ENFERMEDAD
ENFERMEDAD
ENFERMEDAD
Índice
Enfermedad 3
Definición de la adicción 4
Síndrome de la adicción 5
Tipos de exaltación 14
Características de la adicción 16
Creencias adictivas 26
Recuperación 33
Espiritualidad y recuperación 40
El proceso de recaída 42
Comenzando la recuperación 44
Tratamiento y recuperación 52
Sociedad y adicción 57
Cultura de la adicción 58
La organización adictiva 60
La cultura de recuperación 61
Emprender acciones 62
Bibliografía 73
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ENFERMEDAD
La adicción es una enfermedad primaria, que afecta al cerebro, constituida por un conjunto de
signos y síntomas característicos.
Los estudios demuestran que existen cambios neuroquímicos involucrados en las personas con
desordenes adictivos y que además existe predisposición biogenética a desarrollar esta enfermedad.
La adicción es una enfermedad tratable y la recuperación es posible.
El uso de drogas parece ser tan antiguo como la civilización misma. Existían referencias al uso de la
marihuana en China, en 2737 a.C. y al uso del opio en Oriente Medio antes del siglo VII a.C.
Este cambio en la intencionalidad (intoxicarse) ha llevado a un número cada vez mayor de personas
a padecer la dependencia a las drogas, por lo tanto a ser objeto de la atención terapéutica clínica que
les permita vivir sin la necesidad de ingerir dichas sustancias.
Hoy, para todos los dedicados a la salud mental y disciplinas afines no es una novedad que la
adicción obedezca a una causa simple de tipo lineal, por el contrario hemos podido reconocer con el
paso del tiempo, y los estudios realizados, que el problema tiene una fuente muy amplia de factores
que le dan forma y basamentos y que tratando de agruparlos los podemos ubicar en factores de
orden psicológico, familiares, sociales y espirituales, de aquí pues, que el fenómeno de las
adicciones sea consecuencia y a veces causa en la interacción de los diversos factores que al incidir
de diferente manera en un individuo lo hace más vulnerable y optar por el consumo de drogas con
fines de intoxicación y en consecuencia llegar a una muy posible dependencia de estas.
A lo largo de los años, la adicción ha sido descrita de muy diferentes maneras: como flaqueza
moral, falta de fuerza de voluntad, incapacidad para enfrentar al mundo, debilidad física y
enfermedad espiritual.
Casi todos los seres humanos, sino es que todos, tienen un deseo profundo de sentirse felices y de
encontrar la paz en el ser y en la mente. En algunos momentos de la vida, la mayoría encontramos
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esa plenitud de paz y belleza, pero es efímera, va y viene. Cuando no logramos mantenerla, nos
entristecemos e incluso tenemos una sensación de duelo; pero todo ello forma parte del ciclo natural
de la vida y no lo podemos controlar.
De algún modo podemos ayudar a extender estos ciclos, aunque en su mayor parte por distintas
razones son incontrolables y tenemos que vivirlos tal como vienen; la omnipotencia no es una
característica del ser humano. Podemos aceptarlos, trabajar en ellos y aprender de ellos, o luchar en
su contra buscando en cambio la felicidad fugaz muchas veces buscada y alcanzada a través de la
adicción.
Este sistema de pensamiento nos dice constantemente que nos falta algo. No tenemos suficiente
dinero, no tenemos suficientes posesiones bonitas, no tenemos suficiente carisma, no tenemos
suficiente amor. Por lo tanto, mi felicidad depende de encontrar esa sustancia, situación, posesión o
persona.
Tan pronto nos vemos con carencias e incompletos, empezamos nuestra búsqueda adictiva. Cuando
nos percibimos como separados y solos en el mundo donde hay tanto que recorrer, nos convertimos
en adictos tratando de conseguir “suficiente”, sin embargo el lema secreto es “Nunca hay
suficiente”.
A continuación una serie de documentos que contienen mas información acerca de la naturaleza de
la enfermedad de la adicción.
DEFINICION DE LA ADICCIÓN
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Enfermedad significa una discapacidad involuntaria. Representa la suma de fenómenos anormales
que se presentan en un grupo de individuos. Estos fenómenos están asociados con un conjunto
específico de características comunes, por lo que estos individuos difieren de la norma, y que los
coloca en desventaja.
Frecuentemente progresiva y fatal significa que la enfermedad persiste a lo largo del tiempo y que
los cambios físicos, emocionales y sociales son frecuentemente acumulativos y progresan mientras
el uso continúa. La adicción causa muerte prematura a través de sobredosis, complicaciones
orgánicas que involucran al cerebro, hígado, corazón, y otros órganos, dependiendo del tipo de
adicción; y contribuye a la ocurrencia de suicidios, homicidios, violencia, maltrato, violación y
abuso sexual, accidentes y otros eventos traumáticos interpersonales y/o familiares.
Descontrol se refiere a la inhabilidad para limitar el uso, la duración del episodio de uso, la
intensidad del uso y las consecuencias conductuales del uso.
Preocupación asociada con el uso se refiere a la inversión excesiva de atención hacia el uso, el
sustrato del uso, los efectos del uso, las situaciones relacionadas con el uso; lo cual significa una
gran inversión de energía y tiempo en las actividades adictivas, traduciéndose en un relativo
descuido de los intereses importantes de la vida diaria.
Las consecuencias adversas son problemas relacionados con el uso que llevan a impedimentos en
las áreas de: salud física, funcionamiento psicológico, funcionamiento interpersonal,
funcionamiento ocupacional; y problemas legales, financieros y espirituales.
EL SÍNDROME DE LA ADICCIÓN
La adicción es una enfermedad primaria o más bien un síndrome constituido por un conjuntos de
signos y síntomas característicos.
Además se hace mucho más impactante realizar que estos síntomas están presentes aunque la
adicción sea de carácter químico o conductual, sin que esto haga una diferencia importante en el
cuadro básico sintomático que llamamos adicción.
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Algunas de los síntomas y características de la adicción son descritas aquí con la intención de poder
comprender mejor el funcionamiento de esta enfermedad:
* Pérdida de control del uso, caracterizada por episodios de uso compulsivo que llevan a la
inversión de tiempo y energía importantes en la conducta adictiva, de modo que cada vez más el
adicto funciona con más dificultad en su vida en general. Mientras el adicto insista en usar, el
descontrol seguirá afectándolo.
* Uso a pesar de daño, lo cual se manifiesta como la práctica continuada de la conducta adictiva, a
pesar del daño personal y familiar involucrado como consecuencia de la adicción. Este síntoma es
característico de la adicción y cuando se presenta es un marcador importante para el diagnóstico.
* Los Deseos Automáticos son disparados por las situaciones, los lugares y las personas
relacionadas con el uso, de modo que evocan memorias eufóricas asociadas a deseos de usar que se
acompañan de ansiedad e ideas repetidas de uso. Estos deseos se siguen presentando por meses aun
luego que el adicto este en abstinencia y en recuperación.
* Obsesión o preocupación excesiva con respecto a las situaciones de uso y relacionadas con el uso
ya sea consumo de sustancias psicotrópicas o prácticas de conductas. Esto lleva a invertir una
energía mental desproporcionada en el proceso de adicción que resta a las actividades vitales
importantes del adicto.
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interpretar los sentimientos, así como una actitud de intolerancia a algunas emociones, buscando el
uso como una forma de anestesia emocional.
Estos síntomas se pueden presentar todos juntos o de manera selectiva y con distinta intensidad en
un momento dado, así como pueden variar a lo largo del tiempo y con el avance de la enfermedad
adictiva.
Uno de los problemas más grandes en el estudio de la adicción, es de que a pesar de la gran
cantidad de información y estudios científicos de las últimas décadas, todavía la población general
persiste en cultivar ciertos mitos acerca de la adicción, que dificultan su comprensión y tratamiento.
Uno de esos mitos es de que la adicción proviene de una falla moral o de una personalidad
defectuosa, y que esto es así porque el adicto es fundamentalmente “inmoral” o “malo” y merece
castigo.
Los estudios más recientes demuestran que el cerebro de las personas adictas es un cerebro que ha
cambiado neuroquímicamente. Ese cambio neuroquímico se manifiesta en una alteración de los
procesos cognitivos y de la conducta, especialmente de aquellos patrones de conducta asociados con
la búsqueda y consumo de drogas.
Las personas que se han enfermado con adicción, tienen una química cerebral secuestrada que cada
vez hace más difícil que el enfermo controle su consumo de drogas. Por otro lado este descontrol
bioquímico se acompaña de una creciente defensividad psicológica, que en cierta forma va
despegando al adicto de la realidad que está viviendo, de manera selectiva. Este autoengaño
produce una falta de conciencia de las posibles consecuencias que volver a consumir traerán,
minimizando así los costos personales y sociales.
Estos cambios se hacen de manera progresiva y selectiva, de modo que existen varias fases del
proceso adictivo y en casi todas las personas puede conservar su inteligencia y la habilidad para
funcionar excepto en asuntos relacionados con su consumo.
De este modo, la compulsión o descontrol del consumo, se presenta cuando el adicto comienza a
ingerir la sustancia y produce una pérdida de control del consumo, lo que se traduce en la ingestión
de grandes cantidades de sustancias, inversión de mucho tiempo y energía en el consumo y todas las
consecuencias que esto genera en las relaciones personales y las responsabilidades de la persona.
Esto no significa que los adictos no sean responsables por lo que ellos hacen, sino que su conducta
adictiva es el reflejo de cambios patológicos en la bioquímica del cerebro.
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Estos cambios bioquímicos son producidos por la estimulación del cerebro predispuesto
genéticamente del adicto, que genera una reacción exagerada al consumo y que distorsiona el
sistema neural de la recompensa y los instintos, por ende la conducta.
La situación es similar a la del paciente que sufre de diabetes mellitus, la cual se produce por un
desorden en el mecanismo de acción de la insulina y de la regulación de la glucosa en el cuerpo.
Es interesante que enfermedades tales como los desordenes cardíacos, son manejados con
estrategias integrales y un grado de comprensión que incluye la prevención, intervención y
tratamiento, de manera que a nadie se le ocurriría si quiera pensar que, un paciente con un infarto,
merece ser castigado por haber tenido tan poco cuidado con su dieta, y menos sugerir de que no
merece tratamiento.
Por otro lado, condiciones tan estigmatizadas inicialmente, como el HIV y el SIDA, han sido
rápidamente entendidas y aceptadas como enfermedades tratables, y el estigma ha quedado relegado
a los obtusos que se empeñan en no entender la realidad en la que viven.
La adicción es una enfermedad que es tan antigua como el hombre mismo y la cantidad de personas
afectadas directa o indirectamente por esta enfermedad es mayúscula.
Los estudios realizados confirman una predisposición genética, cambios neuroquímicos precisos, un
curso y sintomatología predecibles y buena respuesta al tratamiento.
De los grandes pasos que se han dado en este sentido se incluyen la elaboración de los criterios
diagnósticos para dependencia química del DSM-IV y CIE-10, y el establecimiento de
especialidades y Asociaciones que se dedican a la investigación y tratamiento de la adicción.
Aun así, los sistemas de salud pública, continúan en negación, resistiéndose a ver la evidencia
científica actual, negándose a incluir en sus presupuestos los tratamientos para los enfermos de
adicción y sus familias.
Es necesario ver la adicción como un proceso gradual; como una enfermedad que va en desarrollo
continuo, desde un definido, aunque poco claro comienzo hasta un punto final.
Al principio, el tipo de uso que la persona hace de la sustancia o conducta, no es adictivo, pero
progresivamente, el tipo de uso varía aumentando hacia la habituación primero, y luego hacia el
abuso. Aun en este momento no se puede hablar de adicción, pues el abuso es un estado en el cual
la persona conserva el control sobre su uso. La línea que divide al abuso de la adicción es muy fina
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y muchas veces inadvertida, pero lo cierto es que si la persona predispuesta se expone al uso de la
sustancia o conducta de riesgo, puede pasar esa línea y convertirse en adicto.
En sus primeras fases, la adicción puede pasar inadvertida, por la levedad de los síntomas, o por la
habilidad de la persona para compensar las consecuencias negativas que la adicción tiene sobre su
propia vida y sus relaciones.
A lo largo de este proceso la persona pasa por diversas etapas que reflejan el agravamiento
progresivo del desorden adictivo.
Las distintas etapas de la adicción se relacionan a la severidad del proceso adictivo y el impacto que
la adicción tiene en la vida del adicto:
1.- Etapa Temprana: En esta etapa ya la química cerebral está alterada, y esto se manifiesta en
episodios de uso descontrolado que pueden no ser tan severos y frecuentes, pero son evidencia de la
instalación del desorden bioquímico cerebral. Aún así la relación que la persona ha desarrollado con
el sustrato de su uso, lo motiva a continuar usando, debido al refuerzo psicológico que el consumo
de la sustancia o la práctica de la conducta, tiene sobre su comportamiento. Ya existe el
pensamiento adictivo y comienza a manifestarse como una preocupación con el uso. Puede haber
deseos automáticos y ya la persona comienza a invertir tiempo no programado en actividades
relacionadas con el uso.
2.- Etapa Media: La pérdida de control es obvia y los episodios de consumo son más intensos y
frecuentes. Ya comienza a haber problemas familiares serios debido al tiempo que la persona ocupa
en actividades relacionadas con la adicción y el uso. El pensamiento adictivo se hace más intenso
debido a la necesidad aumentada de negar o racionalizar su conducta. Comienzan a presentarse
problemas laborales y escolares debido al malfuncionamiento psicosocial. La química cerebral ha
cambiado de manera importante y la personalidad de la persona también ha cambiado, casi siempre
con más irritabilidad, ansiedad e intolerancia. El ego de la persona se ha hipertrofiado para poder
mantener una imagen de “normalidad” que pueda disminuir la ansiedad tanto del adicto como de las
personas que lo rodean.
3.- Etapa Agravada: La inhabilidad para detener el consumo marca esta etapa del proceso adictivo.
Problemas financieros severos podrían aparecer y el aislamiento social se hace evidente y marcado.
Problemas severos en las relaciones familiares que pueden llegar a la separación. Pérdidas de
empleo y deterioro del funcionamiento laboral se hacen presentes de manera que el adicto no puede
muchas veces, ni conseguir ni mantener un empleo. La depresión severa característica de esta etapa
puede ser malinterpretada como primaria, pero es en realidad secundaria al desorden adictivo.
Igualmente la autoestima se ha deteriorado mucho y puede aparecer psicosis tóxica, en las
adicciones químicas, e ideación psicótica en las adicciones de conducta.
Estas fases no están separadas realmente y se sobreponen de manera que, es difícil saber
exactamente donde está ubicado un adicto en el proceso, pero en la mayoría de los casos se pueden
utilizar para entender mejor la severidad del problema y las necesidades individuales de tratamiento.
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CLASIFICACIÓN DE LAS ADICCIONES
Una clasificación que es congruente con el modelo unificado de las adicciones, dividiéndolas en dos
grandes grupos: las de ingestión y las de conducta.
El Síndrome Adictivo se compone de una serie de síntomas y signos que son comunes a las
personas que sufren de adicción y además se presentan en diversas adicciones de manera que son un
común denominador.
De esta manera pueden presentarse iguales síntomas en la adicción al alcohol, como en la adicción a
la cocaína, tanto como la adicción a la comida y al juego.
Esto se debe a que la disfunción bioquímica del cerebro del adicto es fundamental en la génesis de
la adicción, y esta respuesta cerebral enferma se puede generar con la exposición prolongada a una
gran cantidad de químicos, situaciones y conductas que producen una estimulación del sistema
dopaminérgico mesolímbico del cerebro de la persona predispuesta.
Las diversas adicciones se categorizan para su mejor estudio y comprensión de la siguiente manera:
Esta clasificación es más bien didáctica y de utilidad clínica pero muchas veces las adicciones
pueden no aparecer con diferenciación clara o pueden coexistir, ya sea, con otra adicción, o con una
enfermedad psiquiátrica; de modo que es necesario explorar bien para poder descubrir la extensión
e intensidad del proceso adictivo. Por otro lado también puede darse el caso que una persona
detenga una adicción que lo había estado afectando y desarrolle otra adicción por medio del
fenómeno llamado "sustitución".
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ADICCIÓN AL JUEGO
La negación se presenta como es usual en las adicciones y muchas veces toma la forma de fantasías
de ganar mucho dinero a través del juego, y de racionalizaciones de jugar para ganar dinero y así
poder pagar las deudas de juego que se han acumulado.
La intolerancia a la frustración, la incapacidad para ponerse en contacto con sus emociones, así
como la grandiosidad, los sentimientos de baja-autoestima y la mitomanía producto de la doble vida
que usualmente desarrolla el adicto al juego, son síntomas típicos de esta adicción.
Una variante de esta adicción, es la adicción a las compras, que muestra el aspecto compulsivo, la
negación y el deterioro de las relaciones familiares, muy parecido al adicto al juego.
Con el “boom” de las tarjetas de crédito, donde es tan fácil obtener una, dos y hasta 10 tarjetas de
crédito simultáneamente, la adicción a las compras ha obtenido un nuevo ímpetu.
ADICCIÓN AL SEXO
La adicción al sexo es un de las adicciones más negadas en nuestra cultura. Muchas veces se
racionaliza la conducta compulsiva sexual, especialmente la masculina, esperando con esto
minimizarla o diluir el sufrimiento que se produce en una persona o una familia donde existe la
adicción sexual.
No toda desviación sexual es una adicción, pero el uso del sexo como sustituto de las relaciones
sanas con los demás, es un síntoma del desorden adictivo sexual.
La adicción sexual se manifiesta, tal como la hacen otras adicciones, a través de un patrón de
descontrol en la conducta sexual, alternados con períodos de relativa calma.
El pensamiento obsesivo sexual y las fantasías sexuales se hacen cada vez más necesarias para
lidiar con los problemas de la vida diaria.
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Los cambios en el estado de ánimo son frecuentes en el adicto sexual y esto hace cada vez más
difícil la comunicación con los que lo rodean. Sumado a la desconfianza creciente de parte de su
familia por las constantes y repetidas decepciones hacen la convivencia muy dolorosa y tensionada.
La familia del adicto sexual sufre mucho por el impacto de esta adicción, especialmente las esposas
y esposos de adictos o adictas sexuales y sus hijos, quienes muchas veces repiten la cadena de
adicción en sus propias vidas adultas.
La adicción a las relaciones es un término que incluye a varios desórdenes adictivos tales como:
3.- codependencia
Cada una de esas adicciones tiene sus características especiales, pero comparten esta categoría por
presentarse a través de relaciones adictivas.
Todas estas adicciones impiden a las personas que las sufren de poder establecer intimidad sana,
provocando una incapacidad para establecer y mantener relaciones constructivas con otras personas,
incluyendo sus familiares.
Estos desórdenes, que son muchas veces confundidas con neurosis o con desórdenes de
personalidad, son realmente adicciones que se manifiestan con síntomas característicos tales como:
tendencia al control obsesivo en las relaciones, comportamiento obsesivo, inhabilidad de establecer
límites saludables en las relaciones, dificultad para expresar necesidades y sentimientos, exposición
a peligros en la búsqueda o mantenimiento de la relación, aislamiento y deterioro físico, mental y
emocional.
Una de los signos más tempranos y obvios es que la persona afectada se va aislando de sus
relaciones habituales a costa de una mayor demanda de atención hacia la relación adictiva.
CODEPENDENCIA
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Muchas veces alguien que ha desarrollado codependencia por crecer en una ambiente disfuncional
adictivo, no manifiesta grandes síntomas hasta que se casa o forma una relación de pareja. Por otro
lado, con mucha regularidad las hijas de adictos, terminan casándose con otros adictos, aún sin que
esto sea una decisión consiente.
Mal diagnóstico
Es más frecuente de lo que pensamos, que las personas codependientes acudan en busca de ayuda
médica, pero sin mencionar el problema que les aqueja en el seno familiar, por lo que los
profesionales de salud encargados de hacer el diagnóstico, terminan etiquetándolo como
“depresión” o simplemente “estrés”. A pesar de que la codependencia cursa con sentimientos
depresivos, es importante tener en cuenta de que la depresión en este caso, es un síntoma de la
codependencia, y esta a su vez es causada por el proceso adictivo que ocurre en la familia. Si se
logra hacer el diagnóstico correcto, es más probable que la familia reciba la ayuda apropiada para
resolver la codependencia y la adicción.
Codependencia Profesional
Los profesionales de la salud que trabajamos en esta área del tratamiento de las adicciones, siempre
estamos en riesgo de desarrollar codependencia como resultado de la exposición crónica a la
adicción de nuestros pacientes. Los que tenemos experiencia, sabemos eso y nos protegemos,
manteniendo nuestro cuidado personal y los límites sanos en la relación terapéutica. Sin embargo
con alguna regularidad los profesionales se “enganchan” en relaciones codependientes, con las
personas que sufren de adicción o con sus familias. Muchas veces la intención es genuinamente la
de ayudar, pero no ayuda en nada establecer una relación codependiente con un adicto. Las
manifestaciones de esta codependencia podrían ser muy variadas, desde asumir responsabilidad por
el adicto, hasta protegerlos de las consecuencias de sus decisiones, y darle sermones repetitivos, o
nunca referirlos a los servicios de tratamiento para adicciones
ADICCIÓN A INTERNET
La adicción a internet es una categoría que agrupa a una serie de desórdenes relacionados, a saber:
La adicción a las actividades en línea incluye, la compulsión por: las subastas, la navegación web,
el juego de azar en línea.
La obsesión con la programación, con los juegos de computadora, así como la búsqueda compulsiva
de sexo y relaciones disfuncionales a través de la internet, forman parte de este síndrome:
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El abandono de la vida familiar y/o social, el descuido de las funciones laborales, asi como el
deterioro de la higiene y salud física a raíz de la inversión de energía y el tiempo invertido en la
adicción a la internet, son características de este desorden.
ADICCIÓN A LA COMIDA
1.- la bulimia
En todas estas variantes se presentan los componentes de obsesión y descontrol típicos de las
adicciones, pero cada variante toma una forma especial.
El comedor compulsivo sufre de ciclos alternantes de compulsión por comer y síntomas depresivos
acompañados de vergüenza, culpabilidad y remordimiento. El comedor compulsivo utiliza la
comida para lidiar con sus sentimientos. La obesidad y todos los problemas relativos al sobrepeso
son consecuencias de este desorden.
TIPOS DE EXALTACIÓN
Los adictos son atraídos por cierto tipo de cambios en el estado de ánimo o exaltaciones como la
excitación, la saciedad y la fantasía (Harvey Milkman y Stanley Sunderwirth en Craving lor
Ecstasy: The Consciousness & Chemistry y Escape). La saciedad y la excitación son atractivas,
astutas, desconcertantes y poderosas exaltaciones. La exaltación se logra con anfetaminas, cocaína,
así como los primeros tragos de alcohol. La exaltación causa efectos de intensidad, rudeza, poder
incontrolado y produce una sensación de ser intocable y todopoderoso; habla directamente al
impulso por el poder.
La exaltación hace a los adictos creer que pueden obtener felicidad, seguridad y plenitud provoca
sentimientos de omnipotencia, mientras que sutilmente les drena todo su poder. Para obtener más
poder, los adictos regresan a la droga que provoca la exaltación y poco a poco llegan a ser
dependientes de estas. A los adictos a la exaltación les agobia el temor de perder su poder, y que
otros descubran cuán impotentes son en realidad. .
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Una exaltación por saciedad, a diferencia del viaje de poder de la exaltación, brinda al adicto una
sensación de plenitud, de estar completo y por encima del dolor. La exaltación proporciona al adicto
la sensación de que el dolor puede ser vencido. La heroína, el alcohol, la marihuana y los
tranquilizantes producen exaltaciones de saciedad, que a cierto tipo de adictos les resultan atractivas
porque anulan la sensación de dolor o de malestar. Esa etapa sin dolor dura mientras el individuo
permanece en el estado de ánimo generado por el ritual adictivo. Pero este tipo de exaltación
vincula al adicto desconocedor al proceso penoso: el trance siempre pasa rápido y las sensaciones
desaparecen dejando al adicto con el dolor original aunado a la pérdida de sensaciones placenteras.
Con el paso del tiempo, los adictos a la saciedad son obligados a aumentar sus dosis (crean
tolerancia). La exaltación de saciedad se hace con el control de la persona y promete siempre un
alivio del dolor. Sin embargo, el dolor regresa más profunda y persistentemente, hasta que se
transforma en pena y desesperación.
LA SEDUCCIÓN DE LA ADICCIÓN
Lo que hace a una relación adictiva tan atractiva es el cambio de estado de ánimo que produce. Así
funciona siempre, eso está garantizado. Ninguna relación personal puede darnos esa garantía todo el
tiempo ni cada vez que se nos ocurra. Los adictos coman en que obtendrán un cambio de humor si
consumen ciertas sustancias. Por ejemplo, bebiendo de más, el alcohólico puede controlar
temporalmente su vida y la manera de sentirse. Así, en la práctica de la adicción contrarresta el
sentido de impotencia y descompensación que siente profundamente.
El proceso adictivo es muy seductor, porque vende promesas falsas y vacías. Las promesas falsas de
liberación y seguridad emocional, la falsa sensación de plenitud y el falso sentido de intimidad con
el mundo.
“Engañar a otros es muy grave, pero engañarse a uno mismo puede ser fatal”, estas palabras
describen muy bien lo que implica la seducción de la adición.
La adicción y el cambio de humor creados al practicar una conducta adictiva o consumir una droga,
pertenecen a un proceso sumamente seductor en el cual el adicto es inducido emocionalmente a
creer que puede llenar sus carencias con drogas o conductas. Podrá obtener una liberación temporal
pero no una satisfacción real y permanente.
Todos tenemos problemas, dolores, frustraciones y recuerdos que desearíamos no tener que
enfrentar; algunas veces nos hemos valido de objetos o conductas para evitar enfrentarlos. Sin
embargo, la adicción se convierte en un estilo de vida en el cual la persona pierde el control en el
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uso de sustancias psicoactivas y conductas y evade el aspecto emocional de la vida. Los adictos
insisten en no enfrentar los problemas de la vida para sentirse bien.
Todos tenemos el potencial para establecer relaciones adictivas, especialmente durante las épocas
de tensiones en las cuales podríamos recibir una promesa de liberación y bienestar. Sin embargo, la
evasión de la realidad y de la responsabilidad por la adicción no es una manera eficaz de lograr el
bienestar. El estado de ánimo creado al consumir genera sólo la ilusión de bienestar. Por el
momento, cuando consume, se siente satisfecho, en esas ocasiones hay una sensación intensa de
bienestar.
Lentamente los adictos empiezan a depender del proceso adictivo por una sensación de nutrimento
y definición de quiénes son. Sus vidas son tan pequeñas que sólo tienen como propósito sus
adicciones.
CARACTERÍSTICAS DE LA ADICCIÓN
LA HIPERSENSIBILIDAD
Para comprender mejor las actitudes y reacciones del adicto, es importante saber de dónde procede
la persona. Podemos entender las reacciones sumamente raras de una persona ante ciertas
experiencias sólo si conocemos las condiciones que rodearon dicha experiencia.
Si tuviéramos que ver a alguien reaccionar con ira ante lo que parece un contacto apenas notorio,
digamos, el roce de alguien en un elevador, tal vez nos podríamos preguntar, ¿Qué le pasa a esta
persona? , de quien pensaremos que tiene una tolerancia muy limitada. Pero lo más probable es que
consideremos que su reacción es injustificada.
Mientras un bronceado es fácil de notar para todos los que pueden ver, las sensibilidades
emocionales de la gente no lo son. Por consiguiente, es posible que no entendamos una reacción
intensa si desconocemos las sensibilidades peculiares de la persona.
Aunque muchas personas ingieren alcohol y otros fármacos para excitarse, muchas otras recurren a
las sustancias químicas sólo para sentirse normales. Para estos dependientes de las sustancias
químicas, alcohol y otros fármacos son anestésicos emocionales, ya que buscan consuelo para sus
sentimientos de aflicción y malestar.
Naturalmente la vida de casi todo el mundo pasa por una multitud de circunstancias estresantes.
Pero la mayoría de la gente no consume alcohol u otras drogas para enfrentar sus aflicciones.
Algunas personas parecen tener mayor sensibilidad al estrés, por lo que experimentan el malestar
emocional con más agudeza que las demás. Muchos adictos son emocionalmente hipersensibles y
tal vez tienen emociones más intensas que los no adictos. Quienes dependen de las sustancias
químicas suelen parecer casi inmoderadamente sensibles, con emociones de una intensidad extrema.
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Cuando aman, lo hacen con intensidad, al igual que cuando odian. Muy probablemente, el estímulo
que tal vez no provoque dolor emocional en el no adicto, originará una gran aflicción en el adicto.
Muchos adictos son solitarios. Normalmente parecen ser antisociales y gozar su soledad, pero eso
no es necesariamente cierto. Los seres humanos por naturaleza ansían compañía. El solitario no
goza en realidad el aislamiento, pero lo atemoriza menos que la compañía. Convivir con gente
expone al adicto a que lo hieran o al rechazo, que para él es devastador por la hipersensibilidad
característica en ellos. Con frecuencia anticipa el rechazo cuando cualquier otro ni siquiera pensaría
en él. Irónicamente, la anticipación al rechazo puede resultar un tormento de suspenso de suspenso,
que llega a ser tan intolerable que el adicto se vuelve ofensivo y provocativo, dando pie al rechazo
para deshacerse del suspenso. En otros momentos, los adictos intentan evitar el rechazo aferrándose
y siendo posesivos. Así, en los adictos suelen observarse aislamiento social, conducta ofensiva y
celos fanáticos.
Después de 19 años en recuperación, un hombre dijo en una charla de AA: Cuando tenía unos
nueve años de edad empecé a sentirme diferente de todos los demás. No me explico por qué, pero
así era. Si entraba a una habitación llena de gente, sentía que no pertenecía a todas esas gentes, y no
me sentía bien. Simplemente no era mi lugar. Años después, cuando tomé mi primer trago, de
repente sentí que el mundo armonizaba conmigo. Pertenecí.
Este ejemplo ilustra vívidamente los intensos sentimientos de ser diferente que la mayoría de los
adictos experimenta antes de consumir su primera droga.
Los adictos hipersensibles a menudo ignoran su excesiva sensibilidad emocional, por lo que
perciben una intención hostil en actos o comentarios inocentes y pueden reaccionar en conformidad.
LA CULPA Y LA VERGÜENZA
Suele pensarse que los adictos están agobiados de culpas. Desde luego, cuando oímos decir que el
adicto expresa remordimientos, percibimos lo profundamente culpable que se siente. Los adictos
pueden sentir un remordimiento genuino, pero a menudo no sienten culpa sino vergüenza. La
diferencia entre las dos es enorme.
La persona culpable dice: Me siento culpable de algo que hice. La persona llena de vergüenza dice:
Me avergüenzo de lo que soy.
¿Por qué es tan importante la distinción? Porque las personas pueden disculparse, reparar,
enmendarse y pedir perdón por lo que hicieron, pero harán patéticamente poco en lo tocante a
quienes son. La persona que siente vergüenza ni siquiera intenta cambiar, ya que piensa: No puedo
cambiar mi esencia. Si estoy constituido de material inferior; no hay razón para que me esfuerce en
cambiar: Sería un acto ineficaz.
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La culpa puede dar origen a una acción correctiva. La vergüenza lleva a la resignación y a la
desesperanza.
El análisis profundo de las personas adictas revela a menudo muy poco amor propio y sentimientos
arraigados de inferioridad.
No siempre es posible descubrir de donde parten los sentimientos de vergüenza, ya que puede ser el
resultado de muchas cosas, como la cultura, la familia, relaciones vergonzosas, pensamientos y
comportamientos que implican vergüenza de sí mismo como fuentes de la vergüenza.
Pero otro factor importante puede ser la manera en que los seres humanos llegan al mundo: son
indefensos y serán dependientes mucho más tiempo que otros seres vivos. Los seres humanos, a
diferencia de muchos animales, morirían sin el cuidado de los adultos durante los primeros años de
sus vidas. Y aunque sean autosuficientes desde el punto de vista físico, algunos niños se conservan
económicamente dependientes de sus padres hasta la tercera década de su vida. Depender de otros
no promueve la autoestima. La impotencia y la dependencia pueden generar sentimientos de
inferioridad y vergüenza.
Se requiere de un esfuerzo paterno basado en conocimientos para ayudar a los hijos a desarrollar su
autoestima. Los que son demasiado protectores o hacen demasiado por sus hijos no les permitirán
desarrollar una sensación de dominio. Los que exigen de sus hijos cosas que aún no son capaces de
cumplir pueden provocar que se sientan inadecuados. Las circunstancias paternas y ambientales
ideales son raras y relativas; por ello muchas personas crecen con una autoestima incierta.
El sentimiento de poco amor propio o de vergüenza en los adictos suele ser más grave. Las
circunstancias que suelen originar los sentimientos de culpa en personas emocionalmente sanas
ocasionan sentimientos de culpa en los adictos como una especie de corto circuito. Suponga que
enciende el aire acondicionado, y lo que se prende son las luces, o que enciende la lavadora y lo que
se prende es la secadora. Es obvio que los cables están cruzados. Es lo que sucede con los adictos:
Lo que debería producir culpa provoca vergüenza.
Debido a que la conducta adictiva resulta a menudo en actos inapropiados, irresponsables y hasta
inmorales, existen muchas razones por las que el adicto debería sentir culpa, pero lo que en realidad
experimentará es una profunda vergüenza.
El remordimiento en el adicto es tan común como el frío en invierno. Las lágrimas del adicto
pueden ser desconsoladoras. Cualquiera que lo escuche y no conozca el pensamiento adictivo jurará
que esa persona jamás volverá a ingerir una gota de alcohol o a consumir una droga.
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José, un carpintero de 44 años de edad, entro a un centro de rehabilitación manifestando grandes
remordimientos. ¿Cómo puedo causar tantas desgracias a los que mas amo? ¿Cómo pude haber
hecho esto a mi familia? Los amo y los he tratado mal. Prefiero matarme que volver a beber.
Esa noche, más tarde, la enfermera noto que José estaba actuando de manera extraña.
Por sugerencia del terapeuta, la enfermera revisó su habitación y encontró una botella de vodka casi
vacía. El remordimiento de José no era hipócrita, pero representaba vergüenza más que culpa.
Sentía que no importaba lo que hiciera, siempre sería un marido y un padre inadecuado, y que estar
sobrio no lo haría ser mejor. El dolor y el daño que había infligido a su familia requerían un
consuelo y, puesto que sentía que nada cambiaría bebiera o no, volvió al vodka que había
introducido a escondidas al centro dónde planeaba mantenerse sobrio. Ése es el pensamiento
adictivo.
LA IRA
La ira es una emoción poderosa e importante. Su manejo puede muy bien ser el problema
psicológico más difícil de nuestra época. Aún cuando exista buena literatura de las adicciones sobre
la ira, todavía es necesario que entendamos más acerca de su verdadera esencia.
La ira se puede subdividir en tres fases. La primera es el sentimiento de ira cuando es provocada.
Si alguien me ofende o me lastima, me enojo. Es esencialmente una emoción instintiva o refleja,
sobre la que se tiene poco control.
La fase segunda es la reacción a la ira. Cuando se me ofende me puedo morder los labios y no
decir nada, hacer un comentario, insultar, dar un empujón o golpear con fuerza. Aunque es posible
que no tenga control sobre el sentimiento de ira, si lo tengo sobre mi reacción.
La fase tercer es la retención de la ira. Concedemos que no tengo control sobre el sentimiento
inicial cuando es provocado, pero ¿cuánto tiempo conservo ese sentimiento? ¿Minutos? ¿Meses?
¿Años?
Por comodidad, hagamos referencia a la fase 1 como “ira”, a la 2 como “rabia” y a la 3 como
“resentimiento”.
Muy a menudo la ira provoca rápidamente rabia. Los adictos parecen tener una particular dificultad
en su reacción a la ira, aun cuando no están bajo la influencia de una sustancia química. Desde
luego, cuando estas sustancias han debilitado el control sobre uno mismo, la reacción de rabia
puede ser muy grave. ¿Existe alguna manera de disminuir la intensidad de la ira de la fase 1?
Todas las emociones tienen una función. Aunque los devotos fanáticos y los libres pensadores están
en desacuerdo en muchos puntos, concuerdan en que todo lo que existe en la naturaleza tiene una
función. Por ejemplo, los colores en el mundo animal que les permiten a las criaturas armonizarse
con su entorno, les sirve de camuflaje que los protege. O bien los colores brillantes atraerán a una
pareja.
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Puede preguntarse: “¿Cuál es la función de la ira en la naturaleza?” No parece necesaria para la
supervivencia. Si alguien fuera atacado, es posible que se defienda adecuadamente sin enojo. El
miedo puede existir sin la ira e iniciar la reacción de huida o de enfrentamiento necesaria para la
supervivencia. Aun sin ira puede recordar quien lo atacó y estar alerta para futuros ataques.
La ira no es lo mismo que el odio. Podemos estar muy enojados con alguien a quien amamos, y
podemos odiar a alguien sin estar enojados con él. ¿Entonces cuál es el propósito de la ira?
Parece ser que el propósito natural de la ira es preservar el orden social. Nuestros sentimientos de
ultraje cuando alguien es asaltado, golpeado o dañado nos llevan a actuar para impedir dichos
acontecimientos. Sin ira podremos defendernos en forma adecuada, pero no haremos el esfuerzo de
proteger a otro. La ira es una emoción evocada por la injusticia hacia nosotros mismos y hacia los
demás.
Pero ¿qué es injusto? Depende de los pensamientos, de los valores y de las creencias de la persona.
La gente difiere mucho acerca de lo que es justo o injusto en este mundo. Por ello, algunos se
enojan mucho más rápido que otros.
Muchos adictos parecen pensar que el mundo es injusto hacia ellos. Se sienten estafados por todos y
están enojados con todo el mundo, incluso con Dios. ¿Por qué yo? ¿Por qué tú me haces esto a mí?
La sensibilidad del adicto a cualquier injusticia percibida se parece mucho a la de la persona con
migraña que siente un dolor agudísimo ante los colores brillantes o los ruidos fuertes. Los adictos
suelen sentirse ofendidos, menospreciados y humillados por todos los demás. Su familia no los ama
lo suficiente, sus amigos no valoran bastante su compañía, no reciben el reconocimiento que
merecen de sus jefes por su enorme trabajo, y así sucesivamente. ¿Cuánto es bastante? Debido a la
hipersensibilidad ya las insaciables necesidades de algunas personas, ni el infinito es suficiente.
Entonces, el problema para los pensadores adictivos no sólo se halla en su reacción de rabia, sino
también en la distorsión de sus percepciones. Por ejemplo, un hombre llega a casa de su trabajo y
anuncia “¡Hola, todos, ya llegué!” La esposa y los hijos, absortos en un emocionante programa de
televisión, le contestan distraídos y no brincan para darle la bienvenida. Para este hombre, su falta
de respuesta indica lo poco que lo valoran.
¿Qué les parece? Me rompo la espalda todo el día para mantenerlos adecuadamente y he aquí cómo
me aprecian. Para él esta falta de aprecio es una gran injusticia y siente una intensa ira. O, cuando
su esposa presta atención a sus amigas, puede sentir que ella no lo valora lo suficiente y se enoja
con ella por “humillarlo”.
Así, podemos entender, aunque no disculpar, las reacciones del adicto que se siente víctima de la
“injusticia”. Todas las culturas aceptan que los perpetradores de injusticias deben ser castigados. Es
lo que hace el adicto que manifiesta su ira, castiga al otro por una “injusticia” o bien, se devalúa a sí
mismo, se conmisera y se aísla con la carga de un gran resentimiento hacia las personas que fueron
“injustas con él. Aunque las técnicas para manejar la ira son importantes, superar el pensamiento
distorsionado que genera la ira seria obviamente más útil.
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LA PARED DE RECLUSIÓN
Muchos se describen a sí mismos como solitarios. De hecho, la única manera en que pueden
relacionarse con otros sin malestar es cuando se han anestesiado con sustancias químicas. Cuando
no están bajo esa influencia pueden aislarse pasivamente o mantener a los demás a distancia, siendo
santurrón, hipercrítico o detestable.
Aunque el aislamiento evita a los adictos el malestar anticipado inherente al relacionarse con los
demás, también los priva de la compañía que ansían. Podemos decir que el adicto está en un dilema
debido a un elevado "grado de puerco espín" , pues es igual que él, que desea estar en contacto con
otros puerco espines pero teme que sus espinas lo piquen. Acercarse demasiado puede ser doloroso,
pero mantenerse demasiado alejado es soledad. El puerco espín debe por consiguiente calcular con
cuidado qué tanto se acerca para lograr cierta compañía mientras evita ser lastimado.
Aunque las paredes defensivas que construyen los adictos los protegen de las "púas" del mundo
exterior, también lo recluyen, frustrando la intensa necesidad humana de la amistad. La pared
erigida como protección se vuelve entonces una cárcel.
Gran parte de la conducta del adicto refuerza su aislamiento. Su conducta mentirosa, decepcionante,
manipuladora, resentida y criticona provoca que otros lo rehúyan. La ira, el egoísmo, la falta de
consideración y la irresponsabilidad hacen indeseable su compañía. Aunque actúan de una manera
que provoca que se les evite, resiente el aislamiento en el que se encuentran. La soledad agrava las
cosas, ya que es otro reforzador de su mala imagen de sí mismos, y los adictos intentan evitarla
incrementando su consumo de sustancias químicas anestesiantes, y perpetuando el circulo vicioso.
El aislamiento de los adictos de los contactos sociales externos es bastante malo, pero el problema
se agrava cuando crean una pared defensiva en casa. A menudo descubren que no logran fácilmente
su aislamiento físico y entonces las tácticas conductuales se vuelven su única defensa disponible.
Esto resulta a menudo en una conducta violenta hacia quienes más aman: cónyuge, hijos, padres y
hermanos.
Al principio las expectativas de rechazo del adicto se basan en una mala percepción y se vuelven
una profecía que se cumple. Como piensan tan mal de ellos mismos, consideran que los demás los
rechazarán. A medida que aumentan las maniobras defensivas, el rechazo anticipado deja de ser una
fantasía, la gente en verdad los rehúye, lo que a su vez refuerza su mala imagen de sí mismos.
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Si la familia y los amigos tratan de llegar a su ser amado abriéndose paso por la pared defensiva o
rodeándola, el adicto puede sobrecogerse de terror y reforzar la pared. Por ejemplo, una mujer
solicitó tratamiento para su drogadicción porque ya había lastimado todas las venas de su cuerpo.
Su aspecto al ser internada en el centro de rehabilitación era espantoso. Cuando pareció estar
bastante más sana, le señalaron: “Celia, estás empezando a verte bien”. Recibió el comentario con
una imprecación odiosa.
Al día siguiente Celia se disculpo por su comentario ofensivo. “No comprenden”, dijo. “Me dijeron
algo positivo. No sé como manejarlo”. El tratamiento inicial por lo menos la había hecho darse
cuenta de su conducta provocativa, pero fueron necesarios meses antes de que pudiera aceptar una
frase positiva sin malestar. Sin el tratamiento habría seguido rechazando a todo aquel que se le
acercara.
La adicción empieza como una ilusión emocional que se crea en el adicto antes de que otros a su
alrededor, o aun él mismo, se den cuenta de que se ha establecido una relación adictiva. El adicto
empieza a conformar un sistema defensivo para proteger su propio sistema adictivo de creencias
contra los ataques de otros, pero sólo hasta que la adicción está bien establecida en el nivel
emocional. Intelectualmente el adicto sabe que una droga no puede alimentarlo emocionalmente.
Los alcohólicos han oído el proverbio que dice “no puedes escapar dentro de una botella”. La
enfermedad de la adicción empieza muy en lo profundo del interior de la persona, y sus
sufrimientos tienen lugar en el nivel emocional. La adicción es una relación emocional con su
sustancia (s) favorita (s) a través de la cual el adicto trata de satisfacer sus necesidades más íntimas.
Cuando lo vemos de esta manera, la lógica de la adicción empieza a esclarecerse.
Cuando los alcohólicos empiezan a sentirse fuera de control, toman un par de tragos para reanudar
el control. La adicción es muy lógica y sigue una progresión igual de lógica; pero esa progresión
está basada en la lógica emocional, no lógica intelectual. Una persona que trata de entender la
adicción utilizando para ello la lógica intelectual se frustrará y se sentirá manipulada por el adicto.
Esto explica en parte por qué una terapia oral (cuando el sujeto habla con un solo consejero, sin
grupo de apoyo) es tan poco eficiente para convencer al adicto de que finalice sus relaciones
adictivas y destructivas.
La lógica emocional puede resumirse en la frase “quiero lo que quiero y lo quiero ahora”. Las
necesidades emocionales frecuentemente se sienten de manera urgente y compulsiva. La lógica
emocional trabaja para satisfacer esa urgencia aun cuando no sea en beneficio de la persona.
Un alcohólico se dice a sí mismo que ya tomó para toda una semana; al poco rato, sin embargo,
tiene un día difícil en el trabajo y se siente incomodo, busca su botellita para aliviar sus
sentimientos aun cuando se ha dicho a sí mismo que no beberá más esa semana. La presión
emocional crece porque la adicción compromete la necesidad profunda de satisfacer las necesidades
emocionales y liberar las presiones; finalmente debe rendirse ante su urgencia.
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La lógica emocional arrincona al adicto contra sí mismo. En la filosofía de Alcohólicos Anónimos
hay una oración que dice “Recuerda que lidiamos con el alcohol, astuto, desconcertante y
poderoso”. Ésta es también una manera veraz de describir la lógica emocional encontrada en toda
adicción: astuta, desconcertante y poderosa.
La relación prioritaria del adicto es con la sustancia o conducta adictiva y no con personas.
Normalmente manipulamos objetos para nuestro placer, para hacer la vida menos dolorosa, más
fácil y placentera. Los adictos transfieren poco a poco su relación con los objetos –sustancias,
conductas adictivas- a su interacción con las personas que los rodean, y llegan a tratarlas como
objetos dimensionales que también manipulan. Por ejemplo, el adicto a la cocaína ve a las personas
como dinero al que puede tener acceso para comprar su droga primero y después como personas. La
gente cercana al adicto se frustra, se enoja y se cansa de ser tratada como objeto. Eso genera mayor
distancia entre el adicto y los otros, por lo que este último queda aún más aislado que antes.
Los adictos se tratan a sí mismo como tratan a los otros. Al tratarse como objetos, su mente, su
espíritu y su cuerpo son sometidos a muchos peligros diferentes, incluyendo niveles elevados de
tensión. Como continúan tratándose como objetos, frecuentemente llegan a padecer alguna forma de
trastorno y la posibilidad de que muera está latente.
Los adictos empiezan a confiar en su cambio de estado de ánimo causado por su adicción porque es
consistente y predecible. Esta es la parte seductora de la adicción.
La gente no siempre les es accesible. Un adicto puede tener necesidad emocional de apoyo e ir con
su mejor amigo y encontrar que este último tiene una necesidad de apoyo aún mayor que la de él
mismo. Cuando esto sucede, el adicto concluye que los objetos son más confiables que las personas.
Prioridades erróneas
Los adictos activos quieren ser los primeros en todo, y lo demandan. Todos sus quiero son
importantes. Los objetos no tienen deseos ni necesidades; así pues, en una relación con un objeto, el
adicto puede ser siempre el primero. Esa cualidad es muy atractiva para él y encaja perfectamente
en su sistema de creencias creado por su lógica emocional; confía en su objeto o sustancia adictiva,
no en la gente. Confiar en las personas se vuelve una amenaza al proceso adictivo. Para el adicto
activo, el objeto es primero; la gente es secundaria, a menos que parezcan objetos que podamos
manipular a nuestra conveniencia.
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Todos queremos plenitud y estamos en búsqueda de relaciones que nos la den. La adicción es un
problema de relación; es una relación destructiva pero comprometida. De la misma manera que una
relación entre dos personas es destructiva, carece de sentido para los demás aun cuando siga
funcionando por años, la relación destructiva del adicto se vuelve igual de absurda.
Los adictos confunden emocionalmente la intensidad con la intimidad. Practicar la adicción es una
experiencia intensa porque implica para los adictos ir contra sí mismos.
Durante el trance creado al actuar la adicción, los adictos pueden sentirse muy excitados, muy
avergonzados o muy atemorizados; lo que sea que experimenten, lo sienten intensamente; se
encuentran enajenados al momento por esa intensidad. Sin embargo, la intensidad no es intimidad,
aunque los adictos repetidamente confunden ambas emociones. El adicto tiene una experiencia
intensa y cree que es un momento de intimidad. Por ejemplo, un alcohólico ve su relación con sus
compañeras, las bebidas, como profunda y muy personal, pero éstas se alejan cuando el acto de
beber deja de ocurrir.
También quienes sufren las adicciones sólo viven para el momento presente, usando una lógica
emocional.
Frecuentemente nuestras relaciones con objetos y conductas son de conveniencia, lo que significa
que manipulamos los objetos para nuestros fines, para facilitamos la vida y hacerla más confortable.
Normalmente en esas relaciones no hay un vínculo afectivo pero si una ilusión de intimidad.
Eventualmente su relación emocional se vuelve prioritaria porque experimentan un cambio de
estado de ánimo y empiezan a creer que sus necesidades emocionales están satisfechas. Esto es una
ilusión. Una vez que la persona empieza a buscar en alcohol o drogas, su estabilidad emocional está
construyendo la base de una relación adictiva con dicha sustancia. Así, se puede definir la adicción
como un amor patológico y una relación de confianza con un objeto (droga psicoactiva).
¿Qué significa esto exactamente? Un individuo con patologías está fuera de una condición sana y
normal. Cuando alguien es descrito como enfermo, significa que se ha apartado de lo que se
considera normal. La palabra patología se refiere a lo anormal. En consecuencia la adicción es una
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relación anormal con una sustancia/conducta adictiva. En la adicción, el adicto se separa de esa
función normal y socialmente aceptable de consumo y establece un uso patológico o anormal con la
sustancia/conducta adictiva. La adicción adquieren una función nueva; el adicto desarrolla una
relación adictiva, esperando satisfacer sus necesidades. Ésta es la enajenación mental de la adicción,
puesto que la gente normalmente satisface sus necesidades emocionales o de intimidad a través de
una balanceada combinación de conexiones íntimas con otras personas, consigo mismo, con su
comunidad y con un poder superior.
Nos nutrimos al acercamos a los demás y después hacia nuestro interior. En la adicción este alcance
es totalmente interno hasta el punto de que la persona se anula a sí misma. La adicción existe en el
interior de 1a persona y cada vez que un adicto se preocupa o actúa de manera adictiva se aísla de
los demás. Cuanto más progresa la enfermedad adictiva, menos habilidad siente para establecer
relaciones significativas con otros.
La adicción hace la vida muy solitaria y aislada, lo cual crea una necesidad aún mayor en el adicto.
Cada vez que se hiere, busca refugio en la adicción buscando liberación, exactamente como
cualquiera lo busca en su esposo, su mejor amigo o sus creencias espirituales. Para el adicto, el
cambio de estado de ánimo creado por la adicción le otorga la ilusión de que su necesidad ha sido
satisfecha.
Algunas personas que padecen el trastorno de aprendizaje llamado dislexia, “ven” las letras
invertidas en las palabras. Se les pide que lean gato y dirán toga o tago, pero están seguros de
haberlo leído bien. El problema atañe a su percepción de la organización de las letras, no es un
problema de inteligencia.
Sucede algo similar cuando el adicto invierte mentalmente la causa y el efecto. Por ejemplo, María
afirma que bebe y consume pastillas porque su vida hogareña es intolerable. Relata su percepción
de la verdad. Su marido se aisló de ella, es indiferente a ella y le hace comentarios mordaces. Sus
hijos se avergüenzan de ella y le faltan al respeto. Ella considera que esta tortura emocional provoca
su alcoholismo. Dice: “Cuando termino de trabajar y ya terminó la excitación del día, y ya no hay
nada que hacer, desde luego deseo algunos tragos”.
Todos hemos visto caricaturas de un hombre que se queja con una mujer en un bar: “Mi esposa no
me entiende”.
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HOMBRE: Porque mi esposa no me entiende.
La actitud de la familia, la presión del trabajo, la insensibilidad del jefe autoritario, la dureza de los
amigos, los ataques de ansiedad, los irritante s dolores de cabeza o de espalda, los aprietos
económicos, o cualquier otro problema, cualquiera que sea la razón que el adicto da de su adicción,
la formula siempre es la misma. El hecho es que suelen provocar los problemas, pero el adicto
considera que el problema ocasiona su consumo de sustancias/conductas adictivas.
Aunque de hecho María tiene los problemas de los que se queja, no reconoce su confusión de la
causa y el efecto. La conducta de su marido, aunque desagradable, es en respuesta a su alcoholismo
y su consumo de pastillas. No puede comunicarse a fondo con ella debido a su consumo de
sustancias químicas, sus hijos están molestos y avergonzados porque no pueden invitar amigos por
temor a las imprevisibles payasadas de la madre, Le perdieron el respeto debido a su consumo de
drogas.
Así como al disléxico le cuesta trabajo la lectura hasta que se manejan sus problemas de percepción,
la que tiene el adicto de la realidad seguirá distorsionada con o sin un uso activo de alcohol o de
otras drogas a menos de que se corrija el proceso de percepción de su pensamiento adictivo.
CREENCIAS ADICTIVAS
Las creencias adictivas representan esas creencias que existen en el adicto y que lo empujan cada
vez más al fondo de la adicción.
Algunas de estas creencias pueden estar o no en el adicto, o quizá usted pueda agregar otras a
nuestra lista, pero básicamente se relacionaran con las que vamos a presentar porque son las
creencias bajo las cuales se rige un adicto:
Estoy en un mundo cruel, duro y que no perdona. Estoy separado de todos los demás.
El sistema de pensamiento adictivo nos hará creer que el mundo es un lugar lleno de juicio y
separación, y falto de perdón y unión. Cuando experimentamos esta creencia de separación, nos
vemos en lucha contra todo lo que está ante nuestra vista, y es lógico que levantes muros y defensas
para protegerte.
Con frecuencia estas son experiencias y aprendizaje de nuestra infancia y nos conducen a ser
precavidos y desconfiados. Empezamos a desarrollar la creencia de que el mundo es cruel.
Si creciste en una familia alcohólica o disfuncional, puedes pensar de esta manera. Para compensar
la locura e inconsistencia que atestiguaste, puedes defenderte viendo el mundo dividido en bueno y
malo, correcto y equivocado. Esta creencia aparta nuestra intimidad. El subtexto de esta creencia es:
mi seguridad radica en creer que todo es blanco y negro, que no hay áreas grises en la vida. El
reconocer que este punto de vista rígido sobre el mundo carece de verdad, hace que la ansiedad
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interior salga a la superficie. Esto se debe a que cuando abandonas la rigidez debes enfrentar las
ambigüedades de la vida.
Podemos volvemos adictos a cierta manera de vemos a nosotros mismos y al mundo, a pesar del
hecho de que tal punto de vista evita que experimentemos la proximidad con otra persona.
Mi manera, mis percepciones son siempre correctas. Para sentirme bien respecto a mí mismo,
necesito ser siempre perfecto.
Toda la autoestima se basa irracionalmente en tener siempre la razón. El ser menos que perfecto es
inconcebible. Cuando discutimos constantemente y estamos aferrados a tener la razón, en realidad
disputamos por nuestra infelicidad.
Estas personas con frecuencia ven a los miembros de la familia como cosas, objetos o extensiones
de sí mismos: si un niño se comporta mal o si una esposa se viste con mal gusto, lo toman
personalmente. Quieren estar seguros de que los miembros de la familia cumplen con ciertas
normas y exigencias originadas en el cumplimiento de nuestros deseos y decisiones; sin embargo
estas raras veces se cumplen en forma consistente, y por lo tanto, la confusión, la vergüenza y el
temor son sus compañeros constantes.
Para considerarme valioso, debo superar, lograr, ganar, tener éxito y mostrar una competencia
brillante siempre.
La auto estima puede llegar a ser muy frágil. ¿Sorprende que tal creencia conduzca a la adicción?
Esta creencia está basada en el temor de que si bajas tu guardia incluso un segundo, podrías fallar y
podrían encontrarte incompetente. El temor de que lo crean a uno un fracaso prevalece en nuestra
sociedad. El resultado de esta creencia es que el individuo vive una rutina, con frecuencia con
grandes logros, sin embargo, su experiencia interior es un sentimiento profundo de no ser lo
suficientemente adecuado.
La autoestima llega al compararnos con otros. Cuando quedamos atrapados en comparaciones,
siempre nos sentimos ya sea superiores o inferiores a otros. La superioridad o la inferioridad la
celebramos con nuestras relaciones adictivas.
Siempre debo preocuparme si las cosas no son exactamente como pienso que deberían ser.
El yo tiene una forma segura para evitar que nos miremos a nosotros mismos y a nuestro sistema de
creencias. Nos alienta a preocupamos totalmente con el caos que nos rodea. Puede ser un
pensamiento nuevo para ti el hecho de que la situación no determine tu experiencia. Tal vez te has
acostumbrado a sentirte feliz cuando las cosas se hacen a tu manera, e infeliz cuando no te agrada la
situación. Podemos comportamos como un robot programado con respuestas para todas las
situaciones. Quedamos atrapados al tratar de hacer a nuestro gusto el mundo externo y nos
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olvidamos de nuestra vida interna. Cuando tratamos compulsivamente de controlar las
circunstancias externas, nos garantizamos una vida carente de paz duradera.
Lo único acerca de tratar de controlar las situaciones es que el trabajo nunca termina. Podrás
encontrar algo más que necesita ser controlado. Por el contrario, cuando te sientes más cómodo con
quien eres, la necesidad de controlar las cosas disminuirá.
Debemos empezar en donde también debemos terminar, y esto es examinando por nuestra mente.
Para vivir una vida pacífica, debes reconocer que tenemos control sobre nuestros propios
sentimientos pensamientos y reacciones.
b. Fracaso eventualmente porque no puedo agradar siempre a todos. El fracaso origina sentimientos
de culpa, los cuales conducen a sentimientos de autoestima baja.
c. Para compensar los sentimientos de autoestima baja, intento agradar todavía más a la gente.
Si haces la acción porque el agradar a otra persona es la única manera como puedes sentirte bien
contigo mismo, tu actitud te conducirá hacia la frustración y la desesperación. No es necesariamente
el acto el que determina si una persona se comporta de una manera adicta o codependiente, sino la
motivación y creencia detrás del acto.
Se piensa que la paz ocurre a través de la suerte, no por elección ni construcción consciente. Si te
encuentras en una situación favorable piensas que has tenido suerte y eres feliz; si te encuentras en
una situación mala piensas que no tienes otra alternativa que ser infeliz.
Hay un vocabulario completo dedicado a la creencia de que la gente está limitada. Me refiero a
estas palabras que inhiben nuestra habilidad para desarrollarse, crecer, experimentar amor y la
creatividad, reforzando el sistema de pensamiento adictivo. Algunos ejemplos de bloqueadores:
Dudo que pueda tener éxito. Sé que debo hacerlo, pero es demasiado difícil. Además, nadie más
parece poder tener éxito; es imposible. Lo he intentado con anterioridad; no puedo hacerlo. Si sólo
las cosas fueran diferentes. Debo hacerlo, pero tengo esta limitación que me lo impide.
Muchas otras palabras se convierten en obstáculos, cuando son utilizadas para dividir en categorías,
evaluar o juzgar, ya sea a ti o a otros.
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Con un esfuerzo consciente podemos eliminar estas palabras de nuestro vocabulario. Al hacerlo,
daremos pasos gigantes hacia desarraigar el sistema de creencias adictivas. Richard Bach, en su
libro Ilusiones, dice una frase que sumaria a los bloqueadores del amor: “Disputa tus limitaciones y
con seguridad, son tuyas”.
Muchos de nosotros podemos tratar de resolver los problemas de otras personas como una manera
de proporcionamos alguna clase de autoestima. Ésta es sólo otra forma de dependencia: pensamos
que el hacer algo o resolver problemas nos traerá felicidad. Cuando dejamos de ser un súper
solucionador de problemas, tal vez sentiremos vergüenza y la autoestima baja que la dependencia
ha cubierto. Mi estado de ánimo depende de si soluciono o no problemas ajenos.
Otras personas son culpables de las cosas que salen mal en mi vida.
Para evitar nuestros propios sentimientos implícitos de insuficiencia culpamos a otras personas. En
ocasiones, nos sentimos tan fuera de control en nuestra vida, que irracionalmente pensamos que el
culpar y castigar a otra persona nos devolverá de alguna manera un poco de control. El temor es la
base de esta creencia. Mientras huimos del temor, no podemos ni siquiera mirar la fuente del
problema real: nuestra mente adicta.
El concienciar y hablar sobre nuestros temores oscuros y ocultos, por lo general nos ilumina y nos
hace reconocer que y quiénes somos en realidad.
El sistema de pensamiento adictivo es juez y carcelero. Cuando creemos que debemos juzgamos y
castigamos por cada error, nos damos poca oportunidad para crecer. Una creencia negativa puede
tener efectos profundos en toda tu vida, puede evitar que hagas las cosas que deseas hacer.
Mucho de lo que evita que cambiemos nuestras vidas es la creencia de que hemos hecho algunos
actos en el pasado que son tan malos que debemos sentir culpa. Toda esta creencia es lo que nos
mantiene apegados a la culpa y valora en poco nuestra autoestima. Nos sentimos sin esperanza.
Siempre debo pensar en el pasado por si se repite en el futuro. Ayudará si continúo pensando en la
posibilidad de que pueda ocurrir.
Muchas personas dirigen sus vidas con base en la creencia de que el pasado se repetirá. Esta
creencia conduce a una falta de confianza, a la cautela. La ironía es que el solo hecho de pensar en
un posible suceso negativo puede ocasionar que éste ocurra. Si ponemos suficiente energía al pensar
que algo sucederá, bueno o malo, esto podría suceder. Cuando vemos nuestra predicción negativa
convertida en realidad, incrementamos nuestro cometido de preocupamos por la siguiente
catástrofe. El punto es que la preocupación excesiva causa más daño que bien.
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Cuando estamos preocupados por el futuro y el pasado, es probable que nos sintamos miserables. Al
dejar de preocupamos empezamos a ocupamos ahora y experimentamos alegría.
Ocultar y evitar mis sentimientos hace que mi vida sea segura y feliz.
A pesar de la opinión popular, la represión y la dilación no son las llaves para la felicidad. A través
de nuestras adicciones hemos intentado ahogar nuestros sentimientos de ira, ansiedad, angustia,
falta de mérito y culpa. Cuando detenemos nuestro comportamiento al enfrentar el sistema de
pensamiento adictivo, el dolor reprimido saldrá a la superficie. Al permitir que este proceso se
desarrolle (usualmente con la ayuda de un amigo, un terapeuta o un orientador en un programa de
doce pasos) y al abrimos camino a través de nuestro dolor, una vez más nos convertimos en seres
humanos. La dilación es una manera indirecta de decir: “No confío en mí mismo, en mi intuición o
en Dios”. Nuestro dolor nos hace temer movemos en cualquier dirección y quedamos atascados.
Dilatamos para cambiar la situación. Mientras más temor sentimos, más dilatamos. Al dilatarnos,
adoptamos formas de ser adictas, para evitar nuestros sentimientos y crear más motivos para que no
nos agrademos.
Soy débil y necesito depender de alguien o algo fuera de mí para sentirme completo y feliz.
Puedes tener la sensación de ser débil, incompleto o de alguna manera insuficiente. Incluso el estar
a solas durante unas horas puede hacerte sentir incómodo. Puedes descubrir que las drogas u otras
adicciones te proporcionan alivio temporal, sin embargo, muy en el fondo persiste la sensación de
estar incompleto.
Ninguno de nosotros llegó a este mundo con una pieza faltante. Puede necesitarse paciencia y
perseverancia para recordar nuestra integridad, pero está allí.
Esto no es decir que no necesitamos intimidad con otras personas. Sin embargo, el estar en una
posición dependiente no es intimidad, sino eso, dependencia, y está basada en la creencia de que
nos falta algo. Cuando estamos conscientes de nuestra integridad, podemos entonces empezar a
compartimos verdaderamente con otros. También podemos permitimos ser nutridos.
Somos capaces de intimidar cuando podemos iniciar relaciones conociendo nuestra integridad y
deseando compartir abierta y honestamente lo que somos; para hacerlo debemos tomar la elección
consciente de empezar a buscar dentro de nosotros mismos.
Es importante comprender los resultados de tu modo de pensar, para que puedas buscar formas
nuevas de estar en el mundo. Sin embargo, dicha realización en sí no necesariamente conduce al
cambio. Hay que comprender nuestra forma de pensar, sentir y actuar, buscar y encontrar esas
nuevas formas de estar en el mundo y ponerlas en práctica.
Los ciclos del sistema adictivo, son patrones de pensamiento y comportamiento aprendidos y
construidos, y por lo tanto, también pueden ser omitidos y destruidos.
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Los síntomas fisiológicos y psicológicos pueden ayudar a determinar el momento en que una
persona es ya adicta, sin embargo, la gente no acude normalmente en busca de tratamiento porque
estén preocupadas por sus síntomas. La mayoría de las personas que solicitan voluntariamente
ayuda a los programas de tratamiento de esta enfermedad, lo hacen porque su uso ha comprometido
sus relaciones sociales importantes. Se rompen las familias, fracasan los matrimonios, se pierden
amigos y se arruinan carreras como resultado de la adicción. Sobre la base de esta alteración de la
red de apoyo social de la persona es por lo que podemos llamar trastornos sociales a las alteraciones
de la adicción.
El coste social está aumentando alarmantemente. Se ha calculado por ejemplo, que sólo los
problemas relacionados con el alcohol (disminución de la productividad laboral, problemas de
salud, accidentes de tráfico), cuestan a la comunidad de los Estados Unidos miles de millones de
dólares al año.
Las drogas ilegales, por ejemplo, se han convertido en un factor importante relacionado con la
delincuencia y los esfuerzos por reducir su venta y uso han convertido en zonas de batalla algunos
barrios enteros en nuestras ciudades como las que se encuentran en la frontera norte de nuestro país.
Estas situaciones muestran el ámbito del uso y abuso de las drogas como una enfermedad social.
Minimización: Restarle importancia o significado a los eventos relacionados con las consecuencias
de la adicción.
Racionalización: Asignar una razón lógica a algo que no la tiene o que es por naturaleza
irrazonable.
Justificación: Justificar el uso en virtud de algo que ocurrió en el pasado o por la forma en que lo
tratan o por cualquier otra condición existente en la vida del adicto
Proyección: Ver en los demás los problemas que el adicto está pasando en su propia realidad, de
modo que puede culpabilizar a otros de su problema.
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Futurización: Salirse de la realidad presente y vivir en el futuro como una manera de no ponerse en
contacto con su realidad presente.
Distorsiones del Pensamiento propias de la adicción, que son generadas por las creencias adictivas.
La función de estas distorsiones es producir sufrimiento de modo que se justifique el uso de
sustancias o conductas adictivas para “aliviar” ese dolor de manera enferma. Sumadas a la negación
y el autoengaño, estas distorsiones tienden a facilitar el proceso adictivo y despegan al adicto de la
realidad de su enfermedad.
Catastrofización: Asignarle una categoría de catástrofe aún al mas leve inconveniente de la vida
personal. Es una manera de auto-sabotearse el crecimiento con el fin de justificar finalmente el uso.
El adicto desarrolla una visión catastrófica que lo coloca en una actitud de víctima frente al mundo.
Mortificación: La preocupación constante ante cualquier problema hace de la vida cotidiana, una
constante ansiedad y sufrimiento que se usan como justificativos para continuar el uso.
Rigidez: Dificultad para abrir la mente y considerar otros puntos de vista. El adicto se aferra a sus
percepciones con una fuerza tal, que puede hacer la comunicación muy difícil, sobre todo en el área
del uso y el comportamiento adictivo.
Control: El miedo es la emoción fundamental en la personalidad del adicto y para manejar ese
miedo, que muchas veces es desproporcionado, el adicto desarrolla relaciones basadas en el control
interpersonal. Esto causa dolor en las relaciones y muchas veces termina produciendo violencia.
Pensamiento Blanco y Negro: La incapacidad para ver los grises es muchas veces un fuerte
componente de la mentalidad adictiva, dificultando la comprensión mutua y animando a los juicios
severos.
Impaciencia e Intolerancia: El adicto desarrolla una intolerancia marcada por situaciones que
involucra incomodidad o es y más bien actúa por impulsividad siguiendo la regla de "quiero lo que
quiero, cuando lo quiero y como lo quiero"
Sistema de Creencias Adictivo. Todas estas distorsiones provienen del sistema de creencias adictivo
que conforman la raíz del desorden adictivo en el plano mental. Para poder recuperarse de la
adicción es necesario detectar y cambiar dichas creencias adictivas.
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Los síntomas fisiológicos y psicológicos pueden ayudar a determinar el momento en que una
persona es ya adicta, sin embargo, la gente no acude normalmente en busca de tratamiento porque
estén preocupadas por sus síntomas. La mayoría de las personas que solicitan voluntariamente
ayuda a los programas de tratamiento de esta enfermedad, lo hacen porque su uso ha comprometido
sus relaciones sociales importantes. Se rompen las familias, fracasan los matrimonios, se pierden
amigos y se arruinan carreras como resultado de la adicción. Sobre la base de esta alteración de la
red de apoyo social de la persona es por lo que podemos llamar trastornos sociales a las alteraciones
de la adicción.
El coste social está aumentando alarmantemente. Se ha calculado por ejemplo, que sólo los
problemas relacionados con el alcohol (disminución de la productividad laboral, problemas de
salud, accidentes de tráfico), cuestan a la comunidad de los Estados Unidos miles de millones de
dólares al año.
Las drogas ilegales, por ejemplo, se han convertido en un factor importante relacionado con la
delincuencia y los esfuerzos por reducir su venta y uso han convertido en zonas de batalla algunos
barrios enteros en nuestras ciudades como las que se encuentran en la frontera norte de nuestro país.
Estas situaciones muestran el ámbito del uso y abuso de las drogas como una enfermedad social.
RECUPERACION
De esa manera el proceso por el cual una persona enferma de adicción, pasa de la etapa de consumo
a la recuperación, es un proceso dinámico, que consta de diversas etapas, y posee características
propias.
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CAMBIOS EN EL ESTILO DE VIDA
La recuperación no es solo abstinencia, sino además debe acompañarse de cambios, que promuevan
y sostengan un estilo de vida saludable y de mejor calidad.
Estos cambios incluyen, además de la abstinencia completa, una serie de transformaciones internas
y externas.
Cambios Internos
Los cambios internos son aquellos producidos en la forma de pensar, sentir y actuar del adicto en
recuperación
1.- Aceptar la adicción como un problema: La negación es parte de la adicción, y nadie dedica
tiempo ni energía a resolver un problema que no piensa que existe. La aceptación del problema es
un proceso a lo largo del tiempo.
2.- Reconocer las distorsiones del juicio: El pensamiento adictivo y todas las distorsiones del juicio
en la adicción, son parte del problema. Reconocer y manejar estas distorsiones es una tarea
fundamental de la recuperación.
3.- Perder la preocupación por el uso: Los pensamientos obsesivos y la preocupación por el uso,
disminuye rápidamente con la aceptación del problema y la práctica de actividades de recuperación.
Aun así puede haber sueños y pensamientos repetitivos que sean incómodos.
4.- Desarrollar y nutrir una actitud de recuperación, que es útil para enfrentar el diario vivir con
humildad y prudencia, manejando las situaciones de riesgo sin retarse, y buscando la ayuda
necesaria de manera proactiva y asumiendo responsabilidad de sus propios pensamientos,
emociones, conductas y decisiones.
5.- Detectar y manejar los deseos y pensamientos de uso, así como la conducta de búsqueda
adictiva, es un proceso que puede llevar algún tiempo. Tanto estos deseos como los patrones de
conducta de búsqueda, son automáticos y tienden a perder fuerza con el tiempo.
6.- Aprender a manejar los sentimientos: Las emociones pueden ser incómodas en la recuperación
temprana, debido al fenómeno de "amplificación emocional", causado por la química cerebral
desordenada.. Al retirarse la "anestesia emocional" que produce el uso o comportamiento adictivo,
de pronto existen muchas emociones libres. La culpa y la vergüenza pueden ser sentimientos muy
fuertes y potenciar conductas de auto sabotaje.
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7.- Desarrollo de la asertividad y comunicación, de modo que pueda haber una mayor conexión con
las relaciones importantes, que seguramente han sido impactadas debido al comportamiento
adictivo anterior. Aprender a poner límites adecuados, así como expresar las necesidades de manera
simple y directa, son habilidades valiosas para una recuperación sostenida.
8.- Mejoramiento espiritual: El área espiritual es una de las más afectadas en el desorden adictivo.
El crecimiento espiritual es un factor clave en el mejoramiento de la calidad de vida. Es necesario
entender la espiritualidad como: la actividad del espíritu interior y no necesariamente como práctica
religiosa.
Cambios Externos
Los cambios externos están dirigidos a cambiar el entorno inmediato, produciendo un medio
ambiente acorde con el proceso de recuperación. Muchas veces las recaídas ocurren por no tomar
con la seriedad que amerita, esta área de los cambios..
1.- Evitar personas, lugares y cosas relacionados con el uso: Todos los disparadores de los deseos y
pensamientos de uso, son instancias de riesgo que deben ser evitadas de manera enérgica. Se
entiende que es difícil lograr no exponerse alguna vez, pero no se trata de "retar" al riesgo, sino de
evitarlo. Cambiar las relaciones interpersonales puede ser una tarea difícil, especialmente el poner
límites con aquellas personas significativas para el adicto que todavía están usando.
2.- Desarrollar una nueva red de contactos, asistiendo a reuniones de autoayuda o nutriendo
relaciones antiguas que sean sanas, o alejadas del uso, y libres de riesgo. Establecer una relación
con un profesional de tratamiento, asistir a servicios religiosos, involucrarse en servicio voluntario,
son todas actividades que pueden aumentar la nueva red de contactos.
3.- Elaborar un plan de actividades de recuperación, que pueda servir de guía para el diario vivir y
para acomodar el tiempo necesario para las actividades de recuperación. Además es más fácil darse
cuenta cuando uno está fallando o descuidando la recuperación si existe un plan concreto.
5.- Descansar y dormir adecuadamente, son cambios que ayudan a que nuestro cuerpo y mente
tenga el restablecimiento necesario, luego de cada día en recuperación. Al principio existe estrés
que proviene de toda la energía que se invierte en los cambios personales.
6.- Leer y estudiar sobre la adicción y la recuperación, es una necesidad que nunca acaba, debido a
la amplitud de los cambios que se realizan. Conseguir literatura y un libro de pensamientos diario,
para poder comenzar el día con una lectura inspiradora, se podría convertir en un hábito saludable
para la mente y el alma.
7.- Ordenar las finanzas, que pueden haber quedado en déficit producto de la adicción. Estar
dispuestos a pagar las cuentas pendientes, de hecho saldar las que sean posibles, evitar tener mucho
dinero en el bolsillo, son necesidades comunes en la recuperación. Es tan importante esta área que
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algunas veces se plantea la necesidad de rehacer la relación con el dinero, especialmente en las
adicciones de juego o gasto compulsivo.
Todas estas necesidades de cambio plantean una situación que puede generar confusión o estrés,
debido a que se están abandonando las viejas costumbres, que todavía no se extinguen, y se están
desarrollando nuevos patrones de conducta, que todavía no se establecen; desarrollándose la
sensación de ser "extranjero en su propia tierra". Esta sensación es temporal y se hace menos
intensa con el pasar del tiempo y con el avance de la recuperación.
Es sumamente recomendable que el adicto en recuperación tenga apoyo y asesoría calificada para
poder llevar estas tareas adelante.
El proceso mediante el cual una persona pasa desde una adicción activa hacia la recuperación
sostenida, está en realidad basado en una toma de conciencia progresiva acerca del problema, y la
necesidad de cambios que influyen en la motivación.
Prochaska y DiClemente han esbozado un modelo para describir este proceso de motivación
creciente para el cambio, que hemos encontrado sumamente útil para evaluar la disposición hacia el
cambio de cada persona y como una forma de comprender mejor la recuperación.
En este modelo transicional del cambio se proponen diversas etapas o fases de la motivación:
1.- Precontemplación: En esta etapa la persona no se da cuenta de que existe un problema, pues
realmente no ha hecho conciencia de ello. Por esta razón el adicto no estará motivado a buscar
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ayuda pues ni siquiera acepta que hay problemas. Lo que ocurrirá es que la adicción seguirá
evolucionando y se acumularan las consecuencias negativas.
2.- Contemplación: En esta etapa ya las evidencias del daño se hacen obvias para el adicto,
desarrollando una conciencia del problema que va de menor a mayor. La persona en contemplación,
comienza a invertir energía psicológica en pensar acerca del cambio, pero esto no se traduce en
acciones concretas.
3.- Preparación: En esta etapa las personas se motivan a buscar ayuda porque saben que deben hacer
algo para resolver el problema. La persona acude a consulta, pide consejo y planifica. Aún así, no se
ha llegado al punto donde se está dispuesto a invertir mucha energía en los cambios, por lo tanto el
problema sigue evolucionando.
4.- Acción: En esta etapa ya se ha pasado el punto de tolerancia, por lo que el adicto esta listo para
hacer los cambios necesarios. Una vez llegado a este punto la persona sabe que no quiere seguir
viviendo en su actual situación y estará dispuesto a invertir energía en los cambios. Sin embargo si
no se canaliza adecuadamente puede no avanzarse en la dirección correcta.
5.- Mantenimiento: Una vez realizados los cambios hay que mantenerlos lo suficiente para que se
hagan permanentes. Es muy usual que las personas en recuperación, se descuiden en esta fase
porque a veces, no hay adecuada conciencia de la tendencia a la recaída, que posee la adicción. Si la
persona invierte tiempo en mantener los cambios logrados todo irá bien, pero si se descuida o
aminora la marcha, puede presentarse una recaída.
6.- Recaídas: La adicción tiene una tendencia natural a la recaída debido a la gran cantidad de
elementos aprendidos y estructurales, que están activos a pesar de que se hayan hechos nuevos
hábitos de comportamiento. A esto se suma el hecho de que los cambios por realizar, pueden ser
abrumadores. Si el adicto toma conciencia de estos hechos, y se hace responsable de mantener su
recuperación en marcha, no habrá recaídas. Las recaídas son partes de un ciclo de aprendizaje hacia
el mejoramiento de la recuperación. En esto la adicción se comporta como otras enfermedades
crónicas.
7.- Terminación: Una vez que los cambios son mantenidos a lo largo del tiempo, los disparadores y
conductas de búsqueda, así como los deseos de uso, dejan de poseer la fuerza que hubieran tenido
sobre el adicto; se hacen menos intensos progresivamente, hasta que cesan. Aún así la tendencia a la
recaída se mantiene, por lo que la recuperación en el adicto, es un proceso que dura de por vida.
Este modelo transteorético del cambio hace notar que la motivación no es una cualidad estática,
sino más bien un recurso psicológico dinámico, que puede incrementarse a medida que la persona
toma conciencia de su problema.
El MDR (Modelo de Desarrollo de la Recuperación) de Terence Gorski se edifica bajo una serie de
etapas (6) que conforman el camino hacia la recuperación y la sobriedad. El modelo incluye el
trabajo de los Doce Pasos a través de las etapas que lo conforman. Cada una de estas etapas lleva
consigo una necesidad básica del proceso de recuperación, y está asociada a una serie de tareas que
aseguran que la recuperación se mantenga en marcha. Es importante señalar que cada tarea se
completa en dos niveles: el primero es a nivel de la experiencia, en el que hemos experimentado y
sentido la necesidad real de la tarea; el segundo es a nivel de la comprensión consciente, en el que
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somos capaces de describir y explicar a los demás de lo que tratan estos pasos o tareas.
Todas estas etapas se sobreponen unas a otras y no existe realmente una definición exacta que
separe a unas de otras, pero funcionan para poder ubicarse en las tareas pertinentes al momento que
se vive en la recuperación.
Al principio, es posible que no podamos explicar lo que estamos experimentando. Nos faltan las
palabras o el lenguaje de la sobriedad para entender plenamente lo que ha sucedido. Pero, como las
personas que tienen un mayor conocimiento de la recuperación que nosotros, son capaces de
guiarnos, seguimos las instrucciones y las cosas empiezan a tener sentido.
El proceso de recuperación es evolutivo. La recuperación es un proceso de crecimiento y de
desarrollo que progresa de tareas básicas a complejas. Esta progresión va de la abstinencia
(aprendiendo a cómo dejar de consumir) a la sobriedad (aprendiendo a cómo enfrentarse a la vida
sin sustancias adictivas), de una vida cómoda (aprendiendo a cómo vivir cómodamente mientras se
está en abstinencia), a una vida productiva (aprendiendo a cómo construir un estilo de vida sobrio
con significado).
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Abstinencia Completa
El concepto o la definición de abstinencia pueden variar de acuerdo al tipo de adicción. Por ejemplo
en la adicción química la abstinencia completa se refiere al no uso de sustancias psicotrópicas. En el
caso de la adicción a la comida la abstinencia se define como el cese del consumo de cierto tipo de
alimentos tales como azúcares refinados. Cada adicción lleva su propia definición de abstinencia.
Durante la adicción activa la obsesión por el uso, hace difícil para el adicto, concebir la abstinencia
completa como una opción. De esa manera se produce el fenómeno de sustitución, durante el cual,
el adicto cambia de sustancias pero continúa usando.
Otras veces en sus intentos obsesivos por controlar su adicción, el adicto disminuye la cantidad y/o
la frecuencia del uso, pero vuelve al patrón compulsivo, con lo que el uso se hace continuo. La
abstinencia es lo opuesto al uso y a la sustitución.
La abstinencia brinda al adicto la libertad del uso y de la compulsión. De esta manera es más fácil
manejar los deseos de consumo y el pensamiento obsesivo. Al tener un deseo y abstenerse, se
produce una mayor habilidad progresiva para manejar las situaciones de riesgo.
ESPIRITUALIDAD Y RECUPERACIÓN
La mayoría de la gente aprende por experiencia que ciertas sustancias producen una sensación de
gratificación. En consecuencia, el pensamiento adictivo puede llevar a intentar que se mitigue esta
confusa ansiedad espiritual por medio del alimento, drogas, sexo o dinero. Éstos pueden brindar
cierta gratificación, pero no solucionarán en lo absoluto el problema básico: las necesidades
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espirituales no satisfechas. La sensación de satisfacción desaparece pronto, reemplazada por la
añoranza.
Considerémoslo de esta manera. Los seres humanos requieren ciertas cantidades de diferentes tipos
de vitaminas para funcionar normalmente. Una falta de cualquiera de estas vitaminas resultará en
síndromes de deficiencia específicos. Si una persona requiere de vitamina C y le dan dosis masivas
de vitamina B-1, la deficiencia no se modificará. Nada puede cambiar hasta que se suministre la
vitamina necesaria. No se puede compensar la deficiencia de una con el exceso de otra.
Esto se parece al error que cometen los adictos. El pensador adictivo razona como el alimento o el
sexo o el dinero o el alcohol u otros fármacos han satisfecho algunas de sus ansias, también lo harán
con otras.
Esto también nos ayuda a comprender el fenómeno de cambio de adicciones por comportamientos
obsesivos compulsivos; por ejemplo, cambiar la adicción al alcohol por un fanatismo del trabajo.
Muchas personas en recuperación han dicho: “Durante los periodos de abstinencia sentía cierto
vacío dentro de mí. No tenía ni idea de lo que se trataba. Ahora sé que era el espacio vacío al que
pertenecía Dios”.
El significado de la espiritualidad
¿A qué se debe que podamos identificar con facilidad que el alimento satisface el hambre y el agua
la sed, pero que nos cuesta trabajo saber qué satisface las ansias espirituales?
Existe una respuesta, que los teólogos consideran ser el núcleo de aquello de lo que se trata la
humanidad: un ser humano no es sólo un animal que difiere del resto únicamente en su grado de
inteligencia. Los seres humanos, como seres moralmente libres, pueden elegir reconocer su
espiritualidad y su relación única con Dios.
La falta de una creencia religiosa formal no la espiritualidad en lo absoluto. Los seres humanos son
diferentes de otros animales. Además de su mayor inteligencia, también poseen varias
características que los animales no tienen. Por ejemplo, tenemos la capacidad de aprender de la
historia y obviamente los animales no. Podemos contemplar el propósito de la existencia. Podemos
pensar en maneras de mejorar y las implementamos. Podemos retrasar la gratificación y pensar en
las consecuencias a largo plazo de nuestros actos. Por último, tenemos la capacidad de tomar
decisiones morales, que pueden resultar en negamos conductas que nuestros cuerpos anhelan
vehementemente.
Se puede decir que todas estas capacidades, que son únicas del ser humano, constituyen el espíritu.
Por consiguiente, éste es la parte que nos distingue de las otras formas de vida. Un devoto fanático
dirá que el espíritu fue infundido en la humanidad en el momento de la creación. Un ateo podrá
decir que se desarrolló a lo largo de millones de años de evolución. Pero pocos negarán que los
seres humanos tienen esas capacidades, y por consiguiente que poseen un espíritu.
Cuando ejercitamos esas capacidades humanas únicas estamos siendo espirituales. Sin embargo, es
posible ser espiritual sin ser religioso, porque en ningún lugar de estas capacidades humanas únicas
se dice que eso sea un requisito.
También podemos entender la importancia de la espiritualidad en la recuperación de la adicción.
Los adictos activos obviamente no han aprendido de la historia de su conducta pasada, porque
repiten las acciones que les demostraron ser destructivas. Su propósito en la vida es estimularse, y
no tienen otra meta. Apenas si pueden considerar la superación cuando su conducta es francamente
autodestructiva. Los adictos activos no pueden retrasar la gratificación y no consideran las
consecuencias de sus actos. Por último, carecen de libertad, porque están cruelmente dominados por
el impulso de la adicción. Por consiguiente la adicción es la antítesis (lo opuesto) de la
espiritualidad.
El pensamiento adictivo no es espiritual, puesto que su meta es el otro polo de la espiritualidad
(desarrollar esas capacidades humanas únicas). A esto se debe que la recuperación de una adicción
requiera un cambio del pensamiento adictivo a la espiritualidad, aunque no necesariamente a la
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religión. Naturalmente la religión abarca la espiritualidad, y puede ser una fuente adicional de
fuerza en la recuperación, pero no es absolutamente necesaria para ella.
Reconexión espiritual
Una vez en recuperación la fuerza de la reconexión con la parte espiritual funciona a través de un
flujo natural. No es necesario trabajar en la reconexión, pues ella se da espontáneamente. El trabajo
de la recuperación consiste en trabajar en nosotros y el entorno, para poder disminuir o remover los
obstáculos que bloquean ese flujo de reconexión interior.
No confundamos la espiritualidad con la religión o la religiosidad. La espiritualidad es la esencia
del ser. La espiritualidad es lo que mueve a una persona a buscar significado en su vida. La religión
se refiere más al conjunto de dogmas, doctrinas y rituales que sirven de base para un modelo de
relación espiritual.
La adicción, como
enfermedad crónica está
asociada con una tendencia
natural a la recaída. Eso no
significa que sea inevitable o
apropiado tener recaídas, sino
que son una realidad, y la
mejor forma de prevenirlas,
es aceptando el riesgo y
conociendo mejor el proceso
de la recaída, también
llamado síndrome de la
recaída.
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Aunque esto es parcialmente cierto, en realidad se le llama recaída a todo el proceso (1) que lleva
desde un estado de abstinencia sostenida (2), hasta el consumo o adicción activa (3). Este proceso
ocurre a lo largo del tiempo (4) y se manifiesta como una serie de síntomas o cambios, que son en
realidad regresiones a los antiguos patrones de conducta y pensamiento que ya se habían superado.
Usualmente este proceso está formado por pequeñas decisiones riesgosas (5) que la persona toma, y
que, enlazadas unas con otras, van llevando a construir el camino de la recaída. Estas pequeñas
decisiones, llamadas también "decisiones de riesgo relativo"(5), son aparentemente sin importancia,
pero su efecto es acumulativo y van llevando al adicto hacia una situación imposible de resistir (7) ,
donde será inevitable el uso, pues los márgenes de susceptibilidad se sobrepasan. Existe una línea
imaginaria, o línea de no-retorno (6) luego de la cual no es posible dar marcha atrás a la conducta de
búsqueda y el uso es inminente. Aún así en la zona de transición entre la línea de no retorno y el
uso, la recaída es primariamente conductual y de actitud, sin que hubiese ocurrido aún el uso.
Definición de la Recaída
Para poder hablar de recaída una persona debe haber estado previamente en recuperación, o sea
abstinente y con cambios de conducta, por un período significativo de tiempo. Por el simple hecho
de no haber usado por un tiempo, el volver a usar, no necesariamente es una recaída. Podría tratarse
de episodios de consumo alternos, dentro de un período de adicción activa.
A pesar de que una recaída puede ser peligrosa y se traduce finalmente en sufrimiento y pérdida de
tiempo y energía, a veces las recaídas también son períodos de aprendizaje, para una persona que
desea recuperarse. A pesar de estar conscientes de su problema y de tener buena disposición para la
recuperación, un adicto puede recaer, sino maneja bien las situaciones de riesgo o descuida su
proceso de cambios. Luego de una recaída es más probable que el adicto este más claro en qué
cosas ha estado haciendo mal. Aun así no es necesario recaer para poder aprender o avanzar en la
recuperación.
Una persona en recuperación puede comenzar a mostrar síntomas de una recaída mucho antes del
consumo. Poder identificar estos síntomas y tratarlos a tiempo puede ayudar a prevenir una recaída:
1.- Retorno del pensamiento obsesivo con respecto al uso: Podrían ser pensamientos relativos al
uso, sueños o deseos de usar que vuelven luego de que habían desaparecido.
2.- Actitud de desafío con respecto al plan de recuperación: Volver a los lugares de riesgo, volver a
ver las personas relacionadas con el uso.
3.- Descuidar el plan de recuperación: Dejar de ir a reuniones, o faltar a las citas con el terapeuta,
dejar de leer o hacer ejercicio.
4.- Aislamiento o pérdida de contacto: con las nuevas relaciones de recuperación.
5.- Irritabilidad: especialmente en las relaciones significativas del adicto.
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6.- Obsesión con la imagen o los defectos físicos: dietas excesivas, preocupación excesiva acerca
del peso.
7.- Sentimientos de depresión y ansiedad flotantes: sobrevienen estados emocionales incómodos
que no necesariamente se relacionan con ningún evento externo.
8.- Renacen o se exaltan los resentimientos hacia otras personas.
9.- Discusiones frecuentes en el hogar y la familia.
10.- Defensividad al hablar del tema de su recuperación o al ser retroalimentados.
11.- Insomnio, intranquilidad y dificultad para descansar.
12.- Preocupación obsesiva por el dinero y por la seguridad financiera.
Estos son solo algunos de los síntomas relacionados al síndrome de la recaída. Cada persona es
diferente y por lo tanto mostrará síntomas propios, pero en general es marcadamente notable la
presencia y evolución de este síndrome. Una de las paradojas de la recaída es que mientras más
marcados son los síntomas, menos capacidad tiene el adicto para poder aceptar las críticas
constructivas de las personas que lo rodean, y que podrían preocuparse por la posibilidad de una
recaída.
El proceso de recaída puede ser detenido ya sea por la propia iniciativa o por la intervención de
personas que rodean al adicto y que le sirven de apoyo tales como familiares, terapistas o
compañeros de grupo.
COMENZANDO LA RECUPERACION
Nadie cambia cuando se siente bien. Ninguna persona que haya visto transformar su vida, lo ha
hecho motivado por un sentimiento cálido y agradable. O sea que eso de que, “hoy hacia una
hermoso día para cambiar mi vida, y tome la decisión…”, es por decir lo mas, increíble.
La mayoría de las veces es a través de un proceso de dolor continuado, que se agrava cada vez más,
tal como lo hace una piedra en el zapato; que la mayoría de nosotros, nos animamos a hacer
cambios radicales en nuestro estilo de vida.
Cuando uno es adicto, la cosa es un poco más difícil, porque la negación es parte de la enfermedad.
Es la única enfermedad, que le dice al paciente, que él no está enfermo.
Lo que pasa es que en el adicto el sistema de negación, llamado también sistema delusional, se
hipertrofia y crece, para sostener una mentira que se convierte cada día en algo más difícil de creer.
Pero cuando el dolor es insostenible, no hay más remedio que cambiar. O dolor, amigo y enemigo,
amante y maltratante; que me impulsas a crecer. No sé porque, no sé porque, es necesario que tú
presencia sea necesaria para aclarar mis sentidos y ordenar mis prioridades.
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Ahora que tomar la decisión de cambiar, no es sinónimo de cambiar. Dejar de fumar es fácil, yo lo
he hecho más de cien veces; decía Mark Twain, refiriéndose con su humor característico a su
adicción al tabaco.
Bueno, es verdad que decidir y actuar, son dos cosas separadas; pero también están unidas por el
hilo de una curva que dibuja un proceso, llamado recuperación.
¿Cuántas veces has prometido a tu familia, tus padres, tu pareja o tus hijos?, o incluso a ti mismo;
desde mañana mismo, no consumo mas drogas, o alcohol, o no voy al casino.
Y lo más seguro es que tu sentimiento era genuino en ese momento, pero el miedo es temporal, y
nunca un buen sustento para un cambio duradero.
Para algunos asistir a reuniones de autoayuda, tales como Narcóticos Anónimos, o Alcohólicos
Anónimos. Para otros es acudir en busca de ayuda espiritual, con un sacerdote o consejero
espiritual, de su preferencia.
Involucrarse en servicios voluntarios de ayuda, puede ser el camino que otros tomaran.
Sin embargo como médico, debo decir que toda recuperación debería comenzar con una evaluación,
realizada por un profesional entrenado en el área de la adicción. El cardiólogo examina y sana el
corazón. El ortopeda, se enfoca en los huesos y articulaciones. El ginecólogo en la salud
reproductiva da la mujer.
Pues en las adicciones, los profesionales idóneos son los especialistas en la adicción.
Preferiblemente un medico, psicólogos, trabajadores sociales, enfermeras y consejeros o técnicos
especialmente formados en el tratamiento de las adicciones.
Recuerda además que la compulsión es una respuesta bioquímica del cerebro enfermo, al contacto
con la droga o la sustancia que es producto de la adicción. Esto lleva al descontrol y así al daño
personal y familiar.
Por esto la solución más segura es la abstinencia completa de todo tipo de sustancias que alteren la
mente o la forma de sentir. Ningún psicotrópico, en el caso de las adicciones químicas. No jugar, ni
acudir al casino para los adictos al juego. Y nada de azúcar refinada para los adictos a la comida.
Cada adicción puede tener un plan de recuperación algo diferente al principio, pero una vez lograda
la primera recta, los caminos son casi idénticos: se enfocan en el cambio personal.
Y es por una razón muy sencilla: luego de meses y hasta años usando alguna droga de manera
compulsiva, o practicando alguna actividad de manera adictiva; al parar sobreviene el síndrome de
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abstinencia. O sea en pocas palabras el efecto rebote; el cerebro se había adaptado a las rachas de
consumo compulsivo y ahora debe hacer lo contrario. Y eso…duele.
Debo decir que en ocasiones debe vigilarse médicamente el síndrome de abstinencia, pero en la
mayoría de los casos se puede realizar esta transición de manera sencilla tomando mucho agua o
líquidos, algunas vitaminas y manteniendo una alimentación sana; basada preferiblemente en
vegetales y frutas.
Una vez que se ha logrado desengancharse del efecto de la droga o adicción, se puede sentir una
sensación de libertad indescriptible, pero…cuidado; que el peligro no termina.
Es ahora que comienza la verdadera historia, el cambio personal. Y porque cambiar? Sencillo,
porque luego de depender de mi adicción para vivir, como una muleta, me siento profundamente
vacío en el centro de mi alma.
Si has encontrado alguna forma de ayuda, te sugiero que te mantengas practicándola por suficiente
tiempo. Recuerda que los nuevos patrones de conducta no se fijan de un día para otro. El tiempo
mínimo requerido para cualquier tratamiento es de al menos seis meses.
Quién diría que tanto dolor, nos colocaría en el camino del crecimiento, y es que así son las cosas
en el universo, caminos rectos, por sendas retorcidas. Hay que ver el terreno desde arriba, para
entender el panorama. Pero eso mi amigo, solo se logra después de haber recorrido el camino.
LA DESINTOXICACIÓN
El primer paso en el tratamiento es la desintoxicación, eliminar las sustancias tóxicas del cuerpo.
Los síntomas de la supresión aguda que emergen cuando el químico es removido pueden ser muy
serios. La supresión es un problema médico y tiene que ser tratado por un médico. Un método
común de desintoxicación es administrar una droga sustituta y gradualmente disminuir la dosis
hasta que los síntomas de la supresión se hayan calmado. Hay que hacer hincapié en que la persona
no está completamente desintoxicada hasta que la droga sustituta también haya sido eliminada y la
persona esté completamente libre de drogas.
ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD
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En la recuperación aprendemos a observar nuestras acciones y cuando actuamos de manera negativa
no nos llenamos de vergüenza ni de mecanismos de defensa; en lugar de eso, admitimos nuestros
errores y los enmendamos. Hacer enmiendas no significa sólo decir lo siento, significa pensarlo y
reconocerlo a través de la conducta.
Al aceptar la responsabilidad de nuestras acciones, podremos volver a ganar algunas relaciones que
perdimos por la adicción. Todos somos humanos y actuamos tontamente de vez en cuando, pero la
vergüenza es una distorsión de la realidad, que imposibilita el reparar las faltas. En la recuperación,
aprendemos a vemos a nosotros mismos de manera realista, como seres humanos, falibles, pero con
la responsabilidad y capacidad de enmendar nuestros errores.
La mayoría de las recaídas en la adicción son innecesarias. Muchos alcohólicos recaen porque no
entienden el proceso y qué hacer para prevenirlo. La acción adecuada por parte tuya y de las
personas que te rodean pueden prevenir o interrumpir el síndrome de la recaída antes de que las
consecuencias sean trágicas. La planeación de la prevención de recaídas minimiza su potencial
destructivo y puede darte un sentido de seguridad. Tú sabrás que estás haciendo lo necesario para
evitar la recaída. Puedes identificar señales de alerta tempranas y desarrollar un plan para
interrumpir el síndrome de la recaída si aparece. La planeación de la prevención de las recaídas
debe ser una parte esencial de tú programa de recuperación.
Educación de recaídas: Aprender sobre las recaídas y qué hacer para prevenirlas.
Identificación de Señales de Alerta: Hacer una lista de tus señales de alerta personales.
Manejo de las Señales de Alerta: Aprender como interrumpir las señales de alerta antes de que
pierdas el control.
Entrenamiento en el Inventario: Aprender cómo hacer consiente las señales de alerta así como se
desarrollan.
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Revisa tu Programa de Recuperación: Asegúrate de que tu programa de recuperación sea capaz de
ayudarte a manejar tus señales de alerta.
Participación de Otras Personas Importantes: Enseñar a otros como trabajar contigo para evitar la
recaída.
1. Estabilización: Antes de que hagas tú planeación de prevención de recaídas debes tener el control
de ti mismo. La estabilización es el proceso de retomar el control de tus pensamientos, emociones,
memoria, juicio y comportamiento, antes de que hayas recaído. Este es un tiempo de crisis para ti y
tú familia. La recaída ha partido tu vida. Es normal para todos ustedes sentirse asustados, enojados,
desilusionados, y culpables. Necesitas ayuda. Necesitas buscar personas en quien puedas confiar y
depender, y quienes te puedan ayudar a llevar a cabo los pasos necesarios para restablecer tu
sobriedad. Si eres incapaz de mantener control continuo de tus pensamientos, emociones y
comportamientos debes consultar un consejero profesional o un centro de tratamiento. Puede ser
que necesites ayuda profesional para obtener estabilidad.
3. Educación: Para que puedas prevenir la recaída debes entenderla. Entre más información tengas
acerca de la adicción, recuperación y recaída, más herramientas tendrás en tu posesión para
mantener tu recuperación. Necesitas entender los síntomas de la supresión post aguda, qué te ponen
en alto riesgo para desarrollar, qué los puede detonar, y qué se necesita para prevenidos o
manejarlos. Debes estar muy familiarizado con las señales de alerta y ser capaz de dar ejemplos de
ellas y de ponerlas en tus propias palabras para asegurarte de que las entiendes. Obviamente, desde
el momento que leas este trabajo, ya estas dentro del proceso educativo. Pero leer y obtener
información no es suficiente, hay que revisarla y discutida con otras personas. Un consejero
certificado en adicciones debe ser involucrado para ayudarte a revisar el material. Si eso no es
posible, tu padrino de AA u otra persona adulta que haya leído la información que adquiriste y que
no consuma o que tenga problemas de adicción puede ayudarte a revisar y usar la información.
Recuerda, el programa educativo no está completo hasta que seas capaz honesta y abiertamente de
usar la información que has aprendido para tu vida y tus circunstancias actuales. La adicción es una
enfermedad de la negación. Sin la participación de otros en el proceso educativo, tu negación puede
e inhabilitarte para reconocer lo que realmente te está sucediendo.
4. Identificación de las Señales de Alerta: Cada persona tiene señales de alerta personales únicas
que indican que el proceso de recaída está ocurriendo. La identificación de las señales de alerta es el
proceso para identificar los problemas y síntomas que te pueden llevar a la recaída. Los problemas
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pueden estar fuera o dentro de ti. Los síntomas pueden ser problemas de salud, de pensamiento,
emocionales, de memoria, de estrés elevado, de coordinación, de sueño reparador o con tu juicio y
con comportamiento apropiado. Afirmar que no necesitas tantas reuniones porque ahora tienes el
control (tal vez está volviendo a la omnipotencia), revolcarse en remordimientos (puede estar
regresando a la vergüenza), recurrir a la racionalización o a la proyección de culpas, o que se vuelve
inhabitualmente sensible a la conducta de los demás (puede estar experimentando la
hipersensibilidad o la santurronería del adicto), volverse arisco o pesimista (puede señalar una
depresión), tener expectativas pesimistas de todos y de todo.
Es necesario desarrollar una lista personal de indicaciones que te señalen que puedes estar en
peligro. La lista de señales hay que desarrollarla sobre experiencias en recaídas pasadas. De la lista
de señales de alerta, selecciona cinco de ellas que se te apliquen. Ponlas en tus propias palabras y
escribe una frase de cada una que describa tus propias experiencias con estas señales de alerta.
Debes desarrollar una lista clara y especifica de indicadores que te digan que te estás alejando de
una vida productiva y confortable y que estás empezando a moverte hacia la recaída.
5. Manejo de las Señales de Alerta: Cada señal de alerta es de hecho un problema que necesitas
prevenir o solucionar una vez que ocurra. Si quieres evitar problemas, necesitarás revisar cada señal
de alerta y responder a la pregunta: ¿Cómo puedo prevenir este problema para que no ocurra? Hay
que recordar que la adicción es una enfermedad con tendencia hacia la recaída. Esto significa que
cualquier adicto en recuperación tendrá una tendencia a experimentar problemas o señales de alerta
que lo puede regresar al uso adictivo. Si deseas evitar recaer, necesitarás tomar cada señal de alerta
que has experimentado en el pasado y desarrollar un plan para enfrentarte a ella si se desarrolla.
Es esencial que establezcas respuestas nuevas para que identifiques las señales de alerta de recaída.
Determina que vas a hacer cuando reconozcas que esa señal específica de alerta se está presentando
en tu vida. ¿Cómo puede ser interrumpido el proceso de la recaída? ¿Qué acción positiva puedes
hacer para remover la señal de alerta? Enlista varias opciones o posibles soluciones para eliminar el
problema de tu vida.
Enlistar varias alternativas te dará más oportunidades de elegir la mejor solución y te dará
alternativas si la primera opción no funciona. Elige una opción razonable que parezca que ofrece la
mejor posibilidad de interrumpir el proceso de recaída. Esta va a ser tu nueva respuesta cuando
hagas consiente una señal de alerta en particular.
Practica cada nueva respuesta hasta que se vuelva un hábito. Si la nueva respuesta está disponible
para ti en tiempos de alto estrés, debes practicarla en tiempos de bajo estrés. Práctica y practica
hasta que la respuesta se vuelva un hábito. Si la nueva respuesta falla en interrumpir la señal de
alerta, establece un nuevo y más efectivo plan.
No puedes esforzarte en eludir el desarrollo de un plan para interrumpir tus señales de alerta si
ocurren. Si no tienes un plan, no podrás interrumpirlas cuando ocurran.
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Sin un inventario diario, probablemente ignorarás señales de alerta tempranas, y serás incapaz de
interrumpir el proceso de la recaída antes de que se vuelva más potente.
Para el plan de prevención de recaídas debes crear un sistema especial de inventarios que vigile las
señales de alerta potenciales de recaída. Desarrolla una forma de incorporar este sistema de
inventario s en tu vida diaria. Ahora tienes una lista de señales de alerta personales.
Para que el inventario diario se vuelva un hábito, recomendamos que establezcas dos rituales diarios
de inventarios. El primero debe ocurrir en la mañana. Calendariza de cinco a diez minutos diarios
para leer la meditación del día del libro de Veinticuatro Horas Al Día y describe brevemente tus
planes para el día. Pregúntate si estás preparado para este día y que puedes hacer que te ayude física
y emocionalmente para alcanzar los retos del día y mantener una sobriedad confortable.
El segundo ritual de inventario debe ocurrir en la tarde. Revisa las tareas del día, identifica lo que
manejaste bien y lo que necesita mejorarse. ¿Qué fortalezas usaste para alcanzar los retos del día?
¿Cómo puedes reforzar y hacer crecer esa fortaleza? ¿Qué debilidades se presentaron y cómo
puedes corregir esas limitaciones, y mejorar en esas áreas?
Revisa cuidadosamente tu lista personal de señales de alerta de recaída. ¿Está alguna presente en tu
vida? Si es así, ¿qué estás haciendo para corregir esas situaciones? ¿Hay alguna otra señal de alerta
que veas que debe ser agregada a tu lista?
Puede ser de ayuda que guardes un diario para revisar tu progreso en tu recuperación y para
ayudarte a vigilar las señales de alerta de recaída. Esto te va a ayudar a que veas el progreso que
estás teniendo en tu recuperación. Después de todo, el progreso es para lo que nos esforzamos, no
para la perfección.
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por eso que es importante involucrar a otras personas en tus planes de prevención de recaídas.
Miembros de tu familia, compañeros de trabajo, y miembros de AA pueden ser de gran ayuda en
reconocer las señales de alerta mientras que todavía es posible hacer algo con ellas.
Para que otros puedan ayudarte, deben conocer tus señales de alerta de recaída y preocuparse por tí
lo suficiente como para decirte cuando notan señales de alerta. Hay que tener deseos de hablar con
estas personas regularmente para que puedan notar cuando algo está saliendo mal. También hay es
importante tener deseos de escuchar y actuar como te lo indiquen. Pueden ser tus familiares más
cercanos, un empleado de confianza, un amigo íntimo, un padrino o amigos de AA. Haz una lista de
aquellas personas con las que tienes contacto diario. Selecciona aquellas que creas que pueden ser
importantes en ayudarte a mantener la sobriedad y evitar la recaída. Estas personas van a formar tú
red de intervención. Determina como has interactuado con cada persona en el pasado cuando has
mostrado síntomas de recaída. ¿Han sido de ayuda en tu sobriedad? ¿Qué pudieron haber hecho que
hubiera sido de más ayuda en tu recuperación? Ahora determina que quieres que cada una de estas
personas haga la próxima vez que sean reconocidos los síntomas de la recaída. Junta a estas
personas en una reunión. Explícales tu lista personal de señales de alerta y haz un contrato con cada
persona de lo que van a hacer cuando sean reconocidos los síntomas de la recaída y que van a hacer
si empiezas el uso adictivo. ¿Qué quieres que hagan y que desean hacer si tu negación es reactivada
y te vuelves incapaz de reconocer que hay un problema? Tú y tu red de intervención deben
escenificar una situación cuando te puedas encontrar en la peor situación. Escenifica una situación
en la que muestres señales de alerta y después niega estos síntomas. Permíteles que te muestren lo
que van a hacer para ayudarte a interrumpir el síndrome de la recaída.
Permite que participe la red de intervención en tú recuperación. Motívalos para que te apoyen en tú
programa de recuperación y que rechacen apoyarte cuando aparezcan los síntomas de la recaída.
Recuerda que también los miembros de tú familia están en recuperación. Es conveniente que
conozcas sus necesidades y hacer un fuerte compromiso para apoyarlos en sus propios programas
de recuperación.
Participación de la familia:
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La planeación de prevención de recaídas hay que integrarla a tú vida entera y a cada aspecto de tú
recuperación. Es importante que tu plan de prevención de recaídas sea compatible con AA y con
otros grupos de auto ayuda que estés usando para mantenerte en sobriedad continua. También que
sea compatible con tú programa de tratamiento y de tú familia. Practica tu plan de prevención de
recaídas hasta que se vuelva un hábito. Todos estamos esclavizados por nuestros hábitos. La única
libertad que podemos encontrar es en la elección cuidadosa de los hábitos a los que les permitimos
ser nuestros dueños. Para la persona en recuperación, es especialmente cierto que hay libertad en la
estructura. Es solamente en el hábito y en la estructura de un programa diario de sobriedad en que
podemos encontrar libertad de la esclavitud de la adicción.
Hay que tener ganas de revisar y actualizar tus planes de prevención de recaídas con intervalos
regulares y tener ganas de reconocer nuevos problemas que puedan poner en peligro tu sobriedad.
Planeación de prevención de recaídas es un proceso que debe volverse una parte integral de tú
recuperación. El resultado para ti será la libertad de disfrutar una sobriedad confortable y tener la
seguridad de que tienes un entendimiento de la recaída, que puedes identificar tus propias señales de
alerta, y que tienes un plan de acción para interrumpir las señales de alerta cuando se desarrollen.
TRATAMIENTO Y RECUPERACIÓN
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que se haga una recomendación de tratamiento específico para la adicción. Pero muchas veces no se
hace el diagnóstico por la falta de entrenamiento que existe en las profesiones de ayuda en esta área
del tratamiento de las adicciones.
Es recomendable asesorarse con un profesional de la adicción que está entrenado en esta área y
cumpla con los requisitos para poder ser de ayuda.
Aun así no es necesariamente indispensable la intervención profesional pues muchos adictos se
recuperan sin necesidad de tener contacto con el sistema de salud.
Existe aún mucha ignorancia en la comunidad profesional acerca del tema de la adicción, pero
también hay una población cada vez más grande de profesionales que están comprometidos con el
entrenamiento, la actualización y la calidad de la atención necesaria para trabajar en el área del
tratamiento de las adicciones.
Por otro lado, hay que guardar cuidado y prudencia pues, siempre hay un sector de farsantes que se
aprovechan de la desesperación de las familias que sufren de la adicción para engañar con falsas
promesas o “curas mágicas”.
No existen “curas” rápidas o mágicas; el simple hecho de proponerlas denota un desconocimiento
craso del tema. Además esa actitud es precisamente el centro de la dinámica mental de la adicción:
la búsqueda obsesiva del arreglo rápido, la sustancia mágica, la persona, lugar o cosa que nos
“arreglará” la vida
El tratamiento de las adicciones debe ser integral, sistémico y estratégico abordando la mayor
cantidad de niveles posible: personal, familiar, laboral, social, etc.; y se debe tener en cuenta a la
persona de manera integral y completa.
Los cambios psicosociales son el foco donde la mayor cantidad de energía del tratamiento se
invertirá, pues es allí donde la posibilidad de cambio constructivo es mayor.
Las diferentes herramientas terapéuticas pueden y deben ser usados de manera integral y teniendo
en cuenta las necesidades especiales de cada persona, pero nunca como substituto del tratamiento
psicosocial.
No existen tratamientos mejores que otros sino que cada persona tiene necesidades distintas y cada
modalidad de tratamiento ofrece posibilidades distintas. Cada plan de tratamiento individual debería
basarse en la severidad del proceso adictivo, las características individuales de la persona y la
situación de funcionamiento psico-social en ese momento.
Los grupos de autoayuda son modalidades de tratamiento que han sido exitosos a lo largo del
tiempo y son siempre recomendables especialmente en la etapa de mantenimiento.
Los estudios demuestran que un plan balanceado compuesto de asistencia a grupos de autoayuda y
seguimiento profesional, es la terapia más efectiva, en los pacientes que no necesitan estar
internados.
Uno de los recursos más valiosos y disponibles para promover y sostener la recuperación de las
adicciones son los grupos de autoayuda.
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Estos grupos son formados por adictos en proceso de recuperación que sostienen reuniones
regulares, donde se comparten experiencias, fortalezas y esperanzas relativas al proceso de
recuperación de los integrantes.
El objetivo de los grupos es el de proveer una red de apoyo para mantener la recuperación de sus
miembros.
Usualmente estos grupos forman parte de fraternidades internacionales que operan como
organizaciones sin fines de lucro, auto sostenida por sus integrantes.
De todas estas fraternidades la más conocidas son las basadas en los Doce Pasos y las Doce
Tradiciones tales como Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos.
Los grupos de Doce Pasos se sostienen con sus propios recursos y mantienen la adherencia a
principios espirituales, entre los que está el del anonimato.
La participación en las reuniones no cuesta dinero y están disponibles, sin más requisitos, a los
adictos que deseen dejar de usar y recuperarse. Estas reuniones son regularmente cerradas, o sea
que son solo para adictos.
Las personas no adictas pueden conocer de estos programas asistiendo a reuniones abiertas. o
visitando las oficinas de servicio. También es posible visitar las páginas de estas fraternidades en la
internet.
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10. Marihuana Anónimos: Fraternidad de recuperación para adictos a la marihuana.
Los grupos de autoayuda, al proveer la capacidad de tener acceso a una red a ayuda mutua de
manera instantánea y presente en muchos países del mundo, es un recurso inigualable tanto para las
personas en recuperación, como para los que quieren dejar de usar y recuperarse, así como para
todos los profesionales que trabajan en el área de tratamiento de las adicciones.
1.- Recuperación Racional: Sociedad de autoayuda basada en la terapia racional emotiva, con un
fuerte tono anti-AA.
2.- Smart Recovery: Organización basada en la abstinencia, sin fines de lucro, que ofrece reuniones
reales y virtuales para apoyar la recuperación de sus miembros.
3.- Secular Recovery: Otra organización de recuperación basada en el apoyo mutuo.
4.- Manejo de Moderación: Grupo de autoayuda para personas con problemas de uso inadecuado o
abuso de alcohol que no han llegado a ser alcohólicos. La meta no es la abstinencia sino la
moderación. Si la persona es adicta no es un grupo recomendable.
Estos son algunos de los recursos que proveen de herramientas para la recuperación.
No siempre los adictos pueden beneficiarse de reuniones ambulatorias de autoayuda pues a veces la
severidad de la enfermedad hace necesaria una intervención mas estructurada.
Si el adicto pasa por un tratamiento interno, se recomienda que asista a reuniones cuando salga.
Autoresponsabilidad
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Identificación
Una de fuerzas casi mágicas que se manifiestan en las reuniones de autoayuda son las de la
identificación personal. Es muy poderosa la motivación y empatía que resulta de una adicto
compartiendo con otro su propia recuperación personal. Este fenómeno es una de las cosas que hace
invaluable el recurso de los grupos de autoayuda. Se estila en algunas fraternidades ola existencia
de padrinos o madrinas que son en realidad tutores que guían al principiante a través de los posibles
riesgos y retos que la recuperación ofrece, sobretodo en los primeros meses o años.
Anonimato
Todas las reuniones son tratadas de manera anónima o sea que es una tradición muy arraigada la de
guardar la identidad de las personas que asisten a las reuniones. Esto se hace para poder establecer
un ambiente en el que los miembros se sientan cómodos para compartir su vivencia con el grupo.
De esta manera las personalidades, los apellidos y el status social, se deja fuera de la reunión y se
puede facilitar a los asistentes para enfocarse en los principios del programa.
Cuando se habla de los Doce Pasos, se trata de los doce principios en los que se basa la
recuperación personal. Son la base de los cambios que la persona que busca recuperarse debe
efectuar en sí mismo para lograr la recuperación. La persona va pasando por este proceso, una día a
la vez, apoyado por su grupo y su padrino o madrina.
Así como los Doce Pasos guían la recuperación personal, el grupo se guía por principios que son
llamados las tradiciones. En estos principios se encuentran algunos conceptos claves para entender
las pautas de relación con los grupos. La autonomía es uno de estos principios mediante el cual los
grupos se mantienen a sí mismos evitando recibir contribuciones externas. Las fraternidades de
autoayuda hacen mucho énfasis en no afiliarse ni prestar el nombre de la fraternidad a ninguna
entidad allegada ni ajena. Cualquier persona que quiera tener un acercamiento o colaborar con estas
fraternidades debe tener esto en cuenta.
Cada fraternidad tiene sus propias reuniones donde se comparte la experiencia, esperanza y
fortaleza. Hemos confeccionado una sección completa sobre las fraternidades de autoayuda, y
brindamos las direcciones donde puede tenerse acceso a los directorios de reuniones.
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Como formar un grupo de autoayuda?
Si usted no cuenta en su área con el recurso de autoayuda y necesita formar un grupo o reunión para
poder ofrecerlo a las personas que buscan recuperación, entonces sugerimos que se ponga en
contacto con las fraternidades existentes para que lo orienten, y también puede ponerse en contacto
con nosotros para asesorarlos.
Si usted está buscando recuperarse de una adicción la mejor forma de aprovechar un grupo de
autoayuda es asistiendo a las reuniones de dicho grupo. Usted puede llamar a las oficinas de
servicio o contactarlos a través de la internet, para poder averiguar las localidades, fechas y horas de
las reuniones. Es de mucha utilidad tener disponibles directorios de las reuniones existentes en su
área con el fin de poder ofrecérselas a las personas que buscan ayuda.
Los grupos de terapia y de autoayuda son dos cosas distintas. Se parecen en algunos aspectos, pero
son fundamentalmente diferentes. Los grupos de terapia son guiados profesionalmente, y son
directivos casi siempre, y la supervisión es parte del formato. Los grupos de autoayuda son no-
profesionales y no son directivos, y además no se llevan listas de asistencias ni se requiere de
supervisión. No son excluyentes, sino complementarios. El uso simultaneo de estos dos recursos
ofrece un mejor resultado que usándolos por separado.
SOCIEDAD Y ADICCION
CULTURA DISFUNCIONAL
La adicción es una enfermedad bio-psico-social y los factores sociales son de suma importancia en
el desarrollo y manifestación de esta enfermedad. Nuestra cultura contiene elementos muy positivos
y cada día podemos ver ejemplos de esto, a través de situaciones y personas especiales que hacen de
este mundo un mejor lugar para vivir. Sin embargo esta misma cultura contiene aspectos
sumamente tóxicos que definitivamente son factores predisponentes para el desarrollo de las
adicciones. A continuación detallamos algunos de esos aspectos que nos parecen relevantes:
Cultura de la Imagen
Una de las obsesiones mas profundamente arraigadas en nuestra sociedad es el culto y veneración
por la imagen. Esta fascinación por la fachada es algo que anima una distorsión de la realidad donde
las apariencias son más importantes que el contenido. Esta delusión está presente en todas las
facetas de nuestra cultura. El adicto en su carrera de negación y obsesión por el control, se cubre de
máscaras para poder mantener una apariencia de “normalidad” que sostiene el autoengaño y por lo
tanto la adicción. Teniendo en cuenta que la mayoría de los adictos están en fases no avanzadas de
la enfermedad, entendemos porque es tan importante entender los criterios para el diagnostico de
esta enfermedad y no guiarse por las apariencias para detectar la severidad del problema adictivo.
Otro aspectos de esta valoración distorsionada de la imagen es que desanima el crecimiento interior
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y dificulta el desarrollo de relaciones íntimas sanas y plenas, factores que además son
predisponentes a la adicción.
Además del consumismo como doctrina, esta el postulado social de que en nuestro avance
tecnológico, estamos construyendo una sociedad donde "todo es posible" si cuentas con el dinero
para comprarlo, y donde la gratificación inmediata es un principio de acción diario. Esta es la
cultura del internet, del alka-seltzer, del rápido alivio, de los auto-servicios, de los cajeros
automáticos, del control remoto y del “plug & play”. La búsqueda de soluciones rápidas se ha
convertido más en un estilo de vida, que produce expectativas irrazonables y termina trayendo más
dolor e impotencia a las personas que sucumben a la ilusión de poder que propone nuestra cultura
tecnológica y cibernética. No es malo disfrutar de las ventajas de los avances tecnológicos pero la
capacidad para postergar la necesidad de gratificación y la conciencia de los propios límites son
habilidades necesarias para una vida sana y balanceada, así como factores protectores que previenen
la aparición de adicciones.
Negación Social
Nuestra cultura permanece aún en la más profunda negación con respecto a la realidad de las
adicciones en nuestra sociedad. Es verdad que han habido muchos avances en las investigaciones y
que hay más comprensión ahora que hace diez años, pero aun persiste una resistencia social a
aceptar completamente la magnitud del problema. A diferencia de otras enfermedades con el SIDA
que se manifestó por primera vez en 1987 como producido por un virus, luego de la estigmatización
inicial que causo confusión, hoy día nadie pone en duda el hecho de que el SIDA es una
enfermedad que cualquier persona en riesgo podría contraer independientemente de su moralidad.
La negación toma varias formas, manifestándose a veces como la dificultad para aceptar la adicción
como una enfermedad primaria, la creación y mantenimientos de estigmas y mitos falsos con
respecto a la naturaleza del proceso adictivo. La importancia de esta negación es que dificulta el
diagnóstico, las intervenciones y el tratamiento y recuperación de las adicciones en las personas y
familias afectadas.
Los factores sociales representan una fuerte presión tanto como para la aparición como para la
prevención de las adicciones en nuestra sociedad.
CULTURA DE LA ADICCIÓN
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Las personas adictas sufren una transformación de su entorno social, en parte mediado por el avance
la adicción y la necesidad aumentada de disminuir la ansiedad ligada a la conciencia del daño que la
adicción produce en la vida del adicto. Recogemos aquí algunas notas sobre estos cambios que
forman parte de la subcultura de la adicción.
El avance del proceso de adicción, hace en algún momento necesario la alteración de los valores y
creencias de la persona adicta, y puede haber conflicto con los valores aprendidos previamente. Esta
disonancia cognitiva hace necesario reforzar el sistema de creencias adictivo y la red de contactos
asociados con la adicción. El sistema delusional se hacer mas fuerte para poder manejar la ansiedad
resultante del avance de la adicción. La magnitud de estos cambios depende mucho del sustrato de
la adicción. Si la adicción es a una droga legal y socialmente aceptada, es menor el impacto de este
conflicto. Por otro lado la adicción a drogas ilegales, hace más evidente la necesidad de encontrar
un sistema de creencias independiente de la aceptada como normal en la sociedad. Algunos de los
valores adictivos que son comunes a las distintas adicciones son:
Lenguaje y Jerga
Los términos utilizados por los adictos para referirse a la sustancias de consumo o a la conducta
adictiva, pueden llegar a ser muy vastos y en ocasiones se convierten en verdaderos dialectos o
jergas que incluso cambian de país en país. Otro significado de el lenguaje de la adicción es la
sensación de pertenencia y de grupo que produce en los miembros de la cultura de la adicción. Para
poder entender mejor el proceso adictivo es necesario también poder aprender mas acerca del
lenguaje o jerga de las adicciones.
Símbolos y Parafernalia
Los implementos necesarios para el uso o los artículos utilizados en los rituales de uso terminan
siendo parte integral del ambiente del adicto. Las pipas y los cerillo en el caso de los fumadores, así
como los preservativos de látex en el caso de los adictos sexuales forman parte de estos símbolos
que además terminan cargados por la fuerza del condicionamiento y siendo capaces de evocar
memorias eufóricas y deseos aún mucho tiempo luego de detener la adicción. La música muchas
veces se convierte en un símbolo ya el adicto puede además recopilar ejemplares de literatura
relacionados con el uso y su adicción.
El uso y la adicción se practican a través de una serie de rituales tan importantes para el adicto, que
se convierten en partes integrales de las conductas de uso. Es esta experiencia completa la que
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termina asociándose en las redes neuroquímicas del cerebro del adicto. De esta manera los eventos
concurrentes al uso se ligan mediante el condicionamiento y los episodios repetidos de consumo.
Se convierten así los rituales, en una experiencia tan relevantes para el proceso adictivo que, al estar
los adictos en presencia de algunas de las circunstancias del ritual se dispara inconcientemente los
deseos y pensamientos de uso. Este fenómeno se conoce como memoria eufórica.
Historia y Mitología
La mayoría de las drogas de abuso tienen gran cantidad de literatura e historia asociada a su uso.
Muchas veces descubiertas por los indígenas de nuestro planeta, han sido usadas por siglos como
parte de los rituales religiosos de esos pueblos. Nuestra cultura occidental sin embargo se ha
empeñado en la identificación, la extracción y la síntesis de las sustancias activas, y ofreciendo esas
sustancias purificadas y métodos de administración más eficaces, todo lo cual ha hecho el desarrollo
de adicciones algo de mayor ocurrencia. Sin embargo el adicto utiliza toda la historia y mitología
para construir un soporte filosófico e histórico del proceso adictivo.
Relaciones Sociales
Los adictos buscan a personas que compartan sus valores y rituales relativas a la adicción que
sufren. De esta manera se evita la incomodidad de confrontación o cuestionamiento y se refuerza la
negación. El grupo de uso se convierte en un fuerte componente de la vida social de la persona. El
comportamiento tribal separa a los adictos incluso de otros adictos considerados como realmente
enfermos. Este aislamiento selectivo puede transformar mucho la psiquis de la persona quien
encuentra apoyo a su estilo de vida adictivo, causando además conflictos familiares que pueden
llegar a ser muy severos
Relaciones Familiares
LA ORGANIZACIÓN ADICTIVA
Las organizaciones también pueden desarrollar síntomas de adicción que pueden estancarlas o
aislarlas, deteriorando así eficiencia y la capacidad de funcionar y de crecer como organización.
La organización enferma se basa en un sistema adictivo, obsesionado con el proceso que es cerrado,
reduciendo así las opciones del empleado para ser creativos y forzando la rigidez, a la vez que
anima al comportamiento adictivo. Esto se traduce en el deterioro de la salud de los empleados y
una discapacidad creciente para adaptarse a los cambios que las circunstancias le imponen. Este
sistema enfermo es la base del problema organizacional y sentara las pautas para que cada
empleado que ingrese a la organización se convierta en otra pieza del sistema adictivo.
Doble Estándar
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Uno de los componentes de la organización adicta es que se posee un juego de reglas disfuncionales
que son las que en realidad gobiernan las acciones de la organización y sus miembros, mientras
existe otro juego de reglas “imaginarias” que son las que se presentan como la filosofía de la
organización. Esta incongruencia se agrava más por el hecho de que las reglas operativas
verdaderas no son explícitas y solo se aprenden con los años de trabajo, pero son las que realmente
importan. Al final esto se traduce en confusión, desánimo y pérdida del interés en superarse por
parte del personal.
Comunicación Disfuncional
Aislamiento Organizacional
En la organización adicta el proceso y la imagen son más importantes que el cliente, o que la
calidad del producto. Esto se traduce en mucha energía invertida en la burocracia y en publicidad, y
cada vez menos esfuerzo en mejorar la relación con los clientes En algunas organizaciones inclusive
el cliente termina siendo visto como una molestia, y los esfuerzos de la compañía se enfocan en
sostener la burocracia.
Resistencia al Cambio
La dificultad para comunicarse y el efecto del sistema adictivo en la organización produce una
resistencia hacia cualquier cambio propuesto o espontáneo. La organización termina apagando
cualquier intento de creatividad y sabotea casi de manera explícita todos los esfuerzos por introducir
cambios al sistema. Este comportamiento se genera en el temor de perder el control que los
directivos de la organización alimentan.
Adicción al Trabajo
A la organización adicta fomenta la adicción al trabajo entre sus miembros. Las personas que sufren
de codependencia y adicción, se adaptan fácilmente a este ambiente disfuncional, porque es lo que
consideran normal. Sin embargo con el paso de los años esta adicción deja su huella y es posible
que el empleado sufra una serie de pérdidas familiares, sociales e incluso profesionales.
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Pérdida de Significado
Luego de algún tiempo expuesto al sistema enfermo de la organización, este termina sintiéndose
achicharrado por la sobrecarga de trabajo y desanimado por la poca importancia que sus superiores,
demuestran hacia sus necesidades y futuro como persona que integra la organización. Esta
desesperanza complica más el asunto pues produce un desgano que disminuye la productividad y
estimula los conflictos laborales.
LA CULTURA DE RECUPERACIÓN
La cultura de recuperación se ha venido desarrollando en nuestro planeta junto con la evolución del
movimiento de recuperación y el desarrollo de la comunidad de tratamiento quienes aportan la
filosofía de fondo, así como los ejemplos de recuperación que demuestran las posibilidades del
tratamiento, de la recuperación, asi como de las redes de autoayuda sobre la comunidad de personas
afectadas de la adicción. Con el número creciente de personas en recuperación sostenida, es cada
vez más obvio que la recuperación es posible y esto da sostén a una nueva cultura de recuperación
expandiéndose a nivel global a lo largo de las últimas décadas.
Comunidad de Tratamiento
Fraternidades de Autoayuda
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todo tipo de drogas. Otros grupos de autoayuda han emergido con esta filosofía, considerándose en
general como el movimiento más significativo que fundamenta la comunidad de recuperación en
nuestro planeta.
EMPRENDER ACCIONES
Para poner fin a una conducta adictiva, usted debe crearse una estructura nueva para su vida.
Los rituales de buscar, utilizar la droga y recuperarse de su uso, deben reemplazarse por otros
rituales y acciones más sanos. En esta sección se brinda un marco sustitutivo que usted puede
emplear. Los seis pasos son:
No trate de hacer las cosas usted solo. Su tendencia a aislarse cuando se encuentra en
situaciones angustiosas probablemente sea uno de los factores que lo hizo vulnerable a la
adicción, para empezar. Aislarse ahora sólo servirá para incrementar su lástima por sí mismo
y su soledad, y ambas cosas tienen el efecto de despertar las apetencias y precipitar la
recaída. Tendrá perspectivas muchos mayores de lograr su cometido si pasa a formar parte de
un sistema de apoyo.
Haga una lista de las personas a las que puede acudir en busca de orientación y aliento
durante esta etapa temprana de su recuperación. Este sistema de apoyo debería constar de
personas que no sean adictas activas y a quienes usted pueda recurrir si siente la urgencia de
incurrir en su adicción. Esas personas podrían ser amigos y familiares no adictos y solitarios,
un terapeuta o consejero, o los miembros de un grupo de terapia o de autoayuda.
Anote los nombres y números de teléfono de por lo menos cinco de estas personas. Memorice
sus números telefónicos o lleve la lista encima todo el tiempo. Llamar a alguien de su
«equipo» debería convertirse en un reflejo automático cada vez que sienta la apetencia de la
droga o se encuentre en una situación angustiosa. Es una buena idea llamar al menos a una
persona todos los días durante esta primera etapa.
Hágales saber a las personas de su equipo lo que necesitará de ellas. Esto es, básicamente,
a) que lo escuchen, no que lo juzguen, b) que le brinden apoyo y aliento y c) que le recuerden
que los estados de ánimo negativos o las apetencias han de pasar. Hágales saber que usted no
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pretende, y ni siquiera desea, que ellos le resuelvan sus problemas, aunque sus sugerencias
serán bien recibidas. Parte de la recuperación consiste en aprender a asumir sus propias
responsabilidades. Usted sólo necesita que ellos formen parte de una red de apoyo que le
haga posible asumirlas.
Al establecer esta red, usted estará creando un sistema de apoyo más sano a su alrededor...
quizá por primera vez. Este es un poderoso antídoto contra los aspectos de nuestra cultura
que conducen al aislamiento de las personas.
Los doce pasos originales elaborados por los fundadores de Alcohólicos Anónimos. Si bien
no hay un tiempo preestablecido para completar estos pasos, a la mayoría de la gente le lleva
al menos unos cuantos años. Los resultados suelen ser sorprendentes. Muchos adictos que
comienzan estando emocional, física y espiritualmente destrozados, siguen estos pasos y
asisten con regularidad a las reuniones durante cierto tiempo y adquieren la capacidad que
necesitan para llevar una vida satisfactoria.
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como para sacudir su modo de pensar adictivo y evaluar el programa a la luz de la
perspectiva de obtener una gratificación de largo plazo, sin duda verá que es positivo.
1. Esperanza. Ver a otros que están tratando con éxito su problema de adicción prueba que
la recuperación es, en efecto, posible.
2. Un sistema de apoyo no enjuiciador. Un miembro de Adictos al Sexo y al Amor
Anónimos escribe: «Me siento seguro aquí, porque sé que no me están juzgando».
3. Realimentación. Como manifestó un adicto a las anfetaminas en proceso de recuperación:
«Dos cabezas son mejor que una, siempre que no esté en el mismo cuerpo».
4. Un soporte espiritual. Puesto que la adicción es fomentada por la falta de sentido y
objetivo en la vida, el aspecto espiritual de los programas de autoayuda puede servir de
antídoto.
5. Una oportunidad de ayudar a otros. Ayudar a otros es gratificante. El contacto con los
principiantes en el programa es un excelente recordatorio de la continua vulnerabilidad de
todo adicto.
6. Una sensación de pertenencia. Como la soledad fomenta la adicción, éste es otro
antídoto.
7. Un nuevo encuadre para contemplar el problema. Al admitir su impotencia, el individuo
da el salto hacia un cambio de segundo orden.
8. Apoyo durante las veinticuatro horas del día. Los programas de autoayuda proporcionan
una red telefónica durante las veinticuatro horas del día (a diferencia de la mayoría de los
programas de tratamientos profesionales).
9. Afiliación permanente. Los miembros pueden continuar asistiendo a las reuniones de
autoayuda durante todo el tiempo que quieran (mientras que los tratamientos profesionales
suelen tener límite de tiempo).
10. Afiliación gratuita. Los grupos de autoayuda no cobran ninguna tarifa a sus miembros,
por lo que están económicamente al alcance de todos.
11. Estructura. Los rituales adictivos son reemplazados por rituales sanos, como reuniones
y llamados telefónicos, que proporcionan la estructura necesaria.
4. Conseguir un padrino.
«padrino» (un mentor que guía a otra persona en el programa de recuperación de 12 pasos y
que también está en proceso de recuperarse)
¿QUIÉN es un padrino?
El padrinazgo es una relación personal y privada que puede significar cosas diferentes para
distintas personas. Un padrino de NA es un miembro de Narcóticos Anónimos que vive
nuestro programa de recuperación y está dispuesto a construir una relación especial, de apoyo
y personal con el ahijado. La mayoría de los miembros consideran que un padrino, ante todo,
puede ayudarles a trabajar los Doce Pasos de NA y, a veces, las Doce Tradiciones y los Doce
Conceptos. No necesariamente es un amigo, pero puede ser alguien en quien confiamos. Con
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el padrino puedes compartir cosas que tal vez no te resultaría cómodo compartir en una
reunión.
El padrinazgo funciona por la misma razón que funciona NA: porque los adictos en
recuperación comparten lazos comunes de adicción y recuperación y, en muchos casos,
pueden identificarse entre sí. El papel del padrino no es el de asesor legal o financiero, ni el
de padre, consejero matrimonial o asistente social. Tampoco es un terapeuta que ofrece
tratamiento profesional de ningún tipo. Es simplemente otro adicto en recuperación
dispuesto a compartir su viaje a través de los Doce Pasos. A veces, al compartir nuestras
inquietudes y preguntas con nuestro padrino, éste también comparte sus propias
experiencias. En otras ocasiones, tal vez no sugiera que leamos o escribamos algo en
concreto, o trate de responder nuestras preguntas sobre el programa. Cuando somos nuevos
en NA, un padrino puede ayudarnos a comprender cosas del programa, el vocabulario de
NA, el formato de las reuniones, la estructura de servicio, el significado de los principios
espirituales y la naturaleza del despertar espiritual que tal vez nos resulten confusas.
Confío en que mi madrina me dé una orientación general y un punto de vista nuevo. Por lo
menos es una caja de resonancia importante. A veces, lo único que me hace falta es decir
las cosas en voz alta a alguien para poder verlas de otra manera.
Quizás nos preocupe ser una carga para nuestro padrino o madrina y dudemos a la hora de
ponernos en contacto con ellos, o tal vez pensemos que esperan de nosotros algo a cambio.
Pero la verdad es que se benefician tanto como nosotros de la relación. En nuestro
programa, creemos que sólo podemos mantener lo que tenemos en la medida en que lo
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compartimos; al recurrir a nuestro padrino, en realidad lo ayudamos a mantenerse limpio y
recuperarse.
Cuando elegí a mi madrina, parecía una entrevista. ¿Hacemos un buen equipo? ¿Cuáles son
tus expectativas y cuáles son las mías? Buscaba una persona receptiva con la que me
sintiera cómoda para hablar.
El mejor lugar para buscar un padrino es una reunión de NA. También puede buscarse en
otros eventos, como reuniones de servicio y convenciones. Al buscar un padrino o madrina,
la mayoría de los miembros procuran encontrar una persona de la que puedan aprender a
confiar, que parezca compasiva y participe activamente en el programa. La mayoría,
especialmente los miembros nuevos en NA, considera importante que el padrino lleve más
tiempo limpio que ellos. Una buena regla general es buscar alguien con experiencias
similares con quien podamos identificarnos con respecto a nuestros esfuerzos y logros. Para
la mayoría, un padrino o madrina del mismo sexo facilita la identificación y ayuda a que
nos sintamos más seguros en la relación. Algunos creen que la igualdad de sexos no tiene
por qué ser un factor determinante. Somos libres de elegir nuestro padrino o madrina. Sin
embargo, se sugiere firmemente que evitemos entrar en una relación de padrinazgo que
pueda desembocar en atracción sexual. Ese tipo de atracción puede distraernos de la
naturaleza del padrinazgo e interferir en nuestra capacidad de compartir honestamente entre
ambas partes.
Cuando empecé a estar limpio, me sentía inseguro, solo y estaba dispuesto a hacer lo que
fuera para encontrar un poco de consuelo y compañía. Mi tendencia natural era satisfacer
esos deseos en lugar de concentrarme en lo que debía hacer: sentar una base para mi
recuperación. Gracias a Dios que me encontré con miembros que me apoyaron y no se
aprovecharon de mí en esos primeros tiempos de recuperación.
A veces los miembros se preguntan si está bien tener más de un padrino. Aunque algunos
adictos eligen esta posibilidad, la mayoría pone reparos y explica que tener más de un
padrino podría tentarla a manipular para recibir las respuestas o la orientación que quiere.
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En realidad, la recuperación es como trepar una montaña:
los consejeros, padrinos y otros ayudantes pueden servirle de guías,
pero la caminata la tendrá que hacer usted.
Porque por más idóneo que sea su guía,
si usted mismo no está dando ni un paso,
es imposible que llegue a alguna parte.
Algunos elementos que ha de tomar en cuenta al buscar un tratamiento profesional son las
siguientes:
Tratamiento basado en el modelo de la enfermedad. El programa debe suscribir el punto de
vista de que la adicción es una enfermedad permanente y un trastorno serio, y que debe
tratarse como tal.
Requisito de abstención total. La abstención debe considerarse un requisito previo para el
tratamiento, no el objetivo final de éste.
Idoneidad en el tratamiento de la adicción. No presuponga que cuanto más elevado es el
título de un profesional, tanto más calificado está para tratar la adicción. La mayoría de las
facultades de medicina todavía ofrecen poca o ninguna capacitación en esta especialidad.
Importancia conferida a la prevención de la recaída. En lugar de limitarse a ayudar a dejar
la droga (desintoxicación), el programa se debe centrar específica e intensivamente en
prevenir las recaídas. Dejar la droga es la parte fácil; se necesita más ayuda para mantenerse
apartado de ella a largo plazo.
Asesoramiento grupal. La experiencia grupal es esencial para recuperarse de la adicción. El
programa profesional que no ayuda a los pacientes a construir una red de apoyo con sus
iguales no está cumpliendo su cometido.
Frecuentes sesiones de consulta individuales. Las sesiones de consulta individuales brindan
la oportunidad de repasar los acontecimientos de los días precedentes, identificar factores
que provocan apetencias, establecer una estructura para los días venideros y tratar
cuestiones delicadas o íntimas que no se prestan a la discusión en grupo.
Respaldo y remisión a los grupos de autoayuda. En el pasado, en muchos programas
profesionales se sostenía el criterio de que los grupos de autoayuda competían e interferían
con el tratamiento profesional. Nuestra experiencia nos ha demostrado, por el contrario, que
los pacientes de un programa profesional que también acuden a grupos de autoayuda son los
que tienen el mejor pronóstico.
6. Eliminar todas las fuentes de acceso a su droga y los elementos que se la recuerden.
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Una vez que ha formado una red de apoyo, ponga la mayor distancia posible entre usted y su
alterador del estado de ánimo. Esto significa librarse de todas las provisiones de drogas y de
los utensilios asociados con su uso que forman parte de su ritual adictivo. Los elementos
recordatorios de su alterador del estado de ánimo le pueden provocar apetencias tan intensas
como la visión de la droga misma. Desde luego, usted siempre podrá conseguir más, pero de
lo que se trata aquí es de evitar todo acceso fácil e inmediato a la droga, de manera que usted
no pueda reincidir en su uso sin tener que pensarlo antes.
Como esto es tan importante, le damos algunos ejemplos específicos:
Adicción al alcohol y a las drogas
El alcohol, la marihuana, la cocaína y todas las demás drogas alteradoras del estado de ánimo
deben tirarse por el inodoro. También hay que deshacerse de cualquier sustancia usada para
procesar una droga, como el bicarbonato con que se mezcla la cocaína.
Cucharas, espejos, tubos, jeringas —todos los utensilios asociados con el uso de la droga—
deben romperse y tirarse a la basura de inmediato. Estas cosas no hay que vendérselas o
regalárselas a algún amigo que luego podría devolvérselas, cuando se lo pidiera. Usted no
necesita verse tentado.
Los alcohólicos deberían deshacerse no sólo de su provisión de bebidas alcohólicas sino
también de cualquier tipo de bebidas de baja graduación. Aunque el contenido de alcohol de
éstos sea supuestamente insignificante, el sabor, y hasta la visión de las botellas, puede
desencadenar la apetencia.
Los fumadores de cigarrillos deben tirar todos sus cigarrillos y otras provisiones de tabaco, y
también todos los ceniceros. No se preocupe por guardarlos para las visitas. Por ahora, es
mejor que le pida a la gente que no fume en su casa.
De ser posible, busque la cooperación de otros usuarios con los que usted vive y que podrían
estar guardando una provisión de drogas o algunos utensilios. La visión de cualquier cosa que
le provoque la apetencia de la droga hará que le resulte mucho más difícil romper el ciclo
adictivo.
No se ponga a prueba guardando algunas cosas como recuerdos de tiempos pasados.
Encontrar inesperadamente uno de estos recordatorios en un ropero o un cajón podría
provocarle una intensa apetencia. Si se siente vulnerable, tal vez tenga que pedirle a un amigo
o familiar no adicto que lleve a cabo esta misión de «requisa y destrucción» en su lugar.
Puede ser un enorme alivio entrar en su casa y saber que no hay nada que lo tiente allí.
Es imposible dejar de usar un alterador del estado de ánimo mientras se continúa estando en
contacto con ciertas personas asociadas con su uso. Si hay alguien con quien usted
acostumbra a drogarse, dígale que ya no lo hará más. Pídale que no le ofrezca la droga, que
no la use delante de usted y que no la ponga a su alcance de ningún otro modo. Esto le puede
parecer exagerado, pero usted es particularmente vulnerable en este momento y este paso es
imprescindible para lograr la abstención.
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Se suscitan situaciones muy difíciles cuando entre las personas que le suministran la droga o
la usan en su compañía se cuentan su cónyuge, un amante, un compañero de trabajo o un
familiar. En casos extremos, usted tal vez tenga que cambiar de empleo, separarse
temporalmente de su cónyuge o amante, o cortar relaciones definitivamente con algunas
personas que se niegan a dejar de usar la droga. Quizá deba pedirle a quienquiera que sea un
coadicto suyo que deje de consumir la droga, o que busque ayuda, como condición para
continuar su relación.
Una situación que constituye una grave amenaza para su abstinencia en un primer momento
es el contacto continuo con el individuo «propulsor» de su droga. En el caso del drogadicto,
éste es el traficante; en el del jugador, el agente de apuestas o de bolsa; en el del comilón,
cualquiera que se empeñe en incitarlo a comer cosas que no estén en su plan alimentario.
Veamos otros ejemplos:
Drogadicción
El mejor modo de interrumpir el contacto con las personas asociadas con su adicción es
conseguir un nuevo número de teléfono que no figure en la guía telefónica. Si usted le debe
dinero a un traficante, devuélvaselo lo antes posible —preferentemente por intermedio de un
tercero—, pues de lo contrario seguirá poniéndose en contacto con usted y su abstención
correrá peligro.
Si su conducta adictiva tenía lugar en el trabajo o con personas de su trabajo, tal vez deba
cambiar de empleo. Si siguen viniendo a visitarlo personas drogadictas, quizá tenga incluso
que mudarse
8. Dejar en suspenso la solución de problemas de importancia por ahora, siempre que sea
posible.
Casi todos los adictos han acumulado algunos problemas bastante serios en el momento en
que procuran dejar la droga: pueden tener acreedores persiguiéndolos, cónyuges
amenazándolos con divorciarse y problemas amontonándose en su trabajo. La crisis en que se
encuentran sus vidas en este preciso momento hace que les resulte muy difícil renunciar a sus
drogas. Estar en medio de un caos les hace perder cualquier motivación que tengan, y el
creciente estrés les proporciona un pretexto para reincidir: «Mi vida es tan difícil que me
merezco un alivio», o «¿Para esto es que decidí corregirme? ¡No vale la pena!»
Encontrarse en una situación de crisis en los primeros tiempos de la abstención entraña dos
peligros: uno es pasar por alto los problemas, con lo que éstos se agravarán y provocarán
estrés; el otro es esforzarse demasiado por solucionarlos de inmediato. En cuanto usted haya
logrado abstenerse de consumir su droga, es posible que sienta que debe apresurarse a
resolver problemas que han existido desde hace mucho tiempo: iniciar trámites de divorcio,
encontrar una nueva profesión, solicitar la tenencia de sus hijos, y demás. Pero esto es
exactamente lo contrario de lo que le conviene hacer. Primero debe alcanzar un grado estable
de sobriedad.
No efectúe cambios radicales en su vida por ahora, fuera de los necesarios para apartarse de
la droga. Los cambios importantes inevitablemente producen sentimientos de ansiedad que
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usted aún no está capacitado para afrontar. Manténgase concentrado en su cometido
prioritario en este momento: volverse abstinente. Es poco realista tratar de renunciar a una
conducta profundamente arraigada como la adicción en medio de una situación de crisis y
caos.
Es importante, sin embargo, asumir el compromiso de abordar estos problemas tan pronto
como su recuperación se lo permita. Si está endeudado, por ejemplo, comprométase a pagar
sus deudas; pero elabore un plan de pagos que sea realista y que ponga su recuperación en
primer término. De hecho, si usted reincide en la adicción, tampoco podrá cumplir con sus
obligaciones, de todos modos. La actitud más responsable que puede adoptar en este
momento es concentrarse en su recuperación.
Para asegurarse de que abordará estos problemas tan pronto como le sea posible, anótelos en
una lista ahora y dígase a usted mismo y a otros que empezará a resolverlos dentro de un
cierto tiempo, digamos que en seis a doce meses. El solo hecho de hacer este compromiso
aliviará mucho su ansiedad y el permitirá concentrarse ahora más intensamente en la tarea de
la abstención.
Algunos de estos pasos pueden parecerle muy difíciles y hasta provocarle temor. Es posible
que usted se diga que son innecesarios en su caso y trate de tomarlos a la ligera. Tal vez se
vea como una excepción a la regla y llegue a la conclusión de que no necesita tomar las
mismas medidas extremas que toman otros para dejar su adicción.
Si estas ideas destructivas le rondan por la mente, tenga en cuenta que se trata de su modo de
pensar adictivo. Recuerde que si quiere fijar las condiciones para la recuperación usted solo,
estará intentando un cambio de primer orden, lo que equivale a condenarse a usted mismo al
fracaso. Trate de confiar en que, puesto que estos pasos le han servido a muchas otras
personas, es muy probable que también le sirvan a usted.
Le será más fácil llevar adelante estas acciones si usted ya ha aceptado que tiene la
enfermedad de la adicción y que recuperarse le llevará bastante tiempo y esfuerzo, pero que
es lo más importante para usted en este momento.
9. Pedir ayuda
Esta guía puede ser utilizada de manera individual sin involucrar a nadie más; sin embargo,
es una gran ayuda contar con el apoyo de alguien que comprenda lo que usted quiere hacer y
que esté dispuesto a dedicarle el tiempo que sea necesario. Esa persona debe ser alguien de su
confianza y con quien usted se sienta cómodo, ya sea su pareja, un amigo, un familiar,
alguien de su trabajo, una enfermera, un religioso, un consejero o un médico. Es importante
que la persona que usted seleccione no tenga problemas de consumo de sustancias al
momento de prestarle ayuda. Si la persona que aceptó ayudarlo se niega después, vale la pena
pedir ayuda a alguien más. Muchas personas aprecian que se les pida ayuda porque así ellas
también se sienten recompensadas. Antes de comenzar, entréguele esta guía a la persona que
lo va a ayudar, en especial el Apéndice “Consejos para las personas de apoyo”.
Como dice el dicho: un viaje de mil millas comienza con un solo paso. En realidad no
importa si se descansa durante el camino: sea como sea llegará a su destino. Lo que cuenta es
decidir si quiere hacer cambios y entonces hacerlos. UN PEQUEÑO PASO A LA VEZ.
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10. infórmese todo lo que sea posible sobre la naturaleza exacta de esta enfermedad. Mientras
más información obtenga, más armas tendrá para enfrentar y resolver el problema. Reúna
material bibliográfico acerca de la enfermedad, de la recuperación y de la prevención de
recaídas.
Durante la Década de los años 50´s, una de las organizaciones de médicos más grande e importante
del mundo, la Asociación Médica Norteamericana, misma que congrega a casi todos los médicos
de ese país vecino, acordó reconocer el alcoholismo como una enfermedad. Años más tarde, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) también estuvo de acuerdo en tratar al alcoholismo como
una enfermedad médicamente manejable.
DE ENFERMEDAD
Para poder entender la razón por la cual la Adicción al alcohol y/o las drogas es una enfermedad,
hay que definir primeramente y con mucha precisión qué es una enfermedad. Así la Ciencia
Médica la define como un fenómeno que presenta, al menos, estas tres características :
Primera : existen síntomas, mismos que son un conjunto de señales de alarma que el organismo
“emite” con la finalidad de indicar algún desperfecto en su estructura o en su funcionamiento ;
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Segunda : existe una progresión en cualquier enfermedad, esto es, las cosas tienden a empeorar si
no se atiende el problema ;
Tercera : puede hacerse un pronóstico de cuáles son los resultados cuando la enfermedad sigue su
curso natural.
No importa qué tipo de adicción posea, la enfermedad y sus consecuencias son las mismas. Otra
cosa importante sobre la enfermedad de la adicción, es que siempre empeora, y si el adicto no
hace algo al respeto acabara matándolo, rápido o lentamente es la elección del mismo.
Los adictos no hacen elecciones sanas, por ejemplo: gasta el dinero para la comida en drogas, o
roba una tienda para conseguir dinero para comprar drogas. Para empeorar las cosas se agudiza
justificando los resultados negativos de su conducta controlado por su adicción.
También es importante saber que cuando se hace adicto a una sustancia, usted es adicto a todas
las sustancias que alteran el carácter aun cuando no las haya probado.
Una vez que es adicto a algo, algo cambia en su cuerpo y en su cerebro de manera que cuando
usted prueba otra droga se hace adicto a esa droga también.
Toda enfermedad tiene síntomas. Por ejemplo si usted tiene gripe, lo síntomas son tos, dolor de
cabeza y fiebre. La adicción también tiene síntoma. Estos son los 9 síntomas más comunes de la
adicción.
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4. Imagen muy baja o súper inflada de sí mismo.
a. El adicto viola su propio código moral.
b. Piensa que no vale nada como personas (baja autoestima)
c. El adicto es arrogante, piensa que sabe todas las respuestas, que es mejor que
todos.
d. Con frecuencia se siente desesperado, frustrado, deprimido y despreciable
porque piensa que no puede cambiar.
5. Actitudes negativas rígidas.
a. Es cruel y no le importa la gente.
b. Ve el mundo como si fuera un mal lugar.
c. Comete delitos.
d. No quiere cambiar y actuar de manera más positiva.
6. Defensas rígidas:
a. Niega el uso de drogas o cualquier estado adictivo y sus consecuencias.
b. Defiende, niega, minimiza, justifica y racionaliza sus comportamientos.
c. No piensa en nuevas maneras de verse a sí mismo ni de ver sus conductas.
7. Decepción.
a. Usted no puede ver la verdad sobre sí mismo.
b. Actúa sin darse cuenta de las consecuencias perjudiciales del alcohol u otras
adicciones.
c. Actúa sinceramente cuando dice que todo está bien aunque no lo este.
d. No puede pensar en las consecuencias dolorosas del uso de sustancias o estados
adictivos
e. Culpa a otros de cualquier problema que ve en los demás.
8. impotencia
a. el adicto no puede parar el uso perjudicial de las sustancias aun cuando puede
admitir que las cosas deben cambiar.
b. pierde la habilidad de manejar su propia vida.
c. NO PUEDE PEDIR AYUDA A OTRAS PERSONAS.
d. El adicto promete cambiar pero no puede
e. Cambia por corto tiempo pero recae
9. Síntomas físicos:
a. El cuerpo tolera cantidades más abundantes de sustancias.
b. Experimenta síntomas de abstinencia cuando deja de frecuentar la adicción activa.
c. La memoria empieza a fallar, se olvida de lo que pasa cuando esta drogado o en el
hecho adictivo, o recuerda solo lo “bueno”, o los sentimientos de estar eufórico y
se olvida de las consecuencias perjudiciales.
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SOBRIEDAD Una Guía para la Prevención de Recaídas
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The Principles and Practice of the Addictions in Psychiatry
Norman Miller
Parte de la información en este sitio ha sido desarrollada por el Dr.Saúl Alvarado y fué tomada del
sitio www.adicciones.org
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