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Bol. Soc. Esp. Mat. Apl.

no 22(2002), 61–100

Predicciones del Tiempo y Matemáticas

Mikel Lezaun

Departamento de Matemática Aplicada, Estadı́stica e I. O.


Universidad del Paı́s Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea

mepleitm@lg.ehu.es

Resumen
Desde la más remota antigüedad, el hombre ha intentado predecir el
tiempo atmosférico, para tratar de librarse de sus efectos perniciosos o
aprovecharse de sus beneficios.
En este artı́culo, dedicado a las predicciones numéricas del tiempo,
se hace una introducción histórica de la meteorologı́a, se definen las
ecuaciones primitivas del movimiento de la atmósfera, se muestra la
forma de resolver numéricamente esas ecuaciones, se presentan modelos
de predicción numérica operativos y se concluye analizando la cuestión de
¿hasta qué plazo es posible predecir el tiempo?

1 Notas históricas. Introducción


Recopilar observaciones del tiempo, explicar el comportamiento de la atmósfera
y pronosticar el viento y la lluvia son prácticas muy antiguas. Ası́, hasta el
siglo XX, las personas interesadas de forma cientı́fica en el tiempo atmosférico
realizaban tres actividades: una actividad empı́rica consistente en recopilar
datos de observaciones y a partir de ellos intentar inferir algo, una actividad
teórica dedicada a explicar los fenómenos atmosféricos basándose en leyes
generales, y una actividad práctica de predicción del tiempo. Naturalmente,
estas actividades siempre han estado relacionadas entre sı́ y el término
meteorologı́a se ha utilizado para las tres.
En el siglo XIX, al crecer el número de personas dedicadas a la meteorologı́a,
las actividades empı́ricas, teóricas y predictivas se fueron diferenciando. Muchas
de las personas que trabajaban en la tradición empı́rica hicieron del tiempo
promedio su principal preocupación y a mediados del siglo dieron origen, como
una ciencia descriptiva, a la climatologı́a. Muchos de los que trabajaban en la
tradición teórica hicieron de las leyes de la fı́sica su punto de partida y dieron
origen a la rama de la ciencia que se denominó meteorologı́a dinámica. Por
último, con el inicio en los años 1870 de las predicciones diarias por los servicios
meteorológicos, la predicción del tiempo se convirtió en una profesión.

61
62 M. Lezaun

Estas tres tradiciones siguieron su camino diferenciado hasta mediados


del siglo XX, época en la que la conexión entre ellas se hizo cada vez más
estrecha y numerosa, y en la que los meteorólogos comenzaron a hablar de una
unificación de la meteorologı́a. Esta unificación, que culminó en los años 50 y 60
del siglo pasado, estuvo ı́ntimamente ligada al desarrollo de las computadoras
electrónicas y es a partir de aquı́ donde el concurso de las matemáticas es
esencial.
Hagamos una breve exposición del desarrollo de cada una de estas tradiciones
hasta comienzos del siglo XX, para ası́ ver cual era el escenario previo a los
comienzos de la predicción numérica del tiempo.

1.1 Una tradición empı́rica. Climatologı́a

Aunque la moderna tradición en me-


teorologı́a empı́rica se puede remontar
hasta William Merle, rector de Driby,
que anotó el tiempo diario en Oxford
desde 1337 hasta 1344, las observacio-
nes meteorológicas no se realizaron de
forma sistemática hasta el siglo XVII
con la invención del termómetro y del
barómetro. En ese siglo tuvo lugar un
cambio profundo en las descripciones
del tiempo, que pasaron de tener un
carácter meramente cualitativo a tener
un carácter cuantitativo. Esto fue debi-
do a que en el siglo XVII la temperatu-
ra, la humedad, la presión atmosférica, E. Torricelli
la cantidad de precipitaciones y la dirección y fuerza del viento se pudieron
medir. Hay que recordar que se atribuye a Galileo Galilei (1564-1642) la
construcción del primer termómetro en los últimos años del siglo XVI, que
Evangelista Torricelli (1608-1647) construyó el primer barómetro en 1643,
que en esa centuria se inventaron aparatos para medir las precipitaciones, la
dirección y la fuerza del viento, y que aunque los higrómetros ya estaban
inventados raramente se habı́an utilizado antes del siglo XVII. Naturalmente,
todos estos nuevos aparatos produjeron un considerable aumento de los datos
meteorológicos, lo que a su vez propició el planteamiento de nuevas cuestiones
teóricas.
Una vez que se fue capaz de obtener valores numéricos de las distintas
variables atmosféricas, para su utilización universal hubo que establecer escalas,
equivalencias, protocolos... Se inició ası́ un largo proceso de estandarización
que culminó con el establecimiento de acuerdos internacionales sobre los
instrumentos a utilizar, sobre su calibración, los procedimientos de lectura y
sobre la forma de registrar y transmitir los datos. Todo esto constituyó un
aspecto importante de la segunda transformación de la ciencia, una
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transformación organizativa, que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIX
con la creación de las distintas sociedades meteorológicas estatales europeas y
la colaboración internacional entre meteorólogos.
A comienzos del siglo XIX mucha gente se interesó en la recopilación
sistemática de todo tipo de información sobre un paı́s y sus habitantes. Este
interés está en el origen de la etimologı́a del término estadı́stica, que inicialmente
designaba los estudios que trataban con los datos numéricos de un estado. Un
tipo de información buscada fue los datos meteorológicos. Ası́, en el transcurso
del siglo XIX se recogieron muchı́simos datos meteorológicos por gente con
distintos intereses, como por ejemplo la propagación de enfermedades, la mejora
de la agricultura, el comercio marı́timo, etc. Hay que indicar que a partir de
la creación a finales del siglo XIX de los servicios meteorológicos estatales en
casi todos los paı́ses desarrollados, estas instituciones fueron las encargadas de
recopilar todos los datos sobre el tiempo atmosférico.
La gran cantidad de datos meteorológicos recopilados dio un continuo
impulso a la climatologı́a que, en la segunda mitad del siglo XIX, en gran parte
devino una ciencia estadı́stica. Como ciencia se establecieron numerosas leyes
climáticas, muchas de ellas extraı́das directamente del estudio de los datos. De
hecho, se puede entender por clima la totalidad de los fenómenos meteorológicos
que caracterizan el estado medio de la atmósfera y la probabilidad de la
ocurrencia de sus valores extremos, en un lugar y estación anual determinada.
Como resultado de este crecimiento acelerado de los datos, algunos
meteorólogos se preguntaron si éstos estaban siendo bien aprovechados e,
incluso, si tal abundancia de datos no era un estorbo para la reflexión y el
estudio teórico. Estas cuestiones impulsaron a los meteorólogos a idear métodos
para descubrir o imponer orden. Para ello una primera opción fue tabular las
observaciones del tiempo junto con la de otros fenómenos susceptibles de estar
relacionados con él, y buscar patrones. En concreto se esperaba hallar relaciones
con la astronomı́a, entre el movimiento celeste y el tiempo meteorológico, pero
no se obtuvo ninguna significativa. También se vio que era muy difı́cil encontrar
algún tipo de periodicidad o regularidad en las variaciones meteorológicas.
Otra forma de tratar los
datos consistió en traducirlos a
dibujos en los mapas. Ası́, en 1817
Alexander von Humboldt (1769-
1859) introdujo una forma de
representar la distribución de calor
sobre la superficie terrestre: sobre
un mapa de parte del hemisferio
norte dibujó las lı́neas que unı́an
puntos con la misma temperatura
media. A estas lı́neas las denominó isotermas. Posteriormente se dibujaron
mapas con lı́neas isotermas mensuales, con isobaras, con isolı́neas de la
precipitación anual, etc.
De todas estas representaciones en mapas se extrajeron muchos
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descubrimientos meteorológicos. Por ejemplo, de importancia capital fue el


descubrimiento de que en las zonas templadas del hemisferio norte, las
zonas de baja presión, que a menudo son regiones de precipitaciones, se van
desplazando regularmente del oeste hacia el este. De hecho, esta predictibilidad
del movimiento de las borrascas, junto con la capacidad de comunicación rápida
proporcionada por el telégrafo para construir mapas del tiempo diario, fueron
los factores más importantes para la creación de los servicios meteorológicos
nacionales en los años 1860 y 1870.

1.2 Una tradición teórica. Fı́sica de la atmósfera


La obra de Aristóteles (384-322 a.C.) Meteorologica, escrita alrededor de 340
a.C., estableció una tradición teórica en la meteorologı́a y aseguró que ésta
fuera estudiada como una parte de la filosofı́a natural. Este tratado fue la base
de todos los estudios teóricos de meteorologı́a hasta comienzos del siglo XVII.
En ese siglo la meteorologı́a teórica experimentó grandes cambios: la publicación
en 1637 de la obra de René Descartes (1596-1650) Discours de la méthode, que
contiene un apéndice titulado Les météores, estimuló la aparición de nuevas
ideas sobre distintos fenómenos atmosféricos; las nuevas observaciones, muchas
de ellas obtenidas gracias a la invención del barómetro y del termómetro,
demandaron nuevas explicaciones; y el desarrollo de la ciencia de la mecánica
propició la aparición de nuevas teorı́as sobre algunos fenómenos atmosféricos,
como la de los vientos alisios de Edmond Halley (1656-1742) de 1686.
Hasta mediados del siglo XIX, a pesar de los datos proporcionados por
el termómetro y el barómetro, y a pesar de la relevancia de las matemáticas
en la mecánica a partir de la obra de Isaac Newton (1642-1727), la mayor
parte de las teorı́as meteorológicas seguı́an siendo totalmente cualitativas. Sólo
unas pocas cuestiones eran tratadas matemáticamente, por ejemplo la relación
entre la altitud y la presión atmosférica. A finales de los años 1850, siguiendo
el camino iniciado entre otros por William Ferrel (1817-1891), que dio una
explicación teórica a que la dirección del viento generalmente es paralela a
las isobaras locales, lo que se denominó como meteorologı́a dinámica tuvo
muchos cultivadores, entre los que destacaremos a Hermann von Helmholtz
(1821-1894). Ası́, en la segunda mitad del siglo XIX se explicaron muchos
fenómenos atmosféricos, lo cual a su vez produjo un gran desarrollo de esos
estudios teóricos.
Los meteorólogos teóricos defendı́an que la meteorologı́a deberı́a ser fı́sica
aplicada y que los datos observables deberı́an explicarse de forma deductiva.
Ellos mismos se consideraban como pioneros de una nueva meteorologı́a, en
contraposición con los empı́ricos que afirmaban que la meteorologı́a era una
ciencia independiente cuyas leyes se tenı́an que inducir directamente de los
datos.
Básicamente, los dinamicistas procedı́an de dos formas. Una práctica común
consistı́a en tomar una teorı́a fı́sica y hacerla aplicable a las condiciones de la
atmósfera terrestre. Ası́, se utilizaron las teorı́as sobre el comportamiento del
aire saturado con vapor de agua para dar una teorı́a sobre la formación de nubes.
Predicciones del tiempo y matemáticas 65

Otra forma de proceder consistı́a en considerar un fenómeno meteorológico


observado y ver cómo podı́a ser explicado de acuerdo a las leyes de la fı́sica.
Como ejemplo diremos que Julius Hann (1839-1921) explicó en 1866 el viento
Föhn de los Alpes utilizando la termodinámica.
Hay que resaltar que las distintas actividades teóricas y empı́ricas no dieron
como resultado dos comunidades de investigadores completamente separadas,
pues los fı́sicos aplicados no se oponı́an a descubrimientos de regularidades
por métodos inductivos, ni los empı́ricos objetaban la aplicación de las leyes
de la fı́sica a la atmósfera. Para muchos de ellos la diferencia sólo era una
cuestión de conveniencia: ¿qué es más fructı́fero, trabajar a partir de la fı́sica o
desde los datos? También hay que decir que en ningún momento hubo un total
divorcio entre los resultados teóricos y los datos experimentales. Naturalmente,
para mostrar que la teorı́a y las observaciones estaban relacionadas, que
cuantitativamente eran iguales, habı́a que hacer cálculos. Estos cálculos,
entendidos en su sentido más amplio, adquirieron gran importancia ya que
proporcionaron soporte a algunas teorı́as y, lo que fue más importante, sirvieron
para refutar otras.

1.3 Una tradición práctica. Predicción del tiempo

¿Qué tiempo va hacer? Ésta es una pregunta que siempre se ha hecho el hombre
y que nunca pierde interés. Durante siglos los pronósticos se apoyaban en signos
naturales, por ejemplo un pequeño halo alrededor del sol como presagio de
lluvias, que en muchos casos se expresaban en forma de refranes. Citaremos
como muestra

Cielo empedrado, suelo mojado.


Cielo de lanas, si no llueve hoy, lloverá mañana.
Arco iris al mediodı́a, llueve todo el dı́a.

En todos los paı́ses perviven muchos refranes de este tipo y, aunque a veces
sean contradictorios o tengan una interpretación ambigua, hay que reconocerles
una cierta validez local para las previsiones a muy corto plazo. Hay que indicar
que todavı́a hoy estos refranes constituyen verdaderas guı́as para los labradores
y la población rural.
Se puede considerar a los astrólogos como los primeros hombres del tiempo
profesionales. En la cultura occidental la astro-meteorologı́a se remonta al menos
hasta el Tetrabiblos de Claudio Ptolomeo (90-168), escrito hacia el año 160 de la
era cristiana, que fue la principal autoridad para esta práctica durante toda la
Edad Media. La invención de la imprenta en el siglo XV dio una gran difusión
a la predicción astrológica del tiempo, debido principalmente a la inclusión de
esas predicciones en almanaques. Ası́, hasta finales del siglo XVIII se publicaron
muchos libros de astro-meteorologı́a, siendo uno de los más populares Della vera
influenza degli astri sulle stagioni e mutazioni di tempo de Giuseppe Toaldo
(1719-1797), publicado en 1770. Esta práctica casi desapareció en el siglo XIX,
a pesar de que en esa época las predicciones del tiempo eran más populares que
66 M. Lezaun

nunca. De hecho era muy raro el diario escrito que no presentara en un lugar
importante las previsiones del tiempo y escaseaban los lectores que no prestaran
atención a esas predicciones. Esta gran popularidad fue generada por una nueva
técnica de predicción del tiempo, que se denominó método sinóptico.
La hipótesis de partida de ese nuevo método consistı́a en admitir que
el conocimiento del tiempo actual en una amplia zona geográfica puede
proporcionar una estimación del tiempo venidero en lugares de esa región. Para
ponerlo en práctica habı́a que elaborar mapas del tiempo diarios, y esto fue
factible gracias a la invención del telégrafo. De hecho la capacidad proporcionada
por el telégrafo para las comunicaciones a larga distancia hizo posible que en
1863, la Sociedad Meteorológica de Francia comenzara a confeccionar mapas del
tiempo diarios, iniciativa que rápidamente fue imitada por los demás servicios
meteorológicos nacionales. Hay que resaltar que el método sinóptico enseguida
desplazó a los métodos locales y que hasta hace poco era la base de casi todos
los pronósticos del tiempo.
Los mapas del tiempo pusieron en evidencia el papel de la presión
atmosférica: parecı́a claro que las variaciones del tiempo dependı́an de las del
barómetro. Ası́, se observó que en general el tiempo es especialmente frı́o en las
regiones de alta presión y muy lluvioso en las de baja presión. En 1860, C.H.D.
Buys-Ballot (1817-1890) descubrió la ley que permite determinar la velocidad
y dirección del viento a partir del conocimiento de la distribución de la presión.
Los dibujos en mapas de las trayectorias de las borrascas mostraron su carácter
migratorio. En fin, los mapas del tiempo confirmaron que en la zona templada
norte las condiciones atmosféricas en general se mueven del oeste hacia el este.
A finales del siglo XIX la predicción del tiempo se hacı́a como sigue. Cada dı́a
los pronosticadores construı́an mapas sinópticos con los valores de las distintas
variables atmosféricas (presión, temperatura, precipitaciones, humedad, capa
de nubes, etc.) recogidos a una misma hora en cien o más localidades y que les
eran enviados por telégrafo. El más importante era un mapa en el que se habı́an
dibujado las lı́neas isobaras y que mostraba la distribución de las presiones
barométricas recogidas. Hay que resaltar que los pronosticadores prestaban una
especial atención a los patrones de isobaras, pues determinados ordenamientos
de las mismas se asociaban a tipos de tiempo particulares.
Una vez realizado el “retrato”del tiempo actual, la principal tarea de los
pronosticadores consistı́a en hacer un mapa pronóstico que, la mayor parte
de las veces, no era más que una estimación personal de lo que podı́a ser el
mapa del tiempo del dı́a siguiente. Para ello los hombres del tiempo seguı́an
unas reglas obtenidas de su propia experiencia y de la de sus predecesores,
las cuales les permitı́an estimar y pronosticar cómo se iba a desarrollar y
mover cada estructura atmosférica. Luego, de ese mapa inferı́an las condiciones
previstas del tiempo en los lugares considerados. Todo ese trabajo desembocaba
en una predicción que era una simple descripción verbal del tiempo venidero,
la mayor parte de las veces no más precisa que “lluvioso y ventoso.o “despejado
y frı́o”. Hay que decir que las reglas de predicción son al sinóptico lo que las
leyes fı́sicas son al dinámico. Ası́, si se pudieran formular de manera que en
cualquier situación imaginable dieran una única predicción, definirı́an un modelo
Predicciones del tiempo y matemáticas 67

matemático alternativo al obtenido a partir de las leyes generales de la fı́sica.


En todo ese proceso predictivo los considerables avances conseguidos por
los meteorólogos teóricos no tenı́an prácticamente ninguna participación. El
método sinóptico, con su exclusiva dependencia de informaciones expresadas en
mapas, no requerı́a de una comprensión teórica de la atmósfera. También hay
que decir que raramente se utilizaba de forma explı́cita la gran acumulación
de datos de observaciones anteriores, que era la base de la climatologı́a, pues
aunque el método dependı́a de los datos, de hecho sólo se utilizaban los
estrictamente necesarios para la confección de los últimos mapas del tiempo.
Por todo ello se puede afirmar que en una visión panorámica las actividades
de los pronosticadores, la de los teóricos y la de los climatólogos aparecerı́an
bastante distanciadas entre sı́.
Con la tradición predictiva del tiempo siempre ha convivido una tradición
escéptica restrictiva. Ası́, a comienzos del siglo XIX el astrónomo francés
François Arago (1786-1853) declaró que nadie que tuviera un prestigio cientı́fico
que perder se deberı́a arriesgar a profetizar el tiempo, y cuando a finales del
siglo los estados comenzaron a subvencionar las predicciones los escépticos se
hicieron más beligerantes. De hecho, la utilización de mapas para la predicción
del tiempo se consideraba en muchos cı́rculos cientı́ficos como algo sospechoso
que, con ánimo de desprestigiarla, lo tildaban de “empı́rico”.
Tanto los defensores como los detractores de las predicciones intentaron
ganar la batalla midiendo lo acertado de los pronósticos. La vaguedad de las
previsiones, que salvo algunas excepciones hasta la primera guerra mundial era
no cuantitativa, favorecı́a a los defensores. Como ejemplo de los detractores
citaremos a Arnulph Mallock, que escribió un artı́culo en Nature en 1914 en
el que comparaba la predicción diaria para Londres de todo el año 1913 con
el tiempo real. Como conclusión afirmaba que alguien que siguiera una regla
del tipo “el tiempo de mañana será como el de hoy”tendrı́a el mismo nivel de
aciertos que el del Servicio Meteorológico.
En cualquier caso al final vencieron los defensores de la predicción del tiempo,
que siempre contaron con el abrumador apoyo del público general deseoso de
ver en los periódicos alguna información sobre el tiempo más probable. Hay
que indicar que a partir de la aparición de los métodos de previsión numérica
a mediados del siglo XX, los escépticos fueron cada vez menos numerosos y
menos ruidosos, lo cual permite afirmar que las predicciones del tiempo habı́an
comenzado con 100 años de anticipación, en 1860 en vez de en 1960.
Conviene remarcar que las predicciones del tiempo atmosférico gozaron de
poco prestigio entre los cientı́ficos. En parte eso era debido al modesto éxito
de las previsiones, pero mucho más relevante era su percepción de que las
predicciones no eran sistemáticas, de que su elaboración no estaba basada en
conocimientos cientı́ficos, de que era más un arte que una ciencia. Hay que decir
que esa percepción estaba bastante cercana de la realidad.
Para terminar diremos que en cada una de las tradiciones de la meteorologı́a
habı́a que hacer cálculos. Ahora bien, aunque indudablemente los cálculos tenı́an
su importancia, hay que reconocer que sólo jugaban un papel secundario. Sin
embargo, se puede afirmar que fue el uso intensivo del cálculo el que condujo a
68 M. Lezaun

mediados del siglo XX la unificación de las tres tradiciones.

1.4 La unificación de la meteorologı́a


A finales del siglo XIX y comienzos del XX la meteorologı́a habı́a adquirido
identidad propia. Su estatus como ciencia empı́rica se debı́a principalmente a
los climatólogos, su estatus como ciencia teórica se habı́a alcanzado aplicando la
fı́sica a los fenómenos atmosféricos, y los gobiernos proporcionaban una amplia
base institucional a la capacidad de los meteorólogos para predecir el tiempo.
En 1903, el noruego Vilhelm Bjerknes (1862-1951) propuso tratar la
evolución de la atmósfera según las leyes de la termodinámica y de la mecánica
de fluidos, y defendió que la predicción del tiempo fundamentalmente es un
problema determinista de valores iniciales en el sentido matemático del término:
“Si, como piensa todo hombre que razona cientı́ficamente, los fenómenos
atmosféricos se desarrollan a partir de los que le preceden siguiendo unas leyes
fı́sicas precisas, se puede afirmar que las condiciones necesarias y suficientes
para una solución racional de la pre-
dicción en meteorologı́a son:
- se debe conocer con una precisión
suficiente el estado de la atmósfera en
un instante dado;
- se deben conocer con una
precisión suficiente las leyes según
las cuales se desarrolla un estado
de la atmósfera a partir del estado
precedente.”
El programa de Bjerknes atrajo
la atención y el aplauso de los
meteorólogos pero, como él mismo
lo reconocı́a, la dificultad de este
problema viene de la necesidad de tener V. Bjerknes
que resolver un sistema de ecuaciones en derivadas parciales no lineales para las
que no se dispone de soluciones analı́ticas.
La primera persona que llevó a cabo el programa de Bjerknes fue
el matemático inglés Lewis Fry Richardson (1881-1953). En los años 1910,
Richardson ideó un método aritmético (diferencias finitas) para resolver de
forma aproximada ecuaciones en derivadas parciales, y se fijó en las ecuaciones
de la previsión del tiempo propuestas por Bjerknes para aplicar su método
numérico en un problema práctico importante. Para llevarlo a cabo Richardson
se volcó en la meteorologı́a, y aprovechó sus viajes por toda Francia como
conductor de ambulancias durante la primera guerra mundial para recopilar
un amplio conjunto de datos meteorológicos de un dı́a concreto (20/05/1910).
A partir de los datos de ese dı́a necesitó seis semanas para realizar los miles de
sumas, restas y multiplicaciones que hacı́an falta para hacer una predicción a
seis horas vista en una pequeña región, obteniendo un resultado completamente
Predicciones del tiempo y matemáticas 69

insatisfactorio.
Sin desanimarse, Richardson
buscó las razones de su fracaso. Sus
trabajos se publicaron en 1922 en un
libro que se hizo muy célebre, titula-
do Weather Prediction by Numerical
Process, y que contiene una visión
con carácter premonitorio. Remar-
cando que “harı́an falta 64.000 per-
sonas trabajando por turnos para
prever el estado de la atmósfera con
mayor rapidez que la de su evolu-
ción real”, Richardson imaginó una
fábrica de predicciones meteorológi-
cas formada por miles de calcula-
dores humanos trabajando de forma
sincronizada bajo la dirección L.F. Richardson
de un responsable encargado de la buena marcha de las operaciones. Lo que
no pudo prever fue el aparato que 25 años más tarde iba hacer el trabajo tan
rápidamente como las 64.000 personas.
Al margen de la meteorologı́a, de capital importancia fue el hecho de que en
1928 los matemáticos alemanes Richard Courant (1888-1972), Kurt Friedrichs
(1901-1982) y Hans Lewy (1904-1988) estudiaran de forma sistemática la
manera de resolver las ecuaciones en derivadas parciales por “diferencias
finitas”, y precisaran las condiciones que se deben respetar en la discretización
(condiciones de estabilidad).
En el perı́odo de entre guerras sobresale la figura del meteorólogo dinamicista
sueco Carl-Gustaff Rossby (1898-1957), que fue la persona que más influyó en
los pronosticadores para que cambiaran su percepción de que la meteorologı́a
dinámica tenı́a muy poco interés para su trabajo. Una de sus contribuciones más
importantes fue el convencimiento de que la clave para entender la atmósfera
habı́a que buscarla en el viento, en concreto en la componente vertical de la
vorticidad, y no en la presión. En 1939 Rossby dedujo una ecuación cuya solución
da la velocidad de propagación de ciertas ondas de longitud larga (denominadas
hoy en dı́a ondas de Rossby) presentes en las corrientes del oeste que circundan
la tierra en altura en las latitudes medias. En 1940 Rossby propuso efectuar
varias aproximaciones en las ecuaciones utilizadas por Richardson y obtuvo la
ecuación de balance de la componente vertical de la vorticidad, que permite
traducir el comportamiento de una atmósfera promedio.
La primera computadora electrónica, denominada ENIAC (Electronic
Numerical Integrator Analyser and Computer), se construyó en la universidad
de Pennsylvanie en 1946 gracias al determinante impulso del matemático
americano de origen húngaro John von Neumann (1903-1957). Un objetivo
importante para von Neumann consistı́a en demostrar, con un problema
cientı́fico particular, el potencial revolucionario de la computadora. Aunque
70 M. Lezaun

no era meteorólogo, von Neumann reconoció el problema de la predicción


meteorológica como ideal para sus necesidades.

En 1950, el americano Jule Charney


(1917-1981), el noruego Ragnar Fjörtoft
y von Neumann realizaron la primera
predicción numérica del tiempo. Para es-
ta experiencia consideraron que lo mejor
era utilizar un modelo simplificado que
tuviera validez meteorológica, y eligie-
ron el modelo barotrópico propuesto por
Rossby. Los cálculos numéricos los rea-
lizaron en el ENIAC instalado en Aber-
deen (Maryland, USA). Hay que resaltar
que necesitaron 33 dı́as con sus noches
para programar y ejecutar tres predic-
ciones para un plazo de 24 horas. Los re-
sultados obtenidos para la previsión del
movimiento medio de la troposfera fue- J. Charney

ron muy alentadores y esta experiencia histórica marca el punto de partida de


la predicción numérica moderna.

En 1951 el meteorólogo Norman Phillips (1924- ), que pertenecı́a al


mismo equipo que los tres anteriores, intentó incluir la estructura vertical
de la atmósfera e introdujo un modelo baroclı́nico formado por dos niveles
barotrópicos, incompresibles, homogéneos de diferente densidad.

En los años 1950 y 1960 el ordenador se convirtió en una herramienta


estándar en meteorologı́a y se fueron abandonando la mayorı́a de los restantes
medios de cálculo. A comienzos de los años 1960 se hizo evidente que las
ecuaciones que habı́an hecho posible la predicción numérica con los primeros
ordenadores no iban a dar predicciones de la calidad que algunos esperaban.
Con la llegada de ordenadores más potentes y siguiendo el camino iniciado por
Arnt Eliassen (1915-2000) en 1956, a mediados de los años 1960 se volvió a las
denominadas ecuaciones primitivas de Richardson. Desde entonces los modelos
de predicción numérica se han ido haciendo cada vez más complejos y para
su resolución es necesario un considerable aparato matemático que ha sido
desarrollado por matemáticos.

A comienzos de los años 1960 se suscitó la cuestión de si los modelos


atmosféricos utilizados realmente servirı́an para la predicción del tiempo o
sólo para la comprensión de la dinámica de la atmósfera. Ası́, a principios
de 1961 Edward Lorenz (1917- ) se dedicó a simular mediante ordenador el
comportamiento de la atmósfera sobre largos perı́odos de tiempo, y en 1963
publicó su famoso artı́culo Deterministic non periodic flows en el cual introdujo
el primer sistema dinámico caótico, que se denominó sistema de Lorenz.
Predicciones del tiempo y matemáticas 71

2 La predicción numérica del tiempo


La predicción numérica del tiempo se lleva a cabo a partir de un modelo
matemático formulado por ecuaciones en derivadas parciales, las cuales traducen
las leyes generales de la fı́sica que rigen la atmósfera terrestre.
La atmósfera es un fluido, por lo
que las ecuaciones utilizadas serán las
ecuaciones generales de la mecánica de
fluidos, eso sı́, para el caso de una
capa aislada de aire (seco o conteniendo
vapor de agua) cuyo movimiento se
observa desde un sistema no inercial,
como lo son todos los que giran con
la Tierra. Un análisis del orden de
magnitud de los distintos términos
de esas primeras ecuaciones permite
simplificarlas según sean las escalas
de espacio y tiempo de los fenómenos
meteorológicos que se consideren. E. Lorenz
En lo que respecta a la predicción meteorológica clásica, las escalas espaciales
horizontales van de 10.000 km a 10 km (escalas planetaria, sinóptica y de
mesoescala) y las temporales de varios dı́as a algunas horas. Las ecuaciones
matemáticas obtenidas son no lineales y, en general, sus soluciones no se pueden
obtener de forma analı́tica. Para resolverlas hay que apelar al cálculo numérico,
que proporciona una solución aproximada. Como veremos más adelante, la
“numerización”básicamente consiste en reemplazar las ecuaciones en variables
continuas por ecuaciones en las que las variables son discretas, cuyas soluciones
se obtienen mediante un algoritmo apropiado.
Existe una gran variedad de modelos, cada uno con sus ventajas e
inconvenientes. Como norma general, cuanto más preciso sea el método más
cálculos habrá que hacer y, por tanto, más tiempo se tardará en ejecutarlo.
Evidentemente, para una precisión dada se elegirán métodos rápidos, ya que
para que una predicción tenga sentido se debe poder hacerla en un plazo de
tiempo relativamente corto. Hay que resaltar que la mayor parte de las veces
una predicción meteorológica es una verdadera carrera contra el reloj, pues
de nada sirve calcular con gran precisión el tiempo que hará mañana si para
ese cálculo se necesitan más de veinticuatro horas. Ası́ pues, siempre habrá que
hacer un compromiso entre la precisión del cálculo y la duración de su ejecución.
Los resultados de una predicción numérica dependen de las simplificaciones
que se hayan hecho para obtener el sistema de ecuaciones matemáticas del
modelo y, también, de los efectos de la numerización adoptada. Por eso es muy
importante estudiar analı́ticamente los distintos esquemas numéricos y conocer
con precisión los errores que inevitablemente se cometen al utilizar uno u otro.
Quien dice cálculo numérico dice ordenador, ya que ésta es la herramienta
necesaria para realizar los cálculos. Esto introduce una nueva degradación pues
72 M. Lezaun

los cálculos no se hacen de forma exacta sino de forma aproximada, y al trabajar


con un número limitado de decimales (8 a 16) se comete un error de redondeo.
Sin embargo, la mayor parte de las veces ese error de redondeo introducido
por el ordenador es mucho menor que el que se comete al resolver el problema
matemático con los métodos numéricos.
Una vez formuladas las ecuaciones matemáticas del modelo, para resolverlas
hay que partir del estado inicial de la atmósfera en el instante t = 0. Esto
significa que en ese instante se debe conocer el valor de todas las variables que
caracterizan el estado de la atmósfera. Esto es posible gracias a la creación y
al funcionamiento del servicio mundial de observación meteorológica que, con
métodos convencionales tanto en superficie como en altitud y con la ayuda de
satélites artificiales, obtiene una descripción aceptable de la atmósfera en un
instante inicial dado. Ahora bien, los datos iniciales no se deben introducir
brutalmente en el modelo (este fue el fallo de Richardson), ya que en un
instante fijado las variables atmosféricas están ligadas entre sı́ pues, al menos
teóricamente, también son un resultado de las ecuaciones de evolución. Por
tanto, para evitar que se engendren fuertes oscilaciones debidas a la propagación
de ondas gravitatorias de amplitud irrealista, se tienen que retocar los valores
iniciales recogidos de las variables, de manera que la presión y viento verifiquen
un determinado equilibrio denominado equilibrio masa-viento. Para ello se
utiliza una técnica denominada inicialización no lineal por modos normales.
El diseño de esquemas numéricos más precisos y más rápidos y el aumento de
la potencia de los ordenadores han hecho que los errores debidos a las técnicas
numéricas y al cálculo electrónico tiendan a disminuir. Ahora bien, queda una
fuente de error fundamental que resulta de que las medidas efectuadas a partir
de la red de observación no permiten determinar el valor exacto de las variables
que definen el estado inicial del modelo. Ası́, al definirlo siempre va a aparecer
un cierto grado de inexactitud.
Debido a la no linealidad de las ecuaciones de evolución, la inevitable
introducción de una ligera desviación en el estado inicial se amplifica a medida
que evoluciona el modelo, para al cabo de un tiempo dar una solución que se
aparta totalmente de la solución de referencia. Esto plantea la siguiente cuestión:
¿en qué momento deja de tener valor la solución obtenida?, o lo que es lo
mismo, ¿cuál es el lı́mite de la predictibilidad de la atmósfera? Se ha intentado
determinar este lı́mite de dos formas: mediante estudios de la turbulencia y
realizando experimentos numéricos paralelos. Hoy en dı́a la opinión unánime es
que el lı́mite de predictibilidad de la atmósfera para los problemas de valores
iniciales está entre 10 y 15 dı́as.
Para que el problema matemático esté bien propuesto, además de las
ecuaciones de evolución y de las condiciones iniciales se necesitan las condiciones
de contorno; es decir, es necesario conocer los valores de las variables
atmosféricas sobre la frontera del dominio atmosférico D considerado. En el
caso en que D sea toda la atmósfera terrestre sólo hay que tener en cuenta sus
lı́mites inferior y superior. En el caso en el que esté limitado por una frontera
lateral, además habrá que hacer suposiciones más o menos justificadas sobre la
evolución de las variables sobre esa frontera. Por ejemplo, en dominios grandes se
Predicciones del tiempo y matemáticas 73

podrá imponer las mismas condiciones en sus bordes laterales, lo cual equivale
a una periodicidad espacial. Naturalmente, la calidad de la predicción en el
interior del dominio dependerá de lo acertado de la estimación de la evolución de
las variables sobre su frontera lateral. También, cuanto mayor sea el dominio más
tardará la predicción para su interior en ser afectada por los errores cometidos
en la frontera.
Los progresos en la predicción numérica del tiempo se han visto muy
favorecidos por el desarrollo de ordenadores electrónicos cada vez más potentes.
Ası́, la potencia de los ordenadores utilizados en meteorologı́a ha ido subiendo
desde 3 mil operaciones/segundo (IBM 701 instalado en 1955) a 2,5 millones
de operaciones/segundo (CDC 6600 del año 1966), a 7 mil millones de
operaciones/segundo (Cray C98 del año 1991), hasta los 100 mil millones de
operaciones/segundo (Fujitsu VPP 5000 instalado en Météo-France a finales de
1999). Esta creciente potencia de cálculo esencialmente se ha utilizado para
aumentar la resolución horizontal y vertical de los modelos. Tampoco hay
que olvidar que esos progresos también deben mucho a los esfuerzos de los
matemáticos, que proponen esquemas cada vez más precisos y más rápidos,
y a los de los fı́sicos, que van mejorando los métodos para describir toda la
complejidad de los procesos fı́sicos atmosféricos.
El proceso de predicción del tiempo no acaba con el resultado numérico.
¡Los ordenadores no solucionan todo! En particular, para los plazos más breves
(de algunas horas a uno o dos dı́as) es indispensable la destreza del hombre
del tiempo encargado de la predicción quien, como gran conocedor del clima
regional y de los lı́mites de los modelos, ajusta e incluso modifica los resultados
de la simulación y los traduce a términos de tiempo observable: intensidad de
las precipitaciones, temperaturas máxima y mı́nima del dı́a, posible aparición
de nieblas, de tormentas, de ráfagas de viento, etc.
Desde un punto de vista práctico la predicción mediante modelos
matemáticos abarca un plazo que va desde las 8 ó 10 horas hasta, en el mejor
de los casos, los nueve o diez dı́as siguientes, y ello con serias limitaciones
dependientes de la situación atmosférica concreta y de la época del año. No
son muy raras las situaciones para las que es muy difı́cil ir más allá de las
60 ó 72 horas. Para perı́odos de tiempo inferiores a seis u ocho horas, hoy en
dı́a los modelos matemáticos no son los adecuados y es preciso utilizar otras
técnicas denominadas de predicción inmediata o de predicción a muy corto
plazo. Éstas se desarrollan a partir de extrapolaciones más o menos complejas
de los datos meteorológicos obtenidos mediante estaciones automáticas de
superficie y teledetección (radares, satélites, redes de detección de rayos...) con
gran resolución espacial y temporal. Ello requiere una vigilancia continua de la
evolución atmosférica y una rápida toma de decisiones sobre posibles envı́os de
avisos rectificando las predicciones.
A modo de conclusión veamos cómo ha mejorado la predicción meteorológica
en los últimos años. Ası́, la calidad de las previsiones que se hacı́an en 1954
con el modelo barotrópico para un plazo de 24 horas es equivalente a las que se
realizaban en 1995 en el Centro Europeo de Predicciones Meteorológicas a Medio
Plazo para un plazo de seis dı́as. Sin ir tan lejos en el pasado, las estadı́sticas
74 M. Lezaun

de los últimos quince años sobre Europa publicadas por Météo-France muestran
que la calidad de la predicción en 1995 para un plazo de 72 horas es equivalente
a la que se tenı́a en 1980 para un plazo de 24 horas.

3 La parte dinámica de las ecuaciones de los modelos


Comenzaremos esta sección escribiendo las ecuaciones que traducen los
principios generales de la fı́sica para el caso particular de la atmósfera
terrestre. Esto nos dará un sistema de siete ecuaciones con siete incógnitas que,
como hemos dicho antes, puede dar origen a modelos más sencillos, algunos
de los cuales se describirán a continuación. Más adelante se describirá un
método numérico de resolución de ese sistema de ecuaciones y luego se
tratará brevemente la parte fı́sica del modelo.

3.1 Las ecuaciones del movimiento en coordenadas


inerciales
En un sistema de referencia inercial la aplicación de la segunda ley de Newton
(fuerza igual a masa por aceleración) a una “pequeña”parcela de fluido se escribe
([6]):
3
∂vi X ∂vi 1 ∂p
+ vj =− − gδi3 + fri , i = 1, 2, 3, (1)
∂t j=1
∂x j ρ ∂xi

donde ~v = (v1 , v2 , v3 ) es la velocidad, ρ la densidad y p la presión. El primer


miembro de esta ecuación es la derivada material de la velocidad y el segundo
representa la suma de las fuerzas que actúan sobre la parcela de fluido. Ası́, el
1 ∂p
término − representa la fuerza producida por las diferencias de presión,
ρ ∂xi
−gδi3 proviene de la fuerza gravitatoria y f~r = (fr1 , fr2 , fr3 ) representa
las fuerzas de rozamiento del resto del fluido sobre la superficie de la parcela
seleccionada.
La ley de conservación de la masa afirma que la masa de una parcela
de fluido, cuando se sigue en su movimiento, se conserva. La traducción a
lenguaje matemático de esta ley de conservación es la denominada ecuación de
continuidad ([6]):
3
∂ρ X ∂ρ
+ vj = −ρ div(~v ). (2)
∂t j=1 ∂xj

De las leyes termodinámicas descubiertas por Robert Boyle (1627-1691),


Jacques Charles (1746-1823) y Joseph Louis Gay-Lussac (1778-1850), se sigue
que el aire seco considerado como gas perfecto verifica la siguiente relación entre
la densidad (ρ), la presión (p) y la temperatura absoluta (T ) ([6]):
p = ρRT . (3)
Predicciones del tiempo y matemáticas 75

Aquı́, R es la denominada constante de los gases para el aire seco, que se


calcula mediante la ley de Dalton teniendo en cuenta los diferentes gases que
constituyen el aire y sus respectivas proporciones ([11]). Esta relación recibe el
nombre de ecuación de estado de los gases perfectos que, modificando R o T ,
puede ser refinada para ası́ tener en cuenta la humedad del aire (cf. [11]).
Haciendo un balance de la energı́a (primer principio de la termodinámica) en
una parcela de fluido atmosférico, y teniendo en cuenta la ley de estado anterior,
se obtiene la ecuación en derivadas parciales ([12]):
   
X3 X 3
∂T ∂T RT ∂p ∂p
Cp  + vj =  + vj  + Q, (4)
∂t j=1
∂x j p ∂t j=1
∂x j

donde T es la temperatura absoluta, Cp el calor especı́fico a presión constante


del aire seco y Q el aporte de calor por unidad de masa.
Por último, la séptima ecuación es la correspondiente a la concentración de
vapor de agua ([5]):
3
∂q X ∂q
+ vj = Q0 , (5)
∂t j=1 ∂xj

donde q es la humedad especı́fica y Q0 el aporte de vapor de agua por unidad


de masa.
Los términos f~r , Q y Q0 representan las fuentes y los sumideros de cantidad
de movimiento, de calor y de vapor de agua, respectivamente. Si no se tienen
en cuenta estos términos se obtiene un sistema de ecuaciones que describe
una atmósfera adiabática y sin rozamiento (hipótesis del sistema aislado), que
constituye la parte dinámica del modelo. Por contra, la parte fı́sica del modelo
consiste en la determinación precisa de esos términos.
Observemos que si nos restringimos a la parte dinámica del modelo, o lo que
es equivalente, si suponemos que f~r , Q y Q0 son conocidos, el sistema (1)-(5) es
completo en el sentido de que hay siete ecuaciones para siete funciones incógnita
(la densidad, las tres componentes de la velocidad, la presión, la temperatura
y la humedad especı́fica). Como ya se ha dicho antes, junto con las condiciones
iniciales y las condiciones de contorno conforman un problema tratable desde
el punto de vista matemático.

3.2 Las ecuaciones meteorológicas del movimiento


Las ecuaciones del movimiento de los fluidos que acabamos de describir sólo son
válidas para un sistema de coordenadas inercial. Ahora bien, en meteorologı́a
se utilizan como referencia sistemas ligados a la superficie de la Tierra. Esto
supone dos alteraciones en las ecuaciones, las debidas a la rotación terrestre
(fuerza de Coriolis) y las debidas a la forma esférica de la Tierra. Se tiene por
tanto que modificar esas ecuaciones para escribirlas en las nuevas coordenadas,
que pueden ser coordenadas cartesianas o coordenadas esféricas. En general,
se usarán coordenadas cartesianas cuando se considere que la curvatura de la
76 M. Lezaun

tierra es pequeña (aproximaciones f -plano y β-plano) y coordenadas esféricas


cuando no se pueda despreciar esa curvatura. Aquı́, para favorecer la claridad
en la exposición, nos fijaremos sólo en las coordenadas cartesianas.
Sea (x, y, z) un sistema de coordenadas
cartesianas que está fijado a la superficie
terrestre (ver la figura). La coordenada x
es la distancia sobre el paralelo terrestre
(hacia el este x es positiva), la coordenada
y es la distancia sobre el meridiano (hacia
el norte y es positiva) y la coordenada z es
la altura sobre la superficie terrestre.
Designaremos por u la componente
del viento en la dirección de x, por v la
componente en la dirección de y y por w la
componente en la dirección de z.
Si no se tiene en cuenta la curvatura de la superficie terrestre, y si
aprovechando que la capa atmosférica es “delgada.aproximamos la distancia
de un punto de la atmósfera al centro de la Tierra por el radio medio de la
Tierra, las ecuaciones (1) se escriben ([6]):

∂u ∂u ∂u ∂u uv tg φ uw
+u +v +w − + =
∂t ∂x ∂y ∂z Re Re

1 ∂p
− + 2Ωv senφ − 2Ωw cos φ + frx (6)
ρ ∂x

∂v ∂v ∂v ∂v u2 tg φ uw 1 ∂p
+u +v +w + + =− − 2Ωu senφ + fry (7)
∂t ∂x ∂y ∂z Re Re ρ ∂y

∂w ∂w ∂w ∂w u2 + v 2 1 ∂p
+u +v +w − =− − g + 2Ωu cos φ + frz (8)
∂t ∂x ∂y ∂z Re ρ ∂z

donde φ es la latitud, Re el radio medio de la Tierra y Ω su velocidad de


rotación. Los términos f = 2Ω senφ y f ∗ = 2Ω cosφ provienen de la rotación
con la Tierra del sistema de coordenadas y, en honor del matemático francés
de la primera mitad del siglo XIX Gaspard Gustav de Coriolis (1792-1843),
se denominan respectivamente parámetro de Coriolis y parámetro recı́proco de
Coriolis.
Éstas son las ecuaciones básicas de la conservación del momento de la
meteorologı́a dinámica. Junto con la ecuación de la conservación de la masa:
∂ρ ∂ρ ∂ρ ∂ρ
+u +v +w = −ρ div(~v ), (9)
∂t ∂x ∂y ∂z
la ecuación de estado:
Predicciones del tiempo y matemáticas 77

p = ρRT , (10)

la primera ley de la termodinámica:


µ ¶ µ ¶
∂T ∂T ∂T ∂T RT ∂p ∂p ∂p ∂p
Cp +u +v +w = +u +v +w + Q,
∂t ∂x ∂y ∂z p ∂t ∂x ∂y ∂z
(11)
y la ecuación del vapor de agua:
∂q ∂q ∂q ∂q
+u +v +w = Q0 , (12)
∂t ∂x ∂y ∂z
forman el modelo básico completo, o lo que es lo mismo, las ecuaciones
primitivas del movimiento de la atmósfera.

3.3 La hipótesis hidrostática


Un análisis del orden de magnitud de los distintos términos de las ecuaciones
(6)-(12) (latitud 45o N, velocidades horizontales del orden de m/seg, velocidades
verticales del orden de cm/seg...) permite obviar los términos de menor
influencia atendiendo a la escala de los fenómenos meteorológicos que se quieran
tratar. Para las latitudes medias del hemisferio norte y escala sinóptica se
obtiene ası́ el sistema simplificado ([6]):
∂u ∂u ∂u ∂u 1 ∂p
+u +v +w =− + f v + frx , (13)
∂t ∂x ∂y ∂z ρ ∂x

∂v ∂v ∂v ∂v 1 ∂p
+u +v +w =− − f u + fry , (14)
∂t ∂x ∂y ∂z ρ ∂y

∂p
= −g ρ, (15)
∂z

∂ρ ∂ρ ∂ρ ∂ρ
+u +v +w = −ρ div(~v ), (16)
∂t ∂x ∂y ∂z

p = ρRT , (17)

µ ¶ µ ¶
∂T ∂T ∂T ∂T RT ∂p ∂p ∂p ∂p
Cp +u +v +w = +u +v +w + Q,
∂t ∂x ∂y ∂z p ∂t ∂x ∂y ∂z
(18)
∂q ∂q ∂q ∂q
+u +v +w = Q0 . (19)
∂t ∂x ∂y ∂z

Notemos que la ecuación (15) es la ecuación hidrostática, que expresa la


variación de la presión con la altura. Hay que resaltar que la simplificación
78 M. Lezaun

hidrostática permite “filtrar”las ondas acústicas, que sin embargo son solución
de las ecuaciones generales.
Básicamente, éste es el sistema propuesto por V. Bjerknes a principios del
siglo XX y que intentó resolver L.F. Richardson a finales de los años 1910. Más
adelante, en la sección 4, haremos nuevos cambios de coordenadas y sobre el
sistema obtenido describiremos los principios básicos de la resolución numérica
de los modelos atmosféricos.
Las ecuaciones en derivadas parciales anteriores son una variante de las
denominadas ecuaciones de Navier-Stokes y como para éstas, sólo se han
hallado soluciones analı́ticas (expresiones matemáticas explı́citas) en unos pocos
casos particulares. La dificultad esencial reside en las no linealidades, en
∂ ∂ ∂
concreto en la presencia de términos del tipo u , v y w , denominados
∂x ∂y ∂z
términos advectivos. Como ya se ha repetido varias veces, para resolverlas
es necesario apelar a aproximaciones numéricas que puedan tratarse con
ordenador. Respecto de las ecuaciones de Navier-Stokes es interesante resaltar
que uno de los siete problemas que el Clay Mathematics Institute of Cambridge,
Massachusetts, ha elegido como problemas del nuevo milenio es: Existencia y
regularidad de las ecuaciones de Navier-Stokes.
Hay que indicar que la comprensión de este último problema puede ser un
paso fundamental para la comprensión del gran problema de la turbulencia. Es
casi una paradoja que a comienzos del siglo XXI se hayan podido comprender
y modelar numerosos fenómenos de escala de las micropartı́culas (dominio de
la mecánica cuántica) o de la escala del Universo (dominio de la mecánica
relativista), mientras que flujos de los fluidos más corrientes, como por ejemplo
del agua o del aire, que son fenómenos que están al alcance de nuestra vista y
pertenecen al dominio de la mecánica clásica, todavı́a hoy casi son un misterio.
Este gran desafı́o cientı́fico se puede resumir en una palabra: turbulencia.

3.4 Ecuaciones del viento geostrófico


Los términos principales de las ecuaciones (13) y (14) para movimientos atmosfé-
ricos de gran escala generalmente son el gradiente de presión y el término de
Coriolis. Considerando sólo esos términos, o lo que es lo mismo, admitiendo que
el movimiento es no acelerado y despreciando las fuerzas de rozamiento f~r , se
obtiene el sistema ([8]):
1 ∂p 1 ∂p
v= , u=− . (20)
ρf ∂x ρf ∂y
Estas dos ecuaciones se denominan ecuaciones del viento geostrófico, ya
que éste es el hipotético resultado de un perfecto balance entre la fuerza
debida a la rotación terrestre (fuerza de Coriolis) y la fuerza del gradiente de
presión. A menudo este balance es una muy buena primera aproximación de los
movimientos atmosféricos de gran escala en altitud (por encima de los 3 km)
y latitudes extratropicales. Sin embargo, en las capas bajas de la atmósfera no
se pueden obviar las fuerzas de rozamiento y la aproximación geostrófica no es
Predicciones del tiempo y matemáticas 79

válida. Esta aproximación tampoco es válida en las regiones ecuatoriales, ya


que el parámetro de Coriolis f del denominador se anula en el ecuador.
Un análisis directo de las ecuaciones (20) muestra que en el hemisferio
norte, en una depresión, estos vientos fluyen paralelamente a las isobaras (si por
∂p
ejemplo una isobara es paralela al eje x, = 0 y la componente del viento v
∂x
en la dirección del eje y es nula) y giran en sentido contrario al de las manecillas
de un reloj. El viento real, sin embargo, no es estrictamente geostrófico y tiene
una pequeña componente ageostrófica dirigida hacia las bajas presiones. Esto
hace posible que se rellenen las depresiones y que desaparezcan los anticiclones.
En regiones intertropicales
o para ciertos fenómenos at-
mosféricos de pequeña escala en
otras latitudes, como por ejem-
plo los tornados, los términos do-
minantes en las ecuaciones (6) y
(7) tienden a ser la aceleración
centrı́peta y el gradiente de pre-
sión. Esto conduce a un balance
que se denomina balance ciclos-
trófico (ver [7]). Hay que indicar
que este sistema no tiene la fuer-
te predilección por un sentido de
rotación que tiene el sistema en
el que la fuerza de Coriolis es la
predominante. Ciclón tropical

3.5 Balance de la vorticidad vertical. Ondas de Rossby


Las ondas (planetarias) de Rossby son importantes para los modelos
meteorológicos de escala sinóptica y planetaria. Estas ondas son debidas a la
variación del parámetro de Coriolis f = 2Ω senφ con la latitud. En esta sección
introduciremos la ecuación de balance de la componente vertical de la vorticidad
y de ella deduciremos las ondas de Rossby.
∂v ∂u
Por definición, la componente vertical de la vorticidad es ζ = − .
∂x ∂y
Derivando la ecuación (14) respecto de x, la ecuación (13) respecto de y y
restando las dos expresiones se obtiene:

∂ζ ∂ζ ∂ζ df
+u +v +v =
∂t ∂x ∂y dy
∂ζ ∂u ∂v 1 ∂w ∂u ∂w ∂v ∂fry ∂frx
−w − (ζ + f )( + ) + J(p, ) + − + − ,
∂z ∂x ∂y ρ ∂y ∂z ∂x ∂z ∂x ∂y
1 ∂p ∂ 1 ∂p ∂ 1
donde hemos puesto J(p, ) = − .
ρ ∂x ∂y ρ ∂y ∂x ρ
80 M. Lezaun

Si estimamos el tamaño de los términos de la ecuación anterior para los


movimientos de gran escala en latitudes medias del hemisferio norte, se observa
que los dominantes son los del primer miembro. Si retenemos solamente esos
términos se obtiene la ecuación correspondiente a la aproximación β-plano ([12]):
∂ζ ∂ζ ∂ζ
+u +v + vβ0 = 0, (21)
∂t ∂x ∂y
· ¸
df
donde β0 = . La aparición de este término se debe a que en el desarrollo
dy y=0
en serie del parámetro de Coriolis se retienen solamente los términos lineales
([7]).
Ésta es una ecuación con dos variables espaciales que expresa el balance de
la componente vertical de la vorticidad. Aunque ya era conocida antes, Rossby
fue la primera persona que identificó esa ecuación en los años 1930 como una
ecuación clave para describir los movimientos atmosféricos de gran escala.
La ecuación (21) todavı́a se puede simplificar más si sólo se permiten
variaciones de u y v en la dirección de x, y se descompone u en una parte
constante U y una pequeña perturbación u0 de forma que u = U + u0 .
Suponiendo que U À u0 y despreciando los términos en los que aparece la
perturbación u0 , se obtiene la ecuación simplificada ([12]):

∂2v ∂2v
+ U 2 + βo v = 0 .
∂x∂t ∂x
Esta ecuación tiene la solución con forma de onda:
· ¸

v(x, t) = A cos (x − ct) ,
L
donde L es la longitud de onda y
L2
c = U − βo (22)
4π 2
es la velocidad de onda. Ası́ pues, en el hemisferio norte, estas ondas se propagan
hacia el oeste con respecto al flujo zonal medio U .
Rossby conocı́a los primeros mapas de los movimientos del aire de las capas
altas de la atmósfera hechos a partir de los datos atmosféricos obtenidos por
sondas enviadas a gran altura. Por ello, Rossby sabı́a que la caracterı́stica
dominante del flujo de esas capas de aire en latitudes medias es una corriente
cı́clica en dirección este que tiene una forma ligeramente serpenteada. Este
serpenteamiento incluye ondas de longitud de onda tan grande que sólo hay dos
o tres ondas a lo largo de todo un paralelo. Estas ondas, denominadas ondas
planetarias, están acompañadas por patrones sobreimpuestos compuestos por
entre seis y ocho ondas alrededor del hemisferio. Estas últimas también son
ondas de larga longitud (unos pocos miles de kilómetros) y se dice que son
ondas de escala sinóptica. Ahora bien, a estas observaciones les faltaba una
explicación teórica que las justificara y Rossby lo consiguió utilizando la fórmula
Predicciones del tiempo y matemáticas 81

(22), que muestra que la velocidad de movimiento de las ondas atmosféricas de


gran escala sólo depende de la velocidad media U y de la longitud de onda L.
A las ondas que verifican (22) se les denominó ondas de Rossby. Valores tı́picos
de esas variables son L ≈ 3000 km, U ≈ 10 m/seg y β ≈ 10−11 m−1 seg −1 , lo
que implica que las ondas de Rossby de escala sinóptica se desplazan a unos 8
m/seg.
Teniendo en cuenta la severidad de las suposiciones realizadas, esta
fórmula es sorprendentemente exitosa a la hora de explicar gran parte del
comportamiento de los patrones atmosféricos de gran escala. Hay que resaltar
que desde una perspectiva histórica, el éxito de la teorı́a de Rossby proporcionó a
los meteorólogos el coraje necesario para intentar la predicción numérica
del tiempo. De hecho, para el primer pronóstico computacional realizado en
1950, Charney, Fjörtoft y von Neumann resolvieron por diferencias finitas una
ecuación pronóstico similar a la del balance de la componente vertical de la
vorticidad:

∂ζ ∂ζ ∂ζ
+u +v + vβ = 0.
∂t ∂x ∂y
En un sentido estricto, la ecuación anterior sólo es válida para una atmósfera
promedio en la que el viento no cambia con la altura (no aparece la variable
z). En concreto esa ecuación proporcionó una buena primera aproximación
al movimiento medio de la troposfera, o lo que es lo mismo, al movimiento
a un nivel intermedio entre los 500 y los 600 mbar como si solamente fuese
bidimensional. Este tipo de modelo se denomina barotrópico. En general un flujo
se dice barotrópico si la presión es constante sobre las superficies de densidad
constante. Por tanto, en esos casos, la temperatura no está conectada a la presión
o a los cambios de densidad.
La principal ventaja de los modelos barotrópicos es su simplicidad. Sin
embargo, como en esos modelos se excluyen los fenómenos térmicos, tienen
severas limitaciones, pues por ejemplo no contemplan la formación de centros
ciclónicos o anticiclónicos ni la influencia de la radiación.
Hay que resaltar que el modelo barotrópico inicial sufrió diversas
modificaciones, algunas de las cuales resultaron interesantes. Ası́, el principio
del balance de la vorticidad vertical absoluta fue reemplazado por el de la
conservación de la vorticidad geostrófica absoluta, y a los modelos que utilizaron
el viento geostrófico se les denominó modelos geostróficos. Posteriormente, a los
modelos obtenidos aproximando el viento y la vorticidad (de forma selectiva, sólo
en algunos términos) por unos valores geostróficos se les llamó cuasigeostróficos
(cf. [7] y [8]).

3.6 Modelos baroclı́nicos


Como contraposición a los modelos barotrópicos están los modelos baroclı́nicos,
en los que las superficies de igual densidad están inclinadas con respecto a las
superficies de igual presión, o lo que es lo mismo, la presión no es constante
82 M. Lezaun

sobre las superficies con densidad constante, sino que varı́a con las variaciones
de la temperatura.
Mientras que los modelos barotrópicos predicen el movimiento de la
troposfera media, los modelos baroclı́nicos también incluyen la estructura
vertical de la atmósfera. Se tiene entonces modelos de 2, 3, 4... niveles, los
cuales predicen el flujo atmosférico en esos niveles. Ni que decir tiene que
existen varias versiones para cada una de esas situaciones. Hay que resaltar que
estos modelos admiten intercambios calorı́ficos con fuentes calientes o frı́as, son
capaces de describir procesos donde las energı́as potencial e interna se convierten
en cinética, dan cuenta de algunas formas de inestabilidad atmosférica, y a partir
de tres niveles pueden incluso contener cambios en la estabilidad estática.
Veamos ahora cómo variaciones horizontales de la temperatura implican
variaciones del viento con la altura y, por tanto, la necesidad de incluir la
estructura vertical de la atmósfera. Combinemos por ejemplo la ecuación de
estado p = ρRT con las ecuaciones (20) del viento geostrófico y la ecuación
hidrostática (15). Procediendo de esta forma se obtiene ([12]):

g ∂(ln p) u R ∂(ln p) v R ∂(ln p)


= −R , =− , = .
T ∂z T f ∂y T f ∂x
Derivando las dos últimas ecuaciones respecto de z y teniendo en cuenta la
primera de las tres ecuaciones anteriores se tiene:
∂ ³u´ g ∂T ∂ ³v´ g ∂T
=− 2 , = .
∂z T f T ∂y ∂z T f T 2 ∂x
Estas ecuaciones se denominan ecuaciones del viento térmico y reflejan el
hecho esencial de que en una atmósfera baroclı́nica las variaciones horizontales
de la temperatura implican variaciones verticales del viento.
Naturalmente, los cálculos para resolver los modelos baroclı́nicos son mucho
más largos que los de los modelos barotrópicos. En la siguiente sección
mostraremos un modelo numérico para el caso en que se admita la hipótesis
hidrostática.
Comentario a las referencias. Los libros [6], [7], [8] y [12] son extensas guı́as
introductorias a la dinámica atmosférica. En ellos se decribe la estructura de la
atmósfera, se introducen los principios fı́sicos básicos necesarios para explicar su
comportamiento, para luego obtener las ecuaciones primitivas de su movimiento.
Después se estudian las implicaciones de las ecuaciones en una variedad de
casos especiales. Ası́, se desarrollan distintos modelos utilizando suposiciones
simplificadoras, que en muchos casos restringen su aplicación a fenómenos
pertenecientes a un determinado rango de escalas espaciales y temporales. En
[8] y [12] se presta atención a la resolución numérica de los modelos introducidos
y en [8] también se estudian fenómenos de circulación oceánica.

4 La resolución numérica
Vamos a describir aquı́ un esquema numérico para resolver un modelo
baroclı́nico en el que la coordenada vertical es la presión normalizada. En
Predicciones del tiempo y matemáticas 83

concreto se utilizará un método en diferencias finitas con integración temporal


explı́cita. Para ello se dividirá la atmósfera en N capas de igual espesor en
presión y se definirá un mallado regular sobre las variables horizontales. En
realidad, este mallado horizontal a menudo suele ser una cuadrı́cula colocada
sobre un mapa, es decir sobre una proyección plana (o esférica como en el
modelo ARPEGE de Météo-France) de parte de la Tierra curva. En general
los meteorólogos utilizan mapas que conservan la forma de cualquier pequeño
elemento de área de la Tierra (mapas conformes, como por ejemplo una
proyección estereográfica polar), pero que pueden distorsionar el tamaño relativo
del elemento. En este caso, si el mallado es regular sobre la proyección, no lo
es sobre la superficie terrestre, por lo que en las ecuaciones del modelo escritas
para la proyección habrá que introducir un factor de mapa. En lo que sigue y
para no complicar la exposición, razonaremos sobre una malla horizontal fija y
un factor de mapa igual a uno que, por tanto, no aparecerá en las ecuaciones.
Esta presentación nos permitirá mostrar de manera bastante detallada
cómo funciona un modelo de predicción numérica del tiempo. Los modelos
operativos modernos utilizan técnicas más complicadas (mallado variable en
las variables horizontales y en la vertical, métodos espectrales, integración
semi-lagrangiana y semi-implı́cita), pero una representación detallada de esos
métodos nos conducirı́a a unos desarrollos que sobrepasan el marco de este
trabajo. En cualquier caso, el modelo que presentamos es un modelo totalmente
realista que, como hemos dicho, nos va a permitir comprender el funcionamiento
general de un modelo baroclı́nico y las técnicas de numerización adoptadas, en
particular el tratamiento de la variable vertical.

4.1 El modelo en coordenada vertical presión normalizada

Volvamos al sistema (13)-(19). La ecuación de la hidrostática (15) permite


sustituir la coordenada vertical z por la coordenada σ = p/ps donde p es
la presión en el punto de altura z y ps la presión en la proyección de ese punto
sobre el suelo. Ası́ pues, aquı́ la posición vertical viene dada por la presión
normalizada.
En la cima de la atmósfera se tiene p = 0, luego σ = 0, y en la base de la
atmósfera, en el nivel del re-
lieve, se tiene p = ps , luego
σ = 1. Tenemos pues que es-
ta nueva coordenada vertical
σ varı́a desde 0 en la cima de
la atmósfera a 1 en su base.
De aquı́ le viene el nombre de
coordenada presión normali-
zada. La definición de esta
nueva coordenada vertical ne-
cesita introducir una veloci-
dad vertical generalizada σ̇ =

. Superficie de la Tierra
dt
84 M. Lezaun

Para que el problema propuesto se pueda resolver hay que fijar el valor de
σ̇ en la base y en la cima de la atmósfera. En concreto, en esas dos superficies
frontera se tomará σ̇ = 0, lo cual asegura la nulidad de los flujos para las
cantidades conservativas en la cima y en la base de la atmósfera, supuesta
adiabática y sin rozamiento.
Esta coordenada σ facilita formular correctamente las condiciones de
contorno en el lı́mite inferior de la atmósfera en presencia de relieve. En
contrapartida, su introducción complica ligeramente las ecuaciones, y obliga a
realizar una interpolación de los valores de las variables medidos por el sistema
internacional de observación en los niveles de presión, a los niveles sigma del
modelo.
En las nuevas coordenadas (x , y , σ) el sistema (13)-(19) se escribe:
∂u ∂u ∂u ∂u ∂Φ ∂lnps
= −u −v − σ̇ +fv− −RT + frx , (23)
∂t ∂x ∂y ∂σ ∂x ∂x

∂v ∂v ∂v ∂v ∂Φ ∂lnps
= −u −v − σ̇ −fu− −RT + fry , (24)
∂t ∂x ∂y ∂σ ∂y ∂y

Z σ · ¸
∂T ∂T ∂T ∂T RT 1 ∂(ps u) ∂(ps v)
= −u −v − σ̇ − + dσ+ (25)
∂t ∂x ∂y ∂σ Cp σ p s 0 ∂x ∂y

· ¸
RT ∂ln ps ∂ln ps Q
u +v + ,
Cp ∂x ∂y Cp

∂q ∂q ∂q ∂q
= −u −v − σ̇ + Q0 , (26)
∂t ∂x ∂y ∂σ

Z 1 · ¸
∂ps ∂(ps u) ∂(ps v)
=− + dσ , (27)
∂t 0 ∂x ∂y

Z σ
Φ = Φs + RT d(ln σ) , (28)
1

Z σ · ¸ Z · ¸
1 ∂(ps u) ∂(ps v) σ 1 ∂(ps u) ∂(ps v)
σ̇ = − + dσ + + dσ , (29)
ps 0 ∂x ∂y ps 0 ∂x ∂y

donde Φ es el geopotencial (Φ = gh donde z = h(x, y, p) define la superficie


de presión constante igual a p ) y Φs es el geopotencial al nivel del suelo. De
la definición de geopotencial se sigue que Φs (x, t) = ghs (x, y) donde hs (x, y)
es la altitud del relieve del modelo. Notemos que, por ejemplo, en el capı́tulo 3
de [5] se obtienen estas ecuaciones en la variable σ y que en [6] se introducen
Predicciones del tiempo y matemáticas 85

las coordenadas isentrópicas en las que utiliza la temperatura potencial como


medida de la posición vertical.
Determinada la parte fı́sica del modelo (es decir frx , fry , Q, Q0 ), este sistema
consta de siete ecuaciones con siete incógnitas (u, v, T , q, ps , Φ, σ̇).
Principio de resolución
Dividamos la atmósfera en N capas de igual espesor en presión. En el
instante inicial conocemos los valores de u, v, T y q en los N niveles del modelo
(superficies mitad de cada capa) y de ps en la superficie del suelo (σ = 1).
Mediante las ecuaciones diagnóstico (28) y (29) se calcula los valores de Φ y σ̇
en las N superficies intercapa. Esta distinta localización de las variables en las
superficies mitad de capa y en las superficies intercapa se denomina mallado de
Lorenz, debido a E. Lorenz.

Las ecuaciones pronóstico (23)-(27) permiten calcular las derivadas de
∂t
las variables evolutivas u, v, T , q y ps en el instante inicial, y un esquema
explı́cito en tiempo (en adelante α designará cualquiera de las variables u, v,
T , q y ps ), µ ¶
∂α
α(∆t) = α(0) + ∆t (0) ,
∂t
nos da valores de u, v, T y q en los N niveles del modelo y de ps en la superficie
del suelo, en el instante ∆t.
Hecho esto se vuelve a calcular las variables diagnóstico Φ y σ̇ en el instante
∆t, luego las tendencias de las variables evolutivas (derivadas temporales) y
mediante un esquema explı́cito de la forma
µ ¶
∂α
α(2∆t) = α(0) + 2∆t (∆t) ,
∂t

obtenemos los valores de u, v, T , q y ps en el instante 2∆t.


Se puede continuar este proceso utilizando un esquema leap-frog, de orden 2
de precisión,
µ ¶
∂α
α(t + ∆t) = α(t − ∆t) + 2∆t (t) ,
∂t
teniendo en cuenta que en el cálculo de las tendencias intervienen varias
derivadas horizontales que se calculan con esquemas en diferencias centrados
de orden 2 de precisión,
· ¸
∂α ∼ α(x + ∆x) − α(x − ∆x)
= .
∂x i 2∆x
Un mallado clásico para la discretización por diferencias finitas en las
variables horizontales es el de Arakawa, debido a Akio Arakawa, actualmente
profesor emérito en UCLA. Dada la complejidad de los distintos términos
a discretizar no lo desarrollaremos en este trabajo. En cualquier caso, en
el capı́tulo 7 de [8] se desarrollan métodos en diferencias finitas para hallar
86 M. Lezaun

soluciones de las ecuaciones de la dinámica de la atmósfera. En concreto se


estudia el mallado de Lorenz, el de Arakawa, el esquema leap-frog, el de Matsuno
y combinaciones de los mismos.
Mostremos ahora los cálculos que hay que realizar en los términos con la
variable vertical σ. Para más detalles ver [5], donde se describe el tratamiento
de la discretización en esa variable con el mallado de Lorenz y se comentan
distintas alternativas para mejorar los métodos presentados.
Cálculo del geopotencial
La expresión del geopotencial está dada por la ecuación (28). Se puede por
tanto calcular Φk−1/2 sobre las superficies intercapas evaluando la integral de
(28) por un método de rectángulos:

N
X
Φk−1/2 = Φs − RTl ∆(lnσ) , para k = 2, 3, ..., N.
l=k

Ahora bien, para el cálculo de las tendencias de u y de v mediante las


ecuaciones (23) y (24) se necesita conocer el valor de Φ sobre los niveles del
modelo. Estos valores se calculan con la fórmula

Φk−1/2 + Φk+1/2
Φk = , para k = 2, 3, ..., N.
2
Predicciones del tiempo y matemáticas 87

Esta fórmula no es válida para k = 1, ya que en la superficie σ = 0 no


está definido Φ1/2 . Por ello, para determinar Φ1 se discretiza la ecuación de la
∂Φ
hidrostática = −RT (que se obtiene derivando la expresión (28)) para
∂lnσ
la primera semicapa,
µ ¶
∆σ
Φ1 = Φ3/2 + RT1 ln ∆σ − ln = Φ3/2 + RT1 ln 2.
2
Cálculo de la presión en el suelo
Se tiene que calcular
Z 1 · ¸ Z 1
∂ps ∂(ps u) ∂(ps v)
=− + dσ = − D dσ ,
∂t 0 ∂x ∂y 0

∂(ps u) ∂(ps v)
donde hemos puesto D = + .
∂x ∂y
D está definido en los mismos emplazamientos que u y v y su integral se
puede evaluar mediante un método de rectángulos:

X N
∂ps
=− Dk ∆σ.
∂t
k=1

Cálculo de la velocidad vertical generalizada


Vayamos a la ecuación (29). Evaluando las integrales por un método de
rectángulos se tiene
k N
1 X σ X
σ̇k+1/2 = − Dl ∆σ + Dl ∆σ ,
ps ps
l=1 l=1

que permite obtener la velocidad vertical generalizada en las superficies


intercapas.
Cálculo de la integral de la divergencia
En la ecuación de la temperatura tenemos que evaluar
Z σ· ¸ Z σ
∂(ps u) ∂(ps v)
Ik = + dσ = D dσ
0 ∂x ∂y 0

en los niveles del modelo (superficies mitad de capa). Teniendo en cuenta que
al llegar al punto medio de la capa k-ésima hemos recorrido k − 1 capas y la
mitad de esta capa k-ésima, utilizaremos la fórmula de integración numérica:
k−1
X ∆σ
Ik = Dl ∆σ + Dk , para k = 1, 2, ..., N.
2
l=1

Las advecciones verticales


88 M. Lezaun

∂α
Calculemos ahora σ̇ en los niveles del modelo.
∂σ
Como la variable σ̇ está estimada en las superficies intercapas, empezaremos
∂α
estimando σ̇ en esas superficies. Para ello utilizaremos la discretización
∂σ
· ¸
∂α αk+1 − αk
σ̇ = σ̇k+1/2 ,
∂σ k+1/2 ∆σ
· ¸
∂α αk − αk−1
σ̇ = σ̇k−1/2 .
∂σ k−1/2 ∆σ
∂α
Hecho esto estimaremos el valor de σ̇ en los niveles del modelo
∂σ
calculando la media entre los valores en la superficie y en la base de la capa,

· ¸ µ ¶
∂α 1 αk+1 − αk αk − αk−1
σ̇ = σ̇k+1/2 + σ̇k−1/2 , para k = 1, 2, ..., N.
∂σ k 2 ∆σ ∆σ
Aquı́ es necesario tener en cuenta que σ̇1/2 = σ̇N +1/2 = 0 , ya que hemos
considerado que σ̇ se anula en las superficies σ = 0 y σ = 1.
Recapitulación
Como acabamos de mostrar, resulta relativamente fácil integrar de forma
explı́cita un modelo baroclı́nico en ecuaciones primitivas utilizando técnicas
numéricas elementales. Como contrapartida a esta sencillez, en este caso es
necesario tomar un paso de tiempo que satisfaga la condición de estabilidad de
Courant, Friedrichs y Lewy (CFL):
∆t 1
c ≤√ , (30)
∆x 2
donde c es la velocidad de fase de las ondas gravitatorias más rápidas,
√ que
está próxima de la velocidad del sonido (c ≈ 300 m/seg). El factor 2 aparece
al calcular la condición de estabilidad para problemas bidimensionales sobre la
horizontal.
En el caso de un modelo real los cálculos son un poco más complicados, ya
que en las ecuaciones se debe introducir un factor de mapa. En lo que respecta
a la horizontal, se puede elegir una discretización más sofisticada en la que las
variables u, v y T están situadas sobre redes ligeramente desplazadas. Además,
aunque ello implique complicaciones suplementarias, también se procura utilizar
discretizaciones que tengan propiedades similares a las de las ecuaciones
analı́ticas (conservación de la masa, de la energı́a, del momento angular...) y
sean susceptibles de proporcionar representaciones más fieles de la atmósfera
real (ver [8] y [12]).
La condición CFL (30) exige que el paso de tiempo ∆t sea dos mil veces
más pequeño que el paso de espacio ∆x. Ahora bien, esto se puede mejorar con
sólo tratar de forma implı́cita los términos responsables de la generación de las
ondas gravitatorias. En este caso la condición de estabilidad CFL a respetar es
Predicciones del tiempo y matemáticas 89

∆t 1
U ≤√ ,
∆x 2
donde U es la velocidad de propagación de las ondas de Rossby que, como
mucho, es la del viento sinóptico (U ≈ 50 m/seg). Ası́ pues, la utilización de un
método semi-implı́cito permite tomar un paso de tiempo seis veces más grande
que el de un explı́cito.
Los métodos semi-implı́citos para las ecuaciones primitivas todavı́a se pueden
mejorar más si se tratan de forma lagrangiana los términos advectivos. Ası́,
combinando advección lagrangiana y tratamiento implı́cito de los términos
generadores de las ondas gravitatorias, se obtiene un modelo semi-lagrangiano
semi-implı́cito incondicionalmente estable. Estos modelos son más complejos y
costosos de ejecutar que los explı́citos pero como permiten un paso de tiempo
mayor, al final son los que ganan la partida.
Básicamente, los métodos espectrales consisten en desarrollar el campo
considerado en una serie de funciones conocidas y realizar los cálculos
correspondientes en la serie truncada. En meteorologı́a, si se usa, la técnica
espectral solamente se utiliza en el cálculo de las derivadas horizontales. En
lo que concierne a la vertical se mantienen las diferencias finitas en la forma
que hemos descrito. En ese caso, para trabajar sobre la esfera se utilizan como
funciones de base los armónicos esféricos de superficie, que están definidos por

Ynm (λ, µ) = Pm
n (µ) exp(imλ),

donde λ representa la longitud terrestre, µ el seno de la latitud y Pmn (µ) son


las funciones (reales) asociadas de Legendre de primera especie definidas sobre
el intervalo [−1, 1].
Los métodos espectrales inicialmente sólo se utilizaron para los modelos
globales. Hoy en dı́a su campo de acción se ha extendido para tratar dominios
geográficos limitados. En estos casos, considerando un dominio de trabajo lo
suficientemente grande para que se pueda suponer que los campos tengan
periodicidad lateral, se han probado con éxito métodos espectrales basados en
una descomposición en funciones trigonométricas.
Otra alternativa para los modelos de dominio limitado es tomar como
condiciones de contorno laterales los valores obtenidos en otro modelo de escala
más grande. En esta situación es necesario introducir un término disipativo
destinado a atenuar las perturbaciones engendradas por la artificiosidad de las
condiciones de contorno laterales, perturbaciones que se propagan al interior
del dominio. Se llega ası́ a los modelos encajados. Este es el caso del modelo
ALADIN, encajado en el ARPEGE, ambos desarrollados por Météo-France (ver
[9]).
Paralelamente, la utilización de una transformación “conforme”de la esfera
sobre sı́ misma ha desembocado en el concepto de malla variable que, aunque el
modelo sea global, aumenta la resolución en la zona de mayor interés (modelo
ARPEGE).
90 M. Lezaun

Otra cuestión a la que se ha dedicado mucha atención y que ha supuesto


una notable mejorı́a de los modelos, es la determinación precisa de un estado
inicial de la atmósfera a partir de las observaciones meteorológicas disponibles.
Esta operación, denominada análisis objetivo, al principio se realizaba utilizando
métodos de interpolación geométrica. A mediados de los años 1980 se propuso
una formulación variacional (búsqueda del mı́nimo de un funcional) muy
general, que puede resolverse utilizando métodos de control óptimo. En este
caso se habla de asimilación variacional de los datos de observación.
Esta última aproximación permite tener en cuenta la información
suministrada por una gran variedad de sistemas de observación, en particular de
los datos teledetectados por el sistema de satélites, los cuales están ligados a las
variables de los modelos por relaciones no lineales. Además, la minimización
se puede extender fácilmente a datos repartidos en el espacio y tiempo: se
habla entonces de asimilación variacional cuatridimensional (en forma abreviada
4D-VAR). En este caso el mismo modelo asegura que los campos verifican la
restricción de coherencia interna y no es necesario recurrir a un proceso de
inicialización. El desarrollo de estos métodos ha desembocado en la obtención de
nuevas herramientas derivadas del modelo, como son el modelo lineal tangente
y el modelo adjunto. Señalemos que en [10] se describe la asimilación 4D-VAR
de los datos de observación y los problemas relativos a la asimilación de los
datos de observación para la predicción numérica del tiempo. Para un estudio
más exhaustivo ver su bibliografı́a.

5 La parte fı́sica de los modelos


La parte fı́sica de los modelos permite calcular los distintos intercambios
energéticos entre la atmósfera y las fuentes externas. Considerada la atmósfera
de forma global, las fuentes son la radiación solar, los océanos y en menor
medida los continentes. Los procesos de intercambio de energı́a entre esas
fuentes externas y la atmósfera son extremadamente variados y altamente
interactivos, por lo tanto muy complejos. Como estos procesos no están tratados
de forma explı́cita en las ecuaciones de la parte dinámica del modelo (sea por
su naturaleza fı́sica, sea por las escalas consideradas), se deben parametrizar.
Esto significa que se tiene que determinar e introducir el efecto medio de estos
procesos en las variables dinámicas del modelo, o lo que es lo mismo, se tienen
que calcular los términos f~r , Q y Q0 de las ecuaciones.
En esta sección nos limitaremos a describir brevemente los fenómenos fı́sicos
más relevantes que intervienen en estos procesos. Para un estudio más detallado
ver por ejemplo [1], [5], [8] y [11]. Ası́, en [5] se describen con sencillez los
principales fenómenos fı́sicos y la manera de parametrizarlos para incluirlos
en las ecuaciones de la dinámica atmosférica. [1] es un libro de texto a nivel
de licenciatura que trata principalmente aspectos fı́sicos de la atmósfera. [11]
es una buena introducción a la meteorologı́a y dedica especial atención a la
formación de nubes, al estudio de las masas de aire y a la frontologı́a. Como
novedad respecto de los libros anteriones, en [8] se estudian procesos quı́micos
Predicciones del tiempo y matemáticas 91

atmosféricos.
Vapor de agua y aire húmedo
Toda porción de atmósfera contiene algo de vapor de agua. Ahora bien,
como indica el hecho de que las nubes solo ocupan una pequeña parte de la
atmósfera, se puede decir es muy raro que este aire esté saturado. La mezcla
de aire seco con vapor de agua se denomina aire húmedo. Para tratar de
forma rigurosa las tranformaciones del aire húmedo, se tienen que modificar
ligeramente la ecuaciones del modelo. En concreto, basta con reemplazar los
términos RT y Cp por Ra Tv y Cph , donde Ra es la constante del aire seco, Tv
la temperatura virtual y Cph el calor especı́fico a presión constante para el aire
húmedo. Notemos que estas dos últimas cantidades dependen de la humedad
especı́fica q.
Los efectos de la radiación
El sol es el gran motor de la máquina atmosférica, por tanto es muy
importante conocer con precisión sus efectos directos e indirectos. Los efectos
combinados de la radiación solar, de la radiación atmosférica y de la radiación
terrestre van a contribuir a modificar la temperatura de las diferentes capas del
modelo.
Dada la gran complejidad de los fenómenos que intervienen en la radiación,
básicamente la absorción y la dispersión por las moléculas de aire, para calcular
efectivamente todas las interacciones es necesario conocer la repartición de los
distintos constituyentes atmosféricos.
El cálculo de los efectos de la radiación reposa sobre el cálculo de los flujos en
la base y en la cima de cada capa considerada. Ası́, el aumento de temperatura
debido a los efectos de la radiación vendrá dado por la divergencia de los flujos de
radiación. Teóricamente se pueden calcular esos flujos si se conoce la distribución
de los distintos constituyentes atmosféricos y su temperatura.
Los flujos de radiación en el suelo (radiación solar global y radiación
atmosférica) son muy dependientes de la cobertura nubosa. Para determinar
la evolución de la temperatura de la superficie del suelo (condición de contorno)
es esencial conocer esos flujos radiativos, el flujo de radiación terrestre y los
flujos turbulentos de calor sensible y de evaporación.
La interfase tierra-atmósfera
La capa lı́mite atmosférica (CLA) es la parte de la atmósfera comprendida
entre los 0 y 1500 metros de altitud, dependiendo de la topografı́a del terreno. En
esta capa se tienen movimientos de tipo turbulento, los cuales contribuyen a que
el suelo y la atmósfera intercambien cantidad de movimiento (rozamiento), calor
(calor sensible) y vapor de agua (evaporación). La CLA se puede descomponer
en dos partes: la capa lı́mite superficial (CLS), en la cual se pueden despreciar
los efectos de la fuerza de Coriolis, y la capa lı́mite planetaria (CLP), en la que
hay que introducir esos términos. La CLS es variable, pero más o menos llega
hasta los 50 o los 100 metros de altitud. La CLP llega hasta los 1500 metros de
altitud.
92 M. Lezaun

La parametrización de la capa lı́mite consiste en determinar los valores de


los flujos turbulentos en el suelo, en la CLS y en la CLP, en función de los
valores de las variables de estado proporcionadas por la parte dinámica del
modelo, de variables en el suelo proporcionadas por un modelo de superficie y
de parámetros caracterı́sticos del suelo. Se tiene pues que conocer los valores del
viento en la CLS, de la energı́a estática seca (s = Cp T + gz) y de la humedad
especı́fica. En lo que respecta al viento se supone nulo en la superficie. En lo
que respecta a la temperatura y humedad, el problema es más complejo y lleva
a introducir ecuaciones pronóstico suplementarias para describir esas variables
de superficie, gobernadas por los flujos de radiación, el flujo de precipitación y
los flujos de calor sensible y latente.
Las precipitaciones de gran escala
Se incluyen aquı́ las precipitaciones que no son de origen convectivo. El
principio básico consiste en examinar si una capa está saturada o no. En el
primer caso el exceso de vapor de agua se condensa y precipita en la capa inferior
y, paralelamente, la capa en la que se produce la condensación se calienta debido
a la liberación de calor latente.
Sobre este fenómeno habitualmente se hacen las siguiente hipótesis:

• el agua se condensa en cuanto se alcanza la saturación,

• en el transcurso de las transformaciones la energı́a se conserva,

• el agua condensada precipita inmediatamente en la capa inferior (no se


tiene en cuenta el agua lı́quida de las nubes),

• parte del agua transmitida a una capa se evapora hasta que eventualmente
se alcance la saturación, y parte se transmite a la capa inmediatamente
inferior.

Las convección intensa


Recordemos que la hipótesis hidrostática se obtiene suponiendo que el orden
de magnitud de las velocidades verticales es menor que el de las velocidades
horizontales. Si bien esto es cierto a gran escala, no lo es a pequeña escala, por
ejemplo en las tormentas. Ası́, en los modelos de previsión numérica basados
en las ecuaciones primitivas (13)-(19) no se tienen directamente en cuenta los
movimientos convectivos. Sin embargo, como sus efectos se dejan sentir en la
escala sinóptica, resulta indispensable evaluar los efectos de la convección sobre
las variables de gran escala.
La convección se desencadena si existen capas inestables debido a la
estratificación térmica o, adicionalmente, si hay un aporte de vapor de agua
debido a una fuerte evaporación o a una importante convergencia de humedad.
En este caso el efecto de la convección es una homogeneización vertical de la
energı́a estática seca, de la humedad especı́fica y de la cantidad de movimiento.
Naturalmente, la atmósfera convectiva es sede de movimientos ascensionales.
Predicciones del tiempo y matemáticas 93

Efectos de las ondas gravitatorias orográficas


Las ondas gravitatorias orográficas pueden aparecer cuando un flujo
atmosférico estable circula por encima de un relieve accidentado. En
determinadas condiciones, la heterogeneidad del relieve induce un flujo de
cantidad de movimiento que se puede propagar verticalmente y disiparse o
ser absorbido en la parte alta de la atmósfera. Como su propagación de onda
generalmente es débil con relación a la resolución horizontal del modelo, es
necesario parametrizar el efecto de estos fenómenos sobre la circulación a gran
escala.
Transportes turbulentos horizontales
Introducida teóricamente para parametrizar el efecto de los transportes
turbulentos horizontales, la difusión horizontal también permite eliminar el
ruido de pequeña escala que puede generarse en el modelo.
En general, a las ecuaciones de evolución se les añade un laplaciano iterado
multiplicado por un coeficiente de difusión horizontal. Se introduce este término
difusivo en las ecuaciones de evolución para el viento horizontal, la energı́a
estática seca y la humedad especı́fica. Es inmediato constatar que el efecto de
estos términos difusivos es suavizar las heterogeneidades.
Validación de las parametrizaciones
Como se ha mencionado al comienzo de esta sección, las parametrizaciones
fı́sicas son muy interactivas y dependen de parámetros que deben ser ajustados.
En general se intenta limitar el número de parámetros ajustables, ya que cada
reglaje necesitará una serie de ensayos del modelo. Las pruebas de las distintas
parametrizaciones se pueden realizar examinando la mejora de la predicción al
modificar los parámetros.

6 Modelos de predicción operativos


La creciente complejidad de los modelos de predicción numérica y las dificultades
para poner a punto programas realmente eficaces en superordenadores cientı́ficos
han propiciado el paso de una forma de trabajo artesanal individual a un
gran proyecto cientı́fico. De hecho, mientras que los primeros modelos de
predicción numérica pudieron ser concebidos, desarrollados y probados por una
sola persona, la puesta a punto de los modelos actuales implica la cooperación
de numerosos equipos que sobrepasa las disponibilidades de un único servicio
nacional. Ası́, sobre todo en Europa, se ha asistido a la realización de “modelos
comunitarios.o de “modelos unificados”, destinados a varias categorı́as de
utilizadores de distintos servicios meteorológicos.
Entre las realizaciones de modelos comunes a distintos servicios
meteorológicos citaremos:
• el modelo HIRLAM (High Resolution Limited Area Model), resultado del
trabajo común llevado a cabo desde 1985 por los paı́ses escandinavos,
Irlanda, Holanda y España;
94 M. Lezaun

• el modelo ARPEGE-IFS (Integrated Forecast System), desarrollado


por Météo-France y el ECMWF (European Center for Medium-Range
Weather Forecast) desde 1987;

• el modelo ALADIN (Aire Limitée, Adaptation Dynamique, Déve-


loppement InterNational), desarrollado a partir de 1992 por Météo-France
en colaboración con investigadores de Europa central. Este modelo es
explotado por Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia,
Francia, Hungrı́a, República Checa y Rumania.

Dos centros meteorológicos se explotan en común en Europa:

• El ECMWF, creado en 1974 y localizado en Reading (Reino Unido).


Agrupa a dieciocho paı́ses de Europa occidental y suministra diariamente
previsiones a medio plazo (hasta diez dı́as).

• El centro RCLACE (Regional Center for Limited Area Modelling in


Central Europe), creado en 1994 en Praga. Agrupa a seis paı́ses de Europa
central y oriental (Austria, Croacia, Hungrı́a, República Checa, Eslovaquia
y Eslovenia) y hace funcionar dos veces al dı́a un modelo de dominio
limitado de escala fina que proporciona predicciones para hasta dos dı́as
de plazo.

En el mundo sólo alrededor de una docena de Servicios meteorológicos


nacionales hacen predicciones numéricas operativas para el conjunto del planeta.
En Europa, además del ECMWF la hacen Météo-France en Toulouse, el
Meteorological Office británico en Bracknell y el Deutscher Wetterdienst en
Offenbach.
Los modelos ARPEGE y ALADIN
El 6 de diciembre de 1993, Météo-France puso en servicio operativo el modelo
ARPEGE (acrónimo de Action de Recherche Petite Échelle Grande Échelle).
Éste es un modelo que abarca todo el globo terrestre y su principal innovación
es su resolución horizontal variable: las dimensiones de la malla son mı́nimas
sobre Francia y crecen progresivamente hasta sus antı́podas donde son máximas.
De esta forma, con un único modelo se puede hacer predicciones a escala fina
sobre el territorio francés y describir con una precisión suficiente los grandes
fenómenos de escala planetaria. En [9] se describe de forma detallada los modelos
ARPEGE y ALADIN. Los otros modelos operativos existentes son similares a
estos.
El modelo ARPEGE operativo es una versión de un modelo espectral de
resolución variable sobre la horizontal y en diferencias finitas sobre la vertical,
con una coordenada vertical hı́brida p − σ (presión y presión normalizada). La
resolución horizontal máxima corresponde a una malla de 19,1 km de lado y
la mı́nima a una de 234 km de lado. La atmósfera está dividida en 31 capas,
su nivel más alto está en los 5 mbar de presión y el más bajo 20,5 metros
por encima del suelo. El esquema numérico es semi-lagrangiano de dos niveles
Predicciones del tiempo y matemáticas 95

temporales y el paso de tiempo es de 900 segundos. Se tiene pues que la relación


entre el tamaño de malla y el paso de tiempo es 21 m/seg, que probablemente
es la mejor de todos los modelos operativos actuales. Las ecuaciones pronóstico
están escritas para la presión en el suelo, las componentes horizontales de la
velocidad, la temperatura y la humedad especı́fica, y son similares a las que
hemos descrito en la sección 4. Por último, este modelo operativo contiene un
juego completo de parametrizaciones fı́sicas que introducen los efectos de los
fenómenos descritos en la sección 5.
Las observaciones para los datos iniciales se realizan intermitentemente,
con 4 análisis por dı́a: 0, 6, 12 y 18 h UTC (Coordinated Universal Time);
y se obtienen de observatorios en superficie, aviones (temperatura y viento),
radiosondas y satélites.
Desde su inicio, el modelo ARPEGE fue concebido como multiuso, lo mismo
permite efectuar predicciones a corto plazo, de hasta tres dı́as, que a medio
plazo, del orden de la semana. Ahora bien, su función más importante es la
predicción general para un plazo de hasta dos o tres dı́as. Más allá de tres
o cuatro dı́as los pronosticadores europeos se basan casi exclusivamente en
las previsiones numéricas proporcionadas por el ECMWF. Hay que indicar
que una predicción para un plazo de 48 horas con el modelo ARPEGE en el
superordenador Fujitsu VPP700 (20 mil millones de operaciones por segundo)
que Météo-France tiene en Toulouse costaba en 1998 un poco menos de un
cuarto de hora.
Para previsiones a corto plazo (uno o dos dı́as) se utilizan modelos de
dominio limitado en los que la malla es lo suficientemente fina para simular
correctamente las escalas pequeñas del movimiento, en particular las inducidas
por el relieve. Este es el caso del modelo ALADIN, que se planteó como un
complemento al modelo planetario ARPEGE para realizar predicciones a corto
plazo (tı́picamente hasta 48 horas) en un dominio limitado (cf. [9]). En este
modelo el dominio es un cuadrado de 2740 km de lado, en proyección Lambert,
centrado en el punto de resolución máxima de ARPEGE. Los niveles verticales
son los mismos que los de ARPEGE. La resolución horizontal de 9,9 km es casi
el doble que la resolución máxima de ARPEGE y el paso de tiempo es de 470
segundos. Las partes dinámica y fı́sica son totalmente idénticas a las del modelo
ARPEGE.
ALADIN sobre todo permite refinar los detalles del escenario previsto por
ARPEGE para el mismo dı́a y el dı́a siguiente, salvo en el caso en que el
escenario de ARPEGE se juzgue incorrecto. De hecho, la información de base de
ALADIN (condiciones iniciales y condiciones de contorno) viene enteramente de
ARPEGE y no contiene, por ejemplo, información analizada a una escala más
fina. El refinamiento de los detalles viene de la mejor resolución horizontal
y, en particular, de la mejor adaptación de los campos al relieve del suelo
y a otros parámetros de superficie (vegetación, albedo, etc.), que están dos
veces mejor descritos. Es natural que una evaluación de ALADIN realizada
por pronosticadores de distintas regiones contenga mejores informaciones que
ARPEGE en las zonas montañosas y cerca de las costas, debido a que en
ALADIN el relieve y el contraste tierra-mar están descritos con más detalle.
96 M. Lezaun

7 Sensibilidad respecto de los datos iniciales


A pesar de las continuas mejoras de las predicciones meteorológicas realizadas
con los modelos numéricos, hay que rendirse a la evidencia de la imposibilidad de
proveer predicciones precisas para más allá de un cierto lı́mite. La existencia de
un lı́mite para la previsibilidad es debida a varias razones: las imperfecciones de
los modelos numéricos que simulan la atmósfera, las incertidumbres inherentes
a las medidas efectuadas para determinar el estado inicial y el carácter no lineal
del modelo.
A comienzos de los años 1960 el meteorólogo americano Edward Lorenz se
preguntaba: ¿Cómo es posible que conociendo las ecuaciones de la circulación
atmosférica y las condiciones de partida, no se llegaba a predecir con un grado
de fiabilidad aceptable el tiempo que harı́a tres dı́as después? Para tratar de
responder a esta pregunta, Lorenz simplificó drásticamente las ecuaciones de la
circulación atmosférica hasta llegar al sistema que lleva su nombre:

dx dy dz
+ σ(x − y) = 0, + y − rx + xz = 0, + bz − xy = 0.
dt dt dt
Para los parámetros Lorenz tomó los valores σ = 10, b = 8/3 y r = 28. Notemos
que en el anexo D de [4] se detalla la obtención de estas ecuaciones de Lorenz
a partir de las ecuaciones inerciales de la dinámica de la atmósfera, en concreto
a partir del sistema de Bénard.
Es fácil adivinar que simplificado hasta este punto, este sistema no tenga
ninguna utilidad para previsiones meteorológicas reales. Sin embargo posee los
ingredientes necesarios para ser representativo de los movimientos atmosféricos
y constituye el modelo teórico de caos determinista más célebre y más estudiado.
Lo mismo que los modelos meteorológicos completos, y a pesar de su aspecto
tan sencillo, estas tres ecuaciones no tienen solución analı́tica. Por tanto hay que
resolverlas por métodos numéricos utilizando un ordenador. Ası́ lo hizo Lorenz
y se topó con numerosas sorpresas.
La primera fue que la evolución de cada una de las componentes de la
solución tiene un comportamiento
que parece que sólo obedece a la
fantası́a del azar.
El segundo descubrimiento
fue que si dibujamos la sucesión
de valores que en el transcurso
del tiempo toman las soluciones,
se obtiene una trayectoria que se
enrolla sobre un curioso objeto
de dos lóbulos. Se descubrı́a ası́ el
primer “atractor extraño”. Atractor de Lorenz
La tercera sorpresa se produjo cuando comprobó que la introducción de
un pequeñı́simo error inicial crecı́a exponencialmente con el cálculo, de forma
Predicciones del tiempo y matemáticas 97

que se obtenı́a un resultado radicalmente diferente. Esto ponı́a en evidencia la


sensibilidad del sistema de Lorenz respecto de las condiciones iniciales.
Los “verdaderos”modelos atmosféricos presentan las misma extrema
sensibilidad respecto de los datos iniciales. Ası́, dos datos iniciales muy cercanos
y cuyas diferencias son del orden de las incertidumbres inevitables derivadas de
las imperfecciones de la red de observación, para plazos de tiempo superiores
a un cierto lı́mite pueden conducir a soluciones divergentes. Lorenz dio de
este efecto una imagen muy impactante, que bautizó “efecto mariposa”: una
perturbación tan débil como el aleteo de las alas de una mariposa puede producir
en la otra punta del Globo, un mes más tarde, un efecto considerable, como por
ejemplo el desencadenamiento de un ciclón o lo contrario, el término de una
tempestad.
Hay que resaltar que de forma general, el lı́mite de previsibilidad está más
lejos cuanto mayor es la escala de los fenómenos meteorológicos considerados.
Ası́, para los fenómenos de escala sinóptica, es decir de una dimensión
caracterı́stica de 1000 a 2500 km y una duración de vida de uno a tres dı́as,
el lı́mite para los modelos actuales es de tres o cuatro dı́as.
Conocido el estado inicial y sus incertidumbres, para predicciones superiores
a cuatro o cinco dı́as actualmente se utiliza lo que se denomina previsiones de
conjunto. Con estos métodos se pretente suministrar a los pronosticadores un
número tan grande como sea posible de evoluciones diferentes de la atmósfera
que se puedan derivar del estado inicial de referencia. Se tiene ası́ la predicción
probabilı́stica, consistente en prever para un plazo dado la distribución de los
valores previstos y las probabilidades asociadas. Para ello hay calcular una
función de probabilidad en cada uno de los puntos y para cada una de las
magnitudes atmosféricas.
Una alternativa para acceder a la misma información es la utilización de un
método Monte-Carlo, consistente en efectuar un cierto número de predicciones
equiprobables y, a partir del conjunto de previsiones obtenidas, calcular los
valores medios y los momentos estadı́sticos de orden superior. Se ha aplicado
esta idea efectuando varias integraciones de un mismo modelo con distintos
estados inciales obtenidos haciendo en el estado inicial de referencia pequeñas
modificaciones aleatoriamente repartidas y compatibles con los errores del
análisis.
El problema fundamental de la predicción de conjunto consiste en efectuar
una elección razonable de las variantes de la situación inicial de referencia,
de manera que utilizando un mı́nimo de estados iniciales se pueda obtener un
máximo de soluciones relativamente alejadas las unas de las otras. El empleo
del modelo adjunto permite identificar las modificaciones del estado inicial que
sufren las mayores amplificaciones para un plazo dado (en el sentido de una
norma convenientemente elegida). Esta técnica es la utilizada por el ECMWF
para efectuar una cincuentena de integraciones que conducen a un conjunto de
previsiones para el cual es posible calcular la media y la varianza de las distintas
magnitudes meteorológicas. Señalemos que en [2] se describe los métodos de
interpretación de las predicciones numéricas a medio plazo adoptadas por los
servicios de previsión de Météo-France, que son similares a las de otros servicios
98 M. Lezaun

operativos. Para un estudio más exhaustivo ver su bibliografı́a.

8 Conclusión
En sus inicios, los hombres del tiempo pudieron considerar los modelos
numéricos como algo anecdótico capaz de reproducir con mayor o menor
fidelidad las caracterı́sticas de la circulación atmosférica. Sin embargo, gracias
a su constante mejora, actualmente son una herramienta imprescindible para
la predicción. Hoy en dı́a nadie duda de que los modelos numéricos realizan
mucho mejor que el hombre la sı́ntesis de todos los procesos de interacción
fı́sica, que antes sólo eran parcialmente comprendidos. Ahora bien, aunque estos
modelos suelen dar previsiones realistas, no siempre dan una predicción exacta
y a veces aparecen importantes errores, incluso para predicciones a muy corto
plazo. Esto significa que los resultados de los modelos numéricos deben ser
continuamente confrontados con la realidad: a posteriori para intentar corregir
sus defectos sistemáticos, y en tiempo real para detectar a tiempo divergencias
en las simulaciones que sean susceptibles de conducir a una estimación errónea
de los fenómenos meteorológicos implicados.
Para terminar, las palabras de Miguel Azpiroz (1916-1965) en su discurso de
ingreso en la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona ([3]): “La gente
que, a pesar de todo, está dispuesta siempre a dejarse engañar muy a gusto,
como dice un proverbio latino, seguirá creyendo en los intuitivos de esta ciencia,
como también ocurre en Biologı́a o en Medicina, y en las predicciones realizadas
con recursos extremadamente simples. Forma parte de la naturaleza humana
el querer saber, de modo inmediato, a qué atenerse en todos los aspectos que
afectan a su ámbito vital, antes que el comprender las dificultades de cualquier
problema que requiere una formación especializada; y adopta esta actitud incluso
en cuestiones de mayor categorı́a cultural o humana, sin que nadie se asombre
por ello.

Bibliografı́a
Artı́culos históricos

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Predicciones del tiempo y matemáticas 99

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Generalidades. Historia de la Meteorologı́a


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[10] Rabier F., Mahfouf J.F. et Klinker E., 2000: Une nouvelle technique
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