Actividades Octavo Grado
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6. Elabora una sopa de letras con palabras claves alusivas al tema del romanticismo.
COMPROMISO
“Frondosos naranjos, gentiles y verdes sauces que conmigo crecisteis, ¡cómo os habréis
envejecido! Rosas y azucenas de maría, ¿quién las amará si existen? Aromas del lozano huerto,
no volveré a aspiraros: susurradores vientos, rumoroso río… ¡no volveré a oírlos!”.
A.- Se sitúa en el contexto de la Colonia, por eso su lenguaje, es rico en figuras retóricas.
COSTUMBRISMO COLOMBIANO
El costumbrismo es un movimiento literario que busca representar con gran fidelidad los hábitos
sociales de una comunidad. Estos rasgos y caracteres aparecen íntimamente ligados al argumento.
Surge como reacción al romanticismo y se encarga de incorporar, de una manera muy natural,
actitudes y prácticas cotidianas de las personas para hacerlas ver más reales.
El Costumbrismo, más que un género, es un elemento que invade todos los géneros y que se
convierte en una forma más de afirmación del ser nacional e histórico. Aspecto muy importante
para una sociedad que empieza a reconocer y saber del significado de la soberanía.
El Costumbrismo atraviesa la literatura desde el siglo XIX y tiene su momento más célebre en la
tertulia bogotana de El Mosaico, con su propia publicación, editada e impulsada por José María
Vergara y Vergara.
Dando un gran salto en el tiempo, la figura de Eduardo Caballero Calderón se erige como
paradigma en nuestra literatura.
El escritor bogotano retrató muy bien al hombre colombiano y americano como resultado de una
raza mixta de español, indígena, negro. Sus narraciones relatan la vida de los colombianos, sus
gustos, sus costumbres, su identidad, para denunciar injusticias. Su paso por el periodismo está
marcado por la calidad de sus escritos y las posturas sólidas y coherentes frente a las situaciones
de la vida social, política y cultural del país.
MANEJO PARTICULAR DEL LENGUAJE: Se dio espacio para los diálogos a través de los cuales se
reconstruyen las imágenes de los personajes. Los diálogos se transcribieron con tanta exactitud,
que no queda la duda del personaje que habla.
ENCUENTRO ENTRE EL CAMPO Y LA CIUDAD: El rechazo a la nueva visión del mundo que debilita
las tradiciones fue otro de los intereses de los costumbristas.
CRÍTICA A LA GUERRA: La crítica al conflicto bélico no se hace directamente, está puesta ahí, para
que el lector infiera lo que piensan los protagonistas de la contienda y cómo están siendo
afectados.
PRINCIPALES AUTORES.
(Bogotá, 1831- 1872) Escritor y crítico literario colombiano. Organizó y dirigió la Academia
Colombiana de la Lengua, creada a imagen de la española. Es autor DE cuadros costumbristas al
modo de Fernán Caballero (Las tres tazas y otros cuentos, 1863) y novelas (Olivas y aceitunas,
todas son unas, 1868), así como de una extensa obra de crítica literaria (Historia de la literatura en
Nueva Granada, 1867).
(Bogotá, 1910 - 1993) Novelista, periodista, ensayista, diplomático y político colombiano dotado
de una prosa fácil y diáfana, que se vinculó al periodismo en 1938 y durante años utilizó el
seudónimo de Swann. Era hijo del general Lucas Caballero.
En su primera novela, El Cristo de espaldas (1952), mostró un gran dominio del lenguaje y de la
construcción novelística, así como su gran capacidad imaginativa. Obra testimonial pionera dentro
de la narrativa colombiana, trató del fenómeno más persistente de la historia del país, el de la
violencia. El hilo conductor, los problemas de dos hermanos, el uno liberal y el otro conservador, le
sirvió para escribir dos de sus siete novelas restantes: Caín (1968) e Historia de dos hermanos
(1977).
COMPROMISO
COMPRENSIÓN LECTORA:
¡Todo ha variado! decía yo no hace muchos días, reclinado de codos sobre mi mesa, y teniendo
por delante una esquela de convite. Amigos, costumbres, esquelas, alimentos; ¡todo ha variado!
¡Qué triste es quedarse uno poco a poco atrás! ¡Qué triste y qué desolador es encontrarse uno de
extranjero en su patria!
Tales reflexiones las hacía yo sobre un cuadro de papel porcelana, duro como los corazones de
hoy, frío como las almas de hoy, inmaculado como los corazones de antes, que decía así en
lindísimos y pequeñísimos tipos: Los marqueses de Gacharná hacen sus cumplimientos o José
María Vergara, caballero, y le avisan que el 30 del mes entrante, siendo el cumpleaños de señora
la marquesa, se hará música en el hogar y se tomará el té en familia.
El zaguán estaba de par en par, y entré hasta la galería de cristales, en donde encontré un ujier
que recibió mi carta. Penetré al salón e hice tres saludos: uno en la puerta, otro en la mitad del
camino y el tercero al tomar asiento. Había diez o doce convidados; pero los demás no acabaron
de entrar hasta las doce de la noche. Estuvimos dos horas en una tertulia deliciosa; nadie hablaba.
Los hombres estábamos en medio taburete esterilla, el cuerpo echado hacia adelante y el
sombrero sobre las rodillas, todo a la última moda. Las señoras y señoritas conservaban igual
postura, y habían dejado sus boas en la galería. Cada hora decía por turno una palabra algún
convidado, y todos nos reíamos de prisa para volver a quedar en silencio.
La palabra que se decía y que hacía reír era ésta u otra semejante: esta noche hace frío. Al cabo de
una hora decía otro convidado: no ha llegado el paquete; y volvíamos a reírnos en tres notas: do,
re y sol.
El traje de las señoras era muy notable. Gastaban camisón de larguísima cola, lo que, unido al
peinado, les daba aspecto de un endriago. El peluquero francés había hecho aquel edificio sobre
sus cabezas vacías. Con almohadas y colchones había abultado dos --cachos que corrían por
encima de la oreja, terminando en puntas muy adelante de la frente; y detrás había otro
promontorio sin modelo conocido. Una vez que la dama está peinada, hacen caminar por encima
de su peinado un gato, para que quede despelucada y tome la dandy un airecillo de mulata. [...]
A la una de la mañana entró un caballero vestido a la última moda, y con guantes blancos. Yo me
levanté para saludarlo; pero todos los otros se quedaron quedos, y Casimiro me dijo en voz
pionísima; ino seas bruto! —Yo le repliqué en pionísimo que no comprendía, y él me contestó en
flautinísimo que era el criado que entraba a servir el té.
José María Vergara y Vergara, Las tres tazas, Biblioteca cultural
colombiana
SU ETO ALELU A
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COME ÉN SU O
SALVA E ENSA O
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