Apuntes de Derecho Administrativo
Apuntes de Derecho Administrativo
Apuntes de Derecho Administrativo
DERECHO
ADMINISTRATIVO
I
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TEMA 1: LAS FORMAS DE ACCIÓN
ADMINISTRATIVA
1. LA ACTIVIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN Y SUS
RELACIONES CON EL CIUDADANO.
1.1. La acción administrativa
Para saber qué hace, como lo hace y cómo y se relaciona la Administración con los
demás sujetos jurídicos, conviene empezar explicando que las tareas que asume la
Administración no son las mismas en todo momento y lugar, dependen en buena
medida de las orientaciones políticas dominantes. Debido a nuestro ámbito europeo
esas tareas vienen cambiando en función de la evolución histórica. Hay en cualquier
caso tareas administrativas inherentes a cualquier Estado y otras que se asumen o se
abandonan o cuya realización se organiza de manera diferente. Muchas de estas
funciones públicas se mencionan como tales en los textos constitucionales.
Se puede decir que la Administración realiza, por una parte, funciones que tienen por
objetivo la protección de los derechos y libertades de los ciudadanos y la garantía del
orden político y social y del funcionamiento del mercado. Pero también genera
externalidades positivas en forma de infraestructuras y servicios públicos, inclusive a
favor de las generaciones futuras (protección ambiental). Además, los poderes
públicos aseguran la cohesión social.
La administración realiza hoy una serie de tareas inherentes al interés general que
suelen denominarse funciones de soberanía, como son: las de protección de la
seguridad ciudadana y la protección civil, la defensa y las relaciones internacionales,
así como proveer de medios a la Administración de Justicia.
En segundo lugar, proporciona a los ciudadanos, directamente o en colaboración con
la iniciativa privada y las organizaciones sociales, una serie de servicios públicos de
carácter cívico-social y de solidaridad (sanidad, educación, seguridad social, etc.)
En tercer término, la Administración se ocupa de la defensa de los bienes colectivos
(tutela del medio ambiente y del patrimonio histórico, la ordenación del territorio y el
urbanismo y la administración de los bienes de dominio público).
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También se ocupa de la gestión, construcción, mantenimiento y gestión de las
infraestructuras públicas.
En materia económica, la Administración vela por la ordenación de la economía, por
la libre competencia, la estabilidad y la transparencia de los mercados y los derechos
de los trabajadores y los consumidores; apoya y promueve el desarrollo de los
distintos sectores económicos; garantiza el funcionamiento y el acceso a los servicios
económicos de interés general (energía, transportes, telecomunicaciones, etc.).
Finalmente, la Administración se ocupa de obtener y gestionar los medios que precisa
para su funcionamiento.
Las formas jurídicas de intervención por parte de la Administración para conseguir sus
fines son: de control y ordenación de actividades privadas (policía), actividades de
prestación de servicios públicos y actividades de fomento.
Es necesario distinguir la aprobación de normas jurídicas, de carácter reglamentario, la
aprobación de planes, la producción de decisiones unilaterales vinculantes de carácter
no normativo (actos administrativos), y la utilización de negocios jurídicos bilaterales
(convenios, contratos y pactos).
A. Perspectiva interna:
B. Perspectiva externa:
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A. Derechos públicos subjetivos
Derechos fundamentales a los que se refiere el art. 10.2 CE. Los derechos y
libertades, inherentes a la dignidad de la persona, son el fundamento del orden político
y de la paz social. Por ello tienen un valor preferente en el marco del ordenamiento
jurídico y están dotados de una garantía reforzada frente al legislador, que siempre
debe respetar su contenido esencial. Cualquier acto de la Administración que lesione
derechos o libertades susceptibles de amparo constitucional es nulo de pleno derecho.
Debe tenerse en cuenta que la función que corresponde a la Administración en
relación con el ejercicio de esas libertades no es sólo de abstención y respeto ante su
libre y pacífico ejercicio sino también una función activa de protección frente a
cualquier tipo de perturbación e inclusive de promoción de las condiciones necesarias
para hacerlas reales y efectivas.
Libertades económicas
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Bajo esta rúbrica se aluden a todos aquellos derechos de los particulares que facultan
a sus titulares a exigir una conducta activa de la Administración, ya se trate del pago
de una cantidad o de una actividad material en su beneficio (enseñanza o asistencia
sanitaria)
Derechos instrumentales
Aquellos derechos que las leyes reconocen a los ciudadanos en sus relaciones
generales con la Administración y que ésta debe en todo caso respetar en su trato con
aquéllos. Comprende esta categoría los derechos del ciudadano en el procedimiento
administrativo en el que es parte y otros derechos relacionales (derecho a la
información, uso de las lenguas oficiales, etc.). También la Carta de Derechos
Fundamentales de la UE, se refiere a alguna de ellos bajo el concepto de derecho a
una buena administración.
Derechos reaccionales
B. Intereses legítimos.
a. Individuales
En el Derecho Administrativo, las normas no siempre atribuyen derechos a uno de los
sujetos de la relación jurídica con deberes u obligaciones correlativas para la otra. En
muchos casos se limitan a apoderar a la Administración para que lleve a cabo
determinadas actuaciones, además de reglas de competencia y procedimiento. El
ejercicio de tales potestades discrecionales no está condicionado por derechos
subjetivos oponibles. Así, si la Administración decide otorgar a una empresa una
licencia para construir un gran centro comercial y ninguna ley lo prohíbe, nadir podrá
esgrimir un derecho personal a impedirlo. Sin embargo, puede haber personas o
entidades que ostenten intereses legítimos dignos de protección que pueden verse
afectados por esa decisión discrecional (el propietario de la parcela colindante, para el
que el nuevo centro será una fuente de ruidos y molestias). Por ello, aunque la
Administración ha de someterse a la ley y al Derecho, la titularidad de esos intereses
faculta a quienes ostentan exigir de la Administración el cumplimiento estricto de la
legalidad objetiva.
El interés legítimo es pues, la situación en que se encuentra una persona en relación a
una determinada actuación administrativa, de cualquier tipo ante la que carece de un
derecho subjetivo de naturaleza sustantiva para que la Administración haga algo o se
abstenga, pero de la que puede derivarle un beneficio o un perjuicio.
o Colectivos
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personas (la decisión de remodelar un barrio afecta a sus habitantes, los funcionarios
de policía local con nueva reglamentación en sus horarios de trabajo).
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2.2.1. Leyes y Reglamentos: normas jurídicas.
La regulación del régimen de las actividades privadas para salvaguardar los intereses
generales se lleva a cabo primordialmente a través de leyes y reglamentos, en el
Derecho interno, sin perjuicio de que la regulación tiene lugar mediante normas de la
UE. Todas estas normas establecen limitaciones de derechoso y de actividades
privadas, o imponen deberes y obligaciones a los particulares.
Por lo que se refiere a la regulación mediante leyes, ha de tenerse en cuenta que las
que prevén límites, condiciones y potestades administrativas de intervención para el
ejercicio de los derechos fundamentales y libertades públicas reconocidos en la
Constitución han de ser leyes orgánicas. Ello no excluye que se pueda dictar en
algunos casos legislación autonómica de desarrollo, en lo que no afecte a las
condiciones básicas del ejercicio de tales derechos.
Por el contrario, la ordenación administrativa de otro tipo de actividades privadas se
regula por ley ordinaria, del Estado o de las CCAA, que muchas veces, sobre todo en
materias económicas y de medio ambiente, transponen o complementan legislación
europea.
En el ámbito de las intervenciones económicas, la reserva de ley es más relativa. El
propio TC reconoce que este tipo de actividades está disciplinado por normas de muy
distinto orden y que la Administración sólo puede dictar normas en la materia con la
necesaria habilitación legal. En la práctica, es muy frecuente encontrar amplias
remisiones legales al reglamento mediante cláusulas generales.
En cualquier caso las medidas de intervención económica y demás limitativas de los
derechos fundamentales y libertades individuales que se establezcan por la
Administración deben respetar un estricto principio de proporcionalidad: “Las
Administraciones Públicas que en el ejercicio de sus respectivas competencias
establezcan medidas que limiten el ejercicio de derechos individuales o colectivos o
exijan en cumplimiento de requisitos para el desarrollo de una actividad, deberán elegir
la medida menos restrictiva, motivar su necesidad para la protección del interés
público, así como justificar su adecuación para lograr los fines que se persiguen, sin
que en ningún caso se produzcan diferencias de trato discriminatorio”.
Por lo que se refiere específicamente a la intervención administrativa en las
actividades económicas, la LGUM reitera esos mismos principios de necesidad y
proporcionalidad a los que añade los de no discriminación, transparencia y
simplificación de cargas además de introducir, también, el principio de eficacia de las
actuaciones de las autoridades competentes en todo el territorio nacional.
Corresponde en última instancia a los Tribunales garantizar el respeto de estos
principios, entre otras cosas mediante el control de los reglamentos y demás medidas
administrativas de intervención.
Estos planes son decisiones generales de los poderes públicos que, normalmente,
sobre la base de un análisis de problemas y situaciones existentes, fijan unos objetivos
a lograr en un período de tiempo más o menos largo, y prevén y regulan las
actuaciones públicas y en su caso privadas necesarias para alcanzarlos, así como los
medios y recursos apropiados. La mayoría de la doctrina ha señalado que la idea de
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planificación tiene por finalidad racionalizar la actividad de los poderes públicos,
excluyendo la improvisación y eliminando incertidumbres e inseguridades. La idea del
plan en el Derecho público no es nueva. Sin embargo, es a partir del siglo XX cuando
este tipo de instrumento de ordenación adquiere mayor relevancia, fundamentalmente
como técnica de intervención del Estado en la economía.
Nuestra CE todavía es sensible al clima ideológico de aquellos años y por eso prevé,
en el art. 131, la posibilidad de que el Estado planifique la actividad económica general
mediante una ley, cuyo proyecto ha de elaborarse de acuerdo con las previsiones
suministradas por las CCAA y con el asesoramiento y colaboración de sindicatos y
organizaciones empresariales, profesionales y económicas, reunidas en un Consejo.
Clases:
Internos: Por una parte, hemos de referirnos a los planes y programas de acción
administrativa. A través de estos instrumentos, las Administraciones Públicas
establecen sus propios objetivos para un periodo determinado, con carácter más
o menos flexible, pero en todo caso orientativo de su propia actuación. Este tipo
de programación de actividad, que no vincula a otros sujetos ajenos a la
Administración y sólo puede afectarles de manera indirecta, está cada vez más
difundido, ya que toda organización precisa fijarse objetivos y ordenar los medios
de que puede valerse para actuar con eficacia. El plan, en esta acepción, es el
instrumento clave de la denominada dirección por objetivos. Algunos de estos
planes, por su trascendencia, pueden ser incluso debatidos en el Parlamento.
Pero no se traducen en normas jurídicas. La mayoría, son planes puramente
internos, que no dan lugar a decisiones formalizadas e impugnables.
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numerosas y la mayoría de ellas se aprueban como reglamentos o se contienen en
anexos técnicos de las normas reglamentarias, de cuya naturaleza jurídica participan.
Las técnicas jurídicas que puede utilizar la Administración, de acuerdo con las leyes,
para el control de las actividades privadas, son:
“Todos aquellos actos administrativos, por los que, en uso de una potestad de
intervención legalmente atribuida a la Administración, se permite a los particulares el
ejercicio de una actividad, previa comprobación de su adecuación al ordenamiento
jurídico y valoración del interés público afectado”. Mediante el mismo la Administración
controla, con carácter previo, que cualquier actividad que un particular desee iniciar o
realizar y que esté sometida a esta intervención es conforme a la ley y, en su caso, no
resulta contraria a los intereses públicos. En virtud de tal verificación la Administración
deniega o permite el ejercicio de la actividad pretendida, imponiendo si procede las
condiciones necesarias para garantizar el cumplimiento de la legalidad o salvaguardar
los intereses públicos afectados, siempre que tales condiciones estén previstas por el
ordenamiento o, al menos, no sean contrarias a él.
Clases:
- Autorizaciones personales: que se otorgan en función de la persona que las
solicita y de las características que reúne (permiso de conducir) y
autorizaciones reales: se otorgan en función de la actividad que se pretende
ejercer y del bien u objeto sobre el que recaen o de la infraestructura física
necesaria para realizarla, con independencia de quien sea su titular (licencia de
obras para construir un edificio).
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general perseguido, además de claros e inequívocos, objetivos, hechos públicos con
antelación, transparentes y accesibles.
Finalizado el plazo de tramitación sin resolución expresa, la regla general es que las
autorizaciones se entienden otorgadas por silencio positivo. Normalmente las
autorizaciones, se entienden otorgadas sin perjuicio de tercero, lo que significa que el
otorgamiento de la autorización puede ser discutida por un tercero con mejor derecho
ante los órganos judiciales competentes.
La duración y transmisibilidad de las autorizaciones, dependen de cada tipo. Las
autorizaciones tienen eficacia territorial, es decir, en todo el territorio nacional.
2.5. Órdenes.
Son actos administrativos por los que les impone un deber u obligación concreta de
hacer o no hacer algo. En estos casos la obligación nace del acto administrativo
correspondiente y no de una norma general, legal o reglamentaria.
Clases:
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- Singulares o generales: según tengan por destinatario uno o varios sujetos
determinados o una pluralidad indeterminada.
Régimen jurídico:
La doctrina actual y la jurisprudencia consideran que las órdenes sólo pueden dictarse
previa habilitación legal específica, salvo en supuestos de emergencia. Lo normal es
que la ley determine al menos el tipo de obligaciones que puede imponerse mediante
ellas, las circunstancias en que pueden dictarse y sus límites. Las órdenes
administrativas deben imponerse, cuando procedan, observando el principio de
proporcionalidad, además de que cuando sean actos policiales procederán cuando
sean estrictamente necesarias y mediante resolución motivada.
2.6. Requerimientos
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En ocasiones la ley impone a los particulares el deber de comunicar a la
Administración competente el anuncio o inicio de una actividad que en principio es
libre, pero que aquélla ha de conocer o que podría vetar o condicionar en un plazo
determinado. La declaración responsable y la comunicación previa son documentos
suscritos por el interesado y, presentados a la Administración competente, por los que
manifiesta, bajo su responsabilidad, que cumple los requisitos legales para ejercer un
derecho o actividad que pretende iniciar o realizar, que dispone de la documentación
que así lo acredita y que se compromete a mantener el cumplimiento de tales
requisitos durante el tiempo de ejercicio de uno u otra. No obstante, la Administración
puede desplegar en estos casos sus facultades de comprobación, control e
inspección.
3.1.2. Mutabilidad.
En virtud del cual los poderes públicos pueden modificar las condiciones de prestación
de los servicios, incluso si corresponde a empresas privadas, en la medida
conveniente para satisfacer el interés general. Si el servicio es de interés general pero
no público y se presta en régimen de libre competencia, los poderes públicos pueden
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introducir modificaciones en aquellas actividades que tengan carácter de reguladas y
en las obligaciones de servicio público que deben ser atendidas (el Gobierno puede
adoptar las medidas necesarias para garantizar el suministro de energía eléctrica).
3.1.3. Igualdad:
Los servicios públicos y de interés general deben prestarse respetando los principios
de no discriminación y de igualdad entre los usuarios. Ello es una manifestación del
principio de igualdad del art. 14 CE. Eso significa que los usuarios tienen derecho a
acceder a los servicios en condiciones de igualdad y sin ser discriminados, pero no
que no puedan establecerse modalidades o condiciones de acceso diferentes, siempre
que sean razonables y proporcionadas. Estas diferencias pueden obedecer a la
diferenciación positiva (reducción de los precios del transporte para las personas de la
3ª edad). Incluso el acceso a un servicio puede quedar sujeto a requisitos de vecindad
y así sucede por lo general en el caso de los servicios municipales. En definitiva, la
igualdad impone simplemente que a usuarios que se hallen en una situación
comparable se les debe dispensar el mismo tratamiento y reconocer el derecho a las
mismas prestaciones.
3.1.4. Calidad:
Este principio cada vez tiene mayor importancia social y mayor reflejo en la regulación
de los servicios públicos y del interés general. La calidad del servicio se define por
relación a un conjunto de factores variables en cada caso y sujetos a cambios
dinámicos. La calidad es siempre relativa. Los instrumentos que prevé la legislación
con este fin varían según el servicio se preste por una entidad pública, una empresa
contratista o en régimen liberalizado.
- Un primer tipo de instrumento son las cartas de servicio; documentos por los
que una entidad o departamento asume objetivos y compromisos específicos
en relación con los servicios que presta e informa de ello a los ciudadanos.
3.1.5. Asequibilidad:
Dado que los servicios públicos y de interés general deben ser accesibles a cualquier
persona, han de prestarse en condiciones económicas que los hagan asequibles.
Asequibilidad no supone necesariamente gratuidad del servicio. Algunos son gratuitos
por imperativo constitucional. En tal caso, se financian con cargo a los presupuestos si
se trata de servicios de gestión directa, o mediante subvenciones o convenios, de
modo que su coste sea asumido por el conjunto de contribuyentes. Pero no existe un
principio general de gratuidad, ni siquiera para los servicios esenciales. La regla
general es que dichas tasas o precios públicos deben tender a cubrir el coste del
servicio, pero los precios deben estar al alcance de todos, tanto más cuanto más
básico sea el servicio.
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El principio de asequibilidad tiene consecuencias específicas en atención a los grupos
de personas con mayores necesidades. Por ejemplo, pueden concederse ayudas y
subvenciones a los propios usuarios (becas escolares y universitarias, etc.) o,
establecerse tarifas reducidas o tasas.
Supone una decisión de los poderes públicos por la que una actividad se asume como
propia del Estado o de cualquier otra Administración pública, en el marco de sus
respectivas competencias y por razones de interés general. Veamos ahora en qué
casos es necesario y en cuáles sólo es posible la creación del servicio.
De la Constitución, se deriva la necesaria existencia de determinados servicios
públicos. Así como la educación (art.27.4), Seguridad social (art. 41), servicios
sociales (art. 50). De todos estos preceptos se deduce la necesidad de un conjunto de
servicios sociales básicos de solidaridad y protección social, que no pueden quedar a
expensas de la decisión del legislador, pues constituyen garantías institucionales.
Por lo que se refiere a los servicios públicos locales, la legislación básica, impone a los
municipios la obligación de prestar un conjunto de servicios mínimos. Se confiere
asimismo a los vecinos del municipio el derecho a “exigir la prestación y, en su caso, el
establecimiento correspondiente servicio público en el supuesto de constituir una
competencia municipal propia de carácter obligatorio”. También las Administraciones
del Estado y de las CCAA, en el ámbito de sus respectivas competencias materiales,
deben velar por el cumplimiento de los servicios mínimos municipales.
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Los servicios públicos pueden gestionarse de 2 formas:
Es la que se lleva a cabo por la propia Administración titular del servicio o por una
entidad auxiliar, que podrá ser, según los casos, un organismo autónomo, una entidad
pública empresarial, una sociedad mercantil, una fundación pública, etc.
Es la que se realiza mediante contrato, aunque cabe calificar también como tal otra
forma de gestión por entidades privadas mediante títulos habilitantes no propiamente
contractuales. Las modalidades del contrato de gestión del servicio público son:
concesión, gestión interesada, concierto y sociedad de economía mixta. Sólo pueden
ser objeto de contratación o gestión indirecta aquellos servicios que tengan “un
contenido económico que los haga susceptibles de explotación por particulares”.
- Derechos y obligaciones de los usuarios (carácter estatutario del régimen
de los servicios públicos)
Los ciudadanos, y en particular los vecinos de un municipio, tienen derecho a la
creación de los servicios públicos cuando éstos tienen carácter obligatorio, pero no en
caso contrario. Tampoco tienen derecho a que la regulación legal o reglamentaria de
los servicios incluya determinadas prestaciones, más allá de las que resultan
inherentes a los servicios obligatorios por su naturaleza y finalidad. El régimen de los
servicios públicos tiene un carácter estatutario u objetivo, en el sentido de que los
usuarios tienen aquellos derechos y obligaciones que establecen en cada momento
las regulaciones del servicio.
Constituido y regulado el servicio público, toda persona tiene derecho de acceso a las
prestaciones, conforme a las leyes o reglamentos, siempre que cumpla los requisitos
establecidos al efecto. Estos requisitos, deben respetar el principio de igualdad y no
discriminación y demás principios del servicio público. También pueden establecerse
restricciones por razones de necesidad o saturación del servicio, ya que no todos los
servicios, tienen carácter universal.
Los usuarios tienen derecho a formular quejas o reclamaciones sobre la prestación del
servicio, en particular si no cumplen los compromisos de calidad asumidos, así como a
exigir las responsabilidades de la Administración y del personal a su servicio o de los
contratistas en los casos en que proceda legalmente.
El régimen de organización de algunos servicios públicos de gestión directa prevé la
participación de los usuarios, directamente o a través de organizaciones
representativas, en la gestión o control del servicio. Así como sucede en la enseñanza
pública o la Seguridad Social. Los padres y los alumnos, junto con los profesores,
participan en el control y gestión de los centros, a través de los consejos escolares.
Los usuarios de un servicio público deben cumplir también ciertas obligaciones. Por un
lado, han de respetar la buena marcha del servicio, a cuyo efecto la Administración
conserva, o puede atribuir al contratista en casos de gestión indirecta, los necesarios
poderes de policía o disciplinarios.
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4. LA ACTIVIDAD DE FOMENTO Y AYUDAS
PÚBLICAS.
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4.1. Modalidades de ayudas públicas y medidas de
fomento.
Las ayudas públicas pueden adoptar formas muy diversas y no son fáciles de
reconducir a un catálogo cerrado. Debemos exponer, no obstante, los tipos de ayudas
más característicos. Dejando a un lado las que tradicionalmente se han considerado
medidas de fomento honoríficas, podemos aludir a las siguientes modalidades:
4.1.1. Subvenciones
Son ayudas públicas aquellas que consisten en una aportación dineraria con cargo a
fondos públicos realizada a favor de personas públicas o privadas, sin
contraprestación directa por quien la recibe y para fines de interés público. Lo que se
denomina actualmente como subvención. En concreto, ha de tratarse de entregas que
estén sujetas “al cumplimiento de un determinado objetivo, la ejecución de un
proyecto, la realización de una actividad, la adopción de un comportamiento singular, o
la concurrencia de una situación, debiendo el beneficiario cumplir con las obligaciones
materiales y formales que se hubieran establecido”. El ordenamiento jurídico prevé
una infinidad de subvenciones para los fines más dispares.
Una segunda modalidad de ayuda son los beneficios y desgravaciones fiscales, con
que se trata de estimular la inversión para fines específicos (la vivienda) o la
colaboración de las personas físicas y las empresas para fines de interés público
(restauración).
En tercer lugar, las ayudas crediticias, esto es, la financiación, muchas veces
privilegiada o a bajo coste, por parte de entidades oficiales de crédito, que debe
diferenciarse de aquellos supuestos en que la Administración subvenciona la totalidad
o parte de los intereses de operaciones de crédito privadas. Un ejemplo son los avales
del Estado para garantizar las emisiones de deuda bancaria.
Otras ayudas tienen carácter real o son ayudas en especie. Estas implican también
una aportación de bienes a personas, empresas o entidades con cargo a recursos o
patrimonios públicos, pero no dineraria. Para una parte de la doctrina, este último
elemento es aleatorio. Desde luego se trata de ayudas públicas de carácter y finalidad
económica (aportación de terrenos del patrimonio público).
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4.1.6. Ayudas indirectas
Hay que mencionar otras medidas de muy variado tipo que consisten en ayudas
indirectas, puesto que suponen un estímulo o ventaja económica para quien se
beneficia de ellas (organización de viajes para jubilados por la SS: IMSERSO, plan
PIVE o RENOVE). Algunas de estas actuaciones, no siempre suponen aportaciones
con cargo a fondos públicos, a veces pueden distorsionar la competencia o quebrar el
principio de igualdad y afectar negativamente a la transparencia y control de la
actividad administrativa.
Estos principios obligan a otorgar las ayudas y subvenciones, como regla general,
mediante un procedimiento abierto o de concurrencia competitiva y de conformidad
con criterios de prelación para la valoración de las solicitudes presentadas
previamente fijados por las normas o bases reguladoras. En garantía de la objetividad,
se prevé, sin perjuicio de la capacidad de autoorganización de las Administraciones
públicas, que la concesión de las subvenciones en régimen de concurrencia sea
propuesta al órgano concedente por un órgano colegiado. En todo caso, la resolución
debe ser motivada.
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tenerse en cuenta a la hora de definir los requisitos y obligaciones de los beneficiarios
de las ayudas y los criterios de reparto.
Por otra parte, el TFUE establece límites y controles sobre ayudas otorgadas por los
Estados miembros a las empresas, ya sean públicas o privadas, con el fin de
garantizar la libre competencia.
La regla general es que, salvo que el Tratado disponga otra cosa, son incompatibles
con el mercado común y quedan prohibidas, en la medida en que afecten a los
intercambios comerciales entre los Estados miembros, “las ayudas otorgadas por los
Estados o mediante fondos estatales, bajo cualquier forma, que falseen o amenacen
con falsear la competencia, favoreciendo a determinadas empresas o producciones”.
La regla es aplicable, sólo a aquellas ayudas que, por su naturaleza o cuantía puedan
afectar al comercio intercomunitario, en caso contraria, ha de aplicarse el Derecho
interno.
Pueden considerarse también compatibles con él, según los casos:
a) las ayudas destinadas a favorecer el desarrollo económico de regiones con un
nivel de vida anormalmente bajo.
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b) las destinadas a fomentar la realización de un proyecto importante de interés
general europeo o a poner remedio a una grave perturbación de la economía
en un Estado miembro.
c) c) las destinadas a facilitar el desarrollo de determinadas actividades o
regiones económicas.
d) d) las destinadas a promover la cultura y la conservación del patrimonio.
e) e) las demás categorías de ayudas que determine el Consejo, por mayoría
cualificada, a propuesta de la Comisión.
En todo caso la Comisión establece un procedimiento de control para las ayudas
existentes y antes de otorgar una nueva ayuda. Las decisiones de la Comisión pueden
ser recurridas ante el TJUE. No obstante, el control judicial se limita a comprobar que
la decisión de la Comisión respeta las normas de procedimiento y motivación.
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debe limitarse a poner los fondos correspondientes a disposición de las CCAA, que
habrían de regularlas y gestionarlas como estimen oportuno.
No debe olvidarse que el Estado mantiene competencias básicas en muchos sectores,
lo que le permite, si no gestionar, sí al menos regular el régimen básico de muchas
subvenciones que se otorgan con cargo a fondos estatales.
La LGSubv. Ha previsto también que la entrega o distribución de la subvención y la
colaboración en su gestión pueda encomendarse, mediante convenio, a otras
entidades públicas o privadas distintas de la Administración competente, que la Ley
denomina entidades colaboradoras.
- El beneficiario:
Tiene dicha condición la persona que haya de realizar la actividad que fundamenta su
otorgamiento o que se encuentre en la situación que legitima su concesión. Pueden
tener esa condición las personas físicas o jurídicas como, agrupaciones públicas o
privadas, comunidades de bienes, uniones o patrimonios separados sin personalidad
jurídica.
Los beneficiarios de la subvención deben reunir los requisitos específicos previstos en
las bases reguladoras y en la convocatoria. Además, no puede obtener la condición de
beneficiarios las personas o entidades en que concurra alguna de las causas
impeditivas establecidas por la ley (haber sido condenado penalmente, salvo alguna
excepción).
El beneficiario está sujeto a un conjunto de obligaciones, entre ellas, cumplir el objetivo
y condiciones de la subvención y justificarlo ante el órgano o entidad competente,
someterse a las actuaciones de comprobación y control que puedan realizarse y, en
caso de incumplimiento o de obtención fraudulenta de la subvención, proceder a su
reintegro.
- Financiación de la subvención:
La normativa reguladora de cada subvención puede exigir una aportación propia del
beneficiario para cubrir la misma actividad, es decir, puede exigir la cofinanciación a su
cargo, que debe quedar acreditada.
Una misma actividad, puede, en principio obtener varias subvenciones o ayudas
complementarias, salvo que la normativa reguladora establezca un régimen de
incompatibilidad. El beneficiario está obligado en todo caso a comunicar al órgano
concedente o entidad colaboradora la obtención de otras ayudas o recursos. El
importe de las subvenciones no puede ser nunca de tal cuantía que, aisladamente o
en concurrencia con otras ayudas, ingresos o recursos supere el coste de la actividad
subvencionada. Tampoco pueden otorgarse subvenciones por cuantía superior a la
que determine la convocatoria.
- El procedimiento de concesión:
Como regla general, las subvenciones se otorgan en régimen de concurrencia
competitiva. Debe tramitarse un procedimiento que se inicia siempre de oficio y
mediante convocatoria pública. Presentadas las solicitudes en el plazo y forma
establecidos en cada caso, la instrucción del procedimiento corresponde a un órgano
instructor colegiado distinto del órgano concedente. Dicho órgano ha de evaluar las
solicitudes conforme a los criterios de valoración y prioridades establecidas por la
normativa en cada caso y emitir un informe en que se concrete el resultado de la
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evaluación efectuada. En virtud de ellos se aprueba una propuesta de resolución
motivada.
La concesión directa de subvenciones, sólo procede en casos tasados; a) si están
previstas nominativamente en los Presupuestos de las distintas Administraciones
públicas, b) si su otorgamiento viene impuesto por una norma de rango legal, c) con
carácter excepcional, “aquellas subvenciones en que se acrediten razones de interés
público, social, económico o humanitario, u otras debidamente justificadas que
dificultan la convocatoria pública”.
- Justificación y gestión:
Los beneficiarios deben justificar el cumplimiento de las condiciones impuestas y la
consecución de los objetivos que determinaron el otorgamiento de la subvención,
aportando al efecto los documentos acreditativos y la rendición de las cuentas. El
incumplimiento de esta obligación o la justificación insuficiente lleva aparejado el deber
de reintegro de la subvención.
- Reintegro de la subvención:
La declaración de nulidad o anulación del acto administrativo de otorgamiento de la
subvención, fuera como fuese, lleva consigo la obligación del beneficiario devolver las
cantidades percibidas.
Además, procede el reintegro en caso de obtención fraudulenta de la subvención
(cuando se haya obtenido falseando las condiciones requeridas para ello), y en el caso
de incumplimiento de las obligaciones esenciales del beneficiario señaladas en el art.
37.1 LGSubv.
También procede el reintegro, sin necesidad de anulación o revisión de oficio del acto
administrativo, cuando por la UE se haya adoptado una decisión que ordene la
devolución de las ayudas públicas recibidas. La obligación de reintegro recae sobre los
beneficiarios y, en su caso, las entidades colaboradoras. En el caso de las personas
jurídicas y de las agrupaciones sin personalidad, los miembros de las mismas
responden solidariamente en relación a las actividades subvencionadas que se hayan
comprometido a efectuar. De las personas físicas fallecidas, responden sus
causahabientes.
Las cantidades a reintegrar tienen naturaleza de ingresos de derecho público. Por eso
para su cobranza se aplica lo previsto en la LGP. EL Derecho de la Administración a
reconocer o liquidar el reintegro prescribe a los 4 años, que se computa según los
casos. Dicho plazo se puede interrumpir por diferentes razones.
La obligación de reintegro es independiente de las sanciones administrativas que
correspondan por el incumplimiento de las obligaciones por el beneficiario.
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TEMA 2: EL RÉGIMEN ADMINISTRATIVO DE
LA PROPIEDAD
1. PROPIEDAD E INTERÉS PÚBLICO
1.1. La incidencia del poder público en la propiedad
privada: evolución histórica.
1.1.1. Vías de incidencia.
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El derecho administrativo en el régimen de la propiedad privada tiene una incidencia
más intensa que la de otros derechos constitucionales. Por un lado, excluye de la
propiedad privada y del tráfico jurídico determinadas clases de bienes, llamados de
dominio público; por otro lado, conforta el derecho de propiedad de ciertos bienes en
atención a las exigencias del interés general; por razones de utilidad pública, la
administración unilateralmente puede asegurar la ablación o privación singular de la
propiedad de un bien o de otros derecho patrimoniales de titularidad particular,
mediante expropiación forzosa. Estas limitaciones se derivan de la legislación
administrativa.
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La legislación tiende a la conciliación entre derecho a la propiedad y la tutela con las
exigencias del interés general, ello se traduce en un impulso superior de protección de
los bienes de dominio público y de algunas de las propiedades colectivas y por otro
lado una ampliación considerable de las causas que legitiman la expropiación forzosa
y de las modalidades de ejercicio de esta potestad pública, y en tercer lugar la
definición de lo límites del contenido mismo del derecho de propiedad sobre algunos
bienes inmuebles, en razón de su función social , es decir , del uso o destino que
socialmente les corresponde
La privación de bienes sólo se realiza, por causa justificada, por interés público o
utilidad social, mediante correspondiente indemnización y de conformidad a lo
dispuesto en leyes, legitimando así la expropiación forzosa
Del 133 hay que derivar el estatus ‘’extra commercium’’ de los bienes de dominio
público y comunales que ampara la CE, como son las playas, los mares etc., pero
también se remite a la ley, el legislador no puede configurar el status a su voluntad,
sino que por remisión al 128.3 de la CE sólo se atañe a los ‘’ recursos esenciales’’, que
son los de carácter natural, así como de soporte de servicios públicos, así está
recogido en ley.
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La legislación impone límites al contenido y alcance de dichas facultades, en muchos
casos establece cargas el ejercicio de la mismas o bien deberes positivos de los
propietarios o servidumbres legales que garantizan la finalidad de interés público,
estas medidas tienen un carácter derivado de la naturaleza expropiatoria y se prevén
con carácter general en las leyes pero siempre en base a un plan aprobado por la
administración o bien mediante medidas de aplicación, que afectan de forma diferente
a unos bienes u otros. La reserva de ley como se ha dicho no es absoluta sobre la
propiedad pues es conforme a su función social donde se encuentra el límite, esto
significa que los límites legales del derecho de propiedad urbanística, agraria, forestal
o monumental son iguales, pero incluso dispares en su aplicación
El suelo urbanizado podrá edificar directamente en sus solares, es su caso con previas
obras limitadas de urbanización, con el volumen y altura y con la finalidad o destino
que el plan señale en cada caso.
Los propietarios han de ceder esos terrenos por los que se les compensa atendiendo a
ciertos criterios, lo que se ha denominado equidistribución.
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Su protección se recoge en la Ley de Montes, que protege tanto los de titularidad
pública como los de titularidad privada, sometiendo a estos a un plan vinculante, ya
sea un plan nacional, un plan autonómico de ordenación de los recursos forestales y
otras figuras especiales. La titularidad se puede celebrar mediante consorcio o
encargarse directamente a la administración pública siempre en base a la gestión
sostenible del monte regulado por planes y proyectos de ordenación aplicables.
Es una mayor protección debido a sus valores ambientales (zona especial protección,
parque nacional, lugar de interés común etc), La LPNB y la Ley de parques nacionales
más las legislaciones de las CCAA imponen una ordenación de usos y
aprovechamientos (usos compatibles, prohibidos etc), así cualquier actividad en los
espacios naturales protegidos ha de ser aprobada previamente.
Su función social, en este caso cultural, hace que ciertos bienes se rijan por la LPHE y
por las legislaciones de las CCAA, esta legislación protege lugares y bienes de
patrimonio histórico o artístico, ya sean bienes mueble o inmueble, frente a la
expoliación. Son catalogados como ‘’ bienes de interés cultural’’. Se prevén cobre ellos
el derecho de tanteo y la necesidad de autorización previa exportación.
Por razones de interés público, otras normas limitan las facultades de los propietarios
sobre otro tipo de bienes como la vivienda de protección pública, que no puede ser
enajenada durante un tiempo. Intervenciones en la empresa de forma que su consejo
directivo pase a ser dirigido por interventores de la administración.
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El dominio público está formado por un conjunto de bienes de titularidad de las
Administraciones Públicas. Pero no todos los bienes con dicha titularidad son de
dominio público. La Administración es también propietaria de otros bienes
(patrimoniales) que, en principio se rigen por el Derecho privado. Pero la legislación
administrativa les somete a algunas reglas especiales, ya sea sobre la preparación y
adjudicación de los contratos, ya sea para garantizar su protección, ya sea para
regular su utilización. Son bienes patrimoniales de las Administraciones Públicas
aquellos bienes inmuebles de su titularidad que no están destinados al uso público a la
prestación de un servicio público, las acciones y participaciones que poseen en el
capital de sociedades mercantiles, los derechos de arrendamiento que ostenten sobre
bienes de terceros, los derechos de propiedad incorporal y muchos de los bienes
muebles que poseen.
Los bienes de dominio son, res extra commercium, y no pueden dejar de ser de
titularidad pública. Su régimen se inspira en principios de inalienabilidad,
imprescriptibilidad e inembargabilidad.
Se consideran bienes de dominio público los que están destinados al uso público o al
servicio público. El dominio público puede tener también otras finalidades, ya sea de
fomento de la riqueza nacional o la protección de recursos naturales de valor
ambiental. Lo decisivo es que son bienes excluidos del tráfico jurídico por razones
superiores de interés general.
Por dominio público natural se entiende las categorías o géneros de bienes definidos
por sus características físicas o naturales homogéneas que la Constitución o el
legislador incluyen en el dominio público. Estos bienes, afectados a la satisfacción de
necesidades colectivas primarias, son siempre de titularidad estatal, pues mediante su
afectación genérica por ley al dominio público se traza la línea divisoria entre bienes
susceptibles o no de propiedad privada.
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Bienes de dominio público instrumental son bienes que, por sus características
propias, podrían ser también de propiedad privada, pero que son de dominio público
en virtud de su afectación específica a un fin público. Se consideran bienes de dominio
público por el legislador del Estado o de las CCAA, según las materias de competencia
de cada uno.
Son de uso público, los mares y las costas, los bienes de dominio público hidráulico en
general, las carreteras de toda clase y caminos públicos, las calles, plazas, parques,
etc. todos ellos pueden ser utilizados por cualquier persona, sin perjuicio de que las
partes de los mismos se atribuyan a determinados sujetos con carácter privativo.
Son bienes de servicio público los que están destinados o sirven de soporte al ejercicio
de las funciones públicas, ya sean bienes muebles o inmuebles.
A) Inventario:
La Administración tiene, ante todo, la potestad y el deber de inventar sus bienes y
derechos de naturaleza patrimonial, y de que ese inventario sea público, completo y
actualizado. A ello se une la inclusión obligatoria de algunos de los bienes en registros
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especializados. También tiene la facultad de investigación de los bienes y derechos
que forman presumiblemente parte de su patrimonio.
B) Deslinde:
La Administración tiene una facultad de deslinde de sus propios bienes, que puede y
debe ejercer cuando los límites sean imprecisos, mediante un acto administrativo
dictado en procedimiento contradictorio. Los procedimientos de deslinde, finalizan
mediante el acto que determina la extensión y límites de una propiedad pública por
relación a las colindantes. Para la doctrina y la jurisprudencia tradicional, mediante
esta potestad la Administración sólo podía declarar la posesión de sus bienes, sin
embargo, alguna legislación reciente, ha modificado el significado de acto de deslinde.
Es el caso de deslinde de las costas, del dominio público hidráulico y de las vías
pecuarias, que declara no sólo la posesión sino también la titularidad dominical a favor
del Estado de los bienes deslindados y es título suficiente para rectificar las
situaciones o inscripciones registrales contradictorias con el acto de deslinde. Sin
perjuicio de que los interesados puedan impugnar el acto administrativo de deslinde en
la vía contencioso-administrativa.
D) Desahucio administrativo
La administración puede ejercer por sí misma una facultad de desahucio
administrativo, para recuperar la posesión de sus bienes demaniales, cuando
desaparezcan los títulos jurídicos, las condiciones o las circunstancias que legitimaban
su ocupación por terceros.
E) Inscripción Registral
Las administraciones públicas deben inscribir en el Registro de la Propiedad los bienes
y derechos de su patrimonio susceptibles de inscripción.
Algunos son utilizados en exclusiva por la Administración titular y, también por los
usuarios de los servicios públicos correspondientes (hospitales, centros docentes,
instalaciones deportivas, etc.)
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Sobre otros, en principios de aprovechamiento por particulares, la Administración
puede declarar una reserva demanial, para explotarlos en exclusiva por razones de
interés general (reservas minerales o recursos hidráulicos).
Otros bienes, son de uso común general, que es el uso libre, igual y gratuito por
cualquiera, conforme con la naturaleza y destino de esos bienes (playas, aguas de
ríos, lagos, etc.). Algunos aprovechamientos especiales de estos bienes, en los que
concurren circunstancias especiales de peligrosidad, intensidad, preferencia,
obtención de alguna rentabilidad, etc. requieren una previa autorización administrativa
(navegación en ríos, vertidos de aguas residuales, celebración de un espectáculo, etc.)
Estas formas de actividad negocial, han existido siempre. Sin embargo, en nuestros
días la actividad negocial o contractual de la Administración ha alcanzado una
transcendencia que no había tenido nunca, por varios tipos de razones. Algunas tienen
que ver con la legitimidad de la acción administrativa.
Pero las razones de mayor peso son las que tienen que ver con la eficacia
administrativa y con las tendencias privatizadoras de la Nueva Gestión Pública. Por un
lado, se considera que la acción de la Administración va a ser más eficaz y encontrará
menor conflictividad si ha sido negociada y pactada previamente con sus destinatarios.
Por otro, por quienes sostienen esos planteamientos privatizadores se entiende
necesario sustituir la gestión directa de servicios y actividades administrativas por una
gestión indirecta contrata con empresas privadas o particulares, en muchos campos,
que van desde la consultoría y la asesoría técnica, económica o jurídica, a tareas de
seguridad y vigilancia.
a) Negociaciones informales
b) Acuerdos programáticos
Mediante los que los gobiernos comprometen políticamente en virtud de un paco con
organizaciones sociales a mantener cierta línea de actuación o a adoptar tales o
cuales iniciativas, acuerdos que son normalmente públicos, pero que deben traducirse
después en proyectos normativos, medidas presupuestarias o de otro tipo. Este tipo de
acuerdo ha sido muy frecuente en épocas pasadas.
c) Terminación convencional
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Supuesto en que la Administración sustituye una decisión unilateral por un acuerdo o
pacto o bien firma un acuerdo o convenio preparatorio de una decisión unilateral. Es el
caso, por ejemplo, de los convenios urbanísticos, o convenios expropiatorios. Se trata
en estos casos de actos negociales o bilaterales formalizados, que vinculan a las
partes de uno u otro modo, para cuya adopción la ley establece requisitos,
condiciones, límites y con frecuencia reglas de procedimiento específicas.
d) Convenios de colaboración
Cada vez más numerosos y variados por su contenido. Algunos de ellos se firman
entre dos o más administraciones o entes públicos, o bien con organizaciones
internacionales. Otros se celebran entre la Administración y personas físicas o
jurídicas de Derecho privado con fines de cooperación muy diversos. En algunos
casos están previstos y regulador por normas jurídicas, sin embargo, en la mayoría de
los casos, el contenido y finalidad de los convenios no está previsto por la ley, pues de
lo que se trata es de aunar voluntades y esfuerzos, sobre todo financieros, para
conseguir un objetivo de interés público.
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necesidad de garantizar el control financiero de la contratación, por un lado, y la libre e
igual concurrencia entre los posibles contratistas por otro hizo necesario establecer
pronto reglas específicas de Derecho administrativo. Estas reglas se refieren a la
preparación y adjudicación de los contratos y aún hoy siguen constituyendo el núcleo
principal de Derecho administrativo de la contratación. Al margen de las mimas, el
Derecho privado se aplicaba supletoriamente, como sigue sucediendo en la mayor
parte de los ordenamientos jurídicos.
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en aquellos Estados miembros de la UE que carecían de ellas y a modificar la
legislación de aquellos otros Estados que ya las tenían.
En nuestra legislación interna hay que decir que la norma esencial en vigor es el Texto
Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público (LCSP). Hay que tener en cuenta,
sin embargo, alguna legislación complementaria, relativa a aspectos organizativos de
la contratación u otros y la aparición de algunas leyes autonómicas más completas.
Sólo a las Administraciones públicas así definidas se les aplica el conjunto de la LCSP
salvo excepción expresa.
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En fin, no están sujetos a la LCSP los negocios jurídicos o encomiendas de gestión
que se realicen por una Administración a favor de entidades y sociedades que tengan
atribuida la condición de medio propio y servicio técnico de la entidad encomendante.
Contrato de obras: es el que tiene por objeto la realización de una obra o trabajo
asimilado, de construcción o ingeniería civil, que tenga por objeto un bien inmueble,
para responder a las necesidades de la entidad del sector público contratante y puede
incluir, excepcionalmente, la redacción del proyecto de obras. La realización de obras
debe ser el objeto principal del contrato.
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El contrato puede asumir actualmente varias modalidades. La más utilizada es la
concesión del servicio público, contrato por el cual el empresario gestiona el contrato a
su riesgo y ventura.
En cambio, los contratos celebrados por entes, organismos o entidades del sector
público que no reúnan la condición de Administración pública son contratos privados y
también los son esos otros contratos de servicios financieros, artísticos, de
espectáculos y de suscripciones que celebran las Administraciones públicas.
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Los contratos administrativos se rigen, tanto en lo que se refiere a su preparación
como a su ejecución, efectos y extinción, por el Derecho administrativo, sean sus
reglas especiales o generales de la LCSP, y, supletoriamente, las demás de Derecho
administrativo. Sólo en su defecto se aplica el Derecho privado.
Por lo que se refiere a los contratos privados, las entidades que lo celebran están
sometidas ante todo y en defecto de normas específicas a las de la LCSP, pero solo
en cuanto a su preparación y a su adjudicación, mediante la licitación pública o no, así
como a su modificación. Por lo contrario, en cuanto a sus defectos y extinción dichos
contratos se rigen por el derecho privado, civil o mercantil.
Principio de necesidad e idoneidad del contrato: que impide a los entes del sector
público celebrar otros contratos que aquellos que sean necesarios para el
cumplimiento y realización de sus fines institucionales y exige que el objeto y
contenido de cada contrato sea el idóneo para satisfacer las necesidades que con él
pretenden cubrirse. En garantía de este principio, la Ley determina que debe dejarse
constancia, “con precisión”, en la documentación preparatoria de la naturaleza y
extensión de las necesidades a que responde el contrato.
Principio de libertad de pactos: En los contratos del sector público podrán incluirse
cualesquiera pactos, cláusulas y condiciones, siempre que no sean contrarios al
interés público, al ordenamiento jurídico y a los principios de buena administración.
Sólo podrán fusionarse prestaciones correspondientes a diferentes contratos en un
contrato mixto cuando esas prestaciones se encuentren directamente vinculadas entre
sí y mantengan relaciones de complementariedad que exijan su consideración y
tratamiento como una unidad funcional dirigida a la satisfacción de una determinada
necesidad o a la consecución de un fin institucional propio del ente, organismo o
entidad contratante.
Principio de igualdad y transparencia: los órganos de contratación darán a los
licitadores y candidatos un trato igualitario y no discriminatorio y ajustarán su actuación
al principio de transparencia. Los mismos principios, más el de proporcionalidad se
recogen también en la legislación europea. La transparencia debe acompañar toda la
tramitación del procedimiento, desde su inicio hasta su final, incluyendo el aspecto a la
aprobación y control del gasto y la publicidad de las licitaciones.
Principio de confidencialidad: impide a los órganos de contratación divulgar la
información facilitada por los empresarios y que estos hayan designado como
confidencial, en especial la relativa a sectores técnicos y comerciales y a otros
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aspectos de las ofertas. Asimismo, el contratista debe respetar el carácter confidencia
de la información a la que pueda tener acceso con ocasión de la ejecución del
contrato.
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adjudicaciones de contratos a favor de personas que carezcan de capacidad o
solvencia o incurran en prohibición de contratar son nulas de pleno derecho.
Garantía ante el órgano de contratación: los contratistas deben constituir en
determinados casos una garantía ante el órgano de contratación. La garantía
establecida por la Ley con carácter general es de un 5 por 100 del importe de la
adjudicación o, en ciertos casos, del presupuesto base de la licitación o del valor
estimado del contrato, en casos especiales puede constituirse una garantía
complementaria que puede alcanzar otro 5 por 100 adicional del precio del contrato.
Alternativamente, un empresario puede constituir una garantía global para afianzar
las responsabilidades de la ejecución de todos los contratos que celebre con una
Administración pública o con uno o varios órganos de contratación. En función de las
circunstancias, se puede exigir también a los licitadores la constitución de una
garantía provisional que responda del mantenimiento de sus ofertas hasta la
adjudicación del contrato.
La LCSP establece para los contratos de la Administración que su objeto debe ser
determinado, lícito y posible. Además, el objeto del contrato, debe ser necesario para
los fines del servicio público. A efectos de que los contratos sean necesarios o no la
Administración goza de un amplio margen de discrecionalidad.
Por otra parte, el objeto del contrato debe ser completo, es decir debe abarcar la
totalidad de la prestación y de todos y cada uno de los elementos que sean precisos
para cumplir su fin. No es lícito fraccionar un contrato con el fin de disminuir su cuantía
y eludir así los requisitos de publicidad o la forma de adjudicación que corresponda. En
tales casos, el fraccionamiento constituye un fraude de ley determinante de su nulidad.
Sin embargo, se admite la división en lotes, mediante debida justificación en el
expediente, si se puede realizar cada uno de ellos de manera independiente y si son
susceptibles de utilización o aprovechamiento separado, constituye una unidad
funcional o así lo exige la naturaleza de su objeto.
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Los pliegos pueden incorporar ciertas condiciones de ejecución del contrato de tipo
medioambiental y social, siempre que guarden relación con el objeto del contrato y no
falseen la libre competencia (eliminar desigualdades entre el hombre y la mujer en el
mercado laboral). El incumplimiento de estas condiciones de ejecución puede dar
lugar a la imposición de penalidades al contratista e incluso a la resolución del
contrato, según lo que se determine en el pliego de las cláusulas particulares, y hasta
ser considerado causa de prohibición para contratar.
Los pliegos, no obstante, pueden ser impugnados en ciertos casos a través del
recurso administrativo especial en materia de contratación.
El precio:
El contrato debe tener también un precio cierto y normalmente expresado en euros,
que debe abonarse como contraprestación al contratista. Los órganos de contratación
deben cuidar que el precio sea adecuado para el cumplimiento del contrato, teniendo
en cuenta los valores del mercado, al aprobar el presupuesto base para la licitación y
rechazar en su caso las ofertas con valores anormales o desproporcionados.
La regla del precio cierto y en euros admite, sin embargo, algunas excepciones. Por un
lado, en ciertos casos pueden incluirse en el contrato las cláusulas de variación de
precios en función del cumplimiento de ciertos objetivos, y excepcionalmente precios
provisionales si es imposible fijar el precio definitivo antes de que comience la
ejecución del contrato, en razón de la complejidad de éste. También es posible
sustituir el precio en dinero, total o parcialmente, por ciertas contraprestaciones en
especie, posibilidad que se ha venido ampliando últimamente.
Otra regla general es la prohibición del pago aplazado del precio de los contratos.
Que se prohíba el plazo aplazado no significa que el pago deba hacerse de una sola
vez. Cuando la prestación es de larga duración, el pago puede hacerse de manera
fraccionada, en varias anualidades o en función de la ejecución o entrega de unidades
diferenciadas del contrato (precios unitarios). Puede suceder entonces que el equilibrio
financiero del contrato se altere, en razón de aumento de precio de los diferentes
elementos necesarios para la ejecución del contrato. Para restablecerlo se prevé un
sistema de revisión de precios, a partir del transcurso del primer año.
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Tan sólo se excluye la necesidad de expediente precio y se admite la contratación
verbal cuando el contrato tiene carácter de emergencia, es decir, cuando la
Administración deba contratar de manera inmediata a consecuencia de situaciones
catastróficas o de grave peligro o por necesidad de la defensa nacional, librándose
entonces los fondos precisos con carácter de justificar.
Clases: El expediente de contratación puede ser ordinario o urgente, supuesto éste en
que debe declararse y motivarse la urgencia y que supone preferencia en la
tramitación y reducción de algunos plazos a la mitad, pero no de los plazos de
presentación de las ofertas en los contratos sujetos a regulación armonizada.
Contratos menores: Cuando se trata de los contratos menores, el expediente es muy
simple, sólo exige la aprobación del gasto y la incorporación de la factura
correspondiente y, si se trata de un contrato de obras, el presupuesto de las mismas y,
en su caso, un proyecto y la supervisión del mismo. Estos contratos menores se
definen exclusivamente por su escasa cuantía (hasta 50.000 euros en el caso de
contrato de obras y has 18.000 en el de los demás) y no pueden tener una duración
superior a un año ni ser objeto de prórroga. La adjudicación de estos contratos no
requiere de publicidad ni de un procedimiento en concurrencia, sino que se realiza
“directamente” por el órgano de contratación. En virtud de su cuantía la Ley prima la
celeridad y economía del procedimiento, pero excluye todo tipo de garantía de
objetividad y transparencia, aunque en el expediente debe motivarse también la
necesidad del contrato.
Finalidad: la finalidad es múltiple. Por un lado, en él debe justificarse la necesidad
misma de la contratación desde la perspectiva de los intereses públicos. Por otro, a
través del expediente se define el contenido del contrato, incluida su duración y posible
prórroga, incorporando los pliegos de cláusulas administrativas y de prescripciones
técnicas particulares, que determinan las prestaciones del contratista. Si el contrato se
adjudica mediante procedimiento de diálogo competitivo, los pliegos se sustituyen por
un documento prescriptivo más genérico. En todo caso debe justificarse
“adecuadamente” en el expediente el procedimiento elegido y los criterios de
adjudicación del contrato.
Trámites específicos: en relación con los diferentes tipos de contratos típicos, la
preparación conlleva también otros trámites específicos. En los contratos de obras la
Administración debe elaborar, supervisar y aprobar previamente un proyecto de obra,
así como efectuar el replanteo del mismo sobre el terreno. El proyecto define con
precisión el objeto del contrato. Si se trata de un contrato de concesión de obra
pública, antes de la aprobación del proyecto de la obra debe elaborarse y aprobarse
un estudio de viabilidad y un anteproyecto. Además, los pliegos de las cláusulas deben
definir con precisión el régimen económico-financiero de la concesión. En el caso del
contrato de gestión de servicios públicos, la Administración contratante debe regular
previamente el régimen jurídico, económico y administrativo del servicio y debe fijar,
las tarifas de utilización del mismo por los usuarios. Por su parte, la preparación de los
contratos de colaboración entre el sector público y privado exige antes una evaluación
previa, con la participación de expertos, que justifique la necesidad de ese tipo de
contrato para alcanzar los fines que la Administración pretende, y después la
elaboración de un programa funcional que determine la naturaleza y dimensión de las
necesidades a satisfacer con el contrato y unos requisitos jurídicos, técnicos y
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económicos mínimos para la aceptación de las ofertas, así como los criterios de
adjudicación.
Por último, a través del expediente de contratación se habilitan los gastos que el
contrato conlleve para la Administración contratante, mediante la certificación de la
existencia de crédito y la fiscalización y aprobación del gasto, en los términos de la
legislación presupuestaria aplicable.
Resolución: completado el expediente de contratación, se dictará resolución motivada
por el órgano de contratación, aprobando el mismo y disponiendo la apertura del
procedimiento de adjudicación, que implica asimismo la aprobación del gasto, salvo
excepción. Esta resolución constituye un acto administrativo separable e impugnable
directamente por los interesados, que pueden reaccionar así, contra las
eventualidades ilegalidades de los pliegos de cláusulas, prescripciones técnicas y
condiciones especiales de ejecución. En el caso de los contratos sujetos a regulación
armonizada, puede interponerse, con carácter previo al contencioso-administrativo.
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y en otros casos que se estima oportuno, el anuncio debe publicarse también en el
Diario Oficial de la UE y necesariamente en el BOE. (Es un procedimiento ordinario)
En el procedimiento restringido la Administración selecciona o invita a participar en
la licitación, presentando sus proposiciones, a un número determinado de empresas
(no menos de 5) de entre las que lo soliciten, selección que se realiza en virtud de
criterios objetivos de solvencia, que se hacen públicos al anunciarse el procedimiento.
Este anuncio debe publicarse en el BOE o en el de las CCAA o provinciales, así como
en el Diario oficial de la UE cuando se trate supuestos de regulación armonizada u
otros que se estime oportuno. Una vez seleccionadas las empresas que van a
participar, la Administración debe cursarles una invitación para que presenten sus
proposiciones, que deben presentar en un plazo que se establezca por ley.
En el procedimiento negociado, el contrato se adjudica directamente a un
empresario o solicitante justificadamente elegido por la Administración, previa consulta
con varios candidatos y, en su caso, negociación de los términos del contrato con uno
o varios interesados. En la práctica esta negociación no siempre existe o se limita a
determinados aspectos del contrato. Sin embargo, la negociación real es necesaria.
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El concurso de proyectos es un procedimiento previsto para la adquisición de planos
o proyectos en el campo del urbanismo, la arquitectura, ingeniería o el procesamiento
de datos, principalmente, en el que la selección se confía a un jurado. Las bases del
concurso deben publicarse en términos semejantes a los de la convocatoria de un
procedimiento abierto y lo característico es que el jurado que resuelve se compone de
personas independientes, en su caso con la necesaria cualificación profesional, que
deciden con absoluta autonomía, examinando los proyectos que se presentan de
forma anónima.
En aquellos casos en que los interesados deban presentar una proposición, ésta debe
ajustarse al modelo que se establezca en el pliego de cláusulas administrativas
particulares e ir acompañada, en sobre aparte, de aquellos documentos que acrediten
la personalidad y representación del ofertante, su clasificación o solvencia, una
declaración responsable de no estar incurso en prohibición de contratar y, de ser
empresa extranjera, otra de sometimiento a la jurisdicción española, además de otros
documentos que puedan exigirse en el pliego y en el anuncio correspondiente. Sin
embargo, en los contratos de obras con valor estimado inferior a 1.000.000 de euros y
en los de servicios y suministros con valor estimado inferior a 90.000 euros y siempre
que el órgano de contratación lo considere conveniente, la documentación puede ser
sustituida por una declaración responsable indicando que el licitador reúne todos los
requisitos para contratar, sin perjuicio de que deba aportar aquella documentación con
posterioridad, si es requerido para ello, y en todo caso antes de la adjudicación del
contrato. Toda proposición tiene carácter secreto y la Ley impone que así se garantice
hasta que tenga lugar la licitación pública.
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En la actualidad y a tal efecto, las proposiciones se incluyen en un sobre cerrado o
plica y no se desvela su contenido hasta el acto público o de adjudicación. Con ello se
pretende garantizar la libre e igual concurrencia. Solo se exceptúa de la regla de
secreto general la información que sobre otras ofertas en competencia se proporciona
a quienes participen en una subasta electrónica o en un diálogo competitivo, para que
puedan mejorar la propia.
Cada licitador sólo puede presentar una proposición, sin perjuicio de ofertar variantes
o alternativas cuando esté expresamente previsto y no puede concurrir a la vez
individualmente y formando parte de una unión temporal de empresas o figurar en más
de una de éstas, ni, en el contrato de concesión de obra pública, pueden presentar
distintas ofertas las empresas vinculadas entre sí. Se trata también con ello de
garantizar la igualdad entre todos los licitadores y por ello la ley sanciona la infracción
de esta regla con la no admisión de todas las propuestas que suscriba el infractor.
A) Criterios de selección.
La LCSP regula por ello con más detenimiento que la legislación anterior los criterios
de selección de las ofertas. De lo que se trata, en todo caso, es de adjudicar el
contrato a la oferta económicamente más ventajosa. Ahora bien, este concepto,
extraído del Derecho comunitario, remite a los criterios de selección establecidos en el
pliego de cláusulas y en el anuncio de licitación o en el documento descriptivo,
conforme a la Ley.
El criterio puede ser sólo uno, en cuyo caso será el del precio más bajo, modalidad
que nuestra legislación anterior a la LCSP denominaba subasta. Entonces, la
resolución que adjudica el contrato es, en principio, reglada, salvo que el órgano de
contratación presuma fundadamente que la proposición no puede ser cumplida
satisfactoriamente a consecuencia de la inclusión en la misma de valores anormales o
desproporcionados. Lo normal es, sin embargo, que los pliegos establezcan una
pluralidad de criterios de selección y así resulta obligado en todos los casos
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mencionados en la LCSP, entre ellos los contratos de gestión de servicios públicos, de
suministro y de servicios, salvo excepción. Tales criterios, vinculados al objeto del
contrato, pueden ser además del precio, la calidad, la fórmula de revisión de las
retribuciones, el plazo de ejecución o entrega, el coste de utilización, características
medioambientales o vinculadas con la satisfacción de ciertas exigencias sociales, la
rentabilidad, el valor técnico, las características estéticas o funcionales, la
disponibilidad y coste de los repuestos, el mantenimiento, la asistencia técnica, el
servicio postventa u otros semejantes.
En fin, la LCSP obliga a dar preponderancia a aquellos criterios que puedan valorarse
mediante cifras o porcentajes obtenidos a través de la mera aplicación de fórmulas
establecidas en los pliegos. Y si, por el contrario, se otorga una ponderación superior a
criterios no evaluables automáticamente sino dependientes de un juicio de valor, debe
constituirse un comité de expertos cualificados y no integrados en el órgano
proponente del contrato que realice la correspondiente apreciación subjetiva, o bien,
debe encomendarse esa evaluación a un organismo técnico especializado e indicado
en los pliegos. El Informe de aquel comité o de este organismo técnico es vinculante
para el órgano de contratación.
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debe excluir una proposición del procedimiento por simples defectos formales
fácilmente subsanables, sino que está obligada a conceder un plazo breve de
subsanación a los licitadores. Como es lógico, la decisión de excluir a cualquier
licitador por incumplimiento de los requisitos es recurrible, en su caso a través del
recurso especial regulado en la LCSP si se trata de la adjudicación de contratos
sujetos a regulación armonizada.
Si, a pesar de ello, el órgano de contratación entiende que la oferta contiene valores
anormales o desproporcionados, debe adjudicar el contrato a la siguiente oferta en el
orden de clasificación que no incluya ese tipo de valores.
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La citada notificación, de conformidad con las exigencias del Derecho comunitario
debe contener toda la información necesaria para que cualquier licitador excluido o
descartado pueda interponer un recurso «suficientemente fundado» contra la
adjudicación y, en particular, las razones por las que su candidatura o su oferta fue
descartada o excluida, así como el nombre del adjudicatario y las características o
ventajas determinantes de la selección de su oferta. Se excepciona tan solo la
información confidencial y que pueda perjudicar al interés público, lo que debe quedar
debidamente justificado en el expediente.
Una vez formalizado el contrato por cualquier entidad del sector público, es necesario
proceder a su cumplimiento, de conformidad con su contenido y condiciones
estipuladas y dentro del plazo total fijado para su realización, así como de los plazos
parciales que se establezcan para su ejecución sucesiva. A su vez la entidad
contratante deberá abonar el precio de la prestación realizada con arreglo a lo
convenido.
Rige en estos casos, como en cualquier otro contrato, la regla pacta sunt servanda,
que se aplica en los términos del Código Civil y demás legislación aplicable cuando se
trata de contratos privados de la Administración y de los que adjudican en todo caso
otros entes que no tienen la consideración de Administración pública. Además
imponen determinadas sujeciones o limitaciones exorbitantes, alterando la igualdad
formal de las partes contratantes a favor de la Administración, pero manteniendo a
cambio una garantía del equilibrio financiero del contrato, de modo que el contratista
pueda llevarlo a término satisfactoriamente.
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En fin, la LCSP permite modular también el principio de riesgo y ventura y pactar un
reparto de riesgos en las cláusulas de los contratos de colaboración entre el sector
público y el sector privado.
El pago del precio del contrato que corresponda a la Administración puede hacerse, al
igual que la prestación, de manera total o por partes, mediante abonos a cuenta o, en
el caso de los contratos de tracto sucesivo, en los vencimientos establecidos. La
Administración tiene la obligación legal de abonar el precio en un plazo de treinta días
desde que se expidan las certificaciones de obra o los documentos que acrediten la
realización total o parcial del contrato. Sin embargo, transcurrido dicho plazo sin pago
del precio el contratista no tiene un derecho inmediato a resolver el contrato, sino tan
sólo a los intereses de demora y a una indemnización por los costes de cobro. Eso sí,
puede reclamar a la Administración por escrito el pago del precio y de los intereses de
demora y, si la Administración no responde en el plazo de un mes, puede interponer
recurso contencioso-administrativo contra esa inactividad solicitando además la
condena al pago como medida cautelar, que el órgano judicial debe acordar siempre
que la Administración no acredite que no procede el pago de lo debido. Sólo si la
demora en el pago es superior a cuatro meses, el contratista tiene derecho a
suspender la ejecución del contrato, comunicándolo anticipadamente a la
Administración, y sólo si la demora es superior a seis meses tiene derecho a resolver
el contrato y al resarcimiento de daños y perjuicios.
D) Indemnizaciones a terceros.
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responsable, interrumpiendo el ejercicio de esa facultad el plazo de prescripción de la
acción correspondiente. Si el responsable es el contratista, los interesados podrán
ejercitar su acción ante los Tribunales civiles, mientras que si es la propia
Administración deberán reclamar en la vía administrativa y, ulteriormente, ante la
Jurisdicción Contencioso-Administrativa.
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incurra en incumplimiento del que derive riesgo grave para el servicio o la explotación
de la obra. En su virtud, la Administración asume durante un tiempo y hasta que la
situación se normalice la responsabilidad de uno u otra, a través de los interventores
que designe en sustitución de la dirección de la empresa contratista.
En la actualidad, los contratos celebrados por las entidades del sector público,
incluidos los contratos privados, solo pueden modificarse en dos supuestos:
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En todo caso, estas modificaciones no pueden afectar a las condiciones esenciales de
la licitación y adjudicación y solo pueden introducir las variaciones indispensables para
responder a la causa objetiva sobrevenida que la justifique.
En fin, el contratista está obligado a aceptar las modificaciones del contrato decididas
por la Administración en los supuestos legalmente previstos, sin que pueda ahora
solicitar la resolución del contrato por esa causa. Dicho sea sin perjuicio, claro está, de
que la Administración le compense por los daños y perjuicios o por los mayores costes
que, en su caso, suponga la modificación del contrato.
- a) “factum principis”
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beneficio para la administración y un perjuicio o sobrecoste para el empresario
(ejemplo necesidad de obras de refuerzos de seguridad de las contratadas).
- subcontratación: características
Basta con dar conocimiento por escrito a la administración justificando la aptitud del
subcontratista.
- acta de recepción
Para comprobar el cumplimiento del contrato se exige por parte de la adm un acto
formal y positivo de recepción o conformidad. Adaptándose en el plazo máximo de 30
días desde la entrega o realización del objeto del contrato, salvo si en el pliego del
contrato se establece cláusulas que modifican este plazo.
Además, en los casos de contratos de obra y servicio público que se cumplen por la
extinción del plazo de duración del mismo procede además la reversión a la Adm de
las obras e instalaciones incluidas en el contrato o concesión, que ésta también debe
recibirse formalmente.
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Por el contrario, la adm estima que el contrato no se ha ejecutado correctamente por
tener defectos apreciables la obra se puede requerir al contratista para que los
subsane o rechazar los bienes o trabajos.
La resolución puede ser por diversas causas que en enumeran en el 223 de la LCSP
que es completado por las diferentes normas de los contratos nominados.
Elemento común a todos los supuestos respecto del derecho civil, es que la resolución
se acuerda por el propio órgano de contratación, de acuerdo al procedimiento
reglamentario establecido. Este procedimiento puede realizarse a instancia o por el
contratista y requiere dictamen del Consejo de Estado u órganos autonómico cuando
se formule oposición por parte del contratista. En otros casos la resolución es reglada
y se acuerda automáticamente en función de la concurrencia de diversas causas. En
otros se trata de una decisión más o menos discrecional.
Las resoluciones de los contratos en cuanto a efectos no van a ser siempre el mismo
por tanto hay que estudiar causas y efectos
- b) mutuo acuerdo
Entre la Adm y el contratista, siempre que medien razones de interés público que
hagan innecesaria o inconveniente la permanencia del contrato. Aunque si el daño se
hace a la adm, ésta tiene la obligación de deducir los efectos oportunos, mientras si el
incumplimiento proviene por parte de la adm, el contratista puede elegir entre el mutuo
o no
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- c) incumplimiento del contratista
La adm siempre que la demora sea imputable al contratista puede optar entre resolver
el contrato o la imposición de penalidades por demora previstas en el propio contrato o
en la ley.
- obligaciones esenciales
Las obligaciones contractuales esenciales vienen fijadas como tales en los pliegos o
en el propio contrato. Hay incumplimientos leves con las que pueden ser punibles
según el pliego y también incumplimientos esenciales que son aquellos que impiden
conseguir adecuadamente el fin del contrato o impidan la buena marcha del mismo y
se hayan calificado así previamente.
Básicamente la ley reconoce la exceptio non adimpleti contractus (es decir que
reconoce la excepción del contrato no cumplido porque la otra parte tampoco la haya
cumplido) entre los incumplimiento se encuentran los incumplimientos esenciales que
se encuentran en el 223.f, que en todo caso el incumplimiento por parte de la
administración, con carácter general, conlleva el pago de daños y perjuicios que sufra
el contratista.
Por otra parte, en base a los contratos nominados, se fija la suspensión acordada por
la administración y también el desistimiento de la adm.
Son aquellos casos en los que es imposible ejecutar una prestación en los términos
inicialmente pactados, ya sea por causa imputable al contratista o no, o se advierta la
posibilidad de una lesión grave al interés público si el contrato se sigue ejecutando sin
modificaciones legales. Si la causa no es por el contratista tiene derecho al 3% de la
prestación total. Por otro lado la ley prevé que se pueda ejecutar un nuevo contrato,
pudiendo la administración imponer, mientras el nuevo contrato no se formalice, al
contratista originario que adopte las medidas necesarias para evitar un trastorno grave
al servicio público o a la seguridad de lo construido.
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TEMA 4: JURISDICCIÓN CONTENCIOSA-
ADMINISTRATIVA
1. LOS CONTROLES JUDICIALES
1.1. Concepto y evolución histórica.
1.1.1. Premisas y objetivos
Controles judiciales sobre la administración pública: existen tres tipos: el político, civil y
jurídico como cierre del sistema el control más serio de la vía administrativa es en la
vía judicial.
En España son las leyes del 2 y 6 de abril de 1845, las que crearon y atribuyeron el
ejercicio de su función a un Consejo Real, compuesto de los Ministros y otros
Consejeros de designación política, y a unos Consejos Provinciales, presididos por el
Gobernador Civil de la provincia y compuestos de vocales de nombramiento real.
Estos consejos se ven abolidos en el bienio progresista 1854-1856 y desde la
Revolución Gloriosa de 1868 hasta la Restauración Monárquica de 1875, durante
estos periodos el enjuiciamiento de los litigios con la administración se traslada a los
Jueces y Tribunales civiles y ordinarios.
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En 1888 se promulga la LEY SANTAMARÍA DE PAREDES que consolida la
Jurisdicción Contencioso-administrativa, resulta de ella un Consejo de Estado, como
instancia superior, de jurisdicción delegada y unos Tribunales provinciales del
contencioso de composición política y judicial.
La ley de SANTA MARÍA DE PAREDES está vigente hasta 1956, año en que se
promulga la ley de 1956 y se consolida el carácter judicial de la jurisdicción, repartida
orgánicamente entre varias Salas especializadas del Tribunal Supremo y otras en las
Audiencias Territoriales de la época, de ámbito pluriprovincial. En 1973 se crearía
también una Sala de lo Contencioso en la Audiencia Nacional.
En definitiva una jurisdicción contenciosa nacida para resolver unos casos muy
específicos entre personas muy limitadas (propietarios explotados, funcionarios etc…)
se convierte en una Jurisdicción de masas
El ámbito objetivo: o material de la Jurisdicción, esto es, los asuntos de que conoce,
viene determinado, pues, por las actuaciones administrativas, ya sean expresas o
presuntas, por acción o por omisión o inactividad, que estén sujetas a Derecho
administrativo. Entre las mismas se menciona expresamente las disposiciones
generales con rango inferior de ley y otras disposiciones equiparables en rango
(planes), también contratos. También se le dota sin perjuicio de la competencia que
tenga el TC de la verificación de si exceden o no los límites de la delegación legislativa
en materia de decretos legislativos.
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entidades de Derecho Público dependientes de ellas. Además atribuye a la
Jurisdicción el conocimiento de las pretensiones procesales que se deduzcan en
relación con los actos y disposiciones en materia de personal, administración y gestión
del patrimonio sujetos a Derecho Público, adoptados por los órganos constitucionales
o de las CCAA que no forman parte de la ADM pública( Cámaras parlamentarias,
tribunal de cuentas, defensor del pueblo e instituciones análogas en las CCAA) así
como del conocimiento de la actividad administrativa de los órganos de gobierno de
Juzgados o tribunales, conocimiento de los actos y disposiciones del Consejo General
del Poder Judicial; y por último, la actuación de la Administración electoral, en los
términos de la LOREG.
Art. 2 y 3 de la LJCA
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Otro elemento para precisar el ámbito objetivo, las cuestiones prejudiciales o
incidental, si en un procedimiento adm se plante una cuestión competente civil o
social, la adm puede entrar a conocer con carácter prejudicial o incidental siempre que
sea necesario para resolver el recurso (ejemplo determinar la titularidad de una finca a
expropiar.
En estos casos se toma la decisión incider tantum, es decir, a salvo lo que pueda
resolver en definitiva el orden jurisdiccional competente y sin valor de la cosa juzgada
ni de efectos fuera del proceso que se dicte.
- concepto y competencias.
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Juzgados de lo contencioso administrativo--------- ámbito territorial – provincia con
sede en cada provincia, no hay salas sólo hay un juez, órganos unipersonales,
Conocen de los recursos que se dirijan contra ciertos actos administrativos de la adm
de las CCAA dictados en cuestión de personal, así como sanciones adm y
reclamación de responsabilidad patrimonial de escasa cuantía.
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1.3.5. Las Salas de lo Contencioso-Administrativo del TSJ.
- órganos colegiados.
Sus salas están divididas en varias secciones compuestas por varios magistrados
Los actos y disposiciones de las CCAA en general, salvo las atribuidas a los Juzgados
También resuelven los recursos de revisión contra sentencias firmes de esos mismos
juzgados
Al igual que las Salas de los Tribunales Superiores de Justicia, actúa dividida en
Secciones.
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En segunda instancia: la AN resuelve los recursos de apelación y revisión contra
sentencias y autos de los Juzgados Centrales de lo Contencioso-Administrativo y de
las cuestiones de competencia que se puedan plantear entre los mismos Juzgados
Competencias en única instancia: conserva sólo las relativas a recursos contra actos y
disposiciones de los más altos órganos gubernativos (consejo de ministros,
comisiones delegadas del gobierno) y de los constitucionales, sea del CGPJ o, en
materia personal, administración y gestión patrimonial, de otros (Congreso y Senado,
TC, TCuentas y Defensor del pueblo)
2. EL RECURSO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
2.1. Concepto.
- naturaleza “revisora” del recurso.
Para que pueda haber una revisión adm tiene que haber un recurso adm, se mantiene
la situación hasta el 98. Haya o no haya un acto adm previo la jurisdicción puede
entrar en cualquier actuación o no actuación ilegítima de la administración
planteándose de forma abierta, de tal forma que los tribunales que pueden
pronunciarse sobre cualquier actividad adm, adoptando las medidas necesarias para
restaurar el derecho
Hay una parte activa que es la que interpone el recurso, el demandante El proceso
contencioso es entre partes, que formulan sus pretensiones que son contradicciones,
alegaciones y pruebas.
Y la pasiva que es la parte demandada, que suele ser la adm. Además, existe la figura
del codemandado que es cualquier ciudadano que se ve afectado y se ve interesado
en la intervención y que pueda defender sus derechos en el proceso.
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Parte recurrente y demandante es el que marca el alcance del recurso, es decir, que
establece sobre qué, los límites del recurso.
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públicos con competencia en la materia, a los sindicatos más representativos y
a las asociaciones de ámbito estatal cuyo fin primordial sea la igualdad entre
mujeres y hombres, sin perjuicio, si los afectados estuvieran determinados, de
su propia legitimación procesal.
La persona acosada será la única legitimada en los litigios sobre acoso sexual
y acoso por razón de sexo.
- la postulación procesal.
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3. Podrán, no obstante, comparecer por sí mismos los funcionarios públicos en
defensa de sus derechos estatutarios, cuando se refieran a cuestiones de personal
que no impliquen separación de empleados públicos inamovibles.
Estamos hablando de actos tanto expresos como presuntos (de silencio adm) y
cualquiera sea su clase, político, reglado, definitivos o de trámite (sólo los
cualificados), en definitiva, el único requisito para el acto, es que haya agotado la vía
administrativa.
- directo e indirecto.
Pero también está la ordinaria, el recurso indirecto, que a través de los actos de
aplicación que derivan de ello se puede realizar el recurso (ejemplo, hacen una
ordenanza de basuras, y cuando te vayan a girar el cobro de esa tasa, voy contra ello
y establezco un recurso indirecto). Para tu situación individual. Si el juez a través de un
recurso indirecto y considera que el reglamento puede ser anulable, puede plantear la
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cuestión (el juzgado) de la ilegalidad y como la competencia es de una sala del TSJ
puede plantear a cuestión de su ilegalidad al órgano competente, en este caso la sala.
Esta posibilidad de no hacer es una norma introducida en la del 98, hablamos de que o
un acto o una indemnización, es decir, cuando la adm tiene un deber de hacer no lo
hace, hablamos de una inactividad material, incumplimiento de dar o hacer algo (la
adm da una ejecución de derrumbe si no lo hace es inactividad o una subvención que
no te ingresan).
- de actos o de prestaciones.
Para que antes de la interposición del recurso, se debe hacer un reclamo para exigir
el cumplimiento, requerimiento previo o intimación para después ir a la vía conten-
adm.
Lo introduce la ley del 98, antes se utilizaba la vía civil, ahora se abre la vía
contenciosa (aunque se puede seguir usando los interdictos de retención y
recobración de una propiedad, pero sólo cuestiones de propiedad, en la vía
contenciosa no es necesario que sea propiedad).
- requerimiento previo.
- la acción declarativa.
El juez o la sala llamados a resolver, no puede ir más allá de lo que las partes pidan,
por defensa del interés general el juez sólo debe ajustarse a las pretensiones de las
partes, pero si durante el proceso observa que alguna cuestión no ha sido
debidamente valorada en derecho, puede requerir a las partes para que puedan alegar
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y ampliar el objeto a las partes, mediante providencia durante un tiempo de 10 días
(por ejemplo, pedir los intereses de demora)
3. EL PROCESO ORDINARIO.
La LJCA contempla varias modalidades de proceso contencioso-administrativo.
o Forma
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por el órgano competente de la persona jurídica recurrente el acuerdo de interponer el
recurso.
o Plazo
En el caso del recurso de lesividad, el plazo de dos meses se cuenta desde el día
siguiente al de la declaración de lesividad.
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La remisión del expediente es muy importante, pues el demandante y las demás
partes tienen derecho a conocerlo antes de formular su demanda u oposición a ella, de
manera que puedan fundamentarla con conocimiento de causa. Ello no obstante, ha
sido demasiado frecuente que los expedientes no se remitan a tiempo o completos,
provocando dilaciones procesales o indefensión. La LJCA reacciona frente a esta
situación previendo la imposición de multas coercitivas por el órgano judicial a la
autoridad o empleado público responsable, previo apercibimiento. Las multas, de 300
a 1.200 euros, pueden reiterarse cada veinte días hasta el cumplimiento de la
obligación de remitir el expediente completo e, impuesto en su caso por tres veces sin
lograr su objetivo, debe el órgano judicial poner los hechos en conocimiento del
Ministerio Fiscal, por si procede iniciar diligencias por delito de desobediencia.
En cualquier caso, transcurrido el plazo para la remisión del expediente sin que éste
se hubiera enviado, la parte recurrente puede pedir que se le abra el plazo para
formalizar la demanda, a efectos de evitar mayores dilaciones sin perjuicio de que
pueda formular alegaciones complementarias, una vez que el expediente se reciba.
Si las partes estiman que el expediente enviado no está completo pueden solicitar,
durante el plazo para formalizar la demanda o la contestación, que se reclame de la
Administración lo que falta para completarlo, solicitud que suspende el plazo para
formalizar una u otra. El Secretario judicial debe resolver sobre esa petición en el plazo
de tres días y, una vez completado el expediente, en su caso tras reiterarse la petición,
lo remitirá a la parte para que formule el escrito correspondiente, de demanda o
contestación, en el plazo restante desde la suspensión.
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Al tiempo de remitir el expediente al órgano judicial y en los cinco días siguientes, la
Administración demandada debe notificar el emplazamiento a quienes aparezcan
como interesados en el propio expediente, de forma que puedan personarse en el
proceso en el plazo de nueve días, dando cuenta de ello al órgano judicial. De todas
formas, el Secretario del Juzgado o Tribunal debe comprobar que se han efectuado los
emplazamientos debidos y, si no fuera así, ordenará a la Administración que se
practiquen las notificaciones necesarias. Sólo si no es posible emplazar a alguno de
los interesados identificados en el domicilio que conste, el Secretario judicial mandará
insertar edicto en el periódico oficial correspondiente. Ahora bien, no puede alegar
indefensión por falta de emplazamiento personal quien haya tenido conocimiento
extraprocesal del asunto y no haya obrado con la debida diligencia para personarse. Si
los emplazados no se personan en el plazo concedido, el proceso sigue sus trámites y,
si lo hicieren con posterioridad, se les tendrá por parte, pero sólo para los trámites que
no hayan precluido.
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en que se notifique dicho auto. Cuando los recurrentes fuesen varios, han de formular
sus demandas simultáneamente.
Con la demanda y la contestación las partes deben acompañar los documentos en que
funden su derecho o designar el archivo, oficina, protocolo o persona en cuyo poder se
encuentren. Esta exigencia legal es muy importante en la práctica, ya que después de
la demanda y la contestación no se admitirá que presenten otros documentos en el
proceso, salvo en los casos contemplados en la legislación procesal civil.
Las partes demandadas, dentro de los primeros cinco días para contestar la demanda,
pueden alegar la incompetencia del órgano jurisdiccional o que existen motivos de
inadmisibilidad del recurso, sin perjuicio de que estos motivos puedan alegarse
también al formalizar la contestación. Si existen tales alegaciones previas, el órgano
judicial, tras oír al recurrente por un plazo de cinco días, debe acordar bien la
desestimación de las alegaciones o la inadmisibilidad del recurso, mediante auto sólo
recurrible en el último caso. Si el defecto alegado es subsanable, el actor puede
subsanarlo en el plazo de diez días.
3.4.2. Prueba.
Las partes pueden pedir el recibimiento del proceso a prueba en los escritos de
demanda y de contestación y en los de alegaciones complementarias.
El órgano Judicial debe resolver mediante auto sobre dicha solicitud, recibiendo el
proceso a prueba cuando exista disconformidad en los hechos y éstos fueran de
trascendencia para la resolución del pleito.
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3.4.3. Vista o conclusiones.
Las partes pueden pedir que se celebre vista oral, se presenten conclusiones escritas,
o que no se realice ninguno de estos trámites y el Secretario judicial debe proveer
sobre la cuestión conforme a la Ley.
Para presentar las conclusiones escritas las partes disponen de un plazo de diez días.
El escrito debe contener una exposición sucinta acerca de los hechos, la prueba
practicada y los fundamentos jurídicos. Al igual que en la vista oral, no pueden
plantearse en ese escrito cuestiones nuevas, que no se hayan suscitado en los de
demanda y contestación para evitar la indefensión de las partes, salvo pedir que se
concrete en la sentencia la existencia y cuantía de los daños y perjuicios que se
reclamen en el caso, si han sido probados.
Se señalará entonces día para votación y fallo del recurso, por riguroso orden de
antigüedad de los asuntos, salvo aquellos que tengan preferencia por prescripción
legal, que son los procesos especiales de protección de derechos fundamentales y de
garantía de la unidad de mercado y de los recursos directos contra disposiciones
generales, o por acuerdo motivado del órgano jurisdiccional, fundado en circunstancias
excepcionales.
La sentencia debe dictarse en el (ilusorio) plazo de diez días desde que el pleito se
declarara concluso y, si el juez o tribunal aprecia que no puede cumplirse ese plazo,
debe razonarlo y fijar una fecha posterior concreta para dictar sentencia. En la práctica
y por razón del abultado número de asuntos, el señalamiento para votación y fallo se
puede dilatar meses incluso años.
3.5.1. La sentencia.
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- Que se hubiera interpuesto el recurso por persona incapaz, no
debidamente representada o no legitimada.
- Que tuviera por objeto disposiciones, actos o actuaciones no susceptibles
de impugnación, por no estar sujetas a Derecho administrativo, o no
haberse agotado la vía previa o tratarse de actos confirmatorios de actos
consentidos, etc.
- Que recayera sobre cosa juzgada o existiera litispendencia.
- Que se hubiera presentado el escrito inicial del recurso fuera de plazo.
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El desistimiento es la manifestación expresa de la voluntad del recurrente de
renunciar a su pretensión, poniendo así fin al proceso. Una vez formulado, el
Secretario judicial, previa audiencia de las demás partes y del Ministerio Fiscal,
dictará decreto declarando terminado el procedimiento, salvo que se opongan a
ello la Administración demandada o el Ministerio Fiscal o apreciara
razonadamente daño para el interés público en cuyo caso el Juez o Tribunal
resolverá lo que proceda. También continúa el procedimiento, como es lógico,
si son varios los recurrentes y no todos ellos desisten.
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En la actualidad, la LJCA reserva este procedimiento a los asuntos de que conocen los
Juzgados y Juzgados Centrales de lo Contencioso-Administrativo que se susciten
sobre cuestiones de personal al servicio de las Administraciones públicas, sobre
extranjería y sobre inadmisión de peticiones de asilo político, asuntos de disciplina
deportiva en materia de dopaje, así como sobre todas aquellas cuya cuantía no supere
los 30.000 euros. A ello hay que sumar el conocimiento de los recursos contra la
inactividad de la Administración a que se refiere la LJCA, cualquiera que sea el órgano
competente para resolverlos.
3.6.2. Tramitación.
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decide la continuación del juicio las partes demandadas exponen sus alegaciones
sobre el fondo.
Contra las resoluciones del Juez sobre admisión o denegación de pruebas, las partes
pueden interponer recurso de súplica, que se resuelve en el acto.
Practicadas las pruebas en su caso, los Letrados de las partes pueden exponer sus
conclusiones y, a continuación, las propias personas que sean parte pueden tomar la
palabra, con la venia del Juez, en su propia defensa, trámite este ciertamente extraño
para este tipo de procesos y de tan escasa utilidad como utilización. Terminada la
vista, el Juez debe dictar sentencia en el consabido y poco respetado término de diez
días.
Fases (tramitación):
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- En este procedimiento, el recurso se inicia mediante escrito de demanda.
Acompañado de los documentos que se requieren para la interposición del
recurso ordinario, y aquellos en que el demandante funde su derecho.
Presentada la demanda y si se admite, el Secretario judicial debe fijar fecha y
hora para la celebración del juicio oral. Asimismo, da traslado de la demanda a
la Administración demandada, para que pueda ser remitido al recurrente y a los
demás comparecidos y puedan todos ellos examinarlo con tiempo antes de la
vista. Cabe ahora la posibilidad de que el demandante solicite que el recurso
se falle sin necesidad de prueba ni vista oral. El juicio se fallará contestada la
demanda.
- La vista: si hay vista oral y comparecen las partes o al menos la demandante
en el acto de la vista, el Juez la declara abierta, pero sí sólo comparece la
demandada se tendrá al actor por desistido del recurso, con condena en
costas. El demandante no puede ampliar su pretensión, que ha de entenderse
fijada definitivamente en el escrito de la demanda.
La mayor deficiencia del procedimiento abreviado, en tanto que afecta a la
igualdad de armas en el proceso. Deficiencia que tendría fácil solución si se
estableciera que también los demandados presentan contestación escrita días
antes de la vista oral.
Las pruebas admitidas se practican por lo común, en el acto de la vista.
Terminada la vista el juez, debe dictar sentencia en el plazo de 10 días.
B) La cuestión de ilegalidad:
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Este es el mecanismo previsto para conseguir una declaración sobre la validez o no de
un reglamento con eficacia erga omnes, en aquellos casos en que un órgano judicial
que no es el competente para conocer de un recurso directo contra él ni es el Tribunal
Supremo se ha pronunciado a favor de su ilegalidad. En tal caso, el Tribunal Supremo
debe plantear la cuestión de ilegalidad ante el Tribunal competente para resolverla, en
un plazo de 5 días desde que conste la firmeza de su sentencia y mediante auto,
emplazado a las partes, para que puedan comparecer y formular alegaciones ante
dicho Tribunal competente.
Este recurso de segunda instancia, puede interponerse contra las sentencias de los
Juzgados y Juzgados Centrales de lo Contencioso-Administrativo, salvo que recaigan
en asuntos de cuantía inferior a 30.000 euros. Son apelables las sentencias que
declaran la inadmisibilidad del recurso contencioso-administrativo, las que se dictan en
el proceso especial de protección de derechos fundamentales y las que resuelven
litigios entre Administraciones públicas o impugnaciones indirectas de disposiciones
generales.
- Procedimiento:
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4.2. Recurso de casación:
- Concepto y procedimiento:
Es un recurso extraordinario, susceptible de ser interpuesto por motivos tasados, en la
práctica judicial adquiere matices de elevado formalismo.
Son susceptibles de este recurso las sentencias dictadas en única instancia por las
Salas de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional y los Tribunales
Superiores de Justicia con algunas excepciones.
Al tratarse de un recurso extraordinario, solo puede fundarse en motivos tasados:
- Abuso, exceso o defecto en el ejercicio de la jurisdicción.
- Incompetencia o inadecuación del procedimiento.
- Quebrantamiento de las formases esenciales del juicio, por infracción de las
normas reguladoras de la sentencia o de las que rigen los actos y garantías
procesales, siempre que se haya producido indefensión real de la parte.
- Infracción de las normas del ordenamiento jurídico o de la jurisprudencia que
fueran aplicables para resolver las cuestiones objeto de debate, siempre que
se trate de normas de Derecho estatal o comunitario europeo.
- Modalidades y efectos:
a) Recurso de casación para la unificación de la doctrina:
A través de estos recursos se puede conseguir (impugnar) la revocación de una
sentencia porque sea contradictoria con otra u otras dictadas en casos
sustancialmente iguales, de modo que al resolver el recurso el Tribunal competente
unifica la doctrina jurisprudencial sobre el tipo de asuntos de que se trate.
Solo pueden recurrirse en esta vía sentencias dictadas por los TSJ, de la AN y del TS
en única instancia. Debe tratarse de sentencias que no sean susceptibles de recurso
de casación ordinario, siempre que la cuantía supere los 30.000 euros.
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La sentencia que resuelve el recurso para unificación de la doctrina, si lo estima, casa
o revoca la sentencia impugnada y resuelve el debate planteado con pronunciamientos
ajustados a Derecho. Sea o no estimatorio, en ningún caso afecta a las situaciones
jurídicas creadas por las sentencias precedentes a la impugnada, aunque rectifique la
doctrina que en ellas se establece.
- La obligación de ejecutar:
Obligación de las partes de cumplir las sentencias en la forma y los términos que éstas
consignen, pues la precisión no puede ser parcial o restringida, pero tampoco exceder
de lo declarado en el fallo o modificarlo. La potestad de hacer ejecutar las sentencias
corresponde exclusivamente a los Jueces y Tribunales. Conviene diferenciar la
actividad de ejecutar de la de hacer ejecutar las sentencias. La actividad de ejecutar
puede corresponder a la propia Administración, ya que se trata de un deber
establecido por el ordenamiento. En cualquier caso, no puede suspenderse el
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cumplimiento ni declararse la inejecución total o parcial del fallo. Cosa distinta es que
concurra alguna causa de imposibilidad material o legal de ejecutar el fallo. En estos
casos, la Administración debe comunicarlo al órgano judicial competente para que
este, con audiencia de las partes y demás interesados, aprecie la concurrencia de
aquellas causas y adopta las medidas necesarias para asegurar la mayor efectividad
posible del fallo o decisión ejecutoria.
b) Sentencias anulatorias:
- Incidentes de ejecución:
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Mientras no conste en autor la total ejecución de la sentencia, la Administración, las
demás partes y otras personas afectadas pueden plantear ante el órgano judicial
competente, mediante un escrito, una cuestión incidental para resolver tales dudas.
- Ejecución forzosa:
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El fundamento material de esta reserva de ley, radica en el hecho de que en esta
materia hay un claro interés general que trasciende a los sujetos de la relación, y que
afecta al conjunto de ciudadanos.
Las competencias estatales no autorizan a una uniformidad, sino que debe permitir
cierto margen para el desarrollo legislativo propio en CCAA en base a políticas de
personal etc., por lo cual el modelo de función pública no se exigirá de forma única,
sino que la CE permite diferentes modelos.
Debe decirse que el TC entiende que las CCAA con competencias sobre régimen
local, estarán habilitadas para regular el régimen de su propia función pública y el de
su territorio con respecto al principio de autonomía local.
Al inicio del régimen constitucional, las Cortes Generales aprobaron medidas para la
reforma de función pública, pero no fue una ordenación global de estatuto, sino que
fueron unas modificaciones singulares, que, aun así, afectaron a aspectos centrales
del sistema funcionarial, haciéndolo confuso.
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Tras varios intentos frustrados, las Cortes Generales aprobaron la Ley 7/2007, de 12
de abril, del estatuto básico del empleado público, que tras experimentar múltiples
modificaciones puntuales, fue objeto del Real decreto Legislativo 5/2015, de 30 de
octubre, por el cual se aprueba el texto refundido de la ley del Estatuto Básico del
Empleado Público.
ART 2.1 TREBEP se degradan aplicación al personal funcionario hielo que proceda al
personal laboral al servicio de todas las administraciones públicas generales o
territoriales, no obstante, esta regla General tiene una doble matización:
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En el sentido opuesto, de extensión de aplicación del TREBEP a entidades que nos
una administración pública el sentido formal, los principios contenidos en los artículos
siguientes serán entidades del sector público estatal y autonómico y local que no estén
incluidas en el artículo dos del estatuto hoy que éste el definidas así en su normativa
específica.
De este modo, determinamos que los principios del TREBEP serán de aplicación a
empresas y fundaciones pertenecientes al sector público.
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funcionarios de carrera, los empleados públicos constituyen el personal profesional al
servicio de las administraciones públicas.
Con carácter general, los puestos de trabajo de la administración del Estado debían
ser desempeñados por funcionarios públicos. El ejercicios d las funciones que implique
la participación directa o indirecta en el ejercicio de las potestades públicas o en la
salvaguardia de los intereses generales del Estado y de las administraciones publicas
corresponden exclusivamente a los funcionarios públicos, en los términos que en la ley
de desarrollo de cada administración pública se establezca. Estas funciones no podrán
ser desempeñadas por personal laboral, sino que quedan reservadas en exclusiva
para el estatuto funcionarial.
En relación con los tipos de puestos de trabajo que no se consideren reservados por el
TREBEP a los funcionarios, el legislador de desarrollo del TREBEP dispone en
principio de una amplia libertad para adscribirlos al estatuto funcionarial o al laboral.
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2.3. Los funcionarios interinos.
2.3.1. Concepto.
Son funcionarios interinos los que por razones expresamente justificadas de necesidad
y urgencia, son nombrados como tales para el desempeño de funciones propias de
funcionarios de carrera, cuando se de alguna de las siguientes circunstancias:
A los funcionarios interinos les será aplicable el régimen general de los funcionarios de
carrera. En cuanto a la extinción de la relación, el cese de los funcionarios interinos se
producirá, además de por las causas aplicables a los funcionarios de carrera, cuando
finalice la causa que dio lugar a su nombramiento.
El TREBEP diferencia entre personal fijo en indefinido. El fijo será a que en caso de
despido improcedente, la administración está obligado a readmitirlo, de tal modo que
disfruta de una estabilidad equiparable a la del funcionario de carrera; en cambio, el
contratado indefinido será simplemente el que no está sujeto a término cierto,
pudiendo la administración optar por la readmisión en la misma categoría de personal
indefinido o por la indemnización. La distinción tiene su origen en la regla del Estatuto
de los trabajadores según la cual se entenderán por tiempo indefinido los contratos
celebrados en el fraude de ley.
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En materia de duración máxima del contrato por obra o servicio determinados surtirá
efectos en el ámbito de las administraciones públicas y sus organismos públicos
vinculados o dependientes, sin perjuicio de la aplicación de los principios
constitucionales de igualdad, mérito y capacidad en el acceso al empleo público, por lo
que no será obstáculo para la obligación de proceder a la cobertura de los puestos de
trabajo d que se trate a través de los procedimientos ordinarios, de acuerdo con lo
establecido en la normativa aplicable. El trabajador continuara desempeñando el
puesto que venía ocupando hasta que se proceda a su cobertura.
En cuanto al ámbito del personal laboral, las leyes de función pública que se dicten en
desarrollo de este estatuto establecerán los criterios para la determinación de los
puestos de trabajo que pueden ser desempeñados por personal laboral, respetando en
todo caso la reserva para los funcionarios públicos de los puestos de trabajo que
impliquen la participación directa o indirecta en el ejercicio de potestades públicas.
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cese tendrá lugar, en todo caso, cuando se produzca el de la autoridad a la que se
preste la función de confianza o asesoramiento, de tal modo que es automático.
En cuanto al régimen jurídico del personal eventual, el TREBEP declara que le será
aplicable en lo que sea adecuado a la naturaleza de su condición, el régimen general
de los funcionarios de carrera. La condición de personal eventual no podrá constituir
mérito para el acceso a la función pública o para la promoción interna. Esta exclusión
es coherente con su nombramiento libre y vinculación personal al cargo político que
sirve. Debería extenderse al acceso a la condición de personal laboral y a la entera
carrera profesional (no solo a la promoción interna).
El Tribunal Constitucional además avala esos artículos diciendo que no debe haber
discriminación por razones de raza, sexo, nacimiento, etc.
Corresponderá al legislador definir los requisitos oportunos dentro del debido respeto a
los principios de la CE. Aunque el TC dice que los principios del 23.2 CE se deben
regular únicamente con normas con rango de ley, admitiendo la colaboración de los
reglamentos. El principio de legalidad impone predeterminar cuales hayan de ser las
condiciones para acceder la función pública, conforme a la igualdad, el mérito y la
capacidad.
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Podemos hablar entonces de requisitos, que deben tener un carácter abstracto,
objetivo, y no deben referirse de manera individualizada para no favorecer a
personas concretas.
Las funciones públicas tuteladas en el 23.2 son desarrolladas por los funcionarios, las
llamadas funciones públicas; pero el 14 de la CE las admite también para el acceso al
empleo público no funcionarial.
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3.2.2. Edad
La edad mínima tradicionalmente eran los 18. Pero el TREBEP la sustituyó por la de
16 aunque para ciertos cuerpos seguirá siendo la de 18.
El TREBEP exige poseer capacidad funcional para desempeñar las tareas, pero
respetando el principio de no discriminación, las convocatorias no deben establecer
exclusiones por limitaciones físicas o psíquicas, sin perjuicios de las
incompatibilidades con el desempeño de las tareas. Existe pues una discriminación
positiva: siempre que en los procesos selectivos los candidatos superen las pruebas y
acrediten su discapacidad, podrán obtener el empleo. Además, por ley, el cupo mínimo
de trabajadores con discapacidad en la administración es de mínimo un 7%.
3.2.5. Probidad
El TREBEP exige que los aspirantes no estén inhabilitados del empleo público ya sea
por sanción penal de inhabilitación, sanción disciplinaria de separación del servicio, o
despido disciplinario del personal laboral.
La doctrina constitucional admite que en las CCAA con una lengua cooficial, esta se
imponga como requisito de capacidad, siempre y cuando guarde relación con la
función a desempeñar. El TREBEP se limita a decir que la selección de empleados
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debe estar debidamente capacitada para cubrir los puestos en CCAA con lenguas
cooficiales.
El TREBEP dice que todos los procesos tendrán carácter abierto y libre concurrencia.
Se puede definir como la prueba, o conjunto de ellas; que tiene por objetivo evaluar de
un modo actual y competitivo las condiciones de aptitud de los aspirantes. El TREBEP
establece que las pruebas podrán consistir en la comprobación de los conocimientos y
la capacidad analítica de los aspirantes, de forma oral o escrita, o la realización de
ejercicios que demuestren la posesión de habilidades y destrezas, conocimiento de
idiomas, o pruebas físicas necesarias para el cargo a desempeñar.
3.3.2. El concurso
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Surge la problemática de si esa experiencia solo debe admitirse si ha sido en la misma
administración que oferta el empleo. O si debe ponderar más o menos según la
administración.
3.3.3. El concurso-oposición
Sea cual sea el criterio, se deben separar las fases: el TC dice que no se deben
valorar los servicios prestados más que en la parte de concurso, para evitar que estos
méritos puedan acumularse y ponderen más.
El problema es que con la elección del personal laboral fijo el TREBEP mantiene la
libertad de elección, con los tres sistemas en igualdad, sin establecer preferencia
alguna.
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Por otro lado, las bases constituyen las reglas a las que ha de ajustarse el desarrollo y
conclusión de cada procedimiento selectivo constituyendo la ley de concurso o de la
oposición.
Artículo 55.2 alude a la publicidad de las convocatorias que a falta de esta provoca la
nulidad absoluta el procedimiento selectivo aun cuando se trate de un acto de trámite.
Los actos que pongan fin a un procedimiento selectivo debe estar motivado, en
cualquier caso, la valoración de aptitudes y en ningún caso podrán admitir a más
trabajadores que puestos haya vacantes.
Se considera que los tribunales de justicia no pueden convertirse en por sus propios
conocimientos en segundos tribunales calificadores. Se diferencia entre el control
jurídico o de legalidad de la actuación y un control técnico de la misma.
TREBEP en art 31,6, establece que las organizaciones sindicales más representativas
en el ámbito de la función pública están legitimadas para la interposición de recursos
en vía administrativa y jurisdiccional contra las resoluciones de los órganos de
selección.
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Además del proceso selectivo se necesitarán unos requisitos:
4. EL REGIMEN DISCIPLINARIO
4.1. Fuentes y principios.
A partir de la consideración de los funcionarios como personas sujetas a una relación
de especial sujeción, se admite que el derecho disciplinario constituye una modalidad
especial de potestad sancionadora, se modifican o flexibilizan los principios
constitucionales propios de la potestad sancionadora de la administración. El TREBEP
recoge una ordenación básica del régimen disciplinario, esta regulación es común a
los funcionarios públicos y el personal laboral, la potestad disciplinaria se ejercerá de
acuerdo a los siguientes principios:
El TREBEP establece que de las faltas responden no solo los autores, sino también
los inductores. Igualmente incurrirán en responsabilidad los funcionarios públicos o
personal laboral que encubrieran las faltas consumadas muy graves o graves, cuando
de dichos actos se derive daño grave para la administración o los ciudadanos. La
inmediata ni pacífica.
Más tarde la instancia superior se transfirió a una Sala especializada del TS.
Sin embargo, el recurso contencioso- administrativo se reguló con muchas
limitaciones.
Además, no todos los asuntos podían ser conocidos por esa Jurisdicción, ya
que todos los actos discrecionales y otros muchos enumerados por la ley
quedaban exentos del control judicial.
Ante todo son las normas jurídicas las que establecen los intereses generales
a perseguir, los definen y, en su caso, otorgan preferencia a unos sobre otros,
atribuyendo a la Administración las potestades que precisa para servirlos.
5. Gobierno y Administración
El Gobierno recibe sus poderes del cuerpo electoral, a través de las Cámaras
representativas y es, por ello, un órgano político. Lo mismo ocurre con el
Gobierno de las Comunidades Autónomas, mientras que quienes constituyen
los órganos de gobierno locales son ellos mismos cargos electos.
Exigir en todos los casos una previa habilitación legal resulta excesivo.
Primero porque los Gobiernos no carecen de una legitimidad democrática
propia. Además, porque tal exigencia puede enervar la eficacia de la acción
pública.
En otros casos, las leyes y reglamentos no regulan con tanta exactitud lo que
la Administración debe hacer ante un supuesto de hecho, sino que le
atribuyen la capacidad de aplicar las normas de diferentes maneras en
Límites sustantivos:
1. El ordenamiento jurídico
administrativo Derecho
administrativo y
derechos en común), y el
Precedente Administrativo
Administrativo.
Los principios generales del Derecho son valores centrales que se introducen
en el ordenamiento superando la concepción del Derecho como simple
agregado de normas que son producto de la decisión de los poderes
constituidos.
Solo pueden ser alegados ante la jurisdicción ordinaria, de acuerdo con las
leyes que los desarrollen, y en esto se diferencian de los principios generales,
que no necesitan de ulteriores desarrollos normativos para ser invocados ante
y aplicados por cualquier Juez o Tribunal.
Por igualdad ante la ley hay no solo hay que entender en la ley sino también
en la aplicación de la ley. La igualdad jurídica veda, por un lado, toda
discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o
cualquier otra circunstancia personal o social. Pero además obliga a
dispensar un trato semejante a los ciudadanos que se hallen en una misma
situación sin introducir diferencias que carezcan de justificación objetiva y
razonable. La igualdad en la aplicación de la ley por la Administración
5. Las Leyes
La Constitución
El concepto de ley alude a toda norma producida por los órganos que tienen
atribuido el poder legislativo, según la Constitución. Es norma de superior
rango ante las de orden infraconstitucional y es aquella a través de la cual se
traducen a mandatos jurídicos las opciones políticas fundamentales en cada
momento. Por su fuerza vinculante no solo obliga a los ciudadanos, sino que
es también límite de la función ejecutiva y de la potestad reglamentaria del
Gobierno, vinculada por entero a la Administración, y obliga a los jueces y
Tribunales ordinarios, que no pueden ni inaplicarla ni eludirla. La Ley es
norma primaria del ordenamiento entre las derivadas de la Constitución.
La ley tiene el mismo valor, rango y régimen jurídico tanto si regula una
materia reservada como no reservada, tanto si sus mandatos contienen
disposiciones generales como si aborda situaciones singulares.
En el Derecho vigente la ley no puede hacerlo todo, sino que está sometida a
límites jurídicos ciertos. De lo contrario podría convertirse en un instrumento
de tiranía de la mayoría parlamentaria. La ley se subordina a la Constitución.
La Constitución determina los derechos, prohibiciones, prescripciones,
competencias, procedimientos y los principios jurídicos que la ley debe
respetar. La supremacía de la Constitución frente a la ley puede hacerse valer
ante el TC por alguno de los procedimientos de control constitucional:
recurso y cuestión de inconstitucionalidad. El Poder Legislativo no es un
poder carente de límite y de control.
La ley ha dejado de ser una figura unitaria porque junto a la ley del
Parlamento se reconoce una potestad legislativa excepcional en manos del
Gobierno, y porque la Constitución ha dado vida a una variada tipología de
leyes que se diferencian por sus especialidades de procedimiento, por la
materia que regulan, por su finalidad específica o por varios de estos
criterios a la vez.
A)Leyes ordinarias: toda norma aprobada por las Cortes Generales por el
procedimiento común regulado en los art. 87- 91 de la CE, que puede versar
sobre cualquier materia competencia del Estado no reservada por la
Constitución a otro tipo de ley.
Las leyes de presupuestos: se tratan de verdaderas leyes pero que tienen una
finalidad y contenido propio y exclusivo y algunas especialidades de
procedimiento. Su función es la de autorizar la totalidad de los gastos e
ingresos del sector público estatal. Por ello, no solo no pueden crear tributos
Equiparables por su rango y fuerza normativa a las leyes ordinarias, hay que
mencionar los Reglamentos de las Cámaras legislativas, que cada una de
ellas aprueba por mayoría absoluta, y
Una vez aprobado, el decreto- ley entra en vigor inmediatamente pero debe
ser convalidado o derogado en el plazo de treinta días desde su promulgación
por el Consejo de los Diputados. La convalidación es necesaria para que el
decreto- ley pierda su provisionalidad y se convierta en norma de vigencia
indefinida. Se trata de un control político y no jurídico. Pero esa
convalidación no convierte al decreto- ley en ley ordinaria de las Cortes.
Tampoco sana los vicios de inconstitucionalidad en que el decreto- ley
pudiera haber incurrido.
Las Cortes pueden decidir también tramitar los decretos- leyes sometidos a
su ratificación como proyectos de ley por el procedimiento de urgencia.
D) Los decretos legislativos: es el otro tipo de norma con fuerza de ley que
el Gobierno tiene facultad de aprobar. Es el resultado de una previa
delegación legislativa del Parlamento. La Constitución dispone que “las
Cortes Generales podrán delegar en el Gobierno la potestad de dictar normas
con rango de ley”. “Las disposiciones del Gobierno que contengan
legislación delegada recibirán el título de decretos legislativos”.
Se usa por razones utilitarias, ya que sirve para ahorrar a las Cámaras la
ardua tarea de elaborar o refundir textos legales extensos y de mayor
complejidad técnica que enjundia política.
La ley delegante es fiscalizable por el TC, como cualquier otra norma con
rango de ley. También los decretos legislativos están sometidos al control de
constitucionalidad que realiza dicho Tribunal. Este control es pleno, puede
declarar la inconstitucionalidad de un decreto legislativo o de alguno de sus
preceptos porque contenga normas contrarias a preceptos o principios
constitucionales de carácter sustantivo, o bien porque infrinja lo dispuesto en
la Constitución y en cualquiera de sus límites.
Los Estatutos de Autonomía tienen una doble dimensión. Por un lado son la
norma institucional básica de cada Comunidad Autónoma y éste es el
aspecto que más los singulariza. El Estatuto crea la Comunidad Autónoma,
establece su denominación, delimita su territorio, ordena los aspectos
esenciales de sus instituciones y distribuye entre ellas los poderes de la
Comunidad, y atribuye a ésta las competencias que puede asumir el marco de
la Constitución. Todas las demás normas autonómicas se subordinan al
Estatuto, además de a la Constitución.
Por lo que se refiere a las relaciones de los Estatutos de Autonomía con las
leyes del Estado, hay que señalar que ante todo aquellos tienen una materia
propia y reservada.
La aplicación en el espacio
Por otra parte, una norma dictada por una Comunidad Autónoma puede tener
ciertos efectos o consecuencias fuera de su territorio. Pero corresponde al
Estado a determinar el criterio o punto de conexión para resolver los
conflictos entre normas que se puedan producir por esta causa.
La aplicación en el tiempo
El segundo es aquel en que una norma dictada pro futuro regula de manera
diferente a la legislación anterior situaciones jurídicas nacidas al amparo de
ésta, pero no agotadas o extinguidas. Ej. la ley que reduce la edad de
jubilación de los funcionarios. La retroactividad es impropia o de grado
mínimo, no está vedada por la Constitución.
La pérdida de vigencia
Las normas jurídicas pueden perder su vigencia por distintas causas. A veces
de manera temporal o provisional, como sucede en el caso de la suspensión
de las mismas en vía de recurso.
Según el art. 2.2 CC, las leyes solo se derogan por otras posteriores, las
normas escritas solo se derogan por otras posteriores de igual o superior
rango. Esta derogación puede producirse de varias maneras. Puede
establecerse en una cláusula derogatoria expresa y específica contenida en un
texto normativo, que señale las normas determinadas que pierden su vigencia
desde la entrada en vigor de aquel. Pero con frecuencia, la derogación se
produce mediante una cláusula general que afecta a todas las normas que se
opongan al nuevo texto normativo. La derogación se extenderá siempre a
todo aquello que en la ley nueva, sobre la misma materia, sea incompatible
con la anterior derogación tácita o implícita.
Notas características:
2. La potestad reglamentaria
Planes y programas
4. Clases de reglamentos
5. Clases de reglamentos
Como las leyes, los reglamentos forman parte del ordenamiento y obligan a
su cumplimiento a los ciudadanos y a los poderes públicos. Obligan también
a los Jueces y Tribunales de cualquier orden, si bien éstos tienen la potestad
de inaplicarlos cuando los consideren contrarios a la Constitución, a la ley, o
al principio de jerarquía normativa.
La reserva de ley
Las materias reservadas a la ley son todas aquellas y solo aquellas que la
Constitución y los Estatutos de Autonomía señalan. Entre dichas materias la
CE incluye los derechos y libertades reconocidos en el capítulo II del Título
I de la Constitución, lo que comprende el conjunto de las relaciones que
afectan a la libertad y los derechos patrimoniales de los ciudadanos. Pero
también hay muchas otras materias cubiertas por la reserva de ley.
La deslegalización
Una ley puede establecer también que una materia pase a regularse en
adelante mediante reglamentos. Este supuesto se denomina deslegalización y
supone que el propio legislador rebaja el rango normativo de la materia de
que se trate y abre el reglamento el campo antes ocupado por la ley. La
materia en cuestión podrá regularse sucesivamente por normas
No toda infracción legal tiene los mismos efectos. Hay que distinguir los
vicios de fondo y los defectos de forma del reglamento. En cuanto a los
primeros, no hay duda de que su consecuencia es la nulidad de pleno
derecho. En cambio, la omisión de algunos informes preceptivos diferentes
de los del Consejo de Estado u órgano consultivo autonómico, tenga eficacia
anulatoria. Hablaríamos de ciertas irregularidades no invalidantes.
El Juez o Tribunal resuelve por sí mismo. Esto se debe a que los órganos
judiciales, que están sometidos al imperio de la ley, no lo están en el mismo
sentido a los reglamentos. Mientras la Constitución atribuye al TC el
monopolio del control de constitucionalidad de la ley, existe un control
judicial difuso de los reglamentos ilegales.
Revisión de oficio
1. POTESTAD ORGANIZATORIA.
En cualquier caso, las normas con rango de ley que regulan la organización
administrativa son numerosas y relativamente extensas.
B) Clases de órganos.
• Por su composición: distinguimos entre Órganos
unipersonales (lo importante no es el número de personas, sino
quien es el titular, es decir, una sola persona es la que toma las
decisiones. Ej: Ministerio) y Órganos colegiados (son los que
toman las decisiones colectivamente. Ej: Consejo de ministros).
• Por su designación: podemos distinguir entre órganos
representativos (son por ejemplo los distintos órganos de
gobierno de las distintas administraciones) y los órganos no
representativos (aquellos que son superiores a la administración
y cuyos titulares se designan mediante criterios políticos).
6. LA COMPETENCIA.
A) Concepto y atribución.
B) Clases de competencias.
• Podemos distinguir ante todo la competencia por razón de
la materia – de la actividad o funciones que constituyen el
ámbito objetivo de un ente u órgano-, la que recae por razón
del territorio o ámbito espacial al que se ciñen los poderes del
mismo, la que se asigna por razón de la jerarquía- entre los
órganos de un mismo ente estructurados conforme a este
principio- o incluso por razón de tiempo –o límite temporal del
ejercicio de las mismas-.
• Otro punto de vista es el carácter de la competencia de un
órgano o ente por relación a las que tienen otros sobre las
mismas materias o sector de la actividad administrativa. Se
habla en este sentido de competencias exclusivas – se
considera que un ente tiene competencia exclusiva para un
determinado tipo de actuación cuando la tiene atribuida por
entero, de manera que ningún otro puede ejercerla- y
competencia concurrente o compartida – esta expresión
encierra varios supuestos; es frecuente que una administración o
un órgano tenga competencia sobre una materia o sector de
actividad en relación con el cual hay otras administraciones u
órganos que tienen atribuidas otras competencia distintas-.
• Una tercera clasificación de interés es la que diferencia entre
competencias propias – son atribuidas por las normas jurídicas
a una administración o a un órgano como la titularidad- y las
competencias delegadas – aquellas que se ejercen por otro ente
público u otro órgano distinto de su titular en virtud de una
delegación. Por tanto, la administración u órgano delegado no
ostenta la titularidad sin tan solo el poder de ejercicio de la
competencia-.
Conflicto de competencias.
Entre el estado y las comunidades autónomas: se
tramitan ante el TC mediante los procesos
o Secretarios de Estado.
Directivos.
o Subsecretarios y secretarios generales.
o Subdirectores generales.
Son los responsables de alguna de las áreas en que está subdividida una
dirección general. Le corresponde la gestión ordinaria de la subdirección
general y la ejecución de los proyectos, objetivos y actividades que le sean
asignados. El cargo debe recaer sobre un funcionario del grupo superior. El
nombramiento corresponde al ministerio o secretario del estado, a través del
sistema de libre designación.
12.ORGANIZACIÓN INSTITUCIONAL.
a) Poder legislativo: asamblea legislativa.
c) Organización judicial.
13.LOS MUNICIPIOS.
Regímenes especiales:
Características:
Han de ser creados por ley y sus estatutos son aprobados por el Consejo de
Ministros. Para el ejercicio de sus funciones los estatutos les reconocen
potestades administrativas que en ningún caso llegará a la expropiatoria, e
incluso también cuentan con una limitada potestad reglamentaria para
ordenar aspectos secundarios de los servicios que gestionan.
Son los estatutos quienes determinan qué órganos tienen carácter directivo
(art.6.7).
Características:
Esta evolución inducida por la voluntad de conseguir una gestión más ágil ha
planteado problemas jurídicos ya que implica una reducción de las garantías
propias del Dº Público. En este sentido hay que diferenciar entre sociedades
creadas para cumplir fines mercantiles o industriales. En todo caso, lo
referido a la selección del personal y las garantías de publicidad y
transparencia de sus actvs. han quedado, aún hoy, al margen del Dº Público.
Régimen jurídico:
Potestad Reglamentaria
Potestad Expropiatoria
Las causas que legitima la expropiación pueden ser muy diversas; en teoría
cualquier motivo de interés público que requiera una medida de este tipo y
no solo la realización de obras públicas. El beneficiario de la medida
expropiatoria puede no ser la Administración expropiante sino también otros
particulares. Otros supuestos son la imposición de servidumbres de paso de
la energía eléctrica o de redes de comunicaciones electrónicas.
Potestad tributaria
Potestad sancionadora
El principio de tipicidad
- Tipicidad de las infracciones: solo constituyen infracciones
administrativas las vulneraciones del ordenamiento jurídico
previstas como tales infracciones por una Ley. Las conductas
sancionables tienen que estar previamente calificadas por la ley
como infracciones administrativas.
- Tipicidad de las sanciones: las sanciones que pueden
imponerse para cada tipo de infracción deben estar
predeterminadas por la ley con suficiente grado de certeza.
Taxatividad de las sanciones no supone que la sanción
correspondiente a cada conducta ilícita deba precisarse en la ley
con toda exactitud. La ley puede otorgar a la Administración un
margen de discrecionalidad para graduar la sanción conforme a
las circunstancias y así suele hacerse. Lo que se prohíbe es que
las sanciones tengan una formulación tan abierta que la
efectividad de la misma dependa de decisiones prácticamente
libres o arbitrarias del intérprete.
- Prohibición de la analogía las normas sancionadoras
administrativas solo pueden aplicarse a las conductas que reúnan
todos los elementos del tipo descrito.
Principio de proporcionalidad
Intereses legítimos
Las leyes generales establecen una serie de derechos que son aplicables a
múltiples relaciones jurídico- administrativas, virtualmente incluso a
cualquier tipo de relación que el ciudadano establezca con una
Administración pública.
También hay que hacer alusión a otros derechos específicos que se ejercen a
través de consultas a la Administración, sea para conocer “los requisitos
jurídicos o técnicos que las disposiciones legales vigentes impongan a los
proyectos, actuaciones o solicitudes que el ciudadano se proponga realizar,
sea para conocer el criterio que ésta mantiene o considera aplicable a un
determinado asunto.
5. La inactividad de la Administración
1. Concepto
2. Clases de actos
Decisorios y no decisorios
Definitivos y de trámite
Los actos de trámite, por regla general, no pueden ser impugnados de manera
autónoma y directa.
La ilegalidad de los actos de trámite puede hacerse valer, como vicio del
procedimiento, al impugnar el acto definitivo. En el curso del procedimiento
el interesado puede mostrar ante la Administración su oposición o
disconformidad con el acto de trámite. La falta de manifestación de dicha
oposición o disconformidad no equivale al consentimiento presunto del acto
de trámite por el interesado.
Cuando los actos son impugnables, aquellos que ponen fin a la via
administrativa son los que pueden ser objeto de un recurso contencioso-
administrativo directamente, sin perjuicio de que el interesado pueda
interponer previamente el recurso facultativo de reposición. Por el contrario,
no ponen fin a la via administrativa aquellos actos impugnables contra los
que cabe interponer el recurso administrativo de alzada u otro que le
sustituya.
Para el ámbito estatal ponen fin a la via administrativa los actos de los
miembros y órganos del Gobierno, los Secretarios de Estado, de los órganos
con nivel de Director General o superior en materia de personal y de los
máximos órganos de dirección, unipersonales y colegiados de los
organismos y entes públicos.
Un acto firme es aquel que ya no puede ser objeto de recurso alguno, lo que
ocurre cuando transcurre el plazo para recurrirlo sin que se haya hecho. El
acto también gana firmeza si es confirmado por una sentencia firme o
cuando, recurrido, el recurso finaliza sin entrar en el fondo del asunto por
cualquier causa.
Tampoco será posible formular recurso contra los actos que sean
reproducción de otros anteriores firmes, o sean confirmatorios de actos ya
consentidos.
Los primeros son los que producen efectos favorables sobre los interesados.
Los actos gravamen son los que deniegan o limitan derechos, imponen
deberes y cargas o, en general, agravan de cualquier forma la situación
jurídica de los interesados.
El efecto jurídico más importante es que los actos de gravamen pueden ser
revocados por la Administración por razones de diferente tipo, inclusive de
oportunidad o discrecionales, pero no así los actos favorables.
Sucede con frecuencia que un acto, favorable para algún sujeto, produce
efectos de gravamen para unos u otros.
Inicio de la eficacia
La eficacia quedará demorada cuando así lo exija el contenido del acto o esté
supeditada a su notificación, publicación o aprobación superior. Los actos
administrativos son inmediatamente ejecutivos. Excepciones: que se
produzca la suspensión del acto, que se trate de una resolución sancionadora
y quepa aun algún recurso contra ella en la vía administrativa, o una
disposición que establezca lo contrario. Los actos administrativos no son
eficaces desde el mismo momento en que se dictan.
Pérdida de eficacia
Los actos administrativos no son solo ejecutivos, sino que están dotados
también de ejecutoriedad, pueden ser ejecutados forzosamente por la propia
La ejecución forzosa
7. Actos anulables
Son todos los demás que incurran en alguna infracción del ordenamiento
jurídico.
8. Irregularidades no invalidantes
Tienen este carácter todos aquellos defectos de forma que no impiden eal
acto alcanzar su fin y no producen indefensión.
1. Concepto y significado
Responsabilidad e identificación
Abstención y recusación
LOS INTERESADOS
Concepto y clases
Representación
1. CONCEPTO Y SIGNIFICADO
- RESPONSABILIDAD E IDENTIFICACION.
Como requisito para poder exigir esa responsabilidad, los interesados tienen
un derecho general a identificar a las autoridades y al personal de servicio de
las AAPP bajo cuya responsabilidad se tramite el procedimiento. Art. 53.1
LPACAP
- ABSTENCION Y RECUSACION
B. LOS INTERESADOS
- Concepto y clases, art. 4.1 LPACAP
Es interesado:
1. Forma de la solicitud:
2. Lugar de presentación:
3. Subsanación y mejora
A. LA ORDENACION
- Principios de ordenación
Los interesados que no cumplan los plazos, se les puede declarar decaídos en
su derecho al trámite. Hay que tener también en cuenta la obligación de
resolver el procedimiento dentro de los plazos máximos establecidos en cada
caso (Art. 21 LPACAP)
B. LA INSTRUCCIÓN
Tiene como finalidad determinar, conocer y comprobar los datos de todo tipo
en virtud de los cuales deben resolverse. Art. 75.1 LPACAP
- Principios:
Prueba: art. 77 y 78 LPACAP
Cuando sea necesario los hechos relevantes para la decisión del
procedimiento pueden acreditarse mediante prueba, abriéndose plazo no
superior a 30 días. Las pruebas pueden ser propuestas y aportadas por las
partes en el procedimiento o practicadas de oficio por el instructor del
mismo.
Para que se produzca ese efecto invalidarte tiene que haber indefensión
material o efectiva y no habrá si los interesados han podido defenderse de
otro modo en el procedimiento o si la audiencia no hubiera podido llevar a
una resolución diferente de la adaptada.
En dicho trámite y durante el plazo (10 días), los interesados puedan alegar y
presentar documentos y justificaciones, también su decisión de no hacerlo
teniéndose este trámite por realizado.
- Normal
- Anormal
- Convencional
- Silencio administrativo
Cuando recae resolución expresa que pone fin al procedimiento esta debe
decidir todas las cuestiones planteados por los interesados y aquellos otros
derivaos del mismo (88.1). Rige el principio de congruencia en relación con
los procedimientos iniciados a solicitud del interesado, añadiendo que a
través de ellos no se puede agravar la situación inicial de quien formula la
solicitud.
B. La terminación anormal
En estos casos también hay que dictar resolución expresa que consistirá en la
declaración de la circunstancia que concurra.
Tanto desistimiento como renuncia deben formularse por medio que deje
constancia, pero solo afectara a quienes desistan, si no hay más interesados
que instan la continuación del procedimiento (10 días plazo) la
administración aceptara el desistimiento o renuncia salvo razones de interés
general, en cuyo caso se puede seguir de oficio el procedimiento.
- Responsabilidad patrimonial
- Procedimientos de impugnación de actos/disposiciones