GIRALDEZ-Aprox o Enfoques de La Educ Artistica
GIRALDEZ-Aprox o Enfoques de La Educ Artistica
GIRALDEZ-Aprox o Enfoques de La Educ Artistica
Educación artística,
cultura y ciudadanía. Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(OEI), Servicio de Publicaciones y Fundación Santillana editores, pp.68-72, 2009.
Aproximaciones o enfoques
de la educación artística
Andrea Giráldez
A caballo entre dos siglos, especialistas y responsables políticos de diversos países parecen haber
comenzado a reconocer la necesidad de realizar enmiendas de gran calado en nuestros sistemas
educativos. Se pretende así dar respuesta a los desafíos planteados por fenómenos como la glo-
balización económica, la revolución tecnológica, la mundialización cultural o la conformación
cada vez más diversa de las sociedades modernas. En este contexto, la educación artística, que
tradicionalmente ha ocupado un sitio marginal en los sistemas educativos de los cinco continen-
tes, ha estado presente en numerosos debates en los que se ha puesto de manifiesto la necesidad
de incorporar definitivamente, o en su caso fortalecer, esta área en todas las escuelas. Si bien esta
necesidad está claramente expresada en diversos documentos (véanse, entre otros, Qualifications
and curriculum authority, 2000, Conferencia Regional de América Latina y el Caribe Latino, 2005,
UNESCO, 2006), aún estamos lejos de llegar a un consenso que nos permita definir cuáles son
los objetivos y contenidos de la educación artística. De hecho, no podemos olvidar que a lo largo
del siglo xx, y entrados ya en este nuevo milenio, la educación artística ha venido siendo objeto
de muy diversos enfoques y tendencias. En este apartado intentamos dar cuenta de algunos de
dichos enfoques. Nuestro objetivo no es hacer un recorrido histórico, sino referirnos a algunas de
las propuestas que han sido más significativas y que de un modo u otro han contribuido a forjar
algunas de las aproximaciones actuales a la educación artística.
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aportaciones de la educación por el arte han derivado, como veremos más adelante, diferentes
enfoques y propuestas educativas orientados a incentivar la libertad de expresión y el desarrollo
de la capacidad crítica y la tolerancia a través de las múltiples posibilidades que ofrece el arte. A
diferencia de estos enfoques, los agrupados bajo la idea de educación para el arte se centran más
en posibilitar el desarrollo técnico artístico como un fin en sí mismo. Ponen énfasis en el carácter
específico de las artes en la escuela, considerando que estas pueden realizar aportaciones únicas y
que, por tanto, no deben subvertirse en beneficio de otros fines (Eisner, 1995). Estas dos concep-
ciones de la educación artística, así como aquellas a las que nos referiremos a continuación, no
siempre son antagónicas en la práctica educativa, ya que es frecuente retomar y combinar postu-
lados de ambas en propuestas diversas, aunque se puedan privilegiar en mayor o menor medida
las dimensiones lúdicas y formativas del arte o el desarrollo de habilidades técnicas.
EXPRESIÓN LIBRE
En la concepción de la educación por el arte fue decisiva también la contribución de Lowenfeld,
dada a conocer fundamentalmente con la primera edición de su libro titulado Desarrollo de la
capacidad creadora, en 1947. Se trataba de una guía que pretendía ser útil al profesorado y que se
basaba en la idea de una educación artística fundamentada en la expresión desde una postura no
intervencionista, ya que se intentaba potenciar la creatividad y la imaginación de los estudiantes
por medio de la expresión libre de limitaciones impuestas por el profesor. La idea principal de
Lowenfeld era que el niño es creador por naturaleza y que la función de la escuela debía orien-
tarse a potenciar esa facultad natural mediante estrategias didácticas basadas en la práctica de
la libre expresión y la atención a la evolución natural de sus capacidades e intereses. Las teorías
de Lowenfeld influyeron profundamente en la educación artística (especialmente la plástica) en
ámbitos escolares durante las décadas de 1950 a 1970. Muchas programaciones artísticas pusieron
el acento en la creatividad, lo que permitió romper con una de las tendencias que había imperado
hasta el momento: la de la copia e imitación de modelos como único recurso. Al mismo tiempo,
el cambio de actitud hacia las representaciones plásticas de los niños (que años más tarde influ-
yó también en la valoración de las composiciones musicales de los pequeños1), calificándolas
como “arte infantil”, fue fundamental en la configuración del paradigma educativo moderno, que
permitió aceptar como expresiva y artísticamente relevantes y significativas las producciones de
los niños, que hasta entonces habían sido ignoradas. Sin embargo, gran parte del profesorado
confundió creatividad con libre expresión, ajena a cualquier tipo de control, y los resultados de
esta fórmula no fueron los esperados. Así, a partir de la década de 1970 comenzó a haber una
reacción en contra del paradigma, erróneamente entendido, basado en la espontaneidad y se
empezó a pensar en la posibilidad de que los distintos lenguajes que conformaban la educación
artística fuesen considerados como asignaturas con contenidos específicos y rango similar a los
1
En el ámbito de la educación musical, la valoración de las composiciones de los niños fue tardía. De
hecho, la composición musical solo logró encontrar su lugar dentro del currículo escolar siguiendo los
desarrollos creativos de otras artes, especialmente las artes plásticas y la escritura creativa. Hasta me-
diados de la década de 1960, el trabajo creativo con la música en las escuelas solo se evidenciaba de
forma fragmentaria. En este ámbito fueron decisivas las aportaciones e investigaciones de compositores-
pedagogos ingleses como Maxwel Davies o John Paynter. Sin embargo, aún hoy son pocos los profesores
que incorporan sistemáticamente este tipo de procedimientos en su trabajo diario y, en comparación con
la plástica, se sigue manifestando un importante retraso.
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de otras materias del currículo escolar. Se partía de la idea de que los conocimientos y habilidades
artísticas no aparecían y se desarrollaban de manera espontánea, sino que era necesario dotar a
las enseñanzas artísticas de objetivos y contenidos claros y secuenciados, así como de una meto-
dología rigurosa (Rodríguez Guillén, 1996, p. 88). De este modo, y en oposición a las prácticas
escolares basadas en la autoexpresión, apareció en Estados Unidos una propuesta de sistemati-
zación de las enseñanzas artísticas, que más tarde dio lugar al proyecto de la Educación Artística
como Disciplina (DBAE).
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DBAE (término acuñado por Greer en 1984 y cuyas siglas significan Discipline Based Art Education) es
un proyecto curricular para la educación artística en las escuelas que viene desarrollándose desde 1982
en el Centro Getty para educadores en Artes Visuales de Los Ángeles (California).
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por la importancia que estas opiniones tuvieron para orientar la educación artística hacia lo que
es hoy, y resume las objeciones de Hamblen en tres grandes ejes argumentales:
• La estrecha vinculación y dependencia institucional del programa que constriñe las posibili-
dades del libre desarrollo, la diversidad en la investigación y la heterogeneidad programática
exigida por la adaptación a situaciones o necesidades locales.
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