Historia Diocesis)
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Historia Diocesis)
La mesa de espera, es un escudo simple. Está montado sobre una Cruz procesional, signo de
Cristo en color plata.
Igual que el escudo del Papa Benedicto XVI, no tiene lema, porque “La falta de un lema en el
escudo del Papa no significa falta de programa, sino una apertura sin exclusión a todos los
ideales que derivan de la fe, de la esperanza y de la caridad”.
Así se entiende en la Diócesis la falta del lema: apertura a la evangelización en una Iglesia
Misionera consagrada a María.
En los vastos territorios del departamento de Bolívar, cuando sumaba los departamentos de
Córdoba y Sucre, se hablaba de tierras de misiones en la nación
Por aquellos tiempos el servicio religioso y el mensaje de Cristo era atendido en esas apartadas
regiones por misioneros itinerantes que llegaban hasta lejanos puestos de misiones.
Es así como el Arzobispado de Cartagena influye ante la Santa Sede y en concordancia con ella
erige la Prelatura Apostólica del San Jorge por los años de 1924-1925.
Llegan entonces los primeros misioneros de España, entre ellos el P. Marcelino Lardizábal,
(IEME), a quien se encomienda el gobierno de la naciente jurisdicción eclesiástica, como
primer Prefecto, con sede en la población de san Marcos.
España, cuenta con el IEME (Instituto Español de Misiones Extranjeras). Este Instituto
colabora de la formación y preparación de los misioneros que irán a sembrar su apostolado en
los diferentes territorios de misiones en el extranjero.
Por acuerdo entre la Arquidiócesis de Cartagena y el IEME y por disposición de la Santa Sede,
no sólo se erigió Prefectura Apostólica del San Jorge, sino que se encomienda a los sacerdotes
misioneros de Burgos.
Tiempos después, llega una pléyade de no menos esforzados e insignes sacerdotes misioneros
como José Gavaldá, Miguel Noguero, Estaquio Larrañaga, Francisco Font, Vicente Ruiz
López, Angel Medina, Domingo Molina, Gabriel Arroyo, Nicéforo Ortega, Florentino
Valdavida, todos ellos de gratísima recordación, y el insuperable misionero José Lecuona
Lavandivar, a quien le estaba reservado un magnífico desempeño pastoral.
El P. Francisco Font es nombrado párroco de San Benito Abad, donde funda los seminarios
mayor y menor durante el gobierno eclesial de Monseñor Lardizábal, funda las damas
catequistas, después Hermanas Misioneras Catequistas. Fue cofundadora y primera directora la
hermana Carmen Aguirre, de Sincé-Sucre. Después de esta gran labor, el P. Francisco Font es
enviado a organizar el trabajo misionero en tierras africanas.
Nace así el Vicariato Apostólico del San Jorge 1949-1950, siendo su primer vicario, Monseñor
Francisco Santos Santiago, quien se encontraba presidiendo una labor misionera en Panamá. La
cabecera del Vicariato, después de disputársela Ayapel y San Marcos, resultó ser San Benito
Abad.
Por los años 1958, corresponde a Monseñor José Lecuona Lavandivar, remplazar al Mons.
Francisco Santos Santiago en el gobierno del Vicariato, cuyo deceso se produjo en San Benito
Abad el 25 de diciembre de 1957.
En 1959-1960, sólo dos años después, Monseñor José Lecuona viaja a España para ser
nombrado Superior General del Seminario de Misiones extranjeras de Burgos, cargo que
desempeña durante dos lustros, correspondientes a dos periodos de 5 años.
Es el misionero Eloy Tato Losada, nacido el día 6 de Septiembre de 1923, quien reemplaza a
monseñor José Lecuona en el gobierno del Vicariato Apostólico a partir de su viaje, nombrado
por S.S. Juan XXIII para ese cargo. Ordenado Obispo por Monseñor Hildebrando Antoniutti,
Nuncio Apostólico en España, el 25 de julio de 1960
La Diócesis de Magangué fue creada por su Santidad Pablo VI con la Bula Pontificia RECTA
SAPIENSQUE del 25 de Abril de 1969. Inaugurada el 17 de agosto de 1969 nombrado como
primer Obispo S.E. Monseñor Eloy Tato Losada hasta entonces Vicario Apostólico del San
Jorge. Monseñor Tato fue Obispo hasta Julio de 1994. Cuando la Santa Sede aceptó su
renuncia.
Monseñor Tato, como cariñosamente se le llamaba, es un hombre que amaba esta región desde
antes que se creara la Diócesis y que fuera elegido obispo de la misma, los libros de Bautismo
testimonian sus visitas pastorales al sur de la Diócesis; es prácticamente toda su vida de
sacerdote y de obispo entregado a esta región y mucho de sus avances se deben a la labor
ingente de este prelado.
Es de recordar varios episodios tristes –sobre todo- cuando los sacerdotes del IEME abandonan
la Diócesis, esto dio como consecuencia casi una Diócesis sin sacerdotes, por esto se
derramaron “las lagrimas del obispo”, quien comenzó una cruzada por diócesis del interior del
país y seminarios buscando vocaciones y el servicio de sacerdotes que quisieran venirse a
trabajar. De esto se obtuvo el servicio de la Arquidiócesis de Medellín, Sonsón- Rionegro,
Santa Rosa de Osos y la presencia de comunidades religiosas masculinas como: los
franciscanos, vicentinos, jesuitas, claretianos, misioneros de Yarumal.
Como segundo Obispo fue elegido S.E. Monseñor Armando Larios Jiménez sacerdote de la
Arquidiócesis de Barranquilla hasta abril del 2001, quien se desempeñaba como Canciller
cuando fue promovido al Episcopado. De Monseñor Armando, la Diócesis ganó, el trabajo de
la promoción de los laicos, la Pastoral Sacerdotal (formación permanente de los sacerdotes), la
llegada de movimientos eclesiales con los Cursillos de Cristiandad, las Jornadas de Vida
Cristiana, el fortalecimiento de la Renovación Carismática Católica. Este Obispo se esmeró por
la realización de un Plan de Pastoral, pero este empeño se llegó a un Pre-Plan que hizo una
opción por tres vertientes de la pastoral como son: la Pastoral Social, la Liturgia y la Formación
de los laicos.
El PDR/E, sigue con mucho dinamismo y ha sido asumido por todos los sacerdotes, religiosas y
laicos, quienes lo ven como un proyecto de evangelización acorde con la realidad y con los
tiempos nuevos y que busca la vivencia de la Comunión como alma de la evangelización.