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Resumen Abstract
El artículo trata el punto de si las This article analyses whether legal
personas jurídicas imputadas por delito persons accused of a crime have the right
tienen derecho a no auto-incriminarse not to incriminate themselves, as natural
como lo tienen las personas naturales. El persons do. A revision of the legal status
examen del estado permite verificar una allows ascertaining a major trend to
tendencia mayoritaria hacia la negación denying such right. The practical scope
de semejante derecho. Se estudia los of possibly recognizing a right such as
alcances prácticos del posible reconoci- the aforementioned is studied and it is
miento de un derecho como el descrito, y concluded that it is very limited, to the
se concluye que éstos son muy acotados, point that even those who deny the ex-
al punto que hasta quienes niegan la exis- istence of such right may approve them.
tencia del derecho podrían aprobarlos. Finally, after showing how this interpre-
Por último, luego de mostrar cómo esta tation seem to be underlying regulations
lectura parece subyacer en regulaciones in countries where the existence of such
de países donde en general se admite la right is generally admitted, this work
existencia del derecho, el trabajo toma focuses on Chilean Law.
posición sobre la situación en el derecho
Keywords
chileno.
Criminal liability of legal persons –
Palabras clave Right to not incriminate oneself.
Responsabilidad penal de las per-
sonas jurídicas – Derecho a no auto-
incriminarse.
I. Introducción
1
En el caso chileno, como se sabe, la Constitución de 1980 no consagra explíci-
tamente el derecho a no auto-incriminarse, sino sólo el derecho a no ser obligado
a declarar contra sí mismo bajo juramento (artículo 19 Nº 7 letra f CPol.). Sin
perjuicio de que tal vez se pueda derivar un genuino derecho amplio de no auto-
incriminación de la fórmula genérica del artículo 19 Nº 3 inciso 6° CPol., que obliga
al legislador a establecer las garantías de un justo y racional procedimiento, lo cierto
es que la vigencia de un tal derecho amplio sólo resulta indiscutible en virtud de los
instrumentos internacionales en materia de derechos humanos vigentes en Chile, a
los que se hará referencia luego.
220 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
todo ser humano”, de donde se sigue que no lo son las personas jurídicas. Sobre esto
Gros Espiell, Héctor, La Convención americana y la Convención europea de derechos
humanos (Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1991), p. 72. En cuanto al PIDPC.,
que los beneficiarios de los derechos reconocidos en el pacto son los “individuos”,
quedando excluidas las personas jurídicas de ese concepto, ha sido confirmado me-
diante el Nº 9 de la Observación General Nº 31 [80] del Comité de Derechos Hu-
manos de Naciones Unidas, de 29 de marzo de 2004; esto, sin perjuicio de que
derechos individuales puedan ejercerse (y reclamarse) colectivamente y de que accio-
nes contra personas jurídicas puedan implicar la afectación de derechos de personas
naturales. Sobre eso Joseph, Sarah - Castan, Melissa, The International Covenant on
Civil and Political Rights (3ª edición, New York, Oxford University Press, 2013),
pp. 74 ss.
3
Al respecto, por todos, Trechsel, Stefan, Human Rights in Criminal Proceedings
(New York, Oxford University Press, 2005), pp. 340 ss.
¿Derecho de las personas jurídicas a no auto-incriminarse? 221
del artículo 6 del Convenio que pueden favorecer también a las personas
jurídicas. Más allá de estos márgenes, lo concreto es que el Tribunal Eu-
ropeo de Derechos Humanos nunca se ha pronunciado específi-
camente sobre el objeto de este trabajo, pues, en efecto, la ya abundante
jurisprudencia sobre el derecho a no auto-incriminarse como garantía
protegida por el Convenio ha versado exclusivamente sobre la situación
de personas naturales4, en tanto que aquélla que ha aplicado garantías
judiciales del artículo 6 a personas jurídicas ha versado exclusivamente
sobre otras garantías, tales como el derecho a ser juzgado por un tribunal
independiente e imparcial5, a una audiencia oral y pública6, a la igualdad
de armas7 o a ser juzgado en un tiempo razonable8, entre otros, pero no
4
En “Funke v. Francia” (25 de febrero de 1993, solicitud 10828/84) y en “J.B. v.
Suiza” (3 de mayo de 2001, solicitud 31827/96) se trataba de individuos en calidad
de contribuyentes; en “Weh v. Austria” (8 de abril de 2004, solicitud 38544/97)
y en “O`Halloran y Francis v. Reino Unido” (29 de junio de 2007, solicitudes
15809/02 y 25624/02) de individuos en calidad de propietarios de automóviles
involucrados en infracciones viales; en Serves v. Francia (20 de octubre de 1997,
solicitud 82/1996/671/893, rechazada), “Allan v. Reino Unido” (5 de noviembre
de 2002, solicitud 48539/99) y “Brusco v. Francia” (14 de diciembre de 2010, soli-
citud 1466/07), de sospechosos de asesinato; en “Jalloh v. Alemania” (11 de julio de
2006, solicitud 54810/00), de un sospechoso de tráfico de drogas; en “John Murray
v. Reino Unido” (8 de febrero de 1996, solicitud 18731/91, rechazada) y “Heaney
y McGuinness v. Irlanda” (21 de diciembre de 2000, solicitud 34720/97), de sospe-
chosos de terrorismo; en “Shannon v. Reino Unido” (4 de octubre de 2005, solicitud
6563/03), de un sospechoso de contabilidad falsa y conspiración para defraudar;
en tanto que en “Saunders v. Reino Unido” (17 de diciembre de 1996, solicitud
19187/91) y en su secuela I.J.L. y otros v. Reino Unido (19 de septiembre de 2000,
solicitudes 29522/95, 30056/96 y 30574/96), de individuos imputados por mani-
pulación del precio de acciones. Todos los fallos del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos citados en este trabajo están disponibles en distintos idiomas en el sitio:
http://hudoc.echr.coe.int
5
“San Leonard Band Club v. Malta” (29 de julio de 2004, solicitud 77562/01);
“Gazeta Ukraina-Tsentr v. Ucrania” (15 de julio de 2010, solicitud 16695/04).
6
“Coorplan-Jenni GmbH y Hascic v. Austria” (27 de julio de 2006, solicitud
10523/02).
7
“Dombo Beheer v. Holanda” (27 de octubre de 1993, solicitud 14448/88,
erróneamente citado como reconocimiento de un derecho a no auto-incriminar-
se de las personas jurídicas por Engelhart, Marc, Sanktionierung von Unterne-
hmen und Compliance [Berlin, Duncker & Humblot, 2010], p. 475 n. 151, en
circunstancias que se trataba de todo lo contrario: de una empresa a la que no se
le permitió presentar prueba a través de su representante); Dacia S.R.L. v. Mol-
davia (18 de marzo de 2008, solicitud 3052/04); “European University Press
GmbH v. Austria” (24 de junio de 2010, solicitud 36942/05).
8
“Comingersoll S.A. v. Portugal” (6 de abril de 2000, solicitud 35382/97);
222 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
12
Una valoración favorable del compromiso desde perspectiva anglosajona en
Trainor, Scott A., A Comparative Analysis of a Corporation’s Right Against Self-In-
crimination, en Fordham Int’l Law Journal, 18 (1994-1995), pp. 2173 ss., 2185 s.
13
201 U.S. 43 (1906).
¿Derecho de las personas jurídicas a no auto-incriminarse? 225
14
“El derecho de una persona a no incriminarse a sí misma bajo la Quinta Enmien-
da es un privilegio puramente personal del testigo. Nunca estuvo destinado a permitirle
alegar el hecho de que una tercera persona pudiera ser incriminada por su testimonio,
aunque fuera el agente de dicha persona... La pregunta de si una sociedad es una ‘perso-
na’ en el sentido de esta enmienda realmente no se presenta, excepto tal vez cuando una
sociedad es llamada a responder un pliego de posiciones, pues tratándose de evidencia oral
sólo puede ser oída en la persona de alguno de sus agentes o empleados. La enmienda está
limitada a una persona que en un caso criminal puede ser compelida a ser testigo contra
sí misma, y si no puede invocar el privilegio de una tercera persona, ciertamente no puede
invocar el privilegio de una sociedad”, 201 U.S. 43, 69 s.
15
201 U.S. 43, 74 s.
16
322 U.S. 694 (1944).
17
En White se lee lo siguiente: “El privilegio constitucional contra la auto-incri-
minación es esencialmente personal, aplicable sólo a personas naturales. Se desarrolla a
partir de la alta opinión y consideración de nuestro sistema jurídico por juicios penales y
procedimientos de investigación que se conduzcan en un plano de dignidad, humanidad e
imparcialidad. Está diseñado para prevenir el uso del proceso legal para sacar a la fuerza
de los labios del individuo acusado la evidencia necesaria para condenarlo, o para forzar-
lo a producir y validar documentos personales o efectos que pudieran incriminarlo. De este
modo se evita la tortura física y otros modos menos violentos pero igualmente reprobables
de obligar a la producción de evidencia incriminatoria. Los persecutores están obligados
a buscar evidencia independiente en lugar de descansar en prueba extraída por la fuerza
de la ley a los individuos. Los males inmediatos y potenciales de la auto-revelación obliga-
toria van más allá de cualquier dificultad que el ejercicio del privilegio pueda imponer a
la sociedad en la detección y persecución del crimen. Aunque el privilegio sea materia de
226 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
abuso y uso indebido, está firmemente arraigado en nuestro marco constitucional y legal
como un baluarte contra métodos inicuos de persecución”, 322 U.S. 694, 698 s.
18
Como se expresa paradigmáticamente, por ejemplo, en “Murphy v. Waterfront
Commission”, 378 U.S. 52 (1964), 55: “El privilegio contra la auto-incriminación...
refleja muchos de nuestros valores fundamentales y más nobles aspiraciones: nuestra reluc-
tancia a someter a quienes son sospechosos de crimen al cruel dilema entre auto-acusación,
perjurio o desacato... nuestro temor a que las declaraciones auto-incriminatorias vayan
a ser sonsacadas con tratos inhumanos y abusos... nuestro respeto a la inviolabilidad de
la personalidad humana”. La cita completa da cuenta de otros valores, tales como
la preferencia por un proceso acusatorio, que, como bien destacan Gobert, James
- Punch, Maurice, Rethinking Corporate Crime (London, Butterworths, 2003), p.
197, son también pertinentes respecto de personas jurídicas, pero el énfasis en la
condición humana es sin duda ostensible.
19
322 U.S. 694, 701 ss.
20
417 U.S. 85 (1974).
21
En “Bellis” se trataba de un pequeño estudio de abogados, quedando sólo sin
resolver si una pequeña empresa familiar o un emprendimiento conjunto transitorio
podían recibir un tratamiento diferente, aunque incluso en reuniones muy pequeñas
el factor organizativo puede incidir en que se dé la excepción de entidad.
¿Derecho de las personas jurídicas a no auto-incriminarse? 227
22
221 U.S. 361 (1911).
23
221 U.S. 361, 377 ss.
24
335 U.S. 1 (1948).
25
Mayor precisión se alcanza mediante “Marchetti” (390 U.S. 39 [1968]) y
“Grosso” (390 U.S. 62 [1968]), que enuncian los tres requisitos de la doctrina de
los registros obligatorios: primero, que los propósitos del requerimiento estatal sean
esencialmente regulatorios, es decir, no orientados al descubrimiento de delitos; se-
gundo, que la documentación requerida sea de un tipo que usualmente los agentes
regulados deban mantener; y, tercero, que los documentos tengan un “aspecto públi-
co” que los asemeje a documentos públicos [sobre esto LaFave, Wayne R. - Israel,
Jerold H. - King, Nancy J., Criminal Procedure (4ª edición, St. Paul, West, 2004),
p. 469].
26
384 U.S. 757 (1966), referido a una extracción de sangre sin la voluntad del
imputado; la tesis continúa con “United States v. Wade” (388 U.S. 218 [1967]),
228 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
referido a muestras de voz y con “Gilbert v. California” (388 U.S. 263 [1967]),
referido a muestras de letra manuscrita.
27
425 U.S. 391 (1976).
28
Según Fisher, la entrega de documentos puede tener carácter testimonial como
reconocimiento de existencia, reconocimiento de posesión o control y como auten-
tificación implícita o potencial, y desde esa perspectiva, según las circunstancias del
caso, puede venir a colación la protección de la Quinta Enmienda (425 U.S. 391,
410 ss.).
29
Sobre la dispersión de opiniones en las cortes inferiores después de estos fallos,
véase Sweeney, Timothy F., The Fifth Amendment and Collective Entities, en Ohio St.
Law Journal, 48 (1987), pp. 295 ss.; y Rothman, Mitchell L., Life after Doe, en U.
Cin. Law Review, 56 (1987-1988), pp. 387 ss.
30
487 U.S. 99 (1988). Sobre esto, Massing, Gregory, The Fifth Amendment,
the Attorney-Client Privilege, and the Prosecution of White-Collar Crime, en Va. Law
Review, 75 (1989), pp. 1179 ss.
31
Con todo “Braswell”no ha dejado de tener consecuencias para la extensión
de esta dimensión específica de la doctrina de la entidad colectiva, pues la Corte
reconoció que entender el acto como uno propio de la entidad debía tener como
consecuencia que no se pudiera usar en contra del agente el hecho de que fuera a
través de una conducta suya que tuvo lugar ese acto de la entidad, al mismo tiempo
que, sin embargo, pretendió que esto no implicara que no se pudiera usar el acto
de producción de la entidad como evidencia contra el agente. La Corte procura
compatibilizar ambos propósitos señalando que al jurado se le puede informar legíti-
mamente que la entidad entregó la documentación (que la poseía, que es auténtica,
¿Derecho de las personas jurídicas a no auto-incriminarse? 229
etc.), de modo que sea el jurado el que, atendida la posición del agente en la empresa,
puede inferir que éste estaba en posesión de la misma y conocía su contenido, que-
dando abierta la posibilidad, en todo caso, de que el individuo pueda hacer valer que
en el caso concreto el acto de producción en cuanto tal lo incrimina inevitablemente,
por ejemplo, si es el único empleado de la sociedad. Hay voto disidente que ve en
este ensayo la elusión de la Enmienda y sostiene que la única manera de poner orden
sería garantizando inmunidad al agente. Es interesante, por último, tener presente
que muchas veces estos requerimientos van asociados a una garantía de inmunidad
cuando los requeridos hacen valer su derecho a no auto-incriminarse cuando esto es
pertinente, aunque no inmunidad absoluta, sino sólo inmunidad en lo que concier-
ne a lo probado directa o derivadamente gracias a la información entregada (“use
or derivative use”-“inmunity”). El otorgamiento de inmunidad tuvo un importante
espaldarazo con “United States v. Hubbell” (530 U.S. 27 [2000]). Sobre el conjunto
véase Saltzburg, Stephen A. - Capra, Daniel J., American Criminal Procedure Inves-
tigative (9ª edición, St. Paul, West, 2010), pp. 635 s.
230 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
32
[1939] 2 K.B. 395, 408 s. El tribunal expresamente hace propia la doctrina
sentada por la Corte Suprema de Alberta (Canadá) al fallar el caso “Webster v. So-
lloway, Mills & Co.”, [1930] 3 W.W.R. 445, 448, conforme a la cual sólo el legisla-
dor puede hacer excepciones a este principio de “common law”.
33
Véase, por ejemplo, el importante fallo “Rio Tinto Zinc Corporation and
others v. Westinghouse Electric Corporation” ([1978] AC 547), donde se afirma
la titularidad de las compañías sobre el privilegio contra la auto-incriminación con-
forme a Sección 14 de la Civil Evidence Act de 1968, en que se confronta con la
jurisprudencia estadounidense. Es cierto que ha habido voces críticas en la propia
jurisprudencia, pero hasta donde se puede ver, no han alcanzado a modificar la situa-
ción. Así, por ejemplo, en “British Steel v. Granada Television” ([1981] AC 1096),
conocido por la House of Lords, donde se discutía sobre el deber de un medio te-
levisivo de revelar la fuente de la que había obtenido documentos confidenciales de
la demandante, asunto que fue resuelto afirmativamente sobre otras bases, al menos
uno de los jueces refutó la alegación del derecho a no auto-incriminarse señalando
que éste no era aplicable a personas jurídicas, ya que una corporación “no tiene cuerpo
para ser pateado ni alma para ser condenada. El interés público consiste mucho más en
hacer que las corporaciones revelen sus fechorías que en darles este escudo de privilegio”,
voto de Lord Denning [1981] AC 1096, 1127.
34
Una detallada revisión de las numerosas restricciones o abrogaciones legislati-
vas del privilegio puede verse en el voto de Lord Templeman en “AT & T Istel Ltd.
v. Tully” ([1992] 3 All ER 523, 530 ss.), donde incluso algunos jueces abogan por
una restricción general más allá de dichas intervenciones del Parlamento. Por otra
parte, existe una tendencia general de relajación del privilegio luego de que la Crimi-
nal Justice and Public Order Act de 1994 permitiera extraer del silencio del imputado
conclusiones en su contra (secciones 34 y siguientes), pues aunque con esto no se
deroga formalmente el privilegio (de ahí que el Tribunal Europeo de Derechos Hu-
manos lo declarara compatible con el Convenio Europeo en “John Murray v. United
Kingdom”, de 8 de febrero de 1996), evidentemente le resta importancia. Al respecto
Gobert, James - Punch, Maurice, cit. (n. 18), p. 196.
¿Derecho de las personas jurídicas a no auto-incriminarse? 231
35
Para lo cual, al margen de la posible responsabilidad internacional del Reino
Unido como parte del Convenio Europeo, deben considerarse los mecanismos pre-
vistos en la Human Rights Act de 1998.
36
Sobre esto, con detalle: Wylie, Michael, Corporations and the Non-compellability
Right in Criminal Proceedings, en Crim. Law Quaterly 33 (1990-1991), pp. 345 ss.
Véase también, escuetamente: Theophilopoulos, Constantine, The Corporation and
the Privilege against Self-Incrimination, en S. Afr. Mercantile Law Journal, 16 (2004),
pp. 22 ss.
37
En la especie se hacía valer que, conforme a la doctrina de la identificación,
obligar a declarar al sujeto que era la “mente y voluntad directiva” (“directing mind
and will”) de la corporación equivalía a obligarla a declarar a ella misma. En vez de
refutar el argumento, la Corte se limitó a declarar que la construcción sólo operaba
cuando el delito requería mens rea o la corporación alegaba haber obrado con dili-
gencia debida (porque la verificación de exigencias de ese tipo sólo sería posible en la
conducta del órgano directivo, previa identificación de éste con la corporación), pero
no en los demás casos, [1980] 2 R.C.S. 679, 680, 690 s.
38
[1989] 1 S.C.R. 21, 31 s.
39
[1989] 1 S.C.R. 21, 35 s.
232 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
40
[1989] 1 S.C.R. 21, 37 ss., 42.
41
Sobre “Caltex” pueden verse: Stone, Adrienne, Environment Protection Autho-
rity v. Caltex Refining Co Pty Ltd. Corporations and the Privilege against Self-Incrimi-
nation, en U.N.S.W. Law Review, 17 (1994), pp. 628 ss.; Hill, Jennifer, Corporate
Rights and Accountability. The Privilege against Self-Incrimination and the Implica-
tions of Environment Protection Authority v. Caltex Refining Co Pty Ltd, en Corp. &
Bus. Law Review, 7 (1994), pp. 127 ss.; Garland, Norman, The Unavailability to
Corporations of the Privilege against Self-Incrimination: A Comparative Examination,
en N.Y.L. Sch. J. Int’l & Comp. L., 16 (1996), pp. 55 ss. Para la situación previa a
“Caltex”, Ramsay, Ross, Corporations and the Privilege against Self-Incrimination, en
U.N.S.W. Law Journal, 15 (1992), pp. 297 ss.
42
[1993] HCA 74. El resumen en el texto se hace básicamente sobre la base del
voto conjunto de los jueces Mason y Toohey, muy similar al del juez McHugh, pero
bastante diferente al del juez Brennan, de modo que se mencionan argumentos o
conclusiones que no hizo suyos este último.
¿Derecho de las personas jurídicas a no auto-incriminarse? 233
43
Apartado 48 del voto de Mason y Toohey, con referencia a “Smorgon v. Aus-
tralia and New Zealand Banking Group Ltd.”, [1976] HCA 53, y a “Penn-Texas
Corporation v. Murat Anstalt” (1964) 1 QB 40.
44
Del siguiente tenor: “187. Abolition of the privilege against self-incrimination for
bodies corporate. (1) This section applies if, under a law of the Commonwealth or the
Australian Capital Territory or in a proceeding in a federal court or an ACT court, a
body corporate is required to: (a) answer a question or give information; or (b) produce a
document or any other thing; or (c) do any other act whatever. (2) The body corporate is
not entitled to refuse or fail to comply with the requirement on the ground that answering
the question, giving the information, producing the document or other thing or doing
that other act, as the case may be, might tend to incriminate the body or make the body
liable to a penalty”.
45
En la literatura se suele citar como pronunciamiento previo favorable al reco-
nocimiento del derecho a las personas jurídicas el acuerdo desestimatorio de 26 de
febrero de 1975 (BVerfG. BB 1975, 1315), referido al ex miembro del directorio
de una sociedad anónima a quien en un procedimiento por contravención contra la
libre competencia seguido contra dicha sociedad se le negó el derecho a no declarar
en razón de su antiguo cargo, acuerdo en el que, sin embargo, el tribunal se limitó
a constatar que la legislación ordinaria sobre contravenciones efectivamente preveía
este derecho para las personas jurídicas (a través del § 444 StPO.), las que lo ejercían
a través de sus representantes (cual ya no era el caso del recurrente), pero sin pro-
nunciarse sobre el status constitucional del mismo. Y más bien sugirió una opinión
contraria, porque luego de descartar un peligro de auto-incriminación personal del
recurrente (constaba que no había cometido delito y sus posibles contravenciones es-
taban prescritas) declaró que con eso decaerían en la especie las bases constitucionales
para una posible limitación del deber de declarar como testigo, que en su concepto
eran la dignidad humana y la libertad general de acción.
234 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
46
Este derecho general de personalidad complementa, en la forma de un dere-
cho innominado de libertad, los derechos específicos de libertad que protegen di-
versos aspectos de la personalidad. Su función consiste precisamente en asegurar, en
el sentido del principio de la dignidad humana, las condiciones fundamentales del
desarrollo de la personalidad no captadas por otros derechos. El derecho a no auto-
incriminarse forma parte de dicho derecho general de personalidad, pues el Estado
no debe poner al individuo en una situación de conflicto en la que deba acusarse él
mismo de delitos u otros hechos indebidos o pueda caer en la tentación de cometer
un nuevo delito a través de declaraciones falsas o de ser sometido a apremios en caso
de guardar silencio. Véase al respecto BVerfGE. 54, 148 (153); 79, 256 (268); 38,
105 (114 s.) y 56, 37 (41 s.).
47
BVerfGE. 95, 220 (242), con referencia a BVerfGE. 56, 37 (42, 49). El tri-
bunal declara expresamente que a las personas jurídicas no se les presenta el dilema
propio de la auto-incriminación.
48
BVerfGE. 95, 220 (242).
¿Derecho de las personas jurídicas a no auto-incriminarse? 235
que dejaría de ser cierto si el derecho alemán avanzara hacia una genuina
responsabilidad penal de las personas jurídicas49. De ahí que no se pueda
estar seguro de cuál sería la opinión del tribunal ante un posible cambio
legislativo que introdujera una responsabilidad de esa naturaleza.
f) Otros ordenamientos. Por último, favorecerían el reconocimiento
de un derecho a no auto-incriminarse de la persona jurídica, básicamente
sobre la base, ya vista en la jurisprudencia inglesa, de no apreciar razones
para una distinción entre personas naturales y jurídicas en la materia, la
jurisprudencia neozelandesa, si bien sólo en base al “common law”, con
las mismas restricciones mencionadas para el caso inglés50, y la jurispru-
dencia noruega, esta última, en cambio, interpretando los alcances del
Convenio europeo de derechos humanos sobre el particular51.
49
Así lo entiende explícitamente, por ejemplo, la justificación del § 18 I (sobre
derechos del imputado) del Proyecto de ley sobre Introducción de responsabilidad
penal de empresas y otras asociaciones, presentado por el Estado de Rheinland-West-
falen al Bundesrat en 2014 (p. 74 s.). En rigor, la regla sólo dispone que “también”
tienen derecho a ser interrogados como imputados los sospechosos de haber incu-
rrido en el delito relevante para la ley, pero la fundamentación oficial entiende que
lo mismo rige para los representantes de la persona jurídica en virtud de la remisión
general del § 13 I a la Ordenanza Procesal Penal (cuyo § 444 contiene esa solución
tratándose de procedimiento contravencional contra personas jurídicas), de modo
que la regla del § 18 I constituiría sólo una ampliación (p. 75 s.). El proyecto se
encuentra disponible en: https://www.justiz.nrw.de/JM/justizpolitik/jumiko/bes-
chluesse/2013/herbstkonferenz13/zw3/TOP_II_5_Gesetzentwurf.pdf. Sobre la dis-
cusión que ha provocado puede verse Schünemann, Bernd, Die aktuelle Forderung
eines Verbandsstrafrechts. Ein kriminalpolitischer Zombie, en ZIS. (2014), pp. 1 ss.;
Hoven, Elisa, Der nordrhein-westfälische Entwurf eines Verbandsstrafgesetzbuchs. Eine
kritische Betrachtung von Begründungsmodell und Voraussetzungen der Straftatbestän-
de, en ZIS. (2014), pp. 19 ss.
50
Mediante el fallo de la Court of Appeal, en el caso “New Zealand Apple and
Pear Marketing Board v. Master and Sons Ltd.” (1986) 1 NZLR 191 (196).
51
Mediante el fallo de la Corte Suprema de 1 de junio de 2011, HR-2011-
01118-A, caso N° 2011/456, considerandos 26 ss. Si bien la Corte reconoce reite-
radamente que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos no se ha pronunciado
sobre el particular, entiende que el punto de partida general es el igual trato entre
personas naturales y jurídicas.
52
Sentencia del Tribunal Constitucional, de 20 de agosto de 2013, rol Nº 2381-
12.
236 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
53
Esto en virtud de lo dispuesto en los artículos 385 inciso 1° y 394 CPC.,
cuerpo legal aplicable en forma supletoria en la materia en virtud del artículo 29 del
Decreto Ley Nº 211.
54
El representante también recurrió por sí mismo, haciendo presente que su de-
claración compulsiva en calidad de representante legal en este procedimiento tam-
bién podía tener consecuencias desfavorables para él en otros procedimientos dirigi-
dos personalmente en su contra, pero en esa parte el requerimiento fue considerado
inadmisible, por no ser él parte en la gestión pendiente.
55
Esta clara línea argumental se desdibuja cuando el tribunal agrega que el Tribu-
nal de la Libre Competencia sólo ejerce funciones jurisdiccionales y no administra-
tivo-sancionatorias, de suerte que no le serían aplicables los principios desarrollados
por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en materia de sanciones adminis-
trativas (considerando 17º), argumento desconcertante (¿es que no son aplicables
esos principios a las decisiones de los tribunales penales, que manifiestamente ejercen
funciones jurisdiccionales?) que desvía la atención del meollo del asunto, cual es el
status especial de la garantía contra la auto-incriminación. Lo critica también en su
comentario del fallo Cordero, Eduardo, La garantía de no autoincriminación y el
poder punitivo del Estado, en El Mercurio Legal, 6 de septiembre de 2013.
¿Derecho de las personas jurídicas a no auto-incriminarse? 237
56
No comparte este criterio, no obstante concurrir al fallo el Ministro Aróstica.
57
Bien lo apunta Cordero, Eduardo, cit. (n. 55).
58
Que el principio “nemo tenetur” sólo tenga vigencia en materia penal (inclu-
yendo manifestaciones de otros ordenamientos sancionatorios que sean asimilables
e n c o n c r e t o al penal) es algo habitual en el derecho comparado y en la jurispru-
dencia internacional en materia de derechos humanos (por ejemplo, sobre el sistema
europeo, Trechsel, Stefan, cit. (n. 3), p. 349; sobre lo que se entiende por “cargo
criminal” en los términos del artículo 6° CEDH, p. 16 ss.), pero no tiene por qué
ser forzosamente así. En cambio, no sería usual la distinción entre distintos procedi-
mientos penales.
238 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
dría carácter coactivo (considerandos 25º a 28º), que la declaración del representante
que declara e n esa precisa calidad no recaería sobre hechos propios del represen-
tado (considerando 29º) o el ya mencionado recurso al carácter jurisdiccional de las
actuaciones del Tribunal de la Libre Competencia (considerando 17°).
60
Así, por ejemplo, para el derecho austriaco: Köck, Elisabeth, Nemo-tenetur-
Grundsatz für Verbände? en Grafl, Christian - Medigovic, Ursula (editores), Fests-
chrift für Manfred Burgstaller (Wien - Graz, NW Verlag, 2004), pp. 274 ss., y es lo
habitual en varios autores que, por lo mismo, no se citarán especialmente aquí.
61
En ese sentido (en relación con el entonces artículo 25, hoy 34 CEDH), por
ejemplo, Weiss, Wolfgang, Der Schutz des Rechts auf Aussageverweigerung durch die
EMRK, en NJW. (1999), p. 2237; Schuler, Patrick, Zur Diskussion um ein Aussage-
verweigerungsrecht juristischer Personen, en JR. 2003, p. 270.
62
En la literatura constitucional chilena, por todos, Aldunate, Eduardo, Dere-
chos fundamentales (Santiago, LegalPublishing, 2008), pp. 157 s.
¿Derecho de las personas jurídicas a no auto-incriminarse? 239
personas jurídicas puedan ser titulares del derecho a la vida o del derecho
a la integridad física y psíquica (artículo 19 Nº 1 CPPol.), del derecho a
la educación (artículo 19 Nº 10 CPPol. o del derecho de reunión (artículo
19 Nº 13 CPPol.). Por lo mismo, la circunstancia de que los textos en
cuestión “no distingan” entre personas naturales y jurídicas a la hora de
consagrar un derecho no libera de la necesidad de justificar especialmente
su pertinencia respecto de las personas jurídicas63.
Hay al menos dos maneras de entender este necesario examen de
pertinencia o compatibilidad. La primera es entender que el derecho es
pertinente para las personas jurídicas simplemente cuando mutatis mutandis
sea imaginable alguna forma de ejercicio del mismo por parte de ellas. La
segunda es entender que hay pertinencia cuando respecto de la persona
jurídica se dan, además, las razones en que se funda el derecho o garantía.
Como es obvio, sólo la segunda lectura puede ser correcta, pues la
primera no provee ningún criterio de justificación. Así, mediante la equi-
paración de menoscabos que sólo pueden sufrir las personas naturales con
situaciones diferentes pero de algún modo similares que sí son posibles
respecto de las personas jurídicas se podría entender, por ejemplo, que una
pena de disolución, que de algún modo “equivale” a la pena de muerte,
está sometida a las mismas restricciones que rigen para esta última pena
(cfr. artículo 4 CADH.); o mediante el fácil expediente de hacer de dere-
chos del representante derechos de la persona jurídica, todos los derechos
fundamentales serían pertinentes respecto de los entes colectivos y habría
que admitir, por ejemplo, que la persona jurídica tiene derecho a no ser
torturada en la medida en que su representante tiene derecho a no ser
torturado, lo que es a todas luces absurdo, sin contar con el potencial grave
menoscabo de los derechos del representante que podría llegar a justificar
la aplicación consecuente del razonamiento en sentido inverso, como sería,
por ejemplo, que se pudiera someter a prisión preventiva al representante
cuando se cumplieran los presupuestos de la misma respecto de la per-
sona jurídica representada. Obviamente se trata de exageraciones que los
partidarios de una lectura amplia con seguridad no querrían defender,
pero la única manera segura de evitar resultados absurdos es abandonar
la primera lectura y asumir la segunda, para la cual lo único decisivo es la
ratio de la garantía en cuestión.
Y como se argumentará a continuación, desde esta perspectiva hay
buenas razones para negar que el derecho a no auto-incriminarse sea per-
tinente respecto de las personas jurídicas.
Así, correctamente, respecto del citado artículo 34 CEDH.: van Kempen, Piet
63
puede verse en Trainor, Scott A., cit. (n. 12), pp. 2141-2163; una síntesis más apre-
tada en Loschin, Lynn, A Comparative Law Approach to Corporations and the Privi-
lege Against Self-Incrimination, en U.C. Davis Law Review, 30 (1996-1997), pp. 250
ss. Para el debate mismo véase, por una parte, Levy, Leonard W., Origins of the Fifth
Amendment and Its Critics, en Cardozo Law Review, 19 (1997-1998), pp. 821 ss.; y,
por la otra, Helmholz, H.M.: Origins of the Privilege Against Self-Incrimination: The
Role of the European “Ius Commune”, en N.Y.U. Law Review, 65 (1990), pp. 962 ss.;
Langbein, John H., The Historical Origins of the Privilege Against Self-Incrimination
at Common Law, en Mich. Law Review, 92 (1993-1994), pp. 1047 ss.; Moglen,
Eben, Origins of the Constitutional Privilege Against Self-Incrimination, en Mich.
Law Review, 92 (1993-1994), pp. 1086 ss. Desde perspectiva europeo-continental,
asumiendo la importancia decisiva de la tradición anglosajona para el nacimiento
del derecho, Böse, Martin, Wirtschaftsaufsicht und Strafverfolgung (Tübingen, Mohr
Siebeck, 2005), pp. 150 ss.
¿Derecho de las personas jurídicas a no auto-incriminarse? 241
65
Así, entre otros: Böse, Martin, cit. (n. 64), pp. 136 ss., con abundantes re-
ferencias; Queck, Nadine, Die Geltung des nemo-tenetur-Grunsatzes zugunsten von
Unternehmen (Berlin, Duncker & Humblot, 2005, pp. 119 ss., 147 ss.; von Freier,
Friedrich, Selbstbelastungsfreiheit für Verbandpersonen? en ZStW., 122 (2010), pp.
128 s.
66
Sin perjuicio de que se pueda afirmar que no se trata de la simple evitación
de situaciones conflictivas desde un punto de vista psicológico, sino del trato que
un Estado de Derecho le debe a un sujeto dotado de dignidad en el establecimiento
de una posible responsabilidad penal, trato que debe evitar una situación objetiva
de conflicto extremo, con independencia de su concreta incidencia en la situación
psicológica del sujeto (un buen paralelo de esto en el derecho penal sustantivo es
la regulación del estado de necesidad exculpante, que atiende exclusivamente a la
situación objetiva de conflicto en que se encuentra el sujeto, sin exigir un estado de
conmoción o angustia relevante en él). Por eso no convencen las objeciones de von
Freier, Friedrich, cit. (n. 65), p. 129: que la garantía proteja también a los inocentes,
que rija también respecto de penas leves o que en muchos ordenamientos jurídicos
no se pueda dar valor probatorio al silencio del imputado son consecuencias de la
definición de las condiciones normativas de evitación del conflicto, no de los efectos
psicológicos del mismo. Lleva razón, sin embargo, en cuanto a que los límites que
en virtud del principio “nemo tenetur” se le ponen a la acción de agentes encubiertos
no se dejan explicar por la evitación del mencionado conflicto, pero a eso habría que
decir que, precisamente, esas limitaciones son una peculiaridad del derecho alemán y
que, en efecto, poco tienen que ver con el principio en cuestión.
67
Es, por ejemplo, lo que hace Böse, Martin, cit. (n. 64), pp. 149 ss., 166 ss.,
quien concibe el principio “nemo tenetur” como manifestación del derecho a ser
oído en perspectiva de derecho de defensa (tesis anticipada en Böse, Martin, Die
verfassungsrechtliche Grundlagen des Satzes “Nemo tenetur se ipsum accusare”, en GA.
(2002), pp. 98 ss.), razón por la cual no extraña que lo reconozca también para las
personas jurídicas (pp. 196 s.); y siguiéndolo ostensiblemente, Queck, Nadine, cit.
(n. 65), pp. 181 ss., 214 ss.
68
Siguiendo con el paralelo del estado de necesidad exculpante, que se formalicen
sus presupuestos y no se exija ninguna conmoción psíquica en el sujeto, no altera la
circunstancia de que los presupuestos formalizados han sido definidos y valorados
como lo han sido a partir de experiencias sensibles extendidas.
242 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
Ésta es la opinión que, sobre la base de una visión tradicional del fundamento
69
71
Es el caso de von Freier, Friedrich, cit. (n. 65), pp. 136 ss., por considerar
que la responsabilidad penal de la persona jurídica prescinde de culpabilidad, mismo
atributo que se expresaría en el diálogo constitutivo del proceso penal y a cuya pre-
servación debiera servir el principio “nemo tenetur”.
72
Weiss, Wolfgang, Haben juristische Personen ein Aussageverweigerungsrecht? en
JZ. (1998), p. 296; Schuler, Patrick, cit. (n. 61), p. 268.
73
Particularmente en su concepción “objetiva”; al respecto, en general, Dressler,
244 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
81
En palabras de Arzt, Gunther, Schutz juristischer Personen, cit. (n. 69), p. 457:
no es evidente que deba tener derecho a guardar silencio quien no puede hablar.
248 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
83
Cuando la persona natural imputada no está en condiciones de ejercer sus de-
rechos personalísimos simplemente no hay proceso penal. Al respecto Hernández,
Héctor, Algunos problemas de la representación de la persona jurídica imputada en el
proceso penal, en Doctrina y Jurisprudencia Penal, 10 (2012), p. 4.
250 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
85
Las primeras disposiciones procesales previstas al momento de la introducción
de la responsabilidad penal de las personas jurídicas en el Código penal helvético en
2003 se encontraban en el artículo 100 quinquies del mismo código, cuyo inciso
segundo le confería todos los derechos del imputado al representante designado para
los efectos del proceso penal, al tiempo que a los otros posibles representantes (con-
forme al inciso primero del mismo artículo la persona jurídica debía tener un único
representante para los efectos del proceso penal, regla que se mantiene en la actuali-
dad en el inciso primero del artículo 112 CPP) al menos les confería el derecho a no
declarar contra la persona jurídica. El artículo artículo 100 quinquies CP (que pasó a
ser artículo 102 a) CP. con la entrada en vigencia de la revisión de la “Parte General”
del Código, en 2007) fue suprimido con la entrada en vigencia en 2011 del nuevo
Código de procedimiento penal (primer código procesal penal con vigencia nacio-
nal, para todos los cantones), que es donde ahora se regula el “procedimiento contra
empresas”. El artículo 112 CPP no se hace cargo del status del representante de la
persona jurídica, pero éste se desprende de la letra g) del artículo 178, que le atribuye
tanto al que ha sido designado representante como a quien podría serlo, la calidad
de “persona llamada a dar informaciones” (“Auskunftsperson”, “personne appelées
à donner des renseignements”), es decir, una categoría propia del derecho suizo, que
corresponde a personas que si bien poseen información sobre los hechos, exhiben un
déficit de credibilidad (por minoría de edad, déficit psíquico o situación objetiva de
conflicto, en la línea de las antiguas “tachas”), al punto que no están obligadas a de-
clarar y si declaran deben hacerlo en los mismos términos que el imputado (artículo
180,1 CPP.), ni están obligadas a entregar objetos, sin que puedan ser compelidas a
hacerlo (artículo 265,2 letra b CPP.). La misma norma extiende esta calidad también
a los empleados de la empresa y del representante (la letra g] del artículo 178 CPP.
le atribuye la calidad especial “a quien ha sido designado o podría ser designado como
representante de la empresa en un procedimiento penal dirigido contra la empresa, así
como a sus [del representante y de la empresa] empleadas y empleados”), con lo cual se
establece un formidable escudo frente a las indagaciones dirigidas contra la persona
jurídica, inexistente respecto de personas naturales. Por último, se consagra también
un derecho propio de la persona jurídica imputada a negarse a entregar documentos
u objetos que pudieran incriminarla [artículo 265.2 letra c) 1 CPP.]. Aunque las dis-
posiciones se entienden por sí solas, puede verse una buena visión sintética del con-
junto en Macaluso, Alain, Art. 112, en Kuhn, André - Jeanneret, Yvan (editores),
Commentaire Romand. Code de procédure pénale suisse (Bâle, Helbing Lichtenhahn,
2011), nn. 40 ss.
86
El § 17 de la Ley de Responsabilidad de las Asociaciones (Verbandsverantwort-
lichkeitsgesetz: VbVG) de 2005 dispone que el sujeto con poder de decisión en la
asociación (“Entscheidungsträger”, concepto definido en el § 2 VbVG, que abarca a
representantes, sujetos con poder de decisión y dirección y otros que ejerzan influen-
cia decisiva en la dirección) debe ser citado e interrogado en calidad de imputado, así
como que debe ser advertido de su derecho a guardar silencio (lo mismo rige para los
empleados, pero sólo cuando son sospechosos del delito o ya hayan sido condenados
por el mismo). Respecto de objetos relevantes, las reglas generales de la ordenanza
procesal penal (StPO, aplicables supletoriamente conforme al § 14 I VbVG.) obligan
252 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
89
Otra parte, en cambio, se limita a constatar la consagración del derecho a
no declarar del representante, sin extraer consecuencias relevantes de la limitación
impuesta a su designación. Así, por ejemplo, Bajo Fernández, Miguel - Feijóo,
Bernardo - Gómez-Jara, Carlos, cit. (n. 10), pp. 284 s., 287.
90
Como de algún modo preveía, antes de la ley, la Circular N° 1/2011 de la Fis-
calía General del Estado, al instruir que “los Sres. Fiscales cuidarán de que no se utilice
la designación del legal representante de la persona jurídica como un recurso para atribuir
indebidamente un estatus similar al del imputado a aquellas personas que deban tener
en el proceso una intervención diferente. El legal representante de la persona jurídica que
no haya sido imputado personalmente y actúe en el procedimiento penal en nombre de
la misma, no tendrá la condición de imputado pero formalmente gozará de las garantías
propias del mismo en la medida en que actúe en nombre de la corporación y a los solos
fines de garantizar el derecho de defensa de ésta última” (p. 84).
91
Dopico, Jacobo, Proceso penal contra personas jurídicas: medidas cautelares, re-
presentantes y testigos, en La Ley, 7.796 (13 de febrero de 2012), p. 10; Gascón,
Fernando, Proceso penal y persona jurídica (Madrid etc., Marcial Pons, 2012), p. 139;
Del Moral, Antonio, Aspectos procesales de la responsabilidad penal de las personas
jurídicas, en Zugaldía, José Miguel - Marín de Espinosa, Elena (coordinadores),
Aspectos prácticos de la responsabilidad criminal de las personas jurídicas, (Cizur Menor,
Aranzadi, 2013), pp. 298 s.; Gimeno, cit. (n. 10), pp. 114 s.
92
Dopico, Jacobo, cit. (n. 91), pp. 10 s.; Del Moral, cit. (n. 91), p. 299.
254 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
Dopico, Jacobo, cit. (n. 91), pp. 10 s.; Del Moral, Antonio, cit. (n. 91), pp.
93
299 ss.; en términos similares, aunque al parecer sólo de lege ferenda, Gascón, Fer-
nando, cit. (n. 91), pp. 139, 142.
¿Derecho de las personas jurídicas a no auto-incriminarse? 255
94
De acuerdo con el artículo 39 del mismo cuerpo legal, al cual se remite expre-
samente el artículo 44.
95
Lo que más que al interés de la persona jurídica parece atender al del represen-
tante, pues quien oficiaba de tal al tiempo del delito será por regla general sospechoso
de tener responsabilidad personal en el mismo, con lo cual la incompatibilidad fun-
cionaría como formalización del derecho a no auto-incriminarse propio del represen-
tante. Así lo ve, por ejemplo, Amodio, Ennio, Prevenzione del rischio penale di impre-
sa e modelli integrati di responsabilità degli enti, en Cassazione Penale (2005), p. 332.
256 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
96
Rigo, Fabrizio, Il giudizio, en AA. VV., La responsabilità amministrativa degli
enti (Milano, ipsoa, 2002), p. 367; Fidelbo, Giorgio, La testimonianza: casi di incom-
patibilità, en Lattanzi, Giorgio (editor), Reati e responsabilità degli enti (2ª edición,
Milano, Giuffrè, 2010), p. 498; Giglioni, Marco, Disposizioni generale e soggetti, en
D’Aviro, Antonio - Di Amato, Astolfo (editores), La responsabilità da reato degli
enti (Vol. X de Di Amato, Astolfo [director], Trattato di diritto penale dell’impresa
(Padova, cedam, 2009), p. 285.
97
Ferrua, Paolo, Il proceso penale contro gli enti: incoerenze e anomalie nelle regole
di accertamento, en Garuti, Giulio (editor), Responsabilità degli enti per illeciti ammi-
nistrativi dipendenti da reato (Padova, cedam, 2002), pp. 237 ss.
98
Así, por ejemplo, Amodio, Ennio, cit. (n. 95), p. 332, ha sostenido que sin
perjuicio del tenor literal del artículo 44 1.b), una vez que la persona jurídica se
constituye en el proceso mediante la designación de un representante en los términos
del artículo 39, como a ella se le han reconocido todos los derechos del imputado y
a la vez sólo puede actuar mediante representante, éste tiene derecho a guardar si-
lencio por ella; en tanto que Ceresa-Gastaldo, Massimo, Il “proceso alle società” nel
D.Lgs. 8 Giugno 2001, N. 231 (Torino, Giappichelli, 2002), pp. 31 ss. sostiene que
el artículo 44.1 b) en realidad no se ocupa de la situación del representante actual,
cuya exclusión como testigo ya estaría resuelta por el artículo 35, sino que sólo busca
aclarar que el que era representante al tiempo del delito sólo está excluido como
testigo cuando se mantiene en tal calidad hasta el proceso, argumento que pasa por
invertir el orden de las exigencias legales copulativas: no puede ser testigo la persona
que ejercía las funciones de representante al tiempo del delito y que ha sido designa-
da como representante conforme al artículo 39.
99
Así, entre otros, Rigo, Fabrizio, cit. (n. 96), pp. 367 s.; Fidelbo, Giorgio, cit.
(n. 96), p. 497.
¿Derecho de las personas jurídicas a no auto-incriminarse? 257
100
Ésta es la preocupación que subyace a la propuesta de Diddi, Alessandro, Il
regime dell’incompatibilità a testimoniare nel proceso a carico degli enti, en Diritto pe-
nale e proceso, 9 (settembre 2005), pp. 1168 s. [coincidente en el resultado Fidelbo,
Giorgio, cit. (n. 96), p. 501], de distinguir según si el representante “nuevo” tenía
conocimiento del hecho y sus circunstancias al momento de ser designado como
representante o si carecía de dicho conocimiento, entendiéndose que en el segundo
caso debe extenderse a él la incompatibilidad con la calidad de testigo prevista en el
artículo 44,1 b.
101
Como propone interpretativamente para Italia Giarda, Angelo, Art. 44, en
El mismo y otros (editores), Responsabilità “penale” delle persone giuridiche (Milano,
ipsoa, 2007), p. 517.
258 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
102
En concreto, los artículos 4, 7, 8, 10, 93, 98, 102, 183, 184, 186, 193, 194
y 257 CPP.
103
En la letra g) del artículo 93 CPP. en lo que respecta al derecho a guardar
silencio y en el artículo 217 inciso 2° CPP. contrario sensu respecto del deber de
entregar objetos.
104
Desde perspectiva española, así razona tácitamente Neira, Ana María, La per-
sona jurídica como nuevo sujeto pasivo del proceso penal en los ordenamientos chileno
y español, en Revista de Derecho (Universidad Católica del Norte, Coquimbo), 21
(2014) 1, pp. 166, 172, 175, 197. Durante la tramitación en el Senado y sobre la
base de un texto prácticamente idéntico (aunque antes de que se introdujera el inciso
segundo), el Prof. Jorge Bofill planteó su preocupación por la falta de regulación del
punto (Historia de la Ley 20.393, preparada por la Biblioteca del Congreso Nacional,
¿Derecho de las personas jurídicas a no auto-incriminarse? 259
pp. 214 s.). En la misma sede, a favor de una extensión de la garantía a las personas
jurídicas se mostró el abogado del Ministerio de Justicia Ignacio Castillo: “Lo no-
vedoso de este precepto [el inciso segundo del artículo 21]... es que podría entenderse
que también está referido al representante legal de la empresa, lo que es muy importante,
por ejemplo, para los efectos del derecho de [no] auto-incriminarse. Explicó que si el
representante legal es citado en calidad de testigo, habría que indicarle que tiene derecho
a guardar silencio para no imputar a la empresa” (Historia, p. 296, énfasis agregado).
En la literatura chilena sólo se conoce hasta ahora la toma de posición, en contra de
esa lectura, de Hernández, Héctor, La introducción de la responsabilidad penal de
las personas jurídicas en Chile, en Política Criminal, 9 (2010), p. 231; y Hernández,
Héctor, Desafíos de la ley de responsabilidad penal de las personas jurídicas, en Revista
de Estudios de la Justicia, 16 (2012), pp. 92 s.
105
En esto el artículo 21 no avanza más allá de lo que avanzan aquellas dispo-
siciones constitucionales ya citadas que en el extranjero extienden, en principio, los
derechos fundamentales también a las personas jurídicas.
260 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Héctor Hernández Basualto
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