Desigualdad Distributiva PDF
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De esta edición:
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Presentación 11
Los efectos goteo (trickle down effects) del crecimiento: Un Análisis del desempeño
económico del sector informal a nivel de regiones en el Perú, 2005-2009
Mario D. Tello 113
En esta introducción tenemos dos objetivos. Uno es recoger unos pocos aspectos
importantes de los trabajos incluidos y otro sugerir algunos elementos críticos para
una agenda de investigación futura y de rediseño de políticas. En términos generales,
el libro muestra que el problema de la desigualdad debe ser enfocado desde diversas
perspectivas. Así, encontramos aportes desde la más clásica dimensión económica
que se concentra en el ingreso familiar o personal, a otras que ponen el acento en
status social, en dimensiones regionales, en acceso a servicios públicos como energía
y agua, y en servicios microfinancieros.
El estudio de Contreras es un ejemplo de la multidimensionalidad de la des-
igualdad y diversidad de desigualdades desde la época colonial. Las desigualdades
verticales (subordinaciones, jerarquías, dominaciones, etcétera) y horizontales (inter-
étnicas) se entremezclan para configurar un panorama de avances, estancamientos y
hasta retrocesos en un largo proceso histórico que, en la conceptualización del autor,
es más integrador que reductor de la desigualdad.
Recurrimos a su propia formulación para ilustrarlo: «En este punto sería impor-
tante diferenciar los proyectos de integración de los de igualación. Lo primero sería
procurar la articulación de todos los segmentos de la población en un conjunto efi-
caz para el desarrollo político (la república) y económico (el capitalismo) nacional,
lo que no implicaba necesariamente el aminoramiento de las brechas de bienestar».
Así, mayor articulación o integración de «dos Perúes» (español e indígena, «oficial» y
«profundo»), tan claramente percibidos por la sociedad peruana, y desigualdad eco-
nómica incluso creciente no son incompatibles aunque la interacción entre ambos
debe ser materia de nuevos y con toda seguridad muy interesantes estudios.
El artículo revela, pues, esa doble tensión en las caracterizaciones del proceso polí-
tico y cultural, de construcción de ciudadanía y de integración étnica. En sus propios
términos: «La desigualdad en el Perú es tanto el resultado de una geografía también
desigual, cuanto de una historia que forjó una comunidad humana organizada sobre
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Sirve así para prever, hasta cierto punto, lo que podría acontecer en caso de volver a
procesos de ajuste recesivo en un contexto de alta inflación. Tras los abruptos cambios
en la relación entre países acreedores y deudores registrados en las últimas décadas no
se pueden desdeñar las lecciones de un pasado que parece ahora muy lejano.
El trabajo de Tello enfoca el tema de la distribución del ingreso y la población
en situación de pobreza desde la preocupación por el sector informal. Gran parte de
los ingresos de la población de estos sectores se genera en las actividades productivas.
Bajo este enfoque, mejoras de dicho sector —sea por incrementos sustanciales de
los niveles de productividad o ingresos o por traslado de la fuerza laboral hacia el
sector formal de mayor productividad— podrían tener como correlato una menor
desigualdad de la distribución del ingreso y una reducción de los niveles de pobreza.
El análisis empírico realizado por el autor sustenta dos hipótesis sobre los efectos
del crecimiento económico del sector informal del Perú y de sus regiones ocurrido
en el período 2005-2009. La primera es que el crecimiento de la economía peruana
basado en el sector primario exportador no ha reducido el tamaño (en empleo o
producto) del sector informal en las regiones del Perú. Y ello a pesar de que dicho cre-
cimiento, por diversos efectos indirectos (vía el crecimiento de la demanda agregada
o el financiamiento de inversión en educación, en particular de niveles bajos, y de
infraestructura de transporte y comunicaciones) ha incrementado el valor agregado
real, empleo y productividad laboral del sector informal. Además, por sus efectos
directos (vía el incremento de las exportaciones), incrementó el empleo de dicho
sector. Estos efectos goteo del crecimiento en las regiones, sin embargo, no han redu-
cido de manera significativa la magnitud de la diferencia de productividades entre los
sectores formal e informal. La segunda es que en las regiones el efecto del crecimiento
del sector formal sobre el tamaño del sector informal vía el traslado de recursos entre
sectores no es claro.
Una implicancia de los resultados del estudio, que señala el autor, es que la
reducción de la pobreza y las mejoras de la distribución del ingreso durante el alto
crecimiento económico del último quinquenio no han sido sinónimos de mejoras
sustantivas en el estándar y calidad de vida de la población que reside en el sector
informal de la economía. Ello se sustenta en el hecho de que la mayor parte de la
fuerza laboral de dicho sector recibe ingresos menores a la remuneración mínima
vital. En consecuencia, las políticas distributivas no solo requieren ser diseñadas
para aliviar la pobreza sino que también requieren ser creadas para incrementar, de
manera sostenida y autónoma, la capacidad productiva del sector informal donde
reside la población pobre.
El estudio de Tello avanza en una dirección que exige nuevos trabajos. En el
campo teórico, nos parece que se requiere una mayor incorporación de teorías
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Nos parece que la importancia del problema de los servicios públicos está presen-
tado de una manera ambiciosa por Dammert y García, cuando se señala en línea con
los planteamientos de Sen que «En el mundo actual la calidad de vida —entendida
como la capacidad de las personas de realizarse como seres humanos y como la liber-
tad de elegir estilos de vida diferentes— […] es altamente sensible a las condiciones
de acceso a servicios públicos como la provisión de agua y saneamiento, electricidad
y telecomunicaciones, pues estos servicios afectan funciones y capacidades esenciales
como lograr un nivel adecuado de nutrición, confort dentro de las viviendas, buena
salud e integración social».
La evidencia presentada sobre la distribución en la primera década del siglo
pasado se apoya en el criterio del acceso diferenciado a los servicios, sobre todo entre
regiones y entre deciles de ingreso de la población. El panorama de la evolución y
de la situación actual es diverso, pero muestra un avance general apreciable con un
retraso mayor en zonas rurales o con abundancia de pobres que tienen dificultades
para pagar los servicios. La telefonía móvil se ha expandido de manera impresio-
nante y ha hecho menos grave la desaceleración y estancamiento en el acceso a la
fija. La desigualdad es mucho mayor en el acceso a la telefonía fija que a la móvil. El
acceso de hogares a servicio eléctrico ha seguido expandiéndose con la desigualdad
urbano-rural conocida, pero dando un salto importante en los deciles más pobres.
Una pregunta a responder es la de los límites que tiene un esquema de expansión de
acceso basado en subsidios para lograr coberturas universales. Por ejemplo, en el caso
de la electrificación rural la potencialidad de las empresas y del mercado para una
cobertura universal es insuficiente. En el abastecimiento de agua el problema de la
calidad resulta más grave, pero también son graves los límites a la expansión de un
servicio de calidad. Los autores muestran que en los últimos tres años, la denominada
«agua segura» ha disminuido su ya reducida cobertura, y el agua sin tratamiento —y
por ello peligrosa, a pesar de que es mejor que su carencia— ha sufrido un estanca-
miento de cobertura.
El trabajo empírico se preocupa, pues, del acceso a los servicios. Se reconoce
que en un contexto como el peruano el mercado tiene limitaciones irresolubles para
llegar a la cobertura universal. Después de hacer todo lo que puede, queda un tramo
denominado «brecha de acceso» que se define como «la distancia entre la frontera de
eficiencia de mercado y el nivel de cobertura total que corresponde con una situación
de servicio universal (todas las comunidades acceden a los servicios)».
Nos parece que la importancia del tema tratado y la abundancia de evidencia
sobre la desigualdad exige incluir en la agenda futura una discusión sobre el enfoque
teórico y el de las políticas. Nos vamos a referir, como señalan los mismos autores,
a solo un aspecto general del problema, esto es, la conveniencia de «caracterizar la
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problemática del acceso desde la perspectiva del tipo de política aplicable». Como
señala Sen, «I would submit that the ‘policy definition’ is based on a fundamental confu-
sion. It is certainly true that with economic development there are changes in the notion
of what counts as deprivation and poverty, and that there are changes also in the ideas
as to what should be done. … neither can be defined in terms of the other»1. Basar la
definición del problema en lo que creemos que se debe hacer puede recortar la real
magnitud del problema y traducirse en una aproximación a la problemática que nos
interesa partiendo del tipo de intervención que deseamos y no de la gama de inter-
venciones que serían necesarias.
Los autores parecen definir el asunto basándose en una jerarquía en la que el
mercado, debidamente «purificado» de altas barreras a la entrada, etcétera, tendría
la precedencia y que luego el Estado cubriría el remanente de las insuficiencias de
acceso. En la práctica, interpretamos la lentitud con la que se avanza en la cobertura
de necesidades básicas y de servicios públicos como una especie de «perro del horte-
lano» donde el mercado no cubre el conjunto de la necesidad por razones de oferta o
de demanda —por ejemplo por la existencia de precios tope—, y el Estado tampoco
lo hace por temor a los subsidios como herramienta o por falta de recursos. Después
de todo, la regulación se concentra sobre todo en la problemática de las tarifas y la
calidad y menos en la de cobertura. Así, la subsidiariedad puede convertirse fácil-
mente en un modo de evasión de responsabilidades de cobertura y de distribución
en campos en los que, como en diversos servicios públicos, lo fundamental es que
el servicio se provea a todos con similar calidad y no con criterios dominados por la
rentabilidad o por la proporcionalidad entre calidad y precio. Nos parece que estos
criterios contribuyen a las insuficientes coberturas y a las desiguales calidades en cier-
tos servicios públicos como agua segura o saneamiento. Otros temas, más concretos,
para una agenda son presentados en el trabajo. Uno que resulta importante es el que
se deriva del enfoque que recogimos al empezar la presentación a este trabajo. Nos
referimos a la relación entre el acceso a los servicios y el desarrollo humano.
El trabajo de Cecilia Garavito parte de la constatación de que pese a la mayor par-
ticipación laboral de mujeres y trabajadores de lengua materna distinta al castellano,
sus ingresos promedios son menores a aquellos de varones y de los de habla materna
castellano respectivamente, situación que persiste pese al crecimiento económico
reciente. La autora cuestiona que tales diferencias estén asociadas solo a diferencias
en productividad (e.g., educación, experiencia laboral) o al capital de la empresa
(e.g., tamaño de la empresa), observando que pese a resultados nacionales recientes
1
Sen, Amartya (1982). Poverty and Famines. An essay on Entitlement and Deprivation. Oxford: Oxford
University Press (p. 20).
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pobreza. La cuenca del valle del río Ica presenta pues tanto progreso creciente como
extrema pobreza. Este es un primer problema de desigualdad. Desde 2010, frente a
la creciente producción para la agro-exportación en el valle de Ica, la disponibilidad
u oferta de agua de riego, es decir, las fuentes de agua superficial y los acuíferos sub-
terráneos, no ha crecido en forma similar al incremento de la demanda.
Para el autor, la escasez del recurso hídrico genera otro problema distributivo,
que es el de la desigualdad en la distribución del agua de riego. La distinta capacidad
de acceder al recurso hídrico, dada la propiedad de la tierra y el poder económico de
los diferentes grupos de productores es muy clara.
Por estos y otros factores, la escasez hídrica es definida como un producto social
de la interacción entre determinantes físico-tecnológicos y formas de gestión del agua
asociadas a intereses políticos y económicos determinados, que pueden profundizar
la desigualdad en la distribución. El debate económico introduce dos componentes
relevantes para la política pública: uno sobre la pertinencia de introducir mecanis-
mos de mercado en su provisión; y otro sobre la privatización del recurso mismo en
un contexto de alta demanda por agua de riego, de complejo sistema estatal para su
provisión y distribución, y la organización social de gestión del recurso.
Entre otras consideraciones finales, el autor señala que hay al menos tres elemen-
tos claves para una política pública sobre el agua: la introducción de tarifas por el
uso del agua subterránea, la transparencia y regulación de los mecanismos de mer-
cado que aplican los propietarios de fundos, y el cambio hacia un sistema de gestión
integrada del recurso hídrico orientado a una distribución eficiente y equitativa del
recurso.
Para León y Jopen el micro financiamiento en el Perú ha crecido aceleradamente
en las décadas recientes, en especial las micro finanzas reguladas y las instituciones
financieras correspondientes. Este crecimiento ha sido consistente con las lecciones
provenientes de la aplicación de las mejores prácticas internacionales, la prudencial
regulación y supervisión financiera, el crecimiento macroeconómico del país, entre
diversas razones. Paralelamente, han persistido formas no reguladas e informales de
financiamiento entre microempresas y consumidores pobres a lo largo del país.
Los autores destacan la creciente actividad micro crediticia de todas las insti-
tuciones financieras reguladas: bancos, financieras, cajas municipales (cmac), cajas
rurales (crac) y Edpymes. Partiendo de la consideración de que existe gran dife-
rencia entre las características de los microcréditos de las diversas instituciones, el
estudio documenta esa alta heterogeneidad en las colocaciones, tanto en términos
totales como promedios. Dicha heterogeneidad incluye el hecho de que los bancos
comerciales colocan la mitad del volumen total de microcréditos en el mercado,
mientras que las denominadas instituciones especializadas (cmac, crac y edpymes)
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participan en menor proporción que los bancos. Llama la atención este resultado,
contrario a la intuición de que son las instituciones llamadas especializadas las prin-
cipales oferentes del microcrédito en el sistema financiero. Al comparar el tamaño
que en promedio prestan las instituciones, los autores encuentran que el monto
promedio del microcrédito (o microcrédito promedio) colocado por los bancos es
varias veces mayor al microcrédito promedio colocado por cmac e incluso por las
financieras. En tanto, el similar número de microempresas clientes de la banca y
las cmac muestran similar penetración entre estos deudores. Esta penetración es
mucho menor en el caso de las crac y edpymes.
Según León y Jopen, la alta heterogeneidad identificada entre los microcréditos
puede ser explicada en parte por la especialización de las instituciones financieras en
ciertos tipos de microempresas, en parte por preferencias y requerimientos crediticios
de las diversas microempresas, por aspectos regulatorios o por otros determinantes.
La explicación causal es problemática, porque los resultados observados sintetizan
todos estos posibles determinantes. De ahí que el artículo explora posibles asocia-
ciones con variables económicas que consideramos pertinentes. Los autores plantean
que la desigualdad económica entre regiones del país es importante para entender
esta heterogeneidad en los microcréditos colocados por instituciones micro finan-
cieras reguladas. Por ello exploran tres aspectos asociados: la distribución regional
de colocaciones y captaciones, la infraestructura de las instituciones en la provisión
de sus servicios financieros y la actividad económica de los deudores. Las estadísticas
muestran una clara asociación entre heterogeneidad del microcrédito y la desigual-
dad regional económica, sea por volumen de colocaciones o captaciones, o por los
mecanismos utilizados en la oferta crediticia: los bancos captan depósitos en todas
las regiones, pero son las principales fuentes crediticias en las regiones de mayores
ingresos. De las demás instituciones, básicamente las cajas municipales son las que
tienen presencia, en especial en regiones de ingresos medios y bajos.
Además, la oferta bancaria en las regiones de ingresos medios y pobres se da bási-
camente a través de cajeros corresponsales y automáticos, y en las regiones más ricas a
través de oficinas con mayor oferta crediticia. Las demás instituciones tienen menor
diferenciación entre las regiones con mayor atención a través de oficinas, aun en las
regiones pobres. Los autores destacan el tipo de actividad económica al que se orien-
tan los créditos, porque todas las instituciones financieras reguladas colocan la mayor
parte de sus créditos en empresas dedicadas a actividades de extracción (en especial los
bancos) y de transformación o manufactura, siendo bajo el volumen para actividades
de servicios, incluidos comercio y servicios personales. Es decir, las microempresas
clientes del sector probablemente son las más rentables, en comparación con la mayo-
ría que opera en actividades de comercio minorista y servicios personales.
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A partir de estas relaciones exploratorias, los autores infieren que son pertinentes
las políticas económicas y financieras orientadas a las microempresas.
En principio, los responsables de políticas deben diseñar mejores instrumen-
tos financieros y no financieros para atender los requerimientos de una mayoría
de microempresas que probablemente no están siendo alcanzadas aún. Para ello se
requieren mejores instrumentos de evaluación de los negocios de las microempresas,
con el fin de atender sus requerimientos, sean estos financieros, de asistencia técnica,
o incluso de cambio de actividad. Y en cuanto a los productos micro financieros,
proponen los autores que se generen incentivos económicos para las instituciones
«especializadas» en micro finanzas, dada su mayor capacidad y tecnología financiera
para proveer créditos a las microempresas en todo el país, como es el caso de las cmac,
de edpymes capaces de ser graduadas (dada la muestra reciente de solidez financiera
de varias de ellas que han sido adquiridas por bancos comerciales), e incluso algunas
cooperativas. Ellas saben llegar a diversas microempresas, y al parecer no han podido
competir en las condiciones actuales con las instituciones más grandes. Políticas que
las ayuden a superar problemas de economías de escala les pueden incentivar a llegar
a regiones más remotas. Finalmente, León y Jopen proponen que el marco normativo
provea también instrumentos que amplíen la competencia y reduzcan la heterogenei-
dad de los microcréditos entre instituciones sin descuidar los principios prudenciales
de la regulación, a fin de garantizar que continúe el sano desarrollo de las micro
finanzas y a la vez se eleve la penetración de las mismas entre las diversas microem-
presas a lo largo del país.
24
¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
Una mirada desde la historia1
El Estado es, a la vez, el instrumento quizás más poderoso de una sociedad para
luchar contra la desigualdad económica entre sus miembros, así como el factor que la
desencadena, al ser quien asigna a las personas derechos de propiedad sobre recursos
que en principio son naturales o estaban al alcance de todos. ¿Cuál de estos roles ha
cumplido más marcadamente el Estado peruano a lo largo de su historia? Incluso
quienes consideren que tanto o más decisivo que el papel del Estado para la desigual-
dad pueden serlo la geografía o la ideología, estarán de acuerdo en que también en
estos ámbitos el Estado puede intervenir disminuyendo su incidencia.
En la medida en que el período colonial fue la matriz de lo que podríamos llamar
«la gran desigualdad», la étnica, comenzaremos con una referencia a dicho período.
Nuestra intención sin embargo es revisar principalmente la labor del Estado durante
el período republicano o independiente.
El Perú es un país de fuertes desigualdades en términos económicos. Algunos
estudiosos han postulado que se trata de «desigualdades horizontales». Vale decir, que
la comunidad nacional de «peruanos» está claramente escindida en segmentos o gru-
pos que tienen un carácter histórico-geográfico más que uno puramente económico
o económico-social; a la vez que estos grupos se caracterizan por niveles bastante dife-
renciados de acceso a los recursos económicos y políticos (Thorp & Paredes, 2010).
Esta fuerte desigualdad corresponde a su carácter de nación aún poco articulada
territorial y políticamente, así como a su hechura colonial2. La fuerza de la herencia
1
Este documento se basa en un trabajo preparado para el proyecto CRISE, dirigido por Rosemary
Thorp. Le agradezco la autorización para utilizarlo para esta publicación. Asimismo, agradezco sus
comentarios a las versiones preliminares, así como los de Javier Iguíñiz. Doy las gracias también a
Stephan Gruber Narváez, quien me apoyó con aspectos editoriales del texto.
2
El Perú pertenece a la clase de naciones hoy llamadas «post coloniales», en el sentido de países que
pasaron por un proceso colonial que fue el que les dio una forma y personalidad política y los dotó de
una estructura económica y social duradera. El concepto, sin embargo, ha sido motivo de polémica.
Ver, por ejemplo, Benedict Anderson (1983) y Partha Chatterjee (2007). Para el caso peruano, ver Mark
Thurner (2006).
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
histórica hace que la distinción étnica resulte fundamental en el Perú, de modo que
las posibilidades para el desempeño económico de las personas dependen en mucho,
aunque nunca totalmente, de la cuota de dotación racial europea o indígena con que
venga al mundo. Esta asociación entre raza y riqueza sería la que en varias partes del
mundo ha dotado a las llamadas desigualdades horizontales de una naturaleza persis-
tente y sumamente reacia a la disminución (CRISE, 2007, p. 8). Los individuos de
raza indígena que salen adelante buscan el matrimonio con los de raza europea. Así,
quienes progresan se van «blanqueando», pero no los que fracasan en la búsqueda de
la riqueza, con lo que la asociación entre raza y pobreza tiende a perennizarse.
3
No se descarta, sin embargo, que en la época prehispánica puedan haber funcionado también des-
igualdades en función de los rasgos étnicos; por ejemplo, entre costeños y serranos, o entre gente de los
valles y la gente de las punas; escisiones que se manifiestan hasta hoy.
4
Es cierto que hubo también una perspectiva lascasiana que proponía lo contrario: los indios estaban más
cerca de Dios, por ser más «inocentes»; pero esta perspectiva perdió fuerza política después del siglo XVI.
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Carlos Contreras Carranza. ¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
esta idea. Solo los españoles podían escuchar la misa en primera fila5 y eran ellos
quienes presidían los desfiles religiosos y quienes podían ser sacerdotes, corregidores
o santos6.
Entre los españoles también se establecía una gradación: valían más los originarios
de la metrópoli ibérica que sus descendientes locales. Estos resultaban sospechosos
de contener algún porcentaje de sangre india, cuando no de estar ya contaminados
por las costumbres locales. La sospecha de mestizaje podía atenuarse, o confirmarse,
de acuerdo a los rasgos físicos y el habla del castellano. La piel más blanca, el cabe-
llo y los rasgos «finos», o un castellano más «castizo» demostraban, por ejemplo, la
«pureza» del origen (Martinez i Álvarez, 2004).
Por contraste, los indígenas tenían la mancha de la idolatría. Si bien podían haber
sido convertidos al cristianismo, se trataba de «cristianos nuevos», de cuya fe religiosa
todavía no podía confiarse7. Aunque las jefaturas indígenas locales llegaron a ser
captadas como autoridades menores dentro del Estado virreinal y hasta podríamos
llegar a sostener que se trató de autoridades imprescindibles para la gobernabilidad
colonial, siempre lo hicieron de forma subordinada a una autoridad española (Espi-
noza, 1958; Stern, 1986; Spalding, 1984).
La única vía de ascenso y movilidad social para los indígenas (y los esclavos
negros, que fueron traídos por los españoles) era pegándose a los españoles, buscando
su protección y su alianza, a cambio de sumisión y fidelidad; procurando imitarlos
en la medida de sus posibilidades: asumiendo su religión, aprendiendo su idioma,
copiando sus trajes y sus costumbres; cruzándose biológicamente con ellos, si posi-
ble. La población desarrolló una finísima sensibilidad para captar la gradación en
estas mezclas biológicas, como puede apreciarse en la serie de oleos sobre el mestizaje
que se pintaron durante el gobierno del virrey Amat, en la segunda mitad del siglo
XVIII (Majluf, 2000), o en el cuadro de Gregorio Cangas, casi en vísperas de la
Independencia (Fisher, 2000, p. 242). En este cuadro se presentaba la escala ascen-
dente de un indio que tras sucesivos enlaces con mujeres blancas se transformaba
5
En los tempranos años ochenta del siglo pasado este autor fue testigo de cómo en las misas celebradas
en los pueblos de la sierra, como por ejemplo en Lircay, Huancavelica, las bancas cercanas al altar eran
ocupadas solamente por los «principales»; detrás se sentaban sus dependientes y el resto de vecinos,
mientras las indígenas ocupaban únicamente el piso situado detrás de las bancas.
6
Aunque hubo un santo mulato: San Martín de Porras, pero no indígena, hasta el día de hoy.
7
En «El anónimo de Yucay», escrita en 1571 por un sacerdote católico que se dedicaba a la evange-
lización de los indios, se cuenta una parábola muy expresiva de estas ideas. Europa y América son ahí
comparadas con dos hermanas. Bella y graciosa, la primera fue rápidamente visitada por Jesucristo para
desposar su alma. La segunda, en cambio, debió compensar su fealdad y rusticidad con montañas de
oro y plata, como medio de estimular que viniesen los ministros de la iglesia a cumplir la tarea de la
evangelización (Assadourian, 1979).
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Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
primero en «cholo», luego en mestizo, después en castizo, para poder alcanzar, por
fin, tras cuatro generaciones, la calidad de «español». Un largo camino de ascenso
social que podía verse trastocado por un eventual «salto p’atrás», que lo prolongaría
todavía más.
Los indígenas optaron por la asimilación a la dominación colonial más que por la
alternativa de una rebelión anti colonial abierta. Las dificultades para organizar una
rebelión a gran escala eran mayúsculas, y había desconfianzas horizontales también.
Los caciques, que eran los líderes tradicionales de la población nativa, competían
entre sí por el favor de los españoles, por lo que se vieron envueltos en enfrentamien-
tos intestinos a lo largo de la época colonial. A pesar de ello, hubo intentos, como el
de Túpac Amaru en 1780, que fueron derrotados por el poder colonial8.
Los mestizos aparecieron en el siglo XVI, por la falta de mujeres españolas, y
fueron incrementándose hasta llegar a ser un quinto de la población en los inicios del
XIX. Para las autoridades coloniales fueron siempre un motivo de temor y preocupa-
ción, por tratarse de gente difícil de encasillar en el sistema social binario de colonos y
colonizados, y propensa, por lo mismo, a la rebeldía y el desorden9. También ocurrió
un proceso de mestizaje con los inmigrantes africanos, aunque se mantuvo dentro de
pequeñas dimensiones, tanto por su corto número cuanto porque fue muy reprimido
social y políticamente. La crisis de la independencia
La desaparición del virreinato, con la crisis de la Independencia, significó en
cierta medida una hecatombe social. Los españoles y sus descendientes emigraron en
un buen número; otros fueron perseguidos y ejecutados; sus valores y sistema polí-
tico fueron atacados y removidos poniéndose fin a la monarquía y al orden nobiliario
de «antiguo régimen»10. La propia Iglesia católica se vio, si no cuestionada frontal-
mente, también tocada por la revolución, en la medida en que durante la lucha por la
Independencia no mostró un compromiso firme con el nuevo orden. La profundidad
de estos cambios se vio, sin embargo, mediatizada, porque los libertadores vinieron
de afuera y aunque durante los años que permanecieron aquí (1820-1826) hicieron
lo posible para que los cambios fuesen irreversibles, tras su partida hubo una reac-
ción conservadora que, hasta cierto punto, neutralizó los efectos de la revolución de
independencia.
8
Existe una profusa bibliografía sobre la rebelión de 1780. Como muestras de los nuevos enfoques,
véase Scarlett O’Phelan (1995); Steve Stern (1990); y David Cahill (2002).
9
«Gentes de vidas destruidas» fue una de las calificaciones que los mestizos recibieron. Véase el primer
capitulo de Alberto Flores-Galindo (1987). Sobre los mestizos, véase los trabajos en torno a Garcilaso
de la Vega, así como el volumen coordinado por Berta Ares y Serge Gruzinski (1997).
10
Sobre esta perspectiva, ver los trabajos de Timothy Anna (2003); Carmen McEvoy (1996); Gustavo
Montoya (2002); y Cristóbal Aljovín (2000).
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Carlos Contreras Carranza. ¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
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Tras la salida de Bolívar y antes del gobierno de Manuel Pardo (1872-1876), la mayor parte de
presidentes peruanos fueron mestizos, como Gamarra, Santa Cruz, Castilla, San Román. Todos ellos
veteranos de la guerra de Independencia.
12
Cecilia Méndez (1993) ha destacado los ataques racistas en clave de humor que los conservadores lime-
ños como Felipe Pardo le infligían a Andrés de Santa Cruz, el caudillo del proyecto de la confederación.
13
Aljovín (2007) aclara que Santa Cruz tenía también una visión autoritaria de la política y no debe de
ser idealizado como un demócrata.
14
Entre los censos de 1791 y 1876, el segmento racial blanco pasó de 12% a 13,8%; el mestizo pasó
de 21,7% a 24,8%; el indígena de 59,1% a 57,6%; los negros y «pardos» (mulatos) casi habían desapa-
recido, ya que pasaron del 6,7% al 1,9%. Las otras razas (básicamente asiáticos), pasaron del 0,5% al
1,9% (datos tomados de Lesevic, 1986). Es importante señalar que en estos censos era el empadronador
quien determinaba la categoría racial de cada persona, guiándose por criterios no solamente físicos, sino
también culturales (tipo de vestimenta, competencia lingüística, patrimonio material, etcétera). Las
variaciones en la distribución étnica de la población fueron tan pequeñas en el curso de esos 85 años,
que más podrían obedecer a los sesgos presentes en los empadronadores. Por ejemplo, en el censo de
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Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
1791 habría existido un incentivo en el Estado a contar más indígenas que blancos, porque los indígenas
pagaban un tributo directo, mientras que los blancos se placían de ser pocos; en el de 1876 los incen-
tivos eran al revés; los indígenas habían dejado de tributar y el país quería, en cambio, dar al mundo la
imagen de una nación en vías de «civilización». Así, es posible que el censo de 1876 inflase el número de
blancos con relación al de 1791. Sobre el proceso demográfico en el siglo XIX, Paul Gootenberg (1995)
señala que hacia 1827 (la coyuntura de la post independencia) los indígenas habrían acrecido su pro-
porción dentro de la población total, hasta llegar a un 63%.
15
Véase Cristóbal Aljovín (2000, p. 141), quien señala la búsqueda de aceptación social dentro de la
élite por parte de los caudillos. Más específicamente, Paul Rizo Patrón (2004) comenta de algunos
casos concretos de matrimonios de los nuevos hombres en el poder con hijas de la aristocracia. Tal
vez el más conocido sea el de Ramón Castilla con Francisca Diez Canseco. Heinrich Witt cuenta una
anécdota acerca de Trinidad de la Fuente, hija de una rancia familia arequipeña. Cuando estaba a punto
de casarse, por esos mismos años, con el nuevo prefecto de Arequipa, cuya apariencia racial no era
muy católica, le habrían advertido: «¡Cuidado, Victorita, que el prefecto pasa pero el zambo queda!»
(Witt, 1992, p. 35).
16
Sin embargo, hasta los inicios o mediados del XX, según las regiones, los registros civiles siguieron
anotando la raza del nacido, la de sus padres, o la de los contrayentes de un matrimonio, etcetera.
17
Con respecto a los esclavos, se prescribió que «nadie nace esclavo en la República»; lo que querría
decir que los hijos de los esclavos nacidos a partir de la fecha de la Independencia ya no lo serían. Pero
parece que esta disposición no fue respetada.
18
La edad de adquisición de la ciudadanía osciló en el siglo XIX entre los 21 y 25 años.
30
Carlos Contreras Carranza. ¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
algún oficio conocido. La mayor parte de varones caía en alguna de estas categorías19.
La igualación no fue, sin embargo, total, puesto que los analfabetos y quienes no
tenían sus propiedades o rentas inscritas dentro del sistema «occidental» se veían
restringidos a solamente una ciudadanía «pasiva»: podían votar pero no ser elegidos
(Aljovín de Losada, 2005).
La participación política de los campesinos se daba, sin embargo, también de
otras maneras distintas a las electorales: integrando los ejércitos de los caudillos o las
montoneras que los auxiliaban, sus líderes pudieron eventualmente negociar reivin-
dicaciones, como exenciones fiscales o respeto por sus bienes y recursos (Méndez
2005). Recordemos, al respecto, que los cambios de gobierno en el siglo XIX no
ocurrieron mayormente por el mecanismo de las elecciones, sino por el de las así
llamadas «revoluciones», en las que para triunfar también se requería de un apoyo
humano cuantitativo importante. De acuerdo a las investigaciones de Charles Walker
sobre la región del Cuzco, tanto en la época de la post Independencia como en la
posguerra con Chile, la pobreza económica y la consiguiente debilidad fiscal del
Estado permitieron a los indígenas negociar sus derechos y mantener un nivel de
control sobre los gobiernos locales (Walker, 2000, p. 225). Planteamientos como los
de Méndez y Walker, si bien se explican en el contexto de intentar contradecir las
afirmaciones dominantes de la historiografía anterior, que consideró a los indígenas
como sujetos dominados y privados de cualquier capacidad de influencia, no deben
de ser exagerados. Son útiles al demostrar que, aunque impedidos de una ciudadanía
activa y despreciados por los blancos y mestizos como una raza inferior, los campe-
sinos indígenas consiguieron abrir algunos espacios para ejercer cierta influencia.
Pero fueron los mestizos quienes sacaron mayor partido de la nueva situación plan-
teada por la Independencia, tomando los puestos de recaudadores del tributo y los
cargos de gobierno local (Peralta, 1991).
En el plano fiscal, la tarea de igualación fue más complicada. En las postrimerías
de la época colonial, el virrey Abascal había extendido la capitación campesina a las
«castas» (la población rural que no era indígena ni grandes terratenientes) e introdujo
el pago de las «contribuciones» sobre la propiedad del suelo rústico y urbano, y las
ganancias de la actividad comercial o industrial. El Estado republicano no mostró ni
fuerza ni convicción para extender los nuevos tributos a la población no indígena,
que iban en el sentido de ir montando un solo esquema tributario para toda la pobla-
ción, contentándose con el esquema dual anterior mediante el cual los indígenas
19
Las exclusiones explícitas, aparte de la de las mujeres, fueron la de los sirvientes domésticos, los presos
o condenados, incluyendo a los acusados de quiebra fraudulenta y a los divorciados por culpa suya.
La ciudadanía en esta época se confundía con la idea del «vecino» reconocido de una población; es decir,
con domicilio conocido y forma honesta u honrada de ganarse la vida (Chiaramonti, 2005).
31
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
pagaban una capitación, y los blancos y mestizos, los derechos de aduana de los
bienes importados que consumían (Peralta, 1991; Contreras, 2006). La resistencia
de la clase blanca y mestiza a pagar la contribución personal (o capitación), en con-
junción con la falta de claridad o de fuerza del Estado para imponer un proyecto
tributario igualador, llevó a que en la práctica fiscal persistiera un orden colonial,
nada republicano.
En el terreno económico, la Independencia trajo cierta redistribución de recur-
sos. Fuera de lo ya dicho, acerca de las haciendas y minas expropiadas a los españoles,
las órdenes religiosas también sufrieron la pérdida de parte de su patrimonio (bási-
camente de tierras y residencias urbanas), que pasaron a manos de las nuevas élites
mestizas. En el campo de la minería, resulta ilustrativo lo sucedido con la mina de
mercurio de Huancavelica. Abandonada desde 1813 por los mineros españoles, fue
ocupada por los mineros informales indígenas conocidos como «humaches» (Arana,
1901). Carentes de capital y de acceso al crédito, y con una posesión legalmente poco
clara de los yacimientos, los mineros indígenas no pudieron sobrepasar, sin embargo,
el nivel de una actividad de subsistencia. Consiguieron, sin embargo, ahuyentar a
lo largo del siglo XIX a los mineros formales que asomaron sus narices por ahí. Las
minas más boyantes, como las del Cerro de Pasco, pasaron en cambio al control de
mineros de origen europeo (Contreras, 1988).
El sector económico más importante en la post independencia fue, sin duda,
el de la exportación del guano y el salitre, que pasó a ser controlado por la élite
tradicional, sobre la base de sus contactos con el mundo europeo. La decadencia
de la minería de metales preciosos y la agricultura, por una cierta «enfermedad
holandesa» que trajo la bonanza de los fertilizantes, dejó a la población indígena
más aislada de los mercados y el comercio que antes. Su contacto con estos se volvió
apenas esporádico o estacional. El carácter «dormido» o yacente de los indios, y de
toda la sierra, se convirtió en un tópico frecuente de los discursos de la élite limeña,
que veía en su falta de actividad mercantil la demostración de una pereza mental y
de una terrible distancia frente a la modernidad que ellos en cambio supuestamente
representaban.
2. El liberalismo notabiliario
Durante el último tercio del siglo XIX y el primero del XX se entronizó en el Perú el
«liberalismo notabiliario». Este puede ser definido como una apertura parcial de la
participación política, económica y social, en la cual se introduce una idea meritocrá-
tica: los derechos ciudadanos están disponibles para todos, pero no para ser tomados
libremente, sino que deben ser «conquistados» con el esfuerzo. Entre los requisitos
32
Carlos Contreras Carranza. ¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
20
Para dar una medida cuantitativa del carácter minoritario de la condición ciudadana, podemos men-
cionar que en las elecciones de 1904 y 1908, sufragaron únicamente 146 990 y 184 388 electores,
respectivamente; lo que equivalía a solamente un 4% de la población total. Quienes eran aptos para
poder ser elegidos resultaban todavía menos.
21
Entre quienes destacaron por la acidez de su crítica figuró un hombre surgido de la oligarquía here-
dada del dominio español, pero profundamente crítico de ella: Manuel González Prada (1844-1918).
33
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
22
Véase los escritos de Manuel Pardo, en Carmen McEvoy (2004).
23
Véase Carlos Contreras (1996).
34
Carlos Contreras Carranza. ¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
Entre el censo escolar de 1902 y el censo nacional de 1961, los alumnos de la escuela
primaria pasaron de cien mil a un millón y medio, mientras el analfabetismo en el
total de la población pudo ser reducido de un 80% a un 39%. En 1907, vale decir
en los momentos de despegue de la política educativa del civilismo, el 37% de los
estudiantes de la educación primaria eran «indios aborígenes», mientras que el 43%
eran mestizos y el 19% blancos (Carlos Wiese, citado por López, 2008, p. 169).
Dada la distribución étnica de la población peruana de entonces, dichos porcentajes
señalarían una sub representación de los indígenas, pero en los años posteriores esta
situación iría revirtiendo.
35
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
24
En los años cuarenta, durante el gobierno de Bustamante y Rivero, se concedió estatus profesional a
los normalistas. Esto les abrió las puertas a proseguir otras carreras en las universidades, sin tener que
pasar por los exámenes de admisión que hasta el momento habían restringido el acceso de los indígenas
y mestizos a la vida profesional.
25
Desafortunadamente no existen estadísticas confiables sobre la mortalidad a nivel departamental,
antes de 1970. Aun cuando los anuarios estadísticos publicados por el Estado peruano incluyeron
información sobre las estadísticas vitales desde los años treinta, sus autores confesaron que se trataba de
cifras muy incompletas. En la Introducción del Extracto estadístico de 1940, Friedrich Kürbs, Jefe de la
Dirección Nacional de Estadística (antecesor del actual INEI), señalaba que «en el mejor de los casos,
solo aproximadamente dos terceras partes del movimiento demográfico […]» eran registradas en las
municipalidades y comunicadas al gobierno central, que recopilaba las estadísticas. Las cifras del censo
de 1940 llevan también a unas cifras poco creíbles, en las que, por ejemplo, el departamento de Puno
sería el de menor mortalidad infantil, mientras que Moquegua sería el peor, etcétera.
36
Carlos Contreras Carranza. ¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
26
¿Por qué no ocurrieron protestas de los excluidos por dicha ley? Es la pregunta que se han hecho
varios autores, sin dar todavía con una respuesta clara. Véase los artículos de Aljovín, Peralta y López, en
Aljovín & López (2005).
27
En los colegios ubicados en las ciudades serranas, los alumnos indígenas eran una clara minoría. Por
ejemplo, en La Victoria de Ayacucho, existían 146 alumnos «blancos», al lado de 61 mestizos y única-
mente dos indígenas; en el San Carlos, de Puno (departamento donde el peso de la población indígena
era abrumador: 92%), las cifras eran de 49 blancos, 92 mestizos y un indígena (AGN, H-6-0382). En
los colegios privados, que para 1925 existían básicamente en Lima, el predominio debió ser claramente
de los blancos.
28
De acuerdo al censo de 1940, que es el más cercano a la fecha de 1925, la distribución por razas fue:
blanca-mestiza: 52%, india: 46%, otras: 2%. Este censo trató de inflar, sin embargo, la población blanca
y mestiza, a la que presentó empaquetada, a fin de presentar la imagen de un país mestizo, civilizado (ver
Kubler, 1952).
37
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
correspondiente a los estudiantes de secundaria, sumaba 728 000 y 589 000, respec-
tivamente, de modo que la proporción de los que seguían la secundaria los convertía
en una auténtica élite de un 2,5% a un 3%. La marginación de los indígenas de
la secundaria, dentro del propio sistema educativo estatal, aunque eventualmente
escapase a la voluntad del personal del Estado, operaba como un factor desiguala-
dor, al mantener una brecha entre la educación indígena y la mestiza. Al tiempo que
los indígenas accedían a la educación primaria, los mestizos se desmarcaban de ellos,
conquistando la secundaria.
No es fácil constatar cuáles fueron los resultados de la ofensiva educativa del
civilismo. El número de alumnos matriculados entre 1902 y 1940 se multiplicó por
cinco, mientras que la población peruana entre dichos años solamente se duplicó.
Esto señalaría un gran avance, sin duda. Pero el censo de 1940 dio para el caso de
los niños de 6 a 14 años, una cobertura educativa de 35%, que comparada con
el 29% del censo escolar de 1902, arrojaría un avance de solamente seis puntos,
bastante pequeño para un trecho de casi cuatro décadas. Incluso aparecen depar-
tamentos donde, a pesar de haberse incrementado notoriamente el número de
matriculados, la cobertura educativa aparentemente disminuyó (casos de Huan-
cavelica, Cajamarca o Puno). Una explicación de tal contradicción podría estar
en que muchos de los alumnos matriculados luego se retiraban de la escuela29. En
la última columna del cuadro 1 tratamos de cubrir el mismo concepto a través de
otro método, esto es, sumar el número de matriculados en las escuelas primarias y
los colegios secundarios y contrastar el resultado con la población de 5 a 14 años
de edad30. El problema para ello, sin embargo, es que en lo referente a los datos
de 1940, no aparece la educación en centros particulares. Esta era importante solo
en las ciudades grandes, como Lima, Arequipa, Cusco, Piura, Trujillo, Arequipa,
Huancayo, donde podía representar más o menos la mitad de los estudiantes en las
escuelas públicas31. Corrigiendo a ojo de buen cubero la omisión de la educación
29
Por ejemplo, en 1940, el ausentismo en la educación primaria fue de 32%; en la secundaria, de 19%.
Probablemente el dato de cobertura escolar del censo de 1940 descontó el ausentismo. También es
cierto que las autoridades educativas procuraban inflar el número de matriculados en sus circunscrip-
ciones, a fin de procurar mejores señales de su desempeño.
30
La población con que debió hacerse el contraste sería la de 6 a 17 años, pero ante las dificultades para
ello, optamos por el grupo de 5 a 14 años, cuyo número debía ser similar. Además, pocos seguían la
secundaria, de modo que la mayor parte del peso de los resultados estaría en la educación primaria, que
correspondía en la mayor parte del Perú en edades entre 7 y 13 años (aunque la primaria duraba solo
cinco años, lo común en el campo era que los estudiantes repitiesen uno o más años de estudios).
31
En 1948, primer año en el que el Extracto Estadístico incluyó la educación particular, 20 215 de los
60 661 alumnos que seguían la educación secundaria estudiaba en colegios particulares.
38
Carlos Contreras Carranza. ¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
privada, podríamos estimar que la cobertura educativa hacia 1940 debió ubicarse
entre el 40 y 45 %, lo que reflejaría una más importante mejora con relación a
1902, aunque todavía bastante pálida32.
Es importante apreciar, además, que siguiendo este segundo método, varios
departamentos de la sierra, donde se concentraba la población indígena, tuvieron
una mejoría no desdeñable. Son los casos de Amazonas, Áncash, Apurímac, Are-
quipa, Ayacucho, Huánuco, Junín. Pero también hubo otros que permanecieron
estacionarios: Cajamarca, Puno, Huancavelica; y no parece que en estos casos la pro-
liferación de la educación particular pueda ser la explicación.
Según el cuadro 2, que compara la dimensión del analfabetismo entre los censos
de 1876 y 1940, los ocho departamentos donde el analfabetismo retrocedió más que
en el conjunto del país, se ubicaron más bien en la costa, con la salvedad de Loreto y
Junín33. Los avances más espectaculares en alfabetización ocurrieron en la capital de
la república y su puerto, el Callao. Este resultado, desde luego, no hacía sino acentuar
la desigualdad horizontal a favor de quienes ya gozaban de ventajas de acceso al poder
y a los recursos.
Los directores del censo de 1940 constataron una alta correlación entre el avance
del castellano y el desarrollo de la instrucción pública, de modo que si no tuvo la
eficacia para disminuir el analfabetismo, el programa educativo del Estado al menos
sí aumentó la castellanización del país (República del Perú, 1944, p. CLXXXV). En
1940, dos terceras partes de la población mayor de cinco años hablaba o entendía
el «idioma nacional». El censo había estimado la población blanca y mestiza en un
52%, y la indígena en un 46%, pero los inteligentes en idioma castellano eran el
64,4%, lo que querría decir que el dominio del castellano ya no se limitaba sola-
mente a la población blanca y mestiza, sino que aproximadamente un tercio de la
población indígena también lo entendía y, eventualmente, hablaba. Sin embargo, en
varios departamentos de la sierra (como Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, Cusco
y Puno —la llamada «mancha india», por los sociólogos de los años sesenta—), la
situación era que cuatro de cada cinco personas únicamente hablaban la lengua abo-
rigen (véase cuadro 2).
32
El analfabetismo, según el censo de 1940, era de 58% para la población de 15 años o más; mientras
en 1902 se ubicaba alrededor del 80% para la población de 6 años a más.
33
Se trata de los departamentos de Callao (provincia), Lima, Ica, Arequipa, Loreto, Tacna, Lambaye-
que, La Libertad y Junín.
39
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
40
Carlos Contreras Carranza. ¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
34
Lo que probablemente nos habla más de los cambiantes criterios de los empadronadores, que del
proceso demográfico mismo.
41
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Así, la región de la costa, ya comunicada fácilmente por el mar por la vía del
cabotaje, aumentó todavía más sus ventajas relativas para las actividades económicas.
42
Carlos Contreras Carranza. ¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
35
Hubo, sin embargo, el caso célebre de la refinería de La Oroya, obligada por el poder judicial a pagar
una indemnización a las comunidades indígenas de la región, por la contaminación de sus tierras, hacia
los años 1926-1927. Pero fue un caso ventilado más bien en el Congreso que en el Ejecutivo.
36
La resolución legislativa también estipuló que si las utilidades de la propiedad indígena no alcanzaban
los cien soles anuales, no estaban obligados a pagar la contribución de predios rústicos. Como bien
ha hecho notar Sinesio López (2000) el propio Basadre declaró que los liberales en el Perú ganaron la
batalla de las constituciones, pero perdieron las del gobierno.
37
Ver Wilfredo Kapsoli (1987); así como Annalyda Alvarez-Calderón (2005). Asimismo, los estu-
dios sobre la rebelión de Rumi Maqui de 1915 en Alberto Flores-Galindo (1987) y Augusto Ramos
Zambrano (1984).
43
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
38
Las rebeliones en Puno y Ayacucho estuvieron vinculadas, en el primer caso, a la expansión de las
haciendas ganaderas sobre lo que antes se consideraban pastos comunales; en el segundo, a los abusos
ocurridos con la ley de conscripción vial dictada por el régimen de Leguía para dotar de trabajadores
locales a las obras de caminos. En Cajamarca cobró fuerza el bandolerismo, en el que, según el histo-
riador Lewis Taylor, se ventilaban disputas entre «mistis» afectados por la penetración del capitalismo
agrario (1993). Sobre estas rebeliones, además de Taylor consultar también Wilfredo Kapsoli (1977).
44
Carlos Contreras Carranza. ¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
39
El régimen de Leguía mantuvo en cambio excelentes relaciones con las empresas extranjeras, con las
que llenó la falta de apoyo político de la oligarquía civilista. Aunque las empresas extranjeras no vota-
ban, tenían recursos económicos para poder influir en las decisiones políticas y para canalizar préstamos
internacionales al Estado. Este pudo, así, ampliar el programa de obras públicas. Sobre el régimen del
Oncenio, ver el capítulo XXX de Carlos Miro Quesada (1961); Gonzalo Portocarrero (1983); Peter
Klarén (2004); y Manuel Burga & Flores-Galindo (1980).
45
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
El empleo en las obras públicas, la educación en las escuelas del Estado y la migra-
ción a las ciudades fueron los canales de asimilación puestos en juego. Estos tres
elementos tuvieron, en efecto, fuertes incrementos entre los años 1930 y 198040. El
gobierno también mejoró las condiciones del empleo en el sector privado, obligando
al pago monetario, controlando la duración de las jornadas e introduciendo el seguro
médico obligatorio. De otro lado, controló los precios de los productos consumidos
en las ciudades, lo cual desfavoreció, sin embargo, al campo. La ley de yanaconaje de
1947 procuró mejorar las condiciones de trabajo de la mano de obra rural, al brindarles
un conjunto de derechos sobre las tierras que ocupaban dentro de las haciendas. Pero
también pudo tener el efecto de paralizar la inversión privada que pudiera modernizar
la agricultura no exportadora (Martínez Alier, 1974; Deere, 1993; Apel, 1996).
Con cumplir la tarea de la «asimilación» de los indios y mestizos, como la llamó
aquel funcionario de Hacienda, dichas políticas no redujeron, empero, la brecha
entre los grupos blanco/mestizo e indio. De un lado, porque la aplicación de los pro-
gramas terminaba siempre inclinada a favor de las regiones mestizas. Por ejemplo, en
el caso de la educación, la región de la costa llevó constantemente la delantera en los
progresos registrados. En el caso de la reducción del analfabetismo, el cuadro 2 deja
ver que todos los departamentos en los que la tasa de reducción alcanzada durante el
período 1940-1981 fue mayor que la del conjunto nacional (de 70%) fueron de la
costa o de la selva: Arequipa, Ica, Loreto, Madre de Dios, Moquegua, Tacna y Tum-
bes. En el caso de las carreteras, el cuadro 3 muestra un panorama similar. Para 1950,
todas las carreteras asfaltadas estaban en la costa y la generalidad de los departamen-
tos serranos disponía de menos kilómetros en funcionamiento que los de la costa.
Este sesgo podría ser el resultado de la exclusión del voto de los analfabetos, que hacía
que los gobernantes estuviesen más preocupados por hacer obras públicas en la costa,
que era la región que concentraba a la mayor parte de la población votante.
El cuadro 4, que recoge la información del censo de 1961 relativa a la educación,
deja ver que a pesar de la multiplicación de escuelas emprendida desde los inicios del
siglo, los logros eran lentos. Quizás el mayor era que poco más de la mitad de la pobla-
ción había alcanzado ya al menos la educación primaria, lo que era congruente con el
dato de un nivel de alfabetismo de 61% registrado por el mismo censo. No obstante,
el cuadro deja ver que la brecha costa-sierra se mantenía incólume. En varios departa-
mentos de la sierra cerca de dos tercios de la población carecían de todo nivel educativo.
40
El número de empleados públicos creció entre 1930 y 1980, de 20 000 a 500 000; el número de
alumnos en la educación secundaria entre los mismos años, pasó de 8000 a más de un millón, y el
porcentaje de la población urbana entre los censos de 1940 y 1981, subió del 27% al 65%. Entre 1930
y 1980 la población del país también aumentó —de cinco a diecisiete millones—, pero a un ritmo
marcadamente menor que los dos primeros indicadores.
46
Carlos Contreras Carranza. ¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
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Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Los únicos departamentos serranos que destacaban sobre sus congéneres y mante-
nían un patrón más bien «costeño» en materia de educación eran Arequipa y Junín.
El primero gozaba todavía hasta entonces de un resabio de la herencia de albergar a
la que había sido la ciudad más española del Perú, y mantenía (cierto que cada vez
menos) una élite local, con proyectos e identidad propia. Junín se beneficiaba de su
proximidad a Lima, lo que brindaba a su agricultura buenas posibilidades comercia-
les. El atraso de la sierra tenía que ver en parte con el proceso de emigración, que
hacía que los sectores mejor calificados de la región se trasladasen a la costa, en busca
de ascenso social y económico, dejando a sus regiones sin sus mejores cuadros.
La estrategia de ascenso social por la vía del matrimonio con un miembro de una
raza mejor valorada, funcionaba solo restringidamente tras el cierre de la inmigración
hacia 1930, según lo revela un cuadro registrado en el Extracto Estadístico de 1939:
las personas tendían, fuertemente, a casarse con miembros de su propia raza41. La
«apertura» más importante ocurría, empero, en el caso de los enlaces entre blancos
y mestizos: un 17,4% y un 18,6%, respectivamente, de los novios y novias de raza
blanca, se casó con mestizas(os).
41
La endogamia étnica es tan fuerte en este cuadro, que lleva a sospechar que habría una tendencia a
que el funcionario municipal encargado de recoger el dato repitiese la misma raza de ambos contrayen-
tes, lo que podría estar exagerando esta tendencia.
48
Carlos Contreras Carranza. ¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
mestizos adoptan la manera de vivir de los indios» (Kürbs, 1939, p. XXXIX), lo que
iría en el sentido contrario al que se procuraba.
El «Perú oligárquico» de 1930-1962, que Sinesio López describió en un trabajo
reciente (2005), ofrece una imagen elocuente de la poca capacidad de las élites para
procesar las demandas de inclusión y participación de la población, que en el período
previo ellos habían educado y preparado para el proyecto republicano:
[…] la sociedad era señorial y cerrada con un vértice ocupado por una élite criolla
y blanca, propietaria de plantaciones, haciendas, minas e inmobiliarias urbanas
y con una base constituida por campesinos, en su mayoría indígenas, sometidos
a relaciones serviles de trabajo. Era una sociedad rígida con muy poca movilidad
geográfica y social, una sociedad de castas, de estamentos y de corporaciones, orga-
nizada en torno a privilegios heredados de la Colonia y mantenidos en un largo
trecho de la historia republicana, que combinaba la estratificación tradicional del
estatus, basada en la cuna y el apellido, con la estratificación moderna de clases,
basada en criterios económicos, con un claro predominio de la primera (López,
2005, p. 116).
Aunque podríamos decir que ese retrato acierta en subrayar la gran diferencia
que había entre las élites y la población plebeya, e incluso en advertir el cariz aún
colonial que la sociedad peruana mantenía a mediados del siglo XX, yerra en que es
sumamente estática, puesto que no reconoce el avance ocurrido en materia de educa-
ción, urbanización y vialidad desde 1900, que había hecho posible alguna movilidad
de la población, tanto social como geográfica. Aquí se pone en debate, empero, la
cuestión de si debemos contemplar la situación de una época por sus avances, vistos
desde el pasado, o por sus carencias, vistas desde el presente42.
La élite desarrolló mecanismos que neutralizaron las fórmulas de integración del
liberalismo notabiliario. Así, creó los colegios y universidades privados, que sobre
la base de una educación bilingüe (con idiomas europeos, no nativos) de alta cali-
dad, comenzaron a operar como un filtro para los empleos mejor remunerados y los
matrimonios socialmente convenientes. Esta política tuvo como costo la renuncia de
la élite a su hegemonía cultural. En un proceso que tuvo paralelos en toda América
Latina, la élite construyó un «ghetto» social: abandonó el centro histórico de las
ciudades que había fundado, dejó la universidad pública en las manos de los sectores
mesocráticos y disidentes, y se atrincheró en sus barrios, sus centros de educación
bilingüe y sus clubes exclusivos (Carmagnani, 2004).
42
Movimientos tan importantes por esos años, como el socialismo, el indigenismo o el nacionalismo,
no habrían sido posibles sin la política de inclusión del liberalismo notabiliario que los precedió.
49
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
En los años sesenta, las guerrillas de inspiración castrista, las luchas por la tierra
en diversos lugares de la sierra y los escándalos en la negociación de los contratos
petroleros, precipitaron la «revolución peruana» de 1968-1975. El gobierno de las
fuerzas armadas presidido por el general Velasco Alvarado, quien había comenzado su
carrera militar como soldado raso en el ejército, procedió a un conjunto de reformas
orientado a acortar las brechas de la sociedad peruana. Tales reformas comprendieron
una redistribución de los activos económicos por la cual los latifundios agropecuarios
y las grandes empresas mineras pasaron a manos del Estado; varios bancos y empresas
industriales fueron también estatizados, o desaparecieron, al perder los privilegios de
que antes habían gozado.
Pero quizás lo más importante, por la secuela duradera que tuvo, fue la «revo-
lución cultural» que integró el paquete de reformas. Varias de las banderas del
movimiento indigenista desarrollado desde los años veinte, como la declaración
del quechua como idioma oficial, y la reivindicación de los héroes indígenas de la
historia peruana, fueron entonces asumidas por el gobierno. Como intentos, más
simbólicos que eficaces, de eliminar las desigualdades, también debe contarse la
implantación del uniforme escolar único y la obligación de que todos los directores
de colegios en el país fuesen peruanos. El arte vernáculo fue revalorado, siendo muy
expresiva en este sentido la entrega del recién creado Premio Nacional de Cultura,
en 1976, al retablista ayacuchano Joaquín López Antay, un personaje que para la
élite de artistas del país era solamente un artesano43. La práctica del servicio domés-
tico a cargo de mujeres indígenas en los hogares blancos y mestizos fue también
criticada desde el discurso oficial. Se cuestionó, en suma, desde el propio aparato
del Estado, las ideas de superioridad racial que habían impregnado el discurso de las
élites históricamente44.
No obstante, es importante señalar que esas medidas crearon cierta división den-
tro del gobierno militar, ya que en las propias instituciones armadas se mantenían
ciertas prácticas discriminatorias contra los indígenas, a quienes —aunque no de
manera explícita ni directa— se les negaba el acceso a las escuelas de oficiales45.
43
Un grupo de artistas limeños criticó esta premiación, desarrollándose un debate acerca de la diferen-
cia entre el arte y la artesanía (Lauer, 1982).
44
En 1976, la ONG limeña desco publicó el libro ¿Cuesta arriba o cuesta abajo? Un análisis crítico de los
textos de lectura primaria, escrito por Ana Boggio, en el que se analizaba el contenido racista de muchos
libros de aprendizaje de lectura utilizados hasta entonces corrientemente en la educación peruana.
45
Como la estatura indígena promedio es más baja, el requisito de una estatura mínima excluía de
hecho a los postulantes indios.
50
Carlos Contreras Carranza. ¿Ahondó o redujo el Estado la desigualdad en el Perú?
46
Estudio de Maritza Paredes dentro del proyecto CRISE, inédito, 2007.
47
Estos programas fueron inspirados por los trabajos de Hernando de Soto, cuya institución ha aseso-
rado a los últimos gobiernos peruanos, desde finales de los años ochenta.
51
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Han sido, además, las élites mestizas locales quienes han ganado rápidamente este
nuevo espacio, reproduciendo eventualmente la histórica jerarquización racial.
Las desigualdades en el Perú son el resultado de una geografía también desigual,
así como de una historia que forjó una comunidad humana organizada sobre la base
de una jerarquía racial. El Estado independiente, nacido más por la presión externa
que interna, procuró, con mayor o menor empeño según las épocas, la integración
de la comunidad nacional. En coyunturas como la de la guerra con Chile, o la gue-
rra civil de 1980-1993, dicha integración fue percibida como indispensable para
garantizar la continuidad de la nación. En este punto sería importante diferenciar los
proyectos de integración de los de igualación. Lo primero sería procurar la articula-
ción de todos los segmentos de la población en un conjunto eficaz para el desarrollo
político (la república) y económico (el capitalismo) nacional, lo que no implicaba
necesariamente el aminoramiento de las brechas de bienestar.
En cualquier caso, se consideró que la integración de los indígenas al Perú oficial
iría igualándolos paulatinamente con el resto. Desindianizar era el camino para la
integración y, en un segundo momento, la nivelación. Partiendo de la idea de que el
hecho indígena no era tanto una cuestión física o biológica como cultural, la política
del Estado oligárquico fue propiciar que los indígenas progresivamente dejasen de
serlo, mediante la educación, la higiene, la convivencia y el matrimonio con los otros
grupos sociales. Considerar que la integración fuese posible manteniendo la diversi-
dad cultural o étnica es una idea novedosa que aún carece de pasado.
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Janina León Castillo y Javier M. Iguíñiz Echeverría
Editores
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Del Pozo Segura, Juan Manuel. Bachiller en Economía por la Pontificia Universidad
Católica del Perú (2007). Actualmente se desempeña como asistente de investiga-
ción del Vicerrectorado Académico de la PUCP. Sus principales temas de interés
académico comprenden la economía de la distribución de ingresos y crecimiento,
principalmente el estudio de convergencia y productividad, así como la economía
regional y urbana, con énfasis en el análisis de modelos policéntricos.
jmdelpozo@pucp.pe
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Flor Toro, José Luis. Bachiller en Economía por la Pontificia Universidad Católica
del Perú (2011) y estudiante de la Maestría en Economía de la misma universidad.
Actualmente se desempeña como asistente de investigación en el departamento de
Economía y asistente de docencia en la Maestría en Economía. Sus intereses aca-
démicos son la economía ambiental y de los recursos naturales, la organización
industrial y los temas en desarrollo económico.
joseluisflortoro@gmail.com
García Carpio, Raúl. Magíster en Regulación de los Servicios Públicos por la Pontificia
Universidad Católica del Perú (2008); Licenciado en Economía por la Pontificia Univer-
sidad Católica del Perú (2008); Bachiller en Ciencias Sociales con mención en Economía
por la Pontificia Universidad Católica del Perú (2002). Ha publicado, en coautoría con
Alfredo Dammert y Fiorella Molinelli, Regulación y supervisión del sector eléctrico (2008).
rgarcia@osinerg.gob.pe
Iguiñiz Echeverría, Javier María. Ph. D. en Economía (1979) por la New School for
Social Research; Master of Science de la Iowa State University (1972); Bachiller en Inge-
niería Mecánica y Eléctrica (1968) e Ingeniero Electricista por la Universidad Nacional
de Ingeniería (1998). Es profesor en la Pontificia Universidad Católica de Perú (PUCP)
desde 1973. Ha sido jefe del departamento de Economía en tres períodos. Ha recibido
diversas becas y honores, entre ellos de la Fundación John S. Guggenheim, Doctorado
Honoris Causa de la Universidad Nacional de Cajamarca y de la Universidad Nacional
Hermilio Valdizán. Sus artículos más recientes incluyen: «Poder, rigor y efectividad de
una idea: El caso de la informalidad legal de los pobres» (2010); «Ethical Dilemmas
of Theory or Reality? Three Approaches to the Inevitability of Sacrifices in Economic
Development» (2010); «Tres conceptos de escasez» (2010)
jiguini@pucp.edu.pe
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Notas sobre los autores
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Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
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1. Introducción
Las micro finanzas en el Perú se han expandido aceleradamente en las décadas recien-
tes, en especial en los últimos años, tal como lo indican las estadísticas y como ha sido
reconocido dentro y fuera del país. Específicamente el microcrédito, entendido como
1
Los autores quieren agradecer la valiosa colaboración de Álvaro Cox L., Steve Gómez S. y Diego
Fernández C., alumnos de la especialidad de Economía de la PUCP.
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
292
Janina León y Guillermo Jopen. La heterogeneidad del microcrédito en el sector financiero
2
Fungibilidad del dinero entendida como el hecho que no se puede saber con certeza el uso último que
la familia le da al dinero. Es decir, puede ser utilizado para fines productivos en la microempresa o para
consumo (en la familia misma).
293
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
294
Janina León y Guillermo Jopen. La heterogeneidad del microcrédito en el sector financiero
sea a corto o largo plazo, demanda servicios productivos de manera derivada, en fun-
ción de las posibilidades de operación y expansión de su negocio, según la viabilidad
de sus proyectos productivos (y no al revés). Así, las microempresas con proyectos
productivos viables pueden expandir sus negocios, si simplemente incrementan su uso
de mano de obra o capital. Pero si una microempresa tiene un proyecto que es poco
productivo, requerirá algún tipo de cambio técnico o reingeniería de su negocio, ya
que el simple incremento de recursos sería redundante e improductivo, además de
costoso. Más complicado aún, es posible que algunos negocios tengan proyectos eco-
nómicamente inviables, al punto que los esfuerzos de reingeniería requeridos sean tan
grandes o costosos que pueden poner en cuestión la continuidad de estos negocios.
La heterogeneidad de las microempresas implica diferentes requerimientos financieros.
Sea para adquirir recursos adicionales, servicios de asesoría técnica o reingeniería
del negocio, las microempresas deben financiar estos gastos sea con recursos pro-
pios o recursos externos, o una combinación de ambos. Es decir, pueden utilizar sus
ganancias pasadas, ahorros personales o familiares u otros, o se pueden endeudar.
Solo en este contexto surge el endeudamiento de las microempresas: como parte de
los recursos monetarios que requieren en determinado periodo para adquirir insumos
o bienes de capital (según sea a corto o largo plazo) con la perspectiva de fortalecer su
negocio que —como condición previa— es económicamente viable. El crédito no es
un factor productivo per se, tampoco es una garantía de viabilidad del negocio. Así,
el microcrédito —al igual que los recursos propios— permitirá a aquellas microem-
presas con negocios viables adquirir los recursos necesarios para realizar sus retornos
esperados. A nivel agregado, la alta heterogeneidad de microempresas estará asociada
a heterogéneos requerimientos crediticios, de modo que sus demandas individuales
varían en términos de tamaño, plazo, tasas de interés, usos, etcétera.
En términos financieros, no se puede separar la demanda empresarial por créditos
de la demanda por depósitos, por seguros, por transacciones financieras diversas. Esto
también es válido para las microempresas: además de sus heterogéneos requerimien-
tos crediticios, ellas también demandarán heterogéneos servicios por micro depósitos,
por micro seguros, etcétera. Los distintos requerimientos financieros están asociados a
diferencias en la naturaleza de las actividades económicas de las microempresas, el ciclo
productivo de tales actividades, los periodos de falta de liquidez versus periodos de
excesos de liquidez, situaciones de riesgos por causas varias, incluidos posibles shocks.
El presente estudio abstrae estos otros productos financieros porque tiene como
interés específico el análisis del microcrédito y su heterogeneidad en el mercado
regulado. Reconocemos, sin embargo, que las decisiones financieras de las microem-
presas, así como de las instituciones financieras, toman en consideración todos
los productos micro financieros disponibles, sean del sistema financiero regulado
295
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
o de canales informales persistentes. Este último aspecto va más allá de los objetivos
del presente documento.
En América Latina, la experiencia de las micro finanzas es larga: la década de 1970 con
resultados fallidos ampliamente reportados (Adams, González-Vega & Von Pischke,
1987; Adams, Graham & Von Pischke, 1984; Siebel, 1996); el posicionamiento de
las organizaciones no gubernamentales (ONG) hacia la década de 1980 (González,
Prado & Miller, 1997), desarrollando tecnologías crediticias (grupales e individuales)
para colocar las transferencias de sus donantes como microcréditos entre unidades y
población rural y urbana sin acceso financiero, junto con servicios de capacitación y
otros (IADB-Microrate, 2002; Ledgerwood, 1999); la emergencia de organizaciones
financieras con elementos autóctonos y con alcance local (cajas solidarias, financieras,
cooperativas, bancos comunales, bancos municipales, además de ROSCA3, panderos
y juntas). Las crisis internacionales que afectaron a América Latina en las décadas de
1980 y 1990, además de otros eventos internacionales, impactaron negativamente la
actividad financiera de las organizaciones existentes de microcrédito, por problemas
de morosidad y reducción de los recursos de la cooperación internacional.
Ante estas limitaciones de las instituciones existentes y la rápida expansión de
la demanda por microcréditos en la década de 1990 y la del 2000, el marco legal e
institucional se reorientó hacia el desarrollo de las micro finanzas. Las principales limi-
taciones para tal desarrollo eran: mínima diversidad de productos financieros ofrecidos,
pocos productos complementarios ofrecidos a microempresas, tecnologías crediticias
de escala local, limitados recursos físicos y humanos para operar a mayor escala y redu-
cir gradualmente sus costos, mínima capacidad para persistir sosteniblemente a través
del tiempo (González, Prado & Miller, 1997; Ledgerwood, 1999; Robinson, 2001;
Berger, Goldmark & Miller, 2006; Otero, 1989; Brand & Gerschick, 2000; Hulme
& Mosley, 1996; Armendáriz, 2007; Morduch, 2000). Desde entonces, diversas res-
puestas han surgido para superar estas y otras limitaciones, con peculiaridades entre
países y periodos (Robinson, 2001). En América Latina, estos cambios recientes han
significado una orientación cada vez más comercial y privada de la expansión de las
micro finanzas (Berger, Goldmark & Miller, 2006; González, 2008).
El escenario actual muestra instituciones de micro finanzas de diversa natura-
leza coexistiendo en el mismo entorno, ofreciendo una amplia gama de productos
financieros bajo distintas reglas de regulación y supervisión. Brevemente podríamos
identificar hasta tres grandes grupos de proveedores de servicios micro financieros:
3
ROSCA por sus siglas en ingles Rotating Savings and Credit Associations.
296
Janina León y Guillermo Jopen. La heterogeneidad del microcrédito en el sector financiero
297
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Las perspectivas sobre las micro finanzas varían aun entre las instituciones reguladas
que proveen estos servicios, con discrepancias sobre el funcionamiento, recursos,
tecnología financiera, clientela, expansión, entre otros. Pero la discrepancia más
importante ha sido la posible disyuntiva entre los objetivos de sostenibilidad y alcance
de las instituciones de micro finanzas. El asunto viene desde sus inicios: las institucio-
nes micro financieras han declarado usualmente objetivos extraeconómicos referidos
a brindar mayor acceso financiero a las microempresas y los grupos de población
predominantemente pobre; esta es su población objetivo o meta, es la clientela a
la quiere alcanzar. De otro lado, al operar bajo las reglas de un sistema regulatorio
cuyo cumplimiento implica mayores costos, las instituciones micro financieras han
entrado en un agresivo contexto de competencia (aparente o real) con otras insti-
tuciones, para captar recursos vía depósitos y préstamos blandos y para colocar sus
créditos en el mercado. Estas actividades de captación y colocación pueden elevar sus
precios (tasas activas de interés) para garantizar su rentabilidad y sostenibilidad, y ello
puede eventualmente alejar a las instituciones micro financieras de sus grupos meta.
Pero, ¿existe una disyuntiva entre ambos objetivos de alcance y sostenibilidad, o
es posible compatibilizar ambos? ¿Cuán importante es el plazo en estos resultados? La
discusión es amplia, con defensores y detractores. Las experiencias muestran ambos
resultados: instituciones micro financieras que han compatibilizado ambos objetivos
(como Banco Sol en Bolivia) y otros en que el conflicto persiste (muchas ONG pre-
fieren mantenerse como tales por ello). Es posible que las diversas instituciones micro
financieras enfrenten esta tensión con distintas estrategias, incluida la mayor o menor
diversificación de los productos micro financieros ofrecidos y el tipo de microempresas
y otros clientes que atiende. Son aún pocas las referencias empíricas al respecto.
298
Janina León y Guillermo Jopen. La heterogeneidad del microcrédito en el sector financiero
1995; Valdivia, 1995; Coordinadora Rural del Perú, 1994; Trivelli, 2001; MEF,
2009; Valencia, 2010) de las que partimos.
La década reciente ha fortalecido la tendencia observada anteriormente sobre el
desarrollo de las micro finanzas en el Perú. Es clara la creciente y diversificada acti-
vidad micro financiera, especialmente micro crediticia en el sector regulado, tanto
por parte de las instituciones financieras comerciales (incluidos bancos y financieras)
como de las instituciones denominadas no bancarias, especializadas en micro finanzas.
La banca múltiple ha acrecentado su participación en el mercado micro financiero, vía
mayor provisión directa, así como a través de acuerdos institucionales con ONG y con
instituciones micro financieras reguladas. Las demás instituciones, en especial las espe-
cializadas (cajas municipales, cajas rurales y EDPYME) se han mantenido operando
en el mercado regulado, ofreciendo directamente sus servicios y a través de acuerdos
institucionales con intermediarios. Las ONG se han mantenido con similares estrate-
gias de cooperación institucional, aunque al parecer a escalas menores.
Paralelamente y al margen de las instituciones financieras, se mantuvieron
importantes los diversos mecanismos de financiamiento informal entre los más
pobres y entre las unidades productivas de muy pequeña escala carentes de acceso al
financiamiento bancario (Alvarado, 1993). Parientes y amigos, ROSCAs (panderos y
juntas), proveedores e incluso prestamistas informales se han mantenido como meca-
nismos informales de micro finanzas, persistentes e importantes para microempresas
y poblaciones pobres rurales y urbanas, operando con su propia tecnología y reglas,
a nivel local, tanto en las áreas urbanas como rurales.
A diciembre de 2010, el sistema financiero peruano cuenta con quince bancos pri-
vados, dos bancos estatales (el Banco de la Nación y Agrobanco), diez empresas
financieras, así como 33 de las llamadas instituciones micro financieras no ban-
carias, que incluyen diez Cajas Rurales de Ahorro y Crédito (CRAC), trece Cajas
Municipales de Ahorro y Crédito (CMAC), la Caja Metropolitana de Lima, y diez
Empresas de Desarrollo de la Pequeña y Microempresa (EDPYME). Es decir, hay
una alta diversificación institucional en el mercado financiero regulado peruano. Este
contexto es resultado del gran dinamismo financiero observado durante la década
reciente, tal como se indicó antes. A ello debemos añadir el rol del programa de con-
solidación financiera implementado a raíz de la crisis internacional de 2008, que al
299
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
elevar los requerimientos mínimos de capital para las instituciones financieras, segu-
ramente redujo su vulnerabilidad y elevó su solvencia. Estos mayores requerimientos
de capital también implicaron la salida de varias instituciones financieras y por tanto
un incremento en la concentración del mercado financiero.
Según el gráfico 1 sobre los índices de concentración de Herfindhal IHH4, el
sistema financiero peruano muestra elevada concentración, tanto a nivel agregado,
como de cada tipo de crédito. Predomina la concentración de moderada a alta, prin-
cipalmente en los créditos de tipos corporativo y microempresaria. Es destacable la
alta concentración de las financieras en la provisión de microcrédito, lo que se puede
explicar por los cambios regulatorios y fusiones observadas desde 2010. Las CMAC
también muestran alta concentración en microcrédito, así como en crédito corpora-
tivo, lo que refleja su especialización en estos productos y sus clientes. Similar es el
caso de las EDPYME. Estos niveles de concentración diferenciada entre instituciones
y productos crediticios pueden estar asociados a poder de mercado y mayores ganan-
cias, o —a la Baumol— a estrategias para limitar la entrada de nuevos competidores,
como parece haber ocurrido en el caso peruano.
8000,00
7000,00
6000,00
5000,00
4000,00
3000,00
Alta
2000,00
Moderada
1000,00
Baja
0,00
Bancos CMAC CRAC EDPYMES Emp. Finan.
Fuente: Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), enero de 2011. Elaboración propia.
4
Índice de Concentración IHH, mide el nivel de concentración en un mercado, sobre la base del
cálculo de la suma de cuadrados de las participaciones de las empresas del mercado:
IHH = ∑ s 2
300
Janina León y Guillermo Jopen. La heterogeneidad del microcrédito en el sector financiero
Las micro finanzas son parte del universo de productos financieros ofrecidos en el
sistema financiero regulado. Aun entre los productos crediticios, existe amplia diver-
sidad de los mismos por parte de las instituciones financieras reguladas. Según la SBS
(2010), existen hasta seis tipos de crédito, según el destino final o uso declarado del
crédito: i. crédito corporativo para empresas nacionales con ventas anuales mayores
diez millones de dólares y filiales de empresas transnacionales; ii. crédito a la mediana
empresa con ventas anuales entre uno y diez millones de dólares, iii. crédito a la
pequeña empresa con ventas anuales menores a un millón de dólares; iv. crédito de
consumo (incluye tarjetas de crédito y préstamos personales) para personas naturales
con ingresos altos y medios; v. crédito hipotecario para construcción o adquisición
de viviendas, avaladas por garantías hipotecarias; y vi. microcrédito otorgado a
microempresas para su uso productivo5. Siguiendo diversas reclasificaciones, agrupa-
mos aquí estos créditos en cuatro tipos (llamados por algunos segmentos): a. crédito
comercial; b. crédito de consumo; c. crédito hipotecario; y d. crédito a la microem-
presa o microcrédito, manteniendo en este último caso la clasificación que hace la
SBS en sus estadísticas.
Tabla 1. Distribución de los créditos directos totales por segmento, según tipo
de institución financiera, a diciembre de 2010 (en porcentaje)
IF
Bancos CMAC CRAC EDPYMES Emp. Finan. Total
Tipo
56,11% 9,05% 6,61% 3,02% 10,96% 49,68%
Corporativo
97,53% 1,29% 0,20% 0,05% 0,94% 100,00%
14,98% 4,22% 2,52% 6,90% 1,28% 13,39%
Hipotecario
96,66% 2,23% 0,28% 0,43% 0,41% 100,00%
10,87% 66,86% 69,70% 79,44% 53,11% 18,07%
Microcrédito
51,95% 26,20% 5,73% 3,63% 12,48% 100,00%
18,04% 19,87% 21,18% 10,64% 34,66% 18,86%
Consumo
82,61% 7,46% 1,67% 0,47% 7,80% 100,00%
100,00% 100,00% 100,00% 100,00% 100,00% 100,00%
Total
86,36% 7,08% 1,49% 0,83% 4,25% 100,00%
Fuente: Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), enero de 2011. Elaboración propia.
5
Según la SBS (2011), se denomina crédito a microempresas a aquel destinado a financiar actividades
de producción, comercialización o prestación de servicios, otorgados a personas naturales o jurídicas
cuyo endeudamiento en el sector financiero (sin incluir créditos hipotecarios para vivienda) es no mayor
a S/. 20 000 nuevos soles en los últimos seis meses.
301
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Microcrédito
Hipotecario Dep. a plazo
18% Dep. a la
13% 52%
vista 25%
Consumo
19%
Corporativo Dep. de
50% ahorro 23%
Fuente: Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), enero de 2011. Elaboración propia.
302
Janina León y Guillermo Jopen. La heterogeneidad del microcrédito en el sector financiero
Según Valencia (2010), el crecimiento de los diferentes tipos de crédito llevó a las
instituciones peruanas a elevar los requerimientos exigidos, en especial en las micro
financieras. En este último caso, este mayor dinamismo en la actividad financiera
y micro financiera generó un proceso de sustitución de adeudos por depósitos del
público, lo que facilitó el financiamiento de activos y redujo sus obligaciones.
Los microcréditos constituyen el tipo de crédito con mayor dinamismo. Ello en parte
es explicado por el creciente interés por el desarrollo de las micro finanzas en general
mostrado por las instituciones financieras, así como por el marco regulatorio propi-
cio para su desarrollo. Si bien en décadas previas el crecimiento del microcrédito pasó
desde las ONG hacia las CMAC y EDPYME, en la década reciente y al año 2010, la
participación de la banca comercial así como de las financieras ha sido espectacular.
En buena medida, la experiencia acumulada sobre los requerimientos de pro-
ductos específicos de las microempresas ha facilitado la mejor adecuación de la oferta
de microcréditos por parte de las diversas instituciones reguladas. Aspectos como
volumen de ventas, tipo y ciclo productivo, estructura de costos, requerimientos
de liquidez, esquemas de riesgo, entre otros, han sido cruciales en el diseño de los
microcréditos ofrecidos. En parte, la competencia entre instituciones financieras
reguladas se da en la diversidad ofrecida de estos productos, tal como se muestra en
la tabla 2.
Los microcréditos ofrecidos con más frecuencia son crédito para maquinaria y
equipo, crédito para capital de trabajo, financiamiento para inversiones y créditos
para infraestructura. También podemos encontrar productos financieros modernos,
como factoring6, leasing, e incluso crédito de consumo y crédito hipotecario, que
actualmente se ofrecen en micro montos. Otros productos ofrecidos con mayor
especificidad incluyen créditos ganadero, pesquero y agropecuario, ofrecidos por
CMAC, CRAC y EDPYME. Y como en sus inicios, algunas CMAC y CRAC ofre-
cen créditos prendarios que permiten el acceso al crédito a prestatarios de bajos
recursos y activos.
6
De acuerdo a la SBS (2011), factoring es la modalidad mediante la cual la institución financiera
adquiere facturas, facturas conformadas y títulos valores representativos de deuda siempre y cuando
exista transferencia del riesgo crediticio.
303
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Tabla 2. Principales productos micro financieros ofrecidos por las instituciones financieras
(a diciembre de 2010)
Productos MES (*) Emp. Financiera Bancos CRAC CMAC EDPYME
Crédito para maquinaria y equipo • • • • •
Crédito para capital de trabajo • • • • •
Financiamiento para inversiones [8] • • • • •
Créditos para proyectos de infraestructura • • • • •
Crédito SOAT [1] • •
Factoring • •
Leasing •
Avales y fianzas [2] • • •
Descuento de letras [3] •
Crédito hipotecarios [4] • • •
Crédito vehicular GNV [4] • • • •
Crédito Ganadero • •
Crédito Agropecuario [5] • • •
Crédito Prendario [6] • •
Crédito paga diario • •
Deposito CTS [7] •
Crédito Pesquero • •
Crédito descuento por planilla • • •
Crédito para mujeres emprendedoras • • •
Crédito sin aval •
Créditos micropymes puntualito •
Crédito consumo • •
Notas:
(*) En esta tabla se muestran los principales productos microfinancieros ofrecidos por el sistema a los microempresarios.
[1] Este producto es también ofrecido por la EDPYMES Edyficar.
[2] Las Cartas Fianza son documentos irrevocables, solidarios y de realización automática que respaldan las responsa-
bilidades y obligaciones del fiado ante un tercero, en forma incondicional, salvo que expresamente se autoricen otras
características para operaciones determinadas.
[5] Ofrecido por la CMAC Arequipa.
[6] Ofrecido por la CMAC Cusco.
[7] Ofrecido por la CMAC del Santa.
[8] Incluye el producto Credisol, que financia actividades económicas de alta rotación (venta de abarrotes y carnes,
etc.), por lo cual requiere menor desembolso y cuotas frecuentes (diario, semanal y quincenal).
Fuente: Información de productos microfinancieros ofrecidos disponible en las páginas web de las respectivas insti-
tuciones financieras del sistema. Elaboración propia.
304
Janina León y Guillermo Jopen. La heterogeneidad del microcrédito en el sector financiero
En términos de valor, ¿qué podríamos decir del microcrédito promedio que ofrecen
las diversas instituciones financieras reguladas? Intuitivamente, este monto promedio
podría ser similar. Es posible que los requerimientos crediticios de las microempre-
sas sean altamente heterogéneos, entre otras razones porque las microempresas que
acuden al sistema financiero son heterogéneas y requieren diferentes montos credi-
ticios. Y las instituciones financieras decidirán, según su lógica, si optan por atender
los requerimientos de todo tipo de microempresas o, en el otro extremo, por atender
a solo algunos tipos de microempresas o buscar soluciones intermedias.
De acuerdo a la información para fines de 2010, parece que existe cierta espe-
cialización de las instituciones financieras por tipo de microempresas. Como ya
dijimos, son los bancos los que colocan el mayor volumen (52%) del microcré-
dito en el sistema financiero regulado (aproximadamente once millones de nuevos
soles)7, en tanto las CMAC colocan 26% del total de microcréditos (5,6 millones
de nuevos soles), y las financieras y el resto con casi 22% (y 4,7 millones de nuevos
soles). Pero estas diferencias se hacen aún mayores cuando nos preguntamos por el
microcrédito promedio que las diversas instituciones otorgan, tal como se reporta
justamente en el gráfico 3, que muestra que el valor del microcrédito promedio
otorgado por los bancos comerciales era largamente superior al microcrédito pro-
medio otorgado por las demás instituciones financieras: casi cinco veces del crédito
promedio de las financieras y el triple del crédito promedio de las CMAC. Es decir,
en tanto el microcrédito promedio de un banco comercial alcanzaba los casi US$
9000, el de una CMAC bordeaba los US$3000, las financieras como las CRAC
otorgan créditos de US$ 2000 y las EDPYME brindaban créditos en promedio
de poco más de US$ 1500. De manera consistente con los resultados anteriores,
el número de clientes microempresarios es diferenciado entre instituciones finan-
cieras, tal como se reporta en el gráfico 4. Son las CMAC las que atienden a un
mayor número de microempresas (30%), casi el mismo número que los bancos
(29%), lo que resulta sorprendente, seguidas de cerca por las financieras (23%).
Es decir, la alta participación de la banca en el mercado microcreditico se da fun-
damentalmente a través de microcréditos en promedio muy altos. Por su parte, la
penetración crediticia entre las microempresas es mayor por parte de las CMAC y
las financieras.
7
Hacia diciembre de 2010 el tipo de cambio era alrededor de 1 US $ = S/. 2,8 nuevos soles peruanos.
305
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
30000
25000
20000
Nuevos Soles
15000
10000
5000
0
Empresas
Bancos CMAC CRAC EDPYME
Financieras
25014.10342 5791.581249 8189.978761 5920.839867 4809.345679
Fuente: Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), enero de 2011. Elaboración propia.
EDPYME
8% Bancos
CRAC
10% 29%
CMAC
30% Empresas
Financieras
23%
Fuente: Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), enero de 2011. Elaboración propia.
306
Janina León y Guillermo Jopen. La heterogeneidad del microcrédito en el sector financiero
Son estas diferencias drásticas del microcrédito promedio y de los clientes atendidos
que permiten considerar la posible heterogeneidad de la demanda por parte de las
microempresas; de manera más simple, podemos esperar que las microempresas
atendidas por los bancos son distintas (en términos productivos) de las microem-
presas atendidas por las CMAC y financieras, y estas a su vez muy diferentes de las
pocas microempresas atendidas por las CRAC y las EDPYME. Podemos identifi-
car un mercado microcreditico diferenciado, segmentado, según tipo de institución
financiera regulada. Es posible que por diversas razones asociadas a costos y renta-
bilidad, los bancos y las financieras hayan tendido a especializarse en los clientes
o microempresas más rentables, en tanto que las demás instituciones reguladas se
han visto enfrentadas a competir más fuertemente por los demás clientes, y en esa
competencia las CMAC y las financieras se han posicionado mejor que las CRAC
y EDPYME.
307
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
308
Janina León y Guillermo Jopen. La heterogeneidad del microcrédito en el sector financiero
Fuentes: Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) – Enero de 2011. INEI - Encuesta Nacional de Hogares
(ENAHO), Anual 2004-2009. Elaboración propia.
309
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Fuentes: Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) – Enero de 2011. INEI - Encuesta Nacional de Hogares
(ENAHO), Anual 2004-2009. Elaboración propia.
310
Janina León y Guillermo Jopen. La heterogeneidad del microcrédito en el sector financiero
8
Los corresponsales son operadores constituidos por personas naturales o jurídicas, en establecimien-
tos usualmente de terceros, que no son parte del sistema financiero, pero que por acuerdo contractual
reciben pagos por deudas o servicios a favor del banco representado.
311
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
con las instituciones micro financieras, cuyo ratio fluctúa entre 0,4 y 1,7 para todas
las regiones del país, lo que puede reflejar su mayor alcance regional respecto a las
empresas bancarias y las empresas financieras.
12,0
10,0
8,0
6,0
4,0
2,0
0,0
Bancos y Financ,
Muy bajo Bajo
Bajo-medio IMF
Medio
Medio-alto
Altos
Nivel de ingreso promedio mensual per capita
Fuente: Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), enero de 2011. Elaboración propia.
312
Janina León y Guillermo Jopen. La heterogeneidad del microcrédito en el sector financiero
70,00
60,00
50,00
Porcentaje (%)
Extract.
40,00
30,00
20,00 Transform.
10,00
0,00 Servicios
Emp.
Bancos Emp. Finan.
Microfinan.
Servicios 10,69 13,14 4,82
Transform. 31,56 47,35 60,46
Extract. 57,75 39,51 34,72
Fuente: Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), enero de 2011. Elaboración propia.
Una reflexión final está asociada al marco normativo vigente. Si bien todas las ins-
tituciones financieras aquí analizadas son reguladas, la regulación ha tenido efectos
diferentes en cada tipo. Es indiscutible que la regulación ha sido eficiente en estable-
cer requerimientos prudenciales para preservar la calidad de la cartera, garantizar los
depósitos e incentivar la solvencia y salud financiera de las instituciones reguladas,
todo lo cual ha dinamizado el sistema micro financiero bajo estas reglas. Es posi-
ble que los efectos de estas normas hayan sido diferentes para las instituciones que
ofrecen microcrédito, y que esos efectos distintos por institución estén asociados a
la heterogénea distribución de microcréditos ofrecidos en el sistema financiero regu-
lado. Sería necesario contar con mayor información empírica por instituciones.
313
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
finanzas reguladas ha sido consistente con las lecciones de las mejores prácticas inter-
nacionales aplicadas en el Perú, la prudencial regulación y supervisión financiera,
el crecimiento macroeconómico del país, entre diversas razones. Paralelamente han
persistido formas no reguladas e informales de financiamiento, principalmente entre
microempresas y consumidores pobres a lo largo del país.
- Es notoria la creciente actividad micro crediticia entre todas las instituciones
financieras reguladas. Bancos, financieras, cajas municipales, cajas rurales y Edpymes
ofrecen todas microcréditos en el mercado. Sin embargo es destacable la alta dis-
persión de los niveles de la actividad micro crediticia entre estas instituciones. El
presente estudio documenta la alta heterogeneidad en las colocaciones del microcré-
dito entre instituciones reguladas, tanto en términos totales como promedios.
- A fines de 2010, S/.2 de cada S/.4 del volumen de microcrédito del sistema
financiero era colocado por bancos, en tanto que S/.1 de cada S/.4 era colocado
por las cajas municipales. Llama la atención este resultado, contrario a la persistente
intuición de que son las instituciones llamadas especializadas las principales oferentes
del microcrédito en el sistema financiero. Y al comparar el monto promedio de los
préstamos de las instituciones, se encuentra que el microcrédito promedio colocado
por los bancos es varias veces mayor al microcrocrédito promedio colocado por las
CMAC e incluso por las financieras. En tanto, el similar número de microempresas
clientes de la banca y las CMAC muestra la misma penetración entre estos deudores.
Esta penetración es mucho menor en el caso de las CRAC y Edpymes, con baja par-
ticipación de microempresas en el mercado.
- Esta alta heterogeneidad identificada entre los microcréditos colocados en el
mercado puede ser explicada en parte por especialización de las instituciones finan-
cieras a ciertos tipos de microempresas, en parte a preferencias y requerimientos
crediticios de las diversas microempresas, a aspectos regulatorios asociados u otros
determinantes. La explicación causal es problemática, porque los resultados obser-
vados sintetizan todas estas posibles determinantes. De ahí que en el presente
documento exploramos posibles asociaciones con variables económicas que consi-
deramos pertinentes.
- Aquí consideramos que la desigualdad económica entre regiones del país es
fundamental para entender esta heterogeneidad en los microcréditos colocados por
instituciones micro financieras. Por ello, exploramos tres aspectos posibles asociados
a tal desigualdad en relación con la heterogeneidad del microcrédito: la distribución
regional de colocaciones y captaciones, la infraestructura de las instituciones en la
provisión de sus servicios financieros y la actividad económica de los deudores.
- Las estadísticas muestran clara asociación entre la heterogeneidad del micro-
crédito entre instituciones financieras y la desigualdad regional económica, sea por
314
Janina León y Guillermo Jopen. La heterogeneidad del microcrédito en el sector financiero
315
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
a las Edpymes no se les ha graduado como tales, varias han mostrado solidez al ser
adquiridas recientemente por la banca comercial para ser transformadas en empresas
financieras. Incluso algunas cooperativas de ahorro y crédito pueden tener la capa-
cidad y experiencia para atender microempresarios locales al interior del país. Estas
instituciones han mostrado que con su tecnología financiera saben llegar a diversas
microempresas, y al parecer no han podido competir en las condiciones actuales con
las instituciones más grandes. Políticas que las ayuden a superar problemas de econo-
mías de escala les pueden incentivar a llegar a regiones más remotas.
- Por lo anterior, el marco normativo puede proveer instrumentos y criterios que
amplíen las posibilidades de competencia y menor heterogeneidad de los microcré-
ditos entre instituciones, sin descuidar los principios prudenciales de la regulación a
fin de garantizar que continúe el sano desarrollo de las micro finanzas, pero elevando
la penetración de las mismas entre las diversas microempresas que así lo requieran, a
lo largo del país.
9
El Análisis de Varianzas (o ANOVA, por sus siglas en ingles), permite descomponer las variaciones de
una variable aleatoria alrededor de su media, en las variaciones que experimentan los subgrupos (especifica-
dos por el o los factores tomados en cuenta) dentro de la muestra alrededor de sus respectivas medias intra
grupos, y en la aleatoriedad propia de cada observación o en este caso de cada institución microfinanciera.
Para dos factores, el estudio se vuelve mas elaborado, se analiza si los valores de una variable dependen de
los niveles de los dos factores en los cuales se clasifica a la muestra, o si depende de la interacción de ambas.
En este caso estudiaremos como el efecto de los dos factores afectan a nuestra variable, en conjunto.
316
Janina León y Guillermo Jopen. La heterogeneidad del microcrédito en el sector financiero
Para ello, es posible utilizar como variable aleatoria el volumen de créditos ofrecido
en el segmento de microcrédito por cada entidad en diciembre de 2010 (). Asi-
mismo, y utilizando la información analizada en el presente documento, los factores
de descomposición principales serían, el tipo de institución financiera (); y la con-
centración geográfica del crédito a nivel de cada institución financiera (). Adicional a
ello, se utiliza el término, que representa la aleatoriedad de la observación individual;
generándose el siguiente modelo:
El factor representa el efecto que tiene el tipo de institución financiera a la cual
pertenece en las variaciones de la variable dependiente. Mientras que el factor repre-
senta el efecto que tiene la concentración regional del crédito ofrecido por parte de
la institución.
Como se puede observar en la tabla A1, tanto el tipo de institución finan-
ciera, como la concentración geográfica son factores que tienen significancia en la
determinación de la heterogeneidad de la oferta de microcrédito a nivel nacional;
corroborándose los supuestos mencionados antes.
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320
Janina León Castillo y Javier M. Iguíñiz Echeverría
Editores
De esta edición:
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1. Introducción
El agua es un recurso de gran importancia para la economía y sociedad. La preocupa-
ción del presente artículo gira en torno a los problemas de la disponibilidad de agua
de riego en el valle de Ica, donde existe una creciente demanda por el recurso hídrico.
Esta demanda es generada por una actividad agrícola muy dinámica, principalmente
orientada a la exportación, donde existen varios cultivos con requerimientos de agua
relativamente altos1. Estas relaciones entre disponibilidad y demanda de agua se
analizarán como caso de estudio en el valle de Ica; y por tanto las conclusiones del
mismo no son generalizables a otros valles.
En términos globales, el incremento de la población mundial, la demanda cre-
ciente de agua por parte de los sectores productivos y la expansión de las ciudades en
un contexto de cambio climático vienen ejerciendo una gran presión sobre la gene-
ración y distribución del recurso hídrico. La inseguridad de que la disponibilidad de
agua esté a la altura de la creciente demanda contribuye a alimentar un escenario de
incertidumbre. Por esto, el agua está concentrando la atención de los gobiernos y de
las organizaciones multilaterales y en la actualidad es parte importante de la agenda
política internacional. Los foros y eventos globales sobre el recurso hídrico se han
multiplicado rápidamente y un ejemplo de esto son los foros mundiales del agua que
1
El tema del presente artículo es parte de una investigación en curso, de carácter interdisciplinario,
cuyo título es: ¿Escasez de agua? Retos para la gestión integrada de los recursos hídricos en la cuenca
del río Ica. Además, quiero agradecer los valiosos comentarios de Janina León, colega del departamento
de Economía, a una versión preliminar del presente artículo; sin embargo, los errores y omisiones que
puedan encontrarse en el trabajo son de mi responsabilidad.
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
2
Desde la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, realizada en
Río de Janeiro (Brasil) en junio de 1992, se fortaleció el estudio y debate mundial sobre los recursos
hídricos. Bajo este impulso, se han realizado cuatro foros mundiales sobre el agua, habiéndose efectuado
el cuarto en ciudad de México en marzo de 2011.
268
Ismael Muñoz Portugal. Desigualdades en la distribución del agua de riego
En los informes internacionales (FAO, 2002) el Perú está ubicado a nivel mundial
en el puesto 17, en relación a la cantidad de agua disponible por persona. Paradóji-
camente, esto colocaría al país en una situación privilegiada frente al recurso hídrico
en comparación con los demás países a nivel mundial. Sin embargo, por acción de la
naturaleza, la distribución de los recursos hídricos es muy desigual en el Perú. La costa
es muy árida (con menos de 50 mm de precipitaciones pluviales por año), mientras que
la sierra se caracteriza por contar con zonas áridas y semi húmedas; y la selva con un
bosque tropical húmedo (con más de 3000 mm de precipitaciones pluviales por año).
Una razón del problema de la desigualdad en la disponibilidad de agua en el
Perú reside en que el 97,7% del recurso hídrico fluye por la vertiente oriental ama-
zónica, donde reside el 26% de la población. Por otra parte, el 1,8% del agua fluye
por la vertiente del Pacífico, donde reside el 70% de la población y es allí donde se
halla concentrada también la actividad agro exportadora (con altos requerimientos
de agua). Finalmente, el 0,5% del agua desemboca en la vertiente del Titicaca, donde
reside el 4% de la población. Esta desigual disponibilidad del agua en el país se puede
apreciar mejor en el siguiente cuadro:
269
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Asimismo, los distintos usos del agua están distribuidos según los sectores pro-
ductivos y la población usuaria del recurso. En el Perú, es el sector agrícola el que
concentra el 80% del uso del agua a nivel nacional, seguido por el uso poblacional,
que se encuentra en un 12%, el industrial, en un 6% y el uso del agua para la minería
se encuentra en un 2% (ver cuadro 2).
Estos usos del agua tienen como fuentes las tres vertientes hidrográficas antes
indicadas, de las cuales la más importante para la agricultura peruana es la vertiente
del Pacífico. Es también en este ámbito hidrográfico, principalmente de la costa,
donde se asientan ciudades de alto crecimiento poblacional y, por consiguiente, de
demanda creciente por agua potable. Estos distintos usos del agua se pueden apreciar
mejor en el siguiente cuadro:
Cuadro 2. Uso del agua a nivel nacional por la población y los principales sectores
productivos
Vertientes Población Agrícola Industrial Minero Total
Pacífico 2 086 12% 14 051 80% 1 103 6% 302 2% 17 542 87,4%
Atlántico 345 14% 1 946 80% 49 2% 97 4% 2 437 12,14%
Titicaca 27 30% 61 66% 3 2% 2 2% 93 0,46%
Total 2 458 12% 16 058 80% 1 155 6% 401 2% 20 072 100%
Fuente: Intendencia de Recursos Hídricos, INRENA, 2006.
Por otro lado, según el III Censo Nacional Agropecuario de 1994 (INEI, 1994),
aproximadamente 1 729 000 hectáreas contaban con infraestructura de riego, de las
cuales 1 091 000 hectáreas tenían riego permanente, es decir 63%. Entonces, solo
dos terceras partes del área cultivada se encontraba bajo riego, según dicho censo.
Asimismo, la costa ocupa el 10% de la superficie total del país y contiene el 30% del
área cultivada, donde se concentra principalmente la agricultura comercial. El 30%
del producto bruto agrícola nacional proviene de esta zona. La costa es desértica y
extremadamente seca en su mayor parte, por lo que la agricultura depende total-
mente del riego.
270
Ismael Muñoz Portugal. Desigualdades en la distribución del agua de riego
sentido, un estudio reciente sobre el Perú del Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo señala:
Las políticas sobre agua y el desarrollo de proyectos de irrigación que dan prefe-
rencia a la costa se iniciaron desde las primeras décadas del siglo XX bajo la idea de
que modernizar la agricultura nacional implicaba desarrollar la costa y no la sierra.
El tratamiento privilegiado que ha recibido la costa se expresa en que allí se con-
centran dos tercios de la inversión nacional en infraestructura de riego. Durante
décadas el Estado ha impulsado obras de regulación del régimen hídrico de los
principales valles costeros buscando además ampliar la frontera agrícola hacia las
zonas áridas circundantes a estos valles. (PNUD, 2009, p. 67).
Los sistemas de riego más importantes que han sido beneficiados por grandes
proyectos de irrigación son: Chancay-Lambayeque, Chira-Piura, Jequetepeque, Cha-
vimochic y Chinecas, en la costa norte. En la costa sur son: Choclococha en Ica y
Pampa de Majes en Arequipa. En la actualidad se viene ejecutando el nuevo proyecto
de Olmos en Lambayeque y está por iniciarse el de Majes-Sihuas II en Arequipa, el
cual ha suscitado un conflicto por el uso del agua con la provincia de Espinar en Cusco.
Una constatación importante es que la mayoría de los grandes proyectos hidráu-
licos han estado destinados a la ampliación de la frontera agrícola bajo riego. En
menor proporción se han orientado a llevar agua potable a las ciudades, salvo en los
casos de Lima, Ayacucho y Trujillo. También, junto al primer objetivo, se ha buscado
generar energía hidroeléctrica, dada la rentabilidad que genera la misma.
Por otro lado, en la costa se viene incrementando el consumo de agua subterránea
para el riego, especialmente para los nuevos cultivos de exportación. Esto se ha hecho
posible debido a la masiva difusión de los sistemas de riego tecnificado desde los años
noventa. El siguiente cuadro presenta un resumen del uso por sectores poblacional y
productivo y por volumen de explotación de agua subterránea en la costa peruana.
271
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
3. El marco conceptual
El tema del presente estudio tiene como eje conceptual el problema de la escasez
del recurso hídrico en sus efectos sobre la desigualdad en la distribución del agua de
riego y viceversa. Esta desigualdad se define como la distinta capacidad de acceder al
recurso hídrico, dada la propiedad de la tierra y el poder económico de los diferentes
grupos de productores. En nuestro estudio de caso, dichos grupos son fundamen-
talmente dos: los agro exportadores y los pequeños productores. El acceso de ambos
grupos a tecnología moderna, a crédito bancario, a información de mercados y a
seguros es también diferenciado.
Asimismo, la preocupación por la escasez del recurso hídrico ha tomado mayor
importancia internacional y nacional debido a las consecuencias derivadas del creci-
miento de actividades productivas que son intensivas en el uso de agua. En efecto, el
Informe sobre Desarrollo Humano Perú 2009: Por una densidad del Estado al servicio
de la gente (PNUD, 2009) señala explícitamente que la escasez del agua en el Perú
tiene como causas no solo la desigualdad en la distribución territorial del recurso,
sino también aspectos físicos, climáticos y económicos. El informe indica que el uso
agrícola e industrial intensivo que se viene haciendo del agua contribuye a agravar
la situación. Por su parte, y en términos globales, el Parlamento Europeo también
ha señalado la importancia internacional del problema en un contexto de cambio
climático (Anderson et al., 2008).
En el terreno productivo, a veces se supone en forma mecánica que la escasez de
agua es una condición que determina el desarrollo de la agricultura. A mayor escasez
de agua, menor desarrollo de la agricultura. Sin embargo, autores como Golte han
señalado que la escasez puede ser el resultado de una sobreexplotación del recurso.
De acuerdo con este autor, en determinados contextos, escasez no es sinónimo de
bajo desarrollo, sino por el contrario, de un gran desarrollo de la agricultura, en el
que se usan las aguas en un grado extremo. En ese sentido, la escasez de agua en los
valles de la costa es por lo general expresión de un desarrollo muy avanzado en la
agricultura. Es decir, que la tecnología permite producir incluso en un medio en que
la escasez de agua es dominante (Golte, 1980, pp. 64-66). Sin embargo, la situación
272
Ismael Muñoz Portugal. Desigualdades en la distribución del agua de riego
273
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
274
Ismael Muñoz Portugal. Desigualdades en la distribución del agua de riego
4. La metodología
El presente artículo asume la metodología de estudio de caso e incluye una perspectiva
multidisciplinaria. La lectura de trabajos recientes que ofrecen un marco conceptual
sobre la problemática del agua ha sido fundamental para la comprensión del problema
de la disponibilidad del recurso hídrico, sobre todo en relación con los requerimien-
tos de agua que demanda la agricultura en el valle de Ica. La pregunta en torno a si
el recurso agua será limitante del crecimiento agrícola, en particular de la agricultura
orientada a la exportación, está presente en el artículo y en la investigación en marcha.
Metodológicamente se ha tomado el caso del valle del río Ica, lo cual le da mayor
concreticidad al objeto de estudio. Las visitas a la zona del valle han sido importan-
tes para la realización de entrevistas con los actores, tanto privados como públicos.
Ya se han realizado diversas entrevistas de exploración y aproximación en torno al
problema del agua en la cuenca. Más adelante se aplicarán encuestas y entrevistas en
profundidad a fin de obtener información relevante, tanto de carácter cuantitativo
como cualitativo. Sin embargo, un primer tipo de información proviene principal-
mente de la estadística de fuentes oficiales. Las entrevistas tienen por objeto recibir
información cualitativa y de percepción de los actores sobre el problema de estudio.
Buena parte de las entrevistas que buscan profundizar en la naturaleza y carac-
terísticas económicas del problema de la disponibilidad en relación a la demanda
de agua de riego, se han realizado con los productores que tienen un mayor reque-
rimiento de agua en sus cultivos, como son las empresas agroexportadoras3. Dichas
empresas también están tomando diversas iniciativas de carácter tecnológico y eco-
nómico que buscan enfrentar el problema de escasez de agua en el valle.
La cuenca del valle del río Ica comprende desde las cumbres de la cordillera occi-
dental, que constituyen la línea divisoria de las aguas y cuyos puntos más altos son
el cerro Huayhuanco a una altitud de 4500 metros y la laguna Choclococha, a 5000
m.s.n.m. Su extensión total es de 7711 kilómetros cuadrados, por lo que podemos
considerarla una cuenca mediana.
3
Los temas para las entrevistas en profundidad de la investigación en curso se han ordenado de la
siguiente manera: A. Tamaño del fundo. B. Demanda por los productos que cultiva. C. Empleo reque-
rido, tipos de contratos y salarios. D. Características de los cultivos del fundo. E. Tecnologías de uso del
recurso hídrico en los cultivos. F. Institucionalidad local, formal e informal, en torno al agua de riego.
G. Infraestructura de riego actual y proyectos hidráulicos.
275
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Huella hídrica
El término fue introducido por Hoekstra y Hung (2002), quienes la definen como
el volumen de agua necesario para la producción de los bienes y servicios que utiliza
una persona o un grupo de personas. El término huella hídrica agrícola neta se define
como la cantidad neta de agua utilizada en cada cultivo, haciendo abstracción de la
eficiencia con la que operen los sistemas de riego.
Tomando este último indicador, Eric Rendón (2009) hizo un estudio para deter-
minar el consumo de agua de los trece cultivos más importantes del valle de Ica y
calculó la utilización de agua por dichos cultivos entre 1950 y 2007, usando los datos
de la Oficina de Información Agraria del Ministerio de Agricultura.
276
Ismael Muñoz Portugal. Desigualdades en la distribución del agua de riego
Rendón (2009) señala que «en el periodo 1950-2007, el algodón utilizó el 56%
del agua disponible en el valle, seguido por el agua para el espárrago (9%). En gene-
ral, la agricultura utilizó el 91% del agua consumida en ese periodo, seguido por el
agua para el consumo humano (7%) y el agua para otros fines (2%)» (p. 19). Desde
los años 1950 y 1960, en que el algodón era el cultivo que mayor demanda de agua
realizaba, se ha producido un cambio significativo, a partir de la década de 1990 es
el espárrago el cultivo que consume más agua en el valle de Ica4.
De acuerdo al mismo autor, este cambio se ve expresado cuando indica que
tomando en cuenta solo el año 2007 «el espárrago es el cultivo que en la actualidad
consume más agua, requiriendo el 35% del agua del valle» (p. 20). Luego del espá-
rrago, en el mismo año sigue en consumo de agua el algodón, con el 22% del agua
del valle; el tomate, con el 5%; y la uva con el 4%. Cabe señalar que en el año 2007 el
agua para consumo humano utilizó el 10% del agua del valle. En términos absolutos,
el espárrago usó 207,20 MM3 de agua y el algodón usó 130,24 MM3 en el año 2007
(ver anexo 3).
Disponibilidad hídrica
El término más utilizado para conocer la disponibilidad de agua en un territorio es
el de disponibilidad hídrica agrícola per cápita, el cual también permite determinar
el volumen de uso del recurso hídrico para la agricultura en ese ámbito territorial.
Tales magnitudes se expresan en cantidades per cápita de agua para fines de compa-
rabilidad.
Rendón señala que su estudio «muestra la caída en la disponibilidad per cápita
del agua en el valle de Ica, superior a la disponibilidad per cápita en el agua agrícola.
Esto se debe principalmente al crecimiento poblacional que se ha producido en el
valle de Ica desde 1950; mientras en ese año había una población de 65 788 habi-
tantes en la provincia, en el año 2007 la población supera los 300 000 habitantes,
lo que quiere decir que la población ha crecido 361%, porcentaje muy superior al
crecimiento del agua disponible en el valle» (2009, p. 21)
El autor también se refiere a dos indicadores alarmantes para el caso de algunos
valles de la costa peruana, tanto el indicador de stress hídrico como el de escasez
hídrica. Explica que según la UNESCO «cuando existen niveles de disponibilidad
inferiores a los 1 000 M3/Hab/año, se tiene una situación de escasez de agua, y
cuando este nivel varía entre 1000 y 1700 M3/Hab/año, se tiene el denominado stress
hídrico de Falkenmark. En el valle de Ica, dicho nivel está en 1041 M3/Hab/año,
4
Cabe preguntarse por las diferencias que existen entre el algodón y el espárrago en relación a los
eslabonamientos que han desarrollado tanto hacia atrás como hacia delante, en el ámbito regional como
nacional. Esto podría ser motivo para la realización de otro proyecto de investigación.
277
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Agua virtual
El término fue introducido por el profesor John Anthony Allan, investigador del
King’s College de la Universidad de Londres y de la Escuela de Estudios Orientales y
Africanos, pionera en conceptos relevantes para comprender los problemas relaciona-
dos con el agua y sus vínculos con la agricultura, el cambio climático y la economía.
El concepto de agua virtual se define como la cantidad de agua utilizada en el proceso
de producción de un bien cualquiera, ya sea alimenticio, agrícola o industrial (Allan,
1993). De esta manera, si un país exporta un producto cuyos requerimientos de agua
son muy altos para su producción, entonces esto equivale a exportar el agua que se ha
utilizado para obtener el producto, dado que, además, el país importador no necesi-
tará consumir su agua nacional en el producto que importa.
Para el caso peruano, Rendón señala que
[…]si se compara la exportación de agua virtual con la oferta o disponibilidad
total de agua en el valle, podrá establecerse el aporte porcentual del agua virtual
a lo largo de la historia del valle de Ica. El porcentaje de agua virtual en 1950
fue 87%, en 1980, 27% y en 2006, 36%. Es decir, recientemente ha habido un
aumento en el porcentaje del agua virtual frente al agua disponible (2009, p. 22).
Otro autor, A. Y. Hoekstra, citado por Rendón, calculó que para el periodo
1997-2001 «el Perú exportó [en esos años] 2403 MM3 que equivalen a US$ 6000
millones; e importó 4912 MM3 de agua virtual en alimentos. En ese mismo periodo,
el valle de Ica exportó 700 MM3, lo que representó el 29% del agua virtual exportada
del Perú». Asimismo, según el mismo estudio y en el mismo periodo «Chile exportó
US$ 12 000 millones en alimentos, el doble que el Perú, y sin embargo, el agua
virtual exportada solo representó 1112 MM3, es decir menos de la mitad del agua
exportada por el Perú».
Cabe señalar que parte del problema del agua en el caso del valle de Ica es que
toda la agricultura es bajo riego, compartiendo fuente de procedencia tanto de aguas
superficiales como de aguas subterráneas. En el periodo 1950-2006 y tomando como
referencia los dos cultivos principales de exportación del valle, en el caso del algo-
dón la procedencia del agua virtual fue 60% de agua subterránea y 40% fue agua
superficial que lleva el río Ica; mientras que para el espárrago casi el 100% del agua
virtual fue de procedencia de agua subterránea. Para el mismo periodo, y tomando
278
Ismael Muñoz Portugal. Desigualdades en la distribución del agua de riego
en cuenta todos los cultivos del valle, también según cálculos de Rendón (2009)
«el agua subterránea representa casi el 70% del agua virtual, y el agua superficial el
30%. Si tomamos los últimos años, sin embargo, vemos que el porcentaje de agua
subterránea destinada a la exportación es casi el 95%».
Cuadro 4. Aporte de las fuentes de agua a la agricultura iqueña (en miles de m3)
Distrito de Riego Agua de avenidas Agua regulada Agua Subterránea Total
3 3
Ica 120 000 m (28.6%) 90 000 m3 (21.6%) 210 000 m (50%) 100%
Fuente: Informe del Ing. Rolando Lecca. Dirección de Aguas de la Zona Agraria VI de Ica. Taller sobre Alternativas
Tecnológicas al problema del riego. Tecnología intermedia.
En el cuadro 4 se pueden apreciar las distintas fuentes de agua que tiene el valle y
la importancia que posee el agua subterránea para el desarrollo agrícola de la zona.
Esta constituye el 50% de la dotación de agua para la agricultura del valle de Ica,
279
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
incluyendo las pampas que dependen del acuífero. El uso del agua subterránea se
halla concentrado en los fundos modernos de mayor tamaño, puesto que la propie-
dad de la tierra posibilita la extracción del agua del subsuelo. La inversión que debe
realizarse para la perforación, equipamiento y mantenimiento de los pozos es tan alta
que excluye de la misma a los pequeños productores. El acceso al agua subterránea
contribuye entonces a la desigualdad económica.
Asimismo, cabe señalar que desde los años noventa se introdujo en forma masiva
el riego tecnificado, por goteo, el cual utiliza exclusivamente agua subterránea. El costo
de su mantenimiento se redujo por la utilización de energía eléctrica y en esos años,
las pampas de Villacurí iniciaron también la explotación del agua subterránea. Esto
coincidió con el alza de los precios del espárrago en el mercado internacional y tuvo
como consecuencia que se incrementara la perforación y construcción de pozos.
De allí que los problemas que actualmente afronta la agricultura iqueña estén
relacionados con la escasez del agua de riego, pero puede resultar también en un
problema de escasez del recurso hídrico para el uso poblacional, dada la importante
expansión urbana. Esta situación compleja nos lleva a reflexionar acerca de la necesi-
dad de contar con mecanismos más eficientes y equitativos de gestión del agua en la
cuenca del valle de Ica, que tomen en consideración las partes altas de la cuenca que
corresponden tanto a Ica como a Huancavelica, para lo cual la participación de los
actores en las diversas zonas de dicha cuenca se torna imprescindible. De lo contrario
se agudizaría la desigualdad regional.
Esta consideración es importante, pues mientras el valle de Ica se ha venido
constituyendo en una de las principales zonas agroexportadoras del país, con un alto
nivel de empleo y contribución relevante al producto nacional, Huancavelica se sitúa
en los mayores niveles de pobreza y extrema pobreza en el Perú. En términos de la
desigualdad regional y social, la cuenca del valle del río Ica presenta ambos extremos,
tanto de progreso creciente como de extrema pobreza.
5
Los términos de oferta y demanda en este trabajo no se refieren a las fuerzas que conforman un
mercado competitivo, sino que son utilizados como referentes para el cálculo de disponibilidad y reque-
rimiento total de agua de riego en el valle de Ica.
280
Ismael Muñoz Portugal. Desigualdades en la distribución del agua de riego
En uno de los pocos estudios para Ica sobre este tema, se señala lo siguiente:
Cuando la demanda supera la oferta disponible, hay problemas de escasez. El
manejo racional de un recurso constituye entonces una preocupación. Las opcio-
nes para reducir el déficit de agua pueden inclinarse por incrementar la oferta
disponible o hacer un mejor uso de la actual. La primera opción resulta muy
costosa, porque requiere de grandes inversiones que muchas veces sobrepasan la
capacidad financiera de los gobiernos, mientras que la segunda focaliza su atención
en la demanda, para lo que busca que la oferta actual sea lo más eficientemente
utilizada. Así, la eficiencia se convierte en un criterio de evaluación del esquema
de asignación imperante (Huamán, 1997).
Otro artículo sobre el tema (Bayer, 2009) llama la atención sobre la tarifa de
agua, pues señala que no ha existido para el uso de agua subterránea durante el
periodo de expansión de la agro exportación. Siguiendo la metodología de David
Bayer (2009) podemos llegar a obtener los datos de oferta y demanda de agua subte-
rránea para la provincia de Ica. Hagamos el supuesto de que el acuífero de Ica incluye
al Valle Viejo y a Villacurí. Tomemos en cuenta que los ingenieros miden el uso del
agua por el caudal (metros cúbicos por segundo). Si para Ica el caudal de las aguas
subterráneas es de 17,6 metros cúbicos por segundo (12 en el Valle Viejo y 5,6 en
Villacurí) y si sabemos que el caudal ecológico, es decir, la máxima cantidad de agua
que se debe bombear de los pozos es de 8 metros cúbicos por segundo, a fin de que
este caudal permita recargar en forma natural al acuífero; entonces se puede deducir
que habría sobreexplotación del acuífero en una cantidad de 9,6 metros cúbicos por
segundo. Esto se traduce en 311 MMC por año, al multiplicar todos los segundos
que tiene un año por 9,66. Las cifras han sido tomadas de la Autoridad Nacional del
Agua (ANA). Esto se puede ver en forma sintética en el siguiente cuadro.
6
Con otra metodología, Abraham Levy, de la entidad Meteorológica SAC, presentó un cálculo para el
valle de Ica, también en términos de oferta y demanda de aguas subterráneas. La demanda calculada fue
de 530 MMC y la oferta fue de 385 MMC, lo que daba como resultado un déficit de 165 MMC.
281
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
282
Ismael Muñoz Portugal. Desigualdades en la distribución del agua de riego
Por otro lado, también es importante señalar que varios autores consideran útil
aplicar la teoría de juegos y de la acción colectiva a problemas de acceso al agua de
riego (Bardhan, 1993; Sengupta, 1993). El acceso al agua de riego se define como
283
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
7. Reflexiones finales
Una primera reflexión se refiere a la importancia de la desigualdad en la distribución
territorial del agua en el país. El resultado es que el 70% de la población que vive
en la vertiente del Pacífico recibe el 1,8% del agua, por acción de la naturaleza. Pero
al ser el uso del agua principalmente agrícola —hasta en un 80% con respecto a los
otros usos—, el Estado ha priorizado la inversión hidráulica en favor de la costa,
acrecentando la desigualdad regional con respecto a la sierra y selva.
Una segunda reflexión se refiere a la disminución relativa de la disponibilidad de
agua, dada la creciente necesidad de uso del recurso hídrico por parte de la población
y sectores productivos del país. Este es un problema que se observa particularmente
en la costa peruana, pues algunos valles han entrado en una situación de escasez
y también de estrés hídrico. En el caso del valle de Ica, han convergido los proce-
sos de crecimiento poblacional, expansión urbana e incremento de la agricultura,
tanto en cantidad como en variedad de cultivos, por lo que la demanda por agua
sobre todo de riego se ha elevado considerablemente. En particular, la mayor presión
sobre el acuífero está generando dificultades en la explotación de los pozos de agua
284
Ismael Muñoz Portugal. Desigualdades en la distribución del agua de riego
subterránea, como que cada vez hay que cavar a mayor profundidad y con mayores
costos para poder bombear agua para los requerimientos de la agricultura.
Una tercera reflexión se refiere a la importancia del agua subterránea para el desa-
rrollo de un valle agrícola como Ica. Esta constituye el 50% de la dotación de agua
para la agricultura del valle. El uso del agua subterránea tiene un acceso desigual,
puesto que se halla concentrado en los fundos modernos de mayor tamaño e inver-
sión, principalmente orientados a la exportación. Al ser el espárrago que se produce
principalmente en estos fundos un cultivo de altos requerimientos de agua y al haberse
expandido la producción de una mayor variedad de cultivos, se ha comenzado a obser-
var el fenómeno de la escasez en la oferta de agua por sobre explotación del acuífero.
Una cuarta reflexión tiene relación con las tecnologías tradicionales y modernas
que se utilizan en el valle de Ica. Estas tuvieron la cualidad de maximizar el acceso y
uso del recurso hídrico, pero el crecimiento de la agricultura, a fin de evitar el escenario
de escasez, llevó a la construcción del proyecto de irrigación Choclococha hace varias
décadas. Sin embargo, ante el escenario de probable escasez del recurso hídrico en la
actualidad, las mismas soluciones de grandes proyectos hidráulicos y de trasvase de
aguas desde las partes altas hacia las partes bajas de la cuenca son de un costo muy ele-
vado, y si no son social y técnicamente bien diseñados y concertados, podrían generar
o alimentar conflictos que tienen su base en la desigualdad regional entre costa y sierra.
Una quinta reflexión se refiere a los problemas en la disponibilidad de agua en
el valle de Ica. Un probable escenario de escasez repercutiría en forma diferenciada
tanto sobre los grupos de productores en el campo como sobre la población de la
ciudad. Este impacto tiene una dimensión política, pues diversos grupos de inte-
rés —que se hallan ubicados en las diferentes zonas de la cuenca—, dado el mayor
poder del que disponen, competirían por concentrar el acceso y el control del recurso
hídrico. Esto podría propiciar una mayor escasez en la disponibilidad de agua para
los demás grupos con menor poder en el valle. La intervención de la recientemente
creada Autoridad Nacional del Agua sería urgente para regular y promover la resolu-
ción del problema de distribución desigual del recurso hídrico.
Una sexta reflexión se refiere a la importancia de colocar en la discusión por lo
menos tres elementos para la política pública: la posibilidad de promover proyectos
de recarga del acuífero de Ica con nuevas regulaciones y tarifas por el uso del agua
subterránea; la necesidad de transparentar y regular los diversos mecanismos de mer-
cado existentes en el valle, con los que los propietarios de los fundos enfrentan los
requerimientos de agua para sus cultivos, sobre todo de agro exportación; y el cam-
bio hacia un sistema de gestión integrada del recurso hídrico, que se haga cargo de
enfrentar los problemas de disponibilidad y uso del agua, organizando un sistema de
distribución eficiente y equitativo del recurso hídrico.
285
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
286
Ismael Muñoz Portugal. Desigualdades en la distribución del agua de riego
Año 2007
Espárrago 207,2
Algodón 130,24
C. Humano 59,2
Tomate 29,6
Uva 23,68
Papa 5,92
Pallar 5,92
Maíz 5,92
Otros cultivos 106,56
Otros usos 17,76
TOTAL 592
*MM3: Millones de metros cúbicos de agua
Fuente: MINAG-OIA.
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Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
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290
Janina León Castillo y Javier M. Iguíñiz Echeverría
Editores
De esta edición:
© Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2011
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Teléfono: (51 1) 626-2650
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Cecilia Garavito1
1. Introducción
El crecimiento de la economía en la última década, interrumpido brevemente por
la crisis del año 2009, ha determinado un crecimiento del empleo y de los ingresos.
Sin embargo, no todos los empleos generados son de calidad y la desigualdad en los
ingresos de los distintos grupos demográficos es persistente. A pesar de la mayor par-
ticipación de las mujeres en la fuerza laboral y de la migración del campo a la ciudad,
las mujeres y los trabajadores cuya lengua materna no es el castellano tienen en pro-
medio ingresos menores que los varones y que los trabajadores cuya lengua materna
es el castellano, respectivamente. Razones ligadas a las diferencias en productividad,
tales como diferencias en los niveles de educación y de experiencia laboral, así como
diferencias en el tamaño de la empresa, como proxy del capital, no parecen ser sufi-
cientes para explicar estas diferencias.
En un contexto donde existe sobrepoblación, lo cual segmenta la economía en
un sector de alta productividad y un sector de baja productividad entre los cuales la
movilidad laboral no es fluida2, todos los que buscan trabajo no lo encuentran y los
ingresos de algunos trabajadores no alcanzan para cubrir una canasta básica. Si a esto
añadimos la existencia de trabajadores cuyos activos sociales y culturales no son valo-
rados en la sociedad, vemos que la desigualdad de ingresos no solamente se relaciona
con la posesión de activos económicos, sino también con características personales
como el género y la pertenencia a un grupo étnico3. Es sabido, asimismo, que los
efectos negativos de la desigualdad de ingresos relacionada con la pertenencia a un
grupo determinado, son persistentes y difíciles de eliminar (Stewart, 2010).
1
Profesora principal del departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
2
Para un análisis teórico de la sobrepoblación ver Figueroa (2003, 2009). Para un análisis empírico de
las características estructurales del mercado de trabajo ver Garavito (2010a).
3
Para un análisis del diferencial de ingresos por sexo y por etnicidad ver Atal, Ñopo & Winder (2009); para
un análisis sobre las diferencias de ingresos por etnicidad ver Figueroa & Barrón (2005) y Barrón (2008).
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
236
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
2. El estado de la cuestión
Los estudios sobre los determinantes de los ingresos se basan en los trabajos pioneros
de Becker (1993); Ben-Porath (1967); y Mincer (1970). Trabajos posteriores como
los de Oaxaca (1973) y Blinder (1973) permiten disponer de una metodología basada
en ecuaciones de ingresos «a la Mincer» para analizar los diferenciales de ingresos y
sus causas, descomponiéndolas entre aquellas debidas a diferencias en productividad
y aquellas debidas a otras causas, entre las cuales puede estar la discriminación. La
mayor parte del análisis sobre el tema se ha llevado a cabo por medio de este método7,
si bien recientemente se ha empleado el análisis de emparejamiento discreto para
analizar las causas de dichas diferencias (Ñopo, 2003; 2009).
En el caso de América Latina, Atal, Ñopo y Winder (2009) encuentran en un
análisis a nivel de dieciocho países de Latinoamérica, entre los cuales está el Perú,
que la brecha de ingresos por sexo está entre el 9% y el 28%, en contra de la mujer,
mientras que la brecha por etnicidad está entre 13% y 38% en contra de la población
indígena. Asimismo encuentran que la brecha de ingresos por sexo es mayor entre
los trabajadores en sectores de baja productividad, mientras que la brecha de ingresos
por etnicidad es mayor entre los trabajadores varones y del sector rural. Un trabajo
para el caso del Perú es el de Felices (1996), donde el autor, empleando las Encuestas
de Niveles de Vida (ENNIV) del Banco Mundial para 1991 y 1994, encuentra que
los hombres reciben remuneraciones 18% y 19% mayores que las de las mujeres
para cada año. Asimismo, por medio de una descomposición de Oaxaca-Blinder,
encuentra que las diferencias en las características individuales explican un 58% de
las diferencias de ingresos entre mujeres y hombres para el año 1991, mientras que
las diferencias en los retornos explican el 42%. Las cifras para el año 1994 son 34%
y 66%, respectivamente. Con los mismos datos, Saavedra (1997) encuentra que la
brecha de ingresos entre mujeres y hombres se ha reducido y que los retornos a la
educación han aumentado más rápidamente para las mujeres que para los varones.
Finalmente, con datos de la Encuesta Especializada en Niveles de Empleo del
Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo para el año 2003, Garavito (2009)
encuentra que en Lima Metropolitana la brecha de ingresos por género es menor
entre los trabajadores sindicalizados que entre los trabajadores no sindicalizados.
7
Para el caso del Perú ver Felices (1996). Otros trabajos sobre diferencias de ingresos por género son
los de Saavedra (1987); Khandker (1990); y Garavito (2009).
237
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
238
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
8
Se sabe que nacen más hombres que mujeres y que a partir de los 35 a 40 años habrá más mujeres que
hombres debido a la «supermortalidad masculina» (Pressat, 1983).
239
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
de los ingresos laborales. Se han construido dos índices: uno para la sección del cua-
dro sobre ingresos por sexo y uno para la sección del cuadro sobre ingresos por lengua
materna. Las bases son el ingreso mensual promedio de las mujeres y el ingreso men-
sual promedio de los trabajadores cuya lengua materna es nativa (quechua, aymara
o amazónica), respectivamente. Así vemos en primer lugar que los varones tienen un
ingreso mensual 53% mayor que el de las mujeres, mientras que los individuos cuya
lengua materna es el castellano tienen un ingreso mensual 54% mayor que el de los
individuos cuya lengua materna es nativa.
240
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
241
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Examinando en primer lugar las diferencias de ingresos por sexo, vemos que los
varones cuya lengua materna es el castellano tienen ingresos 53% mayores que las
mujeres; mientras que en el caso de los trabajadores cuya lengua materna es nativa,
242
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
los varones obtienen ingresos 64% mayores que las mujeres. Las diferencias de ingre-
sos entre mujeres y varones en las áreas urbana y rural son muy similares (64% y
63%, a favor de los varones). Las diferencias de ingresos por sexo son mayores a
mayor edad, siendo de 65% en el grupo de 45-64 años. En cuanto a los niveles de
educación, las diferencias de ingresos son mayores para quienes tienen educación
secundaria (63%). En este mismo tema, la diferencia de ingresos por sexo para quie-
nes estudian o estudiaron en centros educativos privados es de 51%, mientras que
para quienes estudian o estudiaron en centros educativos públicos es de 49%; es decir
las brechas son muy similares. En cuanto a características personales relacionadas a la
posición del trabajador en el hogar, encontramos que las diferencias de ingresos por
sexo son mayores para los casados o convivientes (60%) que para el resto de trabaja-
dores (23%). De manera similar la diferencia de ingresos por sexo entre los jefes de
hogar es de 70% mientras que para quienes no son jefes es de 28%.
Entre las diferencias relacionadas a la ocupación, la mayor brecha de ingresos por
sexo de acuerdo a la categoría ocupacional se da entre los obreros, donde los varones
tienen un ingreso mensual superior en 86% a las mujeres; en este caso las razones
están ligadas al mayor nivel de educación de los varones en general y al bajo porcentaje
de mujeres obreras (ver anexos 2A y 2B). Asimismo, los trabajadores independientes
varones tienen un ingreso 56% superior al de las mujeres. En el caso del tamaño de
empresa, las mayores diferencias por sexo se dan en las empresas con menos de cin-
cuenta trabajadores (poco más del 50%, a favor de los varones). Si vemos los datos
de ingresos por actividad económica, encontramos que en algunos casos las mujeres
tienen ingresos mensuales promedio mayores que los varones, como en pesca y en
suministro de electricidad, gas y agua, actividades donde el porcentaje de mujeres es
mínimo. En este caso el mayor ingreso de las mujeres estaría ligado a la diferencia en
categoría ocupacional en la cual se insertan en dichas actividades, ya que gran parte
de los varones son obreros mientras que la mayoría de las mujeres son empleadas de
oficina. Finalmente, si vemos las diferencias por grupos ocupacionales encontramos
que en todos los casos las mujeres tienen ingresos menores que los varones.
Examinando ahora las diferencias de ingresos por lengua materna, vemos en pri-
mer lugar que la diferencia entre las mujeres es mayor (63%) que entre los varones
(53%), a favor de quienes tienen el castellano por lengua materna. En este caso si hay
diferencias apreciables entre quienes viven en el área urbana (21%) y quienes viven
en el área rural (29%). Así, el hablar bien el castellano significaría una diferencia en
el acceso a los mercados de crédito y trabajo, y en la capacidad de adoptar y emplear
tecnologías modernas. Las diferencias de ingresos por lengua materna también son
mayores a mayor edad, siendo de 57% en el grupo de 45-64 años. En cuanto a los
niveles de educación, las diferencias de ingresos son mayores para quienes no tienen
243
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
4. Análisis econométrico
En esta sección examinamos las diferencias en los ingresos por hora por medio de
pruebas T de medias, mediante las cuales vamos a determinar si las diferencias en
capital humano y físico, así como el sexo y la lengua materna, explican en parte
la desigualdad de ingresos entre los trabajadores. Asimismo, vamos a estimar ecua-
ciones de ingresos a la Mincer para determinar los efectos de cada variable sobre
los ingresos laborales y determinar si los coeficientes estimados son estadísticamente
diferentes tanto por sexo como por lengua materna. Vamos a realizar ambos análisis
con los ingresos por hora en la ocupación principal de los trabajadores.
244
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
a) Pruebas T de medias
El contraste de T de medias asume que los errores aleatorios en las muestras poblacio-
nes se distribuyen como una función normal y que sus errores estándar son similares.
La fórmula general para calcular el estadístico T sobre las medias de la variable X para
los grupos A y B es la siguiente:
XA − XB
t=
SXA − SXB
La diferencia en los errores estándar se calcula de la siguiente forma:
( N − 1) S12 + ( N 2 − 1) S 2 2 1 1
SXA − SXB = 1 +
N1 + N 2 − 2 N1 N 2
Donde N1 y N2 son los tamaños de cada muestra. Con el fin de llevar a cabo el análisis
de T de medias calculamos los ingresos por hora en la ocupación principal de los trabaja-
dores. Una inspección inicial de las medias de ingreso por hora de los grupos estudiados
mostró que las desviaciones estándar no son estadísticamente iguales en la mayoría de
los casos, por lo cual estimamos una prueba T de medias para varianzas desiguales.
En los cuadros 3A y 3B presentamos las pruebas T de medias por sexo para las mis-
mas variables de los cuadros 2A y 2B. Vemos en primer lugar que la diferencia de ingresos
por hora entre varones y mujeres es de 27% y significativa en el agregado. Las diferencias
de ingresos por sexo, tanto para los trabajadores cuya lengua materna es el castellano
como para aquellos cuya lengua materna es nativa, son significativas, de 24% y 53%, res-
pectivamente. Es decir, la diferencia de ingresos por sexo es mayor entre los trabajadores
cuya lengua materna es nativa, tal como encuentran Ñopo, Saavedra y Torero (2004).
En el caso del capital humano vemos que aun controlando por niveles de educación,
persisten diferencias en los ingresos entre los sexos. Vemos que no hay diferencia estadís-
tica de ingresos entre mujeres y varones que estudiaron en un centro educativo privado,
mientras el estudiar en un centro educativo público no elimina estas diferencias. En
cuanto a las variables relacionadas con la demanda, vemos que no existen diferencias de
ingresos por hora por sexo significativas entre los patrones, los trabajadores en empresas
entre 10 y 99 trabajadores y los trabajadores de la construcción y de algunos servicios.
En los cuadros 4A y 4B presentamos las pruebas T de medias por lengua materna
para las mismas variables. Vemos en primer lugar que la diferencia de ingresos por hora
entre trabajadores cuya lengua materna es el castellano y aquellos cuya lengua materna
es nativa es de 45% y significativa en el agregado. La diferencia de ingresos por hora
por lengua materna entre las mujeres (69%) es mayor que entre los varones (36%). Si
bien los resultados por área y por grupos de edad mantienen las brechas, los resultados
245
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
por educación nos muestran que esta reduce las brechas de ingresos por lengua materna
en sus niveles superiores. En este caso sí existe una diferencia significativa de ingresos por
hora por lengua materna, independientemente del centro educativo. Existen asimismo
diferencias de ingresos por hora por lengua materna para todos los tamaños de empresa
y no hay mayor diferencia con los resultados descriptivos para el resto de variables.
Cuadro 3A. Perú: pruebas T de medias de ingresos por hora por sexo 2010
Mujeres Varones T-Medias
Ingreso por Hora
4,88 6,22 -7,48
Lengua Materna
Castellano 5,39 6,66 -5,49
L. Nativa 3,18 4,88 -11,97
Área
urbana 5,52 7,38 -10,68
rural 3,44 4,55 -2,45
Grupos de Edad
14-24 4,18 4,25 -0,09
25-44 5,48 6,86 -6,53
45-64 4,90 7,03 -11,65
65 y más 2,96 4,73 -3,79
Nivel Educativo
Sin nivel 2,43 3,10 -2,59
Primaria 3,11 4,49 -9,45
Secundaria 4,69 5,64 -2,21
Superior No Universitaria 6,68 7,71 -2,56
Superior Universitaria 9,25 11,91 -4,98
Tipo de Centro Educativo
Privado 8,53 9,32 -0,77
Público 4,48 5,87 -11,46
Estado Civil
Casado o Conviviente 5,16 6,80 -9,59
Otro 4,59 5,13 -1,73
Posición en el Hogar
Jefe de Hogar 4,78 6,75 -8,68
No Jefe 4,92 5,26 -1,51
Categoría Ocupacional
Empleador o Patrono 9,66 11,57 -1,67
Trabajador Independiente 3,85 4,91 -7,92
Empleado 7,81 9,02 -1,95
Obrero 2,96 4,79 -16,93
Trabajador del Hogar 2,94 3,75 -1,96
L. Nativa*: Incluye quechua, aymara y las lenguas amazónicas.
T-Medias<1,95: No hay diferencia de ingresos por hora significativa
246
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
Cuadro 3B. Perú: pruebas T de medias de ingresos por hora por sexo 2010
Mujeres Varones T-Medias
Ingreso por Hora
4,88 6,22 -7,48
Tamaño de Empresa
1 - 9 trabajadores 3,94 5,31 -10,73
10-49 trabajadores 7,36 7,14 0,09
50-99 trabajadores 6,58 6,42 0,24
100 y más trabajadores 8,49 9,21 -2,44
Actividad Económica
Agric., ganad., caza y silvic. 2,76 4,51 -10,97
Pesca 29,71 8,42 1,169
Explotación minas y canteras 11,08 11,56 -0,17
Industrias manufactureras 3,25 6,79 -6,23
Sum. electricidad, gas y agua 10,83 9,28 0,45
Construcción 6,42 6,46 -0,04
Comercio por mayor y menor 4,85 6,32 -4,90
Hoteles y restaurantes 4,10 6,09 -5,24
Transp., almacen. y comunic. 4,45 5,14 -1,90
Intermediación financiera 10,19 11,79 -1,21
Actividades inmobiliarias emp. 6,61 8,59 -2,69
Administrac. pública y defensa 6,86 8,32 -3,75
Enseñanza privada 9,46 10,49 -2,63
Serv. sociales y salud privados 9,83 11,19 -0,94
Otros serv. comun., pers., soc. 4,74 6,95 -1,91
Grupos Ocupacionales
Fuerzas Armadas y Policiales 7,21 7,64 -0,74
Poder Ejecutivo y Legislativo 14,31 21,61 -2,05
Profesionales, científicos, intel. 10,66 13,20 -5,62
Técnicos de nivel medio 11,49 12,29 -0,27
Jefes y empleados de oficina 6,80 8,24 -3,69
Trabajadores calif. de servicios 3,88 5,69 -7,45
Agricultores y trab. calificados 2,98 5,03 -9,38
Obreros ind. extract. y manuf. 2,73 5,95 -10,49
Obreros constr., artes graf. 3,09 5,84 -7,65
No especif. y otros no calif. 4,13 4,34 -1,29
L. Nativa*: Incluye quechua, aymara y las lenguas amazónicas.
T-Medias<1,95: No hay diferencia de ingresos por hora significativa
247
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Cuadro 4A. Perú: pruebas T de medias de ingresos por hora por lengua materna 2010
Castellano L. Nativa* T-Medias
Ingreso por Hora
6,14 4,22 -14,79
Sexo
Mujeres 5,39 3,18 -10,07
Varones 6,66 4,88 -11,38
Área
urbana 6,76 5,32 -7,91
rural 4,59 3,59 -3,55
Grupos de Edad
14-24 4,42 3,10 -3,31
25-44 6,63 4,88 -9,39
45-64 6,84 4,64 -11,55
65 y más 5,28 2,64 -5,39
Nivel Educativo
Sin nivel 3,33 2,19 -3,49
Primaria 4,05 3,79 -1,64
Secundaria 5,45 4,67 -3,28
Superior No Universitaria 7,29 6,83 -0,94
Superior Universitaria 10,14 10,85 -0,73
Tipo de Centro Educativo
Privado 9,12 6,73 -3,56
Público 5,64 4,46 -9,89
Estado Civil
Casado o Conviviente 6,82 4,67 -13,99
Otro 5,24 3,27 -8,94
Posición en el Hogar
Jefe de Hogar 7,15 4,65 -14,08
No Jefe 5,38 3,46 -10,54
Categoría Ocupacional
Empleador o Patrono 12,05 8,31 -4,04
Trabajador Independiente 4,84 3,57 -10,25
Empleado 8,58 6,89 -4,35
Obrero 4,54 3,91 -4,34
Trabajador del Hogar 3,01 2,78 -1,49
L. Nativa*: Incluye quechua, aymara y las lenguas amazónicas.
-Medias<1,95: No hay diferencia de ingresos por hora significativa.
248
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
Cuadro 4B. Perú: pruebas T de medias de ingresos por hora por lengua materna 2010
Castellano L. Nativa* T-Medias
Ingreso por Hora
6,14 4,22 -14,79
Tamaño de Empresa
1 - 9 trabajadores 5,08 3,84 -10,45
10-49 trabajadores 7,61 4,91 -2,65
50-99 trabajadores 6,67 4,73 -4,52
100 y más trabajadores 9,18 7,39 -6,58
Actividad Económica
Agric., ganad., caza y silvic. 4,53 3,44 -6,02
Pesca 8,45 13,05 0,90
Explotación minas y canteras 12,23 9,96 -1,67
Industrias manufactureras 5,63 3,91 -3,06
Sum. electricidad, gas y agua 9,39 9,98 0,26
Construcción 6,82 5,04 -4,80
Comercio por mayor y menor 5,69 4,21 -4,96
Hoteles y restaurantes 4,61 3,94 -2,87
Transp., almacen. y comunic. 5,06 5,23 0,37
Intermediación financiera 11,30 6,03 -3,35
Actividades inmobiliarias emp. 7,98 7,75 -14,76
Administrac. pública y defensa 8,42 5,41 -9,32
Enseñanza privada 9,87 10,11 0,54
Serv. sociales y salud privados 10,61 7,76 -2,12
Otros serv. comun., pers., soc. 5,67 3,29 -2,39
Grupos Ocupacionales
Fuerzas armadas y policiales 7,68 6,20 -1,98
Poder ejecutivo y legislativo 19,86 11,72 -2,78
Profesionales, científicos, intel. 11,99 10,6 -2,95
Técnicos de nivel medio 11,88 13,51 0,76
Jefes y empleados de oficina 7,59 6,01 -3,32
Trabajadores calif. de servicios 4,48 3,77 -3,17
Agricultores y trab. calificados 5,24 3,70 -6,27
Obreros ind. extract. y manuf. 4,94 4,24 -2,05
Obreros constr., artes graf. 5,81 5,39 -1,67
No especif. y otros no calif. 4,44 3,55 -6,08
L. Nativa*: Incluye quechua, aymara y las lenguas amazónicas.
T-Medias<1,95: No hay diferencia de ingresos por hora significativa.
249
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
En general, es importante notar que allí donde la diferencia de ingresos por lengua
materna es a favor de las mujeres o de los trabajadores cuya lengua materna es nativa,
las brechas de ingresos no son estadísticamente significativas. Vemos además que la
brecha de ingresos por hora de acuerdo al sexo (27%) es menor que la brecha de
ingresos por lengua materna (45%), resultado diferente al obtenido por la simple
comparación de los ingresos mensuales donde las brechas eran muy similares. Asi-
mismo, cruzando las variables encontramos que la diferencia de ingresos por sexo
es mayor entre los trabajadores cuya lengua materna es nativa y que la diferencia de
ingresos por lengua materna es mayor entre las mujeres.
Con respecto a las brechas de ingresos, ya sea por sexo o por lengua materna,
vemos que estas persisten aun controlando por las variables que estarían determi-
nando diferencias en los ingresos. Vemos así que si bien las diferencias en los niveles
de educación no eliminan las brechas de ingresos por sexo, sí lo hacen en algunos
casos con las brechas de ingresos por lengua materna, sobre todo en los niveles de
educación superior. Podemos ver, asimismo, que el tamaño de empresa explica en
parte las diferencias de ingresos por sexo, ya que existen diferencias de ingresos por
hora por sexo en las microempresas y en las empresas de cien y más trabajadores. En
el caso de la lengua materna, las diferencias de ingresos se dan a nivel de todos los
tamaños de empresa. Finalmente, las diferencias de ingresos por sexo y por lengua
materna se mantienen para la mayoría de actividades económicas y grupos ocu-
pacionales, pero creemos que debido al gran número de rubros en estos dos casos
es preferible analizar los resultados en forma más agregada, lo cual haremos en la
siguiente sección.
b) Ecuaciones de Mincer
En esta sub sección estimamos ecuaciones de ingresos de Mincer (1970) con el fin de
obtener los determinantes de los ingresos laborales, tomando en cuenta las diferen-
cias por sexo y por lengua materna. Presentamos una estimación general para toda
la muestra (cuadro 5), y en los Anexos 3A-3D estimaciones separadas para mujeres,
varones, trabajadores cuya lengua materna es el castellano y trabajadores cuya lengua
materna es nativa.
La ecuación de Mincer para el individuo i es la siguiente:
j =m
ln( wi ) = ∑ a j X j + ui
j =0
Donde ln(wi) es el logaritmo natural del ingreso por hora, Xj las variables que
explican dicho ingreso, aj los coeficientes a estimar y ui el término estocástico.
250
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
9
Variable dicotómica cuyo valor es uno si el trabajador es varón y cero si es mujer.
10
Variable dicotómica cuyo valor es uno si la lengua materna del trabajador es nativa y cero si su lengua
materna es el castellano.
11
Variable dicotómica cuyo valor es uno si el trabajador estudia o estudio en un centro educativo pri-
vado y cero si lo hizo en un centro educativo público.
12
Variable dicotómica cuyo valor es uno si el individuo trabaja en una microempresa (entre uno y nueve
trabajadores) y cero en caso contrario.
13
Dos variables dicotómicas: una cuyo valor es uno si el individuo trabaja en el sector primario (agri-
cultura, caza, silvicultura, pesca, explotación de minas y canteras) y cero en caso contrario; y otra
cuyo valor es uno si el individuo trabaja en el sector terciario (comercio al por mayor y menor, hoteles
y restaurantes, transportes, almacenamiento y comunicaciones, intermediación financiera, actividades
inmobiliarias, administración pública y defensa, enseñanza privada, servicios sociales y de salud priva-
dos, otros servicios) y cero en caso contrario.
14
Variable dicotómica cuyo valor es uno si el grupo ocupacional del individuo se refiere a una ocupa-
ción manual (trabajadores calificados de servicios, agricultores y trabajadores calificados, obreros de
industrias extractivas y manufactureras, obreros de construcción y artes gráficas, y ocupaciones no espe-
cificadas y otros no calificados) y cero en caso contrario.
251
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
ingresos 13% menores que aquellos cuya lengua materna es el castellano. La brecha
de ingresos por lengua materna se mantiene si separamos la muestra por sexo; así
podemos ver en los Anexos 3A y 3B que los varones cuya lengua materna es nativa
obtienen un ingreso por hora 12% menor que el de aquellos cuya lengua materna
es el castellano, mientras que en el caso de las mujeres, su ingreso por hora es un
10% menor. Si separamos la muestra por lengua materna (anexos 3C y 3D) los
varones obtienen un ingreso por hora 22% mayor que las mujeres si su lengua
materna es el castellano y un ingreso por hora 36% mayor si su lengua materna
es nativa. En cuanto a las variables de capital humano, los años de educación y
la experiencia laboral tienen el efecto positivo esperado; sin embargo, el coefi-
ciente no es significativo si corremos la regresión solamente para los varones. El
haber estudiado —o estar estudiando— en un centro educativo privado aumenta
el ingreso por hora en relación a quienes han estudiado en un centro educativo
público, en todos los casos. En cuanto a las variables relacionadas al capital físico
de la empresa vemos que el trabajar en una microempresa, en el sector primario,
o realizando un trabajo manual reduce los ingresos por hora de los trabajadores15.
El trabajar en el sector terciario aumenta el ingreso por hora obtenido en el agre-
gado, para las mujeres y para aquellos trabajadores cuya lengua materna es nativa,
y los disminuye para los varones y los trabajadores cuya lengua materna es el cas-
tellano16. Vemos asimismo que el ser varón y el tener una lengua materna nativa
elevan la probabilidad de participar en la fuerza laboral y tener ingresos laborales
diferentes de cero para el agregado; sin embargo el efecto de ser varón es positivo
solamente para los trabajadores cuya lengua materna es el castellano, mientras el
efecto positivo sobre la participación laboral de tener una lengua materna nativa se
da solamente en el caso de las mujeres. Asimismo, ser casado o conviviente, o ser
jefe de hogar elevan la probabilidad de participación en la fuerza laboral, mientras
que una mayor edad, un mayor ingreso no laboral familiar, o el vivir en el área
urbana reducen esta probabilidad, tanto para el agregado como para las muestras
por sexo y por lengua materna. Dado que el Lambda de Mills es significativo en
todos los casos, su inclusión ha corregido el sesgo de selección en la estimación de
las ecuaciones de ingresos.
15
Sin embargo, el signo negativo para el caso de los varones que trabajan en una microempresa no es
significativo.
16
El signo negativo no es significativo para los trabajadores cuya lengua materna es castellano, lo cual
sucedería por los signos distintos para el caso de mujeres y varones.
252
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
253
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
lengua materna, de los años de experiencia laboral, del tipo de centro educativo y de
realizar un trabajo manual. En cambio, sí existen diferencias significativas por sexo en
los coeficientes de los años de educación, del cuadrado de la experiencia laboral y de
trabajar en una microempresa, en el sector primario o en el sector terciario.
En el caso de las regresiones por lengua materna vemos que no hay diferencias sig-
nificativas en los coeficientes del sexo, de los años de experiencia laboral, del tipo de
centro educativo, de trabajar en el sector primario o de realizar un trabajo manual.
Sí existen diferencias significativas, en cambio, en los coeficientes de los años de edu-
cación, del cuadrado de la experiencia laboral, y de trabajar en una microempresa o
en el sector terciario.
Por lo tanto, podemos decir que ser varón aumenta los ingresos laborales por
hora en magnitudes similares, independientemente de la lengua materna, y que tener
una lengua materna nativa reduce los ingresos en magnitudes similares independien-
temente del sexo. En cuanto a las variables de capital humano solamente los años de
educación y la experiencia laboral al cuadrado tienen efectos distintos de acuerdo al
sexo, o de acuerdo a la lengua materna. Esto es consistente con el enfoque adoptado
en este trabajo con respecto a las diferentes trayectorias de ingresos según las diferen-
cias en los activos no económicos. En cuanto a las variables de demanda, solamente
el tamaño de empresa y el trabajar en el sector terciario tienen efectos distintos de
acuerdo al sexo y a la lengua materna. El trabajar en el sector primario solamente
tiene efectos distintos por sexo.
254
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
255
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Anexo 2A. Perú: estructura de la PEA ocupada por sexo y por lengua materna
Mujeres Varones Castellano L. Nativa*
PEA Ocupada
100 153 154 100
Mujer ---- ---- 41,7 39,5
Varón ---- ---- 58,3 60,5
Castellano 79,3 77,8 ---- ----
Quechua* 20,7 22,2 ---- ----
Área
urbana 74,5 65,0 76,6 40,9
rural 25,5 35,0 23,4 59,1
Grupos de Edad
14-24 17,5 18,4 19,9 11,4
25-44 44,9 42,1 45,7 34,4
45-64 30,1 30,3 28,2 37,7
65 y más 7,5 9,2 6,2 16,5
Nivel Educativo
Sin nivel 8,9 2,5 2,9 13,4
Primaria 26,0 27,8 21,8 46,2
Secundaria 34,9 43,0 40,0 31,2
Superior No Universitaria 15,8 13,1 16,7 5,3
Superior Universitaria 14,4 13,6 16,6 3,9
256
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
257
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Anexo 2B. Perú: estructura de la PEA ocupada por sexo y por lengua materna
Mujeres Varones Castellano L. Nativa*
PEA Ocupada
100 153 154 100
1 - 9 trabajadores 74,8 67,7 66,9 84,3
10-49 trabajadores 7,1 9,8 9,8 4,9
100 y más trabajadores 16,6 19,8 20,8 9,9
Actividad Económica
Agric., ganad., caza y silvic. 15,7 30,4 18,2 46,6
Pesca 0,0 0,9 0,7 0,2
Explotación minas y canteras 0,3 2,0 1,1 1,8
Industrias manufactureras 11,1 10,8 11,7 8,1
Sum. electricidad, gas y agua 0,1 0,4 0,4 0,1
Construcción 0,4 9,9 6,2 5,5
Comercio por mayor y menor 26,0 12,3 18,9 14,3
Hoteles y restaurantes 12,2 2,2 6,5 5,5
Transp., almacen. y comunic. 1,8 11,7 8,6 4,2
Intermediación financiera 0,7 0,6 0,8 0,1
Actividades inmobiliarias emp. 3,5 4,9 5,2 1,3
Administrac. pública y defensa 3,2 5,4 4,7 3,7
Enseñanza privada 7,9 3,8 6,3 2,5
Serv. sociales y salud privados 3,3 1,2 2,4 0,8
Otros serv. comun., pers., soc. 13,8 3,5 8,3 5,3
Grupos Ocupacionales
Fuerzas Armadas y Policiales 0,1 1,2 0,9 0,2
Poder Ejecutivo y Legislativo 0,5 0,7 0,8 0,1
Profesionales, científicos, intel. 9,1 5,7 8,4 2,5
Técnicos de nivel medio 5,7 7,6 8,1 2,1
Jefes y empleados de oficina 6,9 4,3 6,4 1,4
Trabajadores calif. de servicios 26,6 6,9 15,5 13,3
Agricultores y trab. calificados 11,6 23,6 13,0 39,2
Obreros ind. extract. y manuf. 8,1 9,8 9,3 8,1
Obreros constr., artes graf. 0,9 14,9 9,9 6,3
No especif. y otros no calif. 30,5 25,3 27,7 26,8
Total 100,0 100,0 100,0 100,0
Observaciones 1/ 5 496 220 7 833 281 10 449 446 2 880 055
L. Nativa*: Incluye quechua, aymara y las lenguas amazónicas.
Fuente: INEI - ENAHO 2010. Módulos 300 y 500. Valores expandidos.
258
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
259
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
260
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
261
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Número de obs = 15
Obs Truncadas = 3 067
Modelo de Selección de Heckman en dos etapas
Obs No Truncadas = 11 817
(modelo de regressión con sesgo de selección)
Test de Wald chi2(9) = 3,59E+3
Prob > chi2 = 0,000
Coef. Std. Err. z P>|z|
Ln(Ingreso por Hora)
Sexo 0,3568 0,1921 18,57 0,000
Años de Educación 0,0331 0,0022 15,05 0,000
Años de Experiencia Lab. 0,0269 0,0016 16,58 0,000
Años Exp. Lab. al cuadrado -0,0005 0,0000 -14,85 0,000
Centro Educativo Privado 0,0459 0,0452 1,02 0,309
Microempresa -0,4714 0,0271 -17,39 0,000
Sector Primario -0,2279 0,0275 -8,30 0,000
Sector Terciario 0,1970 0,0288 6,84 0,000
Trabajo Manual -0,3988 0,0432 -9,23 0,000
Constante 1,2741 0,0582 21,89 0,000
Select
Sexo -0,0463 0,0223 13,34 0,000
Edad -0,0094 0,0008 -22,38 0,000
Casado o Conviviente 0,5150 0,0276 21,35 0,000
Jefe de Hogar 0,8222 0,0356 24,50 0,000
Ingreso No Laboral Familiar -0,0001 0,0000 -10,36 0,000
Sector Urbano -0,3471 0,0278 -7,41 0,000
Constante 0,8091 0,0349 23,61 0,000
Lambda de Mills -0,6371 0,0349 -13,18 0,000
rho -0,7065
sigma 0,9017
262
Cecilia Garavito. Desigualdad en los ingresos: género y lengua materna
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Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
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265
Janina León Castillo y Javier M. Iguíñiz Echeverría
Editores
De esta edición:
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1. Introducción1
En este artículo se analiza la experiencia peruana reciente sobre el acceso a los servi-
cios públicos y su relación con la desigualdad en diferentes niveles. En una primera
parte se discuten algunos aspectos conceptuales relacionados con el acceso a servicios
públicos, la pobreza y la igualdad de oportunidades, la justificación de la interven-
ción del Estado en la garantía del acceso a los servicios públicos y los mecanismos
a través de los cuales se puede lograr este objetivo. En una segunda parte se realiza
una revisión de la experiencia peruana, identificando los principales avances logrados
en los últimos años, las disparidades en el acceso a servicios públicos en diferentes
sectores por nivel socio económico y región, y la evaluación de los instrumentos
que se han utilizado para tratar de reducirlas. Y en la tercera parte se mencionan las
conclusiones y recomendaciones de política que se derivan del presente documento.
2. Aspectos conceptuales
a) Acceso a servicios públicos, pobreza y desarrollo
1
Agradecemos la excelente asistencia de Beatriz Canchari y Tatiana Nario. El documento se benefició
de estadísticas elaboradas por Juan Manuel García y de información y comentarios de Iván Lucich así
como de las discusiones con José Gallardo y José Távara sobre estos temas. Los errores y omisiones son
de exclusiva responsabilidad de los autores.
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
198
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
de dos o más servicios públicos genera un mayor efecto sobre el bienestar de la pobla-
ción que su provisión separada.
Una línea de investigación no explorada es que la acumulación de activos es un
proceso que no solo depende de la capacidad individual sino del entorno y acceso a
servicios que potencian el valor de esos activos, como el acceso a servicios públicos.
Se ha mostrado, por ejemplo, que cuando las familias acumulan activos que no son
modernos o comercializables estos no ayudan a salir de la pobreza. Así, la selec-
ción del tipo específico de activos que acumula la familia sería un proceso también
influenciado por el entorno. Desde esta perspectiva, servicios públicos como telefo-
nía o energía serían de extrema utilidad para potenciar el proceso de acumulación.
Por el contrario, la carencia de estos servicios limitaría considerablemente el proceso
de acumulación individual.
Además, dado que lo usual es que los pobres enfrenten shocks que los vuelven
a sumergir en la pobreza, una variable que eventualmente reduce esa vulnerabili-
dad podría ser el acceso a estos servicios, entendidos como activos básicos. Una vez
potenciado el proceso de acumulación, se generaría el efecto de mejorar la capacidad
de pago de las familias, lo cual precisamente hace sostenible el financiamiento de los
servicios públicos. Inicialmente, el acceso solo puede lograrse con tarifas subsidiadas
o con la oferta de planes y esquemas tarifarios que permitan afrontar shocks, por
ejemplo bajo la modalidad prepago, o planes de consumo que contemplan cargos
fijos reducidos, los cuales no traen consigo obligaciones permanentes que luego no
se puedan afrontar.
199
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Este reconocimiento del rol del Estado es válido incluso con su carácter sub-
sidiario, adoptado luego de los problemas con las empresas públicas y el modelo
de los años noventa y se justifica solo cuando los agentes privados no proveen el
servicio en las condiciones deseables para la sociedad. En este sentido, no existe un
conflicto entre el objetivo del acceso universal e igualitario a los servicios públicos y
el rol del Estado. La discusión más viene por la justificación específica en cada caso,
incluyendo la discusión sobre qué actividades son servicios públicos y cuáles no, y los
instrumentos que pueden utilizarse, algunos más eficaces que otros.
En el caso particular del Perú, el Tribunal Constitucional reconoce que, si bien
en el Perú no se define explícitamente un servicio público, existen cuatro elementos
que permiten caracterizarlos (Danós, 2008): i) su naturaleza esencial para la socie-
dad, ii) la necesaria continuidad de su prestación en el tiempo, iii) su naturaleza
regular, es decir que debe mantener un estándar mínimo de calidad y, iv) la necesidad
de que su acceso se otorgue en condiciones de igualdad. Este último aspecto indica
que el servicio público es considerado un derecho de los ciudadanos independiente-
mente de su capacidad de pago u otra característica. En este sentido, el Estado debe
tratar de conseguir el acceso universal a estos servicios, no solo por las externalidades
positivas que puede generar o mejoras en la productividad por ejemplo, sino como
un objetivo de un mayor nivel.
Sin embargo, dado que ningún mercado es perfecto, la intervención del Estado
en la provisión de los servicios públicos debe no solo identificar bien qué servicios
tienen este carácter sino la magnitud de la intervención, si será temporal o perma-
nente, los incentivos que puede generar en los agentes económicos, los conflictos de
objetivos que pueden existir y la dinámica a la que puede dar lugar después. Tal como
indica Coase (1961) debe tenerse en cuenta que el Estado también puede «fallar» y
que esta falla tiene costos para la sociedad.
En este sentido, organismos multilaterales como el Banco Mundial, en base a
su experiencia en diferentes sectores (Navas-Sabater, Dymond & Juntunen, 2002)
han buscado caracterizar la problemática del acceso desde la perspectiva del tipo
de política aplicable. El enfoque plantea la existencia de dos brechas de acceso, una
denominada brecha de mercado, relacionada a las reformas de mercado, la reducción
de las barreras a la entrada, la participación privada y el fomento de la competencia
que pueden reflejarse en una mejora en la cobertura de los servicios, y otra denomi-
nada la brecha real, la cual solo se podría cerrar con una intervención más directa del
Estado, por ejemplo a través de esquemas de subsidios.
El gráfico 1 ilustra el significado de estos conceptos centrales. El eje vertical
corresponde a la oferta, y expresa un movimiento desde zonas densamente pobladas
200
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
con bajos costos de provisión, hacia zonas rurales con población más dispersa
y geografía más difícil, cuya atención involucra costos más altos. De otro lado, el eje
horizontal representa el lado de la demanda. En este caso empezamos, en el origen de
las coordenadas, con familias de ingresos más altos, y hacia la derecha se encuentran
las familias de ingresos más bajos.
100% de Comunidades
Acceso
Áreas de Altos
Universal
Costos
Brecha de
Frontera de Sostenibilidad Acceso
100% de Población
Frontera de Eficiencia de Mercado
Frontera de sostenibilidad
Oferta
Mercado
Existente
Costos
Demanda
201
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
202
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
Puede advertirse entonces que para cerrar la «brecha de acceso» en áreas «antieco-
nómicas» caracterizadas por condiciones topográficas difíciles y barreras geográficas,
o bien llegar hasta clientes de escasos recursos, los gobiernos deben recurrir a un
abanico más amplio de instrumentos. La experiencia muestra que muchas de algunas
de estas áreas pueden resultar lucrativas en el mediano plazo, cuando se estimula
la participación de los operadores privados y se establece un régimen regulatorio
transparente y equitativo. También pueden crearse incentivos regulatorios con el
propósito de atraer inversionistas hacia zonas que suponen altos costos y riesgos ele-
vados, a través de políticas específicas de acceso universal y programas públicos de
subsidio a la inversión. Estas estrategias de promoción por parte del Estado pueden
maximizar su impacto al potenciar competitivamente la inversión privada mediante
subsidios mínimos y bien dirigidos («subsidios inteligentes») a fin de alcanzar rendi-
mientos sociales satisfactorios y viabilidad comercial en el largo plazo.
Es importante recalcar la diferencia entre servicio y acceso universal. El acceso
universal se refiere a la existencia de un acceso razonable para todos, incluye el ser-
vicio universal para quienes puedan pagar por el servicio. El servicio universal, por
otro lado, debe cumplir con tres características: (i) disponibilidad, (ii) acceso no dis-
criminatorio y (iii) asequibilidad2 general del servicio. Estadísticamente, este se mide
en términos de porcentaje, como el número de hogares que cuentan con el servicio
(una discusión amplia para el caso de las telecomunicaciones se puede encontrar en
Caraimpoma & Solar, 2010). Normalmente se considera que el acceso universal es
una etapa previa al servicio universal y una meta menos ambiciosa, por ejemplo, dar
telecomunicaciones a través de teléfonos públicos.
La demanda de acceso a servicios públicos en el Perú ha sido poco estudiada,
siendo uno de los primeros estudios el de Pascó-Font, Gallardo y Fry (1999). En este
estudio se analizan, sobre la base de una encuesta de hogares, los determinantes de la
demanda de acceso y uso de los diferentes servicios de telefonía básica. Se encontró
que el costo de instalación era uno de los principales determinantes de la decisión de
acceso y por lo tanto se abogaba a favor de planes de consumo flexibles que permitie-
ran una auto selección de los usuarios.
Al mismo tiempo, debe tenerse en cuenta que el criterio de equidad en el acceso
genera normalmente un conflicto de objetivos (ver aspectos conceptuales en Gallardo,
1999), en particular entre la eficiencia y la equidad. Dado que la mayor parte de los
servicios públicos tienen segmentos con carácter de monopolio natural, la regulación
de precios ha generado instrumentos como los precios óptimos Ramsey-Boiteux para
2
La asequibilidad se refiere a que debe ofrecerse la prestación del servicio a un precio asequible, razo-
nable según la renta percibida por los consumidores.
203
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
204
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
Curva de
Costos
P0 A F
P1 B E G
P2 C D H
D (Y i,p r)
ED
NR N2 P N1 P N0 P Cobertura
3
Los errores de inclusión consisten en la entrega de subsidios a hogares que nos los necesitan y que
podrían pagar por los servicios. En contraste, los errores de exclusión consisten, como su nombre lo
indica, en la exclusión de familias pobres de la cobertura de los subsidios (familias que carecen de recur-
sos para pagar por los servicios).
205
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
En muchos casos, los subsidios han estado implícitos en la etapa de inversión, la cual
se ha realizado con recursos de «fondos» creados especialmente, entregando el Estado
las obras a los operadores y donde solo se cobran los costos operativos.
A nivel nacional existen algunos estudios sectoriales que se han concentrado
sobre aspectos específicos de la problemática reseñada. Así, Gallardo y Bendezú
(2005) analizan la focalización y la distribución de este mecanismo en el caso eléc-
trico, vigente desde noviembre de 2001. Los resultados muestran que existiría un
importante número de personas que estaría siendo beneficiada por el FOSE pese
a no necesitarlo, especialmente en áreas urbanas. Adicionalmente, el monto total
destinado al subsidio se dirigiría principalmente a hogares no pobres. Finalmente,
mediante el empleo de criterios alternativos de elegibilidad, se logran mejoras en la
focalización y distribución del mismo. Por su parte, Bendezú y Ortiz (2005) realizan
una estimación de las elasticidades de la demanda de agua y simulan un mecanismo
de subsidios basado en los niveles de consumo.
206
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
Fecha de Ley de
Organismo Atribuciones
Creación Creación
Organismo Supervisor Regula las tarifas eléctricas y de gas natural y
Diciembre Ley
de la Inversión en fiscaliza la calidad y seguridad del servicio eléc-
de 1996 Nº 26734
Energía (OSINERG) trico e hidrocarburos.
Superintendencia Regula las tarifas y fiscaliza la calidad de los
Diciembre Decreto Ley
Nacional de Servicios de servicios de saneamiento en las empresas pres-
de 1992 Nº 25965
Saneamiento-SUNASS- tadoras urbanas.
Organismo Supervisor
Decreto Regula las tarifas en telefonía fija, vela por la
de la Inversión Privada Noviembre
Legislativo libre competencia y fiscaliza la calidad de los
en Telecomunicaciones de 1991
Nº 702 servicios de telecomunicaciones.
(OSIPTEL)
Organismo Supervisor Regula, norma, supervisa y fiscaliza, el com-
de la Inversión en portamiento de los mercados en los que actúan
Enero de Ley
Infraestructura de las Entidades Prestadoras de infraestructura de
1998 Nº 26917
Transporte de Uso transporte, asimismo vela por el cumplimiento
Público (OSITRAN) de los contratos de concesión.
Fuente: Gallardo, Quiso y Martínez. Elaboración propia.
207
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
208
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
no llegan a tener acceso a algunos servicios como internet y cable, lo cual explica la
menor proporción de gasto en servicios públicos.
Cuadro 3. Participación del gasto en servicios públicos sobre el gasto total por quintiles
Sin embargo, estas cifras no reflejan de forma exacta la incidencia de los servicios
públicos sobre el gasto de los hogares debido a los problemas de acceso, la cual es algo
mayor. Por ejemplo, si se tiene en cuenta un gasto de 50 nuevos soles solo en agua
y electricidad, este representaría cerca del 7% del gasto en los hogares de menores
ingresos, lo cual si consideramos telecomunicaciones y otros servicios podría superar
fácilmente un 10% lo cual es demasiado alto para ser sostenible.
b) Telecomunicaciones
209
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Analizando los datos por regiones podemos observar que el incremento en el acceso
ha sido menor para el caso de telefonía fija y mayor en el caso de telefonía móvil
para todas las regiones. No obstante, aún se observa que en la costa (45% fijo y 81%
móvil) aún hay un mayor acceso en telecomunicaciones que en la sierra (12% fijo y
63% móvil) y la selva (16% fijo y 63% móvil) (ver cuadro 5).
210
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
En el cuadro 6 se puede apreciar una reducción de los hogares que solo tienen
teléfonos fijos a menos de un 10% y un aumento paralelo de los que solo tienen
teléfonos móviles, cercano a un 50%, lo que indica por un lado que los hogares con
teléfono fijo tienden a usar también teléfonos móviles y por otro lado un cierto grado
de sustitución entre ambos servicios, en particular para los nuevos usuarios.
211
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Otro indicador más desagregado que debe tenerse en cuenta es el acceso a telefo-
nía pública. La población mayor de 14 años que hace uso de la telefonía pública con
moneda o tarjeta alcanza un estimado de 17,6% al 2010, siendo mayor en la zona
urbana (21,1%, mientras que en la zona rural solo alcanza un 6,3%). A nivel regio-
nal, la selva es la que presenta un menor uso de este servicio (13%). La evolución de
este indicador muestra un crecimiento leve en el período 2005-2007, a partir del cual
muestra una caída (ver cuadro 8).
Cuadro 8. Población de 14 años de edad a más que hace uso de telefonía pública
con moneda o tarjeta, según área de residencia y región natural, 2005-2010
Área de residencia / región natural 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Total 17,2 19,6 22,6 20,9 19,6 17,6
Área de residencia
Urbana 20,4 24,0 27,6 25,4 23,6 21,1
Rural 7,3 7,2 7,8 7,6 7,0 6,3
Región natural
Costa 18,6 23,1 26,7 24,2 23,4 20,9
Sierra 16,0 15,6 17,9 17,3 15,0 13,5
Selva 13,1 13,6 15,6 15,3 13,7 13,0
Fuente: INEI – Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), 2005-2010. Elaboración propia.
212
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
Cuadro 9. Población de 14 años de edad a más que hace uso de telefonía pública
con moneda o tarjeta, según departamento, 2005-2010
Departamento 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Total 17,2 19,6 22,6 20,9 19,6 17,6
Amazonas 9,7 12,7 11,9 10,1 7,1 6,1
Ancash 10,3 15,7 15,8 12,8 18,4 16,5
Apurímac 9,9 9,5 10,4 11,1 3,6 6,5
Arequipa 35,9 37,0 39,5 34,7 28,7 26,2
Ayacucho 15,3 13,1 16,5 16,8 16,7 14,1
Cajamarca 9,8 8,8 10,8 9,1 7,1 8,4
Cusco 18,7 17,1 21,9 22,9 20,7 19,7
Huancavelica 5,1 2,6 6,3 7,5 9,7 8,1
Huánuco 11,2 10,3 12,7 12,9 10,3 8,0
Ica 16,6 16,6 11,0 12,8 12,7 10,6
Junín 20,6 20,2 23,6 22,6 20,5 12,1
La Libertad 25,5 23,6 26,2 27,6 20,8 17,7
Lambayeque 18,0 15,6 19,7 18,6 14,6 10,9
Lima 1/ 18,0 25,4 30,5 26,5 26,7 24,3
Loreto 10,6 11,9 16,2 18,5 19,8 22,0
Madre de Dios 12,0 16,4 19,5 16,1 11,8 9,0
Moquegua 20,1 15,8 13,9 12,8 14,3 12,8
Pasco 15,3 13,7 12,4 5,0 8,8 10,7
Piura 13,9 15,5 15,4 16,2 12,6 9,0
Puno 11,3 10,5 13,0 14,2 12,5 13,9
San Martín 15,6 12,5 14,6 16,6 11,1 11,2
Tacna 21,7 22,7 15,1 13,3 18,5 16,5
Tumbes 16,4 11,9 15,3 12,6 15,0 12,4
Ucayali 17,1 19,3 19,8 17,8 15,2 13,9
1/ Incluye Lima Metropolitana y la provincia Constitucional del Callao.
Fuente: INEI – Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), 2005-2010. Elaboración propia.
213
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
214
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
215
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
c) Electricidad
En el caso del sector eléctrico, el porcentaje de hogares con acceso a energía se ha ido
incrementado, al pasar de un 72% en el año 2001 a cerca de 88% en 2010. Además, al
analizar la información por departamentos podemos observar que Lima, Callao, Ica y
Tumbes presentan un mayor nivel de acceso, mientras que los departamentos que pre-
sentan un menor nivel de acceso son Amazonas, Cajamarca y Huánuco (ver cuadro 12).
Cuadro 12. Evolución del acceso a energía eléctrica por departamento (2001-2010)
Años 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Total Nacional 72,1% 74,4% 74,4% 75,7% 77,2% 80,2% 82,0% 84,7% 86,4% 87,5%
Amazonas 44,6% 46,4% 52,5% 51,9% 52,9% 55,4% 58,5% 60,6% 63,3% 68,4%
Ancash 63,8% 69,7% 69,8% 68,9% 73,7% 82,1% 84,0% 88,1% 89,4% 89,7%
Apurímac 62,1% 58,0% 60,6% 61,7% 63,8% 68,1% 69,4% 76,8% 79,7% 80,9%
Arequipa 91,0% 84,2% 83,5% 85,8% 89,2% 90,8% 89,9% 90,6% 93,1% 94,2%
Ayacucho 33,7% 44,6% 50,7% 47,3% 48,8% 53,4% 68,1% 68,5% 74,2% 77,9%
Cajamarca 29,4% 32,0% 32,4% 32,8% 37,9% 42,8% 46,6% 48,4% 51,6% 61,5%
Callao 96,1% 97,4% 91,3% 96,2% 97,4% 99,8% 97,3% 99,4% 99,0% 99,2%
Cusco 64,4% 65,8% 65,4% 68,3% 69,6% 70,7% 75,3% 78,0% 82,1% 84,1%
Huancavelica 32,5% 42,5% 53,1% 54,1% 57,3% 61,4% 69,3% 75,6% 72,5% 76,3%
Huánuco 31,9% 31,3% 29,4% 37,4% 39,4% 44,7% 46,8% 56,8% 62,4% 67,5%
Ica 76,0% 86,1% 83,4% 89,2% 91,4% 90,7% 89,6% 92,4% 95,6% 95,5%
Junín 75,0% 76,1% 76,8% 76,7% 82,2% 79,9% 80,5% 84,0% 87,0% 87,2%
La Libertad 72,5% 74,1% 75,3% 73,7% 73,2% 79,9% 79,5% 81,5% 84,5% 84,6%
Lambayeque 71,4% 78,9% 78,1% 80,4% 79,1% 82,4% 84,8% 86,1% 90,0% 92,2%
Lima 95,8% 96,7% 96,5% 96,7% 96,6% 96,9% 97,9% 98,8% 98,7% 98,9%
Loreto 60,2% 57,1% 56,0% 59,7% 58,5% 68,0% 61,8% 67,0% 68,7% 70,0%
Madre de Dios 74,1% 71,4% 70,1% 76,4% 74,0% 79,9% 75,7% 80,6% 87,0% 85,2%
Moquegua 81,5% 75,4% 81,0% 80,9% 79,0% 82,7% 88,1% 90,9% 92,3% 94,0%
Pasco 64,8% 60,6% 66,4% 65,4% 69,4% 70,1% 82,0% 84,3% 84,5% 83,5%
Piura 52,9% 60,3% 60,3% 62,8% 63,8% 73,5% 77,6% 79,5% 81,1% 84,9%
Puno 55,5% 54,7% 51,4% 55,7% 56,2% 62,9% 67,7% 75,8% 78,4% 82,6%
San Martín 51,2% 56,0% 60,7% 63,1% 67,6% 69,1% 68,3% 72,9% 74,5% 76,4%
Tacna 91,5% 92,8% 90,4% 94,5% 95,8% 94,5% 91,1% 93,2% 93,6% 94,5%
Tumbes 79,6% 84,9% 87,0% 91,9% 91,0% 92,8% 92,3% 92,7% 93,3% 95,1%
Ucayali 59,2% 60,6% 62,0% 67,7% 68,8% 70,6% 69,4% 72,9% 77,3% 76,6%
Fuente: INEI – Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO). Elaboración propia.
216
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
Por otro lado, como se observa en el cuadro 13, a nivel de área de residencia se
observa al 2010 que el acceso a energía eléctrica es mucho mayor en el área urbana
(97,3%) que en el área rural (58,6%), aunque en los últimos años esta brecha ha
disminuido. A nivel regional, se observa un mayor acceso en la costa, mientras que la
sierra y selva presentan un nivel de acceso similar, 79,3% y 71,5% respectivamente.
Cuadro 13. Evolución del acceso a energía eléctrica por área de residencia y región natural
(2001-1010)
Área de residencia
2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
/ región natural
Área de residencia
Urbana 88,1% 90,1% 90,9% 91,6% 91,7% 94,2% 93,9% 95,5% 96,1% 97,3%
Rural 27,3% 29,9% 29,7% 32,1% 34,6% 39,6% 45,4% 50,1% 55,1% 58,6%
Región Natural
Costa 89,1% 91,7% 91,1% 92,0% 92,2% 93,7% 94,3% 95,7% 96,4% 97,1%
Selva 50,8% 52,7% 53,5% 56,9% 59,4% 62,3% 61,5% 66,1% 69,5% 71,5%
Sierra 54,4% 55,6% 56,7% 57,9% 60,6% 65,3% 69,7% 73,5% 75,9% 79,3%
Fuente: INEI – Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO). Elaboración propia.
Por otro lado, a nivel de quintil de ingreso podemos observar que los quintiles de
mayor ingreso (IV y V) presentan un mayor acceso a la energía eléctrica, como era de
esperarse, llegando a niveles cercanos al 100%. Además, es importante resaltar que dentro
de los quintiles de menor ingreso, el aumento de acceso al servicio eléctrico ha sido tam-
bién importante, pasando de un 28% en 2001 a más del 60% en 2010 (ver cuadro 14).
Cuadro 14. Evolución del acceso a energía eléctrica por quintiles de ingreso (2001-2010)
De menor De menor Intermedio De mayor De mayor
Años
ingreso (I) ingreso (II) (III) ingreso (IV) ingreso (V)
2001 28,1% 58,4% 80,3% 90,5% 96,3%
2002 31,4% 61,9% 82,9% 92,3% 97,5%
2003 32,9% 63,6% 82,1% 91,3% 97,2%
2004 35,3% 64,1% 84,7% 91,9% 97,1%
2005 37,6% 67,1% 85,9% 92,3% 97,4%
2006 42,9% 71,3% 87,9% 94,8% 97,9%
2007 48,1% 72,8% 88,6% 95,5% 98,4%
2008 54,0% 77,8% 91,2% 95,9% 98,4%
2009 55,5% 82,3% 92,4% 96,6% 98,9%
2010 60,9% 84,1% 93,50% 97,3% 99,1%
Fuente: INEI – Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO). Elaboración propia.
217
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
El FOSE tiene algunas ventajas respecto a esquemas de subsidios usados con ante-
rioridad, como la reducción indiscriminada de tarifas para todos los usuarios, ya que
establece la focalización del subsidio por nivel de consumo como una aproximación a
los usuarios con mayor necesidad de subsidios. En este sentido, un mecanismo como
el FOSE es más equitativo, ya que tiene un mayor impacto en los usuarios de menor
consumo y no beneficia de forma indiscriminada a todos los consumidores. Adicional-
mente, el FOSE tiene la ventaja de ser fácil de administrar y de establecerse por fuera del
sistema tarifario. Los hogares beneficiados actualmente (2010) —en realidad el número
de suministros— superan los 2,8 millones del total de 5,2 millones de usuarios a nivel
nacional, lo cual representa un 53% de los clientes regulados, llegando a alcanzar más
del 80% en algunos departamentos como Puno (ver el siguiente cuadro). Debe mencio-
narse que al inicio este esquema alcanzaba a más del 60% de los hogares (ver cuadro 16):
218
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
219
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
220
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
60%
55,0%
50%
45,0%
40% 30,0%
29,5%
30% 28,2% 28,9%
24,7% 25,6% 25,9%
23,2% 24,4%
21,6% 22,3%
20,1%
20% 18,5%
14,8%
10,2%
7,7%
10%
0%
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Fuente: PNER.
221
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
que ello genera sobre la salud (ver cuadro 17). El uso del gas natural todavía es
restringido pues alcanza un uso en la cocina de menos de 2% en Lima, donde el
consumo se concentra más bien en el gas licuado (GLP). El proyecto de Camisea ha
permitido la entrada del gas natural a la matriz energética peruana, pero todavía esta-
mos lejos de su masificación. Sin embargo, se han hecho esfuerzos para diseñar tarifas
que permitan subsidios cruzados entre las categorías tarifarias que tendrían un mayor
ahorro a las que enfrentan una mayor competencia de sustitutos, en el entendido de
la necesidad de promocionar el uso del gas natural en una primera etapa. Respecto al
GLP, que como se mencionó es consumido ampliamente, existe la percepción de que
el precio es bastante alto, lo cual dado que el mercado de hidrocarburos se basa en la
libertad de precios solo podría mejorarse mediante medidas orientadas a promover
la competencia, esquemas de subsidios e incluso tributarios. Algunos países, como
Colombia, decidieron que el GLP constituía un bien de uso público, por lo cual sus
precios finales son regulados, algo no usual a nivel internacional.
Cuadro 17. Combustible más frecuente que utilizan los hogares para cocinar
sus alimentos
A nivel nacional A nivel de Lima Metropolitana
Combustible
2009 2010 2009 2010
Electricidad 0,9 0,8 2,2 1,8
Gas (GLP) 56,2 58,6 89,9 91,5
Gas Natural 0,2 0,4 0,6 1,4
Kerosene 1,5 1,0 2,9 1,7
Carbón 2,8 2,2 2,7 1,6
Leña 29,4 26,8 1,6 1,2
Otro 9,0 10,1 0,2 0,7
Total 100 100 100 100
Fuente: INEI – Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO). Elaboración propia.
d) Agua y saneamiento
222
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
Años 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Total
59,7% 59,9% 62,4% 64,6% 68,7% 71,8% 70,2% 72,8% 74,6% 77,0%
Nacional
Amazonas 47,8% 44,6% 52,1% 55,5% 67,5% 65,3% 66,2% 70,5% 76,1% 74,8%
Ancash 51,0% 49,0% 41,8% 52,9% 55,4% 57,2% 65,1% 67,8% 70,4% 77,1%
Apurímac 25,2% 25,7% 22,9% 34,7% 58,0% 53,4% 43,8% 41,1% 49,2% 62,2%
Arequipa 73,2% 75,1% 79,4% 78,7% 81,3% 85,1% 78,4% 82,9% 80,6% 83,7%
Ayacucho 26,9% 34,4% 24,8% 33,4% 43,9% 51,9% 60,2% 68,2% 66,5% 76,8%
Cajamarca 27,8% 32,5% 41,0% 52,3% 60,4% 68,6% 64,5% 72,7% 77,4% 77,4%
Callao 85,8% 84,0% 89,7% 89,0% 87,6% 87,9% 83,7% 87,2% 87,4% 87,2%
Cusco 37,2% 45,1% 43,8% 45,2% 48,0% 52,2% 55,2% 60,1% 59,7% 55,9%
Huancavelica 12,0% 14,1% 12,0% 15,5% 12,8% 21,4% 35,6% 45,3% 53,7% 58,2%
Huánuco 36,7% 34,1% 39,6% 40,2% 44,8% 46,4% 55,0% 64,8% 66,2% 73,0%
Ica 57,1% 54,8% 58,2% 60,7% 74,3% 80,6% 75,0% 72,4% 81,9% 86,5%
Junín 58,0% 44,4% 53,9% 54,4% 63,8% 71,6% 67,1% 69,6% 70,9% 74,2%
La Libertad 58,5% 58,2% 59,4% 59,5% 63,5% 63,3% 67,2% 66,4% 68,5% 77,3%
Lambayeque 54,7% 57,5% 59,2% 64,0% 69,7% 74,3% 71,4% 79,2% 82,6% 80,1%
Lima 87,4% 86,8% 90,7% 88,9% 88,9% 87,8% 88,3% 89,1% 89,5% 91,0%
Loreto 35,1% 35,8% 31,4% 38,9% 48,3% 57,7% 38,7% 37,7% 40,8% 46,9%
Madre de Dios 43,8% 36,7% 34,3% 45,6% 49,6% 46,0% 35,2% 38,9% 40,2% 38,2%
Moquegua 64,2% 69,8% 69,7% 71,6% 75,3% 80,6% 70,4% 74,2% 81,5% 83,9%
Pasco 27,2% 25,0% 36,6% 33,6% 41,0% 43,9% 47,8% 46,3% 51,8% 54,8%
Piura 52,7% 51,0% 48,8% 59,0% 61,5% 67,0% 55,2% 61,2% 60,0% 59,4%
Puno 36,2% 35,0% 39,5% 44,1% 48,1% 50,8% 52,1% 56,0% 60,8% 63,0%
San Martín 42,7% 43,7% 60,2% 58,0% 65,8% 77,6% 76,1% 64,9% 69,8% 69,6%
Tacna 83,1% 85,4% 83,2% 86,7% 87,7% 89,7% 81,9% 82,6% 83,6% 85,1%
Tumbes 54,9% 54,1% 47,8% 58,0% 67,7% 72,0% 58,4% 61,8% 63,9% 70,0%
Ucayali 32,4% 30,8% 36,4% 40,4% 39,2% 65,3% 38,2% 26,8% 31,3% 33,1%
223
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Por otro lado, también podemos dividir el consumo de agua por nivel de dosificación
del cloro. Podemos observar que en el caso de agua segura, el acceso ha disminuido
ligeramente desde 2008, siendo en 2010 de 25,80% (ver cuadro 20). Dentro de la
misma área, el porcentaje de hogares con acceso a agua con tratamiento inadecuado
de cloro es de 23,3%. A nivel nacional este indicador es muy bajo, lo cual es un indi-
cio de deficiencias en esta área. Amazonas es el departamento que presenta el menor
acceso en este punto (6,8%) (ver cuadro 21).
224
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
225
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Cuadro 21. Hogares con acceso a agua con tratamiento inadecuado de cloro*,
según departamento, 2008-2010, como porcentaje del total de hogares
(Hogares que consumen agua con dosificación de cloro de 0,1 mg/Lt a menos de 0,5 mg/Lt)
Departamento 2008 2009 2010
Total 25,4 24,5 23,3
Amazonas 16,5 9,2 6,8
Ancash 29,2 16,9 15,9
Apurímac 37,0 21,8 14,4
Arequipa 35,9 30,2 33,6
Ayacucho 16,3 21,4 20,0
Cajamarca 5,2 9,0 7,5
Cusco 29,6 29,2 23,8
Huancavelica 9,9 8,0 7,6
Huánuco 11,6 11,0 10,4
Ica 45,0 47,1 31,2
Junín 19,2 15,8 20,7
La Libertad 22,4 17,6 15,5
Lambayeque 41,3 52,5 52,5
Lima y Callao 30,1 27,7 28,7
Loreto 13,5 16,3 17,9
Madre de Dios 2,5 0,7 3,4
Moquegua 23,2 23,7 21,2
Pasco 8,4 6,7 2,9
Piura 21,5 35,3 28,1
Puno 25,8 20,4 16,0
San Martín 14,7 13,9 13,2
Tacna 20,2 25,6 31,2
Tumbes 23,2 21,5 19,9
Ucayali 25,0 23,9 26,0
*Hogares que consumen agua con dosificación de cloro de 0,1 mg/lt a menos de 0,5 mg/lt.
Fuente: INEI – Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), 2005-2010. Elaboración propia.
Al considerar el acceso a agua sin tratamiento a nivel nacional, este pasa levemente
el 50% en 2010 (50,9%). Sin embargo consideremos que se trata de una calidad de
agua no recomendable, que en el mediano y largo plazo generaría problemas de salud
(ver cuadro 22).
226
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
227
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Las tarifas del sector agua y saneamiento están subsidiadas, aun cuando se observan
ciertas superposiciones y no hay uniformidad de criterios en la aplicación de los
subsidios. Existe una tarifa social que en algunos casos es financiada mediante la
aplicación de tarifas comerciales más elevadas a las empresas. Este esquema está en
proceso de reordenamiento desde el año 2007 y uno de sus componentes principales
es el uso de tarifas crecientes conforme aumenta el nivel de consumo.
El esquema vigente presenta problemas cuando el número, o el tamaño, de las
empresas usuarias es reducido; en estos casos las empresas prestadoras de servicios
228
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
Cuadro 24. Inversiones y beneficiados del programa Agua para Todos (2006-2009)
Inversiones Beneficiados
Programas Descripción Proyectos
(millones de Dólares) (miles)
EPS 155 87 335
2
GLD 488 220 846
GLP3 221 151 583
Shock de inversiones
GR4 140 117 450
SEDAPAL 98 537
INADE 4 3 11
PRONASAR 509 45 175
Saneamiento urbano 82 83 320
FORSUR1 146 21 80
Total 1843 1264 2800
1 Fondo de Reconstrucción del Sur (FORSUR). 2 Gobierno local distrital (GLD). 3 Gobierno local provincial
(GLP). 4 Gobierno regional (GR)
Fuente: Garrido Lecca, 2010.
229
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
e) Evaluación general
230
Alfredo Dammert y Raúl García. El rol del Estado en el acceso igualitario a los servicios públicos
231
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
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234
Janina León Castillo y Javier M. Iguíñiz Echeverría
Editores
De esta edición:
© Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2011
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1. Introducción
El incremento sostenido del PIB per cápita a nivel agregado de la economía peruana
desde los inicios de la década anterior (por encima de 2% desde 2002) ha sido mayor
al de otros países latinoamericanos. Sin embargo, pocos estudios han abordado el
análisis de la distribución del crecimiento en los departamentos del Perú (sobre esto,
resalta el de Yamada & Casas, 2005). Un posible resultado del proceso de creci-
miento económico es el de convergencia, entendida como la consolidación de una
tendencia a la igualación del PIB per cápita entre los diferentes departamentos. Un
segundo resultado es el de divergencia, entendida como el proceso de focalización del
crecimiento que llevaría a una situación de desequilibrio estructural entre las regio-
nes. En otras palabras, mientras en el primer escenario aquellos departamentos más
pobres alcanzarían eventualmente, en términos de PIB per cápita, a los más ricos;
bajo el segundo, los departamentos que ahora son los (relativamente) más pobres
serían los mismos de los próximos años. Una tercera posibilidad es que las fuerzas
que conducen a la igualación o la desigualdad no se mantengan constantes sino que,
más bien, difieran de un periodo a otro.
La posibilidad de convergencia en los niveles de PIB per cápita entre las regiones
de un país o entre países de una misma región (entendida esta como una agrupación
de departamentos o estados) ha sido motivo de discusión académica en los últimos
años. Numerosos estudios que han intentado contribuir al debate han encontrado
diferentes resultados según la región y el país en consideración2. El Perú no ha estado
1
Los autores agradecen el apoyo brindado por Efraín Gonzales de Olarte y los editores del libro, así
como los acertados comentarios de Miryam Quispe.
2
Barro y Sala-i-Martin (1991) analizan la convergencia entre las regiones de los Estados Unidos y
Sala-i-Martin (1995) hace lo propio dentro de las regiones de cinco países europeos y entre estos para
el periodo 1950-1990. Para Asia, Barro y Sala-i-Martin (2004) hacen lo propio con Japón, Nagaraj
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
exento de esta discusión y los resultados de los principales estudios que han analizado
la hipótesis de convergencia bajo la metodología neoclásica (Gonzales de Olarte &
Trelles, 2004; Serra et al., 2006) difieren notablemente3. En vista de esto, el objetivo
del presente estudio es hacer un análisis exploratorio de convergencia departamental
para el periodo 1979-20084, entendido bajo dos conceptos diferentes. El primero,
el de b-convergencia, permite investigar si el PIB per cápita de los departamentos
más pobres ha crecido más rápido que el de los más ricos. El segundo concepto, el
de s–convergencia, permite examinar si la dispersión en el nivel de PIB per cápita
entre departamentos (medida por el coeficiente de variación) ha mostrado un com-
portamiento decreciente en el tiempo.
A diferencia de los estudios mencionados, el presente trabajo explora si los pro-
cesos de convergencia se presentan tanto en el periodo completo como entre las
décadas que lo componen. Las diferencias en los resultados que, presumiblemente,
se encuentren entre su periodos, darían indicios de la existencia de relaciones entre la
convergencia y otras variables, como por ejemplo el tipo de crecimiento (sea incen-
tivado por el Estado o por el mercado), el contexto económico internacional, la
composición sectorial, entre otras.
El documento se organiza como sigue: la sección 2 analiza la evolución de las
series del PIB per cápita a diferentes niveles de agregación, lo que dará los prime-
ros indicios de la posible convergencia entre departamentos; la sección 3 analiza la
s-convergencia a nivel nacional y a través de regiones geográficas, con el propósito de
evaluar si las diferencias se han reducido o ampliado entre los departamentos que los
componen; la sección 4 analiza la b-convergencia para diferentes décadas, evaluando
el crecimiento relativo del PIB per cápita departamental en relación a su PIB per
cápita inicial, no solo econométricamente sino también a partir de otros indicadores
relacionados; finalmente, la sección 5 presenta las conclusiones del estudio y esboza
futuras preguntas de investigación
et al. (1998) con los estados de la India y Jian et al. (1995) con China. Para Latinoamérica, Cabrera-
Castellanos (2002) analiza este fenómeno para México y Utrera y Koroch (1998) para Argentina.
3
El primero de ellos (Gonzales de Olarte & Trelles, 2004) no encuentra evidencia de este fenómeno
para las regiones del Perú entre 1970 y 1996 (aunque el gasto de gobierno tiene efectos relevantes
compensando fuerzas impulsoras y retardantes). En tanto, Serra et al. (2006) hallan evidencia de con-
vergencia incondicional entre las regiones más pobres y ricas para el período 1970 y el 2001. Inclusive,
el PIB per cápita de las regiones convergerían principalmente a estados estacionarios subnacionales antes
que a un único nivel de largo plazo, formando clubes de convergencia.
4
La elección de 1979 como año de partida se debe a que esto permite analizar la convergencia entre
los veinticuatro departamentos que actualmente conforman el territorio peruano, puesto a partir de
entonces se cuentan con datos sobre Ucayali.
168
Juan Manuel del Pozo y Luis Miguel Espinoza. Un análisis exploratorio de convergencia
Gráfico 1. Crecimiento del PIB per cápita de Lima y Callao y nacional (%), 1979-2008
20.00 Perú Pearson=0.9714
Lima y Callao
10.00
0.00
-10.00
-20.00
5
Que incluían la liberalización comercial, la apertura financiera y la reforma de la administración tri-
butaria, así como privatizaciones, la liberación del mercado de trabajo, la reforma del sistema previsional
y de pensiones y la redefinición del sistema regulatorio.
169
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
El crecimiento promedio anual del PIB per cápita de Lima y Callao estuvo estre-
chamente relacionado no solo con el PIB nacional sino con el PIB del resto del país
cuando se analiza a través de su periodos (1979-1989, 1990-1999 y 2000-2008)
(gráfico 2). Lo mismo ocurre cuando se considera el periodo completo (1979-2008),
aunque las tasas de crecimiento son mucho más bajas que en los periodos 1990-1999
y 2000-2008 (Lima y Callao creció en promedio 0,65%, mientras que el resto del
país y el país en 0,9% anual). Esto sería resultado de la contribución negativa de
la debacle de la década de 1980, la cual, al promediar, contrarresta el franco creci-
miento de la última década.
Gráfico 2. Crecimiento promedio anual del PIB per cápita (%), 1979-2008 y su periodos
0.0
-2.0 -1.82
-2.33
-3.15
-4.0
170
Juan Manuel del Pozo y Luis Miguel Espinoza. Un análisis exploratorio de convergencia
Gráfico 3. Evolución del PIB per cápita de Lima y Callao y resto del país, 1979-2008
10,000 Resto del país Lima y Callao
9,000
8,000
7,000
6,000
5,000
4,000
3,000
2,000
1980 1985 1990 1995 2000 2005 2008
171
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Gráfico 4. Evolución del PIB per cápita según regiones naturales, 1979-2008
6,000
5,000
4,000
3,000
2,000
1980 1985 1990 1995 2000 2005 2008
172
Juan Manuel del Pozo y Luis Miguel Espinoza. Un análisis exploratorio de convergencia
utilizará como unidad básica de análisis al PIB per cápita relativo (definido como
el logaritmo de la razón entre el PIB per cápita y el promedio departamental del
mismo periodo6), debido a que captura la posición relativa del PIB per cápita de un
departamento en relación al promedio en el mismo periodo. Así, el indicador es el
mismo, tanto en el caso en el que un departamento crece más que el promedio o en
el caso en que decrece menos que este, siempre que su posición relativa sea la misma.
A partir de este indicador se estudiarán los dos tipos de convergencia descritos
previamente (la s y la b), siguiendo la siguiendo la metodología explícita en Barro
y Sala-i-Martin (1991; 1992; 2004). En principio, existen al menos tres razones por
las cuales la convergencia es plausible. La primera está relacionada con las prediccio-
nes del modelo neoclásico de crecimiento, según el cual, bajo ciertos supuestos, los
departamentos convergerán a la misma trayectoria de crecimiento de largo plazo.
La segunda se origina por la relación inversa entre la tasa de retorno al capital (en
general, a los factores de producción) y su abundancia relativa, lo que genera el flujo
de capitales desde departamentos cuyo ratio capital/trabajador es alto hacia aquellos
donde este es bajo. La tercera se debe a la difusión tecnológica, la cual cerraría la bre-
cha en ingresos entre departamentos ricos y pobres, debido a que estos últimos serían
los más beneficiados por la migración intersectorial (Romer, 2006).
3. Sigma convergencia
El desempeño económico de los veinticuatro departamentos que componen el terri-
torio ha mostrado una alta heterogeneidad (gráfico A1 en el anexo). El PIB per cápita
relativo ha crecido sostenidamente entre 1979 y el 2008 en al menos cinco depar-
tamentos (panel A del gráfico 5). Así, el PIB per cápita de Arequipa y Pasco ha sido
superior al del promedio durante todo el periodo y ha ido creciendo en relación a este,
mientras en los últimos años La Libertad ha superado el nivel del departamento típico.
En oposición a estos casos, el PIB per cápita relativo se ha contraído de manera conti-
nua a lo largo de ese periodo en al menos seis departamentos (panel B). La situación de
Apurímac y Huánuco se presenta dramática, toda vez que su PIB per cápita se encon-
traba por debajo de los demás departamentos al inicio del periodo y ha ido cayendo
con el paso del tiempo, alcanzando el primero niveles tres veces menores al promedio.
Asimismo, si bien esta tendencia decreciente es más marcada en Tacna y Madre
de Dios, su alto PIB per cápita relativo inicial impide que alcance valores negativos
durante el periodo, contrario a lo que ocurre en Cajamarca y Ayacucho, cuyo creci-
miento no ha sido obstáculo para que su PIB per cápita se encuentre aún por debajo
6
Un valor de 1 (-1) indica un nivel de PIB per cápita aproximadamente tres veces mayor (menor) que
el promedio departamental.
173
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
del promedio. Como referencia, Lima y Callao (no mostrado en el gráfico) se han
mantenido ligeramente por encima del 0,5, lo cual significa que su PIB per cápita ha
sido aproximadamente mayor en 1,65 veces al promedio regional.
0.50
0.00
-0.50
-1.00
0.50
0.00
-0.50
-1.00
Nota: El PIB per capita relativo se define como el logaritmo de la razón del PIB per capita y
el promedio del PIB per capita anual.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
174
Juan Manuel del Pozo y Luis Miguel Espinoza. Un análisis exploratorio de convergencia
7.00
6.50
6.00
5.50
5.00
4.50
4.00
1980 1985 1990 1995 2000 2005 2008
Nota: Dispersión medida por el coeficiente de variación del logaritmo del PIB per capita.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
175
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
(empezando con la crisis asiática hasta el fin de nuestra recesión a mediados del
2001) puede ser un segundo indicio de la existencia de una relación inversa entre
crisis económica y s-convergencia.
Entre los años 2002 y 2006 (años de crecimiento económico que coinciden con
el gobierno de Toledo) se redujo una vez más la dispersión entre departamentos del
país, alcanzando en esos cuatro años un nivel de dispersión ligeramente menor al del
2001 y ligeramente más elevado que el conseguido en 1995. Sin embargo, de 2006 a
2008 este patrón parece haber cambiado, en tanto la dispersión entre departamentos
aumentó, aunque levemente, a pesar de haberse incrementado aún más la tasa de
crecimiento del PIB per cápita (de 6,3% a 8,4%).
En conclusión, con la excepción del primer lustro de los años 80 (durante el cual
se registró una caída del PIB per cápita aunada a una reducción de la dispersión) y
de los primeros dos años del segundo gobierno de García (de elevadas tasas de creci-
miento del producto per cápita junto a un incremento en la dispersión), parece haber
indicios de una relación positiva entre la s-convergencia y el crecimiento económico
durante los años 1985 y 2006.
A nivel de regiones geográficas (gráfico 7) se encuentra un patrón incluso más
difuso, cayendo notoriamente la dispersión entre los departamentos de la selva (de
8% a poco más de 4% de su media) y de la costa (de 7% a 5,5%) y aumentando
ligeramente en la sierra (de 5,1% a 6,4%).
Gráfico 7. s-convergencia del PIB per cápita según regiones geográficas, 1979-2008
8.00 Costa
Sierra
7.50
Selva
7.00
6.50
6.00
5.50
5.00
4.50
4.00
1980 1985 1990 1995 2000 2005 2008
Nota: Dispersión medida por el coeficiente de variación del logaritmo del PIB per capita.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
176
Juan Manuel del Pozo y Luis Miguel Espinoza. Un análisis exploratorio de convergencia
177
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
4. Beta convergencia
a) Análisis econométrico de b-convergencia absoluta
CREC=-0.0183-0.8936*PIBRELAT1979
Caj Are t= -2.38 R-sq.=0.2052
Lib
1.5 Aya Ica
Ama Cus Pas
Pun Lam Anc
Jun Lim
0.5
Snm Piu
Hvl Uca
-0.5 Apu Moq
Tum Tac
Mad
Hnc
-1.5
Lor
-2.5
-1.5 -0.5 0.5 1.5
PIB per cápita relativo en 1979
Nota: El PIB per capita relativo se define como el logaritmo de la razón del PIB per capita y el promedio del PIB per
capita anual y el cambio en el PIB relativo como la tasa anualpromedio de cambio entre 1979 y 2008.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
7
Barro & Sala-i-Martin (1991) encuentran que entre 1880 y 1988 los estados dentro de los EE.UU. con-
vergían a una tasa de 1,75% anual, mientras que las prefecturas dentro de Japón lo hicieron a una tasa del
2,8% entre 1932 y 1990 (Barro & Sala-i-Martin, 2004). Para Latinoamérica, Serra et al. (2006) encuentran
que las regiones de Chile cerraban su brecha a una tasa del 1,2% anual y las de Brasil a una tasa del 0,6%.
178
Juan Manuel del Pozo y Luis Miguel Espinoza. Un análisis exploratorio de convergencia
en su PIB per cápita relativo para el periodo, al situarse en los cuadrantes I y II, solo
el PIB relativo de Lima, Arequipa e Ica se ha incrementado a pesar (en términos de la
hipótesis) de que ya era elevado al inicio. De la misma manera, hay siete departamen-
tos que redujeron su PIB relativo a pesar de que ya era bajo en 1979.
Una vez constatada la presencia de b-convergencia entre departamentos entre los
años 1979 y 2008, cabe preguntarse si esta también se presenta al analizar su periodos.
Se optó por dividir el periodo bajo estudio en décadas, correspondientes a 1979-1989,
1990-1999 y 2000-2008. Durante la primera década, se aprecia una relación significativa
y negativa entre el PIB per cápita relativo inicial y el cambio de este (gráfico 9). Nótese
que la relación es más fuerte que la obtenida para el periodo completo, por lo que el
departamento promedio eliminaría anualmente el 1,9% de su distancia respecto al pro-
medio de la muestra. Asimismo, esta relación encontrada está asociada al hecho que solo
Arequipa e Ica mejoraron su posición relativa durante el periodo a pesar de haber estado
por encima del promedio al inicio, mientras que solo cuatro departamentos empeoraron
su posición a pesar de haber estado inicialmente por debajo del promedio departamental.
4.0 Ama
CREC=0.1841-1.9082*PIBRELAT1979
Lam t= -3.43 R-sq.=0.3481
Pas
Are
2.0 Caj Cus Lib Tum
Aya
Pun Hvl Piu Ica
Snm
Apu
0.0 Lim
Jun Anc Tac
Moq
-2.0 Hnc Uca Mad
Lor
-4.0
-1.5 -0.5 0.5 1.5
PIB per cápita relativo en 1979
Nota: El PIB per capita relativo se define como el logaritmo de la razón del PIB per capita y el promedio del PIB per
capita anual y el cambio en el PIB relativo como la tasa anual promedio decambio entre 1979 y 1989.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
Por el contrario, si bien la regresión para los años 1990-1999 presenta un coefi-
ciente negativo, éste es no significativo al 95% (gráfico 10). Como se aprecia, esto se
debe a la falta de un comportamiento acorde con la hipótesis de convergencia en el
desempeño de los departamentos del Perú. A diferencia del su periodo anterior, en
esta ocasión cinco departamentos (seis si se incluye a Lima y Callao) mejoraron su
179
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
ubicación durante estos años, a pesar de haberse ubicado por encima del promedio en
1990, y cuatro (seis, si se considera a Huánuco y a Loreto) empeoraron su ubicación
relativa a pesar de haber estado por debajo del promedio departamental al inicio de la
década. Esto significa que entre 40% y 50% de los departamentos se comportaron de
manera opuesta a la predicha por el modelo de convergencia durante los 90, por lo
que se puede concluir que dicha década no fue una de b-convergencia entre departa-
mentos (a pesar de haberse encontrado cierta s-convergencia durante dicho periodo).
Mención aparte merece el departamento de Amazonas, el cual pasó durante la
década de 1990 de una posición relativa adversa (con un PIB per cápita relativo de -0,58,
es decir, poco más de la mitad del PIB per cápita promedio de dicho año) a una mucho
peor (terminando la década con un PIB per cápita relativo de -1,01, es decir, solo el
36% del promedio departamental para 1999). Asimismo, el departamento de Moque-
gua representa el caso opuesto: a pesar de haber iniciado la década con el mayor PIB per
cápita relativo (0,98, es decir, poco más de 2,5 veces mayor al PIB per cápita promedio
en 1990) logró ampliar su ventaja (iniciando el siglo con un PIB per cápita relativo de
1,07, es decir casi el triple del promedio muestral para 1999). Tal vez esto se deba a la
presencia de una actividad económica tan productiva como es la gran minería (repre-
sentada principalmente por la empresa Southern Copper Co.) en un departamento tan
poco poblado como es Moquegua8, lo cual conlleva a un PIB per cápita muy elevado.
Caj
CREC=-0.1425-1.0145*PIBRELAT1990
Aya t= -1.13 R-sq.=0.0551
Uca
Pun
Apu Pas Are Moq
Cus HvlLib Lam Ica
Jun Tac Lim
0.0
Hnc Mad
Anc
Snm Lor
Piu
Ama Tum
-5.0
-1.5 -0.5 0.5 1.5
PIB per cápita relativo en 1990
Nota: El PIB per capita relativo se define como el logaritmo de la razón del PIB per capita y el promedio del PIB per
capita anual y el cambio en el PIB relativo como la tasa anual promedio decambio entre 1990 y 1999.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
8
Según el Censo Nacional de Población y Vivienda 2007 del INEI, Moquegua es el segundo departa-
mento menos poblado, detrás de Madre de Dios.
180
Juan Manuel del Pozo y Luis Miguel Espinoza. Un análisis exploratorio de convergencia
Por último, durante los últimos nueve años (2000-2008) se observa una ausen-
cia total de convergencia entre departamentos (gráfico 11), al punto que la relación
sería débilmente positiva (aunque no significativa). En esta ocasión, los departamen-
tos de Ica, Arequipa y Lima mejoraron su ubicación interdepartamental a pesar de
haber tenido un alto PIB per cápita inicial (en términos relativos), mientras que otros
diez departamentos empeoraron su posición relativa aun a pesar de su bajo PIB per
cápita en el 2000. Es decir, poco más del 50% de los departamentos se comportó de
manera opuesta a la esperada. Asimismo, cabe notar la presencia de comportamien-
tos extremadamente opuestos ante situaciones iniciales similares, como los de Áncash
y Amazonas (que mejoraron considerablemente su posición relativa, habiendo estado
por debajo del promedio en el año 2000, y donde Amazonas sufría una suerte de
«efecto rebote» en relación a su caída relativa durante la década anterior) vis a vis el
de Apurímac y Huánuco (los cuales empeoraron su ya reducida posición relativa al
inicio de la década).
4.0 Anc
Ama Ica CREC=-0.1571+0.0685*PIBRELAT2000
t= 0.07 R-sq.=0.0002
Lib Are
2.0 Lim
Aya Piu
Uca
Cus
0.0
Jun Moq
Pun Tum Pas
Lam
Snm Caj
-2.0 Lor Tac
Hvl Mad
Hnc
-4.0 Apu
Nota: El PIB per capita relativo se define como el logaritmo de la razón del PIB per capita y el promedio del PIB per
capita anual y el cambio en el PIB relativo como la tasa anual promedio decambio entre 2000 y 2008.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
181
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
de crecimiento y un alto PIB per cápita relativo); mientras que en el periodo 2000-
2008 los menores niveles de PIB per cápita dejarían de asociarse a una mayor tasa de
crecimiento, puesto que la mayoría pasó a ubicarse en los cuadrantes I (alto PIB per
cápita relativo y crecimiento positivo) y III (tasas negativas de crecimiento a pesar
de su bajo PIB per cápita). Un detalle interesante a destacar es que el número de
departamentos en este último cuadrante fue mucho mayor en los últimos nueve años
que en la década de 1990 (diez vs. cuatro, respectivamente), mientras que el número
de departamentos en el cuadrante I en este último subperiodo fue menor que en el
precedente (tres vs. cinco). En tanto, la falta de convergencia interdepartamental
encontrada en el periodo 2000-2008, marcado por el excepcional crecimiento de la
economía peruana, se debió más a que buena parte de los departamentos que ya eran
relativamente pobres no crecieron suficientemente rápido, por lo que empeoraron su
situación relativa.
Si bien es necesario realizar estudios cuantitativos adicionales para poder afir-
marlo con mayor seguridad, es posible que este cambio en la b-convergencia a partir
de la década de 1990 esté relacionado con las reformas liberales que se llevaron a
cabo durante su primer lustro. En este sentido, las nuevas oportunidades económicas
originadas por la apertura de los mercados (materializadas por la creciente demanda
de materias primas por parte de China, a partir de mediados de la década de 20009)
han estado sesgadas hacia actividades de exportación primaria (como minería y
agroindustria) que habrían estado focalizadas geográficamente y no han generado
suficientes vínculos económicos inter departamentales.
A pesar de que la mayoría de departamentos se han movilizado entre los dife-
rentes cuadrantes a través de los subperiodos, algunos —como Arequipa e Ica— han
mantenido una alta tasa de crecimiento a pesar de (en términos de la hipótesis de
convergencia) su alto nivel de PIB per cápita relativo inicial (gráficos 9-11), mientras
que el PIB per cápita relativo de otros, como Huánuco y San Martín, ha caído a
pesar de su bajo nivel inicial, en (casi) todos los subperiodos. Un factor que permitiría
explicar esto son las diferencias en la composición sectorial de estos departamentos,
sobre todo cuando se les compara con el promedio departamental a nivel nacional
(gráfico 12).
9
Según las memorias anuales del BCRP, la participación de China como destino de nuestras exporta-
ciones se mantuvo en el séptimo puesto entre 1993 (4,7% de las exportaciones totales) y el año 2000
(6,4%). En 2005 se ubicaba en el segundo puesto (11%), lugar que mantuvo en 2010 (15,4%), con
miras a superar a los EEUU, cuya participación en dicho año era solo 1,5 puntos porcentuales mayor a
la China.
182
Juan Manuel del Pozo y Luis Miguel Espinoza. Un análisis exploratorio de convergencia
0.3
0.2
0.1
0.4
0.3
0.2
0.1
0.5
0.4
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
183
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
184
Juan Manuel del Pozo y Luis Miguel Espinoza. Un análisis exploratorio de convergencia
Gráfico 13. Crecimiento del PIB per cápita relativo (%), 1979-2008
1
.5
0
-.5
-1
Ama
Moq
Snm
Lam
Tum
Mad
Apu
Lim
Hnc
Anc
Uca
Pun
Cus
Hvl
Are
Lor
Lib
Caj
Aya
Jun
Pas
Piu
Tac
Ica
Nota: La observación en el extremo izquierdo corresponde al departamento con menor PIB per capita relativo en
1979; la del extremo derecho, al de mayor en el mismo año.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
185
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Gráfico 14. Crecimiento del PIB per cápita relativo (%), 1979-1989
1
.5
0
-.5
-1
Ama
Caj
Aya
Apu
Pun
Cus
Snm
Hnc
Lib
Lam
Hvl
Jun
Piu
Tum
Uca
Anc
Pas
Ica
Are
Lim
Tac
Moq
Mad
Lor
Nota: La observación en el extremo izquierdo corresponde al departamento con menor PIB per capita relativo en
1979; la del extremo derecho, al de mayor en el mismo año.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
Gráfico 15. Crecimiento del PIB per cápita relativo (%), 1990-1999
1
.5
0
-.5
-1
Apu
Aya
Caj
Pun
Hnc
Ama
Cus
Uca
Hvl
Snm
Lib
Lam
Jun
Piu
Anc
Ica
Tum
Pas
Are
Tac
Lim
Moq
Mad
Lor
Nota: La observación en el extremo izquierdo corresponde al departamento con menor PIB per capita relativo en
1990; la del extremo derecho, al de mayor en el mismo año.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
186
Juan Manuel del Pozo y Luis Miguel Espinoza. Un análisis exploratorio de convergencia
Gráfico 16. Crecimiento del PIB per cápita relativo (%), 2000-2008
1
.5
0
-.5
-1
Ama
Moq
Snm
Lam
Mad
Tum
Apu
Hnc
Anc
Lim
Uca
Cus
Pun
Hvl
Are
Lor
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Nota: La observación en el extremo izquierdo corresponde al departamento con menor PIB per capita relativo en
2000; la del extremo derecho, al de mayor en el mismo año.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
Sin embargo, el análisis previo puede afinarse más. Debido a que la tasa de creci-
miento promedio de los departamentos mostrada en el gráfico 16 incluye el efecto
convergencia, el cual refleja la ventaja teórica de los departamentos más pobres
debido a los factores señalados en la subsección previamente, es conveniente ajustar
esta tasa de crecimiento considerando la situación de cada departamento respecto
a la línea de regresión estimada. Esta tasa de crecimiento ajustada, que provee de
un mejor indicador del desempeño relativo del país, viene dada por la distancia a
la linea de regresión.La tasa de crecimiento de aquellos departamentos más ricos en
1979 aumenta al pasar de la observada a la corregida (los departamentos han sido
ordenados de menor a mayor crecimiento ajustado) (gráfico 17). Esto significa que
mejoraron su posición relativa incluso más de lo que la línea de la regresión predice.
Por ejemplo, Lima y Callao pasa del 0,3% a casi 1%, mientras que la de Moquegua
pasa de negativo (-0,9%) a positivo (0,3%). Lo mismo ocurre con los departamentos
con Madre de Dios y Tacna, que crecen a tasas más favorables aunque se mantie-
nen todavía negativas. En el otro extremo de la escala, el desempeño de Cajamarca,
187
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Gráfico 17. Crecimiento del PIB relativo per cápita observado y ajustado (%), 1979-2008
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Nota: El PIB per capita relativo se define como el logaritmo de la razón del PIB per capita y el promedio del PIB
per capita anual.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
Finalmente, es importante notar que la diferencia entre las tasas más altas de
crecimiento promedio para el periodo y las más bajas es mayor a 3,8%, dado que
las menores, tanto observada como ajustada, corresponden a Loreto (-2,4% y -2%,
respectivamente), mientras que Cajamarca (1,9%) y Arequipa (1,8%) presentan la
mayor observada y ajustada, respectivamente. El considerable efecto de este diferen-
cial en el tiempo se ilustra mejor si se tiene en cuenta que un departamento creciendo
sostenidamente a esta tasa durante 29 años vería triplicado su PIB relativo para el
final del periodo.
Al igual que con los gráficos anteriores, a continuación se realiza el mismo
ejercicio previo a los subperiodos establecidos. Para el periodo 1979-1989, hay
diferencias considerables entre el crecimiento observado y el ajustado, particular-
mente entre los departamentos intermedios (gráfico 18). Por ejemplo, a pesar de
que departamentos como Ayacucho, Cajamarca y Puno mostraron una mejora en
su posición relativa, ésta fue menor a la que se esperaría de un efecto convergencia
«puro». Dicho de otra manera, probablemente hubo fuerzas que amortiguaron el
efecto convergencia. Bajo la misma lógica, pero de manera opuesta, departamentos
como Tacna, Lima y Moquegua, si bien empeoraron su posición relativa a lo largo
de la década, lo hicieron de manera más lenta a la que se esperaría por un efecto
convergencia puro.
188
Juan Manuel del Pozo y Luis Miguel Espinoza. Un análisis exploratorio de convergencia
Gráfico 18. Crecimiento del PIB relativo per cápita observado y ajustado (%), 1979-1989
Obs.
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Nota: El PIB per capita relativo se define como el logaritmo de la razón del PIB per capita y el promedio del PIB
per capita anual.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
Al observar las diferencias para las dos décadas siguientes, salta a la vista la menor
diferencia entre las tasas observadas y las ajustadas (gráficos 19 y 20). Esto refleja lo
encontrado en los análisis precedentes: que el efecto de b-convergencia (representado
por la recta de regresión en la sección 4.1) se reduce (esto es, la pendiente se vuelve
horizontal), por lo que la diferencia entre el crecimiento relativo observado y el ajus-
tado (es decir, el crecimiento descontado el efecto convergencia) tiende a desaparecer,
particularmente durante la última década.
Gráfico 19. Crecimiento del PIB relativo per cápita observado y ajustado (%), 1990-1999
Obs.
5
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0
-5
AmaTum Snm Piu Lor Anc Hnc Apu Mad Jun Cus Lib Lam Hvl Lim Tac Ica Pun Are Pas Uca Aya Moq Caj
Nota: El PIB per capita relativo se define como el logaritmo de la razón del PIB per capita y el promedio del PIB
per capita anual.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
189
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Gráfico 20. Crecimiento del PIB relativo per cápita observado y ajustado (%), 2000-2008
Obs.
Ajust.
4
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Apu Hnc Hvl Mad Tac Lor Caj Snm Lam Tum Moq Pun Jun Pas Cus Aya Uca Piu Lim Lib Are Ica Ama Anc
Nota: El PIB per capita relativo se define como el logaritmo de la razón del PIB per capita y el promedio del PIB
per capita anual.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
5. Conclusiones
De la inspección de las series del PIB per cápita realizada en los apartados anteriores
se puede concluir, por un lado, que existe una relación negativa entre el crecimiento
del PIB per cápita nacional y la desigualdad entre departamentos (s-convergencia),
la cual se mantiene a lo largo de la mayor parte del periodo (a excepción de la pri-
mera mitad de los años 80 y de los últimos dos años del periodo de estudio). Así,
la desigualdad cayó hasta 1992 para luego incrementarse en los años siguientes. De
hecho, la costa muestra un comportamiento muy similar al del nacional, lo cual no
es de sorprender debido a que gran parte del PIB nacional se encuentra en esta región
geográfica. En tanto, la sierra y la selva han tenido evoluciones particulares.
Por otro lado, si bien se ha encontrado la presencia, aunque débil, de un proceso
de b-convergencia del PIB per cápita para todo el periodo, ha sido ilustrativo notar que
esta era mucho más fuerte durante la década de los 80, aunque luego se redujo en las
siguientes décadas. Incluso, entre los años 2000 y 2008, marcados por el excepcional
crecimiento de la economía peruana, la relación es positiva (aunque no presenta signi-
ficancia estadística). Ello da indicios de un debilitamiento de los procesos que generan
la igualación de las tasas de crecimiento (tales como difusión de tecnología, funciona-
mientos similares de mercado y movilidad de factores) a lo largo de las décadas. Dicho
de otro modo, se ha consolidado una tendencia que apunta al incremento de la des-
igualdad entre departamentos, la cual se ha ido fortaleciendo con el correr de los años.
El bajo nivel de convergencia para el periodo parecería ser producto de la con-
centración en los extremos de la distribución de crecimiento del PIB per cápita
relativo, debido a que algunos crecen a tasas relativamente altas mientras que otros
caen. Asimismo, si bien en la década de 1990 muchos de los departamentos más
190
Juan Manuel del Pozo y Luis Miguel Espinoza. Un análisis exploratorio de convergencia
pobres mejoraron su posición relativa, la gran mayoría de los más ricos inicialmente
mejoraron o mantuvieron su posición inicial. Para la década siguiente, el resultado
inexistente de convergencia se explicaría por una distribución casi alateoria de los
departamentos que crecieron y de los que se contrajeron.
Una explicación razonable de las diferencias en las tasas de crecimiento de PIB
per cápita radicaría en las diferencias en estructuras productivas. Por un lado, una
mayor participación del sector primario en el PIB departamental estaría relacionada
negativamente con el crecimiento observado, toda vez que aquellos con peor des-
empeño a lo largo de los periodos estudiados (San Martín y Huánuco) presentan
una mayor participación de dicho sector que aquellos cuyo crecimiento fue alto a
pesar de (en términos de la hipótesis de convergencia) su alto PIB per cápita relativo
inicial (Ica y Arequipa). Por otro lado, la mayor participación del sector secundario
en el PIB departamental estaría relacionada positivamente con el crecimiento de este
sector, producto las economías de escala y externalidades que genera. Así, en los dos
últimos departamentos la participación del sector secundario se mantuvo sobre el
promedio nacional en la última década mientras que en los dos primeros la partici-
pación de este cayó considerablemente, llevando a una diferencia notoria en las tasas
de crecimiento que, entre otras cosas, llevó al aumento de la desigualdad departa-
mental. No obstante, valdría la pena analizar con más detalle las razones detrás del
buen desempeño de Arequipa, considerando las diferencias en composición sectorial
con el resto de departamentos, toda vez que si bien en la última década, marcada por
el crecimiento, el sector terciario se habría expandido notablemente en la mayoría
de departamentos (como consecuencia de las reformas liberales de los noventa), en
Arequipa más bien se habría contraído, reduciendo su elevada participación a favor
de la industria y logrando tasas de crecimiento notablemente mayores.
Estos hallazgos nos llevan a establecer que probablemente el proceso de crecimiento
económico inaugurado durante los años 2000 (particularmente a partir de 2006) sea
de un «tipo» diferente al observado en el pasado, con lo que se habría perdido el efecto
«igualador» entre departamentos que una vez tuvo. Por tanto, sería de interés analizar la
relación entre el boom minero y agroexportador de la última década con el cambio en la
relación entre crecimiento económico y la desigualdad interdepartamental. Asimismo,
es de interés para futuras investigaciones proveer respuestas para el particular compor-
tamiento observado de la s-convergencia en la sierra y en la selva. Finalmente, sería
razonable analizar la relación entre los sectores líderes del crecimiento y la desigualdad
por década: ¿en qué medida influye la distribución de los recursos de exportación en
los resultados de convergencia encontrados? Las respuestas a estas interrogantes provis-
tas por futuras investigaciones permitirían encontrar posibles relaciones causales entre
el crecimiento y la distribución del PIB per cápita entre departamentos, permitiendo
extraer lecciones que orienten la futura políticas de descentralización económica.
191
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
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Nota: El PIB per cápita relativo se define como el logaritmo del PIB per capita en desviaciones del prome-
dio muestral anual.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
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Juan Manuel del Pozo y Luis Miguel Espinoza. Un análisis exploratorio de convergencia
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Nota: El PIB per cápita relativo se define como el logaritmo del PIB per capita en desviaciones del prome-
dio muestral anual.
Fuente: INEI.
Elaborado por los autores.
193
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
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196
Janina León Castillo y Javier M. Iguíñiz Echeverría
Editores
De esta edición:
© Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2011
Av. Universitaria 1801, Lima 32, Perú
Teléfono: (51 1) 626-2650
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Mario D. Tello1
Introducción
La hipótesis del «efecto goteo» («chorreo» o trickle down effect), la cual aduce «que
el crecimiento del sector moderno de una economía, si sostenido, eventualmente
extiende sus beneficios a toda la economía incluyendo a los sectores tradicionales»,
ha sido parte de los resultados de los modelos tradicionales del desarrollo económico2
luego de la segunda guerra mundial (Adelman & Robinson, 1989). Dicha hipótesis
fue refutada, por un lado, por los modelos neoclásicos, los cuales arguyen indepen-
dencia entre los procesos de crecimiento económico y distributivos y por otro lado,
por los nuevos modelos de crecimiento, los cuales postulan la determinación simulta-
nea de crecimiento y distribución originadas por otros factores (Galor, 2009; García
& Turnovsky, 2004; 2005); Galor & Tsiddon, 1996). Mucha de la literatura teó-
rica (por ejemplo, Aghion & Bolton, 1997; Banerjee & Newman, 1998; Aghion et
al., 1999) y empírica (Ravallion, 1995; Banco Interamericano de Desarrollo, 1998;
Adams, 2003; Banco Mundial, 2005; Fosu, 2011) de los «efectos goteo» se ha con-
centrado en el triángulo crecimiento económico, distribución del ingreso y pobreza
(Bourguignon, 2004).
Paralela a esta literatura y bajo el mismo enfoque de economías duales (o de
existencia de sectores heterogéneos), se ha desarrollado la literatura del sector
informal, el cual abarca a la actividad tradicional (o de subsistencia) agropecuaria
1
El presente trabajo extiende los resultados encontrados por el autor (Tello, 2011a; 2011b) en el
proyecto auspiciado por el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico sobre la incidencia de los ejes
estratégicos sobre el crecimiento económico de la economía. El autor agradece a Myriam Quispe por
sus comentarios y la excelente asistencia de Carmen Zeña y de Jairo Flores.
2
Entre otros de los modelos de Lewis (1954) y Fei & Ranis (1964).
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
3
Con un máximo de veinte trabajadores empleados por unidad productiva.
4
Ya sea por incrementos sustanciales de sus niveles de productividad o ingresos o por traslado de la
fuerza laboral hacia sectores de mayor productividad.
5
La participación de la población económicamente activa ocupada (PEAO) informal de la PEAO
total pasó de 80,5% en el 2005 a 77,8% en el 2009 y la respectiva participación en términos de valor
agregado real pasó de 9,8% a 14% para los mismos años. Cabe anotar además que los respectivos valores
en el 2002 fueron 78,1% y 11,8%.
114
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
e informal6. De otro lado, la evidencia a nivel de las regiones no es clara con respecto
al efecto del crecimiento del sector formal sobre el tamaño del sector informal vía el
traslado de recursos entre sectores.
El desarrollo del trabajo se divide en cinco secciones. Los cuadros descriptivos y
estadísticos, conjuntamente con la lista de referencias, se presentan al final de estas
secciones. La primera sección resume brevemente las hipótesis de la relación entre
crecimiento económico, sus fuentes y el desempeño económico del sector informal.
La segunda sección presenta las estimaciones de la población económica activa ocu-
pada (PEAO) total y de los sectores formal e informal así como el valor agregado
nominal y real producido por las actividades empresariales de la PEAO informal. La
tercera sección presenta las asociaciones cualitativas entre las variables de desempeño
económico del sector informal y las del crecimiento económico y sus fuentes. La
cuarta sección formula el conjunto de especificaciones derivadas de las hipótesis des-
critas en la primera sección y presentan los resultados de las estimaciones. La quinta
y última sección resume las principales conclusiones del estudio.
6
El ratio de productividades informal-formal pasó de 1,9% en el 2005 a 4,7% en el 2009. Cabe anotar
que dicho ratio en el 2002 fue de 3,8%.
115
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
116
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
de las regiones es liderado por estas firmas grandes y productivas y el sector informal
se reduce conforme estas se desarrollan.
117
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
7
De acuerdo con el INEI (2011b) una persona pertenece a la PEAO si cumple con los siguientes
criterios: i) tiene una edad de 14 años o más y estuvo participando en alguna actividad económica
en el período de referencia; ii) es un trabajador dependiente, que teniendo empleo fijo, no trabajó
la semana anterior por hallarse de vacaciones, huelga, licencia por enfermedad, licencia pre y post-
natal, etcétera, todas ellas pagadas; iii) es un trabajador independiente que estuvo temporalmente
ausente del trabajo durante el período de referencia, pero la empresa o negocio siguió funcionando;
iv) la persona que no cumple ninguna de las condiciones anteriores y que realizó alguna actividad
económica en el período de referencia, al menos una hora, por lo cual recibirá pago en dinero o
especie; v) la persona considerada como trabajador familiar no remunerado y que trabajó quince
horas o más; v) los practicantes con o sin remuneración y los oficiales y suboficiales de las Fuerzas
Armadas y las Fuerzas Policiales. De otro lado, para el Ministerio de Trabajo (2011) la PEAO es
el conjunto de la PEA que trabaja en una actividad económica, sea o no en forma remunerada, en
el periodo de referencia. En este grupo se encuentran las personas que: i) tienen una ocupación o
trabajo al servicio de un empleador o por cuenta propia y perciben a cambio una remuneración en
dinero o especie; ii) tienen una ocupación remunerada, no trabajaron por encontrarse enfermos, de
vacaciones, licencia, en huelga o cierre temporal del establecimiento; iii) el independiente que se
encontraba temporalmente ausente de su trabajo durante el periodo de referencia pero la empresa
o negocio siguió funcionando; iv) las personas que prestan servicios en las fuerzas armadas, fuerzas
policiales o en el clero.
118
Cuadro 1. Población económicamente ocupada formal (PEAO), informal y total estimadas del Perú y regiones 2002-2009
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Departamentos
%I Total %I Total %I Total %I Total %I Total %I Total %I Total %I Total
Amazonas 91,9 196 93,0 238 93,3 251 93,6 241 92,7 263 93,6 271 92,9 265 92,1 287
Ancash 84,5 528 86,4 600 85,2 600 85,5 602 85,2 639 81,8 657 83,1 683 82,1 692
Apurimac 89,3 229 89,8 237 92,0 250 91,0 237 92,6 269 90,7 271 90,0 274 92,2 286
Arequipa 75,1 533 77,0 558 76,6 562 74,5 578 73,5 604 75,9 620 71,3 628 70,1 624
Ayacucho 89,8 278 92,5 297 92,2 307 92,6 308 93,5 321 90,4 321 91,5 340 90,9 366
Cajamarca 92,0 825 95,0 852 93,6 884 93,8 900 93,1 935 93,5 946 92,9 993 92,4 989
Callao 59,3 276 64,0 336 64,6 318 64,4 323 60,8 338 55,1 411 56,9 409 54,7 434
Cuzco 89,2 628 90,1 647 90,1 654 90,7 681 89,6 694 87,1 688 87,1 737 86,3 784
Huancavelica 93,5 235 93,4 231 93,6 244 93,0 249 93,3 262 91,4 255 92,5 274 92,0 279
Huánuco 92,5 403 94,1 411 94,2 420 93,5 433 93,1 429 92,5 479 91,6 496 92,3 517
Ica 71,0 330 70,7 346 69,4 348 71,2 367 71,4 366 70,1 397 72,5 399 69,3 416
Junín 88,1 662 87,9 678 87,3 681 86,5 693 85,9 723 83,9 710 84,8 762 84,6 780
La Libertad 83,0 693 80,5 720 82,1 740 82,1 744 81,9 785 80,8 806 82,2 841 80,7 867
Lambayeque 81,2 461 83,8 547 84,6 557 84,2 571 83,3 584 86,0 598 84,6 614 83,9 633
Lima 61,1 3 483 64,9 3 789 67,4 3 771 65,1 3 624 64,3 4 001 63,5 4 262 62,0 4 330 62,9 4 458
Loreto 76,4 371 81,2 388 81,8 433 85,5 438 83,6 446 85,2 493 82,2 493 83,7 500
Madre de Dios 83,5 45 85,9 50 86,4 49 86,5 52 83,0 56 84,2 60 84,1 65 82,9 66
Moquegua 70,6 86 71,9 85 76,2 90 73,7 92 68,7 95 72,4 96 67,9 97 69,5 102
Pasco 84,6 125 83,3 142 82,4 139 82,2 129 83,2 141 82,3 144 80,0 155 82,7 176
Piura 84,3 760 89,1 856 88,9 885 87,6 935 87,2 957 86,4 970 83,5 961 83,0 988
Puno 91,8 737 91,7 774 91,5 806 92,3 818 90,5 809 91,1 837 90,4 881 90,8 926
San Martín 87,9 347 88,6 387 88,9 388 88,2 395 88,8 399 86,5 425 85,7 430 85,8 437
Tacna 66,9 148 74,8 163 75,3 175 74,4 176 72,8 179 72,5 176 71,9 194 74,3 189
Tumbes 79,4 98 82,3 111 84,4 113 81,8 119 83,9 128 82,6 128 80,0 124 77,9 127
Ucayali 80,0 173 80,4 200 81,9 210 81,9 212 85,4 218 82,2 237 80,1 252 81,7 264
Perú 78,1 12 650 80,1 13 642 81,0 13 876 80,5 13 919 79,6 14 640 78,6 15 258 77,8 15 696 77,8 16 190
Fuente: INEI (2011a). Elaboración propia. I: Porcentaje de PEAO informal sobre el total. Total: PEAO total en miles de personas.
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
120
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
8
La información sobre producción de las microempresas informales es disponible desde el 2002, de
allí que estos dos cuadros presentan cifras desde dicho año. El análisis econométrico toma el periodo
2005-2009 por limitaciones de datos de las variables explicativas seleccionadas.
9
El estudio del Banco Mundial (2010) reporta cifras sobre productividad laboral que señalan los posi-
bles efectos sobre la productividad laboral de la economía de la reasignación de la mano obra entre los
sectores formales e informales.
121
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
122
Cuadro 3. Valor agregado nominal de los sectores formal e informal estimados del Perú y regiones 2002-2009
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Departamentos
%I Total %I Total %I Total %I Total %I Total %I Total %I Total %I Total
Amazonas 37,9 989 38,7 1 080 35,3 1 256 20,6 1 369 26,5 1 480 34,3 1 708 37,8 1 959 38,9 2 144
Ancash 11,6 7 535 8,7 8 107 6,3 9 984 5,6 11 211 4,8 14 931 8,2 16 761 8,9 17 065 10,6 16 702
Apurimac 43,6 847 39,5 891 23,1 1 009 15,3 1 098 21,0 1 284 21,7 1 356 23,3 1 444 25,0 1 574
Arequipa 11,9 9 600 10,8 9 966 8,5 11 208 6,2 12 396 6,7 13 833 10,2 17 124 13,6 19 805 11,8 20 753
Ayacucho 32,9 1 567 30,3 1 684 20,7 1 785 13,5 1 977 12,7 2 304 17,4 2 774 17,6 3 225 17,2 3 996
Cajamarca 25,1 5 570 21,5 6 349 13,9 6 948 12,8 7 739 12,8 8 712 17,7 7 660 15,7 9 418 16,8 11 476
Callao 6,2 7 026 4,4 8 291 6,2 8 529 3,7 9 734 3,5 10 465 7,3 13 139 9,2 14 458 9,6 15 617
Cuzco 27,7 4 016 24,7 4 384 14,9 5 674 9,8 6 982 9,0 8 504 14,2 9 657 15,1 11 036 17,7 11 697
Huancavelica 25,2 1 787 20,1 1 869 12,9 1 985 5,2 2 195 3,7 2 601 7,4 2 649 10,0 2 833 13,4 3 022
Huánuco 31,8 1 858 28,5 2 039 20,8 2 167 15,1 2 329 20,2 2 681 27,0 2 982 31,8 3 207 38,6 3 396
Ica 9,4 4 562 6,8 4 782 5,8 5 440 6,7 6 519 6,4 7 302 10,7 8 267 11,8 10 958 12,5 11 549
Junín 18,0 5 796 19,0 6 209 15,2 7 017 9,5 7 457 10,8 9 307 18,6 10 577 21,6 11 036 24,0 11 444
La Libertad 12,9 8 307 11,5 8 939 13,0 9 655 9,5 10 515 8,3 13 122 14,6 14 715 14,7 16 941 15,0 18 246
Lambayeque 13,9 5 287 13,9 5 522 11,8 5 632 8,1 6 230 9,0 6 779 19,5 7 920 17,5 9 034 17,2 9 781
Lima 6,5 88 799 8,9 93 384 7,6 100 986 5,3 109 389 5,1 124 022 11,2 136 099 11,5 152 998 11,3 160 288
Loreto 13,8 4 352 9,3 4 634 8,1 5 001 8,0 5 659 8,4 6 220 17,1 6 685 17,4 7 539 20,9 7 081
Madre de Dios 17,7 649 11,8 718 7,6 853 13,0 974 11,2 1 171 28,0 1 283 32,4 1 635 33,5 1 806
Moquegua 6,1 2 395 5,3 2 709 3,2 4 055 2,8 4 654 2,1 5 969 3,4 6 012 5,0 6 338 4,4 6 313
Pasco 9,9 1 995 10,2 2 096 6,7 2 599 5,4 2 910 2,7 4 956 3,4 6 107 5,8 4 380 8,0 4 297
Piura 13,9 8 106 11,2 8 685 8,3 10 063 8,3 11 179 8,3 13 073 13,1 14 475 12,4 17 140 15,2 17 974
Puno 33,1 4 317 40,8 4 461 25,0 5 030 11,1 5 287 10,0 5 804 17,6 6 771 17,1 7 753 16,4 8 378
San Martín 29,6 2 144 30,5 2 275 23,4 2 701 22,4 2 873 21,6 3 043 39,4 3 487 41,3 3 964 37,0 4 387
Tacna 6,2 2 425 7,8 2 692 6,3 3 524 4,8 3 776 5,6 4 586 12,5 5 242 14,3 5 323 17,1 5 319
Tumbes 15,2 943 18,8 986 21,7 1 125 21,2 1 331 25,5 1 292 42,6 1 501 32,5 1 675 33,3 1 795
Ucayali 14,6 1 891 19,3 2 039 14,8 2 328 16,8 2 556 19,1 2 812 28,1 3 063 27,6 3 475 30,1 3 612
Perú 11,6 182 762 12,1 194 791 9,7 216 554 7,1 238 338 7,0 276 251 12,8 308 012 13,5 344 640 14,1 362 646
Fuente: INEI (2011a). Elaboración propia. %I: Porcentaje de VA nominal informal sobre el total. Total: VA nominal total en millones de soles.
Cuadro 4. Valor agregado real (base 1994) de los sectores formal e informal estimados del Perú y regiones 2005-2009
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Departamentos
%I Total %I Total %I Total %I Total %I Total %I Total %I Total %I Total
Amazonas 37,9 749 38,7 788 35,3 828 20,6 886 26,5 948 34,3 1 019 37,8 1 097 38,9 1 135
Ancash 11,6 5 002 8,7 5 109 6,3 5 253 5,6 5 420 4,8 5 550 8,2 5 933 8,9 6 458 10,6 6 467
Apurimac 43,6 543 39,5 571 23,1 603 15,3 647 21,0 706 21,7 725 23,3 747 25,0 786
Arequipa 11,9 6 427 10,8 6 653 8,5 7 015 6,2 7 495 6,7 7 953 10,2 9 193 13,6 9 995 11,8 10 014
Ayacucho 32,9 1 096 30,3 1 155 20,7 1 146 13,5 1 251 12,7 1 367 17,4 1 536 17,6 1 677 17,2 1 862
Cajamarca 25,1 3 900 21,5 4 240 13,9 4 300 12,8 4 616 12,8 4 570 17,7 4 230 15,7 4 596 16,8 4 920
Callao 6,2 4 283 4,4 4 937 6,2 4 956 3,7 5 560 3,5 5 771 7,3 7 222 9,2 7 854 9,6 8 111
Cuzco 27,7 2 496 24,7 2 650 14,9 3 124 9,8 3 399 9,0 3 802 14,2 4 166 15,1 4 467 17,7 4 664
Huancavelica 25,2 1 167 20,1 1 201 12,9 1 218 5,2 1 305 3,7 1 385 7,4 1 346 10,0 1 384 13,4 1 433
Huánuco 31,8 1 295 28,5 1 416 20,8 1 456 15,1 1 490 20,2 1 525 27,0 1 562 31,8 1 665 38,6 1 675
Ica 9,4 2 882 6,8 2 981 5,8 3 244 6,7 3 675 6,4 3 984 10,7 4 352 11,8 5 309 12,5 5 512
Junín 18,0 4 044 19,0 4 129 15,2 4 386 9,5 4 395 10,8 4 874 18,6 5 187 21,6 5 619 24,0 5 490
La Libertad 12,9 5 202 11,5 5 546 13,0 5 509 9,5 6 057 8,3 7 001 14,6 7 714 14,7 8 304 15,0 8 444
Lambayeque 13,9 3 391 13,9 3 527 11,8 3 370 8,1 3 641 9,0 3 838 19,5 4 245 17,5 4 602 17,2 4 742
Lima 6,5 54 127 8,9 55 604 7,6 58 684 5,3 62 483 5,1 68 389 11,2 74 807 11,5 83 115 11,3 83 247
Loreto 13,8 2 557 9,3 2 614 8,1 2 707 8,0 2 825 8,4 2 972 17,1 3 105 17,4 3 259 20,9 3 330
Madre de Dios 17,7 449 11,8 449 7,6 494 13,0 544 11,2 565 28,0 627 32,4 675 33,5 656
Moquegua 6,1 1 872 5,3 2 007 3,2 2 157 2,8 2 252 2,1 2 263 3,4 2 257 5,0 2 380 4,4 2 348
Pasco 9,9 1 512 10,2 1 507 6,7 1 564 5,4 1 581 2,7 1 713 3,4 1 915 5,8 1 937 8,0 1 844
Piura 13,9 4 575 11,2 4 733 8,3 5 119 8,3 5 409 8,3 5 939 13,1 6 523 12,4 6 973 15,2 7 110
Puno 33,1 2 801 40,8 2 830 25,0 2 907 11,1 3 060 10,0 3 214 17,6 3 449 17,1 3 631 16,4 3 754
San Martín 29,6 1 416 30,5 1 464 23,4 1 587 22,4 1 729 21,6 1 819 39,4 1 983 41,3 2 178 37,0 2 257
Tacna 6,2 1 718 7,8 1 826 6,3 1 937 4,8 2 013 5,6 2 094 12,5 2 224 14,3 2 320 17,1 2 289
Tumbes 15,2 539 18,8 563 21,7 603 21,2 689 25,5 665 42,6 722 32,5 771 33,3 787
Ucayali 14,6 1 282 19,3 1 328 14,8 1 440 16,8 1 540 19,1 1 640 28,1 1 709 27,6 1 808 30,1 1 850
Perú 11,8 115 323 12,3 119 828 9,8 125 608 7,2 133 961 7,1 144 547 13,0 157 752 13,6 172 819 14,0 174 727
% I: Porcentaje de VA real informal sobre el total. Total: VA real total en millones de soles de 1994.
Cuadro 5. Valor agregado real (base 1994) por trabajador ocupado de los sectores formal e informal estimados del Perú y regiones 2005-2009
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Departamentos Ratio Ratio Ratio Ratio Ratio Ratio Ratio Ratio
I T I T I T I T I T I T I T I T
I/F F/I F/I F/I F/I F/I F/I F/I
Amazonas 1 570 3 810 5,4 1 376 3 306 4,7 1 248 3 299 3,9 807 3 672 1,8 1 029 3 598 2,8 1 381 3 763 3,6 1 682 4 138 4,6 1 673 3 957 5,5
Ancash 1 301 9 478 2,4 862 8 510 1,5 645 8 755 1,2 587 9 010 1,0 495 8 691 0,9 903 9 035 2,0 1 009 9 461 2,0 1 203 9 343 2,6
Apurimac 1 159 2 373 9,2 1 057 2 403 7,4 605 2 413 2,6 460 2 730 1,8 597 2 625 2,1 640 2 674 2,8 706 2 726 3,4 745 2 749 2,8
Arequipa 1 913 12 056 4,5 1 669 11 933 3,6 1 388 12 483 2,8 1 077 12 959 2,3 1 194 13 168 2,6 2 000 14 840 3,6 3 041 15 921 6,3 2 691 16 038 5,7
Ayacucho 1 445 3 947 5,6 1 273 3 890 3,5 840 3 739 2,2 591 4 064 1,2 579 4 265 1,0 920 4 785 2,2 949 4 937 2,0 963 5 082 2,1
Cajamarca 1 289 4 727 2,9 1 127 4 977 1,4 721 4 863 1,1 698 5 126 1,0 673 4 886 1,1 845 4 472 1,5 784 4 630 1,4 907 4 976 1,7
Callao 1 630 15 539 4,6 1 005 14 677 2,6 1 490 15 563 3,6 993 17 240 2,1 987 17 094 2,3 2 339 17 554 6,5 3 104 19 193 7,7 3 287 18 673 8,8
Cuzco 1 233 3 972 4,6 1 122 4 097 3,6 788 4 777 1,9 540 4 993 1,1 551 5 475 1,2 986 6 057 2,4 1 048 6 057 2,6 1 221 5 948 3,4
Huancavelica 1 342 4 976 2,3 1 121 5 197 1,8 692 5 000 1,0 295 5 238 0,4 211 5 296 0,3 429 5 270 0,8 548 5 054 0,9 747 5 129 1,3
Huánuco 1 102 3 211 3,8 1 044 3 447 2,5 764 3 466 1,6 555 3 438 1,2 772 3 551 1,9 952 3 258 2,0 1 167 3 358 4,3 1 355 3 238 5,3
Ica 1 159 8 731 4,2 824 8 620 3,0 783 9 321 2,7 945 10 021 2,9 977 10 879 2,7 1 678 10 976 5,1 2 156 13 291 5,1 2 383 13 253 6,3
Junín 1 247 6 107 3,0 1 315 6 089 3,2 1 118 6 443 2,6 694 6 342 1,6 847 6 744 2,0 1 624 7 307 4,4 1 881 7 371 4,9 1 996 7 038 5,7
La Libertad 1 168 7 506 3,0 1 099 7 703 3,1 1 184 7 443 3,3 938 8 141 2,3 906 8 920 2,0 1 730 9 567 4,1 1 766 9 872 3,7 1 813 9 736 4,2
Lambayeque 1 262 7 352 3,7 1 067 6 453 3,1 842 6 049 2,4 613 6 377 1,7 709 6 576 2,0 1 609 7 096 4,0 1 547 7 492 3,9 1 535 7 494 4,0
Lima 1 665 15 539 4,5 2 006 14 677 5,3 1 750 15 563 4,0 1 398 17 240 3,0 1 350 17 094 3,0 3 086 17 554 7,2 3 548 19 193 7,9 3 362 18 673 7,5
Loreto 1 245 6 886 4,9 773 6 731 2,4 617 6 249 2,0 601 6 445 1,5 671 6 660 1,8 1 267 6 293 3,6 1 400 6 614 4,6 1 659 6 659 5,1
Madre de Dios 2 143 10 089 4,3 1 242 9 057 2,2 885 10 010 1,3 1 570 10 408 2,3 1 356 10 089 2,6 3 458 10 412 7,3 4 014 10 423 9,0 4 001 9 922 10,3
Moquegua 1 894 21 838 2,7 1 730 23 660 2,2 988 23 895 1,0 925 24 353 1,0 745 23 804 1,0 1 111 23 564 1,3 1 787 24 484 2,5 1 471 23 079 2,0
Pasco 1 419 12 134 2,0 1 296 10 585 2,3 912 11 264 1,5 813 12 289 1,2 394 12 156 0,6 543 13 293 0,7 915 12 519 1,5 1 015 10 486 1,8
Piura 990 6 018 3,0 695 5 527 1,5 541 5 782 1,1 548 5 784 1,3 591 6 206 1,3 1 018 6 724 2,4 1 076 7 257 2,8 1 317 7 194 3,7
Puno 1 370 3 801 4,4 1 629 3 654 6,3 985 3 607 3,1 449 3 740 1,0 440 3 972 1,2 797 4 122 2,1 780 4 122 2,2 733 4 053 2,0
San Martín 1 376 4 079 5,8 1 306 3 788 5,7 1 075 4 088 3,8 1 111 4 372 3,9 1 112 4 563 3,5 2 127 4 666 10,2 2 441 5 069 11,7 2 226 5 165 9,7
Tacna 1 072 11 644 3,2 1 175 11 221 2,9 926 11 039 2,2 735 11 422 1,7 905 11 671 2,2 2 189 12 643 5,5 2 383 11 965 6,5 2 779 12 089 7,1
Tumbes 1 048 5 484 4,6 1 161 5 086 5,0 1 378 5 353 5,1 1 495 5 775 6,0 1 572 5 180 6,6 2 921 5 661 15,6 2 534 6 237 12,0 2 651 6 204 14,2
Ucayali 1 348 7 392 4,3 1 601 6 658 5,8 1 240 6 864 3,8 1 487 7 271 4,4 1 690 7 536 4,1 2 461 7 199 8,4 2 471 7 172 9,5 2 578 7 009 9,6
Perú 1 378 9 117 3,8 1 346 8 784 3,5 1 091 9 052 2,5 855 9 624 1,9 881 9 873 2,0 1 710 10 339 4,1 1 922 11 011 4,5 1 947 10 792 4,7
T: Valor agregado real por trabajador en soles. I: Valor agregado real por trabajador informal en soles.
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Cuadro 6. Tasas de variación anual del valor agregado real (base 1994) por trabajador
ocupado de los sectores formal, informal y total estimados del Perú y regiones 2003-2009
126
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
i) El promedio anual de la participación del valor agregado real del sector infor-
mal del PBI real del Perú en el período 2002-2009 ha sido de 11,1%. El valor
más bajo se obtuvo en 2006 (7,1%) y el más alto en 2009 (14%). A nivel de
regiones, 8 de 26 tuvieron tasas de participación del valor agregado mayores
a 20% y en siete regiones sus participaciones fueron menores al 10%;
ii) Si tomamos como medida de comparación la remuneración mínima vital
anual (RMVA) actual de 6600 (=550x12) soles y la convertimos en valores
reales usando el deflactor del valor agregado real del Perú (INEI, 2010a), se
obtiene que en ningún año del período 2002-2009 el promedio del valor
agregado real por trabajador (o productividad laboral) del sector informal del
Perú superó dicha remuneración. Lo contrario sucede con la productividad
laboral real de los trabajadores del sector formal. El ratio de la productividad
laboral entre la RMVA más bajo para el sector informal fue de 0,23 en 2005
y el más alto 0,60 en 2009. Los ratios correspondientes para el sector formal
fueron 8,7 en 2002 y 12,87 en 2009. A nivel de regiones, la productividad
laboral de Madre de Dios superó la RMVA solo a partir del 2007. La pro-
ductividad de la región de Lima la superó a partir del 2008 y la respectiva del
Callao en el 2009. Las productividades laborales del sector informal en las
demás regiones no superaron dicha RMVA;
iii) A igual que los PBI per cápita por región, las productividades laborales del
sector informal difieren notablemente entre regiones. Las regiones con las
productividades más bajas (cuyo rango del ratio del promedio de la pro-
ductividad laboral entre el promedio de la RMVA del período 2002-2009
es entre 18,3% y 26,2%) son Apurímac, Ancash, Ayacucho, Cajamarca,
Cuzco, Huancavelica, Loreto, Pasco, Puno y Piura. Las regiones con las pro-
ductividades laborales más altas (cuyo rango es entre 50,2% y 63,4%) son
Arequipa, Callao, Lima, Madre de Dios, Tumbes y Ucayali;
iv) Al igual que la asociación negativa entre las dos tasas de variación anual de
la PEAO formal e informal encontrada, esta asociación también es negativa
entre las tasas de variación anual entre las productividades laborales de los dos
sectores. De igual manera, las tasas de variación anual de las PEAO formal
e informal están asociadas negativamente a sus respectivas tasas de varia-
ción anual de las productividades laborales. Así, cuando existe crecimiento
de la demanda de mano de obra del sector formal, la PEAO formal crece,
pero su productividad laboral decrece (por ejemplo, período 2006-2009)
127
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Las cifras de empleo, valor agregado real y productividad laboral del sector infor-
mal señalan que el crecimiento económico experimentado por la economía peruana
en el período 2002-2009 no ha reducido el tamaño del sector informal sino que más
bien lo incrementado. De otro lado, el crecimiento económico no ha producido
una tendencia clara sobre la diferencia de productividades laborales entre el sector
formal e informal. En el período 2002-2005, el ratio de la productividad laboral
informal sobre la formal decreció a una tasa de -20,4% cuando la tasa de crecimiento
del PBI per cápita era de 3,9%, mientras que el período 2006-2009 dicho ratio se
incrementó a una tasa de 31,8% cuando la tasa de crecimiento del PBI per cápita
se incrementó a 5,6%. Este patrón se replica en la mayoría de las regiones. La alta
volatilidad del valor agregado real relativa al empleo del sector informal, y la menor
volatilidad de la productividad laboral del sector formal10 ante variaciones del PBI
per cápita de la economía parecen explicar el movimiento del ratio de productivida-
des. Finalmente, y a pesar del crecimiento de la productividad laboral informal, solo
en tres regiones de altos niveles de PBI per cápita y a partir de 2007, la productividad
laboral informal en ellas ha superado a la RMVA.
10
Parte de este menor grado de volatilidad de la productividad laboral del sector formal se debe a la
ausencia de incrementos sustantivos de la productividad factorial total del sector, situación originada
por la estructura productiva dependiente de los productos primarios de exportación (p.e., Banco Mun-
dial, 2010; Rodríguez & Tello, 2009).
128
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
En adición se muestra la asociación del desempeño del sector informal con una
serie de indicadores considerados en la literatura como potenciales fuentes de cre-
cimiento. Estos indicadores se dividen en tres grupos. El primer grupo, de seis
indicadores, se asocia al capital humano de las regiones. Estos indicadores, rela-
cionados a los aspectos educativos, son: EDU1 es el gasto en educación per cápita;
EDU2 es el promedio del número de años de estudios alcanzado por la población de
15 y más años de edad; EDU3 es el porcentaje de la población no analfabeta mayor
de 15 años; EDU4 es la tasa neta de matrícula en educación primaria, EDU5 es la
tasa neta de matrícula en educación secundaria; EDU6 es la tasa bruta de matrícula
en educación superior.
El segundo grupo, de cinco indicadores, se asocia a la inversión de infraestruc-
tura pública en las regiones. Los indicadores son: INFRA1 es la participación del
gasto en transportes y comunicaciones sobre el presupuesto institucional modifi-
cado (PIM) de las regiones; INFRA2 es el porcentaje de hogares con abastecimiento
de agua por red pública; INFRA3 es el porcentaje de población con acceso a ser-
vicios de saneamiento; INFRA4 es el número de líneas en servicio de telefonía fija
básica per cápita; e INFRA5 es el número de líneas en servicio de telefonía móvil
per cápita.
El tercer grupo, de tres indicadores, asocia la orientación económica del modelo
de crecimiento peruano y los aspectos sociales relacionados a la discriminación de
ingresos por género y a las personas que reciben ingresos mayores a la RMVA. Los
indicadores son: S1 la participación del valor exportado del PBI; S2 es el ratio del
promedio de ingresos de las mujeres sobre los respectivos de los hombres; y S3 es el
porcentaje de población con ingresos mensuales mayores a 550 soles11. La clasifica-
ción de las regiones se realizó en tres grupos, de acuerdo al nivel y tasa de variación
promedio anual de cada indicador. El primer grupo (I) son aquellas regiones con
niveles altos del indicador (esto es, por encima del promedio del Perú). La clasifica-
ción en tasas de variación es indicada por los subíndices 1, 2 y 3, respectivamente,
para cada grupo al lado del nombre de la región. El segundo grupo (II) corresponde
a las regiones con valores del indicador cercano al promedio del Perú. El tercer grupo
(III) corresponde a las regiones con valores bajos y menores al promedio de cada
indicador del Perú.
11
Este porcentaje es sobre la PEAO total, que reportó ingresos en la encuesta ENAHO (INEI, 2011).
Los ingresos son netos de impuestos y no consideran el valor del autoconsumo.
129
Cuadro 7A. Distribución de las regiones por nivel y tasas de crecimiento de los indicadores y la productividad laboral del sector informal
Desempeño Indicadores de Educación
N VA per cápita
Económico EDU 1 EDU 2 EDU 3 EDU 4 EDU 5 EDU 6
Apurímac1, Arequipa3,
Arequipa2, Callao1, Callao1, Ica3, Junin1,
Arequipa2, Ancash1, Cuzco1, Ica1, Callao3, Ica3, Lima3, Arequipa1, Callao1,
Lima1, Madre de Lima3, Madre de
I Callao2, Lima2, Lima3, Madre de Dios3, Callao3, Lima3 Madre de Dios3, Ica3, Tumbes3 Ica1, Junin2, Lima2,
Dios1, Tumbes1, Dios3, Moquegua3,
Moquegua3 Pasco1, Tacna1, Tumbes1 Tacna3, Tumbes3 Moquegua3, Tacna1
Ucayali2 Pasco3, Puno2, Tacna3,
y Tumbes3
Ancash1, Apurimac3, Amazonas1, Ancash2,
Arequipa3, Cuzco1, Apurimac3, Arequipa1,
Amazonas3, Ica3, Junin1, Amazonas1, Arequipa3, Ayacucho3, Cajamarca1,
Ica1, Junín2, La Libertad3, Junin1, La Libertad1, Cuzco3, Huancavelica1,
Ancash3, Ica1,
Lambayeque2, Lambayeque3, Lambayeque3, Loreto3, Huanuco3, Junin3, Ancash1, Cuzco1, Ancash1, Pasco3,
II Madre de Dios3, Ayacucho2
La Libertad2, Loreto3, Madre de Moquegua1, Pasco1, Lambayeque3, Lima1, Lambayeque3 Puno3
Pasco3, Tacna3
Moquegua3, San Dios1, Moquegua2, Piura1, San Martin3, Madre de Dios3,
Martín2, Tacna1 Pasco1, Piura1, Ucayali3 Moquegua3, Pasco1,
Puno1, Tacna1, Piura3, Puno1, San
Tumbes3, Ucayali3 Martin3, Tacna3
Amazonas2,
Amazonas2, Apurimac1, Amazonas1,
Apurímac3, Amazonas1,
Arequipa1, Cajamarca1, Ayacucho1,
Ayacucho1, Ayacucho1, Ancash1, Apurimac1, Ayacucho2,
Callao1, Huancavelica1, Cajamarca1, Cuzco1,
Cuzco1, Cajamarca1, Ayacucho1, Cajamarca1, Callao1, La Libertad3, Huancavelica1,
Loreto2, Piura2 Huanuco1, Junin1, La Huancavelica1, La
Lamabayeque2, Huancavelica1, Cuzco1, Huancavelica1, Loreto1, Ucayali1 Huánuco1, La
Libertad1, Lambayeque1, Libertad1, Loreto1,
La Libertad1, Huanuco1, San Huanuco1, Puno2 Libertad2, Piura2
Loreto1, Moquegua1, Madre de Dios1, San
Piura2, San Martin1
Piura1, Puno1, San Martin1 Martin2, Tumbes1
III Martin2
Apurímac,
Ancash, Apurímac,
Cajamarca,
Ayacucho, Apurímac,
Huancavelica,
Cajamarca, Cuzco, Amazonas, Cajamarca, Huánuco,
Huánuco, Ucayali
Huancavelica, Loreto, Ucayali Lambayeque, Piura,
Junín, Loreto,
Huánuco, Pasco, Ucayali
Puno, Tumbes,
Puno.
Ucayali
EDU1: Gasto per cápita en educación. EDU2: Años promedio de estudios alcanzado por la población de 15 y más años de edad. EDU3: Porcentaje de población mayor de 15 años no analfabeta. EDU4:
Número de matriculados en primaria que se encuentran en el grupo de edades que teóricamente corresponde al nivel de enseñanza, expresado como porcentaje de la población total. EDU5: Número de
matriculados en secundaria que se encuentran en el grupo de edades que teóricamente corresponde al nivel de enseñanza, expresado como porcentaje de la población total. EDU6: Tasa bruta de matrícula
de educación superior (% de población con edades 17-21).
Fuente: INEI, 2011a; MEF, 2011; ESCALE, 2011. Elaboración propia.
Cuadro 7B. Distribución de las regiones por nivel y tasas de crecimiento de los indicadores y la productividad laboral del sector informal
Indicadores de Infraestructura Indicadores Económicos y Sociales
N
INFRA 1 INFRA 2 INFRA 3 INFRA 4 INFRA 5 S1 S2 S3
Amazonas3, Ancash1,
Apurimac3, Arequipa1, Ancash3, Madre de
Arequipa3, Arequipa2,
Ayacucho3, Cajamarca3, Arequipa1, Apurimac3, Cuzco1, Dios3, Lima3,
Callao3, Ica3, Callao3, Ica1,
Callao1, Cuzco1, Cajamarca3, Huancavelica1, Arequipa1,
Lambayeque1, Lambayeque3,
I Huancavelica3, Huanuco2, Ica3, Callao2 Callao3 Ica1, Junin3, Loreto1, Madre de Callao3, Ica1,
Lima3, Lima3,
Junin3, La Libertad1, Loreto3, La Libertad1, Dios1, San Martin3, Moquegua3,
Moquegua2, Moquegua1,
Madre de Dios1, Moquegua3, Moquegua2, Ucayali1 Tacna2,
Tacna3 Tacna3
Pasco1, Puno1, San Martin1, Pasco3, Tacna3 Tumbes3
Tacna3, Tumbes3, Ucayali3
Ancash2, Amazonas1,
Arequipa2, Ica2,
Cuzco1, Ancash3, Ayacucho1,
La Libertad1, Apurimac1,
II Lambayeque2, Piura3 Junin1, La La Libertad3 Arequipa1, Lima3, Tacna2 Huanuco3, Junin1, Ucayali1
Lambayeque1, Lima2, Piura1
Libertad3, San La Libertad1, Lima3,
Moquegua3, Tacna3
Martin2, Pasco3,
Amazonas1, Amazonas1, Ancash1, Cuzco1,
Apurimac1, Ancash1, Apurimac1, Ayacucho1, Huancavelica1,
Amazonas1,
Ayacucho1, Apurimac1, Ancash2, Cajamarca1, Cuzco1, Loreto1, San
Ayacucho1,
Cajamarca1, Ayacucho1, Apurimac2, Cuzco2, Huancavelica1, Martin1,
Callao1,
Huanuco1, Cajamarca1, Huancavelica1, Huanuco1, Ica1, Junin1, Arequipa1, Ica1, Amazonas1,
Huancavelica1,
Lima1 Loreto1, Cuzco1, Huanuco1, Junin1, Lambayeque1, La Piura1, Tacna2, Ancash1,
Lima1, Loreto1,
Madre de Huancavelica1, Loreto1, Madre de Libertad1, Loreto1, Madre Tumbes1 Ayacucho1,
III Madre de Dios1,
Dios1, Piura1, Huanuco1, Junin1, Dios1, Piura1, Puno1, de Dios1, Moquegua2, Huanuco1,
Puno1, Tumbes1,
Tumbes1, Pasco1, Piura2, San Martin2, Ucayali1 Pasco1, Piura1, Puno1, Junin1, Pasco1,
Ucayali1
Ucayali1 Puno1, San San Martin1, Tumbes1, Lambayeque1,
Martin1, Tumbes1 Ucayali1 Piura1, Puno1,
Amazonas, Amazonas, Ayacucho, Cuzco, Huánuco, Cajamarca, Callao, Apurimac,
Loreto, Madre de
Huancavelica, Cajamarca, Pasco, Lambayeque, San Lambayeque, La Libertad,
Dios, Ucayali
Pasco, Puno Tumbes Martin Moquegua, Puno Cajamarca
INFRA1: Participación del gasto en transportes y comunicaciones como porcentaje del PIM. INFRA2: Porcentaje de hogares con abastecimiento de agua por red pública. INFRA3: Porcentaje de pobla-
ción con acceso a servicios de saneamiento. INFRA4: Líneas en servicio de telefonía fija básica per cápita. INFRA5: Líneas en servicio de telefonía móvil per cápita. S1: Participación de exportaciones
como porcentaje del PBI. S2: Ratio salario de mujeres sobre salario de hombres. S3: Porcentaje de población que gana más de la Remuneración Mínima Vital (S/. 550.00).
Fuente: INEI, 2009, 2010a, 2010b, 2011a; MEF, 2011; DATATRADE, 2011. Elaboración propia.
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
La clasificación de las regiones del cuadro 7 indica, en primer lugar, que el nivel del
valor agregado real (VA) por trabajador del sector informal de doce regiones estuvo
asociado al nivel del valor agregado per cápita de la región. En seis de estas regiones
la asociación también ocurrió en tasas de variación promedio anual. Esta asociación
trasluce asociaciones entre el nivel del valor agregado real per cápita y el respectivo
del sector informal para cerca del 50% de las regiones del Perú, y en tasas de variación
en el 25% de las regiones. Más aún, 20% de las regiones del Perú tuvieron niveles y
tasas de variación del VA per cápita y del valor agregado real por trabajador del sector
informal menores al promedio del Perú12.
En segundo lugar, por lo menos el nivel de un indicador de educación y de
infraestructura estuvo asociado al nivel del valor agregado real per cápita del sector
informal. La asociación en tasas de variación, sin embargo, no es clara para ambos
grupos de indicadores. Los niveles de los indicadores EDU6, EDU5 y EDU1, en ese
orden, fueron los que tuvieron un mayor grado de asociación con el valor agregado
real per cápita del sector informal. Cabe señalar que esta última variable está asociada
negativamente con el grado de informalidad de la PEAO (cuadro 1). Así se explica
que regiones con altas tasas de matrícula de educación superior o secundaria y mayo-
res niveles de gasto en educación per cápita tengan menor grado de informalidad y
mayores niveles del valor agregado real del sector informal. En el caso de los niveles
de los indicadores de infraestructura, a excepción de la participación del gasto en
transportes y comunicaciones del presupuesto regional (INFRA1), la mayoría de las
regiones están concentradas en el grupo de niveles bajos de estos indicadores y casi
la mayoría de dichas regiones tienen bajos niveles de valor agregado per cápita del
sector informal.
En tercer lugar, el grado de asociación entre las variables S3 y S1, en ese orden,
fue mayor con el valor agregado real por trabajador del sector informal que aquella
con la variable S2. Así, trece regiones que tuvieron bajos porcentajes de población con
ingresos mayores a la remuneración mínima vital también tuvieron bajos niveles de
valor agregado real per cápita del sector informal. En el caso de la participación del
valor exportado del PBI, once regiones con bajas participaciones tuvieron también
bajos niveles del valor agregado real per cápita del sector informal. Al igual que los
demás indicadores, las asociaciones en tasas de variación anual no son claras. En el
caso del ratio de salarios de mujeres entre hombres, en solo cinco regiones los niveles
12
En la clasificación III, las regiones se dividieron en dos sub grupos. El segundo grupo son las
regiones que experimentaron niveles y tasas de variación promedio anual del indicador muy por
debajo del promedio nacional. El primer grupo corresponde a las regiones con solo bajos niveles de
los indicadores.
132
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
del indicador estuvieron asociados a los niveles del valor agregado real per cápita
del sector informal. La siguiente sección profundiza y da forma cuantitativa a estas
asociaciones.
13
La subíndice 26 corresponde al promedio nacional del Perú.
14
La estimación proviene de la ecuación: Kit = wit.K26t; wit = sit. (Yit /Y26t)/[∑sit.(Yit /Y26t)]; ∑wit = 1; i = 1, 25;
Donde sit es la participación del valor agregado real de los sectores productivos más importantes para
la región ‘i’ en el período ‘t’ del valor agregado real total; Yit es el valor agregado real de la región ‘i’
en el período ‘t’, Y26t y K26t son el valor agregado real y el valor real del stock del capital del Perú,
133
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
agregado real per cápita total y del sector formal, y el valor real del stock de capital
por trabajador ocupado en la región. Para Y4, las variables X son el valor agregado real
per cápita y el valor real del stock del capital per cápita.
La variable Zrijt corresponde a cada de las catorce variables consideradas en el
análisis de la sección anterior. Estas catorce variables de dividen en tres grupos. El
primer grupo corresponde a las seis variables relacionadas al capital humano, EDUr.
El segundo grupo corresponde a las cinco variables de infraestructura pública,
INFRAr y el tercer grupo corresponde a las tres variables económicas y sociales, Sr.
Tomando logaritmo neperiano a las ecuaciones [4.1] y [4.2] y agregando el término
de error se tiene:
ni
[4.3] lnYijt = lnAijt + ∑brijt.Xrijt + eijt i = 1, 4; j = 1, 26; t = 2005-2009
r=1
14
provisto por Seminario (2011) y Kit es el valor real del stock de capital estimado para la región ‘i’ en el
periodo ‘t’. Note que si bien Kit está correlacionado con el Yit, esta correlación no garantiza que el capital
per cápita, kit esté correlacionado con el valor agregado real per cápita de la región.
134
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
Los parámetros b0ijt, ; b’0ijt, a0ijt, ; y a’0ijt representan los efectos fijos en cada
región ‘j’ en el periodo ‘t’ de cada variable Yi . En las estimaciones se asume, que estos
coeficientes no varían con el tiempo. Esto es: b0ijt, = b0ij ; b’0ijt, = b’0ij ; a0ijt, = a0ij ;
y a’0ijt, = a’0ij. Para las cuatro especificaciones descritas, la hipótesis de ‘complemen-
tariedad’ (derivada de la teoría de la base regional y de la los modelos duales) o de
‘sustituibilidad o absorción’ (derivada de los modelos duales y la teoría Walmart)
entre el crecimiento de la economía o del sector (base) formal y el sector informal se
verifica con la significancia estadística y signo (positivo y negativo respectivamente
para cada hipótesis) de los coeficientes b’s de dichas ecuaciones.
En las especificaciones del valor agregado real, VA y PEAO del sector informal,
las ecuaciones [4.5] y [4.5]’ estiman los efectos sobre estas dos variables originados
por el nivel y tasas de variación anual, respectivamente, de la demanda representada
por el nivel y tasas de variación anual del valor agregado real total y/o del valor agre-
gado real del sector formal. Los coeficientes (estimados por el método de mínimos
cuadrados ordinarios (MCO) de datos de panel con coeficientes fijos y) reportados
en la columna Eq1 de los cuadros 10 y 11 usan el valor y cambios del valor agregado
real total y los coeficientes (estimados por MCO de datos de panel con coeficientes
fijos y) reportados en la columna Eq2 de los mismos cuadros se usa las respectivas
variables del valor agregado real del sector formal.
En las especificaciones del valor agregado real y PEAO informal, las ecuacio-
nes [4.6] y [4.6]’ estiman los efectos de los ‘factores (oferta del) crecimiento’ de
las regiones sobre el nivel y tasas de variación anual, respectivamente, de dichas
variables. Los coeficientes (estimados por MCO de datos de panel con coeficientes
fijos y) reportados en las columnas Eq3 y Eq4 de los cuadros 10 y 11 representan
135
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
la incidencia de los factores de crecimiento: las variables Xijt incluyen al valor real
(a precios de 1994) del stock de capital de cada región ‘j’; la PEAO total (Eq3) o
la PEAO del sector formal (Eq4). Las variables Zijt representan los factores rela-
cionados a la educación, infraestructura, los económicos y sociales descritos en la
sección anterior. Los coeficientes de las columnas Eq3-IV y Eq4-IV en los mismos
cuadros (estimados con el método de variables instrumentales15 de datos de panel
con coeficientes fijos) representan la incidencia de los canales de oferta (variables
Zrijt) y de demanda (asociados al valor real total o el respectivo del sector formal)
sobre el nivel y la tasa de variación anual del valor agregado real y la PEAO del
sector informal.
Para la productividad laboral del sector informal, las especificaciones [4.5] y
[4.5]’ estiman la incidencia del valor agregado real por trabajador (Eq. 1 del cua-
dro 12) y la productividad laboral del sector formal (Eq. 2 del mismo cuadro)
sobre el nivel y tasa de variación de la productividad laboral del sector informal
respectivamente. Esta incidencia se origina vía incrementos de demanda (debido
al crecimiento económico de la región, del sector moderno, o del sector base) o vía
reasignación de la fuerza laboral del sector informal hacia el sector formal. En las
especificaciones [4.6] y [4.6]’ la incidencia que se evalúa es la de cambios de produc-
tividad laboral originados por los factores de oferta representados por el valor real
del stock del capital por trabajador ocupado y las variables relacionadas a educación,
infraestructura y factores económicos y sociales (Eq. 3 del cuadro 12). Todas estas
estimaciones se realizan con el método MCO-Datos de Panel-Con Coeficientes
fijos. En adición, las estimaciones de las columnas Eq. 3-IV y Eq. 4-IV (del cuadro
12) incorporan la incidencia de ambos factores de demanda y oferta sobre la pro-
ductividad laboral del sector informal. Las estimaciones usan el método de variables
instrumentales16, donde los instrumentos para el valor agregado real por trabajador
de la región (Eq. 3-IV) y el valor agregado real del sector formal por trabajador de
la región (Eq. 4-IV) son el valor real del stock del capital por trabajador ocupado y
el conjunto de variables Zrijt.
Finalmente para el caso del ratio de productividades laboral formal e informal,
o la diferencia de los logaritmos neperianos de estas dos productividades, las especi-
ficaciones [4.5] y [4.5]’ estiman la incidencia del valor agregado real por trabajador
15
Los instrumentos de los valores reales agregado total y del sector formal son: el valor real del stock
de capital de cada región, la PEAO total o la respectiva del sector formal y los factores de crecimiento
asociados a la educación, infraestructura y a las variables económicas y sociales.
16
Por la posibilidad de que las variables de los valores agregados formal y total se determinen simultá-
neamente con el valor agregado del sector informal.
136
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
de la región sobre el nivel y tasa de variación anual de dicha diferencia (Eq. 1 del
cuadro 13). Dicha incidencia puede originarse por la reasignación de la mano de
obra del sector informal (menos productivo) hacia sectores de mayor productividad
laboral o por la diferencias de impactos de la demanda agregada sobre las producti-
vidades de los dos sectores17.
De otro lado, las especificaciones [4.6] y [4.6]’ estiman la incidencia de los facto-
res de oferta, el valor real del stock de capital por trabajador ocupado y las variables
de educación, infraestructura y económicas y sociales, sobre el nivel y la tasa de
variación anual, respectivamente, de la diferencia de productividades laborales. La
Eq. 3 del cuadro 13, estimada con el método MCO de datos de panel y con coefi-
ciente fijos, muestra los coeficientes de dichas especificaciones. Las ecuaciones Eq. 2
y Eq. 2-IV, del mismo cuadro, incorporan los efectos de oferta y de reasignación de
la mano de obra (derivados de cambios en la demanda agregada). La Eq. 2 es esti-
mada con el método MCO de datos de panel con coeficientes fijos y la Eq. 2-IV es
estimada con método de variables instrumentales de datos de panel con coeficientes
fijos. Los instrumentos de la productividad laboral de la economía son el valor real
del stock de capital y las variables de educación, infraestructura, y las económicas y
sociales de cada región.
En todas las estimaciones se hicieron ocho ajustes en los errores estándar para
sustentar la robustez estadística de los resultados18.
Los cuadros 8 y 9 presentan los promedios y las tasas de variación anual de
las variables dependientes e independientes respectivamente de cada región, para el
período 2005-2009.
17
Rodríguez y Tello (2009) y el Banco Mundial (2010) presentan evidencias de la incidencia de las dos
productividades sobre la productividad laboral de la economía peruana para el período 1997-2007.
18
La lista de dichos errores están en la fuente de cada uno de los cuadros.
137
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
138
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
139
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
140
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
141
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
i) Para todas las regiones y el promedio del Perú, las tasas de crecimiento prome-
dio anual fueron positivas en dicho período para los primeros tres indicadores
de desempeño del sector informal, siendo la menor tasa la correspondiente a
la PEAO informal y la mayor tasa la del valor agregado real del sector formal.
De otro lado, la tasa de crecimiento promedio anual para el diferencial de
productividades laborales fue negativa para el período. Cabe anotar que el
período 2005-2009 fue uno de recuperación del sector informal. Entre 2002
142
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
y 2004, los signos de las tasas de crecimiento del valor agregado real, la pro-
ductividad laboral y la diferencia de productividades laboral de los cuadros
2, 4 y 5 fueron contrarios a las respectivas tasas reportadas en el cuadro 8. De
otro lado, las tasas de crecimiento de las cuatro variables de desempeño son
relativamente altas porque los niveles son relativamente bajos;
ii) Las tasas de variación promedio anual negativas del valor real del stock por
trabajador y la productividad laboral del sector formal para la mayoría de
las regiones son resultados de las altas tasas de crecimiento estimadas de la
PEAO total y la del sector formal (cuadro 2);
iii) A nivel de Perú y para la mayoría de las regiones, los indicadores de gasto en
educación per cápita (EDU1) y tasa bruta de matrícula de educación supe-
rior (EDU6) fueron los que tuvieron las mayores tasas de crecimiento (9,8%
y 4,1% respectivamente). La mayoría del resto de indicadores del grupo de
educación crecieron a tasas menores al 3% por año;
iv) Los indicadores del número de líneas en servicio de telefonía móvil per cápita
(INFRA5), participación del gasto en transportes y comunicaciones sobre el
presupuesto institucional modificado, PIM (INFRA1), y el número las líneas
en servicio de telefonía fija básica per cápita (INFRA4) fueron las que más
crecieron en el período 2005-2009 (con tasas promedio anual de 41,1%,
28,9% y 5,8% respectivamente). El crecimiento de los otros dos indicadores
fue menor al 3% por año, aunque existe una gran dispersión de las tasas de
variación promedio anual entre regiones;
v) Las tasas de variación promedio anual de las variables económicas y sociales
tuvieron una alta dispersión entre regiones. Así, mientras la tasa de variación
promedio anual para de S1 y S2 fue negativa, la respectiva tasa de S3 fue posi-
tiva. Para el caso de la participación del valor exportado de bienes del PBI,
quince de las veinticinco regiones tuvieron tasas de variación anual positi-
vas; para el indicador del ratio salario de mujeres sobre salario de hombres,
ocho regiones tuvieron tasas de variación promedio anual positiva, y para
el indicador del porcentaje de población que gana más de la remuneración
mínima vital (S/. 550) el rango de estas tasa era de 1,6% (Tumbes) a 21,6%
(Amazonas). Estas diferencias entre el ‘agregado’ de Perú y lo que pasa en las
regiones sugieren que inferencias basadas en agregados nacionales pueden ser
distintas de las inferencias que se derivan de los indicadores regionales.
Los cuadros 10, 11, 12, y 13 muestran los coeficientes y las pruebas estadísticas
de las estimaciones realizadas del valor agregado real, la PEAO, la productividad
laboral del sector informal y la diferencia (en logaritmos) de la productividad laboral
del sector formal menos el informal.
143
Cuadro 10. Coeficientes de regresión de la ecuación del valor agregado real del sector informal con panel data de efectos fijos, 2005-2009
Ln(PBI Informal Real) DLn(PBI Informal Real)
Variables
Eq. 1 Eq. 2 Eq. 3 Eq. 3-IV Eq. 4 Eq. 4-IV Eq. 1 Eq. 2 Eq. 3 Eq. 3-IV Eq. 4 Eq. 4-IV
I. Variables básicas
Cte -23,41*** -12,17*** 11,90** 4,84 7,61 7,33 0,10** 0,27*** -0,12 -0,09 -0,10 -0,10
Ln(PBI Real) 3,62*** 0,58 2,24*** 0,36
Ln(PBI Formal
2,29*** 0,43 -2,02*** 0,17
Real)
Ln(k) 0,20 0,42 0,21 0,18
Ln(PEAO Total) 1,39*** 0,38
Ln(PEAO
0,09* -0,06
Formal)
II, Variables de Educación
Ln(Edu1) 0,04 0,04 0,04 0,03 -0,0308 -0,030 -0,0299 -0,0304
Ln(Edu2) -0,75 -1,10 -1,23 -1,15 -0,53 -0,53 -0,38 -0,46
Ln(Edu3) -0,55 -0,71 -0,84 -0,90 -0,50 -0,54 -0,56 -0,62
Ln(Edu4) -0,83 0,18 0,07 0,15 -0,34 -0,18 -0,16 -0,10
Ln(Edu5) 0,71* 0,94*** 0,97*** 0,95*** 0,83** 0,89** 0,88** 0,93***
Ln(Edu6) 0,11 0,03 0,03 0,03 -0,23* -0,23 -0,24 -0,26*
III, Variables de Infraestructura
Ln(Infra1) 0,04 0,04 0,04 0,05 0,07** 0,07** 0,07** 0,07**
Ln(Infra2) 0,28** 0,20*** 0,21*** 0,22*** 0,32 0,31* 0,28** 0,31*
Ln(Infra3) -0,91*** -0,96*** -1,01*** -1,00*** -0,98*** -0,99*** -0,99*** -1,00***
Ln(Infra4) 0,29* 0,32* 0,34* 0,38* 0,91* 0,88* 0,90* 0,97*
Ln(Infra5) 0,21** 0,24*** 0,30*** 0,27*** 0,46** 0,41*** 0,46** 0,43***
Ln(PBI Informal Real) DLn(PBI Informal Real)
Variables
Eq. 1 Eq. 2 Eq. 3 Eq. 3-IV Eq. 4 Eq. 4-IV Eq. 1 Eq. 2 Eq. 3 Eq. 3-IV Eq. 4 Eq. 4-IV
IV, Variables Económicas y Sociales
Ln(S1) 0,01 0,0054 0,011 0,002 -0,004 -0,005 -0,003 -0,005
Ln(S2) -0,35 -0,36* -0,40 -0,37* -0,19* -0,18** -0,20* -0,20*
Ln(S3) 0,69*** 0,71*** 0,68*** 0,78*** 0,76*** 0,74*** 0,76*** 0,77***
V, Efectos Regionales
Amazonas 4,12 2,96 1,53 1,18 1,22 1,20 -0,01 -0,06 -0,01 0,002 -0,01 0,01
Ancash -1,95 -1,46 -0,63 -0,34 -0,29 -0,31 0,01 -0,01 -0,02 -0,02 -0,02 -0,02
Apurímac 4,63 2,69 0,78 0,52 0,57 0,42 -0,03 -0,07 -0,14 -0,13 -0,13 -0,13
Arequipa -2,76 -1,68 -0,20 -0,12 -0,03 -0,06 -0,03 0,07 0,06 0,05 0,05 0,05
Ayacucho 2,37 1,26 0,41 0,18 0,22 0,09 -0,16 0,06 -0,07 -0,07 -0,06 -0,06
Cajamarca -0,55 -0,20 -0,31 0,55 0,60 0,65 -0,05 -0,18 -0,05 -0,05 -0,06 -0,06
Callao -2,49 -1,83 -2,01 -2,19 -3,29 -2,45 0,03 0,22 0,18 0,17 0,19 0,18
Cuzco -0,40 -0,27 -0,22 0,34 0,38 0,37 -0,05 0,07 -0,09 -0,09 -0,09 -0,09
Huancavelica 1,88 0,43 0,13 -0,37 -0,32 -0,41 0,11 -0,01 0,06 0,08 0,06 0,06
Huánuco 2,75 2,03 0,71 0,93 0,94 0,95 0,10 -0,11 -0,04 -0,03 -0,03 -0,03
Ica -0,99 -0,81 -0,11 -0,42 -0,40 -0,44 -0,07 0,15 0,12 0,11 0,12 0,12
Junín -0,77 -0,23 -0,15 0,38 0,43 0,44 0,07 0,04 0,05 0,05 0,05 0,05
La Libertad -2,04 -1,12 -0,21 0,32 0,38 0,38 -0,08 0,06 0,008 0,001 0,01 0,01
Lambayeque -0,43 -0,23 0,03 0,33 0,36 0,34 0,01 0,06 -0,05 -0,05 -0,05 -0,05
Lima -8,42 -4,54 -1,52 0,40 0,63 0,73 0,01 0,10 0,11 0,10 0,11 0,11
Loreto 0,36 0,17 0,28 0,34 0,41 0,35 0,09 0,01 -0,09 -0,09 -0,09 -0,10
Madre de Dios 5,08 3,00 1,45 -0,78 -0,82 -1,01 0,08 -0,03 -0,08 -0,06 -0,06 -0,06
Moquegua -0,23 -1,10 0,16 -1,81 -1,80 -1,98 0,01 -0,14 0,08 0,07 0,07 0,07
Ln(PBI Informal Real) DLn(PBI Informal Real)
Variables
Eq. 1 Eq. 2 Eq. 3 Eq. 3-IV Eq. 4 Eq. 4-IV Eq. 1 Eq. 2 Eq. 3 Eq. 3-IV Eq. 4 Eq. 4-IV
Pasco 0,75 -0,41 0,23 -1,07 -1,07 -1,16 -0,05 -0,08 -0,09 -0,06 -0,07 -0,07
Piura -1,71 -1,02 -0,52 0,26 0,31 0,34 -0,03 0,04 -0,10 -0,11 -0,11 -0,11
Puno 0,16 0,09 -0,28 0,55 0,58 0,62 -0,06 -0,05 -0,14 -0,14 -0,14 -0,15
San Martín 2,37 2,14 0,80 0,81 0,83 0,85 -0,05 -0,05 -0,09 -0,08 -0,09 -0,08
Tacna 0,95 0,20 0,39 -0,69 -0,70 -0,83 0,18 0,07 0,26 0,24 0,25 0,25
Tumbes 4,97 3,35 1,14 -0,14 -0,22 -0,31 -0,02 -0,14 0,14 0,13 0,13 0,14
Ucayali 2,50 1,79 0,55 -0,14 -0,17 -0,23 -0,01 -0,08 -0,09 -0,08 -0,08 -0,08
Perú -10,15 -5,22 -2,40 0,99 1,26 1,45 -0,01 0,06 0,07 0,06 0,07 0,06
V, Estadísticos
R2 0,969 0,908 0,982 0,982 0,981 0,980 0,147 0,224 0,472 0,476 0,471 0,456
R2 Ajustado 0,961 0,885 0,973 0,974 0,972 0,971 -0,142 -0,038 0,124 0,143 0,121 0,110
F 123,84*** 39,11*** 114,10*** 113,02*** 108,55*** 112,53*** 0,51 0,85 1,35 1,40 1,35 1,40
Los promedios de lny y dlny son respectivamente 6,087 y 0,220. Los errores estándar estimados fueron ocho: MCO, cross-section weights (con ponderaciones de datos transversal), cross-section sur (pon-
deraciones entre ecuaciones de corte transversal), white-cross section (ponderaciones de White de datos transversal), period weights (ponderaciones por tiempo), period-sur (ponderaciones entre ecuaciones
por tiempo), White-period (ponderaciones de White por tiempo), White-diagonal (ponderaciones por elementos de la diagonal). Con Ln(VA informal real): Eq. 3- Los coeficientes de la variable EDU5
fueron significativos con cross-section sur y White-cross section, los coeficientes de INFRA 2 y 4 fueron significativos solo con White cross-section. Eq.3-IV - Los coeficientes de la variable EDU5 fueron
significativos con todos los errores excepto con period sur y White period; los coeficientes de INFRA 2 y S2 solo son significativos con White-cross section; los coeficientes de INFRA 4 solo son significa-
tivos con White-cross section y cross section-sur. Eq. 4- Los coeficientes de la variable EDU5 fueron significativos con todos los errores excepto con period sur y White period; los coeficientes de INFRA 2
y 4 fueron significativos solo con White cross-section. Eq. 4-IV - Los coeficientes de la variable EDU5 fueron significativos con todos los errores excepto con period sur, White period y White diagonal; los
coeficientes de INFRA 2 y S2 fueron significativos solo con White cross-section, los coeficientes de INFRA 4 fueron significativos solo con cross section-sur. Con DLn(VA informal real): Eq. 3- Los coefi-
cientes de las variables EDU5 e INFRA1 fueron significativos con cross-section sur y White-cross section; los coeficientes de EDU 6 y S2 fueron significativos solo con White cross-section; los coeficientes de
INFRA5 fueron significativos con todos excepto con cross-section sur, White-cross section y White period; los coeficientes de INFRA 4 con cross-section sur, White period y White diagonal; los de S3 con todos
excepto con period sur y White period. Eq.3-IV- Los coeficientes de la variable EDU5 e INFRA 1 fueron significativos con cross-section sur y White-cross section; los coeficientes de INFRA 2 y S2 solo son
significativos con White-cross section; los coeficientes de INFRA 4 fueron significativos solo con cross-section sur, White period y White diagonal; los coeficientes de INFRA 5 fueron significativos con todos
excepto con cross-section sur y White-cross section; los coeficientes de S3 son significativos con todos excepto con period sur y White period. Eq. 4- Los coeficientes de la variable EDU5 fueron significativos
con cross-section sur y White-cross section; los coeficientes de INFRA1, INFRA2 y S2 solo con White-cross section, los coeficientes con INFRA 4 solo con cross-section sur, White period y White diagonal; los
coeficientes con INFRA 5 son significativos con todos excepto con cross-section sur y White-cross section. Eq 4-IV- Los coeficientes de EDU 5 son significativos con cross section weights, cross-section sur y
White-cross section; los coeficientes de EDU6 son significativos con cross-section sur y White cross section; los coeficientes de INFRA1 y S2 solo son significativos con White-cross section; los coeficientes de
INFRA 2 solo con White-cross section y White-period; los coeficientes de INFRA4 con cross-section sur, White-cross section, period weights y White diagonal; los coeficientes de INFRA 5 son significativos
con todos excepto con cross-section sur y White-cross section, los coeficientes de S3 son significativos con todos excepto con period sur.
Cuadro 11. Coeficientes de regresión de la ecuación de la PEAO del sector informal con panel data de efectos fijos, 2005-2009
Ln(PEAO Informal) DLn(PEAO Informal)
Variables
Eq. 1 Eq. 2 Eq. 3 Eq. 3-IV Eq. 4 Eq. 4-IV Eq. 1 Eq. 2 Eq. 3 Eq. 3-IV Eq. 4 Eq. 4-IV
I. Variables básicas
Cte -4,10*** -2,96*** 0,41 -3,58** -3,58*** -2,52* 0,03*** 0,03*** 0,003 0,04*** 0,05*** 0,05***
Ln(PBI Real) 0,38*** 0,18*** 0,06 0,14
Ln(PBI Formal
0,25*** 0,09*** -0,07 -0,19***
Real)
Ln(k) -0,03 0,12*** 0,01 -0,06
Ln(PEAO Total) 0,85*** 0,91***
Ln(PEAO
-0,06* -0,13***
Formal)
II. Variables de Educación
Ln(Edu1) -0,001 -0,004 -0,002 -0,003 0,003 0,005 0,005** 0,005*
Ln(Edu2) -0,22 -0,43* -0,40 -0,47 -0,27 -0,14 0,06 -0,06
Ln(Edu3) -0,08 -0,19 -0,18 -0,25 -0,15 -0,38** -0,31*** -0,35**
Ln(Edu4) 0,05 0,64*** 0,67*** 0,64*** 0,08 0,45** 0,50*** 0,45***
Ln(Edu5) 0,02 0,18** 0,20** 0,18** 0,06 0,18*** 0,19*** 0,14***
Ln(Edu6) -0,05*** -0,10*** -0,08*** -0,09*** -0,04*** -0,08*** -0,07*** -0,09***
III. Variables de Infraestructura
Ln(Infra1) -0,001 -0,0004 0,002 0,003 -0,002 0,01 0,01 0,01
Ln(Infra2) 0,02 -0,03 -0,05 -0,02 0,03** -0,02 -0,06** -0,04
Ln(Infra3) 0,01 -0,03 -0,06* -0,05* -0,02 -0,06 -0,05 -0,04
Ln(Infra4) -0,02 0,01 0,02 0,03 0,001 -0,03 -0,02 -0,04
Ln(Infra5) 0,01 0,05*** 0,07*** 0,06*** 0,002 -0,01 -0,010 -0,004
Ln(PEAO Informal) DLn(PEAO Informal)
Variables
Eq. 1 Eq. 2 Eq. 3 Eq. 3-IV Eq. 4 Eq. 4-IV Eq. 1 Eq. 2 Eq. 3 Eq. 3-IV Eq. 4 Eq. 4-IV
IV. Variables Económicas y Sociales
Ln(S1) -0,001 -0,004 -0,004 -0,005 0,004 0,01 0,01 0,01**
Ln(S2) 0,022 0,0002 -0,01 0,002 -0,01 -0,03** -0,03 -0,04
Ln(S3) 0,00 -0,005 0,004 0,019 -0,043*** -0,093*** -0,042** -0,118972***
V. Efectos Regionales
Amazonas 0,05 -0,07 -0,06 -0,25 -0,33 -0,31 0,01 0,01 0,02 0,02 0,02 0,02
Ancash 0,16 0,21 0,08 0,27 0,34 0,31 -0,004 -0,004 0,001 -0,005 -0,01 -0,005
Apurímac 0,16 -0,03 -0,08 -0,18 -0,26 -0,30 0,02 0,02 -0,0005 0,01 0,01 0,01
Arequipa -0,19 -0,09 0,02 0,08 0,15 0,15 -0,03 -0,02 -0,01 -0,02 -0,02 -0,02
Ayacucho 0,10 -0,02 -0,02 -0,14 -0,19 -0,20 0,01 0,01 0,01 0,02 0,03 0,04
Cajamarca 0,75 0,78 0,19 0,73 0,78 0,77 -0,01 -0,01 0,005 -0,001 -0,01 -0,01
Callao -0,79 -0,73 -0,18 -0,72 -1,03 -0,74 0,00 0,01 -0,04 -0,02 0,00 -0,01
Cuzco 0,45 0,47 0,13 0,49 0,52 0,50 -0,01 0,00 0,001 -0,001 0,005 0,01
Huancavelica -0,08 -0,23 -0,06 -0,34 -0,40 -0,39 -0,002 -0,01 0,01 0,01 -0,005 -0,01
Huánuco 0,44 0,37 0,04 0,19 0,16 0,15 0,01 0,01 0,01 0,03 0,02 0,01
Ica -0,42 -0,40 -0,12 -0,30 -0,28 -0,29 -0,01 -0,001 -0,0015 -0,01 0,001 0,01
Junín 0,35 0,41 0,14 0,47 0,52 0,51 -0,01 -0,01 0,004 0,002 -0,001 0,0005
La Libertad 0,26 0,36 0,11 0,45 0,54 0,51 0,003 0,01 -0,001 -0,01 0,0001 0,005
Lambayeque 0,22 0,24 0,08 0,27 0,31 0,29 -0,01 -0,004 0,01 -0,002 -0,004 0,01
Lima 0,76 1,16 0,24 1,45 1,77 1,71 0,01 0,02 -0,005 -0,01 -0,001 -0,001
Loreto 0,10 0,08 0,01 0,08 0,11 0,08 -0,001 -0,003 -0,004 -0,003 -0,002 -0,005
Ln(PEAO Informal) DLn(PEAO Informal)
Variables
Eq. 1 Eq. 2 Eq. 3 Eq. 3-IV Eq. 4 Eq. 4-IV Eq. 1 Eq. 2 Eq. 3 Eq. 3-IV Eq. 4 Eq. 4-IV
Madre de Dios -1,35 -1,56 -0,34 -1,71 -1,93 -1,87 0,02 0,02 0,0007 0,03 0,04 0,03
Moquegua -1,56 -1,65 -0,36 -1,56 -1,66 -1,63 -0,02 -0,02 -0,013 -0,02 -0,0315 -0,037
Pasco -0,88 -1,00 -0,19 -0,98 -1,07 -1,04 0,05 0,05 0,01 0,05 0,04 0,04
Piura 0,55 0,61 0,17 0,66 0,75 0,72 -0,03 -0,03 -0,01 -0,03 -0,03 -0,02
Puno 0,73 0,72 0,18 0,70 0,73 0,72 -0,002 -0,002 0,0016 -0,01 -0,01 -0,01
San Martín 0,17 0,15 -0,02 0,018 0,01 -0,01 -0,01 -0,01 0,003 0,00 -0,01 -0,01
Tacna -0,86 -0,94 -0,23 -0,89 -0,96 -0,96 -0,01 -0,01 0,01 -0,005 -0,02 -0,01
Tumbes -0,71 -0,87 -0,26 -1,04 -1,19 -1,18 -0,02 -0,03 -0,01 -0,03 -0,02 -0,04
Ucayali -0,39 -0,46 -0,11 -0,54 -0,61 -0,60 0,03 0,02 0,0003 0,01 0,01 0,005
Perú 1,99 2,49 0,65 2,77 3,20 3,11 -0,001 0,001 -0,003 -0,01 -0,004 -0,002
V. Estadísticos
R2 0,999 0,998 1,000 0,999 0,999 0,999 0,160 0,165 0,806 0,424 0,489 0,419
2
R Ajustado 0,999 0,998 1,000 0,999 0,999 0,999 -0,124 -0,116 0,677 0,058 0,151 0,049
F 3,405,16*** 1,990,27*** 10,773,94*** 3,689,39*** 3,486,51*** 3,525,09*** 0,56 0,59 6,27*** 1,27 1,45* 1,31
Los promedios de lnPEAOInf y dlnPEAOInf son respectivamente -0,972 y 0,029. Los errores estándar estimados fueron ocho: MCO, cross-section weights (con ponderaciones de datos transversal), cross-
section sur (ponderaciones entre ecuaciones de corte transversal), White-cross section (ponderaciones de White de datos transversal), period weights (ponderaciones por tiempo), period-sur (ponderaciones
entre ecuaciones por tiempo), White-period (ponderaciones de White por tiempo), White-diagonal (ponderaciones por elementos de la diagonal). Con Ln(PEAO Informal): Eq.3-IV- Los coeficientes de
la variable EDU 2 fueron significativos con White-cross section; los coeficientes de EDU 5 fueron significativos con todos los errores excepto con White period. Eq4- Los coeficientes de la variable INFRA
3 fueron significativos con los errores cross-section sur y White-cross section. Eq4-IV- Los coeficientes de la variable INFRA 3 fueron significativos con los errores cross-section sur y White-cross section; los
coeficientes de EDU5 son significativos con todos excepto con White period. Con DLn(PEAO Informal): Eq. 3- Los coeficientes de las variables EDU4 fueron significativos solo con cross-section sur, los
coeficientes de EDU 5 solo con White-cross section, los coeficientes de INFRA 2 fueron significativos solo con cross-section sur y White cross-section. Eq.3-IV - Los coeficientes de la variable EDU 3, INFRA4
y S2 fueron significativos con White-cross section; los coeficientes de EDU 5 solo con ordinary, White-cross section y White diagonal. Eq. 4- Los coeficientes de la variable EDU 3 fueron significativos
solo con White-cross section, los coeficientes de EDU 5 con todos excepto con period sur, los coeficientes de INFRA 2 con cross-section weights, cross-section sur, White-cross section y White diagonal. Eq4-
IV- Los coeficientes de las variables EDU 3, EDU 5 y S 2 fueron significativos solo con White-cross section, los coeficientes de S1 son significativos con todos excepto con cross-section weights y period sur.
Cuadro 12. Coeficientes de regresión de productividad del sector informal con panel data de efectos fijos, 2005-2009
Un primer resultado general de las estimaciones para las cuatro variables endógenas
consideradas en las especificaciones es que la introducción de las variables «oferta,
factores o fuentes endógenas» del crecimiento produce, en un gran porcentaje de las
estimaciones, la pérdida de significancia estadística de las variables tradicionales de
crecimiento (denominadas variables básicas en todos los cuadros) y de la demanda
agregada (total y del sector formal) de las regiones. Así, el nivel y crecimiento del
valor agregado real (total o por trabajador ocupado según sea el caso), si bien incidió
positivamente en los niveles y tasas de variación anual del valor agregado, empleo y
la productividad laboral, el grado de robustez estadística fue mayor para el caso de la
productividad laboral (particularmente en tasas de variación) y el empleo informal
(particularmente en los niveles de empleo). De otro lado, la incidencia sobre la dife-
rencia de productividades no fue estadísticamente significativa (en la mayoría de las
regresiones realizadas).
Aunque la robustez estadística de la incidencia del valor agregado real del sector
formal (total o por trabajador ocupado según sea el caso)sobre el valor agregado real,
empleo y productividad laboral del sector informal fue casi similar a la respectiva del
valor agregado real cada región, a diferencia de esta en la ecuación en tasas de varia-
ción anual, crecimiento del valor agregado real (total o por trabajador ocupado) del
sector formal parece incidir negativamente sobre el crecimiento del valor agregado
real, empleo y productividad laboral del sector informal. Estos resultados respalda-
rían, aunque no concluyentemente, la hipótesis de la reasignación de mano de obra
entre los sectores formal e informal.
Con respecto al valor real del stock de capital de la región (total o por trabaja-
dor ocupado según sea el caso), su incidencia estadística fue positiva y significativa
solo para la estimación en tasas de variación de la productividad laboral del sector
informal y para los niveles de la PEAO informal. Por su parte, la PEAO total en
cada región incidió positivamente y de forma estadísticamente significativa sobre
el nivel del valor agregado real del sector informal y en las tasas de variación anual
de la PEAO informal. Igual al caso del valor agregado real del sector formal, la tasa
de variación de la PEAO formal también incidió negativamente sobre la PEAO
informal, añadiendo más sustento a la hipótesis de reasignación de la mano de obra
entre sectores.
Un segundo resultado general de todas las estimaciones realizadas es que por lo
menos una variable de los tres grupos de variables de oferta fue estadísticamente signi-
ficativa en su incidencia sobre las cuatro variables de desempeño del sector informal.
Así, en cuanto al grupo de variables de educación, la incidencia del gasto en
educación per cápita (EDU1), del número de años promedio de estudios alcanzado
156
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
157
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
19
Los bajos niveles del stock de capital del sector informal son reportados por Rodríguez y Tello (2009).
158
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
5. Conclusiones
El presente trabajo ha presentado una serie de evidencias sobre la incidencia del
crecimiento económico experimentado en la economía peruana durante el período
2005-2009 en el desempeño del sector informal a nivel de regiones. Este desem-
peño se cuantifica a través de cuatro indicadores: el valor agregado real, la población
económicamente activa ocupada, el valor agregado real por trabajador ocupado y
la diferencia entre el valor agregado real por trabajador del sector formal e infor-
mal. Sujeto a las limitaciones de las encuestas (INEI, 2011) y métodos estadísticos
utilizados, el conjunto de evidencias sugiere que si bien el crecimiento económico
en las regiones ha producido efectos goteo —en términos de producto, empleo y
productividad laboral— en el sector informal, estos efectos no han logrado reducir
drásticamente la diferencia de productividades laborales entre los sectores modernos
y formales y los tradicionales e informales20.
De otro lado, contrario a las hipótesis de los teóricos del desarrollo, el efecto
promedio del crecimiento de los últimos seis años ha sido de complementariedad
en lugar de sustituibilidad entre los sectores formales e informales. Sin embargo, y a
pesar del crecimiento de la informalidad, estos efectos goteo de complementariedad
no han logrado que el promedio de los ingresos de las regiones superen a la remune-
ración mínima vital. En promedio para el período el 61% de la PEAO recibe ingresos
menores a dicha remuneración. Así, las ganancias en reducción de la pobreza o en
mejoras de la distribución del ingreso del país y las regiones logradas en el período de
análisis no han sido suficientes para superar dicha remuneración21.
20
Estos resultados son consistentes con los datos del INEI (2011d), los cuales señalan que el ratio del
ingreso real per cápita del decil más pobre entre el más rico fueron 2,8%, 3,7%, 4,2% y 4,6% para los
años 2001, 2005, 2009 y 2010. De igual modo con los resultados de Jaramillo y Saavedra, que indican
que el ratio del ingreso per cápita del hogar del quintil más rico entre el más pobre en el 2006 fue de
12,8 y en1997 de 17,8.
21
De acuerdo al INEI (2011d) el porcentaje de la población pobre del total se redujo de 54,8% en el
2001 a 31,3% en el 2010. En el periodo de análisis del estudio, dicho porcentaje fue 48,7% en el 2005
159
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
y 34,8% en el 2009. Las líneas de pobreza que delimitan estos porcentajes fueron S/. 205, S/. 222,
S/. 257 y S/. 264 respectivamente para los años 2001, 2005, 2009 y 2010. De otro lado, los resultados
del estudio de Jaramillo y Saavedra (2011) señalan que la distribución del ingreso mejoró en el periodo
2001-2006.
22
Un conjunto de estas políticas de crecimiento son descritas en Tello (2010).
160
Mario D. Tello. Los efectos goteo del crecimiento
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165
Janina León Castillo y Javier M. Iguíñiz Echeverría
Editores
De esta edición:
© Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2011
Av. Universitaria 1801, Lima 32, Perú
Teléfono: (51 1) 626-2650
Fax: (51 1) 626-2913
feditor@pucp.edu.pe
www.pucp.edu.pe/publicaciones
Introducción
De acuerdo con el informe realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD, 2010), América Latina sigue siendo la región más desigual en
términos de la distribución de ingresos a nivel mundial. En esta región, en los años
noventa el coeficiente de Gini para el ingreso fue de 0,522, mientras que en los países
de la OCDE, Europa Oriental y Asia fue de 0,342, 0,328 y 0,412, respectivamente
(Robinson & Sokoloff, 2003).
1
Este trabajo forma parte del proyecto interdisciplinario «La desigualdad en el Perú: Herencia colo-
nial, economía y política», apoyado por el Vicerrectorado de Investigación de la Pontificia Universidad
Católica del Perú.
2
Agradecemos los valiosos comentarios de Myriam Quispe-Agnoli a una versión preliminar de este
documento. Los errores subsistentes son de nuestra entera responsabilidad.
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
58
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
3
Debe advertirse que la discusión acerca del efecto de la distribución del ingreso sobre el crecimiento
económico está lejos de haber concluido. Autores como Bourguignon (2004), De Dominicis, De Groot
y Florax (2006), García-Peñalosa y Turnovsky (2005), Iradian (2005), Barro (2000) y Ferreira y Rava-
llion (2008) reportan que una mayor desigualdad puede contribuir a un crecimiento económico mayor,
o que no existe una relación estadísticamente significativa entre la desigualdad y el crecimiento.
4
Otros mecanismos importantes mencionados por la literatura son la acumulación sub-óptima de capi-
tal humano y el uso ineficiente de recursos para mantener forzosamente el orden desigual, por parte de la
élite beneficiada, o para alterarlo, por parte de los descontentos con la situación (Berg & Ostry, 2011).
59
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
60
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
dependen del patrimonio inicial de las personas o empresas, que operan como garantías
o colaterales de los préstamos, anulando la capacidad de inversión de los miembros más
pobres de una sociedad y generando una distribución cada vez más desigual.
Por otro lado, Krugman ha encontrado que en los Estados Unidos se ha produ-
cido un agudo deterioro de la distribución del ingreso desde mediados de los años
setenta hasta la actualidad, deterioro que él atribuye totalmente a factores políticos.
Buscando explicar la mejora en la distribución del ingreso en los Estados Unidos
ocurrida entre el periodo posterior a la Gran Depresión y mediados de los seten-
tas, Krugman coloca el énfasis en la política impositiva: «Esta caída repentina en
las fortunas de los ricos puede ser explicada, en gran parte, con solo una palabra:
impuestos» (Krugman 2007, p. 48, traducción propia).
Según este autor, la profunda desigualdad existente en la que él llama la «Larga
Edad Dorada» (1870-1930) y en la actualidad (desde mediados de los setentas) se
explica por factores políticos, especialmente por el poco poder de negociación de la
clase trabajadora y por los recursos represivos de los que hacen uso los empresarios y
el Estado ante el primer grupo.
Los cambios institucionales que favorecieron la desigualdad son explicados tam-
bién por los cambios políticos en una dirección conservadora y por el debilitamiento
de las organizaciones sindicales. La reducción de las tasas impositivas para los más
ricos, implementada desde los años ochenta en los Estados Unidos, explicaría, en
gran medida, que la distribución del ingreso actual en este país sea tan desigual como
la que tenía a principios del siglo XIX.
Por último, el PNUD ratifica que «La desigualdad observada en el ingreso, edu-
cación, salud y otros indicadores, es persistente entre generaciones y se presenta,
además, en un contexto de baja movilidad social» (PNUD, 2010, p. 7).
Las explicaciones de la desigualdad en el caso del Perú comparten algunos aspec-
tos de la literatura internacional pero incluyen algunas explicaciones más específicas.
Webb argumenta que la desigualdad en la distribución de los ingresos empeora
en medio del auge económico de 1950-1967, asumiendo el dualismo como marco
de análisis, con un sector moderno-industrial y otro tradicional-agrícola, porque el
crecimiento del sector moderno en el Perú fue un proceso más vertical que hori-
zontal (Webb & Figueroa, 1975); la incorporación de nuevos trabajadores versus el
crecimiento de la fuerza de trabajo fue lenta; y la inversión y el valor agregado por
trabajador crecieron más rápidamente en el sector moderno que en el sector tradicio-
nal. Es un argumento parecido al de la primera fase de desarrollo de Kuznets.
La política fiscal y la política de precios también afectan a la distribución del ingreso.
La incidencia impositiva neta (impuestos menos gastos públicos) puede ser distinta
para los sectores moderno y tradicional, afectando los flujos netos de ingreso y riqueza
61
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
entre estos sectores. Asimismo, las políticas de fijación de ciertos precios importantes de
la economía, como el tipo de cambio o la tasa de interés, pueden redistribuir ingresos.
Webb (1981), sostiene que en una economía rentista como la peruana no debe
sorprender que los ingresos estén desigualmente distribuidos. Las rentas —i.e. los
ingresos que no derivan directamente del proceso productivo, sino que son producto
de alguna imperfección del mercado, de algún privilegio estatal o razones puramente
económicas, como es el caso de la producción ligada a los recursos naturales— gene-
ran, usualmente, una gran desigualdad.
Figueroa (1993) explica el papel del Estado en la alteración de la distribución
original (o distribución antes de impuestos) del ingreso. La distribución secundaria,
o distribución del ingreso después de impuestos, podría ser muy distinta a la distri-
bución original cuando se incorpora el efecto en los ingresos de la transferencia neta
de recursos (gastos en bienes públicos menos impuestos) desde el Estado hacia el
sector privado. En esta perspectiva, la política fiscal tendrá un mayor efecto sobre la
distribución del ingreso cuando mayores sean los impuestos directos en relación a los
indirectos y cuando mayores sean los gastos sociales en relación a los demás gastos.
En una concepción más general del problema distributivo, Figueroa, Altamirano
y Sulmont (1996) argumentan que la desigualdad social es también un producto de
la exclusión de los mercados, de los derechos y de las redes sociales.
La persistencia de la desigualdad en los ingresos, desde la perspectiva del mediano
y largo plazo, se da también a través de las diferencias en niveles de inversión en
capital humano de una generación en la otra. Evidentemente, la inversión de los
padres en la salud y educación de sus hijos está determinada en gran medida por
los ingresos. Ante la imperfección de los mercados de créditos educativos, se inver-
tirá poco en el capital humano de hijos de hogares pobres debido a la restricción al
financiamiento que enfrentan (Becker, 1993). Por otra parte, los hogares acaudalados
no encuentran dicha restricción e invertirán relativamente más en capital humano.
Consecuentemente, el ingreso de los padres se convierte en el mejor predictor del
nivel de educación que obtendrán los hijos, con lo que la distribución de ingresos
encuentra una forma de transmitirse intergeneracionalmente. Estas diferencias se
traducen incluso en términos biológicos: la malnutrición, el sometimiento al trabajo
desde edades tempranas y el acceso diferenciado a servicios médicos (en particular a
edades tempranas) conllevan diferencias físicas y biológicas entre castas de una misma
sociedad, como presenta Boix (2010), sobre todo bajo regímenes políticos altamente
jerarquizados y con poca movilidad social5.
5
En una democracia, la capacidad de exigir mejoras en las condiciones de vida debería mitigar este
problema de diferenciación intergeneracional.
62
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
3. La desigualdad en el Perú
En el clásico estudio de Webb y Figueroa (1975), se halló que, a pesar del crecimiento
generalizado que la economía peruana experimentó entre 1950 y 1966 y la mejora
absoluta que hubo para la mayoría de la población, la desigualdad en ingresos se
elevó hasta alcanzar un coeficiente de Gini6 de 0,60 a finales de ese periodo. La razón,
según Webb, es que en una economía dual la distribución del ingreso no puede mejo-
rar mucho sin grandes transferencias horizontales (desde el sector moderno hacia
el sector tradicional). En el periodo estudiado, la mayor parte de la política social
6
Por brevedad, en adelante nos referiremos al coeficiente de Gini como Gini-Ingreso o Gini-Consumo,
según corresponda.
63
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
distribuyó ingresos dentro de los sectores productivos más ricos, al interior del sector
moderno, dejando de lado a los grupos más pobres, ubicados en el sector tradicional.
No se crearon sistemas para extraer ingresos del sector más rico y canalizarlo hacia
los más pobres. Figueroa, por su parte, sostiene que el gobierno militar tampoco
logró alterar la inequidad por la misma razón expresada por Webb: casi la totalidad
de las transferencias se produjeron dentro del cuartil más rico de la población. Las
reformas, incluida la reforma agraria, se hicieron básicamente al interior del núcleo
capitalista.
Saavedra y Díaz (1999) encuentran una reducción continua de la desigualdad
del ingreso desde 1970 (con un Gini-ingreso alrededor de 0,55) hasta fines de los
noventa (0,38), en especial después de las reformas estructurales llevadas a cabo a
inicios de esa década. Según estos autores, la reducción en la desigualdad ha sido
una tendencia, independientemente de si la pobreza aumentaba o se reducía, como
efectivamente lo hizo en la década de 1990. Según los autores, todos los estudios
muestran una reducción en la desigualdad, salvo aquellos basados en datos de cuentas
nacionales, en particular Webb y Figueroa (1975) y Figueroa (1982, 1983). La razón
puede estar en los problemas de medición de la desigualdad que se originan en el uso
de los datos de las Encuestas de Hogares.
Los autores encuentran que la desigualdad se reduce tanto en periodos de auge
como de recesión. Entre 1986 y 1996, los ingresos de los dos quintiles inferiores mejo-
raron respecto a la situación inicial (a pesar de una clara caída hacia fines de la década
de 1980) y, por el contrario, los ingresos de los tres quintiles superiores empeoraron en
términos relativos en ese mismo período. De hecho, el quintil superior fue el que peor
evolucionó en dicho período y el quintil inferior fue el que mejor evolucionó.
64
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
alcanzó poco más del 70% del valor correspondiente7. Los autores estiman que las
encuestas de hogares excluyen aproximadamente el 1% superior de la distribución.
Además, el instrumento usado no sirve para reportar los activos de los hogares de
mayores ingresos.
Además, Saavedra y Díaz (1999) encuentran evidencia de que, incluso con la
información imperfecta de las encuestas, la participación en el ingreso de los sectores
más prósperos tiene una importancia sustancial en la explicación de la desigualdad.
Un análisis de sensibilidad para evaluar cómo cambian los indicadores de desigual-
dad cuando se excluye de la muestra al 1%, 5% y 10% más rico muestra que el
Gini-ingreso se reduce sustancialmente: en 10%, 20% y 25%, respectivamente. Esta
característica de la distribución del ingreso es importante para evaluar las consecuen-
cias del problema de muestreo en la cola superior de la distribución que tienen las
encuestas de hogares y la importancia que tiene esta en la determinación de los altos
niveles de desigualdad.
Por otro lado, Yamada y Castro (2006) encuentran una visible inconsistencia en
la evolución de la desigualdad reportada por el Gini entre 1997 y 2004. Mientras el
PBI per cápita en este periodo se mantuvo constante y la desigualdad se redujo (el
Gini-ingreso de las cifras oficiales cae de 0,41 a 0,38), la pobreza se elevó. Ello puede
estar asociado a un problema en la medición misma de la desigualdad en base a datos
de encuestas de hogares, en la línea de lo que otros autores han señalado. Basándose
en la metodología de López y Servén (2006)8, los autores corrigen este error traba-
jando con el dato de consumo obtenido de las cuentas nacionales. De esta manera,
para el 2004, mientras el Gini-ingreso oficial es de 0,37, el corregido está en torno a
0,6. El resultado de Figueroa (2010) para el año 2003 es similar.
Luego, los autores obtienen el Gini (de ingreso y consumo) corregido con los
datos de cuentas nacionales para los años en los que disponen de datos confia-
bles sobre la incidencia de la pobreza. La diferencia respecto al coeficiente de Gini
usualmente presentado no es solo en magnitudes, sino también en tendencias. En
el período de análisis (1997-2004), mientras el Gini-ingreso basado en datos de
encuestas de hogares (que son los que producen la mayor desigualdad) se reduce en
2% aproximadamente (de 0,486 a 0,477), con datos de cuentas nacionales, el Gini
crece en 12% en el mismo período (de 0,614 a 0,687). Evaluando la desigualdad
en el gasto o consumo, se observa que el Gini-consumo de las encuestas de hogares
7
Si bien la tendencia entre 1985 y mediados de la década de 1990 fue a una reducción de la distancia
entre los valores agregados calculados por las encuestas de hogares y por las cuentas nacionales, otros
autores muestran que el problema subsiste. En 2004, el gasto agregado de la primera fuente represen-
taba poco más del 70% del valor de las cuentas nacionales (Yamada & Castro, 2006).
8
Ver sección 4 del presente trabajo.
65
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
66
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
incluso el corregido, se reduce en cerca de 10% hasta finales de la década. Este resul-
tado es robusto incluso al relajar el supuesto de log-normalidad de la distribución
del ingreso.
Los autores señalan que aunque el Gini esté en descenso, algunos aspectos de la
desigualdad están empeorando sustancialmente. En particular, la desigualdad espa-
cial está empeorando. De hecho, para las provincias rurales, no solo la distribución
del gasto per cápita se ha desplazado a la izquierda (a valores menores) sino que se
ha vuelto también más dispersa. A nivel provincial, la distribución del ingreso se ha
vuelto pronunciadamente bimodal: es decir, si bien hay una menor dispersión, existe
un grupo de provincias (esto es, las rurales) que convergen a ciertos niveles de ingreso
y otro grupo que converge a niveles superiores de ingreso. Otros elementos impulsan
esta divergencia, particularmente el acceso a educación diferenciada (rural-urbano)
y la diferenciación entre los sectores rural y urbano dentro de las mismas provincias.
Para los autores, dicha desigualdad se origina en una desigualdad en el acceso a ser-
vicios y activos públicos, entre otros elementos.
Paes de Barros et al. (2009) hacen énfasis en la desigualdad de oportunidades,
antes que la desigualdad de ingresos. Evidentemente, la primera es un mecanismo
a través del cual la segunda se reproduce. Usando indicadores de disimilitud9 y un
Índice de Oportunidades Humanas10, muestran que subsisten aspectos de mucha
desigualdad a nivel regional. En particular, en acceso a agua y electricidad el Perú
se desempeña muy mal a nivel regional, ubicándose entre los últimos cuatro pues-
tos a nivel regional11. La situación es similar para el caso del acceso a la educación.
De hecho, si comparamos la probabilidad de completar a tiempo el sexto grado de
primaria entre los niños del ámbito rural más pobres y niños mejor acomodados del
ámbito urbano, Perú es el cuarto país que más desigualdades de oportunidades bási-
cas reproduce en la región (Paes de Barros et al., 2009, p. 4).
De la misma manera, se observa que sistemáticamente los alumnos que peor se
desempeñaron en exámenes estandarizados comparten características de exclusión,
9
Un índice de disimilitud es un tipo de indicador de desigualdad que evalúa la desigualdad en el acceso
a servicios a lo largo de diferentes grupos sociales. El índice mide la desigualdad en situaciones binarias
(e.g., tener o no acceso a agua y saneamiento en casa), en vez de niveles de acceso o de riqueza.
10
El Índice de Oportunidades Humanas (HOI, por sus siglas en inglés) es un índice de desigualdad
que refleja la diferencia de acceso a situaciones de bienestar (e.g., acceso a servicios de saneamiento o
electricidad, compleción oportuna de la primaria, entre otros). Dichas situaciones son binarias, por lo
que este indicador no mide desigualdad en niveles o cantidades de acceso, sino en probabilidades de
acceso per se (ver Pas de Barros, 2009).
11
Concretamente, ello indica que existen grupos poblacionales caracterizados por sus lugares de resi-
dencia, niveles de educación y procedencia, que sistemáticamente se encuentran excluidos del acceso a
agua y electricidad, a nivel nacional.
67
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
como vivir en hogares sin acceso a agua y luz, o tener padres analfabetos o que tra-
bajen en el sector agrícola. Este es uno de los problemas más importantes para los
autores, porque opera en contra de la movilidad social intergeneracional y se opone a
la noción generalmente aceptada de que la igualdad de oportunidades para los niños
es una condición deseable en la sociedad.
Jaramillo y Saavedra (2011) presentan un análisis de la desigualdad para el
período 1997-2006 desde la composición de los ingresos que perciben los hogares
(laborales y no laborales), los factores que la explican y el rol del mercado y las políti-
cas sociales para corregirla. Los autores sostienen que la evidencia directa e indirecta
apunta a que la desigualdad ha disminuido en las últimas cuatro décadas en el Perú,
principalmente debido a un cambio en la orientación del gasto social, que se ha
vuelto más pro pobre, a una mejora en el acceso a servicios públicos y a un impor-
tante rol de los ingresos no laborales para la reducción de la desigualdad.
La evidencia directa presentada por los autores muestra una reducción en la des-
igualdad, y está compuesta por los diferentes indicadores calculados en base a datos
de encuestas de hogares y cuentas nacionales, como el Gini, la diferencia en magni-
tudes del ingreso del quintil superior y el medio inferior (50% más pobre), y el ratio
entre los ingresos del quintil superior y los ingresos de los demás quintiles (Q5/Q4;
Q5/Q3; Q5/Q2 y Q5/Q1). Dado que los valores obtenidos para diferentes períodos
en los indicadores usan datos recogidos con diferentes metodologías (e.g., ENNIV o
las ENAHO anteriores a 2000), no son estrictamente comparables. Además, los estu-
dios basados en cuentas nacionales muestran un aumento o, por lo menos, ningún
cambio en la desigualdad. Sin embargo, la evidencia indirecta, como el aumento en
el alcance de la educación, el aumento del logro educativo y la reducción en la des-
igualdad de la tenencia de tierra, indica, según los autores, que la desigualdad general
se ha reducido. No obstante, la desigualdad sigue siendo resultado de la importante
diferencia entre hogares del decil superior y los deciles intermedios más que por la
distancia entre estos últimos y los deciles inferiores12.
Para evaluar los determinantes de la desigualdad, los autores descomponen el
índice de Theil-T13 en cuatro períodos, 1999, 2001, 2004 y 2006, para evaluar la
evolución de la importancia de distintos factores sobre la desigualdad agregada.
Esta descomposición permite observar la desigualdad inter-grupos (definidos por
12
Un análisis de sensibilidad del Gini reafirma la idea: excluir al 10% más rico del país de la muestra
considerada reduce al Gini estimado en 37,5%, mientras que hacer lo mismo con el 10% más pobre
solo lo reduce en 7% (Jaramillo & Saavedra 2011).
13
El índice de Theil-T es un índice de desigualdad que tiene la importante característica de ser agre-
gable entre grupos de personas de una misma distribución. Debido a ello, se usa para evaluar qué
características explican la desigualdad total de un grupo.
68
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
14
Sin embargo, es notable también el escaso cambio en el acceso a telefonía fija en el ámbito rural: el
porcentaje de hogares con acceso a dicho servicio es menor a 0,04% para todos los hogares de todos los
quintiles en todos los años.
69
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
70
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
71
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
a transferencias y servicios públicos por parte de los grupos más vulnerables es una
prioridad para la reducción de la desigualdad, especialmente en el contexto de una
marcada desigualdad espacial.
4. El marco de análisis
En esta sección presentamos los dos enfoques que emplearemos para aproximarnos
a la medición de la distribución del ingreso en el Perú. Por un lado, explicaremos
cómo podemos construir series que nos aproximen a la medición de la distribución
funcional del ingreso. Por otro lado, presentaremos el procedimiento para ajustar el
Gini proveniente de las encuestas de hogares con las cifras de las cuentas nacionales
para el período más largo posible.
Donde B son los beneficios, W la masa salarial y V el ingreso de los auto empleados.
La masa salarial proviene de los ingresos que reciben los trabajadores en el sector
privado y en el sector público. Estos ingresos resultan de multiplicar los salarios por
trabajador (w1, w2), por el número de trabajadores (L1, L2).
W = w1L1 + w2L2… [4.2]
De esta manera, el ingreso nacional está distribuido entre los empresarios, los
trabajadores asalariados del sector privado y del sector público y los trabajadores auto
empleados del campo y la ciudad.
Y = B + w1L1 + w2L2 + v1T1 + v2T2… [4.4]
72
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
En consecuencia, la fracción del ingreso que corresponde a cada uno de los gene-
radores de ingresos vendrá dada por:
1 = B/Y + w1L1/Y + w2L2/Y + v1T1/Y + v2L2/Y… [4.5]
La ecuación [4.5], donde aparecen las variables que queremos explicar, la frac-
ción del ingreso apropiada por capitalistas y trabajadores, es la ecuación fundamental
que guiará nuestra investigación.
σ
G = 2Φ − 1…[4.6]
2
ln ( z / v ) σ
P0 = Φ + …[4.7]
σ 2
15
Precisamente, este enfoque trabaja bajo el supuesto de que las estimaciones sobre la incidencia
de la pobreza en el Perú basadas en las encuestas de hogares son correctas (aunque las estimaciones de la
desigualdad no lo sean).
73
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
la moda es siempre menor que la media de los ingresos, es decir, una gran parte
de la población percibe ingresos moderados y solo una pequeña parte percibe ingre-
sos altos y extremadamente altos, lo que eleva la media por encima de la moda. Otra
característica importante es que, en una distribución log-normal, la dispersión de los
ingresos está causada por la importante diferencia entre los ingresos más altos y los
ingresos cercanos a la moda, en vez de la diferencia entre estos últimos y los ingresos
más bajos. Como se argumentó en la sección 3, esta es una característica de la distri-
bución de ingresos en Perú. Sin embargo, incluso si el supuesto de log-normalidad
no se mantuviera, otras distribuciones que consideran colas más pesadas de la distri-
bución de ingresos16 muestran resultados muy similares para la corrección.
Para el caso de este trabajo, asumiremos que efectivamente se mantiene la hipó-
tesis de log-normalidad, tal como lo hacen Yamada y Castro (2006), y usamos
medidas alternativas para la media del ingreso, en consideración a que el PBI per
cápita incluye un componente que no es percibido por las familias nacionales (la
Renta Neta de Factores) y que puede ser importante en magnitud. Los resultados se
presentan en la sección 5.
Cabe mencionar que existen limitaciones a este enfoque, a pesar de su notable
utilidad. Para empezar, requiere el uso de una única línea de pobreza a nivel nacio-
nal, ignorando las diferencias en precios y en consumo que sí son consideradas en
las encuestas de hogares, donde el cálculo de la incidencia de pobreza hace uso de
líneas de pobreza locales. En realidad, este problema supone ajustar dicha línea de
pobreza para que la incidencia de la pobreza predicha por el modelo coincida con
aquella obtenida de las encuestas de hogares. Ello supone cierto nivel de calibración
y depende fuertemente de los datos observados sobre la incidencia de la pobreza,
como se comentará en la sección 5. En países como el nuestro, con fuentes diversas
y dispersas sobre la incidencia de la pobreza, en particular entre 1985 y 1995, este
supuesto supone cierta arbitrariedad en la elección de la línea de pobreza.
De la misma manera, a pesar de que este enfoque representa una alternativa a los
métodos basados en las encuestas de hogares, también se puede complementar con
el uso de información proveniente de estas. Por ejemplo, para el uso del consumo,
Yamada y Castro (2006) usan información de las encuestas para excluir el gasto en
bienes durables de la medida agregada de consumo. Notablemente, el consumo de
bienes durables reportado en las encuestas de hogares supone una forma de acumula-
ción de activos, de manera que hogares con niveles de ingresos más altos consumirán
más bienes durables que hogares de menores ingresos. Luego, la fracción del gasto
16
Es decir, los resultados de la corrección son robustos a distribuciones con una mayor proporción de
la población en situaciones distantes de la media: riqueza o pobreza (Escobal & Ponce, 2010).
74
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
5. Principales resultados
En esta sección presentamos los principales resultados empíricos del enfoque meto-
dológico empleado para el periodo 1980-2010. En primer lugar, analizaremos la
evolución de las series de ingresos de cada grupo de trabajadores en el marco de la
metodología empleada por Figueroa a fin de identificar las principales tendencias en
la evolución de la desigualdad. Luego, presentaremos la serie del coeficiente de Gini
corregido para el período 1985-2010 así como su descripción.
17
Para mayor detalle, referimos al lector a López & Servén (2006).
18
Este índice presenta la evolución de la tasa de incidencia de la pobreza (1994=100) en los 25 años
evaluados, de acuerdo a las cifras de pobreza presentadas.
19
La razón por la cual se consideran dos series para los términos de intercambio se detalla en el Apén-
dice 1, al final del documento. En lo que sigue se empleará como referencia para el análisis el índice que
solo considera para el cálculo de los precios de exportación los precios de los principales bienes agrícolas
producidos en la sierra sur.
75
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
por el ajuste económico de 1990. Esta caída se detiene recién en 1991, año tras el cual
empieza un proceso lento, pero no necesariamente continuo, de recuperación. Evi-
dentemente, esto coincide con un cambio importante en el nivel de intervención del
Estado en la economía peruana, como parte del proceso de reestructuración política
y económica que el país vivió en el cambio de década. En este sentido, es importante
resaltar que la fuerte caída en el ingreso real de los trabajadores del sector público
estuvo acompañada de una reducción importante en el número trabajadores de este
sector, a inicios de la década de 1990.
Entre 1981 y 1990, los ingresos reales del sector privado se redujeron en 65,6%,
mientras que los ingresos reales del sector público experimentaron una caída aún
más abrupta. La remuneración real del gobierno general de 1990 representó solo el
15,6% de la que correspondió al año 1981.
Por el lado de los trabajadores no asalariados, las tendencias son análogas. Entre
1980 y 1990, el ingreso real de los trabajadores independientes urbanos se habría
reducido en 76,6% mientras que el poder adquisitivo de los trabajadores indepen-
dientes del sector rural se habría visto reducido en 82,3% durante ese mismo periodo.
76
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
Si bien estas cifras pueden ser explicadas por un contexto de crisis generalizada,
la extraordinaria recuperación posterior de la economía no guarda correspondencia
con el crecimiento excesivamente lento de los ingresos laborales en las dos décadas
posteriores.
De esta manera, advirtiendo que estamos comparando periodos que involucran
dos modelos diferentes de participación del Estado, si bien el sueldo medio real del
sector privado de 2010 es 60,8% más elevado que el de 1990, representa apenas el
55,5% del nivel alcanzado en 1981. De forma más drástica, si bien entre 1990 y
2010 hubo un crecimiento de 36,7% en el sueldo medio real de los trabajadores del
sector público, dicho sueldo representa solo el 21,3% del nivel alcanzado en 1981.
77
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
500
400
300
200
100
0
1980 1985 1990 1995 2000 2005
Sueldo Sector Público Sueldo Sector Privado 1/
Ingresos Independientes Urbanos 2/ Ingresos Independientes Rurales 3/
1/El índice fue calculado a partir de la serie de sueldo real mensual promedio en Lima Metropolitana.
2/ Ingresos aproximados usando la remuneración mínima vital.
3/Ingresos aproximados usando los términos de intercambio de la economía campesina.
Fuente: INEI y BCRP.
78
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
79
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Gráfico 3. Evolución del ingreso y consumo agregado del 1% más rico de los hogares,
1985-2010 (millones de soles de 1994)
60 000
45 000
Soles de 1994
30 000
15 000
1985 1990 1995 2000 2005 2010
Ingreso Consumo
1/ El indicador para ingreso/consumo corresponde a la diferencia entre el ingreso/consumo de las Cuentas Naciona-
les y el agregado de las Encuestas de Hogares. Dicha diferencia, según lo discutido en este trabajo, debe corresponder
a los hogares más ricos.
Fuente: Saavedra & Díaz, 1999; Yamada & Castro, 2006. Elaboración propia.
20
Se hace el supuesto de que la brecha del ingreso en 2004 es igual a la brecha del consumo para el
mismo año, i.e. 27%. Además, se asume que dicha brecha se mantiene igual en 2010, con lo que
podemos recuperar el valor del consumo y del ingreso para dicho año. Evidentemente, si este supuesto
sobreestimara el tamaño de la brecha, nuestras conclusiones cambiarían solo si la tendencia cambiara
sustancialmente, lo cual descartamos como improbable ya que las brechas no han cambiado sustancial-
mente en la década previa.
80
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
Fuente: INEI.
81
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Desigualdad en el ingreso
Primero, en el gráfico 5 se presenta la estimación del Gini-ingreso entre 1985 y 2010.
En él se observan las dos series del Gini corregido, la serie del Gini oficial (calculada
por el INEI y sus fuentes21) y la serie de la incidencia de la pobreza, calculada por
diferentes autores. Para ambos caso, se hace uso de una línea de pobreza de S/. 1850
de 1994, por año22.
La corrección del Gini se hace con la serie del PBI per cápita y con la serie del
PNB per cápita. La diferencia entre ambas medidas del ingreso, que corresponde a la
Renta Neta de Factores, es negativa para el caso peruano, debido principalmente a los
pagos a factores extranjeros empleados en las actividades extractivas dentro del país.
Esta diferencia entre ambas medidas es grande, representando en promedio el 5% del
total del PBI en el período evaluado, participación que ha sido mayor en la última
década. Dado que dichas rentas no son percibidas por las familias nacionales, no
tiene sentido incluirlas en el cálculo de la desigualdad nacional. Sin embargo, las dos
series del Gini corregido evolucionan de manera muy similar y cercana, indicando
que la omisión de esta consideración no impacta sustancialmente sobre la medición
de la desigualdad ni sobre su evolución.
21
Evidentemente, estos cálculos son hechos en base a las encuestas de hogares.
22
Dicha línea fue determinada en base a una calibración hecha para ajustar a los resultados de autores
previos, que hicieron la corrección que aquí presentamos pero solo para algunos años.
82
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
55%
0.7
50%
0.6
45%
0.5
40%
0.4
35%
0.3 30%
1985 1990 1995 2000 2005 2010
Gini Corregido - PBI (Eje Izq.) Gini Oficial (Eje Izq.)
Gini Corregido - PNB (Eje Izq.) Pobreza (%)
1/ Los datos de pobreza para algunos años entre 1985 y 1994 son interpolaciones dada la falta de información confiable.
Fuente: BM, BCRP, INEI. Elaboración propia.
Ambas series, además, muestran que el Gini-ingreso oficial está por debajo del corre-
gido en alrededor de 30%. En el período 1997-2004, el indicador corregido y el
indicador oficial tienen tendencias opuestas, tal como comentan Yamada y Castro
(2006), a pesar de que para la corrección usamos una tasa de pobreza decreciente.
En general, nuestros resultados son consistentes con los de Yamada y Castro (2006)
y los de Escobal y Ponce (2010), lo cual consiste evidencia a favor de la hipótesis de
que la desigualdad de ingresos aumentó entre fines de la década de 1990 e inicios de
la década de 2000 y de que ha ido reduciéndose desde entonces, aunque mucho más
lentamente que la pobreza.
Por otra parte, desde mediados de la década de 1980 hasta su fin, la desigualdad
creció debido al aumento importante de la incidencia de la pobreza y al pequeño
crecimiento de 1985-1987, seguido por la brusca caída de 1988-1992. La estabiliza-
ción macroeconómica que siguió permitió una reducción de la pobreza y una mejora
en los niveles de ingresos, lo que llevó a una reducción de la desigualdad. Cuando la
velocidad de la recuperación macroeconómica dejó de equipararse a la velocidad en
la reducción de la pobreza, la desigualdad comenzó a crecer (ver gráfico 6). En 1997,
tenemos un cambio en la fuente de los datos de pobreza, lo cual implica que sea
difícil comparar antes y después de ese año. Sin embargo, se mantiene la tendencia
creciente hasta inicios de la década de 2000.
83
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
7000 55%
Nuevos Soles de 1994
6000 50%
5000 45%
4000 40%
3000 35%
2000 30%
1985 1990 1995 2000 2005 2010
1/ Los puntos de color blanco de la serie de pobreza provienen de las fuentes. Los otros puntos son interpolaciones.
Fuente: Chacaltana (2006), BCRP, INEI. Elaboración propia.
Desigualdad en el consumo
Para estimar la serie del Gini-consumo entre 1985 y 2010, usamos la serie de datos
del consumo privado elaborada por el BCRP. Los datos sobre el consumo privado
son usados para replicar los resultados obtenidos por Yamada y Castro (2006) y Esco-
bal y Ponce (2010), en su corrección del Gini-consumo.
84
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
55%
0.7
50%
0.6
45%
0.5
40%
0.4
35%
0.3 30%
1985 1990 1995 2000 2005 2010
Gini Corregido - C Priv. (Eje Izq.) Gini Oficial (Eje Izq.) Pobreza (Eje Der.)
1/ Los datos de pobreza para ciertos años entre 1985 y 1994 son interpolaciones por la falta de información confiable.
Fuente: BM, BCRP, INEI. Elaboración propia.
23
Hay que hacer la salvedad de que la información sobre el Gini-consumo oficial antes de 1997 pro-
viene no de una serie en el INEI, sino de fuentes secundarias dentro de sus publicaciones. En ese
sentido, los datos oficiales presentados en el gráfico 5.7 no son enteramente comparables entre antes y
después de 1997.
85
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
En general, la corrección del Gini nos indica que hay una subestimación importante
de la desigualdad de ingresos en el país. La corrección además nos permite obtener
una serie de 25 años del coeficiente de Gini, que es consistente con investigaciones
previas.
El modelo del crecimiento vigente en Perú se caracteriza por una clara dependencia
de las actividades extractivas, un escaso eslabonamiento industrial y una heterogenei-
dad productiva marcada por la elevada concentración de la fuerza laboral en sectores
de baja productividad. Son precisamente estas características las que derivan en una
pronunciada desigualdad en el ingreso.
Por una parte, la industria extractiva en el Perú está asociada directamente con la
participación del capital extranjero, en la forma de enclaves económicos, con pocos
eslabonamientos hacia atrás o hacia adelante, en comparación a otros tipos de indus-
trias (Jiménez, 2010). Estas estructuras productivas configuran un escenario donde
naturalmente se da una marcada desigualdad en los ingresos laborales, incluso si no
hubiera desigualdad en la productividad, debido a la asignación de los derechos de
explotación de los recursos. Ello se debe a que la renta generada por el derecho de
propiedad o el derecho de uso de un recurso es un factor que naturalmente eleva la
desigualdad. Además, la participación directa del capital extranjero en la actividad
extractiva hace necesaria la presencia de personal de confianza, que recibe remune-
raciones por encima de la de su aparente productividad marginal. Finalmente, la
volatilidad en los precios de los minerales también contribuye a la desigualdad, dado
que suele beneficiar a aquellos agentes cuya remuneración o beneficio no está fija, a
diferencia de lo que ocurre con los asalariados.
86
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
Minería
80
Manufactura
60
Transp. y Com.
Hoteles y Rest. Construcción
40
Pesca
% de la Fuerza Laboral
87
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Mediante las políticas fiscales, el Estado puede alterar la distribución del ingreso en
la economía. Por una parte, los instrumentos de tributación gravan directamente la
riqueza (en stock o en flujo) de los agentes o indirectamente, al gravar las transac-
ciones económicas. Ello permite, entre otros fines, recaudar fondos para financiar
políticas de gasto. Así el gasto público influye sobre la distribución de ingreso al
transferir parte de esos fondos a las familias, ya sea en forma de infraestructura, ser-
vicios o transferencias líquidas.
A continuación presentamos un análisis del rol de estas dos políticas del Estado
sobre la desigualdad, desde la perspectiva de Figueroa (1993).
La política tributaria
Figueroa (1993) indica que un aumento de la importancia de los impuestos indirec-
tos respecto de los ingresos tributarios totales indica una transformación regresiva de
la estructura tributaria, dado que ellos afectan principalmente a las familias de pocos
ingresos. Por el contrario, una estructura impositiva basada en los impuestos directos
es más progresiva, toda vez que la base impositiva es el patrimonio.
Respecto a los impuestos indirectos, su impacto distributivo depende de qué
participación respecto del gasto del hogar tienen los bienes gravados (o, en el caso
de los combustibles, los bienes cuya producción y consumo utilizan como factor
de producción al bien gravado). En el caso de los impuestos a bienes importados,
es presumible que el impuesto gravado sea progresivo, dada la condición de bienes
superiores que tienen los bienes gravados, en tanto su consumo aumenta con el nivel
88
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
80%
60%
40%
20%
0%
1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010
24
En este sentido, Pascó Font y Briceño (1992) muestran para el período 1985-1990 (i) que las polí-
ticas de subsidio a los combustibles fueron mucho más favorables a los hogares con mayores ingresos
y (ii) que los impuestos a los combustibles fueron regresivos. Esto último se debe principalmente a la
importancia del kerosene y el gas en el presupuesto familiar de las familias de ingresos bajos y medios.
Haughton (2005) encuentra que los impuestos a los combustibles son progresivos, pero que dicho
resultado se debe a que no se considera el gasto en transporte y la importancia del mismo en la produc-
ción y comercialización de los bienes finales
89
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
25
En 1990, debido a la crisis institucional en la cual se encontraba el país y, particularmente, la auto-
ridad tributaria, la participación del impuesto a la renta en los impuestos directos fue de solo 36,8%.
Claramente, una de las principales razones para la brusca caída respecto al año anterior fue la práctica
generalizada de la evasión tributaria y, aún más, una grave crisis económica y social.
90
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
91
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Gráfico 10. Evolución del gasto social desde 1990 (% del PBI) 1/
10 250
8 200
6 150
4 100
2 50
0 0
1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008
Gasto Social como % del PBI Gasto Social per cápita (S/. De 2000)
1/ Se trata del gasto en educación, salud y saneamiento, seguridad y asistencia social, y programas de vivienda.
Fuente: CEPAL. Elaboración propia.
En la última década, el gasto público agregado ha sido progresivo (Jaramillo & Saavedra,
2011; Houghton, 2005). El gasto público social, en especial las transferencias moneta-
rias y no monetarias, se ha convertido en un componente importante del consumo
total de las familias de los decirles inferiores de la distribución del ingreso. De la misma
manera, la construcción de infraestructura pública ha devenido en un mayor alcance en
la provisión de servicios públicos. Estas mejoras se han orientado hacia los sectores urba-
nos de menores ingresos y los sectores rurales, lo que constituye un rasgo redistributivo.
Sin embargo, estos elementos «[…] de ninguna manera demuestran que las acciones del
Estado hayan sido efectivas en reducir la desigualdad» (Jaramillo & Saavedra, 2011, p. 63).
Una característica general del gasto social es que es progresivo si medimos su
participación como porcentaje respecto del consumo/ingreso de las familias, pero esta
característica casi desaparece si se evalúa el valor absoluto de la contribución para cada
familia (Houghton, 2005; Yamada & Castro, 2006), lo que no es sorprendente. De
hecho, se observa esta característica en los dos rubros más importantes, educación y
salud. Por ejemplo de acuerdo a Houghton (2005), en educación, como porcentaje
del consumo del hogar, el decil más pobre y el decil más rico reciben aportes del gasto
público que son de 15,6% y 2,9%, respectivamente; sin embargo, si evaluamos el valor
absoluto de la contribución, observamos que los hogares del decil superior perciben
casi el doble (S/. 250) de lo que perciben los hogares del otro extremo de la distri-
bución (S/. 144). Más aún, como porcentaje del gasto total del Estado, los hogares
del decil más pobre y los del decil más rico reciben 7,9% y 12,7%, respectivamente.
Es decir, la única forma en la que el gasto público contribuye de manera progresiva a la
92
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
distribución es desde la óptica de las empobrecidas familias de los deciles con menores
ingresos; desde la perspectiva del valor de la contribución, el gasto público en educa-
ción sigue siendo regresivo, pues son más favorecidos los que más tienen.
De acuerdo al mismo autor, en el caso de la salud la situación es similar. Como
porcentaje del consumo total, las familias del decil más pobre reciben una contri-
bución del gasto público de 56%, mientras que las familias del extremo opuesto
reciben 0,6% como contribución. Sin embargo, el decil más pobre solo recibe 6,9%
del total del gasto público en salud, mientras que el decil más rico recibe 13,9% del
mismo rubro. De esa manera, el Estado dedica una mayor parte del gasto de salud a
los deciles superiores de la distribución.
Este rasgo del gasto social puede ser explicado por el hecho de que, en ambos
rubros, los hogares de mayores ingresos consumen una canasta con mayor parti-
cipación de ambos bienes, dadas las facilidades en el acceso (por ejemplo, acceso
a la educación superior y a la atención médica secundaria y terciaria). Luego, por
más que el gasto público social aparente ser progresivo, en realidad, las familias de
ingresos más altos perciben una mayor contribución en valores absolutos. Una pres-
cripción de política evidente, en ese sentido, es mejorar el acceso de las poblaciones
más pobres a la educación y a la atención en salud. Las mejoras alcanzadas hasta
ahora son insuficientes a la luz de los elementos analizados.
Cabe mencionar que, a pesar de las características antes presentadas, el gasto público
en su totalidad sí tiene un impacto redistributivo. De hecho, de acuerdo a Houghton,
cuando se evalúa el impacto de los impuestos y el gasto público social, los seis deciles
inferiores son beneficiarios netos de gasto público, mientras que los cuatro deciles supe-
riores son contribuyentes netos de impuestos26. Aunque esto indica que en general sí
existe progresividad en el gasto social, los resultados de este autor, comentados líneas
arriba, indican también que aún existe un fuerte problema de focalización, entendiendo
que gran parte del gasto se destina a favorecer a los hogares de ingresos superiores.
A continuación, seguiremos el enfoque usado por Figueroa (1993) para anali-
zar los impactos distributivos de la evolución del gasto público en las dos últimas
décadas. Dicho autor sostiene que los cambios en el gasto público tienen impactos
distributivamente no neutrales, en tanto algunos grupos dependen más del gasto que
otros. En el caso de la salud, los hogares con mayores ingresos pueden pagar la aten-
ción en centros de salud privados, mientras que los hogares con menores ingresos no.
De esa manera, cuando el gasto en salud se reduce, los pobres son expulsados del
sistema de salud y pasan a depender de alternativas de menor calidad, como médicos
26
Cabe anotar que el mismo autor indica que sus resultados no son concluyentes dado que solo se incluye
el gasto social «claro», i.e. salud, educación y «subsidios sociales» (principalmente, programas de ayuda
alimentaria y donación de material educativo).
93
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Gráfico 11. Evolución y composición del gasto social 1/, 1990-2008 (% del PBI)
5
Vivienda
4
Educación
3
1 Salud
0
1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008
Bajo este enfoque, Figueroa observa que la reducción de la participación del gasto en
educación y en salud respecto del PBI en la década de 1980 significó una magnificación
de la desigualdad, en tanto condenó a los usuarios pobres de dichos servicios a obtener
una peor calidad y forzó a los usuarios no pobres (o menos pobres, en cualquier caso)
a migrar al sector privado, lo que amplió la brecha de oportunidades a lo largo de la
distribución de ingresos. Es esencial observar que la reducción de la participación fue
acompañada por una reducción también en el PBI, como consecuencia de la crisis
económica. Luego, los efectos comentados por Figueroa se derivan precisamente de ese
empeoramiento en niveles absolutos del gasto en educación y en salud.
Para las dos últimas décadas, después del análisis de Figueroa (1993), la situa-
ción es complicada de analizar bajo el mismo enfoque. Como parte del proceso de
recuperación post-crisis, se incrementó el gasto como proporción del producto para
la educación, de manera importante, y, en menor medida, para la salud. Ello, ade-
más, fue acompañado por un crecimiento más o menos estable del producto, lo cual
implica que tanto el gasto en salud como el gasto en educación se incrementaron en
niveles absolutos. Bajo el enfoque de Figueroa, entonces, cabría decir que el progreso
del gasto público ha sido distributivamente favorable.
Sin embargo, los indicadores presentados en la sección 5 (ver gráfico 1), indican
que la evolución de los sueldos del sector público, en términos reales, no ha recuperado
la caída importante que sufrió a fines de 1980, con lo que se tienen sueldos públicos
94
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
en promedio tres veces menores que los que se tenían a mediados de 1980. En la línea
de Figueroa, el bajo nivel de sueldo del sector público indica que la calidad del gasto en
educación y salud no ha recuperado, en promedio, el nivel relativo que tenía en 1970.
En ese sentido, a pesar de que el tamaño de la oferta pública de salud y educa-
ción ha crecido (es decir, se ha recuperado) en las últimas décadas, lo más probable
es que la recuperación haya sido incompleta, dado que las remuneraciones del sector
público apuntan a una menor calidad en la provisión de los servicios que la observada
hace dos o tres décadas.
En resumen, se observa que dentro del período 1980-2010, en la década del
ochenta —la década perdida— y en especial al final de dicha década, la política fiscal
fue regresiva. En la siguiente década, la de 1990, la estructura tributaria se volvió
más progresiva y el gasto social aumentó considerablemente. Aunque esta tendencia
se mantuvo, en líneas generales, en la última década, aún persiste un componente
regresivo fuerte tanto en la política tributaria como en la de gasto, y existe evidencia
indirecta que apunta a una reducción de la calidad de los servicios públicos en rela-
ción a la situación hace veinte años.
A continuación, exploramos más profundamente el gasto en educación y sus
implicancias redistributivas.
Educación
El problema de la distribución asimétrica de ingresos y oportunidades tiene hondas
raíces en el modelo de crecimiento que se ha asentado en el país. El acceso inequita-
tivo a una educación de calidad constituye, en este contexto, una de las formas más
efectivas de reproducir los patrones de exclusión, al ser uno de los mejores predictores
del futuro desempeño laboral.
Las grandes brechas que hoy existen en el sector educativo en lo que respecta a
la calidad de los servicios27 son el resultado de una configuración político-social que
condujo al Estado a optar por priorizar las metas de cobertura y relegar las metas de
calidad. Esta configuración se habría caracterizado por la ampliación de la ciudadanía
tras los grandes fenómenos migratorios de mediados del siglo XX. Como consecuen-
cia de ello, una fracción creciente de la población empezó a tomar conciencia de las
obligaciones exigibles al Estado en su calidad de ciudadanos, lo que inevitablemente
desencadenó una demanda por la provisión universal de una serie de servicios bási-
cos, entre ellos la educación. Dada la escasez de los recursos del Estado, la ampliación
de la cobertura devino necesariamente en una progresiva pauperización de la plana
27
Es importante resaltar que la calidad de los servicios educativos no se limita, aunque se trate de un
componente esencial, a la calidad de la enseñanza.
95
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Cuadro 4. Gasto público promedio en educación (en porcentajes del PBI y del gasto total
del sector público no financiero o del gobierno general)
En % del PBI En % del gasto total del SPNF o GG
1985- 1991- 1996- 2001- 2006- 1991- 1996- 2001- 2006-
1990 1995 2000 2005 2008 1995 2000 2005 2008
Argentina 8,7 11,0 11,9 12,0 14,0 44,7 44,8 45,1 46,7
Bolivia 2,8 5,6 6,9 7,8 10,7 15,4 19,9 22,1 26,5
Brasil -- -- 12,2 12,3 12,6 -- 33,0 31,4 31,5
Chile 2,3 2,3 3,0 3,0 2,4 7,3 9,5 9,0 7,0
Colombia 5,2 5,0 7,1 7,5 7,7 23,3 22,6 22,8 26,0
Costa Rica 0,8 0,6 0,7 0,8 0,9 2,6 2,9 2,9 3,6
Ecuador -- 2,8 2,2 3,7 4,3 7,5 9,1 15,6 14,4
México 3,8 4,6 6,2 7,9 8,4 21,9 30,0 37,1 37,3
Paraguay 0,4 0,3 0,3 0,4 0,4 1,0 0,9 1,1 1,3
Perú -- 1,9 2,0 2,1 3,0 9,3 10,0 11,1 16,4
Promedio AL -- -- 5,3 5,8 6,4 -- 18,3 19,8 21,1
Fuente: CEPAL. Elaboración propia.
Por otro lado, de acuerdo con la Ley de Presupuesto para el Sector Público corres-
pondiente al año fiscal 2011, si bien la participación de los gastos en educación en el
presupuesto fiscal ha ido en aumento, el Perú sigue exhibiendo una de las tasas más
bajas de gasto en educación como porcentaje del PBI a nivel de América Latina: en
el periodo 2006-2008, el gasto en educación representó apenas el 3% del producto
interno mientras que en países como Argentina, Brasil y Bolivia la participación del
gasto público en educación superó el 10%.
El bajo porcentaje asignado a este rubro necesariamente implica que el efecto
redistributivo del gasto asignado a educación, aun cuando sea progresivo, resulta
limitado. La incapacidad de las escuelas públicas para compensar a los estudiantes de
forma eficaz por la existencia de un entorno socioeconómico desfavorable, se hace
patente en el cuadro 5, en el cual se puede apreciar la robustez de la relación exis-
tente entre el entorno socioeconómico del estudiante y su desempeño en los tests de
lectura para los países latinoamericanos considerados en las pruebas PISA 2009. Es
decir, el sistema educativo no logra nivelar las diferentes «condiciones iniciales» de
los niños que a él acceden.
96
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
c) La liberalización comercial
97
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
28
De acuerdo con el modelo Heckscher-Ohlin-Samuelson (HOS), los precios de autarquía están deter-
minados en última instancia por la abundancia relativa de los factores de producción en una economía
dada. Por lo tanto, en el marco de este modelo, la igualación de precios de bienes tras la apertura
comercial genera incentivos diferenciados, dependiendo del tipo de mano de obra abundante en dicha
economía. Así, una economía abundante en mano de obra poco calificada como la peruana, recibiría
incentivos para aumentar la producción del bien intensivo en este factor pues el precio del bien abun-
dante en trabajo poco calificado en comercio será relativamente mayor al de autarquía.
98
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
29
Dado que como consecuencia del proceso de globalización los requerimientos de competencias pro-
fesionales son cada vez más sofisticados, consideramos que este tipo de revolución tecnológica es el
que tiene mayor probabilidad de ocurrencia. Caselli (1999) halla respaldo empírico para el caso de la
industria en EEUU.
99
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
100
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
101
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Los ingresos de los trabajadores auto empleados están conformados por el ingreso de
los auto empleados del campo y la ciudad. Inicialmente se esperaba poder aproxi-
mar la evolución del ingreso de los auto empleados urbanos a partir de los precios
de los servicios intensivos en mano de obra, sin embargo, la información histórica
de precios registrada en la página web del INEI no se encuentra lo suficientemente
desagregada. Por ello, optamos por usar la serie de remuneración mínima vital a
precios de 1994. La justificación para el uso de esta variable es que el salario mínimo
constituye una proxy del costo de oportunidad de no emplearse en el sector privado
para los trabajadores con bajos niveles de calificación.
102
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
Por otro lado, a fin de estimar la evolución de los ingresos de los auto empleados
rurales, se procedió a replicar la metodología empleada por Figueroa (1993). Para la
construcción de la canasta de bienes exportados e importados y la asignación del
peso relativo de cada uno de estos bienes en la canasta, el autor emplea la estructura
de gastos e ingresos de una muestra de familias campesinas de la sierra sur del Perú.
El supuesto que subyace al uso de esta muestra, como lo hace explícito el autor, es
que los ingresos de los campesinos de la sierra sur constituyen un buen indicador del
ingreso de los campesinos en general.
Este indicador puede ser representado por la siguiente expresión:
∑ a p + 0, 25w
6
1 i i
∑ b p + 0, 08 f
23
1 j j
1 5 1 5 1 5
3
∑1PM + 3 ∑1PP + 3 ∑1PT
TI1 =
∑1 b j p j
6
103
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
104
Waldo Mendoza, Janneth Leyva y José Luis Flor. La distribución del ingreso en el Perú
Apéndice 1A. Precios de los bienes importados por la economía campesina, 1980-2009 1/
Aceite a Arroz Fideos a Leche
Pan francés Cerveza
Año granel corriente granel evaporada
(Kg.) (Kg.) (Kg.) (Kg.) (lata) (lt.)
1980 190,0 90,0 130,0 105,0 80,0 146,8
1981 450,0 140,0 240,0 200,0 190,0 280,0
1982 650,0 230,0 310,0 280,0 290,0 440,0
1983 1670,0 470,0 940,0 720,0 570,0 920,0
1984 4600,0 1240, 2380,0 1640,0 1260,0 1700,0
1985 12,4 2,9 7,1 3,7 3,3 4,5
1986 13,7 4,0 9,7 6,9 5,2 7,5
1987 16,3 6,8 13,4 10,6 7,9 15,2
1988 116,2 37,8 91,1 61,7 681,0 117,6
1989 2927,9 1715,8 24,8 3619,4 1285,9 2498,6
1990 204 173,67 95 574,06 227 914,77 288 548,36 137 493,73 179 044,17
1991 0,9 0,4 0,7 1,0 0,5 0,7
1992 1,6 0,8 1,2 1,6 0,8 1,2
1993 2,2 1,2 2,0 2,5 1,3 1,8
1994 2,5 1,2 2,0 2,7 1,4 2,4
1995 2,9 1,3 2,4 3,0 1,5 2,6
1996 3,2 1,7 2,9 3,4 1,7 2,8
1997 3,5 1,8 2,9 3,6 1,8 3,2
1998 3,7 2,1 2,9 3,7 1,8 3,5
1999 3,8 2,6 2,8 3,7 1,9 3,7
2000 - 2,2 2,8 3,7 2,0 3,8
2001 - 2,1 2,7 3,7 2,0 3,9
2002 - 2,0 2,6 3,9 2,0 3,6
2003 - 2,0 2,6 4,2 2,0 3,6
2004 - 2,4 2,7 4,8 2,0 3,5
2005 - 2,5 2,7 4,8 2,0 3,3
2006 - 2,5 2,7 4,9 2,1 3,0
2007 - 2,5 2,8 5,3 2,2 3,1
2008 - 2,9 3,1 5,9 2,5 3,2
2009 - 2,7 3,1 5,9 2,5 3,3
1/ Por razones de presentación, los precios están expresados en intis de 1985 a 1990 y en nuevos soles de 1991 a 2009
105
Desigualdad distributiva en el Perú: dimensiones
Apéndice 1B. Precios de los bienes exportados por la economía campesina, 1980-2009 1/
Maíz Ganado Ganado Remuneración
Papa 2/ Trigo 2/
Año almiláceo 2/ vacuno 3/ ovino 3/ mínima vital 4/
(Kg.) (Kg.) (Kg.) (Kg.) (Kg.) (Mensual)
1980 54,7 72,1 73,1 458,9 366,3 18 860,0
1981 66,5 123,8 89,4 750,8 654,5 28 260,0
1982 73,3 169,9 114,8 1230,5 1100,0 42 980,0
1983 301,8 344,6 290,0 2051,9 1829,0 92 950,0
1984 468,6 1022,6 847,3 5397,8 4342,0 156 740,0
1985 0,7 2,3 1,8 10,5 9,7 392,2
1986 2,1 5,2 4,6 22,3 20,3 736,7
1987 3,5 7,5 7,1 38,3 34,6 1476,7
1988 7,0 13,8 14,5 209,9 167,4 8563,3
1989 331,3 494,1 630,3 5108,1 4075,3 159 333,0
1990 12 511,8 13970,0 27 564,4 274 576,9 272 647,8 1 0684 833,0
1991 0,1 0,3 0,2 1,3 1,4 38,0
1992 0,3 0,4 0,3 2,0 2,1 68,4
1993 0,3 0,7 0,5 3,2 3,1 72,0
1994 0,4 0,7 0,5 4,3 4,2 117,0
1995 0,3 0,8 0,6 4,7 4,6 132,0
1996 0,5 0,8 0,6 4,8 4,7 152,8
1997 0,4 0,9 0,7 5,0 5,0 290,8
1998 0,5 0,9 0,7 4,9 4,9 345,0
1999 0,4 1,0 0,7 4,8 4,5 345,0
2000 0,3 1,1 0,7 3,4 3,3 397,5
2001 0,5 1,1 0,8 3,4 3,1 410,0
2002 0,3 1,2 0,7 3,3 3,3 410,0
2003 0,4 1,0 0,7 3,5 3,4 424,7
2004 0,4 0,9 0,7 3,3 3,3 460,0
2005 0,3 1,0 0,7 3,4 3,3 460,0
2006 0,5 1,1 0,7 3,4 3,3 500,0
2007 0,5 1,2 0,8 3,5 3,5 507,5
2008 0,6 1,6 1,2 3,8 3,9 550,0
2009 0,7 1,8 1,1 4,1 4,1 550,0
1/ Por razones de presentación, los precios están expresados en intis de 1985 a 1990 y en nuevos soles de 1991 a 2009
2/ Las series de precios corresponden al promedio de los precios en chacra de los cinco departamentos de la sierra sur:
Apurímac, Ayacucho, Cusco, Huancavelica y Puno.
3/ Precio en chacra promedio nacional.
4/ Para el periodo 1980-1984 los datos corresponden al departamento de Ayacucho. Desde agosto de 1985, el
ingreso mínimo es único y rige para todo el país.
Fuente: INEI. Elaboración propia.
106
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Janina León Castillo y Javier M. Iguíñiz Echeverría
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