Los Fundamentos de La Educacion Inicial

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1.

LOS FUNDAMENTOS DE LA
EDUCACIÓN INICIAL

La Educación a los niños menores de 6 años nació en el siglo XIX con un criterio
asistencial como una necesidad de protección a la infancia durante la Revolución
Industrial en Europa, para proteger a los niños pequeños que quedaban solos por el
trabajo de sus padres, especialmente de las madres. El concepto de guardería se
fue transformando en educación gracias a pedagogos como Montessori, las hermanas
Agazzi, Decroly, Froebel, Pestalozzi, y otros, que tuvieron la visión del carácter
fundamentalmente educativo de la atención en esta edad. Es así como se inicia la
Educación Pre-escolar, que nace dentro de los paradigmas educativos de la llamada
Escuela Activa teniendo como centro de la actividad al niño y el desarrollo de sus
habilidades.

En el Perú, la transformación de la Educación pre-escolar en Educación Inicial se


llevó a cabo con la Reforma de la Educación de los años 70, no sólo extendiendo la
atención a los niños desde el nacimiento, sino con un enfoque decididamente
social, de atención a los más vulnerables y la participación activa de los padres de
familia y la comunidad.

En la actualidad los argumentos que fundamentan la atención a los menores van


más allá del asistencialismo y aún de la visión estrictamente pedagógica y es así
que podemos categorizarlos de la siguiente manera:

1.1. Etico-filosóficos
1.2. Legales
1.3. Científicos
1.4. Antropológicos
1.5. Psico-pedagógicos
1.6. Socio-económicos

Daremos una breve explicación de cada uno de ellos:

1.1. Los fundamentos ético-filosóficos se basan en la consideración que el niño,


aunque es un ser en desarrollo, es una persona, desde el momento mismo de la
concepción. Es un ser humano proactivo, con muchas potencialidades, que
cada día se va modificando y haciendo más complejo morfológica y
funcionalmente tanto por la acción del ambiente y de las personas que lo
rodean, como por sus propias capacidades de desarrollo.
El niño viene dotado de ciertas características genéticas; sin embargo desde antes
de nacer recibe las múltiples influencias del medio ambiente, que se derivan de
las condiciones ecológicas, económicas, sociales y culturales en que vive la madre
durante la gestación, y especialmente de su estado emocional, de su salud y
nutrición. Influyen en ello, además de la ingesta de alcohol, drogas o
medicamentos, enfermedades infecciosas que padezca, su nivel instruccional e
información acerca del embarazo, y su actitud frente a su estado que tienen
repercusiones en el feto y, por tanto en el desarrollo del niño y consecuentemente
en su vida adulta.

De allí la enorme responsabilidad ética de los padres, no sólo de la madres, de


ambos, frente a la vida, la salud, y el crecimiento de sus hijos. Pero también
del estado y de la sociedad civil, para que todas las niñas y niños sean respetados
desde la concepción, crezcan en las condiciones necesarias y puedan desarrollar
sus potencialidades. El Estado tiene un “deuda social y ética” que cumplir
para con aquellos niños cuyas familias no tienen la solvencia suficiente para
atender sus necesidades y brindarles un entorno saludable y favorable a su
desarrollo.

1.2. Los fundamentos legales se basan en la Constitución Política del Perú, la cual
en el Art. 1 señala que: “La defensa de la persona humana y el respeto de su
dignidad son el fin supremo de la sociedad y del estado” y en el Art. 2: “Toda
persona tiene derecho a la vida, su identidad, a su integridad moral, psíquica
y física y a su libre desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de derecho
en todo cuanto le favorece” lo que sustenta también su derecho a ser atendido
y respetado en sus derechos desde el momento de su concepción.

Por otra parte la Ley General de Educación,vigente hasta el momento, en su Artículo


37 señala que la Educación Inicial “se imparte a los menores de 6 años” y sus
objetivos son:

“a)Promover el desarrollo integral del niño y procurar su atención alimentaria,


de salud y de recreación.
b) Prevenir, descubrir y tratar oportunamente los problemas de orden
bíopsicosocial que pueden perturbar el desarrollo del niño, y
c) Contribuir a la integración y fortalecimiento de la familia y la comunidad”

En la Convención de los Derechos del niño, suscrita por todos los miembros de las
Naciones Unidas, que en su Art. 6.2. señala que “los Estados miembros aseguran en
lo posible la supervivencia y el desarrollo del niño” y en su Art.

18.2 “Para garantizar y promover los derechos enunciados en la presente

convención, los Estados miembros acuerdan la ayuda apropiada a los padres y a los
representantes legales del niño en el ejercicio de sus responsabilidades, que les incumbe de
educar al niño y asegurar la implantación de instituciones, de establecimientos y de servicios
a cargo de velar por el bienestar de los niños”
Entre los Derechos del niño reconocidos tenemos:
• A la vida y al desarrollo físico, mental, moral, social y espiritual.
• Al nombre y a la nacionalidad
• A la protección y seguridad
• A la educación

Además se reconocen también los derechos derivados de la Declaración sobre


la eliminación de la discriminación de la mujer, firmada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas entre los cuales debemos destacar el acceso a la
educación, la igualdad de derechos con el hombre, contra toda forma de
discriminación, maltrato y/o prostitución y otros.

Debemos señalar además como fundamentos la Declaración Mundial de Educación


para Todos, de la Conferencia Mundial de Educación de Jomtien (1990), que
señaló que todos los niños, jóvenes y adultos tienen el derecho a una educación
básica de calidad, que desarrolle sus talentos, mejore sus vidas y transforme
sus sociedades, que fue reafirmada en la Conferencia Regional sobre Educación
para Todos de Santo Domingo (2000) y en el mismo año el Foro Mundial de
Educación de Dakar. En estos últimos eventos se estableció la necesidad de
hacer de la educación una responsabilidad entre el Estado, la sociedad civil y
la comunidad educativa.

Es evidente que es necesario continuar trabajando para construir, en todos los


estratos de la población, una Cultura de los Derechos Humanos, del Niño y de
la Mujer, a través de todos los medios y agentes de socialización, así como una
educación con énfasis en la formación de la identidad, de los valores propios y
del respeto a las diferencias entre seres humanos. Que los niños aprendan
desde muy pequeños a convivir reconociendo, poniendo en práctica sus
responsabilidades y sus derechos y, respetando a sus semejantes.

1.3. Los fundamentos científicos hacen referencia básicamente a los


planteamientos, teorías e investigaciones realizadas por neurólogos, psicólogos,
antropólogos y educadores desde mediados del siglo pasado en los cuales se
ha demostrado la interactividad de los cuidados de la salud, la nutrición y de
la educación temprana en el desarrollo de las capacidades psicológicas,
emocionales y sociales de niñas y niños.

Si bien la persona se desarrolla gracias a constantes multiplicaciones y


diferenciaciones celulares “programadas” en el DNA , ácido desoxirribonucleico,
a través del cual se transfiere la información genética, ésta recibe también
innumerables influencias del ambiente, y se van produciendo las modificaciones
orgánicas y bioquímicas que tienen un impacto en la formación del sistema
nervioso central y éste en el desarrollo orgánico, psíquico y social del ser
humano.

Las investigaciones de la neurociencia muestran que el año más importante


del desarrollo neuronal, después del nacimiento, es el primer año y que la
nutrición adecuada, las experiencias variadas y ricas, así como el afecto
transforman el cerebro convirtiéndolo en más voluminoso, con mayores
conexiones sinápticas y por lo tanto con mayores posibilidades de aprender y
retener lo aprendido, lo cual tendrá repercusiones en el rendimiento escolar y
en la vida adulta. La actividad eléctrica que se suscita en el cerebro al recibir
los estímulos, cambia la estructura física del mismo y todo ello impulsa la
explosión de aprendizaje que ocurre desde los primeros meses de vida.

Eming Young, responsable de Salud y Desarrollo infantil en el Banco Mundial, en su


libro ”Desarrollo de la primera infancia: invertir en el porvenir”, presenta las
conclusiones del estudio Carnegie (1994) que resumimos a continuación:

• El cerebro del niño se desenvuelve más rápidamente de lo que nos


imaginamos antes de un año.
• El desarrollo cerebral es más vulnerable a los factores externos de lo que
suponíamos. Las carencias nutritivas pueden tener graves consecuencias
en el desarrollo neuronal y acarrear desórdenes neurológicos.
• El medio que rodea al niño influye de manera permanente sobre el desarrollo
cerebral.
• El entorno influye no solamente sobre el número de neuronas y de sinapsis
sino también sobre la manera en que son enlazadas. Ello está determinado
por las experiencias sensoriales que el niño obtiene del mundo exterior.
• El estrés del niño pequeño puede tener consecuencias negativas e
irreversibles sobre sus funciones cerebrales, su desarrollo intelectual y su
memoria. Niños que sufren un estrés extremo durante sus primeros años,
corren el peligro después de presentar diversos problemas cognitivos,
comportamentales y emocionales.

1.4. Los fundamentos Antropológicos en un mundo globalizado como el actual,


el contacto entre grupos culturales es una realidad cotidiana. Frente a esta
situación las personas y los grupos tienen que aprender a tratarse no sólo con
tolerancia y respeto a la diversidad, sino también con actitudes de comprensión,
consideración y solidaridad humana. Se trata de relaciones entre seres humanos
con igualdad de derechos aunque tengan diferente cosmovisión de la realidad
y diversos códigos culturales y lingüísticos, pero cuya relación debe construirse
en términos de simetría y equidad.

Todos los países del mundo viven en mayor o menor medida situaciones de
interculturalidad por la existencia en su interior de diversos grupos étnico-
culturales, a lo que se añaden los movimientos migratorios de raíces socio-
económicas, facilitados por la tecnología actual de transportes y
comunicaciones.

El Perú es un país multicultural, constituido por una población con un gran


porcentaje de cultura “occidentalizada”, que tiene además de la quechua y
aymara, más de 64 etnias con sus propias culturas y lenguas. Los niños y los
jóvenes deben aprender a convivir reconociéndose como iguales ante la ley,
con los mismos derechos y obligaciones, en una interacción permanente que
eleve los niveles de cooperación y solidaridad, al mismo tiempo que, la
identidad étnica y nacional.

Es por esta razón que el enfoque bilingüe de la educación de mediados del


siglo pasado ha sido a través del tiempo enriquecido con el enfoque
intercultural. No se trata sólo de enseñar a la población indígena a utilizar el
idioma castellano, de desarrollar metodologías para el aprendizaje de Lengua
1 y Lengua 2; se trata además y/o más bien de desarrollar en todos los niños
sin excepción una actitud abierta a la diversidad, a la interacción enriquecedora,
exenta de prejuicios étnico-culturales, que propicie relaciones simétricas entre
las personas cualquiera sea su color, origen, raza, religión, sexo, creencias o
situación socio-económica, para que todos tengan igualdad de oportunidades
para desarrollarse, para que de la simple coexistencia avancemos a la
integración, al mutuo respeto, a la colaboración y a la solidaridad que hagan
posible la suma de las potencialidades de nuestra diversidad creativa.

Desde 1989, la Política de Educación Bilingüe Intercultural (EBI) en el Perú, establece


que “la interculturalidad deberá constituir el principio rector de todo el sistema
educativo nacional y que debe propiciar al mismo tiempo el fortalecimiento de la
propia identidad cultural, la autoestima, el respeto y la comprensión de culturas
distintas”.

Para que esta propuesta se haga realidad es necesario no sólo difundirla y


hacerla conocida por todos los maestros del Perú, es decir no solamente por
los que trabajan con niñas y niños indígenas, sino que además hay que
implementarla con contenidos curriculares, estrategias, metodologías de trabajo
y materiales pertinentes que lleven a las prácticas cotidianas estos
planteamientos, a nivel nacional.

1.5. Los fundamentos psicopedagógicos: Como dijimos anteriormente, la


Educación pre-escolar, hoy Educación Inicial, se inició en el marco de la Escuela
Activa. El aprendizaje activo que hoy se está reivindicando a través de las
corrientes constructivistas no es una novedad en la Educación Inicial, nivel en
el cual siempre se consideró al niño “activo por naturaleza” y con mucho
respeto por su actividad exploratoria. En la práctica cotidiana, debido a la
baja preparación docente y a marcos pedagógicos autoritarios y directivos,
posiblemente en algunos casos, este principio no se pone en práctica, pero en
general, la Educación Inicial nunca tuvo que ver con una metodología
memorística e impositiva, y además la naturaleza del propio niño rechaza
tales formas a través de diversos mecanismos reactivos.
En el momento actual nos encontramos ante los llamados nuevos paradigmas
en el terreno de las ciencias, la epistemología, la psicología y la pedagogía.
Los aportes de Piaget, Vigotsky y de la psicología cognitiva con Ausubel, Brunner
y otros suscitan cambios en la visión del aprendizaje y la enseñanza. El
aprendizaje activo e interactivo, el aprendizaje por descubrimiento, las
actividades significativas, los organizadores previos, los conflictos cognitivos,
la zona de desarrollo próximo, los entornos virtuales, son conceptos y realidades
que están originando un nuevo marco teórico y nuevos enfoques metodológicos,
así como cambios en el rol del maestro y del adulto que atiende al niño.

Por otra parte muchas experiencias e investigaciones se han realizado desde


los años 30 y especialmente a partir de los 60, en el mundo y también en
nuestro país, en las cuales se ha comprobado los efectos beneficiosos de los
programas de intervención a corto, mediano y largo plazo y especialmente
con niños en situación de desventaja, niños institucionalizados, niños de
poblaciones marginales e incluso con niños con retardo.

Estos estudios confirman que una intervención temprana tiene efectos positivos
y durables en niñas y niños. El último trimestre del milenio pasado ha sido muy
prolífico en estudios y programas dirigidos a compensar y prever los efectos
de la pobreza, focalizándose en grupos humanos con mayores carencias. El
Proyecto ABECEDARIAN (Gallager, Ramay, 1988) realizado en la Universidad de
North Carolina, con niños desde los tres meses de edad, hasta el segundo
grado, demostró que los niños que empiezan antes el programa, tienen mejores
rendimientos que los que lo inician más tarde y que sus efectos persisten siete
años después de concluido.

El estudio de Carnegie Corporation (1994), realizado por Rebeca Marcon, señala


que la intervención temprana puede elevar de 15 a 20 puntos los coeficientes
de inteligencia en niños de poblaciones de alto riesgo. Asimismo comprobó
que a la edad de 12 a 15 años se mantenían las diferencias con los niños que no
participaron en el programa. Señala también, que es mejor para los niños
permanecer hasta los 6 meses con sus padres y que si los niños ingresan al
programa antes de los 3 años los efectos son mayores.

El estudio longitudinal de 27 años, The Perry Preschool Study (1984), de un


programa con niños en situación de riesgo de tres años en Michigan, con la
participación de los padres, obtuvo una serie de beneficios durante su ejecución
como la reducción de la deserción escolar, limitación del consumo de drogas,
la disminución de embarazos en los adolescentes, la mejora en las perspectivas
de empleo y la reducción de la dependencia en ayuda social. Después de 27
años, los participantes del grupo experimental demostraron como adultos,
mejores competencias que los del grupo control. En general se integraron de
manera estable en la vida activa y el número de arrestos fue mucho menor. La
economía en términos de ayuda social y gastos jurídicos fue evaluada como
una ganancia de 7 dólares para cada dólar invertido en el programa. Otros
estudios longitudinales han demostrado también la disminución de la repitencia
y deserción en primaria y secundaria.
El estudio de Schweinhart sobre los efectos de un currículo activo y
experiencias de calidad a nivel preescolar en el más importante programa
de Estados Unidos, el Head Start para niños en riesgo, demuestra
igualmente la relación entre una atención adecuada y el desarrollo
social y cognitivo.

1.6. Los fundamentos socioeconómicos: el desarrollo saludable de la


primera infancia tiene un gran impacto en toda la vida de las personas. Si
nos proponemos romper el círculo de reproducción de la pobreza, la
desigualdad y la exclusión y aspiramos a la equidad de los seres
humanos, es necesario invertir en la atención integral de los niños
pequeños, dados los resultados de las investigaciones que señalan la
importancia que tiene proporcionarles un ambiente favorable a su
desarrollo.

El economista holandés Jacques Van der Gaag sostiene que los niños
bien nutridos y atendidos en su salud, que reciben afecto y estímulo de
sus padres y del ambiente en el que crecen, se convierten en adultos
sanos, inteligentes, productivos, integrados al trabajo y a una familia
estable, con menores problemas de conducta social y delictiva, por lo tanto
concentrar esfuerzos en el desarrollo infantil es propiciar el desarrollo
de la nación, pues se trata del desarrollo humano el cual supone el
capital humano que necesita toda nación para desarrollar.1

Los beneficios inmediatos de una intervención son a nivel del niño:


mejor manejo corporal, mejores capacidades de comunicación,
mejores niveles de lectura, desarrollo de las capacidades
intelectuales, autoconcepto positivo, menor agresividad, conducta más
espontánea y creativa, (y) menor riesgo de enfermedades y mejores
niveles de nutrición. Estadísticamente significa la reducción de la
morbimortalidad infantil, de la desnutrición, aumento de los niveles de
aprendizaje y por lo tanto menos repetición y deserción escolar.

Las repercusiones en su vida adulta son: mayor nivel educativo, mejor


estado de salud, comportamiento social, sentido de los valores,
reducción de la delincuencia, y, como efectos colaterales: prosperidad
individual, la cual repercute en la prosperidad social y finalmente en
el desarrollo económico del país.

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