Paper 4 - La Tarea de La Teología Hoy

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Introducción a la Investigación Teológica

Pontificia Universidad Javeriana


Maestría en teología
Christian David Zárate Granados

Retos de la teología hoy

América Latina es un campo fertil para el quehacer de la teología. Esto se debe no


solo a su itinerario de fe a través de la historia, sino por sus mismas circunstancias
sociales, políticas y eclesiales. Sin embargo, estas mismas circunstancias colocan
grandes desafíos a los que la teología está llamada a responder. Así, tanto
Lucchetti1 como la Comisión Teológica Internacional (CTI) 2 generan unos cuantos
desafíos a tener en cuenta en la búsqueda de sentido humano, a través de la
tarea teológica hoy. A manera de síntesis, me propongo en estas cortas lineas
explorar estos desafíos y dejar que algunos de ellos interpelen el quehacer
teológico en medio de las realidades de Colombia.

Preguntarse por las realidades de las personas en situación de


desplazamiento en Colombia es un primer paso para la tarea teológica, pues el
teólogo indaga por las cusas y las escruta a la luz de la revelación. De esta
revelación se comprende que el ser humano es poseedor de una vida y, por lo
tanto, está dotado de dignidad y libertad. No obstante, las injusticias propiciadas
por modelos económicos neoliberales y el consumo desenfrenado, han sido caldo
de cultivo para el florecimiento de la violencia y, por ende, el desplazamiento y la
pobreza. De manera que las vidas no se entienden todas con la misma dignidad,
todo lo contrario, se abre una brecha de desigualdad que no solo permite visibilizar
el abismo tan profundo de la calidad de vida que ejerce cada persona según su
posición económica, sino incluso permite ver las desigualdesdes en la manera
como mueren, aun cuando sea por la misma causa (Lucchetti, 403). De aquí se
desprende el desafío por los pobres y las vícrtimas en Colombia, puesto que
existe una aporofobia generalizada que excluye específicamente al migrante que
no tiene nada económico que ofrecer.

Las dinámicas mismas de la pobreza y el desplazamiento en Colombia


generan no solo desprendimientos, sino nuevos encuentros culturales que se
perciben de distintas maneras dependiendo la situación de cada una de las partes.
Por un lado, quien abandona su propia tierra se desprende de ella por causales
1
Lucchetti, “Desafíos y tareas de la teología en América Latina hoy”, 399-432.
2
Comisión Teológica Internacional,  La teología hoy: Perspectivas, principios y criterios.
externos y emprende una tarea de búsqueda de un mejor trabajo y maneras de
subsistir. Pero, por otro lado, está quien ve en este mismo evento una amenaza a
sus privilegios y un posible riesgo de que otro venga y tome lo que “por derecho”
le pertenece. Surge aquí entonces el desafío cultural de fomentar teologías que
abarquen comunidad y que miren al ser humano como miembros de una sola
familia, quienes habitan en una casa común, sin fronteras ni muros que
imposibiliten el encuentro humano.

En tanto los muros y barreras culturales se levanten, la teología halla su


desafío en derrumbarlos a través de una mística que mantiene los ojos abiertos,
esto es, atento al sufrimiento ajeno. “La verdadera mirada sobre la realidad, por
tanto, tiene que ser capaz de medirse con las víctimas del mal, de la ijusticia y de
la violencia de este mundo: el pobre, el enfermo, el infeliz, el marginado”
(Lucchetti, 414). De esta manera, la tarea teológica es interpelada cuando se
enfrenta con las realidades de nuestro propio país y está llamada a ejercer su
función profética, con una espiritualidad que mantenga los ojos abiertos para
escrutar cualquiera que sea la realidad a la luz del misterio divino.

Finalmente, en medio de la interculturización que promueven los


desplazamientos por causa de la violencia en el país, la teología ha de acoger un
desafío más: el diálogo con aquella persona poseedora de todo un equipaje
cultural y religioso sin que esto sea visto como una oportunidad para acomodarlo a
mis propias cosmovisiones de fe. La religión no puede ser vista como otro
victimario que les despoje de lo único que les dejó la violencia; sus propias
vivencias de fe y creencias. Se trata aquí de un encuentro de dejarse interpelar
mutualmente y sorprenderse en la identidad propia del otro sin que esto singifique
de ninguna manera la perdida de la propia identidad.

A manera de conclusión, es evidente que los desafíos de la tarea teológica


en Colombia siguen siendo de carácter imperativo. La búsqueda de la justicia a
través de la observación atenta de la realidad y el compromiso transformador de
esta nos promueve una gran oportunidad para repensar y emprender esta tarea,
pero con el prúrito de encontrar a Dios en el camino, en el encuentro, en el diálogo
que este implica y en la renuncia de querer ver solamente las víctimas como
campo teológico para imponer nuestras propias proposiciones culturales de la
Dios.

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