Centinela
Centinela
Centinela
1
Alfonso Mendiola y Guillermo Zermeño. «Hacia una metodología del discurso histórico»,
en Jesús Galindo (comp.). Técnicas de investigación en sociedad, cultura y comunicación,
Litográfica Ingra Mex, México, 1998.
2
En su libro La producción social de comunicación, este autor español propone analizar las
relaciones entre el sistema social y el comunicativo, abarcando en cada uno de ellos los
niveles infraestructural (recursos y equipamientos para la producción y reproducción so-
cial), estructural (organizaciones mediadoras para la reproducción de la sociedad) y
supraestructural (normas, leyes, creencias que rigen el funcionamiento de una sociedad en
un contexto determinado). Ver Martín Serrano, en La producción social de comunicación,
Alianza Editorial, Madrid, 1993, «Las afectaciones entre la comunicación pública y el sis-
tema social», pp. 48-70.
10 Raúl Garcés
1
Diario de la Marina, La Habana, 3 de junio de 1944.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 13
4
Oscar Pino Santos. El imperialismo norteamericano en la economía de Cuba, Editorial de
Ciencias Sociales, La Habana, 1973, p. 104.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 15
5
Dieter Baudis y Gloria García. «La planificación a largo plazo de la Cuban Electric Company»,
en Los monopolios extranjeros en Cuba. Contribución al estudio de la penetración imperia-
lista, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973.
16 Raúl Garcés
9
Francisco López Segrera. Op. cit., pp.144 y 145.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 19
10
Oscar Pino Santos. El asalto a Cuba por la oligarquía financiera yanqui, Casa de las
Américas, La Habana, 1973, p. 197.
11
Francisco López Segrera. Capitalismo dependiente y subdesarrollo (1510-1519), Editorial
de Ciencias Sociales, La Habana, 1981, p. 210.
12
Id., p. 186.
20 Raúl Garcés
13
Jesús Chía. «La Colgate Palmolive Company: métodos de penetración y actividad en
Cuba», en Los monopolios extranjeros en Cuba, 1898-1958, Editorial de Ciencias Socia-
les, La Habana, 1984, p. 186.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 21
14
Banco Nacional de Cuba. Memorias 1949-1950, Talleres Tipográficos de la Ed. Lex,
La Habana,1950.
22 Raúl Garcés
16
Oscar Pino Santos. Op. cit., 1973, p. 122.
17
Francisco López Segrera. Op. cit., 1989, p. 165.
24 Raúl Garcés
18
Lowry Nelson. Rural Cuba, Minneapolis, 1951, en Francisco López Segrera. Op. cit., 1989,
p. 153.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 25
19
Francisco López Segrera. Op. cit.,1981, p. 203.
20
Francisco López Segrera. Op. cit., 1989, p. 138.
26 Raúl Garcés
21
Oscar Pino Santos. Op. cit., 1973, p. 123 y ss.
22
Emilio Roig de Leuchsenring. Males y vicios de Cuba republicana, Oficina del Historiador
de la Ciudad, La Habana, 1959.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 27
24
Sección Avances Radiales, en periódico El Avance, La Habana, 26 de febrero de 1948.
30 Raúl Garcés
que cada quien verifique por sí mismo los adelantos de la nueva era... y
todo acompañado de un aluvión promocional en cuanta emisora sea
posible. Por lo pronto, ya Radio El Mundo y Radio Splendid, de Buenos
Aires, Radio Carve y Radio Espectador, de Montevideo, la XEW de
México, la National Broadcasting Company, de Estados Unidos y Radio
Caracas, de Venezuela, entre otras, han confirmado su intención de
dedicar programas especiales al acontecimiento».
«Mestre sigue en su despacho y sitúa ahora la mirada en cual-
quier punto, como quien desactiva el sentido de la vista para con-
centrarse mejor en los recuerdos que se agolpan en la mente. Piensa,
por ejemplo, en aquel día de febrero de 1944, cuando propuso a
los arquitectos Junco, Gastón y Domínguez empezar a trabajar en
los planos de lo que sería la edificación de CMQ. O recuerda
cuánto tuvo que defender la locación de L y 23, frente a quienes
preferían construir la proyectada sede en los viejos estudios de
Monte y Prado. Y se vanagloria, una vez más, de su olfato para los
negocios. Tiempo al tiempo dice para sí, mientras les augura
a los terrenos donde se levanta Radiocentro un porvenir envidiable
como el lugar más céntrico de la nueva Habana».
Habría sido muy difícil que Goar Mestre errara en sus pronósti-
cos. Si algo demostró siempre durante su carrera de «radiócrata»,
fue tener habilidades más que suficientes para saber con exactitud
dónde invertir su capital. No sólo a la Universidad de Yale tenía que
agradecer sus dotes de empresario, sino sobre todo a la exitosa
práctica como gerente de ventas que le llevara a recorrer de extremo
a extremo países como Argentina, Uruguay y Paraguay. Después, en
Cuba, bastaron unos pocos meses para adentrarse en las mañas de
la publicidad criolla y darse cuenta de que, apropiándose de una
emisora de radio, derrumbaría con facilidad cualquier obstáculo que
se interpusiera en su camino. «The guy knows what he wants», diría
un cronista de prensa en 1948. «Mestre es un hombre determinado,
espantosamente determinado espantosamente para los demás, que
conste a lograr cuanto se proponga [...]. Para lograr su propósito
cortará por lo podrido y, si hace falta, por lo sano».25
25
Sección Radiales, en revista Carteles, La Habana, febrero de 1948.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 31
27
Id.
28
Sección Radiales, en revista Carteles, La Habana, febrero de 1948.
34 Raúl Garcés
nosos que observan desde el agujero negro. ¿Son ojos? [...]. ¡Dios
santo! Algo está saliendo de la sombra, retorciéndose como una
serpiente gris».30
El guión de Welles no sólo conseguía descripciones extraordi-
nariamente vívidas, sino que derrochaba astucia al fundir los pla-
nos de la realidad y la ficción en un todo verosímil, cuya credibili-
dad quedaba reforzada por boletines informativos supuestamente
fieles al principio de la objetividad. Aunque el presentador de la
transmisión aclaró varias veces que se trataba de un radioteatro, la
manera en que se organizó el montaje, la utilización prolongada
de la música entre los segmentos de noticias, la conformación de
un clima creciente de suspenso, lograron infundirle al público un
sentimiento de pánico que involucró a gran parte de la nación.
Declaraciones posteriores de algunos oyentes demostraron con elo-
cuencia la confusión que se apoderó de ellos durante la hora que
duró el programa:
«De pronto mi novia y yo vimos cómo empezaron a salir perso-
nas de los apartamentos, todos en paños menores. Nos metimos
en el coche [...] dispuestos a ir tan lejos como fuese posible».
«Cuando el locutor dijo lo de evacuar la ciudad eché a correr,
llamé a la dueña de la casa y empecé a bajar precipitadamente
por la escalera. A lo lejos oía los gritos de los vecinos, hasta que
supimos que era nada más que una transmisión radial». 31
Lo acontecido aquel 30 de octubre de 1938 provocó lo mismo
abortos, que piernas fracturadas, que intentos de suicidio, pero
dejó intacto el contrato como realizador que Orson Welles mante-
nía con la Columbia Broadcasting System. Incluso la popularidad
conquistada por Welles prácticamente de la noche a la mañana, le
permitiría pronto acceder a más trabajo y mejores salarios, inde-
pendientemente de las acusaciones, investigaciones o demandas
que llovieron por un tiempo sobre su persona. Era obvio que la
30
Lourdes Novalbos Bou. «Paisaje sonoro de una invasión marciana», en revista Latina de
Comunicación Social, no. 24, diciembre de 1999, en http://www.ull.es/publicaciones/
latina/a1999adi/08/lourdes.html.
31
Hadley Cantril. «La invasión desde Marte», en Miguel de Moragas Spa. Sociología de la
comunicación de masas, Ed. Gustavo Gilí, Barcelona, 1979.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 37
36
Edwin Emery. Op. cit., p. 594.
40 Raúl Garcés
37
Melvin de Fleur. Op. cit., pp. 106 y 107.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 41
39
En realidad la NBC formó inicialmente dos cadenas, una con las emisoras que pertene-
cían originalmente a la RCA y otra con aquellas que habían sido compradas por la RCA a
la American Telegraph and Telephone Company (AT&T). Para distinguirse en sus denomi-
naciones fueron nombradas con los colores rojo y azul.
40
Una evidencia del nivel de concentración que llegó a alcanzar la radio norteamericana
después de la segunda guerra mundial la aporta el informe presentado por la Comisión
Federal de Comunicaciones ante el Congreso de Estados Unidos en 1949. En dicho
documento se hace constar que, un año atrás, la American Broadcasting Corporation
había sumado 262 afiliadas nuevas a su cadena, la CBS aumentaba en 172, la Mutual
Broadcasting System llegaba a un total de 506 emisoras y la NBC obtenía 165 nuevas
estaciones.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 43
43
Edwin Emery. Op. cit., p. 597.
46 Raúl Garcés
44
Thomas Allen Greenfield. Radio. A reference Guide, Greenwood Press Inc., Connecti-
cut, 1989. Texto original en inglés: «When a candidate hires a hall, there is no law to make
yor go hear him. If a paper prints his speech, you can skip it and read something interesting
in the next column. Usually you can dodge hin on the street. But when he takes to the
radio, he is got you. With the radio in the office, the club, the home and the bathtub, on
boats, trains and automobiles, there is no escape from the spellbinder».
45
Joseph T. Klapper. «Efectos comparativos de los diversos medios de comunicación», en
revista Referencias, vol. 3, no. 1, Universidad de La Habana.
48 Raúl Garcés
46
Id., p. 68.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 49
49
Id., La Habana, octubre de 1949.
50
Id., enero de 1949.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 59
51
Oscar Luis López. Op. cit., p. 335.
52
Revista Radiomanía, La Habana, julio de 1949.
60 Raúl Garcés
55
Id., noviembre de 1950.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 65
56
Periódico Alerta, La Habana, 28 de febrero de 1948.
66 Raúl Garcés
57
Sección Radiolandia, en revista Bohemia, La Habana, 20 de junio de 1948.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 67
No tendrá que pasar mucho tiempo para que los hechos le den
la razón. Cuando en agosto de 1956 la prensa publica la noticia
del suicidio del «guajiro» Trinidad en su finca de Guanajay, Mestre
ya ha conseguido impulsar su monopolio hasta niveles trans-
nacionales. Entre 1948 y 1953 se ha desempeñado como presi-
dente de la Asociación Interamericana de Radiodifusión (AIR), or-
ganización que agrupa bajo su égida unas tres mil emisoras en
todo el continente americano. Los estudios de CMQ se han am-
pliado para asimilar las demandas de la televisión, introducida en
Cuba por Gaspar Pumarejo, pero consolidada dentro de las facili-
dades técnicas y operacionales que ofrece Radiocentro. Hace va-
rios años que viene funcionando el Sistema Internacional de Gra-
baciones de Audio (SIGA), responsable de distribuir y vender en
varios países los mejores programas producidos por la radio cu-
bana. A través de ese mecanismo, por ejemplo, espacios como las
novelas encuentran en Latinoamérica una repercusión similar a la
que alcanzan en la isla, como evidencia la opinión que, en 1951,
publica en el periódico El Heraldo de Barranquilla el joven perio-
dista Gabriel García Márquez:
«Tengo entendido que las estadísticas no se han mantenido al
margen de El derecho de nacer. Conviene que a la nación se dé,
en su oportunidad, el dato preciso de los metros cúbicos de lágri-
mas que se han derramado en trescientos días de transmisiones, a
excepción de los domingos que es el único de la semana que no
hay derecho de nacer o de llorar, que para este caso es lo mismo.
Si la famosa radionovela estuviera patrocinada por una fábrica de
pañuelos, los dividendos habrían aumentado de forma increíble, y
las estadísticas, que en todas partes tienen su puesto reservado,
deben apresurarse a dar este otro dato exacto: cuántos pañuelos
movilizó la nación colombiana para sobrevivir a El derecho de
nacer».58
Para los agentes del SIGA, ninguna prueba puede ser mejor en
torno a las potencialidades de la radionovela como producto ex-
portable de primera línea. Y ningún otro género les parece más
58
Periódico El Heraldo de Barranquilla, abril de 1951, citado por Víctor Núñez Rodríguez en
«El negocio de las lágrimas», en El Caimán Barbudo, La Habana, agosto de 1982.
68 Raúl Garcés
había muchos autores que situaban dentro de sus trabajos ese senti-
do de justicia social que compartía gran parte del pueblo de Cuba.
Fue el caso de Iris Dávila, con «Divorciadas», o de Dora Alonso,
quien ya entonces era miembro del PSP, o de Félix Pita Rodríguez [
véase entrevista en p. 130].
Leovigildo Díaz de la Nuez: La función de la radio era otra, no
es que incumpliera ningún «mandamiento», sino que sencillamente
sus propósitos, sus objetivos, el rumbo por el que transitó desde
que surgió, eran otros. Los problemas de la época, si usted se
refiere a la explotación del hombre por el hombre, el atraso edu-
cacional, el hambre, la miseria, no tenían nada que ver con la
radiodifusión cubana [véase entrevista en p. 123].
59
Sección Radiolandia, en revista Bohemia, La Habana, 9 de mayo de 1948.
74 Raúl Garcés
hasta hay grabada una guarachita de aquel tiempo que dice así
mismo: «¡Se fue el Cotorrón, se fue el Cotorrón!» [véase entrevista
en p. 110].
64
Id.
65
Sección Radiolandia, en revista Bohemia, La Habana, 6 de junio de 1948.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 81
66
Id.
67
Sección Yo Opino en Radio, en Alerta, La Habana, 10 de junio de 1948.
82 Raúl Garcés
68
Sección Radiolandia, en revista Bohemia, La Habana, 9 de mayo de 1948.
69
El periódico El Avance menciona el 1 de junio de 1948 al locutor Manuel Hernández
Urquiza, como «alma y nervio de toda la propaganda radial de Prío». Según la publica-
ción, Urquiza trabajaba intensamente, junto a colaboradores cercanos, por el triunfo en
las urnas del candidato del Partido Auténtico.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 83
73
Sketch grabado en 1946, reproducido por Ramón Fajardo Estrada en Rita Montaner:
testimonio de una época, Casa de las Américas, La Habana, 1997, pp. 283 y 284.
74
Ver testimonio de Alejandro Lugo en Ramón Fajardo Estrada. Op. cit., p. 281.
75
Sección Radiolandia, en revista Bohemia, La Habana, febrero de 1948.
Radio y sociedad en el cruce de caminos 87
que sentó cátedra, que fue la emisora que echó las raíces de la
cultura en la radiodifusión. Pasaron por ella personalidades como
Adolfo Guzmán, Enrique González Mántici y muchos otros [véase
entrevista en p. 151].
Elvira Cervera: Fue un lugar realmente encantador y una ense-
ñanza tremenda para todos. Me relacioné con gente a la que nun-
ca habría podido conocer de no haber trabajado allí [
]. Mil Diez
era un timbre de gloria aunque no pagara mucho dinero. No era
una emisora grande ni poderosa pertenecía a los comunistas, y los
patrocinadores no querían meterse en nada de política, pero había
un sacrificio real de mucha gente por sacarla al aire. Algunos sena-
dores y representantes daban dinero; sin embargo, sobre todo per-
sonas del pueblo contribuían con un fervor tremendo. Hasta el aire
que se respiraba allí favorecía la creación de cultura. Una estaba
sentada sin hacer nada y escuchaba desde el estudio la voz de Blas
Roca, de Carlos Rafael Rodríguez, de Lázaro Peña o de Salvador
García Agüero impartiendo verdaderas clases magistrales [véase
entrevista en p. 160].
Oscar Luis López: Mil Diez fue, en su tiempo, la expresión
radiofónica, alta y calificada, de la independencia y de la sobera-
nía nacional, del antifascismo, del socialismo, del comunismo y
del internacionalismo proletario. Pero, a la par, constituye la
restructuración revolucionaria de la organización radial, transfor-
mación del tono y del estilo de expresión y del empleo de los me-
dios técnicos radiofónicos, cuyo modelo importado e impuesto como
lo único superior, procedía, como hemos dicho, del mercado nor-
teamericano y de su esquema mercantil.78
Una vez clausurada, Mil Diez no volverá nunca más a abrir sus
puertas; sin embargo, los cinco años que han mediado entre su
fundación y su cierre serán suficientes para demostrar su viabilidad
al margen de la radio comercial cubana. Sin altos salarios, sin
grandes presupuestos para producciones demasiado ambiciosas,
la emisora del pueblo conquistará a los oyentes a costa de la origi-
nalidad de su programación, del talento de su colectivo artístico y
78
Sin duda, uno de los análisis más completos en torno al significado de Mil Diez para la
radiodifusión nacional, que nos ahorra abordar más ampliamente el tema, está contenido
en la ya mencionada obra de Oscar Luis López, pp. 295-334.
92 Raúl Garcés
Fines de 1949. Desde Estados Unidos, son cada vez más alenta-
doras las noticias que llegan en torno al invento de moda. Miles de
norteamericanos quedan boquiabiertos ante las imágenes en movi-
miento emitidas por sus telerreceptores, de los que no se despegan
la mayor parte del día. Una encuesta de la NBC determina la prefe-
rencia del público por la televisión en proporción de 8 a 1 respecto
a los programas radiofónicos. Los adelantos de la industria acon-
tecen a una velocidad tal que, entre 1948 y 1949 el número de
espectadores se multiplica en doce veces. Para 1953 se da por
seguro que la señal televisiva se extenderá desde la costa del
Atlántico hasta el Pacífico, con una audiencia potencial de 50 mi-
llones de personas.
En Cuba, Goar Mestre sigue atentamente todo cuanto se dice
sobre el célebre descubrimiento, y espera el momento más oportu-
no para introducirlo en el país. Durante la conmemoración del
primer aniversario de Radiocentro, anuncia que antes de 1954
habrá servicio de televisión desde el cabo de San Antonio hasta la
punta de Maisí, pero tendrá que apresurar sus planes frente al
empuje de la competencia. Aún así, Gaspar Pumarejo inaugurará
primero Unión Radio Televisión, sólo por darle en la cabeza a su
más fuerte rival.
Entretanto, los empresarios de la radio enfrentan su futuro con
acrecentada incertidumbre. Ante los encantos que entraña la pe-
queña pantalla, muchos oyentes se han olvidado del medio al que
fueran fieles por tantos años. Numerosos artistas han abandona-
do también los estudios radiales para probar fortuna en los
televisivos, que les reciben ahora con los brazos abiertos. Pronto se
sabrá, sin embargo, de renovaciones tecnológicas que permitirán
Radio y sociedad en el cruce de caminos 93
Xiomara Fernández
una técnica que sin duda tenían los norteamericanos, pero a ella
le aportamos nuestro espíritu y autenticidad como cubanos. Fui-
mos bastante osados, nos atrevimos a hacer cosas muy creativas
para la época y explotamos un elemento muy importante, que es
nuestra musicalidad. Se crearon fragmentos musicales o jingles
que eran muy buenos, con excelentes músicos, intérpretes, arreglistas
que les atribuían un sello particular de cubanía. Hasta Benny Moré
venía a ofrecer canciones para comerciales. Recuerdo que una vez
me propuso un jingle para la Coca Cola que terminamos adap-
tando a la cerveza Cristal. Decía (entona la frase): «Caballero, qué
calor, si no fuera por Cristal». Y aquello fue un batazo.
Recuerdo también la campaña de Nescafé. En una investiga-
ción descubrimos que la gente no reconocía al producto como
café. Fíjate que auditivamente puede confundir: Nescafé-Noescafé.
Entonces decidimos darle a la N la connotación de Nestlé, que
como sabes es una marca acreditada también para alimentos. De
modo que el anuncio quedó así: «Nescafé es café y nada más que
café. La N es de Nestlé». Hoy en día están usando esta misma
campaña para introducir el producto en España.
¿Y qué piensa de la publicidad que hacemos hoy?
Me parece que es todavía muy primitiva. Hay que tener en
cuenta que desapareció durante mucho tiempo y no tuvimos con-
tinuidad, ni hemos logrado todavía crear una nueva base para
alcanzarla. Creo que debemos buscar el mayor espíritu de
interacción posible, de discusión, de crítica recíproca. La comuni-
cación y la publicidad no son hechos individuales, sino eminente-
mente colectivos. El resultado final será bueno o malo en depen-
dencia del nivel de compromiso y pertenencia que tengan todos
los que participen. Creo que nos vamos desarrollando, pero toda-
vía no hemos alcanzado el nivel que teníamos.
Manuel Villar
¿Por qué crees que ese tipo de figuras no hemos logrado reno-
varlas suficientemente dentro del humor cubano de hoy?
Yo no diría que no han sido renovados. Ahí está «Alegrías de
sobremesa», que sigue gustando tanto como antes a pesar de que
ha perdido una parte importante del elenco. Pero estos tiempos no
son aquellos. Eso tuvo su momento, a través de un vehículo como
la radio que entonces tenía una influencia increíble.
¿Algún otro programa que quieras mencionar?
«La novela del aire» de la Cadena Azul. «Ábrense las páginas
sonoras de la novela del aire, para hacerles vivir la emoción y el
romance de un nuevo capítulo». Así empezaba el narrador y luego
entraban los actores con un éxito tremendo. Recuerdo igualmente
«Tamakún, el vengador errante», de la RHC Cadena Azul, «Las
aventuras de Leonardo Moncada», transmitidas por la CMQ, o el
famoso Chan Li Po.
Hay que marcar también la presencia del deporte. Las noches
en que había béisbol en muchas casas se sintonizaba. Gaspar
Pumarejo en Unión Radio fue uno de los que ideó llevar el deporte
a la radio permanentemente, no de forma esporádica como se
había hecho antes.
¿Cómo ocurría el proceso de recepción de la radio?
El radio en el centro de la sala era fundamental. Por lo general
en aquellos momentos había un solo radio que tenía que reunir a
toda la familia. Se producían ciertas discrepancias en torno a las
preferencias de cada cual, pero generalmente se llegaba a un con-
senso.
¿Qué valoración tienes como oyente y realizador del impacto
que logró la radio a finales de la década del cuarenta?
¡Imagínate! Primero hay que reconocer que la gran competen-
cia de Amado Trinidad desde la RHC Cadena Azul de Prado y
Cárcel se hizo sentir en la audiencia total que tenía CMQ hasta un
momento determinado. La RHC acumuló una nómina de figuras
que respondían a todos los géneros del arte cubano, de modo que
la cultura adquirió gran preponderancia en esa emisora, sin olvi-
Hablan los protagonistas 119
*
Agradezco a la profesora Miriam Rodríguez Betancourt, no sólo haber entregado el cues-
tionario de esta entrevista a Leovigildo Díaz de la Nuez, sino también que le formulara
personalmente las preguntas y recogiera la transcripción de sus respuestas.
124 Raúl Garcés
propietario privado. Era una ironía que utilizaba aquel talentoso hijo
de puta.
¿Qué repercusión tuvo la clausura de Mil Diez?
No fue muy grande. Era tanto el silencio en torno a la Mil Diez y
al PSP, que aquello nunca llegó a convertirse en un gran acon-
tecmiento. Los que éramos comunistas entonces sí repudiamos la
clausura de la emisora y del periódico Hoy; pero a mi juicio eso no
tuvo la repercusión nacional que habría merecido.
Le propongo mencionarle algunos programas y que usted me
comente su significado para la historia de la radiodifusión nacional:
«La universidad del aire»...
Ese es un antecedente importante de la «Universidad para to-
dos» actual. Su significado no está en la amplitud de la audiencia
que conquistó lo oían más bien sectores con determinada prepa-
ración cultural, sino en el aporte que hizo a la cultura de nuestro
país. Por allí pasaron figuras relevantes que eran entonces muy
jóvenes, como Armando Hart... Déjame decirte que yo admiro
muchísimo a Hart, y creo que es digno de estudiar desde el punto
de vista ideológico. Es una de las gentes más profundas que co-
nozco. Quizás no sea el orador que fue Salvador García Agüero,
pero su profundidad en el análisis de cuestiones políticas es ex-
traordinaria.
También recuerdo a Jorge Mañach, quien, independientemente
de su posición política al final de su vida, era un eminente escritor.
Yo pienso que Martí, el Apóstol es una de las mejores biografías
que se han escrito sobre Martí. Yo, por ejemplo, le agradezco a
Mañach el haber conocido a un Martí que me encantó, porque
hasta entonces Martí era la banderita, la estatua, pero no el ser
humano.
...«La hora de Chibás»....
Los ortodoxos eran bastante mayoritarios en la política cuba-
na, y Chibás era un líder indiscutible. El último aldabonazo fue un
suceso trascendental en la historia de Cuba. Yo escuché el progra-
ma ese día. No recuerdo que el disparo se escuchara por radio al
Hablan los protagonistas 141
cada vez que iba allí con la novia a cantar. Me daba a mí y a los
demás veinticinco centavos por aplaudir.
...«El derecho de nacer», si es que queda algo por decir.
Yo copié todos los libretos. Ganaba 120 pesos en aquel mo-
mento, que era un buen salario. Había empezado antes con 70
pesos cuando tenía quince años. Inmediatamente después que
pasamos para Radiocentro el 12 de marzo, me aumentaron a 100,
y me pusieron determinadas exigencias. Tenía que llevar corbatica,
manguita larga. No era como en Monte y Prado, donde hacía un
calor tremendo y la gente trabajaba en camiseta. Me acuerdo que
los locutores de CMBF trabajaban en calzoncillo y camiseta en una
cabinita que no tenía aire acondicionado.
Vino entonces el auge de «El derecho de nacer», y Félix B. Caignet
empezó a decir que tenía que pensar bien para mantener la novela
en el aire. Entonces mandaba dos páginas a las dos de la tarde,
tres paginitas más a las cinco y a veces eran las siete de la noche y
no había llegado el final del capítulo, saliendo la novela a las ocho.
Recuerdo que los actores tomaban rápido las páginas y corrían para
los ensayos.
Le di las quejas a Omar Vaillán, que era jefe del Departamento
de Programas en aquel momento. «Mira chico le dije, estoy sa-
liendo de aquí todos los días a las ocho de la noche y yo termino a
las seis». «Coño, Luberta, pero eso tiene tremendo rating», me res-
pondió él. Hasta que un día decidí irme pal carajo si el libreto no
estaba completo a las seis de la tarde.
Llegó la hora y faltaban tres páginas para el final, así que me
fui, porque en definitiva B. Caignet ganaba un carajal de pesos y a
mí me explotaban pagándome cien. Cuando llegué a mi casa no
le dije nada a mi madre, ni a mi padre que me habría matado a
palos.
Al otro día regresé al trabajo con la convicción de que me iban
a botar. Me llamó Omar Vaillán a su oficina y lo que me descargó
fue mucho; pero terminó prometiéndome que ganaría en lo ade-
lante 120 pesos. Me subieron 20 pesos y tuve que seguirme que-
dando hasta las ocho mientras duró la novela. Con el tiempo, Félix
B. Caignet compró un ditto y alquiló un mecanógrafo para que le
148 Raúl Garcés
copiara los libretos. El muy cabrón empezó a tirar en ditto las copias
que quería, con tal de no utilizarnos más.
¿Recuerda alguna novela que se haya acercado al éxito de «El dere-
cho de nacer»?
Aunque no tuvo el mismo impacto, sí recuerdo la repercusión de
«El secreto de Sotomayor», que escribiera Fidel Escandón. Eso tiene
una historia tremenda. Un día llegó a la emisora una mujer muy
olorosa, con aire de condesa, proponiendo la sinopsis de una nove-
la que prometía escribir ella misma en capítulos de una hora de
duración. Se le aceptó la idea, pero la mujer no pudo con aquello.
En los primeros tres capítulos ya lo había dicho todo y no duraban ni
ocho minutos cada uno. Entonces Mestre le da la tarea de continuar-
la a Fidel Escandón.
Nosotros nos reíamos porque el pobre hombre, que trabajaba
en la empresa eléctrica de cajero, tenía que llegar después a su
casa y sentarse frente a la máquina de escribir a llenar 30 páginas,
armando diálogos más o menos así:
Marianita.
¿Qué abuelo?
Quiero hablar contigo.
¿Cuándo?
Cuando tú desees.
¿Ahora?
No sé si se pueda ahora.
Dime entonces.
Espera un momento.
Intervenía entonces el narrador: «Él mira hacia un lado y hacia
otro, hasta que decide volver a preguntar».
¿Podríamos hablar ahora?
Sí, abuelo.
Pero no aquí.
¿Dónde abuelo?
Caminemos.
Y aquello tuvo un éxito tremendo.
Recuerdo otra novela más cruda, que narraba los horrores de
la guerra cuando los alemanes ocuparon Italia. Se hizo un tipo de
Hablan los protagonistas 149
*
Desde 1936 y durante la década del cuarenta, Esther Borja comparte sus presentaciones
en La Habana con actuaciones en Estados Unidos y Argentina. Aunque la relación que
mantiene con la radio en esta época es intermitente, su testimonio nos ayuda a entender
las diferencias en el desarrollo del medio, entre las etapas que Oscar Luis López definiera
como comercial década del treinta y monopolista las del cuarenta y cincuenta.
Hablan los protagonistas 167
Un artista de la técnica
1
Entrevista a Goar Mestre en Diario de la Marina, La Habana, 11 de marzo de 1948.
El fin del principio (A modo de conclusiones) 187
2
Revista Radiomanía, La Habana, enero de 1947.
3
Oscar Luis López. La radio en Cuba, Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1981, p. 335.
4
Id., p. 422.
188 Raúl Garcés
5
Revista Radiomanía, La Habana, noviembre de 1949.
190 Raúl Garcés
6
Ramón Fajardo Estrada. Rita Montaner: testimonio de una época, Casa de las Américas,
La Habana, 1997, p. 268.
El fin del principio (A modo de conclusiones) 191
7
Revista Radiomanía, La Habana, noviembre de 1949.
192 Raúl Garcés
11
«Pardo Llada, la voz más popular de la radio nacional», en revista Radio Chic, La Habana,
marzo de 1948.
12
Oscar Luis López. Op. cit., pp. 422 y 423.
Anexos
Anexo I
Miscelánea 1,0 1,3 1,1 4,5 7,6 1,8 3,5 5,0 2,4 4,9
Total 127,2 211,6 182,3 351,4 433,1 409,9 475,9 746,4 709,8 578,3
Fuente: Dirección General de Estadísticas, Ministerio de Hacienda.
Tabla 6. Valor de las importaciones de Cuba por clase de mercancías
(1940-1949) (mm de dólares)
Clases de arancel 1940 1941 1942 1943 1944 1945 1946 1947 1948 1949
Piedras, minerales, vidrio y cristal 10,4 12,5 12,5 15,6 18,0 20,5 25,3 40,2 48,4 41,2
Metales y sus manufacturas 9,6 12,9 7,7 8,8 14,5 19,4 25,4 43,8 45,6 39,8
Industria química 10,5 13,7 17,0 18,2 24,5 26,9 31,9 46,5 45,9 39,8
Lanas, pelos, crines y sus
manufacturas 1,5 1,6 1,6 1,7 1,8 2,1 4,3 3,5 2,2 1,7
Algodón y sus manufacturas 9,7 14,8 18,0 15,6 18,0 17,7 24,9 37,6 33,4 25,4
Fibras vegetales, incluyendo rayón
y sus manufacturas 8,7 9,7 15,8 17,4 22,2 19,9 27,3 42,9 42,8 31,6
Seda y sus manufacturas 0,4 0,4 0,1 0,1 0,1 5,0 0,1 0,1 0,2
Papel y sus aplicaciones 4,8 6,0 8,1 8,3 7,1 11,8 14,1 17,9 20,2 16,7
Madera y otros productos vegetales 2,1 2,6 2,1 3,7 5,8 4,4 5,0 7,9 8,6 7,0
Animales y sus despojos 1,9 2,0 2,5 2,5 3,2 4,1 4,3 5,5 4,2 4,6
Instrumentos, aparatos y vehículos 10,9 13,8 8,3 6,5 9,9 17,9 34,9 77,9 97,8 81,2
Productos alimenticios y bebidas 27,9 36,0 44,6 61,7 68,8 81,3 83,8 178,5 162,8 147,2
Tabaco y sus manufacturas 0,1 0,2 0,2 0,2 0,3 0,3 0,6 0,8 1,0 1,0
Misceláneas 4,3 5,6 3,9 5,1 8,3 11,8 16,6 15,8 13,1 11,4
Franquicias arancelarias 1,0 2,1 4,5 12,1 6,3 0,7 1,3 0,9 1,3 1,4
Total 103,8 133,9 146,9 177,5 208,7 238,9 300,2 519,8 527,4 451,7
Fuente: Dirección General de Estadísticas, Ministerio de Hacienda.
Raúl Garcés
Anexos
Raúl Garcés
Anexo II
REPARTO:
María Elena Marta Casañas
Doña Clemencia Pilar Mata
María Dolores Lupe Suárez
Don Rafael José Goula
Narrador Luis López Puentes
Locutor Núñez de Villavicencio
LOCUTOR: Comercial de Kresto
NARRADOR: Esta historia de amor y dolor quedó interrumpida en un
momento de verdadera emoción, porque fue cuando, allá por el
año 1905 y en la capital oriental de Santiago de Cuba, se incuba-
ba una tragedia en el seno íntimo de una aristocrática familia, ya
que como una amenaza de escándalo, en las entrañas de María
Elena, la señorita de la casa, palpitaba un hijo
CONTROL. FRAGMENTO MUSICAL. FONDO DE MÚSICA SUAVE
NARRADOR: La única persona a quien María Elena había confiado
su terrible secreto, era la buena y leal negra María Dolores, su
antigua manejadora; y aquella mañana, después de una escena
entre doña Clemencia y su hija, al querer averiguar el motivo de la
tristeza que en ella advertía, María Elena había perdido el conoci-
miento aumentando así la desesperación de sus padres, quienes
hablaban mientras esperaban la llegada del médico
ELENA (sollozos).
DOLORES (con ternura): Pobrecita
¡Pobrecita la niña Elena!... Bamo
No llores más
que aquí está tu negra pa consolarte, mi vida.
ELENA (afligida): María Dolores
(sollozos) ¿Qué será de mí?
RAFAEL (enérgico): No es María Dolores quien tiene que decir qué
será de ti
sino el médico
CLEMENCIA: Sí, María Elena
tu padre tiene razón
no debes
oponerte a que el doctor te vea; que te examine minuciosamente
porque no caben dudas de que estás enferma
y no te vamos a
dejar morir
ELENA (violenta, alzando la voz): Pues no consentiré que el doctor
Pezzi me examine
no lo consentiré
RAFAEL (enérgico): ¡Ya eso lo veremos!... Y a propósito, mira: ¡Ahí
está el doctor!
DOCTOR: Buenos días
CLEMENCIA: Buenos días
RAFAEL: Adelante, doctor Pezzi
CONTROL. FRAGMENTO MUSICAL VIBRANTE.
LOCUTOR: Comercial de Kresto.
CONTROL. FONDO MUSICAL SUAVE.
NARRADOR: Los ojos verdes chispeando de terror se habían desor-
bitado en el rostro pálido de la infortunada María Elena, al advertir
la presencia en la habitación de la figura gallarda y honorable del
doctor Pezzi, impecablemente vestido de blanco
La desdichada
había buscado la mirada de María Dolores con desesperación de
náufrago en peligro de naufragio
(pausa) El médico, acompaña-
do de don Rafael se había acercado a la cama de la enferma.
RAFAEL: Venga, doctor
Lo esperábamos ansiosos
esta niña no
está nada bien.
DOCTOR (amablemente): Vamos a ver señorita, ¿qué es lo que se
siente?
Anexos 211
a.m.
6:30 Tema Siboney y Saludo (diario)
Saludo musical (lunes)
Noticiero CMQ, Noticias del Periódico El Mundo (martes a
domingo)
6:45 Variedades musicales (lunes)
La prensa dice (martes a domingo)
7:10 El reloj musical (diario)
7:25 Cosas curiosas (lunes)
El repórter ESSO (martes a domingo)
7:30 Progresos del hombre (lunes)
Noticiero CMQ (martes a domingo)
8:00 Nuestros artistas (lunes a domingo)
8:15 Décimas informativas (lunes a sábado)
Música criolla (domingo)
8:25 Alas del alba (domingo)
El cancionero internacional (lunes a sábado)
8:40 Controversias del Dímelo cantando (lunes a sábado)
9:00 Charlas del sindicato azucarero (domingo)
Por los campos de mi Cuba (lunes a sábado)
9:15 Colegio de maestros de Cuba (domingo)
9:30 La voz de la profecía (domingo)
Ritmos populares (lunes a sábado)
10:00 Joseíto Fernández, el rey de la melodía (lunes a sábado)
10:15 Controversia de la Calandria y Clavelito (lunes a sábado)
10:30 Buscando estrellas (lunes a sábado)
Nuestros artistas (domingo)
Anexos 225
Anexo V
a.m.
6:32 El Madrugador, noticias y programas variados
11:58 Los tres Villalobos, con Galindo, Alvariño y Leyva
p.m.
12:25 Noticias internacionales
12:31 Selecciones de asuntos universales
12:46 El corsario negro, con Paul Díaz
1:01 Leopoldo, Mimí y Aníbal en «El Gran Hotel»
1:17 Se alquilan habitaciones
1:30 Fruto de pasión, con Eva Márquez y Paul Díaz
1:45 Sorteo de la lotería
3:00 Almas en venta
4:00 Orquesta Belisario López
4:17 Orquesta Belisario López
4:44 Hora del doctor Núñez Portuondo
4:55 Noticiero
5:00 Conjunto Baconao y Variedades
5:25 Noticiero
5:45 Trinchera aliancista
5:53 Noticiero
6:15 Romances, por Ernesto Galindo
6:57 Pototo y Filomeno
7:23 Noticiero
7:30 Cárcel de mujeres
Anexos 229
ECO, UMBERTO: ¿Cómo se hace una tesis?, Ed. Gedisa, Barcelona, 1990.
ELNADI, BAHGAT Y ADEL RIFAAT: «La radio, un medio con porvenir», en revista
Correo de la UNESCO, febrero, 1997.
EMERY, EDWIN: The Press and America. An Interpretative History of the Mass Media,
3a.ed., Ed. Prentice-Hall, Printed in United States of America, 1972.
Y OTROS: Introduction to Mass Communications, Harper and Row
Publishers, Nueva York, 1982.
FAJARDO ESTRADA, RAMÓN: Rita Montaner: testimonio de una época, Casa de
las Américas, La Habana, 1997.
FLEUR, MELVIN DE: Teoría de la comunicación de masas, Ed. Paidós, Buenos
Aires, 1970.
GARCÍA CAMARGO, JIMMY: El mundo de la radio, Ediciones CIESPAL, Quito, 1998.
GARCÍA VÁZQUEZ, JOSÉ MANUEL: «Voces sin cuerpo», en Revista Latina de Co-
municación Social, no. 33, septiembre de 2000, La Laguna (Tenerife),
en la siguiente URL: http://www.ull.es/publicaciones/latina/aa2000kil/
x33se/63stg1voces.htm.
GONZÁLEZ, REYNALDO: Llorar es un placer, Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1988.
GRAU SAN MARTÍN, RAMÓN: La revolución constructiva (discursos), La Haba-
na, 1947.
HAYE, RICARDO M: La radio del siglo XXI, Ediciones La Crujía, Buenos Aires,
2000.
HERZOG, HERTA: «Motivaciones y satisfacciones de los que escuchan nove-
las», en revista Referencias, vol. 3, no.1, Universidad de La Habana.
IBARRA, JORGE: Cuba: 1898-1958. Estructura y procesos sociales, Editorial
de Ciencias Sociales, La Habana, 1995.
KENNETH GALBRAITH, JOHN: Capitalismo americano. El concepto del poder
compensador, Ediciones Ariel, Barcelona, 1952.
KLAPPER, JOSEPH: «Los medios de comunicación colectiva y la persuasión»,
en revista Referencias, vol. 3, no. 1, Universidad de La Habana.
: «Efectos comparativos de los diversos medios de comunicación», en
revista Referencias, vol. 3, no. 1, Universidad de La Habana.
LEAMING, BARBRA: Orson Welles, Tusquets Editores, Barcelona, 1986.
LE RIVEREND, JULIO: La república: dependencia y revolución, Instituto Cubano
del Libro, La Habana, 1969.
: Historia económica de Cuba, Ed. Pueblo y Educación, La Habana, 1981.
LE RIVEREND, JULIO Y OTROS: Historia de Cuba, Ed.Pueblo y Educación, La
Habana, 1978.
LÓPEZ, OSCAR LUIS: La radio en Cuba, Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1981.
LÓPEZ SEGRERA, FRANCISCO: Sociología de la colonia y neocolonia cubana,
1510-1959, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989.
: Cuba: capitalismo dependiente y subdesarrollo (1510-1959), Edito-
rial de Ciencias Sociales. La Habana, 1981.
Bibliografía 233
Revista Radiomanía
Revista Radio Chic
Revista Ecos de la RHC Cadena Azul
Libros de Publicidad de CMQ (se consultaron las secciones de radio
publicadas en los periódicos Alerta, El Camagüeyano, El Crisol, El Avan-
ce y en las revistas Carteles, Bohemia, Cenit)
Diario de La Marina
Documentos oficiales
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