269 - Arquitectura Del Renacimiento PDF
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Italia
Los Mediccis, los Rucellai, los Tornabuoni o los Strozzi controlan la ciudad, y
su riqueza se vuelca en prestigiar a estas dinastías de comerciantes. Desde comienzos
de siglo la construcción tiene un periodo de expansión, acompañada por el gran
número de artistas de la ciudad, muchos de ellos, expertos en arquitectura. Todos
ellos experimentan, dialogan con los estilos de la Antigüedad, en especial el arte
romano y lo que denominamos paleocristiano. Conscientemente eliminan todos los
vestigios que aún pervivían de la tradición gótica en el siglo anterior. A ello hay que
añadir el descubrimiento a comienzos del siglo del manuscrito con el texto de los
Diez libros de Arquitectura de Vitrubio, auténtico compendio de los
conocimientos arquitectónicos romanos del siglo I d. C.
a los claustros.
- Con Miguel Ángel la arquitectura no volvió a ser lo que fue con Bramante y
sus seguidores. En la segunda mitad del siglo XVI entramos en una fase en la que
aparece la inestabilidad, la ruptura con las convenciones, el juego ingenioso con
algún elemento arquitectónico. Es la arquitectura manierista, que paulatinamente
deja paso al Barroco donde de nuevo entramos en una fase estrictamente
experimental, al menos en Italia y Centroeuropa.
Hemos dejado para el final, al último gran arquitecto del Renacimiento, alejado
de Florencia y Roma, que actúa en el norte de Italia, en el Véneto. ANDREA
PALLADIO, quien asimismo publicó otro tratado de gran interés científico,
convirtió la arquitectura en el escenario teatral ideal para las ideas de sensualidad y
juego lúdico que emana del arte veneciano en aquellas décadas del siglo XVI.
Venecia se levanta sobre la ilusión o el espejismo de estar edificada sobre el agua. Su
sociedad está llena de esta fantasía. Nada es lo que parece y todo se recrea en un
juego entre lo visual y lo real: lo que vemos puede no ser verdad y lo que es real no
se ve. Su pintura se recrea en los efectos más coloristas, más patentes en la realidad,
pintura donde se confunden los contornos, donde se pierde el equilibrio entre lo
imaginario, lo trascedente y lo visual y aparente. Es una sociedad que concede una
fuerte primacía a lo rural o rústico, a lo paisajístico. En Venecia y su contorno se
idealiza el paisaje y se inventa el jardín; se redescubre la villa rústica y se reinventa
los teatros de la Antigüedad. Y el arquitecto de aquella sociedad fue Palladio.
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En Venecia, diseñó algunas de sus iglesias más interesantes, como San Giorgio
Maggiore, donde introduce por vez primera el orden gigante, que elimina los pisos y
cuerpos y funde en una sola escenografía toda la fachada, aspecto que ejerce gran
poder de atracción en los arquitectos del Barroco.
Palladio ejerció una enorme influencia, en todos los estilos posteriores hasta bien
entrado el siglo XIX. De hecho, en Inglaterra su arquitectura clasicista recibió el
nombre de Neopalladianismo.
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España
- El siglo XVI puede ser considerado como uno de los momentos de esplendor
de las artes en España y concretamente de la arquitectura. La finalización de la
Reconquista en 1492 llevó al pueblo español a nuevas metas y empresas. Por un lado
la Corona de Aragón inició su expansión por el Mediterráneo, apoderándose del
Reino de las Dos Sicilias, de Cerdeña y Córcega. Al oeste los castellanos comienzan
su conquista de ultramar y colonizan las Américas. En Castilla especialmente todo
es riqueza y ascenso de la burguesía mercantil. Los productos castellanos tienen una
buena acogida en el mercado interior y el comercio con Flandes enriquece de
manera notable a las grandes familias Castilla y de la cornisa cantábrica. No es
ninguna casualidad que uno de los mejores retablos de origen flamenco esté ubicado
en Laredo, puesto que éste era uno de los puertos desde los que se enviaba la lana de
las ovejas merinas castellanas con destino a Flandes. Debido a las herencias recibidas
el joven Carlos I de España, hijo de la reina Juana, hija de los Reyes Católicos,
comienza a reinar en 1516 en todo el territorio peninsular a excepción de Portugal,
en Flandes, en el Franco Condado, en 1523 recupera el Milanesado y algunos
territorios del norte de Italia, el reino de las Dos Sicilias, con Nápoles, y todas las
posesiones del Norte de África recientemente conquistadas por los castellanos, así
como las colonias americanas. Posteriormente es nombrado Emperador de
Alemania, con lo que el viejo Imperio, si bien nominalmente se incorpora a los
territorios dominados por éste. La conclusión es evidente en la política nacional. La
región más rica, más creativa, y donde pone las bases de su ambicioso poder va a ser
Castilla, que se hace cargo del ideal imperial. Los jóvenes castellanos o emigran a
América o se incorporan al servicio del Emperador como funcionarios o militares.
La lengua franca de los ejércitos imperiales será el español. La nobleza se incorpora
para gobernar en nombre del emperador regiones distantes como virreyes o
gobernadores, o son enviados como embajadores a las diferentes cortes europeas.
Rápidamente llegan a España las novedades de Italia en materia de arte y de
refinamiento. Si hay una época en la que España se impregna de la cultura más
avanzada por entonces, sin duda es el siglo XVI, el verdadero Siglo de Oro de la
política y de la economía.
Por eso lo primero que hay que decir es que si hay un país donde cuaja el nuevo
estilo fuera de Italia es sin lugar a ninguna duda en España. Es más algunas de las
realizaciones más significativas del Renacimiento se sitúan en España.
- El Plateresco recibe su nombre del parecido que guarda con la labor de los
plateros, debido a la riqueza de los ornamentos y a su profusión decorativa. Desde el
punto de vista arquitectónico se encuentra muy vinculado al estilo gótico tardío, y
más concretamente al estilo hispano-flamenco o isabelino. Desde el punto de vista
estructural no supone ninguna innovación notable, y sigue utilizando las mismas
plantas, arcos y bóvedas de crucería que se venían haciendo durante el siglo XV.
Incluso se mantiene con cierto vigor la idea de la fachada-retablo.
Aquí entra otro factor muy a tener en cuenta como es la relación entre el nuevo
estilo y una de las familias más poderosas de España por aquellos años: los Mendoza.
Entre los miembros de esta familia en aquellos años sobresale sin duda alguna el
Cardenal-Arzobispo Primado de Toledo, el ambicioso don Pedro González de
Mendoza (muerto en Toledo en 1495), hijo del Marqués de Santillana. Los
hermanos e hijos naturales del cardenal gobernaban como señores feudales sobre una
gran parte de la Alcarria y de la provincia de Guadalajara en general, donde
descansaba su poder. Todavía nos es dado poder contemplar su esplendor pasado en
el maravilloso Palacios de los duques del Infantado de Guadalajara, pieza maestra
del arte palaciego del final del gótico. Fue en torno a los Mendoza y en la provincia
de Guadalajara especialmente donde brota la incipiente semilla del Renacimiento
en España.
la época, y que semeja más un tapiz en piedra que cualquier otra cosa; también hay
que destacar la fachada del Convento de San Esteban, obra de JUAN DE
ÁLAVA, donde continúa la tradición de la fachada-retablo, al igual que en su
obra siguiente la fachada de la Catedral de Plasencia (Cáceres); en un tono más
discreto y ya casi en la fase purista podemos mencionar el Patio del Colegio de los
Irlandeses de PEDRO DE IBARRA. En Salamanca también comienza su
actividad uno de los arquitectos más notables de este periodo, RODRIGO GIL
DE HONTAÑÓN, quien planifica el Palacio de Monterrey, y en el que intenta
de un modo extraño aplicar sus conocimientos sobre el palacio italiano del
Quattrocento, intento fracasado sin duda.
El primer
arquitecto que asume
un estilo radicalmente
clásico es DIEGO DE
SILOÉ, quien se
traslada desde Burgos,
su ciudad natal hasta
Granada, donde recibe
el encargo de continuar
las obras de la Catedral.
Siloé se encontró que la
planta del edificio se
había planteado como
una réplica de la
Catedral de Toledo, previsiblemente construida por tanto en gótico. El respeta los
cimientos pero en alzado elabora todo un conjunto de novedades que erigen a la
Catedral en el primer edificio catedralicio del nuevo estilo. Las novedades más
interesantes serían el uso del arco de medio punto y los pilares con columnas
adosadas de orden corintio y fuste acanalado; al igual que Brunelleschi inserta un
trozo de arquitrabe entre los capiteles y el arranque de los arcos fajones y los
formeros. La capilla mayor la destaca al separarla mediante un encuadre a modo de
arco de triunfo y desarrolla una planta semicircular siguiendo las pautas de la planta
centralizada renacentista. Tras su trabajo en la Catedral va a proyectar la iglesia de
los Jerónimos de Granada, donde sigue investigando con un gran espacio
centralizado con cúpula y abandonando la planta rectangular medieval. Su última
obra no la llegó a ver terminada pero sin duda se erige en una de las obras cumbres
del Renacimiento español. El Secretario personal del Emperador don Francisco de
los Cobos decide edificar una capilla-panteón en su ciudad natal, Úbeda, la Capilla
del Salvador. Siloé planea una
planta completamente
circular a semejanza de un
Martiria paleocristiano, o un
mausoleo romano.
Posteriormente a la muerte
de Siloé continúa su obra su
gran discípulo ANDRÉS
DE VANDELVIRA
quien decide por cuestiones
culto extender el círculo
añadiendo tres tramos de
bóveda y alargando las
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dimensiones de la Capilla. Allí en la Sacristía por vez primera deja de lado las
bóvedas de crucería y construye bóvedas vaídas, una de las características de su
estilo. Vandelvira siguió trabajando en la ciudad jiennense donde proyecta el
Hospital de Santiago, verdadero antecedente del Monasterio del Escorial.
Trasladado a Jaén comienza las obras de la Catedral, donde proyecta una planta con
testero cuadrado de gran influencia en las catedrales andaluzas e hispanoamericanas.
La Sacristía, única pieza que llegó a ver concluida, es posiblemente una de las obras
maestras del Renacimiento europeo, donde se condensa sabiamente el orden clásico,
con la simpleza decorativa que va a dar paso a la siguiente fase artística. Otras
catedrales que se construye a imitación de las de Jaén y Granada son la de Málaga,
la de Córdoba, la de Guadix o la de Baeza.
Felipe II tras la victoria sobre los franceses en la batalla de San Quintín decide
construir un edificio en honor del santo de aquel día victorioso: San Lorenzo. Nada
más llegar a España comienza a planificar la construcción de un inmenso
monasterio-palacio en la sierra, en las cercanías de su nueva capital, Madrid. El
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Juan Bautista de Toledo al morir dejó los muros y cimientos de una pequeña
parte del edificio. A continuación le sigue JUAN DE HERRERA que decide
edificar la Basílica en planta de cruz griega dominado por una enorme cúpula, al
estilo romano tal y como había aprendido en Italia. A su vez decidió levantar torres
en las esquinas y ángulos usando las formas de las torres flamencas, los chapiteles,
que se van a convertir en un elemento esencial del paisaje castellano. La obra quedó
concluida hacia 1591.
El propio Juan de
Herrera proyectó la
inacabada Catedral de Valladolid y otros edificios más relacionados con la ingeniería
como el Puente de Segovia de Madrid.
La influencia del edificio fue perdurable, de modo que el estilo que se crea en el
último tercio del siglo se extendió hasta mediados del siglo XVII, en que empieza a
fundirse con los modelos del Barroco. Los arquitectos formados con Juan de
Herrera extendieron el nuevo credo artístico. Un buen ejemplo de ello será
FRANCISCO DE MORA, aparejador de de Juan de Herrera que edifica el
Convento de San José de Ávila, donde crea un tipo de fachada en tres cuerpos, con
un primer piso con un ingreso con arcos de medio punto formando un pequeño
atrio, un segundo cuerpo con la ventana y el bajorrelieve de la advocación y un
tercer piso con remate en frontón y decoración de bolas. Asimismo planificó el
soberbio conjunto urbanístico de Lerma, auténtica obra maestra del estilo donde se
edifican numerosos edificios en este estilo. Su sobrino JUAN GÓMEZ DE
MORA, como ya hemos dicho, extiende el estilo escurialense en el siglo XVII.
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Señalar por último que el nuevo estilo se adecuaba muy bien a los
planteamientos estéticos que emanaban de la Contrarreforma católica y de las
nuevas órdenes religiosas que exigían austeridad y severidad en sus edificios y
conventos. Es el estilo de los jesuitas, de los carmelitas, de los oratorianos, en
definitiva de la nueva religiosidad que surgirá de la crisis religiosa del siglo XVI.