Herramientas para El Apóstol de La Cruz

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Herramientas para el Apóstol de la Cruz

- Morral- Sra. Evelina


- Biblia- Gustavo
- Ofrecimiento del Verbo Encarnado y la comunión por los sacerdotes- Brenda Vazquez
- Rosario-
- Vela- Luis Daniel
- Nuestro Padres-
- Cuaderno-
- Hostia-

Morral

- Este morral te será útil como Apóstol de la Cruz. A lo largo de tu formación, en la primera
etapa, has tenido muchas experiencias, amistades, enseñanzas que es necesario que
guardes, pues te servirán siempre. Este morral te permitirá cargar contigo siempre las
cosas importantes para tener las manos libres para servir a tus hermanos cuando lo
necesiten, para dar un abrazo en el momento oportuno, una palmada de impulso al que se
siente solo o dar de comer a quien tiene hambre. Carga todo lo que sea necesario para
mostrar siempre un corazón generoso, un corazón forjado en el amor y en el dolor, así se
hará realidad el sueño de Nuestra Madre, Conchita:
- “Mi única ilusión ahora es ver por todo el mundo extendido el Apostolado de la Cruz, la
gloria de Dios; el celo por la salvación de las almas me devora. No me importa morir en el
dolor y consumirme por dar vida y alimento a esta santa obra. El amor, todo lo vence, y yo
anhelo sufrir y más sufrir para que otros amen a Jesús, lo conozcan y gozosos se le
sacrifiquen” (AAC 39-a)

Biblia

- Nunca debes olvidar la Palabra de Dios en tu vida. Un Apóstol de la Cruz lee


constantemente las Sagradas Escrituras para encontrar la voluntad de Dios y la dirección
necesaria en tu vida. A través de ella puedes conocer a Dios y conocerte a ti mismo,
puedes recibir luz para conocer y amar y si fuera necesario defender la Iglesia. Te ayudará
a llevar a cabo tu misión de anunciar el evangelio y de vivir en alegría y libertad. Te invito,
pues, a leer, saborear y meditar la Palabra de Dios, para que a ejemplo de Conchita te
transformes en Jesús Sacerdote y Víctima:
- "Quiero que seas la imagen viva de tu Esposo Crucificado; que los que te busquen a ti me
encuentren a Mí: que los que busquen a Concha encuentren a Jesús: a todas horas, en
todas partes, y sean quienes fueren; se acabó Concha y en su lugar está Jesús. ¡Cómo
quisiera verte así!, con ansia lo deseo. Tu cuerpo despedazado como el mío... tu alma
desolada, desamparada como la mía y tu corazón, hijita, mi mismo Corazón... lanceado,
espinado, abrasado y con toda su ternura, con toda su compasión, como víctima, porque
quiero que en ti descanse la mirada de mi Padre". (CC 1, 473)
Ofrecimiento del Verbo Encarnado y la comunión por los sacerdotes

- Estas dos oraciones son fundamentales en la vida del Apóstol de la Cruz. A través de ellas
ofrecemos a Jesús y nos ofrecemos con él por la salvación de toda la humanidad. Como
Apóstoles de la Cruz abrazamos, por amor, la cruz de cada día, comenzando por realizar
evangélicamente nuestros deberes de estado.
- Me dijo: "Sólo un recuerdo venía en mi abandono, a endulzar mis padecimientos tantos: el
recuerdo de mi pasión que iba pronto a encontrar mi Cruz y a morir ahí por ti, a descubrir
sus riquezas, para las almas futuras que debían clavarse en ella. Ahí se inauguró el
Apostolado de la Cruz". ¡Qué Jesús, que ni siquiera piensa en El, y sólo en su amor a los
ingratos hombres!”

Rosario

- En tu vida de Apóstol de la Cruz es muy necesaria la presencia y auxilio de la Santísima


Virgen María. Ella como buena madre intercede por ti, te alienta e inspira en el
seguimiento de su Hijo. No descuides tu devoción a esta buena madre, que te acompañará
en tu compromiso de construir un mundo más digno y así extender el reinado del Espíritu
Santo, construyendo el pueblo sacerdotal. Jesús le explica a Conchita:
- “Yo fui, hija, la primera Cruz viva y mi madre en seguida de mí, fue una verdadera cruz, en
donde tuve mis delicias. Somos los modelos de los Oasis, asilo de las cruces vivas y de
todos los que dignamente se honren de llevar ese título. Por eso, María, al pie de la cruz, o
dolorosa, será en todo el mundo la primera Patrona del Apostolado de la Cruz”. (Ap. C. 75)

Vela

- La fe es la luz más importante que hemos recibido en nuestras vidas. Cuando fuimos
bautizados, nuestros padrinos, a nombre nuestro, nos trasmitieron la luz de la fe y
prometieron cuidarla para que no se apagara nunca. Hoy, que ya eres un adulto, conviene
tomar sobre ti la responsabilidad de la luz. La fe nos abre horizontes de interpretación de
la realidad, por la fe nos sabemos amados por Dios, por la fe nos sentimos hermanos de
todos, especialmente de los más débiles, por la fe somos una comunidad que alumbra
nuestra sociedad porque en ella se manifiesta el Espíritu Santo.
- “Mira, me dijo Jesús: esta paloma representa el Espíritu Santo, y esos rayos que ves van al
fondo de las inteligencias y de los corazones; porque son luz y fuego, las dos cosas:
iluminan y encienden". Padre, me da pena decirle, pero esos rayos venían de muy alto, y
llegaban hasta mí y me envolvían... ¡qué cosas Dios mío, qué cosas, Padre de mi alma...!
Quiere este Espíritu Santo, representado por la figura de paloma, ser el primer protector
del Apostolado de la Cruz” (CC 2, 3)

Nuestros Padres

- Conchita y Félix son la fuente y el manantial de la Espiritualidad de la que ahora quieren


formar parte. Aprende de ellos la vida de oración y de sacrificio, a confiar plenamente en
Dios y a responder a su voluntad, aprende a amar sin condiciones a todas las personas y a
servir a Dios en ellas. Como Apóstol de la Cruz debes aspirar a esa vida plena vivida en
Dios.
- “El día y a la medida que te transformes en Mí, el Padre te concederá todo lo que le pidas,
pero mediante esa transformación; entonces, el cielo estará en tus manos, es decir, el
poder comunicado de Dios. Ese es el gran secreto de los santos, y nadie es santo, sin esa
transformación en Jesucristo por el amor y por la cruz, practicando las virtudes en grado
heroico. ¡Entonces, el Espíritu Santo toma íntima posesión de todo el ser de la criatura!”
(CC 36, 105)

Ostia

- Como cristianos, nosotros creemos en la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Bajo las
especies del pan y el vino se oculta uno de los mayores actos de amor de Dios por la
humanidad, el pan que se hace carne para ser alimento de vida eterna, pero también para
ser ofrecido. Conchita aprendió a ofrecer a Jesús constantemente, esa era la consigna de
su vida, que hoy es nuestro grito de victoria “Jesús salvador de los hombres, Sálvalos”
- "En ese altar de tu corazón existirá un sacrificio continuo sin consumirse. El Sacerdote
ofrece y consume; y tú mientras vivas, en todos los instantes puedes ofrecer a la Celestial
Víctima, sin que se consuma en tu corazón. No es otra víctima la que se ofrece en los
altares de la tierra, es el mismo Verbo hecho carne en el purísimo seno de María; ofrécelo
tú, ofrécelo con toda la pureza de que seas capaz, porque éste es oficio más que de
ángeles." (CC 22, 421)

Cuaderno

- Estamos seguros de que Dios en todo el tiempo nos está hablando, él nos llama por
nuestro nombre, nos dice qué quiere de nosotros y cómo podemos servir mejor. A veces
olvidamos cómo ha estado Dios en nuestras vidas o lo que él nos ha dicho y nos perdemos
entre la rutina de nuestro día a día. Por eso, te regalo este cuaderno, para que en él vayas
anotando las cosas importantes de tu experiencia de Dios. Como dice el viejo proverbio
“Mas vale pálida tinta que brillante memoria”. Así lo hizo Conchita, en su Cuenta de
Conciencia registró el paso de Dios en su vida, por eso hoy nos podemos dar cuenta de
toda su experiencia con Dios y la reconocemos como Santa, como nuestro modelo a
seguir.
- “En la esencia de esos papeles está el verdadero espíritu y colorido de las Obras de la Cruz,
el especial espíritu de los Misioneros, muy claro su fin y las gracias sin nombre del Divino
Verbo para ellos. Las aplicaciones de las religiosas en honrar los dolores internos de mi
Corazón y muchas, muchísimas reglas de perfección para toda clase de almas están ahí.
Debe hacerse en esos escritos un estudio de la mística, con muchas aclaraciones que
existen ahí por mi bondad, aplicables al fin de las direcciones espirituales. Deben
concienzudamente verse esos escritos, y apartándote a ti, tomar las riquezas celestiales
que ahí se encierran. ¡Cuántas almas hija mía, que han tomado de eso Mío una gotita, se
han santificado y han santificado a otras! (Papeles) Pues que no se desperdicie ese
manantial, y sirva para alimentar a las Obras, ya implantadas y bendecidas por la Iglesia
porque son Mías. No quiero decir que lo que ahí existe se tome luego como texto, y que
imprudentemente se exteriorice. Lo que digo, es que se haga caso de esos tesoros, que se
deslinden y estudien, que se ordenen y utilicen, pero con peso y medida, no arrinconando
ni desperdiciando el don de Dios, dado al mundo para bien de muchos. Será un trabajo
ímprobo, pero hay que darle principio, él sabrá cómo". (CC 40, 313-315)

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