Desarrollo Historico Reconceptualizacion PDF
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Sergio Quintero-Londoño**
Resumen
Objetivo. Este artículo intenta demostrar las mediaciones entre el desarrollo sociohistórico
del modo de producción capitalista y el trabajo social, entendido como una profesión inscrita en la
división sociotécnica del trabajo. Metodología. De manera particular, se analiza la crisis estructural del
capital en las décadas 1960 y 1970, así como los actores y fuerzas profesionales que protagonizaron la
Reconceptualización del Trabajo Social. Resultados. A partir de un análisis histórico de orden cualitativo,
fundamentado en análisis documental, se identifica la Reconceptualización como un movimiento que
hace parte de la renovación profesional, en la que se encuentran tendencias teórico-políticas diferenciadas.
Conclusión. Finalmente, llamando la atención sobre el carácter ‘politicista’ del marxismo que inspiró
la Reconceptualización, se sugiere un abordaje riguroso de la obra madura de Marx, la crítica de la
economía política.
Abstract
Objective. This article attempts to demonstrate the mediations between the socio-historical
development of the capitalist ways of production and social work understood as a profession inscribed
in the socio-technical division of labor and production. Methodology. The structural crisis of capital in
the 1960s and 1970s is particularly analyzed, as well as the actors and professional forces that led the
reconceptualization of social work. Results. From a historical analysis of a qualitative nature based on
documentary analysis, reconceptualization is identified as a movement that is part of professional renewal,
in which differentiated theoretical-political tendencies are found. Conclusion. Finally, drawing attention
to the “politicist” character of Marxism that inspired reconceptualization, a rigorous approach to Marx’s
mature work, the critique of political economy, is suggested.
* El presente artículo es una versión ampliada y revisada de la ponencia “El movimiento profesional latinoamericano de los años
60-70 y sus posibles impactos para Colombia”, presentada en el XIV Congreso Colombiano de Trabajo Social realizado en 2013
en Bogotá. Constituye resultados parciales de los estudios de maestría y doctorado realizados entre 2012 y 2018 en la Universidad
Federal de Río de Janeiro y la Universidad del Estado de Rio de Janeiro.
** Universidad de Caldas. Manizales, Colombia. E-mail: seranquilog@hotmail.com
orcid.org/0000-0001-9232-7083 Google Scholar
Introducción
La comprensión del trabajo social como una profesión inscrita en la división socio-técnica
del trabajo es una premisa que, inspirada en la tradición marxista, posibilita el abordaje de la
historia profesional y sus mediaciones con las contradicciones socio-políticas y económicas del
modo de producción capitalista (Iamamoto y Carvalho, 1984).
En el presente texto se aborda la crisis del capital, proceso contradictorio que, constituido por
condiciones objetivas y subjetivas, se expresa en las ‘esferas’ más amplias y abstractas del modo
de producción (en su ley o metabolismo), y en instituciones y relaciones más específicas,
llegando incluso hasta la vida cotidiana.
Pretendemos demostrar cómo la crisis mundial capitalista de los años 60 y 70 del siglo XX
adquirió determinadas características en el contexto latinoamericano, manifestándose en
diferentes instancias, entre las que optamos por resaltar algunos rasgos que condujeron a la
renovación del trabajo social, particularmente a la Reconceptualización.
De acuerdo con los argumentos introductorios que presentamos a continuación, será posible
observar cómo los periodos de crisis del capital, al presentar rebatimientos en diferentes
niveles sociopolíticos y económicos, brinda las posibilidades y exigencias para transformaciones
profesionales, tal y como sucedió con el movimiento de la Reconceptualización.
Discusión
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Las propias condiciones sobre las que se configura el Estado de Bienestar permiten que cada
clase y fracción de clase social alcance parte de sus objetivos, es así que durante la década de
1960 se fortalecieron diversos tipos de organizaciones que poco a poco iban conquistando
1
La implementación de tales medidas supuestamente garantizaría el equilibrio del mercado y las necesidades sociales, posibilitan-
do su incorporación en el mercado mundial, sin embargo, ninguna de las medidas adoptadas por los países del capitalismo depen-
diente para alcanzar los niveles de “desarrollo económico” arrojaron los resultados esperados; por el contrario, en la medida que
los países ‘subdesarrollados’ seguían las orientaciones del capital monopolista, más se arraigaban como economías dependientes.
2
En Navarro (1997), desde una posición liberal se encuentra un análisis que evidencia el distanciamiento entre el proyecto de
bienestar estadounidense (New Deal) y el de algunos países de la Unión Europea (Welfare State). Por su parte en Gough (1982),
desde una perspectiva marxista se presenta una exposición competente frente al carácter contradictorio del Estado de Bienestar
y las políticas sociales.
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Contexto, tendencias y actores de la Reconceptualización
Ahora bien, si durante algún tiempo el capital logra controlar y beneficiarse de conquistas
garantizadas por la lucha de los trabajadores, en un momento determinado tales exigencias
sobrepasan los límites preestablecidos por el capital, lo que genera un choque que sólo se
resuelve a través de la lucha de fuerzas antagónicas.
De la misma forma que durante los años 40 se había establecido la hegemonía monopolista a
nivel mundial, a finales de los años 1960 e inicios de 1970, se presenta la crisis estructural del
capital3.
Las principales contradicciones de orden económico traen como consecuencia directa el ataque
al “Estado de Bienestar”, especialmente a las políticas sociales. Con la caída del keynesianismo
se generó un proceso de restauración conservadora en el que se combatían directamente los
derechos ciudadanos, precarizando las condiciones de vida de las clases subalternas. La mayoría
de las conquistas laborales alcanzadas por las clases trabajadoras son revertidas a través de la
contra-reforma del Estado, que tiene como principal objetivo la instauración del neoliberalismo4.
La crisis económica de la década de1970 se manifiesta de diversas formas, entre las que resalta
la Guerra de Vietnam, la crisis del petróleo de 1973 y la pérdida de hegemonía del patrón
dólar-oro con la caída del Acuerdo de Bretton Woods; sin embargo, estos tres vectores (que
suelen ser presentados como las causas de la crisis) encuentran su origen en la auto-negación del
valor con el aumento de la composición orgánica del capital, y la consecuente tendencia decreciente de
la tasa de ganancia.
3
Itsván Mèszáros (2013) caracteriza la crisis capitalista de los años 70 como una crisis estructural. La imposibilidad de pagar la
deuda y de cubrir el déficit del Estado capitalista, la posibilidad del descalabro económico producto del estallido de las burbujas
financieras, las nulas condiciones de ampliar mercados, el desempleo estructural, el deterioro ambiental del planeta, la guerra
imperialista, entre otras, son contradicciones sin salida que enfrenta el capitalismo y que caracterizan su crisis, ya no como una
cuestión ‘coyuntural’ (cíclica), sino como una condición estructural.
4
Las experiencias desarrolladas por Margaret Thatcher en Inglaterra y Ronald Reagan en los Estados Unidos son las más re-
presentativas en el “capitalismo central”. Por su parte, la dictadura chilena (1973-1990) constituye un ícono experimental del
neoliberalismo para la región latinoamericana.
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Por su parte, en los Estados Unidos se abre un ciclo de protestas lideradas por el movimiento
negro e inmigrantes latinos, cuestionando la discriminación social y el racismo, al tiempo
que se pone en el centro del debate la lógica de la sociedad capitalista-imperialista. Las
protestas en contra de la Guerra de Vietnam congregaron diversas expresiones de solidaridad,
particularmente de jóvenes y estudiantes.
5
Metafóricamente Mèszáros dice que la Guerra de Vietnam fue paga con tarjeta de crédito.
6
Con los países africanos que alcanzan su independencia, pero no se articulan a las directrices de Estados Unidos y la Unión
Soviética, se crea el denominado “Tercer Mundo”.
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Contexto, tendencias y actores de la Reconceptualización
En América Latina el ciclo de crisis se abre con el triunfo de la Revolución Cubana (1959) a través
de la cual se demostró la posibilidad del triunfo político por medio de la guerra de guerrillas. La
instauración de un gobierno revolucionario estimuló el surgimiento de diversas organizaciones
insurgentes en la mayoría de los países latinoamericanos. Por su parte, en Chile con la llegada al
gobierno de la Unidad Popular (1970-1973) se vivió una experiencia donde explícitamente se
proyectó “abrir caminos hacia el socialismo” a través de las herramientas legales brindadas por la
“democracia liberal”. Posteriormente Nicaragua (1979) avanzó en un proceso revolucionario en
el que se combinó la lucha insurreccional y las herramientas de participación legal7.
Aunque en diferentes proporciones, en todos los países de América Latina se presentó gran
influencia de la renovación católica posterior al Concilio Vaticano II y la Conferencia Episcopal
de Medellín (1968), adquiriendo gran relevancia la Teología de la Liberación.
Con la crisis política y económica del capital, lo que queda en evidencia es la necesidad
inaplazable de diseñar nuevos planes de desarrollo, sea para la reproducción ampliada del capital,
o para buscar alternativas de ruptura que tengan como horizonte la superación del mismo.
Las formas de gobernar, así como las políticas económicas son reestructuradas, con lo cual se
vivencian claras modificaciones en la manera de atender la cuestión social8.
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Para una mayor comprensión del proceso histórico, se abordarán de manera introductoria los
Congresos Panamericanos de Servicio Social y los Seminarios Regionales Latinoamericanos
de Trabajo Social (ambos determinados por el contexto sociopolítico), entendiendo que
en la dinámica de estos eventos se generó el proceso de renovación en el que se inscribe la
Reconceptualización.
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Contexto, tendencias y actores de la Reconceptualización
En las conclusiones del primer Congreso (Santiago, Chile, 1945), reconociendo “las más
importantes obligaciones del mundo de la posguerra”, y las acciones que frente al nuevo
contexto puede ejercer la ONU, se ‘recomendó’:
En el marco del II Congreso (Río de Janeiro, Brasil, 1949) se continúo con la influencia
norteamericana tanto en las temáticas abordadas como en su tratamiento. Al finalizar el II
Congreso, los organizadores y participantes del evento solicitaron a la OEA que designara la
sede del III Congreso; el cual, posteriormente, tuvo lugar en San Juan, Puerto Rico en 1957.
En esta oportunidad (Puerto Rico, 1957) se profundizaron los argumentos en favor del
desarrollo; además se defendió de manera explícita el carácter neutral y apolítico del servicio
social latinoamericano. Así lo registran las memorias del congreso:
En el IV congreso (San José, Costa Rica, 1961) se presentaron algunos debates cuestionadores del
servicio social tradicional, y de las directrices dadas por organismos internacionales encargados
de difundir el desarrollismo. En las conclusiones, consideraciones y recomendaciones se
expresaba la necesidad de fortalecer el carácter investigativo, la comprensión del sistema
socioeconómico de cada país y el aporte en los procesos de cambio equilibrado. De este modo,
aunque no se dejaron de aplicar las directrices de la ONU o la OEA, se intentó resaltar algunas
particularidades de la intervención profesional en cada país. La tensión se hizo presente,
aunque permaneció la hegemonía tradicional.
No se puede plantear que en este Congreso se haya presentado una ruptura con la “ideología
imperialista”; por el contrario, se estaba atendiendo a la estrategia norteamericana trazada a
10
Aquí se evidencia la influencia del pensamiento católico inspirado por la Encíclica Papal Quadragesimo Anno. Un estudio sobre la
influencia católica en la profesión se encuentra en Manrique (1982).
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través de la Alianza para el Progreso, al elogiar “el papel central de la educación en cualquier
programa de desarrollo nacional y la importancia que le han conferido los gobiernos americanos
según el acuerdo de Punta del Este” (Ander-Egg y Kruse, 1984, p. 90).
Ahora bien, también se hacen evidentes expresiones críticas que generan una contradicción
que apunta hacia una ruptura de orden político:
Las actividades del profesional de trabajo social han estado marcadas por
la atención de los problemas individuales o colectivos que se derivan
de las patologías sociales, sin tomar en cuenta que tales desajustes son
generados en gran parte por la inadecuación de las estructuras sociales.
(Ander-Egg y Kruse, 1984, p. 119)
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Contexto, tendencias y actores de la Reconceptualización
En el último Congreso realizado (Quito, Ecuador, 1971), que sólo se logra llevar a cabo
hasta la mitad de la agenda, tenía como línea orientadora el desarrollismo, pero ya se había
difundido lo suficiente la perspectiva de la teoría de la dependencia, en la que se argumenta que
el subdesarrollo de los países periféricos constituye la consecuencia lógica del desarrollo de los
países centrales; estos argumentos serán acompañados por algunas expresiones de la teología de
la liberación. Bajo esta condición, las contradicciones en los debates se agudizan.
El análisis de los congresos puede permitir el siguiente planteamiento: surgen bajo el control
y al servicio de los Estados Unidos de Norteamérica y sus doctrinas ideológicas; para el
cumplimiento de esta tarea utiliza (entre otras) como principal herramienta el discurso del
desarrollo; sin embargo, en la medida que las condiciones socio-políticas del continente se
iban transformando (planteando una fuerte crítica al ‘imperialismo’), el contenido de los
congresos se fue transformando hasta salirse del control y directriz hegemónica; el desarrollo,
que había sido identificado como la alternativa posible y deseable, termina siendo objeto de
críticas. En medio de la confrontación, por orientación de las instancias sociales y profesionales
conservadoras, se elimina el espacio de discusión que había perdurado por dos décadas y media.
11
Una de las grandes sorpresas fue la elección de los cuatro vicepresidentes del Congreso, dado que “los candidatos oficiales” (his-
tóricamente delegados de los sectores más conservadores, afines a la ONU y la OEA) no fueron elegidos por la asamblea, y por
el contrario, resultaron electos aquellos participantes que se identificaban con los planteamientos críticos que empiezan a generar
tensión con el conservadurismo profesional, e inclusive con el desarrollismo.
12
Aquí se encuentra el origen del debate profesión-disciplina y la supuesta especificidad del trabajo social.
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En las conferencias centrales del I Seminario (Porto Alegre, Brasil, 1965) se encuentra el
discurso del compromiso sociopolítico de los profesionales, la necesidad de reivindicar derechos
de los sectores más vulnerables, y de atender las necesidades propias de Latinoamérica. Si bien
se mantiene una perspectiva próxima al desarrollismo, ya se identifica la relación dependiente
del capitalismo central y periférico.
En este Congreso hubo participación de Jorge Furtado, Maria Lúcia Carvalho da Silva y José
Lucena Dantas, entre otros. Una de las expresiones de Carvalho en el Seminario sintetiza bien
la tendencia hegemónica:
Según Ander-Egg, durante este Seminario, “Cornely (Seno) aborda temas hasta ese entonces
tabú: la conveniencia de la militancia política de los asistentes sociales, y la incorporación a
organismos sindicales a fin de actuar como grupos de presión” (Ander-Egg et al., 1975, p.
408).
El III Seminario (General Roca, Argentina, 1967) “Servicio Social y Educación” fue coordinado
por Natalio Kisnerman. En el marco de este Seminario se hizo énfasis en evaluar las condiciones
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Contexto, tendencias y actores de la Reconceptualización
vividas en América Latina. Algunas preguntas orientadoras del debate fueron: ¿Qué clase de
servicio social se necesita en América Latina y cuál tendría que ser el papel del asistente social?
En el IV Seminario (Concepción, Chile, 1969) se encuentra una de las más explícitas referencias
a lo que fue el movimiento de la Reconceptualización. Los acercamientos al marxismo
fueron parte integrante de las discusiones tanto en los conferencistas centrales como en los
participantes; también fueron centro del debate los planteamientos de Paulo Freire, quien para
la época ya contaba con amplio reconocimiento en algunos países de la región.
Entre ejes y conferencias centrales se encuentra el siguiente contenido: Alienación y praxis del
Servicio Social (eje); alienación de los profesionales de Servicio Social en los contextos en transición de
América Latina; Marxismo y Servicio Social; La rebelión de los jóvenes y Servicio Social; La revolución
latinoamericana y el Servicio Social (conferencias centrales).
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El tema central de discusión fue la Reconceptualización del Servicio Social a nivel de agencias y
organismos con programas de Bienestar Social, desarrollado a través de 3 ejes sub-temáticos, 1.
Diagnóstico de la Realidad Latinoamericana; 2. Lo que se entiende por Reconceptualización del Servicio
Social; 3. La política de la Agencia, su naturaleza y sus relaciones con el cambio.
También a estos principios corresponden los seminarios de Araxá y Teresópolis. Para un abordaje sobre las características de la
13
Dictadura en Brasil y las particularidades del trabajo social, ver Netto (2012).
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Contexto, tendencias y actores de la Reconceptualización
Se conoce como Generación del 65 al grupo de profesionales que a partir de 1965 protagonizaron
debates que enfrentaban el carácter conservador de trabajo social tradicional, así como la
hegemonía ‘imperialista’ de Estados Unidos.
La participación de estos autores en los seminarios orientaron polémicas que iban desde lo
ideológico hasta lo técnico-instrumental, poniendo gran énfasis en la crítica a los “métodos
clásicos”, la neutralidad valorativa, el imperialismo, los fundamentos católicos conservadores,
entre otros.
Del interior de la Generación del 65 surge el Grupo ECRO, compuesto fundamentalmente por
profesionales argentinos15.
La difusión del pensamiento de la Generación 65 y del Grupo ECRO se realiza por diversos canales,
pero se destaca el papel desempeñado por las revistas Selecciones de Servicio Social (de la editorial
HVMANITAS) y Hoy en el Servicio Social (de la editorial ECRO). Norberto Alayón y Juan
Barreix, autores reconocidos a nivel latinoamericano fueron copropietarios/co-directores de
la editorial ECRO, con lo cual tuvieron gran facilidad para difundir su pensamiento.
A pesar de que la editora ECRO no tenía una filiación o articulación a movimientos o fuerzas
de inspiración marxista, en el ejercicio plural de divulgar el debate profesional (nueva
característica profesional creada por la Reconceptualización), ésta y otras tendencias teórico-
políticas fueron difundidas.
14
Llama la atención que los protagonistas de la Generación 65 en su gran mayoría son hombres, siendo el trabajo social una
profesión mayoritariamente integrada por mujeres.
15
El Grupo ECRO (Esquema Conceptual Referencial y Operativo), se inspira en el psicoanálisis, aunque incorpora elementos
críticos de otras áreas y corrientes teóricas.
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Bajo la dirección de ALAESS se llevaron a cabo los seminarios en los que se buscaba una
articulación entre teoría y práctica. Aunque inicialmente en estos seminarios no hubo
expresiones ‘radicales’, a partir de 1971 se presentó una mayor intensidad en los debates y
orientaciones político-ideológicos. Como consecuencia del ingreso de profesionales más
jóvenes y críticos, se vivenció un proceso de ‘refundación’ de la asociación en el marco del
Seminario de Ambato (1971). Con la incorporación al cuerpo directivo de personas más
críticas y afines al marxismo, la renovación crítica adquiere mayor relevancia17.
Una vez ‘refundada’ ALAESS, y con las nuevas características introducidas en el Seminario de
Ambato, se avanzó en la creación del Centro Latinoamericano de Trabajo Social (CELATS) que
tiene como objetivo
16
Un hecho que llama la atención es que ALAESS tiene su génesis y desarrollo a lado de las recomendaciones de entes interna-
cionales como la International Association of Schools of Social Work (IASSW) y de profesionales de los Estados Unidos como el caso
de Caroline Ware, quien figuró en varias juntas Directivas como Asesora. Posteriormente ALAESS tendría financiación de la
democracia cristiana de Alemania Federal a través del Instituto de Solidaridad Internacional (ISI) y la Fundación Konrad Adenauer.
Como consecuencia de los debates reconceptualizadores, ALAESS pasa a denominarse ALAETS, cambiando la denominación de
Servicio Social por Trabajo Social.
17
Vale la pena mencionar la influencia de los sectores marxistas o próximos al marxismo, donde se reconoce un liderazgo evidente
de Leila Lima Santos, y otros profesionales como Marilda Iamamoto, Consuelo Quiroga, Ana Quiroga, Vicente de Paula Faleiros,
Manuel Manrique, Alejandrino Maguiña, Juan Mojica, José Paulo Netto y otros. Para un abordaje introductorio sobre el debate
‘refundador’ de ALAESS, ver Resumen y Conclusiones del Seminario Latinoamericano para Profesionales en Trabajo Social –
1971.
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Contexto, tendencias y actores de la Reconceptualización
El CELATS, con sede en Lima – Perú, se creó bajo una estructura interna compuesta por el
Consejo Directivo y el Comité Ejecutivo, además de contar con cuatro áreas programáticas:
*Acción de proyectos concretos, **Investigación, ***Capacitación, **** Documentación
y comunicación. Por medio de estas áreas se desarrollan proyectos que responden a las
condiciones del contexto latinoamericano; investiga sobre condiciones obreras, indígenas y
campesinas de la región; capacita y actualiza a los profesionales con el debate de la renovación
profesional; impulsa la posgraduación con la primera maestría de trabajo social en la región; y
adelanta acciones de documentación y comunicación desde y para Latinoamérica.
Las acciones adelantadas por estos organismos (Generación 65, Grupo ECRO, ALAESS,
CELATS) entre otros, configuran una fuerza cuestionadora (con diferencias entre sí) que
al enfrentarse al tradicionalismo profesional crean una renovación profesional y da forma al
movimiento de la Reconceptualización.
Según Netto (2012), en la renovación del trabajo social se presentó el enfrentamiento de diversas
tendencias18; por un lado se encuentran aquellas que de manera explícita pretenden reinstalar
las medidas conservadoras que reproducen el orden del capital y los “métodos clásicos”;
por otro lado se encuentran quienes reconociendo las transformaciones sociales, políticas y
económicas del capital, proyectan algunas medidas modernizadoras de corte desarrollista, que
no rompen con la dinámica del capital; y también se encuentran posiciones más radicales que
hacen explícita su inspiración crítica y marxista.
Las posturas más radicales en el trabajo social se manifiestan en lo que Netto (2012) denominó
para el caso brasilero como Intensión de Ruptura. En el plano latinoamericano, los principales
exponentes de la renovación crítica son las experiencias de la Universidad Católica de Valparaíso,
el Método BH en Brasil y el Método Caldas en Colombia19.
18
Aunque el texto de Netto (2012) se refiere a la experiencia brasilera, también es posible identificar elementos de carácter
latinoamericano.
19
Para un análisis introductorio sobre el “Método Caldas”, ver Quintero (2014).
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Mientras que en el marco de la lucha de clases durante los años 1960 y 1970 se fortalecieron
planteamientos emancipadores que se sumaban a la crisis del capital, en el movimiento
reconceptualizador se constituyó un sector más radical que sustentado en el marxismo
(fundamentalmente de corte maoísta, althusseriano y cristiano), pretendió superar el carácter
reproductor de la profesión, procurando inscribirla en las luchas ‘revolucionarias’. El contexto
revolucionario latinoamericano que determina la profesión, traducido sin mediaciones al
movimiento de la Reconceptualización, hizo que se presentaran fuertes límites de orden
‘voluntarista’, ‘politicista’ y ‘mesiánico’, evidentes en las pretensiones profesionales de
“agentes de cambio” y “transformación social”20.
20
A modo de análisis retrospectivo Lima (1979) presenta algunas ideas fundamentales; también en Quiroga (2000, 1990), se
encuentran importantes reflexiones.
21
Son diversos los autores que desde posiciones teórico-políticas distantes han realizado sistematizaciones sobre los aportes y
límites de la Reconceptualización; para conocer algunas tendencias, ver un primer balance en Alayón: 1975, al igual que una
compilación amplia y variada de Alayón: 2005. En la edición N° 40 de la revista Em Pauta (2017) son publicados varios artículos
que hacen análisis retrospectivos sobre la Reconceptualización en diferentes países.
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Contexto, tendencias y actores de la Reconceptualización
Las crisis (siendo parte constitutiva del capital) representan situaciones concretas en las que es
posible dar continuidad al statu quo, generar algunas reformas, o impulsar procesos de ruptura
radical. De este modo, se debe entender que los periodos de crisis brindan las posibilidades
para la transformación social y renovación profesional; no obstante, la materialización de estas
posibilidades depende de la praxis de las organizaciones sociales y profesionales inscritas en las
luchas concretas, lo que niega cualquier relación mecánica (causa y efecto) entre transformación
social y profesional.
En el caso del trabajo social, como profesión inscrita en la división sociotécnica del trabajo,
durante estas décadas se genera una renovación que trae por lo menos tres tendencias teórico-
políticas, caracterizadas por la defensa al tradicionalismo profesional, la modernización de corte
desarrollista y la intención de ruptura inspirada en el marxismo22.
22
Como fue mencionado anteriormente, esta línea interpretativa es sugerida por Netto (2012).
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A pesar de los aportes ya mencionados, gracias a los cuales el trabajo social logra dar significativos
saltos cualitativos, la crítica marxista desarrollada durante la Reconceptualización, al ser una
crítica con un fuerte carácter ‘politicista’, que corresponde al contexto en que se encuentra
inmersa, presentó límites teóricos y políticos que sólo se resuelven con un análisis radical (ir
a la raíz) de la producción y reproducción social, para lo cual la obra madura de Marx (crítica
de la economía política) es pieza fundamental.
Este trabajo tan solo es una forma introductoria de presentar el contexto, tendencias y actores
de la Reconceptualización del trabajo social; su carácter introductorio muestra un amplio
panorama que debe ser decantado con análisis más específicos. Si con esta reflexión se logra
identificar el ingreso del pensamiento crítico y el marxismo a la profesión como una relación
dialéctica entre sociedad y profesión, nuevos interrogantes deberán ser planteados para afinar
la comprensión de la historia.
Una de las preguntas que debe guiar nuevas reflexiones e investigaciones es ¿Qué tipo de
marxismo caracteriza la Reconceptualización? El intento por responder a este interrogante no
puede sustentarse en análisis fragmentados (sean políticos, económicos o culturales), sino que
deben responder a la perspectiva de totalidad, donde se establecen claras relaciones entre el
momento ontológicamente predominantes y las múltiples determinaciones23.
Referencias
23
En la Revista Serviço Social & Sociedade, 133, se publicó un artículo que presenta una evaluación sobre las características del
marxismo incorporado en la Reconceptualización.
rev. eleuthera. Vol. 20, enero - junio 2019, págs. 179-198 197
Contexto, tendencias y actores de la Reconceptualización
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