Francisco Cervantes de Salazar (Tesis)
Francisco Cervantes de Salazar (Tesis)
Francisco Cervantes de Salazar (Tesis)
Tesis de doctorado
Director
José Carlos Rovira Soler
2012
El trabajo de tesis doctoral que aquí presento ha sido subvencionado por una Beca de
Investigación Predoctoral del programa FPI-2008 de la Conselleria d’Educació de la
Generalitat Valenciana. Además, el trabajo forma parte de los proyectos de I+D del
Ministerio de Ciencia del gobierno de España dirigidos por el catedrático de literatura
hispanoamericana de la Universidad de Alicante José Carlos Rovira: «La formación de la
tradición hispanoamericana: recuperaciones textuales y propuestas» MCI (FFI2011-25717)
y «La formación de la tradición hispanoamericana: historiografía, documentos y
recuperaciones textuales» MCI (FFI2008-03271/FILO).
Francisco Cervantes de Salazar (1518-1575) y la patria del
conocimiento: la soledad del humanista en la ciudad de México.
AGRADECIMIENTOS…………………………………………………………........ 11
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………....... 13
3.1. Presentación…………………………………………………………………..... 79
3.2. Descripción física: las dos ediciones de las Obras que Cervantes …………………. 80
3.3. Estudio de las Obras que Cervantes de Salazar ha hecho glosado y traducido...................... 84
3.3.1. Diálogo de la Dignidad del hombre, Pérez de Oliva…………………... 84
3.3.2. Apólogo sobre la ociosidad y el trabajo, L. Mexía……………………... 106
3.3.3. Introductio ad Sapientiam, Juan Luis Vives………………………… 124
CAP. VI.
CERVANTES DE SALAZAR Y SUS TRABAJOS COMO CRONISTA DEL CABILDO DE LA
CIUDAD DE MÉXICO…............................................................................................................ 253
6.2. El túmulo Imperial El Túmulo Imperial de la gran ciudad de México al Emperador Carlos V: la
fundación de las artes novohispanas……………………………………………….... 316
6.2.3. Las honras fúnebres de Carlos V en la ciudad de México: una obra de arte
colectiva……………………………………………………………………... 328
6.2.3.1 .La arquitectura efímera del túmulo imperial………………….. 328
6.2.3.1.1. Claudio de Arciniega, maestro mayor de las obras de
México……………………………………………………….. 328
6.2.3.1.2 .La traza y el edificio del túmulo: un orden significativo.330
6.2.3.2. Letra e imagen: la literatura emblemática en la proyección mítica de
Carlos V……………………………………………………………… 335
El proyecto de tesis doctoral que sigue a estas líneas ha sido el resultado de muchas
horas de esfuerzo y cuatro años de trabajo en los que han participado de manera activa
muchas personas y algunas instituciones académicas, a quien debo mi más sincero
agradecimiento.
A la Consellería d’Educació de la Generalitat Valenciana por la beca predoctoral FPI-
2008, sin la cual el camino de la investigación habría sido más difícil. A mi familia, y
amigos, en especial a mi hermana Nuria, por haber sido ese duende que regaba el trabajo
por las noches, y a Xavier Amat, por el viaje de estos cuatro años.
A las diferentes personas e instituciones que me han abierto las puertas para la
documentación y perfeccionamiento del trabajo, especialmente a Mª Luisa López Vidriero
y Valentín Moreno, de la Real Biblioteca de Madrid. A Óscar Armando García, por haber
sido mi guía, también intelectual, en la ciudad de México, y haber puesto a mi disposición
un hueco de la UNAM, a los investigadores del Seminario de Cultura Novohispana de la
Biblioteca Nacional de México, especialmente al doctor José Pascual Buxó y al doctor
Dalmacio Rodríguez, por haber contribuido a este trabajo con sus palabras y sus libros. A
María Méndez, del COLMEX, por facilitarme sus trabajos. A Trinidad Barrera y Beatriz
Barrera, de la Universidad de Sevilla, por su confianza y su recibimiento en la ciudad del
Archivo de Indias. A los profesores de clásicas de la Universidad de Alicante, Carmen
Puche, Antoni Biosca y Mª Paz López, por su confianza y sus consejos.
A los miembros docentes y administrativos del Departamento de Filología Española,
Lingüística General y Teoría de la Literatura de la Universidad de Alicante, mi casa,
especialmente al área de literatura española e hispanoamericana, a Alexandra García y Alba
Guzmán, mis duendes, porque sin ellos, maestros y compañeros, no habría sido posible.
Y especialmente a vosotros, al grupo de investigación de literatura hispanoamericana de
la Universidad de Alicante, por el trato recibido, por las facilidades y por el aprendizaje de
estos años, este trabajo es vuestro. A Eva Valero y Carmen Alemany, maestras y amigas,
por sus enseñanzas y sus sonrisas. A Beatriz Aracil, mi ángel de la guarda, por su confianza
y su paciencia, porque contigo he exprimido al máximo cuatro años de aprendizaje, y todo
ha parecido más sencillo. Y a ti, José Carlos Rovira, maestro, director de este trabajo,
porque nunca hice caso del letrero del infierno de Dante, y me lancé con todas las
esperanzas. Gracias por haberme abierto tu casa, por ser mi maestro y mi amigo, por las
preocupaciones y las facilidades y por ese incansable esfuerzo por apostar siempre por los
jóvenes.
11
INTRODUCCIÓN.
Objetivos. Reseña biográfica y líneas de investigación. Estudio bibliográfico.
1. Presentación y objetivos.
13
configuraron los textos del humanista toledano, a medida que avanzaba la investigación se
han ido insertando reflexiones propias, vinculaciones novedosas y lecturas personales de
algunos de los puntos esenciales de la heterogénea bibliografía de Cervantes.
Pese a que hemos optado, quizá de una manera excesiva, por vehicular el estudio a
partir de las vicisitudes biográficas del autor, la investigación que presentamos tiene un
espacio fundamental también para el análisis de las principales obras del humanista
toledano, tanto en España como en Nueva España, en el que no sólo se abordan
cuestiones relacionadas con el contexto socio-histórico en el que surgen, sino que además
se desarrollan aspectos temáticos decisivos para la compresión de la literatura y la historia
del Renacimiento y su adaptación en los virreinatos americanos.
Entre las principales novedades del trabajo, me gustaría destacar en primer lugar el
estudio de la formación española de Cervantes de Salazar en el contexto del humanismo
europeo y su materialización en las Obras que Cervantes de Salazar ha hecho glosado y traducido,
de 1546, que apenas han gozado de resonancia crítica dado que el interés por la figura del
humanista toledano ha radicado sobre todo en la materialización de sus trabajos
novohispanos, y que nos ha permitido insertar al intelectual novohispano en la tradición
humanista en la que se formó, abriendo un espacio de investigación fecundo para el análisis
posterior de las principales obras compuestas en territorios americanos.
Por otro lado, en la parte dedicada a sus veinticinco años de estancia en la ciudad de
México, presentamos, además de una contextualización de los espacios del humanismo en
la Nueva España, la reconstrucción de una obra escrita por Cervantes que no se ha
conservado, la Jura al invictísimo príncipe Felipe, y un completo estudio de las diferentes
perspectivas que conformaron el desarrollo de las exequias de la ciudad de México por
Carlos V, que se articulan a partir de la relación de Cervantes, el Túmulo Imperial de la ciudad
de México, publicado por Antonio de Espinosa en 1560, en la que algunas de las herencias
del humanismo se convierten en el motor generador de una obra fundamental y
fundacional para las artes novohispanas.
La culminación de la trayectoria humanista de Cervantes se confirma en el desempeño
de su cargo como catedrático de retórica de la recién fundada Universidad de México, entre
1553 y 1557, cuando el toledano ofrece a las prensas un trabajo pedagógico basado en los
Diálogos escolares de Juan Luis Vives, que también edita en México, y en el que se imprimen
además siete diálogos latinos escritos por la pluma de Cervantes, dirigidos a sus alumnos de
retórica, en los que se configura una de las primeras descripciones literarias de la ciudad de
México, la ciudad del humanista, a la que dedicamos un epígrafe completo, y sobre los que
presentamos algunas conclusiones fruto de la inserción de la obra en su tradición literaria
inmediata y su cotejo con los Diálogos de Juan Luis Vives.
14
Otro espacio importante en el trabajo está dedicado a la Crónica de la Nueva España, una
de las crónicas del ciclo de Hernán Cortés menos conocidas, que se creía perdida hasta el
siglo XX y que plantea con extensos detalles la expedición que llevó a Cortés y sus
hombres desde Cuba hasta la gran ciudad de Tenochtitlán, con un tono épico en el que
resuenan las grandes epopeyas clásicas y medievales. Reconstruimos la historia del
manuscrito, recopilamos las diferentes fuentes del cronista, tanto orales como escritas, y
planteamos el análisis formal y temático de algunos pasajes esenciales de la obra del
humanista.
El estudio global concluye con una reflexión final vinculada con la criba del
humanismo, personificada en la trayectoria profesional de Cervantes de Salazar, que al final
de sus días vio como las tensiones entre el humanista que fue y el sacerdote que era le
condenaron a unos últimos años de vida difíciles en la compleja jerarquía novohispana, en
busca de una prebenda oficial, un cargo de cronista, una mitra que nunca llegaría. La
soledad de Cervantes en sus últimos años es también la soledad del humanista, del
humanismo, cuyo destino, después de recuperar los grandes nombres de la Antigüedad y
mitificar el nombre de sus contemporáneos, fue en muchos casos el de quedar en el olvido.
Presento, además, un apéndice documental en el que se rescatan las únicas líneas no
editadas del humanista toledano, como son los comentarios latinos que compuso Cervantes
para los Diálogos de Vives, y que desde 1554 no han pasado por la imprenta. A la espera de
una traducción y de una posible edición del manuscrito latino en su conjunto, ofrezco la
transcripción del texto latino. Además, imágenes vinculadas al túmulo novohispano en
honor a Carlos V, la reconstrucción del escenario de la jura del príncipe Felipe o los pasajes
de la Crónica, que por su extensión, hemos creído convienente exponerlos al final del
estudio.
La bibliografía, amplia y diversa, trata de actualizar las ediciones de los textos de
Cervantes, así como de recopilar todos los estudios específicos sobre la figura del
humanista. Además, ofrezco también dos amplios puntos de bibliografía consultada
vinculados con las dos grandes partes que estructuran el trabajo, la formación en el
humanismo europeo, por una parte, y la proyección novohispana del humanismo en sus
diferentes trabajos.
La tesis doctoral que aquí presento se enmarca en una corriente metodológica que en
los últimos años ha abogado por afrontar el estudio del humanismo, fenómeno cultural
complejo y heterogéneo, como daremos cuenta en las primeras páginas, no ya desde una
perspectiva global que trate de aprehender un movimiento abstracto desde alguna de las
principales disciplinas que lo vertebraron, como la filosofía, la literatura, la filología o la
historia, sino más bien analizando el desarrollo individual de los humanistas, su adaptación
a los diferentes contextos en los que configuraron sus carreras profesionales, sus
15
principales influencias, la tradición en la que se insertan sus textos, que permita en gran
medida materializar y concretar una de las principales herencias intelectuales de la
modernidad.
Seguimos el tradicional modo de citas de la Revista de Filología Española, y hemos optado
por un doble criterio a la hora de la edición de los textos originales del siglo XVI. Dado que
la mayoría de los materiales historiográficos, expedientes, actas o cartas vinculadas a
Cervantes de Salazar ya habían sido transcritas por historiadores como García Icazbalceta,
Toribio Medina o Millares Carlo, creemos conveniente mantener la transcripción que ellos
propusieron, citando la fuente y la página de la que están tomadas. Por otro lado, al
enfrentarnos a fuentes originales, como las actas del cabildo de la ciudad o la edición
complutense del Túmulo Imperial, principalmente, hemos optado por la actualización de la
ortografía y la puntuación.
La luz vino a pesar de los puñales. El verso, de Neruda, se lo he escuchado muchas veces al
director de este trabajo en los pasillos de la facultad en la que he podido escribir este
estudio durante cuatro años. Sobre esa luz tratan estas páginas.
1 Millares Carlo, ««Apuntes para un estudio biobibliográfico del humanista Cervantes de Salazar», aparece en
el libro Cuatro estudios biobibliográficos mexicanos, FCE, México, 1986, p. 19, plantea los diferentes textos
recuperados en los que se alude a la edad de Cervantes de Salazar: En una Información de 1563, en un proceso
abierto por Alonso de Montúfar contra el dean Alonso Chico de Molina, en el que afirma Cervantes tener
«más de cuarenta años», en el prólogo de Venegas a las Obras de 1546, donde se dice que Cervantes tenía
veinticinco años, en una Descripción del arzobispado de México en la que se le describe como «hombre viejo», y en
una carta de Catalina de Sotomayor del 31 de mayo de 1573 en la que se dice que Cervantes tenía entonces
cincuenta y cinco años.
2 García Icazbalceta, Bibliografía Méxicana del Siglo XVI, México, FCE, 1981, p. 111.
3 Millares Carlo, «Apuntes…», op. cit., p. 20.
16
En el escrito referente a sus títulos y servicios que acompaña a una carta de
doña Catalina de Sotomayor de 31 de mayo de 1573 se consigna taxativamente
que Cervantes contaba a la sazón cincuenta y cinco años. Es muy posible que
dicho escrito, entregado al obispo de Segorbe por Francisco de Valmaseda, uno
de los amigos de nuestro biografiado, en solicitud de que se le encomendara a
éste la Comisaría de la bula de Cruzada, sea contemporánea de la carta
mencionada, en cuyo caso el nacimiento de Cervantes habría tenido lugar en
15184.
Nació Cervantes en Toledo, «Toleti sum natus», como él mismo apunta en una epístola
latina dirigida a Juan Maldonado firmada el 25 de agosto de 1545 5. La información la
confirma el recuento genealógico de su familia, vecinos del barrio toledano de San Pedro, y
oriundos posiblemente del pueblo de Arcicóllar, donde el humanista poseía algunos
terrenos junto a algunos de sus familiares.
Nada sabemos acerca de sus años de infancia, aunque podemos reconstruir a grandes
rasgos algunos datos de esta primera etapa de su vida a partir de dos noticias. Por un lado,
sabemos por su propia pluma que estudió en la facultad Universidad de Salamanca, donde
alcanzó sólo el primer grado, el de bachiller6. Por otro, tenemos las palabras de Alejo de
Venegas en el prólogo a las Obras de 1546 calificando al joven estudiante de «discípulo muy
querido»7, de lo que se deduce que el joven Cervantes de Salazar acudió al estudio de Alejo
de Venegas en Toledo.
A partir de estas informaciones es posible vertebrar una secuencia lógica de los
acontecimientos vitales de la infancia y de la adolescencia del humanista toledano, a través
de sus estudios, primero, de niño, en los pupitres del pequeño estudio toledano del
humanista Alejo de Venegas, y más tarde, en su primera madurez, hacia 1535, en las aulas
salmantinas de la facultad de Cánones. Estas noticias nos van a permitir abrir una
importante vía de investigación atendiendo al largo proceso de aprendizaje del joven
estudiante, que comienza en un estudio de gramática toledano, bajo la influencia notable
de su maestro, el humanista Alejo de Venegas, y que culminará en la década de 1540, antes
de su partida a la ciudad de México, cuando ejerza como secretario de latín, como profesor
de retórica y como editor, glosador y traductor de textos del humanismo español.
4 Millares Carlo, op. cit., p. 20-21.
5 Reproduce García Icazbalceta en el Apéndice I de las «Noticias» que preceden a su edición de México en
1554, México, Andrade, 1875, p. XXVII.
6 Dice uno de los protagonistas del primer diálogo de Cervantes: «Ya recibieron el primer grado, porque los
habían estudiado en Salamanca, el presbítero Bernardo López, provisor del obispado de Oajaca…, el doctor
Frías y el maestro Cervantes», edición de G. Icazbalceta, p. 43 en Millares Carlo, op. cit. p. 21.
7 En la edición de 1772 de las Obras que Cervantes ha hecho… p. XX del «prólogo al pío i benigno lector» de
Venegas que encabeza el tomo II.
17
Tras su paso por Salamanca, el rastro de Cervantes de Salazar continúa en Flandes,
según la noticia que aporta Alejo de Venegas:
No existen mayores noticias sobre este viaje, del que no conocemos ni la duración, ni el
objetivo del mismo, ni quién es esa enigmática figura del Licenciado Girón. Aunque los
comentaristas de Cervantes de Salazar han repetido por norma general la noticia sin aportar
más detalles, suponemos, por las palabras de Venegas, que el viaje estuvo relacionado con
cuestiones académicas, por «la conversación con varones doctos», y porque, además, nos
queda la descripción que el propio Cervantes hace de Juan Luis Vives, al que parece que
conoció en sus últimos meses de vida, probablemente en Brujas, justo después de la vuelta
del valenciano de Breda, y que será uno de los personajes recurrentes tanto en la formación
como en la materialización posterior de su pensamiento en las diferentes obras que llevó a
las prensas. Este tipo de viajes era habitual entre los jóvenes de familias acomodadas de la
época, que pasaban una temporada en Flandes, punto importante en el comercio y uno de
los focos del humanismo europeo, para completar su proceso de formación profesional9.
El viaje por los Países Bajos se produjo tras su paso por Salamanca, que hemos cifrado
en torno al año 1535, donde pudo residir dos o tres cursos hasta recibir el grado de
bachiller y desde donde probablemente se forjase el traslado. Por tanto, podemos situar su
estancia en Flandes alrededor del año 1540, justo antes de la muerte de Vives. Nos
inclinamos a pensar que fue un viaje de corta duración, pues Cervantes no da más noticias
que las que conocemos sobre Vives. Una estancia prolongada le hubiera permitido asistir a
las lecciones de importantes humanistas que ejercían en estas tierras, como el propio Vives,
información de la que estaría lo suficientemente orgulloso como para reproducirla en la
biografía que compuso.
. Sobre el personaje del Licenciado Girón tampoco tenemos ninguna noticia. Desde las
palabras de Alejo de Venegas, se recoge con naturalidad la estancia de Cervantes con el
dicho Girón, pero ni García Icazbalceta, ni Rico y Cerdá, ni Millares Carlo se detienen lo
8 Alexo de Venegas, «Prólogo al pío i benigno lector» en las Obras que Cervantes..., edición de 1772, p. XIX del
tomo II.
9 La tradición se mantiene a lo largo de los siglos, aunque el punto de destino ha ido cambiando. Italia en el
siglo XVIII o, sin ir más lejos, países anglosajones en el siglo XXI.
18
más mínimo en comentar su figura. Una búsqueda simple en el catálogo de la base de datos
de los archivos españoles nos arroja varios resultados que responden al lema de licenciado
Girón, aunque es difícil reconocer al posible mentor del viaje de Cervantes. Encontramos
en el archivo de Simancas a un Licenciado Hernando Girón, consejero del Consejo de
Castilla hacia el año 1542, a otro Licenciado Girón oidor de la Audiencia de Granada hacia
1516, a un Pedro Girón, miembro del Consejo de Castilla en los pleitos de la familia Colón
hacia 1536 y a otro licenciado Girón, consejero en México en el año 1536.
El único indicio que nos permite relacionar a Cervantes de Salazar con el apellido
Girón viene de la figura de Juan Téllez Girón, IV Conde de Ureña y padre del I Duque de
Osuna, principal valedor de la fundación de la Universidad de Osuna, donde, según
palabras del propio Cervantes en uno de sus diálogos 10, trabajó como catedrático de
retórica. Aún así, que la información hable de un licenciado y no de un Conde, nos hace
dudar de que, efectivamente, Pedro Téllez Girón sea el personaje que buscamos. En
cualquier caso, no es descabellado pensar que existiera alguna relación entre los Girones de
Osuna y el licenciado al que acompañó Cervantes en el viaje a Flandes 11.
Parece, por las palabras de Venegas, que el proceso de formación del toledano terminó
precisamente con el viaje a Flandes, ya que, a su regreso a España, Cervantes entra al
servicio, como secretario de latines, del influyente Cardenal de Sevilla García de Loaysa. En
este periodo se abre una nueva línea de investigación, que coincide con el inicio de la
trayectoria profesional del humanista toledano. Su trabajo como secretario del Cardenal
García de Loaisa, personaje que por aquellos años ostentaba una posición muy influyente
en la corte del Emperador, como muestran sus cargos de confesor real, gran inquisidor y
presidente del Consejo de Indias abre el periodo profesional de Cervantes en dos vías de
estudio.
Por un lado, al igual que otros importantes intelectuales de la época, como Nebrija,
Erasmo, o Juan de Mena, por ejemplo, Cervantes de Salazar busca el amparo de un
poderoso que le permita desarrollar holgadamente su trabajo de estudio, en este caso
sirviendo como secretario versado en latines del cardenal de Sevilla.
Por otro, la tranquilidad económica y el contacto con personalidades influyentes de la
corte y de las universidades, permitirá a Cervantes dedicarse también al silencioso trabajo
10 «Este Cervantes, si no me engaño, es el que también fue catedrático de retórica en la Universidad de
Osuna», son las palabras de Gutiérrez, uno de los interlocutores del primer diálogo compuesto por Cervantes.
11 Alberto y Arturo García Carrafa, en la Enciclopedia heráldica y genealógica Hispano-americana, Madrid
MCMXXXI, tomo 39, repasan la extensa genealogía de los Girones, pero no hay ningún indicio que nos
permita relacionarlos con Cervantes y su estancia en Flandes.
Geronymo Gudiel escribe un Compendio de algunas historias de España, donde se tratan muchas antiguedades dignas de
memoria: y especialmente se da noticia de la antigua famlia de los Girones, y de otros muchos linajes, publicado en Alcalá, en
casa de Íñiguez de Lequerica en 1577, sobre los Girones relacionados con Osuna.
19
del humanista, preocupado por el cuidado y el comentario de los textos, cuyo fruto
principal serán las publicadas en Alcalá en el año 1546, en las que edita, glosa, traduce y
continúa el Diálogo de la dignidad del hombre, de Hernán Pérez de Oliva, El Apólogo sobre la
ociosidad y el trabajo, de Luis Mexia y la Introducción para la sabiduría de Juan Luis Vives, que
analizaremos en el capítulo III.
Tras la muerte de su protector en 1546, sabemos que el humanista se encuentra en
Alcalá de Henares, donde se están estampando, en la imprenta de Juan de Brocar, hijo del
célebre impresor de edición de la Biblia Complutense, sus primeros trabajos. Beristáin de
Souza plantea en su Biblioteca hispanoamericana septentrional la posibilidad de que Cervantes
profesara como maestro en Alcalá por estos años. Millares 12, siguiendo a Icazbalceta,
recuerda que Cervantes no ofrece esta información de su trayectoria profesional en el
diálogo en el que si hace referencia a su estancia como profesor en la Universidad de
Osuna. Es probable que Cervantes estuviera relacionado de alguna manera durante estos
años con la universidad de Alcalá, quizá como alumno o como ayudante en algún cargo de
poca relevancia, hasta que en el año de 1548 encuentra una oportunidad en la recién
fundada Universidad de Osuna. Tampoco es descabellado apuntar la posibilidad de que
trabajara junto con Alejo de Venegas en el estudio de gramática de la villa de Madrid 13,
mientras preparaba la impresión de sus trabajos, sobre los cuales escribe Venegas un
«prólogo al benigno i pío lector».
Su trabajo como profesor de retórica en la universidad abre la tercera vía en las
funciones profesionales que ejerció en España el humanista. Poco sabemos también sobre
su paso por Osuna, donde no aparece su nombre en los registros de la Universidad 14,
aunque parece que están incompletos. Sobre estas fechas, además, parece que se está
fraguando su paso al virreinato de la Nueva España, donde se encuentra ya en torno al año
1550, por lo que su estancia en la Universidad de Osuna, si fue efectiva, fue también
bastante corta y sin más noticias relevantes.
Muchas hipótesis se plantean a la hora de analizar las causas de la decisión del
humanista toledano de instalarse en la capital del virreinato de la Nueva España. Millares
Carlo parece haber obtenido el dato más significativo para justificar el viaje, a partir de una
información manuscrita del codicilio que acompaña al segundo testamento del humanista,
20
en la que Cervantes escribe, aludiendo a su primo Alonso de Villaseca, «por cuyo amor
dexé mi tierra y buen asiento, por honrarme con un deudo tan poderoso y tan solo y tan
pariente»15.
Se habla también de un pariente con el apellido Cervantes que ya viviría en el virreinato
antes de la partida del toledano, del cual heredaría un cargo en la Iglesia Metropolitana de
México, noticia que desechan por falta de pruebas tanto Icazbalceta como Millares 16.
Entre las posibilidades que barajan los estudiosos se ha comentado también una
posible relación con Hernán Cortés y su familia en la corte de Valladolid, justo antes de la
muerte del conquistador, que pudo ser el detonante definitivo para su partida hacia el
virreinato de la Nueva España. Manejamos algunos datos que pueden probar que,
efectivamente, Cervantes de Salazar, un joven secretario de latines de un alto cargo
eclesiástico, participó en unas reuniones literarias que se celebraron en la casa de Hernán
Cortés entre 1544 y 1547 17. En estas reuniones literarias participaron nobles e intelectuales
como Juan de Vergara o el Marqués de Falces, futuro virrey de la Nueva España y amigo
de Cervantes de Salazar 18. Sabemos que Cervantes estuvo en Valladolid por estas fechas
por la carta a su amigo Maldonado que antes citábamos, fechada el 25 de agosto de 1545 en
la ciudad castellana, por lo que es bastante probable que el humanista conociera a la familia
cortés y escuchara en directo al conquistador relatar sus aventuras americanas. El hecho,
sumado a su contacto con la capital del comercio con las Indias y las nuevas de su primo
Alonso de Villaseca, pudo influir decisivamente en su decisión de embarcarse hacia la
Nueva España.
No sabemos el momento exacto de su partida y de su llegada a la capital virreinal. Se
intuye que trabajó como profesor de gramática latina en un estudio particular antes de la
fundación en 1553 de la Real y Pontificia Universidad de México, por lo que debió arribar a
México en torno al año 1550.
15 Millares, op. cit. p. 23-24.
16 Idem.
17 La noticia la ofrece Pedro de Navarra en la presentación de un diálogo sobre la muerte en su recopilación
Diálogos muy subtiles y notables, publicados en Zaragoza en 1567. La existencia de una posible academia literaria
en casa del conquistador en la que participara el humanista toledano nos abre otra vía de investigación,
interesante por la importancia de estas reuniones en la composición y difusión de la literatura de la época,
sobre todo por lo que a la poesía se refiere. No hemos encontrado más noticias al respecto, pero podría
resultar fructífero indagar sobre esta cuestión, ya que se intuye también la celebración de este tipo de
reuniones en México durante la estancia de Cervantes de Salazar en torno a la figura de Martín Cortés, fruto
de la cual pudieron componerse muchos de los textos originales de la recopilación del Cancionero de flores de
baria poesia.
18 Existen hasta tres cartas redactadas desde España de parte del Marqués para Cervantes de Salazar. Me
remito a la publicación de las mismas que hace Millares Carlo en Cartas recibidas desde España por Cervantes de
Salazar, México, Antigua Librería Robredo, José Porrúa e Hijos, 1946
21
Como decíamos, su primer trabajo en Nueva España fue el de profesor de gramática en
una escuela particular. «De un pasaje de sus Diálogos se deduce que al principio se dedicó a
enseñar gramática latina en una escuela particular» 19. Seguramente residió con su primo
Alonso de Villaseca los primeros años, ya que en el testamento de Cervantes encontramos
alusiones a una posible disputa con su primo a consecuencia de estos años en los que el
rico Villaseca se ocupó de mantener a Cervantes.
Con la fundación de la universidad mexicana en el año 1553 comenzó la trayectoria
intelectual de Cervantes de Salazar en el virreinato de la Nueva España 20, primero como
catedrático de retórica, más tarde como cronista y finalmente como canónigo de la Catedral
de la ciudad de México.
Cervantes de Salazar se convierte, pues, en una de esas figuras del mediador, del passeur,
que perfila Serge Gruzinski 21 a partir de los primeros intelectuales, formados todavía en las
cortes europeas, que llevaron el imaginario de la tradición cultural del Renacimiento a los
nuevos territorios colonizados.
Su trayectoria profesional en la capital virreinal se construye a lo largo de su carrera en
torno a su relación con la universidad, como profesor y como estudiante. Leyó la cátedra
de retórica hasta 1557. Durante estos años se licencia y se doctora en la facultad de Artes y
en la de Teología, se presenta al examen de bachiller en cánones que ya había superado en
Salamanca y la universidad le nombra diputado en 1554.
En 1554 aparece en la imprenta de Juan Pablos su principal contribución impresa al
desarrollo del humanismo en tierras mexicanas. Siguiendo la tradición europea de los
diálogos didácticos, Cervantes edita y anota siete diálogos latinos compuestos por Juan Luis
Vives para su trabajo como catedrático de retórica, que publica junto con otros tres
diálogos latinos compuestos por él mismo que tratan de la descripción de la ciudad y de la
universidad de México. García Icazbalceta consigue el único ejemplar que existe de la obra,
al que le falta la primera página; traduce y publica en 1875 los tres diálogos de Cervantes
sobre la ciudad de México, acompañados de un largo estudio de la figura del humanista
toledano, bajo el título de México en 1554. La aparición de esta obra proyecta la importancia
de Cervantes de Salazar en el proceso cultural de la colonia, pues el texto se convierte en
una de las primeras descripciones de la floreciente capital virreinal, abriendo la tradición
19 García Icazbalceta, op. cit. p. 114.
20 Que Cervantes de Salazar participara en esta fundación de la Real y Pontificia Universidad de México nos
va a permitir abrir otra línea de investigación, relacionada ahora con la fundación y desarrollo de la
universidad en América en los primeros años de la colonia como medio esencial en el proceso de traslación
de la cultura europea a territorios americanos.
21 Gruzinski, tanto en su obra canónica La colonización de lo imaginario: sociedades indígenas y occidentalización en el
México español: siglos XVI-XVIII, México, FCE, 1991, como en «Le passeur susceptible: approches
ethnhistoriques de la conquete spirtuelle du Mexique» en Melanges de la Casa Velázquez, 12, 1976, pp. 195-218.
22
literaria de las laudes civitatis sobre la ciudad de México, como veremos, como lugar común
importante en la evolución de la literatura mexicana 22.
A partir de este momento se produce en la vida del humanista toledano un cambio
importante en sus preferencias profesionales. Cansado del mal salario de catedrático,
apenas ciento cincuenta pesos al año, del que se queja en varias ocasiones, Cervantes opta
por abrazar las órdenes sagradas. En los años sucesivos, el toledano alcanza los grados de
bachiller, licenciado y doctor en teología.
Los años de trabajo en tierras americanas fueron para Cervantes una suerte de
búsqueda constante de unas prebendas que le permitieran vivir holgadamente, colmando
sus aspiraciones profesionales, y ayudar a su familia en España. Aunque desarrolló cargos
importantes, fue elegido rector de la Universidad hasta en dos ocasiones, y fue canónigo de
la Iglesia de México y consultor del Santo Oficio en los meses previos a su muerte,
Cervantes de Salazar ambicionaba un cargo de verdad relevante para su figura, licenciado
en Artes, doctor en Teología, catedrático de retórica, amigo de poderosos.
No consiguió nunca el puesto de cronista real que persiguió durante los años en los que
se dedicó a la redacción de la Crónica de la Nueva España, entre 1555 y 1565, aunque el
cabildo de la ciudad decidió sufragar el proyecto con una pensión de doscientos pesos
anuales. La obra, inacabada y perdida, apareció en la Biblioteca Nacional de España en el
año 1914. Forma parte de la importante tradición de las crónicas de indias que relatan el
proceso de la conquista de México y que conforman el primer gran corpus de textos
americanos 23.
El cabildo de la ciudad le permitió también redactar la descripción de las exequias
celebradas en la capital virreinal en honor a Carlos V, muerto en el año 1559. La ciudad
alzó al emperador un monumento funerario, en la tradición de los túmulos funerarios
enraizada en la cultura europea. La ciudad de México dedicó un túmulo imperial adornado
con inscripciones latinas y castellanas que alababan la figura del monarca. Cervantes de
Salazar tuvo el privilegio de relatar las exequias y la descripción del monumento,
transcribiendo las inscripciones latinas y castellanas, que conforman un corpus importante
y temprano de textos poéticos occidentales publicados en la Nueva España. El texto,
llevado a las prensas en 1560, ha hecho pensar a los estudiosos que además de la redacción
22 Es sin duda la obra más estimada y más estudiada de Cervantes precisamente por esa relación con la
tradición de las ciudades cantadas en la literatura latinoamericana, en especial con la literatura mexicana o
sobre la ciudad de México, esencial para entender la evolución de la identidad mexicana desde las relaciones
de Cortés hasta la poesía de José Emilio Pacheco o Homero Aridjis.
23 Otra línea de investigación esencial en nuestro proyecto de tesis será el análisis de la Crónica de Cervantes de
Salazar sobre la conquista de México, atendiendo a la tradición de estudios sobre este tipo de composiciones,
a medio camino entre la historia y la literatura, entre la Edad Media y el Renacimiento, entre la Crónica y la
Épica.
23
de la descripción de las exequias, Cervantes de Salazar compusiera también los textos
poéticos24.
Tampoco alcanzó en los últimos años de su vida el privilegio de la mitra que persiguió
casi obsesivamente durante este periodo. Tanto en México con sus propias gestiones, como
en España, donde su familia, a través de la figura Catalina de Sotomayor, trataba en la corte
el nombramiento de Cervantes en un cargo relevante, los intentos resultaron fallidos. La
correspondencia de su familia y de sus amigos muestra un periodo final de la vida del
humanista toledano de incertidumbre profesional, de inminentes penurias económicas y de
soledad. Los poderosos que tanto le habían ayudado en su ascenso social y profesional,
ahora le daban la espalda25.
No conocemos más textos del humanista toledano en los quince últimos años de su
vida más que cartas laudatorias que encabezan libros publicados en México por sus
compañeros en la universidad, aunque la existencia de estas composiciones manifiestan la
presencia de Cervantes de Salazar como maestro, favoreciendo y ayudando a la difusión de
la cultura. En los últimos años se le han asignado paternidades sobre distintas obras,
americanas y españolas, como la controvertida autoría del Lazarillo, que lanzó, antes de
entonar la palinodia, José Luis Madrigal 26. Desde México, Rodrigo Martínez Baracs 27
argumenta sobre la posible autoría de Cervantes del Auto del triunfo de la Virgen y gozo
mexicano, incluido en Los sirgueros de la virgen, compuesta por Francisco Bramón en torno a
1620. La constante actividad crítica en torno a la figura del humanista muestra el interés y la
consideración actual sobre un personaje del que probablemente no conocemos todas sus
obras. Al final de sus días, ya cansado de la rutina eclesiástica, hace referencia a su
preferencia por trabajar en la Crónica, inconclusa, y en otros trabajos que tenía para
imprirmir, sin ofrecernos más detalles.
24 La tercera gran línea de investigación del proyecto, después de su trabajo como humanista y de la Crónica,
gira en torno a la concepción de Cervantes de Salazar como uno de los ideólogos del programa iconográfico
de Carlos V en el estudio del Túmulo Imperial en su contexto de obra funeraria, con notable atención a la
llegada de la poesía culta y su posible relación con las composiciones poéticas que circulaban por México en
estos años.
25 Sería interesante recuperar alguna carta de las muchas que Cervantes escribió en este periodo a su familia y
a sus amigos en España para comprobar ese discurso del fracaso de un humanista perdido entre las
esperanzas cortesanas. Se conocen las respuestas de sus familiares y amigos, pero no las cartas que Cervantes
envió para España.
26 José Luis Madrigal, «Cervantes de Salazar, autor del Lazarillo», en Artifara, revista digital:
[http://www.cisi.unito.it/artifara/rivista2/testi/cervlazar.asp](20/02/2012).
27 Rodrigo Martínez Baracs, «Triunfo de la virgen y gozo mexicano», en Revista Literatura Mexicana, n. XVIII,
2, 2007.
24
Parece por las palabras de Catalina de Sotomayor, la destinataria de la mayor parte de
las cartas del toledano, que ante la poca fortuna profesional de estos años pensó en volver a
España, viaje que nunca se consumó. Esperando un nombramiento, el de maestrescuela, el
de obispo, el de cronista regio, rodeado de una amplia biblioteca28 y de pocos bienes,
dejando una crónica inacabada, la herencia del humanismo europeo, con los diálogos de
Vives y los suyos propios a la cabeza, y un homenaje a Carlos V, fallece en México
Francisco Cervantes de Salazar el 14 de noviembre de 1575.
3. Estudios y referencias.
28 Al testamento le acompañan una serie de legajos en el que se inventarian los bienes de Cervantes de Salazar.
Entre ellos destaca la descripción de su amplia biblioteca, que Millares Carlo ha tratado de reconstruir. El
análisis de su biblioteca nos puede permitir obtener un marco metodológico sólido para el estudio de sus
obras.
29 Nicolás Antonio y su Biblioteca Hispana - Nova, Beristain de Souza en la Biblioteca hispanoamericana septentrional,
Toribio Medina en La imprenta en México. También encontramos referencias a Cervantes, entre otras, en
Eguiara y Eguren, en la Teatro histórico-crítico de la elocuencia española de Capmany o en el Diccionario biográfico del
occidente novohispano, de Hillerkuss.
30 Sus principales trabajos sobre Cervantes se recogen en la Bibliografía Mexicana del siglo XVI y en las «Noticias
del autor y la obra», al comienzo de su edición de 1875 de los diálogos de Cervantes que tituló México en 1554,
ya citadas.
25
Agustín Millares Carlo, por su parte, investigó en su etapa mexicana el rastro del
humanista toledano obteniendo grandes resultados para el conocimiento de su biografía 31, a
partir, sobre todo, del análisis de unos legajos encontrados en el Colegio de las Vizcaínas de
la ciudad de México32 en los que aparecieron un conjunto de cartas recibidas por Cervantes
de Salazar desde España33 y los dos testamentos 34 legados por el toledano en los años
previos a su muerte, fuentes directas para el conocimiento de las vicisitudes biográficas del
humanista.
Entre los estudios contemporáneos sobre Cervantes de Salazar, destacan, además, las
contribuciones de Zelia Nutall 35 y Francisco del Paso y Troncoso 36 a principios de siglo,
que polemizaron sobre el descubrimiento del manuscrito original de la Crónica de la Nueva
España, hallado en la Biblioteca Nacional de Madrid hacia 1914, y presentaron las primeras
conclusiones sobre el estudio de la crónica de indias escrita por Cervantes de Salazar en la
ciudad de México a finales de la década del 1550 37.
El resto de trabajos consultados tratan en alguna medida la obra de Cervantes Salazar
desde una perspectiva particular, sin interés globalizador, focalizando sólo aquellos
aspectos en los que están interesados. Así ocurre con el trabajo de Karl Kohut 38 y su
acercamiento al humanismo de Cervantes de Salazar, el ensayo de Vicente Gaos 39 sobre la
31 Su principal estudio, «Apuntes para un estudio biobibliográfico del humanista Cervantes de Salazar»,
aparece en el libro Cuatro estudios biobibliográficos mexicanos, FCE, México, 1986
32 La historia del hallazgo del hallazgo la cuenta Millares Carlo en «Apuntes para un estudio…», op. cit. p. 19.
33 Publicadas por Millares Carlo en Cartas recibidas de España por Francisco Cervantes de Salazar (1569-1565),
Antigua Librería Robredo, México, 1946.
34 Los testamentos, transcritos por Millares en los apéndices que acompañan a su estudio, ofrecen, entre otras
cosas útiles para nuestro estudio, un catálogo de los libros que poseía Cervantes de Salazar en México a su
muerte.
35 Zelia Nutall, «Francisco Cervantes de Salazar. Biographical notes», en Journal de la Societé des Américanistes de
Paris (Paris) nouvelle série XIII(1921), 59-90.
36 Francisco del Paso y Troncoso, edita y da algunas noticias en la primera edición de la Crónica de la Nueva
España, publicada en Hauser y Menet (Madrid) en el año 1914.
37 Sobre la Crónica, además. José Luis Martínez «Rescate de Francisco Cervantes de Salazar», (discurso de
ingreso en la Academia Mexicana de la Historia, 2 de marzo de 1993) en Memorias de la Academia Mexicana de la
Historia, XXXVI, 1993, 191-239; y «La Crónica de la Nueva España, de Francisco Cervantes de Salazar» en
Conquista y contraconquista, la escritura del Nuevo Mundo: actas del XXVIII Congreso del Instituto Internacional de
Literatura Iberoamericana / coord. por Julio Ortega, José Amor y Vázquez, Rafael Olea Franco, 1994, pp. 149-
158.
38 Karl Kohut, «La implantación del humanismo español en la Nueva España: el caso de Francisco Cervantes
de Salazar» en Pensamiento europeo y cultura colonial, coord. por Sonia V. Rose, Karl Kohut, 1997, pp. 11-51.
39 Sorprende que entre los comentarios a Lope de Vega y a Miguel de Cervantes aparezca un ensayo dedicado
al humanista toledano. «Cervantes de Salazar como humanista» en Temas y problemas de la literatura española,
Guadarrama, Madrid, 1951.
26
personalidad del humanista toledano, el interés del profesor Francisco Calero 40 por la
biografía de Vives que compone Cervantes, los acercamientos lingüísticos a los textos de
Cervantes por parte de Antonio M. García Español 41 y de Isabel Presa 42, los estudios de
Dianne Bonno 43 sobre la difusión del humanismo en la Nueva España o los trabajos de
Díaz-Thomé 44 y José Luis Martínez45 sobre la Crónica de la Nueva España o de Margarita
Peña46 sobre la ciudad de México en los diálogos de Cervantes de Salazar y Consolación
Baranda47 sobre el Diálogo de la dignidad del hombre.
Se han publicado, también, otros trabajos en los que cobra importancia el personaje de
Cervantes de Salazar, aunque sea de manera secundaria, como sucede con los trabajos de
Valentín Moreno48 sobre la recepción hispana de Juan Luis Vives, de Fernando Marías 49
sobre la capilla toledano de la familia de Cervantes de Salazar, el estudio de Adeva Martín
sobre el maestro de Cervantes, el humanista toledano Alejo de Venegas, el artículo de Juan
José Batalla50 sobre la propiedad el códice Tudela o el controvertido trabajo de José Luis
Madrigal51 sobre la posible autoría del Lazarillo.
El objetivo del que partimos, por tanto, es actualizar y ordenar la información
fragmentaria y dispersa sobre la vida y la obra del humanista toledano en un estudio global
40 Francisco Calero, «Francisco Cervantes de Salazar, autor de la primera biografía de Luis Vives», EPOS, XII
(1996): 53-64.
41 Antonio M. García Español, Estudio léxico de un cronista de indias, Francisco Cervantes de Salazar, Barcelona,
Publicacions universitat de Barcelona, 1991.
42 «Procedimiento de designación del léxico en la Crónica de la Nueva España de Francisco Cervantes de
Salazar», Interlingüística, n. 14, 2003, pp. 887-896.
43 Dianne Bonno, «Francisco Cervantes de Salazar and the Cultural Diffusion of Spanish Humanism in New
Spain» in Dissertation Abstracts International, (50:8), 1990.
44 Díaz-Thomé, «Francisco Cervantes de Salazar y su crónica de la conquista de la Nueva España» en
Estudios de historiografía de la Nueva España, México, El colegio de México, 1945, pp. 15-47.
45 J. L. Martínez, «La Crónica de la Nueva España, de Francisco Cervantes de Salazar» en Conquista y
contraconquista, la escritura del Nuevo Mundo: actas del XXVIII Congreso del Instituto Internacional de Literatura
Iberoamericana, coord. por Julio Ortega, José Amor y Vázquez, Rafael Olea Franco, 1994, pp. 149-158.
46 Margarita Peña, «La ciudad de México en los diálogos de Cervantes de Salazar», en Escritura: teoría y crítica
literaria 6, 1981, pp. 125-151.
47 Consolación Baranda, «De Pérez de Oliva a Cervantes de Salazar: homenaje y traición», Ínsula, 674, 2003,
pp. 22-24.
48 Valentín Moreno, La recepción hispana de Juan Luis Vives, Generalitat Valenciana, Valencia, 2006.
49 Fernando Marías, «Entre España y Nueva España: La Capilla Toledana de la familia de Francisco Cervantes
de Salazar, cronista de la ciudad de México» en Archivo hispalense: Revista histórica, literaria y artística, Tomo 83,
Nº 252, 2000, pp. 101-114.
50 Juan José Batalla, «Nueva hipótesis sobre la propiedad del códice Tudela o Códice del Museo de América»
en Revista Española de Antropología Americana, 2001, nº31, pp. 131-163.
51 José Luis Madrigal, «Cervantes de Salazar, autor del Lazarillo», en Artifara, 2, 2003.
27
que trate de analizar su formación europea y la proyección del humanismo en el virreinato
de la Nueva España a través, principalmente, de sus obras.
28
PARTE I
FRANCISCO CERVANTES DE SALAZAR Y EL HUMANISMO
EUROPEO
CAPÍTULO I. EL HUMANISMO Y SUS ESPACIOS. HACIA EL PERFIL
DE UN HUMANISTA.
52 Cito de la traducción española de María Morrás en Manifiestos del Humanismo, sel., trad. y notas de María
Morrás, , Barcelona, Península 2000. Aunque Petrarca fecha la carta el 26 de abril de 1336, se ha demostrado
que la ascensión probablemente tuvo lugar en 1343 y que se escribió en el año 1353.
53 Francesco Petrarca, op. cit., pp. 33-34.
31
Desde estas palabras fundacionales, escritas hacia mitad del siglo XIV, transcurrieron
casi tres siglos hasta que Abraham Ortellius imprimiera por primera vez el atlas Typus orbis
terrarum, con un mapamundi de la tierra en toda su extensión, subtitulado con la sentencia
ciceroniana Quid ei potest videri magnum in rebus humanis cui aeternitas omnis, totiusque mundi nota
sit magnitudo («Qué puede parecerle grande en las cosas humanas a aquel para quien son
conocidas toda la eternidad y la grandeza del mundo entero?»). Durante este periodo, la
expansión europea, territorial y cultural, abocó al mundo hacia la modernidad en una
sucesión de cambios políticos, económicos, sociales, geográficos y culturales en el que los
studia humanitatis tuvieron, entre el éxito y el fracaso, un papel fundamental en este tiempo
que Francisco Rico tituló como «el sueño del humanismo». De ese sueño tratan estas
páginas.
54 La cita original, extraída de la versión digital de la Enciclopedia Británica, dice así: «The history of the term
humanism is complex but enlightening», [http://www.britannica.com/EBchecked/topic/275932/humanism]
(consultado: 10/03/2012)
32
quiénes fueron y cuáles las principales ocupaciones de los profesionales que se dedicaron
al cultivo de los studia humanitatis, de ahí que en los últimos años hayan proliferado los
trabajos académicos interesados en plantear nuevas perspectivas de la corriente cultural del
humanismo atendiendo al análisis de las trayectorias y los trabajos de los humanistas.
Por tanto, una delimitación histórica de estos conceptos nos va a permitir trazar una
perspectiva general que defina los parámetros generales que vamos a utilizar en estas
páginas para enfrentarnos al análisis de la figura de Francisco Cervantes de Salazar y el
desarrollo del humanismo en la Nueva España.
En primer lugar, es necesario aclarar las discrepancias de interpretaciones que ha
provocado la utilización generalizada de los conceptos de «humanismo» y «humanista»,
atendiendo a los contextos en el que surgen y a la realidad que pretenden encerrar. El
origen de ambos términos desvela una confusión entre el intento pedagógico
contemporáneo de enmarcar, entender y explicar el fenómeno del humanismo como un
concepto historiográfico general y abstracto, aplicable a contextos bastante heterogéneos, y
entre el significado de función profesional específica que la palabra «humanista» poseía
durante los siglos XIV, XV, XVI y XVII.
Hay coincidencia en señalar que el término «humanismo» es un marbete mediante el
cual un pedagogo alemán, F. J. Niethammer, definió a principios del siglo XIX un modelo
educativo que trataba de mantener el estudio de la lengua y la literatura clásica ante el
avance de las disciplinas científicas55.
En este sentido, la utilización de la etiqueta «humanismo» como «concepto abstracto,
general y un tanto evanescente» 56, al igual que ocurrió con el término «Renacimiento»,
resulta una denominación historiográfica propuesta a posteriori57 para definir una corriente
cultural que surge, crece y evoluciona a lo largo de tres siglos, que se manifiesta en
disciplinas tan dispares como la filosofía, la historia, la filología o la teología, y en territorios
tan diferentes y heterogéneos y con coyunturas sociales, económicas, políticas e
intelectuales tan diversas, que sus plasmaciones intelectuales ofrecieron procesos culturales
diversos y en muchos casos hasta contradictorios.
55 Cfr. con P.O. Kristeller, Renaissance thought the Classic, Scholastic and Humanist Strains, Nueva Cork, 1955, p. 39;
Morrás, op. cit., pp. 156-157.
56 Yndurain, Humanismo y Renacimiento en España, Madrid, Cátedra, 1994. p. 57.
57 Aunque sí existía una conciencia de «cambio» y de «renovación» de ciertos aspectos de la manera de
entender el mundo en la época que nos ocupa, la palabra humanismo no aparece, como decíamos, hasta el
siglo XIX. Francisco Rico, El sueño..., op. cit. p. 12, argumenta que la utilización del término a partir del siglo
XIX tuvo como consecuencia la influencia de valores entre las dos épocas: «De ese parto tardío y de esa
utilización a ritroso le han quedado resabios difícilmente corregibles, una irrestañable querencia a teñirse de
connotaciones contemporáneas e introducir en la descripción histórica resonancias de l’esprit humain”, de los
“derechos del hombre”, los “valores humanos” o el “humanitarismo” de días aún más cercanos».
33
Precisamente por esta amplitud contextual, la tradición crítica nos ofrece estudios que
tratan de ofrecer una visión de conjunto desde diferentes puntos de vista y desde diferentes
disciplinas, sobre todo desde aquellas a las que más atención dedicaron los humanistas,
como fueron la filosofía, la historia o la filología.
Tal vez por la dificultad que conlleva sintetizar en pocas líneas un fenómeno intelectual
tan complejo y diverso como fue el del humanismo no existan definiciones clarificadoras e
inequívocas que no recurran a los tópicos o a las evidencias para caracterizar al profesional
de las letras humanas.
Entre las diversas definiciones y perspectivas desde la que se ha abordado el
humanismo, me interesa destacar algunas cuestiones generales que delimiten nuestro objeto
de estudio. En este sentido, de la definición que plantea Francisco Rico la cuestión del
desarrollo temporal de una herencia cultral entre hombres de letras que llegaron a trazar
una verdadera red intelectual de transmisión de conocimiento a lo largo de todo el mundo:
34
un currículum de humanidades cuya presencia en la enseñanza de los jóvenes
arranca en los siglos XV y XVI, y llega hasta hoy en numerosos aspectos 61.
Además, autores como Eugenio Garín o José Carlos Rovira, han planteado la necesidad
de partir la interpretación del humanismo desde una perspectiva que surge desde la filología
pero que proyecta su radio de conocimiento en la percepción del hombre: «Estamos por
tanto ante un movimiento que avanza sobre el terreno de la filología, de los estudios de
latín y griego, de la lectura de los clásicos, y que, a partir de aquí, desarrolla un conjunto de
posicionamientos originales sobre la visión del hombre» 62. José Carlos Rovira recoge un
texto preceptivo de Leonardo Bruni a un joven estudiante, que sintetiza perfectamente la
idea de humanismo como herencia de conocimiento, visión pedagógica y universalidad del
conocimiento que tiene la recuperación filológica de los textos como uno de sus asientos
principales
Que sea doble tu estudio: dirigido, en primer lugar, a conseguir en las letras no
el conocimiento común y vulgar, sino un saber diligente e íntimo en el cual quiero
que te muestres excelente; en segundo lugar, a obtener la ciencia de aquellas c osas
que se refieren a la vida y a las costumbres; estudios éstos que se llaman de
humanidad porque perfeccionan y adornan al hombre. Que en esos estudios tu
saber sea variado y múltiple, y sacado de todas partes, de modo que no dejes de
lado nada que pueda parecer contribuir a la formación, a la dignidad, a la alabanza
de la vida. Creo que te conviene leer a aquellos autores, como Cicerón y similares,
que te pueden ser de ayuda no sólo por su doctrina, sino también por la claridad
de su discurso y por su habilidad literaria. Si quieres prestarme oído, de Aristóteles
aprenderás los fundamentos de esas doctrinas, pero buscarás en Cicerón la
elegancia y la abundancia del decir y todas las riquezas de los vocablos, y, por
decirlo así, la destreza en el discurrir de aquellos argumentos.
Quisiera en realidad que un hombre eminente tuviera un rico conocimiento, y
también que supiese ilustrar y embellecer en el discurso las cosas que sabe. Pero
nada de esto sabrá hacer quien no haya leído mucho, aprendido mucho, sacándolo
de todas partes. De modo que no deberás ser adoctrinado solamente por los
filósofos, por más fundamental que sea ese estudio, sino que también debes
61 W. K. Ferguson, The Renaissance in Historical Thought: five centuries of Interpretation, Houghton Miffhin, 1948, p.
56.
62 José Carlos Rovira, Humanistas y poetas en la corte napolitana de Alfonso el Magnánimo, Alicante, Instituto de
Cultura Juan Gil Albert, 1990, p. 34.
35
formarte con los poetas, con los oradores, con los historiadores, de manera que tu
discurso sea variado, rico y de ninguna manera vulgar (...).
Si, como así lo espero, alcanzas ese grado de excelencia, ¿qué riquezas podrán
compararse al resultado de esos estudios? 63.
Por último, hay dos referencias clásicas que pese a su lirismo considero
extraordinariamente iluminadoras del significado del humanismo que pretendemos rescatar
en estas líneas. La primera es una explicación de una de las tareas esenciales del humanista,
la del estudio filológico de los textos, que Alejo de Venegas recupera de Aulo Gelio e n el
prólogo a las Obras... de Cervantes de Salazar. El trabajo del humanista, dice Venegas, es
ser la lengua, el intérprete de los mudos maestros que son los libros. La otra es todavía
anterior, de Epicuro, cuando hablaba del filósofo, del humanismo, comparándola con el
médico. Así como no es útil un médico si no cura las enfermedades del cuerpo, no puede
ser el útil el humanismo si no cura las enfermedades del alma.
En su origen, por tanto, lo que venimos llamando humanismo era exclusivamente una
cuestión de palabras, como lo demuestra el empeño de algunos intelectuales, primero en
Florencia, más tarde en Roma, y posteriormente en el resto de Europa, por destacar ante la
sociedad unos saberes que consideraban esenciales para el perfeccionamiento del hombre y
que habían sido sustituidos por lo que en la conciencia de los humanistas era la barbarie de
los métodos escolásticos medievales 64.
En el afán por recuperar la grandeza intelectual de un Imperio del que se sentían
herederos, los intelectuales florentinos consideraron la gramática y los estudios filológicos
como la piedra de toque para llegar directamente a las fuentes de la sabiduría clásica.
Buscaron y rescataron innumerables códices latinos, que además editaron y comentaron
para asombro de sus coetáneos. Enarbolaron la bandera de la elocuencia de Marco Tulio
Cicerón, del que Lorenzo Valla se jactaba de pronunciar los tres nombres «para saborearlo
más tiempo en la boca» 65, y las enseñanzas de Quintiliano, con el objetivo de recuperar el
prestigio de unas letras que guardaban en sí mismas un conocimiento esencial para el
progreso del hombre.
Los humanistas italianos del siglo XV elevaron la consideración social del gramático,
granjeándose el favor y el apoyo de los poderosos, que veían a estos intelectuales como un
potente filón que por un lado era mejor no tener como enemigo y que, por otro, como
63 José Carlos Rovira, op. cit., p. 34-35.
64 Domingo Yndurain, en su monumental Humanismo y Renacimiento en España, ya citado, matiza en su estudio
esta radical separación entre los buenos (humanistas) y los malos (escolásticos), azuzada en gran medida por
los propios humanistas, interesados en hacerse notar.
65 Lorenzo Valla, Las elegancias, en María Morrás, op. cit., p. 59.
36
define perfectamente Eugenio Garín, se hacían necesarios en un mundo que empezaba a
priorizar las relaciones exteriores:
37
objetivo desvelar la veracidad o falsedad de las proposiciones, como la dialéctica, sino que
plantea la necesidad de dar cuenta principalmente de los asuntos que conciernen al hombre,
también en el ámbito metafísico, frente a los escolásticos que heredan la doctrina del
maestro y son incapaces de pensar por sí mismos.
Propugnaban, además, una concepción del saber que tuviera una utilidad fuera de los
claustros universitarios, ligado sobre todo a la acción política de la nueva configuración
urbana de las incipientes ciudades modernas. La figura de Cicerón, entonces, y sus ideas
como orador y como político, sirvieron como punto de partida de las consideraciones que
adoptaron los humanistas, desde el vir bonus dicendi peritus, hasta la concepción horaciana de
que sólo puede hacer llorar quien ha llorado y hacer sentir, quien siente la verdad, que
fueron ensalzadas hasta la hipertrofia67.
Pero en la práctica, la verdadera revolución de los nuevos intelectuales radicó en la
recuperación de textos clásicos desterrados por los escolásticos que vinieron a matizar o a
ampliar los materiales para la enseñanza del latín. A Virgilio, autor indiscutible en la
enseñanza de las primeras letras, se le unieron también Cicerón y Quintiliano. Se
escribieron nuevos libros de aprendizaje que sustituyeron a los antiguos mamotretos, desde
el dificultoso manual de Nebrija, hasta el redescubrimiento de los diálogos como
herramienta didáctica eficaz en la enseñanza del latín.
La consideración de la gramática fue otro de los principales caballos de batalla del
pensamiento humanista, pues dará lugar a enfrentamientos constantes no sólo en la Italia
de las ciudades-estado, sino también en la Europa de Erasmo de Rótterdam o, como
veremos, en la España de Nebrija y sus seguidores.
La concepción medieval de la gramática como disciplina necesaria únicamente en el
aprendizaje de las primeras letras por parte de los niños, que se desprende de los textos de
Occam o de Escoto, llevó a la consideración de ésta como una disciplina inútil. La principal
contribución de los humanistas fue pues el intentar dar la vuelta a la tortilla de la escala
medieval de los saberes, poniendo a las disciplinas del trivium, la gramática y la retórica,
como disciplinas nucleares para llegar al resto, fomentando así la rigurosidad filológica de
una crítica textual esencial para alcanzar el verdadero conocimiento, sobre todo en lo
tocante a las sagradas escrituras.
En muchas ocasiones, las encarnizadas disputas sobre cómo había que entender la
religión cristiana, que tendrá como grave consecuencia el cisma luterano, se resolvían en
términos filológicos, entre los defensores de la gramática como fuente principal para llegar
a la verdadera palabra de las sagradas escrituras, y las reflexiones de los teólogos que no
38
aceptaban que los soberbios gramáticos ahondarán en consideraciones que traspasaban la
frontera de su cometido.
Si me extiendo en estas consideraciones es porque, grosso modo, los términos de las
disputas entre los humanistas españoles y los herederos del pensamiento escolástico, van a
ser, en muchos casos, y sobre todo por lo que respecta a las diferencias entre teólogos y
gramáticos, idénticos.
En España, la diatribas entre gramáticos y teólogos, las disputas entre aquellos que
denuncian el poco interés de los estudiantes y profesores universitarios por los estudios de
las letras clásicas, fuente directa de los textos sagrados, y los que interpretan esas escrituras
de acuerdo con la potestad que les otorga la ley divina, aunque con violentos y largos
encontronazos, conseguirán que la ordenación de los saberes evolucione favorablemente
para los studia humanitatis.
La teología y el derecho continuarían siendo las disciplinas que ocupaban el escalafón
más alto de los estudios universitarios, sin embargo, se advierte una revalorización de la
consideración de los estudios de las letras humanas, que llegarán a considerarse
indispensables para el buen hacer del teólogo.
La separación entre facultades de artes y facultades de teología, propiciaría,
paradójicamente, que las tensiones entre teólogos y gramáticos fluctuaran entre el amor y el
odio, entre la necesidad y la herejía. Desde Nebrija, que fue el primero que directamente
trató de introducir en España los métodos humanistas que aprendió en Italia, hasta fray
Luis de León, que en su respeto e interés por las letras humanas como complemento
indispensable para el estudio de la teología escolástica bordeó siempre la línea aparente que
separaba lo ortodoxo de lo heterodoxo.
Se hace indispensable comenzar por tratar de ordenar, a partir de los datos que nos
ofrecen los principales estudios sobre la materia, el complejo proceso cultural que abrió el
paso del hombre hacia la modernidad y los ecos del humanismo en la España de finales del
siglo XV y comienzos del XVI que nos ayuden a situar, sin temor a equivocarnos, el
ambiente donde se desarrolló la trayectoria inicial del aprendizaje del humanista toledano
Francisco Cervantes de Salazar.
¿Qué es cómo tal el humanismo español? Los consolidados estudios sobre la
materia realizados por especialistas de la talla de Luís Gil, Domingo Ynduráin, Francisco
Rico, Marcel Bataillon o Vicente Bécares Botas 68, nos permiten hablar de una corriente de
pensamiento humanista en España sin miedo a caer en el oxímoron.
68 Sobre el humanismo español, véase: Luis Gil, Panorama social del humanismo español, Madrid, Alhambra, 2º ed.
1997, (1º ed. 1981), «El humanismo español del siglo XVI» en Actas del III Congreso español de estudios
clásicos, vol. III, Madrid, 1968, pp. 210-297; «Nebrija y el menester del gramático» en Nebrija y la
introducción del Renacimiento en España, Salamanca, 1996; «Luces y sombras del humanismo español del
39
Sin embargo, el panorama del humanismo español del siglo XVI se nos presenta como
un movimiento intelectual complejo, contradictorio en ocasiones, fruto en muchos casos
de los esfuerzos individuales de intelectuales españoles que tomaron contacto fuera de
nuestras fronteras con una manera diferente de entender y de ejercer la erudición, o a la
inversa, de humanistas europeos que llegaron a las universidades españolas, dando cuenta
del choque de pareceres entre el modelo científico establecido en las instituciones
educativas españolas con los métodos heredados del esplendor humanista italiano.
Cronológicamente, aunque no se trate de un proceso que surja ex nihilo y finalice de
manera abrupta, la aparición y la consolidación del pensamiento humanista en España
ocupa, de manera orientativa, el periodo que va desde la irrupción de Helio Antonio de
Nebrija69 en el ambiente universitario español, tras su estancia como estudiante en Bolonia,
durante el reinado de los Reyes Católicos, en la década de 1470, hasta más o menos el final
de siglo XVI, con la muerte en 1591 de Fray Luis de León y de Francisco Sánchez de las
Brozas en el año 1600.
La coyuntura política, económica, pero sobre todo la situación social del recién
unificado estado peninsular propiciaron un desarrollo diferente de las nuevas corrientes
intelectuales y religiosas que circulaban por Europa a finales del siglo XV y principios del
XVI.
El debate crítico se ha planteado en torno a una perspectiva que destaca el fenómeno
del humanismo español como un movimiento de denuncia ante un panorama intelectual
caracterizado por la falta de interés, la barbarie y la ignorancia, frente a otra corriente que
trata de destacar la importancia que tuvo el humanismo español como motor del desarrollo
intelectual del Siglo de Oro. No obstante, se han planteado también miradas que sopesan
el movimiento humanista desde una posición más ecléctica, ni como un muestrario de un
panorama desolador ni tampoco como un fenómeno fertilísimo de logros irrepetibles, pero
siglo XVI», en El Brocense y las humanidades en el siglo XVI, coord. por Codoner Merino, López Moreda y Ureña
Bracero Ediciones Universidad de Salamanca, 2003, pp. 10-27; Fernández Gallardo, El humanismo renacentista,
de Petrarca a Erasmo, Madrid, Arco Libros, 2000. Fontán, A., «Las tres corrientes del humanismo español» en
Actas del III Congreso de estudios clásicos, vol. II, Madrid, 1968; Francisco Rico El sueño del humanismo (De Petrarca a
Erasmo), Madrid: Alianza, 1993; Nebrija frente a los bárbaros: el canon de gramáticos nefastos en las polémicas del
humanismo, Universidad de Salamanca, 1977. DomingoYnduraín, Humanismo y Renacimiento en España, Madrid:
Cátedra, 1994. Marcel Bataillon, Erasmo y España: estudios sobre la historia espiritual del siglo XVI, México, FCE,
1996. Vicente Bécares Botas «Escolásticos y humanistas: discursos contrapuestos sobre el Renacimiento
español» en Humanismo y tradición clásica en España y América- II, coord. por NIETO IBÁÑEZ, J. M.,
Universidad de León, 2004, pp. 13-47.
69 Las primeras reminiscencias del humanismo en España aparecen en el siglo XV, como muestra el libro de
Ottavio Camillo, El humanismo castellano del siglo XV, Madrid, Fernando Torres, 1976.
40
sí valorando un movimiento complejo que se desarrolla irremediablemente desde los
postulados de la escolástica medieval, pero que alcanzará en muchos casos resultados
sobresalientes y decisivos para el florecimiento cultural español de los siglos XVI y XVII.
Luis Gil, desde el ámbito de la filología clásica, nos ha legado un trabajo monumental
acerca del humanismo español del siglo XVI. No sólo en su gran obra, Panorama social del
humanismo español, sino también en diversos artículos y conferencias, Gil aborda la cuestión
planteando una perspectiva, que si bien valora los logros de la corriente humanista, muestra
un panorama más que desolador por lo que respecta al estudio de las letras humanas.
Bien es cierto que los intelectuales españoles que asumieron los nuevos postulados del
humanismo europeo se encargarán en reiteradas ocasiones de denunciar directamente a sus
contemporáneos por la falta de interés que mostraban hacia los estudios de humanidades,
lo que propiciaba muchas situaciones en las que los que se consideraban intelectuales, o
personas capacitadas para desempeñar cargos relevantes en la sociedad del momento, como
embajadores u oradores, rozaban el ridículo.
Las críticas de los humanistas españoles apuntan principalmente hacia la desidia de la
clase intelectual por el estudio de las buenas letras. Los estudios universitarios se
convirtieron en una manera de alcanzar un empleo acomodado en el aparato burocrático de
la corte, lo que motivó una avalancha de estudiantes en busca de una certificación oficial
que les permitiera conseguir por la vía rápida un empleo aceptable en los nuevos núcleos
urbanos que iban formándose en torno a las grandes instituciones políticas y sociales de la
corona española. A todas luces, el panorama propiciaba sin duda la desidia y la picaresca de
unos estudiantes que pocas ganas tenían de aprender tal y como sería deseable por la
concepción de los humanistas. Si a la desidia de los estudiantes unimos el desinterés de
unos profesores mal pagados, mal preparados o partidistas, la voz de los humanistas
españoles y extranjeros que conocen la situación resuena como el eco estrepitoso del
martillo de Vulcano.
Las consecuencias más notables de esta falta de interés por los estudios de
humanidades son la progresiva devaluación del latín, por un lado, que no sólo no alcanzaría
nunca el grado de esplendor que consiguió en algunas ciudades italianas, sino que el
desconocimiento de las lenguas clásicas y el poco interés por su estudio y por su uso en los
estamentos letrados motivó duras críticas. Por otro lado, los humanistas tuvieron que
cargar en gran medida con la mala fama que acompañaba a los gramáticos ya desde siglos
anteriores70, que además de ser calificados de soberbios (gramaticus soberbius est) desde otros
ámbitos del saber más prestigiados, ahora más que nunca, tras las consecuencias de la obra
luterana y erasmista, lindaban con la herejía. La importancia vital de la fe en la vida social
70 Como la disputa entre Cartagena y Lucena. Véase Camillo, op. cit., p. 236.
41
del siglo XVI, y teniendo en cuenta el peso que la Santa Inquisición comenzaba a tener en
el buen fluir de los acontecimientos, hará que se mire con lupa la actuación de unos
profesionales que divulgan la palabra de los gentiles y que buscan en las lenguas clásicas la
verdad de las escrituras. Paradigmática es la anécdota que rescata Luis Gil y que cuenta
Cascales sobre uno de nuestros mejores humanistas, Arias Montano, del que si bien decían
que era «profundo teólogo», le acusaban de ser «muy gramático». La réplica mordaz de
Arias Montano resume perfectamente la dimensión del argumento: «Por eso bien que no
les puedo yo decir a ninguno de ellos: más gramático sois vos».
No obstante, de un tiempo a esta parte han aparecido nuevas propuestas que tratan de
poner luz al complejo proceso cultural del siglo XVI, sobre todo surgidas a partir de
estudios monográficos que insertan en su contexto las obras y el pensamiento de muchos
humanistas españoles. Estos nuevos trabajos vienen a demostrar que, a pesar de las
limitaciones, de las trabas, de la desidia, de las circunstancias socio-políticas, los humanistas
españoles abonaron con sus trabajos un terreno que acabaría resultando el más fértil de
nuestra cultura moderna.
Los humanistas españoles heredaron algunas de las principales reivindicaciones de los
grandes humanistas de la escuela italiana, desde Petrarca a Poliziano, instaladas ya como
lugares comunes a finales del siglo XV, sobre todo las relativas a las consideraciones sobre
la enseñanza de las letras y sobre el valor del pensamiento de los autores greco-latinos. Por
otro lado, y más directamente, recibieron la influencia del pensamiento que emanaba de las
cortes europeas, Flandes e Inglaterra principalmente, de la mano de Erasmo de Rótterdam
y de Juan Luis Vives, tanto por la estrecha relación personal entre algunos de ellos, (Vives
era valenciano y tuvo un contacto notable con varios núcleos españoles y Erasmo tuvo
importantes discípulos en la corte de los Austrias) como por el interés suscitado por los
polémicos debates de las doctrinas religiosas que enfrentaban en la época a las potencias
europeas.
No obstante, las circunstancias políticas, sociales y culturales de un país recién
unificado, vertebrado todavía por una jerarquía medieval estamental, donde la burocracia y
las leyes se convirtieron en un fuerte mecanismo de control por parte del poder real y de
los nobles y donde las decisiones políticas y religiosas no se discutían, hacían inviable el
desarrollo del personaje social del humanista tal y como floreció en el siglo anterior en las
ciudades-estado italianas, en las que un nuevo tipo de intelectual, laico y urbano, gracias al
dominio del latín ciceroniano y de la oratoria, “de los estudios que llaman de humanidad”71,
consiguió auparse a las chancillerías, desplazando así a los juristas como burócratas y
difusores de la propaganda del poder. En los reinos españoles, sin embargo, y aunque hubo
42
intentos notables por elevar la relevancia social de los gramáticos y hombres de letras
(primero Nebrija en Salamanca, de donde tuvo que salir corriendo en 1513, jurando no
volver jamás, y después los esfuerzos del Cardenal Cisneros en la Universidad de Alcalá), la
teología y el derecho, las severiores disciplinaes, gozaban de un prestigio casi inamovible tanto
en las principales universidades castellanas como en la conciencia cortesana. Los hombres
de ciencia al servicio de las administraciones públicas, de los negocios de los nobles o bien
al servicio de la sagrada teología.
Aún así, como veremos, a lo largo del siglo XVI se irá consolidando un tipo de
profesional de las letras al amparo de los grandes señores y autoridades políticas y
religiosas. Hombres doctos, versados en latín y en griego, que frente a la imposibilidad de
leer una cátedra universitaria, o con la que malvivían, prefieren y buscan entrar al servicio
de los poderosos. Muchos son los casos conocidos, entre ellos el de Helio Antonio de
Nebrija, que abandonó su cátedra en Salamanca en varias ocasiones para trabajar al servicio
de algún noble72. También Cervantes de Salazar entró en su juventud al servicio del
cardenal García de Loaysa, confesor de Carlos V y presidente del Consejo de Indias, como
secretario de latín, hasta el año de la muerte del cardenal en 1547.
72 Como en 1486, cuando abandona la universidad para servir al segundo hijo del Duque de Béjar, el mecenas
Juan de Zúñiga, al que le dedicó un ejemplar único de las Introductiones Latinae, manuscrito sobre vitela, con
caligrafía humanística, con el que el maestro enseñaba latín a su mecena, como muestra la miniatura que abre
el manuscrito en la que se reproduce la escena de la lectura de Nebrija de las letras latinas a su discípulo.
Hasta 1503, año de la muerte de Zúñiga, Nebrija compuso algunas de sus obras más sonadas y revisó y
amplió algunas de las anteriores.
43
resabios de valores y derechos humanos que a partir de la Ilustración tiñeron las nociones
de humanismo y humanista.
La palabra «humanista» tiene su origen en el contexto universitario italiano del siglo
XIV, cuando los estudiantes acabaron por denominar umanista al profesor de letras
humanas por analogía a los profesores de otras disciplinas, conocidos como jurista, artista,
legista o canonista73.
El término, que se irradiará rápidamente por toda Europa, asimilando humanista a
profesores y estudiantes de letras humanas, parte pues de la aparición de un nuevo tipo de
maestro, dedicado al aprendizaje y la enseñanza de un programa pedagógico renovador por
sus críticas a los modelos y métodos de la escolástica medieval. Mercedes Comellas recoge
esta definición:
73 Sobre humanismo y humanistas, destacan los trabajos de A. Campana, «The origin of the word Humanist»,
en Journal o the Warborg and Courtauld Institutes, IX, (1946), y el de Kristeller, Renaissance thought the Classic,
Scholastic and Humanist Strains, Nueva Cork, 1955, p. 39.
74 Mercedes Comellas, El humanista, Universidad de Sevilla, 1995, p. 21
75 Kristeller, op. cit., pp. 41-44.
44
Los profesionales del humanismo fueron los sucesores de los antiguos dictadores,
versados en el arte de la epistolografía y la oratoria y preocupados por las disciplinas de las
letras humanas, especialmente la gramática y la retórica, que resurgieron tras el
descubrimiento y estudio de los textos de la Antigüedad clásica. Su posición estuvo siempre
vinculado a las cátedras de retórica y gramática de las universidades, aunque también
participaron como secretarios o cronistas de familias nobles e ilustres ciudades. Entre sus
principales ocupaciones, copiar, editar, comentar, traducir textos clásicos y
contemporáneos, la preparación de manuales para el aprendizaje de las lenguas clásicas, la
historia, la filosofía, las lecturas de las cátedras, consejeros de estado o secretarios y
preceptores de nobles.
Trazar el perfil de un humanista como categoría general puede resultar un trabajo vano
si no tenemos en cuenta que el humanismo no fue a principios del siglo XVI un
movimiento cohesionado y doctrinario, y sí más bien el esfuerzo individual de una serie de
intelectuales que trataron de difundir entre sus discípulos una manera diferente de entender
la erudición, la sabiduría y la manera de mirar al nuevo mundo que se estaba conformando.
A partir de esta premisa, no obstante, podemos rescatar en algunos textos clave de la época
una serie de características que fueron perfilando el modelo y las delimitaciones del
humanista antes de la resemantización del término durante los siglos XVIII y XIX.
Por esta razón vamos a marcar una serie de tendencias, de actitudes, a partir de algunos
tratados pedagógicos de la época, que nos permitan delimitar la actividad de los humanistas
y al mismo tiempo mostrar la filiación humanista de Francisco Cervantes de Salazar.
El ámbito profesional del humanista, como propone Mercedes Comellas, se limita,
salvo en los egregios ejemplos de los cancilleres italianos, al ejercicio de la enseñanza en
universidades o estudios de secundaria, o bien al servicio de nobles y príncipes, en la corte,
ejerciendo el papel de secretarios:
45
contemporáneos de que un intelectual bien considerado debe participar de una gramática
enciclopédica que le permita llegar a interpretar cualquier referencia de cualquier ámbito de
conocimiento: «se confunde al humanista con el docto en conocimientos universales» 77.
Para enmarcar el ámbito profesional del humanista puede resultar interesante recuperar
un texto compuesto a principios del siglo XVII por Baltasar de Céspedes, catedrático de
prima de retórica en la Universidad de Salamanca, en el que se propone por primera vez la
definición de la figura del humanista.
Había pasado ya más de un siglo desde la irrupción de Nebrija en las aulas salmantinas
cuando aparece este tratado descriptivo de las tareas del humanista, síntoma de que un siglo
después estaba ya bien delimitada la función de los profesionales de las letras humanas. Un
breve repaso al texto de Céspedes nos va a permitir justificar cuáles eran las funciones de
un humanista del siglo XVI, ofreciéndonos un marco teórico sobre el que insertar la figura
de Francisco Cervantes de Salazar como profesional de los studia humanitatis.
El Discurso de las letras humanas 78, interesante por su propuesta clarificadora del complejo
ámbito profesional del humanismo, plantea las claves para reconocer el modelo de
humanista del siglo XVI y nos permite apreciar la evolución de la configuración del
término y la de su parcela de trabajo a lo largo del siglo.
Si a principios del XVI el espacio de los nuevos maestros de letras humanas era todavía
difuso, como demuestra la inexistencia del término humanista hasta bien entrada la
centuria79, en 1600 se observa en las palabras de Céspedes cómo se ha conformado entre
los humanistas una conciencia clara de tener un papel bien delimitado en el ámbito de la
enseñanza y la investigación universitaria.
El Discurso sobre las letras humanas tiene un destinatario evidente: los jóvenes estudiantes
que el propio Céspedes formaba en uno de los estudios de gramática que regía en la ciudad
de Salamanca 80. En este sentido, el plan de estudios del catedrático de retórica proponía un
modelo de aprendizaje de época, y puede ayudarnos a entender el funcionamiento de estos
estudios de gramática, en uno de los cuales, como veremos, se formó Francisco Cervantes
de Salazar décadas antes en la ciudad de Toledo.
El propósito del profesor salmantino en su Discurso de las letras humanas es describir las
parcelas de conocimiento que un humanista debe conocer: «por esta razón es mi propósito
77 Ibidem, p. 29.
78 El texto está escrito hacia 1600 pero no fue llevado a las prensas hasta 1784. Manejamos el ejemplar de la
biblioteca de la Residencia de Estudiantes, dependiente del CSIC. Citamos de la edición de 1784,
mantenemos la ortografía y apuntamos el número de página entre paréntesis.
79 Comellas repasa la bibliografía sobre el rastreo de la palabra humanista en el siglo XVI en las páginas 20 y
ss. de la obra citada.
80 Cfr. con Mercedes Comellas, op. cit. p. 94-95.
46
en este tratado hacer una breve descripción de esto, que vulgarmente llaman Humanidad, ó
Letras Humanas, cosa muy conocida por el nombre, pero muy pocos por los hechos» (2).
En la justificación que Céspedes hace de por qué se ha decidido a escribir este tratado
pedagógico plantea la dificultad que todavía en 1600 aparecía a la hora de definir nociones
como las de «letras de humanidad» o «humanista». El catedrático de retórica propone una
explicación basada en la detallada exposición de las partes que conforman las letras de
humanidad, que todo aquel que quisiera considerarse humanista debía profesar:
El autor divide en dos partes el contenido de las letras humanas, a saber, «una que
pertenece al lenguaje, y otra que pertenece á las cosas» (4). El primer gran bloque de las
letras humanas, el que corresponde al conocimiento del lenguaje, delimita los
conocimientos que todo el que quisiera recibir el nombre de humanista debería haber
adquirido en relación al dominio de los mecanismos que permiten enfrentarse al estudio de
los textos escritos.
Divide a su vez el estudio del lenguaje en cuatro partes. En la primera, la que
corresponde a la inteligencia del lenguaje, el autor plantea las lenguas que un humanista
debe conocer:
El latín y el griego, por tanto, eran las lenguas vehiculares del aprendizaje del humanista
para adquirir la inteligencia del lenguaje. «El Humanista de quien tratamos, ha de adquirir la
inteligencia de la lengua Latina y Griega, con el uso continuo, y observación de los Autores
antiguos de estas dos lenguas» (8-9).
47
Por lo que respecta a la cuestión de la lengua hebrea, se observa en las palabras de
Céspedes la influencia de la nueva doctrina contrarreformista y de la persecución
inquisitorial que el propio autor vivió de cerca en la Universidad de Salamanca 81. La lengua
santa, ahora reservada sólo a la Sagrada Escritura, no es necesaria para el desarrollo de la
profesión del humanista. No obstante, tiempo atrás, antes de que se desencadenara el
vendaval de la crisis espiritual, que por otra parte propició también la división entre
profesores de letras humanas y expertos en los textos sagrados ante la peligrosa mezcla de
intelectuales capaces de dominar ambas facultades y de someter a juicio las verdades
establecidas, los humanistas manejaban también el hebreo. La influencia de la primera
generación de humanistas complutenses y la herencia de su Biblia políglota, en la que el
trabajo con el texto hebreo fue uno de los grandes logros, permite pensar en otras
generaciones de eruditos formados también en conocimientos de la lengua santa.
Por otro lado, el conocimiento del lenguaje se completa con el dominio de lo que
Céspedes llama «la razón del lenguage», que «contiene todo lo que es preceptivo en los
lenguages, que está á cargo de la Grammatica» (16). El menester del gramático, para el
profesor de retórica, era también fundamental en la preparación del humanista. Las cuatro
partes de la Grammatica, esto es, la Orthographia, la Prosodia, la Syntaxis y la Ethymología,
enseñan al humanista «la razón de las letras» (20), «la cantidad de las sílabas» (23), «la
ciencia que enseña de donde viene cada vocablo, que significa en ella, y como después por
varios tropos se viene á aplicar á diferentes usos» (29) y «la estructura y orden de la
oración» (35).
Por lo que respecta al otro gran bloque de conocimientos que el humanista debe
controlar, «la parte de las Letras Humanas que toca á las cosas» (52), Céspedes propone
que el primer escalón para el aprendizaje de las cosas «es el conocimiento de ellas, que
consiste en la narración, y este cabo se divide en otros dos, en conocimiento de Historia
verdadera, y en explicación de Fabula» (53). No es momento para entrar en la recurrente y
fructífera discusión sobre las interrelaciones entre historia y fábula, que desde Aristóteles a
nuestros días viene planteando un debate acerca de dos disciplinas que comparten los
mismos mecanismos narrativos y que, a menudo más que confundirse, se superponen. Pero
sí es destacable el hecho de que el primer paso para el conocimiento de las cosas sea
precisamente conocer tanto la historia verdadera como la historia fabulada. Céspedes,
siguiendo un tópico general de los humanistas, pone a la historia como disciplina decisiva
de las letras humanas:
48
El provecho de la Historia es tan grande, que Antonio en los libros de Oratote
de Ciceron la llama testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria,
maestra de la vida, y mensajera de la verdad. Y Ciceron agudamente dice, que no
saber un hombre lo que pasó antes que él naciese es ser siempre niño. (54)
Puesto que se trata de una disciplina necesaria para el estudio de todas las demás:
«El otro cabo del conocimiento de las cosas será no de simple narración, sino
de la contemplación de ellas: el qual cabo se estiende a muchas cosas, y mui
diferentes; porque contiene todas las otras artes y facultades, y el conocimiento de
ellas, que está obligado á tener el Humanista; no porque las haya de tener todas
(eso ería hacer una facultad imposible de alcanzar, y querer dar un Humanista,
que ni le hubiese habido en el mundo, ni le pudiese haber) pero ha de tener
conocimiento de las facultades, con esta modificación, que en unas se contente
con saber la historia de ellas, que es una delineación oportuna de lo que
contienen» (80).
49
Con toda esta suma de conocimientos, el humanista está capacitado para pasar a la
acción, que Céspedes define claramente como:
Acción llamo de las cosas á las Obras, que el Humanista, como tal, ha de
escribir, y que no pertenecen á otro ningún artífice, como son Comentarios sobre
Poetas, Historiadores y Oradores; traducciones de Autores de una lengua en otra;
enmendaciones de libros; varias Lecciones, Poesías, Oraciones y Diálogos. (6-7)
82 Manejamos la trascripción de Millares Carlo publicada en Cuatro estudios... op. cit. apéndice III.
50
Ambrosio, Buenaventura, Dionisio o Gregorio, tanto medievales como contemporáneas al
autor, así como otros textos contemporáneos de diversa temática, derecho, medicina,
filosofía natural, escritos también en latín. Pero los volúmenes importantes que denotan no
sólo un conocimiento de la lengua sino también el estudio de un profesional, son aquellos
relacionados con el ámbito de la filología. Textos del gramático latino Varrón, prontuarios
y polianteas latinas, comentarios a Ciceron, como los de Anicio Manlio o Vélez de
Guevara, el lexicón de Suydas, el Vocabularios utriusque iuris… de Nebrija y un diccionario
latino de Roberto Estienne pueden servir como ejemplos claros del grado de
especialización del humanista toledano.
Poseía también, además de las obras de autores griegos clásicos, como Aristóteles,
Platón, Jenofonte o Isócrates, manuales para estudiar y leer la lengua griega, lo que nos
hace pensar que Cervantes también fue capaz de desenvolverse con facilidad en el ámbito
de la lengua clásica griega. Obras de consulta, como el Alphabetum graecum, posiblemente de
Pedro Juan Núñez, el diccionario políglota de Ambrosio de Calepio, que trata entre otras
de la lengua latina, griega, hebraica, francesa, castellana o italiana, la Poliantea de Domenico
Nanni Mirabello, o un libro de sentencias de Aristóteles, poblaban la biblioteca
novohispana de Cervantes de Salazar.
Como filólogo escribió, glosó y tradujo obras notorias, como proponía Céspedes.
Preparó, editó e imprimió en Alcalá una primera obra de corte humanista, en 1546, fruto de
sus primeros estudios, en los que glosa, traduce e incluso moraliza, tres tratados que no
habían sido escritos por él. Así, compuso comentarios sobre poetas, historiadores y
oradores, sobre los que Cervantes ensayó en su juventud, glosando a Mexía, a Vives y a
Pérez de Oliva; traducciones, como la que llevó a cabo con la Introducción para la sabiduría de
Vives; enmendaciones y continuaciones de libros, como las que se atreve a hacer al Diálogo
de la Dignidad del hombre, del maestro Pérez de Oliva o la composición de diálogos para el
aprendizaje del latín, a la manera de Erasmo y Vives, que Cervantes preparó en los siete
diálogos que escribió para sus clases de retórica en la Universidad de México.
Céspedes, al igual que hicieran Erasmo o Vives en sus tratados, destacaba algunas de las
disciplinas que conformaban la noción de gramática universal necesaria para el trabajo del
humanista. El humanista ha de estar iniciado en la Santa Teología, «le bastará tener una
general noticia, no más de para perder la ignorancia de lo que contiene aquella Sagrada
ciencia» (84). Cervantes, como sabemos, más allá de este conocimiento general, se convirtió
en el primero en obtener el grado de doctor en teología en la Universidad Real y Pontificia
de México en el año 1566, y sus innumerables volúmenes relacionados con las sagradas
escrituras, tanto medievales como contemporáneos, muestran su interés por esta disciplina.
Habla Céspedes además de disciplinas como la Philosophía natural, sobre la que
encontramos entre los libros de Cervantes el clásico texto de Plinio, un texto de Cayo Julio
51
Solino, De las cosas maravillosas del mundo, Sevilla, 1573, Gabriel Alonso de Herrera, Libro de
agricultura, que es de labrança, y criança, y de muchas otras particularidades y provechos de las cosas del
campo, Toledo, 1551, de otras disciplinas como la geografía, la medicina, el derecho civil y
canónico o la retórica, sobre las que Cervantes de Salazar poseía títulos principales como
los textos de Galeno, de Ptolomeo, la retórica de García Matamoros, libros de leyes de
Castilla y del Nuevo Mundo, libros de botánica, grabados de Durero, los emblemas de
Alciato o la Spherae mundi de Johannes de Sacrobosco.
Además, escribió algunas obras importantes, como son la Crónica de la Nueva España y la
redacción de las exequias del Túmulo Imperial en honor a Carlos V, escritas y publicadas
en territorios americanos, con un marcado talante humanista. Céspedes, en su concepción
sobre las partes que el humanista debe conocer para componer narraciones nos puede
ayudar a entender mejor las características de la forma de narrar de las Crónicas de Indias,
relatos históricos en los que la fábula comparte lugares comunes con la relación de los
hechos históricos. Cervantes de Salazar conocía muy bien estos mecanismos a la hora de
componer su Crónica de la Nueva España, tanto las primeras fuentes historiales de la
conquista y colonización del mundo descubierto (también algunas de las crónicas europeas
más importantes de la época83), como los procedimientos narrativos de las fábulas, que
había ejercitado ya en su primera composición española, reflexionando sobre el tema en el
Apólogo de la ociosidad i el trabajo, como veremos, y en la redacción de los diálogos que
utilizará para sus clases de retórica.
Puesto ya su interés en la docencia universitaria, como humanista, Cervantes preparó
una edición de los Diálogos de Juan Luis Vives y hasta siete diálogos propios para sus clases
de gramática y retórica, que compuso a caballo entre España y Nueva España, donde los
imprimió en 1554 en casa del impresor Juan Pablos. Pese a este notable interés por los
studia humanitatis, Cervantes de Salazar, tras estudiar artes en la recién fundada Real y
Pontificia Universidad de México, de la que fue catedrático de retórica y Rector en dos
ocasiones, sufrió las penurias y desventuras del gramático. Trataría entonces, con escasa
fortuna, de continuar la carrera de la teología, siendo el primer doctor en teología por la
Universidad de México, y buscar cobijo y sustento en la institución eclesiástica. Aunque
llegara a México con el aura de humanista, Cervantes de Salazar optó por tomar el único
83 En el inventario de su biblioteca encontramos títulos paradigmáticos como los siguientes: Vicente Roca,
Hystoria en la qual se trata del origen y guerras que han tenido los Turcos desde sus comienzos hasta nuestros tiempos…
Valencia, 1555; Fernando de Herrera, Relación de la guerra de Chipre y sucesso de la batalla naval de Lepanto. Sevilla,
1572; Antonio de Nebrixa/ Hernando del Pulgar, Chrónica de los muy altos y esclarecidos reyes Cathólicos don
Fernando y doña Isabel de gloriosa memoria, Granada, 1545, Valladolid, 1565 y Zaragoza, 1567, Johannes Vasaeus,
Chronicon rerum memorabilium Hispaniae tomus prior ab anno 145 post diluvium ad 1020 pos Christum, Salamanca,
1552, Sexto Aurelio Víctor, Historia de vita et moribus imperatorum Romanorum a Caesare Augusto usque ad
Theodosium imperatorem, París, 1531
52
camino posible de ascenso social para un intelectual de su formación en los nuevos
territorios de la corona española, es decir, bajo la protección del poder que la iglesia estaba
afianzando en los nuevos virreinatos.
No obstante, como pedagogo compuso algunos materiales para sus clases de gramática
y retórica que contribuyen a delimitar el perfil profesional de una casta encargada de
formar a los mismos jóvenes que años después mostrarán sus ingenios en todos los
territorios de la corona.
La reescritura nacionalista de todas las historias de la literatura ha permitido durante
siglos que circularan a la deriva, a la sombra de los grandes textos literarios escritos en las
lenguas vernáculas, obras de una clase profesional preocupada por la exégesis y la
pedagogía de los textos clásicos y contemporáneos y que tuvo un papel fundamental en el
desarrollo cultural de las cortes españolas y sus colonias: abonar el terreno para el
florecimiento de los siglo de oro de las letras hispánicas.
53
CAP. II. FRANCISCO CERVANTES DE SALAZAR: LAS FUNCIONES
DE UN HUMANISTA EN LA ESPAÑA DE LA PRIMERA MITAD DEL
SIGLO XVI.
55
Alejo de Venegas y Busto 84 (1498-1560), licenciado en artes liberales, trabajaba como
ayudante del catedrático Alonso Cedillo en la enseñanza de primeras letras en el estudio de
gramática dependiente de la Universidad de Toledo. El testimonio del maestro Cedillo en
1531, quien comenta que Venegas llevaba ya muchos años enseñando en su estudio como
comprofesor, sitúa a Venegas en Toledo en los primeros años de la vida de Cervantes de
Salazar. No hemos encontrado testimonios que certifiquen que Cervantes de Salazar
acudiera al estudio de Cedillo y de Venegas, pero creo que el comentario del propio
maestro toledano en el prólogo a las obras de Cervantes, donde alaba sus trabajos y lo
define como «discípulo» suyo, se trata de un información sólida para filiar la figura de
Cervantes de Salazar a la del maestro Alejo de Venegas.
Venegas 85, como certifican algunos testimonios en la época 86, fue un humanista
considerado, pedagogo eficaz y agudo ensayista, obstinado en el ejercicio de la educación
como el valor decisivo en la formación del hombre. Su influencia en la vida y en la obra de
Cervantes de Salazar, por lo que vamos a tratar de exponer, resulta a todas luces decisiva.
A comienzos del siglo XVI sólo existía un estudio de gramática dependiente de la
Universidad de Toledo, situado junto a la parroquia de San Andrés, a cargo del maestro
Alonso Cedillo87. El funcionamiento de estos estudios de gramática, como explica Adeva
84 Los estudios actuales sobre el humanista Alejo de Venegas son escasos. Me valgo para exponer los
argumentos de los apuntes de Marc Zuili en su artículo «Algunas observaciones acerca de un moralista
toledano del siglo XVI: Alejo de Venegas», Criticón, núm. 65 (1995), pp. 17-29; y una tesis doctoral escrita
por Ildefonso Adeva Martin en la que se aportan importantes novedades y que abarca el estudio de su vida y
sus obras, publicada por la diputación de Toledo en 1987 con el título de El maestro Alejo de Venegas y Busto, su
vida y sus obras.
85 Alejo de Venegas (1498/1499- 1560), natural de Camarena (Toledo), comenzó su formación en el colegio
de sacerdotes de Santa Catalina. Como otros humanistas, optó pronto por abandonar la vía religiosa y
graduarse en el magisterio de las artes liberales. Discípulo del maestro Alonso Cedillo, trabajará con el estudio
de gramática dependiente de la Univeridad de Toledo durante muchos años. En 1544 es llamado del estudio
de gramática de la Villa de Madrid para ser su preceptor principal, cargo que ocupará hasta su muerte. Fue
también visitador de libros y responsable de la censura desde el año 1536, permitiendo la publicación en
España de libros como los Triunfos de Petrarca o los Colloquios satíricos de Torquemada. Entre sus obras
conservadas destacan un tratado de corte erasmista sobre la muerte, La agonía del tránsito de la muerte con los
avisos y consuelos que cerca della son provechosos (1537) y dos tratados de tipo filológico, el Tractado de orthographia i
acentos en las tres lenguas principales (1531) y la Primera parte de las diferencias de libros que ay en el universo (1540). Se
creen perdidas más textos de carácter filológico y pedagógico, como un tratado de poesía, una gramática
latina o un libro sobre la educación, que Cervantes de Salazar tuvo conocer en su periodo de aprendizaje.
86 Remito al artículo citado de Zuili, en el que se citan los elogios de Alonso Cedillo, de García Matamoros, de
Ginés de Sepúlveda o de Ambrosio de Morales. Nicolás Antonio lo califica en la Biblioteca hispana nova de
«prope infinitae et stupendae lectiones vir, qui et subtilitate ingenii et disciplinarum varietate, et morum honestate et elengantia
nulli est postponendus».
87 Cfr. con Adeva Martin, op. cit. pp. 52-55.
56
Martín en el libro citado, se organizaba en torno a la figura de un catedrático, responsable
directo de todos los grupos del estudio en su vinculación con la universidad, con una
dotación especial para el salario de dos o tres ayudantes que él mismo contrataba.
Cervantes de Salazar, como los niños de la época, tendría necesariamente que pasar por los
tres niveles en los que se organizaba el estudio, atendiendo a edades y a conocimientos,
denominados como menores, medianos y mayores.
Puestos en situación, Cervantes sentado en los bancos del estudio de gramática de
Toledo donde Venegas trabajaba ya como ayudante del catedrático Cedillo, tenemos que
preguntarnos cuáles fueron las líneas principales sobre las que giraba el aprendizaje de estos
niños a partir de las consideraciones pedagógicas que describen a su maestro, Alejo de
Venegas.
En una época en la que la profesión de gramático, maestro de primeras letras, era
desempeñar un cargo denostado y mal valorado por la sociedad letrada 88, Venegas hereda el
pensamiento que llegaba desde los Países Bajos a través de los escritos de Erasmo de
Rotterdam y de Juan Luis Vives, quienes consideraban la educación como el eje decisivo en
torno al cual se debía desarrollar la vida del hombre. Los métodos y las herramientas
obsoletas, la letra con sangre entra, dejan paso a una ideología diferente, asentada en gran
medida en las consideraciones de Quintiliano, en la que, en primer lugar, hay que
revalorizar la esencial figura del gramático, del maestro.
En este sentido, Venegas 89 recoge las agresivas afirmaciones de Erasmo en De pueris
instituendi y en el Plan de estudios en defensa de la calidad del preceptor de los niños, del
gramático versado en conocimientos enciclopédicos, conocedor de las bases d e las
principales disciplinas, lectores atentos de los textos de la antigüedad grecolatina, capaces
de inculcar y transmitir unos valores y unos saberes decisivos para el camino de la vida.
Adeva Martín recoge las consideraciones de los humanistas sobre el gramático ideal,
descripción que bien podría suscribirse si hablamos del maestro Venegas:
57
a repristinar y revalorizar la figura del gramático. Por orden de importancia lo
sitúan entre los primeros puestos de la escala social, muy por delante de un
clérigo. Lo conciben enamorado vocacionalmente de su profesión acumulando
ciencia y experiencia a lo largo de toda su vida. Partiendo del supuesto de que no
abundan, lo describen adornado de dotes pedagógicas y morales egregias que
suponen una personalidad equilibrada y amable en grado sumo. Ha de dominar la
literatura y poseer amplios conocimientos de historia, geografía, aritmética, física,
astrología, medicina, música, etc. Lo exige la intercomunicación de las ciencias y
es, por ende, cometido del gramático. (…) La suprema aspiración del maestro:
capacitar al alumno para que descubra su vocación 90.
58
Las afirmaciones sobre las técnicas didácticas de Venegas apuntan hacia un personaje
empeñado en transmitir a sus estudiantes el amor por la enseñanza primero, y por las letras
después. No de otra manera pueden entenderse entonces afirmaciones y consejos que
aparecen en el Tractado de ortographia, como cuando al hablar de los errores que los alumnos
tartamudos cometían doblando las consonantes c, k, o p, Venegas recomienda no mostrar
ira ante el error, «porque no resulta el provecho al discípulo de la indignación del maestro,
sino de la diligencia»94.
En este sentido, el maestro toledano plantea una crítica feroz contra los métodos
agresivos por los que se caracterizaban los maestros de la época, como rezaba el ya común
refrán, la letra, con sangre entra, y que no servían más que para que los niños aborrecieran el
estudio de las humanidades. Además de Vives y de Erasmo, Venegas recuerda en varios
lugares las recomendaciones de Quintiliano en la Institutio Oratoria para la educación de los
niños, que muestran bien a las claras el talante del humanista, preocupado por el
aprendizaje y la formación de sus estudiantes, planteando un método constructivo eficaz a
partir del amor y de la enseñanza como juego significativo. La cita completa dice así:
-Regla tercera: Dice Quintiliano que sobre todo aya este auiso: que el
niño piense que juega y no que trabaja, de suerte que tome en son de juego
el leer y no de doctrina, y conozca las letras por la figura y no por la orden.
Quarta regla. Para exercitar este juego dize el mismo Quintiliano: que se
hagan vnas letras de bulto y como quien juega con tantos sobre vna tabla
echara el maestro de aquellas letras para que los niños nombren las que
cayeren, y el premio del que más nombrare por cada vez será vna auellana.
De aquí dice Horatio: Pueris dant crustula blandi doctores, elementa velint ut discere
prima. Aquí quisiera refutar vn refrán que comúnmente se dize: La letra con
sangre entra; sino estuuiesse muy claro que el amor puede más que el
temor. De aquí viene que por el temor de algunos niños cobran a sus
maestros, tienen por un yugo grave yr a la escuela 95.
Parece que entre la metodología didáctica que Venegas utilizaba en sus clases
destacaban principalmente las herramientas consistentes en la repetición y en la
ejemplificación como recursos más eficaces en el desarrollo inicial de la gramática y de la
retórica por parte de los estudiantes 96.
59
En este sentido, y siguiendo las palabras de Venegas, «que la mejor manera de enseñar y
de aprender es por exemplos» 97, las obras de Cervantes de Salazar son una muestra evidente
de las enseñanzas de su maestro, sobre todo en lo referido a la ejemplificación de la materia
tratada, como «piedra de toque de la definición y de la división conceptual; en definitiva, de
la claridad y la precisión de ideas» 98. En el estudio de sus obras podremos comprobar esta
tendencia de Cervantes a abusar de la ejemplificación como recurso para presentar sus
ideas, que se repite invariablemente en todos sus trabajos, tanto en la continuación del
Diálogo de la dignidad del hombre, extensa y farragosa en muchas ocasiones precisamente por la
cantidad de ejemplos expuestos para dar autoridad a sus argumentos, como en las glosas
del Apólogo o la traducción de la Introductio ad Sapientiam.
Es una pena que no contemos con la obra que compuso Alejo de Venegas con sus
reflexiones sobre la educación, pues nos ayudaría a conocer directamente el plan de
estudios, la guía de lectura y el trabajo que siguió Cervantes de Salazar durante su proceso
de formación. Sí conservamos el Tractado de Orthographia y accentos en las tres lenguas principales,
que imprime Alejo de Venegas en el año 1531, en el cual se establecen una serie de reglas y
de consejos sobre la pronunciación y la ortografía del español, así como reflexiones
generales sobre el acento de las lenguas latina, griega y hebrea. El tratado, extraordinario
por las pocas obras de este tipo en el ámbito hispánico, está compuesto seguramente a
partir de los materiales docentes que Venegas manejaba en sus clases, por lo que es más
que probable que Cervantes de Salazar trabajara con él.
No tenemos lecturas obligatorias ni ejercicios pautados directamente por el maestro
Venegas, pero sí contamos con una tradición de tratados pedagógicos sobre los cuales el
humanista toledano pudo basar sus decisiones pedagógicas. Para hacernos una idea de
cuáles pudieron ser las primeras influencias del joven Cervantes de Salazar, qué lecturas,
qué trabajos realizaba un alumno de la época, recurrimos al comentario de las palabras de
los principales humanistas del momento, Erasmo de Rotterdam y Juan Luis Vives. Las
conclusiones pueden ayudarnos a la hora de analizar los trabajos de Cervantes de Salazar,
pues vamos a encontrar un paralelismo evidente entre las propuestas de trabajo de los
preceptores humanistas (imitación de textos y argumentos, glosar, interpretar, traducir), y
los trabajos de Cervantes en sus obras de 1546.
Existe una importante tradición de tratados pedagógicos que permiten analizar la
evolución de las consideraciones acerca de los métodos de enseñanza y aprendizaje durante
los siglos en los que se consolidan las ideas del humanismo. Un breve repaso a los textos
didácticos más influyentes de la época puede ayudarnos a delimitar cuál era el proceso de
aprendizaje y la función social de un humanista del siglo XVI. Remito en este sentido al
97 Diferencias de los libros…, III, 50, f. 181 en Adeva Martín, op. cit. p. 76.
98 Adeva, op. cit., p. 76.
60
excelente trabajo de León Esteban en su monografía La educación en el Renacimiento 99 en el
que se repasan las reflexiones más importantes del humanismo sobre cuestiones
pedagógicas, atendiendo a las figuras de Erasmo, Vives, Moro o Montaigne.
Desde el tratado de Vergerio100, escrito a principios del siglo XV, hasta el discurso
sobre las letras humanas de Baltasar de Céspedes 101, pasan dos siglos de verdadera vocación
pedagógica en los que todos los grandes nombres de las letras europeas dejaron constancia
de la preocupación de la época por renovar los métodos de enseñanza y de aprendizaje de
los niños y de los adolescentes. Desde Nebrija, con su tratado La educación de los hijos102, en el
que aparece ya el pensamiento humanista sobre pedagogía en España, hasta las más
notables influencia de Erasmo, Vives, Moro o el propio Venegas, encontramos en la
Península Ibérica un sensibilidad nueva ante el hecho de la enseñanza.
La influencia en España de los escritos de Erasmo de Rotterdam en los hombres de
letras de las primeras décadas del siglo XVI es quizá la más evidente 103. Entre las obsesiones
del gran polígrafo holandés, la preocupación por la educación de los niños y de los jóvenes
fue una de las más radicales. Aunque a lo largo de su extensa obra no escatima en ataques a
los métodos de los malos sofistas, como en De causis corruptarum, tampoco ahorra tinta en la
vehemente defensa de la educación como medio para la adquisición y el ejercicio de la
razón 104. Erasmo dedica principalmente al tema de la pedagogía dos opúsculos que nos
pueden ayudar a entender mejor cómo era el proceso de formación de un humanista en las
escuelas de estudios secundarios españolas en la época en que Cervantes de Salazar fue
discípulo de Alejo de Venegas.
En el Libellus novus et elegans D. Erasmi Roterodami. De pueris statim et liberaliter
instituendis cum aliis compluribus, Erasmo escribe el De Pueris instituendi, un breve tratado
dirigido «Al ilustrísimo Príncipe Guillermo, Duque clivense, juliacense, montense, Conde
de la Marca», en el cual el humanista defiende de manera apasionada y con ejemplos
clásicos la necesidad de comenzar el proceso educativo de los niños a temprana edad y
61
aconseja al padre en algunos puntos sobre la manera de actuar para iniciar a su hijo en el
néctar de las buenas letras. El ejercicio de los idiomas, fomentar en el niño la imitación,
escuchar fábulas divertidas y educativas, la iniciación en algunas disciplinas, como la
música, son algunas de las propuestas del pedagogo. Erasmo tenía la convicción de que en
la mayoría de los casos, «cuanto más rico es uno, menos celo demuestra por la instrucción
de sus hijos» (925), y apuesta, haciéndose eco de una sensibilidad de época, por «que no hay
medio más eficaz que la honradez y la ilustración para alcanzar riqueza, dignidad, autoridad,
y aun la robustez y la salud que con tales ansias anhelan para sus hijos» (924).
Pero la principal obra programática de Erasmo es un breve opúsculo juvenil, traducido
al español como Plan de estudios en la edición de Lorenzo Riber, a partir del texto latino
publicado en Basilea por Froben, en 1529. El Plan de estudios trata de dar respuesta a la
petición de un preceptor de una escuela de enseñanza media, Pedro Viterio, amigo del
filósofo, que reclama el consejo de su amigo para mejorar el método de enseñanza de las
buenas letras que practica con sus discípulos. Para el humanista, el método y el plan de
estudios es de vital importancia en este caso, «y que si ello importa mucho en cualesquiera
otras actividades, tiene importancia preponderante en el estudio de las buenas letras» 105.
Erasmo plantea la división del conocimiento en dos grandes partes, la de las palabras y
la de las cosas, dando mayor importancia al conocimiento de las cosas. No obstante, para
conocer las cosas es necesario primero conocer la eficacia del lenguaje. En este primer paso
de la enseñanza juvenil aparece la gramática como disciplina encargada del aprendizaje del
latín y del griego. A partir de gramáticos clásicos y de poetas, tanto griegos como latinos,
como Teodoro Gaza, Diómedes Luciano, Aristóteles, Homero, Eurípides, Peroto,
Quintiliano, Terencio, Plauto, Ciceron, Virgilio, Horacio o Cayo César, por citar alguno de
los nombres que da Erasmo, además de las Elegancias de Lorenzo Valla, el adolescente será
capaz, con pocos pero esenciales preceptos gramaticales, de aprehender ambas lenguas a
través del ejercicio de la lectura y de la conversación. Será fundamental, para aprender la
gramática, hablar y practicar el latín en las aulas, ejercitar el estilo mediante la imitación y
practicar la memoria, que procura inteligencia, orden y atención en los alumnos. El
preceptor propondrá a sus discípulos que ejerciten los preceptos aprendidos mediante
traducciones, composición de sentencias, dilemas, diálogos o versos que les permitan
asentar un conocimiento del lenguaje eficaz para poder así comenzar a buscar la inteligencia
de las cosas.
El Plan de estudios nos deja una imagen clara del trabajo que un preceptor humanista
realizaba en sus estudios de letras humanas. La formación de los discípulos requería un
conocimiento total de los autores clásicos («pero, para enseñar lo mejor, es fuerza que el
105 Manejamos la traducción de Lorenzo Riber en Aguilar, 1964, sobre la de Amberes, 1529), Erasmo, Plan de
estudios, p. 444.
62
maestro lo sepa todo» (448)), de los cuáles Erasmo recomienda leerlos todos: «Este
hipotético profesor deberá llevar su interés inquisitivo por todo linaje de autores,
empezando, desde luego, por el mejor, pero de tal manera, que no deje a ninguno sin
catarle, aun cuando sea autor poco bueno» (448).
El maestro debía conocer lo fundamental de cada una de las disciplinas, por lo que
Erasmo recomienda una serie de autores con los que empaparse de estos conocimientos
esenciales. Platón o Aristóteles para la filosofía, Orígenes y Jerónimo para la teología. Entre
los poetas, Homero y Ovidio. Debe poseerse toda la historia, la cosmografía, con Plinio y
Tolomeo, la etimología, la botánica, la astrología, el conocimiento de animales y minerales,
de cocina, de inscripciones en monedas y vasijas, para estar preparado para la interpretación
y la explicación de los pasajes de los poetas.
Un buen profesor debe utilizar las palabras justas en sus explicaciones, y no agotar a su
público con informaciones innecesarias que demuestran sus ansias por querer explicarlo
todo (Crf. con 453).
A la hora de interpretar y comentar un pasaje, el esquema que propone Erasmo es el
siguiente. En primer lugar, dejar breve constancia de los méritos del autor. A continuación,
explicar la amenidad y en lo que puede aprovechar el argumento que se trata. En tercer
lugar comentar el género, para los que el profesor tendrá preparados una serie de
comentarios atendiendo al tipo de género tratado, bien sea una tragedia, un epigrama o una
égloga. Es necesario explicar también el tipo de verso empleado en el argumento (Donato y
Diómedes son los autores propuestos por Erasmo para aprender las formas métricas), así
como las principales cuestiones que atañen al estilo. Para terminar, sería útil también
comparar el pasaje con otros pasajes que traten el mismo argumento. Por último, y como
punto esencial en la explicación del profesor, es útil elevar la filosofía del argumento, que
pueda servir al alumno, por imitación, en su manera de afrontar la vida, en la práctica diaria
de sus costumbres.
El método, reconoce el propio Erasmo, es arduo y trabajoso, «no faltará quien juzgue
que este método ocasiona un trabajo pesado. Sin duda, pero es que yo quiero un preceptor
de amplia cultura y de fecunda y prolongada experiencia» (457).
Por otro lado, los humanistas españoles recogen atentamente, además, la influencia del
pensamiento del valenciano Juan Luis Vives, también en los aspectos relacionados con la
pedagogía. La admiración de Venegas o los trabajos de Cervantes de Salazar, que traduce y
adiciona la Introductio ad Sapientiam en dos ocasiones, muestran la relación entre el núcleo
humanista toledano y las obras de Vives, que llegaban y se leían con admiración.
La etapa más fecunda del humanista valenciano en cuanto a la producción de obras
relacionadas con la pedagogía coincide con su llegada a la Universidad de Oxford, tras la
muerte en Lovaina de su discípulo, el cardenal de Croy. En la corte inglesa, en los primeros
63
años de la década de 1520, Vives compone sus principales tratados morales y pedagógicos,
entre los que destacan las dos cartas que conforman el De studdi puerilis y la Introductio ad
Sapientiam, que años después traducirá Cervantes de Salazar.
El pensamiento pedagógico de Vives 106 nace principalmente de su contacto con los
principales humanistas de la época, desde Erasmo a Lutero. El reiterado interés del
polígrafo valenciano por cuestiones pedagógicas le sitúa en la línea erasmista de la
educación como instrumento esencial en la vida del hombre, que se convertirá en un lugar
común entre los humanistas de la primera parte del siglo XVI.
Vives insiste también, como Erasmo y como Venegas, en la competencia del docente y
en la división de los niños por edad y aptitud:
El humanista valenciano demuestra además un interés especial por la figura del alumno,
reflexiones que recogerá Venegas en su incasable vocación de maestro. La sensibilidad del
profesor hacia sus discípulos aparece reiterada en el pensamiento vivesiano, en el que no
cabe lugar al desprecio ni a la ira, sino a la consideración y al amor, como escribía Venegas.
No todo los niños son aptos para las letras, pero no por eso hay que considerarlos nulos o
excluirlos del proceso de enseñanza, «que no es lo mismo tener poca aptitud que no servir
para nada… a nadie se le calificará de tan nulo que haya de ser expulsado… se tratará de
mejorarle, ya que no para las letras, por lo menos en cuanto a las costumbres» 108.
Nos interesa ahora del pensamiento de Vives ahondar en su plan de estudios para la
escuela de primeras letras, para seguir así la línea de investigación abierta y reconstruir
cómo pudo ser ese proceso de enseñanza del joven Cervantes de Salazar.
El currículum que propone el valenciano reitera la idea de un aprendizaje encaminado a
perfilar la figura del humanista versado en conocimientos universales, pues no sólo
importan ya las materias instrumentales, relacionadas con el estudio de la gramática, de la
106 León Esteban y Ramón López Martín han dedicado sus esfuerzos a delimitar las consideraciones de Juan
Luis Vives sobre la escuela de primeras letras en La escuela de Primeras letras según Juan Luis Vives: estudio,
iconografia y textos, Universidad de Valencia, 1993.
107 J.L Vives, Tratado de la enseñanza, ed. la lectura, lib. II, cap. IV. p. 56 en León Esteban, op. cit. p. 32.
108 J.L. Vives, Tratado…, lib. II, cap. II, p. 47 en Esteban, op. cit. p. 39.
64
lectura y de la escritura, sino que además es necesario instruir a los niños en otras
disciplinas como la aritmética, la geometría o el conocimiento de la naturaleza.
Destaca Vives, como haría Lutero y como recogerán los humanistas españoles, la
importancia de la lengua materna para el aprendizaje del latín y el griego, tema fundamental
en las consideraciones científicas de los eruditos españoles, que abogarán por fomentar el
romance en detrimento del latín como lengua para la actividad científica. La traducción
castellana que presenta Cervantes de la Introductio ad Sapientiam de Vives es un buen ejemplo
de esta tendencia.
Esteban analiza también las reflexiones vivesianas sobre cómo enseñar a leer a los
niños, que no tienen desperdicio109, por su sencillez y su calidez.
Los niños aprendían a leer generalmente mediante la lectura de cartillas, muy de moda
en la época, en las que aparecían las principales oraciones cristianas, composiciones
rítmicas de fácil recordación para los jóvenes estudiantes. Vives propone lecturas de
obligada enseñanza en clase, como César, «por su excelente lengua corriente»; Ciceron,
«por su latín puro y castizo» o Terencio, «por lo elegante del lenguaje» 110. Entre los
gramáticos destacan Donato, Perotto, Nebrija, Manucio o Melanchton.
Los planes de estudios de la época, como hemos podido comprob ar, nos ofrecen, por
un lado, un catálogo de autores sobre los que un joven de la época empezaba a forjar su
erudición, y por otro, una serie de actividades esenciales para la formación del futuro
humanista, entre las que destacan la glosa, el comentario de textos, la traducción o la
composición de epístolas.
El proceso de formación de Cervantes de Salazar, por tanto, resulta decisivo en la
materialización de sus primeros trabajos como humanista. Si bien consigue un empleo
como secretario del arzobispo de Sevilla por sus conocimientos de latín y griego, las obras
que publica en 1546 en Alcalá de Henares se convierten en un ejemplo palpable de la
plasmación práctica de los preceptos de los planes de estudios que empezaban a imponerse
en la época. Cervantes de Salazar, en sus Obras…, desarrolla la función del filólogo,
editando, glosando, traduciendo y moralizando obras de autores coetáneos a partir de las
enseñanzas que había recibido de sus maestros.
65
2.2. Cervantes de Salazar, secretario de latín del cardenal García de Loaisa y Mendoza.
Una vez concluida la primera etapa de formación académica, tras su paso por
Salamanca y su regreso de Flandes, Cervantes de Salazar entra al servicio del cardenal y
Arzobispo de Sevilla, Juan García de Loaisa y Mendoza, como secretario de latines. La
noticia la ofrece de nuevo Alejo de Venegas en el prólogo «al pío i benigno lector» que
acompaña los trabajos publicados por Cervantes en Alcalá en 1546, cuando afirma, tras la
vuelta de Flandes, que «después que vino de allá empleose en el servicio del
Reverendíssimo señor Cardenal don Garcia de Loaisa, Arzobispo de Sevilla, su patrono i
señor de felice recordación».
Con este nombramiento comienza la dilatada carrera profesional del humanista
toledano. La de secretario de latines es la primera de las tres funciones que desempeña
Cervantes de Salazar antes de llevarse su formación humanista para la capital del virreinato
de la Nueva España.
No sabemos de qué manera consigue el empleo, pero sí que era un trabajo que se
ajustaba muy bien a la medida de su perfil. Joven, adelantado en el estudio del latín y del
griego, desde muy pronto el toledano alcanzó cierta consideración entre personajes de
notable influencia, quizá por su inteligencia precoz: cuando le nombraron secret ario del
cardenal, rondaba los veinte años.
Sabemos, por el testimonio del propio Cervantes de Salazar en una epístola laudatoria
que encabeza la edición complutense de 1542 de un tratado sobre medicina y buenas
costumbres compuesto por el médico de Carlos V, el doctor Luis Lobera de Ávila, y
titulado Vergel de sanidad, que en 1540, fecha de composición de la laudatio, ya trabajaba
Cervantes al servicio de Garcia de Loaisa. Alabando el toledano las cualidades del doctor
Lobera, se justifica diciendo que «y de ninguno otro se confía el Ilusstríssimo Cardenal de
Sevilla mi Señor: cuya casa ha bien conoscido por experiencia su mucho saber» 111. Más
adelante habla Cervantes de «este infortunoso año quarenta», confirmando la fecha de
composición de la carta.
Para reconstruir el trabajo que pudo haber realizado el joven Cervantes al servicio del
Cardenal García de Loaisa, a la espera de documentos que ofrezcan pruebas concluyentes,
es necesario acudir a las informaciones contextuales que poseemos respecto a la función
del secretario.
111 Carta de Cervantes de Salazar en los paratextos de la edición de 1542 del Vergel de Sanidad. Transcribimos
las palabras de Cervantes de la epístola en romance del ejemplar conservado en la BNE, con referencia R-
12653.
66
El estudio de los epistolarios de los intelectuales de la época 112 nos proporciona una
serie de noticias interesantes en este sentido, pues pone de manifiesto el importante papel
del género epistolar como vehículo principal de comunicación en la cultura cortesana. El
poder del autógrafo se convierte en una fuerza esencial en los juegos de intrigas cortesanas,
relacionadas sobre todo con cuestiones políticas, que un noble debía saber manejar con
precisión. Es aquí donde cobran una importancia notable los secretarios de cartas,
encargados de velar por los intereses de sus señores:
112 Valentín Moreno estudia el epistolario del cardenal Granvela y nos proporciona la información contextual
sobre los secretarios que recogemos en el trabajo en su trabajo «Letras misivas, letras humanas, letras divinas.
La correspondencia del cardenal Granvela en la Real Biblioteca y sus cartas de autores» en F. Bouza, Cultura
epistolar en la alta Edad Moderna. Usos de la carta y de la correspondencia entre el manuscrito y el impreso, Cuadernos de
Historia Moderna Anejos, Serie de Monografías IV-2005, Publicaciones Universidad Complutense de Madrid.
113 Valentín Moreno, art. cit. p. 35.
67
lealtad del secretario al señor, como subrayan por lo general todos los tratadistas,
y es que lo más importante del secretario era el secreto (…) No en vano, la figura
del secretario adquiría un relieve político que iba más allá de la eficacia de su
oficio114.
68
territorio español. Es difícil recuperar la información exacta de viajes y movimientos de
Cervantes de Salazar entre el séquito del cardenal, pues carecemos de documentos que lo
certifiquen, pero sí podemos constatar con exactitud la geografía de Cervantes de Salazar y
sus principales acciones durante estos años.
Conocemos la vinculación de Cervantes de Salazar con la ciudad universitaria de Alcalá
de Henares, primero en relación con la edición del Vergel de Sanidad, del doctor Lobera de
Ávila, publicado por Juan de Brocar en 1542, y más tarde por la publicación en la ciudad
complutense de sus trabajos de 1546. En torno a la Universidad de Alcalá encontramos
uno de los núcleos intelectuales más importantes de recepción y de irradiación del
humanismo europeo, todavía en estos años, cuando está a punto de comenzar el Concilio
de Trento, en pleno conflicto espiritual. La universidad en estos años había heredado los
principales valores de sus fundadores, en sintonía con el pensamiento erasmista que había
calado entre las cátedras españolas, y contaba con los más notables humanistas españoles,
Ambrosio de Morales y García Matamoros, entre otros. Ambos tuvieron relación directa o
indirecta con la obra de Cervantes, uno prologando sus obras y supervisando la edición del
Diálogo de la dignidad del hombre, compuesto por su tío Hernán Pérez de Oliva, y el otro,
catedrático de retórica, mediante sus escritos, pues consta en el inventario de la biblioteca
de Cervantes un ejemplar del tratado de retórica de García Matamoros, que el humanista
toledano pudo utilizar para preparar sus materiales para sus clases de la cátedra de retórica
de la Real y Pontificia Universidad de México.
Sus contactos en Alcalá de Henares permiten también a Cervantes de Salazar
vincularse a la imprenta complutense de Juan de Brocar 118, que por aquel entonces tenía un
prestigio evidente entre el mundo académico. Juan de Brocar hereda los métodos de su
padre, Arnao Guillén de Brocar, célebre impresor de la Políglota. Valentín Moreno resume la
notoriedad de Brocar y su relación con Cervantes:
69
Ildefonso, que tenía escritura de posesión de ella, y se dio la casa a censo
perpetuo a Juan de Brocar. En esas impresiones suele elogiar Brocar al autor en
términos interesantes, caso de la que inserta en el Codex de penitentia de Juan de
Medina, en 1544. Alguna de sus Oratio así lo atestiguan, siendo famosa la que
pronunció por San Lucas de 1520. Brocar estaba sin duda en conexión con el
auge universitario. Hacía menos de una década que el taller de Brocar funcionaba
a pleno rendimiento y le quedaba bastante vida. Usará varias marcas tipográficas,
todas elegantes, pero tiene especial fuerza la que estampa en las obras de
Cervantes: la de la lucha del alma contra el mundo, que tiene variantes según los
impresos 119.
119 Valentín Moreno, La recepción hispana de Juan Luis Vives, Generalitat Valenciana, 2006, p. 295.
120 Ya la transcribió Millares Carlo en sus Investigaciones bibliográficas iberoamericanas. Época colonial, México, 1950,
pp. 90-95. Puede ser útil la trascripción por ser ésta una referencia de una obra heterogénea y de difícil acceso.
70
pues nadie ay que escape en esta vida de algún género de enfermedad de los
trezientos que escrive Plinio sin las especies de cada uno destos que son infinitas
la hiebre y gota o dolor urgente que cada uno destos se divide en sus especies.
Paresceme pues que al que con tantas enfermedades da remedios deuriamos dar
muchas gracias. Y por el consiguiente mayores a los que no solamente procuran
de curos: y librarnos de la enfermedad que tanto nos inabilita para qualquier
exercicio: mas escuen como quando el médico nos faltare nos escapemos de las
enfemedades a las quales estamos tan subjetos. Y esto no solamente en latín que
en España para pocos es provechoso: mas en Romance para que ninguno
tuuiesse necessidad de intérprete quando quissiesse aprovechase de lo quenta le
es necessario. Estas mesmas gracias devemos dar al muy docto y esperimentado
Doctor Avila de Lobera: el qual allende de aver escripto otras cosas muy
provechosas ahora ha compuesto esta obra digna por cierto por su gran provecho
de ser tenida en estima: pues este provecho es común aviendo la escripto en
lengua latina: y en nuestro vulgar castellano: porque los estraños usassen della
carciendo del romance: y los Romancistas la abraçassen por estar escripta en su
lengua cosa tan alta, necessaria y provechosa. En ella muestra no solamente como
avemos de restituyr la salud perdida: mas como la conservemos: y para conservar
las cosas que avemos de comer y bever. Muestra también cosa por cierto muy
necessaria como nos avemos de regir, y lo que avemos de hazer desde que nos
levantamos hasta que nos acostamos, y otras grandes subtilezas y questiones: en
las quales se muestra claramente muy docto y esperimentado y de gran juyzio lo
que a todos no acontesce y ansi no sin gran causa su magestad le escogió por su
medico. Y de ninguno otro se confía el Ilusstríssimo Cardenal de Sevilla mi
Señor: cuya casa ha bien conoscido por experiencia su mucho saber: y otros
muchos grandes señores desta corte: en la qual su nombre es tan celebrado como
sus obras y noble linaje de la muy antigua casa de los Loberas manifiestan. Y bien
paresce que mana de generoso y noble ánimo, pudiendose escusar con el officio
de médico de su Magestad querer escrevir esta obra de nuevo para aprovechar a
la república: la qual le debe dar muchas gracias por el gran provecho que de su
tan provechoso y necessario trabajo rescibe. El qual allende del fruto que hará
que será muy grande: incitara a otros doctos varones a escrebir que mas tiempo
tendrá para ello aquel autor: esta obra estando ocupado en curas de tan valerosos
señores y principalmente en este tan infortunoso año quarenta: donde las muertes
y enfermedades fueron en toda España tan comunes que a los muy ociosos
indoctos ocupavan: quanto mas al autor: al qual como a unico refugio venian los
enfermos. Cuya salud dios augmente para continuar este tan provechoso
71
exercicio de escribir y curar a los que de su tan esperimentado saber tuviere
necessidad121.
121 Trascribimos del ejemplar del Vergel de sanidad conservado en la BNE, con la signatura R-12653.
122 Valentín Moreno, op. cit. p. 289.
123 El único ejemplar que queda en el mundo de la cuidada edición sevillana se conserva en la BNE.
72
sevillano estrechamente relacionado con Erasmo de Rotterdam, como demuestra su
correspondencia.
En torno a 1545 encontramos a Cervantes de Salazar en la corte de Valladolid, como
certifica una carta que remite a Juan Maldonado el 25 de agosto de 1545 desde la ciudad
castellana y que citábamos en la presentación. De nuevo contamos con pruebas que
evidencian tanto su buena relación con personajes poderosos como su buena consideración
intelectual en la corte del príncipe Felipe.
Se dice que participó durante estos años en las reuniones literarias que Hernán Cortés
realizaba en la corte, donde pudo conocer de primera mano noticias sobre la conquista de
México y de las cuales pudo salir convencido de la prosperidad de un traslado a la Nueva
España. La noticia la recoge Carlos Pereyra 124 en su biografía de Hernán Cortés:
Sólo se sabe que por entonces presidía [Cortés] unas reuniones dedicadas a las
letras, a la historia y a la filosofía moral. Tomaban parte en ellas hombres
discretos como el cardenal Francesco Poggio, representante de Su Santidad: el
arzobispo de Cagliari, Domenico Pastorelli; el franciscano Domingo del Pico,
predicador de la corte, docto en letras clásicas y en patrística, autor de varios
libros; D. Juan de Vega, virrey de Sicilia y después embajador en Roma; D.
Antonio de Peralta, marqués de Falces, y su hermano D. Bernardino. También
acudían a aquella academia dos hombres que son los que particularmente nos
interesan. Uno de ellos era el discípulo indirecto y continuador de Luis Vives,
Francisco Cervantes de Salazar, que escribió los Diálogos sobre Méjico, en donde
vivió, y la Crónica, que muchas veces he citado anteriormente. Otro de los
miembros de la academia fue Pedro de Navarra, a quien se debe el conocimiento
que de ella tenemos.
73
Peralta, marqués de Falces, y su hermano Bernardino, Francisco Cervantes de
Salazar y el propio don Pedro de Navarra 125.
La noticia sobre la academia literaria de Hernán Cortés la ofrece por primera vez, como
apuntan Pereyra y Losada, Pedro de Navarra, un noble navarro, obispo de Comenge, que
participó en el Concilio de Trento y trabajó para el papa Pio IV, y que tomó parte de estos
festejos literarios, como escribe en su obra Diálogos muy subtiles y notables por el Ilustrisimo y
Revenderísimo señor Don Pedro de Navarra, Obispo de Comenge, Zaragoza, 1567. En la introducción
a uno de sus diálogos, el dedicado a la preparación de la muerte, el autor se refiere en estos
términos al motivo de la disputa literaria que presenta:
Entre las academias que habia de varones illustres, en el tiempo que yo seguía
la corte de aql inuvicctissimo Cesar, vencedor de sí mismo, era vna (y no de las
postreras) la casa del notable y valeroso Hernán Cortés engrandecedor de la
honra e imperio de España. Cuya conuersación seguían muchas personas
señaladas de diuersas professiones, por su gran esperiencia y hechos admirables:
especialmente el liberal Cardenal Poggio, el experto Dominico Pastorelo
Arçobispo de Callar, el dcto fray Domingo del Pico, el prudente don Ioan
Deztuñiga Comendador Mayor de Castilla, el graue y cuerdo Ioan de Vega, el
inclyto don Antonio de Peralta Marques de Falces, don Bernaldino su hermano,
el de excelente iuyzio don Ioan de Beaumont y otros que por no ser largo dexo
de nombrar. Las materias que entre estos insignes varones se trataban, eran tan
notables, que si mi rudo iuzyo alcança alguna parte de bueno, tubo dellas el
principio: tanto que en doziëtos diálogos que yo he escrito, ay muy pocas cosas
que en esta excelente academia no se ayan tocado. Y por ser tal la orden destos
varones illustres y sabios, que quien llegaba postrero ala platica había de proponer
la materia de que se había de tratar aquel día, y bien disputada y decidida, mandar
escribir al que quisiesse dela compañía, toco vn día al prudente don Iuan
Deztuñiga el proponer, e a mi (por su mandato) el escribir: La orden que todo
verdaero christiano a de tner en aparejarse para bien morir… 126.
125 Losada, Juan Ginés de Sepúlveda a través de su Epistolario y nuevos documentos, 1975 (2ªed), pp. 238-239.
74
su obra. Es la prueba evidente de que Cervantes conoció directamente a la familia Cortés,
que escuchó al conquistador relatar de su propia boca, con la relajación y la confianza
propia de una reunión de amigos, pasajes de la conquista de México, que años después
trasladará a su Crónica de la Nueva España, como haría también Ginés de Sepúlveda en su
Crónica de las hazañas de los españoles en el Nuevo Mundo y Méjico. A Cortés dedicará con una
epístola elogiosa la composición del Diálogo de la dignidad del hombre que publica en 1546.
También pudo entablar relación con el hijo del conquistador, Martín Cortés, más próximo
en edad al joven humanista, y con quien mantendrá la amistad en la capital del virreinato de
la Nueva España.
El nexo entre la academia literaria de Cortés y Cervantes de Salazar puede explicarse
también con la relación entre el toledano y el Marqués de Falces, Antonio de Peralta, futuro
virrey de la Nueva España durante algunos meses, antes de verse envuelto en el
levantamiento de Martín Cortés y ser relegado de su cargo. La amistad entre el Marqués de
Falces y Cervantes está probada con el hallazgo de las cartas que Cervantes de Salazar
recibió desde España durante los últimos años de su vida. En su empeño por conseguir una
prebenda acorde con su trayectoria profesional, Cervantes vio truncada sus aspiraciones
tras la marcha del Marqués para España. No obstante, el toledano siguió recurriendo a los
marqueses como intermediarios de sus ambiciones. Prueba de ello son tres cartas 127 escritas
desde España por los marqueses en las que se le anima a seguir esforzándose, pues «algún
día se rresponderá a ellos con dalle la norabuena de un obispado»128. En esta misma carta, y
seguramente como rememoración de sus encuentros literarios de Valladolid, la marquesa le
agradece a Cervantes sus cartas, «por lo que en ellas dize y la buena troba de los sonetos»,
unos sonetos, desaparecidos, que permitirían ampliar el corpus de poesía castellana en el
virreinato de la Nueva España.
Esta temporada en Valladolid, que coincide con la publicación de sus trabajos y con la
muerte de su protector en 1546, pudo ser el detonante definitivo para que Cervantes de
Salazar, que conocía a través de la ciudad de Sevilla la importancia del comercio con el
Nuevo Mundo, decidiera ahora marcharse al virreinato de la Nueva España. Había
escuchado de primera mano cuál era la situación política y cultural de la ciudad de México y
seguramente fantaseara con la idea de formar parte del proyecto que se estaba forjando en
torno a la fundación de una universidad en el virreinato. Además, en México esperaría
Cervantes encontrar la protección de su primo Alonso de Villaseca, que contaba ya con una
de las mayores fortunas, por lo que la situación, muerto su protector y publicados sus
127 Recogidas por Millares Carlo en Cartas recibidas desde España por Francisco Cervantes de Salazar, op. cit. núm, 3,
38 y 48.
128 ÍbIdem. p. 46.
75
trabajos, era propicia para embarcarse hacia un Nuevo Mundo que acabaría por proyectar
definitivamente su papel como humanista.
129 Manejamos la información que ofrece Maria Soledad Rubio Sánchez en El colegio-Universidad de Osuna
(1548-1824), Biblioteca amigos de los museos de Osuna, 2ª ed. sept. 2006 (1976), fruto de su tesis doctoral.
También es interesante la información que aporta Alfonso Pozo en la página web dedicada a la antigua
Universidad de Osuna, desarrollada a partir de los actos de conmemoración del V centenario de la
Universidad de Sevilla:
< http://personal.us.es/alporu/historia/univ_osuna.htm >.
76
universidad sevillana fue considerada como una universidad menor 130. La fundación se
produjo al amparo de la institucionalización de las universidades en esta primera mitad del
siglo XVI, en la que se fundaron hasta quince nuevos centros de estudio con rango
universitario. La de Osuna contaba desde el principio con quince cátedras mayores en la
Universidad y ocho menores en el Colegio y se impartían estudios de teología, derecho,
medicina y artes.
Si Cervantes partió para México alrededor de 1550, por fechas es posible que
participara en la fundación de la Universidad y que tuviera algún cargo de ayudante de
cátedra, bien en el Colegio o bien en la Universidad, durante algún curso académico. Sin
embargo, los estudios de Rodríguez Marín 131 en el archivo de la propia universidad revelan
que Cervantes de Salazar no aparece en ninguno de los registros conservados, si bien
parece que están incompletos. No obstante, la carta conservada escrita por el humanista
desde Osuna a Isabel Pacheco, abadesa del convento de Santa Clara en 1550, citada en la
bibliografía, es una evidencia importante de su paso por la villa sevillana.
La relación de Cervantes y Osuna, por tanto, si realmente existió, fue breve y poco
significativa. Aún así, nos sirve para abrir la tercera vía profesional del humanista toledano,
la de profesor universitario, pues sí estamos seguros de que en pocos años será su principal
desempeño en la capital del virreinato de la Nueva España, donde será catedrático de
retórica y rector de la Real y Pontificia Universidad de México.
130 Ilustres ataques recibió la Universidad de Osuna. Miguel de Cervantes y Torres Villarroel, entre otros,
criticaron duramente a la institución sevillana.
131 Rodriguez Marín, F.: «Apuntes y documentos para la historia de Osuna», Imprenta de M.Ledesma Vidal.
Osuna 1889; y «Cervantes y la Universidad de Osuna» 1899, separata de «Homenaje a Menéndez y Pelayo en
el año vigesimo de su profesorado. Estudios de erudición española» p. 757-820 del tº II.
77
CAP. III. LAS OBRAS QUE CERVANTES DE SALAZAR HA HECHO,
GLOSADO Y TRADUCIDO…: EL TRABAJO DE UN FILÓLOGO.
3.1. Presentación
Otra de las funciones que desempeña el joven Cervantes de Salazar durante estos años
en España es la de filólogo. El trabajo al servicio del cardenal García de Loaisa le permite
compaginar sus tareas con la vocación de gramático. En estos años de viajes constantes, de
conversaciones con varones doctos y de escribiente latino del arzobispo de Sevilla,
Cervantes sigue perfeccionando su formación de humanista a través del trabajo de los
textos. En 1546 da a la imprenta de Juan de Brocar un conjunto de tres trabajos
independientes en los que observamos a un intelectual capaz de traducir al castellano un
texto de Juan Luis Vives, la Introductio ad Sapientiam, en el empeño de fomentar el romance
como lengua de cultura, de editar, anotar y continuar una obra del humanista salmantino
Hernán Pérez de Oliva, el Diálogo de la dignidad del hombre, quizá unas de las páginas de más
bella factura del Renacimiento castellano, y de editar, glosar y moralizar el Apólogo de la
ociosidad y el trabajo, compuesto por el protonotario Luis Mexía.
La publicación de estas obras, además de delimitar a un joven Cervantes de Salazar que
empieza a dominar las herramientas del filólogo, nos permite recuperar la línea de
pensamiento en la que se inserta el humanista. Heredero de las convicciones morales de
Venegas y de la ideología de Vives, Cervantes da a la imprenta tres trabajos «de moralidad
calificable de estoicista dirigida a un público lector seguidor del Erasmo romanceado» 132.
El objetivo de estas obras, por tanto, se proyecta en dos planos diferentes. Por un lado,
en el de la formación del joven humanista, de la que estos trabajos se convierten en un
punto de inflexión decisivo en el paso del estudiante al profesional de las letras, por lo que
tienen de ejercicios retóricos y de perfeccionamiento del estilo. Por otro, el objetivo de
Cervantes de Salazar es también difundir un tipo de moralidad definida por las enseñanzas
de sus maestros en el intento de componer una literatura de corte didáctica 133 que fuera
capaz de transmitir unos valores de ortodoxia moral basados en el ejercicio de la virtud.
Las Obras que Cervantes de Salazar ha hecho, glosado y traducido… responden al trabajo de un
joven estudiante de las humanae litterae que mediante unos ejercicios de perfeccionamiento
132 Valentín Moreno, La recepción hispana de J.L. Vives, Generalitat Valenciana, 2006, p. 292.
133 Los ataques, tanto de Vives, como de Venegas, como también de Cervantes a la literatura de ficción, a las
fábulas milesias y a los libros de caballerías, que nada aprovechaban, son reiterados en buena parte de la obra
de los tres.
79
de estilo entra en contacto con los temas y preocupaciones de la época. Con esta manera de
trabajar, el humanista nos presenta unas obras de corte totalmente académico, guiadas con
toda probabilidad por sus maestros, en las que el joven gramático se siente capacitado ya
para ofrecer un trabajo profesional aprovechable en su ámbito cultural. Salvando las
distancias, por la edad 134 y por los resultados, hablamos de unos textos enclavados a medio
camino entre la palabra del maestro y el nacimiento de una conciencia crítica propia, algo
así como la realización de una tesis doctoral.
Alejo de Venegas define la función de Cervantes en esta obra, y por ende, la función del
humanista, con una comparación antológica extraída del capítulo II del libro XIV de Aulo
Gelio, que resume de manera genial el cometido del filólogo. Dice el maestro que el
trabajo del humanista debe consistir en «dar lengua a los mudos», pues «los libros son
como mudos maestros que nos hablan por señas, razón es que llegue la glossa, que es la
lengua i declare las señas escuras de los libros, que no se dan a entender a todos sin un
faraute que los declare»135. El humanista, el filólogo, el faraute, por tanto, tiene el
compromiso de hacer hablar a las señas mudas de los libros. Su mediación entre el texto y
el lector se antoja decisiva: esa es precisamente la principal función del humanista, el
objetivo de Cervantes de Salazar con el trabajo de estos textos.
En las líneas que siguen planteamos un análisis global de las Obras que Cervantes de
Salazar ha hecho, glosado y traducido, atendiendo principalmente al trabajo realizado por el
propio Cervantes. Creemos que es un trabajo útil y necesario, por inexistente. En este
sentido, tratamos de exponer a continuación las principales líneas de investigación que se
pueden abrir tras un acercamiento detenido a las obras del humanista toledano.
Presentamos un análisis homogéneo de los tres trabajos de Cervantes a través de un
esquema aparentemente simple y sencillo. En primer lugar, una breve presentación del
autor y del contenido de la obra original. Después se plantea un pequeño comentario sobre
la estructura y la temática del texto que recibe Cervantes. Por último, tratamos de
desarrollar cuál es exactamente el trabajo realizado por el humanista toledano en las obras
que nos ocupan.
134 Si aceptamos que Cervantes de Salazar nació en 1518, como apunta Millares Carlo, el humanista toledano
contaba con 28 años en el año de publicación de sus obras alcalaínas. Venegas habla en el prólogo de que ha
cumplido «veinte i cinco años», edad que Cervantes debía rondar a la hora de trabajar estos textos.
135 Cito de la edición de los trabajos de Cervantes reimpresos en 1772 por Francisco Cerdá y Rico. El prólogo
de Venegas está antes del Apólogo sobre la ociosidad i el trabajo, en el segundo tomo del volúmen, p. VIII y ss.
80
3.2. Descripción física: las dos ediciones de las Obras que Francisco Cervantes de Salazar, ha
hecho, glossado y traduzido...
En 1546 se publica en Alcalá de Henares, en casa del impresor Juan de Brocar, hijo del
famoso impresor de la Políglota complutense, Arnau Guillén de Brocar, la primera edición
de la única obra que Cervantes de Salazar publica en España antes de su viaje al virreinato
de la Nueva España, bajo el extenso título de Obras q[ue] Francisco Ceruantes de Salazar, ha
hecho,|| glosado, y traduzido.|| La primera es la introducio[n] y camino pa||ra la sabiduria, do[n]de se
declara que cosa sea, || y se ponen grandes auisos para la vida hu-||mana, compuesta en latin por el
excele[n]te va-||ron, Luys viues, buelta en Castellano, con || muchas adiciones que al proposito hazian
|| por: Francisco Ceruantes de Salazar. || La segunda es el Appologo dela ociosi-||dad y el trabajo,
intitulado Labricio Portundo, donde se trata con marauilloso estilo || delos grandes males dela ociosidad, y
por || el contrario de los prouechos y bienes del || trabajo, Compuesto por el Protonotario || Luys
Mexia glosado y moralizado por 1Fra[n]cisco Ceruantes de Salazar. || La tercera es vn Dialogo dela
dignidad || del hombre, donde por manera de disputa se || trata delas gra[n]dezas y marauillas que ay
|| en el ho[m]bre, y por el co[n]trario de sus trabajos || y miserias, come[n]çado por el maestro Oliua,
|| y acabado por Fra[n]cisco Cerua[n]tes de Salazar.
Hemos podido consultar dos ejemplares digitalizados de los fondos históricos de las
bibliotecas universitarias de Valencia y de la Complutense de Madrid 136, además del
ejemplar que se conserva en la Biblioteca Histórica de Santa Cruz, en Valladolid, asociada a
la red de bibliotecas de la UVA, el ejemplar de la Biblioteca Nacional de España y dos
conservados en la Real Biblioteca.
Físicamente, el ejemplar conservado en Valladolid se trata de un volumen de tres
tomos en 4º, de 20cm, encuadernado en pergamino flexible con abrazaderas. La calidad del
papel del siglo XVI ha permitido que los ejemplares se conserven en un estado óptimo para
su consulta. La caja de impresión se compone en tres partes y divide la página en título,
cuerpo del texto y glosas en los márgenes. Se utiliza un tipo de letra gótica, con letras
capitales y colofones en lámpara, además del grabado de la marca tipográfica del impresor,
una alegoría de la lucha del alma contra el mundo característica de Juan de Brocar. Cada
tomo se abre con la misma portada, en la que aparece el título completo de la obra dentro
de una orla e impreso con tipos en rojo y en negro, y se cierra con la marca tipográfica del
impresor.
El orden en que aparecen las obras no se corresponde con la enunciación del título que
aparece en la portada en el ejemplar consultado en la Biblioteca Histórica de Valladolid,
136 Se pueden consultar desde la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes en el siguiente enlace
http://www.cervantesvirtual.com/FichaAutor.html?Ref=189
81
posiblemente porque las obras corrieran sueltas en la época debido a su carácter
autónomo 137 y su posterior encuadernación ha propiciado un pequeño desorden en los
ejemplares conservados. El Diálogo sobre la dignidad del hombre está colocado en primera
posición. En segundo lugar el Apólogo sobre la ociosidad del trabajo y, por último, la Introducción
y camino para la sabiduría.
El primer tomo, con 14 hojas sin numerar más LXXX foliadas, contiene, en primer
lugar, una epístola nuncupatoria al ilustre señor don Hernando Cortés, Marqués del Valle.
A continuación aparece un prólogo al lector de Ambrosio de Morales, «sobrino del maestro
Oliva, el Rector». El argumento y moralidad de la obra precede el inicio del Diálogo de la
dignidad del hombre, que termina en el folio LXXX con el siguiente colofón, compuesto
posiblemente por el impresor:
El segundo tomo está compuesto por doce hojas de principios y una en blanco sin
numerar, más LXIX foliadas y una sin numerar, con el escudo tipográfico en el anverso. Se
abre con la misma portada en la que se reproduce el título dentro de una orla con los tipos
en rojo y en negro. A continuación, Cervantes de Salazar dedica la obra «al Ilustrissimo y
reverendissimo señor don Juan Martinez Siliceo, Arçobispo de Toledo, primado de las
Españas, maestro y confessor del principe nuestro señor». El maestro de Cervantes, Alexio
Venegas escribe un prólogo «al benigno y pío lector» que bien podría abrir el volumen,
pues presenta y analiza el contenido de las tres obras del libro, pero que, sin embargo,
precede el argumento y moralidad de la segunda obra del tomo, el Apólogo de la ociosidad y del
trabajo, compuesta por el Protonotario Luis Mexia y glosada y comentada por Francisco
Cervantes de Salazar. El tomo termina con un colofón compuesto en lámpara, la marca
tipográfica del impresor y un folio en blanco. El colofón dice así:
82
ociosidad, y el trabajo: marauillosamente co[m]puesto en alto estilo, y grande
artificio, es una profunda ymaginacio[n] para doctrina, prouecho, y gusto del
lector, donde hallara grandes secretos, assi de hystorias sagradas como profanas, y
fictiones poeticas: mucha erudicion de varias sciencias, y cosas generales muy
declaradas en philosophia natural, documentos muy excele[n]tes en la Etica
moral, politica y todo genero d[e] gouernacion, todo muy sabiame[n]te anotado, y
declarado por francisco Ceruantes de salazar, Imprimiasse en Alcala de Henares,
en casa de Jua[n] de Brocar, enel año de n[uest]ra saluacio[n] de mil y
quinie[n]tos, y quarenta y seys años, en el mes de Mayo.
El tomo tercero tiene LIII hojas, sin numerar las tres primeras. Se abre de nuevo con la
misma portada que inicia los tomos anteriores, con el título en la orla y los tipos rojos y
negros. La Introducción y camino para la sabiduría está dedicada a la «sereníssima señora doña
María, Infanta de Castilla». El argumento de la obra, de nuevo con la composición en
forma de lámpara, dice así:
Tras la traducción castellana de Cervantes del texto latino de Vives, el tercer tomo, y el
volumen, se cierra con una carta del impresor titulada «Joan de Brocar al lector». A la
vuelta, en la última página, la marca tipográfica del impresor.
Estos trabajos del joven Cervantes de Salazar publicados en la ciudad complutense a
mediados del siglo XVI fueron recuperados en el contexto de la Ilustración española y
publicados en 1772 en la imprenta madrileña de don Antonio de Sancha, al cuidado del
ilustrado Francisco Cerdá y Rico.
Manejamos dos ediciones en formato .pdf digitalizadas por Google Books. Una tiene el
ex-libris de la Universidad de Michigan y el otro procede del ejemplar conservado de la
Universidad Complutense de Madrid.
El volumen, en 4º, se abre con una portada en mayúsculas en la que aparece el siguiente
título: Obras qve francisco cervantes de salazar ha hecho glossado i tradvcido. Dialogo de la dignidad del
hombre por el M. Oliva i por Cervantes. Apologo de la ociosidad i el trabajo, intitulado Labricio
Portundo, por Lvis mexia, glossado por F. Cervantes. Introdvcción i camino para la sabiduria compuesta
en latin, como va ahora, por Jvan Lvis Vives, vvelta en castellano con mvchas adiciones por el mismo
Cervantes.
83
Francisco Cerdá y Rico, el editor, opta por mantener el orden de la mayoría de los
ejemplares conservados y cambia el título de la obra, situando en primer lugar el Diálogo de
la dignidad del hombre, seguido del Apólogo y concluida con la Introducción y camino para la
sabiduría. Además, añade una introducción crítica compuesta por él en el que analiza los
contenidos principales de la obra, el extenso discurso sobre la lengua castellana de
Ambrosio de Morales, en lugar del prólogo de la edición de 1546 y el texto latino original
de la Introductio ad Sapientiam de Vives.
El ejemplar conservado en la Real Biblioteca que hemos podido consultar está
encuadernado en tafilete rojo, con una orla dorada de cinta quebrada en planos. Los lomos
están sujetos con nervios y hierros dorados. En dorado se marca el título, «Obras de
Cervantes de Salazar». El ejemplar conserva los cantos, los contracantos y los cortes
dorados. En las guardas de aguas aparece una etiqueta de la Biblioteca de Carlos IV.
3.3. Estudio de las Obras que Cervantes de Salazar ha hecho glosado y traducido
Con estas palabras de admiración y respeto describe Cervantes de Salazar al autor del
texto original del Diálogo de la dignidad del hombre, Fernán Pérez de Oliva. El que fuera rector
138 Palabras de Cervantes de Salazar en la epístola dedicatoria a Hernán Cortés que acompaña a la edición de
sus obras. Cito, manteniendo la ortografía, de la edición de la obra de Cerdá y Rico del año 1772.
84
de la Universidad de Salamanca se nos presenta como un personaje esencial en el proceso
de aprendizaje del joven humanista toledano, por todas las razones que trataremos de
desarrollar en estas líneas. Aunque existen serios indicios de que no llegaron a conocerse,
no hay duda de la importante contribución de Pérez de Oliva en la formación de Cervantes,
cuyo magisterio permitió al toledano entrar en contacto con las nuevas ideas renacentistas
europeas, que desembarcaban en España por aquella época gracias a las obras de unos
primeros humanistas, como Pérez de Oliva, formados en las cortes cosmopolitas europeas.
Entre las nuevas ideas de las que bebió Cervantes gracias a la influencia del maestro
Oliva, destacan algunas que, por su relevancia en la época, van a permitirnos dar una
dimensión especial a la formación de Cervantes de Salazar.
Por un lado, encontramos la idea que será tema principal del Diálogo y sobre la que se
asientan buena parte de las convenciones del Renacimiento, esto es, la reflexión sobre la
consideración del hombre y su papel en el universo, con sus virtudes y sus miserias. Que
Cervantes entrara de lleno en la reflexión sobre la dignidad del hombre, muestra, por una
parte, la relación del humanista con las nuevas ideas de su tiempo, de un hombre que
empieza a mirar al mundo y a Dios con sus propios ojos. Por otra parte, se nos antoja
esencial el contacto de Cervantes con la reflexión sobre la condición humana, teniendo en
cuenta la importancia del debate que generará el tratamiento de los nuevos hombres tras el
choque cultural propiciado por el descubrimiento y la colonización del continente
americano.
Además, en otro orden de cosas, la figura de Pérez de Oliva contribuirá en la formación
de Cervantes de manera decisiva gracias a sus interesantes reflexiones sobre el Nuevo
Mundo139, que pueden estar también en el origen de la decisión de emprender un viaje al
virreinato de la Nueva España que cambiaría radicalmente la suerte del humanista toledano.
Fue Francisco Cervantes de Salazar el primer editor del texto del Diálogo de la dignidad del
hombre del maestro Fernán Pérez de Oliva en el año 1546. El texto que suponemos original
del que fuera rector de la Universidad de Salamanca no pasó por las prensas, sin la
continuación de Cervantes, hasta el año 1586, cuando su sobrino, el también humanista
Ambrosio de Morales, editó las Obras del Maestro Fernán Pérez de Oliva… en la imprenta
cordobesa de Gabriel Ramos Bejarano.
Poco o nada sabemos sobre cómo llegó a sus manos el manuscrito de las obras de
Pérez de Oliva, aunque, como ya hemos visto, es bastante probable que Cervantes de
Salazar entrara en contacto con los intelectuales complutenses, entre ellos Ambrosio de
Morales, sobrino del autor del Diálogo, y editor de las obras de Pérez de Oliva en 1586. Pese
a que aparecen informaciones que relacionan a ambos humanistas, parece improbable que
139 Algunas cosas sobre Hernán Cortés y México y la Historia de la invención de las Yndias, son los dos escritos en los
que Pérez de Oliva reflexiona sobre los descubrimientos y la conquista americana.
85
se conocieran, pues si es cierto que Cervantes nació en 1518, tendría tan sólo 13 años a la
muerte de Pérez de Oliva en 1531.
Lo que sí es palpable son las palabras de Cervantes de Salazar sobre las razones que le
llevan a continuar el texto de Pérez de Oliva. Afirma Cervantes que al leer la obra encontró
la motivación que buscaba para escribir sus propias reflexiones sobre el tema de la dignidad
del hombre, aprovechándose, además, de que, según él, el texto de Oliva no estaba
completamente acabado, lo que no sería cierto si aceptamos que la obra original de Pérez
de Oliva se corresponde con la que publicó Ambrosio de Morales en 1586. Cervantes
termina la última plática de Antonio, el personaje que defiende la dignidad del hombre, y
propone el veredicto final de Dinarco, figura del sabio encargado de ofrecer una sentencia
sobre la disputa. El fragmento es el siguiente:
Fernán Pérez de Oliva es uno de los principales intelectuales del primer tercio del siglo
XVI. Su trayectoria, a la altura de la de los grandes humanistas del reinado de Carlos V, ha
corrido, sin embargo, bajo la sombra de nombres con una tradición crítica importante,
como el del viejo Nebrija, el de los hermanos Valdés, Juan Luis Vives, Erasmo de
Rotterdam, Pedro Mexia, Leon Hebreo, Villalón o Guevara.
86
Apenas sabemos nada de su vida que no sean los apuntes biográficos del propio Pérez
de Oliva141, cuando, en un razonamiento 142 preparado para una sonada oposición a la
cátedra de filosofía moral en Salamanca, repasa su trayectoria académica y profesional.
Remitiéndonos a la bibliografía presentada, y sin ánimo de resultar repetitivos, pues no
aportamos ninguna información biográfica nueva, podemos calificar a Pérez de Oliva como
uno de los humanistas de primera generación (Córdoba 1494- Salamanca, 3 de agosto de
1531), formado en la facultad de Artes liberales de Salamanca y conocedor de los
principales núcleos intelectuales de París y Roma, donde estudió y leyó alguna lección bajo
la protección de los papas León X primero y Adriano VI después. A la muerte de éste
último, hacia 1524, vuelve a Salamanca, donde ejerce como profesor de filosofía natural y
filosofía moral. En 1529, pese a su edad, es nombrado rector de la Universidad de
Salamanca. En 1530 oposita a la cátedra vacante de filosofía natural, para la que escribe su
conocido razonamiento, perdiendo la disputa con su viejo maestro de lógica, Fray Alonso
de Córdoba. En el Catálogo de Colegiales del Colegio Mayor del Arzobispo reza que recibía como
sueldo 217.132 maravedís hasta el 3 de agosto de 1531, fecha de su muerte.
Su obra, prácticamente inédita en vida, es variada y fecunda. José Luis Abellán presenta
en su edición del Diálogo de la dignidad del hombre un apéndice bibliográfico143 con los textos
conocidos y algunas obras perdidas de Pérez de Oliva. Del catálogo podemos intuir un
erudito inquieto y atento a las nuevas tendencias, poeta imitador de los modelos italianistas
y de las coplas castellanas, dramaturgo y traductor de obras de Plauto, Sófocles y Eurípides,
historiador, sobre todo en lo referido al descubrimiento de América, con inquietudes
científicas, filósofo, adaptador de Aristóteles e introductor en España de los debates sobre
la dignidad del hombre, que recoge Cervantes de Salazar en la obra que analizamos. Un
humanista completo, formado en prestigiosos estudios europeos, desde donde traslada a las
universidades españolas una manera diferente de entender el conocimiento. Gracias a
personajes como Hernán Pérez de Oliva, en torno a la universidad española aparecerá una
nueva generación de personajes dedicados por completo al estudio de las letras humanas,
141 Sobre el maestro Pérez de Oliva, existe una bibliografía recopilada por José Luis Abellán en su «Estudio
preliminar» a la edición del Diálogo de la dignidad del hombre publicada en 1967 en Ediciones de Cultura
Popular. Destacan, entre otros, los trabajos de Henríquez Ureña, «El Renacimiento en España. El maestro
Hernán Pérez de Oliva», Cuba Contemporánea, 1914, (6): 19-55 y el de Espinosa Maeso, «El maestro Fernán
Pérez de Oliva en Salamanca, BRAE, tomo XIII, págs. 433-473. Más recientemente, María Luisa Cerrón Puga
recopila y actualiza las informaciones tradicionales y la bibliografía en su «Introducción» a la edición Diálogo
de la dignidad del hombre. Razonamientos. Ejercicios, Madrid, Letras Hispánicas, 1995 (2008).
142 Razonamiento que hizo en Salamanca el día de la lición de oposición a la cathedra de philosophia moral es el título del
texto original, pronunciado en 1930. María Luisa Cerrón Puga lo edita junto al Diálogo de la Dignidad del hombre
en su edición de la colección Letras Hispánicas (1995, 2008).
143 José Luis Abellán, op. cit. p. 53 y siguientes.
87
profesionales de la pluma, necesarios para una sociedad que reclamaba instructores,
escribientes y secretarios preparados para digerir los nuevos tiempos.
Uno de los primeros lectores del Diálogo de la dignidad del hombre, Cervantes de Salazar,
reaccionó de tal manera que decidió continuar el diálogo para no dejar lugar a ningún tipo
de duda sobre hacia qué lado debía inclinarse la disputa.
144 Ana Vian Herrero, «Fábula y diálogo en el Renacimiento: confluencia de géneros... », en Cuadernos de
filología hispánica, 7, 1988, p. 472.
88
Las aportaciones de Ana Vian y Jesús Gómez 145 al estudio de la tradición renacentista
española del género del diálogo van a permitir que nos sirvamos de una metodología
teórica en el intento de estructurar el diálogo de Pérez de Oliva.
La misma Ana Vian recoge en su artículo una posible clasificación de los tipos de
diálogo atendiendo al análisis del proceso comunicativo que se da en estas obras. El más
frecuente entre los escritores españoles del siglo XVI es sin duda el diálogo pedagógico:
Efectivamente, el Diálogo de la dignidad del hombre tal y como lo compuso Pérez de Oliva
se articula en torno a una conversación en la que los interlocutores, Antonio y Aurelio,
plantean una disputa en condiciones intelectuales de igualdad, defendiendo argumentos
contrarios sobre un mismo tema, en este caso el hombre. La peculiaridad del texto radica
en que, al contrario de lo que afirma la doctora Vian, no es el lector quién tiene la
responsabilidad de emitir un juicio, sino que ambos interlocutores piden a un tercer
participante, Dinarco, que en este caso sí es, por sus canas, el que detenta el saber, que
emita su veredicto148. Aún así, en el texto de Oliva no aparece el veredicto final de Dinarco,
89
que termina la disputa abruptamente dando las gracias a los dos personajes por su ingenio
en la argumentación. Esta circunstancia va a propiciar que Cervantes de Salazar decida
continuar el texto y convertirlo en una suerte de diálogo didáctico en el que es el maestro
quien enseña a los jóvenes filósofos la verdad de la disputa.
Jesús Gómez plantea algunas pautas de análisis para un diálogo renacentista basándose
en tratadistas de la época como Carlos Sigonio y Santayana 149 que nos pueden ayudar en el
estudio del texto de Pérez de Oliva.
El Diálogo de la dignidad del hombre sigue las pautas del género en su configuración
argumental, perfectamente estructurado en dos grandes partes que los teóricos denominan
praeparatio y contentio.
En la praeparatio «el escritor introduce a los interlocutores y, en su caso, enmarca el
diálogo en el espacio y/o tiempo. (…) El escritor suele indicar también el motivo ocasional
que ha propiciado la reunión de los interlocutores» 150.
En el texto que nos ocupa, la disputa surge, según el argumento compuesto por
Cervantes de Salazar, cuando, durante uno de los paseos que Antonio solía hacer por el
campo, Aurelio le sigue y le pregunta «la causa por que acostumbrava venirse allí»151.
Durante el camino, los dos contendientes comienzan a discutir sobre la soledad. Aurelio
trata de ofrecer una explicación acerca de por qué la soledad «es tan amada de todos, y más
de los más sabios» y plantea que el hombre ama estar solo por el aborrecimiento que tiene
de sí mismo, «por las miserias y trabajos que padescen». Antonio no está en absoluto de
acuerdo con el argumento propuesto por su amigo, es más, plantea todo lo contrario y se
dispone a probarle que no hay «criatura más excelente que el hombre ni que más
contentamiento deva tener por aver nascido» 152. El cuadro se completa cuando los dos
amigos se dirigen a una fuente donde se reúne un grupo de personas en torno al viejo y
sabio Dinarco, al que los personajes de la disputa piden se constituya como juez del
diálogo sobre la dignidad del hombre.
Ya en el argumento se plantea la dicotomía que va a marcar el diálogo entre un juicio
basado en la verdad irracional de la creencia religiosa, como «christianamente devía»,
149 Son autores de dos de los escasos tratados sobre el diálogo en la época. La de Sigonio, de corte
ciceroniano, De dialogo. La de Espinosa de Santayana, en el libro tercero de su Arte de retórica
150 Jesús Gómez, op. cit., p. 43.
151 Citamos a partir de ahora de la edición digital del Diálogo de la Dignidad del hombre de Pérez de Oliva
preparada por la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes a partir del texto original de Pérez de Oliva de la
edición cordobesa de 1586 y cotejada con la edición crítica de Mª Luisa Cerrón Puga (Madrid, Editora
Nacional, 1982). Se puede consultar en el siguiente enlace:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/02483807545026618976613/p0000001.htm#I_0_
152 La edición digital cambia los formatos de la paginación habitual del formato libro. Remitimos al enlace
anterior para encontrar el texto.
90
postura que defiende Antonio (y también el punto de vista que supuestamente el juez,
Dinarco, da por bueno) defensor de la dignidad del hombre, frente a la de Aurelio, el
acusador, que sustenta «lo que los gentiles comúnmente del hombre sentían».
Es frecuente en la tradición de los diálogos definir en la parte argumental de la
praeparatio el tiempo y el espacio en el que se desarrolla la disputa como marco contextual
de la situación comunicativa. Si bien lo verdaderamente imprescindible de un diálogo es la
argumentación, la contextualización espacio-temporal de la acción sirve de pilar
fundamental sobre el que se asienta la ficcionalidad del texto.
El género literario del diálogo posee unas características dramáticas que bien explotadas
lo asemejan al teatro. Aún así, y pese a las preferencias de Pérez de Oliva por el teatro, el
texto que nos ocupa, como apunta M. L. Cerrón Puga 153, siguiendo la tradición de los
diálogos ciceronianos, reduce al mínimo la información escenográfica y las notas de
movimiento. No obstante, el Diálogo… se escenifica a partir de una serie de tópicos
recurrentes recuperados por la literatura renacentista. Antonio acostumbra a disfrutar de su
soledad dando un paseo en un marco configurado por los elementos clásicos del locus
amoenus de las composiciones pastorales y bucólicas 154.
Aurelio, curioso por conocer los motivos de los paseos de Antonio, recibe una primera
contestación:
153 Fernán Pérez de Oliva, Diálogo de la Dignidad del hombre. Razonamientos. Ejercicios, ed. de M.L. Cerrón Puga,
Cátedra, 2008 (2ª edición), p. 32-33.
154 Los ejemplos de la reinvención del tópico sólo en el siglo XVI son innumerables. Desde La Arcadia, de
Sannazaro, muchas son las historias de pastores enamorados en la que se reconstruye el locus amoenus. Los siete
libros de la Diana, de Jorge de Montemayor, o los famosos pasajes de las églogas de Garcilaso y el Cántico
espiritual de San Juan de la Cruz, son quizá las obras más celebradas. Recordemos también el planteamiento
del tópico renacentista del menosprecio de corte y alabanza de aldea, delimitado por Antonio de Guevera en
un libro homónimo. Que el tópico del locus amoenus sirva de contextualización al género literario del diálogo
era una norma bastante común. Cerrón Puga resalta la ambientación de Fray Luis en De los nombres de Cristo.
91
pasea, como Antonio en el texto de Pérez de Oliva, en un rato de ocio. «Cierto día que,
estando ocioso en casa, yo me paseaba por mi jardín…» 155.
El Diálogo de la dignidad del hombre se enmarca entre aquellos diálogos que sitúan la acción
en un espacio que podemos asimilar al entorno bucólico del locus amoenus. Curtius define el
tópico como «un paraje hermoso y umbrío; sus elementos esenciales son un árbol (o
varios), un prado y una fuente o arroyo; a ellos pueden añadirse un canto de aves, unas
flores y, aún más, el soplo de la brisa»156, elementos todos que aparecen en la descripción de
Antonio y que se iban a convertir a lo largo de todo el siglo XVI en un lugar común.
Pero el lugar ideal, edénico, el valle deleitoso, con prados floridos, aguas claras y alegres
ruiseñores, que sirve de marco a las escenas pastorales de amor y desamor de los poetas de
la época, se configura en el diálogo del maestro Pérez de Oliva como un marco contextual
que esconde, pero que no define, la verdadera causa por la que Antonio se retira a lugar tan
deseado. Aurelio, que sabe que un sabio procura otras cosas, insiste:
Hermoso lugar es éste, y digno de ser visto, pero yo sospecho, Antonio, que
otra cosa buscas tú o gozas en este lugar, porque según tú eres sabio y de más
altos pensamientos bien sé que esas cosas sensuales ni las amas ni las procuras;
por eso yo te ruego que no encubras las causas de tu venida.
155 Citamos del artículo de F. López Estrada, «El diálogo pastoril en el Siglo de Oro» en Anales de Literatura
Española, 6 (1988), p. 340
156 E. R. Curtius, Literatura europea y Edad Media Latina (1948), 2ª ed,, Méjico, F.C.E., 1981, vol. I, p. 280 en
Jesús Gómez, op. cit. p. 30.
92
La contextualización temporal resulta todavía más prescindible que la espacial, aunque
Pérez de Oliva utiliza el recurso recurrente de hacer coincidir el final del diálogo con el final
del día. La noche impide que continúe una acción que se desarrolla en la obra al aire libre.
Dinarco termina la obra invitando a los protagonistas a volver a casa: «Y vámonos, que ya
la noche se acerca sin darnos a la cibdad antes que del todo se acabe el dia» .
El contenido del diálogo comienza cuando Aurelio, el acusador, manteniendo «la forma
de los antiguos oradores, en cuyas contiendas el acusador era el primero que dezía, y
después el defensor», trata de probar la verdad sobre las miserias del hombre. Por lo
general, en la tradición clásica del diálogo y los debates de este tipo, el acusador acaba
siendo siempre rebatido, por lo que el guiño de Pérez de Oliva con la tradición es el primer
indicio de hacia qué lado se va a decantar la disputa.
Antonio, en su primer argumento contra las razones de Aurelio, expone que éste ha
imitado a Epicuro, pues sólo él «se quexava de la naturaleza humana, que le parecía desierta
de bien y afligida de munchos males». La comparación con alguien que «antepuso el deleite
a la virtud», (causa a la que se debió su silenciamiento sistemático por las doctrinas
religiosas del cristianismo), sirve para derrumbar los argumentos de la defensa de las
miserias del hombre en nombre de la verdad cristiana.
No obstante, la presentación de Aurelio es, tanto en el fondo como en la forma,
brillante. El estilo impecable del maestro Pérez de Oliva nos pone ante un razonamiento
racional de los males del hombre, atendiendo, sí, a los conocimientos científicos y
filosóficos de los gentiles, en el que Pérez de Oliva exhibe sus saberes sobre astronomía,
anatomía, cosmografía, filosofía natural y filosofía.
María Luisa Cerrón Puga defiende que «el parlamento de Aurelio es traducción y
comentario de la introducción a la antropología (libro VII) de la Naturalis historia de Plinio,
un texto radicalmente pesimista, emparentado con el de De rerum natura de Lucrecio157».
Además de en las Meditaciones de Marco Aurelio (feliz coincidencia con la del nombre del
personaje), rastrea el tema de la miseria del hombre en autores como San Bernardo (libro
III de sus Meditaciones), Inocencio III (Libro de miseria de omne), o en textos de Petrarca
(Secretum), Bracciolini o Maquiavelo, fuentes directas del texto de Pérez de Oliva.
El parlamento de Aurelio mantiene un esquema que analiza progresivamente las
miserias del hombre desde una posición materialista. A partir de situar al hombre en el
lugar que ocupa en el universo, Aurelio trata los problemas del cuerpo y del alma,
atendiendo al poder de la naturaleza. Al final, critica algunas acciones del hombre como ser
social, incapaz de gobernar, generador de guerras y de vanidades frente a la brevedad de la
vida.
93
Seguidamente, Antonio recoge el guante y comienza a defender, a probar, como en las
obras precedentes sobre el tema de la dignidad del hombre, «la más admirable obra de
cuantas Dios ha hecho». Los argumentos del sabio giran en torno a la consideración del
hombre como centro de todas las cosas gracias a la mediación divina. Dios ha creado el
universo para ponerlo en las manos del ser humano, y aún al mismo hombre a su imagen y
semejanza, por lo que cualquier falta que se le achaque es un ataque directo a la perfección
divina. Antonio trata de exponer su verdad cristiana, irracional, apoyada en el sosiego de la
fe, para contrarrestar cada uno de los argumentos de Aurelio.
El hombre representa la imagen de la divinidad, y nada como el alma para ponerlo en
evidencia. En la concepción divina del alma, la memoria, el entendimiento y la voluntad
representan la divina Trinidad.
Frente a la definición del hombre como criatura que tiene que lidiar y desenvolverse en
un mundo controlado por la naturaleza, Antonio propone una visión antropocéntrica, el
hombre participa «de la perfección de todas las cosas». Aparece aquí la idea del hombre
como microcosmos 158, tratada por Francisco Rico en su ensayo El pequeño mundo del hombre,
como eje fundamental del desarrollo ideológico del Renacimiento y que el mismo
Cervantes aplicará a la ciudad de México en su descripción de los diálogos escolares.
El final del diálogo original del maestro Pérez de Oliva resulta algo abrupto, lo que nos
dará motivos para pensar por qué Cervantes de Salazar decide continuarlo. Al final de la
argumentación de ambos, Dinarco toma la palabra y concluye el diálogo sin ofrecer, como
esperamos del sabio, su posición ante el debate. En dos breves oraciones, Dinarco agradece
a los dos personajes su ingenio en los argumentos, dando las gracias a Antonio por
«representar lo que Dios ha hecho por el hombre» y a Aurelio por que «en causa tan
manifiesta hallaste con tu agudeza tantas razones para defenderla». Y llega la noche, y es
necesario regresar a casa. Y hasta aquí llegó el maestro Oliva.
94
corresponde al ámbito intelectual de un joven aspirante a humanista, vinculado a estudios
de gramática y más tarde al servicio de ilustres personajes como secretario de latines.
Comentábamos también que estos años de aprendizaje estuvieron relacionados con el
magisterio que pudo ejercer sobre él el humanista Alejo de Venegas, como describíamos al
comienzo, y su relación con los intelectuales salmantinos, complutenses y sevillanos, sobre
todo gracias al cargo de secretario del cardenal y presidente del Consejo de Indias, García
de Loaysa.
No extraña entonces que Cervantes trabajara un diálogo de la época en su proceso de
formación como ejercicio de perfeccionamiento del estilo y de la argumentación, puesto
que como observábamos en los preceptistas de la época, era una práctica recomendada, que
el propio autor volverá a emprender tras la publicación de sus obras, continuando los
diálogos de Juan Luis Vives, en este caso ya con un fin profesional, como herramienta de
trabajo en sus clases de retórica en la Real y Pontificia Universidad de México.
No está nada claro ni el porqué de que Cervantes decidiera modificar y continuar el
texto de Pérez de Oliva, ni tampoco cuándo ni cómo pudo llegar el manuscrito de la obra
original a las manos del humanista toledano.
La inexactitud de las fechas de los primeros años de la vida de Cervantes de Salazar no
nos permite afirmar con rigor que no conociera y tratara a Pérez de Oliva en Salamanca,
como apunta F. Martín Hernández 159. No obstante, Pérez de Oliva muere prematuramente
en el año 1531, cuando, si aceptamos las conjeturas de García Icazbalceta, que lleva a 1514
la fecha de nacimiento, Cervantes de Salazar era todavía un jovenzuelo de diecisiete años,
posiblemente recién llegado a la universidad salmantina. Las nuevas pruebas que presenta
Millares Carlo para datar el nacimiento de Cervantes apuntan hacia 1518 como fecha más
probable, por lo que en 1531 tendría tan sólo trece años, lo que nos hace dudar seriamente
sobre el contacto entre ambos en las aulas salmantinas.
Sí es cierto, que, año arriba, año abajo, Cervantes de Salazar llegaría a Salamanca cuando
todavía resonaba el eco de la fama del maestro Oliva, intelectual controvertido y
combativo, que tras el sonado episodio de la disputa de la cátedra de filosofía natural que
perdió en favor de uno de sus viejos preceptores, alcanzó, igual que haría años más tarde
Cervantes en la Real y Pontificia Universidad de México, el grado de rector.
Sin embargo, nos inclinamos a pensar que el texto de Oliva pudo llegar a las manos de
Cervantes gracias a sus relaciones con el núcleo de intelectuales de Alcalá de Henares, pues
recordemos que Alejo de Venegas fue llamado a Madrid para trabajar allí en el estudio de
Gramática de la villa en el año 1544, y que en 1546 muere también en Madrid su señor,
García de Loaisa. En Madrid y en Alcalá, donde aparecen sus obras, pudo entablar
159 F. Martín Hernández, Humanismo cristiano, Salamanca, Caja de ahorros y Monte de Piedad, 1989, p. 91
95
conversaciones con los humanistas complutenses, entre ellos Ambrosio de Morales, que
casi con seguridad custodiaba las obras del maestro Oliva, su tío, y que supervisó la
publicación del texto de Cervantes en 1546, que prologa, aunque en la edición de las obras
de Pérez de Oliva de 1586 decidiera reestablecer el texto del manuscrito original.
El trabajo de Cervantes de Salazar sobre la obra del maestro Oliva muestra claramente
cómo era el modo de trabajar de estos primeros profesionales de las letras durante el siglo
XVI. Más allá de consideraciones estilísticas, o de lo acertado de las argumentaciones, el
trabajo de Cervantes nos enseña cuál era la función de un intelectual dedicado al estudio de
las letras, capaz de editar un texto que no había sido publicado hasta el momento, de
comentar el contenido del mismo, o incluso competir con el texto original, imitándolo en el
estilo y añadiendo un alegato moral que no aparece en la obra original de Pérez de Oliva.
Efectivamente, la principal virtud de este primer tomo de las Obras que Cervantes ha hecho,
glossado y traducido… radica en que por vez primera se edita uno de los textos literarios más
logrados del humanismo español, ya que la prematura muerte de su autor impidió que fuera
él mismo el encargado de llevar a las prensas los dispersos papeles que contenían sus
confusas anotaciones.
Cervantes de Salazar adapta el texto a sus preferencias, apoderándose del original y
cercenando y agregando fragmentos, en un ejercicio bastante frecuente entre los hombres
de letras del momento, cuando la propiedad intelectual era todavía un oxímoron. Francisco
Cerdá i Rico, en la edición de 1772 de las obras de Cervantes anota las variantes entre el
original y el texto que publica el toledano, que por lo general son modificaciones mínimas
que no afectan al sentido del fragmento.
No obstante, sí es cierto que hay substanciosas variantes en la edición de Cervantes,
sobre todo la extensa continuación que manda el toledano a las prensas escritas de su puño
y letra, necesarias para adaptar el texto al fin moralizador que pretende.
En primer lugar, Cervantes sitúa un argumento de la obra que ha compuesto a partir de
construcciones tomadas del texto de Pérez de Oliva, en el cual se nos resume el contenido
esencial del diálogo y que sitúa al comienzo del texto. Ambrosio de Morales lo modificará
en la edición de 1586. Transcribimos el original de Cervantes:
Yéndose a passear Antonio a una parte del campo, donde otras muchas veces
solia venir, le sigue Aurelio su amigo: i preguntándole la causa por qué
acostumbrava a venirse allí: Antonio le responde, que por amores de una señora,
sin la qual no deseava vivir. Maravillado desto Aurelio, como el que no podía
concebir vanidad de Antonio, le ruega le diga el nombre, si por celos no le quiere
callar. Antonio dice que Soledad se llama. De aquí toman ambos ocasión para
hablar de la soledad. I tratando por qué es tan amada de todos, i mas de los mas
96
sabios: entre otras razones Aurelio dice, que por el aborrecimiento que consigo
tienen los hombres de sí, por las miserias i trabajos que padecen, por esso aman la
soledad. Pareciendo mal esta razón a Antonio, por no aver criatura mas excelente
que el hombre; ni que mas contentamiento deva tener por aver nacido, dice: que
le provará lo contrario: i ansi determinados de disputar de los males i bienes del
hombre, para mas a placer hacerlo, se van hacia una fuente: junto con ella estava
un viejo llamado dinarco con otros estudiosos, i entendiendo la contienda, i
constituido por juez della, manda a Aurelio que hable primero: i luego Antonio
diga su parecer, prometiendo él de dar la sentencia, de lo qual, después de oídos
los dos, se arrepiente: i solo por no dar su parecer a la clara, trata la mesma
materia, diciendo cosas nuevas al mismo propósito. Finalmente quedando el
hombre por lo mejor de lo criado, hablando en otras cosas se van a cenar a la
ciudad160.
160 Transcribimos de la edición del Diálogo de la dignidad del hombre de la edición de las obras de Cervantes de
1772.
97
Pese a que la difusión de las obras de Cervantes de Salazar ha sido escasa, y que no se
editan desde 1772, tenemos ilustres comentarios sobre el trabajo del humanista toledano.
El mismo Cervantes explica sus impresiones acerca del Diálogo y de las razones que le
llevan a continuarlo en la epístola nuncupatoria que dirige a Hernán Cortés en los
siguientes términos:
98
El maestro Alexio de Venegas en su prólogo al «benigno y pío lector» describe
también el trabajo de Cervantes:
Por su parte, en el contexto de los polígrafos ilustrados del siglo XVIII, Francisco
Cerdá i Rico reimprime, edita y anota el volumen de Cervantes de Salazar, añadiendo una
extensa «Advertencia sobre esta nueva impression», en la que ofrece también su opinión
sobre la adición al Diálogo:
Yo, aviendo cotejado entre sí con particular atención los trabajos de ambos
escritores de este Diálogo, no dudo dar preferencia al maestro OLIVA en la pureza
del estilo, que tan ventajosamente supo conseguir, en lo atinado de su juicio,
solidez de sus razonamientos, i orden que guardó en toda la obra; i a
CERVANTES en la erudición esparcida por todo su discurso. Aquel la usa con
mas moderación, aunque se muestra mui versado en la lectura de los autores
antiguos, de quienes copia los mejores pensamientos: este quiso manifestar la
mucha que tenia en una edad, en que otros emplean sus años inútilmente; pero lo
que mas realza el merito de CERVANTES es, que supo estender la pluma, como
pondera con mucha razón VENEGAS, i añadió mas de dos tanto a la materia que el
maestro Oliva avia comenzado 163.
162 Cito el texto de Alejo de Venegas que precede al Apólogo sobre la ociosidad i el trabajo de la edición de Cerdá i
Rico de 1772.
163 Cerdá i Rico, «Advertencias sobre esta nueva impression» en Cervantes de Salazar, Obras que Cervantes de
Salazar ha hecho, glossado y traduzido…, Madrid, 1772, imprenta de Antonio de Sancha, pp. VII-VIII.
99
María Luisa Cerrón Puga aporta en su edición del Diálogo de Pérez de Oliva los
testimonios de Menéndez Pelayo y de Capmany sobre la obra, y los achaca a la
continuación de Cervantes:
El único artículo dedicado por completo a la continuación del Diálogo que hace
Cervantes lo encontramos en el ejemplar de la revista Ínsula dedicado al tema de la miseria
100
y dignidad del hombre en el Renacimiento. Consolación Baranda 166, en su artículo, «De
Pérez de Oliva a Cervantes de Salazar: homenaje y traición», nos ofrece un acertado análisis
del cambio estructural que provoca en el texto original la pluma de Cervantes.
Discutíamos anteriormente sobre las características constitutivas del diálogo durante el
Renacimiento, aduciendo a la influencia de la concepción ciceroniana del género en la gran
mayoría de los autores, pero con ciertas novedades que, precisamente, van a marcar las
diferencias entre el texto de Oliva y la continuación de su editor. A este respecto,
Consolación Baranda explica perfectamente la estructura del diálogo del maestro Oliva:
Los argumentos del texto original de Pérez de Oliva, efectivamente, no muestran una
inclinación evidente por ninguna de las dos posturas, dejando abruptamente suspenso el
veredicto del que se había constituido como juez en el final del diálogo:
Aunque no hay pruebas sobre las que basar el juicio, puesto que no sabemos qué
papeles de Pérez de Oliva manejó Cervantes de Salazar, se coincide en afirmar que
Cervantes cercena el final del Diálogo, suprimiendo el párrafo final de Dinarco, para
comenzar su continuación enlazando con los últimos argumentos de Antonio en defensa
de la dignidad del hombre, un alegato sobre el valor de la fama como acicate de las grandes
acciones del hombre, que bien le ha valido que se le señale como el anónimo autor del
166 Consolación Baranda, «De Pérez de Oliva a Cervantes de Salazar: homenaje y traición», Ínsula, 674, febrero
2003.
167 Consolación Baranda, op. cit. p. 22.
101
Lazarillo 168. Cervantes, sin embargo, se justifica en la epístola a Hernán Cortés, explicando
que el texto de Oliva está inacabado, pues da por hecho que tiene el principio de un
diálogo, no una obra terminada: «vino a la razón a mis manos el principio deste Diálogo».
Además, las palabras de Cervantes, si no conociéramos la edición de Ambrosio de Morales,
podrían convencernos:
168 J. L. Madrigal, «Cervantes de Salazar, autor del Lazarillo», Artifara, revista electrónica, núm. 2, 2003.
169 Para la continuación de Cervantes tomamos las referencias a partir de la edición de Cerdá y Rico de 1772;
entre paréntesis los números de página.
170 Consolación Baranda, art. cit. p. 22.
171 Sobre los diálogos didácticos, véase la explicación de Ana Vian, en al artículo ya citado.
102
También se produce un cambio en la consideración de los personajes del diálogo tras la
adición de Cervantes de Salazar. En el texto de Oliva, Aurelio y Antonio mantienen una
relación de iguales, y aunque se entiende que Dinarco es una persona apta para emitir un
veredicto, el lector deduce que los tres personajes tienen la consideración de sabios. Los
personajes de Aurelio y Antonio se conforman mediante la oposición de caracteres y de
opiniones. Antonio, respetuoso con su interlocutor, trata de convencerlo del error en el que
ha caído. Sin embargo, en la continuación de Cervantes, los caracteres de los personajes se
difuminan en vistas de ofrecer al lector una verdad única. Antonio radicaliza su postura y se
muestra ante Dinarco convencido de que tiene razón y por tanto el juez debe refrendarlo:
«Agora, pues, Dinarco, cumple lo que prometiste y da la sentencia, porque estos señores y
Aurelio queden desengañados de lo que al principio creyeron, pues has visto como
claramente he provado su error» (58). La disputa, en este caso, toma un cariz de discusión
académica entre dos jóvenes mancebos que quieren impresionar a un maestro que
terminará ejerciendo como tal ofreciendo una lección magistral sobre el tema propuesto,
defendiendo las dos causas con brillantes argumentos.
Los cambios en los personajes y en la estructura van encaminados a demostrar desde el
primer momento que Aurelio está equivocado, y que el hombre, en cuanto a obra de un
Dios perfecto, es una creación perfecta.
El discurso magistral del maestro Dinarco se convierte en un ejercicio retórico pro et
contra, esto es, un discurso en el que un mismo personaje alaba y vitupera una misma cosa.
Este trabajo, según Baranda, «se había convertido en ejercicio destinado a afinar las
herramientas dialécticas de los estudiantes» 172, y recordemos que hemos planteado la
hipótesis de que estas obras de Cervantes responden a un interés de formación profesional.
La continuación de Cervantes tiene como parte principal el discurso de Dinarco en el
que trata de los mismos argumentos que Aurelio y Antonio: «No diré, por no daros
fastidio, lo que el uno i el otro ha tratado, sino algunas cosas que os olvidastes, o por no ser
prolixos callastes». Dinarco se hace de rogar, y rechaza en un principio dar su veredicto. No
obstante, las insistencias de los dos personajes consiguen que el maestro intervenga.
La estructura del discurso de Dinarco se articula a partir de una serie de argumentos a
favor de las miserias del hombre que, después, uno a uno, va a ir rebatiendo, manteniendo
el esquema inicial. En la parte en que defiende las virtudes del hombre, Cervantes cita a
Aristóteles, dando la clave de la estructura del diálogo:
103
negro: ni sabrá qué es duro, el que no uviere tentado lo blanco: mal dirá qué es
dulce, el que no uviere gustado lo amargo. Assi que sabido bien, que cosa sea
malicia, por el consiguiente de fuerza se ha de entender, quanto vale la bondad: i
conocido el daño de la una i el provecho de la otra, nadie avrá que tan mal se
quiera, que no siga la bondad por mejor i mas segura. (109).
Esto es, Antonio, lo que puedo decir del hombre, aunque no todo lo que
siento, pues es cosa natural, que el entendimiento como mas capaz, i que vuela
mas presto i por mas alto, entienda mucho mas que la lengua ( a la qual
encomienda sus pensamientos) puede decir. I si te parece, que no he defendido lo
que he podido, i tu averlo tratado tan bien, que ha sido demasiado mi hablar: lo
que ni a ti ni a Aurelio avrá ayudado poco, para que estos señores tengan en tanto
mas vuestro saber, quanto en esta edad es mas raro: pues pocas veces los
mancebos, como vosotros, inclinándoles naturaleza a otras cosas, se dan tan de
veras al estudio. Por esto vivo siempre mui alegre i mui contento, viendo que en
nuestra patria, a la qual por la edad que tengo, dejaré presto, aya tales dos
mancebos, i en todas partes tan iguales, que parecen a la par como relucientes
hachas alumbrar su tierra. Lo que resta pues desta disputa será averle tratado
copiosamente todo lo que mal i bien ai en el hombre: porque él conozca que tiene
que enmendar para ser mejor, i también vea que tiene valor para esperar gran
premio: lo qual en esta vida le sustentará hasta ir a la otra, donde posserá lo que
acá espera. Apártate, pues tú, Aurelio, del error, que por mostrar lo mucho que tu
ingenio puede, has defendido: pues no puedes negar la inmortalidad del hombre,
con la qual es mejor que todo lo criado en la tierra, i huelga que desta contienda
se te dé aver agudamente hablando; i que aviendo querido mostrar ser nada el
hombre, has claramente dado a entender su mucho valor: pues siendo tú hombre
(como antes dixe) le has tratado tan mal: lo qual no pudiera hacer el que no fuera
tan sabio como tu: de manera que deves al hombre el entender tan bien lo que
104
contra él puedes decir. Tampoco me negarás, que si trocassedes las causas, de
todo lo que has dicho, darias tan suficiente respuesta, que como agora pensavas
que le avias sepultado (como Antonio hizo) le pondrías en el cielo. Esto digo,
salvo vuestro mejor parecer: porque ni le doi por sentencia, ni me tengo en tanto,
que aun lo piense: sino que digo, i afirmadamente, ser digno de igual loor el que
disputando agudamente contradice a la verdad como el que sabiamente la
defiende: porque el que es contra ella, en lo mesmo es por ella, haciendo que con
su contrario sea mas notoria: como lo blanco se parece mejor cotejado con el
negro (167-168).
De las palabras finales de Dinarco podemos concluir algunos de los aspectos más
destacados del texto de Cervantes de Salazar, empeñado desde la primera línea en
demostrar que Aurelio, con sus deslices materialistas, no puede negar «la inmortalidad del
alma». El maestro halaga a sus discípulos, dándole las gracias por sus argumentos,
inclinándose hacia la verdad, pero dejando claro que la disputa no es más que un ejercicio
retórico173, pues bien podía haber defendido Aurelio la causa contraria, con el mismo éxito.
Lo importante, pues, no es tanto alcanzar la dogmática verdad de que el hombre es una
criatura perfecta y digna de alabanzas y exageraciones, como el perfeccionamiento del
escritor en la composición de estructuras argumentativas: el diálogo, la disputa, como
ejercicio retórico para el placer intelectual, en este caso como ejercicio de aprendizaje y
práctica de las tareas propias de un filólogo.
La continuación del Diálogo que compone Cervantes de Salazar es también, como el
texto de Oliva, un centón de tópicos conocidos en la época. Quizá la diferencia entre
ambos radica en que el maestro Oliva maravilla por su estilo impecable, pero no habla de
sus fuentes. Cervantes, por su parte, se dispersa en amplias disertaciones, citando
generalmente a los autores de los que ha tomado prestado el argumento.
La construcción de la continuación del Diálogo como un ejercicio retórico en el que la
gran mayoría de los argumentos están justificados por el peso de la autoridad (y el resto se
pueden rastrear en la tradición), nos permite rescatar las fuentes que Cervantes manejaba ya
en estos años. El rastreo, lejos de resultar infructuoso, puede servirnos para contrastar que
el humanista toledano estaba en contacto con la doctrina moderna de su tiemp o, conocía ya
bien los textos clásicos, sobre todo al Ciceron recuperado en el Renacimiento, al maestro
Aristóteles, venerado en las escuelas universitarias, pero también a los hombres de su
tiempo, como se desprende de las citas sobre Erasmo y Vives. Los años de estudio de las
173 No viene mal recordar la importancia de este tipo de ejercicios en el proceso de formación de un joven
estudiante, como tratábamos en puntos anteriores.
105
fuentes, y el dominio sobre las herramientas académicas utilizadas en la época, como
polianteas y adagios.
En la continuación de Cervantes encontramos, además, muestras evidentes del nuevo
pensamiento renacentista, que recupera y sanciona a los grandes pensadores clásicos como
modelos aprovechables para el entendimiento de los grandes problemas filosóficos del
hombre, fundiéndolos de manera admirable con las pautas intelectuales heredadas del
pensamiento cristiano. Cervantes recurre, por ejemplo, a las teorías aristotélicas sobre el
alma174, recuerda a los estoicos a la hora de hablar del matrimonio, y recurre, como Pérez
de Oliva, a la Historia Naturalis de Plinio y a Ciceron en numerosas ocasiones, como en el
tema de la consideración de la vejez en el que Cervantes rememora las afirmaciones de
Ciceron en De senectute.
El trabajo con el Diálogo de la dignidad del hombre nos muestra, pues, como el humanista
toledano maneja las herramientas para el estudio y la interpretación filológica de los textos,
así como su contacto con el pensamiento de los recuperados autores clásicos y con los
grandes pensadores contemporáneos. En el texto observamos, como decíamos, a dos
autores en contacto con el pensamiento moderno de la época, en el que converge lo mejor
de la tradición greco-latina con los postulados cristianamente correctos de la tradición
religiosa europea, que en estos momentos se debatía en guerras y secesiones internas. Aun
así, pese al cuidado de Cervantes y de los diferentes editores de las obras de Pérez de Oliva,
el control ideológico de la Contrarreforma propiciará que el texto del Diálogo sufra también
en algunos momentos el férreo control de la Inquisición debido a la constante alusión a
teorías filosóficas poco compatibles con la verdad religiosa.
La segunda de las obras que conforman el volumen publicado en Alcalá en 1546, o así
aparece en la mayoría de los ejemplares consultados y en la edición de Cerdá y Rico en
1772, aunque no en el título original, que la sitúa en primer lugar, se titula Apologo de la
ociosidad i del trabajo, intitulado Labricio Portundo, compuesto por el protonotario Luis Mexia, glossado i
moralizado por Francisco Cervantes de Salazar.
106
Los principales intérpretes de la obra de Cervantes de Salazar coinciden en señalar la
falta de informaciones sobre el autor original, este protonotario Luis Mexia, del que no
sabemos nada más que su nombre y su profesión.
Si hacemos caso a la definición del diccionario de Covarrubias, de 1611, un
protonotario era un personaje importante dentro del pesado aparato burocrático del estado,
además de ser un cargo de una gran relevancia social, pues «es una dignidad o privilegio que
da Su Santidad a algunos de su corte con ciertas exenciones y facultad de hacer notarios» 175.
A diferencia de lo que ocurría con el Diálogo de la dignidad del hombre, en el que
Cervantes vela por la fama de su autor, llama la atención García Icazbalceta 176 sobre el
silencio del propio Cervantes de Salazar como de Alejo de Venegas acerca de la persona
del autor de la obra, por un lado, y de cómo llegó el manuscrito a manos de su primer
intérprete, por otro. Tampoco existe edición del texto anterior a la de Cervantes de Salazar
en 1546, por lo que el silencio de éste en la dedicatoria a Martínez Salíceo y en la epístola a
Hernán Cortés ha condenado al protonotario Luis Mexia a ser un nombre sin más biografía
que este Apólogo de la ociosidad i el trabajo.
Ni Alejo de Venegas 177 ni tampoco Ambrosio de Morales dicen nada del autor en
sus referencias a la obra de Cervantes de Salazar. Esta falta de información llega hasta los
receptores del texto en el siglo XVIII. Cerdá y Rico, editor de las obras en 1772, se refiere a
Luis Mexia, «de quien no hemos podido hallar noticia ninguna» 178. Capmany, no obstante,
en el Teatro histórico-crítico de la eloqüencia española, se atreve a aventurar que el protonotario
probablemente perteneció a «los Mexías de Sevilla, familia noble por la sangre y por las
letras de los sugetos que de ella salieron en el siglo XVI». La referencia completa de
Capmany dice así:
175 S. Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana, Barcelona, Alta Fulla, 1993 (1611), p. 885.
176 García Icazbalceta, Bibliografía Mexicana s. XVI, op. cit., p. 51.
177 Venegas en su prólogo a las obras de Cervantes define al autor del Apólogo como «se mostró hombre docto
i prudente».
178 Cerdá y Rico, «Advertencia» op. cit., p. XVII.
107
de Salazar, despues de la muerte del autor como es de creer. Es muy estraño é
indefinible el silencio de Salazar, editor y glosador de esta obra, de no haber
declarado en su publicación cómo ni de donde vino á sus manos este manuscrito,
ni referido circunstancia alguna acerca de la patria, carácter y estudios del autor,
de cuyas noticias no podia carecer entonces Salazar, quien le habría alcanzado en
vida179.
De un Luis Messia Ponce de León, nacido en Utrera hacia 1524, trata Nicolás
Antonio (II, 51 b) como autor de dos obras: In legem regiam Toleti conditam sub titulo
III: De los propios y rentas de los consejos. Quintam, libri septimi ordinatiorum regiarum in
causa vertente a responso praelectiones (Sevilla, Alonso García Escribano, 1568) y
Λακουισμος seu chilonium pro pragmaticae, qua panis pretium taxatur, in interiori foro
hominis elucidatione (Sevilla, Juan Gutiérrez, 1590). Escudero Perosso da noticia de
la primera (pp. 249-250, núm 628); de la segunda omite la edición citada por
Nicolás Antonio, describiendo, en cambio, la de Juan Gutiérrez (Sevilla, 1569), en
la que figura un retrato del autor que lo representa de cuarenta y cinco años 181.
No está demasiado claro que Capmany y Millares Carlo hablen de personajes diferentes.
El Luis Messía Ponce de Leon182, nacido en Utrera, bien podría ser el mismo Mexia de la
familia sevillana que nombra Capmany. De ser el autor del Apólogo, tendríamos que
considerarlo, por edad, como un joven compañero de formación de Cervantes de Salazar,
lo que choca con su posición de protonotario. Considerando que los otros autores a los
que trabaja el humanista toledano ya habían fallecido en 1546, y que no deja de ser
llamativo el silencio tanto de Cervantes como de Venegas ante un compañero o un
108
discípulo, parece improbable que este Messía Ponce de León fuese el protonotario autor
del Apólogo, si realmente, como dice Millares Carlo, nació en 1526.
Nos convence más, por otro lado, la propuesta de Capmany, pues emparenta al
protonotario con la familia sevillana de los Mexias, intelectuales de filiación erasmista 183,
que casaría más con lo que inferimos de la definición de Covarrubias de protonotario, esto
es, un hombre seguramente entrado en años, de familia noble, con ciertos privilegios de los
estamentos que sustentaban el poder. Hay noticias sobre un Luis Mexia traductor al
castellano de algunos de los Coloquios de Erasmo de Rotterdam, que podría coincidir con el
Mexía que buscamos 184. Pudo ser hermano de Pedro Mexía, humanista notable, que
mantuvo un contacto constante con los humanistas de los Países Bajos, Erasmo y Vives
entre ellos.
Cervantes pudo conocer a los Mexía en Sevilla, en el servicio al cardenal García de
Loaisa, y también relacionarse o tener noticias de ellos en el núcleo erasmista alcalaíno.
Aunque no hay pruebas documentales, sí es cierto que el ambiente humanista, traducciones
y correspondencia de Erasmo por medio, cuadra perfectamente con el ambiente que
rodeaba a Cervantes de Salazar durante estos años.
El Apólogo de la ociosidad i del trabajo se trata de una narración de carácter moral,
semejante a la fábula, en la que unos personajes alegóricos representan durante algunas
páginas una ficción en la que el lector comprueba las virtudes que conlleva el trabajo y los
vicios a los que aboca la ociosidad. La obra pertenece a una larga tradición de textos que
tratan la polémica entre el trabajo y el ocio, que viene desde Roma y desembocará en la
literatura ilustrada del siglo XVIII.
El Apólogo, debido quizá a la confusión que sigue existiendo en torno a la figura de su
verdadero autor y a que no existen más ediciones de la obra que las que tenemos del
volumen de Cervantes, ha ido unido siempre al nombre del toledano. La recepción de la
obra del protonotario, por tanto, además de escasa, la encontramos frecuentemente ligada a
los comentarios sobre los trabajos de Cervantes de Salazar.
Es el toledano el primero en ofrecernos una crítica de la obra en los paratextos que
acompañan al Apólogo. En la dedicatoria de la obra al «Ilustre y reverendísimo señor don
Juan Martínez Silício», Cervantes escribe estas palabras, que más tarde aprovecharemos
para el análisis de la obra:
183 Pedro Mexía, el más afamado de todos ellos, mantenía una relación epistolar con Erasmo de Rotterdam.
184 La ofrece Bonilla San Martín, en «Erasmo en España (Episodio de la historia del Renacimiento) » en
Revue Hispanique, XVII (1907), pp. 379-548 (p. 434). Cito de Millares Carlo, Apuntes... op. cit. p. 51. Habla
de un volumen rarísimo de la Biblioteca de la Universidad de Gante, que contiene «el primero del segundo
tratado de los Colloquios de Erasmo, traduzido de latin en lengua Castellana. Por el prothonotario Luys
mexia».
109
Vino a mis manos este Apólogo, obra por cierto digna que no se dirigiesse a
otro, que V. S. pues con tan gran artificio, eloquencia i erudición se trata en él de
los grandes daños que la ociosidad acarrea; i por el contrario, de los muchos
vienes que el trabajo trae consigo. Va tan bien ordenado, que tiene lo que
Horacio pide que aya, que deleitando juntamente enseña: porque debajo de mui
gustosa ficion enseña maravillosamente, como se ha de trabajar en la vida, i
como, pues nacimos para no estarnos mano sobre mano, sino para entender en
grandes cosas, quales son para las que Dios nos crió, que es para gozar de su
reino, avemos siempre de emplearnos en ellas. Imitó en esto bien el autor a los
grandes poetas, a los quales si quitaren las mascaras de las ficiones, hallarán
debajo grandes secretos de philosophia; porque fingiendo que Daphne se
convirtió en laurel, dieron a entender la virginidad, que, como el laurel, siempre
está fresca. I ansí fingiendo también, que Acteón vuelto en ciervo le
despedazaron sus perros, quisieron decir la pobreza, a que vienen los cazadores,
por comerles los perros la hacienda. Assi casi por la mesma manera finge el autor,
que uvo una señora regalada señora llamada Ocia, que es la ociosidad, i un
cavallero natural de España por nombre Labricio, entre los quales se trató un
casamiento, como mas largamente parecerá por un argumento i moralidad que a
la obra he puesto: la qual por ir tan llena de lecion i doctrina, tuvo también
necessidad de glossa: i assí la hize lo mas breve que pude, para declarar, i no dar
fastidio185.
Sobre el texto, aunque trate además la noción de apólogo y haga referencia al trabajo de
Cervantes, Venegas contribuye a la crítica brevemente en el prólogo «al benigno i pio
lector» con la siguiente descripción:
110
Cerdá y Rico no aporta nada nuevo acerca de la obra del protonotario Luis Mexía, en su
«Advertencia», sino que tan solo describe brevemente su argumento y recurre a las palabras
de Cervantes y Venegas para describir el contenido del Apólogo. García Icazbalceta,
por su parte, al referirse al Apólogo de la ociosidad i el trabajo, hablaba de una «cansada
alegoría»186.
El único trabajo contemporáneo dedicado al Apólogo que hemos encontrado lo escribe
Briesemeister187 en 1986. En el artículo, el crítico inserta la obra de Mexia en un contexto,
el castellano, en el que aparecen otras textos de la misma temática de autores como Juan de
Robles o Domingo de Soto, poniendo en relación las palabras del protonotario con los
debates de la época acerca de la miseria y la dignidad del hombre y la reflexión sobre la
pobreza y el trabajo.
Para entender la estructura del Apólogo es necesario recurrir de nuevo a los tratadistas de la
época, pues nos van a poner en la pista de cuanto quería conseguir con su obra el
protonotario Luis Mexía.
Existe cierta confusión a la hora de definir la estructura y el contenido de un apólogo.
Nos remitimos al esencial artículo de Consolación Baranda 188 sobre la etimología y la
concepción del apólogo en diferentes tratadistas, para observar la evolución teórica del
género desde la época helenística hasta la reinvención humanista de los siglos XV y XVI, y
nos vamos a centrar en las reflexiones de estos últimos para intentar alcanzar una
definición de la noción de apólogo más próxima a la concepción del protonotario y de su
primer editor.
Covarrubias apunta, recogiendo la información de los preceptistas del Renacimiento,
pero asimilando la noción de apólogo a la de fábula, que una narración apológica «es la
fábula, cuento o patraña en que introducimos al os animales brutos y a los árboles y cosas
inanimadas que hablan y dicen alguna cosa, como las fábulas de Esopo» 189.
Alejo de Venegas nos ofrece la definición de apólogo de un humanista de la época en
varios de sus textos. Los argumentos, ampliados en el prólogo que escribe en 1553 para la
111
traducción castellana del Momo de Leon Battista Alberti, aparecen por primera vez en su
comentario acerca de la obra de Luis Mexia en el prólogo al volumen de Cervantes de
Salazar. Define Venegas las construcciones apológicas de la siguiente manera:
190 Cito de la edición de 1772, página XI del «prólogo al pío i benigno lector» que precede al Apólogo.
191 Juan Luis Vives en Consolación Baranda, art. cit., p. 14.
192 Ana Vian, op. cit. p. 460.
112
Más recientemente, Ana Vian ha tratado también la consideración de la fábula como
género esencial en la literatura didáctica o doctrinal del Renacimiento. En su caracterización
de la fábula coinciden los aspectos que destacaban ya los humanistas:
Desde sus orígenes, la fábula reúne dos cualidades que mantiene a lo largo de
su historia: su carácter ficticio, festivo y delectable, sin perder su contenido moral,
perenético o personal. Esa moralidad tiene siempre, aunque en gradaciones
diversas, un contenido de crítica social que incluye reglas de vida y consejos,
directos o indirectos, para el hombre corriente en su lucha de cada día 193.
Pero el Apólogo es una pieza rescatable por los humanistas porque forma parte de la
tradición de la literatura doctrinal, espejo de virtudes y reformador de costumbres, que de
además de enseñar, siguiendo la tópica mayor horaciana, citada también por Cervantes en la
dedicatoria, es capaz de arrojar una enseñanza, en este caso de carácter moral.
Por tanto, el Apólogo de la ociosidad i del trabajo del protonotario Luis Mexia responde a la
reinvención renacentista de un género de filiación popular, caracterizado desde la
antigüedad clásica como una clase de composición con una finalidad moral clara, utilizado,
tanto en la enseñanza elemental como en el desarrollo de las cualidades oratorias y retóricas
del estudiante, como textos que, bajo la apariencia de un artificio ficcional capaz de
entretener al lector, cargado de erudición, esconde una verdad moral, espejo de virtudes y
reformadora de costumbres.
Cervantes de Salazar se adelantó a todos en la lectura del Apólogo de la ociosidad y del
trabajo y compuso un resumen completo, que sitúa al comienzo de su edición, ayudando así
a la fácil recepción de una obra poco leída a lo largo de estos años.
La obra del protonotario ocupa en la edición de 1772, 118 folios, en gran medida
gracias a la extensa anotación que hace Cervantes de Salazar de los aspectos en los que
considera necesario esclarecer las informaciones del autor de la obra. Cerdá y Rico utiliza ya
el formato de las notas a pie de página para las anotaciones de Cervantes, (detalle editorial
que no aparece todavía en la edición de 1546), situadas en el margen inferior, diferenciadas
del texto principal por estar divididas en dos columnas y por un tamaño de letra más
reducido.
El Apólogo de la ociosidad i del trabajo es la narración de una pequeña historia moralizante
protagonizada por algunos personajes alegóricos, que trata «los grandes provechos del
trabajo, i por el contrario los daños de la ociosidad», como bien define Cervantes en el
argumento y moralidad que compone para la edición.
113
El narrador sitúa la acción en una «florentíssima ciudad antigua i de grande nobleza»
(1), de nombre Sybaris, situada en la gran Grecia, en la península Itálica. En la ciudad
florecía una doncella «no menos rica que poderosa» (2), de nombre Ocia. La doncella, que
«aunque en su trage parecia loca, desataviada i vana (…), por otra parte era tan conversable,
que no solamente de los ciudadanos, mas de infinitas regiones era en mucho estimada i
acatada (2)», había triunfado gracias a sus promesas y a su halagüeño semblante, «con que
continuamente a todos entretenía» (2).
En el templo de la ciudad, antiguamente famoso porque se comenta que pudo estar allí
la Academia de Pitágoras y donde en la actualidad se celebran las diferentes fiestas
(kalendas y Olimpias), quedaba todavía una de las famosas sibilas, la cual aún «dava
respuestas, absolvía sueños i proponia enigmas» (3). Anota el narrador que desde que
reina la doncella Ocia no hay lugar para las famosas memorias de los ilustres antepasados,
sino que se celebran ofrendas a la diosa Murcea, emblema de la ociosidad. En una de estas
fiestas, delante de toda la ciudad, aparece la sibila, como en las tragedias griegas,
anunciando por sorpresa la profecía que va a desencadenar toda la acción posterior. La
sibila propone a Ocia que «tomare marido i le fuere obediente» (6), pues «parirá siete hijas,
todas de un parto» (7), que Júpiter acogerá en su seno como señoras i reinas de todas las
partidas del mundo. Si por el contrario quedara de su marido «estéril», «parirá de adulterio,
será desamparada de todos sus servidores i despojada de toda su dignidad i estado» (7).
Reunidos los nobles consejeros de Ocia, «determinaron que tomasse marido» (7). La
noticia, que llega rápidamente a todos los lugares, es recogida en Roma, donde dos
servidoras suyas, Madona Fraude e Hypocresia deciden viajar en secreto hasta la gran
Grecia para intentar «persuadir a esta señora» (8) dejara el casamiento que le había
recomendado la sibila.
Aparece el viejo caballero Genio, «que en sus brazos havia criado a esta señora» (9),
anunciando la decisión del consejo y proponiendo que, tras enviar sus mensajeros por el
mundo, habían hallado en España a un caballero para el casamiento, Labricio Portundo. El
caballero español, «hombre noble i de antiguo linage» (10), descendiente de Saturno y
Júpiter, que «trae en sus armas el hercúleo tronco» (10). Cervantes de Salazar, que era un
optimista, anota «que era de España, porque comunmente en ella se sufre mas el trabajo,
que en otra provincia alguna» (10). Pero los adversarios de éste, que coinciden con los del
linaje de la señora Ocia, le habían dado tantas batallas al noble caballero, que le habían
desposeído de su estado, quedando retraído en una pequeña villa, «donde, aunque con
harto trabajo, alegremente goza de esso poco que le ha quedado» (11). Así pues, Genio le
aconseja que tome matrimonio con Labricio, considerando mas «que sea varon i virtuoso»
(11) que sus riquezas, y Ocia acepta la súplica de sus caballeros, concertando matrimonio
con Labricio.
114
Seguidamente, Labricio envía en embajada a uno de sus pajes para regalar a Ocia unas
joyas en forma de señal de amor. «I por no exceder en gastos extraordinarios, como hacen
los de nuestro tiempo, determinó servir a su señora con algo de lo que sen casa a la hora se
hallava» (14). Tras el decepcionante discurso del paje, en el cual explica el porqué de cada
regalo, destacando las cualidades de cada uno, la señora Ocia tomó los presentes como un
desprecio hacia su persona, y la ira fue tal, que descubriendo «la rusticidad i poca crianza»
(20) del futuro marido, amenazó al paje con la muerte si no abandonaba el reino y rechazó
la compañía de Labricio y las promesas de casamiento.
Tras el desplante, Labricio acude a Roma, donde toma asiento como caballero de la
señora Minerva, señora principal del «bando contrario» (21) y «capital enemiga de toda la
casa de los Sybaríticos» (21). Ocia, por su parte, emprende camino a Jerusalén con sus dos
doncellas, Fraude e Hypocresia, acompañadas además por la mora Desidia, embelesando
por su buena conversación y su fama de moza rica y loca a todos los hombres de los
lugares por los que pasaba. Así, muchos dejaron sus haciendas y negocios, sus oficios, sus
arados, sus barcos, sus guerras, sus mujeres y sus hijos en cuanto escuchaban las promesas
de la señora Ocia, que apostaba al carpe diem ante la brevedad de la vida.
Mientras tanto, Labricio, al tanto de los deseos de Ocia, decide, por consejo de
Minerva, tomar mujer con una dama de nombre Diligencia. Tras el discurso de Uso, el
hermano de Diligencia, aconsejándole cómo debía comportarse en el futuro matrimonio,
aparece en escena Hércules, que suplica a Júpiter «le fuesse hecho [a Labricio] algún favor
entre los mortales en recompensa de todos sus trabajos». Júpiter, aceptando la petición,
envía a Mercurio al encuentro de Labricio para que le diese posada en el Monte Palatino,
«la mas principal parte de Roma» , y firmase amistad con la próspera fortuna. Se coronó d e
roble y se proclamaron fiestas y arcos triunfales en honor al casamiento. Minerva, por su
parte, regala al matrimonio el favor de las diosas Policia, Palas, Ceres, Opis, Aragnes,
Diligencia, Larunda, Doris, Belona, Panacea que procurarían velar por ambos y que no
faltase de nada en el hogar de la feliz pareja.
Tras el paseo de los ilustrísimos invitados al enlace, que pudo juntar por unos instantes
a amigos y a enemigos bajo el amparo de la Concordia, Mercurio y Labricio se apartan del
convite y pasean «por un mui fresco jardín». Labricio «con deseo de saber rogava le
declarasse algunos secretos de natura». Discuten entonces Labricio y Mercurio sobre los
secretos de la ciencia, el orden del cielo, el movimiento de los planetas, del resplandor del
sol, de las estrellas, del ciclo lunar, de las mareas o del tamaño de la tierra. Quería saber
Labricio cómo los hombres se tornaban divinos i mortales, cómo eran los jueces, cómo
estaba Caronte, pero Mercurio en un primer instante insta a Labricio a olvidar sus
preguntas, pues «siendo un hombrecillo hecho de lodo» no debía interesarse por las
enseñanzas de los dioses. Después de una discusión sobre las fábulas y la poesía de ficción,
115
Mercurio accede a enseñarle un joyel que guarda en el pecho mediante el cual, como ante
un espejo, se pueden mirar y conocer los más secretos misterios. «Es tanto lo que veo, i he
visto, que no basta intelecto humano para comprehenderlo» , responde Labricio, antes de
resumir en su discurso el pensamiento científico que le han revelado los dioses, mostrando
el autor un gran conocimiento de las teorías científicas más destacadas de los pensadores
clásicos, dando unas por válidas, desechando las que se han mostrado falsas.
El discurso continúa con una representación de los vicios del hombre, que recuerda en
algunos aspectos al discurso de Aurelio en el Diálogo de la dignidad del hombre, que infunden
en Labricio una pesadumbre incontenida. Mercurio sale al paso entonces para defender la
dignidad del hombre y justificar la obra de Dios, recordando las malas artes de algunos
hombres y proponiendo un camino a la felicidad por medio de las buenas obras y a través
de la virtud. La conversación se convierte en un diálogo entre el maestro Mercurio y el
caballero Labricio, que escucha con atención los sabios consejos del mensajero para
afrontar mejor la nueva vida que le espera tras el matrimonio. Mercurio se explaya
hablando y ejemplificando sobre las ventajas de seguir las cuatro principales virtudes, esto
es la Prudencia, la Justicia, la Temperancia y la Fortaleza, en un jugoso diálogo con el
caballero Labricio, en el que ambos pasan revista a las cuatro virtudes. Después del paseo,
Mercurio y Labricio vuelven a la ceremonia, donde Homero canta y Orfeo armoniza la
función del triunfo del trabajo y el destierro de la ociosidad. Mercurio brinda para terminar,
resumiendo el contenido doctrinal del Apólogo: «Señores, los que aqui os aveis juntado,
considerad que ninguno trabajo donde no gane fama i huya de la ociosidad i de sus secases,
la qual por mandado de Jupiter como dañosa esta desterrada, dando eterno premio al que a
la virtud se diere» (118).
Para definir el trabajo que el joven humanista había realizado con el texto del
protonotario Luis Mexia, utiliza Alejo de Venegas la imagen con la que abríamos el análisis
de estas obras. «Dar lengua a los mudos» , decía el maestro, «pues, como escribe Aulo
Gelio en el II cap. del libro XIV, los libros son como unos mudos maestros que hablan por
señas» , por eso, el trabajo de los humanistas se antoja esencial, «razón es que llegue la
glossa, que es la lengua, i declare las señas escuras de los libros, que no se dan a entender a
todos sin un faraute que los declare: especialmente quando la escuridad (como dice M. Tulio
en el II. Libro de finibus) nace de la dificultad de la misma materia».
El trabajo de Cervantes de Salazar con esta obra viene definido ya desde el título del
tomo referido al Apologo de la ociosidad i el trabajo, «glossado y moralizado» por el humanista
116
toledano. Nuestro trabajo en estas líneas consistirá en desarrollar en qué consiste y de qué
manera edita, glosa y moraliza Cervantes el texto del protonotario Luis Mexia.
Comentábamos páginas atrás que fue Cervantes de Salazar el primero, y parece que el
único, en editar en este volumen la obra del desconocido protonotario en el año 1546.
Precisamente es este el primer aspecto destacable del trabajo del humanista toledano, pues
salvó de la quema una obra contemporánea que seguramente habría desaparecido, ya que,
que sepamos, ni existen más ediciones ni se conservan los papeles manuscritos del
protonotario Luis Mexia.
Los motivos que llevaron a Cervantes a trabajar este texto hemos de analizarlos a partir
de las palabras del propio editor. La única referencia de Cervantes a su trabajo es breve y
concisa. Hablando del argumento del apólogo de Mexia, comenta que ha compuesto «un
argumento i moralidad que a la obra he puesto: la qual por ir tan llena de leccion i doctrina,
tuvo también necessidad de glossa».
Venegas, por su parte, explica también brevemente el trabajo de su discípulo en el
prólogo con palabras que citábamos antes:
Pero si Cervantes de Salazar decide editar esta obra, aunque carecemos de ciertas
informaciones importantes sobre si ambos autores se conocieron o no, además del
sospechoso silencio del humanista en torno a la figura del protonotario, fue sin duda por el
carácter doctrinal del Apólogo. En la línea del Diálogo de la dignidad del hombre, el Apólogo sobre
la ociosidad i el trabajo pertenece, más claramente si cabe, a un género de escritos de tipo
ejemplar en los que mediante una recreación ficcional se ponen en juego diferentes
actitudes morales del hombre, unas reprobables, otras en el sabio camino de la virtud. La
obra de Luis Mexia, como pasa también con la Introducción para la sabiduría de Vives y con la
continuación de Cervantes al Diálogo de Pérez de Oliva, muestra el pensamiento de estos
intelectuales sobre unos valores morales radicados, sobre todo, en el terreno de la virtud.
Sin grandes excesos, desterrando los vicios y abrazando el árbol de la sabiduría, estos
humanistas españoles, que han venido a agruparse bajo el marchamo de «humanistas
cristianos»194 precisamente por esa mezcla entre el saber clásico y la moral cristiana,
proponen una filosofía basada en la máxima aristotélica de que la virtud está en el término
117
medio. En este sentido, repetía Mercurio a Labricio mientras paseaban la máxima
pitagórica, muy similar a la aristotélica, y que resume perfectamente esta idea de que «la
medida en todas las cosas era mui buena». El Apólogo, además, tiene el añadido de
pertenecer al género de literatura didáctica por excelencia, utilizado y reinventado por los
humanistas tanto para ejercitar el estilo, como de herramienta de trabajo en sus clases, de
ahí que a Venegas y Cervantes de Salazar les pareciera un texto adecuado a sus intereses,
reflejo de virtudes, en la cruzada que emprendieron contra los malos vicios de la literatura
de ficción de tipo milesio.
Además de dar el texto a conocer, Cervantes prepara para su edición un extenso
resumen del argumento del Apólogo bajo el título de «argumento i moralidad de la obra». En
estas líneas, el humanista toledano expone en primer lugar la intención del autor, que como
ya decíamos, «fue debajo de sabrosa especie de poesia philosophicamente tratar los grandes
provechos del trabajo, i por el contrario los daños de la ociosidad». El argumento mezcla la
descripción de la acción narrativa del Apólogo con interpolaciones interpretativas de carácter
moral del mismo Cervantes, que, en general, comienzan por la fórmula «dando en esto
entender el autor…». Cuando presenta el matrimonio entre Ocia i Labricio, por ejemplo,
dice Cervantes: «dando en esto entender el autor, convenir mucho a los ociosos trabajar»,
o cuando Labricio decide servir a la señora Minerva, Cervantes interpreta que «dando en
esto entender el autor, que el trabajo siempre sigue i sirve a la sabiduría». El toledano
pretende, ya desde el argumento, igual que en el Diálogo de Pérez de Oliva, situar al lector
en el camino interpretativo de la ortodoxia moral del pensamiento humanista que venimos
comentando, en el que, y pese a que en la obra de Mexia son reiteradas las alusiones a las
historias de los gentiles, no hay lugar para desvíos ideológicos. Para eso, entre otras cosas,
es necesaria la pluma del exégeta.
Pero el principal cometido de Cervantes con el texto del Apólogo de la ociosidad i el trabajo
consiste en glosar aquellos aspectos necesarios para la compresión del texto. Cervantes,
haciendo gala de los conocimientos enciclopédicos propios de un humanista con su
formación, explica al atento lector desde pasajes mitológicos a ciudades y ríos y también,
con especial atención, la vida de escritores y filósofos de la antigüedad clásica.
Las glosas, como veremos, son básicamente de dos tipos, explicativas e interpretativas,
y en ellas podemos comprobar la diversidad de fuentes que manejaba ya Cervantes de
Salazar por estas fechas.
El significado de glosa tenía ya el contenido interpretativo en el diccionario de
Covarrubias, en el que se define, con un lenguaje familiar al de Alejo de Venegas, como
«comunmente se toma por las anotaciones y comentos que declaran los textos o otra
particular escritura, por cuanto son como lenguas e intérpretes». Venegas, recordemos,
explicaba que para entender a los mudos maestros, «necesaria es la glossa, que es la lengua,
118
i declare las señas escuras de los libros». La glosa de Cervantes, por tanto, consiste
principalmente en dar lengua a los mudos maestros, esto es, declarar los pasajes menos
comprensibles mediante alguna interpretación o explicar la materia en aquellos en los que el
lector necesita de conocimientos eruditos.
Como decíamos, las glosas de Cervantes al texto de Luis Mexia, atendiendo al
contenido de la misma, responden por norma o bien a la explicación de fragmentos, o bien
a la interpretación de los mismos. En la edición de 1546 las glosas aparecen seguidamente
del texto del autor, pero en la de 1772, de la que copiamos los ejemplos, el editor las sitúa,
como en las ediciones modernas, como notas a pie de página.
Planteamos ahora algunos ejemplos de las glosas del humanista toledano para
comprobar su funcionamiento.
Las glosas de carácter explicativo exponen información necesaria para comprender el
texto. Dependen de los conocimientos enciclopédicos del editor, que en múltiples
ocasiones cita las fuentes de las que ha extraído la noticia, y hasta se atreve en alguna
ocasión a corregir al propio autor. En ellas, Cervantes muestra su erudición ante todo tipo
de motivos clásicos, como lugares, personajes, hechos, ceremonias, paisajes, filósofos,
poetas, tipos de composición y un largo etcétera que demuestra bien a las claras la
importancia de conocer a fondo la tradición grecolatina para este tipo de trabajos. Tras la
lectura y el análisis de las mismas entendemos un poco mejor la afirmación de Venegas en
el prólogo halagando a su discípulo, cuando dice que aunque tiene veinticinco años, ha
alcanzado los conocimientos de un hombre de cuarenta.
Entre este tipo de glosas destacan sobre todo las descripciones de personajes
mitológicos de la tradición grecolatina. En la página 30, por ejemplo, Cervantes anota un
extenso párrafo sobre la figura de Mercurio, uno de los personajes principales del Apólogo, a
partir de las noticias de diferentes autores clásicos que hablan del dios de la elocuencia. La
nota en este caso es importante para entender mejor el contenido del texto, pues Mercurio,
junto a Minerva, es el único personaje que no está claramente marcado ideológicamente
con su nombre, precisamente porque ya existe una tradición simbólica que el lector debe
conocer en torno a la figura del dios. Cervantes, explicando las cualidades que representa
Mercurio, ayuda al lector a comprender el papel de éste en la obra:
Mercurio fue hijo del dios Jupiter i de Maya, hija de Atlante: es el dios de la
eloquencia, i el interprete i mensagero de los dioses. Ciceron dice que uvo cinco
Mercurios, i ansi a diversos hicieron dioses de diversas cosas. Al dios de la
eloquencia llamaron los antiguos por diversos nombres. Los Franceses le
llamaron Tetante, los Egypcios Their: llamóse también Trimegisto, porque fue
tres veces grande, gran philosopho, gran sacerdote i gran rei. Es de saber, que los
119
antiguos para hacer llover sacavan a Jupiter: i ansi quando llovía por Mercurio,
aquella agua era tenida en mucho, con la qual los Idus de Mayo, que son a quince
del mes, se lavavan los mercaderes, creyendo que avian de aver grandes ganancias.
Es autor Alexandro.
Más adelante (67), Cervantes se permite también en su glosa dudar y corregir lo que el
propio autor ha afirmado en el texto. Así, cuando Labricio ruega a Mercurio sacie sus
dudas acerca de ciertos aspectos del conocimiento vetados a los hombres, le pregunta por
«el viejo barquero» y si «se le acordava de los palos que le fueron dados». Pues bien,
Cervantes explica quién era el viejo barquero y corrige con humildad la información del
pasaje:
El viejo barquero es Charon, el qual, como dicen los poetas, passa las animas
a la otra parte por tres rios, conviene a saber, por Acheron i Stygia: i Cocito
llamale viejo: porque ha tantos años, como el infierno, do está. Lo de los palos
segun Luciano, es que queriendo pasar en la barca de Charon, Menippo
philosopho, no trayendo blanca que dar, porfiando que, pues no la tenia, le avia
passar de gracia, vino a palabras con Charon, el qual diciendole que le ahogaria,
Menippo alzando un palo que traía, le amenazó, que si se desmandava, le
quebraria con él la cabeza, de manera que el barquero fue amenazado, i no
120
apaleado, como el autor dice: pero baste para la memoria de la injuria averle el
philosopho amenazado con el palo, tanto como si le diera palos.
Socrates philosopho. Ateniense, juzgado por el mas sabio de los siete, passó la
philosophia natural a la moral, guardo siempre igualdad en la vida: de manera, que
siempre mostrava el mesmo gesto, ansí en lo adverso como en lo próspero. El
qual, según dice Plinio en el libro 7. tuvo dos mugeres, la una llamada Xantipe i la
otra Myrton: las quales como muchas veces riñessen entre si, i él hiciesse burla
dellas, porque por un hombre tan feo se matavan, volviendo el enojo contra él,
dándole de porrazos le echaron de casa un día. Fue discípulo de Anaxagoras i de
Damon: i despues oyó a Archelao physico. I considerando que traia poco fruto la
especulacion de la philosofia natural, fue el que halló primero la Ethica, que es la
philosophia moral, a la qual passandose escriven que dixo: De lo que está sobre
nosotros, no tenemos nosotros cuidado.
Por otro lado encontramos un tipo de glosa que hemos venido a denominar
«interpretativa», en la que Cervantes se dedica, como hermeneuta, a interpretar y moralizar
el sentido de los argumentos de los personajes del Apólogo con sus opiniones para encauzar
así al lector por la senda de la ortodoxia de las costumbres. Cervantes guía el texto en todo
momento con sus palabras hacia una doctrina moral basada en el valor de la virtud, como
deleite principal del alma, emblema del hombre honorable, respetable y sabio.
Observemos la intervención ideológica de Cervantes en algunas de estas glosas, en las
que entendemos mejor el pensamiento de un humanista de la primera mitad del siglo XVI.
Hacia la página 29, por ejemplo, Cervantes desliza lo que le parece el comportamiento de
los filósofos epicúreos y la necesidad del hombre de dedicarse a cultivar el ánima para
alcanzar la felicidad:
Estos fueron unos philosophos que llamaron Epicureos, los quales dixeron
estar a la bienaventuranza puesta en el deleite, como en el comer i en el bever
bien: lo qual allende repugna a la lei de Dios, contradice a toda buena razon: i
ansi los mas excelentes varones fueron de mui contraria opinion: porque
Aristoteles en el primero de la Ethica, de ninguna cosa se puede recibir verdadero
deleite, sino de la que perteneciere i tocare al animo, i no al cuerpo, el qual en el
mismo lugar refiere diversas opiniones de la felicidad, las quales a unan
121
contradicen claramente a la de los Epicureos. Unos dixeron ser la virtud, otros la
prudencia, otros la sabiduria, otros las riquezas, otros la honra, otros la sanidad,
otros gozar de lo que se ama: los quales aunque no acertaron, por carecer de
lumbre de fe, a lo menos no erraron tanto. Felicidad pues es, no los bienes de acá,
sino el gozar de Dios, el qual es felicidad perpetua i sin fin.
Las glosas interpretativas más frecuentes son breves y concisas y tienen como finalidad
presentar al lector lo que el autor de la obra original pretende dar a entender. De éstas
encontramos varios ejemplos, como el de la página 33, cuando Cervantes escribe que «es
propio del engaño despreciar lo bueno para persuadir lo malo» o que «la adulación o la
lisonja es hija del engaño, sabrosa carcoma de los corazones de los hombres».
Al hablar el protonotario de la corrupción del cuerpo de los hombres, Cervantes
aprovecha para argumentar y mostrar su conocimiento sobre la materia, como hace
también con el Diálogo de Pérez de Oliva, a partir de «philosophos muchos i mas copiosa i
verdaderamente la Sagrada Escritura»:
Los cuerpos, como sean terrenos i caducos, son corruptibles como las otras
cosas: mas el alma que Dios crió, está tan perfecta que es inmortal, i tanto que
despues tornará a tomar el cuerpo en que anduvo, que fue corruptible i entonces
como el anima estará junta con el cuerpo, el cuerpo también no tendrá
corrupcion. Esto será el día del juicio, en el qual los malos con sus animas i
cuerpos perpetuos padeceran para siempre: i los buenos viviran sin fin con Dios
en inmensa gloria. De esto philosophos muchos, i mas copiosa i verdaderamente
la sagrada escritura.
Además de para conocer de primera mano de qué manera se explicita uno de los
principales trabajos de un humanista del siglo XVI, las glosas que Cervantes escribe al texto
del Apólogo nos permiten, de nuevo, acudir a las fuentes que manejaba el humanista
toledano en estas fechas. Si la idea es conocer mejor cuál era el trabajo filológico de los
humanistas, las glosas del Apólogo nos sirven para demostrar claramente el conocimiento
que Cervantes de Salazar poseía ya de la tradición grecolatina. El joven humanista acopia
una cantidad de información notable acerca de sucesos clásicos y de ejemplos morales,
citando en numerosas ocasiones las fuentes de las que consigue la información. Ya
planteamos la hipótesis de que Cervantes manejara muchas de las recopilaciones de saberes
propias de esta época, como polianteas o antologías de informaciones sobre la tradición
grecolatina, que Erasmo puso de moda con sus conocidos Adagios, que el mismo
Cervantes cita en esta obra. Con el gran número de autores que cita el humanista en sus
122
glosas podemos apoyar el argumento que ya planteábamos anteriormente acerca de la
importancia que el conocimiento de los autores clásicos tenía en la formación de un
profesional de las letras. Si en el Diálogo destacaban filósofos como Plinio o Ciceron, en el
Apólogo Cervantes utiliza más las fuentes de polígrafos y gramáticos como Aulio Gelio,
Servio o Nebrija, y sobre todo, cita a los grandes poetas clásicos como Hesiodo, Ovidio,
Virgilio o Plauto. Entre sus fuentes destacan también las referencias a los filósofos griegos
Anaximandro, Empédocles, Metrodoro y Platón, así como al magisterio reiterado del
Aristóteles de la Ethica. Entre los contemporáneos, destaca de nuevo la referencia a Erasmo
en varias ocasiones, pero sobre todo las llamadas literarias a la Silva de varia lección de Pedro
Mexia o al escritor italiano Bocaccio, uno de los pioneros del pensamiento humanista.
La moralización que hace Cervantes del Apólogo de la ociosidad i el trabajo está muy
relacionada con la concepción doctrinal que la literatura merecía para muchos de los
humanistas. La clasificación y la valoración de los textos literarios se realizaba en muchos
casos según el grado de verdad que estos mantuvieran con la realidad. El magisterio de
Vives en este sentido resulta evidente, pues es el humanista valenciano, en obras como De
ratione dicendi, organiza los tipos de narración existente, desde la historia, la más cercana a la
verdad, hasta las fábulas milesias, las más alejadas y por ello las más reprobables. Frente a
estas fábulas milesias, Vives propone el apólogo como género narrativo doctrinalmente
válido por su carácter ejemplar, que, aunque nazca de una ficción, y por ello de una
mentira, esconde debajo de su acción una verdad moral. Alejo de Venegas recoge en la
Península el testigo de la obra de Vives, que, ciertamente, según apunta Consolación
Baranda195, no tuvo demasiada resonancia en las poéticas de la época. Cervantes hereda sin
duda el magisterio de Venegas en la consideración de los libros de ficción, sobre todo
aquellos de corte milesio, «sermonarios de Satanás», como los libros de caballerías. Por
oposición, la solución ante este tipo de escritos corruptores de las costumbres humanas es
aceptar el género ficcional apológico como válido, pues a través de la fábula se formula un
planteamiento capaz de transmitir una enseñanza moral, que es lo verdaderamente
importante para estos autores. Parece que el éxito de la literatura de ficción era ya una
realidad en tiempos de Venegas y si no era posible desterrarla del panorama letrado, si al
menos se podía incidir en el tipo de fábula recomendable, donde «se encierra el buen
exemplo, con que se informan y reforman las buenas costumbres», como escribe Venegas
en el prólogo a las obras de Cervantes, y de ahí el empeño del humanista toledano en
mostrar al lector las virtudes que propone el Apólogo de la ociosidad y del trabajo. Además del
texto editado por Cervantes, como muestra de una tendencia ideológica, aparecen por estos
años otros textos de carácter apológico compuestos por otros autores relacionados de
195 Cfr. con Consolación Baranda, «El apólogo y el estatuto de la ficción en el Renacimiento» en Studia Area 1
(2007), p. 15-19.
123
alguna manera con el propio Venegas, como El coloquio de la moxca y la hormiga196 o la
actualización y traducción de la Tabla de Cebes.
Por tanto, hemos de valorar el trabajo de Cervantes de Salazar con el Apólogo como
el resultado de una concepción ideológica heredada de sus maestros Vives y Venegas, la de
combatir «con batallones de buenos libros» a los «sermonarios de Satanás». La elección del
texto no es aleatoria y responde al interés de los humanistas de la escuela de Venegas por
contrarrestar la mala influencia de la narrativa de ficción, con un tipo de literatura, en la
tópica horaciana, que además de entretener sea capaz de transmitir una enseñanza moral.
Para concluir, recordar el importante papel del Apólogo en la formación del
humanista toledano, que no sólo perfecciona el trabajo de editor y de glosador, sino que
además le sirve como ejercicio retórico en el aprendizaje de la composición de este tipo de
obras didácticas. Como apunta Ana Vian 197, las narraciones ficcionales de carácter
apológico o fabulístico formaban parte del proceso de enseñanza de los alumnos en dos
niveles. El primero, claro, en la enseñanza elemental como motor de aprendizaje a través de
pequeñas historias inventadas con protagonistas animales. El segundo, sin embargo, se
corresponde ya con el proceso de maduración del hombre de letras y está relacionado con
el ejercicio del estilo. Conocer y componer este tipo de tratados morales era también, por
tanto, una de las partes importantes del aprendizaje de un hombre de letras de la primera
parte del siglo XVI, pues no sólo se ejercitaba el estilo y se adquirían técnicas didácticas
para después ejercer como profesor, sino que además se apostaba por la defensa de unos
valores ideológicos bien establecidos.
La Introducion i camino para la sabiduría, donde se declara que cosa sea, i se ponen grandes avisos
para la vida humana, compuesta en latín por el excelente varon Juan Luis Vives, vuelta en castellano, con
muchas adiciones que al propósito hacían, por Francisco Cervantes de Salazar, constituye el tercer
tomo del volumen de las obras que Cervantes de Salazar ha hecho, glosado y traducido.
Como apunta el título, en esta tercera parte, el autor nos presenta una traducción, junto con
adiciones interpretativas, de un tratado pedagógico compuesto en latín por el humanista
valenciano Juan Luis Vives y publicado en Lovaina por primera vez en el año 1524.
124
Se ha repetido en algunas ocasiones, como veremos, que Cervantes de Salazar había
sido discípulo muy querido de Juan Luis Vives. Por lo que sabemos, y sirvan también de
primera presentación del humanista valenciano, sobre la relación entre ambos nos queda
sólo esta breve descripción de Vives escrita por la pluma de Cervantes:
125
tendremos que volver inevitablemente, aparecen bajo el título de Compendiosa Ludouici Viuis
uita per Franciscum Ceruantem Salazarum en los Commentaria in Ludovici Vives. Exercitationes
linguae latina199 que Cervantes de Salazar publica en México, en la imprenta de Juan Pablos,
en el año 1554.
Por lo demás, la bibliografía200 sobre la vida y la obra de Juan Luis Vives, además de
abundante, resulta ejemplar en la mayoría de aspectos decisivos, tanto de los hechos
biográficos como de sus principales textos. No obstante, como no puede ser de otra
manera, y por temor a vernos desbordados, remitimos en la nota a los principales textos
críticos sobre la magna figura del humanista, de los que aprovecharemos aquellas
informaciones que resulten imprescindibles en nuestro objeto de estudio en este caso, que
es el análisis del trabajo de Cervantes con la Introducion i camino para la sabiduria.
Vives 201 nace en la floreciente Valencia meses antes del descubrimiento del continente
americano, un 6 de marzo de 1492, en el seno de una familia de judíos conversos dedicada
al comercio, calificada por Cervantes con el adjetivo latino de honesto, que el profesor
Calero prefiere traducir como «distinguida», pues en ningún caso la familia Vives era noble,
como reza el significado del término latino que utiliza Cervantes.
El joven Vives llega a París en 1509 para estudiar en la facultad de Artes de la Sorbona,
quizá el centro intelectual europeo más prestigioso desde siglos atrás. El hecho de estar en
el lugar adecuado y en el momento justo van a convertir estos años de formación
universitaria en una época esencial en la formación vital e ideológica del joven estudiante.
En las aulas parisienses triunfaba por aquel entonces, pese a los furibundos ataques de los
humanistas italianos, un método de aprendizaje estructurado a través de la dialéctica como
herramienta principal del estudiante y una doctrina nominalista de herencia medieval
basada en un nuevo cientificismo formal que se alejaba por momentos de la realidad vital
del hombre. Vives rechazó desde el primer momento las bases pedagógicas que triunfaban
en la Sorbona, y poco a poco fue estrechando lazos, por lo general fuera de las aulas, en el
199 No sabemos el título original de la obra, ya que el único ejemplar que se conserva tiene arrancada la
portada. La historia del ejemplar la cuenta Icazbalceta en las referencias a Cervantes en la Bibliografía Mexicana
del siglo XVI (p. XVIII). Cervantes publica siete diálogos latinos comentados de Luis Vives para sus clases de
gramática y retórica, y agrega cuatro compuestos por él mismo, ambientados en la ciudad de México,
considerados como una de las primeras descripciones de la ciudad.
200 Además de las referencias que aportan los medios habituales de recopilación bibliográfica, el libro de
Valentín Moreno, La recepción hispana de Juan Luis Vives, Generalitat Valenciana, 2006, al que me remito
recopila y actualiza las referencias sobre estudios sobre el humanista valenciano.
201 Para el breve repaso panorámico de la vida y la obra de Vives nos hemos servido principalmente del texto
crítico de Ángel Gómez-Hortigúela en la edición del Ajuntament de València de la Introducción a la sabiduría,
del año 2001, sobre todo el primer capítulo, entre las páginas 105-138.
126
Colegio Montaigú de París, con un grupo de intelectuales 202 que empezaban a practicar un
método analítico de tendencia moralista, en el que la reinvención de la Ética y de la
Teología va a permitir el redescubrimiento y la inserción en la concepción cristiana del
mundo de buena parte del pensamiento clásico. El pensamiento de Vives nace pues de esta
dialéctica entre la lógica como motor de la filosofía y la intuición de que la sabiduría tenía
que prestar servicio y dar respuesta, como decía Epicuro, a los problemas del hombre. De
esta etapa son los opúsculos que publica bajo el título de Opera en 1514, entre los que
destacan las prelecciones. Este tipo de composiciones estaban compuestas, para
entendernos, por las notas que el profesor preparaba para sus lecciones. Las de Vives
hablan de filosofía natural, de ética y de filosofía del derecho.
Algún prestigio debía haber adquirido ya el joven Vives cuando en 1514 es elegido para
asistir como preceptor del joven Guillermo de Croy, sobrino del ayo del príncipe Carlos, al
que acompaña al Estudio General de Brabante, en Lovaina, para completar su formación
en sus estudios de teología. Durante sus años en Lovaina, Vives entabló contacto con un
grupo nutrido de humanistas, entre los que destacan Martin Drop y, sobre todo, Erasmo de
Rotterdam, con el que, pese al complejo carácter del humanista flamenco, mantendrá una
afinidad intelectual esencial para entender el pensamiento vivesiano. Su fama de hombre
virtuoso le había permitido ya impartir algunas lecciones en la universidad, y el propio
Erasmo le encomienda la ardua tarea de editar y comentar los veintidós libros de La Ciudad
de Dios de San Agustín.
No obstante, una serie de trágicos acontecimientos van a cambiar forzosamente su vida
académica en Loavaina. El joven cardenal de Croy muere inesperadamente al caerse de un
caballo cuando solo tenía 23 años. Además, empiezan a llegarle noticias de su familia y el
proceso que la Santa Inquisición había comenzado contra sus padres y sus bienes en
Valencia. Apesadumbrado, decide marcharse a Brujas al amparo de su amigo Pedro de
Aguirre, donde, retirado, le queda solo el consuelo del estudio. Es por estas fechas,
consolado por el De tranquillitate animi cuando toma por emblema el lema senequista del sine
querela. En Lovaina, además del docto trabajo de editar a San Agustín, Vives comenta
también el Caton mayor de Ciceron, los salmos, las Geórgicas virgilianas y publica en 1519 una
importante diatriba contra la metodología escolástica de la Universidad de París titulada In
Pseudodialécticos, en la línea
Había decidido volver a España por mar, desde Inglaterra, a mitad del año 1523, tras
haber recibido el honor de ser propuesto para ocupar la cátedra vacante en la Universidad
de Alcalá tras la muerte de Nebrija. No obstante, quizá por recomendaciones de prudencia
ante el proceso inquisitorial contra su familia, que acabará con la ejecución de su padre en
202 Llegaba a París el eco de los escritos erasmistas, recibidos con entusiasmo por este grupo de humanistas,
entre los que destacan Guillaume Budé y Nicolás Bérault.
127
1524, Vives se instala en la Universidad de Oxford como catedrático de latín y griego, al
amparo de los reyes, Enrique VIII y Catalina de Aragón. Allí pasa otro fecundo periodo
intelectual y escribe algunas de sus obras más importantes, entre ellas la Introductio ad
Sapientiam, en 1524. Es nombrado consejero real y decide además contraer matrimonio con
Margarita Valdaura tras entablar una entrañable relación con la familia Moro que dejará
una huella profunda tanto en su vida, de la que envidiaba la tranquilidad del hogar familiar,
como en su obra. Por estas fechas, además de la Introductio, compone De institutione foeminae
christianae, sobre la formación de la mujer cristiana, una colección de máximas morales,
Satellitium animi y sus principales textos sobre la educación de los jóvenes, agrupadas en De
ratione studii puerilis. En 1525 recibe el encargo de los magistrados de la ciudad de Brujas de
componer un texto reflexionando sobre el problema de la mendicidad, el De subvencione
pauperum, en el que Vives se muestra sensible a los problemas sociales que le rodean y
muestra el camino de una sabiduría necesaria para la solución de los problemas del entorno.
Tras su vuelta a Brujas en 1528, aparecen sus principales textos de preocupación
política, como el De concordia et Discordia in humano genere o el De pacificatione, en una época de
inestabilidad en las relaciones de paz de los principales estados europeos.
En la última parte de su vida aparecen las obras más representativas de su madurez, el
enciclopédico De tradendis disciplinis, publicado en 1531, en el cual Vives realiza, a través de
tres libros, un ordenamiento general del desarrollo de las principales artes y disciplinas y el
gran ensayo sobre la sensibilidad del hombre, De anima et vita libri tres.
La Introductio ad Sapientiam se imprime por primera vez en el verano de 1524, en la
imprenta de Peter Martens de la ciudad universitaria de Lovaina, junto con dos opúsculos
más breves de carácter didáctico, dos cartas agrupadas bajo el título de ratione studii puerilis y
un conjunto de máximas morales, a la manera de Erasmo, el Satellitium sive Symbola.
La Introductio propone una sucesión de preceptos morales sobre los principios básicos
para el aprendizaje de los jóvenes a través del camino de valores que aconsejaban los
humanistas, asentado sobre todo en el ejercicio de la virtud y el esfuerzo intelectual.
Estamos, por tanto, otra vez, ante una obra de corte pedagógico, que responde al interés de
Vives por la educación, dirigida, como el propio Vives anuncia en una carta a Francisco
Cranevelt 203, «a la introducción de los muchachos y aun de los jóvenes a la sabiduría». La
decepción del humanista valenciano tras el contacto con las aulas inglesas le proporcionó
un nuevo aliciente para comenzar a escribir sobre la educación de los jóvenes. Siguiendo la
estela de otros humanistas, como Erasmo y Moro, Vives propone en esta obra, como
veremos, un modelo de crecimiento personal basado en el cultivo del alma, la práctica de la
virtud y el ejercicio de la fe.
128
Las numerosas ediciones y traducciones de la Introductio ad sapientiam muestran el éxito
que ha tenido la obra a lo largo de estos siglos. La recepción y la difusión del tratado de
Vives ha sido fecundísima desde el momento de su impresión, destacando el interés que
suscitó en tiempos del autor y más tarde en el contexto de los polígrafos ilustrados. Así,
Gómez-Hortigüela resume las diferentes reediciones a partir del estudio de Tobriner 204:
204 M. Tobriner, Vives Introductio to Wisdom. A Reinassance textbook, New York, 1968.
205 Gómez-Hortigúela, op. cit. p. 207.
206 Sobre la recepción de Vives consultar la obra de Valentín Moreno, La recepción hispana de Juan Luis Vives,
publicada por la Generalitat Valenciana en 2006.
207 Valentín Moreno, op. cit. p. 292
129
Estructura y argumento de la Introductio ad sapientiam
«Vera Sapienta est de rebus incorrupte iudicare», dice Vives en la primera línea de la Introductio
ad sapientiam. Para seguir su consejo, intentaremos presentar en estas líneas un juicio justo
de la estructura y la doctrina propuesta por el filósofo humanista, esencial en el aprendizaje
de Cervantes de Salazar, a partir del análisis de la traducción publicada en 1546 por el
humanista toledano.
La Introductio es una obra peculiar, de difícil clasificación genérica, a medio camino entre
lo que hoy definiríamos como ensayo o tratado filosófico, un cajón de sastre de preceptos y
consejos morales encaminados a mejorar el aprendizaje de los jóvenes.
El texto lo conforman seiscientas máximas, preceptos o avisos, divididas en una serie
de capítulos que agrupan las sentencias atendiendo a la temática propuesta. Los consejos
para ser sabio giran en torno a tres grandes temas, esto es, sobre la naturaleza de las cosas,
sobre las cosas del hombre y sobre el acercamiento a Dios.
Alcina define el texto como un:
208 J. F. Alcina, «Notas sobre la pervivencia de Vives en España» en Christoph Strosetzki (Hrsg.): Juan
Luis Vives. Sein Werk und seine Bedeutung für Spanien und Deutschland. Frankfurt am Main: Vervuert Verlag, 1995,
p. 219. en Valentín Moreno, op. cit. p. 294.
130
Sobre la intención de la Introductio habla el propio Vives en las cartas que intercambia
con su amigo Cranevelt meses después de la impresión. Durante el periodo de composición
de la obra, el humanista valenciano encuentra la paz interior en Oxford, buscada en el
trabajo y en el estudio, después de unos meses de convulsiones y decepciones personales.
Es por estas fechas cuando aparecen las obras del Vives moralizador y pedagogo, el
Satellitium, la Introductio y el de ratione studii puerilis. El cambio de perspectiva en su
producción queda patente en las palabras del propio Vives, cuando espera con ilusión los
comentarios de su amigo:
El tono didáctico de los preceptos morales de la Introductio coincide con la intención del
filósofo valenciano de mostrar un camino vital de virtud y sabiduría a un público
eminentemente joven, adolescentes que han terminado ya de cursar las primeras letras y
que necesitan un modelo de aprendizaje, moral y académico, para emprender el camino de
las letras y de la vida. Vives habla del potencial destinatario de la obra en otra carta a
Cranevelt, Gómez-Hortigüela lo glosa de la siguiente manera:
Sobre las diferentes influencias de la Introductio ofrecen algunos apuntes dispersos tanto
Valentín Moreno como Gómez-Hortigüela en las obras citadas. Es indudable el magisterio
210 Vives a Cranevelt, en Gómez-Hortigüela, op. cit. p. 194.
211 ÍbIdem., p. 203.
131
que la doctrina moral de Vives ejerce sobre los humanistas españoles del núcleo de Alejo
de Venegas, y la línea de pensamiento que muestra Cervantes de Salazar en estas obras es
una buena muestra de ello. Aunque seguramente la pieza más importante en cuanto a
calado literario del volumen que analizamos sea el Diálogo de la dignidad del hombre de Pérez
de Oliva, la Introductio aporta a Cervantes, seguramente un joven estudiante de letras cuando
leyó el tratado por primera vez, un modelo doctrinal en el que empezar a forjar un
pensamiento propio, un paradigma vital basado en la virtud y el conocimiento, que aunaba
la irracionalidad de la fe cristiana con lo aprovechable del pensamiento clásico. El
pensamiento que aflora de los comentarios de Cervantes al Apólogo, en el que se reitera
desde el principio el valor de la virtud como principio básico del hombre bueno, debe
mucho a la lectura y estudio de la Introductio ad Sapientiam
La Introductio parte de la consideración reflexiva del ser interior del hombre. El alma, el
entrenamiento del alma, no ya como esencia universal indefinible, sino como motor de una
espiritualidad silenciosa capaz de modelarse y producir provechosas ventajas al hombre, se
convierte en el principal punto de interés de los humanistas del primer tercio del siglo XVI.
Si el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, la mejor manera de conocer mejor
a Dios es siguiendo la inscripción del templo de Delfos, el conócete a ti mismo del que
parte Juan Luis Vives. Siguiendo las enseñanzas espirituales de Erasmo y auspiciado por el
contacto con la tranquila vida de la familia Moro, Vives encuentra en Oxford un periodo de
tranquilidad espiritual, de reflexión personal sobre el hombre como único camino para
conocer a Dios desde la que parte la Introductio ad Sapientiam.
No obstante, además de la consideración erasmiana de la fe, la Introductio recupera
valores filosóficos de la antigüedad clásica, platónicos, epicúreos o senequistas, que Vives
reinterpreta e inserta en el humanismo cristiano que va a heredar Cervantes de Salazar. Por
el tamiz de Ciceron pasarán hasta los humanistas las reflexiones del defenestrado Epicuro,
de las que bebe Erasmo, pese a los ataques de sus enemigos 212, y hereda también Vives.
Suscribimos en este sentido las palabras de Valentín Moreno al hablar de la relación entre
Epicuro y Vives, de ese interés por los conflictos del alma y por la búsqueda del bien
supremo:
132
acercamiento biográfico a Epicuro, ha hablado de ascetismo para referirse al
epicureísmo, fuera de aproximaciones fáciles en torno a consideraciones tópicas
sobre sensualismo y materialismo. Por ejemplo, el Vives de la Introductio ad
sapientiam parece así suscribir el estilo epicúreo al afirmar en su comienzo que
«verdadera sabiduría es juzgar sanamente de las cosas, de manera que a cada una
de ellas la estimemos en lo que es» («Vera Sapientia est de rebus incorrupte
iudicare, ut talem unamquamque existimemus, qualis ipsa est…»); y en su final,
que perfecta sabiduría es en su primer grado «conocerse a sí mismo», y en última
instancia «conocer a Dios» («Hic est cursus absolutae sapientiae, cuius primus
gradus est nosse se, postremus nosse Deum»). Sin embargo, los manuales más
tradicionales han presentado una imagen de Epicuro hoy dudosa, sin idea de
divinidad y plenamente materialista, reduciendo el conocimiento a la sensación.
En nuestra lectura, el placer humano auténtico es la ausencia de dolor, el sumo
bien, representado por la idea de Dios en última premisa y que Erasmo así
estima213.
133
binomio que da contenido antropológico al hombre, pues le llena de sentido,
todo ello visto en clave puramente cristiana, de sabiduría ortodoxa, lejos de
socratismos paganizantes, según sus ojos 214.
134
obra entre 1541 y 1543 217, después de la muerte de Vives, y tras su regreso de Flandes,
cuando Cervantes entra al servicio de García de Loaisa.
Parece evidente que se conocieron, quizá «tras regresar Vives de Breda, quedándole
pocos meses para morir» 218. Si atendemos a las palabras del propio Cervantes de Salazar,
que antes citábamos, en la breve descripción que hace del valenciano en la edición que
prepara en México de algunos de los diálogos de Vives, parece que al menos se
entrevistaron una vez, o eso se desprende de sus palabras:
Tan grande era su facilidad para expresarse tanto en latín como en griego, que
hablaba en el momento sin dar la impresión de que lo hiciese de forma
premeditada; ahora bien, esto no resultará extraño a quien conozca gracias a mí
que tenía una inteligencia agudísima, un juicio maduro y una memoria segurísima.
En efecto, para complacerme enumeró de memoria los nombres de los
dictadores, cónsules, censores, pretores y otros magistrados junto con los
agnombres, prenombres y sobrenombres, así como las gestas de cada uno y los
lugares donde ocurrieron, como si hubiese vivido en aquel tiempo y hubiese
tratado con ellos con la más grande amistad 219.
135
la crítica222, que en algunos casos ha tendido a una fácil asimilación entre los dos
humanistas como maestro y discípulo que parece que no es cierta. Así se desprende de la
trayectoria académica de Cervantes, que llegó a conocerlo pero no llegó a trabajar con él ni
a considerarse su discípulo, o así se desprende del silencio del humanista toledano en un
punto que le podía granjear un buen prestigio. Icazbalceta, al que han seguido los demás
críticos, resume con sentido común la posible confusión:
Discípulo muy querido de Vives fue Cervantes, si hemos de creer a Beristáin; pero
este testimonio único me parece quedar muy debilitado, o mejor dicho, destruido,
por el argumento negativo que ofrecen los escritos del mismo Cervantes.
Respetaba y admiraba a Vives, tradujo su Introducción y Camino para la Sabiduría,
comentó y continuó sus Diálogos, y ni en la dedicatoria de aquella obra, ni en lugar
alguno de ésta, ni en ningún otro escrito suyo que conozcamos se vanagloria de
haber sido discípulo del sabio valenciano: cosa que a haber sido cierta, no habría
dejado de publicar para honra propia. El pasaje de la Vida de Vives puesta al
frente de los Diálogos sólo prueba que tenía amistad con él. Su silencio en ocasión
tan oportuna para decir que le había tenido por maestro, es a mi juicio una
demostración de lo contrario 223.
136
de la lengua romance. La traducción de Cervantes, que aprovechará a muchos más en la
lengua castellana, apunta en esta dirección.
Recordando las palabras de Ciceron defiende Venegas la traducción y las otras dos
obras de su discípulo:
Todas estas tres obras van en Romance, como es manifiesto, lengua mui
celebrada i estimada, aun fuera de España: por donde no se debe tener en poco
por ser en lengua materna: que pues él teniendo tan facil estilo en Latin, como los
que le conocemos, juzgamos, tuvo por mejor aprovechar a muchos en la lengua
vulgar, que a pocos en la Latina: (…)
M. Tulio, en el primero libro de finibus, arguye a los hombres que tienen
poco su lengua materna, como sino fuesse capaz de los mysterios, que en otra
lengua se encierran. Esto dice él, porque algunos le reprehendian, que escrevia en
Latin, que la lengua comun a todo el pueblo Romano, como claramente lo prueva
Pogio Florentino en una de sus oraciones. Quiso escarmentar en la justa
reprehension con que M. Caton reprehendió a Aulo Albino colega en el
consulado de Lucio Luculo, el qual como se atreviesse a escribir la historia
Romana en lengua Griega, pidió perdon del yerro que en ello hacia, dejando su
lengua materna por tomar la Griega estrangera. Dixo M. Caton, que el perdon no
se suele pedir, sino del yerro passado, que quien le mandava a él escrevir en el
lengua estrangera dejando la propria suya materna? (…) Por estas i otras muchas
razones tuvo mejor el autor aprovechar a sus naturales en su lengua materna, que
por menoscabo ser reprehendido de los Palemones, que por presumir de
Ciceronianos, son Ascalaphos, detraedores de la lengua materna, siendo a la
verdad derivada de la lengua Romana, como el nombre de Romance lo
manifiesta.
225 Véase en este sentido Luis Gil, op. cit. p. 61 y J. F. Pastor, Apologías de la lengua castellana en el siglo de oro, Ed.
Ciap, 1929.
137
La traducción era también una parte importante en las preceptivas sobre el aprendizaje
de las buenas letras en los jóvenes, como comentábamos en la parte dedicada a la
formación de un humanista. Mediante el ejercicio de traducción, el alumno podía poner en
funcionamiento los conocimientos adquiridos hasta el momento tanto en la lengua del
texto original como en la lengua del texto traducido y seguir ejercitando, además de la
gramática, el estilo.
El trabajo de Cervantes respecto a la obra de Vives lo define él mismo en la dedicatoria
a la Infanta doña Maria, justificando su manera de traducir aludiendo a la noción de
paráfrasis:
Aunque V. A. en la lengua Latina está tan bien enseñada, que mejor pudiera
gozar de la planta donde nació, que transplantada en otra parte, donde no puede
dejar de perder algo de su sazon, porque yo, porque la tuviesse, procuré,
traducirla de tal manera, que pareciesse mas paraphrasi que traducion.
Añadi tambien muchas adiciones que hacen al proposito, i declaran mucho de
lo que el autor en pocas palabras quiso sentir.
I no obsta que antes de ahora avia publicado esta obra, porque ahora va
reformada, por tal forma de paraphrasi, que es una narración estendida, que
tambien sale tan añadida de tantas i tan buenas sentencias que ellas por si solas
tuvieran nombre i hacer obra por si.
Francisco Cervantes de Salazar no pudo partir, como anota Cerdá y Rico 226, del texto de
la Introductio ad Sapientiam que aparece en Burgos en el año 1544 bajo el título Introductio ad
Sapientiam. Sive Satellitium symbola. Espitolae duae de ratione studii puerilis, ab auctore ipso recognita et
locupletata, ya que en enero de 1544 aparece en Sevilla la primera traducción de la obra. No
obstante, sí pudo haberla cotejado durante los dos años siguientes para modificar algunas
cosas y para añadir otras.
Partimos de la idea de que Cervantes de Salazar utiliza una noción de traducción basada
en la paráfrasis, en el traslado de las ideas, no necesariamente palabra por palabra, lejos
quizá de la concepción actual del trabajo del traductor. Intentemos ahora, pues, justificar el
226 Página XXI de su «Introducción». Esta información es discutible, puesto que, si bien pudo conocer la
edición burgalesa para sus adiciones de 1546, necesariamente Cervantes de Salazar tuvo que manejar otra
impresión de la Introductio, ya que la primera traducción de Cervantes se publica en enero de 1544, antes que la
edición burgalesa.
138
trabajo de Cervantes atendiendo a algunas de las ideas sobre la traducción que se manejan
en la época 227.
Los humanistas heredan la noción de traducción que empieza a forjarse en la época
romana ante la necesidad de transmitir al latín el importante corpus textual e ideológico de
la cultura griega. En las preceptivas teóricas latinas, desde la Institutio oratoria de Quintiliano,
se considera la traducción como un ejercicio de escritura importante en la adquisición de la
firma facilitas, de la competencia lingüística adecuada, consistente en la creación de nuevos
textos a partir de la imitación de modelos literarios heredados. La traducción, el «vertere
Graeca in Latinum» de Quintiliano, se asimila entonces a los fenómenos similares de
paráfrasis de modelos literarios y el tratamiento distinto de la misma materia (o pluribus
modis tractare), como ejercicios basados en la imitación de uno modelos existentes. La idea
de la traducción como práctica en el aprendizaje y perfeccionamiento de la elocuencia se
puede rastrear al menos hasta el siglo XVIII 228.
Es interesante a este respecto la reflexión que plantea esta concepción del acto de
traducir como parte del entrenamiento del alumno, ya que venimos advirtiendo del valor
del proceso de aprendizaje que se desprende de los trabajos de Cervantes de Salazar en esta
obra, también ahora con el acto de traducción de la Introductio ad Sapientiam, con la que
Cervantes al mismo tiempo que está trasmitiendo al castellano el excelente modelo vital que
plantea Juan Luis Vives, continua su entrenamiento en la carrera del profesional de las
letras, ejercitando el estilo en busca de una perfección en el manejo de las herramientas de
la gramática y la retórica, siguiendo un programa asimilable al de las orientaciones de los
preceptistas clásicos, del hecho de traducir como ejercicio de perfeccionamiento retórico:
227 Nos valemos, además de las informaciones del profesor Francisco Chico Rico para su curso de doctorado
sobre la Traducción del texto literaria y la retórica clásica, de los artículos de Alfonso Ortega Carmona, «La
traducción como fenómeno cultural y sociológico», conferencia de clausura del curso Traducción y sociedad,
celebrado en la Universidad Internacional del Mar y Universidad de Murcia, en Lorca, 16 de spetiembre de
2005, y del mismo F. Chico Rico «Retórica y traducción. Noesis i poiesis en la traducción del texto literario»
en Lenguas, literatura y traducción. Aproximaciones teóricas, en Madrid, Arrecife, 2001, editado por Pierre-Yves
Raccah y Belén Saiz Noeda, y «La teoria de la traducción en la teoría retórica», LOGO, Año II, nº 3,
Salamanca, mayo de 2002.
228 Cfr. con F. Chico Rico «La teoría de la traducción…», art. cit. pp. 26-34.
229 F. Chico Rico, art. cit. p. 26.
139
Sobre cómo enfrentarse al acto de traducir se plantean desde la antigüedad clásica
varios puntos de vista diferentes, sintetizados en los trabajos del profesor Chico Rico, entre
los partidarios de una traducción más próxima a la tarea del gramático o del intérprete,
volviendo el texto palabra por palabra, y los más agresivos planteamientos de Ciceron, que
argumenta a favor de la traducción desde la perspectiva del orador
(…) traduje los dos discursos más célebres de los dos oradores áticos más
elocuentes, dos discursos que se oponían entre sí: uno de Esquines y otro de
Demóstenes. Y no los traduje como intérprete, sino como orador, con la misma
presentación de las ideas y de las figuras, si bien adaptando las palabras a nuestras
costumbres. En los cuales no me fue preciso traducir palabra por palabra, sino
que conservé el género entero de las palabras y la fuerza de las mismas. No
consideré oportuno el dárselas al lector en su número, sino en su peso. Este
trabajo tiene por objeto que nuestras gentes comprendan aquello que tienen
derecho a exigir de aquellos que se pretenden áticos y a qué tipo de estilo deben
ellos referirse230.
I assi suele algunas veces con libertad añadir o quitar a la sentencia del autor
principal, contento con expressar el sentido. Yo creo que el verdadero modo de
traducir es passar los conceptos de una lengua a otra, conservando, quanto fuere
possible, en aquella a que se traduce, los mismos caracteres de estilo, figuras i
demas prendas que adornan el original.
230 Cicerón, El orador perfecto, V, p. 77, cito del artículo citado de Chico Rico, p. 36.
231 El modo de traducir la Introductio le ha valido a Cervantes algunas críticas, como las de F. Rico o Mercedes
Comellas en las obras citadas.
140
Por lo demás, el título anuncia también «muchas adiciones que al propósito hacían», de
las que Alejo de Venegas dice que «también sale tan añadida de tantas i tan buenas
sentencias, que ellas por sí solas tuvieran i hacer obra de por sí». Las notas funcionan a la
manera de las glosas del Apólogo. En este caso las adiciones son prácticamente todas de
carácter moral, pues Cervantes se remite, salvo excepciones en las que ofrece la fuente de la
cita de Vives, a escribir sus opiniones sobre los temas que más le interesan, siguiendo el
modelo espiritual que plantea el filósofo valenciano y que había heredado de su maestro
Alejo de Venegas, sobre todo la concepción de la virtud como señora de todas las cosas o
la cruzada contra las novelas de caballerías.
En el texto original de la impresión de Brocar en 1546, como reza la nota del propio
impresor, Cervantes decidió imprimir sus comentarios en letra más pequeña y la de Vives
«se pone de letra algo más crecida»232, para distinguir el comentario del texto original. En la
edición de 1772, Cerdá y Rico decide que
232 Cito de la trascripción que hace Rico y Cerdá de la nota de Brocar situada al final de la impresión de 1546
en la nota de la página XVIII de su Advertencia.
233 Nota de Cerdá y Rico en la dedicatoria que escribe Cervantes para la Introductio.
141
además de editar algunos diálogos del valenciano, se edita la Introductio ad Sapientiam en el
año de 1560.
142
PARTE II.
CERVANTES DE SALAZAR EN EL CONTEXTO DEL
HUMANISMO NOVOHISPANO
CAPÍTULO IV. LOS ESPACIOS DEL HUMANISMO EN LA NUEVA
ESPAÑA.
145
América el imaginario intelectual de occidente, la mitología clásica, la patrística medieval o
la incipiente literatura áulica, pero tuvieron que adaptarse ante una realidad que mucho
distaba de las cortes europeas, de las aulas universitarias salmantinas o de la configuración
urbana de las principales capitales.
La mirada del humanista ante un continente recién descubierto para los ojos europeos,
un territorio de la magnitud, la grandiosidad y la incertidumbre del espacio americano, es
una de las claves esenciales del trabajo que presentamos. Cómo la extrañeza que despierta
ante el juicio de un intelectual como Cervantes un continente poblado por numerosos
pueblos de tradiciones milenarias, desconocidos hasta la fecha por todos los sabios de la
humanidad, se convierte en curiosidad científica por su geografía y botánica, en interés
pedagógico y moralizador por tradiciones ininteligibles para quien se había formado en la
rígida moral del estoicismo o en la mirada atenta para pintar una sociedad compleja que
acude en masa, toda vestida de negro, incluidos los naturales, al homenaje póstumo de la
ciudad a un rey lejano.
Alfaro, uno de los personajes de sus diálogos mexicanos resumen las motivaciones del
viaje y las inquietudes humanistas de Cervantes, que frente a la codicia supedita el interés
intelectual: «Dígote todo esto para que entiendas, que no la codicia, como en muchos
sucede, sino el deseo de ver cosas nuevas, es lo que me ha hecho atravesar con tanto
peligro el inmenso océano».
Cervantes de Salazar trabajó al amparo de la universidad y el cabildo durante los
primeros años en la ciudad, ofreciendo a las prensas sus trabajos conocidos, y sufrió en
primera persona el cambio ideológico de la España de Felipe II, que le obligó a buscar la
supervivencia profesional al amparo de una iglesia que recelaba del trabajo de alguien tan
vinculado al trabajo de los humanistas. No abrazó el hábito de ninguna de las órdenes que
tuvieron las bendiciones de la corona en las primeras décadas de la colonización, aunque sí
se convirtió en el primer doctor en teología de la Nueva España. Ejerció como deán de la
iglesia metropolitana y como consultor del Santo Oficio durante sus últimos años de vida,
cuando esperaba una prebenda en forma de obispado que nunca llegaría.
El objetivo de las páginas que siguen es poner en relación la figura de Cervantes de
Salazar con la actividad cultural del virreinato durante sus años como vecino de la ciudad
de México, a través de los diferentes espacios por los que se filtró el humanismo en
territorios americanos.
Al igual que ocurría con su trayectoria española, resulta imprescindible destacar los
diferentes lugares, personajes, influencias y contextos en los se construye la cultura
novohispana de mitad del siglo XVI, por un lado porque se hace necesario trazar las líneas
generales que dan forma al humanismo en Nueva España, un punto confuso y no siempre
146
bien entendido234, y por otro, para situar a Cervantes como actor importante de la compleja
construcción de la cultura novohispana del siglo XVI
Uno de los personajes de los diálogos de Cervantes plantea la cuestión sobre la que
van a girar estas páginas: «en tierra que la codicia impera ¿habrà lugar para la sabiduría?».
Desde sus orígenes, el espacio por excelencia en el que se desarrollaron los studia
humanitatis durante el siglo XVI fue sobre todo el de las aulas de los colegios de primeras
letras y de las universidades europeas. El ámbito de la pedagogía permitió proyectar en la
práctica de la enseñanza el silencioso trabajo de recuperación y trabajo filológico de los
textos religiosos medievales y del pasado grecolatino. En este sentido, la proliferación de
escuelas y universidades y la preocupación por los planes de estudios se convirtieron en una
constante a lo largo de todo el siglo XVI, también en territorio americano.
Al mismo tiempo, durante las primeras décadas de la colonización española, el
desarrollo de la sociedad virreinal estuvo estrechamente vinculado con la evangelización de
la población nativa, que inevitablemente partió de la educación como piedra angular para la
comprensión de las nuevas culturas descubiertas.
La necesidad de trasladar al nuevo continente los modelos educativos europeos
propició que los nuevos virreinatos se convirtieran en un amplio campo de proyección
pedagógica y de experimentación práctica de las ideas que los humanistas habían aprendido
234 Sobre el humanismo en Nueva España destacan los trabajos clásicos de Gabriel Méndez Plancarte, El
humanismo mexicano, México, Seminario de Cultura Novohispana, 1970, o «Los fundadores del humanismo
mexicano», en Thesaurus: boletín del Instituto Caro y Cuervo, tomo 48, n.3, 1993, pp. 234-264. Trabajos como los
de Ignacio Osorio Romero La Tradición clásica en México, México, UNAM, 1991, por ejemplo; Rafael Moreno,
El humanismo mexicano: líneas y tendencias, México, UNAM, 1999. Además, destacan estudios más recientes
como el de Tarsicio Herrera, Historia del humanismo mexicano, México, UNAM, 2000, Juan de Dios González
Ibarra La conquista humanística de la Nueva España, México, Fontamara, 2010, L.I. del Río Hernández,
Humanismo y políticas culturales en Nueva España, México, Universidad Autónoma de Zacatecas, 2008, o los
proyectos de Karl Kohut, Ambrosio Velasco o Margarita Peña, recopilados en trabajos como Margarita Peña
(ed.), Maestros, caballeros y señores: humanistas en la universidad siglos XVI-XX, México, UNAM, 2003 o Ambrosio
Morales, Significación política y cultural del humanismo iberoamericano en la época colonial, México, UNAM: Plaza y
Valdés, 2008.
147
en sus universidades. El humanismo encontró así un cauce de acción importante en la tarea
de instaurar una educación que cumpliera con la obligación evangelizadora. Una labor
ardua, compleja, violenta incluso, que necesitó de la implantación de un sistema educativo
capaz de salvar la gran diferencia lingüística y cultural a través de unas técnicas y una
metodología que recogía los mejores frutos de la tradición pedagógica del Renacimiento.
Los primeros encargados de llevar a cabo este trabajo en la Nueva España fueron los
frailes de las órdenes mendicantes, principalmente de la orden de los franciscanos 235, a
través de la creación de escuelas y seminarios donde iniciaron la enseñanza de los niños de
los caciques y principales indígenas.
La historia de la llegada de los misioneros franciscanos y su posterior asentamiento a lo
largo de la geografía mesoamericana ofrece una serie de hitos más o menos documentados
que han permitido establecer una sólida línea de investigación en torno a la labor
pedagógica de la orden seráfica en la educación y la conversión de la población nativa. No
pretendemos, por tanto, reincidir ni dispersarnos alrededor de una línea de investigación
que excede nuestro objetivo, pero sí plantear algunas cuestiones que consideramos
interesantes a la hora de enmarcar la llegada de las ideas humanistas a la Nueva España.
Desde la expedición de los tres primeros franciscanos flamencos, Juan de Tecto, Juan
de Aora y Pedro de Gante en 1522, el cometido principal de la orden en tierras
mesoamericanas estuvo vinculado con el desarrollo de un sistema educativo que permitiera
enseñar a leer y a escribir a los niños indígenas para facilitar así la progresiva sustitución de
los ritos prehispánicos por la conciencia y la devoción de la religión de los nuevos
moradores.
Hacia 1524, la llegada del grupo de los doce franciscanos españoles supuso un impulso
importante a la labor que había iniciado Gante para la instauración de los primeros centros
de primeras letras. Promovieron la expansión de la labor evangelizadora a través de la
enseñanza, con la fundación por ejemplo del colegio imperial de Santa Cruz de Tlatelolco,
235 La bibliografía sobre la misión de los franciscanos en Mesoamérica durante el primer siglo de la
colonización española conforma uno de los corpus críticos más completos y mejor documentados sobre la
cultura novohispana del XVI. Sobre la importancia de los franciscanos en el proceso evangelizador y
educativo en la Nueva España, además de las principales fuentes históricas (Motolinía, Sahagún, Mendieta,
Torquemada), podemos destacar el reciente libro de Mónica Ruiz Banyuls El huehuetlatolli como discurso sincrético
en el proceso evangelizador novohispano del siglo XVI, Roma, Bulzoni, 2009, que viene a completar y actualizar toda
la bibliografía sobre la orden seráfica y su vinculación con el Nuevo Mundo, que parte desde los trabajos de
Icazbalceta en el siglo XIX, hasta los más actuales de Robert Ricard, Miguel Leon-Portilla, George Baudot,
Beatriz Aracil,, Lino Gómez Canedo o J.M. Kobayashi, que citaremos más adelante.
148
en cuyas salas de estudio se filtraron decisivamente los studia humanitatis como una
herramienta de primera necesidad para continuar con la labor misionera 236.
Además del esfuerzo de conversión espiritual, de larga tradición dentro de la orden 237,
objetivo primordial de las misiones, la importancia del grupo franciscano radicó también en
que se valieron de unos medios vinculados en gran medida con el desarrollo de los estudios
humanísticos, el interés por la educación, por un lado, y el trabajo filológico vinculado a la
interpretación y la traducción del mundo mesoamericano por otro.
236 La periodización que propone J.M. Kobayashi,, La educación como conquista, México, El Colegio de México,
2ª edición, 1985(1974), p. 163-164 es un buen punto de partida para la cronología de la educación en las
primeras décadas del virreinato. En 1523, tras la llegada de los primeros franciscanos comienza la fase de
fundación y consolidación de las primeras escuelas de primeras letras. A partir de 1536 se pone en
funcionamiento una escuela de educación superior en Tlatelolco, centro principal de la actividad educativa
franciscana en la ciudad de México. El desarrollo de la sociedad criolla impondrá sus criterios y la fundación
de la universidad en 1553 coincide en el tiempo con el inicio del declive institucional, aunque siguieran sus
actividades varias décadas más, del colegio franciscano.
237 Las páginas iniciales del estudio de George Baudot, La pugna franciscana en México, México, Alianza, 1990,
pp. 9-57, son una buena síntesis sobre la ideología franciscana en lo que concierne a la concepción espiritual
de la orden.
149
filológico de los textos como pilares básicos de la comprensión y la evolución de la cultura
de la época.
A la orden franciscana pertenecía uno de los personajes principales de la corte española
a inicios del siglo XVI, Francisco Jiménez de Cisneros, uno de los mecenas decisivos para
la implantación de la corriente humanista en España. Entre otras cosas, el que fuera regente
de la corona, promovió la fundación de una nueva universidad en la que se formaran
teólogos de espiritualidad renovada y en la que situó como piedra angular de la formación
de los jóvenes a los legos maestros de letras humanas, que encontraron su espacio en la
enseñanza de gramática y retórica, paso previo de los estudiantes para acceder a las demás
facultades. Por las aulas de la Universidad de Alcalá, por ejemplo, se filtraron no sólo el
pensamiento, sino también los métodos del filólogo Erasmo de Rotterdam. La sombra del
viejo Nebrija paseó durante algunos años por el campus y los vínculos de los humanistas
españoles con Erasmo y con Vives quedaron patente con sendas invitaciones para leer una
cátedra en la universidad. El trabajo conjunto de filólogos y teólogos culminaría con la
impresión de la Biblia Políglota, quizá el fruto más importante del humanismo español, casi
al mismo tiempo que fallecía el cardenal Cisneros en 1517.
En Flandes, durante las primeras décadas del siglo XVI, se formaron Pedro de Gante y
los malogrados Tecto y Aora238, como discípulos de algunas de las personalidades
intelectuales más influyentes de su tiempo. La universidad de Lovaina, por cuyas aulas pasó
Gante, probablemente fuera uno de los centros humanísticos más importantes del viejo
continente a comienzos del siglo XVI. Entre la nómina de profesores se encontraban
Adrián de Utrecht, catedrático de teología y confesor de Carlos V, nombrado pontífice;
Erasmo de Rotterdam, fundador del colegio trilingüe, donde el hebreo acompañó al latín y
al griego por primera vez en un estudio; Juan Luis Vives y Justus Lipsius en la facultad de
artes, con contactos españoles o ingleses, como Tomás Moro, o científicos de la talla del
cartógrafo Mercator y el médico Vesalio.
Lo mismo ocurre con los doce franciscanos llegados desde España en 1524 y con los
ideólogos de la expedición, salidos la gran mayoría de la provincia franciscana reformada de
San Gabriel239. Las instrucciones que llevaron a los franciscanos hasta Nueva España
238 Llegaron a México en 1523. Parece que ambos murieron en la expedición de Cortés a las Hibueras, uno
de hambre y otro a su regreso a la ciudad de México (Véase, Vicente de Paul Andrade, Fray Juan de Tecto, su
muerte, Puebla, 1896. Versión digitalizada disponible
en[http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080016707/1080016707.PDF] (10/10/2011)
239 Sobre la reforma de fray Juan de Guadalupe y el contenido espiritualista de la misión franciscana véase
George Baudot, la pugna franiscana… op. cit., pp.20-21-22 y ss y «Los franciscanos etnógrafos» en Estudios de
cultura náhuatl, 1997, n.27, pp. 287-288. Disponible en
[http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn27/527.pdf] (13/11/2011). Sobre
150
fueron sancionadas por el recién nombrado provincial de la orden en España, Francisco
Quiñones, formado en la Universidad de Salamanca y paje del cardenal Cisneros, y
supervisadas por los hermanos Coronel, «grandes humanistas, educados en París y
consejeros de Carlos V»240. Antonio Coronel ejerció como rector del colegio parisino de
Montaigu, y Luis Coronel, como secretario del inquisidor general, defendió las ideas de
Erasmo en la corte ante las acusaciones sobre el peligro de algunos pasajes de su obra
realizadas por el dominico García de Loaisa 241.
Martín de Valencia, al mando de la expedición franciscana, era docto en filosofía y
gramática, y seguramente también teólogo, formado probablemente en uno de los
principales internados de la orden, el estudio de San Francisco de Mayorga, en la Tierra de
Campos, donde desarrolló su noviciado. Fue también «uno de los más activos y ejemplares
allegados a labor del P. Guadualupe» 242. Cuentan sus biógrafos que fue un hombre de
marcada tendencia mística, que incluso quiso hacerse cartujo. Dedicó sus últimos diez años
de vida a custodiar la empresa franciscana en Nueva España, a la educación y conversión
de los jóvenes y a impulsar las primeras empresas etnográficas de Motolinía y Andrés de
Olmos 243.
Andrés de Olmos era de inclinaciones erasmistas. Toribio Benavente «Motolinía»,
«hombre de acción más que de estudio»244, sucedió a Andrés de Olmos en el trabajo de
campo sobre el mundo náhuatl. Como Olmos, fue un milenarista convencido, formado en
la provincia reformada de San Gabriel junto con su mentor Martín de Valencia.
Bernardino de Sahagún estudió en Salamanca hacía 1520, antes de ordenarse sacerdote
en 1524 y de seguir la carrera humanística al amparo de la orden seráfica, convirtiéndose
después en Nueva España en uno de los grandes maestros, traductor y antropólogo
principal del colegio de Tlatelolco.
Lo mismo ocurre con los demás profesores de la institución franciscana. Francisco de
las Navas, Arnaldo de Basacio, Gilberti, Focher, Bustamante o Juan de Gaona se formaron
en los principales centros universitarios europeos, proyectando en territorio
las licencias apostólicas y bulas que legislaron las primeras actividades misioneras en Nueva España veáse, por
ejemplo, Mónica Ruiz Banyuls, op. cit., pp 20-21-22.
240 Lino Gómez Canedo, La educación de los marginados durante la época colonial, escuelas y colegios para indios y mestizos
en la Nueva España, México Porrúa, 1982, p. XIX.
241 María Isabel Romero Tabares, «El pensamiento eramista. Su aportación a la cultura y sociedad españolas
del siglo XVI» en Cuadernos sobre Vico, 4, 1994, p. 154.
242 Baudot, «franciscanos etnógrafos…», art. cit., p. 283.
243 Baudot, «Los precursores franciscanos de Sahagún del siglo XIII al siglo XVI en Asia y América» en
Estudios de Cultura náhuatl, n.32, 2001, p. 166.
244 Baudot, Ibidem. p. 169.
151
mesoamericano una metodología humanista que impulsó la evangelización a partir del
conocimiento de las lenguas y las culturas indígenas. Entre ellos destaca sin duda Joan de
Gaona, maestro de retórica, por su formación erasmista y por su interés por las corrientes
humanísticas, que sin duda conoció durante su formación en la Universidad de París. Se
conserva un documento en el convento franciscano de Valladolid en el que se da cuenta de
algunos de los libros de Gaona, entre los que aparecen las obras de Platón y las anotaciones
de Erasmo, un vocabulario hebreo y una biblia en el mismo idioma, y que muestra su
filiación con la línea filológica erasmista245.
Fray Pedro de Gante246, franciscano lego (así siguió hasta su muerte en 1572), es sin
duda uno de las personalidades más destacadas del México virreinal. Su ascendencia remite
a la familia de Carlos V en algo más que en su procedencia flamenca 247, aunque las noticias
sobre el parentesco entre ambos siguen siendo aún algo confusas. Antes de abrazar el
hábito franciscano, se formó, como decíamos, en las aulas de la Universidad de Lovaina,
uno de los centros más importantes del humanismo europeo, donde el contacto con
personajes de la talla de Erasmo o el joven Vives fue decisivo para la proyección posterior
de su labor educativa en Nueva España.
Porque si Juan de Zumárraga, al que volveremos más tarde, destacó por su labor
política, Pedro de Gante dedicó su larga estancia en territorio mexicano a la complicada
labor de la enseñanza de las primeras letras, las artes, los oficios y la conversión espiritual
de los jóvenes indígenas. Jerónimo de Mendieta, uno de sus biógrafos, perfila su carácter y
su trabajo:
245 Ignacio Osorio Romero, Historia de las bibliotecas novohispanas, México, Dirección General de Bibliotecas,
1996, p. 34.
246 La primera biografía de Gante la encontramos en la en la Relación de la descripción de la Provincia del Santo
Evangelio que es en las Indias Occidentales que llaman la Nueva España, escrita en 1585 por los fray Pedro de Oroz,
fray Jerónimo de Mendieta y fray Francisco Suárez. Desde el siglo XIX, los grandes historiadores de la cultura
novohispana han tratado la figura de Gante. García Icazbalceta, Alfonso Trueba en 1955, Ezequiel Chávez
en 1962, Francisco de la Maza y Torre Villar con el cuarto centenario de la muerte (1972-1973) o el más
reciente de Pedro Ramírez Vázquez en 1995, son algunas de las principales monografías sobre el franciscano.
. Desarrollamos las citas en la bibliografía general.
247 Lino Gómez Canedo, op. cit., p.66-67 resume la problemática y los trabajos anteriores sobre la ascendencia
de Gante y concluye que aunque no podemos probar en qué grado, si parece que fue pariente del emperador.
152
Era fray Pedro de Gante muy ingenioso para todas las buenas artes y oficios
provechosos a la humana y cristiana policía. Y así parece que lo proveyó Nuestro
Señor en los principios de la conversión de los naturales, necesitados de semejante
ayuda, para que los guiase e industriase no sólo en las cosas espirituales de la
salvación de sus almas, más también en las temporales de la humana industria, que
a los rudos abren los ojos del entendimiento para entrar en las cosas del espíritu.
Fue el primero que en esta Nueva España enseñó a leer y escribir, cantar y tañer
instrumentos musicales, y la doctrina cristiana; primeramente en Tezcuco a
algunos hijos de principales, antes que viniesen los Doce, y después en México
donde residió cuasi toda su vida, salvo un poco de tiempo que fue morador en
Tlaxcala248.
Gante aprendió bien la lengua náhuatl (conocida es la carta de 1529 en la que se despide
de sus hermanos de orden en Flandes en náhuatl, afirmando que hablaba ya mejor esta
lengua que su lengua materna) como herramienta indispensable para la labor pedagógica.
Su natural tartamudez no le impidió convertirse en una de las personalidades europeas más
estimadas por la población autóctona. Nunca se ordenó sacerdote, rechazando así las
prebendas de arzobispo que siempre le rodearon-, para dedicar sus mayores esfuerzos a la
silenciosa labor del maestro:
153
escuela de artes y oficios de San José de los Naturales, dirigida e impulsada por el frail e
flamenco.
El estudio, fruto de las primeras ordenanzas sobre la educación dictadas por Hernán
Cortés250, fue «el primero y único seminario que hubo en la Nueva España para todo
género de oficios y ejercicios (no sólo de los que pertenecen al servicio de l a iglesia, más
también de los que sirven al uso de los seglares)» 251. Funcionó como internado hasta
prácticamente el final del siglo XVI, y destacó principalmente por convertirse en un centro
de desarrollo, a manera de taller, en el que los naturales aprendieron los trabajos manuales
europeos252.
Además, el colegio se convirtió también en el primer centro de formación de
intérpretes interculturales253, en el que los alumnos progresivamente comenzaron a
participar de la vida pública de la ciudad como mediadores directos de las primeras
necesidades derivadas de la aculturación inducida de los territorios mesoamericanos. Así lo
afirma el propio Gante,
(…) porque en ella aprenden a leer y escribir muy muchos indios que traen de
toda la masa de la tierra, y son coadjutores de los religiosos y los ayudan a
administrar la lengua y sacramentos, y para alcaldes, jueces y regidores y
gobernadores, y ellos son los que enseñan ya a los otros y me ayudan en todo lo
que conviene 254.
250 Véase por ejemplo el artículo de Alicia Martín Franco, «Análisis de la labor socioeducativa de Hernán
Cortes en Nueva España», en Gutiérrez Escudero y Laviana Cuetos, Estudios sobre América Latina: siglos XVI-
XX, Sevilla, AEA, 2005.
251 Mendieta, Historia, IV, cap. 13. Cito a partir de Beatriz Aracil, El teatro evangelizador. Sociedad, cultura e ideología
en la Nueva España del siglo XVI, Roma, Bulzoni, 1999, p. 101.
252 «… este tipo de instrucción formó parte de la labor social de los misioneros en toda la Nueva España: una
vez reducidos a pueblos, los naturales aprendieron en un par de décadas los más diversos trabajos, destacando
entre ellos los de pintor, batidor de oro, platero, guadamacil, curtidor, herrero, tejedor, cantero, carpintero, y
sobre todo, sastre.». Beatriz Aracil Varón, El teatro evangelizador, op. cit. 199, p. 103.
253 Beatriz Aracil, por ejemplo, en «Las sagradas escrituras en el teatro evangelizador franciscano de la
Nueva España: hacia una traducción cultural», en prensa, recoge el término de «traducción cultural» a partir
de un trabajo de Verónica Murillo, Problemas de evangelización, problemas de traducción. Fray Juan Bautista de Viseo y
sus textos para confesores, Nueva España (siglo XVI), Zacatecas, Universidad Autónoma de Zacatecas, 2009, como
categorización del proceso evangelizador en el que los frailes tuvieron que aprender la lengua y la cultura
indígena para trasladar el cristianismo.
254 Carta fechada el 15 de febrero de 1552. Cito a partir de Gómez Canedo, op. cit., p 58.
154
Sobre el plan de estudios del centro no tenemos más noticias que los escasos
testimonios derivados de las relaciones epistolares de los protagonistas y de los cronistas
inmediatamente posteriores. El estudio de Gómez Canedo, por ejemplo, recoge las
consideraciones del propio Gante cuando afirma que en el colegio «enseñánse diversidades
de letras, y a cantar y tañer diversos géneros de música». 255
Las palabras de Gante han suscitado diversas especulaciones acerca de si el estudio de
San José pudo impartir también la enseñanza de la gramática y de la retórica en lengua
latina. Coincido con Gómez Canedo en lo exagerado de las referencias a los eminentes
gramáticos al estilo de Cicerón o Quintiliano que se formaban en la institución 256 y me
inclino también por la consideración de que la misión del colegio de San José era tan sólo
enseñar las primeras letras y algo de música, y formar especialistas en las diferentes artes
manuales que ayudaran en la misión evangélica y en la reconstrucción de la ciudad, aunque
es probable que allí comenzaran los estudios de latín antes de la inauguración del colegio de
Tlatelolco.
La importancia del centro, además de por su labor didáctica, apunta también hacia la
evolución del proceso formativo de los jóvenes indígenas. Si durante los primeros años
muchos de los alumnos cumplieron los difíciles objetivos marcados por los franciscanos de
aprender a leer y escribir con los símbolos latinos, la evolución natural de estos alumnos
demandaría entonces el acceso a un estadio superior del aprendizaje, en el que sí entraría en
juego el estudio de la gramática y la retórica latinas.
El propio Gante nos ofrece testimonios sobre la metodología de su trabajo. Por su
modernidad, destaca la decisión del fraile, frente a posturas menos flexibles, de apostar por
el mestizaje cultural como punto esencial en su labor pedagógica, que pronto seguirán
también sus compañeros de orden:
Y cómo viendo que los indios eran tan aficionados a cantar y bailar delante de
sus ídolos, “compuse un cantar muy solemne sobre la ley de dios y la fe, y cómo
Dios se hizo hombre para salvar al género humano y cómo nació de la Virgen
María, quedando ella pura y entera 257.
255 Carta fechada el 23 de junio de 1558. Cito a partir de Gómez Canedo, op. cit., p. 61.
256 Gómez Canedo, op. cit., p. 61.
257 Carta del 23 de junio de 1558, en Gómez Canedo, op. cit. p. 61
155
La acción supuso un golpe de efecto del maestro ante sus discípulos y una gran fiesta en
la que participaron los indígenas con sus bailes y sus cantos en torno a una imagen esencial
de la fe cristiana 258.
La institución que regía Gante, pues, destacó en la labor pedagógica vinculada con el
primer aprendizaje de los niños y de los jóvenes y se convirtió en la referencia educativa de
los primeros años del virreinato por sus métodos constructivistas, por haber supuesto el
primer esfuerzo de comprensión y de formación de intérpretes y por haber introducido el
aprendizaje de la música y de las artes y de los oficios (música, pintura, orfebrería,
carpintería, etc.), como parte vehicular del plan de estudios.
En su incasable labor pedagógica, Gante trabajó también durante décadas sobre los
libros, como una necesidad esencial tanto para su comprensión del mundo náhuatl como
para acercar a sus alumnos el imaginario cristiano. Así, fruto de sus conocimientos,
compuso a lo largo de los años algunas de las primeras grandes obras para la historia de la
educación en el virreinato de la Nueva España. En primer lugar, el famoso manuscrito del
Catecismo de la doctrina cristiana con jeroglíficos, para la enseñanza de los indios de México 259. El
catecismo hereda el recurso pedagógico del pictograma como sistema traductológico para
acercar los rudimentos de la oración cristiana a los alumnos indígenas a través de imágenes
confeccionadas a partir del propio imaginario náhuatl. El texto comienza, por ejemplo, con
la persignación el avemaría y el padrenuestro construidos mediante imágenes familiares
para los naturales.
Por otro lado, García Icazbalceta atribuyen también la edición de 1548 de una doctrina
cristiana escrita complemente en náhuatl, Doctrina Christiana en Lengua Mexicana. Per signum
crucis. Icamachiotl cruz yhuicpain toya chua Xitech momaquixtili Totecuiyoc diose. Ica inmotocatzin.
Tetatzin yhuan Tepilizin yhuan Spiritus Sancti. Amen Jesús 260, que en 1553 aparece publicada en
Amberes.
258 Para conmemorar la representación los indígenas construyeron la famosa cruz del convento de San
Francisco, de casi doscientos pies de altos, que cita Cervantes de Salazar en sus diálogos. Veáse Gómez
Canedo, op. cit., p. 61
259 Madrid, Archivo Histórico Nacional, Códice 1257B. Existe una edición facsímil con la transcripción y
estudio de Justino Cortés Castellanos por la editorial Testimonio.
260 Primera publicación, 1548, México: Juan Pablos; 1553, Amberes; 1553, México: Juan Pablos, 1555.
Edición facsimilar con comentarios ed. por Ernesto de la Torre Villar (México, 1981).
156
La labor educativa de la primera década de la colonización, encaminada a la enseñanza
de primeras letras y a la presentación de las nociones iniciales sobre la fe cristiana, propició
pronto la necesidad de una institución que ofreciera un plan de estudios de formación
superior donde continuar con la formación de los alumnos también en los estudios
universitarios de gramática, retórica, teología o medicina y al aprendizaje de la lengua latina,
indispensable para la formación de sacerdotes y teólogos.
Uno de los principales impulsores del nuevo estudio fue Juan de Zumárraga 261, fraile
franciscano, primer obispo de México y otro de los personajes decisivos de la implantación
del humanismo en la Nueva España 262.
Pese a las reservas del propio Zumárraga, Carlos V nombró a este viejo franciscano
vizcaíno de 60 años obispo de México y protector de los indios en el año de 1527 263,
después de haber pasado un pequeño retiro en el convento franciscano de Abrojo.
El talante de un hombre de marcada tendencia espiritualista y de filiación erasmista
tuvo que lidiar durante varias décadas, en su papel de arzobispo y protector de los indios,
con los difíciles conflictos entre los responsables del poder colonial y la población nativa.
Sin embargo, su eficiente gestión al mando del arzobispado tuvo resultados decisivos para
el desarrollo de la cultura novohispana. En su alta dignidad primero de obispo y más tarde
de arzobispo de México impulsó, como decíamos, la instalación del colegio de enseñanza
superior en Tlatelolco, fue uno de los principales valedores de la llegada de la imprenta a la
Nueva España 264 y compuso una serie de opúsculos de claro carácter pedagógico, hasta tres
catecismos entre 1543 y 1546 y una Regla Cristiana en 1547.
261 En realidad Zumárraga, desde su posición de poder, intercede de manera decisiva sobre una petición de
los frailes franciscanos que también apoyaron el presidente de la Audiencia, Ramírez de Fuenleal y el virrey
Antonio de Mendoza.
262 Sobre Zumárraga sigue siendo imprescindible el trabajo de García Icazbalceta, Don fray Juan de Zumárraga:
primer obispo y arzobispo de México, México, Andrada y Morales, 1881. Otras fuentes interesantes pueden ser el
trabajo del jesuita Constantino Bayle, El IV centenario de Don Fray Juan de Zumárraga , México, 1948, y las
biografías de Alberto María Carreño, Don fray Juan de Zumárraga, México, Editorial Jus 1950 y de Alfonso
Trueba, Zumárraga, México, Editorial Jus, 1960.
263 «Por la presente vos cometemos y encargamos y mandamos que tengáis much o cuidado de mirar y visitar
los dichos indios y hacer que sean bien tratados e industriados y enseñados en las cosas de nuestra santa fe
católica por las personas que los tienen o tuvieren a cargo y veáis las leyes y ordenanzas e instrucciones y
provisiones que se han hecho o hicieren cerca del buen tratamiento y conversión de los dichos indios, las
cuales haréis guardar y cumplir como en ellas se contiene, con mucha diligencia y cuidado» (Cédula real 10-1-
1528). Citado a partir José María Iraburu, «Juan de Zumárraga, el fraile arzobispo», en
[http://hispanidad.tripod.com/hechos12.htm] (10/01/2012).
264 Sobre la vinculación de Zumárraga y la imprenta, además de los trabajos de García Icazbalceta, aparece
recientemente el artículo de Elvia Carreño «Fray Juan de Zumárraga, primer editor de la Nueva España», en
157
De la actitud de Zumárraga, así como de sus textos y de su biblioteca personal, se ha
destacado siempre su vinculación, igual que los franciscanos de las provincias reformadas
con la espiritualidad erasmista. Sin embargo, la influencia de Erasmo no solo alcanzó en lo
espiritual, sino que también fue uno de los grandes modelos de la filología de su tiempo 265.
En este sentido, Zumárraga trabajó por de la divulgación de las sagradas escrituras y su
traducción a las lenguas vulgares, como muestra su casi traducción literal de la Paraclesis de
Erasmo con la que cierra la Doctrina de 1544:
pluguiese a Dios que estuviesen traducidas en todas las lenguas de todos los
[pueblos] del mundo para que no solamente las leyesen los Indios, pero aun otras
naciones bárbaras [las pudiesen] leer y conocer, porque no hay duda sino que el
primer escalón para la cristiandad es conocerla en alguna manera266.
Uno de los legados más importantes del primer obispo mexicano fue el del trabajo por
la instauración de un colegio indígena de enseñanza superior. El estudio de Santa Cruz de
Tlatelolco se fundó el día de Reyes de 1536 para continuar la formación de los mejores
alumnos de los conventos franciscanos y con el objetivo fundamental de formar una
escuela de traductores, intérpretes, gramáticos y etnógrafos de la cultura náhuatl que
permitiera así facilitar la labor evangelizadora 267.
Unos años antes, los principales franciscanos, apoyados en el poder del presidente de la
Audiencia, Ramírez de Fuenleal, demandaron la necesidad de comenzar la enseñanza de la
gramática268. Parece que no hubo consenso entre los frailes y las autoridades novohispanas
ADABI, disponible en
[http://www.adabi.org.mx/content/servicios/libro/articulos/frayJuan.jsfx](10/01/2012)
265 Una muestra importante, por ejemplo, fue la fundación del colegio trilingüe en Lovaina, sus anotaciones a
autores clásicos o el encargo de la edición comentada de la Ciudad de Dios que hizo a Juan Luis Vives.
266 Tomo el fragmento del artículo de Beatriz Aracil ya citado sobre las sagradas escrituras en el teatro
evangelizador, a su vez tomado de la biografía de Izcalbaceta reedita en 1947, II, pp. 25-26
267 Sobre el colegio de Tlatelolco, el estudio de gramática inicial, su fundación, los planes de estudio y los
principales profesores destacan los trabajos de Francisco B. Steck, El primer Colegio de América: Santa Cruz de
Tlatelolco, México, Centro de Estudios Franciscanos, 1944; Fernando Ocaranza, El Imperial Colegio de la Santa Cruz
de Santiago Tlatelolco, México, 1934; Miguel Mathes, Santa Cruz de Tlatelolco; la primera biblioteca académica de las
Américas, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1982; los capítulos correspondientes de las obras ya citadas
de Kobayashi, Gómez Canedo, Aracil y Ruiz Banyuls; o el artículos de Juan Estarellas, «The college of
Tlatelolco and the problema of higher education for indians in 16th century México» en History of Education
Quarterly, Vol. 2, No. 4 (Dec., 1962), pp. 234-243.
268 «Con los religiosos de la orden de San Francisco he procurado que enseñen gramática romanzada en
lengua mexicana a los naturales y pareciéndoles bien, nombraron un religioso para que en ello entendiese, el
158
y suscitándose un intenso debate en torno a la cuestión de la enseñanza superior del
indígena269. No obstante, parece que la decisión de Ramírez de Fuenleal y las gestiones de
Zumárraga en la corte en 1532, demandando preceptores de gramática, «así para los de acá
como para los de allá» 270, llevaron a buen puerto la iniciativa.
Según el testimonio de Mendieta, la enseñanza del latín empezó en 1533 en las
instalaciones del convento de San Francisco en la capilla de San José de los Naturales, en el
colegio de Pedro de Gante. El primer profesor de latín fue el humanista francés Arnaldo de
Basacio, «doctísimo varón y gran lengua de los indios», que «ideó un nuevo método para
enseñar latín, que le valió mucho aprecio de la época» 271.
En 1536, el colegió de Santa Cruz de Tlatelolco se convirtió en el principal centro de
formación superior y siguió bajo el control de la orden franciscana. La actividad del
estudio se antoja fundamental para la llegada de los studia humanitatis y del desarrollo de los
trabajos filológicos en la Nueva España, vinculados en estas primeras décadas a la labor
misionera.
Se puso en marcha con unos sesenta jóvenes de la clase política indígena, que
permanecían en régimen de internado desde más o menos los diez años hasta que cumplían
los quince, abandonando después el régimen de internamiento, -salvo aquellos que se
convirtieron en mentores de los más jóvenes-, para servir activamente en sus comunidades
de acuerdo a la finalidad del colegio.
Según los testimonios, en el plan de estudios de Tlatelolco, además de la gramática
latina, se leyeron lecciones de artes, teología escolástica, música, retórica, lógica o filosofía,
además de una cátedra de medicina indígena272, impartida por un médico nativo de
273
Xochimilco, Martín de la Cruz
cual la enseña y muéstranse tan hábiles y capaces que hacen gran ventaja a los españoles» Carta de Ramírez de
Fuenleal, 8 de agosto de 1533 al emperador, en Cartas de Indias, 1877 p. 66. Cito a partir de Kobayashi, op. cit.,
p. 186.
269 Los dominicos no estaban de acuerdo en la enseñanza superior de los indígenas, pese a que Domingo de
Betanzos fuese íntimo amigo y confesor de Zumárraga. (Kobayashi, op. cit. p. 186). Pudo jugar un papel
decisivo el presidente de la Audiencia, Ramírez de Fuenleal, hombre renacentista y mecenas de muchos de los
trabajos etnográficos (Kobayashi, op. cit. p. 187).
270 Gómez Canedo, op. cit., p. 135.
271 Kobayashi, op. cit. p. 218.
272 Kobayashi, op. cit. p. 222.
273 La medicina indígena fue una de las principales causas de admiración de los primeros letrados españoles en
Nueva España. Como uno de los principales saberes desarrollados durante el humanismo, existen numerosos
testimonios acerca de la interesante metodología natural de las plantas americanas, entre ellos los de
Cervantes de Salazar. En 1931 Se descubrió en la biblioteca vaticana una obra de 1552 escrita en latín sobre
medicina náhuatl, Libellus de mecininalibus indorum herbis. Steck y Kobayashi no coinciden, pero este último (op.
159
El colegio se consolidó como un centro esencial en el intercambio cultural entre la
tradición europea que enseñaban los franciscanos y la tradición náhuatl sobre la que
informaban los alumnos y quizá el lugar desde donde se focalizó durante algunos años el
proceso de «traducción cultural» al que antes aludíamos.
Sólo así se entiende la fecunda labor filológica que encabezaron los primeros
profesores y que tuvo a la institución como centro principal de trabajo. Traducciones,
vocabularios, artes bilingües y trilingües, diálogos, cartillas para enseñar a leer o doctrinas
cristianas tratados de historia y de etnografía prehispánica, fueron algunos de los principales
frutos de la labor humanística del centro y que conviene repasar en este breve relato inicial
sobre la filtración del humanismo en el virreinato.
cit. p.222-223) apunta hacia la posibilidad de que la obra fuera una traducción de un posible texto náhuatl
compuesto por Martín de la Cruz fruto de su labor en el colegio durante la década de 1540.
274 Véase por ejemplo los trabajos ya citados de Baudot, o el reciente capítulo que le dedica Mónica Ruiz
Banyuls en la monografía citada, pp.48-51.
275 Uno de los primeros etnográfos franciscanos. Recibió como encargo del segundo presidente de la
Audiencia, Ramírez de Fuenleal, la composición de un trabajo sobre las antigüedades de los naturales, el
desaparecido Tratado de las antigüedades mexicanas, finalizado hacia 1539.
276 Mendieta, Historia, Libro IV, cap. 44, p. 118. Cito a partir de Mónica Ruiz, op. cit., p. 48.
277 Se publicó por primera vez en París en 1875 con el título de Grammaire de la langue náhuatl ou mexicaine
composé en 1547 et publiée avec notes, éclaircissements, etc… , editada por Remi Simeon, que la presentó en México
160
conservan hasta seis copias entre los diferentes centros educativos del virreinato), sirvió
para codificar por primera vez a partir de las categorías grecolatinas la lengua náhuatl.
Como apéndice, el manuscrito contiene además un diccionario-vocabulario, probablemente
el primero para la lengua náhuatl.
A través del trabajo de Olmos y a partir de él se filtra al virreinato de la Nueva España
la herencia de la metodología que iniciara décadas atrás Elio Antonio de Nebrija, facilitando
así el aprendizaje de las lenguas mediante la composición de artes y vocabularios 278. La
importancia de las obras de Nebrija en el siglo XVI novohispano ha sido tema de
investigación esencial para el estudio de este tipo de composiciones filológicas que
surgieron en el contexto de la evangelización misionera ante el problema de la
incomprensión de la variedad de lenguas mesoamericanas 279.
Ascensión León Portilla define perfectamente la adaptación de la gramática de Nebrija
en Nueva España a través de trabajos como los de Olmos: «Así como Nebrija partió del
latín para cimentar la gramática del romance, estos misioneros protolingüistas partieron de
Nebrija para cimentar el estudio de las lenguas amerindias», aunque con las necesarias
matizaciones y adaptaciones al trabajo con unas lenguas que en poco se parecían al latín.
Otro de los destacados fue Arnaldo de Basacio, como decíamos, el primer profesor de
latín del colegio de Tlatelolco. El humanista francés aprendió náhuatl y se convirtió en uno
de los principales lenguas del grupo franciscano, estimado por su labor como escritor y
traductor de «copiosos sermones de muy buena lengua, y tradujo las epístolas y evangelios
que se cantan en la Iglesia por todo el año» 280 y como profesor de música. Poco sabemos
acerca de su más que probable producción escrita. Muy interesante es la hipótesis de
traducida al español en el año de 1885. Es de referencia la edición y el estudio introductorio de los León-
Portilla en 1993, Madrid, Instituto de Cooperación Iberoamericana. También por ejemplo, el artículo de
Manuel Galeote, «Guardianes de las palabras: el vocabulario de Alonso de Molina» en Anales del Museo de
América, 11, pp. 137-154.
278 En el trabajo de Miguel Mathes sobre el inventario de la biblioteca del colegio de Tlatelolco que antes
citábamos queda patente la existencia en el colegio tanto de la Gramática de la lengua castellana como de las
Introductiones Latinae de Nebrija.
279 Ascensión León Portilla, «Gramáticas, Diccionarios y libros religiosos del siglo XVI», en Garza y Baudot,
Historia de la literatura mexicana, tomo I, México, Siglo XXI, 1996. p. 359 (351 y ss), Sobre Nebrija y América
existen importantes estudios como el de José Luis Martínez, «Nebrija en México», Nueva Revista de Filología
Española, Tomo XLI, 1993, n.1, pp. 1-17 o el más reciente volumen colectivo de Guzmán Betancourt y
Nansen Díaz, Memoria del Coloquio La Obra de Antonio de Nebrija y su recepción en la Nueva España, quince estudios
nebrisenses (1492-1992), México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1997.
280 La frase es de Mendieta en un fragmento en el que repasa rápidamente la labor de los principales
intelectuales de la orden en México, Historia eclesíastica indiana, México Andrade y Morales, 1870, IV, p. 550.
161
Salvador Díaz Cintora281, que argumenta hacia la posible autoría de Basacio sobre unas
composiciones en náhuatl del manuscrito de los Cantares mexicanos en el que aparece una
temprana traducción en lengua mexicana de las fábulas de Esopo, que el humanista francés
pudo utilizar para enseñar a escribir a los niños en San José y para sus clases de filosofía
moral en Tlatelolco 282.
La figura central de los traductores de Tlatelolco fue sin duda Bernardino de Sahagún 283.
Entre su amplia labor al servicio de la educación en la Nueva España, destacó también por
su labor investigadora. De su pluma salieron algunos de los primeros textos religiosos
transcritos al náhuatl, los Coloquios y Doctrina Cristiana con que los doce frailes de San Francisco
enviados por el papa Adriano VI y por el emperador Carlos V convirtieron a los indios de la Nueva
España, el magno trabajo etnográfico del historiador, la Historia general de las cosas de Nueva
España y también una producción filológica que le sitúa entre los pioneros del estudio de las
lenguas mesoamericanas, pero que hoy desconocemos: no se conservan ni un Arte de la
lengua mexicana con su vocabulario apéndiz, ni un supuesto Vocabulario trilingüe, latino, español,
náhuatl. Sí queda testimonio, sin embargo, de una obrita didáctica Cartilla para enseñar a leer,
trilingüe, publicada por Pedro Ocharte en 1569, en la línea de la labor pedagógica de la
orden en México284.
Además de estos nombres importantes, durante el siglo XVI se compusieron otras dos
gramáticas más para el aprendizaje y la enseñanza de la lengua náhuatl, el Arte de la lengua
mexicana y castellana de Alonso de Molina, publicada por Pedro Ocharte en 1571 y la del
jesuita Antonio Rincón, Arte Mexicana, impresa en casa de Pedro Balli en 1595. En el
mismo año de 1571 Alonso de Molina publica la segunda edición del más importante de los
vocabularios en lengua mexicana del siglo XVI, el Vocabulario en lengua castellana y mexicana
con una segunda parte mexicana-castellana, que ya había pasado por las prensas en 1555.
281 Fábulas de Esopo. De conformidad con la versión en náhuatl del manuscrito Cantares mexicanos que conserva la Biblioteca
Nacional de México. Transcripción, traducción al español e introducción de Salvador Díaz Cíntora, grabados al
linóleo de Artemio Rodríguez, México, UNAM, Taller Martín Pescador, 1996.
282 De ser cierto, este interesante mestizaje cultural, las fábulas de Esopo traducidas al náhuatl,
responderíamos quizá a las afirmaciones sin ejemplos de Kobayashi, antes citado, cuando aludía a los
renovadores métodos de enseñanza de Basacio.
283 Sobre Bernardino de Sahagún destacan entre muchas, además de los citados trabajos de Baudot, Aracil y
Ruiz Banyuls, la monografía de Miguel León Portilla, Bernardino de Sahagún, pionero de la antropología, México;
UNAM, 1999, o la introducción de José Luis Martínez a la edición de Bernardino de Sahagún, El México
Antiguo, México, Biblioteca Ayacucho, 1989.
284 Sahagún es un ejemplo de la idea que plantea Baudot sobre la dependencia de la filología sobre la
etnografía. Por ejemplo en «Los precursores…», art. cit. p. 165. Lo que sí es evidente es que ambos trabajos,
el de filólogo y el de etnógrafo, vinculados al humanismo, apuntaban hacia el mismo objetivo de conocer para
enseñar.
162
Tenemos noticias también de un Vocablario y Arte de la lengua tarasca, compuesto por
Maturino Gilberti, entre 1558 y 1559.
4.2. La Universidad de México, un espacio para algunos de los últimos humanistas (1553-
1560)
El gran espacio en el que el humanismo se inserta en la evolución cultural del siglo XVI
fue sin duda el de las aulas universitarias. Pese a las constantes críticas de los humanistas al
sistema universitario escolástico, más allá de los grandes mecenazgos, la evolución de los
studia humanitatis estuvo vinculada al desarrollo de la educación superior. Quizá resultara un
proceso lento, conflictivo y probablemente fallido, pero el auge de la enseñanza
universitaria propició directamente la creación en lugares tan distantes entre sí de una red
de interacción intelectual basada en el intercambio y la herencia de conocimiento entre
maestros y discípulos, en la que también habría lugar para los renovadores intentos de la
metodología y de las obras de los humanistas.
En la ciudad de México, la instauración del sistema educativo fue progresivamente
respondiendo a las necesidades derivadas de la colonización española, atendiendo en cada
momento al juego de poderes de los actores de las primeras décadas del virreinato. Primero
para iniciar la evangelización entre los principales indígenas, nexo entre vencidos y
vencedores, y por tanto actores esenciales en la tarea evangelizadora, y más tarde, cuando
los proyectos de evangelización de las órdenes mendicantes sucumbieron ante la ambición
del poder civil y del clero secular, para la formación de los jóvenes criollos.
El sistema pedagógico de la educación criolla en Nueva España se fue instaurando
progresivamente a partir de tres niveles. Ignacio Osorio Romero sintetiza claramente las
diferentes fases educativas de los jóvenes criollos, antes de su ingreso en la Universidad:
163
puertas de la sabiduría. Al terminar el segundo estudio, el joven novohispano
estaba preparado para elegir entre la vida religiosa o el ingreso a la universidad 285.
285 Ignacio Osorio Romero, Historia de las bibliotecas novohispanas, op. cit., p. 24.
286 La bibliografía sobre el tema de la universidad es abundantísima desde la Crónica de la Real y Pontificia
Universidad de México, publicada en México a finales del XVII y reeditada por Nicolás Rangel;(versión
paleográfica, proemio, notas y apéndice), México: UNAM, 1931, por lo que remitimos a la bibliografía
específica. Creo que las referencias más actualizadas vienen desde el grupo de investigación sobre la
universidad, CESHU, de la UNAM, donde destacan los trabajos de Enrique González González, Clara Inés
Ramírez y Pavón Romero, que dedicó su tesis doctoral al tema de la universidad: Universitarios y Universidad En
México En El Siglo XVI. València: Universitat de València, Servei de Publicacions, 1997.
287 Pavón Romero, «Sobre la fundación de la Universidad de mexicana» en Estudis. Revista de historia moderna,
21, Valencia, 1995.
164
Es conocida la instrucción del obispo de México, Juan de Zumárraga, cuando en
febrero de 1537, ante la celebración del Concilio Universal, escribe la primera referencia
que se conserva sobre la necesidad de la creación de un estudio general en la ciudad:
288 Instrucción de Juan de Zumárraga a sus procuradores ante el Concilio Universal. México, febrero de
1537, publicada en Mariano Cuevas, Documentos inéditos del siglo XVI para la historia de México, 2ª Ed., México,
1975, p. 65-66, Cito a partir de Pavón Romero, «Fundación de la Real y Pontificia Universidad de México» en
Homenaje a la universidad… p. 20.
289 Publicadas por ejemplos en Reales Cédulas De La Real y Pontificia Universidad De México De 1551 a 1816.
México: S.N., 1946 y Sergio Méndez Arceo, La Real y Pontificia Universidad de México, México, 1952
165
franciscanos, que resultaría insalvable a la postre y que en la cuestión universitaria se
manifestó de manera palpable.
Si, como apuntaba el fragmento de Zumárraga, la idea del obispo franciscano era la de
crear una universidad abierta que respondiera a las necesidades de la evangelización y
funcionara como un órgano consultivo ante las importantes decisiones que habían de
tomar las instituciones virreinales, la apuesta oficial de la ciudad abogaba por una
universidad que funcionara «como un mecanismo de asentamiento de la población
conquistadora» 290, que diera formación civil y eclesiástica a los jóvenes criollos, con el
agravante de la apuesta de la corona por el colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, excluyendo
así a las élites indígenas que progresivamente, y con el contexto de la aprobación y
reprobación de las leyes nuevas al fondo, perderían como tal su consideración de actores
importantes en la comunicación entre la masa nativa y las autoridades coloniales.
Por eso quizá el nombramiento real en 1541 de Juan Negrete como arcediano de la
catedral y como lector de la cátedra de teología, además de por las incompatibilidades del
cargo y de la falta de un edificio universitario, no prosperara como el detonante final de la
fundación universitaria 291.
Al año siguiente, en 1542, días antes de que se promulgasen las llamadas Leyes Nuevas,
el cabildo, como si nada hubiera ocurrido antes, realiza una nueva petición a la corona de la
creación de una universidad, insistiendo en la necesidad de que, frente a los privilegios de
Tlatelolco, los jóvenes criollos recibieran también las dignidades académicas que les
permitiera seguir gestionando el futuro de la colonia.
Pero mientras la petición viajaba al viejo continente, camino de la Nueva España
llegaba la provisión con la aprobación de las Leyes Nuevas, en las que, entre otras cosas, se
negaba el repartimiento perpetuo de las encomiendas. Las protestas generalizadas y el
riesgo de un levantamiento violento llevaron a un acuerdo tácito entre frailes y autoridades.
En este sentido, el cabildo de la ciudad que envió a dos procuradores a la corte entre 1544
166
y 1548, Alonso de Villanueva y Gonzalo López, para rebatir alguno de los puntos
conflictivos de las leyes y conseguir otros privilegios, entre ellos el de la universidad:
El 30 de abril de 1547 se fecha una carta donde Felipe II aprueba y manda se sustente el
estudio universitario de nuevo, pero no fue hasta 1550 cuando la participación activa del
virrey293 y las gestiones de las órdenes religiosas llevaron a buen término las órdenes
definitivas que hoy se tienen como actas fundacionales de la Universidad de México
firmadas en Toro el 21 de septiembre de 1551 por el príncipe Felipe.
El día 21 de septiembre de 1551 se promulga en Toro, con la firma del príncipe Felipe,
la cédula que otorga por fin entidad legal a la institución universitaria. Los documentos
conservados 294 son claros al respecto de lo que comentábamos, evidenciando el proceso
comenzado años antes y destacando tanto a los impulsores (la ciudad de México, Luis de
Velasco y oidores a la cabeza, Antonio de Mendoza, virrey anterior y los franciscanos,
Zumárraga mediante) como los objetivos principales del estudio (instruir en la fe católica y
en las demás facultades tanto a los naturales como a los hijos de los españoles):
292 Carta del emperador, 17 de marzo de 1546. Cito de Pavón Romero, art. cit. p. 26.
293 Lo retomaremos más tarde, pero es interesante el dato de que el Virrey Mendoza había mandado elegir los
profesores (Méndez Arceo, op. cit., argumenta sobre la posible coincidencia entre esa lista y los primeros
profesores.
294 Véase por ejemplo el resumen y la interpretación de Guadalupe Pérez San Vicente, «Las cédulas de
fundación de las universidades de México y Lima (ensayo de interpretación)», en Estudios de Historia
Novohispana, 3, 1970.
167
facultades, e les concediésemos los privilegios, franquezas y libertades que así
tiene el estudio e universidad de la Universidad de Salamanca 295.
La experiencia fue otra, y pronto la nobleza indígena quedaría sin títulos, sin función
social y sin espacio en una universidad de México que comenzó sus lecciones en 1553 y en
la que los primeros criollos confiaron algunas de sus esperanzas futuro, aquellas de que
«con las letras mantendrían los territorios que sus padres habían conquistado con las
armas» 296.
El 3 de junio de 1553 la ciudad de México se vistió de nuevo con sus mejores trajes
para celebrar la fiesta de inauguración de la institución universitaria. Frente a las principales
autoridades, y en un episodio al que volveremos más adelante, el catedrático de retórica,
Francisco Cervantes de Salazar, leyó la lección inaugural que daba inicio a la carrera
universitaria en la Nueva España.
La cédula firmada por el príncipe Felipe, antes citada afirmaba que «e le concediésemos
los privilegios, franquezas y libertades que así tiene el estudio e universidad de la
Universidad de Salamanca», por lo que la universidad mexicana debía constituirse en sus
inicios a partir del modelo del estudio salmantino.
La Universidad de Salamanca, de larga tradición medieval, mantuvo a lo largo del
tiempo una constitución corporativa en la que de manera mayoritaria los propios alumnos
gestionaban su gobierno. El aumento del poder real a principios del siglo XVI redujo
progresivamente los privilegios de corporaciones horizontales como la universitaria, y la
injerencia de las autoridades se hizo patente en la fundación de nuevos estudios generales.
En este sentido la universidad de México se constituyó desde el comienzo como una
corporación de doctores en la que estuvieron muy presentes los principales poderes de la
colonia. La audiencia y el cabildo formaron parte decisiva de la primera nómina
universitaria: el primer rector y el maestrescuela fueron los oidores Rodríguez de Quesada y
Gómez de Santillana y algunos de los primeros profesores, como Pedro Morones,
Bartolomé Melgarejo y Bartolomé Frías de Albornoz alternaban su tarea docente con su
trabajo en las máximas instituciones civiles del virreinato. Las cátedras de teología
295 Inicio de una de las Cédulas consideradas como fundacionales de la universidad mexicana. Cito a partir
del artículo de Guadalupe Pérez San Vicente, art. cit., p. 22.
296 Pavón Romero, «La universidad de México en la sociedad novohispana. Siglo XVI» en Anuales de
Antropología, 35, 2001, p. 374
168
contentaron a agustinos y a dominicos, aunque significativamente los franciscanos
quedaron fuera. El clero secular participó también de una primera cátedra en la recién
fundada institución, que a la postre serviría para aumentar el número y la importancia social
de este sector. Y para los maestros privados, los humanistas, quedaron las cátedras de
gramática y de retórica.
La situación reservada para los maestros de letras humanas dentro de la institución
universitaria colonial fue quizá el espejo de su difícil clasificación dentro de la sociedad
novohispana: lejos del poder civil, fuera de las órdenes religiosas y con un salario que
despertó las quejas en más de una ocasión. Durante los primeros años, la universidad dio
cobijo a los trabajos de Cervantes de Salazar y de Blas de Bustamante como primeros
catedráticos de letras humanas, aunque pronto tuvieron que buscar el amparo de la iglesia
para intentar ascender en la escala social del virreinato. Los proyectos iniciales no tuvieron
continuación real hasta décadas más tarde, cuando el clero secular y los jesuitas controlaban
también las cátedras de letras.
El gobierno de la universidad estuvo gestionado principalmente por aquellos que
sufragaban la institución, en la figura del virrey, los miembros de la audiencia y los
visitadores. En un primer momento se copiaron los estatutos de la Universidad de
Salamanca, aunque a lo largo del siglo XVI varias fueron las constituciones propias
promulgadas para regular el funcionamiento interno de la institución 297.
El poder universitario se organizó en la práctica a través de las figuras clave del rector y
el maestrescuela y de los diferentes claustros que daban entidad legal a las decisiones
tomadas por la institución.
El rector, frente a lo que ocurría en la Universidad de Salamanca, se convirtió por orden
del virrey en el depositario de la jurisdicción universitaria. El cargo era renovado cada año
mediante el voto del claustro de consiliarios, formado por una representación estudiantil
que asignó siempre el poder universitario mexicano a un doctor cercano a los poderes
civiles o eclesiásticos. El maestrescuela, por su parte, perdió las facultades como juez
universitario en detrimento del rector, aunque mantuvo el privilegio de ser el encargado de
otorgar los grados académicos.
Además, la institución dividía su jerarquía en los tres claustros que gestionaban de
manera colectiva los asuntos internos. El claustro pleno tenía el máximo poder del estudio
y estaba compuesto por todos los doctores, vinculados siempre a los sectores que
pretendían ejercer su influencia en el gobierno universitario. El claustro de diputados
gestionaba el gobierno económico y el claustro de consiliarios, como decíamos, lo
169
formaban un grupo reducido de estudiantes en los que residía la facultad de elegir rector y
organizar las oposiciones a cátedra 298.
170
de teología, en las disputas de Valladolid entre Las Casas y Sepúlveda 300. Por lo que a la
facultad de artes se refiere, el dominico renovó las tesis clásicas de la lógica y la filosofía
natural siguiendo los postulados de la escuela tomista en obras como las Cuestiones sobre los
ocho libros de los Físicos de Aristóteles 301.
La facultad de teología estaba compuesta en sus inicios por dos cátedras de prima de
teología y otra de sagrada escritura vinculadas directamente con las órdenes de Santo
Domingo y de San Agustín. Así, Pedro de la Peña, prior del convento de Santo Domingo
comenzó la lectura de la cátedra de prima de teología el lunes 5 de junio de 1553. Le
siguieron en los décadas sucesivas Alonso Chico de Molina, dean de la iglesia
metropolitana, 1562 y Bartolomé Ledesma, prior del convento de Santo Domingo, en
1568.
La otra cátedra de prima teología y la de sagrada escritura recayeron en los inicios sobre
uno de los principales intelectuales novohispanos del siglo XVI, Alonso de la Veracruz. Así
presenta De la Plaza y Jaén las funciones de la cátedra de sagrada escritura:
para interpretar con toda veneración, los lugares de los Santos Padres,
exponerlos, acomodando el sentido, como más bien y claramente se debe
entender, porque el principio de la Sabiduría es el temor de Dios, y la ciencia de
los Santos, la prudencia: a tan grande empresa, y sustentar tal columna sobre sus
hombre, se encargó el p. fray Alonso de la Veracruz 302.
171
metheorum, y De anima, publicado también 1557 y el Speculum coniugiorum, 1556, en el que el
catedrático trata sobre el matrimonio indígena.
172
editó en México en 1554, junto con un comentario y siete diálogos escrito por su propia
pluma, que conforman quizá la obra más importante del humanismo novohispano por su
doble vertiente de renovación pedagógica y por la proyección temática de la ciudad de
México como modelo ideal renacentista y que analizaremos en el capítulo siguiente.
La vinculación entre humanismo y literatura ha sido muy estrecha desde los comienzos
del Renacimiento, aún cuando ambos términos no tenían la entidad significativa que le
damos hoy. Es más, la dependencia entre ambas es tal que quizá el humanismo se articulara
en gran medida con el descubrimiento de la literatura, de la gran literatura clásica y de su
imitación y adaptación a las lenguas romances, y que la literatura, por su parte, comenzara a
dotarse de su significado actual en manos de los humanistas.
La práctica de la literatura estuvo ligada al trabajo de los humanistas no sólo a partir de
la recuperación, la edición y la traducción de textos literarios en los que aparecieron en la
Europa renacentista los grandes tópicos de la literatura grecolatina o de su estudio y
difusión en las aulas de todo el continente, sino que los Dante, Petrarca, Bocaccio, Bruni,
Pérez de Oliva, los hermanos Valdés, Erasmo, Guevara o fray Luis de León, por citar
algunos de los referentes importantes, filtraron a través de sus textos literarios las formas y
los grandes temas de la literatura clásica.
Petrarca y Bocaccio, por ejemplo, dos de los grandes nombres del humanismo italiano
por su tarea filológica, han sido sancionados por la tradición, junto con Dante, como los
fundadores de los grandes géneros modernos de la literatura europea en lengua romance.
El valor de la literatura estaría vinculado a la recuperación de los principales tópicos
literarios clásicos como un nexo de unión entre la literatura clásica y la literatura moderna.
En esta línea, la colonización española coincidió en el tiempo con la expansión en las
cortes peninsulares, además de la narrativa de ficción y la del teatro, del gusto por la poesía
«fecha al itálico modo» y del desarrollo de la lírica como el género literario por excelencia
del siglo XVI. Además, durante todo el siglo, las reuniones de intelectuales se propagaron
por toda Europa a imitación de las tertulias y estudios grecolatinos, de donde procede la
noción de academia. Estas reuniones, frente al debate y la reflexión universitaria, se
convirtieron en uno de los motores por excelencia de la producción artística.
Antes de entrar en detalles, es necesario destacar la importancia de la literatura como
uno de los grandes espacios por los que se filtró el humanismo en territorios americanos.
Quizá la lírica, por sus precedentes grecolatinos y por sus características definitorias de
brevedad y concisión, se convirtiera una de las formas esenciales, otra fue la pintura, por la
173
que los tópicos de la historia clásica, fruto del trabajo de recuperación y edición de los
humanistas, se moldearon y se instalaron en el imaginario cultural del siglo XVI. Los
humanistas recuperaron y editaron a Catulo, Virgilio, Ovidio, Horacio, Ausonio o
Propercio. Los poetas, que en muchas ocasiones eran los mismos humanistas, reescribieron
los motivos míticos, el abandono amoroso, el carpe diem o el locus amoenus También en
Nueva España, donde pronto aparecerían manifestaciones de la lírica petrarquista a través
de poetas que pasaron por la ciudad de México y mediante la celebración de reuniones
literarias.
La prohibición expresa de la circulación de literatura de ficción en América, el control
ideológico de las pocas imprentas existentes y la preocupación de los primeros intelectuales
por la evangelización y las crónicas era el mejor caldo de cultivo para que la lírica se
asentara fácilmente en el virreinato.
Sin embargo, la escasa producción que se conserva apunta hacia una cuestión evidente:
no sólo el interés por la poesía petrarquista llegó rápidamente a América, a Nueva España
en este caso, sino que los endecasílabos italianos que envolvían la reinterpretación de los
clásicos de muchos de los principales autores españoles y europeos circularon de manera
manuscrita por la ciudad de México desde la mitad de siglo, instalándose progresivamente y
para siempre en el arte de la sociedad novohispana.
Frente a la literatura de conquista o al teatro, por ejemplo, la lírica no encontró un
soporte de acción potente hasta la segunda mitad del XVI, cuando el asentamiento y la
expansión de los grandes núcleos de población, la ciudad de México y Puebla de los
Ángeles, propició la llegada de intelectuales y la proliferación de certámenes poéticos
vinculados casi siempre a las celebraciones civiles y religiosas de la comunidad, y de
academias literarias que, a imitación de las europeas, funcionaron como centros de
aprendizaje e irradiación de las artes métricas, de la poética de la imitatio y la de las
temáticas de moda en el viejo continente.
La reconstrucción de la historia de la literatura novohispana del siglo XVI, aunque
escasa en testimonios, nos deja un argumento que creo que es bastante válido para
comprender la suerte y las dificultades, no ya de la lírica, sino también del humanismo, en
una sociedad en construcción. La azarosa e inevitable dependencia que el viaje de
movimientos ideológicos y géneros artísticos debe a los primeros intelectuales, en este caso,
a los poetas, que llevaron consigo el arte europeo a territorios americanos.
Por las referencias que se conservan, la historia de la poesía novohispana 306 se
personaliza en varios nombres, algunos importantes, como los de Gutierre de Cetina, Juan
306 Destacan algunos trabajos como: José Pascual Buxó Muerte y desengaño en la poesía novohispana (Siglos XVI y
XVII), México, UNAM, 1975; García Icazbalceta Francisco de Terrazas y otros poetas del siglo XVI, Madrid, Ed.
Porrúa Turanzas, 1962; Alfonso Reyes, Letras de la Nueva España, México, FCE, 1948.Méndez Plancarte, Poetas
174
de la Cueva o Bernardo de Balbuena, que pusieron en circulación los textos poéticos
europeos, que participaron en reuniones literarias y en recopilaciones poéticas, y que, de
una manera u otra, ejercieron el magisterio entre la sociedad letrada del virreinato,
consiguiendo instaurar el arte de hacer versos entre los primeros criollos, entre los que
destacó Francisco de Terrazas.
Sobre Gutierre de Cetina y su estancia en México quedan noticias confusas 307, fruto del
carácter literario del asunto, que apuntan a que el poeta sevillano apenas si vivió en
territorio americano por varios años, en una primera estancia entre 1546 y 1548 y en un
segundo y fatal viaje en 1554 a territorios mexicanos, donde meses más tarde, el primero de
abril de 1554, parece que fue gravemente herido en un lance de honor en Puebla de los
Ángeles. Murió en ciudad de México en 1557 308, a consecuencia de las heridas recibidas.
Llegó a México con fama de gran poeta, y poco sabemos de sus posibles obras
americanas. Es probable que compusiera el tratado perdido Paradoja en alabanza de los cuernos
y Méndez Plancarte le atribuye «un libro de comedias morales en prosa, y otro de comedias
profanas en verso, con otras muchas cosas» 309. Entre esas muchas cosas cree Méndez
Plancarte que pudo componer también poesías líricas de corte italianista como las que le
habían dado la fama, que hoy continúan desaparecidas.
En todo caso, la figura del poeta sevillano es importante para el desarrollo de la lírica
novohispana por convertirse en uno de esos primeros intermediarios de la historia de la
literatura entre los dos continentes. Es destacable, en la línea de estas páginas, cómo su
formación le vincula con lo mejor de la tradición del humanismo italiano, aunque en este
caso el perfil de Cetina corresponda más al poeta soldado que al paciente maestro. Estuvo
vinculado durante su juventud al séquito de Carlos V, a quien acompañó en varios viajes
por España, Alemania e Italia, donde pasó algunos años como soldado y donde entró en
contacto con los autores italianos, formándose con las lecturas de Ariosto, Bembo o
Petrarca.
novohispanos, primer siglo, México, UNAM, 1964. El estudio introductorio de Margarita Peña, Cancionero de Flores
de baria poesía, México, FCE, 2002; Rovira, José Carlos Rovira: «Para una revisión del cancionero Flores de baria
poesía», en Entre dos culturas: voces de identidad americana, Universidad de Alicante, 1996 y «La literatura
novohispana. Revisión crítica y propuestas metodológicas», NRFH, XLIII:1 (1995), pp. 200-205.
307 José Carlos Rovira, «Un fantasma en Puebla de los Ángeles (tradición e invención sobre Gutierre de
Cetina», en Trinidad Barrera, Herencia cultural de España en América: poetas y cronistas españoles en el Nuevo Mundo,
siglo XVI, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1997, pp. 181-194. Begoña López Bueno, Gutierre de Cetina, poeta del
renacimiento español, Sevilla, Diputación provincial, 1978.
308 Detalles de la muerte de Cetina en Rovira, art. cit. p. 186; Rodríguez Marín, Nuevos datos para las biografías de
cien escritores españoles de los siglos XVI y XVII, Madrid, Archivos y Museos, 1923, pp. 105-182 .
309 . Emilio Carrilla, «Poesía novohspana del siglo XVI» en Baudot y Garza, Historia de la literatura mexicana,
México, Siglo XXI, 1996, p. 424-425
175
En España se instaló en su Sevilla natal y participó de las principales reuniones literarias
de la ciudad, importante foco de irradiación del humanismo y de la lírica renacentista,
desde donde leyó e imitó a Petrarca, Garcilaso, Ausiàs March y entabló un vinculo literario
y personal con grandes humanistas y poetas españoles, como Diego Hurtado de Mendoza
o Jerónimo de Urrea.
Puesto que aparecen numerosas composiciones tanto de Gutierre de Cetina como de
algunos poetas cercanos en el Cancionero de Flores de baria poesía, todo apunta al que poeta
sevillano puso en circulación manuscritos con sus propias producciones y las de su círculo,
llevando a la ciudad de México ya hacia 1550 (recordemos que las obras de Boscan y
Garcilaso aparecen publicadas en 1543), textos de Garcilaso, de Boscán, del propio
Hurtado de Mendoza, de Jerónimo de Urrea y de otros poetas europeos.
Este trabajo de distribución y magisterio, aunque no fue el único, sí fue uno de los más
importante gérmenes de la lírica novohispana, y a partir del cual podemos explicar, por
ejemplo, por qué a la muerte de Carlos V en 1559 aparecen cuatro sonetos y dos largas
octavas en la relación escrita por Cervantes de Salazar, que analizaremos con detalle, y
cómo la práctica del endecasílabo se asienta en Nueva España, donde en las décadas
siguientes existen noticias al menos de reuniones literarias habituales en casa de Martín
Cortés y de un gran cancionero terminado de recopilar en 1577 en el que aparecen ya las
primeras figuras criollas de la literatura novohispana, como es el caso de Francisco de
Terrazas.
4.4. La imprenta y el comercio del libro: el viaje de los libros al nuevo mundo
176
y el posterior impulso comercial con América propiciaron la apertura de un nuevo y
extenso mercado que, pese a los grandes esfuerzos de control ideológico por parte de las
autoridades civiles y eclesiásticas, supuso finalmente el principal canal para la llegada al
continente americano de todos los géneros, corrientes y autores editados en Europa, entre
ellos, claro, los vinculados a la herencia del trabajo de los humanistas.
Salvo algunas excepciones, que trataremos de traer al primer plano, la imprenta
mexicana no se caracterizó por la difusión de textos académicos y científicos, y el control,
tanto de las impresiones como del comercio, se convirtió en una de las principales cruzadas
del nuevo monarca Felipe II tras el estallido de las revueltas luteranas. En este sentido, es
importante también destacar la labor, en la mayor parte de los casos privada o auspiciada
por las órdenes mendicantes, de recopilación y creación de las primeras bibliotecas del
virreinato como espacio central de intercambio de ideas y de traspaso del conocimiento,
frente al férreo control ideológico de una imprenta monopolizada y mediatizada por los
poderes centrales.
Los principales estudios sobre la cultura novohispana del siglo XVI parten
inevitablemente, y esta quizá sea una de las principales deudas contemporáneas del
humanismo renacentista, de la recuperación, edición y estudio de los primeros textos
vinculados a la imprenta mexicana. No es por ello casualidad que dos de los grandes
bibliófilos americanos de la modernidad, García Icazbalceta y Toribio Medina, dedicaran el
mayor esfuerzo profesional a completar el panorama cultural novohispano partiendo del
estudio de la imprenta y sus impresiones en trabajos ya citados.
Desde estos dos grandes precedentes, las monografías sobre la imprenta mexicana han
venido a completar una línea de investigación fecunda en la presentación de la instauración
del comercio de impresores y de la recuperación bibliográfica de muchas de las primeras
obras impresas conocidas, y a veces también de las desconocidas.
No se trata, pues, igual que en los puntos anteriores, de plantear un desarrollo
descriptivo de la historia de la imprenta en México, sino de destacar aquellos datos
importantes que nos permitan completar la panorámica contextual de hitos, intelectuales y
obras que rodean los espacios por donde el humanismo desembarca en territorio
americano.
Tras la llegada del primer virrey en 1535 y el establecimiento de la estructura política del
virreinato, las peticiones del arzobispo franciscano Juan de Zumárraga acerca de la
necesidad de la imprenta tuvieron eco por la confluencia de intereses. Desde el poder civil
era necesaria la introducción de la imprenta cómo apoyo central en la difusión del ente
177
político que se acababa de instaurar, y por su parte, los frailes franciscanos, interesados
siempre por las innovaciones de su tiempo e inmersos en la labor educativa y
evangelizadora de los principales indígenas, vieron cumplidas sus expectativas sobre la
instauración de una imprenta que, en palabras de Zumárraga, «sería cosa muy útil haber allá
imprenta y molino de papel» 310.
Sobre la historia de la imprenta en México remitimos a los estudios citados, prestando
especial atención a los tres impresores que abarcaron el negocio de la impresión en la
ciudad de México durante el periodo de nuestro estudio, esto es, Juan Pablos, Antonio de
Espinosa y Pedro de Ocharte 311.
Aunque la producción impresa debió ser escasa en comparación con la gran producción
manuscrita del siglo XVI, probablemente perdida o distorsionada en su gran mayoría, es
innegable el valor decisivo de la imprenta como elemento auxiliar para la construcción de la
cultura novohispana.
Las primeras obras impresas en México llevan el sello de los franciscanos y el privilegio
de Juan de Zumárraga. Las primeras biblias, doctrinas, catecismos y cartillas para enseñar a
leer están relacionadas directamente con el trabajo evangelizador de la orden seráfica en los
colegios creados para la educación de los principales indígenas, y que, como hemos visto,
recogen lo mejor de la herencia humanista europea 312.
En este sentido, es fácil caer en el argumento generalizador de que la mayoría de la
producción impresa estuvo vinculada al ámbito religioso y que por ello fue dificultoso la
difusión de determinados géneros vinculados a la literatura o al conocimiento científico. La
expresa prohibición de la circulación en América de libros de ficción 313, efectivamente, hizo
difícil la publicación de este tipo de composiciones literarias en tierras americanas, aunque
corrieran importadas desde Europa. Tuvieron que ser otros los cauces por los que el
humanismo, que no siempre fue muy amigo de determinada literatura de ficción, encontró
su espacio en la imprenta mexicana al margen de la literatura religiosa.
310 Memorial de Juan de Zumárraga fechado en 1533: «sería cosa muy útil haber allá imprenta y molino de
papel, y pues se hallan personas que se holgarían de ir, con que su majestad haga alguna merced con que
puedan sustentar el arte, vuestra señoría y mercedes lo manden proveer». Cito de Mariano Cuevas, Documentos
inéditos del siglo XVI para la historia de México, 2ª Ed., México, 1975, p. 65-66
311 Sobre los Cromberger, veáse, Griffin, Los Cromberger: la historia de una imprenta del siglo XVI en Sevilla y Méjico,
Sevilla, Ediciones de Cultura Hispánica, 1991; y Jacques Lafaye, Albores de la imprenta: el libro en España y
Portugal y sus posesiones de ultramar, siglos XV y XVI, México, FCE, 2002. Sobre Juan Pablos, además de los ya
citados, destaca el trabajo reciente de Griñán Porrúa, Los grabados en la obra de Juan Pablos, México, FCE, 2011.
312 Sobre los franciscanos y sus relación con la imprenta, además de los estudios clásicos, Román Zulaica
Gárate, Los franciscanos y la imprenta en México en el siglo XVI, UNAM, México, 1991.
313 Rosa Arciniega «La prohibición de libros en América», en Cuadernos Americanos, vol. 84, n.6 pp. 197-204.
178
Así, se publicaron también durante el siglo XVI obras vinculadas con la enseñanza
universitaria, (historia, derecho, filosofía, pedagogía o medicina), se editaron textos
europeos contemporáneos vinculados con el humanismo científico y se comenzaron a
llevar a las prensas las relaciones de celebraciones civiles y religiosas celebradas en el
virreinato por donde se pondrían en circulación temas y motivos clásicos y géneros tan
vinculados al humanismo como la emblemática o los diálogos.
314 Mathes, Miguel. «El libro europeo en Nueva España» en El impacto del encuentro de dos mundos: Memorias, 14 y
15 de octubre de 1987. México, 1988. p. 55-64; Leonard, Los libros del conquistador, México, FCE, 1949; Eva
María Valero, Tras las huellas del Quijote en América, Roma, Bulzoni, 2010.
315 Tarsticio Herrera, Historia del humanismo mexicano, op. cit., p. 3-4.
179
primeros de sus diálogos latinos. Lo mismo ocurre con el virrey Velázquez, que puso en
circulación numerosos textos renacentistas en la ciudad de México, o con el franciscano
Jerónimo de Mendieta, que viajó con 10 arrobas de equipaje, casi cien kilos, casi todos en
libros y los siete dominicos que en 1507 llevaban tres toneladas en libros y ornamento 316,
por lo que es bastante probable suponer que los primeros intelectuales con misión en el
Nuevo Mundo transportaran en sus equipajes algunos de sus volúmenes más preciados.
Tanto el trabajo de Irving Leonard y su monografía sobre Los libros del conquistador,
como el estudio de Fernández del Castillo, Libros y libreros del siglo XVI 317, se han
convertido por su trabajo documental de las fuentes primarias en las referencias clásicas
sobre la circulación de libros en la Nueva España del siglo XVI.
El incremento de la juventud criolla y la demanda de libros también para la educación
de la población hispana motivaron el crecimiento de la demanda y el fin del privilegio para
el comercio de libros que la familia Cromberger tuvo con Nueva España desde 1525 hasta
1540. La liberalización del mercado motivó la aparición de libreros en la ciudad de México,
generalmente agentes de los grandes libreros españoles y la llegada de los jesuitas hacia la
década de 1570 propició un nuevo auge del mercado librero. Fernández del Castillo rescata
de procesos inquisitoriales y ordenamientos religiosos y a partir de las listas que se
conservan de libros que la Inquisición requería a los libreros finales de siglo valiosa
información sobre nombres y partidas de libros que circularon por la ciudad en la segunda
mitad del siglo XVI318.
A lo largo del siglo XVI, llegaron a la ciudad de México gran cantidad de libros
relacionados con la pedagogía, diccionarios, gramáticas y vocabularios. Un gran número de
obras teológicas, sermones, doctrinas; filosofía y ciencia y literatura en menor medida.
Como expone Irving Leonard, la llegada de doctrinas, catecismos y sermones estuvo
acompañada desde el comienzo por la introducción de la literatura que denomina de los
conquistadores, compuesta en gran medida por literatura de ficción, novelas de caballerías,
picaresca, pero en la que también había espacio para autores clásicos Petrarca, Ovidio,
Virgilio, o las obras de Erasmo. Es probable también que llegaran ediciones españolas que
no tenían salida en su mercado más próximo, como ocurrió con el Quijote, y de alguna u
otra manera se filtraron también libros procedentes de los principales comerciantes
europeos.
316 Cesar Manrique, «Libros, lectores y bibliotecas del México colonial», en IberoaméricaGlobal, vol. I, n.3, julio
2008.
317 Fernández del Castillo, Libros y libreros del siglo XVI, México, FCE, 1982.
318 Algunos de los nombres de los comerciantes del libro fueron por ejemplo los de Andrés Martín, que en
1541 no era impresor y vendía libros, Juan Pérez de Aparicio, Alonso de Loza, Pedro García y Pedro Trujillo
o Diego Navarro Maldonado. Cfr. con Fernández del Castillo, Libros y libreros del siglo XVI, op. cit..
180
Pese a que el comercio de libros fue incrementándose durante el siglo XVI, las
autoridades españolas, conscientes de la necesidad de acotar el debate ideológico tras la
colonización, trataron desde los inicios de regular qué libros llegaban a territorios
americanos. En abril de 1531 Carlos V prohíbe la circulación de literatura caballeresca, en
una época en la que el debate sobre este tipo de novelas estaba en el pensamiento de
muchos humanistas, los cuales recelaban de las novelas de caballerías por alejarse de los
modelos morales de virtud, trabajo y sabiduría que perseguían en sus obras.
A partir de 1551, con la publicación en España del Catalogus librorum reprobatorum, los
diferentes concilios provinciales mexicanos ordenaron la prohibición de imprimir obras
que pudieran resultar sospechosas en su doctrina, así como la persecución de comerciantes,
libreros y particulares que comerciaran o guardaran este tipo de libros. La práctica se
institucionalizó finalmente con los métodos de la Inquisición, que obtuvo entidad legal
definitiva en Nueva España en 1571 y obligó a bibliotecas y libreros a inventariar bajo
juramento el contenido de sus partidas, guardándose el privilegio de requerirlos en
cualquier momento.
Esta práctica del requerimiento de libros comenzó años antes, como muestra el
episodio que nos ocupará más adelante sobre la comisión del cabildo de Guadalajara que
encargó en 1561 a Cervantes de Salazar y Álvaro Gutiérrez recoger los libros que se
alejaran de la doctrina. El humanista y su acompañante pidieron expresamente una lista de
libros completa, dividida por temáticas y ordenada alfabéticamente, en una muestra
interesante de la preocupación de las autoridades tras el estallido de las revueltas luteranas.
Otra cosa fue la suerte y la eficacia de estas medidas, difícil de calibrar, o si acaso sí de
poner en duda, si atendemos al gran número de decomisaciones que muestran los
expedientes recuperados sobre la circulación por todo el virreinato de libros considerados
peligrosos319. No deja de sorprender el gran número de ejemplares de los diferentes cuerpos
de la obra erasmiana, expresamente prohibido hacia la mitad de siglo que apunta hacia una
especie de exilio interior de muchos de los viejos intelectuales del virreinato, que como
Cervantes, colaboró de la política oficial pero guardaba en su biblioteca privada en 1575
más de diez cuerpos de la obra del polígrafo de Rotterdam.
319 Ignacio Osorio, en Historia de las bibliotecas novohispanas, México, UNAM, 1986, p. 32, cita por ejemplo la
decomisación de títulos como los Triunfos de Petrarca, y otras obras vinculadas al humanismo como los
comentarios al De oficis de Ciceron de Melanchton, las Institutiones dialecticarum de Pedro Ramos, el opúsculo de
Maquiavelo sobre el buen gobierno, la Celestina y o el Lazarillo.
181
Quizá, como decíamos, uno de los mayores legados de los humanistas a la formación
de la cultura de la edad moderna fuera el de la transformación tanto del formato libro como
de la ordenación y el acceso a los mismos. El Juan Carlos Galende habla de «liberalización
de la cultura impresa» 320, para referirse a las nuevas tendencias de recopilación de libros que
surge a la sombra de los grandes humanistas italianos y los que fueron sus mecenas durante
el siglo XV y XVI.
Efectivamente, los principales humanistas fueron también los primeros grandes
bibliófilos, contribuyendo de manera decisiva a la renovación de la perspectiva de acceso al
conocimiento. Petrarca reunió la biblioteca privada más importante de su época en toda
Europa, y al amparo de nombres como Ricardo de Bury, Coluccio Salutati, Bracciolini o
Valla, y de libreros como Basticci, fueron también las grandes familias nobles italianas las
que apostaron por la colección de libros y de manuscritos como marca del poder que
atesoraban, trasladando progresivamente los autores clásicos y los padres de la iglesia de los
monasterios a estos nuevos centros privados.
Durante el siglo XVI, además, se institucionalizó la creación de bibliotecas asignadas a
colegios y estudios dedicados a la enseñanza media y superior, y en Europa surgieron los
grandes proyectos de bibliotecas monumentales, con la puesta en marcha de la vaticana por
el papa «humanista» Nicolás V en 1448. En España aparecieron también las primeras
grandes bibliotecas, la de Hernando Colón en Sevilla, la impulsada en la Universidad
Complutense por el Cardenal Cisneros y el proyecto real del monasterio de El Escorial.
En Nueva España las primeras bibliotecas importantes del siglo XVI estuvieron
vinculadas a las órdenes mendicantes, sobre todo a franciscanos y agustinos. A la hora de
reconstruir la historia de las bibliotecas virreinales vuelven a aparecer hitos, personajes y
lugares que vertebran la configuración de la cultura mexicana del XVI.
Zumárraga, además de editor, mecenas, impulsor de las instituciones de enseñanza y de
la imprenta mexicana, recopiló la primera gran biblioteca importante de la ciudad de
México con casi cuatrocientos volúmenes 321, y ayudó a la confección de las dos principales
bibliotecas colectivas de la ciudad. En el colegio de Tlatelolco, por un lado, proyectó un
gran centro bibliográfico como mecanismo auxiliar de las funciones de la institución 322.
Además, trajo consigo desde España en 1534 la aprobación real para fundar la biblioteca
episcopal de la catedral de México, que el propio Zumárraga había gestionado en su
320 Juan Carlos Galende Díaz, «Las bibliotecas de los humanistas y el Renacimiento», Revista General de
Información y documentación, vol. 6, n. 2, Servicio Publicaciones Universidad Complutense, Madrid, 1996 p. 93.
321 M. Carreño,«La primera biblioteca pública del continente americano», Divulgación Histórica, 8 (1943), pp.
428-431
322 Es decisivo el estudio de Miguel Mathes sobre la biblioteca del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco: La
primera biblioteca académica de las Américas, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1982.
182
fecundo viaje por la corte española en los años de 1532 y 1533. El proyecto fue aprobado
por Carlos V, para la formación y aprovechamiento del clero novohispano, «a causa de los
casos y dubdas que cada dia en aquella tierra se ofrecían» 323.
A su muerte, los libros de Zumárraga fueron legados a diferentes instituciones
eclesiásticas y para entonces se había puesto en marcha ya la circulación d e libros y la
conciencia intelectual de la importancia de la biblioteca. Así, aunque casi el sesenta por
ciento de los libros importados a México eran religiosos, el alto porcentaje restante estaba
dedicado a la importación de libros de temática religiosa, histórica y filológica que
completaron no sólo la del colegio de Tlatelolco y a la catedral, sino también las bibliotecas
creadas en los conventos 324.
Alonso de la Veracruz, otro de los personajes decisivos de la cultura novohispana del
XVI, apoyado en su hábito de agustino, no sólo contribuyó a los debates filosóficos y
legales desde sus cátedras, sino que su labor misionera completó la vida de un intelectual
activo y preocupado por el desarrollo cultural de los virreinatos. Así, colaboró en la
fundación en 1541 del convento de Tiripetío y le siguieron cinco más, Cuitzeo,
Yuririapúndaro, Charo, Copándaro, Huango y Guayangareo. Su esfuerzo se centró también
en la construcción de la biblioteca del colegio de San Pablo para el cual importó una partida
de casi cien kilos en material bibliográfico325 y dotó al centro de un local y de material
científico.
Además, tenemos noticias de bibliotecas privadas importantes también de otros
personajes eclesiásticos vinculados directamente con la evangelización como fueron Julián
Garcés, Vasco de Quiroga, Juan de Gaona o Juan López de Zárate 326
Frente a estas instituciones y personajes vinculados directamente con la tarea misionera,
existen noticias de otras bibliotecas privadas, como la del primer virrey Antonio de
Mendoza327 o la Cervantes de Salazar, de uso personal, y formadas progresivamente por el
interés de algunos de los primeros nobles y maestros que vivieron en la Nueva España.
Probablemente, como intentaremos demostrar, estas bibliotecas se convirtieron también en
323 Tomo la cita del mandato real del libro de Osorio, op. cit. p. 20.
324 Se conservan algunos documentos esenciales para la recuperación de las bibliotecas de los conventos, por
ejemplo los Avisos tocantes a la Provincia del Santo Evangelio del año de 1567, que regula el contenido las bibliotecas
conventuales.
325 .Osorio, op. cit., p. 38.
326 Ibidem, p. 34,35 y 36. Osorio cita sus fuentes a partir de los trabajos de G. Baudot, «un documento sobre
fray Juan de Gaona», en Historia Mexicana, vol. XVIII, No4, p. 612, «Memoria y declaración de mí, don Vasco
de Quiroga», en Rafael Aguayo Spencer. Don Vasco de Quiroga, Oasis, México, 1970, p. 276 y Dávila Padilla,
Historia de la fundación y discurso de la Provincia de Santiago de México de la Orden de Predicadores, Academia Literaria,
México, 1955, p. 128.
327 Irving Leonard comenta la noticia de las 200 cajas de libros que trajo el primer virrey, op. cit. p. 161.
183
pequeños centros de intercambio de conocimiento y a través de las cuales circularon entre
la clase letrada de la ciudad de México las ideas y las inquietudes intelectuales de la época.
Como hemos comentado en apartados anteriores, las perspectivas desde las que se ha
venido reescribiendo la historia de las bibliotecas del Renacimiento han sido diversas y
cambiantes, también si hablamos de los objetivos finales de cada estudio. La historia, la
biblioteconomía, la historia del libro ofrecen estudios y catalogaciones de bibliotecas
privadas, casi siempre con la comprensión de la biblioteca como objetivo final y del
inventario como herramienta importante para los estudios culturales de la época328.
En estas líneas focalizamos la atención en la casa del humanista y planteamos un
análisis funcional del inventario de la biblioteca de Francisco Cervantes de Salazar como
punto final a estas páginas introductorias sobre el contexto del humanismo novohispano y
como herramienta inicial para el estudio de la figura del humanista en los capítulos
siguientes.
Por un lado, partimos de la biblioteca como espacio en el que el humanismo adquiere
entidad práctica en el virreinato como centro de intercambio de conocimiento. Y por otro,
como inicio de la focalización de nuestro objeto de estudio, la ordenación temática de la
biblioteca del humanista resulta un argumento decisivo tanto a la hora de analizar la
evolución del perfil ideológico, como para la obtención de unas conclusiones esenciales
sobre las preferencias, influencias y herramientas de trabajo que contribuyan al posterior
estudio de su trayectoria profesional y su obra americana.
328 Destaca el clásico trabajo sobre la biblioteca del Inca: José Durand, «La biblioteca del Inca», Nueva Revista
de Filología Española, 2, 1948, pp. 239-264. Existen otros ensayos interpretativos de personajes europeos, como
el de Jean Michel Lasperas, «La biblioteca de Cristóbal de Salazar, humanista y bibliófilo ejemplar», en Criticón,
n. 22, 1983.
329 Millares Carlo, «Apuntes para un estudio biobibliográfico…» op. cit., p. 67.
184
«Estudio biobiliográfico sobre el humanista toledano Francisco Cervantes de Salazar», ya
citado.
La primera de las relaciones de bienes del difunto contiene la lista de los libros de la
biblioteca personal que a lo largo de los veinticinco años en los que vivió en la capital del
virreinato Cervantes de Salazar fue compilando en su estudio de la capital novohispana.
Millares Carlo, en su «Intento de identificación de los libros propiedad del humanista
toledano», como así dice el subtítulo del apartado de su estudio, publicó la lista de libros
siguiendo el orden de los legajos, corrigiendo por un lado los «errores de bulto» de la
transcripción latina del inventario y, por otro, tratando de identificar la referencia
bibliográfica completa de todas las obras del inventario, con la dificultad añadida sobre
aquellas en las que sólo aparecen breves referencias o abreviaturas o alusiones al autor o a
parte del título.
La «penosa y difícil tarea», debido a que, como decíamos, las catalogaciones de
bibliotecas en los documentos bienes de difuntos hasta finales del XVII son imprecisas 330 la
llevó a cabo el historiador a partir del catálogo colectivo de los libros del siglo XVI
existentes en las bibliotecas españolas editado por la Biblioteca Nacional de Madrid. Los
avances tecnológicos, las nuevas bases de datos y el desarrollo del estudio de la historia de
las bibliotecas quizá permitan completar, debatir o corregir las sugerencias bibliográficas de
Millares Carlo, pero no es nuestro objetivo aquí profundizar en esos asuntos, de un trabajo,
por otro lado, muy completo.
Tanto el inventario como el posterior reparto y venta en almoneda de los bienes del
doctor Cervantes de Salazar, así como el gran trabajo de Millares Carlo, permiten al
investigador actual plantear un análisis funcional y crítico de la que pudo ser una de las
grandes bibliotecas privadas de la Nueva España del siglo XVI.
Los datos que manejamos no son más que el retrato de un instante concreto, el de la
muerte del poseedor de la biblioteca, mediante el documento legal de los «biene s de
difuntos»331 que redactó el albacea del humanista y que contiene la lista de bienes a su
330 En este sentido, M. Idalia García apunta que «las bibliotecas son totalmente o parcialmente estimadas en
bloque. De ahí que la mención de las obras sea frecuentemente alusiva. Es decir, los títulos están truncos, los
autores son raramente precisados, y de forma frecuente no se indican los datos de impresión», en «Los bienes
de difuntos como fronteras de conocimiento de las bibliotecas novohispanas», en Relaciones, año XXIX, n.
114, El Colegio de Michoacán, Zamora, México, p. 187.
331 Idalia García, en artículo citado, reflexiona sobre la importancia de este tipo de documentos legales de la
época como fuente directa para el estudio de la historia de las bibliotecas.
185
muerte y el resultado del reparto de la herencia y la venta en almoneda de los mismos. No
es posible extraer conclusiones tajantes ni definitivas, ni tampoco por ello excedernos en las
suposiciones, pero sí apuntar algunas pinceladas sobre lo que significaba la biblioteca de un
humanista en la ciudad de México de mitad del siglo XVI.
En los legajos VI y VII que descubrió Millares Carlo aparecen transcritos algunos
registros de las disposiciones testamentarias de Cervantes de Salazar, con las consecuentes
referencias al traspaso, devolución y compra de libros de su biblioteca.
Los ejemplos que podemos destacar de estas páginas muestran una actividad -que
suponemos fue más o menos habitual a lo largo de la vida del humanista-, de intercambio y
circulación de libros entre maestros, discípulos, amigos y personajes interesados por la
cultura y la ciencia. Conforme avanzaba el siglo fueron pasando por tierras mexicanas
ilustres intelectuales europeos que importaron y dejaron las huellas del conocimiento en
Nueva España. Los que llegaron a afincarse buscaron inevitablemente dónde y cómo
compartir sus inquietudes culturales, bien como forma de trabajo, bien como auxilio de su
formación, por lo que las bibliotecas privadas jugaron un papel importante en la
transmisión de directa del conocimiento, en este caso con el perfil humanista de la
biblioteca del catedrático de retórica de la universidad mexicana.
Algunos libros útiles para el trabajo del humanista volvieron a sus dueños, como indica
por ejemplo la declaración de Sebastián Caro, que «declara haber recibido de Antonio de
Isla un Vocabulario en lengua mexicana, que el declarante había prestado a Cervantes de
Salazar», probablemente el texto manuscrito de Alonso de Molina que Cervantes pudo
utilizar como auxiliar de la escritura del libro I de la Crónica de Nueva España, o la de fray
Pedro de Agurto, declarando ser de su propiedad «la primera parte del de Fray Martín de
Ledesma».
Ambas vinculaciones, pequeños detalles sin duda, pueden ser buenos indicios de una
colaboración o de un contacto más estrecho entre Cervantes y el trabajo de las órdenes
religiosas, e inciden en la idea que planteábamos al inicio de situar al humanista toledano en
contacto con el resto de actores culturales de la ciudad de México. Destaca sobre todo la
vinculación con fray Pedro Agurto 332, uno de los primeros grandes intelectuales criollos,
que sirvió como paje al arzobispo Zumárraga, que en 1573 publicó el Tratado de qué se debe
administrar los Sacramentos de la Sancta Eucharistia y Extramauncion: a los indios de esta Nueva
España, y que entre otras cosas, llegó a leer la cátedra de sagrada escritura y a ser prior del
convento agustino de la ciudad de México, donde creció al amparo del maestro y
compañero de Cervantes, Alonso de la Veracruz.
186
Los primeros grandes médicos de la ciudad de México, compartieron con Cervantes
algunos de sus libros sobre un tema especialmente del gusto del humanista toledano y tanto
el doctor Bravo como Amador de Espinosa y Francisco Hernández recibieron el tomo de
Galeno que era del primero y los dos libros de yerbas, probablemente sobre hierbas
americanas y su uso medicinal, «un libro de yerbas con sus colores, que es botánico, que
era mío y yo le abía prestado al canónigo Cerbantes» y un «Jerónomio Tragio, que tracta de
yerbas» para el doctor Hernández.
No tenemos más noticias de Amador de Espinosa de la que ofrece la propia donación
testamentaria de Cervantes, donde se declara el pago de quince pesos de oro por unas
mantas de oro de la China compradas por Cervantes y donde se le describe como cirujano.
Más interesante resulta la vinculación con Francisco Hernández, otro de los intelectuales
decisivos del desarrollo cultural y científico del siglo XVI novohispano y del conocimiento
del territorio americano, pues encabezó una expedición científica a Nueva España
sufragada por la corona, fue médico de Felipe II y botánico, y tras varios años de viajes por
América central se afincó en la ciudad de México en 1574 y hasta 1577 para redactar los
resultados y continuar investigando acerca de la práctica medicinal autóctona rodeándose
de informantes indígenas y colaborando en el hospital real. El interés de Cervantes de
Salazar sobre esta materia, con extensos párrafos tanto en los diálogos latinos como en el
libro I de la Crónica, y la donación de libros al científico, también toledano como Cervantes,
son indicios sugerentes sobre el trabajo común de dos viejos humanistas en la investigación
final del médico Francisco Hernández, que por edad (nacieron por las mismas fechas) y por
lugares de trabajo y estudio (ambos pasaron por Toledo, Alcalá y Sevilla), probablemente ya
se conocieran, y a los que la vida les volvió a reunir en la capital del virreinato para concluir
el magno trabajo botánico que Hernández envió a Felipe II, justo antes de la muerte de
ambos, en 1575 Cervantes y en 1578 el doctor Hernández 333.
Los grandes humanistas fueron también grandes bibliófilos, como decíamos, y en ese
aspecto Cervantes de Salazar tampoco fue una excepción. Los legajos del colegio de las
Vizcaínas recogen el listado de casi 400 volúmenes de temática heterogénea que muestra
muy a las claras el moderno interés universalista del humanista toledano por las principales
disciplinas del conocimiento y el vinculo directo con alguno de los lugares y los personajes
más importante de su tiempo.
187
El listado transcrito por Millares Carlo muestra una importante colección de obras de
diversas temáticas que vertebran la personalidad y el trabajo de Cervantes en territorios
americanos.
Destaca por encima de todo la gran colección de textos eclesiásticos, en la que aparecen
autores medievales y comentaristas del Renacimiento de los textos bíblicos, como Alberto
Magno, San Agustín, San Jerónimo, Francisco de Vitoria, Francisco de Osuna o Pedro
Lombardo. No puedo dejar de reseñar la importancia del dato relativo a la vinculación con
Erasmo de Rotterdam, prohibido desde hacía décadas. En el inventario de Cervantes de
Salazar, de 1575, aparecen casi todas las obras del humanista flamenco en ocho volúmenes,
además de diversos cuerpos no solo de un marcado carácter espiritual, como las Anotaciones
al Nuevo Testamento, los Adagia, o las paráfrasis a Mateo y a las epístolas evangélicas, sino que
también aquellas de un claro perfil filológico, como los Apophthegmata, 1531, la Rectorica o el.
De conscribendis epistolis.
Como trataremos de desarrollar en esta segunda parte, el humanista tuvo que enfocar
su carrera profesional hacia el ámbito eclesiástico, en el que llegó a ostentar una canonjía en
la iglesia catedral. El perfil de los textos, en el que abundan los comentaristas y las exégesis
los vinculan con su aprendizaje en la universidad como alumno de Alonso de la Veracruz.
Sus conocimientos le llevaron a doctorarse en teología, el primero del estudio novohispano,
pese a que no se conoce ninguna obra suya de temática estrictamente religiosa.
Otro gran grupo de libros corresponde a la nómina de autores clásicos, griegos y
latinos, literatos, historiadores, gramáticos y científicos, como Aristóteles, Platón, Plinio,
Varrón, Ovidio, Quintiliano, Tivo Livio, Marcial o Galeno.
Como gramático y profesor de retórica, Cervantes tenía las herramientas necesarias para
desempeñar su función en la cátedra de la universidad novohispana. Trajo consigo desde
España el manual de Alfonso García Matamoros, De ratione dicendi, 1548, y los textos de
Vives o la Progymnasmata artis rhetoricae, 1539, de Juan Pérez. En la competencia sobre los
idiomas clásicos, la biblioteca muestra una pequeña colección de diccionarios y gramáticas
latinas, griegas y hebreas como, Institutiones in linguam sanctam, 1548, Martín Martínez
Cantalapiedra o el Dictionarium seu Latinae Linguae de Roberto Etstienne. Además, léxicos
griegos, la poliantea de Domenico Nanni Mirabello y un vocabulario de Antonio de
Nebrija, son algunos de los textos que completan el perfil.
Otro núcleo importante de la biblioteca lo forman los textos referidos a otras
disciplinas científicas como la historia, la filosofía, la física o la medicina. La nómina de
autores evidencia la diversidad científica de la biblioteca del humanista y pone de
manifiesto el conocimiento que tenía Cervantes de las corrientes intelectuales de su época.
Destaca la historia, como cronista que fue de la Nueva España, con textos como el de Juan
López Palacios Rubio, Del dominio de los reyes de España sobre los indios, el de Vicente
188
Roca, Hystoria en la qual se trata del origen y guerras que han tenido los turcos, 1555, el de Nebrija,
Crónica de los muy altos y esclarecidos reyes Cathólicos don Fernando y doña Isabel, o la crónica de
Fernando de Herrera, Relación de la guerra de Chipre, y sucesso de la batalla naual de Lepanto,
Sevilla, 1572, la historia antigua, con el texto de Yamblicus, De mysteriis Aegyptiorum liber, la
geografía con obras como las de Rodolpho, De agricultura o la Geografia de Ptolomeo o el
Textus spherae, Johannes Sacrobosco, la botánica, con obras como las de Theophrasto, De
plantarum historia libri X et de causis plantarum, , la medicina, con referencias como Galeno, De
sanitate tuenda o Giovanni da Vigo, Chirurgia, 1514, además de los textos de autores de su
tiempo como Guillaume de Budé, Annotationes Pandectarum o Lorenzo Palmireno, El
estudioso de la aldea, el discurso de la dignidad del hombre de Pico della Mirandola o las
obras de su maestro, fray Alonso de la Veracruz.
Por último, es curioso el interés por los aspectos jurídicos que se desprende del análisis
de la biblioteca, en la que aparecen un gran número de textos legales, eclesiásticos y civiles,
que vienen a completar el perfil del humanista y la gramática universal: letrado, versado en
la interpretación teológica, experto en las lenguas clásicas, con un gran conocimiento sobre
las leyes y la historia, al tanto de las novedades de su tiempo e interesado en disciplinas
como la geografía, la medicina o la botánica.
189
CAP. V. CERVANTES DE SALAZAR Y LA CÁTEDRA DE RETÓRICA
(1553-1557): COMENTARIAM LUDOVICUS LINGUA LATINA
EXERCITATIO Y LOS DIÁLOGOS LATINOS DE CERVANTES DE
SALAZAR: HUMANISMO, PEDAGOGÍA Y LITERATURA.
334 Edmundo O’Gorman, «Anexo I», en Cervantes de Salazar, México en 1554 y Túmulo Imperial, México,
Porrúa, 1985, p. XVIII. Vicente Gaos esboza una teoría sobre su posible marcha en su ensayo «Cervantes de
Salazar como humanista» en Temas y problemas de literatura española, Madrid, Ediciones Guadarrama.
335 Millares Carlo termina con las dudas surgidas por los historiadores de Cervantes acerca de su viaje, pues
encontró la referencia del propio Cervantes en su testamento aludiendo a su primo Alonso de Villaseca, «por
cuyo amor dexé mi tierra y buen asiento, por honrarme con un deudo tan poderoso y tan solo y tan pariente»,
op. cit., pp. 22-23.
336 Sergio Méndez Arceo, La Real y Pontificia Universidad de México, México, 1952, pp. 119-120.
191
duda por Armando Pavón Romero y Clara Inés Ramírez 337, es bastante probable que
Cervantes de Salazar, que en España había frecuentado los principales círculos de poder,
hubiera sido recomendado como candidato para ocupar una cátedra a las autoridades del
virreinato y que fuera esa la causa definitiva de su decisión de trasladarse a la ciudad de
México.
Sí sabemos con certeza que el día de San Pablo de 1553, 25 de enero, el virrey Luis de
Velasco presidió una ceremonia pública fundacional en la que participaron los oidores y
todos los hombres de letras de la ciudad en la iglesia de San Pablo, donde se celebró una
misa y se inició una procesión camino del primer edificio de la universidad, cedido por
Catalina de Montejo338.
Meses más tarde, el sábado 3 de junio, las clases se pusieron en marcha con la
celebración de otra solemne ceremonia presidida por el virrey y el doctor Antonio
Rodríguez de Quesada, rector en funciones, a la que acudieron con sus mejores galas los
diferentes actores de la sociedad del virreinato339. Cervantes de Salazar tuvo el honor de
componer y leer ante las autoridades la lección inaugural, mérito muchas veces
magnificado, pero que en realidad respondía al protocolo habitual de la tradición
universitaria europea: era el catedrático de retórica el encargado inaugurar el curso con una
oración latina 340.
Desde ese día el humanista toledano ejerció como catedrático, parece que de retórica
durante los tres primeros cursos, aunque también hay indicios de que pudiera haber leído la
cátedra de decretos341, alcanzó el grado de bachiller en artes y se convirtió en el primer
doctor de teología de la institución universitaria novohispana y formó parte de los órganos
de gobierno, dirigiendo el rectorado en dos ocasiones.
337 Pavón Romero y C.I. Ramírez, «La carrera universitaria en el siglo XVI. El acceso de los estudiantes a las
cátedras», en Los estudiantes. Trabajos de historia y sociología, México, CESU, UNAM, 1989, pp. 45-100.
338 Cristóbal de la Plaza y Jaen, Crónica… op. cit., p. 8. Toma la información de la Plaza según cita del capítulo
XIII de la Crónica de la orden del gran doctor de la iglesia, el señor San Agustín, compuesta por Juan de Grijalva, prior
del convento de México.
339 Existen varios intentos de reconstrucción del acto inaugural: De la Plaza y Jáen, op. cit. p. 8. Alberto María
Carreño, La Real y Pontifica Universidad de México, 1536-1865, México, UNAM, 1961, pp. 41-42 y Miguel León-
Portilla, «Introducción» a Cervantes de Salazar, México en 1554, México, UNAM, 2001, p. X-XI
340 Confrontar con José Rico Verdú, La retórica en los siglos XVI y XVII, Madrid, CSIC, 1973, p 43 y ss.
341 La información no aparece recogida en ninguno de sus comentaristas principales. Sin embargo, el
fragmento que García Icazbalceta publica en la BM, un pequeño fragmento desconocido escrito por
Cervantes de Salazar aparecido en un ejemplar de la Vida de S. Antonio de Padua, escrita en mexicano por Fr. Juan
Bautista (México, 1605), dice lo siguiente: «Al muy magnifico señor Martin d’Ircio, el Maestro Ceruantes de
Salazar, Lector de drecretos y de Rhetorica, en la vniuersidad de Mexico». Además, ya hemos llamado la
atención sobre el gran número de volúmenes de la Biblioteca de Cervantes relacionados con el ámbito legal,
dato que apoya la tesis de que pudiera haber leído la cátedra en alguna ocasión.
192
Si bien su trayectoria como catedrático de retórica y su decisión posterior de continuar
la carrera de teología evolucionaron acorde con sus intereses profesionales, que le llevaron
en algunas ocasiones fuera del ámbito universitario, el humanista toledano sirvió siempre al
estudio novohispano como miembro principal de los órganos de gobierno hasta sus
últimos días en noviembre de 1575.
En estas líneas vamos a fijar la atención en la trayectoria del humanista al frente del
gobierno universitario, siguiendo las indicaciones del análisis de las actas de la institución
universitaria conservadas en el Archivo General de la Nación de la ciudad de México 342, a
través de las cuales es posible reconstruir con cierta precisión detalles de la vida cotidiana
en la comunidad universitaria. Nos interesan principalmente las que se refieren a la figura
de Cervantes, pues permiten describir con exactitud cuáles fueron las funciones que
desempeñó en su trayectoria profesional. Las conclusiones que arroja la lectura las
presentamos a continuación, pero inciden en el argumento de que, pese a sus intentos en
otros ámbitos por alcanzar una prebenda que mejorara el escaso sueldo de catedrático (el
cargo oficial de cronista o un episcopado), su trayectoria y su implicación personal estuvo
siempre ligada a la vida universitaria y su gobierno.
Cervantes de Salazar formó parte de los primeros claustros universitarios. Estuvo
presente, por ejemplo, en la sesión del 21 de julio de 1553 en la que se nombró el primer
rector efectivo, el doctor Juan Negrete, y se concedieron los primeros grados a los
catedráticos Alonso de la Veracruz, Pedro de la Peña y al maestro Juan García 343.
Participó en las diferentes responsabilidades académicas vinculadas a la celebración de
exámenes y concesión de grados académicos, como presidente de un acto público el 23 de
julio de 1553 en compañía de Alonso de la Veracruz, Juan Negrete, Pedro Peña y Blas de
Bustamante en el que se concedió el grado de bachiller a Juan García, como testigo el 8 de
agosto en la matrícula y el juramento de Francisco Canteral o como el encargado de realizar
el vejamen al candidato Pero López el 31 de agosto del mismo año 344.
342 Existe un catálogo del ramo universidad de los fondos del AGN de México, Celia Medina Mondragón,
Catálogo del ramo universidad, México, AGN, 1979 y un proyecto actual de digitalización que se puede consultar
en la dirección electrónica del Archivo General de la Nación. Se han rescatado fragmentariamente todas las
referencias a Cervantes de Salazar de los actas universitarias en diferentes lugares, entre los que destacan los
apéndices de Millares Carlo ya citados y la edición de Edmundo O’gorman de México en 1554 y Túmulo
Imperial, México, Porrúa, 1985.
343 Los datos citados corresponden a los de la «Cronología» que presenta O’Gorman en su edición de la obra
de Cervantes antes citada.
344 Durante la ceremonia de doctorado de un alumno, el vejamen venía después del debate sobre la cuestión
doctoral y consistía en el hecho de que uno de los miembros del tribunal exponía un discurso crítico,
humorístico y de tono burlesco en la que se vejaba al candidato.
193
La universidad confió al humanista toledano también sus asuntos económicos, pues fue
designado como diputado de hacienda, junto con Alonso de la Veracruz, en 1554, y aún en
noviembre de 1566 era el encargado de leer las cuentas de la universidad ante el claustro de
diputados.
El trabajo de Cervantes de Salazar al servicio de la universidad durante las primeras
décadas le llevó hasta la máxima dignidad de la institución en dos ocasiones345. Fue electo
rector el 10 de noviembre de 1567:
345 Sobre el carácter anual y rotatorio del cargo y sus principales funciones hablábamos en la contextualización
de los espacios del humanismo en Nueva España.
346 De la Plaza y Jaén, Crónica, op. cit. p. 34.
347 O’Gorman, «Anexo I», op. cit., p. XXV.
194
Si en algún momento la tradición del humanismo de corte filológico vinculado a los
estudios universitarios que se había desarrollado en el viejo continente a lo largo de varios
siglos, y que había despuntado de nuevo en la primera mitad del siglo XVI, se filtró en
territorios americanos, fue en los escasos tres cursos escolares (1553-1556) en los que
Cervantes de Salazar ocupó la primera cátedra de retórica de la Real y Pontificia
Universidad de México. Fue este viaje del humanismo breve, sin continuación directa y
probablemente truncado por las aspiraciones sociales de una sociedad fundada y refundada
en valores de poder que mucho se alejaban del menester de los maestros de letras humanas.
Sin embargo, y debido al trabajo que trajo consigo desde España, Cervantes ofreció desde
su cátedra una de las cimas del humanismo americano y una de las obras conservadas más
decisivas de la historia del México del siglo XVI: los diálogos latinos que hoy conocemos
como México en 1554.
El espacio de la cátedra de retórica, principalmente, fue el lugar desde el que mejor
trabajaron los principales nombres del humanismo, también en la universidad española, y a
partir del cual aparecieron en la ciencia europea no sólo los principales textos literarios de
los autores grecolatinos, sino también nuevos métodos pedagógicos para la enseñanza de la
retórica y la gramática que rejuvenecieron en cierta manera la larga tradición medieval de
los estudios universitarios relacionados con las lenguas clásicas.
La recuperación de la obra ciceroniana motivó la canonización del orador latino como
autoridad y modelo decisivo de las principales corrientes de la retórica del Renacimiento, a
lo que hubo que sumar el feliz hallazgo de Poggio Bracciolini en 1416 de un códice
completo de la Instituto Oratoria de Quintiliano348, que se convirtió desde entonces en el
principal modelo pedagógico de la materia. Se recuperaron también las viejos consejos del
maestro Aristóteles, la Retorica ad Herenium, durante tantos años vinculada a la pluma de
Ciceron, y se adaptaronnuevas herramientas pedagógicas para la enseñanza y
perfeccionamiento de las lenguas clásicas a partir de géneros exitosos como el del diálogo.
El espacio que ocupó Cervantes en la universidad mexicana se había convertido en las
sociedades del XVI, como decíamos, en el principal reducto del humanismo filológico. Ya
el mismo San Agustín, rescatado y admirado por Petrarca, Erasmo o Vives, entre otros, fue
maestro de retórica al menos en Roma y en Milán 349, al amparo de San Ambrosio. En
348 Juan Lorenzo, «Introducción», en Antonio de Nebrija, De Retórica, vol. 6, Universidad de Salamanca, 2008,
p.15.
349 Como escribe en sus Confesiones (H. de vda. Pla, 1849, cap. XIII, p. 275 ): «Así con la noticia que tuve de
que los magistrados de Milan habían escrito á Simaco prefecto de Roma para que proveyese á aquella ciudad
de un maestro de retórica, dándole también su pasaporte y el privilegio de tomar postas, y costeándose el
viaje, yo mismo solicité que se me propusiese asunto para un discurso oratorio, y oído y aprobado me enviase
allí el prefecto».
195
España, también el primer referente del humanismo español, Antonio de Nebrija, acabó
sus días ejerciendo en una de las cátedras de retórica de la Universidad de Alcalá protegido
por el cardenal Cisneros, repudiado en Salamanca y con las miras de la Inquisición sobre su
persona. Incansable, casi a sus setenta años, compuso un breve tratado de retórica de
influencia ciceroniana y a partir de los postulados de Quintiliano y Aristóteles como manual
para sus clases en Alcalá, que llevó a las prensas en 1515 (cuatro años después de que el
otro catedrático complutense de retórica, Hernando Alonso de Herrera publicara anotada
la retórica de Jorge de Trebisonda, manual clásico –y vetusto- para el aprendizaje de la
retórica350), y que igual que el resto de sus obras, pronto se convertiría en referencia para la
enseñanza de los estudios de letras humanas.
En Salamanca los studia humanitatis tuvieron un espaldarazo decisivo con la dedicación
de intelectuales formados en el humanismo italiano como Lucio Marineo Sículo o Fernán
Pérez de Olvia. Para la época en la que Cervantes ocupó la cátedra de retórica en México,
eran catedráticos de retórica en Alcalá Ambrosio de Morales y Alfonso García
Matamoros 351, Juan Lorenzo Palmireno y Furió Ceriol en Valencia352, el viejo Martín Ivarra
en Barcelona y Francisco Sánchez de las Brozas, aunque la conseguiría más tarde, había
opositado ya en 1554 en la universidad de Salamanca.
Destacar cuáles fueron las funciones de un catedrático de retórica hacia mitad del siglo
XVI y su vinculación con el trabajo de Cervantes en México permite plantear un marco
teórico en el que insertar más tarde el análisis de los diálogos latinos de 1554.
El humanismo recuperó en el Renacimiento la convicción ciceroniana de la necesidad
de la oratoria como uno de los fines del perfeccionamiento educativo del hombre. El «vir
bonus dicendi peritus» de Ciceron, que sintetizó Quintiliano en la Instituto Oratoria, situaba a la
retórica en el centro de los estudios de letras humanas como complemento esencial de la
formación moral del hombre virtuoso. Así, los nombres principales del humanismo
procuraron desde su posición, a menudo desde las cátedras de gramática y de retórica,
impulsar el estudio y perfeccionamiento de las lenguas clásicas primero y más tarde también
196
de las lenguas romances, no como un fin en sí mismo, sino como un instrumento de
expresión singular del pensamiento personal 353.
No viene mal recordar ahora que las cátedras de retórica y gramática, que junto con la
dialéctica formaban parte del programa del trívium, no estaban vinculadas a ninguna de las
facultades mayores, sino que solían forma parte de la facultad de artes354. Vives
recomendaba que esta facultad enseñara las disciplinas del trívium y el quadrivium junto con
filosofía moral e historia natural. La facultad de artes era obligatoria para todos los
estudiantes independientemente de su proyección posterior, por lo que estudiar las
disciplinas de las letras humanas era requisito indispensable para acceder a los estudios de
teología o derecho, por ejemplo, por lo que se convirtieron en la base de la educación
superior.
El 12 de julio de 1553 Cervantes de Salazar comenzó a leer la cátedra de retórica en la
ciudad de México355, y puede resultar interesante destacar cuáles fueron sus métodos y el
plan de estudio del que partieron sus lecciones, como excusa para resumir la evolución de
la concepción de la retórica clásica y su aplicación efectiva en la pedagogía del siglo XVI en
el contexto novohispano.
De la Plaza y Jaén ofrece en su Crónica la descripción de la función de la cátedra de
retórica, la séptima columna de la universidad mexicana:
353 En el fondo de esta cuestión está la polémica que Erasmo suscitó con su Ciceronianus, cuando ataca a los
humanistas que solo fijaban su atención en el estilo de Ciceron sin atender al alma de las cosas que recoge
también Vives y que heredan de las reflexiones de San Agustín. Sobre este tema es interesante la introducción
sobre la enseñanza de la retorica en el Renacimiento que realiza Ángel Luis Luján Atienza en su trabajo fruto
de su tesis doctoral Retóricas españolas del siglo XVI: el foco de Valencia, Madrid, CSIC, 1999, pp. 33-63.
354 Vives en Obas completas, Madrid, Aguilar, 1948, parte II, p. 347. Existen testimonios contradictorios al
respecto, puesto que también parece que en algunos casos las cátedras no formaban parte de ninguna
facultad, como ocurría en la universidad de México según el testimonio de Cristobal de la Plaza y Jaén, p. 24.
355 De la Plaza y Jaén, Crónica, op. cit., p. 33 y ss., escribe: «No dejarían de concurrir las partes referidas, en
el licenciado don Francisco Cervantes de Salazar, pues se le entregó esta columna, en doce del mes de julio de
mil quinientos y cincuenta y tres; empezó a leer la cátedra de Retórica en las escuelas de esta Ciudad de
México, señalado para ello por el Muy Ilustre Señor Dn. Luis de Velasco, virrey de esta Nueva España, y por
los señores Presidentes y Oidores de la Audiencia de México, en cumplimiento de la Cédula de Su Majestad,
intimando que se instituya universidad, siendo testigos el señor Dr. Quesada y el señor Lic. Mejía, Oídores de
la Audiencia Real. Parece haber leído esta cátedra nuestro primer catedrático hasta catorce de febrero de mil
quinientos y cincuenta y siete, que desde entonces no leyó más».
197
para que con mayor facilidad puedan entender las demás facultades, hablando en
ellas con propiedad, erudición, acciones propias fuera de las naturales, las que
deben tener los oradores en la cátedra, en el púlpito, audiciencias y entre los
Príncipes y superiores, la claridad de las voces, la buena pronunciación y demás
circunstancias que deben concurrir en un buen orador… 356
Esta cuestión incide en la idea de que, frente a la rigidez de otras cátedras, la de retórica
permitía a los maestros cierto margen de maniobra a la hora de elegir tanto la teoría –de ahí
quizá la proliferación de tratados sobre retórica en el siglo XVI al amparo de las cátedras
universitarias-, como también la materialización del programa práctico.
358 Sobre los estatutos salmantinos destaca el estudio de José Luis Fuetes Herreros, Estatutos de la Universidad de
Salamanca, 1529: mandato de Pérez de Oliva, Universidad de Salamanca, 1997.
198
A la vista del trabajo habitual de los profesores de retórica durante el siglo XVI y con el
apoyo fundamental de las fuentes que ofrece el inventario de la biblioteca mexicana del
humanista, no resulta arriesgado aventurar cuáles pudieron ser los textos que leyó
Cervantes a sus alumnos durante los cursos escolares en los que ejerció como catedrático.
Sin duda, las lecciones del humanista toledano debieron partir de la Instituto Oratoria de
Quintiliano, de la cual se conservaba un ejemplar en su biblioteca en 1575. Como
decíamos, la recuperación de la preceptiva del teórico de Calahorra, a través de la cual se
filtraron muchos de los planteamientos ciceronianos, fue esencial en las teorías pedagógicas
de los humanistas y, desde Nebrija, venía ejerciendo una influencia clara tanto en los
teóricos como en los métodos de los profesores universitarios españoles.
Sobre la decisiva participación del pensamiento y las obras de Vives en la trayectoria de
Cervantes creo que venimos dando buena cuenta a lo largo de todo el trabajo, y en este
punto, además de establecer los diálogos escolares como manual práctico de clase, es
probable que Cervantes leyera textos como el De ratione dicendi, la Introductio ad Sapientiam o
parte del De disciplinis360.
La biblioteca del humanista muestra también que por las aulas mexicanas pudieron
escucharse autores contemporáneos, como el catedrático de retórica complutense, Alfonso
García Matamoros, que publicó en Alcalá en 1548 su De ratione dicendi, en la misma
imprenta de Juan de Brocar donde sólo dos años antes Cervantes había publicado sus
obras, y que a través del retórico toledano llegó a la universidad americana.
En cuanto a la metodología de la exercitatio de la retórica, la parte práctica, la principal
contribución de Cervantes de Salazar, claro, fue la de adaptar el modelo de los diálogos
latinos como instrumento pedagógico para el perfeccionamiento de la lengua latina,
convirtiéndose así en mediador, comentarista y adaptador en México de los diálogos latinos
de Vives, que además completó con siete diálogos de su propia creación, como veremos.
Asimismo, es probable que completara el programa de formación con ejercicios de
traducción, con comentario de textos de los autores más repetidos, Ciceron y Virgilio,
sobre todo, con la memorización de discursos o con los habituales juegos de los
progymnasmata consistentes en la redacción de breves narraciones, generalmente en forma de
fábula, y sobre los cuales Cervantes poseía en su biblioteca la edición de la Progymnasmata
artis rhetoricae, del maestro Juan Pérez, publicada también en Alcalá por Brocar en 1539 361.
360 Valentín Moreno, en La recepción hispana de Juan Luis Vives, Valencia, Ajuntament, 2002, p. 299, escribe a
este respecto: «se puede suponer que llevaría al general algún texto de Vives de mayor entidad, como era la
Introductio, como se hacía en la Universidad de Lima, donde curiosamente se recomendaba que se adquiera la
traducción de Cervantes de esa obra».
361 En esta tradición metodológica se formó Cervantes de Salazar como alumno, como muestran las Obras…
que publicó en 1546 en la que el humanista parte de la traducción, la anotación, la glosa o la composición
199
Además de los diálogos, durante los tres años en los que ejerció como catedrático de
retórica el humanista toledano publicó dos epístolas laudatorias en los preliminares de las
dos obras que Alonso de la Veracruz llevó a las prensas de Juan Pablos: en 1554 la
Dialectica Resolutio y en 1557 el Speculum coniugiorum. García Icazbalceta juzgó el hecho debido
al probable carácter de Cervantes, proclive al interés «de que su nombre figurara hasta en
las obras ajenas por medio de epístolas laudatorias» 362, contribuyendo en gran medida a
acrecentar la imagen de afán de protagonismo del humanista que había tratado de justificar
en las líneas anteriores y que han recogido críticos posteriores como Vicente Gaos 363 o
Valentín Moreno364. Lo cierto es que durante estos primeros años universitarios parece que
Cervantes de Salazar trabajó codo con codo con Alonso de la Veracruz, cuya fama estaba
muy por encima de la del catedrático de retórica, al cual adoptó como discípulo hasta
llevarlo ante el grado de doctor en teología. Quizá estas cartas no fueran más que un
premio del maestro a un discípulo y compañero que dada su trayectoria estaba cumpliendo
de manera fructífera con su compromiso universitario.
Sorprende que la trayectoria profesional de Cervantes en la cátedra universitaria se
acabara bruscamente en 1557, cuatro años después del inicio de la actividad académica. Los
motivos se pueden intuir en comentarios relacionados con la contraprestación económi ca
como los que ofrece Mesa en el diálogo sobre la universidad mexicana:
MESA. Convendría, por lo mismo, que a los catedráticos se diese un sueldo tal
que sólo se ocupasen en lo que tienen a su cargo, sin distraerse para nada en otras
cosas, y que les bastara para sustentar medianamente sus personas y familias.
Resultaría de esto que lo que es preciso que suceda en cualquier escuela bien
organizada: que habría mayor concurso de sabios, y estudiarían con más ardor los
jóvenes que algún día han de llegar a ser maestros 365.
como mecanismo motor de sus trabajos. Sobre la tradición pedagógica de la retórica véase José Rico Verdú,
op. cit. pp. 43-56, Ángel Luis Luján op. cit., p. 39 o la tesis doctoral de Luis Alburque, La retórica en la
Universidad de Alcalá.
362 Joaquín Garcia Icazbalceta, BM, op. cit. p. 60.
363 Vicente Gaos, art. cit. p. 54.
364 Valentín Moreno, op. cit. p. 290 y ss.
365 Cervantes de Salazar, México en 1554 y Túmulo Imperial, op. cit., p. 23.
366 Cervantes no es el único en señalar este problema. El mismo Pedro Mota, del que hablaremos después,
critica en la carta que acompaña sus anotaciones a los diálogos de Vives la mala situación del profesorado en
200
ese año de 1557, en el que en mi opinión se produce el inicio de la criba del humanismo de
la tradición filológica que había logrado trasplantar a la universidad mexicana en su trabajo
desde la cátedra de retórica.
A partir de este año las ocupaciones de Cervantes de Salazar serán otras y se alejarán
progresivamente del interés por el cultivo de los studia humanitatis. Con la cronología en la
mano, parece claro que abandonó la cátedra de retórica porque se había postulado como el
candidato idóneo para redactar una crónica sobre el descubrimiento y la conquista de lo s
territorios americanos que contrastara perspectivas con la crónica que acababa de publicar
López de Gómara en España. El cabildo pidió en enero de 1558 al nuevo rey, Felipe II, el
nombramiento de Cervantes como cronista oficial de la Nueva España y al virrey Luis de
Velasco una ayuda para la solicitud, por lo que suponemos que el proyecto había
comenzado a fraguarse meses antes y que tuvo que estar vinculado con el cese de la
actividad docente del humanista toledano.
En el mismo 1557 parece que se produjo en la ciudad de México la ceremonia de jura
de la ciudad hacia el príncipe Felipe, y que fue ya Cervantes de Salazar el encargado de
redactar la relación de los festejos, que hoy no se conserva más que una posible dedicatoria,
por lo que es probable que hubiera puesto ya su pluma, como otros tantos humanistas, al
servicio del cabildo de la ciudad.
El retórico, que ya desde 1555 había abrazado el estado eclesiástico, se aleja en este
momento de sus tareas vinculadas con la enseñanza y la filología pensando claramente en
que el cambio significa dar un paso al frente en su carrera profesional: convertirse en el
escritor de la ciudad de México componiendo con su pluma la historia con mayúsculas de
aquella tierra. Nunca supo la trascendencia que tendrían aquellos diálogos costumbristas
compuestos para los jóvenes estudiantes para la reescritura de la historia de México: un
lugar en la posteridad que pensaba conseguir por otros medios.
Igual que Vives, que en numerosas ocasiones había manifestado su scholare taedium con
respecto a su trabajo de profesor en París, en Flandes o en Oxford Cervantes optó por
abandonar las aulas como profesor, trabajo poco retribuido y mal reconocido por la
sociedad, y dedicarse uno de los oficios más estimados por los humanistas, el de cronista.
5.2. Comentariam Ludovicus lingua latina exercitatio y los Diálogos latinos de Cervantes de Salazar
(México, Juan Pablos, 1554).
5. 2. 1. Los diálogos latinos del Renacimiento: la Linguae Latinae exercitatio de Juan Luis
Vives y la literatura didáctica.
España (Cfr. con Alcina-González, «Las primeras anotaciones a los diálogos de Vives...», Nova Tellus, 18.2
(2000), pp. 148-149.
201
La «floración de los diálogos» 367, en términos de Marcel Bataillon, fue una de las
principales consecuencias del desarrollo de la cultura del humanismo en el campo de la
literatura. El género, surgido en la antigüedad clásica y de larga tradición medieval, se
configuró durante el Renacimiento a partir de una reescritura de la disputatio medieval que
inevitablemente tomó sus modelos de la brillantez retórica y de los tópica que los
humanistas venían rescatando de los escritores grecolatinos368.
La proliferación de este tipo de composiciones y su consolidación como género literario
por excelencia se debió en gran medida, además de por los ecos platónico y ciceroniano,
muy del gusto de los humanistas, por la versatilidad que el género ofrecía para adaptarse a
diferentes fines y para moldearse a través de diferentes lenguas y variadas temáticas. Así, a
partir del desarrollo del diálogo humanístico italiano, con títulos como el Dialogi ad Petrum
Paulum Histrum (1401) de Leonardo Bruni, el I libri della famiglia (1437), de Alberti o el De
vero falsoque bono (1441) de Lorenzo Valla, donde «el ambiente de amicitia, junto con la
exaltación del ideal retórico y ciceroniano de la eloquentia, sirven para superar el
esquematismo abstracto del diálogo medievalizante» 369, era propicio para la conversación y
la reflexión sobre temas diversos de índole moral, política o cultural entre maestros y
discípulos, entre amigos o entre personajes históricos, el género evolucionó y se adaptó en
los siglos sucesivos en diferentes contextos y con objetivos específicos diversos.
Uno de los principales contextos en los que el diálogo se aplicó con mayor éxito fue el
de la didáctica, precisamente uno de los focos más polémicos de las ideas de los
humanistas. Ya desde finales del siglo XV había aparecido en el entorno de las
universidades alemanas 370 la inquietud por renovar los métodos de enseñanza del latín a
través de breves diálogos adaptados para la conversación 371, que dejaran atrás la
metodología memorística de grandes manuales como el famoso Doctrinale de Alejandro
202
Villa Dei, arduos y antipedagógicos desde la perspectiva de algunos humanistas como Juan
Luis Vives 372.
El género se articuló así a partir de un marco característico vinculado con la enseñanza
y el perfeccionamiento tanto de la lengua latina como de las costumbres de los jóvenes, -ad
vitam instituendam reza el subtítulo de la primera edición erasmiana de los Colloquia-, a través
de amenos pasajes de conversación que por lo general trataron temas relacionados con la
educación y las buenas costumbres, pero que también sirvieron a menudo para la difusión
de las diferentes filosofías de los ilustres maestros que cultivaron el género y la
recuperación de los autores clásicos 373.
La consolidación de los diálogos latinos como herramienta pedagógica llegó en el siglo
XVI, «hasta el punto de que se cuenten más de veinte autores de esta clase de obras y una
media de unas sesenta ediciones de cada uno de los libros» 374, sobre todo a partir de la
publicación de unos diálogos que Erasmo de Rotterdam había compuesto para sus clases y
que publicaron sin permiso sus alumnos en 1518 375. El éxito editorial fue tal que el propio
Erasmo preparó una edición para 1522 que amplió durante años hasta completar una de
sus obras más difundidas, los Familiarum Colloquiarum formulae 376.
Erasmo, casi sin proponérselo, enmarcó el diálogo latino como género didáctico en sus
clases de propedéutica377, y configuró unos modelos que iban a extenderse rápidamente por
372 González-Gutiérrez escriben, op. cit., p. 59: «Si los humanistas querían sobrepasar el formulismo de las
gramáticas en verso y los viejos manuales de redacción epistolar, para dar paso a un latín hablado con fluidez
y elegancia, debían fomentar constantes prácticas de pronunciación. Los libros de coloquios respondieron a
esa necesidad».
373 «A la vez se adecuaba perfectamente al método definido por los humanistas, el de procurar fomentar un
latín hablado con fluidez y elegancia y que su conocimiento procediera de los autores clásicos y no de los
repertorios (Rizzo, S., Il latino nell’Umanesimo, en Asor Rosa ed. Letteratura italiana, vol, 5, Le questioni,
Turin, einaudi, 1986, pp. 394-401.
374 García Ruiz, op. cit., p. 30.
375 García Ruiz escribe en su estudio, p. 29: «Si bien en el mercado alemán la moda de los coloquios se había
iniciado en las últimas dos décadas del siglo XV y Petrus Mosellanus había publicado ya su Paedología en
1517, el verdadero auge de los diálogos comenzó cuando fueron publicados sin la autorización de Erasmo
unos apuntes utilizados en sus clases de preceptuación que constituyeron la primera edición de los Colloquia,
aparecida en 1518».
376 Sobre el proceso de creación de los coloquios erasmistas son clásicos los trabajos de Franz Bierlaire,
Erasme et ses Colloques: le libre d’une vie, París, Librerie Droz, 1977; y Les Colloques d’Erasme: reforme des études,
reforme des moeurs et reforme de l’Eglise XVIe siècle, París, Librerie Droz, 1978.
377 Existe una sencilla publicación online del texto latino de estos primeros coloquios erasmistas, breves,
sencillos y de temas vinculados al ocio de los niños a partir de la edición de Basilea de 1522 en la colección de
digital de la Biblioteca Augustana de la universidad de Hamburgo. El enlace es el siguiente:
[http://www.hs-augsburg.de/~harsch/Chronologia/Lspost16/Erasmus/era_fam0.html] (10/01/2012)
203
las escuelas de gramática y las universidades europeas 378. No obstante, el polígrafo de
Rotterdam aprovechó el filón del éxito fulgurante de la obra para ofrecer a su público
diálogos satíricos, de herencia lucianesca, en los cuales debate y vierte sus controvertidas
opiniones sobre los temas más candentes de la Europa del momento, apartándose así del
objetivo didáctico. El propio Juan Luis Vives escribe al maestro en 1526 recordándole que
al dar preponderancia a la sátira de costumbres, Erasmo se estaba alejando de la perspectiva
educativa379. Esta cuestión será esencial para el trato que uno y otro tuvieron en los índices
prohibidos: mientras que la asepsia ideológica de los diálogos de Vives permitió que
siguiera utilizándose como manual de enseñanza, el pensamiento de Erasmo intentó ser
eliminado de las bibliotecas hispanas.
Fue Juan Luis Vives, el discípulo más adelantado de Erasmo, quien mejor plasmó en
sus diálogos, la Lingua Latinae Exercitatio, el ideal pedagógico humanista 380. La obra fue fruto
de una trayectoria intelectual fecunda en la reflexión y en la práctica de la educación de los
jóvenes381, que culminó al final de su vida con la publicación de una recopilación de
diálogos latinos en el año 1539.
La Linguae latinae exercitatio que Cervantes de Salazar pasó por las prensas mexicanas en
1554 es una muestra evidente del éxito que algunos de los textos de Juan Luis Vives
tuvieron a lo largo del siglo XVI en todo el mundo. Solamente en el siglo XVI se
alcanzaron casi las doscientas ediciones de los Diálogos a lo largo y ancho del planeta,
llegando hasta las seiscientas una, -y con la sensación de que existen más-, que Enrique
González y .Gutiérrez censan en el trabajo monumental sobre la recepción de la obra, ya
citado, Los diálogos de Vives y la imprenta.
En el retiro de Breda pasó el humanista los últimos años de su vida, donde alternó su
trabajo como preceptor de la marquesa de Zenete, doña Mencía de Mendoza, amiga de las
378 En el ámbito castellano existen los tratados de Maldonado y de Cervantes de Salazar, ambos inspirados en
los trabajos de Juan Luis Vives. Un proyecto digital escrito en latín, recoge los textos latinos originales, junto
con una cronología, de los principales autores de los diálogos escolares latinos del Renacimiento. El enlace:
[ http://www.stoa.org/colloquia/](10/01/2012).
379 García Ruiz, p. 31 y Cárceles Laborde, «Los "Coloquios" de Erasmo, y los "Ejercicios de lengua latina" de
Vives», Revista Española de Pedagogía, 194 (1993): 123-145. p. 125.
380 Sobre los diálogos escolares de Vives, además de los estudios ya citados de García Ruiz y González-
Gutiérrez destacan la edición de la Linguae Latinae exercitatio de Francisco Calero y Mº J. Echarte en Valencia,
Ajuntament, 1994, el artículo antes citado de Cárceles Laborde, y los trabajos de Carmen Bravo Villasante,
«Los diálogos escolares de Juan Luis Vives», 1616: Anuario de la Sociedad Española de Literatura General y
Comparada, Nº 5, 1983 , págs. 7-11; y Bernabé Bartolomé, «Un rastreo bibliográfico sobre figura y la obra
pedagógica de Juan Luis Vives, 1492-1540», en Revista Complutense de educación, vol.3, n1-2, Madrid, 1992.
381 El análisis de García Ruiz sobre las fuentes de los diálogos dentro de la propia trayectoria intelectual de
Vives, op. cit. pp., 60-667, muestra esa idea la obra como culminación de una trayectoria vital y profesional.
204
letras y protectora del valenciano 382, con la composición y redacción final de obras como el
De anime et vita, la linguae latinae exercitatio, o los comentarios a las Bucólicas de Virgilio. Los
Diálogos pudieron formar parte del aprendizaje de la marquesa, aunque están dedicados al
joven príncipe Felipe, que por aquel entonces comenzaba su aprendizaje de las primeras
letras, quizá como último servicio a Carlos V, de quien Vives recibió durante algunos años
una pensión como contraprestación a sus labores como consejero 383.
El manual de conversación latina de Vives se convirtió pronto en la culminación de la
tradición pedagógica vinculada con la corriente de renovación de los métodos educativos.
Tanto García y Gutiérrez como García Ruiz apuntan a que el éxito de los diálogos
escolares, que al contrario de lo que sucedió con los Colloquia no fueron censurados tras la
Contrarreforma y se mantuvieron en los planes de estudios hasta el siglo XIX 384-, radica en
cierto modo tanto en su temática, «se atuvo en todo momento a la condición infantil y
escolar de su auditorio, al que procuró imbuir de preceptos morales, pero evitando temas
polémicos»385, como en su ordenada organización interna, que hacen de los veinticinco
diálogos un conjunto cohesionado que, frente a la variedad argumental de otras obras,
evoluciona temáticamente desde los primeros en los que los protagonistas son niños, hasta
los últimos en los que aparecen jóvenes universitarios o ilustres personajes históricos 386.
No es necesario entrar en el resumen descriptivo de todos los diálogos de la exercitatio, -
no es nuestro objetivo analizar el texto de Vives, y más tarde haremos referencia a los que
sirven como modelo o fuente para los de Cervantes de Salazar-, pero valga el breve
resumen de Antonio Fontán para ponernos en antecedentes:
382 Valentín Moreno hace una semblanza del personaje en La recepción hispana... op. cit., p. 264.
383 Antonio Fontán en García Ruiz, op. cit. 10.
384 Gracias a la decisiva recepción de la Compañía de Jesús y su difusión en el siglo XVII en las aulas de todo
el mundo. Cfr. con Valentín Moreno, op. cit., pp. 557 y ss.
385 García-Gutiérrez, op. cit. p. 65.
386 García Ruiz, op. cit. p. 32.
205
política en XIX y XX (la corte y la educación del príncipe), en ellos se critican –
más bien se condenan- la adulación y los ocios cortesanos y se anima al príncipe,
de nombre Felipe, a estudiar y a seguir las enseñanzas y el ejemplo de su padre, el
emperador. Por último, tras unas escenas de modos de descanso y ocio propios de
jóvenes adultos: juegos de cartas, paseos por la ciudad (en este caso Valencia), con
comentarios sobre calles, edificios e instalaciones deportivas, y una visita al taller
de Durero en que se asiste a una lección de anatomía y de dibujo con eruditas
referencias puesta en boca del humanista Grineo (…). Los dos diálogos finales
son la coronación de la obra: la educación. Esta se ha de encaminar a la enseñanza
y la práctica de la virtud y la adquisición de la sabiduría 387.
387 Antonio Fontán, «prólogo», en Vives, Los Diálogos, op. cit. p. 12.
388 Serán esenciales en la tradición española, de donde parte Cervantes de Salazar, las annotationes a los
diálogos del complutense Pedro Mota. Veáse Gutiérrez-García, op. cit. pp. 151-177.
389Sólo durante el siglo XVI existen ediciones de Vives publicadas en Londres, Cambridge, Praga, Colonia,
Paises Bajos y diversas traducciones al alemán, al flamenco y al inglés. Cfr. con García-Gutiérrez, op. cit. pp.
377 y ss. Como decíamos, Valentín Moreno, que analiza la recepción de la obra de vives en España en La
recepción hispana de Juan Luis Vives, Valencia, Ajuntament de València, 2002 plantea el auge de los diálogos en
el siglo XVII a partir de la recepción de los jesuitas, p. 577 y ss.
390 González-Gutiérrez op. cit., p. 71.
391 Ibidem, p. 84-85.
392 Alcina y González, art. cit. pp. 134-135.
206
de Vives. Como argumenta Valentín Moreno, además del ámbito burgalés, existió un
importante foco de recepción de la obra de Vives en Toledo 393, donde residía su amigo
Juan de Vergara, más vinculado a la Universidad de Alcalá, desde donde incluso ofreció al
valenciano una plaza como profesor tras la muerte de Nebrija 394.
En este sentido, pronto los diálogos escolares, igual que los de Erasmo, fueron
apostillados con comentarios y vocabularios destinados a alumnos avanzados y profesores,
para que incluso desde la primera edición de Vives en Basilea, compuestas por el mismo
humanista valenciano 395. En España fueron las aportaciones de los profesores
complutenses Pedro Mota y Juan Ramírez, las primeras anotaciones y del primer
vocabulario sobre la Linguae Latinae Exercitatio. Parece que la primera edición conservada de
la Nonnumlarum dictionum interpretatio, más conocida como Annotationes, compuestas por
Pedro Mota, es la de Lyon de 1544. Su trabajo como profesor en Granada y su vinculación
con la imprenta de Nebrija hacen pensar que pudiera haber sido allí donde se imprimieran
por primera vez 396, aunque se admite la hipótesis de que fuera en la imprenta de Adriano
de Anvers en Estella donde saliera una posible primera edición a cargo de Juan
Maldonado397. Más tarde, y casi al mismo tiempo y en lugares tan alejados como Valencia y
México, Juan Lorenzo Palmireno y Cervantes de Salazar llevaron a las prensas en 1554 los
diálogos escolares de Vives comentados por ellos mismos con la intención de utilizarlos en
sus clases universitarias de retórica.
5.2.2. Comentariam ad linguae latinae exercitatio (México, Juan Pablos, 1554): el viaje de
Vives al Nuevo Mundo.
5.2.2.1. Cervantes de Salazar y la recepción de la Linguae Latinae Exercitatio, prehistoria
de la edición mexicana
207
España, es momento de plantearse los aspectos más significativos del viaje de la obra al
continente americano.
En este sentido, destaca sobre todo la temprana fecha de publicación de la edición
mexicana en relación a otras ciudades españolas, cuestión que incide en la idea que
recuperaremos más tarde sobre la modernidad de la obra y su publicación en tierras
mexicanas. Existe además la certeza de que Cervantes de Salazar llevaba en el equipaje con
el que partió hacia el Nuevo Mundo en 1550 el texto de Vives, algunas anotaciones suyas y
también las de Pedro Mota y los cuatro primeros diálogos que él mismo compuso, por lo
que lo interesante de la cuestión será reconstruir cómo llegaron a manos del joven toledano
las obras del valenciano.
La temprana recepción de la obra por parte de Cervantes indica que estuvo vinculado
en sus últimos años en España con los núcleos intelectuales más cercanos a la obra y al
pensamiento de Vives, tanto el toledano, como el burgalés. El interés del humanista por las
obras de Vives quedó definido claramente con la publicación de la traducción de la
Introductio ad sapientiam en Sevilla en 1554 que apareció después en las Obras que Cervantes de
Salazar ha hecho glosado y traducido… de 1547 en las prensas alcalaínas.
Y es probablemente en este contexto humanista donde Cervantes pudo entrar en
contacto con la obra de Vives. Lo único que sabemos con seguridad es que el toledano
llevó a México una edición de los diálogos, impresa o manuscrita, en la que ya aparecían las
Annotationes de Pedro Mota. Sabemos ya de la vinculación de Cervantes con el núcleo
complutense, por lo que pudo ser por esa vía donde descubriera tanto la obra del
valenciano como las anotaciones y el vocabulario de Mota y Ramírez.
Otra de las claves pudo ser la relación de Cervantes con Juan Maldonado, a quien el
toledano escribe a su retiro burgalés en 1545 desde Valladolid 398. En la carta, en un intento
de captar la atención del humanista, que había sido alumno de Nebrija y amigo de Erasmo
y Vives y gozaba de gran prestigio entre los intelectuales españoles, el joven y desconocido
Cervantes de Salazar muestra su interés por la trayectoria de Maldonado: «ardía en deseo de
escribirte», parece que le envió sus obras, «recibe ahora todas mis obras»; suponemos que la
traducción de la Introductio ad sapientiam que publicó en 1544 y los trabajos manuscritos que
publicaría en Alcalá en 1546, y afirma conocer las obras de Maldonado: «porque las tuyas
las conocimos hace ya largo tiempo», autor entre otras cosas de unos diálogos latinos de
carácter pedagógico conocidos como Eremitae 399.
398 Carta de Cervantes de Salazar de 1545 a Juan Maldonado transcrita por Millares Carlo, op. cit., p. 41-42.
399 Destaca el trabajo de Luis J. Peinador Martín, «Un diálogo del siglo XVI español, Eremitae, de Juan
Maldonado», en Criticón, 52, 1991, pp. 41-90.
208
Maldonado, más allá de la polémica edición de Burgos 400 de 1545, se encargó de editar
los Diálogos de Vives, igual que Cervantes, junto con algunos de su propia composición, al
menos en 1546 en Lyon (donde también se habían publicado las anotaciones de Mota) y en
1548 en Estella401, por lo que la correspondencia entre ambos puede ser la pieza que haga
encajar el puzle. Es probable que Cervantes de Salazar no sólo llevara a México consigo
alguna de las ediciones preparadas por Maldonado, que según González-Gutiérrez parece
semejante a la mexicana de Cervantes, «en el carácter mixto de ambas, y en el hecho de
contar con portada propia tanto los Dialogos de Vives como los añadidos por el autor» 402,
sino que pudo ser también una fuente de inspiración importante para la decisión de
Cervantes de emprender tanto la edición de los diálogos escolares de Vives como la
redacción de sus propios textos para sus clases de retórica en la recién fundada Universidad
de Osuna, y más tarde en la universidad mexicana.
400 Valentin Moreno, «La huella impresa de Juan Luis Vives en el quinientos: Index hispaniae», Cuadernos de
historia moderna, 16, 1995, UCM, p. 360.
401 González-Gutierrez, op. cit. p. 73
402 Ibidem, p. 87.
403 Valentín Moreno, La recepción... op. cit. p. 299.
209
fortuna en la otra gran universidad fundada en el siglo XVI, la de San Marcos de Lima.
Recoge Valentín Moreno la noticia de Eguiguren 404 en la que se recomienda la traducción
de la Introductio ad Sapientiam que Cervantes de Salazar imprimió en España (y quizá también
en América), por lo que no sería descabellado destacar, como indica V. Moreno, que los
Diálogos de Vives con los que el maestro latino Pérez Gallo enseñaba gramática en el
virreinato del Perú en los años setenta del siglo estuviesen «enriquecidos con los del
retórico toledano»405. Idea que incide en la llegada también de las herramientas pedagógicas
del humanista valenciano a las aulas limeñas.
Los diálogos escolares de Vives, pese a las reticencias en los primeros años por su
vinculación al erasmismo, superaron la traba de la censura gracias a su inclusión en la ratio
studiorum de la Compañía de Jesús, que los difundieron por todo el continente americano a
partir del siglo XVII como libro de cabecera de las enseñanzas de la lengua y la retórica
latinas406.
En 8º, letra romana. Falta la portada, que está suplida de mano en estos
términos: «Commentaria in Ludovici Vives Exercitationes Linguae Latinae.
Mexici, apud Joannem Paulum Brisensem. 1554». En la foja a ij, primera del
ejemplar, está la dedicatoria a la Universidad. En la a iij una comendiosa Vida de
Luis Vives. El texto de los Diálogos de éste, con el Comentario de Cervantes de
Salazar, empieza en la foja 4, y acaban en la 227 fte. Las cinco primeras (I-5) no
404 Luis Antonio Eguiguren, La universidad en el siglo xvi, Lima, imprenta Santa María, vol. I, p. 90, en Valentín
Moreno, op. cit. p. 299.
405 Valentín Moreno, op. cit. p. 299.
406 Valentin Moreno, op. cit. p. 577 y ss.
407 Francisco Calero, «Francisco Cervantes Salazar autor de la primera biografía de Luis Vives», EPOS, XII
(1996), p. 53.
210
están numeradas, y la 8, última del pliego a y compañera de la portada, falta
asimismo en el ejemplar. El texto de Vives está de carácter grueso, como el que
hoy se llama atanasia, y el comentario de otro más pequeño, a manera de entredós.
No va el comento al fin de cada Diálogo, sino intercalado en él á trozos 408.
La edición de Cervantes de 1554 pasa por ser uno de los pocos textos de carácter
literario que salió de las prensas mexicanas del siglo XVI. Como indica Vicente Gaos, el
retórico toledano «puso en circulación las ideas de Vives» 409, y quizá lo más importante,
también su metodología aplicada a la didáctica de la lengua y la retórica latina.
Estas ideas son precisamente las que se reiteran en los paratextos de la edición de Juan
Pablos. El propio Cervantes, por ejemplo, justifica su obra de la siguiente manera:
También el impresor Juan Pablos define las características del texto que pasa por las
prensas y hace una grata semblanza del humanista toledano:
408 García Icazbalceta, BM, op. cit. p. 47. También hay noticia del ejemplar en Toribio Medina, IM, op. cit. p.
57 y Millares Carlo, op. cit., p. 53.
409 Vicente Gaos, art. cit. p. 52.
410Dedicatoria de Cervantes de Salazar a la Universidad. Transcrita del apéndice bibliográfico de la ediciòn de
O’Gorman, op.. cit. p. xxxvi, traducida por el profesor Bernabé Navarro.
211
Cuando, fundada ya en México la Universidad, bajo los auspicios y a expensas
del Emperador, nada deseaba yo tanto, lector amigo, como que saliese de nuestra
oficina tipográfica algo que por ser de provecho para las buenas letras, que cada
día florecen con tan grandes aumentos, fuese también útil a los escolares, se
cumplió con exceso mi deseo. Porque Cervantes de Salazar, persona de rara
elocuencia, y dotada de tal habilidad para improvisar, que es temeridad creerlo
(dejando aparte sus demás prendas, que no pedirían una epístola sino un libro), no
sólo nos trajo a imprimir un Vives con comentarios doctísimos y muy dignos del
autor, en que explica, aclara y resuelve los pasajes difíciles y equívocos en materia
intrincada e inculta, sino que para acercarse más al modelo, y siguiendo el mismo
plan, añadió siete Diálogos en que trató de ciertos juegos que faltan en Vives, y
describió tan erudita y copiosamente la ciudad de México y sus alrededores, que
no parece que describe, sino que pone las cosas a la vista 411.
Aunque los Diálogos de Vives tuvieron una acogida exitosa en la Europa del XVI y un
auge considerable con el desarrollo de la cultura educativa jesuítica en los siglos posteriores,
uno de los aspectos más destacables del trabajo de Cervantes fue su posición como editor
temprano de la obra del valenciano, el primero en territorio americano.
Como editor, Cervantes ofrece al lector en primer lugar una breve nota biográfica,
considerada por alguno de los especialistas de la figura y la obra del humanista valenciano
como la primera biografía de Juan Luis Vives 412. El profesor Calero, en el artículo citado,
tradujo y comentó las líneas de Cervantes en torno a la vida de Vives, destacando la rareza
de un texto desconocido incluso para los principales biógrafos de Vives.
El trabajo de Cervantes como editor continúa la línea filológica que había comenzado
en la península durante su formación. Pese a que Vicente Gaos, por ejemplo, califica estos
trabajos como «literatura de tipo parasitario» 413, la tarea de poner lengua a los maestros
mudos, los libros, fue una de las características principales del humanismo y el trabajo
principal de los humanistas, por encima incluso de sus inclinaciones literarias. Desde
Petrarca hasta Vives, la exégesis de los principales textos de la tradición grecolatina y
medieval estuvo presente entre los humanistas como una de las tareas fundamentales de su
trabajo. Cervantes ya lo había hecho en las Obras de 1546, traduciendo y glosando la
Introductio y El Apólogo sobre la ociosidad y el trabajo.
411 Carta del impresor Juan Pablos situada al final de la edición de 1554. Transcrito de la edición de México en
1554 y Túmulo Imperial de E. O’Gorman, op. cit. p. 72.
412 Es el título del artículo de Francisco Calero, «Francisco Cervantes Salazar autor de la primera biografía de
Luis Vives», EPOS, XII, 1996, pp. 53-64.
413 Vicente Gaos, art. cit. p. 40.
212
Pese al éxito de la obra del valenciano, existió durante el siglo XVI una corriente crítica
con el estilo del latín de la Linguae latinae exercitatio, al que acusaban de difícil y oscuro,
debido principalmente al gran número de neologismos latinos adaptados en los diferentes
campos semánticos de las escenas costumbristas. En este sentido, algunos humanistas
creyeron necesario el trabajo del comentador como apoyo no sólo para los estudiantes
universitarios, sino también para los docentes en su tarea de enseñar los recursos de la
retórica latina. Mota, Maldonado, Cervantes o Palmireno, como decíamos, fueron algunos
de los principales comentaristas.
La decisión de comentar el texto de Vives para las clases de retórica pasa por el
conocimiento que tuvo Cervantes en España del trabajo de Pedro Mota. Los comentarios
de Cervantes vuelven a caracterizarse por su excesiva prolijidad y fueron unidos al texto de
los diálogos en la misma caja de octavo. Valentín Moreno alude al ejemplo del primer
comentario, en el que el texto de Vives, de tamaño mayor, tiene diecisiete líneas, y el
comentario de Cervantes, en letra más menuda, dieciocho414, recordando las extensas notas
al Apólogo o su larga continuación del Diálogo de la dignidad del hombre.
En la misma línea que los comentarios del complutense Mota, que van alternados en el
texto de la edición mexicana, las notas de Cervantes pasan por ser aclaraciones eruditas de
los pasajes más intrincados en el que se muestran un gran conocimiento de la tradición
retórica grecolatina. Moreno aduce lo oportuno de muchos comentarios de Cervantes, pero
también destaca lo superfluo de comparaciones como las de los jubones de Flandes y los de
España que, debido en gran medida a la disposición de las notas, no al final del texto sino
cortando la fluidez de los diálogos, obstaculizan su lectura 415.
Nunca, más allá de los indicios de la posible edición limeña, se ha reeditado la edición
mexicana de los diálogos de Vives con los comentarios de Cervantes de Salazar, que
permanecen sepultados en el latín académico del siglo XVI en el que fueron compuestos
sin traducción ni comentarios 416.
La difusión de la obra de Vives siguió un camino distinto al de los diálogos de
Cervantes, que apenas si pasó desapercibida hasta el siglo XIX, como veremos, por lo que
es probable y dado la extrañeza del ejemplar conservado en la universidad de Austin que,
213
como indicara García Icazbalceta, la tirada de la edición príncipe «muriera en las
destructoras manos de los estudiantes…» 417.
5.3. Los diálogos de Cervantes de Salazar, Francisci Cervantis Salazari Toletani ad Ludovici
Vivis Valentini exercitationem, aliquot Dialogi, 1554: entre la tradición y la modernidad.
214
y erudito»420, seguramente refiriéndose a los papeles perdidos de la Crónica y no a los
diálogos. En la reedición de 1738 del Epítome de la Bibiblioteca Oriental y Occidental Náutica y
Geográfica, de Antonio de León Pinelo, se hace referencia al pasaje de la Crónica que antes
citábamos en el que Cervantes alude a sus diálogos, pero tampoco parece que conozca
ningún ejemplar.
Tenemos que esperar hasta principios del siglo XIX para encontrar la primera
referencia a los diálogos de Cervantes de Salazar en la monumental Biblioteca Hispano-
Americana Septentrional del doctor José Mariano Beristain de Souza. El erudito mexicano
tuvo en sus manos algún ejemplar, del que copia los títulos de los siete diálogos añadidos
por Cervantes a la edición de Vives y un fragmento latino del diálogo que trata sobre la
universidad.
El único ejemplar conocido de la tirada original de los diálogos de Cervantes de Salazar,
que hoy se conserva en la Universidad de Austin, nos lleva de vuelta al siglo XIX. La
historia del viaje del libro la cuenta Joaquín García Icazbalceta en la edición de 1875, y es
una muestra maravillosa de la manera de trabajar de este grupo de intelectuales mexicanos
preocupados por la recuperación de textos de la cultura novohispana que
contextualizábamos al comienzo del artículo. El pasaje es el siguiente:
Sea porque se imprimieron pocos ejemplares, o porque todos ellos fueron a
parar en las destructoras manos de los estudiantes, el caso es que el librito de
Cervantes ha venido a ser sumamente raro, y tanto, que en 1844 el Sr. Alamán lo
consideraba totalmente perdido. Mas por los años de 1849 el Sr. D. José María
Andrade me avisó que había encontrado un ejemplar entre los libros de su finado
hermano D. Manuel, quien a su vez le había hallado entre los que dejó a su
fallecimiento el célebre botánico D. Vicente Cervantes. El Sr. José María Andrade
había prestado el libro al Sr. Alamán, quien por eso lo mencionó ya en el prólogo
del tomo III de sus Disertaciones (1849), ofreciendo publicarle en el Apéndice;
promesa que no llegó a cumplir, ni tampoco, por consiguiente, la de acompañarle
un plano de la ciudad, “comparando su actual estado y forma, con la que se le dio
cuando se reedificó”. Pasado algún tiempo recogió el libro el Sr. Andrade y tuvo
la bondad de regalármele: ésta es la historia de mi ejemplar. Durante muchos años
fueron infructuosas mis diligencias para encontrar otro de donde copiar las fojas
289 y 290, que faltaban en el mío y comprendían el final del último diálogo
Mexicus exterior. Al cabo, en abril de 1866 me comunicó el Sr. Lic. D. Joaquín
Cardoso otro ejemplar trunco y muy maltratado, que no comprendía los
comentarios a Vives, sino solamente los Diálogos originales de Cervantes:
420 Antonio de Herrera, Historia, General de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano, en
García Icazbalceta, México en 1554, Porrúa, 1875, Apéndice, p. XXX.
215
desgraciadamente, de las varias fojas que le faltaban era una la 289 y sólo pude
copiar la 290. Muy remota, casi nula es la esperanza que queda del hallazgo de
otro ejemplar, y he tenido que resolverme a dejar ese hueco en la reimpresión 421.
Joaquín García Icazbalceta reimprime en 1875, con traducción castellana y notas, los
tres diálogos que Cervantes de Salazar compuso en tierras americanas en torno a la
descripción de la ciudad de México. El polígrafo mexicano explica con cierta emotividad las
razones profesionales y personales por las cuales se había retrasado la finalización de un
trabajo que empezó en la década de 1850 y que llegaba a las prensas, después de un gran
esfuerzo de búsqueda de documentos y de correcciones, a finales de 1874.
La edición, impresa por F. Díaz y S. White, sale a la luz con el sello de la Antigua
librería de Andrade y Morales, en el portal de Agustinos núm.3, con una tirada de ciento
sesenta y cinco ejemplares en papel común y quince en papel marquilla y con dedicatoria a
José María de Andrade.
García Icazbalceta titula la reimpresión México en 1554, tres diálogos latinos que Francisco
Cervantes de Salazar escribió é imprimió en México en dicho año. Redacta, a manera de
introducción, unas «Noticias del autor y la obra» en las que ofrece todas las informaciones
que acerca de la vida y las obras de Cervantes de Salazar se conocían hasta el momento,
acompañado por un apéndice que recogía todas las referencias de otros ilustres
historiadores sobre el humanista toledano y un voluminoso trabajo de anotación y de
investigación histórica sobre los contenidos de la obra.
La intención principal del polígrafo mexicano al rescatar la obra de Cervantes de Salazar
la encontramos explícita en los últimos párrafos del proemio que presenta la edición:
216
olvidadas hoy de sus mismos naturales, más diligente, por lo común, en instruirse
de lo extraño, que en averiguar lo de su propia casa 422.
Si Cervantes de Salazar edita, comenta y añade nuevos diálogos a la obra de Juan Luis
Vives, García Icazbalceta edita, traduce, comenta y añade información valiosísima sobre la
historia de la ciudad de México para producir un texto que, como hemos podido
comprobar en las palabras del historiador mexicano, se aleja del propósito original del
humanista toledano y se reinterpreta ya bajo el tamiz de la independencia mexicana.
Aunque en su intención sólo estuviera salvar del olvido un texto raro que se daba por
perdido, el trabajo filológico de García Icazbalceta ofrece una reinterpretación de los
Diálogos de Cervantes de Salazar condicionada principalmente por su valor temático. Desde
el propio título, México en 1554 el historiador mexicano ofrece a su siglo una obra nueva, sin
los diálogos de Vives y sin los cuatro diálogos escritos por Cervantes en España, convertida
ahora en un documento importante para el conocimiento de la primera ciudad virreinal que
bien podríamos considerar como un texto literario propio ya del México independiente 423.
La obra ha venido reeditándose hasta la actualidad con un sesgo nacionalista, en el que
destaca su papel documental como una de las primeras descripciones de la capital virreinal
quedando en un segundo plano el valor de la obra en su conjunto, y olvidando en gran
medida su carácter original como composición literaria utilizada para el aprendizaje de la
lengua latina.
El texto de Cervantes, con la versión de los tres diálogos mexicanos traducidos por
García Icazbalceta, volvió a la universidad mexicana en la edición escolar de Julio Jiménez
Rueda titulada de México en 1554, tres diálogos latinos y publicada en México, en Ediciones de
la UNAM, en el año 1939. Se trata de una edición breve y accesible, con una breve reseña
biográfica y una pequeña introducción a cada uno de los tres diálogos.
En 1948, Millares Carlo edita en la Biblioteca Enciclopédica Popular de la Secretaría de
Educación Pública de México, una selección titulada Diálogos y Crónica de la Nueva España, en
la que el historiador español publica su noticia biobibliográfica sobre Cervantes de Salazar a
manera de introducción, manteniendo la traducción de García Icazbalceta.
En 1953, coincidiendo con el cuarto centenario de la fundación de la academia
mexicana, la universidad de Texas edita una edición facsímilar de la edición príncipe junto
con unas notas de Carlos Eduardo Castañeda y una traducción al inglés de Minnie Lee
Barrett Shepard, cuyo título es el que sigue Life in the Imperial And Royal City of México in New
217
Spain And the Royal And Pontifical University of México as described in the dialogues for the study of the
latín language prepared by FRancisco Cervantes de Salazar for use in his classes and printed in 1554 by
Juan Pablos. Austin. University of Texas Press, MCMLIII.
En 1954, Luis Islas García y Juan de Dios Varela, desde la Universidad Iberoamericana
publican en Ediciones Orion una edición exclusiva de los cuatros diálogos latinos que
Cervantes de Salazar compuso en España sobre juegos. Es la primera vez en cuatro siglos
que estos diálogos se editan y se traducen al castellano. El texto reproduce la portada
original de 1554, presenta de un breve prólogo en el que se reseñan los méritos de
Cervantes y una glosa criollista de los diálogos mexicanos y titula Los juegos. Cuatro Diálogos
Latinos del Maestro don Francisco Cervantes de Salazar, de la Real y Pontificia Universidad de México,
por primera vez puestos en castellano, en el Cuarto Centenario de haber sido publicados, por Juan de Dios
Varela, de la Universidad Iberoamericana.
Los cuatro diálogos sobre los juegos habían sido motivo de la tesis de maestría de
Vicente Gaos con el título Francisco Cervantes de Salazar. Cuatro diálogos latinos, UNAM,
Facultad de Filosofía y Letras, 1949. La traducción de Gaos es la versión de los diálogos
españoles que edita Edmundo O’Gorman en su edición de 1963.
Existe una edición de coleccionista publicada en 1963 en tamaño reducido, volumen 4
de la Biblioteca Epiyototl, editada por Ediciones Culturales Mexicanas de la Academia
Cultural, en la que se reproducen los tres diálogos mexicanos con el título Tres diálogos latinos
de la Nueva España. Fernández del Castillo escribe el prólogo, Agustín G. Lemus la
introducción, cronología y noticia. Se reproduce la traducción de García Icazbalceta de
1875 y el mapa de la ciudad de México, en formato desplegable, de Alonso de Santacruz.
En 1963 se publica la edición más completa y accesible de los diálogos en la colección
de clásicos mexicanos «Sepan cuantos...» de la Editorial Porrúa, a cargo del historiador
mexicano Edmundo O’Gorman. En la edición se editan los tres diálogos mexicanos de
Cervantes, con extensas notas historiográficas, una breve introducción, una cronología, un
apéndice bibliográfico y la mayoría de los paratextos de la edición príncipe traducidos, la
dedicatoria al arzobispo Montúfar, la carta de Juan Pablos y la del discípulo de Cervantes
Gómez Alfaro. Además, se publican traducidos los cuatro diálogos españoles, el Túmulo
Imperial que Cervantes pasaría por las prensas en 1560 y dos capítulos de la Crónica de Nueva
España en los que el catedrático de retórica describe la ciudad.
Margarita Peña prologó otra edición bastante accesible de México en 1554 en 1986 para
la Editorial Trillas en la que adjunta tres trabajos sobre los emolumentos de los profesores
universitarios en el siglo XVI, otro sobre la vieja ciudad de México y otro sobre la tradición
del paseo del pendón.
218
La editorial Planeta, en 2002 publica otra edición de bolsillo de México en 1554 a cargo
de Joaquín Morritz con una breve presentación y la traducción de los tres diálogos
mexicanos de García Icazbalceta.
El trabajo completo más moderno es la edición facsimilar editada por el 450 aniversario
de la fundación de la universidad mexicana titulada México en 1554. Tres diálogos latinos de
Francisco Cervantes de Salazar, preparada por el Instituto de Investigaciones Bibliográficas y el
Instituto de Investigaciones Histórica de la UNAM en el año 2001 a partir de la edición
original de Juan Pablos en 1554. El facsímil (las 82 páginas de los diálogos mexicanos) se
acompaña de una introducción extensa (CXXIV páginas) de Miguel León-Portilla sobre la
biografía de Cervantes y los primeros años de la universidad.
En las líneas que siguen se plantea una nueva revisión de los Diálogos de Cervantes de
Salazar que, sin olvidar la importante tradición crítica, permita entender la obra en su
conjunto desde una perspectiva más amplia y menos dogmática. Volvemos a caer en la
trampa académica de separar en el análisis lo que se publicó como un todo, pero resulta
conveniente para abordar las dos grandes líneas en las que se ha basado el comentario de la
obra. En primer lugar, antes de abordar los tópicos y las fuentes literarias de los tres
diálogos mexicanos, nuestro objetivo es revisar los cuatro diálogos «españoles» atendiendo
a la gran tradición de la literatura pedagógica de la que surgen y de la que también parten
los famosos diálogos sobre la ciudad de México.
Los diálogos de Cervantes de Salazar, como decíamos, continúan la tradición de la
literatura didáctica que habían puesto de moda en la Europa imperial los Colloquia de
Erasmo y la Linguae latinae exercitatio de Juan Luis Vives y a la cual hemos hecho referencia
en páginas anteriores.
Es justo ponderar el valor de la obra del catedrático de retórica más allá de la calidad de
su prosa latina, sobre todo si la comparamos con la de sus maestros, «Siempre se han
destacado los tres sobre México: se ensamblan con lógica, pese a que en conjunto los siete
de Cervantes no aguantan el cotejo con la prosa de Vives, más plástica» 424, en el contexto
de su tradición. Lo cierto es que dentro de la proliferación de diálogos durante el
Renacimiento, la trayectoria de los diálogos latinos escolares la configuran solo un puñado
de autores, hasta veinte recuenta García Ruiz durante el siglo XVI en toda Europa. En el
contexto hispánico el número se reduce considerablemente y tan sólo algunos receptores
219
del pensamiento y la obra de Vives como Juan Maldonado se atrevieron a componer sus
propios diálogos didácticos. La azarosa circunstancia de que uno de los receptores
españoles de esta obra de Vives decidiera emprender el viaje americano y publicar allí la
obra hacen todavía más extraordinaria una edición que ya de por sí hubiera sido también en
el contexto peninsular una rareza de profesor de retórica.
Igual que las obras de sus ilustres predecesores, y a semejanza de estas, los diálogos del
toledano se concibieron principalmente como una herramienta pedagógica cuyo fin era el
de servir como ejercicios prácticos de conversación latina en sus clases de retórica. El
humanista había asimilado perfectamente la tradición pedagógica de la que provenía y
escribe en 1554 en una carta del 15 de Julio:
Por lo cual, aunque dedicado á estudios más graves, como son los teológicos, y
mientras emprendo cosas mayores, en nada he tomado mas empeño que en
ofrecer estos Diálogos (escritos en ratos perdidos y á imitación de los de Vives, en
beneficio de la juventud estudiosa) á vos, el principal protector y Mecenas de los
estudios en estas regiones. (…).
Así pues, padre reverendísimo y digno por mil títulos de nuestro respeto,
amparad y favoreced de tal suerte estos mis trabajos (vuestros ya, porque os están
dedicados), que me alenteis para otros mucho mas extensos e importantes, y
encendais cada vez mas en la juventud aplicada el deseo de profundizar el estudio
de la lengua latina 426.
425 Cervantes de Salazar, México en 1554, edición de E. O’Gorman, op. cit., p. xxxvii
426 Francisco Cervantes de Salazar, México en 1554, edición de J. García Icazbalceta, Antigua Librería
Andrade, 1875, p.5.
220
Más allá de la adulación y tono circunstancial de la época, debemos reconocer
que paradójicamente aquello que a la postre resultará más significativo al lector del
XX, a saber, el establecimiento del topos de la «grandeza mexicana», puede haber
sido planteado en sus orígenes escriturales como simple excusa temática para la
exercitatio del latín en la recién creada universidad 427.
Ya hemos comentado la modernidad que supuso la reinvención del diálogo durante los
siglos de desarrollo del humanismo y su aplicación a la enseñanza de las lenguas clásicas
frente a metodologías dialécticas y memorísticas de tono medieval. Con la llegada del
manual de Vives adicionado por Cervantes, la universidad mexicana tuvo el privilegio de
sumar un ingrediente renovador y moderno a una tradición educativa en la que todavía se
imponían las jerarquías y las disputas que remiten aún a otra manera de entender la
enseñanza428.
Sin embargo, como cualquier metodología, los diálogos latinos completaron su
adaptación pedagógica aportando también una moral determinada, -«El aspecto esencial del
diálogo renacentista era fijar por la escritura un acto accidental cotidiano, fundido con un
saber» 429-, vinculada ineludiblemente al pensamiento de cada autor.
Sobre todo son los cuatro diálogos «españoles» de Cervantes los que se insertan en esa
línea moral característica de los diálogos del primer Erasmo y de la Exertitatio de Vives, de
herencia principalmente senequista pasada por el filtro reflexivo de los padres de la iglesia,
sobre todo San Agustín y san Jerónimo.
Los diálogos escolares ficcionalizan un mundo de novedosa cotidianidad donde los
personajes y los temas se vinculan con un programa vital en el que lo esencial es la
necesidad del hombre, del joven, del niño, de agarrarse a unos valores de sabiduría, justicia,
tolerancia y buenas costumbres como el único camino posible para alcanzar la virtud. Los
valores que muestra Vives en sus diálogos son la culminación profesional de una vida
intelectual que giró en muchos momentos en torno a la problemática de la educación, y que
427 María Caballero, «Cervantes de Salazar y el diálogo renacentista en la Nueva España», en Letra en el tiempo.
Ensayos de Literatura Hispanoamericana, Sevilla, Kronos Universidad, p. 15.
428 Antonio Antelo, «Literatura y sociedad en la América española del siglo XVI: notas para su estudio» en
THESAURUS, Tomo XXVIII, n.2 (1973), pp. 279 y ss, insiste en esta idea sobre las tensiones entre lo
medieval y lo nuevo en la conformación de todos los aspectos de la cultura novohispana, también en la
literatura.
429 Trinidad Barrera, «Escritores españoles frente a la capital mexicana en el siglo XVI», Asedios a la literatura
colonial, México, UNAM, 2008, p. 254.
221
vienen expresados en textos esenciales de su producción como la Introductio ad sapientiam 430,
que Cervantes debía conocer casi de memoria después de haberla traducido del latín al
castellano algunos años antes.
Estos diálogos de Cervantes se configuran a partir del interés que mostraron los
humanistas por los juegos como instrumento pedagógico con un valor ejemplar para los
jóvenes estudiantes que tiene su origen en la recuperada preceptiva de Quintiliano. El
propio Cervantes pone en boca de Marino en uno de sus diálogos la explicación y la fuente:
A través de estas escenas lúdicas, los alumnos podían comprender la necesidad del ocio
bien dirigido y de la actividad física como complemento imprescindible al ejercicio
intelectual, pero también aprehender los valores derivados de una competición justa,
divertida y afable en los que el aprendizaje, marcado por el eco de los argumentos
horacianos, tiene también la conveniencia de hacer disfrutar los ánimos de los discípulos.
En este sentido, tanto Erasmo como Vives, como también Maldonado y Cervantes juegan
con el doble significado latino del término ludum, en su vertiente de juego y en la de
escuela432.
Las fuentes de las que bebe Cervantes de Salazar para la composición de sus diálogos es
un tema que no ha interesado en exceso a la crítica, quizá por el olvido de estos diálogos 433
430 El estudio de García Ruiz tiene una parte importante en la que se analizan los diálogos atendiendo a las
fuentes del pensamiento de las obras anteriores del valenciano. García Ruiz, op. cit., pp. 48 y ss.
431 Francisco Cervantes de Salazar, Los juegos. Homenaje al maestro Cervantes de Salazar, México, Ediciones Orión,
1954, p. 39.
432 La apreciación es de Vicente Gaos, art. cit., p.80. Muchos de los diálogos de Easmo, Vives y Maldonado
también utilizan el término ludum en el título:
433 Recordemos que no se editaron hasta 1954, un texto homenaje de la Universidad Iberoamericana. Vicente
Gaos había dedicado su tesis de doctorado a traducirlos, en la UNAM, en el año 1949. Los cuatro diálogos
que Cervantes compuso en España y que siguen la línea pedagógica y moral de los de Vives han sido
tradicionalmente sepultados por el carácter extraordinario de los diálogos de temática mexicana. García
Icazbalceta reeditó y tradujo en 1875 sólo los tres diálogos mexicanos, condenando al olvido el resto de la
222
y por la obviedad de su vinculación con la figura de Juan Luis Vives, pero que revela
algunas conclusiones que no debemos perder de vista, sobre todo para el análisis de los
textos que sí han sido rescatados por la tradición mexicana como parte esencial del pasado
novohispano.
Es Jesús Gómez quién ofrece una pista decisiva para el análisis de las fuentes de la obra
de Cervantes cuando concluye:
Los otros cuatro diálogos de Salazar, al igual que los de Maldonado, tratan
sobre diversas actividades lúdicas: Saltus, Ludus spherae per anulum ferreum,
Obeliscorum seu lignearum pyramidalarum ludus y Pilae palmariae ludus. A diferencia de
Maldonado, sin embargo, Cervantes de Salazar no sigue a Vives, sino que imita
tres de los Colloquia de Erasmo anteriores a la refundición de 1522: Pila, Ludus
spherae per anulum ferreum y Saltus 434.
obra, que aún hoy sigue siendo prácticamente desconocida y que no forma parte de muchas de las ediciones
contemporáneas recogidas, como decíamos, bajo el título de México en 1554.
434 Jesús Gómez, El dialogo en el… op. cit. p. 139. Valentín Moreno recoge la misma información, op. cit. p. 300.
435 Vicente Gaos, art. cit., p. 52. También Valentín Moreno, op. cit., p. 298.
223
Así, en el primer diálogo, titulado Saltus como el de Erasmo, los personajes
protagonistas, Morales y Mata, plantean entre ellos una competición de saltos. Los
interlocutores debaten sobre los tipos de saltos posibles y las normas para el juego,
aderezados con consejos educativos y con referencias clásicas. Mata vence a su compañero
primero en una carrera de saltos con las piernas juntas, y más tarde subiendo escalones y
ambos vuelven a casa cansados.
El segundo, titulado Ludus spherae per anulum ferreum también a semejanza de un coloquio
erasmiano, está protagonizado por dos amigos también, Garcés y Mota, que tratan de
divertirse con el juego de la bola a través del anillo de hierro. En primer lugar se establecen
las normas y el premio, una moneda de plata, de un juego en algo similar a lo que hoy
conocemos como petanca pero que tenía como objetivo pasar la bola por el anillo de hierro
sin sobrepasar la extensión del campo de juego. Mota supera a Garcés, y este, ofendido,
consigue considerables ventajas para el segundo juego, que no logra ganar tampoco.
El tercero, el Juego de los obeliscos o pequeñas pirámides de madera, sigue la estructura final del
diálogo de Vives Leges Ludi. Varius dialogus urbe Valentia en tanto en cuanto el personaje
del administrador explica largamente todos los estatutos del juego. Es el más desarrollado
de los tres. Marino comienza la escena convenciendo a Alcázar de que necesita descansar
de su estudio el día de fiesta y le invita a retirarse de la ciudad y descansar en su hacienda
practicando un juego de bolas y obeliscos de madera que hoy se asimilaría con los bolos.
Aparece un tercer personaje, el administrador de la hacienda «hombre rústico e inculto»,
que prepara la cena y el terreno de juego mientras los dos amigos establecen las reglas y los
premios, también una moneda de plata para el primero que alcance veinte puntos, y
completan una partida que vence Marino.
El cuarto, Pilae palmarius ludus, es una explicación del juego de pelota, tan valenciano,
que tanto Erasmo en el coloquio Pila, como Vives en Leges Ludi. Varius dialogus urbe
Valentia, utilizan como anécdota. En el diálogo de Cervantes, Gaitán, Vivero, Manrique,
Mendoza y el director del juego, todos ellos personajes nobles de la corte del príncipe
Felipe436, escenifican una conversación en la que ponen de manifiesto la necesidad de
practicar el juego de pelota, «el que más conviene a la nobleza» 437. Los personajes se visten
con los guantes y zapatos adecuados y visitan la casa del director de juego. El juego está
basado en las normas que proponen los personajes en el diálogo de Vives antes citado. Se
juega con la mano, superando una red y evitando golpear la pared, su tanteo es similar al
que hoy recoge el tenis y los protagonistas juegan por parejas. El final del diálogo es la
escenificación de un partido, en el que se desarrollan dos juegos, con sus golpes de suerte y
436 Manrique y Mendoza son nombres que «recuerdan a los de Vives», Valentín Moreno, op. cit. p. 300.
437 Cervantes de Salazar, op. cit., p 51.
224
la mala fortuna, abruptamente acabados por el regreso del príncipe de la cacería por la que
se había ausentado.
El objetivo didáctico de los diálogos de Cervantes queda patente ante la gran cantidad
de referencias que los protagonistas se refieren con consejos didácticos438 y referencias
clásicas439.
Aunque será una cuestión que analizaremos más exhaustivamente en los diálogos sobre
la ciudad de México, Los cuatro diálogos sobre juegos están vinculados también con la
literatura dramática en su configuración genérica.
Si bien su brevedad difumina los marcos escénicos y temporales, las cuatro escenas
tienen un espacio determinado impreciso (parece que un campo en Los saltos y Juego de la
Bola, donde aparecen referencias a un «arbusto» (28) y un «terreno espacioso y plano» (31),
una «hacienda cercana a la ciudad» (39) en Juego de los obeliscos y en Juego de Pelota los
personajes realizan la partida dentro del palacio, a la espera del regreso del príncipe) suelen
tener pequeñas referencias temporales vinculadas con el ciclo diurno (en Juego de Pelota es la
cacería del príncipe la que marca el espacio temporal, ya que a su regreso el juego termina;
en Juego del Obelisco, el administrador concluye el diálogo diciendo que ya les están llamando
«las ovejas que vuelven de sus pastos» (47)
Los personajes, además, ejecutan en el escenario una acción relacionada siempre con el
desarrollo de la competición deportiva, bien sea el juego de pelota, los bolos, los saltos o
pasar la bola por el anillo de hierro, con constantes referencias deícticas (...) y acotaciones
indirectas.
Tanto la técnica pedagógica del diálogo como la moral de Vives no tuvieron una
resonancia americana excesiva en el primer siglo más allá de la edición mexicana de
Cervantes de Salazar. Sin embargo, se aprecia la influencia de este tipo de metodología en
algunos textos de los misioneros franciscanos que trataban de transmitir la palabra católica.
En este sentido es destacable, por ejemplo, los diálogos en lengua náhuatl que compuso el
erasmista Juan de Gaona para el aprendizaje de la lectura y el perfeccionamiento de la
lengua náhuatl. La obra, titulada Colloquios de la paz y la tranquilidad cristiana incide en la
presentación de escenas costumbristas que funcionan, igual que los latinos de Vives, a
manera de prácticas de conversación.
438 Por ejemplo, en el diálogos Los Saltos, Morales le aconseja a Mata la manera de realizar los saltos, «con
ambas piernas y hacia aquel arbusto, ya sean con intervalos o sin descanso, que será lo más elegante y lo más
provechoso a nuestra salud, puesto que venimos en ayunas» (p.26).
439 Los ejemplos son muchos: en Los Saltos, por ejemplo, Morales recurre a la mitología clásica para justificar
su elección en el tipo de salto: «Pero yo no soy Jano para poder saltar hacia atrás con seguridad, y el que
intentare hacerlo convendría que tuviera más ojos que Argos» (p. 26).
225
5. 4. El humanismo ante el Nuevo Mundo: literatura y ciudad como fuentes para una
revisión de los diálogos de México en 1554
Desde la edición de García Icazbalceta en 1875 de los tres diálogos escritos en la capital
de la Nueva España, Academia Mexicana, Civitas Mexicus interior y Mexicus exterior, la recepción
de México en 1554 ha ido aumentando progresivamente, tanto en el número de trabajos
como en la importancia de los investigadores que se han acercado a la figura Cervantes de
Salazar. La mayoría de los comentarios abordan los diálogos en torno a dos grandes líneas
de investigación que no siempre han estado relacionadas.
Por un lado, la herencia historicista del comentario de García Icazbalceta ha seguido
siendo la perspectiva de análisis de recepciones de la obra tan decisivas como las ya citadas
de Julio Jiménez Rueda, la primera edición para el estudiante universitario de 1938, y de
Edmundo O’Gorman en su trabajo para la editorial Porrúa de 1963. Además, los diálogos
han servido como punto de partida importante para estudios de reconstrucción de la
historia colonial de la magnitud de los de Luis González Obregón 440, que utilizan los
diálogos como fuente de gran valor documental para la reconstrucción histórica de la
ciudad. En esta línea se inserta también la importante orientación crítica de José Luis
Martínez, que le dedicó al «Rescate de Francisco Cervantes de Salazar» su discurso de
ingreso a la Real Academia Mexicana de la Historia441. Martínez inserta a Cervantes de
Salazar entre la nómina de «nuestros cronistas e historiadores» 442 y su objetivo principal es
rescatar el valor historiográfico de la Crónica de Nueva España, que tiñe también los
comentarios de los diálogos, vinculado de nuevo a la reconstrucción histórica de la ciudad
de México.
La inmensa mayoría de estos trabajos sobre los diálogos de Cervantes parten de una
consideración excesivamente rígida del texto como fuente histórica para la reconstrucción
del pasado novohispano, olvidando en cierta manera la volatilidad de la noción de historia
en el XVI, más apegada al género de la crónica, y sobre todo alejándose de la perspectiva
literaria desde la que sin duda parte el humanista toledano para componer sus diálogos.
440 Varios son los títulos: Época colonial: México viejo, noticias históricas, tradiciones, leyendas y costumbres, México, C.
Bouret, 1900; La ciudad de México, México, Tip. y Lit. La Europea, 1900, escirto en colaboración con José
María Marroqui; Las calles de México, México, Imprenta Manuel León, 1923.
441 José Luis Martínez, «Rescate de Francisco Cervantes de Salazar», (discurso de ingreso en la Academia
Mexicana de la Historia, 2 de marzo de 1993), en Memorias de la Academia Mexicana de la Historia, XXXVI,
1993, 191-239.
442 Ibidem, p. 4.
226
La recepción de la obra de estos primeros comentaristas mexicanos hay que situarla en
el contexto de la formación del México independiente, que suscitó la necesidad de buscar
una identidad nacional que debía ligar con no pocos aspectos conflictivos. El sesgo
nacionalista ha sido y parece que seguirá siendo un proceso común en el inicio de todas las
tradiciones culturales que sufren cambios radicales de dependencia política. De ahí la
admiración de Lucas Alamán, de García Icazbalceta, de Obregón, de Alfonso Reyes, al
tener en sus manos un texto que hablaba de una ciudad de México de una grandeza y un
esplendor similar a la de Roma en un época en la que se estaba construyendo la
nacionalidad mexicana, o el afán documentalista de un Millares Carlo o de Edmundo
O’Gorman, que desde los dos lados del Atlántico y siempre desde los postulados de la
historia, rescatan de cada comentario de los protagonistas la verdad histórica que se
esconde.
En este sentido, igual que en el juego de perspectivas que nos plantea Cervantes,
cuando en el primer diálogo enfoca la mirada de los personajes en el interior del recinto
universitario, y en el segundo el mismo edificio solo forma parte del conjunto de la ciudad,
creo que el enfoque del que parten la mayoría de los trabajos sobre el texto siguen
heredando postulados que inciden demasiado o bien en el valor documental del texto para
la reconstrucción de la historia de la ciudad, en el carácter criollo del «ser novo -
443
hispánico» y sus grandezas, o bien en la perspectiva opuesta, la que considera los diálogos
como un claro ejemplo de la política imperialista española 444, mezclando reflexiones
históricas de épocas diferentes y desatendiendo en gran medida la perspectiva global de la
decisiva importancia del contexto literario vinculado al humanismo del que parten los
diálogos.
Por tanto, creo que bien entrado el siglo XXI es un buen momento para plantear sin
conflictos una mirada al texto que parta de una perspectiva globalizadora vinculada con la
tradición humanista, que atienda a la tradición de la que surge para analizar su desarrollo
con el contacto con una medio diferente, novedoso y conflictivo, que puso ante el
intelectual europeo el importante reto de escribir una realidad desconocida histórica y
literariamente.
En esta línea, desde el ensayo de Vicente Gaos en 1948, en el que se destaca la
vinculación de Cervantes de Salazar con el humanismo europeo y sus corrientes literarias, y
en el que el filósofo mexicano destaca los diálogos como «pequeña obra maestra» y «lo
443 Antonio Islas García, recurre al carácter criollo de los diálogos en el prólogo a la edición de los diálogos
españoles sobre los juegos ya citados.
444 Por ejemplo la tesis de licenciatura de Sergio Rivera en la UNAM Lectura política de México en 1554 de
Francisco Cervantes de Salazar, Microfilim, México, 1998.
227
mejor que jamás salió de su pluma» 445, han aparecido trabajos más recientes que destacan la
herencia del humanismo como vehículo decisivo en la interpretación de la obra. Los
trabajos de Dianne Bono 446 desde la academia americana, o de Karl Kohut 447 desde la
óptica europea, han destacado notablemente la figura del humanista toledano y sus diálogos
latinos como el puente más importante de la tradición del humanismo europeo entre los
dos continentes. Como texto «americano», los trabajos generalistas sobre el diálogo
renacentista apenas si tienen un párrafo o una nota a pie de página sobre los diálogos de
Cervantes de Salazar, como en el caso de Bataillon o de Jesús Gómez. Más importancia,
por el singular sincretismo de la obra observó Massobieu, que además tradujo al francés los
diálogos de Cervantes con el título de Mexique et ses environs 448.
Con menos perspectiva histórica sobre la línea del humanismo, pero desde un punto de
vista eminentemente literario nos interesa destacar los trabajos que a los dos lados del
Atlántico han abordado los diálogos en los últimos años. Tanto los trabajos de Margarita
Peña desde México449, como los de María Caballero 450, Trinidad Barrera451 o José Carlos
Rovira452 desde España insertan el análisis de la ciudad de México en la tradición literaria
occidental, destacando la asimilación urbana a tópicos como el de las laudes civitatis o el mito
de la Arcadia.
La revisión que proponemos a continuación de los diálogos de México en 1554, por
tanto, trata de presentar desde una perspectiva amplia la vinculación de Cervantes de
Salazar y los diálogos con la tradición europea del humanismo, como base esencial para
228
afrontar las modulaciones literarias tanto del género al que pertenece como de los tópicos
proyectados en la visión de la ciudad de México.
Para ello es necesario desvincular la plasmación literaria sobre unos motivos recurrentes
de la realidad histórica de la ciudad de México. El espacio urbano que presenta el
humanista parte de una concepción artística en la que no había lugar para el conflicto que
no se correspondía con una sociedad en la que convivían con cierta tensión no sólo los
valores medievales de los conquistadores, sino también la gran disputa sobre las
encomiendas y la integración del indígena en la nueva sociedad. Antonio Antelo trata esta
cuestión de la tensión medieval y renacentista en la vida cotidiana novohispana y hace
referencia a los diálogos de Cervantes:
Desde esta perspectiva, que parte de una de las ideas principales del trabajo, la necesaria
vinculación de la cultura novohispana con la tradición medieval y renacentista de la que
procede, los diálogos de Cervantes de Salazar se articulan a partir de un género literario
codificado, el del diálogo, y focalizan en la ciudad de México los tópicos recuperados por
los humanistas de las laudes civitatis y de la Arcadia, tradiciones literarias de largo recorrido
desde la antigüedad grecolatina.
Nuestro objetivo en estas líneas será por tanto destacar primero esa filiación literaria de
los diálogos de Cervantes con el género al que pertenecen y vincularlos así con las fuentes
de la tradición, como presupuestos teóricos esenciales para abordar cualquier tipo de
análisis más particular de los principales tópicos, principalmente el tratamiento y la
perspectiva literaria de la ciudad de México y los lugares y actores que la conforman.
En este sentido, igual que le ocurrió a la mayoría de los coloquios erasmianos, los tres
diálogos del humanista toledano han soportado la criba del tiempo principalmente por la
229
adscripción temática de los mismos al nuevo tópico discursivo que los intelectuales
europeos inauguraron tras el descubrimiento y la colonización del continente americano, en
este caso el de la descripción de la ciudad de México.
El mismo Cervantes fue consciente del papel decisivo de la literatura y de la historia
para salvar del olvido a sus contemporáneos cuando en la Crónica de la Nueva España
reconoce:
454 Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España, Libro IV, cap. 24, Madrid, Atlas, 1971, p. 248.
455 Jesús Gómez, op. cit. p. 130.
456 Trinidad Barrera, art. cit., p. 254, argumenta: «Los diálogos de Cervantes de Salazar repasan los elementos
más sobresalientes de la capital virreinal, dentro de los cauces de su género. A través de un proceso mayeútico
de preguntas y respuestas, adobadas con comparaciones grecolatinas, consigue la amenidad en el cambio de
hablantes y en el enfoque de un tema desde diversas perspectivas. El mecanismo discursivo más común,
mediante el cual se va diseñando gráficamente el interior de la capital, es pregunta/respuesta/elogio».
457No es necesario repetir el argumento de los diálogos, tantas veces comentado. Desde Icazbalceta, la glosa se
puede encontrar en el artículo ya citado de Vicente Gaos, en el de Margarita Peña, María Caballero, Karl Kohut,
230
aspectos que caracterizan al diálogo como género literario que plantea el propio Jesús
Gómez, personajes, espacio, tiempo y -, para matizar así las lecturas más historicistas de los
diálogos y vincular la lectura de la ciudad de México de Cervantes de Salazar, no tanto
como reflejo de un plan histórico preconcebido, sino más bien como representación
ficcional que va a permitirnos enfocar los diferentes temas de los diálogos –ciudad, visión
del otro, descripción de la naturaleza-, como aspectos regidos en gran medida por los
tópicos de la tradición literaria de la que surgen y adaptados a la nueva realidad americana.
a) Los personajes
José Luis Martínez y en las introducciones de las ediciones anteriormente desglosadas. Sobre el diálogo que
describe la universidad el trabajo de María Andueza, «La Real y Pontificia Universidad de México vista por
Francisco Cervantes de Salazar» en Maestros, Caballeros y Señores. Humanistas en la Universidad, siglos XVI-XX,
México, UNAM, 2003.
458 Jesús Gómez, op. cit. p. 29.
231
funcionamiento interno de la universidad de Salamanca, que incluso describe al final de
diálogo, por lo que ambos hablan de la universidad porque conocen y forman parte de la
institución académica que describen.
En los diálogos sobre el interior y el exterior de la ciudad de México se repiten los
mismos personajes, también hombres, Zamora, Zuazo, los lugareños, y el forastero Alfaro,
y la misma mecánica comunicativa. Alfaro, con su curiosidad, pregunta sobre los diferentes
lugares de la ciudad que van atravesando los tres amigos, y aliña constantemente con sus
reflexiones los argumentos de sus compañeros. Los diálogos se configuran con la misma
consideración sobre la conversación educativa que en el diálogo anterior. El primer párrafo
del diálogo muestra las intenciones de Zuazo y Zamora:
Es tiempo ya, Zamora, de que llevemos a pasear por México, cual nuevo
Ulises, a nuestro amigo Alfaro, que tanto lo desea, para que admire la grandeza de
tan insigne ciudad. De este modo, mientras le vamos enseñando lo más notable, él
nos dirá algo que no sepamos, o nos confirmará lo que ya sabemos.
232
coincide con el hábitat natural del autor. Los guiños autobiográficos formaron parte del
costumbrismo de los diálogos pedagógicos y fue habitual entre los cultivadores del género
hacer referencia a personajes y espacios vinculados con su biografía.
Los personajes de Cervantes se configuran a partir de la experiencia vital del autor, y es
de suponer que ya desde los nombres elegidos el profesor de retórica tomara como modelo
a amigos, compañeros o discípulos. El nombre de Alfaro, por ejemplo, coincide con el
segundo apellido del discípulo de Cervantes que firma una de las epístolas laudatorias de la
edición de 1554, Gómez Alfaro. El rastro biográfico del resto personajes probablemente
haya que buscarlo también en el entorno universitario de Cervantes de Salazar. Aunque no
son personajes históricos contrastados, si son personajes «vivientes y reales» 461. Más allá de
suposiciones, lo cierto es que la caracterización de los personajes de los diálogos responde a
una situación que debió ser habitual en la ciudad de México: enseñar la ciudad, sus calles,
sus edificios, las costumbres de los nativos, los alrededores, a los recién llegados del otro
lado del Océano.
Igual que en algunos de los textos de Vives, recordemos por ejemplo la referencia a
Honorato Juan en el diálogo sobre el juego de pelota y las calles de Valencia 462, en los
diálogos mexicanos aparecen personajes destacados de la vida de la ciudad. Cervantes, entre
el conjunto, destaca determinadas figuras históricas del medio en qué vivió, como Hernán
Cortés, «¡Oh héroe ingenioso, de ánimo superior a todos y nacido sólo para grandes
empresas!», (46) el arzobispo Montúfar, «pastor eminente en religión y en letras» (47), Blas
de Bustamante «dignísimo es de todos le oigan del mismo modo, porque enseña con
claridad, deleita en gran manera, y conmueve profundamente a su auditorio» (51), al indio
gramático del colegio de Tlatelolco Antonio Valeriano «en nada inferior a nuestros
gramáticos, muy instruido en la fe cristiana, y aficionadísimo a la elocuencia» (55), la
nómina de profesores universitarios, entre los que también aparece como personaje el
propio Cervantes, «el maestro Cervantes enseña retórica, a los aficionados a la elocuencia,
que vienen a oirle, y a los estudiantes de las demás facultades, para que realce el mérito en
todas» (23), su primo y mecenas, Alonso de Villaseca, o los apellidos de los primeros
conquistadores.
Los personajes, en fin, son un fiel reflejo de la posición del autor ante el Nuevo Mundo,
pues como apunta María Caballero, se mueven en la dialéctica entre dos polos. Por un lado,
461 Idem.
462 Honorato Juan fue un humanista valenciano amigo de Vives. Centelles, al describir el mercado, concluye:
«¿No es Honorato Juan aquel que va en una mula?», a lo que Cabanilles le contesta: «No creo, pues uno de
mis criados, que se encontró con él hace poco, le dejó cuando iba a recluirse en su biblioteca...» (Vives,
Diálogos, op. cit., p. 357.
233
la defensa y grandeza del colonizador, y por otro, el aperturismo humanista hacia lo
autóctono:
Cervantes de Salazar oscila entre esos dos polos. Por un lado está junto a los
suyos, en ese esfuerzo transculturizador del grupo humano apoyado en el orden,
la jerarquía y la sacralización de la letra en una sociedad mayoritariamente
analfabeta. (...) En el otro polo, y por obra y gracia del humanismo y sus doctrinas,
esos seres de mente caótica que son los indígenas y todo lo que se refiere a la
naturaleza que les rodea, se convierten en un imán fascinador para un Cervantes
de Salazar descontextualizado, es decir, instalado en las teorías del hombre
natural 463.
b) el marco temporal
234
favor de excusarme, más por falta de tiempo, que de buena voluntad, y mientras aguardas a
mañana para lo que resta, ve con Zamora en hora buena» (68).
La línea tradicional del diálogo como género literario, desde Platón hasta Vives, ha
mantenido su evolución al margen del desarrollo de otros géneros como el teatro o la
novela. Sin embargo, las posibilidades dramáticas del diálogo didáctico han motivado
tensiones de carácter formal que dependiendo del autor y del objetivo han contaminado
notablemente el género.
Ya los diálogos de Vives acentuaban el dramatismo del género al configurar escenas
costumbristas en la que no estaban preestablecidas ni las proposiciones ni el contenido que
debían marcar el debate de los protagonistas. Además, y en los diálogos de Cervantes se
aprecia de forma más evidente se utilizan recursos propios del género dramático. El diálogo
exprime sus límites formales hasta contaminarse con el género dramático, de ahí que
Gómez los haya caracterizado como «diálogo teatral» 464.Las escenas, por ejemplo, tienen
una demarcación espacial y temporal evidente, con importantes alusiones deícticas o
acotaciones indirectas, y giran en torno a una acción, en este caso la referencia semántica
del paseo por la ciudad.
Este diálogo teatral de México en 1554 está vinculado en gran medida con la tradición de
la comedia humanística, quizá el género dramático más apegado a la literatura. El cultivo
del género tuvo bastante éxito en el ambiente universitario de la primera mitad del siglo
XVI en el que se formó el propio Cervantes, y las concomitancias con el diálogo didáctico
son evidentes al menos en la preferencia por el latín y por la prosa, en la ambient ación
académica y en el objetivo pedagógico que no demandaba necesariamente la representación
teatral.
Pero los diálogos de Cervantes hay que vincularlos también con otras dos importantes
tradiciones literarias de su tiempo. Por un lado con el desarrollo de la novela pastoril, no
sólo como género narrativo que utilizaba el diálogo como mecanismo generador de la
ficción, sino también en la ambientación bucólica tópica del locus amoenus. Y por otra con la
línea humanista de las laus urbs recuperada en el Renacimiento italiano en torno al esplendor
de las grandes ciudades-estado y el canto a las ruinas de las grandezas del pasado.
464 Jesús Gómez, en El diálogo renacentista.., op. cit., p. 122, dice:«Cuando en la línea de los ejemplos citados, se
acentúa el dramatismo del diálogo (apartes, monólogos, índices deícticos, diálogos con interlocuciones breves
o rápidas) podemos aproximarnos a la comedia. Es lo que sucede fundamentalmente en la tradición del
coloquio escolar erasmista, cultivado en latín por Maldonado, Cervantes de Salazar y por Vives».
235
d) El marco espacial: el escenario de la ciudad de México
236
americano y que en los diálogos de Cervantes adquiere un tono fundacional: la necesidad
por un lado de cantar las grandezas de las nuevas ciudades en torno a las cuales se produce
el crecimiento de la nueva civilización, y la obligación de contar la maravillosidad de una
naturaleza americana en la que «se hacen ya creíbles las cosas que juzgamos portentosas o
fabulosas, entre las que los antiguos escribieron» (54).
466 Tanto Margarita Peña, como José Carlos Rovira, en las obras ya citadas, han insistido en la vinculación
literaria de los diálogos con las fuentes de la literatura renacentista
467 Las palabras de admiración son de Alfaro desde la cima del cerro de Chapultepec: «¡Dios mío! Qué
espectáculo descubro desde aquí; tan grato a los ojos y al ánimo, y tan hermosamente variado, que con toda
razón me atrevo a afirmar que ambos mundos se hallan aquí reducidos y comprendidos, y que puede decirse
237
colono y al de los nativos, al antiguo y al nuevo, a la ciudad española y a la ciudad indígena,
articulados como un mecanismo en el que todas sus piezas encajan perfectamente
Francisco Rico ha analizado la fortuna de este argumento central del renacimiento
cultural en la tradición española, que magnifica en la concepción del hombre las cualidades
que caracterizan al universo 468. Cervantes de Salazar, en este sentido, recurre a la idea del
microcosmos para ordenar la ficcionalización de la ciudad de México y teñirla de un
significado semántico de perfección que los humanistas habían recuperado para definir al
ser humano 469, pero que en los diálogos funciona como argumento central en la creación
del topos de la grandeza mexicana470.
El gran núcleo protagonista del microcosmos mexicano es sin duda el vinculado con lo
urbano. Zuazo, Zamora y Alfaro recorren los principales hitos de la ciudad española, la
ciudad ordenada, pero observan y destacan, por lo novedoso, también algunos de los
referentes de la ciudad indígena, que se define, en contraposición pero también como
costumbre instaurada entre los nativos, como ciudad desordenada.
de México lo que los griegos dicen del hombre, llamándole Microcosmos o mundo pequeño. Está la ciudad
toda asentada en un lugar plano y amplísimo, sin que nada la oculte a la vista por ningún lado. Los soberbios
elevados edificios de los españoles, que ocupan gran parte del terreno, y se ennoblecen con altísimas torres y
excelsos templos, están por todas partes ceñidos y rodeados de las casas de los indios, humildes y colocadas
sin orden alguno, que hacen veces de suburbios, entre las que también sobresalen iglesias de tan magnífica
construcción como las otras. Y es tanto el terreno que ocupan las habitaciones de indios y españoles, que no
es asequible cerrarle con muros. Más lejos rodean la ciudad lomas, collados y montes de desigual altura, unos
naturalmente selvosos y abundantes de madera, otros cultivados y fertilísimos. En todos se ven muchas
haciendas que embellecen admirablemente la ciudad y los campos circunvecinos» (p. 65).
468 Francisco Rico, El pequeño mundo del hombre, Barcelona, Destino, 2002.
469 Leonardo da Vinci, Aforismos, Espasa, Madrid, 1976, pp. 19-20, por ejemplo, da buena cuenta de esta
asimilación: «Los antiguos llamaban al hombre un mundo menor, designación justa, porque está compuesto
de tierra, agua, aire y fuego como el cuerpo terrestre, y a él se asemeja. Si el hombre tiene sus huesos, que le
sirven de armadura y sostienen su carne, el mundo tiene sus rocas que sostienen su tierra; si el hombre tiene
dentro de sí un lago de sangre, donde crece y decrece el pulmón para su respiración, el cuerpo de la tierra
tiene su mar océano que, cada seis horas, crece y decrece también para su respiración. (…) El hombre y el
mundo son semejantes».
470 Sergio Rivera recoge en su tesis de licenciatura sobre México en 1554 la afirmación de José Rabasa sobre la
creación del topos discursivo de la ciudad de México a partir de los textos de los primeros europeos y que ha
tenido también materializaciones contemporáneas: «constitución de un código y la aparición de la ciudad del
Nuevo Mundo como un nuevo topos discursivo», op. cit. p. 11.
238
La ciudad de México que describen los tres paseantes de los diálogos asimila la
organización de la ciudad renacentista, con un punto neurálgico central en torno al cual la
ciudad comenzaba su crecimiento. El sistema plantea una división totalmente jerarquizada
y todavía con visos medievales, que permitía al núcleo urbano expandirse en círculos
concéntricos desde un punto central, aglutinador del poder.
En ese núcleo central de la ciudad se instalaron los principales estamentos del poder
virreinal, pues en la gran plaza mayor, «tres veces como la de Salamanca», comenzaban a
erigirse el palacio virreinal, el cabildo, la iglesia metropolitana que evolucionará hasta
convertirse en catedral y las casas de los principales conquistadores.
En el espacio de la plaza mayor residía el poder político y la justicia en el palacio de la
audiencia (descripción), la religión en la incipiente iglesia metropolitana, el comercio con el
espectacular mercado, las calles limítrofes donde trabajan los diferentes gremios, y el ocio,
como centro también de espectáculo y juegos, a la manera de los grandes núcleos urbanos
europeos.
El segundo círculo concéntrico de la ciudad española viene marcado por dos grandes
referentes vinculados al ámbito social del humanista. Por un lado, la ciudad de México se
convierte en la ciudad de las escuelas, en el momento en el que los protagonistas focalizan
sus reflexiones sobre las instituciones educativas que pueblan la ciudad. La arbitrariedad de
la proyección debemos relacionarla con la trayectoria profesional del maestro Cervantes,
que en el diálogo en el que centra la mirada de los protagonistas en la institución
universitaria ofrece algunas reflexiones sobre la necesidad de instaurar un sistema educativo
en el Nuevo Mundo frente a la codicia generalizada.
También en la atmósfera educativa de la ciudad, los personajes destacan la construcción
de los conventos de las órdenes religiosas como referentes importantes de la ciudad
española, situados ya en los límites de la ciudad indígena. Las descripciones de Cervantes
delimitan la ciudad de los conventos y la importancia estratégica que tenían en la otra gran
misión de la nueva ciudad, mantener y difundir la fe, sobre todo ante aquellos que no la
conocían. Así, se presentan en los diálogos el gran convento franciscano, con la gran capill a
abierta de San José de los Naturales, el convento de Santo Domingo, el de la Concepción y
las obras del convento de San Agustín, del que Alfaro dice que «cuando esté acabada podrá
contarse por la octava maravilla del mundo» (56).
Como ya adelantábamos, la proyección literaria de la ciudad de México se inscribe en la
tradición de las laudatio civitatis, de origen griego y reinterpretada por los humanistas
italianos que recuperaron para las idealizaciones de sus ciudades estado, Florencia y
Venecia sobre todo, los referentes míticos y simbólicos de Troya, Atenas, Roma o Cartago.
239
Algunos de esos referentes de la ciudad española están construidos sobre perfiles
literarios anteriores, adaptados a la nueva realidad, que no han sido motivo de análisis
exhaustivo por los comentaristas de los diálogos.
En primer lugar sorprende que apenas si se ha destacado la vinculación de la obra de
Cervantes con los diálogos de la Lenguae Latinae exercitatio más que en su intuitiva
asimilación genérica. Sin embargo, lo cierto es que la fuente principal de la ambientación
de los diálogos mexicanos Cervantes de Salazar lo toma directamente de alguna de las
escenas costumbristas perfiladas por el humanista valenciano.
El diálogo XXII de la Exercitatio de Vives, titulado Leges Ludi. Varius dialogus urbe
Valentia (Leyes del juego. Diálogo variado sobre la ciudad de Valencia), presenta la
conversación de tres personajes que pasean por las calles de Valencia. El argumento
principal del diálogo es la caracterización de las reglas del juego de pelota, que diferencian
los protagonistas de un juego francés similar pero que se juega con raqueta. No obstante,
en el desarrollo de la conversación se presta atención a las calles, edificios y referentes
simbólicos de la ciudad de Valencia a partir del mismo juego de perspectivas que plantea
Cervantes al introducir un forastero como generador de la dinámica dialogística.
En el texto de Vives, el personaje de Cabanilles acaba de llegar de París, donde reside
desde hace muchos años, y siente curiosidad por comprobar el estado actual de su Valencia
natal, igual que le ocurría a Alfaro en los diálogos mexicanos: «CENTELLAS.
Continuemos paseando, pues me puede el deseo irresistible de contemplar mi patria, que
no he visto durante tanto tiempo» 471.
El diálogo XXII comienza además con la misma anecdótica discusión entre los
personajes sobre la conveniencia de realizar el paseo caminando o a caballo que utiliza
Cervantes en el suyo:
240
BORJA. Será mejor mandar traer ALFARO. Más dime cómo te parece
unas mulas para que vayamos sentados. que iremos mejor: a pie o a caballo. (...)
(351) Mejor es a caballo para que vayamos en
conversación y sin cansarnos (41)
Los tres amigos circulan por Valencia paseando por sus calles y buscan los referentes
conocidos:
BORJA. Por favor, no nos
sentemos, mas hablemos de lo
que nos apetezca paseando. ¿Por ZUAZO. ¿Qué calle tomaremos?
dónde vamos, por aquí, por San ZAMORA. La de Tacuba, que es una de
Esteban o por allá hacia la las principales y nos lleva en derechura a
Puerta Real, y así visitamos en la plaza (41).
su palacio al duque de Calabria?
(351)
Uno de ellos es la casa en la que nació el propio Vives, que denota, como decíamos, la
vinculación autobiográfica de estos relatos costumbristas. En este caso el humanista
valenciano se toma la licencia de presentar a un personaje que vuelve a su ciudad natal, a la
que nunca pudo volver, y que pasa por su casa a saludar a sus hermanas. También lo hará
Cervantes presentándose a sí mismo entre el claustro de profesores de la universidad
mexicana o aludiendo a la casa de tío Alonso de Villaseca:
241
El paseo continúa y los tres amigos atraviesan la calle de Cerrajeros y la de Confiteros
para desembocar en el mercado. Vives utiliza diferentes exclamaciones e hipérboles para
describir la admiración por la disposición y la variedad de frutas y verduras. Estas son las
palabras de Centelles:
ALFARO. Allí cerca, y frente al tercer lado, tienen los indios un amplísimo
mercado, en cuyo centro tocan una campana puesta en alto (...). ¡Qué gran
número de indios de todas clases y edades acude aquí para comprar y vender!¡Qué
orden guardan los vendedores, y cuántas cosas tienen, que nunca vi vender en otra
parte! (p. 52).
Por otro lado, las influencias humanistas de las que bebe Cervantes hay que buscarlas
también en la tradición renacentista inmediatamente anterior a la de Vives. Los diálogos de
472 El pasaje es de las Cartas de relación de Hernán Cortés, Madrid, Castalia, pp. 235-236.
242
Cervantes de Salazar no son en su estructura semántica una laus urbs a la manera que
recomienda Quintiliano, puesto que la configuración formal parte del género del diálogo,
pero sí reconocemos en las palabras del pedagogo latino, muy trabajado por los profesores
de retórica, algunas de las claves de la descripción de la ciudad de México:
Las ciudades son también materia de alabanza, como las personas: porque á
los fundadores se les reconoce por padres; á los quales la antigüedad les concilia
honor, como á aquellos, que se dice haber nacido de la tierra. En las hazañas hay
sus virtudes, y vicios: consideración, que conviene á todas las ciudades.
Contribuye a la alabanza particular de los pueblos la situación, y murallas, que los
hacen fuertes; los ciudadanos, que les dan tanto lustre, como los hijos á sus
padres. También se alaban los edificios, en los que se atiende al decoro, utilidad,
hermosura, y al artífice. Al decoro, como en los templos; á la utilidad, como sin
son murallas; y en todos ellos a la hermosura y artífice. También alabamos a los
lugares, como Ciceron alaba a Sicilia; en los que atendemos también a la
hermosura y utilidad. A la hermosura, como si son llanos, costas de mar, y
amenos; y á la utilidad, sin son saludables, y abudantes en frutos... 473.
243
torno a las laudatio civitatis. Leonardo Bruni lanzó su Laudatio Florentinae Urbis en 1403-1404
y la reimprimió en 1430, seis años antes de que Pietro Candido Decembrio, llevara a las
prensas la alabanza milansea De Laudibus Mediolanesium Urbis Panegyricus (1436). Más allá de
las argumentaciones ideológicas de una u otra descripción, lo cierto es que el ideal de la
ciudad vitrubiana, la visión maravillada y la retórica hiperbólica se configuran en esta
tradición literaria en la que la ciudad de Florencia se convierte en el referente principal:
Nada hay en ella desordenado, ninguna cosa inconveniente, sin razón de ser,
sin fundamento; todo tiene su lugar, y no sólo seguro, sino también el conveniente
y debido. Espacio separado y propio tienen los cargos, distintos son los juicios,
distintos los órdenes.
En España los tópicos clásicos recuperados por los humanistas europeos fueron
filtrados por los intelectuales que tuvieron el privilegio de formarse fuera de la Península.
Vuelven a aparecernos nombres como el de Nebrija o el de Pérez de Oliva, que en su
Razonamiento477 ensalza su Córdoba natal, como introductores del topos en la España de
principios del siglo XVI, fecundando así lo que será una larga tradición literaria vinculada a
la representación de la ciudad 478. Cristóbal de Villalón en 1539 con la Ingeniosa comparación de
lo antiguo y lo presente continuaría una línea que estallará hacia finales de siglo y principios del
XVII en la que todas las grandes ciudades españolas tendrán su representación literaria.
Alicia Cámara resume los tópicos que caracterizarán las descripciones de ciudades en la
literatura española de los Siglos de Oro y que coinciden con los que ya Cervantes de Salazar
había construido su descripción de la ciudad de México en sus diálogos latinos:
Varios de los aspectos más repetidos cualquiera que sea la ciudad de la que
hablemos están aquí: la fertilidad de la tierra que se traduce en la integración de la
476 Fragmento de la Laudatio Florentinae Urbis extraido de Mary Hollingsworth, El patronazgo artístico en la Italia
del renacimiento: de 1400 a principios del siglo XVI, Barcelona, Ediciones Akal, 2002, p. 17.
477 Hernán Pérez de Oliva, Diálogo de la dignidad del hombre. Razonamientos. Ejercicios, Madrid, Letras Hispánicas,
1995 (2008).
478 Alicia Cámara, «La ciudad en la literatura del siglo de Oro», en Anales de Historia del arte, 2008.
244
naturaleza en la ciudad, la bondad del clima, la elección del sitio, los edificios
suntuosos y la agudeza e ingenio de sus habitantes 479.
245
Las montañas de México: y a lo lejos se ven ya las montañas de México. Su
forma es más impresionante que las montañas cubanas, debido a su origen
volcánico. Por esa misma causa Nápoles y Roma tienen un horizonte tan bello 481.
481 Jean Jacques Ampere en Margo Glantz, Viajeros de México, tomo II, p. 560.
482 Esta vinculación con la Roma Imperial, más allá de su proyección literaria, se reinterpreta en la actualidad
como referente de la opresión colonial española. Así escribe Trinidad Barrera, art. cit., p. 253: «Aunque su
(autor parte de una tendencia inicial de observación humanista, termina reflejando actitudes españoles de
contrarreforma y un punto de vista totalmente imperial. Próximo a las opiniones de Sepúlveda, para él
España era la heredera de la grandeza de la Roma imperial y la Nueva España la región más sobresaliente de
la gran España».
246
La otra gran ordenación de la ciudad de México se corresponde con el referente de la
ciudad indígena y la descripción del medio natural que completa el microcosmos del valle.
Frente a la ciudad ordenada de los españoles, en este caso, los cultos paseantes de los
diálogos no van a detenerse en descripciones arquitectónicas, ni van a recurrir a versos
clásicos para describir el paisaje urbano indígena. La única referencia espacial se
corresponde con la que el forastero Alfaro responde al ofrecimiento de su amigo Zuazo
cuando le pide que observe «las casuchas de los indios, que como son tan humildes y
apenas se alzan del suelo, no pudimos verlas cuando andábamos a caballo entre nuestros
edificios» (51). En oposición a la traza ordenada de la ciudad española, Alfaro sentencia que
«están colocadas sin orden» (52). La ciudad indígena, por tanto, se configura en tanto que
ciudad desordenada porque «así es costumbre antigua entre ellos» (52), según palabras de
Zuazo 483.
El desorden aparente de la ciudad indígena tiene también la doble perspectiva de partir
de las fuentes retóricas del arte de la época, en la cual el interés naturalista, ad nataruae
similitudinem, incorporó la representación del paisaje de forma plena, también con sus
desórdenes naturales, pero que se configura en torno a una costumbre propia del
urbanismo indígena:
El desorden natural era parte del orden retórico 485. Jacobo Sannazaro sintetizó en la
Arcadia y en sus églogas latinas los topoi en torno a los cuales iba a girar la ambientación
483 Margarita Peña, en su «Introducción» a la edición que preparó de México en 1554, op. cit., p. 15 observa en
estas palabras una «contrapartida oscura» y un «fárrago descriptivo» en la descripción de Cervantes, llena de
alusiones brillantes y encomiásticas. No obstante, creo que el desorden, que se correspondía con la realidad,
es parte del orden retórico de la descripción y no parece desentonar en la descripción de la ciudad. Justo a
continuación los paseantes van a interesarse por el mercado, los productos, la naturaleza y algunas
costumbres indígenas en ese universalismo del saber propio del humanismo. No ayuda la elección de la
palabra «casucha» de García Icazbalceta en la traducción de los diálogos de México en 1554.
484 Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España, op. cit., Libro I, cap. XV
485 Sobre esta idea del desorden natural y el orden retórico insiste y pone ejemplos en el diálogo renacentista
español, Jesús Gómez. El díalogo..., op. cit., p. 31-33.
247
bucólica de la literatura del Renacimiento que circuló por toda Europa. En el prólogo a la
novela pastoril, el napolitano contrapone de manera positiva el desorden de la naturaleza
frente a la perfección de la mano del hombre:
Los altos y espaciosos árboles, creados por la natura en los hórridos montes,
suelen, a menudo, agradar más a quien los mira que las cultivadas plantas,
expurgadas por doctas manos en los adornados jardines; y suelen complacer
mucho más los solitarios bosques los selváticos pájaros, sobre las verdes ramas
cantando, a quien los escucha, que en las saturadas ciudades, los amaestrados,
dentro de las graciosas y ornadas jaulas 486.
A partir de aquí, los tres personajes protagonistas de los diálogos fijan los primeros
motivos que la cultura imperante rescata de la ordenación indígena. La sorpresa y la
admiración ante los nuevos productos del mercado, «frutos de un Nuevo Mundo» dirá el
mismo Alfaro, están vinculados con la visión sobre la naturaleza americana que ya desde
estos inicios literarios los autores europeos plasmaron a partir del tópico de la abundancia y
la fertilidad de una naturaleza cuya grandiosidad escondía también el asombro por lo
maravilloso.
Los alrededores de la ciudad de México se configuran a partir del tópico retórico del
locus amoenus 487, del paraíso terrenal 488, relacionados con la reescritura renacentista del mito
de la Arcadia y la Edad de Oro. Hesiodo, Teócrito, Ciceron, la Égloga IV de Virgilio, el
propio Sannazaro, entre otros, conforman los antecedentes clásicos sobre los que se
desarrolla la tradición literaria del bucolismo paisajístico como espacio central en el que se
insertarán églogas, novelas, representaciones dramáticas y también una gran cantidad de
diálogos como la obra que nos ocupa.
Jesús Gómez argumenta que un alto porcentaje de los diálogos del Renacimiento eligen
también la ambientación del locus amoenus como espacio central de la escena489. El mismo
Cervantes había trabajado ya en España el diálogo de La dignidad del hombre de Pérez de
Oliva, que se inserta en esta línea.
Al cerro de Chapultepec van a terminar los protagonistas el paseo por la ciudad de
México. El lugar era emblemático ya para el recreo y el esparcimiento de los nobles
mexicas 490 y funcionaba como atalaya privilegiada para la contemplación de la ciudad.
248
Cervantes asimila el paisaje al espacio retórico del retiro de los sabios, al entorno bucólico
de las novelas pastoriles, y lo caracteriza con los rasgos habituales del locus amoenus491.
Las descripciones de los protagonistas de los diálogos mexicanos son inequívocas en
cuanto a las referencias de la tradición de la literatura bucólica. Baste como ejemplo
evidente, para terminar, la escena en la que los protagonistas descansan ante la fuente de
Chapultepec, donde «una sola puerta da paso a la fuente, y árboles altos y copados
sombrean la entrada. Entra y siéntate en el poyo, para que examines todo mejor» (63).
Alfaro examina y comenta: «es el agua tan clara, que a pesar de ser tanta su profundidad,
pueden verse desde aquí las piedrecillas del fondo» (63). Zamora remata la estampa
virgiliana argumentando que «los rayos del sol y la sombra de los árboles la tiñen de mil
colores y como la profundidad no es igual en todas partes, se reflejan dentro, cuando luce
el sol, muchas y admirables figuras, con más colores que el arco iris» (63).
La proyección de la ciudad de México, por tanto, va a estar mediatizada desde el inicio
por los referentes humanistas y por sus correspondencias míticas, pero va a ofrecer un
resultado final, que si no sorprende dada la formación de su autor, sí destaca como un
producto sincrético singular, único y moderno que solo las culturas surgidas después de la
colonización pudieron ofrecer: una descripción en latín de la que hasta hacía algunas
décadas había sido la gran Tenochtitlán, cabeza del imperio mexica, reconstruida por los
europeos, adobada con caracteres míticos de la Roma clásica y la Florencia renacentista y
en los que se integran el vocabulario de un nuevo continente, de una nueva realidad natural
y cultural. No hace falta saber latín para percatarse de la peculiaridad una descripción como
la siguiente:
ZUAZO. Quae terra suggerit agi, frisoles, aguacates, guaiavae, mamei, zapotes, camotes,
gicamae, cacomtae, mizquites, tunae, gilotes, xocotes, et alii id genus fructus. ALFARO.
Inaudita nomina ut numquam visi fructus. At quae sunt potiones illae in magnis testaceis
vasibus. ZUAZO. Atole, Chian, Zozol ex seminum quorundam farinis confectae.
491 Jesús Gómez, op. cit., p. 30, hace referencia a la caracterización de Curtius: «paraje hermoso y umbrío; sus
elementos esenciales son un árbol (o varios), un prado y una fuente o arroyo; a ellos pueden añadirse un canto
de aves, unas flores, y aún más, el soplo de la brisa».
249
María Caballero492 y resumido en las palabras de Alfaro: «¡Cuán admirable es en su
variedad la naturaleza!». Transcribo algunos de los pasajes más sintomáticos de la
conversación en este sentido, ya que apuntan hacia la conciencia valorativa que tienen los
protagonistas con los referentes indígenas, sobre todos aquellos relacionados con la
naturaleza y con sus desconocidas costumbres:
ZAMORA. Así como los hombres varían tanto en idioma y costumbres, del
mismo modo no todas las tierras son de la misma naturaleza y calidad. ALFARO.
«Tan vario en rostro como en gusto el hombre» (...) ZUAZO. Son frutos de la
tierra; ají, frijoles, aguacates, guayabas, mameyes, zapotes, camotes, gicamas,
cacomites, mezquites, tunas, gilotes, xocotes y otras producciones de esta clase.
ALFARO. Nombres tan desconocidos como los frutos. (...) ¡Vaya unos nombres
extraños! ZUAZO. Como los nuestros para los indios. (...) ALFARO. Todas son
cosas tan peregrinas como sus nombres, y así es natural que suceda, pues son
producciones de un nuevo mundo.
Una ciudad de México, en fin, real y literaria, configurada en estos diálogos en torno a
las líneas del pensamiento renacentista europeo, urbano y bucólico, y en la que asoma un
nuevo mundo abundante y fabuloso. La armonía de sus edificios, la perfección de su traza,
la virtud de sus primeros habitantes vinculan la idealización de la ciudad con la proyección
sin conflictos del arte renacentista y «nos mantiene en el tranquilo reducto de la utopía, de
la hipérbole elegante y del asombro ante el nuevo mundo» 493.
Margarita Peña remite en su artículo sobre los diálogos de Cervantes a una imagen
sintomática y reveladora por la fuerza de la oposición que establece de dos momentos
históricos y sus correlatos artísticos. La estampa presenta la plaza Mayor dos décadas más
tarde, en el año de 1574, al final de los días de Cervantes de Salazar, con un tablado
construido para la ocasión. Se desarrolla entonces un gran auto de fe multitudinario, desde
el amanecer hasta que llega la noche, en el que desfilan «judíos, luteranos, brujas,
hechiceros, polígamos y herejes diversos» 494 que terminan apoteósicamente ardiendo en el
escenario ante la atenta mirada de los inquisidores y las demás autoridades de la ciudad.
492 María Caballero, art. cit. p. 370: «la escritura de estos diálogos se abre al otro. Y lo hace como consecuencia
de la experiencia americana de su autor, de su contacto –por ejemplo- con los mercados indígenas (…). En la
sempiterna discusión acerca de si la obra de un español, como Cervantes de Salazar, puede y debe ser
considerada literatura hispanoamericana, resulta relevante el hecho de que la experiencia americana del autor
genera una apertura escritural».
493 Margarita Peña, «La ciudad de México en los diálogos de Cervantes de Salazar», art. cit., p. 136.
494 Ibidem, p. 134.
250
La comparación entre esa plaza Mayor en llamas, en la que resuenan las trompetas y las
ejecuciones del Santo Oficio que prefiguran en cierta manera el arte del Barroco de la
Contrarreforma, y la concepción armoniosa y sin conflictos de la descripción de Alfaro,
resulta por si misma reveladora de la sensibilidad de la fotografía testimonial que nos legó
Cervantes de Salazar de un instante de la ciudad de México en el que resonaban los tratados
de Vitrubio, los versos de Marcial y las sentencias de Cicerón, un instante fundacional y
fugaz de la ciudad armoniosa de las casas de los conquistadores, de la ciudad de las escuelas
y de las fuentes, de la justicia y de los conventos, de los mercados indígenas y de una
Arcadia recuperada, un instante de la ciudad del humanista.
251
CAP. VI. CERVANTES DE SALAZAR Y SUS TRABAJOS COMO
CRONISTA DE LA NUEVA ESPAÑA: LA CRÓNICA DE LA NUEVA
ESPAÑA, EL TÚMULO IMPERIAL Y LA JURA AL INVICTÍSIMO
PRÍNCIPE FELIPE.
Este día, los dichos señores justicia y rregidores platicaron sobre que el
maestro Çerbantes de Salazar, clérigo, a empeçado a escrevir vn libro en que
funda el derecho y justo título que su Magestad tiene a esta Nueba España e
Yndias del mar Oçéano y la general historia de este Nuebo Mundo, y porque
combiene al serviçio de Dios, nuestro Señor, y de su Magestad y ennoblecimiento
deste rreyno que las dichas obras bayan adelante y se dé fin a ellas, acordaron que
se escriva a su Magestad por esta çibdad, suplicándole sea servido hazer merced al
dicho maestro Çervantes de Salazar sea su chornista en esta Nueba España,
dándole salario y ayuda de costa para que pueda ocuparse en lo dicho, y se
suplique asimismo al ilustrísimo señor don Luis de Belasco, visorrey desta Nueva
España, escriva a su Magestad sobre este caso, y en el entretanto su señoría haga
merced a esta çiudad de darle alguna ayuda de costa para poder entretenerse, y
esta çiudad por este año le haze merced de dozientos pesos de oro común, para
ayuda a su sustentamiento, el qual corra desde primero día de henero deste
presento año de çinquenta y ocho 495.
495 México, Archivo del Departamento Central, Libros de Actas, t. 6, fol. 252v. Transcribo de Millares Carlo, op.
cit., Apéndice I, n.6, pp. 120-126.
253
Cervantes no recibió nunca ese nombramiento real que solicitaba el cabildo de la
ciudad, que renovó la pensión de doscientos pesos al menos hasta el año de 1566, año en
que el manuscrito de la Crónica viajó a la corte de la mano del visitador Valderrama, por lo
que la oficialidad del cargo de cronista estuvo patrocinada exclusivamente por la
corporación local, que no sólo encomendó a Cervantes la tarea de la composición de una
historia de la conquista, sino que confió en el humanista para relatar los acontecimientos
celebratorios vinculados con la casa real que se llevaron a cabo en la ciudad de México a
finales de la década de 1550, la ceremonia de jura de la ciudad al príncipe Felipe en 1557, y
las exequias fúnebres en honor a Carlos V en 1559.
En 1567, ante la falta de respuesta de la corte sobre sus trabajos en la Crónica, Cervantes
escribe personalmente al monarca para solicitarle el cargo de cronista real, latino o
castellano, adjuntándole un memorial con sus méritos y títulos:
De nuevo, la petición del humanista no fue escuchada en la corte de Felipe II, donde
los familiares y amigos de Cervantes trataban por todos los medios de conseguir una
496 Sevilla, Archivo de Indias, 60-4-4. Publicada por Toribio Medina en IM, pp. 59-60. Transcribo de Millares
Carlo, op. cit., Apéndice I, n. 16, p. 134.
254
prebenda que culminara las aspiraciones de quien pensaba que su formación y sus trabajos
hasta la fecha eran curriculum suficiente para alcanzar una dignidad mayor en el aparato civil
o religioso del virreinato.
«Las esperanzas cortesanas / prisiones son do el ambicioso muere, / y donde al más
activo salen canas». Como en los versos de Fernández de Andrada, Cervantes chocó en la
última etapa de su vida contra el arbitrario sistema de nombramientos. Solo alcanzó el
favor menor de participar como consultor en los primeros juicios del Santo Oficio. Nunca
recibió la dignidad regia de cronista, pero atrás dejó, durante una década de trabajo, algunas
de las obras más importantes del siglo XVI novohispano. Las páginas que siguen pretenden
sintetizar esa labor cronística, planteando una descripción analítica de la Crónica de la Nueva
España y de la fundamental y fundacional relación de las exequias de Carlos V, el Túmulo
Imperial, además de un intento de reconstrucción de una obra perdida, en la misma línea de
literatura celebratoria, el Comentario de la Jura al invictissimo príncipe Felipe, ambas insertas en
una fecunda línea de investigación literaria vinculada a la colonia en la que tiene su campo
de acción en las relaciones del siglo XVII y excelentes trabajos como el ya clásico de
Dalmacio Rodríguez o el más actual de Eva María Valero497.
En 1552 se publica en Zaragoza la segunda parte de la Historia general de las Indias, con el
título de Conquista de México, del humanista y capellán de Hernán Cortés, Francisco López
de Gómara, en la que daba extensa cuenta de los acontecimientos militares que habían
llevado a la expedición encabezada por Cortés a la dominación de los territorios
gobernados por el tlaoni azteca Moctezuma y que, tras las Cartas de Relación del propio
conquistador, se convertía en la primera obra impresa que trataba particularmente la
historia de la conquista de México.
La crónica de Gómara no tuvo una buena acogida en la corte española, donde los
herederos de Cortés continuaban el pleito por el buen nombre y las ganancias de su padre,
ya que el texto evidenciaba el personalismo de la empresa cortesiana y ensalzaba su figura
de héroe militar, en una época en la que el nombre del conquistador seguía provocando
497 Dalmacio Rodríguez, Texto y fiesta en la literatura novohispana (1650-1700), México, UNAM, 1998; Eva María
Valero, Tras las huellas del Quijote en América, Roma, Bulzoni, 2010.
255
polémicas. La prohibición del texto en España fue casi fulminante 498, por orden firmada
por el entonces príncipe Felipe el 17 de noviembre de 1553:
El texto de Gómara tampoco fue bien recibido en la ciudad de México, donde hacia la
mitad del siglo XVI todavía residían más de ciento treinta conquistadores, que vieron como
la representación del éxito de Cortés difuminaba el esfuerzo y la participación de otros
muchos hombres y mujeres que sobrevivieron a la empresa militar de la conquista.
La Conquista de México de Gómara supuso un aliciente más para el esclarecimiento de
unos hechos en los que estaban en juego no sólo la honra y la fama de un puñado de
hombres, sino también las mercedes y las prebendas reales que los expedicionarios que
acompañaron a Cortés seguían solicitando. Bernal Díaz del Castillo, uno de aquellos
jóvenes soldados, ya viejo, reaccionó inmediatamente comenzando su Historia verdadera
desde Guatemala.
Pero no fue el único, pues parece que por esas fechas, como veremos, varias personas
estaban escribiendo ya el relato de la conquista en la ciudad de México. Entre ellas, el que
hasta entonces había sido el catedrático de retórica de la universidad mexicana, Cervantes
de Salazar, centró sus esfuerzos en la redacción de una extensa historia que comenzó por
dar cuenta de la conquista de México y que se vio truncada en 1566, o al menos eso se
desprende del manuscrito que conocemos, tras casi una década de trabajo.
Si las motivaciones de Bernal Díaz partían de la indignación por las páginas de Gómara,
las de Cervantes de Salazar no son tan evidentes. Parece lógico pensar, como veremos, que
el humanista toledano comenzó la redacción de la Crónica después de leer la obra de
Gómara, puesto que además de intentar refutarlo, de copiarlo en muchos pasajes, sigue
498 Sobre la prohibición veáse por ejemplo el trabajo de Ramón Iglesia, Cronistas e historiadores de la conquista de
México, México, Sepsetentas, 1972.
499 Transcribo el fragmento de la Cédula de Juan Millares Ostos, «Prólogo», en Cervantes de Salazar, Crónica de
la Nueva España, México, Porrúa, 1985, p. XXI.
256
también el esquema general del conjunto de la obra del capellán de Cortés, al insertar el
relato mexicano dentro de una historia más amplia del descubrimiento y la colonización
española. Sin embargo, frente a los conquistadores, Cervantes de Salazar era una persona
totalmente ajena a los episodios militares y a las disputas posteriores, un hombre de letras,
al cabo, que apenas llevaba unos años en la ciudad y cuyas motivaciones habría que
buscarlas quizá en la honra, la fama y el dinero del cargo de cronista oficial de Indias,
puesto que además habían desempeñado algunos de los grandes humanistas de la historia.
Probablemente, las quejas y el descontento de los conquistadores tras la versión de
Gómara fueron la motivación definitiva para iniciar una empresa para la que se veía
moralmente autorizado, por su formación humanista, por sus buenas relaciones con
Hernán Cortés y sus herederos, al que incluso oyó relatar algún episodio de la conquista, y
por haber conocido en primera persona los territorios en los que se habían desarrollado los
hechos. Gonzalo Fernández de Oviedo, el primer cronista oficial de Indias, había tenido el
favor del cardenal Loaysa, presidente del Consejo de Indias y protector de Cervantes de
Salazar, y a quién dedicó en 1535 la primera parte de su General historia. ¿Cómo no aspirar a
un cargo de más prestigio, social y económico, que el de su cátedra de retórica, en una
universidad dominada por las órdenes religiosas y el cabildo en un lugar en que muy pocos
estaban interesados por el cultivo de los studia humanitatis?
Lo cierto es que parece que la convergencia de los intereses personales de Cervantes y
los de los conquistadores y sus herederos, tras la polémica causada en la ciudad por el
texto de Gómara, motivó que el 24 de enero de 1558 la sesión del cabildo aprobara el
nombramiento del humanista toledano como cronista de la ciudad, como hemos visto, y
que asignara una dotación económica anual para la composición de la «general historia de
este Nuebo Mundo...», en palabras del propio humanista, que fue renovada, con
complementos para un copista, hasta el año de 1566.
La influencia del encargo convirtió a Cervantes en el portavoz oficialista de la élite del
poder novohispano, por lo que su historia trató de ampliar el abanico de los nombres y
apellidos protagonistas de los diferentes episodios de la conquista, de suavizar las críticas a
Diego Velázquez y de esclarecer algunos episodios del texto de Gómara que habían
levantado ciertas controversias entre los protagonistas, aunque no perdió el tono laudatorio
y mitificador sobre la figura de Hernán Cortés, de nuevo protagonista absoluto del relato.
257
de Madrid y su doble edición en 1914 ha sido narrada por Francisco del Paso y Troncoso
en la nota introductoria de su edición de la primera parte del texto en 1914, que
básicamente ha sido recogida por los comentaristas posteriores 500.
El nombramiento del cabildo y la pensión de doscientos pesos anuales le permitieron
retirarse de sus clases universitarias y dedicarle más horas a la redacción de la Crónica,
aspecto que no siempre fue fácil por los diferentes trabajos que el humanista compaginaba
y que le llevaron a pedir ausentarse de la ciudad a finales de 1559, después de las
ceremonias por la muerte de Carlos V.
Entre 1557 y 1566, fechas en las que Francisco del Paso y Troncoso data la redacción
de la Crónica, Cervantes ejerció como catedrático, como diputado de la universidad, fue
nombrado canónigo de la iglesia metropolitana, visitador de libros del obispado de
Guadalajara y recibió los encargos de las relaciones de la ceremonia de jura por el príncipe
Felipe y de las honras fúnebres por Carlos V. Parece que contrató un escribiente y que
pidió permiso para ausentarse de la ciudad durante algún tiempo 501.
Por lo que se desprende de su memorial a Felipe II en 1567, el proceso de redacción de
la Crónica se interrumpió en 1566, cuando un visitador de la corona, apellidado Valderrama,
confiscó el manuscrito y se lo llevó para España, donde parece que perteneció a sus
sobrinas, que lo utilizó primero su amigo Juan López de Velasco, nombrado cosmógrafo
mayor de indias, para la redacción de su obra, y que la compró posteriormente por 40
ducados el Consejo de Indias. Antonio de Herrera la tuvo en sus manos para componer sus
500 Francisco del Paso y Troncoso, «Introdcción», en Cervantes de Salazar, Crónica de Nueva España, Tomo I,
Papeles de la Nueva España, Tercera Serie, Madrid, Hauser y Menet, 1914. Además, manejaremos los trabajos
de Hugo Díaz Thomé «Francisco Cervantes de Salazar y su Crónica de la conquista de la Nueva España» en
Estudios de historiografía de la Nueva España. México, El colegio de México, 1945, 15-47, Juan Millares Ostos, en
la introducción ya citada, y José Luis Martínez en «Rescate de Francisco Cervantes de Salazar», (discurso de
ingreso en la Academia Mexicana de la Historia, 2 de marzo de 1993), en Memorias de la Academia Mexicana de
la Historia, XXXVI, 1993, 191-239, y «La Crónica de la Nueva España, de Francisco Cervantes de Salazar»
en Conquista y contraconquista, la escritura del Nuevo Mundo: actas del XXVIII Congreso del Instituto Internacional de
Literatura Iberoamericana / coord. por Julio Ortega, José Amor y Vázquez, Rafael Olea Franco, 1994, pp. 149-
158.
501 Transcribo de Millares Carlo, Apéndice I, n. 9, op. cit., p. 122.
«México, lunes, 15 de enero de 1560:
Este día pareçió en este Cabildo el maestro Çerbantes, chronista desta çibdad, y dixo: que para mejor
servir a esta çiudad en el dicho cargo y estar más desocupado para escribir, él quería yr fuera desta çiudad, y
para ello pidió liçencia; y asimismo suplicó a esta çiudad se le mande librar lo corrido de su salario y se le
prorrogue para adelante; y visto por los señores Justicia y Regidores, le dieron la liçencia que pide, y le
encargaron que con toda diligençia y cuydado se ocupe en la escritura de la Chrónica general deste reyno, y
cada mes embíe a esta çiudad vn quaderno de lo que tuviere escrito, para que se bea por esta çiudad...».
258
Décadas, copiando hasta ochenta capítulos. Perteneció a la biblioteca del Conde-Duque de
Olivares y en 1763 aparece en la Biblioteca Real, comprada por Pedro Barcia. Desde
México, Beristáin502 e Icazbalceta503 supusieron que nunca se imprimió y que el manuscrito
andaba perdido, hasta que en 1909 Francisco del Paso y Troncoso encontró el manuscrito,
anónimo, en la Biblioteca Nacional de Madrid.
No obstante, es probable que hubiera otros manuscritos, perdidos, y que, pese a lo que
se viene repitiendo, Cervantes continuara con la redacción de la historia sobre la conquista
de México y el descubrimiento tal y como había anunciado en el texto que conocemos.
Toribio Medina transcribe dos líneas de una carta encontrada en el Archivo de Simancas,
dirigida por Cervantes el 1 de mayo de 1572 al Inquisidor General, por aquel entonces el
Obispo de Sigüenza, Diego de Espinosa, en el que el humanista afirma, ocupado en la
rutina eclesiástica: «Deseo no tener cosas que me ocupen tanto como la campanilla, para
acabar antes de que me acabe la Historia y otras cosas que tengo para imprimir» 504.
A partir de aquí la historia del manuscrito conservado es conocida. La resume bien
Millares Ostos505 en la nota introductoria de la edición de Porrúa de 1985, pasadas ya
muchas décadas de la polémica, recogiendo la justificación que Francisco del Paso y
Troncoso puso al inicio de su edición de 1914. El historiador mexicano descubrió el
manuscrito en 1909 y notificó al Ministerio de Instrucción Pública de México el 31 de
agosto de 1909 que había localizado:
Una crónica de la Nueva España que aparece anónima pero cuyo autor tengo
ya determinado y dará gusto su edición a nuestros estudiosos, porque se debe a la
pluma de un escritor muy castizo del siglo XVI y que puede reputarse como uno
de los fundadores de nuestra literatura colonial 506.
Las palabras pasaron desapercibidas y la edición que proyectó para 1910, centenario de
la Independencia mexicana, se aplazó por motivos económicos. En junio de 1912, narra
Del Paso y Troncoso, conoció a Toribio Medina mediante dos profesores norteamericanos.
Los tres venían del congreso de americanistas que se había celebrado en Londres, donde la
profesora Zelia Nutall había sido felicitada por el hallazgo de la Crónica de la Nueva España
de Cervantes de Salazar, que había localizado en la Biblioteca Nacional de Madrid. En la
introducción a su edición, Nutall manifiesta que los bibliotecarios le comentaron, por lo
259
que recordaban, que nadie había pedido ni fotografiado el manuscrito, por lo que la
polémica sobre el hallazgo apuntó a la negligencia del historiador mexicano, que dedicó
buena parte de la nota introductoria a rebatir a la profesora Nutall.
Un siglo después, creo que no hay ninguna duda de que el manuscrito fue encontrado y
copiado por primera vez por el historiador mexicano, que no sólo no recibió los
reconocimientos públicos que sí llegaron a la profesora Zelia Nutall, que incluso desde
México fue aplaudida507, sino que no pudo ver antes de su muerte editada por completo la
Crónica de Cervantes.
El manuscrito 2011 de la Biblioteca Nacional de Madrid no tiene portadas y tiene 444
hojas, aunque hay errores en la numeración y alguna hoja en blanco, dispuesta para copiar
el texto de las capitulaciones entre Velázquez y Cortés, por lo que se escribieron 438, en las
que se observa la letra de varias personas, probablemente la del mismo Cervantes y la del
copista, además de algunas anotaciones de los diferentes poseedores del manuscrito 508.
La identificación del autor del manuscrito anónimo se llevó a cabo por un fragmento en
el que Cervantes de Salazar alude a sus diálogos escolares sobre la ciudad de México, en el
folio 201 vuelto:
507 El trabajo de Zelia Nutall se tradujo en México en 1912 por el licenciado José Romero. Sesión del 1 de
agosto de 1912 se tomó el siguiente acuerdo: «A moción del socio señor Oliva se acordó que la Sociedad de
Geografía diera un voto de felicitación a la señora Nutall por los servicios señalados que a nuestra historia
antigua acaba de prestar con su hallazgo de tan valiosa obra» (Ostos, art. cit., p. XXIII)
508 Inventario general de manuscritos, Biblioteca Nacional de Madrid, p. 417.
509. Según la noticia de Millares Ostos, op. cit., p. XXIV, el párrafo está tachado en el manuscrito original «en
letra generalmente se admite es de Antonio de Herrera», donde se lee: «escríbelo muy bien el Doctor
Cervantes, Catedrático de la Universidad de México, en unos Diálogos latinos que añadió a los de Luis Vives»
510 Cervantes de Salazar, Crónica de Nueva España, Tomo I, Papeles de la Nueva España, Tercera Serie, Madrid,
Hauser y Menet, 1914.
260
Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía511. La primera edición completa la llevó a
cabo Zelia Nutall en Madrid, patrocinada por The Hispanic Society of America y prólogo
introductorio de Manuel Magallón 512. Millares Carlo puso su estudio sobre Cervantes de
Salazar al frente de una edición de la Crónica de Nueva España publicada por la editorial Atlas
en 1971 en la serie de la Biblioteca de Autores Españoles513, y Juan Millares Ostos prologó
la primera edición completa mexicana publicada en 1985 por la editorial Porrúa 514. Existe
una edición más moderna, digital, del año 2008, publicada en dos volúmenes por la
editorial Linkgua Ediciones515. Además, tomamos como referencia para nuestras citas la
edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, que se basa en el texto editado
por Manuel Magallón en 1971 516.
La Crónica de la Nueva España, ni se terminó, que sepamos, ni pasó por las prensas, como
decíamos, hasta el siglo XX. Ni siquiera sabemos cuál sería el título definitivo elegido por
Cervantes, que proyectó un programa historiográfico mayor del que nos ha llegado, y que
quedó inconcluso abruptamente en el manuscrito conservado a comienzos del Libro VI de
la segunda parte.
Pese a que sólo conocemos la segunda parte, el cronista tenía pensado, según su propio
testimonio, escribir una primera parte dedicada al descubrimiento y colonización del
continente americano y una segunda parte dedicada a la expedición cortesiana de conquista
y colonización de México. El programa, parecido al de Gómara, llevó a decir a Del Paso y
Troncoso que Cervantes «no tuvo idea propia: imitó a Gómara y siguió su ejemplo» 517:
511 Cervantes de Salazar, Crónica de Nueva España, Tomos II-III, México, Museo Nacional de Arqueología
Historia y Etnografía, 1936.
512 Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España, Madrid, The Hispanic Society of América, 1914.
513 Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España, ed. de Manuel Magallón, estudio de Millares Carlo,
Madrid, Atlas, 1971.
514 Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España, pról. de Juan Millares Ostos, México, Porrúa, 1985.
515 Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España, Linkgua digital, 2008.
516 Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes a partir de la
edición de Madrid, Atlas, 1971 de Manuel Magallón [http://www.cervantesvirtual.com/obra/cronica-de-la-
nueva-espana--0/], (consulta: 10/02/2012). A partir de esta edición están extraidas las citas del capítulo, con
las referencias al libro y al capítulo.
517 Francisco del Paso y Troncoso, op. cit., p. XII.
261
La obra completa de Cervantes de Salazar debía llamarse Crónica General de las
Indias como está nombrada en el epígrafe del Tercer Libro, y debía constar de dos
partes. La Primera, cuyo título no da el autor, pero que debía tratar de la
«Descripción, descubrimiento y conquista de la Grande Spaña». Referiría todo lo
que pasó desde los tiempos del Primer Almirante Colón hasta la Conquista de
Yucatán por lo menos, imitando así el plan seguido por Gómara, quien,
excluyendo la Conquista de México, de la que hizo tratado aparte, puso los otros
materiales por él compilados en su Historia general de las Indias. Cervantes de Salazar
tenía esa Primera Parte «in péctore»; más no se sabe de cierto si llegó á poner la
mano en ella, pues en el lugar citado declara que, dándole Dios vida, la escribiría
copiosamente, lo cual vale tanto como decir que iba escribiendo la Segunda Parte,
sin haber comenzado la Primera 518.
Por las mismas fechas del encuentro de ambos en Madrid, Toribio Medina había
publicado su Imprenta en México, donde rescata unas líneas de una carta escrita por Cervantes
de Salazar el 1 de mayo de 1572 al Inquisidor General, Diego de Espinosa, en la que parece
que el humanista había continuado su trabajo con la Crónica después de 1566 y pensaba
terminar con su plan: «Deseo tener cosas que no me ocupen tanto como la campanilla, para
acabar, antes que me acabe, la Historia y otras cosas que tengo para imprimir» 519.
El manuscrito conocido está dividido en seis libros que se estructuran a partir de
capítulos breves que establecen un ritmo narrativo que pese a la extensión, resulta ágil. Es
el mismo recurso que utiliza Gómara, y muy habitual en la historiografía de la época.
De los cinco libros redactados, Cervantes dedicó todo el libro I, el inicio de la crónica, a
presentar ante el lector una descripción pormenorizada de los nuevos territorios
descubiertos:
Tractar copiosamente las cosas memorables, así las que tocan al suelo como
las que pertenescen al cielo y temple de las provincias de Nueva España,
brevemente, por los capítulos siguientes, antes que tracte de la conquista,
escrebiré, en general, así el temple y calidad destas tierras como los rictos, leyes y
costumbres de los naturales della… (Cervantes de Salazar, Libro I, cap. I).
262
conflicto entre los intereses de la conquista y la afirmación de la superioridad europea, y su
formación universalista, capaz de focalizar la especificidad de las culturas autóctonas.
El libro II, «Del descubrimiento de la Nueva España», narra las primeras noticias que
tuvieron los españoles en Cuba del territorio mesoamericano en 1517 hasta la llegada de la
expedición de Cortés al puerto de Ulúa el jueves santo, 21 de abril, del año 1519. Está
dividida en 36 capítulos numerados entre los que destacan la biografía de Cortés, los
sucesos felices que le salvaron de la muerte para llegar ante el inicio de la expedición a
Yucatán y un sueño premonitorio de su ventura, el sueño de Cortés, en el que el
conquistador imagina las riquezas que le esperan. Parece que Cervantes tuvo en sus manos
las capitulaciones entre Diego Velázquez y Cortés, que transcribe en parte, ya que en el
manuscrito original queda algún folio en blanco para seguir con la transcripción.
Los libros III, IV y V cuentan con extensos detalles la conquista de México. El libro III
comprende 97 capítulos y cuenta los acontecimientos de la expedición española desde su
llegada a San Juan de Ulúa hasta la primera entrada a la ciudad de México el 8 de
noviembre de 1519. Se narra detalladamente el encuentro con Gerónimo de Aguilar, su
cautiverio y su libertad, la llegada de Malintzin, las batallas en Champotón y la decisiva
política de alianzas hasta llegar a Tlaxcala, donde el humanista recrea las duras batallas y la
decisión de los tlaxcaltecas de ayudar a Cortés en su llegada a la ciudad de México.
El libro IV narra en 194 capítulos el periodo en el que Cortés arriba a la ciudad de
México-Tenochtitlán hasta el forzado retiro a Tlaxcala después de la Noche Triste.
Destacan las descripciones sobre el señorío de Moctezuma, los detalles de la relación entre
el tlaoni azteca y los españoles durante su prisión y datos nuevos como la versión de Alonso
de Ojeda sobre la destrucción de los ídolos de Cortés, matizada hasta el punto de afirmar
que el conquistador permitió que descolgaran las imágenes y se guardaran sin romperlas.
El inicio del desenlace final, cuando la ventura del héroe se pone en peligro, con la llegada
de la expedición encabezada por Pánfilo de Narváez para apresarle y la expulsión de los
españoles de la ciudad.
El libro V relata la reconstrucción de la tropa española desde Tlaxcala hasta que se
apresó a Cuauhtémoc el 13 de agosto de 1521 y se puso fin al cerco de la ciudad. Tiene 197
capítulos. Destacan los detalles que provienen de Martín López, uno de los ingenieros de
los barcos que Cortés mandó reconstruir para tomar la ciudad por la laguna.
El libro VI, el último conocido, inconcluso, tiene 34 capítulos y narra los sucesos desde
que Cortés ordenó guardar los bergantines hasta que envió a Villafuerte y Sandoval a las
provincias del Pacífico. Vuelven a reiterarse los pronósticos aztecas sobre la llegada de los
españoles y se narran dos historias interesantes, las visiones que tuvo Alonso de Ávila
durante su cautiverio en Francia, durante en el que convivió todas las noches con un
fantasma y las ascensión al Popo de Montaño y Mesa.
263
6.1.2.2. Fuentes y versiones: la «originalidad» de la Crónica.
520 Hugo Díaz-Thomé, «Francisco Cervantes de Salazar y su Crónica de la conquista de la Nueva España» en
Estudios de historiografía de la Nueva España. México, El colegio de México, 1945, 15-47.
521
José Luis Martínez, art. cit., pp. 26-28.
264
Los pasajes más destacados en este sentido son, por ejemplo, el rescate de Gerónimo de
aguilar y el relato de su naufragio en 1511 (Libro II, caps. XXI-XXIX), la entrega de Marina
por parte de los de Tabasco (Libro II, caps. XXXII-XXXV), las luchas con los tlaxcaltecas,
la prisión de Moctezuma (Libro IV, caps. XXVIII, XXX-XXXIII y XL-XLVII); el nuevo
dato acerca del episodio de la destrucción de los ídolos por parte de Cortés, extraido de los
memoriales de Ojeda, constatando la interrupción de su derrocamiento y la aceptación de
Cortés de que los ídolos se guarden. El «reposo del guerrero» tras el apresamiento de
Narváez. La muerte de Moctezuma, según la versión de la pedrada, las negociaciones con
los aztecas antes de la Noche Triste, el episodio de los trescientos españoles atrapados en el
templo mayor, la conjuración de Villafaña, los nombramientos que hizo Cortés antes del
cerco de México, que provienen de Jerónimo Ruiz de la Mota, uno de los capitanes de los
bergantines construidos. Cervantes, además, refiere la intervención de varias mujeres
españoles durante el sitio de la ciudad de México, que no aparecen en los textos de Cortés
o Gómara, como Beatriz de Palacio, Beatriz Bermúdez, María Estrada, Joana Martín o
Isabel Rodríguez. Sobre el relato de la conquista de México afirma José Luis Martínez:
Algunos ejemplos destacados son los Los capítulos xxiv y xxv del libro IV, que describen la
ciudad de México a mediados del siglo XVI, que «son un desarrollo de los tres diálogos
latinos sobre este tema, y por haberse escrito años después, contienen nuevos datos y una
visión más amplia de lo que era nuestra ciudad hacia 1557-1564» 523.
522
Idem.
523
Idem.
265
En el libro VI, además, se añaden episodios «que contienen algunas de las mejores
páginas de la Crónica» 524, como el cautiverio de Alonso de Ávila en tierras francesas al lado
de un fantasma o la ascensión de Montaño y Mesa al Popocatepetl extraido del testimonio
de los propios protagonistas.
El debate sobre la originalidad de la Crónica de la Nueva España nos lleva inevitablemente
al polémico tema de las fuentes que el humanista utilizó para la composición de su historia,
que ha suscitado una serie de controversias que siguen sin tener una resolución certera más
allá de las diferentes interpretaciones de los historiadores que han abordado la cuestión.
Lo cierto es que la Crónica de Cervantes baraja una gran variedad de testimonios, tanto
orales como escritos, muchos de ellos inéditos, convirtiendo el relato en un palimpsesto de
informaciones que evidencia el modo de trabajar la historiografía a mediados del siglo XVI.
Pese a no pretender ser original, sino contar la verdad, la Crónica de la Nueva España dobla
en extensión la Historia verdadera... de Bernal Díaz, y triplica, como decíamos, la Conquista de
México, debido principalmente al contraste de fuentes en muchos de los episodios
controvertidos de la historia de la expedición cortesiana y a la ampliación de informaciones
secundarias que Cervantes había escuchado de boca de los conquistadores, a quienes debía
la probanza de méritos.
Precisamente ese interés por el detalle, por el contraste de informaciones y por la
ampliación del abanico de anécdotas y personajes que formaron parte de la conquista de
México quizá no fue sólo el objetivo generador del texto, sino que además es una de las
diferencias principales de la obra de Cervantes de Salazar frente al relato de los otros
cronistas.
La discusión sobre las fuentes de la Crónica de Nueva España es uno de los temas
centrales de los trabajos de Díaz-Thomé, José Luis Martínez y Juan Millares Ostos, que
junto a la polémica del pseudo-Motolinía entre O’Gorman y Baudot conforman la nómina
principal de estudiosos que desde el ámbito de la historiografía han destacado ampliamente
los principales textos de los que el cronista de la ciudad incorporó en el relato de su
historia. En las páginas que siguen, por tanto, procuraremos recopilar ordenadamente las
diferentes informaciones al respecto para establecer un mapa de las fuentes del texto, tanto
orales como escritas, tratando de aportar algunas reflexiones que contribuyan al análisis de
la cuestión.
524
José Luis Martínez, art. cit., pp. 26-28.
266
La deuda de la Crónica con el texto de Gómara tiene varios aspectos destacables
establecidos ya por los comentaristas que se han acercado al texto de Cervantes. En primer
lugar, como ya observara Francisco del Paso y Troncoso en el estudio introductorio de su
edición de 1914, «el autor, dividiendo la obra en dos partes no tuvo idea propia: imitó a
Gómara y siguió su ejemplo»525. Como ya hemos advertido, la idea inicial de Cervantes fue
tomar la estructura general de la obra de Gómara, dividida en dos grandes partes, para
componer otra historia completa del descubrimiento y la conquista del territorio americano,
centrando la atención en la segunda parte en el proceso de la expedición cortesiana. Hasta
donde sabemos, Cervantes no compuso la primera parte, quedando inconclusa la segunda.
Por otro lado, es evidente que la Historia de la Conquista de México fue la fuente principal
del cronista de la ciudad en el proceso de construcción de la Crónica, como ya mostrara
Díaz-Thomé en la tabla en la que sintetizó algunos de los fragmentos que Cervantes
incorpora526, olvidando incluso en algunas ocasiones cambiar los deícticos espaciales 527. José
Luis Martínez insiste en matizar el juicio radical de Díaz-Thomé constatando que Cervantes
sigue a Gómara principalmente en los libros III, IV y parte del V, es decir, en el relato
mismo de la conquista de México 528.
No obstante, como señala Millares Ostos, la incongruencia surge cuando Gómara, lejos
de ser el autor más citado por Cervantes, aparece mencionado tan sólo «o bien para
refutarlo o bien para destacar algún dato que omitió» 529, lo que le ha valido al cronista
toledano, sumado a los pequeños errores, la consideración de José Luis Martínez de ser
«poco diligente»530 en la utilización de las fuentes.
Sin embargo, esta actitud de Cervantes, que recorre todo el relato, está vinculada con
uno de los posibles objetivos de la escritura de la Crónica, que como hemos comentado,
surgió al amparo del descontento que había despertado el texto de Gómara entre los demás
participantes de la conquista, muchos de ellos todavía vecinos de la ciudad de México.
Hay muchos ejemplos a lo largo de las páginas de la Crónica de esta actitud, de los
cuales hemos extraído algunos. A la entrada de México, Cervantes refuta a Gómara en el
número de españoles que llegaron a la ciudad: «engáñase Gómara en decir que eran
cuatrocientos» (Libro II, cap. LXIII). Sobre la explosión del Popo, Cervantes utiliza otras
fuentes para contrariar a Gómara, uno de los procedimientos más habituales de la Crónica:
525 Francisco del Paso y Troncoso, op. cit. p. XII
526 Díaz-Thomé, art. cit., p. 29.
527 Gómara describió las joyas que Cortés envió a Carlos V: «dos grandes caracoles de oro, que aquí no los
hay, y un espantoso cocodrilo, con muchos hilos gruesos de oro alrededor». Cervantes, o su amanuense,
olvidaron cambiar el deíctico espacial, copiando literalmente el fragmento, con el consecuente error de lugar.
528 José Luis Martínez, art. cit., p. 32-33.
529 Millares Ostos, art. cit., p. XXV.
530 José Luis Martínez, art. cit. p. 29.
267
Apenas (según dice Gómara) se hobieron desviado y andado un pedazo,
cuando comenzó a lanzar ceniza y llama y luego ascuas y al cabo muy grandes
piedras de fuego ardientes, de menara que a no hallar do se metieron, que fue
debaxo de una peña, parescieran allí abrasados. Esto niega Andrés de Tapia, uno
de los valerosos conquistadores que hubo, el cual subió allá con trecientos indios
otra vez e dice haber entrado en este volcán ochenta brazas abaxo y afirma no
haber visto salir aquel fuego de ordinario. La verdad de todo esto trataré más largo
cuando diga cómo Mesa y Montaño entraron y sacaron azufre. Finalmente, como
estos españoles baxaron y traxeron tan buenas señas, espantados los indios de
verlos venir vivos y sanos, se llegaban a ellos con grande acatamiento, besándoles
la ropa como a dioses; diéronles muchos presentillos: tanto se maravillaron de
aquel hecho. (Libro III, Cap. LVIII)
Millares Ostos añade otros dos motivos convincentes para justificar las reiteradas
correcciones de Cervantes a Gómara con los que coincido como posibles factores a tener
en cuenta531. Por un lado, la responsabilidad civil de citar a Gómara y su obra, prohibida
desde la corte española apenas unos meses después de su aparición. Por otro, la conciencia
de autoridad que pudo tener Cervantes frente al capellán de Cortés, que había basado su
relato también en la posible historia de Motolinía y en la Relación de Andrés de Tapia,
apenas sin citarlos, personajes y textos que Cervantes conocía de primera mano y con los
que pudo tener además contacto directo.
268
Además, la estructura particular de las narraciones de la conquista de México de
Cervantes y Gómara difiere en cierta medida en la ordenación de la infor mación debido
principalmente a las fuentes mexicanas que manejó Cervantes, que amplían
considerablemente las narraciones de los episodios, y al carácter inconcluso de la Crónica
mexicana. Gómara no divide la Conquista de México en libros y dedica unos capítulos finales
después del relato de la toma de Tenochtitlán, la creación de la Audiencia de México y la
expedición a Las Hibueras a narrar algunas de las características del medio y de las
costumbres nativas, para finalizar su historia haciendo referencia a los virreyes mexicanos y
a la muerte de Cortés. Cervantes, sin embargo, proyecta hasta seis libros en los que sigue la
estructura de capítulos breves y concisos de Gómara, ofreciendo al lector en primer lugar
un extenso Libro I en el que trata sobre la geografía, el clima, la fauna y la flora de la
Nueva España, así como de las costumbres, ritos y profecías de los naturales aprovechando
fuentes mexicanas para ampliar las noticias que ofrece Gómara.
A favor de la Crónica de Cervantes se han destacado algunos pasajes de su relato
ampliados frente al esfuerzo de síntesis de la Historia de Gómara, que o bien describe
brevemente algunos episodios o directamente los omite. Millares Ostos señala las
omisiones de Gómara más relevantes y que sí consigna Cervantes de Salazar532, todos
vinculados con el esclarecimiento de algunos hechos que a los viejos conquistadores les
interesaba solucionar. Por ejemplo, al respecto de la embajada que envió Cortés a
Moctezuma estando todavía en Tlaxcala, con Pedro de Alvarado a la cabeza y acompañado
por Bernardino Vázquez de Tapia, que da buena cuenta del episodio en su relación de
méritos, Cervantes explica el encuentro con Chimalpopoca, el heredero del trono.
Sobre otro de los episodios trascendentales de la conquista, la conspiración de
Villafaña, Cervantes da buena cuenta de la conjura que pretendía acabar con la vida de
Cortés durante una misa antes del cerco a Tenochtitlán, siendo «el único de los cronistas
que consigna el dato de que el instigador de la conjura fue Alderete»533. El mismo Cortés,
que castigó a Villafaña con la pena de muerte y disculpó a todos los demás, no se atreve a
citar ni a Jualián Alderete, tesorero enviado por el obispo Fonseca para vigilarlo, ni a otro
de los implicados, Garci Holguín, que más tarde sería el encargado de capturar a
Cuauhtémoc. También destaca Millares Ostos la implicación del cronista en la explicación
del asunto de los españoles atrapados dentro de la ciudad de Tenochtitlán durante la huida
de la Noche Triste, sobre la que Cervantes argumenta a favor de la versión del regreso al
templo mayor de un centenar de españoles venidos de la expedición de Narváez que no
pudieron atravesar la calzada por la destrucción de los puentes y trataron de hacerse fuertes
en el Templo Mayor hasta morir de agotamiento.
532 Ibidem, p. XXVI-XXVII.
533 Ídem.
269
La prohibición de la historia de Gómara, el descontento entre los conquistadores, las
luchas de poder y el testimonio de Bernal o Cervantes, entre otros, pasan por desacreditar
un texto que probablemente partió de otros objetivos diferentes a los de Cervantes. No
obstante, y aunque cada uno escribía desde unos intereses diferentes, ambos compartieron
la formación humanista en la composición de sus textos y su vínculo con Cortés. Cervantes
le copió, sí, pero hemos visto como era un procedimiento habitual de la época, hasta el
punto de que Herrera y Tordesillas utilizó hasta 80 capítulos «originales» de la Crónica de
Cervantes.
Cervantes de Salazar, a quien no le interesa destacar el dato, además, probablemente
conoció al capellán en los últimos años de vida del conquistador, en Valladolid o en Sevilla,
en las reuniones literarias organizadas por el extremeño, donde también escuchó a Cortés
referir capítulos de la conquista.
b) Hernán Cortés
Las Cartas de Relación de Hernán Cortés fueron también una fuente decisiva para el
relato de Cervantes, de las que transcribe y abulta algunos fragmentos sobre todo de la
Tercera Relación:
Por otro lado, además de las deudas con los textos cortesianos, que como para todos
los cronistas fueron una fuente de partida decisiva, creo que Cervantes hereda del
conquistador el tono del discurso épico y las diferentes perspectivas literarias de Cortés que
vehicula el relato, y que el humanista, como veremos, explotará dramáticamente en su
texto.
Cervantes, como comentamos en la primera parte, conoció a Cortés en la corte
española, por quien sintió especial devoción, ya que dedicó un prólogo al conquistador en
270
los paratextos de sus Obras de 1546. Quizá el contacto con Cortés fuera otro de los motivos
que propiciaron la redacción de la Crónica, al sentirse el humanista toledano autorizado por
su relación con el conquistador y sus herederos.
535 Motolinía, Memoriales o Libro de las Cosas de Nueva España, México, IIH, UNAM, 1971.
536 Edmundo O'Gorman, «Al rescate de Motolinía» en Historia Mexicana. Revista trimestral publicada por el
Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México, Vol. XXVII, 3 y 4, Nos. 107 y 108 de la Revista,
México, 1978, p. 465.
537 Edmundo O'Gorman, «Al rescate de Motolinía» en Historia Mexicana, art. cit.
538 Georges Baudot, Utopie e Historie au Méxique, Touluse, Privat, 1977; Georges Baudot, Utopía e Historia en
México, Madrid, Espasa-Calpe, 1983.
271
del humanista toledano en la interpretación de algunos fragmentos de la Crónica en la que
no concuerdan los datos históricos conocidos con las informaciones de Cervantes 539 y
sobre todo en las menciones que el humanista toledano hace de Motolinía como fraile
conquistador540.
Juan Millares Ostos evita entrar en la cuestión, que en realidad no es más que una
cuestión del nombre y la relevancia del autor, dando por válida la existencia de esta historia
de la conquista de México sobre la que se apoyaron Gómara y Cervantes.
José Luis Martínez, por su parte, se inclina por negar no ya la autoría de Motolinía, sino
la existencia misma de la supuesta crónica militar, suponiendo que no fue más que una
invención de Cervantes para desacreditar a Gómara. La suposición me parece arriesgada y
sin fundamento textual:
¿Y por qué no suponer, como una alternativa más, lo que parece evidente?
Cervantes de Salazar, historiador ocasional y tardío de la conquista, sabedor de la
autoridad de los escritos de Motolonía, que probablemente no llega a conocer, y
sabedor del aprovechamiento que de ellos hizo su incómoda fuente y dechado,
López de Gómara, le inventa a su imaginario Motolonía dichos y precisiones
rectificadores inexistentes, siempre más o menos vagos y posibles, con el ánimo
de rebajar un poco la serena seguridad del autor de la Conquista de México. Pero
en este juego riesgoso se le escapan un par de disparates, los de hacer a fray
Toribio conquistador y guardián del convento de Tacuba 541.
La cuestión, a día de hoy, ante la falta de nuevos testimonios, se antoja como uno de los
enigmas textuales más representativos de la confusa tradición letrada del siglo XVI
539 Por ejemplo, en el Libro VI, cap. 28, Cervantes alude al bautizo de Cazonci, señor de de Michuacán: «dice
Motolinea que se bautizó y que él lo vio». O’Gorman interpreta que Cervantes habla del año 1522 y Motolinía
no llegó hasta 1524. Baudot piensa que hace referencia a la visita de 1525.
540 Los fragmentos de Cervantes son los siguientes: «Porque no hay en las cosas humanas, por la variedad de
los paresceres, negocio tan averiguado que aun los mismos que los trataron y vieron, en el contarlo no
difieran en algo, y muchas veces en mucho, parescióme que haría bien, pues de los mismos conquistadores
que, o escribieron de propósito, como fray Toribio, o dexaron Memoriales, como Ojeda y otros, difieren
entre sí, y lo que más es, muchos de los conquistadores de quien yo con cuidado me informé para la verdad
desta historia, y que pues no lo vi, no paresca que sigo más a unos que a otros, no pudiendo ser juez de sus
verdades, escrebir aquí lo que Motolinea dice...» (Cap. XXXI, Libro III); «Esto dicen Motolinea y los
tacubenses, cuyo guardián, después de convertidos, fue el dicho Motolinea, fraile franciscano y conquistador».
(Cap. CXXV, Libro IV)
541 José Luis Martínez, art. cit., p. 34-35.
272
novohispano, de la que todavía apenas conocemos una parte de la producción impresa y
muy poco de la manuscrita.
José Luis Martínez trata en su discurso de ingreso a la Academia de la Historia sobre las
«leves coincidencias»542 entre las referencias de Cervantes y los Memoriales de Motolinía,
destacando especialmente tres pasajes: los pronósticos de la venida de los españoles, la
descripción del episodio de la destrucción de los ídolos y las menciones a las apariciones
del demonio entre la población nativa.
Pese a que el historiador mexicano no da crédito a estas coincidencias, podemos añadir
otro indicio más de la interpolación entre ambos textos en un episodio en el que Cervantes
no cita a Motolinía pero en el que coinciden las descripciones sobre la entrada de la viruela
en Mesoamérica a través de un esclavo negro que venía en la expedición de Narváez. Esta
es la descripción de los Memoriales de Motolinía:
La primera de las cuales fue que ya entrado en esta Nueva España el capitán y
gobernador D. Fernando Cortés con su gente, al tiempo que el capitán Pánfilo de
Narvaez desembarcó en esta tierra, en uno de sus navios vino un negro herido de
viruelas, la cual enfermedad nunca en esta tierra se habia visto; y á esta sazón
estaba toda esta Nueva España en extremo muy llena de gente, e como las viruelas
se comenzasen a pegar a los indios, fue entre ellos tan grande enfermedad y
pestilencia mortal en toda la tierra, que en algunas provincias morian la metad de
la gente, y en otras poco menos, porque como los indios no sabían el remedio de
las viruelas, antes como tienen de cosutmbre, sanos y enfermos, bañarse a
menudo, con esto morian como chinches, y muchos de los que murieron fue de
hambre, porque como todos enfermaron de golpe, no podian curar unos de otros,
ni había quien les hiciese pan; y en muchas partes aconteció morir todos los de
una casa y otras, sin quedar casi ninguno, y para remediar el hedor, que no los
podían enterrar, echaron las casas encima de los muertos, ansi que su casas fue
sepultura. A esta enfermedad llamaron Veyzavatl, que quiere decir «la gran lepra»,
porque desde los pies hasta la cabeza se hinceron de viruelas, que parecian
leprosos, y aparecía... 543.
273
Costó esta victoria la honra a Narváez y un ojo que perdió y once o (según
otros dicen) diez y seis hombres que murieron, y entró con tan mal pie, que de su
desgracia cupo muy gran parte a los indios, porque saltando su gente en tierra, un
negro que venía con viruelas las pegó a un indio, y como el pueblo era muy
grande y muy poblado y las casas son pequeñas y suelen muchos vivir juntos, de
uno en otro fue cundiendo tanto este mal, que como ellos en salud y enfermedad
tienen de costumbre bañarse y esto fuese tan dañoso con las viruelas, murieron
muy muchos, y los que vivieron quedaron tullidos, y los que siendo avisados que
no se lavasen se rascaron los rostros y manos, quedaron muy feos por los muchos
y grandes hoyos que después de sanos les quedaron. Deste mal les subcedió otro,
porque nunca una gran desgracia viene sin compañera, y fue la hambre, porque
como las más de las mujeres, que son las panaderas (que con una piedra muelen y
amasan su trigo) estaban viriolentas, no podían amasar, y así los sanos como los
enfermos vinieron, por el tiempo que la enfermedad duró, a padescer gran
hambre e aun a morir algunos della, de la cual, como suele, se siguiera presto
pestilencia, si las viruelas no se acabaran, y aunque cesara la hambre, el hedor de
los cuerpos muertos, porque no los enterraban, inficcionó tanto el aire, que se
temió gran pestilencia si el aire que corría recio no llevara los malos vapores fuera
del pueblo. Llamaron los indios a esta enfermedad güeyzaual, que quiere decir la
«gran lepra», de la cual, como de cosa muy señalada, comenzaron después a contar
sus años, como en Castilla el año de veinte e uno. Paresce que en esto se
esquitaron los españoles por las bubas que de los indios rescibieron, a las cuales,
por esto, llamaron la enfermedad de las Indias. (Cap. XCI, Libro IV).
c.1) Los manuscritos de Motolinía, el Libro I y Alonso de Zorita, claves de una polémica:
Pese a que las dudas sobre las evidencias históricas, como vemos, parece que ha
convertido la polémica en una cuestión de fe sobre la veracidad de las referencias de
Cervantes de Salazar ante los manuscritos de Motolinía, no podemos dejar pasar la ocasión
de aproximarnos al debate desde una perspectiva diferente a los acercamientos de
O’Gorman y Baudot, que parten del estudio de la figura de fray Toribio.
Efectivamente, los errores de bulto del humanista toledano, sobre todo al considerar a
Motolinía integrante de la expedición cortesiana, puede entenderse como indicio de una
posible equivocación de Cervantes al asignar la paternidad del manuscrito, como cree
O’Gorman. No obstante, la premura con la que fueron requisados los papeles de la Crónica
impidió la corrección de un texto que tiene algunos errores de precisión, fruto del
constante contraste de fuentes, y que debido a su extensión y complejidad necesitaba del
274
proceso habitual de corrección del estilo, que habría permitido al humanista toledano
depurar la redacción de la historia y la corrección de errores 544.
En este sentido, si consideramos la existencia del manuscrito, como también afirma
O’Gorman, y como parece desprenderse de las precisas referencias de Cervantes, «a la
Tercera Parte» resulta complicado pensar que fuera otro fraile al que Cervantes se refiere
constantemente como Motolinea:
Todas estas escusas ponía Motezuma, porque veía que ya era llegado el tiempo
en que él había de perder su señorío y sus vasallos habían de profesar otra ley, por
los maravillosos pronósticos que de la venida de los españoles tenía, los cuales
trata en su Tercera Parte el padre Motolinea. (Libro III, Cap. V)
Que sepamos, no hubo ningún franciscano entre los primeros conquistadores, por lo
que las referencias a un fraile conquistador carecen en este caso de sentido. Tampoco es del
todo cierto que Motolinía no escribiera sobre la conquista, porque al menos quedan
referencias a los hechos militares al inicio de los Memoriales, cuando hace referencia a las
plagas que asolaron Mesoamérica, -en los que además faltan algunos fragmentos en el
manuscrito original-, y en algunos párrafos de la conocida carta al Emperador de 1555.
La herencia manuscrita de los trabajos de Motolinía, además, es compleja y confusa, por
lo que no es descabellado pensar que no nos ha llegado toda la producción escrita del
franciscano, más si cabe ante la política de Felipe II de requisar los testimonios sobre la
historia de las colonias americanas. Incluso en el manuscrito final de la Historia de los Indios
de Nueva España se habían proyectado cuatro partes, de la que sólo se conocen tres.
Otra de las incógnitas es cómo Gómara y Cervantes de Salazar tuvieron en sus manos
los manuscritos de Motolinía, cuando el capellán de Cortés no viajó nunca a territorios
americanos. La clave en este punto parece ser la figura del oidor Alonso de Zorita, quien
poseyó los manuscritos del franciscano durante su estancia en España, que aprovechó
también, junto con Gómara y Bartolomé de las Casas, para la confección de su Relación
sobre las cosas de la Nueva España, pero que los llevó de regreso a la capital mexicana
antes de que el visitador Valderrama se los llevara de camino a la corte de nuevo, junto con
los papeles de Cervantes, en 1566 545.
Sobre el conocimiento que Cervantes de Salazar tenía de la obra de Motolinía creo que
podemos encontrar una clave importante en el libro I de la Crónica del humanista toledano.
544 El mismo Motolinía escribe en la «epístola proemial» al conde de Benavente que mande examinar su
crónica, «muchas cosas después de escritas aún no tuve tiempo de las volver a leer, y por esta causa sé que va
algo vicioso y mal escrito», Memoriales, op. cit., p. 15.
545 José Luis Martínez... art. cit., p. 36.
275
Entre las prioridades de Cervantes parece que no estuvo nunca la de enfrentarse al
estudio del mundo indígena, como sí hicieran Motolinía y Zorita. No obstante, creyó
conveniente introducir la Crónica con todo un tratado en el que recogió algunas fuentes
relacionadas con la geografía mesoamericana y las costumbres de los pueblos autóctonos.
Al referirse a las fuentes sobre el mundo indígena, Cervantes no cita al autor de «una obra
que se está escribiendo sobre este tema...».
No obstante, las referencias evidentes a Motolinía y a los pronósticos indígenas sobre la
llegadas de los españoles, sobre los que Cervantes estructura el libro I y sobre los que
volverá en el libro VI, parecen indicar que el humanista toledano tuvo en sus manos los
manuscritos fray Toribio.
546 Alonso de Zorita, Historia de la Nueva España, tomo I, Madrid, 1909, p. 18.
276
Además del tratado de geografía de Juanote Durán, del que nada sabemos más allá de
las referencias de Cervantes de Salazar en el libro I, Cervantes incorpora en su relato otros
textos inéditos o perdidos, además de numerosos testimonios orales 547.
Recurre en numerosas ocasiones a las palabras de Alonso de Ojeda, que Cervantes
califica de «Memoriales»: «Era tan grande esta riqueza, según dice el contador Ojeda en un
Memorial que me invió de lo que vido, que de oro, plata y ropa rica se podían henchir
quince navíos», destacando numerosos pasajes en los que refuta versiones de otros
cronistas. El más paradigmático, por su importancia, es el relato que toma de Ojeda sobre
la destrucción de los ídolos por parte de Cortés:
547 Millares Ostos, art. cit., p. XXV y ss. es bastante claro y conciso en el resumen de las otras fuentes que
pudo utilizar el humanista toledano.
277
debían, les negarían estos bienes e inviarían pestilencia, como otras veces habían
hecho por pecados no tan graves. (Libro III, cap. XXXI)
La relación de Jerónimo Ruiz de la Mota, hoy desaparecida y cuyas únicas noticias son
las proporcionadas por Cervantes, fue otra de las fuentes del relato del humanista: «Esta
relación, tan debida a los que bien trabajaron, debo yo a Jerónimo Ruiz de la Mota, varón
sagaz, muy leído y cuerdo y de gran memoria y verdad y en lo que vio» (Libro V, cap. CVI).
Cervantes incorpora sobre todo las informaciones de las maniobras de los bergantines
durante el asedio final a Tenochtitlán, puesto que Ruiz de la Mota fue uno de los capitanes
de los navíos, y narra la muerte de Pedro Barba, otro capitán, y el rescate de la embarcación
de Cristóbal Flores.
Alonso de la Mata, escribano de Narváez, refirió a Cervantes abundante información
sobre lo sucedido en el campo de Narváez, en Cempoala, que no narran otros cronistas:
«Antes Alonso de Mata, según información que él me dio, presumió que había entre ellos
tracto doble contra Narváez». (Cap. LXXIV, Libro IV)
Francisco de Montaño, que parece que también escribió algún tipo de relación y que se
entrevistó con Cervantes, es la fuente directa del relato de Cervantes sobre la ascensión al
Popocatéptl del mismo Montaño, quien ya tenía experiencia en ascensión tras haber
escalado el Teide.
Se supone también el trato directo con Andrés de Tapia, además de haber conocido y
transcrito parte del texto de éste, puesto que se destacan numerosos episodios, sobre todo
en la toma de Tenochtitlán en los que el conquistador es protagonista del relato.
Y una vez cita la General historia de Fernández de Oviedo, que Cervantes también debió
conocer, para explicar la llegada de la expedición de Narváez:
No se puede decir el pesar y enojo que Diego Velázquez tenía con las
prósperas nuevas que oía de Fernando Cortés y de la buena maña que en todo se
había dado, pagándole (como dice Oviedo) como él había pagado al Almirante
Colón, aunque Cortés, como al principio dixe, con mucha razón estuvo obligado a
seguir su buena fortuna, pues para ello había gastado toda su hacienda, que
estonces no era pequeña, y la de sus amigos y puesto su vida tantas veces a riesgo.
(Cap. LII, Libro III)
278
bergantines en Tlaxcala y Tezcoco, Diego de Coria, paje de Cortés que afirma que el
conquistador estuvo recogido durante ochos noches para escribir la primera carta al
monarca, o Diego Hernández, «aquel hombre de fuerzas descomunales, que tomando en
las manos una piedra del tamaño de una naranja, la arrojaba con tal violencia que
ocasionaba el mismo estrago que una bala de cañón» 548.
Uno de los objetivos principales de la escritura de la Crónica del humanista toledano fue el
de ampliar los detalles de la expedición cortesiana mediante la inclusión de las voces y los
acontecimientos en los que tuvieron un papel activo o protagonistas otros miembros de la
tropa que emprendió la conquista. Frente al texto de Gómara, la Crónica de Cervantes se
plantea como un intento de historia coral en la que aparecen detalladas acciones
particulares de nombres concretos que incluso tienen voz propia. Y digo intento porque,
pese a que Cervantes amplia el abanico de protagonistas y trata en muchas ocasiones de
suavizar las críticas vertidas a Diego Velázquez y sus partidarios, la figura de Cortés sigue
apareciendo como el centro generador de todo el relato y, como después veremos,
protagonista absoluto del relato.
La visión de Cervantes de Salazar sobre los actores de la conquista vacila en
determinados momentos y se ajusta a los diferentes objetivos que requiere la acción de su
relato. Comienza suavizando claramente las disputas entre Velázquez y Cortés en el libro
II, describiendo con epítetos elocuentes, pese a los testimonios de Cortés, la bondades del
gobernador de Cuba. Hay varios ejemplos de esa insistencia inicial de limpiar el nombre de
Velázquez, que transcribimos en el Apéndice 549.
Sin embargo, a lo largo del relato Cervantes asume la atracción de la figura central de
Cortés como generador del relato y toma partido por su causa en uno de los momentos
decisivos de la conquista: la llegada de los soldados de Velázquez a cargo de Pánfilo
Narváez.
A lo largo de la Crónica, Cervantes destaca el papel protagonista de muchos de los
soldados de Cortés aludiendo a ellos con sus nombres y apellidos y un epíteto laudatorio
que dan buena muestra del interés del cronista por destacar y alabar también las figuras de
estos personajes secundarios, a muchos de los cuáles había entrevistado a lo largo del
proceso de redacción de la Crónica. O reiteradas referencias a determinados personajes, que
transcribimos en el apéndice, como Alonso de Ávila, tío de los hermanos Ávila, miembros
del Cabildo, amigos de Cervantes y ajusticiados en la plaza mayor en 1566 tras la
conjuración de Martín Cortés, Alonso de Ojeda, Diego de Ordás o los ya citados Montaño
y Mesa.
279
6.1.3. La retórica literaria al servicio de la historia.
280
Por otro lado, los humanistas recuperaron para la historiografía el cuidado por la
retórica y la brillantez de estilo y reescribieron a la luz de los textos de Cicerón, Tito Livio,
Salustio o Lucano algunas ideas de la historiografía medieval vinculadas sobre todo con el
carácter moral y ejemplar de la historia.
Juan Luis Vives fue uno de los teóricos principales del humanismo del siglo XVI,
también en lo que concierne a la manera de componer la historia, que ya desde los siglos
anteriores se había convertido en uno de los pilares esenciales del creciente poder de los
humanistas en las cortes europeas. El valenciano dedica una parte de su De ratione dicendi a
compilar una serie de instrucciones preceptivas historiográficas que definen bastante bien el
proceder de los cronistas letrados de la época. Cervantes probablemente conocía los
pasajes sobre la preceptiva historiográfica que compuso Vives a lo largo de su obra y que
analizan autores como, Karl Kohut, Horacio Juan o Pablo Sol 556.
Baltasar de Céspedes en su Discurso sobre las letras humanas recupera la definición
ciceroniana de la historiografía de la que partieron un grupo importante de historiadores
humanistas, entre ellos el propio vives:
Carlos Rovira: «Del espacio geográfico medieval al espacio utópico renacentista en las primeras crónicas» 555,
en Entre dos culturas. Voces de identidad latinoamericana, Universidad de Alicante, 1995, pp. 29-35.
556Horacio Juan Cccorese, «Juan Luis Vives y la concepción de la historiografía integral», Revista la
Universidad (U.Nac. de la Plata), 16, 1962, pp. 109-131; Karl Kohut, «Las Crónicas de Indias y la teoría
historiográfica: desde los comienzos hasta mediados del siglo XVI» en Kohut (ed.) Narración y reflexión: las
Crónicas de Indias y la teoría historiográfica, México, COLMEX, 2007, pp. 15-61; Pablo Sol Mora, «El pensamiento
historiográfico de Juan Luis Vives» en Kohut (ed.), Narración y reflexión: las Crónicas de Indias y la teoría
historiográfica México, COLMEX, 2007pp. 63-78.
557 Baltasar de Céspedes, Discurso de la letras humanas, op. cit., p. 54.
281
el XVII en las Crónicas de Indias y en textos tan importantes para la literatura virreinal
como los Comentarios Reales o La Araucana.
El análisis de algunas consideraciones retóricas de la Crónica de Cervantes de Salazar
puede ayudar a completar los argumentos de Beatriz Pastor define como proceso de
ficcionalización de la historia en el discurso de los primeros cronistas. El trabajo pausado y
reflexivo del cronista de la ciudad de México, algunas décadas después de la conquista y
con muchos testimonios vivos y escritos en su poder, le permitió trazar un plan general
para su narración basado, como veremos, en el providencialismo y la épica de una hazaña
que para Cervantes se justificaba en la conversión religiosa y en el servicio a la monarquía
española, construyendo todo un discurso épico de la conquista.
El nombre del epígrafe es el título de una tesis para obtener el grado de Maestra en
Historia Universal de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional
Autónoma de México, defendida por Irma Plancarte y dirigida por Edmundo O’Gorman
en el año de 1963, editada en la UNAM 558, en la que se aborda el estudio de la Crónica de la
Nueva España de destacando principalmente algunos elementos que vinculan el texto del
cronista con el proceso de ficcionalización de las crónicas de indias a través de la utilización
de recursos narrativos de la retórica literaria 559. La misma idea ha llevado a José Luis
Madrigal560 o a Simón Valcárcel a definir la Crónica de Cervantes como una «novela
histórica avant la lettre»561.
En esta línea, creo que el marco retórico que mejor se ajusta al extenso relato de
Cervantes de Salazar es sin duda el de la épica, tanto en sus representaciones clásicas como
en las configuraciones caballerescas medievales. Destacar la deuda de la Crónica con los
mecanismos de construcción del género épico puede abrirnos un horizonte metodológico y
crítico interesante para la comprensión de algunos aspectos destacados del texto, tanto de
carácter formal (tono anacrónico, recursos narrativos, dramatización), como de
recurrencias temáticas (mitificación del poder, justificación religiosa, focalización del
héroe).
558 Irma Plancarte, Cervantes de Salazar, el dramaturgo de la conquista, México, UNAM, 1963.
559 Sobre todo en Irma Plancarte, op. cit., capítulo «Teatro», p. 73 y ss.
560 José Luis Madrigal, «Francisco Cervantes de Salazar y su Crónica de la Nueva España», en Guillermo Serés
(coord.), Los límites del océano: estudios filológicos de crónica y épica en el nuevo mundo, Barcelona, 2009, pp. 75-89.
561 Simón Valcárcel, Las Crónicas de Indias como expresión de la mentalidad renacentista, Granada, Diputación
Provincial, 1997, p. 438.
282
Quizá la construcción formal de la Crónica de la Nueva España se entienda mejor al
ponerla en relación con las fuentes clásicas del género épico, tanto en plasmaciones
claramente literarias, como la Iliada o la Eneida, los cantares de gesta o las novelas de
caballerías, como de obras que, como el texto de Cervantes, partieron desde una
perspectiva historiográfica y cuyo modelo principal sería la Farsalia de Lucano, que pese a
estar escrita en verso parte desde una pretendida objetividad sobre los hechos que narra, y
comparte con el ciclo mexicano el asunto exclusivamente militar de las guerras civiles.
No obstante, es necesario destacar toda una tradición histórico-literaria relacionada con
la épica y la caballeresca que parte de los textos de Homero y tiene sus epígonos en autores
clásicos como Heredoto, Polibio, Tito Livio, Salustio o Virgilio; en relatos humanistas
como (buscar: historia de Florencia); en las crónicas medievales como la escrita por Jaume
I, los ciclos de los cantares de gesta, como la Chançon de Roland, El cantar del mío Cid, las
novelas de caballerías como las del ciclo artúrico, el Amadís de Gaula o El Tirant lo blanch o
la épica renacentista que tiene su modelo principal en el Orlando Furioso de Ariosto.
No obstante, en esta tradición heterogénea de textos históricos vinculados con la épica,
pertenecientes al genus sublime, la Crónica de Cervantes responde al perfil intermedio que
Simón Valcárcel utilizaba para definir las Crónicas de Indias, entre el providencialismo
caballeresco de las crónicas medievales y la historiografía humanista.
El auge de las novelas de caballerías durante la primera mitad del siglo XVI motivó la
réplica de los humanistas en la preceptiva historiográfica ante el abuso de la inverosimilitud
de los relatos caballerescos abogando por un modelo de historia opuesto al de poesía
basado en la noción de verdad y en el que se postulaba la ejemplaridad y la didáctica moral
como algunas de las recurrencias necesarias para el historiador.
En este sentido, la mirada de Cervantes de Salazar narrador está teñida de sentencias
que apuntan hacia la moralidad del humanismo en el que se había formado, de tradición
estoica y con un fuerte contenido didáctico. El propio Cervantes había atacado en su
juventud el modelo establecido por las novelas de caballerías en las glosas al Apólogo sobre la
ocisiosidad y el trabajo, en 1546.
Sin embargo, como veremos, la narración de Cervantes no está exenta de fragmentos y
pasajes que bien podrían formar parte de las novelas caballerescas. El problema creo que
no es tanto de Cervantes, ni de los cronistas, sino de la materia que tratan. ¿Cómo
distinguir entre historia y literatura unos hechos relaes en los que para la perspectiva de los
vencedores un grupo de caballeros, capitaneados por su esforzado capitán, sufren mil
penalidades para llegar a conquistar reinos imposibles y parajes maravillosos dominados
por grandes príncipes y llenos de riquezas nunca vistas? La conquista de México, en
esencia, fue una gran novela de caballerías sobre la que los cronistas letrados trataron
profusamente de contar la verdad de unos hechos que en muchos momentos superaron la
283
sobriedad de los historiadores más preparados y dejaron espacio para las fantasías y
fabulaciones propias de lo desconocido. Mercedes Serna rescata la referencia de Borges que
define bien este juego de interpretaciones entre lo histórico y lo literario sobre lo que un día
se escribió como historia, pasado los siglos acaba leyéndose como relato épico 562.
a) Tono anacrónico
Una de las características principales de la Crónica de la Nueva España es la utilización de
un registro formal elevado, como convenía a la materia tratada, que propicia a lo largo del
texto una distorsión narrativa que hemos definido como tono anacrónico, característica de la
mayoría de parlamentos de los personajes, trasladando el relato por momentos a un espacio
y a un tiempo literario, propio de las grandes epopeyas clásicas y de los relatos
caballerescos medievales.
Aunque la caracterización que se desprende de las palabras de los personajes españoles
resulta de mayor similitud que la de los personajes indígenas, la intensidad con que Cortés y
los suyos defienden constantemente su lealtad al objetivo de ganar para su rey y para su
Dios la capital del imperio azteca insertan su discurso en el ámbito de lo caballeresco, que
Cervantes conocía perfectamente. Transcribo el primer discurso del capitán Cortés a su
tropa arengando sobre los fines de la expedición: religión y gloria:
284
conversión de tan gran multitud de infieles, justo es que, pues llevamos oficios de
apóstoles y vamos a libertarlos de la servidumbre y captiverio de Satanás, que todo
trabajo, heridas y muertes demos por bien empleadas; pues haciendo tanto bien a
estas bárbaras nasciones y tanto servicio a Dios, lo mejor ha de redundar en
nosotros, porque este es el mayor premio del que hace bien, que goza dél más que
aquel a quien se hace, como del que hace mal, lloverle encima. Ofensas hemos
hecho todos a Dios tan grandes, que por la menor dellas, según su justicia,
merescemos muy bien el infierno; y pues, según su misericordia, nos ha hecho
tanta merced de tomarnos por instrumento para alcanzar al demonio destas
tierras, quitarle tantos sacrificios de carne humana, traer al rebaño de las escogidas
tantas ovejas roñosas y perdidas, y, finalmente, hacer a Ia Divina Majestad tan
señalado servicio entre tantos trabajos y peligros como se nos ofrescerán, grande
alivio y verdadero consuelo es saber que el que muriere, muere en el servicio de su
Dios y predicación de su fee, y el que quedare, si algo nos debe mover lo
temporal, permanescerá en tierra próspera, illustrará sus descendientes, hallará
descanso en la vejez de los trabajos pasados, y nuestro Rey e señor tendrá tanta
cuenta con nuestros servicios, que gratificándoles como puede, anime a otros que,
con no menos ánimo que nos, acometan semejantes empresas; y porque veáis
claro que en esta jornada se interesan el servicio de Dios, la redención destos
miserables, el rendir al demonio, el servir a nuestro Rey, el illustrar vuestras
personas y el ennoblecerse y afamar vuestra nasción, el ganar gloria y nombre
perpectuo, el esclarecer vuestros descendientes y otros muchos y maravillosos
provechos, que no todos, sino cualquiera dellos basta a inflamar y encender
cualquier ánimo, cuanto más el del español; será superfluo y aun sospechoso con
más palabras tractar cuánto nos conviene, pues hemos puesto la mano en la esteva
del arado, por ningún estorbo volver atrás, que grandes cosas jamás se alcanzaron
sin trabajo y peligro. Lo que de mí os prometo es que con tanto amor procuraré el
adelantamiento de vuestras personas como si fuésedes hermanos míos carnales, y
porque todos miran al Capitán, no se ofrescerá trabajo ni peligro que en él no me
halle yo primero. Esto era lo que pensaba deciros. Ea, caballeros valerosos; si a
mis palabras habéis dado el crédicto que es razón, comenzadme a seguir; y si hay
algo que responderme, lo haced luego, que tan buena fortuna no es razón dexarla
de las manos» (Libro II, cap. XII).
La caracterización de los protagonistas indígenas y sus discursos, sin embargo, son una
recreación literaria del propio cronista, pues salvo en algunos pasajes que toma de Cortés y
285
de Gómara, en los demás ante, la falta de fuentes reales para la reconstrucción de los
parlamentos recurre al tono, vocabulario y moralidad de las epopeyas clásicas.
Transcribimos, por ejemplo, la reprimenda de Magiscacín al impetuoso Xicoténcatl después
de haber atacado sin éxito a la tropa cortesiana:
Magiscacín, que siempre fue en favor de los españoles, con los otros señores le
reprehendieron gravemente su temeridad y atrevimiento e vana presunción,
diciéndole: «¿No te decíamos nosotros que estos barbudos eran muy valientes e
que su Dios debía de ser muy poderoso, pues en su virtud han podido y pueden
tanto que ni nuestras muchas e infinitas flechas ni los duros golpes de nuestras
macanas les han podido empecer? Más nos parescen dioses que hombres, y tú, de
loco y atrevido, has porfiado a pelear contra el poder su Omnipotente Dios, hasta
que con más de ciento y cincuenta mill guerreros la noche pasada veniste
afrentosamente huyendo, afrentando y escuresciendo con tu loca porfía la floria y
honra y fama de la muy ilustre y clara Señoría de Taxcala, a la cual no has tratado
como natural, sino como extraño; no como amigo, sino como enemigo; no como
ciudadano, sino, como advenedizo y fugitivo; no como padre que debieras ser de
tu patria, sino como padrastro aborrecible. Merescias, si no fuera por la gloria y
honrosas canas de Xicotencatl el viejo, tu padre, que fueras depuesto de la
dignidad en que estás, y reducido al número de los pecheros, para que de aquí
adelante ninguno de tus descendientes, como hijos de hombre que tan mal ha
tratado su república, tome escudo ni sea armado caballero, ni coma sal ni vista
manta de algodón». (Libro II, cap. XL).
b) Dramatización.
Otro de los rasgos formales definitorios de la Crónica está vinculado con la reiterada
utilización de elementos dramáticos a lo largo de buena parte de los pasajes narrativos de
la conquista. Frente al carácter descriptivo del libro I, en el que el cronista repasa las
características principales de la geografía y las costumbres del territorio mesoamericano, el
resto del relato narra los sucesos destacados de la expedición cortesiana, alternando la
narración con estructuras dialógicas en la que los personajes intercambian largos
parlamentos utilizando la forma del discurso directo.
El recurso del discurso directo es uno de los más utilizados a lo largo del relato,
mediante el cual los personajes se presentan al lector a través de sus palabras, sus
286
intenciones y sus hechos. Hernán Cortés es normalmente el que inicia los diálogos con
largos parlamentos a manera de sermones militares o religiosos, pero suele recibir la réplica
de su interlocutor563
El discurso director no es una estructura retórica propia de la épica, aunque también
son habituales los largos discursos de los personajes en las epopeyas clásicas y en las
novelas de caballerías, ni tampoco original de Cervantes de Salazar, que lo explota
dramáticamente a lo largo de los diferentes pasajes como hicieran ya otros cronistas de
indias, quizá de manera menos reiterada, como Mártir de Anglería o el propio Gómar a.
La formación del cronista le permite en muchos momentos trabajar estos discursos
directos, bien extendiéndolos a manera de la comedia humanística, que conocía bien, o bien
presentando los modelos expositivos de acuerdo con las estructuras del diálogo
humanístico que ya había trabajado en la continuación del Diálogo sobre la dignidad del hombre
de Pérez de Oliva y en los diálogos escolares de México en 1554. Es interesante a este
respecto el debate entre los diferentes caudillos tlaxcaltecas para tomar una decisión sobre
qué hacer ante la expedición española, en la que todos exponen sus puntos de vista y
Magiscacín, que ejerce como sabio, resuelve el debate en favor del apoyo a la tropa de
Cortés564.
Por otro lado, la dramatización del texto tiene algunos elementos destacados en las
descripciones de las sensaciones y sentimientos antes y después de cada episodio. Frente al
tono militar propio de los pasajes de batalla, los procesos de paz, de negociación y de
alianzas de la expedición cortesiana con los diferentes pueblos mesoamericanos con los que
se topan en el camino hacia la ciudad de México, así como el trato con Moctezuma, están
teñidos en el texto de Cervantes por un patetismo exacerbado: prácticamente todos los
personajes protagonistas derraman alguna lágrima. Sobre todo, las lágrimas de Cortés a lo
largo de diferentes episodios son una muestra evidente del intento de humanización del
capitán de los españoles mediante la dramatización del relato 565.
Uno de los pasajes más dramáticos del relato de Cervantes es el momento culminante de
la muerte de Moctezuma, de la que el humanista recoge la versión de la pedrada en la sien
que recibió de su propio pueblo por venganza ante los halagos a Cortés. El relato ocupa los
capítulos CXII, CXIII y CXIV del Libro IV566.
En mitad de la batalla, Moctezuma propone a Cortés asomarse a la azotea para calmar a
los suyos. Cervantes aprovecha para refutar a Gómara, puesto que el humanista toledano
287
está convencido de que el pueblo azteca conoció a su tlaoni, «y en esto se engaña Gómara,
que casi trasladó a Motolinea, que dice que no le conocieron».
La dramatización del episodio comienza con la salida a la azotea de Moctezuma, que
ante un auditorio enfervorecido pronuncia un discurso que comienza ya con un epíteto
clásico propio de los dramas clásicos en llamamiento de los dioses:
Por los dioses inmortales que nos dan los mantenimiento de que nos
sustentamos y nos dan salud y victoria os ruego que si en algún tiempo yo os he
bien gobernado y hecho mercedes y buenas obras, que ahora mostréis el
agradescimiento debido, haciendo lo que os rogare y mandare. (Libro IV, cap.
CXII)
Hanme dicho que siendo yo vivo habéis elegido Rey, porque yo estoy en
prisión y porque quiero bien a los cristianos a quien vosotros aborrescéis tanto.
No lo puedo creer que dexéis vuestro Rey natural por el que no lo es, ca los dioses
me vengarían cuando yo no pudiese tomar venganza. Si habéis porfiado tanto en
los combates, con tantas muertes y pérdidas de los vuestros, por ponerme en
libertad, yo os lo agradesco mucho, pero sabed que aunque vuestra intención es
buena y de leales vasallos, que vais errados y os engañáis mucho, porque yo de mi
voluntad estaba y estoy en estos aposentos, que son mi casa, como sabéis, para
hacer buen tratamiento a estos huéspedes que de otro mundo vinieron a visitarme
de parte de su gran Emperador. Dexad, os ruego, las armas, no porfiéis, mirad que
son muy poderosos y valientes los cristianos e que uno dellos que habéis muerto
os cuesta más de dos mill de los vuestros; en los más de los rencuentros, por
pocos que hayan sido, han sido victoriosos contra muchos de los vuestros. Han os
rogado con la paz, no os han quitado vuestras haciendas, ni forzado vuestras
mujeres ni hijas, y si con todo esto queréis que se vayan, ellos se irán, porque no
quieren contra vuestra voluntad estar en esta ciudad. Yo saldré de aquí cuando
vosotros quisierdes, que siempre he tenido libertad para ello; por tanto, si como al
principio os dixe, me amáis e yo os he obligado a ello, cesá, cesá, por amor de mí;
no estéis furiosos ni ciegos de pasión, que ésta nunca dexa hacer cosa acertada.
(Libro IV, cap. CXII)
288
La respuesta a Moctezuma, después de una pequeña deliberación, fue clara: «Calla, bellaco,
cuilón, afeminado, nascido para texer y hilar y no para Rey e seguir la guerra; esos perros
cristianos que tú tanto amas te tienen preso como a mascegual, y eres una gallina; no es
posible sino que ésos se echan contigo y te tienen por su manceba». Y una nube de flechas
y piedras comenzó caer encima del tlaoni y los españoles que le acompañaban:
289
señorío de su padre y castigues gravemente a los que me han denostado y quites la
vida y el reino al que se ha alzado con él y a mí ha dado la muerte. Mira que es Rey
y gran señor y te ha sido muy amigo el que te pide esta palabra y que como
caballero me la cumplas, que con esta esperanza mi ánima irá descansada.
La muerte de Moctezuma, por tanto, es presentada por Cervantes como un indicio más
para la justificación del poder de Cortés, quien en este caso recibe directamente de
Moctezuma, moribundo, el ruego de que cuide de su pueblo y castigue a todos aquellos que
le han maltratado. Cortés, por supuesto, no iba a perder la oportunidad de mostrar su
humanidad, su clemencia y su sagacidad ante los requerimientos de Moctezuma:
Cortés a todas estas razones estuvo muy atento, y aunque al principio reprimió
las lágrimas, no pudo dexar de llorar, y tomándole las manos, dándole a entender
la que le pesaba de su desgracia, le dixo: «Gran Príncipe y señor mío: No se aflija
tu Alteza, que lo que me mandas yo lo haré como si el Emperador de los
cristianos, mi Rey e señor, me lo mandara; ca conosco que por el gran valor de tu
persona se te debe e yo te lo debo, no has querido comer ni ser curado, que tú ni
tenías herida para morir della; mueres de pesar y descontento y debías de
considerar que donde tú no tenías la culpa ni habías hecho ni dicho cosa que no
fuese de Rey, por donde merescieses que los tuyos se te atreviesen, no debías de
tomar pena, sino darla a los que tuvieron la culpa; y pues, tú, según veo, ya no
podrás, por estar tan cercano a la muerte, ve consolado con que tus hijos serán
mirados como mis ojos y tu muerte la más vengada que hasta hoy ha sido, aunque
yo perdiese muchas vidas si tantas tuviese.
Motezuma, aunque era tan gran señor, como era indio, deseaba la venganza,
porque los desta nasción la desean más que otros. Holgóse mucho con la repuesta
de Cortés, rescibió gran descanso, y en pago dello le dixo así: «Capitán muy
valiente y muy sabio, a quien yo hasta este punto donde se conoscen los amigos
he amado tanto: No puedes creer el contento que tu visita me ha dado y el alegría
que tus palabras han engendrado en mi triste corazón, en pago de lo cual, porque
barrunto y entiendo que según eres valeroso, que has de señorear y mandar toda
esta tierra, honrando mis hijos y vengando mi muerte, te quiero avisar cómo yo he
gobernado y mandado, para que sepas cómo de aquí adelante tú has de gobernar y
mandar todos los indios desta gran tierra, según la experiencia me lo ha enseñado.
290
Éstos no hacen cosa buena sino es por miedo; destrúyelos el regalo y humanidad
en los Príncipes; son amigos de holgar, dados a todo género de vicios, y si yo no
los ocupara hasta hacerles dar tribucto de los piojos, no me pudiera valer con
ellos; los pequeños delictos es menester castigarlos como los grandes, por que no
vengan a desvergonzarse e a ser peores, casi los hacía yo esclavos o los ahorcaba
por una mazorca de maíz que hobiesen tomado. Son mentirosos, livianos,
deseosos de cosas nuevas; aborrescen mucho, aman poco, olvidan fácilmente los
beneficios rescebidos, por grandes y muchos que sean. Es menester que vivas con
ellos recatado, no les confíes secreto de importancia, tenles siempre el pie sobre el
pescuezo, no te vean el rostro alegre, enójate por pocas cosas para no darles lugar
a otras mayores; hazles buenas obras sin conversar con ellos ni mostrarte afable,
porque te perderán el respecto y tendrán en poco. Finalmente, no les perdones
cosa mal hecha y sepan que si la pensaren te la han de pagar.»
Cortés le agradesció mucho el buen consejo; díxo1e que por lo que él había visto,
su Alteza tenía razón, e que así haría al pie de la letra lo que le mandaba. Con esto,
le abrazó y dixo que cuando algo fuese menester le llamase, porque él iba a ver lo
que era menester en el combate que los indios daban.
Cortés, ante el lecho de muerte de Moctezuma, vuelve a entablar un diálogo con el tlaoni,
proponiéndole que abrazara el cristianismo antes de morir para salvar su al ma. Moctezuma
declina la oferta y decide morir con sus creencias:
Otro día que dixeron a Cortés Motezuma estar muy al cabo, fue a verle.
Preguntóle cómo se sentía; respondió muy ansioso: «La muerte, que es la mayor
angustia de las angustias.» Cortés le tornó a decir: «Gran Príncipe, para ahora es tu
valor y tu ánimo; forzosa es esta deuda, porque el que nasce es nescesario que
muera; pero para que no mueras para siempre y tu ánima no sea atormentada en el
infierno, pues estaba concertado que te bautizases y tú lo pediste de tu voluntad,
ruégote por Dios verdadero, en quien solo debes creer, que lo hagas; que Fray
Bartolomé de Olmedo te bautizará.». Motezuma dicen que le respondió que quería
morir en la ley e secta de sus antepasados e que por media hora que le quedaba de
vida no quería hacer mudanza; e si esto había de hacer en este tiempo, mejor fue
que no fuese baptizado, antes, porque como era adulto y no estaba instructo en las
cosas de la fee y todos sus vasallos eran de opinión contraria y los indios
naturalmente mudables, retrocediera fácilmente y fuera peor, conforme a aquello:
«Más vale no conoscer la verdad, que después de conoscida dexarla.»
291
demonio y no al que la había criado; murió como había vivido, y antes que se
viese en este trance, haciendo una breve plática a aquellos señores que le
acompañaban, les encargó sus hijos y la venganza de su muerte. Murió como
gentil, deseoso hasta la postrera boqueada de la venganza de los suyos; jamás
consintió paños sobre la herida, y si se los ponían quitábaselos muy enojado,
procurándose y deseándose la muerte.
Como en las batallas clásicas, Cortés ofreció el cuerpo de Moctezuma para detener la
guerra durante algunos instantes, pero los herederos de Moctezuma, furiosos, declinaron la
oferta. La batalla continuó y el cuerpo de Moctezuma fue sacado en silencio por dos
señores aztecas que estaban presos: «No se supo de cierto qué hicieron dél, más de que le
debieron enterrar en el monte y fuente de Chapultepeque, porque allí se oyó un gran
planto».
c) Relatos intercalados:
Otro de los recursos propios de la historiografía del siglo XVI y XVII, muy utilizado por
todos los cronistas de Indias ante la materia que trataron, característico por ejemplo de los
Comentarios reales del Inca Garcilaso, es el de la narración intercalada, que pausa el orden
cronológico de los sucesos principales, permite la relajación de la tensión dramática y
propicia el acercamiento a diferentes géneros narrativos más propios de la retórica literaria.
La ascensión al Popo y el relato del cautiverio de Alonso de Ávila, por ejemplo, son
presentados por el cronista como dos narraciones vinculadas a la narrativa fantástica 567.
Además, Cervantes realiza al menos dos interpolaciones de su presente en el devenir de la
historia, cuando describe la ciudad de México y la de Tlaxcala cuarenta años después de los
acontecimientos que narra 568.
292
Uno de los temas recurrentes de la literatura hispanoamericana ha sido el impacto que a
lo largo de las diferentes épocas y geografías ha causado la grandiosidad de la naturaleza
americana. En este sentido, fueron los cronistas europeos del siglo XVI los primeros que
trasladaron a sus diferentes tradiciones las sensaciones sobre un continente espectacular y
misterioso, en el que pronto se proyectaron los imaginarios míticos de la cultura europea.
Tanto el tratamiento acerca de la presentación de la naturaleza americana como de la
visión del otro en los principales textos de la bibliografía indiana han propiciado
metodológicamente una línea de investigación fructífera. Los estudios citados de Beatriz
Pastor, Todorov o Gerbi, entre otros, destacan en gran medida por ofrecer una
metodología de acercamiento a los textos de los cronistas de indias a partir de la cual es
posible analizar la configuración de los primeros referentes, históricos y literarios,
vinculados sobre todo con la realidad de la naturaleza americana y la visión sobre la cultura
y la población nativa, y atendiendo en sus planteamientos a temas y tópicos creados por los
cronistas, que serán recurrentes en la historia de la literatura hispanoamericana posterior.
A partir de estas consideraciones, las líneas que siguen tratarán de plantear un análisis
sobre la mirada y la percepción que ofrece el humanista en el Libro I, especialmente sobre
la naturaleza americana, con el objetivo de poner también sobre el tapete los argumentos de
un texto que, como decíamos al inicio, sigue siendo una obra poco conocida, alejada de los
títulos canónicos sobre los que suele partir la interpretación de la realidad histórica de la
conquista y la colonización mesoamericana.
El humanista ofrece XXXII capítulos referidos a la geografía y a los usos y costumbres
de los moradores de Nueva España, con el objetivo de ofrecer una semblanza general que
mediatice y sitúe al lector en el entorno en el que va a desarrollarse la historia de la
conquista. Sobre el objetivo de este Libro I, escribe:
569 Cito el libro y el capítulo a partir de la edición digital Cervantes de Salazar, Francisco, (1971) Crónica de la
Nueva España, edición digital preparada por la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes a partir de la edición de
Madrid, Atlas, 1971 de Manuel Magallón [http://www.cervantesvirtual.com/obra/cronica-de-la-nueva-
espana--0/] (10/02/2012).
293
A priori, Cervantes de Salazar parte su descripción de la geografía mesoamericana desde
una posición oficialista que ya había iniciado Hernán Cortés en sus Cartas de Relación y en la
que aparentemente los escritores de indias no son capaces de ver la especificidad de los
nuevos territorios descubiertos. Si en el caso de Cortés, debido a la inmediatez de su
escritura y por ser el primero que se enfrenta a la descripción de esa nueva realidad puede
estar justificada de alguna manera la asimilación del territorio americano con España, es
indicativo que Cervantes, hombre docto y versado en todos los saberes importantes de la
época, que había recorrido las diferentes provincias de Nueva España y tenía por tanto
como fuente primaria su propia observación, recurra a esta misma asimilación cortesiana
del territorio después de cuatro décadas de colonización:
En breve relataré qué es lo que ahora los nuestros llaman Nueva España,
diciendo primero cómo la ocasión de haberle puesto este nombre fue por la gran
semejanza que con la antigua España tiene, no diferenciando, della más de en la
variedad y mudanzas de los tiempos; porque en todo lo demás, temple, asiento,
fertilidad, ríos, pescados, aves y otros animales, le paresce mucho, aunque en
grandeza le exceda notablemente.
La explicación quizá la encontremos en el hecho de que el ente político y social que fue
el virreinato de la Nueva España, ya desde su propia nominación como tal, necesitaba de
trabazones ideológicas que lo vinculara fuertemente con la metrópoli en esos primeros
momentos de asentamiento y reivindicación del territorio conquistado, llevando incluso a la
incongruente afirmación de la semejanza entre España y Nueva España que ofrece también
Cervantes.
Es evidente, como trataremos de mostrar a continuación, que ya en Cervantes de
Salazar y en los cronistas posteriores a Cortés se observa una cierta evolución en la
percepción de la naturaleza americana. Cervantes, como demuestra en los capítulos
siguientes del libro I, tenía ya una perspectiva diferente y un conocimiento mayor para
aprehender la especificidad de esa nueva realidad, aunque constantemente supedite lo que
observa a los intereses oficialistas y a su ideología europea.
Pese a todo, el humanista presenta una descripción detallada y extensa, fruto de un
interés casi científico, del clima, de los principales ríos y sierras, de aves, peces y otros
animales o de las principales especies vegetales del territorio, con un tono narrativo en casi
todo momento, igual que ocurría en los textos cortesianos, de admiración y maravilla sobre
lo que está describiendo. Y como trataremos de explicar, ese tono maravillado terminará
por filtrar en el texto el territorio de lo maravilloso, tópicos fantásticos de largo recorrido
294
en la historia de la literatura americana y que tradicionalmente se han utilizado en la
argumentación sobre la consideración de la bibliografía indiana como germen de la
literatura posterior.
Cervantes muestra en este libro I un interés científico que sintetiza muy bien la
conciencia humanista del saber enciclopédico y de la gramática universal, escudriñando a
través de su mirada datos técnicos y temas propios de la geografía, la botánica o la
medicina, como la reseña a los límites geográficos, la descripción del clima y el territorio, de
las lluvias y los vientos, las plantas, los animales, la medicina, que hacen de este tratado un
cajón de sastre que encaja perfectamente en la visión curiosa y universalista del humanismo.
La descripción comienza por reseñar la caracterización geográfica de la Nueva España
(capítulo IV), aludiendo en primer lugar al clima, similar al de la antigua España, frío en
algunos partes y cálido en otras, a la geografía, mezcla de grandes llanos y montañas
altísimas y a los fenómenos atmosféricos más característicos, como la lluvia y los vientos,
huracanes y tormentas:
Y como tiene extremos en calor y fríos, llanos y serranías, asní los tiene en
vientos y calmas, pluvias y sequías, porque, especialmente en las costas, al
principio de Mayo y por Navidad se levanta tan bravos y temerosos vientos, que
los mareantes y los que viven en las Indias llaman huracanes, que muchas veces
han derribado edificios y arrancado de raíz muy grandes y gruesos árboles y es su
furia tanta, que corriendo muchas leguas la tierra adentro, levantan las lagunas que
son hondables...
(…) En lo que toca a las pluvias y aguas del cielo, aunque diferentemente se
siguen según el temple de las provincias, por la mayor parte en toda la Nueva
España, son muy grandes. Comienzan, al contrario de España, desde Junio, y
acábanse por Septiembre. Suele llover, cuando es la furia, treinta y cuarenta días
arreo, sin cesar, y dicen los indios viejos que después que vinieron los españoles
no llueve tanto, porque antes solía durar la pluvia sesenta y ochenta días sin
escampar… (Cap. IV).
295
tradición europea, el maíz, cuya semilla «en su lengua se dice tlautli», la chía, el ichicatle, que
es semilla del algodón, las batatas, el agí o los quilites, hierbas medicinales que «los indios
médicos conoscen y cada día experimentan ser de gran virtud en diversas y peligrosas
enfermedades» (cap. VI).
Destaca sin duda el interés que despierta en Cervantes de Salazar las propiedades del
maguey, planta emblemática de la zona y vital para el desarrollo de la vida nativa, y a la que
ya en los diálogos latinos le dedicó un extenso párrafo:
Entre los árboles desta tierra, aunque no sé si se podrá llamar así, por no echar
flor hoja ni fructo, pero porque para hierba es muy grande, contándole entre los
árboles, el maguey, que en mexicano se dice mefle, es el más notable y maravilloso
árbol y de más provechos que los antiguos ni los presentes han hallado, y tanto
que a los que no han hecho la experiencia con razón les parecerá increíble. Hay, p
ues, en los magüeyes, machos y hembras, y donde no hay machos no hay
hembras, ni se dan, y la tierra que los produce es tenida por fértil, y los indios
están proveídos abundantemente de lo que han menester para el comer, beber y
vestir donde hay copia dellos, como luego diré. Echa el magüey al principio de su
nascimiento grandes hojas que son como muy aguda y recia; los machos, que son
los menos, a cierto tiempo, que es cuando van ya a la vejez, echan un mástil
grueso, alto, que nasce de en medio de las pencas, en cuyo remete hay unas flores
amarillas. Los provechos, así de las hembras como de los machos, son tantos, que
los indios vinieron a tener al magüey por dios, y así, entre sus ídolos, le adoraban
como tal, como paresce por sus pinturas, que eran las letras con que conservaban
sus antigüedades. Sus hojas, pues, como sean tan anchas, resciben el rocío de la
mañana en tanta cantidad que basta para beber el caminante aunque vaya con
mucha sed; las hojas o pencas verdes sirven de tejas para el cubrir de las casas y de
canales; hácese dellas conserva y de la raíz; por consiguiente, secas, son muy
buena leña para el fuego, cuya ceniza es muy buena para enrubiar los cabellos.
Secas también las pencas, las espadan como el cáñamo, y dellas se hace hilo para
coser y para texer; la púa sirve de aguja, de alfilel y de clavo, y como se hacen telas,
así también se hacen cuerdas y maromas muy fuertes, de que, en lugar de
cáñanamo, se sirven todos los indios y españoles para lo que suelen aprovechar las
sogas y maromas, las cuales, mojadas, son más recias y se quiebran menos. El
mástil sirve de madera para el edificio de los indios, y el magüey sirve, como en
Castilla las zarzas, para seto y defensa de las heredades. Hácese del magüey miel,
azúcar, vinagre, vino, arrope y otros brebajes que sería largo contallos. Finalmente,
como dixe, solo este árbol puede ser mantenimiento, bebida, vestido, calzado y
296
casa donde el indio se abrigue; tiene virtudes muchas que los indios médicos y
herbolarios cuentan, no sin admiración, especialmente para hacer venir leche a la
mujer, bebido su zumo, con el cual se sanan todas las heridas (Cap. VI).
El ave que en la lengua mexicana se llama tlauquechul es, por su pluma y por
hallarse con gran dificultad, tan presciada entre los indios, que por una (en tiempo
de su infidelidad) daban cuarenta esclavos, y por gran maravilla se tuvo que el gran
señor Montezuma tuviese tres en la casa de las aves, y fue costumbre, por la
grande estima en que se tuvo esta ave, que a ningún indio llamase de su nombre, si
no fuese tan valeroso que hubiese vencido muchas batallas. Tiene la pluma
encarnada y morada; el pico, según la proporción de su cuerpo, muy grande, y en
la punta una como trompa, críase en los montes. (Cap. VII)
Sobre los ríos y los pescados que en ellos habitan destaca Cervantes: «lizas, meros,
moxarras, bobos, truchas, pargos, bagres y, entre ellos, aquel espantoso y perjudicial
pescado que los indios llaman caimán y nosotros lagarto, y algunos de los latinos engañados
cocodrilos». Dedica algunos párrafos a la variedad y comportamiento de esta especie
americana, situándola como uno de los principales peligros de la geografía mesoamericana.
Habla el humanista también de diferentes tipos de animales, como las culebras, los
mosquitos, los tigres o los leones, de la variedad de caza y de los metales y las piedras de
valor, deslizando alguna crítica hacia la codicia europea.
En esta descripción geográfica y botánica de la Nueva España se filtran nuevos
referentes que se confunden entre la realidad y la ficción, entre las ciencias y las creencias,
entre lo observable y lo imaginable y que configuran la primera imagen mítica y fabulosa
del continente americano, recuperada por ejemplo por los autores contemporáneos del
realismo mágico.
La sorpresa ante lo desconocido permite que el tratado científico deje paso a las
fabulaciones indígenas y a elementos que por no estar en los libros despiertan la admiración
del científico al enfrentarse a especies, territorios y propiedades que superan lo conocido
hasta el momento por los antiguos, en ese afán humanista por recuperar y superar el
conocimiento clásico. Como decíamos, Cervantes muestra su admiración por las
propiedades del maguey, el «más notable y maravilloso árbol y de más provechos que los
297
antiguos ni los presentes han hallado, y tanto que los que antiguos ni los presentes han
hallado», destacando el decisivo papel que el árbol tenía para la cultura prehispánica: «los
provechos, así de las hembras como de los machos, son tantos, que los indios vinieron a
tener al magüey por dios, y así, entre sus ídolos, le adoraban por tal, como paresce por sus
pinturas, que eran las letras con conservaban sus antigüedades».
Las fuentes de la Nueva España se comparan con el imaginario mítico de otras culturas:
Hay un pájaro del tamaño de un gorrión, pardo y azul, que dice en su canto
tres veces arreo, más claro que un papagayo bien enseñado, «Jesucristo nasció»;
jamás se posa cuando anda en poblado sino sobre los templos, y si hay cruz,
encima della: cosa es cierto memorable y que paresce fabulosa, si muchos no la
hobiesen oído, de los cuales, sin discrepancia, tuve esta relación. (cap. VII)
Hay otra ave que tiene la cabeza tan grande como una ternera, muy fiera y
espantosa, y el cuerpo conforme a ella; las uñas muy grandes y fuertes; despedaza
cualquier animal por fuerte que sea, nunca se ve harta, y suele, de vuelo, llevar un
hombre en las uñas. (Cap. VII).
En la mar de California, a la cual fue Hernando Cortés, muchos de sus
soldados, en tiempo de calmas, desde los navíos vieron por tres veces levantarse
en el agua unos pescados que desde la cinta arriba, porque de ahí abaxo, no se
vían nada, que parescían hombres desnudos en carnes, que a los que los vieron,
298
verdaderamente, pusieron cierto pavor, los cuales se zabulleron luego, y de ahí a
poco tornaron a parescer dos veces, a los cuales, por la semejanza humana que
tenían, llamaron los nuestros peces-hombres. (Cap. IX)
Una de las recurrencias temáticas más importantes en la configuración final del sentido
de la Crónica está relacionada con los argumentos que presenta el humanista para justificar
la conquista, en un periodo en el que seguía debatiéndose la necesidad y las maneras de la
colonización española
Aunque en alguna ocasión se desprenda alguna referencia hacia la necesidad de
trasladar a la población autóctona el sistema educativo europeo, que podríamos vincular
con una visión más propia del humanismo en el que se había formado Cervantes, lo cierto
es que la Crónica de la Nueva España tiene como marcado objetivo presentar la conquista y la
colonización española como una necesidad de carácter evangelizador e incide en la línea
imperialista de la que también partieron Fernández de Oviedo o López de Gómara.
En este sentido, y pese a que la intención del humanista es la de historiar unos hechos
reales que se antojaban decisivos para la historia europea, la perspectiva que adopta
Cervantes está muy vinculada con la que presentan las epopeyas clásicas y, sobre todo, la
épica medieval, al presentar la empresa de la conquista como una predestinación divina,
tanto desde el punto de vista cristiano como desde el punto de vista de las tradiciones
indígenas, proyectando en su narración modelos de clara filiación literaria.
299
discurso mitificador y encomiástico, que Beatriz Aracil ha denominado como «la última
conquista del héroe»570.
Beatriz Aracil, en otro trabajo, ha destacado las diferentes perspectivas del héroe
(militar, vasallo, buen gobernante) y sus fuentes literarias en los textos de Cortés, en la que
convergen elementos del ideario medieval con caracteres definitorios del caballero
renacentista571. Cervantes, como muestra la descripción que plantea sobre Hernán Cortés y
la caracterización, dramatiza las diferentes vertientes del carácter del conquistador en un
discurso que completa, junto con los demás textos del ciclo cortesiano, la ficcionalización
del héroe
La descripción de Cortés que plantea Cervantes recuerda las líneas finales del texto de
Gómara en la que se reiteran las diferentes facetas de su personalidad:
570 Es el final del título de un trabajo: Beatriz Aracil «Hernán Cortés y sus cronistas: la última conquista del
héroe», en Atenea, n. 499, I Sem 2009, pp. 61-76
571 Beatriz Aracil, Hernán «Cortés en sus Cartas de relación, la configuración literaria del héroe», Nueva Revista de
Filología Española, vol. 57, n. 2, pp. 747-759.
300
estonces oficiales españoles lo dexó. Como quiera que sea, él se descuidó más de
lo que convenía. Cúlpanle también muchos de no haber pedido o dado
perpectuidad de indios a los conquistadores, como pudiera, a causa de tenerlos
siempre debaxo de la mano; pues él, aunque tan valeroso, no pudiera sin ellos
conquistar tan grandes reinos y señoríos; no falta quien le defiende desto, aunque
como hombre no podía acertar en todo. Cúlpanle asimismo muchos de los
conquistadores que en el repartir de las ganancias de la guerra tomaba lo más y
mejor para sí; podía ser que como a cada uno paresciese que merescía más que el
otro, le cresciese en el ojo lo que Cortés meresciendo tanto tomaba para sí.
Fue Cortés hombre de mediana disposición, de buenas fuerzas, diestro en
las armas y de invencible ánimo; de buen rostro, de pecho y espalda grande,
sufridor de grandes trabajos a pie y a caballo; parescía que no se sabía cansar;
velaba mucho y sufría la sed y hambre mucho más que otros; finalmente: cuán
dichoso y valeroso Capitán fuese, cuán avisado en el razonar, cuán recatado con
los enemigos, cuán deseoso de que el Evangelio se promulgase, cuán piadoso y
amigo de los suyos y cuán leal a su Rey, parescerá claro por el discurso desta
historia, en la cual no tractaré de su muerte hasta que hable cómo y por qué partió
desta tierra para España, donde quedó. (Cap. XVI)
Por otro lado, Cervantes retoma también en la escritura de la Crónica la idea de Cortés
como elegido por la ventura y por Dios dentro de ese discurso mitificador de las hazañas
de la conquista. El discurso mesiánico fue empleado tanto por Colón como por Cortés en
sus propios textos conscientes de las dificultades políticas a las que se enfrentaron en el
último tramo de sus vidas. El mismo Hernán Cortés, como indica Beatriz Aracil, además de
teñir de providencialismo los hechos de la conquista, inicia la personalización de su carácter
mesiánico:
572 Beatriz Aracil, «Hernán Cortés en sus Cartas...», art. cit. p. 757.
301
Cervantes de Salazar explota narrativamente esta doble perspectiva providencialista
referida por una parte al proceso del descubrimiento y conquista de los territorios
americanos, como analizaremos más tarde, así como al carácter mesiánico de la figura
cortesiana, a través de la proyección mítica de una prehistoria del héroe en la que el cronista
focaliza aquellos aspectos de la biografía de Cortés en los que la ventura, el fatum romano,
le ha llevado hasta el inicio de la expedición hacia Yucatán.
La Crónica de la Nueva España tiene algunos capítulos en el libro II, del XV hasta el
XXII, en los que Cervantes traza un pequeño perfil biográfico de Hernán Cortés, que
inserta en la narración de la preparación de la expedición y la salida de Cuba tras la mala
fortuna de Grijalva y Hernández de Córdoba y los pleitos con Diego Velázquez. Desde la
primera frase, el humanista toledano destaca el carácter providencial de Cortés como
instrumento divino, «Fue Hernando Cortés, a quien Dios con los de su compañía tomó por
instrumento para tan gran negocio, natural de la villa de Medellín...» (cap XV), mitificando
algunos detalles de su biografía en los que introduce elementos propios de la retórica
literaria.
Muchos son los personajes de la mitología clásica y medieval cuya imagen se ha
proyectado en la literatura con elementos claramente legendarios. Quizá Eneas sea uno de
los protagonistas clásicos que más depende de la predestinación divina, pues desconoce la
fortuna que le tiene preparada el destino tras la destrucción de Troya. Durante su
peregrinación por el Mediterráneo los obstáculos van marcando su camino, incluido el
amor de Dido, configurándose una prehistoria del héroe que le sitúa ante las tierras del
Lacio. El descenso al templo de Cumas y la entrevista en el Hades con su padre Anquises le
desvelan su misión. En la tradición medieval caballeros predestinados existen muchos, el
rey Arturo, por ejemplo. La mitificación del héroe vinculada con la predestinación divina es
uno de los procesos típicos de las leyendas del imaginario medieval, de claras resonancias
bíblicas. Entre los numerosos ejemplos encontramos las leyendas en torno a uno de los
personajes más importantes de la historia medieval, Jaume I, que parece que él mismo
proyectó en el conocido Llibre dels feits como la de su nacimiento, la elección del nombre, la
entrada en la iglesia, el rescate de una golondrina en mitad del campo de batalla, etcétera 573.
En este sentido, Cervantes reescribe la biografía de Cortés atendiendo a la intervención
divina como manipuladora de su destino. Dejó el estudio «por ciertas cuartanas que le
dieron» y aunque sus padres eran más inclinados a que estudiara leyes, «su ventura le
llamaba para empresa tan importante» (Libro II, cap. XXV). Marchó a América en un navío
573 Joan Borja i Sanz «El rei Jaume I: història i llegenda en l’imaginari popular valencià», VEU,
Conferència Universitat d’Alacant, 2008.
302
de Alonso Quintero, y cuando todo parecía perdido, pues habían errado el rumbo y los
víveres se terminaban, la expedición se salva gracias a una paloma. Así lo narra Cervantes:
Más adelante, ya en Cuba, «se libró de los trabajos y peligros en que se vio Diego
Nicuesa y sus compañeros» (Cap. XVI) en la expedición a Veragua, «por un dolor grande
que le dio en una pierna» y que el cronista achaca a su afición a las mujeres.
El cénit de su buena ventura es el sueño que inserta el cronista toledano en el capítulo
XVII. El sueño de Cortés, cuya fuente es el propio conquistador, «el pronóstico que él
muchas veces contó de la prosperidad en que vino», narra la visión que tuvo de su destino
una tarde en la villa de Azúa, donde servía el oficio de escribano:
303
le llamaban Teult, que quiere decir «dios y hijo del sol y gran señor», dándole desta
manera otros títulos muy honrosos; y aunque él como sabio y buen cristiano sabía
que a los sueños no se había de dar crédito, todavía se alegró, porque el sueño
había tido conforme a sus pensamientos, los cuales con gran cordura encubría por
no parescer loco, por el baxo estado en que se vía, aunque no pudo vivir tan
recatado que en las cosas que hacía no mostrase algunas veces la gran presunción
que tenía en su pecho encerrada. Dicen que luego, después del sueño, tomando
papel y tinta dibuxó una rueda de arcaduces; a los llenos puso una letra, y a los que
se vaciaban otra, y a los vacíos otra, y a los que subían otra, fixando un clavo en
los altos. Afirman los que vieron el dibuxo, por lo que después le acaesció, que
con maravilloso aviso y subtil ingenio, pintó toda su fortuna y subcesos de vida.
Hecho esto, dixo a ciertos amigos suyos, con un contento nuevo y no
visto, que había de comer con trompetas o morir ahorcado, e que ya iba
conosciendo su ventura y lo que las estrellas le prometían; y así de ahí adelante
comenzó más claro a descubrir sus altos pensamientos, aunque, como luego
diremos, la fortuna le contrastaba cuanto podía para que entendamos que, como
dixo Aristóteles, la virtud y la ciencia se alcanzan con dificultad. (Cap. XVII).
El recurso del sueño como visión del futuro tiene también una gran tradición en la
historia de la literatura. El propio Eneas sueña con su padre Anquises, quien le pide que
acuda hasta el Hades para hablar con él. La importancia del sueño, de la aparición y de la
revelación es notable también en la literatura bíblica y la mística posterior. El arcángel
Gabriel se le apareció al Cid antes de sus gestas, por ejemplo 574.
Y hasta dos veces sobrevivió Cortés de un naufragio, sin saber nadar, según Cervantes.
La primera para escapar del navío en el que le habían apresado tras una conspiración contra
Diego Velázquez:
304
cresciente, le tornase a tierra. En el camino vio gran copia de tiburones y de
lagartos, de que no poco temió que le tragasen; y así, por este miedo como porque
el trecho era grande, vino a desfallecer tanto que muchas veces estuvo
determinado de soltar el madero y dexarse ahogar, porque ya no podía sufrir el
trabajo; pero esforzándose lo más que pudo, encomendándose a Dios y a su
abogado el apóstol Sant Pedro, se halló en seco en la costa, que una grande ola le
había echado, y no como dice Gómara, que trocando sus vestidos con el mozo
que le servía y saliendo por la bomba, se metió en un esquife (cap. XVIII).
Y antes de su matrimonio con Catalina Suárez una tormenta volcó la canoa volviendo
para Barucoa:
Antes de todos estos subcesos, porque convenía que pasase por grandes
trances el que había de verse en tan gran pujanza, viniendo Cortés un día de las
bocas de Bain para Barucoa, donde a la sazón vivía, ya anochecido, se levantó una
gran tempestad que trastornó la canoa en que venía, y él, como no sabía nadar,
por gran ventura se abrazó con la canoa media legua de tierra, y atinando a una
lumbre de pastores que estaban cenando a la orilla del mar, ayudándole la marca y
viento que corría hacia tierra, se halló bien fatigado en la orilla, donde conoscido
por los pastores, desnudándole de la ropa que traía mojada, le cubrieron con la
mejor que se hallaron, encendiendo en el entretanto mayor fuego do se calentase y
se enxugase su ropa; diéronle aquella noche a cenar de lo que tenían, y a la
mañana, vestido de su ropa, que estaba ya enxuta, se fue a su casa, que no estaba
lexos de allí, agradesciendo con muy buenas palabras, porque las tenía tales, el
beneficio rescebido (Cap. XIX).
Cervantes, pues, extrae, recrea o inventa pasajes de la vida de Cortés que apuntan a su
futura ventura y a las aventuras que habría de sufrir, más grandes que las de los
protagonistas de los relatos míticos clásicos:
Como quiera que fue, Cortés, así por el valor de su persona, como por medio
de Andrés de Duero, vino en tanta gracia con Diego Velázquez, que por su
comisión, como paresce por la instruición dello arriba inserta, acometió y salió
con el mayor negocio que romano ni griego jamás emprendió ni consiguió. (Cap.
XVIII).
305
2. la predestinación divina en el relato de la conquista: la figura de Santiago Matamoros.
Uno de los tópicos más recurrentes de la ayuda divina en las crónicas y relatos
medievales se personaliza en las figuras de Santiago y Sant Jordi, caballeros míticos que
pueblan el imaginario legendario bélico europeo como impulsores del espíritu de cruzada y
reconquista de la fe católica tras el esplendor musulmán. Numerosos son los estudios sobre
el impacto del caballero del corcel blanco en la historiografía y la literatura medieval 575,
símbolo de la religión y patrón de la batalla.
También existen algunos trabajos que han llamado la atención sobre la interpolación de
esta figura legendaria en los relatos sobre la conquista de México576, que se filtró en los
testimonios de los cronistas, incluso en el de los más letrados, como un actor importante
tanto en el proceso militar como en la conquista del imaginario de los pueblos
mesoamericanos. El personaje de Santiago, con su caracterización habitual a lomos de un
corcel blanco y blandiendo una espada dominada por el rayo, se convierte en un símbolo
de poder y de afirmación de la religión de los conquistadores sobre la de los vencidos.
Sobre la simbología propagandística advierte Javier Domínguez:
575 Nicolás Cabrillana, Santiago Matamoros, historia e imagen, Málaga, Servicio de Publicaciones, Diputación de
Málaga, 1999; Luis Fernández Gallardo, «Santiago Matamoros en la historiografía medieval: origen y
desarrollo de un mito nacional» Medievalismo: Boletín de la Sociedad Española de Estudios Medievales, Año nº 15, Nº
15, 2005, pp. 139-174.
576 Frías, Heriberto, El caballero misterioso y el capitán conquistador o la batalla de Centla, México, Macci Hermanos,
1900. Heliodoro Valle, Rafael, Santiago en América, México, Gobierno del Estado de Querétaro, 1996; Louis
Cardaillac «Santiago, de matamoros a mataindios» en La Aventura de la historia, Nº. 33, 2001, pp. 72-77; Javier
Domínguez, «Santiago Mataindios: la continuación de un discurso medieval en la Nueva España», en Nueva
Revista de Filología Española, LIV (2006), n.1, pp. 33-56.
577 Javier Domínguez, art. cit., p. 35.
306
que humanista llama los de «Champotón». Igual que el imaginario popular medieval, la
figura castellana de Santiago o la catalana de Sant Jordi, aparece recogido en la Crónica
como un elemento misterioso que aparece a lomos de un caballo para salvar
milagrosamente una batalla que parecía perdida. Cervantes plantea la duda de los soldados
de Cortés, que después de terminada la guerra, discutían sobre quién sería esa figura
misteriosa, si San Pablo, protector de Cortés, o Santiago:
Comenzaron a tractar quién sería el de a caballo; los más decían ser el Apóstol
Sanctiago, aunque Cortés, como era tan devoto de Sant Pedro, decía ser su
abogado, al cual en aquel día con gran devoción se había encomendado; y aunque
no está cierto cuál de los dos Apóstoles fuese aquel caballero, lo que se averiguó
por muy cierto fue no haber sido hombre humano ni alguno de los de la
compañía; de adonde consta claramente cómo Dios favorescía esta jornada, para
que su sancta fee se plantase en tierra do por tantos millares de años el demonio
tiranizaba. (Libro II, cap. XXXIII)
Las noticias llegaron a Moctezuma a través de los diversos intermediarios que habían
presenciado las apariciones de Santiago, que como apuntaba Javier Domínguez, comenzó a
calar en el imaginario mesoamericano a partir de los primeros relatos cronísticos como una
figura mítica capaz de infundir el miedo entre la población autóctona por su poder
destructor, lo que ayudó considerablamente a la dominación española:
y como con esto supo también Motezuma que el Dios de los nuestros podía
mucho, pues estando los españoles por tres veces en tanto aprieto había inviado
un hombre sobre una bestia blanca, que peleaba con tanta furia que les quitaba la
vista de los ojos y entorpecía las manos, desaparesciendo y paresciendo cuando
quería, extendióse la fama de tan nuevo y nunca visto negocio por toda la tierra de
tal manera, que cuando Cortés saltó en tierra, luego después de pasadas las cosas
que he dicho con Teudile, muchos señores de la costa secretamente inviaron
criados suyos para que viesen a Cortés y a sus compañeros, en especial el señor de
Cempuala, uno de los mayores señores de la costa, el cual, espantado de las cosas
que de los españoles se decían, invió de los más bien entendidos de su casa hasta
veinte criados, porque siendo tantos y tales le traxesen mejor relación, porque en
lo que uno no advirtiese, miraría otro, los cuales, como llegaron, que no estaban
de allí más de una jornada y con los otros indios no tenían comunicación,
apartáronse a un lado del real de los cristianos, mirando con mucho cuidado a los
nuestros que en él estaban.
307
3. Los agüeros de la conquista: la apropiación del mito de Quetzalcoatl
Entre los ritos y costumbres de la cultura náhuatl que recoge Cervantes en el Libro I de
la Crónica, hay un espacio muy concreto para un mito principal de la tradición
mesoamericana que los españoles, ya desde la expedición de Cortés, supieron explotar y
adaptar a los intereses de la conquista durante todo el siglo XVI: el regreso de Quetzalcóatl.
La profecía del regreso de la serpiente emplumada, vinculada con la peregrinación del
pueblo azteca, tiene un origen equívoco, igual que la propia figura del dios 578. Desde su
nomenclatura, mitad terrestre, mitad celeste, el nombre de Quetzalcóatl refiere a la doble
caracterización de una figura representada, entre otras cosas, como dios principal de la
cosmogonía mesoamericana, pero también como personaje histórico capitán guerrero,
gobernador de la Tula de los toltecas.
La diversidad de las tradiciones prehispánicas en contacto durante varios siglos han
motivado una recuperación contemporánea de la simbología mítica asociada a Quetzalcóatl
confusa y en gran medida contradictoria, relacionada en muchas ocasiones con la
579
problemática de la invención de las tradiciones , que ha llevado incluso a conclusiones
como las del investigador Antonio Aimi 580 apuntando hacia la posibilidad de que el mito del
regreso de Quetzalcóatl no fue más que una invención del propio Hernán Cortés. Sin
embargo, trabajos como los de Antonio Florescano o León-Portilla581 delimitan las
diferentes versiones del mito a partir de testimonios como los de los informantes de
Sahagún 582 y concluyen que efectivamente el mito del regreso de la divinidad tiene sus
fuentes en la tradición como uno de los símbolos centrales de la concepción circular del
tiempo y de los sucesos característica de las religiones mesoamericanas.
Las fuentes iniciales del mito asimilan la huida y el retorno de Quetzalcóatl con el ciclo
astronómico del sol y de la estrella de Venus 583. No obstante, entre las diferentes versiones,
la configuración del relato más aceptada, y la que verbalizan Hernán Cortés y Cervantes de
Salazar, parte del renacimiento del dios como sacerdote-gobernador de la ciudad de Tula,
donde fue engañado por algunos hechiceros dominados por la fuerza de Tezcatlipoca. La
disputa, con incestos de por medio, acabó en algunas versiones con la muerte de
578 A. Florescano, El mito de Quetzalcóatl, México, FCE, 1995p. 13
579 José Carlos Rovira, «Netzahualcóyotl y la invención de las tradiciones», en América sin nombre, n. 9-10,
2007, pp. 178-184.
580 Aimi, Antonio, , «Il ritorno del Serpente Piumato: Cortés inventa il più ‘famoso’ dei miti aztechi», Studi di
Letteratura Ispano-Americana, 33, 2001, 7-43.
581 León-Portilla, M., Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares, México, FCE, 2005(1963).
582 León-Portilla, op. cit., p. 41 y ss.
583 Alfonso Caso, El pueblo del sol, México, FCE, 1953, p. 29.
308
Quetzalcóatl y su ascensión al firmamento como estrella de Venus, -esta es la versión, por
ejemplo, que León-Portilla llevó al teatro en su obra La huida de Quetzalcóatl-, en otras con la
marcha por mar hacia el oriente y la promesa de un futuro regreso 584.
La recuperación, reinvención y aprovechamiento de la profecía de Quetzalcóatl por
parte de Hernán Cortés en la escritura de las Cartas de Relación ha sido el punto inicial para
la investigación sobre este mito prehispánico fundacional que ha despertado también en su
vinculación con la figura de Cortés, una serie de análisis contradictorios sobre sus fuentes y
sus diferentes manifestaciones. En un trabajo reciente, Beatriz Aracil 585 sintetiza la tradición
bibliográfica sobre la vinculación del mito de Quetzalcóatl y la figura de Cortés, antes de
analizar el pasaje de la Segunda carta de relación en el que el conquistador pone en boca de
Moctezuma la profecía del regreso. La argumentación atiende a la reinterpretación
inmediata del relato mítico prehispánico que Hernán Cortés plantea en su escritura al
vincular los personajes del dios azteca y de Carlos V, debido a las responsabilidades
políticas que «obligan» al conquistador a mostrarse como vasallo ejemplar del emperador 586
frente a las fuentes indígenas, editadas por León-Portilla (1999), que identifican a Cortés
con Quetzalcóatl.
Hernán Cortés, por tanto, conoce las resonancias de la asimilación temprana que los
aztecas hacen de la llegada de los españoles y el regreso de Quetzalcóatl, aunque no cita el
nombre del dios, por las palabras de Moctezuma y, más allá de la identificación con el
emperador, aprovecha la circunstancia y se apropia del mito como estrategia militar para
entrar a la ciudad, llegar incluso a sentarse en el trono de Moctezuma y utilizar sus
aposentos durante algunas semanas, más o menos hasta la matanza del templo mayor 587.
584 León-Portilla (2005), recoge algunos testimonios de la historia de la huida del sacerdote-gobernador de
Tula extraída principalmente de las fuentes indígenas de los Anales de Cuauhtitlán y de los informantes de
Sahagún del Códice matritense de la Real Academia de la Historia. El poema que transcribimos es un buen ejemplo
de la versión de la huída y muerte de Quetzalcóatl: «Se dice que cuando vivió allí Quetzalcóatl,/ Muchas veces
los hechiceros quisieron engañarlo,/Para que hiciera sacrificios humanos, / Para que sacrificara hombres./
Pero el nunca quiso, porque quería mucho a su pueblo,/ Que eran los toltecas.../ Y se dice, se refiere,/ Que
esto enojó a los magos:/ Así éstos empezaron a escanecerlo, / A burlarse de él. / Decían los magos y
hechiceros, / Que querían afligir a Quetzalcóatl, / Para que éste al fin se fuera, / Como en verdad sucedió. /
En el año 1-Caña murió Quetzalcóatl: / Se dice en verdad / Que se fue a morir allá, / A la Tierra del color
negro y rojo... » (León-Portilla, op. cit., p. 44, AC, fol.5).
585 Aracil Varón, B. (2008), “El monarca, su vasallo y el Otro: Hernán Cortés y los vínculos de la escritura”,
en Sonia Mattalia y Pilar Alonso (eds.), El viaje en la literatura hispanoamericana: el espíritu colombino (Actas del VII
Congreso de la AEELH), Madrid, Iberoamericana, 147-159.
586 Beatriz Aracil, art.cit., 2008, p. 153 y ss.
587 Ibidem. p. 151.
309
Para el momento en el que Cervantes redacta el Libro I, en torno a 1560, habían
transcurrido ya casi cuatro décadas desde la expedición de Cortés. En general, el objetivo
de la escritura de la Crónica era el mismo que el de las relaciones cortesianas: la justificación
de la empresa española en territorios americanos. No obstante, tanto el contexto de
escritura, los potenciales lectores, como el conocimiento sobre las culturas autóctonas
había evolucionado considerablemente desde la mirada inicial de las Cartas de relación.
La redacción del Libro I es quizá el ejemplo más evidente en el que afloran las tensiones
personales, como decíamos, de un autor formado en una tradición que ya en 1560, con
Felipe II a la cabeza del gobierno, había perdido buena parte de la reputación que le había
precedido durante la primera mitad del siglo. La redacción de la Crónica parte de una
escritura conflictiva que debe enfrentarse a las peculiaridades del mundo nuevo, sobro todo
en el tema de la valoración de la población autóctona, en la que chocan los diferentes
perfiles intelectuales del humanista toledano.
En primer lugar, es evidente que Cervantes se debe a quien le paga un sueldo anual de
doscientos pesos de tepuzque. La Crónica asume inevitablemente la visión oficialista del
cabildo de la ciudad, representante de una corriente descontenta no sólo por la visión
cortesiana de la conquista que había proyectado López de Gómara desde la Península en
1554, sino también por el efecto causado por el debate de los derechos sobre la población
indígena y la posterior restricción de poder que en la teoría y en la práctica había supuesto
la promulgación de las Leyes Nuevas en la década anterior.
Por otro lado, los potenciales lectores y receptores de la Crónica de Cervantes serían los
participantes de este sector del poder civil que habían encargado un texto histórico que
defendiera sus intereses. No obstante, la escritura del texto no parte de la comunicación
oficial y unidireccional con el emperador que movía la redacción de Cortés, sino que se
inserta en la tradición de la historiografía renacentista, que el humanismo había impregnado
del universalismo y la búsqueda de la posteridad de las culturas greco-latina, y que tenía en
este sentido un lector universal. Un síntoma del cambio de los tiempos, del férreo control
sobre el humanismo que caracterizó el reinado de Felipe II, fue la paradójica situación de
una Crónica escrita para la posteridad, requisada por el visitador Valderrama, y que
probablemente acabó en el despacho del monarca, inconclusa, manuscrita y abocada al
olvido.
El humanismo, aunque filtrado por las distintas visiones de las órdenes religiosas, y
supeditado al objetivo principal de la evangelización, había llevado a territorios americanos
una metodología pedagógica y filológica que pasaba por el aperturismo hacia lo
desconocido como único medio para llevar a cabo la empresa evangelizadora. La orden
franciscana promovió la investigación, el estudio y la asimilación de las culturas
mesoamericanas como único punto de partida posible para transmitir la nueva religión. Las
310
investigaciones, que desde 1536 tenían el centro de estudios del colegio de Tlatelolco,
planteaban las primeras explicaciones sobre las culturas que poblaban el valle de México
asumiendo la especificidad de sus ritos, costumbres y tradiciones. No encuentro otro lugar
de donde Cervantes pudo tomar sus fuentes para la redacción de este Libro I. Como
comentábamos al inicio, y aunque en este caso Cervantes no toma la información de
manera literal, como si hiciera en ciertos fragmentos de Gómara, la fuente de los agüeros
que tenían los naturales sobre la llegada de los españoles los toma de los Memoriales de
Motolinía, quien dedica a este cuestión muchas páginas.
En esta línea, el perfil humanista se filtra además en la escritura del Libro I de la Crónica
de Cervantes, no sólo en la curiosidad científica de la descripción de geografías y
costumbres, sino también en la valoración que el cronista proyecta de ese nuevo mundo
que describe. El cronista asume la especificidad de la población indígena, -describe su
carácter, sus costumbres, sus ritos y hasta sus profecías-, precisamente para utilizarla como
justificación de la empresa española.
En este sentido, y partiendo de la consideración de que la escritura de Cervantes es otro
instrumento de los intereses del poder dominante, en la redacción del Libro I aparece,
además, -y creo que aquí radica la aportación de Cervantes-, una perspectiva civilizadora, en
buena medida cercana a la planteada por los frailes misioneros588, que aboga por la reforma
de las costumbres de una población bárbara ante los ojos de un humanista formado en los
libros y en la tradición moral renacentista del perfeccionamiento del hombre en términos
de virtud, muy alejados de los comportamientos antropológicos de las culturas
mesoamericanas.
En la reinterpretación del mito del regreso de Quetzalcóatl que plantea Cervantes al
final del Libro I encontramos un buen ejemplo de esa doble perspectiva de justificación
política y visión civilizadora, configurada a partir de un engranaje narrativo en el que en
muchas ocasiones la brillantez retórica del relato sobrepasa la historicidad de los hechos
que narra.
En este sentido, la reconstrucción de la profecía se configura a partir del objetivo
principal de la justificación de la colonización española, al servicio del cual el humanista
ofrece su madurez retórica. Cervantes ensambla las piezas de la argumentación narrativa de
tal manera que la estructura del libro concluye con la reelaboración de los agüeros de la
tradición prehispánica que ya justificaban la llegada de los españoles, aludiendo para ello a
las palabras de Quetzalcóatl y a las afirmaciones de un sacerdote azteca que está a punto de
morir, sobre las que basaremos nuestro comentario.
588 Caballero, Maria (2003), «Cervantes de Salazar a la luz de los estudios coloniales», en González Sánchez, C.
A., Grafías del imaginario: representaciones culturales en España y América (siglos XVI-XIII), p. 373.
311
Situando estas profecías en el momento narrativo inmediatamente anterior al relato de
la conquista, Cervantes utiliza el pasaje para apuntalar su justificación ideológica, sumando
los indicios reescritos sobre la sumisión de la población autóctona a la llegada y al gobierno
de los españoles ya desde lo más profundo de sus creencias, pues tanto los mitos como los
hombres sabios habrían aludido ya al hito del choque cultural que supondría la dominación
española.
La peculiaridad del texto de Cervantes radica en la caracterización dramática del pasaje,
la retorización del retórico, aspecto definitorio de la escritura de la Crónica, -que le ha valido
a su autor calificaciones como la de «dramaturgo de la conquista», de Irma Plancarte, que
antes comentábamos, que crea un marco teatral que facilita la reconstrucción ideológica del
pasaje.
Así, la elección de unos personajes tan principales como reconocibles en la
cosmogonía indígena y la utilización del recurso retórico del estilo directo logran recrear
una escena de fuentes imprecisas en la que la pluma del humanista está mediatizada por los
objetivos narrativos hasta el extremo de ficcionalizar el relato.
Cervantes recoge la fuente del regreso de Quetzalcóatl vinculada a la historia de la
peregrinación mexica por tierras mesoamericanas y los deseos del sacerdote-gobernador de
volver a su antigua tierra. El humanista recrea la escena de la tradición tolteca ficcionalizada
hasta tal punto que no solamente recuerda la despedida del guerrero entre las lágrimas de
su pueblo, sino que pone en boca del protagonista un largo discurso premonitorio y
mediatizado por los objetivos de la escritura de la Crónica sobre la llegada de los españoles:
312
La siguiente escena incide en la configuración teatral del pasaje y en la especificidad y
conocimiento que los primeros humanistas tenían ya de la cultura azteca, conocedores de
los personajes principales y de su carácter supersticioso, y viene a completar la
dramatización del discurso oficialista y civilizador del humanista. Cervantes recrea un
espacio en el que un sacerdote «de un demonio que se decía Ocilopochtli», ya moribundo,
declamó «con palabras muy claras», de nuevo con estilo directo:
vendrán del occidente hombres con largas barbas, que uno valdrá más que ciento de vosotros;
vendrán por la mar en unos acales muy grandes, y después que estén en tierra, plearán en unos
grandes animales, muy mayores que venados, y serán sus armas más fuertes que las nuestras;
daros han nueva ley y desharán nuestros templos y edificarán otros de otra manera; no habrá en
ellos más de un Dios, el cual adoraréis todos; no derramaréis vuestra sangre ni os sacarán los
corazones; no tendréis muchas mujeres; viviréis libres del poder de los caciques que tanto os
oprimen, y aunque al principio se os hará de mal, después entenderéis el gran bien que os seguirá
(Cervantes de Salazar, 1971, Libro I, cap. XXXII).
Ambos discursos recogen la argumentación general de las palabras que Cortés puso en
boca de Moctezuma, dramatizados en este caso en el contexto de la descripción de las
costumbres de los poblaciones autóctonas. Estas profecías a posteriori, muy propias por
cierto de la concepción temporal de los pueblos prehispánicos, configuran el discurso
oficialista de la superioridad militar, política y religiosa de los nuevos gobernadores.
Los discursos anticipan elementos narrativos de la propia conquista de México que el
cronista relatará en las siguientes páginas y que remiten ineludiblemente a la escritura
cortesiana. En primer lugar, tanto Quetzalcóatl como el sacerdote de Huitzilopochtli
vaticinan la superioridad militar de «los hombres con largas barbas», caracterizados por el
capitán mexica como «valientes», ganadores en la batalla y depositarios del poder de «del
imperio y señorío de otro mejor y más provechoso señor que yo». Cervantes ya no necesita
asimilar la figura de Quetzalcóatl con la de Carlos V, en tanto en cuanto su reflexión no
está vinculada a la estrategia militar de conquista, como en el caso de Cortés, sino a la
justificación de la necesidad de la empresa colonizadora: «Esta gente vendrá después, poco
a poco, a nosotros, y de ahí adelante ser irá dilatando por muchas gentes y lugares de toda
esta tierra».
La misión civilizadora de los españoles aparece en los dos discursos como necesaria
«aunque al principio se os hará de mal, después entenderéis el gran bien que os seguirá»,
ante unas costumbres y unos ritos alejados del refinamiento cortesano de las élites
intelectuales del Renacimiento europeo. Para el humanista, como para los encargados de la
313
evangelización, la conciencia religiosa era uno de los aspectos esenciales de los «errores» de
las civilizaciones indígenas, movidos por fuerzas demoníacas 589. Cervantes pone en boca de
Quetzalcóatl y del sacerdote la necesaria renuncia de la cosmogonía politeísta, por la
creencia verdadera en un solo dios que traerán los nuevos hombres, anticipando el
derrocamiento de los ídolos de madera y la destrucción de los templos que llevó a cabo
Cortés semanas antes de la Noche Triste, e insistiendo en la reconstrucción de los templos
en concordancia a la nueva religión.
Uno de los aspectos destacados en los que incide de manera más evidente la mirada
civilizadora del humanista está vinculado a la concepción renacentista, con claras
resonancias clásicas, de la justicia como pilar fundamental de las sociedades modernas. Es
curioso cómo los dos personajes indígenas insisten en la llegada de unos pobladores que
traerán consigo una nueva ley. Para el intelectual del Renacimiento era sorprendente
toparse con unas culturas que carecían de leyes en términos de justicia tal y como se
conocía en occidente. Cervantes ya lo había manifestado capítulos atrás al abordar el tema
de la justicia indígena:
589 La conciencia de que el demonio estaba detrás de las creencias autóctonas estuvo muy extendida desde el
primer momento entre la población española, también entre los principales intelectuales, misioneros o no.
María Caballero (... p. 373) argumenta sobre la coincidencia de los objetivos de la escritura de Cervantes y la
de Motolinía, por ejemplo, cuando ambos inciden en la necesidad de sacar de la oscuridad y las tinieblas de
sus ritos a la población autóctona.
314
Cervantes insiste en la procedencia demoníaca que controla buena parte de los ritos
prehispánicos en la escenificación del agüero del sacerdote de Huitzilopotli y completa la
mirada civilizadora que justifica la empresa española en el nuevo mundo focalizando la
atención sobre las costumbres que más chocaban con el imaginario europeo, como eran los
sacrificios humanos: «cesarán los sacrificios de los hombres»; «no derramaréis vuestra
sangre ni os sacarán los corazones; y la poligamia: «no tendréis muchas mujeres».
El humanista, por tanto, reinterpreta el mito del regreso de Quetzalcóatl de acuerdo
con los intereses políticos y civilizadores de la élite novohispana y su formación humanista,
a través de la ficcionalización de unos discursos indígenas en los que se apropia del
conocimiento de las supersticiones y profecías que hablaban de la llegada de nuevos
señores. El humanismo alcanzó en este caso para observar la especificidad del otro, quizá
para matizar la perspectiva jerárquica desde una posición civilizadora «en vuestro vivir
seguiréis su manera y modo», pero no para superar las obligaciones políticas de la nueva
clase dirigente.
Como hemos tratado de recuperar en estas líneas a través del ejemplo de Cervantes de
Salazar, las proyecciones de las culturas americanas en la literatura occidental comenzaron
en los momentos inmediatamente posteriores al choque cultural que supuso el
descubrimiento de América. Los objetivos, las intenciones, las necesidades, eran otras,
claro, y estuvieron vinculadas con la justificación de la empresa colonizadora.
Aún así, los primeros cronistas ofrecieron sus miradas ante un universo cultural al que
imaginario colonizador se enfrentaba por primera vez. En sus testimonios, también entre
los más letrados, hubo un espacio entre la ciencia y la imaginación en el que se filtraron, se
reescribieron y se confundieron los mitos de las culturas americanas, que más tarde
terminarían por germinar en la tradición de la literatura hispanoamericana contemporánea.
Cervantes de Salazar, por su parte, se apropió del mito de la figura central del príncipe
de Tula y su regreso como paradigma mítico de la llegada de los españoles, como un
argumento retórico más que justificara la empresa conquistadora y colonizadora,
transformadora de las costumbres autóctonas. Sin embargo, la virtud del cronista emerge
de una primera aproximación a la cultura del otro y de la ficcionalización de una mitología
totalmente desconocida para la tradición literaria contemporánea.
En fin, si los humanistas del Renacimiento fueron los encargados de recuperar para la
modernidad las tradiciones literarias y mitológicas de Grecia y de Roma, en el libro I de la
Crónica de Cervantes Salazar, debido fundamentalmente al trabajo de los franciscanos de
Tlatelolco, al igual que en los textos de Gómara, Las Casas y otros tantos, aunque fuera
para justificar la conquista, se inserta para siempre en la modernidad el fabuloso imaginario
de la América prehispánica.
315
6.2. El Túmulo Imperial de la gran ciudad de México al Emperador Carlos V: la
fundación de las artes novohispanas.
6.2.1. Introducción
La preocupación por el tránsito hacia la muerte ha sido uno de los aspectos centrales en
torno al cual se han configurado las creencias, generalmente religiosas, de las principales
civilizaciones de la historia. Ligado a éstas se han venido desarrollando una serie de rituales
y ceremoniales de origen teatral que desde los inicios han originado alguno de los hitos
más destacados de la historia del arte.
Los grandes monumentos funerarios han estado vinculados, al menos desde Alejandría
y Egipto, con aquellos que ostentaban el poder en la tierra como mecanismo simbólico de
su perduración más allá de la muerte. Gobernantes, emperadores, príncipes, reyes, mecenas
y demás participantes de las élites dominantes han procurado desde la antigüedad dejar en
la memoria de sus culturas el nombre y los hechos de sus biografías a través de la
espectacularidad de las diferentes manifestaciones artísticas.
«Construiré un monumento más imperecedero que el bronce» (exegi monumentum aere
perennius) escribía Horacio en la conocida oda, haciendo referencia al poder de la literatura
frente al carácter caduco de las civilizaciones. La idea es la misma que la de los textos
recogidos en las grandes pirámides de Giza en memoria de Keops, Kefren y Micerinos:
«pon tus brazos alrededor de este gran rey, alrededor de esta construcción, y alrededor de
esta pirámide para que la esencia del rey pueda estar en ésta, perdurando para siempre» 590, y
la esencia misma del arte funerario: superar el paso del tiempo, vencer a la muerte.
El arte funerario y los rituales ornamentales se perfeccionaron notablemente durante
los siglos de dominación griega, en los cuáles la simbiosis literaria entre la mitología y la
historia jugó un papel esencial en las disposiciones artísticas de las exequias tanto para la
asimilación del carácter divino del protagonista, como para la búsqueda de la inmortalidad.
Además, los ceremoniales griegos alcanzaron un grado ritual espectacular y un
perfeccionamiento artístico sobresaliente, conformando el germen de la tradición
celebratoria posterior. Conocidos son los pasajes homéricos de los funerales de Héctor o
Patroclo, por ejemplo, en los que las piras funerarias estuvieron acompañadas de los
primeros túmulos y juegos deportivos:
590 Los textos de las pirámides, 600, edición digital de Francisco López y Rosa Thode, en
[http://www.egiptologia.org/textos/textospiramides](15/02/2012).
316
Mas cuando aparecióse/ de la jornada décima la aurora, / que alumbra con su
luz a los mortales, / precisamente entonces, justamente,/ lágrimas derramando, /
sacaron de su casa el audaz Héctor, / y en la parte más alta de la pira /colocaron
su cuerpo / y le pegaron fuego. / Y cuando aparecióse / la Aurora que hija es de
la mañana,/ con sus rosados dedos, / entonces, justamente, /el pueblo reunióse/
en torno de la pira/ del afamado Héctor. /[Luego, cuando, por fin, se reunieron/
y llegaron a estar bien concentrados],/ lo primero de todo,/ pagaron con vino
chispeante/ la hoguera totalmente,/ por todos los lugares/ por cuantos había
señoreado/ la furia de la llama./ Luego, después de eso,/ los blancos huesos iban
recogiendo,/ lágrimas derramando, sus hermanos, / y así hacían también sus
compañeros,/ pues se iban deslizando/ por las mejillas de unos y otros/ lágrimas
bien lozanas./ Y una vez que cogido los hubieron, /los colocaron en un cofre de
oro,/ habiéndolos envuelto previamente/ entre suaves y purpúreos lienzos;/ y
luego, de inmediato,/ en la cóncava fosa los pusieron,/ y, a modo de cubierta de
una cama,/ extendieron después encima de ella/ muchas piedras y grandes de
tamaño./ Y a toda prisa un túmulo erigieron,/ y por doquier vigías/ estaban
asentados,/ no ocurriera que antes los aqueos/ de hermosas canilleras atacaran./
Y, arena derramando,/ el túmulo erigieron;/ después de eso volvíanse a sus
casas;/ y luego, reunidos, celebraban/ un glorioso banquete, cual conviene,/ en la
morada de Príamo, el rey / que de la estirpe del dios Zeus procede./ Así ellos las
exequias celebraban, / de Héctor el domador de caballos 591.
591 Homero, Iliada, Madrid, Cátedra, Canto XXIV, pp. 1031-1032. Francisco de la Maza, en su trabajo Las
piras funerarias en la historia y en el arte de México, México, Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, 1946,
pp. 11-12, recuerda las recomendaciones de Platón en La República sobre la conveniencia de levantar túmulos
funerarios sencillos tanto en su arquitectura como en las inscripciones y epitafios que la acompañaban.
592 Javier Arce, Funus imperatorum, los funerales de los emperadores romanos, Madrid, Alianza Editorial, 1988.
317
aparecieron ya los principales elementos del ceremonial moderno: se erigió una gran pira en
los Campos de Marte, hubo juegos gladiatorios, se construyó un lecho de marfil adornado
con cortinas de púrpura y oro y se realizó una gran procesión en la que participaron los
magistrados y los diferentes estamentos sociales de la ciudad593. Además, se establecieron
dos fundamentos accesorios esenciales para las ceremonias reales modernas posteriores,
como son la asimilación de la figura de Cesar con la divinidad a través de la construcción
artística de un templete expuesto en el foro a semejanza del de Venus Genetrix, diosa de la
cual se creía descendiente, y la declamación publica de una laudatio funebris, leida por el
cónsul Antonio, en la que se alababa los hechos del protagonista, se proyectaba su figura
política y se hacía propaganda de su inmortalidad 594.
En definitiva, como apunta Javier Arce, el ceremonial fúnebre romano:
Otro de los aspectos destacados de los funus imperatorum que podemos recuperar fue el
desarrollo de lo que Javier Arce llama funus imaginarium 596, cuando se refiere a las ceremonias
ficcionales que muchos de los personajes principales recibieron en ausencia del cadáver,
bien porque había muerto lejos de Roma o bien porque la comunidad creía conveniente
dignificar su memoria. Esta representación ficcional del boato fúnebre en ausencia del
cuerpo del difunto será la base espectacular del ceremonial de los monarcas absolutos, en el
318
que no sólo se llevarán a cabo las exequias en el lugar en el que reposarán los huesos, sino
que impondrán la dramatización de las honras fúnebres en todas las grandes ciudades del
dominio de la corona, en las cuales se celebrará la «ficción» del ritual fúnebre a partir de la
representación simbólica de la figura y los valores del protagonista.
Durante el Renacimiento en Italia se reinterpretaron estas concepciones de
espectacularidad e inmortalidad, y definitivamente el arte, -arquitectura, escultura, pintura y
literatura-, se convirtió en el instrumento principal para plasmar el triunfo del hombre
virtuoso sobre el poder de la muerte. Pronto las principales monarquías europeas, en
aumento de su poder, contratarán a los mejores artistas de la época, también para dejar
constancia del tránsito hacia la muerte.
Fue al comienzo de la época moderna cuando el triunfo de las casas reales reinterpretó
el carácter colectivo de los acontecimientos que marcaban la vida del monarca, entre ellas la
de su muerte, hasta el estallido espectacular de las celebraciones civiles de sociedad barroca.
Javier Varela597 ha sintetizado el ritual cristiano de la monarquía española moderna, en el
que se insertan las exequias por Carlos V que nos van a ocupar en estas líneas, en un
trabajo esencial para el estudio de la pompa fúnebre española desde el dominio de la casa
de Austria.
Desde los Reyes Católicos, la etiqueta funeraria española evolucionó hacia un
espectáculo público en el que «la muerte regia carece casi de significado individual» 598
mediante la celebración de un ceremonial simbólico en el que la comunidad participa del
poder absoluto del monarca, del renacimiento hacia la vida eterna, primero, y más tarde en
la figura tangible de su heredero.
No es hasta el reinado de Felipe IV cuando aparecen sistematizadas las normas
protocolarias de las últimas horas de vida del monarca y las primeras después de su muerte,
aunque ya sus antecesores, sobre todo Felipe II, habían realizado un gran esfuerzo por
centralizar el panteón de los Austrias en el monasterio de El Escorial. Los ceremoniales
anteriores habían transcurrido de acuerdo a tradiciones familiares y a los mandata funebris de
cada monarca, fundiendo protocolos de diversos lugares. Así, si los reyes castellanos
medievales prefirieron embalsamar los cuerpos, la casa de los Trastámara abogó por no
cuidar el cadáver, revistiéndolo con el hábito franciscano en el caso de Isabel y con el
dominico los restos de Fernando. Carlos V, que en un principio había dispuesto ser
enterrado junto a sus abuelos en Granada, decidió por sorpresa yacer en el retiro del
monasterio de Yuste, sabedor de que en su persona se iniciaba una nueva dinastía. Felipe
II, sin embargo, no ahorró en esfuerzos para iniciar un panteón familiar espectacular y
597 Javier Varela, La muerte del rey. El ceremonial funerario de la monarquía española (1500-1885), Madrid, Ediciones
Turner, 1990.
598 Ibidem, p. 13.
319
trasladó al Escorial los restos de sus padres en 1585, comenzando una tradición que aún
llega hasta nuestros días.
La etiqueta funeraria se completaba entre otras cosas con las honras que la comunidad
rendía al monarca. La tradición de construir un catafalco de madera donde reposara el
cuerpo, real o ficticio, junto con las insignias reales, proviene del reino de Aragón, donde ya
en el siglo XIV aparecieron los primeros monumentos.
En Castilla adoptaron el ceremonial algunos personajes importantes como el Gran
Capitán, en 1515, aunque las reticencias de la reina Isabel a unas honras fastuosas
motivaron la prohibición de todo tipo de boato fúnebre en sus exequias. Ya en el siglo XVI
se consolidó el ceremonial funerario entorno a una arquitectura efímera a partir de las
trazas de Pedro de Machuca en Granada tras las muertes de la emperatriz Isabel de Valois y
la princesa María 599.
En este sentido, las exequias de Carlos V y las honras fúnebres que las diferentes
ciudades del reino ofrecieron a la memoria del monarca supusieron un hito casi fundacional
en el ritual funerario moderno. Bruselas, Valladolid, Sevilla, Alcalá, México erigieron
diferentes catafalcos en el que se introdujeron por primera vez el simbolismo de los
emblemas de Andrea Alciato que se habían traducido ya al castellano. Al homenaje
arquitectónico se sumaron así pintores y poetas en una fusión artística de la que durante
siglos tomarán partido los mejores ingenios, desde Juan de Juni, probable arquitecto del
túmulo imperial vallisoletano hasta los famosos sonetos Miguel de Cervantes o Góngora.
320
decisión de delegar el poder más grande de la cristiandad para pasar los últimos años de su
vida en un humilde monasterio rodeado de frailes, con el único objetivo de prepararse para
la llegada de la muerte.
Javier Varela600 relata todos los detalles que rodearon los últimos meses y la muerte de
Carlos V en el monasterio de Yuste, donde, ya enfermo de gota, no cejó ni un momento de
estar al tanto de las cuestiones de estado, ni se privó de las copiosas comidas acompañadas
de cerveza preferida. Los cronistas destacan «la significación espiritual profunda» 601 de un
retiro que tuvo numerosos simbolismos caballerescos y morales. Se llevó hasta Yuste libros
de marcada tendencia espiritual como Le chevalier deliveréé de Olivier de la Marche, que había
mandado traducir a Hernando de Acuña o La preparación para bien morir de Erasmo de
Rotterdam, que había sido traducida en 1555. Afectado por la enfermedad, pidió traer tres
cuadros de Tiziano, el de su esposa, el de la oración de Jesús en el huerto y otro que hacía
referencia al juicio final, «¡Admirable progresión mística, desde la nostalgia por los seres
queridos hasta el tremendo fin del hombre, pasando por la pasión del Mediador!» 602, escribe
Javier Varela. Además de algunos agüeros míticos, como la llegada de un ave y el brote de
una azucena, la agonía de Carlos V se completó con la petición del monarca de realizar aún
en vida misas por su propia persona, que culminó con la construcción de un túmulo en el
patio del monasterio, «con luces en la capilla mayor del monasterio» y una ceremonia en la
que «vistiéronse de luto sus criados y salió el emperador con su vela, también de luto, “a
verse enterrar y celebrar sus obsequias”» 603.
Las informaciones sobre la muerte del que hasta hacía algunos meses había sido la
cabeza visible del reino llegaban a los virreinatos americanos a comienzos de 1559. Igual
que en las grandes ciudades europeas que había gobernado durante décadas, en las capitales
americanas se pusieron en marcha inmediatamente los planes para preparar las exequias
fúnebres604. Sería la primera vez que en los nuevos territorios colonizados, instaurados ya
los virreinatos, se honrara la memoria de un rey castellano fallecido.
El procedimiento de actuación de los representantes del poder real en Nueva España es
narrado por Salvador Cárdenas Gutiérrez en un trabajo que trata de desentrañar el aspecto
legal de este tipo de ceremonias:
321
En la Nueva España el ceremonial fúnebre de la realeza daba inicio con la
llegada de la triste noticia sobre la muerte de un miembro de la casa reinante, que
el rey comunicaba a todos los rincones de la monarquía hispana. De inmediato las
autoridades virreinales se reunían para proveer lo necesario para las honras. Como
primer acto se leía solemnemente la real cédula a los miembros de la Audiencia y
Cabildo de México, quienes de común acuerdo con el virrey mandaban se
publicase el documento para conocimiento de sus súbditos en estas tierras. Luego
venían las reuniones de oidores y regidores para fijar el protocolo según las
instrucciones generales que enviaba el rey y conforme a la costumbre en España.
En este sentido, hemos de advertir que no existió propiamente un marco jurídico
para el cumplimiento de las exequias; la legislación se ocupó de regular tan solo
algunos aspectos del funeral regio, dejando en libertad a las autoridades locales
para establecer los modos de realización 605.
En tres ocasiones durante 1559 la sesión del cabildo estuvo dedicada a la preparación
de la pompa fúnebre que la ciudad de México dedicaría a Carlos V. Así lo muestran las
Actas del Cabildo del 21 de agosto, 1 y 15 de septiembre, en las que se decidieron quiénes
serían los actores protagonistas de las diferentes partes del aparato funerario. Francisco de
la Maza afirma que de la preparación de las exequias «se encargaban, casi siempre, algunos
oidores, que llamaban al arquitecto o pintor más importante para que diseñase la pira, así
como a los poetas y doctores universitarios para los versos, inscripciones y epitafios,
pidiendo a las altas autoridades eclesiásticas eligiesen al predicador de los sermones» 606 en
una síntesis que apunta al carácter colectivo y variado del homenaje póstumo. Hernán
Ramírez ofrece el nombre de los principales encargados de elaborar el programa artístico
de las exequias:
605 Salvador Cárdenas Gutierrez, «A rey muerto, rey puesto: imágenes del derecho y del estado en las exequias
reales de la Nueva España (1558-1570)», en Bárbara Skinfill y Eloy Gómez Bravo, Las dimensiones del arte
emblemático, Zamora, El colegio de Michoacán, 2002, p. 169.
606 Francisco de la Maza, Las piras funerarias en la historia y en el arte de México, México, Anales del Instituto de
Investigaciones Estéticas, 1946 p. 22.
322
ciudad, el humanista Francisco Cervantes de Salazar, tendría que describir la obra
del arquitecto y reseñar todas las solemnidades organizadas para la ocasión 607.
Pese a que la muerte del emperador supuso un hito inesperado en el fecundo calendario
de celebraciones civiles y religiosas de la capital de la Nueva Españ apero motivó una serie
de homenajes grandilocuentes y espectaculares en los que a la organización del duelo civil y
religioso se unieron también el talento y el pensamiento de artistas y hombres de letras, que
a la postre se convertirían, pese a su carácter efímero, en una de las mejores proyecciones
del arte renacentista en la Nueva España.
Habían pasado catorce meses desde las disposiciones oficiales, cuando la ciudad se
vistió el traje de luto el día 30 de noviembre de 1559 y el túmulo imperial se erigía, con
sedas negras y la cera ardiendo, en la capilla abierta franciscana de San José de los Naturales
para que los principales actores sociales rindieran un homenaje en forma de procesión
simbólica y exequias religiosas.
323
tanto el catafalco como la relación anuncian ya el éxito de un tipo de literatura de festejos
muy fructífera que funcionó como propaganda cohesionadora de un poder conflictivo que
necesitó justificarse constantemente durante los siglos virreinales.
La relación de Cervantes, texto a partir del cual podemos reconstruir la celebración, no
es posible entenderla sin destacar las huellas del humanismo. Así, una de las principales
consecuencias del pensamiento de los humanistas fue la reinvención y la asimilación por
parte de la sociedad renacentista de parte importante del imaginario de los grandes imperios
griego y romano, no sólo cultural, sino también político. Precisamente, la muerte de Carlos
V, caesar augustus, uno de los personajes políticos que mejor equiparó su figura con la de los
emperadores clásicos, supuso una excusa excelente para calibrar hasta qué punto se había
materializado en la sociedad cortesana del siglo XVI el trabajo de los hombres de letras,
que fue en numerosas ocasiones el catalizador perfecto para la proyección mítica del poder.
Las exequias mexicanas, aunque en este aspecto coinciden también los grandes
homenajes europeos, nos dejan dos evidencias claras en este sentido. En primer lugar, la
incipiente teatralización de la sociedad del siglo XVI. Aunque será una de las características
definitorias de la sociedad del XVII, en 1560 608 el auge y la pujanza de las celebraciones
públicas en la vida ya no sólo política, sino también social y cultural de las ciudades queda
patente en las honras fúnebres de Carlos V. Por otro lado, el perfeccionamiento de las
formas artísticas del Renacimiento y el fructífero trabajo de los humanistas, también en
Nueva España, desarrolló formas complejas de gran profundidad intelectual y moral como
la emblemática, género propicio para la alabanza simbólica, de gran éxito en los virreinatos
por su vinculación a la exhibición pública y la propaganda del poder.
Muestra de ello es la larga lista de festejos públicos y de relaciones que los virreinatos
tributaron a la corona durante los siglos de gobierno español, también en lo referido al
ceremonial fúnebre de la monarquía. Así, estudiosos como Francisco de la Maza han
recopilado las relaciones, desde el Túmulo Imperial de Cervantes de Salazar en 1560. La
Relación historiada de las exequias funerales de la magestad del rey D. Philippo II, de Dionisio de
Ribera Flores (p. 117); la manuscrita Breve relación de las Honras que el Tribunal del Santo Oficio
hizo a la muerte de nuestro Señor y Rey don Philippo Tercero que Dios tenga en su gloria; El Llanto del
Occidente en el ocaso del mas claro Sol de las Españas Honorario túmulo pompa exequial, y imperial
mausoleo a Philippo Quarto, redactada por el doctor Sariñana en 1666, y ya en el XVIII textos
como El sol eclipsado antes de llegar al zenid, Real Pyra que encendió a la apagada luz del Rey N. S.
608 Sobre la fiesta y el Barroco existen numerosos trabajos, algunos ya clásicos como, el coordinado por José
María Díez Borque, Teatro y fiesta en el Barroco: España e Iberoamerica, España, Ed. del Serbal, 1986, que incluye
trabajos como el de José Antonio Maravall, «Teatro, fiesta e ideología en el Barroco» o el de Bonet Correa,
«Arquitecturas efímeras, ornatos y máscaras: el lugar y la teatralidad de la fiesta barroca».
324
D. Carlos II, de 1701 o El Rey de las Luzes y la Luz de los Reyes encendida sobre el candelero de la
fúnebre Pyra para aclarar desengaños a los Soberanos, Philipo V el Animoso, de 1747609.
La importancia de las exequias fúnebres del emperador en la evolución de la historia del
arte y de la literatura en el virreinato de la Nueva España se hace evidente al comprobar la
cantidad de tinta que tradicionalmente ha corrido sobre las celebraciones. Aun pese a su
condición de monumento efímero, desde la historia del arte y desde la arquitectura se ha
estudiado a fondo por grandes especialistas del arte mexicano del siglo XVI, tanto las
características del edificio como la definición del estilo de la obra de Arciniega 610. Por otro
lado, también numerosas son las referencias a los poemas que recoge Cervantes en su
descripción, y que aderezaron el edificio, y su vinculación con la asimilación de las
corrientes de la poética renacentistas en la Nueva España 611, sobre la importancia del
325
entramado celebratorio en la evolución del teatro 612 o sobre la relación de los emblemas del
túmulo con la historia y desarrollo del arte emblemático 613.
Es cierto, como decíamos, que los estudios sobre el túmulo son numerosos y muy
técnicos, pero al igual que ocurre con los trabajos sobre Cervantes de Salazar, la crítica está
fragmentada y en muchos casos compartimentada en los diferentes aspectos que
conforman el complejo aparato artístico de la obra. Nuestro objetivo en este capítulo, por
tanto, atendiendo a nuestras posibilidades, será plantear un estudio global que ofrezca una
visión completa y general del entramado artístico del túmulo, recogiendo y contrastando
informaciones de las grandes vías de investigación, la de la historia del arte (arquitectura,
pintura) y la de la historia de la literatura (emblemática, poesía, teatralidad), incidiendo en la
configuración del monumento efímero como resultado de la fusión de diferentes artes
reguladas por la armonía de las ideas importadas del pensamiento renacentista.
El análisis debe partir, precedido de la breve semblanza histórica de la tradición
funeraria propuesta, de la ordenación de las exequias en sus tres grandes materializaciones.
No debemos olvidar que el ritual funerario en la ciudad de México se puede reconstruir a
partir de tres grandes hitos diferentes entre sí: el monumento funerario, las ceremonias
públicas y la posterior relación de los hechos publicada por Cervantes de Salazar.
Para evitar repeticiones innecesarias consideramos conveniente hilar nuestro estudio a
partir de la relación detallada de los hechos publicada por el humanista toledano en 1560,
que nos va a permitir recopilar, como catalizador de las diferentes corrientes críticas, las
diversas informaciones de los distintos aspectos que conformaron las exequias,
monumento y ceremoniales, principalmente, y desentrañar el espectáculo funerario que la
sociedad virreinal ofreció a la memoria de Carlos V a finales de 1559 vinculándolo con la
tradición de la que provienen e insertándola en el nuevo contexto americano en el que se
integran.
6.2.2. El Túmulo imperial de la gran ciudad de México, 1560, relación de las exequias fúnebres
en honor a Carlos V, escrita por Francisco Cervantes de Salazar. Información bibliográfica:
imprenta, ejemplares y recepción.
612 El arte efímero en el mundo hispánico, México, UNAM, 1983. José María Díez Borque (ed.), Teatro y fiesta en el
Barroco: España e Hispanoamérica, Barcelona, Ed. del Serbal, 1986 o el ya citado de Hugo Hernán Ramírez,
Hugo Hernán Ramírez, Fiesta, espectáculo y teatralidad en el México de los conquistadores, México, Bonilla Artigas,
2009 (Iberoamericana-Vervuert, 2009).
613 Rafael Zafra y José Javier Azanza (eds), Emblemata aurea: la emblemática en el arte y la literatura del siglo de oro,
Barcelona, Akal, 2000; Bárbara Skinfill y Eloy Gómez Bravo, Las dimensiones del arte emblemático, Zamora, El
colegio de Michoacán, 2002 o José Pascual Buxó, El resplandor intelectual de las imágenes, México, UNAM, 2002.
326
Como decíamos, los diferentes acercamientos críticos al túmulo imperial de la ciudad de
México se deben principalmente a la descripción que Cervantes de Salazar, anticipándose a
lo que sería habitual en la época barroca, imprimió «EN MEXICO. Por Antonio de
Espinosa, 1560», como reza la inscripción del escudo imperial que aparece en la portada de
la relación de las honras fúnebres que la capital del virreinato de la Nueva España ofreció a
la memoria de Carlos V a finales del año 1559.
Francisco Cervantes de Salazar, que por esas fechas ejercía como cronista de la ciudad,
recibió también el encargo del cabildo de llevar a las prensas una relación detallada de las
exequias, con el objetivo principal de reivindicar ante la corte la celebración de una
ceremonia multitudinaria y espectacular que nada tenía que envidiar a las exequias que
ofrecieron otras ciudades de los territorios de la corona española.
La relación de las honras fúnebres, publicada con el título de Túmulo Imperial de la gran
ciudad de México, apareció en la imprenta de Antonio de Espinosa a principios de 1560, tan
sólo unos meses después de las exequias civiles y religiosas. La fortuna bibliográfica del
texto ha corrido una suerte pareja a los ejemplares de los diálogos escolares que antes
narrábamos.
Adelaida Allo Manero localizó un ejemplar diferente durante el trabajo de su tesis
doctoral Exequias de la casa de Austria en España, Italia e Hispanoamerica, defendida en la
Universidad de Zaragoza, que entre otras cosas contenía el grabado completo de los dos
cuerpos del catafalco y que difiere en las páginas que faltan del ejemplar que maneja
O’Gorman para su edición de Porrúa, la única actual.
El ejemplar conservado en el fondo histórico de la biblioteca de la Universidad
Complutense de Madrid614 es el único que dispone de los grabados completos del alzado y
la planta del túmulo, tanto del primer como del segundo cuerpo, arrancado en los demás
ejemplares de la edición príncipe y que llevó a Manuel Toussaint a componer una
reconstrucción de los dos cuerpos del túmulo. El ejemplar está conservado con una
encuadernación moderna en piel con hojas de guarda de papel de agua. Según el registro
del catálogo aparecen dos exlibris manuscritos, uno de la Casa Profesa de la Compañía de
Jesús de Madrid y otro «Es de don Alonso Mexia de Tovar», obispo de Astorga y
Mondoñedo a principios del siglo XVII.
614 Signatura BH FLL 29563. Existen dos versiones del ejemplar accesibles a través de la red. Una disponible
en la biblioteca digital Dioscórides de la propia UCM:
[http://alfama.sim.ucm.es/dioscorides/consulta_libro.asp?ref=B22329791&idioma=0](1/09/2011); y otra
versión del mismo ejemplar digitalizada por Google Books y disponible en formato .pdf:
[http://books.google.com/books/ucm?vid=UCM532025665X&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=fals
e] (1/092011)
327
Fue Joaquín García Icazbalceta, de nuevo, el encargado de rescatar y reeditar la
relación de Cervantes de Salazar en el siglo XIX en la Bibliografía Méxicana del siglo XVI
En el siglo XX encontramos dos reediciones más del texto de 1560. Una primera
sumamente rara, de cien ejemplares numerados, reproducción facsimilar de la primera
edición conservada en la Henry E. Huntington Library de California, precedida de un breve
prólogo publicada en 1939 en México en la editorial Alcancía por Edmundo O’Gorman,
Justino Fernández y Federico Gómez como homenaje al IV Centenario del establecimiento
de la imprenta en América.
La reedición más moderna, accesible y divulgada es la que con el título de México en
1554 y Túmulo Imperial edita Edmundo O’Gorman en la editorial Porrúa en 1963 y que ha
venido reimprimiéndose hasta la actualidad 615.
6.2.3. Las honras fúnebres de Carlos V en la ciudad de México: una obra de arte colectiva.
615 Cervantes de Salazar, México en 1554 y Túmulo Imperial, México, Porrúa, (1ª ed. 1963), 1985.
328
La primera parte de la relación de Cervantes de Salazar alude a la descripción
arquitectónica del catafalco de madera que se levantó en la ciudad durante algunas semanas
en memoria del monarca fallecido. La construcción de este mausoleo, adornado con
referencias a los principales hechos de la vida del emperador, fue el eje central en torno al
cual giraron los demás actos del ceremonial fúnebre. Así ocurrió también en las principales
ciudades del reino, quedando referencias documentales de los túmulos erigidos, además del
que se hizo en la ciudad de México, en Valladolid y en Bruselas 616.
Según las informaciones del humanista toledano y de las actas del cabildo, el encargo de
trazar y ordenar las obras del túmulo fue hecho al arquitecto castellano Claudio de
Arciniega, que junto a Cervantes de Salazar, fueron los principales artífices de la
concepción del monumento efímero y su programa ideológico. El entallador burgalés, que
llevaba ya algunos años trabajando en Puebla, participó activamente en la confección del
túmulo como arquitecto, delineando y ordenando la traza y preparando una maqueta a
partir de la cual el encargado de las obras, Bernardino de Albornoz, «alcaide de las
Taraçanas, y regidor de México»617, ejecutó la obra en el plazo de tres meses.
El personaje de Arciniega nos interesa, entre otras cosas, por las semejanzas vitales que
comparte con Cervantes de Salazar, y que les unió a ambos en la ciudad de México para la
confección del catafalco real en el año de 1559. Algo más joven que Cervantes, Arciniega
nació en torno al año de 1524, bien en Burgos, -no hay documentación que lo constate-, o
bien en Arciniega, villa perteneciente hoy a la provincia de Álava de la cual tomó el
apellido618. Su padre, Juan de Miaux, trabajó en el grupo de entalladores cercanos a Juan de
Juni en León, donde el joven Claudio, junto con su hermano Luis, pudo comenzar su
formación como entallador. Igual que Cervantes, Arciniega comenzó su carrera artística
bajo la protección de uno de los principales arquitectos de la época, Rodrigo Gil de
Hontañón, que le llevó a participar en el que probablemente fuera su primer gran trabajo,
formando parte del grupo de entalladores que esculpieron la fachada de la Universidad de
Alcalá. Por estas fechas, Arciniega estuvo en Alcalá entre 1542 y 1548, Cervantes de Salazar
616 Juan Cristóval Calvete de la Estrella, El túmulo imperial en las exequias celebradas en la iglesia de San Benito, de
Valladolid a la memoria del emperador Carlos V, Valladolid, 1559.
617 Todas las citas las tomamos de la edición digital del fondo histórico de la Biblioteca Histórica
Complutense de la edición de 1560, p. 1v. A partir de ahora pondremos la página entre paréntesis siempre
que nos refiramos al texto de Cervantes, actualizando la ortografía y la puntuación.
618 Seguimos los trabajos más recientes sobre Claudio de Arciniega de Luis Javier Cuesta Hernández, Luis
Javier Cuesta Hernández, Arquitectura del Renacimiento en la Nueva España: Claudio de Arciniega, Maestro Maior de la
Obra de la Yglesia Catedral de esta ciudad de México, México, Universidad Iberoamericana, 2009; «Sobre el estilo
arquitectónico en Claudio de Arciniega», Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, núm, 76, 2000, pp.
61-88. Para una bibliografía específica sobre veáse la nota a pie de página 5 de la p. 63 del citado artículo, o la
recopilación bibliográfica final de la monografía.
329
pasó también por la ciudad universitaria, recordemos que publica allí su primer trabajo en
1546, por lo que es probable que los dos jóvenes tuvieran noticias el uno del otro, o incluso
pudieran haberse conocido. Aunque en últimos trabajos se duda de que Arciniega fuera
llamado a la ciudad de México desde Puebla por primera vez para el encargo del túmulo 619,
como los estudios clásicos venían repitiendo, es probable también que las informaciones
que Cervantes tenía de Arciniega, en una sociedad en la que las prebendas dependían en
exceso de las recomendaciones, influyeran en alguna medida en la designación de este
como arquitecto del monumento a Carlos V.
Cervantes de Salazar le otorga en la presentación de la relación el cargo de «Claudio de
Arciniega, architecto excelente, maestro mayor de las obras de México» (1v), título que por
aquel entonces el recién llegado Arciniega no ostentaba (llegó en 1554 a Puebla, donde
llevó a cabo sus primeros trabajos y marchó a México hacia 1559), pero que acabaría
recibiendo por mandado real en 1578. Cervantes, por su parte, que se nombraba cronista
de la ciudad, pese a sus insistencias, nunca recibiría el mandado real que le designara con el
cargo oficialmente.
Y es que para ambos intelectuales el trabajo en las honras fúnebres del emperador
supuso un punto de inflexión en sus respectivas carreras profesionales. Si los dos habían
llevado una trayectoria más o menos similar en España, -formándose al amparo de
poderosos mecenas y en los núcleos intelectuales del momento, pasando por Salamanca,
Alcalá o Sevilla, y habían decidido ir a buscar a la Nueva España una carrera profesional
que les permitiera ascender en la escala económica y social que no encontraban en España-,
el trabajo en el túmulo imperial fue el pistoletazo de salida de una brillante carrera como
arquitecto de la Nueva España para Arciniega, que bajo sus órdenes se comenzaron las
obras de la catedral de México, del Hospital de Jesús y de varios conventos en todo el valle,
ganándose el favor del virrey y de los poderosos 620. Para Cervantes, sin embargo, la relación
del túmulo imperial fue la última obra conocida que pasó por las prensas, los papeles de la
Crónica volvieron a España inconclusos, y buscó sin suerte la ratificación real de una
prebenda eclesiástica que nunca llegaría. Probablemente el trabajo en el túmulo no fuera el
motivo directo por el cual ambas carreras evolucionaron de distinta manera, pero el éxito
profesional acompañó a una figura necesaria en una ciudad, en una región, en construcción,
donde resultaba más difícil, -¿desinterés? ¿Falta de utilidad?-, encontrar un espacio y ofrecer
sustento oficial a una figura cuyos méritos se limitaban al ámbito universitario.
330
La idea inicial era colocar el túmulo en la antigua iglesia catedral, pero debido
principalmente a la magnitud del monumento y la falta de espacio, «era pequeña y baja, y
no había lugar, donde el Tumulo Imperial en aquella altura y grandeza que convenía se
plantase» (1v), y también por la cercanía del palacio virreinal, desde donde había de partir la
procesión, las autoridades locales decidieron plantar el túmulo en la capilla abierta de San
José de los Naturales del monasterio de San Francisco, en el cual tuvieron que realizarse
algunas obras para el acondicionamiento del monumento: «y porque había una darça de
catorce arcos de canteria muy bien labrada que estorvaba la vista al Tumulo los mando
quitar [Bernardino de Albornoz] y pasó adelante: lo cual agració en gran manera el edificio,
y dio mucha magestad al Tumulo». (1v)
La descripción de Cervantes de Salazar es uno de los pocos testimonios que han llegado
de la magnitud del convento franciscano y de la importancia de la c apilla abierta de San
José, amplia, «cabrán en esta capilla y patio cuarenta mil hombres, porque mas que estos se
hallaron de Españoles y Naturales, cuando las honras se celebraron» y jaspeada para la
ocasión:
Es pues el patio de Sant Francisco cuadrangular, mas largo que
ancho, cercado por todas partes de paredes altas de piedra, entrase a él
por dos puertas, la una que mira al Septentrión y la otra al Occidente: a
cada una de las cuales, responde otra de la iglesia principal del
monasterio. Al derredor de las paredes va rodeado de altos y copiosos
árboles. En el medio está levantada una Cruz de madera, tan alta que de
fuera de la ciudad se ve de tres o cuatro leguas. A la mano izquierda por
la puerta del Septentrión tiene una capilla, que se llama de Sant Ioseph, a
la cual se sube por dos gradas, es muy grande, y esta fundada sobre
muchas columnas que hacen siete naues: las cuales para hermosear la
architectura del Tumulo se jaspearon (1v).
331
El túmulo imperial de la ciudad de México fue diferente en su traza de los otros
túmulos de los que han quedado noticias e imágenes, el de Valladolid y el de Bruselas 621. El
propio cronista habla de una construcción que pretendía encontrar un estilo propio, sin
necesidad de mimetizar las obras realizadas en otros lugares del reino:
Esta idea de originalidad con respecto a las obras que se realizaron en otros lugares, que
también va a repetirse en la decoración, sobre todo en las pinturas simbólicas, parte de la
inmediatez de las celebraciones, que hacía difícil que en tan pocos meses llegaran noticias
desde Europa, y choca con la creencia común, extendida y repetida, de que el arte colonial
mimetizó durante siglos los productos artísticos de la metrópoli. Evidentemente, tanto
Cervantes de Salazar como Claudio de Arciniega se formaron en España y llevaron a
México las influencias de las ideas del momento, pero en este caso debieron elegir una traza
y un simbolismo que si bien por necesidad debía partir del imaginario aprendido, incluso de
túmulos anteriores, carecía de un modelo establecido del que copiar la construcción y el
programa simbólico, de ahí las diferencias entre los diferentes túmulos que se levantaron a
la muerte de Carlos V y el orgullo del cronista al describir la originalidad del monu mento
mexicano, que «fue obra extraña y de gran variedad para todos los que la vieron». (1v.)
La obra tardó tres meses en levantarse y quedar terminada para el 30 de noviembre de
1559. El monumento de madera, se aderezó de pinturas, textos poéticos, banderas negras,
jaspes negros y se iluminó con velas durante los días de la vigilia y las exequias.
Los trabajos que analizan estilísticamente el túmulo parten en primer lugar de la
descripción de Cervantes y se apoyan sobre todo en el alzado y en la planta del primer
cuerpo que acompañan a la edición de 1560 622. En los ejemplares conservados falta el
grabado de la planta del segundo cuerpo del túmulo, que Manuel Toussaint trató de
reconstruir en el siglo XX 623. Además, existe otro testimonio coetáneo al túmulo, un
621 Bonet Correa, « Túmulos del emperador Carlos V», en Archivo Español de Arte, núm. 33, Madrid, 1960
622 Adjuntamos las imágenes en el Apéndice documental n.3.
623 Luis Javier Cuesta Hernández, precisa la reconstrucción: « Toussaint realizó una reconstrucción con la que
básicamente coincidimos, aunque diferimos en algunos detalles: estimamos que el segundo cuerpo debió ser
de mayor altura –exactamente la misma que el primero, para mantener el módulo de los soportoes, además de
332
pequeño dibujo que aparece anotado en el códice Tlatelolco (figura 4). Adelaida Allo Manero,
como comentábamos, localizó un nuevo ejemplar con los grabados de las dos plantas del
túmulo (figura 4), que hoy se conserva en Madrid y que completa la imagen arquitectónica
del monumento efímero.
La relación arquitectónica del túmulo es tan prolija, -igual lo será con las figuras y
emblemas-, que evidencia la estrecha relación que mantuvo Cervantes de Salazar con
Arciniega y los artífices de la obra. Las consideraciones del humanista muestran además un
gran dominio en cuanto a teoría arquitectónica se refiere, y ponen de manifiesto como el
monumento efímero en honor a Carlos V, lejos de ser un fruto de la improvisación,
permitió a los artistas llevar a la práctica la teoría de tratados próximos a las nuevas ideas
humanistas 624. Cuesta Hernández resume la ascendencia teórica de la arquitectura del
túmulo:
Tanto la relación como los grabados y el dibujo del códice inciden en la consideración
del monumento como una obra arquitectónica marcada por la simplicidad y la desnudez
decorativa, que frente a la grandiosidad gótica y la espectacularidad barroca, ha llevado a la
definición del túmulo como una de las obras novohispanas que más se acercan a la
concepción purista del arte renacentista.
La descripción detallada de la arquitectura del túmulo imperial ha sido repetida en
muchas ocasiones desde que García Icazbalceta reeditara la obra en la Bibliografía mexicana
del siglo XVI626. Por ser la última revisión de la arquitectura del túmulo, actualizando
que, según Cervantes, las pirámides medían 30 pies-; por otra parte, las esferas que rematan las pirámides
sobran, y estas últimas quizá fueran obeliscos –“obeliscos a manera de agujas piramidales”, dice Cervantes,
aunque somos conscientes del significado funerario de la pirámide en la arquitectura española
contemporánea-;». en Arquitectura… op. cit. p. 69.
624 Debido al bajo coste de los materiales por su carácter efímero, este tipo de construcciones permitió
experimentar a muchos de los grandes maestros del renacimiento y el barroco: Miguel Ángel, Bernini,
Rubens, Churriguera o Velázquez.
625 Cuesta Hernández, art. cit. p. 125.
626 Encontramos referencias a la arquitectura del túmulo imperial en Manuel Toussaint, Claudio de Arciniega,
arquitecto de la Nueva España, IIE-UNAM, México, 1981; Francisco de la Maza, Las piras funerarias en el arte y la
333
documentos y metodología, destacamos el resumen que ofrece del edificio a partir de las
palabras de Cervantes y de los grabados, Luis Javier Cuesta Hernández:
El túmulo venía a ser una suerte de templete tetrástilo rodeado en sus cuatro
lados por pórticos dístilos conformando una planta en cruz griega (“era este
túmulo a manera de crucero”). Las columnas, de orden dórico, medían con sus
basas y capiteles 24 pies, exactamente lo mismo que el espacio interior del centro
del túmulo, configurándose así un cubo perfecto, que se hallaba cubierto por una
media naranja, mientras que los cuatro pórticos se cubrían con artesonados
ornados con florones. Su altura era de ocho diámetros (“para dórica venia a ser
estirada un grueso más de lo que requiere”), presentaban éntasis y estrías (“fueron
las dichas columnas disminuidas y estriadas”). Las de los pórticos presentaban
pedestales de ocho pies para igualar su altura con las del interior. Todo el primer
cuerpo se coronaba por un entablamiento con su arquitrabe (pie y medio), friso
(dos pies y cuarto) y cornisa (pie y tres cuartos). En el friso los triglifos y metopas
habían sido sustituidos por un friso corrido de trofeos y elementos guerreros.
Frontones remataban los cuatros pórticos, dejando espacio en los ángulos para
ocho obeliscos de 30 pies, mientras que los espacios laterales se cerraban con
medios frontones. En el vértice de cada frontón, cuatro acroteras servían de base
para cuatro figuras de la muerte 627.
Así, en el centro del primer cuerpo, en la capilla mayor -a la cual se accedía por los
cuatro lados por cuatro escalinatas de nueve gradas cada una-, reposaba la tumba del
emperador, decorada con sus atributos de poder, cetro y espada, bajo un techo en forma de
media naranja donde había esculpidos un cielo con las figuras de planetas de la que
sobresale la figura de Dios. Como apunta el propio Cuesta Hernández en el artículo sobre
el ceremonial fúnebre, la arquitectura efímera de los monumentos funerarios poseía un
lenguaje «paraemblemático, basado en el simbolismo tectónico y que es quizás una forma
historia de México, México, 1946, pp. 29-35; Antonio Bonet Correa, «Los túmulos de Carlos V», Archivo español
de arte, 33, 1960, pp. 55-70; J. Abella, Los túmulos de Carlos V en el mundo hispánico, Valladolid y México, tesis de
licenciatura, Barcelona, 1975; José Miguel Morales Folguera, Cultura simbólica y arte efímero en Nueva España,
Junta Andalucía, Granada, 1991, pp. 191-198; A. Allo Moreno, «Exequias del emperador Carlos V en la
monarquía hispana» en Carlos V y las artes, Junta Castilla y León/UVA, Salamanca, 2000; Víctor Mínguez, «El
túmulo de Carlos V en la ciudad de México«, Ficha 49 del catálogo de la exposición, Los siglos de Oro en los
virreinatos de América, 1550-1700, Madrid, 2000; y Luis Javier Cuesta Hernández, Arquitectura del Renacimiento en
Nueva España: «Claudio de Arciniega, Maestro Maior de la obra de la Yglesia Catedral de esta Ciudad de México»,
Universidad Iberoamericana, 2009, pp. 83-93.
627 Luis Javier Cuesta Hernández, Arquitectura… op. cit. p. 87.
334
complementaria de discurso simbólico, al propio discurso emblemático» 628. En este sentido,
el techo en forma de cúpula de media naranja «se convirtió en un símbolo que pregonaba el
poder universal de su Católica Majestad. Como ya observó Santiago Sebastián la unión de
las dos figuras geométricas perfectas, cubo y hemisfera, permitía, metafóricamente, aludir al
rey como señor del universo conocido» 629.
El segundo cuerpo, de igual altura que el primero, se iniciaba con un friso, «labrado a
lo romano», que contenía despojos de armas y trofeos de la muerte. En el centro de la
capilla alta se levantaba un gran escudo con las armas imperiales, de veinte pies, que se
sustentaba sobre dos mundos, donde reposaban las garras del Águila Imperial, rodeados de
las columnas grabadas con el Plus Ultra. El monumento estaba rematado en la bóveda por
un pedestal que soportaba un Crucifijo «de bulto del tamaño del natural», que venía a
completar una configuración arquitectónica significativa dentro de un orden renacentista en
el que hubo espacio para la representación de las insignias reales entre dos mundos, el peso
de la muerte y la imaginería cristiana.
Pese a su carácter de arquitectura efímera, mucho se ha escrito desde el ámbito de la
historia del arte sobre la significación del túmulo imperial en la evolución artística en Nueva
España. No vamos a entrar en un tema del que desconocemos muchos elementos, por lo
que remitimos a las páginas de Cuesta Hernández en las que resume el estado de la cuestión
y la bibliografía básica sobre el debate entre el purismo, el manierismo o el plateresco de la
arquitectura del túmulo y la introducción del orden renacentista en la arquitectura
novohispana630. Un edificio de ocasión, sí, pero esencial en la evolución de la historia de la
arquitectura en los virreinatos si contamos la cantidad de páginas escritas, que recuerda las
palabras de Calvete de la Estrella para el túmulo vallisoletano, construido «con tanta
perfección y firmeza, como si uviera de ser una obra perpetua» 631
628 Luis Javier Cuesta Hernández, «México insigne...», art. cit., p. 126.
629 Ibidem, p. 128-129.
630 Cuesta Hernández, «Arquitectura...», op. cit., p. 90 y ss.
631 Cito de Bonet Correa, art. cit. p. 65.
335
cronista de la ciudad describe minuciosamente el contenido de las mismas, junto con los
versos latinos que las acompañaban y una breve glosa sobre su significado, convirtiéndose
así en una de las muestras fundacionales conservadas, al menos la descripción, sobre la
utilización del arte de la emblemática en territorios americanos.
La proliferación de los estudios y los proyectos de investigación sobre emblemática
durante los siglos de Oro en las últimas décadas ha permitido establecer las influencias y la
dimensión significativa del programa iconográfico de las honras mexicanas a partir de su
vinculación con la tradición humanista de la literatura emblemática y como punto de
partida de un arte, mezcla de imagen y palabra, de largo recorrido en la historia del arte y la
literatura de unos territorios de ultramar en los que el esplendor de la fiesta barroca brilló
durante varios siglos632.
Los principales trabajos sobre emblemática y literatura novohispana provienen del
Seminario de Literatura Novohispana que encabeza el doctor José Pascual Buxó, que en
2002 reunió sus trabajos dispersos en un libro titulado El resplandor intelectual de las imágenes,
en el que a partir del análisis de la configuración del arte de la emblemática se aborda el
estudio de varios temas vinculados con la historia del arte y la literatura del virreinato de la
Nueva España.
En su estudio, el profesor Pascual Buxó dedica todo un capítulo inicial a explicar los
atributos semióticos de la emblemática, «Jeroglífica y emblemática: el estatuto semiótico de
la figuración», del que nos interesa destacar brevemente una definición de lo que hemos
llamado emblema y programa emblemático. Ya Schopenhauer había definido el emblema
como «dibujos alegóricos sencillos acompañados de un lema explicativo y destinados a
enseñar de forma intuitiva una verdad moral» 633. Con más rigurosidad científica y
632 Existen varios grupos de investigación en el ámbito español dedicados a los estudios sobre emblemática.
El grupo GIDEN, Grupo de Investigación de Emblemática Neolatina, encargado de editar la recopilación de
emblemas de Juan de Solórzano y el grupo de la Universidade da Coruña, BIDISO
[http://www.bidiso.es/emblematica/], que iniciara Sagrario López en 1992 y que ha conseguido reunir una
extensa colección de libros de emblemática hispánica en su biblioteca digital. Además, la base de datos
bibliográfica se actualiza constantemente y contiene ya un número considerable de referencias:
[http://www.bidiso.es/emblematica/estudios.html]. Ya hemos citado algunos trabajos esenciales en el ámbito
de la emblemática hispana y americana como Rafael Zafra y José Javier Azanza (eds), Emblemata aurea: la
emblemática en el arte y la literatura del siglo de oro, Barcelona, Akal, 2000; Bárbara Skinfill y Eloy Gómez Bravo, Las
dimensiones del arte emblemático, Zamora, El colegio de Michoacán, 2002 o José Pascual Buxó, El resplandor
intelectual de las imágenes, México, UNAM, 2002, o la revista IMAGO de la Universidad de Valencia. Sin
olvidarnos de los trabajos específicos de Francisco de la Maza, Víctor Mínguez o Santiago Sebastián, que
citaremos a continuación.
633 José Pascual Buxó, op. cit., p. 21. La referencia es de un estudio de Mario Praz de 1964, traducido al
español como Imágenes del barroco. Estudios de emblemática, trad. de José María Parreño, Madrid, Ediciones Siruela,
1989.
336
atendiendo a las diferentes configuraciones semióticas que mezclan letra e imagen, Buxó
define un emblema atendiendo a la conjunción de una imagen, un mote («inscripción
lacónica y sentenciosa») y un epigrama, frente a la «empresa» o «divisa», «que consta de
imagen y mote pero carece de epigrama»:
337
En 1560 habían pasado 29 años desde la primera edición en Augsburgo y tan sólo once
años desde la edición en Lyon del Emblematum liber de Alciato traducido al español. Sin
embargo, las primeras obras emblemáticas españolas no aparecieron hasta la década de
1580, cuando se publican las Empresas Morales de Juan de Borja y los Emblemas morales de
Juan de Horozco. A este respecto, Víctor Mínguez sentencia:
No sabemos con exactitud quién fue el ideólogo de todo el programa simbólico que
envolvió al catafalco erigido en la capilla abierta de San José de los Naturales, aunque sí
existen algunos indicios que apuntan a que, si bien pudo tener alguna colaboración del
círculo de doctores de la universidad, Cervantes de Salazar participó activamente en la
elaboración de la iconografía del túmulo. En primer lugar, recordemos, de las actas del
cabildo de los días en los que la sesión debatió la preparación de las exequias salieron dos
nombres principales, Claudio de Arciniega, como maestro mayor de obras, y Cervantes de
Salazar como relator del monumento y la pompa fúnebre. La pregunta entonces es más
bien quién fue el encargado de componer los versos latinos y el significado alegórico de
[http://www.unav.es/biblioteca/fondoantiguo/hufaexp20/Deleitando_ensena/4._Autores/Entradas/2009/
11/2_Andrea_Alciato_%281492-1550%29.html ](10/03/2012).
636 Víctor Mínguez, «La emblemática novohispana», en Bárbara Skinfill y Eloy Gómez Bravo, Las dimensiones
del arte emblemático, Zamora, El colegio de Michoacán, 2002 p. 140.
338
todas las pinturas. ¿Pudo Cervantes de Salazar haber redactado un manuscrito en el que
diseñara el programa simbólico y escribiera los versos latinos?
José Pascual Buxó, Santiago Sebastián, Francisco de la Maza o Víctor Mínguez 637
plantean la posibilidad de que fuera efectivamente el humanista toledano el ideólogo de la
iconografía del túmulo, «como bien lo manifestaban los motes y los epigramas que los
acompañaban, las pinturas se concibieron siguiendo el modelo emblemático y de
conformidad con un programa ideológico e iconográfico discernido seguramente por el
propio Cervantes de Salazar» 638.
Los indicios sobre el asunto apuntan hacia la importancia capital que el humanismo
tuvo en la elaboración de la iconografía del catafalco, no sólo en la conformación de un
programa cargado de imágenes de la tradición cristiana y de la mitología clásica, sino
también en el proceso de filtración del conocimiento a través de la circulación de libros y la
recopilación de bibliotecas. La relación entre Alciato y el programa del catafalco imperial
mexicano demuestra de nuevo la eficacia de la red intelectual que tejió el humanismo a
nivel global, puesto que, como decíamos, habían transcurrido tan sólo diez años desde la
traducción española de los Emblemas en 1549, fecha, por otro lado, en la que Cervantes
todavía completaba su formación en la Península
José Pascual Buxó se inclina a pensar, frente a la propuesta de Millares Carlo, que el
ejemplar de la biblioteca de Cervantes sobre el que el albacea escribe solamente
«Alcia[to]»639 fuera efectivamente una de las primeras ediciones del Emblematum liber 640. A
partir del libro de Alciato, que circulaba en latín y traducido al castellano por Daza Pinciano
en 1549, el programa simbólico encontró su propia expresión alegórica, aunque algunas de
637 Francisco de la Maza, op. cit., p. 51: «Cervantes de Salazar fue el mentor pero las pinturas al temple las
realizaron los pintores indígenas de la escuela de fray Pedro de Gante, obrador ubicado precisamente en la
capilla conventual en la que se celebraron las exequias». Víctor Mínguez, art. cit., p. 139: «La crónica de
Cervantes de Salazar incluye la descripción de los jeroglíficos que adornaron el túmulo franciscano y que él
mismo diseñó, y que son los primeros emblemas pintados de que tenemos constancia en el virreinato de la
Nueva España».
638 José Pascual Buxó, op. cit., p. 91-92.
639 Millares Carlo, «La biblioteca de Cervantes de Salazar», en Cuatro estudios biobliográficos..., op. cit., p. 89.
640 Coincido con la opinión de Pascual Buxó: «El inventario de esa biblioteca –dice Millares- “abunda en
errores de bulto”, debido a que el amanuense “copiaba una minuta que no alcanzó en muchos casos a
interpretar correctamente”. De Alciato se menciona una obra “en quatro cuerpos” que sería la Parerga
(lugduni, 1539) y otro “Alcia[to] pequeño” que bien podría ser el Emblematum liber y no las Allegationes de
Francesco Alciati, como supone Millares«, en «Pesencia de los emblemas de Alciato en el arte y la literatura
novoshiapnos del siglo XVI» en El resplandor intelectual de las imágenes, op. cit., p. 92.
como ducho retórico, albergaba en su biblioteca diversas obras de Alciato, y no sólo las jurídicas
339
las imágenes del túmulo, como demuestran el profesor Buxó y Santiago Sebastián están
extraídas del libro de Alciato 641.
Por otro lado, lo cierto es que el humanista, además de la descripción de los emblemas,
ofrece por lo general una interpretación, una glosa -tan propia de sus trabajos anteriores-
sobre el significado de cada imagen que, si bien sólo su formación intelectual hubiera sido
suficiente, puede apuntar también hacia la participación directa de Cervantes en la ideología
del programa simbólico, bien como único arquitecto iconográfico, o bien, como me inclino
a pensar, como director de un grupo, quizá de personas vinculadas a las aulas universitarias,
que, igual que ocurrió con la composición de las pinturas, pudiera haber trabajado de
manera colectiva.
Además, añado un último indicio de la posible vinculación de Cervantes con el
programa simbólico a partir de un emblema relacionado con uno de los temas recurrentes
del humanista que ya hemos analizado en los diálogos escolares: la insistencia en ensalzar el
valor de la universidad mexicana. Destaca en este sentido el emblema situado en el espacio
de la aguja de la segunda capilla a mano derecha, donde: «estaua la ciudad de Mexico y
sobre los muros el dios Apollo coronado de laurel con vn libro enla mano dando à
entender que para doctrina y lumbre destos naturales erigio Cesar vniuersidad en Mexico».
En un programa iconográfico simbólico sobre la figura de un monarca tan decisivo en
hechos políticos y militares, hay un pequeño espacio también para una imagen que
probablemente sea otro de los momentos culminantes del humanismo renacentista de corte
filológico y una muestra evidente de la peculiar adaptación de los símbolos del humanismo
en territorios americanos. Mitología, filología y ciudad: un dios griego coronado de laurel,
con un libro en la mano, apoyado en los muros de la nueva ciudad de México.
340
desarrollo de la historia del arte en el virreinato de la Nueva España. Además de ensayarse
por primera vez formas como el retrato y la imaginería mitológica, con la particularidad de
que fueron pintores indígenas los que llevaron a cabo el trabajo, fue probablemente una de
las primeras ocasiones en las que aparece la influencia de la emblemática como soporte para
la composición de una obra artística en el virreinato 642.
Francisco de la Maza 643 ofrece testimonios interesantes sobre estas pinturas en su
estudio de 1968 sobre la mitología clásica y el arte colonial, que básicamente han venido
recogiéndose en trabajos posteriores 644. El túmulo tuvo sesenta y cuatro pinturas
emblemáticas, de las que podemos recuperar la descripción de al menos cincuenta y cuatro
gracias a la relación de Cervantes, colocados de la siguiente manera: «En los zócalos de las
columnas que arrancaban del piso, que eran ocho, cabían 32, en los frontones había 12, y
en la parte alta, en lugares no bien explicados, se acomodaban 20» 645. El programa
simbólico, complejo, fusionó la imaginería medieval caballeresca con la asociación mítica
del héroe virtuoso para dotar a la figura del monarca fallecido de una proyección artística
que insiste en temas iconográficos ya recurrentes, pero que incorpora la extraordinaria
novedad de los temas americanos.
Aunque la relación de Cervantes no aclara la cuestión, mucho se ha escrito desde la
historia de la pintura sobre el programa simbólico del túmulo y su posible autoría 646:
Entre tanto que la architectura del Túmulo se proseguía, porque las figuras, y
escudos de armas Imperiales y reales, y otras pinturas que se habían de poner por
las paredes, viniesen a tiempo cuando el Túmulo estuviese acabado, diose orden
642 Estas sesenta y cuatro pinturas fueron todas originales, es decir, no copias de otras o de grabados, como
fue el uso común de la pintura colonial posterior. Fue la primera vez que se ensayó el retrato en México al
reproducir a Carlos V, a Hernán Cortés, a Fernando el católico, Moctezuma II, Cuauhtémoc y Atahualpa.
Para el único que pudo haber modelo a copiar fue para Carlos V, si es que ya estaba en el Real Palacio el
cuadro de Tiziano. A Cortés y a los reyes o tecuhtlis aztecas, todos los pintores los habían conocido. (24). De
la maza, op. cit., p. 24.
643 Francisco de la Maza, La mitología clásica en el arte colonial de México, México, UNAM, 1968, pp. 22-29.
644 Por ejemplo, Víctor Mínguez, «El túmulo imperial…», art. cit., o Hugo Hernán, op. cit..
645 Francisco de la Maza, op. cit. p. 23.
646 Sobre estudios de pintura y arte colonial, destacan, además de los ya citados en el apartado dedicado a la
arquitectura, las obras canónicas de Manuel Toussaint, Pintura colonial en México, México, UNAM, (IIE), 1965,
(1934) y Arte colonial en México, México, UNAM (IIE), 1983 (1948); Agustín Velázquez Chavez Tres siglos de
pintura colonial mexicana, México, Editorial Polis, 1939; Abelardo Carrillo y Gariel, Técnica de la pintura en
Nueva España, Mexico, UNAM (IIE), 1946; Diego Angulo Íñiguez y Marco Dorta, Historia del arte
hispanoamericano, Salvat, Barcelona, 1950-56. José Guadalupe Victoria, Pintura y sociedad en nueva España, siglo XVI,
UNAM(IIE), 1986.
341
que en toda la comarca de México se pintasen gran cantidad de escudos
Imperiales y reales, y otras muchas historias y figuras, como en el discurso de esta
obra parescerá: las cuales fueron muchas y en extremo muy avisadas, pintadas
muy bien al natural de lo que representaban.(2)
342
de los que pertenecen al servicio de la iglesia, más también de los que sirven al uso de los
seglares)»649. El mismo Mendieta dice así de la formación de pintores en la institución:
Tanto Mendieta como Motolonía en la Historia de los indios de Nueva España, insisten en
la adaptación de las formas de la pintura indígena a las técnicas europeas y destacan la
capacidad que para la pintura tenía la población autóctona, que pronto aprendió a copiar
los modelos que llegaban desde el otro lado del Océano:
649 Mendieta, Historia, IV, cap. 13. Cito a partir de Beatriz Aracil, El teatro evangelizador. Sociedad, cultura e ideología en
la Nueva España del siglo XVI, Roma, Bulzoni, 1999, p. 101.
650 Mendieta, Historia, op. cit., lib. V, cap. 17.
651 Mendieta, Historia, op. cit., Lib. IV, cap. 12.
652 Motolonia, Historia de los indios de Nueva España, cap. XIII, Libro III, Madrid, Castalia, 1985. pp. 356-357.
343
Tienen grandísima facilidad para aprender los oficios, porque en viendo pintar,
a muy poco tiempo pintan; en viendo labrar, labran y con increíble brevedad
aprenden cuatro o seis oficios y los ejercitan según los tiempos y sus calidades (...)
La comprensión y facilidad para entender cualquier cosa, por dificultosa que sea,
es rarísima, y en esto yo no dudo que aventajen a todas las naciones, y en hacer
653
ellos cosas que los demás o las hacen ni saben hacer con tal brevedad y sutileza.
Esta primitiva escuela de pintura utiliza grabados, sobre todo para que sirvan
de modelo a los pintores, y las imágenes que existen se reproducen en gran
número. En ninguna otra manifestación pictórica se nota una unión tan íntima
entre el indio y la obra de índole europea; por eso la hemos llamado pintura
cristiano-indigena: es cristiana porque sirve esencialmente para los fines religiosos;
pero es indígena porque todavía se puede apreciar la ingenuidad de la mano
aborigen y algunas veces la pobreza de los artistas neófitos. Las crónicas nos
cuentan que fue el mismo Fray Pedro de Gante quien enseñó la pintura a los
indios; pero es dudoso que el benemérito franciscano haya poseído conocimientos
técnicos de arte; más bien hay que creer que fueron otros frailes, entre quienes sí
existieron verdaderos artistas, los que se dedicaron a llevar a la práctica la
enseñanza de la pintura; entre ellos debe mencionarse a fray Diego de Valadés, de
quien sí consta que conocía el arte pictórico 654.
653 Juan de Palafox y Mendoza, Libro de las virtudes del indio, México, SEP, 1950 (1650), p. 48.
654 Touissanint, Arte colonial..., op. cit., p. 18.
344
de otros pintores como Pedro Chachalaca, Francisco Xinmámal o Pedro de San Nicolás,
entre ellas el propio retablo de la capilla de San José de los Naturales 655:
La pintura que realizan los indios para decorar templos y conventos se llama
de Romano; consiste en frisos y fajas con motivos vegetales y medallones o nichos
con escenas de la Pasión o figuras de santos. Hay veces que el edificio íntegro está
decorado de esta forma; en otras partes, la pintura se concentra en determinados
puntos, sobre todo el claustro 656.
En otra línea, Johanna Lozoya, escribe sobre el carácter híbrido de las manifestaciones
artísticas y la singularidad del nuevo arte dominante, en la que creo que se encuentra una de
las claves del programa artístico del túmulo y el resumen del arte de las primeras décadas de
la colonia, que tenía sus raíces y sus modelos muy claros, pero que tuvo que adaptarse a la
nueva realidad americana:
655 Fray Toribio Benavente, Motolinía, describe la eficacia de los pintores de la escuela: «Para la pascua tenían
acabada la capilla del patio, la cual salió una solemnísima pieza; llámanla Betlem. Por parte de fuera la
pintaron luego al fresco en cuatro días, porque así las aguas nunca la despintaran: en un espacio de ella,
pintaron las obras de la creación del mundo de los primeros tres días, y en otro espacio las obras de los otros
tres días, en otros dos espacios, en el uno la vara de Jesé, con la generación de la Madre de Dios, la cual está
en lo alto puesta muy hermosa; en el otro está nuestro Padre San Francisco; en otra parte está la Iglesia, Su
Santidad el Papa, cardenales, obispos, etc.; y a la otra banda el Emperador, reyes y caballeros. Los españoles
que han visto la capilla, dicen que es de las más graciosas piezas que de su manera hay en España». Historia...,
op. cit., Trat. I, Cap. 15, pp. 64-65.
656 Manuel Toussaint, Arte colonial..., art. cit., p. 19 y ss.
657 Ibidem, p. 17.
345
Cuando ha existido mezcla de civilizaciones, como ocurre con el arte romano
que nace del griego, el arte bizantino producto de la decadencia romana, o el
renacimiento sobre las tradiciones góticas, se producen manifestaciones híbridas
que caracterizan los periodos de transición. Lo que en realidad está diciendo, es lo
que Serge Gruzkinski considera, en un proceso de conquista cultural, una cultura
«aniquila» a la otra. La hispánica ha realmente conquistado a la prehispánica, que
termina por desvanecerse en el tiempo. Sin embargo, esta nueva cultura comparte
elementos con la raza española pero a la vez es autónoma, local en la medida en
que su experiencia cultural, viva, se desarrolla y progresa en entornos geográficos
distintos658.
La significación artística del túmulo, por tanto, aun pese a su carácter efímero, cobra
con la participación de las manos indígenas de un cariz de excepcionalidad que hace de la
exposición del monumento funerario de Carlos V un hito espectacular en la historia del
arte renacentista. Sesenta y cuatro pinturas al temple, concienzudamente pensadas bajo un
programa simbólico erudito -en el que predominan claramente temas civiles-, basado en la
recuperación de la mitología grecorromana y del arte de la emblemática propios del
humanismo renacentista, llevadas a cabo por pintores indígenas preparados en la escuela de
artes y oficios franciscana, con sus materiales y sus técnicas. El impacto visual debió de ser
excepcional, provocando la extrañeza y la admiración de los espectadores ante un conjunto
de pinturas mestizas fundacional en el siglo XVI, fruto de un arte, aniquilador, híbrido, y en
consecuencia, único, en el que las alegorías clásicas, los personajes castellanos y los
protagonistas de las batallas americanas surgieron del trabajo conjunto de artistas de los dos
mundos.
c). La imagen de Carlos V: representación moral del príncipe virtuoso y la didáctica del
poder.
346
Fernando Checa sintetizó la proyección iconográfica de la figura de Carlos V en su
conocido estudio Carlos V y la imagen del héroe en el Renacimiento 659, abordando las diferentes
imaginerías, -heroica, mítica, virtuosa, militar-, asociadas al emperador en sus diferentes
dominios y en las distintas artes que plasmaron el fecundo reinado del heredero de la casa
de Austria. El programa emblemático del túmulo mexicano, por un lado, insiste en la
plasmación de motivos asociados al príncipe virtuoso que ya habían sido ensayados en
numerosos programas alegóricos durante la primera mitad del siglo XVI. Por otro, la
iconografía adquiere un carácter extraordinario al ensayarse temas y personajes relacionados
con la conquista y la colonización del continente americano vinculadas a la propaganda y la
didáctica del poder que, como veremos, fue una necesidad recurrente en la configuración
política de los virreinatos.
Existen varios trabajos que han estudiado el programa simbólico del túmulo mexicano
desde varios puntos de vista diferente, aunque la tendencia general es continuar o
perfeccionar la clasificación temática propuesta por el historiador del arte Santiago
Sebastián660, heredera de los primeros acercamientos formales de los estudios de Bonet
Correa661 y Francisco de la Maza 662, que aún hoy sigue siendo la más completa 663.
Sebastián destaca del catafalco «su estructura simbólica y su profundo mensaje
ideológico; con sus emblemas y símbolos supera a cuanto pudieran decirnos las crónicas d e
la época»664 y divide el artículo en varios epígrafes que ordenan temáticamente los
emblemas a partir de las diferentes vertientes de la representación artística de la
personalidad del emperador: como personaje virtuoso, como reencarnación mitológica,
exaltada por la fama y la gloria, como gobernante y como emperador ante las Indias.
659 Fernando Checa Cremades, Carlos V y la imagen del héroe en el Renacimiento, Madrid, Taurus, 1987.
660 Santiago Sebastián, entre otros, «El programa simbólico del túmulo de Carlos V en Méjico» en Del arte.
Homenaje a Justino Fernández, México, UNAM, IIE, 1977.
661 Antonio Bonet Correa, «Los Túmulos del emperador Carlos V», en Archivo Español de Arte, núm. 33,
Madrid, 1960
662 Francisco de la Maza, Mitología clásica y arte colonial de México, México, UNAM, 1968 y el ya citado Las piras
funerarias...
663 José Miguel Morales Folguera, Cultura simbólica y arte efímero en Nueva España, Granada, Junta de Andalucía,
1991, igual que Francisco de la Maza, se limita a ordenar y describir las imágenes del túmulo atendiendo a su
posición en la arquitectura. Hugo Hernán, op. cit., p. 191, ordena los emblemas en cinco grupos: «emblemas
asociados a temas de fauna (águila, león, abeja, pelícano, serpiente, etc.); emblemas asociados a temas de
astrología (sol, estrellas), emblemas asociados a temas de flora (palma, laurel, guirnaldas, flores, etc.),
emblemas con temas históricos (conquistas de México y Perú, la guerra contra los moros, etc.) y emblemas
con temas mitológicos (Faetón, Apolo, Dédalo, Teseo, Fénix, etc.)» Luis Javier Cuesta Hernández, en
«México insigne honras celebro a su rey...» art. cit., p. 116, divide el programa simbólico en cuatro partes, esto
es, mitología e historia clásica, acontecimientos contemporáneos, emblemas y abdicación del emperador.
664 Santiago Sebastián, art. cit., p. 55.
347
A partir de esta caracterización, nuestra pequeña contribución al estudio del túmulo
será vincular el programa simbólico de la descripción de Cervantes con el didactismo
ejemplar, moral y político del humanismo, que tiñe la figura de Carlos V de la ideología
humanista de corte moralizante de la que venimos dando cuenta en el estudio, tanto en lo
que se refiere a la personalidad del emperador, como también al programa político de las
exequias, vinculado en este sentido con los acontecimientos decisivos del descubrimiento y
la conquista de tierras americanas.
Fernando Checa ha estudiado la compleja iconografía asociada con Carlos V en este
sentido en las manifestaciones artísticas europeas, que básicamente son las mismas que se
repiten en el programa mexicano. Aun así, la idea la tomamos de un artículo de Luis Javier
Cuesta Hernández665 sobre la arquitectura significativa del túmulo mexicano, ya citado, en
el que plantea algunos argumentos sobre el carácter didáctico de las celebraciones públicas,
tanto en el aspecto colectivo de afirmación política, como en la reflexión individual de
carácter moral, vinculados ambos con la muerte de quien había sido la cabeza visible de la
sociedad española. En la misma línea, Octavio Paz argumentaba que «la fiesta barroca es un
ars moriendi»666, y Javier Varela inicia su estudio aduciendo a la ejemplaridad de la muerte
regia, manifestada principalmente en el desarrollo de las exequias:
La concepción humanista de la vida como camino hacia la virtud, que sólo podía
alcanzarse a partir de la muerte, de herencia senequista, y que como hemos visto, se
manifestaba en la filosofía de textos de Erasmo, de Vives, de Alejo de Venegas o del propio
Cervantes, impregna también la iconografía simbólica de los emblemas referidos a la
caracterización moral de Carlos V en el túmulo mexicano. Fernando Checa ha destacado la
tensión entre el programa didáctico y moral de los círculos cercanos al erasmismo,
665 «México insigne honras celebro a su rey: algunas precisiones sobre el ceremonial fúnebre de la dinastía de
los Austrias en la Nueva España» en Vía Spiritus 15 (2008), pp. 111-136.
666 Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz y las trampas de la fe, Barcelona, 1982, p. 202.
667 Javier Varela, op. cit., p. 13.
348
antibelicista, y la concepción de la virtud del héroe clásico, participante de los triunfos
militares, que acompañaron a Carlos V durante toda su vida 668.
Cervantes de Salazar inicia la relación haciendo referencia precisamente a esta cuestión
moral relacionada con la alabanza del virtuoso tras el momento de la muerte: «entiendo que
antes de la muerte, por las variedades que hay en la vida ninguno debe ser alabado, porque
el perseverar en virtud ha de ser hasta la muerte» (I) y Alonso de Zorita, que había
redactado una de las cartas de presentación de la obra escribió en la Historia de la Nueva
España:
Costumbre ha sido y es, no menos antigua que usada entre las naciones del
universo, dar a los difuntos sepultura y hacer a cada uno obsequias conforme a su
dignidad y méritos en muestra y señal del amor que les tenían. Y porque los vivos,
viendo la honra que a los virtuosos aun en la muerte se hacía, se incitasen a virtud,
se ponían imágenes, letras y figuras en los sepulcros, para mejor conmoverlos a
hacer obras dignas de semejante honra y para que se acordasen que eran mortales.
A cuya causa los latinos a los sepulcros llamaron monumentos» 669.
349
a1) La virtud del príncipe: saber morir.
Como sabemos, muchos de los consejeros del emperador escribieron textos de clara
filiación espiritualista que marcaron en gran medida las corrientes ideológicas que
influyeron entre un sector destacado de la corte española. El gusto de Carlos V por textos
como la Preparación para la muerte de Erasmo, tratado de gran resonancia entre los
intelectuales españoles, como muestra el trabajo de Alejo de Venegas, en la misma línea,
Agonía del tránsito de la muerte, que habían teñido de la ideología cristiana una preferencia por
la salvación eterna del alma, despojada del cajón de vicios y la cárcel que era el cuerpo.
Javier Varela sintetiza perfectamente esta corriente en unas líneas que merece la pena
reproducir:
Es posible que este desdén hacia el destino del cuerpo perecedero, al menos
en el círculo de Carlos V, haya podido ser reforzado por una piedad de cuño
erasmista: «que tu cuerpo sea arrastrado después de muerto si el alma no corre
peligro», recomendaba Erasmo en el Enchiridion. En toda esta corriente de
pensamiento y de espiritualidad, grandemente teñida de ascetismo, son frecuentes
las metáforas neoplatónicas que comparan el cuerpo a una cárcel, cuando no a un
sucio muladar. Luis Vives proponía repudiar el cuerpo sistemáticamente, pues su
cuidado va siempre en detrimento del alma. Más en concreto, Alejo de Venegas
350
escribe sobre lo inane que es gastar en «bálsamos y otros aromatos». Vanidad y
locura sería ocuparse de la carne, vestido caduco del alma, cuando la salvación
eterna es lo que importa 670.
Algunas de las pinturas del programa emblemático, situada en el espacio de la aguja que
estaba encima de la capilla, hace referencia a este retiro del monarca para ganar la vida
eterna. La descripción de Cervantes es la siguiente: «estaba el Emperador poniendo con la
una mano la Corona imperial en el suelo, y con la otra levantada en alto procurando tomar
una guirnalda de flores puesta entre unas estrellas daba a entender haber Cesar en sus días
con tiempo dejado el Imperio para conseguir sin estorbo el eterno». La Letra, hablada,
decía Immarcessibilem, ne impediat peritura. En otra aguja, «estaba el emperador desnudándose
una ropa imperial, puesta la corona en el suelo, significando lo que había hecho ser tan raro
y tan pocas veces visto que por su raridad meresce perpetuo nombre y gloria». La letra
decía: Ex raritate pretium. Otra de las imágenes hace referencia a la prudencia necesaria para
esperar la muerte mediante la representación de una imagen de la muerte con una culebra
enroscada en el brazo derecho y en la mano una saeta. La imagen precede a los famosos
versos del capitán Fernández de Andrada en la «Epístola moral a Fabio, «oh muerte, ven
callada, como sueles venir en la saeta».
Se proyectaron también algunas imágenes relacionadas con la salvación cristiana del
monarca en cuya iconografía fue protagonista la figura de la muerte. Por ejemplo, en el
pedestal de una de las columnas fronteras aparece la muerte frente a frente con Carlos V,
con las dos columnas del Plus Ultra en medio en cuyo alto estaban situadas las parcas
haciendo su trabajo, «significaba siendo vivo cesar había verificado la devisa de Plus Ultra,
en la muerte la hizo más cierta, pues caminó para el cielo, donde no hay plus ultra». En otra
imagen, la muerte tendía la mano al monarca y al lado de la fe, con una cruz en la mano, «le
aseguraba la partida».
Otro de los cuadros proyectaba un círculo con dos rostros, el uno de muerto y el otro
de vivo, imagen de amplia tradición en la historia del arte occidental, con mucha resonancia
durante el Barroco y con hitos posteriores tan conocidos como el cuadro de Tomás
Mondragón en 1856: «Significaba esta figura la buena muerte de Cesar, haber sido principio
de su eterna vida, porque la propiedad del círculo, según los matemáticos, es que puede
comenzar donde acaba, y acabar donde comienza».
351
El programa del túmulo mexicano insiste en caracteres alegóricos sobre la virtud y su
conjunción en la figura del Cesar. Los valores morales de la figura del monarca, los
personales y los del gobernante, aparecen, como decíamos, en muchos lugares comunes de
las proyecciones iconográficas que poblaron el continente durante el reinado de Carlos V,
cuya corte tuvo siempre un carácter itinerante. Igual que en el ejemplo que antes
comentábamos del carro triunfal de Maximiliano, el monumento novohispano vincula al
emperador muchas figuras en las que las protagonistas son las cuatro virtudes cardinales y
sus derivadas, la prudencia, la fortaleza, la templanza y la justicia, además de las teologales,
como la caridad, la esperanza y la fe, y las trompetas de la fama, como amplificadora de
todas las virtudes.
En la primera columna, por ejemplo, aparecen las cuatro virtudes, cada una con su
nombre, cargando el ataúd del fallecido, que concurren para despedirlo de esta vida y
llevarlo hacia la vida eterna. «Virtutum o Cesar, speciosa quadriga fororum / sublimem te humeris
ducit ad alta fuis», dice la letra. En otra imagen, a imitación de un emblema de Alciato, la
virtud se representa sobre la sepultura del monarca, con extremos de dolor, llorando y
tirándose de los cabellos, «sintiendo la falta de quien más le había seguido». El círculo es
otra de las imágenes de la virtud, representado en una de las agujas hecho de cadena y
rodeando el cetro imperial, «dando a entender que todas las virtudes que entre sí, como
dicen los philosophos están encadenadas acompañaron siempre al dichoso imperar de
Cesar. Foelix imperium omnis virtus ambit
El programa se completa con la personificación de una serie de características
vinculadas con la virtud a través de diferentes imágenes de raíces medievales y clásicas.
Relacionadas con la tradición religiosa aparecen las virtudes teologales: la caridad, la
esperanza y la fe, pintadas con sus respectivos atributos. En el lado derecho de uno de los
pedestales del catafalco reinaba la Caridad con una guirnalda de flores en la cabeza y una
palma en la mano. En otro cuadro del mismo pedestal se situaba la proyección iconográfica
de la Esperanza, vestida de verde y con un ramo en la mano. La fe, con un cáliz en una
mano y un crucifijo en la otra se asocia también como una de las principales virtudes del
monarca.
La prudencia es otra de las cualidades inherentes al programa moral del túmulo y es
uno de los tópicos más repetidos. Se representa de varias maneras, con imaginería
medieval o de carácter mitológico. En un caso, el emperador aparece sentado en su silla
imperial con un cetro en la mano y un crucifijo en la otra. Una serpiente enroscada por el
brazo y un pie puesto sobre el mundo antiguo y otro sobre el nuevo, denotando que la
prudencia y la cristiandad han sujetado los dos mundos.
La prudencia tiene varias representaciones mitológicas, como la proyección de la diosa
Palas sentada sobre un carnero, «como la pintaban los platónicos, vestida una ropa blanca
352
con muchos clavos de oro derramados por ella: que significaban los muchos oficios de la
prudencia». Se suele asociar la prudencia con la sagacidad, y con el personaje de Ulises, por
eso que la diosa, en la misma imagen, le quita a Ulises de la cabeza una guirnalda y la
coloca sobre la de Carlos V. En otro cuadro se representa el laberinto de Dédalo, con un
clavo en la puerta y un ovillo colgando del clavo, «denotaba esta figura haber Cesar con
singular prudencia y sagacidad salido dichosamente, con muchas cosas que con fuerzas
humanas no se podían acabar». La sagacidad está vinculada también con el esfuerzo y el
cuidado «con que Cesar ganó y conservó muchos reinos y señorios», representado
mediante un castillo roquero con un león en la puerta y un gallo en lo alto.
La otra gran virtud asociada al buen gobernante, la principal, pues contenía todas las
demás, era la justicia. El programa iconográfico incide en la caracterización del gobierno del
monarca fallecida en torno a las cualidades propias de la justicia, repetidas desde los textos
de Platón y Aristóteles, asumida por Santo Tomás o San Agustín y reinterpretada durante el
Renacimiento en autores como Maquiavelo o Tomás Moro. Así, un gran cuadro situado en
la «coluna postrera» del catafalco dibuja la justicia con sus atributos, un peso en una mano y
una espada desnuda en la otra, enfrente del retrato del emperador, con corona y cetro.
Decía la letra latina: «Nil astrea potens iubit, nil candida virtus, / Si tándem morior, sarcophago quae
premor» (Ni la fuerte justicia, ni me ayudó el valor deslumbrante, / pues firnalmente muero y
me apretuja un sarcófago) 671. En la primera columna, la justicia, con una guirnalda de
diversas flores y la espada, miraba atentamente la balanza «que no fuese mas a la una parte
que a la otra». Cervantes explica: «denotaba esta figura la gran rectitud de Cesar y la
inviolada justicia que a los suyos guardó, la cual virtud por contener ensi todas las demás,
porque dicen los Philosophos y Teólogos que, Iustitia est omnis virtus».
La justa medida entre justicia y clemencia, tópico recurrente de la imagen del príncipe
renacentista, toma la alegoría iconográfica de uno de los emblemas de Alciato, el que
representa una colmena con su enjambre de abejas, todas siguiendo a la reina, «significaba
esta figura que la grandeza y aumento de la República consiste en el rey justo y piadoso,
porque el rey de las abejas, según los naturales, tiene aguijón con que pique, y piedad con
que concilia, y porque en Cesar hubo justicia y clemencia, con las cuales engrasdeció sus
reinos y señoríos». Decía la letra: Reipublicae amplitudo, in Rege iusto et clemente. La clemencia
del monarca se manifesta también en otro lugar a través de la imagen de una doncella
«sentada en un campo raso, y un Unicornio tendido en su regaço». La benignidad del
gobierno de Carlos V tiene otra imagen simbólica, la de un lebrel sobre un puente levadizo
671 La traducción la tomo de José Quiñones, que tradujo algunas letras y versos del texto de Cervantes en
«Poesía neolatina mexicana del siglo XVI: El túmulo imperial de la gran Ciudad de México», en Memoria del
IV encuentro nacional de investigadores de filosofía novohispana, Aguascalientes, UAA-IIF, p. 238.
353
atado a una columna, «dando a entender la fidelidad, y cuidado con que Cesar trató los
negocios, así de guerra como de paz, que tocaban a sus reinos».
Dentro de las constantes alusiones mitológicas del túmulo, bien estudiadas por
Francisco de la Maza673, aparecen algunos personajes que relacionan el personaje regio con
el cultivo de las letras humanas. El tópico humanista, de largo recorrido durante el siglo
XVI y XVII, trató de teñir la figura de Carlos V no sólo de una exaltación de la virtud
354
como héroe militar, sino también de una caracterización vinculada con la sabiduría. Aunque
es cierto que Carlos V mantuvo un cierto interés durante toda su vida por el trabajo
intelectual de muchos de sus consejeros y de los autores de su tiempo 674, -recordemos el
favor con Juan Luis Vives o los hermanos Valdés, por citar sólo algunos, o las palabras de
F. Sansovino, que en 1576, recordaría que las lecturas favoritas del emperador eran El
Cortesano, los Discorsi de Maquiavelo y las Historias de Polibio, vida civil, política y militar675-
la balanza tendió siempre más hacia el lado de la milicia,
Parece claro que ante Carlos V nos encontramos con un personaje en el que la
disputa entre las armas y las letras se desequilibra en una opción por el primero de
los dos campos, lo que lleva naturalmente implícito una cierta despreocupación
por los aspectos culturales de su actividad 676.
674 Fernando Checha rescata las palabras de Ambrosio de Morales sobre el mecenazgo de Carlos V: «que con
aver sido siempre tan travajado en la guerra, nunca dexó de preciar mucho los hombres excelentes en letras y
sus obras, como parece aún hasta agora, por la mucha merced que a muchos dellos hizo: y lo que es más de
maravillar y estimar es, que en toda la braveza de sus guerras escrevía el mismo muy de propósito la historia
muy diligente y continuada de sus hechos», carta al señor Geronimo de Çurita, 18 de nov. de 1546, B.N.M.,
Mss 1767, fol. 5, en Fernando Checa, op. cit. pp. 15-16.
675 La información la tomamos de Fernando Checha, op. cit., p. 15.
676 Idem.
355
Uno de los temas más destacados de las celebraciones de las exequias reales es su
vinculación con la propaganda política y su utilidad didáctica como difusoras del poder
regio. Como ya hemos comentado, en territorios conquistados, en permanente conflicto,
fue más necesario exaltar el aparato político dominante y la proliferación de festejos
públicos estuvo sin duda relacionada con la necesidad de exponer públicamente un poder,
el poder real, que siempre estuvo ausente 677. Cuesta Hernández alude a esta cuestión
refiriéndose a la «utilidad política» de la codificación simbólica del túmulo, que por un lado
permitía la escenificación del orden social del virreinato y por otro «la adhesión de los
pobladores de los territorios americanos de los virreinatos con los ideales de integración de
la monarquía hispánica» 678.
Víctor Mínguez ha sido uno de los críticos que más ha focalizado la atención de sus
trabajos sobre «el papel político que desempeña la fiesta en el proceso de aculturación» 679
en los territorios americanos y su vinculación con la posición de los naturales ante este tipo
de celebraciones. La colonización española motivó un proceso de occidentalización de la
realidad americana desde el nuevo poder establecido, que supo aprovechar la vinculación
entre ceremonia y poder que también tenían las culturas prehispánicas 680 para propiciar la
integración de los vencidos a los rituales de los vencedores. En este sentido, la pompa
fúnebre por Carlos V, fue uno de los momentos estelares de esa propaganda política a
través de la instrumentalización de las celebraciones:
La lealtad de dicha población será vital para mantener la cohesión del Imperio,
y por ello la máquina propagandística al servicio de Carlos V se pone en
funcionamiento para instruir, aleccionar y persuadir a los nuevos súbditos
convenientemente, tanto a las élites como a las clases populares. Dicha estrategia
se llevará a cabo empleando distintos medios, siendo uno de los más eficaces la
677 Víctor Mínguez en muchos trabajos, entre otros Los reyes distantes: imágenes del poder en el México virreinal,
Castellón, UJI, 1995; Cuesta Hernández, op. cit., p. 118.
678 Luis Javier Cuesta Hernández, «México insigne honras celebro a su rey...», art. cit. p. 118. Cuesta Hernández
aprovecha argumentos de trabajos como el de Rodríguez de la Flor y Esther Galindo Blasco, Política y fiesta en
el Barroco, Salamanca, 1994.
679 Víctor Mínguez, «Espectáculos imperiales en tierras de indios», en La fiesta en la época de Carlos V, Sevilla,
SECC, 2000, p.235 y ss. También otros trabajos el ya citado, «La emblemática novohispana»...p. 155,
argumenta: «La emblemática novohispana, constituida mayoritariamente con jeroglíficos festivos y urbanos de
carácter público, fue un instrumento político, propagandístico y didáctico dirigido a los dos grupos sociales
que comparten el poder del virreinato, los españoles y los criollos. Pero incluso los mestizos e indios, pese a
no ser los destinatarios directos de los discursos emblemáticos, eran receptivos al lenguaje icónico».
680 «Si en las civilizaciones náhuatl, maya e inca la fiesta era una manifestación de la práctica del poder, la
dominación española impuso un nuevo sistema y aparato festivo, distinto en lo formal, pero muy parecido en
las intenciones». Víctor Mínguez, art. cit., p. 238.
356
instrumentalización de la fiesta y de las imágenes y obras de arte integradas en
ella681.
El programa simbólico del túmulo es una de las primeras ocasiones en las que se
proyecta en el arte el discurso oficial de la conquista y se sanciona a los principales
protagonistas históricos, insistiendo notablemente en la justificación evangelizadora de la
empresa española en territorios americanos. La novedad del programa simbólico del
túmulo mexicano fue acompañar la mitificación del príncipe virtuoso de una serie de
retratos de tema novohispano que contribuyeron a afianzar la versión oficial de la conquista
de América y de tierras mexicanas. Los ideólogos del programa aprovecharon la iconografía
de personajes por todos conocidos –Cortés, Moctezuma, Reyes Católicos, Atahualpa-, para
mostrar públicamente y por tanto, oficializar, los hitos más destacado de la conquista y
colonización española. Es destacada en este sentido, aunque es cierto que en la relación
faltan algunas páginas, la ausencia del personaje de Cristóbal de Colón, frente a las
referencias a Alejandro VI, los Reyes Católicos, Cortés o Carlos V.
En este sentido, una de las grandes imágenes de la iconografía del monumento fue la
del papa Alejandro VI entregando un nuevo mundo «a el y a sus descendientes» al rey
Fernando de Castilla «para que traxessen al verdedaro conoscimiento de un solo Dios
tantas nasciones ynfieles como enl avia». La idea se repite con un emblema que
representaba una lámpara encendida, «cuya llama resplandecía en una oscuridad», dando a
entender «haber Cesar por sus ministros alumbrado las tinieblas de la ignorancia y falsa
religión en que todo este nuevo mundo vivía». La letra, tomada de las palabras de San
Juan 682, decía: «lux in tenebris lucet».
Hasta tres emblemas representan algunos de los episodios de la conquista de México y
hacen referencia a la figura de Hernán Cortés. Cuarenta años después, la proyección mítica
del túmulo reinterpreta la historia de la expedición, olvidando por ejemplo los detalles de
la atropellada salida desde la isla de Cuba y todos los problemas políticos y jurídicos que
supondrían más tarde para el responsable, para explicar como «en ventura del Cesar y con
su favor», Hernán Cortés conquistó el Nuevo Mundo y llamó «al sancto evangelio
innumerables gentes». La imagen de Cortés aparece representada delante de Carlos V,
«armado con la espada desnuda en la mano». La iconografía se acompaña de un epigrama
357
latino referido al favor del monarca en la empresa cortesiana: «Quid Cortesius ille potens, quid
Martia virtus /Prodesent armis caesarea sine ope? /Carolus ille suis perfregit pectora fatis, /Nostraq,
deiecit numina van a Deum» (¿De qué servirían en las armas Cortés, valiente afamado, /y su
valor guerrero, sin el favor del César?/ Tú noble Carlos, con tu muerte los corazones
rompiste, / y el vano poder derrocaste de nuestros dioses) 683.
El programa simbólico proyecta la mitificación de dos episodios concretos de la
expedición cortesiana que tratan de ampliar la gloria militar y religiosa de la conquista. El
primero insiste de nuevo en la justificación religiosa y rememora uno de los pasajes que
narra Hernán Cortés en las Cartas de relación y que Cervantes de Salazar, que en estos
momentos escribe la historia de la conquista, conocía perfectamente. La imagen,
grandilocuente y espectacular, representa la dominación religiosa sobre la población
indígena con la referencia al derrocamiento de los ídolos de Cortés 684:
estaba la ciudad de México sobre una laguna con muchos ydolos quemados y
quebrados arrojados del templo, y al otro lado muchos indios hincados de rodillas,
adorando una Cruz rodeada de rayos de Sol, dando gracias a Dios, porque enel
tiempo de Cesar, y con industria de Hernando Cortés fueron alumbrados de la
ceguera en que estaban.
358
La siguiente imagen es otra muestra clara de la fundación del sincretismo cultural que
produjo la adaptación de los referentes de la cultura europea en los hitos de la historia
americana. La pintura refleja a las Euménides, «las tres furias infernales» ante el espectáculo
de una de las últimas batallas navales de la conquista antes de apresar a Cuauhtémoc. El
programa proyecta unos referentes literarios vinculados a textos clásicos, como la Eneida,
en el que las Euménides aparecen como impulsoras de la furia entre el pueblo latino. En
este caso, la imagen de las furias infude fuerza y valor a la población indígena, para dotar de
mayor valor y gloria los éxitos de los vencederos. Así decía la letra: «Ex difficultate gloria»
acompañada del dístico: «Exitus in cunclis suscesist prospere rebús, / Aequore in extremo quem simul
unda vebit» (El éxito se siguió felizmente en todas las cosas, / como el que lleva el agua hacia
el final del mar)686. Cervantes la describe así:
En el cuadro de afuera estaban las tres furias infernales con su título que decía,
Euménides. Abaxo estaba aquella señalada batalla Naval, que los Españoles
tuvieron con los Indios en la laguna, cuando prendiendo a Guauhtimutzi subcesor
de Motecçuma acabaron de tomar la ciudad de Mexico. Significaba esta figura
como los demonios figurados por las furias, incitaban a los Indios a que no
quisiesen paz con los nuestros. Por lo que duro mas de ochenta días la batalla: la
cual cuanto fue más y más reñida: tanto después de vencida fue más gloriosa.
Entre las imágenes que ejemplifican el poder dominante, la iconografía indígena aparece
asimilada a la larga lista de vencidos que las conquistas militares de Carlos V habían
motivado a lo largo del mundo. A las ya narradas escenas de poder sobre el rey de Francia,
el de Inglaterra y el Sultán, el túmulo representa la supremacía militar del monarca ante los
principales generales de la historia clásica, «Alexandro, Anibal, Pirro, Cipion Africano [falta
Julio César]», enfrente de Carlos V, armado y sentado en su silla imperial, «cog iendo hierba
del campo, en señal de vencidos. Aludía esta figura a la costumbre de los antiguos, que
dando ventaja a su contrario cogiendo hierba del suelo se la daban, en reconocimiento que
le hacían señor del suelo».
En este sentido, la figura del vencido en territorio americano se personaliza de nuevo
en las figuras que encabezaban los ejércitos rivales, «Monteçuma y Atabaliba [Atahualpa]»
en este caso, «hincados de rodillas, tendidas las manos» ante la representación de Carlos V
sentado en silla imperial, con el cetro tendido que ambos tocaban mientras «con rostros
alegres manifestaban que habían sido vencidos, para vencer al demonio que los tenía
686 Quiñones Melgoza, art. cit., p. 240.
359
vencidos». La letra, significativa, «cedimus, victuri». La visión que proyecta el túmulo no se
aleja en exceso de la consideración general de la clase letrada novohispana y de los
principales agentes de la evangelización que consideraban la llegada de los españoles como
una oportunidad divina para que la población autóctona pudiera salvarse y como una
oportunidad social para que entraran en contacto con la razón. De ahí los rostros alegres de
Moctezuma y Atahualpa, que incide en la argumentación de la colonización sin conflictos
que proyectó el arte renacentista de los virreinatos. En la misma línea, por tanto, la masa
social indígena, ahora ya despersonalizada, aparece pintada en otro cuadro con ropajes de
luto, «con candelas encendidas en las manos, mostrando conlos rostros tristes gran
sentimiento por la muerte de Cesar». El epigrama era una suerte de pregunta y respuesta:
«Quo properant Indi pullatis vestibus omnes? / Caesaris ad Tumulum, iustaq, sacra petunt. / Vius uno
dicam nomine, Carolus hic» (¿A dónde corren los indios, todos vestidos de luto? / Van al
Túmulu funerario ritual del César) 687.
La conquista americana, por tanto, había supuesto para el cetro imperial de Carlos V un
«Imperium sine fide dedi», con versos de la Eneida que explicaban la imagen en la que el
dios Jupiter, el dios de los dioses, «vestido al a antigua» y dentro del mar, con las espaldas
vueltas a España y el rostro hacia el Nuevo Mundo, aguantando las columnas de Hércules
del Plus Ultra «denotando que para la gran ventura de Cesar no había término».
.
6.2.4. La relación de Cervantes de Salazar: primera miscelánea de poesía en la Nueva
España.
6.2.4.1. Cuatro sonetos y diez octavas: los primeros poemas petrarquistas impresos en
América.
360
Por la importancia de este hito fundacional de una de las tradiciones literarias más
exitosas durante los siglos XVI y XVII a los dos lados del Océano, los cuatro sonetos y las
dos octavas recopiladas por el humanista toledano han tenido una resonancia crítica
importante tanto en la polémica autoría de los mismos como en el debate sobre la
adaptación de la lírica de herencia petrarquista en la sociedad virreinal de mediados del siglo
XVI.
6.2.4.2. Sobre la autoría de los poemas y su vinculación con la adaptación de la lírica italiana
en Nueva España.
Desde la catalogación del ejemplar en el siglo XIX, los principales comentaristas de los
poemas han centrado sus argumentos, quizá ante el escaso valor estético, en lanzar
hipótesis sobre la autoría de los mismos. Menéndez Pelayo, en la Historia de la poesía
hispanoamericana, adjudica todos los poemas del túmulo, latinos y castellanos, incluidos los
motes y los epigramas de los emblemas, a Cervantes de Salazar:
La afirmación ha sida matizado por los diversos estudiosos que desde la tradición
académica mexicana se han acercado a los poemas transcritos por el humanista toledano.
La polémica surge ante la falta de información de la relación de Cervantes de Salazar al
respecto de la autoría de los textos poéticos, pese a que el ejemplar manejado en México
«tal como lo conocemos carece de dos páginas en las que Cervantes pudo haber declarado
la autoría de todos los poemas»689. El hecho ha motivado, salvo en el caso de Menéndez
Pelayo, como decíamos, quién las juzgó «todas o la mayor parte» escritas por Cervantes de
Salazar, diferentes hipótesis sobre los posibles autores, que en general convienen, como ya
comentara García Icazbalceta, en que los endecasílabos del túmulo salieron de «diversas
688 Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de la poesía hispanoamericana, t. 1, p. 21. Edición digital de la Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes, 2008, [http://www.cervantesvirtual.com/obra/historia-de-la-poesia-
hispanoamericana-t-1--0/](15/03/2012) a partir de la edición Edición digital tomada de Edición nacional de las
obras completas de Menéndez Pelayo. Vol. 27, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1948.
689 Hugo Hernán, op. cit., p. 181.
361
plumas» 690, en las que probablemente hubo, como era habitual, un buen número de poetas
de ocasión691.
José María Vigil apunta hacia Fernán González de Eslava, que llegó a la ciudad en 1558
y Méndez Plancarte destaca los argumentos que apuntan hacia el poeta toledano Juan
Bautista Corvera,- dueño de algunas minas y residente en Guadalajara-, pues parece «que en
México llegó a escribir chanzonetas y motetes para la iglesia mayor» y que «acudió con
versos a las Honras de Carlos V, aunque los suyos no se imprimieron» 692.
Tanto García Icazbalceta, como Méndez Plancarte, Pascual Buxó y Hugo Hernán
mantienen la duda acerca de la probable participación de Cervantes de Salazar como autor
de alguno de los textos del túmulo. Méndéz Plancarte, por ejemplo, recoge el eco de los
argumentos de García Icazbalceta sobre la autoría múltiple de las composiciones poéticas,
«aunque sin excluir –como autor probable de algunas- al patriarca de nuestras letras
universitarias» 693. Más recientemente, José Quiñones694 ha negado que Cervantes escribiera
uno sólo de los versos transcritos partiendo del trabajo que el malogrado Humberto
Maldonado había realizado en el Archivo General de la Nación, durante el cual parece que
pudo haber identificado a los autores de los versos castellanos. Los papeles de Maldonado
no se han publicado y la cuestión de la autoría de los endecasílabos sigue en el aire, aunque
en su trabajo para la Historia de la literatura mexicana de De la Garza y Baudot, «Poesía de
fiestas y solemnidades», publicado en 1996, admite la autoría de Cervantes 695. José Pascual
Buxó anota a pie de página esta información:
362
aportar pruebas documentales, pero arguye en pro de su opinión el hecho de que
no se conozcan otros versos de nuestro profesor de gramática y retórica en la
incipiente Universidad mexicana, quizá desdeñando el hecho de que un maestro
de retórica no podía evadir en sus cursos la enseñanza y práctica de la
versificación, así en latín como en castellano. Esperemos, pues, la publicación de
los papeles inéditos de Humberto Maldonado para zanjar la cuestión que, en
ningún caso, afectaría la estructura icónico-literaria del Túmulo...696.
696 José Pascual Buxó, El resplandor intelectual de las imágenes, op. cit., p. 122.
697 Millares Carlos, Cartas recibidas desde España..., op. cit., p. 46. El testimonio de la Marquesa, agradeciendo la
carta al humanista, es el siguiente: «como por lo que en ellas dize y la buena troba de los sonetos».
363
haber sido uno de los poetas de ocasión de las honras fúnebres de Carlos V. Como muestra
de este conocimiento, en el texto introductorio a la relación Cervantes ofrece las siguientes
palabras sobre el retiro de Carlos V a Yuste en los últimos años de su vida y el peso del
estado para preparar la muerte, «desnudándose en sus dias [lo que con mucha dificultad, y
rarísimamente se hace] del imperio y monarchia del mundo, que para bien esperar la
muerte es carga muy pesada, recogido por casi dos años», que coincide con la asimilación
de los versos del tercer soneto: «Porque dexastes Cesar no vencido / un reino que en el
mundo es extremado? / Dexélo por ser peso muy pesado / para subir con el donde he
subido».
Por la fecha de la carta, por afinidades personales y por el trato que Cervantes recibiera
después de la conjura de Martín Cortés, hay indicios suficientes para pensar que el
humanista toledano fue uno de los asistentes habituales a las reuniones literarias que, como
ya hiciera su padre durante los últimos años de su vida en su casa de Valladolid, Martín
Cortés organizara en la ciudad de México entre 1563 y 1566.
Vincular estas reuniones literarias, y por tanto, al propio Cervantes de Salazar, con el
Cancionero de Flores de baria poesía sería entrar en un terreno arenoso sobre el que no
disponemos más testimonios que la carta de la marquesa de Falces. No obstante, creo que
la historia «oficial» de la compilación del manuscrito deja unas lagunas importantes en lo
que se refiere a la composición de una cantidad tan numerosa de poemas, de la que sólo se
conservan, como sabemos, los dos primeros libros de los cinco proyectados, muchos de
ellos todavía anónimos o de autoría dudosa.
Si, como apuntan todos los indicios, Gutierre de Cetina trajo consigo hasta la ciudad de
México muchos de los textos de la compilación antes de su muerte en 1557, fueron veinte
años de recopilación de textos europeos y de composiciones novohispanas hasta 1577, que
coincidieron además con los veinte años de Cervantes en la capital del virreinato. Si bien es
evidente que Cervantes de Salazar no asumió nunca como prioridad la de ganar fama como
poeta, también lo es que no pudo estar al margen del desarrollo de la lírica petrarquista
durante este periodo, como maestro de retórica, y de una compilación en la que aparecen
como poetas personajes que nunca lo fueron, como el propio Martín Cortés.
364
inexistente»698, aunque Méndez Plancarte los calificara de «sonetos muy estimables»699 por
lo que el comentario de los poemas que adornaban el catafalco «debe esclarecer las
condiciones y difusión de esa poesía» 700.
Ya José Pascual Buxó, en trabajos como Muerte y desengaño en la poesía novohispana del siglo
XVI y XVII o El resplandor de las imágenes había planteado la necesidad de abordar estos
endecasílabos como testimonios importantes para comprender la evolución cultural de las
primeras décadas de colonización europea en territorio mexicano que, igual que ocurría con
los diálogos de México en 1554, son una muestra evidente de las tensiones de una época
marcada por una herencia medieval que empezaba a chocar con las nuevas manifestaciones
que trajo consigo el pensamiento de los humanistas.
El comentario de Pascual Buxó indaga en las raíces medievales de unas composiciones
que si bien adoptaron «–no sin titubeos- el verso endecasílabo y las estrofas italianas,
conservaron en parte el tono de amonestación doctrinal característico de la poesía española
de la baja Edad Media» 701. Buxó destaca la herencia del arte y de la literatura vinculada a las
danzas de la muerte que se desprende de alguno de los textos en los que, como el soneto
primero, se plantea un diálogo entre dos personajes alegóricos de España y la Muerte.
Pero si en algunas de las formas líricas que transcribe Cervantes hay una contraposición
«entre una situación poética típicamente medieval y una actitud ante el mundo y la vida
plenamente renacentista»702, nuestro objetivo en las líneas que siguen es destacar los
aspectos que hacen de los endecasílabos del túmulo una de las manifestaciones más
«plenamente renacentistas» de la literatura novohispana.
La actitud renacentista de los poetas del Túmulo, heredera del trabajo de los
humanistas, se observa principalmente en la perspectiva desde la que afrontan el tema de la
muerte. En este sentido, destaca que apenas hay referencias religiosas al tránsito de la
muerte como puerta principal para la salvación de tono moral y espiritualista, sino que los
textos se insertan en una corriente vinculada con la consideración de la fama como virtud
imperecedera que no sólo supera el poder la muerte, sino que agiganta su figura con el
tránsito hacia la otra vida, no ya la espiritual, sino en este caso la mítica. Frente a textos
medievales como La danza general de la muerte, el poder de la muerte se ve superado por el de
la fama y la inmortalidad y la representación literaria del difunto ya no acepta la llegada del
día postrero como parada obligada. El tópico del ubi sunt, que recuperará el Barroco, deja
lugar a una concepción eufórica y triunfal del hombre sobre la muerte.
365
La focalización en los poemas de la representación de la fama, la inmortalidad y la
resurrección del rey viene a contribuir al objetivo político de las exequias, que, como ya
hemos visto, estaba vinculado con la idea de la perdurabilidad de la monarquía, de la figura
del monarca, ganado para la memoria y renacido en el nombre de su heredero. La
recuperación del papel fundamental de la fama, de largo recorrido en la literatura clásica, se
asocia en este caso también con la fortaleza política de un monarca del siglo XVI rodeado
de una mitología, caesar augusto, de emperador romano.
En este sentido, el soneto de la primera columna, que se estructura a partir de una
conversación entre dos personajes de nombres alegóricos, la Muerte y España, plantea
claramente la disputa entre una muerte presumida y confiada, celosa de la inmortalidad del
monarca «movióme haber estado con recelo / que vuestro Carlos inmortal sería» y segura
de su victoria, «Deber que ya he quitado de este suelo / el bien que indignamente poseía»,
frente a una voz que pregunta con el nombre de España y que sentencia en el primer
terceto el triunfo de la memoria del monarca sobre la muerte, pues «con eso queda más
engrandescido», convenciendo incluso a su interlocutora, que acepta su nuevo papel: la
muerte como inicio del camino de la inmortalidad, «verdad es que inmortal vine a hazelle».
La idea se repite en la sentencia final del soneto de la tercera columna, palabras d el propio
Carlos, «ni sin perderme el mundo me ganara» y en algunos endecasílabos de las octavas «y
asi con gran razón triumpha en la gloria / y gana muerto del morir victoria».
El argumento, como hemos visto, ya era evidente en la plasmación pictórica de la figura
de Carlos V, pero también tiene antecedentes literarios de grandes poetas que dibujaron
una imagen del monarca triunfalista y gloriosa, aún en vida, debido sobre todo a su imagen
militar703. Así dicen dos sonetos, uno, casualmente, de Gutierre de Cetina y otro de
Fernando de Herrera:
703 La pista nos la ofrece el artículo de Francisco Javier Díez de Revenga, «La poesía de Ramírez Pagán y la
muerte de Carlos V, en Revista Murgetana, 103, 2000, pp. 91-99. En este sentido, se recogen textos sobre la
figura de Carlos V en la recopilación de Luis Rosales y Luis Felipe Vivanco, Poesía heroíca del imperio, Madrid-
Barcelona, Ediciones Jerarquía, 1940-1943; y el estudio de Eduardo Camacho Guizado, La elegía funeral en la
poesía española, Madrid, Gredos, 1969.
366
No fuera Alcides, no, famoso tanto, Temiendo tu valor, tu ardiente espada,
ni durara en el mundo hoy su memoria, sublime Carlo, el bárbaro africano,
si menos cara hubiera la victoria y el espantoso a todos otomano
de los monstruos que aún hoy causan espanto. la altiva frente inclina quebrantada.
La fuerte emulación con todo cuanto Italia en propia sangre sepultada,
contrasta casi al par con vuestra gloria, el invencible, el áspero germano
harán al fin, señor, que vuestra historia y del francés osado el pecho ufano
nos ture con eterno e inmortal canto. al yugo rinde la cerviz cansada.
El vencer tan soberbios enemigos, Alce España los arcos en memoria,
sujetar tantos monstruos, tanta gente, y en columnas a una y otra parte
con el valor que el cielo en vos derrama, despojos y coronas de victoria;
al siglo por venir serán testigos que ya en tierra y en mar no queda parte
del honor que dará perpetuamente que no sea trofeo de tu gloria
a Carlo Quinto Máximo la fama. ni resta más honor al fiero Marte.
367
Después de la muerte del monarca, conocemos también algunos poemas españoles que
convienen en esta línea. Javier Diez de Revenga rescata las informaciones de las obras que
Ramírez Pagán, poeta murciano, dedicó a la memoria de Carlos V, en el artículo citado. Y
conocidos son los poemas de Hernando de Acuña, un soneto laudatorio antes del
fallecimiento y un «epigrama a la muerte de Carlos V» 704.
Frente a los poemas de corte heroico en los que se cuentan las hazañas del difunto,
papel que en el túmulo correspondía a las pinturas y motes de los emblemas, los poemas
colgados en las columnas, como aderezo de las exequias, reflexionan sobre la muerte del
monarca y forman parte del diálogo simbólico del programa artístico de las exequias. Hugo
Hernán aborda el estudio de los textos líricos desde la consideración de los mismos como
una pieza más del engranaje espectacular de la dramatización fúnebre 705. Además del primer
soneto, los sonetos de la tercera y cuarta columna se articulan también a partir del diálogo
entre dos personajes. En el tercero se establece una conversación entre un interlocutor, que
para Buxó bien podría ser un humanista, y el propio Carlos V. Los cuartetos se configuran
a partir de preguntas retóricas de lamento por el abandono del reino del monarca, un guiño
al retiro de Carlos V al monasterio de Yuste, y la justificación religiosa «dexelo por ser peso
muy pesado / para subir conel donde he subido», política «no dexo, porque el hijo que o s
he dado / aquel mesmo sera que yo os he sido» y mítica «pues no muriendo vida no tuuiera
/ ni sin perderme el mundo me ganara».
El soneto de la cuarta columna también dramatiza un diálogo entre dos personajes, en
este caso un forastero que no conoce la mala noticia y un informante que relata la muerte
de «Carlos Quinto Máximo». El texto muestra más claramente que los demás la religiosidad
del acontecimiento y centra el tema en la salvación cristiana del alma del monarca que
llegaría hasta las puertas de Dios, «donde el deuido pago sele diesse».
La dramatización de los sonetos está relacionada con la herencia estructural particular
de las danzas de la muerte y con una larga tradición medieval de debates que el
Renacimiento reescribió en forma de diálogos, que como ya hemos contado, proliferaron
durante el siglo XV y XVI adaptándose a distintos géneros y a temáticas variadas.
El soneto de la segunda columna, por su parte, el único que no está estructurado a
partir de un diálogo entre personajes, permite extraer dos ideas fundamentales en la
dramatización de las exequias reales. La primera tiene que ver con la tensión de la época
entre las manifestaciones públicas del dolor y la evolución de la etiqueta cortesana hacia el
704 Yo soy la que levanto / de la sepultura al hombre / y con mi voz puedo tanto / que hago inmortal el
nombre / de los famosos que canto; / con mil lenguas y clamores / cantaré de los mayores / el más famoso
mayor, / y el monarca emperador de reyes y emperadores. Cito por Hernando de Acuña, Varias poesías,
Madrid, Cátedra, 1982.
705 Hugo Hernán, op. cit., p. 181 y ss.
368
control sobre las emociones, del que participaba el pensamiento de los humanistas, como
habían mostrado en sus textos sobre el tránsito de la muerte Erasmo o Alejo de Venegas.
El segundo cuarteto del soneto, «Estas muestras de muerte y los estremos / de dolor y
tristeza que mostramos / son por nosotros mesmos que quedamos / muertos, perdido el
bien que enel perdemos» puede vincularse con la resonancia del dolor y el debate entre la
exhibición pública del mismo. Como apunta Javier Varela, durante la primera mitad del
siglo XVI siguen siendo habituales las formas excesivas del duelo, pese a las reticencias de
la literatura de los humanistas, de herencia senequista, que no veían con muy buenos ojos
las excesivas muestras de dolor ante la muerte 706. El dolor, sin embargo, chocaba con la
obligación caballeresca de tradición medieval en la que la muestra pública del sufrimiento
ante la muerte era parte del honor de un caballero. Javier Varela narra los episodios del
dolor de Juana la Loca, por ejemplo, que vagó perdida por Castilla durante meses después
de desenterrar el cuerpo de su esposo, o las muestras de dolor y desconcierto del propio
Carlos V ante la muerte de su esposa Isabel de Portugal 707.
Por otro lado, el soneto termina con la idea de la resurrección del monarca en su
heredero con la referencia a la imagen mítica del ave Fénix, que aparece también en los
poemas de Herrera, Pagán, Acuña y Gutierre de Cetina dedicados a Carlos V.
El aparato lírico de las exequias lo completaron diez octavas rimas que se colgaron en
las columnas restantes del patio de la iglesia de San José de los Naturales y que para Hernán
contribuyen a completar el objetivo general del programa artístico: «fijar en el público la
idea de perpetuidad de la monarquía a través del nuevo rey y aumentar el espectáculo,
estableciendo un diálogo escénico de las columnas entre sí, y de éstas con la estructura
general del túmulo y con todo el espacio de representación» 708.
Más allá de que parece que las diez octavas están escritas por la misma pluma, la
novedad de las mismas está en su temática. Los endecasílabos, repartidos en las mismas
columnas, establecen un diálogo entre la fama de Carlos V y el episodio histórico de la
conquista y colonización del territorio mesoamericano.
Las octavas rimas destacan por tanto por ser uno de los primeros testimonios líricos en
los que se configura el discurso oficialista de la colonia. Los versos destacan la ventura de
Carlos V como motivadora de los grandes acontecimientos de conquista que llevó a cabo
706 Javier Varela, op. cit. p. 32, comenta: «La literatura humanística había seguido desaprobando sin demasiado
fruto al principio, toda manifestación desorbitada de duelo. El llanto exagerado se le antojaba a Erasmo de
una radical insensatez: el sabio tenía que aceptar con serenidad la muerte, tanto por ser una ley de la
naturaleza como por significar el nacimiento a una vida gloriosa. Alejo de venegas tampoco veía razón natural
ni de amistad que justificase la queja “excesiva”».
707 Ibidem, pp. 30-31.
708 Hugo Hernán, op. cit., p. 187.
369
Hernán Cortés, el buen gobierno, en la persona del virrey que había organizado la pompa
fúnebre, Luis de Velasco, magnificándose la excusa evangelizadora y la heroicidad de los
actores protagonistas.
Estructuralmente, las octavas responden a la construcción habitual de la estrofa, pues
mantienen la rima consonante en ABBAACCA y expresan un pensamiento en cada uno de
las diez cláusulas que aderezaron el espectáculo de la pompa fúnebre.
Los versos se inician con la configuración clásica de los designios míticos de la figura
del héroe, que el día de su nacimiento recibió toda la ventura que los siglos anteriores había
frecuentado Siria, Persia Media, Troya, Grecia, italia, Cartago o Francia. La mitificación del
héroe desde el mismo día de su nacimiento tiene sus raíces en la configuración de los
héroes clásicos, Aquiles o Eneas, por ejemplo, fue común en la literatura medieval, Jaume I
o Rodrigo Díaz, y se reescribirá en el Renacimiento para escribir las historias de los héroes
contemporáneos, como el propio Cervantes de Salazar en caracterización del héroe de su
Crónica de la Nueva España.
Frente a la lista de hazañas de aquel «que competió con fama y la venció», el poeta
destaca la historia «mas digno es de espantar que de escribir» del episodio de la conquista
de México y la ventura de Cortés. La figura del monarca aparece como depositaria del
poder que llevó a Cortés a realizar una hazaña de «tan gran dificultad» que solo por la
ventura y por el nombre de tal rey encontró el conquistador su fuerza.
La justificación religiosa aparece como motivo fundamental de la empresa cortesiana,
que «con los Dioses [mesoamericanos] lo ha de haber», rememorando el episodio de la
destrucción de los ídolos en el que «muy claro les mostrando / que en solo un solo Dios es
el poder».
Se destaca también la caracterización como militar triunfante de Carlos V, igual que en
el programa simbólico del túmulo, depositario de la «ventura perdida enel primero / Cesar
que fue emperador Romano», guerrero «magnánimo» y «animoso», «pues solo con oir su
solo nombe / temblaba acá este mundo todo entero». La obra del monarca, por fuerza de
la ventura, se hacía notar «en los fines del mundo», prestándose a la hipérbole, quizá
verdadera, de que la ventura jamás había llegado tan lejos, «que nunca de tal arte fue a
servir /a algún hombre tan lexos de do estaba».
El triunfo militar, por otro lado, debía mantenerse con el gobierno de los territorios
conquistados, emergiendo entonces la figura del virrey, con el favor de la ventura, que
«saco de los Velascos un Virrey», cuyo mérito principal, para el poeta, era el de «gobernar lo
ya ganado / en paz amor justicia y sosiego». Igual que ocurría con la caracterización literaria
de la ciudad de México de Cervantes, los endecasílabos muestran una visión armoniosa y
ejemplar de la conquista y la colonización en la que no hay lugar para los conflictos que por
aquellos años se extendían por todo el territorio mesoamericano.
370
Las octavas se cierran con la referencia a la muerte, primero hacia la rabia y el dolor de
aquella mano «muy cruel triste y rabiosa, / desafío y arranco de las entrañas / la gloria y
todo el bien de las Españas» y con la conclusión de la salvación cristiana «con Dios reinara
el rey que a Dios sirviendo» y el triunfo de su fama sobre la muerte: «y asi con gran razón
triumpha en la gloria / y gana muerto del morir victoria».
Pero como decíamos, el monumento funerario fue tan sólo el eje en torno al cual se
desarrollaron las exequias por la muerte de Carlos V, una ceremonia grandilocuente y
ostentosa llevada a cabo la tarde del día de San Andrés, el 30 de noviembre de 1559, en la
que todos los actores de la ciudad se vistieron de duelo para acompañar a las autoridades en
el homenaje a la figura real.
Trabajos recientes han puesto de manifiesto la importancia de las celebraciones civiles y
religiosas en el desarrollo teatral de la sociedad novohispana, abriendo una línea de
investigación fecunda por la diversidad de manifestaciones celebratorias y su significación
vinculada a la ordenación de los diferentes actores sociales que conformaron el
virreinato709, en la que el texto de Cervantes de Salazar se posiciona de nuevo como la obra
fundacional de la tradición literaria vinculada a las solemnidades sociales del virreinato.
En este contexto, y siguiendo las informaciones de la relación de Cervantes de Salazar,
es posible reconstruir la ceremonia mexicana de las exequias fúnebres por Carlos V
atendiendo a su aderezo espectacular, que más o menos se llevó en los términos que
pasamos a relatar.
Durante el periodo final de las obras del túmulo y de las pinturas que lo decoraron, el
virrey mandó pregonar públicamente que «todos los hombres y mugeres de qualquier
estado y condición que fuesen truxessen luto en muestra del fallescimiento de tan gran
monarcha» (21) durante los veinte días previos a las exequias.
El cronista insiste constantemente en el buen cumplimiento de los mandados reales
como síntoma inequívoco de la fidelidad de los territorios americanos, pese a la lejanía, con
el interés de asimilarse al resto de territorios de la corona, «entre los de mas vasallos de su
Magestad, aunque estan muy distantes dela persona real tienen tanta fidelidad a su rey,
como si cada uno de ellos fuesse su particular criado». De la relación de Cervantes se
desprende, además, como el acontecimiento se aprovechó para mostrar la suntuosidad de
una sociedad en incipiente crecimiento, «fue cosa de ver el luto (…), que parecía imposible
709 Ya hemos citado los trabajos de Dalmacio Rodríguez y Eva Valero, por ejemplo.
371
auer tantos sastres enla ciudad, que en tran breue tiempo pudiessen hazer tantos y tan
sumputosos lutos. Porque hubo caballero que en ellos gastó más de mil pesos» 710. (22)
La maquinaria celebratoria se puso en marcha con el aviso postal del virrey a los
diferentes cabildos del virreinato, a los monasterios y a los caciques y gobernadores
indígenas de que el día de San Andrés debían estar presentes en la celebración de las
exequias imperialesen la ciudad de México. Asimismo, el arzobispo comunicó las noticias al
obispo de Michuacan y a todas las iglesias dependientes de la metropolitana e invitaba «a las
personas de mas cuenta» a que llegasen a la capital para las honras fúnebres.
Además, la ciudad completó el aparato fúnebre con el mandado de que durante los
veintes días previos a las exequias, las campanas de todos los monasterios e iglesias de la
ciudad clamasen tres veces al día, «que verdaderamente, tanta multitud de campanas
tocadas todas aun tiempo mouian a tristeza y memoria de la muerte» (22).
En las vísperas de las exequias se reunieron en casa del arzobispo «todos los deanes y
dignidades que delas yglesias sufraganas auian venido, y a todos los curas y vicarios y los de
mas clérigos de su arçobispado» (22). En su plática, el arzobispo recomendó a los prelados
acudir con sus «sobrepellizes» (23) a las vísperas y a la misa del día siguiente por la mañana,
que todos oraran y dijeran misa en los altares que se habilitaron para la ceremonia y que
una vez concluida, se acercaran al túmulo y dijesen un responso por la memoria de Carlos
V.
El último elemento decorativo del túmulo fue el más perecedero: el encendido de las
velas. Según el cronista, una gran cantidad de velas gruesas blancas iluminaron el
monumento funerario en todos los frontispicios, en el primer y en el segundo cuerpo,
completando la imagen espectacular del catafalco de Carlos V el día de San Andrés,
ardiendo con el fuego de las más de doscientas arrobas de cera que se quemaron para la
ocasión.
Terminados los veinte días de luto, los veinte días del tañido de las campanas, una
ciudad de México abarrotada por las cerca de cincuenta mil personas que circundaban la
plaza -que habían llegado desde todos los lugares del virreinato-, se convertía de nuevo en
el escenario urbano de una representación teatral en la que todos los habitantes de la ciudad
participarían en las honras fúnebres del que hasta hacía algunos años había sido la cabeza
visible del reino.
La representación civil y religiosa de las exequias reales tenía un protocolo todavía poco
definido, sobre todo en territorios americanos, donde era la primera vez que se realizaba
este tipo de ceremonia por la figura de un rey. No obstante, la celebración se llevó a
término con el protocolo «castellano» de la casa de los Augsburgo, herencia, como
710 Javier Varela destaca la suntuosidad de los lutos en la sociedad renancetista y barroca, op. cit. pp. 33-34.
372
decíamos, de la ascendencia borgoñona del emperador y de las tradiciones caballerescas
españolas.
Desde la una de la tarde del día de San Andrés estaban reunidos en la casa del virrey
tanto los oidores como toda la caballería y nobleza de la ciudad, cada uno situado en el
lugar asignado para el orden y concierto de la procesión que iba a dar comienzo.
Mientras tanto, Bernardino de Albornoz, alcaide de las Atarazanas, comenzaba el
desfile desde la casa del ayuntamiento hasta la casa real portando el pendón «desta ciudad y
Reynos», acompañado por la justicia y regimiento, caballeros y otros vecinos, y
encabezados por los maceros de la ciudad.
Una vez en la casa real, el alcaide y su acompañamiento llegaron a una de las salas
principales donde «una mesa cubierta de terciopelo negro sobre un suntuoso estrado
debaxo de un rico dosel de terciopelo y oro, estaban sobre una mesa las insignias
Imperiales y al un lado el Estandarte Real». Bernardino de Albornoz se inclina en señal de
reverencia ante las insignias y el estandarte y aparecen por otra puerta el virrey y los
oidores.
Una breve ceremonia en la que la máxima autoridad del poder virreinal ordena a los
actores señalados recoger las insignias y los estandartes reales antecede al comienzo de la
procesión que llevará a la comitiva hasta los pies del túmulo en el convento de San
Francisco.
a) Procesión.
711 Robert Dalton, «La ciudad como texto», en La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura
francesa, México, FCE, 2004 (1984), pp. 109-147.
373
Tezcoco, Hernando Pimentel, acompañados por el gobernador de la provincia de Tlaxcala,
Domingo de Angulo, «a la cual se le dio este honor por su fidelidad» (24). El cronista
puntualiza la situación espacial de la comitiva. A la ida fueron en medio los gobernadores
de México y Tacuba y a los lados Tezcoco y Tlaxcala, y la vuelta, con permiso del virrey,
cambiaron sus posiciones. Detrás de los gobernadores, los principales nobles indígenas, de
cuatro en cuatro, iban más de doscientos. Los gobernadores, «con lobas y capirotes de luto
con faldas largas tendidas» (24) portaban el estandarte de su cabecera, con sus armas y las
añadidas por Carlos V, «doradas y plateadas en campo negro» (24), que depositaron en cada
una de las esquinas del túmulo, «en lo alto del primer cuerpo» (24), antes de tomar el
asiento que tenían reservado en las gradas de la capilla abierta. El resto de la población
autóctona no participó de la procesión sino como espectadores: «porque la plebeya, que
serían más de cuarenta mil con mantas negras, estaban fuera de procesión en la plaça, calles
y patio de Sant Francisco» (23r). En este sentido, las palabras de Víctor Mínguez hacen
referencia a la participación de los indígenas en las exequias de la monarquía española:
Todos los cronistas de las fiestas repiten insistentemente cómo, ante cada
exequia celebrada por un monarca español celebrada en la capital de un virreinato
o en una gran ciudad, los indios se precipitan en masa a participar de los lutos
pese a estar dispensados de ello, dejando patente de esa forma –además de su
lealtad a la monarquía hispánica- su voluntad por introducirse en el festejo
regio712.
La segunda columna la integraban los clérigos y frailes de las órdenes de San Francisco,
Santo Domingo y San Agustín, encabezada también por una cruz con mangas negras y
ciriales. Dos clérigos ancianos «que para mayor autoridad llevaban las puntas de la
procesión» (24v) se situaron en los lados delanteros y el resto de religiosos «mezclados los
unos con los otros» (24v), acompañaron el luto hasta el número de cuatrocientos. Al final
de la columna, el Arzobispo, vestido de pontifical, con dos canónigos como ministros y
otros dos como asistentes. Por caperos dos canónigos y dos frailes de cada orden, hasta
ocho, con ocho muchachos portadores de unos cetros y cuatro clérigos más cargados de
incienso. Al lado del arzobispo, además, en la parte derecha, iba el obispo de Michuacán y a
la izquierda el de Nueva Galicia, acompañados por el presidente de la iglesia provinciales,
priores y guardianes de conventos. La comitiva, que había salido por la puerta del perdón
de la iglesia metropolitana, estaba acompañada por la cruz y báculo arzobispal y por la cruz
mayor de la iglesia.
374
La tercera columna era la comitiva que había comenzado la procesión desde el palacio
real, encabezada por el pendón de la ciudad que portaba Bernardino de Albornoz, «muy
enlutado arrastrando la falda, demostrando en nombre de estos reinos el sentimiento que
convenía» (24). Los reyes de armas, o maceros, con «cotas de damasco negro y en ellas las
armas reales de oro y plata», daban lugar a la comitiva oficial, portadora de las insignias
imperiales. La corona imperial la transportó Fernando de Portugal, «tesorero de su
magestad». El estoque, Ortuño de Ibarra, contador. A los lados, Garcia de Albornoz,
«veedor», llevaba la celada, con una corona imperial por cimera. Luis de Castilla, regidor de
México, caballero de la orden de Santiago, portaba la cota sobre una almohada de brocado.
A continuación, Francisco de Velasco, hermano del virrey, con el estandarte real. El punto
álgido de la procesión fue sin duda la escenificación del poder real que hizo el virrey, Luis
de Velasco, con la cabeza cubierta y tendida la falda de la loba, llevada por su camarero,
«representando la persona real» (24r). Le acompañaban los oidores, Zurita, Villalobos,
Horozco y Vasco de Puga, dos a cada lado, «dexando a cada parte un poco de espacio», con
las faldas tendidas y los capirotes levantados sobre las cabezas, sin cubrir. Formaron parte
también de la procesión el fiscal del rey y el aguacil mayor de corte, los alcaldes ordinarios,
la comitiva oficial de la ciudad de Puebla, y las demás autoridades civiles de la ciudad de
México. Además, otros dos grupos destaca el cronista en el acompañamiento oficial. La
universidad, encabezada por el rector y los doctores, entre los que probabablemente
participara el mismo Cervantes, en hileras de cuatro en cuatro. Y también los
conquistadores, que cerraban la comitiva por delante de «ciudadanos y mercaderes».
La cuarta columna, «con tanta orden, concierto y authoridad que hazia la pompa funeral
parescer muy bien», estaba compuesta por la caballería, también en hileras de cuatro en
cuatro. Controlando la muchedumbre, cerraba la procesión una guarda de alabarderos.
En total «más de dos mil hombres» desfilaron en una procesión que duró más de dos
horas y media y que abarrotó la capilla abierta de San José de los naturales a la espera de la
escenificación de la vigilia y el depósito de las insignias reales y en la que quedaba
establecido el orden jerárquico y la esencia de la sociedad:
375
estaba compuesta por unidades corporativas, y no por individuos aislados, y que
los cuerpos pertenecían a una jerarquía, que se manifestaba en las procesiones 713.
b) Vigilia.
c) Segundo día.
Al día siguiente, las exequias continuaron a las siete de la mañana, cuando dio inicio una
nueva procesión que siguió el orden establecido el día anterior. Estaba vez el protagonista
iba a ser el arzobispo de México, vestido con una capa de coro «de las que se suele poner
en aduiento y quaresma por luto». Los provinciales de las tres órdenes dijeron misa cantada
«con gran solemnidad y devoción, que cierto provocaban lágrimas» (26). Una vez sentados
todos los protagonistas comenzó la misa, en canto de órgano a cinco voces. El arzobispo,
subido a su cátedra, cubierta de seda negra, predicó con una «sobrepelliz y estola». El
sermón que predicó «fue oido con gran atención, y del mayor y más célebre auditorio que
en estas partes sea visto, dio gran contento, porque predicó como suele alta y
subidamente», que concluyó con el canto de un motete («Nunc einmsi centum linguae sint,
Carole Caesar / Laudes non possem promere rite tuas / Qui reges magnos multos valdeq; potetnes, /
Fudisti summo est auxiliante Deo») (26). Acabados los responsos de los sacerdotes, se
recogieron las insignias y los estandartes y volvieron a mediodía, en el orden establecido,
713 Robert Dalton, op. cit., p. 126.
376
hasta la iglesia mayor y el palacio real, donde concluyó la ceremonia con la vuelta de las
insignias imperiales.
6.3. El Comentario a la jura del invictisimo príncipe Felipe, reconstrucción de un texto perdido de
Francisco Cervantes de Salazar.
Entre los encargos que Francisco Cervantes de Salazar recibió por parte del cabildo
como cronista714 de la ciudad de México es probable que figurara también una relación y un
comentario por la proclamación de Felipe II, el Comentario de la jura del rey don Felipe. El
título aparece en una referencia del propio humanista y hace referencia a una obra hoy
perdida, en la que el cronista pudo describir y comentar la ceremonia que se llevó a cabo el
6 de junio de 1557 y en la que las autoridades de la ciudad juraron obediencia y fidelidad al
nuevo monarca Felipe II, que meses antes había heredado el poder de los reinos de Castilla
y de León tras la abdicación de su padre, Carlos V, por motivos de salud.
La obra no suele aparecer en la bibliografía de Cervantes de Salazar, quizá por la obvia
razón de que no se ha conservado ningún ejemplar, sino tan sólo algunas noticias, por lo
que en las líneas que siguen trataremos de mostrar las pocas evidencias conservadas para
justificar que efectivamente el humanista redactó y llevó a las prensas este texto, que junto
con la Crónica de Nueva España, que nunca imprimió, y el Túmulo imperial de la gran ciudad de
México (1560), formarían el conjunto de obras que compuso como cronista al servicio del
cabildo de la ciudad de México.
Nuestro objetivo en este capítulo será el de recopilar todos los indicios referentes al
comentario perdido y tratar de reconstruir la ceremonia de jura de la ciudad de México,
contenido principal de la obra, atendiendo a diversas fuentes que relatan los festejos por la
jura de las ciudades americanas a Felipe II, entre ellas las relaciones que aparece en las
Actas del Cabildo del ayuntamiento de la ciudad de México en junio de 1557 y en los
documentos que narran también los festejos de las ciudades de Lima y de Cuzco.
Las ceremonias de jura de obediencia de las ciudades por los nuevos monarcas se
instauraron durante la Edad Media en el norte de la Península como un festejo de carácter
legal heredado de los reinos hispano-visigodos, que simbolizaba el acuerdo de respeto del
714 Es probable que fuera el primer encargo del Cabildo de la ciudad de México al humanista toledano, puesto
que la descripción de las exequias por Carlos V fueron al año siguiente y parece que la Crónica, aunque el
propio humanista dice que ya está escribiendo en estas fechas, fue sufragada por el cabildo meses más tarde.
377
poder y las libertades entre el rey y los súbditos principales del reino, como un contrato de
mutua correspondencia y fidelidad. Lejos de los centros de poder, muchas ciudades y
villas, auspiciadas por las autoridades locales, asimilaron el ritual de celebrar la
proclamación de cada monarca reverenciando los símbolos representativos de su poder,
generalmente los escudos de armas grabados en estandartes y banderas reales.
Parece que la ceremonia del alzamiento del pendón aparece en el siglo XV, tal y como
apunta la información recogida en una cédula de octubre de 1665 donde la reina regente
informaba de la muerte de Felipe IV y la proclamación de Carlos II y daba cuenta de que
la tradición en España comenzó en 1407 cuando don Fadrique de Toledo, Duque de Alba,
levantó el pendón real al grito de «¡Castilla, Castilla, por el rey nuestro señor!» en honor a
Felipe I, el Hermoso 715.
Ya al final de la Edad Media, con los reinos reunificados bajo el poder cada vez mayor
de la figura del rey, la dinastía de los Habsburgo recoge este festejo de gran valor
propagandístico para promocionar a los monarcas en unos reinos que no paraban de
acrentarse. La fiesta se instaura con carácter legal y de manera oficial en el siglo XVI, a
partir de la reverencia de las ciudades en 1516 por doña Juana y el rey Carlos y adquiere
entonces una estructura y unas características propias que se mantendrán ritualmente hasta
nuestros días en cada proclamación 716.
La celebración tiene como escenario principal los núcleos urbanos y se articula en torno
a los lugares donde residían los principales poderes, - en América generalmente las plazas
mayores-, en una escenificación cuyo objetivo esencial es la representación simbólica de la
proclamación del rey como cabeza del poder político y judicial de una ciudad que,
asimismo, le promete obediencia y fidelidad. El mecanismo festivo gira alrededor de la
figura real, representada por un rey de armas adecuado para la ocasión, portador de un
estandarte con las insignias y símbolos de la corona y secundado por las máximas
autoridades políticas, judiciales y religiosas, que anuncian las noticias que llegan por carta
desde la metrópoli antes de jurar públicamente su obediencia al monarca. La aclamación
popular, acompañada de música y salvas de artillería, culmina con las proclamas rituales y
con un pasacalle festivo que suele concluir frente al altar mayor con la bendición de la
máxima autoridad religiosa. Bailes, juegos de cañas, toros, iluminación, monedas de nuevo
cuño, retratos del nuevo monarca, justas poéticas, aderezaron progresivamente el protocolo
de los festejos, haciendo partícipes a todos los estamentos y gremios de la ciudad.
715 Cfr. con Alejandra Osorio, «El rey en Lima. El simulacro real y el ejercicio del poder en la Lima del
diecisiete», en Serie Historia, 27, (Documento de trabajo 140) Lima IEP, 2004. p. 20.
716 Cfr. con Víctor Mínguez, «La ceremonia de jura en la Nueva España, proclamaciones fernandinas en 1747
y 1808» en Varia Historia, Belo horizonte, vol. 23, nº38, jul-dic. 2007, p. 275.
378
Junto con las exequias fúnebres, este tipo de ceremonias se convirtieron en las fiestas
vinculadas con la corona más importantes del complejo entramado socio-político de los
virreinatos americanos. Los festejos tuvieron una clara función propagandística, ya que
durante siglos sirvieron para presentar por primera vez ante sus súbditos una figura real,
cabeza del poder político y de la justicia del reino, que jamás alcanzó a pisar ninguno de sus
territorios al otro lado de la Mar Océana. Esta fiesta, por tanto, sirvió durante el periodo
virreinal, como decíamos, para mostrar por primera vez ante los súbditos los símbolos y el
retrato de un rey que, como apunta Víctor Mínguez en el artículo citado, era una figura
distante y ausente. Por otro lado, la inversión de los cabildos y la participación de los
diferentes gremios de las ciudades propició curiosamente que las representaciones reales se
materializaran desde todo tipo de manifestaciones artísticas, pintura, escultura, literatura o
emblemática, por ejemplo, constituyéndose durante tres siglos un gran corpus de obras
artísticas ingeniadas por los principales intelectuales del momento:
Pero América, durante los tres siglos de vida de la colonia, nunca fue
visitada por un príncipe heredero o por un monarca reinante. Los reyes
ausentes se materializaron en los virreinatos americanos exclusivamente a
través del arte: a través de los retratos oficiales enviados desde la
metrópoli, pero sobre todo, a través de las pinturas y esculturas
retratísticas y las empresas y jeroglíficos fisionómicos que invadieron las
calles y plazas de las ciudades coloniales con ocasión de todo tipo de
festejos barrocos. Y de la misma forma que los iconos religiosos suscitan
la adoración destinada a un dios intangible, reemplazando literalmente a
éste en el culto popular, la representación del monarca en América se
convierte para sus súbditos en presencia efectiva del rey distante 717.
379
descriptivos, vinculados directamente con la historia de la literatura y con la historia del
arte, se ha convertido en los últimos años en una herramienta interesante para los
historiadores de este periodo por su valor político, social y artístico.
En estas líneas trataremos de poner sobre la mesa los detalles de una de las primeras
de estas relaciones festivas que se imprimieron en el virreinato de la Nueva España a finales
del año 1557 con motivo de la proclamación de Felipe II preparada por el humanista
toledano Francisco Cervantes de Salazar.
Parece no haber dudas de que la relación sobre la jura de la ciudad de México en honor
al nuevo rey Felipe II, aunque no se ha conservado, fue de verdad escrita por el cronista de
la ciudad y pasada por las prensas de Juan Pablos a finales de 1557 o principios de 1558.
La noticia más evidente sobre su existencia la ofrece el mismo Francisco Cervantes de
Salazar en la Crónica de Nueva España, que estaba redactando también por esas fechas, en el
capítulo VIII del Libro I, referido a «las danzas y bailes que en México se hacían». El
humanista toledano describe los instrumentos y la manera de danzar de la población nativa
de la ciudad de México y ofrece entre otras cosas dos referencias interesantes relativas a los
festejos reales. La primera noticia, en plena descripción de algunos instrumentos de los
naturales, habla de la existencia de una relación que Cervantes llama «Comentario a la jura
del rey don Felipe»:
718 Francisco Cervantes de Salazar, Crónica de Nueva España, edición virtual de la B.V. Miguel de Cervantes a
partir de la edición de Manuel Magallón, Madrid, Atlas, 1971. Disponible en:
[http://www.cervantesvirtual.com/obra/cronica-de-la-nueva-espana--0/](1/junio/2011)
380
indígenas, puntualizando a Gómara: «Juntábanse a este baile no mill hombres, como dice
Gómara, pero más de ocho mill que éstos casi se juntaron en la jura del Rey Don Felipe».
El historiador mexicano Joaquín García Icazbalceta transcribe en la Bibliografía mexicana
del siglo XVI un pequeño fragmento desconocido escrito por Cervantes de Salazar
aparecido en un ejemplar de la Vida de S. Antonio de Padua, escrita en mexicano por Fr. Juan
Bautista (México, 1605), abriendo un interesante debate sobre la procedencia de estas líneas,
que por su rareza transcribimos:
Todo indica que se trata de alguna dedicatoria escrita por la pluma del humanista y
publicada en fechas comprendidas entre las dos obras que imprimió en México, los Diálogos
en 1554 y el Túmulo Imperial en 1560, en la imprenta de Juan Pablos, según apunta García
Icazbalceta:
«encuentro que está impresa con los caracteres de la primera edición
de los Diálogos de Cervantes, hecha por Juan Pablos en 1554, y la S
incial se encuentra asimismo en la pág. 40 del Speculum Coniugiorum de Fr.
381
Alonso de la Vera Cruz, impreso por el mismo Juan Pablos, en 1556.
Todo me indica una edición de ese impresor» 719.
Sin embargo, ni Medina, que publica su gran obra bibliográfica sobre la imprenta
colonial en México en 1912, ni tampoco décadas atrás García Icazbalceta habían leído la
Crónica de Nueva España. Los ilustres bibliófilos tenían noticias de la historia de la conquista,
pero no habían podido conocer el manuscrito original de la Crónica que descubre Francisco
del Paso y Troncoso en la Biblioteca Nacional de Madrid y se publica en 1914 y en la que
aparece la referencia al Comentario de la jura del rey Felipe que transcribíamos al principio del
epígrafe.
Después de descubrir en el Capítulo VII del Libro I de la Crónica la referencia a esta
obra perdida de Cervantes, el propio Paso y Troncoso lanza la hipótesis de que las líneas
publicadas por García Icazbalceta fueran en realidad parte de la dedicatoria de la relación
sobre los festejos de la ciudad de México para prometer obediencia al nuevo monarca.
Wagner 722, en la Nueva bibliografía mexicana del siglo XVI acepta la hipótesis sin reservas y
Millares Carlo admite que la hipótesis parece plausible y ofrece la información de la obra en
el catálogo bibliográfico que prepara del humanista toledano.
Hasta aquí las escasas evidencias bibliográficas del Comentario, que parecen indicarnos
que efectivamente Cervantes como cronista de la ciudad fue testigo, escribió y publicó la
relación de la jura, hoy desconocida. Más difícil resulta, sin embargo, con los datos que
719 Joaquín García Icazbalceta, Bibliografía mexicana del siglo XVI, México, FCE, p. 136.
720 Ibidem., p. 137.
721 José Toribio Medina, Imprenta en México, op. cit., p. 59.
722 Wagner, Nueva bibliografía mexicana del siglo XVI, n. 29, México, Polis, 1940, pp. 159-162.
382
disponemos, aventurar hipótesis sobre cómo pudo ser la edición o cuál pudo ser la
estructura o el contenido completo de la obra.
Las informaciones que aporta García Icazbalceta respecto a la información bibliográfica
del ejemplar original del que pudo proceder el fragmento 723 apuntan, como decíamos, a que
se trata de una edición similar en caracteres a la del propio Cervantes en 1554 en la
imprenta de Juan Pablos.
Ninguna son las noticias, salvo la breve referencia del mismo humanista sobre las
danzas indígenas, de cuál pudo ser la estructura de la relación. En el epígrafe siguiente
trataremos de reconstruir las noticias de la parte central de la obra: la descripción de los
festejos. No obstante, sabiendo quién tomaba la pluma, suponemos que la relación debió
sumar a las fiestas y a la descripción de las mismas la perspectiva histórico-literario del
cronista, y que, como muestra la relación del Túmulo Imperial que la ciudad dedicaría al
Emperador pocos meses después, la descripción del nuevo monarca pudo estar vinculada e
con la literatura de carácter emblemático.
Además, la relación de Cervantes de Salazar pudo ser también un texto interesante por
los textos poéticos en alabanza de los reyes de la corona de Castilla que seguramente
formaron parte de los paratextos y del propio comentario a la ceremonia, y que vendrían a
ampliar el escaso corpus de poesía en esta etapa inicial del virreinato. Por las referencias del
escribano del cabildo, se observa cómo en la ceremonia participaron de alguna los
principales gremios que empezaban ya a configurarse en la ciudad de México 724. La iglesia
con la misa y bendición del pendón real, las autoridades políticas y judiciales españolas y los
indios gobernados arriba del tablado jurando sobre los evangelios, los nobles y sus juegos
de cañas, los naturales y sus danzas en la plaza.
Falta, sin embargo, la participación del gremio universitario, que con el paso de los años
colaboraría en las fiestas de la ciudad mediante justas de carácter poético y otras actividades
vinculadas al teatro. Probablemente en este festejo, apenas habían pasado pocos años desde
la inauguración de la universidad, se redujera la participación letrada a la redacción de la
723 El historiador tuvo en su poder el original del fragmento: «Incluí este fragmento en la reimpresión que,
con el título de México en 1554, hice de los Diálogos de Cervantes de Salazar el año de 1875, pero entonces
no tuve a la vista el original, sino un apunte del Sr. Ágreda. Después vi la hoja…», BM, p. 136.
724 Bonet Correa, en «La fiesta barroca como práctica del poder», en El arte efímero en el mundo hispánico,
México, UNAM, 1983, argumenta que: «En la fiesta barroca, había la fiesta de los nobles, encargados de
protagonizar los juegos de cañas y sortijas (…) Junto con ella había la fiesta de las corporaciones o
instituciones intelectuales –Universidades y Colegios- que sacaban sus carros y hacían sus mojigangas, justas
poéticas u otros actos de carácter literario. A estas fiestas hay que añadir las que organizaban los conventos y
parroquias, con sus altares callejeros, procesiones (…) Por último, debe añadirse la fiesta popular y
«carnavalesca» de los gremios». Cito de Eva María Valero, Tras las huellas del Quijote en la América Virreinal,
Bulzoni, 2010, p. 126.
383
relación por parte de su catedrático de retórica y a las dedicatorias y textos poéticos
dedicados a la representación encomiástica de las figuras reales, inaugurando así en la
ciudad de México una tradición de poesía celebraticia de gran recorrido en los siglos
posteriores.
6.3.3. La jura de la ciudad de México en honor a Felipe II, 6 y 7 de junio de 1557 725
725 Transcribimos las actas del cabildo de la ciudad referidas a la ceremonia en el Apendice documental, n. 4.
726 El fragmento es de la carta firmada por Carlos V. Transcribimos las dos en la reconstrucción de la
ceremonia.
727 La celebración de estas solemnidades solían coincidir con días señalados del calendario eclesiástico en los
que la ciudad realizaba sus festejos. Así, la jura de la ciudad de Lima al nuevo monarca en 1557 coincidió con
el día de Santiago, el 25 de julio, y la del Cuzco con la Inmaculada Concepción, el 8 diciembre de dicho año.
384
La reconstrucción del festejo, ante la falta del comentario de Cervantes de Salazar, parte
de la transcripción de la versión de la ceremonia que el escribano del cabildo de la ciudad
de México durante este periodo, Miguel López de Legazpi, relata en las Actas del Cabildo
los días 4 y 6 de junio de 1557. Además, contamos con dos interesantes documentos de
relación728 de esta misma ceremonia de jura a Felipe II que se celebraron el mismo año en
el virreinato del Perú, en las ciudades de Lima y de Cuzco, y a través de los cuales
podemos recuperar y completar el funcionamiento y los aderezos de este tipo de
ceremonias reales en territorios americanos. Encontramos también una breve descripción
de los festejos en Cuzco transcrita por un testigo de excepción, el Inca Garcilaso, en la
Historia General del Perú. Transcribimos todos los documentos y sus referencias
bibliográficas a manera de Apéndice al final del trabajo.
En las vísperas del día de pascua, sábado, antes de que terminaran las horas de sol, el
pregonero de la ciudad declamaba por calles y plazas con su voz potente y rítmica el
anuncio de que al día siguiente la ciudad de México iba a rendir pleitesía al nuevo monarca,
prometiéndole fidelidad y obediencia mediante una representación simbólica y ceremonial
en la que debían participar todas las autoridades y demás vecinos de la ciudad.
A las siete de la mañana del día primero de pascua, 6 de junio de 1557, la ciudad de
México, engalanada de telas y vestida de fiesta, dejaba de lado por un momento su
apariencia civil para convertirse en el escenario festivo de la salida del pendón real desde el
ayuntamiento, comenzando así la solemne jura por el nuevo monarca de la corona de
Castilla, Felipe II,
La ceremonia se representó en el escenario habitual de los principales festejos de la
ciudad de México, la plaza mayor, que desde la refundación española se había convertido
también, además de en el eje del poder político, económico, judicial y religioso, en el gran
espacio escénico dedicado a la representación de fiestas y a la celebración de juegos.
La gran plaza mayor era el escenario propicio para la representación de las grandes
fiestas relacionadas con la institucionalización del poder de la corona española, ya que, en
tanto que se situaba estratégicamente en el centro del núcleo urbano y que tenía unas
medidas extraordinarias, podía caber un ejército entero, dice uno de los protagonistas d
elos diálogos de Cervantes, estaba custodiada por sus cuatro costados, como severos
espectadores, por los edificios más emblemáticos del nuevo poder establecido, las casas de
385
los conquistadores, el ayuntamiento y cabildo de la ciudad, el palacio real de la Audiencia y
la iglesia metropolitana.
La información que nos proporciona la relación incide en la idea de la importancia de la
configuración urbana de las nuevas ciudades americanas en torno a la plaza central,
también para el desarrollo de los festejos, y de cómo la ciudad se convertía también en
ciudad escenario, transformando el espacio civil habitual en un gran espacio teatral, como
indica Eva María Valero:
Físicamente, la plaza se adornó para la ocasión con telas y trompetas y contó además
con un gran tablado preparado para el evento que funcionó como escenario de la
ceremonia de jura. Entre los gastos para el evento que el ayuntamiento sufragó aparecen
«vestidos y cotas del rrey de armas y rregocijo de la plaza», por lo que podemos imaginar
que la plaza mostraba un atrezo diferente al habitual, engalanados para la ocasión edificios y
ventanales, probablemente con coloridos rasos bordados con los escudos de armas de la
ciudad y de Felipe II, acorde con las mejores vestiduras de los participantes en la
ceremonia. Se preparó, además, un gran escenario para la ceremonia, un gran tablado de
madera sobre el cual, después de la misa, las autoridades locales juraron sobre los
evangelios obediencia al nuevo monarca y alzaron el pendón real. Según el relator, el
escenario estaba situado entre la puerta de la iglesia y la parte delantera de las casas reales:
«…e acabada la misa se subirá la ciudad con el dicho pendon al cadalzo que para este efeto
está mandado hazer a la puerta de la dicha iglesia y la parte e frontero de las casas rreales», y
será el espacio al que acudirán todos los protagonista para realizar la ceremonia.
La transformación de la ciudad en tanto que escenario se hizo patente también durante
toda la noche, como mandaba la ordenanza del cabildo, luciendo una iluminación especial
en todas las calles, puertas y ventanas como muestra de la importancia de la
conmemoración: «y quel dicho dia de pascua en la noche aya por toda la cibdad calles y
729 Eva María Valero, Tras las huellas del Quijote en la América virreinal, Roma, Bulzoni, 2010, p. 124.
386
ventanas y azoteas luminarias y fuegos en señal de verdadera alegría questa cibdad recibe de
aber hecho la dicha solenidad y de aber cumplido lo que su magestad envio a mandar».
6.3.3.2. Personajes
387
Es interesante comprobar cómo en el festejo de la ciudad de México, - no
encontramos ninguna mención en las de Perú-, se hace partícipe también sobre el cadalso a
los representantes del gobierno indígena, que repetirán el mismo juramento con las mismas
palabras de vasallaje, obediencia y fidelidad al nuevo rey Felipe II. Por la tarde, además, la
plaza quedó preparada para el festejo indígena, música y danzas en las que Cervantes
advierte que participaron hasta ocho mil personas.
En otro orden de cosas, es interesante resaltar el papel del vestuario de los
protagonistas de la ceremonia al que los relatores de los festejos tanto en Lima como en
Cuzco prestan una gran atención. Los protagonistas en la ciudad de México, delegados del
poder civil y eclesiástico, vistieron sin duda sus mejores vestidos, tal vez como los de Lima:
«vestidos de ropas rozagantes, de raso y damasco morado, guarnecidas de terciopelo
riquísimo, con gorras del mismo color ricamente aderezadas» o «vestidos de ropas francesas
de terciopelo azul, guarnecidas con pasamanos de oro, y gorras con plumas del mismo
color, todos en buenos caballos y ricos jaeces».
Alejandra Osorio 731 ha trabajado las relaciones peruanas del siglo XVII relativas a la
figura del rey y resalta la importancia del vestuario como símbolo también del poder y la
jerarquización de la sociedad virreinal del Barroco, que suponemos la culminación de una
tendencia por establecer las diferencias sociales que comenzó desde el primer momento de
la colonización:
388
A las siete de la mañana, las autoridades, el pendón real a la cabeza, desfilaron desde las
casas del Cabildo hacia el interior de la plaza. La comitiva, todos a caballo, se dirige en
primer lugar hasta la Iglesia Mayor, situada en la parte norte de la Plaza Mayor. Es más que
probable que este paseo hasta la iglesia estuviera acompañado de las primeras salvas de
artillería y de la música de las trompetas y atabales que se encontraban en la plaza para
acompañar la ceremonia.
La primera parada del festejo fue la procesión que se llevó a cabo dentro de la iglesia.
Con el pendón a cuestas, la comitiva recorre el interior de la nave hasta el altar mayor,
donde se exhibe el estandarte real durante la celebración de una misa en honor del nuevo
monarca y en la que las autoridades eclesiásticas tienen la oportunidad de explicitar su
fidelidad y vasallaje a Felipe II a través de la bendición del pendón real.
b) Música y salva: lectura pública de las cartas del emperador y del príncipe Felipe.
A ritmo de trompetas y atabales, la comitiva de la ciudad, tras la misa, se dirige hasta el
tablado de madera construido para la ocasión que preside la Plaza Mayor. Una vez todos
situados sobre el escenario, el virrey pide al escribano de la ciudad, Melchor López de
Legazpi, que lea en voz alta y clara para toda la plaza la carta recibida por el Cabildo de la
ciudad de México el 9 de abril de 1557, en la que Carlos V explica su abdicación y ordena
celebrar los solemnes festejos de jura por el nuevo rey de los virreinatos indianos 732:
389
hecho los rreynos y señoríos y estados de la corona de castilla y de león y
lo aneo y dependiente a ellos en que se incluyen esos estados de las
indias como mas cumplicda y bastantemente se contiene y declara en la
escritura que desto hicimos y otrogamos en la villa de bruselas a diez y
seys del mes de henero deste presenta ño de mil y quinientos y cinquenta
y seys años. Confiando en que con su mucha prudencia y experiencia
según lo ha mostrado hasta aquí en todo lo que ha tratado en mi lugar y
nombre y por si propio los gobernara los administrara defnedera y terna
en paz y justicia y siendo cierto que vosotros siguiendo vuestra lealtad y
el amor que a mi y a el habeys tenido y teneys como lo habemos
conocido por la obra le servireys como confio y debeis a la voluntad que
anbos os hemos tenido y tenemos y asy os encargamos y mandamos que
alzando pendones y haicendo las otras solenidades que se rrequieren y
acostunbran para la execusion de lo suso dicho de la misma manera que
si dios obiera dispuesto de mi obedescays sirbays y aceteys y rrespeteys al
dicho serenísimo rrey cunmpliendo sus mandamientos por escrito y de
palabra de aquí adelante como de vuestro verdadero señor y rrey natural
según y como abeys cumplido y debiades cumplir los mios proipios y
demás de hazer lo que soys obligado me torne por ellomuy servido733.
390
separados, porque con su larga experiencia y prudencia lo pudiera mucho
mejor hacer. Pero conformándome con su voluntad lo he aceptado,
confiando en Dios Nuestro Señor me dará fuerzas para administrar bien
lo que S. M. me ha encargado, aliviándole de tantos trabajos é cuidados,
para que más libremente atienda al descargo de su conciencia, que es su
principal fin, y á la conservación de su salud, que se la deseo como la
propia mia. Y siendo cierto pornéis luego en execucion lo que S. M.
cerca desto provee y ordena, no me queda qué decir, sino certificaros que
acordándome de vuestra fidelidad y lealtad, y del amor y afición especial
que entre vosotros he conoscido, mandaré mirar por lo que general y
particularmente os tocare, haciéndoos merced y favor en lo que justo sea,
como lo mereceis. Y así confío que en lo que ocurriere me serviréis é
ayudareis, como lo habeis mostrado por la obra en lo que se ha
ofrescido; y sobre todo terné el cuidado que es razón de que seais bien
gobernado é mantenidos en paz é justicia. De Bruxelas, 17 dias del mes
de Enero de 1556 años.
Tras la lectura pública de los mandados reales, las autoridades españolas representantes
de la justicia y el cabildo, así como el virrey y el arzobispo, juran obediencia pública ante
«un libro misal sobre los evangelios y una cruz en que pusieron sus manos derechas». El
juramento, atendiendo a las coincidencias en las versiones de las relaciones de México y
Lima, pudo ser el siguiente734:
391
debía cumplir los del Emperador don Carlos nuestro señor porque la
sacra real majestad lo manda así y es esta su real voluntad. Miraré por el
real servicio y haré y guardaré y cumpliré todas aquellas cosas como
leales vasallos son obligados a hacer, guardar y cumplir a su rey y señor
natural. No seré en lo contrario en dicho ni en hecho ni en consejo por
ninguna vía ni causa. Doquiera que viese o entendiese que se trata de su
deservicio lo contradiré y daré dello noticia a su real majestad y a su
visorrey y audiencia en su nombre real.
Rosa María Acosta, especialista en las fiestas coloniales peruanas, destaca el doble valor
de la participación indígena en las fiestas hispánicas en las colonias americanas:
392
externo estaban destinadas a reducir a los indios a una «situación de
civilidad» para que resultasen buenos vasallos 735.
735 Rosa María Acosta, Fiestas Coloniales urbanas (Lima, Cuzco, Potosí), cito de Eva María Valero, Tras las
huellas… op. cit., p. 68.
736 Salvador Cárdenas, «Las insignias del rey: disciplina y ritual público en la ciudad de México (siglos XVI-
XVIII)» en Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas 39, Weimar, 2002, pp. 193-216 p. 66.
393
Tanto la imaginería como los textos del descubrimiento y la conquista de América
muestran, efectivamente, como el estandarte real acompañaba siempre a los conquistadores
en sus expediciones por los nuevos territorios. Las empresas españolas comenzaban con la
obligación de leer un comunicado de carácter legal, el requerimiento, enarbolando al mismo
tiempo los pendones oficiales de la corona de Castilla. Por eso Colón lo primero que hizo
al pisar el suelo de la isla de Guanahaní fue enarbolar los estandartes de los Reyes Católicos
y requerir a sus asombrados espectadores para tomar posesión del territorio descubierto.
En la ciudad de México, además, el paseo del pendón real no era una ceremonia
desconocida, ya que tras la conquista se consideró el símbolo más idóneo para rememorar
cada día de San Hipólito, 13 de agosto, el final de la toma de la ciudad de Tenochtitlan y de
la batalla contra el pueblo mexica, convirtiéndose en una de las fiestas vinculadas con el
poder político más importantes del calendario festivo de la sociedad virreinal.
Por otra parte, y volviendo a la ceremonia, según indica la información de las
relaciones peruanas, tras el alzamiento de los pendones de la plaza estalla la alegría y el
jolgorio de los participantes y de los asistentes y suena la música y la pólvora. A
continuación, la ceremonia se completa con el derramamiento al público por parte del
virrey y del arzobispo de monedas de reales de plata tomadas de una fuente de oro y
acuñadas para la ocasión (las primeras acuñadas en el virreinato):
Es el momento en el que resuenan las salvas de artillería por toda la ciudad y en el que la
música de las trompetas se convierte en protagonista en la Plaza Mayor. La atención se
centra ahora en el regocijo de los espectadores de la ceremonia, caballeros y demás vecinos
de la ciudad, no solo españoles sino también naturales de la provincia, que han estado
contemplando la celebración de la jura: «Se hizo salva de mucha artillería todo lo qual paso
en haz de mucho numero de caballeros e concurso de gentes asy españoles como de los
naturales desta nueba España que concurrieron e se habían congregado a ver la dicha
solenidad».
394
f) Muestra del retrato del Emperador y de Felipe II.
Aprovechando el creciente fervor de la celebración, la ceremonia de jura llegaba a su
punto culminante con el descubrimiento del retrato real, primera ocasión en la que podía
contemplarse el rostro del nuevo monarca. Así lo explica Víctor Mínguez:
Una de las necesidades esenciales del imperio de los Habsburgo durante los siglos XVI
y XVII, como ya comentábamos, fue la de hacer llegar a todos sus territorios la propaganda
de la figura del rey, sobre todo a aquellos lugares remotos que nunca ningún monarca
decidió visitar, como en el caso de los virreinatos americanos. La ceremonia de la jura de
fidelidad de las ciudades a la figura del monarca se convirtió en un acontecimiento especial
en lugares en los que jamás se había visto en persona ni al rey ni a su heredero. Para hacer
presente al rey de alguna manera, además de pasear su pendón y de representar sus armas,
se institucionalizó la ceremonia de mostrar por primera vez la imagen del monarca ausente
a los habitantes de la ciudad mediante la exposición pública de su retrato
Las solemnidades por Felipe II fueron una de las primeras ocasiones en que las nuevas
ciudades americanas rindieron obediencia a la corona española y la primera en que se hacía
necesario presentar ante los habitantes de los virreinatos la imagen del nuevo monarca.
Aun así, no queda constancia escrita en la relación de López de Legazpi de que los retratos
de Carlos V y de su hijo Felipe presidieran el escenario principal de la Plaza Mayor de la
ciudad de México y que fuera en este momento la primera vez en el que los habitantes de la
capital virreinal contemplaban el rostro del nuevo rey. No obstante, sí sabemos que la
muestra del retrato se instauró como momento culminante del festejo de las ciudades en las
proclamaciones del siglo XVII.
Sorprende sin embargo que, pese a que en las relaciones del cabildo de México y del
cabildo de Lima no haya ninguna referencia a los retratos reales, en la tercera gran ciudad
de las colonias españoles en América, en Cuzco, donde se celebraron las solemnidades de la
395
jura a Felipe II el 8 de diciembre de 1557, meses más tarde que en las capitales y a
semejanza que en aquellas, el escribano hace referencia a los retratos que presiden la
ceremonia: «y estando hecho un tablado de madera cubierto y autorizado, y puestos en él
los retratos del Emperador y Rey don Carlos V y de la Majestad don Felipe II su hijo». El
hecho nos hace pensar que efectivamente tanto en la ciudad de México como en Lima,
pese a las omisiones de los escribanos (cuyo objetivo era solo dejar constancia en las actas
de la ceremonia, no comentarla ni describirla pormenorizadamente) en las ceremonias sí
estuvieron presentes los retratos reales de los reyes, como lo estarían siempre en las
sucesivas proclamaciones reales de las ciudades americanas 738.
g) Procesión.
La ceremonia termina, continuando el regocijo de los participantes y el estruendo de
la artillería y la música, con una procesión por las calles de la ciudad. El paseo estuvo
encabezado por el pendón real, seguido de las autoridades y de los vecinos que habían
poblado la plaza para contemplar la ceremonia. La procesión debió de ser un pasacalle
festivo y bullicioso en el que se repetiría la proclama de la jura «Castilla, Castilla, Nueva
España, Nueva España por el rey Felipe nuestro señor», acompañada probablemente por
otros cánticos y vítores hacia la figura del nuevo monarca. En la relación de la ceremonia
de Cuzco el escribano transcribe la alegría y regocijo de los participantes y cómo los gritos
de la multitud acababan con la misma copla: «y habiendo buen espacio de tiempo hecho las
dichas alegrías de la sucesión de dicho Rey, principiando y acabando todas las coplas con
una que decía: Venga en buena hora, / en hora buena venga / el Rey don Felipe / á la
nueva tierra».
738 Por ejemplo, Alejandra Osorio, en el artículo citado, detalla la descripción que el relator de la jura de Felipe
IV hace del retrato del monarca: «Román de Herrera, cronista oficial, comenta que el retrato medía dos varas
de alto por una vara y media de ancho, con un marco adicional de media vara de ancho por lado. En el centro
superior, el marco negro tenia inscrito con letras de oro «Viva el Católico Rey don Felipe quarto, viva felices
años», y estaba decorado con ricas cadenas de oro entretejidas con incrustaciones de diamantes, rubíes,
esmeraldas, topacios y collares esmaltados. Una cadena de oro grande y pesada puesta en la imagen por la
ciudad como señal de su lealtad al Rey completaban la decoración. Según Herrera, la pintura misma mostraba
al monarca Felipe IV “arrimado de medio cuerpo para arriba, y el resto del cuerpo calza entera, de obra y
color morado, y el rostro como de un Angel, en cuio risueño semblante imperceptiblemente se daba a
conocer un mirar autorizado”», p. 6.
Además, varios textos críticos se centran en este detalle de la ceremonia, entre los que destaca el artículo de
Víctor Gayol, «El retrato del escondido. Notas sobre un retrato de jura de Fernando VII en Guadalajara» en
Relaciones, verano, vol. 21, núm. 83, El colegio de Michoacán, México, pp. 149-182.
396
Al finalizar la ceremonia del primer día de pascua por la mañana, de carácter más
solemne, se dan paso a las celebraciones más festivas, tanto de los españoles como de los
indígenas. Por un lado el baile de los naturales, el mismo día por la tarde, y por otro los
festejos de los jóvenes caballeros españoles en forma de toros y juegos de cañas, que se
celebraron el día siguiente por la mañana.
Como comentábamos, en las ordenanzas del Cabildo sobre los actos del festejo se
incluye también el mandado de que, terminados los solemnes actos del día de pascua por la
mañana, los naturales celebraran su regocijo: «en este dicho día en la tarde en memoria y
por alegrías de la dicha solenidad los indios naturales desta ciudad hagan su rregocijo y
mitote en la plaza pública…». Si los indios gobernadores habían jurado obediencia al nuevo
rey sobre los evangelios, por la tarde la celebración en la gran plaza estuvo protagonizada
por el «rregocijo y mitote» de los naturales.
Cervantes de Salazar, como ya hemos comentado, trata de describir en el capítulo VII
del Libro I de la Crónica de Nueva España «las danzas y bailes que en México se hacían». El
fragmento explica con detalles muy precisos cómo tenían costumbre los naturales de poner
en escena sus bailes y danzas, y es razonable pensar que probablemente una de las fuentes
del humanista para componer este capítulo fuera precisamente contemplar el festejo de los
primeros días de junio de 1557. Transcribimos el capítulo de Cervantes completo, testigo
privilegiado de este tipo de celebración dancística indígena, ya que es más que probable que
el mitote739 que se llevó a cabo en la Plaza Mayor de la ciudad de México después de la
comida del día de Pascua de 1557 se pareciera mucho a lo que nos cuenta con
minuciosidad el humanista toledano en su crónica.
La representación, si se pareció a la de las grandes ocasiones, debió ser
extraordinariamente espectacular, con la participación de ocho mil hombres, que se movían
en círculo al compás de los danzantes guía, vestidos con un atrezo rico en plumas y en oro,
con cabezas de caimán, águila y jaguares y acompañados por el gran estruendo de los
atabales.
Las palabras de Cervantes resultan, además, una fuente esencial para el estudio de la
historia de la música en la Nueva España, por la descripción minuciosa de los
instrumentos, e interesantes también para la historia del teatro por las noticias de los
personajes de carácter paródico y burlesco que formaban parte de la representación de la
danza y cuyo objetivo era el de despertar la sonrisa en el espectador.
739 El diccionario de la RAE define en la actualidad el mitote como: «Cierta danza indígena, en la que sus
integrantes, asidos de las manos, formaban un gran corro, en medio del cual ponían una bandera, y junto a
ella una vasija con bebida, de la que, mientras hacían sus mudanzas al son de un tamboril, bebían hasta que se
embriagaban».
397
De las danzas y bailes que en México se hacían.
No hay reino y señorío en el mundo, según paresce de lo escripto,
donde los hombres no se deleiten con algún genero de música, danza o
baile; y así, aunque los indios de la Nueva España son más flemáticos y
melancólicos que todos los otros hombres que se sabe del mundo,
todavía tenían y tienen su diversidad y variedad de música instrumental, a
nuestros oídos, según tengo dicho, no muy apacible, aunque al presente
con las demás cosas que de los nuestros han aprendido, saben muy bien
tocar flauta, cheremía, sacabuche, trompeta, hornos y otros instrumentos
nuestros a punto de canto de órgano. Motezuma, pues, como era tan
gran señor y todos los suyos le tenían más veneración que a hombre, y
por esto procuraban de darle todo contento, viendo que especialmente
se deleitaba con la música, que es más general en los Reyes, venían las
más veces a regocijarle a palacio en un gran patio que ante las salas
estaba, y muchas veces, según él se holgaba con este servicio y solaz,
mandaba que viniesen a ello.
La danza y manera de bailar de los indios es muy diferente, como
en lo demás, de las otras que usan las otras nasciones. Er adesta manera:
que después de comer comenzaban un baile que llaman netotiliztle,
danza de mucho regocijo y placer. Mucho antes de la comida tendían una
gran estera, y encima della ponían dos atabales, uno chico, que llaman
teponaztle, que es todo de una pieza de palo muy bien labrado, hueco y
sin cuero mi pergamino por fuera, con cierta mosca o hendedura por lo
alto, como dixe en el Comentario de la jura del Rey Don Felipe . Tócase
con palillos, como nuestros atabales, aunque los extremos no son de
palo, sino de lana o de otra cosa fofa; el otro es grande, alto más que
hasta la cinta, redondo, hueco, entallado por de fuera y pintado; sobre la
boca tiene un ancho parche de cuero de venado, curtido y bien estirado,
que apretado sube, y floxo abaxa el tono; táñese con las manos, aunque
con trabajo. Concertados estos dos instrumentos con las voces de los
que cantan, suenan mucho, aunque a nuestros oídos tristemente.
Cantaban al son destos instrumentos romances que contenían las
victorias y hazañas de los reyes pasados, y después, escondiéndose más,
cantaban cantares alegres, graciosos y regocijados, todo, en copla por sus
consonantes aunque no tan artificiosas como las nuestras.
Ya que era [hora] de comer, como apercibiendo a los que habían
de bailar, después de la comida silbaban ocho o diez hombres muy recio,
398
tocando los atabales muy recio; venían luego los bailadores que, para
hacer sarao al gran señor, habían de ser todos señores, caballeros y
personajes principales, vestidos cuanto cada uno podía riquísimamente,
cubiertos con mantas ricas, blancas, coloradas, verdes, amarillas y otras
texidas de diversos colores, traían en las manos ramilletes de rosas o
ventalles de pluma, o pluma y oro; muchos venían por manera de gala y
bravosidad, metidas las cabezas por cabezas de águilas, tigres y caimanes
y otros fieros animales; llevaban o sobre el brazo derecho o sobre los
hombros alguna devisa de oro, plata o ricas plumas. Juntábanse a este
baile no mill hombres, como dice Gómara, pero más de ocho mill que
éstos casi se juntaron en la jura del Rey Don Felipe. Iban por sus hileras,
según la cantidad de la gente, o de cuatro en cuatro, o de seis en seis, o
de ocho en otro, o más. Los señores y que eran más principales andaban
junto a los atabales y tanto más cerca cada uno cuanto mayor señor.
Bailaban en corro, unas veces trabados de las manos y otras sueltos, unos
en pos de otros, moviendo a un tiempo el pie o la mano. Guían dos que
son sueltos y grandes danzantes; todos los demás hacen y dicen lo que
aquéllos, sin faltar compás, cantan aquéllos, responde todo el corro; los
postreros, cuando los danzantes son muchos, hacen un compás más para
igualar con los primeros, y todos acuden a un tiempo. Tardan mucho, en
esta danza, porque suelen danzar cuatro o cinco horas sin cansarse. Unas
veces, si cantan romances, cantan despacio y con gravedad; y si otros
cantares, más apriesa y con más regocijo, avivando la danza, la cual,
como dura tanto, salen algunos a beber o a descansar sin hacer falta al
compás, tornando a volver cuando les paresce.
Algunas veces andan sobresalientes ciertos truhanes, diciendo
gracias y contrahaciendo a otras nasciones en el traje y lengua, haciendo
del borracho, loco o vieja, moviendo desta manera a risa a los
circunstantes. Es más de ver este baile que la zambra de Granada; y si
mujeres le hacen, es más gracioso y vistoso. Hácenle muy pocas veces, y
esto en secreto, por su honestidad.
Dicen que las mujeres que Motezuma tenía, que eran las más
hermosas y las más nobles de todos sus reinos, por hacerle fiesta,
danzaban desta manera o en los jardines o en la sala, sin que otro lo
viese, sino eran algunos muy privados740.
740 Francisco Cervantes de Salazar, Crónica de Nueva España, op. cit. Libro I, cap. VIII.
399
Por la mañana, el segundo día de Pascua, continuaron los festejos en la ciudad de
México por la jura de Felipe II con toros y juegos de cañas en el que los jóvenes españoles
demostraban sus habilidades, tal y como quedó establecido por el Cabildo en el acta del 4
de junio: «…aya y se haga en la plaza de esta ciudad rregocijo de toros y juego de cañas
como esta acordado…».
De nuevo la plaza se reinventa como escenario festivo, en este caso como plaza de
toros, para albergar este tipo de celebraciones habituales en los festejos hispánicos. La
plaza quedaba cerrada por sus costados y se traían toros que despertaban el regocijo de los
participantes en la lidia y de los ilustres espectadores, mientras sonaba la música de
trompetas y atabales. El escribano del Cabildo del Cuzco describe la fiesta de la manera
siguiente:
El juego de cañas, por su parte, consistía en «pelear a caballo diferentes cuadrillas sin
otras armas que cañas para ostentar su destreza: lo cual se hacia en los festejos públicos» 741.
La relación del Cuzco termina explicando que «así mismo hubieron dos puestos de juegos
de cañas; el uno de ellos se le encomendó a Antonio de Quiñones, y el otro á Juan Julio
Ojeda, con ricas libreas todos de seda, en ocho cuadrillas, y habiendo jugado y
escaramuzado con mucho orden y concierto, se acabaron las dichas fiestas».
Este juego de cañas se convirtió en uno de los más repetidos en los festejos
hispánicos de la época, ya que permitía a los jóvenes caballeros mostrar sus habilidades con
el caballo. El Inca Garcilaso habla de la fiesta cuando rememora sus años en la casa de su
padre en Cuzco, que «tenía encima de la puerta principal un corredorcillo largo y angosto,
donde acudían los señores principales de la ciudad a ver las fiestas de sortija, toros y juegos
de cañas que en aquella plaza se hacian» 742. Además, el Inca fue también testigo privilegiado
de las celebraciones por la jura del nuevo monarca en la ciudad incaica a finales de 1557,
dando una breve relación de ella en la Historia General del Perú, como hemos comentado.
741 Definición del diccionario de la RAE de 1834, edición en línea, Nuevo tesoro bibliográfico de la lengua
española, disponible en [http://buscon.rae.es/ntlle/SrvltGUILoginNtlle]
742 Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios reales de los incas II, Lima, FCE, 2005(1ª ed. 1991), p. 445.
400
Curiosamente, hay noticias que apuntan a que el propio Garcilaso, joven caballero por
aquel entonces, fue uno de los participantes de las dos cuadrillas que participaron en el
juego de cañas en la ciudad del Cuzco que concluían las celebraciones de la ciudad por la
proclamación de Felipe II.
401
Cap. VII. La carrera eclesiástica y la criba del humanismo. De
discípulo de Alonso de la Veracruz a consultor del Santo Oficio: la
soledad del humanista.
403
La propuesta de Cervantes tuvo rápida solución y el 12 de septiembre de 1553, el
claustro acordó otorgarle el grado de licenciado en artes: «haciendo la muestra que l e
señalare el Rector, y hecha, se le dé el grado de licenciado y maestro sin solemnidad ni pago
de derechos»745. La ceremonia de defensa se llevó a cabo el 4 de octubre, a las tres y media
de la tarde, en la que el maestrescuela, el doctor Alonso de Tremiño, le entregó el grado de
licenciado en artes. En el mismo acto, Cervantes propuso una conclusión, no sabemos
sobre qué tema, que probó y discutió frente a fray Alonso de la Veracruz, otorgándosele
también el grado de maestro en artes 746.
Una vez adquirido el primer grado de la carrera universitaria, Cervantes cursó el 4 de
junio de 1554 la petición para examinarse de bachiller en Cánones, tarea que se encomendó
al doctor Quesada. El 23 de julio del mismo año, el humanista se presentó al examen de un
grado que ya había adquirido, según su propio testimonio, en la Universidad de Salamanca
y que le daba la oportunidad de dar el salto a la facultad de teología.
En 1556, el 20 de noviembre, el claustro aprobó que «Cervantes de Salazar, que había
oído teología cuatro años y haciendo las demás solemnidades, se le graduara bachiller» 747,
recibiendo su título al año siguiente de manos del arzobispo fray Alonso de Montúfar.
Durante estos años fue fundamental en el aprendizaje de Cervantes la figura de fray
Alonso de la Veracruz, tutor del humanista durante sus estudios de teología. La
importancia del agustino como figura principal del humanismo novohispano ya la
comentamos en el capítulo introductorio y su relación con Cervantes queda patente tanto
en las cartas que aparecen al inicio de las obras de fray Alonso, como en el expediente que
Juan de Vergara, notario de la universidad, redactó del proceso de doctorado en teología de
Cervantes en enero de 1566, en el que Pedro Garcés, testigo del proceso, afirma: «e sabe
este testigo que el dicho maestro Çeruantes a estudiado y estudió la facultad de theulogía e
pasó sus cursos del padre fray Alonso, maestro en santa theulogía e cattedático que fue
desta dicha Vniuersidad» 748.
404
A partir de 1557 existe un parón evidente en las aspiraciones doctorales del humanista
toledano, centrado en sus papeles sobre la conquista de México, las exequias reales y su
viaje a Zacatecas en 1560.
A su vuelta, en junio de 1563 intentó por primera vez ser admitido para obtener el
grado de licenciado en teología, «gratis y sin examen, y que él sustentaría unas conclusiones
general y leería un año teología o Sagradas Escrituras». Parece que el claustro no resolvió
favorablemente el asunto, ya que en 1566 volvió a solicitar el grado, recibiendo los
informes favorables del canónigo Pedro Garcés, del bachiller Cristóbal de Vadillo y del
licenciado Esteban del Portillo, precipitando un proceso que apenas duró unos meses hasta
la obtención del doctorado en teología.
El extenso expediente que transcribe Millares Carlo del ramo Universidad del AGN,
(libro 360, expediente I) permite la reconstrucción documental del primer doctorado en
teología del estudio novohispano, que relatamos brevemente.
El 8 de enero de 1566 se hizo pública la solicitud de Cervantes y al día siguiente
presentó el pergamino firmado por el arzobispo Montúfar en el que se le otorgaba el título
de bachiller en teología que había obtenido el 3 de febrero de 1557. El humanista pide que
se le señale día y hora para tomar los puntos y ser examinado para licenciado. El
maestrescuela marcó el 19 de a las seis de la mañana para recibir los puntos, y el 20,
domingo por la tarde, para el examen. El deán Chico de Molina y fray Bartolomé de
Ledesma, después del juramento, sortearon tres puntos del manual «llamado el Maestro de
las sentencias». Después,
405
los ya nombrados Alonso Chico de Molina y fray Bartolomé Ledesma. Después del
examen, mandaron salir a Cervantes fuera del cabildo y se procedió a la votación. Así lo
narra el notario Juan de Vergara:
Recibió, por tanto, aprobación por unanimidad, pero con la cláusula de que no podría
pedir el grado de doctor hasta pasado un año y medio. Al día siguiente Cervantes recibió la
resolución del jurado examinador y decidió apelar la cláusula dilatoria, alcanzando el grado
de licenciado en teología en la capilla del Santísimo Sacramento de la iglesia catedral.
El 26 de enero se nombró a los doctores Carvajal y Arévalo Sedeño para que
dictaminaran sobre la apelación del humanista. Al día siguiente, tras el informe favorable, el
maestrescuela suscribió que Cervantes podría presentarse para doctor en teología sin
necesidad de esperar ningún tiempo. No sabemos el día exacto ni los puntos que tuvo que
defender, pero sí que el 3 de septiembre de 1566, el toledano pagaba veinticinco pesos a
cuenta por los derechos del grado del doctor en teología, por lo que para entonces, ya era
el primer doctor en teología de la Real y Pontificia Universidad de México.
Como curiosidad final, Rafael Sánchez Vázquez ha reconstruido en su trabajo sobre la
historia de la universidad novohispana, a partir de los testimonios de la Crónica de Cristóbal
de la Plaza y Jaén, la ceremonia de doctorado, en la que de nuevo las calles de la ciudad de
México funcionaban como espacio escénico de una celebración civil. La cita es extensa,
pero viene al caso del contexto de este estudio:
406
adelante los que tocan los atabales, vestidos con sus ropas, como es costumbre,
con las trompetas y chirimías; luego siga el acompañamiento de ciudadanos y
demás caballeros convidados e inmediatamente el gremio de la Universidad,
yendo delante los Bedeles, vestidos con sus ropas y sus mazas en los hombros y
luego el Secretario y Tesorero Síndico juntos, y de dos en dos irán los Maestros en
Artes, por sus antigüedades, después los Doctores Médicos, a quienes sigan los
Doctores y Maestros Teólogos, Canonistas y Legistas, todos de dos en dos,
conforme a su antigüedad de grado, llevando a la mano derecha al más antiguo, y
luego los señores Fiscales, Alcaldes, Oidores de la Real Audiencia que fueren
Doctores e incorporados en esta Universidad, los cuales prefieran en lugar a
todos, aunque en grado sean menos antiguos, y después vaya el doctorando, con
los lacayos y pajes de librea que le pareciera con sus bastones pintados, y lo lleven
el Rector y Decano de la facultad, y detrás ha de ir un hombre de armas, en un
caballo a la brida, bien aderezado, con un bastón dorado, en el que lleve la borla
en un bonete o gorra, según fuere el estado del doctorando, y el padrino del
grado, con ss dos caballeros, vaya detrás de todos; y con este orden irán a casa del
Maestrescuela, de esta suerte prosigan el paseo por las calles principales de esta
ciudad...”
Al día siguiente, en el coro de la catedral, con asistencia del Virrey, del
Arzobispo, del claustro universitario y numerosos invitados, el futuro Doctor
debería responder al Decano una cuestión que le proponía y luego el Rector le
argüía sobre la tesis doctoral que había propuesto el aspirante y “luego –mandan
los estatutos- le argüirán otros dos argumentos, uno un Doctor o Maestro y otro
un estudiante Bachiller, a los cuales no ha de responder”
Venía después el “vejamen” o examen burlesco, lleno de chistes y donaires,
que debía ser en prosa castellana “para que sea con gracia y sin ofensa de alguno”
y la hacía un Doctor o Maestro escogido “especialmente”, seguramente conocido
por su ingenio.
Por último venía la entrega, por el padrino, de las nulas Doctorales, que
consistían en un anillo, como símbolo de esponsales con la sabiduría; un libro,
como símbolo del derecho a la enseñanza y, si era civil, una espada y unas
espuelas doradas, que significaban la defensa de la verdad y de la ciencia. Subía
luego el incipiente doctor a la cátedra, al susurro de las siguientes palabras del
Decano: Ascende in cathedram et sede in ea ut tanquam Doctor iura... y dicho el
juramento el maestrescuela le daba la borla diciéndole: auctoritate Pontificia et Regia,
qua fungor in hac parte, concedo tibi, Licenciato meritissimo, gradum Doctoratus...
407
El traje doctoral era talar, con muceta o esclavina de diversos colores, según la
Facultad: para teología, blanca, para Cánones, verde, para Leyes, roja, parte Artes,
azul, y para medicina, Amarilla. Las borlas, sobre los bonetes en los sacerdotes o
sobre los sombreros en los civiles, eran del mismo color de las mucetas.
Naturalmente que los gastos y propinas del Doctorando eran mucho mayores
que en la Licenciatura. El maestro Cervantes de Salazar en sus Diálogos Latinos,
dice que era “con tal gasto, que mucho menos cuesta en Salamanca”... 751.
751 Rafael Sánchez Vázquez, «Síntesis sobre la Real y Pontificia Universidad de México», en
[http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/hisder/cont/14/cnt/cnt10.pdf](20/03/2012), p. 327-
328.
752 La tradición crítica sobre el tribunal del Santo Oficio en México es extensa. Aparecen nombres ilustres
como Toribio Medina, Historia del tribunal del Santo Oficio en México, México, Ediciones Fuente Cultural, 1952;
Noemí Quesada, M.E. Rodríguez, Inquisición Novohispana, 2. vols., México, UNAM, 2000. Solange Alberro,
Inquisición y Sociedad en México, 1571-1700, FCE, México, 1988 (5º en 2004); Yolanda Mariel, El tribunal de la
Inquisición en México, México, UNAM, 1979; Edmundo O’Gorman, La Inquisición en México, n.90 Cuadernos
mexicanos, México, SEP, 1981; R.E. Greenleaf, La Inquisición en Nueva España, siglo XVI, México, FCE, 1981.
408
liçencia que pide, y le encargaron que con toda diligençia y cuydado se ocupe en la
escritura de la Chrónica general deste reyno, y cada mes embíe a esta çiudad vn
quaderno de lo que tuviere escrito, para que se bea por esta çiudad... 753.
De dónde estuvo y qué hizo Cervantes de Salazar durante el año y medio que se
ausentó de la ciudad, además de trabajar en la Crónica, sólo tenemos evidencia documental
de la comisión que envió el cabildo de Guadalajara a las minas de Zacatecas en 1560 para
recoger libros prohibidos y en la cual aparece el humanista como acompañante de Álvaro
Gutiérrez, delegado del deán y del cabildo de Guadalajara.
María Méndez, especialista entre otras cosas del ramo Inquisición del Archivo General de
la Nación, nos facilitó la referencia del expediente inquisitorial en el que puede
reconstruirse la visita de Cervantes a Zacatecas. El texto está tomado del expediente 9, en
el volumen 43 del ramo Inquisición del AGN, lo transcribió Fernández del Castillo en su
conocido estudio754 y narra la historia de la información sobre el robo de algunos de los
libros que Cervantes y Álvaro Gutiérrez habían requisado en las minas 755.
El episodio da buena cuenta de una pequeña parte de la nueva configuración social
americana tras colonización española, y que bien podría haberse extraído de un relato
picaresco, tan propio del siglo XVI, y no de un expediente inquisitorial. Por lo que respecta
a la vida del libro y al papel de la censura, el informe constata la dificultad de controlar el
circuito de libros y su azarosa distribución en un territorio tan vasto y tan diverso como era
el del virreinato.
Por lo que se desprende del expediente, Cervantes actuó como censor de libros en las
minas de Zacatecas a principios de 1560. Su trabajo consistió en hojear los libros religiosos
753 México, Archivo del Departamento Central, Libros de Actas, t. 6, fol. 300v. Cito de Millares Carlos,
Apéndice I, n. 9, op. cit., p. 122.
754 Fernández del Castillo, Libros y libreros... op. cit., pp. 38 y ss.
755 Existen referencias a este proceso en Humberto Maldonado, «Artistas ambulantes en el tráfico oceánico
entre España, México y Japón (s. XVI-XVII)», en Hombres y letras del virreinato. Homenaje a Humberto Maldonado,
UNAM, 1995, pp. 320 y ss; Millares Ostos, op. cit., p. XV: «En 1560 estuvo nuestro autor fuera de la ciudad
de México, viajando a Zacatecas en compañia de Álvaro Gutiérrez como delegado del deán y cabildo de
Guadalajara, para examinar y recoger los libros prohibidos. Existe evidencia documental sobre este viaje
debido al hecho fortuito de haber sido acompañados por un pícaro, el paje Luisico, quien se apropió de
algunos de los libros que se encontraban empacados para ser enviados a la Inquisición de México»; y Zelia
Nutall, en en Francisco Cervantes de Salazar, «Biographical Notes» Société des Americanistes de Paris, p. 67.
“The records of the trials of the culprits are preserved in volume 72 of the inquisition papers preserved at the
National Archives in the City of Mexico”.
409
y verificar si eran aptos para su lectura. El humanista fue el encargado de acuñar los libros
con las palabras: «Prohibido» y «Suspéndase».
Después de recoger los no aptos para su circulación, quedaron a disposición de la
vicaría de Zacatecas, apilados en tres petacas a la espera de ser enviados a la ciudad de
México. A partir de aquí, de las pesquisas inquisitoriales se advierten dos episodios
curiosos por el contraste entre la seriedad del proceso inquisitorial y la ingenuidad de los
ladrones de libros prohibidos.
Por un lado, uno de los pajes que acompañó a Cervantes de Salazar, Luisico, vendió
con algo de picaresca uno de esos libros, una Doctrina cristiana, a unos indios trompeteros.
Los personajes indígenas, entrevistados en la investigación, de nombres Pedro Elías y
Francisco Ramírez, no tenían ni mucho menos interés ideológico alguno en el libro
prohibido, sino que lo llevaron al librero Gil de Mesa para recuperar la trompeta que
habían empeñado por dos cuartillas de vino blanco. El proceso acaba con la entrevista al
librero Gil de Mesa, quien aclara que se enteró por un vecino, Pedro López, de que el libro
estaba prohibido y que había circulado entre algunos de sus vecinos.
Paralelamente a este episodio, Antón, sacristán indígena de la vicaría de Zacatecas, se
había metido en un buen lío al tratar de esconder lo que su hermano Martín y su amigo
Jerónimo, que dormían en secreto en la iglesia del pueblo, habían acometido en días
anteriores, durante el silencio y la oscuridad de la noche. Faltaban algunos libros y las
pesquisas solo determinaron el encubrimiento de unos a otros, pero nada se sabe de donde
están los libros.
Una década después de este episodio, cuando la primera parte de la Crónica viajó para
España en busca de una prebenda que nunca llegaría, después del doctorado en teología y
de la canonjía en el cabildo catedralicio, parece que el humanista tenía esperanzas de
alcanzar una mitra. La actividad en la corte por parte de sus deudos, Catalina de Sotomayor,
Francisco de Valmesada y López de Velasco, sobre todo, fue intensa y poco fructífera a
este respecto. Ante las diferentes negativas, los retrasos y los juegos de poder, sus familiares
consiguieron un nombramiento como consultor en el sistema jurídico del Santo Oficio que
se instauró en Nueva España al inicio de la década de 1570.
La carta-decreto, fechada el 21 de junio de 1571, llegó a Moya de Contreras, primer
inquisidor general en Nueva España, el 1 de diciembre del mismo año. Decía así:
Reverendos señores:
Por orden del Consejo se ha hecho información de la genealogía del doctor
Cervantes Salazar, prebendado en la Santa Iglesia de esa ciudad de México, y
habiéndose aquí visto, parece que por ella se prueba suficientemente su limpieza;
atento a esto, y por la buena relación que tenemos de su persona, ha parecido que
410
concurrieron en ella las demás cualidades que se requieren, le admitáis por
consultor de este Santo Oficio, según y por la forma y orden que se acostumbra
en las Inquisiciones de estos reinos. Hacerse ha así, y guarde Dios a vuestras
reverendas personas. De Madrid, XXI de junio de 1571 756.
En México, catorce días del mes de agosto de mill y quinientos y setenta y dos
años, el señor inquisidor doctor Moya de Contreras, estando en su audiencia de la
mañana, mandó parecer ante sí al doctor Cervantes de Salazar, y siendo presente,
recibió de él juramento en forma debida de derecho, so cargo del cual prometió la
fidelidad y secreto acostumbrados, y con tanto fue admitido y recibido por
consultor de este Santo Oficio, conforme a la carta y mandamiento de esta otra
parte de los señores del Consejo de su Magestad de la general Inquisición 757.
El mismo año fue nombrado también consultor del Santo Oficio de Tlaxcala, en el
obispado de Puebla, en la ciudad de México
En la ciudad de los Angeles de esta Nueva España, en veinte e un días del mes
de octubre de mill e quinientos, e sesenta e dos años, estando en su Cabildo e
Ayuntamiento el Ilmo. Revmo. Seor Deán e Cabildo de este Obispado de
Tlaxcala... (...) nombraban e nombraron e daban e dieron poder cumplido, cual de
derecho en tal caso se requiere, al Dr. Cervantes de Salazar, Canónigo de la
Catedral del Arzobispado de México, para que asista en nombre deste dicho
Obispado, Deán y Cabildo dél, como Ordinario a los negocios del Santo Oficio
de la Inquisición en la ciudad de México 758
756 Millares Carlo, Apéndice I, n.19, pp. 135-136 Publicada en Fernández del Castillo, op. cit., pp. 543-544, y
por Nutall, «Biographical notes», art. cit., pp. 296-297.
757 Idem.
758 Transcribo de Fernández del Castillo, op. cit., p. 552.
759 Solange Alberro, Inquisición y sociedad en México 1571-1700, México, FCE, 1988.
411
den su opinión en distintas etapas del proceso y especialmente cuando se trata de dictar la
sentencia final»760.
Por su parte, Clara Inés Ramírez, en un artículo comparativo entre universitarios e
inquisidores761, arroja algunos argumentos clarificadores sobre la criba del humanismo y la
situación de Cervantes durante los últimos años de su vida. Según la investigadora
mexicana, «el noventa por ciento de los consultores de la inquisición en el siglo XVI fueron
universitarios» 762, pese a que prácticamente todos formaban parte también del consejo de
oidores de la Real Audiencia, es decir, eran burócratas o doctores en leyes.
Durante los veinte primeros años de la institución, Cervantes de Salazar fue el único
canónigo que formó parte del consejo de consultores del Santo Oficio de la ciudad de
México, coincidiendo también con el último canónigo que ocupó las funciones de rector de
la Universidad en 1572.
Quizá sus nombramientos llegasen más por la larga carrera y las reticencias a otras
prebendas que porque cumpliera el perfil adecuado para el cargo de consultor –
recordaremos luego la opinión que tenía de él Moya de Contreras, inquisidor general-, pero
es significativo en este sentido, como apunta Clara Inés Ramírez, «que en el momento en
que los canónigos salen de la rectoría universitaria, salgan también como consultores
inquisitoriales. Acaso, tanto en la Universidad como en la Inquisición y tal vez en otras
instituciones, la Audiencia asentó su poder entre 1570 y 1600» 763.
Parece que Cervantes, por tanto, nadaba más bien sólo durante sus últimos años, entre
burócratas y contrarreformistas, como antes lo había hecho entre las órdenes y el cabildo,
en una sociedad en la que comenzaba a radicalizarse el control ideológico y la sombra de la
Inquisición convirtió las calles de la ciudad luminosa de su juventud en un lugar en el q ue
cada día alguien pasaba por los inapelables decretos del Santo Oficio. El 21 de octubre de
1573, segun el Libro de votos de la Inquisicion, asistió por primera vez a una sesión del tribunal,
«contra Pierres Anfroy, pirata francés acusado de herejía» 764, observando durante el último
año de su vida 765, desde su asiento inquisitorial, cómo la sociedad cambiaba ante unas
412
manos que habían tratado de instaurar los métodos pedagógicos de Juan Luis Vives y que
al cabo de su vida terminaron por firmar sentencias del Santo Oficio.
El humanista, que como sabemos, arribó lego a la Nueva España, abrazó el estado
eclesiástico al poco de comenzar su actividad universitaria. Su proyección como alumno de
teología le valió para alcanzar una canonjía, prebenda que llegó el 5 de marzo de 1563,
después de haber optado ya algunos meses antes a una chantría de la iglesia catedral, que
acabaría en manos de del doctor Barbosa 766. Millares Carlo recoge la real provisión, que ya
había transcrito antes García Icazbalceta:
El hallazgo de Millares Carlo de unos legajos en los que se encontraban, entre otras
cosas, los dos testamentos de Cervantes y las cartas que estuvo recibiendo desde España
durante estos últimos años de su vida muestran una intensa actividad cortesana por parte
de sus familiares en España, a quienes intentaba enviar dinero y fortuna, mientras estos
trataban de gestionar en su nombre nombramientos y prebendas que nunca llegaron, con la
aspiración a una mitra en el fondo de las peticiones.
En 1570 consiguieron que se aprobara el nombramiento de Cervantes como
maestrescuela, ya que el titular, Sánchez de Muñón, había sido nombrado Deán de la
catedral de Lima, según informa Catalina de Sotomayor en Julio. En agosto, Francisco
Valmaseda informa que Sánchez de Muñón no desea abandonar su cargo de maestrescuela
agosto. 1575: Cervantes asistió como consultor del Santo Oficio en las reuniones de vista de procesos
celebradas los días 4, 9, 11, 14, 16, 18, 22, 23 y 25 de febrero y 1, 2, y 11 de marzo.
766 Conocemos la información gracias al testimonio de Sancho Sánchez de Muñón. Véase Millares Carlo, op.
cit., p. 30.
767 Idem.
413
y que pronto volvería a México, por lo que el humanista se quedó de nuevo ante las puertas
del cargo, esta vez con nombramiento y suspensión del mismo incluido.
Las dificultades para los nombramientos, ante la situación desfavorable de Cervantes
entre los grupos de poder novohispanos, se hacen evidentes en el testimonio de sus
familiares. Sus aspiraciones a la chantría o al deanato, quedaban reducidas, «por tenerlas el
monarca reservadas para los inquisidores»768.
Además, existe otro testimonio demoledor sobre la situación profesional del humanista
en el virreinato, que más tarde será refrendado por Moya de Contreras. Francisco
Valmaseda afirma en carta del 20 de mayo de 1575, meses antes de morir Cervantes:
«aunque e sauido por muy cierto que el daño le a uenido a Vm. Desa ciudad: e de quién, no
lo sé»769.
Ante estas evidencias, queda patente que existe un punto de inflexión en la carrera del
humanista a partir de 1566 con el abrupto viaje de la Crónica a España en la expedición del
visitador Valderrama. Los motivos son varios y responden por un lado, a una criba del
humanismo español como factor histórico a partir del reinado de Felipe II, cuando el perfil
de humanista tal y como venimos describiéndolo en el presente trabajo comienza su declive
definitivo, y por otro con una serie de asuntos personales tras los que a Cervantes le pasa
factura su formación y sus relaciones en el capital del virreinato.
Entre los diversos aspectos personales e históricos que le afectaron, destacan el mal
inicio que tuvo en el cabildo catedralicio, por ejemplo, cuando en una de sus primeras
declaraciones tuvo que declarar en la “Información” que Alonso de Montúfar, arzobispo
de México, había abierto públicamente contra el deán Alonso Chico de Molina, uno de los
mayores amigos de Cervantes entre el clero novohispano. El 22 de abril de 1563 el
humanista, «al preguntársele si había escuchado proferir al deán Chico de Molina palabras
de enemistad hacia el arzobispo, se limitó a decir que era pública y notoria la enemistad del
déan con el arzobispo» 770.
El mal ambiente en el cabildo de la catedral después de este proceso era evidente, y
Cervantes tuvo que lidiar además con una difícil auditoría sobre las cuentas que había
dejado Pedro Cuadrado, en la que tampoco parece haber hecho muchos amigos, según
cuenta Zelia Nuttall 771.
Durante estos años, además, se produjo la conspiración de Martín Cortés, hecho que
pudo condicionar también la visión sobre el humanista toledano. Como ya hemos
768 Millares Carlo, Cartas recibidas desde España..., op. cit., p. 123.
769 Ibidem, p. 129.
770 Millares Ostos, op. cit. p. XV.
771 Zelia Nutall, «Francisco Cervantes de Salazar. Biographical notes», en Journal de la Societé des Américanistes de
Paris (Paris) nouvelle série XIII(1921), 59-90.
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comprobado, la afinidad de Cervantes con el grupo de Martín Cortés era evidente. Tras los
hechos, tanto el hijo del conquistador como el déan Chico de Molina fueron enviados a
España para ser juzgados, dejando al humanista sin dos de sus amistades más importantes
en la ciudad. Nada se sabe de su posible participación, más que el homenaje a Alonso de
Ávila a lo largo de toda su Crónica, tío de los hermanos Ávila ahorcados en la plaza Mayor
en 1566, y los nombramientos posteriores parecen eximirlo de cualquier responsabilidad al
respecto.
Lo cierto es que las pugnas y pleitos de los últimos años de su vida afectaron a su
imagen también en el virreinato, donde el nuevo Inquisidor General, el arzobispo Pedro de
Moya de Contreras, dejó un testimonio que ha marcado las interpretaciones posteriores
sobre Cervantes en un informe que envió al monarca sobre el clero de su diócesis y que
García Icazbalceta, y creo que también estas páginas, trató de matizar notablemente:
En sus últimos años, entre 1572 y 1575, dejó dos testamentos, repartió sus pocos
bienes entre sus familiares y algunos conventos, saldando las pocas deudas que había
acumulado, sin resolver la disputa económica que tuvo con su primo Alonso de Villaseca
en sus primeros años en la ciudad de México.
Murió rodeado de pocos amigos y dos esclavos con trajes nuevos, un día de noviembre
de 1575. «No sé de dónde diablos se juntó tanta ciencia en un codo de cuerpo», decía de
Cervantes el obispo de Michoacán. El espacio donde reposan sus restos debe ser pequeño
y estrecho, sobre la amplitud de su legado intelectual intentaban dar cuenta estas páginas.
Parece que se erigió un pequeño túmulo y se pagaron algunas misas en su honor, según
se desprende de las palabras de su albacea. El contraste de la muerte de quién había sido el
ideólogo de las exequias más espectaculares del siglo XVI, con un túmulo monumental de
tres plantas, y cronista de una de las aventuras más extraordinarias de la historia de la
humanidad, capitaneada por Hernán Cortés, muestra también el destino del humanismo y
del trabajo de los humanistas, olvidados a la sombra de los grandes sucesos y protagonistas
de las historias que transmitieron a la modernidad con su trabajo de estudio.
Francisco Cervantes de Salazar, enfermo y viejo, entre su rutina eclesiástica y
manuscritos inconclusos que se llevaría para siempre el tiempo, («deseo tener cosas –
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escribía por aquellos años-, que no me ocupen tanto como la campanilla, para acabar, antes
que me acabe, la Historia y otras cosas que tengo para imprimir»), moría en la soledad de
un espacio que había defendido durante veinticinco años entre franciscanos y jesuitas, entre
oidores y eclesiásticos, entre erasmistas y contrarreformistas, a principios de noviembre de
1575. La misma soledad de su retrato en la biblioteca de la ciudad de México con su pluma
manchada de tinta recorriendo renglones: la soledad del humanista.
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APÉNDICE DOCUMENTAL
1. México en 1554.
Comentarios latinos de Cervantes de Salazar, alternados con los de Pedro Mota, a la
Lingua Latinae Exercitatio de Vives. Publicados por Juan Pablos en México en 1554. Inéditos
y sin traducción española hasta la fecha.
1. Et bene uetus. Ideft fatis uetus, aperiam fenestras hasce ambas lignea[n]. Ne qui Flandrie morem
ignorauerit, ambas fenestras duas esse puret, sciat: propter frigus, quos maximum est, in ea regione,
vitreis&ligneis januis, eandem fenestram claudi solere; ut die apertis ligneis, vitreé qué clausé
mane[n]t, frigus propellant a cubi culo, lucem q3 ad mitta[n]t. Sonat Hispane abrire los dos Pares
de encaxes: el de madera y el de vidro. Ig genus sunt alij multi loci, quos exponendos censui,
intelligens nimirum, nisi ab eo, qui apud Flandros uerfatus fuerit, percipi non posse. Quare hunc in
fe animum, studiosi boni consulant.recen.fubu-camisa limpia.tora el iu bon.film. an dip.el senzillo o
el estofado-nam diploos.u.inter[p]tatur duplex.vnde diplois.dis.por cosa doblada o aforrada, minus
graue este mas suelto o mas ligero.
2. Schola ip.vo.lu. schola interpretatur vacatio, & eadem vocatur ludus, fed literarius, quod in eo cum
singulari animi voluptate, quasi luden tes, litteris indulgeamus: & alludit ad ludum.
Sophis.argumentos falsos: nam c{o}m{e}t{u} & oratio ita composita, ut vera esse videatur, quum
falsa sit: sophisma dicitur,ligm astri, cor, cintas.
3. De atacar de cuero, femo, muslos de calças.tibia , medias calças. femini, calças atacadas. Constri.me,
atacame,perri,os obs, obleruare, hic proprie significat, quod Hspane diciumus assechar-in quam
sententiam it a Plau. Obseruabo quam rem agat. Exarma. & la.cintas o agujetas, fin cabos y
quebradas.
4. Vtros.l[o].obstra.an be,quales los çapatos enteros o los medios. Hyeme nam q3 tectis, hoc est l[o]go
obstragulo, propter lutum, apertis vero q sunt breui obstragulo, aestate Flandr[e]ses homines vti
sol[e]t est q3 obstragul[u]. la capellada del çapato. Cingu.&fib. La correa esta quebrada,y la hevilla
perdida. Indue. Calça me. Qué explica tio ex adi[u]ctis manifesa [e] n[a] fuerunt qui, ver terent
visteme. An deglu. Ens vt cir. Circulatores, quos proprius Hispane vocamus jugadoes de passa
passa, quam charlatanes, in foro ver santes, manuum celeritate, qué non agunt, agere videntur: at q3
ita en fem dices deglutire, c[u]é non agunt, agere videntur: at q3 ita en fem dices deglutire, c[u] ni hil
minus faci[a]t. Nud.qua.quatro dias, a-o cinco. Nodo.la.g. con dos lazadas. Vel.g.astr.vel,as.&la.o
con dos n[u]dos o con [n]udo y lazada. Tuni.mani.ropilla con mangas o sayo.Cin.tex texillo o
colonia.Acicu, el herezuelo o clavillo dela hevilla.
5. ex fi. Desatar la hevilla. Puni.ex lino.cinto de lana o de hilo morado. Rad.rar.tum.den primero c[o]
los dientes gordos y luego con los delgados o espessos. Apta.pile,ver.p[o] derecha la gorra, que ni
este sobre los ojis, ni cayda al colodrillo,polu, agua manil, vrce la fente o plato de agua manos.sti,ex
epis.destila oecha delgada el agua por el pico y no derrames.Nodi.digi. los artejos delos dedos, que
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es d[o]de mas se arruga el cuero sic appellatis[u]t, quod nodoum form[a] imitentur. Glan,las agallas
del garguero. Sigilatum ad. O dios y cada cosa te an de dezir.
Comentarios de Cervantes:
1. Germa, hermanitos: diminutiuum est & amoris plenum quid va.i. ut vales vel quomodo vales.
Propri.hoc,siempre sea assi. Ad bre hazia la mollera. Respim nam exa.buelto e en mi que turbado
me auias. Cauda adul. Halaga con la cola. Erig.fe in ped.pose.anda de pies o levantase en los pies
traseos o haze pino, Hispani quadrupedis pedes anteriores, manos vocant, posteriores vero, pies
veros q3 latni pedes.sed ad hibito adiectiuo disting [u]t. Panis buc, daca vn bocado o dos de pan.
Muli,cra, azemilero tosco o gordo.
2. Primo quo q3 tem.i.statim & consfestim ludus.lite. el estduio o escuela.frus,panis,buti, ili. Una
revanada de pan, untada con manteca de vcas. Ficos aridas. Higos passados. Vue. pai .insol, passas
de sol i ad folem exicaté. Visco.pegajosas a visco por la liga infici.ensuzi[a]. Prun.au. & obo.ciruelas
mollares las quales son amarills de color de melon y un poco ahusadas infer, brachi, cist, metele la
cestilla por el braço.
Comentarios de Cervantes:
1. Sig.perfinate, duc nos antitheton eft ordina bis´cbita seriem nam videtursubimplicata Iefu
Chr.sapien.i.q sapientissimus es.duc nos.i. diri ge nos,.q demetes sumus. & q potentissimus es duc
nos, quiimbecilles sumus. prop. pariente cercano en linaje. Gym. Estudio o colegio ne´q3erud.asp. y
no poco docto o de poca sciécia. Scho. sre . & domi.numer.gre.cont, habere ingymnasio complures
auditores. nam frequentissima dicitur schola, quam multi frequentant, & habere numerosum gregem
contubernalium, es tener mucho pupilos.
Ellum impo. gym. de amb, catale alli do esta paseándose en el zaguan de las escuelas o portal que lo
baixo de los corredores. Quasi oficina hom. officina est la tienda donde algo se obra. Methaphorice
hoc loco sumitur por el estudio como fraguá y hazen los hombres. For, formare, unde formatoriú
es dar figura y forma a algúa cosa, unde per Tiopum dicimus formare ihuétutem, i. isntruere &
docere iuuenes ,Adf, chr, iesu chiristo sea có vos, Ape. cap. aperire caput; est, quitarse la gorra
haziendo acatamiento. Alexander ab Alexandro, aperire, ac devia, decedere folitos fuisse antiquos
(ait) cúmaioribus honorem exhibebant, f. existimantes, veluti nostra omnia patefacia mus, nam in
capite ut in arce, sedes anime ese creditur, que pars, longe santicssima est homini, quod inde
originem sensus,& nervi sumnat:re velari dignioribus oporrere q mos ad nos ema nauit, ut
adomnem occursum, caput aperiam & prestantioribus asurgamus. flect. prop. dex, haz la reverencia
có el pie derecho.etiam fi poples es la rodilla sunté3 poplites, sub genibus, quasetiá flectit Elephas.
Sta iárect. Endereçate agora o levanta te. Ecqu rei que ay por a ca, o que es lo que mandays:
comp.op. compensare sive recompensare operá, est recompésar o pagar el trabajo.
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Diálogo 4: Euntes ad Ludum literariúm.
Comentarios de Cervantes:
1. Non, fa, te via no se bien el camino o por do tégo de yr. Que via tene ´q calle sea de tomar. In prox.
scho. cerca del escuela dices idem, prope scholam, pxime scholá, ivxta scholá, ad scholá non procul
a schola, venis ama. vienes de tu casa o embia te tu madre. Ad div3 Anne, fub audi templum. Heri
fue encae. ayer fue la fiesta de la avocacion de santa Anna de hoc latius Motta, Muli casea. muger.
´q haxe ´qso. Lac coagulitúm. quajada. Lac uero pressum est ´qso fresco o requesones. vtser. domi.
para guardar la casa. Quasi, canastillo. Quin i cur tu non do mi es, quando relictus es, vt serves.
2. Ludere. Tal, jugar alos dados, tali eburnei sút ex omnilatere quadrate figure, numero
sex.sextus´q3sex, quintus quin´q3, &in hunc modum reliqui, punctis nigris, quo fint magis per spi
cui, in eodem angulo, distinguntur, adeo vt si tertio ternarium, quarto quaternarium, numerum
essingas, ex ommbus viginiti & vnum puncta cósicies, que qui talos iacens, patefe rit omnia, ludum
vincit. erit tamen audersario inferior, qui pauciora ostenderit. luditur etiá nonunquam vno,
nonunquá doubus sed sre quentius sex, cuiludo indulssisse antiquos, testimonio est, Plaut qin
Afinaria, talos inquit, ne cuíq3 homini admoveat, nisi tibi, hinc´q3 talum reponere, proverbio
dicebantur , qui quod parum ex sententia verenat, curis (vt aivnt) posterioribus corrigebant. post
latrunculotúludú què (vt autor est Alexander) ad comprimendas ociosi exercitus seditiones
Palamendes invenit: tali fuere. Deser. ali apud . Pre. acusar o malsinar a otro delante del maestro,
hinc dela rio.onis. por la acussatió & delator. por el mal sin lege vero Papia ( id vt interim quod
cognitu dignúé reserá) ne ipune sacinorosi dlin´qré quod a nemine accufarétur, delatorib9 suerút
premia preposita, cúq3 dimidium illate mulcte Premium suisset, Nero princeps, illorum licentiá
repirmés. premia adquartas revocavit , vn de quadruplatores dicti sunt. Diab, diabolos Grece sonat,
calumniator, a diabalo, verbo Greco quod est calumnior, cum preopositione, nó in eleganter dices .i.
evadet in virú scelerosú, saldrá mal hóbre. Elap. est nob, escaposenos de entre las manos o fuesse
nos. Reuo tornemosle a llamar. Abe, in ma, rem vaya nora mala o conel diablo. Eregione. En frente.
Fili na.ma el hijo mayor. Tran pla. Hác. vil. ra , Hispane pasad esta plaça d villa rasa, que Valétie é
quod nome platee impositú é, quo facilius que rentibus sit oburam. Angi. callejon sin salida o
adarve.
3. Pect.linum rastilla el lino. Quid ma. Philo ´q diablo d philopono est & hec vsitatissima Hispanis
loquédi phrasis,cú de quoquam, quem minime norint, sermo habetur. Resu, cal, remienda çapatos
lux. cau vir cercadla taberna o bodegó verde hoc est taberna, que impedéti ta bella depictá habet
viridem taberná Cauponis enim, vt diversorijs, id genus sunt nomina, imposita vt inter se
distinguantur, & inqueritibus sint manisesta. alit equ. me, ´q tiene cavallos de alquiler, o alqla
cavallos. proc. alto d cuerpo. Lusc. vel luc. qui greçe nyctalops el que vee poco o es corto d vista,
ecósp. edi i, eregione, frótero delas casas en las que mora vamos inred. ala buelta pasa por la
carniceria. acet, ensalada, sisce. la esportilla, sorú oli. la plaça do se vende la ortaliza o verdura dictú
ab olus eris. hacibit, bre por aqireys mas cerca o atajareys, pist pastelero o panadero.
4. Num sen in sing. numus hic, pinsimo numis, mate accipitur, s.p maravedi est´q3 nomen
specialealiquando tamen idé quod sextertium, valens, est quo´q3 valoris diversi, cum argenteum
autaureum numun dicimus, vt alias latius indicabim9, sonat ergo la libra a seys maravedís olusc.
muger que véde ortaliza o bercera.thyr troncho de lechuga, min. proprie quod Hispane dicim9
sirvio, disp.vie. rodeo de la calle cui contrarium est compendium vie, quod est elatajo, congl, glome,
deductum significat coadunare quod est amontonarseu devanar.glo. est involvere, & supaddere,
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idem quos aspar.exec quasi dicat desconsagrar o prophanar lo sagrado.átiqui execiare pro execrari
dixerút quod est abominar o maldezir.
5. Cens.medidic. geometria mirisice servat hoc loco decorúm, femine parum prudenter loquentis,
est´q3 geometra terre dimesór, & Geometria vna ex septé artibus, d terre dimensione agés.
edisce.declarar.dare aliq.corol, dar algo de mas dl pelo o medida al ´q va acóprar Hispane añadidura,
deductú nomé acolloris quod hiscúplacebat actores in scena donari, mos erat. Corollaria dicuntur &
ipse corone. Sueto.inAugusti vita, sic ita´q3 corolloria & premia, alienis quo´q3 muneribus acludis &
crebra & grandia d suo sserebat, amita tia hermana de padre.has sor, sent. dar te vn bofeton sonad
at litera rus carrillos sentirá estas suziedades. i. geme manibus pcusae sentient sordes.
Sum.exe.provaro ogustar la cola, o catar, an 9.ven. vieja.hechizera.
Diálogo 5. Lectio.
Comentarios de Cervantes:
1. CAP. Tab.toma la cartilla tabellam dixit, qd prima illa eleméta, que ante lectiomen, pueri solent
ediscere, papyro exarata:ne propter tenuitatem carte dilacerentur:de more est apud Frádos, vt tabelle
assigátur quapropter tabellam dixit abecedariá.i.inqua alphabeticum inscriptum sit, sonat, toma la
cartilla. Rad.el puntero o paja con que apuntan.sing. elem. cada letra caracteres enim litere seu note
appellate sunt, propterea eleménta, quod sint prícipia o´ronis, na ex literis syllabe, ex syllabis
dictiones, ex dictionib9 órones cósiciútur, vt ex primis eleméntis cóstát omnia. Axil. el
sobacodicitur´q3 ab ala, que grece Maschale. quo gest.or. con que meneo de labrios, pronúntiato
ení, que sicuti Demosteni placuit, primas ino´rone obtinet, voce, vultu, & gestu, vt sút autores
Cicero & Quintilianus:cóstat. gestus´q3 ibi esmot9 corporis & oris, & quo non min9, qua vocea
mini sensa expriminius. vide.vteo pro.mira ´q lo digas assi, o no mas ni menos ´qndo te pidiere
liction. sis mec.esta conmigo.voc.ips.nó adde & dictio vt.i. presequar ab.eo.is.cons.idest simul cú
vocalibus sonantes.pres. señalar, o dar atarea, para que otro deprenda prescribere ítem significat
dedicare, legem ponere, antescribere, precipere, preponere, predicare, quo rum imniú exempla
multa sunt in autoribus. Di oper.dia de labor.troch.trópo, o peonça.quo ludere honestissimú é,iux
illud Catonis. trocho lude aleas fuge.arótado, dicitur, &scutica,vt inquit.sch.quasi ocium
scholi.is.grece sonat ocium, qua ppter dicta schola est, quasi verum ocium & animi quies , quod
tumc vere ocietur, & reficiatur, cum studijs ndulget, in iun. Propiere encargar, sum, mur, baxo o
entre nosotros. Au.tio hermano de madre .aut.nes.ci.Pli.id propterea dicit,quod Plini duo fuerunt,
Senior alter, alter Iunior, ille naturalem historiam cóscripsit, hic qui illius ex sorore ne pos suit
epistolarú librum composuit, edisc.su.for.deprender susliciones.gar.jur.charlar. & est propia vox
auium & methaphorice sumitur pro inepta locutione .iur.iurgari est, voce contenderé, hic porfiar o
reñir vnos con otros.
Comentarios de Cervantes:
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madre.luda.jugemos alfileres a pares y nones pro. Pri,lu.por la mano.astrig agujetas.si vin.si pierdes
tali.papirotes que est ist.hu.abi. por´q estais assiechados enel suelo.paui.el suelo dela
casa.apaumiento.as.por echar o hazer suelo, pavimetú latericiú el suelo de ladrillos,pavimentum
signinum. El suelo de arga massa,significat tándem paviméntum id qui cong rue
additur.spon.loque se pone al juego.aci.in sing. Pun.vn alfiler a cada puncto.pedum cera.palillos de
çerezas.sor.cre.aventurar.vinc.spon.ganar el apuesta o lo ´q se pone en el juego remirro tibi hanc
manum.dexo teque buelvas a jugar. quis vnq.lud.fer.variat ludendi significationem vt cocinius
loquatur.ceu.mas hazeme del cielo cabolla.
2. Cavi.trampea quáto quisieres.iam propre,ya d veras, aut quod pueri dicunt, cum serio,&,p premio
ludunt, ita vt non liceat ludú repetere. por moros y christianos.vic.es perdido.as,
inhunciac.oia.aesta mano todo. Non rec.quiero lo osea assi. Lu,hu.iá te, ya estoy harto deste
juego.lud.cal.dis jugar al alquer´q,qui lud9, duodenis cóstat calculis, albis & nigris, aqb9 preliú
committitur in tabula in hunc modum delineata, certatur`q3 albi, si id conse´qntur,aut contra nigri.
Vrb.casas, sunt enim sedel calculorum,quorum singuli, in singulis consistunt locis, velut in vrbibus,
ex quib9 egressi, aut contra obsisunt,everteréq3 contrarios conantur aut si id minus possunt, vnde
exiérat,redeunt.quod etiam aduersarij faciunt. Nul. vb. varia fortuna é & rerum ómnium vicissitudo,
est, c3 versus apte in loco aductus. Indicat felicidextra.i.semper pospere.sol.naypes. Aba.el
parador.in ce.questa por cenar o se queda sin cenar. Sub.ho.ves. haziala tarde. Pro.est.vt subcar.ya
casi acabamos de comer,solet enim prádium, apud Flandros Presertim: sublatis carnibus pomis &
caseo claudi.
Comentarios de Cervantes:
1. Lau.i.opipare. pasayslo aqui bien?Quid istu.´q palabra es esa. A nlava.scite alludit,ad variam
significationem dictionis huius laute, nam etiá si hoc loco significant splendid & opipare, aliquando
significant eleganter & minime sordide & descendit a nomine lautus.a um.quod quáris, idem, quod
magnificus.a um. Seu splendidus , a um.significet, etiam accipitur prolotus.a um.quod.as,descendit.
Teren. te ne a Symbolo venire vctum,at´q3 lautú,ebalneis. ex an ves.sen a vuestro plazer o a vuestro
gusto. Fame, muertos de hambre. Reg.quem. Cyrum maiorem inuit,quietiá (vt autor est Xenophon)
cum apud auum Astyagem cenaret,aponíc3sibi multa & exqsita sercula vidisset, rametsi puer erat,
quo nomine, delectari ipsumcibis, nonmirum videri debuisset, auo dixit obsonia ese pluta,quam
natura pateretur.hunc (idem Xenophon)vf´c3 adeo onmi virtute ornatum predicat, vt ab eo deo
optima republica scribendi, argumentum sumpserit. Accub accúbere, sentarse a comer dictú
id an tiqt9 idcirco, quod iacétes, & cubito innixiprisci homines Prandebant,quem moren hodie
retinent Sarraceni, aecubabant illi tamé in toris,quod accumbere,siue acubare & discúbere
dicebatur.que verba hodie vfq3 vfurpamus quamuis sedeamus ad menfam, noncubemus.
2. Ess.i comedere ab edo.is.sexq hora y media. Silla.idem quod ientaculum .el almuerzo. Páuto. Celsus
ait ese panem cui nihil sursuris ademptum sit, Cicero cibarium vocat, &Galenus de alimentis
.i.totum ipsum triticum nulla sui parte adempta in panisicium cedit,Hispane.pan degéte o pan
moreno. Qua.an,sup.tempus conforme alas que ayal tiempo. Ollus.coctiuum.verdura cozida.pult.
Puchas en escudillas,aliquid pulmentari pastel enbote.ná pulmentarium dicitur, quod inter cibos
sumitur, in similitudine pultis factum, quare qa carnium addidit, est quod dicimus pastel enbote
quod ex carne minutissime concisa comiure siat.rape nabos.bras.berças o r repollos. amyd, almidon.
Simi sémola.oriz.arroz.dipis.dia de pescado.lac ser.suero.oleche deado se haze la manteca.gab
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.escudillas hódas.tur.pa.sopas.a manera de bocadillos.pis.rec.pescado fresco.sor.pisla pescadería.ola
plaça do se vende el pescado.sal.pro.ma quod sale conditur vt pisces & cetera id gen9,quod´c3 ita
falsum edendum est probe macetarue, salé vt excutiat. Terét .in Adelp.salsaméta hec Stephanio sac
macerentur pulcre. Pis, leguminis genus, & vt a léte Létuli, ita apisis, Pisones no bailes Romani
quídam dicti sum.quod optime pisa sererét, aruejas Hispane.lét.lentejas.lup.atramuzes legumbre
cozida.
3. Auem.quáto desseamos, obs.de vianda lo que basta. Frig.&liq. Agua fria y clara. sub intelligit aquam
nam solet cú frígida dicitur, aqua intelligi, quod hoc elementum natura sua humidum & frigidum
sir.Cer.ten.cerveza no rezia.est enim cervisia , potus qui ex ordeo a´q & herba quadá cósicitur.aque
´q3 & vini loco bobotur, & pconsicientis arbitrio, aut lenis, aut vehemens sit. Ant.ce.seu. mer
merienda o comida antes dla cena. Amyg.seu ave.alméndras o avellanas. Pyr.peras, mallorú,
máçanas.ani.gra por pasatiempo. Lac.coa.quajada.liqdú por quajar. Cas.rec.queso fresco. Cre.la leche
que te faça del grano mojado. Lup.lix.mac altramuzes adobados co lexía. Páp.pápano. Villa,sug.y
tras cosas que da la granja o alcaria in nova Hispania, la estancia. Ce.cap.i.principium.
Ace.cóci.ensalada quando se comen lechugas enteras con vinagre y azeyte. Guet.alcuza.
Oleo.nucu.aut.rapar.azeyte de nuezes o nabos in Gallia, quod olivarú maxima penuria est, ex
nucibus & rapis cósicitur oleú cibis condiédis & illuminandis domibusnó porsus incótiens. Paro,la,
plato grande. & est dictio graeca. Auli.veru.aulicoctia autore Festo elixa quien in vasis coquebátur,
veruex vnde veruecinus, sunt carnes cozidas de carnero castrado. Iussul.con su caldo y có ciruelas
passas. Radi.rayzillas como son ripóeces chicoria, & aliaid genus radicé t´n simpliciter.medici
raphanú vocat. Quae sin,pro in.q se pueden majar.tuc.cibus est iussulétus, códit9 ´q3 vel caro
minutissme cócisa & ita exila, Hispane carnero adobado, que caro concila vna cum iure decoquitur.
4. Fam.inde proverbium, optimum obsonium sames. Vit.hed.carne de ternera o cabrito.p semen, para
postre. Alib.i.qui magis.alit.de mas sustentación. Ma, per.melocotones.persica dicta quod a Persia
suerint ducta. Cyd. Mé brillos. Frix.aut.eli,huevos fritos y cozidos. In lib có in fart, hechos en
tortilla, en sarté, nálibum, est genus dulciarii cibi, ex fabre, melle, & oleo cófectum, sic dictum, quod
libandi causa sieret Hispane torta. Omph,agraz,come, comer algo fuera delas comidas
ordinarias. Convi. Syri, apud Terentium aut Athenei, Ironia est, ac si dicat, nimirum certe, tam
opipara & lauta nobis parantur convivia, quan Syri apud Terentium aut Athenei suerint, Syrú enim
in Adelphis & Heauton, Terenti9 callidum inducit seruum, sed in Adelphis actu quartoScena
prima,egregie potum exultanté, vt inde Syri conviviú lavtissimum suisse coniicipossit. Atheneus
autem cuius statim meminit Vives autor est Grecus, in dipnosophistis, quibus rebus
splendidissimum convivium sieret conscrpsit ita vt lautris esset quam quod dicitur ad
Appolliné.vétri.estomagos o buches. Post qua.re.se.comer después de aver comido quatro vezes.
Sagi.asignando dictum la caponera.
5. Ven.pet.pedida licencia.pra.eét educ. Hispanismus est, dicimus enim nos, seria mala criança quod
alis verbis latine dicimus esset in vrbanum, incidiule, aut parum civile. Inge.se,entremeterse o
combidarse. Prob. & pud.contrah afretarse.ad ce.traer o cóbidar ala comida.mát.tovaja profocali
como beca. Arch.hic proprius maestresala, vt alibi dilucidi9 innuit Vives. Hebdo,arch.maestre salas
semaneros. Lam, hic nomen est proprium, sonat Hispane bruxa pomer.tem el tiempo despues de
medio dia, quasi diceret, toda esta tarde. Amites.donosa ayuda o gentir ayuda, id ta. Hispane dicere
solemus, cum a quoquam nimus humaniter & amice habemur aut nihil parú ve orationi n´re
subsruit is, cuius testimoniovti volumus. Cognos, de ho saber la ora que es. Ant.trans,ad,di. Pe.
Anthrax nomé est proprium, acsicut scribit Hieronymus ad Damasum, gen9 est lapidis fuldigi, qué
nos Carbúcú dicim9 passa a sant Pedr. Ind.lamano del relox. Vel. Quo.cer.cor. Húclocum vt
caeteros per docte exposuit Motta, ´qre ad alios quos veluti cruces vt ingenium studiosi experirétur,
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reliquit, me convertam.sed Hispane sonat, donde nunca parezcan. Inster.men. poner los
manteles.mant.servilletas o pañizuelos. Orb.quad.platos redondos y quadrados. Patinas enim:quia
rotúdas, orbes apellat, tametsi ille nostris sút multo planiores. Quadras vero que sút instrumenta
mensaria, super que dapes scinduntur:a quadrágulari forma qua sunt ´q3 apud nos,vice, tajadores.
Dict.citirus,vol.en vnsalto. Aut quod Hispane dicitur dicho y hecho. Cif.algibe de agua llovediza, &
Hispane nomen latinum obtinet, nam dicitur quo´q3 cisterna. Cipho copas obnub.suzios, noclaros.
Refer.in cul bucluelos ala cozina. Mim.cul.moça de cozina. Tep.sub intelligitur aqua.
6. Quinadm.de eo precep porque no se lo dezis al maestro. Fam atri.el ama o la que principalmente
sirve la casa. Fac interv.hazer grandes intervalos entre servicio y servicio. Missus enim proprie, sicuti
aulicidicunt,sunt,servicios inde´q3 facere magna intervalla dicitur, el que se tarda mucho de serviun
servicio tras otro. Mus.hablar entre dientes o murmurar entresi. Et prop cor pi, ya pierde sazon la
caena o se enfria o daña. Al.pu. otro mas limpio, Conu.estqui convivio excipitur, est ´q3 convitator,
qui invitat & vmbra quem vna secum conviva ducit, combidado del combidado cuiases, de que
tierra eres. Rec.illú sup.te asiétale deláte de ti. Exp.quis.cul saque cada vno su cuhillo. Incrus, en el
suelo del pan. Sacret, men cui.bendiga la mesa cuya es la semana. Necóp.mu.no os preteys vnos a
otros pues ay arto lugar. Prod.sla.si.cul milagro es, flameco sin cuchillo,ideo dictú quod omnis sere
eta itis&viris & foeminis Flandrensibus mos est, cultelum secum gestare nullius póderis, in tot vsus
necessarium, deferri oportere merito quidem asserentibus. Vbi cudu opti donde fehaxen los muy
finos. Vel di buce, com.o conlos dedos a bocadillos desmenuzare. Ging. a las enzias. Et cand
den.petut bueno para embláquecer los dientes. Vbi seci.lati.lin. ty.donde deprendiste latin, que
methaphora desumpta est militibus, qui cum primum miliaturá adeút tyrones dicuntur,
tempus´cq3 illud quod militie impedunt, tyrocinium nuncupatur.vnde facere tyrocinium, teu ponere
rudimentum in realiqua,est quod vernácula lingua dicitur,caput operis facere, seu incipere.
7. Sub.loa.studie o depredi de Ivan. Bru elegnisi.lindo lugar est Brujas, sino que cada viene a menos,
por los grádes gastos.nud.fexsys días ha. Nó por mucho te has aprovechado. Mag.no.bue.maestro.
Dicu.age.athle.sedno.i.veluti athleta cúpodagra (qua laboravit Vives).luctatur sed quia abea vicitur,
parum athletice, hoc est minus sortier luctari dicitur est enim athletice seu pugilice valere quod
fortier & prospere. Mor.arti.gota que da enlas manos o enlos artejos, o coyunturas. Licto.a.ligo
dictum, quod liget & constringat. Quid ces porque te estas mano sobre mano, o estas parado, o
porque no comes. Atig pil.nadie se quite lagorra.Cur.n’o trac.hosp.com.por’q no regalays y hazeys
fiesta al huésped. Praeti.bebote.quod est combidote beviendo para que bevas, quem morem, veluti
magn’u mutrue benevolentie signum, ita religiose servant Germani, & Flandri, vtnisi paria cum ipsis
seceris,te inimicum arbitrentur. Ex inan. Acaba de beber tu copa pues queda vn pequeño trago.
Hipodias cale.quem vulgus in ludo literario sub monitorem, vel coadivtorem vocat, Hispane
repetidor.
8. Expe.delo secreto dla sciencia.caus es sacar la razó o saber la causa. Paracigma.i.respófú alieú
a,pposito & quod puerbio dicitur in lenticula vtguentum. Pale.ali.aut.var.vtinam.i.haberemus
aliquem iudicem, qualis suit Palemon qui in Egloga.3.a Vergilio inducitur Damete & Menalce
pastorum de música contendetium, litem dirimens, aut qualis suit Varro, grammaticorum
doctissimus, dignus propterea, qui in regramatica, iudex constituveretur prosti.dissolver o desatar
las dudas.scel.cap. vn gran mal o delito digno de muerte a capite plectantur. Cap olid.mas hidiondo
que perro muerto vice’q3 proverbii citari posset, nam caper deterrimum de fe odorem
edit.phront.escuela o general donde se lee alguna ciencia.audit. Dioba,oyetes porai, Diobol9 enim,
vn de Diobolaris, numus est ad modum exiguus.mir.illter.no dehi.maravillome como la tierra no le
traga.dehiscere enim est, terram velut hiatu, quodam se aperire.
425
9. From.gra.curtido en los preceptos, formula enim ideo preceptum dicitur, quod formare sit
precipere,docere & erudire, in r.le.&sac.trag.seumi.ve.de. poco hazes alharacas o por mejor decir de
no nada te alborotas mucho. Proverbi aliter’q3 dicitur nimium tumultuari, qui ex comedia, hoc est
ex relevis,tragediam.i. atrocem essici,cetera vide in Motta. Abs .p’esme.nu.tuesu.par.yo e dicho agora
queda q hables tu pensum a Ferminis nentibus, methaphorice traductu est. Hispane tarea & Indi
terquio nucupat.int.ce.i. inter cenad’u.parah.i. nolo preter r’e mihi respondeas. Iunssulen. hec
congla.enfrianse o yelanse las casuelas,quod ius vna cum carne habeant.foc.mens.braseruelo de
mesa sobre el qual se pone la viada para se enfrie.rapg.no este su no esta para comer este
ravano.lent. pros non ama.attul ed.hic.c’ot. no vinieron marchitas de la plaza sino que se
marchitaron en la despensa.par.ha.oss.me sub lu.file enla meguante tienen poco tuétano los huessos
idem significat prope novilunium.vel senescente & deficiente luna. Cepe autem observavit Gellius
preter naturam ceterarum rerum que nutrituntur vi rescere & congerminare decedente luna.contra
autem in arescere adolescente.
10. Ni.hic.indi.pip & zin mucha pimienta echo y mucho jengibre ni.men.petr.sali.sal.erucnast.hysso.
mucha hierva buena perexil salvia oruga mastrue hisopo, qua tussim sanari in quit Columella.inter.
servefac. ‘q queman o abrasa las etranas,bulg.hor.port.bojarra.verdolaga.red.ea.si sunt aper.adhum. si
non sunt corr. Vel c’op adcub. ‘q si rel. Echate las mangas alos ombros siestas abiertas y sino
arrugalas alos cobdos, y si se caen sobre las manos prendelas con vn alfiel o con una pua que para
qui en tu eres te sobra.dominstaer el que haze del señor in.men.inc.recuestate sobre la mesa
anale.hec.pre.rec’o.in prom.nose, despedicie estas sobras guarda las enla despensa.tol.primoi.quita
primero el salero,luego el pan y luego los platos grandes y chicos: los panyezuelos y
manteles.scap.cuchillito de tajar plumas, consi ti den calp.pen.vel.haz vn mondadientes y vna
plumilla o de vn palillo hecha la punta.esc.escarves.privsqu’a reci.antes que se den gracias
pree.ver.diga primero.el que benixo la mesa.
Diálogo 8. Garrientes.
2. Ea est col.essa es la sciéncia delas mugeres o de la rueca declinatur´q3 per quar tam.cetera vide in
Motta.horo.viat. Relox decamino o de sol.quo.ter.cep.no pude ver do te metiste hor,pens, huerto
hecho en alto y no sobre tierra firme dictus it a quod alunde pendere vide atur hortos pensiles, vnú
ex septem orbi mira culis ponit Solinus, inuit,&mul.rec.contrala voluntad de mi padre y dando
bozes que suesse de su parte, deieráte jurando pivrádo que no era su hijo. Dict.senut.die´apud Pret,
que emplazaría ala ama deláte del alcalde del crimen.
426
3. Pen,&ocre.con capaços y botas de camino.est enim penula vestis itineraria, & ocrea calceamentum
etiá intinerarium.vin.vt.me.nihre.no se me da nada delos que beven vino.est enim inter violentum &
vino sum.hoc disserentie quo dille ebriosus est, hic vero ad vinú affectus.nú.sa.bon.carm.nunca
seras bué poeta, vde proverbium, aquam bibens, nihil boni parias, eodé spectat illud Horatij,ntilla
placere diu,ne´q3 vivere carmina possut , que seribuntur aque potoribus.aure.ha.gos.tiene las orejas
atapadas con algodón.neq,aud.qa ma.aud accute iocatur, verbi significationem varians, ná male
audire, propter morbum voces no satis clare excipere, hoc loco alludit ad priorem ná subijcit statim
quam multi pessime audiut auribus patentibus, quo explicatur locus q sequitur surda esterat .prop.el
regató, interpolo.quod est renovar o adereçar.quo ilmal sit.que mal le haga Dios.má.adu.& pi
Hombre d manos agarradoras y pegajosas.surem designat per Periphrasim.ne.admit.eu.vnq.an
tua.caus ne.ad scri.si vis.no le dexes entrar di están tus caxas si quieres que no te falte algo. Est enim
capsa teca in qua servátur libri, ab ea capsula dicitur.vnde Catullus huc vna emultis capsula me
sequitur. Idem´q3 quod capsa scrinium significat.crum.a crumena &
seco.as.compositum.cortabosas, & inde cremesecium, crimen seu ipse actus secandi crumenas.
Gym.gymnasi arca Germana, sua significatióe interpretatur, princeps luctatorú, nam Gymnasium
ludus literarius dicitur & Gymnasiarca qui primus & precipuus est institutor.
4. Enix.est he.gem.pario dos de vn vientre.viasal ad leo.gal.pep.tergem.en la calle salaria ala seña del
Leon con capacete,seys días apario de vn vientre seys hijos, admonui iá apud. Flandros & Gallos,
viis cuita tum non solum indicta ese nomina vt inquiréti meli us occurrant. Sed ex domibus penderé
tabellas, in qui bus essigies depicte domun inquirectem quae sit cómonesaciant.ex imp men.porla
madició de vna pobre.stip blanca stips.is.vel.pis.is. dr pecunia quan antiqui vel in a rarium
reponebant, vel diis osserebant, vel médicis por regibant, ad sustentationem vite eius tunc valoris
erat, cuius apud nos modo.la bláca o maravedí.conui.ill.ab.scor.voci.embiola noramala, llamando la
d puta.tan:sob.suc tuviesse o pariesse tantos hijos.prop.num.i.quam dissicult & pero.veh.can.stri.con
caperuça montera y abarcas en cavallo castrado o en matalote.que tan.met.´q gran mudáça.sonat
enim methamorphosis idem quo transmutatio.
5. Ex mi.trans. ad Dia.de estudiante sea hecho caçador:nam Minerva sapiente Diana vero venationis
dea suit.merc.sac.aux.re.tratádo enrriquecio o augmento la hazienda.prob.no.tax.mit comp.sabe muy
bien hincar el dado que es que pinte como quiere. Tric.per incrementum hominem bibacissimú
depingit, modo Tricognium, modo amphoram, modo spógiam, nunc harená vocitas:quas dictiones
nequid sit,quod lector desideret, quia con silium est, Pleris´q3 si non ómnibus dilucida
interpretatione satisfacere:ad eum qui sequitur modú enucleabo. Tricongius cognomen est Noveli
Medoiolatensis qui gestis honoribus a Pretura ad Consulatú vs´q3 pervenerat:hic enim tribus congis
vnde tricongius epotis, spectante miracule gratia Tibero príncipe preclarú cognomen sibi
védicavit.hoc Plinius libro 14.capite 22. Deinde crecéte o´rone imo amphorá subijcit , que gn´s est
vasis vinarij.duas ansas habétis , sic dicta cp capta exvtro´q3 latere seratur. Hispane expones. Media
arrova. Sequitur tertio loco, imo spongiam , que in natura tertium ordinem habet, vt ne´q3 animal
ne´q3 frutex,sedtertiú quiddam ac médium inter vt trum´q3 fenus, nascitur in petris, alitur conchis
spognias antiqui in delitijs habuerunt, st rigilum vice, linteorum´q3 illis vtentes, sunt´q3 natural
bibacissimae. Quartoloco incremétú claudés imo harenam Africe suppoint, Africa enim inter A
siam & Europá sita, incipiens afinibus A Egypiti, ad Gaditanú mare v´q3 protéditur, est etiá Africa
tertia orbis pars, in ´q é aegypt9 regio calidísima, & aque siciétisima, & que propterea Nilo flumine,
state inundatur, in hac´q3 (vt Plato inquit) nun´q3 visum est Pluere, alij vero cótra Plinium Asiae
regionem ese tradunt, ago auténticum Plinio sentiens, locum commode expositorus, contentum,
pro continente, aut totum pro parte sumens, Africe ,hoc est aegyptihare nam intelligo,que ideo
bibacissima est quod p´petuo sole calesiat & nullis imbrius inundetur.lucis.diminuutium aluscinia
por el ruysenor.
427
6. Nec interm.i.nó cessat.slet.philo.neph.vers9 est Martialis libro.i4.pcdit´q3 sic, inceseti Tereos &
Vergilius 4. Geor merens philomela Hec cum a Tereo compressa suiset.tandé v test in fabulis.
Deorú miseratione in avem sui nominis conversa est que & luscinia dicitur, nec vn quam cessat
cantu dulcissimo illatam arege sibi injuriam flere:cetera vide in Ovidio 6. Methamor. Huius eitá
querimonie vt hoc loco alia adfertur causa. Qu.sit Atti.vbi etiá. Athenis tantopere eloquentia slorvit
(cuius suavitas, vt Cicero & Fabi9 test’atur, numero quo’q3 costat:vnde numerosa oro d’r,’q
números & mesuram servat) vt nó mirú videri debeat, lusciniam, cum sit Attica suavissime canere,
nam suit philomela que & luscinia Pandionins regis Athenatrum filia, patrie´q3 eius persona inducta
suavitatem sermonis cómendans, vbi nó sine numero, inquit fluctus maris littori allidutur aperte
colligés an inferiori ad superorius melius animatis, quam in animis, numerú in ese deberet de
numero sluctuum é proverbium, sluctus decumanos nandecimus quis´q3 maior reliqui est.vide
Erasmú in chili.cuc,cuchillo ab. Ap an Ma.dsde media do abril hasta pasado mayo o casi ag sta
cau.su.i forma de su derecho o pide justicia.hab.cau poeta dig.i.comentitiam, salsam in nihilo
verisimilem qualem Semper habét justa Horatillud suid equad Potestas.
8. Om.fuc.ple.rub.gordo colorado bien fornido alegre, que le resplandecía el rostro afable gracioso
conversable exuc.exgam g. slaco sin virtud, amarillo,cara d acelgas, dbil, feo, caputudo sin hablar
palabra, enemigo de luz y de conversación quo leg.ips.lyco.i.quos legat amica, namlycorisnomen est
puelle, quam deperibat Gallus poeta de quo vergili9, sumitur c3
methamorforicos.ing.la.códició.ad.srug.meli el bolvera sobre si o bolvera alo bueno.pere.quasi dicat
no a hecho asiento enla maldad.
9. Apert.i.que obsignata non erat & aperini integre poterat, carta por cerrar o sin nema.hó.cras.
Miner.hombre tosco.hinc crassa.& pingui Minerva.sieri dicimus,cp haud quaquam elegarter sit,
Hispane ala matiega o a maço y escoplo.gla,cin, pastel hyerva d titorero canela,succ.bracc.ceñido
con la bernia.quidam exponunt delátal sed germana vocabuli significatio non patitur.
Arom.taber.vbi aromatar enduntur.donde se venden cosas de olor.tienda de especerías.ad vent.los
que vienen a comprar o los forasteros, per scal.infes.por la escalerilla de madera laqual arrimá los
mercaderes para alcançar las mercaderias intestissimas.i.propter angustias molestas.vert.&invert.
Vuelve y revuelve- o coge y descoge, miente y perjurase atten.ad rem codicioso o amigo de
428
dinero.num.el dinero o trato del dinero.in angipor.pom.admonuimus iam lectorem,simililoco,
consuetudinis Fládrorum.supe.an.decox.se alço o quebró el año passado.hoc est cóturbavit rationes
nolens solvere creditoribus,alludit´q3 ad variam verbi significationem, nam significat etiam ré
decoquere, gastar el patrimonio en golosinas.
10. Ex comp.por concierto,nam recuperar se in asylú, aviase retraydo ala yglesia, asylú enim, Athenis
templú misericordie suit,vnde nullus abduci poterat, constructum privs, ab Herculis nepotibus, vt
tuti essent ab insidijs eorú, quos auus aflixerat:inde asylia immunit as liberatis, & asyli homines, a
violentia tuti dicti.fec.versu.dan.hizo baratas o mohatras haziédo vn hoyo por cubrir otro.quod est
mutare creditorem, aes semper alienum augendo.declub.eu.deglube re proptie significat corticé
eximere, silicam, aut solicam excutere, & granum su anudare túnica, Varro.i.de.re R9.per
translationem est, pellem detrahere vnde adagium boni Pastoris est, tondere pecus nó deglubere,
hoc etiáloco significat, destruirle o echarle a perder o comer se por el pie, que le comieron por el pie
ole echaron arremate a pder.peta & funá.trepador y volteador sobre maroma.sed calic.lepide iocatur,
vt ebrium núcupet.se reb.prim.se aventaiava o salía vencedor.vt in scalp.apta similitudine, ingenium
parum solidum, in horas mutari indicat, scapellus autemest, la lanceta de sangrar, cuyo silo, vt hic
dicitur, fácilmente se vuelve o embota.est eitam, el cuchillo de cortar plumas.
11. Adoles.pag.i. qui in pago agit, & qui rure natus est & educatus rusticus.s.prandé.adventoriú.i quod
hexibuit nobis, pro faelici adventu. La patéte o antipodio que da el ´q entra nuevo enel pupilake
.afu.retra.fugi.pa traerle ´q se avia huido,est´q3 fugitavarius, el que busca los siervos fugitivos
pue.aman.criada o servidora que siempre esta ala mano: o la moçuela.sot.part.prima
hermana.conve.ill.inpag.su.cum reliquis que seqútur.hallo le en su heredad sin gorra,por peinar,
despeluzado.lleno de espinas opajas, con canços, con vna ropilla pelosa como de sayal.levidensa
idem prope q vilosa significat, nam est vestis que crasso silo & raro intexta est, vt es la frisa o
xerga vendiendo é las encrucijadas papeles pintados o cartillas, cantándo en los corrillos.degen.
Cocli.Ironia est, alludit´q3 ad nobile Horatij Coclitis genus, vt huius patrem altero captum oculo
diceret.jacula.colli.ballestero apuntara bien, ná collimare, proprie est, sagitam dirigédo, atim
gere.quod est, dar enel blanco o en clavarle, sabr tign carpintero.qui ocu.rubr.dirig.vn. ´q cóvn ojo
édreça la regla o nivela calá:subs mofava de los pobres y miserables.ser. torq.brat au quien es este
cozido en sedar con cadena de oro y lleno de chapería.bractea´c3 vnde bracteat9 es la chapa de
cualquier metal.ter.& vix ere.qua.sem.irisio est manifesta.nam eum qui infirme conditionis fit,&c nc
mi nis nulllius , terre filium nominam. hombre baxo y comose adreça y anda pintado. in
cu.adh.&crep.vag. diras se niño que llora enla cuna y pañales o juguetes, nam ciepundia sút prima
munuscula que dantur infantibus.
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in hircos retortis, quamrem soletlibidoperficere, est´q3in hac significatione hirqus el lagrimal del
ojo.sat.nuga.est harto emos burlado.
Motta.
1. Anim grat.por passatiépo ad seq. séqna Gallie fluuvius celebratissimus, permediam Parsiorú
Lutetiam, mira cum lenitate defluit, de eoCessar primo Có.pe.ser:pupilaje que huelga del estudio
nam est pedagogium,locus indomicilio, in quo pueri servi´q3 commorátur, qui Grece pedes dicitur.
Plinius epistolarum lib 7 ad Suram.puer impedagogio mixtus plurib9 dormiebat. Apud
jurisconsultos vero mancipium & servitium significat.oper.dia de hazer algo dia de trabajor lvor.mag
la borla que seda en señal de maestro.o el mismo grado de maestro.hoc significat per translationem
quoniam laurea corona donabantur olim poete celebres. Asturc.haca otroton.equ.mer.cavallo de
alquile,lusc,imp.tuerto égañador.rhed.carro.vi brachi.age.cym.lleuar a remo el
barco.im.equi.trahe.cymbam ab equis posse trahi qui id non viderit , mirabitur forsam , presertim
Flandie & Galliae fluuios si nostris qui praecipites plaeri´q3 & inter perutissima faxa feruntur ,
fimiles putet , funt enim illi omnes lenes admodum, &vtrin´q3 littora habentes lati ssima , & qui
propterea nauigabiles sint , vnde fit vt si adverso flumine nauigetur.eq, quos Helciarios vocant ,
cymbam funibus colloliga ti,litore incedentes facile contra la corriente del agua , equi ita´q3helciari
, erunt cauallos ´qlleuan algo arra strando .Hifpane ala sirga ..inf.ensilla.Má.ca uallo enano.lup.Freno
dela brida .Non nisi generoso & exceritato equo cóueniés.bul.va ria significat, sed hic , la copa del
freno .ore, la barbada .Aur.las cabeçadas quoniam adaures sunt ornaméta , ptinétia ,quéadmordú
orea ados ,il, frang,quebrarase le en la cabeça ,pa incoe.Prourebium sapit , quo videlicet monemur,
vt in nessitate quecun´q3se abtulerint accipiamus libéter.Alioqui enim etiam, quod peculiari
prouerbio dicunt,Pedir gollorías en golto , hoc est, in maxima ciborum penuria,ob sonia de
siderare pretiosa .Antil.pretal.postil.arritranca ,& melius grupera .dela.ephip.ad col.yrse ha la silla al
pescueço y hecharte por las orejas.stap.el estribo , dicito a Beroaldo primum conficta, dicta sic, cq in
a steptes. Fulcipedam etiá:appellari prosse dicebat mihi Vi.cú de nouis dictionibus sermonem
haberet,m q pedem sulciret,habe,las rriedas.rubel. Taui.i.exercitarum & Asella, quod Ironice in illum
dictú intellige, rem´q3 quia docte (vt solet omnia) recesuit Motta, libens pretereo.
430
pedregoso.in alt, cen here .extra .procurando d sacar las ruedas , que estavá atascadas enel lodo, in
alto i. in pfundo , en mucho o en hondo cieno.tem el Timon.helci.las cuerdas con que tiran los
cavallos del carro, o los antepechos con que las bestias tiran.canth.cu.cla.los arcos de hierro que
rodean la cuerda para ´q no se gaste la madera.clavi´q3 sunt, quibusrote, assiguntur canthi arrancar
on se los aros cólos clavos.rotam sufflammina.imp.hic locus torquet illos presertim, q in ea regione
nó fuere.apud nos.n.rotis tantum duabus currus sertur,tamet si raro ´qtuor aguntur rotis, at´q3 ea d
causa, nostris sunt ille multo longio res angustiores´q3, ac ne in proclivi descensu seu procursu
precipites serantur, decurrant´q3 plus ivsto, sufflámine, hoc est retinaculo quodam, rota vna
retinetur , & comprimitur. A quo machine genere suffláminare dictum est.suflámninare .i.rotam
comprimire & retinere, ne per declive decurrens rheda, vt sepe fit, frangatur.quod vt in descensuu
iuvat, ita plano itinere & salebroso, si suffláminetu r, procedere non protest, necminus periclitatur,
´qc3 si non suffláminabát & Romani vehicula , quod intelligi, ex ilo loco potest. Sene 4 decla.tanta
illi erat velocitas orationis, vt viciú sieret, ita´q3. D. Angustus optime dixit alterius noster
sufflaminandus est, avia calçado la rueda sin mirar lo que hazia o descuydadaméte.
Stomachab.enojado.bil.exce.ciego de la cólera o de enojo.convic diu.om.reniega o blasphema d
todos los sanctos.deuou.vect.dir atroc.echando crueles maldiciones sobre los q yuan enel carro.o
dádo al diablo a los que llevava.nam vector équi vehitur.passagero de navio o en la.carreta de carga,
quo ligna lapides vehi conserverun. Scap.enla varca.cont.est contus,pertica oblonga, in capite ferrum
habens, qua naute (vt refert Donatus) vtuntur ad exploranda loca.navibus, opportuna, Hispane
tiento. Aguntur etiam in flum inibus illa, cimbe remorum vice. Naute eo instrument aque
profunditatem metiuntur intellecturi antanta sit, que navigium ferrepossit, inde´q3 ortum est
verbum per contari .i.interrogari seu inquirire.equ.helc.cavallos que tiran el navio rio arriba.horum in
Flandria. Galia´q3 magnus é svus.quod flumina omnia (vt ante admonvi)navigabilia sint, eis´q3
naute vtuntur, cum nec conto, nec remis, navigium contra cursum amnis impellere
posunt.nesc.qu.mat veh ocupado é llevar no se que carga.materia, aut lignum, aut lapides, aut allid
significat, materies vero, es la madera.relig prym.desatar la maroma que esta atada a estaca ala orilla
del rio.
4. Naul.el dinero, ópcio,´qse da passar enla barca. Hispane flete.ant.ser.di antes dela tarde, bien
tarde.ad refic.anim.para descansar.scrup.aur.la predezita o china que esta enel agua, qui aureus
videtur, quod splendet, aquam sole feriente.lusc.el ruy señor.cardu.el xirigirito
.qua.plac.agm.flu.seq.que de agua y que llana, lleva el rio Sequana. Plen.sinib.viento é
popa.qua.sua.odor.eurct.que suave olor da desi grad.equ.cavallo amblador, & vt expressius dicam,
qui sine succusatione, molliter rince dit.appellatur eitam Hispane cavallo de passo llano.cario,
proprie cosa carcomida.ager vero cariosus est qui mixtus sicco & húmido, facilit Hispani
resquebrajado, obsi.sit.squa.lleno de polvo y suzic.ruder.ag.a rudero.ascp est stercolar tierra
stercolada. Ad dit tamen ville ruinis, vt dicat hecho muladar dela alcaria caída o delo que se a sacado
dela alcaria.ager frú, tierra de pan llevar.hyber.pul.hunc versum, qui & in proverbium abijt ex
carmine antiquo Festus Romp.citat,cuius sit non a periens, vnde intelligitur, vulgo decantari solitum,
in eo inducit pater, his ipsis verbis, deagricultura filio precipiens, qui Camillus núcu pabat quibus
verbis significari crederem, sera hyeme, si far feminetur, succedat´q3 ver humidum, copiosus
provenire provértum.hab.grat.ant.tiene ayre de antiguos.
5. Canth.cavallos castrados, significat etiam los carros, vnde proverbiú, cantherium in sossa, & eius
contrarium,equus inplanicie.biui cp duas vías hét.camino que va dos partes inde qui anceps est, &
dubius, in bivio esse dicitur.ab eq.con.baçucar el cavallo.coniu.erur.sed, in a mugeriegas enla
cabalgadura divaricatisir a respangojes oahorcajadas o abiertas las piernas sá.la burla
escarnio.sab.fer.el herrador hierra tu haca o trotó.sol.excu. Methaporice la herradura ´q sele a
431
caydo.su.di.dor.dormir enel campo o fuera de cubierto.in apert.num al cielo de dios.al sereno
vtrum´q3 idem significat.
1. Omni prop.ex.´q casi se me olvido todo.orifi.la garganta o el cuello del vaso.se.nih.re nada se fac
mi.et.com.di melo o comunica melo rece.inué.nuevamente descubiertas.macu.nig.i note pintas
negras.doliu.hab.fil. Da. Metaphorice transsertur, in eosqui labili prorsus memoria sunt, qua facile
excidunt, que accepere, natum proverbium (vt autor est Ovidius) apenis, quas in inferís, filie Danai
ob interemptos a se marites luunt quae sine fundo dolium implétes, quum id semper in eodem
semper labore haerent.non aliter obliviosi, quod alter accipiút aure, altera dessuit, ita vt retienere
minime possint, quod avdintur est autem doliú Tinaja o vaso sin suelo, hoc loco .im.excep.crib lioc
est ita excepi, vt eodé tempore, quo audit,elaberetur.dolium.n.nó totur Perforatú, vt cribrum erat,
sed pertusum, & sine fundo.ita vt cribrú, magis cq3 dolium,obliviosum, cui confertur hominem
arguat:est cribum, la criva o harnero.ali.qui.cogit.que.quiero me acordar de otra cosa, o enel pico
dela lengua tégo otra cosa.ten.ya me acuerdo. Excip pen.escrivir lo que se oye.pugil.libro de
memoria.
2. Ne púgil qui.i.ne digitos sane, quibus scribens in pugillaribus, ( qui a pugnu dicti sunt) obeliscum
teneres.excusi.méti.tam odio inter.quitado me lo has dela memoria estorvando me o hablando
oyendo me ala mano ping i.exa rare, escribir.memo.esslu.fuesse me dela memoria.distor.a
distorqueo.es por torcer al cótrario, perturba.a perturbo.as.confusive,vbi han dóde bive o mora, y el
om.tib.ing ad verbum fere express it phrasim Hispanam que apud nos ita sonad.querria desqua todo
os lo diesen cozido falao,aut,querriadesque todo os lo metiessen con cuchara enla boca.sumpta est
metaphora , a nutricibus, que edétulis infantibus premansum in os cibum inge rút, quo facilius eum
adant, et decoquant.transsertur in eos, qui nullo negotio vellen omnia confici sbo.concl.recama
ra.asta.pro for.estar ala puerta.te cup.con.quierente hablar, di que entren derecho.profec.opor.por
cierto´q deveys ser mancebos bien criados-pues hablays con tanto comedimiéto-ahora mas que os
parays colorados.cons.fis.verba sunt Diogenis, ad quae hoc loco allusit Vives. Diogenes enim cum,
puerum alloque retur, & ille pre pudo turbatus erubuisset, confide (inquit) fili:nam iste est color
virtutis. Pertinet eordem Terentij illud, erubuit, salva res est. Gene nam´q3 (vt test atur Plimus) in
puellis pueris´q3 Pudores sedes sunt:quare a faeminis radi, duodecim tabularum in interdicto,
phibitum suit.qui vocamini, idest,quomodo.
3. Ingiedu.buena criança cla nat.illustre linage.persu hec dem.mucho tiempo ha que alos cavalleros se
les sento esta locura.subs.epist.firmar la carta.lib.el secretario o escribiente.signu.la firma o el sello,
nam signo, as.vndesignú est, firmar o sellar escritura.inder resignare abrir.arm.scrip.los instrumentos
para escrivir.the,penn.las escrivanias calam.idem cp theca pénaria.styl.graphio de metal, quo
sertibebát antiqui.calam.la pluma nilot.i. Aegypti), a Nilo slumine, quod in ea regione celebre est, it a
nuncapati.plumas de cañas dl rio Nilo.agar.i.marvi,seu sarraceni, nam sunt, quibus magis libeat, a
Sarra hera denominari, debere.los moros.mébr.delect.borrador o Pargamino que después de escrito
se borraba y tornaba a escribir enel, sobrer rayendose.palimp.membrana interú abrasa.a.pallim grece
quod est iterum & pseo, rado, lurisconsulti deleticiam chartá vocant, pargamino que se puede
sobreraer para tornar a escrivir.vn.ta.fac.por la vna parte opistho.chartavtra´q3 pagina scripta
adversa.s.& adversa.ab opisthen, quod est retro, & grapho.scribo.ex quo locus ille I tuuenal.hoc
loco a Vive citarus, sciptus & interrogo, necdum finitus Horestes, facile intelligetur.improbans
nam´q3 parte, quod fieri non erat solitú scriptae,scriptus inquit, & intergo nec dú finius Horester
432
torquebat´q3 non nihil, hic locus, eos q morem scribendi Priscum, non tenue rant:cum a nostris
presertim, & a tergo & a facie cartam exarari cómune sit an se.pen.plumas o cañones de
ganso.egre.habi.bien convenientes para escribir.caul.amp,ni, & fir.de tajo ancho, liso y tiesso.scalp.el
cuchillo de cortar plumas.detrunca.ali.cortad algo dela punta .lev lisas desplumatas, sin pluma.
4. Africa,ad avers.tuni.est regar el cañon que salga la camisa, hazia la pluma.eandem tunicam appellat
ferminicruralia.detru.dspuntar el cañon.pre.con provechoso consejo.apta pen.cortar o templar las
plum as.resci.vtr.cap cortareys o despútareys el cañon por la vna parte y por la otra .bisur.abierta.
por la vna parte y por la otra hecha horquilla.tu.insup.par.te.y luego por la parte de arriba hendelde
conel cuchillo porquito a poquito o blandaméte.cre.la hendedura que se haze en el tajo de los
puntos.equa.pedú.cortar los pútos yguales.crus.idem cp penduculi.pernezillas los puntos.pol.li, &
indi.conel pulgar y conel siguiente.ne se inmod.essu.para que no corra mucho.cor.atra, tintero de
cuerno.amp.atra.redomilla de tinta.natar.plum.tintero de plomo.sin.pé.sin p los.gosipium,
algodón.sil bomb.hilo de seda, que son pelos de seda.aut lini de lienço.fibra, pelo que esta enla
hendedura.litur.borrones.slocul.floquezuelo linteo.mili.cendal-a Melite insula, que inter Italiam &
EPyrum, in ´q (autore Diodoro) preciosa tenuitare, & mollicie tela siunt, vnde
Cicero.4.Verrinarum.vestem Melitensem dicit.bombi.lev.ac.tien.el tafetán senzillo o
cédal.mort.fix.tintero de asiento.quod.cir que sea de traer.
6. Vix.inte.est. a penas ay blanco entre renglon y renglon.liter.sese vt rin´q3 atting .topanse las letras
por lo alto y por lo baxo-o las de arriba conlas de abaxo-de juntos los renglones,apic.son lo alto
dela.l s, b.ped.lo baxo de la, p.y.q. & c.pen.res, car.la pluma rocia tinta porel papel.limus cieno.here
insu.aren como esta pédiente sobre los gavilanes-o enlo alto dela hédedura dela pluma que no
corre.ama.h´ro o amigo, vox blanda & amica.decuspi.reci.cortar las puntas delos gavilanes hasta que
tome la tinta para escrivir.loti.la vrina.nec faci.de imp.no podras después sacar el hedord los
pelos.acrimo.la fortaleza dl vinagre no passe el papel.hec char.maxi. este papel mas ´q ningún otro,
estorva ´q no corra la tinta.extre.ore, las orillas o márgenes dl papel.de marg.corta có las tiseras
algún tanto los márgenes.qui hab.min cor.quia dictat, que eres mas bobo. & quiminus habes
mentis.nam cor sedem esse anime philosophi qdá crediderunt, idem´q3 animi & sanguinis locum
esse, affirmat Plinius.lib.11.jocan & lasci.burládo y jugando.qui min.fró respondet convicio, ac dicit
mas tuque tienes menos verguença.nam verecundie locu (avtore Plinio) frons est.
7. Puls.anu.for.llamemos ala puerta conel aldava-aun que este abierta-que sera mas
criança.essing.exem.traslademos o escrivamos la materia cinco o seys vezes, intercap.vers, el espacio
433
que ay entre los ringlones.pre.api. & ped.fuera delos palillos que suben y delos que deciendé, lo
demás es cuerpo dela tierra, nim.mag.cau.tra.buelve mucho hazia riba, o haze mucha cola.nec
sat.imp.y no señalays bien las letras-o no assentays bien la pluma pa ra que señale, a penas se parece
la letra.trans.tét.in ali.de vnas letras querer hazer otras-rayédo parte delas escritas conla punta del
cuchillo.ten.lit.in hazer chico borró. Agus.Ce.pro.id Suero:in eius vita.cir.lit,hazer abreviaturas, &
subijcere, póer vna letra dbaxo d otra.se.ne.có.nec.se.ni junteys todas las letras-ni todas las aparteys
porque ay algunas ´q se travan vnas có otras.caud.son,cuya pierna va haziarriba. & hastate, las ´q ti
enen palillo atravessado, uts.t. o ´q son largas.ut.l ad modú haste rect.cap.alçada la cabeça o derecha.
Motta.
Diálogo 11. Ves titvs, et deambvla tio matvtina. Bellinvs, malvenda, ioannivs.
434
gausapinum, velludo o terciopelo.tuni.sim.sust.ropilla senzilla d sustan, & susta dica, de
susteda.vinc.vest.oblon.cintas de vestir largas o agujetas.
4. Quad.duc.abre.ad ver. & inde ad occip.llevádo qua renta vezes el peyne de la mollera ala coronilla y
de la coronilla al colodrillo.mulc.halagar o traer la mano blanda verre.barrer.cap.testac.i.tenerú &
delicatum atest quod significat, vaso d barro.butyraceum a,buytrod manteca cabeça de barro de
manteca.mut.ariete.cap quieres que nos topetemos con las cabeças arietare enim é capitibus
concurrere quod nativum est arietibus.vnde verbum hoc.ne comi bona men.no pondre yo mi seso
contu locura.dat.mai.trae el plato de agua de manos o la fuente decolor.pel.cuero o tez de manos
dscolorido o amarillo abic.has mal.inclo.derrama essa agua o suziedad enla secreta o letrina.reticu. &
pile, clau,la escosia y gorra con cabos.hoc est, las botas, no las de camino fino las de rua.cucul
anpall.la capa castellana, ola otra capa que es como ropa larga y ácha. Hispane, balandran, o
capuz.lacer.capa de camino o capote.
5. Ad ré divi.luego bolveremos a missa, qui istu est in soli.tam ben.que novedad es esta que tá de
mañana os levantastes.artiss.som.dormia profudaméte o como piedra en pozo avel.me.elect.arranco
me dela cama pomoe riu, la róda, illud spacium quod est inter muros & vrbis domos ne cót de
amb.no v amos a priessa sino despaci.consici.quelo in hac.demos por vida vuestra dos o tres bueltas
eneste paseo aparde del muro.concen.avium música o concordácia delas aves.luscynia, el ruy señor
esalice.de aaquel sauze.nun.no.inte.quiesc.sed.cont.hec Periodus difficilis est expositu,ei preg sertim,
qui musice arté nótenet,habét enim singule artes proprias loquendi formas, quas nemo vertet in
alium sermonem feliciter, nisi & artis & lingue perit9 fuerit.nos autem hoc loco,quid sentiam us
aperientes vltro musicorú nos cesure subjicimus.vnas vezes no para sino que igualmente con vn
continuo anhelito dura mucho, otras vezes redobla, otras va a priessa, agora haze garganta y casi
crespea la boz, otras vezes se sube y luego baxa, otras cáta versos largos como son heroicos.otras
vezes breves como sapphicos.y algúas vezes mas cortos como adonicos.redd.vici.cp´q3 respóde por
el mesmo thenor la disculpa y entrambas callá a vezes.qui odo.spir vnd.que olor sale de todas partes
assi delos prados como delos sembrados.agr.cessa & esqua.tierras que no se labran y que estan
suzias y llenas de cardos & melvis Hispane eriazos.sele in sinu.se méte.veni.mih nuncin men.acuerda
se me algunos verbosd vergilio.dicitur´cq3 latine veniút in mentem vesus & eleganti9, venit in meté
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versuum,vt venit in mentem ille dies, & venit in mentem illius diei.voc.me.nó olor.sedans.tametsi có
mi boz no de Cisne sino de ansar, aúque mas quiero esta si el cysne no canta bien sino quando se
quiere morir, a multrista ditur sed nemini (quod sciant compertú é) cygnum instante morte, mi
rabile, concentum edere, nam Elianus addit Cygnos non canere.nisi fláte zaphyro, Lucianus negat se
vidisse eos Martia.vero contra & esse, & morti p ximos suavissime canere his versibus testatur
Dulcia de fecta modulatur carmina lingua, cátor Cygnus funeris ipse sui.inquam sententiá Cicero
Hyeronimus alij´q3 multi Cygneá vocé suavé dicunt.nec defuerút philosophi, qui eius rei causam
inquirétes, affirmarent idcirco Morientes Cygnos suaviter canere, cp spiritus per longum
angustum´q3 collú erumpere conetur.
6. Non alios prima crecentis origine mundi filuxisse dies, alium ve habuisse tenorem Credide i:ver illud
erat:ver magn9 agebat Orbi, & hybernis parccbát flati bus Euri, Quú primum lucé pecudes, hausere
virtú´q3 Terrea pgenies durú caput extulit arvis, Im misae´q3 serae syluis & sydera coelo. Nec res
húc tenere possent per ferre labore. Si non tanta quies iret frigus´q3, calorem´q3 Inter, & exciperet
coeli indulgentia terras.
7. Non ali. Vergi.sunt carmina in Geor.quibus ver commédat facilora´q3 sunt, ´q´3 vt expositione
indigeant, ex intim philo.delo mas hondo y secreto dela philosphia.hom.non adm.obvi.i.non facilis,
aspero y de poca conversació rab. & plag.ingent.supc.gruñidor. açotador, austero y de mala
conversación, embutido de letras mas que letrado.rabios.methaphorice acanae ad hominem
transfertur, vt ganire pro ineptire.plag.si passive sumas:hombre lleno de plagas,si vero active qui
prefevitia plagas inferit, qui sensus magis coheret imb.i.intictus & persusus magis cp ornatus
litteris.esse lite.alpha,tienese por el mas sabio delos letrados.est´q3 proverbialis loqutio nam alpha,
que a. est apud latinos prima est in ordine apud grecos ita is qui principem locum interceteros
literatos tenet alpha dicitur, eum autem cui summa rei demandata est, aut aquo principia & exitus
negocij proficiscuntur rei alpha, & o núcupatur, hoc est principiú & finis. & qd proverbiali figura
refertur.puppis & prora q extreme sunt navis partes, vt in greco alphabetico alpha & o vltima
collocatur.eodem ptinet Ver.illud ate principiú tibi desinet.extimulor appe.tégo gana de comer pruna
cere.ciruelas çaragocies, Cereole, dicte qd cere colorem retineant, aut dic simpliciper ciruelas.quod
pruna alia significet decer.fol.alig.buglo, coxgamos algunas hojas de lengua de buei y e salvia pa cóla
manteca de vacas. & quidem, tenuis.cervisia que potus est flandrorú multis fit modistenius
alia.i.lenis, alia acrior, alia multo vehementior.
1. Est.tibi.no tienes conoscimiento con el que tiene cargo desta casa del campo.ac ne quis ad hunc
scopulum impignat, sciat domum eá, que aut in vrbe autin ag ro sola edificata suerit ex Varróis &
Donati sententia insulá dici ad instar maritime, que circumqua´q3 mari cingitur, in primis, & est
assecle, si mucho por ´q es muy pariente de vno que acompaña o escuderea ami padre.assecla enim
ab assector aris.venit por acompañar, & inde assecla el contino o escudero que acompaña eam omn,
pates.nos la amuestre toda.pulse.for.tinti.llamemos ala puerta conla campanilla no nos entrebos
derredon, pulsandi nam´q3 fores tintina mlo, apud Fládros in magnificis ae dibu mos é:idéq3 apud
nostrates in coenobijs fieri videm9, no propter domus amplitudinem, qui nó pusaverit, experiene
tralibus min9 audiatur.pufio, dul, al niño o muchacho de poca edad diminutiuum a puero,
muchachito gracioso.vest.pa el zaguan o casapuerta de dia siempre esta abierta y sin portero. Val.e
rob muni.ere. Puertas de roble con clavazón de laton. Lime.& inf. & sup. El vmbralbaxo y alto dela
puerta es de alabastro. Olim.Herc. Etiamsi hunc locúper docte exposuit Motta. Non tamen de
dignabor quoniam vt triuf´q3 consilium est, Vivem elucidare, illud addere:hostio domus Herculé
praefigi solore quemadmodum in hortis Priampum.quia mala depellebat, Hercules autem quem
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Graeci Alexicacon nuncuparunt : hoc est malorum de pulsoré, ideo hostio apponebatur:quod olim
Heleos a pesetilentia liberaverat.obstruens, obturans’q3 evaporationes,que e terra pesifere
emanabant:ex quibus pestile tiá fieri, ómnium opinio erat. V de.vno desp.aphtos.A.ne’q3
ipsedominus quam interpreta tionem persona inducta, prudens cubticuit. Aliam vt fit, nequi
convitio afficitur, cómoveatur:subiiciens, hic iocus sumptus est, a Diogene in Eunuchum quédam,
quicum contaminate same hondo, ae dibus inscripsisset: nequid ingrediatur mali:edium inquit
dominus qua ingreditur. Eunuch9 boni hominis gratia posuerat titulum, nequid infaeliciatis domun
attin geret, id Diogenes detorsit ad mala animi,’q sola vere mala sunt. Cardin. Quiciales delas
puertas quasi corda ianuarum. Atriu.cp.atri’es.ser, el patio, atriensis seruus, es el portero dela puerta
que entra al patio, erat ‘cq3 is apud antiquos precipuus in familia se ruus vt pote cui tota dom9
c’omittebatur hinc ‘cq3 interprimoris servos non in merito nomen accepit. El siervo que manda alos
otros. Vt medi.extie.el moso mas baxo dela familia Nonius hu uismo di servos ministros &
curatores ediú este tradit quod in medio stent vt ómnibus mi nistret abiect issima que ‘cq3 inter
servos officia obeuntes, cuiusmodi iunt hodie inprincipium domibus lignarii, bacularii,quórum illa
vna functio est, vt ómnibus pareant, nec vliius imperium detrectent siervos que hazen los m’adados
en casa ata Budeus.
2. Coel fac, ichogr. Pintura otraça del Cielo en llano con solas rayas, etiam ichnographia proprie pláta,
o debuxo del suelo y fundamento de qualquier edificio, dicitur.lla terre & maris ortog raphica,
aquella es la pintura dela tierra y mar. Sed ortog raphia vnde ortographica, germana significatione ,
es la montea o debuxo del edificio derecho sin sombras ni matizes.ll.obr.nu. His navi,
ap.sciog.a´qlla es el debuxo dl múdo nuevaméte descubierto por los Españoles, ´q es las indias.
Sciographia ná Hispane, es la prospetiva escorço, quádo del edificio se muestran los lados sombras
y cosas de dentro. Hic vero sonat el mapa o tabla delas indias con sus colores. Graph.hui edific.la
traça o modelo desde edificio. Agrapho verbo Graeco quod est scribo vel depingo.
Vetu.sug.pap.viejo que mama la teta, is fuit Cimó qui extreme iam senectus is homo cumin
carcerem esset destrussus.vt illic inedia peri reta filia, nequid cibi introduceret prohibita, velud
infans pectori ipsius ad motus alitus est, quod vt inusitatum ac clarú eximiniú´q3 pietatis exemplum
decuit in tabula penicilo exprim. Ascen.han.scal.cocli.subamos por esta escalera de caracol, a
cochleis quas imitátur, cuyos scalones tan anchos son de vna piedra de mármol basalite que es
como jaspe Prim-cont hab est dom.el primero alto sobrado de la casa.que dictio antigno nomen
mutuat inde quod tignarius est, non solum qdolabra ligna complantat, sed qui edificat, autor est,
Caius lurisconsultus, Caena.sup hospi.est, lo alto dela casa, es para aposento de huéspedes.at´q3ita
valla nó táproloco caenandi, quam pro parte domus superiore que frequenter hospitib9 ad
habitandum locari solet.qui totam domú conducere non possunt,accip debere afirmar. Varro autem
locum esse ait vbi caenamus,sed in superior domus parte qué admodum caenatio intima est. Fac
caena. No por que mi amo gana de comer alquilando cámaras a huéspedes.ita quod´cq3 dicim9
facere navicula riam por ganar de comer fletando el navio. Triel el comedor. Fenels.specu.ventanas
de vedrieras ita dicte propterea cp olima facte essent ex speculari lapide translucido, qua vitree
orbibus vel tessellis plumbo iunctis, coloribus diversis imitátur. Pictu.sciog con pintura de edificio, y
diversas colores, o de matizes y sombras. Quae tabul.quae sing.idem ambae dictiones significat que
tablas o que debuxos.o que pinturas. Coass.entablamiento o juntura de madera,a Coasso.as.quod est
entablar Fab Gris.prolixior fabula est, quam vt hoc loco citra fastidium recenseri queat:spectat
tamen eo.vt quanta in faemina animi integ ritas esse debeat cognoscamus. Nam hec cum infime
fortis mulier esfet,quamuis venustate eximia, amanti Galtero principi, non alia lege ac quievit,
nisiprius ipsi nuberet, aquo postea posteditos liberos duos ignominiosse ad parentes remissa, cum
imniaculate viveret, reducta est, & ardétius multo quam antea redamata, caetera que multa sunt in
autore Bocatio difussius leges. Degodel. Flá. Godelina & Catharina Fládre sis altera, altera Angliae
Regina, singulari & admiranda preter ceteras suae tempestatis faeminas fide coniugali in maritos
437
suos fuere, earú autem historiam quoniá integ rum volumen deside rat silentio involuemus, vt quod
est instituti nostri brebis conficiamus. Quo.est, lé.que dize la letra o titulo, nam.lib.i.lémata si ´q ris
cur sim ascripta docebo. Vt si malveris lémata sola legas.
3. Mut.Sce.is egregia animi fortitudine patriá Romam, Porsene obsidione liberaturus, hostium
exercitum ingressus, cum regem parat interimere, similitudine decept9, scribam enecans,
comprenhensusus intrepidus dextram igni imposuit, veloti herroris poenas solvés cui facto
cómentum adens, regem hortatur, quá primun discedat, nisi vult idem apud tercentos iuuenes, qui
illud idem iuraverant, discrimen addire: Porsena verum censens quod acceperat, salcieore presenti
persuassus, obsidionem soluit. Tert.sign.est Hele.notiorest historia quam vt dissuse narrati debeat,
sat´q3 illud erit, quod ad ppositum atinet, eam Menelar Lacedemonum regis vxorem, ob forme
elegantiam a Paride Priami filio raptam, exicidii Troiani causam extitisse.cetera quinosse volverit
Daretem Phrixium legat.cecus.il.sen.recal.aquel vejezuelo ciego,calvo que tiene buelto el dedoatras
señalando aHelena, is fuit Homerus, & vt euis nomen testatur caecus,sed non a natura vt falso
quídam arbitrátur, bellú Troianum cuius autor Helena fuit a prime cóscrip sit, quem Horatius p
Antonomasiam id circo Troiani belli scriptiorem núcupat. Lacu est deaur.el techo ocumbre dela
casa dorado có piedras preciosas, vno nomine Hispane, techo o cumbre de maçoneria. Quo
spect.senes.do salen las ventanas. Implu el trascorral, donde se recogía el agua delas canales.dictum
a impluo.is.est etiam el patio do caen las aguas de las canales. Diet,sevestiu.cenat.el cenadero de
verano. Plinius ex triclinio indietam five cenaciunculá transitus. Conclau.recamara.ita dictum quod
vnam habeat clavem communem domesticis, quod intra multa loca clausafint.ad herentia triclinio.
Pavim.cóta.sto.tect.suelo becho de tablas y esterado. Narci. Eur.ex his quos pulcherrimos antiquitas
celebrat aliquot hoc loco recensentur, quórum primus est Narcisus,cuius Desiderio ob pulchritudiné
nymphe ipse in tabuisse dicuntur, mutatus est in sui nominis florem. Eurial9 Nisi amicus forma in
fignis suit, de quo Vergi.ita, & iusta comes Eurialus quo forma pulchrior alter non fuit, a Eneadú
Troiana nec induit arma, Adonis Myrrhe fili9 suit Veroni on speciossam formá dilectus. Polyxena
filia fuit Priami & Hecube qua vissa in eius amorem Achillles a deo exarsit, vtillam a Priamo peteret,
pacé ´q3 ideo promitteret.
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5. Latrir.idé quod forica a látedo dicta, locus est privatarum sordium Columella tamé foricas loca
publica esse inquit, in quibus licet ómnibus ventrem exonerare.de his poeta Satyrographus inde
reversi conducunt foricas, las letrinas. Seap trul.mat.servidores, o bacines, trullan.varia significat, hic
vero idé quod scaphium.nam vas erat in quoventris onus pedonebatur Mart. Clinius Herodes trullá
subduxerat egro.matula es el orinal o vaso dóde orinan. Turric. & pyr. & pill. & indic.vent.torrezillas
pyramides ybolas, son las jarras o mançanas que se ponen sobre los cavalletes delos tejados.sic
appellate quod turricularum pyramidum & pilarum forman refferant. Indic.vent las cruzes, o veletas
delos tejados:ita dicti quod hac & illac ventis circúcati, eo immobiles persistunt, quo ventus tédit, ac
ita zephirus ne an auster sit, an ilus ex ceteris vétis spiret indicant. Promp.celavi.penu.despensa,
cátina o botillería:credétia, o despensa. Cla.ser.rexas de hierro, nam clatri apud. M. C.de result.ligna
sunt cavernum quibus cave muniútur.cla terare fenestram ligneis aut ferréis clatris,es enrexar la
ventana con rexas de madera o de hierro Must.quae vob.las comadrejas que os comen quanto ay
enla despésa.
6. Posti.dom.clau.sem.affi. & pen.postigo o puerta falsa cerrada siempre con dos cerraduras cerrojo y
aldava. Cane.cancelli, sunt ligna modicis intervallis inter se in transuersum anexa quibus teguntur
fenestre,nos: celosias, dicim9 tamet si vere cancelli sunt, rexas o verjas para apartar o dividir.
Angip.adarve o callejó sin salida, dicitur a portu, quia con clusus est locus & munitus.repag.la tranca
dela puerta u otro qualquier madero, quoveluti óbice porta aut fenestra clauditur, significar ´q3
idem óbices & repages. Ampl.colu.pilares gruessos. Atlanth, & Cary.hunc locum expossuit Motta
sonat Hispane, mira como aquellos bestiones parece que sustentan el edificio, y no hazen nada, alio
nomine figuras que tiené los medios cuerpos de hombres, son de piedra a manera de pilares que
sustentan. Caryatides, figuras de piedra , medios cuerpos d mugeres Fuci, iest inanes & leves & qui
alientis fruuntur lavoribus, hec ´q3 significatio methaphorica est nam fucus proprie est el zángano
delas avejas. Mal.mate & rim.casa que se va a caer, & non bene constructa.mal enmaderada, ohecha
d malos materiales.oucere enim rimas & facete vitium idem significant Breb.ea.de mol.prestola
derrocaremos, o daremos conella en tierra.
1. Quam ele.gym quam hermoso general, gymnasium enim etiá si pro Accademia sumitur, hoc tamen
loco significat el aula o el general. Qui´q3 mai.dexte.trad.doct.que có mayor arte enseñan la
scientia.tradere doctrinam idé est quod docere & profiteri arté. Oport.igit.mag.hic.mucho fiuto se
deve hazer aquí élas scientias.facere enim magnum operepretiú, idem est quod multum proficere, &
magnos accessus vel pgressus in literis facere. Magn.comp.có grandes atajos, o con grá brevedad.
Nunq3 ne.por ventura hablándole, o aviendo platica nunca oyste aquello de Aristoteles.
Auditio.sepa generales apartados. Toto die.inge.todo el dia entero les repiten y macean.est enim
ingeminare.idem fepissime reserre & inculcare. Peni.trad.enseñan lo as subido y secreto dela
scientia. Ret.dia.acusativi sunt Graeci. Quaelib seu ing liberales & ingenue eo dicte suntartes &
discipline quod homini ingenuo & libero, hoc est, generoso maxime cóveniant. Circunforanee artes
sun mechanice rudi hominium generi, quiparum ingenio valent cóvenientes.que ideo sicappellantur
qd circunforum, quod negotiationis est locus, ex quo venalia inferuntur, exerceri solean tea rú´q3
artifices latine, operarios, seu opifices Hispane vero, oficilaes, dicimus. Tyron.ali.batal.vnos son
nuevos.y otros antiguos y exercitados.vtra´q3dictio methaphorica é de re bellica sumpta, namtyr
ones sunt qui primum miliriá adeunt.batalarii vero veterani & diu in ipsa exercitati illi:soldados
nuevos.hi.soldados nuevos.hi.soldados viejos.batalarii distintionem exponet Vives Paulo post, in
Schola batallarius erit bachiller.
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2. Collat.sig. & manum con.interesse prelio col latis signis.es hallarse en batalla campal, donde se peleo
a banderas desplegadas, ná id significat conferre signa.manum etiam conserere cum hoste.est cum
adversario pugnare. Palest liter.general o lugar donde se disputa, o se sustétan conclusiones,
methaphorica etiá oratio est, nam palestra loc9 erat, in quo lucta tores & Palestrite coluctabantur,
que hoc loco concine ad disputationis locum transffertur.sumitur etiam pro ipsa disputatione nó
nunc´q3 que significationon inepta videtur hic. Desig.licenciados, ita nuncupati quod ordine
designetur ad doctoratus lauream consequédam, quae etiá doctura appellatur. Imposito, incele.
Acad.poniendole delante del concurso de toda la universidad un bonete enla cabeça como si se
hiziessen libres.hic locus veterum cósuentudiem tangit, qui de more habuerunt servis quos manú
mitterent , rasis prius eorum capitibus, libertatis signum pileum imponere, id´q3 erat donari libértate
& fieri emeritú quo pertinet Servi illud in Aeneidos octavuú Feroniam servorum deam suisse, in
cuius templo capite raso pilei impositione liberti fieret.hinc´q3 natum proverbiú est, ad pileum
vocare, qd est ad libertatem inveitare, vnde factum est, vn insigne sit iá virtutis spectate in literatis
emeritus hoc loco est.el jubilado. Quisest.ille, quié es aquel tan acompañado que van deláte del
maceros con maças de plata.clava rii enim a clava, por la maça dicti sunt, proprie si Academie
morem consideres.los bedeles, qui in publica pompa argénteas clavas humeris gestát. Multi eum
assectatur offi.acompañanle muchos por lo que devé a bien comedidos, o por loque son obligados.
Antelu.matu.pome.ante lucana hora, la ora antes que amanezca.matutina la dela mañana.pomeri
diana, la después de medio dia. Ita fer, mo.assi es la costúbre y antigua constitución dela
universidad. Retrac. & recol.evoiuunt. Et quasi mans, cib.rumi methaphora.est ebovib9 ducta qui
qué semel ore capiunt cibum non continuo ingurgitant, sed paulatim vbi os implent, dentibus rursus
conterunt, quod ruminare dicitur ad eundem modum facere videtur qui que semel audit retractat &
recolit & quasi mansum cibú rumiat. Non disci medir.sed pre no parecen que desprenden sino que
pregonan. Plane.fur.nansi.hab.verdaderamente esta loco porque si tuviesse seso no daría tantas
bozes, ni haría tantos meneos ni se torcería de una parte a otra.
3. Quasi proar. & fo.idest totis viribus omni conatu & quod dicitur pugnis & calcibus pugnare nam are
deos.soci vero patria msignificant pro quibus defendendis ac tutandis, filios & vitam conténere
preclarum est.vnde qui acerrime quid quam defendit.quasi pro aris & focis pugnare dicitur Hispáe,
como si enello fuese la vida. Diver.scit.idest diversa precepta & documenta vel dog mata.deni´q3
significát placita quod ita autoribus placuerút, scita Hispane decretos o determinaciones.
Quosclasic.idest precipu9, classicum enim Gellius scriptorem libro 19 assiduum inquit esse.non
proletarium, classici´q3 propterea dicti sunt quod non omnes qui inclassibus essent Romanorú, sed
prime tantum classis, qui centum & viginti quin´q3 millibus amplius ve censi erant classici
dicebantur, autores principales, y de mayor nóbre que otros. Ad prolect, desce & cap.cen.que por
saber poco leen autores mas baxos. Quidautem proletarius & capite census significent doctevt
caetera tradit Motta. Cap.cé autores ruynes o baxos, idem sonat proletarii Ado.aessi.spes.esta puesta
hazia do sale el sol. Pape qnt libr.o Dios y que de libros. Imag.aut.las figuras y retratos delos
autores. Et qui dem quamtum et.potu.y quanto pudo ser sacadas al natural. Foru & pult.caxones de
libros y vancos de libros de cipres. Menbra & var.col.mini.de pergamino yluminados y debuxados
de diversas colores.minium nam ´q3 vn deminiatus.a um est.terra rubra, qua colore rubro aliquid
tingimus Hispane bermelló hinc miniata cera.la cera colorada. & eadem vt autor est
Plinius.miniatula cera dicitur qua notari quid cp corrigi & emendari erat, seu corrigendum annotare.
Rustica.os.naso rapand.de gesto tosco o villano y de nariz roma. Illi, abie.ingra.illa ster.aquellos que
está arrojaos en aquel grá monto.dnlm.cap.dimi.idest vt alii exponédum censent sine capite hoc
est.sine cerebro & sensu.nam quibus diminutum & paruum est caput. Vt in Odis Acron per docte
observavit.parum & sensus & cerebro esse ait, at´cq3 ita in eo versu qui capitisminor in quid leuem
& sine iudicio hominem siginificare interpretatur, quod confirmari iuris cósultorum authoritate
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posse videtur, qui capitis diminitionem mutationem status esse dissinúit, triplicem´q3 faciunt,
maximam, mediam & minimam.in priorem qui incibunt bona patriam & libertatem
amittunt:capite´q3 diminuti dicuntur, sed non id circo iure censentur infames, vt non possint
magistratus & regia munia obire.idsit clariusex titulo Digestorum de his qui notan turinfamia .idem
preter Digesta intelliges ex Iustiniani institutionib9.autores ruines.& idem capite censi
4. Aliq.in.eund.algun dia se echará enel mismo monton los bartulos y los baldos y otros hombres,
desta suerte.huius farine idest huius generis, alludit´q3 deinde adid quod farina pprie significat, nam
hic figura comittur & opponit imo furfuris quasi dicat viliores esse quam vt ex farina sed potius ex
furfuribus dicantur Heus quidr.su.ille intiá.fl.cucull.quien son aquellos con capuzes tan largos, o
ropas de doctores con capillas.cuculliones enim pro cuculis hic accipit Vives.nam cuculliones vt
docet, Capitolinus pilea erant viatorum quib9 capite obtecto vagari nocte solebant.hic autem, los
capuzes qui fluxi & oblongi sunt, est etiam cucullio el capirote de doctor, vt plane noc loco sentit
Vives. Batala & palest.ad ternato.quid sibi velint exposiumus. Qué sedet.aspic.sublim.aquel que ves
estar sentado en alto, o éla cathedra es el que preside enlas conclusióes y el que determina la
quistiones.ago notheta el que preside enlos juegos y fiestas q alguno haze enel pueblo, que dictio
eleganter ad presidem refertur proprie, el juez dela esgrima o contiéda. Pellit.epito.idem ephestris &
epomis, muceta o capirote de doctor aforrado en pellejos, talia enim & Fládri & Germani doctores,
epitologia gestant, ob frigus qd maxime apud ipsos sevit. Ephest doct.idé quod epitogium epomis
insgin.la insignia dela ciécia en que es dotorado.capirote de maestro o doctor. In pau erud.idest
eudistissimus.nam ex his qui pauci sunt eruditi, vnus est & precipuus. Intelect.candi.teolo.fue
primero en licencias enla teulogia.y no ay letrado que enla facultad no le reconozca, candidatus olim
is dicebatur qui magistratum pretebat, a veste candida nomen accepit, que gestamen erat petitoris,
vnde merito dici potest.primas de ferre alicui.vel ad aliquem est alicui cedere & superiorem eum
confiteri. Et Bardum aiunt.lect.esse prim.y Bardo dizen que en su año llevo el primero grado en
licencias. Bardus stupidus interpretatur a tarditate ingenii nam Graci Bardis, tardos nuncupant,
fuit´q3 nomen illi cóverniens, qui ambitu & astu vt sub inde sequitur primas tulit, crasse Minerve
homo.
5. Quem reli.impet alque todos combate ocótra quien todos los demas arguyen. Propug.qui impet
omni.el sustentador que resiste a todos, v delos muchos trabajos esta flaco y amarillo, a
provechando mucho este éla philosophia y éla theulogia, o esta muy adelante.
Hacer.vrg.propug.idest fortirer impetit, fatiga bravaméte sustentador. Sepe.adigit.concer, muchas
vezes haze desdezir al que arguye conel.adigere, est cogere & palinodiam recantare quod ante
affirmavim9, negare continuo.lacv.hoc est enevita.no se puede escapar deste tiro.el argumento es
muy fuerte y que fatiga mucho metaphora ducta est ab homine invincibili q lis, fuit Achilles, ad
argumentum fortissimum & roboris plenum, cui vix responsum dari pos sit, Achilles
argumétum.i.fortisimum consule Eras, in Chili.vt contra futilia sunt arguméta, que Fabius
cocodrilinea & ce ratina seu cornuta appellat.iugulum petit, mehtaphorice etiam ductu est, ab his
quim cum digladiantur.non brachium aut aliud corporis membrum.sed iungulum hominis quo
celerius ipsum interimant pentum.slat.dab.man.nis.luego se rindira si algún sancto no le depara
alguna salida.dabit manus, simili figura dictum est pro victum se consitebitur, & quod dicitur hervá
por riget ac se nescire respondere non megabit, dabant autem manus in bello victi, & eas ad vincula
vltro offerebát, ne quod derat aceibus, ab hoste, gladio confoderentur. Hem prosú.est que.a se
desatado o absuelto la quiestion, por la respuesta del presidente, agora habla impug.vap.est pugi.el
que arguye no vale nada, y pelea con puñal de plomo.i.trae ruin argumento, vappa idest ignauus &
vilis, pugnione plúmbeo, idest futili & inani argumento quod nullo negocio diluetur ac vt pugio
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plumbeus retunditur & ledere non protest, ita inane argumentum non convicit, figurata est locutio
vt multe alie in Vive. Hoc est ei perp.siépre lo haze, hoc ésemp habet d more. Per.sed.in efi.porfia
pero sin fuerça o no haze nada. Comi.presa.habla comedidamente, o comiéça antes que arguya
comedidamente. Tan´q3 ar, num.perfun.como si oviesse hecho alguna gran cosa.
1. Hor.est ameredi.quin.las cinco son dela tarde. Infer.hu.lum.trae o mete cádelas para velar o estudiar.
Cand.seba.aut cere.cádelas de sebo o de cera. Stat.mih.lyc.poned me aquí un candil. Temp.rat.la
manera oqualidad del tiempo. Nam, sun.qui.cena.tant.mor.pris.alii & prand.controvertitur inter
vetustatis studioso, nú antiqui caenaverint solum, an & caenaverint & pranssi fuerint, ex veterum
monumentis questio ita proffigatur: vt vtrú´q3 fecisse certú sit, vel ex illa lustini autoritate prádete
comilitones apud ínferos cenaturi, sed hoc inter prandium & caenam inter suit, quod prandium ante
meridiem ientaculi vice sumebatur.erat ´q3 tenue admodum vt satis Caelius indicat, cum de hyeme
loquitur si prandet aliquis inquit vtilius est exiguum aliquid & ipsum siccú sine carne sine potione
sumere.caena vero precipuus cibus fuit.sumebatur ´q3 subnocté: quod caenantes Lunae lumen ad
digestionem iuua ret, vnde factum est, vt caene q3 qui convivia lautissima qualia erant funeralia
triumphalia, pontificalia, adventitia, non prádia, sed triumphales, funerales, pótificales, advétias´q3
caenas dixerút, vnde est, vt Gothi nó comedendi sed saturandi se bis morem invexirint.
Plat.mens.Sycaru.damn.is philosophus in epistola quadam ad propinquos Dionis negat sibi faecem
illam vitan in Syculis Italicis ´q3 mensis ac reliquis voluptatibus sitá.quibus bis die
saturarentur:placere. Syracusa ni porro vt erant olim opibus florentissimi, sic voluptatibus ac deliciis
adictisimi suerút, ita vt non minus quam Sybaritica mensa, Sycarusana in proverbiú abierit, pro
opulentissima & nimiú opipara. Crisp.mix.el centellear del pavilo o el sonar delas aristas haze daño
alos ojos, y el olor del sebo no es apacible. Myx.trem la llama del pavilo no sesga y que parece
temblar. Ellychi.estlyn.idemquod mixus,pavilo destopa o mecha, no de algodón de xylineo myxo
preter Mottá si est anim9 plura nosse Ruellium consule. Propoll.ist.ex reb, omni estos regatones por
ganar mas có menos costa, hazen engaños.querere nam´q3 comprediú est tajar, o abrebiar, o
ahorrar, Prof.acu.myx.atiza y despavila o sacala conel atizadero, ac9 est el herrezuelo.id´q3 riominis
obtinent.quod acus formamim imitetur.apud Vergi.scintillare óleum, id Vergi.in Georg.sed que si
causa, ex philosophia paucis refferam.cum igitur plusvia instat aer vaporibus plenus est, exquibus
eadem confflatur,eos´q3 vapores, quoniá quaecú´q3 sicca sunt, & fungosa, vt cum acui inhereat
humidum & id naturasua cóglutinet fungus cúinflat pluvia cócrescat & prehumore tumeat.
Furci.tixeras de despavilar, qua emongitur cádela. Oppr.intra sur.apaga el pavilo éntrelas tixeras
pues son cerradas. Palla.lucub.pell.ropa larga aforrada en pellejos para estudiar. Hispane turca.
2. Miner.idest sapientie deam, quae studiis favet tibi propitiam precor.ea e nim que & Pallas dicta est.
Iovis ex cursus cerebro nata creditur, filia fuit. Fortat Cris. Miner.sab.forsitam.s. Minerve cómento
Christus figuratur, nam vt illa que e lovis cerebro nata sit sapientie dea falso nuncupatur. Ita filius
Dei patris a qua ab eterno est genitus, vere summa sapientia est, nam vt patris atributum, potentia
est, & spiritus sancti amor, sic filii v nigeniti sapientia, q carne sumpta dicitur Christus.
Stat.men.sup.tibic.pon la mesa sobre los vancos.mau men.qu.plu.mas quieres la mesa que el facistol,
o atril, para poner libros. Plut.stab.an volu.el atril de asiéto, o el que se menea al derdor.
Pue.astudio, criado que sirve enel estudio de dar y leer los libros. Pue.excep.el moço que sirve de
escriviente, o que escribe lo q otro dicta. Penn.cann.ampl.plumas gruessas d bueytre, o de caña
ancha, nam canna arúdoest licet minor sit & maior calamo. Thec.pul.la salvadera. Codi.excep.&
reg.maiu.el cartapacio, exceptorius dictus quos aut que dicitantur, aut que ex aliis libris transferuntur
excipit, y los registros mayostillos, sunt autem regesta, que vel legendo, vel audiendo,colligimus
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at´q3 incómétarios digerimus. Sche.escripturas compuestas, y no enmédadas.nam schedion, a
Graecis dicitur extéporaneum, i.quicquid inelaboratum quicquid temere factum est, nec satis
confectú, ita Bud.scheda ´q3, quae statim sequitur idem quod schedia significat tametsi, multa alia
preter hoc, vt videre est inlexicis.hocloco poaema rude, aut scriptum aliud nondum expolitum.
Inscin.concl.locus est in quo servantur preciossa, ac asecreta.portacartas, o cofrezico, vt satis
constat ex verbis Plin.maioris.lib.7.apud Pharsa.dicentis Pó.mag.scrinis epistolarum & alia ´q3
sequntur. Lib.est min.spi vn libro es no muy alto, o de mucho cuerpo enquadernado toscamente, có
cubiertas de pergamino.inquar.locul.enel ´qrto caxon, o parte del armario.sunt ´q3 proprie locula,
las casillas del palomar. Lib.solu & ru.libros en papel, o por enquadernar ad Atticum Ci.dicit se
quecú´q3 in man9 incidat péna vti. Remih. Ci.abreme a Ciceron.
3. Suc.ho.ratos occiosos que sobran de otros negocios. Ster.mih ex angul.ana enla quadra y quita del
rincón aquella camilla de dormir entre dia, est enim anaclinteriúlectulus minuto retículo vndi´q3
inclusus, y pasa le al cenadero. Culci.plum.alte.tomen lane.vid.vt fulcr.pó sobre el pulmon o cabeçal
lleno de pluma, la colcha de lana, y mira que los pies dela cama no se deslizen, fulrc.enim afulciédo
dicta sunt. Non.cub.inalet spond.que no te acuestes sobre el un lado o el otro dla cama.est enim
spóda lignum quod fulcris sustinetur & lecti vtrá´q3 partem superiorem.s.& inferiorem áplectitur.est
etiam la tarima o tabla dela cama, sed proprius superius. Cervi.el travesero dela cama que es
almohada que toma toda la cabecera.cabeçal o almadraque. Pului.duo.dos almohadas,
Plag.ill.pavellon o cortinas de cama de red. Arct.lint.cortinas angostas de lienço, ex coniunctis enim
re loci exposito fiat duriuscula facile intelliges plagá, ser red o pabellón, & lintea, cortinas angostas.
Sine lodi.sin manta o cobertor. Peristro.aliqu.le cubierta de cama liviana, como es de tasetá o de
lienço, ola colcha. Strag.lo que se tiende sobre la cama o sobre otra cosa, hoc loco paño o cobertor
de cama. Peripeta.cortinas y cielo de cama. Conop, pavellon de cama. Sterit.rócas.stertere enim est,
profunde & alte dormire. Cimic.las chinches. Satisbon.prou.harta copia o abúdancia ay dellas en
lobayna. Argi.barro d lobayna, a nobis arzilla quae apud Lo banienses cimices gignit.
Horo.excit.relox de despertar, & óbice.infing.ad hora.quar.mat.y pon la mano o puntero del relox
alas quatro dela mañana, Se fillas de costillas quia plicari posunt, ita dicte.sella reclinatoria.silla de
espaldas. Matu.orinal, o vaso en que orinan. Suffi.paul.thur.aut iun echa vn poco de encienso, o de
enebro, o da sahumerio, o sahuma có vn poco de encienso. Can, mih.traditur Pythagoras musice
invétor fuisse, & asuesse deinde Pythagoricos quod pacando & componédoanimo id vtile
censerunt cum cubitum ibant, aut mane furgebant non nihil ad lyram canere.aut canentem audire.
Somn.cóveniétisima sunt lectú ingredienti carmina.
1. Popi cozinero o bodegonero.in po.gall.enel bodegón del gallo additur adiectuum gallina cei quo
gallus homo quia iisdem scribitur literaris a gallo aui distingatur, Gane.los que andá por los
bodegones.alibi mádiles d putas. Adu. Los advenedizos, o ´q vienen de fuera, forasteros. Inae
dib.sut.enla çapateria. Cont.ader.luego vendre. Ign.inlar.struri.hazed lumbre en el hogar debaxo dela
chimenea con rajas gruessas.est ´q3 lar, la casa, sed per Metonymiá, significat el hogar. A
capri.ligna sunt que ad ignem ficca habentur, a murca conspersa: nullius fumi tedio ardere docet
Marcus Cato & ideo Plin.acapna dici tradit, quasi sine fumo, nam capnos fumus est & a.in
compositione negat ita vt acapna, idest sine fumo dicátur, leños secos sin humo. Put es.
Ro.inea vrbe tabernae sunt, in quarú furnis ligna quasi couqntur, vt humiditate purgata igni admota,
sine sumo ardeant, vnde ligna ipsa sic a rida coctilitia, & in quibus a rescunt taberne coctilitie
dicuntur ita vt taberne coctilitia sit,el horno, & coctiliua ligna, los leños alli secos. Sufi.el ´q sahuma,
suf.soplando destruyes los ojos. Si sim san.si estoy en mi seso. Nol.mi.evert no quiero que me
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transtornes las ollas.y quebres los pucheros, y dañes los manajares. Inijc.fac, aliq sul.fom.echa vn
manojuelo de pajuelas alcribritadas. Toleti appellantur alguaquidas y pedaçuelos de yesca con estas
astillas.est enim fomes, quie quid siccum est, facile vt ignem concipiat. Ba.el badil. Tor.tizon
encendido o aridédo. Pruben.incen.asquas bivas y bien encédidas.metal.proprie el que anda a buscar
minas, etiam si hoc loco, por la alquimista, metallicida vero, el que destruye el metal no sabiéndole
labrar. Fur.titic.mag, qua.tor.tizon apagado y ´q humea y no tizon encendido.
2. Cesp. Hispane céspedes, qui eterre cortice veluti lateres in Flandria fiunt, qui aut surno iniecti, aut
sole esicati pro carbonibus sunt, flamá ´q3 edunt placidissimam Flanresium lingua tolva, núcupátur,
sunt ité cespites panes d borujo, sed non loco. Fur.proprie el escarvador del fuego o las muelles o
tenazas.dicitur´q3 sic, quod furcille formá habeat. Agi.fom.vt ign.concis.sum.py.menea la yesca
opajas o astillas para que se aprenda el fuego. Pyro.badil.muelles, o tenazas, có que se atiza el fuego.
Forfe.ignar.prun.idem quod pyrolables.las tenazas có que se toma o menea la lumbre.pru.idest
prunas capiens idem quod forfex ignaria. Qui.mir.inversio est orationis. Fac fin.alterc.acabaya d
porfiar, od debatir. Ad test.lent.incoquen.para cozer de espacio lo que sea de echar e la olla,
testuac.enim sunt quecú´q3 in olla coquntur. Suspe ahen.ad ign.cuelga sobre la lumbre la caldera, u
otro qualquier vaso donde se cueza o calliente el agua.proprius caldero de cobre. In
cacab.iniic.armu.echa enel caldero la espalda de carnero castrado conla cecina de vaca, o salpresa,
veruecine sub intellige carnis. Cucum.ign.admo cú.llega la caldera o sarten al fuego, o ponle al fuego
cóla ternera y cordero, sub intelligitur etiá caro.substantive´q3 ponitur vt frígida.
Inchitrop.elix.oriz.enla olla con pies cozeremos el arroz.chytra et chytron latine olla dicitur.inde
chytrapos.dis, instrumentum ferreú, supra quod chytra igni admovetur. Hispane trevedes, & idem
quo´q3 chytripodes, sonao. Auxill.here.el puchero de cobre que esta estrañado. Veru.pros sub non,
& pin.pondras a assar alas nueve, y sacaras el vaso donde cae la grossura, pinguar.enim sunt in que
decidit pingue carnium, quum assantur, el plato, o las revanadas en que cae la grossura.
Luci.hunc.fin.inaqu.lusit.tu.exe.dexaras estar bivo enel agua vn poco este lucio (nombres es de
pescado) y luego se sacaras las tripas, eum quídam appellant cabeça de asno. Stip.este majadero o
modorro, seu vt proprius addictionis significationem accedas.leño,nos, pedaço de asno dicimus.
Qui.te destrus.inculi.cum sis tá sap.quien te truxo a ser cozinero, siendo tan sabio o tan agudo.
Adver.me.for.mi desdicha. Lur. & ingl.idem pene significant, la tragazón ogolosina, o demasiada
ganas de comer. Anim, deg.qui degenerat & maioribus nó respondet, animo baxo vil, vnde
Verg.degeneres animos timor arguit. Ambul.nun.pedi.sem.ami.ves.obsole.et por esso andas
deslcalço, desnudo, con ropa rayda, y que no te cubre las nalgas.
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Floricuiusdam hominis perditissimi, qui obsenam & infimam vite sue conditionem, quasi tutam,
quod periculis non effet exposita, commédans.minime propterea l m peratoris Adriani potétie &
faelicitati invides in ipsum huiusmodi versus fundebat.cui econverso Caesar, respondens degenerem
animú reprehédens, ego inquit nollo Florus esse, ambulare per tabernas, latitare per propinas,
culices pati rotundos, ita honestas suas occupationes Flori invtili turpio ´q3 ocio prestantiores esse
coa rguit. Vt sap.fat. Martialis sunt carmina Xeniis, vbi fabrorú, nó Fabiorum.vt statim sequitur
legendum est.fatuae inquit betae.i.insipide que obid vino & pipere condiútur vt sapiant, Hispane
acelgas.
4. Lorip.el patituverto, ita appellatus.quod pedé in modum lori tortum habeat, oel cancajoso.
Refert.egreg.collaph.llevaras vn gentil bofeton enel carrillo o enlos hocicos. Sic esto ho.es dessa
manera o es essa su códició. Vrnu.cer.vaso para cerveza, o tinajuela de cerveza. Et grau.atrit.
Verg.est versus qui a Silleno profertur. Claud.quae cen. Martialis, sunt carmina in xeniis.quibus
edacitatem & gulam sui tempuris reprehendit.quod alactuca qua prádium absolvebatur a suis
maiorib9, modo quo mag in icent apetitum prandium auspicétur alii (tametsi eodem pertinet) quod
tradút ita exponederum censent, quidest quod tradút ita exponendum censent, quidest quod lactuca
´q vna priscis totum prandium esse solebat, v tea caena clauderetur, nunc principio quasi
subiternatur variis obsoniis. Fili.pi.carmina sunt etiam Martialis.Rapsod.recitar versos o pedaços
dellos de aca y de alla. Poetast.el ´q hazed del poeta o presume dello, o el ruin poeta.
Coces.cubit.como me fuesse acostar. Buli.gran hambre. Culi arrip.hazerse cocinero o deprender el
arte de cozinar, quémadmodú naviculariam facit, qui arté regéde navis, que navicularia dicitur, sibi
victum parat.est´q3 nomen subst antiuum. Quae ill.preb.minis.de que le servias, que Caesar rei
publiquam est necessari9 reipubli. Imperator & vnus ei toti preest & imperat, ita ego eran illi
omnia, vt fine me vivere nequiret. Pessim.cantil.malos versos. Quas,tin.execeb & opi.mur.alos
quales comían las polillas y royan los ratones.opici dicti sunt idest sordini inmundi, & obsçenies
edictionie vsus est luvenal. & derivata est a q busdam Campanie populis, qui alingua rum coluvie
opici, sive aserpentib9 ophici dicti sunt.quemadmodum Cicero at Atticum Abderiti con,insipiens
dicit: quod Abderitis Thraiae populis, qui olim stolidi & insipientes iudicati sunt detivetur.hec
eadem dictio postea inproverbium abiit vt id Abderiticon appellemus quod insipiens sit.
Qui.mal.poe. e contrario arguit vt lóge pessima carmina esse coarguat vt poteque gina forent que a
muribus roderentur.hincavan el diente.
1. Semiso.medio dormido, o quasi adormido.o soñoliento. Devor.ingur.congeries est, ea, ´q3 fit, cum
variis vocibus eodem congesitis idem explicamus, nam.congerere.vnde congeries, est congregare,
coa dunare, & acumula re, fit ´q3 hecper incrementum. Vbi ná ineras. Celoc.modus est loquendi
Hispanus adverbum latine, nec sine figura expresus: qui sic Hispane sonat, donde cargaste la barca,
quasi dicat apud quem vetriculum tot obsoniis explesti, Celox vero navigum breve est, sic
aceleritate dictú a nobis esquife, hic´q3 methaphorice el vientre o estomago. Quin
pont.mor.gre.sympo.id, eo dicit, qd sumposió latine comporatio, vt cótendit apud Mar. Cat. Cicero
de Senet.non sit tam vrbana & honesta vox, quá latina convivium, Graecum, borrachera
Interpretaberis & latinum nomen, conbite acordado, o van´qte. Bucc.bu.impell.no nos davamos
manos a comer, aut quod dicimus, comíamos a dos carrilos, & ad verbum vn bocado estorvava a
otro. Intrit.& condimé.velli.at´q3 instig los guisados y adobados, o potages, despertaban la gana de
comer, desidens enim stomachus tun est, cum cibos sastidit, & ad ipsos irritari non potest.app.i.qui
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in caupo Hispa.delectaur plerú´q3, ipsa rerum cómemoratione, non minus quam si vbi geste sunt,
interfuissemus:quo circa, quoniam gratum id lectori futurumputo, non recusabo, lepidissimam a
Vive fabulam tactam Paulo altivus recensere.contuleratse igitur egenus quídam, & famelicus in
Hispanie cauponam quádam, vbi panes duos, perdicum que tun cibi assabantur, nidore pro obsonio
vsus comedit: cú´q3 in mane cauponi consitetur, ab codem coram pretore inius vocatur.nidoris vt
precium solveret: iudex causa intelecta, famélico iubet numus aliquot cauponi presentes numeret:in
quibus supputádis, cauponem animaduertens delectari, imperat eos vt continuo hospiti reddat,
prudenter affirmans computatione numerum satis abunde´q3 perdicum nidorem compensari.at´q3
ita vtri´q3 ex quo redintum ius est, & causa finita. Asside.inhoc.sali.adcre.hui.ripu. Assentemonos
eneste saucedal al ruydo o sonido desta ribera.salicetum locus est, in quo fáciles sunt, vt rosetum,
vbi sate sunt rosae.crepido auté duo significat.orá.s.terre quam aqua alluit, ex hoc appellata, quod ibi
aqua allues crepitat, cú currit, aut vndas appellit, significat etiam saxum prominens iusta illud
Verg.lib.10.forte ratis celsi coniucta crepidine saxi.expositis stábat schalis & ponte parato:prior
tamen significatio loco congruentiore est.& quia ripula extremitas est terrae aque, vicina & crepido
ora terre quam alluit aqua libuit verteré, al ruydo & non ala orilla etiamsi hoc proprius significet.
Gram.er.nob,vic.pul.la grama tédremos por almohadas. Enit.hac,pulm.arrimate o recuéstate sobre
este olmo.humor in ortu Canicule.quasi dicat, ábsit vt humor sit vllus state seviéte, que tunc caloris
habet plurimum, cum canicula, que stella est, Syrus etiá appellata, oritur a qua dies illi estus pleni,
canicula res dicútur:quibus nimio calore languét mortalium corpora, vocantur´q3 sic dum ab ortu
vs´q3 ad eiusdem occasum procedunt.sunt´q3 maxime circa triginta dies post solstitum, de canicula
latius, Plin.libr.18.frio o humedad por los caniculares.
2. Anim.prur.idest vehementer cupit & si proprie prurire sit.comer la farna, figúrate tamé Hispane
sonat, nec minus figúrate, comen me ya los pies, o ya querria avertelo dicho. Mo.paul.silent.rog.que
de ay avnpoco me ruegues que calle, me lo notifiques y me lo mádes. Vt arab.tibic.proverbium est
in eos dici solitum qui a semel coeptis nun´q3 desistúr.quo vitio laborare cantores, dixit Flacus.qui
iussi cátare vt incipiant, adduci non possunt si vero iniussi incipiát nú´q3 desistant, ex Arabia
Arabicus tibicé deducitur.in qua mancipia (nam tibiis canere ignominiosum ingenuiducebát) tibiá
exerebant.quorum idem quod cantorú esse ait Horatius, ingenium erat.vt silicet iniussi nun´q3
desisterent.meminit Paremie huius Iullius Pollux copiosius tamen Erasmus in Chilia. Obol.vltima
est numorum significatio inquit Donatus, Budeus vero valere ait semis sem nostrum, & denariolum,
idest septem de nariolos, prior tamé significatio hoc loco magis congruit.fuit etiam quod nostre
interpretationi cong ruit minimú numisma apud Athenienses. In opac.loc.en lugar sombrio.
Card.ill.vel adiu.aquel pájaro sirguero ayudara atu platica, o te la entonara para que lleve mas
armonía. Vt.orati.Ca. Grach. Caius Grachus, vt in euis vita tradit Plutarchus:hacer nimis & ve
hemens ira, maledictis & iurguis quibus in dicendo irritabatur, oratione perturbari cósueverat.cuius
excessus remedium machinatus: Licinium seruum dum oraret, post se in pulpito collocabat, qui
quoties exasperari, aclógius ob iram protrahi, vocem sentiret: vocali órgano, quo notas deducere
solent, mollem emittebat sonum: quo ipse admonitus, vehementiá illam remittebat. Gelius tamen
lib.pri.ca.11.nequaquá sic esse, vt vulgo traditur affirmat, qui enim, inquit, foret ea re ineptius? Sivt
pla nipedi saltáti, ita Graccho concionanti números, & modos, & frequétamenta quedam varia tibicé
incineret:sed qui hoc cópertius memorie tradiderunt:stetisse in circunstantibus dicunt occultius:qui
sistula brevi sé sim graisculum sonum inspiraret:ad deprimendum, senandum´q3 impetum vocis
eius. Mar. Cice.fistulatorem istum adhibitum esse a Grac.putat.vt sonis tum placidis, tum citatis, aut
demi stam iacentem ´q3 erigeret, aut ferocientem saevientem´q3 vocem cohiberet.
Transu.for.atravessando la plaça passearse. Post.di,qu.exter.fu.ap.se es.otro dia después que fue el
de ayer que comiessemos conel, essemus idest comedissem9. Excus.no.prim.i.excusabamus nos,
vno poniendo vna escusa, y otro otra. Teren.est loquédi modus iuxta illud omnes laudare fortunas
meas, qui talem gnatum haberem.i.laudabant. Vadim.gra. & apu.pret.yo estaba emplazado sobre
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cosa grave, y delante de juez que presto se enojava, va dimonium autem é, vt citari sistant se
adversario, ad praestitutam diem Hispane emplazamiento.irrit.qui facile irriatur, & scandescit.
Quas.decap.ager.como si fuera enello la vida.caput enim hoc loco vitam significat, quae rerum
humana rú ómnium preciosísima longe´q3 charisima est. Qui.mult.addix.que es menester mas,
ofreciemonos o dimos le la palabra, o consentimos porque no nos importunasse mas.
3. Phial.argent tre.deaur. & pat.sex.tres taças grandes de plata doradas, y seys taçones.phiala enim est
quodcú´q3 sive vini sive aque ita Varro Aqu.stimul ad pros.la qual le incita a gastar
demasiadamente, i moderatus sumpt9 profusio fia nos juntamos en su aposento, dose come.
Qual.era.cen.hypeth in opa, que tal era, o de que manera el cenadero o lugar donde aviades de
comer, responder hypethra acotea o cenador dscubierto alo fresco o ala sombra, nam opacum fig
rus est, frescor hecho có sombra. Abac.inge.ple.bon.vas.mat.el aparador muy grande lleno de vasos
de toda materia, o de todas maneras, como de oro, plata christal, vidro, marfil,agata, est enim
murraha agata piedra preciosa, & inde vasa murrhina. Testac.seu fig.vasos de barro, vtra´q3
dictioidé significat, in quibus ars cómendababatvilitatem materie, élos quales la hechura dava ser ala
baxeza dela materia, alludit´q3 ad Ovid.illud.materiam superabat opus. Tor.vasos torneados como
son los de estaño, o esculpidos. Fulgo.pen pers.ocul.el resplandor casi quitava la vista delos ojos.
Mall fuentes para agua manos, o platos grandes para lo mismo.
Ori.deaur.vmbil.er.aur.cum.insign.las bocas o rostros dorados, y el medio dellas de oro con sus
armas. Vmbil es el hondo del vaso o el cerquito do se esculpen las armas enel medio delas suétes.
Gut gut torniú dictum, a gut ture ad cui9 modum factum est, el caño o pico del jarro. Epis.la boca
del caño del vaso o aguamanil, o el pico del mesmo aguamanil. Aquim: vitreu.fistu.deaura
cumpollubro o filg.oper mal.pb sandara Otro agua manil de vidreo conel pico dorado, y otro de
barro de malaga, bien bañado o pintado aquiminarium enim ab aqua & manibus compositum est,
sistula ita dicitur, el pico, quod instar sistule sit, sandarac.ab herba que sandis appellatur, quavasa
Malacensia illinuntur, derivatur.est autem Malaca civitas marítima & quidem pulcherrima in
Hispania. Ad vs.me.ápul.vitre.mal.aut etia.testac.ex iis qu.lapid.dicú.para mi propósito, mas querria
garrafas de vidro, o barro delas ´q llaman apedreadas Ita.est homin.ingen.que emos de hazer, assi
son los hombres, o cada uno tiene su gusto. Cym.abac.tape.villo.tect.la tabla del aparador olo alto
del, quod satis ex subsequentibus colligitur, cubierto con alhombra trayda de turquia, significat etiá
cymacium, la sobremesa, & concine satis tapete villosum, el alhombra. Quad. & orbib argen.platos
quadrados y platos redondos de plata.quos a figura quadrata & orbiculari quadras, & orbes núcupat,
dequibus in refectióe Scho. O Enop.gra.barriles o picheles para traer vino. Refr.lugar do se pone
algo a éfriar.sed huc vas est á plú frígida plenú, vt satis colligitur ex voce sub abaco.
Sedil.var.sel.bis.subs.& dó.sel.pli.sillas o asientos de diversas maneras, sillas para vno, y sillas de dos
asientos, que bisselia.i.quasi bissedes dicuntur.sillas o asientos para muchos, como son escaños, y
silla para la señora costillas. Pulu.ser & sup.coxin de seda para los pies.
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sobre el ombro decrus.pá.pan sin coreza.o raydo lo que se pega al suelo del.reli.sactio, suppe.lo de
mas bien que se os sobraría, ast.mens.estru.estava ala mesa el trinchante componiédo y adereçando
los cuchillos y tenedores de mesa.ingred, mag.pomp, archi.cum lon.entra luego el maestresala con
grande aparato, y tran si vna larga procession de pages pequeños, y pages grandes ´q trayan los
manjares del primer servicio: exoletus sustantiuum est, significay´q3 el moço y a crecido, at´q3 ita
hoc loco sentit Vives.nam apposuit prius puerorum.deinde exoletorum, los pages chicos, o de
guardia.y los pages grandes o de tovalla, aulici appellant.quod soleant hii humeros & pectus longo
linteo cincti, altera aut vtra´q3 manu grandem cibi patinam eculina ad mensam gestare.ex
quastructor mense conviviis obsonium distribuit.
2. Spógio.aquat est mal.den el espongioso o soso es aguanoso, mas quiero pan mas apretado.
Speve.hic.ver otia, hect.attoll.pan hecho de priessa y este esta olvidado.nam attollere hectas, es
levantar costras o bexigas enel pan. Focac.pan cozidos al hogar, o entre el rescodo, a foco sic dictus.
Fornac.pá cozido en horno Aceros. & acet.pan con chinas, o grançoso y avinagrado, acerare enim
vnde acerosus est, paleis seu scrupulis, panem infficere, ita Sipontin9 hinc´q3 quod sequitur facile
intelliges acerare prius in villa quod sonat, revolverlo primero enel alcaria o enla heredad con gran
çones y tierra. Ferm.la levadura & inde panis non satis sermentatus, quod Paulo post subiicitur, pan
no bien seudo. Put.te.hod.iud.quor.sum Deus id ludeis preceperit, quoniam altioris negocii, nec hui9
loci est omittam.i Exodo tamé id preceptú esse subscripsisse contentus ero: tribus inquit Deus
vicibus per singulos annos mihi sesta celebrabis, solénitatem aziomorum custodies, septem diebus
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comedes azima.quod Hispanevocatur, pan cenceño, quod infermentatus sit & insipidus. Vt
interd.est ita ill.suill qua.ille es.pal grat.como seles vedo el puerco, siendo cosa tan sabrosa, hec etiá
quod theologici sit muneris explicare, & non huius loci prudés pretereo. Lactu.agr.lechugas
capesinas, o amargas, ea vt autor est Dios corides, similis est lactuce sative, etiam si longior caulis, &
candidiora folia, gracilora, & asperiora habeat, amaro est gustu eius succus cum lacte muliebri
sommum allicit, doloris levamétum prestat, menses trahit: & eótra scorpionum ictus bibitur. Lanc.
& tymp.cú cera. & prun.& mal.gran platos grandes y platos hondos o ajusaynas,con cerezas,
ciruelas, granadas, duraznos, y albarcoques tempranos, lances autem vt tradit Marius Grapaldus,
vassa sunt lata & rotunda, quibus caro tam tosta quam elixa caetera´q3 edulia condiuntur &
inferuntur mense:quo & Horatii illud in Satyr.pertinetiligna nutritus glande rotundas.curvat aper
lances.tympanum autem multa & varia significat, vt videre est, in Lexicis Plini9 vero lib.33.genus
vasis esse inquit in tympani formá: id´q3 plane hoc loco inuit Vives.porcelana apud nonnullos
Hispanos nuncupatur. Pers.pom.el durazno prisco. Pers.pre.el albarcoque.
3. Cur. M.V.dixit convi.non.is apud Celsum existimat, convivas intra numerum musarum oportere
consistere: quávis adagio, quod circú fertur.septem convivium novem convicium, tot esse
prohibeantur.quod & extarent antiquitus leges, que prescriberent simul & moderatum cóvivarum
numerum, &sumptus, turba enim confusionem parat, & molestiam.de numero musarum variant
autores, sed pleri´q3 conveniunt, nové esse.quarum nomina cú suis significatis non pigebit
subscribere, eas primúsu dixero (Herodiano teste) a muse quod est in quiere núcupatas esse, Iovis
& Memoriae silias, quae poetis & musice preessent: poete singunt has easdem me hoc interim
lectorem sugiat, in vniversum variis nominibus appellatas comperio. Heliconiades.s.abHelicone,
Parnasides a Parnaso, Aeonides ab Aeonia, Cytheriades a saltu qui Cytheró dicitur, Pierides, a
Thespia oppido, Pegasides a Pegaso, Hippocrene dicitur, rurfus Libethrides vocate sunt, &
Pympliades a Pympleo, ac Castalides a fonte Castalio, singularú auté nomina & significationes sunt,
prima Calliope a vocis boniatate dicitur, secunda Clio a gloria & celebritate rerum gestarum quas
canit, tertia Erato acanendis amoribus quarta Thalia a la scivia cantus, quinta Melpomene acanendo,
sexta Terpsicore a delectádis choreis, séptima Euterpe a svavitate concentus, octava Polymica a
multitudine carminum, nona Vraina acátus divinitate. Vnde. Diog.loc.in lud mag.olim in scholis
pingi, solebát Musae, ceu studiorum presides.qua propter ingressus scholam Diogenes, cúvideret
Musas multas discipulos admodum paucos, dixit preceptiori, cum diis multos habes discipulos.ludés
exambiguo sermonis, ná Graeci cum diis dicunt pro eo quod nos dicimus faventibus diis, sintes
Muses.i.vna cum musis ves Musis enumerates vt facete satis intellexit Diogenes.Se est ne ver.per.id
ita esse Martialis in Apophoretis ad huc modum testatur.vilia maternis sueramus persica ramis.nunc
in adoptivis persica chara sumus.erant enim illa, vbi primum sunt nata, hoc est in Persia, vnde nomé
accepere: presentaneum venenum.sed postquam in Graecorum perniciem traducta sunt loci
mutatióe abiere salutifera, quemadmodum & navigatione quod nó erat generosum sit vinum.
Martiali tamen Plinius lib.10.adversa ur, falsum inquit est, venena tacum cucuatu in persiis gigni, &
penarum causa a regibus translata & in A Egitum terra mitigata. In ingen.ter.ingenium proprie
singnificat, la condición.hic autem sic vertes maravillosa es la variedad o diversidad delas
propiedades delas tierras, Indi.mit.ebu. Verg.carmina sunt. Cydo.melocotones , enxertos de
duraznos y mébrillos. Cú fic.dur.prodó.higos de hollejos duros ´q son las brevas, prodomini.n.sicus
sunt precoces & qui maturius ferútur ab arbore, idem quod brevas. Sic in merid.som.qui ex
medicorum ómnium sententia suavis est, in salubris.tamen vt qui sanguinem adurit iniuuenibus
precipue, alludit ´q3 ad illud commune dictatum: nescio q3 verum, quod sapit nutrit.
Dat.singu.singu.gabat.da a cada vno su escudilla con caldo de carne.est gabatta escudilla de falda o
ajufayna.
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4. Suill.sallit.tocino salado a diferencia del fresco. Oper.sapid.oque pernil tá sabroso. Brasic.ill.cum
larid.aquel repollo conel lardo o tocino gordo. Lucan.hui scind.mih.desta lóganiza cortame vn
bocado o dos. Prim cyath.para que beba mas a gusto el primero sorbo.Porci.addat.mer.tras el tocino
el vino. Seqt.actus fabu. Metaphora est sumpta a fabula dequa composita comedia, in actus primú
deinde in caenas quas habent singuili actus, dividitur.hic sonat.ya viene el atuendo o aparato dela
comida, o la jornada dela farfa. A calic.cust.abac.el repostero, o el que tiene cargo de la baxilla.
Aqua.put.sol aspect.por la vista, o parecer creeras que es agua. Samart.& part. Rhen.vno dellos de
san Martin, y otro ´q los Flamencos llaman vino de Rhin, Samartinú nam´q3 a samarino Hispane
oppido, vbi generosisimum vinum sit, dictum est. Rhenense autem a Rheno flumine caelebratisimo,
quod Germaniá a Flandria dividit, & iuxta quod tenue adeo vinum conficitur, vt vix aquí ferat. Non
infect.no adobado, quo nomine minus probatur nam arte, non natura cómendatur. Belg.pars Galliae
fuit, hodie Flandes, vt ex Caesaris cómentarius apparet: Gallia omnis dicentis divisa est in partes
tres, quarum vnam inco lút belge, & Germ. Alemania la alta. O Eno.rele.ser.dua.el bodegero o
botiller abrio o decéto oy dos tinajas.oenophorus ab oenophoro vase ad ferenda vina idóneo dictus
est. Helu.ex ag, Par.vino ruuio o de color roxa dela tierra o comarca de Paris. Sang Burd.vino
haloque o de color sangre, o tinto de Burdeos que civitas est in Gallia, semper regis eius provintie
filio secundo, gentilicio & hereditario iure cadens. Apyr.vaso para éfriar el vino.como frasco. Fusc.
Aquit & nigr.e Sagú vino como tinto o tinto, o como baço o pardo de Aqtania.que regio est, &
tertia pars Gallie, y vino tinto de Sagunto, hodie Monviedro fuit´q3 olim insignis illa civitas quam (
autore Livio) Anibal expugnavit, & fame tanta opressit: vt in puerbium abierit Sagútina fa mes. Ex
sent.pala.su.a su gusto o a su sabor, sed quádo hoc loco de vino, tanta mentio facta est non erit
absre quo materia sit absolutior, vnde sit dictum, a quo inventum, quos colores & sapores habeat:
paucis aperire.primum igitur vinum a vi nomen mutuatur sicuti Varroni placet. Inventum a Noe a
quo primú plantata vinea est: eius colores sunt, albus, suluus, niger, sanguineus, fuscus, sapores
vero, dulcis, acutus, lenis, & austerus, dulce vinú minus inebriat vt docet Aristo. In
Problematibus, stomacho innatat, austerú facilus cócoquitur, de his plura Lactantius.li.2.ca.3.
5. Optim.nobi.aqua.prosp.nos dieras o procuraras de darnos buena agua, observa ´q3 modú dicendi
satis latinum. Prefec.celu.el botiller o el ´q tiene cargo dela cantina o bodega. Aigla.vino blando o d
mugeres, dulce como mosto sed legendum puto aiglauces ex sentía Stephani Doleti. Inpag.en las
aldeas o lugarejos, vnde paganus & illud Persii Ipse semipaganus idest quasi rusticus, & rure nat9,
apud iuriscó sultos, pagani sunt cives qui non millitant. Floces.hezes del vino. Secund. & tert aguas
primeras aguapié, quod fit ex hausto ex vuis musto & inffusa dinde aqua, aut simavis, vino baxo,
tamet si repugnat quod subsequitur, tertiarum, que es aguas segúdas, oagua é caxca. Haben.in
delic.tienenlo en mucho. Ea vil su.mag.qua.vin.essos mas son vinillos que vinos est´q3
diminutiuum, villa, a vinis. Tot.gen nec aqu.nec, por la mayor parte de vino francés, ni sufre agua ni
se puede guardar. Inclin.ilic.vase luego a vinagre. Dubiu.tum fugie. & acu.vino que tiene punta de
vinagre, y que se va ala sierra y azedase. Quo.si mans.diut.emu.& in.y si se guarda mas tiempo
enmohecese, y hichese de napa. Vient.prob dol.atense biéo apriétense bien las cubas.per iocum
alludit ad vinum fugiens, ex equivocatione loquens a vio.is.quod miror, & nó avieo, es.vbi Donatus,
Festus, Varro & Plaut9 vtútur vieantur´q3 nisi plus valet Vivis authoritas dici oportere arbitror.
Pom.fugien mançanas quese pudré y no son para guardar. Quae eta.ced.idé quod fugientia & que
etatem minime ferunt, durare´q3 diu in corrupta non possunt. Vin confis.vino de guarda.ita dictum
quod multo tempore inviolatum permaneat & consistat. Vin.pur.put.vino puro y sin mixtura d otro
liquor como lo pario su madre. Auina.irrigat.augado por el que vende el vino, o le tiene enla
bodega.irrigar e regar, & hic aguar o echar agua Ea era.meo temp.elegan.phil.en mi tiempo se deziá
estas gracias, o esta era la philosophia delos de mi tiempo. Baptis.vin. & se ipso.ex bapti.idest domi
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sue, aqua insusa, vinú corrú punt:quod ipsi vocant baptissare, & id contra pietatem faciunt
christianam: se´q3 vere ex baptissant, idest christianorum nomen, quod baptismo accepere delent.
6. Peiu.agú.peor hazen los que enel vino echan cal, açufre, miel o alumbre. Inquo.publi.dber.alos
quales avian de castigar por justicia como a ladrones y matadores, animadvertere in aliquem, est
eundem castigare & punire.sicari9 vero a sica, porla daga dicitur, & is est qui sicaalium confrodit,
quod crimen gravissime puniunt Iuriscinsulti, vt videre est.in ff.ad.l.Aq.de sicariis.arthreti gota de
manos, porque da enlos artejos ex conspi.cu medic.anse conjurado con los médicos, o an hecho liga
con ellos para que los vnos y los otros ganen mas.depl.ques vaziale por tu vida vn poco paraqué
quepa el agua, nux preg.alab.argen.nuez grande delas indias que llaman, Cuquo engastado en plata
por los bebederos, o es delas que se hazen calabaças para bever.sed priogermana est
significatio.incul.ill.lig.hebe.en aquella hortera o vaso de Evano quod ab indiis exportatur nigri
coloris, nesc.vet.verb.preverbium fuit antiquorum, quamus non hic eadem significatione, dictum in
eos qui intio quedam recte faciunt, dein devero quavis levi de causa benefacta malefactis
subertunt.originem duxit a Polyphemo, qui in tragedia Aristii Vyssem vinum aqua temperantem
hisdem verbi increpat, antiquitus enim merú bibebant, quod crederent vt res habet nimium dilutum
magis ´q3 putum obesse cerebro, temperatum tamen vt experientia & medici docent.non parum
iuuat.vterená ´q3, inquit Paulus modico vino ppter stomachum.vet.ver.i.no sabes lo que dize el
refrán viejo.lub.ne potar.mor.gre.quieres que bevamos ala manera delos Griegos en aquellas taças
anchas que cabe mucho. Greci enim in simposiis.i, insplendidissimis cóviviis vtra´q3 manu
excacissimis pateris bibebant.nolits.nebr.verba sunt Pauli & que cú antiquo proverbio mirifice
conveniunt, sine Cerere.s.& Baccho frigiret Venus.crapu.diciturvbi vinú intemperantius haustum,
capiti detrimenta adfert: qualia sunt, fluctus, agitationes, & vertigines, Hispane embriaguez, o el
bever demasiado vino.
7. Vnde hec est frig.tan.pur.& pelluc.de donde es esta agua tálimpia y tan clara, frígida enim sustátive
ponitur: quemadmodum alias admonium9 : & ita etiam vsus est Plautus in Mostel. Iam pridem me
castor frígida non lavi magis.libenter.mal.cist mo.defec.mas querria agua de cisterna con ´q fuesse
muy clara, metaphora ce´q3 hoc loco locutus est Vives, continens pro contento sumus, namcisterna
receptaculum est aque pluuialis.defecatissimam dixit a defecando, quod est, colar el vino o el agua
para que este clara. Put.ali.fluu.agua de pozo y de rio. Rect.si.flu.anim.per vena.au.assi es si corren
los ríos por mineros de oro, comédatur auqa, que por venas auri, presertim si preceps dcurrit, quod
aurum metallum sit generossisimum cor ´q3 exhilaret, & ex eo aqua admodú salubris fit.a.eivsmodi
ánes frequétes sunt in Hispania: quales sunt Iberus, Dorius.Betis, sed precipue Tagus poetarnm
testimonio cómendatisimus: qui in Lusitaniam vs´q3 influit, & Toletum vrbem clarissimam pene
ambiés natura reddit munitissimam.de aquis autemiudicium facere propter locorum propietates &
peculiares naturas, caelum & alia plera´q3 difficile putat dioscorides.magna tamé ex parte optimam
ducit, que dulcis sit, sincera nulli9 omnino quialitatis particeps.probatur tamen aqua pluuia ab
Avicena, propter subtilitatem, que si deco´qtur:nulli est aequiparanda minore inflatione & facilori
decensu.inventum fuit Neronis principis aquam decoquere, vitro ´q3 demissam in nives refrigearare,
ita sine vitiis nivium voluptas frigoris in nocua cótingebat.optima est autem aeri per quam simillima,
que´q3 calefiat & refrigeretur celerius, quae leuiorestvt sentire.videntur Avicénas & Hippocrates.al
Plinuis ad statere iudicium per raro aliquam dicit leviorem inverini. Phial. Sam.vaso para agua o para
vino. Itali, garrafa vocant, nos limeta. Plinus poculum aureum fuisse affirmat. Samia a Samo insula
dicta est, cuius vasa erant ppulchra.alii appellant taça. Na alim.mim.incr.porque las otras engruessan
o atapatan muncho los poros, hoc est eas corporis partes & venas quibus spiritus ducitur.
Vitre.ill.tere.en aquel vidro redondo y largo a manera de cañó nam teres.tis.omnis generis dicitur
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quicquid rotundum & oblongum est acutam extremitatem non habens.nónulli exponút garrafa.
Qui.ill.cess quin mit.que se detienen o estan parados que no embian otro servicio. Pul.gal.pollos,
gallináceos adiecit quoniam in animalibus quadrupedibus, fili paruuli dicuntur in equis potranco, in
afinis borrico, latine vter´q3 pulus. Bugl.hort.la borraja.hortensis additur quod buglossa sine
epitheto, sit quam nos dicimis lengua de buey. Intub.intubus sive intubum herba est ex Cichoriotum
genere, quam Graeci Siriam vocant nos vero an intibo corrupto vocabulo, envidiá dicimus. Veru
& vit.carne de carnero castrado y de ternera, veruex enim ab ariete distat, sicut cantherius an equo.
In scut.par sinap.par.sinap.aut pet.enlas falserillas vn poco de salsa de mostaza o de perexil.
9. Lup.cú acet & cap.aquel sollo assado có azeyte y alcaparras. Pas.cú sut.lap.aquellos pajaros peces
cozidos con çumo de romaza, Hispane dicuntur rodavalios. Sole.frig.léguados fritos. Luci.recent.&
capit.nomina sunt piscium, quórum quod legerim Hispana nomina non invenio, recétem
fresco.salitum saldado o anejo, luci.a nónullis cabeça de asno & idem capito. Thyn.thynnus piscis
est aletero captus oculo, qua ppter nádo partem qua videt, terram versus applicat.hinc adagium
thynni more videre, cum quis oblique aspicit.nónulli Hispane, atun, vocari putant, quod huius (vt
autor est Strabo) maxima sit in mariHispano copia.verum nunc eundem comperimus duos haberes
oculos. Salsam.salsa de cosas saladas. Men.recen.sardinas o áchovas frescas. Crus.in quib su
mul.barb.enpanadas donde estan los barbos. Mur & trut.mult. Iampreas y truchas adereçadas con
muchas especias. Gobi.frig.camar. & cran.elix.gobios fritos pescado, camarones y cágrejos cozidos.
Adm.scut.cum intri.aliat.piper.eruc.pon salseruelas có salsas de ajo de pebre y de oruga.
Philo.i.amator sermonis a philos quod est amicus & logos sermo. Controu.idest que plurimum
controversia & disceptationis habet. Polluc.hanc ditioniem exposuit Motta.sunt autem convivial
pollicibila, apulenta, opipara, splendida & hinc pollucibiliter splendid & laute, Plautus in
Mostell.pascite parasites, obsonate pollucibiliter, pollucere´q3 vnde pollucibilia dedicare é, vel
vovere, quo verbo vsi sunt autores: quoties opipa ras dapes veluti in sacrificium Dei & imprimis
Herculis facturi erant Hispane váquetes o comidas grandes en honrra de algú dios.
Import.ass.pul.perd.tur.anat.querqu palu.cuni.lenub,vitul hedi trad lo assado pollos, perdices,
zorzales, anades carcetas, o patos cierto genero de anades, palominos torcazos conejos, gaçapos, o
lebrasticas, ternera y cabrito:turdus vero interpretatus est, el zorzal, & nó el tordo, sicuti vulgus
accipit quoniá ita nos admonuit Martialis, inter aves inquiés turdus, siquis me iudice certet, inter
quadrupe des prima glorialepus. Intinc.seu emba.acet.omph.exyp, mal.med.intictus qui in ipsis
452
obsorium intigitur, & embámata idé quod intinctus, condimenta sunt, ad condienda ob sonia, vt
quae sequntur verba satis manifestant vinagre, agraz, salsa de vinagre y sal:que & Columella Axigara
appellari resert.salsamentum exaceto & garo consectum.mala medica,naranajs cytronia limas o
cidras.int.awu.ewb.salsas. Oliv. Bale.condi. ‘qs.is in mur asseru.azeytunas de las islas
adobadas quebradas y guardadas en salmuera Baleares enim, vnde Balearice olive, sunt isule quas
Hispanivocant Mollorca, Cerde;a y Corcega : ex quibus optime in Hispaniam & alia regna
deportantur olive. Bet.azeytunas sevillanas.a Bethi flumine nominatissimo, aquo & provincia dicta
est Bethica, Hispane Andaluzia: & quoniá inter Trianam subirbium & Hispalim opulentisimam
civitatem dessuit, olive qua ea terra fert, Bethice dicútur.etiam si Hispane sevillanas: gordales alii
dicunt.
10. Qui.fie.grand.que se a de hazer de áqllas grádes bestias, gáso, cisne, pavó. Vbi est Q. Hort.quoniam
is vt autores sunt Plin. & M. V.prim9 Rome in cóvivio pavoné ex hibuit: qui imposterum adeo
gratus esse caepit, vy quinquaginta denariis qui monete nostre conficiút aureos númos quin´q3
cóparar retur.ouú vero eius constaret denariis quin´q3, quam obrem educádis pavonibus eam
operam multi navarút, vt Marcus Ausidius quem idem citant autores ex ipsis: singuli s quibus
´q3 annis, quinquaginta mille denariorum, qui mille & quingentos aureos númos eficiunt: questum
fecerit.pavonis autem caro vt testatur Augustinus, in corrupta annum durat, salubritate & saponere
cómendatur. Agni.carne de cordero, que quoniá nó admodum salutaris est, non alia dicitur exire
quam qua intrarit, euomenda enim é prius´q3 noceat. Vid.quemd devor.os.oliu estrut.yo via vno que
se tragava los cuexcos dlas azeytunas como Abestruz, nam struthio camel9 vt tradit Plinius
libr.10.avium maxima, est, ita vt altitudinem esquitis insidentis superet: sine delectu omnia devorat
& concoquit. Arto.pasteles de carne. Cerbin.dami.carne de venado o ciervo, y carne de corcilla o de
gamo. Aprun.carne de puerco montes, o puerco jabalí. Condim.el adobo o adereço conque algo se
guisa. Ampl.& augu.mas y de mas gravedad. Piet.amor est in deos, in patriam & parentes vnde
impietatis accusari dicitur, qui heresos vel blasphemie crimine defertur. Carches.copa hecha a
manera de gavia de nao.circu traelo por los combidados. Ad imu.ventric.hasta lo postrero y mas
hondo del quajo, o del estomago. Mut.orb & qua.quita los platos y pon otros limpios. Da
secun.men.da o sirve el postre, o la fruta. Amis.appe.he perdido la gana de comer.
11. Bell & cuped.frutas de sobre mesa y golosinas o regalos de miel o açucar, cupedia vero, es el desseo
dellas. Pyra.mal.cas.multipl.peras mançanas y queso de muchas maneras. Hyp.queso de yeguas.
Phryg.ex lac.queso de fryxia de leche de burras.allatus ex phrygia provincia minoris Asie. Collú
form. & quad.´qso alto y quadrado a manera de colun a. Columella enim dominutiuum est a colúna.
& inde, columellaris &.e.quod colúnelle formá retinet, inquam caseus e Sicilia coagulatur. Quicú
frang.in lam.findi.sive phyl.quequando se parte se deshaze en tajadillas o en menuzos.
Britain.sistol.queso Bretó, o Ingles que tiene ojos o que haze ojos. Parm.hic é bene cópact.este de
Parma esta bien amassado o bien maciço. Penas.facil.cú Parm.el de pañefiel no es peor que el de
Parma. Placétinus, queso de Plazencia. Parma, & Placentia, vrbes sunt Italie vy Penafiel, vnde
Penafellius oppidum Hispanie. Confria. & vermic.desmenuzado o como molido y gusaniento.
Confrirare vnde cófriat9, idé é qd cófringere, & in minutissimas ptes aliqd dividere, & auermib9
vermiculos9 dicitur. Pist.dulcia el confitero. Escribl & art.testu.tortas y hojaldres cozidas en caçuela
como tortas ginovesas, o buñuelos hechos en caçuela de barro. Sartag fruta de sarten como son
hojuelas y buñuelos. Cacab.caldero con azeyte donde se hazen los buñuelos, melle postea vt hic ait
Vives super infuso.que verba explicant precedentia, quemadmodum nos Hispane vertimus.
Cariotas.datiles.Spatal.razimo de dátiles. Mal.grá.granadas. Expol.nob.hanc palm.agr.& aparanos o
mondanos este palmito y danos lo ´q es de comer.
453
12. Treagemma.fruta de sarten, quae solent vocari sigillum stomachi id ´q3 metaphorice nam sicuti
epistola, que est sigillo obstinate, ampli9 exaranda non est.sic stomachus post cydonia tum & alia id
genus, veluti sigillo obsignat9 ne´q3 potum ne´q3 cibum admittit. Bucel.cydoni.coriá.vizcocho o
rosquetes, carne de membrillos, consites de culantro. Hoc ver.est mand.no, edét esto a se de mascar
y no tragar para echarlo que queda seco del culantro. Rosat.flor.mal.moxc.agua rosada, y
agua de azahar y agua moxcada, o de angeles, o almizcada amosco por el almizque. A
Bac.pertur.hoc est avino cófusa, methaphorice dictum, quod invétor pro inventore sumitur:est´q3
Bacchus vini Deus. Qua. Dionys.de hoc lati9 Laerti in vitis philosophorum. In tant.eluu.habe ven.en
táta bevida o barrachera seras perdonado, eluvio, enim sive eluuies proprie est la avenida del rio, el
uuies, quo´q3 a Iuuenale ponitur pro coacla, superior tamen interpretatio Hispana etiam si non nihil
detorqueatur sensui congruit. Socrat.sapien.de eodem Laert.& Erasmus in apophthegmis. Mer.
Plin.idem hoc lib 11.cap.5.3 & libro cap 5.prestilétem auté ea d causa ciborum varietatem esse
refert.qd varie naturae cibi difficulter decoquantur. Sic repen.assi pagays o dessa manera days las
gracias por comida tan magnifica.
1. Tricong. Nomen est ebrio convenientisisimú.qui significet, exposuimus in dialogo garrientes, est´q3
mensura vinaria.de tres arrobas sed hic pro homine bibaci sumitur. Quálaut.nos her.accep. Bra.quan
gran fiesta nos hizo aquel Flamenco, o quan bien que nos báqueteo. Brabantus a Brabantia
provintia dicitur.quá vulgus homininum in merito Flandriam núcupat.nam Flandria. Brabantie pars
est. Mal.sit ill.mal le haga Dios. Sit habi.hon.vest.aur.hablando con reverécia delos que me oys.
Cóu.me.subi.mod.ad, rebolqueme por toda la cama, vnas vezes sobre vn lado, y otras vezes sobre el
otro:que parecía que quería rebentar: spondam, sunt qui dicát lectum significare, alii vero quos
sequutus est Vives, altertrum lectilatus, vt hoc loco plane apparet: ná spóde sunt tabule, que
vntrin´q3 latus lecti sustinent:quod & sentit Mart.lib.10.extrema inquiens & in spóda cubet,
aliivertunt la tarima, mihi auté prior expositio, cósiderato regionis more, magnis placet.
Lami.pond.plancha pesada: o lama o hoja de metal, & hoc proprius. Frót, & tep.aprietate la frente y
las sienes có vna venda, falscia proprie faxa o faysa, sed hic la venda de liéço, ná falsciae linteaehe
ad vuln9 aptissim sút. Cor. Cel. Bacch.aqui.is vt autores sunt Verg. Poli.& Ravisi9 in officinal,
diadema prim9 invenit.quo coronatus regibus in poste rum diadematum reliquit vsum, sed ex
hereda vt tradit Pli. Bacchi corona fuit. Edor.crap duerme el vino. Clamos.bozinglera, o muy
bozinglera. Long.hab.hom.idest vt proverbio fertur. Ilia de prolixior effet, ac verbosius mecú
expostularet quam fuit Chrysostomus in cóponendis homeliis, est autem homelia, cótio publica &
evangelii expositio. Hispane sermones. Chry.idest os aurem, facer doctor & facyndisim9 fuit.
Plan.ita est, alludit ad variá dictionis sifnificationem,nam vti antea exposimus, laute significant
opipare & venit etiam a verbo lauo. Pat.pocolum est latum ac patens, Hispane taça Verg. Ipsa
tenens dextra paterá pulcherrima Dido, Hispane taçon grande. Digit.ping pegajosos o suzios los
dedos dela grassa dela carne y delas salsas. Tac.p.calla por dios. Abs.naus.sin asco o sin rebolversele
el estomago. Diu.ve.o Dios. Phial.fit.vaso de barro para bever, como bernegal o taça. Null.est
cert.vt qui sunt ab scorpiis icti, ab eisdem remediú petunt, & a canibus morsi, eorúdem pilis vulneri
medétur, sic homo ebrius, eodem ex quo bibit vino, putat ebrietati suae succurri posse.cú magis
augeatur.est vero teriaca quá nos a triaca dicimus, medicamé ex venenosissim is rebús compositum
adversus venena. Col dictio est Greca & hoc loco nomé proprium Latine parasitus apud Plau.
Nis.vel.sino quiere que eche, o rinda quanto tengo enel estomago conlas tripas o entrañas, quae
vitalia dicuntur, quod in ipsis precipue vita cótineatur.
454
2. Vt núsq.fit, quasi dicat yo lo contare tanbien que no sea menester dezir hablando con perdon.
Adver.ani oye o esta atento. Gal. Bel.hodie Flandes, regio Germaniae próxima, circa Rhenú. Qui
abst.abstemius est qui a vino ab stinet, cognomen´q3 est persone hoc loco satis aptum ´q3 iuxta
cognomé agi cum decore frugi auté velle appellari.est idem quod velle bonos & temperatos
núcupari.abs.el aguado. Ebri.el borracho o el que embriaga a menudo. Sut.vel tex.como si fuesse
coser o texer. Non infe.aprovechadamente o con muncho aumento. Tanq.ad op.como a officio
mecanico. Qua.prose.que poca honrra les hazen, y quan mal se lo pagan. Vt doct.infign.tanto ´q
maestros señalados y principales, a penas se pueden sustentar: idem classici dicuntur.
Derudi.stat.idest iudicetis, de scientia. Si nó pl.sino tuviessemos mas seso o mas juicio ´q tu.
Accub.assentamonos ala mesa có mucha gravedad, bendixole todos cavallá, coméçamos cada vno a
sacar su cuchillo, y parecía que antes veníamos forçados que combinados. Cómittitur´q3 hic figura
que Paranomasia dicitur.cum transmutatis aliquod litteris variatur sensus orationis, vt inuitus &
invitatus. Nond.inca.hoc est ardore vini, nam liber vnde liberú ardorem derivavit, Bacchus est & qui
pro vino plerú´q3 figurate sumitur, liber autem eo dict9 e, vel quod Beotie vrbes liberas fecerit: vel
quod vinum curas solvit, mété Illis liberat.versus Hispane sonat, avn no nos aviamos calentado
conel ardor del vino. Ap.quisq.cada vno pone su servilleta sobre el hombro, algunos sobre los
pechos, otros estiendé delos máteles sobre el regaço, o sobre las piernas. Dec.descortezar, o qtar la
corteza. Lét.& cunctab despacio y có sosiego, o dteniédose. Ausp.su.coméçaró la cena por la
bevida. Acet.& bub.vn poco de ensalada, y de vaca salpresa para despertar el apetito. Prim.scy. La
primera vez fue de cerveza, est scyphus vas quo bibimus. All.est fac.ill.liq.truxeró aquel sagrado
liquor primero en vnos vasos angostos y pequeños, vinum autem per Periphrasim sacrum liquorem
núcupat, quia eius invétor vt putatur Bacchus Deus erat. Quo.sit dict.sin.hablando sin agravio de
nadie. Pocu.capac.vasos ´q caben mucho. Coep.est larg.començaró a bever de autan al modo
delos Griegos, more Graeco i.laute & opipare vt Graeci solebant in conviviis, qui vt Cellius &
Macrobius testantur de more habuere sortiri qui convivio rex esset futurus, decumbentibus vt leges
daret, idem Modiperator quod modú bibendi prescriberet, quo´q3 dicebatur, etiá si plerú´q3 rex, vt
tradit Macro, sors fiebat tallorum iactu, vnde Horatius, nec regna vini sortiere tallis. Philo. Gre.est
vocabulum.sonavidem quod Latine amicus, seustudiossus Graece lingue : & qui passin grecislat.
Ris.dissu.gran risa o todos se reyan mucho. Ocen.noct.´q3 deo.anaphora est sive acclamatio, & in
tempore adduct9 est versus. Mag.aequi.haziamos la razon facere enim paria, est vicem rependere,
aut alterius correspódere factis.impotatione autem prestare vices apud Germanos & Flandros: tá est
religiosum vt qui prebibéti non responderit, non in civilis modo sed inimicus censetur.
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lob, pelpem p pelle & cúcta quae habet dabit homo.p anima sua.idest pro vita que longe charissima
est.numus vero sestertius ex eo dictus est, qd duos asses & semissem valeret.notabatur auté hoc
modo. H. S.sestertia vero numero plurali singula duas libras & selibram argéti valebat.hoc est
ducentos & quinquaginta denarios sive mille sestertios, vnde constat sestertium generis masculini
mínimum suisse númum. But.crem.manteca y leche que se saca del grano mojado como almendra.
Qua.tu trag.hoc est quanto tu altius exclamabis, quáto´q3 maiorem excitabis tumultum, est´q3
tragicoteró adverbium Graecum ortú ex comparativo Greco ex neutra terminatióe, sonat´q3 idem
quod clamosi9 deductum que comparatiuum a tragediis, quas is excitare dicebantur qui nimiú
tumultuaretur Nuc.put & caxcaras de nuezes y cuexcos de azeytunas, y ciruelas. Abst.ab his narr.no
me cuentes essas cosas, sino queres que me vaya alos mótes In aut al oydo. Cur.ven corneta de caça.
Stip & flo pajuelas y pelos, stipule ab stipa sive stuppa, quodstuppe instar vrantur, sive quo deis
quo´q3 stupari tectorum rime consuerverunt, calami sunt tritici irdei & simillium.flocus vero
particula est lanarum divisa avelleribus inutiliter evolás, el slueco o desperdicio dela lana, sed hic
quod áte dixumus, pelos o hilos.
4. Im.ver.men.is menté bibit qui vino plus iusto indulgenis mentis & rationis fit expers: salir d juyzio
de borracho. Mat.sum de escam.lect.meaderos o orinales que estaban sobre el van cojúto ala cama,
scamnus autem lectiaris est scabelúquod prope lectú ponitur, supraquod collocatur matula vt sit ad
manum miscturiéti. Vs.sum.pr.beviamos conellos como con copas. Qui.su.convi.exit.en que paro el
van´qte, alludit´q3 ad exhibitionem fabularú, quarú expectátur exitus, quoniam tristes aut hilares
esse solent. Oprec.vict.aperta est ironia per similis Verg.egregiá verolaudem & spolia ampla refertis
tupuer´q3 tuus. Omn.vin.vic.todos se emborracharon. Indul.gen.i.abunde & laute bibisse &
comedisse, idem quod ventri obsequtum esse & indulsisse Hispane.darse buena vida, o darse alos
deleytes. Cu. Gen. Geni9 vt diversa significat, ita diversimode in oratione accipitur nam in ea quae
precessit, indulgere Genio est ventri obedire, & voluptatem capere, hoc autem loco cú ait, cui Geni,
oinnuit duplicem esse: malum alterum, alterum bonú, quos nos dicinius angel bueno y angel malo:
vter´q3 Genius est dictus quod simul nobsicum genitus esse credatur, est etiam Genius natalii &
nature Deus, cui indulgentes nature, cuius ille curá habeat, satisfacere dicebantur. Exir.de potes salir
de seso. In gra.discr.add.pongas en gran peligro, o en gran riesgo. Cúcan.au.encerrase con vn perro
o con vn gato. Eru.debil.paraly.arthr.grau.hebet.in digestió flaqueza de niervos, desccotuntamiéto de
miembros, o perlesía, dolores de gota, pesadumbre de cabeça y de todo el cuerpo, perdimiento de
todos los sentidos: paralyses sunt resolutiones membrorum inde paraliticus, el parlatico, quia
paralysis morbo laborat, gravedo capitis ab Antonio romadizo interpretatur. Stup.in pasmo en todo
el entendimiento o embotamiento de juyzio. Ingen.acie.retu.embotasse el ingenio, oel agudeza del
ingenio Hilar.met.1.terminum & finem, puede se señalar termio al alegría.ne scilicet difussa & im
modica iaunua, idest principium sit, ad ebrietatem. Lubr.est grad.hoc est facile & sine dificúltate
exhilaritate ad ebrietatem d labimur. Dum vita stul. Horatii versus est eo ´q3 monemur, extrema
fugere, que omnia vitiosa sunt.quod i eis nequeat cósist ere virt9.expectat eodem celebre illud quod
proverbii vice fertur incidit in Sicyllá cupiens vitare Charybdin. Bib.non pota a se de beber lo que
conviene y no beborrear, que diferentia plerú´q3 confunditur, tametsi Cicero secunda Philippica
Antonium, totos dies potare, idest totos diez sevino ingurgitare dixit. Non.ser.const.no lo lleva la
complesion de mi cuerpo, o lo que mi cuerpo quiere o esta acostumbrado. Disrrup.rebentases de
harto. Pot.de farm.purga u otro brevaje traydo dela botica. Non de ceno.no dela taberna.
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1. Tan var.cul.con tanta diversidad de vestidos o adereços. Mag.su.vul.var.hoc idem miratur Plinius, &
in haec verba, sed immensum estimatione, tot gentium sermons, tot lingue, táta loquendi varietas, vt
hesternus alieno penenon sit hominis vice.iam in facie vultu´q3 nostro, quom sint decem, aut paulo
plura mébra, nullas duas in tot ni libus hominum in discretas effigies (idest omnino interse similes)
existere, quod ars nulla in paucis numero praestet afectando, hoc lib.7.capi 1. Pro
ratio.dig.au.gen.segun la dignididad o conforme al linage. Ham. & re anzuelo y red. Proc.los grádes
del reyno o los señores, o los principales del pueblo, sed huic loco aptior significatio prior.
Vult.aut.fit plerú´q3 quoniá ita natura comparatum est, vt interiora exterioribus signis respondéat
sed id frequentibus brutis animátibus accidit, que quoniá rationis expertia sunt cohibere impertus
non possunt, sonat Hispane, el rostro es muestra dela condición, y suele ser tal qual ella es: habitus
interior, animi.i.dispositio & constitutio. Sed.cur.ta mul, porque se juntan aquí tantos. Sed
pleri.perolos mas no consideran tanto lo que a muchos conviene, como lo que a si. Fortu.idest
facultatum & divitinarum. Omn.sun.todo se a por dineros. Inho.tum.aul.enesta confusión de
palacio, o bullicio. Qui.ná senti.quien son estos tantos y de tan diversa manera y parecer. Non est
admo.no a seguido mucho la corte, o no a ádado mucho en palacio, o casas de reyes.ná Regia, Regis
eit domus. Ego ver.com.yo he visto o tratado todas las cortes de reyes, o acompañamientos de
reyes: a comitari por acompañar. Holo, de ay creo que te vino el nombre de adulador: est holo colax
dictio Graeca venit ab holos quod est totus & colax assentator. Remten.enel negocio estas. Quo
pon.el muchachito que viene a tras, puellus diminutiuum est a puero. In aul. Grae.enla casa real o
enel palacio delos reyes Griegos llamavá déspota Paulus loui9, qui de origine turca ium libellum có
scripsit, principis eorum filium natu maximú despotá hoc est dominium appellantum tradit.vnde
constat quod res habet, Graecam non Arabicam vt nóntilli volunt dictionem esse, ná vbi sinistris
nostris auspiciis Greciá pene omné occuparunt Turce.mille alia id genus vna cum illa vsurparunt
vocabula. Torq.ill.aquellos con cadenas y con ropas de seda, y brocado a torque, a quo etiam
Torcatorum familia clarsisima. Pro su son los grandes del reyno. In sig.dign.señalados oyllustres con
renombres de officios de guerra.pleta´q3 enim illustrium virorum dignitatum, & officiorum nomina,
millitaria sunt. & eorum primum vsus situn bello, translata deinde sunt ad pacem: quoniam in
militia clarisima extiterant principes erant qui precipui & duces, qui exercitúr ductabant.hodie illi
príncipes, hi duques dictúr. Presit.lim, presiden litimubus. ‘q estan y presiden enlas fronteras,
proprie capitanes de guarnicion. Hos dicit appellari Marchiones idest marqueses, quod hoc suerit
ipsorum in bello munus. Com.condes.vir.apud Italos & non apud Hispanos reperire est huius modi
dignitaté, varones ivarionia Equit.cavalleros Mag equit.códestable de castilla.sed avertas oportet,
magistrum equitum, tribunum celerum, & prefectum pretorio, idem significare.variatas ´q3 idcirco
fuisse voces, quod tempora quo´q3 mutata sunt, id fit manifestum ex Póponio in leg.2.ff de
orig.lur.eisdem temporibus dicente, & tribunum celerum suisse constat.is autem equitibus preerat,
& veluti secundum locú a regibus obtinebat, Haec tamen eadem nomina varia significát, nam
tribun9 celerum est hodie, el capitán dla guarda del rey, & prefectus pretorio el presidente del
audiencia real.nam ptaetoriú erat Regia, cui qui preficiebatur, sumam in omnes potestaté tenebat
varia ´q3 erát pretoria. Orié.s. Africe Illirice & similum. Pres.mar.almirante dela mar. Satel.pres.idem
quod prefectus celerum.prefect9 satellitio idem hodie, capitan dela guarda, nam satiellites sunt,
quod dicimus, alabarderos, olos dela guarda.pal.pre.mayordomo mayor de la casa del rey.
Pre.pre.juez de appellaciones, o alçadas, sed nos potius diceremus, presidente de audiencia. In
ves.tal có ropas largas, ad talos vs´q3 deffluxis
2. Reg.cons.consejeros del rey, consultor est, q consilium prebet, consultus autem a quo confilium
pertitur, hodie los señores del consejo real. Cap sui.sen.sin sentido, o sin juyzio. Lu.ill & ill.aquel
tuerto de vn ojo y el otro sordo. Qui su.aconsil.los que son del consejo. Tun.qui pecu.luego los
thesoreros y cótadores como son los que entienden enlas cobranças de las rentas reales, ola masa
real. Coact.cojedores delas rentas o receptores. Trib era.los thesoros. Prefect.fisc.procurar.fisc. &
fis.aduocatus, el fiscal del patrimonio real o cámara del rey, o recaudador y el abogado del fisco, o el
457
fiscal. Compt.& fest.pulidillos y agraciados. Ast.ill.estan siempre delante del, arrident idest vt ar
rideant & semper placeant. Alii ore.otros la boca abierta abovados o admirados. Vult.i.vuitus
ducentes tristes & indignabundi.quales súnt que lites tractant. Hispane amohinados o rostrituertos,
ali exponút que hazé festos. Iis est apu.reg.destos principalmente se cree y confía el rey.
Prefect.sacr.scrin.gran chanciller sive vt Vives inquit princeps scribarum. Afecret.arca.secretario del
secreto: addit arcanis, quoniam & illi a secretis etiam dicútur:quibus scribendarum espistolarum cura
demádatur. Apu.qu.est.reg.breb.el qual tiene el libro y cuenta dela masa del reyno, & idem est vt in
processu orationis traditur principia memoria, es el que tiene cargo de acordar al rey el despacho
delos negocios. Vt mem.ill.de se refri.& ac renou.paraque se le acuerde dellos.y le rraygan ala
memoria sus negocios, idest vt iurfus admoneant & aurem vellicent de se Qui
duc.vult.fú.litig.i.superciosi illi & vultuosi, sunt qui in iudicio litigant, qui´q3 res suasper
seq.i.negocia sua curát & agunt. Ló.cót.ser.procast.con larga dilación de plazos y términos, qui reo
pariter & actori concedi solét.quibus causa sic protrahitur, vt vincétis plerú´q3 códitio deterior sit
victi. Prefect.su.alt.cub.el vno es camarero mayor, y el otro caballerizo mayor equile regium, es la
cavalleriza del rey. Cub.& esquís.camareros menores, y cavallerizos menores. Reg.caenat.lugar
donde come el rey.
3. Qui appar.que adreço tan curioso y tan ymportuno, morosus & moratus differunt, nam
morosus.a.vm.est id quod non bonis v s´q3 adeo moribus imbutum est, moratus.a,m.auté est
porsus e converso. Nausab.el que haze ascos. Archi.cum, maestresala con junco de yndias éla mano,
loco virgae ducitur.ea´q3 in principum domibus vti solent architiclini pueros & exoletos vt qú
resposcat, percutiát.horum enim in illos magna est potestas. Pocill.el copero, o el que sirve la copa,
o paje de copa. Struct.el trinchante. Qui poss.epul.alludit ad cómune Carmen beatum fore illum
censens, q regis mense veluti deorú accúbere potvisset. Atqui oli.reg.id ita esse & Graecorum &
Latinorum at´q3 etiam aliarum nationum hispriae abunde manifestant sed precipue Xenophon in
Pediacyri. Sed Goth.idem etiam ex Hispanis & Gallicis annalibus perspicuú sit. Hab.proce,
assecl.sú.traen los grandes, o los señores cósigo gente que los acompañe có armas: assecla est qui
affectartur & cómittatur, & armiger nósolumis é, qui alteri armagerit sed qui sibi deportat in alterius
auxilium. Exole.puer.pedi.pajes grandes.pajes que van a pie tras su señor, moços despuelas,
olacayos: verú nequéparum in latinis versatum, vox puer decipiat.sciat tres habere significationes:
vnam cú omnes servos pueros appellamus, quo sensu hoc loco capitut, alteram cum puerum
contrario nomine puelle dicimus, tertiam cum ae tatem puerilem demonstramus.quarum omniú
significationum autor est Paulus Iurisconsultus in.l.pueri de verb.signifi. Excip.rect.cen.húc locum
per docte vt caeteros declaravit Motta hic vero vt ex precedentibus cóstat, recta caena seu recta
convivari significat Hispane, hazertabla, o hazer plato alos mas, Mit.embian racion a los amigos.
Gyne aposento dela reyna o retraimiento delas mugeres, o el quarto delas damas. Cú ma.cósus
dueñas y dózellas. Ex parth.el aposento delas damas: tan´q3 apes ex albear.como abejas de la
colmena.apta similitudine ingredientium significat. Mác.cup.siervos del dios de amor.qui amante
enim Cupidini amoris deo ex Marte & Venere ( vt sentiunt Simone & Cicero) filio in serviré
dicuntur.
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sumpsit, homines ad se venientes, carminibus & venesiciis mutabat in feras: quod & Vlyssis sociis
cótigit quos eiusdem rogatu in pristiná, restituie forman.significat cómétur tur ivoluptate, facile
homines in naturam bestiarum trásire. Fall.tem.engañan o pasan el tiépo, & est Hispanismus.nam
idem adverbum Hispane sensus exprimitur. Tax.char.alu.acic.alos dados alos naipes, alas taulas al
axedrez:alveol9, es tabla del axedrez o el tablero do se juega alos dados: sed hoc loco sonat, quod
ante exposuimus. Per ocul.detra.&artis.mal dicen con murmuración secreta y madezir avisado
empleá o gastan las horas después de medio dia:transimittere horas, est easdem transfigere
impendere & traducere. Ciceronianus ´q3 dicédi modus, quo vsfus est proleg. Manil.omne meú
inquit tempus amicorum remporibus trásmit tendum putavi. Quim.dom.des.los que no tienen que
hazer nada en casa, nam desidere adesideo est ceslare & occiosum sedere. Capi.scur. &
pla.inqu.sun.deleytanse o huelganse con truhanes y chocarreros, con los quales gastá quáto tienen, y
enlo demas son mezquinos:plam9 autem dictio est inusitata qua vsus est Mim9 Laberius ait´q3
significare sychophátá de qua copiosse Gellius. Nis.fort.ing.sino es riñendo o en quistió.
Ver.loq.dezir verdad. Remi.an.con floxedad o descuydo.
1. Cels alteza. Mace ist.corp.fatigas o enflaqueces esse corpecito. Op.ricos o poderosos. Con.cú puel.
Aug.mat.tu.salt.dics.art.trac.arm lus.fol.aut pil fal.curr hablar o passar tiépo conlas damas dela
Emperatriz tu madre, dançar, desprender las armas, jugar alos naypes, o ala pelota, saltar, correr:
derivatur´q3 Augusta ab Augusto, vt a Rege Regina, Augu.vero primus dictus est Otavius secundus
Roma norum Imperator, a quo caeteri de inceps Imperatores Augusti dicti sunt quasi augurio
cóerati. Stud.text.officio de çapatero, y officios, aedé vocátur fabriles mechanice forenses, &
iliberales questuarie vero quod ediscantur questus dúta xat gratia. Officios para ganar de comer.
Non lic.mih.nu.p Stu no puedo aora por amor de çuñiga y Siliceo, o no me dexá agora.alter
pedagogus.alter institutor fuit. Pres.ill mih.diome a ellos en cargo, o dioles imperio sobre mi Ah,
fac.indig.o que mal hecho. Serv.er.extr.cond seras siervo o esclavo delos mas abatidos idem alio
modo dixit Ter. Infimus supra omnes ínfimos. Ex Aethiopia Aethiopes dicti sunt, quos nos dicim9
esclavos negros ex Africa Afri servi núcupátur, quos nos esclavos de guerra dicimus: quod bello
capti de iure gétium & Civili in servituté redigantur. Tá cap.quasi Arab.assi lo entenderías como si
hablasse en Aravigo o é légua Gethica o Dacia vtrú´q3 idioma, Hispano presertim puero
ignotissimum est. Sust.asse.nechui.suasi.ne me.ac qu quoad, detuvieranste en determinarte y no
cósintieras ni conia suasion deste ni cóla mia hasta que pudieras juzgar dela vna y dela otra,
sustinere autem assensionem aleganter dicitur pro eo quod est non statim statuere & decenere,
acquiescere etiam suasioni est obtempare & in alterius sententiam descendere.
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similimum est, quod idé ex Philoxeno poeta, citat: ex carnibus que carnes non sunt suavissime, ítem
ex piscibus qui pisces nó sunti:ita Philosophia admixta poemiatis Philosophia cum sit, non
videtur.at qui ob id magis delectat, vt poesis si Philosophiam habeat con iutam magis docet.
Inte.prat.& sal, éntrelos prados y sauzes. Tu sed ad cla & ag.cym.tu te assentaras al governallo y
governaras, o regiras la barca. Sub ve.transtornaros he. Nisc.& in exp.i.ignar9 & imperitus.
Plan.vs.tib.evé.qu.Phae.verdaderamente te acontesce a ti lo que a Phaeton: tametsi notior sit fabula,
quam vt in ea exponenda remorari liceat:ne tamen quod fuit consifilium nostrum, intactum
quicquam relinquamus (cupimos enim cum Paulo dignis & indignis debitores esse) paucis ipfam
absolvemus,ne in perquinenda, vel elemé tarius laboret, fuit igitur Phateon Solis filius & Clymenes
nymphe, multis is a patre solis cú´q3 petitione audita mutare sententiam nó posset, & persistere in
postulatione filium animadvertisset: currum ipsi tradit, regendi´q3 modum indicat, acv mediá
teneat, viam docet. Phaeton vero aurigandi ignarus, & equis, fraenis nó parentibus, extraviam, actis
múdum ardore solis incendit. Iup piter´q3 caelo timens Phaetóté fulmine per cussú in Padú
dturbavit.de his latius Ovidi9 Metamorph.lib.6. Praecla. Isorca.is orator fuit celeberrimus, mullta
scripsit, docuit´q3 strenue satis, eius domus cútae Grecie quasi ludus quidá patuit & officinal
dicendi.discipulus fuit Platonis, dixit multa vt videre est in apophthegemis acutissime partiter &
sapientissime quale hoc est quod ex ipso refert Vives.
3. Condi.estado o manera debivir. Prob.ré.ten.bien estas enel negocio. Max.ing.idest solerti cura &
diligentia vel acute & cum studio observarunt. Nunq.ne fand.nunca en platicas o sobre platica as
oydo nombrar a Platon.lamol.idest qui iam diu mortui sunt, & e vita migrarunt, que murieron
muchos años ha. Quo.diu.orac.diuna oracula, fút sacra testimonia, & autoritates vtrius´q3
testamenti, ad quas etiá referuntur factorum virorum dicta, quos sacro sancta Ecclesia probat &
cómendat.puer autem cétum annoium is est, qui quú sit senex veluti puer lasciut. Not.certis.idest
figro o manisestisimo, o indicio claro. Dú ca ing.acu.no.val.cred.te.mientras no tienes tanto
entendimiento dexate todo a tu padre, o confíate todo en tu padre. Man.qui precedút & manu
ducutunt, que llevan por la mano guiando. Dicti.idest dominia & imperia, reynos y señoríos. In
offic.cont.mantienen o sustentan en justicia. Pessi.affe.maltratados, afficere enim significat varia
secundum ablatiuotum varietatem quibus, iungitur nam afficere iniutra, es hazer agravio, & afficere
beneficio hazer bié a otro, Ite indredi iter elegáter dicitur por andar el camino. Ead.ips.vi.insis.como
fuesse por el mesmo camino. Fac.igi,pla.darle he mas entender con vne exemplo.nihil enim p inde
rem difficilem & obscuram facilem & apertam reddit, quam exemplum.cuius apud Rhetores, inter
caetera argumenta maximus est vsus. Fing.quod Hispane dicitur pon caso, idé Latine quo´q3dicitur,
esto, detur, cócedatur quod barbari dicunt sit casus. Equ.insid.idest aequites seu sessore, los que van
a cavallo, histo rici autem frequentissime vtuntur hisce contrariis verbis infilire por cavalgar &
desilire por apearse. Adiss.vit.difcr.idest posita svisse in gravi periculo.averte visto en gran peligro d
perder la vida. Egr.es.estra.idest difficulter & non sine máximo negotio eductos esse axanimes:
averlos saeado a penas y medio muertos. Nó ad hi.op.idest non curasse, laborasse, & dedisse
operam. In han.querim.ingr.querimoniá ingrendi idem est quod conqueri.coméçarse a quexar.
Conq.de fat su.& for su.quexanse de su ventura y lloran su desgracia.fatú & fors idem fere hoc loco.
Cu.qu.bon.mé.tot.ani.inte.y exercicio de virtud con todo cuidado, o con todo affecto de voluntad.
1. Rigé.& sae.coel qu ob.quan bravo y cruel tiépo y que lodosas calles: caelú namque hoc loco aeré
significat, quo spirante tempus aut asperum aut lene fit. Cael.ac sol.hab.la manera oarte del ayre o
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temple del dia, y la manera delas calles, quasi dicat & diei asperitas & viarú caenum domi, manere
hortantur. Ad lucu:foc.a buen fuego.luculentus idest plenus luce splendens & conspicuus. Ad
fer.ment.aproveché alanima. Atiq.idest charius, ab inten.idest a labore,nam intentio ab intédo quod
est alicuirei anxie operam do: deducitur. Anim refe.recreaciones o passatiempos delos animos. Ob
sep.vndiq.defendido y guardado por todas partes del viento y del frio. Lucen.cam.encédida la
chimenea, o aviendo fuego en la chimenea. Luso.dic.respondet ad equivocationem vocabuli, quod
carta significet epistolam, papyrum, & solium lusorias quo magis constet de dictionis significato.
Calc.tátos Min.nú.blancas o dineros menudos. Aur. & arg.cras.ducados y reales no senzillos, o de a
vno, de ados, de ados y medio.stuferos, Germaniae pecunia est. Et
anum.cur.nob.nú.min.sin.dup.trip.non mai.y traenos del cábiador moneda menuda, blancas,
maravedís.medios quartos, y no moneda gruessa. Recé. & asp.dineros frescos o sacados del cuño.
Cóced.in for.aleat.vamos ala plaça del juego, locus est Valencie publicus qua qui volunt ludere o
mnes cósluunt aleatorium dixit quod frequentibus ibi alee ludus exercici soleat. Arbit.plur.quod nos
dicimus, muchos testigos. Via pub.la calle. Ani.refoc.idest reficiendo & recreando, por tomar plazer.
Concl.la recamara. Subin.apediseq.mat.luego nos estorvará las criadas de mi madre que siempre
buscá algo enlas arcas de sus vestidos y tocados, nam mundus muliebris est ornatus ad milieré
pertinens, reliqua exponit Motta. Cenat.enel aposento do se come, o enel cenadero. Sist.trae o
llama, nos aquí. Qui min.dereb.excit.saep.´q por muy pocas cosas haze grandes alharacas idem
dicitur & aliis modis Tragedias in nugis agit, in revicula nimiun tumultuatur, rixatur de lana caprina,
& quod Terét ait, magno conatu magnas nugas dicit.is autem qui nimium tumultuatur exercitare
tragedias, eo dicebatur, quod vehementissimis affectibus tragedia constet & selquipedalibus verbis,
magno´q3 boatu exhiberi soleat: res plerú´q3 acerbissimas, & exitus in faustissimus continens.
Sacr.ret.idest Arpocratem agit & magis est tracitur nus quam Aeropagita: reliquum elucidate Mo.
2. Bellsodal.idest iucundi hilares, & urbani socii. Philop is erat vt ex precedentibus constat, ludi
magister, Serverus & gravis, ideo´q3 tetricum silicet & serverum, a Tetrico sabionorum nonte
asperrimo. Qui sib.vul contr.ist.fron.exp.que quiere dezir esta vuestra mohina alegraos.contra hit
enim frontem, quicú´q3 supercilium ducit & subtristis est: qui auté frontem exporrigit, supcilium
tolit & quondam animi hilaritatem ostendit, frons enim teste Pli. & meroris & graudii testis est.
Apu. Mus.depo.dexarlo enlos studios, est que Museú, a Musis dictum, cubiculum vbi literis opera
navatur, vt Lararium a Laribus deductun sacellum est domesticum. Salu.est dub qua.ad aci.&, idest
incerta est salus & vita periclitatur siquidé ad acies & pugnas vocamini, metaphorice vtrúque dictum
est & no sine lepore: qd in ludo chartarú pugna cómitti videatur: alludit ad ludi nomé qd bellicú est,
dicitur nam´q3 Hispane, el trúpho, a triúphádo verbo latino. Crum.impe.nó jug.idest ad versus
pecuniam & non contra vitam bellum genitur. Cru.es la bolsa & iu.la garganta. Vel. Carib. Cares hoc
loco sumit Vives pro militibus conductiis & velut, emptitiis, quorum opera reges quod vitam
venalem habent, fusores suos exercent, vnde merito Ivuen.quicquin quit delirant reges plectuntur
Achivi re auté vera Cares populi Carie fuerút bellocossisimi. Nol.eg.es.act.in ha.sab.sed spect, idest
nolo ese collusor, sed circúspector, metaphora est a comediis ducta qua rum ipsas ex hibeát actores,
qui vero spectabant spectadores dicebantur. Hispane.quiero ver y no jugar. Disc.vict.siempre
pierdo. Ibi quae proverbium est Hispanú, aquí perdi vna a guja aquí la hallare.
3. Tuni, & inte,sayo y camisa, propous si germaná significationem spectes, el almilla. Qui non
pericl.non dites.huic Hispanum respondet pverbium, quin no se aventura no aventura. Metallic
alchimistas. Tá medi. Antuerp.qm potius ita sentiunt mercatores, & negotiationres Antuerpienses,
est autem Ianus medi9 Antuerpie, in Flandria capax valde & spaciosus locus, in quadratam figuram,
porticibus vnde qua´q3 clausus, vbi Anterpienses mercatores de negotiies suis actori conveniunt,
ipsi vocant la bolsa, quemadmodum eundem locum Hispanenses, appellatur que locus ille medius
Ianus quod in medio eius, Ianus emarmore erectus sit, quem antiqui mercium deum eudem que
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mercimoniis & quaestui preesse crediderunt.vnde est non in médium Ianum dicamus, Antuerpia
vero, vnde Antuerpienses civitas est Flandriae mercibus insignis Hispane Anueres.
4. Cui prim.re.obtig.a quien primero cayerevn rey. Siqui.incid.contro.si vuiere algun debate.
Falc.du.fol.dos barajas de naypes enteras Hisp.hic non vid.esta baraja castellana no parece que esta
caval. Decad.los diezes o figuras Gene seu fam.manjares delos naypes. Aur.num.carche bacu.en
s.oros, copas, bastones, espadas, est enim carchesium vas procerum & circa mediam partem
compressum, ansatum a summo ad infimum pertigentib9 ansis.significat etiam summá navalis mali
partem, cuius formam vas imitatur. Rhom.sisol.vome.seu pal.seu spic, ladrillos, tréboles, picas, est
autem thombulus voz Graeca & ar hombo derivatur,m significat figuram quadratam solidá cuius
latera omnia sint equialia & anguli obliqui: vtebantur eo malefice feminae ad deducendá Iunam
Tortis filis confecto, Gallice in chartis Iosoriis, dicitur carreros.equ mon.& relique dictiones sonát,
cavallo, el as, el dos, el tres, y el quatro, el cinco, el seys, el siete, el ocho, el nueve. Plur.sun
melio.los mas puntos valen mas. Distrib.rectine.sib el que baraja o da mano robara la carta de
encima si fuere as, o figura, in dex enim carta é illa, que post iuxta distributa folia: versa, indicat ´q
familia sit dominatrix Collus.idest qui simul ludit. Bon.verb.habla cortes o mira lo que dezis, ita
Terentius. Art.tene.cóp fol.saber la manera de armar, est.n.folia componere fic illa cómiscere, vt que
vultdet distributor collusorib9, sibi portioratribués Imper.tu.idus.atu poco saber parece lo que yo se
que es engaño. Dese.collus.alçase.quam interpretationem plane confirmant, quae precedút verba.
Elud est hoc, esto es hazer burla y no jugar, figurate dictum per mutationé litere ea methaplasmus
dicitur.
5. Si vinc.si pierde. Clau.plus.trab.idest fortier & indissolubiter pverbialiter dicitur p maxima &
inviolabili rei alicuius coniuctione ná clauus trabalis est maximus & ex ligno factus quo trabes
interse devincintur & copulátur in fundo presertim maxime alicuius navis cóficiendo: idem dicitur
nodo Herculano, Gordio nodo: vide Eras.inchili. Bin.de dos en dos Quomo.erim.comp.como nos
sentaremos, quien será con quien. Ego lud hui yo ´q me dizen que eres gran jugador. Calli.idest
vastrú versi pellem & asturú, eadé que Paulo ante, figura cómittitur. A sig.fol.da cartas. Abea.stá par
compañeros somos, o caemos a vna. Cót. Aven.nuestros contrarios son, Valdaura y Tamayo. Decus
trastocados. Sell.reclin filla de espaldas. Appo.scab.pon vancos. Sort.cui.echan fuertes cuya es la
mano. Mor. Bel.ala cosrumbre de Flandes. Quaen.que será el puesto.o que es lo que se ha de jugar.
Ter.in fing.má.tres dineros o tres maravedís a cada mano có embite delo que se juega.
Denar.sing.bastara vn maravedí, y el embite sea de medio. Cord.est, el manjar es de coraçones. Feli
est, buen agüero. Aug.spon.embido. Lud.hab, tégo el juego desconcertado y que no dize carta con
carta. Ced.tib.no le quiero.
6. Distri.da cartas. Non vert.no descubras que es el manjar o el triunfo. Vn hab vna carta tienes
demas. Vt vic.tu.pierdas la vez o la mano de dar cartas. Ced fol.daca los naypes. Nód.aúno he
descubierto la carta de encima. Lut. París insigne ciudad de francia. Aliq.sen.cós.alguna
determinación delos del parlamento Galli enim parlaméntum dicunt, quod nos Hispane el consejo
del rey. Mis.om &, baraja todos los naypes y da otra vez mano. Velasp.ocul.quod nos adverbum
dicimus, ni avn lo veo delos ojos. Ita concit.alterarse o enojarse de tal manera. Sust.paul.no te eches,
quirela vn poco. Est pan.es de falso.i.vanus & inanis terror, vt statim des manus, panicú dictum est,
a Pane Deo, qui saepe subito & improviso apparés, pastores & alios i maniter territabat.
Am.recip.sile quieres. Recip &, quiero le y rebido Qui tu.piensas que con tus fieros me has de
espantar, o alborotar. Non conc.quierole, idest minime cedo. Admit.ne, quieres le.
Hom.fen.hombre desmazalado o alma de cantaro, aut quod nos dicimus, hombre de paxa, hic de
heno. Ego vero, yo de mi parte embido. Nu me con.agora me pides parecer, después que por tu
causa se han hecho embites. Ego in crem.hoc, yo coneste juego no osare ´qrer tanto embites.
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Pericl.paul.aventuremonos vn poco. Fer.tam.ayudarme has enlo que pudieres.
Vicim.denar.quat.ganado emos quatro dineros. Qui.tu ad hác, que dizes tu aeste embite, provocat
enim & lacessit in ludo, qui spósionem auget cui negando aut annuédo respódemus. Reccusas, no le
quieres? Non.im add.no, antes lo confirmo, quasi diceret requierole Sup.hab,mejor juego tiene que
ti. Illect.in cogelle en su red, hoc est decipere & imponere. Vid.nequ.prog.mira no hagas algo como
te caen. Diu.fid.quom. o Dios y como pudiste adevinar que la carta postera me quedaba desde
manjar. A fac.po.lo pintado, o do estan los puntos, o por la haz , & contrarium esta tergo. Cum tu si
teplaze. Dispi.nu que, miremos que cartas ay señaladas por las espaldas, por donde se pueden
conocer. Tam infeli.sucediendo me tan desgraciadamente. Nó in lud.no tiene el juego la culpa. Vt
for.como cayere o como sucediere. Cap.testud.toma este laud y cantamos ael algo, lirá, laud
appellavim9, quá Latine dicimus testudinem.non alia ratione a lira differenté, quá figura, plana, enim
lira est hoc auté instrumentum in amplo atergo eminet: & quia testudinis formam habet testudo
nuncupatur. In pomoe.enla ronda de Brujas spatium illud quod est inter muros & civitaté. An
fer.voc.idest obsterpera & in suavi, quails est anserum cui córaria est olorina de cisnes vnde
proverbium anser inter olores.quo explicatur rerum inequalitas, vt aliis etiam effertur Saul inter
prophetas & quid Graccho cúfidibus. Deu.mel. Dios lo haga mejor porq’ el Cisne no canta sino
quando se quiere morir, vrgé te fato, idest instante morte, & accedéte vltima vite die. Siue quo al
fer.o porque su ingenio es inclinado a otra cosa.
1. Lut. Parhi. París opulentissima & maxima totius Galliae vrbs. Cur tu tá.porque a tanto tiépo po que
no estas en Valencio, est autem Valentia, ned id etiá exteros lateat.vrbs Hispanie pulcherrima &
nobilissima, regni’q3 Valentini caput. In spher.enel juego de pelota delos cavalleros, quem locum
Valentini appellant, tri´qte Alia gym.loquitur ex contrario, non propriae significationis sed figúrate
nam spheristeriú & gymnasium loca sunt ad fe exercendú vt palestra & schola.postea tamen
gymnasium pro loco literario sumptum est, ad quam significationem alludit Vives alia inquiens
ornatá Hispane bien acostumbrada.cuius contrariú est morosa. Vulg.s.la géte comun. Fullo.artis.los
que lavá los paños y los oficiales. Brita. Belg. Inglaterra Flandes. Admir.addict.maravillo samente
dada alas letras. Anim.moder.idest téperate & sine repulsa. Qu.ager.in Gal.legat.idest quum essem
legatus, ne´q3 dixit quum agerem legatum, ne representare videretur quod nonerat, nam hoc
significant agree legatum & agere magistrú & alia id genus. Nos es.inlud.fuegos son o trinquetes de
pelota que se llamá del milagro y dlos Carrosos, estos son cavalleros de Valencia. Amab.vox amátis
est, & Comicis Poetis frequens idem fere videtur sonare quod Hispane dicim9, por tu vida. Per Diu
steph, sub intellige viam. Prest.mul.acce.mejor será hazer traer las mulas para que cabalgando
hablemos. Temp.est sud, haze tiempo o dia sereno y claro. Sudum, quasi sine vdo, ita Servi9.
Aur.frigidiu.ayre o viento fresquezito. Sati.erit pedest.mejor será yr a pie que a cavallo. Spectab.obit
miraremos de camino de passada las hermosas, pulchritudinem Summit, quam forma decora
significat, pro saemina cui inest. In vis ead.oper.visitare de camino a sus hermanas. Ang. Zab.mulier
fuit Valentina literis instructissima.
2. Mar.ze.haec ex Médoçarú clarissima familia primú Comiti Nassao, in Belgica, matrimonio copulata
fuit.vbi nacta institutoré Ludovicú Vivem: incredibili profectu, se digná táto magistro brebi discipulá
praestitit.deinde Valentie, mortuo Comité, ducta est a Calabrie ducenúquam tamé ne´q3 locorum
mutatione, ne´q3 negotiorum varietate, literas ( tam fuit eis addita ) destiutit. Per vic. Valle.ad.por el
barrio o calle de Vallejo caballero valenciano que va ala plaça de villarrasa. Ad spherist.al juego de
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pelota dela calle d Barzio, o si quieres al delos Mascones, quórum ludorum loci a familiis nomen
acceperunt, Barzius mercator fuit ditissimus, Mascones autem generossisime prosapie viri. In
priu.en particular como é los arrabales de Santiago. Magis.lud.pres.el juez de las pelotas, oel que
tiene cargo del juego, da çapatos y bonetes para jugar: huiusmedi pilei, cavi sunt, ad aures vsque
demisi: ne cebra ludentium agitatione.concussi e capitibus decidant. Coact.alpargates o çapatos de
hiet ro sed posterior significatio cum Motta, magis placet. Pavim later.suelo ladrillo de ladrillos.
Cum offend.con fiador debaxo la barba. Offendim.idem quod offendix.nisi quum est ven, sino es
quando haze ayre. Foll.pelotas de viento. Sphe.pelotas pequeñas como son las de niervos o pelotas
de mano. Tom.la lana dela pelota, o otra qualquier cosa de que se enfunden almohadas.
Lanug.borra de tundidores. Rar.ludi.palm.pocas vezes se juega conla mano. Retic. Valentini raqueta
o belorta dicunt in retis formam tensis admodú, trásversis´q3 hinc inde sidibus contextum,
manuarum est & eo feriuntur pilae. Ex fid crasisus de cuerdas de vihuela gruessas, como son las
sextas en la vihuela. Subfun.miss.glob echar la pelota por debaxo dela cuerda es falta. Sig.sun bin.ay
dos rayas, que etiam nuncupamtur mete, quarum altera, supra funen, vtrüeque parietem amplexa,
ducitur: altera solo trahitur, intra vtáque qui pilam excipit, consistit.locus´q3 ille Hispane dicitur el
dentro, Paulo tamépost signum, es la chaça, vtra´q3 significatio suis in locis congruit. Num.sunt.los
números oquenta es en quatro maneras, quinze, treynta, quarenta y cinco, chaça, y a dos:
antegressio, dicitur ab aliis la ventaja. Vict.que est.la ganancia es en dos maneras, o quando ganamos
chaça, o quando ganamos el juego. Pil.aut.velex.vol.la pelota o se da de boleo o de primer bote, y de
segúdo o de rebote no vale nada. Nul.ali.idest perminentibus institutoribus, nullus alius ludus
exercetur nisi pile palmarie.quod honestus sit & vires vegetet. Fol. & acicb.alos naypes y al
axedrez.lat rúculi enim in acies disponuntur, & aggredientibus his, & obsistétibus illis, prelium com
mittiutur. Puerul.tal los muchachos alos dados que son peores que los mesmos dados: ide´q3 hoc
loco tali &raxilli sonant. Obscen.di.dia de lodos oque haze lodos In ta app.avia la puesto é vna
tablilla que estava colgada. Ne grau.idest ne egreturelis, ne accerbe feras, no lo tengas por
pesadumbre.
3. Incred.ten.gran desseo tengo de ver ami tierra. Concé.mul.subamos enlas mulas. Tum et.hones.y
también mas honrosamente, dictio est Ciceroniana, solet enim ille vectigales vtin oratione, pro leg.
Manil.honestisimos homines núcupare, quo plane indicet honorificum suisse, vectigalia códucere:
significat itémas honestamente. Hones.hanc.no me daría por essa honrra o honestidad vna
castañeta. Man.ob eam.ni yo me movería de aquí allí, vtraque oratio, proverbialiter & Hyperbolice
utilitatem & contéptum siginidicat, pro eo qd est nihil omnino laboro mea nihil resert, & illud simile
superioribus digitum non porrexerim, quod nihil sit facilius quá manum verteré & digitum
porrigere. Perg.pedes.vamos a pie. Angip.callejon angosto, alias etiam adarve, Ad plat, Ped Valentini
sunt nobiles aquib9 platea vt fit nomen sumpsit. Fabr.clau.ad, herreiros que haze clavos alos
cerrageros, albarrio delos confiteros, o ala confitería. For.fru.la plaça donde se vende la verdura o
ortaliza. Quae ampl.for.qu.descrip.que anchura de plaça que orden y asiento delos que venden, y
delas cosas que estan para véder. Aedil.el fiel y sector, o almotacén. Nequi.emp.para que ninguno
que comprare se a engañado del que vende. Qui mu.que va a mula. N´tri.lud.i.gravia & solida que
tractar, iocis nostris posponeret. Ex tric, no.apartemonos deste mormollo de géte. Per pla.
Diu. Virg.por la plaça de nuestra señora dela Merced. Vb.min.est freq.dóde ay menos gente. Per
vic.crum.por la bolsería cuesta arriba. Vic.mil.la calle delos cavalleros.aedes famil.vestr.las casas de
vuestro nombre y apellido, Centella.est´q3 clarisimum Valentiae Scintillarum stema. Her.aquel
excelléte varon, est enim heros, is qui quum sit homo, rebús tamen preclare gestis, eam opinionem
apud vulgus emeruit: vt inter Divos rellatus existimetur. Vnde heroicum camen, exametrum dictum
est, quod ipso illustres viri & semidii magnifice celebrentur. Cur & qua.for.la casa de cabildo o
ayuntamiento delos regidores, quatro audiencias. Caban hered.idest genitilicium & multis retro
annis familiae Cabanillie que Valentiae longe clarísima est. Ciui.crim.tercen.audiencia de cosas
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civiles, audiencia de cosas criminales, y auidiécia de trezientos suelos & qui precedens vtrú´q3
forum, qui sit, nulli non est cognitum.hoc tertium, quoniam a cómuni diversum est: quid fit, paucis
accipe.quecúque igitur, extra civitatem in agris congitu nt, aut illa criminalia, aut civila sint, iudex
fori tercentum solidorum audit. & super ipsis stauit, abhis´q3 tribus pretoribus, provocatio est at
Cabanilliá prefectum vrbis.governandor dela ciudad: & ab ipso ad proregem, a pro rege’q3 ad
curiam, ad quam summu imperium devolitur. Que fac.vrb.’q parecer o traça de ciudad.
1. Faces.hinc.apartaos de ay, idem quod abite hinc. Prop, mas cerca. Tric impedimenta &
implicationes sunt, vt autor est Marcell9, apotó trichon, idest apilis quibus in voluútur pulli
gallinacei, inde verbum intricare, quod est in volveré & implicare & eius contrarium extricare, pro
solvere, significant quo´q3 trice, nugas & res momento nullius: ita vt proverbio dictú sit, res
momento nullius: ita vt proverbio dictú, rem feriam agenti tricas obicis, inde tricari quod est nugas
egere veteres dixerunt, hic, no nadas. Quan.indic.en quanto la védes. Imag.est Scip. Afri.retrato es
de Scipion Africano, fuit autem Scipiu Africanus, vt refert Plutarchus in euis vita, qui primus
nomine victe a segentis, Africanus est dictus.patré habuit. P. S.virum patricium ex Cornelio rum
gente: cum quo primum, Ro. Imper. Annibal Paenus signa in Italia contulit.táto patre dignisimus
extitit filius Africanus: nam praeter multa alia fortiter gesta, patrem servavit. Ivvanes de reli´qnda
Italia cogitátes retinuit. Carthaginem novam obsedit, eádem´q3 caepit & diripuit.continetisimus fuit:
in puniendo mitis. Aphricá vnde Aphricani nomen sorties est, decivit. & in summa toties victorem,
Annibalem superavit. Sester.num.quadring, non quasi dicat por quatrocientos maravedis, qui
monete nostre conficium numú aurem, cum argénteo: sed duodecim pene numis
aureis.quemadmodum ex his que subiiciam cóstabit.etiam si denumis antiquis disputatio sit
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cótroversisima & adhuc sub iudice possita.est igitur sestertiú & sestertius, quasi semis tertius, quod
apud veteres consuentudo foret, semis preponere: continent duas libras & semissem, notabatur per.
L. S. R.continé´q3 sestertiú mille numus: quaratione singule libre, creant quadrigétos numos. &
monete nostre appendét viginti quin´q3 aureos.vnde esquester census erat, quadraginta sestertia.que
habita ratione ad aurum, mille aureos nostrates cóstituunt: vel quad ringéta millia sertertiorum,
habita ratione ad aes.vnde fit perpicuú, vt sestertiú in masculino minimi esse exiguam´q3 sestertii
partem, sertetium mille comprehendit humos vt ante admonuimus.constituunt´q3 ´q drigéti
superiorem summá. Priusq.verb.vn.antes que en vna palabra nos la des, addicere enim, est, idem
quod rem alteri applicare. Sesquiphy.idest plusquam phy sicus Hispane phisico y medio o mas que
phisico: physis Graece natura intepretatur & inde physicus Latine dicitur naturalis, vel nature
considerator: de cuius consideratione, octo libros edidit A ristro tales qui Physica inscribuntur,
Ironica est tota oratio. Intrinc.idest implicari, expossuim9 id Paulo ante. Vertic.contex, la coronilla,
o el re molino, nam vtrú´q3 vertex significat, cubistre con muchos cabellos y llanos aviendo de estar
crespos: hoc postremum sentit & id a contrario intelligendum est, nam addit continuo quum vertex
dicatur quasi vortex por el remolino del agua. Qum auq.se.quádo el agua haze el remolino. Breg
hab.no tiene la mollera ygual o no deciende igualmente. Accepe.vuln.ad Treb.siendo soldado recibió
herida al rio Trebia quando guardo a su padre.acute defendit vitium picture citato testimonio, quod
non extat: non enim ad Trebiam, sed apud Ticinú fluvium, vt autores sunt Liuius, & Valerius
Maximus, consulem patrem, adversis auspiciis cum Annibale pugnátem saucium graviter, intercessu
suo illessus servavit: quum nondum annos pubertatis fuisset ingressus. In Decad. T. L.amis.qui
quod superius dixerat, etiam si oico, de Trebia salsum erat: decades adducit in testimonium, quae
non sunt: ná in Livio multa desiderantur, ex hisque scrip sit. Decas vero significant aliquid
decenarium numerum continens.vnde Decades Livii decem singule volumina complectuntur.
Tem.su.las sienes tiene muy salias a fuera. Caua, es sent, si las tuviera hundidas fueran señal de loco.
Occip.el colodrillo.
2. Cur.dix. Cat.priscis agricolis celebre Adagiú fuit, & pene enigmatis loco, frós occipitio primor est
quo significabat antiquitas, euis negocium melius geri, qui presens esset, quá si ab es set.sonat’q3 ibi
prior, quodpotior, alioqui enum quis ignoraret occiput, posteriorem, frontem vero prionem esse
capitis partem.extat vero proverbium & oraculi vice apud Catonem li.de re rustica capi.4.sibene
inquit edificaveris libetibus & sepius veneris, fundus melior erit.minus’q3 peccabitur, fructus plus
capias, frons occipitio prior: covenit cum hoc Hispanum adagium, dóde no esta su dueño.ay estasu
duelo. Avers.qua.adver.despaldas mas que de cara. Anti.a.de.long.el copete delos cabellos que cae
sobre la frente por’q son tan largos. Caor.capronee idé sunt quod antie capili supra frotem extensi.
Non habue.mult mens.quum in Hispania brevi itervallo, pater, patuus’q3, duo egregii Imperatores
cecidissent, quum’q3, qui in eorum locum succederet vix vllus, ob rei difficultatem, reperiretur: vnus
Scipio viginti & quatuor annos nactus, in medium prosili’es, ingenti fiducia, procuonsulem se in
Hispaniam iturum pollicetur.quavoce recreate Roma norum animi, eorudem omnium sufragiis
confirmatur, ac cum decem millibus peditum triginta navium classe ( omnes autem quin’q3 remes
erant) in Hispania felicisme traiecit.multa alia Plutarchus in eius vita.tosorem inqtnon habuit ad
manum, vel quia iocatur vt imaginem reprehendat vel quia inculta & Barbara tunc erat Hispania.
Glabel.han.porque pinsaste con pelos el entrecejo que esta entre ceja y ceja.contra glabelle
significationem quae sic dicitur, quod plis caerat. Hir.idest pilosam. Vul.conlas tenazicas delas cejas,
o pinsas. Vibriss.extá.pelos delas narizes que salé afuera. Inci.quod nos dicimus, no ves necio.
Imp.no leg. Scip.hu.hunc addit, vt Africanum designet, quoniam Scipiones multi suerunt,
elegantem, etiam si multo ad arma audiorem sentit Plut. Expr essus est quum exul.esta retratado
como quando estava desterrado en Literno, magnitudinimen, vt sit rerum gestarum, Africani, quu
invidi pati non posent: duo ex illis, tribuni plebis, ei diem dicunt, & pecuniae ad Anthiocho rege
acepte, & no in publicum relate insimulant: qui sibi optime conscius, post habitam orationem,
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Linternum se contulit, seu vehement indignation comotus, quod post táta beneficia in civitatem
collate, pro mercede ignominia reportater: seu quia satietate glorie captus, generosius duceret,
sponte inimicorú invidie cedere, qua vi & armnis magnitudeinem suam tueri, ibi’q3 vt frequentior
faema est, volútarii exilii indignationé testat9, vt tradit. Val. Max.sepulchro enea’q3 vrna, hec
inscripta fuisse referent.digna quidem t’ato viro. De victo Annibale, capta Carthagine, & aucto
imperio, hos ciñeres marmore tectus habes. Cui non Europa: non obstitit Africa quandam, réspice
res homnium quam brebis vrna premit. Superci.sobrecejo. Lat.idest Italo seu Latino conviens
cuivismodi ob dignitatem cogruebat Romano a Lactio’q3 quod p Italia sumitur Latius dicitur.i.Italus
sive Romanus supercillium enim tenue & gracile mulibre est & a viro praersetim Romano
alienum.methaporicos,la gravedad o fantasia. Tu nó solu est pit.vt quid sibi vellit hic locus.clarius
intelligas tametsi nodú dissoluit Mot.scias pictorem imperite cuius in simulabatur culpa in exilium
Africani rericere, quod Rhetores, constitutionis pars est: vt remotio, criminis & concessio, quibus
absumptiva constitutio clauditur: que est cum crimen non difetemur.sed aliunde defensio sumitur.
Et vos quan intellig.responderet ex contrario in criminationibus, idest in accusationibus. Mal.hab.los
carrillos o mexillas tiene muy hinchados y la boca. Infl.clast.toca alarma, cuius contrari’u est,
reciptui canit, quod est tocar o recoger vtn’q3 nisi inflatis buccis fieri nequit toca la trópeta para
arma. Et tu infla.calic.idest potabas & ebrius esse magis coarguat, vter el odre o cuero devino.
Palp.los parpados o pálpebras. Pupu.hab.hic, los ojos verde claro, y yo oy que las tenia azules, o de
color verde y negro. Et ego caesi.i.glaucas nam illa dictio est Graeca & idem sonat quod cesias, vt
Miner.addito epitheto bellat ricem nuncupat, vt Paliadem, significet que bellorum dea fuit, quam
cesiis pupulis fuiste poete comemorant, Minerva vero etiam siadem fit que Pallas sine adiectivo
sapientaedea dicitur. Irq.feci los lagrimales delos ojos heziste muy carnudos, y los parpados llorosos,
los de abaxo delos ojos. Fleu.accus.a Cat. Porcii Cationes (vt quídam suspicantur )opera & industria
cocitati, duo tribuni plebis: vt ante tradidimus, diem Africano dixerunt, verum núquam flevit vt
falso respondet pictor, vitiú ex casatuturus. Mandib.su.nim, las enzias tiene muy salidas, y la barba
muy espessa y muy larga, mandibule sunt in quibus dentes collocantur, maxille etiam
dicuntur.sunt’q3 due supior scilicet & inferior amandendo nomen habéat. Tum pil.y mas que los
pelos parecé cerdas de puercos. Tabul non fie.no seos mostrara mas la tabla o pintura o no la vereys
mas. Licit.cópradores. Cavill.est etiam cavillare.ne´q3 hoc loco significat, quod germana sua
significatione, dolo vti, sed iocari & quod Hispane dicim9 burlar.iuxta illud Cicer.lib2.de Oratore,
quçu duo sint, inquit, facetia rú genera: alterú equaliter in omsi sermone fusum, alterum peracutum
& breve, superior cavillatio, altera dicacitas, nomina est. Sin. Dis.cada vno vn par de versos.
Distichon Carmen est duobus versibus constás. Nar.hab.nim.las narizes tiene muy abiertas.
Eratirat.ex his que adduximus apertus est locus: ire´q3 signium est, patulis esse naribus, vt
respirationi sit locus. Vallec.el espacio que ay entre el labio baxo y la barba. Lat.sub.bar.inter barbá
& mentum, hoc inter est, quod barbapilosa est, & homini conveniens.mentum vero hominis, &
mulier ris barba sinepilis. Anth.buccula est sub mento, el papo ola olla dela garganta, que es debaxo
dela barba. Horu om.feci.de todas estas, cosas ahorraste por la gran barba que pintaste.
Musc.pescueço carnudo y que tiene morzillos, lugul.las asillas ola olla dela garganta que esta debaxo
la nuez, que son dos huessos que se juntan como yugo, vnde iugule. Gratul,est sup.gracias a Dios
que te a contentado algo.
3. Quo in Socr.id Laertius iunitis philosophorú Phisiognomon, seu Phisonomus est, qui ingenium
mores, & naturam cuius´q3, ex eius membris divinat, & inde Phisonomia divinádi ars.
Arm.ist.vall.estos hombros quisiera que estuvieran vn poco mas levátados y mas anchos. Non aut
Apophth.apophthegem sonat idem quodacutum & celebre dictú, quale hoc fueit satis é in serie
manifestum.apophegmatum librum ex Graeco vertit in latinú conscripsit Erasmus, in quibus hoc
idem. Negot public.mercaderes, arrédadores: publicani olim máximo in honore fuere, vt exillo
Ciceronis in oratióe pro Plantio satis apparet, flos enim, equitum, dicentis Romanorum, ornamentú
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civitatis, firmamentum reipubli.publicanorú ordine continentur.quorum ordinem ex his ´q diximus
amplisimum fuissem cóstat. Sim nas.nariz remachada no cóviene a caballero. Bos.nariz ancha y muy
remachada, a manera de buey: húni vero eo fuisse naso tradútur ex géte Scityca, circa Meotidé
paludem habitarút, hodie vngari vocantur. Apag.mons.quitate alla con tus monstuos. Silon. Plinius
lib 11.cap.37.non ali animalium, quá homini, eminare nares, cómemorat, & auibus, serpentib9
piscis9, foramina tantú, Silonú defluxisse qd sine narib9 essent: silo Hispane hóbre de nariz roma.
Pers.aquil. Xenophon in Pedia Cyriquilino naso qui essent, hoc est longo, acuminato, & incuruo a
Persis refert máximo in honore habitos, quod eo esse vultu Cyrus, quem & haberunt regem &
colverunt impense, rati inde vt arbitror, quemadmodum Aquila caetera rum ómnium auium regina
sit, aquilinos homines ceterorú príncipes esse debere. Anc & camp.el codo y el juego o la dobladura
que estan enel braço como enla pierna el juego o dobladura dla rodilla y la misma rodilla. Lac el
braço, o la parte que ay del codo ala muñeca. Muscu los molledos del braço. Non ne is est
cubit.idestt non ne is est cubitus, quo mensores plerú´q3 vtuntur, declinatur cubitus & cubitum
proprie´q3 est curvature brachii, vbi lacerto ivungitur.accipitur etiam pro mensura, tribus cubitus
non altionem cum aliis dixit Cicero.sed ne id etiam studiosum lateat, sciat cubitum ex sex palmis
digitis ´q3 quatuordecim constare, vt autor est Vitribuus, & sexquipes hoc est pes vnus cum dimidio
facit cubitum.pes vero, est sexta pars altitudinis, in corpora nostro.cubitus quarta: est praetera
cubitus regius, qui maior est cómuni, tribus digitis, est & cubitus geometricus, qui tantum valet
quantú sex nostra cubita. Rex Roman.is fuit Ancus Martius, tertius Romanorum rex.qui ab ancone
qui cubitus est nomen accepit, quod eú haberet incuruú. Sec.indi.dividida o partida en dedos,
conviene a saber, pollicem el pulgar apollendo sic ductum.quod caeteris firmitate prestet, & vi
polleat, indicem el que esta a par del pulgar, ab indicando ita appellantum quod eo res a longe
indicem9, mediú el de el medio quem infamé id circo dixerunt antiqui quod supremú cómptú
significaret Martialis li.2 & digitum porrigito médium, idem etiam impudicum appellat, infamem
nuncupat Persius infami inquiens digito & Ilustratibus ante salvis eo digito, ( tá infamis fuit,) Cinedi,
Patici, & prepostera Venere vtétes: quos someticos Hispane dicimus, notabantur minim.proxiin.el
que esta par del melguerite, quisi dextremanus fuerit mendicinals nuncupatur, quoniáco medici
indignoscenda febri, ex pulsus tactu vtuntur: eundem si sinestre manus fuerit anularem dicimus.nos
el dedo del coraçon, quem Graeci vt inferius est Datilicon appellant causam ipse suscripsit. Nodi
digit.los artejos delos dedos, o las coyunturas, qui vindetur insuperiori digitorum parte nodos
imitari.códyl.las junturas de los artejos, & idem quod nodi, quibus comprensis pugnus sit.
Internod.sú.entre los artejos ay otros osezuelos, quae internodia quia inter nodos sunt dicuntur &
generali vocabulo artus & articuli etiam Hispane artejos, nodi tamen proprie sunt las conyunturas
quod ibi ossa ossibus coniungantur & veluti nodo copulentur. Tiber. Ces.id Suetoni9 in eius vita.
Tam firm.suis.que tenia tá rezios los artejos que conel dedo barrenava o passava una mançana
acabada de coger.
4. Chirom.quá nos dicimus chriromancia, ea est divinatio, ex linearum, que in manibus sunt
inspectione. Ex incisur.de las líneas o rayas de las manos. Impost.engaño o trápantojo. Fid.nó
om.no del todo le dexaras de creer, differunt abrogare & derogare abrogatur quum pars detrahitur,
significat etiam multa alia abrogare. Abr.sid.quitar el crédito. Vnde.su Scevol. Muc Sce.vt tradit
Liuius cóbusta manu dextra a Porsene obsidione Romam liberavit, & quia sinistra, que Scea dicitur
postea vsus est: Scevole cognomen & sivi & posteris suisfeit. Sceuus.a.m.cosa yzquierda. Anunt in
sex.foem.dizen que en las mugeres ay muchas mas izquierdas ´q enlos hombres. Vol.palma dela
mano dnde involare quod esta r ripere seu futuri, involare in caput vel in oculos saltar alos ojos o la
cabeça. Quo rab. Lurc.haec vt tauteré Liuius a Sexto Tarquino prisci Tarquini filio vi
compressa gladioso transsixit.ne´q3 sine rabie tuc, hoc est sine dolore esse poterat.ita vt in
pedisse´qrum oculos involare videretur, moriés se dignum, celebre illud dixit: quid salvi esse potest
mulieri amissa pudicita:est autem pedissequa que pedes dominá cómitatur, la criada que acompaña a
pie de su señora. Trúc.lo que queda del cuerpo quita da la cabeça.ad similitudiné arboris, ´q truncus
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dicitur ab scisis ramis. Tor.el hueco del cuerpo hasta el quajo y las costillas, appellatur concacuum
interius. Sin.interbrachia & pectus est concauum siit stomacho Hispane la paletilla, o el seno entre
los braços y el pecho. Sub vétr est vent.debaxo del estomago esta la barriga y a par delas yngles o
alo baxo dela barriga y a par delas yngles o alo baxo dela barriga el vello o las verguenças. Pode.sive
an.las assentaderas o nalgas, vtrun´q3 cur sit puedendum que sequntur verba satis manefestant.
Fem.el muslo, femina con los muslos Agen.est.cru.desde la rodilla comiéça la pierna. Tib.la espinilla,
sura la pantorrilla. Postré.pes,est pes manui similis propterea quodin to tidem digitos sicut ipsa
divitatur. Vol.que & la planta del pie, vestigium prepterea nó solum volam sed sigmum &
impresionem, quam vola in solo facit, significat Hispane la pisada & ciude methaphorice dicitur
vestigiis: patris in sistere.pro eo quod est patrem imitari. In fró.pudoris index frós est, eos
perfricuisse frótem dicimus, qui imprudentes sunt, quae alia frons indicet.scribit Plinius li 11 capit
52. Idext.sid por la diestra palabra, quod antiqui dextram porrigerent, dantesa accipiétes´q3 si dem
vnde per dxtram hoc est per sidem iurabant. Inge.miser.quoniam qui misericordia petuntu & dari
sibi veniam contendunt, provoluti ad superioris pedes, flexis genibus, tendentes suplices ad sidera
palmas, esse solent. Atqu. Plin.is li.7 capit.2.sic ait hominum genus, qui Novoscelli vocantur,
singulis crubibus mire pernicitatis ad saltum, eosdem´q3 Sciopodas vocari, qui in maiori estu humi
jacétes resupini, vmbra se pedum protegant.profect plant.est, pláta se llama desde la garganta del pie
dola pierna haze buelta hasta los dedos Hispane dici arbitror el empeyne.
1. Qua nam grat.para quete embio aca tu padre Vt eg.eisd.qui.tu, para que yendo yo por las mismas
pisadas que tu venga a tener estima en el pueblo. Ing.edu.con buena criança, qua nobiles.qui &
ingeui dicuntur, vnde & ingenua educatio, ornati potistimú esse debent. Part.tio hermano de padre,
ta dictus quod quasi patris loco sit. Vers.muly. & diu, muy cortesano y que a seguido mucho tiempo
a la cor re. Vnic.flex.polp con vn hazer de reverencia y quitar de gorra o abaxar la cabeça. Sic
su.nos.iu optimú simile, quo aperte manifestat.non patientissimos esse.ferre offensioenm, est idé
quod pati inuiram, seu pati offenam. An no.sun haec,e stos son los nombres o apellidos hórrosos y
llenos de amor. Domi.presac.ant no miras que primero le llaman señor que el apellido, ac si diceret
el señor don Manrrique, & non manrrique sine presactione, est ´q3 prenomen, quod ante nomen
proprium ponitur. Famul, versic.criados con librea, quianiam diversi coloris vestimenta induút. No
annot in avi hui.no paraste o no miraste enlas hóras del aguelo deste, que de hachas ´q de escudos
de armas, y que de enlutados avia, parentalia dicta eo nomine sunt: quod parétibus mortuis
exhibeantur. Vider.tu mih, pareceme que tu mofas o hazes escarnio deste moço, naso enim
suspendere, Persianum est, significat´q3 idem, quod irridere & illudere. Nemi.cóced.de loc : no
haziédo lugar alguno ni aventajándole a si en dignidad, autoridad y habla. Asurg.alii via cederé,
levátarme a otros dexarlos passar primero por la calle o hacerse avn lado para que passen.yry volver
acómpañado, quitar la gorra, hazer la reverencia. Cap.aur.ganare la voluntad y amor del pueblo.
Agrest.mor.i.rusticane, toscamente o ala matiega.
2. Imper.rigid.idest cum rigore. Mag.recond & quas.myst.idest magis abditum, & ex penetralibus, est
autem my sterium sacrum, aliquod arcanum, quod Latini seclusum vocát, & quod intus occludat it,
quod profane cuiquá nefas sit explicare, hinc non sine mysterio, fiery dicútur, que occulta aliqua
sacrorum persiciuntur ratione, hinc etiam Myste dicti sunt, qui sacra ediscunt, & mysteriorum periti
sunt. Grat.suine gaver.por amor del no tengas pesadúbre de declararlo. Quo fam.nost.para que
nuestra casa o alcuña , o linaje que es tan noble, y tan yllustre vaya mas adelante. Nou.homi idest
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homines, infimo loco nati & obscuri nullis claris parentibus orti, virtute propia nomen sibi & suis
posteris comparantes. Cum vetus.& decori.idest cum antiqua nobilitate faemilie & generis nostri
audeant pari facere . Com.log.asse.acompañados con muchos criados.est assecla qui assectatur &
comitatur patronú vel herum, pajes o continos. Ips.segme.invens.vel bombyc.y ellos vestidos con
ropas trepadas o bordadas, o de terciopelo, o de brocado.segmentum enim vnde segmétatum, est la
tajada o cortadura, bombycinum autem villosum & intercissum, dicitur el terciopelo. Itali appellat
velludo, an differentiam serica rum aliarum telarum que rase sunt & non villosae.in tercisum
additur, quod quú texitur acuto ferrulo filus inciditur, quo villosum sit.text’u vero Attalicum tela est,
ex filo auro contexta ab Attalo rege A sie dict, magnifica enim omnia ob id quo’q3 Attalica
dicuntur. Qui villa.vest.que nos vestimos de frisado. Si oper.han idest si hoc feceris patris gratia.
Recip.te.tenerte por de nuestra casa y familia, y estar en su gracia y enla mia. Clie. & qua.tutel.cliens
in est q patronum sequitur: & inde cliétela tutela atutando vnde tutor dicitur, qua pupli bona tuetur.
Hast.cus. & ens.distric.conla punta dela lança y conla espada desnuda.
3. Bó.verb.mira lo ´q dezis, o habla cortes. Nud.tam.cap.quitar la gorra y hacerla reverencia.
Qui tibi hab.que telo agradeciesse, o por aquella falsa honrra que le hazes te amasse. Quis.n.iudic.se
devin.quien pensara que te es obligado, devinctum idest astrictum obligatum & oberatum. Quib.tu
conced.idest quibus tu cerdas & superiores agnoscas, o les dieres la ventaja. Nim.crud.est hoc
pom.idest durus é hic sermo Methaphorice dictum a corporeis ad incorporea. Qui tu muss.que
dizes tu étre diétes. Si vis aliqui aptisimum simile, quo rem facit manifestatiorem. Nam fals.ipsa
se.quod falsum est, diu veri specie latere nequit,quod veritas ( tanta est eius vis) obscurari nun’q3
possit.produt, idest manifestant & aperiunt. Ne’q3 enim semp.te, no puedes andar tan recatado que
no te cojan enla mentira. Como.eg idest quo pacto ipse mihi tradam & prescribam veram ilsam
animi moderationem, qúatu doces. Quatu.id cognos.idest quo signo id intelligis.
Cofer.aques.te.idest rogo pauci vt agas & ne multus inciendo sis, contrarium est quod sequitur.
Cui.tam crass.que estas tam ciego enello. In dub.idest haud dubie, citra dubilum, re vera.
Nego.mercaderes y logreros. Quid reli.piet in deu religio est Dei cultus.qui Deo exhibetur, pietas
est amor & veneration in superiors, quemadmodum amor in equales & inde impus & impietatis
reus dicitur qui Deú vti decet non reveretur & colit. Contép.casuu.i.neglectus eorum que
humanitus accidunt.
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Diálogo 23. Precepta educationis.
1. InterOvid. Metam.idest inter Ovidianas trásformationes, metamorphosis nam’q3 Graeca dicitio est,
Latina facta transformatio seu, trásmutatio dicitur.refferri idest anumerari &
acscribi.meta.transfformatio, o mudanzas en otra figura. Ab exter.cult.idest ab his que exteriora
sunt, & veluti índices animi, licet diivdicare qualis sit intus animus, gestus est motus corporis, porlo
que parece de fuera se colige lo que ay dentro. Mih.poss.grat.bien me puedes dar la norabuena.
Mag.’q3 ind.bon.est.i.magnos vt in virtute accessus facies: multum’q3 in ea promovearis, te adelátes
mas cada dia enesta virtud o eneste exercicio. Tant.hum.pect.idest tantum virtutis & probitatis in
corruum & animum infundat. In pauc.venerab.idest dignissimum veneratione, exposimus iam hunc
loquendi modum. Quant.tu.feli.i.quanto tu beatior cui tam propria sunt, vt ali de únon petas, domi
na’q3 habere & nasci quicquam, proverbialis est metaphora, nam id domi nascitur quod in nobis
situm est, translatú apparet ab ea consuetudine foris rogande supellectis, quam domi desideres, at’q3
ita Cicero ad Varronem.sed quid ego inquit núc hec ad te cui domi talia nascuntur, Hispane tener de
cossecha. Proce serm insti.vaya la platica adelante. Quand.ita tib.idest quando ita tibi videtur &
quando ita vis. Qui.orb ter.idest qui depingunt & indicant situs & positus terrarum.
Font.ess.admir.de eiusmodi fontibus praecipue Strabo Mella. Solinus & Plinius edi serunt & mira
multa tradunt, ingenium hoc loco iedm quod natura, la propiedad y naturaleza del agua. Ex
bru.effic. anthitéto est.i.contrarium, nam brutum irrationale est animal & homo contra.
Extrem.lab.delib.idest tantalum bibere & de gustare Hispane, tan mala vez probar dessa fuente, &
extremis digitis tágere, pro eo quod est leviter degustare & tangere.
2. Quu.vt tibi grat.lo vno por hacerte plazer y aprovecharte si pudiere.y lo otro para acordarme yo, é
autem gratificari gratum facere. Non magni de.idest non se exollere & efferre & magnificentius de
se cogitare, quá oporteat, demiss.idest infime & abiecte. Optim.educat.idest ingenue, de buena
criança y verdadera cortesía. Sed pec.idest brutum & bellua. Reb.sacr.intere.estar en missa o alos
divinos officios. Quae cap tu.idest que superent & maiora sint, quam que capere, percipete, &
cóphenderé posses, inflectitur enim captus captus.m.ge.a capio pro intelligo.sumitur p perceptione
& pro capaci quando’q3. Ci.in Tusc. Greci inquit, homines non satis animosi, sed prudentes quam
capax prudentie est hominum natura. Minist.servir. Quacú, val.có.idest quac’q3 via & ratione iuuare
& podese queat, est enim cémodare, cómodum affere, quemadmodum incómodare & dánum
affere. Qui refer.nob.pers.aposto.’q nos representan alos Apostoles y al señor.
Senib.assurg.levantarse con acatami’eto alos viejos. Obd iut.vsu rerum, por la larga o cótinua
experiencia, con la qual se gana la prudencia. Mag.honor.honrrar alos que tienen cargos y
dignidades. Dict.es.audi.est obsequentem esse, & obedientem & morengerentem. Qui sunt
indig.idest qui collocate, & possiti sin in honore aliquo. Evect.idest elati ensalçados y levantados en
alguna dignidad. Non respo.tát.titu.idest non correspondentes & facientes satis tante dignitari.
Eode.ess.hono.pseq.idest eodem afficiendos esse honore, prosequi honore idem est quod honorare.
In vn quoq.honoris en hablar y tartar a cada vno honrosamente. Haur.prud.idest ediscere
Metaphora sumptat est aputeis, & fontibus, equibus hauritur aqua. Ad pron.ac deffin.presto al
sentencia y determiner. Non rati repo.no demandar cuenta. Aut.sulc.idest testimonio confirmabat &
corroborat.
3. Tyra.tyr’anicus.a.vm atyr’ano deducitur qui olim in bonam partem, nam dominus erat,
sumebatur.verum postea cresc’ete malitia, cum imperio reges abuterebantur, tyráni restrictovo
cabulo, & infami facto idest liberatis ereptores appellari coeperunt.etiam si alii sint qui a Tyrrheniae
471
gentis precipua crudelitate dictos existimét.hinc ty ránice pro crudeliter & violenter, & tyrannis,
saeum & violentum imperium, ty rannicida qui tyránum occidit, tyrannicidum ipse ty ránorum
occidédorum actus veluti e fonte derivantur. In expert.rer.idest qui nullam haber rerum
experientiam ignar9 idem imprudens imperitus & indoctus. Nó.eo perué.idest nondum ad eam
eruditionem & rerum cognitionem pervensiti, vt de eo posfis statuere. Otios.hom.sax.sententia est,
& a philosophis frequenter vsurpata, otiosus idest cesans, nihil agens, iners, languidus, Antitheton,
operosus simper agens aliquid. Quae exu.ill.hum.cond.que le buelban de hombres en bestia, o en
tronco, hoc loco indeterius crescit oratio, quo turpido magis augeatur, turpe enim est ex homine
degenerare in belluam, sed lóge turpius ex homine, tráfire in stipité ná bellua sentit, stipes nó sentit,
conditio humana idest natura hominis, stipes proprie est fustis, terre desixus. Hispane la estaca, per
translationem pro stulo in sulso & factuo sumitur.at´q3 ita Terent.quae sunt dicta inquit in stultum
caudex, stipes, asinus, plúbe9 Cóposit.ar.la postura del rostro y de todo el cuerpo da a entender lo
que ay enel anima. Rigent.ocu.ojos tiessos y sin pestañear cótrarii sunt mobiles & qui nimiú
aginantur. Cóvic.a convivere idest simul vivere, trato y conversación. Non deat.ad prau.interpr.idest
sermoita sincerus & candidus, vt non posit in malá partem summi & indeteriorem semsum
detorqueri, aut quo minime abutare, ad ini´q quod dictum fuerit interpretandum.
Stul.acinep.cavil.i.ineptis & inabulus captionibus. Man.cu.verb.faci.quádo hablamos, no se a de dar
conlas manos ni menear la cabeça, no dar de lado, no arrugar el rostro, ni retrocerle.no jugar con
los pies. Qui adult.nu.que hizo moneda falsa. Contag.contagium, contagio, & contages morbus est,
q ex contractu cótrahitur ex con,& tago is.quod est tango.is.enfermedad que se pega del trato y
conversacion.
472
2. Crónica de la Nueva España.
1. Libro II. CAP. XXII: Discurso de Cortés: animar a sus compañeros para darles a entender la
importancia del viaje.
«Señores y hermanos míos: Entendido tengo que cada uno de vosotros en particular habrá
hecho su consideración del viaje y conquista que al presente intentamos, y cómo en ella ponemos el
cuerpo a tantos trabajos y la vida a tantos peligros, entrando por mar que hasta nuestros días no ha
sido de cristianos navegado, y procurando tan pocos en número como somos (aunque muchos,
como espero en Dios, en virtud y esfuerzo), entrar por tierras tan grandes que con razón las llaman
Nuevo Mundo, moradas y habitadas, como tenemos entendido, de casi infinitos hombres, en
lengua, costumbres y religión y leyes tan diferentes de nosotros, que siendo la similitud causa y
vínculo de amor, no pueden dexar de extrañarnos mucho; y no habiendo de presente, aunque les
hagamos muy buenas obras, cómo se confíen de nosotros, sernos enemigos, recatándose de que los
engañemos, principios tan duros y ásperos verdaderamente no se pueden hacer fáciles y sabrosos, si
no se considera la grandeza del fin en quien van a parar; y pues este es el mayor y más excelente que
en la tierra puede haber, que es la conversión de tan gran multitud de infieles, justo es que, pues
llevamos oficios de apóstoles y vamos a libertarlos de la servidumbre y captiverio de Satanás, que
todo trabajo, heridas y muertes demos por bien empleadas; pues haciendo tanto bien a estas
bárbaras nasciones y tanto servicio a Dios, lo mejor ha de redundar en nosotros, porque este es el
mayor premio del que hace bien, que goza dél más que aquel a quien se hace, como del que hace
mal, lloverle encima. Ofensas hemos hecho todos a Dios tan grandes, que por la menor dellas,
según su justicia, merescemos muy bien el infierno; y pues, según su misericordia, nos ha hecho
tanta merced de tomarnos por instrumento para alcanzar al demonio destas tierras, quitarle tantos
sacrificios de carne humana, traer al rebaño de las escogidas tantas ovejas roñosas y perdidas, y,
finalmente, hacer a Ia Divina Majestad tan señalado servicio entre tantos trabajos y peligros como
se nos ofrescerán, grande alivio y verdadero consuelo es saber que el que muriere, muere en el
servicio de su Dios y predicación de su fee, y el que quedare, si algo nos debe mover lo temporal,
permanescerá en tierra próspera, illustrará sus descendientes, hallará descanso en la vejez de los
trabajos pasados, y nuestro Rey e señor tendrá tanta cuenta con nuestros servicios, que
gratificándoles como puede, anime a otros que, con no menos ánimo que nos, acometan semejantes
empresas; y porque veáis claro que en esta jornada se interesan el servicio de Dios, la redención
destos miserables, el rendir al demonio, el servir a nuestro Rey, el illustrar vuestras personas y el
ennoblecerse y afamar vuestra nasción, el ganar gloria y nombre perpectuo, el esclarecer vuestros
descendientes y otros muchos y maravillosos provechos, que no todos, sino cualquiera dellos basta
a inflamar y encender cualquier ánimo, cuanto más el del español; será superfluo y aun sospechoso
con más palabras tractar cuánto nos conviene, pues hemos puesto la mano en la esteva del arado,
por ningún estorbo volver atrás, que grandes cosas jamás se alcanzaron sin trabajo y peligro. Lo que
de mí os prometo es que con tanto amor procuraré el adelantamiento de vuestras personas como si
fuésedes hermanos míos carnales, y porque todos miran al Capitán, no se ofrescerá trabajo ni
peligro que en él no me halle yo primero. Esto era lo que pensaba deciros. Ea, caballeros valerosos;
si a mis palabras habéis dado el crédicto que es razón, comenzadme a seguir; y si hay algo que
responderme, lo haced luego, que tan buena fortuna no es razón dexarla de las manos.»
473
2. Libro II, Cap. XXX: Discurso evangelizador de Cortés en Cozumel:
«Hermanos e hijos míos: ya sabréis e habréis visto y entendido del tracto y comunicación que
con vosotros hemos tenido, que aunque somos tan diferentes en lengua, costumbres y religión,
nunca os hemos hecho enojo ni dado pesadumbre ni pretendido vuestra hacienda, lo cual si bien lo
miráis, claramente os da a entender que tenemos los corazones piadosos y que no deseamos ni
queremos más que teneros por amigos, para que si entre vosotros hobiere alguna cosa buena que
imitar la sigamos, y así vosotros hagáis lo mismo, conosciendo haber algo entre nosotros que debáis
seguir. Ya os dixe al principio, cuando entré en esta isla, que yo y estos mis compañeros veníamos
por mandado de un gran señor que se dice D. Carlos, Emperador de los romanos, cuyo señorío es a
la parte del occidente, para que le reconoscáis por señor, como nosotros hacemos y porque veáis
cuánto le debéis amar, sabiendo que así en las costumbres y policía humana, como en la religión,
estábades engañados, nos invió para que principalmente os enseñásemos que sepáis que hay un solo
Dios, que crió el cielo y la tierra, y que las criapturas que adoráis no son dioses, pues veis que son
menos que vosotros, y que el demonio os traiga engañados parece claro, pues contra toda razón
natural manda y quiere que los innocentes y sin culpa sean sacrificados. Este mismo hace que
contra toda ley natural y contra la generación humana, los hombres tengáis acceso con otros
hombres, habiendo Dios criado las mujeres para semejante uso; coméis os unos a otros, habiéndoos
Dios dado tanta variedad de animales sobre la tierra, de aves en el aire y peces en el agua. Nuestro
Dios es clementísimo; crió todo lo que veis para servicio del hombre, y para que después que
muriese, creyéndole y guardándole su ley en esta vida, para siempre después le gozase; y pues sois,
como nosotros, nascidos y criados para adorar y gozar a este gran Dios que todo lo que veis crió, y
que por llevarnos para sí murió en la cruz, resucitando para que después resucitásemos, quebrantad
y deshaced esas feas estatuas de piedra y madera, que ellas no son dioses, ni lo pueden ser, pues las
fabricaron vuestras manos; y para que mejor lo creáis, quiéroos descubrir una maldad con que hasta
ahora os han engañado los ministros del demonio, perseguidor vuestro, y es que como esas figuras
son huecas por de dentro, métese un indio por debaxo y por una cerbana habla y da respuesta,
fingiendo que las figuras hablan; y porque no penséis que os engaño, delante de vosotros derribaré
un ídolo y haré que los sacerdotes confiesen ser así lo que digo.» Diciendo esto, hizo pedazos un
ídolo y luego los demás compañeros los otros; confundiéronse los sacerdotes y dixeron
públicamente que aquel secreto no lo podía revelar ni magnifestar otro que aquel gran Dios de
quien hablaba el General.
Pasadas estas cosas, luego que Cortés entendió que la amistad no era fingida, haciéndolos
asentar, por lengua de Aguilar les habló desta manera: «Señores y amigos míos: Todas las veces que
os invié a hablar para que viniésedes en la amistad que ahora tenemos, os dixe que de parte de Dios
y del Emperador, mi señor, tenía que deciros algunas cosas que os importaba mucho saber, las
cuales, por estar sospechosos de nuestra amistad no quesistes oír; y pues ahora entendéis cómo
jamás hemos pretendido vuestro daño, será bien que con todo cuidado oigáis lo que cerca de Dios y
del Rey os quiero decir; y así, ante todas cosas, sabed que no hay más de un Dios, criador y hacedor
de todo lo que veis, y que no puede haber sino uno, porque Éste lo ha de poder todo y saber todo,
ca si hobiese otros, no podría sustentarse la unidad y concordia que hay en todas las cosas criadas.
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Este Dios es tan poderoso que de nada crió el cielo y la tierra, los ángeles y los hombres; es tan
bueno que lo sustenta todo; es tan justo que ni el bueno queda sin galardón, ni el malo sin castigo;
quiso tanto al hombre que, viendo cómo el demonio le había engañado, se hizo hombre, nasciendo
de madre virgen; murió por él, porque el hombre, aunque le veis morir, el ánima, que es imagen de
Dios, nunca muere, y después vendrá tiempo que el cuerpo se junte con el ánima para nunca más
apartarse; de manera que el hombre que en esta vida, creyendo en un solo Dios, vivió bien, cuando
este mundo se acabe, que será el día del Juicio, resucitará en cuerpo y en ánima, para gozar deste
Dios para siempre jamás, que es verdadera gloria; y, por el contrario, el que no creyere en Él, o el
que habiendo creído, viviere mal, en aquel tiempo tomará su cuerpo para ser atormentado para
siempre en las penas del infierno; y para que sepáis de raíz vuestra perdición y engaño, sabréis que
después que Dios crió los ángeles, uno dellos que se llama Lucifer, con muchos que le siguieron, se
quiso igualar con su Criador, por la cual ofensa fue echado del cielo con sus compañeros. A éste y a
ellos llamamos diablos, que quiere decir caviladores, porque con el pesar que tienen de que el
hombre suba al asiento que ellos perdieron, procuran con gran cuidado, quitando la honra al
verdadero Dios, tomarla para sí, haciéndose adorar de los hombres como si fuesen verdaderos
dioses; y así, debaxo de diversas figuras procuran ser venerados, en lo cual hay dos grandes
engaños: el primero, que hacéis dios de una piedra, que no siente, o de un animal, que matáis para
comer; el otro, que os piden vuestra vida y sangre, la cual nunca os dieron ni pueden dar ni quitar: y
así, para que se pierdan vuestras ánimas y después vuestros cuerpos, os permiten y mandan que os
comáis unos a otros; que el más poderoso tiranice al más flaco; que uno pueda tener muchas
mujeres y, lo que peor es, que unos con otros tengáis acceso carnal y que cometáis otros nefandos y
abominables pecados que claramente son contra toda razón natural y muestran que el dios, si tal se
puede llamar, que los consiente, es malo y nefando. El Dios que yo os predico no quiere sino
vuestro bien, y quiéreos tanto, que no quiere que hagáis cosa mala por la cual muráis para siempre;
y si la hicierdes, que os pese della, volviéndoos a Él, el qual, ha querido que el Rey de España y
Emperador de los cristianos, mi señor, por comisión de un Sumo Sacerdote que en la tierra está en
lugar de Dios, rigiendo y apacentando las ánimas, me inviaron con esta gente que veis a buscaros,
como a hombres que estáis fuera del camino, y alumbraros como a ciegos que estáis con los
engaños del demonio, y a que conoscáis los errores, pecados y maldades en que por engaño de los
demonios habéis vivido; por esto debéis mucho a gran señor; reconocelde y servilde tan grand
merced, admitiéndole de vuestra voluntad por Príncipe y señor vuestro, para que él por sus
ministros os enseñe la ley cristiana y sustente y conserve en justicia; y porque yo vengo en su
nombre a daros a entender lo que he dicho, ruégoos que en su nombre me rescibáis y deis vuestra
palabra de conoscer y creer un solo Dios y servir y obedescer a este Emperador de los cristianos.»
4. CAp. XXXVII: Primera procesión domingo de ramos y otro discurso evangelizador de Cortés.
Después que Cortés hubo pacificado los champotones, deseoso de llegar al fin de su esperanza,
adereszando su viaje y proveyendo sus navíos, determinó otro día, que era Domingo de Ramos,
hacer una solemne procesión, para la cual convidó aquellos señores indios y a sus vasallos, los
cuales, como son amigos de novedades, vinieron de muy buena gana, ricamente adereszados y
tantos en número (porque también vinieron las mujeres y niños) que cubrían los campos. Hizo
Cortés la procesión con ramos en las manos, con toda pompa, auctoridad, devoción y lágrimas que
pudo, la cual solemnidad miraron los indios con gran atención y cuidado, y hubo entre ellos algunos
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que dixeron que el Dios de los cristianos era el verdadero y el Todopoderoso, pues gentes de tanto
esfuerzo y valor, con tanta auctoridad y pompa, con tanta reverencia y veneración, con tantos
instrumentos de música y voces, le servían y adoraban. Cortés, no dexando el ramo de la mano,
llamó a Aguilar, y para despedirse de aquellos señores y de los demás indios le dixo que les dixese:
«Señores y amigos míos: Yo confío en el Dios que adoro y os he predicado, que es solo verdadero
Dios y señor nuestro, que adelante entenderéis la mucha verdad que con vosotros he tratado, y se
que encomendándoos a Él y a su Sanctísima Madre, cuyas imágenes os dexo que adoréis, no le
pediréis cosa, como acontesció a los de Cozumel, que no la alcancéis, y alumbrará vuestros
entendimientos para que mejor conoscáis la ceguedad en que hasta ahora habéis estado; y pues el
Emperador y Rey, mi señor, nos ha inviado para que siendo vosotros nuestros amigos vengáis en
este conoscimiento, ruégoos mucho porque después yo os inviaré sacerdotes que os enseñen, que
tengáis vuestro corazón puesto en sólo Dios, y con los cristianos que por aquí pasaren uséis de toda
caridad, guardando la palabra que me tenéis dada de servir en lo que pudiéredes a este gran Príncipe
que me invía.»
«Teudile, fiel criado y gobernador en esta provincia de Motezuma: Porque sé que de todo lo que
has visto, has dado y das larga cuenta a tu señor, será bien que de propósito entiendas quién soy,
quién me invía y para qué; para que veas lo que debes avisarle, y tu señor lo que debe de hacer. Yo
me llamo Hernando Cortés, soy Capitán principal de toda esta gente que ves, soy vasallo y criado
del mayor señor y más poderoso que hay en el mundo, el cual, tiniendo noticia desta gran tierra y
del mucho valor de tu señor Motezuma, me invió a que le visitase y hablase de su parte, y de parte
de Dios le avisase conosciese los errores grandes en que él y todos los suyos viven, adorando
muchos dioses en figura de animales, con sacrificios de hombres sin culpa e inocentes, viviendo en
muchas cosas contra toda razón y ley natural, no habiendo ni pudiendo haber más de un solo Dios,
criador de todo lo que vemos y no vemos, el cual, en sus sacrificios, como clementísimo, no pide
las haciendas de los hombres ni la sangre, ni que pierdan la vida, sino dolor y lágrimas por haberle
ofendido. Sin el conoscimiento deste Omnipotente y solo Dios, ninguno puede ser salvo, porque
sólo Él es el que puede matar el alma y darle vida. Hízose hombre nasciendo de una virgen sin
corrupción de su virginidad, para que muriendo por el hombre, que luego al principio que le crió la
había ofendido, le librase de la muerte eterna y le diese la gloria, para la cual le había criado. Para
conseguir tan gran bien como éste, conviene que yo vea a tu señor y le enseñe la gran ceguedad en
que con honrar a sus vanos ídolos hasta ahora ha vivido, y yo sé que cuando entienda los muchos
Reyes e señores que obedescen e sirven al Emperador, mi señor, y el gran deseo que con la obra
magnifiesta que tiene de que tu señor y todos vosotros os salvéis, le sirvirá como los demás
Príncipes y señores y le querrá muy de su voluntad reconoscer por señor. Sabido has quién soy,
quién me invía y a lo que vengo; diráslo todo a tu señor Motezuma, y que yo estoy determinado de
en ninguna manera dexar de verle y hablarle y enseñarle más despacio lo que te tengo dicho y otras
cosas muchas que tú ni él, sí no es con el curso del tiempo, podréis entender.»
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6.. Libro III. CAPÍTULO XLIII. Del razonamiento que Cortés hizo a sus soldados,
animándolos a la prosecución de la guerra.
«Valerosos Capitanes y esforzados soldados míos, viva maravilla y espanto de todas las
nasciones del mundo: Entendido he que algunos de vosotros, no por miedo, que éste no puede
caber en vuestros corazones, sino o por el deseo de que tenéis de volver a Cuba y gozar de la
quietud de vuestra casa, o por la dificultad que se os representa en acabar esta jornada, deseáis que
demos la vuelta hacia la mar. Cierto, si de lo que os paresce que conviene, bien mirado, no se
siguiesen peligros, muertes, hambre, sed, cansancio y lo que peor es, infamia y afrenta y otros
muchos inconvinientes, que cada uno pesa más que el falso provecho que pretendéis, por daros
contento, de muy buena gana viniera en vuestro parescer, ca yo hombre soy como vosotros y no
menos deseo descanso y quietud; temo la muerte y recelo los peligros, y no menos que a vosotros
me fatiga el hambre y cansancio. El padre que mucho quiere al hijo que está enfermo, aunque le
desea complacer, no le da lo que le pide, porque le ha de hacer mayor daño. Vosotros me
escogisteis por vuestro padre y Capitán, e yo siempre como a hijos, y soldados merescedores de
todo honor os he tratado, haciéndoos siempre en todos los riesgos y trabajos yo la salva primero; y
pues no me podéis negar que esto no sea así, razón será que en lo que os dixere me creáis, pues del
bien o del mal no me ha de caber a mí menos parte que a vosotros. Todos somos españoles,
vasallos del Emperador, a los cuales, en su exército, hecho de diversas nasciones, él suele decir:
«¡Ea, mis leones de España!» Hemos pasado mar que hasta nuestros tiempos nadie navegó; hemos
andado mucha tierra que pie de ningún cristiano, moro ni gentil holló, grande, muy poblada, muy
rica; venimos a illustrar la fama y nombre de España, a acrescentar el imperio y señorío de César, a
señalar nuestras personas, para que de escuderos y pobres hijosdalgo, mediante nuestra virtud y
esfuerzo, César nos haga señores y queden de nosotros mayorazgos para los siglos venideros; y lo
que más es y a lo que principalmente habemos de tener ojo, que venimos a desengañar a estos
idólatras y bárbaras nasciones, a desterrar a Satanás, Príncipe de las tinieblas, desta tierra, que por
tantos años ha tenido miserablemente tiranizada, a extirpar los nefandos y abominables vicios que
como padre de toda maldad ha sembrado en los pechos desta gente miserable.
«Venimos, finalmente, a predicar el sancto Evangelio y traer al rebaño de las ovejas escogidas
éstas que tan fuera, como veis, están. Servicio es éste a que todo cristiano debe poner el hombro,
pues es el mayor que a Dios se le puede hacer, y así la corona y triunfo de los mártires es mayor y
más excelente que la de las otras órdenes de sanctos, pues el amor últimamente se prueba en poner
la vida por el que amamos. Mirad, pues, si las utilidades y provechos que os he contado son tales
que el menor dellos pide y meresce que por alcanzarlos nos pongamos a todo trabajo, y si ninguna
cosa buena se consigue sin trabajo, tantas y tan excelentes, ¿por qué las hemos de alcanzar sin
dificultad? Hasta ahora no tenemos de qué quexarnos, sino de qué dar muy grandes gracias a Dios
por las muchas y muy maravillosas victorias que nos ha dado contra nuestros enemigos. Para lo de
adelante, maldad y blasfemia sería pensar que la mano del Señor ha de ser menos fuerte que hasta
aquí. El que nos ha dado vigor para vencer las batallas pasadas, si en Él sólo confiáremos, nos le
dará para concluir lo que queda.
«Confiésoos que le gente entre quien estamos es infinita y bien armada, pero también no me
negaréis que nos tienen por inmortales y que nos temen como a rayos del cielo. Mientras más son,
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más se confunden y embarazan; muerto uno, van todos como los perros tras él; visto lo habéis y
pasado por ello; no hay que deciros sino que si volvemos las espaldas, toda nuestra buena fortuna
se trueca y muda en todo género de adversidad, porque, ante todas cosas, volvemos las espaldas a
Dios, pues dexamos de proseguir tan alta demanda, desconfiando de su poder que hasta aquí ha
sido tan en nuestro favor. ¿Cuándo jamás huyeron españoles? ¿Cuándo cayó en ellos flaqueza?
¿Cuándo no tuvieron por mejor morir muerte cruel que hacer cosa que no debiesen? ¿Cuándo
emprendieron negocio que dexasen de llevarle al cabo? Poco aprovecha acometer e intentar cosas
arduas si al mejor tiempo, por graves inconvenientes que se ofrescan, no se acaban. Por eso se alaba
la muerte buena, porque en ella se rematan y concluyen como en dichoso fin los buenos principios
y medios; en el perseverar se conosce el varón fuerte, y nunca salió con lo que quiso sino el que
bien porfió. ¿Qué cuenta daríamos de nosotros si al mejor tiempo de nuestra ventura la dexásemos
y mostrándosenos la ocasión por la cara que tiene cabellos muy largos para asirla, que no se vaya,
dexásemos que volviese el colodrillo, donde no tiene pelo para ser asida? Gocemos, gocemos,
fuerza y valor de las otras gentes, esforzados soldados míos, del tiempo que tenemos, que mañana
se nos rendirán los enemigos; que si quietud y descanso, volviendo el rostro, cosa cierto vergonzosa
para vosotros, buscáis, poniendo vuestra vida en cierto y conoscido peligro, adelante le hallaréis
mayor, con doblado honor y gloria. El cobarde más presto muere que el valiente, porque cualquiera
se le atreve y acaba más presto por livianas causas; huyendo muere la liebre, que en su alcance y
huida convida y anima a los perros. De aquí a la mar hay muy gran trecho; todos los que atrás
quedan nos serán enemigos y saldrán contra nosotros, porque nadie hay que sea amigo del vencido;
todos huyen de la pared que se cae; breve es la vida, y cuando llega su fin, tanto monta haber vivido
muchos años como pocos, porque della no se goza más del instante que se vive. Si hemos de morir,
más vale que muramos por Dios y por nuestra honra, que dexando tan alta empresa, morir en el
camino apocadamente o a manos de los enemigos que ahora vencimos, o a manos de los que antes
subjectamos y como a dioses nos acataron y temieron. Los más fuertes se nos rinden, que son los
taxcaltecas; de los de Culhúa no hay que temer; y pues la fortuna nos es favorable, seguilla, seguilla
y no huilla, porque no quiere sino al que la busca; nuestra es y será si no desmayamos. Dios es con
nos; nadie será contra nos; y pues esto es verdad, ved lo que queréis sobre lo dicho, que aunque
piense quedar solo (que no quedaré), estoy determinado de seguir la buena andanza que Dios hoy
nos promete.»
Cómo las cuatro cabeceras de Taxcala, oída la embaxada de Cortés, entraron en su acuerdo, y de
las diferencias que entre ellos hubo.
En el entretanto que Cortés iba a Castilblanco y reposaba allí, los cuatro embaxadores
cempoaleses entraron en Taxcala con cierta señal que solían llevar los mensajeros, a manera de
correos, para ser conoscidos e ir seguros. A la entrada dieron mandado cómo venían así de parte de
Cortés como de los de Cempoala. Saliéronlos a rescebir a su costumbre algunos principales de
Taxcala; lleváronlos a las casas de su cabildo, donde después de haberles dado de comer, se
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juntaron a cabildo los cuatro señores que llaman cabeceras de Taxcala, con otros muchos de sus
principales que eran del consejo de gobernación y guerra. Estando así juntos, mandaron entrar los
embaxadores, los cuales, hecha gran reverencia, como en lugar de tanta majestad se requería,
estuvieron en pie un rato sin hablar palabra, esperando les mandasen dixesen a lo que eran venidos.
Estonces Xicotenga, que era uno de los cuatro señores que gobernaban aquella provincia, les dixo
que propusiesen su embaxada. Los embaxadores estonces, hecho otro comedimiento, rogándose
los unos a los otros, dieron los tres la mano y el proponer al más anciano, el cual, haciendo cierta
cerimonia, tendiendo la mano, trayéndola a la boca, dixo.
«Muy valientes y grandes señores, nobles caballeros: Los dioses os guarden y den victoria en
las guerras y batallas que tenéis contra vuestros enemigos. El señor de Cempoala y los otros señores
totonaques se encomiendan mucho en vosotros y os hacen saber que de allá, las partes de oriente,
en grandes acales, han venido unos teules, hombres barbudos, muy fuertes y animosos, los cuales
les han ayudado y favorescido contra las guarniciones de Motezuma y los han puesto en grande,
libertad. Su Capitán se llama Fernando Cortés. Dice que él y los suyos son vasallos de un muy
poderoso y gran Rey y que de su parte viene a verse con Motezuma, vuestro capital enemigo. Dicen
los cempoales y totonaques que será bien que, como ellos, tengáis por amigos a estos valientes,
porque aunque son pocos, valen más que muchos de nosotros; y porque entendemos que para
contra Motezuma su amistad os será provechosa, aconsejamos a Cortés, que ha de pasar por esta
ciudad, inviase mensajeros haciéndoos saber su venida, el cual por nosotros os besa las manos y
dice que para verse con Motezuma, como el Emperador, su señor, le manda, le es necesariopasar
por esta vuestra ciudad; que os suplica lo tengáis por bien, pues su deseo es contentaros en todo lo
que se os ofresciere, poniendo a ello su persona y gente, y que tiene sabido las guerras que de
muchos años a esta parte tenéis traído con él y los agravios y daños, aunque les habéis hecho otros,
que habéis rescebido; si para esto su ayuda os es necesaria, os la ofresce.»
Acabada esta embaxada, Magiscacín, que era otro señor de los cuatro, los mandó sentar un
poco; y después de haber callado todos algún espacio, les dixo en nombre de aquella insigne
república fuesen bien venidos y que besaban las manos a los cempoaleses y totonaques por el
consejo que les daban y que holgaban mucho de que se hobiesen librado del duro imperio y señorío
de Motezuma; y porque era menester espacio para responder a lo demás que tocaba a la venida de
Hernando Cortés, que se holgasen en aquella ciudad algunos días, como en propria casa, en el
entretanto que se resumían en lo que debían hacer.
Con esto se salieron los mensajeros del Ayuntamiento, y quedando ellos solos tuvieron
silencio por un rato, mirándose unos a otros. Cada uno esperaba que el otro hablase primero, hasta
que Magiscacín, que era uno de los que gobernaban la señoría de Taxcala, hombre de mucho
reposo y juicio, de noble condisción, bienquisto en aquella república, tomando la mano, o porque
era más antiguo, o porque en las cosas de consejo era el que primero proponía, dixo: «Caballeros,
señores y amigos míos que aquí os habéis juntado para oír la embaxada que los cempoaleses han
traído: Entendido tendréis tres cosas della: la primera, que nuestros amigos, enemigos de nuestro
enemigo, nos aconsejan hospedemos a estos caballeros que, según su valor y manera, más parescen
dioses que hombres como nosotros; la segunda, que dellos podremos ser ayudados para tomar
venganza de nuestro enemigo que, a la contina, con su poder, nos tiene encerrados en estas sierras
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sin poder gozar de los mantenimientos y trajes que las otras gentes gozan; la tercera es que nos pide
el Capitán destos invencibles y valientes caballeros que le demos pasaje por nuestra tierra y le
hospedemos el tiempo que en ella estuviere, ofresciéndonos su persona y las de sus caballeros. Cosa
es esta que en buena razón no se le puede negar, especialmente yendo como va contra nuestro
enemigo, y nuestros dioses nos enseñan a hacer caridad con los peregrinantes; si no los rescebimos,
parescerá que somos crueles y, lo que más se ha de huir, que somos cobardes, que no los osamos
rescebir, temiendo que nos han de hacer algún daño, teniendo entendido lo contrario por
experiencia y por lo mucho que dellos dicen los de nuestra nación.
«Lo que sobre todas tres cosas me paresce que debemos responderle es que venga norabuena
y salir con toda alegría a le rescebir, porque si los españoles, que los cempoaleses y los otros que los
han tratado llaman dioses y los tienen por inmortales, quieren, fácil les será pasar por nuestra tierra
a nuestro pesar y destruirnos a todos, de lo cual rescibiría nuestro capital enemigo Motezuma gran
contento. Allégase a esto, que no poco confirma mi parescer, lo que nuestros antepasados nos
dexaron en nuestros annales y pinturas: que vendrían unos hijos del sol, en trajes y costumbres
diferentes de nosotros, de muy lexas tierras, en unos acales grandes, mayores que casas, y que,
aunque en número no serían muchos, serían tan valientes que uno podría más que mill de vosotros;
que destruirían nuestros ídolos e introducirían nueva religión, costumbres y leyes, y que luego
cesaría el imperio y mando de Motezuma, y que estos invencibles dioses harían su asiento en
nuestra tierra y que vendrían inviados por un grandísimo señor que un Dios muy poderoso
favorescía e ayudaba para que cesase el derramamiento de sangre, la tiranía, la sodomía y otros
abominables delictos que hasta ahora por subjestión de un Príncipe de tinieblas, que nosotros
llamamos Tlacatecolotl, con tanto perjuicio nuestro, han reinado. Y pues vemos cumplido lo que
nuestros antepasados profetizaron tan claramente y las fuerzas humanas no bastan a resistir al
poder divino y a las cosas que del cielo vienen, no hay para qué ya yo os diga más, sino que todos
con alegre el ánimo salgamos a rescibir a estos dioses, que me paresce vienen en nombre de algún
poderoso Dios, y mirad lo que en fin desta mi plática os digo, porque así me lo dice mi corazón:
que si hiciéredes lo contrario, morirán muchos de los nuestros y, aunque no queráis, entrarán por
fuerza en nuestra tierra y casas, porque no se puede dexar de cumplir lo que nuestros antepasados,
que eran mejores que nosotros, nos dixeron en sus escripturas. Esto es lo que siento; vosotros ved
lo que os parece, que el tiempo os dirá, si lo contrario quisierdes hacer, haberos yo aconsejado
bien.»
Como Magiscacín era hombre de mucha prudencia y de afable conversación, era tenido en su
república en grande estima, aunque la gente de guerra seguía más a Xicotencatl, por ser bullicioso y
aun venturoso en las batallas; y así, aunque hasta que habló Xicotencatl paresció bien a todos su
razonamiento, los republicanos y hombres de auturidad y experiencia, que eran los menos,
estuvieron en su parescer, porque, como luego respondieron, tenían por acertado subjetarse a la
voluntad de los dioses, ir contra la cual sería locura; pero luego Xicotencatl, que a la sazón era
Capitán general del estado, por quien principalmente se gobernaban las cosas de la guerra,
conturbando el parescer de Magiscacín, deseoso de venir a las manos con los nuestros, engañado
con los buenos subcesos que poco antes había tenido en dos batallas campales contra mexicanos,
persuadido desto, contradixo apasionadamente el parescer de Magiscacín, diciendo desta manera.
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CAPÍTULO XXIX
«Dice Magiscacín que el hospedar a los forasteros es precepto de los dioses y que en buena
razón se usa. Esto es cuando los huéspedes no vienen a hacer daño: pero sí cuando, para conoscer
nuestras fuerzas, vienen a hacerse amigos, el daño es mayor, porque con dificultad resistimos al
enemigo casero. Dice también que estos españoles, que él sin razón llama dioses, son los que han,
de señorear esta tierra, conforme a los pronósticos que dello hay. A esto respondo dos cosas: la
una, que los más de los pronósticos han sido falsos; la otra, que no sé yo si son éstos o otros los
pronosticados; a lo menos, parésceme que no haremos el deber si no viéremos, para qué son,
porque si los halláremos mortales como nosotros somos, no nos habrán engañado; y si fueren
inmortales y más poderosos que nosotros, fácil será el reconciliarnos con ellos, porque no me
parescen a mí dioses, sino monstruos salidos de la espuma de la mar, hombres más necesitados que
nosotros, pues vienen caballeros sobre ciervos grandes, como he sabido; no hay quien los harte;
dondequiera que entran, hacen más estrago que cincuenta mill de nosotros; piérdense por el oro,
plata, piedras y perlas; paréscenles bien las mantas pintadas; son holgazanes y amigos de dormir
sobre ropa, viciosos y dados al deleite, a cuya haraganía el trabajo, la labor y coa, debe ser odioso; y
así, creo que, no pudiéndolos sufrir el mar, los ha echado de sí; y si esto pasa, como digo, ¿qué
mayor mal podría venir a nuestra patria que rescebir en ella por amigos a tales monstruos, para que
quedemos obligados a sustentarlos a tanta costa de nuestras haciendas, que aun para hartar de maíz
aquellos mochos venados que traen, no bastarán nuestros campos?; pues para ellos, ¿qué gallinas,
qué conejos, qué liebres bastarán? Donosa cosa sería que estando nosotros habituados a tanta
esterilidad, pues aun sal no tenemos, ni mantas de algodón con que nos cubramos, contentos con el
maíz e hierba de la tierra, viniésemos a ponernos en mayores trabajos, haciéndonos esclavos para
sustentar los advenedizos. No es, pues, razón que los que derramamos nuestra sangre por defender
nuestra patria y vivir sin servidumbre, metamos en ella por nuestra voluntad quien nos haga
tribuctarios.
«Informaos de los mercaderes que van y vienen a esta Señoría y entenderéis que es poco lo
que yo os he dicho, y considedad que si cuando vencemos a los de Culhúa y traemos los enemigos
vencidos y atados no caben a bocado cuando los comemos en nuestras parentelas, ¿qué nescesidad
padesceremos si, rescibiendo a éstos, los hemos de sustentar? De adonde, pues la invencible
Taxcala no tiene otras riquezas que el arco, flechas, macana y fuerte rodela, ni otro mayor bien que
la tostada y arrojadiza vara con que atravesamos al enemigo, no hay para qué rendir y entregar
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nuestra defensa a los que no conoscemos, pues estamos en ásperas y fuertes sierras. Muchos sois en
número y no menos valientes en esfuerzo; los que vienen no saben la tierra ni los pasos, fácil será, si
quieren venir, el resistirlos y aun hacerlos volver atrás, huyendo. Yo en lo que en mí es no os faltaré,
y prometo, como lo habéis visto, de ser el primero y acometer al más fuerte; de adonde, si de los
dioses, como es razón, estáis confiados que nos darán victoria, si pensáis que sois los mismos que
tantas veces habéis vencido exércitos de Motezuma, si queréis vuestra libertad, que excede a todo
prescio, si amáis a vuestras hijas y mujeres, si procuráis que vuestra religión esté en pie, y si,
finalmente, no queréis perder el nombre de taxcaltecas que tanto temor pone a nuestros enemigos,
seguidme, morid conmigo, que más vale que por estas tan importantes cosas muramos como
valientes en el campo que, perdiéndolas como mujeres, las ofrescamos desde nuestras casas a los
forasteros, de quien tanto mal nos puede venir.»
Mucho alteró los pechos de los oyentes este bravo razonamiento de Xicotencatl; comenzó
entre ellos un murmurio, hablando los unos con los otros, iban cresciendo las voces, declarando
cada uno lo que sentía; y como eran los paresceres diferentes, que los republicanos seguían el de
Magiscacín y los soldados y capitanes el de Xicotencatl, estaba aquel Ayuntamiento, diviso, hasta
que Temilotecutl, uno de los cuatro señores que estonces era Justicia mayor, haciendo señal que
quería hablar, callando todos, con una madura gravedad que puso atención, dixo así.
CAPÍTULO XXX
«Señores y amigos míos: No me maravillo que, como acontesce en todas las consultas que
importan algo, haya contradicción y variedad de paresceres en ésta, porque no hay negocio en las
casos humanas tan claro que no tenga haz y envés, y que, tratado por buenos entendimientos, por
muy fácil que sea, no se haga dificultoso. Acontesce también para la determinación de algunas cosas
en las cuales uno dice sí y otro no, que conviene ni del todo seguir el sí ni del todo dexar el no,
como se ha ofrescido en el negocio que ahora entre las manos tenemos, en el cual los señores
Magiscacín y Xicontencalt son contrarios, porque el señor Magiscacín dice se resciban estos nuevos
huéspedes, y lo contrario defiende el señor Xicotencatl. Ambos, aunque contrarios, tienen razón, y
cada uno debe ser alabado por su buen parescer; pero, si a vosotros, señores, paresce, ha de ser
tomando de cada uno lo que más conveniente fuere para la determinación de nuestro negocio; y así,
cada uno de vosotros, señores, quedará contento de haber con razón defendido su parte. Será, pues,
el medio que resultará de los dos extremos, que usemos de un mañoso ardid que creo aplacerá a
todos, especialmente al muy valeroso y sagaz Xicotencatl el viejo, padre de nuestro General, que
por estar ciego no sigue la guerra, y es que inviemos nuestros embaxadores al capitán Cortés con
graciosa respuesta, diciéndole que con su venida rescibimos todos mucha merced y que cuando
venga a esta ciudad será muy bien rescebido. En el entretanto que él viene con su gente, el señor
Xicotencatl tendrá concertado con los otomíes le salgan al camino, y allí le dará la batalla una vez e
muchas hasta que veamos para qué son éstos que de tan lexos vienen, que nos dicen ser dioses; y
por otra parte, como dixo el señor Xicotencatl, tienen hambre y sed y aman las cosas que, siendo
dioses, habían de menospreciar y tener en poco, lo cual arguye ser hombres, y aun no tan
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abstinentes como nosotros. Si los nuestros vencieren, nuestra ciudad y provincia habrá ganado
perpetua gloria y quedaremos con mayores fuerzas contra nuestro cotidiano enemigo Motezuma,
libres de las pesadumbres y trabajos que el señor Xicotencatl ha contado; y si fueren tan valientes y
tan valerosos que los nuestros no los puedan empescer, diremos que los otomíes son bárbaros y
gente sin conoscimiento ni comedimiento, e que sin nuestra voluntad y parescer y sin saberlo
nosotros, para se lo poder estorbar, no sabiendo lo que hacían, salieron a ellos; por manera que,
como, señores, veis, si esto se hace, el señar Magiscacín y el señor Xicontencatl han dicho bien y
nosotros jugamos al seguro. Este es mi parescer; ahora ved, señores, qué es lo que a todos os
paresce, y si otro medio hay mejor yo lo seguiré, porque no es otro mi fin sino procurar querer y
hacer todo lo que más al bien común pertenesciere, dexada toda honra y gloria de salir con mi
parescer.»
Fue cosa de ver cómo antes que saliesen de su cabildo se levantaron todos y abrazaron a
Temilutecutl, dándole gracias y diciéndole que era la prudencia de su república, que los dioses
estaban en su corazón y hablaban en su boca; alabaron mucho, demás del medio que había dado, la
templanza y humildad con que había comenzado y acabado su plática.
Sosegados todos y tornándose a sentar, como lo tenían de costumbre, mandaron llamar a los
mensajeros; diéronle la repuesta que estaba determinada, aunque, con ocasión de cierto sacrificio,
los detuvieron hasta que supieron que Cortés venía; y los otomíes, por industria de Xicotencatl, le
salieron al encuentro y pasó entre ellos lo que después diré. Y porque al presente se hace mención
de los embaxadores, y no son de callar ni pasar ca silencio las cerimonias de que usaban y cómo
eran rescebidos y despachados, diré en el CAPÍTULO que se sigue, por ser muy nuevo y peregrino,
lo, que en ellas había.
1. Después que Cortés hubo acabado su plática y derrocado los ídolos, puesto las cruces y dado la
imagen, diciéndoles otras cosas de nuestra sancta fee, abrazó a los señores y a los sacerdotes,
encomendándoles mucho se acordasen de lo que les había dicho; dióles algunas joyas; despidióse dellos
no sin muchas lágrimas y otras muestras de grande amor entre los nuestros y ellos (Libro II, cap.
XXX, en Cempoal).
2. Hizo Cortés la procesión con ramos en las manos, con toda pompa, auctoridad, devoción y
lágrimas que pudo, la cual solemnidad miraron los indios con gran atención y cuidado, y hubo entre
ellos algunos que dixeron que el Dios de los cristianos era el verdadero y el Todopoderoso, pues
gentes de tanto esfuerzo y valor, con tanta auctoridad y pompa, con tanta reverencia y veneración,
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con tantos instrumentos de música y voces, le servían y adoraban. (Libro II, cap. XXXVI, domingo
de ramos en Cempoala )
CAPÍTULO CXII
Cómo tornado a seguir los enemigos a Cortés, tornó atrás, mató muchos, y hallando
desembarazada la puente, pasó con gran dificultad. Cómo Marina habló a Motezuma y él a los
suyos y cómo lo hirieron.
Seguían todavía con gran furia los enemigos a Cortés; volvió a ellos, mató muchos, hízolos
retirar muy gran rato, volvió a la puente, no halló más de un caballo, que los demás ya los habían
sacada a nado; salvó también éste, y como ya la puente estaba más abierta, aunque estonces la halló
desembarazada, pasó por ella con muy gran trabajo y dificultad y por las demás no sin gran
resistencia. Diéronle dos pedradas en una rodilla, de que le lastimaron mal. Llegó a los aposentos
donde se habían recogido los suyos, hallólos muy confusos porque se vían sin caudillo, no se
determinaban a cosa alguna e aun muchos creyeron que como iban tan pocos con él y se habían
metido tanto en los enemigos, sería muerto. Alegráronse y esforzáronse con su vista, que, cierto, en
los mayores peligros tenía mayor esfuerzo y consejo que pocas veces en semejantes trances suelen
tener los hombres. Tornaron luego los enemigos a abrir las puentes, y como eran tantos, los demás,
subiéndose los Capitanes y caudillos sobre las cercanas azoteas, dieron bravísima guerra a Cortés Y
a los suyos, que se habían hecho fuertes en los aposentos, donde, aunque la hambre los aquexaba
más que nunca, se defendían valientemente.
Miró Cortés a ciertos caballeros mexicanos, muy bien adereszados, y entre ellos a uno de
quien los otros hacían gran caudal y que lo gobernaba todo. Deseoso de saber quién fuese y si era
aquel al que habían alzado por señor, mandó a Marina que de su parte lo preguntase a Motezuma, el
cual dixo que no sabía quién fuese el elegido; que creía que siendo él vivo, no se atrevieran los suyos
a elegir Rey, especialmente tiniendo subcesores, aunque, según la bárbara ley de algunas nasciones
indias, los hermanos y no los hijos subcedían en los reinos y mayorazgos. Tornó Marina a
preguntarle de parte de Cortés si conoscía a alguno de aquellos (que eran diez o doce) muy
señalados en devisas y penachos con mucha argentería, e traían las rodelas chapadas de oro, que
con el sol resplandecían mucho e que eran los que más guerra hacían, porque estaban más cerca y
animaban y regían a los demás. Motezuma los miró bien e aunque los conosció a todos, les
respondió que algunos dellos le parescía ser sus parientes y que entre ellos estaban el señor de
Tezcuco y el de Yztapalapa.
Crescía la guerra; víase afligido Cortés y Motezuma, y porque los españoles no le matasen, o
porque verdaderamente los amaba y quería bien, ca jamás en ausencia ni en presencia le oyeron
decir mal dellos, que era de lo que más pesaba a los mexicanos, invió a llamar a Marina; rogóle
dixese al Capitán que él quería subir al azotea y desde el pretil hablar a los suyos, que por ventura
cesarían y vendrían en algún buen concierto.
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Parescióle bien a Cortés, mandóle subir con docientos españoles de guarda, y él, adereszado y
vestido con sus paños reales, púsose Marina a su lado, para entender lo que diría e responderían sus
vasallos. Apartáronse algo los españoles para que los mexicanos le viesen y conosciesen; hicieron
señal de que cesaren y callasen, con las mantas, algunos señores que con Motezuma subieron;
conosciéronle luego los suyos, y en esto se engaña Gómara, que casi trasladó a Motolinea, que dice
que no le conoscieron. Sosegándose, pues, todos para oír lo que les quería decir, alzando Motezuma
la voz contra su autoridad real, para que de los más y especialmente de aquellos señores que tanto
encendían a los otros, fuese oído les habló desta manera:
«Por los dioses inmortales que nos dan los mantenimientos de que nos sustentamos y nos
dan salud y victoria, os ruego que si en algún tiempo yo os he bien gobernado y hecho mercedes y
buenas obras, que ahora mostréis el agradescimiento debido, haciendo lo que os rogare y mandare.
Hanme dicho que siendo yo vivo habéis elegido Rey, porque yo estoy en prisión y porque quiero
bien a los cristianos a quien vosotros aborrescéis tanto. No lo puedo creer que dexéis vuestro Rey
natural por el que no lo es, ca los dioses me vengarían cuando yo no pudiese tomar venganza. Si
habéis porfiado tanto en los combates, con tantas muertes y pérdidas de los vuestros, por ponerme
en libertad, yo os lo agradesco mucho, pero sabed que aunque vuestra intención es buena y de leales
vasallos, que vais errados y os engañáis mucho, porque yo de mi voluntad estaba y estoy en estos
aposentos, que son mi casa, como sabéis, para hacer buen tratamiento a estos huéspedes que de
otro mundo vinieron a visitarme de parte de su gran Emperador. Dexad, os ruego, las armas, no
porfiéis, mirad que son muy poderosos y valientes los cristianos e que uno dellos que habéis muerto
os cuesta más de dos mill de los vuestros; en los más de los rencuentros, por pocos que hayan sido,
han sido victoriosos contra muchos de los vuestros. Han os rogado con la paz, no os han quitado
vuestras haciendas, ni forzado vuestras mujeres ni hijas, y si con todo esto queréis que se vayan,
ellos se irán, porque no quieren contra vuestra voluntad estar en esta ciudad. Yo saldré de aquí
cuando vosotros quisierdes, que siempre he tenido libertad para ello; por tanto, si como al principio
os dixe, me amáis e yo os he obligado a ello, cesá, cesá, por amor de mí; no estéis furiosos ni ciegos
de pasión, que ésta nunca dexa hacer cosa acertada.»
Oyeron los mexicanos con muy gran atención este razonamiento; hablaron quedo, un poco
entre sí, e como vieron que todavía Motezuma se aficionaba a los españoles, que tanto ellos
aborrescían, y el elegido era de su banda y pensaba quedar con el reino y señorío que no era suyo,
con gran furia y desvergüenza le respondieron: «Calla, bellaco, cuilón, afeminado, nascido para texer
y hilar y no para Rey e seguir la guerra; esos perros cristianos que tú tanto amas te tienen preso
como a mascegual, y eres una gallina; no es posible sino que ésos se echan contigo y te tienen por
su manceba.» Diciéndole estos y otros muchos denuestos, volvieron al combate, tiraron a
Motezuma y los cristianos muchas flechas y piedras, aunque un español tenía cuidado de rodelar a
Motezuma, quiso su desgracia que le acertó en la cabeza hacia la sien una pedrada. Baxó a su
aposento, echóse en la cama; la herida no era mortal, pero afrentado y avergonzado de los suyos
que como a dios le obedescían, estuvo tan triste y enojado cuatro días que vivió, que ni quiso comer
ni ser curado.
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CAPÍTULO CXIII
Cómo Motezuma un día antes que muriese invió a llamar a Cortés y de las palabras que le dixo y
de lo que Cortés le respondió.
Aunque en el entretanto que Motezuma estaba en cama la guerra no cesaba y los nuestros
andaban buscando modo y manera cómo ofender y defenderse, cresciéndole el enojo y pasión al
gran Rey Motezuma e viendo que ya las fuerzas le desfallecían e que de la herida, por no dexarse
curar, estaba pasmado e que no podía en breve dexar de morir, invió a gran priesa con muchos
criados a llamar a Cortés, el cual fue a su llamado, y entrando por su aposento se le arrasaron a
Motezuma los ojos de agua. Abrazóle con grande ansia, levantáse sobre los coxines y llorando
como un niño, tomándole las manos le dixo: «No sé por do comience a darte cuenta de lo que este
mi afligido y apasionado corazón siente. ¿Soy yo, valeroso Capitán y amigo mío, aquel gran
Emperador y señor Motezuma que tú tanto porfiaste querer ver y visitar? ¿Soy yo aquel a quien este
mundo ha temido y reverenciado no menos que a los inmortales dioses? ¿Soy yo aquel que con
tanta pompa y majestad salí a rescebirte? ¿Qué mudanza de fortuna es ésta? ¿Qué desgracia ha sido
la mía? Yo no me alcé con reino ajeno; de mis padres y abuelos heredé este infelice y desdichado
imperio; no he hecho sin justicia, he vencido muchas batallas, conquistado muchos reinos y hecho
grandes mercedes. ¿Qué mudanza es ésta?, ¿qué trueque?, ¿qué desdicha?, ¿qué infortunio?, ¿qué
miseria?; que los que, descalzos los pies, los ojos por tierra, no osaban hablarme sino por
intérpretes; que aquellos sobre cuyos hombros iba y caminaba, sus mantas puestas debaxo del
brazo, se hayan atrevido y desvergonzado contra su Rey y señor, diciéndole palabras que a ningún
vil esclavo se dixeran, tirando con piedras a la persona real? ¡Ah, Cortés, Cortés, el corazón se me
hace pedazos; con grande rabia acabo la vida, el más apocado y envilescido hombre del mundo!
¡Oh, quién viera el castigo y venganza desto, primero que muriera!; pero ya no hay remedio, que
más me ha muerto el enojo que la herida. Lo que me resta que decirte, es que, pues por tu causa
muero, tengas, como caballero que eres, cuidado de mis hijos, los ampares y sustentes en el reino y
señorío de su padre y castigues gravemente a los que me han denostado y quites la vida y el reino al
que se ha alzado con él y a mí ha dado la muerte. Mira que es Rey y gran señor y te ha sido muy
amigo el que te pide esta palabra y que como caballero me la cumplas, que con esta esperanza mi
ánima irá descansada.»
Cortés a todas estas razones estuvo muy atento, y aunque al principio reprimió las lágrimas,
no pudo dexar de llorar, y tomándole las manos, dándole a entender la que le pesaba de su
desgracia, le dixo: «Gran Príncipe y señor mío: No se aflija tu Alteza, que lo que me mandas yo lo
haré como si el Emperador de los cristianos, mi Rey e señor, me lo mandara; ca conosco que por el
gran valor de tu persona se te debe e yo te lo debo, no has querido comer ni ser curado, que tú ni
tenías herida para morir della; mueres de pesar y descontento y debías de considerar que donde tú
no tenías la culpa ni habías hecho ni dicho cosa que no fuese de Rey, por donde merescieses que los
tuyos se te atreviesen, no debías de tomar pena, sino darla a los que tuvieron la culpa; y pues, tú,
según veo, ya no podrás, por estar tan cercano a la muerte, ve consolado con que tus hijos serán
mirados como mis ojos y tu muerte la más vengada que hasta hoy ha sido, aunque yo perdiese
muchas vidas si tantas tuviese.»
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Motezuma, aunque era tan gran señor, como era indio, deseaba la venganza, porque los desta
nasción la desean más que otros. Holgóse mucho con la repuesta de Cortés, rescibió gran descanso,
y en pago dello le dixo así: «Capitán muy valiente y muy sabio, a quien yo hasta este punto donde se
conoscen los amigos he amado tanto: No puedes creer el contento que tu visita me ha dado y el
alegría que tus palabras han engendrado en mi triste corazón, en pago de lo cual, porque barrunto y
entiendo que según eres valeroso, que has de señorear y mandar toda esta tierra, honrando mis hijos
y vengando mi muerte, te quiero avisar cómo yo he gobernado y mandado, para que sepas cómo de
aquí adelante tú has de gobernar y mandar todos los indios desta gran tierra, según la experiencia
me lo ha enseñado. Éstos no hacen cosa buena sino es por miedo; destrúyelos el regalo y
humanidad en los Príncipes; son amigos de holgar, dados a todo género de vicios, y si yo no los
ocupara hasta hacerles dar tribucto de los piojos, no me pudiera valer con ellos; los pequeños
delictos es menester castigarlos como los grandes, por que no vengan a desvergonzarse e a ser
peores, casi los hacía yo esclavos o los ahorcaba por una mazorca de maíz que hobiesen tomado.
Son mentirosos, livianos, deseosos de cosas nuevas; aborrescen mucho, aman poco, olvidan
fácilmente los beneficios rescebidos, por grandes y muchos que sean. Es menester que vivas con
ellos recatado, no les confíes secreto de importancia, tenles siempre el pie sobre el pescuezo, no te
vean el rostro alegre, enójate por pocas cosas para no darles lugar a otras mayores; hazles buenas
obras sin conversar con ellos ni mostrarte afable, porque te perderán el respecto y tendrán en poco.
Finalmente, no les perdones cosa mal hecha y sepan que si la pensaren te la han de pagar.»
Cortés le agradesció mucho el buen consejo; díxo1e que por lo que él había visto, su Alteza
tenía razón, e que así haría al pie de la letra lo que le mandaba. Con esto, le abrazó y dixo que
cuando algo fuese menester le llamase, porque él iba a ver lo que era menester en el combate que
los indios daban.
CAPÍTULO CXIV
De la muerte de Motezuma y de lo que Cortés mandó hacer de su cuerpo y donde los indios lo
enterraron.
Otro día que dixeron a Cortés Motezuma estar muy al cabo, fue a verle. Preguntóle cómo se
sentía; respondió muy ansioso: «La muerte, que es la mayor angustia de las angustias.» Cortés le
tornó a decir: «Gran Príncipe, para ahora es tu valor y tu ánimo; forzosa es esta deuda, porque el
que nasce es nescesario que muera; pero para que no mueras para siempre y tu ánima no sea
atormentada en el infierno, pues estaba concertado que te bautizases y tú lo pediste de tu voluntad,
ruégote por Dios verdadero, en quien solo debes creer, que lo hagas; que Fray Bartolomé de
Olmedo te bautizará.». Motezuma dicen que le respondió que quería morir en la ley e secta de sus
antepasados e que por media hora que le quedaba de vida no quería hacer mudanza; e si esto había
de hacer en este tiempo, mejor fue que no fuese baptizado, antes, porque como era adulto y no
estaba instructo en las cosas de la fee y todos sus vasallos eran de opinión contraria y los indios
naturalmente mudables, retrocediera fácilmente y fuera peor, conforme a aquello: «Más vale no
conoscer la verdad, que después de conoscida dexarla.»
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Con esto se salió Cortés del aposento; quedó agonizando Motezuma, acompañado de
algunos señores de los que estaban presos, dio el ánima al demonio y no al que la había criado;
murió como había vivido, y antes que se viese en este trance, haciendo una breve plática a aquellos
señores que le acompañaban, les encargó sus hijos y la venganza de su muerte. Murió como gentil,
deseoso hasta la postrera boqueada de la venganza de los suyos; jamás consintió paños sobre la
herida, y si se los ponían quitábaselos muy enojado, procurándose y deseándose la muerte.
Como Cortés supo que había ya más de cuatro horas que Motezuma era muerto, asomóse al
azotea de la casa, porque todavía andaba la guerra y él estaba recogido con los suyos. Hizo señal a
los Capitanes mexicanos de que cesasen y le oyesen; hiciéronlo así; díxoles por la lengua: «¡Mal pago
habéis dado al gran señor Motezuma, a quien como a dios venerábades e acatábades! Él es muerto
de una pedrada que le distes en las sienes, y murió más de enojo de vuestra traición y maldad que de
la herida, porque no quiso ser curado de la herida. Inviároslo he allá para que le enterréis conforme
a vuestros ritos y costumbres, y mirad que no porfiéis más en la guerra ni hagáis un mal tras de
otro, porque Dios, que es justo juez, asolará por nuestras manos vuestra ciudad y ninguno de
vosotros quedará vivo.»
Cortés les volvió las espaldas, diciéndoles: «Ahora, pues, a las manos.» Mandó luego, para
que era cierto que de la pedrada había muerto Motezuma, a dos principales de los que estaban
presos para que (como testigos de vista, dixeron lo que pasaba) tomándole a cuestas le sacasen de la
casa. Estaba la calle por donde salieron llena de gente; llegó a ellos un principal con una devisa muy
rica; hizo, sin hablar, muchos visajes y meneos como, preguntando qué cuerpo sería aquél, y como
le dixeron que era el de Motezuma, hizo señales hacia los españoles de que le volviesen. Corrió
hacia los suyos y los indios tras dél, y era, según se entendió, que lo iba a decir a los otros señores,
para que lo enterrasen como era de costumbre. Desaparescieron los indios que le llevaban de la
vista de los nuestros. No se supo de cierto qué hicieron dél, más de que le debieron enterrar en el
monte y fuente de Chapultepeque, porque allí se oyó un gran planto.
CAPÍTULO V
Cómo fue preso Alonso de Avila y llevado a Francia, y del gran ánimo que tuvo un año entero
con una fantasma que de noche se echaba en su cama.
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Memorable cosa es y digna de la grandeza desta historia referir lo que a Alonso de Avila, que
iba por sí apartado de su compañero, por si algo subcediese, como subcedió, le acontesció, el cual
apartado del otro navío, topó, saliendo de las islas de los Azores, con Florín, francés, cosario, de
quien atrás tengo hecha mención, el cual, como venía a robar traía gente y artillería con que
aventajarse a los que iba a buscar. Dixo luego (como el que iba con ventaja) a Alonso de Avila, que
amainase y se rindiese. Alonso de Avila, como era valeroso, aunque conosció la ventaja, se puso en
defensa; peleó gran rato, matáronle los contrarios cinco o seis de los compañeros, que pocos o
ninguno quedaron con él, y aun dicen por más cierto que sólo un criado suyo. Entró el cosario en el
navío, haciendo Alonso de Avila en defensa dél todo lo que pudo y era obligado, y como era
hombre de muy buena persona e iba bien tratado, pretendiendo el cosario más su rescate que su
muerte, no le mató, como pudiera, antes le hizo buen tratamiento, diciéndole que era usanza de
guerra que el Capitán vencedor vendiese al Capitán vencido, porque hoy era la victoria de uno y
mañana de otro, y como vio luego la gran riqueza que en el navío había, creyendo ser de Alonso de
Avila, no contentándose (según es grande la cobdicia humana) con lo que presente vía, tiniendo ojo
al gran rescate que por hombre tan principal podía pedir, se volvió luego a Francia, donde dixo que
traía un gran señor preso. El Rey lo mandó poner en una fortaleza a gran recaudo, donde no solían
estar presos sino señores, y pensando ser tal, pidieron por él cuatrocientos mill ducados.
Estuvo tres años enteros preso en aquella fortaleza, aunque bien tratado, pero guardado con
gran diligencia, por que no se fuese; y el primer año, casi desde el primero día que en aquella
fortaleza entró, todas las noches sin faltar ninguna, después de apagadas las velas, de ahí a poco,
sentía abrir la cortina de su cama y echarse a su lado una cosa que, al parescer del andar e abrir la
cama, parescía persona; procuró las primeras noches de abrazarse con ella, y como no hallaba
cuerpo, entendió ser fantasma. Hablóla, díxola muchas cosas e conjuróla muchas veces, y como no
le respondió, determinó de callar y no dar cuenta al Alcaide ni pedirle otro aposento, porque no
entendiese que hombre español y caballero había de tener miedo.
Pasados ya muchos días que, sin faltar noche, le acontesció esto, estando una tarde sentado
en una silla, muy triste y pensativo, se sintió abrazar por las espaldas, echándole los brazos por los
pechos; le dixo la fantasma: «Mosiur, ¿por qué estás triste?» Oyó la voz e no pudo ver más de los
brazos, que le parescieron muy blancos, e volviendo la cabeza a ver el rostro, se desaparesció.
A cabo de un año que esto pasaba, viendo el Alcaide por la conversación que con él y con
otros caballeros tenía, que podía fiarse ya algo dél, consintió que un clérigo que mucha se había
aficionado a Alonso de Avila, quedase a gran instancia suya a dormir aquella noche en el aposento,
donde hecha la cama, frontero de la de Alonso de Avila, apagadas las velas e cansados ya de hablar,
ya que el clérigo se quería dormir, sintiendo que persona, abriendo las puertas, entraba por el
aposento, habiéndolas él cerrado por sus manos, y que abría la cortina y se echaba en la cama,
despavorido y espantado desto, levantándose con gran presteza, abrió las puertas y salió dando
grandes voces; alteró la fortaleza; despertó al Alcaide, el cual acudió con la gente de guarda,
pensando que Alonso de Avila se huía. Llegado el Alcaide, el clérigo pidió lumbre, diciendo que el
demonio andaba en aquel aposento. Metida una hacha encendida, no se halló cosa más de a Alonso
de Avila en su cama, el cual, sonriéndose, contó lo que le había pasado un año continuo, y la causa
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por qué había callado. Maravillóse mucho el Alcaide y los que con él venían, y tuvieron de ahí
adelante en más su persona, y así miraban por él con menos recato.
CAPÍTULO VI
Mucho pesó después a Alonso de Avila de haber descubierto lo que había pasado, porque
jamás sintió la fantasma, y como le había abrazado y hablado tan amorosamente, pensó que a no
haber descubierto el secreto, le dixera alguna cosa en lo tocante a su prisión, en la cual estuvo dos
años después, porque no había tanto dinero como el que pedían para ser rescatado y no se querían
los franceses acabar de desegañar, creyendo siempre que era algún gran señor y no un particular
caballero. Salió algunas veces con licencia del Rey a exercicios de guerra, donde se señaló mucho;
tenía muchos amigos por su gran bondad y valor, aunque también no le faltaban émulos, que de los
unos y de los otros (según halla los pechos) suele ser causadora la virtud. Supo bien la lengua
francesa, y de ninguna cosa le pesaba más en su prisión que de no tener que gastar, en lo cual le
paresce harto su subcesor y sobrino Alonso de Avila, Regidor desta ciudad.
Pasados casi tres años de su prisión, subcediendo entre españoles y franceses aquella
memorable batalla de Pavía, donde rotos los franceses, su Rey Francisco de Valois con muchos
señores y caballeros fue preso, y así, por concierto y conveniencia fueron resgatados caballeros
franceses por caballeros españoles, desta manera salió de la prisión Alonso de Avila.
Vino a España, hízole el Emperador mucho favor, volvió por su mandado a la Nueva
España, y como ya México y las demás provincias a ellas comarcanas estaban ya pacíficas y de paz,
apetesciendo mayores cosas, renunció los pueblos que tenía en encomienda por sus servicios, en su
hermano Gil González de Avila; y como estonces era tan señalada la conquista de Guautemala,
aunque estaba muy lexos, fue a ella, donde se señaló como siempre mucho, donde después de
pacificada se le dio repartimiento de indios.
Cómo ganada México, no tiniendo Cortés pólvora para conquistar las demás provincias, invió
diversas personas por azufre, y de lo que con Montaño y Mesa pasó.
Ganado ya México y despachados los procuradores, como está dicho, Cortés se retiró a
Cuyoacán, donde se comenzó a informar de los reinos y provincias que quedaban por conquistar, y
como para tan alto y engrandescido pensamiento, era menester pólvora, sin la cual no se podía
hacer la guerra, porque la que había traído y la que le había venido se había acabado, pensaba, como
el que tan gran máquina traía sobre sus hombros, qué modo tendría para socorrer a tan estrecha
nescesidad; e así, parte por la nescesidad (que es maestra de ingenios), como porque era muy sagaz,
490
dio en que no podía dexar de haber azufre en el volcán, que está doce leguas de México, de que
atrás tenemos hecha mucha mención, por el grande humo y fuego que dél vía salir muchas veces; y
como el principal material para la pólvora era el azufre, llamó a algunas personas de quien para
aquel efecto tenía crédicto; rogóles subiesen al volcán, e díxoles que si le traxesen azufre, serían dél
muy bien galardonados, los cuales fueron, y como la subida era tan agria y tan larga, se volvieron sin
hacer nada, desconfiados de que ellos ni otros podrían subir. Fue cosa que a Cortés dio gran pesar,
pero como la nescesidad le forzaba a no dexar cosa por probar, llamó a Montaño y a Mesa, su
artillero, a los cuales dixo así: «Amigos y hermanos míos: Ya sabéis que no tenemos pólvora, y que
sin ella ni nos podemos defender, ni conquistar un mundo, nuevo que nos queda, de que podamos
ser señores, y nuestros descendientes para siempre queden ennoblescidos; temo en gran manera que
los indios, así amigos como enemigos, sepan la falta que de pólvora tenemos, porque a sola el
artillería y los caballos temen como furia del cielo. También sabéis los muchos hombres que he
inviado a que suban al volcán, para traer azufre, que no puede dexar de haberlo, que no solamente
no han hecho nada, pero desmayan a mí e a los demás, como si hubiese cosa en el mundo tan
dificultosa que hombres de seso y esfuerzo no la puedan acabar. Quien no hace más que otro, no
meresce más que otro. Disponeos, os ruego, a este negocio, que el ánimo me da que habéis de salir
con él y que habéis de ser confusión de los que han ido y de los que los han creído y, lo que tengo
en más, que habéis de ser instrumento para que por vuestra industria, Dios mediante, salgamos con
el mayor negocio que españoles han emprendido. Visto os habéis en grandes peligros, y mayores
son los que nos quedan si nos falta la pólvora, porque los amigos y enemigos se volverán contra
nosotros, sabiendo que con el artillería y escopetas no los podemos ofender. En vosotros, después
de Dios, está conservar lo ganado y el adquerir grandes reinos y señoríos; por tan grandes premios,
bien se sufre aventurar las vidas, que no podemos dexar de perder si vosotros con gran firmeza, no
aventuráis las vuestras, que volviendo con ellas (como espero en Dios) y trayendo recaudo, yo os
mejoraré entre todos los demás, como tan notable servicio merescerá.»
Dichas estas palabras, con las cuales encendió los pechos de los dos, respondiendo Montaño
por ambos, le dixo: «Señor: Visto tenemos lo que nos habéis dicho, e nosotros de nuestra voluntad
nos queríamos ofrescer a ello, e aunque otros han ido tan bastantes y más que nosotros, estad cierto
que estamos determinados de tomar este negocio tan a pechos, que o habemos de traer recaudo, o
quedar allá muertos, porque donde tanto va, como, señor, habéis dicho, y nosotros entendemos,
bien se emplearán las vidas.»
Cortés no lo dexó pasar adelante; abrazólos con gran regocijo, agradesciéndoles mucho el
ofrescimiento y prometiéndoles grandes mercedes. Movió a Cortés llamar a Montaño saber que
había subido en la isla de Tenerife al volcán que en ella hay, que se llama el Pico de Teida, e que
había dicho que en él había gran cantidad de azufre, y que pues se había atrevido sin interese alguno
a subir allí, que mejor lo haría acá, donde tanto a él y a los demás importaba.
CAPÍTULO VIII
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Cómo Montaño y Mesa e otros compañeros se adereszaron para subir al volcán, y de lo que al
principio les subcedió.
Luego con toda presteza se adereszaron los dos para la partida, llevando consigo tres
compañeros, uno de los cuales se decía Peñalosa, Capitán de peones, y el otro Joan Larios.
Tomaron treinta y seis brazas de guindalesa en dos pedazos, que pesaban dos arrobas, y un balso de
cáñamo para entrar en el volcán, e cuatro costales de anjeo, aforrados en cuero de venado curtido,
en que se traxese el azufre. Fuése Cortés con ellos hablando hasta salir de la ciudad de Cuyoacán,
donde estaba asentado el real; díxoles muchas y buenas palabras, viendo en ellos la buena gana y
determinación con que iban. Llegaron aquel día antes que anochesciese, a la provincia de Chalco;
hicieron noche en un pueblo que se dice Amecameca, que está dos leguas de la halda del volcán, y
otro día partieron para ir encima del puerto, porque desde él comienza la subida para el volcán.
Fueron con ellos muchos señores y principales de aquellas provincias, acompañados de más de
cuarenta mill hombres, por ver si eran otros de los que antes habían pasado y vuelto sin hacer nada,
y como vieron que eran otros, determinaron de hacer sus ranchos alderredor del volcán, para ver si
aquellos españoles eran tan valientes que hiciesen lo que todos leos otros no habían hecho, ni ellos
jamás, habían visto ni oído.
Montaño y los otros sus compañeros, acordando de subir aquel mismo día, anduvieron
mirando por donde mejor podrían subir, y siendo poco más de mediodía, encomendándose de todo
corazón a Dios, llevando a cuestas las dos guindalesas, el balso y costales e una manta de pluma,
que los indios llaman pelón, para cubrirse con ella donde la noche los tomase, comenzaron a subir
mirándolos infinidad de indios, abobados y suspensos, diciendo entre sí diversas cosas,
desconfiando los unos y teniendo confianza los otros. En esto, y habiendo subido la cuarta parte
del volcán con muy gran trabajo, aunque con muy gran ánimo, les tomó la noche, y como en aquel
tiempo y en aquel altura era tan grande el frío que no se podía sufrir, pensando si se volverían a
baxar a tener la noche en lo más baxo del volcán, acordaron de abrir el arena y hacer un hoyo
donde todos cupiesen, e tendidos y cubiertos con la manta pudiesen defenderse e del frío, e así, a
una, desviando el arena hasta en hondura de dos palmos, e dieron luego en la peña, de que es todo
el volcán; salió luego tan gran calor y con él tan gran hedor de azufre, que era cosa espantosa, pero
como era más insufrible el frío que el calor y hedor que salía, tendiéndose todos juntos, tapando las
narices, calentaron, y no pudiendo ya más sufrir el calor y el hedor, levantándose a la media noche,
acordaron de proseguir la subida, que era tan dificultosa que a cada paso iban ofrescidos a la
muerte.
CAPÍTULO IX
Cómo prosiguiendo la subida del volcán, uno de los compañeros cayó en un ramblazo, e cómo
otro dellos se quedó en el camino desmayado, e cómo esperaron allí hasta que vino el día.
Y así como iban a escuras y los hielos eran grandes, deslizando uno de los compañeros, cayó
en un ramblazo, más de ocho estados en alto, e vino a encaxarse en medio de unos grandes hielos
de carámbanos tan duros como acero, que a quebrarse fuera rodando más de dos mill estados
abaxo; dióse muchas heridas, comenzó a dar grandes voces a los compañeros, rogándoles que le
ayudasen. Los compañeros acudieron con harto riesgo de caer; echáronle la guindalesa con una
492
lazada corrediza, que con mucha dificultad metió por debaxo de los brazos e con muy mayor,
ayudándose con los pies e las manos e diciendo que tirasen, le pudieron sacar, lleno de muchas
heridas. Viéndose así, desta manera, casi perdidos, no sabiendo qué hacerse, porque de cansados no
se podían menear, encomendándose a Dios, determinaron de no pasar adelante, sino esperar que
amanesciese, que a tardar algunas horas más de salir el sol, no quedara hombre vivo, según ya
estaban helados del grandísimo frío que hacía. En el entretanto, vueltos los rostros los unos a los
otros, con el vaho de la boca calentaban las manos, haciéndose calor los unos a los otros, tiniendo
los pies y piernas tales que no los sentían de frío.
Habrá desde la boca hasta donde el fuego paresce ciento y cincuenta estados. Dieron vuelta
alderredor, para ver por dónde se podría entrar mejor, y por todas partes hallaron tan espantosa y
peligrosa la entrada, que cada uno quisiera no haber subido, porque estaban obligados a morir,
según habían prometido, o no volver donde Cortés estaba; y como en los hombres de vergüenza
puede más el no hacer cosa fea, que el peligro, por grande que sea, determinaron, por no echar la
carga los unos a los otros, de echar suertes cuál dellos entraría primero. Cúpole la suerte a Montaño,
lo cual, cómo entró y lo que hizo, se dirá en el CAPÍTULO que se sigue.
CAPÍTULO X
Cómo Montaño entró siete veces en el volcán, y la cantidad de azufre que sacó, e cómo entró
otro e asimismo sacó azufre, y cómo el Montaño anduvo buscando por dónde pudiesen todos
decendir.
Entró, pues, Montaño, colgado de una guindalesa, en un balso de cáñamo, con un costal de
anjeo, aforrado en cuero de venado, catorce estados dentro del volcán; sacó de la primera vez casi
lleno el costal de azufre, y desta manera entró siete veces hasta que sacó ocho arrobas y media de
azufre. Entró luego otro compañero, y de seis veces que entró sacó cuatro arrobas poco más, de
manera que por todas eran doce arrobas, que les paresció que bastaban para hacer buena cantidad
de pólvora, y así determinaron de no entrar más, porque, según me dixo Montaño, era cosa
espantosa volver los ojos hacia abaxo, porque aliende de la gran profundidad que desvanecía la
493
cabeza, espantaba el fuego y la humareda que con piedras encendidas, de rato en rato, aquel fuego
infernal despedía, y con esto, al que entraba, para aumento de su temor, le parescía que o los de
arriba se habían de descuidar, o quebrarse la guindalesa, o caer del balso, o otros siniestros casos,
que siempre trae consigo el demasiado temor.
Estaban todos muy contentos, porque, libres deste miedo, se apercebían para descendir, pero
luego se les recresció otro grave cuidado, acompañado de harto temor, que era buscar la baxada, la
cual era muy peligrosa (aunque no hubieran de baxar cargados). Para esto entraron en su acuerdo e
determinóse Montaño de dar una vuelta a la boca del volcán en el entretanto que los compañeros
hacían los costales, e andando con gran cuidado, de ahí a poco volvió a los compañeros; visto que
no había senda ni baxada cierta, les dixo que para descendir con menos peligro, lo mejor era baxar
rodeando el volcán, aunque desta manera se detendrían mucho más. Parescióles bien a todos, y así
cada uno se cargó de lo que pudo llevar, sin dexar cosa alguna; descendieron con gran tiento,
porque casi a cada paso había despeñaderos, dexándose ir de espaldas muchas veces, con la carga
sobre los pechos, deslizándose hasta topar donde parasen con los pies. Anduvieron desta manera
gran espacio, viendo muchas veces la muerte a los ojos, por los pasos peligrosísimos que de rato en
rato topaban, reparando y tratando por dónde sería mejor descendir, y algunas veces eran forzados
dar la vuelta atrás o hacerse a un lado o a otro, porque de otra manera estaba la muerte cierta.
CAPÍTULO XI
Cómo por gran ventura toparon con el compañero, que había quedado desmayado, y del gran
contento que él y ellos en toparse rescibieron, y cómo acabaron de descendir, y del espanto de los
indios.
Andando aquellos atrevidos hombres en estos términos, vinieron a parar adonde habían
dexado el compañero desmayado, el cual, aunque ya estaba desconfiado de la vida, ocupado
solamente en pedir a Dios perdón de sus pecados, en el ruido y habla de los compañeros, no
creyendo que era verdad, sino que lo soñaba, les dixo primero que ellos le hablasen: «¿Son mis
compañeros los que vienen?», respondiéndole ellos: «Somos», replicó él: «Bendicto sea Dios, que
hoy he nascido.» Pararon todos un rato, y cierto, con grande alegría, dando gracias a Dios que así
los había guiado. Desta manera prosiguieron su embaxada, ayudándole los compañeros a veces, que
lo había bien menester, por que no tenía fuerzas para más que alegrarse, por verse entre sus
compañeros. Fue tan grande el espanto que aquella noche rescibió de cosas que o las vía o las
imaginaba (tanto puede la imaginación), que en muchos días después (según Montaño me dixo), no
acabó de volver en sí.
Desta manera, a las cuatro horas de la tarde, siendo mirados de gran multitud de indios que
los estaban esperando, llegaron al pie del volcán. Corrieron a ellos con muy grande alegría los
caciques y la demás gente que con ellos estaba; diéronles allí luego de comer, porque desde el día
antes por la tarde hasta estonces no habían comido bocado. Acabado que hubieron de comer, a
cada uno pusieron en unas andas, e los costales de azufre dieron a los indios de carga. Lleváronlos
en hombros, como acostumbraban a los grandes señores, acompañándolos por la una parte y por la
otra muchos indios, que algunas veces tropezaban e caían unos sobre otros por irlos mirando a la
494
cara, espantados de que hubiese hombres de la figura y faición dellos, que hubiesen hecho una cosa
tan espantosa, nunca hasta estonces jamás vista ni oída, y así lo sería ahora, porque nadie ha llegado
más de hasta la mitad del volcán.
Anduvieron seis leguas hasta llegar a un embarcadero, donde se metieron en canoas con gran
cantidad dellas, que los acompañaban. Vinieron a amanescer a la ciudad de Cuyoacán, donde el
General tenía asentado su campo, el cual ya tenía nueva por muchos mensajeros que los señores le
habían hecho, del buen recaudo que los suyos traían y de lo mucho que habían trabajado, y como el
que sabía (para animar a otros) agradescer los trabajos, saliólos a rescebir fuera de la ciudad.
Abrazólos, agradescióles mucho lo menos que habían hecho, prometióles de gratificárselo muy bien
diciéndoles que habían hecho mucho más de lo que pensaba, porque habían sido causa, así de dar a
entender a los indios amigos y enemigos que no había cosa imposible a los españoles, como del
quitarles el atrevimiento y osadía en que estaban ya puestos de levantarse contra los nuestros, por la
falta de la pólvora, con que principalmente se había de hacer la guerra y sustentar lo ganado. Ellos,
como victoriosos, entendiendo de su Capitán que su servicio y trabajo era tan grato, dando por bien
empleado lo que habían padescido, olvidados (como las que paren) del peligro pasado, se
ofrescieron de nuevo a otro que tan grande o mayor fuese (que esta es la condisción y propiedad
del ánimo español). Cortés los tornó a abrazar, admirado de que no habiendo acabado de descansar,
se ofresciesen a nuevos trabajos.
Con estas pláticas y otras, alegres y regocijadas (cuales suelen tratarse de negocios peligrosos
que tienen dichosos y bien afortunados fines) llegaron a la ciudad de Cuyoacán, donde, así de los
demás españoles que en su guarda quedaron, como de los indios, fueron alegremente rescebidos,
mirados y tratados, como hombres que habían hecho lo que apenas de hombres se podía esperar.
Mandó Cortés les diesen de cenar y que se les hiciese para en aquel tiempo todo el regalo posible.
Mandó apurar y afinar el azufre; quedó en diez arrobas y media; hízose dél tanta cantidad de
pólvora que bastó para acabar de ganar la mayor parte de las provincias de la Nueva España,
porque en el entretanto acudió provisión desta munición y de otras.
Díxome Montaño muchas veces que le parescía que por todo el tesoro del mundo no se
pusiera otra vez a subir al volcán y sacar azufre, porque hasta aquella primera vez le parescía que
Dios le había dado seso y esfuerzo, y que tornar sería tentarle; y así, hasta hoy jamás hombre alguno
ha intentado a hacer otro tanto, de donde, como otras veces tengo dicho, se puede bien entender
haber sido la conquista deste Nuevo Mundo milagrosa, y por esto los que le conquistaron dignos de
gran premio y de otro coronista de mayor facundia que la mía.
iba Diego Velázquez, persona, como al principio deste libro dixe, de calidad y de todo buen
crédito (Cap. XVI).
495
medio de Andrés de Agüero, el cual privaba mucho con Diego Velázquez, por ser muy cuerdo y
valeroso, y no como otros dicen, mercader. Otros afirman, y es creíble de la bondad de Diego
Velázquez, que un Joan Juste, que a la sazón era Alcalde ordinario, por ciertas pasiones que había
tenido con Cortés, le perseguía, y que Diego Velázquez, como Gobernador, le amparaba y defendía.
(cap. XVIII).
Acabadas las pasiones, Diego Velázquez procuró que Cortés se casase con Catalina Xuárez, y
efectuado el casamiento como él lo deseaba, lo festejó lo más que pudo, porque era muy inclinado a
honrar y favorece a sus amigos, especialmente en tales casos, y porque hasta estonces se habían
hecho pocos casamientos (cap. XIX).
Los más dellos vinieron en que era bien, pues Cortés daba tan claras muestras de quererse alzar
contra Diego Velázquez, de quien tan buenas obras había rescebido, que le prendiesen, (Cap. XX).
Estando en tan estrecho trance aparesció uno de a caballo, que pensaron los nuestros ser el General o
Francisco de Morla; arremetió a los indios con muy gran furia; retirólos gran espacio; los nuestros cobraron
esfuerzo y acometieron con gran ánimo, hiriendo y matando en los indios; el de a caballo desapareció, y como
los indios eran tantos, revolvieron sobre los nuestros, tornándolos a poner en el estrecho que antes; el de a
caballo volvió y socorrió a los nuestros con más furia e ímpetu que de antes; esto hizo tres veces, hasta que
Cortés llegó con los de a caballo, harto de pasar arroyos e ciénagas y otros malos pasos, el cual, viendo su
gente en tan gran peligro, les dixo en alta voz: «Adelante, compañeros; que Dios y Sancta María es con
nosotros y el Apóstol Sant Pedro, que el favor del cielo no nos puede faltar si hacemos el deber.» Dichas estas
palabras arremetió a más correr con los otros de a caballo por medio de los enemigos; lanzólos fuera de las
acequias y retráxolos en parte do a su placer los pudo desbaratar. Los indios dexaron el campo, y confusos y
sin orden se metieron huyendo por las espesuras, que no paró hombre con hombre. Acudieron luego los de a
pie y siguieron el alcance, en el cual mataron más de trecientos indios, sin otros muchos que hirieron. Pasó
esta batalla Lunes sancto.
El General, conseguida esta victoria, mandó tocar a recoger; fueron los heridos de flechas y piedras
sesenta; dicen que no murió ninguno: mandólos el General curar todos; dieron muchas gracias a Dios por la
merced que les había hecho en librarlos de tantos enemigos; comenzaron a tractar quién sería el de a caballo;
los más decían ser el Apóstol Sanctiago, aunque Cortés, como era tan devoto de Sant Pedro, decía ser su
abogado, al cual en aquel día con gran devoción se había encomendado; y aunque no está cierto cuál de los
dos Apóstoles fuese aquel caballero, lo que se averiguó por muy cierto fue no haber sido hombre humano ni
alguno de los de la compañía; de adonde consta claramente cómo Dios favorescía esta jornada, para que su
sancta fee se plantase en tierra do por tantos millares de años el demonio tiranizaba. (Vinculación con la
leyenda de Sant Jordi). (Cap. XXXIII)
y como con esto supo también Motezuma que el Dios de los nuestros podía mucho, pues estando los
españoles por tres veces en tanto aprieto había inviado un hombre sobre una bestia blanca, que peleaba con
tanta furia que les quitaba la vista de los ojos y entorpecía las manos, desaparesciendo y paresciendo cuando
quería, extendióse la fama de tan nuevo y nunca visto negocio por toda la tierra de tal manera, que cuando
Cortés saltó en tierra, luego después de pasadas las cosas que he dicho con Teudile, muchos señores de la
496
costa secretamente inviaron criados suyos para que viesen a Cortés y a sus compañeros, en especial el señor
de Cempuala, uno de los mayores señores de la costa, el cual, espantado de las cosas que de los españoles se
decían, invió de los más bien entendidos de su casa hasta veinte criados, porque siendo tantos y tales le
traxesen mejor relación, porque en lo que uno no advirtiese, miraría otro, los cuales, como llegaron, que no
estaban de allí más de una jornada y con los otros indios no tenían comunicación, apartáronse a un lado del
real de los cristianos, mirando con mucho cuidado a los nuestros que en él estaban.
497
3. Túmulo Imperial de la gran Ciudad de México, 1560.
498
b) Reconstrucción de Manuel Toussaint del túmulo novohispano.
499
c) Imagen del túmulo novohispano en el Códice Tlatelolco
500
Paratextos de Túmulo Imperial de la ciudad de México.
La edición de 1560, como era habitual en la época, estaba encabezada por una serie de cartas
introductorias que alababan la materia del texto y dejaban constancia de los patrocinadores de la misma y de
los permisos de impresión. En este sentido, no sorprende que la decisión de llevar a las prensas una relación
de los acontecimientos que la ciudad de México dedicara a la memoria de Carlos V viniera patrocinada por las
autoridades civiles del virreinato, como así lo expresan tanto el virrey Luis de Velasco como uno de los
oidores, el doctor Zorita. La relación impresa de 1560 se convirtió así en el texto fundacional de una tradición
literaria apegada a la oficialidad que tuvo en los virreinatos un largo recorrido artístico vinculado no sólo a los
ceremoniales fúnebres, sino también a las salidas y llegadas de las máximas autoridades o al festejo de las
diferentes fechas marcadas en el calendario, y que recogieron en cierta medida el carácter espectacular y
celebratorio de las culturas autóctonas.
El ejemplar está encabezado por la licencia que el virrey Luis de Velasco otorga al impresor Antonio de
Espinosa el primero de marzo de 1560 para la publicación de la relación, firmada por Antonio de Turcios,
«sin que por razón dello incurrays en pena alguna». En pocas líneas, el virrey da cuenta tanto del motivo de la
ceremonia como del lugar en el que se expuso el monumento y en el que se realizaron las honras fúnebres, la
capilla de San José del convento de San Francisco, y otorga su mandado para imprimir en molde una
recopilación «de las cosas que enlas dichas honras se hizieron», describiendo sus partes: «con los versos, y
epitafios, prosas, letreros, asi en Latin como en Romance, como en el dicho Tumulo estaba: con el dibuxo
del». El objetivo de la impresión de la relación aparece en las palabras del virrey, «por que es justo que quede
memoria dellas [honras fúnebres]», asunto que por su novedad y su modernidad hacen de esta obra un texto
adelantado y precursor de la eclosión de relaciones festivas que llegará en el siglo siguiente.
Palabras del doctor Alonso de Çorita, oydor dela Audiencia Real que reside en Mexico, al prudente lector.
A continuación es el oidor de la Audiencia Real de México, el doctor Alonso de Çorita, el que presenta la
relación y exhorta al prudente lector a leerla «hasta el cabo, porque le hago cierto que no le desagradara». Tras
un exordio de resonancias clásicas sobre la costumbre de las exequias fúnebres como muestra de amor,
respeto y memoria, más espectaculares cuanto mayor sea la dignidad del honrado, como en la historia de
Mausoleo, el doctor refiere la importancia de la celebración de la «insigne y muy leal» ciudad de México,
asimilándola con unos versos de Marcial «Omnis Caesareo cedat labor Amphiteatro, Unmu pro cuctis fama
loquatur opus»1 que…
Zurita destaca la obligación de que la ciudad mostrara «el amor y lealtad» al rey fallecido, tanto por parte
de los españoles, e incluye también una referencia a los naturales que deja entrever el pensamiento oficial
sobre la función que estos festejos podría tener sobre la población local, que a imitación y ejemplo de los
conquistadores, según el doctor, «con tantas claras muestras entendieron la lealtad que a tan gran señor y
1Marcial, De Spectaculis, I
Barbara pyramidum sileat miracula Memphis,
Assyrius iactet nec Babylona labor;
nec Triuiae templo molles laudentur Iones,
dissimulet Delon cornibus ara frequens
aere nec uacuo pendentia Mausolea
laudibus inmodicis Cares in astra ferant.
Omnis Caesareo cedit labor Amphitheatro,
unum pro cunctis fama loquetur opus
501
monarca se deuia, a si enla muerte como en la vida, y que la distancia tan grande que ay destas partes a
España, no es causa para que menos que los reynos sintiesen tan gran perdida».
Las palabras de Zurita sirven también para presentar al escritor del texto, el maestro Cervantes de Salazar,
del que destaca que «lo escribe con la prudencia y ingenio que suele hazer lo demás, como por la obra
paresce».
Cervantes de Salazar se dirige en primera instancia al virrey Luis de Velasco agradeciéndole el interés y la
diligencia con la que ha instado a la ciudad a honrar, «según la posibilidad de la tierra», la memoria del
emperador, afirmando que «conoscido lo que aca se puede [como parescera por este libro] hizo mucha
ventaja a todo lo que se hizo en el antiguo mundo».
Cervantes presenta una imagen mesurada y armoniosa de las exequias, sin conflictos, donde «las entrañas y
coraçones, assi de Españoles, como de Naturales, tan aparejadas, que cada uno según su talento, con gran
voluntad se empleo en lo que le mandaron, y hizo el sentimiento, que al fallecimiento de tan gran Monarcha
se deuia, como si cada vno fuera padre natural indulgentissimo», y apunta de nuevo uno de los objetivos
principales de las ceremonias, «dar a entender con señales palpables alos antiguos moradores del, lo mucho
que pudo, y lo mas que devian al inuictissimo Carlos quinto, que Dios tiene, y la reuerencia y amor que deuen
tener àsu felicissimo subcessor el rey don Phelipe nuestro señor». José Pascual Buxó vincula esta frase de
Cervantes con la importancia que tendrá la imagen en la representación artística de las exequias fúnebres,
«señales palpables», a través del arte de la emblemática, capaces de transmitir un programa moral y político, de
comprensión compleja, que pudieron contemplar todos los habitantes del valle de México
502
4. Jura al invictísimo príncipe Felipe.
PLAZA MAYOR
Iglesia Metropolitana
C P
a cadalso
a
s l
a
a
s
c
i
o
Ayuntamiento y Cabildo
CADALSO (personajes)
VIRREY
¿Retratos reales? ¿Monedas?
PÚBLICO
503
Documentos para la reconstrucción de la jura de 1557
4 de junio de 1557:
Para que se jure tenga y obedezca al rrey don Felipe nuestro señor por verdadero rrey y
señor natural de los rreynos de castilla y león en que se incluye esta nueva España y estados
de indias según que mas largamente se contiene en las dichas cartas rreales questan
asentadas en este libro en el dicho dia nueve de abril e por que la orden que se a de tener en
el efeto de lo suso dicho se ha tratado e comunicado con el yluustrisimo señor don lyus de
belasco bisorrey e gobernador por su magestad en esta nueva España y señalado para ello el
primer dia de pascual del espíritu santo que se contaran seys deste presente mes de junio
acordaron que en el dicho dia y para efeto de lo suso dicho se tenga e guarde la orden
siguiente:
Primeramente que el dicho dia primero de pascua de espíritu santo a las isete de la mañana
se lleve el pendon rreal de las casas deste ayuntamiento a la iglesia mayor desta ciudad
aconpañado de la justicia e rregimiento y otros vecinos y caballeros todos a caballo como
esta acordado el qual dicho pendon lo lleve el tesorero don Hernando de Portugal como
nombrado por esta ciudad para ello y que en la dicha iglesia se ponga en el altar mayor
donde se a de bendecir por el señor arzobispo desta ciudad. Ha de yr la ciudad con el dicho
pendon con sus mazas y entre los dos mazeros un rrey de armas con la cota y armas del
rrey don Felipe nuestro señor e acabada la misa se subirá la ciudad con el dicho pendon al
cadalzo que para este efeto esta mandado hazer a la puerta de la dicha iglesia y la parte e
frontero de las casas rreales donde la justicia en presencia del yllustrisimo señor bisorrey
presidente y oidores y prelados desta ciduad juraran en forma en un libro misalsobre los
evangelios al rrey don Felipe nuestro señor confome a lo que su magestad ynperial por su
rreal carta enbia a mandar y hecho el dicho juramento y solenidad en formas se alzaran los
pendones y se suplicara al ylusstirismo señor bisorrey don lyus de vleasco que su señoria
alze el pendon rreal por esta ciudad en nombre de la magestad rreal y después que su
señoria lo haya alzado el rrey de armas que allí estará diga en altas voces castilla castilla
nueva España nueba España por el rrey don Felipe nuestro señor y que estos se pongan y
alzen pendones y banderas con las armas de su rreal magestado por todo el dicho cadahalso
y en las casas reales y en las del cabilod e ayuntamiento desta ciudad con mucha alegría y
rregocijo de música y trompetas y luego se haga salva de artillería como esta acordado y
comunicado en el yluustriismo señor bisorrey y hecha la dicha solenidad y juramenteo y
alzados los pendones como dicho es se trayga el pendo rreal con el dicho acompañamiento
música atabales y tropetas por las calles publicas desta ciudad ciudad hasta volver a las casas
deste ayuntamiento donde se a de poner.
Iten que en este dicho dia en la tarde en memoria y por alegrías de la dicha solenidad los
indios naturales desta ciudad hagan su rregocijo y mitote en la plaza publica y que se
pregone públicamente por esta ciudad mañana sábado como se manda e a de hazer el dicho
juramento e solenidad otro dia siguiente y quel dicho dia de paquea en la noche aya por
504
toda la cibdad calles y ventanas y azoteas luminarias y fuegos en señal de verdaera alegría
questa cibdad rrecibe de aber hecho la dicha solenidad y de aber cumplido lo que su
magestad envio a mandar.
Iten que el segundo dia de pasqua luego siguiente aya y se haga en l plaza de esta ciudad
rregocijo de toros y juego de cañas como esta acordado y que lo fuera necesario y se gastare
para hazer los pendones y banderas rreales y vestidos y cotas del rrey de armas y rregocijo
de la plaza e libreas se gaste libre y pague de los propios de esta ciudad. (Antonio de la
Cadena. Alonso de Aguilar, don Hernando de Portugal, hurtuño de Ybarra, Gonzalo ruyz,
don lyus de casilla, Antonio de carbajal, Bernardino de albornoz, Alonso de merida, juan
velasques de Salazar, juan de samano, miguel lopez Melchor de legaspi.
6 de junio de 1557
En la muy noble insigne y muy leal ciudad de tenucthtitlan mexico desta nueva España de
las indias del mar océano primero dia de pasqua de espíritu santo que se contaron seis días
del mes de junio del nacimiento del salvaodr Jesuscristo de mil y quinientos y cincuenta y
seis años estando presentes el yllustrisimo señor don lyus de belasco bisorrey e gobernador
por su magestad y los eñores el lizenciado Alonso de zurita y el dotor diego lopez de
montealetre y el dotor juan bravo presidente e oidores del abdiencia rreal desta nueba
España y el rreberendisimo señor don Alonso de Montufar arzobispo desta ciudad y los
señores justicia e rreagidores desta dicha ciudad conviene a saber Antonio de la cadena y
Alonso de Aguilar alcades ordinarios y el tesorero don Hernando de Portugal y el contador
Ortuño de Ybarra y Bernardino bazquez de tapia e Gonzalo rryz e ryy guzonalez e don luys
de castilla e Antonio de carbajal y el alcaide Bernardino de albornoz y Alonso de merida y
el fator juan velazquez de Salazar e juan de samano algualiz mayor rregidores por presencia
de mi Melchor lopez de legazpi escribano del oconsejo e ayuntamiento para q loque de
yuso será contenido se mando hazer frontero de palacio y casa rreal junto a la puerta de la
yglescia mayor desta ciudad y en cumplimiento de lo que por su magestad del enperador
con carlos y rrey don Felipe nuestros señores se envio a mandar a esta ciudad como parece
por sus rreales cartas hechas en bruselas a deiz y seis
En un libro misal sobre los evangelios y una cruz en que pusieron sus manos derechas (los
miembros) juraron en manos de su señoria ylustirisma en forma debida de derecho por
Dios e por Santa maria e por las palabras de los santos cuatro evangelios e por la segñal de
la cruz en que pusieron sus manos que de quia adelante ternan por su señor e rrey natural al
rrey don Felipe nuestro señor que dios nuestro señor dexe vivir y rreynar por largos y
felices tiempos en su santo servicio con acrecentamiento de mayores rreynos y estados
vencimiento de sus enemigos ensalzamiento de nuestra santa fee católica y que serán y son
sus vasallos e prometieron que le obecederan servirán acataran y rrespertaran y cunmpliran
sus mandamientos por escripto e por palabra en todas las cosas como sus verdaderos y
leales vasallos como an cumplido y debían cumplir los del enperador don calros nuestro
señor por que la sacra rreal magestad lo manda asy y es esta su rreal voluntad y que en todo
miraran por rreal servicio y harán y guardaran y cunpliran todas aquellas csoas que como
leales vasallos son obligados a hacer guardar e cumplir a su rrey e señor natural y que no
serán en lo contrario en dicho ni en hecho ni en consejo por ninguna via ni causa y que
505
doquiera que vieren o entendieren que se trata de su deservicio lo contradirán y darán dello
noticia a su rreal magestad y a su visorrey y audeinciea en su nombre rreal y asy lo juraron e
prometieron so cargo del dicho juramento y en señal y rreconocimiento de fidleidad e
subjecion y vasallaje que a su gmagestad del rrey don Felipe como a rrrey y señor natural
deben dixieron que querían alzar y alzaban pendones en s u rreal dichoso y bien aventurado
nombre y suplicaron al ylustrisimo señor bisorrey don lyus de belasco que su señoria en
nombre de magestad por esta ciudad alze el pendon rreal en sus manos e lo alzo e dixo
castilla castilla nueba España nueba España por el rrey don Felipe nuestro señor e luego in
continente el rey de armas con claras e yntiligibles vozes torno a decir e publicar las mismas
palabras diciendo castilla castilla nueba España nueba España por el rrey don Felipe
nuestro señor e luego se pusieron banderas y pendones con las armas de la rreal magseda
en el dicho cadalzo y en la casa rreal y en las del cabildo y ayuntamiento desta ciudad con
muy gran numero de tropetas e música. Y heho esto de la car real se hizo salva de mucha
artillería todo lo qual paso en haz de mucho numero de balleros e concurso de genetes asy
españoles como de los naturales desta nueba (291) España que concurrieron e se habían
congregado a ver la dicha solenidad y la ciudad pidió se asentase asy por abto para lo tener
y enviar á su magestad. Testigos que fueron presentes a lo que dicho es el padre fray
francisco de bustamente, provincial del monesterio de sant francisco y el padre fray
domingo de santa maria provicianl de santo domingo y Alonso dabila y angel de villa fañe e
Alonso otiz de zuñiga y geromnimo de medina y Hernando de abila y hernan gutierrez
Altamirano y el dotor Castañeda y otra mucha cantidad de gente vecinos. .
Y la misma solenidad e juramento arriba contenidos fue tomado y recibido de don cristobal
yndio gobernador de mexico y don Hernando Pimentel yndio gobernador del pueblo de
testuco e don Antonio yndio gobernador del pueblo de Tacuba e don diego de mendoza
yndio gobernador del tlalteluluco y santogio que son las quatro cabezeras desta provincia
los quales siendo presentes por lengua de juan fraile yenterprete lo hicieron en forma y
prometieron so cargo del dicho juramento lo mismo que la justicia y rregimiento desta
dicha cibdad de mexico como arritaba y declarado.
E fecho lo suso dicho fue traído el dicho pendon rreal desde el dicho cadhalzo por la plaza
e calles publicas desta ciudad aconpañandole el yluustismo señor bisorrey presidente e
oidores de la dicha rreal audiencia e la dicha justicia e rregimimiento e otro mucho numero
de caballeros e vezninos desta ciudad hasta lo volver a las casas del ayuntamiento della de
donfue sacada todo lo queal pidieron la dicha justicia e rregimiento se asentase asi y se diese
por testimonio testigos los dichos.
506
BIBLIOGRAFÍA.
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Reunido el Tribunal que suscribe en el día de la fecha acordó otorgar, por a la Tesis
Alicante de de
El Secretario,
El Presidente,
UNIVERSIDAD DE ALICANTE
CEDIP