Predicciones y Matemáticas PDF
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no 22(2002), 61–100
Mikel Lezaun
mepleitm@lg.ehu.es
Resumen
Desde la más remota antigüedad, el hombre ha intentado predecir el
tiempo atmosférico, para tratar de librarse de sus efectos perniciosos o
aprovecharse de sus beneficios.
En este artı́culo, dedicado a las predicciones numéricas del tiempo,
se hace una introducción histórica de la meteorologı́a, se definen las
ecuaciones primitivas del movimiento de la atmósfera, se muestra la
forma de resolver numéricamente esas ecuaciones, se presentan modelos
de predicción numérica operativos y se concluye analizando la cuestión de
¿hasta qué plazo es posible predecir el tiempo?
61
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transformación organizativa, que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIX
con la creación de las distintas sociedades meteorológicas estatales europeas y
la colaboración internacional entre meteorólogos.
A comienzos del siglo XIX mucha gente se interesó en la recopilación
sistemática de todo tipo de información sobre un paı́s y sus habitantes. Este
interés está en el origen de la etimologı́a del término estadı́stica, que inicialmente
designaba los estudios que trataban con los datos numéricos de un estado. Un
tipo de información buscada fue los datos meteorológicos. Ası́, en el transcurso
del siglo XIX se recogieron muchı́simos datos meteorológicos por gente con
distintos intereses, como por ejemplo la propagación de enfermedades, la mejora
de la agricultura, el comercio marı́timo, etc. Hay que indicar que a partir de
la creación a finales del siglo XIX de los servicios meteorológicos estatales en
casi todos los paı́ses desarrollados, estas instituciones fueron las encargadas de
recopilar todos los datos sobre el tiempo atmosférico.
La gran cantidad de datos meteorológicos recopilados dio un continuo
impulso a la climatologı́a que, en la segunda mitad del siglo XIX, en gran parte
devino una ciencia estadı́stica. Como ciencia se establecieron numerosas leyes
climáticas, muchas de ellas extraı́das directamente del estudio de los datos. De
hecho, se puede entender por clima la totalidad de los fenómenos meteorológicos
que caracterizan el estado medio de la atmósfera y la probabilidad de la
ocurrencia de sus valores extremos, en un lugar y estación anual determinada.
Como resultado de este crecimiento acelerado de los datos, algunos
meteorólogos se preguntaron si éstos estaban siendo bien aprovechados e,
incluso, si tal abundancia de datos no era un estorbo para la reflexión y el
estudio teórico. Estas cuestiones impulsaron a los meteorólogos a idear métodos
para descubrir o imponer orden. Para ello una primera opción fue tabular las
observaciones del tiempo junto con la de otros fenómenos susceptibles de estar
relacionados con él, y buscar patrones. En concreto se esperaba hallar relaciones
con la astronomı́a, entre el movimiento celeste y el tiempo meteorológico, pero
no se obtuvo ninguna significativa. También se vio que era muy difı́cil encontrar
algún tipo de periodicidad o regularidad en las variaciones meteorológicas.
Otra forma de tratar los
datos consistió en traducirlos a
dibujos en los mapas. Ası́, en 1817
Alexander von Humboldt (1769-
1859) introdujo una forma de
representar la distribución de calor
sobre la superficie terrestre: sobre
un mapa de parte del hemisferio
norte dibujó las lı́neas que unı́an
puntos con la misma temperatura
media. A estas lı́neas las denominó isotermas. Posteriormente se dibujaron
mapas con lı́neas isotermas mensuales, con isobaras, con isolı́neas de la
precipitación anual, etc.
De todas estas representaciones en mapas se extrajeron muchos
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¿Qué tiempo va hacer? Ésta es una pregunta que siempre se ha hecho el hombre
y que nunca pierde interés. Durante siglos los pronósticos se apoyaban en signos
naturales, por ejemplo un pequeño halo alrededor del sol como presagio de
lluvias, que en muchos casos se expresaban en forma de refranes. Citaremos
como muestra
En todos los paı́ses perviven muchos refranes de este tipo y, aunque a veces
sean contradictorios o tengan una interpretación ambigua, hay que reconocerles
una cierta validez local para las previsiones a muy corto plazo. Hay que indicar
que todavı́a hoy estos refranes constituyen verdaderas guı́as para los labradores
y la población rural.
Se puede considerar a los astrólogos como los primeros hombres del tiempo
profesionales. En la cultura occidental la astro-meteorologı́a se remonta al menos
hasta el Tetrabiblos de Claudio Ptolomeo (90-168), escrito hacia el año 160 de la
era cristiana, que fue la principal autoridad para esta práctica durante toda la
Edad Media. La invención de la imprenta en el siglo XV dio una gran difusión
a la predicción astrológica del tiempo, debido principalmente a la inclusión de
esas predicciones en almanaques. Ası́, hasta finales del siglo XVIII se publicaron
muchos libros de astro-meteorologı́a, siendo uno de los más populares Della vera
influenza degli astri sulle stagioni e mutazioni di tempo de Giuseppe Toaldo
(1719-1797), publicado en 1770. Esta práctica casi desapareció en el siglo XIX,
a pesar de que en esa época las predicciones del tiempo eran más populares que
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nunca. De hecho era muy raro el diario escrito que no presentara en un lugar
importante las previsiones del tiempo y escaseaban los lectores que no prestaran
atención a esas predicciones. Esta gran popularidad fue generada por una nueva
técnica de predicción del tiempo, que se denominó método sinóptico.
La hipótesis de partida de ese nuevo método consistı́a en admitir que
el conocimiento del tiempo actual en una amplia zona geográfica puede
proporcionar una estimación del tiempo venidero en lugares de esa región. Para
ponerlo en práctica habı́a que elaborar mapas del tiempo diarios, y esto fue
factible gracias a la invención del telégrafo. De hecho la capacidad proporcionada
por el telégrafo para las comunicaciones a larga distancia hizo posible que en
1863, la Sociedad Meteorológica de Francia comenzara a confeccionar mapas del
tiempo diarios, iniciativa que rápidamente fue imitada por los demás servicios
meteorológicos nacionales. Hay que resaltar que el método sinóptico enseguida
desplazó a los métodos locales y que hasta hace poco era la base de casi todos
los pronósticos del tiempo.
Los mapas del tiempo pusieron en evidencia el papel de la presión
atmosférica: parecı́a claro que las variaciones del tiempo dependı́an de las del
barómetro. Ası́, se observó que en general el tiempo es especialmente frı́o en las
regiones de alta presión y muy lluvioso en las de baja presión. En 1860, C.H.D.
Buys-Ballot (1817-1890) descubrió la ley que permite determinar la velocidad
y dirección del viento a partir del conocimiento de la distribución de la presión.
Los dibujos en mapas de las trayectorias de las borrascas mostraron su carácter
migratorio. En fin, los mapas del tiempo confirmaron que en la zona templada
norte las condiciones atmosféricas en general se mueven del oeste hacia el este.
A finales del siglo XIX la predicción del tiempo se hacı́a como sigue. Cada dı́a
los pronosticadores construı́an mapas sinópticos con los valores de las distintas
variables atmosféricas (presión, temperatura, precipitaciones, humedad, capa
de nubes, etc.) recogidos a una misma hora en cien o más localidades y que les
eran enviados por telégrafo. El más importante era un mapa en el que se habı́an
dibujado las lı́neas isobaras y que mostraba la distribución de las presiones
barométricas recogidas. Hay que resaltar que los pronosticadores prestaban una
especial atención a los patrones de isobaras, pues determinados ordenamientos
de las mismas se asociaban a tipos de tiempo particulares.
Una vez realizado el “retrato”del tiempo actual, la principal tarea de los
pronosticadores consistı́a en hacer un mapa pronóstico que, la mayor parte
de las veces, no era más que una estimación personal de lo que podı́a ser el
mapa del tiempo del dı́a siguiente. Para ello los hombres del tiempo seguı́an
unas reglas obtenidas de su propia experiencia y de la de sus predecesores,
las cuales les permitı́an estimar y pronosticar cómo se iba a desarrollar y
mover cada estructura atmosférica. Luego, de ese mapa inferı́an las condiciones
previstas del tiempo en los lugares considerados. Todo ese trabajo desembocaba
en una predicción que era una simple descripción verbal del tiempo venidero,
la mayor parte de las veces no más precisa que “lluvioso y ventoso.o “despejado
y frı́o”. Hay que decir que las reglas de predicción son al sinóptico lo que las
leyes fı́sicas son al dinámico. Ası́, si se pudieran formular de manera que en
cualquier situación imaginable dieran una única predicción, definirı́an un modelo
Predicciones del tiempo y matemáticas 67
insatisfactorio.
Sin desanimarse, Richardson
buscó las razones de su fracaso. Sus
trabajos se publicaron en 1922 en un
libro que se hizo muy célebre, titula-
do Weather Prediction by Numerical
Process, y que contiene una visión
con carácter premonitorio. Remar-
cando que “harı́an falta 64.000 per-
sonas trabajando por turnos para
prever el estado de la atmósfera con
mayor rapidez que la de su evolu-
ción real”, Richardson imaginó una
fábrica de predicciones meteorológi-
cas formada por miles de calcula-
dores humanos trabajando de forma
sincronizada bajo la dirección L.F. Richardson
de un responsable encargado de la buena marcha de las operaciones. Lo que
no pudo prever fue el aparato que 25 años más tarde iba hacer el trabajo tan
rápidamente como las 64.000 personas.
Al margen de la meteorologı́a, de capital importancia fue el hecho de que en
1928 los matemáticos alemanes Richard Courant (1888-1972), Kurt Friedrichs
(1901-1982) y Hans Lewy (1904-1988) estudiaran de forma sistemática la
manera de resolver las ecuaciones en derivadas parciales por “diferencias
finitas”, y precisaran las condiciones que se deben respetar en la discretización
(condiciones de estabilidad).
En el perı́odo de entre guerras sobresale la figura del meteorólogo dinamicista
sueco Carl-Gustaff Rossby (1898-1957), que fue la persona que más influyó en
los pronosticadores para que cambiaran su percepción de que la meteorologı́a
dinámica tenı́a muy poco interés para su trabajo. Una de sus contribuciones más
importantes fue el convencimiento de que la clave para entender la atmósfera
habı́a que buscarla en el viento, en concreto en la componente vertical de la
vorticidad, y no en la presión. En 1939 Rossby dedujo una ecuación cuya solución
da la velocidad de propagación de ciertas ondas de longitud larga (denominadas
hoy en dı́a ondas de Rossby) presentes en las corrientes del oeste que circundan
la tierra en altura en las latitudes medias. En 1940 Rossby propuso efectuar
varias aproximaciones en las ecuaciones utilizadas por Richardson y obtuvo la
ecuación de balance de la componente vertical de la vorticidad, que permite
traducir el comportamiento de una atmósfera promedio.
La primera computadora electrónica, denominada ENIAC (Electronic
Numerical Integrator Analyser and Computer), se construyó en la universidad
de Pennsylvanie en 1946 gracias al determinante impulso del matemático
americano de origen húngaro John von Neumann (1903-1957). Un objetivo
importante para von Neumann consistı́a en demostrar, con un problema
cientı́fico particular, el potencial revolucionario de la computadora. Aunque
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podrá imponer las mismas condiciones en sus bordes laterales, lo cual equivale
a una periodicidad espacial. Naturalmente, la calidad de la predicción en el
interior del dominio dependerá de lo acertado de la estimación de la evolución de
las variables sobre su frontera lateral. También, cuanto mayor sea el dominio más
tardará la predicción para su interior en ser afectada por los errores cometidos
en la frontera.
Los progresos en la predicción numérica del tiempo se han visto muy
favorecidos por el desarrollo de ordenadores electrónicos cada vez más potentes.
Ası́, la potencia de los ordenadores utilizados en meteorologı́a ha ido subiendo
desde 3 mil operaciones/segundo (IBM 701 instalado en 1955) a 2,5 millones
de operaciones/segundo (CDC 6600 del año 1966), a 7 mil millones de
operaciones/segundo (Cray C98 del año 1991), hasta los 100 mil millones de
operaciones/segundo (Fujitsu VPP 5000 instalado en Météo-France a finales de
1999). Esta creciente potencia de cálculo esencialmente se ha utilizado para
aumentar la resolución horizontal y vertical de los modelos. Tampoco hay
que olvidar que esos progresos también deben mucho a los esfuerzos de los
matemáticos, que proponen esquemas cada vez más precisos y más rápidos,
y a los de los fı́sicos, que van mejorando los métodos para describir toda la
complejidad de los procesos fı́sicos atmosféricos.
El proceso de predicción del tiempo no acaba con el resultado numérico.
¡Los ordenadores no solucionan todo! En particular, para los plazos más breves
(de algunas horas a uno o dos dı́as) es indispensable la destreza del hombre
del tiempo encargado de la predicción quien, como gran conocedor del clima
regional y de los lı́mites de los modelos, ajusta e incluso modifica los resultados
de la simulación y los traduce a términos de tiempo observable: intensidad de
las precipitaciones, temperaturas máxima y mı́nima del dı́a, posible aparición
de nieblas, de tormentas, de ráfagas de viento, etc.
Desde un punto de vista práctico la predicción mediante modelos
matemáticos abarca un plazo que va desde las 8 ó 10 horas hasta, en el mejor
de los casos, los nueve o diez dı́as siguientes, y ello con serias limitaciones
dependientes de la situación atmosférica concreta y de la época del año. No
son muy raras las situaciones para las que es muy difı́cil ir más allá de las
60 ó 72 horas. Para perı́odos de tiempo inferiores a seis u ocho horas, hoy en
dı́a los modelos matemáticos no son los adecuados y es preciso utilizar otras
técnicas denominadas de predicción inmediata o de predicción a muy corto
plazo. Éstas se desarrollan a partir de extrapolaciones más o menos complejas
de los datos meteorológicos obtenidos mediante estaciones automáticas de
superficie y teledetección (radares, satélites, redes de detección de rayos...) con
gran resolución espacial y temporal. Ello requiere una vigilancia continua de la
evolución atmosférica y una rápida toma de decisiones sobre posibles envı́os de
avisos rectificando las predicciones.
A modo de conclusión veamos cómo ha mejorado la predicción meteorológica
en los últimos años. Ası́, la calidad de las previsiones que se hacı́an en 1954
con el modelo barotrópico para un plazo de 24 horas es equivalente a las que se
realizaban en 1995 en el Centro Europeo de Predicciones Meteorológicas a Medio
Plazo para un plazo de seis dı́as. Sin ir tan lejos en el pasado, las estadı́sticas
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de los últimos quince años sobre Europa publicadas por Météo-France muestran
que la calidad de la predicción en 1995 para un plazo de 72 horas es equivalente
a la que se tenı́a en 1980 para un plazo de 24 horas.
∂u ∂u ∂u ∂u uv tg φ uw
+u +v +w − + =
∂t ∂x ∂y ∂z Re Re
1 ∂p
− + 2Ωv senφ − 2Ωw cos φ + frx (6)
ρ ∂x
∂v ∂v ∂v ∂v u2 tg φ uw 1 ∂p
+u +v +w + + =− − 2Ωu senφ + fry (7)
∂t ∂x ∂y ∂z Re Re ρ ∂y
∂w ∂w ∂w ∂w u2 + v 2 1 ∂p
+u +v +w − =− − g + 2Ωu cos φ + frz (8)
∂t ∂x ∂y ∂z Re ρ ∂z
p = ρRT , (10)
∂v ∂v ∂v ∂v 1 ∂p
+u +v +w =− − f u + fry , (14)
∂t ∂x ∂y ∂z ρ ∂y
∂p
= −g ρ, (15)
∂z
∂ρ ∂ρ ∂ρ ∂ρ
+u +v +w = −ρ div(~v ), (16)
∂t ∂x ∂y ∂z
p = ρRT , (17)
µ ¶ µ ¶
∂T ∂T ∂T ∂T RT ∂p ∂p ∂p ∂p
Cp +u +v +w = +u +v +w + Q,
∂t ∂x ∂y ∂z p ∂t ∂x ∂y ∂z
(18)
∂q ∂q ∂q ∂q
+u +v +w = Q0 . (19)
∂t ∂x ∂y ∂z
hidrostática permite “filtrar”las ondas acústicas, que sin embargo son solución
de las ecuaciones generales.
Básicamente, éste es el sistema propuesto por V. Bjerknes a principios del
siglo XX y que intentó resolver L.F. Richardson a finales de los años 1910. Más
adelante, en la sección 4, haremos nuevos cambios de coordenadas y sobre el
sistema obtenido describiremos los principios básicos de la resolución numérica
de los modelos atmosféricos.
Las ecuaciones en derivadas parciales anteriores son una variante de las
denominadas ecuaciones de Navier-Stokes y como para éstas, sólo se han
hallado soluciones analı́ticas (expresiones matemáticas explı́citas) en unos pocos
casos particulares. La dificultad esencial reside en las no linealidades, en
∂ ∂ ∂
concreto en la presencia de términos del tipo u , v y w , denominados
∂x ∂y ∂z
términos advectivos. Como ya se ha repetido varias veces, para resolverlas
es necesario apelar a aproximaciones numéricas que puedan tratarse con
ordenador. Respecto de las ecuaciones de Navier-Stokes es interesante resaltar
que uno de los siete problemas que el Clay Mathematics Institute of Cambridge,
Massachusetts, ha elegido como problemas del nuevo milenio es: Existencia y
regularidad de las ecuaciones de Navier-Stokes.
Hay que indicar que la comprensión de este último problema puede ser un
paso fundamental para la comprensión del gran problema de la turbulencia. Es
casi una paradoja que a comienzos del siglo XXI se hayan podido comprender
y modelar numerosos fenómenos de escala de las micropartı́culas (dominio de
la mecánica cuántica) o de la escala del Universo (dominio de la mecánica
relativista), mientras que flujos de los fluidos más corrientes, como por ejemplo
del agua o del aire, que son fenómenos que están al alcance de nuestra vista y
pertenecen al dominio de la mecánica clásica, todavı́a hoy casi son un misterio.
Este gran desafı́o cientı́fico se puede resumir en una palabra: turbulencia.
∂ζ ∂ζ ∂ζ df
+u +v +v =
∂t ∂x ∂y dy
∂ζ ∂u ∂v 1 ∂w ∂u ∂w ∂v ∂fry ∂frx
−w − (ζ + f )( + ) + J(p, ) + − + − ,
∂z ∂x ∂y ρ ∂y ∂z ∂x ∂z ∂x ∂y
1 ∂p ∂ 1 ∂p ∂ 1
donde hemos puesto J(p, ) = − .
ρ ∂x ∂y ρ ∂y ∂x ρ
80 M. Lezaun
∂2v ∂2v
+ U 2 + βo v = 0 .
∂x∂t ∂x
Esta ecuación tiene la solución con forma de onda:
· ¸
2π
v(x, t) = A cos (x − ct) ,
L
donde L es la longitud de onda y
L2
c = U − βo (22)
4π 2
es la velocidad de onda. Ası́ pues, en el hemisferio norte, estas ondas se propagan
hacia el oeste con respecto al flujo zonal medio U .
Rossby conocı́a los primeros mapas de los movimientos del aire de las capas
altas de la atmósfera hechos a partir de los datos atmosféricos obtenidos por
sondas enviadas a gran altura. Por ello, Rossby sabı́a que la caracterı́stica
dominante del flujo de esas capas de aire en latitudes medias es una corriente
cı́clica en dirección este que tiene una forma ligeramente serpenteada. Este
serpenteamiento incluye ondas de longitud de onda tan grande que sólo hay dos
o tres ondas a lo largo de todo un paralelo. Estas ondas, denominadas ondas
planetarias, están acompañadas por patrones sobreimpuestos compuestos por
entre seis y ocho ondas alrededor del hemisferio. Estas últimas también son
ondas de larga longitud (unos pocos miles de kilómetros) y se dice que son
ondas de escala sinóptica. Ahora bien, a estas observaciones les faltaba una
explicación teórica que las justificara y Rossby lo consiguió utilizando la fórmula
Predicciones del tiempo y matemáticas 81
∂ζ ∂ζ ∂ζ
+u +v + vβ = 0.
∂t ∂x ∂y
En un sentido estricto, la ecuación anterior sólo es válida para una atmósfera
promedio en la que el viento no cambia con la altura (no aparece la variable
z). En concreto esa ecuación proporcionó una buena primera aproximación
al movimiento medio de la troposfera, o lo que es lo mismo, al movimiento
a un nivel intermedio entre los 500 y los 600 mbar como si solamente fuese
bidimensional. Este tipo de modelo se denomina barotrópico. En general un flujo
se dice barotrópico si la presión es constante sobre las superficies de densidad
constante. Por tanto, en esos casos, la temperatura no está conectada a la presión
o a los cambios de densidad.
La principal ventaja de los modelos barotrópicos es su simplicidad. Sin
embargo, como en esos modelos se excluyen los fenómenos térmicos, tienen
severas limitaciones, pues por ejemplo no contemplan la formación de centros
ciclónicos o anticiclónicos ni la influencia de la radiación.
Hay que resaltar que el modelo barotrópico inicial sufrió diversas
modificaciones, algunas de las cuales resultaron interesantes. Ası́, el principio
del balance de la vorticidad vertical absoluta fue reemplazado por el de la
conservación de la vorticidad geostrófica absoluta, y a los modelos que utilizaron
el viento geostrófico se les denominó modelos geostróficos. Posteriormente, a los
modelos obtenidos aproximando el viento y la vorticidad (de forma selectiva, sólo
en algunos términos) por unos valores geostróficos se les llamó cuasigeostróficos
(cf. [7] y [8]).
sobre las superficies con densidad constante, sino que varı́a con las variaciones
de la temperatura.
Mientras que los modelos barotrópicos predicen el movimiento de la
troposfera media, los modelos baroclı́nicos también incluyen la estructura
vertical de la atmósfera. Se tiene entonces modelos de 2, 3, 4... niveles, los
cuales predicen el flujo atmosférico en esos niveles. Ni que decir tiene que
existen varias versiones para cada una de esas situaciones. Hay que resaltar que
estos modelos admiten intercambios calorı́ficos con fuentes calientes o frı́as, son
capaces de describir procesos donde las energı́as potencial e interna se convierten
en cinética, dan cuenta de algunas formas de inestabilidad atmosférica, y a partir
de tres niveles pueden incluso contener cambios en la estabilidad estática.
Veamos ahora cómo variaciones horizontales de la temperatura implican
variaciones del viento con la altura y, por tanto, la necesidad de incluir la
estructura vertical de la atmósfera. Combinemos por ejemplo la ecuación de
estado p = ρRT con las ecuaciones (20) del viento geostrófico y la ecuación
hidrostática (15). Procediendo de esta forma se obtiene ([12]):
4 La resolución numérica
Vamos a describir aquı́ un esquema numérico para resolver un modelo
baroclı́nico en el que la coordenada vertical es la presión normalizada. En
Predicciones del tiempo y matemáticas 83
Para que el problema propuesto se pueda resolver hay que fijar el valor de
σ̇ en la base y en la cima de la atmósfera. En concreto, en esas dos superficies
frontera se tomará σ̇ = 0, lo cual asegura la nulidad de los flujos para las
cantidades conservativas en la cima y en la base de la atmósfera, supuesta
adiabática y sin rozamiento.
Esta coordenada σ facilita formular correctamente las condiciones de
contorno en el lı́mite inferior de la atmósfera en presencia de relieve. En
contrapartida, su introducción complica ligeramente las ecuaciones, y obliga a
realizar una interpolación de los valores de las variables medidos por el sistema
internacional de observación en los niveles de presión, a los niveles sigma del
modelo.
En las nuevas coordenadas (x , y , σ) el sistema (13)-(19) se escribe:
∂u ∂u ∂u ∂u ∂Φ ∂lnps
= −u −v − σ̇ +fv− −RT + frx , (23)
∂t ∂x ∂y ∂σ ∂x ∂x
∂v ∂v ∂v ∂v ∂Φ ∂lnps
= −u −v − σ̇ −fu− −RT + fry , (24)
∂t ∂x ∂y ∂σ ∂y ∂y
Z σ · ¸
∂T ∂T ∂T ∂T RT 1 ∂(ps u) ∂(ps v)
= −u −v − σ̇ − + dσ+ (25)
∂t ∂x ∂y ∂σ Cp σ p s 0 ∂x ∂y
· ¸
RT ∂ln ps ∂ln ps Q
u +v + ,
Cp ∂x ∂y Cp
∂q ∂q ∂q ∂q
= −u −v − σ̇ + Q0 , (26)
∂t ∂x ∂y ∂σ
Z 1 · ¸
∂ps ∂(ps u) ∂(ps v)
=− + dσ , (27)
∂t 0 ∂x ∂y
Z σ
Φ = Φs + RT d(ln σ) , (28)
1
Z σ · ¸ Z · ¸
1 ∂(ps u) ∂(ps v) σ 1 ∂(ps u) ∂(ps v)
σ̇ = − + dσ + + dσ , (29)
ps 0 ∂x ∂y ps 0 ∂x ∂y
N
X
Φk−1/2 = Φs − RTl ∆(lnσ) , para k = 2, 3, ..., N.
l=k
Φk−1/2 + Φk+1/2
Φk = , para k = 2, 3, ..., N.
2
Predicciones del tiempo y matemáticas 87
∂(ps u) ∂(ps v)
donde hemos puesto D = + .
∂x ∂y
D está definido en los mismos emplazamientos que u y v y su integral se
puede evaluar mediante un método de rectángulos:
X N
∂ps
=− Dk ∆σ.
∂t
k=1
en los niveles del modelo (superficies mitad de capa). Teniendo en cuenta que
al llegar al punto medio de la capa k-ésima hemos recorrido k − 1 capas y la
mitad de esta capa k-ésima, utilizaremos la fórmula de integración numérica:
k−1
X ∆σ
Ik = Dl ∆σ + Dk , para k = 1, 2, ..., N.
2
l=1
∂α
Calculemos ahora σ̇ en los niveles del modelo.
∂σ
Como la variable σ̇ está estimada en las superficies intercapas, empezaremos
∂α
estimando σ̇ en esas superficies. Para ello utilizaremos la discretización
∂σ
· ¸
∂α αk+1 − αk
σ̇ = σ̇k+1/2 ,
∂σ k+1/2 ∆σ
· ¸
∂α αk − αk−1
σ̇ = σ̇k−1/2 .
∂σ k−1/2 ∆σ
∂α
Hecho esto estimaremos el valor de σ̇ en los niveles del modelo
∂σ
calculando la media entre los valores en la superficie y en la base de la capa,
· ¸ µ ¶
∂α 1 αk+1 − αk αk − αk−1
σ̇ = σ̇k+1/2 + σ̇k−1/2 , para k = 1, 2, ..., N.
∂σ k 2 ∆σ ∆σ
Aquı́ es necesario tener en cuenta que σ̇1/2 = σ̇N +1/2 = 0 , ya que hemos
considerado que σ̇ se anula en las superficies σ = 0 y σ = 1.
Recapitulación
Como acabamos de mostrar, resulta relativamente fácil integrar de forma
explı́cita un modelo baroclı́nico en ecuaciones primitivas utilizando técnicas
numéricas elementales. Como contrapartida a esta sencillez, en este caso es
necesario tomar un paso de tiempo que satisfaga la condición de estabilidad de
Courant, Friedrichs y Lewy (CFL):
∆t 1
c ≤√ , (30)
∆x 2
donde c es la velocidad de fase de las ondas gravitatorias más rápidas,
√ que
está próxima de la velocidad del sonido (c ≈ 300 m/seg). El factor 2 aparece
al calcular la condición de estabilidad para problemas bidimensionales sobre la
horizontal.
En el caso de un modelo real los cálculos son un poco más complicados, ya
que en las ecuaciones se debe introducir un factor de mapa. En lo que respecta
a la horizontal, se puede elegir una discretización más sofisticada en la que las
variables u, v y T están situadas sobre redes ligeramente desplazadas. Además,
aunque ello implique complicaciones suplementarias, también se procura utilizar
discretizaciones que tengan propiedades similares a las de las ecuaciones
analı́ticas (conservación de la masa, de la energı́a, del momento angular...) y
sean susceptibles de proporcionar representaciones más fieles de la atmósfera
real (ver [8] y [12]).
La condición CFL (30) exige que el paso de tiempo ∆t sea dos mil veces
más pequeño que el paso de espacio ∆x. Ahora bien, esto se puede mejorar con
sólo tratar de forma implı́cita los términos responsables de la generación de las
ondas gravitatorias. En este caso la condición de estabilidad CFL a respetar es
Predicciones del tiempo y matemáticas 89
∆t 1
U ≤√ ,
∆x 2
donde U es la velocidad de propagación de las ondas de Rossby que, como
mucho, es la del viento sinóptico (U ≈ 50 m/seg). Ası́ pues, la utilización de un
método semi-implı́cito permite tomar un paso de tiempo seis veces más grande
que el de un explı́cito.
Los métodos semi-implı́citos para las ecuaciones primitivas todavı́a se pueden
mejorar más si se tratan de forma lagrangiana los términos advectivos. Ası́,
combinando advección lagrangiana y tratamiento implı́cito de los términos
generadores de las ondas gravitatorias, se obtiene un modelo semi-lagrangiano
semi-implı́cito incondicionalmente estable. Estos modelos son más complejos y
costosos de ejecutar que los explı́citos pero como permiten un paso de tiempo
mayor, al final son los que ganan la partida.
Básicamente, los métodos espectrales consisten en desarrollar el campo
considerado en una serie de funciones conocidas y realizar los cálculos
correspondientes en la serie truncada. En meteorologı́a, si se usa, la técnica
espectral solamente se utiliza en el cálculo de las derivadas horizontales. En
lo que concierne a la vertical se mantienen las diferencias finitas en la forma
que hemos descrito. En ese caso, para trabajar sobre la esfera se utilizan como
funciones de base los armónicos esféricos de superficie, que están definidos por
Ynm (λ, µ) = Pm
n (µ) exp(imλ),
atmosféricos.
Vapor de agua y aire húmedo
Toda porción de atmósfera contiene algo de vapor de agua. Ahora bien,
como indica el hecho de que las nubes solo ocupan una pequeña parte de la
atmósfera, se puede decir es muy raro que este aire esté saturado. La mezcla
de aire seco con vapor de agua se denomina aire húmedo. Para tratar de
forma rigurosa las tranformaciones del aire húmedo, se tienen que modificar
ligeramente la ecuaciones del modelo. En concreto, basta con reemplazar los
términos RT y Cp por Ra Tv y Cph , donde Ra es la constante del aire seco, Tv
la temperatura virtual y Cph el calor especı́fico a presión constante para el aire
húmedo. Notemos que estas dos últimas cantidades dependen de la humedad
especı́fica q.
Los efectos de la radiación
El sol es el gran motor de la máquina atmosférica, por tanto es muy
importante conocer con precisión sus efectos directos e indirectos. Los efectos
combinados de la radiación solar, de la radiación atmosférica y de la radiación
terrestre van a contribuir a modificar la temperatura de las diferentes capas del
modelo.
Dada la gran complejidad de los fenómenos que intervienen en la radiación,
básicamente la absorción y la dispersión por las moléculas de aire, para calcular
efectivamente todas las interacciones es necesario conocer la repartición de los
distintos constituyentes atmosféricos.
El cálculo de los efectos de la radiación reposa sobre el cálculo de los flujos en
la base y en la cima de cada capa considerada. Ası́, el aumento de temperatura
debido a los efectos de la radiación vendrá dado por la divergencia de los flujos de
radiación. Teóricamente se pueden calcular esos flujos si se conoce la distribución
de los distintos constituyentes atmosféricos y su temperatura.
Los flujos de radiación en el suelo (radiación solar global y radiación
atmosférica) son muy dependientes de la cobertura nubosa. Para determinar
la evolución de la temperatura de la superficie del suelo (condición de contorno)
es esencial conocer esos flujos radiativos, el flujo de radiación terrestre y los
flujos turbulentos de calor sensible y de evaporación.
La interfase tierra-atmósfera
La capa lı́mite atmosférica (CLA) es la parte de la atmósfera comprendida
entre los 0 y 1500 metros de altitud, dependiendo de la topografı́a del terreno. En
esta capa se tienen movimientos de tipo turbulento, los cuales contribuyen a que
el suelo y la atmósfera intercambien cantidad de movimiento (rozamiento), calor
(calor sensible) y vapor de agua (evaporación). La CLA se puede descomponer
en dos partes: la capa lı́mite superficial (CLS), en la cual se pueden despreciar
los efectos de la fuerza de Coriolis, y la capa lı́mite planetaria (CLP), en la que
hay que introducir esos términos. La CLS es variable, pero más o menos llega
hasta los 50 o los 100 metros de altitud. La CLP llega hasta los 1500 metros de
altitud.
92 M. Lezaun
• parte del agua transmitida a una capa se evapora hasta que eventualmente
se alcance la saturación, y parte se transmite a la capa inmediatamente
inferior.
dx dy dz
+ σ(x − y) = 0, + y − rx + xz = 0, + bz − xy = 0.
dt dt dt
Para los parámetros Lorenz tomó los valores σ = 10, b = 8/3 y r = 28. Notemos
que en el anexo D de [4] se detalla la obtención de estas ecuaciones de Lorenz
a partir de las ecuaciones inerciales de la dinámica de la atmósfera, en concreto
a partir del sistema de Bénard.
Es fácil adivinar que simplificado hasta este punto, este sistema no tenga
ninguna utilidad para previsiones meteorológicas reales. Sin embargo posee los
ingredientes necesarios para ser representativo de los movimientos atmosféricos
y constituye el modelo teórico de caos determinista más célebre y más estudiado.
Lo mismo que los modelos meteorológicos completos, y a pesar de su aspecto
tan sencillo, estas tres ecuaciones no tienen solución analı́tica. Por tanto hay que
resolverlas por métodos numéricos utilizando un ordenador. Ası́ lo hizo Lorenz
y se topó con numerosas sorpresas.
La primera fue que la evolución de cada una de las componentes de la
solución tiene un comportamiento
que parece que sólo obedece a la
fantası́a del azar.
El segundo descubrimiento
fue que si dibujamos la sucesión
de valores que en el transcurso
del tiempo toman las soluciones,
se obtiene una trayectoria que se
enrolla sobre un curioso objeto
de dos lóbulos. Se descubrı́a ası́ el
primer “atractor extraño”. Atractor de Lorenz
La tercera sorpresa se produjo cuando comprobó que la introducción de
un pequeñı́simo error inicial crecı́a exponencialmente con el cálculo, de forma
Predicciones del tiempo y matemáticas 97
8 Conclusión
En sus inicios, los hombres del tiempo pudieron considerar los modelos
numéricos como algo anecdótico capaz de reproducir con mayor o menor
fidelidad las caracterı́sticas de la circulación atmosférica. Sin embargo, gracias
a su constante mejora, actualmente son una herramienta imprescindible para
la predicción. Hoy en dı́a nadie duda de que los modelos numéricos realizan
mucho mejor que el hombre la sı́ntesis de todos los procesos de interacción
fı́sica, que antes sólo eran parcialmente comprendidos. Ahora bien, aunque estos
modelos suelen dar previsiones realistas, no siempre dan una predicción exacta
y a veces aparecen importantes errores, incluso para predicciones a muy corto
plazo. Esto significa que los resultados de los modelos numéricos deben ser
continuamente confrontados con la realidad: a posteriori para intentar corregir
sus defectos sistemáticos, y en tiempo real para detectar a tiempo divergencias
en las simulaciones que sean susceptibles de conducir a una estimación errónea
de los fenómenos meteorológicos implicados.
Para terminar, las palabras de Miguel Azpiroz (1916-1965) en su discurso de
ingreso en la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona ([3]): “La gente
que, a pesar de todo, está dispuesta siempre a dejarse engañar muy a gusto,
como dice un proverbio latino, seguirá creyendo en los intuitivos de esta ciencia,
como también ocurre en Biologı́a o en Medicina, y en las predicciones realizadas
con recursos extremadamente simples. Forma parte de la naturaleza humana
el querer saber, de modo inmediato, a qué atenerse en todos los aspectos que
afectan a su ámbito vital, antes que el comprender las dificultades de cualquier
problema que requiere una formación especializada; y adopta esta actitud incluso
en cuestiones de mayor categorı́a cultural o humana, sin que nadie se asombre
por ello.
Bibliografı́a
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gleichungen der mathematischen Physik. Math. Annalen, 100, pp. 32-74.
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Predicciones del tiempo y matemáticas 99
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