The Poet

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Música

El poeta
Horacio Ferrer
y el tango
Jaime Jaramillo Panesso
Foto Alberto Ramella

revista UNIVERSIDAD 103


DE ANTIOQUIA
Ite yira est
Yo te evoco, muchacha nocturnera,
Proletaria del mal, canción sin notas,
De esa fauna tristonga y callejera

D
Que entró, por ver las patas de la sota,
ecía el cantor Edmundo Rivero En el fangal del trote y la cartera.
que el tango era una conversación
con música. Distinta definición a Sé que no cabe en tus ojos la sonsera
la de Enrique Santos Discépolo, quien dijo De andar llorando. La vida, gota a gota,
la más conocida: el tango es un sentimiento La arrodillaste en un altar de ojeras
triste que se puede bailar. Depende enton- Alzado, con cosmética y devota
ces del ángulo desde el cual se mire y de Unción, en tu semblante de ramera.
la inmersión que en este género musical se Pero sé, también, que en la frontera
tenga, para hablar de una música que des- Del alba, insomne, en tu cotorro flota
de su nacimiento, cerca de 1870, ha tenido El resto de tu voz bandoneonera.
desde simples estribillistas hasta letristas Y una ambición empecinada y rota
y poetas de mucho vuelo. El más cercano Se faja, sin piedad, en la catrera.
a la actualidad, Horacio Ferrer, nacido en
Montevideo el 2 de junio de 1933 y muer- Cátulo Castillo, uno de los poetas
to en Buenos Aires el 12 de diciembre de tangueros más respetados, señala que en
2014, es el poeta de la vanguardia del tango. Romancero canyengue hay un trato reno-
Ferrer tuvo la fortuna de ser amigo y vador del idioma, en lo que respecta a la
colaborador de los músicos y creadores más realidad del ámbito rioplatense, donde la
importantes de la segunda mitad del siglo topografía callejera y ciudadana exige su
xx, como Astor Piazzolla, Aníbal Troilo propia y viva expresión. En efecto, por ha-
(Pichuco), ambos desaparecidos, Horacio cer del tango un crisol de nuevos giros de la
Salgán y Raúl Garello, históricos y actuan- palabra, tuvimos la obra de Julián Centeya,
tes en Buenos Aires. Salgán, en su piano, de recargado lunfardismo, cuya lectura ni
ha sido el maestro de nuevas generaciones, siquiera era entendible para los malevos
distinguido por haber creado el Quinteto que lo creaban en las calles del arrabal. El
Real y el reconocido dúo Salgán-De Lío. lunfardo se convierte así en un producto de
Raúl Garello es director de la Orquesta los intelectuales para regocijo de un grupo
del Tango de la Ciudad de Buenos Aires y amplio de estudiosos, pero rompe su co-
bandoneonista. Con ellos hizo su larga ca- nexión con lo popular. Un letrista que en su
rrera de poeta y declamador Horacio Ferrer, momento comprendió la necesidad de ma-
quien al morir ocupaba la presidencia de la tizar los contenidos de los temas de Gardel
Academia Nacional del Tango. en su penetración por el mundo hispánico
Dueño de un gran sentido creativo y fue Alfredo le Pera, quien dio la pauta a su
original, ligado al lunfardo como el voca- socio con temas libres del diccionario mar-
bulario coloquial y marginal de los por- ginal rioplatense, sin caer en el extremo de
teños (existe una Academia Porteña del excluirlo totalmente.
Lunfardo con miembros investigadores de Con Astor Piazzolla, Ferrer se vincu-
mucho reconocimiento), Ferrer inició sus la al controvertido vanguardista del tango
publicaciones con Romancero canyengue y juntos obtienen logros más allá de este
(1967), donde incluye novedosos sonetos género, como la operita María de Buenos
y poemas como este: Aires (1968), que obtuvo la nominación

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a los premios Grammy en Estados Unidos en Pichuco era la esencia del tango y la nocturnidad
1998. El tema que da a estos dos personajes ma- musical de la ciudad, Ferrer pone su letra a Tu
yor publicidad es Balada para un loco, cuya letra penúltimo tango y a Milonga de la azotea.
está engastada en la palabra “piantao”, estar loco. Una faceta de Horacio Ferrer, doctoral por
Muchas son las piezas musicales que construye- su nivel de investigación y correlación histórica
ron la dupla Piazzolla-Ferrer, como las siguien- con las fotos y publicaciones de cada época, es
tes: Chiquilín de Bachín, Balada para mi muerte, la de su Libro del tango, tres tomos que recogen
La última grela, Fábula para Gardel, La bicicleta el diccionario de autores, compositores e intér-
blanca, El gordo triste, Milonga del trovador, El pretes, uno de ellos dedicado a la recopilación de
diablo, Existir y Libertango. las crónicas pertinentes de periodistas y escrito-
res que complementan el contexto de la música
La última grela
ciudadana, y que fue publicado en 1980 por la
Del fondo de las cosas y envuelta en una estola Editorial Antonio Tersol. Esta obra monumental
de frío, con el gesto de quien se ha muerto mucho, de Ferrer es piedra angular para el conocimiento
vendrá la última grela, fatal, canyengue y sola, del género musical universal que ha alcanzado
taqueando entre la pampa tiniebla de los puchos. a ser el tango. Años después aparecerá en dos
Con vino y pan del tango tristísimo que Arolas tomos, con las ilustraciones desbordadas de re-
callara junto al barro cansado de su frente, frescante iluminación de los textos, Inventario del
le harán su misa rea los fueyes y las violas, tango, acompañado de Óscar del Priore, editado
zapando a la sordina, tan misteriosamente. por el Fondo Nacional de Artes en 1999.
Con Raúl Garello, Ferrer puso su magia en
Despedirán su hastío, su tos, su melodrama, los temas Cerrá, que después te explico, Chau Flaco,
las pálidas rubionas de un cuento de Tuñón, El caballito, El último bailongo, Homero en flor y
y atrás de los portales sin sueño, las madamas tantos más. Énfasis hay que hacer en el tango a
de trágicas melenas dirán su extremaunción. Troilo, con motivo de su muerte.
Ferrer puede contar, orgullosamente (vani-
Y un sordo carraspeo de esplín y de macanas, dad no le faltó nunca), que fue compañero de
tangueándole en el alma le quemará la voz, notas musicales y de micrófono en mano de otros
y muda y de rodillas se venderá sin ganas, extraordinarios músicos y compositores: Osvaldo
sin vida, y por dos pesos, a la bondad de Dios. Tarantino, Roberto Grela, Juan José Mosalini,
Daniel Piazzolla, Héctor Stamponi y Osvaldo
Traerá el olvido puesto; y allá en los trascartones Pugliese. Con el maestro Horacio Salgán inter-
del alba el mal, de luto, con cuatro besos pardos, pretó El día de Santa Guitarrita, donde se conju-
le hará una cruz de risas y un coro de ladrones gan ritmos criollos como chacarera, zamba y vals.
muy viejos sus extrañas novelas en lunfardo. Características de la poesía ferreriana son la
creación de nuevas palabras que fonéticamente le
Qué sola irá la grela, tan última y tan rara, dan un colorido surrealista, escuela literaria en que
sus grandes ojos tristes trampeados por la suerte, está inscrita la obra poética de Ferrer, y la inclusión
serán sobre el tapete raído de su cara, del vocabulario popular de las dos orillas del río
los dos fúnebres ases cargados de la muerte. de La Plata, el lunfardo. De las primeras encon-
tramos, a modo de ejemplo: “tangueándole en el
Otro socio de Ferrer fue Aníbal Troilo, alma” (La última grela), “con su sencilla elegancia
“Pichuco”. Ambos eran dueños de la noche bo- fantasmera” (Fábula para Gardel), “La flastrufia”
naerense. Troilo con su bandoneón y su orquesta título de uno de sus poemas y que no quiere decir
y Ferrer con su pinta bohemia: flor en el ojal de su nada. Con el lunfardo hace maravillas pirotécnicas,
saco, bufanda de seda colorida y esa profesional al uso corriente: grela (mujer), fueye (bandoneón),
tertuliadera en los bares y restaurantes de la ca- canyengue (cadencia popular o vulgar para hablar
pital de los argentinos. Con Troilo, una persona- o bailar, arrabalero, de baja condición social), taura
lidad muy distinta a Piazzolla, porque el Gordo (tahúr, jugador audaz), viola (guitarra).

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DE ANTIOQUIA
Otro socio de Ferrer fue Aníbal Troilo, “Pichuco”. Ambos eran dueños de la noche
bonaerense. Troilo con su bandoneón y su orquesta y Ferrer con su pinta bohemia:
flor en el ojal de su saco, bufanda de seda colorida y esa profesional tertuliadera
en los bares y restaurantes de la capital de los argentinos.

El gordo triste Este texto de Ferrer, con música de Garello,


contiene imaginativas propuestas poéticas, como
Por su pinta poeta de gorrión con gomina, “no habrá nunca un porteño tan baqueano en el
por su voz que es un gato sobre ocultos platillos, alba”. O esta petición contradictoria: “por una
los enigmas del vino le acarician los ojos aristocracia arrabalera”. Troilo, a quien se refiere
y un dolor le perfuma la solapa y los astros. como El gordo triste, estará plenamente recon-
fortado en su tumba.
Grita el águila taura que se posa en sus dedos Horacio Ferrer escribió un poema parecido
convocando a los hijos en la cresta del sueño: al del peruano César Vallejo: “Me moriré en París
¡a llorar como el viento, con las lágrimas altas!, con aguaceros/ un día del cual tengo ya el recuer-
¡a cantar como el pueblo, por milonga y por llanto! do”. Escribió Ferrer: “Moriré en Buenos Aires,
será de madrugada/ que es la hora en que se mue-
Del brazo de un arcángel y un malandra
ren los que saben morir”. Murió en Buenos Aires,
se van con sus anteojos de dos charcos,
pero una tarde de un día decembrino, luego de vi-
a ver por quién se afligen las glicinas,
vir ochenta y un años poetizando su declamación
Pichuco de los puentes en silencio.
y declamando sus versos canyengues y tangueros,
Por gracia de morir todas las noches mientras estampaba su firma con el adorno de una
jamás le viene justa muerte alguna, flor de tallo largo, como fue largo su último whisky.
jamás le quedan flojas las estrellas, Pero he aquí su última oración de poeta, Yo
Pichuco de la misa en los mercados. payador, donde siembra la despedida:
Yo payador
¿De qué Shakespeare lunfardo se ha escapado
este hombre Me confieso al amor todopoderoso,
que un fósforo ha visto la tormenta crecida, A la bienaventurada guitarra mía,
que camina derecho por atriles torcidos, Al bienaventurado san Gabino Eseiza,
que organiza glorietas para perros sin luna? Al bienaventurado san José Betinoti,
A los nuevos apóstoles del verso criollo en el asfalto
No habrá nunca un porteño tan baqueano del alba, Y a vos, hermano, porque he cantado opinando,
con sus árboles tristes que se caen de parado. Simplemente, con mi discernimiento, palabra y copla.
¿Quién repite esta raza, esta raza de uno, Por mi canto, por mi canto, por mi humildísimo canto.
pero, quién la repite con trabajos y todo?
Y remata con estos dos versos de final fune-
Por una aristocracia arrabalera, rario anticipado:
tan sólo ha sido flaco con él mismo.
Yo payador deseo
También el tiempo es gordo, y no parece,
Tener tumba entre mi adiós y los benteveos.
Pichuco de las manos como patios.
Jaime Jaramillo Panesso (Colombia)
Y ahora que las aguas van más calmas Abogado, profesor universitario, escritor, columnista, congresis-
y adentro de su fueye cantan pibes, tas, asesor de paz y promotor cultural son algunas de las activi-
recuerde y sueñe y viva, gordo lindo, dades en las que se ha desempeñado. Entre sus publicaciones, se
encuentran: La palabra entre rejas, Qué pasa en Cuba que Fidel no
amado por nosotros. Por nosotros.
se afeita, Manos en el fuego, Corazón de ciudad y Orejas de zaguán.

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