juicio en sí–, que el demandado ejecutó un mandato


de la máxima autoridad societaria, cual es la asamblea, por lo que mal podría
hablarse de su responsabilidad particular y solidaria ante dicha decisión, en
razón a que este solo fue el brazo ejecutor de la orden, actuando claramente
conforme al mandato que se le confió y el cual no podría haber obviado. En base
a ello, la acción ha sido dirigida en forma incorrecta y los argumentos dados por
el Inferior se ajustan plenamente a las constancias de autos, por lo que corres-
ponde su confirmatoria, exceptuándose la imposición de costas en esta instan-
cia, las cuales deberán ser impuestas en el orden causado, dada la labor inter-
pretativa desplegada. ES MI VOTO.
A su turno el señor Ministro César Antonio Garay explicitó: Concerniente
al resarcimiento por daños y perjuicios intervienen cuatro elementos que deben
ser probados: el Derecho del que reclama; la obligación de indemnizar, el daño
producido en su real dimensión y, lógicamente, la valoración económica de dicho
perjuicio. De acuerdo a ello, resulta obvio que tales elementos lleven orden de
prelación respecto de los demás.
En el caso, la cuestión principia por determinar si la no atribución de res-
ponsabilidad al accionado es o no ajustada a Derecho porque, de confirmarse el
Fallo recurrido, carecería de relevancia el estudio de los otros extremos. Si-
guiendo dicho orden, cabe puntualizar que el Principio de la obligación de resar-
cir está en el Artículo 1833 del Código Civil, que en su primer segmento dispone:
“El que comete un acto ilícito queda obligado a resarcir el daño”.
En el sub lite, José Aloisso Bamberg Krein promovió demanda por indem-
nización de daños y perjuicios contra Dieter Eissler, esgrimiendo que el acciona-
do formuló denuncia penal en su contra, por supuesta administración negligen-
te y culposa desempeñada en el “Frigorífico Independencia S.A.”, la cual fue
desestimada, dictándose sobreseimiento definitivo a su favor. Sostuvo que la
referida denuncia le generó perjuicios irreparables, reclamando en concepto de
daño emergente la suma de USD 500, lucro cesante Gs. 120.000.000 y daño
moral Gs. 150.000.000 (fs. 10/5). El accionado señaló que actuó en su calidad de
Director del “Frigorífico Independencia S.A.” y en cumplimiento de expreso
encargo de la Asamblea Ordinaria de Accionistas de dicha compañía, que le
autorizó a contratar los servicios profesionales de un estudio jurídico para que
proceda al análisis de las responsabilidades de Directores y Administradores de
la Firma, a fin de iniciar las acciones judiciales, si así correspondiere. Señaló

[ 150 ]
JURISPRUDENCIA

que ante la existencia de irregularidades cometidas por Socios y Directores esa


Empresa formuló correspondiente denuncia (fs. 173/8).
Se reclamó indemnización por daños sufridos en la forma como el Artículo
1835 del Código Civil dispone: “Existirá daño, siempre que se causare a otro
algún perjuicio en su persona, en sus derechos o facultades o en las cosas de su
dominio o posesión”. Por lo que resulta prioritario –para la atribución de respon-
sabilidad- establecer si los supuestos perjuicios irrogados al accionante fueron
como consecuencia de la actuación directa y a título personal del accionado o, si
por el contrario, obró en carácter de representante de dicha Firma de esta plaza.
A fs. 103, se encuentra agregada Acta Nº 9, del 23 de marzo del 2002, en la
cual se constata que en esa fecha se llevó a cabo la prosecución de la Asamblea
General ordinaria de Accionistas del “Frigorífico Independencia S.A.”, en fecha
23 de febrero de 2002. En dicha oportunidad se rechazó el balance presentado
por los Directores salientes, correspondiente al ejercicio comprendido entre el 1º
de enero del 2001 al 31 de diciembre del 2001. Se designó al accionado como
Director Titular de la empresa, otorgándosele la potestad “para contratar a un
abogado o a un estudio jurídico para procederse al estudio y análisis de la
responsabilidad de los directores y administrador de FISA Nacional, si las
hubiere, a fin de iniciar las acciones judiciales si correspondiere en derecho
contra los eventuales responsables si los hubiese aprobándose dicho punto por
unanimidad”. Esa atribución fue conferida en concordancia con lo dispuesto en
el Artículo 14, inciso f), de los Estatutos Sociales: “…El Directorio tendrá los
deberes impuestos por la Ley y estos Estatutos y dispondrá de los más amplios
poderes para dirigir, administrar libremente la Sociedad…, inciso f), denunciar,
querellar y estar por sí o por apoderado en toda clase de juicios” (fs. 47 vlta.).
Cabe señalar que ese encargo dado al Director fue debido al resultado de la
auditoría interna realizada por dicha Firma, la cual reveló ciertas irregularida-
des en el manejo financiero de los antiguos Directores de la Compañía, entre los
cuales se encontraba el accionante (fs. 50/102). Posteriormente, el accionado
promovió denuncia en sede Penal, no sólo contra el accionante sino contra los
demás antiguos Directores de la Empresa, dejando expresa constancia que di-
cha denuncia la hacía en su carácter de Director de la Firma (fs. 104/114), la cual
fue rechazada, decretándose el sobreseimiento definitivo del accionante, confor-
me surge de fs. 4/5.
Se aprecia, entonces, que el accionante promovió denuncia en el Fuero
Penal siguiendo expresas instrucciones de la Sociedad, impartidas a través de

[ 151 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

su Órgano supremo: la Asamblea General ordinaria de Accionistas. Por lo que


no es sujeto pasivo de responsabilidad civil por ese cometido. El Director de la
Sociedad Anónima responde sólo en casos de mal desempeño de sus funciones,
es decir de no obrar con la diligencia de un buen hombre de negocios, conforme
lo establece el Artículo 1111 del Código Civil.
En efecto, aquel “responde ampliamente por toda violación a la ley, estatuto
o reglamento y también por todo daño cometido por culpa, dolo o abuso de
facultades, en razón de la culpa in eligiendo e in vigilando” (Martorell, Socieda-
des Anónimas, Depalma, Bs. As., 1988, pág. 365).
Sin embargo, en el caso no fue probado –siquiera incipientemente– que el
accionado actuó en inobservancia de la Ley, Estatutos o de las propias Resolu-
ciones asamblearias. Tampoco se cuestionó la falta de legitimidad de la decisión
asamblearia que expresamente le autorizó a realizar tal denuncia, por lo que no
es pasible de responsabilidad civil.
Ello es así, porque su desempeño no fue en interés propio. Si lo hizo como
representante legal de la Sociedad, tal como establece el Artículo décimo del
Estatuto Social.
Mascheroni explicita: “La representación legal es la proyección externa de la
sociedad. Se ha agregado que en ejercicio de dicha representación, el órgano
administrador es la sociedad misma. Esto implica que quien contrata con el
representante legal lo está haciendo con la sociedad representada” (Sociedades
Anónimas, tercera edición, Editorial Universidad, Bs. As., 1993, pág. 240).
Entonces, al no existir obligación del accionado a resarcir por supuestos
daños, la demanda instaurada resulta inviable con arreglo a lo dispuesto por la
Ley, correspondiendo en Derecho confirmar el Fallo impugnado, con imposición
de Costas a la perdidosa, de conformidad a lo dispuesto en los Artículos 192 y
205 del Código Procesal Civil. Así voto.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando SS.EE. todo por Ante mí,
que lo certifico, quedando acordada la Sentencia que inmediatamente sigue:
Y VISTOS: Los méritos del Acuerdo que antecede, la Excelentísima COR-
TE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA CIVIL Y COMERCIAL,
RESUELVE:
DECLARAR desierto el Recurso de Nulidad interpuesto.
CONFIRMAR el Acuerdo y Sentencia Número 47, de fecha 26 de Mayo del
2009, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala.

[ 152 ]
JURISPRUDENCIA

IMPONER las Costas de esta Instancia en el orden causado.


ANOTAR, registrar y notificar.
FDO.: Garay, Torres y Bajac, Ministros.
Ante mí: Alejandrino Cuevas, Secretario Judicial .

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 82

Cuestión debatida: En estos autos es materia de recurso la procedencia de


una demanda de indemnización de daños por la rescisión de un contrato de
prestación de servicios.
CONTRATO. Interpretación del contrato. Autonomía de la Volun-
tad.
Nada obsta a que las partes opten contractualmente por la integración de
su convenio con una norma extranjera que se adecue mejor a la reglamentación
de sus intereses, siempre y cuando esta elección no afecte disposiciones de orden
público.
CONTRATO. Interpretación del contrato. Autonomía de la Volun-
tad.
El Art. 297 del Código Civil debe ser interpretado en el sentido de que las
disposiciones de derecho extranjero, aplicables en virtud de normas de conflicto
o por la opción de las partes al adoptarlas a su contrato, deben ser valoradas
previamente a la luz del derecho nacional y, en particular, a la luz de las dispo-
siciones de orden público tanto interno, como internacional.
CONTRATO. Interpretación del contrato. Autonomía de la Volun-
tad.
La elección del derecho extranjero será válida en tanto y cuanto no vulnere
estas disposiciones de orden público establecidas por el derecho nacional. En
otras palabras, los actos no se rigen, en cuanto a su contenido, por las leyes de
la República; lo que implica que en materia dispositiva, de derecho privado, las
partes pueden integrar convencionalmente el contenido contractual con leyes
extranjeras, que serán juzgadas, como contenido contractual per relationem,
según el derecho nacional.

[ 153 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

CONTRATO. Interpretación del contrato. Autonomía de la Volun-


tad.
Las partes bien pueden optar por someter algunos aspectos del contrato al
derecho de un país y otros aspectos al derecho de un país distinto, lo que en
doctrina se ha dado por llamar ‘depeçage’.
CONTRATO. Interpretación del contrato. Autonomía de la Volun-
tad.
Para determinar la intención común de las partes se deberá apreciar su
comportamiento total, aun posterior a la conclusión del contrato. Las cláusulas
del contrato se interpretan las unas por medio de las otras, atribuyendo a las
dudosas el sentido que resulte del contexto general […] Si ambos dieren igual-
mente validez al contrato (ambos sentidos en los que pueda ser interpretada
una cláusula), debe tomar se el sentido que más convenga a la naturaleza de los
contratos y a las reglas de la equidad […] Si a pesar de la aplicación de las
normas precedentes, subsistiere la obscuridad del contrato, deberá éste ser
entendido […] en el sentido que realice la armonización equitativa de los inte-
reses de las partes, si fuere a título oneroso. El contrato debe ser interpretado
de acuerdo con la buena fe”.
CONTRATO. PRUEBA. Prueba pericial.
El traductor matriculado no es un oficial público ni puede dar fe pública de
la fidelidad de su traducción, ya que tal función no le es atribuida por ley. La
traducción de un documento, por ende, constituye una prueba más que debe ser
apreciada por el juez, especialmente si dicha traducción no fue realizada dentro
del proceso, según las reglas propias de la prueba pericial, respetando la bilate-
ralidad y el contradictorio.
CONTRATO. Objeto de contato.
Quien pretenda la extinción del derecho a la remuneración, deberá probar
no solo que la terminación contractual se produjo por culpa del prestador de
servicios, sino que, además, deberá alegar y demostrar que las prestaciones
ejecutadas por el mismo carecen de interés a su parte, como consecuencia de la
terminación del contrato, en otros términos, según la cita doctrinaria transcrip-
ta, la pérdida de interés en la prestación ejecutada por el prestador de servicios,
no se produce de pleno derecho, sino que es una circunstancia que debe ser
alegada y probada.
CSJ. Sala Civil. 21/03/13. “Reconstitución del Expdte. Hans Werner Bentz
c/ Cartones Yaguareté S.A. S/ Incumplimiento de Contrato”. (Ac. y Sent. N° 82).

[ 154 ]
JURISPRUDENCIA

Previo estudio de los antecedentes la Excelentísima Corte Suprema de


Justicia, Sala Civil y Comercial, resolvió plantear y votar las siguientes:
CUESTIONES:
¿Es nula la Sentencia apelada?
En caso contrario, ¿está ella ajustada a Derecho?
Practicado el sorteo de Ley para determinar el orden de votación, dio el
siguiente resultado: Garay, Torres K. y Bajac.
A la primera cuestión el señor Ministro César Antonio Garay dijo: la recu-
rrente sostuvo que el Fallo impugnado es nulo, pues violó el Principio de lega-
lidad y el debido proceso, soslayando normativa establecida en los Artículos 256
de la Constitución Nacional y 15 del Código Procesal Civil. Esgrimió que el
Tribunal de Apelación aplicó erróneamente el Derecho Civil Alemán, afirmando
que la traducción –acompañada en Juicio e impugnada por su Parte– no es
jurídicamente válida para probar la existencia y contenido de dicha legislación.
Señaló que ese extremo debió ser probado por la accionada, de conformidad a lo
dispuesto en el Artículo 249del Código Procesal Civil. Aseveró que el acto jurí-
dico estaba destinado a ser cumplido en la República del Paraguay, por lo que
debía ajustarse a las normas imperativas del ordenamiento jurídico local.
A fin de establecer si existió vicio que amerite sanción de nulidad, corres-
ponde determinar cuál es la legislación aplicable al caso.
De constancias procesales, surge que el acto jurídico cuyo cumplimiento se
demandó hace referencia a un Contrato de Servicio de Gerente, celebrado entre
la Empresa Paraguaya “Los Cartones Yaguareté S.A.” (accionada) y el ciudada-
no alemán Werner Bentz (accionante), suscrito en la Ciudad de Mayen, Alema-
nia, el 14 de Diciembre de 1995. En virtud al Artículo 13, numeral tercero, los
contratantes establecieron: “Este contrato está sujeto al derecho de la República
Federal de Alemania y su Jurisdicción es la sede de la Sociedad de Responsabi-
lidad Limitada”.
El Artículo 669 del Código Civil consagra el Principio de la autonomía de la
voluntad, al establecer que las Partes pueden reglar libremente sus Derechos
mediante contratos. El Artículo 715 de la misma normativa, encuentra orienta-
ción en ese Principio. Sin embargo, aquel rige siempre y cuando se observen
normas imperativas de la Ley. Así, el Artículo 9 de ese Cuerpo legal dispone: “los
actos jurídicos no pueden dejar sin efecto Leyes en cuya observancia están inte-
resados el orden público o las buenas costumbres”.

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Si bien las Partes establecieron –de común acuerdo– la Legislación de Fon-


do aplicable al Contrato, no es posible soslayar que existe norma expresa que
regula el caso, cuyo cumplimiento no puede ser inobservado. En efecto, el Artí-
culo 297 del Código Civil preceptúa expresamente: “Sin perjuicio de lo dispuesto
en este Código sobre la capacidad e incapacidad de las personas, y sobre la forma
de los actos, éstos serán exclusivamente regidos, sea cual fuere el lugar de su
celebración, en cuanto a su forma, prueba, validez y efectos, por las leyes de la
República, cuando hubieren sido ejecutados en su territorio o se ejercieren en él
acciones por falta de su cumplimiento…”.
En el sub lite, resulta incuestionable e incontrovertible –por las Partes–
que el Contrato se cumplió y ejecutó en la República del Paraguay. Y el servicio
contratado fue prestado a favor de una Empresa Paraguaya, constituida por
Escritura Pública del 29 de mayo de 1978, autorizada por el Notario Público
Lorenzo N. Livieres, cuyos Estatutos Sociales fueron aprobados y reconocida su
personería jurídica por Decreto Nº 1.334, del 10 de octubre de 1978, emanado del
Poder Ejecutivo de la Nación (fs. 203),e inscripta en el Registro Público de
Comercio del Paraguay. Por lo que, resulta aplicable el Derecho de Fondo Para-
guayo.
De Gásperi explicita: “La regla del lugar de celebración del acto cede en
presencia de la del cumplimiento. Savigny al desentrañar la jurisdicción espe-
cial y asiento de la obligación sienta el principio según el cual esa jurisdicción
descansa en la libre sumisión de las partes, la cual resulta con la mayor frecuen-
cia de una declaración de voluntad no expresa, sino tácita, siempre excluida por
la expresión de una voluntad contraria, concluye que el asiento de la jurisdicción
especial de la obligación es aquel lugar donde las partes esperan su resultado, o
sea el lugar de su cumplimiento, porque sobre este punto se concentra la esperan-
za de las partes” (Apostilla del Artículo 548 del Anteproyecto).
Salas-Trigo Represas explican: “Story refiere que la Corte Suprema de los
Estados Unidos, en un caso entonces reciente, así lo ha juzgado estableciendo
como principio general que los contratos hechos en un lugar para ser cumplidos
en otro, son regidos por las leyes del lugar de la ejecución” (Código Civil Anotado,
Tomo II, pág. 73).
Belluscio-Zannoni ilustran: “Savigny sostenía que el asiento más acorde
con la naturaleza de la relación jurídica contractual, es el lugar de ejecución del
contrato, puesto que, salvo raras excepciones, ese lugar es, por principio, cierto
y seguro” (Código Civil, Tomo IV, pág. 1.024).

[ 156 ]
JURISPRUDENCIA

“Bien es cierto que la ley del lugar donde el contrato se celebra tiene en su
favor mayores posibilidades de ser conocidas por los contratantes… más cuando
se trata del contenido de un contrato celebrado con la finalidad precisa de pro-
ducir un determinado efecto extraterritorial, el criterio de la primacía de lalex
loci celebrationis resulta ineficiente… Pues aquel contenido nunca podrá concre-
tarse en los hechos, sino es en conformidad con las leyes vigentes en el territorio
donde los actos pueden o deben ser realizados… En otros términos cuando las
partes contratantes han previsto que todo lo convenido o parte de él deba ejecu-
tarse en ámbito distinto de aquel que rige la ley del lugar de celebración del
convenio... debe resolverse a favor de la primacía de las leyes vigentes en el lugar
de la ejecución, desde que las obligaciones creadas por la convención no resulta-
rán por principio exigibles si estas leyes no les confieren exigibilidad” (Ibídem:
pág. 1.025).
Igual posición jurídica ejecucionista es el que predomina en el Tratado de
Montevideo de 1940, vigente en nuestro país.
Por eso, más allá que el Artículo 22 del Código Civil establezca que “los
Jueces y Tribunales aplicarán de oficio las leyes extranjeras”, no puede soslayar-
se que existe norma específica que dispone cuál es la Ley de Fondo aplicable a
los Actos Jurídicos –en cuanto a su formación, prueba, validez y efectos– siendo
el Contrato el Acto Jurídico por excelencia, disposición que se impone –a no
dudarlo– sobre el citado Artículo 22, el que será aplicable –en todo caso- para
otras situaciones.
En estas condiciones, corresponde declarar la nulidad del Fallo impugna-
do, pues que se ha conculcado lo establecido en los Artículos 256 de la Constitu-
ción Nacional y 15, inciso b), del Código Procesal Civil, al haberse juzgado y
resuelto en base a legislación inaplicable, circunstancia que torna arbitraria a
la Resolución.
Al declarar la nulidad, correspondería aplicar el Artículo 406 del Código
Procesal Civil y resolver la cuestión de Fondo. Sin embargo, a fin de garantizar
el Principio de doble Instancia, corresponde en Derecho remitir expediente al
Tribunal de Apelación que sigue en orden de Turno, a fin que juzgue conforme
a Derecho. Las Costas deberán imponerse en el orden causado, de conformidad
al Artículo 193 del Código Procesal Civil, considerando la razón probable que
pudo haber tenido el accionado para litigar. Así voto.
A su turno el Ministro Raúl Torres Kirmser dijo: En cuanto al Recurso de
Nulidad: En estos autos no se advierten vicios o defectos que ameriten declarar

[ 157 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

la nulidad de la resolución sometida a la competencia de esta Alzada. Si bien es


cierto que el Tribunal ha resuelto la cuestión sometida a su competencia con el
empleo de leyes extranjeras, no puede dejar de señalarse que dicha decisión
resultó consecuencia de una valoración hecha por el Tribunal respecto de la
validez y efectos de la elección de normas de fondo hecha por las partes en un
contrato de locación de servicios. Esta apreciación fue hecha por el Tribunal de
acuerdo a las normas del Código Civil Paraguayo, a la luz de las normas de
conflicto y conforme con lo dispuesto sobre autonomía de la voluntad. En suma,
el Tribunal juzgó la validez y efectos de las normas seleccionadas por las partes
según las disposiciones del derecho paraguayo. Esta decisión por ende, no incu-
rre en la previsión del inc. b) del Art. 15 del Código Procesal Civil, aun cuando
pueda considerarse que la solución arribada sea equivocada, en cuyo caso el
agravio así generado por una aplicación incorrecta del derecho constituye la
materia del recurso de apelación, también interpuesto.
En síntesis, al no apreciarse vicios o defectos que autoricen la declaración
de nulidad de la resolución en estudio y dados que los agravios vertidos hacen
a la corrección de los argumentos jurídicos utilizados por el Tribunal, lo que
constituye materia del recurso de apelación, el recurso de nulidad opuesto debe
ser desestimado.
A la primera cuestión planteada el señor Ministro Miguel Oscar Bajac
Albertini manifestó que se adhiere a lo expuesto por el Ministro Raúl Torres
Kirmser por sus mismos fundamentos.
A la segunda cuestión planteada el señor Ministro César Antonio Garay
prosiguió diciendo: vista la manera como se resolvió el Recurso de Nulidad ya no
demanda el estudio de la Apelación.
A su turno el Ministro Raúl Torres Kirmser dijo: En cuanto al recurso de
apelación: En estos autos es materia de recurso la procedencia de una demanda
de indemnización de daños por la rescisión de un contrato de prestación de
servicios.
Por las características del pleito, es necesario establecer, en primer lugar,
el alcance, la validez y los efectos de la elección del derecho aplicable hecha por
las partes para regir un contrato de servicios concluido en Alemania, entre una
persona jurídica paraguaya y un ciudadano alemán, y a ser ejecutado en Para-
guay.
Como primer punto, puede destacarse sin temor a equívocos que el presen-
te es un contrato transnacional o internacional, pues que en el mismo convergen

[ 158 ]
JURISPRUDENCIA

varios puntos de internacionalidad, como ser las distintas nacionalidades de los


contratantes, la celebración en un país y el lugar de ejecución o cumplimiento en
otro: “Tales contratos se caracterizan, por ende, por la presencia de uno o más
elementos de internacionalidad respecto al ordenamiento desde cuyo punto de
vista se ubique para examinar su estructura. Tales elementos de internaciona-
lidad son, usualmente, los siguientes: 1. la nacionalidad de las partes; 2. la sede
de los negocios de cada una de las partes; 3. el lugar de constitución (para las
personas jurídicas); 4. el lugar de conclusión del contrato; 5. el lugar de ejecución
del contrato; 6. el lugar en que esté situado el bien objeto del contrato; 7. la
moneda de pago; 8. el lugar de pago” (Francesco Galgano, FabrizioMarrella.
Diritto del Commercio Internazionale. CEDAM. Seconda Edizione. Padova,
2007. Págs. 279, 280).
En este sentido, el Art. 297 del Código Civil pareciera vedar la posibilidad
de elegir cuál sea el derecho aplicable, sin embargo, lo dispuesto por el mentado
artículo debe ser sopesado y analizado en conjunto, según los canones ortodoxos
de la interpretación sistemática, con otras normas del mismo cuerpo legal, en
particular, las del Art. 22, 669 y 715 del Código Civil.
Así, el Art. 22 del Código Civil establece el deber de aplicar el derecho
extranjero, de oficio e independientemente de lo alegado y probado por las par-
tes, cuando tal derecho sea aplicable a la cuestión sometida a su competencia.
A este respecto es altamente enriquecedora la contribución de De Gásperi, en
nota a su Anteproyecto: “Optamos por el sistema moderno, según el cual la ley
extranjera es un derecho aplicable de oficio, por oposición al consagrado por el
Restament, según el cual, ella es un hecho que debe ser alegado y probado, bajo
pena de no ser tenida en cuenta por el juez, tal como lo preceptúa el art. 13 del
Código argentino” (Anteproyecto de Código Civil. Editorial “El Gráfico”, Asun-
ción. Año 1964. Pág. 21).
Los Arts. 669 y 715 establecen la primacía de la autonomía de la voluntad
de las partes en la regulación de sus derechos y obligaciones; el primero al
establecer que las partes pueden reglar libremente sus derechos, observando
las normas imperativas de la ley y el segundo, estableciendo que las convencio-
nes celebradas por las partes constituyen una regla a la cual deben someterse
como a la ley misma. A partir de lo expresado puede concluirse que, a pesar de
que la aplicación de una norma procedente de un derecho extranjero normal-
mente sea necesaria como consecuencia de la aplicación de normas de conflicto

[ 159 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

ante la falta de previsión de las partes en conflictos con elementos de interna-


cionalidad, nada obsta a que las partes opten contractualmente por la integra-
ción de su convenio con una norma extranjera que se adecue mejor a la regla-
mentación de sus intereses, siempre y cuando esta elección no afecte disposicio-
nes de orden público.
En este contexto, el Art. 297 del Código Civil: “Sin perjuicio de lo dispuesto
en este Código sobre la capacidad o incapacidad de las personas, y sobre la forma
de los actos, éstos serán exclusivamente regidos, sea cual fuere el lugar de su
celebración, en cuanto a su formación, prueba, validez y efectos, por las leyes de
la República, cuando hubieren de ser ejecutados en su territorio, o se ejercieren
en él acciones por falta de su cumplimiento”, debe ser interpretado en el sentido
de que las disposiciones de derecho extranjero, aplicables en virtud de normas
de conflicto o por la opción de las partes al adoptarlas a su contrato, deben ser
valoradas previamente a la luz del derecho nacional y, en particular, a la luz de
las disposiciones de orden público tanto interno, como internacional. De esta
manera, la elección del derecho extranjero será válida en tanto y cuanto no
vulnere estas disposiciones de orden público establecidas por el derecho nacio-
nal. En otras palabras, los actos no se rigen, en cuanto a su contenido, por las
leyes de la República; lo que implica que en materia dispositiva, de derecho
privado, las partes pueden integrar convencionalmente el contenido contrac-
tual con leyes extranjeras, que serán juzgadas, como contenido contractual per
relationem, según el derecho nacional.
Esta, evidentemente, es la interpretación seguida por el Anteproyectista,
quien en la nota de su Art. 548, fuente del Art. 297 de nuestro Código (Antonio
Tellechea Solís, Enrique A. Sosa, Manuel Riera Escudero y otros. Código Civil
de la República del Paraguay y Leyes Complementarias. La Ley S.A. Asunción,
Paraguay, año 1988), reseña la opinión de Savigny, en cuanto sostiene que los
criterios de lugar de celebración del contrato y lugar de ejecución, constituirían
un acto de “libre sumisión de las partes” a la jurisdicción, “la cual resulta con la
mayor frecuencia de una declaración de voluntad no expresa, sino tácita” y que
esta sumisión tácita es “siempre excluida por la expresión de una voluntad
contraria” (Luís De Gásperi, obra citada, pág. 173).
En otros términos, no corresponde indagar cuál sea el derecho y jurisdic-
ción aplicables según la normas de conflicto cuando exista una declaración
expresa de las partes que establezca cuál es la normativa que deba reglar sus

[ 160 ]
JURISPRUDENCIA

relaciones y siempre que esta elección no contravenga normas de orden público


o derecho irrenunciables. Si se quiere decir de otra manera, el derecho y juris-
dicción aplicables según las normas de conflicto deben respetar el contenido
contractual convencionalmente establecido en cuanto el mismo no violente ius-
cogens nacional. Esta interpretación, además, es sostenida por la doctrina mo-
derna: “En esta materia, siempre, se hace la salvedad de la diferente voluntad
de las partes en todo caso, expresada al momento de la conclusión del contrato
o en un momento sucesivo. Las partes pueden elegir la ley nacional de uno de los
dos contratantes (y es, normalmente, una elección impuesta por el contratante
más fuerte) o también la ley de un tercer país; pueden someter totalmente el
contrato a una ley determinada ley nacional o también, pueden someterlo, para
ciertos aspectos, a una ley nacional y, para otros aspectos, a otra […] Otro
fenómeno es aquel por el cual la indicación del derecho de otro país vale sólo
para determinar el contenido del contrato según la norma del art. 1322, primer
párrafo; aquí el derecho extranjero resultará aplicable no como tal, sino como
contenido convencional de un contrato regido por el derecho nacional, válido
solo en tanto respete las normas imperativas de este último” (Francesco Galga-
no. DirittoPrivato. TredicesimaEdizione. CEDAM, Pádova, Italia. Año 2006,
págs. 61, 62). No está de más resaltar que el Art. 669 del Código Civil Paragua-
yo, a cuya luz ha sido interpretada la norma del Art. 297, reconoce por fuente al
Art. 1322 del Código Civil Italiano (Antonio Tellechea Solís, Enrique A. Sosa,
Manuel Riera Escudero y otros, obra citada), norma a la cual se hiciera referen-
cia en la cita que antecede y que refuerza la adhesión hecha a la doctrina allí
contenida.
La doctrina nacional más reciente reconoce, a favor de las partes, la posi-
bilidad de optar por el derecho aplicable al contrato en ejercicio de su autonomía
de voluntad, particularmente en este sentido, es enriquecedor el aporte de José
A. Moreno Rodríguez, quien además reporta el parecer de otros insignes doctri-
narios nacionales: “Silva Alonso, uno de los miembros de la Comisión de Codi-
ficación que trabajó activamente en la elaboración del mismo (el Código Civil),
sostiene que el principio se encuentra admitido, y que ello surge de su art. 715.
Dicha norma –en lo pertinente– dispone que ‘las convenciones hechas en los
contratos forman para las partes una regla a la cual deben someterse como a la
ley misma…’. Señala también Silva Alonso: ‘Si las partes pueden optar por el
lugar de celebración de los contratos y de su cumplimiento, ¿por qué habría de

[ 161 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

pensarse que la ley paraguaya pondría obstáculos a la elección de una legisla-


ción extranjera para regir un contrato a cumplirse en el Paraguay si esa legis-
lación nada tiene que afecte el orden público ni las buenas costumbres en nues-
tro país?. En líneas parecidas se pronuncia Ruiz Díaz Labrano, quien invoca
además la norma del art. 669 del Cód. Civil, conforme a la cual los interesados
pueden reglar libremente sus derechos mediante contratos, en tanto no contro-
viertan disposiciones imperativas. En un trabajo más reciente, Ruiz Díaz La-
brano agrega la invocación al art. 301 según el cual ‘los actos jurídicos producen
el efecto declarado por las partes, el virtualmente comprendido en ellos y el que
les asigne la ley’ […] Por mi parte, me he expedido en diversas ocasiones de
manera favorable a la admisión del principio, en general en el Paraguay” (José
A. Moreno Rodríguez. Contratación y Derecho Internacional Privado en Para-
guay. Contratos. Obra Colectiva. CEDEP. Editora Intercontinental. Asunción.
Págs. 226, 228).
Por lo tanto, la elección del derecho aplicable hecha por las partes en el
contrato, vale como contenido normativo del acuerdo en cuestión, para reglar
los derechos de las partes en tanto y cuanto no afecte disposiciones imperativas
del derecho nacional. Esto surge, además y a riesgo de ser reiterativos, de una
correcta interpretación del art. 297 del Cód. Civ., en cuanto el mismo refiere a
la formación, prueba, validez y efectos del acto jurídico; más no a su contenido,
que puede ser libremente establecido a tenor del art. 669 del Cód. Civ., y valo-
rado a la luz de su conformidad o no a normas imperativas del derecho nacional.
Dicho contenido puede ser, sin inconvenientes, establecido per relationem, es
decir, con referencia a elementos externos al contrato.
Resuelta la cuestión sobre la posibilidad de optar por el derecho aplicable,
corresponde pasar al análisis concreto de aquello que efectivamente ha sido
pactado por las partes. En este sentido, la cláusula contractual sobre la cual ha
versado mayor parte de la disputa es aquella que establece la aplicación del
derecho alemán, individualizada en el contrato de referencia como Art. 13, num.
3) y que reza: “El presente contrato de servicios se halla sujeto al Derecho de la
República Federal de Alemania. El lugar de cumplimiento y la jurisdicción es la
sede de la sociedad”. Igualmente relevante a lo referente al derecho aplicable,
sin embargo, resulta lo convenido por las parte en la cláusula individualizada
como Art. 1, num. 3): “El gerente representa a la empresa judicial y extrajudi-
cialmente. Los derechos y deberes del gerente quedan determinados según lo
establecido en este contrato, en el contrato social así como en el reglamento

[ 162 ]
JURISPRUDENCIA

interno y las disposiciones complementarias legales y específicas del país”. A


esto debe agregarse que la traducción del contrato presentada por la parte
accionante presenta, en lo referente al num. 3) del Art. 1, una redacción distinta
a la traducción presentada por la demandada, puesto que sobre lo pertinente
refiere, en lugar de “y específicas del país”, la locución: “y específicas de cada
país” (f. 96).
El primer problema interpretativo que plantean estas dos cláusulas está
dado por la cuestión sobre a qué “país” hace referencia el Art. 1, num. 3), es decir,
si a Paraguay o Alemania. Esta cuestión no es carente de importancia, puesto
que de entenderse “país” como referido a Paraguay, el derecho aplicable para
determinar los derechos y obligaciones del gerente, demandante en estos autos,
estaría dado por “las disposiciones legales complementarias y específicas” del
Paraguay, relegando al derecho alemán a la función de regular lo concerniente
a las formas y validez del contrato, no así a lo referente a su ejecución, aspecto
respecto del cual regiría el derecho nacional. Más aún, de interpretarse literal-
mente la cláusula a tenor de la traducción presentada por el accionante, podría
inclusive sostenerse que las partes pretenden que ambos derechos, alemán y
paraguayo, sean aplicables al contrato.
Antes de continuar, vale resaltar que las partes bien pueden optar por
someter algunos aspectos del contrato al derecho de un país y otros aspectos al
derecho de un país distinto, lo que en doctrina se ha dado por llamar ‘depeçage’
(vide Francesco Galgano, FabrizioMarrella, obra citada, pág. 304).
Lo aquí destacado pone de manifiesto una de las complejidades propias de
la interpretación de los contratos internacionales, ya que en este tipo de nego-
cios jurídicos la interpretación no se limita a establecer cuál sea la voluntad de
las partes en cuanto a las prestaciones pactadas y sus derechos y obligaciones,
sino que primeramente es necesario interpretar cuanto fuera pactado por las
partes respecto de cuál es el derecho aplicable al contrato en sí mismo y a la luz
del cual deba procederse a la interpretación del negocio jurídico.
Ahora bien, como puede notarse de la lectura del presente voto, implícita-
mente se ha seguido la doctrina según la cual la elección del derecho aplicable
constituye un acto jurídico en sí, cuya validez debe ser apreciada según las
reglas de la lexfori ante la que se pretende hacer valer el contrato y, por ende, la
elección del derecho aplicable. Esta posición es sustentada por autorizada doc-
trina: “Según la concepción ‘negocial’ del acto de elección […] corresponde sepa-
rar el acuerdo relativo a la ley aplicable de todo el resto del contrato, y someterlo

[ 163 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

a la ley italiana: a un régimen jurídico diferente, por ende, de aquel del contrato.
La cosa puede provocar alguna perplejidad, no tanto porque el acuerdo relativo
a la ley aplicable puede ser (y normalmente es) expresado en el mismo documen-
to del contrato ‘principal’, sino más bien porque muchas veces dicho acuerdo es
un elemento de la convención comprendida como operación sustancial, esto es,
hace de contraprestación a cualquier concesión particular hecha por la contra-
parte, o también es reflejo de una diferencia de posiciones entre los contratantes
[…] Ello, aun así, carece de relevancia: cuenta solamente el orden lógico, que –
como escribe BalladorePallieri (p. 315)– es el siguiente: ‘hay una norma de
derecho internacional privado que reconoce la autonomía de los contratantes;
en base a esta norma los interesados disponen la designación de la ley compe-
tente para el contrato que pretenden concluir o que han concluido; en base a esta
ley, declarada y devenida competente, se procede al examen del contrato” (Tito
Ballarino. Diritto Internazionale Privato. Edizioni CEDAM, Padova, Italia, 1982.
Pág. 703).
Esta postura, además, es la impuesta por el Art. 297 del Código Civil Para-
guayo, sobre el que ya se ha hecho referencia más arriba y que, vale repetirlo,
dispone que el derecho paraguayo debe ser empleado para regir los efectos y
validez de los contratos celebrados en el extranjero y que deban ser ejecutados
en el territorio nacional o respecto de los cuales se presenten acciones por falta
de su cumplimiento. Por tanto, la interpretación sobre la validez y efectos de las
cláusulas en cuya virtud las partes designan el derecho aplicable, debe ser
realizada a la luz de cuanto dispuesto por el Código Civil.
Ahora bien, para la interpretación de las cláusulas anteriores, es necesario
recurrir a lo dispuesto por los Arts. 708, 709, 712 y 714 del Código Civil. Estas
normas, en lo pertinente, establecen: “Al interpretar el contrato se deberá inda-
gar cual ha sido la intención común de las partes y no limitarse al sentido literal
de las palabras. Para determinar la intención común de las partes se deberá
apreciar su comportamiento total, aun posterior a la conclusión del contrato.
Las cláusulas del contrato se interpretan las unas por medio de las otras, atri-
buyendo a las dudosas el sentido que resulte del contexto general […] Si ambos
dieren igualmente validez al contrato (ambos sentidos en los que pueda ser
interpretada una cláusula), debe tomar se el sentido que más convenga a la
naturaleza de los contratos y a las reglas de la equidad […] Si a pesar de la
aplicación de las normas precedentes, subsistiere la obscuridad del contrato,

[ 164 ]
JURISPRUDENCIA

deberá éste ser entendido […] en el sentido que realice la armonización equita-
tiva de los intereses de las partes, si fuere a título oneroso. El contrato debe ser
interpretado de acuerdo con la buena fe”.
Las normas transcriptas establecen los criterios a ser aplicados al efecto de
interpretar la locución “país” empleada por las partes y si la traducción correcta
y lo verdaderamente pactado fue “de cada país” o “del país”. En este sentido,
atento al comportamiento total de las partes –dado que el sentido literal poco
aporta a dilucidar la cuestión–, la interpretación que prima es aquella según la
cual el derecho aplicable a los derechos y obligaciones del gerente, es decir, las
normas que integran el contenido del contrato, es el derecho paraguayo. Esto es
así debido a que la accionante, por su parte, en ningún momento invocó ni
pretendió valerse de norma alguna del derecho alemán –sino por lo contrario,
fundó toda su pretensión en el derecho nacional, f. 123–, mientras que la parte
demandada, la empresa Cartones Yaguareté S.A., al momento de notificar al
hoy demandante la rescisión contractual, lo hizo invocando disposiciones nor-
mativas del Código Civil Paraguayo, como surge de la copia del telegrama Nº
5420, de fecha 16 de setiembre de 2009, obrante a f. 104.
Igualmente, al emplear el criterio interpretativo según el cual las cláusulas
del contrato se interpretan unas por medio de las otras y según el contexto
general del contrato, la interpretación más adecuada lleva a concluir que las
partes adoptaron el derecho paraguayo para regir lo relacionado a los derechos
y obligaciones del gerente. Esto debido a que una referencia a “las disposiciones
legales complementarias y específicas”, sería notoriamente superflua y redun-
dante si referida al derecho alemán, ya que en el mismo contrato se hace una
referencia global a la aplicación del derecho alemán como ya ha sido destacado.
Si las partes han hecho referencia a ciertas “disposiciones legales complemen-
tarias y específicas”, la interpretación más razonables es que con dicha previ-
sión pretendan hacer valer normas que de lo contrario, como consecuencia de la
adopción del derecho alemán, no serían aplicables a las partes. El contexto
general del contrato también refuerza esta postura, ya que tanto el lugar de
ejecución del contrato, como el domicilio de la empresa contratante y jurisdic-
ción del contrato, coinciden en el territorio nacional, lo cual hace también que
sea razonable la elección del derecho del lugar de ejecución del contrato y de la
jurisdicción elegida, para regir aquellas cuestiones complementarias y especí-
ficas que no hayan sido expresamente pactadas por las partes al contratar.

[ 165 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Por lo tanto, puede afirmarse que el contrato celebrado se halla sometido a


la legislación alemana en lo atinente a las formas y validez del acuerdo. Mien-
tras tanto, en lo referente a los derechos y obligaciones del gerente, rigen las
disposiciones del contrato y complementariamente, en aquello no previsto por
las partes, las disposiciones del derecho paraguayo. Ahora bien, resuelta esta
cuestión, no queda más que resaltar que el contrato celebrado versa sobre dere-
chos de contenido patrimonial, que son de libre disposición por las partes, sin
que haya normas de orden público nacional que se vean afectadas por la elección
hecha por las partes.
Por ello, como primera cuestión, es necesario establecer si la rescisión con-
tractual ha sido justificada y cuáles serían las consecuencias de tal rescisión,
según el caso.
Ahora bien, la parte demandante, en su escrito inicial, manifestó: “La va-
lidez del presente contrato Art. 10 tendrá vigencia desde el 1º de diciembre de
1995, y tiene una duración de tres años, y su validez se prorroga automática-
mente ‘por dos años más’, (si no hay renuncia), es decir si en ese lapso de tiempo
existe descontento o desacuerdo entre las partes o, uno de los dos quiere rescin-
dir del presente contrato deberá notificar o avisar por escrito a las partes de la
decisión tomada con 6 meses de anticipación, si no existe desacuerdo se prorro-
ga automáticamente por dos años mas y así sucesivamente y de esta manera
llegamos hasta el año 2009 […] Aun sabiendo los Directivos de Cartones Yagua-
reté S.A., que ya había cumplido los 65 años de edad, y el contrato termina por
expreso pedido de los Directivos de Cartones Yaguareté S.A., representada por
la señora Siegline Rose Marie Weig y el Señor MoritzWeig, me convocan a una
reunión, para definir la continuidad al frente de la firma […] por los logros
obtenidos y estaban satisfechos con mi desempeño como Gerente General, y
dicho contrasto continuaba vigente de la misma forma que se había firmado, es
decir ir renovándose automáticamente cada dos años, hasta llegar por último
hasta diciembre de 2010” (sic) (fs. 119 a 121). Agregó, además, que esta recon-
tratación –recuérdese lo recién transcripto y expresado por el actor: “ya había
cumplido los 65 años de edad, y el contrato termina”–, no fue instrumentada
dado que, a su criterio, lo dispuesto por el num. 1) del Art. 13 del contrato haría
innecesaria tal instrumentación.
La parte demandada, sobre esta cuestión en particular, manifestó: “Luego
que HWB cumpliera 65 años de edad, en el mes de marzo del año 2007, empezó

[ 166 ]
JURISPRUDENCIA

lo que puede llamarse una etapa de transición, aún cuando el contrato siguió
vigente por aplicación del Artículo 625 del BGB, que dispone una prórroga
tácita del contrato, por tiempo indeterminado, cuando vencido el plazo del con-
trato continúa su cumplimiento sin oposición […] Sin embargo, HWB estaba en
conocimiento de que mi mandante estaba en la búsqueda de contratar un nuevo
Gerente General que le reemplace, porque su vinculación con CYSA finalizaba
en el mes de diciembre del año 2009” (sic) (f. 281).
Esta primera cuestión es relevante, debido a que si el contrato se conside-
raba simplemente vigente, en virtud de una extensión tácita, efectivamente su
duración habría pasado a ser de tiempo indeterminado y, por ende, rescindible
sin mayores restricciones. Sin embargo, la propia demandada reconoció expre-
samente, a renglón seguido en su escrito de contestación, que existió un nuevo
acuerdo por el cual el contrato se extendió por un nuevo lapso de tiempo, hasta
diciembre del año 2009. Por ende, dado el reconocimiento expreso de la deman-
dada sobre la existencia de una reconducción hasta –al menos– diciembre del
2009, es necesario establecer si la terminación anticipada –ya que se produjo en
el mes de septiembre del 2009– fue o no justificada, como fuera sostenido por la
demandada.
En este sentido, la parte demandada sostiene que el demandante incurrió
en incumplimientos esenciales que justificaron la separación del mismo, en
particular, la creación de una empresa para la realización de actividades indus-
triales y comerciales en el mismo rubro, la realización de operaciones comercia-
les con dicha empresa en detrimento de los intereses de la demandada y el
empleo de bienes de la demandada para la gestión de la empresa creada en
contravención a sus deberes contractuales. El demandante negó estos hechos y
sostiene que no han sido probados.
Como primera cuestión, debe indicarse que el contrato establece en la cláu-
sula individualizada como Art. 2, num. 2), el deber del Gerente de “abstenerse
de cualquier competencia directa o indirecta y de realizar negocios por sí mismo
o por cuenta de terceros, en el ramo industrial de CYSA y las empresas que
forman parte de la misma”. El contrato, sin embargo, no establece cuáles son las
consecuencias ante el incumplimiento de este deber de abstención y se limita a
regular los casos de rescisión incausada y aquellos en los cuales el contrato deba
ser dejado sin efecto por motivos extraños a la voluntad de las partes. Por ende,
en virtud de lo dispuesto por el Art. 1, num. 3) de dicho contrato, corresponde

[ 167 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

recurrir a las disposiciones complementarias legales y específicas del Paraguay


para establecer cuál sería la consecuencia de dicho incumplimiento, en cuanto
son genéricas y comunes a todos los contratos. En este sentido, el Art. 725 del
Código Civil establece que el incumplimiento de una de las partes, en los contra-
tos bilaterales, autoriza, a la parte que no sea responsable de él, a pedir la
resolución del contrato con los daños e intereses; lo que, a mayor abundamiento,
coincide con el Art. 851, inc. b), que en particular, dispone: “Aun en los contratos
de plazo determinado, podrán las partes darlos por concluidos sin previo aviso,
cuando existan justos motivos para ello. Son justos motivos, entre otros: […] b)
el incumplimiento de las instrucciones impartidas por la otra parte”. Por tanto,
puede sostenerse que un incumplimiento por parte del demandante de lo dis-
puesto por el Art. 1 num. 3) del contrato, justificaría plenamente a la demanda-
da a optar por la resolución del contrato, sin necesidad de preaviso alguno. (no
sería el caso de poner derecho alemán acá en cuanto a la resolución).
Por tanto, corresponde pasar al estudio de las probanzas rendidas en autos,
para así determinar si la demandada ha logrado justificar la causal invocada
para la resolución del contrato de servicios que la unía con el hoy demandante.
A los efectos de proceder a la valoración de las probanzas de autos, es
menester determinar primeramente cuáles son los hechos que requieren la
acreditación procesal de su existencia en el presente juicio.
En este sentido, la parte demandada sostuvo, en su escrito de contestación
de la demanda, cuanto sigue: “Mi mandante obtuvo la información comprobada
de que Hans Werner Bentz, en contravención a sus obligaciones como Gerente
General de CYSA, resultó ser socio mayoritario (60%) conjuntamente con el
minoritario señor Juan Carlos Patiño (40%) de una Sociedad de Responsabili-
dad Limitada denominada CARTONPAR S.R.L. con domicilio legal en la ciudad
de Buenos Aires Argentina, con el mismo rubro de CYSA […] Se pudo comprobar
que la conducta de HWB fue aún más grave, porque: 1º Constituyó CARTONPAR
para sí mismo, usando los medios económicos de CYSA […] 2º Efectuó el manejo
y la administración de CARTONPAR, su propia empresa, dando indicaciones a
su socio PATIÑO y a su empleada Laura Ocampos, desde la agencia de CYSA
usando impropiamente la dirección de correo gerencia@CYSA.com.py conforme
se comprueba con documentos e-mail enviados desde el dominio de CYSA que
se acompañan […] 3º Durante el año 2009 dispuso la ‘venta’ a su empresa
CARTONPAR, enviando como exportación a la Argentina, productos fabricados

[ 168 ]
JURISPRUDENCIA

por CYSA a un precio sensiblemente inferior al costo de producción manejado


por CYSA en ese período, y por supuesto muy por debajo del costo del costo de
comercialización normal” (sic) (f. 283).
En este contexto, primordial atención merecen las copias de los correos
electrónicos que habrían sido enviados y recibidos por el demandante, emplean-
do la dirección de correo electrónico oficial de la empresa, así como las demás
instrumentales arrimadas. Estos documentos demostrarían las negociaciones
realizadas por el accionante para crear una sociedad que se dedique a idéntico
rubro que el de la demandada, amén de justificar el empleo de medios de propie-
dad de la empresa a actividades extrañas a la misma.
La parte demandada no cuestionó ni negó los documentos presentados por
la demandante en forma clara y expresa, ni tan siquiera desconoció la autoría
de los documentos que le fueron atribuidos, como puede verse en el escrito de fs.
290/291, en el que simplemente refiere que no da valor a la copia de escritura
constitutiva de la sociedad CARTONPAR, sin expresar nada sobre la existencia
de dicha sociedad o su participación en ella –punto sobre el que se ahondará más
adelante-. Tampoco negó la autenticidad de los correos electrónicos que habrían
sido enviados y recibidos a través de la cuenta de correo electrónico de la geren-
cia de la empresa CYSA. Tampoco expresó nada al respecto de estas cuestiones
en su escrito de alegatos finales, sobre presentado a fs. 398 de autos. Es recién
en segunda instancia, en ocasión de la contestación del escrito de expresión de
agravios de la adversa, que la parte demandada niega: “Que haya manejado
CARTONPAR S.R.L. utilizando las instalaciones y equipos de CYSA”, sin agre-
gar nada respecto de su participación en la referida sociedad de responsabilidad
limitada, o sobre a la venta de mercaderías a la misma por debajo del costo sobre
los correos electrónicos que le son atribuidos, respecto de los cuales, cabe recor-
darlo, en su escrito de fs. 290/291 indicó: “Copias emails […] únicamente de-
muestran la existencia de una relación comercial a favor de Cartones Yaguareté
CYSA”, por lo que cabe decir que fueron expresamente reconocidos en dicha
oportunidad.
La parte demandante, en ocasión del traslado que le fuera corrido de dichos
documentos en virtud de lo dispuesto por el Art. 236 del Código Procesal Civil,
no expresó ningún tipo de reservas respecto de dichos documentos o se manifes-
tó en forma ambigua al respecto de los mismos –fs. 290, 291–. Este hecho es de
suma relevancia, ya que a la actora cabía el deber de reconocer o negar expre-

[ 169 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

samente los documentos presentados por la demandada y de los cuales se le


corrió traslado. Los documentos presentados por la demandada se tendrán por
reconocidos o recibidos, en caso de silencio o respuestas evasivas al contestar el
traslado en virtud de lo establecido por los Arts. 236 y 235, inc. a) del Código
Procesal Civil. En este sentido: “Por su parte, el actor deberá limitarse a mani-
festar si reconoce o no como auténticos esos documentos, sin hacer consideracio-
nes sobre hechos anteriores que han debido formar parte de la demanda” (Hugo
Alsina. Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial. EDIAR
Soc. Anón. Editores. Buenos Aires, 1958. Segunda Edición, Tomo III, pág. 196);
“En caso de acompañarse documentos por el demandado, corresponde dar tras-
lado de ellos al actor por el plazo de cinco días (art. 358), debiendo éste expedirse
en la forma mencionada en el número 2o, es decir reconociendo o negando
categóricamente su autenticidad o recepción. Por consiguiente, el silencio o las
respuestas evasivas del actor con relación a los documentos acompañados por el
demandado, determinará que se los tenga por reconocidos o recibidos, según el
caso. Corresponde añadir que el traslado de los documentos presentados por el
demandado no autoriza al actor a replicar las argumentaciones formuladas en
la contestación, debiendo limitarse a expedirse sobre los documentos agrega-
dos, y que la exigencia del traslado es también aplicable en los procesos suma-
rísimos art. 498) […] Toda persona contra quien se presente en juicio un docu-
mento privado que se le atribuya tiene la carga procesal de declarar si es o no
suya la firma (Cód. Civ., art. 1031). Esta carga debe cumplirse toda vez que a
aquella persona se confiera traslado de un documento que su adversario acom-
pañe al juicio, pues el silencio o la respuesta evasiva sobre el punto importa un
reconocimiento tácito de aquél (CPN, arts. 356 y 358)” (Lino Enrique Palacio.
Manual de Derecho Procesal Civil. Abeledo-Perrot. 17ª Edición. Buenos Aires,
2003. Págs. 380 y 433)”. En forma concordante, la doctrina nacional tiene sen-
tado: “La contestación del actor debe referirse concretamente a la prueba docu-
mental siendo aplicable ‘mutatis mutandi’ lo dispuesto en el Art. 235, inc. a) del
CPC, referente a la carga de reconocer o negar categóricamente la autenticidad
o recepción de los documentos, en su caso” (Hernán Casco Pagano. Código Pro-
cesal Civil Comentado y Concordado. La Ley Paraguaya S.A.. Segunda Edición.
Año 1995. Tomo I, pág. 433).
Cabe recordar, en este punto, las disposiciones del Código Civil sobre el
valor del reconocimiento judicial de los instrumentos privados, Arts. 407, pri-

[ 170 ]
JURISPRUDENCIA

mer párrafo, y 404 in fine: “El instrumento privado judicialmente reconocido


por la parte a quien se opone, o declarado judicialmente reconocido, tiene el
mismo valor que el instrumento público entre los que lo han suscripto y sus
sucesores […] El reconocimiento judicial de la firma importa el del cuerpo del
instrumento”.
Por lo tanto, las expresiones hechas por el actor sobre la autenticidad y el
contenido de los documentos presentados por la demandada, con posterioridad
a la oportunidad procesal brindada en ocasión del traslado dichos documentos
–f. 497-, carecen de toda virtualidad jurídica por inoportunas y extemporáneas.
Particular atención merece la fotocopia de la escritura constitutiva de la
firma CARTONPAR –fs. 185 a 193–. La misma fue presentada por la parte
demandada quien, expresamente, señaló que el documento original se hallaba
en poder del actor de la presente demanda y por ello, solicitó que se intime al
actor para que presente dicho instrumento, bajo apercibimiento de lo dispuesto
por el Art. 305 del Código Procesal Civil (f. 282). Este pedido, sin embargo, no fue
proveído sino hasta el 24 de septiembre del año 2010, f. 331: “Intímase al Sr.
Hans Werner Bentz, a que dentro del plazo de 24 horas, presente al Juzgado el
original del estatuto social de la empresa Cartonpar S.R.L., bajo apercibimiento
de que si así no lo hiciere se tendrá por auténtica la copia presentada por la parte
demandada y agregada a estos autos, de conformidad a lo dispuesto en el Art.
305 del C.P.C.”. Esta resolución no fue objeto de recurso, sino por el contrario, la
parte actora se presentó a f. 382 con el objeto de “dar cumplimiento a intimación
y otros”. Sobre la copia de la escritura en cuestión, expresó: “Con respecto al
Estatuto de la Empresa Cartonpar SRL., obra en los protocolos de la Escribanía
autorizante, tomo 35 flio. 934 de fecha 9/9/08, legalización emitida por el Colegio
público de Abogados de la capital federal y en los Archivos de la Empresa cita-
da”. Las opiniones que la parte demandante formuló respecto al tiempo de dicha
intimación, carecen de todo valor y virtualidad jurídica, desde que en caso de
considerarse perjudicada por la forma en que fue llevado el procedimiento,
debió emplear los remedios procesales correspondientes en forma y tiempo opor-
tunos.
Ahora bien, el Art. 305 establece que en caso de no presentación del docu-
mento requerido, si se hubiese probado que el mismo se hallaba en poder de la
parte requerida, se lo tendrá por reconocido, y si no se hubiese probado tal
hecho, pero de las probanzas de autos resultare manifiestamente verosímil que

[ 171 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

el documento se encuentra en poder del requerido, así como el contenido del


mismo, la negativa a presentarlo constituirá una presunción en su contra. La
valoración sobre el cumplimiento o no de la intimación y los correspondientes
efectos en virtud del apercibimiento, no requieren de una resolución interlocu-
toria que los establezca, sino que simplemente deben ser valorados de acuerdo
al cúmulo probatorio de autos al momento de dictar resolución sobre el fondo, lo
que no podría ser distinto, en razón de que es recién en este momento que las
presunciones y sus efectos podrán ser considerados en la forma establecida por
el Art. 269 del Código Procesal Civil, de conformidad con las reglas de la sana
crítica y examinadas y valoradas con todas las pruebas producidas, en la sen-
tencia. Es en virtud de lo establecido por el Art. 269, que el Art. 305 emplea una
conjugación verbal en tiempo futuro, lo que da a entender –en forma clara- que
la valoración sobre los efectos de los actos realizados en cumplimiento de la
intimación hecha, será estimados al momento de dictar resolución definitiva.
Ahora bien, el actor no negó en ningún momento la existencia del documen-
to, ni expresó nada respecto del contenido del mismo. Es más, conforme surge
de la lectura de cuanto ha manifestado en su escrito de f. 382, la parte actora
conocía dónde se encontraba el original que le fuera requerido, lo que hace
suponer la verosimilitud del contenido, es decir, que el actor participó de la
constitución de dicha sociedad, junto con una persona identificada como “Juan
Carlos Patiño”. A esto debe agregarse que el contenido de dicho documento, es
coincidente con las demás instrumentales presentadas en estos autos y expre-
samente reconocidas, en particular las copias de los correos electrónicos envia-
dos y recibidos por medio de la cuenta oficial de la gerencia de la empresa
Cartones Yaguareté S.A., respecto de las cuales, vale recordar, el actor manifes-
tó que lo único que harían sería demostrar gestiones a favor de la empresa. Sin
embargo, de una lectura de dichos documentos surge que en fecha 1 de julio de
2008, el referido “Juan Carlos Patiño”, escribió un correo al actor de la presente
demanda, por el cual hizo saber lo que era requerido por “la abogada para
constituir la sociedad” –f. 235–; en la misma fecha, el mismo remitente habría
enviado un correo electrónico por el cual comentaba al demandante, en familiar
tono: “Werner, la SRL puede estar integrada por un socio extranjero y un nacio-
nal No hay problema que el socio mayoritario sea extranjero, si no puede ser
socio gerente” –en este punto, cabe recordar que los estatutos de la referida
Cartonpar S.R.L., establecerían como socio mayoritario al demandante y como

[ 172 ]
JURISPRUDENCIA

socio gerente a Juan Carlos Patiño–, a esto debe agregarse que, según esta
instrumental, inclusive llegaron a averiguar si podían utilizar el nombre “CYSA
ARGENTINA SRL”. A f. 233, consta una de las respuestas del actor, enviada
desde el correo electrónico institucional de CYSA, a los correos remitidos por
Juan Carlos Patiño, en la que se detallan los datos que habían sido anterior-
mente requeridos y otros puntos relacionados a la constitución de una empresa.
Por correo electrónico enviado desde la dirección cartonpar@gmail.com se infor-
mó al demandante la existencia de una dirección de correo electrónico de la
nueva empresa, la apertura de una cuenta bancaria y la gestión de trámites en
aduanas.
Vale la pena reiterar que cualquier impugnación de estas instrumentales
deviene notoriamente extemporánea y carece de cualquier virtualidad jurídica.
Como ya fuera indicado más arriba: “La contestación del actor debe referirse
concretamente a la prueba documental siendo aplicable ‘mutatis mutandi’ lo
dispuesto en el Art. 235, inc. a) del CPC, referente a la carga de reconocer o negar
categóricamente la autenticidad o recepción de los documentos, en su caso”
(Hernán Casco Pagano, obra y lugar citados). Por tanto, todos estos elementos
hacen manifiestamente verosímil la existencia y autenticidad del contenido de
los estatutos de la empresa CARTONPAR S.R.L.
Por todo lo expuesto, surge que el actor incumplió lo establecido en la cláu-
sula individualizada como Art. 2, num. 2), es decir, el deber del Gerente de
“abstenerse de cualquier competencia directa o indirecta y de realizar negocios
por sí mismo o por cuenta de terceros, en el ramo industrial de CYSA y las
empresas que forman parte de la misma”. Este incumplimiento, en virtud de lo
dispuesto por los Arts. 725 y 851 inc. b) del Código Civil, aplicables en virtud de
la cláusula individualizada como Art. 1 num. 3) del contrato en cuestión, hace
que la resolución del contrato por parte de la empresa Cartones Yaguareté S.A.,
sea ampliamente justificada.
Ahora bien, el que la resolución se haya producido como consecuencia del
incumplimiento de la parte demandante, justifica y motiva el rechazo de las
pretensiones de salarios por el tiempo que debió haber durado el contrato, de no
haberse producido su extinción, así como la de indemnización en concepto de
lucro cesante. Sin embargo, en virtud de lo establecido por el Art. 729 del Código
Civil Paraguayo, cuya aplicación es supletoria y complementaria a lo dispuesto
por las partes, en virtud de la cláusula individualizada como Art. 1 num. 3) del

[ 173 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

contrato en cuestión, como ya fuera indicado, debe determinarse si existen pres-


taciones cumplidas o vencidas exigibles por la parte actora. El citado Art. 729,
establece: “La resolución por incumplimiento tendrá efecto retroactivo sólo entre
las partes, pero en los contratos de tracto sucesivo las prestaciones ya cumplidas
y las cuotas vencidas quedarán firmes”.
En este sentido, el actor reclamó el cobro de US$ 30.000, en concepto de
vacaciones no usufructuadas, así como el monto correspondiente al sueldo de
agosto del año 2009 –la resolución se produjo a inicios de septiembre del mismo
año– y la bonificación correspondiente a las metas logradas hasta septiembre
del año 2009.
Ahora bien, en cuanto a la pretensión de cobro de una bonificación en
proporción a las metas obtenidas en el año 2009, la parte demandada sostuvo
que el cobro de dicho monto dependía de la determinación del logro de las metas
establecidas para el año. El contrato, en la cláusula pertinente –Art. 4–, estable-
ce que “el importe depende del logro de los planes ‘financieros’ anuales”, y ade-
más, depende de que el resultado anual logrado represente un aumento en
comparación al obtenido en el año 1995 –f. 98, copia del contrato presentada por
la parte actora–. La parte actora no produjo prueba alguna en dicho sentido, por
lo que no existen parámetros para establecer en estos autos si se produjo el
evento que justificaría la exigibilidad y la entidad de dicha pretensión, es decir,
la existencia de ganancias en el periodo fiscal y el logro de las metas financieras
establecidas en el contrato. Ni siquiera hay constancias sobre cuáles serían los
resultados del año 1995, que deben servir como criterio comparativo. Por lo
tanto, este rubro debe ser rechazado por éste solo motivo, sin perjuicio de cuanto
se exprese más adelante.
En cuanto al monto correspondiente por sueldo por el mes de agosto de
2009, debe señalarse que la parte demandada simplemente negó adeudar suma
alguna en dicho concepto, sin demostrar haber cumplido con dicha prestación.
Por lo que, al tratarse de una prestación vencida, la misma queda firme y es
exigible, conforme lo establece el in fine del Art. 729 del Código Civil. Cuestión
distinta es establecer cuánto debería percibir el actor en dicho concepto.
En este sentido, el contrato establecía la suma de DM 100.000 (cien mil
marcos alemanes), pagaderos en cuotas iguales mensuales –Art. 4, num. 1), f.
98–. Ahora bien, el actor sostiene que sus emolumentos eran superiores a dicha
suma, a la que se sumaba un “incentivo” equivalente a DM 100.000 (cien mil

[ 174 ]
JURISPRUDENCIA

marcos alemanes) anuales, lo que habría totalizado la suma de DM 200.000


(doscientos mil marcos alemanes) anuales –f. 118–. Alega a continuación la
parte actora, que sus emolumentos anuales habrían ascendido a la suma de DM
240.000 –f. 120– e, inclusive, llegó a manifestar que ante la pérdida de vigencia
del marco alemán, entre las partes habrían renegociado cuánto correspondía
percibir al actor en concepto de sueldos, dejando fijada dicha suma en E. 120.000
(ciento veinte mil euros) anuales. Ahora bien, estos extremos fueron expresa-
mente negados por la parte demandada y en autos no hay constancia de que las
partes hayan pactado ningún tipo de emolumento, aumento o incentivo, más
allá de las expresas previsiones contractuales. Tampoco consta que hayan to-
mado previsión alguna respecto a la pérdida de vigencia como moneda de curso
legal del marco alemán.
En este punto, es esencial recurrir a las previsiones del contrato, en parti-
cular la cláusula individualizada como Art. 13, la que establece, en lo pertinen-
te, cuanto sigue: “1) En caso de que cláusulas individuales contenidas en este
contrato sean o se vuelvan ineficaces, esto no afecta o perjudica la validez de las
demás condiciones del contrato. El lugar de la cláusula de contrato ineficaz será
ocupado entonces por una reglamentación que asegure en lo posible la signifi-
cación y la finalidad de la cláusula ineficaz. 2) Las cláusulas de este contrato
reemplazan todos los acuerdos anteriores verbales o escritos. Cualquier modi-
ficación o complemento de este contrato precisa de la forma escrita para su
validez. 3) Este contrato está sujeto al derecho de la República Federal de Ale-
mania...”.
Ahora bien, con respecto al supuesto acuerdo según el cual el actor percibía
una suma superior a la establecida en la cláusula Art. 4, num. 1), es decir DM
100.000 (cien mil marcos alemanes) anuales, debe juzgarse como no probado ya
que en virtud de los establecido por el numeral 2), del Art. 13 del contrato, toda
modificación o complemento al contrato debe ser celebrada por escrito. Tampo-
co, en virtud de la misma norma contractual, se probó en estos autos que las
partes hayan modificado el contrato en el sentido de establecer una remunera-
ción anual equivalente a E. 120.000 (ciento veinte mil euros) o que en algún
momento hayan pactado cambiar a dólares la moneda en la cual debían reali-
zarse los pagos al gerente. Por lo tanto, la remuneración anual del actor es
aquella establecida en el contrato, en su Art. 4, num. 1), es decir, DM 100.000
(cien mil marcos alemanes) anuales.

[ 175 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Ahora bien, la elección de una moneda extranjera para establecer la contra-


prestación debida en un contrato sinalagmático implica necesariamente la elec-
ción del derecho extranjero del país emisor, para determinar las consecuencias
respecto de las vicisitudes que puedan darse con relación a la vigencia de dicha
moneda. Vale repetir que las normas del derecho extranjero pueden ser válida-
mente adoptadas por las partes, en tanto y cuanto no contravengan normas
imperativas del derecho nacional, como ya fuera resaltado más arriba. Ahora
bien, dado que la moneda de elección fue el marco alemán y que el derecho
elegido por las partes para regir el contrato –fuera de la particularidad de los
deberes y derechos no previstos por el contrato, respecto de los cuales rige el
derecho paraguayo, como también ya fuera señalado, por elección de las par-
tes–, es igualmente el derecho alemán, corresponde recurrir al mismo para
establecer cuál es el valor o la entidad de la prestación debida a la actora en
concepto de sueldo ante la pérdida de fuerza legal de la moneda de elección (vide
Francesco Galgano, Fabrizio Marrella, obra citada, págs. 279 y 280).
Para ello, atento a las disposiciones del derecho elegido y en virtud de lo
establecido el numeral 1) del Art. 13 del contrato, en cuanto establece que las
disposiciones contractuales que pierdan vigencia deban ser substituidas por
otras que mantengan la significación y finalidad de la cláusula ineficaz, debe
necesariamente recurrir a cuanto fuera establecido por el Banco Central Euro-
peo, en fecha 31 de diciembre de 1998, al fijar irrevocablemente los cambios de
las monedas europeas con relación al euro. Dicha institución determinó, como
valor de cambio fijo, 1 E. - 1,95583 DEM. Por lo tanto, en virtud de lo establecido
por el numeral 1) del Art. 13 del contrato, el salario anual del actor, desde la
pérdida de fuerza circulatoria del marco alemán, debe ser considerado como
establecido en la suma de E. 51.129 (cincuenta y un mil ciento veintinueve
euros). Este monto, divido en doce cuotas mensuales de igual valor, arroja la
suma de E. 4.260,75 (cuatro mil doscientos sesenta euros, con setenta y cinco
centavos), que es cuanto correspondería a la actora percibir en concepto de
salario por el mes de agosto del año 2009, de acuerdo a lo alegado por ella.
En cuanto al rubro vacaciones, debe señalarse que la parte demandada no
justificó el cumplimiento de dichas prestaciones, dado que los viajes al extran-
jero indicados bien pueden ser atribuidos a cuestiones relacionadas al cumpli-
miento del contrato de servicios que ligaba a las partes y correspondía a la parte
demandada ofrecer prueba cierta sobre el cumplimiento de dicha obligación.

[ 176 ]
JURISPRUDENCIA

Sin embargo, el monto reclamado debe ser reducido a la suma que quedó esta-
blecida en el párrafo anterior correspondiente a los emolumentos mensuales y
no a cuanto fuera reclamado en el escrito inicial por el actor. Por tanto, en
concepto de indemnización por las vacaciones no usufructuadas correspondien-
tes a dos años, respecto de lo que debe interpretarse que los dos años reclamados
corresponden a los dos últimos períodos de tiempo que generaron derecho al
goce de las mismas, en el caso de marras, a los años 2007 y 2008, conforme lo
indicado por el actor en su escrito de demanda, debe establecerse el valor de
dicha pretensión en el monto de E. 8.521,50 (ocho mil quinientos veintiún euros
con cincuenta centavos).
Ahora bien, como ya fuera señalado, las prestaciones vencidas mantienen
su validez, sin embargo, el hecho de que dichas prestaciones sean debidas den-
tro del marco de una relación sinalagmática perfecta, en la que la prestación
propia se constituye en fundamento y presupuesto de la prestación de la otra
parte contratante, rige, como principio general, la posibilidad de que la parte
requerida se oponga al cumplimiento requerido cuando la parte requirente
también se hallase en una situación de incumplimiento. Este principio está
establecido por el Art. 719, primer párrafo del Código Civil, cuya aplicación es
supletoria y complementaria a lo dispuesto por las partes, en virtud de la cláu-
sula individualizada como Art. 1 num. 3) del contrato en cuestión, como ya fuera
indicado. La norma legal citada establece: “En los contratos bilaterales una de
las partes no podrá demandar su cumplimiento, si no probare haberlo ella cum-
plido u ofreciere cumplirlo, a menos que la otra parte debiere efectuar antes su
prestación”.
Esta defensa, el incumplimiento de deberes esenciales contractuales por
parte de la demandante, ha sido expresamente invocada como medio general de
defensa por la parte demandada: “El actor pretende obtener una suma de dinero
que definitivamente no le corresponde ni le puede corresponder porque fue su
inconducta la que configuró un gravísimo incumplimiento contractual” –f. 275,
entre otras expresiones en las que se detallan los incumplimientos específicos y
respecto de las cuales ya se hiciera referencia más arriba–. Ahora bien, de las
pruebas documentales obrantes en autos, en particular las copias de correos
electrónicos emitidos y enviados por medio de la dirección de correo electrónico
institucional de la demandada –y que, como también fue indicado, deben ser
tenidas por reconocidas por la actora–, surge que el incumplimiento del actor,

[ 177 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

dado por dedicarse a la constitución y dirección de una empresa competidora a


Cartones Yaguareté S.A., se inició, al menos, en fecha 01 de julio de 2008, como
surge de la copia del correo electrónico obrante a fs. 237 de autos, en el que se
detallan características de la persona jurídica cuya constitución estaba en pro-
ceso.
Como ya fuera indicado, este hecho, constituye un incumplimiento esencial
en virtud de lo establecido por el contrato que unía a las partes, de lo dispuesto
por los Arts. 851 inc. b) y 1109 del Código Civil. Por tanto, debe darse acogida
favorable a la defensa esgrimida por la parte demandada contra la pretensión
de cobro de aquellas prestaciones pendientes de pago, que sean posteriores al
incumplimiento del actor. En particular, corresponde desestimar la pretensión
de cobro del monto correspondiente a salario por el mes de agosto del año 2009,
así como a la pretensión de cobro de las vacaciones correspondientes al año
2008. No así, respecto a lo reclamado en concepto de vacaciones por el año 2007,
puesto que esta prestación era debida ya con anterioridad a la noticia que se
tiene en estos autos de un incumplimiento por parte del actor. Por lo que corres-
ponde modificar la resolución apelada en este punto, en el sentido de hacer
lugar únicamente a la pretensión de cobro en concepto de vacaciones correspon-
dientes al año 2007, es decir, la suma de E. 4.260,75 (cuatro mil doscientos
sesenta euros, con setenta y cinco centavos).
Por otra parte, no pasa inadvertido que la demandada pretendía la aplica-
ción del derecho alemán a todos los aspectos del contrato debido a que según la
traducción del Art. 628 del Código Civil Alemán, el incumplimiento de quien
haya sido contratado para prestar servicios extingue, automáticamente, el de-
recho a remuneración “como si sus servicios prestados hasta ese momento no
tuvieran para la otra parte, debido a la remuneración” –f. 184–. Hasta aquí,
hemos razonado en términos de normativa nacional exclusiva, por lo que corres-
ponde atender el agravio relacionado con la aplicación del derecho alemán en los
términos arriba reseñados.
Ahora bien, sobre este punto, como asunto liminar, debe resaltarse que la
labor del traductor es la de un perito en lengua extranjera, cuyo conocimiento
técnico es empleado en el proceso para justamente asistir en la apreciación
sobre un hecho concreto, es decir, cuál es la mejor interpretación a la lengua
oficial del país, del texto que le es entregado, a tenor de lo dispuesto por el Art.
343 del Código Procesal Civil y de conformidad con las disposiciones pertinentes

[ 178 ]
JURISPRUDENCIA

del Código de Organización Judicial. En otros términos, el traductor matricula-


do no es un oficial público ni puede dar fe pública de la fidelidad de su traduc-
ción, ya que tal función no le es atribuida por ley. La traducción de un documen-
to, por ende, constituye una prueba más que debe ser apreciada por el juez,
especialmente si dicha traducción no fue realizada dentro del proceso, según las
reglas propias de la prueba pericial, respetando la bilateralidad y el contradic-
torio.
A esto debe agregarse que –siempre en el supuesto de que haya correspon-
dido aplicar el derecho alemán a lo referente a los derechos y obligaciones del
prestador de servicios no previstos por el contrato– de haber sido aplicable el
derecho extranjero, el órgano jurisdiccional debe aplicarlo de oficio, sin perjuicio
de lo que las partes puedan alegar y probar sobre la existencia y el contenido de
las normas extranjeras, Art. 22 del Código Civil. En otros términos, el juez
puede valorar libremente la existencia y el contenido de una disposición norma-
tiva extranjera.
Estas consideraciones son necesarias en orden a la ponderación de la tra-
ducción de la obra doctrinaria presentada por la propia demandada, que brinda
una interpretación diametralmente opuesta al derecho nacional en cuanto al
contenido del Art. 628 del Código Civil Alemán. En términos sencillos, la de-
mandada pretende que la resolución, en el derecho alemán, es retroactiva inclu-
so en los contratos de tracto sucesivo. Sin embargo, tal interpretación no puede
ser compartida. En efecto, la norma mencionada establece que el derecho de
remuneración del prestador de servicios, por las prestaciones ya cumplidas, se
extingue cuando lo realizado carezca de interés para la contratante, como con-
secuencia del incumplimiento, lo que denotaría una aplicación del principio
según el cual, en los contratos de tracto sucesivo, las prestaciones ya ejecutadas
o vencidas permanecen firmes a pesar de la resolución. En este sentido: “En el
caso de la denuncia extraordinaria, el obligado puede exigir por lo regular la
parte de la remuneración que corresponde a las prestaciones hechas. Ahora
bien, si, por consecuencia de la denuncia, las prestaciones hechas no tienen
interés para la otra parte, caduca la pretensión de ser retribuído si la denuncia
ha sido motivada por el obligado a los servicios en virtud de observar una con-
ducta contraria a lo convenido o si es él mismo quien ha denunciado sin haber
sido motivado a ello por la conducta de la otra parte en contra de lo pactado”
(Ludwig Enneccerus. Derecho de las Obligaciones. Decimoquinta Revisión por

[ 179 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Heinrich Lehmann. Bosch, Casa Editorial. Barcelona. Volumen segundo, pág.


495). Quien pretenda la extinción del derecho a la remuneración, deberá probar
no solo que la terminación contractual se produjo por culpa del prestador de
servicios, sino que, además, deberá alegar y demostrar que las prestaciones
ejecutadas por el mismo carecen de interés a su parte, como consecuencia de la
terminación del contrato, en otros términos, según la cita doctrinaria transcrip-
ta, la pérdida de interés en la prestación ejecutada por el prestador de servicios,
no se produce de pleno derecho, sino que es una circunstancia que debe ser
alegada y probada.
Fortaleciendo esta postura, se hace pertinente traer a colación la traduc-
ción del referido Art. 628 del Código Civil Alemán, reportada por Emilio Eirano-
va Encinas, en la obra “Código Civil Alemán Comentado” (Editorial Marcial
Pons, Madrid, 1998): “Si él presenta una denuncia no causada por una conducta
de la otra parte qué incumpla el contrato, o por su propia conducta que incumpla
el contrato, proporciona a la otra parte una razón para presentar denuncia, no
tiene derecho a la pretensión de remuneración por sus servicios prestados, siem-
pre que no tengan interés para la otra parte como consecuencia de la denun-
cia…”. En este punto, puede verse la diferencia esencial en la traducción pre-
sentada por la parte demandada, ya que en lugar de emplear la locución “como
si no”, el traductor empleó la locución “siempre que no”. Cuanto ha sido apun-
tado, es también confirmado con cuanto es expresado en la obra “Tratado de las
Relaciones Obligacionales”, de DieterMedicus: “Respecto a las acciones de retri-
bución por una denuncia, según los Arts. 626, 627, rige el Art. 628 I: Normal-
mente el deudor del servicio puede pedir la retribución de los servicios presta-
dos. No obstante, se excluye esta acción, en tanto estos servicios, a consecuencia
de la denuncia […] ningún interés tienen ya para el acreedor; y el deudor del
servicio, o denuncia infundadamente por sí mismo o ha dado lugar a la denuncia
por el acreedor contraviniendo el contrato” (Obra citada, Edición española de
Ángel Martínez Sarrión. Bosch, Casa Editorial, S.A.. Barcelona. Volumen I,
pág. 530). En otros términos, el legislador alemán establece el mismo principio
que el derecho nacional, esto es, la firmeza de las prestaciones ya cumplidas en
contratos de tracto sucesivo, pero subordinado el derecho al cobro de las mismas
al interés que estas representen para la otra parte. Si las prestaciones realiza-
das y no cobradas, no revisten interés para la otra parte, como consecuencia del
incumplimiento de quien las realizó, no es reconocido el derecho a percibir

[ 180 ]
JURISPRUDENCIA

remuneración alguna por las mismas. Es indiscutible que el incumplimiento de


un deber esencial en el contrato, como es el caso de autos, desvirtúa cualquier
interés en las prestaciones ejecutadas por el prestador de servicios contemporá-
neamente con sus actividades realizadas en conflicto de intereses respecto de la
posición jurídica de la demandada.
En suma y recapitulando el desarrollo total de lo expuesto; no solo el dere-
cho paraguayo es el idóneo para determinar, en el caso, los derechos y obligacio-
nes de las partes y sus consecuencias contractuales; sino que dichas consecuen-
cias contractuales, de haberse aplicado el derecho alemán, serían exactamente
las mismas a las que se arribó por la aplicación de las reglas aplicables al
contrato de servicios del Código Civil Paraguayo.
Por lo previamente expuesto, el acuerdo y sentencia recurrido debe ser
confirmado en cuanto la resolución del contrato se produjo por incumplimientos
contractuales del actor, pero modificado en el sentido de hacer lugar a la deman-
da de cobro de prestaciones vencidas interpuesta por Hans Werner Bentz, por
la suma de E. 4.260,75 (cuatro mil doscientos sesenta euros, con setenta y cinco
centavos) en concepto de las vacaciones correspondientes al año 2007.
En cuanto a las costas del pleito, vista la concurrencia de vencimientos
recíprocos, corresponde que sean impuestas en forma proporcional en un 98,5%
a la parte actora y en un 1,5% a la parte demandada, de conformidad con lo
establecido por los Arts. 195, 203 inc. c) y 205 del Código Procesal Civil. Sobre
este punto, no pasa desapercibida la extensa labor interpretativa requerida
para la solución del presente conflicto. Esta labor, sin embargo, fue empeñada
mayormente en la determinación del derecho aplicable a la relación contrac-
tual, no tanto respecto del establecimiento de cuanto materialmente era preten-
dido, respecto de lo que, en esencia, primó el contenido contractual textual
dispuesto por las partes. Debe, además, resaltarse –como ya fue hecho–, que el
resultado respecto de las pretensiones materiales discutidas habría sido coinci-
dente, tanto de aplicarse el derecho nacional como el extranjero. Todo esto de-
nota que, a pesar de la labor jurisprudencial requerida, no es posible sostenerse
una fundada creencia subjetiva en el derecho a litigar que justifique la exone-
ración de las costas del proceso. Por estos motivos, es que se consideró pertinen-
te la aplicación del principio general de imposición de costas a la parte perdidosa
y, en concreto, ante la existencia de vencimientos recíprocos, de imposición de
costas en forma proporcional, de acuerdo con la medida del éxito obtenido por
cada parte litigante.

[ 181 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

A la segunda cuestión planteada el señor Ministro Miguel Oscar Bajac


explicitó: Por Sentencia Definitiva Nº 1.244 de fecha treinta y uno de diciembre
de dos mil diez, el Juez de Primera Instancia en lo Civil, Comercial y Laboral de
Luque, resolvió: “1.- HACER LUGAR, con costas, a la presente demanda ordi-
naria que por cumplimiento de contrato promueve el Sr. HANS WERNER BENTZ
contra la firma CARTONES YAGUARETÉ S.A., por los motivos expuestos en el
exordio de la presente resolución, y en consecuencia intimar a la parte deman-
dada para que en el perentorio término de diez días de ejecutoriada la presente
resolución, pague al Sr. HANS WERNER BENTZ la suma de dólares america-
nos Trescientos mil (USD. 300.000), más intereses y costos del juicio” (sic., fs.
409 vlto.).
Recurrida la mencionada sentencia, el Tribunal de Apelación en lo Civil y
Comercial, Cuarta Sala de la Capital, por Acuerdo y Sentencia Nº 105 de fecha
dos de setiembre de dos mil once, resolvió: “1) DECLARAR NULA la S.D. Nº
1.244 de fecha 31 de diciembre de 2010, dictada por el Juzgado de Primera
Instancia en lo Civil, Comercial y Laboral de la ciudad de Luque, Abog. Juvencio
Torres; 2) RESOLVER sobre el fondo de la cuestión de conformidad a lo normado
por el Art. 406 del C.P.C., NO HACER LUGAR a la presente demanda de incum-
plimiento de contrato que promoviera el Sr. Hans Werner Bentz contra la firma
Cartones Yaguareté S.A., por los fundamentos expuestos en exordio de la pre-
sente resolución; 3) IMPORNER las costas en ambas instancias a la parte acto-
ra…”.
La parte recurrente expresó agravios en los términos obrantes a fs. 484 a
506 de autos, alegando que el Tribunal no debió aplicar el Derecho Alemán a la
relación jurídica existente entre las partes contratantes, y que el Tribunal basó
o sustentó su fallo en pruebas inexistentes en el expediente, violando toda nor-
ma procesal en tal sentido.
La firma demandada contestó el traslado de rigor pidiendo la confirmatoria
con costas de la resolución recurrida por su contraparte.
Expone el apelante que el Tribunal, a los efectos de determinar la supuesta
falta justificativa de la terminación de la relación laboral existente entre su
mandante y la firma demandada, tomó en consideración una copia simple de los
Estatutos Sociales de la firma Cartonpar S.R.L. (fs. 185/193), decisión ésta
errónea, según la representante del apelante, ya que dicha instrumental fue
impugnada por su parte, restándole importancia y eficacia a la misma; manifes-

[ 182 ]
JURISPRUDENCIA

tó asimismo que su parte no estaba obligada a probar tal impugnación, ni si-


quiera a fundamentarla, bastando la simple negación.
Ahora bien, en vista a que este colegiado ya se hubo expedido anteriormen-
te sobre dicha cuestión puntual, es decir, la necesidad –o no– de fundamentar la
impugnación y de probar lo contrario, es lógico seguir dicho lineamiento de
ideas para establecer sin lugar a dudas que, en este caso en particular, la parte
actora y apelante debió en primer lugar, negar la existencia o autenticidad de
dicho documento (situación que ni siquiera se ha dado en autos) y, en segundo
lugar, al haberse limitado a “restarle importancia y eficacia”, al menos tuvo que
acreditar cuales –a su criterio– serían los motivos ya sean legales o fácticos, que
el Juzgador debía considerar al momento del análisis de dicho medio probatorio.
Luego, al no haberlo realizado así, se tiene que dicho instrumento probatorio
deviene plenamente válido y eficaz, resultando en consecuencia que la aprecia-
ción y valoración realizada por el Tribunal de Alzada, se ajusta a derecho.
En tal sentido, del análisis de la copia simple de los Estatutos Sociales de
la firma Cartonpar S.R.L. obrante a fs. 185/193, surge claramente que dicha
firma fue constituida por el actor Hans Werner Bentz en la República Argenti-
na, y su objeto social es similar al de la firma demandada, Cartones Yaguareté
S.A.
Y, siendo que del contrato, objeto de estos autos, las partes acordaron en la
cláusula 2.2. que el señor Hans Werner Bentz debía abstenerse de cualquier
competencia directa o indirecta y de realizar negocios por si mismo o por cuenta
de terceros, en el ramo industrial de Cartones Yaguareté S.A., se colige que el
actor ha incumplido lo convenido en el contrato de prestación de servicios. Fi-
nalmente, se entiende que la terminación del contrato de prestación de servicios
efectuada por la firma demandada a causa del incumplimiento contractual del
señor Hans Werner Bentz, deviene procedente y ajustado a la ley. Máxime que,
por aplicación del artículo 626 del Código Civil Alemán, Cartones Yaguareté
S.A., se halla plenamente facultada a dar por finiquitado el contrato, con los
efectos del artículo 628 del citado cuerpo legal que por cierto –como bien lo
establecida el Dr. Torres Kirmser– lejos de contraponerse a nuestro ordena-
miento legal, los mismos siguen idénticas posturas por lo que puede decirse que
van de la mano en cuanto a la solución jurídica a dictarse en la presente Litis.
Pese a todo ello, y en vista a las consideraciones apuntadas anteriormente,
oportuno es realizar algunas breves reflexiones respecto a lo que establece nuestra

[ 183 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

norma material en cuanto al incumplimiento contractual. Así, el artículo 719


del Código Civil Paraguayo regula la llamada exceptio non adimpleti contractus
o la excepción de incumplimiento, que como es sabido, la misma esta fundada en
razones de equidad, puesto que sería injusto que la parte que no ha cumplido su
obligación en el contrato, ni tampoco ha ofrecido cumplirla, tenga sin embargo
pretensiones de exigir el cumplimiento a la otra parte.
En el caso en estudio, ha quedado demostrado que quien reclama el cum-
plimiento del contrato, ha sido en realidad quien, en origen, ha incumplido su
obligación contractual, es decir, ha competido directamente con su contratante,
azuzando así la decisión tomada por la firma demandada de dar por resuelto el
contrato, todo ello en virtud a lo estipulado en el contrato de referencia, como
asimismo a la norma extranjera aplicada y no menos importante, el artículo 725
del Código Civil Paraguayo, por lo que, mal podría pretender el señor Hans
Werner Bentz reclamar el cumplimiento de obligación contractual alguna, val-
ga esta aclaración: posterior al conocimiento de la infracción cometida por su
parte en contra de los intereses de la empresa en que ejercía el cargo de gerente
general para el cual fue contratado, siendo que el mismo no ha cumplido o al
menos demostrado el cumplimiento de su obligación.
En lo que respecta a la validez o no de la intimación realizada por el Juzga-
do a los efectos de que el señor Hans Werner presente el original de los Estatutos
Social, y el correspondiente pronunciamiento del Tribunal de Apelación, consi-
dero que, al haber quedado acreditada la constitución, por parte del actor, de
una compañía en el extranjero, a través de las instrumentales obrantes a fs.
185/193 de autos, dicha circunstancia no amerita el pronunciamiento de esta
Corte sobre dicha cuestión, ya que la misma ha quedado subsanada y acredita-
da, por otros medios, léase, el consentimiento tácito de la parte actora al no
haber impugnado debidamente los documentos referidos más arriba.
En cuanto a la impugnación –o no– de los correos electrónicos agregados a
fs. 224/240 de autos, que fueran asimismo apreciados por el A-quem, entiendo
que efectivamente dichas instrumentales no fueron negadas e impugnadas por
la arte actora al contestar el traslado corrídole, por lo que, de conformidad a lo
establecido en el Art. 235 inc. a) del Código Procesal Civil, su silencio debe ser
interpretado como un reconocimiento de la verdad de los hechos pertinentes, las
cuales a estas alturas no pueden ser objeto de discusión, al no haberse articula-
do las defensas en tiempo oportuno.

[ 184 ]
JURISPRUDENCIA

Ahora bien, en lo atinente al reclamo de los rubros mencionado en el escrito


inicial, tengo a bien inclinarme por asumir idéntica postura a la del Ministro
que me antecedió en el uso de la palabra –Dr. Torres Kirmser–, en el sentido de
dejar establecido que en lo pertinente se debe aplicar la legislación nacional, que
como ya lo expusiéramos, es acorde a la extranjera –en razón a que ésta en la
disposición contenida en el mentado Art.628 (Código Civil Alemán)–, precep-
túan como punidad la pérdida del derecho al cobro de remuneración con relación
a los rubros generados con posterioridad al quiebre de la relación laboral por
incumplimiento de una de sus partes; pero de ningún modo puede estarse por
un castigo retroactivo que lo haga pasible de la no percepción de montos ante-
riores y ya legítimamente adquiridos por el reclamante. En dicho orden de
ideas, corresponde conforme a las disposiciones mencionadas y a la tesis soste-
nida, estar por el pago correspondiente a las vacaciones del año 2007 fijado en
la suma de Cuatro Mil Doscientos Sesenta Euros, con setenta y cinco centavos
(4.260,75 Euros).
Por último, respecto las alegaciones esbozadas por la parte actora en cuan-
to a las violaciones legales del contrato de prestación de servicios por parte de
la firma Cartones Yaguareté S.A., debe señalarse que dichas circunstancias
apuntadas constituyen claramente hechos nuevos y, siendo que el Artículo 437
del Código Procesal Civil, claramente dispone que “En ningún caso se admitirá
la apertura a prueba ni la alegación de hechos nuevos” considero que dichas
manifestaciones deben ser desestimadas por su notoria improcedencia.
En cuanto a las costas, en ánimo de no ser reiterativo, tengo a bien impo-
nerlas en igual sentido al voto del Ministro que me precedió en el uso de la
palabra, por idénticos fundamentos. ES MI VOTO.
Con lo que se dio por finalizado el Acto firmando S.S.E.E., todo por Ante mí
de que certifico, quedado acordada la Sentencia que inmediatamente sigue:
Y VISTOS: los méritos del Acuerdo que antecede, la Excelentísima CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA, SALA CIVIL Y COMERCIAL,
RESUELVE:
DESESTIMAR el Recurso de Nulidad, incoado.
CONFIRMAR el apartado primero del Acuerdo y Sentencia Número 105,
con fecha 2 de Septiembre del 2.011, dictado por el Tribunal de Apelación en lo
Civil y Comercial, Cuarta Sala, por las motivaciones expuestas en el exordio.
MODIFICAR el Acuerdo y Sentencia en el sentido de hacer lugar a la
demanda de cobro de prestaciones vencidas interpuesta por la Parte actora, por

[ 185 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

la suma de E. 4.260,75 (cuatro mil doscientos sesenta euros, con setenta y cinco
centavos) en concepto de las vacaciones correspondientes al año 2.007.
IMPONER Costas en forma proporcional en 98,5% a la Parte actora y en
1,5% a la Parte demandada, de conformidad con lo establecido por los Artículos
195, 203, inciso c), y 205 del Código Procesal Civil.
ANOTAR, registrar y notificar.
FDO.: MINISTROS: BAJAC, TORRES Y GARAY
Ante mí: KARINNA PENONI DE BELLASSAI, SECRETARIA JUDICIAL.

[ 186 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 53

Cuestión Debatida: Se estudia la procedencia de la demanda sobre la


disolución y liquidación de una Sociedad Comercial.
SOCIEDAD ANÓNIMA. Transmisión de Acciones de la Sociedad
Anónima.
Las acciones al portador, como es sabido, no están expedidas a favor de
personas determinadas y pueden ser transmitidas por la simple tradición, por
consiguiente se encuentran en libre circulación sin que se conozcan formalida-
des específicas para su transferencia. Quien tiene la acción en su poder es el
titular de la misma.
SOCIEDAD ANÓNIMA. Liquidación de la Sociedad Anónima.
Tanto en la intancia previa como en la Alzada, la disolución y liquidación de
la Sociedad Anónima en este caso deviene procedente. Esto es así, ya que uno de
los dos únicos socios de la misma (parte actora), ya no cuenta con el requisito por
excelencia en toda sociedad, el “ánimus societatis”, y porque una sociedad no
puede continuar con un solo socio. Se debe sumar a ello que la parte demandada
no se opone a la liquidación de la firma.
SOCIEDAD ANÓNIMA. Transferencia de Acciones.
Del estudio del contrato social se advierte que el mismo no contiene ningu-
na cláusula en relación a la posibilidad de que los socios de la misma sociedad
comercial puedan o no transferir o ceder sus acciones a terceras personas. En
otras palabras, el citado contrato social no autoriza expresamente a los socios a
transferir sus derechos a terceras personas, y tampoco prohíbe tal transferen-
cia, es decir, carece de normativa contractual en dicha materia.

[ 187 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

SOCIEDAD ANÓNIMA. Transferencia de Acciones.


Los socios de la sociedad comercial que se pretende disolver por medio de
esta demanda pueden, por tanto, ceder sus derechos, en todo o en parte, a
terceras personas siempre y cuando cuenten con el consentimiento de los demás
socios. Un simple razonamiento a contrario sensu conduce a la conclusión de
que si no se contara con dicho consentimiento, entonces los socios no podrían (se
les prohíbe tácitamente) efectuar tales actos de transferencia, y si lo hicieren los
mismos serían inválidos por contradecir clara disposición legal.
(TApel.Civ.yCom.Primera Sala. 16/08/11. “MARIO EUGENIO SCHUSS-
MULLEER NERY C/ MARCIO SCHSSMULLER NERY S/ DISOLUCIÓN DE
LA SOCIEDAD COMERCIAL”. Ac. y Sent. Nº 53)
Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y
votar las siguientes
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia recurrida?
En caso contrario, ¿se halla ajustada a derecho?
Practicado el sorteo de ley, este arrojó el siguiente orden de votación: Pre-
opinante: la Magistrada VALENTINA NÚÑEZ GONZÁLEZ, Dr. MARCOS
RIERA HUNTER y Dr. OSCAR AUGUSTO PAIVA VALDOVINOS.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA LA MAGISTRADA VALENTI-
NA NUÑEZ GONZÁLEZ DIJO: Este recurso no ha sido fundado por el recu-
rrente por lo que existe un desistimiento tácito del mismo. Por otra parte, no se
observan en la resolución recurrida, vicios de forma o solemnidades que ameri-
ten el estudio de oficio por parte del Tribunal, por lo que corresponde declarar
desierto el recurso. ASÍ VOTO.
A SU TURNO EL MAGISTRADO DR. MARCOS RIERA HUNTER: La
parte recurrente no ha fundado el recuso de nulidad, sino únicamente el de
apelación, razón por la cual no existiendo, por lo demás, vicios o defectos (pro-
cesales o de forma) en la sentencia en alzada que impongan al Tribunal el deber
de declarar la nulidad oficio, corresponde que el recurso de nulidad sea declara-
do desierto. ASÍ VOTO.
A SU TURNO EL MAGISTRADO DR. OSCAR AUGUSTO PAIVA VALDO-
VINOS manifiesta que se adhiere al voto de la Magistrada Valentina Núñez
González por compartir sus mismos fundamentos.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA LA MAGISTRADA VALEN-
TINA NÚÑEZ GONZÁLEZ DIJO: Que, con el fallo recurrido se resolvió: “…1.

[ 188 ]
JURISPRUDENCIA

RECHAZAR, con costas, la excepción de falta de acción opuesta como medio


general de defensa por el Sr. MARCIO SCHUSSMULLER NERY, por improce-
dente; 2. HACER LUGAR, con costas, a la demanda promovida por el Sr. MA-
RIO EUGENIO SCHUSSMULLER NERY contra el Sr. MARCIO SCHUSS-
MULLER NERY sobre DISOLUCIÓN DE SOCIEDAD COMERCIAL, y en
consecuencia, llamar a Asamblea General Extraordinaria de la sociedad deno-
minada GRUPO METALÚRGICO SCHUSSMULLER S.A., a efectos de tratar
los dos únicos puntos como Orden del Día: La Disolución y Liquidación de la
Sociedad y la Designación de un Interventor Judicial, ejecutoriada que sea la
presente Sentencia; 3. ANOTAR, registrar, notificar y remitir una copia a la
Excma. Corte Suprema de Justicia”.
El abogado JUAN CARLOS RUIZ DÍAZ BENÍTEZ, representante conven-
cional de la parte demandada, se agravia contra la Sentencia en estudio, y a fs.
140/144 de autos fundamenta este recurso. Los agravios pueden resumirse en:
1) Que, el Juzgado al dictar la Sentencia recurrida, interpreta en forma errónea
y equivocada las disposiciones de los Artículos 970 y 971 del Código Civil, así
como el Estatuto Social de la firma Grupo Metalúrgico Schussmuller S.A.; 2)
Sostiene que, los artículos citados establecen derechos de preferencias a favor
de los socios para adquirir acciones en caso de que algunos de ellos quieran
disponer de la misma, es decir, indefectiblemente se debe ofertar a los socios sus
acciones y si estos no tienen interés para adquirirlos se podrá realizar transac-
ciones con terceros; 3) Que, el Sr. Mario Eugenio Schussmuller Nery inicia esta
demanda invocando su calidad de socio de la firma social de referencia y plante
la disolución y liquidación de la sociedad, basado en un contrato de compra
venta de derechos accionarios celebrado con el Sr. Gerardo Schussmuller. El
recurrente señala que, la transferencia fue realizada en contravención a lo
dispuestos por los Arts. 970 y 971 del C.C.; 4) Que, su parte no reconoce al actor
como socio del Grupo Metalúrgico Schussmuller S.A., ya que el Sr. Mario Schus-
smuller Nery ha adquirido solamente la calidad de mandatario del Sr. Gerardo
Schussmuller, quien en virtud del Art. 972 del C.C., conserva su carácter de
socio.
Agrega otras consideraciones sobre el tema en estudio y finaliza solicitando
la revocación, con costas, del fallo en revisión.
El representante convencional de la parte actora, abogado JUAN ANDRÉS
MENDIETA, contesta el traslado de la fundamentación del apelante, en el

[ 189 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

escrito de fs. 148/149, en el que refuta las afirmaciones realizadas por el mismo,
sosteniendo que la Sentencia recurrida se encuentra ajustada a derecho y soli-
cita su confirmación con costas.
Revisadas las constancias procesales y, en especial, las posiciones asumi-
das por las partes en esta Instancia, esta Magistratura se abocara al estudio de
autos a los efectos de establecer si la Sentencia objeto de apelación se encuentra
o no ajustada a derecho.
En primer término se impone el estudio o examen de la excepción de falta
de acción opuesta por la parte demandada como medio general de defensa, en
razón de que ella puede decidir o determinar la suerte de la presente litis. Si
aquella es viable, resulta innecesario analizar la cuestión principal o de fondo
y, en caso contrario, esta debe ser pasible de decisión.
En efecto, la referida excepción tiene como fundamento el hecho de que el
otrora accionista de la firma Grupo Metalúrgico Schussmuller S.A., Sr. Gerardo
Schussmuller no habría cumplido con lo dispuesto por el Art. 971 del Código
Civil, es decir, no ha ofertado las acciones al otro socio Marcio Schussmuller,
quien en virtud de la norma de referencia, tiene el derecho de preferencia de
compra, y en caso de negativa, puede ofertar los activos a terceros. Alega el
recurrente que, el nuevo propietario de los acciones, Sr. Mario Schussmuller es
un simple mandatario al no cumplirse lo dispuesto por el Art. 971 del Código de
fondo y es por esto que procede la Excepción de Falta de acción.
Es sabido que, la excepción de falta de acción solo puede fundamentarse en
la falta de legitimación sustancial activa, esto es, en la ausencia de una condi-
ción que hace a la calidad del accionante y no a la legitimidad del derecho por él
ejercitado, como titular inobjetable de una relación jurídica.
En tal sentido, la Excepción de Falta de Acción opuesta como medio general
de defensa, debe ser desestimada por dos cuestiones puntuales. Primero, se
observa a fs. 7/9 un contrato de compraventa de acciones de la firma “GRUPO
METALÚRGICO SCHUSSMULLER” SOCIEDAD ANÓNIMA otorgado por
Gerardo Shussmuller Gaehring a favor de Mario Eugenio Schussmuller Nery.
En su cláusula primera, se desprende que “…GERARDO SCHUSSMULLER
GAEHRING en cumplimiento de lo establecido en el Estatuto Social de la Firma
citada y a las disposiciones del Código Civil, antes de ofrecer en venta las accio-
nes de las que es titular, a terceros, mediante nota dirigida al Directorio de la
Sociedad, ha ofertado la venta y que cumplido el plazo establecido, no habiendo

[ 190 ]
JURISPRUDENCIA

propuesta de compra, ha ofertado su venta a terceros; y prosigue diciendo, que


conforme a la propuesta de compra recibida, VENDE Y TRANSFIERE a favor
del señor MARIO EUGENIO SCHUSSMULLER NERY, las ACCIONES AL
PORTADOR que tiene y posee en la firma GRUPO METALURGICO SCHUS-
SMULLER SOCIEDAD ANONIMA” (sic). En este sentido, si bien la parte
actora no acompañó nota alguna que pruebe la oferta dirigida al Directorio de
la sociedad, la parte demandada no lo ha objetado, al no redargüir de falso el
contrato de referencia, por lo que se debe tener por acreditada la oferta de venta
realizada al Directorio de la Sociedad a lo que se sumaría lo que a continuación
se mencionará.
En segundo lugar, se está en presencia de un contrato de compra-venta de
ACCIONES AL PORTADOR, conforme se colige de la cláusula primera trans-
cripta precedentemente. En este caso, el derecho de preferencia (Art. 971 del
Código Civil) no es aplicable a las acciones al portador, como es el caso de autos,
en razón de su naturaleza jurídica. Las acciones al portador, como es sabido, no
están expedidas a favor de persona determinada y pueden ser transmitidas por
la simple tradición, por consiguiente se encuentran en libre circulación sin que
se conozcan formalidades específicas para su transferencia. Quien tiene la ac-
ción en su poder es el titular de la misma, así lo señala el ilustre tratadista
Fernando H. Mascheroni, en su obra “Sociedades Anónimas” al respecto al
establecer que: “Las acciones al portador son transmisibles por la mera tradi-
ción o entrega, sin necesidad de instrumentación alguna. La tenencia de los
títulos produce la presunción iuris tantum de su propiedad y por ende, le con-
fiere al tenedor la calidad de accionista de la sociedad emisora de aquella”.
Podemos mencionar igualmente la autorizada opinión del Dr. Ernesto Veláz-
quez Guido, distinguido jurista paraguayo, quien en su obra “La Sociedad Anó-
nima en el Código Civil Paraguayo” al referirse al tema señala:” Las acciones al
portador se caracterizan porque en ellas no figura el nombre de su titular. El
tenedor de ella es considerado como dueño y está legitimado para ejercer los
derechos emergentes del título….”.
Habiéndose establecido la legitimación activa del demandante, en lo que
respecta a la cuestión de fondo, referente a la Disolución y Liquidación de la
firma GRUPO METALÚRGICO SCHUSSMULLER SOCIEDAD ANÓNIMA,
se observa que la citada S.A. solo cuenta con dos socios (Mario Eugenio Schus-
smuller Nery y Marcio Schussmuller Nery). El accionista, Mario Eugenio Schus-

[ 191 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

smuller Nery solicita la disolución y liquidación de la firma mencionada por la


imposibilidad de seguir activando en la empresa y por los diferendos muy serios
que existen con el otro socio Marcio Schussmuller Nery. Por su parte, el repre-
sentante convencional de la parte demandada en su escrito de agravios (fs. 142)
expresa que “...Mi representado no se opone a la liquidación de la sociedad…”.
Que, en atención a lo expuesto y a las propias manifestaciones de las partes,
tanto en la instancia previa como en Alzada, la disolución y liquidación de la
firma GRUPO METALÚRGICO SCHUSSMULLER SOCIEDAD ANÓNIMA
deviene procedente. Esto es así, ya que uno de los dos únicos socios de la misma
(parte actora), ya no cuenta con el requisito por excelencia en toda sociedad, el
“animus societatis”, y porque una sociedad no puede continuar con solo un socio
(Art. 959 del C.C.). Se debe sumar a ello que la parte demandada no se opone a
la liquidación de la firma de referencia (Art. 1003 inc. d) del Código de fondo.
De acuerdo a lo que se ha venido desarrollando, corresponde confirmar la
resolución recurrida, imponiendo las costas en Alzada a la parte perdidosa, de
conformidad a lo dispuesto en el art. 192, en concordancia con el Art. 203 inc. a)
del C.P.C.). ASÍ VOTO.
A SU TURNO EL MAGISTRADO DR. MARCOS RIERA HUNTER DIJO:
De las constancias de los autos se desprende que el accionante, Sr. Mario Schus-
muller promovió contra el demandado, Sr. Marcio Schusmuller, demanda ordi-
naria de disolución de sociedad comercial (sociedad anónima) fundado en que
por escritura pública Nº 64 del año 2006 adquirió del Sr. Gerardo Schusmuller
la totalidad de las acciones del Grupo Metalúrgico Schussmeller S.A., substitu-
yendo, en consecuencia, el cedente como dueño y accionista del 50% de la citada
empresa comercial. Agrega que existiendo solamente dos accionistas (el autor y
el demandado), y no existiendo tampoco posibilidad de activar la prosecución de
las actividades comerciales debido a diferencias serias e insuperables, promue-
ve la presente acción de disolución de sociedad comercial.
Al contestar el traslado que le fue corrido, la parte demandada –Marcio
Schusmuller– opuso contra la pretensión del accidente la excepción de falta de
acción por falta de legitimación activa (sine actione agit) como medio general de
defensa fundado en que el accionante no se encuentra legitimado para promo-
ver la presente acción por las siguientes razones: 1) porque él (el demandado) no
le reconoce al autor como socio de la sociedad comercial de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 970 del C.C.; 2) Porque, según expresa, el cedente de las

[ 192 ]
JURISPRUDENCIA

acciones, el Sr. Gerardo Schusmuller, no ha dado cumplimiento a lo dispuesto en


los estatutos sociales y en el artículo 971 del C.C. violentando su derecho de
preferencia por cuanto que en ningún momento ha recibido ninguna oferta en
relación a la venta de las acciones, conforme se asienta en el documento de fs.
7 de autos, por lo que el cesionario, Mario Schusmuller, solamente podría actuar
como mandatario del cedente, Sr. Gerardo Schusmuller, condición, por lo de-
más, que tampoco ha sido invocada por aquel en el escrito inicial de demanda.
En reiterados precedentes jurisprudenciales esta Magistratura ha sosteni-
do que la legitimación ad causan, activa y pasiva, constituye una de las condi-
ciones elementales para la admisibilidad de las acciones en general por cuanto
que la demanda debe ser promovida por el titular del derecho y dirigida contra
el sujeto obligado al cumplimiento de la prestación debida. La falta de legitima-
ción ad causam, activa o positiva, sea porque la demanda no ha sido promovida
por el titular del derecho, o porque ha sido dirigida contra el sujeto que no es el
obligado al cumplimiento de la prestación debida configura la falta de acción, la
sine actione agit, que provoca inexorablemente la desestimación de la deman-
da, incluso de oficio por el órgano jurisdiccional.
También en procedentes anteriores se ha sostenido que la falta de legitima-
ción ad causam (sine actione agit) puede ser reclamada por la vía de la excepción
de previo y especial pronunciamiento, siempre que fuese manifiesta, o bien
como medio general de defensa al contestar la demanda, pero en ambos casos
(como previa o como medio general de defensa) lo importante es entender que
tal defensa hace relación con la cuestión substancial o de fondo entre las partes.
Es por ello por lo que cuando se opone la excepción de falta de acción como medio
general de defensa (lo que implica que se ha considerado como no manifiesta) la
citada defensa no puede ni debe ser resuelta en forma independiente de la
cuestión o de fondo o relación jurídica substancial, es decir, no puede ni debe ser
resulta como cuestión previa para luego pasar a estudiarse la cuestión de fondo
por cuanto que, se reitera, la falta de acción (que hace a la legitimación ad
causam), siempre y en todos los casos, plantea si el actor que promueve la
demanda tiene derecho o no a promover la acción que entabla contra la persona
contra quien se dirige la demanda, y la determinación de si el autor tiene o no
tal derecho constituye, sin posibilidad de duda, una cuestión que hace a la
relación jurídica substancial o de fondo. Es por ello por lo que no se comparte, en
absoluto, el criterio que usualmente mantiene la jurisprudencia de los Tribuna-

[ 193 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

les en el sentido de que tratándose de la excepción de la falta de acción opuesta


como medio general de defensa, la misma debe ser resuelta en la sentencia
definitiva con carácter previo (¿) a la cuestión de fondo. Es verdad que tal defen-
sa debe ser resuelta en ocasión de dictarse el pronunciamiento definitivo, pero
lo que se afirma y se enfatiza es que la misma no es distinta o independiente de
la cuestión de fondo, sino que constituye con ella una misma y única entidad
jurídica, objeto del debate.
En el caso en estudio, la parte demandada pone la falta de acción por
entender que el actor (adquiriente de las acciones del Sr. Gerardo Schusmuller)
carece de legitimación activa por aplicación de lo dispuesto en los artículos 970,
971 y 972 del C.C.
En el artículo 970 del C.C. dispone: “Las personas a quienes algunos socios
cedieren en todo o en parte sus derechos, no se reputarán tales, si los demás no
consistieran la sustitución”. El artículo 971 del mismo cuerpo legal establece
que “Cuando el contrato social autorice al socio a transferir su derecho, tendrán
los otros asociados derecho de preferencia sobre la parte por cederse, para cuyo
efecto se aplicarán las normas que regulan este pacto, en lo pertinente”. Por
último, en el artículo 972 preceptúa: “Si alguno de los socios hubiere transferido
sus derechos, a pesar de prohibirlo el contrato, conservará su carácter, pero la
cesión producirá sus efectos entre cesionario y el cedente, considerando a éste
mandatario del primero”.
Del estudio del contrato social de fs. 10 y sigtes. se advierte que el mismo no
contiene ninguna cláusula en relación a la posibilidad de que los socios de la
misma sociedad comercial puedan o no transferir o ceder sus acciones a terceras
personas. En otras palabras, el citado contrato social no autoriza expresamente
a los socios a transferir sus derechos a terceras personas, y tampoco prohíbe tal
transferencia, es decir, carece de normativa contractual en dicha materia. La
cláusula que se encuentra contenida en el artículo 7 dice relación con una cues-
tión por completo distinta de la cesión o transferencia de los derechos o acciones
de los socios a terceras personas, lo cual significa que, en la especie, no son
aplicables las normas contenidas en los artículos 971 y 972 del C.C. por cuanto
que, como es obvio, no se dan en el caso en estudio los presupuestos previstos en
tales normas como condiciones para desencadenar las consecuencias previstas
en las citadas disposiciones.
A criterio de esta Magistratura, la normativa aplicable al caso a fin de
determinar la procedencia o improcedencia de la falta de acción opuesta por la

[ 194 ]
JURISPRUDENCIA

demandada como medio general de defensa es la contenida en el artículo 970 del


C.C. Los socios de la sociedad comercial que se pretende disolver por medio de
esta demanda pueden, por tanto, ceder sus derechos, en todo o en parte, a
terceras personas siempre y cuando cuenten con el consentimiento expreso de
los demás socios. Un simple razonamiento a contrario sensu conduce a la con-
clusión de que si no se contara con dicho consentimiento, entonces los socios no
podrían (se les prohíbe tácitamente) efectuar tales actos de transferencia, y si lo
hicieren los mismos serían inválidos por contradecir clara disposición legal. No
se advierten en el caso en estudio documentos, certificados, o testimonios públi-
cos o privados que pudieran conducir a la conclusión de que el cedente de las
acciones sociales (Sr. Gerardo Schusmuller) ha contado con la autorización pre-
via, o el consentimiento posterior, de los demás socios de la sociedad para efec-
tuar válidamente la cesión de sus acciones al Sr. Mario Schusmuller, actor de
esta demanda. La parte demandad, al respecto, el Sr. Marcio Schusmuller, no
solamente manifestó que no reconoce al accionante como socio de la sociedad
comercial, sino que, incluso, manifestó que el cedente (Gerardo Schusmuller)
nunca le ha ofertado previamente la venta de las acciones, dándole preferencia
en tal sentido. En tales condiciones, no podría otorgarse validez ni eficacia
jurídica a la cesión de derechos y acciones a favor del accionante quien, por tales
razones, carece de legitimación activa para demandar la disolución de la socie-
dad comercial antes individualizada.
Por otra parte, aun en el supuesto (no admitido) de que en el caso fuese
aplicable el artículo 971 del C.C., y el contrato social autorizará expresamente
a los socios a transferir sus derechos sociales a terceros, precautelándose el
derecho de preferencia de los demás socios, aun así no podría llegarse a una
conclusión distinta a la cual se ha arribado en el párrafo anterior por cuanto que
si bien el documento de fs. 7 de autos (escritura pública) hace constar que el Sr.
Gerardo Schussmuller ha ofertado el Directorio de la sociedad, nota mediante,
la venta de sus acciones, y no habiendo recibido propuesta o aceptación de
compra, ofertó luego dichas acciones a un tercero (el Sr. Mario Schussmuler), tal
constancia no pasa de ser una declaración unilateral del Sr. Gerardo Schussmu-
ler que simplemente ha sido recogida como tal por el escribano fedatario. En
efecto, el Escribano que autorizó la escritura no ha certificado en realidad que
efectivamente el citado cedente ofertó previamente la venta de sus acciones a la
sociedad, obedeciendo al derecho de preferencia, sino que, se reitera, sólo con-

[ 195 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

signó en acta la manifestación unilateral del Sr. Gerardo Schussmuller que no


ha sido acreditada por el accionante quien no produjo ninguna prueba para
acreditar tal extremo, negado por la parte demandada.
Por lo demás, ésta no tenía, en absoluto, ninguna obligación de promover la
impugnación procesal del documento conforme el procedimiento previsto en el
artículo 308 del CPC porque tal procedimiento impugnaticio se requiere sólo en
los casos previstos en el artículo 383 del C.C., pero no en aquellos otros en los
cuales, como ocurre en la especie, el fedatario no afirma los hechos como cum-
plidos por él mismo o pasados en su presencia, sino que meramente reproduce
o asienta manifestaciones del otorgante. En estos casos le basta a la otra parte
con producir prueba en contrario pudiendo recurrir a todos los medios probato-
rios (véase: L. Palacio, Derecho Procesal Civil, T. IV, Abeledo-Perrot, Bs. Aires,
1988, pags. 435 y 436).
El caso de autos se enmarca en el esquema que ha sido desarrollado: el Sr.
Gerardo Schusmuller, en el documento antes aludido, manifiesta unilateral-
mente que ha ofertado al Directorio de la sociedad la venta de sus acciones y,
ante la falta de respuesta, ofreció en venta al Sr. Mario Schussmuller quien las
adquirió; luego este, ya como cesionario de tales acciones, promovió la presente
demanda ordinaria de disolución de sociedad comercial como titular de las ac-
ciones. Pero, como se dijo, la manifestación que se asienta en el documento de
fs. 7 es una declaración unilateral del Sr. Gerardo Schussmuller que no ha sido
probada por el hoy accionante, Sr. Mario Schussmuller, razón por la cual, ante
la negativa expresa del accionado en cuanto dicho extremo debe entenderse que
en realidad no se ha dado cumplimiento al derecho de preferencia (en el supues-
to de que fuese aplicable el artículo 971 del C.C.). Tampoco se puede exigir al
demandado que pruebe un hecho negativo (es decir, que el Sr. Gerardo Schus-
smeler NO ofertó a la sociedad comercial la venta de sus acciones antes de
hacerlo al Sr. Mario Schussmuller). No es admisible en el Derecho Procesal la
prueba de los hechos negativos.
La conclusión a la cual conducen los fundamentos que han sido anterior-
mente expresados es que el actor, Mario Schussmuller, carece de legitimación
activa para promover la presente demanda, carece de calidad para ello porque
no es el titular del derecho subjetivo que sustenta la pretensión jurídica corres-
pondiente. De acuerdo con la ley el socio de la sociedad comercial sigue siendo
el Sr. Gerardo Schussmuller y no el actor, Sr. Mario Schussmuller.

[ 196 ]
JURISPRUDENCIA

Por los fundamentos expresados, la pretensión del accionante no resulta


procedente, razón por la cual corresponde que el Tribunal revoque, con costas,
la sentencia recurrida. ASÍ VOTO.
A SU TURNO EL MAGISTRADO DR. OSCAR AUGUSTO PAIVA VALDO-
VINOS manifiesta que se adhiere al voto de la Magistrada Valentina Núñez
González por compartir sus mismos fundamentos.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando los Sres. Magistrados por
ante mí de que certifico, quedando acordada la sentencia que sigue de inmedia-
to.
VISTO: Lo que resulta de la votación que instruye el acuerdo precedente y
los fundamentos en el esgrimidos, el TRIBUNAL DE APELACIÓN EN LO
CIVIL Y COMERCIAL DE LA CAPITAL, PRIMERA SALA;
RESUELVE:
1. DECLARA DESIERTO el recurso de nulidad.
2. CONFIRMAR, con costas, la S.D. Nº 896 de fecha 4 de octubre de 2.008,
dictada por la Jueza de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del Quinto
Turno, conforme a los fundamentos expuestos en el exordio de la presente reso-
lución.
3. ANOTAR, registrar y remitir una copia a la Excma. Corte Suprema de
Justicia.
MAGISTRADOS: DOCTORES MARCOS RIERA HUNTER, VALENTI-
NA NÚÑEZ GONZÁLEZ, OSCAR PAIVA VALDOVINOS.
Ante mí: Abog. Federico Miller, Actuario Judicial.

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 28

Cuestión Debatida: Se estudia en este caso, que el actor de la presente


demanda no depositó sus acciones, por lo cual el presidente de la Sociedad
Anónima decidió anular el cheque a nombre de éste último, invocando incumpli-
miento, lo cual originó la presente demanda contra la Sociedad, su Presidente,
su Directora y sus representantes, por incumplimiento de contrato, enriqueci-
miento indebido y daños y perjuicios, y posterior ampliación por ejercicio abusi-
vo de los derechos.

[ 197 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

SOCIEDAD ANÓNIMA. Legitimación Pasiva


Se aprecia que efectivamente se hallan privados de legitimación pasiva,
basándose en que sólo la sociedad que representan como persona jurídica es
responsable de las acciones de sus órganos siempre que ellos actúen dentro de
las facultades otorgadas, lo cual ha sido demostrado y por lo que no pueden ser
considerados parte y sujetos indispensables a los efectos litigiosos aquí discuti-
dos.
SOCIEDAD ANÓNIMA. Presentación y Depósito de Acciones.
La Sociedad demandada cumplió con lo estipulado, pagando el monto en el
lugar y fecha establecidos, y ante la ausencia del depósito de las acciones del
actor, cancelaron el cheque consignado a su nombre.
SOCIEDAD ANÓNIMA. Presentación y Depósito de Acciones.
El apelante consideró la calificación de esencialidad del plazo carente de
fundamento y justificación legal, debido a que la misma fue establecida por el
legislador para situaciones excepcionales en las cuales el retardo del cumpli-
miento se convierte en incumplimiento y en el caso en concreto, el A quo debió
estar a favor de la amplitud del plazo y la necesidad de intimación previa con-
forme al Art. 728 del Código Civil, tampoco la parte demandada ha producido
probanza alguna que demuestre la esencialidad del plazo, estimando la situa-
ción planteada como obligación sin plazo por la falta de certeza del actor en que
fecha debía entregar sus acciones, comprobadas con dos notas remitidas por las
Sociedades demandadas solicitando la confirmación de la fecha de transferen-
cia de activos que nunca fueron respondidas, debiéndose contemplar lo estable-
cido en el Art. 728 del Código Civil y proporcionar un plazo de 15 días para el
depósito de las acciones.
TApel. Civ. y Com. Primera Sala. 28/04/14. “Alejandro Miller c/ Cervece-
ría Internacional S.A. y otros s/ Cumplimiento de Contrato”. (Ac. y Sent. Nº
28).
Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear
y votar las siguientes;
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada?
En caso contrario, ¿está ella ajustada a Derecho?
Practicado el sorteo de ley, este, arrojó el siguiente orden de votación: Pre-
opinante; la Magistrada VALENTINA NÚÑEZ GONZÁLEZ, DR. MARCOS
RIERA HUNTER y DR. OSCAR AUGUSTO PAIVA VALDOVINOS.

[ 198 ]
JURISPRUDENCIA

A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA LA MAGISTRADA VALENTI-


NA NÚÑEZ GONZÁLEZ DIJO: El recurrente interpuso recursos de apelación
y nulidad y los fundó indiscriminadamente. En lo concerniente, se advierte que
sus agravios refieren in totum a la postura sustentada por el A quo, cuya valo-
ración atañe al recurso de apelación. Asimismo, este Tribunal tampoco ha cons-
tatado conculcaciones expresas de forma o solemnidades que hagan viable de-
clarar la Nulidad de oficio. En consecuencia, corresponde declarar desierto el
Recurso de Nulidad. ASÍ VOTO.
A SU TURNO EL MAGISTRADO DR. OSCAR AUGUSTO PAIVA VALDO-
VINOS: Manifiesta que se adhiere al voto de la Magistrada Valentina Núñez
González, por compartir sus mismos fundamentos.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA LA MAGISTRADA VALENTI-
NA NÚÑEZ GONZÁLEZ DIJO: Por S.D. Nº 552 de fecha 23 de julio de 2008, se
resolvió: “1) RECHAZAR la EXCEPCIÓN DE FALTA DE ACCIÓN opuesta por
los codemandados RICARDO HORACIO FELIPPO y SUSANA MARÍA CATA-
LINA BOETTNER BALANSA en relación a las acciones de INDEMNIZACIÓN
DE DAÑOS Y PERJUICIOS, ENRIQUECIMIENTO INDEBIDO Y ABUSO
DEL DERECHO deducidas por el Sr. ALEJANDRO MILLER ARTOLA… 2)
HACER LUGAR a la EXCEPCIÓN DE FALTA DE ACCIÓN opuesta por RI-
CARDO HORACIO FELIPPO Y SUSANA MARÍA CATALINA BOETTNER
BALANSA en relación a la acción de Cumplimiento de Contrato deducida por el
Sr. ALEJANDRO MILLER ARTOLA… 3) IMPONER las costas en las EXCEO-
CIONES DE FALTA DE ACCIÓN opuestas por los codemandados RICARDO
HORACIO FELIPPO y SUSANA MARÍA CATALINA BOETTNER BALANSA,
en el orden causado. 4) HACER LUGAR, en todas sus partes y con costas a la
actora, a las EXCEPCIONES DE FALTA DE ACCIÓN opuestas por la firma
AMBEV y por los señores MAURICIO CRESTINCOV, GUSTAVO PIMIENTA
y LUIZ CLAUDIO DO NASCIMENTO… 5) HACER LUGAR parcialmente, al
INCIDENTE DE FALTA DE IDONEIDAD DE TESTIGOS planteado por la
actora en relación a la declaración testifical de los codemandados Sres. LUIS
ENRIQUE PERONI y RICARDO FELIPPO, y en consecuencia privar a las
mismas de fuerza probatoria… 6) RECHAZAR el incidente de FALTA DE IDO-
NEIDAD DE TESTIGOS planteado por la actora en relación a la declaración
testifical del Abog. GUSTAVO DE GÁSPERI… 7) IMPONER las costas del
INCIDENTE DE FALTA DE IDONEIDAD DE TESTIGOS en el orden causado.

[ 199 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

8) RECHAZAR, con costas, la presente demanda que por CUMPLIMIENTO


DE CONTRATO, INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS, ENRIQUE-
CIMIENTO INDEBIDO y EJERCICIO ABUSIVO DE LOS DERECHOS ini-
ciara el señor ALEJANDRO MILLER ARTOLA contra la firma COMPAÑÍA
CERVECERA BRAHMA DEL PARAGUAY SOCIEDAD ANÓNIMA
(C.C.B.P.S.A.) y su subrogatoria CERVECERÍA PARAGUAYA SOCIEDAD
ANÓNIMA (CERVEPAR S.A.), el señor CLAUDIO DO NASCIMENTO, el se-
ñor GUSTAVO PIMENTA GARCÍA, la firma COMPAÑÍA DE BEBIDAS DAS
AMERICAS (AMBEV), el señor MAURICIO CRESTINOV, la firma CERVE-
CERÍA INTERNACIONAL SOCIEDAD ANÓNIMA, el señor RICARDO HO-
RACIO FELIPPO, la señora SUSANA MARÍA CATALINA BOETTNER BA-
LANSA y el Escribano Público LUIS ENRIQUE PERONI GIRALT… 9) RE-
CHAZAR la solicitud de tener por confesos a los señores ALEJANDRO MI-
LLER y al abogado SANTIAGO VERA KENNEDY, en representación de CER-
VECERÍA INTERNACIONAL S.A…. 10) … RECHAZAR el pedido de respon-
sabilidad por CITACIÓN DE EVICCIÓN realizada en autos en relación a la
firma CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. y al Sr. RICARDO FELIPPO”.
Atañe reseñar que la demandada Empresa CERVECERÍA INTERNACIO-
NAL S.A. por Asamblea Extraordinaria de Accionistas aprobó la venta de los
activos a favor de la Firma AMBEV o quien esta designe por la suma de U$S
12.000.000 y se autorizó a su presidente con cualquiera de los directores a
suscribir la escritura de transferencia y a formalizar los pagos una vez percibido
el precio (fs. 456 vlto. y 457). En razón de lo decidido, el actor Alejandro Miller
accionista de la Empresa CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. en un por-
centaje del 12,63% ofreció la venta de sus acciones por la suma de Dólares
Americanos U$S 331.380 (FS. 145), solicitando el pago de la suma en cheque
bancario cargo CITIBANK N.V. librado a la orden del actor y que debía ser
depositado en la Escribanía a cargo de Luis Enrique Peroni Giralt en oportuni-
dad de la suscripción de la escritura pública prevista para el 10 de julio de 2001,
como parte del precio total de U$S 12.000.000, con la ratificación previa de la
AMBEV por escrito (fs. 147) por instrucciones recibidas de CERVECERÍA IN-
TERNACIONAL S.A., solicitando que tanto el cheque como las acciones queda-
ran depositadas en la mencionada escribanía para su entrega en las 24 horas
siguientes a la fecha de entrega por la Dirección General de Registros Públicos
al Escribano Luis Peroni, quien debía comunicar el retiro de la escritura debi-
damente inscripta por telegrama a las partes en sus domicilios contractuales.

[ 200 ]
JURISPRUDENCIA

La compraventa fue realizada como se tenía previsto el 10 de julio de 2001


por la suma de U$S 12.000.000 compareciendo en representación de la CERVE-
CERÍA NINTERNACIONAL S.A., el presidente Ricardo Horacio Felippo y la
directora Susana María Catalina Boettner Balansa y la Firma COMPAÑÍA
CERVECERA BRAHMA DEL PARAGUAY S.A. (C.C.B.P.S.A.) –por instruccio-
nes de la Firma AMBEV– representada por Luis Claudio Do Nascimento y
Gustavo Pimenta. Según se aprecia en la Escritura Pública que instrumentali-
zó el acto, el demandante Alejandro Miller no depositó sus acciones, por lo cual
el presidente de CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. decidió anular el che-
que a nombre de este último, invocando incumplimiento, lo cual originó la de-
manda instaurada contra CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A., su presi-
dente Ricardo Horacio Felippo, su directora Susana María Catalina Boettner
Balansa, COMPAÑÍA CERVECERA BRAHMA DE PARAGUAY S.A.
(C.C.B.P.S.A.) y sus representantes Claudio Do Nascimento y Gustavo Pimenta
García, Compañía AMBEV y su representante Mauricio Crestincov y al Escri-
bano interviniente Luis Enrique Peroni Giralt por cumplimiento de contrato,
enriquecimiento indebido y daños y perjuicios y posterior ampliación por ejer-
cicio abusivo de los derechos (fs. 155/76 y 214/5).
El apelante fundó sus agravios en varios ítems, a saber: Plazo Esencial e
Intimación Previa, Irrevocabilidad del Mandato, Triple Relación Contractual,
Excepción Opuesta por la Firma AMBEV, Mauricio Cresticov, Gustavo Pimenta
y Luiz Claudio Do Nascimento, Situación de: La CERVECERÍA INTERNA-
CIONAL, El Escribano Luis E. Peroni G. y la Empresa C.C.B.P.S.A. absorbida
por CERVEPAR S.A., Reclamo Indemnizatorio, Enriquecimiento Indebido, Abuso
del Derecho y Costas. Además, peticionó la revocación de la sentencia, en todos
los puntos objeto del escrito de expresión de agravios.
Atendendo a la diversidad de puntos que comprende la sentencia recurri-
da, incumbe estudiarlos individualmente en el orden en que fueron decididos,
cotejándolos con los agravios del apelante.
1) RECHAZAR la EXCEPCIÓN DE FALTA DE ACCIÓN opuesta por los
codemandados RICARDO HORACIO FELIPPO y SUSANA MARÍA CATALI-
NA BOETTNER BALANSA en relación a las acciones de INDEMNIZACIÓN
DE DAÑOS Y PERJUICIOS, ENRIQUECIMIENTO IDEBIDO Y ABUSO DEL
DERECHO deducidas por el Sr. ALEJANDRO MILLER ARTOLA.
El apelante no hizo mención de este punto en sus agravios, por lo que el
recurso debe ser declarado desierto a su respecto, quedando confirmado.

[ 201 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

2) HACER LUGAR a la EXCEPCIÓN DE FALTA DE ACCIÓN opuesta por


RICARDO HORACIO FELIPPO Y SUSANA MARÍA CATALINA BOETTNER
BALANSA en relación a la acción de Cumplimiento de Contrato deducida por el
Sr. ALEJANDRO MILLER ARTOLA.
El Art. 1111 del Código Civil, claramente dispone: “Los directores responde
ilimitada y solidariamente ante la sociedad, los accionistas y los terceros por la
inejecución o mal desempeño del mandato, así como por violación de la ley o de
los estatutos y cualquier otro perjuicio ocasionado por dolo, abuso de facultades
o culpa grave”.
El Art. 1112 del Código Civil, expresa: “Los directores no serán responsables
ante la sociedad, cuando hubieren procedido en cumplimiento de resoluciones de
la asamblea, que no fueren contrarias a la ley o los estatutos. Tampoco respon-
derán cuando sus actos fueren aprobados por la asamblea, o ésta decidiere re-
nunciar a la acción o transigir, siempre que la responsabilidad no derivare de la
violación de la ley o de los estatutos, y que no mediare oposición de accionistas
que representen por los menos una quinta parte del capital”.
En tal sentido, se advierte que el Presidente de CERVECERÍA INTERNA-
CIONAL S.A. se ha extralimitado en las facultades otorgadas por su represen-
tante y ha incurrido en ejercicio abusivo del derecho al no intimar al actor antes
de resolver el contrato y recibir en representación de CERVECERÍA INTER-
NACIONAL S.A., el dinero que correspondía al actor, conculcando los siguien-
tes preceptos legales contenidos en el Código Civil.
Artículo 726: “Las partes pueden pactar que el contrato bilateral se resuelva
si una obligación no se cumple en la forma estipulada. En tal caso, el contrato
quedará extinguido desde que el interesado haga saber al moroso su decisión de
resolverlo”.
Artículo 728: “Salvo estipulación diversa, el contratante que quiera optar
por la resolución podrá intimar al otro para que ejecute su obligación dentro de
un plazo no inferior a 15 días, vencido el cual, podrá demandar el cumplimiento,
o dar por resuelto el contrato, con la sola comunicación fehaciente hecha al
moroso de haber optado por la resolución. No será necesario el otorgamiento de
plazo cuando el moroso hubiere el contrato”.
Artículo 424: “En las obligaciones a plazo la mora se produce por el sólo
vencimiento de aquél. Si el plazo no estuviere expresamente convenido pero re-
sultare de la naturaleza y circunstancias de la obligación el acreedor deberá
interpelar al deudor para constituirlo en mora…”.

[ 202 ]
JURISPRUDENCIA

Por Escritura Pública Nº 313 de fecha 10 de julio de 2001 (fs. 155/76) la


CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. y el Dr. Ricardo Felippo, a nombre
propio, se obligaron solidariamente a pagar cualquier otra deuda de CERVE-
CERÍA INTERNACIONAL S.A. siempre y cuando la misma esté ajustada a
derecho.
Se concluye de todo lo expresado la responsabilidad solidaria de HORACIO
FELIPPO por incurrir en ejercicio abusivo de derecho extralimitándose en sus
facultades.
A tenor de todo lo mencionado, este apartado de la resolución debe ser
modificado rechazando la Excepción de Falta de Acción opuesta por Ricardo
Horacio Felippo y confirmada con relación a Susana María Catalina Boettner
Balansa en razón que el apelante no hizo mención de la misma en sus agravios
y tampoco se observa que se haya extralimitado en el ejercicio de sus funciones,
restringiendo su actuación a la firma de la escritura, por lo que el recurso debe
ser declarado desierto a su respecto, quedando confirmado.
3) IMPONER las costas en las EXCEPCIONES DE FALTA DE ACCIÓN
opuestas por los codemandados RICARDO HORACIO FELIPPO y SUSANA
MARIA CATALINA BOETTNER BALANSA, en el orden causado.
Atendiendo a como ha sido resuelto el punto anterior, corresponde la impo-
sición de costas conforme al Art. 203, inciso c) del Código Procesal Civil conforme
al éxito obtenido.
3) HACER LUGAR, en todas sus partes y con costas a la actora, a las
EXCEPCIONES DE FALTA DE ACCIÓN opuestas por la firma AMBEV y por
los señores MAURICIO CRESTINCOV, GUSTAVO PIMIENTA y LUIZ CLAU-
DIO DO NASCIMENTO.
El Art. 344 del Código de Fondo, establece: “Los actos del representante se
reputarán como celebrados por el representado, siempre que los ejecutare dentro
de los limites de sus poderes. Cuando se excediere de ello, pero los terceros fueren
de buena fe, se estimará que obró dentro de sus facultades, obligando a su prin-
cipal si el acto quedare comprendido dentro de su título habilitante. En caso de
duda, se entenderá que procedió por cuenta propia. El error del agente acerca de
la existencia y el alcance de sus facultades, se juzgará de acuerdo co las reglas del
mandato”.
Al respecto, el Art. 348 del Código Civil, establece restricciones limitativas
y determinadas de la conducta del representante para evitar abusos y daños

[ 203 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

que pudiera sufrir el representado. De la lectura de la norma no se advierte


conculcación alguna que tuviera la virtualidad de comprometer personalmente
a los representantes de las Empresas AMBEV o COMPAÑÍA CERVECERA
BRAHMA DEL PARAGUAY S.A. (C.C.B.P.S.A.) teniendo éstos últimos la obli-
gación de suscribir la transferencia de activos y entregar el dinero, lo cual cum-
plieron, según surge de las instrumentales obrantes a fs. 155/77, 687, 975, 1041,
1086, 1104 y 1117.
Se aprecia que efectivamente se hallan privados de legitimación pasiva,
basándose en que solo la sociedad que representan como persona jurídica es
responsable de las acciones de sus órganos siempre que ellos actúen dentro de
las facultades otorgadas, lo cual ha sido demostrado y por lo que no pueden ser
considerados parte y sujetos indispensables a los efectos litigiosos aquí discuti-
dos.
En lo concerniente a la AMBEV, el Art. 996 del Código Civil, establece: “Si
las deudas fueren contraídas en nombre de la sociedad, con extralimitación del
mandato, y ella no las ratificare, la obligación será sólo suya en la medida del
beneficio, incumbiendo a los acreedores la prueba de este”, precepto legal con-
cuerda con el Art. 1817 del Código Civil que condena el enriquecimiento sin
causa y pago de lo indebido: “El que se enriquece sin causa en daño de otro está
obligado, en la medida de su enriquecimiento, a indemnizar al perjudicado la
correlativa disminución de su patrimonio. Cuando el enriquecimiento consiste
en la adquisición de una cosa cierta, corresponderá la restitución en especie, si
existe al tiempo de la demanda”.
La AMBEV cumplió con lo estipulado con la CERVECERÍA INTERNA-
CIONAL S.A. pagando el monto en el lugar y fecha establecidos, y ante la
ausencia del depósito de las acciones del actor, cancelaron el cheque consignado
a su nombre y entregaron la suma total a la CERVECERÍA INTERNACIONAL
S.A. a raíz de lo cual la vendedora emitió factura legal por la suma de U$S
13.000.000 consistente en el precio de venta e Impuesto al valor agregado (fs.
687, 975, 1041, 1086, 1104 y 1117), por lo que no se aprecia incumplimiento
contractual, ni enriquecimiento indebido.
A mayor abundamiento, en la Escritura Pública Nº 313 de fecha 10 de julio
de 2001 (fs. 155/76) la misma CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. ha ex-
cluido al comprador de toda responsabilidad: “CLÁUSULA DE UNICIDAD. La
presente escritura pública constituye la totalidad del contrato de compraventa

[ 204 ]
JURISPRUDENCIA

celebrado entre los VENDEDORES y el COMPRADOR. No existen entre ellos


otras promesas, términos, condiciones u obligaciones que no sean las estipula-
das dentro de este contrato y de los documentos firmados en la fecha a los que
esta escritura se refiere. En todo caso, VENDEDORES y COMPRADOR dejan
expresa constancia que este acuerdo reemplaza toda comunicación, representa-
ción, acuerdo o entendimiento, oral o escrito, que pudiera haber habido o exis-
tido entre ellos o entre CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. y AMBEV…
CLÁUSULA DE RESPONSABILIDAD CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A.
por intermedio de sus apoderados y el Dr. Ricardo Felippo, a nombre propio, se
obligan solidariamente a pagar cualquier otra deuda de CERVECERÍA IN-
TERNACIONAL S.A. siempre y cuando la misma esté ajustada a derecho.
Por estos motivos, corresponde confirmar este punto de la sentencia.
5) HACER LUGAR, parcialmente, al INCIDENTE DE FALTA DE IDO-
NEIDAD DE TESTIGOS planteado por la actora en relación a la declaración
testifical de los codemandados Sres. LUIS ENRIQUE PERONI y RICARDO
FELIPPO, y en consecuencia privar a las mismas de fuerza probatoria.
Al no ser objeto de agravios, el recurso debe ser declarado desierto y este
ítem debe ser confirmado.
6) RECHAZAR el incidente de FALTA DE IDONEIDAD DE TESTIGOS
planteado por la actora en relación a la declaración testifical del Abog. GUSTA-
VO DE GÁSPERI.
Tampoco fue objeto de fundamentación, por lo que en este punto, el recurso
debe ser declarado desierto, y debe ser confirmado.
7) IMPONER las costas del INCIDENTE DE FALTA DE IDONEIDAD DE
TESTIGOS en el orden causado.
No fue objeto de argumentación, por lo que debe ser confirmado.
8) RECHAZAR, con costas, la presente demanda que por CUMPLIMIEN-
TO DE CONTRATO, INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS, ENRI-
QUECIMIENTO INDEBIDO y EJERCICIO ABUSIVO DE LOS DERECHOS
iniciara el señor ALEJANDRO MILLER ARTOLA contra la firma COMPAÑÍA
CERVECERA BRAHMA DEL PARAGUAY SOCIEDAD ANÓNIMA
(C.C.B.P.S.A.) y su subrogataria CERVECERÍA PARAGUAYA SOCIEDAD
ANÓNIMA (CERVEPAR S.A.), el señor CLAUDIO DO NASCIMENTO, el se-
ñor GUSTAVO PIMENTA GARCIA, la firma COMPAÑÍA DE BEBIDAS DAS
AMERICAS (AMBEV), el señor MAURICIO CRESTINOV, la firma CERVE-

[ 205 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

CERÍA INTERNACIONAL SOCIEDAD ANÓNIMA, el señor RICARDO HO-


RACIO FELIPPO, la señora SUSANA MARÍA CATALINA BOETTNER BA-
LANSA y el Escribano Público LUIS ENRIQUE PERONI GIRALT.
El apelante consideró la calificación de esencialidad del plazo carente de
fundamento y justificación legal, debido a que la misma fue establecida por el
legislador para situaciones excepcionales en las cuales el retardo del cumpli-
miento se convierte en incumplimiento y en el caso concreto, el A-quo debió estar
a favor de la amplitud del plazo y la necesidad de intimación previa conforme al
Art. 728 del Código Civil, tampoco la parte demandada ha producido probanza
alguna que demuestre la esencialidad del plazo, estimando la situación plan-
teada como obligación sin plazo por la falta de certeza del actor en que fecha
debía entregar sus acciones, comprobadas con dos notas remitidas a Cervecería
Internacional y AMBEV solicitando la confirmación de la fecha de transferencia
de activos que nunca fueron respondidas, debiéndose contemplar lo establecido
en el Art. 728 del Código Civil y proporcionar un plazo de 15 días para el deposito
de las acciones.
En cuanto al cumplimiento, el actor arguyó no haber presentado sus accio-
nes en la fecha convenida en razón de no tener conocimiento cierto de la fecha
de entrega y que tampoco fue intimado a presentar sus acciones, sin embargo
las notas de fs. 145/7, 528/9 y 531/2 demuestran que se encontraba en conoci-
miento de la fecha y del lugar. Al respecto, el Art. 760 del Código Civil dispone
que el vendedor debe entregar el bien vendido en el lugar y día convenidos o
cuando el comprador lo exija.
Además, el Art. 719 del Código Civil dispone que en los contratos bilatera-
les, una de las partes no podrá demandar su cumplimiento, si no probare haber-
lo ella cumplido u ofreciere cumplirlo. Según Pangrazio: “…la condición resolu-
toria se entiende siempre en los contratos sinalagmáticos, para el caso que una
de las partes no cumpla su obligación. En este caso, no queda disuelto el contrato
ipso iure. La parte a quien no se cumplió lo pactado, será arbitro de constreñir
a la otra ejecución del contrato, siendo posible, o de pedir la rescisión de aquel y
el abandono de daños e intereses…Siendo así, los contratos bilaterales solo pue-
den ser objeto de la acción de cumplimiento, la cual se halla expuesta a la excep-
tio non adimpleti contractus… El presente Código admite el pacto comisorio
tácito implícito” (Miguel Angel Pangrazio, Código Civil Paraguayo Comentado,
Libro Tercero, Cuarta Edición, p. 64).

[ 206 ]
JURISPRUDENCIA

Igualmente, el Art. 725 del Código Civil, establece: “En los contratos bila-
terales, el incumplimiento por una de las partes autoriza a la que no sea respon-
sable de él, a pedir la ejecución del contrato, o su resolución con los daños e
intereses, o ambas cosas…”.
Por consiguiente, tratándose de responsabilidad contractual, a las partes
les es permitido liberarse probando la culpa de la contraparte, definiendo así los
alcances del pacto comisorio tácito contenido en el Art. 725 del Código Civil, pero
nunca eliminar por completo de la relación el factor de la conducta o comporta-
miento contractual –dolosa o culposa- a los efectos de juzgar sobre su termina-
ción. Sólo puede existir incumplimiento de una obligación desde el momento en
que se puede exigir el cumplimiento de la misma.
A tales efectos, resulta primordial esclarecer previamente: a) si el deman-
dado fue debidamente intimado, y b) si era necesaria la intimación del señor
Alejandro Miller para que se configure el incumplimiento del contrato.
Ahora bien, en cuanto al punto a), el actor no fue intimado y en cuanto al
punto b) encontramos en doctrina la opinión de Messineo que dice así: “Se ha
planteado la duda de sí, para pedir la resolución del contrato por incumplimien-
to, es preciso la previa constitución en mora del incumpliente. Si bien la ley
guarda silencio, en lo que podría considerarse las sedes materiae, se ha conside-
rado indispensable la constitución en mora (mediante intimación o requeri-
miento por escrito), por cuanto sin mora no hay incumplimiento porque no se ha
evidenciado todavía la eventual voluntad de no cumplir. Por lo que deudor no
constituido en mora podría ofrecer su prestación hasta la primera audiencia”,
(Messineo, Doctrina General del Contrato, Bs. Aires, Ediciones Jurídicas Euro-
pa-Amércia, 1986, T. II, pág. 341).
Se observa en las constancias de autos que no se pactó expresamente la
resolución contractual en caso de incumplimiento en la comunicación epistolar.
De manera tal que la falta de esta cláusula impone –en principio– la nece-
sidad de intimar al cumplimiento inexcusable, para lograr la resolución extra-
judicial, acto que la parte demandada no realizó.
El espíritu de la ley debe interpretarse como una parte en un todo –el
ordenamiento jurídico en general – presumiendo que la voluntad del Legislador
así lo ha tenido en cuenta. EL Art. 728 del Código Civil permite obtener la
resolución sin recurrir a los tribunales judiciales, estableciendo como requisito
fundamental para esta vía el requerimiento o interpelación al deudor, para que

[ 207 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

cumpla con su obligación, lo que lleva necesariamente a concluir que en princi-


pio es inexcusable, para lograr la resolución extrajudicial.
En el caso concreto de autos, la parte demandada no se halla liberada de la
exigencia del requerimiento o interpelación por falta de previsión del pacto
comisorio expreso. Por ello, en los contratos en donde se entiende implícita
dicha facultad, se exige que la parte cumplidora intime de cumplimiento a la
incumplidora como manifestación de su buena fe.
“La teoría del abuso del derecho ha sido recogida por Planiol en los siguien-
tes conceptos: “Los derechos no son casi nunca absolutos: la mayoría son limita-
dos en su extinción y sometidos para su ejercicio a condiciones diversas. Cuando
se sale de estos límites, o no se observan esas condiciones, uno se desenvuelve, en
realidad sin derecho. Puede haber abusos en la conducta de los hombres, pero no
cuando éstos ejercen sus derechos, sino cuando lo rebasan; el hombre abusa de
las cosas, pero no abusa de los derechos. En el fondo, todo el mundo está de
acuerdo; solamente donde unos dicen: hay uso abusivo de un derecho, los otros
responden: es un acto realizado sin derecho. Se defiende una idea justa con una
formula falsa. La tesis es ésta: “El derecho cesa donde el abuso comienza, y no
puede haber uso abusivo de un derecho cualquiera, por la razón irrefutable de
que un solo y mismo acto no puede ser a la vez, conforme a derecho y contrario a
derecho” (Manuel Ossorio, Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Socia-
les, Edición 21ª, p. 29).
Alegó además la parte actora, la existencia de una triple relación contrac-
tual entre el actor Alejandro Miller y CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. a
la cual le ofertó la venta de su paquete accionario y otra relación contractual
entre Cervecería Internacional S.A. y la empresa AMBEV a la cual se le vendió
el paquete accionario incluyendo las acciones del actor, finalmente, al tercera
relación contractual entre AMBEV y el actor Alejandro Miller a quien se com-
prometió a abonarle sus acciones una vez cumplidas las condiciones contractua-
les estipuladas con la Cervecería Internacional S.A., siendo los representantes
de COMPAÑÍA CERVECERA BRAHMA DEL PARAGUAY S.A. (C.C.B.P.S.A.)
quienes revocaron el cheque librado a la orden del actor Alejandro Miller. Sin
embargo, el A quo consideró la existencia de una sola relación contractual.
Se advierte que en fecha 8 de julio de 2001, Alejandro Miller remitió sendas
notas de oferta de acciones a CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. (fs. 145/6)
y la AMBEV (fs. 147), ratificada por ésta última por nota de la misma fecha, pero

[ 208 ]
JURISPRUDENCIA

aclarando que lo hacía por instrucciones de CERVECERÍA INTERNACIONAL


S.A. (fs. 150) e indicando que en fecha 10 de julio de 2010, el actor tenía la
obligación de expedir recibo de pago y hacer entrega a un representante de la
CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. de las acciones descriptas.
Por tanto, habiendo procedido la AMBEV conforme instrucciones de la CERVE-
CERÍA INTERNACIONAL S.A. con la cual concertó la operación tal como cons-
ta en el Acta de Asamblea Nº 215 de fecha 4 de mayo de 2001 (fs. 459), hacién-
dose ésta última responsable del pago de cualquier deuda tal como consta en la
cláusula de responsabilidad obrante en la escritura pública de transferencia y
habiéndose limitado la AMBEV a designar a COMPAÑÍA CERVECERA BRAH-
MA DEL PARAGUAY S.A. (C.C.B.P.S.A.) como cesionaria, no corresponde con-
siderar la existencia de una relación contractual entre la misma y el actor, ya
que los compromisos fueron pactados con la CEVECERÍA INTERNACIONAL
S.A.
La AMBEV se comprometió al pago de las acciones, no porque existiera un
acuerdo con el actor Alejandro Miller, sino por un compromiso contraído como
parte del pago del activo de la firma CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A.
Ciertamente, si existe la relación contractual entre la CERVECERÍA IN-
TERNACIONAL S.A. y la Empresa AMBEV, pero carece de relevancia a los
efectos del juzgamiento, por las motivaciones que serán expresadas a continua-
ción.
Asimismo, según el agraviado, el Juez confundió “compromiso de pago irre-
vocable” con “mandato”, ya que no existe un mandato sino un contrato a favor
de tercero conforme al Art. 732 del Código Civil. La AMBEV se comprometió al
pago de las acciones de Alejandro Miller, no porque exista un mandato sino por
un compromiso contraído como parte del pago del activo de la firma CERVECE-
RÍA INTERNACIONAL S.A. en su condición de accionista, teniendo disposi-
ción de sus acciones por lo que la Empresa CERVECERÍA INTERNACIONAL
S.A. no estaba autorizada a recibir el pago por falta de Poder Especial (Art. 884,
inciso a) del Código Civil), por lo que el compromiso de pago se realizó en virtud
de un contrato a favor de tercero.
En tal sentido, cabe señalar que la CERVECERÍA INTERNACIONAL re-
cibió el dinero consignado en el cheque a favor del actor tal como consta en las
instrumentales obrantes a fs. 687, 975, 1041, 1086, 1104 y 1117 para lo cual
ciertamente era necesario poder especial, incumpliendo la obligación contem-

[ 209 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

plada en el Art. 732 del Código Civil que dispone: “El que obrando en su propio
nombre estipule una obligación a favor de un tercero tiene el derecho de exigir su
ejecución en provecho de ese tercero”, revistiendo el actor calidad de tercero en la
relación con CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. conforme al Art. 994 del
Código Civil: “Júzganse terceros, respecto de la sociedad, los extraños a la mis-
ma, como también los socios en sus relaciones entre si que no deriven del contrato
social o de administradores de la entidad”.
Todo accionista individual tiene acción de responsabilidad para el caso de
que la sociedad o sus directores le provoquen perjuicios directos, acción que será
contractual o extracontractual, según que el acto lesivo importe incumplimien-
to del contrato social, los estatutos o las relaciones sociales derivadas de la Ley;
y será extracontractual si proviene de un ilícito cometido por la sociedad contra
uno de los socios, pero no en su carácter de tal, sino como cualquier tercero,
revistiendo el actor calidad de tercero, por lo que la CERVECERÍA INTERNA-
CIONAL S.A. no debió aceptar la suma que le correspondía, tal como lo mencio-
nó el apelante.
Respecto a la responsabilidad de C.C.B.P.S.A., cesionaria de la AMBEB y
absorvida por CERVEPAR S.A. ésta última es subrogataria de la responsabili-
dad y obligaciones de ésta a las resueltas del juicio, declarada por A.I. Nº 1984
del 24 de noviembre de 2004 (fs. 811), por lo que se hallan afectadas por las
motivaciones y fundamentos legales que la AMBEV.
En cuanto a la responsabilidad del Escribano Luis E. Peroni G., a estas
alturas, resulta harto sabido que los Fedatarios Públicos no pueden ser consi-
derados partes integrantes del negocio jurídico por su carácter de autorizantes
de dicho acto. La ley justamente les impide tener algún tipo de interés en el
mismo, ni contar con ninguna relación con los otorgantes, sino que son terceros
que se limitan a autorizar los mismos de conformidad a la normativa legal
vigente, consignando las manifestaciones de las partes. Asimismo, se constata
que la formación del instrumento se ha enmarcado dentro de las previsiones
contenidas en los Artículos 101 al 150 del Código de Organización Judicial.
Finalmente, cabe delimitar la responsabilidad de CERVECERÍA INTER-
NACIONAL S.A. y su Presidente Horacio Felippo: Por Acta de Asamblea Nº 215
de fecha 4 de mayo de 2001 (fs. 459) la CERVECERIA INTERNACIONAL S.A.
resolvió aprobar las gestiones realizadas por el presidente Ricardo Horacio
Felippo con la Empresa AMBEV del Brasil, autorizándolo a emitir cartas ofer-

[ 210 ]
JURISPRUDENCIA

tas, suscribir contratos para llevar a cabo la venta de todo el complejo industrial
de la empresa, autorizar a determinar y convenir la venta de todo el complejo
industrial y todos los bienes muebles e inmuebles, negociar con los acreedores
el pago de las obligaciones y comprometer la aplicación de los fondos resultantes
a la cancelación de todas las obligaciones societarias.
Asimismo, por Acta de Asamblea Nº 216 de fecha 24 de mayo de 2001 se
dispuso el precio de compra venta de todo el complejo industrial por la suma de
U$S 12.000.000, aprobar la designación del Escribano Luis Peroni para llevar
a cabo la tramitación, hacer saber a los accionistas por nota que deberán depo-
sitar en la Escribanía las acciones o los certificados de deposito y al mismo
tiempo podrán suscribir ante el mismo notario, autorizar al presidente a forma-
lizar la compra de las acciones con los fondos líquidos provenientes de la venta
y hasta el valor nominal de las mismas (fs. 460). Se colige de lo trascripto que el
presidente estaba autorizado por la Asamblea de Accionistas a realizar todas las
negociaciones necesarias par ala venta de la Empresa. Al respecto, el Art. 995
del Código Civil, preceptúa: “Serán deudas sociales aquellas que los administra-
dores hubieren contraído en esa calidad, indicando de cualquier modo dicho
título, u obligaciones por cuenta de la sociedad, o en representación de la mis-
ma”.
El Art. 1111 del Código Civil, claramente dispone: “Los directores responden
ilimitada y solidariamente ante la sociedad, los accionistas y los terceros por la
inejecución o mal desempeño del mandato, así como por violación de la ley o de
los estatutos, y cualquier otro perjuicio ocasionado por dolo, abuso de facultades
o culpa grave...”.
El Art. 1112 del Código Civil, expresa: “Los directores no serán responsables
ante la sociedad, cuando hubieren procedido en cumplimiento de resoluciones de
la asamblea, que no fueren contrarias a la ley o los estatutos. Tampoco respon-
derán cuando sus actos fueren aprobados por la asamblea, o ésta decidiere re-
nunciar a la acción o transigir, siempre que la responsabilidad no derivare de la
violación de la ley o de los estatutos, y que no mediare oposición de accionistas
que representen por los menos una quinta parte del capital.”
En tal sentido, se advierte que el Presidente de CERVECERÍA INTERNA-
CIONAL S.A. se ha extralimitado en las facultades otorgadas por su represen-
tante y ha incurrido en ejercicio abusivo del derecho al no intimar al actor antes
de resolver el contrato y recibir en representación de CERVECERÍA INTER-

[ 211 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

NACIONAL S.A., el dinero que correspondía al actor, conculcando los preceptos


legales contenidos en el Código Civil (trascriptos up supra).
Haciéndose igualmente responsable CEVECERÍA INTERNACIONAL S.A.
al aprobar la gestión de su presidente por Asamblea Nº 10 del 11 de julio de 2001
y además recibir el dinero que correspondería al actor por la frustrada venta de
sus acciones.
En tal sentido, el Art. 348, inciso a) del Código Civil dispone: “El represen-
tante deberá: a) atenerse a sus poderes, no obligándose el representado por lo que
hiciere sin facultades o fuera de ella, salvo ratificación…” en correlación con el
Art. 346 el Código Civil, que reza: “Si el representante careciere de poderes, o los
hubiere excedido, y el representado, o la autoridad competente en su caso, no
ratificare el acto obrado en su nombre, éste no obligará al representado”.
Asimismo, por Escritura Pública Nº 313 de fecha 10 de julio de 2001 (fs. 155/
76) la CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. y el Dr. Ricardo Felippo, a nom-
bre propio, se obligaron solidariamente a pagar cualquier otro deuda de CER-
VECERÍA INTERNACIONAL S.A. siempre y cuando la misma esté ajustada a
derecho.
Se concluye de todo lo expresado la responsabilidad solidaria de HORACIO
FELIPPO por incurrir en ejercicio abusivo del derecho extralimitándose en sus
facultades y la CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. por aprobar sus gestio-
nes, enriqueciéndose indebidamente, debiéndose modificar este ítems haciendo
lugar a la demanda con respecto a ellos.
En cuanto al Reclamo Indemnizatorio, el apelante solicitó en su memorial,
los siguientes rubros: I) Daño Emergente: U$S 331.380 que constituye el impor-
te a ser abonado por la venta de las acciones; II) Lucro Cesante: Intereses
devengados a partir del 10 de julio de 2001; III) Daño Moral: Según corresponda
al criterio del Juzgado, basada en la responsabilidad objetiva del incumplimien-
to.
Se debe tener en cuenta que al tratar una demanda de resarcimiento de
daños y perjuicios por incumplimiento contractual deben acreditarse no solo el
incumplimiento y la culpa del contratante, sino también el daño y la relación de
causalidad entre el incumplimiento y el perjuicio sufrido.
Los dos primeros factores, el incumplimiento y la culpa del actor, los hemos
ya establecido al no depositar sus acciones en tiempo y lugar y la demandada
por no intimar a la actora antes de resolver el contrato y además apropiarse del

[ 212 ]
JURISPRUDENCIA

dinero del actor sin estar autorizado. En efecto, el mero incumplimiento en una
relación contractual hace presumir la culpa, a no ser que el incumpliente justi-
fique debidamente su obrar. Estos defectos en la prueba del daño se acentúan
cuando pasamos a su cuantificación económica.
El Artículo 452 del Código Civil, preceptúa: “Cuando se hubiese justificado
la existencia del perjuicio, pero no fuese posible determinar su monto, la indem-
nización será fijada por el juez”. En lo concerniente, a l no demostrar la parte
actora los perjuicios resultantes del incumplimiento, la indemnización no pro-
cede, por ser requisito para establecer la responsabilidad civil la justificación la
existencia del perjuicio que el comportamiento haya ocasionado daño a un ter-
cero.
En tal sentido, tampoco se aprecia en las constancias de autos que la actora
haya justificado un daño concreto, pues se halla en posesión de las acciones y
tampoco estableció en que consistió el daño producido, sino que se limitó a
mencionar la indemnización genéricamente en la instancia anterior y a solici-
tar ciertos rubros en esta.
No basta que la cuestión haya sido propuesta en Segunda Instancia para
provocar un Juicio de mérito; es necesario además que esté contenido en los
escritos que conformaron la relación procesal, es decir, en la Demanda, amplia-
ción de la Demanda o contestación, y no mencionar rubros recién en oportuni-
dad de fundamentar recurso en Segunda Instancia, por lo que no corresponde
resolver al respecto, puesto que juzgar tan extemporáneo extremo implicaría,
vulnerar el Principio de Congruencia al expedirse de manera extra petita.
A tenor de todo lo expresado, corresponde modificar el punto 8), el cual
debido a su complejidad debe ser resuelto de la siguiente manera:
1) RECHAZAR, a la demanda por CUMPLIMIENTO DE CONTRATO,
INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS, ENRIQUECIMIENTO IN-
DEBIDO y EJERCICIO ABUSIVO DE LOS DERECHOS con relación a la
firma COMPAÑÍA CERVECERA BRAHMA DEL PARAGUAY SOCIEDAD
ANÓNIMA (C.C.B.P.S.A.) y su subrogataria CERVECERÍA PARAGUAYA SO-
CIEDAD ANÓNIMA (CERVEPAR S.A.), CLAUDIO DO NASCIMENTO, GUS-
TAVO PIMENTA GARCÍA, la firma COMPAÑÍA DE BEBIDAS DAS AMERI-
CAS (AMBEV), MAURICIO CRESTINOV y el Escribano Público LUIS ENRI-
QUE PERONI GIRALT.
2) HACER LUGAR, a la demanda por CUMPLIMIENTO DE CONTRATO,
ENRIQUECIMIENTO INDEBIDO y EJERCICIO ABUSIVO DE LOS DERE-

[ 213 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

CHOS con relación CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. y RICARDO FELI-


PPO.
3) RECHAZAR la demanda por INDEMINIZACIÓN DE DAÑOS Y PER-
JUICIOS contra la firma CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. y RICARDO
FELIPPO.
Finalmente, los puntos:
9) RECHAZAR la solicitud de tener por confesos a los señores ALEJAN-
DRO MILLER y al abogado SANTIAGO VERA KENNEDY, en representación
de CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A.
10) RECHAZAR el pedido de responsabilidad por CITACIÓN DE EVIC-
CIÓN realizada en autos en relación a la firma CERVECERÍA INTERNACIO-
NAL S.A. y al Sr. RICARDO FELIPPO.
Tampoco ha sido objeto de fundamentación por lo que deben quedar firmes.
ASÍ VOTO.
A SU TURNO EL MAGISTRADO DR. OSCAR AUGUSTO PAIVA VALDO-
VINOS: Manifiesta que se adhiere al voto de la Magistrada Valentina Núñez
González, por compartir sus mismos fundamentos.
OPINIÓN DEL MAGISTRADO DR. MARCOS RIERA HUNTER: Inde-
pendientemente de que el “extenso voto” de la conjueza preopinante pueda ser
compartido o no por esta Magistratura, no resulta posible que el Tribunal pueda
pronunciar el derecho desde el punto de vista de fondo en la presente causa, por
medio de Acuerdo y Sentencia, por cuanto que se ha operado la caducidad de la
Segunda Instancia, figura procesal que, obviamente, impide todo otro pronun-
ciamiento que no sea el de declarar simplemente tal figura que se ha operado
ministerio legis.
En efecto, de las constancias de los autos surge que los recursos han sido
otorgados por el Juez de la instancia inferior en fecha 28 de agosto del 2008,
abriéndose, consecuentemente, la instancia de Alzada. En fecha 14 de octubre
del mismo año se llamó “autos”, expresándose los agravios en fecha 14 de no-
viembre del 2008. A partir de esta última actuación n se han sucedido otras
actuaciones ni se han dictado resoluciones que tuvieran la virtualidad de impul-
sar el procedimiento conforme los causes procesales establecidos en el Código
Procesal Civil. Tal es así que cuando el Tribunal dictó luego, en fecha 10 de
agosto del 2009, el A.I. Nº 471 (fs. 1263) ya se había operado la caducidad minis-
terio legis.

[ 214 ]
JURISPRUDENCIA

En las condiciones procesales antedichas, como se indicó anteriormente, no


resulta posible desde el punto de vista jurídico que el Tribunal pueda proceder
al estudio y resolución de los recursos interpuestos ni, consiguientemente, pro-
nunciar el Derecho desde el punto de vista de fondo. Si igualmente lo hiciera
estaría dictando sentencia viciada de nulidad.
En consecuencia, por los fundamentos expresados, solo resta declarar la
caducidad de la instancia, con costas a la parte recurrente.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando los Sres. Magistrados por
ante mí de que certifico, quedando la sentencia que sigue de inmediato.
VISTO: Lo que resulta de la votación que instruye el acuerdo precedente y
los fundamentos en él esgrimidos, el TRIBUNAL DE APELACIÓN EN LO
CIVIL Y COMERCIAL DE LA CAPITAL, PRIMERA SALA;
RESUELVE:
1. DECLARAR desierto el Recurso de Nulidad.
2. DECLARAR desierto el recurso de apelación con relación al apartado
uno.
3. RECHAZAR la EXCEPCIÓN DE FALTA DE ACCIÓN opuesta por RI-
CARDO HORACIO FELIPPO en relación a la acción de Cumplimiento de Con-
trato deducida por el Sr. ALEJANDRO MILLER ARTOLA y DELCARAR de-
sierto el recurso de apelación con relación a lo resuelto a favor de la Sra. SUSA-
NA MARÍA CATALINA BOETTNER BALANSA.
4. IMPONER las costas en cuanto a las excepciones de acuerdo al éxito
obtenido por cada uno de ellos.
5. CONFIRMAR el apartado cuatro en todo sus términos.
6. DECLARAR desierto el recurso de apelación en relación a los apartados
cinco, seis y siete.
7. Con relación al apartado ocho: a) RECHAZAR, con costas, la presente
demanda que por CUMPLIMIENTO DE CONTRATO, INDEMNIZACIÓN DE
DAÑOS Y PERJUICIOS, ENRIQUECIMIENTO INDEBIDO y EJERCICIO
ABUSIVO DE LOS DERECHOS iniciara el señor ALEJANDRO MILLER
ARTOLA contra la firma COMPAÑÍA CERVECERA BRAHMA DEL PARA-
GUAY SOCIEDAD ANÓNIMA (C.C.B.P.S.A.) y su subrogataria CERVECERÍA
PARAGUAYA SOCIEDAD ANÓNIMA (CERVEPAR S.A.), el señor CLAUDIO
DO NASCIMENTO, el señor GUSTAVO PIMENTA GARCÍA, la firma COM-
PAÑÍA DE BEBIDAS DAS AMERICAS (AMBEV), el señor MAURICIO CRES-

[ 215 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

TINOV, la señora SUSANA MARÍA CATALINA BOETTNER BALANSA y el


Escribano Público LUIS ENRIQUE PERONI GIRALT.
b) HACER LUGAR con costas a la demanda de CUMPLIMIENTO DE
CONTRATO, ENRIQUECIMIENTO INDEBIDO y EJERCICIO ABUSIVO DE
LOS DERECHOS que promoviera el señor ALEJANDRO MILLER AETOLA
contra CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. y RICARDO FELIPO.
c) RECHAZAR con costas la demanda de INDEMNIZACION DE DAÑOS
Y PERJUICIOS que promoviera el señor ALEJANDRO MILLER ARTOLA
contra CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. y RICARDO FELIPO.
8. DECLARAR desierto el recurso de apelación en relación a los apartados
nueve y diez.
9. ANOTAR, registrar y remitir copia a la Corte Suprema de Justicia.
FDO.: Magistrados: DR. OSCAR AUGUSTO PAIVA VALDOVINOS, VA-
LENTINA NÚÑEZ GONZÁLEZ y DR. MARCOS RIERA HUNTER.
Ante mí: Viviana Cabrera. (Secretario Judicial).

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 120

Cuestión Debatida: Se estudia en autos determinar si una orden judicial


de suspensión de Asamblea General Ordinaria de accionistas resulta suficiente
para impedir la realización de otra Asamblea.
SOCIEDAD ANÓNIMA. Asamblea de Accionistas.
Surge claro que por medio de resoluciones pasadas por autoridad de cosa
juzgada, la realización de futuras asambleas ordinarias de accionistas quedaba
supeditada a la designación de nuevos fiscalizadores de la sociedad. Estas deci-
siones justamente fueron tomadas habida cuenta que las asambleas objeto de
la nulidad, aprobaron Memorias, Balances y Cuadros de Resultados, con visos
de irregularidades por malos manejos de sus administradores.
SOCIEDAD ANÓNIMA. Síndico de la Sociedad Anónima.
Las explicaciones o actos realizados por la sociedad demandada conducen
a pensar en algún propósito de ocultar los hechos. Frente a esta compleja situa-
ción aparece la figura del Síndico como la persona que con un informe completo
e inequívoco puede permitir conocer la realidad contable y administrativa de la
sociedad.

[ 216 ]
JURISPRUDENCIA

SOCIEDAD ANÓNIMA. Gestión Administrativa.


No se resolvió acerca de la gestión administrativa; la cual fue declarada
irregular por sentencias judiciales pasadas en autoridad de cosa juzgada. La
definición de esta cuestión es crucial y fundamental, no sólo para una parte de
los accionistas, sino para los acreedores y el Estado. En consecuencia, no puede
ser suplida ni subsanada, bajo ningún concepto y so pretexto que la Asamblea
cumplió con los requisitos formales establecidos en las leyes y los estatutos,
porque aquí se ha pasado por alto resoluciones judiciales y el debido proceso,
cuestiones que hacen al orden público.
SOCIEDAD ANÓNIMA. Impugnación de la Asamblea.
Respecto a la acción que tienen los socios para impugnar las asambleas,
resulta oportuno citar el derecho de impugnación, que nace como protección de
la minoría y del socio singular. El derecho de impugnación aparece también
como una garantía para las minorías; una medida como el “cesarismo” de las
mayorías asamblearias en los casos de violación de la ley, del estatuto o del
reglamento.
TApel. Civ. y Com. Segunda Sala. 27/11/09. “Gertraud Gotze Vda. de Nill c/
Nill Muebles S.A. s/ Demanda Ordinaria de Nulidad de Asambleas”. (Ac. y Sent.
Nº 120).
Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y
votar las siguientes;
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada
En caso negativo, ¿está ajustada a derecho?
PRACTICADO el sorteo, resultó que debían votar los Señores Miembros en
el siguiente orden: ZUCCOLILLO GARAY DE VOUGA, BÁEZ MAIOLA Y
PAREDES BORDÓN.
A LA PRIMERA CUESTIÓN LA DRA. ZUCCOLILLO GARAY DE VOUGA
DIJO. El recurrente funda el recurso en los términos de su escrito de memorial
de fs. 559 a 561 de autos, pero resulta que los supuestos vicios denunciados,
deben ser estudiados a través del recurso de apelación, desde que la sanción de
nulidad es de última ratio y que además, este Tribunal no advierte vicios que
ameriten el pronunciamiento de oficio.
A SUS TURNOS LOS DRES. BÁEZ MAIOLA Y PAREDES BORDÓN.
Manifiestan que adhieren al voto de la Dra. Zuccolillo Garay de Vouga por los
mismos fundamentos.

[ 217 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

A LA SEGUNDA CUESTION LA DRA. ZUCCOLILLO GARAY DE VO-


UGA PROSIGUIÓ DICIENDO. Por medio de la S.D. Nº 224 de fecha 29 de
marzo de 2007, el Juzgado de Primera Instancia Civil y Comercial, Noveno
Turno, resolvió: “1) RECHAZAR la demanda de nulidad de asamblea y de im-
pugnación de los informes del síndico Dr. Juan G. Granada que fuera deducida
por la señora GERTRAUD GOTZE VDA. DE NILL contra la firma NILL
MUEBLES S.A., de acuerdo a las consideraciones vertidas a lo largo de esta
resolución; 2) IMPONER las costas a la actora como perdidosa; 3) DESESTI-
MAR el pedido de tener por confesa a la accionada, a tenor del pliego de posicio-
nes presentado por la actora; 4) ANÓTESE…” (sic).
Esta resolución agravia a la actora quien a tenor de su escrito que corre de
fs. 558 a 571 de autos alega que las acciones contra los directores de una socie-
dad anónima, derivadas de actos de gestión sólo pueden tener lugar siempre y
cuando no media oposición de accionistas que representen por lo menos la quin-
ta parte del capital social. Asimismo, sostiene que la sociedad debió llamar a
Asamblea para designar fiscalizadores ya que todos los informes mostraban el
vaciamiento de la empresa. Arguye que no tiene justificación racional que un
accionista apegado a normas puramente formales asista a la Asamblea a dar su
voto a un acto nulo y con ello convalidarlo.
En relación a la nulidad del informe del Síndico, sostiene que la S.D. Nº 356
dictada en fecha 21 de junio de 1993, a la par de anular varias asambleas,
dispuso la realización de otras, previa designación de fiscalizadores. Aduce que
el Síndico debía ser designado en una Asamblea especialmente convocada a tal
fin, afirmando que con mandato fenecido, no podía validar un acto que carecía
de su informe. Sostiene además, que aun cuando el Síndico estuviera facultado
para expedir informes, lo cierto es que la Asamblea se encontraba suspendida.
Finalmente, aduce que si bien la Asamblea de Accionistas constituye la máxima
autoridad de carácter decisivo de una Sociedad, no se pueden aprobar balances
totalmente falsos y hasta en su caso adulterados, en donde claramente se ve que
no hubo un manejo apropiado de los bienes de la sociedad, durante los distintos
ejercicios.
Por su parte el representante convencional de la demandada, contesta
agravios en base a su escrito de fs. 573 a 576 de autos, solicitando la confirma-
toria de la resolución.
De constancias procesales surge que GERTRAUD GOTZE VDA. DE NILL,
accionista de la sociedad NILL MUEBLES S.A., promovió demanda de nulidad

[ 218 ]
JURISPRUDENCIA

de asamblea ordinaria de accionistas celebrada en fecha 22 de abril de 2002,


afirmando que anteriormente, demandó la nulidad de varias Asambleas por
existir numerosas operaciones irregulares. Expuso que durante los años que
duró el juicio de nulidad, se resistió a la realización de las sucesivas asambleas,
quedando las mismas pendientes hasta tanto se designase un síndico que veri-
ficara imparcialmente todas las operaciones sociales. Alegó que la asamblea
objeto de litis, se realizó a pesar de la orden de suspensión de la anterior Asam-
blea. Asimismo, arguyó que el Síndico fue designado para un solo ejercicio, sin
que el mismo realizara verificación de ninguna clase, por tal motivo impugnó
sus informes.
Por su parte, la Sociedad demandada (fs. 203/208), negó denuncias de malos
manejos de la sociedad, afirmando que si bien por orden judicial se anularon
varias asambleas, no fueron por irregularidades administrativas probadas sino
porque el Tribunal interpretó que las prohibiciones contenidas en el art. 1119
CCP, eran de orden público. En este sentido, sostuvo que la sociedad llevó su
contabilidad en regla, presentando anualmente los balances correspondientes
a la Subsecretaría de Estado de Tributación, afirmando que durante diez años
estos documentos quedaron sin aprobarse, por obra de la actora, señalando que
la asamblea de fecha 22 de abril de 2002, no estaba suspendida por orden
judicial. Respecto a la designación del Síndico, alegó que si bien Juan G. Grana-
da fue nombrado para un solo ejercicio, como consecuencia de las reiteradas
suspensiones de las asambleas sucesivas, no cesó en sus funciones hasta el día
de la Asamblea realizada en fecha 22 de abril de 2002. Por otro lado, señaló que
el informe del Síndico no era vinculante y que en todo caso aquellos accionistas
que no estaban de acuerdo con el mismo podían impugnar los balances, en la
Asamblea Ordinaria, sede natural de discusión, circunstancia que no se dio.
Finalmente, arguyó que al Asamblea fue realizada conforme a la ley y al esta-
tuto social.
En el sub examine, la cuestión gira en torno a determinar si la orden judi-
cial de suspensión de Asamblea General Ordinaria de accionistas de fecha 21 de
abril de 2001, resulta suficiente para impedir la del 22 de abril de 2002. Así
mismo, dilucidar si el Síndico de la firma demandada estaba habilitado para
expedir informes correspondientes a los ejercicios de los años 1987 a 2001.
En primer lugar, analizaremos lo relacionado a la nulidad de Asamblea
General ordinaria de accionistas de fecha 22 de abril de 2002, ya que constituye

[ 219 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

el tema central del debate. A este fin a más del estudio de las constancias del
presente expediente deberá realizarse un examen pormenorizado del juicio
caratulado: “ALICE NILL Y OTROS C/ NILL MUEBLES S.A. S/ DEMANDA
ORDINARIA”, expediente Nº 074, folio 064, año 1991, tramitado ante el Juzga-
do de Primera Instancia Civil y Comercial, Séptimo turno.
En el marco de dicho proceso fue dictada S.D. No. 356 de fecha 21 de junio
de 1993 (fs. 643/661, Tomo IV), por medio de la cual el Juzgado resolvió: “HA-
CER LUGAR, con costas a la demanda ordinaria promovida por ALICE NILL
Y GERTRAUD GOETZE VDA. DE NILL contra NILL MUEBLES, y en conse-
cuencia; a) DECLARAR NULA la designación del Ing. Antonio ADAM NILL
como Síndico de la firma NILL MUEBLES S.A.; b) DECLARAR parcialmente
nulas las Asambleas celebradas el 17 de abril de 1988 Acta Nº 110 y 16 de abril
de 1989 Acta Nº 111, en cuanto apruebas las Memorias, Balance General y
Cuadro de Resultados e informe del Síndico de los Ejercicios 1987 y 1988 y la
emisión de acciones realizada por el Directorio de la Sociedad en fecha 22 de
marzo de 1989; c) DECLARAR nula la emisión de acciones realizada por el
Directorio de la Sociedad en fecha 22 de marzo de 1989; d) DECLARAR parcial-
mente nula la Asamblea celebrada el 3 de junio de 1990, en cuanto aprueba la
Memoria, Balance y Cuadro de Resultados del Ejercicio de informe del Síndico
de 1989; e) DISPONER la realización de nuevas Asambleas Ordinarias de Ac-
cionistas para la consideración y decisión de los puntos anulados, previa desig-
nación de los fiscalizadores de la sociedad….” (sic), decisión que fuera confirma-
da por el Tribunal de Alzada, conforme al Acuerdo y Sentencia Nº 125 de fecha
26 de diciembre de 1997 (fs. 724/727), estando a la fecha firme.
Resulta importante mencionar que fue decretada intervención judicial de
la firma demandada (f. 738), siendo designado interventor judicial el Lic. Blás
Jara, en reemplazo del anterior, según resolución No. 2713 de fecha 14 de se-
tiembre de 2000 (f. 765), por medio de la cual se establecían sus atribuciones a
saber: “1) Vigilar la conservación del activo y cuidar que los bienes activos no
sufran deterioros y menoscabo; comprobar las entradas y los gastos; verificar las
compras de insumos; dar cuenta inmediata al Juzgado de cualquier operación
que signifique la adquisición de deudas extraordinarias; verificar el pago de las
deudas debiendo establecer el origen de cada una; comprobar el pago debido y
puntual de todas las obligaciones laborales; comprobar que todos los bienes de
la sociedad estén debidamente inventariados; comprobar que todas las ventas se

[ 220 ]
JURISPRUDENCIA

documentan en debida forma; dar cuenta al Juzgado de cualquier acontecimien-


to extraordinario; informar al Juzgado sobre la convocación de cualquier asam-
blea de accionistas realizada por el Directorio; verificar la existencia de créditos
a favor de la sociedad; verificar que cumplan las obligaciones impositivas en
debida forma” (sic).
Así también, en el marco de dicho proceso fueron suspendidas sucesivas
Asambleas Ordinarias de Accionistas (fs. 453, 639), siendo la última suspensión
la decretada por A.I. Nº 681 de fecha 24 de abril de 2001. Cabe mencionar que
en base a dicha resolución se emplazó al Interventor Judicial, Lic. Blás Jara, a
fin de que expida informe sobre los puntos indicados en el auto por el cual fue
designado, el cual fue presentado en fecha 31 de mayo de 2001, conforme surge
del cuadernillo agregado por cuerda en el cual el profesional dictaminó que
“…en base a los trabajos realizados y los resultados obtenidos se concluye que no
existen observaciones importantes y significativas que mencionar…” (sic).
Empero, este informe fue impugnado por la actora, según obra a fs. 877/879
de autos, corriéndose traslado a la adversa por todo el término de ley.
Ante la negativa de convocatoria a la Asamblea General Ordinaria de Ac-
cionistas de 2001 y a fin de lograr la realización de una nueva convocatoria, la
firma demandada presentó informe del Síndico Dr. Juan G. Granada, corres-
pondiente a los ejercicios 1987 a 2000 (f. 861), el cual fue impugnado por la
actora, según obra a fs. 885/886 de autos.
Estando pendientes las dos incidencias (la impugnación del informe del
interventor y la del síndico), la actora comunica al Juzgado la realización de la
Asamblea General Ordinaria de Accionistas para el día 22 de abril de 2002,
solicitando la suspensión de todo término (f. 902). Por lo que el A quo emplazó
a la firma demandada a que informe sobre el particular, suspendiendo interín
todo término legal (f. 903). Por su parte el interventor informó al Juzgado que
no tuvo conocimiento de la convocatoria de la asamblea general ordinaria así
como tampoco de la realización de la misma (f. 907).
Posteriormente, firma demandad comunica al interventor, la convocatoria
a Asamblea General Ordinaria de Accionistas fijada para el día 21 de abril de
2003, y éste comunica a su vez al Juzgado (f. 925). Finalmente, por providencia
de fecha 29 de agosto de 2003, el expediente fue agregado por cuerda al que hoy
es objeto de estudio.
De la sucinta relación de hechos, surge claro que por medio de resoluciones
pasadas en autoridad de cosa juzgada, la realización de futuras asambleas

[ 221 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

ordinarias de accionistas quedaba supeditaba a la designación de nuevos fisca-


lizadores de la sociedad. Estas decisiones justamente fueron tomadas habida
cuenta que las asambleas objeto de nulidad, aprobaron Memorias, Balances y
Cuadros de Resultados de los ejercicios correspondientes a los años 1987, 1988,
1989, con visos de irregularidades por malos manejos de sus administradores.
En este punto, cabe señalar lo dispuesto en el considerando de la S.D. Nº
356 de fecha 21 de junio de 1993 (f. 659 vlta) que expresó: “…Esta prueba,
apoyada con las constancias instrumentales, conectada con la pericia realizada
y la absolución de posiciones del Sr. Manfredo Nill ponen de manifiesto dudas
más que razonables sobre la integridad de las operaciones registradas por la
sociedad…Las explicaciones o actos realizados por la sociedad demandada con-
ducen a pensar en algún propósito de ocultar los hechos…Que frente a esta
compleja situación aparece la figura del Síndico como la persona que con un
informe completo e inequívoco hubiera permitido conocer la realidad contable y
administrativa de la sociedad. Esto no se logra, porque el mismo síndico es, como
se dijo titular de una cuenta donde se depositaron fondos cuyos destino luce para
la sociedad por él fiscalizada….” (sic).
De esta manera, se advierte que dichas Asambleas fueron anuladas no
solamente por la inobservancia de los requisitos establecidos en el artículos
1119 CCP, sino porque además, en la administración de la empresa, existían
graves indicios de irregularidades que ameritaban una nueva fiscalización a fin
de dilucidar la verdadera situación económica financiera de la empresa y garan-
tizar los intereses sociales.
Empero, teniendo en cuenta que no fue cumplida dicha condición, las sus-
pensiones fueron sucediéndose hasta el 21 de abril de 2001. A pesar de esta
última suspensión, y estando pendiente tanto la impugnación del informe final
del interventor judicial, como la de los informes presentados por el Síndico Juan
G. Granada, la firma demandada convoca y realiza la asamblea el día 22 de abril
de 2002, aprobando Memorias, Balances y Cuadros de Resultados, de los ejer-
cicios del año 1987 al 2001, en base al informe del Síndico Dr. Juan G. Granada,
que justamente estaban cuestionados judicialmente.
Surge entonces que por medio de la Asamblea General Ordinaria de accio-
nistas objeto de la presente demanda de nulidad, se han pasando por alto reso-
luciones judiciales que han pasado en autoridad de cosa juzgada.
Si bien, la demandada afirma que fue cumplido el requisito de la fiscaliza-
ción habida cuenta que el Síndico Juan G. Granada presentó para ello informe

[ 222 ]
JURISPRUDENCIA

sobre dichos ejercicios, lo cierto es que los informes presentados por el citado
Síndico estaban impugnados judicialmente al tiempo de la Asamblea, por lo que
mal podrían servir para la aprobación de la gestión administrativa de nada más
y nada menos 12 años de ejercicio.
Repetimos, hasta el día de la fecha no se resolvió acerca de la gestión admi-
nistrativa de los años 1987, 1988, 1989, la cual fue declarada irregular por
sentencias judiciales pasadas en autoridad de cosa juzgada. La definición de
esta cuestión es crucial y fundamental, no sólo para una parte de los accionistas,
sino para los acreedores y el Estado. En consecuencia, no puede ser suplida ni
subsanada, bajo ningún concepto y so pretexto que la Asamblea cumplió con los
requisitos formales establecidos en las leyes y los estatutos, porque aquí se ha
pasado por alto resoluciones judiciales y el debido proceso, cuestiones que hacen
al orden público.
Por los demás, el hecho de que en ocasión de la mentada Asamblea General
Ordinaria de accionistas del 22 de abril de 2002, se haya obtenido el voto de la
mayoría de accionistas, carece de contundencia por sí mismo para validar dicho
acto asambleario. Y ello es así porque la discrecionalidad de la asamblea no es
absoluta y llega hasta el momento en que se afecten disposiciones legales de
orden público.
Tal como habíamos señalado en el Ac. y Sent. Nº 125 de fecha 26 de diciem-
bre de 1997: “Los actos jurídicos no pueden apartarse de las disposiciones legales
cuando esté comprometido el orden público. Así lo dispone el art. 9 del Código
Civil: “Los actos jurídicos no pueden dejar sin efecto las leyes en cuya observan-
cia están interesados el orden público o las buenas costumbres” (sic).
Respecto a la acción que tienen los socios para impugnar las asambleas,
resulta oportuno citar al autor nacional Velázquez Guido, que en su obra titu-
lada: “Sociedades Anónimas”, pág. 200, comentado el artículo 1098 CCP expre-
sa; “Según De Gásperi, el derecho de impugnación nace como protección de la
minoría y del socio singular. El derecho de impugnación aparece también como
una garantía para las minorías; una medida contra el “cesarismo” de las mayo-
rías asamblearias en los casos de violación de la ley, del estatuto o del reglamen-
to”.
En conclusión, consideramos que el A.I. Nº 681 de fecha 21 de abril de 2001
regía no sólo para la convocatoria de la asamblea ordinaria del 28 de abril de
2001, sino que constituía una prohibición legal hasta tanto se resolviera la

[ 223 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

fiscalización de la gestión administrativa de la empresa, la que requería un


estudio complejo y pormenorizado de la actuación de los órganos de la empresa.
Esta resolución no podía ser considerada en forma aislada y separada, porque
hacía a la cuestión fundamental, debatida durante largos años en proceso judi-
cial.
En base a estas consideraciones, llegamos a la convicción que corresponde
hacer lugar a la demanda de nulidad de la Asamblea por violación de cuestiones
fundamentales que hacen al orden público, correspondiendo en consecuencia la
revocación de la resolución en recurso, con costas a la perdidosa, de conformidad
a lo dispuesto en el artículo 203 inc b) CPC.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando los Señores Miembros, por
ante mí quedando acordada la sentencia que sigue a continuación.
VISTO: Por mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos, el
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Segunda Sala.
RESUELVE:
DECLARAR DESIERTO el recurso de nulidad.
REVOCAR la S.D. Nº 224 de fecha 29 de marzo de 2007.
COSTAS a la perdidosa.
ANOTAR, registrar y remitir copia a la Excma. Corte Suprema de Justicia.
FDO.: Magistrados JUAN CARLOS PAREDES BORDÓN, GERARDO
BÁEZ MAIOLA y MARÍA SOL ZUCCOLILLO GARAY DE VOUGA.
Ante mí: Ma. Teresa Cañete. (Secretaria Judicial).

***

AUTO INTERLOCUTORIO Nº 131

Cuestión debatida: Se discute en autos la procedencia de un incidente de


nulidad de actuaciones planteado contra una cédula de notificación y de todas
las actuaciones posteriores que serían su consecuencia, debido a que, según el
incidentista, el Consorcio demandado carece de personalidad jurídica, por lo
que se debió demandar a cada una de las personas que lo integran y debió
habérseles notificado en su domicilio. Entonces, la principal discusión en autos
es la determinación acerca de la personalidad jurídica de un consorcio.

[ 224 ]
JURISPRUDENCIA

SOCIEDAD SIMPLE. Constitución.


Para la constitución y la existencia de una sociedad simple, resulta funda-
mental la clara determinación de su fin, así como que éste sea posible y lícito.
En esta tesitura, al ser la demandada una persona jurídica, se halla perfec-
tamente legitimada a estar en juicio y, asimismo, son perfectamente válidas las
cédulas de notificación dirigidas al domicilio del Consorcio, constituido en la
Escritura Pública respectiva. En consecuencia, corresponde rechazar el inci-
dente de nulidad.
TApel. Civ. y Com. Tercera Sala 31/03/14 “BBVA S.A. c/ CONSORCIO DI-
FERENCIAL TAPE s/ ACCIÓN EJECUTIVA” (A.I. Nº 131).
VISTOS: Los recursos de apelación y nulidad interpuestos por el Abg. Blas
Piris contra el A.I. Nº 1710 de fecha 05 de diciembre de 2012, dictado por el Juez
de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del Quinto Turno, y,
CONSIDERANDO:
Que por el referido auto interlocutorio el a quo resolvió: “RECHAZAR, con
costas, el incidente de nulidad de actuaciones promovida por la firma TAPÉ
GUARANÍ S.A. ANOTAR…” (sic.) (fs. 100).
En cuanto al recurso de:
NULIDAD: El recurrente desiste expresamente del recurso de nulidad.
Por ello, y dado que no se advierten en autos otros vicios o defectos que autoricen
a declarar, de oficio, la nulidad, debe tenerse por desistido al recurrente del
recurso por él interpuesto.
APELACIÓN: El recurrente expresa agravios en los términos de su escrito
de fs. 116/118. Sostiene que la cédula está viciada de nulidad porque fue dirigida
a un Consorcio, que está desprovisto de personalidad jurídica, por lo que no
puede ser sujeto del proceso. Aduce que el Consorcio no se encuentra en la lista
taxativa que establece el art. 91 del Código Civil. Expresa además que, si bien
el contrato se halla inscripto en el Registro de Contratos, no lo está en el Regis-
tro de las Personas Jurídicas y Asociaciones, que es el “Registro Respectivo” del
que habla el Art. 967 del Cód. Civ. Arguye que es falaz sostener que todo lo que
está inscripto es una persona jurídica. Manifiesta que el consorcio no tiene
atribución de personalidad en ninguna otra ley y que, en consecuencia, no puede
ser sujeto de un proceso ni de un acto procesal determinado. Concluye solicitan-
do la revocación de la resolución apelada.
El Abog. Fernando Peroni contesta el traslado en los términos de su escrito
de fs. 119/123. Reitera que en primera instancia había alegado que el incidente

[ 225 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

de nulidad de actuaciones ha sido promovido por una parte que no es litigante


en el proceso –Tape Guaraní S.A.–, por lo que carece de intervención en el
mismo. Afirma además que el Consorcio Tape es una persona jurídica que tiene
derechos y contrae obligaciones, ya que, según la escritura pública adjunta al
expediente, es una persona jurídica, debidamente inscripta en el registro res-
pectivo, que tiene designado a su representante legal. Manifiesta que el acta de
constitución de la sociedad debe protocolizarse por escritura pública e inscribir-
se en el Registro Público de Comercio Sección Contratos.
Se discute en autos la procedencia de un incidente de nulidad de actuacio-
nes planteado contra la cédula de notificación de fecha 17 de abril de 2012,
obrante a fs. 34 de autos, y de todas las actuaciones posteriores que serían su
consecuencia, debido a que, según el incidentista, el Consorcio demandado ca-
rece de personalidad jurídica, por lo que se debió demandar a cada una de las
personas que lo integran y debió habérseles notificado en su domicilio.
La principal discusión en autos es la determinación acerca de la persona-
lidad jurídica de un consorcio. En consecuencia, nos abocaremos al estudio de
esta cuestión a fin de determinar si el Consorcio Diferencial Tape S.A. está o no
dotado de personalidad jurídica.
Lo primero que debemos decir es que un consorcio, para ser tenido como
persona jurídica, debe encuadrar en alguna de las hipótesis previstas en el art.
91 del Cód. Civ, modificado por la ley 388/94. Es decir, en el marco de cada una
de las hipótesis normativas contenidas en dicho artículo no está prohibida ex-
presamente una sociedad cuyos socios sean a su vez sociedades, lo que importa-
ría una organización conforme con las pautas establecidas en el Libro Tercero,
artículos 959 y siguientes del Código Civil. Pero esto implica, justamente, su
constitución y organización conforme con una de las estructuras societarias
comprendidas en dicho texto legal.
En el presente caso, a fs. 63/67 obra la escritura pública N° 108 de fecha 19
de noviembre de 2010, pasada ante la Escribana Sandra Bettina Vera Torales,
a través de la cual la Firma “Tapé Guaraní” Sociedad Anónima y la Construc-
tora e Pavimentadora Diferecial Ltda. constituyen el “Consorcio Diferencial
Tapé”. De la lectura de dicha escritura de constitución es posible advertir que se
ha dotado de organización jurídica al consorcio, vale decir: se constituye domi-
cilio del consorcio, se estatuye la responsabilidad de las partes, se establece la
conformación de un Directorio, que dirige y administra el Consorcio, además de

[ 226 ]
JURISPRUDENCIA

determinar su composición. Se dispone también el objeto del consorcio, así como


la obligación de las partes de destinar suficientes recursos humanos, técnicos,
financieros, operativos, maquinarias, etc., que sean necesarios para la oportuna
y eficiente ejecución de la obra. Asimismo, establece las facultades del presiden-
te del Directorio y aquellos actos que puede realizar en nombre y representación
del consorcio, como ser: suscribir documentos, contratos, cheques, obligaciones,
entre otros. La escritura pública en cuestión también establece las condiciones
para la disolución y liquidación del Consorcio. Finalmente, en el mismo instru-
mento se designa al representante titular del Consorcio Diferencial-Tapé.
También es importante señalar que la escritura pública mencionada en el
párrafo precedente se halla inscripta en la Dirección General de los Registros
Públicos, en la Sección Registro Público de Comercio, Registro de Contratos,
bajo el N° 374 de fecha 22 de noviembre de 2010.
Según lo constatado del expediente y expresado más arriba, pues, debemos
concluir que el Consorcio Diferencial Tape constituye una Sociedad Simple, de
acuerdo con las disposiciones de los Arts. 1013/1024 del Cód. Civ.
En efecto, el Art. 1013 del Cód. Civ. dispone que: “Será considerada simple
la sociedad que no revista los caracteres de alguna de las otras regladas por este
Código o en leyes especiales y que no tenga por objeto el ejercicio de una activi-
dad comercial. Será considerada comercial: a) la actividad industrial encamina-
da a la producción de bienes o servicios; b) la actividad intermediaria en la
circulación de bienes o servicios; c) el transporte en cualquiera de sus formas; d)
la actividad bancaria aseguradora, o de bolsas; y e) cualquier otra actividad
calificada como tal por la Ley del Comerciante. Toda sociedad que tenga por
objeto realzar actos mercantiles deberá inscribirse en el Registro Público de
Comercio. Las sociedades cooperativas se regirán por su legislación especial”.
El Consorcio Diferencial Tape constituye una sociedad simple. En efecto,
según Messineo, este tipo de sociedades persigue su finalidad a través de una
actividad económica, pero no es una actividad industrial o intermediaria en la
circulación de bienes, o de transporte, bancaria de seguro, o auxiliar de las
anteriores. Por tanto, la sociedad simple se califica siempre por su carácter
negativo, en el sentido de que ejercita actividad diversa de la actividad comer-
cial, de lo que deriva que la sociedad simple esté sujeta a registro (MESSINEO,
Francesco, “Derecho Civil y Comercial”, Ed. Jurídica Europa-América, Buenos
Aires, t V. pág 309).

[ 227 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

En el Anteproyecto de Código Civil Paraguayo, el Dr. De Gásperi ha comen-


tado acerca de la sociedad simple que: “El fin social debe ser determinado,
posible y lícito. Bien dice Ferrara que en las asociaciones el fin es el elemento
teleológico que da a la masa de los asociados un carácter unitario, imprimién-
dole una individualidad propia. Se ha observado que, como la persona humana
es individualizada por su corporalidad, así la persona jurídica lo es por la indi-
cación de su fin. El fin determina el objeto de su actividad, la esfera dentro de
la cual se extiende, el círculo de hombres que existe. Una absoluta vaguedad de
fines –agrega– no sería compatible con el surgimiento de una institución, que en
su fin encuentra su individualidad, quedando en la incertidumbre de su campo
de acción y dejando sin freno la potestad de los que la representan y adminis-
tran. Del mismo modo el fin no debe ser objetiva y permanentemente imposible,
o por razones naturales o jurídicas, porque en tal caso la asociación vería, desde
su origen, interdicta su actividad. Por último debe exigirse la licitud de su fin,
esto es, el objeto que se proponen las asociaciones no debe ir en contra la ley, la
moral social o el orden público” (DE GÁSPERI, Luis, Anteproyecto de Código
Civil Paraguayo, pág. 453).
En esta tesitura, para la constitución y la existencia de una sociedad sim-
ple, resulta fundamental la clara determinación de su fin, así como que éste sea
posible y lícito. De la Escritura Pública N° 108 de fecha 19 de noviembre de
2010, pasada ante la Escribana Sandra Bettina Vera Torales, podemos ver el
Consorcio Diferencial Tapé tiene un objeto determinado: “realizar los trabajos,
servicios, obras y acciones indicadas, directa o indirectamente, en los documen-
tos que integran la ´Licitación convocada por el Ministerio de Obras Públicas de
la República del Paraguay, llamado 123/2010, Licitación Pública Internacional
para Contrato para la Gestión y Mantenimiento de carreteras por niveles de
servicios N° 2 Ruta PYO1 entre Guarambaré y Encarnación”, en adelante esta
actividad a ser ejecutada será denominada OBRA” (sic.) (fs. 63 vlta.).
Así, podemos comprobar que el objeto se encuentra claramente identificado
y especificado. Esto, sumado al hecho de que se cumplen los demás requisitos
para la existencia de una sociedad simple, conforme hemos señalado anterior-
mente, nos lleva a concluir que el Consorcio Diferencial Tape constituye, efecti-
vamente, una persona jurídica.
En esta tesitura, al ser la demandada una persona jurídica, se halla perfec-
tamente legitimada a estar en juicio y, asimismo, son perfectamente válidas las

[ 228 ]
JURISPRUDENCIA

cédulas de notificación dirigidas al domicilio del Consorcio, constituido en la


Escritura Pública N° 108 de fecha 19 de noviembre de 2010. En consecuencia,
corresponde rechazar el incidente de nulidad planteado por el Abg. Blas Piris,
en representación de Tape Guaraní S.A. y, en consecuencia, la resolución recu-
rrida debe ser confirmada.
En cuanto a las costas, corresponde su imposición a la parte perdidosa, de
conformidad con lo establecido en el art. 203 del Cód. Proc. Civ.
Por lo tanto, el Tribunal de Apelación Civil y Comercial, Tercera Sala,
RESUELVE:
TENER POR DESISTIDO al recurrente del recurso de nulidad por él inter-
puesto.
CONFIRMAR el auto apelado.
IMPONER costas a la perdidosa.
ANÓTESE, regístrese y remítase copia a la Excma. Corte Suprema de
Justicia.
Magistrados: Neri Villalba, Arnaldo Martínez Prieto, Linneo Ynsfrán.
Ante mí: Rigoberto Cabrera, Actuario Judicial.

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 77

Cuestión debatida: Si procede la acción de amparo promovida con respec-


to a la realización de Asambleas Generales Ordinarias, suspensión del síndico
o abstención del mismo de nombrar a persona alguna como Presidente y Vicepre-
sidente de las sociedades anónimas y emplazamiento al síndico para presentar
de inmediato el balance, cuentas de ganancias y pérdidas y demás documentos
exigidos por el art. 1124 inc. e) del Código Civil.
ACCIÓN DE AMPARO. SOCIEDADES.
Es harto conocida la imposibilidad de expedirse en una causa cuando el
objeto de la misma ha desaparecido. En éste caso por las irregularidades forma-
les señaladas no nos consta en forma explícita el objeto de la causa, mas el
agravio principal parece ser el ejercicio del artículo 1.107 C.C. por parte del
Síndico, eventualidad ésta que ha desaparecido desde que se ha formalizado el
acto asambleario.

[ 229 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

TApel. Civ. y Com. Tercera Sala 29/05/2000 “VIRADOLCE S.A. Y NICOCE


S.A. c/ GIUSEPPE BIVONA, SÍNDICO DE LAS FIRMAS VIRADOLCE S.A. Y
NICOCE S.A. s/ AMPARO”. (Ac.y Sent. Nº 77)
Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y
votar la siguiente:
CUESTIÓN
¿Es justa la sentencia apelada?
Practicado el sorteo de Ley a fin de establecer el orden de votación, resultó
de él que debían votar los Sres. Miembros en el orden siguiente: MARTÍNEZ
PRIETO, TORRES KIRMSER y BUONGERMINI PALUMBO.
A LA CUESTIÓN PLANTEADA EL DR. MARTÍNEZ PRIETO DIJO: La
parte demandada se agravia de la resolución argumentando que la cuestión es
debatida en un amparo absurdo, pues no puede constituir un acto manifiesta-
mente ilegítimo (condición inherente al Amparo) lo que constituye un deber
legal de su condición de Síndico, para el caso de autos, dicho acto se sustenta en
el art. 1.107 del C.C. A continuación arguye que la Directora de la sociedad, la
Sra. LLORENS, planteó el Amparo para evitar que una persona de confianza
del Síndico, ejerza la función de director.
Sostiene además que la sentencia apelada le causa agravio, pues la jueza
recoge los principios básicos del Amparo, pero violando los principios de con-
gruencia, resuelve acoger un Amparo imposible, en contradicción con lo precep-
tuado por el art. 15 del C.P.C. Por último pide que la sentencia recurrida sea
revocada, pues no existe en autos ningún acto ilegítimo que pueda ser acogido
por un Amparo; además de haber actuado dentro del límite de sus funciones,
entre las que se encuentra la protección de los accionistas de la sociedad, para
lo que fue electo como Síndico de la misma.
La representante de la parte actora contesta el memorial señalando que el
Sr. Giuseppe Bivona se opuso a la designación temporal de un Director (Fernan-
do Mendonca), y designó al Sr. Carlos Amarilla. A continuación manifiesta que
la cláusula décimo sexta de los estatutos de ambas empresas dicen que la admi-
nistración y el Directorio se compondrá de un máximo de cinco miembros y un
mínimo de un miembro, por lo que el Directorio puede funcionar con un solo
Director. Es lo que sucede en el caso de Viradolce S.A., donde su mandante era
Vice Presidenta y Directora Titular. El Sr. Bivona se ampara en el art. 1107
C.C., pero dicha disposición se aplica a la falta de Directores (en plural). Además

[ 230 ]
JURISPRUDENCIA

el Sr. Giuseppe Bivona, se halla en contradicción con el art. 1119 del C.C., en
cuanto a las prohibiciones para ser Síndico. Por último señala que es evidente
la doble intención del Sr. Giuseppe Bivona, al nombrar como Director al Sr.
Carlos Amarilla, y con base en lo expuesto solicita confirmar con costas la reso-
lución recurrida.
Inicialmente en todo juicio de Amparo debe ubicarse con claridad el acto
ilegítimo que pretende ser evitado por la vía sumaria y residual. El invocado por
la parte carece de las características requeridas por la medida excepcional que
se plantea; en efecto, los hechos narrados y que giran en torno a una supuesta
extralimitación de funciones de un Síndico, mediante lo cual pretendería bene-
ficios al margen de la ley, no se acoge mínimamente a tal requerimiento. La
inminencia del peligro o la “futuridad inminente”, al decir del Prof. G. J. BI-
DART CAMPOS –Régimen Legal y Jurisprudencial del Amparo; Ediar; Bs. As.
1968– no surge de los hechos apuntados por las actoras, máxime cuando el
demandado en su descargo invoca circunstancias que merecen un análisis más
detenido y exhaustivo, propio de los procesos de mayor aliento.
Amén de eso, la acción planteada y expuesta a fs. 46/50 carece de un peti-
torio expreso respecto del cual pueda apreciarse la existencia de los presupues-
tos de la garantía constitucional expuesta. Este requisito surge indispensable a
tenor de los términos imperativos del art. 569 del Código de Rito.
En efecto, ampliando un poco más los hechos impresos en el escrito promo-
cional surge el fallecimiento de quien en vida fuera Presidente y Vicepresidente,
respectivamente, de las empresas actoras. Ante la necesidad de llamar a Asam-
blea Ordinaria de las mismas y en vísperas de ellas, el demandado, Síndico de
ambas, nomina para el cargo de Director vacante a un tercero. Sobre este punto
giraría la acción, pues –repetimos– pese a carecer de pedimento expreso, las
Medidas de Urgencia dicen estricta referencia con esta cuestión, pero en mane-
ra alguna la suplen.
Así, a fs. 49 se incluye: a) La no suspensión de las Asambleas Generales
Ordinarias convocadas, respecto de lo que podemos asentar con plena certeza
que la asamblea, cualquiera sea su carácter, es una reunión, y como tal su
realización se halla garantizada en la letra y el espíritu democrático de la nor-
mativa constitucional (art. 32). Luego, no se puede pedir por la vía del Amparo
la violación de la ley, como sería la de impedir la realización de una reunión. En
todo caso, si de la misma surgen circunstancias que riñan con la ley, se podrá

[ 231 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

ocurrir ante el Juez de Turno para obtener la anulación de dichos efectos irre-
gulares. Así nos enseña el art. 112 del Código Civil, cuando dice en su primer y
tercer párrafos: “Las decisiones de las asambleas o de la dirección, contrarias a
la ley, o a los estatutos, pueden ser anuladas judicialmente, a instancia de
cualquier asociado o del Ministerio Público... El Juez, oídos los directores o
administradores de la asociación, puede suspender a instancias de quien pidió
la nulidad, la ejecución del acto impugnado, cuando existan graves motivos”. En
síntesis, la congregación de personas no puede ser prohibida por autoridad
alguna, salvo que aquella no sea de índole pacífica y contenga un marcado
énfasis de ilicitud.
La segunda Medida de Urgencia solicitada y que se transcribe, dice: “b)
Asimismo suspenda el Sr. Giuseppe Bivona, o se abstenga de nombrar a perso-
na alguna como Presidente y Vicepresidente de las firmas Viradolce S.A. y
Nicoce S.A.”. En primer lugar, como bien surge de las transcripciones de la
normativa del Código Civil, (art. 1107) la circunstancia señalada debe ser inter-
pretada para la aplicación al caso concreto, siendo lo único cierto que no es el
Amparo la vía idónea para discernir tal extremo.
Finalmente la última dice: “c) Emplazar al Sr. Giuseppe Bivona a presentar
de inmediato el balance, cuentas de ganancias y pérdidas y demás documentos
exigidos por el art. 1124 inc. e) del Código Civil”. Aún en el supuesto de que esta
solicitud pueda ser cumplida, resulta poco clara su implementación en un juicio
de Amparo, para el caso todavía más ya que el demandado niega que haya
tenido acceso a la documentación que le facilitaría el cumplimiento de tal obli-
gación en su calidad de Síndico.
Este breve análisis nos lleva a la convicción que, ni aunque las Medidas de
Urgencias solicitadas fungieran de puntos del petitorio obviado, el trámite pre-
tendido podría ser atendido.
En tales condiciones, al no hallar el Acto Ilegítimo como primer presupues-
to del Amparo, la investigación de los demás carece de relevancia y la pretensión
debe ser desestimada.
En otro orden de cosas corresponde señalar que la parte resolutiva de la
Sentencia apelada, carece de un mínimo de congruencia con el escrito promocio-
nal. Efectivamente, al no existir Petitotio claro y concreto, cualquier resolución
que recaiga se hallaría viciada de absoluta incoherencia y por ende pasible de
manifiesta nulidad.

[ 232 ]
JURISPRUDENCIA

En tal sentido, a fs. 140 leemos: “...dejar sin efecto las designaciones realizadas
por el Síndico, ...”, mientras que no se pronuncia respecto del mantenimiento o
no de las medidas de urgencia. Ante ello esta Alzada no puede expedirse sobre
dichas medidas, así como tampoco mantener una circunstancia no peticionada
en el estadio correspondiente.
Por otro lado es harto conocida la imposibilidad de expedirse en una causa
cuando el objeto de la misma ha desaparecido. En éste caso por las irregulari-
dades formales señaladas no nos consta en forma explícita el objeto de la causa,
mas el agravio principal parece ser el ejercicio del artículo 1.107 C.C. por parte
del Síndico, eventualidad ésta que ha desaparecido desde que se ha formalizado
el acto asambleario.
Ante tales circunstancias se ha producido, al decir de W. PEIRANO en su
obra “El proceso atípico” –Editorial Universidad, Bs. As. /83–, la “extinción del
proceso por substracción de materia” o como lo aprecia BIDART CAMPOS –op.
cit. N° 489– “Si el fin del amparo es restaurar el derecho de libertad lesionado,
la sentencia carece de materia a lo que aplicarse en aquellas situaciones en que
el efecto dañoso del acto ha desaparecido”.
Lo contrario –fallar en la presente causa– nos ubicaría ante un pronuncia-
miento abstracto que lesiona el principio de utilidad del que debe hallarse reves-
tido toda decisión jurisdiccional en materia de amparo, por lo que la recurrida
debe ser revocada, con costas.
A sus turnos, los Dres. Torres Kirmser y Buongermini Palumbo, manifes-
taron que votaban en igual sentido.
Con lo que terminó el acto, firmando los Sres. Miembros de conformidad y
quedando acordada la sentencia que sigue a continuación, todo por ante mí, de
que certifico.
VISTO: El mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos, el
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala;
RESUELVE:
REVOCAR la sentencia recurrida, con costas.
ANOTAR, registrar y remitir copia a la Excma. Corte Suprema de Justicia.
Magistrados: JOSÉ RAÚL TORRES KIRMSER, MARIA MERCEDES BUON-
GERMINI PALUMBO y ARNALDO MARTÍNEZ PRIETO.
Ante mí: María del Carmen Romero. Actuario Judicial.

[ 233 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 47

Cuestión debatida: Se trata de establecer la procedencia de una demanda


de indemnización de daños de origen extracontractual cuyo hecho generador se
encuentra en una denuncia ante el fuero penal.
SOCIEDAD. Representación y administración. Ha sido un acto asam-
bleario realizado por la sociedad de acuerdo con sus estatutos –según lo obser-
vamos– el que acordó la necesidad de deslindar responsabilidades de los direc-
tores y administradores anteriores, y no una decisión personal individual del
demandado. El demandado actuaba en representación de la sociedad, acatando
la decisión asamblearia. (Voto en mayoría de Buongermini Palumno y Martínez
Prieto).
SOCIEDAD. Representación y administración. Efectivamente esta
acción indemnizatoria fue ejercitada a causa de una denuncia penal realizada
por el demandado en contra del accionante, por supuestos hechos de hurto,
fraude, abuso de confianza y defraudación, en contra de la sociedad anónima.
(Voto en minoría de Villalba Fernández)
TApel. Civ. y Com. Tercera Sala. 27/05/09. “José Aloisio Bamberg Krein c/
Dieter Eissler s/ Indemnización de daños y perjuicios”. (Ac. y Sent. Nº 47).
Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y
votar las siguientes;
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada?
En su caso, ¿se dictó conforme a derecho?
Practicando el sorteo de ley resultó el siguiente orden de votación: VILLAL-
BA FERNÁNDEZ, BUONGERMINI PALUMBO Y MARTÍNEZ PRIETO.
A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA EL DR. VILLALBA FERNÁN-
DEZ, DIJO: La recurrente al haber desistido expresamente de este recurso
interpuesto, y siendo, los agravios vertidos por la misma en sustento de éste
recurso pudiendo ser resuelto por vía de la apelación también ejercitada, de-
biendo por ende ser declarado desierto al no haberse constatado en la resolución
examinada vicios u omisiones procesales de naturaleza solemne o formal que
autoricen a éste Tribunal a una declaración de nulidad de oficio, conforme lo
establecen los Arts. 15 inc. b), 1136 y 404 del Código Procesal Civil.
OPINIÓN DE LA DRA. BUONGERMINI PALUMBO, DIJO; NULIDAD:
La Abg. Adriana Tomassone, representante convencional de la parte recurren-

[ 234 ]
JURISPRUDENCIA

te, ha desistido expresamente del recurso de nulidad, según se colige de su


escrito de agravios obrante a fs. 255/262.
Por lo demás, y dado que no se advierten en el auto recurrido vicios o
defectos que autoricen a esta Magistratura a declarar la nulidad de oficio, se le
debe tener por desistida a la recurrente del recurso de nulidad interpuesto.
A SU TURNO EL DR. MARTÍNEZ PRIETO, MANIFIESTA: Que adhiere
su voto al de la miembro que antecede.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, EL DR. VILLALBA FER-
NANDEZ, DIJO: Por la Sentencia apelada Nº 908 de fecha 19 de diciembre de
2007, la instancia anterior resolvió: “1. HACER LUGAR, con costas, a la presen-
te demanda que por indemnización de daños y perjuicios y daño moral promo-
viera JOSE ALOISIO BAMBERG KREIN en contra del señor DIETER EISS-
LER y, en consecuencia, condenar a este último a que dentro de diez (10) días de
quedar ejecutoriada la presente sentencia, pague al actor la suma de GUARA-
NÍES CIENTO VEINTE Y SEIS MILLONES (Gs. 126.000.000) y más DÓLA-
RES AMERICANOS QUINIENTOS (U$D. 500) por las razones expresadas en
el exordio de la presente resolución.
2. NOTIFICAR por cédula. 3. ANOTAR…” (fs. 239/243).
De dicha sentencia recurre la abogada ADRIANA TOMASSONE y presen-
ta su escrito de expresión de agravios, que obra a fs. 255/262, manifestando su
desacuerdo con la sentencia pronunciada por el a-quo. En ese sentido refiere,
que la sentencia pronunciada se encuentra errada, es incongruente, contiene
misiones y sin fundamento valido. Arguye, que su representado no presentó
ninguna denuncia en contra del accionante, que fue la persona jurídica quien
ejercitó tal acción y ello se encuentra probado en autos. Que, la denuncia reali-
zada tuvo por fin la investigación de los hechos denunciados y le exime de
responsabilidad, más aún, cuando era una obligación legal el denunciar un
supuesto hecho punible. A más agrega, que el demandante había iniciado una
querella contra su mandante que fue desestimada, que le exonera de toda culpa
y responsabilidad. Termina su exposición con la formulación del peritorio de
rigor.
La contraparte, representado por el abogado Dr. FERNANDO ANDRES
BECONI, contesta el traslado de los agravios de la parte contraria fundado la
defensa de la sentencia recurrida. En su escrito rechaza los argumentos de la
demanda y sostiene lo contrario. Manifiesta, que el demandado tiene responsa-

[ 235 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

bilidad en el hecho por haber cometido un acto ilícito al denunciar falsamente


a su representado, consecuencia de ello, el perjuicio sufrido en su persona y en
su patrimonio que le ha ocasionado desprestigio y descrédito en su vida. En
cuanto a los montos de la condena refiere que estas cantidades se encuentran
justificadas y acorde a la gravedad del hecho dañino teniendo en consideración
las causas que la motivaran. Concluye su contestación, formulando el peritorio
correspondiente.
De las constancias de autos, y a los efectos del reexamen de la sentencia en
alzada, se debe partir del análisis de la ocurrencia o no del hecho y su vínculo
causal con la parte demandada. En ese sentido, se colige de los elementos obran-
tes en autos que efectivamente esta acción indemnizatoria fue ejercitada a
causa de una denuncia penal realizada por el demandado señor DIETER EIS-
SLER en contra del accionante señor JOSÉ ALOISIO BAMBERG KREIN, por
supuestos hechos de hurto, fraude, abuso de confianza y defraudación, en con-
tra de la firma FRIGORÍFICO INDEPENDENCIA S.A.
Del relato de los hechos y cotejados con los elementos de probanza existen-
tes en el proceso se concluye que la denuncia penal realizada en contra de la
persona del demandante carecía de indicios suficientes, conforme el A.I. Nº 668
de fecha 17 de octubre de 2003, dictado por el Juzgado Penal de Garantía de la
Ciudad de Villarrica.
Ahora bien, cabe determinar si, ejercitar la denuncia penal necesariamen-
te conlleva una responsabilidad civil de indemnizar. En ese sentido, es sabido
que el accionar –pedir la tutela del Estado– no puede constituir un hecho anti-
jurídico, porque ese es un derecho personalísimo del ciudadano y garantizado
por la Constitución Nacional. Pero, no es el accionar lo que debemos juzgar para
concluir si nos encontramos ante un hecho antijurídico o no, para éste Juzgador
el elemento gravitante que contiene el acto ilegitimo está marcado, no en la
acción de denuncia penal ejercitada en contra del accionante, sino en la causa
por el cual sienta su pretensión, lo cual queda marcadamente probada en la
forma en que ha culminado aquel proceso penal. Un hecho antijurídico requiere
que la persona tenga conocimiento del acto ilícito el cual pretende ejecutar y
sobre ese conocimiento se predisponga voluntariamente a determinar el acto, la
demandada a pesar que los hechos denunciados no tenían sustento jurídico, es
decir, el acto que ejercitaba era ilícito y bajo ese conocimiento lo mismo se mostró

[ 236 ]
JURISPRUDENCIA

determinada a la realización del acto al llevarle a un proceso penal al hoy


demandante, sin los suficientes indicios que puedan concluir en la realización
del hecho, configura en sí un hecho antijurídico. Porque una cuestión es ocurrir
ante la juridicidad del Estado por medio de una acción, lo cual en su naturaleza
no configura un acto antijurídico, pero, otra muy diferente es sustentar la pre-
tensión por una causa ilícita y es allí donde toma cuerpo la antijuridicidad, el
cual determina de por si el nexo causal con el obligado ha resarcir el daño.
En cuanto se refiere, y hablando de la determinación del perjuicio sufrido
por el damnificado, es criterio de éste Miembro en lo relacionado a la pretensión
del actor de la determinación del cuantum está marcadamente acreditado en el
proceso y ello guarda relación con el daño sufrido.
Por tal motivo, es criterio de éste Miembro que corresponde confirmar en
todas sus partes la sentencia apelada. Es mi voto.
En cuanto a las costas ellas deberán ser impuestas a la parte perdidosa de
conformidad a lo dispuesto en el Art. 203 del Código Procesal Civil.
OPINIÓN DE LA DRA. BUONGERMINI PALUMBO, DIJO: APELACIÓN:
Se trata de establecer la procedencia de una demanda de indemnización de
daños de origen extracontractual cuyo hecho generador se encuentra en una
denuncia ante el fuero penal.
En primer término debemos recordar brevemente los supuestos de proce-
dencia de la demanda por indemnización; debe existir una conducta antijurídi-
ca, una imputabilidad dolosa o culposa del hecho dañoso en el agente del mismo
–salvo los supuestos de responsabilidad objetiva– un daño cierto y un nexo
causal entre el hecho antijurídico y el daño. Obviamente, estos criterios son
perfectamente aplicables también al reclamo de daño moral deducido, conforme
con el escrito de demanda (fs. 10/15).
Las acciones de indemnización por daños derivados de querellas penales
deben configurar también los supuestos de indemnización previstos por nuestro
ordenamiento para ser procedentes. Se debe, pues, analizar la concurrencia de
los requisitos exigidos a tal efecto.
La acción gira en torno de los daños producidos con motivo de la querella,
no solamente por la mera interposición de la misma, sino por los derivados como
consecuencia de su tramitación.
Primeramente, y para mayor entendimiento de la causa, haremos alusión
a las siguientes circunstancias. Los antecedentes de la demanda se remontan al

[ 237 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

funcionamiento del ente societario Frigorífico Independencia S.A. Este proceso


se sustenta en una denuncia penal incoada –aparentemente– por el Sr. Eissler
contra el Sr. Bamberg, quien se desempeñaba como director de la mencionada
sociedad. En el año 2002, las autoridades fueron sustituidas –entre ellas el
actor– y el balance presentado por los directores salientes fue rechazado. Ello
habría motivado sospechas sobre presuntas irregularidades y ocasionó la pro-
moción de la denuncia ante el fuero penal de la cual finalmente fuera sobreseído
el accionante.
Antes de estudiar los supuestos de indemnización previstos en la legisla-
ción, debemos analizar la legitimación pasiva, expresamente cuestionada por la
demandada tanto en la baja instancia como en ésta.
Ciñéndonos a los términos del escrito de demanda, se observa que aquí se
ha demandado directamente al Sr. Dieter Eisler, por una denuncia instaurada
por el mismo contra el demandado Sr. José Aloisio Bamberg Krein ante el Juz-
gado Penal de Garantías Nº 1 de la ciudad de Villarrica.
Ahora bien, de las constancias agregadas a la contestación de la demanda
encontramos documentales de suma relevancia que ciertamente no se condicen
con el relato del actor. Habremos de expresar también aquí que dichas docu-
mentales no han sido cuestionadas o impugnadas por el actor, quien al momen-
to de contestar el traslado de los documentos acompañados con la contestación
de la demanda (fs. 192/193), no ha negado la autenticidad de los documentos
acompañados, limitándose a hacer referencias sobre la responsabilidad del
demandado. De las constancias de autos, vemos que –entre otras documenta-
les– a fs. 36/58 se encuentran los estatutos de la sociedad anónima; a fs. 59/102
obra el informe de auditoria por el ejercicio del año 2001 elaborado por la firma
“Avalos & Asociados Consultores”; a fs. 103 se halla agregada el acta número 9
de asamblea ordinaria de accionistas del 23 de marzo de 2002 y a fs. 104 se
encuentra la denuncia penal por hurto, administración fraudulenta, abuso de
confianza, vaciamiento de empresa y defraudación en concurso real y en asocia-
ción ilícita promovida.
De la lectura de los estatutos se observa que la dirección y administración
de la sociedad está encargada al directorio, compuesto de un presidente y seis
directores y dos miembros suplentes, nombrados por la Asamblea General Or-
dinaria. El uso de la firma social lo ejerce el presidente, siendo éste el represen-
tante legal de la sociedad. Entre los deberes y facultades acordadas al directorio

[ 238 ]
JURISPRUDENCIA

se observa que éste dispone de los amplios poderes para dirigir y administrar la
sociedad, entre los cuales se destaca el de demandar y percibir todo lo que se
deba a la sociedad y el de denunciar, querellar y estar por sí o por apoderado en
toda clase de juicio. Entre las facultades de la asamblea se observa que la misma
es “…soberana, pudiendo tratar y resolver todos los asuntos comprendidos en el
orden del día enunciado en la convocatoria”. Asimismo se prevé que a la fecha
del cierre de ejercicio de cada año, se efectuará de acuerdo con las normas
legales, un inventario, un balance general y cuenta de ganancias y pérdidas, los
cuales serán sometidos por el directorio al síndico y luego a la asamblea para su
consideración conjuntamente con los demás documentos exigidos por las leyes.
A fs. 103 se encuentra agregado el acta de asamblea ordinaria de accionis-
tas de fecha 23 de marzo de 2002. En ella se constata la decisión de contratar
“…a un abogado o a un estudio jurídico para procederse al estudio y análisis de
la responsabilidad de los directores y administrador de FISA Nacional, si las
hubiere, a fin de iniciar las acciones judiciales si correspondiere en derecho
contra el o los eventuales responsables si los hubiere…”. (sic.) Se observa, pues,
que ha sido un acto asambleario realizado por la sociedad de acuerdo con sus
estatutos –según lo observamos- el que acordó la necesidad de deslindar respon-
sabilidades de los directores y administradores anteriores, y no una decisión
personal individual del Sr. Dieter Eisler. Con meridiana claridad se lee “En
relación al quinto punto se resuelve no emitir las acciones, sobre el sexto punto,
por moción de Manuel Saifildin se resuelve facultar al director único, Dieter
Eissler, para contratar…”. También se observa que en la asamblea ordinaria, el
presidente de la misma realizó una introducción sobre el trabajo de auditoria a
que fue sometida la anterior administración –cuyo presidente era el Sr. Bam-
berg Krein-, lo que trajo como consecuencia el rechazo del balance presentado
por los directores salientes -773 votos por el rechazo, 2 votos por la aprobación
y 152 votos por la abstención.
Luego tenemos la denuncia, que obra a fs. 104/114. Los términos en que
ésta ha sido formulada esclarecen aún más la circunstancia de que la decisión
de demandar la ha tomado la sociedad, la cual, como se vio, actúa por intermedio
de su presidente, quien funge de representante legal de la misma. Así, se lee a
fs. 104: “Conforme lo acredito con el acta de la asamblea ordinaria Nº 9 del 23 de
marzo del 2002 y cuya copia autenticada adjunto, soy Director de la firma
Frigorífico Independencia S.A. elegido Presidente del Directorio en fecha 04 de

[ 239 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

junio del mismo año, según acta del directorio Nº 108, cuya copia autenticada
también adjunto”. Luego en el siguiente párrafo -tercer párrafo de la denuncia-
se lee: “Por el carácter invocado y por derecho propio, siendo poseedor de dos
títulos de acciones de la empresa…”. Aquí quizás podríamos hablar de una
denuncia personal-individual por parte del Sr. Eissler y paralela a la de la
sociedad-incoada por el demandado contra el actor. Sin embargo, luego, en el
mismo párrafo, y dejando toda duda de lado, el Sr. Eissler señaló: “…vengo a
cumplir con el encargo expreso de la Honorable Asamblea Ordinaria realizada
en fecha 23 de Marzo del 2002, de “contratar a un abogado o a un estudio jurídico
para procederse al estudio y análisis de las responsabilidades….”… y formulo
denuncia penal contra…”. Con ello se pone de manifiesto el carácter de repre-
sentante en que actuaba el Sr. Eissler. Por lo demás, también se observa que la
denuncia va dirigida contra todos los administradores anteriores, un total de
siete personas, lo cual –y haciendo una interpretación sistemática de todo el
texto de la denuncia– sólo nos puede llevar a concluir en que el demandado
actuaba en representación de la sociedad, acatando la decisión asamblearia
supra aludida.
El sistema societario ha reiterado el carácter de sujeto de derecho y, por
ende, la personalidad jurídica de las sociedades comerciales, una especie dentro
de aquel género. La sociedad comercial es una persona jurídica cuya calidad
surge del artículo 91 del Cód. Civ, por una parte, y por la otra, del art. 959, que
prescribe que el contrato de sociedad crea un sujeto de derecho. Adentrándonos
aún más en esta idea, la sociedad anónima ha sido caracterizada como la máxi-
ma expresión de la personalidad jurídica, corolario de lo cual hay dos patrimo-
nios separados y distintos: sociedad y accionista. Resulta lógico así que no exista
una comunicación de responsabilidades entre el ente y sus integrantes, criterio
que subsiste en la medida en que la persona jurídica sea utilizada con finalida-
des lícitas –entendiéndose por lícitas actos orientados al beneficio del ente y
dentro de las facultades conferidas por el estatuto y la ley–.
Al decir de Palmero, los elementos susceptibles de reconocer a la persona-
lidad como recurso técnico jurídico de rasgos universales son: indivisibilidad,
imputación, separación patrimonial, organización y fin autónomo. (Palmero,
Juan Carlos. PERSONALIDAD, DERECHO SOCIETARIO Y DE LA EMPRE-
SA. Córdoba, 1992, pág. 189).
Nuestras afirmaciones, por lo demás, encuentran formulación legislativa
en el capítulo I del título II, que señala que las personas jurídicas son sujetos de

[ 240 ]
JURISPRUDENCIA

derecho distintos de sus miembros y sus patrimonios son independientes. Sus


miembros no responden individual ni colectivamente de las obligaciones de la
entidad, salvo las excepciones establecidas en la ley. También pueden ejercer
acciones civiles y criminales y responder a las que se entablen contra ellas. El
art. 97 del Cód. Civ. prescribe que se reputan actos de las personas jurídicas los
de sus órganos.
Resulta así lógico que las personas jurídicas respondan del daño que los
actos de sus órganos hayan causado a terceros, trátese de una acción u omisión
y aunque sea delito, cuando los hechos hayan sido ejecutados en el ejercicio de
sus funciones y en beneficio de la entidad. Distinta resulta la responsabilidad
que pudieran llegar a tener los autores -sujetos individuales que forman parte
de la persona jurídica- en relación con la persona jurídica.
Siendo así las cosas, y habiendo analizado las facultades estatutarias del
director y la asamblea, no podemos sino concluir en que la acción debió ser
dirigida contra el Frigorífico Independencia S.A. y no contra su director.
También debemos referirnos al supuesto “…contubernio entre las autori-
dades entrantes y los mayores accionistas de la firma a fin de exponerlo a la
promoción extorsiva…” (fs. 11) al que se refiriera el accionante en su escrito de
demanda. La actuación de la sociedad que encubra la consecución de fines ex-
trasocietarios, que constituya un mero recurso para violar la ley, el orden públi-
co o la buena fe o para frustrar derechos de terceros, se imputará siempre
directamente a los socios o a los controlantes que la hicieron posible, quienes
responderán solidaria e ilimitadamente por los perjuicios ocasionados. Diga-
mos que el actor pretendería –ya en términos de Serick– “desestimar la forma
societaria, prescindiendo o superando la forma externa de la persona jurídica,
penetrando a través de ella para alcanzar a las personas y bienes que bajo ella
se cobijan” (Serick, Rolf. Apariencia y realidad en las sociedades mercantiles y
El abuso de derecho por medio de la persona jurídica. Ariel. Pág. 13. Barcelona,
1958). Va de suyo que para que ello sea posible, se debe haber desplegado ade-
cuada y suficiente prueba. En efecto, prescindir de la forma societaria, negando
la existencia del Frigorífico Independencia S.A. como sujeto de derecho autóno-
mo frente a esta situación jurídica particular –la supuestamente viciada deci-
sión asamblearia–, constituye un recaudo jurídico que debe estar manifiesta-
mente acreditado. En el caso de autos el abuso de lo que llamamos la estructura
o el velo societario no ha sido ni someramente probado, por lo que la cuestión no

[ 241 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

merece mayores consideraciones. Tampoco ha sido probado un abuso de la es-


tructura orgánica y directiva de la sociedad anónima en orden de perjudicar a
sus socios.
La demanda debe ser rechazada, revocando el fallo pronunciado en la baja
instancia.
En cuanto a las costas, las mismas deben ser impuestas al actor perdidoso,
de conformidad con los artículos 192 y 203 del Cód. Proc. Civ.
A SU TURNO EL DR. MARTÍNEZ PRIETO, DIJO: Que se adhiere al voto
de la magistrada que antecede, con sus mismos fundamentos.
Con lo que terminó el acto, firmando los Sres. Miembros de conformidad y
quedando acordada la sentencia que sigue a continuación, todo por ante mí, de
lo que certifico.
VISTO: por el mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos,
el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala;
RESUELVE:
TENER por desistida el recurso de nulidad.
REVOCAR en todas sus partes la sentencia recurrida, de conformidad a los
términos vertidos en la presente resolución.
IMPONER las costas a la parte perdidosa.
ANOTESE, regístrese y remítase copia a la Excma. Corte Suprema de
Justicia.
MAGISTRADOS: Neri Eusebio Villalba Fernandez, Maria Mercedes Buon-
germini Palumbo y Arnaldo Martinez Prieto.
ANTE MÍ: Pablo Costantini, Actuario Judicial.

***

ACUERDO Y SENTENCIA N° 110

Cuestión debatida: Si quien suscribió el título presentado a ejecución era


capaz, al tiempo de suscribir el documento, de obligar a la sociedad anónima,
habida cuenta el art. del Cód. Civ., por el cual, si quien suscribe un título por otro,
sin poder suficiente, se obliga por sí mismo y no al supuesto representado.

[ 242 ]
JURISPRUDENCIA

SOCIEDAD. Representación y administración de la sociedad.


El estatuto social de la empresa presenta un caso típico de superposición o
duplicación de facultades, que introduce un elemento de ambigüedad en la
estructura y organización de la sociedad y puede suscitar dudas o imprecisio-
nes. Ahora bien, la pregunta es quién o a quién se debe cargar con las consecuen-
cias de dichas deficiencias. Y ciertamente no será a los terceros que contraten
con la sociedad o que se relacionen negocialmente con ella, sino a la sociedad
misma, que es la que mantiene esa estructura ambigua. Por consiguiente, se
concluye que el presidente tiene facultad suficiente para obligar a la sociedad.
TApel. Civ. y Com. Tercera Sala 11/10/10 “Beatriz Maria De Los Angeles
Careaga Vazquez c/ El Sol De Oro S.A. Industrial y Comercial y Otros S/ Accion
Ejecutiva” (Ac. y Sent. Nº 110)
Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y votar
las siguientes;
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada?
En su caso, ¿se dictó conforme a derecho?
Practicado el sorteo de ley resultó el siguiente orden de votación: MARTÍ-
NEZ PRIETO, VILLALBA FERNANDEZ Y PAIVA.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL DR. MARTÍNEZ PRIETO,
DIJO: La recurrente ha desistido expresamente del recurso interpuesto por
ella. Por lo demás, no advirtiéndose vicios o defectos que autoricen a declarar de
oficio la nulidad del fallo recurrido corresponde tener por desistido al recurrente
de la nulidad interpuesta.
A SUS TURNOS los Dres. Villalba Fernández y Paiva manifiestan que
votan en el mismo sentido.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, EL DR. MARTÍNEZ PRIE-
TO, DIJO PROSIGUIÓ DICIENDO: Por la sentencia apelada Nº 132 de fecha
05 de marzo de 2010 el a quo resolvió: “RECHAZAR la excepción de inhabilidad
de título deducida por la firma SOL DE ORO I.C.S.A. por improcedente. LLE-
VAR ADELANTE la presente ejecución que la Sra. BEATRIZ MARÍA DE LOS
ÁNGELES CAREAGA VÁZQUEZ deduce contra la firma SOL DE ORO I.C.S.A.
hasta que la actora se haga integro pago del capital reclamado que asciende a
la suma de GURANÍES CUARENTA Y NUEVE MILLONES QUINIENTOS
MIL NOVECIENTOS (Gs. 49.500.000) más sus intereses. IMPONER las costas
de esta instancia a la accionada. ANÓTESE…” (fs. 57 vlta.).

[ 243 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

De dicha sentencia recurre la parte demandada y presenta su escrito de


expresión de agravios, que obra a fs. 63/66. Manifiesta al respecto que la senten-
cia apelada agravia a su parte en razón de que se le está constriñendo a abonar
una deuda que desconoce como cuya, sin que pueda manifestarse al respecto y
sin que pueda oponer ningún tipo de defensa. Sostiene que si bien es cierto que
la persona jurídica puede ser representada por apoderados, los mismos no pue-
den obligar a la sociedad sin contar con un poder especial, documento que no
existe, y por lo tanto la única forma restante es la que establece el estatuto de
su mandante. Arguye además que el art. 10º) de los estatutos de la firma deno-
minada Sol de Orto S.A., establece que para que la misma pueda contraer una
obligación válida, ya sea para cualquier letra de cambio u orden de pago, precisa
de que la misma sea firmada por el presidente, el vicepresidente en forma
conjunta o en ausencia de uno de ellos con un director, requisito éste que no
presenta el documento base de la presente acción. Finalmente, solicita que la
sentencia recurrida sea revocada.
Corrido el traslado a la parte adversa, la misma contesta en los términos
del escrito de fs. 68/71 y en primer lugar manifiesta que en estos autos no se le
impidió a la demandada el derecho a la defensa ni se le impidió ofrecer y produ-
cir pruebas, según surge de las fojas 44/52. Asimismo dice que está admitido por
la recurrente que el cheque objeto de la presente demanda le pertenece a la
sociedad, por lo cual, debió probar que el banco no tenía la facultad de rechazar
el cheque por insuficiencia de fondos cuando faltaba otra firma para obligar a la
sociedad. Dice además que la demandada no puede alegar que el banco rechazó
erróneamente el cheque porque le faltaba una firma ni puede pretender que su
mandante sepa quienes tienen que firmar un cheque para poder cobrarlo. Alega
que no es dable concebir que un banco comercial habilite una cuenta corriente
bancaria a nombre de una persona jurídica, y registre la firma de un extraño,
sin vínculo con dicha empresa como habilitada a suscribir en su nombre y repre-
sentación cuando -es norma impuesta al banco- que éstos antes realizan una
serie de estudios para tener esclarecido quiénes son las personas físicas habili-
tadas a representar a la sociedad, y solo a las mismas les registran las firmas.
Transcribe jurisprudencia que avala lo argumentado por su parte. Finalmente
alega que la sentencia apelada es correcta y dictada conforme a las leyes que
rigen la materia, por lo que solicita que la misma sea confirmada.
La inhabilidad se funda en la falta de legitimación pasiva, al sostenerse que

[ 244 ]
JURISPRUDENCIA

la empresa demandada no se ha obligado cartularmente en el título, sino que lo


ha sido una persona física que no le representa ni le obliga.
Examinadas las constancias del expediente y en especial el título presen-
tado a ejecución se advierte que obra en el mismo la leyenda “Nombre: SOL DE
ORO I.C.S.A.”; esto debe entenderse como nombre del librador, aunque la pala-
bra librador no aparezca en el documento. Luego, abajo figura una firma no
identificada, que ha sido atribuida a la Sra. Norma Ortega de Pratt. Al ser
estampada debajo de la denominación de la entidad, debe concluirse que la
persona física ha suscrito el instrumento en representación de la jurídica. Lo
que es, pues, el numen de este asunto es si Norma Ortega de Pratt era capaz, al
tiempo de suscribir el documento, de obligar a la sociedad anónima, habida
cuenta el art. del Cód. Civ., por el cual, si quien suscribe un título por otro, sin
poder suficiente, se obliga por sí mismo y no al supuesto representado.
Examinando las probanzas arrimadas a autos, encontramos el estatuto
social de la empresa El Sol de Oro S.A. Industrial Y Comercial. Allí se establece
que: “El Presidente o el Vicepresidente; en caso de ausencia del Presidente;
firmando siempre en forma conjunta con un Director Titular tienen el uso de la
firma social, representando a la Sociedad en todos sus actos, operaciones y
contratos, comprometiéndola de esta manera activa y pasivamente. La repre-
sentación de la Sociedad será ejercida por el Presidente o el Vicepresidente con
su sola firma.” Este es un caso típico de superposición o duplicación de faculta-
des, que introduce un elemento de ambigüedad en la estructura y organización
de la sociedad y puede suscitar dudas o imprecisiones. Ahora bien, la pregunta
es quién o a quién se debe cargar con las consecuencias de dichas deficiencias.
Y ciertamente no será a los terceros que contraten con la sociedad o que se
relacionen negocialmente con ella, sino a la sociedad misma, que es la que
mantiene esa estructura ambigua. Por consiguiente, se concluye que el presi-
dente tiene facultad suficiente para obligar a la sociedad. Luego debemos esta-
blecer si la Sra. Norma Ortega de Pratt investía tal calidad al tiempo de firmar
el documento. Aquí debemos señalar que la misma accionada en las instrumen-
tales obrantes a fs. 44/49 ha adjuntado las constancias que efectivamente a la
fecha de la creación de la obligación aquí reclamada la Sra. Sra. Norma Ortega
de Pratt, ejerció la presidencia del directorio del la firma aquí demandada.
En consecuencia, corresponde confirmar la sentencia apelada.
En cuanto a las costas corresponde su imposición a la parte perdidosa, de
conformidad con lo establecido en el art. 203 del Cód. Proc. Civ.

[ 245 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

A sus turnos los Dres. Villalba Fernández y Paiva, manifiestan que votan
en el mismo sentido.
Con lo que terminó el acto, firmando los Sres. Miembros de conformidad y
quedando acordada la sentencia que sigue a continuación, todo por ante mí, de
lo que certifico.
VISTO: El mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos, el
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala,
RESUELVE:
DESESTIMAR el recurso de nulidad interpuesto por la parte demandada.
CONFIRMAR la sentencia apelada.
IMPONER las costas la perdidosa.
ANOTAR, registrar, y remitir copia a la Excma. Corte suprema de Justicia.
MAGISTRADOS:MARTÍNEZ PRIETO, VILLALBA FERNANDEZ Y PAI-
VA.
ANTE MÍ: Pablo Costantini. Actuario Judicial.

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 125

Cuestión debatida: Se trata de establecer la procedencia de una deman-


da de cumplimiento de obligación de hacer escritura pública de transferencia de
cuotas societarias de una sociedad de responsabilidad limitada, basada en un
acuerdo o convenio simulatorio.
SOCIEDAD. Transmisión de acciones.
Las partes no solo han declarado que el negocio jurídico primero de trans-
ferencia de cuotas sociales carecía de realidad sustancial, sino además se ha
convenido la obligación de restitución o de retransferencia entre los protagonis-
tas de la simulación; esto surge del acto de reconocimiento de deuda. Ello signi-
fica que de dicho acto jurídico nacen dos acciones: una de nulidad del acto
aparente por el vicio del consentimiento –la simulación en sí– y otra de cumpli-
miento de las obligaciones pactadas en el acuerdo simulatorio. El demandante
ha optado por esta última, y ello es perfectamente posible.
TApel. Civ. y Com. Tercera Sala 10/11/10 ”. JULIÁN DONCEL VELÁZ-
QUEZ C/ TEÓFILO MORALES COCUESTA Y OTROS S/ OBLIG. HACER
ESCRITURA PÚBLICA” (Ac.y Sent. Nº 125)

[ 246 ]
JURISPRUDENCIA

Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y


votar las siguientes;
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada?
En su caso, ¿se dictó conforme a derecho?
Practicado el sorteo de ley resultó el siguiente orden de votación: BUON-
GERMINI PALUMBO, VILLALBA FERNÁNDEZ y MARTÍNEZ PRIETO.
A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA LA DRA. MARÍA MERCE-
DES BUONGERMINI PALUMBO, DIJO: El abogado Adolfo R. Romero Escu-
rra desistió expresamente del recurso de nulidad interpuesto. No obstante a
continuación insinúa algún defecto de congruencia, al señalar en su escrito de
fundamentación (a fs. 247/249) que la resolución no se ha pronunciado sobre la
validez o nulidad del acto de transferencia contenido en la escritura pública Nº
26 de fecha 21 de junio de 1993, por la cual se han traspasado simuladamente
cuotas societarias. Se trata, pues, de la forma lógica de la sentencia en cuanto
a su integridad en el tratamiento de las cuestiones propuestas. Y ésta es la
palabra clave aquí. La demanda se ha planteado como de cumplimiento de
obligación de hacer escritura pública, sobre la base de un acuerdo de voluntades
en tal sentido. No se ha planteado la nulidad por simulación. Mal puede enton-
ces el juez decidir sobre la validez o no de la transferencia primeramente aludi-
da, ya que no hubo pretensión de la actora en tal sentido.
Se ve, pues, que no existen vicios de congruencia por citra petita. No advir-
tiéndose vicios o defectos que autoricen a declarar la nulidad de las resoluciones
recurridas de oficio, el mismo debe ser desestimado.
A SUS TURNOS los Dres. Villalba Fernández y Martínez Prieto, manifes-
taron que votan en el mismo sentido.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, LA DRA. MARÍA MERCE-
DES BUONGERMINI PALUMBO PROSIGUIÓ DICIENDO: Por la sentencia
apelada N° 314 de fecha de 03 de mayo de 2010 el a quo resolvió: “1-) HACER
LUGAR a la demanda por obligación de hacer escritura pública promueve
JULIÁN DONCEL contra los señores TEÓFILO MORALES COCUESTA y
BLANCA DONCEL DE MORALES y en consecuencia, emplazar a los deman-
dados para que en el plazo de cinco días hábiles de quedar firme y ejecutoriada
esta resolución, suscriban a favor del actor, la pertinente escritura de transfe-
rencia de las SETECIENTAS CINCUENTA Y SEIS (756) cuotas sociales de la

[ 247 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

Firma “CURUPAYTY S.R.L., bajo apercibimiento de que si así no lo hiciere, el


Juez lo hará en su nombre, siempre que no existan impedimentos jurídicos al
momento de dicha suscripción. 2-) IMPONER las costas de este juicio, a los
demandados. 3-) RECHAZAR el pedido de hacer efectivo el apercibimiento Y
tener por confeso al actor por el motivo explicado en el exordio de esta resolu-
ción. 4-) ANOTAR, registrar y remitir copia a la Excelentísima Corte Suprema
de Justicia” (sic.) (fs. 242 vlta.).
El recurrente, y representante de la parte demandada, en su escrito obran-
te a fs. 247/249 se agravia de la resolución del inferior en razón de que ha
incurrido en un error al dictar la sentencia por haber privado a sus representa-
dos de parte de su patrimonio. Sostiene que la demanda promovida por el Sr.
Julián Doncel Velázquez resulta improcedente a la luz de lo que dispone el art.
305 del Código Civil. Expresa que si bien está prevista la figura de la simula-
ción, ella es legítima en cuanto no afecte derechos de terceros o no tenga un fin
ilícito, y que en este caso desde el mismo momento en que el Sr. Julián Doncel
enajenó simuladamente sus cuotas sociales para –según sus propias afirmacio-
nes– adecuarse a los mandatos constitucionales y ejercer el cargo de diputado
nacional, obviamente que el mismo ha cometido un fraude a la ley, es decir,
realizó un objeto ilícito pero con la apariencia de un objeto lícito. Se agravia
además por el hecho de que el inferior ha interpretado erróneamente el art. 306
del Código Civil. Manifiesta que en estos autos no se ha invocado ni mucho
menos probado que alguno de los demandados haya obtenido un enriquecimien-
to indebido, por lo que mal pudo haber el a quo admitido la pretensión del actor.
Dice también que la Sra. Blanca Doncel de Morales no participó del negocio
simulado, en efecto, de la lectura de la escritura pública Nº 26 de fecha 21 de
junio de 1993 surge que los celebrantes del acto fueron: por un lado el Sr. Julián
Doncel Velázquez, quien estuvo acompañado de su esposa Eladia González de
Doncel, y por la otra parte, el Sr. Teófilo Morales Cocuesta, por lo que la senten-
cia recurrida se encuentra errada pues condena a la Sra. Blanca Doncel de
Morales a que otorgue escritura pública traslativa de dominio de las 756 cuotas
sociales de Curupayty S.R.L., sin que la misma haya celebrado el acto simulado.
Agrega diciendo que de la sentencia recurrida tampoco puede apreciarse que la
obligación sea mancomunada o solidaria, siendo prácticamente de cumplimien-
to imposible para la citada accionada, pues, a su nombre no se encuentra ins-
cripta cuota social alguna que corresponda al negocio jurídico especificado en el

[ 248 ]
JURISPRUDENCIA

juicio, y tampoco especifica en qué cantidad debe efectuarse por cada demanda-
do la transferencia de las cuotas sociales. Finalmente, sostiene que se ha demos-
trado suficientemente que el actor, al momento en que celebró el acto simulado-
era de estado civil casado y con régimen patrimonial de comunidad de ganancia-
les. Arguye además que el contradocumento presentado por el actor no hacía
sino reconocer que la titularidad de las 756 cotas sociales pertenecía al matri-
monio conformado por el actor y la Sra. Eladia González de Doncel, y que no
habiéndose acreditado el fallecimiento de la esposa del actor mediante ofreci-
miento de prueba del propio juicio sucesorio, se concluye que la demanda sola-
mente podría haber prosperado en la proporción que le correspondía al Sr.
Julián Doncel Velázquez, es decir sobre el 50% de las cuotas sociales reclamadas
pero no sobre la totalidad de las mismas. Solicita por lo tanto, se dicte resolución
modificando la resolución recurrida conforme con los fundamentos expuestos.
Corrido el traslado a la adversa, la misma contesta el traslado corrídole en
los términos del escrito obrante a fs. 253/258, y manifiesta que no se observa en
el memorial crítica o impugnación alguna en relación con el fallo del inferior ya
que más bien se dedica a hacer profusas consideraciones respecto del derecho
que corresponde a cada una de las partes, sin hacer alusión coherente a los
fundamentos de la sentencia recurrida. Sostiene que el principio ritual disposi-
tivo obliga a los litigantes el deber de probar los hechos que invocan como fun-
damento de sus pretensiones, y tal imposición no depende de la condición de
actor o demandado, sino de la situación en que cada litigante se coloque dentro
del proceso, es decir, la carga de la prueba pesa sobre quien sostiene un hecho
contrario al estado normal y habitual de las cosas. Arguye que los agravios
expresados por la adversa son errados ya que el objeto de este juicio es la obli-
gación de hacer escritura pública por parte de los demandados sobre las 756
cuotas sociales de capital de la firma Curupayty S.R.L., conforme al contrado-
cumento donde los demandados declararon bajo fe de juramento ante notario
público que la escritura pública Nº 26 de fecha 21 de junio de 1993 es simulada,
en consecuencia declaraban no haber abonado por el importe de las cuotas
sociales cedidas e individualizadas de la firma Curupayty S.R.L. Dice que en el
citado contradocumento los demandados se comprometían a transferir las cuo-
tas sociales a favor de la persona que indique el Sr. Julián Doncel, sin embargo
nada de ello han cumplido los demandados, razón por la cual se promovió la
presente demanda cuyo objeto es la devolución judicial de las cuotas sociales de

[ 249 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

parte de los accionados a favor de su representado. Dice que al no haber ningún


perjuicio para nadie y al no tener un fin ilícito, por lo que en estas condiciones
la simulación alegada es aceptada por el art. 305 del Código Civil. Manifiesta
que si bien la codemandada Blanco Doncel de Morales no participó del negocio
simulado e instrumentado en la mencionada escritura pública no es menos
cierto que la misma en su calidad de cónyuge del demandado Teófilo Morales
Cocuesta y sin separación de bienes ha firmado el contradocumento por el cual
se obliga a devolver, entre otras cosas, las 756 cuotas de capital de las cuales
junto con su marido se han apropiado, pues las mismas han ingresado legal-
mente a la comunidad de bienes gananciales del matrimonio Morales-Doncel y
necesariamente se necesitaría de la venia de la misma para asumir los compro-
misos establecidos en el mentado contradocumento, por eso es que la obligación
es solidaria para ambos demandados. Adjunta igualmente una copia autentica-
da del acta de imputación a los demandados por los delitos de apropiación y
lesión de confianza, manifestando la existencia de acusación formal a los mis-
mos. Finalmente, solicita se confirme la sentencia recurrida, con expresa impo-
sición de costas a la adversa.
Se trata de establecer la procedencia de una demanda de cumplimiento de
obligación de hacer escritura pública de transferencia de cuotas societarias de
una sociedad de responsabilidad limitada, basada en un acuerdo o convenio
simulatorio.
En primer lugar debemos retomar primeramente el análisis de la cuestión
de la naturaleza de la acción intentada. Aquí se ha demandado por cumplimien-
to de un acuerdo, no por nulidad de un acto o negocio jurídico contractual. La
simulación es ciertamente una institución de características especiales. Cons-
tituye un mecanismo de apariencia de realidades jurídicas en el cual se halla
involucrada la voluntad de los otorgantes, y en donde la discrepancia entre la
voluntad declarada y la real se produce de manera consciente y querida por las
partes. Es por ello que los otorgantes del acto simulado están en posición de
regular de manera también consciente las relaciones jurídicas que existen entre
ellos y los vínculos obligacionales que los unen y compelen.
En este caso las partes no solo han declarado que el negocio jurídico prime-
ro de transferencia de cuotas sociales carecía de realidad sustancial, sino ade-
más se ha convenido la obligación de restitución o de retransferencia entre los
protagonistas de la simulación; esto surge del acto de reconocimiento de deuda

[ 250 ]
JURISPRUDENCIA

otorgado por los Sres. Teófilo Morales Cocuesta y Blanca Doncel del Morales a
favor del Sr. Julián Doncel Velázquez, contenido en el documento obrante a fs.
82. Ello significa que de dicho acto jurídico nacen dos acciones: una de nulidad
del acto aparente por el vicio del consentimiento –la simulación en sí- y otra de
cumplimiento de las obligaciones pactadas en el acuerdo simulatorio. El de-
mandante ha optado por esta última, y ello es perfectamente posible.
Pasemos ahora a considerar la cuestión de la legitimación activa, que tam-
bién ha sido planteada por el recurrente. La parte demandada afirma que el
acuerdo simulatorio ha sido hecho durante la vigencia de la sociedad conyugal,
y que por ello la obligación de retransferir tendría como titulares acreedores a
ambos cónyuges y no solo a uno de ellos. Debe recordarse aquí la naturaleza y
características de la sociedad de gananciales. Ésta es un patrimonio de afecta-
ción de administración conjunta y reglada; es decir un conjunto de bienes des-
tinado a la satisfacción de las cargas del hogar común, cuya composición y
administración está definida por ley. Pero la acción conjunta solo está prevista
para actos de disposición o que comprometan el patrimonio común, no para
actos de adquisición. Es por ello que cuando un cónyuge adquiere un bien, por
la concertación de una compraventa, por ej., las relaciones obligacionales acti-
vas –exigir la entrega de la cosa, exigir su transferencia si no se ha producido ya
por vía del contrato, etc.– recaen en el cónyuge que celebró el acto negocial, no
en ambos. Otra cosa es qué situación real tendrá el bien, vale decir, cuál será el
efecto que esa adquisición tendrá en el patrimonio común y en qué calidad
ingresará a él; esto lo define la ley. En suma, que hay que distinguir muy bien
entre negocios a favor del patrimonio ganancial y negocios a cargo o en detri-
mento del mismo. Y también hay que distinguir entre las partes de un negocio
jurídico y los efectos que de él se desprenden, para ellas o para terceros.
Pero los deudores de una obligación nacida en un acto negocial no pueden
negarse a cumplir las obligaciones asumidas en él solo por el estado civil y
familiar patrimonial de su deudor. Al pagar o cumplir con el cónyuge con el cual
han negociado el pago está bien hecho y no es indebido, vale decir, tiene fuerza
cancelatoria.
En estos autos los Sres. Teófilo Morales Cocuesta y Blanca Doncel de Mo-
rales se han obligado a transferir al Sr. Julián Doncel Velázquez; esa es la
configuración sujetiva de la relación obligatoria y de su legitimación; otra cosa
muy distinta es a dónde ingresaran los bienes: si a la masa de gananciales o al

[ 251 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

patrimonio propio de alguno de ellos. Esto último no le concierne al deudor de


la obligación. Así pues, las alegaciones de los demandados en cuanto a la legiti-
mación carecen de sustento.
Finalmente debemos analizar el acto y documento sobre cuya base el actor
demanda la escrituración, glosado a fs. 82. Se trata de un reconocimiento de
deuda. Como tal es un acto unilateral otorgado sólo por los deudores y regido por
normativa de los art. 1800 y sgtes. del Cód. Civ. En dicho acto los demandados
reconocen la obligación de transferir las cuotas sociales de la empresa Curupa-
yty S.R.L., cuando el Sr. Julián Doncel Velázquez lo exija. Ni este reconocimien-
to de deuda, ni el acuerdo negocial simulatorio del cual la obligación proviene
han sido puestos en entredicho o se ha objetado su validez, así pues conservan
plenamente su eficacia y efectos. La obligación de transferir a sido asumida y
ella solo puede contenerse en escritura pública, al hacer relación con cuotas
societarias cedidas también bajo dicha forma. De todo ello se concluye que la
acción de escrituración es procedente. La sentencia que así lo decide debe ser
confirmada.
En cuanto a las costas corresponde su imposición, en ambas instancias, a
la parte perdidosa, de conformidad con lo establecido en el art. 203 del Cod. Proc.
Civ.
A sus turnos los Dres. Villalba Fernández y Martínez Prieto, manifestaron
que votan en el mismo sentido.
Con lo que terminó el acto, firmando los Sres. Miembros de conformidad y
quedando acordada la sentencia que sigue a continuación, todo por ante mí, de
lo que certifico.
VISTO: El mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos, el
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala,
RESUELVE:
DESESTIMAR el recurso de nulidad.
CONFIRMAR la sentencia recurrida.
IMPONER las costas, en ambas instancias, a la perdidosa.
ANÓTESE, regístrese, y remítase copia a la Excma. Corte suprema de
Justicia.
Magistrados: BUONGERMINI PALUMBO, VILLALBA FERNÁNDEZ y
MARTÍNEZ PRIETO.
Ante mí: Pablo Costantini, Actuario.

[ 252 ]
JURISPRUDENCIA

ACUERDO Y SENTENCIA N° 20

Cuestión Debatida: La transformación societaria realizado en una fecha


muy posterior al hecho (accidente de tránsito) que produjo el crédito, pero ante-
rior a la iniciación de la demanda, contestada y tramitado el juicio en su totali-
dad como si existiera todavía la sociedad transformada, recurre en esta instan-
cia, el demandado por apelación y nulidad alegando que no puede aplicarse la
norma prevista en el Art. 1186 del C.C.
PRINCIPIO DE BUENA FE.
La demandada, por el principio de buena fe, debió alegar la transformación
societaria al contestar la demanda y no lo hizo aun estando ya transformada la
misma y el juicio se tramitó en su totalidad como si existiera todavía la sociedad
transformada, por lo tanto se afectó este principio procesal, pues en la actitud
de la ahora apelante existe una conducta ilícita por ocultamiento, porque al
contestarse la demanda ya se debió hacer notar al juzgado este hecho pero al no
hacerlo así es que se obró de mala fe, y tampoco el mismo puede decir que
desconocía la transformación, correspondiendo por tanto confirmar íntegra-
mente la resolución apelada.
SOCIEDAD. Acto ilícito. Mala fe.
No se puede alegar la propia mala fe para eludir la responsabilidad, es un
principio jurídico que nadie puede sacar provecho de su propio acto ilícito y es
un ilícito ocultar la transformación societaria.
SOCIEDAD. Transformación de la sociedad. Obligaciones. Respon-
sabilidad.
Es relevante jurídicamente es que el hecho que suscita la demanda se
produjo cuando la sociedad era aún una sociedad de responsabilidad limitada y
el Art. 1186 C.C. establece que las obligaciones existentes antes de la transfor-
mación no se disuelven ni afectan los derechos adquiridos bajo la forma societa-
ria transformada, y que la sentencia se haya dictado con posterioridad no quiere
decir que ahí nace el derecho, solo se lo declara pues el derecho ya nació con el
hecho (accidente de tránsito) sobre el cual se pide resarcimiento, correspondien-
do por tanto confirmar la resolución apelada.
SOCIEDAD. Transformación de la sociedad. Obligaciones.
La norma establecida Art. 1186 del C.C. es clara y la causa de la obligación,
un hecho extracontractual, que se produjo antes de la transformación y la trans-

[ 253 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

formación no disuelve la misma y siendo así debe confirmarse la resolución


apelada e imponer las costas a la perdidosa.
EXCEPCIÓN DE NULIDAD. EXCEPCIÓN DE INHABILIDAD DE
TÍTULO.
La excepción de nulidad planteada por la supuesta falta de identidad entre
la persona demandada y la condenada en el fallo, los argumentos de autos hacen
verdaderamente a la excepción de inhabilidad de título y nada tienen que ver
con los supuestos excepcionales de nulidad, por lo que la excepción de nulidad
rechazada y los argumentos en ella vertidos deben ser estudiados en la inhabi-
lidad.
SENTENCIA.
La entidad jurídica se ha presentado a mostrarse parte del juicio declara-
tivo como demandada, luego de la notificación, contesta la demanda, la compa-
recencia a juicio la hace en forma espontánea y por propia iniciativa y durante
toda la tramitación de la causa no objetó la discrepancia de designación del
nombre ni la diferente forma societaria que revestía respecto de la designada
como accionada por el actor, no opuso excepción de falta de acción, ni tan siquie-
ra una excepción de defecto legal relativa a esta diferencia, y al examinar la
sentencia a ser ejecutada, se observa que el juez condena a una persona jurídica
sin emplear conjunciones ambiguas, cuya decisión la condenada apeló, sin
embargo no interpuso recurso de aclaratoria, dejándola, así, consentida y por
ende, la decisión tomada en dicha resolución ya no puede ser objeto de agravios.
SENTENCIA. Efectos de la sentencia.
Mediante la sentencia el juez crea una norma individual que constituye
una nueva fuente reguladora de la situación jurídica controvertida en el proceso
y que, como manifestación del ejercicio de la función jurisdiccional, debe ser
acatada por las partes y respetada por los terceros, y el efecto natural de toda
sentencia consiste por consiguiente en su obligatoriedad e imperatividad, pues
si así no fuese es obvio que ella carecería de objeto y de razón de ser.
SOCIEDAD. Transformación. Cambio de forma jurídica.
La transformación de una sociedad no la extingue, solo constituye un cam-
bio en su forma jurídica y eventualmente en su objeto, la persona jurídica de-
mandada era una sociedad de responsabilidad limitada que fue transformada
a una sociedad anónima antes de que se incoara contra ella el juicio de conoci-
miento, de todas maneras, la transformación de una sociedad no libera a la

[ 254 ]
JURISPRUDENCIA

entidad ni a los socios de las responsabilidades sociales anteriores a la transfor-


mación, debiendo la sentencia apelada ser confirmada.
LITIGANTE DE MALA FE.
La actitud procesal de la demandada se aproxima peligrosamente a la
litigación de mala fe, pues, en vez de aclarar su nueva forma societaria, la cual
no podía desconocer al tiempo de la contestación de la demanda de daños, la
accionada se limita a tomar parte en el juicio como causa propia, pretendiendo
luego aprovechar el equívoco que ella misma ha contribuido a crear y ha ocul-
tado, al ver que las resultas del juicio le eran adversas.
SOCIEDAD. Obligaciones.
No habiendo la ejecutada negado que la empresa demandada haya sido
antecesora de la actual sociedad anónima, y sucesora de ésta, por el contrario,
los documentos arrimados dan cuenta de esta sucesión, la cual no extingue ni la
sociedad ni sus obligaciones, que en consecuencia, la alegación de la falta de
correspondencia de la forma societaria de la ejecutada no puede fundar la inha-
bilidad de título ni inhibir la ejecución, correspondiendo en definitiva confirmar
la sentencia apelada.
TApel. Civ. y Com. Tercera Sala 15/03/13 “JOSÉ CARLOS QUINTO RO-
JAS MARTÍNEZ C/ EMPRESA DE TRANSPORTE CNEL. PANCHITO LÓ-
PEZ S.A., LINEA 29 S/ IND. DE DAÑOS Y PERJUICIOS (Ac. y Sent. Nº 20)
Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y
votar las siguientes;
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada?
En su caso, ¿se dictó conforme a derecho?
Practicado el sorteo de ley resultó el siguiente orden de votación: VILLAL-
BA FERNÁNDEZ, BUONGERMINI PALUMBO Y MARTÍNEZ PRIETO.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA, EL DR. VILLALBA FERNÁN-
DEZ, DIJO: Este recurso no fue expresamente fundamentado ante esta Alzada,
aun cuando en el petitorio se pidiera la nulidad solo se pidió la revocatoria, dado
que no se hizo la fundamentación, en forma discriminada al recurso de apela-
ción. y no existiendo vicio alguno que amerite la nulidad de oficio, corresponde
declarar desierto este recurso, conforme lo establecen los Arts. 15 inc. b), 113 y
404 del Código Procesal Civil.
OPINIÓN DE LA DRA. BUONGERMINI PALUMBO. DIJO: RECURSO
DE NULIDAD: Me adhiero al criterio del preopinante en este punto.-

[ 255 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

A SU TURNO EL DR. MARTÍNEZ PRIETO, MANIFESTÓ: Que se adhie-


re al voto precedente.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, EL DR. VILLALBA FER-
NÁNDEZ, DIJO: Este recurso interpuesto por una de las parte ha sido contra
la S.D. Nº 341 de fecha 04 de junio de 2012, en la que se resuelve: “..No hacer
lugar a las excepciones de nulidad e inhabilidad de titulo opuesta por la empre-
sa de Transporte Panchito López y llevar adelante la ejecución contra los ejecu-
tados.
Que, la parte apelante, se agravia contra la sentencia mencionada en la
parte que rechaza la excepción de nulidad sosteniendo que, aún cuando no este
prevista como una excepción en la ejecución de sentencia, aun así, dicha excep-
ción debe ser atendida fundado en el principio IURA CURIA NOVIT, atendien-
do a que el juzgado de primera instancia lo rechazo, en razón de que dicha
excepción de nulidad no puede ser planteada en una ejecución de sentencia. La
inexistencia de dicha excepción como defensa no puede ser suplida por ser estu-
diada a través del principio Iura Curia Novit, pues lo que no esta permitido
como excepción no puede ser adaptada para adecuarlo, pues las excepciones en
la ejecución tienen carácter restrictivo, y usar la vía indicada por el excepcio-
nante sería violar la ley, por tanto, no corresponde considerar siquiera esta
excepción.
En cuanto al rechazo de la excepción de inhabilidad de titulo, cabe señalar
que la ejecución se refiere a una sentencia que concluye un juicio que se había
iniciado contra la empresa Panchito López S.R.L. pero en la ejecución se realizo
contra la empresa Pachito López S.A. dado que la misma se ha transformado de
una sociedad de responsabilidad limitada a una sociedad anónima.
El agravio de la parte apelante se basa en que la transformación societaria
se realizo en una fecha anterior a la iniciación de la demanda y que, por tanto,
no puede aplicarse la norma prevista en el Art. 1186 del C.C. El argumento del
apelante se basa en que la transformación de la sociedad se realizó en fecha 4
de octubre de 1994 (fs. 240), antes de la fecha de inicio de la presente demanda,
la cual se realizo en fecha 25 de noviembre de 1995. El fundamento de la expre-
sión de agravio es que “ EN ESE MOMOMENTO LA DEMANDADA YA NO
EXISTÍA COMO PERSONA JURÍDICA, ES DECIR, JURÍDICAMENTE ERA
INEXISTENTE CARENTE DE DERECHOS Y OBLIGACIONES, HA DES-
APARECIDO COMO SUJETO DE DERECHO”.

[ 256 ]
JURISPRUDENCIA

Que entrando a realizar el análisis y estudio del agravio, es que el argu-


mento cae de maduro y en lo que importa es que se admite expresamente que
hubo transformación de la sociedad, solo alega que al existir la nueva forma
societaria ya se debió demandarse como sociedad anónima transformada. El
argumento no resiste un análisis serio, pues el accidente de transito que ocasio-
nó la demanda se produjo el día 29 de noviembre de 1993 (fs.61 de autos) y la
transformación societaria se produjo el día 4 de octubre de 1994 (fs. 240) o sea
mucho después de que se generara el hecho que produjo el crédito, según la
sentencia, pero la situación es más grave aun pues la demanda, estando ya
transformada en una sociedad anónima, fue contestada como si siguiera exis-
tiendo la S.R.L.. ( fs. 76) en fecha 24 de noviembre de 1995. Por el principio de
buena fe ya debió alegarse por demandada la transformación societaria al con-
testar la demanda y no lo hizo aun estando ya transformada la misma. Es mas
el juicio se tramitó en su totalidad como si existiera todavía la sociedad trans-
formada, por lo tanto se afecto el principio de buena fe procesal. En la actitud
procesal de la ahora apelante existe una conducta ilícita por ocultamiento. Al
contestarse la demanda ya se debió hacer notar al juzgado este hecho pero al no
hacerlo así es que se obró de mala fe. El ahora apelante no puede decir que
desconocía la transformación, pues contestó la demanda el 25 de noviembre de
1995 y no dijo nada. Estaba utilizando para realizar actos jurídicos la contextu-
ra jurídica de una sociedad ya disuelta como S.R.L. Y no se puede alegar la
propia mala fe para eludir la responsabilidad. Es un principio jurídico que nadie
puede sacar provecho de su propio acto ilícito y es un ilícito ocultar la transfor-
mación societaria. Lo que es relevante jurídicamente es que el hecho que suscita
la demanda se produjo cuando la sociedad era aun una sociedad de responsabi-
lidad limitada y el Art. 1186 C.C. establece que las obligaciones existentes antes
de la transformación no se disuelven ni afectan los derechos adquiridos bajo la
forma societaria transformada. El hecho que haya salido después la sentencia
no quiere decir que ahí nace el derecho, solo se lo declara pues el derecho ya
nació con el accidente de transito sobre el cual se pide resarcimiento. El Art.
1186 del C.C. es por demás claro que “CUALQUIER SOCIEDAD PUEDE ADOP-
TAR OTRO DE LOS TIPOS PREVISTOS, SIN DISOLVERSE NI AFECTAR
LOS DERECHOS Y OBLIGACIONES EXISTENTES”. La norma transcripta
es clara y la causa de la obligación, un hecho extracontractual, se produjo antes
de la transformación y la transformación no disuelve la misma y siendo así debe

[ 257 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

confirmarse la S.D. Nº 341 de fecha 04 de junio de 2012, e imponer las costas a


la perdidosa.
En conclusión, de todo el criterio expuesto precedentemente por este Miem-
bro corresponde sea confirmada íntegramente la sentencia apelada.
En cuanto a las costas, ellas deberán ser impuestas a la parte perdidosa de
conformidad a lo dispuesto en el Art. 203 del Código Procesal Civil.
OPINIÓN DE LA DRA. BUONGERMINI PALUMBO; DIJO, RECURSO
DE APELACIÓN: En cuanto a este recurso me adhiero al criterio del preopi-
nante y agrego las siguientes disquisiciones.
La cuestión planteada gira en torno de la procedencia de las excepciones de
nulidad e inhabilidad de título opuestas al progreso de una ejecución.
El argumento sustentado, tanto en la excepción de nulidad como el de la
inhabilidad de título, hacen a la supuesta falta de identificación correcta de la
persona jurídica demandada en estos autos. En efecto, el mismo sostiene que se
ha demandado erróneamente a la Empresa de Transporte Panchito López S.R.L.
y no a la Empresa de Transporte Coronel Panchito López S.A.
En lo que hace a la excepción de nulidad vale recordar que dicha defensa no
está prevista en el art. 526 del Cód. Proc. Civil. Ahora bien, la jurisprudencia ha
admitido que la enumeración prevista en el art. 526 no es taxativa y ha acogido
pretorianamente otras defensas que, sin estar enumeradas expresamente en la
ley, impiden sin embargo el progreso de la ejecución, como vgr. La excepción de
falta de acción, ya sea de legitimación activa o pasiva en la causa, la cual se
considera en cierto modo implícita en la excepción denominada “falsedad de la
ejecutoria”. Así también se ha admitido para ciertos casos especiales la excep-
ción de nulidad cuando se violan requerimientos formales de la intimación de
cumplimiento de la sentencia y existe un perjuicio cierto que alegar. La doctrina
está también conteste con ello y así se ha pronunciado, diciendo que: “…Pese al
carácter aparentemente limitativo de la enumeración de excepciones contenida
en el CPCN, 506 y normas concordantes, y al margen de la equiparación admi-
tida entre la excepción de inhabilidad de titulo y la de falsedad de la ejecutoria,
por un lado, y entre la de compensación y la de pago, por otro lado, existe una
nutrida jurisprudencia que se ha pronunciado en favor de la admisibilidad, en
el proceso de ejecución de sentencia, de las excepciones de índole estrictamente
procesal como la de incompetencia si la ejecución se promueve ante un órgano
judicial distinto a los previstos por el art. 501 y normas afines; la de falta de

[ 258 ]
JURISPRUDENCIA

personería en el supuesto de que el ejecutante o el ejecutado hayan perdido la


capacidad procesal con posterioridad al pronunciamiento de la sentencia o sea
insuficiente el poder invocado por un nuevo representante {…] la de nulidad de
la ejecución fundada en la existencia de irregularidades procesales que hayan
afectado el derecho de defensa del ejecutado y la de defecto legal si el ejecutante,
frente a una sentencia que condena al pago de cantidad ilíquida, se limita a
diferir al juez la determinación del índice de actualización aplicable.” (PALA-
CIO – ALVARADO VELLOSO, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación,
Rubinzal-Culzani Editores, tomo 9, p.120/121).
Habiendo establecido las precisiones precedentes, corresponde abocarnos
al estudio de las defensas invocadas bajo los mismos argumentos. En autos se
ha planteado la excepción de nulidad, por la supuesta falta de identidad entre
la persona demandada y la condenada en el fallo. Estos argumentos hacen
verdaderamente a la excepción de inhabilidad de título y nada tienen que ver
con los supuestos excepcionales de nulidad explicitados más arriba, por lo que
la excepción de nulidad rechazada y los argumentos en ella vertidos deben ser
estudiados en la inhabilidad.
En primer término debemos decir que el tipo de sociedad –S.A.; S.R.L.;
S.A.C.I.; S.A.E.C.A.; etc.– es sumamente importante dado que cada tipo de
sociedad tiene una forma diferente de constitución así como una responsabili-
dad emergente para sus socios. Es por eso que el mismo Código Civil ordena la
indicación del tipo de sociedad luego de la denominación social de las mismas,
en vista a las responsabilidades que engendra, clases de socios, acciones, etc.
Empero, debemos considerar que la entidad jurídica “Empresa de Trans-
porte Panchito López S.R.L.” se ha presentado a mostrarse parte del juicio
declarativo como demandada, luego de que se diligenciara la cédula de notifica-
ción de fs. 77 por la cual se tenía por iniciada la demanda y se corría traslado de
la misma a una entidad denominada “Empresa de Transporte Panchito López
S.R.L.”, contestando la demanda (fs. 72/76) en fecha 24 de noviembre de 1995 y
presentando el poder acreditante de la procura foral a fs. 69/71. La comparecen-
cia a juicio la hace “Empresa de Transporte Panchito López S.R.L.” en forma
espontánea y por propia iniciativa. Durante toda la tramitación de la causa no
objetó la discrepancia de designación del nombre ni la diferente forma societa-
ria que revestía respecto de la designada como accionada por el actor. No opuso
excepción de falta de acción, ni tan siquiera una excepción de defecto legal

[ 259 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

relativa a esta diferencia. Al examinar la sentencia a ser ejecutada vemos que


el juez condena a una persona jurídica sin emplear conjunciones ambiguas,
designándola como “Empresa de Transporte Loma Pytá S.R.L.”. La condenada,
quien apeló dicha resolución, sin embargo no interpuso recurso de aclaratoria,
dejándola, así, consentida. Por ende, la decisión tomada en dicha resolución ya
no puede ser objeto de agravios.
Es sabido que mediante la sentencia el juez crea una norma individual que
constituye una nueva fuente reguladora de la situación jurídica controvertida
en el proceso y que, como manifestación del ejercicio de la función jurisdiccional,
debe ser acatada por las partes y respetada por los terceros. El efecto natural de
toda sentencia consiste por consiguiente en su obligatoriedad e imperatividad,
pues si así no fuese es obvio que ella carecería de objeto y de razón de ser.
Cabe recordar también que la transformación de una sociedad no la extin-
gue, solo constituye un cambio en su forma jurídica y eventualmente en su
objeto. En autos, la persona jurídica demandada era una sociedad de responsa-
bilidad limitada que fue transformada a una sociedad anónima antes de que se
incoara contra ella el juicio de conocimiento. De todas maneras, la transforma-
ción de una sociedad no libera a la entidad ni a los socios de las responsabilida-
des sociales anteriores a la transformación. Asimismo, el doctrinario argentino
Isaac Halperín señala que la forma que reviste a la sociedad tiene una función
instrumental para la realización del objeto, por lo que la ley permite introducir
modificaciones fundamentales en su estructura con los requisitos prefijados por
ella según los tipos (Halperín, pág. 315). Igualmente expresó “Con respecto a la
cuestión de la subsistencia o no de la sociedad transformada, la doctrina más
aceptada y sostenida por Vivante es que en caso de transformación de la socie-
dad la misma subsiste, en vista de que las formas sólo tienen por fin proteger y
actuar la voluntad de los socios, y éstos quieren continuar el ente.” (Halperín,
Isaac. Pág. 315). La tesis del recurrente sobre la falta de integración de la litis
originaria deviene improcedente y extemporánea.
En suma, la recurrente no solo toma parte de una demanda en la que la
designación de la accionada corresponde a su forma societaria anterior, sin
objetar este hecho por las vías pertinentes, como lo hemos visto, sino que ade-
más consiente la resolución de condena.
Una actitud procesal como la referida se aproxima peligrosamente a la
litigación de mala fe. En efecto, en vez de aclarar su nueva forma societaria, la

[ 260 ]
JURISPRUDENCIA

cual no podía desconocer al tiempo de la contestación de la demanda de daños,


la accionada se limita a tomar parte en el juicio como causa propia, pretendien-
do luego aprovechar el equívoco que ella misma ha contribuido a crear y ha
ocultado, al ver que las resultas del juicio le eran adversas.
Amén de ello, la ejecutada no ha negado que la empresa “Panchito López
S.R.L.” haya sido antecesora de la actual sociedad anónima, y sucesora de ésta.
Por el contrario, los documentos arrimados a fs. 240 dan cuenta de esta suce-
sión, la cual, como hemos visto no extingue ni la sociedad ni sus obligaciones.
En consecuencia, la alegación de la falta de correspondencia de la forma
societaria de la ejecutada no puede fundar la inhabilidad de título ni inhibir la
ejecución. La sentencia apelada debe ser confirmada.
En cuanto a las costas corresponde su imposición a la parte perdidosa, de
conformidad con lo establecido en el art. 203 del Cód. Proc. Civ. Es mi voto.
A SU TURNO EL DR. MARTÍNEZ PRIETO, MANIFESTÓ: Que se adhie-
re al voto que antecede por compartir idénticos fundamentos.
Con lo que terminó el acto, firmando los Sres. Miembros de conformidad y
quedando acordada la sentencia que sigue a continuación, todo por ante mí, de
lo que certifico.
VISTO: Por el mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos,
el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala;
RESUELVE:
DECLARAR desierto el recurso de nulidad.
CONFIRMAR en todas sus partes la sentencia apelada.
IMPONER las costas a la perdidosa.
ANÓTESE, regístrese y remítase copia a la Excma. Corte Suprema de
Justicia.
Magistrados: VILLALBA FERNÁNDEZ, BUONGERMINI PALUMBO Y
MARTÍNEZ PRIETO.
Ante mí: Pablo Costantini (Actuario Judicial).

***

[ 261 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 58

Cuestión debatida: La procedencia de un juicio de nulidad de un contrato


promovido contra una sociedad anónima. La pretensión nulificante del actor
gira en torno de dos aspectos diferentes. Por un lado, alega la existencia de un
vicio intrínseco en la formación del contrato, y por el otro, la lesión enorme
ocasionada a su parte.
SOCIEDAD. Confirmación expresa de acto anulable.
El incumplimiento de las formalidades requeridas para obligar válidamen-
te a la firma –consentimiento válidamente expresado por todos los miembros
del colegiado estatutario-, en vistas a la ausencia de representación orgánica
suficiente de los suscriptores del contrato, responde a un interés propio de la
sociedad y, por ende, plenamente subsanable por la vía de la convalidación o
ratificación emanadas de la misma entidad.
SOCIEDAD. Confirmación expresa de acto anulable.
Por Acta de Directorio se puede constatar que el llamado contrato de apar-
cería fue ratificado por un tercer Miembro del Directorio –conforme el requisito
de los estatutos sociales–, con los alcances de los arts. 347 y 371 del Cód. Civ.
Independientemente de la denominación que le han dado los otorgantes al con-
trato, se trata aquí más propiamente de un acto de convalidación expresa.
SOCIEDAD. Confirmación tácita de acto anulable.
La firma demandada, quien tiene el interés jurídicamente tutelable para
reclamar la nulidad del contrato, considera al mismo válido y ha proyectado su
normal ejecución, oponiéndose expresamente a su invalidación. Efectivamente,
el susodicho contrato fue ejecutado aparentemente de manera normal, hasta la
fecha de promoción de la presente demanda. Así pues, se ha operado también la
confirmación tácita del contrato.
LESIÓN. PROCEDENCIA.
Existen en la lesión dos condiciones esenciales para su procedencia: 1°) la
desproporción entre las prestaciones -elemento objetivo- y; 2°) la explotación de
la condición del cocontratante, a saber: inexperiencia, ligereza o necesidad –ele-
mento subjetivo–.
TApel. Civ. y Com. Tercera Sala 14/06/13 “RICHARD ANDRES VAN HUM-
BEECK ROMEI C/ AGROGANADERA GRALECAR S.A. Y OTRO S/ NULI-
DAD DE ACTO JURÍDICO” (Ac. y Sent. Nº 58).

[ 262 ]
JURISPRUDENCIA

Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y


votar las siguientes;
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada?
En su caso, ¿se dictó conforme a derecho?
Practicado el sorteo de ley resultó el siguiente orden de votación: VILLAL-
BA FERNÁNDEZ, BUONGERMINI PALUMBO Y MARTÍNEZ PRIETO.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL DR. NERI E. VILLALBA
FERNANDEZ, DIJO: El recurrente ha desistido de este recurso interpuesto, y
siendo, los agravios vertidos por el mismo en sustento de este recurso pudiendo
ser resuelto por vía de la apelación también ejercitada, por ende dicho recurso
debe ser declarado desierto al no haberse constado en la resolución examinada
vicios u omisiones procesales de naturaleza solemne o formal que autoricen a
éste Tribunal a una declaración de nulidad de oficio, conforme lo establecen los
Arts. 15 inc. b), 113 y 404 del Código Procesal Civil.
OPINIÓN DE LA DRA. BUONGERMINI PALUMBO, A LA PRIMERA
CUESTIÓN PLANTEADA, DIJO: El Abg. FEDERICO DUARTE ORTIZ, re-
presentante convencional de la firma AGROGANADERA GRALECAR S.A.,
desistió expresamente del recurso de nulidad por él interpuesto; y dado que no
se advierten en la sentencia recurrida vicios o defectos que autoricen a declarar
de oficio su nulidad, el recurso debe tenerse por desistido.
A SU TURNO EL DR. MARTÍNEZ PRIETO, MANIFESTÓ: Que se adhie-
re al voto precedente.
A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA, EL DR. VILLALBA FER-
NÁNDEZ PROSIGUIÓ DICIENDO: Por la sentencia apelada Nº 223 de fecha
02 de abril de 2012. la instancia anterior resolvió: “1. HACER LUGAR, con
costas, a la demanda ordinaria de nulidad de contrato deducida por RICHARD
ANDRÉS VAN HUMBEECK ROMEI en contra de AGROGANADERA GRA-
LECAR S.A. ; y en consecuencia, declarar la nulidad del contrato de aparcería
de fecha 06 de enero de 2006, suscripto entre RICHARD ANDRÉS VAN HUM-
BEECK ROMEI y el Presidente de la firma AGROGANADERA GRALECAR
S.A. RUBÉN HERMINIO FARÍAS ISASI y su Director Titular VICENTE
QUIÑÓNEZ INGOLOTTI, cuyas copias autenticadas obran a fs. 9/12 y 93/96 de
autos. 2. ANOTAR…” (fs. 858/867).
De dicha sentencia recurre la parte demandada y presenta su escrito de
expresión de agravios, que obra a fs. 871/875, manifestando su desacuerdo con

[ 263 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

la sentencia pronunciada por el a quo. Contra ella argumenta, que el a quo no


ha valorado todas las pruebas obrantes en el juicio, así, el Acta del Directorio Nº
10 de fs. 745/746, que subsana la falta de firmas, la inexistencia de la lesión por
parte del actor, el actor ha vendido el inmueble objeto de la aparcería antes de
haber iniciado el presente juicio, el actor al momento de suscribir el contrato era
vicepresidente de la firma demandada, conociendo las clausulas de los estatu-
tos. Términa su exposición con la formulación del petitorio de rigor.
La contraparte contesta su escrito de contestación de fs. 877/881. Manifies-
ta, que su parte ha concurrido a la firma del contrato de aparcería en su carácter
de propietario del inmueble objeto del contrato, que la falta de todas las firmas
que dispone la Clausula 7º de los estatutos sociales causa la nulidad del contrato
y el acta del directorio no suple el vicio del contrato. Culmina su contestación con
el petitorio de confirmación de la sentencia.
De las constancias de autos, y a los efectos del reexamen de la sentencia en
alzada, se constata que el accionante en fecha 06 de octubre de 2006 presenta
la acción de nulidad del contrato privado de aparcería de fecha 06 de enero de
2006 celebrado con la firma AGROGANADERA GRALECAR S.A., argumen-
tando que el contrato es nulo al no cumplirse lo dispuesto por los estatutos
sociales con la firma de tres de los miembros del directorio de la sociedad, cuan-
do el negocio supere los Gs. 50.000.000, tal como sucede en este caso.
Entonces, conforme a un análisis objetivo de las constancias de autos se
constata que efectivamente el contrato fue suscripto por el Presidente del ente
y uno de sus Directores, faltando la firma del tercer Director, conforme lo exige
la Clausula Séptima de los Estatutos Sociales de la firma AGROGANADERA
GRALECAR SOCIEDAD ANONIMA.
Pero, aún ante la existencia de ese requisito impuesto por los estatutos no
significa que el acto jurídico sea nulo. Al respecto el Art. 357 del Código Civil
Paraguayo establece en sus incisos los casos en que el acto jurídico es nulo, que
tratándose como en este caso, se subsumiría en el inciso d). Siempre y cuando
en el contrato se hayan estampado firmas de agentes que no están autorizados
por los estatutos para obligar a la persona jurídica. Lo cual, no es este el caso ya
que el contrato fue suscripto por el Presidente y un Director, autorizados por los
estatutos. Consecuentemente no podemos hablar de una acto jurídico nulo.
Evidentemente, el acto (contrato de aparcería) contiene un defecto intrín-
seco cual es la falta de firma del tercer Director, pero estamos hablando de un

[ 264 ]
JURISPRUDENCIA

defecto parcial, que no hace imposible su realización, siendo por ende anulable
el acto. Sabido es entonces, que si el acto es anulable, a pesar de su defecto puede
ser confirmado.
Así, tratándose de un acto anulable de acuerdo a lo previsto en el Art. 359
segundo párrafo, que dice: “…Cuando el acto es anulable, no podrá procederse
sino a instancias de las personas designadas por la ley…”. Lógicamente, que la
persona que pretende la anulación del acto debe probar el perjuicio que le ha
causado el vicio, en este caso, el actor RICHARD ANDR´RS VAN HUMBEECK
ROMEI.
Ahora, considerando que el acto jurídico contiene un vicio parcial –falta de
firma del tercer Director– que lo hace anulable, quien pretende su impugnación
no puede invocar la nulidad por la nulidad misma, sino que necesariamente
debe acreditar el perjuicio que le ha causado el acto defectuoso. En este caso, el
demandante invoca como vicio del acto la falta de firma del tercer Director del
ente. Pero, la ausencia de la firma del tercer Director no lesiona la voluntad del
contratante el señor RICHARD ANDRÉS VAN HUMBEECK ROMEI, sino más
bien, es la misma persona jurídica quien podría verse afectada por el vicio ante
la falta de todas las firmas requerida por los estatutos. Es decir, tendría que ser
la firma AGROGANADERA GRALECAR S.A. quien invoque el vicio por la
ausencia de un requisito impuesto por los estatutos.
Por otro lado, el accionante ha opuesto la demanda de nulidad como parti-
cular contratante con la persona jurídica de la cual también es integrante.
Significa que el actor no ha invocado la lesión que le pudiera causar a la persona
jurídica el vicio del contrato en su calidad de integrante de la sociedad, sin
perjuicio que el Art. 1116 del Código Civil Paraguayo hace referencia a la acción
que tiene un socio o un tercero cuando los actos ejercitados por los administra-
dores le afectan los derechos de aquel en forma directa, porque el actor tampoco
ha invocado el incumplimiento del contrato por parte de la firma demandada.
Otro elemento relevante que se constata en este juicio es que el Directorio
de la sociedad ha ratificado la validez del contrato. En ese sentido, el Directorio
como órgano colegiado de la persona jurídica es quien detenta la administración
del ente, al decir de Isacc Halperin “…El directorio no actúa individualmente –
salvo el supuesto del directorio integrado por un solo director o disposición
expresa del estatuto–: lo hace el colegio. Quien administra es el directorio…”
(MANUAL DE SOCIEDADES ANONIMAS, Isaac Halperin, Edit. Depalma,

[ 265 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

Bs. As., Argentina, Año 1964, pág. 204), tal y como lo regula el Parágrafo V del
Código Civil Paraguayo. Que, al haber el Directorio, por acta, convalidado el
contrato suscripto con el demandante, queda subsanado el vicio anulable en
virtud de lo dispuesto por el Art. 366 de la disposición legal de fondo, que dice:
“Se tendrá por confirmado un acto anulable cuando por otro válido, quien tuvie-
re el derecho para pedir la anulación, hiciere desaparecer los vicios, siempre que
lo realizare después de cesar la incapacidad o defecto de que provenía la inva-
lidez.”. Concordante con el Art. 367 del mismo orden legal, que expresa: “La
confirmación puede ser expresa o tácita. El instrumento de confirmación expre-
sa debe contener, bajo pena de nulidad, la substancia del acto que se quiere
confirmar, el vicio de que adolecía y la manifestación de la intención de reparar-
lo.”, conforme al Acta Nº 10 de fecha 10 de febrero de 2006, del Directorio.
En cuanto, al argumento del actor de la violación de la Ley Nº 1863/02
“Estatuto Agrario”, en sus Arts. 82 inc. b) y 83, estos no son validos, ya que, de
nuevo el demandante expone motivos de supuesta lesión que más bien deben
ser invocados por la contratante la firma AGROGANADERA GRALECAR S.A.,
en primer lugar, porque el Art. 82 en su inc. b) establece el canon en dinero o
producto que el aparcero deba pagar al propietario del inmueble rural, en este
caso la persona jurídica y el Art. 83 prevé el tiempo en que debe establecerse el
pago del precio de arrendamiento o aparcería. Como ya lo habíamos fundamen-
tado en párrafos anteriores, el actor el señor RICHARD ANDRÉS VAN HUM-
BEECK ROMEI, no ha opuesto la demanda de nulidad ni como socio no como
coadministrador de la sociedad, sino como particular contratante con la firma
demandada, es decir, con intereses contrapuestos a la contratante. En todo caso,
el incumplimiento de lo dispuesto en los Arts. 82 y 83 del Estatuto Agrario solo
le puede causar agravio a la firma demandada.
Por otro lado, en el contrato celebrado entre el demandante y la demandada
–conforme su análisis– no se observan ventajas manifiestamente desproporcio-
nadas a favor de la sociedad, por tanto, cualquier pretensión de lesión que se
pueda invocar no reúne las condiciones previstas en el Art. 671 del Código Civil
Paraguayo, que dice: “Si uno de los contratantes obtiene un ventaja manifiesta-
mente injustificada, desproporcionada con la que recibe el otro, explotando la
necesidad, la ligereza o la inexperiencia de este, podrá el lesionado, dentro de
dos años demandar la nulidad del contrato o su modificación equitativa. La
notable desproporción entre las prestaciones hace presumir la explotación, sal-
vo prueba en contrario”.

[ 266 ]
JURISPRUDENCIA

En conclusión por todos los fundamentos expuestos en los términos prece-


dentes, es criterio de este Miembro que la resolución recurrida debe ser revoca-
da. En consecuencia, no hacer lugar a la presente demanda de nulidad de acto
jurídico opuesta por el señor RICHAR ANDRÉS VAN HUMBEECK ROMEI en
contra de la firma AGROGANADERA GRALECAR S.A. Y OTRO.
En cuanto a las costas, ellas deberán ser impuestas a la parte perdidosa de
conformidad a los dispuesto en los Arts. 192 y 203 del Código Procesal Civil.
OPINIÓN DE LA DRA. BUONGERMINI PALUMBO; A LA SEGUNDA
CUESTIÓN PLANTEADA PROSIGUIÓ DICIENDO: El Abg. FEDERICO
DUARTE ORTIZ, representante convencional de la firma AGROGANADERA
GRALECAR S.A., se agravia de la sentencia dictada por el inferior en su escrito
obrante a fs. 871/875 de autos. Manifiesta que la normativa invocada por el a
quo para sustentar su decisión, son inaplicables al caso de autos. Expresa que
no fue trasegada ni siquiera mencionada una sola norma que aluda a los contra-
tos en general, ni a la nulidad. Sostiene que existe un yerro en la apreciación de
los hechos, así como en la valoración de los elementos probatorios existentes en
autos. Arguye que existe claramente un error in iudicando por parte del a quo,
dado que la resolución fue dictada con evidente error de facto, surgida de la
apreciación equivocada de los hechos y de la falta de valoración de las pruebas.
Alega que el juez inferior analizó exclusivamente y en forma aislada sólo los
estatutos sociales de la firma Agroganadera Gralecar S.A., y soslayó todas las
demás pruebas ofrecidas y diligenciadas por la parte demandada. Aduce que si
bien el ordenamiento jurídico de la República no obliga a los Magistrados a
analizar todas las pruebas, sino aquellas que sean conducentes, so pretexto de
tal prerrogativa el inferior no pudo haber dejado de lado la relevancia jurídica
y práctica que para el caso reviste el contenido y los alcances del acta de direc-
torio Nº 10 de fecha 10 de febrero de 2006, por medio de la cual se ha subsanado
el inconveniente respecto de la falta de firma de uno de los directivos de la
entidad, atendiendo a que a todos los intervinientes les pasó inadvertido en la
suscripción del contrato de aparcería lo establecido en la cláusula 7ª de los
estatutos sociales. Dice que el a quo soslayó aplicar los efectos jurídicos que
traen aparejados los arts. 347 y 371 del Cód. Civ., los cuales determinan que la
ratificación equivale a la representación, y que tiene efectos retroactivos al día
del acto, es decir, al haber los directivos confirmado y ratificado el contrato de
aparcería, se saneó el pretendido vicio, sin ocasionar perjuicio alguno para los

[ 267 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

intervinientes del acto ni para terceros. Manifiesta que otro error del senten-
ciante consiste en que si bien se pronunció respecto de la nulidad requerida, al
haberla acogido se apartó de considerar y analizar la pretendida lesión enorme
que no fue demostrada. Expresa que el a quo soslayó igualmente una prueba
elemental para demostrar la inviabilidad de la demanda, como lo constituye la
confesoria del Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei, por medio de la cual
el propio demandante reconoció haber vendido la finca objeto del contrato de
aparcería a solo seis meses de haberlo suscrito, a sabiendas de que la vigencia
del documento se extendía hasta el 30 de abril de 2016, es decir, sin siquiera
haber dado inicio a la presente acción. Sostiene que el juez inferior olvidó prin-
cipios elementales de juicios como el que nos ocupa, como lo son el principio de
la trascendencia de la nulidad y el principio de finalidad, ya que la parte contra-
ria no alegó ni mucho menos demostró cuál fue el perjuicio que supuestamente
le ocasiona el documento cuya nulidad requiere. Arguye que el magistrado de
primera instancia pasó por alto el hecho de que al momento de celebrar el
contrato de aparcería el Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei fungía de
Vicepresidente de la firma con la que entonces contrató, y a la que hoy demanda,
por lo que aun cuando el documento menciona que su intervención contractual
provenía de su condición de dueño del fundo, ello no constituye argumento
válido para relevarle de responsabilidad, pues el mismo sabía la existencia de
la cláusula 7ª de los estatutos sociales, y sin embargo a sabiendas consintió o
asintió en que así se procediera. Alega que la doctrina de los actos propios
concede particular importancia a la conducta anterior mantenida por las par-
tes, impidiendo mediante una presunción iuris et de iure que una persona nie-
gue o afirme la existencia de un hecho determinado, en virtud de haber antes
ejecutado un acto, hecho una manifestación o formulado una negativa en el
sentido precisamente opuesto. Por último solicita se dicte resolución revocando
la sentencia recurrida, con costas.
El Abg. JUAN VICENTE RAMÍREZ CATALDO, representante convencio-
nal del Sr. RICHARD ANDRÉS VAN HUMBEECK ROMEI, contesta dichos
agravios en su escrito obrante a fs. 877/881 de autos. Manifiesta que el recurren-
te pretende hacer creer que el acta de directorio Nº 10 de fecha 10 de febrero de
2006 ha subsanado el inconveniente de la falta de firma de uno de los miembros
del directorio de la firma demandada, y que con ella se estaría ratificando auto-
máticamente el contrato de aparcería, sin embargo se ha olvidado de lo dispues-

[ 268 ]
JURISPRUDENCIA

to por el art. 368 del Cód. Civ. Expresa que de la lectura de la citada acta se
puede observar que tanto el presidente de la firma demandada, Sr. Rubén Her-
minio Farías Isasi, como uno de los miembros del Directorio, Sr. Vicente Quiñó-
nez, tenían pleno conocimiento del hecho de que la cláusula 7ª de los estatutos
sociales había sido violada. Sostiene que conforme con la cláusula 7ª de los
estatutos sociales de la firma demandada el contrato de aparcería de fecha 06
de enero de 2006 carece de validez, dado que no fue suscrito por dos miembros
del directorio y, por tanto, el mismo es nulo. Arguye que todas las afirmaciones
vertidas por el a quo en el considerando de la resolución recurrida se ajustan a
la verdad. Por último solicita se dicte resolución confirmando la sentencia recu-
rrida, con costas.
En autos se discute la procedencia de un juicio de nulidad de un contrato,
aparentemente de aparcería, suscrito entre la firma Agroganadera Gralecar
S.A. y el Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei.
Se impone con carácter preliminar, vistos los plausibles agravios del recu-
rrente, analizar sucintamente las argumentaciones que hacen al supuesto error
in iudicando en que habría incurrido el juzgador inferior en relación con las
pruebas.
El Abg. Federico Duarte Ortiz alega, fundamentalmente, que el magistra-
do inferior analizó exclusivamente y en forma aislada sólo los estatutos sociales
de la firma Agroganadera Gralecar S.A., y soslayó todas las demás pruebas
ofrecidas y diligenciadas por la parte demandada.
Aquí debemos recordar que la apreciación de la prueba es el acto mediante
el cual el juez o el tribunal se pronuncia acerca de la eficacia o atendibilidad de
aquélla, en oportunidad de dictar sentencia definitiva, a fin de formar su convic-
ción sobre la existencia o inexistencia de los hechos controvertidos en el proceso.
Es de suma importancia traer a colación lo dispuesto por el art. 269 del Cód.
Proc. Civ. El mencionado artículo textualmente expresa: “Salvo disposición le-
gal en contrario, los jueces formarán su convicción de conformidad con las reglas
de la sana crítica. Deberán examinar y valorar en la sentencia todas las
pruebas producidas, que sean esenciales y decisivas para el fallo de la
causa. No están obligados a hacerlo respecto de aquellas que no lo
fueren” (las negritas son propias).
Así pues, los Jueces no están obligados a ponderar una a una y exhaustiva-
mente todas las pruebas agregadas a la causa, sino sólo aquellas que se estimen

[ 269 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

conducentes para fundar sus conclusiones; ni tampoco precisan tratar todos los
temas expuestos, ni analizar todos los argumentos utilizados que a su juicio no
sean decisivos. En el terreno de la apreciación de la prueba el juzgador puede
inclinarse por la prueba que le merece mayor fe, en concordancia con los demás
elementos de mérito que pudieran constar en el expediente; en definitiva, ello
es una facultad privativa del magistrado y de su iter lógico de juzgamiento; por
tanto, tienen potestad en la discriminación de las mismas, pudiendo preferir
unas y descartar otras.
En efecto, la ley procesal consagra el principio de la libre apreciación de las
pruebas, y el poder del juez de obrar con libertad en su tarea de valoración. Sin
embargo, hay que apuntar que la apreciación libre no es sinónimo de discrecio-
nalidad absoluta del órgano judicial, cuyo arbitrio en todo caso se halla limitado
por pautas objetivas que no puede desechar sin riesgo de incurrir en arbitrarie-
dad. El material probatorio debe ser analizado en su conjunto, desde que pro-
banzas que aisladamente consideradas pudieran ser objeto de reparos, débiles
o imprecisas, en muchos casos se complementan entre sí de tal manera que
unidas llevan al ánimo del juez la convicción suficiente para tener por acredita-
dos los hechos.
Entonces, la sola omisión de considerar el examen de determinada prueba
no configura per se agravio atendible si el fallo apelado contempla y decide
aspectos singulares de la cuestión y la resuelve con otros elementos de juicio.
En el caso que nos atañe, si bien el Juez de Primera Instancia en lo Civil y
Comercial del Duodécimo Turno, en el considerando de la sentencia recurrida,
analizó exclusivamente el contrato de aparcería y los estatutos sociales de la
firma Agroganadera Gralecar S.A., no por ello se puede sostener que su criterio
está defectuosamente fundamentado.
En suma, atendiendo a las breves consideraciones expuestas, el agravio del
recurrente que guarda relación con el supuesto error in iudicando en que habría
incurrido el inferior, debe ser desestimado como agravio autónomo, y solo ha de
ser considerado en relación con el análisis de las pretensiones sustanciales de la
litis.
A continuación, pues, pasaremos estudiar las cuestiones sometidas al arbi-
trio de este Tribunal y que refieren al fondo del litigio.
Antes de delimitar el thema decidendum, habremos de proceder a una
exposición de las argumentaciones vertidas por las partes en sus escritos de

[ 270 ]
JURISPRUDENCIA

demanda y conteste, y por el iudex a quo en el considerando de la sentencia


recurrida.
Los representantes convencionales del Sr. Richard Andrés Van Humbeeck
Romei, en su escrito de promoción de la demanda obrante a fs. 727/737 de autos,
manifestaron que el contrato de aparcería suscrito entre su mandante y la firma
Agroganadera Gralecar S.A. en fecha 06 de enero de 2006 es nulo por dos mo-
tivos. En primer lugar, porque el mencionado contrato debió haber sido suscrito
por tres miembros del directorio de la firma Agroganadera Gralecar S.A., según
lo determinado por la cláusula 7ª de los estatutos sociales, y que, sin embargo,
el mismo fue suscrito sólo por dos de los miembros del directorio. En segundo
lugar, sostienen que es nulo porque las cláusulas primera y segunda del contra-
to violan lo dispuesto por los arts. 82 inc. b) y 83 de la ley 1863/02 –Estatuto
Agrario-, ocasionándole ello una lesión enorme a su parte.
El representante convencional de la firma Agroganadera Gralecar S.A., en
su escrito de contestación de la demanda obrante a fs. 751/762 de autos, mani-
festó que se presume que el Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei, en su
calidad de vicepresidente del directorio de la firma Agroganadera Gralecar S.A.,
jamás podría haber dejado de conocer, con detalle, todas y cada una de las
cláusulas de los estatutos sociales, y, en particular, la que él mismo alega como
vulnerada en el contrato de aparcería que suscribiera, no solamente como pro-
pietario de la Finca N° 3784 del Distrito de San Pedro del Ycuamandyjú, sino
como parte del directorio de la firma demandada. Expresó que ninguno de los
requisitos de la lesión se ha configurado en el caso de autos. Sostuvo que en los
casos de lesión enorme corresponde a la parte accionante explicar y acreditar
por qué ha realizado un acto contrario a sus intereses, así como sus condiciones
de inferioridad y la injusticia de la desproporción excesiva en la prestación, todo
lo cual no se observa en la presentación inicial incoada por el Sr. Richard Andrés
Van Humbeeck Romei.
El Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del Duodécimo
Turno, en el considerando de la S.D. N° 223 de fecha 02 de abril de 2012, indicó
que “...conforme […] al documento agregado a fs. 9/12 de autos, tenemos que el
demandante, RICHARD ANDRÉS VAN HUMNBEECK ROMEI, ha concurri-
do y firmado el contrato de aparcería de fecha 06 de Enero de 2006 en calidad de
propietario de la Finca N°3784 del Distrito de San Pedro del Ycuamandyjú, y no
en su calidad de Vicepresidente de la firma demandada AGROGANADERA

[ 271 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

GRALECAR S.A.” (sic.) Igualmente razonó que “...Efectivamente, y como se


desprende del documento agregado a fs.9/12 de autos, el Juzgado ha constatado
que concurrieron al acto y firma del contrato de aparcería de fecha 06 de Enero
de 2006 solamente RUBÉN HERMINIO FARÍAS ISASI, en su carácter de Pre-
sidente del Directorio de la Firma demandada AGROGANADERA GRALE-
CAR S.A., y VICENTE FERNANDO QUIÑÓNEZ INGOLOTTI, en su carácter
de Director Titular, hecho este con el cual se demuestra claramente la violación
de la citada cláusula séptima de los Estatutos Sociales de la firma demanda-
da...” (sic.). Asimismo concluyó que “...ante tales hechos, tenemos que el contrato
de aparcería de fecha 06 de Enero de 2006 (fs.9/12), carece de validez, desde el
momento mismo de su firma, por la carencia de uno de sus elementos constitu-
tivos esenciales; es decir, la firma del segundo Director de la firma AGROGANA-
DERA GRALECAR S.A., como lo exige la cláusula séptima de su referido Esta-
tuto Social (fs. 691 y vlto/692), ya que por sí solos los señores RUBÉN HERMI-
NIO FARÍAS ISASI, en su carácter de Presidente del Directorio, y VICENTE
FERNANDO QUIÑÓNEZ INGOLOTTI, en su carácter de Director Titular,
carecen de capacidad para obligar a la firma AGROGANADERA GRALECAR
S.A., y por tanto carecen de capacidad para contratar, y la falta de capacidad
proviene de los propios estatutos de la firma demandada, específicamente de la
cláusula séptima...” (sic.).
La impugnación de nulidad del contrato suscrito entre el Sr. Richard An-
drés Van Humbeeck Romei y la firma Agroganadera Gralecar S.A. en fecha 06
de enero de 2006 puede resumirse en las siguientes objeciones: 1°) el contrato
debió haber sido suscrito por tres miembros del directorio de la firma Agrogana-
dera Gralecar S.A., conforme lo dispone la cláusula 7ª de los Estatutos Sociales,
cuando que fue suscrito sólo por dos de los miembros de dicho directorio; 2°) las
cláusulas primera y segunda del contrato violan lo dispuesto por los arts. 82 inc.
b) y 83 de la ley 1863/02 –Estatuto Agrario-; 3°) ello le ocasiona una lesión
enorme a la contratante.
Vemos pues que la pretensión nulificante del actor gira en torno de dos
aspectos diferentes. Por un lado, alega la existencia de un vicio intrínseco en la
formación del contrato, y por el otro, la lesión enorme ocasionada a su parte.
Hemos, pues, de analizar separadamente ambos supuestos.
En primer lugar, estudiaremos las alegaciones del Sr. Richard Andrés Van
Humbeeck Romei referentes a la existencia de un vicio intrínseco en la confor-
mación del contrato.

[ 272 ]
JURISPRUDENCIA

Sabido es que todo acto jurídico posee la finalidad de producir ciertos y


determinados efectos. Por tanto, serán en esos efectos donde eventualmente
residirá su eficacia. Si el acto es instituido, produce sus efectos, y cumple con su
objetivo, el negocio jurídico se extinguirá naturalmente. Si la dinámica del ne-
gocio jurídico es interrumpida, impidiendo que se lleve a cabo la finalidad pre-
vista al tiempo de su institución, la terminación del negocio será anormal. El
acto jurídico finalizará por una causa extraña al curso ordinario de su existen-
cia.
Es así que los actos jurídicos no siempre producen los efectos previstos por
las partes al tiempo de su celebración. Cuando el acto no produce los efectos que
le son propios, el mismo es ineficaz. Esta ineficacia -entendida en el sentido
amplio- puede tener su génesis en la misma formación del acto, o basarse en
circunstancias sobrevinientes a su celebración. Se distinguen así la ineficacia
estructural y la ineficacia funcional.
La ineficacia estructural se configura cuando el acto jurídico carece de uno
de sus elementos esenciales, como consecuencia de un vicio que impide su ade-
cuada constitución. Este es el caso de la nulidad, genéricamente considerada.
La ineficacia funcional, contrariamente, no supone vicios en la formación del
contrato que afecten su estructura, sino presenta inconvenientes en cuanto a la
producción de sus efectos.
Serán así inválidos los negocios jurídicos en los que falte o se encuentre
viciado alguno de sus elementos esenciales, o carezca de algunos de los presu-
puestos necesarios para el tipo de negocio de que se trate. La invalidez es la falta
de idoneidad del negocio para producir sus efectos propios. Por otro lado, serán
simplemente ineficaces los negocios jurídicos en los que, estando presente todos
sus elementos esenciales y sus presupuestos propios de validez, impide su efi-
cacia una circunstancia sobreviniente extrínseca al mismo.
El actor invoca la existencia de un vicio, a su decir, la ausencia de represen-
tación suficiente por parte de las personas que intervinieron en el contrato al
que denominan de aparcería, por parte de la firma Agroganadera Gralecar S.A.,
y su disconformidad con las disposiciones de sus estatutos sociales. En efecto, a
fs. 729/730 de su escrito de promoción de demanda, los Abgs. Juan Vicente
Ramírez Cataldo y Nelson Martínez N., representantes convencionales del Sr.
Richard Andrés Van Humbeeck Romei, textualmente expresaron “...es NULO
porque el contrato de aparcería de fecha 06 de Enero de 2006 debió haber sido

[ 273 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

suscripto por tres miembros del Directorio de AGROGANADERA GRALECAR


S.A., según sus estatutos sociales. Sin embargo, y conforme consta en el contrato
de aparcería de fecha 06 de Enero de 2006 que esta parte sostiene su nulidad, fue
suscripto por sólo dos miembros del Directorio de la firma AGROGANADERA
GRALECAR S.A.; y es decir, por los Señores RUBÉN HARMINIO FARÍAS
ISASI, en su carácter de Presidente del Directorio de AGROGANADERA GRA-
LECAR S.A., y VICENTE FERNANDO QUIÑÓNEZ INGOLOTTI, en su ca-
rácter de Director Titular...” (sic.).
Aquí resulta relevante hacer algunas disquisiciones respecto de la mal
llamada representación legal, más propiamente denominada voluntad orgáni-
ca de la entidad, a fin de encuadrar correctamente lo que alega el actor.
Si bien el Cód. Civ. en su art. 346 y concordantes utiliza el término “repre-
sentación”, la ratio de la normativa que guarda relación con la manifestación de
la voluntad orgánica de las sociedades anónimas no es asimilable propiamente
un mandato o a una representación. Los directores, en su carácter de adminis-
tradores de las sociedades anónimas, constituyen un órgano propio de la socie-
dad.
En efecto, una sociedad anónima –como toda persona jurídica– no puede
actuar sino mediante personas físicas. Dentro del espectro de la sociedad, di-
chas personas físicas integran distintos pero interdependientes grupos denomi-
nados órganos. Estos órganos poseen competencias específicas, pero ninguno de
ellos se reputa igual a la sociedad. Órgano, en este sentido, es el instrumento
apto para emitir declaración de voluntad y necesario legalmente para llevarlas
a ejecución en las relaciones internas y externas de la sociedad (VERÓN, Alber-
to Víctor. 2008. Tratado de las Sociedades Anónimas. Tomo III. Buenos Aires: La
Ley S.A. Pág. 16).
Veamos, para un mayor entendimiento, las diferencias entre las superadas
teorías del mandato y de la representación, y la vigente teoría del órgano.
Para el mandato, el directorio es un simple ejecutor de un conjunto de actos
encomendados por la sociedad en su calidad de mandante. Para el órgano, el
directorio es un elemento integrante de la sociedad misma y, consiguientemen-
te, un elemento típico de la sociedad anónima. Efectivamente, el directorio es el
órgano de la sociedad anónima, a través del cual ésta puede manifestar su
voluntad sin que se suponga la vinculación por una relación contractual de
mandato. Los administradores de una sociedad son personas que integran un

[ 274 ]
JURISPRUDENCIA

órgano necesario de la sociedad y que no pueden actuar aisladamente, es por


ello que no puede atribuírseles la calidad de mandatarios.
Por su parte, entre la representación y el órgano, hay que diferenciar a la
persona del representante y al órgano de la persona jurídica. La representación
supone una separación entre las esferas jurídicas del representante y el repre-
sentado, con el objeto de que parezca posible que el negocio produzca sus efectos
en la persona de quien la realiza. El órgano está excluido de esa separación dado
que éste no es una persona singular que pueda, abstractamente, realizar el
negocio para sí mismo. En cuanto tal, carece de una individualidad jurídica
propia, distinta, e independiente de la sociedad, con la cual forma un todo, y
respecto de la cual son referidos sus actos como propios.
En suma, para la teoría del órgano, quien desempeña la función externa
actuando en nombre de la sociedad no lo hace como representante –expresión
empleada impropiamente por el Cód. Civ.– porque éste exterioriza su propia
voluntad en nombre del representado obrando también en nombre de éste, sino
como administrador o director integrante del órgano que manifiesta directa-
mente la voluntad de la sociedad como persona jurídica actuando en nombre
propio. Así, las personas jurídicas actúan mediante sus representantes orgáni-
cos, quienes no expresan su voluntad, sino que son portadores de la voluntad del
ente, de manera que la figura del órgano absorbe la del representante y el
negocio se estipula, en forma directa, por el ente, a nombre propio (VERÓN,
Alberto Víctor. 2008. Tratado de las Sociedades Anónimas. Tomo III. Buenos
Aires: La Ley S.A. Pág. 60). Es sabido que nuestro Cód. Civ., pese a la deficiente
terminología que emplea, adscribe a la teoría del órgano en todo su desarrollo
normativo. Así que ha de ser a la luz de ésta que se haga el análisis pertinente
del caso sometido a examen.
Es menester traer a colación lo dispuesto por la cláusula 7ª de los estatutos
sociales aquí aludidos. La misma literalmente expresa “...Para obligar válida-
mente a la Sociedad para negocios de mas de Cincuenta millones de Guaraníes
(G. 50.000.000) se requiere la firma del Presidente y de dos Directores, los que
también serán socios fundadores, y en los casos de ausencia, renuncia o impedi-
mento del Presidente, por el Vicepresidente y dos Directores...” (sic.).
En dicho sentido, atendiendo las exposiciones del actor en su escrito inicial,
las estipulaciones de la cláusula 7ª de los estatutos sociales y lo expuesto prece-
dentemente, lo que aquí se alega es la violación de la disposición contenida en

[ 275 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

el art. 1102 del Cód. Civ., es decir, la falta de conformación del órgano que, acorde
con las disposiciones estatutarias, es capaz de expresar válidamente la volun-
tad de la sociedad según el negocio jurídico de que se trate. El art. 1102 del Cód.
Civ. textualmente expresa “La administración de la sociedad estará a cargo de
uno o más directores designados por la asamblea ordinaria, cuando no lo hubie-
ren sido en el acto constitutivo. Si se faculta a la asamblea para determinar su
número, los estatutos especificarán el número mínimo y máximo permitido”.
Así pues, dicha falta de suficiencia en la mal llamada representación legal,
o más propiamente en la voluntad orgánica de la entidad, traería aparejada la
consiguiente ausencia de expresión del consentimiento contractual necesario
para obligar válidamente a la firma Agroganadera Gralecar S.A. En este senti-
do, podemos decir que aquí se invoca el incumplimiento del requisito esencial
previsto en el inc. a) del art. 673 del Cód. Civ., el cual literalmente expresa que
“Son requisitos esenciales del contrato: a) el consentimiento o acuerdo de las
partes...”.
La firma Agroganadera Gralecar S.A., por su parte, considera el acto válido
y proyecta su normal ejecución.
A renglón seguido debemos determinar la naturaleza de la invalidez que se
aduce. Es decir, si la impugnación de invalidación se debe enmarcar en el esque-
ma de los actos nulos o de los anulables.
En materia de nulidades, nuestro sistema legal distingue entre actos nulos
y anulables. El acto será nulo cuando le falte alguno de sus elementos esenciales
propios del tipo negocial respectivo o, cuando, atendiendo a las causas que lo
originaron, fuere contrario a la ley –normas de orden público–. El acto será
anulable, por su parte, cuando al tiempo de su celebración han existido defectos
que viciaron la voluntad del agente, pero sin que los mismos impidan su efectivo
otorgamiento, y cuya concreción afectó normas de interés privado vinculadas al
negocio jurídico de que se trate.
En el sub examine, como se tiene dicho, se proyecta la nulidad –genérica-
mente considerada– del contrato de fecha 06 de enero de 2006, atendiendo el
incumplimiento del requisito esencial previsto en el inc. a) del art. 673 del Cód.
Civ. Ahora bien, debemos destacar que en el contrato impugnado no se evidencia
una total falta o ausencia de voluntad negocial expresada, por parte de la firma
Agroganadera Gralecar S.A., sino una deficiencia en la conformación de dicho
consentimiento o voluntad orgánica. Es decir, no estamos ante la ausencia de un

[ 276 ]
JURISPRUDENCIA

requisito esencial –consentimiento–, sino ante un requisito esencial precaria-


mente conformado.
Así, esa deficiencia en la manifestación válida del consentimiento redunda
en un vicio que entra dentro de la órbita de los actos anulables. Hay que resaltar,
por oportuno, que la enumeración casuística de los actos anulables prevista en
el art. 385 del Cód. Civ. es meramente enunciativa o ejemplificativa, dado que
también pueden ser sancionados con la invalidez todos los actos que se celebren
con los defectos previstos en el concepto respectivo de la nulidad del acto anu-
lable, y cuando dichos vicios vulneren normas dadas en exclusivo interés de los
particulares (GAUTO BEJARANO, Marcelino. 2010. El Acto Jurídico. Hechos
y Actos Jurídicos. Asunción: Intercontinental Editora S.A. Pág. 656).
En cuanto a la posibilidad de declaración de nulidad del acto viciado, los
actos anulables se rigen por la segunda parte del art. 359 del Cód. Civ., el cual
textualmente expresa que “Cuando el acto es anulable, no podrá procederse sino
a instancia de las personas designadas por la ley”. Obvio es entonces que el actor
Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei debe poseer interés suficiente, jurí-
dicamente tutelable, para reclamar la nulidad –genéricamente considerada–
que pretende.
En este orden de ideas, el quid radica en determinar si el Sr. Richard
Andrés Van Humbeeck Romei posee interés suficiente para reclamar la nulidad
del contrato de fecha 06 de enero de 2006.
Definido el punto, hemos de examinar dicho posible interés que, como vi-
mos, es un requisito propio de toda declaración de nulidad o anulación.
Aquí es importante aclarar que, de las manifestaciones vertidas por el actor
en su escrito de promoción de la demanda, no se advierte inequívocamente en
qué calidad solicita la nulidad del contrato. Esta circunstancia obliga a este
Tribunal a examinar el potencial interés del actor respecto de la nulidad consi-
derando las tres hipótesis que a priori aparecen como posibles, según los hechos
alegados. Ellas son: a) su calidad de parte del contrato; b) su calidad de socio –
accionista– de la firma demandada y; c) su calidad de administrador –vicepre-
sidente– de la susodicha firma.
Analizaremos primeramente el posible interés del actor respecto de la
nulidad en su calidad de parte del contrato. El interés que el actor debe tener
para alegar la nulidad de un acto anulable se encuentra definido, como vimos,
por la segunda parte art. 359 del Cód. Civ., que procesalmente se refleja en la

[ 277 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

norma del art. 99 del Cód. Proc. Civ., el cual claramente indica que el nulidicente
debe intentar la protección de un interés propio a la hora de accionar. Este
razonamiento es sustentado también por la jurisprudencia: “No es admisible la
nulidad de un acto jurídico cuando no existe un interés jurídico comprometido
y cuando se invoca sólo por la nulidad misma” (ED 27-414).
El Dr. Gauto Bejarano nos ilustra acerca de las personas que pueden valer-
se de la nulidad de los actos anulables, expresando que “cuando se trata de actos
anulables, la acción le competerá solo a las personas designadas por la ley, con
lo que se está aludiendo, obviamente, solo a la parte del acto perjudicada por el
vicio de que se trate, con exclusión del Ministerio Público, ya que, en tal clase de
nulidades, no existe vulneración de normas imperativas o de orden público” “Es,
entonces, por aplicación de esa regla general en materia de actos anulables que,
cuando se trata de vicios del consentimiento, solo la parte perjudicada está legi-
timada para invocar la nulidad” (GAUTO BEJARANO, Marcelino. 2010. El
Acto Jurídico. Hechos y Actos Jurídicos. Asunción: Intercontinental Editora
S.A. Pág. 686).
Vemos pues que solo tienen interés para reclamar la nulidad del acto anu-
lable por vicios en el consentimiento, la parte cuya declaración de voluntad fue
perjudicada por el acto defectuoso.
Vayamos a la particular situación del Sr. Richard Andrés Van Humbeeck
Romei. El actor sustenta su pretensión, como ya se ha establecido, en el incum-
plimiento de las formalidades requeridas para obligar válidamente a la firma
Agroganadera Gralecar S.A., en vistas a la ausencia de conformación orgánica
suficiente de quienes suscribieran el contrato. Es entonces evidente que la parte
cuya declaración de voluntad pudiera haber sido perjudicada por el acto defec-
tuoso es la firma Agroganadera Gralecar S.A. El actor se encuentra, pues, invo-
cando un vicio que habría afectado, no a su parte contractual, sino la voluntad
de la firma demandada, conforme las disposiciones de la cláusula 7ª de los
estatutos sociales. Esta circunstancia es a todas luces inadmisible, toda vez que
los vicios en la declaración de la voluntad del acto defectuoso sólo pueden ser
invocados por la parte afectada, es decir, por aquella que vio perjudicada su
expresión de voluntad, conforme lo ya argumentado supra y dispuesto por la
segunda parte del art. 359 del Cód. Civ.
Por tanto, el Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei carece de interés
para reclamar a título propio la nulidad en calidad de contraparte del contrato.

[ 278 ]
JURISPRUDENCIA

Analizaremos a continuación el posible interés del actor respecto de la


nulidad en su calidad de socio –accionista- de la firma demandada. Aquí, a fin
de determinar dicho interés, debemos considerar las acciones individuales que
nuestro ordenamiento jurídico reconoce a los socios perjudicados por los actos de
la sociedad anónima.
Las acciones societarias se diferencian por sus titulares y por el patrimonio
afectado que tienden a resarcir. Se dividen, fundamentalmente, en la acción
social y la acción individual.
La acción social tiende a obtener la reparación de los daños y perjuicios
producidos al patrimonio social. En este sentido, su titular es la propia sociedad,
sin perjuicio de que en determinados casos pueda ser ejercida por otros intere-
sados con el mismo objetivo. Es la acción que tiene la sociedad como titular del
patrimonio afectado, para obtener la reparación de los daños y perjuicios produ-
cidos por los administradores, previa resolución de la asamblea de accionistas.
Tiene por objeto no sólo reparar los daños efectivamente causados a la sociedad,
sino también las ganancias dejadas de percibir.
La acción individual, por su parte, tiende a obtener la reparación de los
daños y perjuicios producidos a cualquier persona, sea un socio o un tercero. Por
ello, es titular de esta acción cualquier persona que haya sido afectada directa-
mente en su patrimonio personal por actos de los administradores. Tiene por
objeto resarcir el daño directo al patrimonio individual, no así el daño indirecto,
es decir, aquél que se produce por vía de consecuencia de una lesión al patrimo-
nio societario. No se trata pues, de un daño indirecto e inmediato en el patrimo-
nio de los socios, sino directo e inmediato, vale decir, protege solo intereses
extraños a la sociedad –incluido el del socio en su carácter de persona con un
centro de interés distinto de la sociedad.
Así pues, la acción individual es una acción independiente de la acción
social, e implica que la sociedad no tenga intervención alguna en su plantea-
miento, en su desarrollo o en sus resultados.
En el caso de autos, se debe verificar si esta legitimación individual com-
prende la acción individual que pudiera tener un socio para reclamar la nulidad
de un acto realizado por la sociedad.
Analizadas las disposiciones pertinentes del Cód. Civ., podemos constatar
inequívocamente que la única acción individual que nuestro ordenamiento po-
sitivo reconoce a los socios de la sociedad anónima es la consagrada en el art.

[ 279 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

1116. El citado artículo literalmente expresa “Las disposiciones de los artículos


anteriores no perjudican el derecho al resarcimiento del daño del socio o del
tercero que hayan sido directamente perjudicado por actos culposos o dolosos de
los administradores”.
Dos consideraciones merecen ser señaladas en relación con el mentado art.
1116 del Cód. Civ. En primer lugar, cuando nuestro código dispone que “Las
disposiciones de los artículos anteriores no perjudican...”, se está refiriendo a la
acción social por responsabilidad de administradores tutelada en los arts. 1111,
1112, 1113, 1114 y 1115. En segundo lugar, vemos que la acción individual am-
parada en el art. 1116 es de naturaleza resarcitoria, al disponer que “...el dere-
cho al resarcimiento del daño del socio o del tercero...”.
El art. 1116 del Cód. Civ. encuentra su fuente en el art. 1723 del Antepro-
yecto de De Gásperi y en el art. 2395 del Cód. Civ. Italiano. Al respecto, el ilustre
Messineo expone que “Acción separada corresponde al socio singular, o al terce-
ro, que haya sido perjudicado directamente por los administradores (o sea, por
actividad culposa o dolosa) que afecta al socio singular o al tercero (art. 2395) sin
que haya habido daño para la sociedad; aquí el daño del socio o del tercero
depende de actividad del administrador extraña a la administrativa” (MESSI-
NEO, Francesco. 1979. Manual de Derecho Civil y Comercial. Tomo V. Buenos
Aires: Ediciones Jurídicas Europa-América. Pág. 476). No se trata, pues, en
ningún caso, de una acción para provocar la declaración de nulidad de los actos
o negocios jurídicos realizados por la sociedad.
Así las cosas, podemos aseverar que en nuestro ordenamiento jurídico po-
sitivo no existe una acción individual que legitime a un socio para promover una
demanda de nulidad contra un acto de la sociedad anónima.
Igualmente, y sin perjuicio de lo expuesto anteriormente, es importante
considerar otra circunstancia. Ella guarda relación con lo dispuesto por el art.
1095 del Cód. Civ., el cual textualmente expresa “El accionista o su representan-
te, que en una operación determinada tenga por cuenta propia o ajena un interés
contrario al de la sociedad, tiene la obligación de abstenerse de votar los acuer-
dos relativos a aquélla. Si contraviniese esta disposición será responsable de los
daños y perjuicios, cuando sin su voto no se hubiera logrado la mayoría necesa-
ria para una decisión válida”.
En efecto, la ratio legis del articulado transcripto radica en evitar la parti-
cipación de los socios en las deliberaciones que atañen a las operaciones en los

[ 280 ]
JURISPRUDENCIA

que estos tengan intereses contrapuestos a los de la sociedad, que pudieran


generar conflicto de intereses.
El conflicto de interés se manifiesta cuando el interés social resulta diver-
gente del interés individual. En otras palabras, consiste en aquella posición
divergente entre el interés social y la posición del socio, de modo que resulte
imposible satisfacer de manera simultánea ambos intereses, pues la consecu-
ción de uno representa el sacrificio del otro y viceversa.
Ello se encuadra en la particular situación debatida en estos autos, donde
un socio de la sociedad anónima pretende la nulidad de un contrato suscrito
entre la propia sociedad y él mismo en calidad de particular. En efecto, conforme
lo hemos manifestado líneas arriba, el actor reclama la nulidad del contrato,
mientras que la sociedad demandada proyecta su normal ejecución.
Así las cosas, el Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei tiene un evidente
interés contrario a la firma Agroganadera Gralecar S.A. respecto del contrato de
fecha 06 de enero de 2006.
Se concluye que Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei carece de inte-
rés, jurídicamente tutelado, para reclamar la nulidad del contrato en calidad de
socio de la firma Agroganadera Gralecar S.A.
Analizaremos ahora el posible interés del actor respecto de la nulidad en su
calidad de administrador –vicepresidente– de la firma demandada. Aquí debe-
mos aclarar que el potencial interés que podría tener el administrador de una
sociedad anónima en la declaración de nulidad de un contrato –viciado- suscrip-
to por la sociedad, radica en evitar las eventuales acciones por responsabilidad
que en su contra se pudieran incoar. Es decir, en busca de deslindar potenciales
responsabilidades ulteriores que pudieran recaer sobre su persona, por su in-
vestidura, en razón del acto viciado.
Ahora bien, en el caso marras debemos considerar que el administrador –
vicepresidente– Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei suscribió el contrato
de fecha 06 de enero de 2006 en calidad de particular, y no como director de la
firma Agroganadera Gralecar S.A. Entonces, resta, pues, por determinar si un
administrador puede reclamar la nulidad de un contrato en el que no participó,
con miras a evitar eventuales acciones de responsabilidad de administradores.
En primer término debemos decir que es el directorio como colectividad quien
detenta la calidad de órgano supremo de administración, y no cada uno de los
directores de manera aislada. En un directorio plural de una sociedad anónima,

[ 281 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

que actúa colegiadamente, la representación o actuación orgánica no es atribui-


ble a cada director sino al órgano en su conjunto. Los directores que se desem-
peñan en el ámbito de las funciones del órgano de administración expresan la
voluntad social y obligan a la sociedad por todos los actos que no sean notoria-
mente extraños a su objeto. Así, cuando el directorio, cualesquiera que sean las
motivaciones gravitantes en su designación o los grupos de accionistas a cuya
mayoría responde su elección, determina políticas a seguir en la administración
o fija pautas para su conducción, éstas no son las de un directorio en particular,
sino las de la propia sociedad por medio del órgano competente para ello (VE-
RÓN, Alberto Víctor. 2008. Tratado de las Sociedades Anónimas. Tomo III.
Buenos Aires: La Ley S.A. Pág. 65).
Es por ello que no puede hablarse de una responsabilidad del directorio
como órgano. En efecto, el directorio no es una persona jurídica a la que se
puedan imputar obligaciones. Son los directores, personas físicas independien-
tes entre sí, los encargados de llevar adelante la administración y la represen-
tación de la sociedad. Así, pese a la actuación colegiada, los deberes de diligencia
y la consecuente responsabilidad recaen sobre cada uno de ellos separadamente
y no se trasladan a los demás. En estas circunstancias, el directorio como órgano
colegiado posibilita la imputación personal a los directores por los daños causa-
dos por la decisión adoptada por la mayoría, sin alterar el carácter de personal
de la responsabilidad de los administradores, que deriva del incumplimiento de
sus respectivos deberes.
Vemos, pues, que al ser individual la responsabilidad de los directores de
las sociedades anónimas, surge patente que aquéllos que no participaron en la
conformación de un contrato –viciado- en nombre de la sociedad, carecen de
interés para impugnar su nulidad. Ello así, porque la eventual responsabilidad
que podría derivar del otorgamiento de un acto jurídico que estuviese viciado de
nulidad recaería únicamente en cabeza de los directores que participaron en el
acto y en la conformación de la voluntad inválida.
Entonces, al no haber suscripto el Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Ro-
mei en carácter de director de la firma Agroganadera Gralecar S.A. el contrato
de fecha 06 de enero de 2006, carece de interés aún indirecto para reclamar su
nulidad en calidad de administrador de la firma Agroganadera Gralecar S.A.
Por tanto, se concluye que en cualesquiera de sus tres calidades el Sr.
Richard Andrés Van Humbeeck Romei carece de interés alguno para impugnar
de nulidad el contrato de fecha 06 de enero de 2006.

[ 282 ]
JURISPRUDENCIA

Igualmente, y sin perjuicio de todo lo expuesto precedentemente, no pode-


mos soslayar otra circunstancia que merece especial consideración. Ella guarda
relación con la posibilidad de convalidar el defecto de conformación y expresión
idónea de la voluntad social.
La confirmación es el acto en virtud del cual se sanean los vicios nulifican-
tes que afectaron un acto anterior. Tienen interés jurídicamente tutelable para
reparar el vicio, los perjudicados por la nulidad. Efectivamente, el art. 366 del
Cód. Civ. literalmente expresa “Se tendrá por confirmado un acto anulable
cuando por otro válido, quien tuviere el derecho para pedir la anulación, hiciere
desaparecer los vicios, siempre que lo realizare después de cesar la incapacidad
o defecto de que provenía la invalidez”.
La confirmación puede ser expresa o tácita. La confirmación es expresa
cuando la parte afectada por la nulidad otorga otro acto posterior, en el que
especifica cuál ha sido el acto vulnerado, el vicio consumado en su perjuicio y su
decisión de sanearlo o convalidarlo. La misma forma que revestía el acto viciado
debe ser utilizada para otorgar la confirmación expresa. La confirmación tácita
tiene lugar cuando el afectado por la nulidad ejecuta el acto o ejercita el derecho
que de él deriva. En estos casos se habla de una confirmación de hecho, dado que
de otra manera no se habría realizado el acto (GAUTO BEJARANO, Marcelino.
2010. El Acto Jurídico. Hechos y Actos Jurídicos. Asunción: Intercontinental
Editora S.A. Pág. 684). Ello se encuentra consagrado en el art. 367 del Cód. Civ.,
el cual textualmente expresa “La confirmación puede ser expresa o tácita. El
instrumento de confirmación expresa debe contener, bajo pena de nulidad, la
substancia del acto que se quiere confirmar, el vicio de que adolecía y la manifes-
tación de la intención de repararlo”.
Además, refuerza la tesis de la confirmación de los actos viciados, el hecho
de que en nuestra jurisprudencia más autorizada ha desaparecido la clasifica-
ción de la nulidad absoluta y la nulidad relativa, permitiendo, incluso, convali-
dar los actos nulos, en determinados casos, atendiendo la índole del vicio. Así, se
ha dicho que “en nuestro derecho, desapareció, como clasificación expresa esta-
blecida por el derecho positivo, la categoría de la nulidad absoluta, matriz de
donde deriva la norma del art. 359 del CC. En otras palabras, dicha norma
resultaba, en el sistema del Código de Vélez, del que proviene, la consecuencia
lógica de dicha categoría conceptual, que resultaba acotada, y nótese lo impor-
tante de la distinción, ‘fundamentalmente (y en razón del interés general -o

[ 283 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

público- y del interés privado que respectivamente informa la invalidez) a los


legitimados para demandar’ (Zannoni, Eduardo A. Ineficacia y nulidad de los
actos jurídicos. Buenos Aires, Astrea, 1ª ed., 2000, p. 210). Lógica consecuencia
de ello es que la nulidad absoluta, en los términos del art. 1047 del Código de
Vélez, guarda relación con el interés general, es decir, con el interés de la moral
o de la Ley; mientras que la nulidad relativa protege intereses esencialmente
particulares” “desaparecida esa clasificación expresa -la de la nulidad absoluta
y relativa, entiéndase- en nuestro derecho positivo, la inteligencia del art. 359 del
CC debe acotarse e interpretarse caso por caso, atendiendo a la índole de la
nulidad alegada, que puede resultar convalidable o no, de acuerdo al tenor del
vicio. Si se tratare de un vicio convalidable, el interés mencionado debe ser
siempre personal, propio de quien pretende alegar la nulidad; interés que, como
es claro, debe ser jurídicamente tutelable. No es otro el entendimiento de la
doctrina nacional, para la cual ‘Terceros interesados en la nulidad son aquellos
que pueden, por cualquier motivo, valerse de la nulidad’ (Gauto Bejarano, Mar-
celino. El Acto Jurídico (Hechos y Actos Jurídicos). Intercontinental, Asunción,
2010, 1ª ed., p. 686). En nuestro sistema, pues, la legitimación para alegar la
nulidad y la convalidabilidad o no del vicio, en ausencia de categoría expresa
que norme dichas cuestiones, han de ser analizadas caso por caso, atentos a la
índole del vicio” “Esto se refuerza cuando se comprueba que, en primer término,
no son actos nulos solamente los indicados en el art. 357 del CC, ya que el art. 355
del mismo cuerpo legal admite expresamente las nulidades implícitas en otras
disposiciones del Código. Pero incluso de una lectura de las solas causales del
art. 357 se comprueba que las mismas no siempre protegen un interés general, o
se relacionan con el orden público. No puede esto predicarse, por ejemplo, de la
nulidad por vicio de forma (art. 357 inc. d), que se relaciona exclusivamente con
el interés de las partes y que es obviamente subsanable por vía de confirmación,
con el efecto del art. 371 del CC, donde resalta la retroactividad” (A. y S. N° 321.
03/06/2011. Corte Suprema de Justicia, Sala Civil y Comercial. Causa: Richard
Andrés Van Humbeeck c/ Agroganadera Gralecar S.A. y otros s/ Nulidad de Acto
Jurídico. PY/JUR/301/2011).
En cuanto al caso que nos atañe, como se dijera, el incumplimiento de las
formalidades requeridas para obligar válidamente a la firma Agroganadera
Gralecar S.A. –consentimiento válidamente expresado por todos los miembros
del colegiado estatutario–, en vistas a la ausencia de representación orgánica

[ 284 ]
JURISPRUDENCIA

suficiente de los suscriptores del contrato, responde a un interés propio de la


sociedad, y por ende plenamente subsanable por la vía de la convalidación o
ratificación emanadas de la misma entidad.
Veamos, entonces, si el contrato de fecha 06 de enero de 2006 fue confirma-
do expresa o tácitamente por la firma demandada.
En primer lugar, cobra especial relevancia el Acta de Directorio N° 10 de
fecha 10 de febrero de 2006, obrante a fs. 745/746 de autos, de donde se puede
constatar que el llamado contrato de aparcería fue ratificado por un tercer
Miembro del Directorio, Sr. Klaas Friesen Neustaeter, con los alcances de los
arts. 347 y 371 del Cód. Civ. Independientemente de la denominación que le han
dado los otorgantes, se trata aquí más propiamente de un acto de convalidación.
En efecto, la ratificación es una declaración de voluntad posterior al acto cele-
brado, mediante la cual se sanea el vicio de falta de apoderamiento o de apode-
ramiento deficiente. Como podemos ver la idea de la ratificación se inscribe
dentro de la tesis de la representación, pero es impropia, no solo porque en
nuestro derecho rige la teoría del órgano social, sino porque, en todo caso, la
ratificación debe provenir de la persona representada –en el caso, la sociedad
Agroganadera Gralecar S.A.– y no de las personas integrantes del directorio.
Empero, y con las precisiones precedentes, se puede concluir que la mencio-
nada Acta de Directorio N° 10 de fecha 10 de febrero de 2006 es suficiente
demostración de la evidente convalidación del contrato de fecha 06 de enero de
2006, con todos los efectos del mencionado art. 371 del Cód. Civ.
La alegación del actor en cuanto a la impropiedad –y consiguiente inefica-
cia– de la forma de convalidación del contrato, carece de asidero. El actor sostie-
ne que la convalidación debía haber sido realizada por escritura pública, a tenor
de lo dispuesto por el art. 369 del Cód. Civ., dado que el contrato fue agregado a
la Carpeta Fiscal 6349/06. En efecto, la convalidación realizada mediante el
Acta de Directorio N° 10 de fecha 10 de febrero de 2006 fue efectuada con
anterioridad a que el contrato en cuestión fuera agregado a la carpeta fiscal. Por
otra parte, la agregación del acta de marras a la carpeta fiscal solo le da fecha
cierta, no cambia su tenor sustancial de acto privado.
Así pues, mediante el Acta de Directorio N° 10 de fecha 10 de febrero de
2006, se ha producido la confirmación expresa del contrato de fecha 06 de enero
de 2006.
En segundo lugar, cobra relevancia el hecho de que la firma demandada
Agroganadera Gralecar S.A., quien tiene el interés jurídicamente tutelable para

[ 285 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

reclamar la nulidad del contrato de fecha 06 de enero de 2006, considera al


mismo válido y ha proyectado su normal ejecución, oponiéndose expresamente
a su invalidación. Efectivamente, el susodicho contrato fue ejecutado aparente-
mente de manera normal, hasta la fecha de promoción de la presente demanda,
es decir, por un periodo de 10 meses. Así pues, se ha operado también la confir-
mación tácita del contrato de fecha 06 de enero de 2006.
En consecuencia, atendiendo a las manifestaciones vertidas en los párrafos
precedentes, el Sr. Richard Andrés Van Humbeeck carece de interés jurídica-
mente tutelable para demandar la nulidad del contrato de fecha 06 de enero de
2006 invocando la existencia de un vicio intrínseco y por ende la pretensión
anulatoria propuesta no puede ser acogida.
A continuación, estudiaremos las alegaciones del Sr. Richard Andrés Van
Humbeeck Romei referentes a la argüida lesión enorme que el contrato supues-
tamente ocasionó a su parte.
Nuevamente, a fin de delimitar el marco de discusión y ordenar el examen,
habremos de proceder a una exposición de las argumentaciones vertidas por las
partes en sus escritos de demanda y conteste.
Los representantes convencionales del Sr. Richard Andrés Van Humbeeck
Romei, en su escrito de promoción de la demanda obrante a fs. 727/737 de autos,
manifestaron que el contrato de aparcería suscrito entre su mandante y la firma
Agroganadera Gralecar S.A. es también nulo por expresa aplicación de lo dis-
puesto en el art. 87 de la Ley 1863/02 –Estatuto Agrario– puesto que las cláu-
sulas primera y segunda de dicho contrato violan lo dispuesto en los arts. 82 inc.
b) y 83 de la mencionada ley. Expresaron que conforme con la cláusula primera
del contrato de aparcería de fecha 06 de enero de 2006, su poderdante da en
aparcería a la firma Agroganadera Gralecar S.A. 750 hectáreas de su propiedad
inmueble individualizada como Finca N° 3784, Padrón 4271, del Distrito de
Tacuaty; y por dicho acto la firma Agroganadera Gralecar S.A. debió pagar a su
mandante un canon anual en dinero o en productos, según el art. 82 inc. b) de
la Ley 1863/02, situación que no ha sido prevista en la cláusula primera ni en
ninguna de las cláusulas del mencionado contrato. Sostuvieron que conforme
con la cláusula segunda del contrato de aparcería de fecha 06 de enero de 2006,
su poderdante se obligó a introducir a dicho inmueble 1500 cabezas de ganado
por año para engorde por confinamiento; y por dicho acto la firma Agroganadera
Gralecar S.A. debió también pagar a su mandante un canon anual en dinero o

[ 286 ]
JURISPRUDENCIA

en productos, según el art. 82 inc. b) de la Ley 1863/02, situación tampoco


prevista en la cláusula segunda ni en ninguna de las cláusulas del mencionado
contrato. Arguyeron que al ser nulas las cláusulas primera y segunda del contrato
de aparcería de fecha 06 de enero de 2006, el mismo queda sin objeto, requisito
éste esencial de todo contrato, conforme lo establece el art. 673 inc. b) del Cód.
Civ.
El representante convencional de la firma Agroganadera Gralecar S.A., en
su escrito de contestación de la demanda obrante a fs. 751/762 de autos, mani-
festó que la vinculación entre las partes se venía desarrollando desde dos años
atrás, y que el contrato de aparcería, al no determinar en forma concreta el
canon que debía recibir el propietario, de forma alguna vulnera los derechos de
los intervinientes, pues el contrato de aparcería fue prácticamente la continui-
dad de un contrato de arrendamiento suscrito anteriormente por las mismas
partes, ya que ambos negocios se celebraron con el objeto de cumplir con los
propósitos de la firma, y de mejorar las condiciones de infraestructura del lugar
para que la Agroganadera Gralecar S.A. obtenga mayores beneficios económi-
cos. Expresó que al haberse suscrito dichos contratos, las partes sabían cabal-
mente de qué se trataba el negocio convenido, y con qué objetivos se realizaba,
por lo que si así se redactaron las cláusulas, fue porque así lo quisieron las
partes, y no precisamente por desconocimiento, inexperiencia, ligereza o nece-
sidad de éstas. Sostuvo que aun cuando no se haya expresado específicamente
lo referente al canon en las cláusulas del Contrato de Aparcería, sin embargo,
de la lectura integral de dicho documento, se aprecia que la firma Agroganadera
Gralecar S.A. realizó innumerables, cuantiosas y costosas inversiones en la
finca del propietario, lo que indudablemente demuestra la onerosidad del con-
trato, que es el fin querido por la ley, y con ello la reciprocidad de ganancias que
obtendrían una y otra parte.
Así, podemos observar que el actor argumenta la lesión en la circunstancia
de que el contrato llamado de aparcería suscrito entre su parte y la firma Agro-
ganadera Gralecar S.A. no contempló el canon que debía percibir por el inmue-
ble dado en aparcería, violando lo dispuesto por los arts. 82 inc. b) y 83 del
Estatuto Agrario. Se impone aquí realizar algunas precisiones acerca del en-
cuadre jurídico que se le debe dar a esta pretensión nulificante sometida al
arbitrio de este Tribunal.
Examinadas las argumentaciones expuestas, surge que si bien el Sr. Ri-
chard Andrés Van Humbeeck Romei arguye que el contrato denominado de

[ 287 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

aparcería le ocasionó una lesión enorme a su parte, no obstante ello, fundamen-


ta su pretensión nulificante en el incumplimiento de lo prescripto por el art. 82
inc. b) del Estatuto Agrario, es decir, en la ausencia de uno de sus presupuestos
esenciales o intrínsecos del tipo contractual que nos ocupa –contrato aparente-
mente de aparcería. Ello, indudablemente, redundaría en la carencia de objeto
del contrato.
Entonces, en puridad, vemos que el actor, si bien enuncia la lesión enorme,
la fundamenta empero en la ausencia de uno de los presupuestos esenciales del
contrato llamado de aparcería, el incumplimiento de lo dispuesto por los arts. 82
inc. b) y 83 del Estatuto Agrario, lo cual conllevaría la carencia de objeto.
Como ya lo vimos supra, la invalidez alegada sería aquí, nuevamente, es-
tructural, pero su efecto sería la nulidad del acto, no simplemente su mera
anulabilidad. La validez del negocio está subordinada a la conjunción de los
elementos esenciales y necesarios. Surge de ello que la falta de dichos requisitos
en el acto provocan inevitablemente su nulidad.
La nulidad se configura, pues, cuando al acto jurídico le falten alguno de
sus elementos esenciales o alguno de los presupuestos propios del tipo de nego-
cio de que se trate, o cuando, considerando las causas que lo originaron, fuese
contrario a la ley. El acto jurídico que carece de algún elemento constitutivo está
desprovisto de todo efecto jurídico. A consecuencia de ello, ninguna de las partes
adquiere derechos ni contrae obligaciones respecto de un contrato que este
sancionado con la nulidad.
Son elementos esenciales aquellos cuya concurrencia es imprescindible
para la existencia de todo acto jurídico. Es decir, son los elementos que consti-
tuyen la esencia del acto, en el sentido de que el mismo no puede formarse
válidamente sin ellos, por disposición de la ley. Son aquellos impuestos por la ley
para todo negocio jurídico. El objeto –elemento imprescindible para la existen-
cia y validez del acto jurídico– es el contenido de las prestaciones, materia del
acto. El objeto del negocio jurídico está constituido por los intereses regulados.
Adquieren pues capital importancia las cláusulas del contrato aparente-
mente de aparcería estipuladas por las partes.
Analizado minuciosamente el contrato en cuestión, podemos aseverar que
efectivamente en el mismo no se contempló un canon a ser percibido por el
propietario del inmueble como contraprestación de la prestación del fundo otor-
gado en contrato. Ahora bien, ello no necesariamente implica ineluctablemente
inexistencia de objeto y la subsiguiente nulidad del contrato.

[ 288 ]
JURISPRUDENCIA

En efecto, sabido es que la denominación que las partes den al contrato no


tiene efecto vinculante per se. Así, al contrato se lo juzgará por su verdadera
naturaleza y conforme con las circunstancias, sin perjuicio de lo que esa desig-
nación pudiera sugerir.
La calificación de un negocio contractual consiste en ubicarlo dentro de las
categorías generales definidas por la ley, si tienen tipicidad, o dentro de las
elaboradas por la doctrina, si no la tienen. Esta calificación es un procedimiento
de técnica jurídica que no depende, claro está, de la designación que las partes
hayan dado al contrato (ALTERINI, Atilio Aníbal. 1999. Contratos. Civiles-
Comerciales-De Consumo. Buenos Aires: Abeledo Perrot. Pág. 417).
La libertad de contratar consiste primeramente en la posibilidad ofrecida
a cada persona de contratar o no contratar y, en caso de contratar, de elegir con
quien contrata. Como el contrato supone un acuerdo de voluntades, es obvio que
a él sólo puede llegarse por el ejercicio que cada contratante hace de esta liber-
tad (LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando. 1997. Teoría de los Contratos. Tomo I.
Buenos Aires: Zavalía. Pág. 147/150). Por otra parte, la libertad contractual
importa también la posibilidad de determinar el contenido del contrato. Ella
encuentra su protección legislativa en lo dispuesto por el art. 669 del Cód. Civ.,
el cual literalmente expresa que “Los interesados pueden reglar libremente sus
derechos mediante contratos observando las normas imperativas de la ley, y en
particular, las contenidas en este título y en el relativo a los actos jurídicos”.
Así, en ejercicio de esa libertad contractual, las partes eligen uno de los
tipos contractuales, o entran en el terreno de la más variada atipicidad, dado
que la ley también protege los contratos innominados. El art. 670 del Cód. Civ.
textualmente expresa que “Las reglas de este título serán aplicables a todos los
contratos. Los innominados se regirán por las disposiciones relativas a los nomi-
nados con los que tuvieren más analogía”.
La cláusula primera de contrato llamado de aparcería, obrante a fs. 9/12 de
autos, literalmente expresa que “El PROPIETARIO, da en Aparcería al APAR-
CERO una fracción de su propiedad situada en el Distrito de TACUATY,
lugar denominado RANCHO 75, CON UNA SUPERFICIE DE 2279 Hás con
Finca N° 3784, Padrón N° 4271, de las cuales se dan en Aparcería 750 Hás,
individualizada en el plano que se adjunta” (sic.) (las negritas son propias).
Asimismo, la cláusula segunda del mencionado contrato textualmente ex-
presa que “Como contraprestación el PROPIETARIO introducirá en el

[ 289 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

inmueble individualizado hasta un máximo de 1500 cabezas de ganado


por año (propias o de terceros) para engorde por confinamiento, debiendo
el APARCERO hacerse cargo de la alimentación, cuidados y sanitación de los
animales” (sic.) (las negritas son propias).
En efecto, las cláusulas primera y segunda del contrato contemplan las
principales prestaciones y contraprestaciones asumidas por el propietario del
terreno, Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei, y por la firma Agroganadera
Gralecar S.A.
Las cláusulas siguientes estipulan acerca de las obligaciones accesorias
asumidas por las partes como consecuencia de la cesión de uso hecha por el
propietario y el uso atribuido a la firma.
Así pues, surge de las estipulaciones del contrato que el propietario Sr.
Richard Andrés Van Humbeeck Romei se obligó –principalmente– a otorgar en
uso una fracción de su terreno a la firma Agroganadera Gralecar S.A., mientras
que ésta se obligó –principalmente– a alimentar, cuidar y sanitar a los animales
introducidos por aquél para su engorde por confinamiento. Es decir, la contra-
prestación pactada en favor del propietario gira en torno de la facultad de intro-
ducir a la fracción del terreno otorgado a la firma hasta un máximo de 1500
cabezas de ganado, sobre el cual la Agroganadera Gralecar S.A. debía aplicar su
actividad ganadera –engorde por confinamiento–, con medios e insumos pro-
pios.
Esta es la verdadera mecánica del contrato suscripto entre el Sr. Richard
Andrés Van Humbeeck Romei y la firma Agroganadera Gralecar S.A. en fecha
06 de enero de 2006. En virtud del principio iura novit curia el juez tiene la
facultad de efectuar el encuadre correcto y aplicar el régimen jurídico pertinen-
te, independientemente del señalado o aludido por las partes. No nos encontra-
mos frente a un contrato de aparcería, es obvio, pero nos encontramos ante un
contrato de los llamados innominados. Y por ende no puede decirse que el con-
trato carezca de objeto. Este factor de nulidad debe, pues, ser descartado.
Otra cosa es que las prestaciones sean equivalentes o equilibradas en orden
a su conmutatividad. En esta tesitura, el análisis de la pretensión nulificante
del Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei que guarda relación con la su-
puesta lesión enorme, deberá necesariamente ser reencausada atendiendo a las
prestaciones y contraprestaciones pactadas, y apropiadamente encuadradas en
el marco jurídico pertinente, que, como vimos, ya no será el de la aparcería.

[ 290 ]
JURISPRUDENCIA

En este orden de ideas, el quid radica en determinar si el contrato innomi-


nado de fecha 06 de enero de 2006 es o no nulo por configurarse una lesión
enorme a una de las partes –actora–, a tenor de las cláusulas del contrato, los
argumentos vertidos por las partes y de la legislación aplicable.
Sabido es que lo que las partes estatuyen es ley. Ello se encuentra consagra-
do por el art. 715 del Cód. Civ., el cual literalmente expresa que “Las convencio-
nes hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual deben
someterse como a la ley misma, y deben ser cumplidas de buena fe. Ellas obligan
a lo que esté expresado, y a todas las consecuencias virtualmente comprendidas”.
Pero el Derecho no permite que el contrato, instituido para ser vehículo de
comunicación jurídica entre los hombres, sea instrumentado como medio de
explotación. De allí el dispositivo del art. 671 del Cód. Civ., el cual textualmente
expresa que “Si uno de los contratantes obtiene un ventaja manifiestamente
injustificada, desproporcionada con la que recibe el otro, explotando la necesi-
dad, la ligereza o la inexperiencia de este, podrá el lesionado, dentro de dos años
demandar la nulidad del contrato o su modificación equitativa. La notable
desproporción entre las prestaciones hace presumir la explotación, salvo prueba
en contrario. El demandado podrá evitar la nulidad ofreciendo esa modifica-
ción, que será judicialmente establecida, tomando en cuenta las circunstancias
al tiempo del contrato y de su modificación”.
En una perspectiva amplia, la lesión se define como el daño que resulta
para una de las partes en un contrato a título oneroso, por la falta de equivalen-
cia o el desequilibrio entre las prestaciones impuestas por el negocio jurídico.
Existen en la lesión dos condiciones esenciales para su procedencia: 1°) la
desproporción entre las prestaciones –elemento objetivo– y; 2°) la explotación
de la condición del cocontratante, a saber: inexperiencia, ligereza o necesidad –
elemento subjetivo–.
El requisito objetivo exige que se provoque un desequilibrio cuantitativa-
mente importante entre las respectivas prestaciones de las partes. Lo que una
de las partes da, hace o deja de hacer, debe guardar armonía o proporción con lo
que la otra parte, a su vez, da, hace o deja de hacer; es ese el equilibrio contrac-
tual que busca el art. 671 de nuestro código de fondo. Y además de acentuada,
la desigualdad o desproporción entre las prestaciones debe resultar injustifica-
ble y manifiesta.
El requisito subjetivo debe ser contemplado desde dos perspectivas. La
situación de necesidad, inexperiencia o ligereza que padece la víctima, por un

[ 291 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

lado y; la actitud del lesionante de aprovechamiento o explotación de aquella


situación de inferioridad en que se encuentra la otra parte, por el otro. Este
requisito subjetivo se ampara en una regla de presunción, cuando la despropor-
ción de las prestaciones recíprocas es notable. Así, la desproporción permite
deducir que una de las partes se ha aprovechado de la otra parte, ha obtenido
ventajas excesivas para sí misma, sin relación con los sacrificios que ha asumi-
do. La demostración de la “...desproporción entre las prestaciones...” –art. 671
del Cód. Civ.– surge como eje primario de la acción. Del hecho económico se pasa
al hecho ético; del desequilibrio al aprovechamiento. La lesión aparece proscrip-
ta por razón del aspecto subjetivo, aunque parte del objetivo.
El instituto de la lesión se presenta así como un remedio de excepción
aplicable sólo en casos extraordinarios, cuando mediante un acto jurídico se
consuma un verdadero despojo; debe ser empleado con suma prudencia, porque
están en juego los principios de la autoridad de los contratos y de la estabilidad
de las relaciones jurídicas, que sin duda interesan de sobremanera al derecho.
El lesionado tiene previstas en su favor y a su elección las acciones de
nulidad y la de modificación del acto jurídico.
Así, son condiciones para ejercer la acción respectiva a la lesión –de nulidad
o de modificación– conforme los términos del art. 671 del cód. Civ., que: 1°) se
trate, en principio, de contratos bilaterales; 2°) exista desproporción notable
entre los valores económicos de las respectivas prestaciones del contrato bilate-
ral; 3°) la aludida desproporción se haya producido por causa de la explotación
o aprovechamiento del estado de necesidad, ligereza o inexperiencia de uno de
los contratantes; 4°) la injustificación de la desproporción; 5°) la lesión se haya
producido al tiempo de la celebración del acto; 6°) la desproporción subsista al
tiempo de promoverse la demanda y; 7°) se ejercite la acción dentro del plazo
establecido por la ley (GAUTO BEJARANO, Marcelino. 2010. El Acto Jurídico.
Hechos y Actos Jurídicos. Asunción: Intercontinental Editora S.A. Pág. 588/
589).
En principio, un somero análisis nos lleva a suponer –vinculando las ma-
nifestaciones vertidas por el actor con las condiciones necesarias para la proce-
dencia de la acción de nulidad por lesión– que el Sr. Richard Andrés Van Hum-
beeck Romei aparentemente estaría fundando su pretensión –únicamente, se
aclara– en la configuración del requisito objetivo. En efecto, el actor cuestiona
solamente las prestaciones y contraprestaciones pactadas en el contrato de

[ 292 ]
JURISPRUDENCIA

fecha 06 de enero de 2006; nada dice respeto del elemento subjetivo necesario
para la procedencia de la acción de nulidad por lesión. Recordemos que la acre-
ditación del elemento objetivo de la desproporción es que permite aplicar la
presunción establecida en el mentado art. 671 del Cód. Civ., e invertir la carga
de la prueba sobre el demandado. Pero ello no se ha dado en esta causa.
Así, de las constancias de autos podemos constar que el actor no ha acredi-
tado en lo más mínimo el cumplimiento de los presupuestos para la configura-
ción de la argüida lesión enorme, principiando por el susodicho elemento obje-
tivo. No existen en autos argumentos o actividad probatoria alguna que señalen
la desproporción entre las dos prestaciones identificadas como intereses con-
tractuales de cada parte. Mucho menos existen elementos que señalen la con-
figuración del elemento subjetivo, toda vez que el mismo ni siquiera ha sido
aludido. El órgano jurisdiccional puede suplir el derecho, pero no los hechos ni
su prueba.
Estas circunstancias hacen que el instituto de la lesión invocado como vicio
nulificante del contrato en cuestión no pueda ser admitido.
Así las cosas, no puede declararse la nulidad del contrato de fecha 06 de
enero de 2006 suscripto en fecha 06 de enero de 2006 entre el Sr. Richard Andrés
Van Humbeeck y la firma Agroganadera Gralecar S.A. por ninguno de los vicios
alegado por la actora.
En conclusión, corresponde revocar la sentencia recurrida y, en consecuen-
cia, rechazar la demanda de nulidad de acto jurídico promovida por el Sr. Ri-
chard Andrés Van Humbeeck contra la firma Agroganadera Gralecar S.A.
En cuanto a las costas, corresponde su imposición, en ambas instancias, a
la parte actora y perdidosa, de conformidad con lo dispuesto en los arts. 192 y
203 del Cód. Proc. Civ.
A SU TURNO EL DR. MARTÍNEZ PRIETO, MANIFESTÓ: Que se adhie-
re al voto que antecede por los mismos fundamentos.
Con lo que terminó el acto, firmando los Sres. Miembros de conformidad y
quedando acordada la sentencia que sigue a continuación, todo por ante mí, de
lo que certifico.
VISTO: Por el mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos,
el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala;
RESUELVE:
TENER por desistido el recurso de nulidad.

[ 293 ]
REVOCAR la sentencia recurrida y, en consecuencia, rechazar la demanda
de nulidad de acto jurídico promovida por el Sr. Richard Andrés Van Humbeeck
contra la firma Agroganadera Gralecar S.A.
IMPONER las costas, en ambas instancias, a la parte actora y perdidosa.
ANÓTESE, regístrese y remítase copia a la Excma. Corte Suprema de
Justicia.
Magistrados: VILLALBA FERNÁNDEZ, BUONGERMINI PALUMBO Y
MARTÍNEZ PRIETO.
Ante mí: Rigoberto Cabrera, Actuario Judicial.

***

ACUERDO Y SENTENCIA NÚMERO 95

Cuestión debatida: La cuestión planteada consiste en una demanda so-


bre enriquecimiento sin causa promovida en virtud de inversiones en obras edi-
licias con el propio dinero del actor en beneficio del club demandado, estando
varias obras afincadas en propiedad de la comuna capitalina.
LEGITIMACIÓN ACTIVA.
Existe una asamblea general extraordinaria donde se reconoce en el actor
la calidad de realizador de las mejoras con su patrimonio personal.
Si bien el hoy actor no poseyó nunca las mejoras, ya que las ejecutó para el
uso del club, esto no impide que se le abone el importe que desembolso para su
realización (lo que será materia de otro juicio, tal como acertadamente lo expuso
la A-quo), siendo por ende inobjetable su legitimación activa. Para el cobro de las
mejoras no es necesario poseerlas, sino haberlas realizado con patrimonio pro-
pio. (Voto en mayoría de Villalba Fernández y Paiva Valdovinos)
LEGITIMACIÓN ACTIVA.
De los artículos 1984, 1986, 2422 y 2431 del Cód. Civ. se desprende que la
legitimación sustancial activa para el reclamo del crédito por mejoras recae
sobre el poseedor del fundo mejorado. La posesión, ocupación o tenencia de las
cosas puede ser ejercida en forma personal, directa o inmediata por el poseedor,
o a través de otra persona, la cual se constituye en instrumento de la posesión
por otro. A las personas jurídicas, como entes de existencia ideal, no les queda
otra alternativa más que adquirir o ejercer la posesión a través de sus órganos

[ 294 ]
estatutarios o representantes legales, conforme con lo dispuesto por los arts. 96,
97 y 1923 in fine del Cód. Civil. Por ello, si bien las construcciones o mejoras que
el actor solventó son actos posesorios en los términos de 1933 del Cód. Civil, no
son actos posesorios personales y al actor no puede reconocérsele la calidad de
poseedor, sino de mero instrumento posesorio de otro. (Voto en minoría de Buon-
germini Palumbo)
MANDATO EXPRESO O TÁCITO.
Si el club interpreta que no existe mandato expreso por haberse violado la
normativa social que impone los procedimientos a ser observados para la reali-
zación de obras de mucha importancia, ello no es óbice para la existencia de un
mandato tácito, que se revela por la inacción del CNR El Mbigua ante el eviden-
te conocimiento de que el actor estaba encarando la realización de importantes
obras solventadas con su patrimonio en el predio de la institución, sin que haya
impedido, pudiendo razonablemente hacerlo –art. 880, 2ª parte, del Cód. Civil–
. Aún si consideráramos las disposiciones estatutarias del CNR El Mbigua que
establecen o marcan puntualmente el procedimiento para la realización de obras
o inversiones de mucha importancia, como una prohibición expresa del man-
dante –CNR El Mbiguá– aún así sería aplicable la normativa sentada por el art.
900 inc. “a” del Cód. Civil, ya que el mandante –CNR El Mbiguá– por lo posición
asumida a lo largo del conflicto y en este proceso no rechaza las obras, sino que
obviamente la desea. (Voto de Buongermini Palumbo)
TApel. Civ. y Com. Tercera Sala 06/09/13 “ABRAHAM ZAPAG C/ CLUB
NACIONAL DE REGATAS EL MBIGUÁ Y MUNICIPALIDAD DE ASUNCIÓN
S/ INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS”. (Ac. y Sent. Nº 95).
Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y
votar las siguientes;
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada?
En su caso, ¿se dictó conforme a derecho?
Practicado el sorteo de ley resultó el siguiente orden de votación: VILLAL-
BA FERNÁNDEZ, BUONGERMINI PALUMBO Y PAIVA VALDOVINOS.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA, EL DR. VILLALBA FERNÁN-
DEZ, DIJO: La MUNICIPALIDAD DE ASUNCIÓN, representada por la Abo-
gada NELLY CABRERA BOGGINO, en su presentación de fs. 640/643 no ha
fundado el recurso de nulidad por ella interpuesto. Por su parte el CLUB NA-

[ 295 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

CIONAL DE REGATAS MBIGUÁ, representada por el Dr. ERNESTO BATS-


CHEK BRYANZEFF, en su escrito de fs. 666/677 desistió expresamente del
mismo. Y dado, que no se advierte en la sentencia recurrida vicios o defectos que
ameriten la declaración oficiosa de la nulidad, corresponde declarar desierto y
tener por desistido respectivamente, a los mencionados recurrentes del recurso
de nulidad.
OPINIÓN DE LA DRA. BUONGERMINI PALUMBO, DIJO, NULIDAD:
La Abog. Nelly Cabrera Boggino, en su presentación de fs. 640/643, no ha fun-
dado el recurso de nulidad por ella interpuesto. Por su parte, el Dr. Ernesto
Batschek Bryanzeff, en su escrito de fs. 666/677, desiste expresamente del re-
curso de nulidad interpuesto por el Abog. Jorge García Gini. Y, dado que no se
advierte en la sentencia recurrida vicios o defectos que ameriten la declaración
oficiosa de la nulidad, corresponde declarar desierto y tener por desistido, res-
pectivamente, a los mencionados recurrentes del recurso de nulidad.
A SU TURNO EL MAGISTRADO PAIVA VALDOVINOS, MANIFESTÓ:
Que se adhiere al voto del preopinante Dr. Neri E. Villalba.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, EL DR. VILLALBA FER-
NÁNDEZ, DIJO: La representante de a la MUNICIPALIDAD DE ASUNCIÓN
solicita la revocación de las desestimaciones de las excepciones de prescripción
y falta de acción que articulo. Asegura que la prescripción se opero a favor de su
parte, conforme los Arts. 659 y 663 del Código Civil, y que no tiene legitimación
pasiva para ser involucrada en la presente demanda por tratarse de obras
ilícitas realizadas en un área protegida. Refiere que no puede soportar una
condena sustentada en una conducta ilícita. Considera doloso el accionar del
actor, y cuestiona su falta de consideración por la A-quo. Remarca que no auto-
rizo ni insto la ocupación de tierras del Banco San Miguel, por lo que no puede
ser forzada a asumir responsabilidad civil. Cuestiona la aplicación de la A-quo
del Art. 1187 del Código Civil, ya que las obras realizadas fueron erigidas en
tierras del dominio público, y por tanto fuera del comercio. Expone que no existe
enriquecimiento para su parte por no estar el patrimonio afectado en el comer-
cio. Manifiesta igualmente que la sentencia otorga más de lo peticionado en el
escrito de postulación de demanda en relación a su obligación de indemnizar.
El CLUB NACIONAL DE REGATAS EL MBIGUÁ solicita la revocatoria
de la sentencia. Expone que la A-quo hizo prosperar una reclamación con base
subjetiva. Considera que es contrapuesta la conclusión de la A-quo de que la

[ 296 ]
JURISPRUDENCIA

acción es personal y luego la vincula con una indemnización. No puede negarse


la prescripción sostiene, ya que al reclamarse indemnización debió aplicarse la
prescripción de dos años. Afirma que no existen elementos que demuestren que
las mejoras introducidas en el club hayan sido practicadas por el actor. Asevera
que ni los requisitos para asentir una demanda sobre enriquecimiento sin cau-
sa, como una demanda sobre indemnización no fueron presentados en autos.
Considera impensable que el actor no tenga documentos que acreditan la pro-
piedad de las inversiones realizadas en el club. Sostiene haber arrimado docu-
mentales que acreditan pagos a cuenta de las mejoras por valor de U$S. 78.740
y U$S. 15.125. Asevera igualmente que no se probó empobrecimiento del actor
en la medida de la inversión que dice haber realizado. Indica que si bien existe
un permiso para realizar las obras no se puede verificar cuanto pago por las
mismas. Manifiesta que tampoco se demostró la relación causal, ausentándose
causa jurídica lícita para la ejecución de las obras. Indica que las obras fueron
ejecutadas sobre la base del acta de fs. 103 de autos, y por ende el actor realizó
las obras con voluntad, intención y discernimiento, por lo que no puede existir
enriquecimiento de su parte. No admite que la acción haya prosperada porque
no se probó cuanto gasto el actor en las inversiones. Asegura que debió verificar-
se la conducta del accionante para llegar a la conclusión inevitable, cual es
rechazar la demanda.
Corrido traslado a la parte actora, la misma sostiene que la sentencia ape-
lada se ajusta a derecho. Refiere que los fundamentos expresados por la A-quo
en la sentencia son válidos y correctos. Remarca que sus pretensiones han sido
evidenciadas y demostradas, por lo que corresponde la confirmación del fallo
apelado.
Por la sentencia cuestionada, se resolvió: “I. RECHAZAR, las excepciones
de falta de acción y prescripción planteadas como medio general de defensa por
la representante de la Municipalidad de Asunción, de conformidad al exordio de
la presente resolución. II. HACER LUGAR a la demanda promovida por el Sr.
ABRAHAM ZAPAG contra CLUB NACIONAL DE REGATAS EL MBIGUÁ y
la MUNICIPALIDAD DE ASUNCIÓN, reconociendo al Sr. ABRAHAM ZAPAG
el derecho de percibir el cobro por las mejoras introducidas en el predio del
citado club, de conformidad al exordio de la presente resolución. III. COSTAS,
a la parte perdidosa…”.
La cuestión planteada en ésta instancia consiste en una demanda sobre
enriquecimiento sin causa promovida por el señor ABRAHAN ZAPAG quien

[ 297 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

asegura invirtió en obras edilicias con su propio dinero en beneficio del club
demandado, estando varias obras afincadas en propiedad de la comuna capita-
lina.
La parte actora mutatis mutanti ha reclamado la indemnización por el
enriquecimiento producido por los que son propietarios de las tierras afectadas
(donde se asientan las obras), siendo la misma asentida por la A-quo, porque
consideró que: “con todo el caudal probatorio acercado al juicio, esta magistra-
tura tiene plena convicción de que, el Dr. Abraham Zapag, ha costeado con su
patrimonio personal la construcción de varias obras de infraestructura…”.
A priori deben verificarse las excepciones de prescripción y falta de acción
opuestas por la MUNICIPALIDAD DE ASUNCIÓN, en ese orden.
Resulta de la lectura del escrito de promoción que este juicio no trata sobre
la indemnización por acto ilícito, sino del enriquecimiento sin causa que le
imputa la parte accionante a las partes demandadas, en virtud de hechos que
sostiene ocurrieron desde el año 1995 (donde principia su presidencia del CLUB
NACIONAL DE REGATAS EL MBIGUÁ) hasta incluso el año 2002 (destitu-
ción del accionante). Entonces, a la presente acción no le es aplicable el plazo
previsto para la acción de responsabilidad extracontractual prevista por el Art.
663, Inc. f, del Código Civil. Esto es así, puesto que analizando los plazos parti-
culares de prescripción contemplados en los Arts. 660 al 668 del Código Civil, no
encontramos referencia alguna a la acción sobre enriquecimiento sin causa.
Entonces, pasamos a examinar el Art. 1817, y los que le siguen y tampoco hay
acotación sobre plazo de prescripción. Ello nos induce a estar por la aplicación
del Inc. e, del Art. 659.
Al comentar el Art. 4023 del Código de Vélez, Salas-Trigo Represas, anotan:
14. Pago indebido. Enriquecimiento sin causa. Empleo útil. El plazo establecido
en esta norma se aplica a) a la acción por la cual se repite lo pagado sin causa
o por error, b) a la acción por enriquecimiento sin causa...” Ver Código Civil
Anotado, T. 3, Pág. 349. BORDA, al respecto dice: “La acción in rem verso carece
de plazo especial; en consecuencia, prescribe por diez años entre presentes y
veinte entre ausentes, conforme a la regla general del Art. 4023”. Ver Tratado…
Obligaciones II. “La acción por enriquecimiento sin causa, al no tener término
especial de prescripción, cae en la regla general del Art. 4023 del Código Civil”
(C.N. Com., Sala B, Julio 10 1963). ED, 7-726.
De esta manera, corresponde confirmar el rechazo de la A-quo a la excep-
ción de prescripción, ya que la demanda fue incluso contestada por la parte

[ 298 ]
JURISPRUDENCIA

excepcionante el 22 de septiembre de 2004, fs. 320/328, sin que notoriamente


pudieran transcurrir los 10 años exigidos por la ley para la operatividad de la
prescripción liberatoria de la acción intentada, esto si incluso tomáramos algu-
na fecha del año 1995 como die a quo.
Pasando a revisar la excepción de falta de acción, debemos a priori referir
que se demandó a la MUNICIPALIDAD DE ASUNCION en la certeza de que es
propietaria de parte del inmueble donde se encuentran empotradas varias de
las inversiones que sustentan el enriquecimiento sin causa intentado por el
actor.
La sentencia en revisión rechaza la excepción, y fija en la parte excepcio-
nante la obligación de pagar las mejoras ubicadas dentro del dominio munici-
pal, pero utilizadas por el club demandado. La A-quo considera manifiesta la
legitimación pasiva de la parte excepcionante.
Existe falta de legitimación para obrar siempre que el actor o el demandado
no sean las personas especialmente habilitadas por la ley para asumir tales
calidades con referencia a la materia concreta sobre la que versa el proceso.
Los argumentos de que las mejoras se encuentran en una zona protegida y
se realizaron sin permiso municipal no son suficientes ya que existe reconoci-
miento expreso de que existen y se encuentran fuera del dominio del CLUB
NACIONAL DE REGATAS EL MBIGUÁ (pero dentro de su posesión), y más
bien afincadas en un predio de la comuna capitalina. La procedencia o no de la
pretensión principal es materia de la sentencia en sí, más la legitimación pasiva
para ser parte de la relación jurídico sustancial es patente, correspondiendo la
confirmación del fallo, también en este punto.
Pasando al fondo de la cuestión, sabido es que para la procedencia de la
acción de enriquecimiento sin causa es menester que concurran los siguientes
requisitos: a) enriquecimiento del demandado, b) empobrecimiento del actor, c)
relación causal entre uno y otro, y c) una causa que justifique ese enriquecimien-
to.
Analizadas las constancias de autos, puede advertirse que fue eficiente-
mente probada la existencia de mejoras, su ubicación (dentro del dominio o no
de una u otra parte demandada, pese a que siempre bajo la posesión del club
demandado), así como su cuantificación. Existen pruebas documentales, de
reconocimiento judicial, e incluso una pericial que certifica el enriquecimiento
de los demandados, en el sentido de que hoy existen bienes materiales (obras

[ 299 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

civiles) que mejoran el valor de los inmuebles. La prueba pericial con claridad
expone las obras existentes en uno y otro predio así como sus valores, siento esta
prueba conteste con lo verificado por el Juzgado al tiempo de ser diligenciado el
reconocimiento judicial pertinente.
En relación a la MUNICIPALIDAD DE ASUNCIÓN cabe advertirse tal
como se hiciera párrafos arriba que las mejoras edilicias pese a encontrarse en
una zona protegida y no ostentar permiso deben considerarse realizadas en
provecho del activo de la comuna (ya que si bien no tiene la posesión de las
mismas, puede exigirlas del club a través de la demanda reivindicatoria perti-
nente), y por eso entendemos que existe enriquecimiento de ambas partes de-
mandadas.
En cuanto a la legitimación activa, existe una asamblea general extraordi-
naria donde se reconoce en el actor la calidad de realizador de las mejoras con
su patrimonio personal. Es decir, las obras no se realizaron con dinero del club,
sino con activo personal del hoy demandante, de ello existe reconocimiento
expreso.
Si bien el hoy actor no poseyó nunca las mejoras, ya que las ejecutó para el
uso del club, esto no impide que se le abone el importe que desembolso para su
realización (lo que será materia de otro juicio, tal como acertadamente lo expuso
la A-quo), siendo por ende inobjetable su legitimación activa. Para el cobro de las
mejoras no es necesario poseerlas, sino haberlas realizado con patrimonio pro-
pio. Otra cosa sería si el accionante intenta ampararse en el art. 1827 del CC
para retener las mejoras hasta el pago efectivo, más esta no es la situación
procesal, ni la pretensión principal ya que la retención es el derecho que nuestro
código civil otorga al realizador de las mejoras. En nuestro caso, claramente el
actor nunca poseyó a título personal las obras, sino como miembro de la direc-
tiva del club (teoría del órgano). Siempre hemos pregonado en la distinción del
cobro de mejoras y el derecho a retenerlas que tiene que concederse medida
cautelar mediante. La pretensión principal es cobrar por las mejoras, y el legi-
timado activo será por ende quien las ejecutó con patrimonio propio, lo que
ocurre al analizar la posición jurídica del hoy demandante.
En ese tren de ideas, en cuanto al empobrecimiento y la relación causal
surge del carácter de Presidente del club del accionante desde el año 1995 hasta
el año 2002, y la documentación aportada tanto por el actor como por el club que
avala la realización de estas mejoras con dinero propio del demandante. Nume-

[ 300 ]
JURISPRUDENCIA

rosas asambleas mencionan y autorizaban la realización de las obras. En espe-


cial puede verificarse que robustece la tesis del actor, la N° 21 del 18 de diciem-
bre de 1997. Incluso el club demandado al expresar agravios reconoció esta
situación. A fs. 675 se lee: “…Que, si es cierto que efectivamente el ex presidente
realizó inversiones en la propiedad del CLUB NACIONAL DE REGATAS “EL
MBIGUÁ”, lo hizo con voluntad, intención y discernimiento…”
En el caso de autos cabe indicar que el club demandado hace hincapié en la
idea de que el accionante realizó las obras para dejar algo maravilloso, más esta
expresión del actor en una asamblea no implica donación del importe o valor de
las obras, siendo jurídico posible exigir la indemnización derivada del enrique-
cimiento generado a favor de las partes demandadas o lo que es lo mismo exigir
el pago de estas mejoras a las personas jurídicas que son titulares de los inmue-
bles donde fueron realizadas. Como ya referimos líneas arriba, el trabajo peri-
cial es eficiente al referir que obras se asientan en el club y cuales se verifican
en terreno municipal.
En consecuencia, al encontrarse todos los elementos jurídicos necesarios
corresponde hacer lugar a la procedencia de la acción por enriquecimiento sin
causa.
Las mejoras asentadas en el inmueble propiedad del CLUB NACIONAL
DE REGATAS EL MBIGUÁ deberán ser indemnizadas por esta, y las que se
encuentran en dominio municipal indemnizadas por la MUNICIPALIDAD DE
ASUNCIÓN, todo conforme los términos y alcances del reconocimiento judicial,
y en particular de la pericia diligenciada en autos, tal como lo prevé el Art. 1817
del Código Civil: “El que se enriquece sin causa en daño de otro está obligado,
en la medida de su enriquecimiento, a indemnizar al perjudicado la correlativa
disminución de su patrimonio.”
Por estas consideraciones soy de la opinión de que la S.D. Nº 243 del 26 de
abril de 2010, dictada por la Jueza de Primera Instancia en lo Civil y Comercial
del Décimo Tercer Turno, debe ser confirmada, con costas a las partes vencidas,
en ambas instancias. Es mi voto.
OPINIÓN DE DRA. BUONGERMINI PALUMBO; DIJO, APELACIÓN:
Se trata aquí de determinar la procedencia –o no– de una demanda por recono-
cimiento del derecho al valor de mejoras.
En efecto, de la atenta lectura del escrito de demanda, específicamente el
punto sexto del petitorio (f.33), se desprende que el Sr. Abraham Zapag pretende

[ 301 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

frente al Club Nacional de Regatas El Mbiguá la condena al reconocimiento o


pago de las obras supuestamente realizadas por el mismo tanto en el predio
propiedad del Club Nacional de Regatas El Mbiguá, así como en el terreno
municipal cuya posesión es ostentada por la mencionada asociación. De la mis-
ma manera, pretende frente a la Municipalidad de Asunción la condena al
reconocimiento de las mejoras introducidas en el terreno de su propiedad. Res-
pecto de ambos demandados se reserva el derecho de fijar el quantum o los
montos de las obras o mejoras en un juicio posterior. Así, entonces, queda deli-
mitada la pretensión de la actora.
La Municipalidad de Asunción, en oportunidad de la contestación de la
demanda (fs.260/278), opuso como medios generales de defensa las excepciones
de prescripción y de falta de acción, respectivamente. A los efectos de ordenar el
estudio y resolución de las cuestiones propuestas trataremos primeramente la
excepción de prescripción y luego la excepción de falta de acción.
En cuanto a la excepción de prescripción, agravia a la Municipalidad de
Asunción que la jueza inferior haya aplicado el plazo de diez años previsto en el
art. 659 inc. “e” del Cód. Civ, y no el plazo de dos años establecido en el art. 663
inc. “f” del Cód. Civ., en el cual la excepcionante sustenta su defensa. Para
determinar el plazo de prescripción aplicable al caso de marras necesariamente
debemos atenernos al examen de la relación crediticia u obligacional cuya exis-
tencia afirma el actor en el escrito de demanda para encuadrarla en la norma-
tiva prescripcional respectiva.
En el escrito de demanda el actor manifiesta que en mayo de 1995 fue electo
Presidente de la Comisión Directiva del Club Nacional de Regatas El Mbiguá.
En prieta síntesis, sostiene la actora que durante su gestión al frente del club,
ante el desastroso estado financiero de la institución que se encontraba en una
virtual cesación de pagos y a fin de retomar la actividad social y deportiva del
club, realizó inversiones y aportes personales para ejecutar nuevas obras, re-
construir las instalaciones deportivas y sociales, construir nuevas instalaciones
y reparar las ya existentes. Respecto de la inclusión de la Municipalidad de
Asunción en esta demanda manifiesta que al asumir la Presidencia del CNR EL
MBIGUÁ fue informado de la extensión superficial sobre la que el club contaba
con título de propiedad, pero que la “posesión tradicional y antigua” se extendía
varias hectáreas más a los alrededores, fuera del perímetro de propiedad del
CNR El Mbigua, cuya titularidad corresponde a la Municipalidad de Asunción.

[ 302 ]
JURISPRUDENCIA

Pues, bien, lo que aquí se postula en la demanda es la existencia de un


crédito en cabeza de la actora frente a la Municipalidad de Asunción por edifi-
cación o construcción en suelo ajeno –propiedad de la Municipalidad de Asun-
ción-, en los términos de los arts. 1982, 1984 siguientes y concordantes del Cód.
Civ. La acción para el reclamo del crédito por mejoras o edificación en terreno
ajeno carece de un plazo de prescripción específico o puntual en el Libro II,
Título II, Cap. V, Sección IV del Cód. Civ., razón por la cual la iudex a quo aplicó
correctamente la norma de cerramiento del sistema contenida en el art. 659 inc.
“e” del Cód. Civ, la cual prevé que prescriben por diez años las acciones persona-
les que no tengan fijado otro plazo por la ley.
Así las cosas, en la inteligencia de que las mejoras cuyo reconocimiento el
actor reclama se efectuaron durante su gestión como Presidente de la Comisión
Directiva del CNR El Mbiguá que principiara en mayo de 1995, y habiéndose
notificado la presente demanda a la Municipalidad de Asunción en fecha 03 de
mayo de 2004 (f.39), se concluye forzosamente que la prescripción de la acción
del Sr. Abraham Zapag respecto de la Municipalidad de Asunción no ha opera-
do. En consecuencia, la jueza inferior desestimó correctamente esta defensa. El
codemandado, CNR El Mbiguá, no opuso excepción de prescripción en la instan-
cia inferior, razón por la cual los agravios relativos a la misma no pueden ser
atendidos, de conformidad con lo dispuesto por el art. 420 del Cód. Proc. Civ.
Seguidamente trataremos la defensa de falta de acción. En la baja instan-
cia (fs.320/328), la excepcionante denunció su falta de legitimación pasiva para
contradecir la presente demanda arguyendo que no protagonizó ningún acto
ilícito del cual pueda nacer la obligación de indemnizar, así como que no existe
entre el Sr. Abraham Zapag y la Municipalidad de Asunción vinculación con-
tractual o extracontractual alguna. Refiere que la responsabilidad que preten-
de endilgar el actor a la Municipalidad de Asunción se basa únicamente en su
calidad de propietaria del inmueble donde el actor introdujo las mejoras.
En relación con el derecho de crédito por mejoras la regulación de nuestro
Código Civil se encuentra contenida en cuatro artículos: 1984, 1986, 2422 y
2431. En lo que a la legitimación de las partes refiere, del juego de dicha norma-
tiva se desprende que la legitimación pasiva para contradecir dicha pretensión
recae sobre el dueño o propietario del fundo donde las mejoras se hallan encla-
vadas. Ello es así porque por accesión el propietario del inmueble adquiere la
propiedad de las mejoras que acceden al terreno.

[ 303 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

En el caso de marras, el carácter o calidad de propietaria del inmueble –


tierras del Banco San Miguel– donde estarían enclavadas gran parte de las
obras o mejoras cuyo reconocimiento el actor reclama, no constituyó una cir-
cunstancia controvertida por la Municipalidad de Asunción, antes bien dicha
calidad fue expresamente reconocida con motivo de la contestación de la deman-
da (fs.320/328), así como en esta instancia de alzada (fs.640/643). Se advierte,
así, que no existe la mentada falta de legitimación pasiva denunciada por la
Municipalidad de Asunción.
Sin embargo, el examen de la legitimación sustancial, tanto activa como
pasiva, debe ser encarado oficiosamente por el órgano jurisdiccional indepen-
dientemente de la actitud que las partes puedan asumir al respecto. Ello es así
porque la legitimatio ad causam constituye un requisitito intrínseco de admisi-
bilidad de las pretensiones en general. En este tren de ideas, conforme con las
constancias del expediente se advierte que la pretensión de cobro de mejoras de
la actora no logra sortear con éxito el examen de la legitimación sustancial
activa, esto es, existe ausencia de legitimación sustancial en cabeza del actor, Sr.
Abraham Zapag. En efecto, de los artículos 1984, 1986, 2422 y 2431 del Cód. Civ.
se desprende que la legitimación sustancial activa para el reclamo del crédito
por mejoras recae sobre el poseedor del fundo mejorado. Y, si bien el art. 1933 del
Cód. Civ. califica a la realización de edificaciones o construcciones como actos
posesorios, la calidad de poseedor legitimado para el reclamo del crédito por
mejoras no puede ser reconocida al Sr. Abraham Zapag.
En efecto, recordemos que el Sr. Abraham Zapag afirma haber efectuado
las obras en el predio de propiedad y posesión del CNR El Mbiguá, respectiva-
mente, durante su gestión como Presidente de la Comisión Directiva del CNR
El Mbiguá. Es menester destacar que la posesión, ocupación o tenencia de las
cosas puede ser ejercida en forma personal, directa o inmediata por el poseedor,
o a través de otra persona, la cual se constituye en instrumento de la posesión
por otro. Como es sabido, a las personas jurídicas, como entes de existencia
ideal, no les queda otra alternativa más que adquirir o ejercer la posesión a
través de sus órganos estatutarios o representantes legales, conforme con lo
dispuesto por los arts. 96, 97 y 1923 in fine del Cód. Civil.
En esta inteligencia, el Sr. Abraham Zapag en su carácter de Presidente de
la Comisión Directiva del CNR El Mbiguá, integraba el órgano encargado del
ejercicio de los derechos posesorios –si alguno hubiere– del CNR El Mbiguá;

[ 304 ]
JURISPRUDENCIA

vale decir, el Sr. Abraham Zapag –junto con los demás miembros de la Comisión
Directiva– fungía de instrumento o medio para el ejercicio de la posesión del
CNR El Mbiguá.
El art. 1911 del Cód. Civil establece: “El que poseyere como usufructuario,
acreedor prendario, locatario, depositario o por otro título análogo en cuya vir-
tud tenga el derecho u obligación a poseer temporalmente una cosa, es poseedor
de ésta, y también lo es la persona de quien proviene su derecho u obligación. El
primero es poseedor inmediato; el segundo, mediato. Quien posee a título de
propietario, tiene la posesión originaria. Los otros tienen una posesión derivada
que no anula a la que le da origen”. Fácilmente, así, se puede concluir que el
actor no tenía el carácter de poseedor animus domini, esto es, de poseedor
originario o mediato, como lo denomina actualmente el Cód. Civil, ni tampoco el
de poseedor inmediato, ya que por mandato de la ley y de los estatutos sociales
del CNR El Mbiguá asumió el compromiso de administrar la institución y, con-
secuentemente, ejercer los derechos posesorios que correspondían al CNR El
Mbiguá. Como el Sr. Abraham Zapag legal y estatutariamente tenía la obliga-
ción de poseer el inmueble para el CNR El Mbiguá, los actos del mentado Sr.
Abraham Zapag en relación con este punto se insertan en la categoría de actos
del órgano en el cual es sujeto agente, no son actos propios o personales del Sr.
Abraham Zapag, situación regida por el art. 97 del Cód. Civ.
Por otra parte, el actor no demostró la interversión del título original en
virtud del cual tenía la obligación de poseer –y mal podría haberlo hecho–, pues
en ningún momento se asumió el carácter de poseedor iure proprio excluyendo
la posesión del CNR El Mbiguá. Por ello decimos que si bien las construcciones
o mejoras que el actor afirma haber solventado son actos posesorios en los
términos de 1933 del Cód. Civil, no son actos posesorios personales y al Sr.
Abraham Zapag no puede reconocérsele la calidad de poseedor, sino de mero
instrumento posesorio de otro. Las obras y construcciones que se atribuye co-
rresponden orgánicamente al CNR El Mbiguá, institución de la cual –como
dijimos– el actor fungía como instrumento de la posesión, y siendo que los actos
posesorios de los órganos o representantes de la persona jurídica se imputan
directamente a ella.
En estas condiciones, respecto de la Municipalidad de Asunción, la relación
del actor con la cosa no justifica la legitimación para el pago de mejoras. En
consecuencia, la excepción de falta de acción opuesta por la Municipalidad de
Asunción debe prosperar.

[ 305 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

Ahora, nos abocaremos al tratamiento del recurso de apelación del Club


Nacional de Regatas El Mbiguá.
Debemos principiar señalando que las obras y mejoras cuya realización la
actora se atribuye en el escrito de demanda no fue objeto de contradicción en la
contestación de la demanda por parte del CNR El Mbiguá (fs.260/278). En
efecto, el actor afirmó en la demanda que las obras realizadas en el CNR El
Mbiguá fueron financiadas con bienes de su patrimonio. El demandado tiene la
carga procesal de contestar todas las pretensiones, so pena de admitirlas, art.
235 inc. “a” del Cód. Proc. Civil. No habiéndolo hecho así en la etapa procesal
correspondiente, le precluye la facultad de hacerlo en esta instancia de alzada.
Por lo demás, el accionado no sólo omitió negar expresamente que las obras
realizadas en el predio de dominio y posesión del CNR El Mbiguá fueran finan-
ciadas por el Sr. Abraham Zapag, sino que reconoce expresamente esta circuns-
tancia en el escrito de conteste, pero aduciendo tanto la violación de disposicio-
nes estatutarias para la realización de las obras, así como que las mismas
fueron realizadas por la actora como liberalidad en beneficio de la asociación:
“…Todas las obras realizadas durante la Administración Zapag, se efectuaron
al margen de las disposiciones estatutarias asumiendo él mismo actor la res-
ponsabilidad personal sobre las mismas para legar a los asociados del Club
Nacional de Regatas El Mbiguá mejores infraestructuras…” (sic, f. 276); “…Mi
mandante no es responsable del supuesto daño alegado por la parte actora. En
autos se encuentran elementos de juicio que llevan a la convicción que el respon-
sable del patrimonio del Sr. Abraham Zapag por las obras realizadas es el mis-
mo Sr. Abraham Zapag, en razón de que fue él mismo (según su escrito de
demanda) el que realizó dichas obras sin mandato por parte de Asamblea algu-
na como mi parte lo ha sostenido y probado con las instrumentales agregadas
a la presente contestación…” (sic, f.275). En estas condiciones, debemos tener
como cierto que las mejoras cuya realización la actora se atribuye en el escrito
de demanda, fueron financiadas por el Sr. Abraham Zapag.
En segundo término, debemos remitirnos al escrito de demanda para veri-
ficar los fundamentos fácticos que sustentan la pretensión de la actora frente al
CNR El Mbiguá para, así, posteriormente, tratar los agravios de la demandada.
En efecto, en el escrito inicial la actora manifestó: “…la Asamblea [Asam-
blea General Extraordinaria del 18 de diciembre de 1997; fs. 16/22 fs. 99/105]
me autorizó expresamente a efectuar las inversiones que realicé en el Club

[ 306 ]
JURISPRUDENCIA

Nacional de Regatas El Mbiguá por un monto muy importante, así como el pago
de otros rubros menores, gastos, salarios, indemnizaciones al personal que ac-
cionó contra la entidad y que fueron proveídos de mi peculio particular ya que
la entidad no se encontraba en condiciones de cubrir porque no existía ingresos
así como el costo de las obras que me reservo el derecho de acreditar en un
próximo juicio…” (sic, fs. 30/31).
Como puede advertirse, la actora arguye que la Asamblea General Extraor-
dinaria de socios del CNR El Mbiguá le autorizó expresamente a invertir su
dinero en el club para realización de mejoras cuyo cobro reclama. Por su parte,
la demanda alegó al contestar la demanda que las mejoras fueron donadas por
el Sr. Abraham Zapag al CNR El Mbiguá.
Veamos, pues, los términos de la Asamblea General Extraordinaria del 18
de diciembre de 1997 (fs. 16/22 fs. 99/105). En dicha ocasión se incluyó en el
orden del día el tratamiento de los siguientes puntos: “3.Información sobre los
aportes efectuados por el Presidente de la Institución e Inversiones realizadas
en infraestructura o mejoras en el predio de la Institución”; “4. Aprobación de
las obras realizadas y autorización para continuar en forma administrativa los
proyectos a ejecutarse en el Club”; “5. Concesión y otorgamiento de algún meca-
nismo propuesto por la Asamblea para permitir el retorno de los aportes reali-
zados por el Presidente del Club Nacional de Regatas El Mbiguá”.
Al tiempo de tratar el punto cuarto del orden del día –aprobación de las
obras realizadas y autorización para continuar en forma administrativa los
proyectos a ejecutarse en el club–, se dejó constancia en el acta asamblearia de
cuanto sigue: “…El Sr. Presidente formula una breve reseña de los trabajos y
construcciones realizadas, que desde luego se encuentran a la vista así como los
objetivos realizados y los objetivos perseguidos a fin de dotar a la Institución de
campos deportivos a resguardo de cualquier contingencia de las aguas y creci-
das del río. Con estas informaciones se formularon algunas aclaraciones solici-
tadas por los asambleístas, y seguidamente se decidió por unanimidad la apro-
bación de los trabajos realizados hasta la fecha y la autorización para proseguir
con las obras, bajo el régimen de contrataciones privadas y su ejecución por vía
administrativa, método por el cual se ha podido hallar mejores resultados eco-
nómicos…” (sic, fs. 102 vlta./103).
Por otra parte, con motivo del tratamiento del quinto punto del orden del
día –concesión y otorgamiento de algún mecanismo propuesto por la Asamblea

[ 307 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

para permitir el retorno de los aportes realizados por el Presidente del Club
Nacional de Regatas El Mbigua–, se dejó constancia en el acta de la asamblea
de socios de lo siguiente: “…Se explicó a la Asamblea en forma general que una
vez terminadas las construcciones de nuestras nuevas infraestructuras se pen-
só, en que hacer para recuperar eso, llegando a la conclusión que el Club no tiene
posibilidades de inversión y que alguien debía absorber todo eso para continuar
adelante, a esto explica el Sr. Presidente que toda inversión es un riesgo. Sin
embargo, su objetivo principal fue solamente levantar el Club, terminar la pi-
leta y poco a poco dar publicidad al Club y empezar a promocionar, y hacer que
sea un Club bastante accesible para la captación de socios…” (sic, f.103); “…El
Sr. Abraham Zapag confesó que no hay vuelta que dar, todo lo que aportó no lo
va recuperar del Club, el Club no está prendado, al contrario deja la riqueza de
poseer un hermoso balneario, un salón en el segundo piso destinado a fiestas
sociales, cuyo objetivo principal es el de lograr llevar a cabo las fiestas de Debut
en Sociedad de jovencitas hijas de nuestros asociados siendo lo más importante
el relleno de más de 600.000 metros cúbicos de arena compactada…”. (sic. fs.
103/103 vlta.); “…El Sr. Carlos Martínez en uso de la palabra solicita al Sr.
Presidente que informe cuales son los aportes que realizó hasta la fecha, en
respuesta el Dr. Zapag responde que hasta el momento no puede dar cifras
debido a que estamos haciendo lo que no podemos donde no debemos, pero
principalmente explica que el Club no está gravado, ya todos los gastos son
deudas del Dr. Zapag y no del Club…” (sic. fs. 103 vlta./104); “…El Sr. Juan
Samaniego también pregunta si cómo piensa recuperar los aportes. El Sr. Pre-
sidente cree que se podría ver la manera de destinar una parte de la cuota social
de socios…” (sic, f.104); “…El Sr. Carlos Martínez insiste que al no tener un
monto de inversión la deuda es suya personal a lo que el Dr. Zapag responde que
el Club no está obligado a nada, ya que hasta el momento no ve ningún meca-
nismo para recuperar lo invertido, entonces su idea es recuperar en la construc-
ción y venta de los Departamentos, el Club no va pagar ningún interés…” (sic.
f.104); “…Entonces el Sr. Martínez vuelve a preguntar si el Presidente cree que
va a recuperar lo invertido, respondiendo nuevamente el Dr. Zapag que el obje-
tivo no está en recuperar la inversión, el propósito es dejar algo maravilloso y
monstruoso digno de ser apreciado por los asociados…” (sic. f.104); “…Conclui-
da las informaciones requeridas por los socios el Sr. Rafael Jiménez propone que
como forma de restituir los préstamos del Sr. Presidente, con los cuales se efec-

[ 308 ]
JURISPRUDENCIA

tuaron las obras realizadas en el Club, a partir de enero de 1999, se afecte por
diez años el 50% de las cuotas de ingresos que se lleguen a percibir de los socios
nuevos atendiendo que la ejecución de las obras y reactivación del club es el
resultado directo de las obras realizadas, y además propone que se autorice al
Presidente a construir dentro de la zona recuperada mediante la carga de arena
las edificaciones familiares y casillas de socios, que estime conveniente, y a
través de su venta y/o arrendamiento, concesión o usufructo por el plazo de
cincuenta años, se le permita recuperar la inversión realizada. Puesta a consi-
deración esta moción es aprobada por los asambleístas, con la debida aclaración
que la institución no asume ningún otro compromiso para el retorno de los
aportes efectuados, ni quedan afectadas las instalaciones del club…” (sic. f. 104
vlta.).
En relación con la alegación del CNR El Mbiguá de que las mejoras habrían
sido donadas por el Sr. Abraham Zapag a la institución, debemos decir que dicha
cuestión, conforme con los términos del acta de la Asamblea General Extraor-
dinaria del 18 de diciembre de 1997 (fs. 16/22, fs. 99/105), se presenta algo
confusa. En efecto, en primer término porque el punto quinto del orden del día
es, precisamente, la proposición por parte de la Asamblea de algún mecanismo
para lograr la recuperación de los aportes realizados por el Sr. Abraham Zapag,
vale decir, recuperar lo invertido en el club por las mejoras efectuadas era evi-
dentemente la intención de la actora. Sin embargo, al momento de tratar dicho
tópico las manifestaciones vertidas por el Sr. Abraham Zapag, si bien presentan
algo de ambigüedad, pareciera dan a entender que las mejoras se efectuaron
con propósito de beneficiar al Club, lo que podría entenderse como una libera-
lidad hacia el CNR El Mbiguá, conforme se aprecia de la trascripción de frag-
mentos del acta asamblearia realizada supra. La voluntad para obligarse o para
condonar una deuda debe ser clara e inequívoca. Las expresiones transcriptas
más arriba no tienen la necesaria concludencia ni son indudables considerándo-
se éstas manifestaciones como una oferta de donación. No obstante lo dicho, y
aún cuando para que el contrato de donación quede concluido o perfeccionado
necesita como requisito ineludible de la aceptación por parte del donatario –
arts. 1202 y 1203 del Cód. Civ.–. Dicha circunstancia no aconteció en el caso de
marras, ya que luego de las manifestaciones realizadas por el Sr. Abraham
Zapag la asamblea aprobó por unanimidad la moción de un asambleísta respec-
to de una forma de pago o de restituir los aportes realizados por el Sr. Abraham

[ 309 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

Zapag, con la aclaración de que el CNR El Mbiguá no asume ningún otro com-
promiso para el retorno de los aportes efectuados por el Sr. Abraham Zapag. Así
las cosas, es obvio que si se acordó una forma de pago o reembolso de aportes
realizados por actora, no existió concertación de una donación entre el CNR El
Mbiguá y el Sr. Abraham Zapag.
Habiendo desechado la vinculación por donación debemos abordar la deter-
minación de la relación jurídica que gobierna estos hechos y en virtud de la cual
el Sr. Abraham Zapag reclamaría el pago de las mejoras al CNR El Mbiguá.
Para ello debemos examinar nuevamente el acta de la Asamblea General Ex-
traordinaria del 18 de diciembre de 1997 (fs. 16/22, fs. 99/105). Hemos de des-
cartar ab initio la aplicación de las normas referentes al cobro de mejoras por
edificación en terreno ajeno, por idénticos argumentos esgrimidos al admitir la
excepción de falta de acción opuesta por la Municipalidad de Asunción.
En ocasión del tratamiento del punto cuarto del orden del día de la Asam-
blea General Extraordinaria del 18 de diciembre de 1997 –aprobación de las
obras realizadas y autorización para continuar en forma administrativa los
proyectos a ejecutarse en el club–, la asamblea decidió por unanimidad la apro-
bación de los trabajos realizados hasta dicha fecha y autorizó la prosecución de
las obras. Asiste razón a la accionada cuando dice que no existe constancia de
que el CNR El Mbiguá, previa a la asamblea del 18 de diciembre de 1997, haya
autorizado al Presidente la realización de obras o trabajos en el predio de la
institución. Sin embargo esto –y pese a las objeciones que se pueda oponer
respecto a la regularidad– no descarta completamente la idea del encargo. En
efecto, la asamblea general extraordinaria de socios del CNR El Mbiguá de
fecha 18 de diciembre de 1997 aprobó o ratificó los trabajos o mejoras realizadas
en el predio del club por el entonces Presidente de la Comisión Directiva, Sr.
Abraham Zapag. Con ello deviene aplicable el art. 1814 del Cód. Civ. que pres-
cribe: “La ratificación del interesado produce los efectos del mandato conferido
al tiempo de la iniciación de la gestión, aunque el gestor hubiere creído ocuparse
de un negocio propio”. Además, en dicha oportunidad la asamblea no sólo apro-
bó las mejoras realizadas, también autorizó o encargó expresamente a la actora
que continúe y ejecute nuevas obras. Puede volver aquí a objetarse que éste
proceder no tenía la necesaria puridad estatutaria, empero sin invalidar la
citada asamblea, por las vías pertinentes ella conserva sus efectos y constituye
un acto propio del CNR Mbigua, el cual este no puede simplemente soslayar.

[ 310 ]
JURISPRUDENCIA

En estas condiciones, la gestión o encargo encomendado por la asamblea


del CNR El Mbigua al Sr. Abraham Zapag para la realización de obras en el
predio de propiedad y posesión de de la institución, debe ser reencuadrada
jurídicamente en las normas que regulan el contrato de mandato, por aplicación
del principio iura novit curia.
Así las cosas, para la ejecución o cumplimiento del mandato –en el caso, el
encargo consistente en la realización de obras o mejoras en el predio del club–
el art. 898 del Cód. Civil establece como deber del mandante respecto del man-
datario la entrega de las cantidades necesarias para la ejecución del encargo, a
condición del que el mandatario las solicite –inc. b–, circunstancia no acontecida
en el caso que nos ocupa. No obstante, el mandatario puede no pedir las sumas
de dinero necesarias para la ejecución del encargo y aplicar fondos propios para
su cumplimiento, hipótesis en la cual surge la obligación de reembolso a cargo
del mandante de los gastos efectuados por el mandatario, aún cuando el negocio
no le haya resultado favorable, y aunque los gastos parecieren excesivos, con tal
de que no fueren desproporcionados, y siempre que el mandatario no hubiese
incurrido en falta alguna –art. 898 inc. “c”–. Por otra parte, el art. 899 del Cód.
Civil preceptúa que el mandatario no estará obligado a esperar la presentación
de sus cuentas o el total cumplimiento del mandato para exigir los adelantos y
gastos por él efectuados.
Como ya lo refiriéramos supra, la accionada, CNR El Mbiguá, alega la
violación de disposiciones estatutarias que marcan el procedimiento a seguir
para la realización de obras o inversiones de mucha importancia, específica-
mente los arts. 52 y 53 de los estatutos sociales del Club Nacional de Regatas El
Mbiguá (f. 65 y vlta.). No obstante, dicho agravio puede ser desestimado desde
dos puntos de vista. En primer término, si se interpreta que no existe mandato
expreso por haberse violado la normativa social que impone los procedimientos
a ser observados para la realización de obras de mucha importancia, ello no es
óbice para la existencia de un mandato tácito, que se revela por la inacción del
CNR El Mbiguá ante el evidente conocimiento por parte de la demandada, de
que el Sr. Abraham Zapag estaba encarando la realización de importantes obras
solventadas con su patrimonio en el predio de la institución, sin que haya impe-
dido, pudiendo razonablemente hacerlo –art. 880, 2ª parte, del Cód. Civil–. En
segundo lugar, el art. 900 del Cód. Civil preceptúa: “El mandante no está obli-
gado a pagar los gastos que realizó el mandatario: a) si los hizo contra su expresa

[ 311 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

prohibición, salvo si quisiere aprovechar las ventajas derivadas de ellos”. En-


tonces, aún si consideráramos las disposiciones estatutarias del CNR El Mbi-
gua que establecen o marcan puntualmente el procedimiento para la realiza-
ción de obras o inversiones de mucha importancia, como una prohibición expre-
sa del mandante –CNR El Mbiguá– aún así sería aplicable la normativa senta-
da por el art. 900 inc. “a” del Cód. Civil, ya que el mandante –CNR El Mbiguá–
por la posición asumida a lo largo del conflicto y en este proceso no rechaza las
obras, sino que obviamente la desea; con ello no puede objetar su pago, razón por
la cual debe reembolsar los gastos realizados por el Sr. Abraham Zapag. Así,
pues, queda absolutamente claro que el mandante –CNR El Mbigua– debe
satisfacer los gastos efectuados ex causa mandati por el mandatario –Sr. Abra-
ham Zapag–.
Ahora bien, es importante recordar que, conforme los términos del escrito
de demanda, la pretensión de la actora está encamina a obtener el reconoci-
miento de la existencia del crédito o su derecho al cobro frente al Club Nacional
de Regatas El Mbiguá, habiendo reservado expresamente la actora el derecho
a fijar el monto del crédito en un juicio posterior. De esta manera, quedan
excluidas del pronunciamiento las cuestiones relativas al monto del crédito o
valor de las mejoras cuyo cobro reclama la actora, así como otras cuestiones
atinentes a la forma de pago, etc. La iudex a quo en su fallo con buen tino se
limitó a reconocer a la actora frente al CNR El Mbigua el derecho al cobro de las
mejoras introducidas en el predio del CNR El Mbigua, respetando la regla de
congruencia sentada por el art. 15 inc. “b” y “d” del Cód. Proc. Civil, en concor-
dancia con lo dispuesto por el art. 159 inc. “c” y “e” del mismo cuerpo legal.
La precisión precedentemente efectuada obedece a que a fs. 569/594 obra
la pericia topográfica y de tasación practicada por el Ing. Blas Pessolani L.
Obviamente, la tasación de las mejoras –en lo que a la valuación de las obras
refiere–, para el caso de marras, resulta inconducente e inocua, ya que el monto
del crédito podrá ser discutido ex novo por las partes en el juicio posterior, tal
como lo solicitó la actora en el escrito inicial, cuyos términos ya no pueden variar
posteriormente. Sin embargo, sí reporta utilidad la pericia practicada en cuanto
individualiza y ubica materialmente en el terreno las obras y mejoras realiza-
das por el actor, confirmando su existencia tanto en el predio propiedad del CNR
El Mbiguá como fuera del predio de la propiedad del CNR El Mbiguá, cuya
posesión es ostentada por la asociación. Dicho informe pericial adquirirá rele-

[ 312 ]
JURISPRUDENCIA

vancia, entonces, para la eventual discusión de la entidad del crédito en el juicio


posterior.
En las condiciones apuntadas, la sentencia apelada debe ser confirmada en
cuanto hace lugar a la demanda declarativa del Sr. Abraham Zapag contra el
Club Nacional de Regatas El Mbiguá.
En cuanto a las costas de la pretensión de cobro de mejoras promovida por
el Sr. Abraham Zapag contra la Municipalidad de Asunción, corresponde su
imposición, en ambas instancias, a la actora perdidosa, conforme con lo dispues-
to por el art. 203 inc. “b” del Cód. Proc. Civil.
En cuanto a las costas de la pretensión de cobro de mejoras promovida por
el Sr. Abraham Zapag contra el Club Nacional de Regatas El Mbigua, conforme
con lo dispuesto por el art. 203 inc. “a” del Cód. Proc. Civil, corresponde su
imposición al apelante, Club Nacional de Regatas El Mbiguá. Así voto.
A SU TURNO EL MAGISTRADO PAIVA VALDOVINOS, MANIFESTÓ:
Que se adhiere al voto del magistrado Dr. Neri E. Villalba.
Con lo que terminó el acto, firmando los Sres. Miembros de conformidad y
quedando acordada la sentencia que sigue a continuación, todo por ante mí, de
lo que certifico.
VISTO: Por el mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos,
el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala;
RESUELVE:
DECLARAR DESIERTO el recurso de nulidad interpuesto por la Abogada
NELLY CABRERA B.
TENER POR DESISTIDO al Dr. ERNESTO BATSCHEK B. del recurso de
nulidad.
CONFIRMAR la S.D. Nº 243 del 26 de abril de 2010, dictada por la Jueza
de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del Décimo Tercer Turno, por los
fundamentos expuestos y en la forma señalada en el exordio de ésta Resolución.
IMPONER las costas de las dos instancias a las partes demandadas.
ANÓTESE, regístrese y remítase copia a la Excma. Corte Suprema de
Justicia.
Firmado: NERI EUSEBIO VILLALBA FERNÁNDEZ, MARÍA MERCE-
DES BUONGERMINI PALUMBO, Y OSCAR PAIVA VALDOVINOS.
Ante mí: Rigoberto Cabrera, Actuario Judicial.

[ 313 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 66

Cuestión debatida: Si corresponde la demanda por indemnización de


daños y perjuicios promovida por una sociedad tras un desalojo.
SOCIEDAD. Administración y representación de la sociedad.
El compromiso asumido por la señora Directora de la firma S.A.E.C.A. y
otorgante del poder conferido en estos autos por la firma actora a su represen-
tante convencional, que refiere que las mejoras desmontables quedarían como
una suerte de compensación de las costas del juicio de desalojo y las cuotas de
alquileres impagos. (Voto de García Ayala)
DAÑOS Y PERJUICIOS. Indemnización por daños y perjuicios.
Daño moral. SOCIEDAD.
El daño moral, pese a algunos tenues intentos doctrinales de admitir este
rubro, no es admisible en personas jurídicas, solución abonada por la jurispru-
dencia de nuestros tribunales, por lo que este rubro debe igualmente ser recha-
zado. (Voto de García Ayala)
SOCIEDAD. Administración y representación de la sociedad.
No se acreditó la representación o mandato conferido a la Señora Directora
de la firma S.A.E.C.A. por parte de la firma, el hecho de que la misma integre
el directorio de la empresa no le faculta para comprometer el patrimonio socie-
tario mediante transacciones o compensaciones (Gómez Frutos y Melgarejo
Coronel)
TApel. Civ. y Com. Cuarta Sala 08/06/11 “SUPERFARM S.A.E.C.A. C/
GLADYS LUJAN ORTELLADO DE ROJAS Y OTROS S/ INDEMNIZACIÓN
DE DAÑOS Y PERJUICIOS” (Ac.y Sent. Nº 66).
Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y
votar las siguientes:
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia recurrida?
En caso contrario, ¿se encuentra ajustada a derecho?
Practicado el sorteo de ley, a fin de establecer el orden de votación resultó
que debían votar los señores Miembros en el orden siguiente: BASILICIO GAR-
CÍA AYALA, RAÚL GÓMEZ FRUTOS y Dr. EUSEBIO MELGAREJO CORO-
NEL.
A LA PRIMERA CUESTIÓN EL MIEMBRO PREOPINANTE BASILICIO
GARCÍA AYALA, DIJO: El recurrente desistió expresamente del recurso de

[ 314 ]
JURISPRUDENCIA

nulidad; y como no se observan vicios en el procedimiento que ameriten la


declaración de nulidad de oficio por este Tribunal, corresponde tenerlo por de-
sistido. ES MI VOTO.
A sus turnos los señores Miembros RAÚL GÓMEZ FRUTOS y Dr. EUSE-
BIO MELGAREJO CORONEL, manifiestan adherirse al voto que antecede por
los mismos fundamentos.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL MIEMBRO PREOPINAN-
TE BASILICIO GARCÍA AYALA, PROSIGUIÓ DICIENDO: El nuevo repre-
sentante convencional de la parte actora, Abogado VÍCTOR HUGO AUSTEN,
fundamenta la apelación en su escrito de fs. 276/280, en el que lugar expresa los
antecedentes del caso y posteriormente bajo el título de “FUNDAMENTACIÓN
DE AGRAVIOS”, manifiesta: “Agravia a esta representación la citada resolu-
ción, en razón de que el Juzgado del Sexto Turno, no ha tenido en cuenta las
pruebas ofrecidas por esta representación, así como la no interpretación del
contrato de alquiler, que a todas luces es contraria a lo establecido por la norma-
tiva establecida en el Código Civil”.
“Que los demandados, al desalojar a la firma SUPERFARM S.A.E.C.A. del
sitio locado, se han apoderado de las cosas ajenas que se encontraban dentro del
local farmacéutico, es decir, que toda la infraestructura clavada y plantada en
el inmueble donde funcionaba el local comercial, fue a parar sin causa alguna en
poder de los demandados. Si se hubiera procedido conforme a lo establecido en
la cláusula quinta del contrato de alquiler, se podría haber evitado el grave y
multimillonario perjuicio de desalojo por parte de los demandados, ya que el
contrato estipulaba que las pertenencias del local comercial deberían ser muda-
dos a otro local, situación que no se produjo”.
Más adelante expresa: “Es sabido, que al interpretar un contrato se deberá
indagar cual ha sido la intención común de las partes y no limitarse al sentido
literal de las palabras, determinándose la intención común de las partes, al
apreciar el comportamiento total, aun después de la conclusión del contrato
(Art. 708 del Código Civil). De la cláusula transcripta precedentemente, se
puede extraer con claridad que la intención era la de que la parte actora alquile
el inmueble citado, con el objeto de establecer su local comercial en el rubro de
farmacia, y que el dueño del inmueble locado se beneficie con la construcción (no
desmontable) del inmueble así como el pago del alquiler”.
“Ahora bien, con claridad se puede colegir que se le autoriza expresamente
al inquilino (actora) a incorporar estructuras desmontables, que las podrá reti-

[ 315 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

rar al finalizar el alquiler. En este sentido, la firma SUPERFARM, equipo el


local con varios muebles, letreros, accesorios, etc., desmontables todos, que se
detallan a fs. 42/44, por un valor de Gs. 450.000.000. Pero en este caso, el
alquiler finalizado como consecuencia de un DESALOJO, que no dio tiempo a la
parte actora a retirar todos los objetos desmontables, tal como lo dispone la
cláusula quinta. Los demandados sin justificación alguna, se apoderaron de
todo el local en si, sin darnos oportunidad, reiteramos, de sacar ni una silla del
local”.
“Como consecuencia de todo esto, la firma farmacéutica se vio perjudicada
enormemente, ya que no tuvo tiempo de mudarse a otro sitio, quedando sin
local, con todo lo incorporado dentro del mismo”.
Agrega otras consideraciones y finaliza en estos términos: “De todo lo afir-
mado, se concluye necesariamente que la Sentencia Definitiva Nº 907 de fecha
18 de diciembre de 2.009, por la cual se rechaza la acción de indemnización por
daños y perjuicios, resulta a todas luces improcedente, por lo que solicito a
VV.EE., dictar resolución conforme a lo peticionado en este escrito de agravios,
es decir, revocar in totum el fallo apelado, haciendo lugar a la indemnización de
daños y perjuicios contra los demandados por las sumas solicitadas en los dife-
rentes conceptos más los intereses desde el momento de la promoción de la
demanda, con expresa imposición de costas a las mismas”.
El abogado ENRIQUE SALVADOR MALVETTI MASSARE, representan-
te convencional de los demandados, contesta los agravios del apelante en su
escrito de fs. 282/290. En lo sustancial, señala que resulta completamente inad-
misible la tesis que refiere que el desahucio fue un acto intempestivo, puesto que
al mismo le precedió un extenso juicio de desalojo. Advierte además, que quedó
demostrado que la propiedad arrendada no se encontraba en un estado precario
al inicio de la relación de locación y que contaba con todos los servicios públicos.
Continúa refiriendo que la Dra. Martha Weisensee de Casanello – directora de
la firma actora– suscribió el acta de desalojo comprometiéndose a no extraer
ningún implemento clavado y plantado en la propiedad, y que los muebles
fueron retirados por el actor, conforme a los recibos obrantes en autos. Señala
que los locatarios no abonaron los gastos del juicio de desalojo, ni las mensua-
lidades fijadas en concepto de alquiler y que dichos rubros no fueron reclamados
por su parte, por lo que la teoría de la apropiación argüida por la accionante
resulta una inmoralidad. Finaliza su presentación solicitando la confirmación
del fallo en revisión.

[ 316 ]
JURISPRUDENCIA

Con el análisis de autos y de la resolución recurrida, se observa, que el


apelante se agravia en razón de que la sentencia apelada, como obstáculo para
la admisión de esta demanda, refiere que al haberse convenido en el contrato de
locación que las mejoras no desmontables, incorporadas en el inmueble no con-
fieren al locatario derecho de reclamar su pago, y que las desmontables corrie-
ron la misma suerte al no ser retiradas antes de la finalización de la relación de
locación, no existen elementos para justificar el crédito indemnizatorio recla-
mado en autos.
El apelante criticó este razonamiento sosteniendo que con esta tesis se
excluyó del análisis cuestiones de relevancia para resolver el caso en estudio, las
que según el mismo, resultan contestes con las pruebas diligenciadas en este
juicio.
Entrando en materia, se advierte, de una manera incontestable, que al
celebrarse el contrato de locación (fs. 39/40) se previó, expresamente, en uno de
sus apartados, que las estructuras no desmontables introducidas por el locata-
rio, con la autorización de la locadora, no podrán dar lugar a ningún tipo de
reclamo.
Esta consideración, torna inviable el reclamo con respecto a las mejoras no
desmontables por la vía del enriquecimiento indebido, como justificante de la
generación de un crédito indemnizatorio.
Asimismo, como bien lo sostuvo el representante convencional de la parte
demandada, posición que también fue admitida por el A-quo, la parte actora no
procuró privar de efectos jurídicos a la cláusula quinta del contrato de locación,
cuestión que no podría tratarse de oficio por el órgano jurisdiccional, en atención
a que los intereses en juego no trascienden del ámbito privado.
A este hecho, debemos sumarle el compromiso asumido por la señora
MARTHA WEISENSEE DE CASSANELLO, Directora de la firma SUPER-
FARM S.A.E.C.A. y otorgante del poder conferido en estos autos por la firma
actora a su representante convencional, que refiere que las mejoras desmonta-
bles quedarían como una suerte de compensación de las costas del juicio de
desalojo y las cuotas de alquileres impagos.
En lo referente a los recibos glosados a fs. 120/122, del análisis de los mis-
mos, surge que la propietaria del inmueble locado entregó a la locataria los
bienes muebles que existían en el inmueble; en consecuencia las mejoras no
desmontables, al no ser retiradas al finalizar el contrato de alquiler, quedaron
automáticamente en propiedad de la locadora.

[ 317 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

En suma, conforme al análisis precedentemente realizado, no cabe mas


que concluir que la indemnización de daños y perjuicios pretendida por la parte
actora no puede prosperar, en razón que no hubo enriquecimiento indebido en
beneficio de los demandados con respecto a las mejoras desmontables.
Con respecto al rubro lucro cesante, no cabe mas que compartir las conclu-
siones del A-quo. En efecto la contabilidad de SUPERFARM S.A.E.C.A. es ab-
solutamente discordante con las proyecciones presentadas por el perito conta-
ble. El crecimiento estimado por éste no se condice con la realidad financiera de
la parte actora. A esto se le debe agregar que la admisión del rubro en sí resulta
improcedente puesto que el desalojo, contrariamente a lo expuesto por la accio-
nante, no fue intempestivo, puesto que estuvo procedido de un juicio de desalojo.
El daño moral, pese a algunos tenues intentos doctrinales de admitir este
rubro, no es admisible en personas jurídicas, solución abonada por la jurispru-
dencia de nuestros tribunales, por lo que este rubro debe igualmente ser recha-
zado.
En estas condiciones, puedo concluir que la sentencia recurrida se halla
ajustada a derecho y en consecuencia debe ser confirmada por este Tribunal, con
imposición de costas a la parte apelante perdidosa, de conformidad a lo dispues-
to por los arts. 192 y 203, inc. a, del C.P.C. ES MI VOTO.
OPINION EN DISIDENCIA DEL MIEMBRO RAÚL GÓMEZ FRUTOS:
Analizadas las constancias de autos, este Conjuez se permite disentir, respetuo-
samente, con el parecer del Miembro Preopinante, puesto que considera que en
el análisis del caso se no se consideraron algunas cuestiones gravitantes al
tiempo de decidir la procedencia del recurso de apelación.
En efecto, resulta claro que al estar inmerso en el contrato de locación una
cláusula de capitulación con respecto al eventual reclamo por las mejoras incor-
poradas en el inmueble, resulta incuestionable que el actor se encuentra impe-
dido para reclamar el pago de las mismas, máxime, cuando esta cláusula no fue
cuestionada en este juicio.
Sin embargo, se debe precisar que la renuncia del locatario, al contratar,
sólo afectaba a las mejoras no desmontables, no así a las desmontables, las que
sí podrían ser objeto de reclamo.
Por otro lado, como bien lo sostuvo el apelante, en el análisis realizado por
el A-quo no se incluyeron las consideraciones en torno al negocio jurídico en sí.
En efecto, resulta claro que la cuestión fue resuelta mediante la estricta inter-

[ 318 ]
JURISPRUDENCIA

pretación del contrato sin conjugarse elementos referentes a la distribución de


riesgos y equilibrio de las prestaciones.
Al respecto, de las constancias rendidas en autos puede inferirse que la
relación jurídica mantenida entre los contendientes contenía cuestiones que
trascendían de una locación simple, que es lo que fue sostenido, sin mucha
claridad, por la parte actora.
Tal es así que, en primer término, se advierte que el precio fijado como cuota
de alquiler, sin dudas, es inferior al promedio de mercado. No es necesaria la
opinión de un perito para arribar a esta conclusión, puesto que un local comer-
cial ubicado sobre la Avda. San Martín y Campos Cervera, para el funciona-
miento de una farmacia, colindante a un sanatorio importante del país, sin
dudas supera la suma convenida por los contratantes.
Esta consideración nos permite inferir que la parte actora, efectivamente,
efectuó gastos que importaban un beneficio para el propietario de la heredad
dada en locación, lo que, en cierta medida, compensaba el bajo costo de las
cuotas de alquileres.
Estas conclusiones se ven robustecidas con la posición asumida por los
accionados al referir –en el escrito de contestación de demanda– que la Dra.
Cassanello asumió el compromiso de no extraer ninguna de las mejoras incor-
poradas en el local como ser “cielo raso, artefactos incluidos, techo ni ventadas
25
vidriadas” , las que quedarían como pago de todos los alquileres atrasados y
costas del juicio de desalojo, puesto que la extracción de los mismos para la
“restitución del inmueble en su estado original”26 ocasionarían más gastos que
la entonces locataria no podría solventar.
Entonces, cuanto tenemos es que la relación jurídica tenía un punto de
equilibrio en la realización de inversiones en el local arrendado y el pago de
alquileres por parte de la locataria, quien, como contraprestación, explotaba
comercialmente el local.
Ahora bien, como ya fue señalado, posición que también fue admitida por
el A-quo, la parte actora no procuró privar de efectos jurídicos a la cláusula
quinta del contrato de locación.
Sin embargo, el punto de equilibrio entre las prestaciones y la distribución
de riesgos advertida en la relación sustancial, que dio origen a esta demanda,
impetran a este Tribunal a considerar un eventual daño con respecto a las
mejoras desmontables, no así en relación a las no desmontables, puesto que no
caben dudas de que ellas no puede ser objeto de reclamo.

[ 319 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

En efecto, existen elementos de juicio que permiten concluir que en la pro-


piedad de los accionantes se incorporaron mejoras desmontables que reportan
un beneficio patrimonial para los mismos. Tal es así que este hecho fue expre-
samente reconocido al contestarse la demanda, limitándose los accionados a
alegar un hecho impeditivo para reclamar el pago de los mismos.
Siendo así, corresponde considerar si estos hechos impeditivos tienen la
virtualidad de tornar inadmisible la petición del actor.
Con respecto al compromiso asumido por la Sra. Martha Weisensee de
Cassanello, quien conforma el directorio de la firma SUPERFARM S.A.E.C.A.,
que refiere que las mejoras desmontables quedarían como una suerte de com-
pensación de las costas del juicio de desalojo y las cuotas de alquileres, cabe
referir cuanto sigue.
La compensación, como modo extintivo de las obligaciones, conforme al
artículo 615 del Código Civil, se produce entre obligaciones cuyo objeto está
constituido por cosas fungibles –sumas de dinero o prestaciones de la misma
especie–. El cas d´ espece, sin dudas, no reúne esta condición esencial, lo que,
orondamente, impide la admisión de este modo extintivo de las obligaciones.
Tampoco se podría admitir la recalificación de la figura jurídica, puesto que si
consideramos la posibilidad de una transacción la misma debería ser más explí-
cita y mediar desistimiento expreso del reclamos de los alquileres insolutos y los
gastos causídicos del juicio de desalojo.
Además, se debe destacar que no se acreditó la representación o mandato
conferido a la Sra. Weisensee por parte de Superfarm S.A.E.C.A., el hecho de
que la misma integre el directorio de la empresa no le faculta para comprometer
el patrimonio societario mediante transacciones o compensaciones.
Respaldado en estas consideraciones, corresponde descartar este hecho
como justificante del rechazo de la tesis del actor con respecto a las mejoras
desmontables.
Por otro lado, se alegó que es falso que el actor no haya retirado las mejoras
desmontables, lo que se infiere, según los sostenedores de esta tesis, de los
recibos glosados a fojas 120/122 de autos.
Al respecto, del detenido análisis de los recibos incorporados en juicio por
los demandados, sin un ápice de dudas, se puede concluir que no se retiró del
local las mejoras desmontables. En efecto, cuanto fue retirado, bajo recibo, son
los bienes muebles como ser: estantes, cubiertos de cocina, exhibidores, acondi-
cionadores de aire, mesas, etc.

[ 320 ]
JURISPRUDENCIA

Así las cosas, resulta categórico que estos recibos no justifican el retiro de
las mejoras desmontables.
En suma, conforme al análisis precedente, no cabe más que concluir que
medió un enriquecimiento indebido en beneficio de los demandados con respec-
to a las mejoras desmontables, el que, como quedó visto, no se encuentra justi-
ficado.
En estas condiciones, corresponde hacer lugar, parcialmente, a esta de-
manda dado que el contrato celebrado entre las partes, únicamente, limitaba al
locatario el reclamo con respecto a las mejoras no desmontables, pudiendo ser
extraídas las desmontables.
Entrando a la determinación del monto de las mejoras desmontables, cabe
apuntar que las mismas no fueron discriminadas en la pericia practicada por
tasador, situación que impide establecer, con precisión, el valor de las mismas.
Así las cosas, consideramos prudente determinar que las mismas represen-
tan un tercio del valor total de las mejoras, lo que arroja el guarismo de Gs.
133.000.000.
En suma, estando reunidas las condiciones exigidas en el artículo 1834 del
Código Civil, corresponde hacer lugar a la presente demanda y condenar a los
accionados al pago de la suma de Gs. 133.000.000., más intereses desde la
promoción de esta demanda. El fallo recurrido, en consecuencia, debe ser revo-
cado, con costas. ASÍ VOTO.
A sus turnos el Magistrado Dr. EUSEBIO MELGAREJO CORONEL,
manifiesta adherirse al voto del colega Gómez Frutos por los mismos funda-
mentos.
Con lo que se dio por término el acto firmando los Señores Miembros de
conformidad por ante mí que certifico, quedando acordada la sentencia que
sigue a continuación.
VISTO: Por el mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos,
el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Cuarta Sala;
RESUELVE:
TENER POR DESISTIDO al recurrente del recurso de nulidad.
REVOCAR, la S.D. Nº 907 de fecha 18 de diciembre de 2.009, dictada por
el Juez de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del Sexto Turno, y en
consecuencia HACER LUGAR a la presente demanda seguida por SUPER-
FARM S.A.E.C.A. contra GLADYS LUJÁN ORTELLADO DE ROJAS, CAR-

[ 321 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

LOS ORTELLADO MARICEVICH y RAMÓN ANTONIO ORTELLADO MA-


RICEVICH, y condenar a éstos últimos a que paguen al actor la suma de Gs.
133.000.000 (GUARANÍES CIENTO TREINTA Y TRES MILLONES), más
intereses desde la promoción de esta demanda, en concepto de reparación de
daños, conforme a los fundamentos expuestos en el exordio de esta resolución.
IMPONER las costas de ambas instancias a los demandados.
ANOTAR, registrar, notificar y remitir copia a la Excma. Corte Suprema de
Justicia.
Magistrados: BASILICIO GARCÍA AYALA, RAUL GOMEZ FRUTOS y Dr.
EUSEBIO MELGAREJO CORONEL
ANTE MÍ: Letizia Pereira (Actuaria Judicial).

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 113

Cuestión debatida: La demanda se basa en el pedido de resolución de un


contrato privado de cesión de cuotas sociales y, su consecuencia, la escritura
pública Nº 112 de fecha 15 de julio de 2006, en donde se deja asentado la cesión
de las cuotas y la modificación del estatuto. La resolución del contrato se ha
basado en el incumplimiento del mismo por la falta de pago del precio de la
cesión.
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA. Cesión de cuo-
tas en la SRL.
De las transcripciones de normas estatutarias surge que en la mencionada
cesión de cuotas sociales se ha realizado sin cumplir con los requisitos estatuta-
rios dejando las siguientes irregularidades y, consecuencias jurídicas.
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA. Cesión de cuo-
tas en la SRL.
En primer lugar, dada la naturaleza jurídica mixta de Sociedad de Respon-
sabilidad Limitada, la ley es rigurosa y afecta el orden público su cumplimiento,
pues al no ser una sociedad puramente de capital, la affetio societatis es deter-
minante y no se puede imponer a los otros socios, los socios que no quieran y ni
aunque éste fuera el único. Por otro lado se debió hacer en Asamblea extraordi-
naria y en la misma, en el caso para aceptarse la cesión debe establecer expre-
samente que los otros socios renunciaron a su derecho de preferencia.

[ 322 ]
JURISPRUDENCIA

SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA. Cesión de cuo-


tas en la SRL.
El efecto es que la cesión realizada solo surte efecto entre las partes, aun
cuando estuviere inscripto en el Registro Público de Comercio.
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA. Cesión de cuo-
tas en la SRL.
No puede fuera del órgano social de la sociedad decidirse y hacerse la cesión
de cuotas sociales, en forma extrasocietario: La resolución de un contrato está
justificada cuando la cesión de cuotas se hizo fuera de la sociedad o sea extra
societaria, pues no se realizó la Asamblea extraordinaria para autorizar la ce-
sión de cuotas sociales, porque la cesión de cuotas debe hacerse a través de la
sociedad y eso significa que debe autorizarse por la Asamblea extraordinaria.
TApel. Civ y Com. Quinta Sala. 19/08/11. “Niels Francois Marais y Otros c/
Electrotel S.R.L. y Otros s/ Resolución de Contrato”. (Ac. y Sent. N° 113).
Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y
votar las siguientes;
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada?
¿Se dictó esta conforme a derecho?
Practicado el sorteo de Ley resultó el siguiente orden de votación: CARME-
LO A. CASTIGLIONI, LINNEO YNSFRÁN SALDÍVAR y FREMIORT ORTIZ
PIERPAOLI.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL DR. CARMELO A. CASTI-
GLIONI DIJO: Este recurso fue incoado contra la S.D. Nº 865 de fecha 19 de
octubre de 2010, fundado en que se ha violado el Art. 15 del C.P.C., que concre-
tamente dice: “que carece de logicidad y congruencia”. Con este argumento
pretende anular sustentado en que se demandó a la firma Electro Total S.R.L.,
pero dice que además esta nunca fue notificada. Falso. La demanda solo fue
contra la señora Shirley Edith López Arguello y, nunca se demandó a la socie-
dad. Esto se comprueba en el escrito de demanda y en la primera providencia,
entonces no existiendo vicio de logicidad e incongruencia alguna que amerite la
nulidad de oficio, corresponde rechazar el mismo. Es mi voto.
A sus turnos los Magistrados Linneo Ynsfrán Saldívar y Fremiort Ortiz
Pierpaoli, manifestaron adherirse al voto precedente, por los mismos funda-
mentos.

[ 323 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA EL DR. CARMELO A. CAS-


TIGLIONI PROSIGUIO DICIENDO: El recurso interpuesto por la parte actora
ha sido contra la S.D. Nº 865 de fecha 19 de octubre de 2010, por la que se
resuelve: rechazar la excepción de la falta de acción promovida contra la deman-
da de resolución del contrato. Resolver el contrato privado de cesión de cuotas
sociales y el contrato de cesión de cuotas sociales y, modificación parcial de los
estatutos sociales y la devolución a los demandantes sus cuotas sociales, la
comunicación a los Registros Públicos para su toma de razón.
Que, la parte apelante, se agravia contra la S.D. Nº 865 de fecha 19 de
octubre de 2010.
Que, la demanda se basa en el pedido de resolución de un contrato privado
de cesión de cuotas sociales y, su consecuencia, la escritura pública Nº 112 de
fecha 15 de julio de 2006, en donde se deja asentado la cesión de las cuotas y la
modificación del estatuto. La resolución del contrato se ha basado en el incum-
plimiento del mismo por la falta de pago del precio de la cesión.
Que, en primer lugar cabe hacer mención a que en la mencionada cesión de
cuotas sociales, se incumplió la ley y, el contrato de sociedad.
Es cierto que la ley y el contrato admite la libre transmisibilidad de las
cuotas sociales entre socios, pero no cuando la cesión de cuotas sociales es a
terceros y que tiene un procedimiento legal y estatutario que no fue cumplido en
este caso. La comunicación de la decisión de ceder las cuotas sociales a un
tercero, debe ser previa según el Art. 24 del Estatuto establecido en el Acto
constitutivo de la sociedad Electro Total S.R.L. En dicha disposición se establece
textualmente que: LA CESIÓN DE CUOTAS A TERCEROS SE REALIZARÁ
PREVIO ACUERDO DE LOS OTROS SOCIOS A ESE EFECTO EL SOCIO
QUE QUISIERA CEDER SUS CUOTAS A TERCEROS SE REALIZARÁ PRE-
VIO ACUERDO DE LOS OTROS SOCIOS, A ESE EFECTO EL SOCIO QUE
QUISIERA CEDER SUS CUOTAS PRESENTARÁ A LOS GERENTES UNA
NOTA FIRMADA CONJUNTAMENTE CON EL TERCERO INTERESADO
INDICANDO LA CANTIDAD DE CUOTAS A CEDERSE Y LAS CONDICIO-
NES DE PAGO. SI ALGUNO DE LOS SOCIOS TUVIERE INTERÉS EN AD-
QUIRIR DICHAS ACCIONES EN IGUALDAD DE CONDICIONES, EN TO-
DOS LOS CASOS SE DARÁ PREFERENCIA A ESTE”. Mientras que el Art. 10
de dichos estatutos establece que: “LAS DECISIONES DE LOS SOCIOS EN
LAS REUNIONES ORDINARIAS Y EXTRAORDINARIAS SERÁN TOMA-

[ 324 ]
JURISPRUDENCIA

DAS POR EL VOTO DE LA MAYORÍA TENGA Y CASO DE EMPATE EL QUE


PRESIDE LA REUNIÓN TENDRÁ DOBLE VOTO, A EXCEPCIÓN DE LOS
SUPUESTOS EXPRESAMENTE ESTABLECIDOS EN LA LEY QUE EXIJA
UNANIMIDAD DE VOTO U OTRA MAYORÍA”. En autos no se cumplió con lo
de “previo” dado debió hacerse por Asamblea Extraordinaria.
De las transcripciones de normas estatutarias surge que en la mencionada
cesión de cuotas sociales se ha realizado sin cumplir con los requisitos estatuta-
rios dejando las siguientes irregularidades y, consecuencias jurídicas. En pri-
mer lugar, dada la naturaleza jurídica mixta de Sociedad de Responsabilidad
Limitada, la ley es rigurosa y afecta el orden público su cumplimiento, pues al
no ser una sociedad puramente de capital, la affetio societatis es determinante
y no se puede imponer a los otros socios, los socios que no quieran y ni aunque
éste fuera el único. Por otro lado se debió hacer en Asamblea extraordinaria y en
la misma, en el caso para aceptarse la cesión debe establecer expresamente que
los otros socios renunciaron a su derecho de preferencia. Es cierto que en la
escritura pública donde consta la cesión de cuotas sociales comparece el otro
socio dueño del 50% a suscribirla, eso no quiere decir que pueda hacerse fuera
de los términos que señala la ley. La escritura de referencia solo dice: “PRESEN-
TE EN ESTE ACTO EL SEÑOR ROBERTO DE SIMONE QUIEN FIRMA LA
PRESENTE ESCRITURA DANDO CUMPLIMIENTO AL ART. 24 DE LOS
ESTATUTOS SOCIALES DE LA FIRMA DE REFERENCIA”. O sea, la sola
presencia no es la exigencia de los estatutos y de la ley. Este debe manifestar que
renuncia a su derecho de preferencia sobre las cuotas sociales.
¿Cuál es el efecto de estas irregularidades? El efecto es que la cesión reali-
zada solo surte efecto entre las partes, aun cuando estuviere inscripto en el
Registro Público de Comercio.
Realizadas estas precisiones corresponde analizar cuál es el efecto del con-
trato privado firmado previamente a la escritura de cesión de cuotas sociales
para ver si puede hacerse valer con relación a ésta. Y la misma parte demanda-
da establece la conexión entre ambos instrumento al decir que: EL CONTRATO
PRIVADO DE FECHA 29 DE JUNIO DE 2006, EVIDENTEMENTE MOTIVÓ
UNA MODIFICACIÓN DE LOS ESTATUTOS SOCIALES DE LA FIRMA
ELECTRO TOTAL S.R.L. QUE DEBÍA SER FORMALIZADO POR ESCRITU-
RA PÚBLICA”. Con esta declaración se establece la conexión entre ambos ins-
trumentos entre las partes de este juicio. Es válida la resolución del contrato

[ 325 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

que transgreden las normas societarias y de la ley, si además no consta que se


haya pagado por ella, pues al contestarse la demanda, la demandada se ha
escudado en un formalismo pero no ha negado la deuda.
NO PUEDE FUERA DEL ÓRGANO SOCIAL DE LA SOCIEDAD DECI-
DIRSE Y HACERSE LA CESIÓN DE CUOTAS SOCIALES, EN FORMA EX-
TRASOCIETARIO: La resolución de un contrato está justificada cuando la
cesión de cuotas se hizo fuera de la sociedad o sea extra societaria, pues no se
realizó la Asamblea extraordinaria para autorizar la cesión de cuotas sociales,
porque la cesión de cuotas debe hacerse a través de la sociedad y eso significa
que debe autorizarse por la Asamblea extraordinaria y, debe constar en el acta
que debe ser transcripta en la escritura pública que lo contiene. En la escritura
no se transcribió el acta de la Asamblea extraordinaria, por el cual la sociedad
autoriza la cesión, por lo tanto la cesión fue realizada extra societariamente,
aunque figure la firma de presencia del único socio. En autos no se realizó la
asamblea extraordinaria que autorice la cesión y eso autoriza la resolución del
contrato de cesión, por ser contrario a la ley. La constancia de la presencia no
suple el consentimiento que debe ser expreso.
EL CONTRATO PRIVADO DE CESIÓN DE PAGO DONDE SE ESTA-
BLECE LA FORMA DE PAGO EN CHEQUES, QUE EL MISMO DEMANDA-
DO RECONOCE QUE NO FUERON PAGADOS, ESTÁ VINCULADO A LA
ESCRITURA PÚBLICA. Y EN ESTA POR MÁS QUE DIGA QUE ESTÁN
PAGADOS, LAS MISMAS NO ESTÁN PAGADOS SI NO FUERON PAGADOS
LOS CHEQUES, PORQUE LOS CHEQUES ACTUALMENTE NO TIENEN
EFECTOS CANCELATORIOS.
NO PUEDE PACTARSE POR ESCRITURA PÚBLICA, SIN AUTORIZA-
CIÓN DE LA ASAMBLEA EXTRAORDINARIA, LA MODIFICACIÓN DEL
ESTUTUTO SOCIETARIO. La modificación realizada fuera del órgano natu-
ral que es la asamblea es inexistente. Así también la cesión de cuotas sociales de
una sociedad de responsabilidad limitada, fuera del órgano natural que es la
asamblea extraordinaria prevista en el Estatuto, hace inexistente la misma.
LA FALTA DE ACCIÓN ALEGADA ES INCONSISTENTE CUANDO EL
PAGO NO REALIZADO ES RECONOCIDO
POR EL DEMANDADO: Cuando se admite la vinculación entre el contrato
privado y la escritura pública, es inconsistente la falta de acción. El incumpli-
miento de lo pactado en un contrato da acción a la parte QUE LO CUMPLIÓ a

[ 326 ]
JURISPRUDENCIA

pedir la resolución del mismo cuando esta admitido el no pago de contrapresta-


ción, al admitir la vinculación de ambos contratos. Decir que se pagó con la
entrega del cheque, si estos no está demostrado que fueron pagados, es vano,
pues los cheques en la actualidad no tienen efectos cancelatorios y solo consti-
tuyen una promesa de pago contra una orden de pago al girado, por lo tanto, no
prueba pago. El hecho de que en la escritura diga que se pagaron, si los cheques
con el que se realizó el pago, no fueron satisfechos, se entiende que no se pago
la contraprestación y que hay un incumplimiento por parte de la parte deman-
dada.
LA OMISIÓN DE LA ASAMBLEA EXTRAORDINARIA PARA AUTORI-
ZAR LA CESIÓN DE CUOTAS Y LA MODIFICACIÓN DEL ESTATUTO JUS-
TIFICA LA RESOLUCIÓN CUANDO ADEMÁS NO SE HA PAGADO LA
CONTRAPRESTACIÓN DE LA VENTA DE LAS CUOTAS SOCIALES; no
consta en la escritura pública que contiene la cesión de cuotas sociales y la
modificación del Estatuto social, que se hayan hecho a través de la Asamblea
extraordinaria. NO SE PUEDE PRESUMIR EL CONSENTIMIENTO DE LA
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA, al decir que: CON EL PLE-
NO CONSENTIMIENTO OTORGADO POR EL ÚNICO SOCIO QUE PER-
MANECÍA EN LA SOCIEDAD, EL SEÑOR ROBERTO SIMONE DANDO
CUMPLIMIENTO AL ARTÍCULO 24 DE LOS ESTATUTOS SOCIALES: Ade-
más, que el consentimiento no debe ser del socio sino de la sociedad y debe ser
expreso. La presencia del socio, fuera del órgano que debe hacerlo, es inexisten-
te si solo se consigna la presencia de dicho socio en la firma de la escritura, sin
manifestar que lo hace por la sociedad y que renuncia a su privilegio. La presen-
cia del socio no sustituye a la Asamblea extraordinaria que debió realizarse.
En autos, al no realizarse la cesión de las cuotas sociales por el modo que
establece el Estatuto social y la ley, y además de admitirse el no pago, al reco-
nocer que están vinculados el contrato privado y la escritura pública. Por lo
expuesto, voto por la confirmatoria de la S.D. Nº 865 de fecha 19 de octubre de
2010, e imponer las costas, a cargo de la parte apelante.
A sus turnos los Magistrados Linneo Ynsfran Saldívar y Fremiort Ortiz
Pierpaoli, manifestaron adherirse al voto precedente, por los mismos funda-
mentos.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando los Señores Miembros de
conformidad, todo por ante mí de que certifico, quedando acordada la sentencia
que sigue de inmediato.

[ 327 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

VISTO: Lo que resulta de la votación que instruye el acuerdo precedente y


sus fundamentos, el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, QUINTA
SALA;
RESUELVE:
1. RECHAZAR, el recurso de nulidad.
2. CONFIRMAR, con costas, a la perdidosa la S.D. Nº 865 de fecha 19 de
octubre de 2010, por las razones y, alcances expresadas en el exordio de la
presente resolución.
3. ANOTAR, registrar, notificar y remitir copia a la Excma. Corte Suprema
de Justicia.
MAGISTRADOS: CASTIGLIONI, YNSFRÁN, ORTIZ PIERPAOLI.
Ante mí: FEDERICO MILLER TELLECHEA, Actuario.

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 14

Cuestión debatida: Se analiza si el Consorcio como tal puede estar en


juicio como parte y ser considerada persona jurídica.
CONSORCIO. Legitimación procesal. PERSONA. Persona Jurídi-
ca.
Concordamos plenamente con el A quo en negar la personalidad jurídica en
el consorcio puesto que dicha calidad debe ser atribuida por el Estado a través
del poder legislativo y por tanto no pueden ser parte en un proceso ni como actor
ni como demandado, aun habiendo sido inscripto en el Registro respectivo.
CONSORCIO. Legitimación procesal. PERSONA. Persona Jurídi-
ca.
Que en vista a las citas doctrinarias y legales llegamos a la conclusión que
el consorcio no es una persona jurídica y por tanto no tiene la capacidad procesal
para estar en juicio, por lo que a mi criterio no queda otro remedio que la
confirmación de la sentencia apelada.
TApel. Civ. y Com. 27/06/13. “Hidro Puertos Srl c/ Consorcio Diferencial
Tappe s/ Acción Ejecutiva. ( Ac y Sent. N° 14).
Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y
votar las siguientes

[ 328 ]
JURISPRUDENCIA

CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada?
En su caso, ¿se dictó conforme a derecho?
Practicado el sorteo de ley resultó el siguiente orden de votación: OLGA
NINFA TALAVERA, MIRTHA OZUNA DE CAZAL Y MARÍA SOL ZUCCOLI-
LLO DE VOUGA.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA, LA MAGISTRADA OLGA
TALAVERA TORRES DIJO: El representante convencional de la actora solicita
la nulidad de la sentencia recurrida fundado en que el a-quo se apartó del
procedimiento previsto para el proceso de ejecución, Libro II, Título I del Código
Procesal Civil, al no establecer los fundamentos que lo llevaron a dictar la
sentencia recurrida conforme a las facultades que le otorga la ley procesal.
Sigue manifestando que el único momento en que el juez puede decidir el recha-
zo de oficio de la ejecución, está prevista en el código de forma en el art. 450, y
en la etapa en que el juez inferior examino al documento ya se encentraba
preclusa, es decir al momento del dictado de la sentencia definitiva en autos,
debiendo haberlo realizado al inicio del proceso ejecutivo. Según el apelante, el
Aquo al estudiar de oficio el instrumento ejecutivo en una etapa posterior a lo
previsto en el código de forma, y más aún cuando la accionada no opuso excep-
ción; violenta el debido proceso y sus derechos consagrados en nuestra carta
magna.
Es oportuno recordar que el recurso de nulidad está previsto para los casos
en que la resolución dictada en primera instancia posea vicios importantes que
la invaliden como acto jurisdiccional, cuando ha sido pronunciada sin observar
las formas y solemnidades que prescriben las leyes. De acuerdo a lo expuesto
corresponde estudiar si existió violación de las formas como así también si se
produjeron irregularidades procesales antes del dictado de la resolución que
ameriten su nulidad.
Que, el Art. 404 del Cód. Proc. Civ nos dice: “…CASOS EN QUE PROCE-
DE. El recurso de nulidad se da contra las resoluciones dictadas con violación
de la forma o solemnidades que prescriben las leyes...”.
En el caso de autos, el Juez inferior dictó sentencia rechazando de oficio la
presente ejecución de sentencia promovida por HIDROPUERTO SRL., alegan-
do que el consorcio no es una persona jurídica creada por ley, y por tanto no
puede ser incluida como tal en el carácter de parte demandada.

[ 329 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

Que en el caso de autos, no se vislumbran vicios que ameriten la nulidad del


proceso, en vista que el Juez se encuentra facultado a rechazar la ejecución
planteada en virtud al art. 470 del C.P.C. que dice: “…La sentencia de remate
sólo podrá resolver: a) la nulidad del procedimiento; b) el rechazo de la ejecu-
ción, o c) llevarla adelante, en todo o en parte…”. A la luz de la normativa citada
se desprende que la oportunidad para rechazar la ejecución no se encuentra
preclusa puesto que al haber admitido la presente ejecución el a quo procedió al
análisis preliminar de las formas extrínsecas del título ejecutivo que no consti-
tuye ningún óbice para un nuevo reexamen en esta etapa. Ahora bien, nuestro
derecho positivo permite al juez rechazar ex officio las ejecuciones presentadas,
en virtud al art. 470 precedentemente citado, por tanto en ningún momento a
mi criterio el a quo se apartó del procedimiento establecido en el código de
marras obrando así conforme a derecho.
Por todo lo expuesto, entendemos que los argumentos dados por el nulici-
dente no poseen la fortaleza requerida como para anular la sentencia cuestiona-
da, máxime cuando dicho acto jurisdiccional como hemos observado posee vicios
en cuanto a su forma extrínseca. Consecuentemente, no procede ser anulada la
sentencia recurrida debiendo desestimarse éste recurso, por improcedente. ES
MI VOTO.
A SUS TURNOS LAS MAGISTRADAS MIRTHA OZUNA DE CAZAL y
MARÍA SOL ZUCCOLILLO GARAY DE VOUGA, manifestaron: que se adhie-
ren a los fundamentos expuestos por la preopinante y votan en igual sentido.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA LA MAGISTRADA OLGA
NINFA TALAVERA DIJO: La apelante ante este Tribunal presentó su escrito
de expresión de agravios manifestando entre otras cosas que: “… el A quo luego
de realizar en la sentencia apelada, unas extensas consideraciones sobre la inexis-
tencia de la calidad de “…personas jurídicas de un consorcio…”, llega a la con-
clusión que el Consorcio no es una persona jurídica y en virtud de ello no puede
ser parte en un juicio , por no ser persona física o jurídica y por ende no está
legitimada para estar en juicio. En otras palabras el juez consideró que un
CONSORCIO en ninguna de sus formas, está facultado para estar en juicio
como parte, y analiza su falta de regulación en nuestra legislación, su falta de
inclusión en la legislación civil, así como la invalidez de los actos jurídicos por
él realizados…”.
Que, corresponde en consecuencia analizar la procedencia o no de esta
acción, y al respecto es de destacar que nos encontramos ante un Juicio Ejecu-

[ 330 ]
JURISPRUDENCIA

tivo instrumentado por los cheques Nro. 747.058 y 747.062 con cargo BBVA, por
la suma de GUARANÍES CIENTO TREINTA Y NUEVE MILLONES CUA-
TROSCIENTOS CINCUENTA Y DOS MIL QUINIENTOS (GS. 139.452.500),
firmado por el CONSORCIO DIFERENCIAL TAPE a favor del actor HIDRO
PUERTOS SRL.
Que la parte demandada a través de sus representantes convencionales
Abg. SERGIO VARGAS y RICARDO LOUP, se presentaron a contestar el tras-
lado corrídole, y plantear excepción de Inhabilidad de Titulo manifestando que
el Consorcio Diferencial Tape no es una persona jurídica y por ende no puede ser
objeto de una ejecución, y que la forma correcta de demandar a empresas con-
sorciadas es planteando las pretensiones contra una de ellas.
Que en fecha 6 de Agosto del 2012, se presentó el Abg. RAMÓN SÁNCHEZ
GUERRERO, a oponer recurso de reposición contra el proveído de fecha 31 de
Julio del 2012, en el cual el Juzgado tuvo por presentado a los recurrente y
opuesta la excepción de Inhabilidad de Titulo corriendo traslado del escrito a la
adversa para que lo conteste en el término de ley.
Que asimismo a fs. 50 de autos obra el A.I. Nro. 15 de Octubre de 2012, en
el cual el Juzgado resolvió hacer lugar al recurso de reposición y llamó autos
para sentencia.
Que por S.D. de fecha 15 de octubre del 2012, el Juzgado resolvió: Rechazar
de oficio, con costas la presente ejecución de sentencia con expresa imposición
de costas.
El agravio principal se centra en determinar la calidad de persona jurídica
del CONSORCIO, determinar su naturaleza y si nuestro derecho positivo lo
admite y le da legitimidad para ser demandados en autos.
Ahora bien nuestra ley de fondo no define al consorcio expresamente, esta
situación nos obliga a recurrir a los antecedentes de este instituto y a la doctri-
na. Asimismo notamos que el Codicio Civil Italiano de 1942 reglamentó la figu-
ra del consorcio en sus artículos 2601 a 2620, con un esquema que fue conside-
rado con aptitud suficiente para la colaboración empresaria. Se entendía que
hay consorcio cuando varias empresas, de una actividad común o conexa, con-
ciertan ordenar uno o varios aspectos de sus actividades mediante una activi-
dad común, se lo clasificaba en la siguiente forma: a) Consorcios con actividad
interna, en los que se trata de establecer una organización para la regulación de
la competencia. b) Consorcios con actividad externa, que se proyectan en una

[ 331 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

actividad común en la que actúan frente a terceros, tiene un fondo social forma-
do por aportes y bienes que le asigna un patrimonio propio y personalidad
jurídica distinta de sus integrantes. c-) Consorcios que usan la forma societaria:
se trata del llamado fenómeno de la sociedad forma que su utiliza hacia el
exterior, pero las relaciones internas de sus integrantes funcionan en el plano
consorcial. La ley 377 de 1976 modificó el inc 1 del art. 2615 del Código Italiano,
estableciendo que para las obligaciones asumidas en nombre del consorcio los
terceros pueden hacer valer sus derechos exclusivamente sobre los fondos de
éste, dejando sin efecto la responsabilidad ilimitada de sus miembros. (LAU-
REANO ARTURO MOREIRA. Contrato sobre Departamentos en construcción
Tomo II Pag.588 Editorial Abaco de Rodolfo Depalma año 1988).
Que la doctrina especializada en las palabras de JULIO OTAEGUI señala
que: “… el contrato de unión transitoria de empresas cubre el tipo de concentra-
ción empresarial, consistente en una coparticipación accidental, o sea transito-
ria y no permanente, ajeno al grupo de sociedades, en cuanto éste implica una
dirección común de actividades extraña a la coparticipación accidental. (Los
contratos de colaboración empresaria Revista de Derecho Comercial y de las
Obligaciones, Diciembre 1983 Nº 96 pag. 861).
A este mismo criterio se adhiere el Dr. Jorge Escobar que dice: “…Se trata
de la creación de una organización común con fines de promover el crecimiento
y racionalización de la producción y de la comercialización de los productos de
empresas del sector industrial, comercial y artesanal. En definitiva dice Ferri, se
trata de una estructura organizativa creada para la prestación de servicios, o
para el fortalecimiento de la posición contractual de los consorciados…” (Jorge
Escobar. El consorcio en la legislación contemporánea Pág. 106, Paraguay, 2003,
La ley Paraguaya.).
En primer lugar estoy de acuerdo con el a quo cuando establece que la
figura del consorcio no se encuentra regulado en nuestro Código Civil puesto
que el art. 1 de la ley N° 388/94 modificatoria del art. 91 del C.C. dice: “…Son
personas jurídicas: a) El Estado; b) Los Gobiernos Departamentales y las Muni-
cipalidades; c) Las iglesias y las confesiones religiosas; d) Los entes autárquicos,
autónomos y los de economía mixta y demás entes de derecho público, que, con-
forme con la respectiva legislación, sean capaces de adquirir bienes y obligarse;
e) Las universidades; f) Las asociaciones que tengan por objeto el bien común; g)
Las asociaciones inscriptas con capacidad restringida; h) Las fundaciones; Las

[ 332 ]
JURISPRUDENCIA

sociedades anónimas; j) Las cooperativas; y, k) Las demás sociedades reguladas


en el Libro III de este Código…”. A la luz de esta norma pareciera ampliar el
ámbito de aplicación a cualquier sociedad establecida en el Código Civil; según
el último inciso up supra citado, pareciera cerrar definitivamente la interpreta-
ción extensiva que pudiera hacerse sobre la sociedades ya que dicha disposición
se refiere únicamente a la sociedad simple, sociedad colectiva, sociedad en co-
mandita simple, de responsabilidad limitada y en comandita por acciones, so-
ciedades regulas en el Código Civil sin hacer expresa mención sobre el consor-
cio.
Que la persona jurídica en doctrina se define como: “…Aptitud reconocida
a una agrupación o establecimiento creado por el Estado o por un particular
para tener en esa calidad existencia jurídica propia y ser sujeto de derechos…”
(CAPITANT, Vocabulario Jurídico). En este mismo sentido DÍEZ PICAZO nos
dice: “…Por todo lo expuesto podemos afirmar que son personas jurídicas las
realidades sociales a las que el Estado reconoce y atribuye individualidad pro-
pia, distinta de sus elementos componentes, sujetos de derechos y deberes con
una capacidad de obrar en el tráfico por medio de sus órganos o representan-
tes…” (citado en el CÓDIGO CIVIL COMENTADO José Antonio Moreno Ruffi-
nelli, Libro Primero. La ley Paraguaya. Año 2009. Pág. 171).
Si bien reconocemos la utilidad del consorcio dentro de nuestro ámbito
comercial y su practicidad en las relaciones donde embebe ciertos emprendi-
mientos de tal envergadura, concordamos plenamente con el A quo en negar la
personalidad jurídica en el consorcio puesto que dicha calidad debe ser atribui-
da por el Estado a través del poder legislativo y por tanto no pueden ser parte
en un proceso ni como actor ni como demandado, aun habiendo sido inscripto en
el Registro respectivo.
Esta unión transitoria a mi criterio no configura una fusión de las empre-
sas que figuran en la escritura constitutiva, pues cada asociación conserva su
individualidad y en tal sentido no se presume la solidaridad por los actos y
operaciones que realizan en forma personal cada una de las empresas que for-
man el consorcio. Es decir el consorcio se crea solo para un actividad específica,
que en el caso de autos el negocio común es el de realizar obras y servicios de
ingeniería a entidades públicas y privadas.
Que el DR. MIGUEL ÁNGEL PANGRAZIO ya nos adelanta una conclu-
sión similar en su bien lograda obra Código Civil Comentado: “…La enumera-

[ 333 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL

ción que ordena el art. 91 es taxativa y de fácil comprensión. Solo las individua-
lizadas en esa norma y las del art. 92 deben ser consideradas como personas
jurídicas…” (Código Civil Paraguayo Comentado, Libro Primero. Interconti-
nental Editora. Asunción, Paraguay. Pág. 274)
Ahora bien en relación a la legitimación procesal nos dice ALVARADO
VELOSO: “…Son partes, en efecto, quienes de hecho intervienen o figuran en
aquél como sujetos activos o pasivos de una determinada pretensión, con pres-
cindencia de que revistan o no el carácter de sujetos legitimados para obrar o
para contradecir en el concreto proceso de que se trate, o sea independientemente
de la titularidad de la relación sustancial controvertida. De manera que la
ausencia de legitimación puede determinar el rechazo de la pretensión en virtud
de no concurrir, respecto de ésta, uno de los requisitos que condicionan su admi-
sibilidad; pero no afecta la calidad de parte de quien ha deducido o frente a quien
se ha deducido esa pretensión…” (CÓDIGO PROCESAL CIVIL Comentado,
RUBINZAL-CULZONI).
Que en vista a las citas doctrinarias y legales llegamos a la conclusión que
el consorcio no es una persona jurídica y por tanto no tiene la capacidad procesal
para estar en juicio, por lo que a mi criterio no queda otro remedio que la
confirmación de la sentencia apelada.
En base a las aseveraciones realizadas líneas arriba, corresponde confir-
mar en todas sus partes la S.D. N° 681 de fecha 15 de Octubre del 2012, dictada
por el Juzgado de Primera Instancia del Noveno Turno, por ajustarse la misma
a derecho, con imposición de constas a la perdidosa.
A SU TURNO, LAS MAGISTRADAS MIRTHA OZUNA DE CAZAL Y
MARÍA SOL ZUCCOLILLO DE VOUGA DIJERON: Que se adhieren a los
argumentos esgrimidos por la Conjuez preopinante y votan en igual sentido.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando los Señores Miembros,
todo por ante mí, que certifico, quedando acordada la sentencia que sigue:
VISTO: Lo que resulta de la votación que instruye el acuerdo precedente y
sus fundamentos, el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, SEXTA
SALA
RESUELVE:
I. DESESTIMAR el recurso de nulidad interpuesto.
II. CONFIRMAR, con costas, la S.D. Nº 681 de fecha 15 de Octubre de 2012,
dictada por el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del Noveno
Turno, de conformidad a los fundamentos dados en el exordio del presente fallo.

[ 334 ]
JURISPRUDENCIA

III. ANOTAR, registrar, comunicar y remitir copia a la Excma. Corte Su-


prema de Justicia.
MAGISTRADOS: TALAVERA TORRES, OZUNA DE CAZAL, ZUCCOLI-
LLO GARAY.
Ante mí: HEINRICH VON LUCKEN, Actuario.

[ 335 ]
[ 336 ]
TRIBUNAL DE CUENTAS

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 210

Cuestión debatida: El contencioso suscitado respecto del aumento patri-


monial que se produce en el ámbito de empresas que poseen participación accio-
naria en otra empresa donde, esta última procedió a la capitalización de las
“Reservas de Revalúo”, lo que ha motivado como contrapartida en las empresas
accionistas, la registración del aumento de la participación accionaria que estas
tienen; circunstancia que necesariamente percute en el cuadro de “Resultados”
de las empresas accionistas, quedando por determinar, si dichos resultados, se
encuentran gravados o no por el IRACIS.
RENTA DE ACTIVIDADES COMERCIALES, INDUSTRIALES Y DE
SERVICIOS (IRACIS). Hecho Imponible.
Los peritos designados han sido categóricos respecto al origen de las accio-
nes, las mismas provienen de los revalúos en la empresa TAPE PORA S.A.E.,
resultado del ajuste anual por el IPC, por lo que en definitiva el incremento
patrimonial resulta apenas en un ajuste contable por inflación, a fin de mante-
ner de manera constante el valor de las inversiones realizadas en el rubro
participación en otras empresas. En otras palabras, si en la empresa principal
el revalúo y la capitalización es ajuste por inflación, la misma suerte corre dicho
ajuste en las empresas accionistas, por lo que no estamos en presencia de ver-
dadero incremento patrimonial, por lo que ello no es revelador de un hecho
imponible alcanzado por el IRACIS.
RENTA DE ACTIVIDADES COMERCIALES, INDUSTRIALES Y DE
SERVICIOS (IRACIS). Doble imposición.
En concordancia con el Art. 247º de la Ley 125/92, al presente caso se le debe
atribuir una significación acorde a los hechos; y los hechos demuestran que si

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TRIBUNAL DE CUENTAS

bien TAPE PORA S.A.E., ha capitalizado las reservas de revalúo, y por ello, ha
entregado a sus accionistas las acciones que representan la porción aumentada,
en definitiva, este hecho no es de trascendencia tributaria, ya que la verdadera
riqueza se generará a partir del momento en que estas acciones se constituyan
en vehículos generadores de nuevas riquezas, la cual se verificará cuando per-
ciban los dividendos como consecuencia de la participación accionaria, naciendo
en este momento la obligación de imponer o gravar con el IRACIS en los térmi-
nos del Art. 2º inciso g). Por lo dicho, se deben gravar los dividendos que se
perciban y que cumplan con los requisitos establecidos en el Art. 2º inciso g), en
concordancia con el Art. 14º, de la Ley 125/92, modificado por la Ley 2421/04; y
no gravar el simple aumento patrimonial a los efectos de evitar la doble impo-
sición, expresamente rechazada por la Constitución Nacional que en su Artículo
180 establece: “DE LA DOBLE IMPOSICIÓN: No podrá ser objeto de doble
imposición el mismo hecho generador de la obligación Tributaria. …”.
Trib. Ctas. Primera Sala. 23/12/13. “Tape Pora S.A.E. y Otras c/ Resolucio-
nes del 20 de diciembre de 2001 y Res. fictas dictadas por la Subsecretaría de
Estado de Tributacion” (Ac. y Sent. 210).
Previo el estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal de Cuentas,
Primera Sala, resolvió plantear y votar la siguiente
CUESTIÓN:
¿Está ajustado a derecho el acto administrativo recurrido?
Practicado el sorteo de la ley para determinar el orden de votación, dio el
siguiente resultado: MARTÍN AVALOS VALDEZ, RODRIGO A. ESCOBAR E.,
Y AMADO VERÓN DUARTE.
Y EL MIEMBRO DEL TRIBUNAL DE CUENTAS PRIMERA SALA, A.
MARTÍN ÁVALOS VALDEZ, DIJO: Que, en fecha 12 de marzo de 2012 (fs. 23/
32 de autos) se presentó ante este Tribunal de Cuentas, el Sr. DIEGO ZAVALA
SERRATI, en nombre y representación de las siguientes empresas (a): TAPE
PORA S.A.E. RUC Nº 80018781-4, conforme al poder que se acompaña, (b)
CONEMPA S.A RUC Nº 800008084-0, conforme al poder a que se acompaña, (c)
TECNOEDIL S.A., RUC Nº 80005531-4, conforme al poder que se acompaña,
(d) EMPRENDIMIENTOS & CONCESIONES S.A., RUC Nº 80057715-9, (e)
CANTERA ACARAY S.A., RUC Nº 800006730-4 conforme al poder que se acom-
paña, a instaurar demanda contencioso administrativa contra la Resoluciones
del 20 de diciembre de 2001 y res. fictas dictadas por la SUBSECRETARÍA DE

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JURISPRUDENCIA

ESTADO DE TRIBUTACIÓN. Funda la demanda en los siguientes términos:


“Que ejerzo el mandato de las empresas anteriormente mencionadas, conforme
lo acredito con el texto de los poderes que se acompaña, cuya devolución solicito
previa certificación por el Actuario de la copia adjunta; salvo las empresas
CONENPA S.A. y CANTERA ACARAY S.A., por quienes comparezco sin los
respectivos poderes, que están en trámite de ser otorgados, y serán presentados
dentro del plazo y en la formalidad que señala el Art. 60 del CPC. Que mis
mandates promueven demanda contencioso administrativa contra las Resolu-
ciones de la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET) dictadas en fecha 20
de diciembre de 2011 y que fuera notificada a mi mandante mediante la Nota
SET/CC Nº 01, de fecha 4 de Enero de 2012 y que fuera entregada en fecha 5 de
Enero de 2012, conforme a la copia que se acompaña. Mis mandantes contra
dicha resolución interpusieron Recurso de Reconsideración en fecha 19 de Ene-
ro de 2012, bajo Expediente Nº 20123002230, conforme se acredita con el recibo
expedido por la SET, sobre el que hasta la fecha no ha existido pronunciamiento
expreso. Por tanto la presente demanda se promueve contra la resolución ficta
dado que a la fecha la SET no se ha pronunciado en dicho recurso habiendo
transcurrido el plazo legal para resolver el recurso interpuesto. Dejo expresa-
mente aclarado que mi mandante no ha recibido hasta la fecha notificación
como lo requiere el Art. 200 de la Ley Nº 125/91, conforme al texto modificado
por la Ley Nº 2421/04 respecto de la resolución. No obstante y para evitar ma-
yores dilaciones, mi parte ha decidido iniciar la presente acción contencioso-
administrativa.
I. ANTECEDENTES. Mis mandantes a través del Expediente Nº
20113035296 , de fecha 20/10/2011 han formulado Consulta Vinculante ampa-
rados en lo dispuesto por el Art. 241 de la Ley Nº 125/9, respecto del tratamiento
impositivo a la cuenta Reserva de Revalúo, a su capitalización y distribución de
acciones resultante de dicha cuenta. La Subsecretaria de Estado de Tributa-
ción, se ha expedido sobre dicha Consulta en la resolución expresa que por esta
vía se recurre. Lo ha hecho basada a lo dispuesto por el Art. 7, inciso i), y el Art.
12 de la Ley Nº 125/91, así como lo contemplado en el Art. 22, Anexo al Decreto
Reglamentario Nº 6359/05, arribando a las siguientes conclusiones: La Primera
Conclusión: “el incremento patrimonial producido en una empresa por la reva-
luación de su activo dentro de los parámetros establecido en el citado artículo 12
de la Ley Nº 125 / 91, NO SE ENCUENTRA GRAVADO por el Impuesto a la

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TRIBUNAL DE CUENTAS

Renta a las Actividades Comerciales, Industriales o de Servicios(IRACIS). (Las


mayúsculas son nuestras) La Segunda Conclusión. «la firma recurrente preten-
de extender la no incidencia del IRACIS prevista en la legislación sobre dicha
operación (revaluación de bienes) al incremento patrimonial producido en las
empresas accionistas de la misma, como consecuencia de incorporar en sus res-
pectivos activos LAS ACCIONES RECIBIDAS O A RECIBIR, PROVENIEN-
TES DE LA CAPITALIZACIÓN DEL SALDO CONTABLE, ACUMULADO
EN SU CUENTA “RESERVA DE REVALÚO” invocando el principio jurídico de
que lo accesorio sigue la suerte de lo principal. (Las mayúsculas son nuestras).
Agrega: “dentro de este contexto, surge que la no incidencia del Impuesto a la
Renta sobre la revaluación de activos abarca solo a la empresa que lo efectúa y
no a sus accionistas, pues la ley no menciona en forma expresa, entrando en juego
en este sentido el principio de legalidad que rige en materia tributaria”. Luego
de otras consideraciones, la SET concluye: “este Consejo Consultivo sostiene que
los respectivos incrementos proporcionales de las empresas accionistas de la
firma Tape Pora S.A.E. constituyen ingresos gravados por el Impuesto a la Ren-
ta (IRACIS).
II. CUESTIÓN DE DERECHO. Como podrán VV.EE. apreciar la contro-
versia con el Fisco se trata de una cuestión de derecho. En tal sentido debemos
mencionar que la SET en abono de sus conclusiones ha sostenido también lo
siguiente: «cabe señalar que doctrinariamente, los Sistemas Tributarios utili-
zan para conciliar la tributación sobre las UTILIDADES de las empresas con los
sistemas unitarios de impuestos a la renta o no, la aplicación de varios criterios,
una de ellas es el del Ente Separado, este criterio sostiene que la sociedad o
empresa constituye un ente o persona distinta independiente de sus acciones
dueño o dueños(La mayúscula es nuestra). En apretada síntesis los argumentos
de la SET son:
a) Que para la empresa en la que se efectúa el revalúo no es incremento
patrimonial gravado.
b) Que para el o los accionista de la empresa la distribución de acciones con
motivo de la capitalización de dichas reservas de revalúo constituye un incre-
mento patrimonial gravado.
c) Que se debe respetar el principio de legalidad.
d) Que el tratamiento impositivo es tratar al accionista como una persona
distinta de la sociedad, en tratándose de utilidades.

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JURISPRUDENCIA

LOS ERRORES DE LA SET. La SET comete varios errores. Pero antes de


analizarlos debemos detenernos en la médula de la cuestión, la que está conte-
nida en el Art. 12, de la Ley Nº 125/91, que convendrá transcribir: Art. 12. Activo
fijo. Constituyen activos fijos los bienes de uso, tanto los aplicados a la actividad
como los locados a terceros, salvo los destinados a la venta. Será obligatoria a los
efectos del presente impuesto, la revaluación anual de los valores del activo fijo
y su depreciación. El valor revaluado será el que resulte de la aplicación del
porcentaje de variación del índice de precios al consumo producido entre los
meses de cierre del ejercicio anterior y el que se liquida, de acuerdo con lo que
establezca en tal sentido el Banco Central del Paraguay o el organismo oficial
competente”. Lo primero que se puede afirmar, a la luz de la disposición trans-
cripta, es que el revalúo contemplado en nuestra legislación es: Anual - Obliga-
torio - Gratuito. “Gratuito” en el sentido que el “aumento patrimonial” resultan-
te del «mayor valor» que tendrán los bienes del activo fijo, resultante del reva-
lúo, no está gravado por el impuesto a la renta, conforme lo dispone de manera
expresa el Art. 7, inciso i) de la Ley Nº 125/91.
LA GENEROSIDAD DE LA LEY. Es pertinente preguntarse: ¿Por qué una
ley tributaria de impuesto a la renta decide no gravar el aumento patrimonial
resultante del revalúo? ¿Es resultado de un error del legislador? ¿Estaba el
legislador obligado a establecer esta “gratuidad”? Es sabido que lo único que
puede constreñir al legislador, al sancionar una ley, es la Constitución Nacional
o los tratados internacionales, ratificados y canjeados, conforme lo dispone ter-
minante el Art. 137 de nuestra Carta Magna veremos que es justamente la
Constitución Nacional la que dispone que el aumento patrimonial producto del
revalúo de los bienes del activo fijo no es renta gravada.
EL VALOR REVALUADO. “El valor revaluado será el que resulte de la
aplicación del porcentaje de variación del índice de precios al consumo produci-
do entre los meses de cierre del ejercicio anterior y el que se liquida...”, dispone el
tercer párrafo del artículo 12 arriba transcripto. Es fácil advertir que el revalúo
anual, obligatorio y gratuito al que nos estamos refiriendo no es otra cosa que un
AJUSTE POR INFLACIÓN. No estamos ante un «incremento o aumento patri-
monial» real. Es apenas ajustar ese patrimonio a su valor anterior, a su valor
anterior a la inflación anual ocurrida.
LA INFLACIÓN. Se define a la inflación como un “aumento del nivel gene-
ral de precios”. Los ejemplos siempre ayudan. Si el año pasado una persona

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TRIBUNAL DE CUENTAS

necesitaba, por ejemplo Gs. 1.000.000 para pagar su consumo de agua, luz,
teléfono, alimentos, vestimenta, medicamentos, educación, etc., y para hacer
esas mismas compras hoy necesita Gs. 1.200.000, la inflación en ese año –el
aumento general de los precios– ha sido del 20%. Si esa persona del ejemplo, el
año pasado tenía un ingreso de Gs. 1.000.000 y hoy de Gs. 1.200.000, en térmi-
nos nominales estaría “ganando más”, pero dado que la inflación en nuestro
sencillo ejemplo es del 20%, esa persona está ganando, en términos reales, de su
capacidad de compra, una suma exactamente igual.
LOS ACTIVOS FIJOS. Los activos fijos de las empresas también están
expuestos a los efectos de la inflación. Por ejemplo, si una máquina, el año
pasado costaba 100 cuando fue adquirida y este año (manteniéndose todo sin
ninguna variación) la inflación es del 20%, el aumento nominal de 20 debe
registrarse en la contabilidad de la empresa y en consecuencia, ese maquina
aparecerá ahora en la contabilidad de la empresa con un valor de 120 (menos su
depreciación). Ese “aumento o incremento” patrimonial –20– no es una ganan-
cia, no es un mayor ingreso real, es apenas un asiento contable, que reconoce
que la inflación de ese año ha sido del 20%. Este incremento nominal, este
aumento nominal, este ajuste contable por inflación, no está ni puede estar
gravado por el impuesto a la renta, ya que su único propósito es “poner al día”,
en términos nominales, el valor de esa inversión.
LA SET ESTA TOTALMENTE DE ACUERDO. Lo anteriormente explica-
do es plenamente compartido por la Subsecretaria de Estado de Tributación. En
efecto, en la respuesta a una Consulta Vinculante, de fecha 16 de Diciembre de
2005, hizo suya la opinión contenida en el Informe C.C./Nº 228 de su Consejo
Consultivo. Como se podrá apreciar, de manera técnica y elegante la SET ha
dicho cuanto sigue: “la revaluación de los bienes del activo fijo tiene por finali-
dad la adaptación del valor de los bienes poseídos contablemente, al nivel de
precios vigente en el momento del revalúo y el costo probable de sustitución de
dichos bienes. En el caso particular de los bienes amortizables, las amortizacio-
nes ordinarias que, en el curso del proceso productivo se practican están referidos
sólo‘ la reconstitución de un valor de origen determinado, correspondiente a un
nivel de precios distinto al que ha de regir en la oportunidad en que se complete
la vida útil de tales bienes, o se haga necesario su remplazo por razones econó-
micas o técnicas. De ahí que, de no adoptar medidas de corrección de tales
valores originales, el contribuyente se podría encontrar con sorpresas de que su

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JURISPRUDENCIA

requipamiento o su sustitución parcial de bienes de la explotación, le exija un


desembolso de dinero muy superior a la suma total de las amortizaciones ordi-
narias practicadas. Para evitar tales inconvenientes, derivado de un proceso de
constante desvalorización monetaria que correlativamente motiva un aumento
progresivo de precios, es que se recurre a distintos procedimientos de actualiza-
ción de los valores poseídos. Entre ellos se encuentra la revaluación de bienes,
adoptada por nuestra legislación impositiva en su artículo 12° el cual establece
como norma general la revaluación obligatoria de los bienes del activo fijo del
contribuyente del Impuesto a la Renta empresarial”.
EL TRIBUNAL DE CUENTAS TAMBIÉN SOSTUVO ESA INTERPRE-
TACION. En el Acuerdo y Sentencia Nº 61 del año 2007, la Segunda Sala del
Honorable Tribunal de Cuentas, sostuvo lo siguiente: “A partir de la sanción de
la lo, 125 que establece el nuevo régimen tributario, la revaluación del inmueble
que forma parte del activo fijo de la empresa no debe tributar porque consiste en
una simple actualización de valores, el revalúo de los bienes debe llevarse
a adelante, a fin de que el valor de los mismos reflejen su costo probable de
sustitución y así adaptarse al nivel de precios del mercado, por lo que no podría
gravarse el aumento patrimonial , puesto que el mismo no es producto de
ninguna actividad gravada. La norma tributaria no grava,y menos aun no
prohibe. Esta revaluación constituye una renta no gravada. No es ga-
nancia tributable. La ganancia tributable surgirá el día en que la empresa
venda el bien inmueble a un tercero el bien revaluado, porque ese bien revaluado
no esta en el giro comercial de la empresa, no es «mercadería», en consecuencia,
si se vende y cuando se venda el precio deberá ser declarado como ingreso bruto
deviniente de la venta ocasional y no habitual del bien del activo fijo” (Las
negritas son nuestras).
EL TRATAMIENTO CONTABLE. Resulta importante tener presente cual
es el tratamiento contable al valor revaluado de los bienes del Activo Fijo. En el
antes mencionado Acuerdo y Sentencia, se consigna lo siguiente: “Calificada
doctrina nacional afirma que “el revalúo del bien lo que nos permite es conocer
en teoría cuantos guaraníes nos cuesta reponer el bien, sabiendo cuanto ha per-
dido el dinero en su poder adquisitivo en el periodo de un año. Por cuanto no se
reconoce como UNA UTILIDAD, sino la ACTUALIZACIÓN DEL CAPITAL
pero contablemente no se imputa directamente a la cuenta capital, sino en una
cuenta de reserva, que no es mas que una extensión del capital. La reserva de

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TRIBUNAL DE CUENTAS

revalúo puede capitalizarse, mas no puede distribuirse como dividen-


do». Ver Tratamiento contable de los bienes del activo fijo. Primera parte. Andrés
Hermosilla. Análisis profesional. La ley Paraguaya. Octubre 2002” (Las negri-
tas son nuestras).
LA CAPITALIZACIÓN DE LAS RESERVAS. Como bien explica el Prof.
Hermosillas las reservas pueden capitalizarse. Este proceso está claramente
explicado por los autores uruguayos Nuri Rodriziez Olivera y Carlos E. López
Rodrigues Esma, en su monografía el «Aumento del capital integrados de las
sociedades anónimas», que por su sencillez, nos permitimos transcribir: “... 2.
Proceso de la capitalización de los reajustes de valores del activo. Una
sociedad anónima puede resolver actualizar los valores del activo en los estados
contables. Al hacerlo, en el activo aparecerán determinados bienes con el valor
que tenían a la fecha de su ingreso al patrimonio social y el aumento del valor que
han tenido a la fecha de la actualización. En el pasivo figurará el aumento del
valor como un rubro patrimonial. En otras palabras, en los rubros del activo el
bien revaluado figurará con su mayor valor y se balancea en el pasivo, en un
rubro patrimonial. Al revaluar bienes del activo, los valores contables se acercan
a los valores reales y esa revaluación se refleja en los estados contables del
ejercicio en que se realiza. Las plusvalías del activo no son distribuibles porque
sólo lo son las ganancias realmente obtenidas por la actividad social. Las plus-
valías, si bien constituyen un incremento, no son una ganancia resultante de la
actividad social. Por ello es que se llevan a una cuenta patrimonial. En un
momento ulterior, la sociedad podrá resolver capitalizar el rubro de actualiza-
ción. La capitalización de la revaluación se efectúa mediante una mera
operación contable en los rubros patrimoniales. Se debita el rubro de
revalúo de bienes del activo y se acredita el rubro capital integrado. En
este caso, no hay un aumento del patrimonio, en sentido jurídico, pues no ingre-
san bienes al patrimonio social y no se reducen pasivos. Sucede, en este caso, que
meramente se da nuevo valor a los bienes ya existentes. Las acciones que se
emiten por esa capitalización se distribuyen entre los accionistas como acciones
liberadas por cuanto la revaluación del activo supone que existe un plus al cual
tienen derecho los accionistas, derecho ideal y eventual, según ya hemos anali-
zado respecto al rubro capital integrado”.
UN PRIMER RESUMEN. A modo de resumen se puede arribar a estas
conclusiones.

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JURISPRUDENCIA

a) La ley dispone que la revalorización de los bienes del activo fijo no cons-
tituyen ingresos gravados.
b) La ley dispone que esa revalorización es anual, obligatoria y sin costo
impositivo.
c) La ley dispone que esa revalorización se realiza aplicando la variación
anual del Índice de Precios al Consumo.
d) La SET tiene opinión vinculante emitida reconociendo que dicha revalo-
rización o revalúo es apenas un modo de reponer contablemente el valor conta-
ble de los bienes del activo por razón de la inflación.
e) La Segunda Sala del Honorable Tribunal de Cuentas, ha arriba en un
caso concreto a las mismas conclusiones.
f) El valor resultante del revalúo no es un cuenta de resultado.
g) El valor resultante del revalúo no es utilidades.
h) El valor resultante del revalúo es una cuenta denominada «reserva de
revalúo.
i) La cuenta reserva de revalúo es una cuenta patrimonial.
j) La cuenta patrimonial reserva de revalúo es una extensión del capital.
k) La cuenta patrimonial reserva de revalúo siendo una extensión del capi-
tal es una cuenta capitalizable.
l. La cuenta reserva de revalúo al capitalizarse tiene como consecuencia la
emisión de acciones por igual valor al valor de la reserva.
m) Las acciones emitidas contra la cuenta de revalúo son entregadas a los
accionistas en proporción a sus acciones.
n) Las acciones entregadas son sin costo para el accionista.
o) Las acciones así emitidas no producen un aumento real del capital social
sino solamente un aumento contable.
LA DISPUTA. Todo lo antes expresado no aparece cuestionado. Entonces,
¿dónde está la disputa? La misma está en que la SET considera que las acciones
que reciben los accionistas, las que fueron emitidas al capitalizarse la reserva
de revalúo, constituyen INGRESOS GRAVADOS para dichos accionistas, ya
que entiende que en la contabilidad de los accionistas, recibir y registrar esas
acciones constituye un incremento patrimonial gravado. Hemos realizado una,
quizás muy larga explicación, para exponer que el revalúo de los bienes del
activo fijo es un AJUSTE POR INFLACIÓN. Las acciones que se entregan
libres de costo a los accionistas, no son utilidades, es la “extensión” del capital

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TRIBUNAL DE CUENTAS

aportado ajustado parcialmente por la inflación. Al sostener la SET, sin ningún


fundamento legal o contable, que dichas acciones son ingresos gravados, lo que
la SET pretende es CREAR UN IMPUESTO A LA INFLACION, por la vía
interpretativa. En esta pretensión verdaderamente sorprendente la SET tro-
pieza con vallas infranqueables de orden constitucional, a saber:
a) La primera, “nadie está obligado al pago de tributos ... que no hayan sido
establecidos por la ley” (Art. 44).
b) La segunda, los impuestos solo pueden ser creados por una ley del Hono-
rable Congreso Nacional a tenor de lo dispuesto por el Art. 178.
c) La tercera, la inflación es un perjuicio patrimonial que no puede estar
sujeto a impuesto. La Constitución Nacional establece que 1os impuestos
deben responder a “principios económicos y sociales justos, así como a políticas
favorables a desarrollo nacional”, por lo que cualquier intento de gravar con
impuestos al ajuste de la inflación será un desacierto al quebrantar elementales
principios económicos y desalentar toda posibilidad del desarrollo nacional.
d) La cuarta, la confiscación de bienes está proscripta conforme lo precep-
túa el Art. 109.
Pero la SET también tropieza con impedimentos legales. En efecto:
a) El Impuesto a la renta llamado IRACIS, grava las “rentas de fuente
paraguaya provenientes de la realización de actividades de comerciales, indus-
triales o de servicios que no sean de carácter personal” (Art. 1 y 2 de la Ley Nº 125/
91). El ajuste contable por inflación (reserva de revalúo) no constituye ninguna
actividad comercial, industrial o de servicios. Es apenas el registro contable de
que devuelve el valor de los bienes del activo fijo deteriorados por la inflación,
conforme al índice de Inflación establecido por el Estado.
b) En igual sentido Art. 7 de la misma ley, al definir el concepto de renta
bruta lo hace definiendo como “la diferencia entre el ingreso total proveniente de
las operaciones comerciales, industriales o de servicios y el costo de los mismos”.
El revalúo no es un ingreso, es un registro contable que refleja el monto de la
pérdida de valor de los bienes del activo fijo por inflación.
c) La misma ley, en el mismo Art. 7, inciso i) dispone que no será gravado el
aumento patrimonial, el que resulte de la revaluación de los bienes del activo
fijo, como el que provenga de “actividades no gravadas o exentas de este impues-
to”. Es decir, que no todo aumento patrimonial está gravado.
LOS ERRORES DE LA SET. La SET incurre en varios errores.

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JURISPRUDENCIA

a) El primero, entiende que la entrega de las acciones emitidas como resul-


tado de la capitalización de la cuenta «reserva de revalúo» es una distribución
de Utilidades. Más arriba al referirnos a “Cuestión de Derecho”, hemos trans-
cripto el fundamento de la SET y resaltado en mayúsculas UTILIDADES que
utiliza en aras de sostener la gravabilidad de las acciones distribuidas. Aún, en
hipótesis absurda que la distribución de acciones resultado de la capitalización
de la reserva de revalúo, fuese una distribución de utilidades, habrá de tenerse
presente que por el Art. 14 de la Ley 125/91, texto actualizado por la Ley Nº
2421/04, se encuentran expresamente exentas. El Art. 20, numeral 2) textual-
mente dispone: “Las utilidades destinadas a la atenta de reserva legal, o a
reservas facultativas o a capitalización no estarán sujetas al impuesto estableci-
do en este numeral”. Este artículo grava la “distribución de utilidades”. Expre-
samente considera que no hay distribución de utilidades, cuando se trata de la
capitalización de las reservas. Por tanto, la capitalización de la reserva de reva-
lúo no está sujeta al impuesto a la renta. El Art. 20, numeral 4), inciso b), última
parte dispone: “la distribución al dueño, socio o accionista DEL EXCESO de la
reserva legal, de las reservas facultativas o DEL CAPITAL POR REDUCCIÓN
DEL CAPITAL QUE FUERA INTEGRADO POR CAPITALIZACIÓN DE
UTILIDADES NO DISTRIBUIDAS, constituyen actos gravados en concepto de
distribución de utilidades sujetas al impuesto establecido en los numerales 2)y
3) del presente artículo, según el caso, en la fecha en que se dispuso su distribu-
ción. Se presume que la reducción del capital proviene de la capitalización de
utilidades no distribuidas, salvo los casos de cierre o clausura de la empresa, o
por reducción del capital por debajo del capital integrado con aportes de los
socios distintos de la capitalización de utilidades”. (Las mayúsculas son nues-
tras). Esta disposición lo que claramente establece es que la devolución del
capital aportado, incluyendo el capital ajustado por inflación, en ningún caso,
será considerado como distribución de unidades.
b) El segundo lugar, la SET sostiene que la exoneración o exclusión de la
renta bruta dispuesta por el Art. 7, inciso i) de la ley tributaria, respecto de las
«reservas de revalúo», no benefician a los accionistas ya que conforme a la
moderna ciencia tributaria, se le debe dar un tratamiento fiscal distinto. Este
punto no está en discusión. En verdad en los mismos orígenes del derecho está
establecida la separación de la sociedad y sus dueños. En nuestro Código Civil,
su Art. 94 dispone: “Las personas jurídicas son sujetos de derecho distinto de sus

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TRIBUNAL DE CUENTAS

miembros y sus patrimonios son independientes”. El capital social es por ese


motivo un PASIVO de la sociedad, ya que la sociedad reconoce al dueño, accio-
nista en nuestro caso, como el titular de ese capital aportado. Como llevamos
expuesto, la reserva de revalúo es una cuenta patrimonial que busca corregir
parcialmente la pérdida del valor nominal del capital social. Pero ese capital
social tiene un dueño, un titular, un propietario. En nuestro caso, son los accio-
nistas de la sociedad TAPE PORA S.A.E. Cualquier ajuste de inflación del valor
del capital aportado, no significa un incremento real del patrimonio de los accio-
nistas, es apenas un incremento contable o incremento nominal del valor mone-
tario ajustado ) por el índice de inflación. Un sencillísimo ejemplo ilustra lo
anterior. Capital aportado: Gs. 100. Valor de cada acción: Gs. 1. Cantidad de
acciones: 100. Cantidad de accionistas: 2. Accionista 1: 50 acciones. Accionista
2: 50 acciones. Cada accionista tiene derechos sociales sobre el 50% del patrimo-
nio neto. Reserva de revalúo capitalizada: Gs. 100. Acciones liberadas emitidas:
100. Total del capital aportado + capital incrementado por inflación: Gs. 200.
Cada accionista tiene 100 acciones, pero mantiene derechos sociales sobre el
50% del patrimonio neto. Ningún accionista es más “rico”. Lo único que ha
aumentado es la cantidad de acciones por aumento del nominal del capital
parcialmente ajustado por inflación. El “aumento” nominal es parte de la infla-
ción registrada.
III. CONCLUSIÓN. La reserva de revalúo es un ajuste parcial por infla-
ción contemplado en nuestra legislación impositiva, es anual y obligatorio y sin
que pueda estar sometido a tributación alguna. La capitalización de dicha re-
serva trae como resultado la emisión de acciones liberadas, las que pertenecen
a los accionistas, y que apenas reflejan la variación nominal del capital aportado
resultante de la inflación reconocida en los registros contables de la sociedad.
Dado que la sociedad en que se realiza el ajuste por inflación reconoce al capital
como un pasivo, cuyos titulares son los accionistas de la misma, el incremento
nominal del pasivo capital social, no constituye ningún ingreso gravado para los
accionistas. Por tanto, la resolución expresa y la ficta de la SET que por esta vía
mis mandantes recurren, debe ser revocada en su totalidad.”
Termina solicitando, que previo los trámites de rigor, el Tribunal de Cuen-
tas, Primera Sala, dicte Sentencia, haciendo lugar a la presente demanda con-
tencioso administrativa, con costas.
Que, en fecha 20 de julio de 2012 (fs. 137 a 146 de autos) se presentó ante
este Tribunal de Cuentas, HUGO A. CAMPOS LOZANO, Abogado Fiscal del

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JURISPRUDENCIA

Ministerio de Hacienda, bajo patrocinio del Abogado del Tesoro, Hernán W.


Martínez Sánchez, a contestar la presente demanda contencioso administrati-
va. Funda la contestación en los siguientes términos:
“(1) NEGACIÓN CATEGÓRICA: QUE, NIEGO CATEGÓRICAMENTE
TODOS Y CADA UNO DE LOS HECHOS Y DERECHOS EN QUE PRETEN-
DE FUNDARSE LA PARTE ACTORA EN EL TRASLADO QUE SE RESPON-
DE, SALVO AQUELLOS QUE FUESEN EXPRESAMENTE RECONOCIDOS
POR MI PARTE EN ESTA PRESENTACIÓN, LO QUE PETICIONO, SE TEN-
GA EN CUENTA AL MOMENTO DE. DICTARSE RESOLUCIÓN DEFINITI-
VA.
(2) FUNDAMENTOS DE LA DEMANDA Y CORRESPONDIENTE CON-
TESTACIÓN: Por Nota presentada en fecha 15 de septiembre de 2011 (Expte.
SET20113035296), la firmas contribuyentes ut supra mencionadas, han reali-
zado una «consulta vinculante», a tenor del derecho que les asiste en virtud del
art. 241 de la Ley N° 125/91, en los siguientes términos: ...1) LA SOCIEDAD. La
empresa Tapé Porá S.A.E. es una Sociedad Anónima Emisora, inscripta en la
Comisión Nacional de Valores (CNV), bajo el N° 541/00, cuya finalidad y obje-
tivo primordiales se exponen en sus estatutos sociales y que consisten en la am-
pliación, recuperación, adecuación, conservación y explotación bajo condiciones
de CONCESIÓN de la Ruta V “Doctor José Gaspar Rodríguez de Francia”
otorgada por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MO.P.C.). Esta
sociedad fue constituida según escritura N° 413 pasada ante el Escribano y
Notario Público Ramón Zubizarreta Zaputovich a los 25 días del mes de noviem-
bre de 1998. La sociedad fue constituida para dar continuación a las operaciones
del Consorcio Tapé Porá, beneficiario original del Contrato de Concesión. Ello
fue reconocido por el MO.P.C. en fecha 9 de setiembre de 1999 y por el Poder
Ejecutivo según Decreto N° 8.263 de fecha 10 de abril de 2000. La composición
de los Accionistas y por ende la conformación de TAPE PORA S.A.E., quedó a
partir del 04 de Diciembre del 2009 de la siguiente forma: Conempa S.A, Can-
tera Acaray S.A, Emprendimientos & Concesiones S.A. y Tecnoedil S.A. La So-
ciedad explotará el cobro de peajes por 25 años. 2) SITUACIÓN DE HECHO.
OPINIÓN FUNDADA. Tape Pora S.A.E., desde el inicio de sus operaciones
comerciales ha venido revaluando anualmente los valores de sus bienes de uso
(Activo Fijo), y estimadas sus depreciaciones. Dichos ajustes contables obligato-
rios son realizados sistemáticamente en cada ejercicio fiscal, de acuerdo a lo

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TRIBUNAL DE CUENTAS

establecido en el artículo 12°. Activo Fijo de la Ley N° 125/91 (Actualizada). Es


decir, el revalúo se cuantifica y registra en la contabilidad aplicando el porcen-
taje de variación del incide de precios de consumo (IPC), de acuerdo con lo
establecido en tal sentido el Banco Central del Paraguay (BCP) y publicado por
la Sub Secretaria de Tributación (SET). En tal sentido, los mayores valores
originados por la aplicación del IPC, con adicionados a los Bienes de Uso e
imputados con abono a la cuenta Patrimonial «Reserva de Revalúo». Por su
parte la Ley 125/91 –Actualizada– en su artículo N° 7 -Renta Bruta- inciso i),
exceptúa expresamente al incremento patrimonial producido por la revaluación
de los bienes del activo fijo. Es decir, que en realidad no estamos ante una utili-
dad, ni un aumento genuino del Patrimonio Neto, o ganancia de capital, el
mayor valor reconocido en la cuenta contable “Reserva de Revalúo”, no es más
que una restitución del valor del bien, lo que el dinero perdió en su poder adqui-
sitivo. Y por consiguiente, si el ajuste se practica dentro de los límites admitidos
por la reglamentación emitida por la Administración Tributaria (SET) no está
gravado por el Impuesto a la Renta. Esta actualización del capital imputada
cantablemente como una Reserva, no es más que una extensión del capital apor-
tado por los accionistas. Por lo tanto, las Reservas de Revalúo, solo pueden
capitalizarse y no distribuirse como dividendos, por carecer de las característi-
cas de estos. Es así que, estas reservas, al no ser utilidad, ni un aumento genuino
del patrimonio neto, y menos una ganancia de capital, no constituye un hecho
gravado, por el IRACIS (10%) ni por la tasa adicional para la distribución de
dividendos (5%), establecida en el artículo N° 20 –tasas– inc. 2) .de la Ley N°
125/91 (actualizada). Así también, el mismo artículo N° 20, expresa que la
capitalización de las reservas, no están sujetos a la tasa adicional mencionada.
Por su parte, la última parte del citado artículo N° 20 de la Ley N° 125/91
(actualizada), prevé que la reducción de capital (rescate de acciones) provenien-
tes de integraciones accionarias distintas a la capitalización de utilidades, como
son las Reservas de Revalúo, constituyen actos NO GRAVADOS por el Impuesto
a la Renta (IRACIS). Así también la Ley 1284/98 –Mercado de Valores– en su
artículo 126°, incorpora el ajuste del Patrimonio por efecto de la inflación, a fin
de preservar el valor patrimonial de las empresas, contemplando incluso la
retasación del activo y pasará a una reserva especial que debe ser capitalizada,
indicando expresamente que el monto del ajuste es deducible del impuesto a la
Renta. Abundando en normativa que contribuye, aún más, con el argumento

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JURISPRUDENCIA

fundamentado en esta consulta, mencionamos el Decreto N° 6.359/05 artículo


18 –Integración y Recates– expresa q e las integraciones de capital accionario no
generan Impuesto a la Renta, como tamos las reducciones del mismo, a su vez
determina un orden de prelación en casos de reducción de capital que incluye
reservas y el propio capital efectivamente aportado. La Constitución Nacional en
su Artículo 44° contempla expresamente, que no hay tributo si no está previsto en
la Ley. La utilización de los principios generales del derecho es una fuente jurí-
dica reconocida en la Doctrina Paraguaya y sirven para solucionar controver-
sias judiciales, en este caso aplicable al Derecho Tributario, utilizado en muchos
casos hasta inclusive como norma supletoría de la propia Ley. Al efecto, mencio-
namos para el caso que nos ocupa «lo accesorio sigue la suerte de lo principal».
“No hay tributo, sino está previsto en la Ley”. En cuanto a las normas técnicas de
aceptación generalizada en el País (NIC 16-Propiedades, Planta y equipo), reco-
noce las revaluaciones periódicas de los Activos Fijos como un mecanismo para
reflejar el valor actualizado de estos bienes, y precautelar la integridad del Pa-
trimonio Societario. Consistentemente con este criterio técnico, la normativa
fiscal ha incorporado en el Decreto N° 6.359/05 –Art. 110°– a las NIC dentro del
ordenamiento jurídico, como una norma técnica aplicable en las empresas para
la correcta valuación y medición en los Estados Contables. Hasta acá se ha
demostrado con absoluta claridad jurídica lo siguiente: 1) Que los revalúos de
los Bienes de uso (Activo Fijo) obligatorios por la Ley N° 125/91 (actualizada)
son rentas NO GRAVADAS, siempre que estén dentro de los limites reglamenta-
rios, que la técnica contable los computa en una cuenta patrimonial denomina-
da «Reserva de Revalúo». 2) Que no existe impedimento legal ni reglamentario
para proceder a la capitalización e integración del saldo contable acumulado en
la cuenta reserva de Revalúo, que fuera calculado según la Ley N° 125/91 (ac-
tualizada) y su reglamentación, y su posterior registro contable en la cuenta
“Capital Social” de TAPE PORA S.A.E. Todo conforme a los lineamientos dis-
puestos en el Código Civil Paraguayo y la Ley N° 1284/98 del Mercado de Valo-
res. 3) Que la emisión e integración correspondiente a las nuevas acciones provie-
nen de integración de acciones originadas en la capitalización de las Reservas de
Revalúo obligados por Ley, es decir de rentas NO GRAVADAS, por la Ley 125/
91 (actualizada), y la Ley N° 1.284 por lo tanto libre de todo gravamen imposi-
tivo, siguiendo el principio jurídico de lo accesorio sigue la suerte de lo principal,
a su vez, el incremento patrimonial experimentado en las empresas accionistas

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TRIBUNAL DE CUENTAS

constituyen rentas no gravadas por el IRACIS. Dicho de una manera más sen-
cilla, los accionistas de TAPE PORA S.A.E. recibirán, en la respectiva propor-
ción accionaria, las Reservas de Revalúos legales que le corresponden, que por
motivos reglamentarios fueron capitalizadas y documentadas en nuevas accio-
nes, de manera a compensar el poder adquisitivo perdido con sus inversiones
originales en la empresa TAPE PORA S.A.E. Explicado estos antecedentes y los
derechos en los cuales se basa este escrito corresponde plantear la situación
concreta que es el motivo de la Consulta: Según lo expuesto, los accionistas:
CONEMPA S.A., TECNOEDIL S.A., EMPRENDIMIENTOS & CONCESIO-
NES S.A., y CANTERA ACARAY S.A., recibirán proporcionalmente a sus apor-
tes accionarios nuevas acciones de TAPE PORA S.A.E., con motivo de la capita-
lización de las Reservas de Revalúo. A su vez, los accionistas mencionados deben
registrar en sus respectivas empresas, en el rubro del Activo dichas inversiones,
práctica contable que incrementará sus patrimonios fiscales proporcionalmen-
te. Ahora bien, la pregunta es: ¿Dicho incremento patrimonial reflejado en el
aumento de los Activos (Inversiones), de las empresas CONEMPA S.A., TEC-
NOEDIL S.A., EMPRENDIMIENTOS & CONCESIONES S.A., y CANTERA
ACARAY S.A. derivado de las nuevas acciones recibidas de TAPE PORA S.A.E.,
con motivo de la capitalización del revalúo legal, constituye renta gravada por
la Ley 125/91 –texto actualizado–. En nuestra opinión los incrementos patrimo-
niales por la incorporación en el activo de las empresas accionistas de TAPE
PORA S.A.E., de las nuevas acciones provenientes de una actividad o hecho no
gravado, en este caso el. saldo contable de la cuenta “Reserva de Revalúo”, están
expresamente contemplados en la Ley N° 125/91 (actualizada), específicamente
en el Artículo 7° - inc. i) “Renta Bruta”, que menciona claramente tres excepciones
que no están alcanzadas por el Impuesto a la Renta y son: 1) El incremento
proveniente de la revaluación de los bienes del Activo Fijo, con la limitación
establecida en el Decreto N° 6359/08 - artículo 22° - última parte. 2) Los aportes
de capital; y 3) Aquel que proviene de actividades no gravadas o exentas del
Impuesto a la Renta (IRACIS). En este sentido y a la luz de los hechos y derechos
mencionados precedentemente se colige con meridiana claridad que las empre-
sas CONEMPA S.A., TECNOEDIL S.A., EMPRENDIMIENTOS & CONCE-
SIONES S.A., y CANTERA ACARAY S.A., deben tratar impositivamente y en
sus contabilidades, a las acciones recibidas de TAPE PORA S.A.E., integradas
con saldos contables de Revalúo Legal, como un incremento patrimonial NO

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JURISPRUDENCIA

GRAVADO, libre de impuestos (porque lo accesorio sigue la suerte de lo princi-


pal), y así debe considerarse en las declaraciones juradas fiscales, imputándolas
en una cuenta de “Ingresos No Gravadas”, en el estado de resultados, o la crea-
ción de una “Reserva Facultativa” componente del Patrimonio Neto; a opción de
sus administraciones. Porque se refiere a incrementos no originados en utilida-
des o ganancias genuinas de capital, sino que representan una extensión del
capital aportado originariamente por los accionistas con motivo de la aplicación
de índices de corrección monetaria...” (subrayado es nuestro). En su Nota SET/
CC N° 01 de fecha 04 de enero de 2.012, la Administración Tributaria ha dado
respuesta a dicha consulta, en los términos siguientes: “Con relación a la con-
sulta planteada, cabe señalar el artículo 7 de la Ley N° 125/91 que establece que
constituye renta bruta entre otras; “i) Todo aumento producido en el ejercicio, con
excepción del que resulte de la revaluación de bienes del activo fijo y los aportes
de capital, o los provenientes de actividades no gravadas o exentas de este im-
puesto» (las negritas son nuestras). Por su parte, el artículo 12 del mismo cuerpo
legal establece en su parte pertinente que: “Sera obligatoria a los efectos del
presente impuesto, la revaluación anual de los valores del activo fijo y su depre-
ciación. El valor revaluado será el que resulte de la aplicación del porcentaje de
variación del índice de precios de consumo producido entre los meses de cierre
del ejercicio anterior y el que se liquida, de acuerdo con lo que establezca en tal
sentido el Banco Central del Paraguay o el organismo oficial competente”. En ese
sentido, es apropiado mencionar el artículo 22° del Reglamento Anexo al Decreto
N° 6359/05 “POR EL CUAL SE REGLAMENTA EL IMPUESTO A LA RENTA
DE LAS ACTIVIDADES COMERCIALES, INDUSTRIALES O DE SERVI-
CIOS” el cual establece lo siguiente: AUMENTOS PATRIMONIALES NO JUS-
TIFICADOS. Los aumentos patrimoniales que no estén respaldados documen-
talmente, incrementados con el importe de dinero o bienes que hubiere dispuesto
o consumido en el año, se consideran ganancias del ejercicio en que se produzcan.
En ese sentido, se entiende que la revaluación de los bienes del activo fijo, se
refiere únicamente al valor revaluado que resulte de la aplicación del porcentaje
de variación del índice de precios al consumo producido entre los meses de cierre
del ejercicio anterior y el que se liquida, de acuerdo a lo que establezca en tal
sentido el Banco Central del Paraguay, como se dispone en el último párrafo de
Art. 12° de la Ley. (las negritas son nuestras). -C so e puede observar, el incremen-
to patrimonial producido en una empresa por la revaluación de su activo dentro

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TRIBUNAL DE CUENTAS

de los parámetros establecidos en el citado artículo 12 de la Ley N° 125/91 no se


encuentra gravado por el Impuesto a la Renta a las Actividades Comerciales,
Industriales o de Servicios (IRACIS).-Ahora bien, la firma recurrente (TAPE
PORA SAE) pretende extender la no incidencia del IRACIS prevista en la legis-
lación sobre dicha operación [revaluación de bienes), al incremento patrimonial
producido en las empresas accionistas de la misma, como consecuencia de incor-
porar en sus respectivos activos las acciones recibidas o a recibir, provenientes de
la capitalización del saldo contable acumulado en su cuenta “Reserva de Reva-
lúo”, invocando el principio jurídico de que lo accesorio sigue la suerte de lo
principal. Dentro de ese contexto, surge que la no incidencia del impuesto a la
renta sobre la revaluación de activos, abarca solo a la empresa que lo efectúa y
no a sus accionistas, pues la Ley no lo menciona en forma expresa, entrando en
juego en este sentido el principio de legalidad que rige en materia tributaria. Es
así, que apoyamos lo dicho en el argumento de contradicción «a contrario sensu»
utilizable en esta rama, que se formula en el aforismo «incluida una cosa se
entienden excluidas las demás», es decir, que la voluntad expresada en el caso
previsto por el legislador supone en todos los otros casos no incluidos una volun-
tad contraria.-Las leyes tributarias deben ser interpretadas de forma declarati-
va o estricta, es decir, que debe limitarse a comprobar que el texto literal de la Ley
corresponde adecuadamente al pensamiento del legislador y ser aplicado exacta
y únicamente a todos los casos y situaciones que expresan sus términos. -Por otra
parte, cabe señalar que doctrinariamente, los Sistemas Tributarios utilizan para
conciliar la tributación sobre las utilidades de las empresas con los sistemas
unitarios de impuestos a la renta o no, la aplicación de varios criterios, una de
ellas el del “Ente Separado”; este criterio sostiene que la sociedad o empresa
constituye un ente o persona distinta e independiente de sus accionistas, dueño
o dueños. -Sustentado en la doctrina mencionada, la Ley N° 125/91 en su Artí-
culo 8° inciso e) –Renta Neta–, admite como gastos deducibles las remuneracio-
nes asignadas al dueño y su cónyuge, socio, directores, gerentes y personal supe-
rior. De esta forma queda clara, la separación del Ente Económico generador de
la renta, de quien o quienes lo constituyen. Asimismo, señalamos que el hecho de
que por disposición legal expresa, para TAPE PORA SAE, el incremento por
revalúo de sus bienes de activo fijo no estén gravados por el IRACIS de acuerdo
al artículo 7° de la Ley N° 125/9 precedentemente transcripto, antes que servir
de elemento para pretender no gravar los aumentos proporcionales en las respec-

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JURISPRUDENCIA

tivas empresas accionistas de ésta, podríamos decir que dicha circunstancia


refuerza la teoría de gravar. Pues si para TAPE PORA SAE, hubiera sido un
incremento patrimonial gravado por el IRACIS, sí podríamos entender la pre-
tensión de no volver a gravar el mismo hecho en las sociedades inversionistas de
ésta. POR TANTO, en base a las consideraciones expuestas precedentemente,
este Consejo Consultivo sostiene que los respectivos incrementos proporcionales
de las empresas accionistas de la firma TAPE PORA SAE, constituyen ingresos
gravados por el Impuesto a la Renta (IRACIS) y consecuentemente admitir la
deducción al momento de su enajenación, como costo o gasto deducible” (subra-
yado es nuestro).
Al analizar el ESCRITO DE INTERPOSICIÓN DE DEMANDA, la parte
actora ataca la posición de la Administración, argumentando que: “ ...la SET
considera que las acciones que reciben los accionistas, las que .fueron emitidas
al capitalizarse enerva de revalúo, constituyen INGRESOS GRAVADOS para
dichos accionistas, ya que entiende que en la contabilidad de los accionistas,
recibir y registrar esas acciones constituye un incremento patrimonial gravado.
-Hemos realizado una, quizás muy larga explicación, para exponer que el reva-
lúo de los bienes del activo ,fljo es un AJUSTE POR INFLACIÓN. Las acciones
que se entregan libres de costo a los accionistas, no son utilidades, es la «exten-
sión» del capital aportado ajustado parcialmente por la inflación. -Al sostener la
SET, sin ningún fundamento legal o contable, que dichas acciones son ingresos
gravados, lo que la SET pretende es CREAR UN IMPUESTO A LA INFLA-
CIÓN, por la vía interpretativa...” (sic). Finalmente, y en su parte medular,
sostiene que “...La reserva de revalúo es un ajuste parcial por inflación contem-
plado en nuestra legislación impositiva, es anual y obligatorio y sin que pueda
estar sometido a tributación alguna. La capitalización de dicha reserva trae
como resultado la emisión de acciones liberadas, las que pertenecen a los accio-
nistas, y que apenas reflejan la variación nominal del capital aportado resultan-
te de la inflación reconocida en los registros contables de la sociedad. -Dado que
la sociedad en que se realiza el ajuste por inflación reconoce al capital como un
pasivo, cuyos titulares son los accionistas de la misma, el incremento nominal
del pasivo capital social, no constituye ningún ingreso gravado para los accionis-
tas” (sic). En tal sentido, esta Representación Fiscal, al tiempo de hacer nues-
tras las consideraciones y conclusiones vertidas en la Nota SET/CC N° 01 de
fecha 04 de enero de 2.012 (transcriptas in extenso a fs. 4/5), que compartimos

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TRIBUNAL DE CUENTAS

por hallarse ajustadas a derecho, y a fin de evitar innecesarias repeticiones, nos


permitimos referirnos al escrito de demanda, a fin de hacer notar cuanto sigue:
El argumento central de la parte actora es que «Las acciones que se entregan
libres de costo a los accionistas, no son utilidades, es la “extensión” del capital
aportado ajustado parcialmente por la inflación” (sic), y en tal sentido, apoya
este razonamiento en el principio jurídico «lo accesorio sigue la suerte de lo
principal», que por ser genérico, resulta aplicable a todas las ramas jurídicas.
Sin embargo, debemos señalar que en la rama del derecho tributario —que nos
ocupa en la especie-, este principio coexiste y en algunas ocasiones se halla
subordinado a otros de rango superior –dada la especialidad– como el “PRINCI-
PIO DE LEGALIDAD”, ya que la creación de tributos -y lo concerniente a exo-
neraciones y exensiones-, así como todo lo relacionado al mismo debe estar
expresamente previsto en la Ley. Es la propia Constitución Nacional, que en su
art. 179, establece sobre la “CREACIÓN DE TRIBUTOS” que “Todo tributo,
cualquiera sea su naturaleza o denominación, será establecido exclusivamente
por la ley, respondiendo a principios económicos y sociales justos, así como a
políticas favorables al desarrollo nacional. Es también privativo de la ley deter-
minar la materia imponible, los sujetos obligados y el carácter del sistema tribu-
tario» (subrayados son nuestros). Al respecto, es prudente consignar que EN
MATERIA DE TRIBUTOS, SU CREACIÓN ASÍ COMO TODA EVENTUAL
EXCEPCIÓN AL RÉGIMEN FISCAL ESTABLECIDO DEBE ESTAR EXPRE-
SAMENTE ESTABLECIDA EN LA LEY, y que la ejecución de las normas lega-
les en cuanto se refiera a exoneraciones fiscales, debe ser estricta y únicamente
de conformidad al texto legal.
El Dr. Carlos A. Mersán, en su libro “Derecho Tributario”, Pag. 282, dice que

...existen dos maneras de legislar acerca de las llamadas exoneraciones fiscales:
una determinando por la vía de las excepciones, los casos y situaciones que el
legislador considera conveniente no gravar aunque coinciden con el hecho impo-
nible, y otra, la de establecer expresamente los hechos y situaciones no alcanza-
dos por los hechos imponibles previstos en la ley. En la primera de las formas la
materia imponible enuncia positivamente y las excepciones sirven para firmar
la regla. En la segunda de ellas la mención de las situaciones no alcanzadas
ayuda a precisar las gravadas...” (el subrayado y negritas son nuestras). Ambos
procedimientos de “exenciones”, aceptados por la legislación y la doctrina, tie-
nen en común que toda interpretación o ejecución de la Ley para su correcta

[ 356 ]
JURISPRUDENCIA

aplicación a los casos particulares debe ser de forma rigurosa, estricta y taxati-
va, entendiéndose esta como ejecución directa ajustada al texto de la Ley, sin
posibilidad de ampliación alguna. Por ello recurrimos a la norma aplicable, cual
es el inciso i) del artículo 7° “Renta Bruta” de la Ley N° 125/91, que establece el
concepto de “Renta Bruta” dentro del Impuesto a la Renta de Actividades
Comerciales Industriales y de Servicios (IRACIS), y entre otras ejemplifica a
“Todo aumento de patrimonio producido en el ejercicio, con excepción del que
resulte de la revaluación de los bienes del activo fijo y los aportes de capital, o los
provenientes de actividades no gravadas o exentas de este impuesto” (subrayado
y negritas son nuestras). Reglamentando este punto, el Decreto N° 6.359/05
“POR EL CUAL SE REGLAMENTA EL IMPUESTO A LA RENTA DE LAS
ACTIVIDADES COMERCIALES, INDUSTRIALES O DE SERVICIOS PRE-
VISTO EN EL CAPÍTULO I DEL LIBRO I DE LA LEY 125/91, ADECUÁNDO-
LO A LAS MODIFICACIONES INTRODUCIDAS EN LA LEY 2421 DEL 5 DE
JULIO DE 2004”, en su art. 22°, dice: “AUMENTOS PATRIMONIALES NO
JUSTIFICADOS: Los aumentos patrimoniales que no estén respaldados docu-
mentalmente, incrementados con el importe del dinero o bienes que hubiere
dispuesto o consumido en el año, se consideran ganancias del ejercicio fiscal en
que se produzcan. En este sentido, se entiende que la revaluación de los bienes del
activo fijo, que se menciona en el inc. i) del Art. 7° de la Ley, sc refiere únicamente
al valor revaluado que resulte de la aplicación del porcentaje de variación del
índice de precios al consumo producido entre los meses de cierre del ejercicio
anterior y el que se liquida, de acuerdo con lo que establezca en tal sentido el
Banco Central del Paraguay, como se dispone en el último párrafo del Art. 12 de
la Ley ‘’(negritas y subrayado son nuestros). Tanto la norma legal, como su
reglamentación, son claras al expresar que COMO REGLA DE APLICACIÓN
GENERAL, ESTÁ GRAVADO POR EL CITADO IMPUESTO, TODO AUMEN-
TO PATRIMONIAL PRODUCIDO EN EL EJERCICIO. Ello no da lugar a
dudas. Con relación al caso que nos ocupa, no está por demás decir que el
derecho a participar en los beneficios de una «Sociedad» es el derecho primordial
entre los que se contemplan como socio de’ la misma, y así, más que una parte
alícuota del capital social o que un medio de expresión de la calidad de socio o un
título valor, la «acción» (documento) es un «bien» (a tenor de la definición inserta
en el art. 1873 del Código Civil Paraguayo), por ser susceptible de valor y apre-
ciación pecuniaria. Es dable en tal sentido recordar que el «Patrimonio» es “...El

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TRIBUNAL DE CUENTAS

conjunto de bienes de una persona, con las deuda o cargas que lo gravan...”
(Código Civil Paraguayo, art. 1873, in fine). Así, las acciones emitidas por TAPE
PORA S.A.E. otorgan a los socios que la conforman –distintos de ella– “...una
parte proporcional de las utilidades netas y del patrimonio resultante de la
liquidación...” (Código Civil Paraguayo, art. 1065). Así pues, el concepto de
“Aumento patrimonial”, con relación a la nuestra legislación ha sido acuñado en
atención, no solo a la teoría de la “Renta Producto” (para la cual el “capital” es
toda fuente de riqueza susceptible de producir beneficios en forma periodica,
que constituyen la “renta”), sino también a la teoría de la Renta Incremento
Patrimonial (más amplio que el anterior), y que abarca no solo los beneficios
periódicos que emanan del capital, sino también aquellos que incrementan un
patrimonio, aunque sean de carácter ocasional y/o excepcional. Del mismo modo,
SE DESPRENDE DE LA NORMA Y SU REGLAMENTACIÓN, QUE ESTÁN
EXENTOS LOS AUMENTOS PATRIMONIALES (QUE SÍ ESTÁN GRAVA-
DOS POR REGLA GENERAL), PROVENIENTES DE:
1) LA REVALUACIÓN DE LOS BIENES DEL ACTIVO FIJO;
2) LOS APORTES DE CAPITAL; Y,
3) ACTIVIDADES NO GRAVADAS O EXENTAS DE ESTE IMPUESTO.
Como puede verse, esta enumeración es taxativa, y dada la técnica legisla-
tiva utilizada, LA MATERIA IMPONIBLE ENUNCIA POSITIVAMENTE Y
LAS EXCEPCIONES SIRVEN PARA AFIRMAR LA REGLA. Queda claro que
según la consulta planteada, y la demanda que hoy se contesta, LAS EMPRE-
SAS ACCIONISTAS DE TAPE PORA S.A. EXPERIMENTARAN UN INCRE-
MENTO PATRIMONIAL QUE NO ES RESULTANTE DE LA REVALUACIÓN
DE LOS BIENES DE SU “PROPIO” ACTIVO FIJO SINO DEL DE LA EMPRE-
SA DE LA QUE SON ACCIONISTAS (PERSONA DISTINTA), POR LO QUE
NO PUEDEN ALEGAR LA EXCEPCIÓN INDIVIDUALIZADA EN EL NU-
MERAL 1).
En otras palabras, el aumento patrimonial que experimentará Tape Porá
S.A. como producto del revalúo de sus bienes está exento del IRACIS. El aumen-
to patrimonial de sus asociados, producto de la incorporación de nuevas accio-
nes, no se halla exonerado. Ello es así, porque los Sistemas Tributarios utilizan
para conciliar la tributación sobre las utilidades de las empresas, sea en siste-
mas universales de impuestos a la renta o sistemas cedulares, la aplicación de
varias criterios, entre ellos el del “Ente Separado”, que determina que la Socie-

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JURISPRUDENCIA

dad o Empresa constituye un Ente o Persona “distinta” e “independiente” de sus


accionistas, dueño o dueños. Se establece así, el tratamiento separado de la
Sociedad Anónima con relación a sus Socios, y se considera el rédito neto como
criterio adecuado para la imposición, independientemente del impuesto sobre
los dividendos, abonado por los accionistas. De esta forma, la Sociedad es con-
siderada como un “Ente separado” para propósitos impositivos, independiente
de los individuos que son sus propietarios, ajustándose sus impuestos en fun-
ción de las características especiales propias. El argumento fundamental para
este punto de vista es que la Sociedad, por su carácter especial, es distinta de sus
propietarios, con una identidad propia. Un argumento más para el tratamiento
por separado es que de esta manera pueden obtenerse mayores ingresos fisca-
les, como función primordial del Estado, en busca de fuentes de financiamiento
para el gasto público. Plasmado este criterio en la Ley N° 125/91, el Artículo 8°
inciso e) (concepto de Renta Neta), admite como gastos deducibles las remune-
raciones asignadas al dueño y su cónyuge, socio, directores, gerentes y personal
superior. De esta forma queda clara, la separación del Ente Económico Genera-
dor de la Renta, de quien o quienes lo constituyen. POR OTRO LADO, ESTE
INCREMENTO TAMPOCO CONSTITUYE APORTE DE CAPITAL, Y POR
ELLO NO SE ENCUADRAN EN LA EXCEPCIÓN DEL NUMERAL 2).
Finalmente, tampoco su incremento patrimonial tendrá origen en una ac-
tividad “no gravada” o “exenta” del IRACIS, porque DICHAS EMPRESAS TIE-
NEN UNA INVERSIÓN EN LA EMPRESA EMISORA, Y ESTA ÚLTIMA SÍ
REALIZA ACTIVIDADES GRAVADAS, POR LO QUE TAMPOCO PUEDEN
ALEGAR LA EXCEPCIÓN MENCIONADA COMO NUMERAL 3).
En este escenario, no es posible concluir de manera diferente de la que ha
hecho la Administración Tributaria, ya que el incremento patrimonial de las
empresas accionistas (CONEMPA S.A., TECNOEDIL S.A., EMPRENDIMIEN-
TOS & CONCESIONES y CANTERA ACARAY S.A.) se encuentra gravado por
el IRACIS, no por la revalorización de los activos de la empresa emisora (TAPE
PORA S.A.E.), sino por el incremento patrimonial resultante de la emisión de
las «nuevas» acciones por la capitalización de sus resultados. Es por lo expuesto,
que sana crítica impone a VV.SS. desestimar la acción incoada y confirmar las
Resoluciones recurridas en todas sus partes”.
Termina solicitando, que previo los trámites de estilo, el Tribunal de Cuen-
tas, Primera Sala, dicte Sentencia, rechazando la presente demanda contencio-
so administrativa con costas.

[ 359 ]
TRIBUNAL DE CUENTAS

Que, a fs. 147 de autos obra el A.I. N° 681 de fecha 31 de julio de 2012, por
el cual se resolvió declarar la competencia del Tribunal para entender en el
presente juicio, y existiendo hechos que probar se recibió la causa a prueba por
todo el término de ley.
Que, por providencia de fecha 18 de noviembre de 2013, obrante a fs. 224
vlto. de autos, se llamó Autos para Sentencia.
Y EL MIEMBRO MAGISTRADO MARTÍN ÁVALOS VALDEZ PROSI-
GUIÓ DICIENDO: Que, la cuestión planteada, es de naturaleza interpretativa,
con la finalidad de resolver el contencioso suscitado respecto la cuestión que
guarda relación con el aumento patrimonial que se produce en el ámbito de las
empresas CONEMPA S.A., TECNOEDIL S.A., EMPRENDIMIENTOS & CON-
CESIONES S.A., CANTERA ACARAY S.A., que poseen participación acciona-
ria en la empresa TAPE PORA S.A; en donde esta última procedió a la capita-
lización de las “Reservas de Revalúo” por Gs. 100.395.678.989, que ha motivado
como contrapartida en las empresas accionistas, la registración del aumento de
la participación accionaria que estas tienen en la empresa TAPE PORA S.A.;
circunstancia que necesariamente percute en el cuadro de “Resultados” de las
empresas accionistas, quedando por determinar, si dichos resultados, se en-
cuentran gravados o no por el IRACIS.
Que, no está en discusión que la capitalización por Revalúo realizado por
TAPE PORA S.A., no se encuentra alcanzado por el IRACIS, en virtud de la
exceptuación expresa establecida por el Art. 7º inc. I) de la Ley 125/92.
Que, como consecuencia del aumento de Capital proveniente de la capita-
lización de las reservas de revalúo, realizada por TAPE PORA S.A., los accionis-
tas de esta, deberán recibir acciones, proporcional a su participación en el capi-
tal social, lo que necesariamente obliga a reconocer en la contabilidad mayor
“Participación accionaria”, que en estricto rigor constituye un aumento de capi-
tal.
En términos estrictamente contables, las empresas accionistas realizarán
el siguiente asiento contable:
En donde la cuenta “PARTICIPACIÓN EN OTRAS EMPRESAS”, es una
cuenta Patrimonial “ACTIVA”, representativa de derechos; y en cambio su con-
trapartida es una cuenta de Resultados de naturaleza acreedora, o sea repre-
sentativa de utilidad; quedando por determinar si esta cuenta revela efectiva-
mente la verificación de una circunstancia prevista como hecho generador del
IRACIS; y por tanto gravado por este impuesto.

[ 360 ]
JURISPRUDENCIA

Que para dilucidar la cuestión, debemos analizar las disposiciones consti-


tucionales en materia tributaria: Art. 44 (PRINCIPIO DE LEGALIDAD
TRIBUTARIA)”Nadie estará obligado al pago de tributos ni a la prestación de
servicios personales que no hayan sido establecidos por la ley. …” y el Art. 179.
“DE LA CREACIÓN DE TRIBUTOS. Todo tributo cualquiera sea su naturaleza
o denominación, será establecido exclusivamente por la ley…”. Al respecto,
corresponde analizar el “thema decidendum” en el marco de la interpretación
tributaria consagrado en el Artículo 248 de la Ley Nº 125/92: “Interpretación
analógica. …, en caso de duda se estará a la interpretación más favorable al
contribuyente.”. Este método de interpretación se basa en el Principio “IN DU-
BIO CONTRA FISCUM” O “IN DUBIO PRO CONTRIBUYENTE” del que exis-
te cierto consenso doctrinario y jurisprudencial en considerarlo originado en
una cita de Modestino: “non puto delinquere eum qui in dubis quaestionibus
contra fiscum facile responderit” (Libro 10, De jure fisci, XLIX, 14) que significa:
“No puedo apreciar que delinca aquel que, en caso de duda, adopta una interpre-
tación que sea favorable al contribuyente. Las interpretaciones originadas en
ese párrafo entendían ya que en caso de duda en cuanto al alcance e interpre-
tación de las normas tributarias debía de decidirse en contra del Fisco. En tal
sentido, el Fisco debe aportar la prueba cierta de sus derechos y el no hacerlo lo
perjudica. Además es el autor y redactor de las leyes tributarias, y si no son
claras ello no puede afectar al contribuyente. En cuanto a la carga de la prueba:
para poder cobrar un impuesto el Fisco debe demostrar la existencia del hecho
imponible o hecho generador que en el caso de marras no se da en el IRACIS,
pudiendo estar alcanzado o gravado en un Impuesto al Capital o en un Impuesto
al Patrimonio que si grava la capitalización, y éstos no se hallan previstos en
nuestra legislación tributaria.
Que, resulta innegable que los accionistas de TAPE PORA S.A., han modi-
ficado su patrimonio con la incorporación de nuevas acciones; y que esto supuso
un crecimiento o aumento patrimonial, que se subsume al concepto de Renta
Bruta previsto en el Art. 7º inciso i); que por otro lado también se debe destacar
que el Art. 2º inciso g) de la Ley 125/92, modificada por la Ley 2421/04, grava “los
dividendos y utilidades que se obtengan en carácter de accionistas o de socios de
entidades que realicen actividades comprendidas en el IRACIS, …..”; donde de
la contrastación de estas normas podemos inferir que las empresas con partici-
pación accionaria en la empresa TAPE PORA S.A., estarían pagando impuesto

[ 361 ]
TRIBUNAL DE CUENTAS

a la renta por: a) por la recepción de las acciones que les hace entrega TAPE
PORA S.A. (aumento patrimonial) ; b) por los dividendos que generan esas
acciones (utilidades por participación en otras empresas).
Que los peritos designados han sido categóricos respecto al origen de estas
acciones, ya que las mismas provienen de los revaluos en la empresa TAPE
PORA S.A.E. resultado del ajuste anual por el IPC, por lo que en definitiva el
incremento patrimonial resulta en apenas en un ajuste contable por inflación,
a fin de mantener de manera constante el valor de las inversiones realizadas en
el rubro participación en otras empresas. En otras palabras, si en la empresa
principal el revalúo y la capitalización es ajuste por inflación, la misma suerte
corre dicho ajuste en las empresas accionistas, por lo que no estamos en presen-
cia de verdadero incremento patrimonial, por lo que ello no es revelador de un
hecho imponible alcanzado por el IRACIS.
Que, este hecho constituye un sacrifico económico desmedido en contra del
contribuyente, circunstancia que se desapega de los principios y normas de la
imposición, específicamente respecto de la prohibición constitucional de la do-
ble imposición respecto del mismo hecho generador, previsto en el Art. 180 de la
C.N.
Por otro lado, y en concordancia con el Art. 247º de la Ley 125/92, al presente
caso se le debe atribuir una significación acorde a los hechos; y los hechos de-
muestran que si bien TAPE PORA S.A., ha capitalizado las reservas de revalúo,
y por ello, ha entregado a sus accionistas las acciones que representan la porción
aumentada, en definitiva, este hecho no es de trascendencia tributaria, ya que
la verdadera riqueza se generará a partir del momento en que estas acciones se
constituyan en vehículos generadores de nuevas riquezas, la cual se verificará
cuando perciban los dividendos como consecuencia de la participación acciona-
ria, naciendo en este momento la obligación de imponer o gravar con el IRACIS
en los términos del Art. 2º inciso g).
Por lo dicho soy de la opinión, de gravar los dividendos que se perciban y que
cumplan con los requisitos establecidos en el Art. 2º inciso g), en concordancia
con el Art. 14º, de la Ley 125/92, modificado por la Ley 2421/04; y no gravar el
simple aumento patrimonial a los efectos de evitar la doble imposición, expre-
samente rechazada por la Constitución Nacional que en su Artículo 180 estable-
ce: “DE LA DOBLE IMPOSICIÓN: No podrá ser objeto de doble imposición el
mismo hecho generador de la obligación Tributaria. …” .

[ 362 ]
JURISPRUDENCIA

Por los argumentos expuestos, mi voto es por la procedencia de la presente


acción, y en consecuencia por la revocación del acto, y por tratarse de una acti-
vidad interpretativa compleja, imponer las costas en el orden causado en virtud
a los Arts. 193 y 195 del C.P.C. ES MI VOTO.
A SU TURNO LOS MIEMBROS MAGISTRADOS RODRIGO A. ESCO-
BAR Y AMADO VERON DUARTE DIJERON: Que se adhieren al voto del
miembro preopinante por sus mismos fundamentos.
Con lo que se dio por terminado el acto previa lectura y ratificación del
mismo firman los Excmos. Miembros del Tribunal de Cuentas Primera Sala,
por ante mí, el Secretario Autorizante, quedando acordada la Sentencia que
inmediatamente sigue:
VISTO: El mérito que ofrece el Acuerdo y Sentencia y sus fundamentos,
EL TRIBUNAL DE CUENTAS, PRIMERA SALA,
RESUELVE
1. HACER LUGAR, a la presente demanda contencioso administrativa
instaurada en estos autos por el abogado DIEGO ZAVALA SERRATI en nombre
y representación de las siguientes empresas (a): TAPE PORA S.A.E., (b) CO-
NEMPA S.A, (c) TECNOEDIL S.A., (d) EMPRENDIMIENTOS & CONCESIO-
NES S.A. , (e) CANTERA ACARAY S.A contra las RESOLUCIONES DEL 20
DE DICIEMBRE DE 2001 Y RESOLUCIONES FICTAS DICTADAS POR LA
SUBSECRETARÍA DE ESTADO DE TRIBUTACIÓN.
2. REVOCAR, los citados actos administrativos, de conformidad y de acuer-
do con los fundamentos expresados en el exordio de la presente Resolución.
3. IMPONER, las costas en el orden causado en virtud a lo dispuesto en los
Arts. 193 y 195 del C.P.C.
4. ANOTAR, registrar, notificar y remitir copia a la Excma. Corte Suprema
de Justicia.
Magistrados: Amado Verón Duarte, Martín Ávalos, Rodrigo Escobar.
Actuario: Miguel Colmán (Actuario Judicial).

[ 363 ]
[ 364 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN DEL TRABAJO

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 134

Cuestión debatida: Se estudia en autos la procedencia de una demanda


laboral promovida por despido injustificado en forma conjunta contra personas
físicas y una entidad jurídica.
RESPONSABILIDAD. Responsabilidad Solidaria
La constitución de la sociedad, es apenas una formalización de las activida-
des que venían desarrollando sus directivos, primeramente como personas ju-
rídicas, luego bajo el nombre de fantasía. Es más, siempre la actividad de los
mismos fue la atención bucodental, ubicada la firma en la misma dirección. Por
esta circunstancia es procedente la solicitud del apelante de hacer extensiva la
responsabilidad por la terminación de la relación laboral a las personas físicas
demandadas, así como a la persona jurídica.
TApel. Lab. 11/12/12 “PASTOR DANIEL AREVALOS C/ LABORATORIO
DE ALTA ESTETICA DENTAL S.R.L. S/ REINTEGRO Y COBRO DE GUARA-
NIES”. (Ac. y Sent. Nº 134)
Previo estudio de los antecedentes, el Tribunal resolvió plantear la siguien-
te,
CUESTIÓN:
Están ajustadas a derecho las resoluciones apeladas?
Conforme al sorteo de ley, dio como resultado el siguiente orden, CONCEP-
CIÓN SÁNCHEZ, MIRYAM PEÑA y ALMA MÉNDEZ DE BUONGERMINI.
A SU TURNO LA CONJUEZ CONCEPCIÓN SÁNCHEZ, DIJO: Por la
resolución apelada, la Juez resolvió: “… NO HACER LUGAR, a la demanda
promovida por el Ar. PASTOR DANIEL ARÉVALOS, contra SIXTO ARÉVA-
LOS JARA, BRAULIO ARÉVALOS JARA y CLARA MARILÍN GÓMEZ, de

[ 365 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN DEL TRABAJO

conformidad con los fundamentos expuestos en el considerando de la presente


resolución; NO HACER LUGAR, a la demanda promovida por el Sr. PASTOR
DANIEL ARÉVALOS, contra LABORATORIO DENTAL ARÉVALOS de con-
formidad con los fundamentos expuestos en el considerando de la presente
resolución; NO HACER LUGAR, a la demanda promovida por el Sr. PASTOR
DANIEL ARÉVALOS, por reposición en el empleo; de conformidad con los fun-
damentos expuestos en el considerando de la presente resolución; HACER
LUGAR, a la demanda promovida por el Sr. PASTOR DANIEL ARÉVALOS,
contra la firma LABORATORIO DE ALTA ESTÉTICA DENTAL S.R.L., por
cobro de guaraníes en diversos conceptos y en consecuencia condenar a la mis-
ma a que en el perentorio término de 48 hs. de quedar ejecutoriada la presente
sentencia abone al actor la suma global de Guaraníes 16.364.423, de acuerdo
con la liquidación practicada y los fundamentos expuestos en el considerando de
la presente resolución; COSTAS, en el orden causado; ANOTAR,…”.
Esta resolución fue apelada por el abogado Andrés López Godoy, represen-
tante convencional del actor quien en oportunidad de fundamentar el recurso
interpuesto arguyó: “…Que su representado PASTOR DANIEL ARÉVALOS
demandó a BRAULIO ARÉVALOS JARA; SIXTO ARÉVALOS JARA; MARI-
LYN DE ARÉVALOS; LABORATORIO ARÉVALOS HNOS. y LABORATORIO
DE ALTA ESTÉTICA DENTAL S.R.L.. contestaron la demanda todas las per-
sonas físicas nombradas precedentemente quienes reconocieron antigüedad,
tareas y salario del actor pero cuestionaron la forma de terminación de la rela-
ción laboral ya que alegaron que el Sr. PASTOR DANIEL ARÉVALOS fue des-
pedido con justa causa. Aclara igualmente al Tribunal que la empresa denomi-
nada ARÉVALOS HNOS. era apenas un nombre de fantasía por lo que mal
podría presentarse a contestar la demanda, tampoco lo hizo la otra codemanda-
da ALTA ESTÉTICA DENTAL S.R.L. empresa esta que en forma totalmente
extemporánea se presentó acompañando la escritura pública agregada a fs.159
y sgtes. que relacionada la constitución de la referida sociedad. El juzgado por
providencia de fecha 03/11/2010 de fs. rechazó por extemporánea la agregación
de la referida instrumental. Sigue diciendo que los codemandados personas
físicas y también la S.R.L. no produjeron ni una sola prueba en prueba de sus
pretensiones y habiendo reconocido como lo tiene dicho la antigüedad, tarea y
salario del actor mal podría el Juzgado excluirlo y relevarlo de toda responsabi-
lidad con respecto a sus obligaciones laborales para con su representado. Sor-

[ 366 ]
JURISPRUDENCIA

prendentemente el Juzgado concluyó rechazando la demanda promovida contra


las personas físicas citadas y solo condenó a la empresa o la persona jurídica
ALTA ESTÉTICA DENTAL S.R.L. en base a la escritura pública cuya agrega-
ción había rechazado por extemporáneo. Basado en esta instrumental concluyó
que habiéndose esta constituido en el año 2008 mal podría el actor haber traba-
jado desde el año 1995 como afirmó en su demanda; consecuentemente rechazó
la reposición solicitada y condenó al pago de indemnizaciones conforme a la
antigüedad de 1año y 7 meses. Reitera al Tribunal el error incurrido por la
Juzgadora al obviar el expreso reconocimiento realizado por las personas físicas
respecto a la antigüedad, salario y tareas de su representado. Hace notar al
Tribunal que los codemandados personas físicas citadas y la persona jurídica
condenada finalmente son todos hermanos y cuñados, vale decir es una empresa
familiar ya que ARÉVALOS HNOS. posteriormente se convirtió LABORATO-
RIO DE ALTA ESTÉTICA DENTAL S.R.L. en el año 2008, pero la relación
laboral de su representado se inició en el año 1995. Este extremo quedó demos-
trado por propio reconocimiento de las personas físicas nombradas más antes
por lo que corresponde y así lo solicita el Tribunal la revocatoria de la sentencia
apelada haciendo extensiva la condena a las personas físicas nombradas, ha-
ciendo lugar a la Reposición de su representado, teniendo en cuenta que el mismo
cuenta con estabilidad adquirida por los años de servicio a favor de los codeman-
dados y en el caso de que los codemandados se nieguen a la reposición, salarios
caídos y demás beneficios legales los demandados deberán abonar al trabajador
además de los salarios caídos la indemnización por despido conforme a su sala-
rio y antigüedad demostrado en estos autos. Teniendo en cuenta que los code-
mandados no demostraron las causales de despido alegadas en la contestación,
con expresa imposición de costas a la perdidosa. En este sentido forma parte de
su agravio las costas impuestas en el orden causado en primera instancia que
solicita igualmente sean impuestas a la perdidosa”.
Los demandados consintieron la decisión de la a-quo, al no haber planteado
recurso alguno contra la referida sentencia. Tampoco se presentaron a contes-
tar los agravios expuestos por la parte actora, según constancia de f.237 de la
Actuaria, por lo que corresponde dar por decaído el derecho que tenían para
hacerlo.
De lo trascripto se colige que el apelante centra sus agravios en: 1. La
exclusión de los codemandados señores Braulio Arévalos Jara, Sixto Arévalos

[ 367 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN DEL TRABAJO

Jara, Marilin de Arévalos como responsables de las consecuencias de la relación


laboral con su representado el señor Pastor Daniel Arévalos. 2. La condena
únicamente a la persona jurídica ALTA ESTÉTICA DENTAL SRL, fundada en
la escritura pública de constitución de la sociedad, agregada en forma totalmen-
te extemporánea, en perjuicio directo de los derechos de su representado.
Analizadas las constancias de autos, es importante señalar, que el señor
PASTOR DANIEL ARÉVALOS demandó a las personas físicas BRAULIO
AREVALOS JARA, SIXTO ARÉVALOS JARA y MARILÍN DE ARÉVALOS, al
LABORAQTORIO DENTAL ARÉVALOS HNOS., así como a la empresa LA-
BORATORIO DE ALTA ESTÉTICA DENTAL SRL, afirmando haber trabajado
con los nombrados por más de 14 años, por lo mismo amparado por la estabili-
dad especial, solicitando su reintegro en el empleo con el pago de salarios caídos
y en caso de oposición de los demandados, el pago de la doble indemnización
conforme a su antigüedad.
La demanda fue contestada por los codemandados Braulio Arévalos Jara,
Sixto Arévalos Jara y Marilín Gómez de Arévalos, quienes reconocieron la an-
tigüedad del actor, el monto del salario y las tareas desempeñadas por el mismo,
controvirtiendo únicamente la forma de terminación de la relación laboral, que
dijeron fue por despido justificado, como consecuencia de las reiteradas ausen-
cias del trabajador a sus tareas, sin permiso del empleador (art.81 p) del CT).
Desde el momento en que los demandados, reconocieron que el actor conta-
ba con la antigüedad alegada, el mismo se halla amparado con la garantía de la
estabilidad en el empleo, de conformidad a lo dispuesto por el art.94 CT. En
estas condiciones, para proceder a la terminación de la relación laboral, necesa-
riamente debieron ajustar su proceder a lo dispuesto por el art.95 del CT que
reza: “El trabajador que hubiese adquirido estabilidad y a quien se imputasen
los hechos previstos en la Ley, como causales de despido, quedará suspendido en
el empleo durante la sustanciación del juicio, y solo podrá ser despedido después
de comprobarse la imputación ante el juez del Trabajo”.
Este solo incumplimiento justifica dar por acreditado el despido injustifica-
do alegado por el trabajador. Pero además hay que señalar que los citados
codemandados no plantearon demanda reconvencional, simplemente decidie-
ron el despido del actor a quien atribuyeron la justa causa de despido, prevista
en el art. 81 p) del CT causal ésta que no fue probada, ya que ni siquiera com-
parecieron a la audiencia de discusión de la causa y recepción de pruebas, según
se desprende del acta de f.130 y A.I. Nº 394/2010 (f.132).

[ 368 ]
JURISPRUDENCIA

Por lo demás, las instrumentales acompañadas por los demandados, con


las que pretendieron demostrar la justa causa atribuida al actor, fueron presen-
tadas en forma totalmente extemporánea, en consecuencia fueron correcta-
mente rechazadas por la juez, por providencia de fecha 03 de noviembre de 2010
de f.181 vlto.
Tampoco tiene relevancia alguna la escritura pública de constitución de la
firma ALTA ESTETICA DENTRAL SRL, cuya agregación fue igualmente des-
estimada por la referida providencia, por su presentación totalmente extempo-
ránea. Por esto, llama la atención que la juzgadora haya reconocido la antigüe-
dad del actor recién a partir de la constitución de la sociedad. Y peor aún, cuando
de la lectura de esta escritura, es posible colegir que sus directivos son las
mismas personas, para quienes el actor laboró por varios años, extremo admi-
tido al contestar la demanda. La constitución de la sociedad, es apenas una
formalización de las actividades que venían desarrollando sus directivos, pri-
meramente como personas físicas, luego bajo el nombre de fantasía de LABO-
RATORIO DENTAL ARÉVALOS HNOS., y finalmente como LABORATORIO
DE ALTA ESTÉTICA DENTAL SRL. Es más, siempre la actividad de los mis-
mos fue la atención bucodental, ubicada la firma en la misma dirección, Eligio
Ayala Nº 1180. Por esta circunstancia es procedente la solicitud del apelante de
hacer extensiva la responsabilidad por la terminación de la relación laboral a
las personas físicas, señores BRAULIO ARÉVALOS JARA, SIXTO ARÉVALOS
JARA, MARILÍN DE ARÉVALOS, así como a la persona jurídica LABORATO-
RIO DE ALTA ESTÉTICA DENTAL SRL.
En conclusión, corresponde tener por probada la antigüedad alegada por el
actor, admitir el despido injustificado, ordenar su reintegro al empleo, con el
pago de salarios caídos y demás beneficios legales, desde la fecha de la termina-
ción del vínculo laboral con sus citados empleadores, hasta su efectivo reintegro,
cuya liquidación deberá practicarse por Secretaría (art.337 C.P.T.). Conforme a
lo señalado corresponde condenar en forma solidaria a los codemandados seño-
res BRAULIO ARÉVALOS JARA, SIXTO ARÉVALOS JARA, MARILIN GO-
MEZ DE ARÉVALOS, juntamente con la persona jurídica LABORATORIO DE
ALTA ESTETICA DENTAL SRL. Costas, a la perdidosa. Es mi voto.
A SU TURNO LA CONJUEZ MIRYAM PEÑA, DIJO: En este juicio Pastor
Daniel Arévalos promueve la demanda contra varias personas: la firma “Labo-

[ 369 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN DEL TRABAJO

ratorio de Alta Estética Dental S.R.L.”, Sixto Arévalos Jara, Braulio Arévalos
Jara y Marilyn de Arévalos, reclamando su reincorporación al empleo de acuer-
do con la antigüedad alegada (14 años, 9 meses). La sentencia desestima la
demanda respecto a las personas físicas nombradas y condena a la sociedad al
pago de las indemnizaciones por despido desestimando la solicitud de reintegro
del actor, porque la A-quo computó su antigüedad desde la fecha de la constitu-
ción de la sociedad (22.02.08), y de ese modo la determinó en 1 año y 7 meses.
Esto motiva la apelación del actor que en la expresión de agravios por medio de
su abogado, Andrés López Godoy, solicita que se haga extensiva la condena a las
personas físicas y que haga lugar a la reposición del actor en su empleo. De los
argumentos del apelante se desprende que son dos las cuestiones que deben ser
dilucidadas por este Tribunal: Uno, si quién fue el empleador del actor y dos, la
antigüedad del mismo.
En cuanto a la determinación del empleador, el actor explica que la deman-
da se promueve contra las nombradas personas físicas porque “…se conducen
como patrones particulares en algunos casos, y en otras como representantes de
la firma, dando órdenes e instrucciones de trabajo, pagan los sueldos, fiscalizan
el trabajo…confundiendo de esa manera al actor….para determinar con exac-
titud al verdadero patrón…” (f. 11). En primer lugar, no está demostrado en
autos que las personas físicas actuaron como patrones particulares y en todo
caso los comportamientos de dichas personas respecto de la relación laboral del
actor son los propios de las personas físicas que se encuentran al frente de una
sociedad, ya sea como miembros del directorio de la empresa, gerentes o admi-
nistradores, no debiendo confundirse con éstos la persona jurídica en cuya re-
presentación actúan (Art. 94 C.C.). Por otra parte, es cierto que las tres perso-
nas físicas contestaron conjuntamente la demanda admitiendo la relación labo-
ral y la antigüedad del actor, pero no precisamente con ellos en forma personal
sino con la empresa, pues dijeron que lo cierto y concreto es que el actor trabajó
“…en la empresa mencionada…”, que es cierto que prestaba servicios “…dentro
de la empresa a nuestro cargo, desde enero del año 1995, hasta 6 de setiembre
del año 2009…”. Además presentaron con la contestación las Planillas de entra-
da y salida de personal, todas pertenecientes a la firma “Laboratorio de Alta
Estética Dental” correspondientes al año 2009, en los que figura el nombre del
actor (25/93). En definitiva no hay dudas que el actor trabajó en la empresa de
las nombradas personas físicas, y si bien nada dijeron respecto de la conforma-

[ 370 ]
JURISPRUDENCIA

ción jurídica de la misma, es el propio apelante quien en sus agravios afirma que
se trata de una empresa familiar que posteriormente se convirtió en Laborato-
rio de Alta Estética Dental S.R.L. en el año 2008 (f. 236), aceptando de esa
manera que en los últimos tiempos de la relación laboral del actor, la empleado-
ra era la citada persona jurídica, en lo que evidentemente se convirtió la empre-
sa personal de los demás demandados, dándose con ello la sustitución del em-
pleador, que en nada puede afectar el contrato laboral del actor (Art. 28 C.T.),
iniciado con las personas físicas mencionadas en enero de 1995, según la propia
manifestación de los anteriores empleadores, entonces, al tiempo de su desvin-
culación (06.01.09), contaba con 14 años, 9 meses de antigüedad. Corresponde,
pues, que se admita la pretensión del actor de ser reintegrado en su empleo, de
acuerdo con su calidad de trabajador estable, debiendo sustituirse en ese senti-
do la condena de pago de indemnizaciones por despido injustificado.
En cuanto a la otra pretensión del apelante de que la condena incluya a las
personas físicas demandadas considero que no debe prosperar. No hay lugar a
la solidaridad establecida en el Art. 28 del C.T., ya que la sustitución del emplea-
dor se realizó en el año 2008, según la propia manifestación del apelante y el
despido ocurrió en setiembre de 2009, o sea, dentro del periodo de la responsa-
bilidad plena de la empleadora sustituyente, “Laboratorio de Alta Estética Dental
S.R.L.”. Tampoco es aplicable la responsabilidad solidaria de los directivos de la
sociedad prevista en el Art. 1111 del C.C., ya que de las constancias de autos no
surgen las circunstancias establecidas en dicha disposición legal ni ninguna
otra que pueda comprometer personalmente a los socios de la sociedad como
para desconocer la personalidad de la sociedad empleadora. Por todo ello, esti-
mo que no corresponde incluir en la condena a las personas físicas.
En conclusión, propongo: 1) la confirmación de la sentencias en los puntos
que desestima la demanda en relación a las personas físicas demandadas; 2) la
admisión de la demanda contra la firma “Laboratorio de Alta Estética Dental
S.R.L.”, disponiendo el reintegro del actor en su empleo con el pago de los sala-
rios caídos y las demás remuneraciones correspondientes durante la substan-
ciación del juicio, de conformidad con los Arts. 94, 96 del C.T.. La liquidación
respectiva debe hacerse sobre el salario afirmado por el actor, Gs. 2.300.000
mensual, que es el establecido en la sentencia que fue consentida por la firma
condenada. ES MI VOTO.
A SU TURNO LA CONJUEZ ALMA MÉNDEZ DE BUONGERMINI, DIJO:
Que adhiere al voto de la colega MIRYAM PEÑA, por sus mismos fundamentos.

[ 371 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN DEL TRABAJO

Con lo que se dio por terminado el acto firmando los Señores miembros todo
por ante mí que certifico, quedando acordada la sentencia que sigue a continua-
ción:
VISTO; los méritos que ofrece el acuerdo en mayoría, el Tribunal de Apela-
ción del Trabajo Segunda Sala;
RESUELVE:
1) CONFIRMAR, las sentencias apeladas en los puntos que desestima la
demanda en relación a las personas físicas demandadas.
2) ADMITIR, la demanda promovida por el señor PASTOR DANIEL ARÉ-
VALOS contra la firma “Laboratorio de Alta Estética Dental S.R.L.” y en conse-
cuencia, disponer que la demandada reintegre al mismo en su empleo en el
plazo de 48 horas de quedar firme y ejecutoriada la presente resolución, con el
pago de los salarios caídos y las demás remuneraciones correspondientes du-
rante la substanciación del juicio, de conformidad con los Arts. 94, 96 del C.T..
La liquidación respectiva se practicará por Secretaría y sobre el salario afirma-
do por el actor, G.2.300.000 mensual, desde la fecha de su despido hasta su
efectivo reintegro.
3) IMPONER las costas, en ambas instancias, a la perdidosa.
4) ANOTAR, registrar y remitir copia a la Excma. Corte Suprema de Jus-
ticia.
FDO: MIEMBROS, MIRYAM PEÑA, CONCEPCIÓN SÁNCHEZ Y ALMA
MENDEZ DE BUONGERMINI.
Ante mí: Abog. María de la Cruz Rodríguez. Actuaria Judicial.

***

ACUERDO Y SENTENCIA Nº 137

Cuestión Debatida: Se estudia en autos la procedencia de establecer la


responsabilidad solidaria de los gerentes de una Sociedad.
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL. Exoneración de la Respon-
sabilidad.
En primer término debe recordarse que las sociedades son personas jurídi-
cas (Art. 91 C.C., incs. i), j) y como tales son sujetos distintos de sus miembros

[ 372 ]
JURISPRUDENCIA

y sus patrimonios son independientes, y consecuentemente, éstos no responden


individual ni colectivamente de las obligaciones de la entidad, salvo las excep-
ciones establecidas en el Código Civil. Entre esas excepciones se encuentra la
disposición del Art. 1111 del Código Civil.
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL. Exoneración de la Respon-
sabilidad.
Regularmente los gerentes no son responsables personalmente de los actos
que realizan en representación de la sociedad, salvo los supuestos previstos en
la disposición legal transcripta, los que naturalmente deben ser acreditados por
quien afirma la irregularidad de la conducta del gerente.
TApel.Lab. 17/12/13 “FRANCISCO J. MENDIETA C/ CASA GUARANÍ
S.R.L. Y OTROS S/ COBRO DE GUARANÍES”. (Ac. y Sent. Nº 137)
Previo estudio de los antecedentes, el Tribunal resolvió plantear la siguien-
te,
CUESTIÓN:
¿Está ajustada a derecho la resolución apelada?
Conforme al sorteo de ley, dio como resultado el siguiente orden, MIRYAM
PEÑA, CONCEPCIÓN SÁNCHEZ y ALMA MÉNDEZ DE BUONGERMINI.
A SU TURNO LA MAGISTRADA MIRYAM PEÑA, DIJO: La sentencia
apelada resolvió: “…HACER LUGAR, a la Excepción de Falta de Acción opues-
ta por los señores SIXTO RAMÓN CARDOZO GONZÁLEZ, CELIANO CAR-
DOZO y LUISA JORGELINA MARTÍNEZ VIUDA DE FERNÁNDEZ PRO-
PIETARIA DE LA FIRMA “EFECTIVO GUARANÍ”, por las consideraciones
expuestas en la presente resolución; HACER EFECTIVO, el apercibimiento
establecido en el artículo 114 y 115 del C.P.T. y en consecuencia tener por ciertas
las afirmaciones del actor en cuanto a la existencia de la relación laboral, el
salario y el despido injustificado entre el actor y Casa Guaraní S.R.L., de confor-
midad con los fundamentos expuestos en el considerando que antecede; HA-
CER EFECTIVO, el apercibimiento dispuesto en el Art. 146 y 153 del C.P.T. y
en consecuencia TENER POR CONFESO en sentido afirmativo al Represen-
tante de la empresa Casa Guaraní S.R.L. (fs. 77), a tenor del pliego de posiciones
obrante a fs. 76 de autos, al señor Celiano Cardozo. (fs. 79), a tenor del pliego de
posiciones obrante a fs. 78 de autos y al señor Sixto Ramón Cardozo González
(fs. 81), a tenor del pliego de posiciones obrante a fs. 80 de autos; HACER
EFECTIVO, el apercibimiento dispuesto en el art. 158 del C.P.T. y en conse-

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TRIBUNAL DE APELACIÓN DEL TRABAJO

cuencia tener por reconocidas las firmas estampadas en los documentos obran-
tes a fs. 8 y 9 de autos que se atribuye al señor Celiano Cardozo; HACER
LUGAR, a la demanda promovida por el señor FRNCISCO JAVIER MENDIE-
TA MACIEL contra la empresa CASA GUARANÍ S.R.L. y en consecuencia:
condenar al mismo, a que en el perentorio término de 48 horas de quedar ejecu-
toriada la presente sentencia, pague al actor la suma de CUARENTA Y OCHO
MILLONES QUINIENTOS CUARENTA Y NUEVE MIL VEINTE Y SEIS
GUARANIES (Gs.48.549.026), conforme a la liquidación practicada y los fun-
damentos expuestos en el considerando de la presente sentencia; COSTAS, a
cargo de la perdidosa; ANOTAR,…”.
Esta resolución fue apelada únicamente por el abogado del actor señor
FRANCISCO MENDIETA, quien expuso sus agravios oralmente en la audien-
cia señalada por este Tribunal a tal efecto, oportunidad en la que dijo: “La
sentencia apelada le agravia específicamente en su primer apartado, que admite
la falta de acción opuesta por Celiano Cardozo, pues a f.27 reconoce ser socio
gerente de la empresa CASA GUARANÍ S.R.L.. Es por ello que el A-quo, al dictar
resolución, tuvo que condenar a esta persona en forma solidaria e ilimitadamen-
te, conjuntamente con la condena impuesta a CASA GUARANÍ S.R.L., en razón
de lo que estatuye el Cód. Civil en el Art. 1111, en concordancia con el Art.1174
del mismo cuerpo legal, los que claramente establecen la responsabilidad solida-
ria e ilimitada de los gerentes de la sociedad cuando éstos causen un daño a
terceros, en este caso, el trabajador. Y como lo he manifestado, a f.27 el Sr. Celiano
Cardozo admitió ser socio de la S.R.L. demanda. Asimismo solicito que a tiempo
del cumplimiento de sentencia, de identificarse otro socio gerentes de la S.R.L.
referida, que ejercían el cargo al producirse el despido de mi mandante, deberán
también responder en forma solidaria e ilimitadamente por la suma condenada
en autos. También invoca en favor de su posición el Ac. y Sent. N° 149 del 26/08/
11, dictado por este Tribunal, cuya copia simple acompaña. Por todo ello, solicita
la modificación de la sentencia apelada en el sentido expresado, con costas”. (f.
114).
Según informe de la Actuaria de f.115 la demandada y condenada CASA
GUARANÍ SRL, no contestó estos agravios, por lo que este Tribunal, luego de
agotar el procedimiento, llamó autos para sentencia por providencia de fecha 29
de octubre del año en curso.
Debe señalarse que en este juicio el trabajador Francisco J. Mendieta de-
manda en forma conjunta y confusa a varias personas (Casa Guaraní SRL, la

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JURISPRUDENCIA

empresa Efectivo Guaraní S.R.L, Celiano Cardozo y Sixto R. Cardozo) sin expli-
car las razones por la que demanda a cada uno de ellos. La sentencia admite la
demanda solo respecto de Casa Guaraní SRL y libera a los demás demandados
haciendo lugar a la excepción de falta de acción deducida por los mismos.
La parte actora apela la sentencia siendo el único punto de su queja la
exclusión de la condena del codemandado Celiano Cardozo. Sostiene que esta
persona debió ser condenada en forma solidaria conjuntamente con la firma
Casa Guaraní SRL por ser socio gerente de la misma, invocando como funda-
mento legal el Art.1111 con el 1174 del Código Civil, de los que se desprende que
los gerentes de una sociedad de responsabilidad limitada son responsables en
forma solidaria e ilimitada cuando causen un daño a terceros, en este caso, el
trabajador, alega.
En primer término debe recordarse que las sociedades son personas jurídi-
cas (Art.91 C.C., incs. i), j) y como tales son sujetos distintos de sus miembros y
sus patrimonios son independientes, y consecuentemente, éstos no responden
individual ni colectivamente de las obligaciones de la entidad, salvo las excep-
ciones establecidas en el Código Civil (Art.94 C.C.). Entre esas excepciones se
encuentra la disposición del Art.1111 del C.C., que dice: “Los directores respon-
den ilimitada y solidariamente ante la sociedad, los accionistas y los terceros por
la inejecución o mal desempeño del mandato, así como por violación de la ley o
de los estatutos, y cualquier otro perjuicio ocasionado por dolo, abuso de facul-
tades o culpa grave” (lo subrayado es mío).
De acuerdo con las disposiciones legales citadas, regularmente los gerentes
no son responsables personalmente de los actos que realizan en representación
de la sociedad, salvo los supuestos previstos en la disposición legal arriba tras-
cripta, los que naturalmente deben ser acreditados por quien afirma la irregu-
laridad de la conducta del gerente.
En la especie, es un hecho reconocido y acreditado que el codemandado
Celiano Cardozo es socio gerente de la firma Casa Guaraní SRL., sin embargo
ni siquiera se alegó en la demanda, mucho menos está demostrada en autos
conducta irregular alguna del mismo que pueda ajustarse a las previstas en el
Art.1111 del C.C., razón por la cual no es aplicable en el caso del gerente Celiano
Cardozo la responsabilidad solidaria establecida en dicha disposición legal, por
todo lo cual es manifiestamente infundada la pretensión del apelante.
Cabe acotar que el Ac. y S. 149/11, dictada por este Tribunal, invocada por
el apelante como antecedente en apoyo de su posición, fundado en los Arts.372

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TRIBUNAL DE APELACIÓN DEL TRABAJO

y 1111 del C.C., condenó a los gerentes de la sociedad demandada a responder


solidariamente de la condena dictada, en razón de se ha constatado clara y
palmariamente que los mismos han infringido la ley y cometido otros actos que
hacían sospechosamente dolosa sus conductas, que por lo menos constituían
abuso del derecho (o culpa grave). Circunstancias éstas que manifiestamente no
se dan en el caso de autos.
Por todo lo anterior, resulta totalmente infundada la presente apelación,
por consiguiente corresponde, a mi juicio, la confirmación, con costas de la sen-
tencia recurrida. Es mi voto.
A SU TURNO, LAS MAGISTRADAS CONCEPCIÓN SÁNCHEZ Y ALMA
MÉNDEZ DE BUONGERMINI, DIJERON: Que adhieren al voto de la colega
MIRYAM PEÑA por sus mismos fundamentos.
Con lo que se dio por terminado el acto, firman el acta las Señoras miem-
bros todo por ante mí que certifico, quedando acordada la sentencia que sigue a
continuación:
VISTO; los méritos que ofrece el acuerdo precedente, el Tribunal de Apela-
ción del Trabajo Segunda Sala;
RESUELVE:
1) CONFIRMAR, con costas la sentencia apelada.
2) ANOTAR, registrar y remitir copia a la Excma. Corte Suprema de Jus-
ticia.
MAGISTRADOS: MIRYAM PEÑA, CONCEPCIÓN SÁNCHEZ Y ALMA
MÉNDEZ DE BUONGERMINI.
Ante mí: Abog. María de la Cruz Rodríguez, Actuaria Judicial.

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