Conceptos de Juegos y Apuestas

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Conceptos de juegos y apuesta

Los juegos con apuestas de por medio han sido tradicionalmente considerados por el derecho
como algo pernicioso que debía ser reglamentado o incluso reprimido por su peligrosidad social,
de ahí las particularidades que se encuentran al estudiar su regulación.

Apuesta consiste normalmente en una cantidad de dinero a cobrar por el jugador que
pronostica con acierto un acontecimiento determinado, siendo tal apuesta la que el Código Civil se
propone regular. Debemos señalar la distinción que el Código Civil hace entre juego y apuesta,
distinción totalmente innecesaria, y que además conduce a la contradicción pues ambas especies
son equiparadas en el art. 1,799. En el juego como tal no hay intercambio de prestaciones, no hay
ningún elemento en él que permita encuadrarlo dentro de alguna de las categorías de los
contratos, lo que verdaderamente tiene trascendencia jurídica es la apuesta hecha sobre el juego
en cuestión, en este caso, el juego supone el acto desencadenante de un resultado jurídico, en
este caso, una relación de obligación en la que el azar decide quién es el acreedor y quién es el
deudor. En realidad, lo que el Código Civil denomina en unas ocasiones juego y en otras, apuesta,
es esa apuesta propiamente dicha que acabamos de describir pues el juego propiamente dicho es
jurídicamente irrelevante.

Loterías
En el contrato de lotería, el empresario toma a su cargo, a cambio de una postura que se le ha de
pagar, la obligación de dar al ganancioso cierto provecho que se determinará dentro de la esfera
de los postores por sorteo o de otra manera (dados, naipes, carrera de caballos).

Las ganancias pueden estar determinadas de antemano o resultar solo en virtud del número de
partícipes. Las loterías son o bien lotería en sentido estricto, esto es sorteo de dinero, o bien rifas,
que pueden referirse a cosas de las clases mas distintas. La adquisición de un billete de la lotería o
de una rifa significa la concertación de un contrato bilateral de adhesión.

Nuestro Código dispone en su art. 1.453, en referencia a la lotería cuanto sigue: "El contrato de
lotería será obligatorio cuando esté autorizado por la ley. En caso contrario, se le aplicarán las
disposiciones precedentes. El contrato de rifa y el de apuesta de carrera de caballos, son
equiparados al de lotería"

Por lo tanto, y de conformidad a lo dispuesto por el artículo precedente, el contrato de lotería y


afines, requieren autorización de ley, de cumplimiento obligatorio una vez reunido los requisitos
requeridos.

ACCION DE REPETICION
La acción de repetición es una acción de responsabilidad patrimonial que permite recuperar u
obtener ante la jurisdicción el reembolso o reintegro de lo pagado por las entidades públicas en
virtud del reconocimiento indemnizatorio impuesto judicialmente al Estado en una condena,
conciliación u otra forma de terminación de un conflicto, como consecuencia de la acción u
omisión gravemente culposa o dolosa de un servidor o ex servidor público suyo o de un particular
investido de una función pública. El inciso primero del artículo 90 de la Constitución Política,
consagró la cláusula general de responsabilidad patrimonial del Estado, en virtud de la cual éste
responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables, causados por la
acción o la omisión de las autoridades públicas. Como lo ha manifestado la Sala, la citada
disposición superior no sólo establece la responsabilidad patrimonial en el ámbito
extracontractual, sino que fijó un régimen general, según el cual la noción de daño antijurídico,
entendido como “el perjuicio que es provocado a una persona que no tiene el deber jurídico de
soportarlo” y, por ende, contrario a la igualdad frente a las cargas públicas, es aplicable en materia
pre-contractual y contractual, fundamentando así la totalidad de la responsabilidad patrimonial
del Estado. Y en el inciso segundo del canon constitucional, se reguló la responsabilidad de los
agentes del Estado que con su comportamiento doloso o con culpa grave ocasionen el daño por el
cual aquél está en el deber de reparar, pero a la vez, en los términos de la disposición en cita, la
obligación de repetir por las referidas circunstancias frente a éste. Es decir, el hecho de que el
daño haya sido consecuencia de la conducta dolosa o gravemente culposa del agente estatal,
compromete su responsabilidad patrimonial, la cual se determina mediante la acción de repetición
que la entidad debe instaurar en su contra en los términos del artículo 90 de la Constitución
Política o a través del llamamiento en garantía formulado en su contra dentro del juicio que busca
la responsabilidad del Estado. En el primer evento, la responsabilidad se edifica en la
antijuridicidad del daño que le es imputable al Estado, y que deriva en una relación obligacional
entre la víctima (acreedor) y el Estado (deudor), y en el segundo, la responsabilidad se estructura
en la acción u omisión a título de dolo o culpa grave que le es imputable al agente público en nexo
con el servicio, o sea en ejercicio o con ocasión de sus funciones, y de la cual se desprende una
relación obligacional entre el Estado (acreedor) y su agente (deudor). En resumen, el primer inciso
de la norma constitucional (artículo 90), regula la responsabilidad patrimonial e institucional del
Estado frente a la víctima; y en el inciso segundo, la responsabilidad patrimonial y personal del
agente público frente al Estado. La acción de repetición, indiscutiblemente animada en el interés
público, en el ámbito administrativo tiene una doble finalidad, de una parte, por su carácter
resarcitorio o retributivo, busca la recuperación de los dineros pagados por el Estado a la víctima
de un daño antijurídico ocasionado por la conducta dolosa o gravemente culposa de un agente
público, con lo cual se protege el patrimonio público, porque ese reconocimiento indemnizatorio
constituye un menoscabo o detrimento económico que en los precisos términos de la Constitución
Política está en el deber de reparar dicho agente a la entidad pública que canceló la condena. De
otra parte, persigue prevenir conductas constitutivas de daño antijurídico, por las que a la postre
deba responder el Estado, con lo cual se erige como una herramienta para conseguir la moralidad
y la eficiencia de la función pública, como garantía de los asociados ante el eventual ejercicio
desviado y abusivo de las personas que investidas de autoridad o función pública, utilicen
indebidamente el poder en nombre de aquél. En otros términos, la acción de repetición, sin
perjuicio de los fines retributivo y preventivo inherentes a ella, tiene por finalidad garantizar los
principios de moralidad y eficiencia de la función pública, en la medida en que se constituye en un
instrumento jurídico con que cuenta el Estado para disuadir e intimidar a los servidores públicos y
demás agentes suyos, con el objetivo de que no obren de manera ostensiblemente negligente
(culpa grave) o dolosamente y, por ende, no infieran daños a las personas o a su patrimonio o
vulneren sus derechos, en absoluto desconocimiento de la misión y funciones que les asignan la
Constitución Política y la ley.

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