VERBOIDE

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VERBOIDE

Los verboides son las formas no finitas del verbo, es decir, aquellas que carecen de algunos
de los rasgos morfológicos de las formas verbales prototípicas, como son los que expresan
tiempo, modo, voz, persona y número. El tipo de verboides varía mucho de una lengua a otra
y hay algunas que carecen de ellos completamente. Generalmente se reconocen cuatro tipos
principales, siguiendo la tradición de la gramática latina (infinitivo, participio, gerundio y
gerundivo) pero hay lenguas que poseen otros tipos, y los rasgos de un mismo tipo pueden
variar mucho de una lengua a otra, incluso dentro de la misma familia. En general se
denomina infinitivo al verboide que comparte más rasgos con un sustantivo, participio al que
comparte más rasgos con un adjetivo y gerundio al que presenta más rasgos típicos de un
adverbio. Generalmente los verboides no pueden ser el núcleo de una oración principal.

Denominación
El término “verboide” (‘con forma de verbo’) alude al hecho de que estas formas comparten
muchos, pero no todos los elementos característicos de los verbos. Frecuentemente se les
llama también “formas no finitas” o “formas indefinidas” del verbo: al carecer de ciertas
categorías gramaticales se considera que no están delimitados por ellas y que son por tanto “indefinidas” o más exactamente “infinitas” (en
el sentido de ‘no definido’).

Clases
Infinitivo
El infinitivo es un derivado verbal que muestra sintáctica y semánticamente rasgos típicos de un
sustantivo, como son el poder funcionar como sujeto u objeto, admitir artículo o preposición, etc.
Como es una forma variable a la que puede afectar cualquier cambio circunstancial,
tradicionalmente, y desde un punto de vista nocional, se le ha asignado el significado potencial de
la acción, expresada por el lexema verbal. Así, para muchas lenguas, aunque no todas, es
costumbre usar el infinitivo como lema o palabra de entrada de los verbos en un diccionario.

Infinitivo en castellano
El infinitivo en castellano adopta tres posibles sufijos que permiten conocer el modelo de
conjugación del verbo: la terminación -ar para los verbos de la primera conjugación que siguen
el modelo de amar; la segunda conjugación es la de los verbos cuyo infinitivo acaba en -er
(temer); finalmente, la terminación en -ir (partir) señala los verbos de la tercera conjugación.
Presenta dos formas: la simple (amar, ser, salir) y la compuesta (haber amado, haber sido,
haber salido).
El infinitivo puede presentarse formando parte de una perífrasis verbal. En ese caso es el que
aporta el significado y los valores sintácticos de la perífrasis. Por ejemplo, en la oración Tenéis
que estudiar la lección, el verbo estudiar es transitivo y lleva objeto directo la lección. Pero
en Tenéis que ser puntuales: el viernes nos encontramos a las diez, el verboide ser lleva
atributo puntuales.
En los casos que no forma una perífrasis, el infinitivo suele funcionar como un sustantivo o bien
como verbo en determinadas oraciones subordinadas. Puede llevar artículo: El saber no ocupa
lugar. En algunos casos su uso ha dado lugar a que adquiera el morfema de número: el
deber, los deberes. Y realiza las funciones propias del sustantivo: No me gusta romper las
bolas; en este caso, las bolas es el sujeto de romper. En Desean verlo, verlo es el objeto directo de desean. Con preposición puede ser
complemento circunstancial, complemento de régimen verbal o complemento del nombre. Hay que considerar que aunque se comporte
sintácticamente como un sustantivo, no puede aparecer con complementos propios del verbo.
En oraciones subordinadas, generalmente cuando el verbo coincide con el de la proposición principal, puede apararecer funcionando como
verbo. En Venimos para verte, supone el mismo sujeto para verte que para venimos, ya que si cambiamos el sujeto de la subordinada
tenemos: Venimos para que nos vean.
A veces encontramos un infinitivo con un pronombre sujeto: El apoyar tú la propuesta me satisface (ejemplo de la Gramática de la Lengua
Española de Emilio Alarcos Llorach). En este caso, tú solo puede ser sujeto de apoyar.

Gerundio
Gerundio en castellano
El gerundio tiene valor adverbial. Se forma con la raíz -ando (verbos -ar) y -iendo (verbos -
er e -ir). Los dos usos principales son:
1. Con el verbo "estar" para expresar una acción simultánea con otra: "Está
lloviendo", "En ese momento me estaba bañando", "¿Sabes en qué estoy
pensando?".
2. Con verbos de acción para expresar modo: "Voy corriendo", "Entró gritando",
"Estudia leyendo en voz alta".
En suma, las unidades derivadas verbales están constituidas por el signo léxico y un
derivativo que les confiere otras posibilidades funcionales y la capacidad de aceptar
morfemas de tipo nominal.
Participio
Participio en castellano
El participio viene a cumplir la función de adjetivo.
La forma verbal de participio en castellano procede del participio de pasado latino; se perdieron
como formas verbales las correspondientes al participio de presente y de futuro, aunque hubo
algún intento de introducir el de presente en la lengua culta del siglo X. Actualmente el participio es
siempre pasivo en castellano y no posee formas compuestas; como es pasivo, puede llevar
complementos agentes (amado por alguien, por ejemplo). En castellano denota siempre tiempo
pasado y aspecto perfectivo, y sirve para formar los tiempos compuestos o perfectos de la
conjugación regular (he cantado una canción, había venido, habré temido...), para conjugar la voz
pasiva (la canción ha sido cantada por mí), para formar oraciones subordinadas (dicho esto, se
murió, por ejemplo) absolutas o no, y para calificar a sustantivos (el libro prestado era bueno).
Los regulares se construyen de la siguiente manera: lexema del verbo + vocal inductora + vocal
temática + morfema de participio + morfema de género + morfema de número. Los de la primera
conjugación terminan en -ado/a, y los de la segunda y tercera, en -ido/a: de cantar, cantado; de temer, temido; de partir, partido. Los
participios irregulares ven desfigurado el lexema y pierden el morfema de participio: de ver, visto; de escribir, escrito; de bendecir, bendito.
Existen verbos que tienen ambas formas: una para formar los tiempos compuestos (he freído la carne; ojalá haya imprimido el trabajo, por
ejemplo), y otra que tiene función adjetiva (el huevo frito; el libro impreso).

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