Integracion Social
Integracion Social
Integracion Social
Social
Los criterios para asignar recursos en lo social implican una focalización de los grupos más
necesitados o vulnerables. Focalizar es identificar con la mayor precisión posible a los
beneficiarios potenciales y diseñar o avanzar propuestas o sugerencias para solución,
concentrando los recursos en la población de mayor riesgo. En 1996 la Conferencia
Hemisférica sobre la Erradicación de la Pobreza y la Discriminación se centró
en la integración entre políticas sociales y económicas, así como en la modernización y
descentralización de las políticas sociales para hacer frente a la pobreza y la desigualdad.
En una perspectiva de relaciones sinérgicas y sistémicas de los conceptos de desarrollo
humano, pobreza e integración, se supone que estos procesos funcionan conjuntamente y
se refuerzan entre ellos o interactúan sinérgicamente en sentido positivo negativo u
opuesto. La equidad implicar enriquecer el desarrollo de las capacidades humanas y la
competitividad, y por lo tanto la capacidad de ciudadanía, el capital social y la capacidad
de integración social, mediante una institucionalidad adecuada para la competitividad y el
desarrollo de las fuerzas sociales, es decir, de una ciudadanía capaz de demandar mayor
equidad en la perspectiva de una mejor calidad de vida. Desde la perspectiva de la
Cumbre Mundial Sobre Desarrollo Social, la equidad está en el centro de una
sociedad integrada, es decir, una sociedad en la que cada persona, con sus propios
derechos y responsabilidades, tenga una función activa que desempeñar. Esta sociedad
está basada en el respeto de todos los derechos humanos y todas las libertades
fundamentales, en la diversidad cultural y religiosa, en la justicia social, en la satisfacción
de las necesidades especiales de los sectores vulnerables y desfavorecidos,
en la participación democrática y el imperio de la ley.
Se destaca aquí la importancia del núcleo familiar, por cuanto esta es la base desde la cual
el niño comienza el desarrollo de su vida psíquica y social; la comprensión, la aceptación y
el amor son factores decisivos para la formación de su personalidad y posterior desarrollo
como individuo. Ante esta responsabilidad cabe a la familia la tarea de proporcionar al
niño todos los medios necesarios para que incremente en mayor grado posible todas sus
capacidades y posibilidades.
En esta edad, una buena valoración de si mismo por parte de los demás y los refuerzos
sociales gratificantes, contribuyen a elevar el nivel de autoestima.
Por lo tanto es imprescindible en los primeros 5 años, y sobre todo en esta población tener
en cuenta que esta requerirá siempre de refuerzos afectivos y sociales de reconocimiento y
valoración objetiva de sus propias capacidades, éxitos y fracasos, para consolidar su
personalidad. En la edad escolar el niño, esta tratando de afirmarse como persona y esta
lucha constante entre sus experiencias, emociones, inseguridad e impulsos le produce
cambios de carácter y humor. A esta actuación hay que agregar el ingreso a la escuela;
nuevos compañeros, experiencias diferentes que habrá de asimilar en medio de una
creciente exigencia intelectual, asumiendo nuevos roles, y una mayor disciplina. Así
mismo, comienza a integrarse en pequeños grupos compartiendo elementos entre ellos, y
a menudo se juegan posiciones individuales y de supremacía y ninguno quiere perder.
Esta etapa va pasando y el niño se ira adaptando, comprendiendo, sociabilizándose e
integrándose paulatinamente hasta completar este periodo tan decisivo de su vida.
Ahora bien, cuando los niños presentan necesidades especiales sensoriales, dificultades de
aprendizaje, impedimentos físicos, retardo mental, autismo y talento estos pueden
interferir en su adaptación escolar y social. Por ello es sumamente importante comprender
la tarea fundamental que deben asumir la familia y los maestros. Los padres más allá de la
natural e instintiva preocupación e interés, deben proveerse de los conocimientos
esenciales para poder acompañar a su hijo a través de sus experiencias con amor e
inteligencia y una clara conciencia de la importancia que tiene, el crear un clima de
aceptación, motivación y creencia en las posibilidades y capacidades
del niño. El docente debe establecer una comunicación, intercambiando con el niño afecto,
confianza, y amistad, y ubicado en que cada educando posee características propias y
distintas necesidades y es por ese motivo que su actuación debe estar en función de esa
diversidad. Esto lleva al desarrollo de estrategias, adaptadas a las necesidades del niño, así
como también de actividades que complementen el proceso y lo enriquezcan con las
vivencias y experiencias necesarias, logrando que la actividad escolar y el proceso de
enseñanza aprendizaje se cumplan en forma total, en armonía en un clima de interacción
con los demás compañeros.
En la etapa de la adolescencia, la búsqueda de identidad alcanza su punto crítico esto por
cuanto se presentan muchos cambios significativos en el desarrollo físico, mental y social.
El mundo se va percibiendo de manera diferente a como se había visto antes, de allí que la
persona pueda cuestionar las cosas y buscar la comprensión para satisfacer sus
necesidades. Se percibe además la necesidad de ajustarse a nuevos roles sociales,
particularmente con los pares de la misma edad.
La familia es un cambio más, al cual la persona tiene que hacer frente, se percibe la
necesidad de abandonar la protección y seguridad que siempre ha tenido. La búsqueda de
identidad y de independencia conduce a la necesidad de intercambiar ideas, experiencias,
e interacción con los compañeros del mismo sexo y del opuesto, y a desarrollar destrezas e
intereses. Hacia el final de la adolescencia; puede lograrse un sentido de identidad, un
estado emocional placentero y de bienestar psicosocial, y a comprometerse con el sistema
de valores. Por otra parte desarrolla confianza en las interacciones sociales, se identifican
cualidades, intereses personales y vocacionales.
La trascendencia de ésta etapa es significativa, es en sí una fase de transición de la niñez a
la adultez. y en los que va a tener influencia las experiencias educativas y sociales, vividas
en los años anteriores, en cuyo caso es necesario brindarle un ambiente donde se sientan
seguros, atraídos en los vínculos con los demás, donde sea respetado como persona.
En esta etapa es esencial la aceptación por parte de los compañeros y amigos de la
comunidad; de allí la necesidad de establecer actividades que le permitan la interacción
con los demás, y sobre todo de actuaciones, que le permitan impulsar su identidad, y
capacidad en los roles que les toca desempeñar. Papel fundamental juega la familia como
elemento básico, para su autorrealización como persona, y para elevar su autoestima.
El desarrollo de la imagen de si mismo, el concepto que de su persona obtenga cobra una
importancia fundamental en esta etapa. La auto-aceptación, por parte de los jóvenes con
necesidades especiales, de sus propias posibilidades y limitaciones es paso previo e
ineludible para que se produzca un desarrollo positivo
tanto funcional como social.
La adultez se concibe como la capacidad de participar en un trabajo productivo, y de
asumir responsabilidades inherentes a la vida social, para actuar con independencia y
tomar sus propias decisiones con entera libertad, es decir, la persona cumple un rol
productivo que la capacita para bastarse a sí mismo y actuar independientemente en sus
múltiples manifestaciones de vida.
Así mismo en esta etapa, muestra interés por adquirir y renovar sus conocimientos como
fuente de desarrollo permanente y de proyección hacia el futuro para atender las
demandas de los cambios que son necesarios para su desenvolvimiento.
Estas variables que caracterizan la adultez permiten a las personas vivir y participar
responsablemente en la vida familiar, ser un activo promotor del cambio social, capaz de
integrarse en su realidad con fines de transformarla, capaz de autogestionar su propio
aprendizaje y ser consciente de su rol cívico, político, etc.
El tener una necesidad especial puede conducir a que las personas permanezcan al margen
de la vida social, esto debido, muchas veces a la existencia de prejuicios valorativos por
parte de la familia y la comunidad lo que incide en la plena realización de la persona como
ente válido en la sociedad. Por ello es necesario unas relaciones significativas, que
contribuyan a la formación de una imagen positiva de si mismo y una concientización de
sus posibilidades en beneficio del desarrollo
de la persona. Así mismo se requiere una formación acorde a las aptitudes, intereses, y a
las experiencias que como adulto ha experimentado.
Es pertinente también desarrollar acciones que permitan, la interacción, con los agentes de
la comunidad, a fin de promover el sentido de pertenencia, y aceptación como un
miembro más del que pertenece.
Caracterización del Modelo para la Integración Social
El modelo para la integración social se fundamenta en una orientación humanística social
por cuanto toma en cuenta al individuo como un ser bio-psico-social enfatizando más las
potencialidades que las limitaciones, atendiendo a las diferencias individuales y el respeto
por la diversidad, así mismo considera a las personas con necesidades especiales en una
relación histórico y cultural.
En el modelo la integración social se plantea como un proceso que se da a lo largo de todo
el continuo de la vida de la persona con necesidades especiales desde edades tempranas
hasta la adultez, en forma dinámica, sistemática, flexible e interactiva, esto significa que
desde muy temprana edad deba promovérsele la valoración de la familia, de la escuela,
del trabajo en un sentido social como fuente de bienestar y progreso personal que permita
ir construyendo su proyecto de vida.
Por otra parte el modelo para la integración social tiene un enfoque educativo, por cuanto
se propicia un proceso de ajuste de las personas con necesidades especiales a los valores,
exigencias y pautas de comportamientos de los grupos que conforman el medio ambiente
social en el cual se desenvuelve; y en general su integración en la vida de los mismos. Es
decir, desde una perspectiva educativa se persigue la formación integral del individuo
para su participación activa dentro del grupo social en el cual le toca convivir.
La integración social debe iniciarse a edades tempranas, lo cual permite proporcionar un
conjunto de experiencias sociales que le permiten interactuar con los iguales a lo largo de
su desarrollo. Es en el contexto de los intercambios sociales con otros niños, donde cada
uno descubre la existencia y particularidades del otro, al mismo tiempo que afina el
conocimiento de si mismo, promoviéndose relaciones interpersonales, fraternidad,
disciplina, colaboración, cooperación, valoración de trabajo y solidaridad.
Desde este punto de vista el ser humano está sujeto a cambios, esto se hará en la medida
en que se les brinden las condiciones y experiencias que le permitan el desarrollo de sus
capacidades. La integración social se fundamenta en una relación recíproca; la persona con
necesidades especiales se integra verdaderamente cuando entra en un proceso de
interacción en que ambos se modifican e interactúan y tienen relaciones mutuas, no es
simple adaptación unilateral de cada uno de los grupos involucrados; es la extensión de la
actividad hacia todos los agentes que integran la sociedad. En el ámbito de la integración
familiar, la familia tiene un papel muy importante en la conducta presente y futura de
todo individuo. El afecto, el estímulo dan las bases para su desarrollo integral, mas en el
caso de las personas con necesidades especiales en las cuales influyen
determinantemente para la integración social.
Por lo tanto, la familia como grupo social debe cubrir las necesidades de las personas, en
cada momento de su evolución cronológica y social. Cada edad de las personas exige
nuevos modos y estilos de comunicación, y en ese proceso debe predominar la aceptación,
apoyo, cooperación, en un clima de afecto y solidaridad. Si todo ello se cumple, la persona
con necesidades especiales se sentirá en igual de oportunidades como cualquier otra,
participando de las decisiones que tome el grupo familiar, fomentando de esta manera su
autoestima y valorando su esfuerzo, de allí la necesidad de establecer vínculos entre la
familia y el centro educativo a los fines de mancomunar los esfuerzos para lograr el
desarrollo integral de la persona y por ende su integración social, de esto se desprende la
necesidad de promover las organizaciones de padres a los fines de involucrarlos en
todo el proceso educativo como promotores de la integración social.
Al ubicarnos en la integración escolar, la escuela suele ser el primer ámbito no familiar con
el cual debe enfrentarse el niño y representa su entorno social inmediato. Esto es así en la
medida en que hace énfasis en la autorealización, libertad, autodeterminación, y apertura
solidaria con los demás seres humanos.
En primer lugar la escuela a través de sus recursos humanos, técnicos, físicos y materiales
deberá proporcionar una respuesta educativa en lo que es común y también a la
diversidad, en cuanto al respeto las características, necesidades individuales, ritmos de
aprendizaje de los alumnos, mediante estrategias individualizadas en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, a través del trabajo cooperativo con otros profesionales de apoyo,
que faciliten la progresiva integración de los alumnos con necesidades educativas
especiales al ámbito del aula regular y por ende a la
escuela en general. El reto de la escuela consiste precisamente en ser capaz de ofrecer a
cada alumno la ayuda pedagógica que el necesite. En este punto cobra vital importancia la
flexibilidad curricular, de allí que los programas deben adaptarse a las necesidades de los
niños, para ello es necesario que la escuela ofrezca opciones curriculares que se adaptan a
los niños con capacidades e intereses diferentes. Es decir una escuela integradora que
acoge de niño con necesidades especiales, como elemento que dinamiza y modifica los
planteamientos didácticos y donde se benefician todos los niños. Una escuela abierta y
critica, que acepta las diferencias y ofrezca sus aulas como marco natural para el desarrollo
y la educación de los niños con necesidades educativas especiales.
Para el logro de estos planteamientos es necesaria una acción cooperativa, orientada hacia
la búsqueda de un consenso entre los diferentes actores involucrados en el proceso, y en el
establecimiento de niveles de compromiso y asunción de responsabilidades en un clima
armónico y de confianza.
Al referirse al trabajo en equipo es absolutamente imprescindible el trabajo cooperativo
entre todos los profesionales tanto de los servicios de apoyo de la modalidad como de los
docentes de la escuela básica, y de los entes de la comunidad, basada en una concepción
participativa y en el desarrollo coordinado de la acción , la discusión, reflexión y la
revisión compartida de la actividad, como una forma de potenciar la profesionalidad de
todos lo involucrados, en beneficio de la integración social de los alumnos con necesidades
especiales. Tomar en cuenta que cada individuo es único, irrepetible, conduce a que la
praxis del modelo de integración, se inscriba en el respeto por las diferencias.
Este cometido se hace vigente en los proyectos de plantel como una estrategia educativa,
para la consolidación de la institución escolar como instancia cohesionadora e integradora
de la comunidad, se trata pues, de entender la integración escolar como componente del
proyecto pedagógico de plantel, en un trabajo de construcción colectiva, entre el plantel y
su entorno por medio de la participación de la asociación de las familias, asociaciones de
vecinos, otras organizaciones sociales y económicas, que promuevan la efectiva
integración social. Ahora bien, considerando que toda persona tiene la necesidad de
integrarse, de ser aceptado y de tener responsabilidad compartida, ésta solamente pueden
ser satisfecha en el marco y el contexto de un verdadero grupo estable, en donde se dé un
proceso progresivo de integración y en donde la comunicación le permita a sus miembros
sentirse aceptados y compartir los esfuerzos por un objetivo común. Desde esta visión se
requiere de una escuela que ofrezca a todos los alumnos la misma igualdad de
oportunidades para acceder a una cultura dentro de una misma institución y en la misma
aula evitando la segregación. Una escuela que posibilite cambios en la organización
escolar,
curricular, para adecuar el proceso de enseñanza y aprendizaje a las características
diferenciales de los alumnos.
En la integración escolar, cobran particular relevancia las adaptaciones curriculares a los
fines de efectuar los ajustes necesarios en el proceso de enseñanza-aprendizaje,
permitiéndole a los alumnos con necesidades especiales integrarse a la actividad de su
grupo en las mejores condiciones, participando de objetivos comunes e interactuando con
los compañeros y demás miembros de la comunidad educativa. Estas adaptaciones se
refieren también a las metodologías de enseñanza y a las interacciones docente-alumno y
alumno-alumno, además comprenden todos aquellos elementos personales: docentes,
padres y especialistas. Así mismo, las adaptaciones están referidas a la distribución de
espacios, supresión de barreras arquitectónicas hasta la adecuación de recursos didácticos,
textos, materiales y equipos. La integración escolar requiere asimismo de servicios con
funciones de apoyo los cuales contribuyen a favorecer la integración de los alumnos con
necesidades especiales apoyando a las escuelas, en la definición y puesta en práctica de
una oferta curricular que proporcione una respuesta educativa adecuada a las distintas
necesidades de los alumnos y el desarrollo personal social. En éste aspecto tiene vital
importancia lo relacionado con el desarrollo profesional del docente. Esta formación y/o
capacitación en servicio debe orientar un perfil para lograr un profesional que estimule la
creación de ambientes nutritivos que permitan el crecimiento personal de los alumnos, ser
un agente de cambio, dominio de la práctica pedagógica, conocimientos de las
características particulares de los alumnos, así como de las necesidades de su entorno, ser
un promotor de situaciones de aprendizaje que permitan la interacción entre los
educandos, dirigidas tanto a propiciar un cambio en la comunidad para la aceptación de
las personas con necesidades especiales, como a coordinar acciones con los recursos de la
comunidad, en el ámbito de la educación, salud, trabajo, recreación y cultura. La práctica
docente en una escuela integradora debe partir de la reflexión conjunta entre docentes
regulares y servicios de apoyo, lo que llevará a la planificación y a una puesta en acción de
acuerdo con las deliberaciones de todos los profesionales, indudablemente este modo de
proceder trae consigo un mayor esfuerzo y una mayor exigencia pero al mismo tiempo
proporciona un crecimiento profesional al lograrse las metas establecidas.
El docente que requiere la escuela integradora debe tener un perfil cuya actividad no sea el
mero aplicador de normas y principios, sino la de un profesional que a través de su
práctica aprenda a construir y contrastar nuevas estrategias de acción, nuevos modos de
enfrentar y de comprender los problemas que una situación tan compleja como la que
ofrece la escuela integradora suele ocurrir frecuentemente.
La forma más coherente de afrontar con garantía el éxito de integración, es hacerla a través
de la acción participativa de todos los docentes regulares, personal técnico; psicólogos,
trabajadores sociales entre otros. Los problemas reales que genera la integración raramente
se pueden afrontar como empresa estrictamente personal, lo lógico es concebirlo como un
trabajo cooperativo e interdisciplinario. Si los docentes que participan en la integración no
sienten por si mismos esta necesidad de trabajo cooperativo y de reflexión colectiva e
indagación sobre su propia práctica profesional, la integración social fracasa.
La integración social desde la perspectiva de este modelo integral da importancia a la
interacción de las personas con necesidades especiales en la comunidad, por cuanto esto le
confiere un sentido de pertenencia, de formar vínculos amistosos, y tener acceso a
actividades recreativas, deportivas culturales, lo que le proporciona una satisfacción, que
redunda en su efectiva integración social.
Al ser concebido el modelo para la integración desde una perspectiva eminentemente
social, también tiene gran transcendencia la valoración del trabajo desde edades
tempranas, como una vía para el bienestar y progreso, tanto de la persona con necesidades
especiales, como para la familia y la comunidad. Todo ello a través de su interacción con el
medio, lo que le permitiría manifestar sus intereses, aptitudes, preferencias, siempre que
se les brinde la oportunidad a través de actividades donde se les promueva su
participación y reflexión.