El café se originó principalmente en África y llegó a América, incluyendo México, a finales del siglo XVIII. Aunque tuvo cultivos experimentales en Morelos y Michoacán, Veracruz y Chiapas se convirtieron en las principales regiones productoras de café en México. El café mexicano ganó reconocimiento por su calidad y se exportó a Estados Unidos, Asia y Europa. A finales del siglo XIX surgieron las primeras cafeterías en la Ciudad de México, las cuales se expandieron por el país y se convirtieron en
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El café se originó principalmente en África y llegó a América, incluyendo México, a finales del siglo XVIII. Aunque tuvo cultivos experimentales en Morelos y Michoacán, Veracruz y Chiapas se convirtieron en las principales regiones productoras de café en México. El café mexicano ganó reconocimiento por su calidad y se exportó a Estados Unidos, Asia y Europa. A finales del siglo XIX surgieron las primeras cafeterías en la Ciudad de México, las cuales se expandieron por el país y se convirtieron en
El café se originó principalmente en África y llegó a América, incluyendo México, a finales del siglo XVIII. Aunque tuvo cultivos experimentales en Morelos y Michoacán, Veracruz y Chiapas se convirtieron en las principales regiones productoras de café en México. El café mexicano ganó reconocimiento por su calidad y se exportó a Estados Unidos, Asia y Europa. A finales del siglo XIX surgieron las primeras cafeterías en la Ciudad de México, las cuales se expandieron por el país y se convirtieron en
El café se originó principalmente en África y llegó a América, incluyendo México, a finales del siglo XVIII. Aunque tuvo cultivos experimentales en Morelos y Michoacán, Veracruz y Chiapas se convirtieron en las principales regiones productoras de café en México. El café mexicano ganó reconocimiento por su calidad y se exportó a Estados Unidos, Asia y Europa. A finales del siglo XIX surgieron las primeras cafeterías en la Ciudad de México, las cuales se expandieron por el país y se convirtieron en
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Fuentes secundarias
El café se encuentra representado por un número considerado de especies que
crecen en estado silvestre, donde el mayor número de estas se encuentra en el Continente Africano, y las menos numerosas en el Continente Asiático. En América, el café está representado por el género “Coffea Arábiga” que se especula es el resultado del cruce de dos especies de las tierras bajas, tales como el género “Coffea Canephoras” y el género “Coffea Eugenoides”; esta última especie es la que más se parece al género “Coffea Arábica” y cuyo origen es de Abisinia (actualmente Etiopía) en África. El café llegó a nuestro país en una ventana de tiempo convulsa de nuestra historia, en los últimos años del siglo dieciocho, en el México que estaba a punto de dejar de ser colonia y declararse independiente. Tuvo a Veracruz como puerto de entrada de la misma forma en que llegó a las islas caribeñas y a Sudamérica años antes, y aunque hubo campos de cultivo experimentales en Morelos y Michoacán, fueron Veracruz y Chiapas quienes se hicieron con la mejor fama de ser excelentes tierras para el cafeto (Beada, 2009). El café fue elegido no sólo por su natural habituación a nuestro entorno, sino también por ser una semilla que podía almacenarse durante largos periodos de tiempo antes de ser transportada para su comercio a ciudades y puertos. El Pacífico y el Atlántico fueron necesarios para la exportación del café y pronto se dio a conocer el café mexicano en los puertos de Estados Unidos, Asia y Europa, logrando notoriedad y aprecio entre sus importadores y comensales. También despertó y comenzó a fortalecerse la tostión o tostado del café en nuestro propio territorio; se incrementó el consumo nacional y nacieron marcas emblemáticas que ganaron fama y prestigio y aún subsisten en la Ciudad de México, Veracruz y Córdoba principalmente. Desde 1870 el consumo mundial de café ha crecido a un ritmo acelerado. En siglo y medio el café ha cambiado de rostro en un giro de trescientos sesenta grados, y también ha cambiado el espíritu del mundo a través de las millones de tazas que cada hora se sirven en todas las latitudes. Nuevos actores, nuevos países caficultores, nuevos mercados. El siglo veinte fue contrastante para el café mexicano, pasó por sus mejores records de ventas y de prestigio por su calidad Durante la segunda mitad del siglo veinte nacieron varietales arábicas de gran calidad que conquistaron mercados y paladares de todo el mundo, como el Pluma Hidalgo en Oaxaca; profesionales de la caficultura, el tostado, la agronomía y la comercialización comenzaron a dar un rostro profesional al café; nació el INMECAFÉ (instituto mexicano del café hoy extinto) y con la misma gloria que alcanzó también cerró dejando la escena desamparada y mal parada. Grandes empresas comenzaron a hacer de México uno de sus principales centros de operaciones para la compra, comercialización, almacenamiento y descafeinamiento de la semilla (Ceballos, 2012). Pasaron un par de décadas antes de que el café fuera adquiriendo fama en el país, pues el chocolate estaba más que arraigado en las costumbres de consumo de los mexicanos, pero una vez que el paladar y el olfato adquirieron el gusto por esta bebida, no se fue de los corazones de todos los consumidores y comenzaron a surgir las primeras cafeterías, el primer expendio de café del que se tiene registro, fue abierto a finales del siglo XVIII en la calle de Tacuba, en el centro histórico de la Ciudad de México, convirtiéndose en uno de los puntos preferidos para las tertulias y reuniones de los ciudadanos y personajes de la aristocracia. Ya corriendo los últimos años del siglo XIX, las cafeterías comenzaron a expandirse por todo el país, siendo las principales de la capital los cafés El Cazador y Minerva, más adelante se abrió el famoso Café Colón, el París y el Monte Carlo, también surgieron las históricas cafeterías la Paix, La Mansión Dorée, alcanzando ya los primeros años del siglo XX , abrieron sus puertas las famosas cafeterías Sanborn´s, Café Tacuba, Café la Habana y el Café Madrid, junto con estas cafeterías, surgió una de las tradiciones más arraigadas en la gastronomía del centro del país, los cafés de chinos, además de numerosas cafeterías dentro de los más lujosos hoteles, algunas aún quedan en pie y sirviendo el más exquisito café con historia y siglos de tradición (Martínez, 2016). Desde hace algunos años las cafeterías se han convertido en un negocio impórtate en el marco de sector servicios de alimentos a nivel global. La Tradición del café como lugar de reunión, para discutir, pasar el tiempo, y no solo un sitio para consumir, es representativa de algunas ciudades del mundo. Esta tradición la practicaban en la cultura occidental ciudades como Paris, Viena, Londres, donde con la excusa del café se pasa el tiempo. Las cafeterías tradicionales son aquellos lugares establecidos como lugares pequeños y cálidos que trasmiten un ambiente familiar, sus espacios son poco o nada elaborados de extrema sencillez, aunque acogedores en gran parte. Este tipo de cafeterías son frecuentadas por personas maduras, que disfrutan un buen aroma de café. Las cafeterías que cuentan con decoraciones temáticas y sofisticadas son preferidas por una clientela más sobria, amantes de la cultura y esparcimiento que junto a los amigos discuten el desarrollo y devenires de la sociedad, la importancia de la política y las reflexiones profundas que se pierden en el tiempo. En la actualidad las cafeterías se han trasformado y han llamado la atención de las jóvenes generaciones. Existe pocos espacios modernos, con música de ambiente, cargas de dinamismo e informalidad donde adolescentes y jóvenes se reúnen para planear tardes placenteras, ya no solo ante una buena taza de café sino a nuevas y variedades bebidas que se han incorporado las cafeterías para los nuevos y extrovertidos clientes. También se han desarrollado sitios que disponen de un espacio propio para la realización de actividades empresariales, estos espacios brindan cierta diversidad de bebidas de café, estos lugares se caracterizan por tener buena ambientación y una decoración relajada sin perder la seriedad que las personas d negocios necesitan. Una cafetería, cafetín o, simplemente, un café es un lugar donde se expende café y otras bebidas, donde a veces se sirven aperitivos y comidas. una cafetería no enfatiza, ni siquiera ofrece bebidas alcohólicas, en lugar se enfoca específicamente en el café, té o chocolate. Otras comidas pueden variar entre pan, sándwiches, postres y otros alimentos que complementan el comercio (Pacheco, 2015). Son pocos los que resisten actualmente a los poderes del café. El consumo de esta debida estimulante ha creció en los últimos años incentivando por un refinamiento en las costumbres de las personas, especialmente en su tiempo de ocio. Quedar para tomar un café es un gesto de los más habituales y el desarrollo de los negocios vinculados al sector no deja lugar a dudas: las cafeterías continúan representando una clara oportunidad dentro del mercado (Gaucín, 2012). Al tratarse de un producto con una demanda estable a lo largo del año, los negocios dedicados a la venta de café se perfilan como oportunidades rentables y seguras, un factor fundamental si se tiene en cuenta que, la mayoría de los casos, s e trata de inversiones que requieren un importante esfuerzo económico. Como concepto, la cafetería es un negocio en constante evolución. Sin embargo, a pesar de la importancia de los nuevos perfiles de cafetería, la tradición es una característica francamente apreciada entre los consumidores de café, que consideran a este un producto que no debe perder su gusto artesanal (Pacheco, 2015). Es importante, prestar un servicio al cliente que va más allá de poner un simple café. En este sector, la imagen corporativa y la presencia que logre en un determinado territorio son fundamentales para su éxito. Cuanto más reconocida sea la marca más publico atraerá, incrementando los ingresos. Para conseguir una implantación eficaz, la publicidad y el marketing son las herramientas más adecuadas. En relación con lo anterior, la decoración que ofrecen las cafeterías trata de recrear un ambiente que favorezca el consumo y la fidelidad del cliente. (Bueñado,2012) Bibliografía Martínez U. (2016). La historia del Café en México. (en línea) Disponible en: http://www.amcce.org.mx/letras-de-cafe/post/la-historia-del-cafe-en-mexico Bueñado, C. (2012). Cafetería en el sector norte del distrito metropolitano de quito. Escuela politécnica del ejército. (en línea) disponible en: https://repositorio.espe.edu.ec/bitstream/21000/5742/1/T-ESPE-034239.pdf Pacheco L. (2015). "Plan de Negocios para la creación de una cafetería temática de cupcakes en la ciudad de Quito. (tesis de grado) Universidad católica del Ecuador (en línea). Disponible en: http://repositorio.puce.edu.ec/bitstream/handle/22000/8771/TESIS%20MLPR%20fi nal.pdf?sequence=1&isAllowed=y Beade A. (2009) ¿Un cafecito? El precio en cafeterías y barras.( En línea), de Profeco Disponible en: http://www.profeco.gob.mx/encuesta/brujula/bruj _2009/bol123_barras_de_cafe.a sp Gaucín D. (2012). Tendencias en el consumo del café.El Economista Sitio web: http://eleconomista.com.mx/columnas/agro-negocios/2012/10/18/tendencias- consumo-cafe Ceballos L. (2012). El café mexicano y su oportunidad histórica. Universidad Madero, campus Puebla. Sitio web: http://www.umad.mx/