Clamidia
Clamidia
Clamidia
La infección por clamidia es una ETS común que puede infectar tanto a los hombres como
a las mujeres. Puede causar daños graves y permanentes en el aparato reproductor de
una mujer y hacer más difícil o imposible que quede embarazada en el futuro. La infección
por clamidia también puede provocar un embarazo ectópico (embarazo que ocurre fuera
del útero) que puede ser mortal.
Para evitar infectar a su pareja, usted no debe tener relaciones sexuales hasta que la
infección haya terminado. Si recibió una dosis única de antibióticos, debe esperar siete
días después de tomar la medicina para volver a tener relaciones sexuales. Si usted debe
tomar medicamentos por siete días, no debe tener relaciones sexuales hasta haber
terminado el tratamiento.
Es común volver a contraer la infección, por lo que debe hacerse la prueba de nuevo unos
tres meses después de finalizar el tratamiento.
Si usted tuvo clamidia y fue tratado en el pasado, puede re-infectarse si tiene relaciones
sexuales sin protección con alguien infectado.
El uso correcto de los condones de látex reduce en gran medida, aunque no elimina, el
riesgo de contraer y contagiar la clamidia.
https://www.cdc.gov/std/spanish/clamidia/stdfact-chlamydia-s.htm
https://medlineplus.gov/spanish/chlamydiainfections.html
La clamidiasis es una enfermedad de transmisión sexual muy frecuente producida por una
bacteria que se llama Chlamydia trachomatis. Se transmite de persona a persona en las
relaciones sexuales tanto vaginales como orales o anales. Es muy frecuente que la persona
infectada no tenga síntomas y que la infección pase desapercibida. El problema es que se
contagia a otras personas, aunque no produzca síntomas.
Se estima que hay más de 100 millones de personas en el mundo que sufren cada año
clamidiasis. Se piensa que entre un 4-8% de las mujeres jóvenes sexualmente activas
tienen clamidiasis, y hasta un 10% de los hombres sexualmente activos, sin presentar
ningún tipo de síntoma. Es especialmente frecuente en personas que tienen múltiples
parejas sexuales u otras enfermedades de transmisión sexual.
Aunque es muy frecuente que no cause ningún tipo de síntomas, cuando aparecen,
pueden ser variados en el área genital: escozor al orinar, sensación de dolor en la parte
baja del abdomen o la pelvis, inflamación del testículo en los hombres, y flujo vaginal
anormal o coito doloroso en las mujeres. También puede afectar al recto, a la boca, la
garganta o los ojos (en forma de conjuntivitis).
Escrito por Dra. Sari Arponen, Especialista en Medicina Interna y enfermedades infecciosas
del Hospital Universitario de Torrejón
El tracto genital de los infectados es un reservorio de la bacteria que causa la clamidiosis.
La Chlamydia trachomatis es la bacteria que con mayor frecuencia produce infecciones de
transmisión sexual. Como la mayoría de las personas que tienen esta bacteria en su tracto
genital ésta no produce síntomas, se convierten en reservorio de la bacteria, infectando a
aquellas personas con las que tengan relaciones sexuales no protegidas.
En los bebés que nacen de mujeres con infección por clamidia puede
haber conjuntivitis y neumonía. Además, algunos serotipos esta bacteria producen
el tracoma, una infección ocular grave que puede producir ceguera.
Esta bacteria es una pequeña bacteria de tipo gram-negativo que necesita vivir dentro de
las células de las personas. Se transmite por vía sexual, con un período de incubación
desde el contacto sexual hasta que se produce la infección de 1 a 3 semanas. La
transmisión de hombre a mujer es igual de probable que de mujer a hombre en
las relaciones con penetración vaginal o anal. También se transmite por el sexo oral, y en
las relaciones entre hombres en la penetración anal por su presencia en el tejido del recto.
También se pueden producir conjuntivitis (no relacionada con el tracoma) sobre todo con
el sexo oral desprotegido.
Se estima que en el mundo hay unos 100 millones de casos de clamidiasis al año, con unas
cifras en aumento progresivo. Es frecuente que se asocien a otras enfermedades de
transmisión sexual como infección por Mycoplasma, gonorrea y tricomoniasis, además
de herpes, papilomavirus humano o sífilis. Además su presencia aumenta por tres el riesgo
de infección por el VIH.
Los factores de riesgo que se asocian a una mayor probabilidad de sufrir clamidia son:
Tener una nueva pareja sexual o varias parejas sexuales en los tres meses previos.
Si bien muchas mujeres con clamidiasis no tienen síntomas, es importante saber que el
cérvix o cuello uterino es la localización más frecuentemente afectada. Si esta cervicitis no
se diagnostica y se trata, la infección puede subir y producir una enfermedad inflamatoria
pélvica (cuyas secuelas pueden ser la infertilidad y el dolor pélvico crónico).
En las mujeres embarazadas las complicaciones también pueden ser graves (ruptura
prematura de membranas, parto prematuro). En los casos en los que hay síntomas de
infección por clamidia, estos son poco específicos: cambios del flujo vaginal y sangrado
vaginal tras el coito o entre menstruaciones; también puede haber dolor durante el coito.
La uretritis femenina por Clamidia acontece en un 25% de mujeres con cervicitis. Pueden
aparecer molestias al orinar en forma de escozor. Se puede confundir con una cistitis o
infección de orina, sobre todo porque aparecen leucocitos en orina, aunque el cultivo será
negativo. En cuanto a la enfermedad inflamatoria pélvica, ésta da síntomas con mayor
frecuencia en forma de dolor abdominal bajo con fiebre y malestar general. A largo plazo
puede producir infertilidad o dolor crónico de pelvis.
Otros problemas que puede causar la clamidia en las mujeres son la perihepatitis o
síndrome de Fitz-Hugh-Curtis y la proctitis (inflamación del recto).
En los varones la Clamidia puede producir también distintos síndromes clínicos. La uretritis
consiste en la inflamación de la uretra, provocando escozor al orinar y secreción por el
pene.
Por otro lado, la causa más frecuente de epididimitis en hombres jóvenes es la clamidiasis:
sus síntomas son el dolor testicular con inflamación y sensibilidad palpable del epidídimo y
el testículo. La prostatitis crónica por clamidia puede producir en los varones que la sufren
dolor pélvico crónico, con escozor al orinar y eyaculaciones dolorosas.
La proctitis (inflamación del recto) en los hombres sucede por sexo anal receptivo con
otros hombres. Esta forma de clamidiasis puede suceder por los tipos de clamidia
habituales sin dar síntomas, pero también por los tipos L1, L2 y L3, que causan también el
linfogranuloma venéreo. En estos casos se sufre de dolor en el ano, secreción purulenta,
estreñimiento y sangrado por el reto. A menudo puede haber fiebre y malestar general.
En uno de cada 100 varones con uretritis se desarrolla una inflamación articular reactiva.
En un tercio de estos casos ocurre el llamado síndrome de Reiter, consistente en artritis,
uretritis y uveítis (inflamación del ojo). De todos modos, este síndrome también puede
aparecer de forma secundaria a otras infecciones, no siendo exclusiva de la clamidiasis,
aunque sí sea ésta su causa más frecuente.
En la clamidiasis contagiada por vía oral en ambos sexos es muy fácil confundirla con otro
tipo de infecciones. Los síntomas de clamidia en este caso son dolor de garganta, úlceras o
llagas en la boca y sensación de ardor en la boca y la lengua. Además, se puede producir
conjuntivitis, fundamentalmente por inoculación directa de los ojos con secreciones
genitales infectadas. Esta afectación ocular es distinta del tracoma.
Lo que más se utiliza para diagnosticar Clamidia son pruebas de PCR (reacción en cadena
de polimerasa).
Si se sospecha una posible infección por Clamidia se debe acudir al especialista para que
realice un diagnóstico, evitar sus complicaciones y posibles nuevos contagios. El hecho de
haber tenido relaciones sexuales sin preservativo ya hace necesario descartar la infección
por Clamidia por el gran número de casos asintomático que hay y las posibles
complicaciones a largo plazo sobre todo en el caso de las mujeres.
La tinción de muestras del tracto genital y el cultivo no son eficaces ni prácticos. El cultivo
es complejo y tiene poca sensibilidad. Para el diagnóstico de clamidia se pueden utilizar
técnicas de biología molecular en muestras de exudado genital como el ELISA o ensayos
de ADN. Lo que más se utiliza hoy en día son pruebas de PCR (reacción en cadena de
polimerasa). Esto permite ampliar el material genético de la bacteria y luego detectarla.
Habría que hacer la prueba para detectar clamidia a los siguientes grupos de personas:
o Todas las personas con relaciones sexuales con síntomas del área genital (escozor
al orinar, dolor testicular, secreción por el pene, dolor abdominal bajo en las
mujeres); y en las personas asintomáticas que sean mujeres jóvenes sexualmente
activas, hombres que tienen sexo con hombres y todas las personas con infección
por VIH.
o En todos los casos de gonorrea.
https://www.webconsultas.com/salud-al-dia/clamidia/tratamiento-de-la-infeccion-por-
clamidia