Baloncesto

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El Baloncesto

El baloncesto, basquetbol o básquetbol (del inglés basketball; de basket, 'canasta', y ball, 'pelota')
o simplemente básquet,1 es un deporte de equipo, jugado entre dos conjuntos de cinco jugadores
cada uno durante cuatro períodos o cuartos de diez2 o doce minutos cada uno. El objetivo del
equipo es anotar puntos introduciendo un balón por la canasta, un aro a 3,05 metros sobre la
superficie de la pista de juego del que cuelga una red. La puntuación por cada canasta o cesta es
de dos o tres puntos, dependiendo de la posición desde la que se efectúa el tiro a canasta, o de
uno, si se trata de un tiro libre por una falta de un jugador contrario. El equipo ganador es el que
obtiene el mayor número de puntos.

El contacto con la pelota se realiza con las manos. Los jugadores, también llamados baloncestistas,
no pueden trasladarse sujetando la pelota, sino botándola contra el suelo. El equipo en posesión
del balón o atacante, intenta anotar puntos mediante tiros, entradas a canasta o mates, mientras
que el equipo defensor busca impedirlo robando la pelota o efectuando tapones. Cuando un tiro
hacia la canasta fracasa, los jugadores de ambos equipos intentan atrapar el rebote.

James Naismith, un profesor canadiense de educación física, inventó el baloncesto en 1891 en la


YMCA de Springfield, Massachusetts, Estados Unidos. El deporte ganó rápidamente popularidad y
se expandió por las universidades y colegios norteamericanos a principios del siglo XX.

La Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) surgió en 1932 y el deporte debutó en los Juegos
Olímpicos de verano en 1936. En 1946 se fundó la principal liga profesional de los Estados Unidos,
la National Basketball Association (NBA), donde se formaron grandes jugadores que contribuyeron
a la creciente popularidad del baloncesto: Wilt Chamberlain y Bill Russell en los años 1960 y,
posteriormente, Kareem Abdul-Jabbar, Moses Malone, Larry Bird, Magic Johnson, y Michael
Jordan, este último considerado por muchos como el mejor jugador de la historia.3

El baloncesto es uno de los deportes más practicados del mundo, con más de 450 millones de
jugadores en 2013. Se juegan numerosas ligas y campeonatos en el mundo entero, sobre todo en
Europa y más recientemente en Asia, donde el deporte ha despuntado en el siglo XXI. Las mujeres
representan una buena parte de los practicantes, a pesar de una exposición menor en los medios
del baloncesto femenino. Se han desarrollado algunas variantes, como el baloncesto en silla de
ruedas para deportistas discapacitados, el streetball y el baloncesto 3x3. Existe una cultura
específica surgida a partir del deporte que se expresa en la música, la literatura, el cine y los
videojuegos.

Historia del baloncesto


El baloncesto nació como una solución a la necesidad de realizar alguna actividad deportiva
durante el invierno, en la escuela de la YMCA (Young Men's Christian Association) de Springfield,
Massachusetts.5 James Naismith, profesor de educación física en la escuela, ideó el baloncesto
como juego de pelota basado en trece reglas. El juego se extendió por Estados Unidos, Canadá y el
resto del mundo, experimentando algunas modificaciones durante el curso del tiempo. Muchas de
las reglas iniciales se mantienen hasta la actualidad, aunque algunos aspectos del juego tuvieron
que modificarse para responder a desarrollos en la técnica de los jugadores y aspectos no
previstos en el desarrollo del juego, normalmente como consecuencia de la manipulación de las
reglas por parte de los entrenadores y jugadores para inclinar los partidos.6

Reglas establecidas por James Naismith


Se puede lanzar el balón con una o dos manos en cualquier dirección.

Se puede palmear el balón con una o ambas manos en cualquier dirección.

No se puede correr con el balón en las manos. El jugador debe lanzarlo desde el lugar donde lo
toma.

El balón solo puede sujetarse con las manos, ni con los brazos ni con el cuerpo.

No se permite cargar con el hombro, agarrar, empujar, golpear o zancadillear a un oponente. Las
infracciones a esta regla constituyen una y, en caso de repetirse el jugador será eliminado hasta
que se marque una canasta. Si la intención de golpear al oponente a propósito es evidente, el
jugador será eliminado por el resto del partido, sin poder ser reemplazado.
Por las reglas 3 y 4, no se permite golpear el balón con el puño. La violación de esta regla se
sancionan según lo descrito en la regla 5.

Si un equipo hace tres faltas consecutivas sin que el oponente haya realizado ninguna en ese
intervalo, el equipo contrincante se anotará un punto.

Se consiguen puntos cuando el balón lanzado o palmeado desde la pista, entra en el cesto y
permanece allí sin que el equipo atacante toque o mueva el cesto. Si el balón se queda en el borde
y un contrincante mueve la cesta, contará como un punto para los atacantes.

Cuando el balón sale fuera de la pista se lanzará de nuevo al campo de juego y entrará en posesión
de la primera persona en tocarlo. En caso de duda, el árbitro auxiliar lanzará el balón a lo alto y
dos oponentes intentarán interceptarlo saltando. El jugador que saca dispone de cinco segundos.
Si tarda más, el balón pasa al oponente. Si un equipo retrasa el juego de forma continua, cometerá
una falta.

El árbitro auxiliar vigila a los jugadores y anota las faltas, avisando además al árbitro principal
cuando un equipo cometa tres faltas consecutivas. Puede eliminar a los jugadores conforme a la
regla 5.

El árbitro principal vigila el balón y decide cuando está en juego, cuando ha salido de la pista y a
quién le pertenece. Decide cuándo se consigue un punto, lleva la cuenta del marcador y controla
el tiempo junto con otras tareas propias de un árbitro.

El partido consiste en dos partes de quince minutos cada una, con un descanso de cinco minutos
entre ambas.

El equipo que consiga más puntos es el ganador. En caso de empate, los capitanes de los equipos
pueden acordar jugar una prórroga hasta que se marque un cesto.
La Violencia
La violencia1 es el tipo de interacción entre sujetos que se manifiesta en aquellas conductas o
situaciones que, de forma deliberada, aprendida o imitada,2 provocan o amenazan con hacer
daño, mal o sometimiento grave (físico, sexual, verbal o psicológico) a un individuo o a una
colectividad,3 afectando a las personas violentadas de tal manera que sus potencialidades
presentes o futuras se vean afectadas.4 Según la OMS, «La violencia es el uso intencional de la
fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene
como consecuencia o es muy probable que tenga como consecuencia un traumatismo, daños
psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte».5

Puede producirse a través de acciones y lenguajes, pero también de silencios e inacciones, y es


valorada negativamente por la ética, la moral y el derecho, que atribuyen generalmente al Estado
el monopolio de la violencia. La violencia puede ser de carácter ofensivo o defensivo (también se
utilizan los conceptos de violencia proactiva y violencia reactiva), habilitando en este último caso
figuras de justificación ética de la violencia, como la legítima defensa y el derecho de resistencia
contra la opresión.67

Se trata de un concepto complejo que admite diversas matizaciones y graduaciones según el


punto de vista desde el que se trate; en ese sentido, su aplicación a la realidad depende en
ocasiones de apreciaciones subjetivas.

Origen
La violencia generada por los seres humanos ha sido estudiada desde muy antiguo; hay dos teorías
modernas de sesgo evolucionista, la hipótesis del cazador, mayoritaria, y la del mono asesino de
Raymond Dart y Robert Ardrey. Pero desde el punto de vista de la antropología cultural, al menos
para el antropólogo René Girard (La violencia y lo sagrado, 1972) la violencia es consecuencia de
un proceso de mímesis social que termina disfrazándose como mito religioso pagano. La produce
un deseo que no se dirige al bien, sino hacia aquello que desea el otro y solo puede tener él,
porque no es divisible. Posee, pues, tres elementos: el uno, el otro y lo que desea el otro. La
evolución de este deseo, en el deseo de todos contra todos, acaba por destruir ese tercer
elemento a fin de salvar la sociedad y lo que sí podemos compartir. Eso produce una rivalidad,
competencia o envidia y una violencia dañina de la que la sociedad solo se libera mediante el uso
del llamado chivo expiatorio o víctima injusta-inocente, que luego es divinizada o mitificada para
disimular el violento fundamento social y político de la comunidad. El sacrificio expiatorio es el
fundamento violento de todas las religiones paganas con una finalidad sociopolítica; pero en el
caso del cristianismo, sin embargo, se invierte este fundamento mediante el amor y el
autosacrificio: ya no se adopta la perspectiva de la sociedad, sino la de la víctima del sacrificio: es
una religión sin violencia.

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