Psicología Al Ámbito de La Oncología

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¿Qué puede ofrecer la Psicología al ámbito de la Oncología?

La enfermedad oncológica está asociada a una experiencia de sufrimiento y vulnerabilidad, lo


que conlleva un alto nivel de estrés, pudiendo afectar no sólo a la calidad de vida sino también,
en algunos casos, a la supervivencia del paciente. Con el objetivo de aumentar la calidad de vida
y disminuir los efectos secundarios derivados del estrés, cada vez son más las voces que
provienen del mundo científico que defienden la necesidad de proporcionar apoyo psicológico a
los enfermos de cáncer y sus familiares que lo necesiten.

Los pacientes hace mucho tiempo que lo piden y no se les ha dado la respuesta que con todo
derecho detentan.

" Necesito que se comprenda mi sufrimiento y


que me acompañen en este proceso para poderlo
llevar mejor. No es sólo dolor lo que siento.
Necesito que se me crea y que no me traten
como si supieran lo que me conviene, pero lo
más importante, quiero que veáis en mi la
persona globalmente, no como una enfermedad,
una tragedia o un cuerpo frágil"

Porque la esencia del ser humano va mucho más allá de la mera biología. Porque nos
encontramos en un nuevo paradigma en la manera de entender la atención sanitaria en el que el
paciente se sitúa como centro y protagonista del sistema, que orienta sus actuaciones a fin de
dar una respuesta integral a sus necesidades biopsicosociales. Porque no podemos seguir
obviando los efectos del estrés sobre el sistema inmunitario, ni los numerosos trabajos que
estudian y demuestran las relaciones entre variables psicológicas y respuesta inmune en
personas que padecen un cáncer. Porque se ha probado la eficacia de las intervenciones
psicológicas individuales y grupales para prevenir o paliar los efectos nocivos de un estrés
mantenido, de los estilos de afrontamiento desadaptativos, del escaso apoyo social y del
sufrimiento percibido, es fundamental que se escuche lo que la ciencia y humanidad de la
psicología puede aportar en el ámbito de la oncología. Y, además, resulta barato.

La intervención que puede ofrecer la Psicología en el ámbito de la Oncología: la psico-


oncología es, en términos generales, el estudio de los factores psicológicos que afectan a la
morbi-mortalidad por cáncer y las respuestas emocionales de los enfermos, allegados y
profesionales. En términos más específicos, aquella capaz de promover educación, habilidades
de afrontamiento, apoyo emocional a los pacientes, sus familias y profesionales que los cuidan,
adhesión terapéutica, adaptación a la enfermedad, apoyo social, el control de síntomas psíquicos
y físicos – vómitos, dolor...-, y, en definitiva, aquellas áreas que fomenten la calidad de vida del
paciente y sus allegados, en las distintas fases de la enfermedad, que disminuyan la experiencia
de sufrimiento y que faciliten las labores asistenciales del equipo sanitario. Por todo
ello, resulta actualmente inexcusable, tanto desde un punto de vista profesional como ético,
no integrar la intervención psicológica en el tratamiento del enfermo que padece un cáncer.

¿Cuál es el papel del psicólogo en las diferentes fases de intervención, tanto con
pacientes como con familiares?

Una vez alcanzado el perfil de competencia necesario, el psicólogo debería ser capaz de realizar
actividades preventivas, asistenciales – evaluación, diagnóstico y tratamiento de aspectos
psicológicos en las distintas localizaciones tumorales- docentes y de investigación.
Uno de los objetivos prioritarios de la medicina del siglo XXI se dirige a aliviar el sufrimiento. Si
sabemos que el diagnóstico de una enfermedad oncológica está asociado a un alto impacto
emocional y sufrimiento ¿por qué esperar a que se instaure el sufrimiento y no intervenir
preventivamente para potenciar los recursos de los pacientes, familiares y sanitarios? El primer
equipo formalizado de psicooncología, liderado por la Prof. J Holland de Nueva York, demostró
la eficacia y eficiencia de integrar la intervención psicológica en los servicios médicos. Esto
significa que el psicólogo ha de tener comunicación directa con el oncólogo, cirujano, personal de
enfermería, radioterapeutas, trabajadores sociales, asesor espiritual, voluntarios y otros
especialistas implicados en el cuidado del enfermo con cáncer. Se trata de realizar un abordaje
integral e interdisciplinar, que actúe lo más precozmente posible, para conseguir la prevención
de estados de ansiedad o depresión. Para ello realizaron unas vías clínicas de intervención
psicológica en los servicios de oncología (www.ipos.com).

El hecho de que el psicólogo pueda presentarse al enfermo como uno más del equipo que le va a
tratar, desde el comienzo de su proceso de enfermedad, ayuda a generar vínculos de confianza
que facilitará la intervención en los momentos de mayor dificultad. El pase de visita conjunto con
el médico y la enfermera ayuda a identificar precozmente situaciones delicadas, difíciles o
desadaptativas para intentar abordarlas y anticipar problemas, o identificar afrontamientos y
respuestas adaptativos para reforzarlos.

La asistencia psicológica a pacientes con cáncer y a sus familiares está indicada en los distintos
momentos de la evolución de la enfermedad. Cada una de las fases de ésta se caracteriza por
unos estresores específicos y las estrategias a utilizar pueden variar. Los objetivos de la
intervención en cada fase son generales y será necesario dar un abordaje personalizado en cada
caso teniendo en cuenta la situación personal de cada paciente y el tipo de cáncer que padezca.

Las diferentes fases críticas son las siguientes:

1. Fase de diagnóstico.

2. Fase de tratamiento.

3. Fase de intervalo libre de enfermedad.

4. Fase de recidiva.

5.Tratamientos especiales: cirugía, trasplante de médula ósea, inmunoterapia,


etc

6. Fase final de la vida.

7. Supervivencia

Adentrarnos en la intervención en cada fase sería muy extenso e inútil, pues hay muchas
publicaciones que lo explican muy bien. Lo que considero muy importante es tener los objetivos
claros en cada intervención, por pequeña que sea: "quien no sabe a dónde va, puede acabar en
otra parte" HD. En términos generales, la dirección de la intervención ha de orientarse hacia
actuaciones que disminuyan el sufrimiento, amortigüen el impacto psicológico y faciliten el
proceso de adaptación del enfermo y su familia, de tal modo que pueda dar una nueva
significación a su situación permitiéndole afrontar la incertidumbre de otra manera, vivir con
esperanza y seguir disfrutando de lo que tiene.
"A mi me ayudasteis a ver las cosas de otra
manera. Este año de mi renacimiento ha sido
muy especial. Duro por la recuperación, la vuelta
al ritmo vertiginoso, las noches sin dormir por los
bebes, las revisiones, los falsos positivos , los
catarros continuos de infante (en casa somos
tres), las obras de casa, etc, etc, . en fin que no
ha sido un año de especial disfrute , y sin
embargo, me encuentro mucho mas satisfecho y
feliz que otros años mas divertidos.... pero mas
vacíos. ¿qué ha cambiado? . Yo. Tengo más
control para encajar las cosas, y mas inteligencia
para exprimir las cosas sencillas, En verdad, ha
sido una suerte haberos conocido" RD.

¿En qué aspectos se está interviniendo más directamente? ¿En qué otros aspectos se
debería intervenir?

En nuestro país, poco a poco se va incrementando el número de psicólogos integrados en


servicios de Oncología y Hematología de diversos Hospitales: Gregorio Marañón, La Paz, Doce de
Octubre, Marqués de Valdecilla, ICO, IMO, Fuenfría, San Juan de Dios, La Fé, Miguel Servet,
entre otros. La Asociación Española contra el Cáncer ha realizado un importante esfuerzo para
paliar la carencia de apoyo psicológico en los distintos niveles de intervención, llevando a cabo
programas de prevención e intervención muy interesantes. Con frecuencia es un único psicólogo
quien tiene que dar respuesta a las necesidades de prevención, intervención, docencia e
investigación. Se puede formar equipo a través de convenios con las Universidades, de tal modo
que se amplíe el campo de acción. Es mucho todavía lo que hay que conseguir hasta formar
equipos interdisciplinares bien cohesionados, que cooperen y no compitan, que incluyan al
paciente y sus familias como miembros activos del equipo, de tal forma que se pueda responder
de un modo más eficiente a las necesidades multidimensionales planteadas en la vida y en el
entorno de los pacientes oncológicos.

"Necesito saber cómo afrontarlo, qué puedo


hacer para salir de aquí, saber qué puedo hacer
yo para ayudar a las medicinas, no sé, aprender
cosas de esta situación, retomar control en mi
vida... disminuir esta presión que siento en el
estómago, que me hace sentirme peor".

Para intervenir, de tal modo que se potencien los factores de protección y mitiguen los factores
de riesgo, previamente detectados, es útil incidir sobre los siguientes factores: información;
comunicación con los profesionales y familiares; desarrollo de habilidades sociales y de
autocontrol necesarias para que los conocimientos adquiridos se traduzcan en conductas
concretas; potenciación de la autoeficacia de forma que el sujeto tenga la oportunidad de hacer
frente a situaciones críticas; y apoyo familiar y social. Mano a mano y bien coordinados con los
pacientes, sus familias, los médicos y demás personal sanitario implicado.

El trabajo con este tipo de pacientes y sus familiares puede tener un impacto
emocional importante sobre los profesionales que trabajan con ellos. ¿Qué tipo de
intervención y/o apoyo se realiza con estos profesionales? ¿Qué otro tipo de
intervenciones podrían realizarse?
No es lo mismo trabajar en un Banco, por ej., que trabajar en un ámbito sanitario con pacientes
oncológicos. El proceso de comunicación, de información, los tratamientos y pronósticos en este
entorno son particularmente difíciles para el profesional, debido a la enorme carga afectiva que
conlleva y a la cronicidad de la enfermedad. Trabajar con personas que sufren, en entornos de
presión cada vez más compleja, desgasta. Nos hace vulnerables a "quemarnos". De cómo
afrontemos las distintas dificultades, y de los recursos que desarrollemos, dependerá, en gran
medida nuestra satisfacción o insatisfacción profesional.

El psicólogo puede incidir, en un primer nivel, en la formación e información al equipo (si se


dejan) dirigida a lograr cohesión y trabajo en equipo; formación en técnicas
de counselling, y prevención del burnout. Y en un segundo nivel, en el que un psicólogo externo
al servicio puede ser el profesional más adecuado, para ayudar a los profesionales a abordar las
situaciones psicológicas de mayor complejidad emocional, facilitar el desahogo emocional y
prevenir y atender a los profesionales "quemados".

El secretario de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad


Pública (FADSP), Manuel Martín García,pidió recientemente que se incrementase el
presupuesto para aumentar las plantillas de médicos, enfermeras, psicólogos y
trabajadores sociales en atención primaria. Por su parte, el consejero de Sanidad de la
Comunidad de Madrid, Manuel Lamela, ha anunciado que a partir de diciembre se
pondrán en marcha cinco Equipos de Soporte de Atención Domiciliaria (ESAD) para
enfermos terminales, y en los que participarán 3 psicólogos. ¿Considera suficiente la
participación que están teniendo los psicólogos en la intervención con cáncer o quizás
se trata de un recurso sanitario que se está "infra – utilizando"?

La íntima relación que existe entre las actitudes y el comportamiento de las personas y su
estado de salud pone de manifiesto que hay mucho que hacer desde el punto de vista
psicológico. Considero que es una de las asignaturas pendientes en Atención Primaria (AP). Está
descrito que más de un 65% de las consultas en AP tienen relación con síntomas de depresión
subclínica y trastornos de ansiedad. Desde la intervención psicológica, en integración con las
fundamentales necesidades médicas de diagnóstico y tratamiento, se podría maximizar el nivel
de competencia y de resultados, a menor coste económico y emocional para todos: pacientes,
familias y profesionales.

La Psicología sigue siendo una profesión nueva para muchos sanitarios. Es nuestra
responsabilidad explicar con claridad en qué podemos ayudar a los objetivos clínicos y cómo lo
hacemos, también para evitar fantasmas (los psicólogos nos juzgan, ¿ para qué sirven?)

En un sentido más amplio ¿qué papel deberían ocupar los psicólogos dentro del ámbito
de la Oncología y de los cuidados paliativos?

De acuerdo con el profesor Ramón Bayés, en su Editorial publicada en la prestigiosa Revista


Medicina Paliativa, Noviembre 2005, creemos que ha llegado el momento de afirmar la
necesidad de una presencia clara y decidida de la psicología en la estructura y organización
sanitaria de los cuidados paliativos.

La comunicación, el soporte emocional y el trabajo en equipo forman piedras angulares en todas


las guías clínicas de oncología y cuidados paliativos, además del control de síntomas: físicos,
sociales, psicológicos y espirituales. ¿Hay que explicar, demostrar una y otra vez, lo que un
psicólogo bien formado puede aportar en estas áreas de intervención? Quizá la confusión
proviene que todos los profesionales tienen la obligación ética de facilitar unos mínimos de
apoyo emocional. El matiz proviene que a medida que la complejidad aumenta se requiere
mayor nivel de preparación en la intervención y de que nos movemos entre unos máximos y
unos mínimos.

Siguiendo al profesor Bayés, hay dos niveles de intervención:

a) en un primer nivel de detección molar de problemas e intervenciones básicas, todos los


miembros del equipo deberían dominar la estrategias de counselling; ser capaces se aportar al
equipo la riqueza de sus observaciones sobre el estado de ánimo del enfermo y los problemas
relacionales con sus cuidadores primarios; poseer una sólida formación en bioética; tener una
actitud empática; disponer de información suficiente sobre: escala analgésica, tipo de curas,
comunicación no verbal, etc. Todos deberían, asimismo, estar dispuestos a implicarse, a
deliberar con el enfermo y a responder a sus demandas si éste les interpela.

b) en un segundo nivel, mas específico del psicólogo: el de la valoración de los síntomas


psicológicos refractarios; la prevención precoz de la angustia vital de difícil manejo; la detección
temprana de duelos complicados; la evaluación de los estados de ánimo ansiosos o depresivos;
el tratamiento de los trastornos desadaptativos; la intervención en crisis; la prevención
del burnout, la participación o iniciativa en investigaciones que impliquen aspectos psicológicos
tales como, por ejemplo, el mantenimiento de la esperanza, etc

El fascinante desarrollo tecnológico en los diversos ámbitos científicos nos obliga a


especializarnos en distintos perfiles de competencia. El médico ha dejado de ser "el hombre
orquesta", y el psicólogo tiene un reto muy importante en formarse de un modo riguroso y
sólido en los distintos niveles de intervención relacionados con la psicooncología y el trabajo en
equipo.

Un equipo de atención sanitaria no debe de mitificar la ciencia, sino humanizar el sentido común.
Desde esta perspectiva, la figura del psicólogo en un equipo es cuestión de eficiencia,
racionalidad y justicia. Cuando hace 30 años llegué en la más absoluta soledad, sin vías clínicas
ni protocolos, al Servicio de Hematologia y Hemoterapia del Hospital Universitario La
Paz, como un adjunto más, pero "raro", no tenía un lugar definido en el equipo y me costó
entender esto, porque la biología aparecía como la única vía importante de intervención. Ahora,
más en la realidad y superando la dicotomía cartesiana, cuando los fines de la Medicina del siglo
XXI no sólo consideran la curación sino la calidad de vida y de muerte de los enfermos, la utopía
de poder trabajar integrados en un equipo interdisciplinar, superando los objetivos particulares
por los generales, ha sido posible. ¿El punto de encuentro?: el paciente y su familia. ¿El medio?:
el counselling. ¿La ilusión mantenida?: el trabajo en equipo, la técnica y la ética bailando juntos
el más difícil de los bailes, pero el más gratificante.

TABLA 1.

Objetivos en la intervención dirigida a disminuir el sufrimiento del enfermo e


incrementar su bienestar:

o Identificar aquellos síntomas somáticos o/y alteraciones psicológicas que son percibidos por
el paciente como una amenaza
o Compensar, eliminar o atenuar dichos síntomas. Se trata del clásico "control de síntomas"
o Detectar y potenciar, en la medida de lo posible, los propios recursos del enfermo
o El instrumento más adecuado de que disponen todos los miembros del equipo - será
elcounselling

TABLA 2.

Informe de 1994 de un Comité técnico del Senado de Estados Unidos

El comité está convencido de que debería establecerse una norma para el


tratamiento del cáncer en los centros oncológicos que dependen del Instituto
Nacional del Cáncer. Teniendo en cuenta los datos, cada día más numerosos, que
indican que proporcionar servicios de soporte psicoterapéutico a los pacientes con
cáncer y sus familias constituye un complemento eficaz y barato a los tratamientos
médicos, el Comité considera que el Instituto Nacional del Cáncer debería requerir
a los centros oncológicos para que proporcionaran servicios de soporte,
psicoterapéutico a los pacientes oncológicos en todas las fases de diagnóstico y
tratamiento, así como a sus familias. Tales servicios deberían incluir, sin que ello
suponga una limitación, counselling individual y educación, terapéutica de grupo y
soporte individual y grupal a sus familias

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