ROMANO I - TEMA Usm
ROMANO I - TEMA Usm
ROMANO I - TEMA Usm
DERECHO ROMANO I
Fuentes escritas: La Ley, Los Plebiscitos, Los Senados Consultos, Los Edictos de
los Magistrados, Las Constituciones Imperiales y Las Respuestas de los
Prudentes.
LA COSTUMBRE
Se podría decir, que esas costumbres ancestrales (mores maiorum) son el origen
de lo que se puede definir como costumbre y que durante tres siglos de la historia
de Roma, fue la única fuente de derecho privado, los usos que estaban en vigor y
que pasaron, por tradición, de las poblaciones primitivas a la nueva nación.
Para poder considerar un hecho como costumbre y, por ende, fuente de derecho
se necesitan dos elementos concurrentes:
La Ley
2.- La Rogatio: Era la parte que contenía las cuestiones dispositivas de la Ley.
3.- La Sanctio: Es la parte que fija los términos precisos para asegurar su eficacia.
Las leyes se citaban con el nombre del magistrado proponente y solía llevar una
indicación estrictamente sumaria de todo su contenido en forma explícita.
La actividad legislativa en Roma no era abundante; pocas veces la ley penetraba
en la esfera del Derecho privado. La actividad legislativa, por otro lado, radicaba
fundamentalmente solo lo referente a las materias de Derecho público.
El Plebiscito
Se trataba de las deliberaciones o decisiones tomadas por los plebeyos en sus
asambleas, establecidas por la proposición de un magistrado plebeyo, tal como un
tribuno, dichas decisiones solo obligaban a los plebeyos.- La plebe difiere del
pueblo, como la especie difiere del género.- La expresión “Populus” designa a
todos los ciudadanos, aun a los Patricios y a los Senadores.- La expresión “Plebs”
designa a todos los ciudadanos, menos los Patricios y los Senadores. Al principio
era un mandato de la plebe para la plebe, pero tras la Lex Hortensia (287 a.C.), se
equipararon a la ley, obligando también a los patricios. A partir de entonces ley y
plebiscito no se diferenciaban.
Los Senadoconsultos
La propuesta del Emperador da vida al senadoconsulto., Es lo que el Senado
ordena y establece: pues, cuando el pueblo se hizo tan numeroso, fue difícil
reunirlo en masa para votar por las proposiciones de las leyes, entonces pareció
conveniente consultar al senado en lugar del pueblo, la elección de los
magistrados paso del pueblo al senado, y, al mismo tiempo, el poder legislativo
paso también del pueblo al senado.-
Ius edicendi: Era la facultad que tenía todo magistrado de dirigirse al pueblo, por
medio de la palabra o por escrito.
Constituciones imperiales
Durante el Principado y, sobre todo, en el Imperio absoluto, las constituciones
imperiales eran la única fuente primaria del Derecho.- Sólo el emperador estaba
justamente reconocido como único legislador e intérprete de la ley. Hay que
advertir que sólo en la época muy adelantada (desde el s. III) es que las
Constituciones Imperiales comienzan a afectar a la órbita del Derecho Privado en
términos que establecían con certeza la gran importancia para esa afectación.
Gayo define la constitución imperial como aquello que el emperador establece por
decreto, edicto o epístola. Nunca se ha dudado del alcance y la fuerza de ley
desde el momento en que el emperador adquiere por ley el poder imperial.
1.- Edicta: Eran normas dictadas por el príncipe en uso del Ius edicendi, anexo a
su imperio proconsular, y que se asemejan a las de los antiguos magistrados de la
República, eran verdaderas ordenanzas, de aplicación general, y por lo tanto se le
consideraba como fuentes del derecho.
2.- Decreta: Eran resoluciones o decisiones con motivo de casos particulares y
concretos en procesos civiles o criminales de los que conocía el emperador en
primera instancia o conocía en apelación.
3.-Rescripta: Eran las respuestas decisorias dadas a cada una de las consultas
planteadas por los magistrados, por los funcionarios o por los particulares al
emperador.
Entre las formas enumeradas tienen especial relevancia los Decreta y Rescripta,
en cuanto sirven fundamentalmente a una obra de reforma o corrección del
derecho vigente.- La constitución imperial da lugar a la formación de un Ius nuevo,
o de un Derecho extraordinario.
los dictámenes y opiniones de todos estos jurisconsultos tenían tal autoridad que
se había decidido por constituciones que no sería permitido a los jueces descartar
sus respuestas.
La jurisprudencia fue la gran fuente del derecho romano durante la época clásica
y, precisamente, su indiscutida primacía es la que permite caracterizarlo como un
derecho de juristas.
El prudens (el perito en materia jurídica): Era el sabio en derecho por tanto
interpretaba el Ius, revelaba el derecho, el Ius Civile, acomodándolo a las
exigencias vitales de cada momento. Ius Civile e interpretatio llegan a ser una
misma cosa.
El jurista ayudaba y aconsejaba al particular, instruyéndolo sobre las fórmulas de
los negocios o contratos, de los litigios y facilitándole respuestas a sus consultas.
Al jurista acudían en busca de asesoramiento el pretor y el juez.
La jurisprudencia, o ciencia del Derecho, era ejercida en los primeros tiempos por
los pontífices. A finales del s. IV a.C y comienzos del s. III a. C., la jurisprudencia
dejó de ser pontifical y se convirtió en oficio libre, y ornado con máxima dignidad.
Se formó así, con el transcurso del tiempo, una masa enorme de normas que
dieron origen a lo que se ha llamado el “Derecho Pretoriano u Honorario”.
Posteriormente los emperadores, conformes con su política de absorción y
centralización administrativa y de procurar que todo el derecho emanase de su
voluntad, quisieron codificar todos los Edictos. Se ignora si el Edicto de Salvio
Juliano contenía también los edictos de los pretores peregrinos, pero de todos
modos los contendría indirectamente, ya que hubo un momento en que el pretor
urbano tomó sus reglas de los edictos del pretor peregrino.
El edicto de Salvio Juliano contenía disposiciones del Edicto Provincial, porque los
gobernadores de provincia tenían también derecho de publicar Edictos; pero estos
repetían, en la mayor parte de los casos, las normas del pretor urbano,
incluyéndose por tal razón, solamente las normas impuestas por las
peculiaridades del derecho en las provincias.