Cimentaciones en Suelos Dificiles

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CIMENTACIONES EN SUELOS DIFICILES

CIMENTACIONES
DOCENTE
CARLOS ANDRÉS ORDOÑEZ
POR
LAURA TATIANA OBANDO ARANGO
FECHA
27/02/2020

FACULTAD DE INGENIERIAS
POLITECNICO COLOMBIANO JAIME ISAZA CADAVID
MEDELLIN-ANTIOQUIA
2020
OBJETIVOS
 Identificar los principales suelos difíciles existentes con sus características, su
tratamiento y su origen para así realizar una correcta clasificación del suelo.
 Realizar un correcto diagnóstico de las cimentaciones de acuerdo al tipo de
suelo identificado teniendo en cuenta sus riesgos y peculiaridades.
SUELOS EXPANSIVOS

Son suelos arcillosos inestables en presencia de humedad, ya que su característica


principal es experimentar cambios de volumen cuando varía su contenido en líquido,
esto significa que cuando un suelo está compuesto de materiales muy susceptibles a
desmoronarse con la presencia de algún liquido (generalmente agua) y en caso de que
hubiera una edificación sobre esta zona con este tipo de suelos produciría que esta
tendiera a fracturarse produciendo grietas en las paredes o bien que la cimentación
cediera y que toda la edificación colapsara.
Los materiales de arcilla, tienen la capacidad de absorber una gran cantidad de agua
y retenerla debido a su estructura, el agua produce el incremento del volumen en el
material mencionado anteriormente y también una drástica reducción del volumen
cuando el agua que retenía se seca.
Los suelos expansivos resultan ser un gran problema para la construcción, porque los
incrementos del volumen no se presentan de una manera uniforme, sino todo lo
contrario al producirse incrementos en distintas zonas y al momento de contraerse
generan asentamientos, que pueden dañar severamente las estructuras.

Qué interviene o causa el fenómeno de expansión


Una de las causas por las que se presentan los suelos expansivos son las condiciones
climáticas, que influyen de manera directa al comportamiento de estos suelos. Una
expansión se genera debido al agua, por lo que es más propenso a encontrar suelos
expansivos en áreas donde las lluvias sean moderadas y frecuentes. Otro factor
importante es la presencia de aguas subterráneas que se filtran de la superficie.
También depende de:
 Naturaleza y tipo de arcilla.
La composición mineralógica de la arcilla (porcentajes de illita, caolinita y
montmorillonita) que está compuesto la arcilla resultan fundamentales en
cuanto al potencial expansivo del suelo.
Los suelos expansivos por excelencia son aquellos que tienen altos porcentajes
de montmorillonita.
 Humedad inicial
El elemento “catalizador” del fenómeno de la expansión, es precisamente, la
variación en el contenido de humedad del suelo. Por más montmorillonita que
esté compuesta una arcilla, si no hay variación en el contenido de humedad del
suelo, no habrá cambios volumétricos. No es necesario que el suelo se sature
completamente para que produzca expansión del mismo. Por el contrario, en
determinados casos, es suficiente variaciones en el contenido de humedad del
suelo de sólo 1 o 2 puntos porcentuales, para causar hinchamientos y producir
daños estructurales. El contenido de humedad inicial del suelo controla la
magnitud del asentamiento.
Arcilla “secas”, con contenido de humedad por debajo del 15 % indican un
riesgo de expansión alto, pues fácilmente pueden llegar absorber contenidos de
humedad de 35 % con los consecuentes daños estructurales. Por el contrario,
arcillas cuyo contenido de humedad está por encima del 30 % indica que la
mayoría de la expansión ya ha tenido lugar y sólo es esperable algún leve
hinchamiento remanente.

Y entre otros aspectos importantes como: peso específico seco del suelo,
características plásticas del suelo, potencia del estrato activo, fatiga de la
expansión

Formas de identificar suelos expansivos


 Los suelos expansivos se pueden identificar visualmente por varias
características, tienen alta plasticidad, si observamos el terreno encontraremos
grietas o rajaduras, esto se debe a la expansión y contracción constante que
sufre la superficie de estos suelos cuando hay variación de la humedad.

 La identificación mineralógica es uno de las principales formas usadas para


ubicar suelos expansivos, los métodos más recomendados para la
identificación mineralógica son: difracción de rayos x, análisis térmico
diferencial, análisis químico, absorción de tinte y la microscopía electrónica.
Los tres grupos más importantes en que se clasifican los minerales arcillosos
son: illita, caolinita y montmorillonita, compuestos por hidroaluminosilicatos.
Los ensayos mineralógicos tienden a detectar la presencia de montmorillonita,
que es el mineral preponderantemente expansivo.
La presencia de cargas eléctricas negativas en la superficie de los minerales
arcillosos, así como la capacidad de intercambio catiónico resultan
fundamentales para la magnitud de la expansión.
Los ensayos de identificación mineralógica resultan muy usados en trabajos de
investigación científica, pero resultan poco prácticos y antieconómicos para la
práctica usual en ingeniería, dado que se requiere equipamiento y personal
especializado. Es por este motivo que no se extiende en su desarrollo.
 El contenido de humedad es la cantidad de agua o humedad que se presenta en
un suelo, varía en un límite muy amplio, dependiendo de cada zona geográfica.
Se expresa como un porcentaje. El contenido de humedad es un factor muy
importante cuando se habla de la expansión de suelos ya que nos puede indicar
donde se podrían presentar expansión si tienen materiales arcillosos.
Además, la humedad es el elemento que hace posible el fenómeno de la
expansión, ya que, si no hay variación en el contenido de humedad del suelo,
por más montmorillonita que contenga una arcilla, no se presentará un cambio
en los valores volumétricos.
No es necesario que el suelo se sature de agua completamente para que se
presente expansión del mismo.

A través de la medida de ciertas propiedades básicas y sencillas de los suelos


se puede determinar el grado del potencial expansivo del suelo.
Las propiedades a determinar son:
• Límite líquido y Límite Plástico
• Límite de contracción
• Contenido de coloides
• Expansión libre del suelo
Estos métodos tienen la ventaja de su fácil realización y de equipamiento
disponible en todos los laboratorios. La desventaja es que no se cuantifica la
expansión, sino que cualitativamente se establecen categorías de grados del
potencial expansivo.

Límite Líquido y Límite Plástico


Investigadores demostraron que las características plásticas de los suelos
pueden ser usados como un indicador primario de las características expansivas
de las arcillas.
Es natural pensar en una relación como la antes mencionada ya que ambas
dependen en la cantidad de agua que una arcilla absorbe.
La relación entre las características plásticas y el hinchamiento de los suelos
puede establecerse como:
Si bien es cierto que todos los suelos altamente expansivos tienen plasticidades
altas, no es cierto que los suelos con elevada plasticidad sean necesariamente
expansivos.

Contenido de Coloides
Dentro de los materiales que tiene un tamaño inferior a 74 micras están los
limos y las arcillas. Desde el punto de vista del tamaño se considera arcillas
aquellos materiales que tienen un tamaño inferior a 2 micras (0.002 mm),
siendo necesario para su determinación la realización de un ensayo
hidrométrico.
La magnitud de la expansión que experimenta una arcilla está vinculada con la
cantidad de partículas de tamaño arcilla presente en el suelo.

Determinación de la expansión Libre


Este ensayo consiste en colocar en una probeta normalmente cilíndrica un
volumen conocido de suelo “seco” y sumergirlo en agua sin aplicación de
sobrecarga alguna, mientras se mide la expansión. La diferencia entre el
volumen final e inicial, expresado como un porcentaje del volumen inicial es
la expansión libre.
Esta medida de la expansión se realiza en condiciones muy desfavorables, ya
que se hace en condiciones de ninguna sobrecarga y hoy en día se utilizan
métodos más adecuados a tales efectos.

También se puede realizar una evaluación del potencial expansivo en base a


los métodos expuestos, ya que existen varios métodos que realizando diversas
combinaciones de los resultados de las medidas de las propiedades antes
mencionadas clasifican en categorías los potenciales expansivos del suelo
(Método desarrollado por Holtz y Gibbs y el método del “Índice de la actividad
de la arcilla” propuesto por Seed, Woodward y Lundgren

 Identificación por métodos indirectos, estos métodos consisten en predecir el


potencial expansivo del suelo de una forma cualitativa, en base a medidas
directas de la expansión del suelo sobre muestras moldeadas compactadas en
condiciones prefijadas de humedad y densidad.
Los métodos más utilizados son el de “Ladd y Lambe” auspiciado por la
Federal Housing Administration y el método de “PVC” o método de la medida
del cambio volumétrico. La desventaja de este usar este tipo de métodos es que
se obtienen datos muy variables, que dependen del tipo de suelo que es
analizado.
 Métodos directos para la identificación de suelos expansivos, consisten en
saturar el suelo en diferentes condiciones de carga para poder medir la
expansión que presente y graficar las variaciones de hinchazón.

Se reconocen dos parámetros que definen el Potencial de Hinchamiento, los


cuales son:
Presión de hinchamiento (PS): Es la presión aplicada en laboratorio sobre una
muestra de suelo expansivo, se añaden cargas para no permitir el hinchamiento,
la presión máxima que hay que añadir para que no haya hinchamiento, es decir
se mantenga su volumen inicial es conocida como presión de hinchamiento.
Hinchamiento libre (Hc): Se expresa como el porcentaje de la elevación
máxima, cuando hay presión nula en relación a la longitud inicial.

Las medidas de estos parámetros se realizan fundamentalmente mediante


pruebas edométricas o en técnicas basadas en la succión, tendiendo a simular
los factores relevantes que sigue el fenómeno cuando se desarrolla in situ. Para
lograr este objetivo se han propuesto innumerables metodologías
experimentales que siguen metodologías distintas, cuando no opuestas. Las
principales divergencias radican en:
• forma de simular las condiciones de campo en el edómetro
• tamaño y forma de la muestra
• valor de la humedad inicial del ensayo
• magnitud de la precarga y secuencias de cargas
• momento de saturación
• mecanismos para medir el hinchamiento
• número de muestras que intervienen en el ensayo.

Es por esto que la abundante bibliografía internacional disponible evidencia


marcadas discrepancias en los valores finales obtenidos y que la predicción del
comportamiento resulte fuertemente influenciada por aquellas variables, más
precisamente, por el camino de tensiones seguido y por el criterio de saturación
utilizado.
Por lo expuesto la definición de hinchamiento no es tan simple como la
definida con anterioridad, ya que está sujeta al procedimiento experimental
utilizado para su cuantificación.
Si bien estos métodos constituyen el procedimiento más adecuado para
predecir la expansión del suelo, además de las dificultades señaladas, tienen el
inconveniente de requerir un equipamiento bastante completo (celdas de
cargas, pesas, etc.), no disponibles en los laboratorios de uso común en
ingeniería.

Ante la presencia de suelos expansivos, las acciones más adecuadas son:

 Actuar en el sentido de reducir o eliminar la expansión del suelo.

Las diferentes formas de acción sobre el suelo se pueden agrupar en:


* Inundar el suelo en el sitio de manera que se produzca una expansión antes
de la construcción
* Reducir la densidad del suelo mediante un adecuado control de la
compactación.
* Remplazar el suelo expansivo por uno que no lo sea.
* Modificar las propiedades expansivas del suelo mediante diversos
procedimientos: estabilización mediante cal, cemento, inyecciones, etc.
* Aislar el suelo de manera que no sufra modificaciones en su contenido de
humedad.

 Actuar sobre el suelo

“PreHumectación” del Suelo: la teoría de “prehumectar” el suelo antes de la


construcción está basada en el hecho de que si al suelo se le permite que se
expanda antes de la construcción y si luego la humedad del suelo es mantenida,
no es de esperar cambios volumétricos y por lo tanto no es esperable daños
sobre la estructura. La experiencia indica que, en las áreas cubiertas por una
losa, contrapiso, pavimento, etc., el contenido de humedad del suelo rara vez
decrece. Si uno “inunda el suelo”, una vez que el suelo se hinche hasta su
máximo potencial, la migración del contenido de humedad hacia la parte de
suelo subyacente que se encuentra menos húmeda induce nuevas expansiones
del suelo diferidas en el tiempo. Este proceso puede continuar durante cerca de
10 años.
El tiempo requerido para lograr una adecuada humectación del suelo, aunque
no sea necesario llegar a la saturación, es de al menos uno o dos meses, lo que
puede ser considerado como demasiado largo.
Además, es muy cuestionable el hecho de que se obtenga una variación
uniforme en el contenido de humedad del suelo en las áreas “prehumectadas”.

Los suelos arcillosos, que son los potencialmente expansivos, son muy difíciles
de “prehumectar” siendo lo más factible que el agua penetre a través de fisuras,
etc., no lográndose una humectación pareja del suelo.
Este método de “inundación previa” puede resultar útil para la cimentación
mediante losas, construcción de pavimentos, canales, etc., pero no es adecuado
para cimentaciones aisladas (tipo patín)
La razón es que el prehumectar el suelo conlleva a reducir en una forma muy
significativa los parámetros resistentes del suelo, lo que lo hace inadecuado
para el apoyo de cimientos aislados.

Reducción de la Densidad del Suelo: este método es naturalmente válido


cuando la cimentación se debe hacer sobre un material a terraplenar, o en
aquellos casos en que se procede a la sustitución del suelo.
La magnitud del asentamiento en un relleno depende de la densidad alcanzada
en la compactación, el contenido de humedad de la compactación, el método
de compactación y la carga que se aplique sobre el relleno.
Estos dos últimos están impuestos por el equipo usualmente disponible en la
obra durante la compactación y la sobrecarga impuesta por la obra, de manera
que sobre lo que podemos actuar es fundamentalmente sobre los dos primeros.

las arcillas expansivas expanden poco cuando son compactadas a densidades


bajas y alto contenido de humedad, pero expanden mucho cuando son
compactadas a densidades altas y bajos contenidos de humedad.
La principal razón de que el contenido de humedad es importante durante la
compactación es que el contenido de humedad es un controlador del grado de
densidad alcanzado, y no tanto por el hecho de que un alto contenido de
humedad haga reducir sensiblemente la expansión. El elemento fundamental
para controlar la expansión es el grado de densidad alcanzado.
Ya en el año 1959 Dawson aconsejaba que en suelos expansivos se debía
controlar no sólo el alcanzar un grado de compactación mínimo, sino también
un valor máximo.

 Sustitución del Suelo Expansivo: Una alternativa simple de cimentar una losa
o un patín en un material expansivo es remplazar el material expansivo por otro
que no lo sea.
La experiencia indica que si el suelo natural sobre el que se está apoyando el
cimiento consiste en más de 5 pies (aprox. 1.50 mts) de suelo granular del tipo
(SC-SP), que a su vez se apoya en un suelo altamente expansivo no existe
riesgo de movimiento en la fundación cuando apoyamos la misma sobre este
material granular.

¿Por qué motivo se afirma esto?


No está claro si es debido a que el agua superficial no llegará al material
expansivo, o si existe un reacomodamiento del material granular que hace que
los eventuales movimientos sean prácticamente inexistentes, o se debe a una
combinación de ambos efectos.
La afirmación anterior no es necesariamente cierta cuando el material sobre el
que se apoya se trata de un relleno especialmente seleccionado a los efectos.

Se debe tener en cuenta qué material colocar, qué espesor tendría ese relleno y
en qué área debajo de la fundación se extendería esa sustitución, el primer
requerimiento es, obviamente, que el material no sea expansivo, eso lo
cumplen los suelos cuya clasificación varía desde los materiales del tipo GW
a los deltipo SC.
Los materiales granulares que podemos considerarlos “limpios”, es decir con
escasa cantidad de finos, aquellos cuya clasificación de acuerdo al S.U.C.S.
varía del tipo GW a SP, tiene una permeabilidad tal que el agua podría llegar
hasta los materiales subyacentes arcillosos y expansibles.

Una alternativa para mejorar el potencial expansivo del suelo sería el poder
mezclar el material granular con el suelo emplazado en sitio. Si bien dicho
método es teóricamente razonable, en la práctica se hace muy dificultoso la
mezcla de material granular con arcillas de bajo contenido de humedad. Se
necesita maquinaria especial, sobre todo por la dificultad de disgregar los
“terrones” de arcilla a tamaños adecuados, lo que lleva a costos tan caros como
otros procedimientos en los que se obtienen mejores resultados como la
estabilización con suelo cal o suelo cemento.
La principal razón por la cual un relleno artificial de un material seleccionado
no es tan efectivo como el apoyar sobre una masa de suelo granular en estado
natural, es por la extensión del mismo debajo de la fundación en uno y otro
caso. Cuanto mayor sea el área en que efectuamos el reemplazo, más efectivo
resulta el relleno.

Con la tecnología disponible en la actualidad para la acción sobre los suelos


expansivos, la sustitución de suelos puede ser considerada como una de las
mejores opciones para la estabilización de estos suelos.
Dentro de las ventajas de este método está el hecho de que se pueda compactar
el material sustituido a elevados porcentajes de manera de poder soportar
cargas importantes. Con el método de “prehumectado” o de “control del grado
de la compactación”, la capacidad resistente del suelo se ve disminuida.
 Otra forma de reducir o eliminar totalmente distinta los suelos expansivos es
actuando sobre la estructura y el sistema de cimentación. CIMENTACIONES
SUPERFICIALES
Esta clase de fundaciones, más comúnmente denominadas como zapatas o
patines, pueden ser implementadas con éxito sobre subsuelos conformados por
materiales expansivos, siempre que se cumpla al menos uno de los siguientes
requisitos:
- La presión aplicada, debido a las cargas permanentes, resulte suficiente como
para contrarrestar la presión de expansión.
- La superestructura tenga el grado de rigidez necesario como para que una
expansión diferencial no cause fisuras o grietas en los elementos resistentes.
- El efecto expansivo pueda ser eliminado o al menos reducido de manera de
evitar o mitigar los desórdenes (ya sean éstos de carácter resistente, funcional
o ambos).

Zapatas corridas: Como se sabe, es la tipología más común de fundación


superficial para estructuras livianas. Es claro, en consecuencia, que para
prevenir el efecto de la expansión se vuelve necesario concentrar la presión
aplicada, lo que deriva en minimizar el ancho de la zapata.
Por lo tanto, el uso de zapatas corridas debería limitarse a suelos de bajo grado
de expansión, por ejemplo, en general inferior al 1%, medido en el ensayo de
expansión libre.
Sin embargo, el uso de fundaciones alternativas, al caso pilotes, puede ser
antieconómico y por ello en muchas situaciones se aceptan daños menores
(como fisuras en paredes y techos), cuyos costos de reparación resultan
inferiores a los de un sistema de fundación diferente.
Una variante, cuando no es factible cambiar el sistema de fundación, es
implantar las zapatas a profundidades mayores, esto es a salvo de la capa de
suelo donde las variaciones en el contenido de humedad son mayores (al menos
1,50 a 2,00 m por debajo del nivel del terreno natural). Esta ubicación reduce
y limita además los desplazamientos diferenciales.
En general, se sugiere a las zapatas corridas como una alternativa en principio
válida cuando:
• El subsuelo no es altamente expansivo (básicamente illita en vez de
montmorillonita)
• Es poco probable que se verifique un ascenso del nivel freático.
• No hay disponibilidad de fundar con pilotes.
Una variante a veces empleada es la fundación en “cajón”, esto es una
estructura de hormigón fuertemente armada, cuya altura media es del orden de
2,00 m. Es notorio que este tipo de fundación protege a la estructura de
eventuales fisuraciones derivadas de expansiones diferenciales. En estos casos,
no deben existir discontinuidades a nivel de la superestructura, que introduzcan
puntos débiles. En especial, en estructuras complejas, se sugiere agregar juntas
para separarlas en dos o más módulos. Cada módulo actuará entonces en forma
independiente y los desplazamientos diferenciales podrán absorberse en las
juntas.

Zapatas aisladas: Como es sabido, este sistema consiste en una serie de


zapatas apoyadas sobre las capas superiores del subsuelo, conectadas entre sí
por vigas de fundación. Como en el caso de las fundaciones indirectas o
profundas, la carga de la estructura es trasmitida al suelo en forma concentrada
en diferentes puntos; la diferencia es que naturalmente en este caso la descarga
se realiza en las capas superiores del terreno y no se involucra la resistencia
lateral por fricción.

En el caso de un suelo expansivo, si la presión aplicada es mayor que la presión


de expansión (para cambio de volumen nulo) no deberían observarse
desplazamientos debidos a esta causa.
En general puede decirse que la magnitud de la presión aplicada está limitada
por la capacidad portante del suelo de fundación y es función del coeficiente
de seguridad adoptado (usualmente entre 2 y 3). Por lo tanto, considerando los
valores habituales de tensiones admisibles para suelos arcillosos de Formación
Libertad (1,0 a 2.0 kg/cm2), este sistema de fundación sólo podrá aplicarse en
suelos con potenciales expansivos medios (1 a 5% de expansión libre y presión
de expansión en el rango de 1 a 2 kg/cm2).
Para permitir en estos casos la concentración de tensiones aplicadas en las
zapatas individuales se requiere descalzar las vigas de fundación, esto es dejar
un espacio vacío bajo éstas.

Losas de fundación: El comportamiento de las losas de fundación construidas


sobre suelos expansivos, puede considerarse un problema de difícil control y
aún no resuelto para todos los casos.
En esta categoría están comprendidas las losas de piso interiores, las exteriores,
los pavimentos, etc. En general estas losas no soportan una carga aplicada
importante y los pesos propios son también bajos. En consecuencia, es
esperable que se produzcan movimientos cuando aumenta el contenido de
humedad en el subsuelo bajo la losa y, por lo tanto, esta consideración debiera
ser un requisito de diseño. Además, los movimientos de estas losas no sólo
pueden traducirse en fisuras, sino que en muchos casos pueden afectar la
estabilidad general de la estructura.
En general, las losas van directamente apoyadas sobre el subsuelo y se
construyen incorporando algún tipo de armadura, dependiendo de las cargas
aplicadas.
Más que nada la disposición de estas armaduras tiende a prevenir las
fisuraciones de origen térmico, pero no así las causadas por la expansión del
suelo.
De allí las dificultades que se presentan cuando son implantadas sobre
subsuelos con potencial expansivo entre moderado y alto.
El desarrollo de sistemas de pisos económicos capaces de revertir el problema
de la expansión ha sido desde siempre un objetivo común de ingenieros
estructurales y de suelos.
Lamentablemente no es aún posible dar una respuesta totalmente eficaz a este
tema. Algunos de las alternativas actuales incluyen los sistemas de pisos
nervados y los pisos con cavidades.

SUELOS LICUABLES

La licuefacción de suelo describe el comportamiento de suelos que, estando


sujetos a la acción de una fuerza externa (carga), en ciertas circunstancias pasan
de un estado sólido a un estado líquido, o adquieren la consistencia de un
líquido pesado. Es un tipo de corrimiento, provocado por la inestabilidad de un
talud. Es uno de los fenómenos más dramáticos y destructivos y, además, más
polémicos y peor explicados que pueden ser inducidos en depósitos por
acciones sísmicas.

Es más probable que la licuefacción ocurra en suelos granulados sueltos


saturados o moderadamente saturados con un drenaje pobre, tales como arenas
sedimentadas o arenas y gravas que contienen vetas de sedimentos
impermeables.

Durante el proceso en que actúa la fuerza exterior, por lo general una fuerza
cíclica sin drenaje, tal como una carga sísmica, las arenas sueltas tienden a
disminuir su volumen, lo cual produce un aumento en la presión de agua en los
poros y por lo tanto disminuye la tensión de corte, originando una reducción
de la tensión efectiva.
Los suelos más susceptibles a la licuefacción son aquellos formados por
depósitos jóvenes (producidos durante el Holoceno, depositados durante los
últimos 10,000 años) de arenas y sedimentos de tamaños de partículas
similares, en capas de por lo menos más de un metro de espesor, y con un alto
contenido de agua (saturadas). Tales depósitos por lo general se presentan en
los lechos de ríos, playas, dunas, y áreas donde se han acumulado arenas y
sedimentos arrastrados por el viento y/o cursos de agua. Algunos ejemplos de
licuefacción son arena movediza, arcillas movedizas, corrientes de turbidez, y
licuefacción inducida por terremotos.

Según cual sea la fracción de vacío inicial, el material del suelo puede
responder ante la carga bien en un modo de ablandamiento inducido por
deformación o alternativamente sufrir endurecimiento inducido por
deformación. En el caso de suelos del tipo ablandamiento inducido por
deformación, tales como arenas sueltas, los mismos pueden alcanzar un punto
de colapso, tanto en forma monótona o cíclica, si la tensión de corte estática es
mayor que tensión de corte estacionaria del suelo. En este caso ocurre
licuefacción de flujo, en la cual el terreno se deforma con una tensión de corte
constante de valor reducido. Si el terreno es del tipo endurecimiento inducido
por deformación, o sea arenas de densidad moderadas a altas, en general no
ocurrirá una licuefacción por flujo. Sin embargo, puede presentarse un
ablandamiento cíclico a causa de cargas cíclicas sin drenaje, tales como cargas
sísmicas. La deformación durante cargas cíclicas dependerá de la densidad del
terreno, la magnitud y duración de la carga cíclica, y la magnitud de inversión
de la tensión de corte. Si es que ocurre una inversión de la tensión, la tensión
de corte efectiva puede ser nula, en cuyo caso puede occurrir el fenómeno de
licuefacción cíclica. Si no ocurre inversión de las tensiones, no es posible que
la tensión efectiva sea nula, en cuyo caso puede occurrir el fenómeno de
movilidad cíclica.

La resistencia de un suelo sin cohesión frente a la licuefacción dependerá de la


densidad del terreno, las tensiones de confinamiento, la estructura del terreno
(textura, antigüedad y cementación), la magnitud y duración de la carga cíclica,
y de si ocurre inversión de la tensión de corte.4

La licuefacción de los suelos es un proceso observado en situaciones en que la


presión de poros es tan elevada que el agregado de partículas pierde toda la
resistencia al corte y el terreno su capacidad soportante. Se producen en suelos
granulares:
Arenas limosas saturadas
Arenas muy finas redondeadas (loess)
Arenas limpias
Rellenos mineros
Debido a la gran cantidad de agua intersticial que presentan, las presiones
intersticiales son tan elevadas que un seísmo, o una carga dinámica, o la
elevación del nivel freático, pueden aumentarlas, llegando a anular las
tensiones efectivas. Esto motiva que las tensiones tangenciales se anulen,
comportándose el terreno como un «pseudolíquido».

Si bien los efectos de la licuefacción han sido comprendidos desde hace mucho
tiempo, los ingenieros y sismólogos han tenido un recordatorio sobre su
relevancia a partir de los terremotos de 1964 ocurridos en Niigata, Japón y
Alaska. El fenómeno también jugó un papel muy importante en la destrucción
del Distrito de la Marina en San Francisco durante el terremoto de Loma Prieta
ocurrido en 1989.

Condiciones licuefacción suelos

Además del tipo de terreno, para que se produzca este fenómeno, el nivel
freático debe encontrarse cerca de la superficie, la compacidad de los
materiales suele ser baja (NSPT<20) y la intensidad del terremoto alta.

Concrétamente, según González De Vallejo, 2002, se pueden establecer las


siguientes circunstancias desencadenantes de este fenómeno:

Sismos de magnitud igual o superior a 5,5, con aceleraciones superiores o


iguales a 0,2g.
A partir de los 15 m de profundidad no se han conocido fenómenos de
licuefacción en suelos.
El nivel freático, en la mayoría de los casos en los que se ha presentado la
licuefacción se encontraba a poca profundidad, inferior a 3 m; por debajo de
los 5 m de profundidad, la susceptibilidad a la licuefacción es muy baja.
De modo general, las propiedades que caracterizan a los suelos licuefactables
(González de Vallejo, 2002) son las siguientes:

Grado de saturación del 100%.


Diámetro medio D50 entre 0,05 y 1,0mm.
Coeficiente de uniformidad Cu=D60/D10<15.
Contenido en finos inferior al 10%.
Bajo grado de compactación, es decir NSPT<10 para profundidades <10m y
NSPT<20 para profundidades >10m.
O según Wang, 1979, los suelos con las siguientes propiedades:

Tamiz 0,005 mm ≤ 15%


Límite líquido LL ≤ 35%
Humedad natural w ≥ 0,9 LL
Índice líquido IL ≤ 0,75 (Puedes calcular el índice líquido en el enlace).

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