Marco Teórico
Marco Teórico
Marco Teórico
Reglas generales
Jornada de trabajo para los empleados: Ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas por
semana como máximo.
Horas extraordinarias de trabajo: Se pagan con un recargo a convenir, pero por las
primeras 2 horas no podrá ser inferior al 25% por hora (calculado sobre la remuneración
mensual del trabajador). Por las horas restantes no será inferior al 35% por hora.
Turno de noche: De 10:00 p.m. a 6:00 a.m. El pago a los empleados no será inferior al
salario mínimo mensual más un recargo del 35% como mínimo.
Periodo de prueba: Todos los contratos antes mencionados permiten un periodo de prueba
de 3 meses. Durante este plazo, el empleado no tiene derecho a indemnización en caso de
despido arbitrario. Este periodo de prueba se puede extender a 6 meses para los
trabajadores cualificados o aquellos en puestos de confianza y a 12 meses para el personal
directivo.
Los empleadores tienen derecho a recibir un buen servicio de parte de tus empleados y
exigirles el cumplimiento de las normas, pero también deben cumplir con las obligaciones
que les establece la Ley. En la Ley General de Trabajo de Perú, en el capítulo IV Derechos
y obligaciones derivados del contrato de trabajo, en sus artículos 51 y 54 expresa
respectivamente cuáles son esos derechos y las obligaciones que debe cumplir el
empleador.
(Resumen)
Existen varias dimensiones para definir un empleo como “malo”. Entrevistando a jóvenes
pobres de Lima Metropolitana, indagaron por las características: Para los jóvenes pobres,
un “buen empleo” tiene pago justo, horario razonable, beneficios —seguros, compensación
por tiempo de servicios, y un buen trato.
Existen dimensiones señaladas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y que
guardan correlación con los atributos señalados por los jóvenes.
Primera dimensión. Es el subempleo por horas. Un trabajador subempleado por horas
trabaja menos de una jornada laboral —en el Perú, 35 horas o más a la semana— y desea
trabajar más horas. En contraste, el trabajador adecuadamente empleado por horas trabaja
menos de una jornada laboral normal y no desea trabajar más. Esta categoría laboral
también se conoce como subempleo visible.
Segunda dimensión. Es el subempleo por ingresos. Un trabajador subempleado por
ingresos trabaja una jornada normal y percibe un salario menor que el mínimo (850 soles
cuando se recogieron los datos Panorama de la situación de los jóvenes en el Perú 17
utilizados). En comparación, el trabajador adecuadamente empleado por ingresos trabaja
una jornada normal y percibe un salario igual o mayor que el salario mínimo. Esta
categorización también se conoce como subempleo invisible.
La tercera dimensión. Para categorizar a los ocupados, es la existencia de beneficios más
allá del salario. Esta dimensión suele denominarse, comúnmente, informalidad.
Tradicionalmente, los empleadores buscan trabajadores con habilidades cognitivas. Estas se
pueden describir como las capacidades y los procesos mentales necesarios para el
aprendizaje, el procesamiento de información y la toma de decisiones (Borghans y otros
2008). Incluyen, entre otros, la atención, la memoria, la capacidad de evaluación, el
razonamiento y el cálculo, la resolución de problemas, y la comprensión y la producción
del lenguaje (Berniell y otros 2016). Los exámenes estandarizados, como la prueba del
Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), capturan algunas de
estas habilidades cognitivas: ciencias, matemáticas y lenguaje. Los resultados de la prueba
PISA muestran que los jóvenes peruanos no han desarrollado completamente dichas
habilidades.
Recientemente, en línea con los avances tecnológicos, las empresas están demandando más
habilidades socioemocionales que antes. Estas habilidades se relacionan con la
personalidad y la capacidad de regulación emocional, tanto de las propias emociones como
de las de otras personas (Berniell y otros 2016). Incluyen, entre otras, la perseverancia, el
autocontrol, la confianza en los otros y en uno mismo, la autoestima, la resiliencia, la
empatía y la tolerancia hacia opiniones distintas (Heckman y Kautz 2013).
Según una encuesta del Banco Mundial (2011), en el Perú la demanda de habilidades
socioemocionales es mayor que la demanda de habilidades cognitivas: mientras que 35% y
20% de las empresas demandan habilidades de matemáticas y lenguaje respectivamente,
40% de las empresas demandan actitud, compromiso y responsabilidad. El mensaje es
claro: las empresas están demandando no solo habilidades cognitivas; también requieren
habilidades socioemocionales. Esto no implica un reemplazo de habilidades, sino una
complementariedad.
La marca del empleador (employer brand) en las empresas peruanas: avances, retos y
buenas prácticas
(Rosario Sheen Merino, Carlos Novoa Shuña)
La investigación se ha centrado en el tema de la marca empleador, término que habla de las
empresas no como fabricantes o proveedoras de un producto o servicio, sino como lugares
de trabajo con capacidad para atraer y retener el capital humano. El concepto ha adquirido
mayor relevancia desde inicios de siglo, cuando se acentúo la llamada “guerra por el
talento” entre las empresas, a nivel global y nacional.
La metodología empleada para el trabajo comprendió: a) La realización de focus group con
diversas generaciones de empleados; b) una encuesta presencial a ellos (en Lima, casa por
casa); una encuesta on line a ejecutivos de recursos humanos de empresas de diversos
sectores de la actividad económica; y entrevistas a un número de ejecutivos. La muestra de
empresas provino de aquel grupo que aparecieron en el ranking “Marca Empleador 2016”,
realizado por las empresas Apoyo y Laborum. La investigación se inició con una revisión
de las tendencias del entorno que han replanteando las relaciones entre las empresas y los
empleados, así como del impacto que han causado los cambios demográficos y la
tecnología de la información en el mundo del trabajo. Los hallazgos nos indican que: a) esta
marca ya es parte de la agenda de las empresas medianas y grandes en el Perú, pero que, sin
embargo, aún no recibe el nivel de inversión que reciben otras marcas o ámbitos de gestión
en las empresas; b) las compañías están haciendo crecientes esfuerzos por construir el
llamado “salario emocional” (beneficios no económicos) para fidelizar al talento; d) quedan
muchas oportunidades para que las empresas exploten los medios sociales como canales
para desarrollar el employer brand y comunicar la marca hacia dentro y hacia fuera. La
investigación culmina con la presentación de algunas buenas prácticas que están
desplegando algunas de las empresas que fueron parte del estudio.