Cuento Clausura
Cuento Clausura
Cuento Clausura
La armonía de aquél lugar era especial, cada uno tenía su labor del
día, las hormigas trabajaban fuertemente para nutrir el suelo
marchaban con anillos de colores que hacían mas liviana su carga,
obsequiados por las ninfas al ver el hermoso verdor de los prados y
la belleza de las flores que se alimentaban día a día del rico suelo en
el que laboriosas trabajaban. Los conejos sembraban
cuidadosamente las semillas y los elefantes con sus enormes
trompas rociaban el agua sobre ellas. Los osos recolectaban las
verduras, los leones cargaban agua para toda la aldea, los gnomos
limpiaban y aseaban a los más pequeños para que estuvieran sanos y
fuertes y finalmente las pequeñas tortugas preparaban la cena que
aunque demorada era muy apetitosa.
En esa hermosa tierra existían animales de todas las especies y se
hablaban varios idiomas que todos entendían, el idioma de los bebés
era el idioma más complicado, pues a pesar de mil intentos casi
nadie los entendía y lloraban furiosos, cuando en vez de leche les
daban papilla y en vez de juguito les hacían cosquillas. Las ninfas
(hadas de los bebés), eran las únicas que entendía y calmaban sus
llantos con burbujas mágicas, mimos y caricias.
Fue una época muy triste para Gaia nuestra madre, que enfermó
gravemente y tuvo que ocultar a sus seres más preciados -nosotros
-para volver a reconstruir un nuevo mundo de armonía y paz como es
el nuestro, pero entre aquellos seres ocultó también a un grupo de
ellos que ha crecido entre nosotros silenciosos, pero ella….”
Es así que hoy envié al fauno para que les diera la buena noticia, que
hoy se termina el encantamiento de los “humanoides” mezclados
entre nosotros! Deben sentir tranquilidad y felicidad al recuperar a
nuestros hermanos que hace un buen tiempo habíamos perdido! Y
así, tocando con su varita mágica a cada uno de los seres del bosque
empezaron a ver que las hadas que cantaban todas las mañanas se
convertían en hermosas niñas, los gnomos que alegres tocaban sus
tambores eran niños muy alegres y las ninfas que cuidaban de los
bebes eran mujeres que aprendieron el arte de educar bajo la ley
del amor a los bebes de todas las criaturas y el fauno era la única
criatura mágica guardián de la naturaleza, que al ver todo el
alboroto lloraba de alegría. Gaia abrazó dándoles la bienvenida y así
se fueron acercando todos los animales del bosque, empezaron a
saltar de alegría, abrazaron a las ninfas agradeciendo sus cuidados
desde pequeños y ellas agradecidas por todo lo que había aprendido
por tanto tiempo.