Caso de La Masacre de Maripan
Caso de La Masacre de Maripan
Caso de La Masacre de Maripan
Petición
El 6 de octubre de 1999, el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo y el Centro por la Justicia y
el Derecho Internacional (CEJIL), quienes luego serían acusados de plagiar a las víctimas para
acudir a instancias internacionales presentaron una petición ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, en contra de la República de Colombia en la cual se alega que entre el 15 y el
20 de julio de 1997 aproximadamente un centenar de miembros del grupo paramilitar conocido
como “Autodefensas Unidas de Colombia” (AUC) privaron de la libertad, torturaron y masacraron
a aproximadamente 49 civiles, tras lo cual destruyeron sus cuerpos y arrojaron los restos a las
aguas del río Guaviare, en el municipio de Mapiripán, Departamento del Meta, con la
colaboración, por acción y omisión, de miembros del Ejército Nacional colombiano.
Admisión
La CIDH aprobó un informe de fondo en que encontró violación a los derechos humanos en el
caso, y emitió una serie de recomendaciones al Estado para reparar la situación y adoptar medidas
de no repetición, de acuerdo al Artículo 50 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. Debido a que el Estado no cumplió con esas recomendaciones, la Comisión decidió
litigar el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con sede en San José, Costa
Rica.
Demanda
El 7 de marzo de 2005, tras haber escuchado el mismo día a las partes en audiencia pública sobre
excepciones preliminares, y haber recibido del Estado el retiro de una de ellas y un allanamiento
estatal a algunas de las pretensiones presentadas por la Comisión, la Corte emitió una sentencia
en la cual:
Admitió, para todos sus efectos, el desistimiento por parte del Estado de la primera excepción
preliminar referente a la “aplicación indebida de los artículos 50 y 51 de la Convención
Americana”.
Decidió continuar con la audiencia pública, así como los demás actos procesales relativos al fondo
y las eventuales reparaciones y costas en el caso.
ANTECEDENTES
Según pudo establecer posteriormente la Fiscalía, un alto oficial fue quien ideó el plan para
introducir paramilitares en la zona cerca de Mapiripán, y así complementar los trabajos de
fumigación de plantaciones de coca por parte de la Policía Antinarcóticos, con quienes coordinó
las futuras operaciones y dar apoyo a los Boinas Verdes, estos últimos junto a los paramilitares le
darían “…una lección a la guerrilla”.
Una semana antes de la Masacre llegaba de Montería (Córdoba), dos aviones llenos de pertrechos
militares y otros equipos, el armamento fue guardado en un hospedaje en la ciudad de San José de
Guaviare, la logística fue coordinada por el coronel Lino Sánchez, el sargento Juan Carlos Gamarra
(quien pertenecía a la inteligencia militar) y el paramilitar jefe de zona apodado Rene (Luis
Hernando Méndez Bedoya), también se realizaron las gestiones para conseguir los vehículos
terrestres y lanchas rápidas que trasladarían a los miembros de las autodefensas al Municipio de
Mapiripán, que sería la cabeza de playa para buscar el control del sur de Colombia.
Ya días antes de la masacre algunos habitantes por rumores que algo serio venía, o por el
conocimiento de lo que ocurriría abandonaron el Municipio, entre ellos el Alcalde Municipal, el
Personero, el registrador municipal y el inspector de policía. Anteriormente, en marzo, al Alcalde
municipal señor Jaime Calderón Moreno le efectuó la guerrilla de las FARC un “juicio popular” del
cual lo encontraron inocente de los cargos que se le inculpaban, su hermano Jaime sería asesinado
por paramilitares en una segunda masacre.
Sentencia
El 15 de septiembre de 2005 la Corte emitió sentencia sobre el fondo del caso. En ella, declaró
violados en perjuicio de las víctimas del caso los derechos a la libertad personal, a la integridad
personal y a la vida, consagrados en los artículos 4, 5, y 7 de la Convención, en relación con el
artículo 1.1 de dicho tratado; que el Estado violó en perjuicio de los familiares de las víctimas el
derecho a la integridad personal, consagrado en el artículo 5.1 y 5.2 de la Convención, en relación
con el artículo 1.1 de dicho tratado; y violó en perjuicio de las víctimas menores de edad los
derechos de los niños consagrados en el artículo 19 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en relación con los artículos 4, 5 y 1.1 de la misma.
La Corte declaró también que el Estado violó en perjuicio de quienes fueron niños y niñas
desplazados de Mapiripán los derechos de los niños consagrados en dicha disposición de la
Convención, en relación con los artículos 4, 22 y 1.1 de la misma, y en perjuicio de varias víctimas
de desplazamiento el derecho de circulación y residencia consagrado en el artículo 22.1 de la
Convención.
Por último, la Corte declaró que el Estado violó en perjuicio de los familiares de las víctimas los
derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial consagrados en los artículos 8 y 25 de
la Convención, en relación con el artículo 1.1 de la misma.
En el marco del proceso de este caso ante la CorteIDH, las víctimas del caso que estaban citadas a
testificar ante la Corte Interamericana en una audiencia fueron amenazadas, y solicitaron a la
Corte la adopción de medidas de protección. El presidente de la Corte adoptó medidas urgentes
de protección el 4 de febrero de 2005, y la Corte en pleno adoptó medidas provisionales el 27 de
junio de 2005, para la protección de los testigos amenazados.
Desarrollos posteriores
La Corte manifiesta que ninguna ley interna puede impedir al Estado cumplir con la obligación de
castigar a los responsables por la grave violación de los derechos humanos.
Al ser promulgada la “Ley de Justicia y Paz” cobijó a varios de los implicados que se encuentran en
un proceso de desmovilización con el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, hacia finales de 2005 y
durante el 2006. Así la medida de aseguramiento contra Salvatore Mancuso (condenado a 40 años
de prisión) fue suspendida temporalmente por la Fiscalía. Mancuso fue expulsado de la Ley de
Justicia y Paz y extraditado a los Estados Unidos por orden del entonces presidente Álvaro Uribe
Vélez.
Falsas víctimas
En el año 2000 la señora Mariela Contreras Cruz le dijo a la Fiscalía General de la Nación que su
esposo había sido asesinado por las FARC. Tiempo después acudió a poner en conocimiento de las
autoridades, que su pareja y sus dos hijos habían sido desaparecidos durante la masacre
Mapiripán. A las manifestaciones de Contreras se les sumó las declaraciones que para el
año 2007 entregaron su hija Zuly y su yerno Argemiro, en las cuales corroboraron las versiones
que hasta ese entonces conocían las autoridades. Según la Fiscalía, buscaban darle fuerza y
credibilidad a su papel de víctimas, por lo que finalmente la Corte Interamericana de Derechos
Humanos decidió condenar al Estado colombiano a pagar una indemnización por la pérdida de sus
tres seres queridos.
Posterior a recibir 3.500 millones de pesos como indemnización la Fiscalía siguió indagando sobre
el caso de Mariela y su familia, lo que los llevó a conocer que ninguna de las tres presuntas
víctimas había muerto durante la masacre. Se logró comprobar que las personas supuestamente
asesinadas por los paramilitares, identificadas como Gustavo Caicedo, esposo de Mariela, y dos de
sus hijos, de nombre Diego y Hugo, para la fecha de la masacre se encontraban con vida.
Dentro de las evidencias fueron tenidas en cuenta las declaraciones de diez postulados a la Ley de
Justicia y Paz, los cuales aseguraron que estuvieron en la masacre. Indicaron que durante la
incursión solo seis personas fueron asesinadas, cuatro más desaparecidas y tres que se habían
llevado secuestradas quedaron libres. En ningún momento incluyeron en ese grupo de víctimas al
esposo o los hijos de Mariela.
La Fiscalía reveló la existencia de seis falsas víctimas de la masacre de Mapiripán, el ente acusador
tiene evidencias que comprometen los casos de otras cinco personas que no habrían muerto en
ese ataque perpetrado por las Autodefensas Unidas de Colombia en julio de 1997. La Unidad de
Derechos Humanos de la Fiscalía tiene en su poder un informe que apunta a que los Pinzón, por
los cuales Colombia fue condenada en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que ordenó
indemnizar a sus familias, no murieron en la masacre.
Ficalía General de la Nación, Colombia
De los 3.500 millones de pesos que habrían recibido Mariela, Zully y Argemiro, estos han
manifestado tener parte del dinero, según la Fiscalía General de la Nación tendrían apenas 400
millones de pesos invertidos en una casa y una finca. Del resto del dinero no se sabe cuál fue su
paradero.
En el comunicado señala:
(...) para la determinación de las víctimas es fundamental la información que adjuntan las partes al
proceso y las declaraciones de testigos. En este caso, más allá de las declaraciones de los testigos,
la reconstrucción de los hechos se basó principalmente en el acervo probatorio de la Fiscalía
Nacional de Colombia y en la información y documentación oficial que el Gobierno colombiano
aportó a los procesos internos y al proceso en el sistema interamericano de derechos humanos."
"Durante casi una década, el Estado colombiano tuvo conocimiento de la determinación de estas
personas como víctimas de la masacre de Mapiripán y en ningún momento la cuestionó. La
Comisión reitera que es obligación del Estado investigar debidamente las violaciones a los
derechos humanos ocurridas en Colombia que han costado la vida a miles de colombianos y que
han contado con la comprobada aquiescencia y/o participación de agentes estatales. Asimismo,
reitera su reconocimiento a las organizaciones de derechos humanos colombianas, que a lo largo
de estas últimas décadas han desarrollado su trabajo en defensa de derechos humanos en
situaciones de serio riesgo, lo cual ha costado la vida a defensores y defensoras y que ha llevado a
la Comisión Interamericana a solicitar reiteradamente al Estado colombiano a respetar y proteger
su accionar.