Comentario Crito Edipo Rey

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ANALISIS OBRA EDIPO REY DE SOFOCLES

La historia de Edipo Rey, tal como se relata en la tragedia de Sófocles, surge en un contexto de tiempos míticos
y de contraposición entre las fuerzas de las divinidades que guían la vida de las personas y los pueblos. Esta
comienza cuando éste es monarca de la Tebas griega y está casado con Yocasta (reina de Tebas y antigua
esposa del rey Layo), recordando que el protagonista desconocía que el mencionado personaje era su padre
biológico y que fue asesinado por él, junto a sus acompañantes ya que estos intentaron sacarlo del camino por
el que transitaba, después de haber liberado a la ciudad de la Esfinge. En este sentido, debemos mencionar que
en la antigua Grecia, los mitos eran parte del saber común, lo que nos permite reconocer que las historias eran
bien conocidas; de manera que el concepto de la unicidad en la construcción de obras

La tragedia misma sigue los principios aristotélicos de la unidad de tiempo, espacio y acción en su hilo narrativo
esencial, a través de las voces que son individualizadas como actores fundamentales de la trama, siendo el
héroe específico, Edipo, quien no se acoge a la noción clásica del salvador o mesías de una comunidad sino que
se convierte en un sujeto que simultáneamente a sus cualidades y sus fortalezas sufre con la expresión de sus
debilidades y defectos humanos.

De igual manera, hay que señalar que las voces que se elevan desde el coro, acompañan a éstas en una
interacción musical dialógica; bien sea entre ellas mismas, como estrofa y antiestrofa, o en un diálogo entre el
corifeo (actor colectivo) y los personajes principales. Por esta razón, es en el coro es donde encontramos
divergencia de los principios aristotélicos, ya que varios hilos de este relato se conectan con características
míticas de dudosa comprobación histórica, al reconocer las características básicas de este género literario que
se encuentran entretejidas con los nexos argumentales de la representación trágica.

Al comienzo de esta obra dramatúrgica vemos a Edipo felizmente unido a Yocasta, sin estar consciente de que
su esposa es también su propia madre. Es la misma madre que lo dio al nacer para que le dieran muerte, por
temor a que los oráculos se cumplieran. Se profetizaba, como sabemos, que Edipo mataría a su padre y se
casaría luego con su propia madre. Es sólo al develar Edipo la verdad, al entender este círculo o endogamia,
cuando la relación incestuosa se le aparecerá como tabú y cuando paradójicamente el héroe se quitará la vista
punzándose los ojos al final de la historia.

La pieza teatral comienza cuando la armonía se rompe entre los ciudadanos tebanos y su entorno, causándoles
gran sufrimiento debido a la infertilidad y a la muerte. El sacerdote, quien representa la tradición religiosa, y los
viejos, acuden a Edipo como suplicantes por considerarlo el más sabio de todos al haber resuelto el acertijo de
la Esfinge, demostrando así su competencia en la modalidad del “saber”. También lo consideran el mejor de los
mortales, por estar más cerca de los dioses. Edipo en su deseo de ser “bueno” y ayudar una vez más a la
comunidad, de la cual es parte integral, busca entonces la ayuda de los dioses a través de los oráculos y
promete actuar de acuerdo con ellos, con base en sus principios morales orientados hacia la defensa de la idea
del bien y además en búsqueda de la verdad.

Es interesante que Edipo, a diferencia de Yocasta, no se suicide sino que prefiere prolongar su agonía en el
exilio, expulsado de su propia sociedad, donde vivía contrayendo relaciones endogámicas (de sangre) con su
madre. Podemos interpretar que su viaje como sujeto no quiera detenerse en la negación sino que busque ir
más allá, hacia la posibilidad de afirmación. Ya que Edipo se da cuenta de que cuando tenía ojos “no podía ver”,
que cuando creía saber “no sabía”, podemos decir, utilizando los términos de la semiótica existencial, que si
bien, en tanto Edipo era competente en el conocer, decide sacrificar literalmente su sentido de la vista, para
poder “observar” de manera más profunda, buscando tal vez emular a Tiresias, el clarividente ciego, quien
previó la verdadera situación de Edipo.
Pareciera que la elección subjetiva de Edipo, es al final, la aceptación resignada de su destino, ya que no elige
poner término a su vida, sino que prefiere continuar viviendo en busca de conocimiento interior y para expiar
su culpabilidad inconsciente, mediante el sufrimiento. Puesto que debía morir, pero no murió siendo niño,
parece decirle al destino que siga su curso, su elección individual es la de no ver, puesto que el tabú es lo que
no se quiere ver. En esta representación, la dimensión existencial de la culpa es puesta al descubierto.

Ésta se relaciona con el destino, en oposición a la libertad individual. De ahí que, podemos preguntarnos, ¿qué
cosas dependen del destino y de cuáles es Edipo responsable como sujeto? Al comienzo de la obra Edipo no se
cree responsable ni culpable, pero después de escuchar las palabras de Tiresias, comienza a dudar dentro de sí,
y esta es la fuerza existencial que hace que su búsqueda, volcada hacia el exterior, se proyecte en sentido
inverso.

También la duda aparece en el coro, en su interacción dialógica con Yocasta, representando, tanto las voces
“externas” del pueblo, como las internas que emergen dentro del propio ser interior de Edipo, en donde luchan
sus emociones y pensamientos individuales en contra de los prejuicios que generan las personas y los distintos
estamentos sociales, reguladas por construcciones históricas y culturales, generando una especie de choque
simbólico entre las fuerzas de la luz y la oscuridad, porque se plantea en todo momento, el cumplimiento de
los inexorables designios del destino escritos por los dioses y que por ende, se cumplen a pesar de las
resistencias ofrecidas en todo momento por parte de los seres humanos.

Para finalizar esta reflexión, quiero dejar una serie de frases destacadas de esta obra que pueden tener
conexión con la vida cotidiana.

“Pues es más largo el tiempo que debo complacer a los de abajo que el que debo agradar a los de aquí, ya que
he de yacer allí por toda la eternidad”

“De suerte que, cuando se es mortal, se debe mirar y observar el postrer día y no juzgar a nadie feliz hasta que
haya franqueado el límite de su vida sin haber sufrido cosa dolorosa alguna.”

“A quien no ha visto aún la luz del final día, jamás le llaméis dichoso. Dejad que vaya al seno de la muerte, sin
haber gustado la amargura del dolor de la vida”

“Resuelves, te decides, pero tu odio perdura. Dominado de la ira, eres insufrible. Gente cual tú es la que a
nadie atormenta más que a su propia alma”

“¿Hay algún hombre, hay algún hombre, que logre un grado acaso de la felicidad?, ¡todo es una apariencia:
Brilla, se alza, reluce y se abisma en las sombras para siempre!”.

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