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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

CARRERA EN PEDAGOGÍA DE LA HISTORIA Y LAS CIENCIAS SOCIALES

PARTICIPACIÓN DEL MOVIMIENTO OBRERO EN LA REALIDAD


ECUATORIANA DE 1922 A 1950

Docente: Msc. Laura Haro

Semestre: Tercero “B”

Quito, julio de 2019


INDICE
CAPITULO I................................................................................................................... 3
EL PROBLEMA ............................................................................................................. 3
Planteamiento del problema ...................................................................................... 3
Formulación del problema ......................................................................................... 4
Preguntas directrices .................................................................................................. 4
Objetivo general .......................................................................................................... 4
Objetivo especifico ...................................................................................................... 4
Justificación ................................................................................................................. 4
CAPITULO II ................................................................................................................. 5
MARCO TEÓRICO ....................................................................................................... 5
Antecedentes históricos .............................................................................................. 6
Los trabajadores en la época precapitalista ........................................................... 10
Predominio plutocrático ........................................................................................... 13
Organizaciones sindicales ......................................................................................... 14
La revolución juliana ................................................................................................ 17
Movimientos políticos ............................................................................................... 18
Revolución del 28 de mayo de 1944 ......................................................................... 19
CAPITULO III ............................................................................................................. 24
METODOLOGÍA ......................................................................................................... 24
Diseño de la investigación ......................................................................................... 24
CAPITULO IV .............................................................................................................. 25
CONCLUSIONES ........................................................................................................ 25
RECOMENDACIONES .............................................................................................. 27
BIBLIOGRAFÍA .......................................................................................................... 27
ANEXOS........................................................................................................................ 29

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CAPITULO I
EL PROBLEMA
Planteamiento del problema
Con la revolución industrial aparece el movimiento obrero como consecuencia de la
falta de derechos de los trabajadores en las fábricas. La lucha obrera en contra de la
injusticia fue el germen del futuro movimiento obrero, que se concretará en la asociación
de campesinos y obreros, con el fin de conseguir un avance de su situación mediante la
actividad política y social.

Durante la primera etapa de la industrialización, los financieros tenían plena libertad


para fijar las condiciones laborales de sus trabajadores. Los salarios eran tan bajos que no
alcanzaban para una vivienda digna o para poder subsistir todos los miembros de una
familia. Si por enfermedad, accidente o despido perdían su empleo, no existía ningún tipo
de subsidio público para estos casos.

Los trabajadores se veían obligados a realizar unas jornadas de trabajo de más de doce
horas, los niños también trabajaban y, además, eran unos de los objetivos más atractivos
para los empresarios porque sus salarios eran sustancialmente inferiores a los de los
adultos. Quizá el concepto más significativo en el que se basó el crecimiento del
movimiento obrero organizado fue la lucha de clases. Esta supuso la toma de conciencia
de los trabajadores de que pertenecen a una clase social diferente que sus patronos y que
para mejorar su situación el camino más adecuado era el de la lucha.

En el continente americano, el movimiento obrero surgió bajo la influencia de los


inmigrantes europeos, quienes venían con la experiencia de lo que estaba sucediendo en
Europa, empapados de las teorías socialistas y anarquistas, que llamaban a la
sublevación obrera.

La raíz del movimiento obrero americano va a estar ligada al anarcosindicalismo. Tal


es el caso de los Estados Unidos con la lucha por la reducción de la jornada de trabajo a
8 horas, en el famoso caso de los Mártires de Chicago.

Por otra parte, en América latina, las condiciones son distintas a las de la Europa
Occidental, es un territorio aún en su mayoría agrícola con bajos niveles de
industrialización, de hecho, una similitud entre las burguesías Latinoamericanas es su
poco interés por la industrialización de sus países. Por ello, será en las Industrias

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Extractivas extranjeras el lugar donde se concentren las primeras poblaciones obreras y
con ellas sus organizaciones.

El crecimiento de las asociaciones laborales ecuatorianas comenzó con unas pocas


sociedades de ayuda mutua, dispersas, a fines del siglo XIX y siguió, en 1970, hasta llegar
a más de 5000 organizaciones. La evolución de las entidades obreras es parte integral de
la dinámica histórica del país. En sus distintas etapas, los acontecimientos sociales,
políticos y económicos ayudaron a determinar el curso del movimiento laboral.

Formulación del problema


¿Cuál fue la participación del movimiento obrero en la realidad ecuatoriana de
1922 a 1950?

Preguntas directrices
 ¿Qué importancia tenían los movimientos obreros en el predominio plutocrático
1912-1924?
 ¿Cuáles eran los movimientos obreros que participaron en la huelga general de
noviembre de 1922?
 ¿Cuál era la realidad económica, social y política ecuatoriana entre los años 1922
a 1950?

Objetivo general
Analizar la participación del movimiento obrero en la realidad ecuatoriana de
1922 a 1950

Objetivo especifico
 Indagar la importancia que tenían los movimientos obreros en el predominio
plutocrático 1912-1924.
 Analizar los movimientos obreros que participaron en la huelga general de
noviembre de 1922.
 Identificar la participación del movimiento obrero en la realidad ecuatoriana de
1922 a 1950

Justificación
Los movimientos obreros en el Ecuador se han manifestado desde la propia formación
del estado ecuatoriano, tomando mayor relevancia en el año de 1922, el hecho más

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conocido es la masacre obrera de noviembre de 1922, varios historiadores señalan que
este hito es el que marca el inicio de la clase obrera ecuatoriana, el escritor Joaquín
Gallegos Lara es la persona que relata los hechos más sobresalientes de la masacre obrera
en su libro titulado las Cruces sobre el Agua, indicando de esta forma la lucha que
tuvieron los obreros por una mejor condición social.

La participación de los movimientos obreros es el hito que inicia las reivindicaciones


sociales en las próximas tres décadas, los movimientos sociales buscaran mejores
condiciones de vida laboral para sus organizaciones y juntas con el pueblo buscaran
mejores condiciones de vida.

El movimiento obrero iniciado en 1922 en el Ecuador es el determinante para que en


los próximos años se tomen en cuenta a los campesinos, obrero, artesanos, entre otros.
Razón por la cual en 1926 se reunió en quito una asamblea nacional integrando por todo
el movimiento obrero de esos años, el presente trabajo trata de analizar cómo surgió el
movimiento obrero ecuatoriano y el papel que este desempeño en la situación del país en
los años 30, 40 y 50 del siglo XX.

A su vez la investigación debe, de servir de una fuente bibliográfica y referencial para


trabajos similares que ahonden el tema de los movimientos obreros en el Ecuador, y así
consolidar una memoria histórica-cultural en los pueblos y nacionalidades del Ecuador.

CAPITULO II
MARCO TEÓRICO

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Antecedentes históricos

El crecimiento de las asociaciones laborales ecuatorianas comenzó con unas pocas


sociedades de ayuda mutua, dispersas, a fines del siglo XIX y siguió, en 1970, hasta llegar
a más de 5000 organizaciones. La evolución de las entidades obreras es parte integral de
la dinámica histórica del país. En sus distintas etapas, los acontecimientos sociales,
políticos y económicos ayudaron a determinar el curso del movimiento laboral. Aunque
el en-foque de este estudio se orienta hacia el sector obrero y sus organizaciones, un breve
resumen de los antecedentes históricos ayudará a poner en perspectiva el papel de las
entidades laborales.

Una consideración importante para una mejor comprensión de la historia ecuatoriana,


como también de los acontecimientos dentro del sector laboral, es su ubicación física.
Geográfica, histórica y culturalmente, el corazón de la nación ecuatoriana se encuentra
en los Andes. Mucho antes de la conquista española y siglos antes de su incorporación al
imperio incaico, la sierra ecuatoriana albergaba distintas civilizaciones. Hasta media-dos
del siglo XX el aislamiento geográfico, impuesto por la selva amazónica al este, montañas
áridas y accidentadas al norte, y desierto al sur, aún se mantiene. Esta realidad topográfica
separa al Ecuador de sus vecinos sudamericanos y traza las líneas generales de la
identidad geográfica de la nación. La naturaleza también forma barreras internas, sobre
todo en la vertiente occidental de los Andes, donde una selva densa separa a la sierra del
Océano Pacífico, puerta de la nación al resto del mundo. Solo en el sur, donde un clima
más seco y la relativa cercanía entre la planicie costeña y las montañas, facilitaron el
transporte, fue posible superar en forma parcial la separación entre el Litoral y el interior.
Según Milk (1997) expresa que:

La zona de la costa constituye la otra región principal del Ecuador. Sede de las
Culturas más antiguas del país –y posiblemente del continente– la costa del
Pacífico se desarrolló en un clima y con raíces bastante diferentes a las del interior.
Guayaquil, fundada en el lugar donde se habían desarrollado importantes
civilizaciones preincaicas, llegó a ser un puerto clave del Pacífico. No solamente
proporcionó las comunicaciones de la Audiencia de Quito hacia el exterior, sino
que también sirvió como puerto estratégico para la Armada Española; además, era
sede de los astilleros más notables de España en el Pacífico1. Por consiguiente,
mientras Quito, con su ubicación en la Sierra Central, sirvió como sede
administrativa de la nación, Guayaquil funcionaba como centro económico del
Ecuador. La presencia de estos dos centros urbanos, cada uno con su respectiva
zona de influencia, reflejó y reforzó el regionalismo persistente de la nación. A

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través de casi toda la historia del Ecuador, la rivalidad entre costa y sierra, con el
conflicto paralelo entre Guayaquil y Quito, sirve de marco continuo al
desenvolvimiento de los acontecimientos. (p.129)
Los conflictos que caracterizaron a la América Española post-independista tuvieron
lugar en el Ecuador en el contexto de rivalidades regionales. No fue hasta la toma de
poder por parte de Gabriel García Moreno en 1861, que se alcanzó, al fin, una estabilidad
básica. Usando a la Iglesia Católica como un brazo del Estado, es decir, como vehículo a
través del cual se hiciera cumplir la política gubernamental, García Moreno logró dar los
primeros pasos hacia la consolidación nacional. Con él, las élites serranas reafirmaron su
hegemonía tradicional y lograron mantener el control hasta 1895. Aun así, grupos rivales
desafiaban constantemente el esquema político existente, como quedó demostrado con el
asesinato de García Moreno en 1875. Durante la siguiente década, el caudillo Ignacio de
Veintimilla, basando su apoyo en el ejército y ayudado por una situación económica
favorable, ejerció el mando del país. Desde mediados de los ‘80 hasta 1895, el
“Progresismo” representó una alianza de liberales neopositivistas, conservadores e
independientes, quienes enfocaban sus energías para mantener el control político y en
introducir, de paso, los primeros signos del modernismo. Sin embargo, esta máquina
política semi porfiriana no reconcilió –o no pudo reconciliar– las frustraciones regionales
y, en 1895, un escándalo generado por el uso de una bandera ecuatoriana en un buque
chileno provocó un levantamiento que condujo a un cambio nacional completo.

Las raíces de la Revolución de 1895 se encontraban en los cambios económicos


que habían estado ocurriendo durante las tres décadas anteriores. Como
consecuencia de la estabilidad impuesta por el régimen de García Moreno, las
plantaciones agrícolas aumentaron sus exportaciones. Entre 1865 y 1895,
exceptuando alguna que otra caída, la venta de géneros agrícolas al mercado
internacional aumentó continuamente y produjo para el país, en 1879, un superávit
comercial de tres millones de pesos. Este crecimiento comercial tuvo un impacto
significativo sobre el gobierno nacional, ya que le permitió incrementar sus gastos
para obras públicas, funciones gubernamentales y sueldos. (Milk, R,1997,
Movimiento Obrero Ecuatoriano: el desafío de la integración” p. 145)
Cacao, café, marfil vegetal, quinua, cueros y madera para la construcción naval, eran los
artículos principales de exportación, todos ellos cultivados en la zona costera. Es así como
el gobierno nacional fue dependiendo más y más del ingreso generado en la costa. Al
mismo tiempo, el crecimiento de la exportación fue fortaleciendo a las élites costeñas,
principalmente a los dueños de plantaciones y grupos comerciales que incluían a
exportadores, importadores y banqueros. El crecimiento económico estimuló el comercio

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e inició un proceso migratorio de la sierra a la costa que alcanzaría proporciones
significativas en el siglo veinte. Aunque miembros prominentes de las élites costeñas
participaban en el gobierno nacional, los grupos serranos desempeñaban un papel político
decisivo. Por consiguiente, estas élites financiaban un gobierno manejado por sus rivales
en la política nacional.

La Revolución de 1895 puso fin a la hegemonía tradicional de la sierra y las fuerzas


liberales, dirigidas por el caudillo Eloy Alfaro, tomaron el control del Estado. Reforma
social, anticlericalismo y modernización caracterizaron la primera fase de esta
Revolución Liberal. El gobierno restringió el poder de la Iglesia, y lo reemplazó con un
control estatal sobre el matrimonio, el registro de estadísticas demográficas y la
educación. “El nuevo régimen liberal les dio prioridad a las obras públicas,
principalmente a la construcción de un ferrocarril transandino” (Ayala, 1993, p. 245). Así,
los reformistas intentaron romper las estructuras tradicionales de control social, sobre
todo en el interior.

Durante este período “Alfarista”, las organizaciones laborales inicia-ron su primera etapa
de crecimiento importante. Grupos aislados de artesanos intentaron establecer sociedades
de ayuda mutua en el gobierno de García Moreno, pero eran contados los que
permanecían activos en 1895. Después de la Revolución, los Alfaristas apoyaron
activamente el establecimiento de sociedades obreras, como medio para movilizar el
apoyo al régimen Liberal, e implantar sus metas sociales. Según Milk (1997) “Este apoyo
gubernamental condujo no solamente a la formación de organizaciones asociadas con el
Partido Liberal, sino que también impulsó a la Iglesia a establecer agrupaciones obreras:
los Centros y Círculos Católicos de Obreros” (p.33). También fue durante este período
que los anarquistas establecieron sus primeros grupos, tales como la Asociación de
Vendedores de Mercados.

La primera fase de la Revolución de 1895 llegó abruptamente a su fin con el asesinato de


Eloy Alfaro en 1912. Desde el inicio, sectores comercia-les, bancarios y agrícolas de
exportación habían sido importantes en el Partido Liberal. Aunque no se oponían a las
propuestas iniciales, porque las reformas sociales y gubernamentales servían para
debilitar a sus rivales en el interior, los grupos empresariales dentro del Liberalismo se
habían desencantado más y más con el liderazgo de Alfaro, y en 1912 surgieron como la
fuerza dominante del partido, bajo la dirección del compañero de armas de Alfaro,
General Leónidas Plaza. Durante trece años, Plaza desempeñaba el papel de caudillo

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nuevo, aunque el poder real llegó a concentrar-se en manos de los bancos costeños,
particularmente el Banco Comercial y Agrícola, dirigido por Francisco Urbina Jado.

El vehículo para que la costa alcanzara el control, fue la Ley Moratoria de 1914, que
permitió a los bancos emitir su moneda –la única de papel que circulaba en la nación– sin
importar la cantidad de respaldo en oros y plata. Los controles mínimos que de hecho
existían, se pasaban por alto y se otorgaban préstamos al gobierno, dinero que realmente
urgía, a raíz de la recesión después de la Primera Guerra Mundial. Según Miño (2008)
“Los préstamos cada vez más altos, y las consiguientes emisiones de papel moneda,
tuvieron el efecto doble de poner al gobierno bajo control de los bancos y de contribuir a
un espiral inflacionario” (p.81), esto también en consideración de lo que Según Milk
(1997) “En 1925, la deuda del gobierno al Banco Comercial llegaba a un monto
equivalente a 18 mil millones de dólares, una suma casi increíble cuando se compara al
gasto estatal por año, de aproximadamente quince millones de dólares” (p.167). Los
obreros urbanos, tanto los asalariados como los que trabajaban por su cuenta, fueron los
más afectados por la inflación. Esto derivó en un malestar social que culminó con la
masacre de 1922, en Guayaquil.

Los cambios sucedidos en el Ecuador, entre la última parte del siglo XIX y 1944, se
pueden sintetizar de la siguiente manera:

1860- Elites serranas Incremento de Primeras


1894 ejercen control exportaciones sociedades
nacional; vínculos con provenientes de la de ayuda
la Iglesia costa. mutua
Católica.
1895- Liberalismo radical Primeras fábricas Reacción
1911 controla gobierno Industriales; Católica con
nacional; crecimiento de asociaciones
Reformas sociales servicios urbanos. Se laborales.
significativas. termina el ferrocarril. Organizaciones
Obreras
regionales.

9
1912- Ala comercial del Crisis económica. 1er Congreso
1924 Liberalismo toma control Inflación y Nacional Obrero,
del partido. devaluación 1909. 2º
monetaria. Congreso
Obrero, 1920.
1925- Crecimiento de la Políticas Sector laboral:
1944 clase media con gubernamentales Participación
mayor participación de apoyo a la política.
política. industrialización Izquierda
Revolución de Caída económica de aumenta
1925 y 1929. influencia en
Fortalecimiento movimiento
del Estado en 1934: 1a huelga
la economía. industrial
Elección de 1938: 3er
J. M. Velasco Congreso
Ibarra en 1934. Nacional; Código
Laboral; CEDOC
1944: CTE
Fuente: Milk, R (1997) “Movimiento Obrero Ecuatoriano: el desafío de la integración”,
Quito-Ecuador, Abya-Yala

Los trabajadores en la época precapitalista

Con el coloniaje español se liquidó el modo de producción andino de los Incas y, por
tanto, las relaciones de trabajo existentes, basadas en la reciprocidad y la redistribución.
Como bien señaló (Cueva, 1980) “Fue la realidad colonial la que dio nacimiento al indio
como fuerza de trabajo explotada bajo condiciones de miseria y al servicio de los
colonialistas y sus descendientes: el indio no existió como tal antes de la colonia” (p. 15)

En el siglo XVI la encomienda fue la institución central utilizada para subordinar a los
indígenas, y a ella siguieron la mita y el concertaje en los siglos XVII y XVIII. Al mismo
tiempo el repartimiento de tierras (solares, estancias, caballerías, peonías y tierras para
sembradura) inauguró el largo e indetenible proceso de concentración del más importante
medio de producción las tierras en las manos de una elite criolla.

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Pero ninguna de las formas de trabajo introducidas durante la colonia estuvo destinada a
crear una fuerza libre. Cueva (1980) manifiesta que: “Es posible que una parte de esta
concentración de tierras donde trabajaban los indios correspondía ya al proceso de
acumulación originaria propiamente dicha” (p. 18). Asiéndonos enteren el principio de
acumulación por despojo. Según Paz y Miño (2016) expresa que:

Todo lo contrario, para el siglo XVIII la hacienda se consolidó como eje del
sistema económico, incluso porque decayó la minería y porque los obrajes, que
utilizaron mitayos, entraron en acelerada ruina. A la época de la independencia la
agricultura se hallaba afirmada prácticamente como la única actividad productiva
de la economía de la Audiencia de Quito. (p.5)
En consecuencia, al comenzar la vida republicana del Ecuador en 1830 ya no existía
riqueza minera ni obrajera, y la trayectoria del país, concentrada en la Costa y la Sierra
como únicas regiones de significación para el Estado nacional, se organizó teniendo como
base a la agricultura y a la hacienda como su eje.

Aunque existe una amplia bibliografía sobre el régimen terrateniente y las condiciones
de trabajo que éste generó, durante el siglo XIX e inicios del XX predominó la literatura
política, en medio del debate entre liberales, conservadores e iglesia, y fue común la
denuncia del feudalismo y de la particular situación del indio.

En el siglo XX la economía se fortaleció de la mano de instituciones como la Junta


Nacional de Planificación (1954) y el Banco Central (1927), la sociología creció ligada
al auge del marxismo latinoamericano. “La historia fue el eje de la renovación intelectual
a inicios de los ochentas con el aparecimiento de la corriente denominada Nueva Historia”
(Cueva, 1980 citado por Paz y Miño, 2016, p. 10)

El expresidente Osvaldo Hurtado, en los años en que se desempeñó como profesor y


académico, hizo un estudio global de la trayectoria histórica del país para entender el
poder político. El sistema hacienda era un modo de producción, entendido en términos
marxistas como lucha de fuerzas. Este periodo de la historia estuvo en auge entre 1820 y
1950 entrando en crisis en la segunda mitad del siglo XX. Según Hurtado (1977) “La
mano de obra en ese régimen precapitalista adquirió características propias a través de las
diversas formas del concertaje, de particular vigencia en la Sierra y débil arraigo en la
Costa” (p. 89)

El trabajo se basó en la dependencia personal y el endeudamiento con la clase


terrateniente, de modo que no fue capitalista, siendo predominantes los terratenientes no

11
tienen una gran importancia los comerciantes como una burguesía urbana propiamente
dicha, los terratenientes por sus ligámenes con la propiedad de las tierras, mantienen su
dominio social, político y económico, en Guayaquil la burguesía comercial y financiera
surgió como una antítesis al latifundismo.

“En un país con economía agrícola el proletariado industrial no existió, eran reducidos
los pocos obreros la clase trabajadora era fundamentalmente campesina, y por
consiguiente predominaron las luchas indígenas y campesinas” (Paz y Miño, 2016, p. 7)
Pero no la lucha de clases entre capitalistas y proletarios prácticamente inexistentes en un
inicio que con el pasar de los años se ira haciendo más visible y preponderante en busca
de los derechos sociales. Según Crawford (1980) expresa que:

En la Costa y particularmente en la cuenca del Guayas donde se asentaron las


haciendas cacaoteras, los trabajadores no tuvieron las mismas condiciones de
miseria extrema y sobrexplotación de los indígenas andinos, pero que igualmente
fueron sometidos a la explotación de los hacendados gran cacao a través de dos
formas de contratación la sembradura y el peonaje. Que también mantuvieron la
dependencia personal de los campesinos, con menor endeudamiento individual y
con la posibilidad de disponer de algún salario o jornal incluso para redimir las
deudas que frecuentemente solo podía usarse en las tiendas de la hacienda (p.130)
Queda en claro que la circulación de las rentas cacaoteras determinó la formación de la
burguesía comercial financiera específicamente ubicada en Guayaquil (Cueva, 1980). Y
que la oligarquía costeña acumuló la mayor riqueza del país, en contraste con los
atrasados rentistas y hacendados serranos.

El régimen liberal instaurado con la Revolución de 1895 no alteró las situaciones


descritas. Eloy Alfaro, el liberal radical que gobernó entre 1895-1901 y 1906-1911,
cuestionaba el poder de los terratenientes serranos, pero no afectó a los cacaoteros
guayaquileños y era partidario de la libre empresa, por lo cual contó con el apoyo de la
incipiente burguesía comercial financiera de la Costa.

Eloy Alfaro quiso industrializar al país y dictó varios decretos con ese propósito, pero la
industria no despegó. Incluso el ferrocarril y otras obras materiales podían crear
condiciones para la modernización. Paz y Miño (2012) indica que “Se preocupó por la
sindicalización liberal de los primeros núcleos de trabajadores asalariados que eran una
ínfima minoría en la nación y expidió varios decretos para reformar las relaciones de
trabajo de la población indígena”. (p. 105) A lo que trató de convertirla en fuerza de
trabajo asalariada.

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Poco logró y el régimen oligárquico en su base económica siguió vigente. Sin embargo,
Alfaro sí realizó la más importante transformación en los campos político, jurídico e
ideológico, algo que debe ser resaltado pues en esas esferas operó la Revolución Liberal.

Durante la vigencia del régimen oligárquico, los trabajadores predominantes en la


economía nacional fueron campesinos sujetos a relaciones de servidumbre y de ningún
modo capitalistas; además, no hubo proletarios y, por tanto, la sociedad ecuatoriana fue
precapitalista.

Predominio plutocrático

Luego de la fase revolucionaria, la etapa 1912-1925 fue de predominio de la oligarquía


liberal. Pero al mismo tiempo se fueron incubando las condiciones que determinarían su
caída. Reyes (1980) “Primero se dio la revuelta en el medio rural de la Costa; luego, ya
en los años veinte, estalló la agitación urbana” (p. 65)

Los sectores medios que habían crecido con la burocracia y el comercio menor pugnaron
por participar en el poder. “Las organizaciones obrero-artesanales cuyo desarrollo a
principios de siglo fue intenso, reivindicaban sus derechos. La guerra europea y
fundamentalmente el triunfo de la Revolución soviética fueron el marco externo de
influencia político-ideológica.” (Paz y Miño, 2016, “Trabajadores y movimiento obrero”,
p15)

En su segunda administración, que se inició en 1912, Leónidas Plaza logró un cese de


fuego con la Iglesia, a cambio de estabilizar las reformas sin ir más adelante. Buscó un
consenso de oligarquías, haciendo incluso importantes concesiones al latifundismo
serrano. Entregó, cada vez más sin mediaciones, el control directo del poder político a la
todopoderosa banca guayaquileña especialmente al Banco Comercial y Agrícola.

“Plaza y su sucesor Alfredo Baquerizo Moreno tuvieron que afrontar la insurrección


montonera del coronel Carlos Concha, abanderado del alfarismo radical que movilizó por
más de cuatro años al campesinado de Esmeraldas y Manabí” (Reyes, 1980, “Breve
historia del Ecuador”, p. 70). El gobierno de José Luis Tamayo, alto representante de la
plutocracia guayaquileña coincidió con el agudizamiento de una crisis de la producción
y exportación cacaotera.

Como secuela de la depresión de posguerra registrada en los países capitalistas centrales


Cueva (1980) “Refiere a los precios del producto cayeron abruptamente en el mercado

13
mundial y se dio una sobreproducción de fruta, al mismo tiempo que azotaron varias
enfermedades y plagas por añadidura, las plagas destruyeron las plantaciones” (p.110).

De 1918 a 1923 el auge de exportación se vino abajo. Reyes (1983) “a los comerciantes
y banqueros quienes usaron su control político para imponer medidas económico-
monetarias que trasladaban el peso de la crisis a los trabajadores” (p. 87). Una coyuntura
de agitación social culminó el 15 de noviembre de 1922, cuando la protesta popular fue
sangrientamente reprimida en las calles de Guayaquil, con saldo de cientos de muertos.

Albornoz (1983) “Fue el bautismo de sangre de los trabajadores organizados” (p. 32),
cuando en 1924 llegó a la presidencia Gonzalo Córdova, la etapa finalizaba. El
liberalismo había perdido su base popular, la reacción conservadora acumulaba fuerzas
para lanzarse a la revuelta, la crisis económica no se superaba, el descontento estaba en
todo lado. Córdova fue derrocado el 9 de julio de 1925 por un golpe de militares
progresistas.

Organizaciones sindicales
Cuando el Dr. José Luís Tamayo asumió la Presidencia de la República para gobernar
durante el cuatrienio de 1920 a 1924, la crisis que se venía incubando desde 1914 como
consecuencia de las restricciones económicas producto de la Primera Guerra Mundial
llegó a límites casi insostenibles para la economía nacional y se presentó con toda su
agudeza.

Esta situación afectó duramente a todos los ecuatorianos, sobre todo a partir de 1922, año
en que nuestro país debió enfrentar una dura situación económica debido a la falta de
divisas, originada por el exceso de importaciones y la falta de exportaciones; pues en ese
tiempo el rubro más importante sobre el que se basaba la economía nacional era la
exportación del cacao, Según Salvat (1980) “Cuyo precio precisamente en ese año había
sufrido una significativa caída en el mercado internacional” (p. 34).

Todas estas condiciones trajeron como resultado el descontento de los trabajadores que,
influenciados por la novelería izquierdista proveniente de la Unión Soviética, organizados
en diferentes gremios laborales empezaron a exigir mejoras salariales.

“Por esa época ya se había creado en Guayaquil la Confederación Obrera del Guayas, y
se advertían los primeros movimientos destinados a lograr la organización sindical,
situación que fue aprovechada por los politiqueros para intentar poner fin al gobierno

14
constitucional del Dr. Tamayo y de esa manera alcanzar el poder”. (Albornoz, 1983,
“Historia del movimiento obrero ecuatoriano”, p.78).

Al odio contra los abusos y los privilegios entronizados entre las clases dominantes, y las
limitaciones económicas y sociales que venía padeciendo el pueblo ecuatoriano, únase un
idealismo político y clasista que por primera vez pretendía hacerse valer plenamente en
todo el país, pero cuyas aspiraciones chocaban con lo establecido por la Constitución
vigente.

Las masas obreras de Guayaquil que eran las que representaban el poder
productivo ecuatoriano reclamaron mejores salarios, la reducción de las horas de
trabajo y, sobre todo, la incautación de los giros internacionales para evitar la
especulación con su venta, que, a decir verdad, de eso poco conocían y a ellos en
nada afectaba: pero al no obtener respuestas favorables por parte del gobierno, en
los primeros días de noviembre de 1922. Decretaron en Guayaquil la primera gran
huelga general de trabajadores. (Albornoz, 1983, “Historia del movimiento obrero
ecuatoriano”, p.80).
Luego de que la ciudad viviera una semana sin alumbrado debido a cortes en el fluido
eléctrico y sin abastecimiento de alimentos, miles de trabajadores empezaron a desfilar
por las calles exigiendo soluciones inmediatas a sus problemas y al alto costo de la vida,
paralizando además completamente la actividad comercial, industrial, social y económica
de Guayaquil.

“El Dr. José Vicente Trujillo, quien entonces ejercía el cargo de Síndico de los Centros
Obreros, y sobre quien recaía la responsabilidad de mantener la huelga, pronunció el día
14 una encendida arenga política en la que dijo: hasta hoy el pueblo ha sido cordero, pero
mañana se convertirá en león” (Albornoz, 1983, “Historia del movimiento obrero
ecuatoriano”, p.82).

El 15 de noviembre se produjo al fin la huelga anunciada, la misma que comenzó cuando


grandes masas de trabajadores se dieron cita en la Plaza del Centenario, mientras otros lo
hacían en la Av. Eloy Alfaro. Parecía que todo Guayaquil no se compusiera más que de
masas proletarias. Según Albornoz (1983) relata que:

De pronto, luego de escuchar las fogosas arengas de los síndicos, grupos de


manifestantes entre los que se habían mezclado delincuentes y anarquistas criollos
enceguecidos por las noticias de la revolución rusa intentaron desarmar a las
fuerzas policiales, apostadas por obvia precaución en diversos lugares de la
ciudad. (p. 90)

15
Vinieron luego las incitaciones para asaltar los almacenes y en la Av. 9 de octubre se
inició un desenfrenado saqueo que obligó a la policía a realizar disparos al aire, primero,
y luego al cuerpo de los asaltantes. Horas más tarde y solo gracias a la intervención del
ejército y la policía, se pudo detener el vandalismo, con el lamentable saldo de gran
número de muertos.

Posteriormente, cuando aquellos que pidieron a las autoridades que actuaran con
mano dura se lavaron cobardemente las manos tratando de rehuir sus
responsabilidades, el Gral. Enrique Barriga, Jefe de Zona de Guayaquil, declaró
virilmente: Yo soy el único responsable de esos sucesos. (Albornoz, 1983,
“Historia del movimiento obrero ecuatoriano”, p.98).
Tres días más tarde todo o casi todo había vuelto a la normalidad. Se restableció el
servicio eléctrico, los bancos abrieron sus puertas con normalidad y las actividades
generales volvieron a marcar el ritmo laboral de Guayaquil, aunque aún se podían ver las
huellas de los destrozos causados en los almacenes y negocios que habían sido saqueados,
y en las calles persistía la presencia de policías y militares que custodiaban la ciudad.

La tragedia de Guayaquil pudo haberse evitado si el gobierno hubiera atendido


prontamente las reclamaciones de los trabajadores y, sobre todo, si no hubieran aparecido
los heroicos y sacrificados dirigentes clasistas y politiqueros, que a la hora de la verdad
son siempre los primeros en salir corriendo y los últimos en dar la cara.

Varios años después, los escritores de izquierda y de manera especial Joaquín Gallegos
Lara con su novela Las Cruces Sobre el Agua, satanizaron los hechos llevándolos a
extremos de fantasía increíbles. Gallegos dice que los soldados las abrían el vientre a los
muertos, con sus bayonetas, y luego los tiraban al río para que no refloten. (Gallegos, J
citado en Salvat "Historia del Ecuador", 1980, pág. 65)

Por su parte, Reyes (1980), en su Historia del Ecuador, dice

Las masas fueron rodeadas y los soldados realizaron una espantosa carnicería en
las calles, en las plazas y dentro de las casas y almacenes. La matanza no terminó
sino a avanzadas horas de la tarde. Cuantos grupos pudieron se salvaron solamente
gracias a una fuga veloz. Luego, en la noche, numerosos camiones y carretas se
dedicaron a recoger los cadáveres y echarlos a la ría. (p. 103)

Fantasías las de Gallegos Lara, las de Reyes, y las de todos aquellos que con sus escritos
desorientaron inclusive a la historia. En todo caso, la revolución del 15 de noviembre de
1922 marcó el inicio de las transformaciones sociales de los trabajadores ecuatorianos y

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sus consecuencias económicas tuvieron fundamental incidencia, tres años más tarde, en
la Revolución Juliana.

La revolución juliana
La Revolución Juliana ha sido poco estudiada en la historia del Ecuador. Sobre ella se
impuso un silencio interesado, porque fue la primera en sentar las bases contra el sistema
oligárquico-terrateniente. Además, porque también Reyes (1980) fue “Pionera en
imponer los intereses nacionales sobre los intereses privados y especialmente sobre los
de la banca y los banqueros de la época” (p. 150). Y, finalmente, porque marcó el
momento de la superación histórica del liberalismo y del conservadorismo tradicionales,
permitiendo, al mismo tiempo, el aparecimiento de la izquierda ecuatoriana. La
historiografía tradicional prestó poca atención a la Revolución Juliana.

La ubicó, normalmente, como un acontecimiento más en la vida del país, sin comprender
en profundidad su alcance y significación. Adicionalmente, solo contamos con algunos
artículos aislados y otros que recogen documentación o realizan análisis que se limitan al
momento del golpe de Estado juliano.

La Revolución Juliana no es una fecha o un hecho aislado, sino un ciclo de la historia


contemporánea de la República del Ecuador. Se inició el 9 de julio de 1925 (de allí el
nombre juliano), con un golpe de Estado dirigido por la oficialidad joven del Ejército,
que derrocó al hasta entonces Presidente Constitucional Gonzalo S. Córdova (1924-1925)
y concluyó el 24 de agosto de 1931). Con la salida del presidente Isidro Ayora según
(Reyes, 1980, p. 200)

En consecuencia, el ciclo juliano entre 1925 y 1931, comprendió tres gobiernos:

1. Primera Junta Provisional de Gobierno, desde el 10 de julio de 1925 hasta el 9 de


enero de 1926 (duró seis meses), integrada así: Luis Napoleón Dillon, José Rafael
Bustamante, Francisco J. Boloña, Francisco Arizaga Luque, Pedro Pablo
Garaicoa, Modesto Larrea Jijón y general Francisco Gómez de la Torre. El general
Moisés Oliva fue nombrado inicialmente para integrar esta Junta, pero la
resistencia de la joven oficialidad a su nombramiento determinó su inmediata
salida.
2. Segunda Junta Provisional de Gobierno, desde el 10 de enero de 1926 hasta el 31
de marzo de 1926 (duró tres meses), integrada por: Julio E. Moreno, Homero

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Viteri Lafronte, Isidro Ayora, Humberto Albornoz, Adolfo Hidalgo Nevares, José
A. Gómez Gault.
3. Isidro Ayora Cueva, desde el 1º. de abril de 1926 hasta el 16 de abril de 1929
como Presidente Interino (Interino y Constitucional desde el 10 de octubre de
1928) y desde el 17 de abril de 1929 hasta el 24 de agosto de 1931 como Presidente
Constitucional nombrado por la Asamblea Nacional. Duró, en definitiva, cinco
años y cuatro meses.

La Revolución Juliana pretendió iniciar según Rama (1976) “una reforma integral de
todos los poderes del Estado, pero con la intención de hacer justicia se cometieron
también muchos desacatos. Todo se lo quería hacer de nuevo: Construir, ordenar y
disciplinar; y se dictó todo tipo de leyes, la mayoría de ellas, desgraciadamente, de
ninguna utilidad” (p. 185)

Movimientos políticos
El sistema político de Ecuador se basa en una serie de condiciones históricas y sociales
que han hecho que los partidos políticos tengan una connotación muy importante dentro
del convivir del ciudadano ecuatoriano. os partidos y movimientos políticos de Ecuador
son organizaciones de carácter político-electoral, con derecho a participar en los procesos
electorales del país. Según Albornoz (1983) expresa que:

Durante el primer siglo y medio de democracia, en Ecuador destacaban 2 partidos


políticos, el Partido Liberal Radical (PLRE) fundado en 1925 (que provenían de
la Costa, principalmente de Guayaquil), y el Partido Conservador (PCE) (que era
presidido por políticos de la Sierra) también fundado en 1925, ambos partidos
surgieron de la Revolución Liberal. (p. 115)

Otro partido de origen histórico es el Partido Socialista Ecuatoriano, fundado en 1926, el


cual cambiaría su nombre por el de Partido Comunista, afiliado a la III internacional
Comunista en 1931 y del cual se desprendieron la mayoría de partidos y movimientos
políticos de izquierda.

“En 1938 se había creado la CEDOC, cuyas siglas inicialmente correspondían a la


Confederación Ecuatoriana de Obreros Católicos” (Reyes, 1980, p. 190). La CEDOC
surgió con el auspicio de la Iglesia católica y el partido Conservador como respuesta a la
creciente influencia del marxismo en el sector laboral.

Paulatinamente, la CEDOC fue separándose del partido conservador y en 1965 adoptó el


nombre de Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Cristianas. En 1974

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pasó a llamarse Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas. Según Albornoz
(1983):

En 1944, se funda la Confederación de Trabajadores Ecuatorianos, como brazo


laboral de la izquierda marxista ecuatoriana, liderada por Pedro Saad. La CTE
tuvo su apogeo en los cincuenta, cuando controlaba los sindicatos más
importantes, pero sufrió un duro revés con la separación de la Federación Nacional
de Choferes y más tarde con el nacimiento de la CEOSL.(p. 150)

Revolución del 28 de mayo de 1944


El golpe militar que el 28 de mayo de 1944 puso fin al gobierno del Dr. Carlos Alberto
Arroyo del Río se empezó a gestar cuando este triunfó en las elecciones presidenciales de
1940, pues el Dr. José María Velasco Ibarra “Al conocer su derrota propició un
movimiento desestabilizador con el propósito de desconocer la elección, a la que calificó
de fraudulenta” (Reyes, 1980, p. 210)

Buscando respaldo a sus afanes golpistas el Dr. Velasco Ibarra involucró en su intentona
a varios miembros de los partidos políticos derrotados, la mayoría de ellos de tendencias
izquierdistas, y a algunos militares miembros de la escuela de aviación.

Gobernaba entonces como Encargado del Poder el Dr. Andrés F. Córdova, quien dispuso
la inmediata captura del insurrecto, que luego debió abandonar el país, Según Albornoz
(1983) expresa que:

A mediados de 1943, luego de que nuestro país sufriera la Invasión Peruana de


1941, que dio como consecuencia la firma del Protocolo de Río de Janeiro, un
grupo de militares en contubernio con grupos políticos conservadores,
comunistas, socialistas y liberales disidentes, iniciaron una campaña en contra del
presidente Arroyo del Río a quien acusaron de ser el único responsable de la
derrota que sufrieron las fuerzas militares ecuatorianas durante el conflicto con el
Perú y de la firma del consecuente protocolo. (p. 189)
Cuando en 1944 se empezó a tratar el asunto de las nuevas elecciones presidenciales, el
Partido Liberal, aunque un poco debilitado por las luchas internas, propuso la candidatura
del señor Miguel Ángel Albornoz, Director Supremo de dicho partido y último presidente
del Congreso Nacional.

“Para enfrentar a esta candidatura, las fuerzas opositoras organizaron una coalición a la
que denominaron Alianza Democrática Ecuatoriana (ADE)” (Reyes, 1980, p.215). La
misma que agrupó a comunistas, socialistas, conservadores y disidentes del Partido

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Liberal. Esta coalición auspició la candidatura del Dr. José María Velasco Ibarra, que se
encontraba -como fue siempre su costumbre- radicado fuera del país.

Miembros de este movimiento en el Puerto Principal eran el Dr. Francisco Arizaga


Luque, Pedro Saad, Dr. Alfonso V. Larrea, Dr. Ángel Felicísimo Rojas, Dr.
Alfredo Vera, Pedro Jorge Vera, Enrique Barrezueta y Franklin Pérez Castro. Los
gestores de A.D.E. en Quito fueron Modesto Larrea Jijón, Dr. Camilo Ponce
Enríquez, Dr. Manuel Agustín Aguirre, José María Plaza, Dr. Manuel Elicio Flor,
Gustavo Becerra, Nela Martínez, Guillermo Lasso, Aníbal Oña Silva, Dr. Mariano
Suárez Veintimilla, Julio Teodoro Salem, Luis Maldonado Cornejo y Dr. Eduardo
Ludeña. Rojos y azules entremezclados para la revolución. (Reyes, 1980, “Breve
historia general del Ecuador”, p. 287)
Tratando de evitar que el país caiga una vez más en la anarquía, el gobierno impidió el
regreso al Ecuador del Dr. Velasco Ibarra, según Reyes (1980) considera por:
“considerarlo un agitador reaccionario, pues no podía olvidar que, en 1935, siendo
Presidente Constitucional de la República se había proclamado dictador, había disuelto el
Congreso, encarcelado a legisladores y atentado contra las leyes de la República”. (p.
300)

Este hecho vino a exaltar más los ánimos de los enemigos del régimen, y precipitó el
golpe militar para derrocar al Dr. Arroyo del Río, a quien faltaba muy poco tiempo para
terminar su mandato constitucional. Por entonces, el Dr. Velasco Ibarra se trasladó a
Colombia donde esperó tranquilamente que estalle la revuelta que se estaba gestando
desde 1943.

En efecto, cumpliendo con lo planificado desde el año anterior, el 28 de mayo de 1944 a


las 10 de la noche se sublevó la guarnición militar de Guayaquil, apresó a la oficialidad
superior y eliminó a los principales agentes de seguridad del gobierno.

Aprovechando el caos, no tardaron en aparecer los politiqueros de turno que lograron


reunir a un considerable número de anarquistas opositores al gobierno, a quienes los
militares rebeldes entregaron armas para derrocar al régimen.

Entonces, respaldados por tanques militares, soldados y civiles, atacaron el cuartel del
Batallón de Carabineros leal al gobierno ubicado en la calle Cuenca, entre Chile y
Chimborazo.

Lo que sucedió luego fue espeluznante, “Acosados por todos lados, los Carabineros se
defendieron heroicamente combatiendo desde barricadas, techos y ventanas a fuerzas

20
muy superiores en número y armas. Decididos a no rendirse resistieron durante varias
horas con encomiable y ejemplar valor, hasta que ante la imposibilidad de vencerlos los
atacantes decidieron incendiar el edificio con sus defensores adentro” (Salvat, 1980,
“Historia del Ecuador”, p. 123).

A las 8 de la mañana del día 29 todo había concluido. De los 300 carabineros que
defendían el cuartel, muy pocos lograron sobrevivir: La mayoría había perdido la vida
durante la refriega, muchos heridos fueron alcanzados por las llamas del incendio y
murieron carbonizados, y los que intentaron escapar fueron vilmente asesinados.

Entonces, al tiempo que se desataba una ola de saqueos y destrucción a las viviendas y
propiedades de los arroyistas, se inició también una cadena de atropellos, vandalismos y
delitos, que fue la característica que identificó a dicha revolución y al gobierno posterior.

Conociendo lo sucedido en Guayaquil los pronunciamientos se multiplicaron en


diferentes ciudades del país, donde los politiqueros hicieron de las suyas
aprovechando el ánimo revolucionario y propiciando crímenes horrendos como la
masacre del Jefe de Seguridad de Riobamba, Cmdt. Manuel Carbo Paredes y sus
ayudantes. (Albornoz, 1983, “Historia del movimiento obrero ecuatoriano”, p.
301)

Los carabineros y el Alto Mando del Ejército ofrecieron al presidente de la República


todo su respaldo, pero ante la gravedad de los hechos, el Dr. Arroyo del Río prefirió
renunciar para evitar los horrores de una guerra civil, cuando sólo faltaban tres meses
para terminar su gobierno.

Para entonces, en Quito habían asumido el poder Hasta que llegue Velasco Ibarra, Julio
Teodoro Salem, por los disidentes del partido liberal; Mariano Suárez Veintimilla, por
los conservadores, Según Salvat (1980) “Manuel Agustín Aguirre por el Partido
Socialista; Gustavo Becerra, por el Partido Comunista; el Gral. Luis Larrea Alba, por
Vanguardia Revolucionaria Socialista; y Camilo Ponce Enríquez, por el Frente
Democrático Ecuatoriano” (p. 130)

Posteriormente y durante cerca de cuarenta años, se ha tratado de sostener que este fue
un levantamiento popular, pero el entonces Tente. Sergio Enrique Girón, uno de los
principales gestores de la revuelta, demuestra lo contrario cuando dice: Fue durante las
últimas semanas del pasado año de 1943, y en la población orense de Piñas (Albornoz,
1983). La fecha y el lugar donde se fraguó un plan revolucionario militar que meses más
tarde, debía culminar en las jornadas de reconstrucción nacional de los días 28 y 29 de

21
mayo, que libró brillantemente el ejército y el pueblo de Guayaquil, para liquidar la tiranía
de la oligarquía gobiernista del Dr. Arroyo del Río.

Reyes (1980) manifiesta que “consumada la revuelta y cuando todos esperaban que el Dr.
Francisco Arizaga Luque sea llamado a gobernar, por iniciativa del Dr. Julio Teodoro
Salem los gestores del cuartelazo llamaron al Dr. Velasco Ibarra, que nada había tenido
que ver con el golpe de estado, y le entregaron el mando de la República” (p.315).

“El Dr. Velasco Ibarra entró a Quito el 1 de junio de 1944, y fue recibido por una gran
masa popular que le tributó un caluroso recibimiento y creyó confiadamente en los
ofrecimientos de cambios sociales que les hacía el locuaz demagogo” (Reyes, 1980,
“Breve Historia general del Ecuador”, p. 320). Velasco comprendió entonces que el
pueblo estaba ávido de escuchar sus promesas, y convertido en líder absoluto dio a la
revolución un giro radical y la hizo suya, convirtiéndola en su propia bandera política y
echando de su lado a quienes la habían realizado.

“Se iniciaron entonces dos etapas de persecución y venganza política: La primera en


contra del Dr. Arroyo del Río y de sus seguidores; y la otra, contra los socialistas y
comunistas que habían luchado para llevarlo al Poder” (Albornoz, 1983, “Historia del
movimiento obrero ecuatoriano”, p. 322)

“Se cometieron toda clase de atropellos y delitos y, celoso de la obra del Dr. Arroyo,
Velasco Ibarra procedió a apropiarse de ella. Fue así como el Instituto Cultural
Ecuatoriano, creado en 1943, fue vuelto a crear con el nombre de Casa de la Cultura
Ecuatoriana” (Reyes, 1980, p. 334). Al Colegio Nacional Juan Pío Montúfar de Quito,
fundado en octubre de 1943, se le cambió la placa de fundación por otra de 1944 que dice
solamente Colegio Montúfar. Puentes, caminos, edificios y otras obras que ya habían sido
inauguradas por el gobierno del Dr. Arroyo, volvieron a ser inauguradas solemnemente
por el Dr. Velasco Ibarra.

La biblioteca particular del Dr. Arroyo le fue confiscada, y con ella se creó la
biblioteca de la Universidad de Loja; pero dicho centro de estudios se negó a ser
partícipe del despojo y la recibió sólo en custodia, para devolverla posteriormente
a su legítimo dueño. Usurpó bienes e incautó depósitos bancarios. Encarceló y
maltrató impetuosamente a quienes lo llevaron al Poder, e hizo caso omiso del
derecho de Hábeas Corpus. Fue tanta la corrupción, los negociados y el saqueo de
los fondos públicos, que el Dr. Enrique Boloña Rodríguez, Gobernador de la
Provincia del Guayas, presentó su renuncia en noviembre de 1945 declarando

22
que El lodo salpica hasta las mismas alturas del Poder. (Albornoz, 1983, “Historia
del movimiento obrero ecuatoriano”, p. 331)
Los desaciertos llegaron a su culminación el 30 de marzo de 1946, cuando siguiendo su
costumbre el Dr. Velasco Ibarra perpetró una vez más el rompimiento del orden
constitucional y se proclamó dictador.

Inmediatamente convocó y reunió una nueva Asamblea Constituyente que, con


predominio de sus simpatizantes, legalizó su permanencia en el Poder nombrándolo
Presidente Constitucional hasta el 1 de septiembre de 1948.

Pero la tormenta no podía durar mucho y el 23 de agosto de 1947, luego de haber cometido
todos los abusos, delitos, desatinos y atropellos contra la República, la Constitución, las
Fuerzas Armadas y la ciudadanía; su propio Ministro de Defensa, Cornell. Carlos
Mancheno Cajas, por medio de un golpe militar lo obligó a renunciar vergonzosamente,
poniendo fin a esa época borrascosa que caracterizó a la Revolución del 28 de mayo,
llamada pintorescamente “La Gloriosa”.

La historia de los movimientos populares de obreros no termina en el Ecuador en 1950 o


con el combate de la “Gloriosa” de 1944, esta lucha continua durante mediados del siglo
XX, donde se visibilizan todas las demandas sociales y consecuencias que contrajo el
Ecuador desde tiempos de la colonia y como con los gobiernos de turno se ha ido
pregonando la crisis económica que detonó con el Feriado Bancario y esta fue la última
huelga, levantamiento y lucha social que ha evidenciado el país en pro de sus derechos y
bienes , a partir del siglo XXI la lucha de los movimientos ha sido de manera
insignificante e ínfima, todo orquestado por las oligarquías y fuerzas políticas antes que
por una verdadera conciencia social y de clase.

23
CAPITULO III
METODOLOGÍA
Diseño de la investigación

El diseño se refiere al plan o estrategia utilizada para la obtención de la información que


se desea. Gómez (s.f) afirma: “Los diseños de investigación se inventaron para permitir
a los investigadores responder preguntas de la forma más válida, objetiva, precisa y
económica posible. Los planes de investigación se conciben de forma deliberada y
específica y son ejecutados para obtener evidencia empírica que apoye al problema de
investigación” (p.20).

El diseño de la investigación es un plan en el que se detallan los pasos realizados para


cumplir con éxito el desarrollo del proyecto. El presente trabajo consideró los principios
del enfoque cualitativo, el cual está orientado en descubrir las razones que orientan los
comportamientos y acciones de los seres sociales, en este caso en particular se analizó de
mejor manera la participación del movimiento obrero en la realidad ecuatoriana de 1922
a 1950. Los postulados de la investigación descriptiva permito analizar de una manera
objetiva y detallada la participación del movimiento obrero en la realidad ecuatoriana de
1922 a 1950

Para Neil J. (2003) la metodología de la investigación es considera como:“el estudio


sistemático de los métodos utilizados por una ciencia en su investigación, de la realidad,
lo cual abarca por un lado el análisis lógico del procedimiento de la investigación y, por
el otro lado, el examen de los principios y supuestos que la guían” (p.245).

El tipo de escudriñamiento utilizada en la investigación: participación del movimiento


obrero en la realidad ecuatoriana de 1922 a 1950, fue la investigación bibliográfica-
documental ya que se realizaron revisiones en libros, documentos, afiches, y registros
históricos sobre el tema, permitiendo de esta manera la extracción de datos importantes
para la construcción del hecho histórico, a su vez la investigación bibliografía ayudo a
sostener el proyecto con la selección de fuentes para la construcción del marco teórico.

La revisión bibliográfica puede ser aplicada a cualquier tema de investigación para


determinar la relevancia e importancia de este y asegurar la originalidad de una
investigación. Además, permite que otros investigadores consulten las fuentes
bibliográficas citadas, pudiendo entender y quizá continuar el trabajo realizado.

24
CAPITULO IV
CONCLUSIONES

Los gobiernos plutocráticos, representaban la forma expresión del poder,


constituyeron el reflejo decantado del estilo oligárquico de dominación, Gobiernos
surgidos en base a los fraudes y negociados, como la más clara negación de los principios
democráticos, convirtiéndose así en una de las primeras causas para la formación del
movimiento obrero ecuatoriano, representado en Guayaquil ya que este era el corazón
económico del ecuador de los años 20.

Los gobiernos plutocráticos permitieron un mayor auge económico, dándose así un


fenómeno muy común dentro del siglo XX y principios del actual siglo, la migración
permitió una mayor concentración y crecimiento de la clase obrera, que empezó a
enfrentarse con mayor fuerza a los patrones y al gobierno. El inicio de la clase obrera y
el movimiento popular se inicia en oposición y respuesta al carácter reaccionario del
Estado y al usufructo del poder por una minoría que se aleja de los postulados de la
revolución.

El 15 de noviembre de 1922, constituye una clara expresión de las características que


asumieron los nuevos enfrentamientos entre explotados y explotadores. La clase obrera,
con todo y sus limitaciones, se presentaron como la portadora de una nueva alternativa de
liberación social atreviéndose a desafiar el poder de la oligarquía. El Estado oligárquico
castigo con severidad ese atrevimiento, reafirmando su carácter reaccionario, aquellos
sucesos significaron en todo caso el inicio de un nuevo periodo en que las luchas
democráticas del pueblo incidirán en el recorte de los poderes que se atribuye la
oligarquía.

Después de los hechos producidos en 1922, se formarán los diferentes partidos


políticos con orientación de izquierda que ha conocido el ecuador, un hecho que no se
debe de dejar de lado es la revolución de mayo de 1944 que tiene sus ciernes en los
movimientos de izquierda. La revolución de mayo a pesar de sus limitaciones y sus
errores puso el manifiesto que en el pueblo ecuatoriano existe una profunda vocación
democrática y que las coyunturas criticas es capaz de movilizarse, organizarse e
insurreccionarse asumiendo el control total de la situación. Estas potencialidades sin duda
deberán ser rescatadas en el camino de la construcción de una sociedad y Estado.

25
Desde su constitución el PSE se expresaría como un partido pequeño burgués a cuyo
interior se moverían 3 tendencias. Una liberal democrática, una socialista utópica y una
sindical comunista. La transformación de una sus tendencias en el Partido Comunista del
Ecuador a merced del oportunismo y su historia posterior será una secuela de abandono
de las tesis revolucionarias, de claudicaciones y de colaboraciones con los gobiernos de
los grupos oligárquicos hegemónicos.

La revolución de mayo a pesar de sus limitaciones y sus errores puso de manifiesto


que en pueblo ecuatoriano existió una profunda vocación democrática y que en las
coyunturas criticas es capaz de movilizarse, organizarse e insurreccionarse, sumiendo el
control total de la situación. Estas potencialidades sin duda deberán ser rescatadas en el
camino de la construcción de una nueva sociedad y Estado.

26
RECOMENDACIONES

Es necesario tener más información de historiadores o investigaciones documentales


desde una visión conservadora. A su vez documentos, información y guías para la
ejecución del proyecto de investigación se lo encontró de historiadores con tendencia
liberal y reformista.

Se recomienda realizar una investigación acerca de los diversos movimientos obreros


que surgieron, tuvieron auge y desaparecieron desde 1922 hasta 1959 ya que los libros de
historia o historiadores la dejan relegada. Esto genera un sesgo en la información donde
solo se puede encontrar información de ciudades principales como Quito, Guayaquil y
Riobamba

Es necesario que los docentes de Ciencias Sociales difundan y generen una identidad
nacional a través de la enseñanza de los procesos y cambios que se dieron en el país con
procesos de lucha del proletariado del Ecuador. De esta manera se pueda generar un
entendimiento social, político e ideológico de los hechos y procesos del país.

La situación actual del entendimiento de los movimientos obreros tiene una


connotación meramente teórica. Se dejó de lado el estudio de estos movimientos por
motivos que los textos que se manejan tanto en los niveles de Educación media como
superior topan estos temas de manera superficial y el rescatar el legado histórico de lucha
de nuestro país es vital para transformar la sociedad ecuatoriana.

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Bibliografía

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Quito, 1983.

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ANEXOS

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