Qué Es Un Altar

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El sendero de los Dioses – Paganos Barranquilla

El sendero de los Dioses – Paganos Barranquilla

¿Qué es un altar?

La palabra altar proviene del latín altare o altus que significa elevación. El altar es un
espacio sagrado, consagrado como una invitación a los Dioses como una puerta para
conectar con ellos y así mismo una manera de manifestarles nuestra devoción ya que en
este podemos hacer ofrendas, meditaciones y plegarias.
Los altares nos permiten profundizar nuestra relación con las divinidades ya que el acto de
crear un altar simbólicamente nos habla primeramente de un nacimiento, luego de una
transformación interna que vamos adquiriendo gracias a la fuerza espiritual que se carga
constantemente en el altar.
El altar es un espacio personal, así como su creación ya que dos altares, aunque estén
consagrados a la misma Deidad no son iguales ya que en ellos están reflejados la intuición
y la sensibilidad interior de quien haya creado dicho altar.

Historia sagrada. Altares consagrados al culto de diversos ídolos paganos. Grabado de


1862.
El sendero de los Dioses – Paganos Barranquilla

Un poco de historia

Antiguamente muchos de los pueblos paganos realizaban sacrificios a los Dioses sobre el
altar, estos sacrificios eran utilizados para varios propósitos ya sea como agradecimiento
por los favores recibidos, para pedir fertilidad de los campos, bendición de los animales,
buena salud y paz y armonía entre ellos. Ejemplo de este tipo de ritos es el Blót, que era el
sacrificio que los paganos nórdicos ofrecían a los dioses nórdicos.
El verbo blóta significa "adorar con sacrificio”. El sacrificio usualmente consistía en
animales, en particular cerdos y caballos. La carne era cocinada en grandes hornos de tierra,
con piedras calentadas, tanto en el interior como en el exterior de las viviendas. Se
consideraba que la sangre contenía poderes especiales y se salpicaba con ella las estatuas de
los dioses, las paredes y los participantes. Era un momento sagrado, donde la gente se
reunía alrededor de vaporosos calderos para comer "junto" a los dioses y los elfos. La
bebida se pasaba entre los comensales y era bendecida. En general lo que se bebía era
cerveza o hidromiel, pero entre los nobles podía ser vino importado.
La antigua oración era til árs ok friðar, "por un buen año y paz". Pedían por fertilidad,
buena salud, buena vida, paz y armonía entre la gente y los dioses.

El dísablót, por August Malmström


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Destrucción de los templos y altares


La transición del culto a la tierra al cristianismo fue un periodo largo que llevo consigo
largos años de oscuridad donde gradualmente se sustituyeron las fiestas y
conmemoraciones a los Dioses para ahora ser dedicadas al Dios cristiano. Fueron
frecuentes las quemas de altares, así como imágenes, esculturas y templos dedicados a las
deidades, así como la publicación de decretos que prohibían sus exhibiciones y
veneraciones.
La confiscación de los tesoros de los altares en os templos paganos, fue por una política
generalizada decretada por Constantino I, confiscaciones antes practicadas por emperadores
tales como Calígula, Nerón, Diocleciano o Manjencio, quienes recurrían a estos actos en
periodos de crisis monetaria. La disposición en materia religiosa por parte de Constantino I
estuvo encaminada imperialmente a favor del cristianismo y el de dar un fuerte impulso a
su propagación, aspecto que se reafirmó con el reinado de su hijo Constancio II quien
brindo protección a la iglesia. En los primeros años del reinado de Constantino I, los altares
ubicados dentro de los templos en los cuales se llevaban a cabo ritos urbanos fueron
clausurados, mientras los rurales solo podían servir a los juegos, años después más
exactamente en el año 354, Constancio II sanciono a estos templos prohibiendo el acceso a
cualquiera de ellos.
Las profanaciones a los altares y así mismo a los templos fueron protagonizadas por
distintos obispos quienes a su vez persuadían a los paganos a que se convirtieran al
cristianismo y demolían los santuarios y construían sus iglesias, entre estos actos de
profanación se pueden distinguir los siguientes:
- El obispo de Tarso(Cilicia) utilizó los materiales del templo de Argai destruido por
Constantino I para la construcción de una basílica cristiana.
- El obispo Arriano Jorde de Alejandría saqueó un mitreo que se hallaba abandonado
apoyado por el imperio.
- Los cristianos de Cesarea demolieron los templos y altares de Zeus y Apolo.
- En Gaza (Palestina) también se destruyeron santuarios paganos.

Estos actos de represión al paganismo también llegaron hasta el continente africano donde
hubo aplicación de los decretos de Constancio II, hecho que se puede reconocer en el relato
escrito por el obispo africano Optato De Milew, entre octubre del año 366 y octubre de 367.
Seguido del reinado de Constantino I y Constancio II, llego una política de restitución a los
paganos por parte de Juliano quien revoco tanto las penas de exilio y las confiscaciones por
parte de la iglesia. Este tiempo de tranquilidad para los pueblos paganos se termina a la
llegada de Amiano Marcelino, seguido por Valentiniano I y Valiente, quienes producen la
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restauración cristiana, tiempo en los que se documentaron destrucción de templos y altares


(entre los años 386-388) por ejemplo la demolición del Santuario y así mismo el altar de
Júpiter en Apamera a manos del obispo de dicha cuidad con la colaboración de Materno
Cinegio, es decir, con el aval imperial.
Los primeros testimonios sobre destrucción de templos que contenían los altares paganos
en occidente fueron a finales del siglo IV, en los que se destacan regiones como Gallia,
Hispania, Italia y África. Estas destrucciones de templos por parte de la iglesia era la forma
en que los cristianos desarraigaban a estos pueblos privándolos de sus creencias ancestrales,
aprovechándose de sus riquezas y arquitectura para el su beneficio y acumulación de tierras
como de patrimonio.

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