3.2.5 y 3.2.6 Consultoria
3.2.5 y 3.2.6 Consultoria
3.2.5 y 3.2.6 Consultoria
Los datos no se pueden utilizar sin un análisis cuyo objetivo va más allá de la investigación y
evaluación. La meta última del proceso de consultoría consiste en iniciar el cambio y el análisis de
los hechos debe acercarnos a la meta.
Una descripción correcta de la realidad, es decir, de las condiciones y los acontecimientos y sus
causas, es por tanto sólo un aspecto de análisis. El otro aspecto, más importante es el de
determinar qué se puede hacer, si el cliente tiene la capacidad potencial para hacerlo y que
beneficios obtendría en el futuro del cambio previsto.
Si el consultor conoce una regla general y puede determinar que el problema observado
corresponde a esa regla, aplicara el método deductivo. En lugar de reunir y analizar un vasto
conjunto de hechos para determinar que regla se aplica a un caso dado, seguirá la dirección
opuesta, dando por supuesto que las relaciones descritas por la regla existen también en el caso
que se está ocupando.
Esta actividad incluye la verificación de su integridad, así como de la claridad de los registros y de
la presentación, la eliminación o corrección de errores y la comprobación de que se han aplicado
criterios uniformes al reunir los datos.
Clasificación
La clasificación de los datos comienza antes de que se inicie el descubrimiento de los hechos
mediante el establecimiento de criterios para la organización y tabulación de los datos. Si los
hechos se registran de una manera que permita la clasificación múltiple, el consultor puede poner
a prueba diversas clasificaciones posibles antes de optar por la más oportuna para los fines de su
tarea.
Los principales criterios de clasificación empleados por los consultores son los siguientes:
· Tiempo;
· Responsabilidad;
· Estructura;
· Factores determinantes.
3.2.6 Información de resultados preliminares al cliente
INFORMACION AL CLIENTE.
El objetivo es crear una relación auténticamente colaborativa entre el consultor y el cliente en una
etapa inicial del cometido y prevenir las diversas actitudes y reacciones negativas por parte del
cliente que son difíciles de evitar, si está mal informado acerca de lo que está realmente
sucediendo y si las conclusiones del consultor le llegan como una sorpresa.
En principio, se debe proporcionar esa información a las personas de quienes el consultor espera
más ayuda, más información o ciertas medidas relacionadas con el problema de que se trate. A
menudo se insiste en que si la información es demasiado restrictiva (reservada a determinadas
personas o pequeños grupos de la alta dirección), es poco realista esperar que otras personas
muestren interés en ayudar al consultor. En teoría, todas las personas entrevistadas deben pues
recibir cierta información poco después de la entrevista. En la práctica existen límites a esto.
El consultor quiere mostrar que no ha estado perdiendo su tiempo y que tiene información
interesante que comunicar. Sin embargo, el objetivo no es impresionar a otras personas. El
consultor debe mostrarse selectivo al compartir información en la que es probable que el cliente
esté seriamente interesado, ante la que probablemente reaccionará y que lo estimulará. Facilitar
información sobre los resultados no es decir al cliente lo que ya sabe.