Gaceta Judicial 4 2014
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Gaceta Judicial 4 2014
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GACETA JUDICIAL
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
GACETA JUDICIAL
Director
Raúl Torres Kirmser
Ministro
INTERCONTINENTAL
E D I T O R A
Asunción, Paraguay
[ 5 ]
© Corte Suprema de Justicia – Instituto de Investigaciones Jurídicas.
Gaceta Judicial
Calle Alonso y Testanova, Asunción, Paraguay
Queda prohibida cualquier forma de reproducción, traansmisión o archivo en sistemas
recuperables, sea para uso privado o público por medios mecánicos, electrónicos,
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mación total o parcial del presente ejemplar, con o sin finalidad de lucro, sin autoriza-
ción expresa por escrito.
GACETA JUDICIAL Nº 4
Corte Suprema de Justicia; Instituto de Investigaciones Jurídicas.
GACETA JUDICIAL. Asunción, Paraguay.
Primera edición 2014: 1.000 ejemplares
EQUIPO DE ELABORACIÓN-(I.I.J.)
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ABG. ROCÍO FLEITAS, INVESTIGADORA
ABG. NATALIA MARÍA MUÑOZ CARMAN, INVESTIGADORA
ABG. PATRICIA VALENTINA VERÓN MONTIEL, INVESTIGADORA
PAULA MÉNDEZ, ASISTENTE
CHRISTIAN FORTE, AUXILIAR
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Fax: (595-21) 448 721
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ISBN: 978-99967-37-64-0
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CONTENIDO
1. INDICES
– Indice Temático .......................................................................... 11
– Indice por Tribunales ................................................................. 15
2. DOCTRINA
Sociedad de un solo socio, por Juan Bautista Fiorio Giménez ... 19
3. JURISPRUDENCIA
[ 7 ]
CONTENIDO
[ 8 ]
CONTENIDO
[ 9 ]
CONTENIDO
TRIBUNAL DE CUENTAS.
RENTA DE ACTIVIDADES COMERCIALES, INDUSTRIALES Y DE
SERVICIOS (IRACIS). Hecho Imponible. Doble imposición. Trib.
Ctas. Primera Sala. 23/12/13. (Ac. y Sent. 210) ......................... 337
[ 10 ]
ÍNDICE TEMÁTICO
[ 11 ]
ÍNDICE TEMÁTICO
[ 12 ]
ÍNDICE TEMÁTICO
[ 13 ]
ÍNDICE TEMÁTICO
[ 14 ]
ÍNDICE TEMÁTICO
Sala Civil
27/12/02. CSJ. Sala Civil. “Herib Raúl González Ruiz c/Forestal Mbu-
tuy S.A. Industrial, Comercial, Ganadera y otros s/Indemniza-
ción de Daños y Perjuicios y otros” (Ac. y Sent. 1579) ................ 55
20/07/05. CSJ. Sala Civil. Arsenio Adorno Querey c/ ACE S.A.C. s/
Cumplimiento de Contrato y Otro” (Ac. y Sent. 575) ................. 61
16/02/07. CSJ. Sala Civil. “Juan Martínez Sanabria c/ Celso Ramón
Servín Pérez s/ Indemnización de Daños y Perjuicios” (Ac. y Sent.
N° 23) .......................................................................................... 74
11/06/07. CSJ. Sala Civil. “Ganadera Riera S.A. y Enrique Manuel
Riera Figueredo c/ Banco del Paraná S.A. s/ Indemnización de
Daño Moral” (Ac. y Sent. N°447) ................................................ 82
15/06/11. CSJ, Sala Civil y Comercial. “Luis Alberto Zarza Figueredo
c/ Lord Leather S.A. y otros s/ Nulidad de Asambleas y Remoción
de Administradores” (Ac. y Sent. Nº 374) ................................... 110
[ 15 ]
ÍNDICE POR TRIBUNALES
[ 16 ]
ÍNDICE POR TRIBUNALES
11/10/10. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala “Beatriz María De Los An-
geles Careaga Vazquez c/ El Sol de Oro S.A. Industrial y Comer-
cial y Otros s/ Acción Ejecutiva” (Ac .y Sent. Nº 110) ................. 243
10/11/10. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala. “Julián Doncel Velázquez c/
Teófilo Morales Cocuesta y Otros s/ Oblig. Hacer Escritura Públi-
ca” (Ac.y Sent. Nº 125) ................................................................ 246
15/03/13. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala “José Carlos Quinto Rojas
Martínez c/ Empresa de transporte Cnel. Panchito López S.A.,
línea 29 s/ indem. de daños y perjuicios (Ac. y Sent. Nº 20) ....... 253
14/06/13. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala “Richard Andrés Van Hum-
beeck Romei c/ Agroganadera Gralecar S.A. Y OTRO s/ Nulidad
de Acto Jurídico” (Ac. y Sent. Nº 58) ........................................... 262
06/09/13. TApel. Civ. y Com. Tercera Sala. “Abraham Zapag c/ Club
Nacional de Regatas El Mbiguá y Municipalidad de Asunción s/
Indemnización de Daños y Perjuicios” (Ac. y Sent. Nº 95) ......... 294
Cuarta Sala
08/06/11. TApel. Civ. y Com. Cuarta Sala “Superfarm S.A.E.C.A. c/
Gladys Luján Ortellado de Rojas y otros s/ Indemnización de Daños
y Perjuicios” (Ac.y Sent. Nº 66) ................................................... 314
Quinta Sala
19/08/11. TApel. Civ y Com. Quinta Sala. “Niels Francois Marais y
Otros c/ Electrotel S.R.L. y Otros s/ Resolución de Contrato” (Ac.
y Sent. N° 113) ............................................................................ 322
Sexta Sala
27/06/13. TApel. Civ. y Com. “Hidro Puertos S.R.L. c/ Consorcio Dife-
rencial Tappe s/ Acción Ejecutiva. (Ac y Sent. N° 14) ................. 328
TRIBUNAL DE CUENTAS
Primera Sala.
23/12/13. Trib. Ctas. Primera Sala. “Tape Porã S.A.E. y Otras c/ Reso-
luciones del 20 de diciembre de 2001 y Res. Fictas Dictadas por a
Subsecretaría de Estado de Tributacion” (Ac. y Sent. 210) ........ 337
[ 17 ]
ÍNDICE POR TRIBUNALES
[ 18 ]
Doctrina
Sumario
[ 19 ]
JUAN BAUTISTA FIORIO GIMÉNEZ
Nuestro Código Civil, en estos casi treinta años de vigencia, ha probado ser
una herramienta muy útil para los abogados que nos dedicamos a la práctica del
derecho. Constituye uno de sus logros más significativos el hecho de haber
unificado en una sola ley materias del derecho civil y del derecho comercial. No
obstante esto, como toda obra humana, es perfectible y existen en algunas de
sus partes normas de difícil o imposible cumplimiento, como se da el caso cuan-
do legisla sobre las sociedades anónimas. Como ejemplo citamos el artículo 1087
que expresa: “Los directores y los gerentes no pueden votar sobre la aprobación
de los balances y demás cuentas y actos relacionados con su gestión administra-
tiva, ni en las resoluciones referentes a su responsabilidad y remoción”. ¿Qué
pasa en aquellos casos en que existen sólo dos accionistas y ambos son directores
de la sociedad? Inevitablemente sólo ellos podrán votar sobre la aprobación del
balance y demás cuentas, ya que de otra forma los negocios sociales no podrán
ser llevados adelante. Se produce, en consecuencia, una tensión entre la norma
y la realidad imperante. En este caso específico, tal norma deja de ser eficaz
desde el momento en que no puede ser cumplida por sus destinatarios. No
obstante esto, la materia de nuestro trabajo no será el artículo citado, el cual
sólo lo citamos a manera de ejemplo. Lo que deseamos analizar en estas líneas,
es el hecho de que el requisito de la2 pluralidad de socios en la práctica, se ve
frecuentemente inobservado y soslayado al momento del nacimiento de las so-
ciedades anónimas. Como consecuencia de esto, en nuestro ejercicio de la pro-
fesión de abogado, observamos que muchas veces detrás de una sociedad anó-
nima existe un sola persona, la cual recurre a un prestanombre, a quien se le
otorga una pequeñísima porción de acciones, para dar la apariencia de la plura-
lidad de socios, exigida por el artículo de nuestro Código Civil, antes citado.
3
Tal como expresa el autor Emilio F. Moro : “El tema divide como pocos a la
doctrina autoral y judicial. Ello, lejos de ser casualidad, es a todas luces razona-
2. Código Civil Paraguayo, Ley 1183/86 vigente desde el 1º de enero de 1987, Libro Tercero,
Título II, Capítulo XI “De la Sociedad”, Sección I “Disposiciones Generales”, Parágrafo
I, Artículo 959.
3. Emilio F. Moro. La Sociedad de Capital Unipersonal. Editorial Ad-Hoc, Edición No-
viembre 2006, página 38.
[ 20 ]
DOCTRINA
4. Ana Isabel Piaggi De Vanossi. Estudios sobre la Sociedad Unipersonal. Editorial Depal-
ma. Edición Agosto 1997, Página 13.
5. Código Civil Paraguayo, Ley 1183/86 vigente desde el 1º de enero de 1987, Libro Tercero,
Título I “De los Contratos en General”, Capítulo I “De las Disposiciones Comunes”,
Artículo 673.
6. Isaac Halperín. Curso de Derecho Comercial. Editorial Depalma. Vol. 1, Parte general,
año 1982. Página 99.
[ 21 ]
JUAN BAUTISTA FIORIO GIMÉNEZ
[ 22 ]
DOCTRINA
10. Guillermo Cabanellas de las Cuevas. Derecho Societario. Parte General. Tomo 1. Pági-
na 181.
11. C. 1ra. Civ. Com.; 11/3/1999, “Sar Sar Chia Salvador y Walter Sar Sar Chia c/ Angel
Falange sobre ejecución de honorarios”, publicado en la “Revista de las Sociedades y
Concursos” N 18, Setiembre – Octubre de 2002, Edit. Ad Hoc, Pag. 250 y ss”.
12. “Macoa Sociedad Anónima y otras” C. Nac. Com, Sala C, Mayo 21 de 1979, publicado en
LL. 1979-C-284 y ss.
[ 23 ]
JUAN BAUTISTA FIORIO GIMÉNEZ
13
ordenamiento al efecto. Se dijo en el caso citado que: “Quienes han concurrido
a constituir la sociedad anónima en estos casos no han querido formar una
sociedad entre sí ni tampoco con otras personas determinadas o a determinarse.
No han tenido voluntad de asociarse y menos aún una voluntad de colaboración
activa, jurídicamente igualitaria e interesada, es decir, carecen de “affectio so-
cietatis”, que es, en opinión aun frecuente en nuestra doctrina, un elemento
específico del contrato de sociedad”.
En este fallo la Inspección General de Justicia, le denegó a Coca Cola FE-
MSA S.A. la inscripción en el Registro Público de Comercio de la reducción de la
reserva especial constituida con la prima de emisión de acciones. Tal denegato-
ria se fundamentó en el hecho de que Coca Cola FEMSA de Buenos Aires S.A.
contaba con dos socios. Uno de los socios, era la sociedad extranjera denominada
“Administración y Asesoría Integral S.A. de Capital Variable”, que detentaba el
99,98% de las acciones, siendo el otro accionista una persona física que deten-
taba el 0,02% de las acciones, estableciéndose en dicho fallo, que de esta forma
no se mantiene satisfecha de manera sustancial el elemento específico de la
pluralidad de socios, el cual no se respeta, cuando al capital social se encuentra
en manos de un socio que tiene en su poder mas del 99% del capital social”.
En el mismo fallo se concluyó entonces, que la referida sociedad Coca Cola
FEMSA de Bs. Aires S.A. es una de las llamadas 14“sociedades de cómodo”, las
cuales, como las definiera Halperín, consisten en la utilización de la sociedad
para limitar la responsabilidad del empresario individual, finalidad que ha sido
descartada por el legislador societario, que ha requerido, con rango de exigencia
legal, la subsistencia de la pluralidad de socios reales durante la vida de la
sociedad.
Seguimos leyendo en el citado fallo, lo siguiente:15 “No es sobreabundante
recordar al respecto que es posición mayoritaria de nuestra doctrina que las
13. Material extractado del fallo recaído en el Tribunal de la Inspección General de Justicia
de la Rca. Argentina en fecha 15/12/2003, en el cual fue parte Coca Cola FEMSA de
Buenos Aires S.A.
14. Isaac Halperín. Curso de Derecho Comercial. Editorial Depalma. Vol. 1, Parte general,
Año 1982. Página 209.
15. Guillermo Cabanellas de las Cuevas. Derecho Societario. Parte General. Tomo 1. Pági-
na 183. Material extraído del fallo recaído en el Tribunal de la Inspección General de
Justicia de la Rca. Argentina en fecha 15/12/2003, en el cual fue parte Coca Cola FEMSA
de Buenos Aires S.A.
[ 24 ]
DOCTRINA
Simulación
16. Salvat, R.M. Parte General, 1955, Página 665. Citado en el libro de Otaegui. Invalidez
de Actos Societarios. Editorial. Abaco. Edición 1978, página 277.
17. F. Ferrara. La simulación de los Negocios Jurídicos. Madrid. Edición 1960. Páginas 110,
123 y 124.
18. F. Ferrara. La simulación de los Negocios Jurídicos. Madrid. Edición 1960. Página 279.
[ 25 ]
JUAN BAUTISTA FIORIO GIMÉNEZ
[ 26 ]
DOCTRINA
Legislación comparada
Citamos a esta figura consagrada por la Ley del Comerciante, debido a que
es útil para el debate y tiene conexión con nuestro tema. Igualmente es dable
mencionar también, que tanto en los Estados Unidos de América, como en va-
rias legislaciones europeas esta aceptada la figura de la Sociedad de un Solo
Socio. Específicamente y a manera de ejemplo, citamos algunas legislaciones
20
como la Ley Francesa y la Ley Belga, en las cuales se admite el contrato de
sociedad celebrado por un solo socio. En Francia, el artículo 1832 del Código
Civil con redacción dada por la Ley del 11 de julio de 1985 dice así: “La sociedad
es constituida por dos o varias personas que convienen por un contrato afectar
a una empresa común bienes o su industria con fin de repartir los beneficios o
19. Isaac Halperín. Curso de Derecho Comercial. Vol. 1. Edición 1979. Página 112. Otaegui
Invalidez de Actos Societarios. Editorial. Abaco. Edición 1978, página 280.
20. Material extractado de Internet de un trabajo preparado por la Abogada Rodríguez
Olivera (Uruguaya).
[ 27 ]
JUAN BAUTISTA FIORIO GIMÉNEZ
de aprovechar de las economías que de ella puede resultar. Ella puede ser cons-
tituida, en los casos previstos por la ley, por el acto de voluntad de una sola
persona. Los asociados se comprometen a contribuir a las pérdidas”. El artículo
36 quedó con la siguiente redacción: “Una persona física no puede ser asociado
único más que de una sola sociedad de responsabilidad limitada. Una sociedad
de responsabilidad limitada no puede tener asociado único a otra sociedad de
responsabilidad limitada compuesta de una sola persona”.
Por su parte, la21 Ley Belga de 1986 de “Sociedades de una persona, de
responsabilidad limitada”, modifica el Código Civil. Por el artículo 2 se dispone:
“El artículo 1832 del Libro III, Título IX del mismo código es reemplazado por
la disposición siguiente: Una sociedad puede ser constituida por dos o varias
personas que convienen poner en común cualquier cosa con fin de repartir el
beneficio que ello puede resultar o, en los casos previstos por la ley, por acto de
voluntad de una persona que afecta bienes al ejercicio de una actividad deter-
minada”. Artículo 116: “La sociedad privada de responsabilidad limitada es
aquella constituida por una o varias personas que no comprometen más que su
aporte, donde los derechos sociales no son transmisibles sino bajo ciertas condi-
ciones y que está sometida a las demás reglas contenidas en la presente sección.
Cuando la sociedad privada de responsabilidad limitada está constituida por
una sola persona, ella no puede ser sino una persona física”. Como se aprecia,
la Ley Belga adopta la solución y el esquema de las leyes francesas.
Con dicha reforma a sus leyes, estas legislaciones pretendieron dar res-
puesta a los operadores económicos y tratar de esta forma, que la ley acompañe
los usos y costumbres comerciales. Por nuestra parte, en este trabajo no se trata
de desechar precisamente la figura de la sociedad de un solo socio, sino en todo
caso, de señalar la realidad que existe en nuestro derecho, el cual tolera la
constitución de sociedades anónimas en las que no se respeta el requisito de la
pluralidad de personas como base de su existencia, desde el momento en que
uno de los socios detenta el 99% de las acciones y por ende todo el poder que
[ 28 ]
DOCTRINA
representan las mismas, quedando el otro socio con un ínfimo resto del capital
accionario, el 1%. Esta circunstancia hace que se agudice el divorcio entre el
modelo legal de la sociedad anónima y el funcionamiento real de este tipo de
sociedad.
En todo caso, la solución pasaría por la modificación de nuestra legislación
y que la misma permita que la sociedad anónima posea un solo socio. Ello
constituiría una práctica mas sana que la costumbre actual de concentrar todo
el capital accionario en manos de un solo socio y dejar el resto en supuesto poder
de un socio, que vendría a ser un vulgar prestanombre. Sería interesante que se
plantee la reforma legislativa, a fin de permitir la existencia de las sociedades
unipersonales, atendiendo también al hecho de que la Empresa Individual de
Responsabilidad Limitada no tuvo éxito en nuestro país y aparentemente, tam-
poco tuvo suceso en otros países. Por este motivo, Otaegui en su obra ya citada
expresa:22 “Empero, la difusión de tal institución no ha tenido eco, incluso en los
países donde esta legislada, y en este sentido no ha de olvidarse que la legisla-
ción mercantil debe acomodarse a la realidad de los negocios, siendo plenamen-
te válido en el campo del derecho comercial el viejo adagio (leges sine moribus
vanae).
Volviendo a lo que afirmamos, en cuanto que sería interesante abrir el
debate y allanar el camino a fin de que nuestra legislación permita la sociedad
unipersonal, ello es posible, pero siempre adecuando la figura del socio único a
las particularidades que posee. En sentido leemos en la obra “Estudios sobre la
Sociedad Unipersonal” que:23 “Tal como probó el derecho comparado y la prác-
tica internacional, el socio único no es óbice para la constitución y funcionamien-
to de los órganos sociales; con las limitaciones lógicas derivadas de tal situación
fáctica; v.gr., no operará el derecho de separación del socio por cambio de objeto
social o el derecho de receso; tampoco la convocatoria a asamblea, resultando
suficiente la decisión del socio único, siempre que se constituya en asamblea y
documente o protocolice sus decisiones en la forma exigida para el acuerdo
social”.
22. Otaegui. Invalidez de Actos Societarios. Editorial. Abaco. Edición 1978, página 280.
23. Ana Isabel Piaggi De Vanossi. Estudios sobre la Sociedad Unipersonal. Editorial Depal-
ma. Edición Agosto 1997, página 89.
[ 29 ]
JUAN BAUTISTA FIORIO GIMÉNEZ
24
En tal sentido leemos en la obra ya citada de Emilio F. Moro, lo siguiente:
“Acoger la unipersonalidad societaria –obvio es decirlo– pondría a la legislación
de acuerdo con la realidad económica dominante. La “marcha triunfal de la
sociedad unipersonal a lo largo del siglo XX” no ha hecho sino confirmar la
imperiosidad de esta adecuación. El vigor de las necesidades actuales del co-
mercio parece haberse erigido en el motivo esencial de todo intento de regula-
ción de la sociedad unimembre”.
Para concluir, recalcamos que la práctica actual de recurrir a un segundo
socio al sólo fin de cumplir con una mera formalidad y no para satisfacer la
justificada exigencia de lograr la pluralidad sustancial de sujetos, que como
hemos visto, requiere nuestro Código Civil, para el nacimiento de una sociedad
anónima, es una costumbre que entraña un divorcio entre la letra de la ley y la
vida real societaria, por lo cual –parecería ser– que el camino a seguir pasa por
una reforma legislativa, la cual permita la existencia de la sociedad uniperso-
nal.
24. Emilio F. Moro. La sociedad de Capital Unipersonal. Editorial Ad-Hoc, edición noviem-
bre de 2006, página 89.
[ 30 ]
Jurisprudencia
[ 31 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
[ 32 ]
JURISPRUDENCIA
con lo que el órgano competente, es decir, la propia Sala Civil, sin comunicar la
recusación ni integrar la Corte, la rechaza conforme con la norma en cuestión.
Desde luego, así se resuelve.
Así resuelta la cuestión liminar, pasamos al estudio de los recursos de
apelación y nulidad interpuestos por el Sr. Abelardo Benito Zacarías Pereira,
por derecho propio y bajo patrocinio de abogado, contra el A.I. Nº 710, de fecha
7 de octubre de 2011, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial
de la Capital, Segunda Sala. Allí se resolvió: “1) DECLARAR DESIERTO el
recurso de nulidad; 2) REVOCAR, con costas, el A.I. Nº 101 de fecha 22 de
febrero de 2010, dictado por el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y
Comercial 12º Turno; 3) ANOTAR...” (sic., f. 230 vlto.).
En cuanto al Recurso de:
NULIDAD: El Sr. Abelardo Benito Zacarías Pereira, al tiempo de fundar el
presente recurso por derecho propio y bajo patrocinio profesional, “dejó a cargo
de VV.EE. el estudio de dicho recurso” (f. 240). En consecuencia, no mediando
desistimiento expreso, la nulidad debe ser declarada desierta, al no advertirse
en la resolución recurrida vicios o defectos que autoricen su pronunciamiento de
oficio en los términos de los arts. 113 y 404 del Cód. Proc. Civ.
APELACIÓN: El Sr. Abelardo Benito Zacarías Pereira, por derecho propio
y bajo patrocinio de abogado, fundó este recurso conforme consta a fs. 240/241
de autos. Indica que el auto apelado cae en un error, al considerar que la acción
personal con un plazo de ejecución de hasta diez años requeriría la suma adicio-
nal de dos años, por lo que a su entender se desconoce una parte importante del
proceso como ser la ejecución de sentencia, lo que resulta crucial por cuanto
recién el 21 de junio de 2006 las acciones fueron depositadas por Roberto Zaca-
rías en el juzgado, por lo que solo desde allí podría iniciar a correr la prescrip-
ción. Alega que al tratarse de una acción personal de responsabilidad extracon-
tractual debe aplicarse el art. 659 inc. b) del Cód. Civ., con lo que la resolución
en estudio no se hallaría ajustada a derecho, por lo que solicita su revocación.
El Abg. Fernando Gadea contestó el traslado corrídole en los términos del
memorial de fs. 244/246. Sostiene la corrección del interlocutorio apelado, por
no ser el presente juicio una ejecución de sentencia, sino el resarcimiento de
daños motivados por un ilícito; sin que tenga que ver lo debatido con el juicio
sobre entrega de títulos de acciones promovido por el actor, indicando que a la
fecha de inicio de la demanda, el 15 de junio de 2009, transcurrieron íntegra-
[ 33 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
mente los dos años para que opere la prescripción liberatoria de acuerdo al art.
663 inc. f) del Cód. Civ. Por ello solicita la confirmación de la sentencia en
recurso.
La decisión del caso de autos es harto sencilla, una vez producido el correcto
encuadre jurídico de la pretensión, operación de absoluta pertinencia a tenor
del art. 158 y 159 inc. e) del Cód. Proc. Civ., según los cuales corresponde al
juzgador la calificación técnica de los reclamos de las partes. Esto se torna
necesario, además, por la falta de agudeza y escasa incisividad con la que ha
sido analizado el caso por parte de los miembros del Tribunal de Apelación, a
quienes tampoco coadyuvaron las partes, con alegaciones tan ambiguas como
las contenidas a fs. 240 vlto./241, según las cuales las acciones personales de
responsabilidad extracontractual se regirían por el plazo decenal del art. 659
inc. b) del Cód. Proc. Civ. Esta normativa prevé un supuesto completamente
distinto y ajeno al de la responsabilidad civil por acto ilícito, cuyo plazo prescrip-
cional se halla previsto en el art. 663, inc. f), del Cód. Civ.
Se torna así necesario, a los efectos de una correcta calificación técnica, el
relato de los hechos que motivaron la presente demanda, con los cuales la solu-
ción del caso adquiere pronta configuración. En el año 1999, según constancia
de cargo de f. 30, el actual actor, Abelardo Benito Zacarías Pereira, demandó a
la sociedad Grandes Librerías el Colegio S.A. –y este es un dato que debe ser
debidamente subrayado– sustancialmente para que se le reconozca la calidad
de socio y en consecuencia se le entreguen los títulos accionarios que les corres-
ponden (fs. 27/28). Relata allí que la marginación se produjo desde el año 1987,
por lo cual la demanda fue promovida, en la postulación del propio actor, a los
doce años del inicio de la aludida situación de preterición societaria y de omisión
de entrega de títulos.
La demanda tuvo curso favorable, de acuerdo a la S.D. Nº 99, del 2 de marzo
de 2001 (fs. 35/37), dictada en primera instancia. De acuerdo a los resultandos
de la S.D. Nº 1352, del 6 de octubre de 2004, dictada por la Sala Constitucional
de la Excma. Corte Suprema de Justicia (fs. 37/38), la sentencia de primera
instancia fue confirmada por la alzada, y la inconstitucionalidad planteada
contra dichas decisiones rechazada en virtud de la indicada resolución.
En virtud de ello, y tras la solicitud de ejecutar la sentencia firme (f. 55), que
condenó a la entrega de las acciones reclamadas, tal temperamento se produjo
el 21 de junio de 2006, entregándose acciones de las series D y E (f. 53). La
[ 34 ]
JURISPRUDENCIA
[ 35 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
[ 36 ]
JURISPRUDENCIA
suscriptas e integradas por los socios, y esto surge directamente del contrato de
sociedad. Al respecto, entonces –y aquí surge patente la poca perspicacia con la
que se decidió el caso– resulta plenamente aplicable el art. 660 inc. d) del Cód.
Civ., según el cual prescriben por cinco años las acciones para reclamar “los
derechos que derivan de las relaciones de los socios entre sí, y con la sociedad”.
Apenas vale la pena indicar que “Las ‘relaciones sociales’ mencionadas en
el art. 2949 c.c. contemplan generalmente las relaciones: a) entre sociedad y
socio; b) entre socios (siempre que sean consecuencia de su participación en la
sociedad); c) entre acreedores sociales y socios; d) entre sociedades y órganos de
la sociedad por los hechos dependientes del ejercicio de sus funciones” (Gambino,
Alberto Maria. Comentario al art. 2949 del Cód. Civ. italiano, en Vitucci, Paolo
(coordinador). La prescrizione. Milano, Giuffré, 1ª ed., tomo II, p. 209). El caso
de autos, encuadra a pleno título en tales indicaciones, y así lo ha entendido
incluso la jurisprudencia italiana, que en aplicación de norma similar decidió
un caso con aristas muy similares al que nos ocupa: “En presencia de una ins-
cripción de transferencia de cuota parte en los libros sociales, la demanda pro-
puesta, por quien resulte cedente, respecto de la sociedad y de quien resulte socio
cesionario, a los efectos de denunciar la ilegitimidad de la anotación en ausencia
de una relación subyacente, y por ende reivindicando el ‘status’ de socio y los
derechos vinculados, se comprende en la prescripción de cinco años, ya que dicha
norma se refiere a las relaciones entre socios, o entre estos y la sociedad, o por
actos sucesivos realizados por ésta en el ámbito de su vida institucional” (Cass.
11.973, del 5 de noviembre de 1992, en Repertorio Giurisprudenza Italiana,
1992, voce prescrizione e decadenza civile, n. 35).
No pueden caber dudas de que el quinquenal es el plazo prescripcional a ser
aplicado. Y su cómputo debe realizarse, conforme con la regla general del art.
635 del Cód. Civ., desde el momento en que nace el derecho de exigir. Este
derecho a exigir nace, justamente, desde el momento en que las obligaciones
deben ser entregadas, precisamente por haber sido emitidas y completamente
integradas, al ser acciones al portador (f. 56) de acuerdo al art. 1070 del Cód. Civ.
Ahora bien, en autos, al promover la demanda de entrega de acciones y
reconocimiento de la calidad de socio, indica el actor que la situación en cuestión
se produjo desde el año 1987 (f. 27), y la primera demanda, la demanda por el
reconocimiento de la calidad de socio, fue promovida en el año 1999 (f. 30). Es
decir, doce años después del momento en el cual las acciones no le fueron entre-
[ 37 ]
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
gadas. Es evidente que el plazo de cinco años del art. 660 inc. d) del Cód. Civ. fue
más que redoblado en su transcurrir, sin que se haya producido demanda –y
obviamente esto es anterior a la notificación que interrumpe la prescripción a
norma del art. 647 inc. a) del mencionado cuerpo legal– por lo que la prescrip-
ción operó largamente, incluso a la fecha de la promoción de la demanda origi-
naria, y a mayor razón lo mismo predíquese de la presente.
A esto no obsta que el presente juicio haya sido promovido en ejecución de
la reserva de derechos formulada en el escrito inicial de la primera demanda (fs.
29/30). Allí se indicó, expresamente, que se formulaba reserva de derechos para
reclamar daños y perjuicios. Este temperamento, que admite el Cód. Proc. Civ.
en su art. 215 in fine, en concordancia con el segundo párrafo del art. 161 del
mismo cuerpo legal, en autos no sirve para anular el efecto de la prescripción,
porque esta operó, precisamente, mucho antes del inicio de ese juicio, por lo que
en sustancia se estaba reservando el derecho de una acción ya prescripta. En
consecuencia, promovido efectivamente el reclamo de daños, el actor válida-
mente opone la prescripción, ganada ya al tiempo de la promoción de la primera
demanda, y por consiguiente legítimamente deducida como excepción previa
perentoria.
Por las motivaciones indicadas, calificada la relación y el reclamo conforme
a derecho, de acuerdo al art. 159 inc. e) del Cód. Proc. Civ., corresponde, sin
dudas, juzgar que el plazo prescripcional de cinco años, derivado de la acción
entre socio y sociedad por incumplimiento de deberes que surgen del contrato,
computado desde el 1987 (f. 27), feneció con creces, incluso al tiempo de la
promoción de la primera demanda, del 15 de junio de 1999 (f. 30). Por estos
fundamentos, y no por los contenidos en el auto apelado, que contiene un enfo-
que bastante defectuoso de la cuestión, la resolución recurrida debe ser confir-
mada; con costas a la perdidosa, siendo de toda evidencia el plazo prescripcional
derivado de las acciones entre sociedad y socio, por lo que no hay mérito para la
aplicación de la exoneración de costas, con lo que se aplican los arts. 192, 203 inc.
a) y 205 del Cód. Proc. Civ.
Por tanto, la Excelentísima CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA CIVIL
Y COMERCIAL,
RESUELVE:
RECHAZAR in límine la recusación sin expresión de causa promovida
contra el señor Ministro César Antonio Garay.
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JURISPRUDENCIA
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ciento) sobre el monto de los ingresos brutos devengados, salvo que opten por el
procedimiento previsto en el Art. 7° inc. a) de la norma legal de referencia, en
cuyo caso deberá acreditar ante la Administración el resultado obtenido. En
cualquiera de los casos el pago del impuesto correspondiente se efectuará por
medio del formulario N° 828 «“Comprobante de Pago”.
FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD:
Refiere el representante convencional que las disposiciones reglamenta-
rias aquí impugnadas violan el Art. 137 de la Constitución Nacional alegando
textualmente cuanto sigue:
1) Art. 5 del Decreto Nº 4305/04: en esta disposición se establece que están
exoneradas del IMAGRO las rentas que surgen de la enajenación de bienes
aplicados a la actividad agropecuaria, tales como bienes del activo fijo (inmue-
bles, bienes muebles), pero seguidamente dispone que tales operaciones se hallan
alcanzados por el Impuesto a la Renta de las Actividades Comerciales, Indus-
triales y de Servicios (IRACIS) y dispone las formas de liquidación del impuesto,
o sea por DECRETO se está gravando un impuesto que por el Art. 2 Inc. a y b está
exonerado.
2) Art. 6 del Decreto Nº 4305/04: se consigna que las actividades alcanza-
das por el IRACIS se encuentran exentas del IMAGRO.
3) Art. 2 del Decreto Nº 21.295/03: dispone que están exonerados del
IMAGRO las rentas que provengan de la enajenación de los bienes afectados por
el IMAGRO pero consigna que dicha enajenación está alcanzada por el IRACIS
y establece la forma de determinar el impuesto.
4) Res. Nº 973/96: en la parte pertinente de esta Resolución se aclara que
cuando una sociedad obtiene ocasionalmente ingresos gravados por el IRACIS,
impone la forma de liquidación del impuesto, que resulta igual a los previstos en
los Decretos señalados más arriba y las resoluciones sobre el caso, y específi-
camente el Art. 7, Inc. a) de la Ley Nº 125/91 se refiere a la transferencia de
inmueble de donde se infiere que tal enajenación afectada por el IMAGRO se
halla alcanzado por el IRACIS, o sea que se está modificando la ley por una
Resolución Administrativa.
5) Art. 3 de la Resolución Nº 449/05: en este caso es correcta la interpre-
tación de la SET en cuanto al ejemplo consignado. Es decir, cuando un contribu-
yente del IMAGRO realiza otras actividades alcanzadas por el IRACIS, tales
como la Agroindustria o los faenadores. En tales casos, la industria y el faena-
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parte actora, quien no puede pretender que el demandado pruebe que él osten-
taba la calidad de accionista. En el caso en estudio no se dan los presupuestos
de inversión de carga de la prueba, previstos en los Arts. 1842, 1843, 1846, 1847,
1853 y concordantes del Código Civil.
En cuanto al reembolso del valor de las acciones, tal petición es improce-
dente, ya que todo aporte integra y forma parte del capital social y solo es
procedente en las condiciones previstas en los Arts. 1091 y 1092 del Código Civil,
que no es el caso de autos. “...La acción no incorpora ni un derecho de crédito ni
un derecho real, sino un status al que van unidos derechos de especial natura-
leza y especiales obligaciones. Ese status abraza el conjunto de derechos, car-
gas, funciones y facultades correspondientes al socio, frente a la sociedad...”
(Carlos G. Villegas, “Tratado de las sociedades”. Pág. 373. Ed. Jurídica de Chi-
le.1995)
En lo referente a la petición de retribución en calidad de promotor y funda-
dor de la sociedad anónima, la procedencia de la misma está determinada en el
Art. 1050 del Código Civil que dispone: “El acto constitutivo indicará: h) la
participación en las utilidades eventualmente concedida a los promotores o a los
socios fundadores”. Cabe señalar además, que la participación otorgada a los
promotores, se da únicamente en el caso de las sociedades anónimas constitui-
das mediante suscripción pública (Código Civil, art. 1053).
Consiguientemente, en el caso de autos, la retribución o participación no ha
sido expresamente pactada en el acto constitutivo de la sociedad, ni la misma ha
sido formada mediante suscripción pública, lo que torna improcedente la recla-
mación.
En cuanto a la participación de las utilidades, el mismo no tiene derecho a
las mismas, al no haber acreditado su calidad de accionista, tal como se refiriera
precedentemente.
Por las consideraciones que anteceden, soy de la opinión que el Acuerdo y
Sentencia recurrido debe ser confirmado, con costas. Es mi voto.
A su turno, los Doctores RÍOS ÁVALOS Y SOSA ELIZECHE manifestaron
que se adhieren al voto del Ministro preopinante por sus mismos fundamentos.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando SS.EE., todo por ante mí,
que certifico, quedando acordada la sentencia que sigue:
VISTO: Los méritos del Acuerdo que antecede, la CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA, SALA CIVIL Y COMERCIAL
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JURISPRUDENCIA
RESUELVE:
DECLARAR desierto el recurso de nulidad.
CONFIRMAR con costas, el Acuerdo y Sentencia Nº 63 de fecha 31 de
octubre de 2001, dictada por el Tribunal de Apelación en lo Civil, Comercial,
Criminal y Correccional del Menor, Segunda Sala de la Circunscripción Judicial
de Caaguazú y San Pedro.
ANOTAR, REGISTRAR Y NOTIFICAR.
Ministros: Antonio Fretes, Bonifacio Ríos Ávalos, Enrique Sosa Elizeche.
Ante mí: Alfredo Benítez Fantilli, Secretario Judicial.
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JURISPRUDENCIA
en nombre de la firma; que la cláusula del Estatuto que señala que deben existir
firmas conjuntas no le puede eximir de la obligación contraída cuando el com-
prador es un tercero de buena fe (quien no sabe y no tiene por qué saber lo que
dice el Estatuto); que el informe pericial contable no puede ser analizado aisla-
damente sino, en forma conjunta con los demás elementos probatorios; tampoco
se ha negado al contestar la demanda que el automóvil, objeto de la litis, no era
de su propiedad. Finalmente, solicitó la revocación de la sentencia recurrida y,
en consecuencia, confirmar la resolución de Primera Instancia de fs. 92/95.
La parte demandada contestó tales agravios a fs. 125/128, arguyendo que
el actor no ha acreditado en forma positiva el vínculo del cual se desprende la
obligación por él pretendida; que el único documento en el cual funda su preten-
sión es el de foja 2 que carece de fecha cierta y se encuentra rubricado por una
persona que no tiene poder suficiente y válido para obligar a la firma demanda-
da, no siendo oponible a la firma ACE S.A.C. por tratarse de un acto de carácter
privado y realizado por una persona que no contaba con autorización expresa o
poder de acuerdo con los Estatutos Sociales que reglamentan su funcionamien-
to. Finalmente, solicitó se proceda a confirmar en todas sus partes el Acuerdo y
Sentencia N° 34 del 30 de abril de 2001, con expresa imposición de costas.
En primer lugar, cabe señalar que en esta instancia la validez del documen-
to obrante a foja 2 de autos no es materia de controversia, dado que ha quedado
reconocida la firma obrante en el mismo por la propia Licenciada Gladys Eliza-
beth Valiente de González, en la respuesta a la séptima pregunta de la declara-
ción testifical (f. 42) y, en consecuencia, el contenido del documento es válido
también, de conformidad con lo dispuesto en el Art. 404 del Código Civil, que
establece: “El reconocimiento judicial de la firma importa el del cuerpo del
instrumento”.
En el sub-lite la discusión gira en torno de si la persona que suscribió el
documento, la Licenciada Gladys Elizabeth Valiente de González, actuó en re-
presentación de la firma demandada, ACE S.A.C. y, en caso afirmativo, si ella
queda obligada al cumplimiento de la prestación asumida en el documento de
foja 2.
La demandada es una persona jurídica y, como tal, sus actos son los reali-
zados por sus órganos (Art. 97 del Código Civil). Dado que es una Sociedad
Anónima, el órgano encargado de la administración y representación de la mis-
ma es el Directorio (Arts. 1.102 y 1.108 del Código Civil).
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JURISPRUDENCIA
Cabe señalar además, que los hechos más arriba mencionados, no fueron
propiamente negados por la Empresa. Al contrario, la Parte Demandada, más
bien alegó que no se dieron los requisitos establecidos en los Estatutos Sociales
para hacer válido este Contrato Privado, una falacia formal que no debe ser
impedimento que obste a que se haga justicia.
Son hechos irrebatibles, los siguientes:
1) La transacción comercial se produjo, tal como se aprecia en el documento
privado obrante a fs. 2.
2) La persona que firmó dicho documento era Funcionaria de la Empresa
( fs. 39/41) y firmó en dicho carácter el documento (fs. 42), reconoció estos hechos
y sobre todo que la operación comercial benefició a la firma ACE SAC. En tal
sentido, también declaró Luis Alberto Alejandro Centurión Morínigo (fs. 44 y
66) agregando que estas operaciones eran habituales en dicha Firma.
En este caso, la cuestión principal no gravita en el hecho que hubo o no
firma, estuvo o no autorizada, sino en el hecho que hubo una transacción comer-
cial y la Empresa Demandada salió beneficiada.
3) El Demandante transfirió los vehículos de su propiedad a favor de la
Firma ante la Escribanía designada por la Demandada (fs. 72).
Tampoco es prueba de descargo la prueba pericial contable obrante a fs. 80,
la cual antes de establecer la inexistencia de la transacción aludida, más bien
revela la manera irregular en que la Empresa Demandada lleva sus asientos
contables y se contrapone a las manifestaciones obrantes a fs. (2/3) del Expe-
diente caratulado: “ARSENIO ADORNO QUEREY S/ DILIGENCIAS PREPA-
RATORIAS” en el cual se observa el Acta de Intimación Notarial, donde constan
las manifestaciones del Gerente de Operaciones Patricio M. Vente: “…en esta
Empresa, con la nueva administración no existe documento alguno, ni archivos
a los cuales puedan remitirse para la búsqueda de documentos, teniendo en
cuenta que la anterior administración ha desmantelado todos los documentos de
todo índole…”. Lo cual nos lleva a cuestionar de donde surgieron los documentos
contables objetos de estudio por parte del Perito.
Cabe agregar finalmente, que la Demanda se inició en fecha 29 de Diciem-
bre de 1.997 y que se dictó Sentencia Definitiva en fecha 13 de Julio del 2.000,
recurrida la Sentencia de Primera Instancia, ésta fue revocada en fecha 30 de
Abril del 2.001 y siendo ésta la fecha en que aún no ha sido resuelta, a lo cual se
debe mencionar obligatoriamente que la justicia, sólo es eficaz cuando llega a
tiempo.
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Otro detalle que corresponde mencionar, a fs. 103 vlto. obra el informe de
los Registros Públicos donde se comunicó que el automóvil Alfa Romeo carece de
datos suficientes para establecer la condiciones de dominio. También sería in-
teresante –para aclarar aún más este caso– solicitar a los Registros Públicos, las
condiciones de dominio de los vehículos entregados por el Demandante, corro-
borando así la transferencia que el mismo manifestó haber realizado a favor de
la Empresa Demandada.
Considerando los sólidos e irrefutables elementos de convicción brindados
por las declaraciones testificales y una vez estudiados en el contexto general,
arroja la conclusión que la Empresa Demandada acostumbra realizar este tipo
de transacciones normalmente y no las registra en sus asientos contables, he-
chos que suscitan suspicacias e interrogantes que no corresponden al Fuero
Civil propiamente dicho.
Según Jorge Mosset Iturraspe: “…La Corte Suprema ha dicho, en el caso
“Colalillo, D c/ Cía de Seguros”, que cuando el caso presenta “características
singulares” es obligación de los jueces “ponderar con mayor rigor la aplicación
de los principios jurídicos pertinentes, a fin de no incurrir, con daño para la
justicia, en una aplicación sólo mecánica de esos principios”. Esa aplicación
mecánica alumbra a la justicia que denominamos “generalizada y abstracta”, y
agrega: “…es condición de validez de un fallo judicial que él sea una conclusión
razonada del Derecho vigente, con particular referencia a las circunstancias
comprobadas de la causa (…) Que la condición necesaria de que las circunstan-
cias de hecho sean objeto de comprobación ante los jueces no excusa la indiferen-
cia de éstos respecto de su objetiva verdad…”, empero aclara la Corte, “el proceso
civil no puede ser conducido en términos estrictamente formales. No se trata
ciertamente del cumplimiento de ritos caprichosos, sino del desarrollo de proce-
dimientos destinados al establecimiento de la verdad jurídica objetiva, que es su
norte”. Y glosando las facultades de que disponen los jueces, a fin de no quedar
encerrados en la “verdad formal”, concluye: “Que concordadamente con ello, la
ley procesal vigente dispone que los jueces tendrán, en cualquier estado del jui-
cio, la facultad de disponer las medidas necesarias para esclarecer los hechos
debatidos. Y tal facultad no puede ser renunciada, en circunstancias en que su
eficacia para la determinación de la verdad sea indudable. En caso contrario, la
sentencia no sería aplicación de la ley a los hechos del caso, sino, precisamente,
la frustración ritual de la aplicación del Derecho”. Este magnífico pensamiento
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JURISPRUDENCIA
–olvidado por tantos jueces- es completado por una frase que es toda una senten-
cia: “…la renuncia consciente a la verdad es incompatible con el servicio de la
justicia…” (Interpretación Económica de los Contratos, ps. 90/92).
Claramente, surge de esta progresión de silogismos que en caso de recha-
zarse la Demanda, se estaría dando pie al enriquecimiento sin causa de la
Firma Demandada.
Por las razones explicitadas, considero que se dan los presupuestos de
fondo para hacer viable la pretensión del Apelante, por lo que corresponde la
REVOCACIÓN del Acuerdo y Sentencia Número 34 con fecha 30 de Abril del
2.001, recurrida e imponer las Costas a la perdidosa, de conformidad a los
Artículos 192, 203, inciso b) y 205 del Código Procesal Civil. Es mi voto.
Con lo que se dio por terminado el acto firmado S.S.E.E, todo por Ante mí,
que lo certifico quedando acordada la Sentencia que inmediatamente sigue:
Y VISTOS: Los méritos del Acuerdo que antecede, la CORTE SUPREMA
DE JUSTICIA, SALA CIVIL Y COMERCIAL
RESUELVE:
TENER por desistido al recurrente del Recurso de Nulidad interpuesto.
REVOCAR el Acuerdo y Sentencia N° 34 de fecha 30 de abril de 2001,
dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Primera Sala y, en
consecuencia, HACER LUGAR a la presente demanda, que por cumplimiento
de contrato y obligación de hacer escritura pública, promueve el abogado ARSE-
NIO ADORNO QUEREY contra la firma ACE SOCIEDD ANONIMA COMER-
CIAL y, en consecuencia, emplazar a la firma demandada a otorgar la corres-
pondiente escritura pública a favor del actor, del automóvil usado, marca Alfa
Romeo, modelo 90, turbo diesel, año 1987, Chasis N° ZAR162A3000015326,
Motor N° VM81A-21460, en el plazo de DIEZ DÍAS, bajo apercibimiento de que
si así no lo hiciere, lo hará el Juzgado en su nombre.
IMPONER las costas a la parte vencida en las tres instancias.
ANOTAR, registrar y notificar.
MINISTROS: GARAY, BAJAC ALBERTINI, TORRES KIRMSER.
ANTE MÍ: ALEJANDRINO CUEVAS, Secretario Judicial.
***
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
ACUERDO Y SENTENCIA Nº 23
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JURISPRUDENCIA
CSJ. Sala Civil. 16/02/07. “Juan Martínez Sanabria c/ Celso Ramón Servín
Pérez s/ Indemnización de Daños y Perjuicios”.(Ac. y Sent. N° 23).
Previo estudio de los antecedentes del caso, la Excelentísima Corte Supre-
ma de Justicia, Sala Civil y Comercial, resolvió plantear y votar las siguientes:
CUESTIONES:
¿Es nula la Sentencia apelada?
En su caso, ¿se halla ella ajustada a Derecho?
Practicado el sorteo de Ley para determinar el orden de votación dio el
siguiente resultado: BAJAC ALBERTINI, TORRES KIRMSER y GARAY.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL MINISTRO BAJAC AL-
BERTINI, dijo: Que el recurrente ha fundamentado el recurso de nulidad que
interpusiera de manera superflua no señalando los vicios o defectos de la mis-
ma, por lo que corresponde declararlo desierto no sin antes advertir que del
estudio de oficio de la resolución no se desprenden vicios o defectos de índole
procesal que provoquen su nulidad en los términos de los artículos 113 y 404 del
Código Procesal Civil.
A sus turnos los señores Ministros TORRES KIRMSER y GARAY, manifes-
taron: Adherirse al voto del señor Ministro Preopinante por sus mismos funda-
mentos.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL MINISTRO BAJAC AL-
BERTINI, dijo: El Abog. Walter R. Mendoza, en nombre y representación del Sr.
Juan Martínez Sanabria, promovió demanda de indemnización por daños y
perjuicios contra el Sr. Celso Ramón Servín Pérez, reclamando la suma de gua-
raníes Setecientos Sesenta Millones Ciento Setenta y Siete Mil Quinientos
Catorce (Gs.760.177.514), por la mala administración del demandado, en ese
entonces, Presidente de la firma Empresa de Transporte Vanguardia S.A.C.I..
Que, por S. D. Nº 482 de fecha 11 de Septiembre del 2.003, el Juzgado de
Primera Instancia en lo Civil, Comercial, Laboral y Tutelar del Menor de la
ciudad de Luque, resolvió: “Hacer Lugar, con costas, a la demanda promovida
por el Sr. Juan Martínez Sanabria contra el Sr. Celso Ramón Servín Pérez y, en
consecuencia, condenar a éste último al pago de la suma de Ciento Sesenta y
Cuatro Millones Doscientos Veinte y Un Mil Noventa y Ocho Guaraníes
(Gs.164.221.098), en concepto de indemnización por daños y perjuicios, más los
intereses legales, a partir de la promoción de esta acción, en el plazo perentorio
de diez (10) días de quedar firme la presente resolución”.
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
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JURISPRUDENCIA
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
contra de una persona física y no así a la persona jurídica que fue supuestamen-
te la que causó el perjuicio reclamado por el actor, como lo dispone el Art.1098
del C.C. que dice: “Toda resolución de la asamblea que sea violatoria de la ley, del
estatuto o del reglamento, puede ser impugnada, por los directores, los síndicos,
los funcionarios de contralor, y por los accionistas disidentes, los que se hayan
abstenido y los ausentes…. La acción se promoverá contra la sociedad”. Queda
esclarecido, quien es el sujeto contra el cual debe proceder la correspondiente
acción para así poder realizar la repartija de las responsabilidades inherentes
a cada cargo, ya sea en forma personal o no.
Que, así mismo el Art. 1.111 del código de fondo, establece: “Los directores
responden ilimitada y solidariamente ante la sociedad, los accionistas y los
terceros por la inejecución o mal desempeño del mandato, así como por violación
de la ley o de los estatutos, y cualquier otro perjuicio ocasionado por dolo, abuso
de facultades, o culpa grave…”. De la disposición legal transcripta surge que los
directores son responsables siempre y cuando se haya probado que actuaron con
dolo, abuso de facultades o culpa grave en el ejercicio de sus funciones, cuestión
que no ha sido probada en este juicio en forma indubitada.
Que, cabe recalcar por último la presunción de buena fe en el obrar con que
debe contar el demandado, lo que tampoco fue desvirtuado por el accionante y
a lo cual los magistrados siguiendo los principios básicos de nuestro ordena-
miento jurídico debemos atenernos.
Por tanto, atento a las razones expuestas, corresponde confirmar el Acuer-
do y Sentencia recurrido, y en consecuencia no hacer lugar a la demanda de
indemnización de daños y perjuicios promovida por el Sr. Juan Martínez Sa-
nabria. En cuanto a las costas, considero que deben imponerse a la perdidosa,
conforme al principio general establecido en el Art.192 del Código Procesal
Civil. Es mi voto.
A su turno, el señor Ministro JOSÉ RAÚL TORRES KIRMSER, opinó: En
el presente caso el actor accionó directamente contra el Presidente de la Empre-
sa de Transportes Vanguardia S.A.C.I., reclamando los daños sufridos, como
consecuencia de unas supuesta administración negligente, referente a las dife-
rencias en ganancias y utilidades que la sociedad dejó de percibir durante los
ejercicios 1995 a 2000 y que debían ser distribuidas entre los socios. Alega que
a consecuencia de ello dejó de percibir individualmente la suma que reclama en
el escrito de demanda.
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JURISPRUDENCIA
Las únicas circunstancias en las que el socio de una S.A. puede accionar
individualmente contra los administradores son las siguientes: por mal desem-
peño del mandato, Arts. 1114, 1113 y concordantes del Código Civil; y por daños
ocasionados por el administrador directamente a derechos individuales del so-
cio, según el Art. 1116 del mismo cuerpo legal.
El ejercicio de la acción por mal desempeño del mandato depende de una
decisión de la asamblea, por lo que se da en denominarla acción societaria. Tal
como establece el Art. 1114, el accionista solamente podrá promoverla cuando
“la acción no fuere iniciada dentro del plazo de tres meses, contado desde la
fecha del acuerdo”, o cuando la asamblea decida renunciar a la acción o transi-
gir, en cuyo caso “podrá ser ejercida por los accionistas que se hubieren opuesto”.
En lo referente a la acción directa contra el administrador –Art. 1116– se
requiere que el socio “haya sido directamente perjudicado por actos culposos o
dolosos de los administradores”.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia entienden que este perjuicio di-
recto se refiere al daño causado a un derecho individual del socio (Vide fallo del
Apelación de Turín de fecha 20 de marzo de 1947, citado por Antonio Brunetti
en su obra “Tratado del Derecho de las Sociedades”, t. II. Sociedad por Acciones,
traducido por Felipe de Solá Cañizares, U.T.E.H.A., Bs. As., 1960, pág. 498;
asimismo A.I. N° 1201 de fecha 12 de agosto de 2004 dictado por esta Corte). Así
la nota al Art. 1723 del Anteproyecto de De Gásperi –fuente del Art. 1116- refiere
cuanto sigue: “El administrador que no entregase al accionista la nota de admi-
sión a la asamblea; o si tratándose de deliberar una reducción del capital social
que ha de resolverse por sorteo, excluyese de éste la acción de un socio, o bien
que impidiese a un socio el ejercicio de un ventajoso derecho de opción, incurri-
ría en la violación de un derecho individual y ocasionaría un daño injusto al
accionista, sujeto a reparación”. A esto debe agregarse que dichos supuestos
dañosos no surgen de la inejecución o mal desempeño del mandato.
En el sub examine el actor alegó presuntos daños causados a la sociedad y
a los accionistas por el mal desempeño del director en su gestión administrativa;
sin embargo no costa en autos que el demandante haya recurrido a la asamblea
para motivar la decisión respecto del ejercicio de la acción societaria. Por tanto,
no están dados los requisitos establecidos en el Art. 1114 para la promoción de
la acción societaria en forma individual por el demandante.
Por otra parte, no se advierte un perjuicio directo o daño a un derecho
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
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JURISPRUDENCIA
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Con lo que se dio por terminado el acto firmando S.S.E.E., todo por ante mi
que lo certifico quedando acordada la sentencia que inmediatamente sigue:
Y VISTOS: Los méritos del Acuerdo que antecede, la Excelentísima COR-
TE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA CIVIL Y COMERCIAL,
RESUELVE:
NO HACER LUGAR al Recurso de Nulidad.
CONFIRMAR el Acuerdo y Sentencia Número 180 de fecha 27 de Septiem-
bre del 2.005, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial,
Quinta Sala.
IMPONER las Costas a la Parte vencida.
ANOTAR, registrar y notificar.
Ante mí:
MINISTROS: GARAY, BAJAC, TORRES KIRMSER..
ANTE MÍ: ALEJANDRINO CUEVAS.
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JURISPRUDENCIA
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
CSJ. Sala Civil. 11/06/07. “Ganadera Riera S.A. y Enrique Manuel Riera
Figueredo C/ Banco Del Paraná S.A. s/ Indemnización de Daño Moral”. (Ac. y
Sent. N°447).
Previo estudio de los antecedentes del caso, la Excelentísima Corte Supre-
ma de Justicia, Sala Civil y Comercial, resolvió plantear las siguientes
CUESTIONES:
¿Es nula la Sentencia apelada?
En caso contrario, ¿se halla ajustada a Derecho?
Practicado el sorteo de Ley para determinar el orden de votación, dio el
siguiente resultado: TORRES KIRMSER, BAJAC ALBERTINI y NÚÑEZ.
CUESTIÓN PREVIA: Conviene tratar como cuestión previa la admisibili-
dad del recurso interpuesto por el Abog. Alberto Rodríguez Alcalá, en represen-
tación del Banco del Paraná S.A., contra el Acuerdo y Sentencia Número 41 del
22 de marzo de 2005, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comer-
cial, Segunda Sala de la capital.
El referido acuerdo y sentencia resolvió “Confirmar, con costas, la senten-
cia recurrida en la parte que hizo lugar a la reparación por daño moral para el
actor Enrique Manuel Riera Figueredo, con retasa en Gs. 150.000.000”, en la
parte pertinente.
El pronunciamiento así expresado modificó lo resuelto en primera instan-
cia, por S.D. Nº 419 del 18 de junio de 2004, que condenó al demandado a pagar
la suma de G. 300.000.000 (trescientos millones de Guaraníes) al accionante
Enrique Riera Figueredo.
El Art. 403 del Código Procesal Civil establece que serán recurribles en
tercera instancia las sentencias definitivas dictadas por el tribunal, que revo-
quen o modifiquen la sentencia dictada en primera instancia y, en el último
caso, el recurso será concedido con relación a lo modificado.
En el caso que nos ocupa, la responsabilidad de la entidad bancaria hoy
demandada por los daños morales causados a Enrique Riera Figueredo, ha sido
estudiada en dos instancias y confirmada por el Tribunal y, por lo tanto, se halla
firme. En lo referente al monto, debe señalarse que la suma establecida por el
Tribunal es inferior a la del pronunciamiento realizado en primera instancia;
por lo cual, debe entenderse que el monto establecido se halla firme para el
demandado, Banco del Paraná S.A., quien no tiene legitimación para recurrir
contra lo modificado, ya que la disminución del quantum indemnizatorio redun-
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JURISPRUDENCIA
entiende por daño moral toda modificación disvaliosa del espíritu que lesione
derechos o intereses legítimos de orden extrapatrimonial.
Si nos atenemos estrictamente a esta definición, diríamos que el daño moral
como pasible de acontecer a una persona jurídica, quedaría desde ya excluido,
dado que las personas jurídicas carecen de espíritu. En efecto, la ficción que crea
el derecho al regular la existencia y desenvolvimiento de las personas jurídicas,
si bien les provee de un nombre, un domicilio, un patrimonio, y hasta incluso
una cierta reputación, no alcanza a dotarles de “espíritu” en sentido puro. Por
lo tanto, daño moral sería una minoración de la subjetividad en el sentido de lo
humano y no cabría predicarlo de las personas jurídicas. Así lo han entendido
numerosos tratadistas y un reciente fallo de la jurisprudencia argentina, ema-
nado de sus más altos órganos jurisdiccionales (ED, 73-717; LL, 1991-A-50; LL,
1991-A-51.).
No obstante esta acotación, creemos que las palabras “espíritu” y “subjeti-
vidad” deben ser redimensionadas, o cuando menos reinterpretadas. En efecto,
las personas jurídicas carecen de espíritu, pero comparten ciertos elementos
que podríamos llamar inmateriales. Esto es cierto sobre todo respecto de las
personas jurídicas cuyo objeto no es patrimonial, como las fundaciones, las
asociaciones sin fines de lucro, las universidades, la Iglesia, los Municipios e
incluso el Estado, las cuales amén de su patrimonio tienen una serie de intan-
gibles que proteger. En efecto, la fama y consideración colectivas son esenciales
a la actividad de las mentadas, sobre todo de las primeras. Los daños que po-
drían provocarse atacando ilícitamente una fundación o iglesia, no serían en
modo alguno de orden económico, sino que provocarían una lesión a intereses
metapatrimoniales y afectarían –según su mayor o menor gravedad- su propio
funcionamiento y razón de ser. En este sentido, podría considerarse o proteger-
se como “inmaterialidad” el daño moral causado a una persona jurídica del tipo
o clase referidos.
Ahora bien, es sabido que si bien poseen activos inmateriales, de éstas no
cabe hablar en cuanto a “inmateriales” en el sentido en que hemos empleado
más arriba. En efecto, los activos inmateriales como el nombre, la reputación o
incluso el posicionamiento en el mercado, si bien son incorporales, no por ello
dejan de ser activos, en su acepción más técnica. Esto es, componen parte del
patrimonio de la persona jurídica y no una parte de su subjetividad extrapatri-
monial, como el caso de las fundaciones aludido más arriba. Por ende, todo daño
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JURISPRUDENCIA
merciales, esto es, pérdida de chance. Ello, además, ha sido abonado indirecta-
mente con las instrumentales de fs. 146, 151, 181/2, 193/4 y 198, en las que
entidades bancarias –típicas intermediadoras del crédito y del factor capital,
esencial en el funcionamiento de las empresas- y proveedores de bienes y servi-
cios dan cuenta de que a los clientes inhabilitados normal y usualmente se les
priva de crédito. De este modo, no es necesario probar qué negocios concretos
fueron frustrados, sino solo que se ha perdido la ocasión o eventualidad de
dichos negocios. Ésta es, desde luego, la naturaleza propia y peculiar de la
“pérdida de chance”: su carácter hipotético y eventual, y no cierto y actual.
Asimismo, como no se requiere la prueba de la concreción de los negocios efec-
tivamente frustrados, tampoco podrá probarse –ni será necesario– la cuantifi-
cación exacta de las pérdidas en pecunia derivadas de la frustración. Esto debe-
rá deducirse razonable y prudentemente por el órgano juzgador, teniendo como
parámetro el volumen de los negocios y la entidad del patrimonio de la sociedad,
así como la extensión en el tiempo –o trayectoria temporal- de la empresa.
En suma, se concluye que el daño reclamado es resarcible, pero bajo el
rubro de daño patrimonial –recalificación que es de iure y se hace por aplicación
del principio iura novit curia–. Y tomando en consideración los parámetros
referidos, que surgen de la instrumental de fs. 16/17 y 24/48, se estima prudente
la cuantificación del mismo en la suma de G. 200.000.000 (doscientos millones
de Guaraníes), en la cual ha de ser fijada la condena indemnizatoria. El apar-
tado 2º de la resolución apelada debe ser revocado en este sentido.
En lo atinente a la procedencia de los intereses desde la interposición de la
demanda, coincido con el Tribunal en que los mismos no fueron reclamados en
el escrito de demanda; por tanto, vista la forma en que fue trabada la litis, dicha
pretensión deviene improcedente. Esto sin perjuicio de los intereses moratorios
que pueda generar el eventual incumplimiento de la condena establecida en la
sentencia, desde el reclamo de pago por parte de los demandantes. La resolución
apelada debe ser confirmada en este punto.
Las costas deben ser impuestas a la parte demandada y perdidosa, Banco
del Paraná S.A., en las tres instancias.
A SUS TURNOS, LOS SEÑORES MINISTROS BAJAC ALBERTINI Y
NÚÑEZ DIJERON: Que se adhieren al voto que precede, por sus mismos fun-
damentos.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando SS.EE. todo por ante mí,
de que certifico, quedando acordada la sentencia que inmediatamente sigue:
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JURISPRUDENCIA
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JURISPRUDENCIA
Sin embargo, se constata de la lectura del voto del Conjuez Ruperto Maciel
Ortíz –al cual se adhirió el Magistrado José Valiente González– el rechazo de
dicha interpelación, y ello confirma el tercer apartado de la Sentencia de Prime-
ra Instancia, la cual dispuso: “NO HACER LUGAR, con costas, a la demanda
reconvencional sobre obligación de hacer escritura pública y de transferir in-
mueble deducida en autos por el señor ANTONIO HILARIO BAGGIO”.
A este respecto (ver fs. 205 vlto.) el Conjuez Maciel Ortíz refirió: “En cuanto
al punto tres de la sentencia recurrida, ella debe ser confirmada, en primer
lugar por adecuarse dicho criterio a la procedencia de la demanda principal”.
El Principio de Trascendencia determina la procedencia de la nulidad siem-
pre que exista perjuicio. Y en la situación previamente descripta no se aprecia
aquel, pues la falencia en el “resuelve” del Fallo se juzgó en su exordio.
En consecuencia, el Derecho del reconviniente no solo ha sido objeto de
estudio, también juzgamiento por lo que no existe menoscabo alguno. Debo
indicar, además, que la nulidad no pretende asegurar acatamiento irrestricto
de las formas per se, como sí el cumplimiento de las finalidades contempladas
en la Ley.
Es por ello, que pese a lo señalado, no se advierten en la Sentencia en
estudio defectos o vicios que justifiquen la declaración de nulidad de oficio en los
términos que autorizan los Artículos 113 y 404 del Código Procesal Civil. Por
ello, tendrá que declararse Desierto el Recurso de Nulidad. Así voto.
A su turno el Ministro José Raúl Torres Kirmser manifestó que: Si bien este
recurso fue fundado en forma promiscua con el recurso de apelación también
interpuesto, las disposiciones de los Arts. 420 y 113 del Código Procesal Civil
imponen su estudio de forma oficiosa, específicamente en lo referente a la obser-
vancia del principio de congruencia que debe primar en toda resolución judicial,
según el cual el órgano jurisdiccional debe pronunciarse sobre todas y cada una
de las cuestiones alegadas y probadas por las partes, conforme con el deber
establecido por el inc. d) del Art. 15 del Código Procesal Civil.
En este sentido, con anterioridad se ha dejado sentado: “Todas las conclu-
siones a las que se arriban por vía de razonamiento en los considerandos de una
sentencia, deben reflejarse asertiva y expresamente en su resuelve, pues ésta es
la parte decisoria del fallo y constituye luego el título que servirá de base para
su ejecución. Cualquier imprecisión en este sentido redundará sin duda en
deficiencias que podrían obstar al cumplimiento voluntario o coactivo de la
sentencia” (Corte Suprema de Justicia, Sala Civil, A. y S. Nº 420, 6/4/2007).
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Por lo tanto, las pruebas testificales de fs. 116 y 131 no son idóneas para
probar la existencia del contrato de compraventa de cuotas sociales en virtud de
lo establecido por los Arts. 703, 704, 705 y 706 del Código Civil, ya que el recon-
viniente no alegó ni probó la imposibilidad de obtener la prueba escrita; ni
presentó ningún documento que pueda ser tenido como principio de prueba por
escrito, pues no probó que los documentos presentados hayan emanado del
adversario o que se refieran al negocio alegado; ni ha logrado demostrar que la
adversa haya recibido alguna prestación relacionada al contrato. En consecuen-
cia, el supuesto contrato debe ser probado por escrito –dado el precio invocado
por el reconviniente como contraprestación de las cuotas sociales– y, al no existir
documento válido –el de fs. 54/5 no lo es, por carecer de firma– que así lo de-
muestre, debe tenerse por inexistente y la demanda de cumplimiento de contra-
to de compraventa de cuotas sociales debe ser rechazada –Art. 706 del Código
Civil–. La sentencia apelada debe ser confirmada en este punto.
En consecuencia, la demanda reconvencional por transferencia de inmue-
ble y cumplimiento de contrato de compraventa de cuotas sociales debe ser
rechazada y la sentencia apelada debe ser confirmada en lo atinente a este
pronunciamiento.
Conforme con lo dispuesto por el Art. 408 del Código Procesal civil, no
corresponde la imposición de costas a los jueces, ya que a f. 226 la parte deman-
dante se opuso a la declaración de la nulidad e inclusive pretendió que la omi-
sión del pronunciamiento sea interpretada como el rechazo de la demanda re-
convencional. El rechazo de esta pretensión justifica que cargue con las costas
en forma proporcional con la parte reconviniente y perdidosa en lo referente al
fondo de la cuestión –quien deberá soportar la mayor parte de las costas, dada
la entidad de su vencimiento, constituida por el rechazo de las demandas recon-
vencionales–. En consecuencia, las costas deben ser impuestas en forma propor-
cional en un 20% a la parte reconvenida y en un 80% a la reconviniente, de
conformidad con lo dispuesto por los Arts. 408 y concordantes del Código Proce-
sal Civil, por el concurso de vencimientos recíprocos en la forma indicada.
A su turno el Ministro Miguel Oscar Bajac Albertini expresó que: Si bien,
en la parte resolutiva la resolución que se pretende impugnar, no se consignó
expresamente lo referente al pronunciamiento de la demanda reconvencional;
considero igualmente que no corresponde anular el fallo, teniendo en conside-
ración que en el voto del Magistrado de la instancia inferior Ruperto Maciel
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JURISPRUDENCIA
Ortiz, con la adhesión del Magistrado José Valiente González, se pueden leer los
argumentos expuestos en cuanto a este punto, que finaliza, con la confirmación
del rechazo de la reconvención promovida. Aunque no se haya consignado en la
parte resolutiva la conclusión arribada y dado que la resolución en su punto I
revoca la de primera instancia, resulta lógica la conclusión determinada en
mayoría en el fallo recurrido. Además, al no haberse interpuesto ni fundado este
recurso, me adhiero al voto del Dr. Cesar Garay. ES MI VOTO.
A la segunda cuestión planteada el señor Ministro César Antonio Garay
prosiguió diciendo: Clovis Silvano Preto promovió demanda de Rendición de
cuentas y disolución y liquidación de la sociedad comercial contra Antonio Hi-
lario Baggio con quien constituyó una firma comercial denominada “GUARANÍ
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA” en el año 1996, dedicada a
la explotación de un complejo de aserradero de duración indeterminada, siendo
el demandado socio gerente quien realizaba funciones de administración y re-
presentación de la sociedad, obligado a rendir cuentas anualmente de la gestión
realizada, sin haberlo hecho hasta la fecha, según el Actor.
Antonio Hilario Baggio –al contestar la demanda– negó los argumentos
esgrimidos, reconoció que formaron conjuntamente la Empresa GUARANÍ S.R.L.
y que el actor le vendió sus cuotas sociales y aún habiendo recibido el precio de
las mismas se negó a suscribir el acuerdo aduciendo arrepentimiento sin haber
devuelto la suma entregada en tal concepto, debiendo por estas circunstancias
clausurar las actividades de la Empresa. Finalizó demandando reconvencional-
mente al actor por obligación de transferir cuotas sociales e inmueble por escri-
tura pública.
El Actor –al contestar la demanda reconvencional– negó los términos de la
misma y redarguyó (ver fs. 85) los instrumentos obrantes a fs. 54/61.
Por S.D.N° 221, del 5 de diciembre del 2006, el Juzgado de Primera Instan-
cia en lo Civil, Comercial y Laboral de Primer Turno, de la Circunscripción
Judicial de Amambay, resolvió rechazar la demanda por disolución de sociedad
y rendición de cuentas. Igualmente, rechazó la demanda reconvencional respec-
to a obligación de hacer escritura pública, considerando: “...se tiene probado que
el actor efectivamente cedió sus cuotas sociales al demandado conforme se des-
prende las constancias en los respectivos recibos expedidos por este y agregados
a fs. 57/60... se puede válidamente deducir que al vender el actor sus cuotas
sociales lógicamente esto ha significado la enajenación de todos los bienes que
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JURISPRUDENCIA
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mente con las demás pruebas, y de acuerdo con los principios de la sana crítica.
La confesión espontánea que resultase de los escritos respectivos de demanda
o contestación, y que también podrá prestarse en cualquier estado del juicio,
hará plena prueba”.
Entonces, la viabilidad de la confesión ficta, sin embargo, debe ser aprecia-
da conforme a las demás pruebas producidas y a Principios de la Sana Crítica,
tal como establece el precepto legal más arriba trascripto.
En el expresado orden de probanzas, a fs. 1/6 obra la Escritura Pública Nº
78 del 25 de Mayo de 1.996 formalizada entre Antonio Hilario Baggio y Clovis
Silvano Preto a través de la cual se creó una Sociedad Comercial de Responsa-
bilidad Limitada denominada GUARANÍ S.R.L., teniendo un capital de Gs.
170.000.000 dividido en 170 cuotas sociales de Gs. 1.000.000 cada una, inte-
grando la cantidad de 85 cuotas cada socio.
Este documento, en su cláusula séptima, dice: “Se requiere común acuerdo
entre los socios para: decidir y ejecutar la contratación de préstamos, créditos o
financiamientos; constituir garantías reales sobre bienes de la sociedad; cambio
de objeto; constitución y traslado de sucursales, agencias o filiales; la fusión con
otra sociedad; negociar sobre el patrimonio global de la sociedad. Toda resolu-
ción de esta índole, deberá hacerse constar en acta asentada en el libro de actas
de la sociedad”.
Asimismo, la cláusula octava, dispone: “La voluntad de los socios en las
deliberaciones de los asuntos que interesen a la sociedad, se expresarán en
resoluciones adoptadas en REUNIONES ORDINARIAS que se llevarán a cabo
una vez por año...”.
Por otra parte, en la cláusula novena se lee: “Las resoluciones adoptadas en
las reuniones, se consideran válidas, cuando sean adoptadas por el voto favora-
ble de ambos socios...”.
La cláusula décimo séptima establece: “La disolución y liquidación de la
sociedad se regirá por las disposiciones del Código Civil”.
Como se podrá apreciar -del estudio de las constancias del Juicio- no se ha
respetado ninguna de éstas cláusulas como tampoco las disposiciones concer-
nientes del Código Civil, siendo estos argumentos demostrados a continuación:
A fs. 54/5 rola un instrumento privado sin firmar por el cual Clovis Silvano
Preto se compromete a transferir sus cuotas sociales a Antonio Hilario Baggio.
Al respecto, el Art. 399 del Código Civil, dispone: “Los instrumentos priva-
dos podrán ser otorgados en cualquier día, y ser redactados en la forma e idioma
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
que las partes juzguen convenientes, pero la firma de ellas será indispensable
para su validez, sin que sea permitido substituirla por signos, ni por las iniciales
de los nombres o apellidos”
A fs. 57/8 se encuentran dos recibos por la suma de R$ 35.000, por pago de
la segunda cuota de la venta de la maderera GUARANÍ S.R.L. y la tercera cuota
del pago de maquinaria de aserradero en portugués, con sus respectivas traduc-
ciones al español (fs. 59/60).
Corresponde señalar que las instrumentales obrantes a fs. 56, 57 y 58
fueron supuestamente firmadas por Clovis Preto, no obstante, fueron redargüi-
das por el actor.
Asimismo, el Art. 404 del Código de Fondo, establece: “Toda persona contra
quien se presentare en juicio un instrumento privado cuya firma se le atribuye,
deberá declarar si la firma es o no suya. Los sucesores podrán limitarse a ma-
nifestar que ignoran si ella es o no la causante. Si la firma no fuere conocida, se
ordenará el cotejo de la misma, sin perjuicio de los demás medios de prueba para
acreditar su autenticidad. El reconocimiento judicial de la firma importa el del
cuerpo del instrumento”.
Además, los documentos que lucen a fs. 56/8 fueron redargüidos por el actor
y posteriormente no reconocidos en Juicio y tampoco se realizó pericia alguna
tendiente a demostrar si fueron efectivamente signados por el accionante.
Igualmente, a fs. 134 obra una certificación de firma del actor y a fs. 68 corre
una nota firmada por Clovis Preto, cuyas firmas no coinciden con los documen-
tos de fs. 56/7. Sin embargo, coinciden con la firma estampada a fs. 58 consisten-
te en un recibo firmado en concepto de la 3ª cuota de maquinaria de aserradero
y no por pago de venta de su parte de la “GUARANÍ SOCIEDAD DE RESPON-
SABILIDAD LIMITADA”.
De todo ello se advierte que los documentos que justifican la posición asu-
mida por el demandado, no cumplen con los requisitos dispuestos en los Artícu-
los 399 y 404 del Código Civil, pues algunos carecen de firma (fs. 54/5) y otros
cuyas firmas no fueron reconocidas contra quien se opuso (fs. 56/8).
En lo que concierne al reconocimiento de las presuntas rúbricas del actor
estampadas en los instrumentos privados presentados en Juicio, ambas Partes
fueron negligentes: la actora al no solicitar una nueva audiencia de absolución
de posiciones según lo dispuesto en el Art. 291 del Código Procesal Civil y la
reconviniente por no haber requerido –ante estas circunstancias– la realización
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Art. 1.004 del Código Civil: “La sociedad podrá disolverse a instancia de cual-
quiera de los socios: […] c) cuando fuere de término ilimitado”, ya que no tiene
interés en continuar con la sociedad. El demandado solamente se opuso a la
pretensión de disolución y liquidación alegando que el accionante ya no revestía
la calidad de socio y que las actividades de la sociedad ya se habían suspendido
y por lo tanto no podía ser disuelta ni liquidada. Como en estos autos quedó
demostrado que el accionante todavía reviste la calidad de socio, el primer
argumento es irrelevante y en cuanto a la suspensión de actividades de la socie-
dad, debe decirse que es inocua para obstar la pretensión de disolver la sociedad
ya no implica la extinción de la persona jurídica ni la liquidación de su patrimo-
nio, sino que es tan solo una medida adoptada para evitar la generación de
débitos laborales y fiscales. Dado que la duración de la sociedad es por tiempo
ilimitado –cláusula 2ª de los estatutos– y que el demandado no alegó que la
renuncia sea intempestiva o de mala fe, sino por el contrario, en su escrito de
demanda reconoció haber realizado un acto extraordinario, cual es ordenar la
suspensión de actividades de la sociedad, sin dar participación a su colega ge-
rente y socio; no cabe otra opción que reconocer como lícito el pedido del deman-
dante de disolver y liquidar la sociedad, en los términos del Art. 1.004, inc. c) del
Código Civil.
Por lo expuesto, corresponde confirmar el acuerdo y sentencia apelado en
cuanto hizo lugar a la demanda de rendición de cuenta, aclarando que la misma
deberá producirse desde el 25 de mayo de 1996 e, igualmente, corresponde
hacer lugar al pedido de disolución y liquidación de la sociedad Guaraní S.R.L.,
debiendo declararse, en consecuencia, disuelta la sociedad Guaraní S.R.L. y
ordenar su liquidación.
Las costas de esta instancia deben ser impuestas a la parte perdidosa y
demandada.
A su turno el Ministro Miguel Oscar Bajac Albertini dijo: La sentencia
recurrida resolvió: “REVOCAR el apartado segundo de la resolución apelda en
consecuencia, HACER LUGAR a la demanda sobre Disolución y Liquidación de
la Sociedad Guaraní S.R.L. y de rendición de cuentas deducidas en autos…”.
El argumento del decisorio está sustentada en dos aspectos resaltantes;
primero, en que la sociedad, conformada por el actor y el demandado con poste-
rioridad al 30 de abril de 2003, no se hallaba clausurado al no existir acuerdo
entre los socios para disolverla, conforme lo establece el Art. 700 inc. h) del
Código Civil Paraguayo.
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intereses entre los socios que obligaron a la parte actora a iniciar acciones
judiciales en el ámbito civil (Intervención Judicial) y penal (lesión de confianza)
contra los directivos de la empresa, debió publicarse en uno de gran circulación.
(Voto de la mayoría)
SOCIEDAD ANONIMA. Derechos y obligaciones de los socios.
La finalidad del Edicto es la publicidad; y para los diversos tipos de asuntos
Judiciales o Administrativos, las leyes nacionales exigen la publicación en medios
masivos de comunicación escrita, con el fin de que el mayor número de personas
que tengan interés puedan informarse y acudir ante un Juzgado, ante las de-
pendencias que ordenaron la publicación o en los lugares indicados para uno u
otro acto, para hacer efectivo sus derechos.
SOCIEDAD. Publicidad asamblea ordinaria.
La publicación de edictos de las asambleas societarias debe constituirse en
medio idóneo que asegure la debida publicidad con la mayor circulación de la
información para que todos los accionistas, puedan tener conocimiento de la
convocatoria y poder así defender sus derechos societarios.
SOCIEDAD. Publicidad asamblea ordinaria.
El Diario Correo Comercial no es de gran circulación o de venta masiva ya
que originalmente fue constituida, con los auspicios del la Corte Suprema de
Justicia, como un medio para: “defender, difundir, la verdad y la justicia en
forma exclusiva a través de la pluma y de los grandes pensadores doctrinarios
del derechos”. Puede deducirse que era de naturaleza eminentemente jurídica
y otorgaba espacio a los magistrados y profesionales del derecho a expresar sus
opiniones.
SOCIEDAD. Publicidad asamblea ordinaria.
En cuanto a su venta, el Correo Comercial no tiene el carácter de público
debido a que los puestos para el efecto se encuentran limitados a su casa central
y en sedes judiciales, que como se sabe, estas últimas, no se encuentran abiertas
al público todos los días de la semana, circunscribiéndose su tirada a la cantidad
de anunciantes.
SOCIEDAD. Publicidad asamblea ordinaria.
Los diarios de gran circulación de la República facilitan el acceso de la
información a cualquier ciudadano en los puestos de venta en innumerables
lugares así como también a través de sus distribuidores y vendedores.
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dejar sin valor todos sus efectos jurídicos; IMPONER las costas a la perdidosa;
ANOTESE, regístrese y remítase copia ala Excma. CorteSuprema de Justicia ”
(fs. 1.071/1.118).
Por S. D. Nº 644, dictada el 20 de Agosto del 2.008 por el Juzgado de Primera
Instancia Civil y Comercial de Octavo Turno, se resolvió: “1) NO HACER LU-
GAR, con costas, a la excepción de falta de acción planteada por la firma SEGU-
RIDAD PARAGUAYA S.A.; 2-)HACER LUGAR, con costas, a la demanda de
nulidad de las asambleas generales ordinarias de accionistas de la firma LORD
LEATHER S.A., celebrada el 14 de Abril de 2003 y el 20 de enero de 2004 y, en
consecuencia, anular todos los actos jurídicos celebrados por la empresa a partir
del 14 de Abril de 2003 hasta la fecha; 3-) HACER LUGAR, con costas, a la
demanda de nulidad de todas las actas de Directorio de la firma LORD LEA-
THER S.A., correspondientes a todas la reuniones realizadas a partir del 14 de
abril de 2003 hasta la fecha; 4) HACER LUGAR, con costas, a la demanda de
nulidad del contrato de compraventa celebrado el 2 de abril de 2003, entre la
firma LORD LEATHER S.A. y la firma SEGURIDAD PARAGUAYA S.A. (SE-
GUPAR S.A.); 5) HACER LUGAR, con costas, a la demanda de nulidad de las
escrituras públicas Nº 13 y Nº 18, autorizadas porla Esc. Nelly Isabel Acuña
Talavera del 29 de marzo y del 12 de abril de 2004, respectivamente, cancelando
sus anotaciones registrales correspondientes enla Dirección Generalde los Re-
gistros Públicos; 6) DISPONER la reivindicación a favor de la firma LORD
LEATHER S.A. dela Finca Nº 17.265 del Distrito de San Roque y dela Finca
Nº 6.893 del Distrito de Pedro Juan Caballero, y de todos los bienes muebles
individualizados en el contrato del 2 de abril de 2003, celebrado entre las firmas
LORD LEATHER S.A. y SEGURIDAD PARAGUAYA S.A., ordenando que la
firma SEGURIDAD PARAGUAYA S.A. desocupe los inmuebles reivindicados
en el contrato del 2 de abril de 2003, celebrado entre las firmas LORD LEATHER
S.A. y SEGURIDAD PARAGUAYA S.A., ordenando que la firma SEGURIDAD
PARAGUAYA S.A. desocupe los inmuebles revindicados y devuelva los bienes
muebles aludidos en el plazo no mayor a diez días civiles, contados a partir de
que la presente resolución quede firme y ejecutoriada; 7-) HACER LUGAR, con
costas, a la demanda de remoción de los administradores de la firma LORD
LEATHER S.A., señores Favio Riva Crovato, Jorge Riva Bogarín y Héctor Dol-
dàn y, en consecuencia, inhabilitarlos para administrar dicha sociedad; 8-)
LIBRAR oficio ala Dirección Generalde los Registros, una vez que quede firme
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perjuicio de los demás accionistas con deudas irreales, préstamos y ventas fic-
ticias entre otros. En virtud a estos fundamentos solicitó la revocatoria de la
sentencia dictada por el Tribunal de Apelación y consecuentemente, exigió un
pronunciamiento como la dictada por el juez de la instancia originaria.
La norma contenida en el Artículo 1082 hace referencia al primer agravio,
esto en alusión a la publicación realizada en el Diario Correo Comercial. Esta
expresa: “La asamblea será convocada por medio de publicaciones hechas en un
diario durante cinco días, con diez de anticipación, por lo menos y no más de
treinta. Deberá mencionarse el carácter de la asamblea, fecha, hora y lugar de
reunión, orden del día y los requisitos especiales exigidos por los estatutos para
la participación de los accionistas. La segunda convocatoria, por no haberse
llevado a cabo la asamblea, se hará dentro de los treinta días siguientes, y las
publicaciones se efectuarán por tres días con ocho de anticipación como míni-
mo”. Esta disposición esta también en el estatuto social de la empresa en su Art.
17.
La citada regla no hace distinción de que la publicación deba hacerse en un
diario de gran circulación, sin embargo, coincido plenamente con el Ministro
preopinante, cuando refiere que la publicación debió ser realizada en algún
periódico de gran circulación en la República, al existir conflictos de intereses
entre los socios que obligaron a la parte actora a iniciar acciones judiciales en el
ámbito civil (Intervención Judicial) y penal (lesión de confianza) contra los di-
rectivos de la empresa.
Cabe acotar que la finalidad del Edicto es la publicidad; y para los diversos
tipos de asuntos Judiciales o Administrativos, las leyes nacionales exigen la
publicación en medios masivos de comunicación escrita, con el fin de que el
mayor número de personas que tengan interés puedan informarse y acudir ante
un Juzgado, ante las dependencias que ordenaron la publicación o en los luga-
res indicados para uno u otro acto, para hacer efectivo sus derechos.
Principalmente, la publicación de edictos de las asambleas societarias debe
constituirse en medio idóneo que asegure la debida publicidad con la mayor
circulación de la información para que todos los accionistas, puedan tener cono-
cimiento de la convocatoria y poder así defender sus derechos societarios.
Bien sabido es que el Diario Correo Comercial no es de gran circulación o de
venta masiva ya que originalmente fue constituida, con los auspicios del la
Corte Suprema de Justicia, como un medio para: “defender, difundir, la verdad
y la justicia en forma exclusiva a través de la pluma y de los grandes pensadores
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JURISPRUDENCIA
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JURISPRUDENCIA
como así también su responsabilidad por daños. En ese orden, el Artículo 1111
del Código Civil dice: “Los directores responden ilimitada y solidariamente ante
la sociedad, los accionistas y los terceros por la inejecución o mal desempeño del
mandato, así como por violación de la ley o de los estatutos, y cualquier otro
perjuicio ocasionado por dolo, abuso de facultades, o culpa grave”.
Partiendo de la publicación en un diario de poca circulación existiendo en
ese entonces, acciones judiciales contra estas personas, que posteriormente
fueron designadas en la asamblea irregular, realizando a su vez, actos nulos en
perjuicio de terceros, demostrando un actuar negligente y celebrando actos que
perjudicaron patrimonialmente a la sociedad y por ende, a sus demás socios.
Como colofón, es oportuno traer a colación la doctrina moderna al respecto
concordante con la jurisprudencia de esta máxima instancia señala que la ley
tiene previsto derechos esenciales y límites necesarios de cada socio, cuya vo-
luntad expresada a través de la Asamblea deben encuadrarse dentro de los
márgenes del orden público propiciando la debida tutela al interés social e
individual de cada integrante de la sociedad.
Resulta oportuno citar a Velázquez Guido, que en su obra titulada: “Socie-
dades Anónimas”. P. 200, comentando el Artículo 1.098 del Código Civil Para-
guayo que expresa: “Según De Gásperi, el derecho de impugnación nace como
protección de la minoría y del socio singular. El derecho de impugnación aparece
también como una garantía para las minorías; una medida contra el ‘cesarismo’
de las mayorías asamblearias en los casos de violación de la Ley, del estatuto o
del reglamento”.
Conforme a la doctrina aludida puede concluirse entonces, que al haberse
soslayado derechos esenciales del accionante como socio y perjudicado por las
decisiones irregulares ante la falta de debida publicidad contraviniendo la nor-
ma del Artículo 1.082 del Código Civil y el Artículo 17 del estatuto Social; deben
declararse nulas las publicaciones de las convocatorias, y con ellas, las Actas del
Directorio de Lord Leather S.A. y todos los actos, gestiones y decisiones que
fueron su consecuencia, como la transferencia de los bienes contenidos en el
contrato de compraventa celebrado el 2 de abril de 2003 (fs.136 y sigts.). Asimis-
mo, corresponde la procedencia de la remoción de los administradores en virtud
a lo dispuesto en el Artículo 1.111 de la norma de fondo, sustentadas todas en las
probanzas rendidas en autos, así como las documentales obrantes en las dili-
gencias preparatorias iniciado por Luis Antonio Zarza Figueredo.
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JURISPRUDENCIA
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JURISPRUDENCIA
treinta días siguientes, y las publicaciones se efectuarán por tres días con ocho de
anticipación como mínimo”.
Analizado el fallo impugnado, advertimos que el Tribunal de Apelaciones,
no halló defectos en la publicación efectuada a través del Correo Comercial.
Efectivamente, el voto mayoritario, cuestionado por los Apelantes, sostuvo que
la convocatoria a la asamblea mediante la publicación de edictos en el Correo
Comercial, revestía de total validez, exponiendo los argumentos que sostienen
dicha afirmación. Contrariamente, el Juzgador A quo, en la S.D. Nº 644, sostu-
vo: “De ahí que el juzgado considere que –habiendo conflicto de los intereses
societarios– la convocatoria de asamblea en el Correo Comercial, por sus carac-
terísticas de publicación limitada y sin circulación masiva, no cumplió con las
formalidades legales y, por tanto, anula la citación realizada al dejar a los
accionistas ausentes en indefensión social”; este razonamiento lo llevó a inferir
que la publicación no ha cumplido o alcanzado su fin, vale decir, el de otorgar
publicidad al llamado, pues, mediante dicho medio, no se garantiza ni asegura
el conocimiento de todos los Accionistas para la concurrencia a la asamblea, los
que deben ser extremados en caso de existir “conflictos de intereses societarios”.
A esta conclusión, el voto mayoritario del Tribunal de Alzada le restó pre-
cisión y la valoró viciada y errónea. En efecto, el Tribunal, sustentó que el
Código Civil, en el Artículo 1082, solo impone que la publicación se realice en un
“diario” sin formular algún agregado o precisión sobre si éste deba tratarse de
uno determinado o que requiera ciertas cualidades en cuanto a circulación masiva
dentro del territorio nacional. Señalaron que el A quo, carece de facultades para
realizar una interpretación distinta de la palabra empleada en la disposición
del Art. 1082, pues, no se hallan configurados los presupuestos como para rea-
lizar una interpretación extensiva del texto de la ley.
Abordado el asunto, debe señalarse que no se advierte algún defecto en este
razonamiento del Tribunal. Conforme pudimos observar de la atenta lectura del
fallo puesto en crisis, como de las constancias de autos, la convocatoria a asam-
blea fue ejecutada con sujeción a lo que dispone el Art. 1082 del Código Civil y
los propias disposiciones estatutarias de la sociedad “Lord Leather S.A.”. Debe
tenerse en cuenta las pautas consagradas en el Artículo 6 del mismo cuerpo
legal, la que establece como punto de partida para la resolución de una cuestión
determinada a la “palabra” de la ley. En el particular, la legislación civil dispone
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JURISPRUDENCIA
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JURISPRUDENCIA
ción de los mismos, para el caso de que no hayan acatado voluntariamente tal
decisión.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa. Acción social.
El accionista individual tiene una acción de responsabilidad para el caso de
que la sociedad o sus directores le provoquen perjuicios directos, acción que será
contractual o extracontractual, según que el acto lesivo importe incumplimien-
to del contrato social, los estatutos o las relaciones sociales derivadas de la Ley;
y será extracontractual si proviene de un ilícito cometido por la sociedad contra
uno de los socios, pero no en su carácter de tal, sino como cualquier tercero. Esta
acción es siempre resarcitoria de los daños y perjuicios y no implica el derecho
de solicitar ni obtener la remoción de los directores o administradores.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa. Accion social. Acreedores.
Los acreedores terceros de la sociedad tienen acción contra los administra-
dores para conservar la intangibilidad del patrimonio social, en los términos del
Art. 1115 del Cód. Civil.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa. RESPONSABILIDAD EXTRACON-
TRACTUAL.
Hay actuación personal del administrador que causa un daño con infrac-
ción de deberes elementales de cuidado en todos los casos de producción dolosa
de los daños por parte del administrador. Encajan aquí los casos de actuación
del administrador, en el marco formal de sus competencias pero con abuso de
poder, es decir, persiguiendo su propio interés y no el de la sociedad.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa. RESPONSABILIDAD EXTRACON-
TRACTUAL.
También responde el administrador cuando él haya creado personalmente
la fuente del riesgo o lo haya incrementado. En tales casos, el deber de tomar las
precauciones necesarias para evitar el daño a terceros pesa personalmente
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sobre el administrador. Estos son los casos en los que, con mayor claridad, puede
afirmarse que el tort o delictum fue cometido personalmente por el administra-
dor y en los que la equiparación con la responsabilidad externa de los trabaja-
dores es absoluta.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa. RESPONSABILIDAD EXTRACON-
TRACTUAL.
Responde igualmente el administrador que realice una actividad de la que
pueda deducirse que lleva aparejada una posición de garante.
SOCIEDAD. Asamblea de accionistas. Administración de la Socie-
dad. Responsabilidad personal del Administrador. LEGITIMACIÓN
PROCESAL. Legitimación activa. RESPONSABILIDAD EXTRACON-
TRACTUAL.
El mero hecho de la denuncia o su desestimación en sí no constituyen actos
ilícitos, sino tan solo cuando la denuncia haya sido notoriamente infundada,
configurando en este sentido un caso de ejercicio abusivo de un derecho o facul-
tad reconocido por el sistema jurídico, en los términos del Art. 372 del Código
Civil.
SOCIEDAD. DAÑOS Y PERJUCIOS. COSTAS. En el orden causa-
do.
El hecho de que la resolución de la cuestión sometida al órgano jurisdiccio-
nal haya requerido de una labor interpretativa importante por parte del órgano,
como consecuencia de la complejidad de la litis constituye un justificativo razo-
nable para la exoneración de las costas de la litis. Por lo tanto, corresponde
exonerar a la parte perdidosa de las costas de esta instancia, que en consecuen-
cia deben ser impuestas en el orden causado
CSJ. Sala Civil. 19/08/11. “José Aloisio Bamberg Krein c/ Dieter Eissler s/
Indemnización de Daños y Perjuicios y Daño Moral”. (Ac. y Sent. N° 616).
Previo estudio de los antecedentes, los señores Ministros de la Excma.
Corte Suprema de Justicia, Sala Civil y Comercial, resolvieron plantear las
siguientes.
CUESTIONES:
¿Es nula la Sentencia apelada?
¿Se halla ajustada a Derecho?
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JURISPRUDENCIA
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dictado por la Sala Civil: “El ejercicio de la acción por mal desempeño del man-
dato depende de una decisión de la asamblea, por lo que se da en denominarla
acción societaria. Tal como establece el art. 1114, el accionista solamente podrá
promoverla cuando ‘la acción no fuere iniciada dentro del plazo de tres meses,
contado desde la fecha del acuerdo’, o cuando la asamblea decida renunciar a la
acción o transigir, en cuyo caso podrá ser ejercida por los accionistas que se
hubieren opuesto’”. En este fallo se aprecia claramente que la interpretación
hecha del Art. 1111 se adecua a lo explicitado más arriba, en el sentido de que
no cualquier acto u omisión del administrador legitima a las personas detalla-
das en la norma –sociedad, accionistas o acreedores- a ejercer la acción de res-
ponsabilidad, sino que los requisitos para el ejercicio de dicha acción son desa-
rrollados en los artículos subsiguientes.
En sentido idéntico, en otro fallo nacional se ha establecido: “Los directores
y administradores de una sociedad anónima responden de su gestión en diver-
sos ámbitos, de conformidad con los Arts. 1.111, 1.112, 1.113 y 1.114 del Cód.
Civil. Así se pueden configurar distintos supuestos de responsabilidad de acción
social contra los directores por mal desempeño o inejecución de sus obligaciones,
violación de la ley o los estatutos y cualquier otro perjuicio causado al patrimo-
nio o a los intereses sociales. La acción social tiene por legitimado activo a la
propia sociedad, por lo cual se requiere siempre una decisión de la asamblea
previa a la promoción de la demanda. El socio, considerado individualmente,
tiene derecho de promover esta acción social ut singuli, pero sujeto a determi-
nados condicionamientos, a saber: que la acción social no se hubiera iniciado en
el plazo de tres meses de tomada la decisión o acuerdo asambleario y para el
supuesto de los accionistas que se han opuesto al quitus, vale decir, a la renuncia
o transacción de la acción, en la deliberación de la asamblea. La promoción de
la acción social, por cualquiera de estas dos vías, importa también la remoción
y reemplazo de los directores afectados y conlleva implícitamente la acción
judicial de remoción de los mismos, para el caso de que no hayan acatado volun-
tariamente tal decisión. Fuera de estos dos supuestos que representan en forma
directa a los intereses sociales, el accionista individual tiene una acción de
responsabilidad para el caso de que la sociedad o sus directores le provoquen
perjuicios directos, acción que será contractual o extracontractual, según que el
acto lesivo importe incumplimiento del contrato social, los estatutos o las rela-
ciones sociales derivadas de la Ley; y será extracontractual si proviene de un
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JURISPRUDENCIA
ilícito cometido por la sociedad contra uno de los socios, pero no en su carácter
de tal, sino como cualquier tercero. Esta acción es siempre resarcitoria de los
daños y perjuicios y no implica el derecho de solicitar ni obtener la remoción de
los directores o administradores. Por último, los acreedores terceros de la socie-
dad tienen acción contra los administradores para conservar la intangibilidad
del patrimonio social, en los términos del Art. 1115 del Cód. Civil” (Ac. y Sent.
N° 02 del 06/02/2001. Trib. de Ap. Civ. y Com. Tercera Sala).
Así, pues, el Art. 1111 del Código Civil debe ser interpretado conjuntamente
con los Arts. 1116 y 1833 del mismo cuerpo legal, en cuanto a la atribución de
responsabilidad externa del administrador, en forma solidaria a la responsabi-
lidad extracontractual que la sociedad pueda tener respecto de un tercero. Esto
quiere decir que la responsabilidad del administrador se hallará comprometida
en tanto y cuanto exista un acto ilícito, culposo o doloso, realizado por el admi-
nistrador que comprometa su responsabilidad respecto de tercero perjudicado.
En este sentido, autorizada doctrina tiene sentado: “Estamos en condicio-
nes de determinar cuándo responde extracontractualmente el administrador.
Así, hay actuación personal del administrador que causa un daño con infracción
de deberes elementales de cuidado en todos los casos de producción dolosa de los
daños por parte del administrador. La justificación es obvia: el artículo 1902 CC
impone un deber a todos y frente a todos de no causar daño voluntariamente al
patrimonio ajeno […] Encajan aquí los casos de actuación del administrador, en
el marco formal de sus competencias pero con abuso de poder, es decir, persi-
guiendo su propio interés y no el de la sociedad […] También responde el admi-
nistrador cuando él haya creado personalmente la fuente del riesgo o lo haya
incrementado. En tales casos, el deber de tomar las precauciones necesarias
para evitar el daño a terceros pesa personalmente sobre el administrador. Estos
son los casos en los que, con mayor claridad, puede afirmarse que el tort o
delictum fue cometido personalmente por el administrador y en los que la equi-
paración con la responsabilidad externa de los trabajadores es absoluta […]
Responde igualmente el administrador que realice una actividad de la que
pueda deducirse que lleva aparejada una posición de garante” (Águila-Real,
Jesús Alfaro, obra citada, págs. 30,31).
El actor de la presente demanda no produjo ninguna prueba tendiente a la
demostración de una supuesta conducta dolosa del demandado, orquestada con
la intención de provocarle algún perjuicio en su patrimonio o a su imagen y
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
reputación. Tampoco logró demostrar que haya sido el hoy accionado quien
haya tomado la iniciativa de investigar la gestión administrativa del deman-
dante, o que su voto haya sido decisivo en la asamblea que tomó dicha determi-
nación. De más está decir que el mero hecho de ejercer la administración de una
persona jurídica no constituye a la persona física que ejerza el cargo en un
garante respecto de los terceros que tengan algún tipo de relación con la persona
jurídica. Al respecto, doctrinariamente se ha establecido: “Así la existencia de
una competencia o un deber jurídico general de actuación no son bastantes para
fundar la imputación objetiva de un resultado dañoso puesto en marcha por un
tercero y que el titular de la competencia o sujeto del deber no ha evitado o
aminorado” (InDret. Revista para el análisis del Derecho. El guardián del via-
jero: la posición de garante de las empresas de transporte. Gómez Pomar, Fer-
nando. Barcelona, mayo de 2005. Pág. 6).
Por tanto, la actuación del demandado en estos autos no puede ser estudia-
da desde la perspectiva de su responsabilidad civil por la comisión de un hecho
ilícito, ya que su actuar se desarrolló en el marco de su actuación como órgano
de una persona jurídica, en la ejecución de una decisión asamblearia.
Una vez establecidos estos puntos, corresponde hacer una breve reseña
sobre el acto que el demandante reputa como el ilícito que justificaría su preten-
sión resarcitoria.
En estos autos, la conducta que agravió al accionante es una denuncia ante
el Ministerio Público. La denuncia o puesta en conocimiento a la autoridad
competente sobre la posible comisión de un hecho punible, es un derecho y una
obligación de las personas. Por ello, el mero hecho de la denuncia o su desesti-
mación en sí no constituyen actos ilícitos, sino tan solo cuando la denuncia haya
sido notoriamente infundada, configurando en este sentido un caso de ejercicio
abusivo de un derecho o facultad reconocido por el sistema jurídico, en los tér-
minos del Art. 372 del Código Civil.
El titular del derecho o facultad es la única persona que puede decidir sobre
la modalidad o forma en que pretende ejercer dicho derecho o facultad y, por
ende, es la única persona que puede ser pasivamente legitimada a responder
por las consecuencias que dicha conducta abusiva haya podido generar. En el
caso de autos, la denuncia fue promovida en ejecución de un mandato de la
máxima expresión de la voluntad societaria, es decir, en ejecución de un man-
dato asambleario. Por ende, el demandado no fue quien decidió o motivó dicho
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JURISPRUDENCIA
proceder, sino que se limitó a su actuación como órgano del ente. Por tanto, al no
reunirse elementos que denoten una conducta ilícita propia del demandado, el
mismo no es el sujeto pasivamente legitimado a estar en juicio para responder
a las pretensiones del actor por los daños sufridos como consecuencia de la
denuncia planteada por la persona jurídica.
Por todo lo expuesto, surge que la parte actora carece de acción contra los
codemandados, ya que debió dirigir su pretensión de indemnización de daños
contra la persona jurídica y no contra el administrador a título personal.
Por lo previamente expuesto, el acuerdo y sentencia apelado debe ser con-
firmado.
En cuanto a las costas de esta instancia, el Art. 193 del Código Procesal
Civil autoriza al órgano jurisdiccional a exonerar al litigante vencido de las
costas del proceso, siempre que encontrare razones para ello. Conteste con la
línea ya expuesta en fallos anteriores, el hecho de que la resolución de la cues-
tión sometida al órgano jurisdiccional haya requerido de una labor interpreta-
tiva importante por parte del órgano, como consecuencia de la complejidad de la
litis constituye un justificativo razonable para la exoneración de las costas de la
litis. Por lo tanto, corresponde exonerar a la parte perdidosa de las costas de esta
instancia, que en consecuencia deben ser impuestas en el orden causado.
A su turno el señor Ministro Bajac Albertini dijo:
Me adhiero al voto que antecede y me permito agregar cuanto sigue: En el
caso traído a estudio, el actor reclamó indemnización de daños y perjuicios al
Director de una empresa a raíz de la denuncia penal que éste último realizó, lo
cual, alega le causó los daños esbozados en el escrito inicial.
El Tribunal de Apelaciones decidió revocar la sentencia de Grado, al expre-
sar la falta de legitimación pasiva del demandado en autos. El actor recurrente
pide la revocatoria de dicho Acuerdo y Sentencia, basándose en la aplicabilidad
del Art. 1.111 del Código Civil.
Así las cosas, coincido plenamente con la postura asumida por mi predece-
sor en el uso de la palabra y avalada en reiteradas ocasiones por esta Corte, en
donde se refiere que las normas contenidas en el Código Civil Paraguayo deben
ser interpretadas –más aún si son del mismo capítulo– en forma conjunta y no
aislarlas; específicamente, vemos la interrelación existente entre el citado artí-
culo y los subsiguientes, dando el primero, el marco rector global en el que luego
se van desarrollando las especificidades que hacen a la responsabilidad del
administrador, según sea el caso.
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ACUERDO Y SENTENCIA Nº 82
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JURISPRUDENCIA
“Bien es cierto que la ley del lugar donde el contrato se celebra tiene en su
favor mayores posibilidades de ser conocidas por los contratantes… más cuando
se trata del contenido de un contrato celebrado con la finalidad precisa de pro-
ducir un determinado efecto extraterritorial, el criterio de la primacía de lalex
loci celebrationis resulta ineficiente… Pues aquel contenido nunca podrá concre-
tarse en los hechos, sino es en conformidad con las leyes vigentes en el territorio
donde los actos pueden o deben ser realizados… En otros términos cuando las
partes contratantes han previsto que todo lo convenido o parte de él deba ejecu-
tarse en ámbito distinto de aquel que rige la ley del lugar de celebración del
convenio... debe resolverse a favor de la primacía de las leyes vigentes en el lugar
de la ejecución, desde que las obligaciones creadas por la convención no resulta-
rán por principio exigibles si estas leyes no les confieren exigibilidad” (Ibídem:
pág. 1.025).
Igual posición jurídica ejecucionista es el que predomina en el Tratado de
Montevideo de 1940, vigente en nuestro país.
Por eso, más allá que el Artículo 22 del Código Civil establezca que “los
Jueces y Tribunales aplicarán de oficio las leyes extranjeras”, no puede soslayar-
se que existe norma específica que dispone cuál es la Ley de Fondo aplicable a
los Actos Jurídicos –en cuanto a su formación, prueba, validez y efectos– siendo
el Contrato el Acto Jurídico por excelencia, disposición que se impone –a no
dudarlo– sobre el citado Artículo 22, el que será aplicable –en todo caso- para
otras situaciones.
En estas condiciones, corresponde declarar la nulidad del Fallo impugna-
do, pues que se ha conculcado lo establecido en los Artículos 256 de la Constitu-
ción Nacional y 15, inciso b), del Código Procesal Civil, al haberse juzgado y
resuelto en base a legislación inaplicable, circunstancia que torna arbitraria a
la Resolución.
Al declarar la nulidad, correspondería aplicar el Artículo 406 del Código
Procesal Civil y resolver la cuestión de Fondo. Sin embargo, a fin de garantizar
el Principio de doble Instancia, corresponde en Derecho remitir expediente al
Tribunal de Apelación que sigue en orden de Turno, a fin que juzgue conforme
a Derecho. Las Costas deberán imponerse en el orden causado, de conformidad
al Artículo 193 del Código Procesal Civil, considerando la razón probable que
pudo haber tenido el accionado para litigar. Así voto.
A su turno el Ministro Raúl Torres Kirmser dijo: En cuanto al Recurso de
Nulidad: En estos autos no se advierten vicios o defectos que ameriten declarar
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
a la ley italiana: a un régimen jurídico diferente, por ende, de aquel del contrato.
La cosa puede provocar alguna perplejidad, no tanto porque el acuerdo relativo
a la ley aplicable puede ser (y normalmente es) expresado en el mismo documen-
to del contrato ‘principal’, sino más bien porque muchas veces dicho acuerdo es
un elemento de la convención comprendida como operación sustancial, esto es,
hace de contraprestación a cualquier concesión particular hecha por la contra-
parte, o también es reflejo de una diferencia de posiciones entre los contratantes
[…] Ello, aun así, carece de relevancia: cuenta solamente el orden lógico, que –
como escribe BalladorePallieri (p. 315)– es el siguiente: ‘hay una norma de
derecho internacional privado que reconoce la autonomía de los contratantes;
en base a esta norma los interesados disponen la designación de la ley compe-
tente para el contrato que pretenden concluir o que han concluido; en base a esta
ley, declarada y devenida competente, se procede al examen del contrato” (Tito
Ballarino. Diritto Internazionale Privato. Edizioni CEDAM, Padova, Italia, 1982.
Pág. 703).
Esta postura, además, es la impuesta por el Art. 297 del Código Civil Para-
guayo, sobre el que ya se ha hecho referencia más arriba y que, vale repetirlo,
dispone que el derecho paraguayo debe ser empleado para regir los efectos y
validez de los contratos celebrados en el extranjero y que deban ser ejecutados
en el territorio nacional o respecto de los cuales se presenten acciones por falta
de su cumplimiento. Por tanto, la interpretación sobre la validez y efectos de las
cláusulas en cuya virtud las partes designan el derecho aplicable, debe ser
realizada a la luz de cuanto dispuesto por el Código Civil.
Ahora bien, para la interpretación de las cláusulas anteriores, es necesario
recurrir a lo dispuesto por los Arts. 708, 709, 712 y 714 del Código Civil. Estas
normas, en lo pertinente, establecen: “Al interpretar el contrato se deberá inda-
gar cual ha sido la intención común de las partes y no limitarse al sentido literal
de las palabras. Para determinar la intención común de las partes se deberá
apreciar su comportamiento total, aun posterior a la conclusión del contrato.
Las cláusulas del contrato se interpretan las unas por medio de las otras, atri-
buyendo a las dudosas el sentido que resulte del contexto general […] Si ambos
dieren igualmente validez al contrato (ambos sentidos en los que pueda ser
interpretada una cláusula), debe tomar se el sentido que más convenga a la
naturaleza de los contratos y a las reglas de la equidad […] Si a pesar de la
aplicación de las normas precedentes, subsistiere la obscuridad del contrato,
[ 164 ]
JURISPRUDENCIA
deberá éste ser entendido […] en el sentido que realice la armonización equita-
tiva de los intereses de las partes, si fuere a título oneroso. El contrato debe ser
interpretado de acuerdo con la buena fe”.
Las normas transcriptas establecen los criterios a ser aplicados al efecto de
interpretar la locución “país” empleada por las partes y si la traducción correcta
y lo verdaderamente pactado fue “de cada país” o “del país”. En este sentido,
atento al comportamiento total de las partes –dado que el sentido literal poco
aporta a dilucidar la cuestión–, la interpretación que prima es aquella según la
cual el derecho aplicable a los derechos y obligaciones del gerente, es decir, las
normas que integran el contenido del contrato, es el derecho paraguayo. Esto es
así debido a que la accionante, por su parte, en ningún momento invocó ni
pretendió valerse de norma alguna del derecho alemán –sino por lo contrario,
fundó toda su pretensión en el derecho nacional, f. 123–, mientras que la parte
demandada, la empresa Cartones Yaguareté S.A., al momento de notificar al
hoy demandante la rescisión contractual, lo hizo invocando disposiciones nor-
mativas del Código Civil Paraguayo, como surge de la copia del telegrama Nº
5420, de fecha 16 de setiembre de 2009, obrante a f. 104.
Igualmente, al emplear el criterio interpretativo según el cual las cláusulas
del contrato se interpretan unas por medio de las otras y según el contexto
general del contrato, la interpretación más adecuada lleva a concluir que las
partes adoptaron el derecho paraguayo para regir lo relacionado a los derechos
y obligaciones del gerente. Esto debido a que una referencia a “las disposiciones
legales complementarias y específicas”, sería notoriamente superflua y redun-
dante si referida al derecho alemán, ya que en el mismo contrato se hace una
referencia global a la aplicación del derecho alemán como ya ha sido destacado.
Si las partes han hecho referencia a ciertas “disposiciones legales complemen-
tarias y específicas”, la interpretación más razonables es que con dicha previ-
sión pretendan hacer valer normas que de lo contrario, como consecuencia de la
adopción del derecho alemán, no serían aplicables a las partes. El contexto
general del contrato también refuerza esta postura, ya que tanto el lugar de
ejecución del contrato, como el domicilio de la empresa contratante y jurisdic-
ción del contrato, coinciden en el territorio nacional, lo cual hace también que
sea razonable la elección del derecho del lugar de ejecución del contrato y de la
jurisdicción elegida, para regir aquellas cuestiones complementarias y especí-
ficas que no hayan sido expresamente pactadas por las partes al contratar.
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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
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JURISPRUDENCIA
lo que puede llamarse una etapa de transición, aún cuando el contrato siguió
vigente por aplicación del Artículo 625 del BGB, que dispone una prórroga
tácita del contrato, por tiempo indeterminado, cuando vencido el plazo del con-
trato continúa su cumplimiento sin oposición […] Sin embargo, HWB estaba en
conocimiento de que mi mandante estaba en la búsqueda de contratar un nuevo
Gerente General que le reemplace, porque su vinculación con CYSA finalizaba
en el mes de diciembre del año 2009” (sic) (f. 281).
Esta primera cuestión es relevante, debido a que si el contrato se conside-
raba simplemente vigente, en virtud de una extensión tácita, efectivamente su
duración habría pasado a ser de tiempo indeterminado y, por ende, rescindible
sin mayores restricciones. Sin embargo, la propia demandada reconoció expre-
samente, a renglón seguido en su escrito de contestación, que existió un nuevo
acuerdo por el cual el contrato se extendió por un nuevo lapso de tiempo, hasta
diciembre del año 2009. Por ende, dado el reconocimiento expreso de la deman-
dada sobre la existencia de una reconducción hasta –al menos– diciembre del
2009, es necesario establecer si la terminación anticipada –ya que se produjo en
el mes de septiembre del 2009– fue o no justificada, como fuera sostenido por la
demandada.
En este sentido, la parte demandada sostiene que el demandante incurrió
en incumplimientos esenciales que justificaron la separación del mismo, en
particular, la creación de una empresa para la realización de actividades indus-
triales y comerciales en el mismo rubro, la realización de operaciones comercia-
les con dicha empresa en detrimento de los intereses de la demandada y el
empleo de bienes de la demandada para la gestión de la empresa creada en
contravención a sus deberes contractuales. El demandante negó estos hechos y
sostiene que no han sido probados.
Como primera cuestión, debe indicarse que el contrato establece en la cláu-
sula individualizada como Art. 2, num. 2), el deber del Gerente de “abstenerse
de cualquier competencia directa o indirecta y de realizar negocios por sí mismo
o por cuenta de terceros, en el ramo industrial de CYSA y las empresas que
forman parte de la misma”. El contrato, sin embargo, no establece cuáles son las
consecuencias ante el incumplimiento de este deber de abstención y se limita a
regular los casos de rescisión incausada y aquellos en los cuales el contrato deba
ser dejado sin efecto por motivos extraños a la voluntad de las partes. Por ende,
en virtud de lo dispuesto por el Art. 1, num. 3) de dicho contrato, corresponde
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socio gerente a Juan Carlos Patiño–, a esto debe agregarse que, según esta
instrumental, inclusive llegaron a averiguar si podían utilizar el nombre “CYSA
ARGENTINA SRL”. A f. 233, consta una de las respuestas del actor, enviada
desde el correo electrónico institucional de CYSA, a los correos remitidos por
Juan Carlos Patiño, en la que se detallan los datos que habían sido anterior-
mente requeridos y otros puntos relacionados a la constitución de una empresa.
Por correo electrónico enviado desde la dirección cartonpar@gmail.com se infor-
mó al demandante la existencia de una dirección de correo electrónico de la
nueva empresa, la apertura de una cuenta bancaria y la gestión de trámites en
aduanas.
Vale la pena reiterar que cualquier impugnación de estas instrumentales
deviene notoriamente extemporánea y carece de cualquier virtualidad jurídica.
Como ya fuera indicado más arriba: “La contestación del actor debe referirse
concretamente a la prueba documental siendo aplicable ‘mutatis mutandi’ lo
dispuesto en el Art. 235, inc. a) del CPC, referente a la carga de reconocer o negar
categóricamente la autenticidad o recepción de los documentos, en su caso”
(Hernán Casco Pagano, obra y lugar citados). Por tanto, todos estos elementos
hacen manifiestamente verosímil la existencia y autenticidad del contenido de
los estatutos de la empresa CARTONPAR S.R.L.
Por todo lo expuesto, surge que el actor incumplió lo establecido en la cláu-
sula individualizada como Art. 2, num. 2), es decir, el deber del Gerente de
“abstenerse de cualquier competencia directa o indirecta y de realizar negocios
por sí mismo o por cuenta de terceros, en el ramo industrial de CYSA y las
empresas que forman parte de la misma”. Este incumplimiento, en virtud de lo
dispuesto por los Arts. 725 y 851 inc. b) del Código Civil, aplicables en virtud de
la cláusula individualizada como Art. 1 num. 3) del contrato en cuestión, hace
que la resolución del contrato por parte de la empresa Cartones Yaguareté S.A.,
sea ampliamente justificada.
Ahora bien, el que la resolución se haya producido como consecuencia del
incumplimiento de la parte demandante, justifica y motiva el rechazo de las
pretensiones de salarios por el tiempo que debió haber durado el contrato, de no
haberse producido su extinción, así como la de indemnización en concepto de
lucro cesante. Sin embargo, en virtud de lo establecido por el Art. 729 del Código
Civil Paraguayo, cuya aplicación es supletoria y complementaria a lo dispuesto
por las partes, en virtud de la cláusula individualizada como Art. 1 num. 3) del
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Sin embargo, el monto reclamado debe ser reducido a la suma que quedó esta-
blecida en el párrafo anterior correspondiente a los emolumentos mensuales y
no a cuanto fuera reclamado en el escrito inicial por el actor. Por tanto, en
concepto de indemnización por las vacaciones no usufructuadas correspondien-
tes a dos años, respecto de lo que debe interpretarse que los dos años reclamados
corresponden a los dos últimos períodos de tiempo que generaron derecho al
goce de las mismas, en el caso de marras, a los años 2007 y 2008, conforme lo
indicado por el actor en su escrito de demanda, debe establecerse el valor de
dicha pretensión en el monto de E. 8.521,50 (ocho mil quinientos veintiún euros
con cincuenta centavos).
Ahora bien, como ya fuera señalado, las prestaciones vencidas mantienen
su validez, sin embargo, el hecho de que dichas prestaciones sean debidas den-
tro del marco de una relación sinalagmática perfecta, en la que la prestación
propia se constituye en fundamento y presupuesto de la prestación de la otra
parte contratante, rige, como principio general, la posibilidad de que la parte
requerida se oponga al cumplimiento requerido cuando la parte requirente
también se hallase en una situación de incumplimiento. Este principio está
establecido por el Art. 719, primer párrafo del Código Civil, cuya aplicación es
supletoria y complementaria a lo dispuesto por las partes, en virtud de la cláu-
sula individualizada como Art. 1 num. 3) del contrato en cuestión, como ya fuera
indicado. La norma legal citada establece: “En los contratos bilaterales una de
las partes no podrá demandar su cumplimiento, si no probare haberlo ella cum-
plido u ofreciere cumplirlo, a menos que la otra parte debiere efectuar antes su
prestación”.
Esta defensa, el incumplimiento de deberes esenciales contractuales por
parte de la demandante, ha sido expresamente invocada como medio general de
defensa por la parte demandada: “El actor pretende obtener una suma de dinero
que definitivamente no le corresponde ni le puede corresponder porque fue su
inconducta la que configuró un gravísimo incumplimiento contractual” –f. 275,
entre otras expresiones en las que se detallan los incumplimientos específicos y
respecto de las cuales ya se hiciera referencia más arriba–. Ahora bien, de las
pruebas documentales obrantes en autos, en particular las copias de correos
electrónicos emitidos y enviados por medio de la dirección de correo electrónico
institucional de la demandada –y que, como también fue indicado, deben ser
tenidas por reconocidas por la actora–, surge que el incumplimiento del actor,
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la suma de E. 4.260,75 (cuatro mil doscientos sesenta euros, con setenta y cinco
centavos) en concepto de las vacaciones correspondientes al año 2.007.
IMPONER Costas en forma proporcional en 98,5% a la Parte actora y en
1,5% a la Parte demandada, de conformidad con lo establecido por los Artículos
195, 203, inciso c), y 205 del Código Procesal Civil.
ANOTAR, registrar y notificar.
FDO.: MINISTROS: BAJAC, TORRES Y GARAY
Ante mí: KARINNA PENONI DE BELLASSAI, SECRETARIA JUDICIAL.
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escrito de fs. 148/149, en el que refuta las afirmaciones realizadas por el mismo,
sosteniendo que la Sentencia recurrida se encuentra ajustada a derecho y soli-
cita su confirmación con costas.
Revisadas las constancias procesales y, en especial, las posiciones asumi-
das por las partes en esta Instancia, esta Magistratura se abocara al estudio de
autos a los efectos de establecer si la Sentencia objeto de apelación se encuentra
o no ajustada a derecho.
En primer término se impone el estudio o examen de la excepción de falta
de acción opuesta por la parte demandada como medio general de defensa, en
razón de que ella puede decidir o determinar la suerte de la presente litis. Si
aquella es viable, resulta innecesario analizar la cuestión principal o de fondo
y, en caso contrario, esta debe ser pasible de decisión.
En efecto, la referida excepción tiene como fundamento el hecho de que el
otrora accionista de la firma Grupo Metalúrgico Schussmuller S.A., Sr. Gerardo
Schussmuller no habría cumplido con lo dispuesto por el Art. 971 del Código
Civil, es decir, no ha ofertado las acciones al otro socio Marcio Schussmuller,
quien en virtud de la norma de referencia, tiene el derecho de preferencia de
compra, y en caso de negativa, puede ofertar los activos a terceros. Alega el
recurrente que, el nuevo propietario de los acciones, Sr. Mario Schussmuller es
un simple mandatario al no cumplirse lo dispuesto por el Art. 971 del Código de
fondo y es por esto que procede la Excepción de Falta de acción.
Es sabido que, la excepción de falta de acción solo puede fundamentarse en
la falta de legitimación sustancial activa, esto es, en la ausencia de una condi-
ción que hace a la calidad del accionante y no a la legitimidad del derecho por él
ejercitado, como titular inobjetable de una relación jurídica.
En tal sentido, la Excepción de Falta de Acción opuesta como medio general
de defensa, debe ser desestimada por dos cuestiones puntuales. Primero, se
observa a fs. 7/9 un contrato de compraventa de acciones de la firma “GRUPO
METALÚRGICO SCHUSSMULLER” SOCIEDAD ANÓNIMA otorgado por
Gerardo Shussmuller Gaehring a favor de Mario Eugenio Schussmuller Nery.
En su cláusula primera, se desprende que “…GERARDO SCHUSSMULLER
GAEHRING en cumplimiento de lo establecido en el Estatuto Social de la Firma
citada y a las disposiciones del Código Civil, antes de ofrecer en venta las accio-
nes de las que es titular, a terceros, mediante nota dirigida al Directorio de la
Sociedad, ha ofertado la venta y que cumplido el plazo establecido, no habiendo
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Igualmente, el Art. 725 del Código Civil, establece: “En los contratos bila-
terales, el incumplimiento por una de las partes autoriza a la que no sea respon-
sable de él, a pedir la ejecución del contrato, o su resolución con los daños e
intereses, o ambas cosas…”.
Por consiguiente, tratándose de responsabilidad contractual, a las partes
les es permitido liberarse probando la culpa de la contraparte, definiendo así los
alcances del pacto comisorio tácito contenido en el Art. 725 del Código Civil, pero
nunca eliminar por completo de la relación el factor de la conducta o comporta-
miento contractual –dolosa o culposa- a los efectos de juzgar sobre su termina-
ción. Sólo puede existir incumplimiento de una obligación desde el momento en
que se puede exigir el cumplimiento de la misma.
A tales efectos, resulta primordial esclarecer previamente: a) si el deman-
dado fue debidamente intimado, y b) si era necesaria la intimación del señor
Alejandro Miller para que se configure el incumplimiento del contrato.
Ahora bien, en cuanto al punto a), el actor no fue intimado y en cuanto al
punto b) encontramos en doctrina la opinión de Messineo que dice así: “Se ha
planteado la duda de sí, para pedir la resolución del contrato por incumplimien-
to, es preciso la previa constitución en mora del incumpliente. Si bien la ley
guarda silencio, en lo que podría considerarse las sedes materiae, se ha conside-
rado indispensable la constitución en mora (mediante intimación o requeri-
miento por escrito), por cuanto sin mora no hay incumplimiento porque no se ha
evidenciado todavía la eventual voluntad de no cumplir. Por lo que deudor no
constituido en mora podría ofrecer su prestación hasta la primera audiencia”,
(Messineo, Doctrina General del Contrato, Bs. Aires, Ediciones Jurídicas Euro-
pa-Amércia, 1986, T. II, pág. 341).
Se observa en las constancias de autos que no se pactó expresamente la
resolución contractual en caso de incumplimiento en la comunicación epistolar.
De manera tal que la falta de esta cláusula impone –en principio– la nece-
sidad de intimar al cumplimiento inexcusable, para lograr la resolución extra-
judicial, acto que la parte demandada no realizó.
El espíritu de la ley debe interpretarse como una parte en un todo –el
ordenamiento jurídico en general – presumiendo que la voluntad del Legislador
así lo ha tenido en cuenta. EL Art. 728 del Código Civil permite obtener la
resolución sin recurrir a los tribunales judiciales, estableciendo como requisito
fundamental para esta vía el requerimiento o interpelación al deudor, para que
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plada en el Art. 732 del Código Civil que dispone: “El que obrando en su propio
nombre estipule una obligación a favor de un tercero tiene el derecho de exigir su
ejecución en provecho de ese tercero”, revistiendo el actor calidad de tercero en la
relación con CERVECERÍA INTERNACIONAL S.A. conforme al Art. 994 del
Código Civil: “Júzganse terceros, respecto de la sociedad, los extraños a la mis-
ma, como también los socios en sus relaciones entre si que no deriven del contrato
social o de administradores de la entidad”.
Todo accionista individual tiene acción de responsabilidad para el caso de
que la sociedad o sus directores le provoquen perjuicios directos, acción que será
contractual o extracontractual, según que el acto lesivo importe incumplimien-
to del contrato social, los estatutos o las relaciones sociales derivadas de la Ley;
y será extracontractual si proviene de un ilícito cometido por la sociedad contra
uno de los socios, pero no en su carácter de tal, sino como cualquier tercero,
revistiendo el actor calidad de tercero, por lo que la CERVECERÍA INTERNA-
CIONAL S.A. no debió aceptar la suma que le correspondía, tal como lo mencio-
nó el apelante.
Respecto a la responsabilidad de C.C.B.P.S.A., cesionaria de la AMBEB y
absorvida por CERVEPAR S.A. ésta última es subrogataria de la responsabili-
dad y obligaciones de ésta a las resueltas del juicio, declarada por A.I. Nº 1984
del 24 de noviembre de 2004 (fs. 811), por lo que se hallan afectadas por las
motivaciones y fundamentos legales que la AMBEV.
En cuanto a la responsabilidad del Escribano Luis E. Peroni G., a estas
alturas, resulta harto sabido que los Fedatarios Públicos no pueden ser consi-
derados partes integrantes del negocio jurídico por su carácter de autorizantes
de dicho acto. La ley justamente les impide tener algún tipo de interés en el
mismo, ni contar con ninguna relación con los otorgantes, sino que son terceros
que se limitan a autorizar los mismos de conformidad a la normativa legal
vigente, consignando las manifestaciones de las partes. Asimismo, se constata
que la formación del instrumento se ha enmarcado dentro de las previsiones
contenidas en los Artículos 101 al 150 del Código de Organización Judicial.
Finalmente, cabe delimitar la responsabilidad de CERVECERÍA INTER-
NACIONAL S.A. y su Presidente Horacio Felippo: Por Acta de Asamblea Nº 215
de fecha 4 de mayo de 2001 (fs. 459) la CERVECERIA INTERNACIONAL S.A.
resolvió aprobar las gestiones realizadas por el presidente Ricardo Horacio
Felippo con la Empresa AMBEV del Brasil, autorizándolo a emitir cartas ofer-
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tas, suscribir contratos para llevar a cabo la venta de todo el complejo industrial
de la empresa, autorizar a determinar y convenir la venta de todo el complejo
industrial y todos los bienes muebles e inmuebles, negociar con los acreedores
el pago de las obligaciones y comprometer la aplicación de los fondos resultantes
a la cancelación de todas las obligaciones societarias.
Asimismo, por Acta de Asamblea Nº 216 de fecha 24 de mayo de 2001 se
dispuso el precio de compra venta de todo el complejo industrial por la suma de
U$S 12.000.000, aprobar la designación del Escribano Luis Peroni para llevar
a cabo la tramitación, hacer saber a los accionistas por nota que deberán depo-
sitar en la Escribanía las acciones o los certificados de deposito y al mismo
tiempo podrán suscribir ante el mismo notario, autorizar al presidente a forma-
lizar la compra de las acciones con los fondos líquidos provenientes de la venta
y hasta el valor nominal de las mismas (fs. 460). Se colige de lo trascripto que el
presidente estaba autorizado por la Asamblea de Accionistas a realizar todas las
negociaciones necesarias par ala venta de la Empresa. Al respecto, el Art. 995
del Código Civil, preceptúa: “Serán deudas sociales aquellas que los administra-
dores hubieren contraído en esa calidad, indicando de cualquier modo dicho
título, u obligaciones por cuenta de la sociedad, o en representación de la mis-
ma”.
El Art. 1111 del Código Civil, claramente dispone: “Los directores responden
ilimitada y solidariamente ante la sociedad, los accionistas y los terceros por la
inejecución o mal desempeño del mandato, así como por violación de la ley o de
los estatutos, y cualquier otro perjuicio ocasionado por dolo, abuso de facultades
o culpa grave...”.
El Art. 1112 del Código Civil, expresa: “Los directores no serán responsables
ante la sociedad, cuando hubieren procedido en cumplimiento de resoluciones de
la asamblea, que no fueren contrarias a la ley o los estatutos. Tampoco respon-
derán cuando sus actos fueren aprobados por la asamblea, o ésta decidiere re-
nunciar a la acción o transigir, siempre que la responsabilidad no derivare de la
violación de la ley o de los estatutos, y que no mediare oposición de accionistas
que representen por los menos una quinta parte del capital.”
En tal sentido, se advierte que el Presidente de CERVECERÍA INTERNA-
CIONAL S.A. se ha extralimitado en las facultades otorgadas por su represen-
tante y ha incurrido en ejercicio abusivo del derecho al no intimar al actor antes
de resolver el contrato y recibir en representación de CERVECERÍA INTER-
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dinero del actor sin estar autorizado. En efecto, el mero incumplimiento en una
relación contractual hace presumir la culpa, a no ser que el incumpliente justi-
fique debidamente su obrar. Estos defectos en la prueba del daño se acentúan
cuando pasamos a su cuantificación económica.
El Artículo 452 del Código Civil, preceptúa: “Cuando se hubiese justificado
la existencia del perjuicio, pero no fuese posible determinar su monto, la indem-
nización será fijada por el juez”. En lo concerniente, a l no demostrar la parte
actora los perjuicios resultantes del incumplimiento, la indemnización no pro-
cede, por ser requisito para establecer la responsabilidad civil la justificación la
existencia del perjuicio que el comportamiento haya ocasionado daño a un ter-
cero.
En tal sentido, tampoco se aprecia en las constancias de autos que la actora
haya justificado un daño concreto, pues se halla en posesión de las acciones y
tampoco estableció en que consistió el daño producido, sino que se limitó a
mencionar la indemnización genéricamente en la instancia anterior y a solici-
tar ciertos rubros en esta.
No basta que la cuestión haya sido propuesta en Segunda Instancia para
provocar un Juicio de mérito; es necesario además que esté contenido en los
escritos que conformaron la relación procesal, es decir, en la Demanda, amplia-
ción de la Demanda o contestación, y no mencionar rubros recién en oportuni-
dad de fundamentar recurso en Segunda Instancia, por lo que no corresponde
resolver al respecto, puesto que juzgar tan extemporáneo extremo implicaría,
vulnerar el Principio de Congruencia al expedirse de manera extra petita.
A tenor de todo lo expresado, corresponde modificar el punto 8), el cual
debido a su complejidad debe ser resuelto de la siguiente manera:
1) RECHAZAR, a la demanda por CUMPLIMIENTO DE CONTRATO,
INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS, ENRIQUECIMIENTO IN-
DEBIDO y EJERCICIO ABUSIVO DE LOS DERECHOS con relación a la
firma COMPAÑÍA CERVECERA BRAHMA DEL PARAGUAY SOCIEDAD
ANÓNIMA (C.C.B.P.S.A.) y su subrogataria CERVECERÍA PARAGUAYA SO-
CIEDAD ANÓNIMA (CERVEPAR S.A.), CLAUDIO DO NASCIMENTO, GUS-
TAVO PIMENTA GARCÍA, la firma COMPAÑÍA DE BEBIDAS DAS AMERI-
CAS (AMBEV), MAURICIO CRESTINOV y el Escribano Público LUIS ENRI-
QUE PERONI GIRALT.
2) HACER LUGAR, a la demanda por CUMPLIMIENTO DE CONTRATO,
ENRIQUECIMIENTO INDEBIDO y EJERCICIO ABUSIVO DE LOS DERE-
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el tema central del debate. A este fin a más del estudio de las constancias del
presente expediente deberá realizarse un examen pormenorizado del juicio
caratulado: “ALICE NILL Y OTROS C/ NILL MUEBLES S.A. S/ DEMANDA
ORDINARIA”, expediente Nº 074, folio 064, año 1991, tramitado ante el Juzga-
do de Primera Instancia Civil y Comercial, Séptimo turno.
En el marco de dicho proceso fue dictada S.D. No. 356 de fecha 21 de junio
de 1993 (fs. 643/661, Tomo IV), por medio de la cual el Juzgado resolvió: “HA-
CER LUGAR, con costas a la demanda ordinaria promovida por ALICE NILL
Y GERTRAUD GOETZE VDA. DE NILL contra NILL MUEBLES, y en conse-
cuencia; a) DECLARAR NULA la designación del Ing. Antonio ADAM NILL
como Síndico de la firma NILL MUEBLES S.A.; b) DECLARAR parcialmente
nulas las Asambleas celebradas el 17 de abril de 1988 Acta Nº 110 y 16 de abril
de 1989 Acta Nº 111, en cuanto apruebas las Memorias, Balance General y
Cuadro de Resultados e informe del Síndico de los Ejercicios 1987 y 1988 y la
emisión de acciones realizada por el Directorio de la Sociedad en fecha 22 de
marzo de 1989; c) DECLARAR nula la emisión de acciones realizada por el
Directorio de la Sociedad en fecha 22 de marzo de 1989; d) DECLARAR parcial-
mente nula la Asamblea celebrada el 3 de junio de 1990, en cuanto aprueba la
Memoria, Balance y Cuadro de Resultados del Ejercicio de informe del Síndico
de 1989; e) DISPONER la realización de nuevas Asambleas Ordinarias de Ac-
cionistas para la consideración y decisión de los puntos anulados, previa desig-
nación de los fiscalizadores de la sociedad….” (sic), decisión que fuera confirma-
da por el Tribunal de Alzada, conforme al Acuerdo y Sentencia Nº 125 de fecha
26 de diciembre de 1997 (fs. 724/727), estando a la fecha firme.
Resulta importante mencionar que fue decretada intervención judicial de
la firma demandada (f. 738), siendo designado interventor judicial el Lic. Blás
Jara, en reemplazo del anterior, según resolución No. 2713 de fecha 14 de se-
tiembre de 2000 (f. 765), por medio de la cual se establecían sus atribuciones a
saber: “1) Vigilar la conservación del activo y cuidar que los bienes activos no
sufran deterioros y menoscabo; comprobar las entradas y los gastos; verificar las
compras de insumos; dar cuenta inmediata al Juzgado de cualquier operación
que signifique la adquisición de deudas extraordinarias; verificar el pago de las
deudas debiendo establecer el origen de cada una; comprobar el pago debido y
puntual de todas las obligaciones laborales; comprobar que todos los bienes de
la sociedad estén debidamente inventariados; comprobar que todas las ventas se
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sobre dichos ejercicios, lo cierto es que los informes presentados por el citado
Síndico estaban impugnados judicialmente al tiempo de la Asamblea, por lo que
mal podrían servir para la aprobación de la gestión administrativa de nada más
y nada menos 12 años de ejercicio.
Repetimos, hasta el día de la fecha no se resolvió acerca de la gestión admi-
nistrativa de los años 1987, 1988, 1989, la cual fue declarada irregular por
sentencias judiciales pasadas en autoridad de cosa juzgada. La definición de
esta cuestión es crucial y fundamental, no sólo para una parte de los accionistas,
sino para los acreedores y el Estado. En consecuencia, no puede ser suplida ni
subsanada, bajo ningún concepto y so pretexto que la Asamblea cumplió con los
requisitos formales establecidos en las leyes y los estatutos, porque aquí se ha
pasado por alto resoluciones judiciales y el debido proceso, cuestiones que hacen
al orden público.
Por los demás, el hecho de que en ocasión de la mentada Asamblea General
Ordinaria de accionistas del 22 de abril de 2002, se haya obtenido el voto de la
mayoría de accionistas, carece de contundencia por sí mismo para validar dicho
acto asambleario. Y ello es así porque la discrecionalidad de la asamblea no es
absoluta y llega hasta el momento en que se afecten disposiciones legales de
orden público.
Tal como habíamos señalado en el Ac. y Sent. Nº 125 de fecha 26 de diciem-
bre de 1997: “Los actos jurídicos no pueden apartarse de las disposiciones legales
cuando esté comprometido el orden público. Así lo dispone el art. 9 del Código
Civil: “Los actos jurídicos no pueden dejar sin efecto las leyes en cuya observan-
cia están interesados el orden público o las buenas costumbres” (sic).
Respecto a la acción que tienen los socios para impugnar las asambleas,
resulta oportuno citar al autor nacional Velázquez Guido, que en su obra titu-
lada: “Sociedades Anónimas”, pág. 200, comentado el artículo 1098 CCP expre-
sa; “Según De Gásperi, el derecho de impugnación nace como protección de la
minoría y del socio singular. El derecho de impugnación aparece también como
una garantía para las minorías; una medida contra el “cesarismo” de las mayo-
rías asamblearias en los casos de violación de la ley, del estatuto o del reglamen-
to”.
En conclusión, consideramos que el A.I. Nº 681 de fecha 21 de abril de 2001
regía no sólo para la convocatoria de la asamblea ordinaria del 28 de abril de
2001, sino que constituía una prohibición legal hasta tanto se resolviera la
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ACUERDO Y SENTENCIA Nº 77
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el Sr. Giuseppe Bivona, se halla en contradicción con el art. 1119 del C.C., en
cuanto a las prohibiciones para ser Síndico. Por último señala que es evidente
la doble intención del Sr. Giuseppe Bivona, al nombrar como Director al Sr.
Carlos Amarilla, y con base en lo expuesto solicita confirmar con costas la reso-
lución recurrida.
Inicialmente en todo juicio de Amparo debe ubicarse con claridad el acto
ilegítimo que pretende ser evitado por la vía sumaria y residual. El invocado por
la parte carece de las características requeridas por la medida excepcional que
se plantea; en efecto, los hechos narrados y que giran en torno a una supuesta
extralimitación de funciones de un Síndico, mediante lo cual pretendería bene-
ficios al margen de la ley, no se acoge mínimamente a tal requerimiento. La
inminencia del peligro o la “futuridad inminente”, al decir del Prof. G. J. BI-
DART CAMPOS –Régimen Legal y Jurisprudencial del Amparo; Ediar; Bs. As.
1968– no surge de los hechos apuntados por las actoras, máxime cuando el
demandado en su descargo invoca circunstancias que merecen un análisis más
detenido y exhaustivo, propio de los procesos de mayor aliento.
Amén de eso, la acción planteada y expuesta a fs. 46/50 carece de un peti-
torio expreso respecto del cual pueda apreciarse la existencia de los presupues-
tos de la garantía constitucional expuesta. Este requisito surge indispensable a
tenor de los términos imperativos del art. 569 del Código de Rito.
En efecto, ampliando un poco más los hechos impresos en el escrito promo-
cional surge el fallecimiento de quien en vida fuera Presidente y Vicepresidente,
respectivamente, de las empresas actoras. Ante la necesidad de llamar a Asam-
blea Ordinaria de las mismas y en vísperas de ellas, el demandado, Síndico de
ambas, nomina para el cargo de Director vacante a un tercero. Sobre este punto
giraría la acción, pues –repetimos– pese a carecer de pedimento expreso, las
Medidas de Urgencia dicen estricta referencia con esta cuestión, pero en mane-
ra alguna la suplen.
Así, a fs. 49 se incluye: a) La no suspensión de las Asambleas Generales
Ordinarias convocadas, respecto de lo que podemos asentar con plena certeza
que la asamblea, cualquiera sea su carácter, es una reunión, y como tal su
realización se halla garantizada en la letra y el espíritu democrático de la nor-
mativa constitucional (art. 32). Luego, no se puede pedir por la vía del Amparo
la violación de la ley, como sería la de impedir la realización de una reunión. En
todo caso, si de la misma surgen circunstancias que riñan con la ley, se podrá
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TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL
ocurrir ante el Juez de Turno para obtener la anulación de dichos efectos irre-
gulares. Así nos enseña el art. 112 del Código Civil, cuando dice en su primer y
tercer párrafos: “Las decisiones de las asambleas o de la dirección, contrarias a
la ley, o a los estatutos, pueden ser anuladas judicialmente, a instancia de
cualquier asociado o del Ministerio Público... El Juez, oídos los directores o
administradores de la asociación, puede suspender a instancias de quien pidió
la nulidad, la ejecución del acto impugnado, cuando existan graves motivos”. En
síntesis, la congregación de personas no puede ser prohibida por autoridad
alguna, salvo que aquella no sea de índole pacífica y contenga un marcado
énfasis de ilicitud.
La segunda Medida de Urgencia solicitada y que se transcribe, dice: “b)
Asimismo suspenda el Sr. Giuseppe Bivona, o se abstenga de nombrar a perso-
na alguna como Presidente y Vicepresidente de las firmas Viradolce S.A. y
Nicoce S.A.”. En primer lugar, como bien surge de las transcripciones de la
normativa del Código Civil, (art. 1107) la circunstancia señalada debe ser inter-
pretada para la aplicación al caso concreto, siendo lo único cierto que no es el
Amparo la vía idónea para discernir tal extremo.
Finalmente la última dice: “c) Emplazar al Sr. Giuseppe Bivona a presentar
de inmediato el balance, cuentas de ganancias y pérdidas y demás documentos
exigidos por el art. 1124 inc. e) del Código Civil”. Aún en el supuesto de que esta
solicitud pueda ser cumplida, resulta poco clara su implementación en un juicio
de Amparo, para el caso todavía más ya que el demandado niega que haya
tenido acceso a la documentación que le facilitaría el cumplimiento de tal obli-
gación en su calidad de Síndico.
Este breve análisis nos lleva a la convicción que, ni aunque las Medidas de
Urgencias solicitadas fungieran de puntos del petitorio obviado, el trámite pre-
tendido podría ser atendido.
En tales condiciones, al no hallar el Acto Ilegítimo como primer presupues-
to del Amparo, la investigación de los demás carece de relevancia y la pretensión
debe ser desestimada.
En otro orden de cosas corresponde señalar que la parte resolutiva de la
Sentencia apelada, carece de un mínimo de congruencia con el escrito promocio-
nal. Efectivamente, al no existir Petitotio claro y concreto, cualquier resolución
que recaiga se hallaría viciada de absoluta incoherencia y por ende pasible de
manifiesta nulidad.
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JURISPRUDENCIA
En tal sentido, a fs. 140 leemos: “...dejar sin efecto las designaciones realizadas
por el Síndico, ...”, mientras que no se pronuncia respecto del mantenimiento o
no de las medidas de urgencia. Ante ello esta Alzada no puede expedirse sobre
dichas medidas, así como tampoco mantener una circunstancia no peticionada
en el estadio correspondiente.
Por otro lado es harto conocida la imposibilidad de expedirse en una causa
cuando el objeto de la misma ha desaparecido. En éste caso por las irregulari-
dades formales señaladas no nos consta en forma explícita el objeto de la causa,
mas el agravio principal parece ser el ejercicio del artículo 1.107 C.C. por parte
del Síndico, eventualidad ésta que ha desaparecido desde que se ha formalizado
el acto asambleario.
Ante tales circunstancias se ha producido, al decir de W. PEIRANO en su
obra “El proceso atípico” –Editorial Universidad, Bs. As. /83–, la “extinción del
proceso por substracción de materia” o como lo aprecia BIDART CAMPOS –op.
cit. N° 489– “Si el fin del amparo es restaurar el derecho de libertad lesionado,
la sentencia carece de materia a lo que aplicarse en aquellas situaciones en que
el efecto dañoso del acto ha desaparecido”.
Lo contrario –fallar en la presente causa– nos ubicaría ante un pronuncia-
miento abstracto que lesiona el principio de utilidad del que debe hallarse reves-
tido toda decisión jurisdiccional en materia de amparo, por lo que la recurrida
debe ser revocada, con costas.
A sus turnos, los Dres. Torres Kirmser y Buongermini Palumbo, manifes-
taron que votaban en igual sentido.
Con lo que terminó el acto, firmando los Sres. Miembros de conformidad y
quedando acordada la sentencia que sigue a continuación, todo por ante mí, de
que certifico.
VISTO: El mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos, el
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala;
RESUELVE:
REVOCAR la sentencia recurrida, con costas.
ANOTAR, registrar y remitir copia a la Excma. Corte Suprema de Justicia.
Magistrados: JOSÉ RAÚL TORRES KIRMSER, MARIA MERCEDES BUON-
GERMINI PALUMBO y ARNALDO MARTÍNEZ PRIETO.
Ante mí: María del Carmen Romero. Actuario Judicial.
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ACUERDO Y SENTENCIA Nº 47
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JURISPRUDENCIA
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JURISPRUDENCIA
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JURISPRUDENCIA
se observa que éste dispone de los amplios poderes para dirigir y administrar la
sociedad, entre los cuales se destaca el de demandar y percibir todo lo que se
deba a la sociedad y el de denunciar, querellar y estar por sí o por apoderado en
toda clase de juicio. Entre las facultades de la asamblea se observa que la misma
es “…soberana, pudiendo tratar y resolver todos los asuntos comprendidos en el
orden del día enunciado en la convocatoria”. Asimismo se prevé que a la fecha
del cierre de ejercicio de cada año, se efectuará de acuerdo con las normas
legales, un inventario, un balance general y cuenta de ganancias y pérdidas, los
cuales serán sometidos por el directorio al síndico y luego a la asamblea para su
consideración conjuntamente con los demás documentos exigidos por las leyes.
A fs. 103 se encuentra agregado el acta de asamblea ordinaria de accionis-
tas de fecha 23 de marzo de 2002. En ella se constata la decisión de contratar
“…a un abogado o a un estudio jurídico para procederse al estudio y análisis de
la responsabilidad de los directores y administrador de FISA Nacional, si las
hubiere, a fin de iniciar las acciones judiciales si correspondiere en derecho
contra el o los eventuales responsables si los hubiere…”. (sic.) Se observa, pues,
que ha sido un acto asambleario realizado por la sociedad de acuerdo con sus
estatutos –según lo observamos- el que acordó la necesidad de deslindar respon-
sabilidades de los directores y administradores anteriores, y no una decisión
personal individual del Sr. Dieter Eisler. Con meridiana claridad se lee “En
relación al quinto punto se resuelve no emitir las acciones, sobre el sexto punto,
por moción de Manuel Saifildin se resuelve facultar al director único, Dieter
Eissler, para contratar…”. También se observa que en la asamblea ordinaria, el
presidente de la misma realizó una introducción sobre el trabajo de auditoria a
que fue sometida la anterior administración –cuyo presidente era el Sr. Bam-
berg Krein-, lo que trajo como consecuencia el rechazo del balance presentado
por los directores salientes -773 votos por el rechazo, 2 votos por la aprobación
y 152 votos por la abstención.
Luego tenemos la denuncia, que obra a fs. 104/114. Los términos en que
ésta ha sido formulada esclarecen aún más la circunstancia de que la decisión
de demandar la ha tomado la sociedad, la cual, como se vio, actúa por intermedio
de su presidente, quien funge de representante legal de la misma. Así, se lee a
fs. 104: “Conforme lo acredito con el acta de la asamblea ordinaria Nº 9 del 23 de
marzo del 2002 y cuya copia autenticada adjunto, soy Director de la firma
Frigorífico Independencia S.A. elegido Presidente del Directorio en fecha 04 de
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TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL
junio del mismo año, según acta del directorio Nº 108, cuya copia autenticada
también adjunto”. Luego en el siguiente párrafo -tercer párrafo de la denuncia-
se lee: “Por el carácter invocado y por derecho propio, siendo poseedor de dos
títulos de acciones de la empresa…”. Aquí quizás podríamos hablar de una
denuncia personal-individual por parte del Sr. Eissler y paralela a la de la
sociedad-incoada por el demandado contra el actor. Sin embargo, luego, en el
mismo párrafo, y dejando toda duda de lado, el Sr. Eissler señaló: “…vengo a
cumplir con el encargo expreso de la Honorable Asamblea Ordinaria realizada
en fecha 23 de Marzo del 2002, de “contratar a un abogado o a un estudio jurídico
para procederse al estudio y análisis de las responsabilidades….”… y formulo
denuncia penal contra…”. Con ello se pone de manifiesto el carácter de repre-
sentante en que actuaba el Sr. Eissler. Por lo demás, también se observa que la
denuncia va dirigida contra todos los administradores anteriores, un total de
siete personas, lo cual –y haciendo una interpretación sistemática de todo el
texto de la denuncia– sólo nos puede llevar a concluir en que el demandado
actuaba en representación de la sociedad, acatando la decisión asamblearia
supra aludida.
El sistema societario ha reiterado el carácter de sujeto de derecho y, por
ende, la personalidad jurídica de las sociedades comerciales, una especie dentro
de aquel género. La sociedad comercial es una persona jurídica cuya calidad
surge del artículo 91 del Cód. Civ, por una parte, y por la otra, del art. 959, que
prescribe que el contrato de sociedad crea un sujeto de derecho. Adentrándonos
aún más en esta idea, la sociedad anónima ha sido caracterizada como la máxi-
ma expresión de la personalidad jurídica, corolario de lo cual hay dos patrimo-
nios separados y distintos: sociedad y accionista. Resulta lógico así que no exista
una comunicación de responsabilidades entre el ente y sus integrantes, criterio
que subsiste en la medida en que la persona jurídica sea utilizada con finalida-
des lícitas –entendiéndose por lícitas actos orientados al beneficio del ente y
dentro de las facultades conferidas por el estatuto y la ley–.
Al decir de Palmero, los elementos susceptibles de reconocer a la persona-
lidad como recurso técnico jurídico de rasgos universales son: indivisibilidad,
imputación, separación patrimonial, organización y fin autónomo. (Palmero,
Juan Carlos. PERSONALIDAD, DERECHO SOCIETARIO Y DE LA EMPRE-
SA. Córdoba, 1992, pág. 189).
Nuestras afirmaciones, por lo demás, encuentran formulación legislativa
en el capítulo I del título II, que señala que las personas jurídicas son sujetos de
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JURISPRUDENCIA
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A sus turnos los Dres. Villalba Fernández y Paiva, manifiestan que votan
en el mismo sentido.
Con lo que terminó el acto, firmando los Sres. Miembros de conformidad y
quedando acordada la sentencia que sigue a continuación, todo por ante mí, de
lo que certifico.
VISTO: El mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos, el
Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala,
RESUELVE:
DESESTIMAR el recurso de nulidad interpuesto por la parte demandada.
CONFIRMAR la sentencia apelada.
IMPONER las costas la perdidosa.
ANOTAR, registrar, y remitir copia a la Excma. Corte suprema de Justicia.
MAGISTRADOS:MARTÍNEZ PRIETO, VILLALBA FERNANDEZ Y PAI-
VA.
ANTE MÍ: Pablo Costantini. Actuario Judicial.
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juicio, y tampoco especifica en qué cantidad debe efectuarse por cada demanda-
do la transferencia de las cuotas sociales. Finalmente, sostiene que se ha demos-
trado suficientemente que el actor, al momento en que celebró el acto simulado-
era de estado civil casado y con régimen patrimonial de comunidad de ganancia-
les. Arguye además que el contradocumento presentado por el actor no hacía
sino reconocer que la titularidad de las 756 cotas sociales pertenecía al matri-
monio conformado por el actor y la Sra. Eladia González de Doncel, y que no
habiéndose acreditado el fallecimiento de la esposa del actor mediante ofreci-
miento de prueba del propio juicio sucesorio, se concluye que la demanda sola-
mente podría haber prosperado en la proporción que le correspondía al Sr.
Julián Doncel Velázquez, es decir sobre el 50% de las cuotas sociales reclamadas
pero no sobre la totalidad de las mismas. Solicita por lo tanto, se dicte resolución
modificando la resolución recurrida conforme con los fundamentos expuestos.
Corrido el traslado a la adversa, la misma contesta el traslado corrídole en
los términos del escrito obrante a fs. 253/258, y manifiesta que no se observa en
el memorial crítica o impugnación alguna en relación con el fallo del inferior ya
que más bien se dedica a hacer profusas consideraciones respecto del derecho
que corresponde a cada una de las partes, sin hacer alusión coherente a los
fundamentos de la sentencia recurrida. Sostiene que el principio ritual disposi-
tivo obliga a los litigantes el deber de probar los hechos que invocan como fun-
damento de sus pretensiones, y tal imposición no depende de la condición de
actor o demandado, sino de la situación en que cada litigante se coloque dentro
del proceso, es decir, la carga de la prueba pesa sobre quien sostiene un hecho
contrario al estado normal y habitual de las cosas. Arguye que los agravios
expresados por la adversa son errados ya que el objeto de este juicio es la obli-
gación de hacer escritura pública por parte de los demandados sobre las 756
cuotas sociales de capital de la firma Curupayty S.R.L., conforme al contrado-
cumento donde los demandados declararon bajo fe de juramento ante notario
público que la escritura pública Nº 26 de fecha 21 de junio de 1993 es simulada,
en consecuencia declaraban no haber abonado por el importe de las cuotas
sociales cedidas e individualizadas de la firma Curupayty S.R.L. Dice que en el
citado contradocumento los demandados se comprometían a transferir las cuo-
tas sociales a favor de la persona que indique el Sr. Julián Doncel, sin embargo
nada de ello han cumplido los demandados, razón por la cual se promovió la
presente demanda cuyo objeto es la devolución judicial de las cuotas sociales de
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TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL
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JURISPRUDENCIA
otorgado por los Sres. Teófilo Morales Cocuesta y Blanca Doncel del Morales a
favor del Sr. Julián Doncel Velázquez, contenido en el documento obrante a fs.
82. Ello significa que de dicho acto jurídico nacen dos acciones: una de nulidad
del acto aparente por el vicio del consentimiento –la simulación en sí- y otra de
cumplimiento de las obligaciones pactadas en el acuerdo simulatorio. El de-
mandante ha optado por esta última, y ello es perfectamente posible.
Pasemos ahora a considerar la cuestión de la legitimación activa, que tam-
bién ha sido planteada por el recurrente. La parte demandada afirma que el
acuerdo simulatorio ha sido hecho durante la vigencia de la sociedad conyugal,
y que por ello la obligación de retransferir tendría como titulares acreedores a
ambos cónyuges y no solo a uno de ellos. Debe recordarse aquí la naturaleza y
características de la sociedad de gananciales. Ésta es un patrimonio de afecta-
ción de administración conjunta y reglada; es decir un conjunto de bienes des-
tinado a la satisfacción de las cargas del hogar común, cuya composición y
administración está definida por ley. Pero la acción conjunta solo está prevista
para actos de disposición o que comprometan el patrimonio común, no para
actos de adquisición. Es por ello que cuando un cónyuge adquiere un bien, por
la concertación de una compraventa, por ej., las relaciones obligacionales acti-
vas –exigir la entrega de la cosa, exigir su transferencia si no se ha producido ya
por vía del contrato, etc.– recaen en el cónyuge que celebró el acto negocial, no
en ambos. Otra cosa es qué situación real tendrá el bien, vale decir, cuál será el
efecto que esa adquisición tendrá en el patrimonio común y en qué calidad
ingresará a él; esto lo define la ley. En suma, que hay que distinguir muy bien
entre negocios a favor del patrimonio ganancial y negocios a cargo o en detri-
mento del mismo. Y también hay que distinguir entre las partes de un negocio
jurídico y los efectos que de él se desprenden, para ellas o para terceros.
Pero los deudores de una obligación nacida en un acto negocial no pueden
negarse a cumplir las obligaciones asumidas en él solo por el estado civil y
familiar patrimonial de su deudor. Al pagar o cumplir con el cónyuge con el cual
han negociado el pago está bien hecho y no es indebido, vale decir, tiene fuerza
cancelatoria.
En estos autos los Sres. Teófilo Morales Cocuesta y Blanca Doncel de Mo-
rales se han obligado a transferir al Sr. Julián Doncel Velázquez; esa es la
configuración sujetiva de la relación obligatoria y de su legitimación; otra cosa
muy distinta es a dónde ingresaran los bienes: si a la masa de gananciales o al
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ACUERDO Y SENTENCIA N° 20
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ACUERDO Y SENTENCIA Nº 58
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JURISPRUDENCIA
defecto parcial, que no hace imposible su realización, siendo por ende anulable
el acto. Sabido es entonces, que si el acto es anulable, a pesar de su defecto puede
ser confirmado.
Así, tratándose de un acto anulable de acuerdo a lo previsto en el Art. 359
segundo párrafo, que dice: “…Cuando el acto es anulable, no podrá procederse
sino a instancias de las personas designadas por la ley…”. Lógicamente, que la
persona que pretende la anulación del acto debe probar el perjuicio que le ha
causado el vicio, en este caso, el actor RICHARD ANDR´RS VAN HUMBEECK
ROMEI.
Ahora, considerando que el acto jurídico contiene un vicio parcial –falta de
firma del tercer Director– que lo hace anulable, quien pretende su impugnación
no puede invocar la nulidad por la nulidad misma, sino que necesariamente
debe acreditar el perjuicio que le ha causado el acto defectuoso. En este caso, el
demandante invoca como vicio del acto la falta de firma del tercer Director del
ente. Pero, la ausencia de la firma del tercer Director no lesiona la voluntad del
contratante el señor RICHARD ANDRÉS VAN HUMBEECK ROMEI, sino más
bien, es la misma persona jurídica quien podría verse afectada por el vicio ante
la falta de todas las firmas requerida por los estatutos. Es decir, tendría que ser
la firma AGROGANADERA GRALECAR S.A. quien invoque el vicio por la
ausencia de un requisito impuesto por los estatutos.
Por otro lado, el accionante ha opuesto la demanda de nulidad como parti-
cular contratante con la persona jurídica de la cual también es integrante.
Significa que el actor no ha invocado la lesión que le pudiera causar a la persona
jurídica el vicio del contrato en su calidad de integrante de la sociedad, sin
perjuicio que el Art. 1116 del Código Civil Paraguayo hace referencia a la acción
que tiene un socio o un tercero cuando los actos ejercitados por los administra-
dores le afectan los derechos de aquel en forma directa, porque el actor tampoco
ha invocado el incumplimiento del contrato por parte de la firma demandada.
Otro elemento relevante que se constata en este juicio es que el Directorio
de la sociedad ha ratificado la validez del contrato. En ese sentido, el Directorio
como órgano colegiado de la persona jurídica es quien detenta la administración
del ente, al decir de Isacc Halperin “…El directorio no actúa individualmente –
salvo el supuesto del directorio integrado por un solo director o disposición
expresa del estatuto–: lo hace el colegio. Quien administra es el directorio…”
(MANUAL DE SOCIEDADES ANONIMAS, Isaac Halperin, Edit. Depalma,
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TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL
Bs. As., Argentina, Año 1964, pág. 204), tal y como lo regula el Parágrafo V del
Código Civil Paraguayo. Que, al haber el Directorio, por acta, convalidado el
contrato suscripto con el demandante, queda subsanado el vicio anulable en
virtud de lo dispuesto por el Art. 366 de la disposición legal de fondo, que dice:
“Se tendrá por confirmado un acto anulable cuando por otro válido, quien tuvie-
re el derecho para pedir la anulación, hiciere desaparecer los vicios, siempre que
lo realizare después de cesar la incapacidad o defecto de que provenía la inva-
lidez.”. Concordante con el Art. 367 del mismo orden legal, que expresa: “La
confirmación puede ser expresa o tácita. El instrumento de confirmación expre-
sa debe contener, bajo pena de nulidad, la substancia del acto que se quiere
confirmar, el vicio de que adolecía y la manifestación de la intención de reparar-
lo.”, conforme al Acta Nº 10 de fecha 10 de febrero de 2006, del Directorio.
En cuanto, al argumento del actor de la violación de la Ley Nº 1863/02
“Estatuto Agrario”, en sus Arts. 82 inc. b) y 83, estos no son validos, ya que, de
nuevo el demandante expone motivos de supuesta lesión que más bien deben
ser invocados por la contratante la firma AGROGANADERA GRALECAR S.A.,
en primer lugar, porque el Art. 82 en su inc. b) establece el canon en dinero o
producto que el aparcero deba pagar al propietario del inmueble rural, en este
caso la persona jurídica y el Art. 83 prevé el tiempo en que debe establecerse el
pago del precio de arrendamiento o aparcería. Como ya lo habíamos fundamen-
tado en párrafos anteriores, el actor el señor RICHARD ANDRÉS VAN HUM-
BEECK ROMEI, no ha opuesto la demanda de nulidad ni como socio no como
coadministrador de la sociedad, sino como particular contratante con la firma
demandada, es decir, con intereses contrapuestos a la contratante. En todo caso,
el incumplimiento de lo dispuesto en los Arts. 82 y 83 del Estatuto Agrario solo
le puede causar agravio a la firma demandada.
Por otro lado, en el contrato celebrado entre el demandante y la demandada
–conforme su análisis– no se observan ventajas manifiestamente desproporcio-
nadas a favor de la sociedad, por tanto, cualquier pretensión de lesión que se
pueda invocar no reúne las condiciones previstas en el Art. 671 del Código Civil
Paraguayo, que dice: “Si uno de los contratantes obtiene un ventaja manifiesta-
mente injustificada, desproporcionada con la que recibe el otro, explotando la
necesidad, la ligereza o la inexperiencia de este, podrá el lesionado, dentro de
dos años demandar la nulidad del contrato o su modificación equitativa. La
notable desproporción entre las prestaciones hace presumir la explotación, sal-
vo prueba en contrario”.
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JURISPRUDENCIA
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TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL
intervinientes del acto ni para terceros. Manifiesta que otro error del senten-
ciante consiste en que si bien se pronunció respecto de la nulidad requerida, al
haberla acogido se apartó de considerar y analizar la pretendida lesión enorme
que no fue demostrada. Expresa que el a quo soslayó igualmente una prueba
elemental para demostrar la inviabilidad de la demanda, como lo constituye la
confesoria del Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei, por medio de la cual
el propio demandante reconoció haber vendido la finca objeto del contrato de
aparcería a solo seis meses de haberlo suscrito, a sabiendas de que la vigencia
del documento se extendía hasta el 30 de abril de 2016, es decir, sin siquiera
haber dado inicio a la presente acción. Sostiene que el juez inferior olvidó prin-
cipios elementales de juicios como el que nos ocupa, como lo son el principio de
la trascendencia de la nulidad y el principio de finalidad, ya que la parte contra-
ria no alegó ni mucho menos demostró cuál fue el perjuicio que supuestamente
le ocasiona el documento cuya nulidad requiere. Arguye que el magistrado de
primera instancia pasó por alto el hecho de que al momento de celebrar el
contrato de aparcería el Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei fungía de
Vicepresidente de la firma con la que entonces contrató, y a la que hoy demanda,
por lo que aun cuando el documento menciona que su intervención contractual
provenía de su condición de dueño del fundo, ello no constituye argumento
válido para relevarle de responsabilidad, pues el mismo sabía la existencia de
la cláusula 7ª de los estatutos sociales, y sin embargo a sabiendas consintió o
asintió en que así se procediera. Alega que la doctrina de los actos propios
concede particular importancia a la conducta anterior mantenida por las par-
tes, impidiendo mediante una presunción iuris et de iure que una persona nie-
gue o afirme la existencia de un hecho determinado, en virtud de haber antes
ejecutado un acto, hecho una manifestación o formulado una negativa en el
sentido precisamente opuesto. Por último solicita se dicte resolución revocando
la sentencia recurrida, con costas.
El Abg. JUAN VICENTE RAMÍREZ CATALDO, representante convencio-
nal del Sr. RICHARD ANDRÉS VAN HUMBEECK ROMEI, contesta dichos
agravios en su escrito obrante a fs. 877/881 de autos. Manifiesta que el recurren-
te pretende hacer creer que el acta de directorio Nº 10 de fecha 10 de febrero de
2006 ha subsanado el inconveniente de la falta de firma de uno de los miembros
del directorio de la firma demandada, y que con ella se estaría ratificando auto-
máticamente el contrato de aparcería, sin embargo se ha olvidado de lo dispues-
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JURISPRUDENCIA
to por el art. 368 del Cód. Civ. Expresa que de la lectura de la citada acta se
puede observar que tanto el presidente de la firma demandada, Sr. Rubén Her-
minio Farías Isasi, como uno de los miembros del Directorio, Sr. Vicente Quiñó-
nez, tenían pleno conocimiento del hecho de que la cláusula 7ª de los estatutos
sociales había sido violada. Sostiene que conforme con la cláusula 7ª de los
estatutos sociales de la firma demandada el contrato de aparcería de fecha 06
de enero de 2006 carece de validez, dado que no fue suscrito por dos miembros
del directorio y, por tanto, el mismo es nulo. Arguye que todas las afirmaciones
vertidas por el a quo en el considerando de la resolución recurrida se ajustan a
la verdad. Por último solicita se dicte resolución confirmando la sentencia recu-
rrida, con costas.
En autos se discute la procedencia de un juicio de nulidad de un contrato,
aparentemente de aparcería, suscrito entre la firma Agroganadera Gralecar
S.A. y el Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei.
Se impone con carácter preliminar, vistos los plausibles agravios del recu-
rrente, analizar sucintamente las argumentaciones que hacen al supuesto error
in iudicando en que habría incurrido el juzgador inferior en relación con las
pruebas.
El Abg. Federico Duarte Ortiz alega, fundamentalmente, que el magistra-
do inferior analizó exclusivamente y en forma aislada sólo los estatutos sociales
de la firma Agroganadera Gralecar S.A., y soslayó todas las demás pruebas
ofrecidas y diligenciadas por la parte demandada.
Aquí debemos recordar que la apreciación de la prueba es el acto mediante
el cual el juez o el tribunal se pronuncia acerca de la eficacia o atendibilidad de
aquélla, en oportunidad de dictar sentencia definitiva, a fin de formar su convic-
ción sobre la existencia o inexistencia de los hechos controvertidos en el proceso.
Es de suma importancia traer a colación lo dispuesto por el art. 269 del Cód.
Proc. Civ. El mencionado artículo textualmente expresa: “Salvo disposición le-
gal en contrario, los jueces formarán su convicción de conformidad con las reglas
de la sana crítica. Deberán examinar y valorar en la sentencia todas las
pruebas producidas, que sean esenciales y decisivas para el fallo de la
causa. No están obligados a hacerlo respecto de aquellas que no lo
fueren” (las negritas son propias).
Así pues, los Jueces no están obligados a ponderar una a una y exhaustiva-
mente todas las pruebas agregadas a la causa, sino sólo aquellas que se estimen
[ 269 ]
TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL
conducentes para fundar sus conclusiones; ni tampoco precisan tratar todos los
temas expuestos, ni analizar todos los argumentos utilizados que a su juicio no
sean decisivos. En el terreno de la apreciación de la prueba el juzgador puede
inclinarse por la prueba que le merece mayor fe, en concordancia con los demás
elementos de mérito que pudieran constar en el expediente; en definitiva, ello
es una facultad privativa del magistrado y de su iter lógico de juzgamiento; por
tanto, tienen potestad en la discriminación de las mismas, pudiendo preferir
unas y descartar otras.
En efecto, la ley procesal consagra el principio de la libre apreciación de las
pruebas, y el poder del juez de obrar con libertad en su tarea de valoración. Sin
embargo, hay que apuntar que la apreciación libre no es sinónimo de discrecio-
nalidad absoluta del órgano judicial, cuyo arbitrio en todo caso se halla limitado
por pautas objetivas que no puede desechar sin riesgo de incurrir en arbitrarie-
dad. El material probatorio debe ser analizado en su conjunto, desde que pro-
banzas que aisladamente consideradas pudieran ser objeto de reparos, débiles
o imprecisas, en muchos casos se complementan entre sí de tal manera que
unidas llevan al ánimo del juez la convicción suficiente para tener por acredita-
dos los hechos.
Entonces, la sola omisión de considerar el examen de determinada prueba
no configura per se agravio atendible si el fallo apelado contempla y decide
aspectos singulares de la cuestión y la resuelve con otros elementos de juicio.
En el caso que nos atañe, si bien el Juez de Primera Instancia en lo Civil y
Comercial del Duodécimo Turno, en el considerando de la sentencia recurrida,
analizó exclusivamente el contrato de aparcería y los estatutos sociales de la
firma Agroganadera Gralecar S.A., no por ello se puede sostener que su criterio
está defectuosamente fundamentado.
En suma, atendiendo a las breves consideraciones expuestas, el agravio del
recurrente que guarda relación con el supuesto error in iudicando en que habría
incurrido el inferior, debe ser desestimado como agravio autónomo, y solo ha de
ser considerado en relación con el análisis de las pretensiones sustanciales de la
litis.
A continuación, pues, pasaremos estudiar las cuestiones sometidas al arbi-
trio de este Tribunal y que refieren al fondo del litigio.
Antes de delimitar el thema decidendum, habremos de proceder a una
exposición de las argumentaciones vertidas por las partes en sus escritos de
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el art. 1102 del Cód. Civ., es decir, la falta de conformación del órgano que, acorde
con las disposiciones estatutarias, es capaz de expresar válidamente la volun-
tad de la sociedad según el negocio jurídico de que se trate. El art. 1102 del Cód.
Civ. textualmente expresa “La administración de la sociedad estará a cargo de
uno o más directores designados por la asamblea ordinaria, cuando no lo hubie-
ren sido en el acto constitutivo. Si se faculta a la asamblea para determinar su
número, los estatutos especificarán el número mínimo y máximo permitido”.
Así pues, dicha falta de suficiencia en la mal llamada representación legal,
o más propiamente en la voluntad orgánica de la entidad, traería aparejada la
consiguiente ausencia de expresión del consentimiento contractual necesario
para obligar válidamente a la firma Agroganadera Gralecar S.A. En este senti-
do, podemos decir que aquí se invoca el incumplimiento del requisito esencial
previsto en el inc. a) del art. 673 del Cód. Civ., el cual literalmente expresa que
“Son requisitos esenciales del contrato: a) el consentimiento o acuerdo de las
partes...”.
La firma Agroganadera Gralecar S.A., por su parte, considera el acto válido
y proyecta su normal ejecución.
A renglón seguido debemos determinar la naturaleza de la invalidez que se
aduce. Es decir, si la impugnación de invalidación se debe enmarcar en el esque-
ma de los actos nulos o de los anulables.
En materia de nulidades, nuestro sistema legal distingue entre actos nulos
y anulables. El acto será nulo cuando le falte alguno de sus elementos esenciales
propios del tipo negocial respectivo o, cuando, atendiendo a las causas que lo
originaron, fuere contrario a la ley –normas de orden público–. El acto será
anulable, por su parte, cuando al tiempo de su celebración han existido defectos
que viciaron la voluntad del agente, pero sin que los mismos impidan su efectivo
otorgamiento, y cuya concreción afectó normas de interés privado vinculadas al
negocio jurídico de que se trate.
En el sub examine, como se tiene dicho, se proyecta la nulidad –genérica-
mente considerada– del contrato de fecha 06 de enero de 2006, atendiendo el
incumplimiento del requisito esencial previsto en el inc. a) del art. 673 del Cód.
Civ. Ahora bien, debemos destacar que en el contrato impugnado no se evidencia
una total falta o ausencia de voluntad negocial expresada, por parte de la firma
Agroganadera Gralecar S.A., sino una deficiencia en la conformación de dicho
consentimiento o voluntad orgánica. Es decir, no estamos ante la ausencia de un
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JURISPRUDENCIA
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norma del art. 99 del Cód. Proc. Civ., el cual claramente indica que el nulidicente
debe intentar la protección de un interés propio a la hora de accionar. Este
razonamiento es sustentado también por la jurisprudencia: “No es admisible la
nulidad de un acto jurídico cuando no existe un interés jurídico comprometido
y cuando se invoca sólo por la nulidad misma” (ED 27-414).
El Dr. Gauto Bejarano nos ilustra acerca de las personas que pueden valer-
se de la nulidad de los actos anulables, expresando que “cuando se trata de actos
anulables, la acción le competerá solo a las personas designadas por la ley, con
lo que se está aludiendo, obviamente, solo a la parte del acto perjudicada por el
vicio de que se trate, con exclusión del Ministerio Público, ya que, en tal clase de
nulidades, no existe vulneración de normas imperativas o de orden público” “Es,
entonces, por aplicación de esa regla general en materia de actos anulables que,
cuando se trata de vicios del consentimiento, solo la parte perjudicada está legi-
timada para invocar la nulidad” (GAUTO BEJARANO, Marcelino. 2010. El
Acto Jurídico. Hechos y Actos Jurídicos. Asunción: Intercontinental Editora
S.A. Pág. 686).
Vemos pues que solo tienen interés para reclamar la nulidad del acto anu-
lable por vicios en el consentimiento, la parte cuya declaración de voluntad fue
perjudicada por el acto defectuoso.
Vayamos a la particular situación del Sr. Richard Andrés Van Humbeeck
Romei. El actor sustenta su pretensión, como ya se ha establecido, en el incum-
plimiento de las formalidades requeridas para obligar válidamente a la firma
Agroganadera Gralecar S.A., en vistas a la ausencia de conformación orgánica
suficiente de quienes suscribieran el contrato. Es entonces evidente que la parte
cuya declaración de voluntad pudiera haber sido perjudicada por el acto defec-
tuoso es la firma Agroganadera Gralecar S.A. El actor se encuentra, pues, invo-
cando un vicio que habría afectado, no a su parte contractual, sino la voluntad
de la firma demandada, conforme las disposiciones de la cláusula 7ª de los
estatutos sociales. Esta circunstancia es a todas luces inadmisible, toda vez que
los vicios en la declaración de la voluntad del acto defectuoso sólo pueden ser
invocados por la parte afectada, es decir, por aquella que vio perjudicada su
expresión de voluntad, conforme lo ya argumentado supra y dispuesto por la
segunda parte del art. 359 del Cód. Civ.
Por tanto, el Sr. Richard Andrés Van Humbeeck Romei carece de interés
para reclamar a título propio la nulidad en calidad de contraparte del contrato.
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fecha 06 de enero de 2006; nada dice respeto del elemento subjetivo necesario
para la procedencia de la acción de nulidad por lesión. Recordemos que la acre-
ditación del elemento objetivo de la desproporción es que permite aplicar la
presunción establecida en el mentado art. 671 del Cód. Civ., e invertir la carga
de la prueba sobre el demandado. Pero ello no se ha dado en esta causa.
Así, de las constancias de autos podemos constar que el actor no ha acredi-
tado en lo más mínimo el cumplimiento de los presupuestos para la configura-
ción de la argüida lesión enorme, principiando por el susodicho elemento obje-
tivo. No existen en autos argumentos o actividad probatoria alguna que señalen
la desproporción entre las dos prestaciones identificadas como intereses con-
tractuales de cada parte. Mucho menos existen elementos que señalen la con-
figuración del elemento subjetivo, toda vez que el mismo ni siquiera ha sido
aludido. El órgano jurisdiccional puede suplir el derecho, pero no los hechos ni
su prueba.
Estas circunstancias hacen que el instituto de la lesión invocado como vicio
nulificante del contrato en cuestión no pueda ser admitido.
Así las cosas, no puede declararse la nulidad del contrato de fecha 06 de
enero de 2006 suscripto en fecha 06 de enero de 2006 entre el Sr. Richard Andrés
Van Humbeeck y la firma Agroganadera Gralecar S.A. por ninguno de los vicios
alegado por la actora.
En conclusión, corresponde revocar la sentencia recurrida y, en consecuen-
cia, rechazar la demanda de nulidad de acto jurídico promovida por el Sr. Ri-
chard Andrés Van Humbeeck contra la firma Agroganadera Gralecar S.A.
En cuanto a las costas, corresponde su imposición, en ambas instancias, a
la parte actora y perdidosa, de conformidad con lo dispuesto en los arts. 192 y
203 del Cód. Proc. Civ.
A SU TURNO EL DR. MARTÍNEZ PRIETO, MANIFESTÓ: Que se adhie-
re al voto que antecede por los mismos fundamentos.
Con lo que terminó el acto, firmando los Sres. Miembros de conformidad y
quedando acordada la sentencia que sigue a continuación, todo por ante mí, de
lo que certifico.
VISTO: Por el mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos,
el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Tercera Sala;
RESUELVE:
TENER por desistido el recurso de nulidad.
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REVOCAR la sentencia recurrida y, en consecuencia, rechazar la demanda
de nulidad de acto jurídico promovida por el Sr. Richard Andrés Van Humbeeck
contra la firma Agroganadera Gralecar S.A.
IMPONER las costas, en ambas instancias, a la parte actora y perdidosa.
ANÓTESE, regístrese y remítase copia a la Excma. Corte Suprema de
Justicia.
Magistrados: VILLALBA FERNÁNDEZ, BUONGERMINI PALUMBO Y
MARTÍNEZ PRIETO.
Ante mí: Rigoberto Cabrera, Actuario Judicial.
***
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estatutarios o representantes legales, conforme con lo dispuesto por los arts. 96,
97 y 1923 in fine del Cód. Civil. Por ello, si bien las construcciones o mejoras que
el actor solventó son actos posesorios en los términos de 1933 del Cód. Civil, no
son actos posesorios personales y al actor no puede reconocérsele la calidad de
poseedor, sino de mero instrumento posesorio de otro. (Voto en minoría de Buon-
germini Palumbo)
MANDATO EXPRESO O TÁCITO.
Si el club interpreta que no existe mandato expreso por haberse violado la
normativa social que impone los procedimientos a ser observados para la reali-
zación de obras de mucha importancia, ello no es óbice para la existencia de un
mandato tácito, que se revela por la inacción del CNR El Mbigua ante el eviden-
te conocimiento de que el actor estaba encarando la realización de importantes
obras solventadas con su patrimonio en el predio de la institución, sin que haya
impedido, pudiendo razonablemente hacerlo –art. 880, 2ª parte, del Cód. Civil–
. Aún si consideráramos las disposiciones estatutarias del CNR El Mbigua que
establecen o marcan puntualmente el procedimiento para la realización de obras
o inversiones de mucha importancia, como una prohibición expresa del man-
dante –CNR El Mbiguá– aún así sería aplicable la normativa sentada por el art.
900 inc. “a” del Cód. Civil, ya que el mandante –CNR El Mbiguá– por lo posición
asumida a lo largo del conflicto y en este proceso no rechaza las obras, sino que
obviamente la desea. (Voto de Buongermini Palumbo)
TApel. Civ. y Com. Tercera Sala 06/09/13 “ABRAHAM ZAPAG C/ CLUB
NACIONAL DE REGATAS EL MBIGUÁ Y MUNICIPALIDAD DE ASUNCIÓN
S/ INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS”. (Ac. y Sent. Nº 95).
Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y
votar las siguientes;
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada?
En su caso, ¿se dictó conforme a derecho?
Practicado el sorteo de ley resultó el siguiente orden de votación: VILLAL-
BA FERNÁNDEZ, BUONGERMINI PALUMBO Y PAIVA VALDOVINOS.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA, EL DR. VILLALBA FERNÁN-
DEZ, DIJO: La MUNICIPALIDAD DE ASUNCIÓN, representada por la Abo-
gada NELLY CABRERA BOGGINO, en su presentación de fs. 640/643 no ha
fundado el recurso de nulidad por ella interpuesto. Por su parte el CLUB NA-
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asegura invirtió en obras edilicias con su propio dinero en beneficio del club
demandado, estando varias obras afincadas en propiedad de la comuna capita-
lina.
La parte actora mutatis mutanti ha reclamado la indemnización por el
enriquecimiento producido por los que son propietarios de las tierras afectadas
(donde se asientan las obras), siendo la misma asentida por la A-quo, porque
consideró que: “con todo el caudal probatorio acercado al juicio, esta magistra-
tura tiene plena convicción de que, el Dr. Abraham Zapag, ha costeado con su
patrimonio personal la construcción de varias obras de infraestructura…”.
A priori deben verificarse las excepciones de prescripción y falta de acción
opuestas por la MUNICIPALIDAD DE ASUNCIÓN, en ese orden.
Resulta de la lectura del escrito de promoción que este juicio no trata sobre
la indemnización por acto ilícito, sino del enriquecimiento sin causa que le
imputa la parte accionante a las partes demandadas, en virtud de hechos que
sostiene ocurrieron desde el año 1995 (donde principia su presidencia del CLUB
NACIONAL DE REGATAS EL MBIGUÁ) hasta incluso el año 2002 (destitu-
ción del accionante). Entonces, a la presente acción no le es aplicable el plazo
previsto para la acción de responsabilidad extracontractual prevista por el Art.
663, Inc. f, del Código Civil. Esto es así, puesto que analizando los plazos parti-
culares de prescripción contemplados en los Arts. 660 al 668 del Código Civil, no
encontramos referencia alguna a la acción sobre enriquecimiento sin causa.
Entonces, pasamos a examinar el Art. 1817, y los que le siguen y tampoco hay
acotación sobre plazo de prescripción. Ello nos induce a estar por la aplicación
del Inc. e, del Art. 659.
Al comentar el Art. 4023 del Código de Vélez, Salas-Trigo Represas, anotan:
14. Pago indebido. Enriquecimiento sin causa. Empleo útil. El plazo establecido
en esta norma se aplica a) a la acción por la cual se repite lo pagado sin causa
o por error, b) a la acción por enriquecimiento sin causa...” Ver Código Civil
Anotado, T. 3, Pág. 349. BORDA, al respecto dice: “La acción in rem verso carece
de plazo especial; en consecuencia, prescribe por diez años entre presentes y
veinte entre ausentes, conforme a la regla general del Art. 4023”. Ver Tratado…
Obligaciones II. “La acción por enriquecimiento sin causa, al no tener término
especial de prescripción, cae en la regla general del Art. 4023 del Código Civil”
(C.N. Com., Sala B, Julio 10 1963). ED, 7-726.
De esta manera, corresponde confirmar el rechazo de la A-quo a la excep-
ción de prescripción, ya que la demanda fue incluso contestada por la parte
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JURISPRUDENCIA
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civiles) que mejoran el valor de los inmuebles. La prueba pericial con claridad
expone las obras existentes en uno y otro predio así como sus valores, siento esta
prueba conteste con lo verificado por el Juzgado al tiempo de ser diligenciado el
reconocimiento judicial pertinente.
En relación a la MUNICIPALIDAD DE ASUNCIÓN cabe advertirse tal
como se hiciera párrafos arriba que las mejoras edilicias pese a encontrarse en
una zona protegida y no ostentar permiso deben considerarse realizadas en
provecho del activo de la comuna (ya que si bien no tiene la posesión de las
mismas, puede exigirlas del club a través de la demanda reivindicatoria perti-
nente), y por eso entendemos que existe enriquecimiento de ambas partes de-
mandadas.
En cuanto a la legitimación activa, existe una asamblea general extraordi-
naria donde se reconoce en el actor la calidad de realizador de las mejoras con
su patrimonio personal. Es decir, las obras no se realizaron con dinero del club,
sino con activo personal del hoy demandante, de ello existe reconocimiento
expreso.
Si bien el hoy actor no poseyó nunca las mejoras, ya que las ejecutó para el
uso del club, esto no impide que se le abone el importe que desembolso para su
realización (lo que será materia de otro juicio, tal como acertadamente lo expuso
la A-quo), siendo por ende inobjetable su legitimación activa. Para el cobro de las
mejoras no es necesario poseerlas, sino haberlas realizado con patrimonio pro-
pio. Otra cosa sería si el accionante intenta ampararse en el art. 1827 del CC
para retener las mejoras hasta el pago efectivo, más esta no es la situación
procesal, ni la pretensión principal ya que la retención es el derecho que nuestro
código civil otorga al realizador de las mejoras. En nuestro caso, claramente el
actor nunca poseyó a título personal las obras, sino como miembro de la direc-
tiva del club (teoría del órgano). Siempre hemos pregonado en la distinción del
cobro de mejoras y el derecho a retenerlas que tiene que concederse medida
cautelar mediante. La pretensión principal es cobrar por las mejoras, y el legi-
timado activo será por ende quien las ejecutó con patrimonio propio, lo que
ocurre al analizar la posición jurídica del hoy demandante.
En ese tren de ideas, en cuanto al empobrecimiento y la relación causal
surge del carácter de Presidente del club del accionante desde el año 1995 hasta
el año 2002, y la documentación aportada tanto por el actor como por el club que
avala la realización de estas mejoras con dinero propio del demandante. Nume-
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vale decir, el Sr. Abraham Zapag –junto con los demás miembros de la Comisión
Directiva– fungía de instrumento o medio para el ejercicio de la posesión del
CNR El Mbiguá.
El art. 1911 del Cód. Civil establece: “El que poseyere como usufructuario,
acreedor prendario, locatario, depositario o por otro título análogo en cuya vir-
tud tenga el derecho u obligación a poseer temporalmente una cosa, es poseedor
de ésta, y también lo es la persona de quien proviene su derecho u obligación. El
primero es poseedor inmediato; el segundo, mediato. Quien posee a título de
propietario, tiene la posesión originaria. Los otros tienen una posesión derivada
que no anula a la que le da origen”. Fácilmente, así, se puede concluir que el
actor no tenía el carácter de poseedor animus domini, esto es, de poseedor
originario o mediato, como lo denomina actualmente el Cód. Civil, ni tampoco el
de poseedor inmediato, ya que por mandato de la ley y de los estatutos sociales
del CNR El Mbiguá asumió el compromiso de administrar la institución y, con-
secuentemente, ejercer los derechos posesorios que correspondían al CNR El
Mbiguá. Como el Sr. Abraham Zapag legal y estatutariamente tenía la obliga-
ción de poseer el inmueble para el CNR El Mbiguá, los actos del mentado Sr.
Abraham Zapag en relación con este punto se insertan en la categoría de actos
del órgano en el cual es sujeto agente, no son actos propios o personales del Sr.
Abraham Zapag, situación regida por el art. 97 del Cód. Civ.
Por otra parte, el actor no demostró la interversión del título original en
virtud del cual tenía la obligación de poseer –y mal podría haberlo hecho–, pues
en ningún momento se asumió el carácter de poseedor iure proprio excluyendo
la posesión del CNR El Mbiguá. Por ello decimos que si bien las construcciones
o mejoras que el actor afirma haber solventado son actos posesorios en los
términos de 1933 del Cód. Civil, no son actos posesorios personales y al Sr.
Abraham Zapag no puede reconocérsele la calidad de poseedor, sino de mero
instrumento posesorio de otro. Las obras y construcciones que se atribuye co-
rresponden orgánicamente al CNR El Mbiguá, institución de la cual –como
dijimos– el actor fungía como instrumento de la posesión, y siendo que los actos
posesorios de los órganos o representantes de la persona jurídica se imputan
directamente a ella.
En estas condiciones, respecto de la Municipalidad de Asunción, la relación
del actor con la cosa no justifica la legitimación para el pago de mejoras. En
consecuencia, la excepción de falta de acción opuesta por la Municipalidad de
Asunción debe prosperar.
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JURISPRUDENCIA
Nacional de Regatas El Mbiguá por un monto muy importante, así como el pago
de otros rubros menores, gastos, salarios, indemnizaciones al personal que ac-
cionó contra la entidad y que fueron proveídos de mi peculio particular ya que
la entidad no se encontraba en condiciones de cubrir porque no existía ingresos
así como el costo de las obras que me reservo el derecho de acreditar en un
próximo juicio…” (sic, fs. 30/31).
Como puede advertirse, la actora arguye que la Asamblea General Extraor-
dinaria de socios del CNR El Mbiguá le autorizó expresamente a invertir su
dinero en el club para realización de mejoras cuyo cobro reclama. Por su parte,
la demanda alegó al contestar la demanda que las mejoras fueron donadas por
el Sr. Abraham Zapag al CNR El Mbiguá.
Veamos, pues, los términos de la Asamblea General Extraordinaria del 18
de diciembre de 1997 (fs. 16/22 fs. 99/105). En dicha ocasión se incluyó en el
orden del día el tratamiento de los siguientes puntos: “3.Información sobre los
aportes efectuados por el Presidente de la Institución e Inversiones realizadas
en infraestructura o mejoras en el predio de la Institución”; “4. Aprobación de
las obras realizadas y autorización para continuar en forma administrativa los
proyectos a ejecutarse en el Club”; “5. Concesión y otorgamiento de algún meca-
nismo propuesto por la Asamblea para permitir el retorno de los aportes reali-
zados por el Presidente del Club Nacional de Regatas El Mbiguá”.
Al tiempo de tratar el punto cuarto del orden del día –aprobación de las
obras realizadas y autorización para continuar en forma administrativa los
proyectos a ejecutarse en el club–, se dejó constancia en el acta asamblearia de
cuanto sigue: “…El Sr. Presidente formula una breve reseña de los trabajos y
construcciones realizadas, que desde luego se encuentran a la vista así como los
objetivos realizados y los objetivos perseguidos a fin de dotar a la Institución de
campos deportivos a resguardo de cualquier contingencia de las aguas y creci-
das del río. Con estas informaciones se formularon algunas aclaraciones solici-
tadas por los asambleístas, y seguidamente se decidió por unanimidad la apro-
bación de los trabajos realizados hasta la fecha y la autorización para proseguir
con las obras, bajo el régimen de contrataciones privadas y su ejecución por vía
administrativa, método por el cual se ha podido hallar mejores resultados eco-
nómicos…” (sic, fs. 102 vlta./103).
Por otra parte, con motivo del tratamiento del quinto punto del orden del
día –concesión y otorgamiento de algún mecanismo propuesto por la Asamblea
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TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL
para permitir el retorno de los aportes realizados por el Presidente del Club
Nacional de Regatas El Mbigua–, se dejó constancia en el acta de la asamblea
de socios de lo siguiente: “…Se explicó a la Asamblea en forma general que una
vez terminadas las construcciones de nuestras nuevas infraestructuras se pen-
só, en que hacer para recuperar eso, llegando a la conclusión que el Club no tiene
posibilidades de inversión y que alguien debía absorber todo eso para continuar
adelante, a esto explica el Sr. Presidente que toda inversión es un riesgo. Sin
embargo, su objetivo principal fue solamente levantar el Club, terminar la pi-
leta y poco a poco dar publicidad al Club y empezar a promocionar, y hacer que
sea un Club bastante accesible para la captación de socios…” (sic, f.103); “…El
Sr. Abraham Zapag confesó que no hay vuelta que dar, todo lo que aportó no lo
va recuperar del Club, el Club no está prendado, al contrario deja la riqueza de
poseer un hermoso balneario, un salón en el segundo piso destinado a fiestas
sociales, cuyo objetivo principal es el de lograr llevar a cabo las fiestas de Debut
en Sociedad de jovencitas hijas de nuestros asociados siendo lo más importante
el relleno de más de 600.000 metros cúbicos de arena compactada…”. (sic. fs.
103/103 vlta.); “…El Sr. Carlos Martínez en uso de la palabra solicita al Sr.
Presidente que informe cuales son los aportes que realizó hasta la fecha, en
respuesta el Dr. Zapag responde que hasta el momento no puede dar cifras
debido a que estamos haciendo lo que no podemos donde no debemos, pero
principalmente explica que el Club no está gravado, ya todos los gastos son
deudas del Dr. Zapag y no del Club…” (sic. fs. 103 vlta./104); “…El Sr. Juan
Samaniego también pregunta si cómo piensa recuperar los aportes. El Sr. Pre-
sidente cree que se podría ver la manera de destinar una parte de la cuota social
de socios…” (sic, f.104); “…El Sr. Carlos Martínez insiste que al no tener un
monto de inversión la deuda es suya personal a lo que el Dr. Zapag responde que
el Club no está obligado a nada, ya que hasta el momento no ve ningún meca-
nismo para recuperar lo invertido, entonces su idea es recuperar en la construc-
ción y venta de los Departamentos, el Club no va pagar ningún interés…” (sic.
f.104); “…Entonces el Sr. Martínez vuelve a preguntar si el Presidente cree que
va a recuperar lo invertido, respondiendo nuevamente el Dr. Zapag que el obje-
tivo no está en recuperar la inversión, el propósito es dejar algo maravilloso y
monstruoso digno de ser apreciado por los asociados…” (sic. f.104); “…Conclui-
da las informaciones requeridas por los socios el Sr. Rafael Jiménez propone que
como forma de restituir los préstamos del Sr. Presidente, con los cuales se efec-
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JURISPRUDENCIA
tuaron las obras realizadas en el Club, a partir de enero de 1999, se afecte por
diez años el 50% de las cuotas de ingresos que se lleguen a percibir de los socios
nuevos atendiendo que la ejecución de las obras y reactivación del club es el
resultado directo de las obras realizadas, y además propone que se autorice al
Presidente a construir dentro de la zona recuperada mediante la carga de arena
las edificaciones familiares y casillas de socios, que estime conveniente, y a
través de su venta y/o arrendamiento, concesión o usufructo por el plazo de
cincuenta años, se le permita recuperar la inversión realizada. Puesta a consi-
deración esta moción es aprobada por los asambleístas, con la debida aclaración
que la institución no asume ningún otro compromiso para el retorno de los
aportes efectuados, ni quedan afectadas las instalaciones del club…” (sic. f. 104
vlta.).
En relación con la alegación del CNR El Mbiguá de que las mejoras habrían
sido donadas por el Sr. Abraham Zapag a la institución, debemos decir que dicha
cuestión, conforme con los términos del acta de la Asamblea General Extraor-
dinaria del 18 de diciembre de 1997 (fs. 16/22, fs. 99/105), se presenta algo
confusa. En efecto, en primer término porque el punto quinto del orden del día
es, precisamente, la proposición por parte de la Asamblea de algún mecanismo
para lograr la recuperación de los aportes realizados por el Sr. Abraham Zapag,
vale decir, recuperar lo invertido en el club por las mejoras efectuadas era evi-
dentemente la intención de la actora. Sin embargo, al momento de tratar dicho
tópico las manifestaciones vertidas por el Sr. Abraham Zapag, si bien presentan
algo de ambigüedad, pareciera dan a entender que las mejoras se efectuaron
con propósito de beneficiar al Club, lo que podría entenderse como una libera-
lidad hacia el CNR El Mbiguá, conforme se aprecia de la trascripción de frag-
mentos del acta asamblearia realizada supra. La voluntad para obligarse o para
condonar una deuda debe ser clara e inequívoca. Las expresiones transcriptas
más arriba no tienen la necesaria concludencia ni son indudables considerándo-
se éstas manifestaciones como una oferta de donación. No obstante lo dicho, y
aún cuando para que el contrato de donación quede concluido o perfeccionado
necesita como requisito ineludible de la aceptación por parte del donatario –
arts. 1202 y 1203 del Cód. Civ.–. Dicha circunstancia no aconteció en el caso de
marras, ya que luego de las manifestaciones realizadas por el Sr. Abraham
Zapag la asamblea aprobó por unanimidad la moción de un asambleísta respec-
to de una forma de pago o de restituir los aportes realizados por el Sr. Abraham
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TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL
Zapag, con la aclaración de que el CNR El Mbiguá no asume ningún otro com-
promiso para el retorno de los aportes efectuados por el Sr. Abraham Zapag. Así
las cosas, es obvio que si se acordó una forma de pago o reembolso de aportes
realizados por actora, no existió concertación de una donación entre el CNR El
Mbiguá y el Sr. Abraham Zapag.
Habiendo desechado la vinculación por donación debemos abordar la deter-
minación de la relación jurídica que gobierna estos hechos y en virtud de la cual
el Sr. Abraham Zapag reclamaría el pago de las mejoras al CNR El Mbiguá.
Para ello debemos examinar nuevamente el acta de la Asamblea General Ex-
traordinaria del 18 de diciembre de 1997 (fs. 16/22, fs. 99/105). Hemos de des-
cartar ab initio la aplicación de las normas referentes al cobro de mejoras por
edificación en terreno ajeno, por idénticos argumentos esgrimidos al admitir la
excepción de falta de acción opuesta por la Municipalidad de Asunción.
En ocasión del tratamiento del punto cuarto del orden del día de la Asam-
blea General Extraordinaria del 18 de diciembre de 1997 –aprobación de las
obras realizadas y autorización para continuar en forma administrativa los
proyectos a ejecutarse en el club–, la asamblea decidió por unanimidad la apro-
bación de los trabajos realizados hasta dicha fecha y autorizó la prosecución de
las obras. Asiste razón a la accionada cuando dice que no existe constancia de
que el CNR El Mbiguá, previa a la asamblea del 18 de diciembre de 1997, haya
autorizado al Presidente la realización de obras o trabajos en el predio de la
institución. Sin embargo esto –y pese a las objeciones que se pueda oponer
respecto a la regularidad– no descarta completamente la idea del encargo. En
efecto, la asamblea general extraordinaria de socios del CNR El Mbiguá de
fecha 18 de diciembre de 1997 aprobó o ratificó los trabajos o mejoras realizadas
en el predio del club por el entonces Presidente de la Comisión Directiva, Sr.
Abraham Zapag. Con ello deviene aplicable el art. 1814 del Cód. Civ. que pres-
cribe: “La ratificación del interesado produce los efectos del mandato conferido
al tiempo de la iniciación de la gestión, aunque el gestor hubiere creído ocuparse
de un negocio propio”. Además, en dicha oportunidad la asamblea no sólo apro-
bó las mejoras realizadas, también autorizó o encargó expresamente a la actora
que continúe y ejecute nuevas obras. Puede volver aquí a objetarse que éste
proceder no tenía la necesaria puridad estatutaria, empero sin invalidar la
citada asamblea, por las vías pertinentes ella conserva sus efectos y constituye
un acto propio del CNR Mbigua, el cual este no puede simplemente soslayar.
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JURISPRUDENCIA
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ACUERDO Y SENTENCIA Nº 66
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JURISPRUDENCIA
Así las cosas, resulta categórico que estos recibos no justifican el retiro de
las mejoras desmontables.
En suma, conforme al análisis precedente, no cabe más que concluir que
medió un enriquecimiento indebido en beneficio de los demandados con respec-
to a las mejoras desmontables, el que, como quedó visto, no se encuentra justi-
ficado.
En estas condiciones, corresponde hacer lugar, parcialmente, a esta de-
manda dado que el contrato celebrado entre las partes, únicamente, limitaba al
locatario el reclamo con respecto a las mejoras no desmontables, pudiendo ser
extraídas las desmontables.
Entrando a la determinación del monto de las mejoras desmontables, cabe
apuntar que las mismas no fueron discriminadas en la pericia practicada por
tasador, situación que impide establecer, con precisión, el valor de las mismas.
Así las cosas, consideramos prudente determinar que las mismas represen-
tan un tercio del valor total de las mejoras, lo que arroja el guarismo de Gs.
133.000.000.
En suma, estando reunidas las condiciones exigidas en el artículo 1834 del
Código Civil, corresponde hacer lugar a la presente demanda y condenar a los
accionados al pago de la suma de Gs. 133.000.000., más intereses desde la
promoción de esta demanda. El fallo recurrido, en consecuencia, debe ser revo-
cado, con costas. ASÍ VOTO.
A sus turnos el Magistrado Dr. EUSEBIO MELGAREJO CORONEL,
manifiesta adherirse al voto del colega Gómez Frutos por los mismos funda-
mentos.
Con lo que se dio por término el acto firmando los Señores Miembros de
conformidad por ante mí que certifico, quedando acordada la sentencia que
sigue a continuación.
VISTO: Por el mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos,
el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, Cuarta Sala;
RESUELVE:
TENER POR DESISTIDO al recurrente del recurso de nulidad.
REVOCAR, la S.D. Nº 907 de fecha 18 de diciembre de 2.009, dictada por
el Juez de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del Sexto Turno, y en
consecuencia HACER LUGAR a la presente demanda seguida por SUPER-
FARM S.A.E.C.A. contra GLADYS LUJÁN ORTELLADO DE ROJAS, CAR-
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JURISPRUDENCIA
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ACUERDO Y SENTENCIA Nº 14
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JURISPRUDENCIA
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada?
En su caso, ¿se dictó conforme a derecho?
Practicado el sorteo de ley resultó el siguiente orden de votación: OLGA
NINFA TALAVERA, MIRTHA OZUNA DE CAZAL Y MARÍA SOL ZUCCOLI-
LLO DE VOUGA.
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA, LA MAGISTRADA OLGA
TALAVERA TORRES DIJO: El representante convencional de la actora solicita
la nulidad de la sentencia recurrida fundado en que el a-quo se apartó del
procedimiento previsto para el proceso de ejecución, Libro II, Título I del Código
Procesal Civil, al no establecer los fundamentos que lo llevaron a dictar la
sentencia recurrida conforme a las facultades que le otorga la ley procesal.
Sigue manifestando que el único momento en que el juez puede decidir el recha-
zo de oficio de la ejecución, está prevista en el código de forma en el art. 450, y
en la etapa en que el juez inferior examino al documento ya se encentraba
preclusa, es decir al momento del dictado de la sentencia definitiva en autos,
debiendo haberlo realizado al inicio del proceso ejecutivo. Según el apelante, el
Aquo al estudiar de oficio el instrumento ejecutivo en una etapa posterior a lo
previsto en el código de forma, y más aún cuando la accionada no opuso excep-
ción; violenta el debido proceso y sus derechos consagrados en nuestra carta
magna.
Es oportuno recordar que el recurso de nulidad está previsto para los casos
en que la resolución dictada en primera instancia posea vicios importantes que
la invaliden como acto jurisdiccional, cuando ha sido pronunciada sin observar
las formas y solemnidades que prescriben las leyes. De acuerdo a lo expuesto
corresponde estudiar si existió violación de las formas como así también si se
produjeron irregularidades procesales antes del dictado de la resolución que
ameriten su nulidad.
Que, el Art. 404 del Cód. Proc. Civ nos dice: “…CASOS EN QUE PROCE-
DE. El recurso de nulidad se da contra las resoluciones dictadas con violación
de la forma o solemnidades que prescriben las leyes...”.
En el caso de autos, el Juez inferior dictó sentencia rechazando de oficio la
presente ejecución de sentencia promovida por HIDROPUERTO SRL., alegan-
do que el consorcio no es una persona jurídica creada por ley, y por tanto no
puede ser incluida como tal en el carácter de parte demandada.
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JURISPRUDENCIA
tivo instrumentado por los cheques Nro. 747.058 y 747.062 con cargo BBVA, por
la suma de GUARANÍES CIENTO TREINTA Y NUEVE MILLONES CUA-
TROSCIENTOS CINCUENTA Y DOS MIL QUINIENTOS (GS. 139.452.500),
firmado por el CONSORCIO DIFERENCIAL TAPE a favor del actor HIDRO
PUERTOS SRL.
Que la parte demandada a través de sus representantes convencionales
Abg. SERGIO VARGAS y RICARDO LOUP, se presentaron a contestar el tras-
lado corrídole, y plantear excepción de Inhabilidad de Titulo manifestando que
el Consorcio Diferencial Tape no es una persona jurídica y por ende no puede ser
objeto de una ejecución, y que la forma correcta de demandar a empresas con-
sorciadas es planteando las pretensiones contra una de ellas.
Que en fecha 6 de Agosto del 2012, se presentó el Abg. RAMÓN SÁNCHEZ
GUERRERO, a oponer recurso de reposición contra el proveído de fecha 31 de
Julio del 2012, en el cual el Juzgado tuvo por presentado a los recurrente y
opuesta la excepción de Inhabilidad de Titulo corriendo traslado del escrito a la
adversa para que lo conteste en el término de ley.
Que asimismo a fs. 50 de autos obra el A.I. Nro. 15 de Octubre de 2012, en
el cual el Juzgado resolvió hacer lugar al recurso de reposición y llamó autos
para sentencia.
Que por S.D. de fecha 15 de octubre del 2012, el Juzgado resolvió: Rechazar
de oficio, con costas la presente ejecución de sentencia con expresa imposición
de costas.
El agravio principal se centra en determinar la calidad de persona jurídica
del CONSORCIO, determinar su naturaleza y si nuestro derecho positivo lo
admite y le da legitimidad para ser demandados en autos.
Ahora bien nuestra ley de fondo no define al consorcio expresamente, esta
situación nos obliga a recurrir a los antecedentes de este instituto y a la doctri-
na. Asimismo notamos que el Codicio Civil Italiano de 1942 reglamentó la figu-
ra del consorcio en sus artículos 2601 a 2620, con un esquema que fue conside-
rado con aptitud suficiente para la colaboración empresaria. Se entendía que
hay consorcio cuando varias empresas, de una actividad común o conexa, con-
ciertan ordenar uno o varios aspectos de sus actividades mediante una activi-
dad común, se lo clasificaba en la siguiente forma: a) Consorcios con actividad
interna, en los que se trata de establecer una organización para la regulación de
la competencia. b) Consorcios con actividad externa, que se proyectan en una
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TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL
actividad común en la que actúan frente a terceros, tiene un fondo social forma-
do por aportes y bienes que le asigna un patrimonio propio y personalidad
jurídica distinta de sus integrantes. c-) Consorcios que usan la forma societaria:
se trata del llamado fenómeno de la sociedad forma que su utiliza hacia el
exterior, pero las relaciones internas de sus integrantes funcionan en el plano
consorcial. La ley 377 de 1976 modificó el inc 1 del art. 2615 del Código Italiano,
estableciendo que para las obligaciones asumidas en nombre del consorcio los
terceros pueden hacer valer sus derechos exclusivamente sobre los fondos de
éste, dejando sin efecto la responsabilidad ilimitada de sus miembros. (LAU-
REANO ARTURO MOREIRA. Contrato sobre Departamentos en construcción
Tomo II Pag.588 Editorial Abaco de Rodolfo Depalma año 1988).
Que la doctrina especializada en las palabras de JULIO OTAEGUI señala
que: “… el contrato de unión transitoria de empresas cubre el tipo de concentra-
ción empresarial, consistente en una coparticipación accidental, o sea transito-
ria y no permanente, ajeno al grupo de sociedades, en cuanto éste implica una
dirección común de actividades extraña a la coparticipación accidental. (Los
contratos de colaboración empresaria Revista de Derecho Comercial y de las
Obligaciones, Diciembre 1983 Nº 96 pag. 861).
A este mismo criterio se adhiere el Dr. Jorge Escobar que dice: “…Se trata
de la creación de una organización común con fines de promover el crecimiento
y racionalización de la producción y de la comercialización de los productos de
empresas del sector industrial, comercial y artesanal. En definitiva dice Ferri, se
trata de una estructura organizativa creada para la prestación de servicios, o
para el fortalecimiento de la posición contractual de los consorciados…” (Jorge
Escobar. El consorcio en la legislación contemporánea Pág. 106, Paraguay, 2003,
La ley Paraguaya.).
En primer lugar estoy de acuerdo con el a quo cuando establece que la
figura del consorcio no se encuentra regulado en nuestro Código Civil puesto
que el art. 1 de la ley N° 388/94 modificatoria del art. 91 del C.C. dice: “…Son
personas jurídicas: a) El Estado; b) Los Gobiernos Departamentales y las Muni-
cipalidades; c) Las iglesias y las confesiones religiosas; d) Los entes autárquicos,
autónomos y los de economía mixta y demás entes de derecho público, que, con-
forme con la respectiva legislación, sean capaces de adquirir bienes y obligarse;
e) Las universidades; f) Las asociaciones que tengan por objeto el bien común; g)
Las asociaciones inscriptas con capacidad restringida; h) Las fundaciones; Las
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TRIBUNAL DE APELACIÓN CIVIL Y COMERCIAL
ción que ordena el art. 91 es taxativa y de fácil comprensión. Solo las individua-
lizadas en esa norma y las del art. 92 deben ser consideradas como personas
jurídicas…” (Código Civil Paraguayo Comentado, Libro Primero. Interconti-
nental Editora. Asunción, Paraguay. Pág. 274)
Ahora bien en relación a la legitimación procesal nos dice ALVARADO
VELOSO: “…Son partes, en efecto, quienes de hecho intervienen o figuran en
aquél como sujetos activos o pasivos de una determinada pretensión, con pres-
cindencia de que revistan o no el carácter de sujetos legitimados para obrar o
para contradecir en el concreto proceso de que se trate, o sea independientemente
de la titularidad de la relación sustancial controvertida. De manera que la
ausencia de legitimación puede determinar el rechazo de la pretensión en virtud
de no concurrir, respecto de ésta, uno de los requisitos que condicionan su admi-
sibilidad; pero no afecta la calidad de parte de quien ha deducido o frente a quien
se ha deducido esa pretensión…” (CÓDIGO PROCESAL CIVIL Comentado,
RUBINZAL-CULZONI).
Que en vista a las citas doctrinarias y legales llegamos a la conclusión que
el consorcio no es una persona jurídica y por tanto no tiene la capacidad procesal
para estar en juicio, por lo que a mi criterio no queda otro remedio que la
confirmación de la sentencia apelada.
En base a las aseveraciones realizadas líneas arriba, corresponde confir-
mar en todas sus partes la S.D. N° 681 de fecha 15 de Octubre del 2012, dictada
por el Juzgado de Primera Instancia del Noveno Turno, por ajustarse la misma
a derecho, con imposición de constas a la perdidosa.
A SU TURNO, LAS MAGISTRADAS MIRTHA OZUNA DE CAZAL Y
MARÍA SOL ZUCCOLILLO DE VOUGA DIJERON: Que se adhieren a los
argumentos esgrimidos por la Conjuez preopinante y votan en igual sentido.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando los Señores Miembros,
todo por ante mí, que certifico, quedando acordada la sentencia que sigue:
VISTO: Lo que resulta de la votación que instruye el acuerdo precedente y
sus fundamentos, el Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial, SEXTA
SALA
RESUELVE:
I. DESESTIMAR el recurso de nulidad interpuesto.
II. CONFIRMAR, con costas, la S.D. Nº 681 de fecha 15 de Octubre de 2012,
dictada por el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del Noveno
Turno, de conformidad a los fundamentos dados en el exordio del presente fallo.
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bien TAPE PORA S.A.E., ha capitalizado las reservas de revalúo, y por ello, ha
entregado a sus accionistas las acciones que representan la porción aumentada,
en definitiva, este hecho no es de trascendencia tributaria, ya que la verdadera
riqueza se generará a partir del momento en que estas acciones se constituyan
en vehículos generadores de nuevas riquezas, la cual se verificará cuando per-
ciban los dividendos como consecuencia de la participación accionaria, naciendo
en este momento la obligación de imponer o gravar con el IRACIS en los térmi-
nos del Art. 2º inciso g). Por lo dicho, se deben gravar los dividendos que se
perciban y que cumplan con los requisitos establecidos en el Art. 2º inciso g), en
concordancia con el Art. 14º, de la Ley 125/92, modificado por la Ley 2421/04; y
no gravar el simple aumento patrimonial a los efectos de evitar la doble impo-
sición, expresamente rechazada por la Constitución Nacional que en su Artículo
180 establece: “DE LA DOBLE IMPOSICIÓN: No podrá ser objeto de doble
imposición el mismo hecho generador de la obligación Tributaria. …”.
Trib. Ctas. Primera Sala. 23/12/13. “Tape Pora S.A.E. y Otras c/ Resolucio-
nes del 20 de diciembre de 2001 y Res. fictas dictadas por la Subsecretaría de
Estado de Tributacion” (Ac. y Sent. 210).
Previo el estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal de Cuentas,
Primera Sala, resolvió plantear y votar la siguiente
CUESTIÓN:
¿Está ajustado a derecho el acto administrativo recurrido?
Practicado el sorteo de la ley para determinar el orden de votación, dio el
siguiente resultado: MARTÍN AVALOS VALDEZ, RODRIGO A. ESCOBAR E.,
Y AMADO VERÓN DUARTE.
Y EL MIEMBRO DEL TRIBUNAL DE CUENTAS PRIMERA SALA, A.
MARTÍN ÁVALOS VALDEZ, DIJO: Que, en fecha 12 de marzo de 2012 (fs. 23/
32 de autos) se presentó ante este Tribunal de Cuentas, el Sr. DIEGO ZAVALA
SERRATI, en nombre y representación de las siguientes empresas (a): TAPE
PORA S.A.E. RUC Nº 80018781-4, conforme al poder que se acompaña, (b)
CONEMPA S.A RUC Nº 800008084-0, conforme al poder a que se acompaña, (c)
TECNOEDIL S.A., RUC Nº 80005531-4, conforme al poder que se acompaña,
(d) EMPRENDIMIENTOS & CONCESIONES S.A., RUC Nº 80057715-9, (e)
CANTERA ACARAY S.A., RUC Nº 800006730-4 conforme al poder que se acom-
paña, a instaurar demanda contencioso administrativa contra la Resoluciones
del 20 de diciembre de 2001 y res. fictas dictadas por la SUBSECRETARÍA DE
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necesitaba, por ejemplo Gs. 1.000.000 para pagar su consumo de agua, luz,
teléfono, alimentos, vestimenta, medicamentos, educación, etc., y para hacer
esas mismas compras hoy necesita Gs. 1.200.000, la inflación en ese año –el
aumento general de los precios– ha sido del 20%. Si esa persona del ejemplo, el
año pasado tenía un ingreso de Gs. 1.000.000 y hoy de Gs. 1.200.000, en térmi-
nos nominales estaría “ganando más”, pero dado que la inflación en nuestro
sencillo ejemplo es del 20%, esa persona está ganando, en términos reales, de su
capacidad de compra, una suma exactamente igual.
LOS ACTIVOS FIJOS. Los activos fijos de las empresas también están
expuestos a los efectos de la inflación. Por ejemplo, si una máquina, el año
pasado costaba 100 cuando fue adquirida y este año (manteniéndose todo sin
ninguna variación) la inflación es del 20%, el aumento nominal de 20 debe
registrarse en la contabilidad de la empresa y en consecuencia, ese maquina
aparecerá ahora en la contabilidad de la empresa con un valor de 120 (menos su
depreciación). Ese “aumento o incremento” patrimonial –20– no es una ganan-
cia, no es un mayor ingreso real, es apenas un asiento contable, que reconoce
que la inflación de ese año ha sido del 20%. Este incremento nominal, este
aumento nominal, este ajuste contable por inflación, no está ni puede estar
gravado por el impuesto a la renta, ya que su único propósito es “poner al día”,
en términos nominales, el valor de esa inversión.
LA SET ESTA TOTALMENTE DE ACUERDO. Lo anteriormente explica-
do es plenamente compartido por la Subsecretaria de Estado de Tributación. En
efecto, en la respuesta a una Consulta Vinculante, de fecha 16 de Diciembre de
2005, hizo suya la opinión contenida en el Informe C.C./Nº 228 de su Consejo
Consultivo. Como se podrá apreciar, de manera técnica y elegante la SET ha
dicho cuanto sigue: “la revaluación de los bienes del activo fijo tiene por finali-
dad la adaptación del valor de los bienes poseídos contablemente, al nivel de
precios vigente en el momento del revalúo y el costo probable de sustitución de
dichos bienes. En el caso particular de los bienes amortizables, las amortizacio-
nes ordinarias que, en el curso del proceso productivo se practican están referidos
sólo‘ la reconstitución de un valor de origen determinado, correspondiente a un
nivel de precios distinto al que ha de regir en la oportunidad en que se complete
la vida útil de tales bienes, o se haga necesario su remplazo por razones econó-
micas o técnicas. De ahí que, de no adoptar medidas de corrección de tales
valores originales, el contribuyente se podría encontrar con sorpresas de que su
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a) La ley dispone que la revalorización de los bienes del activo fijo no cons-
tituyen ingresos gravados.
b) La ley dispone que esa revalorización es anual, obligatoria y sin costo
impositivo.
c) La ley dispone que esa revalorización se realiza aplicando la variación
anual del Índice de Precios al Consumo.
d) La SET tiene opinión vinculante emitida reconociendo que dicha revalo-
rización o revalúo es apenas un modo de reponer contablemente el valor conta-
ble de los bienes del activo por razón de la inflación.
e) La Segunda Sala del Honorable Tribunal de Cuentas, ha arriba en un
caso concreto a las mismas conclusiones.
f) El valor resultante del revalúo no es un cuenta de resultado.
g) El valor resultante del revalúo no es utilidades.
h) El valor resultante del revalúo es una cuenta denominada «reserva de
revalúo.
i) La cuenta reserva de revalúo es una cuenta patrimonial.
j) La cuenta patrimonial reserva de revalúo es una extensión del capital.
k) La cuenta patrimonial reserva de revalúo siendo una extensión del capi-
tal es una cuenta capitalizable.
l. La cuenta reserva de revalúo al capitalizarse tiene como consecuencia la
emisión de acciones por igual valor al valor de la reserva.
m) Las acciones emitidas contra la cuenta de revalúo son entregadas a los
accionistas en proporción a sus acciones.
n) Las acciones entregadas son sin costo para el accionista.
o) Las acciones así emitidas no producen un aumento real del capital social
sino solamente un aumento contable.
LA DISPUTA. Todo lo antes expresado no aparece cuestionado. Entonces,
¿dónde está la disputa? La misma está en que la SET considera que las acciones
que reciben los accionistas, las que fueron emitidas al capitalizarse la reserva
de revalúo, constituyen INGRESOS GRAVADOS para dichos accionistas, ya
que entiende que en la contabilidad de los accionistas, recibir y registrar esas
acciones constituye un incremento patrimonial gravado. Hemos realizado una,
quizás muy larga explicación, para exponer que el revalúo de los bienes del
activo fijo es un AJUSTE POR INFLACIÓN. Las acciones que se entregan
libres de costo a los accionistas, no son utilidades, es la “extensión” del capital
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constituyen rentas no gravadas por el IRACIS. Dicho de una manera más sen-
cilla, los accionistas de TAPE PORA S.A.E. recibirán, en la respectiva propor-
ción accionaria, las Reservas de Revalúos legales que le corresponden, que por
motivos reglamentarios fueron capitalizadas y documentadas en nuevas accio-
nes, de manera a compensar el poder adquisitivo perdido con sus inversiones
originales en la empresa TAPE PORA S.A.E. Explicado estos antecedentes y los
derechos en los cuales se basa este escrito corresponde plantear la situación
concreta que es el motivo de la Consulta: Según lo expuesto, los accionistas:
CONEMPA S.A., TECNOEDIL S.A., EMPRENDIMIENTOS & CONCESIO-
NES S.A., y CANTERA ACARAY S.A., recibirán proporcionalmente a sus apor-
tes accionarios nuevas acciones de TAPE PORA S.A.E., con motivo de la capita-
lización de las Reservas de Revalúo. A su vez, los accionistas mencionados deben
registrar en sus respectivas empresas, en el rubro del Activo dichas inversiones,
práctica contable que incrementará sus patrimonios fiscales proporcionalmen-
te. Ahora bien, la pregunta es: ¿Dicho incremento patrimonial reflejado en el
aumento de los Activos (Inversiones), de las empresas CONEMPA S.A., TEC-
NOEDIL S.A., EMPRENDIMIENTOS & CONCESIONES S.A., y CANTERA
ACARAY S.A. derivado de las nuevas acciones recibidas de TAPE PORA S.A.E.,
con motivo de la capitalización del revalúo legal, constituye renta gravada por
la Ley 125/91 –texto actualizado–. En nuestra opinión los incrementos patrimo-
niales por la incorporación en el activo de las empresas accionistas de TAPE
PORA S.A.E., de las nuevas acciones provenientes de una actividad o hecho no
gravado, en este caso el. saldo contable de la cuenta “Reserva de Revalúo”, están
expresamente contemplados en la Ley N° 125/91 (actualizada), específicamente
en el Artículo 7° - inc. i) “Renta Bruta”, que menciona claramente tres excepciones
que no están alcanzadas por el Impuesto a la Renta y son: 1) El incremento
proveniente de la revaluación de los bienes del Activo Fijo, con la limitación
establecida en el Decreto N° 6359/08 - artículo 22° - última parte. 2) Los aportes
de capital; y 3) Aquel que proviene de actividades no gravadas o exentas del
Impuesto a la Renta (IRACIS). En este sentido y a la luz de los hechos y derechos
mencionados precedentemente se colige con meridiana claridad que las empre-
sas CONEMPA S.A., TECNOEDIL S.A., EMPRENDIMIENTOS & CONCE-
SIONES S.A., y CANTERA ACARAY S.A., deben tratar impositivamente y en
sus contabilidades, a las acciones recibidas de TAPE PORA S.A.E., integradas
con saldos contables de Revalúo Legal, como un incremento patrimonial NO
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aplicación a los casos particulares debe ser de forma rigurosa, estricta y taxati-
va, entendiéndose esta como ejecución directa ajustada al texto de la Ley, sin
posibilidad de ampliación alguna. Por ello recurrimos a la norma aplicable, cual
es el inciso i) del artículo 7° “Renta Bruta” de la Ley N° 125/91, que establece el
concepto de “Renta Bruta” dentro del Impuesto a la Renta de Actividades
Comerciales Industriales y de Servicios (IRACIS), y entre otras ejemplifica a
“Todo aumento de patrimonio producido en el ejercicio, con excepción del que
resulte de la revaluación de los bienes del activo fijo y los aportes de capital, o los
provenientes de actividades no gravadas o exentas de este impuesto” (subrayado
y negritas son nuestras). Reglamentando este punto, el Decreto N° 6.359/05
“POR EL CUAL SE REGLAMENTA EL IMPUESTO A LA RENTA DE LAS
ACTIVIDADES COMERCIALES, INDUSTRIALES O DE SERVICIOS PRE-
VISTO EN EL CAPÍTULO I DEL LIBRO I DE LA LEY 125/91, ADECUÁNDO-
LO A LAS MODIFICACIONES INTRODUCIDAS EN LA LEY 2421 DEL 5 DE
JULIO DE 2004”, en su art. 22°, dice: “AUMENTOS PATRIMONIALES NO
JUSTIFICADOS: Los aumentos patrimoniales que no estén respaldados docu-
mentalmente, incrementados con el importe del dinero o bienes que hubiere
dispuesto o consumido en el año, se consideran ganancias del ejercicio fiscal en
que se produzcan. En este sentido, se entiende que la revaluación de los bienes del
activo fijo, que se menciona en el inc. i) del Art. 7° de la Ley, sc refiere únicamente
al valor revaluado que resulte de la aplicación del porcentaje de variación del
índice de precios al consumo producido entre los meses de cierre del ejercicio
anterior y el que se liquida, de acuerdo con lo que establezca en tal sentido el
Banco Central del Paraguay, como se dispone en el último párrafo del Art. 12 de
la Ley ‘’(negritas y subrayado son nuestros). Tanto la norma legal, como su
reglamentación, son claras al expresar que COMO REGLA DE APLICACIÓN
GENERAL, ESTÁ GRAVADO POR EL CITADO IMPUESTO, TODO AUMEN-
TO PATRIMONIAL PRODUCIDO EN EL EJERCICIO. Ello no da lugar a
dudas. Con relación al caso que nos ocupa, no está por demás decir que el
derecho a participar en los beneficios de una «Sociedad» es el derecho primordial
entre los que se contemplan como socio de’ la misma, y así, más que una parte
alícuota del capital social o que un medio de expresión de la calidad de socio o un
título valor, la «acción» (documento) es un «bien» (a tenor de la definición inserta
en el art. 1873 del Código Civil Paraguayo), por ser susceptible de valor y apre-
ciación pecuniaria. Es dable en tal sentido recordar que el «Patrimonio» es “...El
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TRIBUNAL DE CUENTAS
conjunto de bienes de una persona, con las deuda o cargas que lo gravan...”
(Código Civil Paraguayo, art. 1873, in fine). Así, las acciones emitidas por TAPE
PORA S.A.E. otorgan a los socios que la conforman –distintos de ella– “...una
parte proporcional de las utilidades netas y del patrimonio resultante de la
liquidación...” (Código Civil Paraguayo, art. 1065). Así pues, el concepto de
“Aumento patrimonial”, con relación a la nuestra legislación ha sido acuñado en
atención, no solo a la teoría de la “Renta Producto” (para la cual el “capital” es
toda fuente de riqueza susceptible de producir beneficios en forma periodica,
que constituyen la “renta”), sino también a la teoría de la Renta Incremento
Patrimonial (más amplio que el anterior), y que abarca no solo los beneficios
periódicos que emanan del capital, sino también aquellos que incrementan un
patrimonio, aunque sean de carácter ocasional y/o excepcional. Del mismo modo,
SE DESPRENDE DE LA NORMA Y SU REGLAMENTACIÓN, QUE ESTÁN
EXENTOS LOS AUMENTOS PATRIMONIALES (QUE SÍ ESTÁN GRAVA-
DOS POR REGLA GENERAL), PROVENIENTES DE:
1) LA REVALUACIÓN DE LOS BIENES DEL ACTIVO FIJO;
2) LOS APORTES DE CAPITAL; Y,
3) ACTIVIDADES NO GRAVADAS O EXENTAS DE ESTE IMPUESTO.
Como puede verse, esta enumeración es taxativa, y dada la técnica legisla-
tiva utilizada, LA MATERIA IMPONIBLE ENUNCIA POSITIVAMENTE Y
LAS EXCEPCIONES SIRVEN PARA AFIRMAR LA REGLA. Queda claro que
según la consulta planteada, y la demanda que hoy se contesta, LAS EMPRE-
SAS ACCIONISTAS DE TAPE PORA S.A. EXPERIMENTARAN UN INCRE-
MENTO PATRIMONIAL QUE NO ES RESULTANTE DE LA REVALUACIÓN
DE LOS BIENES DE SU “PROPIO” ACTIVO FIJO SINO DEL DE LA EMPRE-
SA DE LA QUE SON ACCIONISTAS (PERSONA DISTINTA), POR LO QUE
NO PUEDEN ALEGAR LA EXCEPCIÓN INDIVIDUALIZADA EN EL NU-
MERAL 1).
En otras palabras, el aumento patrimonial que experimentará Tape Porá
S.A. como producto del revalúo de sus bienes está exento del IRACIS. El aumen-
to patrimonial de sus asociados, producto de la incorporación de nuevas accio-
nes, no se halla exonerado. Ello es así, porque los Sistemas Tributarios utilizan
para conciliar la tributación sobre las utilidades de las empresas, sea en siste-
mas universales de impuestos a la renta o sistemas cedulares, la aplicación de
varias criterios, entre ellos el del “Ente Separado”, que determina que la Socie-
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JURISPRUDENCIA
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TRIBUNAL DE CUENTAS
Que, a fs. 147 de autos obra el A.I. N° 681 de fecha 31 de julio de 2012, por
el cual se resolvió declarar la competencia del Tribunal para entender en el
presente juicio, y existiendo hechos que probar se recibió la causa a prueba por
todo el término de ley.
Que, por providencia de fecha 18 de noviembre de 2013, obrante a fs. 224
vlto. de autos, se llamó Autos para Sentencia.
Y EL MIEMBRO MAGISTRADO MARTÍN ÁVALOS VALDEZ PROSI-
GUIÓ DICIENDO: Que, la cuestión planteada, es de naturaleza interpretativa,
con la finalidad de resolver el contencioso suscitado respecto la cuestión que
guarda relación con el aumento patrimonial que se produce en el ámbito de las
empresas CONEMPA S.A., TECNOEDIL S.A., EMPRENDIMIENTOS & CON-
CESIONES S.A., CANTERA ACARAY S.A., que poseen participación acciona-
ria en la empresa TAPE PORA S.A; en donde esta última procedió a la capita-
lización de las “Reservas de Revalúo” por Gs. 100.395.678.989, que ha motivado
como contrapartida en las empresas accionistas, la registración del aumento de
la participación accionaria que estas tienen en la empresa TAPE PORA S.A.;
circunstancia que necesariamente percute en el cuadro de “Resultados” de las
empresas accionistas, quedando por determinar, si dichos resultados, se en-
cuentran gravados o no por el IRACIS.
Que, no está en discusión que la capitalización por Revalúo realizado por
TAPE PORA S.A., no se encuentra alcanzado por el IRACIS, en virtud de la
exceptuación expresa establecida por el Art. 7º inc. I) de la Ley 125/92.
Que, como consecuencia del aumento de Capital proveniente de la capita-
lización de las reservas de revalúo, realizada por TAPE PORA S.A., los accionis-
tas de esta, deberán recibir acciones, proporcional a su participación en el capi-
tal social, lo que necesariamente obliga a reconocer en la contabilidad mayor
“Participación accionaria”, que en estricto rigor constituye un aumento de capi-
tal.
En términos estrictamente contables, las empresas accionistas realizarán
el siguiente asiento contable:
En donde la cuenta “PARTICIPACIÓN EN OTRAS EMPRESAS”, es una
cuenta Patrimonial “ACTIVA”, representativa de derechos; y en cambio su con-
trapartida es una cuenta de Resultados de naturaleza acreedora, o sea repre-
sentativa de utilidad; quedando por determinar si esta cuenta revela efectiva-
mente la verificación de una circunstancia prevista como hecho generador del
IRACIS; y por tanto gravado por este impuesto.
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JURISPRUDENCIA
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a la renta por: a) por la recepción de las acciones que les hace entrega TAPE
PORA S.A. (aumento patrimonial) ; b) por los dividendos que generan esas
acciones (utilidades por participación en otras empresas).
Que los peritos designados han sido categóricos respecto al origen de estas
acciones, ya que las mismas provienen de los revaluos en la empresa TAPE
PORA S.A.E. resultado del ajuste anual por el IPC, por lo que en definitiva el
incremento patrimonial resulta en apenas en un ajuste contable por inflación,
a fin de mantener de manera constante el valor de las inversiones realizadas en
el rubro participación en otras empresas. En otras palabras, si en la empresa
principal el revalúo y la capitalización es ajuste por inflación, la misma suerte
corre dicho ajuste en las empresas accionistas, por lo que no estamos en presen-
cia de verdadero incremento patrimonial, por lo que ello no es revelador de un
hecho imponible alcanzado por el IRACIS.
Que, este hecho constituye un sacrifico económico desmedido en contra del
contribuyente, circunstancia que se desapega de los principios y normas de la
imposición, específicamente respecto de la prohibición constitucional de la do-
ble imposición respecto del mismo hecho generador, previsto en el Art. 180 de la
C.N.
Por otro lado, y en concordancia con el Art. 247º de la Ley 125/92, al presente
caso se le debe atribuir una significación acorde a los hechos; y los hechos de-
muestran que si bien TAPE PORA S.A., ha capitalizado las reservas de revalúo,
y por ello, ha entregado a sus accionistas las acciones que representan la porción
aumentada, en definitiva, este hecho no es de trascendencia tributaria, ya que
la verdadera riqueza se generará a partir del momento en que estas acciones se
constituyan en vehículos generadores de nuevas riquezas, la cual se verificará
cuando perciban los dividendos como consecuencia de la participación acciona-
ria, naciendo en este momento la obligación de imponer o gravar con el IRACIS
en los términos del Art. 2º inciso g).
Por lo dicho soy de la opinión, de gravar los dividendos que se perciban y que
cumplan con los requisitos establecidos en el Art. 2º inciso g), en concordancia
con el Art. 14º, de la Ley 125/92, modificado por la Ley 2421/04; y no gravar el
simple aumento patrimonial a los efectos de evitar la doble imposición, expre-
samente rechazada por la Constitución Nacional que en su Artículo 180 estable-
ce: “DE LA DOBLE IMPOSICIÓN: No podrá ser objeto de doble imposición el
mismo hecho generador de la obligación Tributaria. …” .
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ratorio de Alta Estética Dental S.R.L.”, Sixto Arévalos Jara, Braulio Arévalos
Jara y Marilyn de Arévalos, reclamando su reincorporación al empleo de acuer-
do con la antigüedad alegada (14 años, 9 meses). La sentencia desestima la
demanda respecto a las personas físicas nombradas y condena a la sociedad al
pago de las indemnizaciones por despido desestimando la solicitud de reintegro
del actor, porque la A-quo computó su antigüedad desde la fecha de la constitu-
ción de la sociedad (22.02.08), y de ese modo la determinó en 1 año y 7 meses.
Esto motiva la apelación del actor que en la expresión de agravios por medio de
su abogado, Andrés López Godoy, solicita que se haga extensiva la condena a las
personas físicas y que haga lugar a la reposición del actor en su empleo. De los
argumentos del apelante se desprende que son dos las cuestiones que deben ser
dilucidadas por este Tribunal: Uno, si quién fue el empleador del actor y dos, la
antigüedad del mismo.
En cuanto a la determinación del empleador, el actor explica que la deman-
da se promueve contra las nombradas personas físicas porque “…se conducen
como patrones particulares en algunos casos, y en otras como representantes de
la firma, dando órdenes e instrucciones de trabajo, pagan los sueldos, fiscalizan
el trabajo…confundiendo de esa manera al actor….para determinar con exac-
titud al verdadero patrón…” (f. 11). En primer lugar, no está demostrado en
autos que las personas físicas actuaron como patrones particulares y en todo
caso los comportamientos de dichas personas respecto de la relación laboral del
actor son los propios de las personas físicas que se encuentran al frente de una
sociedad, ya sea como miembros del directorio de la empresa, gerentes o admi-
nistradores, no debiendo confundirse con éstos la persona jurídica en cuya re-
presentación actúan (Art. 94 C.C.). Por otra parte, es cierto que las tres perso-
nas físicas contestaron conjuntamente la demanda admitiendo la relación labo-
ral y la antigüedad del actor, pero no precisamente con ellos en forma personal
sino con la empresa, pues dijeron que lo cierto y concreto es que el actor trabajó
“…en la empresa mencionada…”, que es cierto que prestaba servicios “…dentro
de la empresa a nuestro cargo, desde enero del año 1995, hasta 6 de setiembre
del año 2009…”. Además presentaron con la contestación las Planillas de entra-
da y salida de personal, todas pertenecientes a la firma “Laboratorio de Alta
Estética Dental” correspondientes al año 2009, en los que figura el nombre del
actor (25/93). En definitiva no hay dudas que el actor trabajó en la empresa de
las nombradas personas físicas, y si bien nada dijeron respecto de la conforma-
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JURISPRUDENCIA
ción jurídica de la misma, es el propio apelante quien en sus agravios afirma que
se trata de una empresa familiar que posteriormente se convirtió en Laborato-
rio de Alta Estética Dental S.R.L. en el año 2008 (f. 236), aceptando de esa
manera que en los últimos tiempos de la relación laboral del actor, la empleado-
ra era la citada persona jurídica, en lo que evidentemente se convirtió la empre-
sa personal de los demás demandados, dándose con ello la sustitución del em-
pleador, que en nada puede afectar el contrato laboral del actor (Art. 28 C.T.),
iniciado con las personas físicas mencionadas en enero de 1995, según la propia
manifestación de los anteriores empleadores, entonces, al tiempo de su desvin-
culación (06.01.09), contaba con 14 años, 9 meses de antigüedad. Corresponde,
pues, que se admita la pretensión del actor de ser reintegrado en su empleo, de
acuerdo con su calidad de trabajador estable, debiendo sustituirse en ese senti-
do la condena de pago de indemnizaciones por despido injustificado.
En cuanto a la otra pretensión del apelante de que la condena incluya a las
personas físicas demandadas considero que no debe prosperar. No hay lugar a
la solidaridad establecida en el Art. 28 del C.T., ya que la sustitución del emplea-
dor se realizó en el año 2008, según la propia manifestación del apelante y el
despido ocurrió en setiembre de 2009, o sea, dentro del periodo de la responsa-
bilidad plena de la empleadora sustituyente, “Laboratorio de Alta Estética Dental
S.R.L.”. Tampoco es aplicable la responsabilidad solidaria de los directivos de la
sociedad prevista en el Art. 1111 del C.C., ya que de las constancias de autos no
surgen las circunstancias establecidas en dicha disposición legal ni ninguna
otra que pueda comprometer personalmente a los socios de la sociedad como
para desconocer la personalidad de la sociedad empleadora. Por todo ello, esti-
mo que no corresponde incluir en la condena a las personas físicas.
En conclusión, propongo: 1) la confirmación de la sentencias en los puntos
que desestima la demanda en relación a las personas físicas demandadas; 2) la
admisión de la demanda contra la firma “Laboratorio de Alta Estética Dental
S.R.L.”, disponiendo el reintegro del actor en su empleo con el pago de los sala-
rios caídos y las demás remuneraciones correspondientes durante la substan-
ciación del juicio, de conformidad con los Arts. 94, 96 del C.T.. La liquidación
respectiva debe hacerse sobre el salario afirmado por el actor, Gs. 2.300.000
mensual, que es el establecido en la sentencia que fue consentida por la firma
condenada. ES MI VOTO.
A SU TURNO LA CONJUEZ ALMA MÉNDEZ DE BUONGERMINI, DIJO:
Que adhiere al voto de la colega MIRYAM PEÑA, por sus mismos fundamentos.
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TRIBUNAL DE APELACIÓN DEL TRABAJO
Con lo que se dio por terminado el acto firmando los Señores miembros todo
por ante mí que certifico, quedando acordada la sentencia que sigue a continua-
ción:
VISTO; los méritos que ofrece el acuerdo en mayoría, el Tribunal de Apela-
ción del Trabajo Segunda Sala;
RESUELVE:
1) CONFIRMAR, las sentencias apeladas en los puntos que desestima la
demanda en relación a las personas físicas demandadas.
2) ADMITIR, la demanda promovida por el señor PASTOR DANIEL ARÉ-
VALOS contra la firma “Laboratorio de Alta Estética Dental S.R.L.” y en conse-
cuencia, disponer que la demandada reintegre al mismo en su empleo en el
plazo de 48 horas de quedar firme y ejecutoriada la presente resolución, con el
pago de los salarios caídos y las demás remuneraciones correspondientes du-
rante la substanciación del juicio, de conformidad con los Arts. 94, 96 del C.T..
La liquidación respectiva se practicará por Secretaría y sobre el salario afirma-
do por el actor, G.2.300.000 mensual, desde la fecha de su despido hasta su
efectivo reintegro.
3) IMPONER las costas, en ambas instancias, a la perdidosa.
4) ANOTAR, registrar y remitir copia a la Excma. Corte Suprema de Jus-
ticia.
FDO: MIEMBROS, MIRYAM PEÑA, CONCEPCIÓN SÁNCHEZ Y ALMA
MENDEZ DE BUONGERMINI.
Ante mí: Abog. María de la Cruz Rodríguez. Actuaria Judicial.
***
[ 372 ]
JURISPRUDENCIA
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TRIBUNAL DE APELACIÓN DEL TRABAJO
cuencia tener por reconocidas las firmas estampadas en los documentos obran-
tes a fs. 8 y 9 de autos que se atribuye al señor Celiano Cardozo; HACER
LUGAR, a la demanda promovida por el señor FRNCISCO JAVIER MENDIE-
TA MACIEL contra la empresa CASA GUARANÍ S.R.L. y en consecuencia:
condenar al mismo, a que en el perentorio término de 48 horas de quedar ejecu-
toriada la presente sentencia, pague al actor la suma de CUARENTA Y OCHO
MILLONES QUINIENTOS CUARENTA Y NUEVE MIL VEINTE Y SEIS
GUARANIES (Gs.48.549.026), conforme a la liquidación practicada y los fun-
damentos expuestos en el considerando de la presente sentencia; COSTAS, a
cargo de la perdidosa; ANOTAR,…”.
Esta resolución fue apelada únicamente por el abogado del actor señor
FRANCISCO MENDIETA, quien expuso sus agravios oralmente en la audien-
cia señalada por este Tribunal a tal efecto, oportunidad en la que dijo: “La
sentencia apelada le agravia específicamente en su primer apartado, que admite
la falta de acción opuesta por Celiano Cardozo, pues a f.27 reconoce ser socio
gerente de la empresa CASA GUARANÍ S.R.L.. Es por ello que el A-quo, al dictar
resolución, tuvo que condenar a esta persona en forma solidaria e ilimitadamen-
te, conjuntamente con la condena impuesta a CASA GUARANÍ S.R.L., en razón
de lo que estatuye el Cód. Civil en el Art. 1111, en concordancia con el Art.1174
del mismo cuerpo legal, los que claramente establecen la responsabilidad solida-
ria e ilimitada de los gerentes de la sociedad cuando éstos causen un daño a
terceros, en este caso, el trabajador. Y como lo he manifestado, a f.27 el Sr. Celiano
Cardozo admitió ser socio de la S.R.L. demanda. Asimismo solicito que a tiempo
del cumplimiento de sentencia, de identificarse otro socio gerentes de la S.R.L.
referida, que ejercían el cargo al producirse el despido de mi mandante, deberán
también responder en forma solidaria e ilimitadamente por la suma condenada
en autos. También invoca en favor de su posición el Ac. y Sent. N° 149 del 26/08/
11, dictado por este Tribunal, cuya copia simple acompaña. Por todo ello, solicita
la modificación de la sentencia apelada en el sentido expresado, con costas”. (f.
114).
Según informe de la Actuaria de f.115 la demandada y condenada CASA
GUARANÍ SRL, no contestó estos agravios, por lo que este Tribunal, luego de
agotar el procedimiento, llamó autos para sentencia por providencia de fecha 29
de octubre del año en curso.
Debe señalarse que en este juicio el trabajador Francisco J. Mendieta de-
manda en forma conjunta y confusa a varias personas (Casa Guaraní SRL, la
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JURISPRUDENCIA
empresa Efectivo Guaraní S.R.L, Celiano Cardozo y Sixto R. Cardozo) sin expli-
car las razones por la que demanda a cada uno de ellos. La sentencia admite la
demanda solo respecto de Casa Guaraní SRL y libera a los demás demandados
haciendo lugar a la excepción de falta de acción deducida por los mismos.
La parte actora apela la sentencia siendo el único punto de su queja la
exclusión de la condena del codemandado Celiano Cardozo. Sostiene que esta
persona debió ser condenada en forma solidaria conjuntamente con la firma
Casa Guaraní SRL por ser socio gerente de la misma, invocando como funda-
mento legal el Art.1111 con el 1174 del Código Civil, de los que se desprende que
los gerentes de una sociedad de responsabilidad limitada son responsables en
forma solidaria e ilimitada cuando causen un daño a terceros, en este caso, el
trabajador, alega.
En primer término debe recordarse que las sociedades son personas jurídi-
cas (Art.91 C.C., incs. i), j) y como tales son sujetos distintos de sus miembros y
sus patrimonios son independientes, y consecuentemente, éstos no responden
individual ni colectivamente de las obligaciones de la entidad, salvo las excep-
ciones establecidas en el Código Civil (Art.94 C.C.). Entre esas excepciones se
encuentra la disposición del Art.1111 del C.C., que dice: “Los directores respon-
den ilimitada y solidariamente ante la sociedad, los accionistas y los terceros por
la inejecución o mal desempeño del mandato, así como por violación de la ley o
de los estatutos, y cualquier otro perjuicio ocasionado por dolo, abuso de facul-
tades o culpa grave” (lo subrayado es mío).
De acuerdo con las disposiciones legales citadas, regularmente los gerentes
no son responsables personalmente de los actos que realizan en representación
de la sociedad, salvo los supuestos previstos en la disposición legal arriba tras-
cripta, los que naturalmente deben ser acreditados por quien afirma la irregu-
laridad de la conducta del gerente.
En la especie, es un hecho reconocido y acreditado que el codemandado
Celiano Cardozo es socio gerente de la firma Casa Guaraní SRL., sin embargo
ni siquiera se alegó en la demanda, mucho menos está demostrada en autos
conducta irregular alguna del mismo que pueda ajustarse a las previstas en el
Art.1111 del C.C., razón por la cual no es aplicable en el caso del gerente Celiano
Cardozo la responsabilidad solidaria establecida en dicha disposición legal, por
todo lo cual es manifiestamente infundada la pretensión del apelante.
Cabe acotar que el Ac. y S. 149/11, dictada por este Tribunal, invocada por
el apelante como antecedente en apoyo de su posición, fundado en los Arts.372
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