Insuficiencia Renal Aguda y Cronica
Insuficiencia Renal Aguda y Cronica
Insuficiencia Renal Aguda y Cronica
ANTUNEZ DE MAYOLO
Huaraz, 2013
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INDICE
INTRODUCCION ............................................................................................................ 3
DEFINICIÓN ............................................................................................... 4
ETIOLOGÍA ................................................................................................ 4
FISIOPATOLOGÍA ..................................................................................... 5
FORMAS DE DIAGNÓSTICO..................................................................... 9
TRATAMIENTO ........................................................................................ 10
DEFINICIÓN ............................................................................................. 13
ETIOLOGÍA .............................................................................................. 13
FISIOPATOLOGÍA ................................................................................... 13
FORMAS DE DIAGNÓSTICO................................................................... 17
TRATAMIENTO ........................................................................................ 18
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INTRODUCCIÓN
Azotemia y uremia son términos utilizados con frecuencia para hacer referencia al
amenaza la vida, mientras que la segunda es un trastorno serio (grave), que con
pediátrica, su todavía alta tasa de mortalidad hace que resulte vital reconocer
por completo. Sólo algunos pueden, en ocasiones, abocar al fracaso renal progresivo
o muerte.
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I. INSUFICIENCIA RENAL
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fluidoterapia con solución salina, expansores del plasma, plasma, etc.,
con medición de la presión venosa y de la diuresis horaria.
3. FISIOPATOLOGÍA
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Al nacer se producen cambios en el organismo que suponen: 1)
Aumento en la PAM y la presión intraglomerular, 2) una
disminución en la RVR y 3) un aumento en la superficie de
filtración. Todo ello dará lugar a un aumento en el filtrado
glomerular. Aun así el FG del recién nacido está disminuido,
tanto en términos absolutos como corregido para la superficie
corporal del adulto. Esta situación explica la vulnerabilidad de la
función renal en los momentos iniciales de transición entre la
vida fetal y neonatal.
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una disminución en el filtrado glomerular. A esta situación J.P.
Guignard la denominó Nefropatía vasomotora. Las situaciones
en el periodo neonatal inmediato que pueden causar este
imbalance son: Hipovolemia, Hipotensión, Hipoxemia, Acidosis,
Hipotermia, Actitudes médicas (ventilación mecánica, utilización
de inhibidores del enzima de conversión de angiotensina IECA,
inhibidores de la síntesis de prostaglandinas-indometacina,
ibuprofeno, aminoglucósidos).
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intravascular total mejorando la perfusión de los riñones. La
reabsorción de sodio da lugar a un aumento de la osmolaridad del
plasma, que a su vez estimula la liberación de la hormona
antidiurética (ADH), la cual favorece la reabsorción de agua a nivel
de los túbulos distales.
4. MANIFESTACIONES CLINICAS
a) Periodo oligúrico
Dominado por la existencia de anuria (falta de producción de orina) u
oliguria que viene definida por la excreción de volúmenes inferiores a
0.5 mL/kg/hora, 12mL/m2/hora o 400mL/24 horas/1.73m2. Alguna vez la
IRA puede cursar con diuresis conservada o incluso con cierto grado de
poliuria. En la situación de IRA prerrenal la deshidratación es un hecho
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acompañante más relevante. Las convulsiones pueden deberse a la
existencia de una encefalopatía hipertensiva o, más frecuentemente,
traducir un trastorno metabólico.
Desde el punto de vista analítico además de la elevación de los valores
plasmáticos de urea, creatinina y ácido úrico, se confirma hiponatremia,
hiperpotasemia, hipocalcemia, hiperfosfatemia e hipermagnesemia. Es
habitual la presencia de anemia hipocroma y hemorragias en relación
con el trastorno asociado de coagulación.
Teniendo en cuenta que esta fase puede tener una duración variable,
de varios días a 2 – 3 semanas, hay que pevenir la sobrecarga de
líquidos para no provocar insuficiencia cardíaca y edema agudo de
pulmón.
b) Periodo de poliuria
Una vez superada la fase oligúrica, los volúmenes diarios de orina se
incrementan, pudiendo llegar hasta los 5.000mL/1.73m2/24 horas (˃
80mL/m2/hora). A pesar de ello las concentraciones plasmáticas de úrea
y creatinina pueden mantenerse elevadas durante algún tiempo como
reflejo de la grave afectación de la función renal.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que al mejorar la función
glomerular puede tener lugar una importante fuga urinaria de electrolitos
capaz de acentuar el peligro de deshidratación, hiponatremia e
hipopotasemia.
c) Periodo de recuperación
Puede prolongarse durante meses. La normalización más o menos
completa de la función renal dependerá fundamentalmente de la
enfermedad causal y su gravedad.
5. FORMAS DE DIAGNÓSTICO
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cual la orina tendrá una concentración de Na+ superior a 40 mEq/l
(mientras que en la azoemia prerrenal, el Na+ urinario es inferior a los
20mEq/l). Las muestras de orina deben enviarse al laboratorio
inmediatamente después de ser recogidas, o bien refrigerarse si el envío no
es posible. De lo contrario aumenta la posibilidad de desarrollar crecimiento
bacteriano, turbidez y alcalinidad, lo que puede distorsionar los resultados
del análisis.
Urografía retrógrada: Permite valorar las causas posrenales como la
obstrucción.
6. TRATAMIENTO
Tratamiento médico
En el tratamiento los objetivos primarios son: eliminar la causa
desencadenante, mantener el equilibrio hidroelectrolítico y evitar las
complicaciones, hasta que los riñones puedan recuperar su función.
Para ello se debe realizar las siguientes acciones:
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perdidas ocurridas durante las 24 horas anteriores (orina,
vómitos, sangre, diarrea).
Durante la fase diurética: puede producirse la
deshidratación debido a las grandes cantidades de orina
excretada. Por esta razón es muy importante la
reposición de líquidos.
c) Control de electrolitos
Durante la fase oligúrica
Tratamiento de la hiperpotasemia: Cuando los
valores de potasio se encuentran por encima de los 6
mEq/l se administra sulfonato de poliestireno, resinas
de intercambio catiónico o enema, para facilitar la
excreción de potasio por las heces. Cuando los
valores de potasio sérico se aproximan a 6.5 mEq/l
se necesita un tratamiento más agresivo como la
administración intravenosa de insulina (desplaza el
potasio al interior de las células) y a continuación se
administra glucosa para evitar la hipoglucemia. Otros
fármacos de emergencia pueden ser el bicarbonato
sódico o gluconato cálcico. También se utiliza la
diálisis.
Tratamiento de la hiperfosfatemia: se administran
fijadores del fósforo para que sea eliminado por las
heces aunque hay algunos que contienen aluminio
que puede producir osteodistrofia renal o
encefalopatía, por lo que su uso está limitado.
Tratamiento de la hipocalcemia: debido a la falta de
vitamina D el intestino no puede absorber el calcio,
por lo que se ha de administrar suplementos de
calcio. Si la hipocalcemia aún persiste se ha de
administrar la forma activa de la vitamina D.
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potasio por la orina, debiéndose reponer los electrolitos
perdidos.
Terapia nutricional
Fase oligúrica: Consiste en las restricciones
alimentarias necesarias para impedir la azoemia y los
trastornos hidroelectrolíticos, pero aportando las
calorías suficientes para prevenir el catabolismo de
las proteínas del organismo, proceso que causaría el
aumento de los valores de urea, fosfato y potasio.
Para ello es necesario:
Una dieta baja en proteínas, pero rica en
grasas y carbohidratos.
Restricción de alimentos ricos en sodio para
evitar la sed y prevenir el edema, la
hipertensión y la insuficiencia cardiaca
congestiva.
Restricción de alimentos ricos en potasio y
fosforo para prevenir complicaciones.
Administración de suplementos calóricos, o
aminoácidos esenciales.
Fase diurética: incrementar la ingesta de alimentos
ricos en potasio y sodio. Después de la fase de
diuresis el individuo recibe una dieta con abundantes
proteínas y calorías y se le anima a reanudar poco a
poco sus actividades.
Otros tratamientos:
Diálisis: en la fase oligúrica se realiza para prevenir
complicaciones, además de permitir el consumo liberal de
líquidos, sodio y proteínas. También se utiliza en casos de
urgencia, cuando los niveles de electrolitos o BUN están muy
elevados y son un riesgo para el individuo. Durante la fase
diurética la diálisis puede seguir siendo útil para eliminar las
toxinas urémicas y mantener un equilibrio hídrico óptimo.
Disminución de dosis de medicamentos que se excretan por vía
renal.
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d) Evitar infecciones secundarias: utilizar medidas de asepsia,
evitar sondas fijas de Foley, controlar los signos de infección,
administración de antibióticos como método preventivo y
fisioterapia preventiva.
3. FISIOPATOLOGÍA
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requerir formas de reemplazo renal. Existen varios mecanismos homeostáticos
de adaptación a la caída de la función renal. Entre ellos el más estudiado ha
sido la hipótesis de sobrecarga de las nefronas residuales. De acuerdo con
esta hipótesis de los “nefrones intactos”, al avanzar la enfermedad renal ciertos
nefrones llegan a ser obsoletos y los otros funcionan normalmente en cuanto
deben compensar con un aumento en la carga de solutos por unidad
funcionante. Esto lleva a una desaparición de la reserva renal y a una falta de
flexibilidad de función en respuesta a exigencias homeostáticas. Este aumento
en la excreción por nefrón se obtiene a expensas de efectos indeseables en
otros sistemas, como el hiperparatiroidismo que resulta como consecuencia de
la elevación del fósforo sérico y que a su vez aumenta la excreción urinaria de
fósforo a costa de la enfermedad ósea. Asimismo, la hipertensión puede ser
vista como una compensación de la expansión crónica de volumen necesaria
para mantener el balance del sodio.
Una vez que una lesión o daño inicial destruye un número de nefronas, se
desencadena una serie de mecanismos que llevan inexorablemente a la
destrucción de las nefronas residuales. Estos mecanismos pueden ser
inmunológicos (antiGBM), factores de crecimiento, entre los cuales destacan
TGF , hormonales (PTH, Vit D3), o relacionados con la hiperlipidemia que con
frecuencia acompaña a muchas enfermedades renales crónicas. La excreción
urinaria de proteínas puede acarrear el paso de otras macromoléculas y
sustancias lipídicas a través de las células mesangiales, activando una serie de
procesos que llevan a la glomeruloesclerosis.
4. MANIFESTACIONES CLINICAS
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Los primeros síntomas aparecen debido a la disminución en un 25-30% del
filtrado glomerular, lo que produce un aumento de la urea y la creatinina en el
plasma. Encontramos síntomas en los siguientes sistemas:
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plaquetario. En estos pacientes hay alteraciones en el sistema de
coagulación con aumento de las concentraciones de factor VIII y de
fibrinógeno.
Pueden aparecer infecciones, causadas por trastornos de la función
plaquetaria y alteraciones funcionales de los leucocitos.
En el sistema cardiovascular: se puede producir hipertensión arterial,
arritmia e insuficiencia cardiaca congestiva que puede causar edema agudo
de pulmón.
En el sistema respiratorio: El edema ocasionado por la retención de
líquidos produce una disnea llamada respiración de Kussmaul que deriva
en edema pulmonar, pleuritis urémica, derrame pleural, e infecciones
respiratorias.
Alteraciones neurológicas: como letargia, apatía, trastornos de la
capacidad de concentración, fatiga, irritabilidad y alteración de la capacidad
mental debido a los productos residuales nitrogenados, trastornos
electrolíticos y acidosis metabólica.
Alteraciones del aparato locomotor: A causa de alteraciones del
metabolismo el calcio y fosfato pueden aparecer alteraciones óseas como
la osteodistrofia renal, dolores y deformidades.
Alteraciones dermatológicas: La piel puede presentar un descoloramiento
amarillo verdoso debido a la absorción y retención de urocromo (pigmentos
de la orina). También tiene un aspecto pálido, seco y escamoso a causa de
la anemia. Pueden aparecer petequias y equimosis por anomalías de las
plaquetas. El pelo es seco, quebradizo y tiende a caer. Las uñas son
delgadas, frágiles y arrugadas. Estos pacientes suelen padecer un prurito
intenso, debido a las alteraciones del metabolismo fosfato-cálcico.
Sistema reproductor: se puede observar infertilidad y disminución del
lívido. En mujeres suele disminuir los estrógenos, progesterona y hormona
luteinizante causando anovulación y alteraciones menstruales que
reaparecen tras el inicio de la diálisis. En el hombre produce pérdida de la
consistencia de los testículos, disminución de los valores de testosterona y
recuentos bajos de esperma. La función sexual puede mejorar con la
diálisis de mantenimiento e incluso normalizarse después de un trasplante
con éxito.
Alteraciones del sistema endocrino: como hipotiroidismo.
También se puede observar cambios de la personalidad y de la
conducta como labilidad emocional, aislamiento y depresión. Al igual
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que alteración de la imagen corporal debido al edema, trastorno de la
piel y mucosas, así como por la presencia de vías de acceso (fístula,
catéter, etc.) que contribuyen a aumentar la ansiedad y depresión.
5. FORMAS DE DIAGNÓSTICO
a) Laboratorio
b) Imagenología
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función pulmonar, y cuando fuere necesario electroencefalograma,
potenciales evocados, TAC cerebral y/o Resonancia Magnética.
c) TRATAMIENTO
1. MANEJO DIETÉTICO
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(VFG menor de 10ml/min/1.73) y en enfermedades Intersticiales cuando
hay disminución de Renina-Aldosterona, y cuando se utilizan
bloqueadores alfa y beta adrenérgicos y de la enzima convertasa.
2. INICIO DIÁLISIS: las indicaciones de diálisis en IRA e IRC son las siguientes:
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central. La hemodiálisis intermitente puede realizarse de 3 a 7 veces por
semana, según evolucione la situación hidroelectrolítica del paciente.
La diálisis peritoneal se reserva principalmente a los casos de IRA que se
presentan en los neonatos y los lactantes, aunque también puede ser
empleada en niños y adolescentes de todas las edades. La solución
hiperosmolar utilizada infunde en la cavidad peritoneal a través de un catéter
de diálisis peritoneal percutáneo o colocado quirúrgicamente. El líquido
introducido se mantiene en la cavidad peritoneal durante 45-60 minutos y
continuación es drenado del paciente por gravedad (manualmente o
ayudándose con una bomba), una vez llevado a cabo el recambio
hidroelectrolítico. Los ciclos se repiten durante 8-24 horas/día según la
situación hidroelectrolítica del paciente. No es necesario anticoagular al
paciente y esta forma está contraindicada en caso de existir trastornos
abdominales importantes.
El tratamiento de sustitución renal continuo (TSRC) es útil en pacientes que
presentan una situación hemodinámica inestable, sepsis concomitante, o fallo
multiorgánico estando ingresando en una unidad de cuidados intensivos. El
TSRC es un procedimiento extracorpóreo que emplea una máquina de bombeo
con un sistema especial que logra la extracción continua de sangre (24h/día),
de líquidos, electrolitos y solutos de pequeño y mediano tamaño. Por lo general
el catéter de doble vía se introduce por la vena subclavia, yugular interna o
femoral. A continuación se conecta al paciente al circuito de bombeo de TSRC,
que recircula de manera continua la sangre del paciente a través de un filtro de
permeabilidad elevada.
El TSRC se puede efectuar de tres manera diferentes. Mediante un sistema de
hemofiltración continua venosa (HCVV), una gran cantidad de líquido circula a
presión a través del filtro y arrastra con él mediante convección a otras
moléculas como urea, creatinina, fosforo y ácido úrico. El volumen hematínico
es reconstituido mediante la infusión intravenosa de un líquido de sustitución
de composición electrolítica similar al de la sangre. La diálisis por
hemofiltración venosa continuada (HCVV-D) emplea el principio de la difusión,
haciendo circular el líquido de dializado en una dirección a contracorriente
sobre el lado del ultrafiltrado de la membrana. No emplea líquido de sustitución.
La hemofiltración continua (HCVV-DF) emplea líquido de sustitución y de
dializado, y es el sistema de TSRC que extrae solutos de manera más eficaz.
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II. CUIDADOS DE ENFERMERÍA
Para la prevención y el tratamiento precoz, es imprescindible identificar a
personas con riesgo de padecer IRC (personas con antecedentes de
enfermedad renal, hipertensión, diabetes mellitus e infecciones repetitivas del
tracto urinario).
A estas personas se les debe realizar seguimientos periódicos e indicarles que
deben avisar al profesional de salud cualquier alteración observada en el
volumen de orina, su aspecto y la frecuencia de micción.
En estos pacientes, la educación para la salud juega un papel muy importante,
ya que al tratarse de una enfermedad crónica, el paciente y su familia serán
los responsables de la dieta, los fármacos y los cuidados de seguimiento.
Mediante la educación para la salud, el paciente deberá ser capaz de pesarse
y medir la presión arterial diariamente, así como identificar los signos y
síntomas de sobrecarga de líquidos, hiperpotasemia y otros trastornos
hidroelectrolíticos.
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BIBLIOGRAFÍA
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ANEXOS
Anexo 1
Anexo 2
Tabla comparativa entre la diálisis peritoneal (DP), la hemodiálisis intermitente
(HDI) y el tratamiento de sustitución renal continuo (TSRC)
DP HDI TSRC
BENEFICIOS
Eliminación de líquidos + ++ ++
Aclaramiento de creatinina y urea + ++ +
Aclaramiento de potasio ++ ++ +
Aclaramiento de toxinas + ++ +
COMPLICACIONES
Dolor abdominal + - -
Hemorragia - + +
Desequilibrio - + -
Desequilibrio electrolítico + + +
Necesidad de heparinización - + +
Hiperglucemia + - -
Hipotensión + ++ +
Hipotermia - - +
Infección de la vía central - + +
Hernia inguinal/abdominal + - -
Peritonitis + - -
Pérdida de proteínas + - -
Compromiso respiratorio + - -
Trombosis vascular - + +
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