Cristo Nuestra Justicia en Cuatro Puntos

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CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 1

La Justificación por la Fe
Hoy, se difunden numerosos errores entre el pueblo de Dios sobre la
justificación por la fe, la santificación y otras doctrinas de salvación.
Como resultado, muchos miembros son engañados y cautivados por
errores inexcusables, la mayoría de los cuales se originaron en las
iglesias del mundo, que conocemos como Babilonia. En cuanto a la
justificación, la sierva del Señor nos dijo: “El enemigo de Dios y del
hombre no quiere que esta verdad sea presentada claramente; porque
sabe que si la gente la recibe plenamente, habrá perdido su poder sobre
ella” (Exaltad a Jesús, p. 150).

¿Sorprende acaso que Satanás haya infiltrado la verdadera iglesia de


Dios con algunos de sus pastores, inspirándolos a predicar una falsa
justificación por la fe? Recientemente encontré estos pasajes
alarmantes: “No hay uno en cien que entienda por sí mismo la verdad
bíblica sobre este tema que es tan necesario para nuestro bienestar
presente y eterno” (Mensajes Selectos, t. 1 p. 422).

“Nuestras iglesias mueren por falta de enseñanza acerca de la justicia


por la fe y otras verdades” (Obreros Evangélicos, p. 316).

Estos hechos desconcertantes, me han llevado a preparar esta serie de


mensajes.

Primero, notemos que aunque parezca extraño, frecuentemente el


enseñar y predicar el error a nuestros hermanos, puede resultar en
grandes bendiciones. Me parece oírlos diciendo: “hermano Nelson,
¿cómo es posible? Obtengamos valor frente al siguiente consejo del
Señor. “Cada vez que avanza el error, obra para el bien de los que
sinceramente aman a Dios. Porque cuando el error eclipsa la verdad, los
centinelas de Dios harán que ésta sea más penetrante y clara.
Escudriñarán las Escrituras para encontrar evidencias de su fe. La
propagación del error es un llamado para que los siervos de Dios se
levanten y coloquen a la verdad en un marcado relieve” (Signs of the
Times [Señales de los Tiempos], January 6, 1898).

Es mi mayor deseo, que con la presencia del Espíritu Santo en mi vida,


pueda ser un centinela para Dios.

Oremos. Amante Padre, el evangelio de la justificación por la fe es un


mensaje muy valioso. Ayúdanos a proclamar esta gloriosa verdad tan
fuerte y tan clara para que todos los que la escuchen tengan absoluta
seguridad y que esta doctrina de la justificación por la fe sea
sinceramente entendida, creída y experimentada. En el precioso nombre
de Jesús, Amén.

Las escrituras introducen la base para la justificación por la fe, al


explicar lo que Cristo quiere hacer por nosotros. “¡Este es el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29).

“Porque el pan de Dios es aquel que desciende del cielo y da vida al


mundo” (Juan 6:33).

“Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino


para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:17).

La base de la justificación por la fe es lo que Cristo dispuso para


nosotros y lo que quiere hacer por nosotros. No sólo debemos saber cuál
es la base sobre la cual se hace posible la justificación por la fe, sino
también cuáles son las condiciones para recibirla.

Primero consideremos la base. En la Biblia, ambos Adán y Jesucristo,


representan a la raza humana. Por consiguiente, lo que espiritualmente
ocurrió con Adán y Cristo, atañe a todos los que han nacido en este
mundo. Por ejemplo, cuando Adán, el representante de nuestra raza fue
tentado por Satanás para rebelarse contra Dios, y al hacerlo pecó, trajo
la muerte sobre sí mismo y sobre todos sus descendientes. Cristo,
nuestro representante, al venir a este mundo en forma humana por
medio del milagro del Espíritu Santo, también fue tentado por el diablo a
pecar, pero no se rebeló como lo hizo Adán, obedeció a Dios, nunca
pecó. Gracias a su victoria sobre Satanás, estuvo dispuesto a morir por
nuestros pecados, para que la condena de muerte por culpa de Adán,
fuera cambiada a vida eterna, si es que aceptamos su muerte en
nuestro lugar.

Como consecuencia del pecado de Adán todos los hombres pecaron y


recibieron la sentencia de muerte. ¡Alabado sea Dios!. El Hijo de Dios
eligió tomar el lugar de Adán, como cabeza y representante de la raza
humana. Por su muerte en la cruz, pagó el castigo de nuestra pena de
muerte, disponiendo así la redención para todos los que creerán en él:
“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que
todo el que crea en él, no perezca, sino tenga vida eterna. Porque Dios
no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el
mundo sea salvo por él” (Juan 3:16,17).

Esta base para la justificación por la fe está confirmada en la Palabra de


Dios. Por ejemplo: “Por tanto, así como el pecado entró en el mundo por
un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los
hombres, pues todos pecaron. Porque, si por el delito de uno reinó la
muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, por Jesucristo, los
que reciben la abundancia de la gracia y del don gratuito de la justicia.
Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron
constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos
serán constituidos justos” (Romanos 5: 12, 17, y 19).

El Espíritu de Profecía que siempre está en armonía con la Palabra de


Dios, también enseña que para salvarnos, Jesús tomó el lugar de Adán
como nuestro representante. “Jesús, se humilló a sí mismo revistiendo
su divinidad con humanidad vino a este mundo para estar a la cabeza de
la raza humana como el hombre modelo” (Comentario bíblico adventista
del séptimo día, t. 7, material suplementario de Filipenses 2).

He aquí la base sobre la cual se edifica la justificación por la fe.

Ahora, consideremos las condiciones que hacen posible la justificación


por la fe y la santificación, para los individuos. Alguien puede preguntar,
¿Qué? ¿Hay condiciones para que un hombre pueda ser justificado? ¿No
es la justificación un don gratuito?

Desde Nueva Zelanda Elena White escribió a, A. T. Jones, uno de los dos
hombres que presentaron a la iglesia la verdad acerca de la justificación
por la fe en 1888. Para el año 1893, éste ya había empezado a
proclamar una y otra vez “No hay condiciones”. El Señor le mostró su
error a Elena White en una visión. De su carta a Jones, se saca la
siguiente cita: “Hay condiciones para que recibamos la justificación, la
santificación y la justicia de Cristo” (Mensajes Selectos, t. 1, p. 442).

Esto no significa que contribuimos para nuestra salvación cumpliendo


con lo estipulado. Las obras del hombre antes o después de la
justificación, no tienen ningún valor en sí mismas. No pueden comprar
la salvación. Ésta es un don gratuito, pero Dios dice que es solamente
para los que cumplen con las condiciones.

Adán eligió creer la mentira de Satanás. Se rebeló contra su hacedor. Al


pecar, aceptó las condiciones por creer la mentira de Satanás, que sería
como un dios. Ignoró la verdad de Dios, que la paga del pecado es
muerte. Pero, cuando elegimos creer lo que dice Cristo, ese proceso, es
inverso. Rechazamos a Satanás y aceptamos las siguientes condiciones
establecidas por Cristo para poder escapar a la muerte y recibir la vida
eterna.

1. Aceptamos por fe que el sacrificio de Cristo sustituye nuestro lugar en


la cruz del calvario.

2. Nos rendimos completamente, nos arrepentimos y confesamos a Dios


nuestros pecados.

3. Creemos que Dios perdona nuestros pecados individuales.

4. Experimentamos la dádiva de la justificación por la fe por medio del


nuevo nacimiento.

5. Permanecemos en Cristo por medio de una continua, amante relación


de confianza y obediencia. Esta quinta condición, resulta en nuestra
santificación.

Hablemos de estas cinco condiciones, una a la vez.

La primera condición requiere que creamos y que aceptemos


personalmente el sacrificio de Cristo. Al desarrollar este tema,
observaremos que creer significa mucho más que de lo que muchos
suponen.

Estas cinco condiciones mencionadas, están expresadas en las


palabras, “cualquiera que cree en él, no perecerá, pero tendrá
vida eterna”.

Creer, trae consigo más que un asentimiento verbal o emocional,


debemos comprender lo que se llevó a cabo por la muerte de Cristo en
la cruz. Por ejemplo, leemos en Romanos 6:23 “Porque la paga del
pecado es la muerte”. Cristo murió para expiar la paga de tu pecado y el
mío, que es la muerte. Pero ¿de qué muerte estamos hablando? ¿De la
primera o de la segunda? La Palabra de Dios nos da la respuesta.
“¡Dichoso y santo el que tiene parte en la primera resurrección! La
segunda muerte no tiene poder” (Apocalipsis 20:6). ¿Y por qué la
segunda muerte no tiene poder? Porque Cristo murió la segunda muerte
por los que creen en él, y lo aceptan como su sustituto. ¡Alabado sea
Dios! ¡Qué Salvador, murió en nuestro lugar!. Murió para que nosotros
tengamos, no la muerte eterna, sino la vida eterna.

La segunda condición es una entrega total. Esto trae consigo;


arrepentimiento, muerte al pecado y confesión. En Hechos aprendemos
que debemos arrepentirnos: “Pedro contestó: ‘Arrepentios, y sed
bautizados cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo para
perdón de vuestros pecados” (Hechos 2:38). Ahora observemos la
importancia que Elena de White le da a esta condición. “Arrepentios,
arrepentios, era el mensaje que hacía resonar la voz de Juan el Bautista
en el desierto. El mensaje de Cristo a la gente era: ‘Si no os arrepentís,
todos pereceréis igualmente’ (Lucas 13; 5). Y a los apóstoles se les
ordenó predicar por doquiera que los hombres debían arrepentirse”
(Mensajes Selectos, t. 2, p. 20).

Pero observen, ¿Podemos nosotros arrepentirnos por nuestra propia


fuerza? De ninguna manera. Por medio de su sierva el Señor dice:
“¿Quién desea llegar al verdadero arrepentimiento? ¿Qué debe hacer?
Debe ir a Jesús, tal como es, sin demora. Debe creer que la palabra de
Cristo es verdadera y, creyendo en la promesa, pedir para que reciba.
Cuando un sincero deseo mueve a los hombres a orar, no orarán en
vano. El Señor cumplirá su palabra, y dará el Espíritu Santo para inducir
al arrepentimiento con Dios y la fe en nuestro Señor Jesucristo”
(Mensajes Selectos, t. 1, p. 461).

Nosotros también debemos confesar nuestros pecados: “Si confesamos


nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de todo mal” (1 Juan 1: 9).

La misma condición existía en el Antiguo Testamento: "si mi pueblo que


lleva mi Nombre se humilla y ora, si busca mi rostro, y se convierte de
sus malos caminos, entonces oiré desde el cielo, perdonaré sus
pecados” (2 Crónicas 7:14). ¿No es eso maravilloso?

¿Cuán importantes son estas condiciones?

“Los que no se han humillado de corazón delante de Dios reconociendo


su culpa, no han cumplido todavía la primera condición de la aceptación.
Si no hemos experimentado ese arrepentimiento, del cual nadie se
arrepiente, y no hemos confesado nuestros pecados con verdadera
humillación de alma y quebrantamiento de espíritu, aborreciendo
nuestra iniquidad, no hemos buscado verdaderamente el perdón de
nuestros pecados; y si nunca lo hemos buscado, nunca hemos
encontrado la paz de Dios. La única razón porque no obtenemos la
remisión de nuestros pecados pasados es que no estamos dispuestos a
humillar nuestro corazón y a cumplir con las condiciones de la Palabra
de verdad”. (El Camino a Cristo, p. 37).

La tercera condición revela que debemos creer que Dios perdona


nuestros pecados y que hay que satisfacer ciertas condiciones antes
de que realmente podamos creer que Dios lo ha hecho. “El hombre debe
despojarse de sí mismo antes que pueda ser, en el sentido más pleno,
creyente en Jesús” (Deseado de Todas las Gentes, p. 247).

Esto es muy importante porque Jesús le dice a los que no han sido
perdonados ¡“Nunca os conocí!”. ¿Porqué? “No os habéis arrepentido
genuinamente delante de Dios por la trasgresión de su santa ley y no
podéis tener fe genuina en mí, porque mi misión fue exaltar la ley de
Dios” (Mensajes Selectos t. 1, p. 281).

“Creer en Jesús significa aceptarlo como nuestro Redentor, como


Modelo” (Manuscrito 26, del 17 de octubre de 1885, (Cada día con Dios,
p. 300). Después de cumplir con estas condiciones específicas, de
verdad podamos creer en Cristo y entonces podemos creer que “en el
momento que pedimos perdón con contrición y sinceridad Dios nos
perdona. ¡Oh qué gloriosa verdad!. Predícala, ora por ella, cántala”
(Signs of the Times, September 4, 1893).

Así que hablando claramente, somos justificados por fe en Cristo, quien


murió por nosotros. La fe en si misma, no nos salva. Es la fe en el Hijo
de Dios la que salva. Permítanme decirlo en las palabras de (John
Janiuk en El Juego Final de la Gran Controversia, libro 2, p. 3): “Cuando
tú y yo por fe, mediante arrepentimiento, confesión y entrega
aceptamos la muerte de Cristo en la cruz por nosotros y su justicia
como nuestro sustituto y nuestro salvador, entonces Dios nos acepta,
porque aceptamos a su Hijo. Él nos ve como si nunca hubiésemos
pecado y nos acepta como si fuésemos sin pecado. Este es el meollo de
la justificación por la fe”. ¡Qué espléndido!

La cuarta condición indica que debemos experimentar el nuevo


nacimiento.

Cristo le dijo a Nicodemo: antes que puedas ver el reino de Dios, “debes
nacer de nuevo”. Cuando Dios perdona a un hombre, le proporciona un
nuevo corazón, un nuevo nacimiento. “Os daré un corazón nuevo, y
pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vuestra carne
el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” (Ezequiel 36: 26).
Muchos no se dan cuenta que la justificación por la fe, incluye el nuevo
nacimiento, que obra una nueva mente, un nuevo pensamiento, porque
la inspiración revela claramente esta verdad: “Ser perdonados en la
forma en que Cristo perdona es no solamente ser perdonados, sino ser
renovados en el espíritu de nuestra mente” (Mensajes Selectos, t. 3, p.
217).

Esto se lleva a cabo cuando venimos al Señor como lo hizo David


después que había pecado con Bath-sheba. Considere su oración:
“Lávame a fondo de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Purifícame
con hisopo, y seré limpio. Lávame, y seré más blanco que la nieve. Oh
Dios, crea en mí un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro
de mí” (Salmos 51:2, 7, 10).

Elena de White comenta acerca de esta experiencia de David: “Pero el


perdón tiene un significado más abarcante del que muchos suponen... El
perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la
condenación. No es sólo el perdón por el pecado. Es también una
redención del pecado”. [Me gusta eso] “Es la efusión del amor redentor
que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto del
perdón cuando oró "Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva
un espíritu recto dentro de mí" (El Discurso Maestro de Jesucristo, p.
97).

Gracias a Dios, cuando él perdona, también limpia el alma y crea un


nuevo corazón en el cual puede habitar Cristo. ¿No es eso maravilloso?
¿Cómo recibimos una santificación tal? “Recibimos nuestra santificación
al recibir a Jesús” (Mount of Blessings [El discurso maestro de
Jesucristo], p. 18).

Cuando morimos al yo, el nuevo nacimiento trae a Cristo con su justicia


a nuestros corazones para habitar allí: “No están reconciliados con Dios,
ni podrán estarlo, hasta tanto hayan crucificado el yo y Cristo viva por la
fe en sus corazones” (Exaltad a Jesús, p. 334).

¡Que maravillosa experiencia para todos los que están dispuestos a


morir al yo! Entonces podemos decir: “Cristo es mi justicia”.

¿Amén? Yo espero que obtengamos un panorama claro de la


justificación por la fe. Elena de White escribió: “Cuando la doctrina de la
justificación por la fe fue [correctamente] presentada en la reunión de
Roma, llegó a muchos como el agua que recibe el viajero sediento”
(Mensajes Selectos, t. 1, p. 422).

En mi juventud, a menudo hice excursiones al desierto. Recuerdo muy


bien una vez en que se me había terminado el agua y estaba
desesperado. De pronto descubrí una pequeña vertiente que caía a
gotas en la arena. Provenía de una montaña lejana pero fue suficiente
para apagar mi sed. ¡Cuán agradecido estaba a mi Dios porque me
permitió encontrar agua!. Cuando descubramos las maravillosas
verdades de la justificación por la fe, también nosotros exclamaremos
con Elena de White: “Las melodías más dulces que provienen de Dios a
través de los labios humanos, la justificación por la fe y la justicia de
Cristo”. (Joyas de los Testimonios, t. 3, p. 61).

La paz del cielo inunda el alma con la justificación,. Pablo nos dice: “Así,
habiendo sido justificados por la fe, estamos en paz con Dios, por medio
de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5: 1).

¡Oh, Cuán gloriosa verdad! Porque cuando somos justificados,


“quedamos sin falta delante de Dios”. Puede preguntar ¿Cómo es
posible? Es posible porque estamos vestidos con las hermosas
vestiduras de la justicia de Cristo. “Cuando el pecador, penitente y
contrito delante de Dios, comprende el sacrificio de Cristo en su favor y
acepta ese sacrificio como su única esperanza en esta vida y en la vida
futura, sus pecados son perdonados. Esto es justificación por la fe... El
perdón y la justificación son una y la misma cosa. Mediante la fe, el
creyente pasa de la posición de rebelde hijo del pecado y de Satanás, a
la posición de leal súbdito de Jesucristo, no en virtud de una bondad
inherente, sino porque Cristo lo recibe como hijo suyo por adopción...
De esta manera el hombre, perdonado y cubierto con las hermosas
vestiduras de la justicia de Cristo, comparece sin tacha delante de Dios”
(Fe y Obras, p. 108).

Cuanto más entendamos sobre la justificación por la fe, más gloriosa


será, pero recuerden: “Sin el proceso transformador que se produce
mediante el poder divino, las propensiones originales hacia el pecado
permanecerán en el corazón con toda su fuerza, a fin de fraguar nuevas
cadenas que impongan una esclavitud que nunca pueda ser rota por el
esfuerzo humano” (Review and Herald, 19 de agosto, 1890). “Los
hombres nunca podrán entrar en el cielo con sus viejos gustos,
inclinaciones, ídolos, ideas y teorías” (Mensajes Selectos t. p. 217).

Pero, ¡alabado sea el Señor! A causa de la justificación por la fe, por la


cual somos perdonados y renovados, la imagen de Dios queda sellada
en la mente, en el corazón y en el alma, haciendo posible para el
hombre “tener la mente de Cristo” como la tuvo el apóstol Pablo. Solo
una persona santa puede entrar al cielo. Los oigo preguntar: ¿Cómo
puede ser santa una persona? “Cuando el pecador, atraído por el poder
de Cristo, se acerca a la cruz levantada y se postra delante de ella, se
realiza una nueva creación. Se le da un nuevo corazón; llega a ser una
nueva criatura en Cristo Jesús. La santidad encuentra que no hay nada
más que requerir. Dios mismo es ‘el que justifica al que es de la fe de
Jesús’ Romanos 3: 26 (Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 128).

La recepción de un nuevo corazón y de la justicia de Cristo hace que un


hombre sea santo. ¿Se imaginan eso?” De una persona que ha nacido
de nuevo se puede decir: “La santidad encuentra que no hay nada más
que requerir” (Ibíd.).

¿Podemos pedir algo más? Pero, no olviden que un hombre nunca se


sentirá santo ni admitirá serlo, sin embargo, así lo ve Dios debido a la
justicia de Cristo que le es imputada. Aún más, por el mismo proceso,
es idóneo para el cielo. Nacido nuevamente y convertido, que es lo
mismo.

“Cuando el pecador se convierte, recibe el Espíritu Santo que lo hace un


hijo de Dios y lo prepara para la compañía de los redimidos y de las
huestes angélicas. Es hecho un coheredero con Dios” (Mensaje Selectos,
t. 2, pp. 551, 552).

“La gracia de Cristo purifica mientras perdona, y prepara a los hombres


para un cielo santo” (A Fin de Conocerle, p. 338).

Es la justicia de Cristo que reside en el hombre la que lo justifica y


capacita para el cielo. “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”
(Colosenses 1:27).

Una vez completa la justificación, recién empieza la santificación, porque


Jesús comienza a vivir su vida dentro del hombre, imputándole su
justicia y haciéndolo más y más digno del cielo, mientras éste desarrolla
el carácter de acuerdo al modelo, Cristo Jesús. La experiencia del
apóstol Pablo, será nuestra experiencia diaria. “Con Cristo estoy
crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó, y se
entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2: 20).

¿No es esta una noticia emocionante? Al perdonar la desobediencia


pasada, Dios aplica su obediencia en la cuenta del pecador arrepentido,
como si él mismo hubiera obedecido. “La ley demanda justicia, y ante la
ley, el pecador debe ser justo. Pero es incapaz de serlo. La única forma
en que puede obtener la justicia es mediante la fe. Por fe puede
presentar a Dios los méritos de Cristo, y el Señor coloca la obediencia
de su Hijo en la cuenta del pecador. La justicia de Cristo es aceptada en
lugar del fracaso del hombre, y Dios recibe, perdona y justifica al alma
creyente y arrepentida, la trata como si fuera justa, y la ama como ama
a su Hijo” (Mensajes Selectos, t. 1, p. 430).

¿Captó el significado en la última línea? “Dios recibe, perdona y justifica


al alma creyente y arrepentida, y la trata como si fuera justa, y la ama
como ama a su Hijo”. ¿Porqué ama tanto Dios al hombre? ¿No es acaso
que por medio del Espíritu Santo el hijo de Dios mora en el corazón del
hombre? Entonces, no ve los trapos de inmundicia de la desobediencia,
sino la justicia de su propio hijo morando allí en el corazón. ¡Qué Dios!.
Dios nos ama como ama a su hijo. ¡Incomprensible!, Pero es verdad.
¡Qué salvación!

El verdadero cristiano no obra para ser salvo, hace la obra de Cristo


porque es salvo. Una experiencia tal, llena el corazón de inexpresable
gozo y paz, porque tiene una verdadera relación viviente con su
salvador. Es una experiencia que hace posible, obtener la victoria sobre
toda tentación y pecado, ¡qué seguridad ocasiona esto al hombre!.“Si
usted está bien con Cristo hoy, usted está listo si Cristo viniera en este
momento” (Heavenly places [En lugares celestiales], p. 227.) ¿No le
gusta esa seguridad?

Pero, alguien puede preguntar: ¿Cómo puedo saber si estoy bien con
Cristo? ¿Cómo puedo saber que Jesús con su justicia mora en mi
corazón y en mi mente? “La justicia exterior da testimonio de la justicia
interior” (Mensajes para los Jóvenes, p. 32).

La quinta condición es la obediencia continua. Es por medio de la


obediencia que mantenemos nuestro estado de santificación. Pero,
también descubrimos que la obediencia continua es la única forma en
que podemos retener nuestro estado de justificación. “Pero al paso que
Dios puede ser justo y, sin embargo, justificar al pecador por los méritos
de Cristo, nadie puede cubrir su alma con el manto de la justicia de
Cristo mientras practique pecados conocidos, o descuide deberes
conocidos. Dios requiere la entrega completa del corazón antes de que
pueda efectuarse la justificación. Y a fin de que el hombre retenga la
justificación, debe haber una obediencia continua mediante una fe activa
y viviente que obre por el amor y purifique el alma” (Fe y Obras, p.
103).

Ahora, una gran verdad más. ¿Sabían que mientras mantenemos


nuestra justificación y nuestra santificación, la vida eterna ya ha
empezado para nosotros aquí y ahora? ¡Oh amigos, esto es real!. “El
que tiene al Hijo, tiene la vida” (1 Juan 5:12).

“Por el Espíritu es como Cristo mora en nosotros; y el Espíritu de Dios,


recibido en el corazón por la fe, es el principio de la vida eterna.” (El
Deseado de todas las Gentes, p. 352).

¡Qué gloriosa verdad! Mis amados, ¡Esta es una noticia apasionante!.


Esta verdad está confirmada también por el apóstol Juan. “Este es el
testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su
Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios,
no tiene la vida. Estas cosas, he escrito a vosotros que creéis en el
Nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para
que creáis en el nombre del Hijo de Dios” (1 Juan 5:11-13).

Con razón Pablo exclama: “Estad siempre gozosos. Dad gracias por
todo, porque ésta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús”
(1 Tesalonicenses 5:16, 18).

Con razón Elena de White proclama: “Predícala, ora por ella, cántala”
(Signs of the Times, September 4, 1893).. Oremos: Amado Padre, que
cada uno de nosotros experimentemos en este momento esta vital
justificación por la fe. Que Cristo more en nuestros corazones. En el
nombre de nuestro precioso Salvador Jesús, Amén.

Lea también:

 CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 2 (La Falsa Justificación por la Fe)


 CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 3 (La Justicia de Cristo Imputada e
Impartida)
 CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 4 (Los 144.000)

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CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 2


La Falsa Justificación por la Fe
Todas las citas bíblicas y del Espíritu de Profecía en este artículo fueron
tomadas de la Biblioteca Electrónica Fundamento de la Esperanza.

Comencemos con una pregunta: ¿Porqué se rechazó la justificación por


la fe en la conferencia de Miniápolis en 1888?

La respuesta es: ya en la edad de las tinieblas, Dios empezó a preparar


un pueblo para la segunda venida de Jesús al usar a Martín Lutero para
iniciar una gran reforma protestante, predicando la justificación por la
fe. Luego, en 1844, Dios levantó el movimiento adventista, para
predicar una verdad adicional: que, la ley divina de Dios, preservada
dentro del santuario celestial en el lugar santísimo, debe ser obedecida
a fin de recibir totalmente la justicia de Cristo.

Muchos en la iglesia, en su celo de predicar la ley, lo hicieron en una


forma legalista y se olvidaron que necesitamos a Cristo en nuestros
corazones, antes de poder guardar la ley y vivir la vida cristiana. Elena
de White reconoció este problema cuando escribió: “Como pueblo
hemos predicado la ley hasta que estamos secos como los montes de
Gilboa desprovistos de lluvia y rocío” (Review and Herald, 11 de marzo
de 1890).

Para ayudar a la sierva del Señor a hacer frente a este problema, el


Señor envió a E. J. Wagner y a A. T. Jones para que, junto con la ley,
predicaran la justificación por la fe. Pero muchos en la iglesia,
especialmente nuestros dirigentes, pensaron que estaban proponiendo
deshacerse de la ley. Por eso la Conferencia General de Miniápolis en
1888, la rechazó.

Hoy, nos enfrentamos a la venida inminente de Cristo, y una vez más,


Satanás ha infiltrado a la verdadera iglesia, con la admisión de una
nueva teología que proclama una falsa justificación por la fe, enseñando
que todo lo que necesitamos para la salvación, es amor y unidad. Que
nadie debe preocuparse por guardar la ley, siendo que Cristo la guardó
por nosotros. Como resultado, millones hemos sido incautos al creer la
mentira de Satanás, que la ley de Dios no puede ser guardada, aún con
el poder del Dios Todopoderoso. Y que, por lo tanto, seguiremos
pecando hasta que Jesús venga. ¡Que Dios nos libre!

Oremos. Oh, amado Padre, nuestros corazones desfallecen cuando


vemos, que la mayoría dentro de nuestra iglesia hoy sigue ciegamente
las falsas enseñanzas sobre la justificación por la fe sola, en amor y
unidad, sin enfatizar igualmente la obediencia a tu ley divina. Por favor,
Padre, abre nuestros ojos para que veamos que solo por medio de la
experiencia de un nuevo nacimiento, por medio del arrepentimiento, la
confesión, el perdón y la obediencia, somos vestidos con la justicia de
Cristo y habilitados para el cielo. Concédenos esta experiencia, en el
nombre de Jesús, Amén.

Abriendo la Palabra de Dios leemos: “No os unáis en yugo desigual con


los incrédulos. Porque, ¿qué tiene en común la justicia con la injusticia?
¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas? ¿Qué armonía hay entre
Cristo y el diablo? ¿O qué parte tiene el creyente con el incrédulo? ¿Y
qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros
sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre
ellos. Seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en
medio de ellos, y apartaos, dice el Señor. No toquéis lo impuro, y yo os
recibiré. Y seré vuestro Padre, y vosotros seréis mis hijos e hijas, dice el
Señor Todopoderoso” (2 Corintios 6:14-18). Ahora, en vista que es tan
claro que en la palabra de Dios se nos aconseja no mezclarnos con los
de Babilonia, examinemos cómo esta falsa doctrina de la justificación
por la fe sola, está afectando a la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Del Remnant Herald N° 43, de noviembre de l998, saco a relucir lo


siguiente. En 1975, Bill Hibolls comenzó una iglesia de estilo Pentecostal
Inter-denominacional cerca de Chicago, que enfoca al crecimiento de la
iglesia. Hoy, unos 17.000 adultos, asisten a sus servicios secretos
semanales, y unos 6.000 a sus servicios en la mitad de la semana. De
acuerdo con el estándar humano, la iglesia de Willow Creek es un gran
éxito. Además, esta iglesia ha formado la Asociación de Willow Creek,
con las iniciales WCA. Actualmente, unas 2.200 iglesias, se han unido a
WCA y por lo menos cincuenta y seis de ellas, son iglesias adventistas
del séptimo día. Y tres son asociaciones adventistas del séptimo día. Las
tres asociaciones son: la Asociación de Alaska, la Asociación de Dakota,
que incluye los estados Norte y Sur de Dakota, y la Asociación de
Greater New York que encierra a toda la ciudad de Nueva York y sus
alrededores. 

No pienso mencionar a todas las iglesias, algunas son muy conocidas en


los círculos adventistas, tres son iglesias que están muy cerca de
hospitales adventistas, como el Sanatorio de Hinsdale, el Sanatorio de
Florida y el de Kettering en Ohio. Otras incluyen la iglesia Sligo,
Columbia Union Church, que introdujo la ordenación de las mujeres al
ministerio y la iglesia de College View de Lincoln, Nebraska, en la
Universidad de Union College. Esta fue la iglesia en la cual el arzobispo
cardenal de Baltimore predicó acerca del bautismo, y en Pacific Union
College, donde Desmond Ford todavía es miembro. Siete de las
cincuenta y seis iglesias, están en Canadá. No son pocas las que
adoptaron nombres que no reflejan que son iglesias adventistas del
séptimo día. Por lo menos debemos darles méritos a esas iglesias,
porque profesan lo que practican. Porque sin duda ya no son iglesias
adventistas aunque sean así consideradas por las asociaciones. De esa
forma no desacreditan públicamente el nombre de Adventistas del
Séptimo Día. 

Los nombres de algunas de estas iglesias son: The Center for Creative
Activity [El Centro de Actividad Creativa], esta iglesia está en Nebraska,
The Hamilton Community Church [la iglesia de la Comunidad de
Hamilton], en Tennessee, The New Church Plant [la Nueva Planta de la
Iglesia], en Canadá. The New Hope Church [Nueva Esperanza], en
Maryland. The New Life Celebration Fellowship [Comunidad de
Celebración de Vida Nueva], en Oregon. The New Life Christian
Fellowship [Comunidad de Nueva Vida Cristiana], en Washington. The
Oasis Christian Center [Centro Cristiano Oasis] y The Sun Valley
Fellowship [Comunidad del Valle del Sol], en Canadá y South Hills Bible
Fellowship [Comunidad Bíblica Colinas del Sur], en Pensylvania.

La Asociación de Willow Creek es una organización de una iglesia caída


de Babilonia. Es una iglesia carismática que guarda el domingo. Estas
asociaciones e iglesias ahora han ido a una iglesia de Babilonia para ser
mejores adventistas, mas vale fueran a la pitonisa de Endor. Estas
asociaciones e iglesias han entrado a Babilonia. Sería casi imposible
recuperar estas entidades denominacionales porque lo han hecho bajo la
luz completa de la verdad. A menos que pensemos que estas
asociaciones e iglesias han incurrido en el desagrado de la organización
de la iglesia o por lo menos que la asociación de Willow Creek no es
fidedigna al listar estas iglesias en la Internet, dirigimos la atención de
nuestros lectores a la evidencia que documenta lo contrario. Un artículo
en Adventist Review [Revista Adventista], del 18 diciembre de 1997
tenía estos puntos como prefacio:

1. Los adventistas deberían dar la mano imparcialmente a Willow Creek.

2. Los adventistas deberían continuar cosechando de Willow Creek.

3. Cosechando del mensaje de Willow Creek no significa que


abandonamos nuestro mensaje.

Estos subtítulos contienen dos reprimendas vergonzosas y una total


falsedad.

¿Cómo podemos ser tan ciegos?.. El artículo de la Review citado en la


declaración previa, afirma que “los adventistas, tanto pastores como
laicos consistentemente forman parte de uno de los grupos mayores en
los seminarios anuales de Willow Creek”. Esto no es solamente así en los
Estados Unidos, en 1997 numerosos pastores y laicos asistieron a la
reunión de la Asociación de Willow Creek que se llevó a cabo en
Gathensburg, Suecia. Este informe está escrito para advertir al rebaño
de todo el mundo acerca de este fenómeno dentro de la iglesia
adventista. Ya el fruto de esta unión con Babilonia es bien conocido
entre los administradores de la iglesia.

Otra vez cito del mismo artículo de la Review donde encontramos


admitido: “el hecho de que las tres iglesias adventistas mayores, que
salieron de Sunny Side en Oregon, de Damasco en Maryland y de la
Comunidad Adventista de Cristo en Colorado, fueron influidas
claramente por Willow Creek”.

¿Hacen estas acciones que la iglesia adventista sea babilonia? ¡No, mil
veces no! Vea Testimonio para los Ministros las primeras sesenta y dos
páginas. Sin embargo, es sólo debido a un pequeño remanente según
Isaías 1: 9, que no somos babilonia, somos el israel apóstata. Estas
asociaciones locales e iglesias locales están ahora en babilonia. Allí
permanecerán, a menos que por un milagro de la gracia de Dios lo
busquen con profundo arrepentimiento. Pero la iglesia adventista del
séptimo día limpia y purificada es todavía la depositaria de su verdad,
(su ley y el mensaje de los tres ángeles) triunfará gloriosamente. Su
conquista será lograda según Isaías 42 en el poder de Dios, por medio
de la fidelidad y del celo evangélico de un pequeño remanente.

El pastor Roberto Pearson, ex presidente de la Asociación General


percibió lo que ocurriría como resultado de esta nueva teología de una
falsa justificación por la fe. Escribió en la revista Ministry de octubre de
1977, “Sería bueno que cada dirigente adventista estudiara con oración
los planes sutiles del ángel de luz apóstata, que trata de desbaratar el
movimiento adventista. Busque su Biblia y el Espíritu de Profecía,
especialmente Mensajes Selectos, libro 1, páginas 226-243 y sobre sus
rodillas considere los hechos asombrosos fielmente relatados por la
sierva del Señor. Ahora note cuidadosamente lo que según Elena de
White advirtió, puede marcar el trabajo de la apostasía Omega.

1. Los principios de la verdad que Dios en su sabiduría ha dado a la


iglesia remanente, serán ignorados.

2. La verdad, será criticada, menospreciada y ridiculizada.

3. El efecto de la verdad celestial será entorpecido.

4. La religión será cambiada.

5. El sábado será livianamente considerado como también el Dios que lo


creó.

6. Los principios fundamentales que han sostenido la obra durante los


últimos cincuenta años serán considerados como error.

7. Existirá la creencia que una gran reforma se realizará entre los


adventistas y que esta reforma consistirá en abandonar las doctrinas
que son los pilares de nuestra fe.

8. Se introducirá un sistema de filosofía intelectual.

9. La nueva filosofía “robará la experiencia del pueblo de Dios dándoles


una falsa ciencia”.

10. Buscará debilitar la predicación de la segunda venida de Cristo


enseñando que “las escenas que están delante de nosotros no son de
suficiente importancia, como para darles una atención especial”.

11. Se escribirán libros de un nuevo orden.

12. Se establecerá una nueva organización.

13. No se permitirá que nada se interponga frente a este nuevo


movimiento.

El Pastor Pearson sigue diciendo: “Ahora repase estos trece puntos,


estúdielos cuidadosamente y con oración. Tendrá que enfrentarlos antes
de lo que se imagina. Las semillas de dicha apostasía están en las
iglesias del cristianismo, alrededor de nosotros. Antes del retorno de
Cristo la iglesia adventista será confrontada con una crisis que excederá
en magnitud a la apostasía Alfa de Kellog. “Será de una naturaleza
asombrosa”.

No sólo estoy de acuerdo con el pastor Pearson sino que creo que
nosotros estamos en la crisis omega ahora, este no es otro que el
trabajo del espiritismo, que ha invadido la verdadera iglesia de Dios.

“Hasta en su forma actual, lejos de ser más tolerable, el espiritismo es


en realidad más peligroso que anteriormente, debido a la mayor sutileza
de su engaño. Mientras años atrás atacaba a Cristo y a la Biblia, declara
ahora que acepta a ambos. Pero su interpretación de la Biblia está
calculada para agradar al corazón irregenerado, al paso que anula el
efecto de sus verdades solemnes y vitales. Los espiritistas hacen
hincapié en el amor como si fuese atributo principal de Dios, pero lo
rebajan hasta hacer de él un sentimentalismo enfermizo y hacen poca
distinción entre el bien y el mal. La justicia de Dios, su reprobación del
pecado, las exigencias de su santa ley, todo eso lo pierden de vista.
Enseñan al pueblo a que mire el Decálogo como si fuera letra muerta.
Fábulas agradables y encantadoras cautivan los sentidos e inducen a los
hombres a que rechacen la Biblia como fundamento de su fe. Se niega a
Cristo tan descaradamente como antes; pero Satanás ha cegado tanto
al pueblo que no discierne el engaño” (El Conflicto de los Siglos, pp.
614, 615).

La pluma de la inspiración nos dice como reconocer a estos falsos


maestros, “Guardaos de los falsos profetas”.

“Surgirán por doquiera maestros de falsedades para apartaros del


camino angosto y de la puerta estrecha. Guardaos de ellos; aunque
estén ocultos en ropajes de ovejas, por dentro son lobos feroces. Da
Jesús una prueba por la cual pueden distinguirse los maestros falsos de
los verdaderos: ‘Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas
de los espinos, o higos de los abrojos?’

“No nos dice que los probemos por sus suaves palabras ni su exaltada
profesión de fe. Se los ha de juzgar por la Palabra de Dios. ‘¡A la ley y al
testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha
amanecido’. “Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen divagar
de las razones de sabiduría”. ¿Qué mensaje traen estos maestros? ¿Nos
hace venerar y temer a Dios? ¿Nos hace manifestar amor, hacia él
mediante la lealtad a sus mandamientos? Si los hombres no sienten la
obligación de observar la ley moral, si se burlan de los preceptos de
Dios; si traspasan aun el menor de sus mandamientos y así enseñan a
los hombres, no tendrán ningún valor a los ojos del cielo. Podemos
saber que sus pretensiones carecen de fundamento.

Hacen la misma obra que se originó con el príncipe de las tinieblas, el


enemigo de Dios” (El Discurso Maestro de Jesucristo, p. 122).

Seré franco, ¿cuánto hace que su pastor ha predicado en el sermón,


acerca de cualquiera de estos temas, como ser, la ley de Dios y la
obediencia? ¿El poder de celebración está afectando sus sermones?
Piénselo. 

Muy pocos en la iglesia hoy tienen idea de cómo empezó todo esto.
Créanlo o no, es un hecho. Celebración nació en el consejo y corazón del
Vaticano, al principio de la década del sesenta. Tan pronto estas
decisiones de Vaticano II fueron publicadas, la Asociación General
empezó a llevar a cabo seminarios de Celebración alentando a nuestros
pastores a conducir servicios de celebración de adoración dentro de
nuestras iglesias. El documento papal declara que “el culto celebración
será observado por todas las iglesias para volver al redil, que es ‘un
pastor, el Papa’. Este documento declara, además: “toda la humanidad
se unirá en un redil, es decir, la Iglesia Católica Romana”. Ese es el
objetivo de Celebración.

Permítanme enumerar los objetivos del segundo concilio Vaticano que


fueron tomados de ese documento:

1. Que como costumbre, se use la palabra celebración.

2. Que como costumbre, haya reavivamiento en el culto celebración, en


el cual las personas se involucren, participando directamente en forma
verbal y física.

3. Que como costumbre, haya un diálogo entre el pastor y las personas


en el culto celebración.

4. Que en el culto de adoración se use una mayor variedad posible.

5. Que la música, mientras adoran allí, sea la más efectiva.

6. Que disminuyan la diferencia entre la Eucaristía y la Cena del Señor,


y que enseñen a la gente, que la Eucaristía y la Cena del Señor forman
el fundamento para la unidad cristiana, la amistad y la celebración en el
día del Señor, es decir, en el día domingo.

7. Que hagan todo lo posible para alentar la observancia del domingo


incluyendo el descanso del trabajo.

Ahora, ¿puede usted ver cuál es el propósito del movimiento celebración


dentro de nuestra iglesia hoy? Como resultado de estos objetivos de
Vaticano II el culto de celebración comenzó en la Iglesia Católica con
música ruidosa y pronto la Iglesia Carismática Pentecostal, siguió. El
antiguo método de infiltración Jesuita en las iglesias protestantes fue
suspendido por la nueva infiltración de filosofía católica, llamada amor y
unidad. El segundo concilio Vaticano agregó su bendición al no llamar
herejes a las iglesias protestantes, sino hermanos separados de la
iglesia madre. Así es como, entonces el Concilio Vaticano II empezó a
enfatizar el Espíritu Santo, haciendo reavivamientos entre monjas y
sacerdotes. El resultado fue asombroso. Miles de sacerdotes y monjas
empezaron a hablar en lenguas. Ahora, tanto los católicos como los
protestantes tenían algo en común. Ambos hablaban en lenguas en el
movimiento celebración.

Ahora, yo quiero comparar este movimiento celebración con el mensaje


de los tres ángeles. John Janiuk en su segundo libro “The Great
Controversy End Game [El último juego del gran conflicto] hace una
clara diferencia entre la verdadera y falsa justificación por la fe.

1. El mensaje de los tres ángeles es un llamado de Dios para salir de


Babilonia. Es un mensaje de separación, pero el mensaje del
movimiento celebración es un llamado a la unidad de todas las iglesias.

2. El mensaje de los tres ángeles es de advertencia pero el movimiento


celebración es un mensaje de paz y seguridad y también de amor y
unidad. Considera livianamente al pecado y a la ley de Dios.

3. El fundamento del mensaje de los tres ángeles es el del evangelio


eterno, la verdadera justificación por la fe. Pero el fundamento del
movimiento celebración es un evangelio falso, una falsa justificación,
que enseña la salvación en el pecado. “Seguirá pecando hasta la
segunda venida de Cristo”, es un evangelio sin poder. Si continúa en
pecado después de haber aceptado el poder del evangelio, si acepta un
evangelio falso, una falsa justificación, no tiene poder de Dios. Satanás
también tiene poder. ¿Sabe cual es el poder de Satanás? Su poder se
manifiesta por medio de sus mentiras. Por ejemplo, Satanás lo demostró
con gran eficacia en el Edén y todavía estamos afectados por ese mismo
poder hoy. Actualmente dice que no podemos guardar los
mandamientos de Dios. Si creemos en esta mentira no obedeceremos la
ley de Dios. La Biblia dice: “¡Aquí está la paciencia de los santos los que
guardan los Mandamientos de Dios y la fe de Jesús!” (Apocalipsis 14:12)
La inspiración nos dice: “Cristo dejó su hogar celestial y vino a este
mundo para mostrarnos que, solamente estando conectado con la
divinidad, el hombre puede guardar la ley de Dios. En sí misma la
humanidad está manchada y corrupta, pero Cristo produjo fortaleza
moral en el hombre, y los que viven en comunión con él, vencen como
él venció. No somos dejados en este mundo como huérfanos, Cristo ha
unido al pecador a un Dios infinito. Abrió un camino para que nuestras
oraciones asciendan a Dios, y la fragancia de su justicia, asciende con la
oración de cada pecador arrepentido” “El que no tiene suficiente fe en
Cristo para creer que él puede guardarlo del pecado, no tiene la fe que
le dará entrada en el reino de Dios” ( Mensajes Selectos, p. 412). “La
obediencia del hombre sólo puede ser perfecta gracias al incienso de la
justicia de Cristo, que satura de fragancia divina cada acto de
obediencia” (Exaltad a Jesús, p. 306).

4. El mensaje de los tres ángeles llama a toda la humanidad a temer, es


decir, a reverenciar a Dios, en una entrega completa a Él y también a su
palabra y a su voluntad, (los diez mandamientos morales del evangelio),
pero el movimiento celebración depende de la teología: “Pero su
interpretación de la Biblia está calculada para agradar al corazón
depravado, al paso que anula el efecto de sus verdades solemnes y
vitales... hacen hincapié en el amor como si fuese atributo principal de
Dios pero, la justicia de Dios, su reprobación del pecado, las exigencias
de su santa ley, todo eso lo pierden de vista” (El Conflicto de los Siglos,
p. 614).

5. El mensaje de los tres ángeles llama a dar gloria a Dios, la pluma


inspirada nos dice como podemos dar gloria a Dios, dice: “Dar gloria a
Dios es revelar su carácter en el nuestro, y de esta manera hacerlo
conocer. Y glorificamos a Dios en cualquier forma en que hagamos
conocer al Padre o al Hijo” (MS 16, 1890). (Comentario bíblico
adventista del séptimo día, t. 7, p. 990). Pero el movimiento celebración
no predica esto, todo lo contrario, se le opone abiertamente.

6. El mensaje de los tres ángeles proclama: porque la hora de su juicio


ha venido, este es el juicio investigador previo a la venida de Cristo que
empezó en el año 1844. El movimiento celebración no advierte a las
personas acerca de esto, sin embargo, si se menciona el tema dicen
simplemente: “No tema el juicio, si cree en Jesús no se preocupe”.

7. ¿Cuál es la razón para adorar al que hizo los cielos y la tierra, la mar
y las fuentes de las aguas? Dios eligió una manera en la que podemos
adorarlo. Dios nos dice que santifiquemos el día sábado como un día
especial en memoria de su creación y redención, pero el propósito,
objetivo y blanco del movimiento celebración, de acuerdo con el
Vaticano II, es observar el domingo y reconocer al Papa como el Vicario
de Jesucristo y someterse a él.

8. El mensaje del segundo ángel dice: “ha caído Babilonia”, ¿por qué ha
caído Babilonia? Porque Babilonia rechazó las verdades bíblicas.
Apocalipsis 18: 2, describe la condición de Babilonia en los últimos días,
“Y clamó con potente voz: ‘¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia! Y se ha
vuelto habitación de demonios, guarida de todo espíritu impuro, y
albergue de toda ave sucia y aborrecible’”. Las iglesias caídas, católicas
y protestantes, atacan nuestro mensaje final con el movimiento
celebración. La Biblia dice: “habitación de demonios”, por supuesto Dios
todavía tiene, en estas iglesias, algunos individuos que son sus hijos.
Nuestro mensaje, especialmente en el tiempo del fuerte pregón es y
será: “¡Salid de ella, pueblo mío!” (Apocalipsis 18:4).

9. El mensaje del tercer ángel es el más aterrador de todos. Este


mensaje fue proclamado a hombres mortales como una advertencia
contra la marca de la bestia, que es la observancia del domingo en lugar
del día Sábado, santo, bendito y especial. De acuerdo con el documento
del Vaticano II el propósito del movimiento celebración es que todo el
mundo llegue a observar el domingo y se someta al papado, no les
importa lo que usted cree, mientras se someta en estos dos aspectos.
¿Ve usted a dónde nos está llevando este movimiento? El mensaje de
los tres ángeles está resumido en Apocalipsis 14: 12, y describe cómo
serán las personas después de aceptar el mensaje de los tres ángeles,
dice: “¡Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los
Mandamientos de Dios y la fe de Jesús!” Aquí se presentan las
características principales y las cualidades del pueblo de Dios, la
paciencia de los santos, guardan los Mandamientos de Dios y tienen la
fe de Jesús. Pero el movimiento celebración dice: “No podemos guardar
los mandamientos de Dios” en este punto son honestos, porque no
pueden guardar los mandamientos de Dios y ¿por qué no? Porque
aceptaron una falsa justificación por la fe que dice que en la justificación
no hay transformación. El nuevo nacimiento y el Espíritu Santo no llegan
al corazón del creyente, con la justicia de Cristo y Dios no escribe su ley
en sus corazones. Es por eso que no tienen poder para guardar los
mandamientos de Dios. Si alguien dice que Dios requiere que su pueblo
obedezca la ley, dicen que eso es legalismo. El Espíritu Santo nos dice:
“Los hombres que están bajo el control de Satanás repiten estas
acusaciones contra Dios, diciendo que el hombre no puede guardar la
ley de Dios” (Signs of the Times, January 16, 1896). Debemos, “no
solamente aceptar a Cristo como el salvador del mundo sino como
nuestro salvador personal que nos salva del pecado y de pecar, la fe no
es nada si es menos que esto” (Signs of the Times, August 26, 1889).

Ahora permítame ser más específico. El meollo del estilo celebración de


adoración se encuentra en la música. ¿Qué tipo de música? La respuesta
es; música contemporánea, música que dice ser cristiana, o como
algunos lo llaman “rock cristiano”. ¿Cuál es el mensaje de la música
cristiana contemporánea? La mayoría es amor y alabanza, ¿Qué falta?
Un llamado al arrepentimiento, apelaciones a sacrificar y orar por los
pecadores.

La segunda venida de Cristo está por así decirlo ausente. No se


encuentran doctrinas bíblicas. Por supuesto, no se menciona el séptimo
día, sábado. ¿Se ha detenido a considerar qué es lo que falta en el
servicio de celebración? Como un escritor menciona en “los cantos
típicos de culto y alabanza contemporánea, no hay expresiones de
confesión, petición o sumisión, solamente una pseudo alabanza.

Los pioneros adventistas cantaron muchos himnos que contenían


nuestro mensaje, himnos con varias estrofas. Así lo hacían porque
creían que Dios los había llamado a proclamar un mensaje aún en los
cantos. Si observamos en nuestro himnario adventista actual, hay un
índice temático de los himnos. Casi cada doctrina importante está
representada allí, la salvación por la fe en Cristo, la segunda venida, el
sábado, el juicio, el sueño de los muertos, mayordomía y hasta el
santuario entre otros. Dios quería que se cantaran grandes himnos de fe
para enseñar el mensaje del fin del tiempo, por ejemplo: el himno
número 278 ilustra esto.

“Reconciliados por tu morir justificado por tu vivir, santificado al


obedecer, glorificado al verte volver”. ¡Qué hermosa presentación
equilibrada del evangelio en un himno así! Los pastores y los laicos,
ambos tendrían menos posibilidad de perderse del sendero de la verdad
si prestaran atención al mensaje de dichos himnos. En el himnario
adventista hay una gran variedad entre los himnos de teología simple a
los de teología profunda. Sus mensajes de aliento y orientación pueden
alcanzar a cada viajero cristiano. Si comparamos esto con el mensaje de
la música contemporánea de rock cristiano, “la mayoría entra bajo una
amplia categoría de himnos de alabanza, que se caracterizan por
repeticiones monótonas de una sola frase. Temas tan básicos como
contrición, arrepentimiento, obediencia, testificación, están
notablemente ausentes o por lo menos son muy raros. La gran teoría es
que estos cantos contemporáneos que se reproducen, están
reemplazando totalmente a los himnos que tienen mensajes y están
haciendo su parte para producir una generación desprovista de certeza
doctrinal. La música de nuestras iglesias no es solamente un vehículo
para socializar o para ponernos en un estado de ánimo feliz, es una
parte esencial de auto identidad, es un testimonio organizado, y aún es
un equipo de supervivencia. La unidad de nuestro movimiento final
requiere la influencia unificadora de himnos comunes”. La mayoría de
esto fue tomado de Adventist Afirm [Adventistas afirman] de la
primavera de 1998, pp. 8-21).

El ex director de música del cielo usa su música celebración para


encantar a las personas, para atraerlos a sí mismo y para controlarlos,
por lo tanto usa una religión orientada al emocionalismo y
sensacionalismo que depende de los sentimientos en vez de la palabra
de Dios. Y ahora otra pregunta: ¿Cómo está afectando a la iglesia o
pueblo de Dios el adventismo liberal?

Receiving the Word [Recibiendo la palabra], pp. 31, 32]

“El mayor desafío que la iglesia adventista encuentra hoy no proviene de


la derecha independiente que opera desde afuera sino más bien de la
izquierda liberal que opera desde adentro. Estos liberales moderados
tratan de redefinir las creencias del adventismo histórico de acuerdo a
su nueva interpretación de la Biblia. En efecto, cuando algunos de
nuestros eruditos adventistas empezaron a usar el crítico enfoque
histórico de la teología liberal, desafiaron las verdades distintivas de la
iglesia, como ser: el significado profético de 1844, la necesidad de la
expiación de Cristo por los pecadores y la auto-comprensión de la
Iglesia Adventista del Séptimo Día como el remanente de Dios en el fin
del tiempo.

Asimismo, la iglesia fue puesta en confusión sobre el tema del aborto,


poligamia, divorcio y nuevo matrimonio, la ordenación de las mujeres y
la homosexualidad. ¿Puede imaginarse, un profesor adventista de
religión que escribió en el Spectrum [Espectro] de 1993, p. 46, un
artículo titulado Apocalíptico, ¿quien necesita? Al principio en este
artículo, hay una pregunta que hace reflexionar. ¿Cuánta importancia
deben dar los adventistas, a los libros apocalípticos como Daniel,
Apocalipsis y El Conflicto de los Siglos? Este teólogo responde: “Quizá
deberíamos reemplazarlos con el evangelio de amor, aprobación y
perdón” Este es el mensaje central del movimiento Celebración y de sus
servicios de adoración.

El profesor Steve Daily que enseñó en la Universidad de La Sierra y que


también fue capellán es uno de los más liberales entre nosotros hoy. Él
da unas insinuaciones muy provocativas, sugiere algunas cosas
prácticas que pueden hacer los adventistas para contribuir con este
blanco, entre ellas están:

1. “Podemos dejar de pensar o hablar de nosotros como la iglesia


remanente y vernos a nosotros mismos como parte del gran remanente
de Dios.

2. “Podemos tomar ventaja de las oportunidades especiales que


tenemos de asistir a otras iglesias siendo que ellos se reúnen en otro día
para ser amigables, aprender de ellos, compartir con ellos y afirmar las
cosas buenas que vemos en ellos.

3. “Cada uno de nosotros puede hacer un esfuerzo especial para ser un


miembro activo en por lo menos una organización no-adventista, de
servicio a la comunidad, para combatir nuestra tendencia natural de
aislarnos.

4. “Podemos involucrarnos en estudios bíblicos Interdenominacionales y


en un grupo carismático de oración intercesora para ampliar nuestra
percepción espiritual”.

Tomado del libro de Steve Daily, (Adventist for a new


generation [Adventistas para una nueva generación], pp. 315, 316).

Dicha admonición es completamente contraria al Espíritu de Profecía.


¿Es este el momento para que los adventistas busquen nueva luz, sobre
adoración y el crecimiento de la iglesia para aprender de otros? El
Espíritu de profecía nos ha advertido: “Si Dios tiene alguna nueva luz
que comunicar, permitirá que sus escogidos y amados la comprendan,
sin necesidad de que su mente sea iluminada oyendo a aquellos que
están en tinieblas y error.

“Me fueron mostrados aquellos que creen poseer el último mensaje de


misericordia, y la necesidad que tienen de estar separados de los que
están bebiendo diariamente nuevos errores. Vi que ni los jóvenes ni los
ancianos debían asistir a sus reuniones; porque es malo alentarlos así
mientras enseñan el error que es veneno mortal para el alma, y
mientras presentan como doctrinas los mandamientos de los hombres.
La influencia de tales reuniones no es buena. Si Dios nos ha librado de
tales tinieblas y error, debemos destacarnos firmemente en la libertad
con que nos emancipó y regocijarnos en la verdad. Dios siente
desagrado hacia nosotros cuando vamos a escuchar el error, sin estar
obligados a ir; porque a menos que nos mande a aquellas reuniones
donde se inculca el error a la gente por el poder de la voluntad, no nos
guardará. Los ángeles dejan de ejercer su cuidado vigilante sobre
nosotros; y quedamos expuestos a los golpes del enemigo, para ser
entenebrecidos y debilitados por él y por el poder de sus malos ángeles,
y la luz que nos rodea se contamina con las tinieblas” (Primeros
Escritos, pp. 124, 125).

Nunca olvidemos que Dios terminará su trabajo en su iglesia o pueblo y


luego terminará su trabajo en el mundo. Pero, si la iglesia (estructura
denominacional) rechaza la verdadera justificación por la fe y continua
proclamando una falsa justificación, entonces no habrá un verdadero
reavivamiento y reforma y no podrá recibir el gran derramamiento del
Espíritu Santo en la lluvia tardía y nunca se terminará la obra de Dios en
este mundo. También perderá su identidad, credibilidad y el propósito
para su existencia. ¡Qué tragedia sería!

Por otro lado si aceptamos la verdadera justificación, se llevará a cabo el


último reavivamiento y reforma y recibiremos el gran derramamiento
del Espíritu Santo en la lluvia tardía y Dios terminará su obra en este
mundo ahora, a través de nosotros. Dios tiene un pueblo fiel, su iglesia
(los siervos consagrados que viven, por la fe en Cristo, lo que predican y
se rigen por toda palabra que sale de la boca de Dios, creen y se alistan
del lado del mensaje de los 3 ángeles, bajo el estandarte ensangrentado
del Príncipe Emanuel Apoc.14:12) aunque muchas veces aparente ser
un tanto invisible, el cual está rogando a diario por el don del Espíritu
Santo, es un pueblo humilde, pobre de espíritu y honesto hasta las
últimas consecuencias (Ver Zofonías 3). ¡Alabado sea nuestro Señor!

Que Dios nos dé maestría, entendimiento, sabiduría y poder para


completar esto para su honor y gloria y también para salvación de las
personas del mundo. Entonces iremos al hogar para alabar al que nos
amó y se dio a sí mismo por nosotros, esta es la oración sincera del
autor.

Gracias John Janiuk por tu percepción espiritual.

Querido amigo, al leer - oir esta presentación puede haber descubierto


que la iglesia a la que asiste ha llegado a ser una iglesia celebración en
doctrina, música, adoración y otras cosas más. ¡Qué Dios le dé sabiduría
celestial para saber qué hacer para restaurar o iniciar un servicio de
adoración que Dios pueda bendecir! Puede ser que el Señor lo guíe a
una iglesia cercana con un pastor histórico adventista. ¡Alabado sea
Dios, todavía quedan algunos centinelas fieles! Tal vez le sea necesario,
y Dios le ayudará y dirigirá a una iglesia laica de hogar, o que usted
comience o inicie (como su coordinador) una iglesia laica de hogar
donde sinceramente se pueda decir: “¡Aquí está la paciencia de los
santos, los que guardan los Mandamientos de Dios y la fe de Jesús!”
(Contamos con materiales de apoyo para iniciar y confirmar iglesias
laicas)

Oremos: Amado Padre, ayúdanos a no estar entrampados en la música,


adoración y doctrina de la “celebración de Satanás”, abre nuestros ojos
para que podamos comprender claramente tu consejo divino para que
nunca nos apartemos de la verdad. En el nombre de Jesús, Amén.

Lea también:

 CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 1 (La Justificación por la Fe)


 CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 3 (La Justicia de Cristo Imputada e
Impartida)
 CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 4 (Los 144.000)

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Para entrar em contato conosco, utilize este e-mail: adventistas@adventistas.com

CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 3

La Justicia de Cristo Imputada e


Impartida
Estas palabras; justicia imputada e impartida, son muy poco utilizadas
últimamente. No obstante, son muy significativas en el plan de Dios
para la salvación. El Señor me ha persuadido a dedicar este mensaje a
ese tema para que lo comprendamos, y estemos listos para
encontrarnos con Jesús cuando regrese. Al leer esta declaración de
Elena de White, podemos ver que hay una gran diferencia entre la
justicia imputada y la impartida.

“La justicia por la cual somos justificados es imputada; la justicia por la


cual somos santificados es impartida. La primera es nuestro derecho al
cielo; la segunda, nuestra idoneidad para el cielo” (Review and Herald, 4
de junio de 1895).

Oremos para que Dios nos ayude a entender este precioso don de la
justicia de Cristo que justifica y santifica. Amante Padre: en nuestro
tema anterior hemos aprendido la preciosa verdad que gracias a la
justicia de Cristo, podemos empezar la vida eterna aquí y ahora. Por
esto, alabamos tu nombre y te suplicamos que en este mensaje, el
Espíritu Santo nos ayude a comprender cómo podemos obtener el
derecho y la idoneidad para el cielo y estar preparados para vivir en la
tierra nueva con Jesús. Te lo pedimos en el nombre de tu amado hijo,
Amén.

Leo concerniente a la iglesia de Cristo: “para presentarla para sí, una


iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga, ni cosa semejante; antes, que
sea santa e inmaculada” (Efesios 5:27).

Sin duda, alguna vez visitaron una casa donde todo estaba impecable,
las alfombras sin manchas, las paredes recién pintadas, no había platos
sucios en la pileta y las ventanas hermosas y limpias relucían a la luz del
sol. En el dormitorio, no había arrugas en la colcha. En realidad, toda la
casa estaba tan limpia y atrayente que les hubiera gustado vivir allí. En
este versículo, encontramos que Jesús no se está refiriendo a alfombras,
ni ventanas, ni muebles, sino a su iglesia. Nosotros somos la iglesia que
él describe, y Dios tiene un propósito final para su pueblo. Él quiere que
cada miembro de su iglesia llegue a ser santo y sin mancha y cuando se
cumpla este objetivo, su iglesia será gloriosa, sin mancha ni arruga
¡Alabado sea Dios, este blanco será alcanzado! Leemos: “Porque ésta es
la voluntad de Dios, vuestra santificación” (1 Tes. 4:3).

Antes de examinar la justicia imputada e impartida, observemos el


proceso de la santificación, porque la santificación es el medio que Dios
usará para lograr su glorioso propósito para su iglesia. El proceso de la
santificación produce santidad en nosotros, y la santidad, es justicia.

Permítanme ser más específico. Una persona justa, es un individuo que


ha experimentado una entrega completa a Dios sin reserva, tanto en su
mente como en su cuerpo. Por medio del poder del Espíritu Santo, Dios
puede transformar el carácter para que sea sin mancha en Cristo Jesús.

¿Cómo puedo presentar este proceso en una forma tan simple que hasta
los niños lo puedan comprender? He aquí una ilustración bíblica.
Tomemos el ejemplo de Juan, un discípulo de Cristo.

Generalmente pensamos en él, como en el discípulo más afectuoso y el


artista siempre parece representarlo recostado en el seno del Salvador,
mirando el rostro de Jesús con ternura, con amor y compasión, pero les
diré que esa no era la naturaleza de su carácter cuando Jesús lo llamó
para ser su discípulo. El Espíritu de Profecía afirma que Juan tenía un
carácter violento. Sabemos lo que es la violencia. Cerramos las puertas
de los autos con llave, y también aseguramos las ventanas cuando
viajamos a ciudades grandes, porque nunca sabemos si un vicioso
decidirá abrirlas cuando paramos en una luz roja, para apuntarnos con
un revólver. Juan tenía un espíritu violento que Jesús pudo cambiar,
porque el Salvador diariamente le advertía, amonestaba y reprobaba, y,
¿cómo reaccionó éste al reproche?

Descubrió sus deficiencias y se humilló a sí mismo. Juan resistió sus


malas tendencias y usó todas las energías disponibles para vencer.
Lento pero seguro, Juan progresó. Cedió su temperamento pecaminoso
al poder modelador de Cristo.

¿Está usted luchando con un mal temperamento? No se desanime. Dios


puede darle la victoria así como Juan pudo alcanzar un carácter
afectuoso. La clave secreta del cambio en el carácter de Juan se
encuentra en el hecho de que él deseaba ser como Jesús. Quería que el
amor de Cristo, lo transformara completamente. De esa forma, Cristo
pudo hacer un trabajo de santificación en él, y los resultados fueron
maravillosos. Este “hijo del trueno”, como lo describe la Biblia en Marcos
3:17, era alguien a quien temer. Al estudiar su vida, sentí que antes de
conocer a Jesús, era el tipo de persona que si lo veía venir en la calle,
mi primer pensamiento podía ser, “voy a doblar en esta callecita para
evitar encontrarme con él”. Porque uno nunca sabía lo que podía hacer.
Pero, ¡alabado sea Dios! Juan permitió que Cristo transformara
completamente su vida, de tal modo que más adelante, Dios pudo darle
una revelación divina en la cual él vio al redentor que había ascendido al
cielo. Cristo pudo darle una revelación poderosa acerca de los eventos
del último tiempo, mostrándole la destrucción final del reino de Satanás.
Fue el poder santificador de Dios que cambió a Juan, de un pecador
violento a un santo afectuoso.
Ahora, como contraste, examinemos la vida de otro discípulo, Judas. En
su conexión diaria con Jesús, obtuvo solo una forma de santidad. Judas
al igual que Juan, observó la misma paciencia, humildad y ternura
expresadas por Jesús, pero no se humilló a sí mismo. En vez de desear
un cambio en su vida, resistió al amor divino. Rehusó reconocer sus
fracasos.

Juan y Judas, representan las dos clases de individuos que encontramos


hoy en la iglesia de Dios. Ambas clases, profesan creer. Mientras Juan
luchó seriamente contra sus faltas, Judas diariamente violaba su
conciencia. Cedía a la tentación, en vez de ceder su voluntad a la de
Cristo. Al hacer eso, rehusó la sabiduría divina. Judas eligió andar en
tinieblas. Secretamente albergaba deseos pecaminosos, aún la codicia.
Llenaba su mente con pensamientos tenebrosos y peor aún, albergaba
dudas si Cristo era el hijo de Dios.

Permítanme hacer una pausa aquí por un momento para hablar


brevemente acerca de la duda. Unos años atrás cuando era director de
jóvenes de la Unión del Sur, a menudo me encontraba con un joven
llamado Walter Rea, un joven pastor que asistía a las reuniones de
obreros donde yo tenía que disertar. Descubrí que entre las reuniones,
él trataba de atraer un grupo a su alrededor, para contarles sus últimos
descubrimientos en cuanto a las obras de Elena White, en las cuales ella
había usado las mismas palabras que otro autor en sus escritos y en
consecuencia creaba duda acerca de su inspiración.

Lo aparté a un lado, y le dije que si continuaba proyectando dudas sobre


esos escritos, algún día él mismo iba a perder la confianza y entonces
llegaría a ser un enemigo de la verdad de Dios. Bien recuerdo su
respuesta. Pastor Nelson, yo creo en los escritos de Elena de White. Ella
es una profetisa de Dios, jamás me volvería contra sus escritos. Pero yo
insistía firmemente: si continúas aferrándote a la duda, recuerda lo que
te digo, algún día llegarás a ser un enemigo de la mensajera de Dios.
Ahora, verán ustedes lo que sucedió. Después de años de tanta duda, él
finalmente escribió el libro “La mentira White”, negando la validez de la
misión de Elena White y de sus escritos. Les aseguro, no pueden
albergar dudas y permanecer fieles a Dios.

Precisamente eso es lo que sucedió con Judas, continuó dudando cuando


Cristo afirmó ser el hijo de Dios hasta que finalmente Satanás ganó total
control sobre él, aunque profesaba ser creyente y era uno de sus
discípulos. Espero que esta comparación los haya alarmado, porque
ambos tuvieron las mismas oportunidades de estudiar el modelo divino.

Ambos se asociaban diariamente con Cristo, ambos escuchaban las


enseñanzas de Jesús, ambos poseían serios defectos de carácter, ambos
tenían el mismo acceso al poder divino, pero noten la diferencia. Juan
entregó su vida para ser más y más como Jesús, llegó a ser un hacedor
de la Palabra, fue santificado por su fe en Cristo, Judas por el contrario,
resistió el poder transformador de la gracia y finalmente fue esclavizado
por Satanás, mientras todavía profesaba ser su discípulo.

Perdóneme, pero debo hacerle esta pregunta. ¿Es usted un Juan o un


Judas? Sé que usted ha sido atraído a Jesús, o no estaría leyendo u
oyendo este mensaje. Si usted es un profeso creyente, actualmente es
un discípulo de Cristo, pero debo preguntarle una vez más, ¿Es usted un
Juan o un Judas? Oh, ¡Cuánto confío que sea un Juan en su vida diaria,
que esté permitiendo que la justicia de Cristo lo santifique diariamente
por medio de su gracia transformadora!. Como predicadores de la
palabra, cuando queremos un ejemplo de lo que la santificación puede
lograr, pensamos en Juan quien por experiencia propia enseña en su
libro: “Todo el que tiene esta esperanza en él, se purifica así como él es
puro” (1 Juan 3:3). Y una experiencia tal, se logra acatando la voluntad
de Dios. Por eso dice: “El que dice que está en él, debe andar como él
anduvo” (Juan 2:6).

Nunca debemos estar satisfechos con una profesión vacía, porque la


santificación puede ser resumida en estas palabras: “Así como Dios es
santo en su esfera, el hombre caído, por medio de la fe en Cristo, debe
ser santo en la suya” (Hechos de los Apóstoles, p. 446).

El secreto para obtener una meta tal en esta vida es permanecer


continuamente en el amor de Cristo, y Juan aprendió eso por
experiencia. “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y
hemos creído en él. Dios es amor, y el que permanece en el amor,
permanece en Dios, y Dios en él” (1 Juan 4:16).

Sí, es tan simple. Cuando Cristo habita en el corazón, la vida revelará


una santidad práctica. El carácter será purificado. Una doctrina pura se
unirá a las tareas de justicia. Los preceptos celestiales, formarán un
conjunto armonioso con una práctica virtuosa y esto es lo que llamamos
santificación. Y, amados míos, ésta es una experiencia de toda la
vida. Leo: “La santificación no es obra de un momento, una hora, o un
día, sino de toda la vida. No se la consigue por medio de un feliz
arranque de los sentimientos, sino que es el resultado de morir
constantemente al pecado y vivir cada día para Cristo. No pueden
corregirse los males ni producirse reformas en el carácter por medio de
esfuerzos débiles e intermitentes. Solamente venceremos mediante un
prolongado y perseverante trabajo, penosa disciplina y duro conflicto.

No sabemos en el día actual cuán intenso será nuestro conflicto en el


siguiente. Mientras reine Satanás, tendremos que dominarnos a
nosotros mismos y vencer los pecados que nos rodean; mientras dure la
vida, no habrá un momento de descanso, un lugar al cual podamos
llegar y decir: Alcancé plenamente el blanco. La santificación es el
resultado de la obediencia prestada durante toda la vida” (Hechos de los
Apóstoles, pp. 447, 448).

Una experiencia tal, demanda que confiemos plenamente en Cristo.

“Así debe ser con todos los que contemplan a Jesús. Cuanto más nos
acerquemos a él y cuanto más claramente discernamos la pureza de su
carácter, tanto más claramente veremos la extraordinaria gravedad del
pecado y tanto menos nos sentiremos tentados a exaltarnos a nosotros
mismos. Habrá un continuo esfuerzo del alma para acercarse a Dios;
una constante, ferviente y dolorosa confesión del pecado y una
humillación del corazón ante él. En cada paso de avance que demos en
la experiencia cristiana, nuestro arrepentimiento será más profundo.
Conoceremos que la suficiencia solamente se encuentra en Cristo, y
haremos la confesión del apóstol: ‘Y yo sé que en mí (es a saber, en mi
carne) no mora el bien’. ‘Mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz
de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado a
mí, y yo al mundo’” (Romanos 7: 18; Gál. 6: 14.) (Los Hechos de los
Apóstoles, p. 449).

Esto nos transporta a la base de nuestro tema. En el proceso de


salvación, ¿cuál es la diferencia entre la santificación imputada e
impartida? La inspiración responde a esta pregunta con la definición más
clara que haya podido encontrar. Observen cuidadosamente. “La justicia
por la cual somos justificados es imputada; la justicia por la cual somos
santificados es impartida. La primera es nuestro derecho al cielo; la
segunda, nuestra idoneidad para el cielo” (Review and Herald, 4 de
junio de 1895).

Definamos el significado de estas dos palabras:

 Imputada, significa acreditar inmediatamente a la cuenta.


 Impartida, significa dar diariamente de la abundancia de uno, a
otro.
 La imputada sucede instantáneamente.
 La impartida, sucede constantemente, durante toda la vida.

Ahora examinemos de cerca la frase “Justicia imputada”. Este es el


término usado para describir lo que sucede cuando le pedimos a Dios
que perdone nuestros pecados del pasado que hemos confesado, porque
él instantáneamente nos justifica al imputar la justicia de Cristo al
registro de nuestros pecados. Por lo tanto, podemos estar delante de
Dios como si nunca hubiésemos pecado, y debido a esto, Dios nos da el
título al cielo. ¡Alabado sea Dios!

Porque quiero que capten lo que realmente implica, permítanme


ilustrarlo mejor usando esta alegoría de mí mismo. Digamos que yo soy
un joven casado. Tengo que mantener a mi esposa y a mis dos niños.
Pero mi problema es que perdí mi trabajo y tengo dificultad para
encontrar otro. Entretanto, estoy atrasado con el alquiler y mi esposa
me dice que en casa, no hay nada para comer. Las alacenas están
vacías y los niños tienen hambre. Afortunadamente tengo una pequeña
cuenta de ahorros, así que voy al banco a buscar dinero para comprar
comida y pagar algunas de las cuentas apremiantes. Me paro en la fila
esperando mi turno, finalmente me acerco a la ventanilla con mi
documento firmado para retirar $ 100.00 pero, al presentarlo, la
empleada en la ventanilla tiene una expresión inexplicable en el rostro.
En realidad, parece preocupada.

Finalmente me dice: Señor Nelson, no se los puedo dar porque usted


sobregiró su cuenta en este banco por $ l00.00 en realidad, usted le
debe al banco $l00.00 ¿Qué? Estoy desconcertado. No sospechaba que
mi cuenta estuviera tan mal. No sólo estoy sin trabajo y con muchas
deudas como el pago del alquiler, sino que también le debo al banco y
hoy mis hijos tienen hambre. ¿Qué voy a hacer? Parado justo detrás de
mí, en la misma línea, está un hombre muy compasivo que me conoce,
porque trabajé para él más de una vez. Dios lo ha bendecido
abundantemente y él ha ayudado a muchos en su momento de
necesidad. Viendo mi dilema, se adelanta y habla con la empleada y le
dice: tome $100.00 dólares de mi cuenta y acredítelos a la cuenta de
este hombre. Yo casi no puedo creer lo que escucho. Instantáneamente
ya no le debo al banco un centavo. Mi cuenta ha sido totalmente
pagada. Este amigo ha imputado crédito de su cuenta a la mía. 

En otras palabras él me dio algo que no era mío, sin embargo, al


acreditarlo a mi cuenta, canceló mi deuda. Me vuelvo hacia él con una
gran sonrisa, agradecido por su generosidad, le doy la mano y salgo del
banco y allí me paro. Es demasiado bueno para creerlo. Cuando hago
una pausa para evaluar mi situación y decidir que hacer para conseguir
comida para mi familia, el mismo hombre sale y cariñosamente me pone
una mano en el hombro y con la otra pone un billete de $100.00 en mis
manos y me dice: “señor Nelson, usted todavía está en un apuros. Sus
chicos necesitan ropa y tienen hambre, vaya al mercado y compre la
comida necesaria. ¿Cómo puedo demostrarle mi reconocimiento y
gratitud? Porque este hombre ve mi necesidad y me dice: “quiero que
cada mañana, mientras necesite ayuda, me llame por teléfono y me
diga cuánto necesita para ese día”. Mis necesidades cotidianas serán
suplidas por este buen hombre que me las impartirá diariamente. Justo
lo que necesitaba para hacer frente a mis necesidades. Quiero cooperar
con él, llamándolo a diario y haciendo frente a mis necesidades
financieras, como ser; ir de compras etc. ¡Alabado sea Dios!.

En esta alegoría descubrimos el significado de la justicia imputada e


impartida. Así es exactamente como Dios provee para las necesidades
de los pecadores. No solamente imputa perdón instantáneo por nuestros
pecados del pasado al mismo tiempo que cancela nuestra deuda, sino
que los cubre con la justicia de Cristo. Esto nos proporciona derecho al
cielo, pero necesitamos algo más. Necesitamos la justicia impartida de
Cristo para nuestra santificación diaria, porque la justicia de Cristo
aplicada en nuestros corazones nos da poder para vencer diariamente
todas las tentaciones y pecados.

Además, por medio de este proceso de santificación, llegamos a ser


cristianos victoriosos, porque el Espíritu Santo nos capacita diariamente
para el cielo, donde jamás pecaremos otra vez. Cristo, mientras estuvo
en la tierra nos demostró en su vida diaria cómo se realizará esto. “La
humanidad de Cristo estaba unida con la divinidad y en esa fortaleza
podía soportar todas las tentaciones que Satanás acumulara contra él, y
sin embargo mantendría su alma inmaculada sin pecado. Y ese poder
para vencer, Cristo lo daría a cada hijo e hija de Adán que aceptara por
fe los justos atributos de su carácter... Demostró que, por el
arrepentimiento y el ejercicio de la fe en la justicia de Cristo, el pecador
puede ser reconciliado con Dios y puede llegar a ser participante de la
naturaleza divina, venciendo la corrupción que hay en el mundo debido
a la concupiscencia” (Mensajes Selectos, t. 1, p. 262).

Y ¡qué tremendo es este poder que está disponible para todos nosotros!

“Los hombres pueden tener un poder para resistir el mal: un poder que
ni la tierra, ni la muerte, ni el infierno pueden vencer; un poder que los
colocará donde pueden llegar a ser vencedores como Cristo venció. La
divinidad y la humanidad pueden combinarse en ellos” (Ibíd. p. 479).

Ahora, recordemos la historia de las diez vírgenes. Elena de White nos


dice: “Contó a sus discípulos la historia de las diez vírgenes, para
ilustrar con ese suceso la experiencia de la iglesia que viviría
precisamente antes de su segunda venida” (Palabras de Vida del Gran
Maestro, p. 336). Y amigos, se está refiriendo a nosotros.

“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que


tomaron sus lámparas, y salieron a recibir al novio. Cinco eran
prudentes, y cinco insensatas. Las insensatas tomaron sus lámparas, y
no llevaron aceite extra con ellas. En cambio, las prudentes tomaron
aceite en sus vasijas, junto con el de sus lámparas. Y como el novio
tardaba, todas cabecearon y se durmieron. A medianoche oyeron el
clamor: ¡Ahí viene el novio! ¡Salid a recibirlo!’ Entonces todas las
vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Las insensatas
dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras
lámparas se apagan’. Pero las prudentes respondieron: ‘Para que no nos
falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad’.
Y mientras fueron a comprar, llegó el novio, y las que estaban
preparadas, entraron con él a la boda. Y se cerró la puerta” (Mateo
25:1-10).

Aunque aparentemente no se note, hay una gran diferencia entre los


dos grupos, las prudentes y las fatuas. “La clase representada por las
vírgenes fatuas no está formada por hipócritas. Sus componentes
manifiestan respeto por la verdad, la han defendido, tienen la intención
de ir al encuentro del esposo, son atraídos hacia aquellos que creen y
van con ellos teniendo lámparas que representan un conocimiento de la
verdad. Cuando hubo un reavivamiento en la iglesia sus sentimientos
fueron estimulados, pero fracasaron. No tuvieron aceite porque no
disfrutaron diariamente de los principios de la piedad en sus vidas ni en
sus caracteres. No han caído sobre la Roca, Cristo Jesús, ni permitido
que su vieja naturaleza fuera quebrantada. 

No se puede obtener una piedad práctica al dar lugar a las grandes


verdades de la Biblia, en el atrio externo del corazón. La religión de las
Escrituras debe manejar todos los asuntos de la vida, sean grandes
o pequeños. Debe proporcionar motivos poderosos y grandes principios
que orienten el carácter y el curso de acción del cristiano...” (Review
and Herald, libro 3, p. 291). “Quienes escudriñan las Escrituras con
diligencia y mucha oración, y confían en Dios con una fe firme y
obedecen sus mandamientos, están representados por las vírgenes
sabias” (Recibiréis Poder, p. 18).

Las vírgenes prudentes, por fe guardan los mandamientos de Dios. Las


insensatas no habían nacido de nuevo. Su vieja naturaleza [corazón] no
había sido quebrantada, no tenían justicia imputada ni impartida. Es
posible que haya habido períodos en sus vidas, en que fueron
justificadas y hasta fueron santificadas, pero no persistieron.

“Las vírgenes fatuas se contentaron con una obra superficial. No


conocieron a Dios. No se rindieron a la obra del Espíritu Santo”
(Lecciones de Vida del Gran Maestro, p. 338), para proporcionarles
impulsos y principios poderosos que influirían en sus acciones y
cambiarían su carácter. ¡Ay! Al mismo tiempo que tenían buenas
intenciones, que amaban la verdad e incluso la enseñaban, no siguieron
el ejemplo que Cristo había dejado.

Ahora, consideremos a las vírgenes insensatas, con el correr del tiempo.


Veremos que la diferencia entre los dos grupos aumenta y llega a ser
más visible. Durante el tiempo de demora, la luz de las vírgenes
insensatas disminuyó y se apagó. Si la luz de la parábola representa “un
conocimiento de la verdad” como lo declara Elena de White, ¿qué
significa entonces? Ella nos dice que las vírgenes insensatas, se
convirtieron en agentes de Satanás, para pronunciar sus falsedades y
transmitir su oscuridad.

El enemigo tiene hombres, en nuestras filas, por medio de los cuales


trabaja para oscurecer la luz que Dios permitió brillar en nuestro
corazón e iluminar los recintos de nuestra mente. “Hay personas que
han recibido la preciosa luz de la justicia de Cristo, pero no actúan en
conformidad con ella, son vírgenes insensatas. Prefieren los sofismas del
enemigo más bien que el claro ‘así dice Jehová’” (Reflejemos a Jesús, p.
295). 

“Cuando las bendiciones de Dios descansaban sobre ellas para que


fueran canales de luz, no fueron de esa luz a una mayor sino que
permitieron la duda y la incredulidad, así que la verdad que habían
visto, llegó a ser incierta para ellas” (Review and Herald, August, 19,
l890). 

“Los que esconden su luz, pronto perderán toda habilidad de alumbrar.


Son representados por las vírgenes fatuas y cuando llega la crisis y se
hace el último llamado ‘He aquí viene el esposo, salid a recibirle’,
encontrarán que mientras se han estado mezclando con el mundo, sus
luces se apagaron. Ellas no continuaron abasteciéndose con el aceite de
la gracia. La proclamación de paz y seguridad las hizo adormecer y les
hizo descuidar su luz” (MS 4, 1898).

Las vidas de Juan, el discípulo amado y de Judas el traidor, son una


excelente demostración de la experiencia de las vírgenes prudentes e
insensatas. Aunque las vírgenes insensatas habían oído el precioso
mensaje de la justificación y santificación por la fe, no obraron
decididamente. 

Cuando nos acercamos al fin del tiempo, las vírgenes insensatas en la


iglesia, serán más y más descuidadas mientras se mezclan con el
mundo y permiten que las envuelva la duda y la incredulidad. Hasta que
la crisis llegó repentinamente sobre ellas no se habían percatado que
sus lámparas de la verdad se habían apagado, que esa verdad que una
vez habían abrazado, había llegado a ser para ellas, oscuridad e
incertidumbre. En vez de presentar “la verdad” al mundo, habían estado
proclamando el error de Satanás, como ser, la nueva teología, el culto
de celebración, etc.

¿No es esta la parte de la parábola de las diez vírgenes que se está


cumpliendo en nuestro medio en este mismo momento? Así como Judas,
las vírgenes insensatas terminaron traicionando a su Señor.

“El tiempo de prueba nos llega a todos, ¿cómo nos conduciremos bajo la
prueba y el escrutinio de Dios? ¿Se apagarán nuestras lámparas o las
mantendremos encendidas?” (Review and Herald, Libro 3, p. 292).

Consideren los hechos. Las cinco vírgenes prudentes, tenían aceite extra
para sus lámparas. Cuando las vírgenes insensatas les pidieron que
compartieran su aceite, ellas rehusaron. ¿Porqué? Porque “El aceite es la
justicia de Cristo. Representa el carácter, y el carácter no es
transferible” (Testimonio para los Ministros, p. 236). El aceite del
Espíritu Santo, cambia el carácter por medio del proceso de la
santificación. Por lo tanto, las vírgenes prudentes estaban preparadas
para el cielo, y prontas para el esposo.

Ahora ustedes pueden comprender porqué las vírgenes prudentes no


podían dar de su aceite. Obtenemos nuestra preparación para el cielo
mediante el Espíritu Santo que mora en nosotros. Es un proceso de toda
la vida en el cual la justicia de Cristo es impartida diariamente a nuestro
carácter de acuerdo a nuestra necesidad. Es una experiencia personal y
no puede ser transferida.

Amados, hablo francamente. Esposos, ustedes no pueden ir al cielo por


el carácter de sus esposas, y esposas, ustedes no pueden ir al cielo por
el carácter de sus esposos. Hijos, cuando lleguen a la edad de ser
responsables de sí mismos, no pueden ir al cielo por el carácter de sus
padres. También deben tener una infusión diaria de la justicia impartida
de Cristo en su experiencia con Jesús.

Así que, siento el deseo de proclamar esto abiertamente. ¡Alabado sea


Dios, él ha provisto una salvación completa para cada uno de nosotros!
Cuando nosotros pedimos perdón por nuestros pecados pasados que ya
hemos confesado, instantáneamente la justicia imputada está a nuestra
disposición, y él nos la impartirá de acuerdo a nuestra necesidad diaria,
cuando la pedimos con fe.

Elena de White expresa correctamente esto en el Comentario Bíblico


“Cristo lleva el castigo de las transgresiones pasadas del hombre, e
impartiendo a éste su justicia hace posible que el hombre guarde la
santa ley de Dios” (Comentario bíblico, t. 6, p. 1092).

Mis amados, ¿Son ustedes vírgenes prudentes? ¿Se dan cuenta de este
valioso regalo de justicia? ¿Ruegan a Dios diariamente por su justicia?
¿Permiten que la justicia impartida cada día transforme su carácter?
¿Anticipan cada día la venida de Cristo, para poder ir al cielo con él
porque están preparados para vivir en la presencia de los santos ángeles
donde nunca más pecarán?

Recuerden que esta experiencia fundamental, sucederá para las


vírgenes prudentes cuando se derrame la lluvia tardía, porque esta las
preparará para la traslación.

“Los que resisten en cada punto, que soportan cada prueba y vencen, a
cualquier precio que sea, han escuchado el consejo del Testigo fiel y
recibirán la lluvia tardía, y estarán preparados para la traslación” (Joyas
de los testimonios, t. 1, p. 65).

Concluyo con estas palabras aleccionadoras. “En la tierra es donde debe


adquirirse un carácter celestial o nunca podrá ser adquirido”
(Testimonios Selectos, t. 3, p. 91).

Oremos. Amado Padre, por favor revélanos los pecados que no hemos
confesado, para que al arrepentirnos y pedir perdón, supliquemos que la
justicia imputada los cubra. Te imploramos que, por medio de tu justicia
impartida, nos prepares diariamente para que podamos estar entre las
vírgenes prudentes y prepararnos para vivir sin pecado en el cielo. En el
nombre de Jesús, Amén.

Lea también:

 CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 1 (La Justificación por la Fe)


 CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 2 (La Falsa Justificación por la Fe)
 CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 4 (Los 144.000)

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CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 4

Los 144.000
Hay muchas preguntas concernientes a los 144.000, algunas pueden ser
respondidas otras no. Por ejemplo. ¿Es el número 144.000 literal o
simbólico? ¿Están sellados antes o después de la lluvia tardía?
¿Convertirán ellos a una gran multitud a la verdad de Dios? ¿Por qué
serán trasladados sin morir? Y ¿cuáles son las características necesarias
en el desarrollo del carácter para ser parte de ellos?

En este estudio no haremos especulaciones ni diremos que hemos


recibido nueva luz, pero descubriremos lo que ha sido revelado en la
Biblia y en el Espíritu de Profecía.

Primero busquemos la dirección divina. Amado Padre, creemos que el fin


está muy cerca. Por medio de tu Santo Espíritu has desarrollado a un
grupo especial de santos descriptos como los 144.000 que revelarán al
universo que cuando una persona une su humanidad con el poder de la
divinidad puede observar tu ley eterna. Por lo tanto estos 144.000
individuos han experimentado una completa justificación y santificación
en Cristo nuestra justicia. Te rogamos Amado Padre que nos ayudes a
comprender el desarrollo de carácter necesario para que podamos ser
dignos de ser contados como parte de ellos. Esto pedimos en el nombre
de tu querido Hijo, Amén.
Ahora, primero busquemos en las Escrituras:

“Entonces vi a otro ángel que subía del este, y tenía el sello del Dios
vivo. Clamó a gran voz a los cuatro ángeles, que habían recibido poder
de dañar la tierra y el mar, y les dijo: "No dañéis la tierra, ni el mar, ni
los árboles, hasta que sellemos en sus frentes a los siervos de nuestro
Dios". Y oí el número de los sellados: y fueron 144.000 sellados de
todas las tribus de Israel” (Apocalipsis 7:1,2-4).

“Entonces uno de los ancianos me preguntó: "Estos que están vestidos


de ropa blanca, ¿quiénes son, y de dónde han venido?" Yo respondí:
"Señor, tú lo sabes". Y él me dijo: "Estos son los que han venido de la
gran tribulación. Han lavado su ropa, y la han emblanquecido en la
sangre del Cordero” (Apocalipsis 7:13,14).

“Miré, y vi al Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él 144.000 que


tenían el Nombre del Cordero y el nombre de su Padre escrito en sus
frentes. Y oí una voz del cielo como el estruendo de muchas aguas,
como el estampido de un gran trueno. Sin embargo, era el sonido de
arpistas que tañían sus arpas. Cantaban un canto nuevo ante el trono,
ante los cuatro seres vivientes y ante los ancianos. Y ninguno podía
aprender ese canto sino los 144.000 que fueron redimidos de entre los
de la tierra. Estos son los que no se contaminaron con mujeres, porque
son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que
va. Estos fueron comprados de entre los hombres por primicias para
Dios y para el Cordero. Y en sus bocas no se halló engaño, porque son
sin mancha” (Apocalipsis 14:1-5).

Qué maravillosa descripción de los redimidos que estarán vivos cuando


venga el fin. Debo ser muy franco con ustedes porque hay muchos
miembros de nuestra fe a quienes oí decir que: “los 144.000 no son
diferentes de ninguna otra generación del pueblo de Dios, que Dios no
tiene más de un estándar de principios; uno para los 144.000 y otro
para todas las otras generaciones. Esto es absurdo, insisten. Los
144.000 serán diferentes solamente en que estarán con vida cuando
venga Jesús”. Ahora ¿Es esto realmente verdad? ¿Serán ellos diferentes
en algún aspecto? Y si lo son: ¿Cuál será la diferencia? La primera
verdad que quiero establecer es muy importante. Es cierto que Dios no
tiene un estándar diferente de salvación para los justos vivos que serán
trasladados, y otra para los santos resucitados. Los que murieron debían
estar bien con Dios en el momento de su muerte, estar justificados y
santificados y debían dejar de cometer pecados conocidos e invitar a
Cristo que habitara en sus corazones por fe y que les diera el poder
necesario para obedecer a su Señor voluntariamente. Habrían lavado las
ropas de su carácter y las habrían emblanquecido en la sangre del
cordero.

Aunque el estándar de salvación para la última generación viviente y


para los santos muertos es el mismo, no obstante hay una diferencia
¿por qué? Porque las severas pruebas que tendrán que afrontar al fin
del tiempo y la gran tribulación que no ha sido experimentada por
ninguna otra generación, desarrollarán el carácter de los 144.000 santos
vivos.

Más que ninguna generación anterior ellos llegarán a ser más y más
como Cristo en carácter. Alcanzarán una madurez de carácter que
revelará que han ganado la victoria sobre el mal. Tan intenso será su
odio por el mal que preferirán morir antes de cometer pecado. La
diferencia no estará en el estándar de salvación sino en la calidad de
desarrollo de carácter que hayan obtenido. Con este mismo propósito,
Dios nos ha dado algunos ejemplos bíblicos, para que podamos clarificar
y comprender mejor esta diferencia. Empecemos con el ejemplo de
Moisés: “Moisés, cansado por cuarenta años de peregrinación e
incredulidad, perdió por un momento su confianza en el Poder infinito.
Fracasó precisamente en los lindes de la tierra prometida” (Profetas y
Reyes, p. 127).

Ahora, me gusta la forma en que Leola Roosevelt expresa la lección


personal que debemos aprender de la experiencia de Moisés cuando al
producir agua de la roca pecó quitando la gloria de Cristo. Ella cita en su
libro “Cristo usa la vida de Moisés como una lección objetiva para
demostrarnos que habrá una diferencia en la experiencia entre los que
mueren y son resucitados y los que son trasladados. Un solo pecado le
impidió a Moisés ser trasladado, aunque se arrepintió inmediatamente,
pero eso no le impidió ser resucitado” (El Remedio p.98) y luego cita:
“Satanás había procurado acusar a Moisés ante los ángeles. Se alegró
del éxito que había obtenido al inducirlo a desagradar a Dios..., Debido a
su trasgresión, Moisés cayó bajo el poder de Satanás, el dominio de la
muerte. Si hubiese permanecido firme, el Señor le habría dejado entrar
en la tierra prometida, y le habría trasladado luego al cielo sin que viese
la muerte” (Primeros Escritos pp. 163,164).

Hay otra cita: “Si la vida de Moisés no se hubiera manchado con aquel
único pecado que cometió al no dar a Dios la gloria de sacar agua de la
roca en Cades, él habría entrado en la tierra prometida y habría sido
trasladado al cielo sin ver la muerte” (Patriarcas y Profetas, p. 510). 

Sabemos que Moisés cometió más de un pecado en su vida. La verdad


es que hasta asesinó a un hombre, mató a un egipcio. Y aunque él había
confesado y se había apartado de sus pecados Dios usa ESTE pecado
que cometió a sabiendas en las orillas del río Jordán antes de cruzar a la
tierra prometida para enseñarnos y destacar en nosotros el hecho de
que los santos vivos deben poner fin al pecado en sus vidas, antes de
entrar en la Canaán celestial. Nada puede ser mas claro, aunque Dios
pensaba trasladar a Moisés sin que pasara por la muerte, no estaba listo
para ser un prototipo de los que serían trasladados; debía morir. 

Sabemos que Moisés murió, pero después de unos pocos días, Dios lo
resucitó y lo llevó al cielo para que fuera un prototipo de los santos
resucitados. Un modelo de los que se arrepienten y que no les será
permitido pasar por las circunstancias del tiempo del fin y de la gran
tribulación. Por otro lado Enoc fue el prototipo de los santos vivos, de
los 144.000. Observen su antecedente, la Biblia dice que caminó con
Dios por trescientos años antes de ser trasladado” (Génesis 5:21,22).

En el libro Reflejando a Cristo p. 299 se encuentran estas palabras


iluminadoras: “Enoc tuvo un carácter notable, y muchos miran su vida
muy por encima de lo que la generalidad de los mortales puede alguna
vez alcanzar. Pero la vida y el carácter de Enoc, fueron tan santos que
pudo ser trasladado al cielo sin ver muerte, representa las vidas y los
caracteres de todos los que serán trasladados cuando Cristo venga”.
"Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte; . . . antes que fuese
traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Dios nos llama a
una comunión tal. Como fue la de Enoc debe ser la santidad de carácter
de aquellos que serán redimidos de entre los hombres en la segunda
venida del Señor” (Obreros Evangélicos, p. 55).

Esta es una declaración tan importante y provocadora que debo repetir


la última frase otra vez. “Como fue la de Enoc debe ser la santidad de
carácter de aquellos que serán redimidos de entre los hombres en la
segunda venida del Señor”.

Elías también era un prototipo de los 144.000. Fue un hombre de una fe


poderosa y lo demostró en lo que sucedió en el monte Carmelo y que
está registrado en 1 Reyes 18. Sin embargo después de su majestuosa
experiencia leemos: “depresión se apoderó de él... Mientras estaba bajo
la inspiración del Todopoderoso, había soportado la prueba más severa
de su fe; Pero en el momento de desaliento, mientras repercutía en sus
oídos la amenaza de Jezabel... perdió su confianza en Dios” (Patriarcas
y Reyes, p. 118, 119). “Elías no hizo bien al abandonar su puesto del
deber” (Comentario bíblico adventista del séptimo día, t.2 sobre 1 Reyes
19:3). La palabra inspirada dice que “El desaliento... es pecaminoso e
irrazonable” (Ministerio de Curación, p. 382). Elías pecó porque: “En un
momento de cansancio permitió que el temor de la muerte venciese su
fe en Dios” (Patriarcas y Reyes, p. 129).

Ahora pensemos esto, ¿cuál fue la diferencia entre el pecado de Moisés


y el de Elías? Mientras que Moisés pecó justo antes de entrar en la tierra
prometida no fue así en la experiencia de Elías. Como Moisés, él se
arrepintió inmediatamente pero no murió pronto, siguió viviendo y
demostró su fuerte fe en el Señor la que recuperó instantáneamente y la
retuvo. Dios lo envió de regreso a Israel para traer un reavivamiento
religioso y una transformación en la tierra. Cuando Dios finalmente le
pidió que llamara a un campesino, Eliseo, para que lo reemplazara, él
pasó cierto tiempo instruyéndolo. Fue con él de lugar en lugar y de
escuela en escuela enseñándole como dar la ayuda que cada uno
necesitaba. 

Por lo tanto Elías pasó varios años demostrando que él era un leal y
santo siervo del Señor antes de ser trasladado. Y es por eso que Dios
pudo declarar: “Elías fue un símbolo de los santos que vivirán en la
tierra en ocasión del segundo advenimiento de Cristo, y que serán
"transformados, en un momento, en un abrir de ojo, a la final trompeta"
(1 Corintios 15: 51, 52), sin pasar por la muerte” (Profetas y Reyes, pp.
169, 170). ¿Por qué es necesario que los santos vivos trasladados, sean
diferentes con respecto al desarrollo de su carácter, y obtengan una
madurez tal, que jamás vuelvan a pecar? Y ¿En qué consistirá que esa
madurez sea una necesidad absoluta?

1. Primero, serán forzados a pasar la prueba suprema, la imagen


papal de la bestia.

2. Segundo, después de cerrado el tiempo de gracia deben estar


preparados para vivir sin pecado sin un mediador en el santuario
celestial.

Consideremos la primera prueba, la imagen de la bestia. Algunos


miembros se habrán preguntado por qué el descanso en domingo
impuesto por la imagen de la bestia, es la gran prueba para el pueblo de
Dios por lo cual su destino eterno será decidido. ¿No sería natural
asumir que esta crisis va a ser una prueba para las personas en el
mundo, para los incrédulos y los que no se han decidido? La verdad es
que cuando el pueblo de Dios se enfrente con esta gran prueba se verán
obligados a hacer una elección inmediata entre la vida y la muerte,
entre la obediencia y la desobediencia. Si sus caracteres no están
desarrollados hasta el punto de que prefieren morir antes que pecar, sin
duda elegirán pecar y ponerse bajo la bandera negra de Satanás. Frente
a la prueba, la gente recibirá el sello de Dios o la marca de la bestia.
Así, su destino eterno será decidido para siempre. 

En el Comentario Bíblico dice: “El Señor me ha mostrado claramente


que la imagen de la bestia será formada antes de que termine el tiempo
de gracia, porque constituirá la gran prueba para el pueblo de Dios por
medio de la cual se decidirá el destino de cada uno... [luego cita
Apocalipsis 13: 11-17, luego sigue diciendo]... Esta es la prueba que
deberán enfrentar los hijos de Dios antes de ser sellados. Todos los que
demuestren su lealtad a Dios observando su ley y negándose a aceptar
un día de reposo falso, se alistarán bajo la bandera del Señor Dios
Jehová y recibirán el sello del Dios viviente. Los que renuncien a la
verdad de origen celestial y acepten el domingo como día de reposo,
recibirán la marca de la bestia” (Comentario bíblico adventista, p. 997).

Concerniente al segundo argumento, el fin del tiempo de gracia. Los


santos, que serán trasladados, deberán vivir a través del tiempo de
angustia, referido como el tiempo de angustia de Jacob, sin un mediador
en el santuario celestial. El tiempo de gracia se habrá terminado para
este mundo viejo y malvado. ¿Estamos al tanto de lo que significa esto?
Significa que si un santo peca después del tiempo de gracia no habrá
perdón disponible. No creo que ninguno de nosotros que estamos
viviendo en este momento comprendemos plenamente lo que significará
vivir en ese momento en condiciones caóticas y bajo la presión de la
pena de muerte sin un intercesor. “Los que vivan en la tierra cuando
cese la intercesión de Cristo en el santuario celestial deberán estar en
pie en la presencia del Dios santo sin mediador. Sus vestiduras deberán
estar sin mácula; sus caracteres, purificados de todo pecado por la
sangre de la aspersión. Por la gracia de Dios y sus propios y diligentes
esfuerzos deberán ser vencedores en la lucha con el mal” (El Conflicto
de los Siglos p. 478.

Cristo es el único ejemplo de un hombre que vivió en la tierra sin un


intercesor y ¿cuál fue su experiencia mientras estuvo en esta tierra? Él
declaró acerca de sí mismo: "Viene el príncipe de este mundo; mas no
tiene nada en mí." (S. Juan 14: 30.) Satanás no pudo encontrar nada en
el Hijo de Dios que le permitiese ganar la victoria. Cristo guardó los
mandamientos de su Padre y no hubo en él ningún pecado de que
Satanás pudiese sacar ventaja. Esta es la condición en que deben
encontrarse los que han de poder subsistir en el tiempo de angustia” (El
Conflicto de los Siglos, p. 681).

Quizás debo repetir esta última frase “Esta es la condición en que deben
encontrarse los que han de poder subsistir en el tiempo de angustia”.
Espero que esto, esté haciendo que usted y yo pensemos sobriamente,
porque; para que cualquiera pueda vivir en esta tierra sin un mediador,
debe lograr la misma condición sin pecado que vivió Cristo mientras
estaba en esta tierra. Consideremos un momento a Cristo en el
Getsemaní, “Cristo asumía ahora una actitud diferente de la que jamás
asumiera antes... Hasta entonces había obrado como intercesor por
otros; ahora anhelaba tener un intercesor para sí.

Sintiendo quebrantada su unidad con el Padre, temía que su naturaleza


humana no pudiese soportar el venidero conflicto con las potestades de
las tinieblas... Frente a las consecuencias posibles del conflicto,
embargaba el alma de Cristo el temor de quedar separada de Dios.
Satanás le decía que si se hacía garante de un mundo pecaminoso, la
separación seria eterna. Quedaría identificado con el reino de Satanás, y
nunca mas seria uno con Dios” (El Deseado de todas las Gentes, pp.
637, 638).

Así mismo al terminar el tiempo de gracia, los santos se encontrarán en


una posición diferente a la que jamás hayan experimentado. ¿Cómo
serán capacitados? En efecto, será siguiendo el ejemplo terrenal de
Cristo. “Cristo dejó su hogar celestial y vino a este mundo para mostrar
que solamente estando conectado con la divinidad puede el hombre
guardar ley de Dios. En si misma la humanidad está manchada y
corrompida pero Cristo trajo poder moral al hombre y los que viven en
comunión con él son vencedores así como él venció, no somos dejados
en este mundo como huérfanos” (Señales de los Tiempos, del 10 de
diciembre, 1896).

¡Alabado sea Dios! Me gusta eso. A menos que los santos sigan el
ejemplo de Cristo uniendo su humanidad con la divinidad estarán entre
los perdidos que serán consumidos en la venida de Cristo; es
absolutamente necesario que tengan una preparación especial, porque
la gloria de Dios destruye todo, pecado y pecadores; no puede existir
pecado en la presencia visible de Cristo porque la gloria de Dios es un
fuego consumidor.
La Biblia es muy específica cuando dice que la misma presencia de Dios
consumirá a todos los que se encuentran en pecado: “Entonces se
manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el aliento de su
boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (2 Tes. 2:8).

Mientras Cristo se acerca a esta tierra su misma presencia consumirá a


los pecadores al consumir sus pecados. Por lo que es evidente que todo
pecado debe ser eliminado de los 144.000 en los días de preparación
antes de que sean sellados. Este es el momento que estamos viviendo,
es el tiempo de preparación. Los tiempos están tensos, todavía hay
oportunidad para prepararnos, ¡alabado sea Dios!

Quiera Dios que los ministros en los púlpitos prediquen mensajes


vibrantes al alma, llenos de convicción divina que conmuevan a los
oyentes a sentir la enormidad del problema del pecado, haciendo que
caigan en sus rodillas rogando a Dios por victoria. Créanme mis amigos
este no es el momento para celebrar con mensajes simples, que, para
satisfacer la naturaleza pecaminosa enseñan a las congregaciones que
pueden continuar pecando hasta que venga Cristo. 

Antes de presentar los así llamados errores atractivos los pastores


deberían estar atentos al consejo de Joel: “Tocad trompeta en Sión, y
pregonad alarma en mi santo monte. Tiemblen todos los habitantes del
país, porque viene el día del Eterno, porque está cercano. Reunid al
pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los
niños y a los niños de pecho, salga de su cámara el novio, y de su
tálamo la novia. Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes,
ministros del Eterno, y digan: "Perdona, oh Eterno, a tu pueblo" (Joel
2:1,16,17).

Mis amados compañeros en el ministerio; ¡este es el momento de llorar,


un tiempo para llorar entre la entrada y el altar por todos los pecados
que se están cometiendo en la iglesia!. Ciertamente este no es el tiempo
para celebrar y para entretenimiento o para predicar sermones frívolos y
agradables que hacen cosquillas en las orejas del rebaño, mas bien
como ministros, debemos hacer resonar un mensaje tan alarmante que
pueda despertar a los miembros de nuestras iglesias del
adormecimiento de Laodicea a su necesidad de suspirar y llorar por sus
propios pecados, y por los de los otros miembros de la iglesia. 

Elena de White nos informa: “Las abominaciones por las cuales los fieles
suspiraban y lloraban, eran todo lo que podían discernir los ojos finitos;
pero los pecados mucho peores, los que provocaron los celos del Dios
puro y santo, no estaban revelados. El gran Escrutador de los corazones
conoce todo pecado cometido en secreto por los obradores de iniquidad”
(Testimonios, t. 2, p. 66).

Así que Dios nos amonesta a proclamar enérgicamente: “Clama a voz en


cuello, no te detengas. Alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi
pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado” (Isaías 58:1).

Elena de White pregunta, “¿Qué estáis haciendo, hermanos, en la gran


obra de preparación? Los que se unen con el mundo reciben su molde y
se preparan para la marca de la bestia. Los que desconfían de sí
mismos, se humillan delante de Dios y purifican sus almas obedeciendo
a la verdad, son los que reciben el molde celestial y se preparan para
tener el sello de Dios en sus frentes. Cuando se promulgue el decreto y
se estampe el sello, su carácter permanecerá puro y sin mancha para la
eternidad” (Joyas de los Testimonios, t. 2, pp. 70, 71).

Este, mis queridos amigos, es el último mensaje de Dios de preparación.


Es urgente porque el tiempo es corto. Antes de terminar les contaré una
historia verídica. Una señora adventista, a quien llamaré Raquel, vivía
en el estado de Oregon. Ella estaba estudiando con una mujer muy
consagrada, ahora Raquel tenía cierto problema en cuanto a nuestro
mensaje pro salud. Su maestra le demostró que el Espíritu de Profecía
revela claramente que nadie que esté consintiendo con cierto vicio,
podrá estar entre los santos vivos que serán trasladados. Esto la sacudió
un poco a Raquel y por dos semanas se abstuvo, pero luego,
olvidándose de su reforma volvió a su antigua práctica con este
comentario: “he decidido seguir consintiendo y prepararme para estar
entre los santos resucitados en vez de luchar para estar entre los vivos
que serán trasladados.” 

¡Qué razonamiento tan peligroso! Porque estamos viviendo en el tiempo


del fin y Dios nos llama a hacer la preparación apropiada al tiempo en el
cual estamos viviendo. Sin duda no tenemos la opción de hacer una
elección como la que hizo Raquel. Ella no se dio cuenta que el estándar
de salvación es exactamente el mismo para los santos muertos así como
lo es para los que están viviendo. Debemos arrepentirnos de todo
pecado conocido y debemos abandonarlo antes de morir o antes de la
traslación, lo que sea.

Si cierta práctica es un pecado para un santo viviente, uno que le


impedirá ser trasladado después que reconoció su pecaminosidad y si
continúa en esta práctica ¿podrá ser elegido entre los santos
resucitados? Esto sería muy cuestionable. En este tiempo del fin se nos
amonesta: “Esforcémonos con todo el poder que Dios nos ha dado para
estar entre los ciento cuarenta y cuatro mil” (Review and Herald,
September 3,1905).

Cerrando quiero reafirmar las palabras de Ezequiel el profeta apelando a


los pastores al igual que a los laicos. A todos, a los santos que estarán
entre los vivos y los que morirán en el Señor. El mensaje del Señor por
medio de Ezequiel tiene la misma urgencia como los mensajes de Joel
en Isaías. "Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh
casa de Israel -dice el Señor, el Eterno-. Convertios, y volveos de todas
vuestras iniquidades, y la iniquidad no os será causa de ruina. Echad de
vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y
adquirid un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa
de Israel? No me complazco en la muerte del que muere -dice el Señor,
el Eterno-. Convertios, pues y vivid" (Ezequiel 18:30 y 32).

Oremos. Nuestro Dios y Padre. Temblamos al presentir la batalla que


está delante de nosotros. Nos vemos a nosotros mismos impotentes sin
tu divina ayuda. Padre despiértanos para que podamos comprender
totalmente como, diariamente, unir nuestra humanidad con tu divinidad
para que experimentemos una victoria completa sobre el pecado por
medio de Cristo nuestra Justicia. Debemos tener la seguridad como Enoc
que agradó a Dios y pedimos esto en el nombre de Jesús tu amado Hijo,
Amén.

El tema de los 144.000 es tan vasto y tan extremadamente importante


que creemos necesario continuar este tema en nuestro próximo sermón
mensual. Usted no querrá perderse este mensaje porque traerá más
diferencias entre las experiencias y las vidas de los 144.000 vivos y los
santos resucitados. Tratará más preguntas de las que muchos de
nosotros nos hemos hecho. Aunque los 144.000 recibirán honores
especiales en el cielo nunca debemos considerar a los santos resucitados
como ciudadanos de segunda clase. Moisés ciertamente no lo fue. Él fue
un prototipo de los santos resucitados

Parte 2

Por más de 6.000 años, el hombre ha cedido a las tentaciones de


Satanás, para quebrantar la ley eterna de Dios, y como consecuencia,
está sujeto a muerte: “Porque la paga del pecado es la muerte”
(Romanos 6:23 NRV).
Satanás odia la ley de Dios y asevera que solamente unos pocos están
obedeciéndola al guardar el sábado, pero que aún ellos lo abandonarán
cuando se enfrenten a la crisis que se avecina. Por eso, obligará la
adoración en domingo, que según nos enseña la palabra de Dios, es la
marca de la bestia. La adoración en domingo, será impuesta por una ley
mundial, con sentencia de muerte para los que no la obedezcan. Así,
Satanás declara que ningún hombre guardará la ley de Dios. Pero
amados, Dios tiene un plan para esta última generación, para los que
estarán viviendo en esta tierra después del juicio investigador, cuyos
nombres están escritos en el libro del Cordero. Estos serán llevados al
cielo sin experimentar la muerte. Los l44.000 probarán al universo que
la ley de Dios puede ser guardada, no importa cuán terribles las
persecuciones que Satanás pueda infringir sobre estos santos a través
de sus agentes, durante lo que Dios llama el tiempo de angustia, tal
como nunca existió. Dios dice acerca de estos l44.000: “¡Aquí está la
paciencia de los santos, los que guardan los Mandamientos de Dios y la
fe de Jesús!” (Apocalipsis 14:12).

Oremos. Amado Padre, este puede ser el sermón más importante que
jamás haya predicado. Este mensaje se compromete a revelar el blanco
que cada uno de nosotros debe alcanzar si hemos de ver tu rostro y
estar con vida en la segunda venida de Cristo.

Por favor Padre, abre nuestro discernimiento espiritual a este evento


final, que está justamente delante de nosotros, para que podamos ser
totalmente como tú en carácter, para que seamos dignos de ser
contados entre los 144.000. En el nombre de nuestro Salvador Jesús,
Amén.

Para refrescar nuestra memoria en el último sermón, hemos visto que


debido a las 10 pruebas y tribulaciones del fin del tiempo, se
desarrollarán 144.000 santos vivos cuyos caracteres habrán llegado a
ser como el de Cristo, más que los de cualquier otra generación de
santos durante toda la historia del mundo porque sus caracteres
revelarán que ellos, “prefieren morir antes que llevar a cabo un acto
malo” (Testimonies, tomo 5, p. 53). Tanto que preferirán morir antes
que pecar. Y ¿Qué hará que esto sea posible? ¡Alabado sea Dios! Él
quiere derramar una gran bendición sobre la iglesia de la última
generación. Una bendición que no había sido manifestada
anteriormente, porque no era necesaria. Sin embargo, en el tiempo del
fin, llega a ser una necesidad. Se la llama, la lluvia tardía. Dios sabía
que la última generación necesitaría una provisión extra de la gracia del
Espíritu Santo para prepararlos para pasar por el tiempo de la angustia
de Jacob y para encontrarse con Cristo en su venida.

“Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en el Eterno vuestro


Dios; porque os dio la primera lluvia a tiempo, y os enviará lluvia
temprana y tardía, como al principio. Las eras se llenarán de trigo, y los
lagares rebosarán de vino y aceite” (Joel 2:23 y 24).

Además de comisionar a esta última generación a proclamar el fuerte


clamor a cada nación, tribu, lengua y pueblo, que será un resultado de
los últimos días, la lluvia tardía, logra algo para los mismos santos. Esta
obra de gracia para los santos, se compara en la inspiración, con el
grano maduro para la ciega, y créanme, este será el tiempo de la
cosecha para la iglesia de Dios.

En Joel 2:24 explica que cuando caiga la lluvia tardía “las eras se
llenarán de trigo” ¡Alabado sea el Señor! Pero tengamos en cuenta que
es absolutamente necesario que estos santos vivos reciban ambas, la
lluvia temprana y la tardía. “Si no progresamos, si no nos colocamos en
la actitud de recibir tanto la lluvia temprana como la tardía, perderemos
nuestras almas, y la responsabilidad descansará a nuestra propia
puerta” (Testimonios para los Ministros, p. 517). “La maduración del
grano representa la terminación de la obra de la gracia de Dios en el
alma. Por el poder del Espíritu Santo la imagen moral de Dios ha de ser
perfeccionada en el carácter. Hemos de ser totalmente transformados a
la semejanza de Cristo.

“La lluvia tardía que madura la cosecha de la tierra, representa la gracia


espiritual que prepara a la iglesia para la venida del Hijo del hombre.
Pero a menos que la primera lluvia haya caído, no habrá vida; el brote
verde no surgirá. A menos que los primeros chubascos hayan hecho su
obra, la lluvia tardía no puede perfeccionar ninguna semilla” (Ibíd., p.
515).

Así que la lluvia tardía logrará en los santos una labor más avanzada de
refinamiento o de perfección del carácter. Esto no sólo preparará a la
iglesia para la venida de Cristo, como fue declarado en la cita anterior,
sino también: “La lluvia tardía es la que los revive y fortalece para que
puedan pasar por el tiempo de angustia” (Eventos de los Últimos Días,
p. 205).

Con razón el profeta Zacarías dice: “Pedid al Señor lluvia en el tiempo


de la lluvia tardía. Y él hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y
hierba en el campo a cada uno” (Zacarías l0:1).

¡Qué hermosa promesa! Lamentablemente muchos en nuestro pueblo,


parecen esperar la lluvia tardía, para obtener su victoria sobre el
pecado, pero se nos advierte que están haciendo un terrible error. Este
no es el propósito de la lluvia tardía. Debemos hacer una preparación
previa antes de que la lluvia tardía caiga sobre nosotros.

“Muchos [¿Cuántos?] Muchos han errado en gran manera al no recibir la


lluvia temprana. No han obtenido todos los beneficios que Dios ha
provisto para ellos. Esperan que su falta será suplida por la lluvia tardía.
Tienen la intención de abrir el corazón para recibirla cuando sea
concedida la generosa abundancia de la gracia.

Pero incurren en un terrible error La obra de Dios, que comienza en el


corazón al momento de conceder su luz y conocimiento, debe crecer
continuamente. Cada persona necesita descubrir su propia carencia.
Para que pueda habitar el Espíritu en el corazón, éste debe ser vaciado y
purificado de toda contaminación.

“Sólo mediante la confesión y el abandono del pecado, la oración


ferviente y la consagración a Dios, los discípulos pudieron estar
preparados para el derramamiento del Espíritu Santo en el día de
Pentecostés. Una obra semejante, pero en un grado superlativo, debe
hacerse ahora” (Recibiréis poder, p. 27).

Elena de White, hace esta importante declaración: “Habéis de tener hoy


vuestro vaso purificado, para que esté listo para el rocío celestial, listo
para los aguaceros de la lluvia tardía; pues la lluvia tardía vendrá, y la
bendición de Dios llenará toda alma que esté purificada de toda
contaminación. Es nuestra obra hoy en día rendir nuestras almas a
Cristo, para que estemos preparados para el tiempo del refrigerio de la
presencia del Señor: preparados para el bautismo del Espíritu Santo” (El
Evangelismo, p. 509).

Quizás el primer trabajo de la lluvia tardía, será sellar a los santos vivos
con el sello del Dios vivo en sus frentes. Sin embargo, observen esta
cita “Ninguno de nosotros recibirá jamás el sello de Dios mientras
nuestros caracteres tengan una mancha. Nos toca a nosotros remediar
los defectos de nuestro carácter, limpiar el templo del alma de toda
contaminación. Entonces la lluvia tardía caerá sobre nosotros como cayó
la lluvia temprana sobre los discípulos en el día de Pentecostés” (Joyas
de los Testimonios, t. 2, p. 69).

Por favor noten otra vez estas palabras. Toda contaminación debe ser
lavada en la sangre del cordero. Entonces y solamente entonces, la
lluvia tardía caerá sobre el pueblo de Dios. Entonces y solamente
entonces, el pueblo de Dios recibirá el sello del Dios viviente.

“¿Será puesto este sello sobre los que tienen impura la mente, sobre el
fornicario, el adúltero, el hombre que codicia la mujer de su prójimo?
Que vuestras almas contesten la pregunta: ¿Corresponde mi carácter a
las calificaciones esenciales para que pueda recibir un pasaporte a las
mansiones que Cristo ha ido a preparar para los que estén listos para
ellas? La santidad debe estar impresa en nuestro carácter” (Testimonios
para Ministros, p. 454).

Otra vez esta verdad cortante se presenta con voz alta y clara: “Los que
reciban el sello del Dios vivo y sean protegidos en el tiempo de angustia
deben reflejar plenamente la imagen de Jesús” (Los Primeros Escritos,
p. 71).

Confío que esta verdad alarmante está despertando su corazón como ha


despertado el mío, porque antes de que el sello sea puesto sobre los
santos vivos, todos deberán comparecer ante el juicio de Dios para
recibir su recompensa de acuerdo a sus obras. Y ¿cuándo se lleva a cabo
el juicio de los vivientes? Los siguientes párrafos responden a esta
pregunta. “El tiempo del juicio es un periodo muy solemne, cuando el
Señor reúne a los suyos de entre la cizaña.” (Testimonios a los
Ministros, p. 237). “No está muy lejano el tiempo, cuando la prueba
vendrá para cada alma, la marca de la bestia será impuesta sobre
nosotros. En ese momento el oro, que son los suyos, será separado de
la hojarasca, la cizaña en la iglesia” Testimonies v. 5, p 81).

Cuando el pueblo de Dios se enfrente a la prueba del domingo impuesta


por el papado, la prueba del domingo-sábado, la hora del juicio habrá
llegado. Los que hayan pasado esta prueba, serán sellados con el sello
del Dios viviente y todos los que fracasan, recibirán la marca de la
bestia. Por su propia elección su destino eterno será decidido. Y es por
eso que se dice esto de los que deciden ser fieles en guardar los
mandamientos. “Sus nombres permanecen en el libro de la vida del
Cordero, registrados entre los fieles de todos los siglos. Han resistido los
lazos del engañador; no han sido apartados de su lealtad por el rugido
del dragón. Ahora están eternamente seguros de los designios del
tentador.” (Joyas de los Testimonios, t. 2, pp. 178, 179). ¿Pueden
imaginarse esta preciosa experiencia? “Los ángeles santos, invisibles,
iban de un lado a otro poniendo sobre ellos el sello del Dios viviente”
(Ibíd., p. 179). Averigüemos qué es el sello de Dios y cómo recibirlo.

Después que los santos son sellados, sus caracteres van a “permanecer”
sin pecado, como lo fueron en el momento de ser sellados: “Cuando se
promulgue el decreto y se estampe el sello, su carácter permanecerá
puro y sin mancha para la eternidad” (Joyas de los Testimonios, p. 71).
¿No es esto maravilloso? Dios tiene un plan. El sello de Dios es una
marca imborrable, que los ángeles pueden leer pero no los hombres. Es
una marca permanente que nunca será removida. “Y aun después que
los santos han sido sellados con el sello del Dios vivo, sus elegidos
pasarán individualmente por pruebas. Vendrán aflicciones personales;
pero el horno es estrechamente vigilado por un ojo que no permitirá que
el oro sea consumido. La indeleble, marca de Dios está sobre ellos. Dios
puede alegar que su propio nombre está escrito allí, El Señor los ha
sellado. Su destino está escrito: ‘DIOS, LA NUEVA JERUSALÉN’.

Ellos son la propiedad de Dios, su posesión” (Testimonios para los


Ministros, pp. 453,454). Al leer y oír cosas como éstas, ¿No le provoca
decir amén?

“El sellamiento es un pacto perpetuo entre Dios y sus escogidos


proveyéndoles perfecta seguridad (Éxodo 31:16-17). Indica que han
sido elegidos, que Él los escogió para sí mismo. Sellados por Dios somos
su posesión y nadie podrá sacarnos de sus manos” (MR 15, p. 225).

Oh, ¡cuan maravilloso! Es evidente que cuando la gente recibe la marca


de la bestia o el sello de Dios, indica que sus nombres han sido
presentados en el juicio investigador, que su destino ha sido decidido y
que su tiempo de gracia individual, ha concluido.

Noten también que, en cuanto al pecado y a la contaminación en sus


vidas, deben hacer la misma preparación para el fin del tiempo de gracia
que hicieron aquellos que murieron en el Señor. La lluvia tardía no caerá
sobre ellos, sino hasta después que hayan hecho esta preparación. Así
que, a no ser por las persecuciones del tiempo del fin que favorecen la
madurez del carácter, la última generación del pueblo de Dios no tendrá
más ventaja antes de cerrar el tiempo de gracia que los que han muerto
en el Señor. Todos los seres humanos deben hacer su preparación, bajo
la lluvia temprana. Repito: Todos los seres humanos, deben hacer su
preparación, bajo la lluvia temprana. ¡Ya!
Mientras observamos la experiencia, logros y bendiciones de los ciento
cuarenta y cuatro mil señalados, respondamos a algunas preguntas que
muy a menudo se hacen.

¿Es el término ciento cuarenta y cuatro mil un número simbólico o


literal? Nadie lo sabe.

No sabemos si las doce tribus de Israel son selladas como se las


menciona en Apocalipsis 7. Esto simboliza al moderno Israel. Y eso es
todo lo que sabemos, y no podemos hacer especulaciones. Hay un
consejo de la Sierva del Señor sobre este tema. “Otro asunto sobre el
cual conversamos un poco fue el de los elegidos de Dios, de que Dios
tendría un número definido, y cuando ese número estuviera completo
terminaría el tiempo de gracia. [Luego siguen estas palabras] Ni usted
ni yo tenemos derecho a hablar sobre estas cuestiones. El Señor Jesús
recibirá a todos los que vienen a él. Él murió por los impíos, y toda
persona que quiera, puede ir a él. ¡Alabado sea el Señor! “El hombre
debe cumplir con ciertas condiciones, y si rehúsa cumplirlas, no podrá
formar parte de los elegidos de Dios. Si cumple, es un hijo de Dios, y
Cristo dice que si continúa siendo fiel, firme e inconmovible en su
obediencia, no borrará su nombre del libro de la vida, sino que
confesará su nombre delante de su Padre y de sus ángeles. Dios quiere
que pensemos y hablemos y presentemos a los demás estas verdades
que son ampliamente reveladas, pero nadie tiene nada que hacer con
estos otros asuntos o especulaciones, porque no tienen ninguna relación
con la salvación de nuestras almas (Mensajes Selectos, t. 3, p. 361).

Siempre debemos tener presente que sólo debemos preocuparnos por lo


que ya ha sido revelado. “No es su voluntad que entren en controversias
por cuestiones que no los ayudarán espiritualmente, tales como:
¿Quiénes han de componer los 144.000? [Luego noten estas palabras],
Fuera de duda, esto lo sabrán dentro de poco los que sean elegidos de
Dios” (Mensajes Selectos, t. 1, p. 205).

Descansemos satisfechos. ¿No es esto maravilloso?

¿Quiénes constituirán la gran multitud de Apocalipsis 7: 9?

A pesar de que hay mucha especulación en el esfuerzo de responder a


esta pregunta, a menudo la gente llega a la misma falsa respuesta. No
debería ser así, porque la sierva del Señor dice: “Mirando a través de los
siglos, al tiempo de esta restauración de Israel en la tierra hecha nueva,
el vidente de Patmos testificó: “Miré, y he aquí una gran compañía, la
cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y
lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero,
vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos; y clamaban en alta
voz, diciendo: Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono,
y al Cordero” (Apocalipsis 7: 9-10.) (Profetas y Reyes, p. 532).

Es muy claro ver que el Espíritu de Profecía designa a la gran multitud


de Apocalipsis 7 del versículo 9, como a los redimidos de todas las
edades. “Inmediatos al trono se encuentran los que alguna vez fueron
celosos en la causa de Satanás, pero que, cual tizones arrancados del
fuego, siguieron luego a su Salvador con profunda e intensa devoción.
Vienen después los que perfeccionaron su carácter cristiano en medio de
la mentira y de la incredulidad, los que honraron la ley de Dios cuando
el mundo cristiano la declaró abolida, y los millones de todas las edades
que fueron martirizados por su fe. Y más allá está la ‘gran
muchedumbre, que nadie podía contar, de entre todas las naciones, y
las tribus, y los pueblos, y las lenguas . . . de pie ante el trono y delante
del Cordero, revestidos de ropas blancas, y teniendo palmas en sus
manos’ ” (Apocalipsis 7: 9, V.M.) (El Conflicto de los Siglos, p. 723).

Se nos advierte que en el tiempo del fin, “muchos serán mártires por
causa de Cristo al permanecer firmes en favor de la verdad” (Mensajes
Selectos, t. 3 p. 154). Estos mártires resucitarán con el mismo nivel de
madurez de carácter que los ciento cuarenta y cuatro mil porque
prefirieron morir antes que pecar. Esto, ellos lo demostraron al ser
mártires por Cristo. Noten que cerca del trono, estarán aquellos que una
vez fueron muy celosos en la causa de Satanás, y cerca de ellos estarán
los ciento cuarenta y cuatro mil y los mártires, y después de ellos, se
encontrará la gran multitud de Apocalipsis 7: 9. El sufrimiento ha sido
parte del pueblo de Dios desde los días de Abel el mártir. Ninguno, que
como Moisés no haya escogido sufrir aflicción con el pueblo de Dios,
estará allí. El profeta Juan, vio la multitud de los redimidos y preguntó
quienes eran. La pronta respuesta fue: “Estos son los que han venido de
gran tribulación y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la
sangre del Cordero” (Joyas de los Testimonios, p. 415).

Observen que la gran multitud así como los ciento cuarenta y cuatro mil,
“han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero”.
Los ciento cuarenta y cuatro mil, forman un grupo que se puede contar.
La gran multitud que nadie puede contar, incluye a todos los santos
resucitados de todas las edades, incluyendo los mártires. Esto es todo
en cuanto a estas preguntas.
Ahora volvemos al tema de los santos señalados, los ciento cuarenta y
cuatro mil. Inmediatamente después del sellamiento, los santos darán el
fuerte clamor del mensaje del tercer ángel al mundo. La inspiración nos
dice, que como resultado del fuerte clamor, grandes multitudes serán
convertidas.

“El mensaje no será llevado adelante tanto con argumentos como por
medio de la convicción profunda inspirada por el Espíritu de Dios... A
pesar de los poderes coligados contra la verdad, un sinnúmero de
personas se alistará en las filas del Señor” (El Conflicto de los Siglos, p.
670).

“Habrá hombres de fe y de oración que se sentirán impelidos a declarar


con santo entusiasmo las palabras que Dios les inspire... Estas solemnes
amonestaciones conmoverán al pueblo.

Miles y miles de personas que nunca habrán oído palabras semejantes,


las escucharán... Así la luz llegará ante millares de personas que de otro
modo no sabrían nada de estas verdades” (El Conflicto de los Siglos, pp.
664, 665).

“El Espíritu... será derramado sobre los que cedan a sus impulsos...
multitudes abrazarán la fe y se unirán al ejército del Señor” (Recibiréis
Poder, p. 156).

¡Oh, qué día será ese! ¡Qué maravilloso! Pero, ¿Qué sabemos de esos
nuevos conversos? ¿Tendrán tiempo para perfeccionar el desarrollo del
carácter necesario como para encontrarse con Jesús y vivir? El Espíritu
de Profecía responde a esta pregunta: “Pero ahora el tiempo está casi
agotado, y lo que hemos tardado años en aprender, ellos tendrán que
aprenderlo en pocos meses” (Primeros escritos, p. 67).

Recuerden el consejo divino, con Dios, todo es posible. Bajo las


persecuciones y las tribulaciones de los últimos días, los conversos de la
hora undécima habrán logrado en el refinamiento de su carácter, en
unos pocos meses, eso que a nosotros nos llevó años desarrollar. Sin
duda, algunos de estos conversos, serán calificados entre los ciento
cuarenta y cuatro mil y vivirán para ver a Jesús venir en las nubes de
los cielos. ¿Cuál es el mensaje que los santos darán al mundo durante el
fuerte clamor? Será un mensaje que estremecerá a los habitantes de la
tierra que lo escuchen. Los siervos de Dios presentarán el mensaje de
los tres ángeles como está escrito en Apocalipsis 14, que la inspiración
considera: “La más terrible amenaza que haya sido jamás dirigida a los
mortales” (El Conflicto de los Siglos, p. 503).

Esto acontecerá por medio de la incomparable justicia de Cristo y de su


amor. “El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo
de la tierra hasta el otro para preparar el camino del Señor. Esta es la
gloria de Dios que termina la obra del tercer ángel” (Eventos de los
Últimos Días, p. 204). “A medida que el mensaje del tercer ángel crece
y se convierte en un fuerte clamor, gran poder y gloria acompañarán a
su proclamación. Los rostros del pueblo de Dios resplandecerán con la
luz del cielo” (Ibíd., p. 205) 

“Los siervos de Dios con semblantes iluminados y resplandecientes de


santa consagración, se apresurarán de lugar en lugar para proclamar el
mensaje celestial. Miles de voces predicarán el mensaje por toda la
tierra. Se realizarán milagros, los enfermos sanarán y signos y prodigios
seguirán a los creyentes... hasta el punto de hacer descender fuego del
cielo a la vista de los hombres. (Apocalipsis 13:13.) [Siempre pensé que
era Satanás el que iba a hacer eso, y es verdad, pero aquí nos dice que
los santos también lo harán]. Es así como los habitantes de la tierra
tendrán que decidirse en pro o en contra de la verdad” (El Conflicto de
los Siglos, p. 670).

Además los ciento cuarenta y cuatro mil santos vivos, tendrán otra
función. Darán una evidencia máxima a todo el universo, al demostrar
en sus vidas el amor de Dios y su justicia impartida en ellos. En el
tiempo del fin, Dios describe la justicia de Cristo en sus caracteres,
como “la justicia de los santos”, porque la escritura dice: “Y le fue dado
que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente, porque el lino fino
representa las obras justas de los santos” (Apocalipsis19: 8). Sin
embargo, los santos serán enteramente concientes que no tienen
justicia intrínseca en ellos, que su propia justicia es como trapos de
inmundicia. Saben que los hermosos ropajes de boda que están usando,
fueron otorgados por el Rey de reyes. Declararán de sí mismos: “En mí,
no hay justicia propia, pero Cristo es mi justicia” (Review and Herald,
August 5, 1890).

“Habrá un sólo interés prevaleciente, un sólo propósito que absorberá


todos los demás: Cristo, justicia nuestra” (Review and Herald, 23 de
diciembre de 1890).

Así, por medio del carácter de los santos, Dios demostrará su propia
justicia al universo. “En aquel tiempo, el Retoño del Eterno será para
hermosura y gloria, y el fruto de la tierra será la grandeza y la honra de
los librados de Israel. El que quede en Sión, y el que sea dejado en
Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén inscritos
entre los vivientes” (Isaías 4: 2, 3).

Finalmente, en nuestro mensaje estamos llegando al tiempo del fin.


Después de que el último santo ha sido sellado, y no hasta entonces,
cesará el tiempo de gracia para los habitantes de este mundo malvado.
Las siete últimas plagas serán derramadas, después de las cuales, Jesús
vendrá. Entonces una gran multitud resucitará. ¿Se imagina el
entusiasmo?

Cuando venga Jesús, los ciento cuarenta y cuatro mil señalados, verán
que se abren las tumbas de los justos y reconocerán a seres amados
que son resucitados.

“Luego resonó la argentina (plateada) trompeta de Jesús, mientras él


iba descendiendo en la nube, rodeado de llamas de fuego. Miró los
sepulcros de los santos dormidos. Después alzó los ojos y las manos al
cielo y exclamó: ‘¡Despertad! ¡Despertad! ¡Despertad! Los que dormís
en el polvo, y levantaos’. Entonces hubo un Formidable terremoto. Se
abrieron los sepulcros y resucitaron los muertos revestidos de
inmortalidad. ‘¡Aleluya!’, Exclamaron los ciento cuarenta y cuatro mil, al
reconocer a los amigos que de su lado había arrebatado la muerte, y en
el mismo instante fuimos nosotros transformados y nos reunimos con
ellos para encontrar al Señor en el aire” (Notas biográficas de Elena de
White, pp. 73, 74).

Entonces los ciento cuarenta y cuatro mil y la gran multitud de los


muertos resucitados, ascienden juntos al cielo: “Así como Enoc fue
trasladado al cielo antes de la destrucción del mundo por el diluvio, así
también los justos vivos serán traspuestos de la tierra antes de la
destrucción por el fuego. Dice el apóstol: ‘Todos ciertamente no
dormiremos, mas todos seremos transformados, en un momento, en un
abrir de ojo, a la final trompeta. Porque el mismo Señor con aclamación,
con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo.
Porque será tocada la trompeta, y los muertos serán levantados sin
corrupción, y nosotros seremos transformados. Los muertos en Cristo
resucitarán primero: luego nosotros, los que vivimos, los que
quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a
recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por
tanto, consolaos los unos a los otros en estas palabras’ ” (Patriarcas y
Profetas, p. 77).
Finalmente, todo habrá terminado y los santos podrán disfrutar y
explorar su nuevo mundo. Esto nos lleva a un sitio muy hermoso, el
más hermoso descrito por Elena de White en su visita a la tierra en
visión, cuando ella vio los ciento cuarenta y cuatro mil y los mártires por
su fe: 

“El monte de Sión estaba delante de nosotros, y sobre el monte había


un hermoso templo. Lo rodeaban otros siete montes donde crecían
rosas y lirios. Los pequeñuelos trepaban por los montes o, si lo
preferían, usaban sus alitas para volar hasta la cumbre de ellos y
recoger inmarcesibles flores. Toda clase de árboles hermoseaba los
alrededores del templo: El boj, el pino, el abeto, el olivo, el mirto, el
granado y la higuera doblegada bajo el peso de sus maduros higos,
todos embellecían aquel paraje. Cuando íbamos a entrar en el santo
templo, Jesús alzó su melodiosa voz y dijo: ‘Únicamente los ciento
cuarenta y cuatro mil entran en este lugar’. Y exclamamos: ‘¡Aleluya!’
Este templo estaba sostenido por siete columnas de oro transparente,
con engastes de hermosísimas perlas. No me es posible describir las
maravillas que vi. ¡Oh, si yo supiera el idioma de Canaán ¡Entonces
podría contar algo de la gloria del mundo mejor! Vi tablas de piedra en
que estaban esculpidos en letras de oro los nombres de los ciento
cuarenta y cuatro mil. Después de admirar la gloria del templo, salimos
y Jesús nos dejó para ir a la ciudad. Pronto oímos su amable voz que
decía: Venid, pueblo mío; habéis salido de una gran tribulación y hecho
mi voluntad. Sufristeis por mí. Venid a la cena, que yo me ceñiré para
serviros. Nosotros exclamamos: ‘¡Aleluya! ¡Gloria!’ Y entramos en la
ciudad” (Primeros Escritos, p. 19).

Ahora, por esto aprendemos que los ciento cuarenta y cuatro mil
recibirán honor especial por toda la eternidad. Eso es debido a la
madurez del carácter que desarrollaron aquí en esta tierra. Van a seguir
al cordero a donde vaya. ¡Qué honor puede ser mayor!

“En el trayecto encontramos a un grupo que también contemplaba la


hermosura del paraje. Advertí que el borde de sus vestiduras era rojo;
llevaban mantos de un blanco purísimo y muy brillantes coronas.
Cuando los saludamos pregunté a Jesús quiénes eran, y me respondió
que eran mártires que habían sido muertos por su nombre. Los
acompañaba una innumerable hueste de pequeñuelos que también
tenían un ribete rojo en sus vestiduras” (Ibíd.).

Así que por esto aprendemos que los mártires, también recibirán honor
especial, ¡alabado sea Dios!

Y por último, pero no por eso con menor importancia, uno de los logros
más importantes de los ciento cuarenta y cuatro mil, es que ellos
vindicarán a Dios: “Satanás declaró en su sinagoga que ni una sola alma
humana mantendría su lealtad a los mandamientos de Dios. Una sola
que se salvara probaría que esta afirmación era falsa” (Alza tus ojos, p.
221).

Pero aquí están ellos, Maravilla de Maravilla. No solo uno, sino todo un
grupo de hombres y mujeres que probarán al mundo que Satanás es un
mentiroso. Ante todo el universo probarán que el hombre puede guardar
los mandamientos de Dios, por medio del poder de la gracia divina aun
a través de las mayores perplejidades y circunstancias. Esta última
generación, los más débiles de los débiles, darán la más fuerte y
convincente demostración que haya sido proporcionada al universo.
Estos santos están descritos por Juan: “¡Aquí está la paciencia de los
santos, los que guardan los Mandamientos de Dios y la fe de Jesús!”
(Apocalipsis 14:12). Por eso Cristo declara que Satanás es un
mentiroso, porque hay ciento cuarenta y cuatro mil santos vivos para
demostrarlo, que han guardado la ley de Dios y en sus bocas no ha sido
hallado engaño. “Y en sus bocas no se halló engaño, porque son sin
mancha.” (Apocalipsis 14: 5). 

Sí, los ciento cuarenta y cuatro mil formarán un grupo especial de


santos, una iglesia especial. Cantarán un nuevo cántico que nadie puede
cantar, excepto los ciento cuarenta y cuatro mil. No, ni siquiera los
ángeles en el cielo, porque es el canto de su inconfundible experiencia,
una experiencia tal, que ningún ser humano ni en el cielo ni en la tierra,
habrá pasado por ella. Por cierto, comprendemos porqué este grupo es
tan especial, y porqué necesitan el poder perfeccionador de la lluvia
tardía, que no fue concedida antes de las generaciones anteriores.
Ahora nosotros comprendemos porqué ellos y los mártires, recibirán
honores especiales en el cielo, y en la tierra nueva. 

¡Alabado sea Dios! Aunque todos estaremos perfectamente satisfechos


con su posición y su sanción, en el cielo, todavía Elena de White advierte
“Esforcémonos con todo el poder que Dios nos ha dado para hallarnos
entre los ciento cuarenta y cuatro mil” (Dios nos Cuida, p 362).

Y ¿cómo nos esforzamos? Lo primordial es que debemos procurar poner


fin al pecado en nuestras vidas. Debemos limpiar nuestras almas de
todo lo que corrompe, para que podamos estar preparados para recibir
la lluvia tardía y el sello del Dios viviente. Elena de White lo resume
todo: “Esforcémonos con todo el poder que Dios nos ha dado para
hallarnos entre los ciento cuarenta y cuatro mil” (Ibíd.).

Oremos. Amado padre, permite que estemos tan preparados ahora, día
tras día, para ser dignos de formar parte de esa gran multitud que
alabará tu nombre para siempre. Y, Padre, habilítanos para que
podamos llegar a ser como tu precioso hijo, en obediencia y carácter,
para que si estamos con vida, por tu gracia hasta la segunda venida,
podamos ser contados entre los ciento cuarenta y cuatro mil. En el
nombre de Jesús, Amén.

Lea también:

 CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 1 (La Justificación por la Fe)


 CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 2 (La Falsa Justificación por la Fe)
 CRISTO NUESTRA JUSTICIA - 3 (La Justicia de Cristo Imputada e
Impartida)

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