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Ellis

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Terapia Racional Emotiva

Conductual (TREC)
Mª Ángeles Ruiz, Marta Isabel Díaz y Arabella Villalobos
7
1. Introducción

2. Origen histórico

3. Fundamentos teóricos y filosóficos


3.1. Los ABCs de la Terapia Racional Emotiva Conductual
3.2. Mecanismos cognitivos del malestar
3.3. Tendencias biológicas básicas
3.4. Emociones adaptativas y desadaptativas
3.5. Ansiedad perturbadora y ansiedad del yo
3.6. Filosofía de vida y salud psicológica
3.7. Adquisición y mantenimiento de las alteraciones psicológicas
3.8. Mapa conceptual de la Terapia Racional Emotiva Conductual

4. El proceso de la Terapia Racional Emotiva Conductual


4.1. Fases del proceso
4.2. Estructura de las sesiones
4.3. Estilo terapéutico y relación con el cliente
4.3.1. Estilo terapéutico
4.3.2. Relación con el cliente
4.4. Principales técnicas de intervención
4.4.1. Técnicas utilizadas en el transcurso de las sesiones
4.4.2. Técnicas utilizadas en la realización de trabajo para casa
4.4.3. Técnicas que tienden a evitarse en la TREC

5. Aplicaciones, evidencia empírica y estudios de resultados

6. Resumen

7. Bibliografía recomendada

8. Referencias bibliográficas

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Manual de Técnicas de Intervención Cognitivo Conductuales
7 Mª Ángeles Ruiz, Marta Isabel Díaz y Arabella Villalobos

Albert Ellis (1913- 2007). Psicólogo estadounidense, es el creador de la Terapia


Racional Emotiva Conductual (TREC) y precursor del enfoque psicoterapéutico cog-
nitivo. Su método terapéutico intenta descubrir las irracionalidades de nuestros pen-
samientos y, con ello, sanar las emociones dolorosas, dramatizadas y exageradas
que provocan. En 1957 publicó su primer libro sobre Terapia Racional Emotiva Con-
ductual: How to Live with a Neurotic (Cómo Vivir con un Neurótico). Dos años más
tarde constituyó el Institute for Rational Living, dedicado a la aplicación, enseñanza
y promoción de la TREC y del cual fue presidente hasta su muerte. En 1982 un estu-
dio realizado entre psicólogos estadounidenses y canadienses lo situó como el
ZLN\UKVWZPJV[LYHWL\[HTmZPUÅ\`LU[LKLSHOPZ[VYPHZPLUKVLSWYPTLYV*HYS9VNLYZ
y el tercero Sigmund Freud.
http://www.albertellisinstitute.org

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Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC)
Mª Ángeles Ruiz, Marta Isabel Díaz y Arabella Villalobos
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Palabras clave
s Terapia Racional Emotiva Conductual s Ansiedad perturbadora
s Modelo ABC s Emociones desadaptativas
s Pensamiento irracional s Filosofía de vida
s !NSIEDADDEL9O s 3ALUDPSICOL˜GICA
s %STILOTERAP£UTICO s 2ELACI˜NCONELPACIENTE

Objetivos
Este capítulo ha sido escrito con el objetivo de que el lector o lectora...
‹ Conozca e identifique las influencias y el marco conceptual que dan origen
a la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC)
‹ Conozca los principios básicos de la TREC
‹ Conozca e identifique las fases del proceso de terapia, así como la estructu-
ra de las sesiones
‹ Reconozca la importancia y el papel, que en este marco, adquiere el estilo
terapéutico y la relación con el paciente
‹ Conozca las principales técnicas de intervención que forman la Terapia
Racional Emotiva Conductual y su aplicación en cada fase

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Manual de Técnicas de Intervención Cognitivo Conductuales
7 Mª Ángeles Ruiz, Marta Isabel Díaz y Arabella Villalobos

1. Introducción
La creencia de que los problemas psicológicos derivaban probablemente de una
historia de condicionamiento inapropiada sirvió de base a la primera generación de
terapeutas de conducta para el desarrollo de tratamientos basados en los principios
operantes y del condicionamiento clásico, no obstante, el modelo subyacente estí-
mulo-respuesta fue puesto en entredicho con relativa rapidez acusado de no dar
cuenta de la complejidad de la conducta humana, así mismo, el fracaso de estas
intervenciones al ser aplicadas a problemas del estado de ánimo como la depresión
abrió la puerta a la cognitivización de la Terapia de Conducta y así al comienzo de la
llamada segunda generación.
El interés de la Terapia de Conducta por las variables y modelos cognitivos permi-
tió captar la atención de autores como Albert Ellis, quien procedente de otras orien-
[HJPVULZ WZPJV[LYHWt\[PJHZ OHIxH LTWLaHKV H TVKPÄJHY Z\ MVYTH KL PU[LY]LUPY HS
tomar en consideración elementos cognitivos, encontrando en el viraje que estaba
dando la Terapia de Conducta el caldo de cultivo para seguir desarrollando sus tra-
bajos. Albert Ellis cuenta con el crédito de haber formulado el primer sistema de
terapia cognitivo-conductual denominado Terapia Racional Emotiva Conductual,
J\`VVIQL[P]VLZTVKPÄJHYSVZU‚JSLVZJVNUP[P]VZKPZM\UJPVUHSLZPKLHZPYYHJPVUHSLZ
que subyacen a los estados de perturbación psicológica.

2. Origen histórico
Albert Ellis (1913-2007), como ya se ha señalado, fue el creador de la Terapia
Racional Emotiva Conductual (TREC) y uno de los pioneros de la Terapia Cogniti-
vo Conductual. Presentó en 1957 un modelo de intervención psicoterapéutica
que denominó Terapia Racional (Ellis, 1957) en el que enfatizaba el papel de las
creencias en el desarrollo de los trastornos emocionales, defendiendo activamen-
te que el cambio de creencias irracionales puede conducir a un cambio emocio-
nal y conductual. En 1961, cambió el nombre de su enfoque a Terapia Racional
Emotiva para destacar que, contrario a las críticas que se venían realizando, no
era una terapia centrada exclusivamente en las creencias de los pacientes, sino
que también se prestaba una especial atención a las emociones que experimenta-
ban. Posteriormente en 1993 volvió a sustituir el nombre por el de Terapia Racio-
nal Emotiva Conductual para resaltar que la conducta es igualmente un objetivo
de tratamiento y que técnicas conductuales se han utilizado desde el principio
como procedimientos de intervención habitual.
Ellis fue un hombre polifacético, como señala Warren (2007), un hombre del rena-
JPTPLU[V,Z[\KP}ÄSVZVMxHJVTW\ZV}WLYHZ`V[YHZWHY[P[\YHZT\ZPJHSLZLZJYPIP}UV]L-

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Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC)
Mª Ángeles Ruiz, Marta Isabel Díaz y Arabella Villalobos
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las y le interesaron muy especialmente los temas de relaciones de pareja y sexuales.


,Z[LPU[LYtZSLSSL]}HJYLHYLU \UHM\UKHJP}UJVUÄULZUVS\JYH[P]VZX\LSSHT}
Instituto LAMP (Problemas de Amor y de Pareja), para proporcionar consejos y aseso-
YHTPLU[V ZVIYL WYVISLTHZ HTVYVZVZ ZL_\HSLZ ` KL WHYLQH *VU LS ÄU KL [YH[HY KL
obtener una mayor formación que avalara una mayor dedicación profesional, se
matriculó en el programa de doctorado de psicología clínica de la Universidad de
Columbia y completó posteriormente su formación como psicoanalista. Simultaneó
su entrenamiento como psicoanalista con la práctica de la terapia marital y sexual.
Ellis mostró desde el comienzo de su formación una actitud crítica con el psicoa-
nálisis por considerar que su efectividad para solucionar los problemas de los pacien-
tes era escasa. Concluyó que adquirir el insight de las experiencias traumáticas infan-
tiles no conducía a cambios sustanciales en sus problemas actuales, mientras que dar
orientaciones a los pacientes para cambiar creencias básicas relacionadas con acti-
tudes ante la vida conseguía más cambios en sus problemas emocionales.
Ellis siempre ha destacado como apoyo esencial a sus teorías los escritos y opi-
UPVULZKLPTWVY[HU[LZÄS}ZVMVZ`WLUZHKVYLZ3HPUÅ\LUJPHKLSVZÄS}ZVMVZLZ[VPJVZ
especialmente Epicteto y Marco Aurelio, fue decisiva en la llamada inicialmente
“Terapia Racional”. Ellis cita la famosa frase de Epicteto: “Los hombres no se pertur-
ban por las cosas, sino por cómo se las toman” como un importante punto de inspi-
ración para su formulación inicial, y sirvió para reforzar su opinión de que los fac-
[VYLZÄSVZ}ÄJVZZVUTmZPTWVY[HU[LZX\LSVZWZPJVHUHSx[PJVZ`WZPJVKPUmTPJVZLULS
VYPNLU`THU[LUPTPLU[VKLSVZ[YHZ[VYUVZLTVJPVUHSLZ+LZ[HJH[HTIPtUSHPUÅ\LU-
JPHKLV[YVZÄS}ZVMVZJVTV2HU[:WPUVaHV:JOVWLUOH\LY`SHKLÄS}ZVMVZKLSH
JPLUJPHJVTV7VWWLYV9LPJOLUIHJO;VKVZLSSVZWLYTP[LUYLHÄYTHYSHNYHUYLSL-
vancia concedida a las creencias en el comportamiento y emociones y la importan-
cia de los métodos lógicos y empíricos en que se basan los seres humanos para
analizar la realidad de acuerdo a sus reglas y principios utilizando para ello el
Tt[VKVJPLU[xÄJVLZ[VLZMVYT\SHUKVOPW}[LZPZZVIYL\UVTPZTV`LST\UKV`[YH-
tando de comprobar su validez sin analizar previamente si las premisas de las que
parten son correctas.
Podríamos resumir los principios éticos y humanistas que asume la TREC en la
ayuda a las personas a maximizar su individualidad, aceptación incondicional, y
libertad (no siempre ilimitada), incluso para elegir su propio estado emocional y su
JVTWYVTPZV ZVJPHS T\LZ[YHZ KL \UH JSHYH PUÅ\LUJPH KL ÄS}ZVMVZ L_PZ[LUJPHSPZ[HZ
como Russell (1930, 1955) Tillich (1953) o Heidegger (1949); el marcado efecto que
puede tener el lenguaje sobre nuestros pensamientos, emociones y acciones, que
YLJVNLSHPUÅ\LUJPHKLSVZZLTmU[PJVZNLULYHSLZVSHPKLHKLX\LLZULJLZHYPVJVU-
denar el pecado pero no al pecadorWYV]LUPLU[LKLSHÄSVZVMxHJYPZ[PHUH

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7 Mª Ángeles Ruiz, Marta Isabel Díaz y Arabella Villalobos

+LZ\MVYTHJP}UWZPJVHUHSx[PJH,SSPZYLZHS[HSHPUÅ\LUJPHKLSVZ[YHIHQVZKL(KSLY
(1927) sobre el papel desempeñado por los sentimientos de inferioridad. La impor-
tancia concedida a la ansiedad del ego, la repercusión del interés social en el bien-
estar psicológico, o la tendencia de los seres humanos a establecer metas y propósi-
[VZ ZVU \U JSHYV YLÅLQV KL SHZ HWVY[HJPVULZ KL (KSLY H SH ;9,* 0N\HSTLU[L SH
PUÅ\LUJPHKLSHZPKLHZKL2HYLU/VYUL` ZVIYLSH¸[PYHUxHKLSVZKLILYLZ¹ZL
hace evidente en la importancia atribuida en el marco conceptual de la TREC al pen-
samiento absolutista, dogmático y evaluativo en el malestar emocional. También
KLZ[HJH JVTV M\UKHTLU[HS SH PUÅ\LUJPH KL SVZ WYPTLYVZ [LYHWL\[HZ KL JVUK\J[H
(Dunlap, 1932; M.C. Jones, 1924; Watson y Rayner, 1920). Las técnicas conductua-
les han sido desde los comienzos una parte fundamental del paquete de técnicas
que ya se utilizaban en el proceso de la llamada inicialmente Terapia Racional. Más
aún, Ellis valoró la efectividad de las técnicas conductuales utilizándolas para supe-
rar sus problemas de timidez con las mujeres y su miedo a hablar en público, así
como en las terapias sexuales y de pareja que llevaba a cabo antes de formular la
Terapia Racional. A medida que la Terapia de Conducta iba desarrollando nuevas
técnicas de contrastada efectividad, la TREC iba incorporando aquellas que facilita-
ban sus objetivos terapéuticos de cambio.

-\UKHTLU[VZ[L}YPJVZ`ÄSVZ}ÄJVZ
La TREC considera al ser humano como un organismo complejo y biopsicosocial
con una fuerte tendencia a establecer metas y propósitos y tratar de conseguirlos. Las
dos metas básicas son a) permanecer vivo, y b) obtener el mayor bienestar posible y evi-
tar el malestar innecesario. De estas metas básicas se derivan todo el resto de submetas
que las personas se van proponiendo a lo largo de la vida y que, además de proporcio-
narles felicidad, les permiten da cierto sentido a su vida (Ellis, 1962, 1979a, 1984a).

3.1. Los ABCs de la Terapia Racional Emotiva Conductual

Cuando los individuos intentan conseguir sus metas, en los distintos ambientes
que conforman su entorno, se van encontrando con acontecimientos activadores
(X\LSLZWLYTP[LUVKPÄJ\S[HUSHJVUZLJ\JP}UKLZ\ZTL[HZLUM\UJP}UKLSHZ]HSV-
raciones que realicen de estas situaciones estimulares. Para analizar las interrelacio-
nes entre acontecimientos, cogniciones y consecuencia, Ellis (1984) propone el
modelo ABC: Los acontecimientos activadores (A) por sí mismos no provocan conse-
cuencias emocionales, conductuales o cognitivas (C); éstas dependerán de cómo se
perciba o interprete (B) dicho acontecimiento activador. En otras palabras “A” son los
acontecimientos activadores a los que respondemos, “C” la respuesta cognitiva,

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emocional o conductual que damos y “B” las creencias que tenemos sobre “A” que
son las que explican en mayor medida nuestra respuesta “C”, siendo, “B” el media-
dor fundamental entre “A” y “C”.
;HTIPtUSHPUÅ\LUJPHKL(ZVIYL)`*`KL*ZVIYL(`)LZ[mJSHYHTLU[LYLJV
nocida en esta terapia. A pesar de la importancia concedida a las creencias racionales
e irracionales (B), la Terapia Racional Emotiva Conductual insiste en la constante inte-
racción entre A, B y C. Un elemento activador (A), por ejemplo una enfermedad o un
acontecimiento trágico, puede producir directamente consecuencias emocionales,
conductuales y cognitivas (C) y generar, al mismo tiempo, una serie de creencias (B).

Por ejemplo, un accidente de tráfico en el que se pierde un brazo (A) puede producir
consecuencias negativas (C), como depresión, temor a los coches, pérdida del traba-
jo, evitación a la gente, imposibilidad de hacer deporte, sentimientos de ser muy des-
graciado, inútil, etc. y generar “creencias irracionales” (B) del tipo “nunca encontraré
trabajo debido a mi mutilación”, “nadie me querrá”, “jamás podré ser feliz”, etc. Las
consecuencias derivadas de A (sentimiento de frustración, depresión, etc.) pueden a
su vez influir, igualmente, en la activación o creación de creencias irracionales (B), por
ejemplo, del tipo: “me siento fatal, no puedo soportarlo”, “esto es tan horrible que
nunca lo superaré”, etc., que a su vez pueden influir nuevamente en C incrementando
la sensación de malestar y convirtiendo la valoración realizada sobre el estado emo-
cional en una nueva consecuencia (C) de mayor intensidad (Ruiz, 1993).

,UKLÄUP[P]HWVKYxHKLJPYZLX\LSVZZLYLZO\THUVZUVW\LKLU[LULYL_WLYPLU
cias (A) sin hacer inferencias, valoraciones o interpretaciones sobre ella (B) que
siempre tendrán algún tipo de consecuencias (C). Sin embargo, difícilmente se per-
cibe, interpreta o valora (B) y se actúa, se siente o se piensa (C) si no hay ningún ele-
mento activador (A).
Reconociendo, por tanto, está interrelación, la TREC se ha centrado en resaltar la
repercusión que las Creencias Racionales e Irracionales (B) tienen en las conse-
cuencias emocionales y en la consecución de las metas y propósitos.

3.2. Mecanismos cognitivos del malestar

Desde el punto de vista psicológico, la idea central de la teoría de la TREC esta-


ría en la distinción entre creencias racionales e irracionales y su decisiva contribu-
ción en el desarrollo de las emociones, conductas y pensamientos adecuados o dis-
M\UJPVUHSLZ ,SSPZ  "   KLÄUL SHZ JYLLUJPHZ YHJPVUHSLZ JVTV JVNUPJPVULZ
L]HS\H[P]HZKLZPNUPÄJHKVWLYZVUHSX\LZVUKLJHYmJ[LYWYLMLYLUJPHSX\LZLL_WYL
san en forma de “deseo”, “preferencia”, “gusto” “agrado” y “desagrado”. Los pensa-
TPLU[VZYHJPVUHSLZZVUÅL_PISLZ`H`\KHUHSPUKP]PK\VHLZ[HISLJLYSPIYLTLU[LZ\Z
metas y propósitos.

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Los pensamientos irracionales son, por el contrario, cogniciones evaluativas de


carácter absolutista y dogmático, se expresan de forma rígida con términos tales
como debería de y tendría que y generan emociones negativas perturbadoras que
PU[LYÄLYLUJSHYHTLU[LLUSHJVUZLJ\JP}UKLTL[HZ`WYVW}ZP[VZX\LWYVWVYJPVUHU
felicidad.
La racionalidad e irracionalidadUVZLKLÄULLUSH;9,*LU\UZLU[PKVHIZVS\[V
ZPUVYLSH[P]VWVYX\LSVX\LYLHSTLU[LKPÄJ\S[HVH`\KHHJVUZLN\PYSHZTL[HZKLWLU-
derá de la persona y de su situación particular.
Las creencias irracionales nucleares tienen algunas características similares (e.g.
rigidez) a las del constructo de esquema negativo[HS`JVTVSVKLÄULUSH;LYHWPH
Cognitiva de Beck y otras teorías y terapias cognitivo-conductuales. Por ello, DiGiu-
seppe (2010) considera que sería más exacto denominar a las creencias irracionales
esquemas irracionales. Las creencias irracionales se pueden considerar esquemas de
amplio espectro, tácitos, que operan a muchos niveles, conjuntos de expectativas o
creencias sobre lo que es y debería ser el mundo, y lo que es y debería ser bueno o
malo. Maultsby (1975) señala tres de los criterios que cumplen estas creencias o
esquemas irracionales: 1) no responden a los principios de la lógica porque se basan
en interpretaciones incorrectas y son inconsistentes con la evidencia empírica, 2)
son automáticos, y el individuo no es consciente del papel mediador que ejercen
sobre sus pensamientos, sentimientos y conducta y 3) obstaculizan la consecución
de las metas y propósitos básicos.
+LZKLSVZJVTPLUaVZKLSH;9,*,SSPZOHPKVPKLU[PÄJHUKVTmZKLJYLLUJPHZ
PYYHJPVUHSLZ X\L [PLULU \UH JSHYH PUÅ\LUJPH LU SVZ [YHZ[VYUVZ WZPJVS}NPJVZ 3HZ 
JYLLUJPHZTmZZPNUPÄJH[P]HZ`YLSL]HU[LZW\ISPJHKHZ`HLU LULSSPIYVRazón y
Emoción en Psicoterapia, son:

1. Necesito el amor y la aprobación de todas las personas importantes de mi


entorno.
2. Para considerar que soy valioso debo ser absolutamente competente y tengo
que ser capaz de conseguir todo lo que me propongo.
3. Hay personas a las que se debe considerar malvadas, infames o inmorales y
deben ser culpadas y castigadas por sus malas acciones.
4. Realmente es terrible, horrible y catastrófico que las cosas no salgan o no
sean como yo deseo.
5. Los seres humanos no podemos hacer nada o casi nada para evitar o contro-
lar las desgracias y los sufrimientos que padecemos porque son producidos
por causas externas sobre las que tenemos muy escasa influencia.
6. Cuando ocurre o puede ocurrir algo peligroso o amenazante, debo sentirme tre-
mendamente preocupado y pensar constantemente que puede ocurrir lo peor.

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7. Es mucho más fácil evitar que afrontar las dificultades y responsabilidades


que se presentan en la vida.
8. Se debe depender de los demás; se necesita tener a alguien más fuerte que
uno mismo en quien confiar.
9. Las cosas que me ocurrieron en mi historia pasada son determinantes de mi
conducta actual y de mi conducta futura porque siempre y de manera defi-
nitiva me influirán.
10. Debo preocuparme mucho y constantemente por los problemas y perturba-
ciones de los demás.
11. Existe una solución precisa, acertada y perfecta para cada problema y es
horrible y catastrófico no encontrarla.

En la actualidad, más que describir nuevas creencias irracionales concretas, la


teoría de la TREC se centra en resaltar la importancia de cuatro formas de pensa-
miento irracional:

1. Demandas o exigencias (e.g.: “Si mi pareja me quisiera, debería haberme


hecho un regalo por mi cumpleaños”).
2. Catastrofismo (e.g. “Como mañana no me salga bien la entrevista será horri-
ble, yo me muero”).
3. Baja tolerancia a la frustración (e.g. “no voy a la fiesta porque me da miedo
que me rechacen, es durísimo, yo soy muy sensible y no podría soportarlo”).
4. Depreciación o condena global de la valía humana (e.g. “Se me ha quemado
la comida. Soy una inútil, todo lo hago mal”, “Se ha hecho mal la factura, es
un incompetente total”). Estas formas de pensamiento se consideran irracio-
nales porque son falsas, ilógicas, extremas y tienden a interferir con las metas
y propósitos básicos de la personas.

,SSPZ HKLÄLUKLX\LSHZJYLLUJPHZPYYHJPVUHSLZKLJH[HZ[YVÄZTVIHQH[VSL-
rancia a la frustración y depreciación global, se derivan de las demandas o exigen-
cias absolutistas de los debería o tendría. Wessler (1984) sin embargo considera
que los cuatro tipos de creencias pueden ser primarios y en ocasiones ser los pen-
samientos irracionales relacionados con demandas y exigencias absolutistas (debe-
YxH[LUKYxHSVZX\LZLKLYP]LUKLHSN\UVKLSVZV[YVZ[YLZJH[HZ[YVÄZTVIHQH[VSL-
rancia a la frustración y depreciación de uno mismo). No obstante, más reciente-
mente, DiLorenzo, David y Montgomery (2007) aportan evidencia empírica que
avala la hipótesis de Ellis sobre el carácter primario de los pensamientos de deman-
KH`L_PNLUJPH`LSJHYmJ[LYZLJ\UKHYPVKLSHZL]HS\HJPVULZJH[HZ[YVÄZ[HZSHIHQH
tolerancia a la frustración y la depreciación. Finalmente, Dryden, David y Ellis
(2010) asumen la interdependencia de las creencias absolutistas por un lado, y por

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V[YVKLSVZWLUZHTPLU[VZJH[HZ[YVÄZ[HZIHQH[VSLYHUJPHHSHMY\Z[YHJP}U`KLWYLJPH-
ción, considerándolos como dos caras de la misma moneda.

3.3. Tendencias biológicas básicas

(\UX\L,SSPZ   H HYLJVUVJLSHPUÅ\LUJPHZVJPHS`J\S[\YHSLULS


WLUZHTPLU[VPYYHJPVUHS[HTIPtUHÄYTHX\LPUJS\ZVSHZWLYZVUHZJVUSHLK\JHJP}U
más racional tienden a transformar sus preferencias en demandas absolutistas sobre
sí mismo, los demás y el mundo. Sugiere que los seres humanos tienen dos tenden-
cias biológicas importantes: 1) La tendencia a pensar irracionalmente; 2) la capaci-
dad de elegir cambiar sus creencias irracionales si así lo desean.
3HWYPTLYH[LUKLUJPHIPVS}NPJHZLYLÄLYLHSH[LUKLUJPHHJVU]LY[PYZ\ZM\LY[LZ
preferencias en exigencias absolutistas. Ellis y Dryden (1997) indican 10 argumentos
en los que se apoyan para defender la base biológica del pensamiento irracional
recogidas en la Tabla 1.

Tabla 1. Argumentos de defensa de las bases biológicas del pensamiento


irracional (Ellis, 1976a; 1976c; 1994c).

1. Todos los seres humanos tienen algún tipo de pensamiento irracional y de autoderrota.

2. Pensamientos irracionales que tienen que ver con creencias absolutistas y generan perturbación emocional se
encuentran en personas de todas las culturas.

3. La mayoría de las conductas autodestructivas que llevamos a cabo, por ejemplo, postergar actividades y
responsabilidades (procastinación), o la falta de autodisciplina son contrarias a lo que tratan de enseñar los
padres, profesores o medios de comunicación.

4. Incluso las personas más brillantes e inteligentes a menudo, después de renunciar a pensamientos irracionales,
suelen adoptar otros nuevos igualmente irracionales.

5. Incluso las personas que se oponen enérgicamente a diferentes creencias irracionales (e.g. ideologías o pen-
samientos absolutistas), a menudo suelen caer en la misma irracionalidad (e.g. rechazo de esos pensamientos
o creencias absolutistas con argumentos también absolutistas).

6. Tomar conciencia de la irracionalidad de los pensamientos, sentimientos o conductas sólo ayuda parcialmen-
[LHTVKPÄJHYSVZ

7. Los seres humanos suelen volver a sus hábitos y patrones de conducta de autoderrota incluso aunque hayan
trabajado duramente para superarlos.

8. Las personas a menudo encuentran más fácil aprender conductas de autoderrota que de autosuperación.

9. Los terapeutas que se supone deberían preferiblemente ser buenos modelos a seguir de racionalidad, a menu-
do actúan irracionalmente en su vida personal y profesional.

10. Las personas con frecuencia se engañan a si mismos creyendo que ciertas malas experiencias nunca les ocu-
rrirán a ellos.

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